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POR QUÉ HAY ARTE EN VEZ DE NADA / FACULTAD DE ARTES UNIVERSIDAD DE CUENCA / #08 / JUlIO / 2014 danza - teatro

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Page 1: 08 porque hay arte edicion ea4 danza pd

POR QUÉ HAY ARTE EN VEZ DE NADA / FACULTAD DE ARTES UNIVERSIDAD DE CUENCA / #08 / JUlIO / 2014

danza -teatro

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DR. CARLOS ROJASDECANO DE LA FACULTAD DE ARTES

EDICIÓN: MGST. REYNEL ALVARADO A.DISEÑO Y PORTADA: DCA –DEPARTAMENTO DE COMUNICACIÓN DE ARTESDIAGRAMACIÓN: DIS. DAVID MIRANDA B. 08

CONTACTO:Teléfono: +593 7 4051 170 / +593 7 4051 000 ext. 3600Web: http://artes.ucuenca.edu.ec http://docs-artes.com

La magia del teatro danza

DIEGO CARRASCO E.DIRECTOR (E) DE LA CARRERA DE TEATRO Y DANZA

Acerca de “El tercer beso”MGST. ERNESTO ORTIZ

“La señorita Wang soy yo”,o la escucha expandidaMGST. ERNESTO ORTIZ

La Escuela de Danza – Teatro, con más de una década de existencia, es la única del país que abarca el proceso de creación escénica desde su integralidad, acercándose más a los propuestos del arte contemporáneo, de la interdisciplinaridad, de la transdiciplinaridad inclusive; buscando abordar la escena desde perspectivas innovadoras, experimentales, investigativas, que permita promover una idea de intérprete – creador dotado de muy diversas capacidades para abordar su trabajo artístico.

Teniendo diversas entradas técnicas, conceptuales, estéticas nos interesa desarrollar, en los educandos, capacidades y destrezas que se mueven en los límites de contacto entre el teatro y la danza: el personaje, el cuerpo, el movimiento, el espacio, lo expectable, el público, la dramaturgia de la puesta en escena; asediando estos ámbitos desde diferentes puntos de enunciación que terminen en la producción de lenguajes artísticos, estéticos y conceptuales propios.

Ubicados en la amplia tradición experimental del proceso escénico del Ecuador y de Cuenca, nos interesa también promover formas de asociación que desde la idea del grupo, del colectivo escénico, establezca espacios de creación que aporten al crecimien-to del movimiento escénico de la ciudad, el país y Latinoamérica.

Cuenca es el momento, la ciudad con un más amplio e interesante fenómeno escénico del país: tenemos una oferta de educación universitaria inexistente en otras ciudades, numerosos grupos de teatro, danza y danza – teatro que mantienen constante produc-ción de calidad; varias escuelas de danza privadas que dinamizan el panorama; el mejor Festival de Teatro del país, Escenarios del Mundo; además de núcleos investigativos y de reflexión de rica producción; esto se suma a un vibrante público que asiste con asiduidad y sano ojo crítico a la constante oferta de funciones que existe en la ciudad. Esto ha configurado una realidad sumamente interesante para el desarrollo de nuestro arte en el Ecuador en condiciones y situaciones que nunca antes han existido en la ciudad. Por todo esto, estamos seguros que el camino que nos queda no es otro que convertir a esta, en la primera gran escuela de Artes Escénicas del Ecuador y en su más importante academia de formación, creación, investigación y producción del arte escénico del país.

En la fragmentación es posible encontrar/descubrir/proponer unidades, relaciones diversas, múltiples lecturas y –finalmente- generar un sentido que se construya en sí mismo, y cree una entidad. A partir de esta premisa, hemos generado una metodología de creación artística que, basada en el ejercicio de la intertextualidad, ha permitido crear desde la experiencia personal de cada investigador, desde su mirada cultural, sus intereses como artista, y desde su experiencia como creador.

“La señorita Wang soy yo” dialoga sistemáti-camente con el film “2046” del cineasta chino Wong Kar Wai, de manera que su universo visual, su estética y sus emociones han servido de pretexto para desarrollar un dispositivo escénico que pervive por sí mismo, a pesar –y gracias precisamente- a este diálogo.

“El tercer beso” es un ejercicio coreográfico en el que la composición y el juego de los elementos escénicos y dancísticos, hacen una conexión intencional con la música que acompaña la obra. Autores como Mozart, Bach, Steve Reich, Olafur Arnalds - y sus composiciones- son el espíritu que alimenta el diseño coreográfico, los motivos y las transformaciones del mismo, así como los estimulantes del movimiento.

En este proceso de composición, los estudiantes empezaron analizando las obras de “Set and Reset” de Trisha Brown y “Gelftat” de Sasha Waltz. En este análisis, los componentes de cada una de las obras fueron desmenuzados y observados intensamente, para generar un referente fuerte en las clases, sesiones de improvisa-ción y ensayos.

La señorita Wang soy yo, y hablo sola.

¿Cuánto tiempo llevo en este tren?... ¿cuánto? El barco zarpa dentro de dos días, desde el puerto se alcanza a ver la

herrumbre en las escotillas. Hermosas y delicadas manchas que lo pueblan todo, que

lo dibujan todo. Delicadas, modestas y solitarias… si lo pienso bien, yo soy una

mancha de herrumbre. Y en este tren no termino de aparecer: no hay nada que

pueda ser manchado.

Mi tiempo es el del barco, no el del tren. Y en la vida, todo es cuestión de tiempo. Todo

es cuestión de tiempo.

Si llego a 2046, podré preguntarle por qué no volvió. Prometió volver, pero no volvió.

¿No prometiste que iba a volver? Ya no recuerdo si lo hiciste. Todo ha vuelto

a la normalidad, y los recuerdos ya no son rastros de lágrimas. Son todo menos un

rastro, ni siquiera un perfume. ¿No prometiste que ibas a volver?...

El barco zarpa dentro de dos días. Allí van los rastros, los recuerdos y las lágrimas.

Están apiñados, apiñaditos y tan juntitos… tan solos, tan huérfanos de mi, tan

huérfanos de ti, sobre todo. Como todo este tiempo.

Este tiempo es solo un huérfano de tu mirada. De tu voz. No puedo hacer más

que hablar sola. ¿Cuándo empecé a hablar sola? … “la señorita Wang comenzó a

hablar sola”, dijo. La señorita Wang soy yo. Y hablo sola. Hablo sola.

Diez minutos. Cien minutos. Mil minutos.

Mil minutos después, el barco sigue en el puerto. Y mi tren avanza solo, rápido y

silente. He empezado a olvidar también dónde estoy yendo. Quizá es porque no hay

ningún ruido alrededor. No escucho nada. Nada más que mi voz. ¿No prometiste que

ibas a volver? … ah! Ahora recuerdo, “nada dura para siempre”. También lo dijo el

señor del sicomoro. Él había escondido su secreto en el sicomoro, lo había escrito en

un papel y lo tapó con barro dentro del hueco que hizo en ese árbol… él dijo que

nada dura para siempre, yo no le creí. Casi nunca creo nada de lo que dicen los demás.

Pero él lo dijo. Así que nada dura para siempre.

La señorita Wang soy yo. Y hablo sola.

En todo espacio y en todo este tiempo solo perdí. ¡Perdí! Es tan sencillo perder, el arte

de perder no es difícil de dominar. Tantas cosas que están llenas del deseo de ser perdidas… Se pierde algo cada día. Se

pierden las llaves, se pierde el tren, se pierde una hora mal vivida. Pero el arte de

perder no es difícil de dominar. He perdido dos ciudades, tres casas pequeñas y

el reloj de mi madre. Y miren! nada fue finalmente un desastre…

A partir de las imágenes, sensaciones y cualidades de movimiento que fueron degustados y digeridos por cada estudiante, construí momentos y lugares comunes para todos; ritmos y cualidades que atravesaron las propuestas dancísticas de los alumnos, para potenciar principalmente la forma pura del movimiento y su particular conflicto dramático: la construcción de la obra está sustentada en el lenguaje y la fuerza del movimiento mismo, y en cómo este adquiere una vida que se sustrae a narrativas lineales, o sensaciones preestablecidas.

En ese sentido, “El tercer beso” es un recorrido por cada una de las lecturas que hicieron los intérpretes de las obras analiza-das, así como una intensa relación entre sus partes. No a partir de la voluntad del director, sino desde la velocidad, el ritmo y el vértigo que produjo el movimiento.

Nada ocurre dos vecesMGST. CONSUELO MALDONADO

Durante el ciclo, nos interesó que el estudiante contara dentro del aula con una experiencia que le permitiera convertir su técnica en herramienta compositiva escénica. Para esto era necesario acercarse a los procedimientos de creación con una mirada específica, es decir, una perspectiva donde observar, hacer, analizar y reflexionar sucedieran simultáneamente.

El material generado no constituyó un elemento impermeable sino que cada día de la creación dicho material se comportó como una pieza flexible que delante del “caos” de la práctica de creación en colecti-vo, generaba diferentes sentidos. Esta sensación maleable del material, partitura, acción o gesto generado permitió al estudiante percibir la posibilidad de compo-sición que dicho elemento le proporcionaba.

Es decir, nos encontrábamos con un creador que tenía la capacidad de analizar la natura-leza del material, sus limitación y posibilida-des, construyendo el camino para la materialización sensible, la idea de su proyecto y la concreción del mismo.

Buscamos acentuar en la formación del intérprete una visión de creador con fuerte

énfasis en la capacidad de accionar y

reflexionar simultáneamente lo que permite

construir un tejido complejo y generar

nuevas dramaturgias escénicas. Invitamos a

todos a la presentación de este proceso

creativo que los estudiantes de la cátedra de

Danza Teatro II del 8avo. ciclo realizarán en

la sala de Danza y Teatro de la Facultad de

Artes de la Universidad de Cuenca el día 12

de Julio a las 19h00.

Durante dos ciclos, levantamos materiales escénicos dediversas naturalezas que se convirtieron en dramaturgias

y que volvieron a ser materiales para realizar lacomposición final. Vamos, volvemos, reorganizamos,

construimos, fragmentamos, tejimos, regresamos... peronada ocurre dos veces.

imágenes de la obra “La señorita Wang soy yo”. Dirección: Ernesto Ortiz Foto: Augusta Angamarca.

A,B,C: imágenes de la obra “La señorita Wang soy yo”. Dirección: Ernesto Ortiz Foto: Augusta Angamarca.

A

B

C

Las referencias que se hicieron al hipertexto (el film 2046) se evidenciaron en la construcción final de cada partitura corpo-ral, espacio coreográfico o escena. Así, quienes habitan el espacio que se crea en “La señorita Wang soy yo”, transitan libres y cargados –al mismo tiempo- de las impron-tas y las huellas de la estética de la película.

Coreografiar y dirigir es una labor que exige una atención multiplicada por los intérpre-tes, los elementos, las relaciones generadas, el ritmo propio y la voz que va adquiriendo la obra misma. Entonces, hay que aguzar más los sentidos y permitir que el instinto y el “oficio” dialoguen directamente con la obra, ya no con los deseos e impulsos iniciales. Ese ha sido el reto más grande en “La señorita Wang soy yo”.

La señorita Wang soy yo. Y hablo sola.Hay que perder algo más cada día. Pierdan

sus nombres, sus documentos, pierdan la partida de nacimiento y el color en la piel.

Yo perdí ya dos reinos, tres ríos y un continente! Los extraño, pero no es un

desastre… Así que hay que perderlo todo. No?

¿He dicho ya que soy la señorita Wang y que hablo sola?

Cuando perdí el barco, por llegar a este tren, me parece que comencé a oír una

extraña voz a través de la pared. Era la señorita Wang, que hablaba sola. Así que le ofrecí llevar sus cartas al correo, estam-

pillarlas y traerle de regreso lo que había llegado para ella.

Ella sonrió.

Prometiste volver. ¿no prometiste que ibas a volver?

Tengo miedo de oír tu respuesta, pero tengo que preguntártelo de todas maneras.

Diez minutos, cien minutos, mil minutos.

Si llego a 2046, podré preguntarle si va a volver. Porque así es como debe ser. O no? En todo este tiempo y en todo este espacio

solo perdí.

Pero perder no es ningún desastre. Ahora practico a perder más cosas. Pierdo los

cuadernos, el espacio entre las palabras, los puntos y las comas. Pierdo los zapatos, los

invisibles y las direcciones. Pierdo el tiempo entre las alfombras y detrás de las barandas. Pierdo incluso los pétalos con

los que separo mis ojos.Pero no es ningún desastre. Porque nada

dura para siempre.

La señorita Wang soy yo. Y hablo sola.

¿Cuánto tiempo llevo en este tren? Mil minutos, cien minutos, diez minutos….

Si sigue lloviendo así, no voy a llegar a 2046. Y si no llego, tendré que imaginár-

melo. Imaginarme cómo es. Imaginarte saliendo por la puerta del andén, para

ayudarme con la maleta. Imaginarte caminando despacio y en silencio, a mi

lado, mientras te cuento que han pasado diez minutos, cien minutos, mil minutos.

¿quién sabe? Tal vez recuerdes que prome-tiste volver. O tal vez yo recuerde que no lo

dijiste nunca. O si?

¿Cuánto tiempo llevo en este tren?

La señorita Wang soy yo. Y hablo sola.

“La señorita Wang soy yo”Guión

Por: Ernesto Ortiz(basado en diálogos de “2046”

y la poesía de Elizabeth Bishop)