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Religin y cultura: las investigaciones sociorreligiosas 57 no. 1: 57-68, enero-marzo de 1995. Filsofo. Centro de Investigaciones Psicolgicas y Sociolgicas, CIPS. Religin y cultura: eligin y cultura: eligin y cultura: eligin y cultura: eligin y cultura: las investigaciones las investigaciones las investigaciones las investigaciones las investigaciones sociorr sociorr sociorr sociorr sociorreligiosas eligiosas eligiosas eligiosas eligiosas L a religin es un hecho cultural y como tal coinciden en abordada tanto los cientficos sociales como los textos eclesiales. 1 Ello significa que en cuanto forma de la conciencia y como fenmeno social, la religin participa de la produccin humana, material y espiritual, o mÆs bien en una unidad material-espiritual. De esta manera, interviene en los procesos socio-histricos, polticos, ideolgicos, as como regula las relaciones a nivel social, grupal y la conducta de los individuos que la profesan, en cuya vida psquica y cotidianidad puede tener incidencia. Por la multiplicidad de interrelaciones con otros factores y por su propia peculiaridad al reflejar la realidad y exteriorizada, la religin adquiere diversos grados de significacin social e individual, los que la tornan heterogØnea y contradictoria, como ocurre generalmente en la cultura humana en general. En todos los sistemas socioeconmicos conocidos por la humanidad, desde la mÆs remota antigüedad hasta nuestros das, desde sus formas tempranas hasta los complejos sistemas tericos, doctrinales, litœrgicos y organizativos, la religin ha existido y ocupado un lugar. Dada su variable importancia en el decursar de la sociedad, ella ha sido objeto de anÆlisis, interpretaciones y estudios, segœn los Ængulos y enfoques de las diferentes ciencias sociales; tambiØn, como es obvio, en las concepciones teolgicas y argumentaciones religiosas, de acuerdo con las distintas tendencias o corrientes del pensamiento, e incluso a partir de intereses cognitivos o de otros tipos. La literatura al respecto lo mismo las obras especializadas que las que la refieren de forma tangencial- es notablemente profusa. En esta variedad se presentan concepciones y valoraciones no slo diferentes, sino hasta opuestas entre s. La gama recorre los extremos de una sobrevaloracin que centra en la religin la vida espiritual del hombre y hasta el curso mismo de la sociedad y, por el contrario, de una subestimacin que no le reconoce aportes al progreso ni utilidad en la convivencia social, o los estima como negativos. Por su interrelacin con otras formas de la conciencia, es frecuente que sea examinada en asociacin con enfoques filosficos, Øticos y polticos, y mÆs recientemente ecolgicos. Debido al contenido sociopoltico de los cuerpos doctrinales religiosos y a la participacin de las organizaciones religiosas en actividades de ese tipo (tanto en un sentido de legitimacin de determinados sistemas Jor Jor Jor Jor Jorge Ramr ge Ramr ge Ramr ge Ramr ge Ramrez Calzadilla ez Calzadilla ez Calzadilla ez Calzadilla ez Calzadilla

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  • Religin y cultura: las investigaciones sociorreligiosas

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    no. 1: 57-68, enero-marzo de 1995.

    Filsofo. Centro de Investigaciones Psicolgicas y Sociolgicas, CIPS.

    RRRRReligin y cultura:eligin y cultura:eligin y cultura:eligin y cultura:eligin y cultura:las investigacioneslas investigacioneslas investigacioneslas investigacioneslas investigaciones

    sociorrsociorrsociorrsociorrsociorreligiosaseligiosaseligiosaseligiosaseligiosas

    La religin es un hecho cultural y como tal coincidenen abordada tanto los cientficos sociales como lostextos eclesiales.1 Ello significa que en cuanto forma dela conciencia y como fenmeno social, la religinparticipa de la produccin humana, material y espiritual,o ms bien en una unidad material-espiritual. De estamanera, interviene en los procesos socio-histricos,polticos, ideolgicos, as como regula las relaciones anivel social, grupal y la conducta de los individuos quela profesan, en cuya vida psquica y cotidianidad puedetener incidencia. Por la multiplicidad de interrelacionescon otros factores y por su propia peculiaridad alreflejar la realidad y exteriorizada, la religin adquierediversos grados de significacin social e individual, losque la tornan heterognea y contradictoria, como ocurregeneralmente en la cultura humana en general.

    En todos los sistemas socioeconmicos conocidospor la humanidad, desde la ms remota antigedadhasta nuestros das, desde sus formas tempranas hastalos complejos sistemas tericos, doctrinales, litrgicosy organizativos, la religin ha existido y ocupado unlugar. Dada su variable importancia en el decursar dela sociedad, ella ha sido objeto de anlisis,

    interpretaciones y estudios, segn los ngulos y enfoquesde las diferentes ciencias sociales; tambin, como esobvio, en las concepciones teolgicas y argumentacionesreligiosas, de acuerdo con las distintas tendencias ocorrientes del pensamiento, e incluso a partir de interesescognitivos o de otros tipos. La literatura al respecto lomismo las obras especializadas que las que la refierende forma tangencial- es notablemente profusa.

    En esta variedad se presentan concepciones yvaloraciones no slo diferentes, sino hasta opuestasentre s. La gama recorre los extremos de unasobrevaloracin que centra en la religin la vida espiritualdel hombre y hasta el curso mismo de la sociedad y,por el contrario, de una subestimacin que no lereconoce aportes al progreso ni utilidad en la convivenciasocial, o los estima como negativos. Por su interrelacincon otras formas de la conciencia, es frecuente que seaexaminada en asociacin con enfoques filosficos,ticos y polticos, y ms recientemente ecolgicos.Debido al contenido sociopoltico de los cuerposdoctrinales religiosos y a la participacin de lasorganizaciones religiosas en actividades de ese tipo (tantoen un sentido de legitimacin de determinados sistemas

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    o regmenes como de oposicin, pero tambin pormanipulaciones segn intereses de grupos) y, adems,por el nivel de importancia que la conciencia polticaha alcanzado en la contemporaneidad, se le ha otorgadoun tratamiento poltico preferencial a la religin, lo queha propiciado la proliferacin de una literatura que secaracteriza por presentar el fenmeno unilateral mente.Por otra parte, abunda ms un abordaje de la dimensinsocial, que contribuye al desarrollo de la sociologa dela religin, que de la individual, por lo que es menosrico el anlisis psicolgico, hecho contradictorio con lanaturaleza de un fenmeno que tiene races cognitivasy en los procesos emocionales y relativos a lapersonalidad en general, y que tanto tiene que ver conlas convicciones de los sujetos.

    En Cuba el inters por la religin tiene raceshistricas; y se distingue por la forma en que ha influidoen la vida social y de los individuos y, adems, desdeotro ngulo, por no haber incidido en acontecimientosnacionales. A lo largo de la evolucin social cubana sehan ido conformando las peculiaridades del fenmenoreligioso en general, as como un modo de interpretarloy valorarlo.

    La temtica religiosa no ha sido siempre suficienteo debidamente tratada en la literatura. En unos casosse supone un tipo de religiosidad como prevalecienteo exclusivo; en otros se le aborda desde un solo ngulo,poltico, folklrico, o segn intereses confesionales. Porveces, su carcter contradictorio y hasta polmico, comoel de cualquier fenmeno social, es silenciado otendenciosamente subrayado. Slo un conocimientoms profundo, lo que actualmente no se produce en lamedida adecuada, podra permitir una valoracinobjetiva y evitar prejuicios que han existido y semantienen en un sentido y otro, tanto acerca de lascreencias y los creyentes por parte de los no creyentes,como de las no creencias y la moral laica por loscreyentes, o de unas creencias y prcticas religiosasrespecto a otras. Las investigaciones pueden y debenprestar una contribucin prctica en tal sentido, demodo que aporten elementos para una comprensin yconvivencia incluso ms all que la sola tolerancia.

    Las investigaciones y el estado en que stas seencuentran -los problemas que se plantean y el modode resolverlos- ofrecen, lgicamente, la posibilidad deacceder al conocimiento de la parte de la realidad socialobjeto de estudio, pero a la vez de alcanzar una nocindel todo social. Para el interesado en la sociedad cubana,el contenido de las investigaciones sociorreligiosas (quse investiga y sus resultados) y la forma de stas (cmose investiga, es decir, segn cules principios tericos ycon qu mtodos), le permiten acercarse a la realidadsocial cubana y a los movimientos en su interior. Comoes de suponer, recoger todo lo que en este campo se

    ha producido sobrepasa con creces los marcos de unartculo; aqu slo se pretende presentar lasproblemticas principales que giran en torno a la religin,su abordaje cientfico y algunos resultados de lainvestigacin. Para ampliar y profundizar nos remitimosa las referencias que se incluyen.

    Los problemas de la investigacinsociorreligiosa

    Las investigaciones acerca de la religin en lasociedad cubana han atravesado por diferentesmomentos. La cuestin religiosa aparece referida -aunque no centralmente examinada- en los relatos delos cronistas de la conquista y colonizacin de la Isla, yposteriormente en diferentes gneros literarios comola poesa, la novela costumbrista y en ensayos sobrediversos asuntos, as como en comentarios deobservadores en distintas pocas.2

    Fernando Ortiz, en su valiossima obra dedicada aestablecer la influencia africana en la cultura cubana,aporta elementos que son de obligada consulta paracualquier estudioso de nuestra realidad y de la religinen especfico, no slo de las expresiones africanas,como es comn que se piense, sino tambin en otrasvertientes.3 En la etapa republicana hubo adems otrosintentos con una concepcin ms bien sociogrfica,como una encuesta efectuada por la AgrupacinCatlica Universitaria en 1954.4 En realidad, lasestadsticas en este campo, como en general sucede conlos datos de la sociedad cubana, eran deficientes en lapoca y no permiten rigurosas comparaciones con laactualidad. Algunas instituciones cristianas han trabajadoen la elaboracin de su propia historia eclesistica, perohasta ahora insuficientemente.5

    Las investigaciones organizadas comienzan a serestimuladas en especial en la etapa revolucionaria. Unaparte importante la constituyen los estudios de corteetnolgico y cultural sobre expresiones de origenafricano y formas populares asociadas a fiestas ytradiciones. En las universidades y en otros centros deenseanza superior se han realizado estudios concretos,al igual que lo han hecho otras instituciones e individuos.6

    Esta actividad alcanz un mayor nivel de sistematizacine integralidad desde principios de la dcada del 80,como parte del impulso entonces dado al curso de lasinvestigaciones sociales.7

    En las condiciones concretas de la sociedad cubana,los problemas que se le plantean a los investigadoresdedicados al estudio sociorreligioso son mltiples ynecesariamente deben resolverse por etapas. Como eslgico, tener como centro principal de atencin lasmanifestaciones cubanas no excluye, sino exige,considerar el fenmeno en su dimensin universal y en

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    particular dentro del contexto sociohistrico, cultural ygeogrfico ms prxima, Amrica Latina y el Caribe,con cuyos pueblos el cubano mantiene relaciones deidentidad, pese a presumibles y reales diferencias porparticularidades locales surgidas en la historia y en lacontempornea. En este sentido es importantedeterminar cules son esas semejanzas y diferencias enel campo religioso, pero lo es ms an encontrar a quello responde.

    Entre los problemas principales de estudio seincluyen cules han sido y son las formas religiosasexistentes en Cuba y la evolucin histrica desde suestablecimiento o conformacin en el pas; cules deellas pueden considerarse populares y a qu denominarreligiosidad popular; cul sera la definicin mscompleta de religin y cmo operar con el conceptopara su constatacin y medicin emprica. Ante lacreencia en la sobrenatural, es el cubano indiferente,ateo o creyente y de qu tipo en especial? O sea, eseminentemente catlico, santero, espiritista o practicacualquier otro tipo de creencia? Cul es la religiosidadtpica? Cmo se distribuye en la poblacin por sectoresy cmo se relaciona con la actividad sociopoltica? Quculturas han intervenido en una relacin especfica conla religin? Ha hecho sta aportes a la cultura y al modode ser del cubano?

    Otros problemas ms especficos incluyen laincidencia de la religin en aspectos globales o de mayoralcance, referidos, por ejemplo, a su incidencia en laidentidad cultural cubana dentro del pas y en laemigracin; al papel de las organizaciones religiosas enla sociedad civil; al nexo del pensamiento y la actividadreligiosa y de los grupos religiosos con modelosculturales; a la significacin social de la religin, el nivelalcanzado por sta en la sociedad cubana y por qu; alos vnculos de dependencia entre crisis social yreavivamiento religioso; al conjunto de factores quepermitan desarrollar con relativa autonoma unaconcepcin psicolgica de la religin que delimite susfunciones y significacin y su capacidad especficaconcreta de regulacin en el creyente individual; susrelaciones con la personalidad y desarrollo de sta.Asimismo, se deben crear las bases para explicarcientficamente procesos como el trance y, en general,los llamados efectos paranormales, que ahora se quiereninscribir en la parasicologa.

    El problema de la concepcin terica generalsobre la religin. El anlisis marxista, pero,cual?

    Desde nuestro punta de vista, la investigacinsociorreligiosa, as como el abordaje analtico de lareligin con cualquier finalidad, tiene que, como premisa,

    partir de la realidad prctica concreta, y de cmo semanifiesta el fenmeno en condiciones especficas, yno de presupuestos abstractos que tienden, cuando msalejados estn de la realidad prctica, a constituirprejuicios. Pero esta representacin ideal, que tiene unmomento valorativo, no se puede producirespontneamente ni de cualquier modo, construyendoa cada paso definiciones conceptuales, sino bajodeterminados principios tericos y metodolgicosenmarcados en una teora general que abarque yexplique el fenmeno en su conjunto, para lo quesiempre es recomendable que sea lo ms integralposible. Esta construccin terica debe surgir de loque se constata en la experiencia emprica; pero estacomprobacin a su vez debe guiarse por unaconcepcin terica general, en un invariante procesode enriquecimiento mutuo por el que se expresa ladialctica entre teora y prctica.

    La sociologa de la religin elabora sobre su objetode estudio particular una teora tambin particular, oms bien diferentes teoras segn las autores. Ello define,explica, valora la religin y sobre esa base la relacionacon otros fenmenos en las investigaciones concretassobre la prctica en la que ella se puede comprobar.Esa teora sociolgica se deslinda metodolgicamentede las concepciones filosficas, politolgicas, ticas; oal menos lo pretende. Lo cierto es que en la concienciasocial esta delimitacin no se produce tan claramente;como tampoco en la conciencia individual es posibleimaginar al sujeto estableciendo razonamientosseparados, por momentos, filosficos y, en otros,religiosos o polticos. Por otra parte, si bien coincidimoscon Francois Houtart en que se debe diferenciar lasorillas de cada una de las ciencias sociales antes delevantar el puente que las une,8 hay que considerar que,no obstante, las fronteras entre ellas son imprecisas yque una comprensin de cualquier parte de la realidades ms completa cuando se le aplica un enfoquemultidisciplinario.

    En la actualidad, sobre la religin se dispone de unextenso conjunto de teoras dentro de, o prximas a,concepciones positivistas, marxistas, estructuralistas,funcionalistas y, por veces, entremezcladas, as comode vertientes teolgicas que en versionescontemporneas recurren al instrumental metodolgicode las ciencias sociales, incluyendo al marxismo, lo cualpocas dcadas atrs pareca imposible.

    Por supuesto que el investigador debe situarse enuna perspectiva objetiva, cientfica, lo que implicacomprobar el hecho religioso sin introducir anlisis yvaloraciones que corresponden al campo teolgico, nipermitir que intereses confesionales, ideolgicos,polticos o de otro tipo entorpezcan la interpretacinterica de lo que en la realidad se produce. Obviamente,

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    no se trata de que el cientfico renuncie a susconvicciones polticas, religiosas u otras, la cual pordems es imposible -e innecesario- al ser l mismo unsujeto histrico ubicado en un complejo de interesesque hereda y del que participa; sino de no orientarpremeditadamente sus propias investigaciones a ladefensa de una determinada confesin o de interesesde grupo o de criterios predominantes -incluso debeasumir crticamente sus propias hiptesis- que pudieranalterar, y hasta falsear, el comportamiento del fenmenoobjeto de estudio.

    El problema que se plantea entonces el investigadoro el equipo de investigadores consiste en la opcin dealguna de las alternativas tericas que se le proponen,varias de ellas, o crear la suya -lo que, con toda lgica,significa la influencia de las anteriores- para construiruna teora general de anlisis de la religin. Al respecto,es innegable la ascendencia que el marxismo haalcanzado sobre corrientes posteriores, incluyendo lasque se distancian de l o se le oponen. Su tendencia apartir de la prctica para transformada, su vocacinpor el enfoque global, por ver la totalidad en la relacinde sus partes entre s y con otras, el carcter fundamentalde la dialctica, la bsqueda de las estructuras bsicasde los fenmenos y de lo esencial tras lo fenmnico yaparente, resultan atractivos. Esto le ha permitido ejercerinfluencias, por veces no admitidas, por ejemplo, enconcepciones como el estructuralismo, reconocido porLevi Strauss, uno de sus principales exponentes,9 en elpsicoanlisis10 y en otras vertientes del pensamientoterico, sin excluir, como ya se dijo, la teologa.

    Con posterioridad a los clsicos -probablementedebido a la accin de coyunturas sociopolticas deextrema conflictividad, entre otras razones-, sedesarroll una tendencia considerada marxista que seapart significativamente de las concepciones originales,negndolas incluso en aspectos esenciales, la cual, ademsde resultar dogmtica, estrecha y hasta antidialctica,pretendi erigirse en juez para determinar lo que seconsideraba marxismo o una revisin o alejamiento.Al constituirse en ideologa oficial, esta tendenciacontribuy al descalabro del campo socialista, con lasactuales consecuencias en el terreno econmico, polticoy de las ideas. Sobre esta versin posclsica erigi elateismo cientfico en calidad de pretendida ciencia.11

    Su anlisis detallado revela inconsecuencia, errores yalejamiento de las tesis fundamentales de los creadoresde la teora en cuestiones como las siguientes: alunilateralizarse el carcter determinante de los factoresobjetivos sobre los subjetivos, la conciencia religiosade hecho quedaba concebida de un modo pasivo, sinsu real capacidad de intervenir en sus condiciones ymodificadas, y se reduca el papel de la vida espiritual yla importancia de la religin; al negar la dialctica y el

    carcter contradictorio de los fenmenos, se valor ala religin como invariante en una funcin poltica deoposicin al progreso social, generadora siempre deposturas enajenadas y contraria por naturaleza alproyecto socialista; se subray negativamente la fantasaen el reflejo religioso, asumido nicamente comotergiversador de la realidad, sin advertir que la fantasaes propiedad universal de la conciencia y no exclusivade la religin; las races clasistas se sobredimensionaron,con lo que se estim a la religin en el socialismo comoun rezago, un producto natural de las sociedadesprecedentes e impropia de este sistema, por lo quetendra una rpida extincin; se lleg a concebir lasociedad del atesmo masivo y se propuso la ateizacincomo poltica del Estado, lo que favoreci prejuicios ydiscriminaciones y la necesidad de enfrentar la religinpor vas administrativas; las races y las funciones socialesde la religin se presentaron esquemticamente,desatendiendo sus funciones en el individuo ydesconociendo valores ticos fundados en ideasreligiosas, as como la posibilidad de un espacio socialconstructivo en las agrupaciones religiosas. Sobre esasbases pareca lgico que la ateizacin era una condicindel socialismo y hacia ello se orientaron las institucionespolticas y estatales del Este europeo. No obstante, esjusto reconocer que pese a tales deficiencias, laproduccin terica marxista posterior a los clsicos hizoaportes interesantes al anlisis de la religin, en algunosautores, por ms repeticin mecnica que hubiera en elcomn de la literatura.

    Marx y Engels realmente no sistematizaron en unaobra sus concepciones acerca de la religin. Estasaparecen expuestas subordinadamente, en textos contemas centrales de contenido econmico, filosfico,social, poltico o histrico. Aun cuando reaccionaroncontra el carcter religioso del pensamiento filosficoalemn de su poca, por posiciones polticamentereaccionarias y abstradas -hasta en sus tendenciasmaterialistas- de la realidad,12 y se expresaron en untono desfavorable sobre la religin, sus anlisis acercade sta se inscriben consecuentemente en su mtodogeneral dialctico, advirtiendo el carcter revolucionariode manifestaciones religiosas que en distintascircunstancias participaron en procesos de profundastransformaciones, o se declararon a favor de ellas,dentro de concepciones tericas y acciones sobre unbasamento religioso.13 La frase de Marx la religin esel opio del pueblo, tan manejada, extrada de sucontexto, sigue a una afirmacin sobre la protestareligiosa. 14 La religin, para los clsicos del marxismo,al igual que lo demuestran la prctica y la experienciainvestigativa,15 es un fenmeno contradictorio en smismo y sus funciones tambin lo son. Para ellos, elreflejo religioso, como toda forma de conciencia, es

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    activo. Subrayaron que la determinacin de los factoresobjetivos se produce en ltima instancia,16 por cuantoentre la realidad y sus productos en la conciencia y -entre ellos la religin, existen innumerablesmediaciones.17 La religin, en resumen, es un fenmenomultideterminado y no puede explicarse en su gnesis,reproduccin y cambios, al estilo iluminista o delestrecho atesmo, a partir de un solo factor o de unreducido nmero de ellos, como la ignorancia, el temora condiciones sociales o las contradicciones clasistas,sino de un complejo conjunto que opera en un sistemade relaciones causales.

    En buena medida, los marxistas contemporneoscontrajeron una deuda con el pensamiento cristianorevolucionario, en forma destacada con la teologa dela liberacin latinoamericana, al no advertir con celeridadsu justeza, y desestimar inicialmente sus crticas a loserrores de los modelos tericos y polticos europeoscon su nfasis atesta y el alejamiento de los clsicospor parte de un marxismo divulgado y aprendido.18

    La opcin por el anlisis marxista de la sociedad,en general, y de la religin en particular, no comportauna sujecin absoluta a los postulados iniciales ni esexcluyente respecto a los aportes de otras corrientestericas. Tampoco debe suponerse un relativismoextremo que invalide la perdurabilidad de principiostericos y la vigencia del anlisis. Por otra parte, soninnegables los aportes, por ejemplo, de losestructuralistas a los estudios antropolgicos; del anlisissemntico a las tcnicas de anlisis de contenido y delos mtodos empricos de corte positivista a lasinvestigaciones concretas. Su utilidad reside en lacombinacin con anlisis ms amplios que permitanrelacionar los fenmenos en la riqueza de susinterconexiones dialcticas. Con esta proyeccin se hanorientado las investigaciones sociorreligiosas cubanasen los ltimos tiempos, lo que ha comportado unproceso de reflexin y superacin de esquemas tericosestrechos.

    En Cuba, diversas circunstancias coyunturalesafectaron la compresin de la religin. De una parte, laoposicin poltica abierta de algunas jerarquas y litescristianas al proceso revolucionario que se inicia aprincipios de los aos 60, la lentitud en la aceptacinde valores positivos en el proyecto socialista por partede sectores eclesisticos conservadores y lamanipulacin de sentimientos, ideas y hasta estructurasreligiosas, segn intereses polticos e ideolgicoscontrarios a las relaciones sociales que emergan. Deotra parte, una aceptacin acrtica de modelos socialistasestablecidos con sus esquemas de pensamiento,deficiencias en la enseanza, divulgacin y actividadcreativa en la reproduccin del marxismo-leninismo.Estas causas, entre otras, permitieron trasladar y no

    extender la versin de los clsicos, sino por tanto, ladel atesmo cientfico con sus consiguientes errores,prejuicios y discriminaciones, que han requerido deun proceso rectificador, an no conclu do a nivelmundial, en particular por la relativa evolucin de loscambios en la conciencia social y en la individual.19

    La concepcin terica general acerca de la religinque venimos argumentando, tiene especficamente enCuba, tres fuentes principales. La primera de ellas esprctica: los resultados de los estudios empricossociorreligiosos en la realidad cubana, reflejados enlos anteriores y siguientes datos y reflexiones. Las otrasdos son tericas: el marxismo y los aportesmetodolgicos de otras vertientes, segn acabamosde explicar, y la tradicin del pensamientorevolucionario cubano, que muy brevementepasaremos a exponer.

    Con la conformacin de la nacionalidad cubanaen el pasado siglo, especialmente forjada en la luchaanticolonialista, se gest un pensamiento cubano queen lo referente a los intereses nacionales, al progreso ya la convivencia ciudadana, tiene un carctertransformador, revolucionario. Este pensamientosent una tradicin cuyos rasgos fundamentales sonel patriotismo, la defensa de la soberana nacional y launidad del pueblo. Respecto a lo propiamentereligioso, hay dos elementos a destacar. En primerlugar, este pensamiento es crtico de los modosreligiosos hegemnicos establecidos, legitimadores desistemas injustos, lo que se revela en un prevalecienteantidogmatismo, el anticlericalismo, ellibrepensamiento, el desmo y, en menor medida, elatesmo. En segundo lugar, no es antirreligioso y enmuchos de sus exponentes se advierte una tendenciareligiosa ms bien espiritualista y, por lo general, noidentificada con un sistema doctrinal determinado.Este pensamiento tiene una manera de enfocar loreligioso a partir, sobre todo, de los intereses populares.Constituye la forma ms influyente de enfocar larealidad y alcanza sus momentos cimero s encoyunturas de lucha, como es el caso de los presbterosVarela y Caballero, precursores de una conciencianacional y de sentimientos independentistas, deSanguily, Mestre, Mart -que es sntesis de las ideassurgidas en una poca de guerras libertadoras- y deVarona, ltimo exponente de aquella hornada; deMella, Villena y otros que componan la combativaGeneracin del 30; y de la Generacin del Centenario,integrada por lo ms radical y patritico de la juventudde su poca, a los que se unieron representantes de laanterior. Esta tradicin, enriquecida en lacontemporaneidad, es a su vez heredera de una culturaen constante cambio que identifica lo cubano, de laque lo religioso no es ajeno. El problema radica en

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    precisar de qu modo, en qu medida y por qu lareligin ha estado y est presente en la cultura y en lavida social cubana.

    Religin, transculturacin y relacionessociales

    El primer hecho que se constata al examinar elcomportamiento religioso en la sociedad cubana es laheterogeneidad del conjunto de formas religiosassurgidas o establecidas histricamente en el territorio.Esta diversidad responde a tres aspectos principales:1) el origen diferente de esas formas; 2) el variado gradode elaboracin de las ideas religiosas, y 3) los distintosmodos de incidencia en la vida nacional, aunque dentrode un nivel relativamente bajo de significacin social.

    Lo primero est asociado a los modelos culturalesimplantados en unas y otras etapas histricas. El primerode ellos es el modelo cultural aborigen, con sus formastempranas de religin, caracterizado por un bajodesarrollo social en un estadio de organizacin gentiliciamuy distante de las altas culturas mesoamericanas eincaicas de las que -por el nivel alcanzado cultural mente,la extensin de la poblacin, la pervivencia decomunidades tnicas y el tipo de explotacin a quefueron sometidos esos pueblos por los conquistadoresespaoles- ha sido posible una trascendencia de lareligiosidad aborigen, con sus mitos, smbolos,representaciones y sacralizaciones, ms evidente que laque poda lograr la cultura arauaca en Cuba y el Caribe,20

    a la vez que lo religioso en general alcanzaba en elcontinente ms altos niveles de significacin.

    El segundo modelo es el hispano, que se situ enuna posicin dominante, con el catolicismo comoforma hegemnica. En realidad, la cultura espaola eradiversa, dada su heterogeneidad tnica. El catolicismoimplantado, a su vez, difera del tipo mstico msortodoxo y hasta inquisitorial. Importado poraventureros en una empresa de ocupacin, portadoresde lo que ha sido denominado catolicismo popularespaol, influido al mismo tiempo por tendenciasmoriscas y judeizantes, esa religiosidad sent las basesde una tradicin religiosa utilitaria, de bajo contenidoterico y expresada en primer lugar en sentimientos yexteriorizaciones en actos y objetos.21

    El tercer modelo, que, junto al espaol, es el msinfluyente en la cubana, es el africano. Conformado asu vez por mltiples etnias representadas porportadores de sus culturas y religiosidadescorrespondientes, de las que se derivaron las expresionesreligiosas surgidas en las condiciones cubanas de rupturacultural, distanciamiento del medio social y natural deorigen, bajo el sometimiento esclavista e influencias deotras religiones, sus versiones criollas, aun conservando

    elementos primigenio s, se distancian de las religionesafricanas, por lo que constituyen un nuevo producto.22

    El cuarto modelo cultural es el occidental en suversin norteamericana, influyente a partir de finalesdel siglo XIX y ms an en el actual, debido a la fuertepenetracin estadounidense y su dominio econmicoy poltico por ms de media centuria en condicionesde neocolonialismo. Su componente tpico es elprotestantismo, con un fraccionamiento endenominaciones y organizaciones religiosas, junto alempirismo filosfico y cotidiano, que tiene sumanifestacin religiosa en una teologa, primero dejustificacin del hegemonismo y expansin imperialistas,y despus de respaldo del modo de vida capitalistanorteamericano, de forma ms peculiar en elpentecostalismo, con variadas iglesias; y el espiritismo,que en Cuba se manifiesta tanto en una versin prximaa la elaboracin terica kardeciana, como en las msdifundidas y cubanizadas de contenidos sincrticos. Elpentecostalismo y el espiritismo tienen un origen comn-pese a sus notables diferencias- en el empirismo, yconstituyen su forma religiosa por la necesidad debsqueda de experimentacin de lo sobrenatural.23

    Otros modelos se han establecido con menosposibilidades de difusin, como es el chino, sostenidopor braceros de esa nacin, practicantes de religionesde comunidades rurales; el occidental judo denacionales hebreos procedentes de Europa yNorteamrica; el caribeo, con una relativamentedestacada presencia del vod, portado tambin porbraceros importados de Hait. Influencias culturales anmenos visibles las trasladaron otras personas delContinente, como los yucatecos, igualmente tradoscomo mano de obra, y latinoamericanos, sobre tododel rea prxima a la cuenca caribea.

    La mezcla de tales culturas, interconectadas, aunquecon disparidad de posibilidades entre unas y otras,produjo un mestizaje racial y cultural en un procesoque Fernando Ortiz llam sabiamente transculturacin.Advirtase que estos nexos estn mediados por ladominacin, que sita en posiciones ventajosas almodelo occidental, tanto el hispano, que ha conservadorasgos que inicialmente lo distanciaban del resto deOccidente, como el norteamericano, en buena medidaseparado de lo europeo; mientras, en desventaja quedanlas culturas dominadas, cuyas formas religiosas erantenidas por imperfectas, primitivas, paganas,demonacas, y sus portadores, por su origen social ymuchos a veces racial, eran discriminados.

    Las formas religiosas dominadas, al tiempo que nopodan legitimar el orden social injusto, eran en ciertamedida un modo de resistencia a la cultura y tambin ala religin dominantes. Aunque tal vez esto no ocurrierade la forma consciente y sobredimensionada con que

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    se presenta en algunos anlisis, posiblemente movidos,cuando no por simpatas confesionales, por elentusiasmo que normalmente suscita colocarse del ladode las que estuvieron prolongadamente desvalidas. Estees un aspecto que la investigacin debe profundizar.Por otra parte, la visin peyorativa de las formasreligiosas popularizadas (en especial las valoracionesacerca de expresiones de origen africano y las formascon ellas sincretizadas del espiritismo) que an subsistenincluso en personas que practican otras creencias, sobretodo por considerarlas amorales, apoyndose en el realmenor desarrollo terico doctrinal y tico de stas, encomparacin con los complejos sistemas teolgicoscristianos, responde, con independencia de posicionesde defensa de ortodoxias eclesiales, a la aplicacin deesquemas prevalecientes sobre la base de modelosculturales occidentales.

    La cultura africana, de la cual el cubano es herederoen esa mezcla cultural -de innegable influencia en elmodo de ser de la poblacin, su manera derepresentarse la realidad, enfrentar y solucionar losproblemas, es notablemente diferente a la occidental.Son otros sus valores, su concepcin del mundo, elsentido que le otorga a lo sobrenatural. Esto no puedeperderlo de vista el analista de la religiosidad cubana.Seguramente este mismo razonamiento es aplicable alcriterio de los observadores que han afirmado que, enmateria de religin, el cubano es caractersticamenteindiferente, lo que el anlisis racional y la experienciainvestigativa desmienten, como veremos ms adelante.24

    Las investigaciones, desde otro ngulo, hanconstatado que ninguna expresin religiosa enespecfico ha logrado prevalecer sobre las restantes demodo que tipifique la religiosidad del cubano.25 En estohan incidido, en nuestro criterio, tres elementosfundamentales que se conectan con races histrico-culturales-sociales: 1) la real ausencia de hegemonaespiritual absoluta de una expresin religiosa y sucorrespondiente agrupacin, con una notable diversidadde formas religiosas extendidas en la poblacin endiferentes etapas histricas; 2) el comportamiento socialy en especial sociopoltico de instituciones eclesiales conmayores posibilidades de hegemonismo, lo que las hasituado en posiciones no respaldadas por el pueblo yhasta antipopulares, as como sus deficiencias ycompetitividad en la actividad de captacin, y 3) sobretodo, el tipo de relaciones establecidas en cada uno delos sistemas socioeconmicos que han convivido yprevalecido en el decursar histrico cubano.

    El trabajo investigativo permite afirmar que lareligiosidad cubana se manifiesta en tres nivelesfundamentales de elaboracin, organizacin yestructuracin de las ideas de lo sobrenatural: unoeminentemente espontneo, de escasa o ninguna

    sistematizacin; otro intermedio, que llega a lapersonificacin de figuras consideradas milagrosas, sinformar parte de complejos sistemas religiosos; y untercero, de ms alta elaboracin, correspondiente asistemas de ideas propios de expresiones religiosasorganizadas o influidos por ellas.26 En este ltimo, quesubsume a los otros dos, es caracterstico elpensamiento religioso a nivel ideolgico.27 Se sitan aquprincipalmente las teologas cristianas, las teoras delespiritismo kardeciano y los sistemas de ideas,representaciones y mitologa s de las expresiones deorigen africano. Un rasgo de inters en este pensamientoreligioso es su diferencia en niveles de organizacin,por cuanto recorre teologas y doctrinas tico-filosfico-poltico-religiosas de variada elaboracin y abstraccin,hasta sistemas de ideas apegadas al mundo natural y ala cotidianidad. Los niveles bajo e intermedio, de losque es tpica la conciencia religiosa cotidiana, no seexteriorizan en agrupaciones religiosas cohesionadas,sino se dan en creyentes individuales o en gruposfamiliares.

    De lo anterior se deriva una conclusin prctica: ladiversidad religiosa expresada en diferentes modos deidear lo sobrenatural y de manifestarse en actividades yelementos organizativos, conlleva una heterogeneidadde formas, de modo que no es objetivo suponer lareligin slo en las formas organizadas, comocorrientemente se hace. Metodolgicamente, sta es labase para organizar tipologas de creyentes que permitenuna medicin objetiva de la incidencia religiosa en lapoblacin. En el plano terico conduce a comprobarque la religin es un fenmeno variable en su contenidoy en su forma.

    Una explicacin ms interna del fenmeno y en susinterrelaciones consiste en advertir que la religin es unarepresentacin ideal de la realidad a partir de lapeculiaridad de la aceptacin de lo sobrenatural. Deigual modo que en toda forma de la conciencia semanifiestan las relaciones de los hombres con lanaturaleza y entre s. Como estas varan al sustituirseunas relaciones sociales por otras y al modificarse elnexo con la naturaleza -la cual adems se culturaliza alrecibir la accin humana- las representaciones religiosascambian al mismo tiempo que intervienen en la prcticasocial y en el pensamiento en su conjunto. Esa incidenciareligiosa alcanza, por tanto, grados diversos designificacin, segn se lo permitan las relaciones sociales,en la medida en que stas y sus justificacionesideolgicas necesiten en mayor medida de la presenciade la religin. Eso explica que en determinados sistemaslas relaciones sociales tengan en su fundamento a lareligin; la sociedad se reproduce con recurso de losobrenatural; las instituciones religiosas deciden en laorganizacin y direccin d la sociedad, y la ideologa

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    actividad social y son elevadas las proporciones de losque pertenecen a organizaciones de masas. Hay entreellos quienes tienen militancia poltica, por lo que puedeafirmarse que, pese a obstculos de un tipo u otro quese hayan presentado o se presenten, las creencias yprcticas religiosas en s mismas no impiden laincorporacin a la prctica sociopoltica de un proyectorevolucionario. El atesmo no es una condicin delsocialismo.

    Retos y proyecciones

    Las condiciones de crisis en el llamado perodoespecial afectan prcticamente a todos los campos dela vida social, y exigen una mayor importancia ynecesidad de aportes de las investigaciones sociales. Hayrazones para que en estas circunstancias se produzcaun notable incremento de la religiosidad. Esto no esexclusivo de esta coyuntura especfica, pues enmomentos de crisis anteriores ha habido igual efecto.La intensidad religiosa a nivel macrosocial en Cuba hatenido un movimiento pendular de sucesivos aumentostemporales y reducciones estables.

    Lo importante de este fenmeno, en orden aconducir los procesos sociales hacia la bsqueda desoluciones eficaces, no reside en el reavivamientoreligioso -aun cuando es obvia la necesidad deconocerlo-, sino en los factores que lo caracterizan yaun ms en los que lo determinan. El hecho de queadquiera formas religiosas de expresin responde enespecial a que al quebrarse el equilibrio normal que lacrisis desencadena, aumenta en la poblacin la necesidadde buscar alternativas de proteccin, seguridad,esperanza, consuelo, respaldo, fuera de la sociedad ysus mecanismos; y lo sobrenatural, inverificable en smismo, a lo que se le concede estabilidad y facultadesindependientes, por encima de las leyes naturales y delas variaciones humanas, resulta atrayente.Consecuentemente, se apela a las formas religiosasexistentes, en especial a las que ms se vinculan a locotidiano con un sentido utilitario, lo que es ms claroen la religiosidad preferenciada popularmente, ytambin en general en las ideas religiosas que presentanun sentido de espiritualidad. No se trata de una tendenciaexclusivamente escapista, aunque haya rasgos de elloen alguna medida, ni constituye una manifestacin deoposicin poltica, aunque se produzcan manipulacionesque as lo presentan y estimulen actitudes con talorientacin.

    Estas condiciones excepcionales requieren que seaceleren los estudios que permitan a las ciencias socialesexplicar los mecanismos psicolgicos que intervienenen la incidencia religiosa en los individuos, susignificacin y repercusiones hacia la sociedad. El

    prevaleciente se sustenta ante todo en argumentosreligiosos. En otros, por el contrario, la relacionessociales se desarrollan segn mecanismos dereproduccin no religiosos, las estructuras de poderno requieren imprescindiblemente de organizacionesreligiosas y las ideas predominantes tienen unafundamentacin principalmente laica. Este nexo lodeterminan las relaciones sociales segn su naturaleza,con una menor o mayor suficiencia en la reproduccinde la sociedad concreta.

    En los primeros casos el nivel de significacinreligiosa es alto y en los segundos no lo es. Aplicandoeste esquema terico a la sociedad cubana se observaque ni en la etapa colonial, ni en la republicananeocolonial, ni en la etapa revolucionaria lareproduccin de cada uno de estos sistemas concretosse fundament ante todo en la religin, sino enmecanismos como el enriquecimiento, el castigo delesclavo, la represin, la concertacin de grupos, laganancia, la movilidad social, la movilizacin de lasmasas -en la ltima etapa a partir de grandes conquistassociales. En tales condiciones la religin no constitua elfundamento impulsor de la sociedad, aun cuandoalgunos sistemas doctrinales justificaran el statu quoinjusto, mientras que otros, por el contrario, se opusierancrticamente; que algunas agrupaciones religiosas sebeneficiaran con las estructuras de poder y otras fueransubestimadas. Las creencias y prcticas religiosas, en fin,esto estn en la cultura y en la vida cotidiana de laspersonas, si bien el nivel de significacin sociopolticode la religin no fuera ni es alto.28

    Otro hecho de importancia que constatan lasinvestigaciones es que, existiendo condiciones para lageneracin, reproduccin y transmisin de la religincomo en etapas anteriores, actualmente existenelementos de religiosidad en la conciencia de la mayorade la poblacin cubana a modo de conviccin o deduda, tanto en un alto nivel de elaboracin como,mayoritariamente, en una estructura intermedia ytambin baja de la idea de lo sobrenatural. Estos dosltimos niveles determinan las caractersticas de lareligiosidad predominante, la ms extendida, quepudiera tambin denominarse religiosidad popular, yque resulta ms bien espontnea, asistemtica,relativamente independiente de expresionesorganizadas.29 Las membresas regulares de lasinstituciones cristianas son reducidas; las de expresionesde origen africano y las del espiritismo, aun cuando nopueden ser precisadas por las irregularidades que sederivan de su agrupamiento sin estructuras centrales,son tambin minoritarias respecto al total de la poblaciny de los creyentes, aunque son influyentes, al igual queaspectos popularizados del catolicismo, en lareligiosidad en general. Los creyentes participan en la

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    enfoque psicolgico de la religin, profundizarlo yperfeccionar sus mtodos, es uno de los retosprincipales que tienen ante s las investigacionessociorreligiosas. Ello no est ajeno al requerimiento deproporcionar a los cientficos de otros campos loselementos que contribuyan a esclarecer las vas queconducen a situaciones sugestivas y de intensidademotiva extrema, que se revelan en el trance, y otrosestados que con frecuencia se atribuyen a la religin.Recurrir a la religin en este y otros campos es unaposibilidad de opcin para cada cual, pero el cientficotiene el compromiso de las explicaciones objetivas, apartir del instrumental a su disposicin, adems de losnuevos que la actividad investigativa permita generar.

    En el mundo moderno han adquirido una peculiarimportancia los problemas relativos a la identidadnacional, los factores que estimulan contradiccionestnicas, las diferencias y semejanzas en modelosculturales diversos, y otros de este carcter, que enalgunas teoras se pretende representar desvinculadosde cuestiones estructurales en lo econmico, a vecescon la intencin de contrarrestar la influencia marxistaen tanto supuestamente superada, anacrnica y en crisisirrecuperable. Lo religioso no est ni puede estardesvinculado de estas temticas globales y se precisadefinir su papel en ellas. Algunos de estos problemasson fundamentales en la situacin cubana -por ejemploel referido mestizaje y la eliminacin de especficascomunidades tnicas han desasociado la religin derasgos e intereses tnicos particulares, lo que s ocurrien pocas anteriores.

    Queda claro que la religin ocupa un espacio en laconformacin de la identidad cubana, latinoamericanay caribea, pero an quedan incgnitas por despejar,basicamente las que se desprenderan de estudios dereligiosidad comparada. Hipotticamente,consideramos que la religin en la emigracin cubanaactual, a pesar de modificaciones por mutuas influenciasen los nuevos contextos sociales y culturales, es unelemento de importancia en la conservacin de laidentidad cultural del cubano. Otra cuestin de intersen este terreno consiste en delimitar los efectos de lasmanipulaciones polticas y por intereses de grupos quese advierten en la proyeccin religiosa del emigrado.

    Tambin parece importante analizar las derivacionesde tendencias en los intelectuales estudiosos de lainfluencia africana, incluyendo babalawos y santeros conun nivel profesional de preparacin, partidarios de unaafricanizacin de la santera, por lo que buscan en lasraces africanas no tanto el antecedente que explica elpresente con la connatural unidad de la continuidad ydescontinuidad, sino la autenticidad en su forma msestrecha. No resulta consecuente, por otra parte, aceptarla tendencia, presente en agentes de la cultura

    especialmente, de insistir unilateralmente en laascendencia africana en la cultura, el folclor, o ciertasmanifestaciones artsticas, desconociendo otras races yla sntesis de ellas que es la cubana.

    Es de inters fomentar el estudio de lasparticularidades de las manifestaciones religiosasterritorial mente, aspecto que abordan algunos grupos,en su mayora de docentes, an en fase inicial. Estoincluira investigaciones en comunidades, en algunas delas cuales determinadas tradiciones religiosas o de origenreligioso, contribuyen al surgimiento de un sentimientode pertenencia.

    El espacio social que ocupan las agrupacionesreligiosas y sus efectos en una lnea amplia deorientacin tica, al fomentar valores y conductasresponsables, de participacin ciudadana, y adems enla realizacin de proyectos concretos locales, en cuantoa su promocin y que resuelvan problemasdeterminados, son de indudable importancia,reconocida oficialmente, y deben entrar en la ptica delas investigaciones.

    Los resultados cientficos en el campo sociorreligiosoestn convocados a contribuir a que personas condiferencias en sus concepciones del mundo superenprejuicios mutuos y criterios estrechos, para encontrarcoincidencias, como las que se evidencian en valorescomunes del proyecto socialista y la tica cristiana. Haymucho an por descubrir y aplicar para transformar lasociedad hacia un modelo que permita una realposibilidad de eleccin de las personas en cuanto a lascreencias, o de optar por la incredulidad, y extender laconviccin de que el progreso social no responde alpredominio de una confesin religiosa o deconvicciones ateas en la poblacin.

    Notas

    1. Es as como se presenta, por ejemplo, en los documentos de la IVConferencia General de Obispos de Amrica Latina celebrada enPuebla, Mxico, en 1979. (Cfr. La evangelizacin en el presente yen el futuro de Amrica Latina, CELAM, Puebla, 1979.)

    2. Las narraciones de los cronistas que acompaaron a loscolonizadores espaoles son imprescindibles para conocer lasmanifestaciones religiosas aborgenes. Las evidencias, sobre todolas aportadas por arquelogos cubanos contemporneos, tanto delCentro de Antropologa como de Holgun y otros grupos,complementan estas informaciones y tambin el tipo de catolicismodel conquistador. Adems, ayudan los informes de visitasesclesisticas. (Cfr., por ejemplo: Morell de Santa Cruz, La visitaeclesistica, seleccin e introduccin de Csar Garca del Pino, Ed.de Ciencias Sociales, La Habana, 1985.)

    3. Ortiz penetra las manifestaciones de origen afro y las desentraa,y a ello dedica una parte fundamental de sus obras, como Los negrosesclavos, Los negros curros, Los cabildos afrocubanos, Los negros brujos yotras; adems, introduce elementos para caracterizar el catolicismoy la religiosidad que en realidad se fue conformando. (Cfr.: Historia

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    de una pelea cubana contra los demonios, Ed. de Ciencias Sociales, LaHabana, 1975 y Las fases de la evolucin religiosa, Tipografia Moderna,La Habana, 1919.) Seguidores suyos han desarrollado estudios, enespecial sobre la influencia africana en la religiosidad en Cuba,como Rmulo Lachataer, con una rica obra; Jos Luciano Franco,principalmente acerca del aporte negro a la historia y a la sociedadcubanas; Pedro Deschamps Chapeaux, cuyo trabajo sobre los aigos,al igual que el de Enrique Sosa, es de particular inters; LidiaCabrera, cuyo libro El monte, editado varias veces, es un clsico;Rafael Lpez Valds y otros.

    4. Encuesta Nacional sobre sentimientos religiosos en el pueblo de Cuba,Bur de Informacin de la Agrupacin Catlica Universitaria (ACU),La Habana, 1954. Aunque con algunas limitaciones metodolgicas,esta investigacin concreta permite alcanzar una idea del nivel dereligiosidad en la poblacin cubana en la etapa republicananeocolonial, necesaria para comprender la contemporaneidad. Otrosestudios han dado estimados sobre la distribucin religiosa en lapoblacin con cifras prximas a los de la ACU, aunque no iguales.

    5. Para la Iglesia Catlica es clsica la historia eclesistica de Leyseca.Ha habido otros trabajos posteriores, algunos inditos; para lasiglesias protestantes son de inters los de Marcos A. Ramos (Panoramadel protestantismo en Cuba, Ed. Caribe, San Jos, Costa Rica, 1986),y otros, publicados o no, como tesis y ensayos, algunos conservadosen los seminarios (en particular el Seminario Evanglico de Teologa,SET, de Matanzas). El Seminario Catlico San Carlos tiene algunostrabajos de corte histrico y dispone de una bibliografaconsiderablemente rica. En una perspectiva histrica son de interslos esfuerzos de la Comisin para el Estudio de la IglesiaLatinoamericana (CEHILA) de Cuba, con una orientacinecumnica amplia, la cual convoca al esfuerzo de estudiosos dediferentes confesiones, no creyentes y acadmicos dedicadosprofesionalmente a la investigacin o la docencia. Hay ya una relacinde trabajos presentados en encuentros convocados por CEHILAque comienza a ser extensa. Para la comprensin de la incidenciahistrica de la Iglesia Catlica en Cuba desde posiciones objetivasno eclesisticas son importantes los estudios de Eduardo TorresCuevas, historiador y profesor de la Universidad de La Habana.Sobre el protestantismo hay trabajos de varios tericos ehistoriadores, entre los cuales se halla el pastor presbiteriano RafaelCepeda.

    6. El Instituto de Etnologa de la Academia de Ciencias sistematiz6por varios aos estudios sobre la religin en Cuba, principalmenteacerca de las expresiones de origen africano, aspecto que an semantiene en cierto modo en el Centro de Antropologa. En laUniversidad de La Habana funcion, aunque por poco tiempo, unequipo que realiz investigaciones sociolgicas concretas dirigidopor Aurelio Alonso, quien desde el Centro de Estudios sobre Amrica(CEA) contina abordando la temtica religiosa en varios ensayos,del mismo modo que, con una perspectiva ms latinoamericanistay terica, lo hace Fernando Martnez Heredia. En la actualidad sedesarrollan estudios en la Universidad de La Habana y enorganizaciones interesadas en estos temas, entre stas el Centro deEstudio de Alternativas Polticas (CEAP), que tiene un tema deinvestigacin sobre la religin en la emigracin cubana; el Grupo deAntropologa, que realiza estudios en comunidades; y profesoresque, de modo individual, investigan al respecto, como EnriqueLpez Oliva y Vivian Sabater. En otras universidades del pas einstitutos pedaggicos, se realizan investigaciones sobremanifestaciones especficas de la religin. Entre las ms conocidas,las dirigidas por Carlos Crdova en Holgun y las de colectivos deVilla Clara y Matanzas. Instituciones culturales como el Centro deInvestigacin y Desarrollo de la Msica Cubana (CIDMUC) y elCentro Juan Marinello, este ltimo en especial acerca de las

    tradiciones populares, inscriben en sus estudios cultorolgicos latemtica religiosa.

    7. En 1982 se cre el Departamento de Estudios Sociorreligiosos(DESR), el que inicialmente form parte del Instituto de CienciasSociales (ICSO) de la Academia de Ciencias de Cuba (ACC), y aldesmembrarse ste, fue incorporado al Centro de InvestigacionesPsicolgicas y Sociolgicas, al que actualmente pertenece. Los datosque expondremos y analizaremos en este trabajo corresponden ensu mayora a resultados del DESR, en parte expuestos en el Equipode Religin del Polo Cientfico de Humanidades (creado por intersde esta institucin investigativa) constituido por investigadores yestudiantes de diferentes instituciones. El DESR desarrolla unsistema programado de investigaciones, adems de actividadesdocentes, divulgativas, asesoramientos y publicaciones.Posteriormente se cre tambin en la Academia de Ciencias deCuba, un equipo en el Instituto de Filosofa, que ha venidorealizando estudios, en particular sobre la religin en Amrica Latina.

    8. Cfr. F. Houtart, Religin y modos de produccin precapitalistas, Ed.IEAP ALA, Madrid, 1989, p. 219. De hecho, Houtart construyeuna teora que l anuncia desde una perspectiva sociolgica, y lologra, pero en realidad sobrepasa los estrechos marcos de una teoraparticular sociolgica y en ello va su mrito. Con apoyo deconcepciones marxistas, estructuralistas y de otras corrientes,elabora una concepcin general de la religin de carcter sociolgico,filosfico, tico, muy influyente en los medios acadmicos y religiososeuropeos y en especial en los latinoamericanos. Su contribucin alas investigaciones sociorreligiosas en Cuba es valiosa, como tambinlo son los trabajos de Giulio Girardi y, en general, las concepcionestericas de la mayor parte de los telogos de la liberacinlatinoamericanos, entre ellos Frei Betto, muy conocido por su Fidely la religin, Leonardo Boff, Pablo Richard, Enrique Dussel, FranzHinkelanmert, Elio Gallardo Y otros. (Cfr.: J. Berges, P. Bonne, J.Ramrez, G. Vliz, A. M. Daz y G. Montagne, La teologa de laliberacin desde una perspectiva cubana, Editorial Academia, La Habana,1994. Los primeros autores laboran en el DESR y el ltimo en elInstituto de Filosofia.)

    9. Levi Strauss -afirma Eliseo Veron- se interesa por aquellossistemas de regulacin de la conducta social coincidiendo con lateora marxista de la ideologa y sus muchas derivaciones en elplano sociolgico. Eliseo Veron (Prlogo, en Claude Levi Strauss,Antropologa estructural, Ed. de Ciencias Sociales, La Habana, 1976,p. XX). Edmund Leach (As ideias de Levi Strauss, Ed. Cultrix, SaoPaulo, 1970, p. 14) recuerda que el propio Strauss en su libro Tristestropiques reconoce su inclinacin al marxismo.

    10. El psicoanlisis, en el que su fundador, S. Freud, parte deexaminar la conciencia como un todo y de encontrar su estructurabsica. En autores del marxismo posclsico se tenda a un rechazoprcticamente absoluto del psicoanlisis, oponindole los valiososaportes de la escuela sovitica con Visovski, Leontiev, Rubinsteiny otros, como exponentes principales. Pero otros autores, en especialneopsicoanalistas, algunos latinoamericanos influidos por estaescuela, insistan en destacar los puntos coincidentes.

    11. Resulta un absurdo una ciencia que tiene la negacin en suobjeto de estudio (negacin de la existencia de lo sobrenatural) ypor vas racionales de su finalidad (negacin de la religin).

    12. En La ideologa alemana, Marx y Engels resumieron su oposicina aquel modo de filosofar: Toda la crtica filosfica alemana desdeStrauss hasta Stirner se limitaba a la crtica de las ideas religiosas...Partase como premisa del imperio de la religin. (Cfr. CarlosMarx y Federico Engels, La ideologa alemana, Editora Poltica, LaHabana, 1979, pp. 16-17.)

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    13. En diversos trabajos Marx y Engels sealaron el carcterrevolucionario del cristianismo primitivo en la condiciones delimperio romano decadente, de la reforma religiosa, en oposicin alclericalismo feudal, y de las guerras campesinas en Alemania contrala opresin de la nobleza en las que Toms Mnzer, desde la pticade una utopa socialista religiosa, desempe el papel central.

    14. El prrafo comienza as: El sufrimiento religioso es, por unaparte, la expresin del sufrimiento real y, por la otra, la protestacontra el sufrimiento real (Cfr. Carlos Marx, Contribucina la crtica de la filosofa del derecho de Hegel. En: Sobre la religin,Ed. DOR, La Habana, 1976, p. 37)

    15. El carcter contradictorio de la religin, y en general el anlisisde la concepcin terica de los clsicos sobre la sociedad y en ella lareligin, lo abordamos ms detenidamente en varios trabajos delDESR, entre ellos Jorge Ramrez, Introduccin. En: La religin enla cultura, Editorial Academia, La Habana, 1990, y La concienciareligiosa, caractersticas y formas de manifestarse en la sociedad cubanaactual, DESR, La Habana, 1993, (indito), ambos escritos porcolectivos de autores, y en Jorge Ramrez Religin y relaciones sociales:un estudio sobre la significacin sociopoltica de la religin en la sociedadcubana, La Habana, 1994, (en proceso editorial por la EditorialAcademia).

    16. Cfr. Federico Engcls, Carta a Bloch del 21-22 de septiembre de1890, en Sobre la religin, Ed. DOR, La Habana, 1976, p.235.

    17. Cfr. Federico Engels, Ludwig Feuerbach y el fin de la filosofaclsica alemana, Sobre la religin, op. cit., pp. 184-230.

    18. As lo clasifica, por ejemplo, Enrique Dussel en Etica comunitaria;liberad o pavo, Ed. Vozes, Petrpolis, 1986, pp. 96-97.

    19. Persisten prejuicios de una parte y otra sobre las creencias y lasno creencias y hay incomprensiones o resistencia en admitir loscambios en las condiciones objetivas y los novedosos enfoques; semantienen manifestaciones en primer lugar de sectores notoriamentereaccionarios desde el exterior y an algunas dirigencias eclesisticasse proyectan con nostalgia al pasado donde sus estructuras religiosasocupaban posiciones favorables desde el poder y hegemonizabanen ciertas reas y sectores. En la prctica los cambios han sidoimportantes como declaraciones y acciones de agrupaciones religiosasen favor del proyecto social, los acuerdos del IV Congreso delPartido en especial aceptando el ingreso de creyentes en sus filas,modificaciones en el texto de la Constitucin para definir el carcterlaico, no precisamente ateo, del Estado y precisar la no discriminacinpor creencias, todo lo que incide en la conciencia y en la eliminacinde los mtodos restrictivos sobre los creyentes.

    20. Para profundizar en la religin de los aborgenes cubanos yexplorar la trascendencia de sus huellas religiosas en la religiosidaddel cubano actual, recomendamos el libro Formas tempranas de lareligin en Cuba, de Mara Daisy Farias Gutirrez, DESR, La Habana1994, (en proceso editorial por la Editorial Academia).

    21. Cfr. P. Bonome, G. Vliz y Z. Snchez, Social functions andevolution of catholicism in the Cuban society, en Social Compass,vol. 41, no. 2, june 1994, pp. 255-272.

    22. Cfr. A. Argelles Mederos e I. Hodge Limonta, Los llamadoscultos sincrticos y el espiritismo, Editorial Academia, La Habana,1991.

    23. Para los aspectos referidos del protestantismo se puede consultar:Rafael Cepeda, La herencia misionera en Cuba, DEI, San Jos deCosta Rica; J. Berges, R. Crdenas y E. Carrillo, La pastoral duprotestantisme historique a Cuba, Social Compass, vol. 41, no. 2,june 1994, La religin en la cultura, op. cit., tercera y cuarta partes; yacerca del espiritismo, adems del anterior de Argelles y Hodge, elresultado de I. Hodge, y M. Rodrguez, El espiritismo en Cuba:percepcin y exteriorizacin, DESR, La Habana, 1993 (indito).

    24. En esta valoracin de indiferentismo religioso coinciden distintoscomentaristas y visitantes de diferentes pocas, incluyendo aFernando Ortiz en una de sus obras tempranas. Cfr. Fernando Ortiz,Los negros brujos, Ed. Amrica, Madrid, 1917, p. 25. Otrosrazonamientos guardan cierta relacin al enfocar una dbilreligiosidad institucionalizada, en especial la de tipo catlico, locual en realidad es otro fenmeno que apunta a las condicionessociales que en este artculo argumentamos, as corno a debilidadesen la actividad pastoral catlica. (Cfr. Jorge Ramrez, Elementospara una definicin de la llamada religiosidad popular, I Forum deEquipos de Opinin del Pueblo, Ed. DOR, La Habana, 1984; yReligin y relaciones sociales, op. cit. cap. 3).

    25. La religin en la cultura, op. cit., primera parte.

    26. Ibidem.

    27. Por supuesto que nos referimos a la ideologa en cuanto reflejosistematizado de la realidad. Es en ese sentido que concebimos laideologa religiosa y no vinculndola de forma estrecha slo a laideologa poltica, como es corriente que se exprese en el lenguajeconversacional y en el discurso poltico. Cfr. Jorge Ramrez, Ideologay religin, DESR, La Habana, 1993 (mimeografiado).

    28. Una argumentacin ms profunda y detallada de este tema seencuentra en Jorge Ramrez, Religin y relaciones sociales, op. cit. Allse explica la razn por la que las relaciones sociales en cuanto a lareproduccin de la sociedad, determinan un mayor o menor recursoa lo extrasocial, metasocial como lo llama Houtart, es decir, a losobrenatural.

    29. Jorge Ramrez, La conciencia religiosa en la cultura. cap. III.

    , 1995