05157035 mral - una feminización del discurso público

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¿Una feminización del discurso público? Reflexiones sobre las estrategias retóricas empleadas por las mujeres politicas suecas Brigitte Mral 1 ¿Qué sucede con la comunicación política cuando el estatus público de las mujeres no es más “naturalmente” bajo? ¿Qué tipo de estrategias retóricas eligen las mujeres políticas cuando la opinión general no solo acepta a las mujeres en posiciones de poder sino que el liderazgo femenino es una demanda explícita? Estas preguntas han guiado mi investigación acerca de las mujeres en la política moderna en Suecia en los años recientes. En este artículo, quiero resaltar algunas estrategias con las cuales las mujeres políticas se han convertido en exitosas en la construcción de su rol. ¿Qué líneas retóricas siguieron con el fin de ganar aceptación como mujeres y también como autoridades? Discutiré esto comenzando con ciertos aspectos de la investigación internacional actual sobre la retórica de las mujeres, luego proporcionaré algunos ejemplos de las mujeres políticas suecas modernas y concluiré con una mirada sobre ciertas características generales del discurso público en la actual Suecia. Como punto de partida teórico, utilizo un concepto que ha atraído interés en los últimos años en la lingüística sueca y el discurso retórico a saber: estatus. La idea básica aquí es que la práctica retórica siempre depende de la posición del hablante en la jerarquía del poder social y cultural de la sociedad principalmente, en relación con si el hablante goza de un estatus alto o bajo, si se encuentra en una posición de poder o en una posición subordinada 2 . El estatus no es inherente, pero es asignado por la sociedad o, en el caso de la retórica, por la audiencia o el oponente. Al mismo tiempo, el estatus puede ser incrementado o reducido- dependiendo de cuán bien el hablante se adapte a los prejuicios y las expectativas de la audiencia. Si la apariencia del hablante se ajusta a las expectativas tradicionales en la sociedad de, por ejemplo, un clérigo, político o un profesor esto es, en términos de autoridad, volumen de voz, meditación y estatura-, un estatus ya alto puede ser reforzado y la argumentación puede, entonces, ser llevada a cabo. Las mujeres, quienes desde el comienzo tienen (tuvieron) bajo estatus, han sido forzadas a menudo a desarrollar otras estrategias con el fin de alcanzar las expectativas y hacerse oír. Comentarios de las investigaciones actuales sobre la retórica de las mujeres La teoría del género no consiste solamente en introducir como añadidura las perspectivas y los ejemplos femeninos en la tradición retórica, sino también analizar la retórica como el fenómeno bigenérico (bi-gendered) que realmente es. Tradicional e históricamente, la retórica ha sido hasta hace poco un arte reservado a los hombres y de allí determinado por el sexo. Ha sido una herramienta de poder usada para perseguir intereses de poder, y el poder ha sido una esfera masculina, en política, en derecho y en religión. En los tiempos en que hablar públicamente era algo exclusivamente masculino, 1 Traducción y adaptación a cargo de Camila Lozada para uso exclusivo de los alumnos del seminario “Introducción a los estudios retóricos”, dictado por la Dra. Alejandra Vitale. Extraido de Mral B. (2011) “A womanization of Public Discourse?” en Kjeldesen, J. & J. Grue (eds). Sandinavian Studies in Rhetoric. Oslo: University of Oslo. 2 El estatus como concepto teórico fue introducido inicialmente por Max Weber. El término es utilizado con fines retóricos, pero no desarrollado teóricamente, desde Johnstone (1981). Véase también Adelswärd (1988, 1999).

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Retórica

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  • Una feminizacin del discurso pblico? Reflexiones sobre las estrategias retricas empleadas por las mujeres politicas

    suecas

    Brigitte Mral1 Qu sucede con la comunicacin poltica cuando el estatus pblico de las mujeres no es ms naturalmente bajo? Qu tipo de estrategias retricas eligen las mujeres polticas cuando la opinin general no solo acepta a las mujeres en posiciones de poder sino que el liderazgo femenino es una demanda explcita? Estas preguntas han guiado mi investigacin acerca de las mujeres en la poltica moderna en Suecia en los aos recientes. En este artculo, quiero resaltar algunas estrategias con las cuales las mujeres polticas se han convertido en exitosas en la construccin de su rol. Qu lneas retricas siguieron con el fin de ganar aceptacin como mujeres y tambin como autoridades? Discutir esto comenzando con ciertos aspectos de la investigacin internacional actual sobre la retrica de las mujeres, luego proporcionar algunos ejemplos de las mujeres polticas suecas modernas y concluir con una mirada sobre ciertas caractersticas generales del discurso pblico en la actual Suecia. Como punto de partida terico, utilizo un concepto que ha atrado inters en los ltimos aos en la lingstica sueca y el discurso retrico a saber: estatus. La idea bsica aqu es que la prctica retrica siempre depende de la posicin del hablante en la jerarqua del poder social y cultural de la sociedad principalmente, en relacin con si el hablante goza de un estatus alto o bajo, si se encuentra en una posicin de poder o en una posicin subordinada2. El estatus no es inherente, pero es asignado por la sociedad o, en el caso de la retrica, por la audiencia o el oponente. Al mismo tiempo, el estatus puede ser incrementado o reducido- dependiendo de cun bien el hablante se adapte a los prejuicios y las expectativas de la audiencia. Si la apariencia del hablante se ajusta a las expectativas tradicionales en la sociedad de, por ejemplo, un clrigo, poltico o un profesor esto es, en trminos de autoridad, volumen de voz, meditacin y estatura-, un estatus ya alto puede ser reforzado y la argumentacin puede, entonces, ser llevada a cabo. Las mujeres, quienes desde el comienzo tienen (tuvieron) bajo estatus, han sido forzadas a menudo a desarrollar otras estrategias con el fin de alcanzar las expectativas y hacerse or. Comentarios de las investigaciones actuales sobre la retrica de las mujeres La teora del gnero no consiste solamente en introducir como aadidura las perspectivas y los ejemplos femeninos en la tradicin retrica, sino tambin analizar la retrica como el fenmeno bigenrico (bi-gendered) que realmente es. Tradicional e histricamente, la retrica ha sido hasta hace poco un arte reservado a los hombres y de all determinado por el sexo. Ha sido una herramienta de poder usada para perseguir intereses de poder, y el poder ha sido una esfera masculina, en poltica, en derecho y en religin. En los tiempos en que hablar pblicamente era algo exclusivamente masculino,

    1 Traduccin y adaptacin a cargo de Camila Lozada para uso exclusivo de los alumnos del seminario Introduccin a los estudios retricos, dictado por la Dra. Alejandra Vitale. Extraido de Mral B. (2011) A womanization of Public Discourse? en Kjeldesen, J. & J. Grue (eds). Sandinavian Studies in Rhetoric. Oslo: University of Oslo. 2 El estatus como concepto terico fue introducido inicialmente por Max Weber. El trmino es utilizado con fines retricos, pero no desarrollado tericamente, desde Johnstone (1981). Vase tambin Adelswrd (1988, 1999).

    AdministradorCuadro de texto05/157/035 11 Cop.(Sem Vitale)

  • los principios para la palabra publica se desarrollaron, los cuales como seala Ong, funcion para una cultura de comunicacin masculina. Era competitiva, agonstica y formalizada. La retrica ha sido siempre practicada y enseada como un arte meramente agonstico, centralizado en los elementos de confrontacin, donde el objetivo es ganar al oponente con los medios verbales y no verbales disponibles, no solo con argumentos racionales (Ong 1981). La estrategia ms comn empleada por las mujeres en este momento era la de ajustarse a este patrn de comunicacin y naturalmente, sujetas a las circunstancias, han formulado argumentos racionales y razonables tan efectivos como los que fueron desarrollados por hombres. Pero frecuentemente era esencial sostener las estrategias retricas con ms que argumentos formales. Las mujeres tuvieron a menudo la ayuda de estatus como educacin, dinero, apoyo masculino o lazos familiares. Hoy, la situacin es diferente en tanto el poder se ha descentralizado ms y ya no es una preocupacin del hombre blanco occidental. Pero sobre todo, el lenguaje pblico ha sido democratizado en gran medida y nuevas voces han intentado romper con el patrn de comunicacin dominante. La retrica, en esta forma tradicional agonstica, es considerada por muchos como demasiado limitada para la realidad actual que, despus de todo, es menos patriarcal que cualquier otra realidad conocida en la historia. Ya en 1979 Sally Miller Gearhart, en un provocativo artculo, afirm que haba llegado el momento para una feminizacin de la retrica (Geahart 1979, Foss y Griffin 1999). Estas ideas fueron desarrolladas por Sonja Foss y Cindy Griffin, quienes discuten el ideal de una retrica que invite, la cual permitira que los investigadores desarrollen modelos para una interaccin cooperativa y dialgica que no estn dentro de un marco competitivo, oposicional y monolgico. La posibilidad de un discurso pblico ms dialgico y cooperativo evidentemente no es discutida y es practicado solamente por oradoras e investigadores. Sin embargo, en el curso de la historia, las mujeres y otros grupos que se encontraban en posiciones no privilegiadas han desarrollado estrategias sofisticadas para imponerse sobre el marco patriarcal, sin al menos practicar una retrica dialgica y no violenta. Hay en la actualidad una gran cantidad de estudios de rtores mujeres, especialmente dentro de las investigaciones norteamericanas3. Los asuntos de gnero han sido discutidos en las investigaciones suecas desde principios de los 90. Un gran nmero de estudios que conciernen a las actividades retricas de las mujeres desarrollaron investigaciones acerca de los movimientos laborales. A fines de los 90, se public un estudio que proporcion un panorama de la prctica retrica de las mujeres a travs de la historia (Mral 1999). Tambin otros investigadores se interesaron por el tema desde una perspectiva histrica e histrica-literaria (Hanson 1993, hrberg 2001). En la actualidad, las discusiones tienen lugar con respecto a la reevaluacin de los estudios aristotlicos desde una perspectiva de gnero. Como ejemplo, se ha dicho que los cincos cnones de la retrica -inventio, compositio, dispositio, actio y memoria- significan diferentes cosas para las mujeres y los hombres.4 Se debe tener en cuenta que la retrica es siempre situacional. En un momento en el que la situacin retrica estaba dominada por los hombres, los principios para hablar pblicamente se desarrollaban de acuerdo a la cultura de la comunicacin masculina. Una estrategia de las mujeres era ajustarse a este patrn pero era, ms frecuentemente, esencial apoyar la propia argumentacin con argumentos ms formales y agonsticos. La tarea era primordialmente crear un ethos y una persona que funcionaran bien. Persona 3 Vase Campbell (1989, 1993, 1994), Levin y Sullivan (1995), Lunsford (1995), Wertheimer (1997), Sutherland y Sutcliffe, Richie y Ronald (2001) y Glenn (1997). 4 Ritchie y Ronald (2001), Adelswrd (1999), Mral (1996, 2003).

  • aqu quiere decir un carcter adecuado al yo de la oradora, como tambin tener en cuenta las expectativas de la audiencia, los prejuicios y los miedos a los que las mujeres se tenan que enfrentar si queran ser aceptadas en la esfera pblica (Mral 1995). Siguiendo a McCroskey (2001), cada agente retrico que entra en una discusin, debate u otra situacin de discurso pblico, lleva consigno un ethos inicial (la actitud del receptor hacia el hablante, anterior al acto comunicativo). Durante el acto, adquiere un ethos derivado y, finalmente, hacia el final del acto comunicativo, experimenta un ethos final en tanto interaccin entre el ethos inicial y el derivado. El ethos es considerado como un proceso, una combinacin de la credibilidad del hablante, su prestigio y prueba personal. Aqu, en cambio, prefiero hablar de ethos primario y secundario: el primero es aquel que el hablante lleva consigo en funcin del gnero, la posicin y el estatus mientras que el segundo es aquel que el hablante intenta establecer y es acordado por el pblico en una situacin de habla. Para hacer la argumentacin lo ms convincente posible, el hablante tiene que lidiar con el mecanismo de pistis (es decir, convertirse en confiable). Desde este punto de vista, la argumentacin se convierte en convencimiento solo si el hablante es confiable, si su ethos primario es fuerte y se corresponde con el ethos secundario, establecido en la situacin retrica. Aqu la situacin de las mujeres difiere de la de los hombres. El ethos primario de las mujeres es, o ha sido, esencialmente ms dbil que el de los hombres y la manera de fortalecer el ethos secundario ha sido mucho ms larga y necesit de medios retricos cuidadosamente elegidos. Solo hace unas dcadas atrs la situacin era considerablemente ms complicada para una mujer con ambiciones polticas. No haba ningn rol natural para las mujeres polticas. El estilo masculino fue una estrategia empleada para asegurarse en el mundo masculino de la poltica. Sin embargo, esta estrategia tuvo poco apoyo. Las estrategias retricas de las mujeres: un breve panorama histrico La entrada a la esfera pblica y a su espacio argumentativo ha sido abierta solo recientemente para las mujeres. La argumentacin de las mujeres ha sido a menudo una retrica de falta de poder e incluso de resistencia. Las mujeres han desarrollado estrategias en su mayora defensivas e indirectas para romper con los mecanismos de exclusin, y todava lo hacen. Por ejemplo, hubo mujeres activamente polticas que ejercieron gran influencia, como Hildegard de Bingen, Santa Teresa de vila o Santa Brgida de Suecia. Lo que se enseaba en ese momento era que las mujeres no deban ser activas intelectualmente y, as, el hecho de que se dedicaran a la creatividad intelectual poda parecer inspiracin de Dios. Al mismo tiempo, claramente usaban las visiones como un gnero eficiente retricamente. Si un mensaje es sancionado por Dios puede alguien objetarlo realmente? Se puede llamar a esto falacia de eludir la carga de la prueba, o quizs argumentum ad verecundiam y juzgarlo como una maniobra estratgica inaceptable. An as, desde una mirada histrica se tiene que considerar la maniobra como aceptable, ya que fue un aspecto aceptado de la fe y, por lo tanto, fue a menudo un argumento fuerte y racional. En este sentido, Hildegard y Brgida, como tambin otras mujeres, defendieron sus ideas y ganaron un poder significativo teolgico y tambin social, a pesar de que tenan prohibido hablar. Las mujeres siempre han necesitado tener acceso a la mayor cantidad posible de ciertos prerrequisitos bsicos con el fin de volverse retricamente activas: un alto nivel de educacin, una alta posicin social y proteccin masculina. Y Dios, por supuesto, era la mano definitiva que ayudaba.

  • Cuando analizamos a las oradoras, se vuelve claro rpidamente que ellas, en muchos sentidos, han desarrollado estrategias retricas ms sofisticadas y variadas que los oradores aceptados en la esfera pblica dominante. De qu manera, entonces, uno discute si no se le permite hablar? Analizando a las oradoras que se desempearon pblicamente a pesar de no ser un rol aceptado para ellas, los siguientes patrones de accin y actitudes pueden ser detectados:

    1) Ser algo distinto de una mujer, restar importancia al gnero y adoptar la forma neutra.

    2) Sealar humildad, realmente desear estar calladas, no poseer realmente la habilidad para hablar, pero ser forzadas por la circunstancia a hacerlo.

    3) Hablar por otros, llevar adelante la causa de otros o servir a un propsito ms alto.

    4) Restar importancia a las demandas obvias de autoridad invitando al dilogo. 5) Amplia preparacin con el fin de enfrentarse al oponente en todo nivel posible.

    La idea bsica era usar todos los medios para desviar la atencin del propio yo femenino y de cualquier pretensin de autoridad y tambin usar las limitaciones sociales para provecho propio. La mujeres, como sabemos, se han enfrentado a una ginofobia masiva cuando trasgredan los lazos de gnero tradicionales, y presentarse a una misma como neutra ha sido importante para la credibilidad. Este posicionamiento neutro inclua tambin la eleccin de una personae respetable, como la virgen, la madre o la maestra (Mral 1999a). De los tantos ejemplos estudiados desde la historia, somos capaces de extraer una conclusin inequvoca en trminos de la actitud de las mujeres en situaciones retricas: los elementos dialgicos, indirectos, discretos y no agresivos han sido adecuados para una estrategia femenina de bajo estatus. En otras palabras, si una lleva las de perder, debe evitar sobresalir. Afirmar que las mujeres no deben estar interesadas en o no son capaces de una argumentacin orientada al enfrentamiento, sera claramente engaoso. Tmese, por ejemplo, el movimiento de liberacin de las mujeres en el cual la agresividad en ciertos casos ha probado ser un medio efectivo. El problema es que la forma particular de la tcnica argumentativa agonstica y clsica no ha sido siempre una opcin para las mujeres, a menos que la audiencia aceptara una feminidad asertiva. Tambin esto aplic en ciertas situaciones de guerra (Juana de Arco). En cierta medida, lo mismo ocurre en la situacin poltica actual en la cual un nmero creciente de mujeres se encuentran en posiciones de poder, disfrutando de un alto estatus en poltica y administracin, y entonces hay un alto grado de credibilidad. Sea como fuere, en una posicin de bajo estatus uno desarrolla una sensibilidad especial al decorum. En ocasiones se afirma que las mujeres han sido ms competentes en ajustarse a las expectativas de la audiencia, pero en realidad no tenan opcin. Si un orador en general gozaba de un acceso natural al pblico, una oradora tena que superar las expectativas negativas. Mientras que la actitud retrica de los hombres ha posedo elementos de lucha y competencia, la de las mujeres comprende negociacin, igualdad y compasin. Esto debe ser escasamente entendido como una indicacin de que las mujeres en su conjunto tengan un grado ms alto de sensibilidad democrtica/deliberativa. Esta actitud femenina es ms bien una manifestacin del hecho de que quienquiera que est en una posicin de bajo estatus, est ms acostumbrado al compromiso. Un curso agonstico de la accin demanda posiciones de poder, pero no posiciones subordinadas. El bajo estatus requiere compromiso la vulnerabilidad obliga al hablante a encontrar lneas de argumentacin que sean indirectas y persuasivas (Weber 1990, Mral 1995).

  • Ciertamente, un orador siempre tiene que, de una manera u otra, relacionarse con las expectativas a las que se enfrenta. Sin embargo, las mujeres tienen que hacerlo en un grado an ms alto. Claramente, las estrategias de las mujeres no pueden ser estudiadas en aislamiento de los patrones y estructuras culturales. Lo que es doxa en Suecia no lo es necesariamente en otro lugar. La doxa, es decir la opinin pblica, valores comunes e incluso prejuicios (Rosengren 2008), es un concepto elusivo, pero sigue siendo bsico para evaluar las elecciones de estrategias. El punto aqu es que es difcil comprender las estrategias retricas de las mujeres si no se tienen en cuenta las expectativas culturales particulares respecto de las mujeres polticas o los lderes y polticos en general. Complementar mi reflexin sobre dichas estrategias en la historia con un breve panorama de la adaptacin de las mujeres polticas en Suecia a la doxa actual con respecto a las mujeres en pblico. El caso sueco En Suecia, generalmente se requiere que los polticos sean comunes, populares (sin ser populistas), capaces de hablar en un estilo sencillo y sin alardear. Una actitud intelectual no es apreciada. S lo son, por supuesto, la honestidad y la competencia. La demanda de simplicidad es incluso ms pronunciada si se trata de mujeres polticas. Los periodistas, en Suecia como en todos lados, han ganado un poder creciente en la construccin del rol del poltico. Principalmente, premian a los polticos que pueden comunicarse con la prensa. Y se dice que expresan la doxa predominante, incluso en cuestiones de gnero. Cul es, entonces, la opinin general de cmo deben ser las mujeres polticas? Las virtudes de las mujeres polticas de hoy comprenden: mantener ambos pies sobre la tierra, ser responsables, maternales, honestas y no alardear (el arte de ser correctas). Como resultado de la atencin tendenciosa de los medios hacia ciertos individuos y de los principios del voto basados en las cualidades personales, la imagen personal de los polticos la personae que muestran- casi se ha vuelto ms importante que sus puntos de vista ideolgico-partidarios o sus argumentos. La pregunta es cmo las mujeres polticas en Suecia han logrado ser exitosas en la construccin de su rol. La posicin de las mujeres en Suecia es, en muchos respectos, bastante favorable aunque la situacin est lejos de ser ideal. Por ejemplo, la representacin de las mujeres en el comercio y la industria, como en el sector educativo superior, es ms baja que en otros pases. Es evidente que grandes esfuerzos se estn realizando para mejorar la situacin y el estatus de las mujeres. En consecuencia, las mujeres han incrementado la conciencia de s y, an ms, muchos hombres ven la igualdad entre los sexos no tanto como una amenaza sino como una oportunidad positiva. Polticamente, las iniciativas de oportunidades iguales han resultado, entre otras cosas, en que las mujeres sean casi el 50% del parlamento y que muchos puestos seniors en los partidos polticos tambin estn ocupados por mujeres. Casi todos los partidos, excepto los ms conservadores, se proclaman feministas. Sin embargo, ms interesante que las afirmaciones de los polticos es la doxa en cuanto a la posicin de las mujeres. sta puede ser rastreada analizando la manera en que los medios tratan la cuestin de gnero. Resaltar esto usando el ejemplo de una mujer poltica extremadamente popular y exitosa: la ex-ministra de relaciones exteriores, Anna Lindh, asesinada en el otoo de 2003. El otro ejemplo es la poltica popular y joven del Green Party, Maria Wetterstrand. Anna Lindh.

  • Medio ao despus de la muerte de Anna Lindh, en conexin con la conferencia del Social-Democratic Party, mucha discusin gir en torno de quien eventualmente tendra xito, el presidente y primer ministro Gran Persson. En una discusin radial entre un miembro conservador del parlamento, Gunilla Carlsson, y el jefe de redaccin social-demcrata, Olle Svenning, se formul la pregunta de cmo hubiera sido si Anna Lindh se hubiera convertido en primera ministra. En los ltimos aos, ella ha devenido la eleccin natural. Los dos polemizadores caracterizaron sus habilidades de liderazgo en trminos de: apertura, capacidad de escucha, creacin de las condiciones favorables para las discusiones, habilidad para calmar las aguas, mantener su palabra. El conservador Gunilla Carlsson describi a la social-demcrata Lindh como pragmtica, encantadora, inteligente (ntese, no intelectual) y comprometida. Olle Svenning hizo especial nfasis en que Lindh prestaba atencin al lenguaje y estaba dispuesta a expresarse inteligiblemente. Me gustara hablar de Lindh como un ejemplo de mujer poltica moderna que supo desarrollar una persona enteramente en armona con las expectativas y las esperanzas de los votantes. Parte de su esfuerzo retrico fue una estrategia meditica palpablemente intencional. Las estrategias mediticas estn relacionadas con la estructura meditica del respectivo pas. En Suecia, hay una gran cantidad de canales adecuados para la aparicin de los polticos. Existe una tendencia en los polticos de usar crecientemente estos canales en sus esfuerzos por establecer un ethos interesante, permitiendo artculos semi-privados y entrevistas. Lo que es interesante es que fueron las mujeres polticas quienes comenzaron a introducirse en esta tendencia en los 90, tambin como individuos privados. Lo que vemos aqu son esfuerzos activos para establecer un grado ms alto de credibilidad como mujer poltica y como individuo. El propsito del rol del poltico, especialmente del lder del partido, es que se promueva una lnea ideolgica clara en todo momento. El dilema para los polticos es que una actuacin individual de una manera propagandstica se ve como falta de credibilidad. La construccin del rol de las mujeres a menudo apunta, por otro lado, a introducirse como individuos privados y as tambin como autoridades pblicas. Este es claramente un proyecto riesgoso en el sentido de que un discurso que es abiertamente personal puede ser interpretado como populista. Algunas mujeres, sin embargo, han tenido xito en alcanzar la nocin general de feminidad moderna, la cual todava contiene viejos estereotipos de gnero: humildad, altruismo, lugares comunes, ser concretas, ser maternales. Anna Lindh fue un excelente ejemplo de esto. Nunca fue algo ms que una poltica profesional, pero an logr dar la impresin de una personalidad verstil, alguien en quien confiar. Era probablemente tambin la poltica que pasaba ms tiempo con los medios. Haca sentir importantes a los periodistas e incluso estableci una relacin amistosa con ellos. El 24 de marzo de 2001, luego de una estada en otros pases, le preguntaron en una entrevista televisiva cmo se sienten tus hijos cuando no ests en casa tan seguido?, a lo que ella contest sin irritarse, pero con sentido del humor: Por supuesto que no les gusta, lo que es algo bueno. Sera lamentable si no me extraaran. Lindh tena facilidad para poner los pensamientos en palabras. Siempre responda rpido, sin vacilacin y casi siempre con una sonrisa. En la entrevista mencionada, el periodista le pidi que dijera de manera concisa cul era su fuerza motriz como poltica. Respondi sin vacilacin: tens que disfrutar, creer en lo que ests haciendo y verlo como un compromiso emocional. Tens que poner el corazn en lo que ests haciendo si no, no funciona. Enfatiz que su trabajo poltico no era el camino para una carrera, sino el resultado de un compromiso personal con los asuntos polticos. No querer luchar

  • por el poder, poner la causa antes que el individuo, es una de las tantas estrategias de las oradoras. De hecho, mujeres y poder son una combinacin que an cuenta con oposicin. En contraposicin con la anterior, otra tendencia en la retrica de las mujeres es hacer nfasis en el individuo. Un ejemplo, tomado de Lindh, es que ella acord una vez en escribir un diario semanal que fue, en consecuencia, publicado en Expressen. Al mismo tiempo que describa su gira poltica por Europa, aprovech la oportunidad para describir su vida privada. Ella aparece como una mujer con las tareas ms inusuales, pero que experimenta los mismos problemas que cualquier mujer sueca en sus intentos por combinar la vida familiar con el trabajo personal. El hecho de ser amigable y el humor eran caractersticas distintivas en ella, pero el encanto una forma de delectare- tambin puede presentar problemas para una mujer poltica. Maria Wetterstrand Una de los dos lderes del Green Party una coalicin con el Social Democratic Party en el poder hasta septiembre de 2007-, Mara Wetterstrand est hoy entre las personas ms importantes en el poder. En los medios, generalmente parece tener una actitud amistosa, pero sobre todo es firme y elocuente. Da una impresin de ser competente y de haber hecho su tarea, y adems nunca alardea de ello. Da entrevistas personales y, en algunos contextos, est sujeta al escrutinio por su apariencia, tachada de algo ridcula y poco femenina. Adems, se describe a s misma como una persona sin aspiraciones de poder: una mujer joven y comn con intereses comunes. Se la describe como una buena comunicadora y se puede encontrar la misma caracterizacin de otras mujeres polticas de los aos 90, y tambin despus. Maud Olofsson y Mona Sahlin, por ejemplo, fueron a menudo descriptas en los medios como buenas lderes, polticas capaces de explicar asuntos complicados y comunicarse con los ciudadanos. Sin embargo, estos y otros ejemplos tambin muestran que los estereotipos sobre lo que la mujer debe ser, en gran medida, no han cambiado. Empero, las estrategias mediticas usadas por las mujeres implican una astucia considerable de su parte al usar las miradas estereotpicas de la feminidad para su provecho. Conclusin: algunas reflexiones sobre el discurso pblico en la Suecia actual Obviamente, se puede alcanzar una retrica exitosa ajustndose a las expectativas, la mentalidad y los prejuicios de los receptores. La evaluacin de las estrategias retricas se debe realizar teniendo en cuenta las consideraciones de los receptores sobre qu es deseable y creble. En tiempos de ginofobia, las estrategias eran indirectas y defensivas. En el clima de la actual Suecia, con una actitud amigable hacia las mujeres, las estrategias an estn arraigadas a la accin que se considera adecuada para las mujeres. La persona de la lder se construye hoy a partir de las estrategias de las categoras de competencia, sensibilidad para comunicarse, popularidad y ser maternal. Las antiguas estrategias de bajo estatus empleadas por las mujeres, como aparecer neutral y restarle importancia a la autoridad, parecen estar volvindose ms y ms obsoletas. Al mismo tiempo, otras estrategias de las mujeres, como el jugar con los estereotipos, la amplia preparacin, el nfasis en la comunicacin y el ser maternal, an permanecen. De los ejemplos de los liderazgos de las mujeres que he examinado en la ltima dcada, se puede arribar a la conclusin de que los estereotipos de cmo una mujer debe ser no han cambiado en ninguna medida considerable. Pero qu significa ser maternal desde

  • un punto de vista sueco? Se puede decir que es lo opuesto a ser agresiva; es cuidar, ser pedaggica, simptica y amistosa, pero tambin firme. Ser maternal tambin va bien junto con los pedidos especficos en Suecia de popularidad y simplicidad. La palabra madre no va con la imagen de ser intelectual, estar fuera de la moda, ni tampoco ser demasiado femenina. Si miramos el estatus de las mujeres polticas suecas en la actualidad, se logra una mayor credibilidad si ellas, adems de ser competentes en su mbito, tambin estn a la altura del antiguo estereotipo de la buena madre. Entonces, qu es lo nuevo? En concurrencia con la entrada de las mujeres en la arena, sin duda ha cambiado la comunicacin poltica en Suecia. Lingsticamente, es evidente que los pedidos de los ciudadanos de un discurso claro y racional, se corresponden bien con el tipo de lenguaje preferido por las mujeres- simple, directo al grano, concreto y comn. Ya en los aos 80, se realiz un estudio lingstico de gnero (Thelander 1986) sobre el lenguaje usado en el parlamento. Desde all, es claro que la manera de las mujeres de hablar y discutir se consideraba como decididamente mejor y ms razonable que la de los hombres. Lo que puede ser visto como el lenguaje poltico tradicional de los hombres seco y circunstancial, abstracto y pomposo, lleno de falacias- era ya calificado de insuficiente. En este sentido, las estrategias retricas de las mujeres polticas evidentemente han sido exitosas. Uno puede decir que a las mujeres en Suecia les ha parecido ms fcil establecer contacto con los ciudadanos a travs de los medios, pero tambin cara a cara. Ahora podemos tambin decir que los hombres estn siguiendo este estilo femenino de retrica conversacional y de escucha. Ese desarrollo puede ser expresado de la siguiente manera: en Suecia, la simbiosis entre la necesidad de los medios de comunicacin de personalizacin, de un lado, y la necesidad de los polticos de crear una imagen distintiva, del otro lado, ha resultado en un lenguaje pblico ms personal e incluso ms ntimo. Los polticos, a menudo, se sientan en un estudio de televisin y mantienen una conversacin amena con los ciudadanos a travs de los periodistas. Tambin se ha convertido en popular cada vez ms el hecho de aparecer en varios programas de entretenimiento, y los polticos, en ocasiones, dan entrevistas orientadas a lo personal, incluso en su casa. Esta intimizacin, entonces, implica adems un tipo de feminizacin. Los actores se alejan de la arena tradicionalmente masculina, como los podios del parlamento o las plataformas en el exterior, hacia los escenarios tradicionalmente femeninos, como el sof, la cocina y la mesa. Los polticos se esfuerzan por entrar a nuestros livings con el fin de tener un puente entre la propaganda poltica y los votantes escpticos. Una estrategia persuasiva compuesta como una discusin de caf es aparentemente inofensiva. De este modo, el estilo retrico femenino parece ganar ms y ms espacio en la vida pblica. Por un lado, uno podra ver esto como una orientacin hacia un discurso ms deliberativo, orientado al pblico y democrtico. Por el otro, tambin puede ser visto meramente como otra estrategia poltica para ganar votos. Como con cualquier forma de retrica, una retrica dialgica y que invite puede ser empleada como una herramienta estratgica e incluso de manipulacin. El discurso pblico en su complejidad obviamente incluye una retrica agonstica y tambin una que invita. El hecho de que en Suecia, al menos por el momento, se puede ver un desarrollo hacia una retrica que invite ms podra implicar un cambio ms duradero en el discurso pblico. Si esta tendencia debe ser juzgada como buena o mala para la democracia, es una pregunta abierta.

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