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43 42 EDITORIAL La Sociedad Central de Arquitectos trabaja desde hace muchos años en la búsqueda de soluciones y alternativas superadoras de la histó- rica crisis argentina de la falta de techo, viviendas dignas y hábitat adecuado para millones de ciudadanos que habitan nuestro territo- rio, tal como prometen en sus Constituciones la Nación Argentina y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Hemos trabajado para poner en discusión la problemática de la vivienda social y la ciudad infor- mal en varios momentos de los últimos años aprovechando varios escenarios pertinentes. La SCA ha editado, en el año 2000 el número “El Techo” de nuestra Revista de Arquitectura, hoy considerado un número de colección y de consulta, derrotero que este número, “El Techo II”, intenta continuar; Luego, en 2005, hemos editado otro re- cordado número de la revista de la SCA, “Formas de Habitar”, que ha aportado otra mirada a este tema; En 2005 también hemos lle- vado a Brasil la muestra “Entre Continuos y Fragmentos”, para con- tribuir a la discusión de la Bienal Internacional de Arquitectura de San Pablo, cuya preocupación y línea curatorial fue “Vivir en la Ciu- dad”, en donde la muestra organizada por la SCA y la Cancillería Ar- gentina, representó a un colectivo de 150 arquitectos que opinaron a través de fotografías acerca del delgado límite entre ciudad formal e informal en sus ciudades; En los últimos años la subcomisión de Vi- vienda y Hábitat ha generado numerosas mesas redondas, conferen- cias y debates y la subcomisión de Concursos ha trabajado intensamente en este tema. Un equipo de expertos liderados por la propia SCA fue contratado por la Sub Secretaría de la Vivienda de la Nación para realizar un diagnóstico sobre el actual estado de situa- ción de diversos conjuntos habitacionales que bordean las grandes urbes argentinas y una posterior solución a los problemas que los afectan, trabajo actualmente en proceso de publicación. Hoy el debate acerca del “techo” está planteado. Sin duda completar la información y poner en discusión nuevas ideas, proyectos y obras es el objetivo de este número que complementa aquella primera edi- ción publicada hace casi nueve años. Se trata de ofrecer una serie de artículos y trabajos que invitan a pensar, a reflexionar y a compartir experiencias concretas, locales y del exterior, incluyendo países en los que la vivienda social es un tema central desde hace décadas, como Uruguay, Holanda y Suecia. El mundo se reordena rápidamente en el inicio de este nuevo siglo. Los vertiginosos cambios ambientales, políticos, urbanos y culturales son abrumadores. Los sistemas de pensamiento del siglo pasado, devenidos arcaicos, no logran estabilizar ni siquiera contener los fe- nómenos de desigualdad social que día a día se manifiestan más violentos. En el año 2008, por primera vez en la historia de la huma- nidad, la población de ciudades y centros urbanos superaría en nú- mero a la población rural de los países. Esto, que a priori aparece como un hito en la historia del hombre, también debe interpretarse como una inquietante novedad, una buena parte de las 3300 millo- nes de personas que viven, trabajan y sueñan en las megalópolis de nuestra época, se encuentra en condición de pobreza. Esta realidad, incontenible e inmodificable hasta el momento, ha generado una tendencia alarmante: las ciudades aceleran su crecimiento a un ritmo tal que la situación parece fuera de control. El crecimiento vertiginoso de las ciudades y la falta planificación y de reflexión acerca de este fenómeno, se ha combinado con la voraci- dad de un mercado a veces ciego a su contexto, para profundizar los fenómenos de exclusión, de marginalidad y de fragmentación social. ¿Cómo hacer de estas ciudades en constante crecimiento, con recién llegados vulnerables y en situación precaria, logre crear ámbitos de inclusión, en donde las diferencias logren una convivencia armo- niosa? ¿Cómo hacer para que la ciudad se abra a esos recién llega- dos, y en lugar de depositarlos en la periferia y en la informalidad, pueda tomar de ellos elementos que enriquezcan a toda la urbe? ¿Cómo asegurar una calidad de vida razonable para ellos, que repre- sente, además, el punto de partida de un camino de crecimiento? Las respuestas a estas preguntas son de una complejidad enorme y es nuestra obligación encararlas desde nuestro trabajo y preparación. Un ámbito indicado, una puerta de entrada al tema, -no exento de enormes dificultades y desafíos, por cierto- es la posibilidad de utili- zar a la Arquitectura como herramienta de transformación de la vi- vienda social y del habitar en general. Mucho se ha dicho y poco se ha hecho en el tema, desde que a mediados del siglo XX comenzó a quedar claro que el déficit habitacional global no sólo era enorme y creciente, sino que tenía un peso hasta entonces insospechado en la configuración social. Ese peso fue ganando tonelaje en la medida en que las ciudades se superpoblaron a lo largo del siglo. Al principio, la solución de la vivienda social, patrocinada en todas sus formas y ver- siones por los Estados apareció como la respuesta más acertada al problema: millones de unidades fueron levantadas en serie en las grandes metrópolis del mundo, al ritmo de las ideas de colectiviza- ción, con el noble objetivo de no dejar poblador alguno sin techo. Pero no bastó con la nobleza del objetivo. El paso del tiempo fue dejando muy en claro que algunos factores muy importantes se habían descuidado: las cos- tumbres del habitar de los destinatarios de las viviendas; las configuraciones familiares; los cambios; la posibilidad de dar un mantenimiento mínimo a los hogares otorgados por parte de personas de bajos ingresos; la lejanía y la acce- sibilidad a las zonas centrales de las ciudades en donde, en general, se en- cuentran los empleadores; la necesidad de identidad e individualidad que te- nemos todos, independientemente de nuestra tendencia a la sociabilidad... Varias décadas más tarde, fue posible apreciar los “efectos colatera- les no deseados” de aquellas pujantes políticas de vivienda social, in- cluso en los países más desarrollados: los grandes y orgullosos complejos quedaron reducidos a enormes y tristes colosos de hormi- gón, descuidados y desvalorizados. Es en este punto en donde a los arquitectos y profesionales del sec- tor se nos enciende una enorme luz de alarma, que sería bueno no dejar de atender. Nuestro trabajo y nuestra misión, que a simple vista parece demasiado modesta como para torcer un proceso glo- bal, se vuelve central y capaz de aportar mucho más que un grano de arena en la búsqueda de soluciones. SCA * Director de la Revista de Arquitectura y Presidente de la SCA. “El Techo II” Por el Arq. Daniel Silberfaden * Planta de conjunto del Primer Premio del Concurso Nacional de Anteproyectos Deliot Oeste, Rosario, Santa Fe, 1997. Autores: Arqs. Rosenwasser & Silberfaden (Arq. Mariana Nava Asoc.). Asesor del Concurso: Arq. Mario Corea Aiello. Presidente del Jurado: Arq. Alvaro Siza.

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El Techo II”Por el Arq. Daniel Silberfaden*

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    EDITORIAL

    La Sociedad Central de Arquitectos trabaja desde hace muchos aosen la bsqueda de soluciones y alternativas superadoras de la hist-rica crisis argentina de la falta de techo, viviendas dignas y hbitatadecuado para millones de ciudadanos que habitan nuestro territo-rio, tal como prometen en sus Constituciones la Nacin Argentina yla Ciudad Autnoma de Buenos Aires. Hemos trabajado para poneren discusin la problemtica de la vivienda social y la ciudad infor-mal en varios momentos de los ltimos aos aprovechando variosescenarios pertinentes. La SCA ha editado, en el ao 2000 el nmeroEl Techo de nuestra Revista de Arquitectura, hoy considerado unnmero de coleccin y de consulta, derrotero que este nmero, ElTecho II, intenta continuar; Luego, en 2005, hemos editado otro re-cordado nmero de la revista de la SCA, Formas de Habitar, queha aportado otra mirada a este tema; En 2005 tambin hemos lle-vado a Brasil la muestra Entre Continuos y Fragmentos, para con-tribuir a la discusin de la Bienal Internacional de Arquitectura deSan Pablo, cuya preocupacin y lnea curatorial fue Vivir en la Ciu-dad, en donde la muestra organizada por la SCA y la Cancillera Ar-gentina, represent a un colectivo de 150 arquitectos que opinaron atravs de fotografas acerca del delgado lmite entre ciudad formal einformal en sus ciudades; En los ltimos aos la subcomisin de Vi-vienda y Hbitat ha generado numerosas mesas redondas, conferen-cias y debates y la subcomisin de Concursos ha trabajadointensamente en este tema. Un equipo de expertos liderados por lapropia SCA fue contratado por la Sub Secretara de la Vivienda de laNacin para realizar un diagnstico sobre el actual estado de situa-cin de diversos conjuntos habitacionales que bordean las grandesurbes argentinas y una posterior solucin a los problemas que losafectan, trabajo actualmente en proceso de publicacin.Hoy el debate acerca del techo est planteado. Sin duda completarla informacin y poner en discusin nuevas ideas, proyectos y obrases el objetivo de este nmero que complementa aquella primera edi-cin publicada hace casi nueve aos. Se trata de ofrecer una serie deartculos y trabajos que invitan a pensar, a reflexionar y a compartirexperiencias concretas, locales y del exterior, incluyendo pases en

    los que la vivienda social es un tema central desde hace dcadas,como Uruguay, Holanda y Suecia.El mundo se reordena rpidamente en el inicio de este nuevo siglo.Los vertiginosos cambios ambientales, polticos, urbanos y culturalesson abrumadores. Los sistemas de pensamiento del siglo pasado,devenidos arcaicos, no logran estabilizar ni siquiera contener los fe-nmenos de desigualdad social que da a da se manifiestan msviolentos. En el ao 2008, por primera vez en la historia de la huma-nidad, la poblacin de ciudades y centros urbanos superara en n-mero a la poblacin rural de los pases. Esto, que a priori aparececomo un hito en la historia del hombre, tambin debe interpretarsecomo una inquietante novedad, una buena parte de las 3300 millo-nes de personas que viven, trabajan y suean en las megalpolis denuestra poca, se encuentra en condicin de pobreza. Esta realidad,incontenible e inmodificable hasta el momento, ha generado unatendencia alarmante: las ciudades aceleran su crecimiento a unritmo tal que la situacin parece fuera de control.El crecimiento vertiginoso de las ciudades y la falta planificacin y dereflexin acerca de este fenmeno, se ha combinado con la voraci-dad de un mercado a veces ciego a su contexto, para profundizar losfenmenos de exclusin, de marginalidad y de fragmentacin social.Cmo hacer de estas ciudades en constante crecimiento, con recinllegados vulnerables y en situacin precaria, logre crear mbitos deinclusin, en donde las diferencias logren una convivencia armo-niosa? Cmo hacer para que la ciudad se abra a esos recin llega-dos, y en lugar de depositarlos en la periferia y en la informalidad,pueda tomar de ellos elementos que enriquezcan a toda la urbe?Cmo asegurar una calidad de vida razonable para ellos, que repre-sente, adems, el punto de partida de un camino de crecimiento?Las respuestas a estas preguntas son de una complejidad enorme yes nuestra obligacin encararlas desde nuestro trabajo y preparacin.Un mbito indicado, una puerta de entrada al tema, -no exento deenormes dificultades y desafos, por cierto- es la posibilidad de utili-zar a la Arquitectura como herramienta de transformacin de la vi-vienda social y del habitar en general. Mucho se ha dicho y poco se

    ha hecho en el tema, desde que a mediados del siglo XX comenz aquedar claro que el dficit habitacional global no slo era enorme ycreciente, sino que tena un peso hasta entonces insospechado en laconfiguracin social. Ese peso fue ganando tonelaje en la medida enque las ciudades se superpoblaron a lo largo del siglo. Al principio, lasolucin de la vivienda social, patrocinada en todas sus formas y ver-siones por los Estados apareci como la respuesta ms acertada alproblema: millones de unidades fueron levantadas en serie en lasgrandes metrpolis del mundo, al ritmo de las ideas de colectiviza-cin, con el noble objetivo de no dejar poblador alguno sin techo.Pero nobast con la nobleza del objetivo. El pasodel tiempo fue dejandomuyen claro que algunos factoresmuy importantes se haban descuidado: las cos-tumbres del habitar de los destinatarios de las viviendas; las configuracionesfamiliares; los cambios; la posibilidaddedar unmantenimientomnimoa loshogares otorgados por parte de personas de bajos ingresos; la lejana y la acce-sibilidad a las zonas centrales de las ciudades endonde, en general, se en-

    cuentran los empleadores; la necesidadde identidad e individualidad que te-nemos todos, independientemente de nuestra tendencia a la sociabilidad...Varias dcadas ms tarde, fue posible apreciar los efectos colatera-les no deseados de aquellas pujantes polticas de vivienda social, in-cluso en los pases ms desarrollados: los grandes y orgullososcomplejos quedaron reducidos a enormes y tristes colosos de hormi-gn, descuidados y desvalorizados.Es en este punto en donde a los arquitectos y profesionales del sec-tor se nos enciende una enorme luz de alarma, que sera bueno nodejar de atender. Nuestro trabajo y nuestra misin, que a simplevista parece demasiado modesta como para torcer un proceso glo-bal, se vuelve central y capaz de aportar mucho ms que un grano dearena en la bsqueda de soluciones. SCA

    * Director de la Revista de Arquitectura y Presidente de la SCA.

    El Techo IIPor el Arq. Daniel Silberfaden*

    Planta de conjunto del Primer Premio del Concurso Nacional de Anteproyectos Deliot Oeste, Rosario, Santa Fe, 1997. Autores: Arqs. Rosenwasser & Silberfaden (Arq. Mariana

    Nava Asoc.). Asesor del Concurso: Arq. Mario Corea Aiello. Presidente del Jurado: Arq. Alvaro Siza.