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A mi hUa Elisa y a mi hermana Paz

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A mi hUa Elisa y a mi hermana Paz

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© Leonora Calderon Hoffmann , 1994

Derechos reservados para todos los paises de habla hispana.

Inscripcion Registro de Propiedad Intelectual N" 67.907

I.S.B.N. N" 956-242-014-0

2' Edicion, 1997

Traduccion poemas: Corina Rosenfeld Diseno portada: Allan Browne E.

Composicion y diagramaci6n: Camputex Uda.

Ninguna parte de esta publicaci6n, incluida el disena de la cubierta, puede ser repraducida, almacenada a transmitida en manera alguna ni por ningun media, ya sea electrica, quimica, mecanico, optico, de grabacion a de fatocopia, sin permisa previa

del editor.

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MI ABUELA LOLA. HOFFMANN

Leonora Calderon Hoffmann

CUATRO VIENTOS U EDITORIAL

Casilla 131 Santiago 29 Chile

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Obras de Lola Hoffmann

[ Ching, el Libra de los Cambios, Editorial Cuatro Vientos, 1976 .

Pr61ogo de Sexualidad y Espiritualidad, John Moore, Editorial Cuatro Vientos, 1980.

Pr61ogo de La Profumlidad ,'\Tatural en el Homnre, Wilson Van Dusen, Editorial Cuatro Vientos, 1977.

"EI planeta amenazado" y "Masa crftica", artfculos publi cados en Iniciat;1Ia planetaria para el mundo que elegimos,

pp. 5 Y 31. CIDE, 19K~.

Obras sobre Lola Hoffmann

Maid Sierra: Suenos, un camino al despertar, Editorial Puerta Abierta, Santiago de Chile. 1989.

Delia Vergara: Encuentros con Lola Hoffmann, Editorial Puerta Abierta, Santiago de Chile, 1990.

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AQRADECIMIENTOS

Muchas personas me ayudaron a recopilar y organizar este libro. Quiero agradecer sobre todo a Adriana Hoffmann, mi madre; Hernan Calder6n, mi padre; l\onstantfn Jacoby, mi tfo abuelo; a Estela Lorca, Gonzalo Perez, Pedro Ibarra, Corina Rosenfeld y

Luis Gast6n Soublette, sin los cuales este trabajo no habrfa sido posible.

NOTA DEL EDITOR

En especial Queremos agradecer la valiosa contribuci6n de Estela Lorca y Silvia Soza, quienes, arios antes de su muerte, realizaron una serie de entrevistas a Lola Hoffmann, POl' encargo de Editorial Cuatro Vientos, con el fin de hacer su biograffa.

Finalmente, el proyecto se conCl'et6 en la forma mas natural y organica gracias a Leonora, su nieta.

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INDICE

PREFACIO .•.......................................................................................... xi

UNO Sus origenes .......................................................................................... 1

DOS Freiburg: Estudios de Medicina .............................................................. 21

TRES Berlin: Encuentro con Franz Hoffmann .................................................. 31

CUATRO Chile: EI nuevo mundo ........................................................................... 39

CINCO La gran crisis ......................................................................................... 53

SEIS Los inicios en psiquiatria .................................................................. ...... 71

SIETE Totila Albert ........................................................................................... 81

OCHO Profundizacion en la psicologia: EI I Ching ............................................. 95

NUEVE Regreso a Riga. Putrefactio .................................................................... 109

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DIEZ Los ultimos trabajos. EI antropograma ................................................... 121

ONCE Experiencia cosmica. Encuentro con Dios .............................................. 143

EPILOGO .............................................................................................. 153

POEMAS ............................................................................................... 157

PROCESO DE INDMDUACION ........................................................... 192

Referencias Bibliograficas ...................................................................... 204

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PREFACIO

En mayo de 1988 Lola Hoffmann partio de este mundo. Cuatro anos antes de su muerte, mi abuela se habia trasladado a Pe­nalolen. Esa decision significo para mf poder estar mas cerca de ella, y haberla podido conocer mas profundamente.

Trato de recordar ese dfa. Era un dfa de primavera, particularmente luminoso. Sus

ojos grises, profundos, su ademan al t ivo. Su cabello peinado en un estilo que la hacfa verse hermosa y radiante, pese a los anos. Caminaba por el jardfn disfrutando de los aromas, de las textu­ras, del aire de primavera, sintiendo por los poros la atmosfera magica de aquel dfa. Todo 10 que sus ojos enfermos no alcan­zaban a vel'.

La visita respondfa a una invitacion de mis padres. Querfan que conociera el lugar, para trasladarla desde su parafso de la avenida Pedro de Valdivia, a Penalolen: un lugar donde pudiera seguir su vida cerca de la familia. En ning(1n caso con el animo de aislarla del mundo, sino para brindarle el apoyo necesario en su vejez. Una oportunidad para nosotros de poder conocerla mas profundamente.

La quinta de Pedro de Valdivia donde vivia, que la cobij6 durante mas de cincuenta anos, ya no era el lugar mas adecuado para que mi abuela siguiera viviendo. Alli estaba sola. No era el espacio idflico donde habfa visto crecer a sus hijos, donde tanta gente renaci6 a una vida mejor. Donde con Franz. mi abuelo,

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habfan creado un mundo aparte, cada uno con su vida y su universo propios. Franz hab fa muerto el ano 1981 y las cosas habfan cambiado. La quinta familiar no era mas el sitio que reco rdaba de mi infancia.

Al llegar Lola aquella tarde a Penalolen, los recuerdos aflo­raron a su memoria. Comprob6 como tantas veces en su vida que los acontecimientos estaban encadenados: record6 claramente que, donde estabamos, era el mismo lugar al cual la llevara Franz, en aquel primer paseo que hicieran apenas ella llegara de Alemania, el ano 1931.

Su rostro tom6 una expresion mLlY especial, y como un poco alucinada, recorda las grandes y perfumadas flores de un floripondio que allf crecfa y que Ie habfan impresionado en su primera visita. Lo buscamos, aun existla, pero s610 el tronco viejo. Meses despues volverfa a florece r milagrosamente.

Lola nos cont6 que al Ilegar de Alemania cincuenta y siete anos atras, Franz quiso mostrarle los paisajes descritos con tanta pasion cuando se conocieron en Berlfn, Penalolen era uno de esos lugares, precisamente donde nos encontrabamos.

Lola al !legal' a Chile tenfa 27 anos, nunea habfa salido de Europa. De no haber sido por su amor, POl' Franz, nunca habrfa imaginado desarrollar su vida en un pafs tan lejano y descono­cido. Y as[. de a poco, con aquellos gestos llenos de amor de Franz, quien amaba profundamente la naturaleza fantastica de Chile, Lola se fue involucrando con esta tierra ...

Con el paso del tiempo, el mundo exterior de mi abuela se habfa ido reduciendo. A medida que su universo espiritual creefa, las ciudades y paisajes de su vida se fueron transformando en recuerdos. Sus largos viajes POl' Europa, Estados lInidos y America se restringieron s610 a Chile. Mas tarde s610 a Santiago y, al final de su vida, del brazo de Griselda 0 de don Pedro, a la parcela de Penalolen.

Riga, Freiburg, Tubingen, Boston, Zurich y Santiago fueron cediendo el espacio a su inmenso mundo interior -protegido como en una crisalida- POl' su casa de Pedro de Valdivia. Allf, todos los objetos -algunos testigos de su infancia en Letonia-,

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sus fotograffas, los retratos de sus abuelos, las esculturas, sus muebles y plantas y, sobre todo, su inmensa biblioteca, se con­virtieron en su mundo material inmediato. Pero habfa mucho mas que eso. Lola parec[a no pertenecer a ningun pafs. no era ni judfa ni alemana ni letona ni rusa ni chilena. Su pequeno entor­no material protector se fue convirtiendo en su verdadera patria ... Pertenecfa a ese rincon magico, Intimo, donde desarrollo su mundo interior. Desde allf fue capaz de entrar, certeramente, en la conciencia de tantas personas, qu ienes buscaban en esa ancia­na sabia, las respuestas que les aYlldarfan a vivir de forma mas plena y feliz.

Cuando murio mi abuelo Franz en 1981, mi padre quiso llevar a Lola a nuestra parcela de La Reina. Incluso hizo algunos dibujos de una casita para ella. Esa primera vez mi abuela no acepto. Pienso que haberla sacado de aquella casa, cuando la sombra de mi abuelo aun andaba POl' sus jardines, habrfa sido dejarla muy desamparada.

Pero esa idea siguio latente ... Anos mas tarde, mis padres se trasladaron a Penalolen, al pie de la cordillera, y ali t se pro­dujo el milagro. Una de aqllellas locuras llenas de cordura que rara vez ocurren. No se muy bien de donde surgio la idea 0 si todos la pensamos al mismo tiempo. Lo cierto es que un dfa floto en el aire una pregunta, de esas con respuesta: l.por que no trasladamos a Ja Lola con casa y todo? No solamente con mal etas y bultos empaquetados, sino con sus paredes, sus ven­tanas, sus espacios conocidos y sus aromas; con el sol entrando cad a manana por los mismos sitios y con los mismos atardeceres. La casa de Lola tenfa mas de veinte anos. Mis padres encontraron al arquitecto, un senor Middleton, y este a su vez busco a los mismos maestros que la habfan construido. Y asf, como en una alfombra magica, Lola, con una gran sonrisa y dentro de su misma casa, aterrizo una tarde en Pefialolen, para terminal' su vida entre nosotros.

Mis padres pusieron el maximo de esmero y carino para que la reproduccion de su casa fuera perfecta. Los libros y los cuadros fueron reinstalados tal como en sus lugares originaies.

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El cuerpo envejecido de Lola casi no not6 el cambio. Ella vefa muy poco, se movfa con dificultad, pero allf estaban sus cosas, sus muebles y sus libros, en el sitio de siempre, a distancias co­nocidas. Aparentemente, s610 el numero de la calle habfa cambia­do. Los mas desconcertados fueron los amigos y pacientes de mi abuela, quienes no entendfan nadii. Atravesaban medio Santiago para lIegar a Penal olen; tocaban el timbre en la avenida Jose Arrieta; salfa el mismo don Pedro a abrir la puerta y nuevamente estaban en la casa de ... Pedro de Valdivia.

Helena Corona Jacoby. Lola Hoffmann. la Lola, esa mujer maravillosa que impact6 con su revoluci6n interior a tantos era ahora una anciana. Vela como los anos habfan marcado huellas indelebles en su rostro, en sus manos. Los hom bros estaban cafdos, casi ciega. Las imagenes eran para ella s610 bultos casi amorfos, ambiguos, no vefa los colores. aun asf trataba de demos­trar en cada gesto su autosuficiencia.

Para mf la Lola era un ser humano creativo y magnanimo, capaz de desarrollar nuevos conceptos, brillantes y revoluciona­rios. Investigadora, estudiosa, con gran tendencia a indagar en los problemas y especial gusto POl' las discusiones. Franca en el hablar, orgullosa e intrcpida.

Tambien era diffcil y hermCtico el caracter de mi abuela. Conmigo fue profunda y gene rosa con su tiempo y conocimiento, en su estilo siempre sincero y a la vez amoroso, aunque distante. Una personalidad fuerte, innovadora. inteligente, de una cultura impresionante, una gran lider de cuyo fmpetu interior emanaba un halo de bondad, que sabIa adecuarse con gran prudencia a las diferentes situaciones. No Ie gustaba aparecer en forma Pllblica; su estilo siempre fue de persona a persona. Transmiti6 asf, de manera muy directa y afectiva, a generaciones de mujeres 10 que ella aprend i6 sobre \a vida.

Al final de su existencia, entreg6 sus 6ltimas energfas para compartir con quien se interesara en hablar con ella. Con j6venes que la invitaban a la universidad a dictar charlas, con grupos de personas que llegaban para aprender mas sobre los suenos, de los Evangelios, sobre los mitos. respecto de la vida...

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Aun cuando su imagen ffsi ca permanece inc6iume para mf, tal como era ella en su: ultimos anos, poco sabfa yo de los de­talles ace rca de la vida de Lola Hoffmann...

I.Cuantas veces la Lola me devolvi6 la tranquilidad? .. Es­taba a mi lado, podIa contar con ella, siempre.

En ocasiones la eiudfa, su mirada era implacable, tn qui ­sidora, parecfa traspasar la pie!. Me daba la impresi6n de que uno era para ella como un libro abierto: en el que podia e cudrinar y leer a voluntad. Tambi en la sentf frIa, huraii.a e inexpugnable.

Lola muri6 sin que yo pudiera estar J su lado en sus ul­timos momentos. Sent! que el dolor me desgalTJba. A rnenudo pienso que ella era la unica que corlfiaba plenJmente en mf. Esa convicci6n se transform6, de alguna l11i.mera, en mi compromiso hacia ella.

Cerea de un mes despues de la muerte de mi abuela, acom­pane a Adriana, mi madre, a la diffcil l( l'e de desmantelar, cla­sificar, repartir, todo 10 que habfa quedado en la casa. Con mucho pudor y temblor nos adentramos en SLl privaciclad. mi re mos los libros, sus exoticos objetos, abrimos cajones y baCdes, sacamos la ropa, sus cosas mas fnti mas, sus diarios y grabaciones. Luego de esa diffcillabor, quedaron en mis manos algunas de sus pertenen­cias, mucho material acerca de su trabajo profesional, de sus investigaciones, de su vida. Las carpetas del Antropograma, textos sobre simbolismo, muchas fotos y cartas, sus cuadernos y aIgunas grabaciones que me deja ron muy conmovida luego de escuchar­las. Por bastante tiempo rondo en mi mente la idea de hacer «algo» con todo este material. Quizas reproducir sus grabaeiones para quien quisiera pudierJ volver a escuchar sus sabias palabras. Quizas ... No tenfa una idea clara, pero sf sabfa que tenfa la suerte de poseer gran cantidad de material muy fntimo al cual nadie mas tenia acceso. Pasaron un par de anos y Ilegaron a mis manos las transcripciones de una serie de entrevistas que Estela Lorca hiciera con el fin de escribir una biograffa de Lola que no lleg6 a realizarse ... Luego unas cassettes en las que Ia VOl casi indes­cifrable de Lola confesaba a Gonzalo Perez parte de su vida... Y aSI se fue sumando a mi «tesoro» una gran cantidad de material

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en bruto al cual resolvf enfrentarme .. . Asf decidf entrar en su vida, i:1f ncia y pasiones. Saber de sus seCt'etos, sus locuras y estremecimientos. Que fue 10 que vivi6, c6mo y por que Ileg6 a Chile. Cuales fue ron su miedos. C6mo fu la Lola fntima, espi­ritual, guru, la madre de mi madre, mi abuela. La mujer que fue capaz de plantear una nueva forma de pensar en Chile. Asf naci6 este libro.

Hoy, a cuatro an os de su muerte. la he reencontrado, he escudrinado en su vid , clevelado sus secretos, penetrado sus re­cuerdos, la he revivido en mi torrente sangufneo ... Desde Penalolen, este sitio magico, el mismo de su pri mer paseo en Chile, el de sus primeros y sus ultimos t rabajos como psicote­rapeuta, donde final mente, muri6.

De izquiercia a derechi1: Leonoril Calderon, Lola Hoffmann, Adriana Hoffmann y

Elisa Turenne,

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