hispanicasunam.files.wordpress.com · created date: 2/20/2018 4:31:47 pm

5
I I I HISTQRIA DE LA ERATURA ESPAÑOLA &

Upload: others

Post on 13-Aug-2020

7 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

Page 1: hispanicasunam.files.wordpress.com · Created Date: 2/20/2018 4:31:47 PM

I

II

HISTQRIADE LA

ERATURA ESPAÑOLA

&

Page 2: hispanicasunam.files.wordpress.com · Created Date: 2/20/2018 4:31:47 PM

619618 Historia de la literatura española

productos culturales taoto en el campo artístico como en el .político o cn elde las ideas, exige conqetar en lo posible los rasgos más caracterlsticos deeste movimicnto capital, donde se gestan ,Ias $andes directrices que forjan elmundo modemo 2.

Repetidamente hemos venido aludiendo a la admiración por Ia Antigüedadclásica como principal motivo determinante de la grair revolución cultural queprovoca el paso de la Edad Media a Ia Mode¡na. pero debe entenderse queeste volver a Ia cultura antigua, este "renacer" de aquel mundo pretérito, nose limita a la admi¡ación por unas determinadas formas de arte, por ütrasbellezas literarias que se estirhaban superiores (por muy importante que puedaser este estímulo), sino que tiene un. alcance de mucha mayor profundidad; deno ser así, no podría. imaginarse una transformación tan radical de todo elcuerpo de Europa. Lo qug e,l hombre del Renacimiento busca en el antiguo esun nuevo concepto de la vida, una distinta estimación del hombre que le hacccontemplarse a sí mismo de acuerdo con una nueva escala de valorcs,

Mientras el hombre de la Edad Media habÍa .situado a Dios en el centro ide su universo y considerado la existencia terrena como una estación de paso,para conquistar la vida eterna, el hombre del Renacimiento trastrueca los va-¡Iores y se coloca en el centro de un mundq que considbra digao de ser vividojpor sí mismo. La tierra ya no es el valle',de lágrimas del hombre cristianojmedieval, sino un lugar de goce; Ia inteligencia no es una débil lucecilla quénada vale sin la Revelación, sino faro potente que puede descubrir todos l_ds

arcanos; el cuerpo no es el mal, sino la fuente del placer que justifica y hadehermoso el vivir. El descübrimiento de la Antigüedad entrañaba Ia plena ré-velación del hombre con sus instintos y su razón omnipotente y de la vjd'a

2 Cfr.: Jacobo Burckhardt, La Cultura ilel Renacimiento en ltalia, lrad. cspañola, Ma-drid, 1941. K. Burdach, Rifornw, Rinascímento, l)manesimo,, trad. italiana, Florencia,.1935. J. Camón Aznar, '*Ieorfa del Renacimiento", Revisla de Occidente, IX, t930.Ginseppe Toffanin, che cosa lu tumanesimo, Florencia, 1929. Del mismo, Hisrorid delHumanismo, trad. españota, Buenos Aires, 1953. Giovanni Genüle, rI pensiero italíanodel Rinascimento, Florencia, s. a. Benedetto croce, España en la vída ítalíona de! Rena-cimienib, had. española, Madrid, 1925. V. Cian, IJmanesimo e Rinascimento, Florencia,1941. F. Chabod, ll Rinascimento nelle receiti interpretazioni (Memoria presenlada alVI Congreso Internacional de Ciencias Históricas), Varsovia, 1933. Iohan Nordshóm, Mo-yen Age et Rcnaissance. ParÍs, 1933. R. Arnold, Cultura del Renacimiento, trad. espafola,Barccloná, 1927, G. W. Knight, The Christian Renaissance, I¡ndres, 1933. p, F. palumbo,Stato e cultura nel Rinascimento, Roma, 1943. P. Félix G. Olmedo, ,.Humanismo",

cnHumanidades lRevista de la universidad Pontificia de comillas), 1949. walter pater, EIRenacimiento, trad. española, Barcelona, 1946. J. A. symonds, El Renacimíento en ltalio,had. española, 2 vols., México, 1957. Wil Durant, El Renacimíento, trad, cspañola, 2volúmenes, Buenos Aires, 1958. Funk Breritano, El Renacímiento. trad. espaflola, BuenosAires, 1944. Ralph Raeder, El hombre del Renacimiento, trad. española, Buenos Aircs,1946. José Luis Romero, Maquiavelo, Buenos Aires, 1943. Orestes Fenara, Maqulavelo,Irfadrid, 2.! ed., sin año. Del mismo, EI Siglo XVI a la luz de los embajadores venecíanos,Madrid, 1952, J. flui¿inga, Erasmo, trad. españota, Bargclona, 1946.

Renocímíento.. División y corrientes

material con sus placeres y bellezas, gue había desterrado Ia concepción ascé-

tica y cristiana del Medio Ev'o; porque el mundo de Ia Antigüedad descan-

saba precisamente sobre esta concepción antropocéntrica y materialista, sin

dogmas ni vida de ultratumba, on Ia gue el.hombre y su razón'constitulan Iamedida de todas las cosa§.

De esta nueva valoración del. hombre nació la palabra "humanismo"¡. Yaunque esta denominación se da corrientemente a los meros estudiosos dcllatrn o del griego, interesados en problemas de filología o erudición, su sig-

nificado tiene un alcdnce mucho mayor,. pues lbs textos antiguos se estimaban

no sólo por sí mismos o en tazón de su belleza o excelencias literarias, sino

porque conducían a la nueva concepción del hombre, centro y finalidatl de

todas las cosas, de Ia que aquellos toxtos eran depositarios.

Una serie de causas materiales impulsó este orgullo humanista: la inven-ción de la imprenta que facilitó la difusión del saber; el aumentci de la ¡i-queza nacida de la creciente pujanza del comercio; el descubrimiento de Amé-

rica. que abrió horizontes insospechatlos a Ia actividad humana, duplicó el

mundo y ofreció Ia posibilidad de rccursos inconmensurable¡S{ovido por es-

tos estímulos, el hombre del Renacimiento investigó la ¡aturaleza, ¡calizóportentosos «lescubrimientos ciendficos, creó maravillosas'obras de arte, tratóde hacer el mundo coilfortable y bello y se lanzó a vivir con la furia inconte-nible de quien acaba de descubrir el paraíso. Ninguna otra época en la histo-ria ha ofrecido un ejemplo de plenitud, de energía, de audacia creadora, dc

anhelo de vivir como el que dieron los hombres de aquel tiempo.Mientras el hombre meilieval había despreciado eI cuerpo en beneñcio del

espíritu, el renacentista busca Ia plenitud en un desarrollo armónico de todas

las facultailes, tanto espirituales como físicas, buscando la satisfacción de todas

Ias posibilidades del ser humano. A esta concepción responde la figura idealdel cortesano creada por Baltasar de Castiglione. El hombre de Ia Edad Mediase había polarizado en una actividad: era un hombre de armas, un clérigo,un burgués. El cortesano debc ser tan experto en las armas como cn las

Ietras, ha de saber conjugar Ias maneras más refinadas con el valor en elcombate, cortejar a las damas y tañer los instrumentos con que acompañar su

propio canto, estar tan preparado para el riesgo como para eI placer.

,, BL IDEAL POTÍNCO DEL RENACIMIENTO

La imitación de Ia Antigüetlad trajo también en lo político un cambio raili-cal. El ejemplo del Imperio Romano con su unificación lingüística y legislati-

va y el poder absolutd de sus emperadores impulsó el deseo de imperios na-

cionales en los que toda la autoridad estuviese concent¡ada en los monarcas.

Tampoco en-este aspecto, como en el pensamiento.y en las letras, se produce

el cambio a la manera de una caída vertical, s.ino que viene preparándose

t..

.i

I

I

i

.i

i,.

Page 3: hispanicasunam.files.wordpress.com · Created Date: 2/20/2018 4:31:47 PM

621620 Hisloria de la literatúra española

desde antiguo. En medio del fraccion'amiento y la diversidad feudal, que es elrasgo esencial de la Edad Media, con su multiplicidad de legislaóión, t¡ibutos,normas y poderes, fueros y exenciones, algunos monarcas van tratando. de rea-

lizar la unidad política inspirándose en Ias concepciones absolutistas y unifor-madoras del Derecho Romano,. que poco a poco van siendo conocida$, Enpleno siglo xIr el emperador alemán Federico Barbarroja había ya tratado de

reducir el feudalismo y establecer un.imperio a la romana. Su nieto Fede¡i-co II luchó tenazmente por estas mismas ideas, y en las famosas Constitucio.nes de Sicilia organizó este reino en un sentido centralista que hace pensar en

las modernas concepciones estatales. Alfonso el Sabio en truestra patria es elejemplo más patente de esta dirección que trató de encarna¡ en Las Pa¡tídas.Felipe IV el Hermoso, de Francia, y Pedro el Ce¡emonioso, de Aragón, se ins-piran también etr estos principios centralizadores. Dchos monarcas se apoyanen la escuela jurídica Jlamada de los "legistas", formada en las aulas de IaUniversidad de Bolonia, donde adquiere especial cultivo el Derecho Romano.Todos los intentos de estos reyes, que parecieron descabellados a los hombresde su tiempo, se estrellaron contra la resistencia feudal y f¡acasaron por prc-maturos, pero fueron abriendo el surco de lo que había de ser el ideal político

.del hombre renacentista. En el reinado de Juan II de Castilla, como ya hemosvi.sto, mientras el abúlico monarca es juguete de las ambiciones de la nobleza,su favo¡ito don Alvaro de Luna encarna el ideal de absolutismo y unidad enel que los nobles contemporáneos no vieron sino una personal ambición depoder. Juan de Mena, sin embargo, auténtico espíritu renacentista, comprendíael alcance de aquella política; de ahí su lealtad hacia el Condestable y su vi-sión de una futu-ra España unificada y fuerte bajo la autoridad de los monarcas.

La revolución que supone el salto del predominio feudal al poder omaipo-tente de la realeza es tal, que ella sola justifica y define el paso a una ¡uevaedad. Sin la caída de Constantinopla, fecha convencional adoptada como finalde la Edad Media y que no es más que un accidente, sin el descubrimiento de

América incluso, la Edad Moderna hubiera comenzado desde el momento enque la nobleza feudal cedía su milenario poder a la nueva autoridad estatalresucitada bajo el ejemplo del viejo Imperio Romano. Con esto sólo nacla unmundo nuevo.

TEste predominio del poder central, que se orienta exclusivamentc hacia elintérés del estado, tuvo en el Renacimiento su mayor expresión teórica en elfamoso tratado de Maquiavelo titulado EI Príncipe. Segun las teorías de este

famoso escritor florentino, el "príncipe" o jefe de un país debe desentendersede la moral para poner el interés de su estado por encima de todas las consi-deraciones idealistas. El "maquinvelismo" ha sido desde entonc€s la gran en-fermedad de Europa. Al recabar para el Estado la misma plenitud de vida sinbarreras de que se investía el individuo, ha sido el padre de todos los nacio-nalismos desbordados y, por tanto, de todas las ambiciones y de todas las gue-nas.de conquista,

Renacimiento. Divisíón y corrientes

LA FILOSOFfA

El Rpnacimiento no creó una filosofÍa positiva, sino que se limitó a ejerceruna severa crítica ¡acionalista dc la esc<¡Iástica medieval y a resucitar algunos

aspectos de Ia filosofía clásica. Gozaron de especial aceptación las corrientesfilosóficas que atendian a la vida moral, como el escepticismo, que encajabaperfectamente con la posición crÍtica y negativa respecto a la dogmática esco-

lástica; el estoicismo (siempre latente en la entraña hispánica, por lo que se

refiere a nuestro país), renacido ahora porque se avenía muy bien con la exal-tación de la dignidad moral del hombré, con su sometimiento a las Ieyes de

la naturaleza, y su varonil aceptación del sufrimiento; y, sobre todo, el epi-cureísmo,,porque respondía al nuevo concepto hedonista de la vida que teníacomo norte el placer, si bien equilibrado por.la inteligencia.

De los dos grandes filósofos de la Antigüedad, Platón y Aristóteles, el Re-nacimietrto prefirió con mucho al primero,. si bien se realizaron intentos de fu-sión entre las dos tendencias: el idealismo y el realismo racionalista. En ladifusión de Platón influyó poderosamente la Academia Florentina, en cuyasteorlas se inspiraron dos obras que contribuyeron'a dilatar su repercusión: losDiálogos de amor, del judío español León Hebreo (Judas Abravanel) y el cita-do Cortesano, de Castiglione. Segun éstos, la belleza de los seres materialeses un reflejo de la divina, por lo que sl amor y Ia admiración por aquéllospuede conducirnos a la divinidad. La mujer, el arte y Ia naturaleza son lastres fuentes principales para llevarnos hasta Dios. Así se limpió y dignificó de

las adhe¡encias más groseras el amor por 10 material, y se idealizó el senti.miento amoroso. Adviértase, sin embargo, que semejante idealización si bienatenuó por un lado el paganismo imperante, revistiéndolo de delicadezas artís-ticas, hizo más po\acercar a Dios hácia la materia que por acrecer una reli.giosidad gue, con la llegada del Renacimiento, se precipita a su época de crisis..

El amor a la mujer,.a medida que se divinizaba, multiplicaba aún más la efi-cacia de su humana condición.

La llegada áel Renacimiento produjo una cierta uniformidad en los dis-

tintos países europeos .puesto que todos se inspiraban én los mismos ideales ymodelos clásicos, bien directamente, bien a través de los escritores italianos,

originándose asÍ ese universalismo o europeísmo a que hemos- aludido como

característico de la época de Catlos VJto que no impide, en absoluto, la ma-

nifestación de los caracte¡es nacionales, producidos, en el caso concreto de

España,- por. la pervivencia- y. .fu,sión. de.. poderosas coriientes .medievalps.

La forma, que durante la Edad Media había sido considerada como un ele-

rnento accesorio, al servicio de Ia intención didáctica o .moral (recuérdcse Ia

I

f

i

Page 4: hispanicasunam.files.wordpress.com · Created Date: 2/20/2018 4:31:47 PM

623622 Hisloria de la literatura española

definición de Ia poesía dada por el Marqués de Santillana y la preocupación de

doq Juan Manuel por no aparecer como un autor de fábulas meramente diver.üdas), adquiere ahora la importancia de algo yalioso por sí mismo. La.belleza,reflejo de Dios, el desde ahora la meta capital del artista, y la Naturaleza, yadi¡ectamente observada, ya asimilada a trayés de los clásicos, Ia fuente prin-cipal de inspiración.

Pero adviértase que esta aceptación de Ia belleza coqo r¡na categoría esen-

cial t¡ae aparejadas di.ferencias radicales respecto al concepto de la Edad Me-dia. El escritor medieval que cultiva la belleza sin propósitos didácticos, lo hacecomo motivo de diversión y se vale de ¡ecursos de índole popular: es, en reali-dad, el espectáculo bajo forrnas literarias. El Renacimiento, por el contrario, se

recrea etr las más exquisitas delicadezas formales, y dentro de una comedidaelegancia, qprendida también ea la clásica serenidad de los antiguos ("ne quidnimis", de nada demasiado), cultiva un a¡te selecto para minorÍas, artiflcioso yauténticamente literario. Diríase gue busca) en la cuidada excelencia de la for.ma, la justif,cación de su quehacer y la diferencia que ha de separarle delpoeta popular, todavÍa en Ia raya (y para mucho tiempo aún) dbl despreciablebufón, divertidor de multitudes.

Cou este afán de selección tenacen los principales temas de la antigüedadpagana: los relatos mitológicos, que se convierten etr fuente imprescindiblede poéticas comparaciones; el bucolismo pastoril, predilecto éscenario de arti-ficiosos y reflnados inundos poéticos; y las preceptivas de A¡istóteles y Hora-cio considerados como maestros imprescindibles. El hombre del Renacjmiento,que ha redescubierto la belleza exqüsita con que expresó sus ideales el mundogrecolatino, ha de considerar por mucho tiempo que no existe arte posible fue-ra de los cauces trazados por los viejos maestros.

Al lado de los auto¡es antiguos, los literatos italianos fueroq los modelbsindiscutibles con tanta o mayor influencia que aquéllos. Dante, que había sidopreferido por ios escritores del siglo xv, cede ahora su puesto a petrarca, enquieu se inspiran Ios poetas más notables de la centuria. De él adoptan el culti-vo, del endecasílabo, la alambicada artificiosidad de los conceptos amorosos, lipreocupación formal, el gusto por el paisaje, las sutiles introspecciones de Iapasión amorosa, y el tono delicado y sentimental, no siempre exento de ciertaafectación.

EL IDIOMA

Ya hemos visto de qué modo la preocupación por el Imperio Romano y elestudio profr,rndo del latín habían traído de rechazo el cultivo de1 castellano yla estima creciente por la lengua vulgar. Pero, pese a lo mucho que en estesentido se había realizado durante la época de los Reyes Católicos y del influ-jo notabilísimo de Nebrija, la gran ascensión del castellano no habfa hecho sinocomen?ar. Todavía Garcilaso se lamenta del escaso cultivo del idioma de cas.

Renacimíenlo. División y corríentes

tifa ("Yo no sé qué desventura ha sido siempre Ia nuestra que apenas ha nadie

escrito en nuestra lengua, sino l<i que se pudiera muy bien excusar"; escribía

en 1533), y en parecidos términos se expresa dos años más ta¡de Juan de Val-dés, cuando escribe: "...como sabéis, la lengua castellana uunca ha tenidoquien escriva en ella con tanto cuidado y miramiento quanto sería Eenestorpara que hombre, quiriendo o dar cuenta de 1o que scrive diferente de los

otros, o reformar los abusos que ay oy en ella, se pudiese aprovechai de su

autoridad" r. Pero a partir de entonces la gran legión de poetas y prosistas

procedentes de todas las tierras de España que llena el primer perÍodo áureo

hace perder al idioma su rudeza y Iastre medieval y lo levánta a la perfección,

poniéndole a la par de los idiomas clásicos.

Alcanza entonces nuestra lengua una -extrao¡dinaria difusión por todos lospaíses de Europa y salta al Nuevo Mundo en la'boca de nuestros conquistado-

res. Papel importantísirno tuvo en esta difusión el propio Carlos V, que vinoa Eqpaña sin conocer nuestra lenguh y'fue luego tan apasionado de ella.'Elcastellano se convierte en el idioma de las cancillerÍas, se imprimen libros espa-

ñoles en toda Italia, en Francia, en Bélgica y en Inglaterra, se enseña el español

en numerosas Universidades de Europa, se componen gramáticas y diccionariosde español en diversas lenguas vulgares, y Castiglione proclama en su Corte-,rdno .como ideai del perfecto caballero el poseer el español. La lista de losgrandes esc¡ito¡es de todos los países que proclaman la excelencia del español,

sería inacabable.'Dent¡o de )uestra'propia patria el castellano gana la batalla al latín, hasta

para aquellas materias en que el empleo de la lengua vulgar se consideraba

inadecuado; aunque no siempre sin prolongadas lüchas. La defensa que hace

Bembo en Italia de la lengua vulgar, siguiendo por otra parte las huellas de

Nebrija, la recoge nuestro Juan de Valdés en * Diálogo de la Leigua, di-ciendo: "Todos los hombres somos más obligados a ilustrar y enriquecer lalengua que nos es natural y que mamamos en las tetas de nuestras madres, que

no la que nos es pegadiza y que aprendemos en libros"a. Y Cristóbal de Vi.llalón escribía: "La lengua que Dios y naturaleza nos han dado, no nos debe

sei menos apacible que la latila, griega y hebrea" 5.

En cuanto al estilo, durante la época del Emperador, se considera como

ideal, no sin notables excepciones, la naturalidad, aunque siguiendo Ia fórmula

dc La Celestina de combinar la lengua popular con "aquella otra de artif'cio, ingenio, invención, propia más bien de los hombres de letras", daudo,

sin embargo, frecuentemente mayor preferencia a la vulgar pero seleccionan'

do siempre lo mejor. La'tendencia del Renacimiento por seguir en todo a lanaturaleza según las sentencias de Platón y de Cicerón, favorecía el cultivo del

3 Diátoeo de la Lengua, ediqión de José F. Montesinos, Madrid, 1928, prlg' 8.

r ldem, fd.. pág. 7.:5 Gramólíca caslellana, 1558, Proemio.

i

I

:,. )

i.

,l"t(Ir-

I

\

:.)

(.'l

Page 5: hispanicasunam.files.wordpress.com · Created Date: 2/20/2018 4:31:47 PM

624 História de la literatura espoñola

lenguaje en su forma más llana y natural. Valdés, uno de los principales defen-sores de esta tendencia, escrlbía: "El'estilo gue tengo me es natural, y sin afe.tación ninguna escrivo como hablo: solamente tengo cuidado de rusar voca-blos que sinifiquen bien lo que quiero dezir, y dígolo cuanto más llanamenteme es posible, porque, a mi parecer, en ninguna lengua estií bien el afeta-ción"6. "¡La afectación! --escribe Menéndez Pidal comentando las palabrasde Valdés-, latinismo ya.muy usado por Castiglione, y que entonces iambiénse propagaba por Francia; voz nueva del defecto vitando, del escollo peli-grosisimo en que naufragaba toda elegancia y cortesía. No es enrubiando loscabellos y pelándose las cejas -dice Castiglione-, no es cubriéndose el ros-tro de afeites y colores como las mujeres parecen más hermosas, porque des-

cubren la afectación, esto es, el desordenado deseo de parecer mejor. Parael Renacimiento, tan altamente sentido por Castiglione, la belleza suprema es

la natural (per natura), y no la que depende del esf¡e¡zo: a cada paso se loa'aquella descuidada sencillez, gratísima a los ojos y a los entendimientos humá-nos, ios cuales siempre temen ser engañados por el arte' ,,7.

Semejante estima por lo natu¡al no quiere decir que se aceptase lo que se

conside¡aba plebeyo. Gozaron, en cambio, de gran aceptación les refranes, delos cuales se benefició el idioma en dos notas que los distinguen: la claridad yla concisión 8. Para lograr 1o iual aconsejaba también Valdés: "Todo el bienhablar castellano consiste en que digáis 1o que queréis con las menos palabrasque pudiéredes" e.

Con el avance del sigló disminuye, sin embargo, rápidamente el gusto por lasencillez y naturalidad, y comienza a "afirmarse

-según dice Menéndez pidal-

el valor artístico de la afectación", dirigido por ..una lotma literaria de gran-des individualidades"r0. AsÍ, concretamente, la artificiosidad inherente a lasformas italianas y petrarquistas de Garcilaso conduce a una intensif,cación delidioma culto, sobre todo en poetas como Herera, que prbgresa notablementeen el camino del rebuscamiento y Ia complicación, en apresurado próceso ha-cia el barroco. Pero aunque alguna de estas personalidádes, las menos, rechaceu

6 Didlogo de la l*ngua, ed. citada, pág. 150,7 El lenluaie del Siglo XVI, ed. cit., págs. 3l-32.6 Comentando "la asombrosa habilidad y destreza con que los escritores del Siglo

Ce Oro acertaban a unir las oposiciones extremas del estilo más elevado y el más fnfimo",escribe Carlos Vossler esta aguda definición del refrán: "Son fórmulas o sentencias que

oscilan entre conc€pto e imagen, abstracción o imprecisión. En todos ellos se encue¡faalgo Indeciso, cortado y multívoco, que üene que recibir su senüdo entero y preciso porla apücación a una situación concreta, Una ley peculiar de oposición y acuerdo impera

.aqul, en virtud de la cual un ¡efrán siruado en el seno de un argumento esencialmenteprosaico hac¿ resaltar la fuerza poética que en él alienta, mient¡as que situado en el cursodel pensamiento poético se alza como una'isla de prosa" (lnlroducción a la literaturaespañola del Síglo de Oro. Buenos Aires, 1945, págs. 27-28).

e Diálogo de la ltngua, ed. citada, pág. 155.ro pl lenguaje del Siglo X(1, ed., cit., pág, 45.

Renacimlento. División y corrientes 625

de plano todo elemento popula¡ éste subsiste, sin embargo, como componentccaracterístico de nuest¡a literatura, hasta en aquellos escritores de más artif,-ciosa expresión. Adviértase bien que en nuestras letras no debe nunca confunidirse la sencillez de estilo con el popularismo: ambos pueden coincidir, pcrono necesarjamente. Con gran frecuencia las formas más inequívocamente po-pulares, y ial es el caso, entre muchas más, de los refranes citados, pueden

servir, con su peculiar concisión, para el conceptismo más rebuscado.'Sobreesta tenaz pervivencia-del popularismo escribe Vossler: "Tanto en Ia literatu-ra como en el uso idiomático del Siglo de Oro pueden distinguirse tres gtados

estilÍsticos: el popular, el clásico y el artificioso o culterano. Los tres existíansimultáneamente, pero, sin embargo, el tercero no alcanzó plena validea hastala última época, hasta el barroco, mientras que el estilo clásico desempeñó tansólo ün papel de duración relativamente breve y, por así deci¡lo, de seguuda

categoría. El estilo popular; en cambio, permaneció ininterrumpidamente en

vigor tanto en el primero como en el segundo siglo de la época de oro, ha"ciendo acto de presencia hasta en las últimas cimas del culteranismo, gracias

a §u constante impulso ascendente. En la suntuosa construcción literariá delidioma español, el piso intermedio, que hubiera podido representar el gradode la moderación y de la pureza, ocupa el espacio más modesto. Toda la ar-quitectura lingüístico-literaria del Siglo de Oro español se distingue de las cons.trucciones coetáneas de los italianos y franceses por la masa y f,rmez¿ de sus

cimieitos populares, cuyos muros se elevan hacia lo alto como un sistema depilares, que sustentá en su parte superior la obra exquisitamente labrada deuna co¡nisa deliqadísima" 11.

EL.RENACIMIENTO EN ESPÑA. LUIS UWS

Renacimiento español. Se ha discutido extensamente acerca de si ha exis.tido o no el Renacimiento en España. Considerándolo como una ruptura radi.cal con el espíritu de ia Edad Media y estimándolo tan sólo bajo el aspecto

de una paganización:de la vida, ha podido negarse su existencia en nuestropaís, puesto que después de la etapa correspondiente al reinado del Empera-dor la cultu¡a española se orienta en un ¡entido religioso y cristiano que, para

muchos, contradice las direcciones esenciales del Renacimiento, Y así lo hansostenido diveisos histoíiado¡es de la cultura, ia literatura y Ias artes,.hastaelaborar un cencepto que ha veüido gozando de amplia aceptación.r2.

tt Introducción..., citada, págs. 20-21.12 Entre los que más han contribuido, directa.o indirectamente, a levantar €sta teorfa

-- deben destacarse William' . Prescott, Enrique Morf, Hipólito Taine, Gobineau, Jacobo'Burckhardt, y de. manera mls concreta Victor Klemperer en su trabajo "Gibt es einespaniche Renaissance?", en Logos, XYI, 1927, págs. 129-161.

l

)"