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10LA SEGURIDADPÚBLICA ENLOS GOBIERNOSLOCALESJorge MardonesRoberto Lagos

LA SEGURIDAD PÚBLICA EN LOS GOBIERNOS LOCALES

Documento N°10

Jorge MardonesRoberto Lagos

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Instituto Chileno de Estudios MunicipalesUniversidad Autónoma de Chile

Comité Editorial

Teodoro Ribera N.Rector Universidad Autónoma de Chile

Georg Spee Vicerrector Universidad Autónoma de Chile

Sergio Thiers Director Acreditación Universidad Autónoma de Chile

Ricardo Israel Director Ejecutivo Ichem

Andrés Chacón Secretario General Ichem

Tamara López Editora Ichem

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Índice

Autores................................................................. 5

La seguridad y la res pública............................................. 7El posicionamiento de la seguridad pública como issue................. 8La seguridad en la agenda local....................................... 10

En torno al concepto de seguridad........................................ 13Seguridad Pública Vs. Seguridad Ciudadana........................... 15

Políticas públicas, descentralización y seguridad.......................... 17

Consideraciones........................................................ 23

Bibliografía............................................................. 25

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Índice

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Autores

Jorge Eduardo Mardones Navarro

Periodista y Cientista Político de la Pontificia Universidad Católi-ca de Chile. Magíster en Seguridad Ciudadana y Criminología © de la Universidad Central. Director del Área de Seguridad Pú-blica del Instituto Chileno de Estudios Municipales de la Universi-dad Autónoma de Chile.

Roberto Lagos Flores

Cientista Político de la Pontificia Universidad Católica de Chile.Investigador del Área de Seguridad Pública del Instituto Chileno de Estudios Municipales de la Universidad Autónoma de Chile

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La seguridad y la res pública

Desde el espacio de lo público, hoy existe abundante literatu-ra sobre el problema de la violencia, la delincuencia y la victi-mización; en este contexto, se establece un amplio consenso en la importancia que ha adquirido este fenómeno desde la vuelta a la democracia, profundizándose desde principios de los años 90, al punto de asomar en verdaderos tratados de po-líticas públicas en los programas presidenciales de estas últimas elecciones.

Actualmente la problemática de la seguridad, asociada por la opinión pública con la delincuencia, se mantiene a la vanguar-dia en las encuestas sobre los principales problemas que afec-tan a los chilenos: posee amplia cobertura mediática, a través de la televisión, las columnas de prensa, reportajes y artículos académicos. Todo ello da cuenta de un fenómeno que empie-za a adquirir fundamento no sólo por esta instalación comuni-cacional, sino también gracias a los valiosos aportes de centros de estudio, institutos y organismos de investigación que han contribuido, tanto al análisis de la materia como en la búsque-da de soluciones para esta problemática de nuestro tiempo.

La delincuencia, entonces, entendida como una dimensión, entre otras tantas, constitutivas del problema de la seguridad pública, ha sido admitida por los actores públicos y privados como un tema fundamental que atraviesa y se instala entre las preocupaciones propias de la res pública (en lo que se refiere al sistema mixto de distribución de poderes), que es parte de la

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civitas (en lo relativo a la agrupación de hombres basada en el consenso de la ley) y que merece, por lo tanto, el liderazgo de los decisores públi-cos y un diseño institucional adecuados para ser superada1.

El posicionamiento de la seguridad pública como issue

El fenómeno de la delincuencia ha alcanzando mayor importancia que otras situaciones paradigmáticas del campo del gobierno; como lo son el desempleo, la pobreza, la salud, la vivienda, la educación, etc.2 Lo que lo ha convertido en uno de los principales issues, tanto de las campañas políticas: locales, parlamentarias, presidenciales, como de la agenda de gobierno3. Por lo tanto, un problema de alto impacto social como la seguridad pública, donde la delincuencia es tan sólo una de sus ma-nifestaciones, ha vivido un proceso de crecimiento e instauración en el discurso y práctica pública, ha superado a los guardianes de la agenda pública4, quienes han contribuido a su clasificación como issue. Este po-sicionamiento demuestra que no todos los “problemas” se convierten en “problemas públicos”, y no todos los “problemas públicos” se transforman o clasifican en issues en torno a los cuales se desencadena un proceso que culmina con decisiones públicas5. Sobre la base de lo expuesto, se hace evidente que existe un campo de estudio de sumo interés politoló-gico, social y jurídico; en definitiva académico, y con amplitud de apli-caciones de carácter práctico. En este sentido, se sigue el planteamiento analítico, señero y todavía vigente de Lasswell quien proponía que las “ciencias de

La res pública, es en esencia un contrato entre la sociedad y el pueblo, en el cual existen poderes que se contra-pesan, check and balances y propenden a la estabilidad del regnum. Para mayor ahondamiento Godoy, Oscar. “Republicanismo, Liberalismo y Democracia” en Revista Estudios Públicos. N° 99, Santiago, invierno 2005.Ante la pregunta: ¿Cuál considera usted que es el problema más importante en el país?, sólo Chile, Guatemala y México señalaron mayoritariamente que la «delincuencia/seguridad pública» era más importante que el desem-pleo, éste último lidera las preocupaciones de la opinión pública de América Latina. Véase www.latinoarómetro.org. Además, hace seis años la delincuencia estaba en el cuarto lugar de las principales preocupaciones, en 2006 es la primera prioridad, véase www.cepchile.cl. Un Issue es considerado desde la politología como el principal problema en la agenda pública y ante el cual los candidatos/dirigentes se pronuncian con el objeto de influir en sus electores/representados. Grupos de interés, gobierno, burocracia y partidos se convierten en guardianes de la agenda pública en virtud de sus recursos de poder y permiten la entrada o no de ciertos issues. Fernández, Antoni. “Las Políticas Públicas” en Caminal, Miguel. (compilador) Manual de Ciencia Política. Madrid, Editorial Tecnos, 1996, p.439.

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las políticas públicas”, es decir, la aproximación práctica que intenta pro-poner el presente artículo, deberían ser contextuales, orientadas hacia los problemas y multimetódicas6.

Ahora bien, un tema como la seguridad (un issue vanguardista, prototipo del enfoque contemporáneo de las políticas públicas), también es inter-ferido o infiltrado por los mass media.

«Criminalidad / delincuencia / seguridad pública» reciben la influencia de los medios de comunicación masivos, los cuales generan un nuevo vínculo entre el issue, tal cual es comprendido en líneas anteriores y los receptores de él: percepciones de seguridad-inseguridad, sensación de temor, violencia pública y privada; existe una “carga emotiva” en lo que dice relación con la seguridad pública que otros temas de igual o ma-yor importancia no presentan (por ejemplo, el presupuesto nacional). En consecuencia, se añaden una serie de connotaciones o atributos a este issue en particular, puesto que es «encuadrado» por los medios debido a las dimensiones afectivas y cognitivas que el problema público posee. Puesto que como fenómeno social constituye una “amenaza para la gente común”, y, en este sentido, la hipótesis indicaría que cuanta mayor proximidad psicológica posea un issue o “problema público” mayor será el grado de relevancia del issue ante la opinión pública7. Se compren-den, de este modo, las particularidades del fenómeno social que consti-tuye la seguridad pública, sus vínculos con los medios y que no pueden ser omitidas en cualquier tipo de análisis sobre la materia con el propósito de superar la dualidad moderna entre el saber y la aplicación práctica, aplicando con rigor una de las virtudes fundamentales que Aristóteles asignaba a la política: phrónesis, entendida como la sabiduría práctica en el ámbito de los asuntos públicos, el distinguir con perfección los me-dios adecuados para alcanzar el bien de la comunidad.

Lasswell, Harold D. “La orientación hacia las políticas”. En Aguilar, Luis. Et. Al. El estudio de las políticas públicas. México, Miguel Porrúa, 1994.Para una completa revisión del tratamiento de los medios y los issues políticos: Casermeiro de Pereson, Alicia. Los Medios en las Elecciones. La agenda setting en la ciudad de Buenos Aires. Bs. As., Ed. EDUCA, 2003.

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La seguridad en la agenda local

Sin embargo, y pese a las variadas posibilidades de abordar el estudio de la seguridad pública, no sólo desde su significado o multicausalidad –sino desde sus soluciones- es que debemos reconocer la importancia y el rol que adquieren las comunidades locales en el tratamiento de la de-lincuencia. Ya con el primer gobierno concertacionista, aparecieron los primeros intentos por abordar este fenómeno como problema país; el en-tonces gobierno del presidente Aylwin orientó sus esfuerzos en el mejora-miento del sistema penitenciario; posteriormente, el presidente Frei llevó adelante la reforma procesal penal; luego en el gobierno del presidente Lagos se abordó esta problemática desde una perspectiva local.

No obstante, y a pesar de los avances que se han logrado con los gobier-nos de la Concertación en esta materia; aún existen importantes desafíos por cumplir en esta nueva intención por abordar este problema desde el ámbito local; sobre todo, si entendemos la relevancia de los gobiernos locales en el ámbito de la res pública, donde las municipalidades se ins-talan como sistemas de gobierno comunal, ampliamente trascendentes para el ciudadano común donde es pertinente reflexionar, discutir y pro-poner.

Teniendo en cuenta la relevancia de lo local, es que necesariamente debemos preguntarnos sobre el rol de los municipios en el abordaje de políticas públicas que establezcan lineamientos de acción: Entonces, las municipalidades, como fundamento y pieza clave de la res pública ¿se han hecho cargo de los problemas de seguridad pública local? ¿Cómo el ingreso de este issue, con los atributos que posee debido a la presen-cia de los medios de comunicación, puede ser enfocado adecuada-mente por los decisores locales? ¿Pueden o deben las municipalidades abordar el problema de la seguridad pública? ¿Está la seguridad pública circunscrita en la agenda pública local? ¿Están capacitadas o tienen la competencia para diseñar e implementar políticas locales en materia de prevención del delito? En otras palabras, ¿están dadas las condiciones para aplicar al saber práctico (phrónesis) en cuestiones relativas a la se-guridad pública local?

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Ambicioso resultaría responder a todos estos cuestionamientos en este ar-tículo, sin embargo, se intenta una aproximación al fenómeno, se busca orientar la discusión desde la dicotomía de la seguridad y lo local.

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En torno al concepto de seguridad

Se ha intentado circunscribir el fenómeno de la delincuencia relevando el rol de los municipios y de las comunidades locales en esta materia; sin embargo, ¿cómo atreverse a responder los cuestionamientos planteados, sin conceptualizar el significado de seguridad pública8?

La consolidación de un concepto en el área de las ciencias sociales es un proceso complejo y dinámico, éste atiende a las realidades coyunturales de cada sociedad y a los intereses que se busquen con la significación del término. Sin embargo, al tratar de responder acerca de los cuestionamientos de la se-guridad pública y su relación con el ámbito local, nuevamente surgen preguntas que atender. Entonces, ¿qué seguridad? ¿Se-guridad de qué? y ¿Qué tipo de seguridad?

Sin el afán de parecer antojadizos frente al relativismo que se pudiese apreciar en la conceptualización del fenómeno; lo que se intenta establecer es que si bien existen tantos conceptos de seguridad como diversidad de intereses hay; la naturaleza

En este punto se siguen las recomendaciones de Ortiz, Richard y José Reinoso: «definir es tomar decisiones»; es decir, todo consenso respecto a un concepto tiene implicaciones y por tanto no es ingenuo, y sólo se estima correcto cuando resulta útil para la investigación, cuando se cons-truye con valor analítico o empírico. Ortiz, Richard y Reinoso, José. “Nohlen, Dieter, Rainer-Olaf Schultze et al. 2006. Diccionario de Ciencia Política. Teorías, métodos, conceptos”. En Revista de Ciencia Política. Nº 26, Santiago, 2006, p. 244-250.

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de ésta no se debe buscar desde la generalidad del concepto, sino des-de la particularidad de lo específico9. Esta salvedad conceptual, permite identificar la seguridad pública como un asunto público vinculado a los fenómenos sociales de la delincuencia, la violencia y la victimización; donde los puentes de respuestas a estas problemáticas se ciñen en los ámbitos de la prevención, el control y la pena.

El concepto de seguridad tiene su origen en la palabra latina securitas / securus, lo cual quiere señalar: “libre de preocupaciones o problemas”, el cual deriva del término sine cura que significa sin problemas o preocupa-ciones; en definitiva, se refiere a estar -libre de- dejar de lado las preocu-paciones o amenazas, que para los efectos de la seguridad pública, se enmarcan dentro de las intimidaciones delictivas asociadas al fenómeno de la violencia.

Entonces, la seguridad pública lo que intenta es proteger al ciudadano de ser víctima de actos delictivos, atendiendo a sus necesidades de res-guardo personal, familiar, social y material.

Desde esta lógica, se presenta la seguridad pública como una necesi-dad social del ciudadano a ser respetado en el desenvolvimiento de sus libertades, sin que éstas se interpongan entre sí.10

Esta vinculación conceptual entre la seguridad pública y las libertades individuales, pueden también apreciarse desde la naturaleza de la liber-tad positiva: “Normalmente se dice que yo soy libre en la medida en que ningún hombre ni ningún grupo de hombres interfieren en mi actividad. En este sentido, la libertad política es, simplemente, el ámbito en el que un hombre puede actuar sin ser obstaculizado por otros”11.

Este racionamiento se enmarca dentro de la lógica de igualdad que señala Amartya Sen, en cuanto a la naturaleza de lo específico: Sen, Amartya. Nuevo examen de la desigualdad. Madrid, Alianza Editorial, 2004. 10 Hobbes, Thomas. El Ciudadano. Madrid, Editorial Alianza, 1993.Hobbes, Thomas. El Ciudadano. Madrid, Editorial Alianza, 1993. Berlin, Isaiah. Cuatro ensayos sobre la libertad. Madrid, Alianza Editorial, 1998, p.191.

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Seguridad Pública Vs. Seguridad Ciudadana

Ahora bien, si se quiere dar respuesta a la conceptualización de la seguri-dad pública, es necesario distinguir entre este concepto y la definición de seguridad ciudadana; sobre todo, si observamos la confusión que existe en la sociedad civil en cuanto a la connotación de ambos términos; y por otro lado, las abundantes definiciones que entregan no sólo los centros de pensamiento vinculados con esta materia, si no las autoridades públi-cas encargadas del ámbito.

Se han definido las fronteras que establecen los límites de la seguridad pública; la delincuencia, la violencia y la victimización, aparecen como los problemas a resolver por esta concepción de seguridad.

Sin embargo, al definir los límites de la seguridad ciudadana, nos encon-tramos con igual equivalencia en cuanto a las problemáticas a ser abor-dadas; entonces, la seguridad pública y ciudadana tienen su punto de encuentro en los fenómenos sociales por resolver; la delincuencia, la vio-lencia y la victimización.

Este encuentro entre lo pública y lo ciudadano pudiese ser el que ge-nere discusión o despiste entre ambas nociones de seguridad, e incluso pueden parecer como sinónimos conceptuales a la hora de ser tratados o abordados por investigadores, autoridades o por la sociedad civil. No obstante la semejanza de objetivos entre ambos conceptos, es necesario establecer algunas distinciones vitales, que permitan despejar el camino terminológico, con el objeto de asentar o restringir los lineamientos de acción de cada una de las expresiones de seguridad.

Así, por un lado la «seguridad pública» intenta dar respuesta a los fenó-menos delictivos de violencia y de temor, a través de un enfoque integral de respuesta; que asegure una intervención preventiva del delito; desde un enfoque promocional, situacional y psicosocial12; que establezca un

Modelos de Prevención del Delito, establecidos por la División de Seguridad Ciudadana del Ministerio del In-terior del Gobierno de Chile, a través de su Plan Comuna Segura y circunscrito dentro de la Política Nacional de Seguridad Ciudadana propuesta por el gobierno del ex presidente Lagos. El primero; promoción, apunta al fortalecimiento de las redes sociales, empoderamiento de las comunidades y a establecer el concepto de la co-responsabilidad social; el segundo, definido como prevención situacional, tiene como objeto el mejoramiento de los espacios públicos que generan situaciones de riesgo y facilitan la comisión de delitos y en tercer lugar, la prevención psicosocial; son iniciativas que se enfocan a acoger, orientar y dar atención especializada a personas en situación de riesgo social; donde su principal objetivo, es el trabajo con jóvenes en situación de vulnerabilidad, a fin de evitar el ingreso de éstos a la carrera delictual.

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orden público, por medio de un eficiente control de las autoridades po-liciales y que promueva un afianzamiento del imperio de la ley, a través de la institucionalización de penas a quienes delinquen.

La «seguridad ciudadana», por otro lado, define su estrategia por me-dio de una repuesta ciudadana a los problemas que intenta resolver; en tal sentido, su escenario de acción se establece en el ámbito de la pre-vención, donde la seguridad ciudadana “es abordada desde el punto de vista de sus habitantes, de aquellas situaciones que viven y que los afectan, y no sólo del punto de vista de las instituciones”. Por tanto, “esta visión de seguridad debe ser abordada desde el punto de vista de todos los ciudadanos y desde el punto de vista tanto de las víctimas, como de los que transgreden las reglas”13.

En consecuencia, la seguridad ciudadana, a diferencia de la pública, se desarrolla en un ámbito mucho más específico - no menos relevante - cuyo concepto remite la importancia de la idea de lo ciudadano, de la capacidad de la comunidad de transformarse en agentes activos que promuevan la seguridad y contribuyan en la disminución del temor.

Vanderschueren, Franz; Marcus, Michel; Lunecke, Alejandra y Jean Pierre Buffat. Políticas de Seguridad Ciuda-dana en Europa y América Latina. Santiago. División de Seguridad Ciudadana, Ministerio del Interior, 2004, p. 155.

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En torno al concepto de seguridad

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Políticas públicas, descentralización y seguridad

En torno a los procesos de regionalización, desconcentración y descentralización que han operado en Chile durante las últimas décadas, la seguridad pública ha permanecido en un nivel de importancia secundario, pese a su constitución como tema pú-blico de relevancia y a su inclusión en la agenda de la res públi-ca; se puede señalar que la seguridad ha quedado - al parecer - a la retaguardia del proceso descentralizador y permanece más bien en un estadio ulterior a la educación o salud pública.

Cabe destacar que desde la transición a la democracia ha habido un marcado énfasis en reformas descentralizadoras, proceso entendido como “una transferencia de poder político, dineros fiscales y/o atribuciones administrativas a gobiernos sub-nacionales autónomos, (...) en esencia (...) una redistribución de recursos de unos actores a otros”14.

Dentro de este contexto, una impresión fundamentada podría llevar a indicar lo siguiente: el proceso de modernización del aparato estatal no ha incorporado la materia de seguridad en su diseño y ha permanecido radicada en la estructura estatal primaria: el gobierno central; en otras palabras, la seguridad pública no ha sido ingresada a este proceso, no ha alcanza-do la prioridad necesaria y tal vez no llegue a ser considerada,

Mardones, Rodrigo. “Descentralización y transición en Chile”. Revista de Ciencia Política, Nº 26, Santiago, 2006, p.4.

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existiendo variadas interpretaciones para este diseño institucional, una de ellas la multidimensionalidad del fenómeno que comprende la pre-vención, el control y la pena.

No obstante lo anterior, es posible señalar que ha habido una “inclusión ambigua” de este fenómeno alrededor de ciertas prácticas de descen-tralización de funciones públicas, algunos avances han corrido por cami-nos paralelos a la descentralización y pueden corresponder al ciclo na-tural de articulación de políticas: un proceso de adopción, implantación y evaluación de prácticas “tecno-políticas” alejadas del proceso antes descrito.

Señalar la existencia de una inclusión ambigua implica atenerse a la rea-lidad del problema público, a su configuración única y cambiante de factores endógenos y de contexto. Además, admite comprender un pro-ceso de toma de decisiones como de “ensayo y error”, presume realizar un ejercicio de aprendizaje, que incluye negociación con actores socia-les e institucionales, supone la incorporación paulatina de prácticas de desconcentración previas a la agenda reformista, requiere el consenso de los “guardianes de la agenda”, y necesita el acuerdo de agentes investidos de poder que alimenten el desarrollo del proceso de inclusión en el gobierno local como práctica política definitiva; en suma, la pro-ducción de mecanismos que institucionalicen el proceso de inserción de la seguridad en los planos locales.

Por una parte, se sostiene en esta línea argumentativa que las decisio-nes gubernamentales han tendido a implementar políticas con «énfasis» local, políticas nacionales «orientadas» a los territorios comunales. Esta premisa se basa en la existencia de un “discurso explícito”, proveniente de las autoridades nacionales, y una “acción política”, emanada de la administración central, que tiende a vincular la seguridad y la ciudada-nía en el espacio de las comunas, todo ello propiciado por los últimos gobiernos concertacionistas (con especial intensidad en los mandatos del ex presidente Lagos y la Presidenta Bachelet). En consecuencia, hay dos fases del proceso: un sistema de creencias (prioridades valorativas y supuestos) y un sistema de operaciones (políticas, planes, programas, proyectos), donde el segundo deriva del primero y se esfuerza por con-vertir en acción las apuestas del gobernante.

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Hasta hoy, las apuestas de la Administración Central no se han radicado en los gobiernos locales y se han traspasado esas fronteras locales sólo para actuar cooperativamente, sin delegación trascendente de funcio-nes.

Estas “políticas centrales con visiones locales” han procurado constituir coaliciones territoriales en la prevención del delito, conjurando así un sis-tema de multi-agencias en torno a la seguridad pública local15.

Este modelo de gestión del espacio local y la prevención del delito cons-tituye una ampliada práctica de difusión en América Latina, y se nutre de experiencias exitosas de prevención del delito en Europa16. Las cuales conforman prácticas de una agenda estratégica propia, con metodolo-gías y bases teóricas fundamentadas, y que se mantienen bajo el escru-tinio público y la producción de estudios avanzados que permitan ahon-dar tanto en la evaluación de estas políticas, como en su terminación, tal vez la etapa del proceso de políticas menos profundizada17.

Existe, en efecto, un ámbito privativo de la seguridad, radicado en el gobierno central, lo que determina que el desplazamiento hacia los go-biernos comunales se realice sobre la base de la cooperación y la con-formación de alianzas con estos subsistemas de gobierno, en ningún caso trasladando funciones y competencias. Sin temor a equivocarse, se podría decir que esto constituye otra forma de “subsidiar” a los go-biernos locales, quienes más que ver la oportunidad de enfrentar el tema de la seguridad con medios propios, reproducen un modo de interven-ción ya sancionado. Es decir, reciben los elementos (básicamente recur-sos económicos y ciertos lineamientos técnicos) para ejecutar prácticas más bien estandarizadas o normadas por el centro decisorio18; teniendo

Existen modelos de gestionar la seguridad desde el espacio local como el Plan Cuadrante de Carabineros de Chile y el Plan Comuna Segura, de la División de Seguridad Ciudadana del Ministerio del Interior. Los aportes del Centro de Estudios en Seguridad Ciudadana, (CESC-U.Chile), el Programa de Estudios Seguridad y Ciudadanía de FLACSO y la Fundación Paz Ciudadana, han sido fundamentales para diseñar, monitorear y eva-luar los modelos comunitarios de prevención del delito, relevar el papel de las coaliciones territoriales y promover la creación de sistemas de información de alta calidad metodológica, permitiendo así contribuir notablemente al tratamiento de la criminalidad y la violencia en general . Los estudios de terminación de las políticas (policy termination) han adquirido creciente relevancia y pretenden evaluar o prescribir si una política se sustenta, se reformula, termina o se reemplaza. En este circuito del proceso el papel de la Subsecretaria de Desarrollo Regional (SUBDERE) es fundamental, como actor intermediario y ejecutor del proceso.

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presente que estas orientaciones, no siempre apuntan a resolver las pro-blemáticas desde el ámbito local o territorial, si no priorizan criterios polí-ticos, que se difuman en el tentador interés cortoplacista de la solución país.

Se actuaría, además bajo el supuesto de que, adicionalmente, los go-biernos locales no tendrían la disposición ni los “recursos de poder” para asumir nuevas funciones: los ejemplos de lo contrario serían minoritarios y el horizonte no se vería prometedor. Una muestra de esto, se refleja en los sectores de la salud y la educación municipal, los que sirven de mues-tra para analizar las zonas de incertidumbre del proceso: competencias locales sin el traspaso de recursos ni de instrumentos de gestión adecua-dos, que generan interrogantes en el imaginario de las autoridades des-centralizadoras. En virtud de esto, se puede apreciar la necesidad de establecer las condiciones pertinentes para avanzar en un modelo de descentralización que incorpore la seguridad pública no tan sólo como issue comunicacional, sino también como parte de una política pública orientada al fortalecimiento de lo local, a través de insumos técnicos, políticos y legales.

Por otra parte, y no obstante lo anterior, no se pueden desconocer al-gunos hechos que indicarían la preocupación de ciertos actores por im-plementar acciones en materia de seguridad desde el espacio local. La reforma municipal, liderada por actores políticos claves, como la Asocia-ción Chilena de Municipalidades (ACHM), alcaldes, miembros del parla-mento, la Asociación Nacional de Gestión Municipal (ANAGEM), entre otros, han manifestado la intención de tratar este problema público des-de un campo de operaciones específico y que permita abordarlo según las particularidades del territorio local: las municipalidades. Lo anterior, evidenciaría el inicio de un proceso que incorporaría la problemática en el campo decisorio del gobierno comunal19.

Dentro de esta estructura de análisis se puede suponer que la seguridad pública transite del actual modelo de “arriba hacia abajo” (Top-down)

Véase Bozán, Ángel. Documento de Trabajo: Comisión de Reforma Municipal. Santiago, mayo 2006, en http.//www.munitel.cl. El tema de seguridad pública es referido en la agenda reformista en cuanto a los “temas trans-versales” que son necesarios de estudiar e integrar.

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a uno de “abajo hacia arriba” (Bottom-up), que defina las particularida-des de lo local y, aunque considere plazos considerables, desemboque en un tipo de descentralización de funciones, recursos y atribuciones con los medios suficientes para tratar el problema público desde lo local.

Cabe destacar que este proceso debe incorporar, a modo de recomen-daciones generales y, por ello, debatibles: una política pública nacional que considere efectivamente los gobiernos locales, aumento de recursos, traspaso de competencias, institucionalización de la respuesta - creando organismos o unidades técnicas municipales - el desarrollo de una cultura de apego/identidad con la comuna, fomento de la corresponsabilidad y entrega a los municipios de atribuciones con respecto a las policías, (mecanismos de revisión o reorientación de planes símbolos del Gobier-no; como el Plan Comuna Segura y el Plan Cuadrante de Seguridad Pre-ventiva, a modo de ejemplo), la posibilidad de avanzar en diagnósticos locales propios, sistemas de medición de la criminalidad local y alineados con los sistemas nacionales; regulaciones en torno a agentes privados que se relacionan con la seguridad pública; en definitiva, acciones que propenderían a consolidar una respuesta comunal al problema de la se-guridad pública. Así, la confluencia del proceso de descentralización y este asunto público considera cierta potestad municipal en función de áreas de asuntos de seguridad local (issue areas) dejando ciertas decisio-nes políticas y técnicas al amparo de los gobiernos comunales.

Hoy, algunos municipios han modernizado su gestión al implementar acciones en esta materia teniendo como soporte sus propias funciones locales. Es así como las Direcciones de Seguridad Ciudadana, las Secre-tarías Comunales de Prevención del Delito, e incluso las Direcciones de Desarrollo Comunitario, han liderado procesos de prevención de la de-lincuencia, trabajando en ciertos espacios locales que permiten esta di-námica. Existen ejemplos locales en los cuales la asociatividad, el trabajo en conjunto entre vecinos, policías y autoridades locales ha conseguido beneficios en materia de seguridad. Sin embargo, las disposiciones institu-cionales no permiten todavía asumir un rol protagónico en la formulación de políticas públicas locales; más aún, las respuestas son únicas, a veces intransferibles y en ello radica la importancia de la especificidad y la sa-biduría práctica (phrónesis) de los agentes territoriales que les compete gestionar su localidad.

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Consideraciones

Hay que decir que hoy el issue de la seguridad pública está instalado en los centros de poder y se asume como parte in-tegrante de la agenda de la res pública. Además, el rol de las municipalidades en la materia se mantiene en una incógnita frente a los requerimientos de los ciudadanos, en sus barrios y comunidades. Actualmente las autoridades locales cuentan con un estrecho margen de acción debido al esquema institu-cional que presenta la política pública nacional en materia de seguridad.

La seguridad pública, en cuanto enfoque integral de respuesta, ha transitado desde su «institucionalización social» (como fenó-meno de violencia, delincuencia y victimización) a una «institu-cionalización política» (issue o asunto público, en proceso de in-clusión en la agenda de los gobiernos locales y con una batería de respuestas de orden político práctico). Dicho de otro modo, la seguridad pública ha pasado de estar en la agenda coyun-tural a una agenda institucional, con tendencia a perpetuarse y a ser considerada de manera regular por los actores políticos. Resulta necesario, entonces, transitar desde la modernización de ciertas prácticas municipales, de acciones simbólicas o for-males a acciones operacionales a una respuesta institucional en el plano local (con mayores recursos, más atribuciones, me-jor tecnología y un nuevo orden en temas transversales), puesto que los municipios son hoy en día los protagonistas de la refor-ma a la estructura del Estado moderno, liderando los cambios con actos y discursos visibles por la sociedad civil.

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Bibliografía

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