librosenllamas.weebly.com · 2 traducido por lizc corregido por angeles rangel lgunas chicas...
TRANSCRIPT
2
Traducido por LizC Corregido por Angeles Rangel
lgunas chicas comparten la ropa, un baño, o un dormitorio. Una
Liora Greyson de diecisiete años de edad tiene qué compartir,
también. Sólo que ella comparte su cuerpo... con un demonio.
Liora sólo quiere sobrevivir a su último año de la secundaria ilesa, con su
oscuro secreto intacto. Pero las paredes que cuidadosamente construyó
para alejar a las personas se rompen de par en par una vez que conoce al
sexy y misterioso Kieron, y él enciende su mundo en llamas. Ella no puede
dejarle saber que se transforma en un demonio llamado “Lucky” al caer la
noche... un demonio con una personalidad completamente diferente, que
reparte Tormento, Justicia y Venganza, como dulces de Halloween.
Resulta que Kieron es el que debería temer una vez que Lucky descubre su
verdadera identidad y motivaciones. Liora quiere amarlo, pero Lucky
piensa que él es su enemigo público número uno. Y tener un demonio con
una venganza apareciendo durante una cita romántica pone una seria
traba en cualquier relación.
Luchar contra tus demonios es una cosa. Tener uno que se defiende, se
mete con tu chico, y te deja con terrible resaca es otra muy distinta.
Ser mala nunca ha sido tan bueno…
Primer libro de la saga Demonblood
3
Í
Sipnosis
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Siguiente Libro
Prologo
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Sobre la Autora
4
í
Traducido por LizC y rihano Corregido por Angeles Rangel
uien sea que dice que el Infierno es el peor lugar imaginable,
obviamente, nunca pasó un día en la Secundaria Dove Creek.
Tiene que haber una inscripción en las puertas frontales
diciendo: “Dejen toda esperanza los que entren aquí”.
En algún lugar en la parte trasera de mi mente está el suave zumbido de la
voz de mi maestro, pero no presto atención a sus palabras. El reloj en la
pared marca tan lentamente que te juro que en realidad se detiene un par
de veces. Cierro los ojos y trato de imaginar un lugar más feliz; en
cualquier parte excepto aquí, haciendo cualquier cosa menos perder mi
vida fingiendo que pertenezco a un mundo que me odia.
—De acuerdo con Dante, el octavo círculo está reservado para aquellos que
han cometido actos de traición de fraude y engaño —dice monótonamente
el Sr. Soderbergh. Me encanta la forma en que tiene la capacidad de hacer
un viaje por el Infierno parecer menos interesante que un viaje al dentista.
Para ser justos, ya había leído Infierno cuando tenía ocho años de edad
como parte de mi educación temprana Demonhood. A pesar de que fue
hace casi nueve años, todavía tengo el recuerdo perfecto de cada palabra,
como con ninguna otra cosa que he leído nunca. Escucharlo siendo
discutido en clase es tan emocionante como volver a aprender el alfabeto
sin toda la diversión de cantar la melodía pegadiza que va junto con él.
Medio abro un ojo para mirar por la ventana. Los esqueletos de las ramas
de los árboles tiemblan con el viento. Pronto será invierno. Pronto la nieve
vendrá. Y entonces, no sólo voy a estar atrapada en un salón de clases
durante la mayor parte del día, mis tardes perezosas en el bosque se
5
limitarán aún más. Voy a estar atrapada en la pequeña cabaña que
comparto con Tatiana, mi guardián.
Atrapada. La historia de mi vida.
Atrapada en esta aula, atrapada en mi cuerpo, atrapada en la luz del día,
atrapada en este mundo falso. Atrapada en un limbo sin salida a la vista.
Hace frío fuera, así que cuando mi piel comienza de repente a calentarse,
sé que algo anda mal. Como la sensación del sol quemando poco a poco se
extiende hasta mi cuello, me entra el pánico.
Oh, no. No, no, por favor no.
—¡Liora Greyson! —La enojada voz del Sr. Soderbergh y un libro golpeando
en contra de su podio me sacude hasta llamar mi atención. Levanto la
cabeza de la cuna de mis brazos y le disparó una mirada gélida.
—¿Qué? —Mi voz no pertenece a mí. Suena como yo, pero no lo es.
Me frunce el ceño desde detrás de sus gafas de lectura. —Lamento si
nuestra discusión sobre el Infierno de Dante está interfiriendo con tu hora
de la siesta. —El resto de la clase estalla en risitas, a excepción de mi
amiga Corrine Wilson, que me mira con preocupación.
—Sí, ¿le importaría bajar el volumen? Whah Whah Whah. Así es como
suena. —No puedo evitar que las palabras salgan. Mi corazón se hunde y
cierro los ojos. Dándome cuenta de que aún tengo algo de control sobre mi
propio cuerpo, coloco una mano sobre mi boca. Pero ya es demasiado
tarde, el daño ya está hecho.
Una vez más.
Jadeos impresionados se mezclan con risas nerviosas y miradas de
desaprobación. El rostro del Sr. Sodenberg se hincha rojo y sus ojos
entrecerrados normalmente parecen estar a punto de salirse de sus
órbitas.
—A la oficina del Director. Ahora.
Genial. ¿Qué más hay de nuevo?
—Y le vas a decir que ya no eres bienvenida en mi salón de clases. No voy
a tolerar este tipo de comportamiento.
6
—Sí, señor. —Mi mano se eleva hasta mi cabeza y le da un saludo rápido
antes de que yo sea capaz de forzarla hacia abajo. Agarro mi mochila,
ignorando las miradas superiores de mis compañeros de clase. Ellos
disfrutan de verme meter en problemas, como si el ver a la extraña-chica-
fenómeno ser castigada por ser una extraña-chica-fenómeno los hace
sentir mejor acerca de sus vidas sencillas y ordinarias. Pero no importa
cuán extraña podrían pensar que soy, estarían aterrorizados si supieran la
verdad.
Como deberían hacerlo.
Una ráfaga de aire fresco punza mi rostro mientras penosamente camino
por el corredor de la escuela. Subo el cierre de mi chaqueta y debato
caminar directo más allá de la oficina del director y justo fuera del
campus.
Me apoyo en un casillero oxidado mientras tanteo mis opciones. Ya sea
que lidio con un demonio insolente secuestrando mi cuerpo y consiguiendo
meterme en problemas, o, me enfrento a una bruja enojada esperándome
en casa si me escabullo de nuevo.
Impresionante.
Dante nunca cubrió esta parte en su guía a través de los nueve círculos
del Infierno. Únicamente escribió acerca de ir a un lugar donde los
demonios castigaban a los pecadores después de su muerte.
En ninguna parte menciona el infierno personal de tener que compartir un
cuerpo con un demonio viviente que podría atormentar a su voluntad, pero
estoy segura de que habría apreciado la cruel ironía. Quizás este podría
haber sido su “décimo círculo”.
Después de unos momentos me decido a tomar mis oportunidades con el
director. La temperatura de mi cuerpo se siente de vuelta a la normalidad,
así que creo que estoy a salvo por ahora. Sólo puedo orar. La secretaria, la
Sra. Fleming, ni siquiera pregunta por qué estoy aquí, sólo me da su
mirada odiosa de costumbre. Tomo asiento en una silla naranja fea,
contemplo las viejas fotografías de la Guerra Civil en la pared, e ignoro sus
miradas asesinas.
El Director Winters abre su puerta y se aclara la garganta. —Señorita
Greyson, entre. —Él definitivamente no está feliz de verme. Pero esa es la
reacción de la mayoría de las personas. Algunos, como la Sra. Fleming, me
7
desprecian abiertamente. Otros tratan de actuar agradables, pero siempre
me puedo dar cuenta que se sienten incómodos. Es todo sobre el contacto
visual… o la falta de él. Las personas tienden a mirar a un lado cuando me
hablan a mí, o simplemente echan un vistazo durante un nanosegundo
antes de evitar mi mirada. Tal vez los ojos son realmente las ventanas del
alma, y no quieren ver lo fea que es la mía.
—Así que, Liora, ¿qué te trae por aquí hoy? —Se relaja en su silla como si
fuéramos a tener una agradable charla sobre el tiempo, sus ojos se
centran en la pared detrás de mí.
En realidad me gusta el Sr. Winters. En cierto modo me recuerda a Santa
Claus, y a diferencia de su secretaria repulsiva, realmente parece
preocuparse por los estudiantes. Incluso le doy algo de crédito por tratar
de ser amable conmigo.
—Podría haber cabeceado en la clase de inglés. El Sr. Soderbergh no
estaba contento con ello.
—Ahh, sí —él asiente como si entendiera por completo—. ¿Te estás
sintiendo bien?
—Bien.
—¿Cómo están las cosas en casa?
—Perfecto.
Su sonrisa se desvanece. —¿Cómo está tu abuela en estos días? Sé que
cuidas de ella por tu cuenta y que debe ser una carga para ti.
—Está genial. Absolutamente sin ningún problema para nada.
Frunce el ceño, decidido a arreglarme. Sí, buena suerte con eso.
—¿Te aburres en tus clases, Liora?
Por qué, sí. Sí, lo hago, Director Winters. ¡Estoy completamente aburrida
de mi maldita mente! ¡Este lugar me hace estúpido cada momento!
—No, estoy bien. Desafiada académicamente. Estimulada
intelectualmente.
Él no hace caso de mi sarcasmo. —Voy a ser directo contigo, Liora. Me
estoy poniendo muy preocupado por tu comportamiento últimamente.
8
Eso hace que seamos dos.
—Esta es la cuarta vez que has sido enviada aquí en las últimas dos
semanas. Saltarse las clases, el incidente en el gimnasio.
—Ya le dije, esa lucha no fue mi culpa —le interrumpo, pero no hay punto
en discutir. Estoy bastante segura de que no va a aceptar mi excusa de
“un-demonio-me-hizo-hacerlo”, estoy medio tentada a decirlo de todas
maneras. Pero entonces simplemente me mandarán a la consejera de la
escuela de nuevo, y ella le diré a Tatiana que está preocupada por mi salud
mental otra vez. Tatiana tendrá que suavizar las cosas de nuevo y se
enojará conmigo otra vez. Paso.
Se inclina hacia adelante en su silla y arrastra algunos papeles sobre su
mesa. —No hay duda de que estás dotada académicamente. Los resultados
de tus pruebas son siempre los más altos de tu clase y tus calificaciones
impecables, a pesar de tu aparente falta de esfuerzo. Tu futuro está abierto
para cualquier número de increíbles oportunidades educativas y
profesionales, si así lo desearas. Sin embargo, parece no importarte en
absoluto, y esto me preocupa. Parece que disfrutas de burlarte de
cualquiera que trata de ayudarte. Simplemente quisiera saber de dónde
viene esta mala actitud tuya.
Confíe en mí, no quiere saber.
—Lo siento. Voy a tratar de hacerlo mejor. Más solidaria, menos burlona.
Lo prometo. —Fuerzo una sonrisa y espero de que eso sea todo en esto.
Pero mi optimismo rápidamente se convierte en terror cuando el familiar
escozor se arrastra desde mi estómago, por encima de mi pecho, y hasta
mis brazos y piernas. Ella está de vuelta.
Necesito salir de aquí. Por desgracia, El director Winters todavía quiere
charlar. Abre un archivo y cuidadosamente lee detenidamente su
contenido. Me muevo incómoda en mi asiento y respiro profundamente
varias veces, enfocando toda mi energía en permanecer presente y en
control.
Soy Liora Greyson. Soy Liora Greyson. Soy Liora Greyson.
Pero Sus hilos eléctricos de fuego se extienden por todo mi cuerpo como
un enjambre de hormigas que marchan a la batalla. Una batalla que voy a
perder.
9
—¿Has pensado nuevamente en tus planes después de graduarte? La Srta.
Collins ha informado que te has saltado todas tus citas de consejería de
preparación universitaria. Como estudiante de último año, no te queda
mucho tiempo para enviar tus aplicaciones. Me he tomado la libertad de
encontrar algunas escuelas.
Soy Liora Greyson. Soy un ser humano. Estoy aquí. Este es mi tiempo, no el
tuyo.
Mi canto en silencio cae en picada. Es inútil tratar siempre luchar con
Ella. Su energía me sobrepasa y otra vez no soy nada más que un
espectador: una simple pasajera silente y sin poder en mi propio cuerpo.
Ella fija mi mirada hipnótica sobre el Sr. Winters, quien inmediatamente
se congela y se queda mirando en cambio.
—Sr. Winters, discúlpeme, Director Winters, gracias por su preocupación,
pero no hay necesidad de preocuparse por mí. Tengo todo calculado y
estaré muy bien. Me voy ahora, y no me va a detener. De hecho, olvidará
de que incluso me vio hoy. Todo está bien en cuanto a Liora Greyson se
refiere. Ella es su alumna favorita. La adora. —Mi voz suena más dulce
que el azúcar empapada en miel.
Sin soltar el archivo a mitad del aire, el Sr. Winters asiente con la cabeza
robóticamente.
—Puede hablar.
—G-gr-gra-gracias por ve-venir. Por favor hágame saber si la puedo a-a-
ayudar con algo más.
—Gracias, amable señor, voy a estar segura de que haga eso. Que tenga
un buen día, ahora. Ta ta —canto y salgo de su oficina. Una mirada a la
Sra. Fleming la silencia en sumisión, y me mira como un sapo petrificado.
En algún lugar entre los macizos de flores secos fuera de las oficinas y la
acera agrietada, Su fuerza invasora se aleja, lo que me permite recuperar
el control. Pero no hay manera de que me quede en la escuela por el resto
del día con Ella actuando así, sin importar las consecuencias esperándome
en casa.
10
Luchando contra lágrimas de frustración, evado mi camino a través de la
colección de las viejas y oxidadas camionetas usadas que pueblan el
estacionamiento de los estudiantes, mi mente es un lío confuso. ¿Por qué
Se muestra cuando no es su turno? La noche le pertenece a ella, pero el
día me pertenece a mí. ¿Y por qué Tatiana me obliga a participar en esta
farsa ridícula de ser una adolescente normal de todos modos? Es evidente
que es imposible. Soy cualquier cosa menos normal y tratar de actuar
como si lo soy no es más que un ejercicio masoquista en futilidad.
Pero a pesar de todo lo que estoy sintiendo en este momento, es la
impotencia lo que más me molesta. El no tener control sobre mi propia
vida. Siempre estar a merced de los demás con poderes más grandes que
los míos.
Estoy tan malditamente cansada de ello.
—Hola, Señorita, ¿disculpe? —Ni siquiera me doy cuenta del chico
desgarbado apoyado contra el costado de una camioneta negra brillante
hasta que me llama. Quiero ignorarlo y seguir avanzando, pero no puedo.
Su voz es como un lazo invisible tirando de mí hacia atrás.
—¿Sí? —Me doy la vuelta despacio, cuidadosa con el extraño testimonio de
mi huida loca. Si él es uno de los guardias de seguridad de la escuela,
estoy perdida.
Él poco a poco trota hacia mí, y yo pongo los ojos en blanco, molesta. Toda
esta patética idea de aspirante a policía rentado en realidad no nos
proporciona ningún tipo de “seguridad” es una broma. Todo lo que hacen
es molestar a estudiantes que no siguen las reglas. Nunca serán capaces
de proteger a nadie de los peligros reales que acechan en sus propias
narices.
Pero a medida que se acerca, me siento aliviada al ver que él es sólo un
muchacho. De mi edad. No debe preocuparse de que estaba
escabulléndome. Doy una mirada furtiva por el estacionamiento. Estamos
por completo solos.
—Hola —dice.
No sé quién es, pero no es de por aquí, de eso estoy segura. Sus botas de
cuero brillantes parecen ser nuevas y costosas, y su jersey tejido
11
directamente sacado de un modelo de Ralph Lauren. Pero son sus
pantalones vaqueros lo que le delatan. Todos los chicos de por aquí llevan
Levi’s como si fueran el uniforme asignado. Este muchacho lleva
pantalones vaqueros de diseñador. Parece fuera de lugar en una rústica
escuela secundaria inmersa en la zona rural de Virginia. Debería estar
paseando por una majestuosa finca en algún campo Inglés o en un yate en
algún ridículo puerto lujoso en la costa.
—Hola —le digo, aún más cauta ahora.
Él sonríe, y sus ojos azules oscuros capturan la temprana luz del sol de la
mañana. Él es mucho más alto ahora que está de pie justo enfrente de mí.
Inclino mi cabeza para encontrarme con su expresión divertida.
—¿Eres una estudiante de aquí? —pregunta.
Me encojo de hombros.
—Técnicamente, supongo. —Vamos, sácalo, Sr. Aspirante de Policía a la
Moda.
Él se ríe entre dientes, y se aparta su cabello de ébano lejos de su rostro.
—Bueno, entonces, tal vez puedas ayudarme. Estoy un poco perdido. Se
supone que debo ir a la oficina de registro para inscribirme para las clases,
pero no estoy seguro de dónde está.
—¿Tú vas a comenzar a asistir a la escuela aquí? —Mi pulso se aceleró
inexplicablemente ante mi pregunta.
Él asintió. —Sí. Ultimo año. Apesta tener que comenzar ahora. Oh, bien —
sonríe, y yo no puedo evitarlo pero pienso que podría haber estado en un
comercial de pasta dental con esos blancos y perfectamente rectos dientes.
Definitivamente no es de los alrededores.
—¿Por qué vendrías aquí? —Oh, sí. Eso fue delicado. Yo debería haber
firmado para ser la que recibe en el pueblo.
Él se rió de nuevo. —¿Lo siento?... esta es la secundaria Dove Creek,
¿verdad? ¿Hogar de los Fighting Spartans? —Sus ojos se movieron a lo
largo del aviso blanco y azul detrás de mí, pero nunca perdieron nada de
su afabilidad.
—Bien, si… quiero decir… ¿Solo te mudaste al pueblo o algo? Como ¿a
propósito?
12
Vaya, ¿realmente soy una de esas chicas que se vuelve una idiota total
cuando le hablan a un chico lindo?
—Sí, hace unas pocas semanas. Vine a vivir con mi tío. Él trabaja en las
minas Flintridge. Pareces tan sorprendida. ¿Ninguna gente nueva se muda
aquí?
En realidad tuve que pensar acerca de esto por un momento. —Tal vez,
supongo. La mayoría de la gente solo no puede esperar para irse, es todo.
Pueblo pequeño. No pasa mucho, no hay razón para estar aquí si tú no
tienes que estar…
Está bien, oficialmente soy una de esas chicas idiotas. Lo que sea que le
pasó a “Hola, bienvenido a Dove Creek! Estamos tan felices de que estés
aquí Mi nombre es Liora Greyson y seré, ¿tu amistosa guía…”?
—Estoy seguro de que encontraré algo para mantenerme ocupado —dice
él, el brillo de regreso en sus ojos. Me gustan sus ojos. No solo por su color
cobalto, sino porque no tienen miedo de mí—. Además, me gustan los
pueblos pequeños. He vivido en grandes ciudades toda mi vida. Es
agradable aquí. Pacífico… callado. Puedes escucharte pensar.
Arrugo mi cara. ¿Por qué él dice eso como si fuera una buena cosa? Yo
haría algo para no escuchar los pensamientos que rugen en mi cabeza.
Especialmente más tarde, con su ser sicóticamente obsesionado con una
venganza suicida.
En vez de darle una respuesta que en verdad lo convencería de que soy
una completa maniática del trabajo, tomo una respiración profunda y
apunto a la escena de mi más reciente crimen. —La oficina de
administración está por ahí, debajo del arco por los parterres de flores.
Sigue por ese pequeño camino y es la primera puerta a tu derecha. No
pongas ninguna atención a la secretaria. Ella es un desagradable ogro con
un palo en su trasero.
—Lo tengo, gracias. —Él entrecierra los ojos mientras contempla la
arquitectura única—. Ese seguro es un edificio de aspecto extraño. Ni
siquiera parece una escuela.
Oh, aprovecho esto. Solo escuché la historia un millón y medio de veces. —
Eso es porque solía ser un Monasterio Jesuita. Tiene casi doscientos años
de antigüedad. Créelo o no, aquellos son los vitrales originales. —Señalo la
rotonda donde los colores rompen atrapando los rayos del sol—. Fue usado
13
como un hospital durante la guerra civil, y después lo convirtieron en una
escuela.
La sorpresa coloreó su cara. —¿Me estás queriendo decir que vas a una
escuela que solía ser una iglesia? —preguntó con descreimiento.
—No creo que un monasterio sea exactamente lo mismo que una iglesia.
Además, no es que sea una escuela religiosa ahora o algo así…
—De todos modos…
Su reacción es confusa así que me encojo de hombros de nuevo, mi
respuesta automática cuando no sé qué decir o hacer. La historia de la
Secundaria Dove Creek es una fuente de orgullo para la gente del pueblo;
nunca he visto a alguien preocuparse por esto antes. Y esa fue sólo mi
conversación trivial sacada de mi manga. Genial.
—¿Hay un lugar de adoración ahí? ¿Un altar o un salón de oración?
Y ahora él es el raro. Bien hecho, Liora.
—Um… bueno, el edificio con todos los vitrales solía ser una capilla. Pero,
ahora, sólo lo usamos como auditorio. En realidad, nadie reza ahí. —¿Tal
vez él es alguna especie de loco religioso? Imagínate. Todos los chicos
calientes tienen un defecto grande en alguna parte.
Considera esto por un momento. —Fascinante —finalmente murmura él.
Cuando se da cuenta de mi mirada interrogadora, rápidamente añade—:
Es sólo que no esperaba que un pueblo pequeño tuviera una historia
interesante es todo.
Encogimiento de hombros número cinco. —Es la única cosa interesante
acerca de este lugar. Es todo cuesta abajo desde aquí. —Sip. Soy todo
mesón consistente.
Él vuelve su atención a mí y lanza una pequeña sonrisa. —De algún modo,
dudo de eso —dice en voz baja.
Parpadeo. —¿Ah?
—Si no te importa que pregunte, ¿Por qué te estás escondiendo? —
continúa sin inmutarse.
—Um… ¿Qué te hace pensar que lo estoy? —Mi mirada se lanza alrededor
del estacionamiento de nuevo. ¿Cuánto tiempo hemos estado parados
14
aquí? Se siente como menos de un segundo y por siempre al mismo
tiempo.
—Bueno, porque la escuela esta por ese camino —dice apuntando de
nuevo hacia el edificio de ladrillos—, pero tú te estabas dirigiendo por ese
camino. —Señala a la línea de árboles en el otro lado del camino, las
esquinas de sus ojos arrugándose en diversión.
—Oh, está bien. Si, um… no me estoy sintiendo muy bien. Sólo estaba
yendo a casa a descansar algo. —Espero que la mentira no se muestre en
mi voz. Tatiana dice siempre que soy una mentirosa horrible. Por
supuesto, ella no es exactamente la fuente más imparcial.
Él se inclina contra una camioneta azul oxidada. —Siento escuchar eso.
Espero que te sientas mejor pronto. Sería agradable tener al menos a una
persona conocida aquí. No es fácil ser el chico nuevo y no conocer a nadie.
Yo asiento de acuerdo mientras pienso en cómo no me siento en absoluto
triste por él. Este es un chico que no estaría solitario por mucho tiempo.
Incluso si los otros muchachos en la clase tardan un tiempo para aceptar
a este recién llegado de la gran ciudad, las chicas volarían hacia él como
abejas cachondas hacia una muy sexy jarra de miel. Me doy cuenta que
este pensamiento me molestaba.
—Estoy segura que lo harás bien —murmuro, mi boca repentinamente
seca.
Sus ojos se engancharon a los míos, y por una fracción de segundo ve
justo a través de mí; su atención centrada haciéndome sentir como si estoy
parada sola en un escenario debajo de docenas de reflectores brillantes,
vulnerable y expuesta. Trago y mi corazón late más rápido.
—¿Te gustaría que te lleve a casa, o tienes tu propio carro? —Su voz es
suave, y me quedo atónita ante su pregunta, por la forma en que la hace.
Casi íntimamente, como si ya fuéramos viejos amigos. Mucha gente que he
conocido por años no me habla con la facilidad sin gran esfuerzo con que
este chico extraño lo hace.
—No… gracias. Quiero decir, sí, tengo carro, pero está en casa. Prefiero
caminar. El aire fresco me hace bien. Pero gracias de todas formas.
15
—Todo bien, entonces. Ese camino, ¿dijiste? —Se mueve de regreso a los
edificios—. ¿Primera puerta a la derecha y cuidado con las ogros
desagradables?
—Sí… y si tú pudieras hacerme un favor y no mencionar que me viste, eso
sería genial. —Hago una mueca mientras pienso en el problema esperando
por mi mañana, ni mucho menos lo que está esperando por mí en casa
más tarde hoy.
Él arquea una ceja oscura, y sus ojos centellean de nuevo. —No te
preocupes; tu secreto está a salvo conmigo. Además, ni siquiera sabría con
quién era que estaba delatando —añade intencionadamente.
—Oh, lo siento… Mi nombre es Liora. Liora Greyson. —Sí. Modales. Sabía
que tenía algo en alguna parte.
—Es agradable conocerte, Liora. Soy Kieran Ambrose. —Él extiende su
mano y yo automáticamente la tomo; su grande y cálida palma hace
parecer a la mía fría y diminuta. Le da un suave apretón y cada célula en
mi cuerpo despierta encendida. Rápidamente la separo, sin querer
molestar al verdadero fuego dentro de mí.
—Es agradable conocerte, también. Bienvenido a Dove Creek… Espero que
te guste aquí. —Al final recuerdo mi discurso de bienvenida y deseo no
haberlo hecho. Suena incluso más festivo en voz alta que en mi mente.
—Definitivamente me está gustando mucho —dice. Sus ojos nunca dejan
los míos.
Hay un bailoteo rodando en mi estómago, pero no tengo miedo. Este aleteo
extraño no está siendo causado por ella. Nerviosamente, acomodo un
mechón suelto de cabello detrás de mi oreja y sonrío a mi nuevo amigo.
—Buena suerte ahí… Te veré mañana.
—Hasta mañana.
16
—Hola Liora. Me estaba preguntando cuándo decidirías venir a casa. —
Tatiana está encorvada sobre la estufa preparando la cena mientras entro.
Cuando se voltea para encararme, estoy aliviada de ver que no hay señal
de rabia en su cara o desaprobación en sus ojos blanco lechosos.
Había pasado el resto del día en el bosque, leyendo en mi árbol favorito y
pensando en Kieran. Sabía que era estúpido estar toda excitada por algún
chico que ni siquiera conocía, pero no podía evitarlo. Había algo diferente
acerca de él. Y la forma en que me habló y me miró… como si yo fuera
normal… como si en realidad le gustara… como a una persona… Se había
sentido bien. Realmente bien. Una chica podría acostumbrarse a esto, eso
es seguro.
Cualquier chica excepto yo, eso es.
—Hola, Tatiana. Lo siento, perdí el sentido del tiempo. —Me preparo para
su regaño. Ella fácilmente siente mi presencia dentro de un radio de
dieciséis kilómetros y sabe exactamente dónde he estado todo el día. Pero
no dice nada. En su lugar, sigue con la preparación de la comida y
tarareando suavemente.
Tomo asiento a la mesa y la observo con curiosidad. Aunque es
completamente ciega, Tatiana se mueve alrededor con la agilidad confiada
de alguien con visión veinte-veinte. Percibe objetos alrededor de ella con
una claridad inhumana, su “ojo interior” como lo llama. Pero ese no el por
qué estoy desconcertada.
—No te disculpes conmigo. El sol está casi oculto. Eres tú la que debe
apurarse si no desea sentirse mal mañana —dice mientras lleva dos platos
de comida caliente.
Rápidamente ataco algo de la carne y la papa guisada, y trato de imaginar
una manera de decirle lo que pasó. Necesito respuestas, incluso si ella se
pone irritada conmigo.
—¿Cómo estuvo tu día hoy? —pregunta ella justo sobre la pista.
Trago y trato de leer su cara. Ella podría haber sido un jugador de poker
profesional.
—Verdaderamente, no muy bien. Ella se mostró de nuevo hoy y me metió
en problemas en clase.
17
Tatiana asiente. —¿Fue una transformación completa?
Niego con mi cabeza. —No, no fue como lo que pasa en la noche. Esto era
más como… una experiencia fuera-del-cuerpo, pero mientras yo estaba
rígida en éste. Estaba consciente de todo lo que dijo ella y e hizo… Me hizo
decir cosas… Creo que sus poderes trabajaban también, juzgando por
cómo la gente actuaba. ¿Por qué está ella haciendo eso? ¿Cómo es siquiera
posible? ¿Puedes hacerla detenerse?
Tatiana lentamente mastica su comida, y por un momento pienso que no
puede responderme. Yo sé cuánto le importa a ella estar siempre atrapada
en el medio de nosotras dos. Finalmente, limpio las esquinas de su boca
con una servilleta. —Hablaré con ella, pero creo que sólo está
reaccionando a los recientes eventos y al peligro intensificado. Quizás está
quedándose cerca de la superficie como una medida de protección.
—Ella no está protegiéndome; ¡está metiéndome en problemas!
—Tú sabes que ella tiene dificultad para distinguir la diferencia. Lo qué es
correcto para ella puede ser completamente equivocado para ti.
Hago un ruido que es algo entre una tos y un resoplido. —Eso, ahí mismo,
es el eufemismo del siglo, Tatiana.
—Tendré que hablar con ella...
—Sí, por favor, dile que no se entrometa en mi vida. Si lo hace una vez
más, voy a encontrar una manera de despertar durante su tiempo y
hacerle decir y hacer algo realmente estúpido. Que vea cuánto le gusta. —
Mi amenaza es hueca y Tatiana lo sabe. Ella sabe que hago todo lo que
está en mi mano para no despertar en la noche y ser testigo de todo el
mundo que mi medio demonio habita. La única cosa que me impide
volverme completamente loca es no saber nada de lo que ocurre desde el
anochecer hasta el amanecer. La bendita ignorancia es mi única gracia
salvadora en esta situación torcida.
Vuelvo a mi comida, pero Tatiana fija su mirada convincente en mí. Genial.
—¿Qué? —Murmuro. Si ella todavía me lo va a hacer difícil por irme,
incluso después de que expliqué lo que había sucedido...
18
—Tu energía está en conflicto... hablas con enojo y frustración, sin
embargo, hay un brillo feliz en lo profundo de ti que no estaba allí antes.
Estoy curiosa en cuanto a que lo causó.
Trago, cierro los ojos y rezo porque Tatiana no pueda sentir lo acalorado
que mi rostro se ruboriza.
—No es nada, de verdad —murmuro. Oh, por favor. ¿A quién estoy
tratando de engañar? Podría también soltarlo—. Había un chico nuevo ahí
hoy. Dijo que su tío trabaja en las minas, por lo que va a ir a la escuela
aquí. Él es agradable, es todo. De alguna manera lindo, también. —Meto
una cucharada colmada de caldo en mi boca y agacho más mi cabeza.
Ella asiente con la cabeza y levanta su barbilla. —Ahh, sí. El recién
llegado. Yo lo sentí hace unos días. Sin embargo, no estaba segura en
cuanto a su propósito exacto, y sí, de hecho, sus caminos se encontrarán.
El destino aún no se ha escrito, y él es sólo un medio, obligado por la
oscuridad y abrazado por la luz. El libre albedrío es suyo, porque él no
estará a merced de cualquier maestro si la libertad está a su alcance.
Dejo escapar un suspiro de exasperación. Eso es lo que pasa con Tatiana.
Ella estará un minuto perfectamente normal, pero empieza a hablar en
acertijos sin sentido en el siguiente. Tomo un trago de un poco de jugo de
manzana y miro por la ventana.
—¿Sabes lo que está haciendo esta noche? —le pregunto, deseosa de
cambiar de tema.
—Impuestos —responde Tatiana—. Debería ser tranquilo. Solo humanos.
—Ella no va a estar feliz por eso. Deberías saber que está completamente
obsesionada con cazar a los demonios Amazèa desde que escuchó que
estaban en la zona.
Incluso cuando no está apareciendo algunas veces puedo escuchar sus
pensamientos... en serio se está armando para una batalla. No creo que
ella vaya a parar solo para recoger algo de dinero.
—Lo hará porque su búsqueda es inútil por ahora. Los Amazèa ya han
salido de nuestro territorio...
Sus palabras se desvanecen mientras las primeras oleadas de fuego
hormiguean pasando a través de mi debilitado cuerpo. Mi tiempo ha
19
terminado. Trato de empujar la comida restante lejos de mí, pero es
demasiado tarde. Mis brazos ya se han vuelto flácidos. Ya no son míos.
Mi tenedor golpea en el suelo. Todo se oscurece.
Cuando abro los ojos estoy sentada en la mesa frente a Tatiana. Ella me
da una pequeña sonrisa.
—Hola, Lucky.
20
í
Traducido por LizC y Andy Parth Corregido por Angeles Rangel
n olor acre asalta mis sentidos, y bajo la mirada con disgusto.
Aun cuando podría consumir comida humana siempre he sido
una vegetariana estricta, a diferencia de Liora, quien insiste en
alimentar nuestro cuerpo con cuerpos de animales muertos. Una
cosa es tratar de ignorar este asqueroso hecho, y otra diferente es darse
cuenta que me esté mirando a la cara.
El fuego acelera por mis venas. Levanto mis brazos para borrar la ofensiva
vista. Pero las palabras de Tatiana me detienen en seco.
—Por favor no, querida. Tengo un gusto particular por estos platos.
Miro a mi tutora con el ceño fruncido, pero permito que las llamas en mi
palma se extingan.
—Sé que ella lo hizo a propósito. Sabe que esta basura me enferma. Uno
pensaría que sería un poco más atenta después de lo que hice por ella hoy
—Pateo mi silla hacia atrás con más fuerza de la necesaria y me muevo al
otro lado del cuarto.
—¿Y qué fue eso? —pregunta Tatiana mientras recoge los platos.
—Unos idiotas estaban molestándola en la escuela. Me hice cargo de ello.
Y fui amable. Toda sonrisas y dulzura… en su mayor parte. ¿Por qué
insistes en hacerla ir a esa horrible prisión, de todas formas?
Tatiana no dice nada y coge el paño de cocina de su hombro, usándolo
para limpiar la encimera. Echo una ojeada a las ropas que cubren mi
cuerpo y gimo. —Y por el amor de Lucifer, por favor dime por qué tiene que
usar estas bolsas de basura todos los días. Gah, es bueno que una de
nosotras tenga buen gusto.
21
—Creo que Liora ha estado más deprimida últimamente. —Tatiana se seca
las manos y me sigue dentro del cuarto. Se sienta en el borde de la cama y
arregla su vestido estilo victoriano sobre sus delicadas rodillas. —¿Lucky,
por qué has estado tomando el mando cuando no es tu turno?
—También estaría deprimida, si cada que me mirase en el espejo viera a
una ridícula gótica deprimida. Quiero decir, el esmalte de uñas negro es
genial, pero en serio... Esa chica necesita agregar algo de color a su
guardarropa y botar el delineador de mapache. Por favor dile que el estilo
gótico ya pasó de moda —digo mientras remuevo su maquillaje y me
reaplico el mío.
—No respondiste a mi pregunta.
Busco en el closet y retiro mi elección antes de responder. Puedo ver que
Tatiana está enojada conmigo, pero tengo una muy buena razón para
aparecer hoy día.
—Bueno, tiene que ver con eso, especialmente ahora. No puedo bajar la
guardia ni por un segundo con los Amazèa de regreso en la ciudad. Y
Liora, es tan débil. Si ellos quisieran atraparme, ¿Qué mejor manera de
hacerlo que pasar por ella cuando este desprotegida y completamente
indefensa? Afortunadamente, ha estado facilitándome asomarme… ella en
cierto modo se hace a un lado mentalmente y quiere que tome el mando,
aún si no lo admite. Dejaré que Liora me culpe de todo. Si ella realmente
no me hubiese querido aquí, yo no habría sido capaz de salir. Pero como es
usual no logro admitir este pequeñísimo detalle.
Tatiana se toma un tiempo para pensarlo. —Tal vez tú sientes que es
cierto, pero tiene un efecto desagradable en su bienestar. Te voy a pedir
que no intervengas en su vida a menos que sea una emergencia extrema.
Una cuestión de vida o muerte.
—¿Por qué? No lastimo a nadie… no realmente… bueno, nada
permanente, por lo general. Y tengo que asegurarme de que estoy a salvo…
—Sabes perfectamente bien que tu cuerpo está seguro mientras Liora
tengo posesión de él. Los Demonios no se atreven a traspasar la tierra
santa donde reside su escuela, y los Ángeles de la Luz no pueden sentir su
verdadera naturaleza siempre y cuando esté completamente en forma
humana. Cuando llegas sin ser invitada, especialmente después de que
ella ha dejado nuestro reino y entrado al dominio del Hombre, la pones —y
22
a ti misma— en riesgo. Y eso le molesta. ¿Te gustaría que se apareciese
mientras estás de caza?
No puedo evitar reírme de la idea. —Eso sería divertido si no lograse que
nos matasen a ambas. Puedo imaginarla ahora… “Ahhh, un demonio de
terror, ayuda ¡Eeeks, un apesto vampiro, alguien llame al 911!” Eso si no
se cae de Diablo y se rompe el trasero primero…
—….Está bien, está bien —digo en respuesta a la severa mirada en la cara
de Tatiana—. Su patética vida en Tierra-Sapie es “Villa Aburrida”, de todas
formas. Preferiría dormir y no despertar
Le lanzo un guiño juguetón y palmeo sus delgadas piernas. Los más
feroces demonios del fuego no me perturban ni un poco, pero nunca me
arriesgaré a enfrentar la furia de una bruja, especialmente una que puede
evocar más fuerzas poderosas de las que puedo imaginar con solo unas
cuantas palabras de sus labios resecos.
—Gracias, Lucky. —Tatiana se retira a su cuarto.
Empujo la reprimenda de Tatiana y el patético chisme de Liora lejos de mi
cabeza. Ahora mismo tengo cosas más importantes de las que
preocuparme. Mientras me quito el disfraz sin forma de trapos negros de
Liora y me cambio por unos pantalones rojos de cuero muy ceñidos y un
chaleco a juego, mi sangre se agita de anticipación
¿Cuánto tiempo he soñado con esta noche?
Después de ponerme mi capa negra para montar favorita, la abrocho en la
base de mi garganta con mi Boumeaux, la sagrada joya de mi tribu que
uso con orgullo.
Solo aquellos que pertenecen a la orden real Deponía Angelis pueden
portarla teniendo la piedra en nuestro dominio; los impostores
inmediatamente arderán en cenizas apenas la toquen.
También me permite entrar a la Tierra de Thiberous, el místico reino de los
Ángeles Oscuros. Más importante, sin embargo, el broche de diamante
negro sirve como un faro de advertencia de la presencia de Ángeles de la
Luz, incluso aquellos hábilmente disfrazados. La joya encantada brillará
intensamente, alertándome que hay peligro mortal cerca.
Afortunadamente, la mía nunca se ha iluminado, pero conozco a otros que
sí. Apenas les permitió escapar con vida.
23
Una última capa de brillo de labios color cereza y una rápida cepillada a
mi pelo color ébano y estoy lista para irme. Hoy es la noche… puedo
sentirlo en mis huesos. Estuve muy cerca de atrapar a los Amazèa anoche,
pero me eludieron justo cuando el amanecer se acercaba. Esta noche esas
bastardas son todas mías. Aunque es mi deber sagrado hacer Justicia, y
hacerlo todas las noches, esta misión es diferente. Es revancha.
Es personal.
Tatiana está en su cuarto, su codo está metido dentro de su caldera de
hierro. Ella ejecuta este ritual todas las noches, ya sea que esté
encontrándome demonios para cazar, humanos para atormentar o
simplemente vigilar las tierras de alrededor.
—¿Dónde están ellos? —demando. Sin necesidad de decir quiénes son
“ellos”; ella sabe exactamente a quién me estoy refiriendo.
Ella arremolina sus manos en las aguas turbias de la caldera. Un vapor
frio se eleva sobre su cara serena y eternamente joven. —Los Amazèa han
dejado nuestro reino y ahora están a salvo dentro del territorio de la tribu
Belith. Como se te está estrictamente prohibido traspasar sus tierras, esta
noche tienes otra tarea.
—Espera… Aguanta. ¿Qué? ¿A qué te refieres con que se fueron? —Me
siento como si alguien acabara de golpearme en el estómago con el martillo
de un trol—. Ellos llegaron aquí unas pocas semanas atrás…
—No lo sé… tal vez sabían que estaban siendo perseguidos. Tal vez las
llamaron. Sin embargo sabes que no puedes cazar afuera del territorio,
especialmente en uno protegido por un clan tan hostil. Debes esperar el
momento oportuno hasta que los Amazèa vuelvan. Por ahora, hay dos
humanos que necesitan una visita. Ambos estuvieron de acuerdo con
intercambiar favores con un demonio Uliminiti a cambio de poder y
riquezas. Uno pronto será elegido senador, y el otro es un actor que ganará
un gran premio. Ambos están en casa y solos, habrá minino conflicto.
Me le quedo mirando, boquiabierta. Seguramente, no está hablando en
serio. ¿Estoy preparándome para asesinar y para una carnicería de
demonios y ella quiere que vaya a recolectar vidas? Y ni siquiera de unos
demonios de bajo nivel, ¿Sino de lamentables Sapies? Nada genial. Como
un demonio Aequitas, es mi deber atormentar e infligir justicia sobre
aquellos que lo merecen. Soy buena en mi trabajo. Me gusta mi trabajo.
24
Extorsionar a desagradables Sapies es tarea de Tatiana, ella solo me usa
como fuerza. Lo admito, lo disfruto algunas veces. Disfruto de ver las caras
de los Sapies cuando digo quién soy y por qué estoy ahí…
Pero no esta noche. Esta noche las únicas criaturas que estoy interesada
en torturar son los monstruos malvados que asesinaron a mis mejores
amigos, justo después de que lanzaron su malvado hechizo que dividió en
dos mi alma.
He sido muy paciente. No es que haya tenido otra opción. He pensado poco
aparte de en la venganza cada noche por los últimos cinco años. Cinco
años, cuatro meses, seis días, y dos horas para ser exacta. Pero las
criaturas que busco siempre han estado fuera de mi alcance, porque estoy
restringida por la jurisdicción de la influencia de mi tribu y las forzadas
limitaciones de mi tiempo.
Pero finalmente, después de todo este tiempo, después de años de
entrenar, tramar, esperar, estar furiosa… finalmente, los Amazèa habían
retornado a mis terrenos de caza. El final de mi pesadilla estaba a la vista.
Las mataría a todos de una vez por todas, rompería la maldición que me
une a la noche, y haría Justicia por mis amigos caídos.
¿Y ahora Tatiana me está diciendo que los Amazèa se acaban de ir?
—No te creo. —Mi voz tiembla con furia moderada—. Sólo no quieres que
las cace. Tienes miedo de que…
—Nunca miento, Lucky. Tú, de todos los seres, sabes eso. Admito que
desapruebo tu peligrosa búsqueda, pero no intentaré detenerte. La justicia
es la esencia de tu existencia, y no puedo negar eso. Este camino es tuyo y
sólo tuyo, y eres consciente de las consecuencias. Pero por ahora, puedo
asegurarte que los Amazèa ya no están a tu alcance —dice Tatiana en voz
baja.
Aprieto los dientes y la fulmino con la Mirada. ¿Cómo es esa expresión
acerca de no matar al mensajero?
Pero sé que no está mintiendo. Si dice que se fueron… Se fueron. Y no hay
nada que pueda hacer. Por ahora.
Pero todo es culpa de Liora. Si ella no se convirtiese en una estúpida
Sapie, volviéndome impotente del amanecer al anochecer, ya habría
atrapado a los Amazèa. En completo silencio estoy que echo chispas
25
mientras Tatiana me da los detalles de la tarea de la noche, solo escucho
la mitad de lo que está diciendo. Cuando termina, salgo furiosa de nuestra
cabaña al fresco aire de la noche.
Jalando de mi capa sobre mi cabeza, dejo salir un cortante silbido.
Se escuchan las pisadas de los cascos mientras el semental Arabian
emerge de su sitio en la sombras. Acaricia mi pecho con su hocico y da un
gruñido bajo. Acaricio su largo cuello ébano y presiono mi mejilla contra la
suya. Después, agarro un pedazo de su sedosa melena y rápidamente
montó el suave balanceo de su espalda.
—Vuela, Diablo —susurro y me inclino hacia adelante. Él despega como
una bala y nos dirigimos rápidamente hacia el bosque. Diablo conoce los
bosques de alrededor aún mejor que yo, y él corre por los estrechos
caminos, agacho mi cabeza para evitar las ramas de los árboles de baja
altura, mi furia aumentando sin cesar con cada golpe de sus cascos.
Otra noche atrapada.
No siempre había sido así. Hasta cinco años atrás, cuando tenía doce, era
un demonio regular, un Demi-Demon con una perfectamente bella mezcla
de Antiguos Poderes de la oscuridad heredados de mi padre demonio con
las dulces capacidades y bondad de mi madre humana. Tenía lo mejor de
dos mundos; una viable conexión a los Poderes junto con todos los
beneficios de ser un humano, una Sapie, los llamamos así. Los Sapies no
saben que existimos pero estamos en todas partes. Nos vemos como ellos,
hablamos como ellos, y actuamos como ellos. Pero somos mejores que ellos
en casi todo los sentidos. Al menos, eso pienso.
Servía con un propósito en este mundo. Conocía mi lugar. Hasta que los
Amazèa lanzaron un hechizo en un intento de separarme de mis Poderes.
Tuvieron éxito, en cierto modo. Aún tengo mis poderes, pero ellos
dividieron mi alma en dos, me destruyeron por la mitad. Ahora, solo estoy
viva en la noche. Mi parte humana, Liora, vive durante el día, completa
con su propia personalidad, recuerdos, libre voluntad.
Cuando los Amazèa separaron mi mitad humana de mi mitad demoniaca,
fue mucho peor que si hubiera muerto. Por mucho tiempo después deseé
haber sido yo la que murió.
26
En cambio, habían sido mis mejores amigos, Kayla y Michael Roberts,
quienes murieron mientras yo era forzada a verlos sufrir.
Nunca me he perdonado por ser incapaz de ayudarlos.
Nunca he olvidado las promesas que hice al lado de sus cuerpos sin vida y
magullados mientras juraba vengar sus muertes hasta el último día que
respire.
Nunca dejaré de intentar levantar la maldición y restaurar mi alma rota,
cualquiera sea el costo.
Matar a los Amazèa es mi única opción. No hay un plan B.
Desafortunadamente, no es tan fácil como asesinar a un demonio parasito
común y corriente o incluso un Ángel de la luz inferior. Está estrictamente
prohibido por la Ley Demoniaca para cualquier demonio o Demion atacar a
otro de mayor rango en la jerarquía. Así como va la cadena de mando, los
Amazèa estarán cerca de la cima mientras que yo estaré en algún lugar en
el medio.
No me importa. Sólo me importa la venganza para Kayla y Michael.
Sólo me importa tener mi vida de vuelta.
Cualquiera sea el costo.
Diablo galopa más cerca de nuestro destino, y me obligo a apartar la
angustia que amenaza por tragar mi corazón completo. Pronto llegaremos
a un Portal hacia Thiberoux. Para pasar a través de su precinto de
seguridad, necesito concentrarme. A medida que la fría niebla aparece
repentinamente, envolviéndonos en completa oscuridad, envuelvo mi mano
alrededor de mi Boumeaux.
Diablo, sin siquiera inmutarse por la barrera cegadora alrededor de
nosotros, corre hacia adelante.
Cierro los ojos. Siento mi palma arder; la piedra vibra en mi apretón.
Silenciosamente, recito la orden secreta:
Hasish Auria, permissum mihi obduco.
Hasish Auria, permissum mihi obduco.
27
Hasish Auria, permissum mihi obduco
La densa niebla rápidamente se disipa, y le doy la bienvenida a mi nuevo
entorno. Mi mundo real, no en el que vive Liora. Ahí, soy una intrusa. No
deseada. Aquí es a donde pertenezco.
Tres lunas llenas de la diosa Illyria brillan intensamente en el cielo
eternamente sin sol. No hay muerte aquí. Solo vida. Y limbo. Pero nunca
muerte.
La tierra de Thiberoux. Hogar de los reales descendiente de los primeros
Ángeles oscuros, el encantado reino de los demonios. Escondido a salvo de
los ojos ingenuos del mundo humano.
Una vez, después de una de mis primeras visitas a Thiberoux como un
demonio joven, busqué su localización en un mapa Sapie. Estaba
sorprendida de ver que en lugar de lagos de fuego y océanos de hielo,
volcanes explotando con rayos y truenos, bosques mágicos llenos de
espíritus y elfos, y hoyos de vórtices como remolinos conectando
dimensiones, habían ciudades, autopistas, dos aeropuertos, y cuatro
universidades. Dos mundos separados y opuesto existiendo en el mismo
espacio; Solía preguntarme cómo podía ser posible eso.
Ahora lo entiendo totalmente.
Diablo gruñe, sus poderosos músculos se estiran y contraen mientras nos
dirigimos a la ladera de la montaña. Entierro mi cara en su melena y
aprieto fuerte mis piernas. Él nunca me ha tirado, pero las curvas aquí
son terribles, los acantilados son peligrosos y las toma con una habilidad
espeluznante.
Él baja la velocidad y trota mientras nos acercamos al Rio de Reyes. El
arroyo de fuego fluye por millas en cualquier dirección y crea un perfecto
círculo alrededor del sagrario interno de Dryndara, el territorio de mi tribu
de Thiberoux. Una bestia enorme, casi invisible en la noche excepto por
sus ojos amarillos, nos gruñe amenazadoramente desde la base del
puente.
Observo a la criatura con precaución y me bajo del caballo. Un suave golpe
en su trasero envía a Diablo yendo a medio galope dentro de las sombras
para esperar más órdenes.
28
Después de desempolvar mi capa y bajarme la capucha, me acerco al
centinela. El sabueso infernal gruñe de nuevo y muestra sus dientes muy
afilados.
—¿Cuál es tu problema? —pregunto con buen humor y le doy una
afectuosa palmadita en la cabeza.
Retrocedo varios pasos mientras el canino empieza a temblar
violentamente. Se levanta sobre sus patas traseras, retorciéndose y
convulsionando hasta que su nueva forma esta lista. Es la de un hombre
joven, la piel estirada sobre músculos tensados, su cuerpo anteriormente
asqueroso ahora una visión de perfección suave y esculpida. Pasa sus
manos por su cabello color bronce y me mira a través de las más
exuberantes pestañas. El fuego mezclado con el deseo arde en sus ojos de
color café. Su boca sensual, una diseñada para volver inútiles a mujeres
humanas, se dobla ligeramente en un mohín desgarrador.
Una vez más, doy gracias por no ser una Sapie. No es para nada justo que
él sea mucho más hermoso que yo. Como demonio, me la estoy pasando lo
suficiente mal resistiéndome a él. Como una Sapie, estaría frita.
—Estoy enojado contigo. —Él recorre con la mirada mi cuerpo y deja salir
un suave y lujurioso gemido.
Ruedo mis ojos. Bones es mi mejor amigo, y sé que no puede evitarlo,
PERO AÚN ASI… por un vez seria lindo de su parte no recibirme con su
imagen de “Ven aquí y házmelo” súper sexy. Oh bueno, ¿Qué esperaba
realmente de algo que es medio íncubo?
—¿Si? ¿Que hice esta vez? A pesar de mi mal humor sonrió. Ver a Bones
siempre me hace sentir mejor
—Se suponía que nos encontraríamos en el sitio de Cyler anoche así
podíamos ir a la ciudad juntos, ¿Recuerdas? Ibas a atormentar a algunos
de los clientes habituales mientras yo encontraba unas vírgenes para tener
sexo. Pero tú me abandonaste totalmente. ¿Algo de eso te suena?
Culpable. Me había olvidado totalmente.
—Lo siento… oí algo por casualidad anoche y tenía que fijarme. Vamos,
consigamos unas bebidas. Me estoy volviendo loca y necesito hablar con
alguien.
29
Bones me da su mejor sonrisa sexy y se acerca más. —Sabes que no puedo
dejar mi puesto estoy de turno. Pero puedo ayudarte a relajarte y hacerte
olvidar las cosas por un rato si quieres. —Coloca sus manos en mis
caderas y me jala hacia él.
Aunque Bones sabe perfectamente que soy inmune a sus hipnotizantes
poderes de seducción, nunca deja de intentarlo. Usualmente lo amo. Pero
no esta noche.
Empujo sus manos.
—¿Qué pasa? —pregunta él, todavía mirando mi cuerpo con nostalgia.
Siento el ligero cosquilleo de cálidos rayos donde su mirada cae y gime con
verdadera molestia.
—Bones detenlo. Sabes que me intimida cuando intentas tus poderes en
mí. Enfréntalo, no funcionan. Nunca lo han hecho, nunca lo harán. No es
nada personal —agrego cuando el da un puchero de cachorro herido—.
Sabes cuánto te aaaman las chicas Sapies.
—Sep, pero no es lo mismo. Todas son tan impotentes y débiles, se vuelve
un poco aburrido. Ahora tú por el otro lado… —Da unos pasos más cerca
otra vez, llegando a la parte interior de la abertura de mi capa y traza
ligeramente sus dedos sobre mi abdomen desnudo.
Lo empujo, más fuerte esta vez. —Ugh, ¡detente! No me hagas tener que
herirte. ¿Qué pasa contigo esta noche?
—Lo siento —dice él, como si no es tuviera arrepentido en lo más
mínimo—. Sólo tengo el estado de ánimo para algo de diversión. Estoy un
poco cargado. No hice tantas conquistas como necesitaba anoche, y esta
noche me pusieron en la patrulla cuando necesito estar fuera de
apareamiento. Ha sido tan lento aquí y luego viene la bola de fuego más
sexi en mil kilómetros ¿y esperas que me comporte? —Él ríe, como si fuera
la idea más divertida que ha escuchado. Y ellos dicen que los hombres
Sapie tienen una única idea en la cabeza; no tienen nada de íncubos.
Su única razón de existir es la seducción, aparearse, reproducirse… eso
es. Le doy la mirada más sucia que puedo y pisoteo hacia el puente, pero
él llega a mi mano y gentilmente me tira hacia atrás.
30
—Hey, Lucky, lo siento cariño… solo estoy jugando. Ya no más. Me
comportaré, lo prometo. ¿Qué está mal, estás bien? Háblame. —Esta vez,
su voz es notablemente más suave y su aura seductora se apaga.
Finalmente. Este es el Bones al que quiero hablarle. Mi amigo. Me
escabullo sobre un tocón de árbol y me dejo caer, cubriéndome el rostro
con mis manos.
—Se han ido —digo, conteniendo las lágrimas que amenazan con
formarse—. Se salieron con la suya mientras la estúpida Liora jugaba a la
colegiala. A esas palabras una oleada de rabia inunda a través de mí.
Tengo que sentarme en mis manos para no arrancar de raíz el enorme
tocón y arrojarlo a la pila de piedras detrás de mí… solo porque no quiero
tener que sentarme en el suelo.
Bones se sienta a mi lado en el césped. Pone una mano reconfortante en
mi espalda y siento su fuego.
—Sé cuánto deseabas atraparlos. Pero no puedo decir que lamento que no
lo hicieras. Me alegro de que se hayan ido —dice tranquilamente.
—Bones, no empieces… —Me levanto de un salto y bajo la mirada hacia él.
—Lo siento Lucky, pero sabes cómo me siento. Nada bueno vendrá de esta
vendetta. Incluso si de alguna manera logras matarles probablemente
estarás desterrada. Eso es, si el Legionare no te mata primero. O peor…
—Bones, sabes por qué tengo que…
Él levanta su mano, cortándome. —No, no lo sé. He escuchado tus razones
por años, pero ni una vez he estado de acuerdo contigo, ¿lo hago? Matando
a las Amazèa no te traerá a tus amigos de vuelta, se fueron hace tiempo
atrás. Ni siquiera sabes con toda certeza que tu maldición estaría rota tras
sus muertes. Todo lo que lograrás cazándolas es conseguir que te maten. Y
quizás otros por los que te preocupas, si empiezas una guerra y somos
forzados a tomar bandos.
Furia ardiente hierve dentro de mí mientras lo miro hacia abajo. Si Bones
hubiera sido incluso la más mínima parte humana, él estaría muerto para
ahora bajo mi viciosa mirada. Pero tanto como odio lo que está diciendo, sé
que tiene razón.
No me importa.
31
—Eres mi amigo. Mi mejor amigo. Se supone que me apoyes pase lo que
pase…
Un urgente aullido en la distancia distrae la atención de Bones de mi
argumento inútil. El mismo que hemos estado teniendo durante más de
cinco años. —Eso suena importante. Lo siento. Me tengo que ir… ¿vas a
estar bien? —Él me mira con preocupación. Es tan dulce cuando quiere
serlo. Maldición.
Asiento. —Estaré bien. Noche aburrida, recaudación de impuestos. No voy
a comenzar ninguna guerra de demonios, lo prometo. —Le doy una sonrisa
vacilante y un rápido beso en su mejilla antes de alejarme.
Su cuerpo convulsiona violentamente durante unos segundos hasta que
cae hacia adelante sobre sus dos grandes patas. Empuja gentilmente mi
pierna con su larga nariz y luego despega corriendo. Cruzo el río de fuego
para unirme a mi familia.
La entrada al Bar Demonio parece una ordinaria roca para alguien que no
lo conoce. Situado profundamente dentro de los bosques interiores de
Dryndara, directamente sobre el nexo de la Fuente de Energía, es el único
lugar donde todos Demions y demonios en el territorio vienen para
reponerse.
La piedra protege a quienes ingresan y mientras presiono la palanca oculta
tomo varias respiraciones profundas para calmarme. Demonios violentos
buscando una pelea no están permitidos dentro del enclave, y aunque mi
enojo no está dirigido a nadie allí, a la guardia no le importa. Sólo los
demonios pasivos se admiten. Y necesito beber, mucho.
Se abre una pequeña puerta y paso a través de ella. Desciendo un tramo
de escaleras hacia otra puerta, ésta, custodiada por un joven Demion
llamado Ivy. Ivy parece lo suficiente dulce, su constitución pequeña y
pálido cabello rubio dan la impresión de una indefensa ingénue convertida
en porrista. Pero ella tiene el poder de aturdir a sus víctimas en rendición
con una dolorosa mirada de sus ojos azul bebé. Y si ella está en un menos
que generoso ánimo, los dejará en un estado vegetativo permanente.
32
—Hey Lucky. Maldición chica, te ves ardiente —dice Ivy con una sonrisa
aprobadora—. Me sorprende que incluso Bones te dejara pasarlo.
—Hey dulzura… gracias. —Me apoyo contra la puerta y miro casualmente
dentro de la habitación ahumada—. Bones tuvo que liberarme…
Ivy voltea su melena dorada sobre un hombro y se apoya más cerca. —
Bueno, si estás buscando algo de diversión, nuestro chico misterioso de la
otra noche está adentro jugando cartas con los hermanos Deveni. Ve a
chequearlo y dame la primicia.
Alzo una ceja. —¿Qué hay de Cody? —Ivy y Cody han sido un elemento por
tanto como puedo recordar. Con la excepción de sus ocasionales batallas
nucleares, ellos son perfectos el uno para el otro. Ella se encoje de
hombros para esconder la sonrisa irónica extendiéndose en sus labios—.
Alguien está siendo traviesa.
—Ningún daño en vivir indirectamente a través de mis amigos solteros, ¿lo
hay? Además, tengo curiosidad de él. Aparece de la nada y nadie sabe
realmente algo acerca de él. Pero siempre parece como que está buscando
algo o a alguien. Trata de actuar todo indiferente pero puedo decir lo que
está haciendo.
Tengo que reír a su tono sospechoso. A pesar del hecho de que el Bar está
abarrotado de demonios, probablemente es uno de los lugares más
seguros en el reino. Pero supongo que ella debe estar tan aburrida parada
aquí solo observándonos a todos nosotros toda la noche. Nada como un
buen misterio para echarle leña al fuego.
—Hum. Mejor no dejarle saber a Cody que estás espiando a un extraño
sexi y con él de pie a solo veinte metros de distancia.
Ivy se encoge de hombros. —¿Puedo ayudar si estos ojos ven algo? —
pregunta ella inocentemente, mientras cambian a una sorprendente
sombra de zafiro.
Rápidamente aparto mi mirada de su rostro de querubín. Seguro, somos
amigas, pero con los Demions nunca puedes ser demasiado cuidadosa.
—¿Quizás es un vampiro? —Hago una cara. Los vampiros son lo más bajo
de lo bajo en nuestra cultura. Hace muchos siglos, algunos demonios
renegados habían tratado de crear un ejército, reproduciéndose con
cadáveres de Sapies. El resultado fue una criatura muerta-viviente que
33
sólo podía sobrevivir sacando la energía de los seres vivos, como no podían
producir ninguna por sí mismos. Eran débiles, estúpidos y contribuían a
nada diferente de apestar el conjunto por toda la eternidad.
—No, es definitivamente un Demion. Sólo está jugando cartas con ellos,
por cualquier razón. No hay ninguna estimación por gusto.
—Genial, tendré que ir a comprobarlo —digo, incluso aunque la última
cosa absoluta en mi mente por el momento es estafar a algún Demion
nuevo. No quiero ser grosera.
El Airplane White Rabbit de Jefferson resuena desde la rocola. —¿Cuál es
tu veneno señorita Lucky? —Cody sonríe mientras tomo un asiento en
frente de él. Probablemente es el Demion más amigable aquí y uno de los
pocos en la habitación que no está abiertamente embobado por mí. No se
atrevería. No con el par de mortales ojos entrenados en él desde el otro
lado de la puerta.
—Cualquiera de mis tres hombres favoritos lo hará.
Cody asiente y me sirve un vaso alto de whisky en las rocas. Siempre
comienzo mi tarde con Jim Beam, Jack Daniels o Jose Cuervo. Bebo de un
trago el primero pero sorbo el segundo. Los demonios puros pueden ingerir
su Energía sin diluir, pero como un Demion necesito la mía impregnada de
alcohol. Es la única manera en que mi cuerpo modificado puede procesar
el elixir mágico. Sin mi revisión diaria, mi sangre se espesa y se siente
incómodamente fría, mis músculos se tensan, adoloridos y debilitan mis
poderes. Es aún peor cuando estoy agitada, como ahora.
—¿Estás bien Lucky? Pareces… tensa. —Cody escoge sus palabras
cuidadosamente. Años de tratar con demonios impredecibles le han
enseñado bien.
—Estoy bien. Solo necesito un estímulo. Ha sido un agitado par de noches.
—Giro mi taburete e inspecciono la escena. La muchedumbre habitual
circulando alrededor. Todos ellos, como yo, forzados a venir aquí y beber
de la Fuente.
Siempre he encontrado levemente divertido que en el Bar Demonio, los
ocupantes tendían a agruparse de acuerdo al tipo, rango, y condición. Un
grupo de demonios puros, del más alto nivel estaban jugando billar en la
esquina del fondo, bebiendo sus cervezas. Aunque parecen humanos, a
diferencia de los Demions quienes envejecen y eventualmente mueren, los
34
demonios nunca lo hacen. Inmortales, todos ellos, se ven exactamente
igual a como siempre lo hicieron por muchos milenios.
Una mesa de Demions —doctores, abogados, gerentes generales de
grandes corporaciones internacionales, varias famosas estrellas de cine e
incluso un ex Presidente y Vicepresidente de los Estados Unidos—
sentados en el otro lado de la habitación, sorbiendo champaña y de
acuerdo con sí mismos. Las criaturas —demonios y Demions mezclados
con ADN de animales— amontonados por el hoyo de fuego diciéndose unos
a otros cuentos estridentes de caos y asesinatos. Y como de costumbre, los
vampiros están reunidos en la parte de atrás, lejos del resto de nosotros.
Todos ellos mi tribu. Mi familia.
Cody dice algo, pero mi atención está fijada en el hombre misterioso de Ivy
quien está mirándome intensamente. Ella lo notó hace unas noches y
desde entonces ha tenido curiosidad acerca de él, pero yo había estado
demasiado ocupada con los Amazèa para pensarlo mucho. Ahora que lo
estoy mirando creo que es tiempo de reconsiderar mi indiferencia. Este
chico es ardiente, incluso para los estándares de Demion donde la belleza
y perfección son la norma. Podía usar una distracción…
—Y tú ni siquiera me estás escuchando, lo estás. —Cody aprieta
ligeramente mi brazo—. ¿Algo interesante allí? —Sus ojos tienen un brillo
travieso.
Vuelvo mi atención hacia él y tomo otro trago. —Nada interesante. ¿Qué
pasa?
—Solo estaba diciendo que hay algo pasando alrededor de aquí que tiene a
algunos de nosotros últimamente en el borde.
—¿Qué quieres decir? —Miro sobre mi hombro para darle al extraño sexi
una pequeña sonrisa, pero su espalda ya está girada.
Cody se inclina más cerca y deja caer su voz. —No quiero estar
esparciendo historias, pero quiero que seas extra cuidadosa ahí afuera. He
estado escuchando susurros de algún problema.
—¿Cómo qué? —Él tiene mi completa atención ahora. Si alguien se ha
enterado de mi caza a los Amazèa estoy en un peligro indecible. Además de
Tatiana, solo Bones sabe en lo que he estado andando. Pero confío en él
con mi vida.
35
—Algunas cosas divertidas… algunas cosas en las que nadie puede poner
un dedo exactamente. Desapariciones inexplicables de algunos Demions,
algunos Sapies encontrados asesinados en Pine Canyon. Y hubo tres
batallas de frontera solo en la última semana. No lo sé. Sólo parece como
que algo está pasando… nada bueno.
Me relajo un poco y tomo unos sorbos más. Cody es tan dulce, pero tiene
una tendencia a sobre-reaccionar, generalmente por temor. Es uno de los
pocos Demions que existen que, por cualquier razón, nunca recibió
poderes físicos activos. Bones y yo acordamos que este fallo lo hace más
nervioso que al resto de nosotros.
—No suena como mucho para estar alarmada. Los Demions son
impredecibles y a menudo pasan a la clandestinidad por una u otra razón.
Pine Canyon está a treinta millas de Dove Creek y los Sapies se asesinan el
uno al otro todo el tiempo. Y no me sorprenden las escaramuzas
fronterizas… sólo me sorprende que esté tan tranquilo como fue por tanto
tiempo. Además, si hubiera algún peligro real, Bones me habría dicho algo.
De hecho, se estaba quejando acerca de estar aburrido.
Cody asiente a regañadientes y se sirve una bebida. —Supongo que tienes
razón. No lo sé. Las cosas solo fueron algo tranquilas por aquí por tanto
tiempo, entonces de repente todas esas cosas comienzan a pasar. Es solo
que no sientan bien conmigo, es todo. —Toma unos tragos nerviosos.
Pobre Cody. Debe ser terrible ser tan indefenso. También puede ser un
Sapie puro. —Estoy segura de que no es nada. Además, ¿no es un poco
más extraño que no estemos combatiendo con las tribus de la frontera?
Quiero decir, vamos, somos demonios. Es increíble que los acuerdos de
paz duraran todo el tiempo que tienen.
Por siglos, diversas facciones de demonios habían estado en guerra con
otra, cada uno por sus propias razones. Si era para tener control sobre un
territorio, desaires personales, o solo por pelear, las tribus habían estado
luchando entre ellas por años. Pero después de décadas de carnicería sin
final a la vista, el Legionare —la unidad de milicia altamente calificada
para el Imperio Demoníaco— separó los clanes en territorios. Ahora cada
uno tiene prohibido cruzar hacia la tierra de otro sin permiso expreso. Pero
solo en Thiberoux… el mundo del hombre sigue siendo el juego justo y
abierto para todos.
36
Había funcionado sorprendentemente bien, con algunas escaramuzas en la
memoria reciente. Cualquiera que viole el tratado tiene que tratar con el
Legionare, un castigo que ningún demonio quiere soportar.
Aun así, no me molesta la preocupación de Cody. La mayoría de los
demonios acepta que el tratado es un acto antinatural y es sólo cuestión
de tiempo antes de romperlo. Muchos de nosotros, incluida yo, el tiempo
de guerra, está en nuestra sangre. Teniendo al Legionare viniendo detrás
de algunos de nosotros es una cosa, pero cuando se involucran clanes será
mucho más difícil para ellos destacar algunos alborotadores.
Giro hacia el fresco vaso de whisky que Cody ha colocado a mí lado. Un
último trago y estaré lista para seguir con mi juego. Por su cortesía —
bueno, más como órdenes estrictas de Tatiana— tengo que limitar mis
tragos a tres, quizá cuatro si estoy realmente encendida. Y siempre bebo
temprano en la tarde por lo que tiene tiempo para metabolizar por el
tiempo que ella esté despierta. Pero deseo poder beber toda la noche, como
hacen otros Demions. Desafortunadamente para mí, tan pronto como
Liora se vuelva humana otra vez, el alcohol en nuestro sistema la afectará
de la misma manera en que afectaría a cualquier otra chica de un metro
setenta y pese cincuenta kilos.
Razón número diez mil ochocientos treinta y tres de por qué es tan molesto
tener que compartir mi cuerpo con un Sapie.
Dejo salir un largo suspiro de sufrimiento. No podía estar menos
energizada acerca de mi noche. Ningún Amazèa para cazar, y Tatiana ni
siquiera se molesta en señalar la dirección de cualquier otro demonio que
podría matar en su lugar. Necesito destruir algo esta noche, si sólo quitara
el borde. De lo contrario si uno de los tontos Sapies que recoge las cuotas
incluso tanto como me mira mal se convertirá en nada más que una
mancha desordenada en la pared. Y trato de no matar a los seres
humanos. En realidad, Tatiana lo ha prohibido… dijo que haría a la
estúpida Liora enloquecer o algo.
Razón número diez mil ochocientos treinta y cuatro…
Cody se va para atender a algunos otros clientes y recuerdo a mi
misterioso hombre en la parte posterior. Giro mi asiento para conseguir
otra mirada y mis rodillas chocan con algo, deteniéndome a medio giro.
Unas pocas gotas de Jack salpican en mi regazo, pero no me importa.
37
No me importa porque estoy mirando a los ojos más bellos que he visto en
mi vida.
Tengo que apresurarme. Las tres lunas de Illyria casi se han convertido en
una, señal del primer amanecer en el mundo Sapie. Aprieto bien mis
piernas, instando a Diablo. Él gruñe y presiona su cabeza abajo.
Después de recoger los tributos, he logrado encontrar algo de diversión
después de todo, matando a algunos demonios paranoicos renegados
trabajando en las calles de la ciudad de Nueva York. Después, llegué a una
fiesta rave clandestina para bailar algo de mi agresividad restante.
No había funcionado, pero me encanta bailar y perder el tiempo.
Si hay una cosa que Liora y yo acordamos es dejar nuestro cuerpo en un
lugar seguro para que la otra tome el control. Por supuesto, hacer esto es
mucho más importante para mí de lo que es para ella. Realmente no me
importa dónde despierto, puedo cuidarme sola. Pero si la dejo en algún
lugar sin protección, su frágil estado humano podría significar problemas
para las dos.
Pero en su mayoría, simplemente no la quiero usando mi ropa. Todos mis
trajes son hechos a medida para mí y no hay forma de dejarla poner sus
mugrientas patas en ellas. Estallo a través de la puerta de la cabaña con
segundos de sobra. Tatiana se sienta en el suelo con sus ojos cerrados. —
Hola querida, ¿cómo estuvo tu noche? —pregunta ella sin abrirlos.
—Súper —digo, todavía molesta con mi tarea rudimentaria. Lanzo el saco
de dinero sobre la mesa y me apuro hacia el dormitorio, la primera oleada
de frialdad ya inundando a través de mí. Sin tiempo para colgarla, mi ropa
se encuentra en el suelo al lado de la cama. Desnuda, me lanzo en ella
mientras todo queda negro.
38
í
Traducido por Zeth SOS, Jo SOS y dark heaven Corregido por Akanet
antengo mi cabeza gacha mientras camino entre el repleto
pasillo hasta mi casillero. Es una decisión consciente, una
diseñada para prevenir que curiosee como una idiota con la
esperanza de dar un vistazo a Kieron en alguna parte. Pero
me doy cuenta que no es la idea más inteligente tan pronto choco con la
parte posterior de Cade Johnston, uno de los neandertales jugadores de
futbol de la escuela.
—Lo siento —murmuro, y lo paso.
Sus amigos ríen disimuladamente; uno retrocede dramáticamente con
fingido horror. Pongo mis ojos en blanco e ignoro sus inmaduras
payasadas, pero escucho a uno decir:
—Viejo, es mejor que quemes esa chaqueta, probablemente ahora esté
maldita.
Lo-que-sea.
Corrine está de pie junto a mi casillero como si estuviera a punto de
estallar en su piel. Ella y yo hemos pasado tiempo juntas por algunos
años. No me hace muchas preguntas personales y no es fisgona con
respecto a mi vida personal. Ése es el por qué me agrada… su
preocupación hacia su propio drama le impide preocuparse mucho por el
mío. Su padre está cumpliendo una cadena perpetua por asesinar a un
hombre durante una pelea de borrachos en un bar, así que vive con su
madre. Pero su madre, tampoco es ningún premio.
Perpetuamente desempleada y permanentemente ebria, apenas logra
mantener al día la renta del remolque que comparten a las afueras de la
ciudad, un lugar poblado por la más basura de las basuras… pobres
39
incluso para los estándares de Dove Creek1. Pero ella es lo más cercano a
una amiga que tengo aquí, y estoy agradecida de su compañía.
—¡Lii… OR… aa! —sisea, sus ojos muy abiertos—, no puedo creer que te lo
hayas perdido. ¡De todos los días para ser enviada a casa escogiste ayer y
te perdiste la cosa más emocionante jamás! Bueno no te lo perdiste del
todo, pero Dios mío, ¿Por qué nunca contestas tu teléfono en las noches?
¡Traté de llamarte como cincuenta veces! —Se detiene para tomar aliento,
su rechoncho rostro poniéndose ruborizándose color rosa.
Frunzo mi ceño. Corrine tiende a ser a veces dramática, pero esta vez lo
llevó al límite.
—Cálmate… no fui enviada a casa, me escapé. ¿Qué ocurrió? ¿Está todo
bien?
Ella alza sus dos cejas y sonríe abiertamente, revelando dos hoyuelos y
dientes muy torcidos. Me empiezo a girar para poner la combinación del
casillero pero pone ambas manos en mis hombros y gira mi cuerpo.
—Eso —susurra sin aliento—. ¿No es simplemente encantador? Ahh…
Miro hacia donde un grupo de chicas se ha agrupado en el pasillo.
Corrección, un grupo chicas de chicas con Kieron de pie en el medio,
claramente encantado por la atención que está siendo puesta en él por la
mitad del equipo de animadoras. Justo como esperaba.
Miro de nuevo a Corrine y pongo mis ojos en blanco.
—¿En serio? ¿Es eso por lo que pusiste tan exaltada… por un chico? —
Sólo espero que mi rostro no esté tan sonrojado como el suyo. Sólo ver a
Kieron de nuevo, en carne, afirmando que es real y no un producto de mi
hiperactiva, y poco fiable, imaginación hace que mi sangre hierva
furiosamente. Me enfoco en alinear los números de la combinación de mi
candado, lo cual es extremadamente difícil con manos temblorosas.
Se inclina a mi lado y gira su cuello para mirarlo.
—¿En serio, Liora, estás ciega? ¿No has visto nuestra selección de chicos
aquí, o debería decir la falta de…?
1Dove Creek:Es un pueblo ubicado en el condado de Dolores en el estado estadounidense
de Colorado.
40
—Entonces, es lindo. Qué alegría. Por todo lo que sabes podría ser un
idiota de clase mundial. —Busco en mi casillero y trato de recordar que
libros necesitaré para la clase de inglés. Aunque después de lo que pasó
ayer, no estoy segura de que siquiera importe. El señor Sodenberg me
echará justo al momento en que me vea.
A pesar de mis mejores esfuerzos, no puedo evitarlo y miro de nuevo en la
dirección de Kieron. Su deslumbrante sonrisa alumbra el pasillo y dos
chicas más se han unido a su enjambre.
—Parece un completo jugador —digo y cierro mi casillero con un
estruendo.
Maldita sea. Tengo que pasar justo a su lado. Me muevo al otro lado de
Corrine así puede hacer de parachoques mientras nos dirigimos hacia
Kieron y su harén en expansión.
—Es la cosa más candente que ha dado un paso en esta ciudad, si me lo
preguntas. Y no es un idiota. Es totalmente educado… accidentalmente me
estrellé con él ayer saliendo de química, y él en realidad dijo “lo lamento” y
preguntó si yo estaba bien —Corrine apenas puede contener su júbilo.
—Suena como todo un caballero. —Miro sobre mi hombro y frunzo el ceño
cuando una linda rubia llamada Drusilla Van Vareen pone su mano con
manicura en el brazo de Kieron.
Él le dice algo y ella ríe como si fuera la cosa más divertida que alguna vez
hubiera escuchado. Trato de no bufar.
Mientras nos acercamos Corrine de repente se detiene. Me mira, a Kieron,
luego de nuevo a mí.
—Ammm —dice con una pequeña sonrisa—, no había notado cuán
similares lucen ustedes dos. Como si casi pudieran estar relacionados o
algo.
La miro fijamente, estupefacta. Él: podría ser un súper modelo masculino.
Yo: No mucho.
—Amm, claramente necesitas que revisen tus gafas.
Sacude su cabeza y baja su voz.
41
—Son sólo algunas cosas, como que ambos tienen el mismo cabello negro
y ojos azules. Ésa es una inusual combinación. Y ambos tienen esas
distinguidas facciones que son muy simétricas. Por supuesto, él está
mucho más bronceado y es más alto que tú, pero aparte de eso…
—Casper el fantasma amigable está mucho más broceado que yo —
murmuro. Es cierto había notado que su vivo cabello de color negro ébano
era del mismo tono que el mío, pero sus ojos eran definitivamente algunos
tonos más oscuros.
Corrine se encoge de hombros y sigue caminando, su cabeza cerca de la
mía.
—Como sea, hay todo tipo de historias que giran a su alrededor —
continúa—, Dawn Lewis me dijo que era un actor de Los Ángeles
investigando para un papel cinematográfico. Taylor McKenzie dijo que era
parte del programa de reubicación del FBI porque sus padres son ricos y
parte de la realeza que están siendo chantajeados. Y Carrie Stevens dice…
—Corrine detente. Su tío trabaja en las minas. Sólo vino aquí para vivir
con él. Todas ustedes se están volviendo locas por nada, estoy algo
apenada de ser tu amiga en este momento —dije, sólo medio bromeando.
—Ugh, mira a Druslutta actuando como si ya le perteneciera. Digo, hace
tres noches ella estaba tocándose con Cade Johnston en el Curley Q…
espera, ¿Qué? ¿Cómo sabes eso? ¿Qué me estás escondiendo? —Toma mi
brazo.
—Aww, eso está unido, sabes.
Siento los ojos de Kieron en mí mientras pasamos, pero me ordeno a mí
misma no mirar. Lo último que voy a hacer es unirme a su enjambre de
admiradoras como alguna clase de patética admiradora obsesiva.
—…Oh, Manhattan es maravilloso, todos esos museos, obras y fabulosos
restaurantes —susurra Drusilla mientras pasamos—. Me encantaría que
me contaras todo sobre tus lugares favoritos…
Corrine bufa. —Oh, dame un descanso —rezonga amargamente—. Ella fue
a Nueva York una vez cuando estuvimos en octavo grado por el funeral de
un tío o algo. ¿Ahora de pronto está toda familiarizada con las grandes
ciudades y culturizada?
42
Mientras estiro la mano para alcanzar la manilla de metal, el Sr.
Sodenberg encuentra mi mirada a través de la ventana de la puerta. Sus
ojos me dan una advertencia. Los míos giran hacia atrás en mi cabeza. Él
no dice nada, así que sólo puedo asumir que lo que Lucky le dijo al pobre
Sr. Winters ayer de alguna manera se transmitió hacia él. Corrine, con su
pobre visión, se sienta en el frente. Yo tomo mi usual asiento en la parte de
atrás, dejando caer mi bolso en el asiento vacío a mi lado.
Silenciosamente recito mis votos de antes para mí misma. Tengo que
olvidarme de Kieron. Justo ahora, mi prioridad número uno es pasar el día
sin que Ella se aparezca. Eso significa absolutamente no salirme de mi
zona. Tengo que mantenerme alerta, concentrada.
Tatiana me había dicho en el desayuno que ella había hablado con Lucky,
pero no me sentía segura de que simplemente no se aparecería de nuevo si
encajaba en sus propósitos. Así que había tomado la precaución extra de
usar un collar de crucifijo; con suerte esto la desalentaría de asegurar una
partida rápida si decidía hacer una aparición especial.
Abro Inferno y practico traduciendo las palabras en francés, una lengua
que estoy enseñándome a mí misma. Es la única manera en que contendrá
mi atención.
Cuando un cuerpo me roza, levanto la mirada y estoy sorprendida de ver a
Kieron sonriéndome. —Hola, de nuevo —dice suavemente.
—Hola —Mi corazón late salvajemente, y luego vuelvo mi mirada
rápidamente al Canto XXIX. Pero las palabras se vuelven un borrón
cuando Kieron continúa rondando.
—¿Te importa si me siento aquí? —pregunta.
Me encojo de hombros evasivamente, todavía mirando fijamente mi libro
como si contuviera la respuesta al significado de la vida. —Ponte cómodo.
Se ríe entre dientes. —¿Este es tu bolso?
—Cierto, lo siento. —Me inclino para sacarlo y dejarlo a mi otro lado.
Kieron se acomoda con gracia en el asiento y sonríe.
—¿Estás mejor hoy?
43
—Sí —Y estoy releyendo la misma frase por quinta vez. Mi mirada se
levanta levemente para ver varios estudiantes girados en sus asientos,
mirándonos embobados.
—Me alegra oír eso. Siento interrumpirte… ¿Es un buen libro? Nunca lo he
leído.
—Es fascinante —respondo secamente.
—Tal vez no te importaría ponerme al corriente, ayudarme para poder
acelerar… —El resto de su pregunta es cortada cuando el Sr. Sodenberg
pide a la clase orden.
Si alguien me hubiera ofrecido diez millones de dólares para recordar
siquiera una frase que el Sr. Sodenberg pronunciaba durante su clase
completa, no podría hacerlo. A pesar de que estoy intentando con todas
mis fuerzas concentrarme en lo que el profesor está diciendo, es imposible
con Kieron sentado a menos de un metro. Cincuenta minutos pasan en un
borrón, y antes de que lo sepa la campana está sonando.
—¿Cuál es tu próxima clase? —me pregunta Kieron cuando ambos nos
ponemos de pie.
—Historia con Jackson.
—Qué feliz coincidencia. También la mía. Podemos caminar juntos —Es
más una orden que una petición. Está tan cerca detrás de mí que puedo
oler el almizclado aroma de su loción de después de afeitado. Nos dirigimos
a la puerta y noto a varias chicas, incluida Corrine, observándonos como
halcones sedientos de sangre. Le doy lo que espero que sea una sonrisa
tranquilizadora pero puedo decir que no la se la está creyendo. A pesar de
que su clase es en dirección contraria, iguala su paso al de Kieron.
—Kieron, ¿conoces a mi amiga Corrine Olsen? —pregunto, esperando
dispersar cualquier torpeza. Ella lo mira fijamente con sobrecogimiento y
yo gimo internamente. Estoy intentando no avergonzarme de ella, pero
está actuando tan desvanecida. Nunca la he visto así antes.
Pero si Kieron nota algo extraño en su comportamiento, no muestra
indicios de eso. —Sí, creo que como que nos chocamos literalmente el otro
día, pero no fuimos debidamente presentados. Hola, Corrine, me llamo
Kieron Ambrose. ¿Cómo estás?
44
—B-bien —tartamudea Corrine. Su rostro es rojo remolacha. Nos mira
boquiabierta a ambos por un momento antes de abruptamente girarse y
correr en otra dirección. Kieron me sonríe.
—Hay gente amistosa aquí —dice.
—Sí, un poco demasiado amistosa —murmuro mientras Drusilla
desciende y toca su brazo.
—Oh, Kieron, aquí estás —dice ella, exagerando su acento sureño. He
notado que hace esto cada vez que habla con chicos lindos. Debe haber
escuchado en algún lugar que a ellos les gusta. Mujerzuela—. Esperaba
tenerte escoltándome a biología. Dándonos una oportunidad para hablar.
Lo pronuncia bioh-loh-ghía, bate sus pestañas falsas, y sonríe
coquetamente.
Genial. Ahora se ha transformado en Scarlett O’Hara2
—¿Podemos hacerlo después? Necesito hablar con Liora un momento —
dice, imitando su sonrisa falsa, batido de ojos y todo. Un punto para Rhett
Butler3
Drusilla no está acostumbrada a que los chicos le digan que no. Su rostro
se congela y al principio está confundida. Luego su mirada cambia hacia
mí. Por la primera mitad del segundo, parece como si nunca me hubiera
visto antes; para el segundo, como si fuera una mosca en su yogurt sin
grasas. Pero rápidamente se recupera. —Vaya, claro, lo entiendo —dice
como si nunca hubiera escuchado algo más ridículo—. Encuéntrame al
almuerzo. Nos guardaré un asiento junto en las fuentes donde podamos
tener algo de privacidad… y no ser molestados.
Kieron asiente. —Suena bien —dice. Quiero golpearlo. Y a ella. Drusilla
gira en un inapropiado tacón alto y se va, pero no antes de darme una
fulminante mirada de rayo mortal.
Caminar por el pasillo con Kieron es una enteramente nueva experiencia
para mí. Aun cuando está llena de ajetreados cuerpos escurriendo entre
salas de clases y casilleros, normalmente me dan un espacio algo ancho.
Pero Kieron parece tener exactamente el efecto contrario en la gente. Todos
2Scarlett O’Hara: Protagonista femenina y personaje principal de la novela de 1936 de
Margaret Mitchell, Lo que el viento se llevó. 3Rhett Butler: Protagonista masculino y personaje principal de la novela de 1936 de
Margaret Mitchell, Lo que el viento se llevó.
45
se mueven más cerca, intentando estar lo más cerca posible a él,
esperando encontrarse con su mirada, o, con mucha suerte,
“accidentalmente” tocarlo cuando pasan. Es algo como estar con una
celebridad. Estoy pensando en que lo único que falta son las luces
destellantes de los paparazzi cuando atrapo a Carrie Stevens tomando una
foto de él con su celular. Y ahora estoy avergonzada de todo mi género.
—Así que, no quiero imponerme, pero era en serio cuando te pregunté si
no te importaría ayudarme a ponerme al corriente para acelerar en la
lectura. El Sr. Sodenberg me excusó de la entrega de trabajos la próxima
semana, pero no soy un chico tonto, y realmente me gusta llevar mi propia
carga. Comenzar con el pie derecho, si sabes a lo que me refiero.
—Si quieres empezar con el pie derecho no te recomiendo andar alrededor
mío —le digo en voz baja. En este momento la única cosa que supera las
miradas de deseo enviadas hacia Kieron son las de odio hacia mí.
Él se detiene y coloca su mano sobre mi brazo. Mi estómago amenaza con
saltar a mi pecho y yo aparto mis ojos de su intensa mirada. —¿Por qué
dirías eso? Le pregunté a varias personas quien es la persona más
inteligente en nuestra clase y todos dijeron que tú.
—Estoy segura de que eso no es todo lo que dijeron —murmuro, muy
consciente de su mano todavía apoyada en mi brazo.
—Esa es la única parte que escuché —dice con una pequeña sonrisa.
Nuestras miradas se encuentran.
Tomo una respiración profunda. —Bueno, si estás realmente desesperado,
creo que puedo ayudarte. Pero si cambias de opinión, lo voy a entender.
—No lo haré —dice, con los ojos brillando de nuevo—. ¿Cuándo es un
buen momento para ti? Mis tardes y noches están libres para ti…
—Sólo por las tardes —le digo a toda prisa—. Las noches están fuera.
Totalmente. —Él me da una mirada inquisitiva, pero sólo asiente.
—Entiendo. Oye, muchas gracias. Realmente lo aprecio.
—No hay problema... hoy no es un buen día, sin embargo —le digo
mientras recuerdo una misión especial que tengo que hacer más tarde.
—¿Mañana, entonces?
46
Asiento.
Suena la campana, y entramos a clase juntos. Esta vez, no me sorprende
cuando él toma el asiento vacío a mi lado.
—Entonces, nos encontramos de nuevo —levanta una ceja y guiña.
Por primera vez en mucho tiempo, me río.
Tatiana está sentada en posición de loto levitando pétalos de rosa secos
cuando llego a casa. Sé que no debo molestarla cuando está “sintiendo las
flores”, su versión de la lectura de hojas de té, así que me retiro a mi
habitación para comenzar con mi tarea y hacer un poco de lavandería.
Me tiro en mi cama y ubico mi ordenador portátil. En primer lugar: un
documento de diez páginas sobre las causas y los efectos de la Revolución
Francesa. Emocióname ahora. Delibero por unos treinta segundos antes
de que mis dedos vuelen sobre el teclado, y en menos de veinte minutos
más tarde he terminado, notas al pie de página y todo. Me paso cinco
minutos más con Trigonometría, una tarea que le va a tomar aún al más
brillante de mis compañeros de clase más de una hora en completarla.
Suspiro. Ni siquiera puedo contar con el trabajo escolar para distraerme
por mucho tiempo. Una vez más, mis pensamientos vuelven a Kieron, no
es como si realmente estuvieran lejos de él. Él siempre está ahí... al acecho
en el fondo de mi mente, esperando pacientemente para que disfrute de la
fantasía. Una en la que no me convierto en un monstruo en la oscuridad.
Una donde algún día seré capaz de encontrar la felicidad con él, o tal vez
con alguien más. Una en la que pueda enamorarme y vivir feliz para
siempre.
Sí, esa fantasía. La completamente loca, ridícula e imposible.
Decido navegar por la web un poco y hago clic en la página de las noticias
locales. Cuando veo el título jadeo... enferma:
ASESINATOS LOCALES TIENEN A LOS CIUDADANOS AL BORDE.
47
Bajo el título hay tres imágenes: una niña adorable quien se ve alrededor
de cinco o seis años, un adolescente con espinillas y una sonrisa enorme,
y un hombre negro de mediana edad. Todos ellos se ven tan felices.
Escaneo el artículo. Pocas pistas y sin conexión aparente entre las
víctimas. Todos fueron brutalmente asesinados, ya sea en casa o en el
caso de la niña, justo afuera. Se dice que ella fue asesinada jugando en el
porche mientras su madre corría al interior para contestar el teléfono.
Había estado fuera menos de tres minutos y volvió para encontrar la
cabeza de su hija torcida limpiamente.
—¿Qué clase de monstruo puede ser capaz de hacer algo tan horrible? —
La madre es citada. Cierro mi ordenador y pruebo la bilis en mi garganta.
Sé exactamente qué tipo de monstruos son capaces de tales horrores.
Tenía doce años cuando mis dos mejores amigos fueron asesinados
brutalmente frente a mí. El recuerdo de verlos morir es la última cosa que
Lucky y yo vivimos como un ser singular. Después de eso, ella siguió su
camino y yo el mío. Todavía me da náuseas pensar que, técnicamente, soy
parte de una raza de monstruos que son capaces de cometer tales
atrocidades.
Tatiana me ha dicho que no debo odiarme por las acciones de unos pocos
“malos elementos”. Los humanos se matan entre sí con bastante
regularidad, y no se desprecian a sí mismos por los crímenes de otros. Eso
está bien. Ella puede decir lo que quiera. Ella no vio lo que yo vi. Ella no
sabe lo que yo sé. Es imposible de olvidar... o perdonar... la espantosa
crueldad que sé que corre por mis venas.
¡Basta, basta, basta! Tengo que esforzarme para alejar el terrible recuerdo
y para pensar en otra cosa. Alto. Pelo negro. Eléctricos ojos azules. Sonrisa
sexy...
¡!Augh!!
Enciendo la radio y empiezo a recoger algo de ropa para lavar.
Accidentalmente agarro un conjunto de prostituta de cuero rojo que
llevaba Lucky ayer por la noche y con rabia lo lanzo de nuevo al armario.
Incluso si quisiera hacer su lavandería, que definitivamente no lo hago, ni
siquiera sabría cómo lavar algo de ese estilo. Juro que ella compra en
Strippers-R-Us.
48
El tentador aroma flotando en la cocina me dice que Tatiana ha
comenzado a hacer la cena. Lanzo lo último de mi ropa en la lavadora y me
uno a ella.
—Mmm, pollo frito. Mi favorito —le digo, mirando por encima de su
hombro. Una cartera de cuero descansa sobre la mesa, y la abro; está
llena de dinero y joyas. Saco un collar de diamantes y lo admiro—. ¿Puedo
quedarme con esto? —Es una pregunta ridícula. Tatiana nunca lo
permitiría, y además, ¿cuándo usaría algo como esto?
Ella me da una mirada mientras ubica un plato de pollo fresco a mi lado, y
de mala gana devuelvo el collar a la bolsa. —Saca las joyas; las pondré en
mi caja fuerte. Lucky ya tiene sus instrucciones de cómo dividir el dinero
en efectivo.
A pesar de que soy yo quien va al banco, no puedo hacerlo todo por mí
misma. Mi trabajo es estar ahí esperando así Lucky pueda asumir el
control y manejar a los escrutadores. De lo contrario, podría parecer
sospechoso que una adolescente llegara con grandes sacos de efectivos
solicitando cheques de caja para varias organizaciones benéficas. Pero bajo
su mirada hipnotizante ellos hacen como se le es dicho, sin preguntas, y
pronto se olvidan de que alguna vez nos vieron. Tenemos que hacerlo en el
momento perfecto porque el banco por lo general cierra justo en el
momento en que oscurece.
—¿Estás pensando en caminar o conducir a la ciudad? —pregunta
Tatiana.
—¿Parece como si fuera a llover pronto...? —La miro en busca de
confirmación. Ella aprieta los labios y asiente.
—Sólo una leve llovizna, pero no en varias horas... te lo vas a perder.
Usualmente, me gusta mucho más caminar. Pero ya es tarde, y me dejaría
con muy poco tiempo. Y no quiero dejarlo para mañana, ya tengo planes
para ver a Kieron. El pensamiento despierta mariposas en mi estómago.
—Supongo que voy a conducir. Ojalá pudiera correr como Ella puede —
murmuro con la boca llena de comida—. Claro que supongo que en
realidad no importa de todos modos, viendo que tengo que pasar por el
centro de la ciudad y la gente me vería.
49
Tatiana hace un ruido de cacareo y recoge algunas cucharadas de puré de
papas. —Ella tiene sus talentos y tú tienes los tuyos. Así que dime, ¿cómo
estuvo tu día? ¿Mejor que ayer? —Ella tiene una extraña sonrisa en su
rostro.
A veces me pregunto cuánto sabe Tatiana y que no dice. Sé que tiene la
extraña capacidad de sentir cualquier cosa que se mueva, sea humano o
no, y puede leer las energías de la ropa, incluso saber de qué colores y
materiales son. Supongo que no debería sorprenderme si ella sabe que
estoy obsesionada con algo.
—Hoy estuvo... bien —le digo—. Sin relevos hostiles.
—¿Cómo van las clases?
—Bien. Iguales. Aburridas. —Por mucho que no quiera pensar en el
horrible artículo, no puedo desprenderlo de mi mente. Suspirando, pongo
abajo mi pierna—. Tat, ¿Qué sabes sobre los asesinatos en Pine Canyon?
Leí sobre eso en línea y es simplemente horrible. ¿Es algo… sobrenatural?
Ella deja escapar un largo suspiro y se levanta. Caminando hacia la
ventana y retorciéndose las manos nerviosamente. Ahora me gustaría no
había preguntado.
—Yo, también, he visto la muerte. Me gustaría poder decir que fue un acto
humano al azar de violencia humana, pero me temo que no lo es. Hay una
negrura que rodea a las pobres almas, y soy incapaz de descifrar el
significado o las motivaciones detrás de esas acciones. No sé qué lo causó,
ni por qué. Sólo veo una oscuridad impenetrable.
Mi corazón empieza a correr. Tatiana por lo general trata de mantenerme
en la oscuridad acerca de la actividad demoníaca, o al menos usar suaves
eufemismos, como al referirse a los asesinatos de Michael y Kayla como
“desafortunado incidente”.
—¿Estoy en peligro? —le pregunto, no estoy segura de sí quiero escuchar
su respuesta. Pero, en realidad, ¿cuándo no estoy en peligro? Lucky
arriesga nuestras vidas con una regularidad alarmante.
—No veo esto como una amenaza para ti en este momento. Tal vez sea un
lamentable caso aislado. Por supuesto, si algo cambia, serás la primera en
saberlo y yo implementaré las protecciones.
50
—Bueno, claro, lo que digas —No puedo comer nada más, así que limpio
los platos y le doy un beso en la mejilla—. Mejor me voy. Nos vemos
mañana. —Agarro la cartera con el dinero y las llaves de mi Mustang.
El sol de la tarde comienza su descenso final en el horizonte. Salto a mi
automóvil, subo el volumen al estéreo y acelero por el camino de tierra.
Este tramo principal a través del corazón de Dove Creek es la única fuente
de comercios en millas. Además del banco, hay un lugar de alquiler de
películas, una pizzería y una heladería, unas tiendas de novedades que se
especializa en la caza y la pesca.
Varias personas se arremolinan a lo largo de la acera, por lo que me
recuesto en el asiento del conductor y me pongo cómoda. Todavía tengo
unos cuantos minutos más, pero realmente espero que la multitud de la
cena se disperse antes de que sea el momento para que cambie. No puedo
hacerlo en el automóvil... Ella no se molestará en cerrar o dejar las llaves
en un lugar seguro. Por lo general voy al callejón detrás del banco para
transformarme, pero ahora mismo hay demasiada gente. Maldita Pizza
Pete y su especial de la noche del martes.
Después de unos minutos la multitud disminuyese. Mi plan es sentarme
en el banquillo hasta que la sienta a Ella acercarse, después entrar en el
callejón. Sin problema.
Cierro el coche y camino a través de la calle. Entonces, veo a Kieron
caminando por la acera.
Oh, no. ¡No no no!
Él no me ha visto todavía... al menos no lo creo. Pero tengo que irme, no
puedo dejar que me vea así de cerca de una transformación. ¿Quién sabe
lo que Lucky va a decir o hacer? Sobre todo si Kieron trata de hablar con
ella como si fuera yo. Lo mejor, se reiría en su cara. Lo peor... uf, no me
quiero ni imaginar...
Él se detiene y mira dentro de la ventana del The Stinky Fish Bait & Tackle.
Me meto en el callejón, presiono la espalda contra la pared lateral y
51
contengo la respiración. Entonces empiezo a pensar, la tienda de cebo está
cerrada; él no va a ir ahí. Así que a menos que vaya a entrar en el banco,
es más probable que vaya a alquilar una película o al lugar de pizza. Eso
significa que él tendría que caminar justo delante de mí. ¡Mierda! Todo lo
que tomará es una pequeña mirada en esta dirección y va a verme
encogida como una rata acorralada...
Tengo que ocultarme.
Pero no hay a dónde ir. El callejón es un callejón sin salida. Si vuelvo a ir a
la calle seguramente me va a ver. Ella está a sólo segundos de llegar, y
también lo está él. Y voy a hacer todo lo que está en mi poder para impedir
que los dos se conozcan.
No tengo otra opción.
Lanzándome hacia el enorme contenedor gris de basura contra la pared
del fondo, lucho por levantar su pesada tapa. Se resbala de mis dedos, y
tengo que morderme los labios para no gritar. Tengo que entrar.
Finalmente, me las arreglo para abrirlo lo suficientemente como para
meterme en su interior. —Lo siento mucho, Lucky —le susurro. No quiero
ni pensar en lo que estoy sentada, y mucho menos en lo que Lucky va a
hacer cuando vea dónde la deje. A medida que el hedor de la basura
podrida llena mis fosas nasales, rápidamente tomo un último aliento de
aire fresco y cierro la tapa.
52
í
Traducido por rihano Corregido por Angeles Rangel
h dulce infierno este lugar huele a mierda. ¿Dónde estoy? No
puedo ver nada. Tengo la bolsa de dinero en una mano, pero
la otra está tocando algo blando. Y chorreante.
Me recuesto sobre mi brazo y baba cenagosa se escurre a través de mis
dedos. Reacciono instintivamente, desatando la lluvia de fuego corriendo
por mis venas. El metal chocando contra el pavimento en una explosión
atronadora, y caigo al suelo en medio de un montón de refugios.
Desde el pálido resplandor de las farolas, evalúo mi entorno, estoy en el
callejón al lado del banco. Bueno, eso lo entiendo. Lo que no entiendo es
por qué estaba con toda la basura.
Encantador. Sólo extrañamente encantador. —¿Hurgando en la basura
ahora, en eso estamos, cerdo asqueroso? —digo en voz alta, esperando en
algún lugar profundo dentro que ella me escuche. Ni siquiera me importa
si ella tiene una buena razón para dejarme en ese lugar inmundo. Esto es
imperdonable y realmente está tentando a la suerte que arruinara su
propia ropa en vez de las mías.
Estoy ocupada maldiciendo el nombre de Liora y sacudiendo partículas de
mi pelo cuando oigo la voz preocupada de un hombre. —Disculpe,
señorita, ¿está bien?
Un pequeño grupo de Sapies se reúnen cerca del final del callejón,
mirándome. Deben haber sido atraídos por el ruido fuerte. Genial.
Poniendo los ojos en blanco agito mis manos, todavía chorreando baba, y
murmuro:
—Alieno. Váyanse. —En un instante se alejan, ya olvidando lo que les
atrajo aquí en primer lugar. Todos, excepto para el que continúa
observándome con una sonrisa divertida.
53
Fan-mierda-tastico.
—¿Qué estás mirando? —le pregunto, con el ceño fruncido en su dirección.
De todos los testigos de mi humillación mortal ¿él tiene que estar aquí?
—Tienes pepperoni en el pelo. —Él señala amablemente a mi cabeza.
Peleo con las ganas de vomitar y cuidadosamente levanto el mohoso disco
rojo. ¿Podría esta noche comenzar con algo más de porquería? Reunir algo
de dignidad es imposible en este momento, así que limpio mis manos en
mis pantalones, agarro la bolsa de dinero, y me encamino pasándolo. Él se
tensa como yo lo rozo. Estoy medio tentada volar el banco por completo,
viendo como es más para beneficio de Liora que mío. No me importa lo
más mínimo el dinero, no me importa si es para algunos mocosos sin
hogar. Y puesto que Liora no tiene ningún problema dejándome en un
contenedor de basura como un pedazo de basura...
Pero sé que si no consigo los cheques, Tatiana se va a enojar. Y tengo por
regla nunca hacer que Tatiana se enoje, al menos no a propósito. Pero
Liora pagará un alto precio por su absoluta falta de respeto a mí, eso es
malditamente seguro.
Me lanzo a abrir la puerta, a punto de despegarla de sus goznes. Tatiana
está sentada en el sofá esperando por mí. Enojada tiro los cheques
bancarios en la mesa y vocifero molesta en mi dormitorio.
—No te enfades con ella, querida —me dice Tatiana—. Tenía miedo de
exponerse y tuvo que ocultarse para evitar un problema. Ella sentía que no
tenía otra opción. Estoy segura de que está muy apenada por hacerte eso a
ti.
—Lo que sea.
Quince minutos más tarde salgo de la ducha. Paso mis manos por el pelo
mojado, y el calor que emana de mis palmas rápidamente seca los largos
mechones. Tiro de ellos en una coleta baja y mis dedos brevemente tocan
mi marca. Para Liora y otros Sapies, la marca quema caliente al tacto.
Para mí, se siente bien... como hielo.
54
Esta marca en la parte posterior de nuestro cuello es la razón de que Liora
nunca use su pelo levantado; ella no quiere que nadie la vea.
Personalmente no veo cual es el gran problema. Sólo se ve como un tatuaje
ordinario, una estrella roja simple. Algo que cualquiera podría conseguir
en cualquier tienda de tatuajes. No es como que diga, “Soy un medio-
demonio”, o algo así. Lo juro, ella es una fanática del demonio.
Después de cambiarme a un traje completamente negro, perfectamente
adecuado para mi estado de ánimo todo negro, me dirijo a la habitación de
Tatiana. Ella está revolviendo su caldero, el vapor fresco rizando cintas
fantasmales alrededor de su semblante sereno.
—Encuéntrame algunos demonios para matar. Atormentar no lo detendrá
esta noche.
Ya que tengo prohibido matar Sapies, y luchar con otros demonios en
Thiberoux está prohibido por el Decreto Demoníaco, tengo que encontrar
mi diversión en otra parte: El mundo del Hombre.
Naturalmente, nunca peleo con cualquiera de mi propia tribu, pero hay
otros... muchos otros que invaden los pueblos de los alrededores y usan a
los humanos como juguetes.
Son estas criaturas las que me dan una salida a mis deseos naturales. Y
justo ahora, con los Amazèa fuera de alcance de nuevo, tengo un picor
muy grande que rascar. Y largas y perfectamente cuidadas uñas negras
con las que rascarme.
—Siento tu fuego y sé que debes cazar. Si quieres quedarte cerca, en
Richmond, hay dos demonios Paraste que trabajan fuera de la discoteca
Galaxy. O, podrías volver a Nueva York, donde hay varios…
—Voy a tomar los Paraste —digo. Había estado en Nueva York ayer por la
noche para recoger los tributos y, además, detesto a estos demonios en
particular. Ellos no son buenos para algo útil. A menos que consideres
aliviar mi conveniente picazón. Lo cual hago. Una vez que ellos se unen a
un cuerpo humano, asumen el control total y obligan a sus víctimas a
hacer cosas perjudiciales para sí mismos y a los demás. El anfitrión no
sobrevive por mucho tiempo.
No es que mi búsqueda para destruir a otros demonios se derive de la
bondad de mi corazón. Si no fuera por el hecho de que Liora pasa tiempo
55
en el mundo Sapie, dejando mi recipiente débil y vulnerable, no me
importaría lo que otros demonios hicieran.
Sin embargo, muchos demonios por ahí pueden ponerla... es decir, a mí...
en riesgo. Algunos demonios Paraste podrían unirse a uno de los chicos en
su escuela y hacerlo pasar por todo lo de Columbine o algo así y Liora
podría quedar atrapada en el fuego cruzado. Además, necesitaba
mantenerme fuerte. En la cima de mi juego. Los Amazèa pueden haber
desaparecido por ahora, pero algún día regresarían. Y cuando lo hagan,
voy a estar lista.
Tatiana asiente con la cabeza. —Muy bien. He preparado el polvo revelador
para ti —señala a la pequeña bolsa en la mesa. No puedo dejar de sonreír.
Ella me conoce tan bien. El polvo especial me permite distinguir Paraste de
Sapies regulares y toma varias horas para elaborarse.
Agarro la bolsa, le digo adiós a Tatiana, y convoco a Diablo. En el Puente
de Reyes echo un vistazo rápido por Bones, pero no hay centinela a la
vista. —¿Bones? —llamo. La noche es extrañamente tranquila. Lo intento
de nuevo, esta vez más fuerte—. ¡Bones! —sigue sin haber respuesta.
Cruzo el río y entro al bar.
—Oye, Ivy... ¿Bones está aquí?
—Hola, cariño. Sí, él ha estado aquí durante una hora aproximadamente.
Creo que está esperando por ti.
—Sí, me he retrasado un poco. Ella... —Pongo los ojos.
Ivy me da una sonrisa simpática y señala con la barbilla al hombre
sentado en una esquina. —Nuestro extraño sexy está de vuelta otra vez.
¿Conseguiste echarle un vistazo o qué? Los vi a ustedes hablando en el bar
la noche anterior. —Suena acusadora, como si estuviera manteniéndola
fuera.
Evito su mirada. Sí, él se había acercado a donde yo estaba sentada, pero
sólo para pedir otra copa de Cody. Habíamos intercambiado “holas”, y él
que había comentado sobre la música sonando en la rockola. Supongo que
en verdad le gusta Led Zeppelin. Pero luego se fue a lo suyo y yo me fui a
lo mío. No lo había visto de nuevo... hasta más temprano esta noche en el
callejón. Pero yo no voy a repetir este bocado de información embarazosa a
una de las más grandes chismosas en Dryndara.
56
—Lo siento, Ivy, en realidad no hablamos. Pero lo que realmente necesito
hacer es ir a hablar con Bones —le digo mientras lo veo a él hablando con
Cody.
Ivy hace una pequeña mueca, pero no dice nada, su atención desviada por
un grupo de Demions que se acercan.
Echo un vistazo casual alrededor de la sala mientras hago mi camino a la
barra. Cody y Bones se están riendo de algo, pero estoy más interesada en
la esquina trasera donde los hermanos vampiros están entreteniendo a su
amigo. Como de costumbre, no está de frente a mí, con su espalda hacia la
habitación. Bueno.
—La dama Lucky —la voz alegre de Bones resuena. Da palmaditas en el
taburete vacío junto a él. Dos vasos altos de Jack en las rocas me esperan
en la barra. Sonriendo, resplandezco hacia él.
—Hola, muñeco —le digo, dándole un beso en la mejilla—. Casi no te
reconozco con la ropa puesta.
Se ríe, revelando dos perfectos e incluso pequeños hoyuelos en sus mejillas
bronceadas. —Bueno, yo siento mucho eso, pero tienen reglas graciosas
aquí. Claro que siempre podemos ir a algún lugar un poco más privado y…
Yo lo golpeo suavemente en su hombro. —¿En serio, no vas a dejar de
intentarlo alguna vez? —Cody levanta las cejas arriba y abajo
sugestivamente, así que me acerco y lo golpeo, también.
—Ustedes chicos son ridículos.
Ambos se ríen, y Bones se frota los huesos del hombro con cautela. —Creo
que está herido. Necesita un beso para sentirse mejor...
—Oh, pur-faaavor. Libérame. —Pongo los ojos y me siento. Pero la verdad
es que me encanta cuando Bones coquetea conmigo, sobre todo porque no
tiene por qué. Yo no soy una conquista natural para él, sus necesidades
demoníacas de seducción y procreación sólo se extienden hasta las
mujeres Sapie. Algo que yo no soy. Así que cualesquiera que sean los
deseos instintivos que lo manejan, la forma en que coquetea y juega
conmigo es causado por algo completamente distinto.
Pero por mucho que me encante Bones, en el fondo sé que nunca va a
funcionar para que nosotros seamos otra cosa que amigos. Los mejores
57
amigos. Nada más. Así que él me coquetea, y yo pretendo que lo odio. Es
nuestra manera.
—¿Quién es el chico nuevo? —Asiento con la cabeza hacia la esquina, con
la esperanza de sonar indiferente. Bones es también del tipo celoso.
Convocado por los clientes en el extremo de la barra, Cody se va, por lo
que Bones es quien responde.
—No puedo decir. Él ha pasado por mí varias veces; su olor está todo bien.
Es medio Sapie, como tú. No estoy seguro de qué tipo de demonio es.
Tengo unas lecturas un poco diferentes, pero ninguna que cause ninguna
preocupación. ¿Por qué lo preguntas? —De repente, él suena cauteloso.
—No hay ninguna razón. —Me encojo de hombros y casualmente sorbo mi
bebida—. Sólo me preguntaba si teníamos otro vampiro en la ciudad, es
todo. Ya sabes como aaaaamo a los chupadores de sangre. —Finjo estar a
punto de desmayarme.
—Sí, sé que amas matarlos —sonríe Bones.
—No me gusta matarlos —protesto—. Fue solo ese grupo hace tres años.
Ellos se estaban alimentando de niños... ¿Qué se supone que debía hacer?
Bones levanta la mano calmándome. —Lo sé, lo sé, sólo te estaba tomando
el pelo. Por Dios, has estado tan irritable últimamente… Así como muy
nerviosa. —Él comienza a masajear mis hombros; la calidez de su toque
irradia hacia abajo hasta mis huesos. Justo cuando estoy sintiendo algo
de mi tensión liberada bajo su toque mágico, él lo arruina
completamente—. Desde que las Amazèa volvieron. Es como si te hubieras
vuelto completamente loca...
Sus palabras vierten combustible a mis nervios ya inflamados.
Sacudiéndome, salto sobre mis pies, golpeando mi vaso de whisky en el
proceso.
—Cállate. No quiero oírlo de ti. Ellos no están aquí ahora y tengo que vivir
con ese hecho. Pero van a volver. Y cuando lo hagan, los voy a matar en la
misma manera enferma y malvada como mataron a Kayla y Michael. Y voy
a reír, como ellos se rieron. Y nadie me va a parar. Ni siquiera tú. Y no
quiero oír otra palabra acerca de eso, ¿lo captas? —Enojada agarro lo que
queda de su bebida, rápidamente bebiéndola, antes de salir de inmediato.
58
Sé que Bones está justo detrás de mí, y tan pronto como llego a la puerta,
comienzo a correr lo más rápido posible. Pero si hay una criatura que
puede seguir el ritmo de mis dos piernas, es Bones cuando él tiene cuatro.
Mientras corro a través de los bosques, los árboles y arbustos nada más
que una bruma pasando de verde, miro al enorme perro negro a mi lado.
Pero no puedo sentir rabia contra él. No está tratando de detenerme. No
está tratando de hablar conmigo. Solo está conmigo. Y algo acerca de eso
me hace sentir segura.
Juntos, corremos a través de kilómetros de espeso bosque, a través de un
portal que nos lleva de nuevo a tierra Sapie. Segura bajo el amparo de la
oscuridad, volamos juntos de regreso a abandonados caminos y senderos,
sobre arroyos, y colinas. Navegamos sobre cercas y cortamos a través de
granjas, juntos, corriendo como un borrón en silencio.
No es hasta llegar a las más lejanas afueras de la ciudad que desacelero mi
ritmo, y paso a caminar. Bones disminuye su paso a mi lado, aún en su
forma canina. Por último, incapaz de mantenerlo más, me derrumbo con
mi rostro en mis manos y lloro.
No importa lo rápido o lo lejos que corra, no soy capaz de escapar de la
pesadilla que me persigue constantemente. No puedo correr más rápido
que los sentimientos de ira, desesperación y lamento que afectan mi
mente. No puedo ocultar el vergonzoso disgusto que me come por dentro.
Es todo culpa mía... todo lo que le pasó a Michael, a Kayla, a mí y a
Liora... todo es por mi culpa... porque yo era débil. Porque tenía miedo.
Bones descansa su cabeza en mi regazo amorosamente mientras lloro en
mis manos. Entonces él se retira. Un momento después se sienta a mi
lado, su cuerpo desnudo, ahora que es un hombre. Cuando envuelve sus
musculosos brazos alrededor de mí, lloro libremente sobre su hombro. Su
piel es tan suave como la mantequilla y él me sostiene fuerte, acariciando
mi pelo y susurrando palabras tranquilizadoras en mi oído.
Yo lloro y lloro hasta que no puedo llorar más.
59
Después de lo que se siente como horas, levanto lentamente mi cara
llorosa y miro a los ojos de Bones. —Si alguna vez le dices a alguien acerca
de esto, voy a encontrar un resquicio en la ley de la inmortalidad para
matarte poco a poco. Y voy a inventar nuevas formas para hacerlo doloroso
en primer lugar.
Él suavemente limpia una lágrima corriendo por mi mejilla. —Tu secreto
está a salvo conmigo. Además, ¿quién me creería de todos modos? que la
mal humorada Lucky tiene una debilidad por algunos Sapies —susurra.
—Ellos no eran sólo algunos Sapies.
—Lo sé.
Él de mala gana me permite salir de sus brazos y pasear alrededor,
tomando profundas respiraciones, tratando de recuperar la compostura.
Mis ojos arden, y estoy segura de que mi maquillaje está arruinado. Pero
no me importa. Veo un viejo árbol con un tronco enorme. Perfecto. Con
todas mis fuerzas lo empujo hasta que oigo un fuerte crujido. Doy un paso
atrás mientras el gran árbol cae al suelo.
—¿Te sientes mejor?
No, pero yo asiento con la cabeza de todos modos.
—Estoy muy contento de que lo hicieras. Ese árbol me estaba dando
escalofríos.
Me trago una sonrisa.
—¿Dónde estabas planeando ir esta noche? —pregunta él—. Porque donde
quiera que sea, voy contigo. —Me volteo a admirar su hermoso cuerpo
desnudo explayado en contra de las rocas. Bajo la débil luz de la luna se
ve como una estatua de un dios.
—¿Vestido así? —le pregunto con un amago de sonrisa.
Él mira hacia abajo y arquea una ceja. —Tienes toda la razón. No pensé en
esto en absoluto. Necesito aparearme sin embargo. Bastante. Supongo que
podríamos entrar en una casa por aquí y “robarme algo para usar...” —
añade citando, y sé que él no se preocupa por la ropa.
60
—Pero si tú necesitas, bueno, trabajar, no creo que encuentres lo que
estás buscando a dónde voy. Se trata de un club nocturno, y no muy
agradable —agrego, en respuesta a su mirada burlona.
Él asiente con la cabeza, comprendiendo. Bones tiene un tipo muy
específico de mujer que seducirá: Entre las edades de diecisiete y veintidós
años, hermosas, saludables e inteligentes.
Una que no fume, beba, o use alguna droga, y lo más importante, una
virgen que esté en la cima de su ciclo de fertilidad. Las chicas así
probablemente no están pasando el rato en una discoteca de mala muerte
del centro en la mitad de la semana.
—Bueno, entonces, voy a buscar en el área cercana. Encontrar una
compañera en una casa que no esté muy iluminada. Llámame cuando
hayas terminado, y nos encontraremos de nuevo.
—Estaré atormentando a los pocos habituales después. Han estado
pasándolo fácil las últimas noches así que tengo algunos preparativos que
hacer.
—¿Vas a acercarte a donde la vieja señora Sullivan?
Asiento con la cabeza.
—Genial. Nos encontraremos allí. Me encanta verte asustarla. —Por
supuesto que sí. Mary Sullivan castró a once hombres antes de asesinarlos
y enterrar sus cuerpos en el patio de su casa. Hasta el momento la policía
y sus vecinos no tienen idea de lo que ha hecho. Pero yo lo sé. Y ahora ella
es una habitual.
—Está bien. —Me arrastro hacia donde él está parado y le doy un abrazo—
. Gracias por estar aquí... gracias por todo —le susurro.
—No hay problema, chica. —Su voz suena gruesa. Retrocedo, conmovida
por la compasión en sus ojos caoba.
—Vete. Obviamente, necesitas aparearte. Sácalo de tu sistema. —Con una
sonrisa, suavemente lo alejo. No quiero que él sepa lo mucho que me
molesta que él tenga que ir a hacer eso. Cuando encuentra a su virgen
perfecta, la seduce, y la impregna con su semilla, yo sé que no tiene otra
opción. Si no se reproduce continuamente con Sapies, su función como un
íncubo, alguien que es capaz de asumir forma humana y ser mi amigo,
dejará de existir. Él va a ser y seguir siendo un perro del infierno
61
permanentemente, obligado a guardar nuestro reino sagrado para toda la
eternidad.
Pero esto realmente me molesta. No me gusta pensar en él acostado con
todas esas mujeres, inundándolas con sus poderes embriagantes de
romance y seducción. Odio saber que les da algo que no puede darme. No
me gusta saber, no importa que siempre sea obligada a compartir su
afecto con chicas sin nombre, sin rostro, que le proporcionan una razón de
ser.
Y me odio a mí misma aún más por sentirme de esta manera. Soy un
demonio de Justicia, ¡por el amor de Satanás! Se supone que debo estar
libre de pasión y operar sólo en la razón y la racionalidad, no ser sometida
a llorar por ataques de ira y el malestar de los celos. Qué porquería es
esta. Totalmente ilógico. Y patético. ¿Qué espero que él haga... sentarse en
los alrededores y languidecer encima de mí, noche tras noche? ¿Qué me
diga que me ama más que a cualquier otra cosa y que no puede soportar la
idea de vivir la eternidad sin mí? ¿Que soy su única verdadera razón para
respirar y sin mí, su vida no tiene sentido?
Sí... soñando. Los demonios no funcionan así. Sólo los Sapies consiguen
mezclar todo con sus emociones locas. Algo que, gracias a Liora, se filtra
en mi vida donde no debería. Por lo menos los demonios tienen la
capacidad, y el buen sentido, de apagar los sentimientos que no quieren
sentir. No los Sapies, sin embargo. Ellos parecen disfrutar de ser
esclavizados por ellos.
Pero no puedo culpar a Bones por algo de mi locura. Él es tan incapaz de
ignorar sus deseos diabólicos como yo de ignorar mi ser contaminado por
humano.
—¿Estás segura que estás bien? —pregunta Bones, estudiando mi cara.
—Estoy bien... prometido. Esta noche es justo lo que recetó el doctor.
Carnicería seguida de tormento. No puedo esperar. —Finjo una sonrisa
pequeña.
—Está bien... bueno, me reuniré contigo en lo de la vieja señora Sullivan.
Y ten cuidado... no andes demasiado arrogante por ahí —dice con un
guiño.
—Sí, lo mismo para ti.
62
Por un breve momento fijamos la vista uno en los ojos del otro, ambos
sintiendo lo que no podemos decir. Luego, con una sonrisa tan
pecaminosa como el mismo diablo, Bones se sacude y se estremece, con
gracia al aterrizar en dos grandes patas. Deja escapar un aullido lujurioso
y corre hacia una lejana casa de campo en la distancia.
Tomo una respiración profunda y me dirijo hacia las brillantes luces de la
ciudad.
Cerca de 32 kilómetros del club, agito la mano a un automovilista que
pasaba quien inmediatamente hace que su coche pare. Ahora que estoy a
la intemperie no puedo correr más, no sin atraer el tipo de atención que
todos tratamos de evitar. Esto hace nuestras vidas más fáciles para
mantener a los Sapies en la oscuridad acerca de ciertas cosas. Si de
verdad supieran lo que estaba pasando delante de sus narices...
Paso mi cabeza por dentro de la ventana del pasajero del Mercedes de lujo.
Un pareja de mediana edad bien vestida se sienta lado a lado, ambos con
la mirada en blanco fija de alguien bajo mi hechizo. La gente es demasiado
fácil.
—Llévame a la discoteca Galaxy en la esquina de la Quinta y la Principal
—le ordeno al conductor mientras me dejo caer atrás. El hombre
instantáneamente hace una peligrosa e ilegal vuelta en U y comienza a
conducir a mi destino.
La pareja permanece en silencio, mientras no tenga el deseo de que ellos
hablen. Miro por la ventana el paisaje zumbando y trato de no pensar en
Bones, en lo que está haciendo en estos momentos. Echo un vistazo al
asiento a mi lado; hay un programa de mano y un ramo de flores. Ahh,
qué lindo. ¿Es noche de cita? Sin embargo, esta pareja parece estar en sus
cincuenta o sesenta años; y desde luego ellos no están aún sujetos a los
rituales ridículos del romance...
—¿Por qué hay flores aquí?
Ambos permanecen en silencio.
63
—Ustedes pueden hablar —les digo.
La pareja se mira el uno al otro, inseguros de quién debe responder. Pongo
los ojos. —Hombre... respóndeme.
—Ellas son las favoritas de Irena. Le doy estas flores el 22 de cada mes.
—¿Por qué?
—Debido a que le gustan, y la hacen feliz. Me gusta hacerla feliz.
—No, quiero decir por qué el 22?
—Ese es el día en que nos conocimos. Es el día en que nos casamos. Es el
día en que nació nuestro hijo.
Qué delicadeza. —¿Haces esto todos los meses?
—Sí.
—¿Cuánto tiempo has estado haciendo esto?
—Treinta y siete años y tres meses.
Mis ojos se entrecierran. Seguramente esto no puede ser verdad. Pero bajo
mi hechizo los Sapies son incapaces de mentir. Este hombre me está
diciendo la verdad. —¿Quieres decirme que todos y cada uno de los meses
durante los últimos treinta y siete años celebras el día en que se
conocieron y se casaron, y le traes sus flores favoritas?
—También es el día que nació nuestro hijo —me recuerda—. Eché de
menos un mes porque yo estaba en el hospital. Pero entonces fue ella
quien llevó las flores para mí.
Mi pica la curiosidad, me inclino hacia delante. La historia de este hombre
me intriga. Yo sabía que algunos Sapies permanecen juntos durante largos
periodos de tiempo, pero no pensé que a ellos en realidad les gustara.
—Dime, ¿amas a tu mujer tanto como lo hiciste cuando al principio
estaban casados?
El hombre mira directo hacia delante en un trance como zombi. —No —
responde.
Me desplomo en mi asiento. Así es. Eso es lo que yo pensaba.
64
—Yo la quiero mucho, mucho más —concluye.
Un vacío extraño y molesto se extiende sobre mi pecho. —¿Alguna vez has
amado a otra? —pregunto.
—Eso sería imposible.
—¿Alguna vez has querido estar con otra mujer?
—Ni por un segundo.
Una sensación de desconcierto me llena. Sin duda, esto no era posible... —
¿Alguna vez la has engañado? — le pregunto, un poco desesperada.
—Preferiría cortarme la mano que tocar a otra mujer de la forma que yo
toco a mi esposa.
Me deslizo más bajo en mi asiento. —¿Morirías por ella? —susurro.
—Felizmente. Un millón de veces más.
De repente, me siento muy triste. Y muy sola.
—Détente —exijo a pesar de que aún estamos a varios kilómetros de
distancia del club. El hombre inmediatamente obedece y detiene el coche.
Mientras salgo, les doy una orden final—. Nunca me vieron, yo nunca
estuve aquí. Tomaron un giro equivocado, pero ahora están en camino a
casa.
La pareja se marcha, y yo sigo a pie el resto del camino hacia el club. ¿Qué
está mal conmigo? ¿Por qué estoy teniendo este tipo de reacción emocional
a la historia de ese hombre? Es el tipo de cosas que ella ama... siempre
está leyendo novelas románticas sensibleras. Yo acabo de ver uno en la
vida real.
Entonces, ¿por qué me siento tan triste? ¿Por qué puedo sentir el corazón
de Liora romperse dentro de mí?
No me gusta la respuesta que llena mi mente, pero no puedo negar lo que
yo sé que es verdad.
Niego con la cabeza, tratando de forzar la idea lejos, pero se arrastra de
nuevo en mis entrañas.
Estoy triste porque esto nunca, nunca, me pasará.
65
O por ella.
Estamos destinadas a vivir sin experimentar esa clase de amor.
Esta es nuestra última maldición.
66
í
Traducido SOS por LizC
Corregido por ★MoNt$3★
ormalmente me da miedo la caminata de dos kilómetros y medio a
través del bosque de la Secundaria Dove Creek. No el paseo en sí
—esa parte me gusta—, sino el hecho de que tengo un largo día
de miseria por delante.
Pero hoy no.
Hoy, me siento más viva que cualquier otro día que recuerde
recientemente; como si todas las piezas mezcladas dentro de mí se
hubieran reorganizado milagrosamente y se alinearan en el orden correcto.
Por primera vez, en realidad tengo ganas de ir a la escuela. El hecho de
saber que él va a estar ahí, cerca, me hace sentir que puedo soportar casi
cualquier cosa.
Sé que me estoy preparando para una desilusión peligrosa. Sé que nada
puede suceder entre Kieron y yo, justo como sé que él sólo me habla
porque puedo ayudarlo con sus estudios. Tipos como él van tras chicas
sexys como Drusilla, o delicadas sureñas encantadoras como Samantha
Morgan.
Es nuevo, por lo que no ha descubierto aún la manera en que funciona el
sistema social. Pero muy pronto lo hará, y entonces no querrá tener nada
que ver conmigo. Estoy segura de ello.
Cuanto más me acerco a la escuela, más rápido late mi corazón. Una vez
allí, busco en el estacionamiento por su camioneta, pero no la veo. Me
quedo por la puerta de entrada y casualmente miro a través de mi
mochila. Tal vez cuando llegue, me verá aquí y vendrá a hablar conmigo
otra vez. Tal vez quiera ir andando conmigo a clase de inglés. Una puede
soñar.
67
Dos minutos más tarde cierro la cremallera de mi mochila, disgustada
conmigo misma. ¿Por qué voy a ser la acosadora con algún tipo nuevo?
¿Así de patética soy? Me dirijo por el corredor lleno de gente y visualizo a
Corrine esperándome en mi casillero.
—¿Qué pasa? Tienes un aspecto horrible —digo cuando la alcanzo.
—No pude dormir mucho la noche anterior. Mamá tiene un novio nuevo,
Bill, y estuvieron de fiesta toda la noche. Se cree un guitarrista. —Hace
una mueca como si estuviera tratando de no llorar.
Frunzo el ceño, sabiendo que los problemas en casa de Corrine son mucho
peores de lo que deja ver. Hace unos años cuando le decía cómo odiaba
venir a la escuela todos los días, ella había confesado lo mucho que
ansiaba las horas aquí, lejos de su vida en el hogar abusivo.
—Lo siento, eso es totalmente una mierda —le digo, cerrando mi casillero.
Estamos a mitad de camino a clase cuando se detiene y se vuelve hacia
mí.
—Um, Liora, me preguntaba si querías venir a cenar el viernes en mi
cumpleaños, mi mamá se comprometió a estar sobria y hacer algo bonito.
Su rostro regordete está de color rojo brillante y se desplaza
incómodamente en sus pies.
Maldita sea. Oh, Corrine, por favor, no hagas esto.
Es prácticamente la única persona que ha sido mi amiga desde que llegué
a ser completamente humana. Al principio, pensé que mi vida después de
la “ruptura” sería como lo que era antes, sólo que sin poderes y sin ningún
conocimiento consciente de todo lo que sucede en la noche. Pero a medida
que fui creciendo y entré en la escuela secundaria, la gente empezó a
hacerme más preguntas como: “¿Qué pasó con tus padres?” “¿Cómo
cuidas de tu abuela ciega tú sola?” “¿Cómo consigues dinero?” Y, por
supuesto, mi favorita: “¿Por qué nunca puedes salir a pasar el rato en la
noche?”
Las preguntas eran agotadoras, casi tan pesadas como el flujo continuo de
mentiras y excusas que tenía que usar para evitar hacer las cosas
normales que las chicas de mi edad disfrutan y dan por sentado como ir a
las fiestas de pijamas o salir en citas, asistir a los partidos de fútbol de la
escuela, estudiar con los amigos por la noche… o simplemente pasar el
68
rato. Incluso cenar con un amigo por su cumpleaños. Cosas que quería
hacer.
Cuanto más he tenido que decir “no” a las invitaciones de amigos, han sido
menos y más esporádicas las invitaciones que he recibido, hasta que se
redujeron a nada. Las personas de las que me había visto obligada a huir
ya no querían tener nada que ver conmigo.
Ahora la mayoría de las personas piensan que soy algún tipo de estirada,
una loca solitaria. Pero es mejor así. Corrine siempre ha respetado mis
límites y nunca me ha juzgado. Realmente espero que esto no cambie.
—Um, no creo que pueda. Mi abuela me podría necesitar. Es difícil para mí
dejarla sola, siendo totalmente ciega y todo eso —tartamudeo.
—Bien, por supuesto. Olvida que lo he mencionado —dice con rapidez,
mordiéndose el labio.
Ahora me siento horrible. Corrine es muy agradable, pero muchos de los
otros chicos se meten con ella porque tiene sobrepeso y se viste con ropa
de mala calidad. Soy una de las pocas personas en la escuela que incluso
habla con ella. Y ahora acabo de herir sus sentimientos.
—Tal vez podamos hacer otra cosa en cambio —digo, con cautela eligiendo
mis palabras—. Tal vez el sábado en el día podamos, no sé, ir hasta el lago
y llevar el almuerzo o algo así. O ir a la ciudad y entrar a una matiné o
algo por el estilo, lo que quieras, siempre y cuando sea durante el día.
Su rostro se ilumina.
—¿En serio? ¿En realidad quieres pasar el rato?
Sonrío.
—Claro, siempre y cuando sea durante el día y esté en casa antes de que
oscurezca. No puedo dejar a mi abuela sola por la noche.
Asiente con entusiasmo, su cabello rubio fibroso cayendo en su rostro.
—Entiendo totalmente. Durante el día. No hay problema, ya pensaremos
en algo divertido que hacer. —Está tan feliz, me siento aún más horrible
por rechazar su invitación en primer lugar. Sospecho que estuvo más
devastada por mi reacción inicial de lo que dejaba entrever.
69
—Entonces, ¿dónde crees que está Kieron? No lo veo por ninguna parte
—dice Corrine a medida que continuamos por el pasillo hasta la clase de
Inglés. No hago caso de las miradas de desprecio de Drusilla y sus amigas
a medida que pasan frente a nosotras. Todas vestidas de suaves tonos
pastel y colas de caballo perfectamente peinadas con una cadena envuelta
para ocultar la liga elástica, se fijaron en mi camiseta negra, pantalones
vaqueros y botas de combate como si fueran una cucaracha en su
ensalada de espinacas.
—Mmm, no sé —le digo con tanta naturalidad como puedo. La verdad es
que, tampoco he dejado de buscar un vistazo de él, pero no quiero hablar
de esto a Corrine. Había malentendido cuando le expliqué ayer cómo sólo
había hablado conmigo para preguntarme si podía ayudarle a ponerse al
día con sus estudios. Pero sé que tiene un duro enamoramiento por él, y
no quiero más tensiones entre nosotras.
La campana final suena. Al entrar en el salón de clases, me doy cuenta de
que he estado aguantando la respiración. El aire sale en un silbido. Sin
decir palabra, y con el corazón en mi estómago, me dirijo a mi lugar
habitual en la parte de atrás.
El asiento junto al mío permanece vacío.
Ha habido muchos sucesos extraños en mi vida, pero nada tan extraño
como los sentimientos absolutamente irracionales y en el límite de la
locura que experimento sentándome a través de la clase sin Kieron a mi
lado.
Una parte de mí quiere llorar. La otra parte está enojada porque estoy
siendo un caso perdido. Mi desilusión aplastante de que no está aquí es
tan completamente absurda, ¿qué demonios es lo que me pasa?
Supongo que de una manera retorcida todo esto tiene sentido. Era sólo
cuestión de tiempo antes de que me volviera oficialmente loca; sólo me
sorprende que no hubiera sucedido hasta ahora. Tal vez debería ir a
hablar con la consejera escolar. Tal vez debería ir a su pequeña oficina con
la decoración de mal gusto de los 80, tomar asiento en su sofá de vinilo
agrietado, y decirle que soy una semi-demonio que se queda toda la noche
bebiendo, atormentando a los humanos, matando a otros demonios por
diversión, y enamorándose de un íncubo-barra-Perro del Infierno quien
está empezando a tomar un peaje en mi bienestar emocional. Ver si ella
tiene alguna sugerencia útil para mí.
70
Suspiro, mucho más fuerte de lo que quería y la chica enfrente de mí se
ríe. El Sr. Soderbergh me dispara una mirada de advertencia pero sigue
leyendo. Agradecida por el pase, me concentro en mi libro y me decanto
por soportar el día, un minuto atroz a la vez. Qué estúpida fui al pensar
que un chico nuevo y guapo al azar cambiaría algo en mi vida. Nada ha
cambiado. De hecho, su presencia aquí sólo empeora las cosas. Me hace
más consciente de lo que me estoy perdiendo, lo que nunca puedo tener.
Que realmente no hay lugar para mí en este mundo.
Hace unos años, Tatiana confesó que cree que siempre voy a seguir siendo
humana. Así que tengo que aprender a cómo ser humana, asimilarlo, y
realmente serlo. Prepararme para mi vida futura como un ser humano
normal. Pero realmente, ¿qué esperanza puedo alguna vez tener de una
vida normal? La mayoría de las chicas de mi edad se irán a la universidad
o conseguirán un trabajo, encontrarán marido y formarán una familia.
Claro, supongo que puedo conseguir un trabajo, pero no hay manera de
que esté sufriendo a través de más de una escuela. Y olvida alguna vez lo
de enamorarme y casarme. ¿Cómo podría un hombre humano alguna vez
comprender? Y detesto a los otros demonios, incluso más de lo que ellos
me desprecian. Soy un bicho raro de su clase, nada más que una patética
niña “Sapie”. Tener hijos está fuera de la cuestión, también. De ninguna
manera voy a ser responsable de traer algún monstruo más a este mundo.
Lo único cierto sobre mi futuro es que voy a estar viviendo todo sola. Sólo
Tatiana y yo. Y, probablemente, un montón de gatos. ¿No es así que viven
las solteronas?
Tatiana me dice siempre que mi humanidad es un don, una bendición.
Pero para mí, se siente como una maldición cruel. En secreto, había
esperado que Lucky tuviera éxito en matar a los Amazèa, a pesar de que
las probabilidades no están a nuestro favor. La muerte no es tan
espantosa como la perspectiva de vivir el resto de mi vida sola como un
intruso no deseado. Antes de ese horrible día, sabía quién era y adónde
pertenecía. Ya no es así. Ahora no soy más que un vacío cascarón de
poderes sobrenaturales y habilidades que definen mi tipo. Me encuentro
entre dos mundos, pero no pertenezco a ninguno.
Tal vez, si Lucky se las arregla para matar a los Amazèa un día, voy a
volver a lo que era antes. Las cosas entonces eran muy diferentes, era
buena apagando mis sentimientos de dolor en un abrir y cerrar de ojos
71
cada vez que quisiera. Nunca sintiéndome aterrorizada, o sola. Más
importante aún, sintiéndome como si siempre fuera a estar bien.
No sería eso agradable.
Me muevo por el resto de la mañana como un robot, vagamente consciente
de hablar cuando tengo que hacerlo y asintiendo con la cabeza en los
momentos adecuados. Kieron no está en ninguna de nuestras clases de la
mañana, así que cuando salgo para unirme a Corrine por el almuerzo, me
obligo a aceptar el hecho de que no va a aparecer hoy.
Es curioso, sin embargo, cómo nadie más en el mundo parece diferente
debido a esto. Mientras siento como si algo precioso y valioso hubiera sido
alejado de mí, veo a Corrine feliz charlando por las fuentes. Al otro lado del
cuadrante, Drusilla está sosteniendo una discusión con sus compinches
viéndose tan engreída y satisfecha como siempre. Tampoco parece darse
cuenta o importarle que Kieron no esté.
Corrine ya está sentada con otras dos chicas, Emme y Skye. Emme tiene el
cabello azul y tres anillos en la nariz, y Skye ha mantenido su cabeza
completamente afeitada desde el año pasado. Son lo suficientemente
agradables y sobre todo reservadas. Corrine y yo las consideramos
nuestras “aliadas marginadas”. Tomo asiento al lado de Skye y poco a poco
desenvuelvo mi sándwich de atún.
Trato de prestar atención a medida que ladran acerca de música y chicos,
pero mi mente divaga de nuevo a Kieron.
—Hola, Tierra a Liora. —Emme ondea sus manos delante de mí.
—¿Huh? —Salgo de golpe de mi estupor.
—¿Vas al estúpido baile o qué?
—¿Qué baile? Oh… —Finalmente me doy cuenta de las señales que
promocionan el baile de invierno formal en unas pocas semanas—. No. Los
bailes son patéticos. Sobre todo los de la escuela. —Me encojo de hombros
como si fuera muy genial para esas cosas. Pero en el fondo me molesta que
72
algo tan simple como asistir a un baile escolar sea sólo una cosa más que
nunca llegaré a experimentar.
Empiezo a fantasear acerca de cómo sería ir con Kieron como mi cita. Me
vestiría muy bien con un bonito vestido, tal vez incluso uno que no sea
negro, y él me recogería llevando un traje que lo haría parecer una estrella
de cine. Me llevaría en sus brazos y juntos bailaríamos el vals lentamente
bajo el cielo estrellado. Todo el mundo estaría verde de envidia de lo felices
que somos, lo perfectos que estamos juntos. Todas las chicas se morirían
de los celos al ver lo mucho que me ama, obviamente…
—¡Liora! —Esta vez Skye chasquea los dedos con impaciencia.
—¿Huh? —Parpadeo.
—¿Quieres ir a la noche de hogueras del viernes? Podemos escabullirnos
del partido de fútbol, y nos podemos conseguir algunas cervezas. Podemos
conseguir emborracharnos.
Suspiro.
—No puedo. Lo siento.
Emme le da un codazo a Skye.
—¿Ves? Te lo dije. Sabes… —Emme se vuelve hacia mí—, es un poco
extraño como nunca quieras pasar el rato. Quiero decir, vamos, sabemos
que tu abuela es ciega y todo eso, pero no es como si te tuviera de
prisionera... la dejas sola cuando vienes a la escuela, ¿qué te detiene de
escabullirte de la vieja carga por unas pocas horas después de que ella se
haya ido a dormir?
Pellizco la corteza de mi sándwich.
—Simplemente no quiero hacerlo. No me gusta dejarla sola, y durante el
día alguien más está con ella, pero por la noche soy todo lo que tiene.
—Pero aun así —presiona Emme—, simplemente parece que de vez en
cuando podrías ser capaz pasar el rato, ¿por qué quieres quedarte en casa
todas las noches? Es un viernes por la noche, deberías estar de fiesta con
todos los demás, no quedándote en casa con una persona cinco veces tu
edad. Vamos, vive un poco.
73
—No puedo. Lo siento. —Me levanto y sacudo las migajas de mis piernas.
Corrine me da una sonrisa de simpatía, pero no me hace sentir mejor. Me
invento alguna excusa de tener que terminar algunas tareas y me dirijo a
la biblioteca durante el resto del período del almuerzo.
A pesar de que debería estar acostumbrada a esto a estas alturas, las
palabras de Emme cortaron profundo, un duro recordatorio de todo lo que
me estoy perdiendo. Incluso si emborracharme en una hoguera no es
exactamente mi idea de un buen momento, por lo menos es algo. De hecho
me sorprendió incluso que Sky me pidiera que fuera. Tal vez fue sólo para
que me pudieran dar un mal rato cuando me negara.
Después de lo que parece una eternidad, la campana final del día suena.
Libertad. Corro a mi casillero, arrojo mis libros dentro y cargo hacia el
estacionamiento. Estoy a medio paso cuando mi cuerpo se detiene tan de
repente que alguien observando pensaría que me había estrellado contra
un muro de cristal invisible. Inhalo con fuerza, mirando fijamente.
Él está aquí.
Me recuerdo a mí misma respirar cuando Kieron comienza su lento galope
hacia mí. Aunque estoy feliz de verlo, al mismo tiempo, estoy aterrorizada
por la cantidad de felicidad que me consume.
—Hola, Liora. Entonces, ¿en dónde deberíamos hacer esto? —pregunta.
—¿Ah?
—¿Todavía estás dispuesta a ayudarme con mis tareas?
Parpadeo y fuerzo mi boca a funcionar.
—Uh, sí, claro. Sólo asumí que ya que no estuviste aquí todo el día…
Se ríe, y todo lo que puedo pensar es en cómo puedo escuchar este sonido
por el resto de mi vida.
—Sí, no pude lograr entrar en cierto modo hoy. —Hace una pausa y mira
detrás de él—. Algo ocurrió. Si ya has hecho otros planes comprendo…
—No —digo rápidamente—. Tenía la esperanza de estar hoy contigo. —Oh,
no, eso no sonaba desesperado en absoluto.
Sonríe de nuevo y engancha su mochila al hombro.
74
—Genial.
Miro a mí alrededor y hago un gesto hacia el edificio octogonal detrás de
mí.
—¿Quieres ir a la biblioteca? Hay salas de estudio allí dentro. —Miro de
vuelta a él y capturo una leve mueca en su rostro—. O podemos ir a otro
lugar —agrego.
Sonríe, y decido que debe haber sido sólo mi imaginación.
—No, la biblioteca está bien. Después de usted, mi señora.
Con un suspiro exasperado, cierro mi libro y echo un vistazo al grupo de
chicas mirándonos. Esto se está saliendo completamente fuera de control.
¿Qué demonios está pasando con estas mujeres locas? Kieron y yo no
habíamos estado en la biblioteca ni siquiera cinco minutos antes de que
empezaran a reunirse cerca, estirando sus cuellos para ver lo que
estábamos haciendo.
Inclino mi cabeza hacia él.
—¿Por qué está todo el mundo mirándonos tanto? —susurro—. ¿No te
parece que es un poco extraño? No es como si tuvieras dos cabezas o algo
así…
Kieron levanta la vista, aparentemente inconsciente de su club de fans
cada vez mayor hasta ahora. Les da a sus admiradoras una rápida sonrisa
antes de volver a mí.
—Me están mirando porque puse un hechizo sobre ellas.
Me ahogo con un poco del refresco de dieta de naranja que estoy bebiendo.
El cosquilleo viaja quemando por mi nariz, y me cubro la cara con la mano
para no toserla toda en su rostro.
—¿Qué? —jadeo.
75
Me mira fijamente, sus ojos grandes y suavemente me da una palmadita
en la espalda. Aclaro mi garganta varias veces y trato de no morir de
vergüenza.
—¿Estás bien? —pregunta. Asiento con la cabeza, humillada, y me limpio
sigilosamente mi nariz goteante—. Por supuesto, sólo estoy bromeando —
dice, estudiándome—. La razón por la que están mirándonos es porque soy
extremadamente apuesto.
Habiéndome acabado justamente de recuperar del ataque de tos original,
su respuesta inexpresiva me manda a otro ataque.
—Y también muy humilde —me las arreglo por escupir entre risas y tos.
Se encoge de hombros y frota mi espalda una vez más, al igual que una
madre acaricia a su recién nacido después de una comida.
—La humildad no tiene nada que ver con esto. No me avergüenzo de ser
excepcionalmente apuesto, al igual que tú no deberías sentirte mal por ser
una belleza extraordinaria. No hay nada malo en ello. De hecho, eres
cientos de miles de años de evolución biológica en su máxima expresión.
He dejado de toser y reír.
—¿Qué?
—Las mujeres están programadas para reproducirse con la mejor y más
fuerte pareja disponible, para asegurar la supervivencia de su especie.
Incluso antes de saber acerca de los genes y el ADN, la naturaleza nos dio
indicadores para que el sexo opuesto supiera qué compañero es el mejor,
físicamente hablando. Ahora bien, como dicen, las apariencias no lo son
todo. Y tienen razón. Pero desde un punto de vista estrictamente sexual,
con fines de reproducción solamente, puedes juzgar un libro por su
cubierta. La mayor parte del tiempo. —Me lanza una sonrisa sexy y más
miradas brevemente a las chicas boquiabiertas.
—…Las personas piensan que es superficial preocuparse acerca del
aspecto a la hora de elegir un compañero, pero en realidad es todo lo
contrario. Estamos operando desde uno de los instintos más antiguos y
más perdurables conocidos por el hombre. La necesidad de encontrar la
pareja más fuerte, más sólida, está profundamente codificada dentro de
todos y cada uno de nosotros. Biológica y antropológicamente hablando, se
trata de la edad de las mujeres que se están preparando para la
76
reproducción. Instintivamente, están buscando los mejores compañeros.
Soy alto, atlético, y tengo características masculinas proporcionales,
indicando que tengo buenos genes. Ellas quieren lo que tengo. Lo que yo
represento. No puedes luchar contra cientos de miles de años de
naturaleza humana, querida.
Se detiene, me mira y se ríe.
—Lo siento, como que divagué, ¿no? Es sólo que, bueno, estoy un poco
fascinado por la biología humana y la antropología… la forma en que hace
que las personas interactúen entre sí. ¿Dónde te perdiste? Tus ojos están
totalmente vidriosos.
Me lleva un buen rato contestarle.
—Justo después de la parte donde decías que era hermosa —susurré
finalmente. Nadie, nadie, jamás me ha dicho que era hermosa antes. Ni
siquiera de una manera falsa, y ciertamente no en la manera sincera que
Kieron acaba de hacer. Estoy paralizada por el efecto que estas palabras
tienen en mí, y cuán desesperadamente necesitaba oírlas una vez más.
Sus ojos se posan en mi cara. Cómodamente. Fácilmente.
—Lo eres, sabes… hermosa. —Su voz es más baja ahora, pero lo escucho
con claridad. El mundo entero parece estar en silencio excepto por él.
—Gracias.
Rompe en una sonrisa arrogante.
—No me des las gracias, gracias a tu herencia genética. Simplemente estoy
observando los principios simples y complejos que contribuyeron al
diseño…
—Oh, basta. —Riendo, lo golpeo juguetonamente con un libro.
—Está bien, está bien. —Levanta las manos en rendición. Más gente nos
está viendo ahora, y me doy cuenta del rostro severo que la bibliotecaria
hace en línea recta hacia nuestra mesa.
Kieron la ve también.
—¿Quieres salir de aquí?
—Sí.
77
Una vez que llegamos a la plaza de estacionamiento, Kieron sugiere que
tomemos su camioneta; que conoce un lugar a donde podemos ir. Algún
lugar en el que no seremos molestados. Estoy de acuerdo, sintiendo una
oleada de nervios cuando sostiene la puerta abierta para mí.
—¿A dónde vamos? —le pregunto cuando enciende el motor. La camioneta
de duro caparazón negro y brillante contrasta con su interior suave y
acogedor. Se adapta perfectamente a Kieron.
—Ya lo verás. —Sonríe hacia mí con una esquina de su boca y mi corazón
se acelera de nuevo. Aparte de la primera vez que nos conocimos, siempre
ha habido gente a nuestro alrededor.
Ahora estamos sólo nosotros dos.
Las bromas fáciles que hemos compartido en la biblioteca dan paso a un
silencio incómodo. Echo un vistazo a él mientras mira fijamente a la
carretera llena de baches por delante, llevándonos fuera de la escuela y
lejos de la cuidad. Traga saliva, y su manzana de Adán rebota debajo de su
sudadera de capucha.
—¿Qué tipo de música te gusta? —pregunta y empieza a hojear el iPod
conectado al tablero de instrumentos.
—Casi todo tipo, dependiendo de mi estado de ánimo —respondo con
sinceridad—. Cualquier cosa está bien.
Presiona a través de su selección mientras mantiene un ojo atento en la
carretera. Pronto, una melodía maravillosamente inquietante llena el aire.
Es etérea, triste, y elevadora… todo a la vez. Me recuesto y dejo que la
melodía encantadora se arrastre sobre mí como lluvia de oro. Siento que
mi tensión se libera, y noto que las manos de Kieron no están agarrando el
volante con tanta fuerza como antes.
Miro por la ventana como si estuviera viendo el paisaje por primera vez. He
vivido aquí toda mi vida, pero ahora parece de alguna manera renovado.
Veo un notable resplandor en los ordinarios árboles mortecinos que
sostienen la promesa de renacimiento; la danza de remolinos en las nubes,
a medida que mantienen cautivo al sol, sólo liberando destellos aquí y allá
cuando se les da la gana; el caótico enjambre perfecto de las aves volando
en lo alto, cada uno en su propio pequeño mundo hasta el segundo exacto
en el que todos caen en línea. Incluso la anciana en overol con poco
cabello y sin dientes que saluda hacia nosotros a medida que pasamos, se
78
ve hermosa. Ha vivido una vida larga y dura, y todavía tiene una sonrisa
en su rostro.
Me es desconocida esta ruta que Kieron está tomando. Cuando el camino
se vuelve áspero y empezamos a rebotar en la cabina, ralentiza y luego se
detiene.
—Aquí estamos. —Una línea de árboles bloquea mi visión más adelante.
Detrás de nosotros sólo hay campo abierto, casas de chabolas, y caminos
de tierra.
—Pero aquí no hay nada —digo.
—Está por allí. Ya lo verás. —Llega a mi espalda y agarra su mochila y una
manta. Mi pulso se acelera de nuevo. ¿Para qué demonios necesitamos
una manta? ¿Y por qué simplemente resulta que tiene una en la parte
trasera de su camioneta?—. Sígueme. Estarás a salvo, te lo prometo
—dice, sintiendo mis dudas. Busco a tientas en torno por mi mochila y
rápidamente compruebo la recepción de mi teléfono celular, por si acaso.
Pero si realmente era necesario llamar a alguien, ¿a quién llamaría? ¿Qué
le diría? ¿Un tipo ardiente me tiene en el medio del bosque? ¿Por favor
envíen ayuda de inmediato?
Mi única opción es confiar en Kieron. Extiende su mano y la tomo.
Juntos caminamos por un angosto camino de tierra hacia un denso y
excesivo crecimiento de ramas y bejucos.
—Esta no es la entrada habitual, es una especie de atajo.
Kieron hace todo lo posible para bloquear mi rostro de las ramas que
cuelgan demasiado bajo. Hay un camino a pie desvanecido donde otros
han llegado antes, y por alguna razón esto me hace sentir un poco mejor.
Estoy tratando de permanecer tranquila, pero algo en este lugar se siente
fuera de lugar. No puedo descifrarlo, es casi como que es demasiado
tranquilo, el aire demasiado quieto.
Finalmente irrumpimos la última línea de arbustos, y veo un campo
masivo de hierba amarillenta y piedra rota. Jadeo, doy un paso atrás y
tropiezo con una raíz de árbol. Kieron agarra mi mano para mantenerme
de pie y lo miro desconcertada.
¿Por qué me ha traído aquí?
79
Pensé que tal vez íbamos a un pequeño parque o un punto abajo por el río.
Tal vez incluso su casa. Pero no estamos en ninguno de esos lugares
seguros, lógicos, comunes.
Kieron me ha traído a un cementerio.
80
í
Traducido por Andy Parth Corregido por Dianita
o que las personas no entienden sobre los demonios es que
no todos somos horribles, malos-por-el-propósito-de-ser-malos,
monstruos podridos eternamente malditos que todo el mundo
afirma que somos.
Está bien, lo admito, algunos son bastante terribles, pero ¿quién entre
nosotros puede tirar piedras? Sin embargo, es casi cómico, la manera en
que a la mayoría de los Sapies se les enseña a temernos, incluso a
odiarnos, y cómo piensan que nuestro Príncipe gobernante, Lucifer, es la
peor y más aterradora cosa jamás creada. Parcialmente, supongo que
tienen razón, pero es como culpar al océano por estar mojado o a un águila
por volar, o a un bebé por llorar. Él sólo está jugando su papel en el gran
esquema de las cosas.
Por supuesto, a la mayoría de las personas le gustan nuestros homólogos
de la Luz simplemente buenos, sin preocuparse o entender
que todos somos descendientes directos de los Angelius Domini… los
dioses originales que gobernaban nuestro universo y sus infinitos
dominios. Todos simplemente somos diferentes trozos del mismo, gran,
cósmico pastel. Mis ancestros gobernaron la tierra, cielos y
tinieblas mucho antes de que los humanos siquiera fueran la chispa de
una posibilidad en los ojos de Los Creadores. ¿Pero entonces el hombre
aparece en escena y actúa cómo el dueño de todo?
Después de todo, fuimos nosotros, Ángeles Oscuros y de la Luz por igual,
quienes salvamos el débil trasero del hombre una y otra vez. Dejándoles
sus propios dispositivos, los humanos no podrían siquiera unirse lo
suficiente para prevenir su extinción, no por una vez, dos, sino doce veces.
Es correcto. Doce.
81
Cuando los Creadores proporcionaron los refuerzos necesarios mediante la
integración de los Ángeles de Luz y Oscuridad con un selecto grupo de
humanos, esto les dio no sólo el apoyo que necesitaban para mantenerse
vivos, sino los medios para hacer que valiera la pena vivir.
Los humanos no podrían existir sin nosotros. No querrían existir sin
nosotros, no puede haber luz sin oscuridad, placer sin dolor, alegría sin
pena y amor sin odio. Simplemente no puede pasar. El balance de la
energía celestial es esencial para que cualquier existencia sobreviva y
prospere. Sin él, el universo muere.
Yo, por una vez, tomo seriamente esta responsabilidad.
La mujer grita sollozando, retirándose a la oscura esquina de su
dormitorio. Está intentando salir, pero no puede escapar de mí.
Cubriéndose el rostro con las manos, intenta en vano bloquear las
terribles imágenes de sus peores pesadillas. Pero estas eternas escenas
tormentosas que le estoy infligiendo no se detienen.
Me mezo adelante y atrás en una mecedora de cerezo, observándola
retorcerse y gemir. Su dolor me da placer, porque me dice que estoy
haciendo eficazmente mi trabajo. Fue inteligente de mi parte sugerir poner
esta silla aquí; es mucho más agradable cuando tengo un cómodo lugar
desde donde disfrutar el espectáculo.
—Detenlo, detenlo… tú no eres real. Tú no eres real —jadea la mujer.
Balanceándose adelante y atrás, giro un mechón de cabello alrededor de
mi dedo y la golpeo con otra visión. Es el deber de Tatiana encontrarme
humanos que han violado la Ley Natural. Luego, depende de mí
entregarles un castigo adecuado. Últimamente, he estado a favor de la
tortura psíquica que de la física, parece ser más efectiva. Es increíble lo
oscura puede ser la mente humana, así que los dejo escoger su propio
castigo viviendo sus peores pesadillas. Realmente es poético. Y divertido
ver lo que inconscientemente escogen.
Se acurruca, convulsionando como si se hubiera electrocutado. Presiona
su rostro en la esquina, llorando, con la cabeza en las manos, intentando
esconderse del terror filtrándose a través de su mente. Al otro lado de la
sala, bajo la protección de un simple hechizo para dormir, su marido ronca
sonoramente, felizmente inconsciente de que la tortura de su esposa es
duradera. Así como es inconsciente que sus dos niños no murieron de
82
SMSL4 como todo el mundo piensa, sino que sus diminutas vidas fueron
sofocadas por una madre egoísta e insensible… la misma madre que ahora
se esconde en una esquina gritándole a fantasmas, incapaz de escapar de
los sonidos de sus bebés clamando por ella.
—Aquí estás. —La voz masculina me hace saltar.
—Bones. ¿Qué estás haciendo aquí? —pregunto, fastidiada—. ¡Me
asustaste hasta la muerte!
Se sienta en la esquina de la cama y mira a la sollozante mujer.
—¿Cómo que te gusta? —pregunta, con una ceja alzada. Ruedo los ojos.
—¿Qué estás haciendo aquí? —repito.
No me contesta enseguida. En su lugar, mira a la mujer retorciéndose y
gimiendo en el piso.
—Seguí tu esencia. ¿Qué hizo ella?
—Infanticidio doble.
Sacude la cabeza lentamente.
—Qué vergüenza. Realmente se ve agradable.
Mi pecho se siente pesado mientras miro el fuerte perfil de Bones. Incluso
aquí, en la tenue luz de la habitación, puedo ver que no es feliz. Sé que es
mi culpa. Pero no hay nada que pueda hacer al respecto.
El esposo ronca y da vueltas en la cama. La mujer grita otra vez. Deseo
que Bones me deje sola así puedo disfrutar de la sinfonía del tormento,
pero obviamente quiere hablar.
—Silentium. —Sacudo la mano en dirección a la mujer, silenciando
instantáneamente sus gritos—. ¿Qué pasa?
Se levanta y se pasea por un momento alrededor de la habitación antes de
apoyarse contra una pared lejana, escondido en las sombras.
—Estaba preocupado por ti. Nunca apareciste en el Old Lady Sullivan
anoche y esta noche no te detuviste en el bar. ¿Qué está pasando?
4 1SMSL: Síndrome de Muerte Súbita del Lactante.
83
Es cierto. Después de matar a los Parastes, me había desviado de mis
deberes de tormento hacia mi lugar secreto, El Santuario; un lugar
aislado, en lo alto de las colinas que dominan el valle. Un lugar al que voy
cuando necesito estar sola y pensar. Puedo ver claramente el Lago Adonni
y escuchar cantar las sirenas con sus encantadoras melodías. Sus
calmantes canciones me ayudan a relajar.
No quería ver a Bones anoche y esperaba evitarlo esta noche. Por eso
había tomado las bebidas del escondite de emergencia que Tatiana
mantiene en su habitación en lugar de ir al bar.
—Lo siento, quería estar sola. No pensé que tuviéramos algún tipo de cita
especial ni nada… —Mi voz suena más agresiva de lo que pretendo y lo
siento estremecerse en la oscuridad.
—Está bien. Entiendo. Sólo me alegra que estés bien. Estaba algo
preocupado por ti, es todo… Algunos han estado hablando de ciertos
asuntos graciosos por aquí y me preocupé cuando no te vi. Pero supongo
que tienes tus razones y pareces estar bien. —Su voz es tierna. Dulce.
Maldito.
—Estoy bien. —Si no cuentas los nudos en mi estómago o la enfermedad
en mi pecho.
Puedo sentir el dolor y la confusión en su exhalación sin palabras y me
siento incluso peor. Por mucho tiempo, incluso desde “la noche”, Bones ha
sido mi amigo más cercano. Es el único, excepto Tatiana, quien siempre
estuvo ahí para mí, sin importar qué. El único con el que puedo hablar de
todo.
Pero no puedo hablarle de esto. No de este desastre que estoy sintiendo.
No sin herirlo o perderlo. Sólo pensar que eso suceda hace que mi corazón
se encoja.
—Así que… ¿No estás molesta conmigo? ¿No he hecho nada para
molestarte? —pregunta.
Me río silenciosamente sabiendo que no puede ver mi expresión.
—No. Nada es tu culpa. Simplemente estoy pasando por algunas cosas
raras ahora mismo y tengo que resolverlo por mi cuenta.
84
Cruza la habitación y se arrodilla a mi lado. Agarrando mi mano entre la
suya, veo un rayo de luz reflejándose en sus tristes ojos bronce.
—Si hay algo que necesites… algo de lo que quieras hablar, estoy aquí. Ese
es nuestro trato, ¿recuerdas? Por tanto tiempo como quieras, te tengo
cubierta.
Como un demonio puro, Bones es inmortal, a menos que sea asesinado
por un Ángel puro… de Luz u Oscuridad. Así que seguirá viviendo por
eones indeterminados exactamente como es ahora. Cuando elige un
compañero, elige a un mortal como yo y seré reemplazada en mi muerte o
si decido terminar la amistad… lo que primero ocurra.
Siempre he sabido lo afortunada que soy por haber ganado el afecto y la
inquebrantable lealtad de Bones cuando simplemente era un Demion
joven. Nunca he tomado su amistad por sentado y nunca podría imaginar
vivir esta vida sin él a mi lado.
Hasta ahora.
Ahora estoy comenzando a preguntarme si puedo seguir como su amiga,
ahora que sé que quiero mucho más de él… algo que nunca me podrá dar.
Sé que todo esto es culpa de Liora. De alguna manera está haciéndome
tener estos sentimientos locos que no debería tener o al menos, ser capaz
de controlar. Nunca he amado exactamente que Bones necesite aparearse
con tantas vírgenes, pero nunca antes me ha molestado mucho. Y la
pareja en el auto… Tanto como intento bloquear la historia del hombre,
aún me sigue cazando. ¿Por qué, oh por qué, escogí detener ese auto?
Aprieto la mano de Bones y le doy una pequeña sonrisa.
—Estaré bien. Simplemente necesito algo de espacio por un tiempo. Sólo
hasta que averigüe algunas cosas.
—Por espacio, ¿quieres decir espacio… de mí?
Inhalo profundamente, susurrando mi respuesta.
—Sí.
Su cuerpo se tensa y se levanta. Incluso en la oscuridad, su silueta parece
más fría, más dura. Es un cambio sutil, pero lo puedo sentir.
Después de una larga pausa habla.
85
—Bien, pero eso no significa que no estoy vigilándote. —Pone una mano en
mi hombro e inclino la cabeza arriba, deseando poder congelar este
momento en el tiempo… cuando sólo somos nosotros. Nadie más existe.
Nadie más importa—. ¿A dónde irás después de que termines aquí? —Su
voz suena tensa.
Echo un vistazo a la mujer acurrucada en la esquina. Casi ha dejado de
moverse, así estaré envolviéndola pronto. Atormentándola hasta el
agotamiento y luego a la siguiente.
Me encojo de hombros.
—Aún no estoy segura. Quizá donde el Sr. Ludwing. Sigue jugando con los
niños pequeños de una forma no tan juguetona. Supongo que no recibió
bastante claro mi primer mensaje. Esta vez me aseguraré que lo entienda.
Bones se apoya contra la puerta.
—Bueno, me alegra que lo estés haciendo bien. Voy a buscar a algunas
señoritas antes de que salga el sol.
Repentinamente siento que una roca está alojada en mi garganta.
—Hey, este chico, Ludwing, ¿no vive cerca de Baymore Park? —pregunta.
—Bastante cerca, ¿por qué?
—Escuché que algunos demonios Altrumina instalaron un nido ahí, así
que ten cuidado. ¿Tienes algún arma contigo?
—Tengo mi daga. —Acaricio la daga con punta esmeralda ubicada de
forma segura dentro de mis botas, escondida bajo varias capas de encaje.
Esta daga es buena contra la mayoría de demonios, pero no contra un
Altrumina. Un toque es todo lo que se necesita para transferir su propia
impresionante maldición.
Bones alza una ceja.
—Sabes que eso no los cortará. Mantente lejos de ahí, especialmente desde
que estás desarmada.
—Sí papá —me burlo.
86
—Lo digo en serio Lucky. —Su tono es firme—. Sabes lo que pueden
hacerte y definitivamente hay algo armándose por ahí. Todos hemos sido
alertados. No vayas a buscar problemas esta noche.
Con un suspiro, me levanto y empujo gentilmente a Bones hacia la puerta.
—Vé. Estaré bien. Eres peor que una madre Sapie, lo juro.
Se ríe.
—Como si realmente lo supieras.
—Vé.
Se desliza silenciosamente en la noche y giro nuevamente mi atención
hacia los gimoteos en la esquina.
Envuelvo mi capa apretadamente a mí alrededor mientras me acerco a la
entrada oeste de Baymore Park, pero el fino terciopelo hace poco por
protegerme del frío del aire nocturno. Normalmente, mi cuerpo no
reacciona a temperaturas extremas, por lo que supongo que se debe a que
no me repuse adecuadamente. La cosa de Tatiana es buena, pero no es ni
de cerca tan buena como la Fuente. Pero me había imaginado que su elixir
de respaldo bastaría desde que sólo estaba atormentando esta noche no
peleando. También es por lo que estoy usando un vestido largo, gótico
hecho de metros de encaje vintage. Me gusta usar vestidos para torturar;
me pone en el estado de ánimo correcto. Igual que usar cuero pegado me
pone en el ánimo de patear algunos traseros.
Solo necesito apresurarme con mis rondas y volver al Bar Demon tan
pronto como sea posible. El camino más rápido a Ludwing es cruzar
directamente el parque. De otro modo, tendré que caminar algunos
kilómetros.
Suspiro. No quiero desperdiciar energía corriendo y Diablo no deja a
Dryndara excepto para venir a la cabina. La advertencia de Bones resuena
en mi cabeza, pero estoy segura que sólo estaba siendo protector, como
siempre. Aun así, bajo a mi bota y retiro la daga. Matará a un Altrumina si
87
soy atacada, siempre y cuando no me toquen primero. No hay problema. Si
veo alguien que parezca sospechoso entonces correré. No hay punto en
desperdiciar la preciosa energía que no tengo.
Después de varios minutos de caminar por el parque y ver sólo unos
cuantos junkies nerviosos y algunas prostitutas, me relajo,
reprendiéndome por preocuparme en primer lugar. Los Altrumina están
más interesados en infectar a los Sapies; no vendrían buscando pelea con
alguien que creen que les regresará la pelea.
Pero cuando me estoy tranquilizando, veo Altrumina por todas partes. El
lugar es un enjambre de ellos. Parecen Sapies, pero reconozco su postura
demasiado derecha y guardarropa anticuado. Además, siempre trabajan
en pares, un macho y una hembra y su cabello tiende a ser más blanco
que rubio, hasta los hombros.
Mi corazón palpita, retrocedo un paso y echo un cauteloso vistazo
alrededor. Directamente frente a mí, dos Altrumina se acercan a un joven
sin hogar. Además, dos más están de pie frente a un par de columpios.
Otra pareja está en un banco, hablando entre sí. Una hembra está sola,
acechando silenciosamente a una joven prostituta que acaba de entrar a la
arboleda con su cliente.
Me dirijo al camino principal por la hierba, lejos de cualquier problema, y
me maldigo silenciosamente por no traer mi ballesta conmigo esta noche.
No porque me den miedo, sino porque los odio tanto. No son de mi familia,
por lo que podría matarlos feliz e impunemente.
Mañana. Definitivamente cazaré algunos Altrumina mañana. Esta noche,
no sólo estoy tristemente desarmada y en absoluto vestida para cazar, si
no que mi alarmante falta de energía aseguraría mi derrota en una pelea.
Pero tengo curiosidad por la Altrumina solitaria. Siempre trabajan
emparejados. Siempre. Así que, ¿dónde está el otro?
Algo suave cruje detrás de mí haciéndome saltar y giro alrededor con mi
daga lista. Me encuentro cara a cara con un impecable y apuesto joven
sonriente con brillantes ojos lavanda.
Mierda.
—¿Estás perdida perra? —pregunta, y antes de que la pregunta termine de
salir de su boca, toca ligeramente mi mano.
88
Y caigo en la oscuridad.
89
í
Traducido por Dark heaven, y SOS por Little Rose, Akanet y Dai
Corregido por Nanis
e esfuerzo por recuperar la conciencia, pero me siento drogada.
Todo es nebuloso... mi mente es un torbellino. Estoy tiritando
de frío, y en algún lugar de la oscuridad, escucho una risa
burlona.
Gradualmente, puedo forzarme a abrir los ojos. Todo está oscuro,
brumoso. Trato de envolver mis brazos alrededor de mí misma para dejar
de temblar, pero no se mueven.
Mi cuerpo está paralizado.
Lentamente, los objetos vuelven a centrarse. Estoy parada en medio de un
campo cubierto de hierba, atrapada dentro de una pequeña jaula hecha de
barras de acero.
—¿Dónde estoy? —grazno.
El Altrumina que me ha tocado se acerca a mi prisión.
—¿Por qué no nos lo dices, niña bonita? —Él está junto a su compañero,
que me sonríe con dientes perfectos.
—Ella es deliciosa —dice Dientes Perfectos con una extraña y aguda voz—.
Quiero comerla.
El primero se ríe y se mueve más cerca. Mete su brazo a través de las
barras de la jaula y me roza ligeramente el costado de la cara. Candentes
cuchillas derriten mi carne congelada. Mi mente me grita para que salga
del camino, pero mi cuerpo se niega a escuchar.
—Ella no es enteramente humana, dudo que vaya a tener un sabor muy
bueno —dice mi captor con desdén.
90
—Aun así, no me importaría una pequeña muestra —dice Dientes
Perfectos—. Vamos a ver de lo que esta pequeña belleza está hecha.
Ella se acerca. Con toda la fuerza que soy capaz, me esfuerzo por obligar a
mi cuerpo a obedecerme.
Nada.
Abro la boca para gritar, pero no sale ningún sonido.
Ambos se ríen, y Dientes Perfectos se acerca. Siento su aliento cálido en mi
mejilla mientras susurra:
—¿No sabes que nos tragamos tus gritos, niña? Nadie puede escucharte.
Sólo nosotros, y nos hace sentir tan bien. Cuanto más gritas más
poderosos nos volvemos. —Sus ojos brillan de púrpura maldad.
Sólo puedo ver con impotencia cómo ella cuelga sus dedos frente a mi
cara.
—Es interesante que ella no se pueda mover —murmura a su pareja.
—Supongo que tiene algunos problemas. Esperaba una pelea, pero
simplemente está congelada.
—Interesante —repite Dientes Perfectos.
Escucho sus palabras, pero no tienen ningún sentido. Niego con la cabeza.
—¿Qué quieren? —Mi voz es poco más que un gemido.
Ambos se ríen otra vez. Dientes Perfectos desliza su mano huesuda debajo
de la manga de mi abrigo, y por toda la longitud de mi brazo desnudo.
Cuchillas queman con fuego ácido cortando mi piel.
Sé que estoy gritando en agonía, pero no escucho nada, salvo el sonido de
sus risas.
El dolor es insoportable, como nada que haya sentido o imaginado. Se
filtra lentamente a través de mi cuerpo, cada latido de mi corazón
moviendo la debilitante miseria más profundo dentro de mí. De repente, mi
cuerpo cambia de frío congelante a un calor sofocante. No puedo recuperar
el aliento.
91
El sudor brota de mi frente y mis ojos. Trato de gritar de nuevo, pero el
dolor es demasiado difícil de soportar, y no tengo la fuerza. Mis ojos se
cierran, y mi cuerpo se derrumba en un montón sobre el césped.
—Interesante —murmura Dientes Perfectos otra vez.
¿Eso es todo lo que puede decir?
—Esto va a ser un buen espectáculo —dice el hombre que suena divertido.
¡Tattie! ¡Tattie! ¡Necesito ayuda!
La última ola de tortura pasa sobre mi cabeza, y sé que eso es todo.
Voy a morir.
Sola en un campo, burlada por torturadores, sacrificada por ninguna otra
razón que para satisfacer las necesidades de pura maldad.
Justo como...
De repente, mi sufrimiento se detiene.
No sólo el dolor ha desaparecido, sino que mi cuerpo se siente bien. Joven,
fuerte, sano y completo.
Con cautela, abro un ojo y le doy la bienvenida a la cálida luz de la suave
penumbra del sol. Mi jaula se ha ido, y ya no estoy en Baymore Park.
Estoy sola, sentada en un campo de flores silvestres y hierba alta.
Conozco este lugar.
La euforia se apodera de mí, y respiro varios suspiros de alivio. Hay un
árbol de roble conocido más adelante. Sonriendo, me pongo de pie con las
piernas temblorosas y camino hacia él.
Nuestro árbol.
Trazo suavemente con mi dedo sobre las letras talladas en la antigua
madera.
Michael. Kayla. Liora.
Los nombres forman un triángulo, y hay un símbolo de estrella tallado en
el centro. Recuerdo que Michael agregó esa parte después, para mí. Él me
dijo una vez que era yo quien había hecho nuestro pequeño grupo tan
92
especial. Hasta que me reuní con ellos, Kayla y Michael habían sido como
cualquier otro hermano y hermana. Pero una vez que me uní a la mezcla,
todo había cambiado.
Nos convertimos en una familia.
—¡Liora, ven acá! —me llama una joven niña. Mi corazón se detiene.
Conozco esa voz...
—¡Voy! —escucho cantar a otra chica.
Mi respiración se corta. Como si estuviera hipnotizada, me encuentro a mí
misma moviéndome hacia los sonidos de los niños felices riendo junto al
estanque.
Los veo... nosotros. Michael, Kayla, y yo. Michael está en el agua, descalzo,
con los pantalones remangados hasta las rodillas. Está sosteniendo un
palo largo, y su cabello castaño vuela sin rumbo con la brisa. Kayla está a
su lado, sonriendo.
Me veo a mí misma más joven saltando hacia ellos; mi vestido de tirantes
amarillo flota a mí alrededor como un rayo de sol.
Sólo tengo doce años aquí; sigo siendo inocente.
—¡Liora, mira lo que Michael encontró! —dice Kayla sin aliento.
—¿Qué es?
Mi corazón late violentamente. Recuerdo cada segundo de esta escena que
se está reproduciendo ante mí.
Michael saca su mano por detrás a su espalda. En ella, está sosteniendo
un hermoso, totalmente, florecido, blanco y amarillo lirio del agua.
—Aquí, Liora, esto es para ti —dice él, tímidamente entregándole la flor a
mi más Joven Yo—. Estaba flotando en el medio del estanque. Quería que
tú lo tuvieras.
Riendo con deleite, Kayla salta hacia el árbol y agarra el columpio.
—Michael y Liora, sentados en un árbol. B-e-s-a-n-d-o-s-e.
Las pecosas mejillas de Michael se tiñen de rosa.
—Cállate, Kayla —dice entre dientes, tirándole hierba.
93
—¡Michael, mejor que cumplas tu promesa! —grita Kayla mientras sube
por la cuerda y empieza a oscilar.
—¿Qué promesa? —estoy preguntando, sosteniendo su regalo cerca de mi
cara. Recuerdo que pensé que era la fragancia más dulce que jamás había
olido. Miro a mi yo más joven respirar profundamente y sonreír.
Michael mira hacia abajo a sus pies, y luego mira tímidamente a través de
sus largas pestañas.
—Le prometí que algún día te pediré que te cases conmigo —dice en voz
baja—. De esa manera ustedes dos pueden ser verdaderas hermanas para
siempre.
El escucharlo decir esas palabras había iluminado mi alma de una manera
que nunca pensé posible. En ese preciso momento, todo era perfecto.
Perfecto.
—¿Quieres casarte conmigo? —estoy susurrando, escondiendo mi sonrisa
feliz detrás del gran lirio.
Él asiente.
—Algún día. Cuando seamos más viejos. Pero no demasiado viejos. Tal vez
una vez que terminemos la escuela secundaria...
Me veo reír, pero sé que en ese momento estaba pensando que si mi
corazón se sentía más completo iba a explotar por demasiada alegría.
—Has pensado en esto —le estoy diciendo.
Él asiente otra vez, más valiente ahora.
—Si tú quieres, eso es. Por supuesto, si encuentras a alguien mejor...
alguien que te guste más...
—Michael, para. ¿Cómo podría encontrar a alguien que me guste más?
¡Eso sería imposible! Vamos a hacerlo. ¡Podemos casarnos y los tres
podemos vivir juntos en una casa grande y todo será perfecto para
siempre! —Estoy bailando alrededor en un círculo feliz.
Él sonríe, pero es una sonrisa nerviosa. Sus ojos marrones se vuelven
serios, y se mueve más cerca de mí. Conozco este momento. Mi corazón se
acelera tan rápido...
94
Me veo cerrar los ojos, pero recuerdo la sensación de los labios de Michael
brevemente, tocando suavemente los míos... de mi mundo entero
explotando en fuegos artificiales.
Él rápidamente se aleja y mira hacia el suelo, sin darse cuenta que en esos
pocos segundos cuando él me da mi primer beso junto al estanque me
proporcionará el recuerdo más feliz de mi vida.
Un grito corto seguido de un grito más largo interrumpe el íntimo
momento.
—¡Kayla!
Michael y yo a la vez nos damos vuelta y corremos a donde se ha caído.
Por supuesto, yo llego primera, y cuando Michael llega ya estoy
sosteniendo en mis brazos a Kayla.
—Ay, ay, mi pierna... me duele... —solloza Kayla.
Me veo sosteniendo la pierna fracturada de Kayla. Nunca había intentado
hacer esto antes, pero de alguna manera, en el fondo, sabía que podía
hacer lo que se tenía que hacer. Envolví mis manos alrededor de su herida,
me concentré y permití que mi fuego la curara.
Un momento después, los sollozos de Kayla se sustituyen con risa. Michael
se agacha junto a mí, mirando con asombro. Kayla me mira con adoración
y me agarra la mano.
—Liora... ¿Cómo lo hiciste? Eso fue como... magia.
Estoy encogiéndome de hombros.
—No lo sé... Solo supe que podía. —Tatiana me había estado enseñando
acerca de mi herencia “especial”, y la forma en que era diferente de otros
niños y niñas humanos. También me advirtió que nunca podría decir
nada, ni siquiera a Michael y Kayla. Pero ellos sabían que yo era diferente
sin que jamás les dijera una palabra. Y me amaban de todos modos.
Kayla lucha para ponerse de pie y sacude la suciedad de su vestido blanco.
—Tienes tanta suerte. ¿Hay algo que no puedas hacer? Hombre, me
gustaría tener poderes increíbles, como tú. Soy tan común y corriente.
Aburrida y… sin magia.
—En realidad no es magia, aunque... es otra cosa.
95
—Bueno, lo que sea que es, tienes suerte. Afortunada Liora. Afortunada,
afortunada, afortunada —canta ella mientras comienza a ascender por el
árbol. Agarrando una rama gruesa para izarse a sí misma de nuevo en la
llanta, con valentía olvidando su percance anterior. Michael y yo estamos
de pie uno junto al otro, mirándola con una sonrisa en nuestros rostros. Él
gentilmente envuelve su mano alrededor de la mía.
—Afortunada Liora —repite Kayla con su cabello largo y rubio fluyendo
detrás de ella al viento—. Y afortunada yo por tener una muy mejor amiga
y algún día hermana que es tan maravillosamente mágica. Qué afortunada
yo. Afortunada, afortunada yo. —El sonido de su risa tintineante es llevada
a través de los campos.
—Creo que yo soy el afortunado —susurra a mi lado Michael.
—Yo soy la más afortunada de todos —susurro.
Michael se acerca más y me besa suavemente de nuevo. Kayla se ríe.
—Debemos irnos pronto —digo, a pesar de que no quiero que nuestro día
perfecto terminara—. Se está volviendo oscuro, y le prometí a Tatiana que
estaría en casa para la cena.
—Solo un poco más —dice Michael. Sonrío y aprieto su mano.
—Hola, ahí....
Michael y yo nos damos vuelta para ver a dos chicas jóvenes emerger de
un parche de hierba alta y salvaje. Kayla, sin darse cuenta de la llegada de
las niñas, sigue oscilando.
Mientras veo la repetición de la escena delante de mí, siento dos grupos de
emociones claramente separadas a la vez: uno... la aprehensión curiosa
que mi yo más joven siente, dos... el terror, desenfrenado de ahora.
Trato de gritar: ¡Huye! ¡Busca a Kayla y a Michael y corran por sus vidas!
Escucho las súplicas desesperadas en mi mente, pero no salen sonidos de
mis labios. No soy nada más que una observadora silenciosa, invisible,
incapaz de detener la horrible escena que se desenvuelve.
Como en ese entonces.
—Hola, ¿de dónde vienen? —La amistosa voz de Michael se escucha con
sorpresa.
96
Deberíamos haberlas visto antes; había pensado que era raro que no lo
hubiésemos hecho. Pero tal vez todos estábamos demasiado envueltos en
nuestro pequeño mundo perfecto para observar a dos personas
acercándose.
—¿Podemos jugar con ustedes? —preguntan las chicas al unísono.
Parecen tener unos ocho o nueve años. Gemelas idénticas, de la mano. Las
dos usando delantales rosa y blanco a juego, con su cabello rubio
moviéndose en colitas.
Recuerdo que me sentía incómoda con estas recién llegadas, pero no sabía
por qué en ese momento. Eran las niñas más adorables en las que nunca
haya puesto mis ojos. Pero algo acerca de ellas hacia que los pelos de mis
brazos se pararan.
—¿No están muy lejos de casa? —les pregunta Michael, mientras se
inclina hacia abajo para hablar con ellas. De donde sea que estas dos
chicas fueran, no estaba cerca. La casa más cercana estaba a pocos
kilómetros de la carretera, y conocíamos a todo el mundo en el área
circundante.
Mueven la cabeza como pequeños robots.
—A nosotros nos gusta —dicen, de nuevo en perfecta armonía. Una
extraña respuesta que no parece encajar con la pregunta de Michael.
—¿Dónde están sus padres? ¿De dónde vienen? —les pregunto, agarrando
la mano de Michael con más fuerza. Él está sonriendo a las muñequitas
con una sonrisa divertida, pero mi estómago esta incómodamente
apretado.
Ellas nos miran con expresiones grandes e inocentes.
¡Corre! ¡Agarra a Miguel y Kayla y corre AHORA!
Mis gritos silenciosos pasan desapercibidos, y ahora no me puedo mover.
Mi cuerpo está congelado, obligándome a ver la escena macabra a punto
de suceder.
—No queremos jugar contigo —me dicen en armonía misteriosa—. Sólo
queremos jugar con ellos...
¡No, no, haz que se detenga! ¡Que alguien me ayude! ¡Haz que se detenga!
¡Corre! ¡Fuera! Por favor... por favor...
97
Las lágrimas caen por mis mejillas. Nada de lo que haga importa ahora.
En este momento, los ojos de las dos niñas brillan de un azul brillante
artificial antes de que se vuelvan de una sombra amenazante de negro.
Veo a mi yo más joven congelarse.
No. Por favor... no. Corre... aléjense, sigo gritando. Finalmente, no puedo
ver más y cierro los ojos con fuerza, incapaz de dar testimonio sobre los
horrores que van a suceder.
Dejo escapar un final, angustiado grito. —¡NOOOOOOO!
De repente, estoy girando en la oscuridad. Mi estómago se sacude de las
olas de náuseas que inundan mi cuerpo. Luego se detiene. Mis ojos y
mandíbula están muy apretados, pero puedo sentir una diferencia
palpable en el aire.
Estoy en otra parte.
Me esfuerzo por recobrar el aliento y calmar mi corazón acelerado. Gotas
de sudor caen por mi frente, mi cuerpo tiembla sin control. Pero no tengo
ni frío ni calor. Estoy extrañamente confortable.
—Ahí lo tienes, cariño. —La voz sedosa acariciando el aire es el sonido más
bienvenido que podría esperar escuchar.
¡Bones!
Mis ojos se abren al más sorprendente e inesperado espectáculo. Estoy
acostada en una cama, rodeada de racimos de satén rojo. Decenas de velas
parpadean sin rumbo, dándole a la acogedora habitación un resplandor
sensual. La música suave suena con dulzura de un equipo de música
invisible, y el menor toque de almizcle llena el aire. Pero sólo soy
vagamente consciente de todas estas cosas mientras busco al bello rostro
de mi salvador.
Bones, Bones... Te necesito...
Desde las sombras, Bones da un paso adelante. Su torso perfectamente
cincelado brilla bajo el resplandor de la luz del fuego bailando. Sus ojos,
profundos con una lujuria carnal, su mirada sobre mí.
Abro mis brazos con agradecimiento, dándole la bienvenida a mi héroe, mi
amor, mi amigo. Ahora estoy a salvo. Ahora estoy protegida. Ahora estoy
98
amada. Él se inclina hacia abajo, más cerca... más cerca... Puedo casi
sentir su aliento caliente en mí...
—Mi dulce amor... —murmura él.
Oh, Bones, te amo tanto...
—Por favor, por favor tómame... —gime una voz suave. Aturdida, doy
vuelta la cabeza y veo a una mujer desnuda acostada a mi lado, sufriendo
por su seducción.
No...
La mirada en los ojos de Bones... la sincera expresión de amor y deseo que
se supone que es sólo para mí, es en realidad usado como su arma de
romance con la belleza núbil. Él sonríe, acaricia con delicadeza el cuerpo
de ella con los dedos. El sonido de placer de ella conduce un cuchillo a mi
corazón. Él se acuesta encima de ella y presiona su boca hambrienta
contra la suya.
¡No! ¡Basta! ¡Deja de besarla de esa manera!
Realmente quiero alejarlo de ella, pero sólo me puedo quedar ahí,
paralizada, obligada a ver la escena de seducción mientras ocurre. Sé que
no pueden verme ni oírme, pero soy dolorosamente consciente de todo lo
que hacen.
Nunca me había sentido tan enferma ni sucia.
Intento cerrarme a la imagen, pero incluso con los ojos cerrados puedo
verlos claramente, la amorosa forma en que Bones la besa y acaricia, el
placer indescriptible de la chica ante el suave toque y el frote de sus pelvis.
Mi corazón se rompe en un millón de pedazos una y otra vez mientras soy
forzada a verlo hacer el amor con una, y otra, y otra, y otra chica.
No sé cuántas horas pasan. He llorado tanto que ya no tengo lágrimas. De
vez en cuando, Bones me mira a los ojos y sonríe, antes de volver su boca
a la belleza que tiene debajo. Los suspiros y gemidos de placer continúan
como una tortura. En lugar de entumecerme, a cada minuto que pasa me
lastiman más y más.
Quiero morirme.
99
Un sonido de ruptura agudo corta el aire, y soy bombardeada con una luz
brillante y enfermiza. Vuelvo a sentir náuseas, y cierro con fuerza los ojos.
Cuando los abro, estoy acostada en una cama de arena blanca. El aire
parece artificial, y mis ojos están tan secos que parecen papel.
Lentamente, me siento. Parpadeo para alejar la dolorosa claridad mientras
miro lo que me rodea.
Nada.
Estoy sola, no se ve un alma. No hay señales de vida. El aire está muerto y
quieto, como si nunca hubiera habido vida. El lugar se siente como la
muerte.
Solitario, vacío, vacante, muerto.
¿Hola? ¿Hola? ¿Hay alguien? ¿Pueden oírme?
Silencio. Silencio enfermizo, como ninguno que jamás experimenté. Todo lo
que hay es quietud. Estoy sola en una tierra desolada. Total y
vergonzosamente sola. Ya no existo. ¿Acaso lo hice alguna vez?
¡Hola! ¡Alguien! ¿Por favor, hay alguien?
Nada. Incluso mis pensamientos son un mero susurro.
¡¿Hola?! ¡Alguien! ¡Quien sea! ¿Hay alguien? ¿Pueden oírme?
Mi corazón corre acelerado mientras me limpio el sudor de la frente.
Apenas capaz de sentir las piernas, me fuerzo a ponerme de pie. Necesito
salir de aquí. Necesito ir a otro lugar. ¿Pero a dónde? Cada paso es el
mismo que el anterior. Cada visión y ángulo de este desierto de muerte es
el mismo. Kilómetros y kilómetros y kilómetros de nada, expandiéndose
por una eternidad.
Conmigo en el centro. Sola.
La comprensión de esto me golpea.
Estoy condenada. Eternamente condenada. Condenada a caminar por esta
vasta nada sola, torturada con el aislamiento eterno. Creí que ver a
Michael y Kayla morir fue horrible; creí que se me rompía el corazón al ver
los verdaderos colores de Bones.
Esto es mucho peor. Infinitamente peor.
100
Caigo de rodillas, mis sollozos ya no son audibles ni en mi mente. Mis ojos
demasiado secos para llorar. No puedo tragar, y la luz brillante calienta mi
sangre.
Por favor, por favor, déjame morir.
¿O ya estoy muerta? ¿Es esta mi eternidad?
No, esto es peor que la muerte. No es nada.
Las horas pasan, los días, ya no lo sé. El tiempo no existe. Ya no puedo
pensar con claridad.
De algún lado, una suave voz me llama. ¿Estoy alucinando, oyendo cosas?
Vuelve, levántate, estarás bien. Abre los ojos…
Pero mis ojos están abiertos. No hay nadie aquí. La voz vuelve, con más
fuerza.
—Estás a salvo, te tengo, abre los ojos, vuelve a mí. Eres fuerte, lucha,
recuerda quién eres, de dónde vienes, a dónde quieres estas…
De repente, vuelvo a dar vueltas. Arcoíris de colores psicodélicos me
rodean. Caigo… floto.
Yazco en un césped húmedo, congelada y temblando. Intento respirar el
aire fresco, me ahogo y toso. ¿Ahora dónde estoy?
—Aquí estás, te tengo niña, estás a salvo. Sólo respira.
Allí está la voz de nuevo… viniendo junto a mi oído.
Sólo mis piernas están en el césped, el resto de mi cuerpo está envuelto en
algo fuerte y cálido. Algo con brazos rodeándome, lucho por liberarme,
pero apenas me puedo mover.
—Déjame ir —gruño.
—No puedo. No estás lo suficientemente fuerte aún. Intenta relajarte. Te
sentirás mejor —susurra la voz masculina en mi oído.
¿Hay algún estúpido Sapie intentando salvarme?
101
Estoy demasiado debilitada para pelear, no tengo otra opción salvo
quedarme donde estoy. Y donde estoy se siente bien. Cálido. Seguro. Mi
cabeza se aclara, y comprendo cuánto necesito ser sostenida ahora mismo.
—¿Quién eres? —susurro.
—Un amigo.
Gradualmente, me siento volver a mi cuerpo. Los objetos que me rodean
lentamente cobran forma. Mis sentidos se despiertan; mi corazón y
respiración se estabilizan.
—¿Dónde estamos?
Él me apoyo más cerca de su pecho. Es cálido. Muy cálido. Definitivamente
no es un Sapie. Debo admitir que, si no me puedo mover, este es un lugar
de descanso muy cómodo.
—Estamos en Baymore Park. ¿Recuerdas lo que pasó? —La ternura en su
voz me recuerda a como alguien hablaría con un niño herido.
—Yo... estaba caminando, yo... vi un Altrumina y, entonces, y entonces…
—Te dio el golpe —concluye.
—No, no fue eso, fui a lugares, vi cosas.
—Confía en mí, eso es lo que pasó. Lo vi todo, bueno, casi. Llegué aquí
justo cuando te tocaba.
Mi cabeza está más clara ahora y mi cuerpo se siente lo suficientemente
fuerte como para que me siente por mi cuenta. De mala gana, me
desenredo de su abrazo protector, brevemente mirando a sus ojos
preocupados antes de echar un vistazo alrededor. Tiene razón, estamos
sentados en un trozo de hierba en Baymore Park, a menos de tres metros
de donde me encontré con el Altrumina.
Un destello de miedo se dispara a través de mí.
—¿Dónde están? —pregunto, presa del pánico. Me siento más fuerte
ahora, pero definitivamente no lista para la batalla.
—Parte de uno está por allí —dice mientras señala—. Hay algunas piezas
por allí, allí, y allí, pero para ser honesto no estoy seguro exactamente de
102
qué partes pertenecen a cual. —Sus ojos azul oscuro brillan con picardía—
. Espero que sus mamás no quieran darles un entierro apropiado.
—¿Hiciste esto? —le pregunto. Él asiente con la cabeza.
—Siento no haberlo detenido antes de que te tocara. Llegue unos pocos
segundos tarde.
—Unos pocos segundos, no entiendo, estuve ausente por... días.
Niega con su cabeza.
—Tal vez en tu mente lo estuviste, pero confía en mí, estaba aquí y lo vi
todo. No podrían haber sido más de treinta segundos, como mucho.
Después de que maté al primero, los otros atacaron, que es por lo que
tomó más tiempo del que debería haber tomado.
Miro a mi alrededor otra vez.
—Eso es imposible, yo no estaba aquí. Estaba en otra parte, en una jaula.
No me podía mover.
Una vez más, él niega con su cabeza.
—No, sin jaula. Estuviste aquí todo el tiempo. Pero sí creo que pensaste
que estabas en otro lugar, haciendo algo. Por los sonidos de ello, no era
muy agradable, tampoco.
Hablando del eufemismo del siglo.
Desconcertada, me obligo a ponerme de pie. Mis piernas son de goma, pero
me siento más fuerte a cada minuto. Cojeo hacia un banco de madera, mi
nuevo amigo justo a mi lado. Todavía me siento mareada, pero una vez que
me siento y tomo varias respiraciones profundas, empiezo a sentirse mejor.
Se sienta junto a mí.
—¿P-podías oírme? —le pregunto. A pesar de que estoy más caliente ahora,
mis dientes castañean incontrolablemente. Él asiente con la cabeza,
apartando su cabello de ónix de su cara, entonces se arrastra más cerca y
envuelve su brazo a mí alrededor.
—Te oí gritando y gimiendo, gritando algunos nombres. —Él mira hacia
otro lado.
103
Cierro mis ojos. Las visiones inquietantes todavía están allí, pero por
suerte, están alejándose aún más lejos con cada momento que pasa.
—Fue horrible —susurro.
—Lo sé.
—Si no hubieras estado aquí, si no los hubieras matado y roto su
hechizo… —Ni siquiera puedo continuar, el pensamiento es demasiado
insoportable. Según él, estuve abajo sólo unos pocos segundos. Algunos
Sapies son maldecidos por años.
—Estoy furioso conmigo mismo por no detenerlo antes. Lo vi venir detrás
de ti, pero estaba demasiado lejos, demasiado tarde. —Oigo la amargura e
ira en su voz.
—Gracias N-no estoy acostumbrada a jugar el papel de damisela en
peligro, puedo cuidar de mí misma, pero gracias, realmente salvaste mi
trasero allí atrás. Supongo que te debo una. —Siento una pequeña sonrisa
empezar a formarse. Es extraño cómo hace unos momentos, pensé que
nunca sería capaz de sonreír de nuevo.
—No tiene importancia. Todos necesitamos un poco de ayuda de vez en
cuando. No te hace débil.
—¿Cómo lo hiciste? ¿Cómo los mataste? No veo ningún arma.
—Tuve que hacerlo a la manera antigua. En caso de duda, volverlos
pedazos. —Él hace una mueca mientras mira a sus manos, que están
cubiertas con heridas profundas, de color rojo.
—¿Te tocaron? Pero, ¿cómo?
Se encoge de hombros.
—Soy inmune a los demonios psíquicos. Siempre lo he sido.
Reviso mis propios brazos, sólo los más débiles hilos de color de rosa
siguen estando. Una vez que me reponga, van a desaparecer por completo.
Nos sentamos en silencio, mirando a través del ahora desierto parque. Mi
respiración ha vuelto a la normalidad, pero por alguna razón mi corazón
todavía está latiendo demasiado rápido. Los primeros indicios de la
madrugada amenazan con romper el cielo de la noche. Mi cuenta atrás ha
comenzado.
104
Me pongo a reír.
—¿Qué pasa? —pregunta.
Inclino mi cara hacia la suya.
—Ni siquiera sé tu nombre. Sé que nos hemos visto el uno al otro en el bar
demonio y esa vez en el callejón, pero… —Mi voz se apaga ante la mirada
en sus ojos.
Me mira en silencio por tanto tiempo que me pregunto si de alguna
manera lo he ofendido. ¿Tal vez quiere permanecer en el anonimato?
Muchos demonios lo hacen, especialmente los de otras tribus. Sólo asumí
que él es —al menos de acuerdo a él— un amigo. ¿Es tan inusual que los
amigos sepan el nombre del otro?
—Lo siento, olvida que dije algo... —Miré hacia atrás, arriba al cielo gris.
—No, por favor, perdona mi mala educación. Entre toda la emoción olvidé
que no hemos sido presentados correctamente. Mi nombre es Kieron
Ambrose. Yo... Yo soy de la tribu Proelater del oeste. Nuestras familias son
aliadas. —Su introducción se siente extrañamente formal, forzada.
—Encantada de conocerte, Kieron. Yo soy Lucky. Lucky llanamente. De
aquí.
—Lucky... —Produciendo la palabra, ladea la cabeza hacia un lado y
sonríe—. Lindo nombre.
—Gracias. También el tuyo. Suena como el nombre de mi preferida cerveza
japonesa.
Se ríe, borrando la incómoda tensión. Nos arrellanamos contra cada uno y
miramos al cielo, admirando los millones de diamantes parpadeando
arriba de nosotros. Su brazo todavía está envuelto alrededor de mis
hombros y aun cuando estoy empezando a sentirme muy acalorada espero
que no lo mueva.
—Entonces, Lucky, dime. ¿Qué está haciendo una chica mala como tú en
un lugar como este?
Sonriendo, me acerco más.
Odio mirar al cielo cambiar de gris a lavanda, quiero que mi tiempo dure
para siempre. Pero estoy cansada y todavía más débil de lo que debería.
105
Ha sido muy bonito, sentada aquí en silencio, al lado de mi nuevo amigo. A
pesar de los horrores de la noche, algo bueno salió de ello.
—¿Qué estás pensando? —preguntó Kieron, rompiendo la calma.
—Que podría usar algunas bebidas ahora.
Él ríe.
—Gracioso, debes haber estado leyendo mi mente. Regresemos a
Dryndara.
Dejé escapar un largo suspiro. El portal más cercano hacia Thiberous está
a varios kilómetros. Normalmente eso no es un problema, pero ahora
mismo incluso caminando hacia las afueras del parque parecía
desalentador.
—Estoy estacionado cerca de la entrada —dice Kieron, como si pudiera
leer mi mente.
—¿Tienes un coche?
Él se ríe.
—Bueno no, no exactamente. Un coche no es factible para navegar por el
bosque. Es más, bueno, una motocicleta. En realidad, es una Ducati.
No sé qué es una Ducati o por qué se siente obligado a mencionarlo. Todo
lo que me importa es no caminar hasta un portal.
—Oh, no sabes cuán aliviada estoy de escucharte decir eso. No me puedo
imaginar caminando ahora mismo, olvídate de correr…
Él tiene una sonrisa preocupada mientras sostiene sus manos para
ayudarme a levantarme. Juntos caminamos hacia la puerta sur, pasando
por el cadáver de un Altrumina muerto. Como los otros, se descompone
rápido y no habrá nada más que una pila de cenizas en unas horas. Eso
no me impide darle una patada en la cabeza.
Mi alivio por ser llevada a Thiberoux se corta cuando Kieron se detiene al
lado de una motocicleta de carrera deportiva. Mi mandíbula se abre y
frunzo el ceño decepcionada.
—¿Cómo se supone que los dos entremos ahí? —pregunto incrédula—. ¿Se
supone que tengo que sentarme en el manillar o algo así? —El asiento es
106
sólo lo suficiente grande para uno y el elegante y aerodinámico diseño de
la bicicleta claramente no está destinado a pasajeros.
—Creo que la única manera de hacer esto es que te sientes en mi regazo.
Soy lo suficientemente alto como para ver por arriba de ti y mis brazos te
rodearán. A menos que tengas una mejor idea.
No la tengo. Y tengo que admitirlo, mientras no me caiga y rompa mi cara,
su idea no es para nada desagradable. Hasta que recuerdo lo que estoy
usando.
Genial. De todas las noches para montar una moto, ¿tiene que ser la que
estoy usando un vestido? Para montar a Diablo está bien, ya que el
generoso material tiene espacio suficiente para estar libremente a su
espalda. ¿Pero en esta pequeña cosa? ¿Por qué no llevaba mis pantalones
de cuero?
De nuevo, Kieron lee mi mente.
—Sólo siéntate aquí —dice acariciando su regazo—. Usa una mano para
sostener tu vestido y evitar que quede atrapado en las ruedas. Aférrate a
esta barra con tu otra mano. Con un brazo rodearé tu cintura así no te
preocupes por caerte.
Hago lo que me dice y pronto su brazo toma su lugar a mí alrededor.
Recogiendo los pliegues de mi vestido, descanso mis piernas en las suyas.
Detrás de mí, él se ríe en voz baja.
—Está bien, esto es nuevo para mí, así que iré lento. —El motor ruge a la
vida y siento una emoción disparar a través de mí.
—Sólo hasta un Portal, convocaré a Diablo allí.
—No hay problema.
Gracias a Dulce Satán llegamos a un Portal en menos de diez minutos.
Incluso con Kieron sosteniéndome fuerte, me sentí como si estuviéramos a
punto de perder el equilibrio y caer en cualquier momento.
107
Definitivamente no es mi forma favorita de transporte.
Desmonto de la motocicleta, hago sonar un silbido agudo y espero a mi
propio transporte. Kieron me mira mientras yo enderezo los pliegues de mi
vestido y se me ocurre atrapar la mirada burlona en sus ojos.
—¿Qué? —pregunto, sin ser poco amable.
Él sacude su cabeza.
—Nada, sólo estoy alegre de que estés mejorando, eso es todo.
Diablo arremete desde detrás de los árboles, deteniéndose a mi lado.
Suavemente acaricio su cuello mientras él me acaricia con su hocico.
—Oye, chico — le susurro.
Pareciendo sentir mi cansancio, Diablo baja su cuerpo para facilitar mi
montura, como si supiera que tuve un problema más temprano y se
sintiera mal porque no estuvo allí para mí.
—¿Nos vemos en el Bar Demon? —pregunto mientras Diablo se eleva a su
máxima altura.
Kieron enciende su moto.
—Sí.
Los dos despegamos corriendo por senderos, dejando nada más que polvo
y escombro a nuestro paso.
108
í
Traducido por Mari NC y rihano Corregido por LizC
h, Dios mío... ¿Qué...?
Un millar de furiosos cuchillos de carnicero apuñalaron
sin piedad en mi cabeza. Gimiendo, Me doy vuelta en la
cama. Trato de tragar, pero no puedo, mi boca se siente como si estuviera
llena de algodón. Hay un viejo vaso de agua en mi mesita de noche y con
impaciencia lo engullo, pero es como tomar fuego. Tan pronto como el
líquido llega a mi estómago revuelto, mi cuerpo tiene espasmos y vomito en
el suelo junto a la cama.
Oh, Dios. Estoy muriendo. Lucky finalmente consiguió matarnos. Caigo de
nuevo en la cama, incapaz de sentarme; mi cabeza está girando fuera de
control.
Pero estoy en casa. Si Lucky hubiera quedado herida o envenenada, ¿no
estaría todavía en los bosques en algún lugar?
—Tatué —llamo débilmente—. Tat, necesito ayuda…
En unos momentos ella se desliza en mi habitación portando una bandeja
con una pequeña rebanada de pan, algo de avena, un banano y una
mezcla de agua pintada de rosa.
—Ya, ya, no te preocupes. Esto pasará. Simplemente no tienes suficiente
tiempo para metabolizar. —Ella pone la bandeja al lado de mi cama y
desaparece en el cuarto de baño.
Me tapo la cara con una almohada, la vista de la comida trayéndome al
borde del trastorno de nuevo.
—Lo hizo a propósito —gimo.
—Ya, ya, querida… No creo que ella estuviera siendo maliciosa. —Tatiana
vuelve del baño con una toalla húmeda y limpia suavemente mi frente. La
109
sensación fría alivia un poco mi mareo, pero todavía siento como que estoy
muriendo. Ojalá estuviera muerta.
—Ella tuvo una dura noche ayer. Sus emociones fueron sobrecargadas, y
estaba débil. Sabes lo que eso puede hacerle a su cuerpo.
—Lo hizo a propósito. Se trata de una venganza por el basurero, sé que lo
es. Ella me odia.
—No estaba contenta, pero creo que comprendió la necesidad. Así como tú
ahora. —Empuja la bandeja de comida cerca, y hago una cara de pocos
amigos—. Bebe esto primero —instruye, sosteniendo el vaso del misterioso
líquido—… luego come un poco, pero hazlo lentamente. Tu cuerpo va a
reajustarse más rápido. De lo contrario puede tardar varias horas para que
puedas recuperarte.
Gimo y ruedo otra vez, deseando que Tatiana me dejara morir en paz. Pero
luego me acuerdo de ayer; más concretamente, me acuerdo de Kieron. A
pesar de que mi cerebro duele demasiado como para formar verdaderos
pensamientos, sé que tengo que verlo.
Tentativamente, me incorporo y me obligo a tomar un poco de la bebida de
Tatiana. Mientras lo hago, me doy cuenta de que todavía estoy llevando el
vestido de Lucky de la noche anterior. Eso es raro. Normalmente me
despierto desnuda, ya que Lucky nunca quiere que esté cerca de su ropa.
Si ni siquiera tuvo tiempo suficiente para cambiarse, entonces supongo
que soy más afortunada de que logró llegar a casa después de todo. Una
vez, me había dejado en el medio del bosque. Hombre, Tatiana estuvo
enojada sobre eso. Realmente deseo que hubiera podido presenciar la
paliza que le dio a Lucky esa noche. Lo que sea que ella dijo obviamente
funcionó, ya que nunca he despertado en cualquier lugar que no sea mi
propia cama, aunque por lo general desnuda, y siempre fría.
La poción de Tatiana debe estar funcionando porque en realidad soy capaz
de retener una rebanada de pan y algo de la avena. Después de unos
minutos me siento casi cerca de lo normal. Pero incluso si todavía me
sentía como muerta, nada me impediría ir a la escuela hoy.
Tengo que verlo.
Tatiana regresa con un paño fresco y húmedo y se sienta a mi lado.
—¿Mejor?
110
Asiento con la cabeza.
—Tengo que estar lista —digo saliendo de la cama.
—No sé si es prudente para ti ir a la escuela hoy —dice Tatiana, una
mirada de preocupación en su rostro.
—¿Por qué? Me siento mucho mejor. Genial, incluso. Debías vender esa
pequeña poción de resaca tuya, serías una asesina…
—No se trata de eso —dice con el ceño fruncido—. Hay una mancha de
oscuridad allí; una nube cuelga más amenazadoramente… Siento que algo
terrible ha pasado, o lo hará pronto.
—Bueno, duh, yo podría haberte dicho eso. Me refiero a ello como clase de
educación física —murmuro.
Ella niega con la cabeza otra vez, pero ya estoy a mitad de camino a la
ducha.
—Voy a estar bien, Tat. Es la escuela. Sabes que si algo realmente terrible
ocurre Lucky se mostrará. Está en su mejor interés mantenerme a salvo,
¿verdad?
Serpenteo a través de los bosques a un ritmo acelerado, y en realidad me
encuentro a mí misma tarareando una canción feliz. No estoy pensando en
lo mal que me sentí cuando me desperté ni en la advertencia críptica de
Tatiana.
Estoy pensando en él.
Pasar ayer el día con Kieron fue el mejor que había tenido en años.
Después de recuperarme de mi shock inicial por su localidad elegida —me
refiero a realmente, ¿quién estudia en un cementerio?— Kieron me explicó
por qué me había llevado allí, y por qué ese lugar era tan especial para él.
Había tropezado con él poco después de llegar a la ciudad, y su tristeza
tranquila e inquietante lo había afectado profundamente.
111
Resulta que el cementerio fue utilizado para enterrar a los soldados que
murieron durante la Guerra Civil. Muchas de las erosionadas lápidas
tenían las fechas en ellas, pero los nombres no. La mayoría llevaba el
símbolo de la Confederación, pero unas pocas tenían la marca de la Unión.
Así muchos jóvenes habían sacrificado sus vidas luchando por lo que
pensaban que era lo correcto, sólo para ser enterrados sin nombre,
ignorados y olvidados.
Tuve que admitir, había algo extrañamente reconfortante sobre estar en el
tranquilo jardín, con las lápidas rotas, pasto crecido y amortiguadas
enredaderas aferrándose en torno a la verja de hierro. Era como si sólo
estando ahí, reconociendo el pasado, y los soldados que murieron por lo
que creían, de alguna manera me hicieron sentir parte de algo más grande
que yo. Sentí una conexión con los jóvenes que murieron en combate,
muchos enterrados por toda la eternidad al lado de su enemigo, quien, en
otra vida, bajo circunstancias diferentes, podría haber sido un amigo.
Cada uno de nosotros habíamos “adoptado” un soldado, apoyándonos en
su lápida mientras puse a Kieron al corriente con su lectura. Las pocas
horas que pasamos juntos pasaron en un cómodo borrón. Nos habíamos
ido antes del crepúsculo, pero no antes de hacer planes para reunirnos de
nuevo hoy.
Es gracioso cómo simplemente teniendo esto que esperar hace a mi mundo
entero parecer más brillante. Más feliz. Sonrío para mis adentros,
recordando la forma sexy en que sonríe con la mitad de su boca y cómo me
mira con ojos cristalinos a través de aquellas oscuras pestañas...
El ulular de una sirena me sobresalta de mi ensueño. Curiosa, e
interesada, frunzo mi frente y acelero el paso. Suena como varias sirenas,
todas viniendo en la dirección de la escuela.
Corro a través de la última línea de árboles a la carretera principal, justo a
tiempo para ver un auto de la policía zumbar, seguido rápidamente por
una ambulancia.
¿Qué demonios...?
Una multitud está reunida en el estacionamiento, y una cinta amarilla de
la policía ya acordona el lado oeste de la escuela. La gente se precipita
frenéticamente; muchos estudiantes se abrazan entre sí con rostros llenos
de lágrimas. Un policía gordo y una delicada policía trabajan en conjunto,
112
arreando a la gente a un lado de la entrada. Cerca del atrio, un equipo de
noticias de televisión se está preparando para comenzar a filmar.
Mi corazón hace ruidos sordos siniestramente, y contemplo el caos en
busca de cualquier rastro de él.
—Oh, Liora, estás aquí, gracias a Dios que estás bien. —Estuve a punto de
saltar de mi piel mientras Corrine me aborda por la espalda, envolviendo
sus brazos alrededor de mí.
Me vuelvo hacia ella y estoy sorprendida al ver que está tan blanca como
un fantasma.
—¿Corrine, que está ocurriendo? ¿Por qué no habría de estar bien? ¿Qué
está pasando?
Corrine es tan histérica, que en realidad está extrañamente tranquila.
Delgadas lágrimas fluyen por su rostro.
—Ellos... ellos sólo saben quiénes son los chicos... no saben quién es la
chica pero... —susurra.
—¿Qué chicos? ¿Qué chica? No estás dándole sentido...
Su voz es tan silenciosa que apenas puedo oírla.
—Son Cade Johnston y Lee Marvis... ellos... sus cuerpos... —Su voz se
quiebra.
Jadeo, trayendo mi mano a mi boca. ¿Cuerpos?
—En el gimnasio. El conserje los encontró esta mañana. Hay una chica allí
también... pero ella está en demasiado mal estado, no pueden identificarla
todavía. —Corrine emite un extraño sonido de hipo y se muerde su labio.
—Oh, mi Dios. —Agarro su mano y me tambaleo a la acera para sentarme.
La gente parece que se han duplicado en tamaño. Ahora los padres y gente
del pueblo están llegando a ver lo que está pasando.
—Liora —una voz profunda viene detrás de mí.
Alivio me inunda, y salto para encontrarme con la mirada preocupada de
Kieron.
—Kieron. Oh, Kieron, ¿has oído? No lo puedo creer. —Me acerco a él,
pensando que por alguna razón debemos abrazarnos. ¿No es eso lo que
113
hace la gente en este tipo de situaciones? Pero él se pone rígido y dudo.
Nos miramos el uno al otro y Kieron asiente con la cabeza sombríamente.
—Se han cancelado las clases hoy, por razones obvias. Creo que sería una
buena idea si salimos de aquí, dejar que las autoridades hagan su trabajo.
Miro a Corrine llorando suavemente contra sus manos. Lanzando a Kieron
una mirada de dolor, me arrodillo a su lado, acariciando su cabello largo.
—Cariño, va a estar bien. Vamos, vámonos. Kieron te llevará a casa. —Lo
miro esperanzadoramente y él asiente. Pero Corrine me sorprende
sacudiendo su cabeza.
—Gracias, pero prefiero tomar el autobús —murmura. Cuando empiezo a
protestar, me da una mirada acerada, y me doy cuenta de que está
avergonzada sobre Kieron sabiendo dónde vive—. Ve, voy a estar bien. Te
llamaré más tarde.
—Bueno, si estás segura. —La ayudo a levantarse. Me da un abrazo rápido
antes de caminar hacia la parada del autobús. Kieron y yo la observamos
en silencio mientras se aleja arrastrando los pies, con la cabeza baja. Una
parte de mí quiere ir tras ella, pero sé que quiere estar sola. Tengo que
respetar eso.
Cuando está fuera de vista, Kieron me hace señas para que lo siga.
Serpenteamos a través de la multitud de gente angustiada y desesperada
hasta llegar a su camioneta.
—¿A dónde vamos? —pregunto.
—A conseguir algo de desayuno. Me muero de hambre.
Una letra en la cafetería de carretera está quemada. En vez de leerse
“Coma aquí ahora” es “Muera aquí ahora”5.
Perfecto.
5Juego de palabras que pierde sentido al traducirse ya que en el original dice “Dine here
now” y al borrar la n queda “Di e here now”.
114
Kieron salta de la camioneta y me abre la puerta. Cuando extiende su
mano hacia la mía, ésta está cubierta de profundos arañazos.
—¿Qué pasó? —pregunto.
Él mira hacia abajo como si no se hubiera dado cuenta antes de las
heridas.
—Oh, nada —dice y se encoge de hombros—. El vecino tiene un gato
juguetón.
¿Uno que es parte león?
La camarera nos sienta en una mesa de formica rota con asientos rígidos.
Ignoro el menú delante de mí, pero estudio a Kieron brevemente antes de
que ordene un plato monstruoso de panqueques. ¿Cómo es posible que
esté hambriento ahora?
Yo ordeno té y disfruto de este lentamente, consciente de que él está
mirándome. Miro hacia él, tratando de leer su rostro. Se ve cansado.
Confundido. Aturdido.
—Todavía no puedo creer que estén muertos —murmuro—. ¿Quién podría
haber hecho eso? ¿Por qué?
Sacude su cabeza y juguetea con sus cubiertos.
—No sé. Algo bastante aterrador.
—Me pregunto quién es la chica... Corrine dijo que ellos no sabían.
Kieron asiente con la cabeza.
—Algo difícil cuando no hay cabeza…
Jadeo y me siento enferma.
—¿Qué? Ella no dijo nada sobre eso. —Temblando, bajo mi taza,
salpicando té sobre la mesa.
Kieron se ve dolido.
—Lo siento... Pensé que lo escuchaste. Todo el mundo estaba hablando de
eso... No fue mi intención alterarte.
115
Sacudo mi cabeza y limpio las lágrimas corriendo por mis mejillas. A pesar
de que en realidad no hablo con nadie en la Secundaria Dove Creek que no
sea Corrine, Emme, Skye, y ahora, Kieron, el pensamiento de cualquiera
de mis compañeros de clase —incluso idiotas como Cade Johnston y Lee
Marvis— sufriendo horriblemente, me da escalofríos hasta el hueso.
Es como lo que pasó con...
La camarera regresa con la comida de Kieron, y él la ingiere con avidez.
Sacudo mi cabeza para despejar los recuerdos inolvidables,
preguntándome una vez más cómo puede él comer en un momento como
este.
Él mira hacia arriba para verme mirándolo.
—Lo siento —dice entre mordidas—, no tuve la oportunidad de comer el
desayuno, y estoy muerto de hambre. Desarrollé un poco de apetito ayer
por la noche... —De repente se detiene y me mira, casi culpable... como si
hubiera dicho algo que no debería haber hecho.
Mis ojos se estrechan con sospecha. Algo no está bien aquí. Bajo las
implacables luces fluorescentes del restaurante, veo lo cansado que se ve,
como si no hubiera conseguido pegar ojo la noche anterior. Sin embargo
devastadoramente magnífico, hay círculos oscuros bajo sus ojos que no
estaban allí antes. Rastros de luz en las mejillas sugiere que él no se
molestó en afeitarse. Marcas profundas de golpes en sus manos que
definitivamente no provienen de algún intratable gato casero. Y en medio
de encontrar que tres de nuestros compañeros de clase han sido
brutalmente asesinados en el campus de la escuela, él decide que necesita
devorar un suculento desayuno.
Y la forma en que sigue mirándome... casi sabiendo, sin embargo,
desconfiando. Mi estómago se agita incómodo.
—Cre-creo que necesito ir a casa —le digo—. Tatiana habrá oído lo que
pasó ahora, y estoy segura de que está preocupada.
Él me mira fijamente durante un rato, luego asiente con la cabeza.
—Claro, déjame terminar aquí muy rápido y te llevaré a casa.
Me muevo en mi asiento, jugueteando distraídamente con la servilleta
mientras él come en silencio. Algo no está bien con él, pero no puedo poner
116
mi dedo en la llaga. Y hasta que pueda, creo que lo mejor es mantener mi
guardia alta.
Después de que él le paga a la camarera, nos dirigimos de regreso a la
camioneta. Puedo sentir su tensión casi tanto como la mía. Él maniobra
para salir del estacionamiento, pero en lugar de tomar el camino de
regreso a la escuela y mi cabaña, se vuelve en la dirección opuesta,
alejándose.
—¿Qué? ¿A dónde vas? —grito, en un acto reflejo buscando la manija de la
puerta. Mi estómago se tambalea, y siento que mi corazón se acelera. Pero
¿qué voy a hacer, saltar de una camioneta en movimiento?
Kieron mira directo al frente, sus ojos centrados en la carretera.
—Liora, creo que tú y yo sabemos que tenemos que hablar. —Su voz es
serena, firme.
—¿Sobre qué? Kieron, te dije que quiero ir a casa... ¿a dónde me llevas? —
No, no. Esto es imposible. No estoy siendo secuestrada, ¿verdad? Oh, esto
es demasiado. Sabía que él era demasiado bueno para ser verdad. Lucky,
por favor, despierta y patea su trasero. Tienes mi bendición.
Kieron lanza miradas hacia mí, deja escapar un profundo suspiro, y de
inmediato sale a la orilla de la carretera. Al segundo que la camioneta se
detiene, empujo para abrir la puerta y tomo un respiro para esto.
—¡Liora, espera!
Un camión de dieciocho ruedas pasa volando y yo salto hacia atrás, justo
en los brazos de Kieron.
—Déjame ir —le grito, luchando contra su agarre firme.
—No hasta que te calmes y me escuches. ¿Estás tratando de matarte?
—¡Déjame ir! —Me retuerzo de nuevo, pero fue en vano. Los brazos de
Kieron se afianzan a mí alrededor como un tornillo de banco. Con tanta
fuerza como soy capaz, piso en uno de sus pies. Él no se mueve, y deja
escapar una risita.
—Liora, detente. Lo siento mucho, no tenía la intención de asustarte. Mira,
voy a dejarte ir si me prometes no salir corriendo y ser atropellada.
—Te lo prometo, ahora déjame ir —le digo entre dientes.
117
Poco a poco él afloja su agarre y yo doy varios pasos hacia atrás,
mirándolo con recelo.
Kieron suspira, sus ojos azules tristes y frustrados... suplicando.
—Liora, lo siento. Honestamente. No debería haber hecho eso sin
consultarte primero. Yo… yo pensé que te gustaría hablar... sobre... todo lo
que está pasando. He leído mal tu preocupación... Pensé que podríamos ir
a algún lugar lejos de la locura y simplemente, no sé, ser verdadero, el uno
con el otro por un minuto. —Mira hacia abajo y sin rumbo patea una
piedra en el suelo.
Y ahora me siento como una gran idiota. ¿De qué me preocupo? ¿De
verdad creo que él es una especie de asesino enloquecido? Por supuesto
que no. ¿Y qué si tiene hambre? Es un chico en crecimiento. Y todos
hemos despertado sin vernos o sentirnos en nuestra mejor forma. Si no
fuera por la poción mágica de Tatiana esta mañana, tendría el aspecto de
algo que alguien recogió al lado de una zanja. ¿Quién soy yo para juzgar?
Bajo los ojos, avergonzada por mi exagerada reacción paranoica.
—Lo siento —murmuro—. No fue mi intención ser una loca... es solo que
con todo lo que ha pasado... No sé qué pensar ahora mismo. —Paso mis
manos por los lados de mi cabeza y jalo un poco de cabello.
Él da un paso más cerca de mí.
—¿Está bien si vamos a algún lugar a hablar? O realmente quieres que te
lleve a casa. Estoy bien con lo que quieras. Incluso te llamaré un taxi si no
quieres estar cerca de mí.
Pensé en eso por unos instantes.
—¿Cómo está tu pie?
Sonríe.
—Tengo otro.
—Lo siento por eso —murmuro, y le doy una sonrisa tentativa—. Creo que
es genial si vamos a algún lado por un rato.
Sin decir una palabra se dirige hacia el lado de la camioneta y abre la
puerta para mí, mientras me subo. Mientras pone en marcha el motor de
nuevo, miro por la ventana y rezo por no estar cometiendo un gran error.
118
Una vez más, Kieron me lleva por un camino desconocido. En lugar del
cementerio, ambos estuvimos de acuerdo que no queríamos estar allí
ahora, él está conduciéndonos a una montaña, una tortuosa carretera en
la parte de atrás del condado flanqueada por zonas de árboles y amplios
campos abiertos.
—¿A dónde vamos? —pregunto, sintiendo una sensación de déjà vu. Se
acaba de mudar aquí; ¿cómo es que sabe acerca de todos estos lugares y
yo no?
—Simplemente un lugar que creo que te gustará —dice. Su perfil luce duro
y cansado al mismo tiempo.
—Sí, bueno, dijiste eso ayer, y me llevaste a un cementerio abandonado.
—Pero te gustó, ¿verdad? —Él me mira desde el rabillo del ojo.
—Sí. —Admito con un suspiro, y miro por la ventana. Nuestra
conversación ha sido rígida y torpe desde que traté de huir. Pero no me
atrevo a relajarme; hay demasiadas cosas que me molestan... no la menos
importante de las cuales es el hecho de que aquí estoy yendo hacia el
medio de la nada con un chico que apenas conozco, y que está haciendo
que mi sentido arácnido hormiguee advirtiendo debajo de mi piel.
Saliendo de la nada, un gran cuervo negro vuela junto a mi ventana.
Genial. Por supuesto, Tatiana está chequeándome. Para alguien que es
ciego, ella ve mucho más a veces. Casualmente le echo un vistazo a Kieron,
esperando que no se dé cuenta de nuestra nueva compañera.
Afortunadamente, su atención se centra en la carretera llena de curvas. El
pájaro mantiene el paso con nosotros por unos pocos kilómetros más,
luego abruptamente se va volando en la dirección opuesta. No hay duda de
que se encamina a decirle a Tatiana lo que vio.
—¿Estás bien? —Kieron me mira y sonríe por primera vez en toda la
mañana. Estamos cerca de la cima de la montaña ahora, y la ciudad
parece estar muy lejos.
Asiento con la cabeza.
—Es tan bonito aquí... Nunca he estado en este camino antes.
119
—¿En serio? —Levanta las cejas—. Eso es raro. Simplemente asumí...
—¿Qué?
Hace una pausa.
—Nada...
Mientras más alto en la montaña escalamos, más colorido se vuelve el
paisaje. El otoño ha transformado los árboles comunes en una matriz
mágica de rojos, dorados y verdes. El sol, mirando a través de algunas
nubes ominosas, baila sobre el fondo del valle a nuestros pies. Parece una
foto de una postal.
—¿Cómo sabes siquiera acerca de este lugar, sea donde sea que vamos?
¿No has estado aquí sólo un par de semanas? —pregunto.
—Más o menos unos días... —murmura él—. Mi tío me trajo aquí poco
después de que llegué.
—Háblame de él —digo, deseosa de romper el incómodo silencio. Quiero
volver a la forma en que estábamos ayer cuando era tan fácil hablar con él,
antes de que toda la rareza se pusiera en nuestro camino.
—Su nombre es Troy. Él era el hermano de mi madre.
—¿Era?
—Ella murió cuando tenía seis años.
—Oh... lo siento. Mi madre se ha ido, también. Murió cuando nací —
suelto, para mi sorpresa. Nunca le he contado, antes, a nadie la verdad
sobre mi madre.
Por lo general, sólo digo que mis padres murieron juntos en un accidente
automovilístico cuando tenía dos años.
—Lo siento mucho. —Su mirada brevemente deja el camino para encontrar
la mía.
—Está bien —le digo, encogiéndome de hombros—. Nunca la conocí. Debe
haber sido mucho más difícil para ti, perder a tu mamá a una edad tan
joven.
Él no contesta, y me quiero patear. Buen comienzo, Liora. Demasiada
conversación mórbida, ¿no?
120
—Fue... muy doloroso —dice al fin, su boca apretada en una línea recta,
sus ojos como hielo acerado.
—¿Así que son sólo tu tío y tú?
Él asiente con la cabeza lentamente.
—Troy ha vivido aquí por varios años.
—¿Qué acerca de tu padre? —pregunto.
Él me da una mirada divertida, y de nuevo no responde de inmediato.
—Um... realmente no lo conozco. Se fue poco después de que naciera —
dice tras una larga pausa.
Genial.
—¿Algunos hermanos o hermanas? —pregunto. Por favor no me digas que
están muertos, también.
Sacude la cabeza.
—No, sólo yo... que yo sepa. Pero supongo que todo es posible.
Su extraña respuesta me hace pensar en mi propio padre, o más
exactamente, en mi Creador. Por todo lo que sé tengo decenas, quizá
cientos, de medio-hermanos corriendo por ahí que ni siquiera conozco.
—Sí, soy hija única, también —le digo.
Se vuelve a mirarme, con una mano en el volante. La intensidad de su
mirada me quita el aliento.
Mis ojos se abren.
—¿Qué?
¡¿Qué?!
Una sonrisa fácil reemplaza su mirada seria.
—Nada... ¿así que son sólo tú y tu... abuela?
Trago saliva duramente. Estoy marchando en un territorio peligroso, todo
de mi propia obra. Si no hubiera empezado a preguntarle todas esas
preguntas sobre su familia...
121
—Bueno, sí, Tatiana no es mi abuela biológica... ella solo se encargó de mí
después de que murió mi madre. Hemos sido sólo las dos desde entonces.
—Eso nos hace tres de nosotros.
—Hmm.
—¿Siempre has vivido aquí? —pregunta él unos instantes más tarde.
—Sí.
—¿Y nunca has estado en este camino antes? —Sus ojos estaban brillando
de nuevo, y la tensión se suavizó de su frente.
—No. He estado en algunos lugares fuera de la ciudad, pero por lo general
me mantengo cerca de los bosques alrededor de mi cabaña. Mi Mustang no
está precisamente construido para campo traviesa.
Él me lanza una sonrisa deliciosa que llega a sus ojos, enviando mariposas
revoloteando en mi estómago de nuevo.
—Bueno, entonces, debes estar en verdad emocionada.
La carretera sinuosa se estrechaba aún más, y Kieron dio la vuelta hacia
un camino más pequeño y sin marcar... uno más adecuado para ir de
excursión que para conducir. El camino está tan estrechamente bordeado
por árboles y arbustos a ambos lados que si alguien venía hacia nosotros,
no habría suficiente espacio para pasar dos autos.
Pero esto no me molesta. Estoy demasiado cautivada por el magnífico
paisaje. Los árboles que se arquean sobre nosotros crean una exuberante
cubierta de seda de color salvia, y los arbustos maduros con brillantes
flores coloreadas crecen en todas partes. Es como si hubiéramos parado en
la entrada a un reino encantado, no tocado por manos humanas.
Él conduce más despacio ahora; la camioneta salta sobre los baches y
agujeros en el camino de tierra desigual. La luz del sol se asoma
tímidamente a través de los árboles que sobresalen, fundiéndose en un
brillo medido.
Cuando finalmente llegamos a la cima de la montaña, el camino se aplana.
Parece que estamos realmente en medio de la nada, a mundos de distancia
de donde empezamos.
122
—Estamos aquí —dice Kieron—. Tenemos que ir el resto del camino a pie.
La camioneta no lo hará.
Salimos. Kieron se mueve hacia la parte trasera de la camioneta y aleja la
lona de protección. Agarra una gran bolsa en una mano y un refrigerador
en la otra, asiente con la cabeza hacia el banco de la camioneta.
—¿Quieres tomar eso?
Me regreso para ver de lo que está hablando. Mirando, veo dos cañas de
pescar, una red, y una pequeña caja de aparejos.
—¿Qué... esto? —pregunto, incrédula. ¿En serio vamos a pescar?
—Sí, por favor. Todo ello. —Su sonrisa es tan encantadora que
probablemente podría haberme pedido que saltara en paracaídas, desnuda
sobre el Gran Cañón y habría sonado incluso como la mejor idea. Nunca
he ido a pescar ni un día en mi vida, ni remotamente ha pasado por mi
cabeza querer hacerlo.
Ahora parece como la forma más perfecta de pasar el día.
123
í
Traducido SOS por LizC y SOS Mari NC Corregido por Angeles Rangel
Lista? —pregunta Kieron. Asiento, siguiéndolo hacia una
abertura en los árboles. Aprovechando al máximo de mi
posición detrás de él, no puedo dejar de admirar en secreto
su fuerte y firme paso. Y lo bien que sus jeans acentúan su trasero.
Él ladea la cabeza hacia un lado y sonríe.
—¿Cómo va todo atrás? ¿Estás bien? —Rápidamente aparto mis ojos y
siento el calor apresurarse a mis mejillas.
—Todo está muy bien. Perfecto. —Robo una rápida mirada más. Sí.
Absolutamente perfecto.
—Está a sólo pocos minutos a pie desde aquí —dice.
Entretejemos a través de los árboles y cortamos a través de arbustos bajos
colgando y matorrales. Cuando por fin llegamos al claro, jadeo
impresionada.
Kieron está a mi lado. —No está mal, ¿eh?
Tengo que volver a agarrar la caja de los trastos para no dejarla caer. —
Wow... simplemente... wow. Este lugar es... increíble. —Estoy más allá
sorprendida por la belleza de este santuario privado, una verdadera
bendición de la Madre Naturaleza, de lo mejor.
No es sólo la abundancia de flores silvestres de colores brillantes, bastante
inusual para esta época del año, lo que hace que este lugar se sienta tan
fresco y vivo. Largas rocas, algunas irregulares y altas, unas pocas bajas y
planas, reflejan los rayos del sol como si fueran diamantes teñidos
resplandeciendo con destellos de plata y oro. Un estrecho río esculpiendo
su camino a lo largo del terraplén, finalmente, descendiendo por la ladera
—¿
124
del lago. Incluso desde aquí arriba puedo ver peces saltando fuera del
agua.
—Vamos, lleguemos hasta allá abajo —dice Kieron.
Nos dirigimos a la orilla del río, cerca de los acantilados donde la vista es
simplemente espectacular. Podemos ver por lo que parece ser cientos de
kilómetros. Es como si estuviéramos en nuestro propio planeta, en nuestro
propio Jardín del Edén milagroso.
Kieron toma los postes y la red de mis manos y los pone en el suelo. Abre
su bolsa y sacude una gran manta. Luego se sienta en un lado de ella,
estira las piernas e inclina su rostro hacia el cielo.
Poco a poco me paseo por el campo, perdiéndome en las fragantes flores y
el zumbido de la cascada. Aquí arriba, me siento muy lejos de la locura por
debajo. Puedo pretender que todos mis problemas, tensiones y
preocupaciones en realidad no existen. Justo aquí, en este lugar mágico,
con Kieron, todo puede ser perfecto.
Después de un rato, volví a dirigir mi mirada a su forma inmóvil. Al igual
que un elemento maravilloso de la bella naturaleza, mira tranquilamente
hacia el río, observando tan tácito como un lagarto tomando el sol en una
roca caliente.
Hago mi camino de regreso a él y tomo un asiento en la manta.
—¿Y ahora qué? —pregunto. Dijo que quería hablar, pero hasta ahora no
está diciendo mucho.
Se vuelve hacia mí con una sonrisa en su rostro. —Ahora, pescamos.
Mis sentimientos por Kieron deben tener algún dominio mágico sobre mí,
porque incluso el acto repugnante de enganchar el cebo y el acto mundano
de sentarse en el agua sosteniendo un poste es absolutamente
emocionante con él a mi lado.
125
Poco después de dejar caer mi línea en el agua siento un suave tirón.
Kieron me muestra la forma de envolver el carrete en mi captura, y por un
momento me siento orgullosa de mi logro. Pero cuando el pobre pez lucha
por respirar, luchando por su vida, me siento mal y lo arrojo de nuevo en
el río donde pertenece. Kieron se burla de mí por ser una blanda, mientras
bobina en uno de los suyos y lo pone en el suelo junto a él.
—¿Sabes cómo le llaman a éstos? —pregunta—. Trucha arcoíris.
Levanto una ceja y le doy una mirada de complicidad. —Sí, pero ese es
sólo su nombre común. Su nombre científico es mi beso Oncorhynchus.
Inclina su rostro al mío y esboza una sonrisa pícara. —Sólo entendí la
parte de “mi beso” —dice, levantando las cejas con coquetería. Le doy una
risa nerviosa, y miro hacia otro lado, maldiciendo mi tez clara la cual estoy
completamente segura se está tornando de un color rosa brillante.
—Esto es divertido —le digo, tratando de cambiar de tema—. Me gustaría
poder venir aquí más a menudo.
Él se inclina hacia atrás en un brazo. —¿Quién dice que no puedes?
Suspiro. —Bueno, porque, ya sabes, se supone que debemos estar en la
escuela. Y como siempre tengo que estar en casa antes del anochecer eso
en realidad no me deja mucho tiempo...
—¿Por qué siempre tienes que estar en casa antes del anochecer? —Se
asoma hacia mí desde el rabillo del ojo; su voz es suave y sexy, y con la
más mínima diversión.
Aquí vamos. Tomo una respiración profunda y recito mi mentira bien
ensayada. —Tatiana es completamente ciega. Dado que somos sólo ella y
yo, soy la única que puede hacerse cargo de ella. No le gusta estar sola en
la noche.
Él asiente, y un momento después pregunta:
—¿Pero cómo lo sabría?
—¿Huh?
—Si ella es ciega, ¿cómo sabría tu abuela si es de noche o no? —Esta vez
estoy segura de que oigo diversión en su voz.
126
Mi pulso se acelera a medida que aprieto los dientes y miro por el río. Esto
es exactamente el por qué no puedo tener nunca amistades o relaciones
normales. La gente es entrometida.
—El yo esté en casa por la noche no es por ella, es por mí. No me gusta
llevar un reloj y perder la noción del tiempo con facilidad. Sin embargo, mi
abuela es de edad avanzada y le gusta cenar temprano e ir a dormir. Así
que lo convertí en una regla el estar en casa mucho antes de entonces
para poder cuidar de ella. —La mentira salió fácilmente, como si la hubiera
usado en innumerables ocasiones. Esto no me hace sentir mejor, sin
embargo. Sólo por una vez me gustaría poder tener una conversación
honesta con alguien.
Hace una pausa, como si percibiera mi malestar. —Está bien, entiendo. Te
prometo llevarte a casa a tiempo —dice en voz baja, jugueteando con su
caña de pescar.
—Pero me gusta estar aquí. Incluso si nuestra razón para no estar en la
escuela hoy es una tan terrible —le digo, tratando de desviar la
conversación lejos de mí.
—¿Por qué lo haces? ¿Ir a la escuela?
Esto en cuanto a esa idea. —Bueno, porque tengo que hacerlo. Le prometí
a Tatiana que me graduaría.
—¿Por qué quiere ella que vayas?
—Bueno —me detengo, un poco nerviosa por sus preguntas extrañas—,
porque, ¿qué padres o tutores no querrían que sus hijos al menos
terminen la secundaria? Quiero decir, sé que somos un pueblo pequeño,
pero no somos tan pueblerinos.
Él se ríe. —No, eso no es lo que quise decir. Quiero decir, ¿qué quiere ella
que obtengas de eso? ¿Educación? ¿Amigos? ¿Habilidades sociales? ¿Un
diploma para su pared?
—Oh. Yo, eh… ella sólo quiere que yo tenga una vida normal como todo el
mundo, supongo.
—¿Y cómo está funcionando eso para ti?
Hago una pausa. —¿Qué quieres decir?
127
—¿Está funcionando? ¿Estás teniendo una vida normal como todos los
demás?
—No lo sé. Supongo que sí —digo en voz baja, mi corazón latía con fuerza.
—Ya veo. ¿Y es eso lo que quieres? ¿Ser normal? ¿Es eso lo que te hace
feliz?
Las esquinas de mi boca bajan mientras observo las ondas en el agua.
¿Cómo puedo hablar con él sin sonar como una completa lunática? Mi
impulso inicial es mentir.
Di que todo está genial. Me encanta la escuela, tener amigos fantásticos,
estoy esperando con impaciencia ir a la universidad en el otoño, y que ya
tienes una hermandad de mujeres seleccionada.
Pero a medida que vuelvo la cabeza y miro a sus ojos, me oigo a decir sólo
la verdad. —Para mí, la escuela no ha sido más que un experimento de
tortura durante los últimos cinco años. No aprendí nada, y si fuera posible
morir de aburrimiento en realidad, tendrían que enterrarme todos los días.
—Mis ojos se mueven hacia abajo, incapaces de encontrar su mirada—.
Realmente no tengo amigos. Algunos conocidos, pero nadie de la que sea
muy cercana. Todo el mundo piensa que soy rara, estirada, y anti-social.
Los profesores me odian. Piensan que estoy arrojando mi futuro a la
basura porque no quiero ir a Harvard o Yale. Desprecio todo lo relacionado
con ella, y si no fuera por Tatiana la hubiera felizmente abandonado hace
mucho tiempo.
—¿Y hacer qué? —pregunta con cuidado, imperturbable por mi admisión.
—¿Qué quieres decir?
—Quiero decir, ¿qué harías contigo misma? ¿Conseguir un trabajo en el
centro comercial? ¿Mirar las telenovelas todo el día? ¿Casarte y tener
hijos? ¿Ingresar al Cuerpo de Paz, o tal vez al circo?
A pesar de mi ansiedad, me rio. —No sé, no he pensado en ello, ni siquiera
es una opción, por lo que, ¿para qué molestarme?
Él sonríe y se pasa la mano ausentemente a través de su cabello oscuro. —
Bueno, ¿qué tal por diversión? ¿Qué te gusta hacer cuando no estás
sufriendo la agonía atroz del mundo de la academia?
128
—Me la paso mucho sola en el bosque. —Uff, hasta yo sé lo raro que
suena—. Paso el tiempo con Tatiana —añado a toda prisa—. Me gusta leer,
especialmente poesía. Me gusta aprender cosas por mi cuenta, sobre todo
nada que ver con las ciencias. Me estoy enseñando a mí misma a hablar
francés e italiano. También cómo tocar la guitarra, me gusta ver películas
viejas, especialmente las filmadas en blanco y negro. —Dios, sueno incluso
más patética soltándolo todo así. Me gustaría poder haber enlistado el
resumen de Lucky; Ella no habría sonado como la principal candidata
para la Fenómeno Nerd-Geek del año.
—¿Qué pasa en la noche después de que tu abuela se ha ido a dormir?
—¿Qué quieres decir? No hago nada. ¿Por qué lo preguntas? —Espero no
sonar tan nerviosa como me siento. ¿A dónde va con esas preguntas?
Entrecierra sus ojos. —Es sólo que, has mencionado que se va a la cama
temprano. Me estaba preguntando cómo pasas las noches, si te sientes
sola o aburrida todo por tu cuenta. ¿Alguna vez sales?
Trago saliva y miro hacia otro lado. —No, no realmente. Sólo me encargo
de las cosas y me entrego un poco temprano a mí misma. No soy un ave
nocturna en realidad.
Permanece tranquilo. Aguanto la respiración.
—Eso es muy malo —dice finalmente.
—¿Por qué?
—Tenía la esperanza de que pudiéramos pasar el rato una noche. Hacer
algo divertido.
Brevemente cierro los ojos y aprieto la mandíbula. —Lo siento. Realmente
desearía poder, pero no puedo. Le prometí a Tatiana siempre quedarme en
casa en caso de que alguna vez me necesite para algo.
Kieron piensa en esto por un momento.
129
—Bueno, entonces. Tal vez pueda visitarte en tu casa… podemos hacer
una noche de Blockbuster6 o algo así. Tienen grandes ofertas en las
películas viejas —dice con una sonrisa traviesa.
Él me ha acorralado en una esquina. Con un corazón enfermo, sé que mi
momento perfecto con Kieron ha terminado. Tendría que ser una idiota
colosal para no reconocerlo, y soy una aún más grande por alguna vez
pensar que algo pudo haber pasado entre nosotros en primer lugar.
—Lo siento... ella no me permite recibir visitas —susurro.
Oh, qué mal que quiero detener el tiempo... detener la progresión natural
de nuestra conversación la cual inevitablemente conduce a él levantándose
y alejándose, dándose cuenta de que está totalmente perdiendo el tiempo
conmigo... que realmente soy la rara y antisocial fenómeno que todo el
mundo dice que soy. Qué estúpido de mi parte pensar por un segundo que
las cosas podrían ser diferentes con él. ¡Estúpida, estúpida, estúpida!
—Bien, entonces.
—Bien, ¿qué? —Me preparo para su rechazo.
—Si el día es la única opción que tengo de verte y pasar tiempo contigo,
entonces el día es este.
Se mueve más cerca de mí. Mi corazón amenaza con saltar de mi pecho.
Me chupo los labios nerviosamente y aguanto mi respiración, esperando...
Justo cuando se inclina hacia mí, su brazo de repente se mueve
bruscamente y su cabeza gira, seguido por el sonido de su risa de
sorpresa.
—Whoa, tengo uno vivo aquí. —Se levanta y comienza a luchar con su
caña la cual está inclinándose casi hasta el punto de romperse.
Doy un salto y me aparto para no mojarme mientras Kieron entra al agua
para luchar contra su captura. Mientras doy un paso atrás, mi pie golpea
una roca pulida, y antes de darme cuenta, mi pierna se dispara debajo de
mí. Lucho por recuperar mi equilibrio, pero es demasiado tarde. ¡Splash!
6 Blockbuster Inc. es la cadena de alquiler de películas y videojuegos más grande del
mundo, con sede en la Renaissance Tower en Dallas, Texas.1 La compañía entró en
bancarrota el 23 de septiembre de 2010.
130
El congelante spray nada hasta mis fosas nasales mientras planto mi cara
en el agua fría.
—¡Liora! ¿Estás bien? —Kieron atasca el final de su caña en un profundo
agujero en el suelo y se apresura sobre mí.
No, estoy muy lejos de estar bien que ni siquiera es gracioso. ¡Mátame
ahora antes de morir de humillación!
Asiento con la cabeza, secándome el pelo mojado de mi cara y escupiendo
el agua.
—Estoy bien, sólo me resbalé. No es gran cosa. —No. No es un gran
problema en absoluto. Sólo estoy sentada aquí luciendo como una idiota
gigante cubierta de algas es todo. No me hagas caso.
—¿Está segura? —pregunta, preocupado. Él agarra mis dos manos y me
ayuda a ponerme de pie.
—Estoy bien, sólo mojada. —Miro a mi sudadera empapada y pantalones
vaqueros. Luego miro a su hermoso y horrorizado rostro.
Y entonces empiezo a reír.
Una vez que empiezo no puedo parar, y pronto Kieron se está riendo
también. Nos reímos hasta que lágrimas corren por nuestros ojos, y
empezamos a hipar. Voy a buscar una botella de agua de la hielera y
disfrutar de ella mientras que él vuelve su atención hacia el río. Dentro de
un minuto, está tambaleándose en la trucha gigante.
Él se sienta y me mira valorándome.
—Quédate aquí, voy a estar de vuelta en un momentito.
Antes de que tenga la oportunidad de preguntarle a dónde va, se va
rápidamente en la dirección que vinimos. Puedo ver el flop del pez a mi
lado, todavía está vivo. Sin pensarlo lo tiro de nuevo en el agua.
Kieron regresa unos minutos después, sus brazos cargados de ropa.
—¿Qué es esto? —pregunto.
—Una toalla limpia y algunas ropas para que te cambies.
Tomo la toalla y seco mi rostro y cabello. Él me entrega una sudadera con
capucha de color rojo y negro y pantalones a juego.
131
—Ohm. —Me río sosteniendo la sudadera grande.
—Sí, podría ser un poco grande en ti. Pero es mejor que sentarse por ahí
en pantalones vaqueros mojados.
Tiene razón sobre eso. El dril de algodón frío ya se está moldeado a mis
muslos.
—Gracias —digo, buscando un lugar para cambiarme. Considero ir detrás
de los árboles, pero los más cercanos a nosotros están muy separados y no
me van a dar con mucha privacidad. Las manchas más densas están
mucho más lejos.
—Está bien, puedes cambiarte aquí —dice Kieron, dándose cuenta de mi
dilema—. Voy a darme la espalda y cubrir mi cara. Un perfecto caballero,
lo prometo.
Dudo sólo un breve momento antes de asentir. No quiero caminar mucho
en mis pantalones pegajosos. Y me siento congelada. Kieron
inmediatamente vuelve todo su cuerpo y, como prometió, pone sus manos
sobre su cara. Espero unos segundos más para asegurarme de que no va a
mirar. Cuando me siento segura de que no lo hará, rápidamente me quito
mi sudadera sucia. Mientras la reemplazo con la suya grande y suave,
consigo una bocanada de su perfume de almizcle. Me siento más caliente
ya.
Pero no puedo quitarme los pantalones hasta que me quite las botas. Mis
dedos tiemblan tanto que desatar los cordones resulta ser un desafío.
—Sólo un minuto más —digo en voz alta, por lo que no se voltea.
—Tómate tu tiempo —dice.
Sé que mis temores no son sólo de estar fría. Son por estar en esta
increíble situación subreal. No puedo envolver la cabeza alrededor del
hecho de que estoy aquí, estando prácticamente desnuda, con Kieron de
pie a pocos metros de distancia. Nunca en un millón de años hubiera
imaginado mi día terminando de esta manera. En una billón de años...
Kieron se mantiene fiel a su palabra, sin girarse ni una vez hasta que me
las arreglo para desprenderme de la tela vaquera incrustada con barro y
me deslizo en la suavidad de sus pantalones de chándal. Tengo que
doblarlos en la cintura y enrollarlos unas cuantas veces, pero ahora me
siento confortable y cómoda.
132
—Está bien, estoy lista —le digo. Él se da vuelta de nuevo y desliza su
mirada hacia arriba y abajo de la longitud de mi cuerpo.
—¿Mejor?
—Mucho.
—Eso se ve realmente bien en ti.
Hago una mueca, sabiendo que posiblemente no puede ser verdad. La
voluminosa sudadera es fácilmente tres veces demasiado grande para mi
pequeño cuerpo, y luzco como si estuviera usando pantalones de payaso.
—Lo digo en serio —dice, caminando de regreso hacia mí—. Me gusta verte
en mi ropa. Es... sexy. —Levanta una ceja traviesa con la última palabra, y
rápidamente giro la cabeza hacia el río.
—Entonces, ¿cómo es que casualmente tienes ropa de repuesto y una
toalla seca contigo? Es casi como si estuvieras esperando que
prácticamente me ahogara hoy.
—Siempre mantengo una toalla en la camioneta. Es muy útil. La ropa
deportiva era para después usarla para correr.
—Oh. Lo siento.
—¿Por qué?
—No fue mi intención echar a perder tus planes.
Sus ojos brillan y sonríe.
—Creo que mis planes tomaron un giro para mejor. —Hace una pausa y
mira hacia abajo a su colección de peces—. Veo que tenemos un fugitivo...
—Lo siento —repito, dándole una mirada culpable.
—Yo no.
133
Finalmente, Kieron decide que hemos atrapado suficientes peces.
Corrección, que ha atrapado suficientes, ya que todos los míos han sido
devueltos al agua. Agarra la caja de pesca y saca algunos cuchillos,
poniéndolos sobre una pequeña tabla. Luego construye hábilmente un
fuego dentro de un cercano pozo de roca.
—Puede que no te guste demasiado esta parte, mejor si vas abajo a la
cascada un rato —sugiere.
—Oh, por favor. No soy esa gran cobarde. Puedo soportarlo —me burlo,
posicionándome para verlo trabajar.
Se encoge de hombros.
—Haz lo que quieras. Pero no digas que no te lo advertí.
Se quita su sudadera con gracia, dejando al descubierto su torso esculpido
y bronceado. Mi corazón se acelera y mi mandíbula realmente cae, pero
inmediatamente la cierro de golpe cuando me mira.
—La limpieza de los peces puede ser algo sucia. No quieres oler mal
después. —Él sonríe y guiña el ojo. Sólo asiento con la cabeza sin decir
nada, demasiado impresionada por su abdomen cincelado y brazos
musculosos para ser molestada en lo más mínimo por la decapitación y
sangrienta evisceración posterior de nuestro futuro almuerzo.
Unos minutos más tarde está poniendo la trucha en una bandeja de metal
sobre el fuego. Luego saca el resto de la comida de su hielera.
—¿Cómo casualmente tienes todo esto allí? —pregunto mientras tomo un
tentempié de algunas de las uvas y quesos rebanados.
—Este fue el almuerzo que empaqué —dice, mordisqueando un pan de
maíz.
—Esto es tan bueno —digo entre bocado y bocado—. Ni siquiera me gusta
el pescado, pero este sabe increíble.
—Es porque es muy fresco. Ese es el truco. Nada comprado en la tienda o
preparado en un restaurante alguna vez se le acerca.
Realmente me importa un bledo lo que estoy comiendo ahora mismo,
porque Kieron todavía no se ha puesto su suéter de nuevo. Así que estoy
mucho más interesada en la apreciación de su cuerpo de modelo caliente
134
que en la calidad de nuestra comida. Pero necesito algo seguro sobre lo
cual hablar antes de que algo realmente vergonzoso salga de mi boca.
Verlo moverse vistiendo sólo sus pantalones vaqueros holgadas y botas de
montaña, comiendo la comida que había capturado y preparado... es tan
condenadamente sexy que podía estar comiendo bocados de suciedad y no
me daría cuenta.
—Es realmente bueno —me quejo y le robo otra mirada. Pero esta vez sus
ojos atrapan los míos y veo un brillo diabólico. Rápidamente aparto la
mirada, avergonzada de ser atrapada tan descaradamente chequeándolo.
Limpiamos nuestro almuerzo y paseamos para sentarnos junto a la
cascada que domina el valle. Muy a mi pesar, Kieron se ha puesto su
suéter, pero estar sentada tan cerca de él es suficiente consuelo.
Nos sentamos en cómodo silencio, perdidos en nuestros propios
pensamientos. Pero puedo sentir que está ocultando algo de mí. Muchas
veces parece querer decir algo, pero se detiene en el último segundo. Otras
personas hacen eso conmigo a menudo, así que estoy acostumbrada a ello.
Pero cuando Kieron lo hace, duele. Quiero mucho ser capaz de hablar con
él sobre cualquier cosa.
Pero es muy difícil tener una conversación honesta con alguien cuando
está basada en una mentira.
Y eso es lo que es esto. Una mentira. Todo esto. Es una mentira porque él
piensa que soy alguien que no soy. Es una mentira, porque ni siquiera
pasa por su mente considerar que el mundo que conoce es realmente una
mentira... que realmente existen criaturas que acechan en la noche, y sí,
los monstruos realmente existen.
Y... que uno de ellos está sentado aquí a su lado.
Después de un largo silencio, Kieron finalmente habla.
—Liora, tengo una confesión que hacer.
135
í
Traducido por carmen170796
Corregido por Akanet
arece una mala señal —digo, mi corazón
latiendo rápidamente.
Él levanta una ceja y muerde su labio inferior.
—Bueno, supongo que depende de cómo lo
veas. Podría no gustarte después de que escuches lo que tengo que decir.
—¿Qué es?
Él toma un respiro profundo y mira hacia adelante. Lo miro con
curiosidad, esperando que diga algo… cualquier cosa. Pero su expresión es
dura y permanece en silencio.
Lo que sea que tenga que decir deseo que simplemente lo diga de una vez.
El suspenso me está matando.
—No fui totalmente honesto contigo antes. No iba a decir nada, pero creo
que debería sincerarme así ya no sentiría que te he engañado.
—¿Me mentiste sobre algo? —Me quiebro la cabeza tratando de pensar en
algo en lo que él haya tenido que mentirme, pero no se me ocurre nada.
—Bueno, no fue una mentira mentira… pero no he sido del todo sincero…
es sólo que, bueno, en realidad no necesitaba ayuda con mi tarea como
dije. Tomaba clases avanzadas en mi antigua escuela, y ya había
terminado todas las lecturas.
Vaya. No sé qué había esperado que “confesara” pero definitivamente no
era esto.
—¿Entonces, sólo estabas pretendiendo no conocer nada de Inferno?
Él asiente, encogiéndose de hombros. —Más que nada. En realidad gané
un concurso de redacción el año pasado.
—
136
Arrugo mi frente, confundida. —¿Por qué harías eso? ¿No tienes mejores
cosas que hacer con tu tiempo que estudiar cosas que ya sabes?
Él tuerce su boca y baja la mirada hacia sus manos. —Sí, pero necesitaba
una razón para pasar tiempo contigo. Para hablarte. Fue la única en la
que pude pensar. Estúpido, lo sé —masculla él.
Aún no lo entiendo. —¿De qué querías hablar conmigo? —susurro.
Él me mira directo a los ojos. —No sé… nada. Todo. Creo que eres una de
las chicas más interesantes que he conocido. Y créeme, eso dice mucho.
Quería conocerte mejor.
No sé qué decir, solo me quedo mirando el pasto.
—Oh.
—Espero que no estés enojada —dice—. Porque desperdiciaste todo la
tarde en el cementerio leyendo conmigo.
¿Cómo podría estar enojada cuando aparte de hoy, fue el momento en que
la pasé mejor que nunca antes?
—No estoy enojada —digo entre dientes. ¿Cómo estoy? ¿Feliz? ¿Asustada?
Sí.
—Bien —Él deja salir un suspiro de alivio—. Porque en realidad quiero que
seamos amigos.
¿Amigos? ¿Por qué esa palabra suena como un rechazo tan amargado?
Él coloca las yemas de sus dedos debajo de mi barbilla y gentilmente eleva
mi cara hacia la suya. —Buenos amigos —susurra—. Muy buenos amigos.
¿Con derechos?
Creo que va a besarme, pero no lo hace, y no sé si estar decepcionada o
aliviada. Es un camino peligroso. Uno que sólo puede inducir a la pena.
Kieron no sabe nada de mí. Y si alguna vez lo averigua, me odiara. Me
despreciara. Me temerá.
Pero hasta entonces…
Sus ojos nunca dejan los míos me inclino más cerca de él así los costados
de nuestros cuerpos se están tocando. Más que nada, quiero perderme en
137
esta tranquilidad por toda la eternidad, detener este momento para
siempre. Solo Kieron y yo en nuestro secreto y perfecto Paraíso.
En el segundo que nuestros dedos se tocan, en el momento en que su
mano se envuelve tiernamente alrededor de la mía, en el instante en que
siento el caliente flujo de energía recorrer mis venas y encender mi alma,
sé que nunca me voy a soltar. Kieron ha entrado a mi vida de una manera
que no puede ser ignorada o deshecha. Debo conocerlo.
De alguna forma… de alguna manera, haré que esto funcione. Tengo que
hacerlo.
No importa lo que requiera.
El cielo se vuelve de un amenazante tono gris, y repentinamente me doy
cuente que es más tarde de lo que pensé. Mi tiempo de gozo terminó. —
Tengo que irme —susurro, de mala gana.
Kieron asiente y juntos reunimos el resto de nuestras cosas y nos
dirigimos de vuelta a la camioneta. A juzgar por la larga proyección de
sombras en el pasto, y el hecho de que estamos por lo menos a una hora
de mi casa, sé que me estoy arriesgando. Mucho. Cuando estoy con Kieron
el tiempo pasa muy rápido.
—Por favor apúrate —digo, la desesperación evidente en mi voz, a pesar de
mi intento de permanecer en calma.
Una vez que empezamos a bajar por la colina, él me da una mirada
preocupada. —Realmente te preocupa llegar tarde, ¿cierto? —pregunta,
descansando casualmente su mano en mi rodilla.
—Sí.
Esto en serio, en serio, en serio apesta. ¿Qué estaba pensando
quedándome aquí fuera hasta tan tarde? Nos debimos haber ido una hora
atrás.
138
Respira, Liora… solo cálmate. No enloquezcas hasta que tengas una razón
para…
Kieron acelera la camioneta bajando por la montaña casi dos veces más
rápido. Normalmente me habría preocupado, pero es todo lo que puedo
hacer para parar de susurrar “Más rápido, por favor” cada pocos minutos.
A pesar de los mejores esfuerzos de Kieron, el peso total de mi cruel
realidad viene derrumbándose sobre mí cuando, a medio camino bajando
la montaña, la camioneta inexplicablemente se detiene.
—¿Qué está pasando? ¿Por qué estamos desacelerando? —Mi voz está al
borde de la histeria. Kieron solo sacude su cabeza y tamborilea con sus
dedos la consola unas cuantas veces—. Parece que nos quedamos sin
gasolina. Lo siento… no me di cuenta de que…
Lo miro con horror, sintiéndome palidecer. —No, esto no puede estar
pasando —jadeo. Todavía estamos a unos buenos cuarenta y ocho
kilómetros de la ciudad. En medio de la nada.
No sé qué voy a hacer, pero no hay manera de que pueda quedarme aquí
con él más tiempo. De ninguna manera. Aun si Lucky de alguna manera
lograse comportarse, lo cual es altamente improbable, si empieza a decir
cosas raras y se presenta como “Lucky”, Kieron pensara que estoy
totalmente loca. ¿Y qué pasa si le hace algo terrible? Ella es muy
impredecible cuando se trata de personas. No creo que necesariamente lo
lastime, pero usarlo para su sádica diversión no es mucho mejor…
Está bien, puedo enloquecer ahora. ¿Dónde hay un buen contenedor de
basura cuando se necesita?
Observo una granja al otro lado del campo y tengo una idea. No una
buena, pero hasta ahora es mi única esperanza.
—Está bien, te quedas aquí y vigilas la camioneta. Correré a esa casa por
ayuda y ver si podemos usar su teléfono —Salto fuera de la cabina. Pero
Kieron está afuera en un abrir y cerrar de ojos y agarra mi brazo antes de
que de otro paso.
—Si, como si eso fuera a pasar. No hay manera de que te deje correr a la
casa de un extraño…
—Lo siento, pero no tenemos opción. Te quedas aquí. Yo voy —Lucho por
liberar mi brazo. Él suelta su agarre y me sonríe.
139
—Tengo un celular —dice, alcanzando su bolsillo trasero—. Y triple-A. No
sabría decir si ellos quieran caminar aquí afuera, pero puedes llamar a tu
abuela y decirle que vas a llegar tarde si gustas.
Sus palabras momentáneamente me desconciertan. —No, no quiero,
porque no llegaré tarde —digo, mi voz fría. ¿Ahora qué? Detente y piensa…
No entres en pánico—. ¿Estás seguro de que siquiera tienes señal aquí
afuera?
Él sonríe. —Barras completas. Así que no te preocupes. Llamaré a la
compañía de grúas, tú llama a tu abuela, y todo estará bien.
Camino en círculo, mi cuerpo temblando y mi mente dando vueltas. Esta
es la peor cosa que puede pasarme ahora mismo. Mi fantasía se está
transformando rápidamente en una pesadilla.
¿Pero que esperaba?
Kieron me observa intensamente mientras trato de aclarar mi mente y
pensar. —Está bien —digo—. Por qué no continúas y los llamas, yo
realmente necesito ir al baño. Solo voy a ir detrás de esos árboles por unos
pocos minutos.
Su expresión es una mezcla de sospecha y diversión, pero asiente
silenciosamente. Le sonrió débilmente para mostrarle que estoy bien, y
después me dirijo hacia el grupo de árboles.
Me preocupare por darle una excusa después, pero ahora mismo mi
prioridad número uno es irme. En un millón de años, no tengo idea de
cómo le explicare mi loco comportamiento, pero mejor que piense que soy
una lunática que un monstruo.
Kieron me observa sospechosamente mientras me agacho detrás del
matorral. Mi atención se concentra en la granja a la distancia. Y donde hay
una casa, debe haber un vehículo de algún tipo. Al menos tengo una
excusa para decirle a Kieron más tarde, tan loca y pobre como es.
Al segundo que la cabeza de Kieron gira, corro tan rápido como mis
piernas quieren llevarme, rezando por que los arboles cubran su vista de
mi loco escape. Pero unos minutos más tarde, lo escucho llamándome.
—¡Liora! ¡Espera!
140
Agacho mi cabeza y continuo corriendo tan fuerte como puedo, mi
respiración se vuelve más rápida y ahogada. Determinada, continuo
mientras mis piernas se vuelven de goma.
—¡Regresa! —digo. Mi voz es débil, pero estoy bastante segura de que
escucha. Continúo corriendo, ignorando el dolor punzante en mi pecho y el
fuego en mis piernas, concentrándome sólo en llegar a la casa. No sé
porque creo que eso me salvara, especialmente con Kieron siguiéndome.
Tal vez me puedo esconder en alguna parte. Tal vez Kieron me dejará sola
por un momento y Lucky puede escapar. Tal vez…
…Tal vez estoy totalmente jodida.
Llego a la reja que rodea la propiedad del granjero y escalo torpemente la
baja barrera de madera, ignorando las astillas hundiéndose en las yemas
de mis dedos.
Kieron está detrás de mí.
Me tropiezo y caigo. Rápidamente me pongo de pie mientras que Kieron se
acerca, casi encima de mí ahora. Repentinamente, soy distraída por la
aparición de un anciano.
Él está cargando contra nosotros sosteniendo algo largo y delgado en su
mano. Ciega por mi miedo y la aplastante devastación por la pura locura
del momento. Continuo corriendo hacia el hombre y la casa mientras
Kieron sale disparado detrás de mí.
Sé que no tiene punto continuar. Mi plan de escape ha fallado
miserablemente. Sólo me las he arreglado para empeorar las cosas. Pero
continúo corriendo, en su mayor parte porque así no tendré que enfrentar
a Kieron y mi vergüenza mortal.
Pronto, mi cuerpo toma la decisión por mí. Me detengo, jadeando por aire.
La carrera ha hecho que mis piernas se sientan como espagueti, y
tiemblan. Kieron llega a mi lado. Lo hago retroceder, pero no se mueve,
reafirmando su lugar a mi lado. Notamos al viejo de nuevo. Él ha estado
observándonos con curiosidad hasta este punto, pero ahora que nos
hemos detenido, él está levantando sus brazos, apuntándonos
directamente.
—¡Deténganse ahí mismo, o les disparare a ambos! —grita el hombre.
141
Kieron instantáneamente salta frente a mí, alza sus brazos en alto. Me
doblo, con las manos en mis rodillas, jadeando. —Señor, por favor baje su
arma. No queremos herirlo —dice.
El anciano frunce el ceño y apunta su arma directamente al pecho de
Kieron. Agarro la parte de atrás de su chaqueta, y él se presiona hacia
atrás contra mí de una manera protectora.
—¿Que están haciendo chicos en mi propiedad? Esto es propiedad privada
¡No deben estar aquí! —Su cara arrugada esta contraída de rabia, sus
cabellos grises despeinados y salvajes.
—Señor, discúlpenos. Tuvimos un problema con el automóvil en la
montaña, y esperábamos usar su teléfono. —La voz de Kieron es tan
calmada y profesional que suena como que estuviera ordenando pizza en
lugar de negociar con un enojado hombre sosteniendo un arma.
Y ni siquiera está sin aliento. ¿Cómo es eso posible? Aún si corriera millas
todos los días, él debería estar jadeando un poco, ¿verdad? El viejo escupe
algo en el piso y se acerca, dándole a Kieron una mirada de asco. —No me
mires así. Parece que ella está corriendo de ti, y tú estabas persiguiéndola
—Él ladea su cabeza—. ¿Está usted bien señorita? ¿Él está tratando de
forzarla contra su voluntad?
—No… no… señor —Jadeo, aun sin aire—. Nada de eso. En realidad.
Estábamos conduciendo y se nos acabó la gasolina. Queríamos conseguir
ayuda antes de que oscureciera.
Pero sé que nada me ayuda ahora. El sol se pondrá en cualquier momento,
y cuando lo haga, mi mundo entero va a colapsar.
El viejo mueve sus ojos entrecerrados de Kieron a mí. Él gruñe y baja su
arma levemente, aún cauteloso.
—¿Qué están haciendo por acá de todas formas? No deben estar allí
arriba. ¿Están teniendo una relación inmoral y se estaban inyectando
drogas? —Él escupe en el suelo de nuevo y patea la tierra con una bota
zarrapastrosa.
142
Kieron lentamente baja sus brazos y los pone para atrás y me rodea con
ellos. Estoy mordiendo mi labio tan fuerte que puedo probar la sangre.
Este loco hombre parece no necesitar una excusa válida para dispararnos.
Y Kieron está en la línea de fuego, protegiéndome. Si no hubiera actuado
como una lunática no estaríamos en esta posición.
Si algo le pasa a Kieron por mi culpa…
Por favor, Lucky… apúrate… te necesitamos…
—No, señor. Sólo salimos a dar un paseo y nos encontramos en
problemas. Me disculpo sinceramente si lo asustamos. Ciertamente no fue
nuestra intención.
La voz de Kieron está cargada hasta el borde de encanto y cortesía, pero el
hombre es inconmovible.
—Bueno, supongo que tendremos que ver que dicen los policías. Puedes
decirle tu historia, porque están en lugares a los que no pertenecen y
haciendo Dios sabe qué a esa jovencita ahí… —Él mete su mano en su
bolsillo y saca un celular.
—Señor, por favor. Confié en mi… no quiere hacer eso —dice Kieron,
sonando como si estuviera tratando de no reírse.
—¡No me digas que quiero y no quiero hacer, muchacho! ¡Cállate y pon tus
manos donde pueda verlas! —Él frunce el ceño y escupe de nuevo.
Marcando con una mano, estabiliza el rifle con la otra.
—Señor, por favor. Le estoy advirtiendo… no quiere hacer esto. Por favor
déjenos irnos.
—Oh, Dios. Oh, no —murmuro en voz baja detrás de él. Mi cuerpo tiembla
incontrolablemente, y el fuego familiar está volviendo. Lágrimas caen de
mis ojos.
Esto es todo. El fin. Kieron ignora la orden del granjero de no moverse, y
me atrapa mientras caigo.
—Liora, ¿Que está pasando… estas herida? —Sus ojos llenos de
preocupación y confusión
—Lo siento mucho, lo siento mucho… por favor no me odies… por favor
Kieron, lo siento mucho… —Lloriqueo.
143
La última cosa que siento es su agarre apretándose alrededor de mí, la
última cosa que veo es el pánico en sus ojos antes de que todo se vuelva
oscuro.
144
í
Traducido por daré helasen y Paaau Corregido por Angeles Rangel
sos ojos. Esos hermosos, claros y brillantes ojos azules en los
que quiero perderme... están a dos centímetros de los míos.
Una vez más.
¿Estoy soñando? Parpadeo rápidamente varias veces. Él todavía está aquí,
sonriéndome. Pero eso no es todo, sus brazos están envueltos alrededor de
mi cuerpo.
Una vez más.
¿Alguien está gritando?
Automáticamente le sonrío a su sonrisa sexy. Estoy despierta. Mis
instintos me dicen que estamos fuera, pero mis ojos permanecen fijos en
los de Kieron.
—Hola —susurra.
—Hola.
Entonces esto se registra. Me está sosteniendo en sus brazos como si Ella
se hubiese caído y la hubiera agarrado. O como si hubiera interrumpido su
momento privado. Un muy íntimo momento.
—¿Llegué en un mal momento? —pregunto, mi sangre calentándose y
revolviéndose rápidamente. El placer de despertar en sus brazos se mezcla
de forma incompatible con el conocimiento de que esos brazos estaban
primero envueltos a su alrededor.
Él levanta una ceja, pero no me suelta.
145
—En realidad, el tiempo es perfecto. —Él me levanta dramáticamente en
posición vertical, con los brazos todavía posesivamente alrededor de mi
cintura mientras miro alrededor.
—Entonces, ¿te importaría ponerme al corriente con lo que está pasando?
¿Y por qué está ese Sapie gritando? —Señalo al viejo agitando una tonta
arma a nosotros. Ugh, qué mal gusto. Las armas son tan patéticas.
Juguetes para los débiles.
—Es una larga historia. Te diré todo lo que...
—¡Te dije que te quedarás quieto y callado! —grita El viejo
desesperadamente.
Le doy a Kieron una mirada de perplejidad, me aleja suavemente de su
abrazo y camina hacia el hombre. —¿Él está hablando en serio en este
momento?
Kieron se ríe. —Me temo que sí.
—He llamado a la policía y están viniendo, y cuando lleguen aquí voy a
presentar cargos y me aseguraré malditamente de que ustedes dos...
—Silencio.
El hombre se congela. Me acerco más y puedo ver la rabia en su expresión
torcida. Cómo quiere gritarnos desesperadamente. Pero por supuesto,
ahora no puede. Entrecierro mis ojos mientras examino al rifle que apunta
hacia nosotros.
—Eso podría haberla dañado —digo con desagrado.
Kieron simplemente se encoge de hombros. —Nah, se la habría quitado, si
hubiese tratado de usarla.
—¿Por qué no solo hiciste eso en primer lugar? —pregunto—. ¿Por qué
ponerla a ella —a nosotras— en riesgo?
—Ella estaba a salvo. Te lo prometo. No pude... —Hace una pausa.
Me giro para mirarlo. —No pudiste, ¿qué? —¿Por qué se ve tan culpable?
Él suspira. —No podía mostrarle... nada. Todavía estaba tratando de
averiguar lo que estaba pasando con ella... con nosotros... —Hay
realmente un balbuceo sus palabras. Mis ojos se entrecierran de nuevo.
146
—¿Kieron, qué está pasando? —Mi enojo es alimentado por mis celos. Tan
agradable como fue despertar en los brazos de Kieron, ahora me pregunto
qué es exactamente a lo que he despertado.
Él vuelve a suspirar. —Es una larga historia. Y tengo algunas preguntas
propias. Vamos a salir de aquí y conseguir algunas bebidas. Mi camioneta
está por ahí...
—No. Ve tú —odio los automóviles—. Voy a correr.
Finalmente me doy cuenta de lo que estoy usando y se me cae el corazón.
Con horror examino las prendas que no conozco. Estos son sus ropas...
Kieron y Liora... ¿Ellos realmente...?
—Le di esas para que se las pusiera antes. Ella se mojó y necesitaba algo
seco —dice respondiendo a mi pregunta no formulada.
Levanto mis ojos a los suyos. La forma en que habla de ella... puedo
escuchar el cariño en su voz.
Me pone enferma.
—Bueno, tal vez ella no tenga ningún problema en usar ropa apta para un
elefante, pero de ninguna manera voy a usar esta mierda.
Enojada, me saco las horribles botas y las arrojo lejos de mi vista.
Entonces arranco los pantalones y se los tiro a Kieron. Él los atrapa y
sonríe.
—¿Te importa si tengo mi camiseta de vuelta, también?
—Con mucho gusto.
Me la saco y se la tiro a la cara. ¿Qué me importa si estoy vestida sólo con
un sujetador negro y bóxer? Es mucho más fácil moverse, y más fresco,
también. Y quiero salir del infierno fuera de acá ahora mismo.
—Por favor... Liora... —Kieron se da cuenta de su error en el segundo que
lo comete, pero no me importa.
—Soy Lucky, tú maldito imbécil. Si quieres ver a tu pequeña novia vas a
tener que esperar hasta mañana.
—Lucky, lo siento. Pero tenemos que hablar...
147
Miro a Kieron, para después cambiar mi atención de nuevo al agricultor
loco. Él se merece morir. Amenazó su vida, que es lo mismo que amenazar
la mía. Eso solo garantiza su muerte.
Me acerco para matarlo, pero mientras miro a los ojos del loco, algo me
detiene. Siento algo inesperado... lástima. Tiene miedo. Y es muy débil.
Eso es por lo que tiene ese rifle; lo hace sentirse más fuerte. Él está solo
acá, desprotegido y vulnerable.
Me debato por un rápido segundo. Entonces, muevo la mano, liberando el
control del fuego eléctrico. Instantáneamente, el arma se desintegra en
cenizas negras.
—Sólo te estoy haciendo un favor. Probablemente te hubieses disparado a
tus propias bolas. Ahora ve adentro y olvídate que alguna vez nos viste.
El hombre asiente sin decir nada y se retira. Kieron se para a mi lado. —
Eso fue muy amable de tu parte.
Sacudo la cabeza, le doy una última mirada de disgusto. Sin mediar
palabra, me doy vuelta y corro hacia casa tan rápido como mis piernas
demoníacas vuelan.
—Hola, cariño. —La sonrisa de Tatiana me saluda mientras entro a través
de la puerta de la cabaña.
—¿Sabes qué hizo ella hoy... tienes alguna idea? —grito y entro en su
habitación para recuperar algunos alijos de energía de emergencia. No
puedo esperar por el Bar, necesito enfriarme ahora.
Tatiana me sigue adentro. —Vi a Liora con el Demion nuevo. Lo admito,
me sorprendió verla irse con él de esa manera. Aunque supongo que no
debería haber sido...
Me detengo y la miro. —¿Sabías sobre él?
—Lo vi venir, sí.
—¿Sabías que a él le iba a gustar ella? ¿Que ellos iban a conectar?
148
Con manos temblorosas agarro la botella verde y tomo varios tragos
profundos. ¿Por qué estoy tan enojada en este momento? ¡Y Tatiana ha
estado en esto todo el tiempo! ¡¿Qué diablos está pasando por aquí en
estos días?!
Tatiana va a su caldero. Tan pronto como coloca las manos en el interior,
frías serpientes de humo salen.
—La llegada del Demion estaba prevista, pero sus acciones y su papel eran
inciertos. Ser parte humano le da un carácter imprevisible que los
demonios no tienen. Su libre albedrío cambia el curso de su camino, y
como resultado, él y Liora están conectados uno con el otro.
—Pero, ¿qué hay de mí? —Escupo con enojo.
Ella me mira con una serenidad exasperante. —Cómo elijas conectar con
el nuevo Demion depende totalmente de ti —dice ella.
Termino de tomar la botella y salgo de su habitación. Necesito una ducha,
y rápido. El aroma de Kieron está todo sobre mí. ¿Es porque ella había
estado usando su ropa? ¿O es por alguna otra razón? ¿Qué hicieron hoy?
No quiero pensar en ello.
Golpeo la puerta de mi habitación más fuerte de lo que quiero, y cuando
escucho la madera astillarse sé que la he roto. Genial. A Tatiana le va a
encantar. Pero una vez arregló mi habitación entera cuando
accidentalmente destruí todas las paredes practicando mis
encantamientos de fuego. Si ella fue capaz de restaurar una habitación
demolida con un poco de sus hocus-pocus, entonces arreglar una pequeña
puerta será una brisa.
Mientras espero a que el agua se caliente, no podría sentir más rechazo
por mi reflejo en el espejo. Mi pelo es un nido de ratas y mi maquillaje se
ve como si hubiera sido aplicado por un niño ciego de preescolar con
epilepsia.
Fabuloso. Clásico, Liora. ¿Qué en el INFIERNO ve él en ti?
Después de una ducha apresurada, puedo escanear a través de mi armario
con los ojos de un águila, finalmente me decido por unos pantalones de
cuero ajustados púrpuras y una camiseta sin mangas a juego llena de
plata. Ropa de asesinato. Me peino el pelo en una trenza única en la mitad
149
de mi espalda, porque sé que me veo hermosa con el pelo apartado de mi
cara. Mientras me aplico mi brillo favorito de labios color rojo cereza, me
doy cuenta de que estoy enojada sin razón. Está más allá de una tontería.
Ridículo, en verdad. Liora pudo haber tratado de hundir sus patéticas
pequeñas garras en Kieron hoy, pero ahora es mi turno.
Admiro mi reflejo en el espejo. Ella no puede competir con esto. De
ninguna manera, no sabe cómo.
—¿Vas a cazar esta noche? —me pregunta Tatiana cuando salgo de mi
habitación unos minutos más tarde.
—Por supuesto que sí.
—Lucky favor, siéntate un momento. Me gustaría hablar contigo.
—¿Ahora, Tat? ¿No puede esperar? Me tengo que ir...
—Va a ser breve.
—¿Se trata de la puerta del dormitorio? La cosa casi se rompió por sí sola,
yo apenas la toqué...
—No, aunque realmente apreciaría que muestres cierta moderación
mientras te encuentres en el interior. Esto es sobre anoche... qué pasó con
los Altrumina.
Había bloqueado por completo eso, y al recordarlo ahora me inundan
nuevas oleadas de náuseas. Mis rodillas se doblan y me siento en el sofá.
—No fue gran cosa. Me tengo que ir. —Haciendo caso omiso de mi mareo,
me levanto de nuevo.
—No me mientas, Lucky. —Los ojos de Tatiana son duros, y sé mejor que
no debo meterme con ella cuando habla en serio.
Suspiro y vuelvo a sentarme. —Bueno, está bien. Apeste totalmente. Fui
estúpida y no presté atención. Uno de ellos me tocó, y fui todo Alicia en el
país de la Maravillas con el hoyo del conejo de los horrores. Estuve
completamente como el culo, y tendré el gran placer de exterminar a todos
los Altrumina en el área en mil pedazos, si eres tan amable de señalar la
dirección...
—¿Qué viste?
150
—Um, ¿qué?
—Me escuchaste.
—Re-realmente no… recuerdo —murmuro.
—Lucky… —La advertencia en su tranquila voz es inconfundible.
—Está bien… está bien… los vi. Michael, Kayla, yo… mis buenos amigos,
los Amazèa. Llegué a revivir ese día de nuevo, como si necesitara el
recordatorio. Luego vi a Bones hacer lo que mejor sabe hacer. ¿Quién
necesita un canal de pago cuando tienes el canal porno Altrumina?
Después terminé en Wasteland… ya sabes, ¿el lugar súper divertido en el
que los demonios se desvanecen por la eternidad? Eso fue una maravilla y
media. Deberíamos planear nuestro próximo viaje familiar allí; la vista es
algo más…
—¿Eso es todo?
—Sí, bueno, tan triste como estaba porque mi pequeña fiesta terminara,
lamentablemente alguien insistió en asesinar a mis queridos invitados.
Todas las buenas cosas deben llegar a un término en algún momento,
supongo. —Esta vez cuando me levanto, me dirijo hacia la puerta. La
inquisición ha terminado, le guste a ella o no.
Tatiana forma una línea con sus labios y asiente.
—Me alegra que estés bien.
Me detengo con la mano en el pomo de la puerta.
—No iría tan lejos, pero estaré mucho mejor una vez que acabe con
algunos Altrumina…
—Los pocos que sobrevivieron a la noche se alejaron. Tu amigo era muy
amenazador. No creo que ellos regresen pronto…
—Bien, como sea —digo, interrumpiéndola. No estoy de humor para
pensar en lo heroico de Kieron ahora mismo—. Entonces, encuéntrame
otros.
—Hay algunos demonios Chax junto a la carretera…
—Aburrido.
151
—Bueno, si te apetece algún desafío, hay algunos seguidores de Thammuz
en una cueva cerca de Wellington Hot Springs. Escucharás su canción, la
que seguirá por varios kilómetros. Suena como un grupo de búhos.
—Perfecto.
—No puedes matarlos ni con tus manos ni con tus poderes. Debes
degollarlos. Asegúrate de tener tu daga.
—Siempre —digo, tocando mi bota.
—Y, Lucky…
—¿Sí?
—Sé que estás molesta con Liora ahora mismo. Si haces cualquier cosa
para dañarla a ella o a su vida, de la forma que sea, habrá consecuencias.
¿Entendido?
Pongo los ojos en blanco. ¿Alguna vez le dice a Liora que no se meta con
mi vida o que no la dañe?
Noooo…
—Tatiana, no lo sonaría.
Cuando llego al río de los Reyes, desmonto a Diablo y busco a Bones con
la mirada. Odio como dejamos las cosas entre nosotros anoche. Quiero
hablar con él y asegurarme de que estamos bien.
¿Estoy bien?
Después de todo, fui yo la que dijo que necesitaba algo de tiempo y espacio
para resolver las cosas. Pero de verdad, ¿qué hay que decidir? Lo quiero.
Lo quiero como algo más que un amigo o un compañero. Quiero que sea
mío…. Todo mío. Puede que él me quiera, pero también quiere a otras.
Muchas otras. Es lo que él es. Nunca cambiará.
152
Y lo horrible que me hace sentir tampoco va a cambiar nunca, a menos
que pueda volver a como era antes… antes de la división y sin que las
emociones humanas de Liora infecten mi juicio.
La pregunta es, ¿puedo vivir con eso? ¿Puedo ser amiga de Bones, incluso
aunque ver cómo seduce a mujeres Sapie me atraviesa el corazón como un
cuchillo? ¿Puedo continuar pretendiendo para siempre que estoy bien con
eso? ¿Puedo vivir con la tristeza que siento cada vez que veo la sonrisa
coqueta que él pone antes de ir por sus conquistas o ver sus ojos brillar
por sus satisfactorias misiones?
¿Puedo olvidar alguna vez la imagen de él haciendo el amor con todas esas
mujeres?
Si fuera normal… si aún fuera un demonio puro, sería capaz de acallar
estas emociones indeseadas. Quizás entonces podría tratar con estas
situaciones con la mente clara.
Pero como están las cosas ahora, no puedo. Desde que Liora es humana,
todo mi esfuerzo por dominar el arte de la apatía se ha ido por la ventana.
Y de verdad me molesta.
Y luego está Kieron. Seguro, he conocido a muchos otros demonios antes,
pero hay algo acerca de él… no sé qué es. Claro que es hermoso… es un
demonio. No es eso. La otra noche, luego de que me ayudara con los
Altrumina… sentando en el parque a mi lado… no sé, fue como si me
sintiera a salvo. Entera. Correcto… sólo por un momento. Estar con él se
sintió fácil. Bueno.
Pero anoche, despertando en sus brazos… sabiendo que había estado con
Liora… que algo había pasado entre ellos. El sentimiento de malestar me
golpeó tan fuerte como cuando Bones me deja por sus Sapies.
Y ahora no sé qué pensar o hacer. ¡Me gustaría hacer desaparecer estos
sentimientos! Quizá puedo hablar con Tatiana… quizás hay algo que
pueda hacer para arreglarme. Quizá puede crear algún tipo de mezcla que
pueda hacerme como se supone que debo ser… no más tristeza, celos,
soledad, inseguridad, confusión… Nada7[i]. Nada más que instinto puro.
7 Suspiro. Hablando de hacerse ilusiones. A pesar de los grandes poderes de Tatiana, ni
siquiera ella puede influenciar mi maldición. Ya lo ha intentado.
153
Camino lentamente por el puente, deteniéndome brevemente para
contemplar el infierno agitándose por debajo. La hipnotizante danza de las
llamas me tranquiliza levemente y me ayuda a recordar quién soy.
Soy un demonio. Soy orgullosa, hermosa y poderosa. Y no dejaré que unos
estúpidos machos me hagan sentir débil y cuestionar mi grandeza. Si no
me quieres… solo a mí… entonces es su perdida.
¿Verdad?
Con el mentón el alto, camino con seguridad hacia el Mar, lista para
enfrentar cualquier cosa. Entonces me golpea y me detengo
repentinamente. Liora… Kieron…
Ya sabía que la confusión de mis sentimientos por Bones eran causados
por la influencia de Liora. Es su lado humano el que me corrompe. Pero,
no son solo mis sentimientos por Bones los que están confundidos. Incluso
cuando conocía a otros demonios nunca había tenido la urgencia de
perseguirlos por lo mucho que Liora odia todas las cosas demoniacas. Al
menos, pensé que esa era la razón.
Entonces, ¿por qué Kieron es diferente? ¿Por qué estaba con él? ¿Por qué
estaba él con ella? Y si ella no sentía algo por él, ¿me sentiría yo de esta
forma?
Necesito respuestas. Ahora.
Una demonio llamada Daisy se sienta junto a la puerta pintando sus uñas
de rojo sangre. Igual de linda y mortal que Ivy, un controlado toque de
Daisy puede convertir, instantáneamente, a una creatura —humana o
demonio— en piedra, cenizas o fuego, dependiendo de su humor.
—¿Qué tal, loca Daisy? —Con cautela beso sus dos mejillas en el aire.
—Lucky, cariño. Mucho tiempo sin verte. Te ves impresionante como
siempre.
—Gracias, tú también. Me encanta el cabello rosa. Pero me sorprende verte
trabajando… ¿En dónde está Ivy?
Ella se encoge de hombros y sopla sus uñas.
154
—No lo sé. No se apareció anoche así que ellos me llamaron. Cody tampoco
está aquí, así que quizás están fuera teniendo uno de sus famosos
reventones…
—Hmm. Espero que todo esté bien —digo, secretamente aliviada de
ahorrarme los chisme de Ivy por una noche.
La habitación ahumada está repleta, pero los distingo a ambos de
inmediato: Bones en el Bar bebiendo solo, viéndose malhumorado; Kieron
en su esquina de siempre, dándome la espalda.
Decido acercarme primero a Bones. Será bueno para Kieron ver que no es
el único chico guapo en el pueblo. Se dará cuenta que no soy la única con
algo de competencia.
—Oye —digo, deslizándome en el asiento junto a Bones—. ¿Cómo te va?
Mira fijamente hacia adelante sin ninguna expresión en su rostro y resopla
en su vaso. Luego lo deja abajo y se vuelve hacia mí. Sus ojos están fríos…
como los de un extraño.
—No lo sé. Dímelo tú. —Incluso su voz suena diferente. Dura.
Desinteresada.
—Bien… las cosas están bien. —Miro alrededor, nerviosa. No esperaba que
estuviera así de enfadado. La verdad, enfadado sería mejor. Estar enojado
implicaría que aún le importa.
Miro a Kieron. No me está mirando y espero que no lo haga. Si Bones
decide hacer una escena, definitivamente no quiero a Kieron presenciando
mi humillación. De nuevo.
—Entonces, ¿está bien para ti hablarme ahora? —pregunta Bones en un
tono monótono.
—Bones, sí, claro que sí. —Le hago una seña a Gyan, el reemplazo de
Cody, para que me traiga un trago.
—Pensé que necesitabas alejarte de mí. Si quieres tanto estar sola, ¿por
qué estás aquí hablándome?
—Bones, aún eres mi amigo. Eso no ha cambiado… al menos para mí. Y
espero que no para ti. Simplemente necesito resolver algunas cosas. No
significa que no me preocupe por ti. No te enfades.
155
Él termina su trago y baja su vaso.
—No estoy enfadado. Pero me tengo que ir. Te veo más tarde. —Y con esas
frías palabras, toma su chaqueta de cuero café de la parte trasera de su
silla y desaparece.
Tomo algunos sorbos de mi trago y paso de su actitud. ¿Qué le da a Bones
el derecho de actuar de esta forma? Simplemente le dije que necesitaba
tiempo para resolver los locos pensamientos y sentimientos en mi cabeza.
Y necesito resolverlos para poder ser su amiga, incluso aunque me guste
demasiado. No es como si lo hubiera llamado un perro sarnoso callejero,
asqueroso y adúltero o algo así
—¿Este asiento está ocupado? —susurra una voz en mi oído, haciendo que
mi corazón se salte un latido. Ni siquiera había notado que él se había
acercado a mí.
—No. —Muevo mi mano de forma ausente, tratando de parecer calmada.
La ambigua salida de Bones había hecho un nudo en mi estómago. Pero
después de lo que le dije, ¿qué esperaba yo que él dijera?
Es mejor de esta forma. Tiene que serlo.
Kieron se sienta y nos ordena otro trago. Nos sentamos en silencio,
ninguno de los dos mira al otro hasta que los dos hemos terminado. Luego
de tomar mi último sorbo, él se levanta y pone su mano en la parte
posterior de mi silla.
—¿Vamos? —pregunta, haciendo mi silla hacia atrás cuando me levanto.
—¿Qué es esto, 1850? —murmuro.
Una vez estamos afuera, le lanzo a Kieron una mirada.
—Trata de mantener el ritmo. —En el instante en que las palabras dejan
mi boca, corro hacia las profundidades del bosque Dryndara tan rápido
como puedo.
A pesar de que todos los demonios tienen una velocidad extraordinaria, al
igual que fuerza, yo soy una de las más rápidas. Por mi Marca, hay unos
pocos quienes pueden mantener mi ritmo cuando realmente me dejo
perder.
156
Así que me sorprende ver que Kieron mantiene mi ritmo casi paso a paso.
Sin pensarlo, me dirijo a mi lugar secreto. Nunca he traído a alguien aquí
antes, ni siquiera a Bones. No sé por qué estoy dejando que Kieron me siga
aquí.
En poco tiempo, alcanzo la cima del acantilado. Las Sirenas están
cantando esta noche, llenando el aire con sus hipnotizantes melodías. Miro
abajo hacia los volcanes puntiagudos y a los ríos de fuego, antes de darme
la vuelta y darle a Kieron una mirada furiosa.
—Está bien. Necesitas decirme exactamente quién eres y qué demonios
está pasando.
157
í
Traducido por Vero y Caami
Corregido por ★MoNt$3★
ieron camina por el borde del acantilado y se sienta en la
grama. Sube la cabeza para mirarme con una sonrisa, que
estoy segura, piensa que es irresistible.
—Pareces molesta —dice.
—Oh, qué gran descubrimiento, Sherlock. Te ganaste un pastelillo por ser
tan jodidamente observador.
—¿Por qué estás enojada? —En las comisuras de sus labios se puede ver
el inicio de una sonrisa.
—¿Hablas en serio? En realidad, no aprecio que me despierten con un
arma apuntando hacia mí, mucho menos hacia ella. Al menos yo puedo
defenderme, pero ella no. Y por alguna razón, te encontrabas justo allí
permitiendo que ocurriera. Quiero saber qué hacías con ella y cómo se
metió en esa situación. Y por qué da la impresión de que tú eres el
responsable de todo.
Kieron se inclina hacia atrás tan casualmente, que muy bien podría estar
tomando el sol en la jodida playa. No sé si está intentando ser sexy a
propósito, o si simplemente le sale natural. De cualquier manera, me está
enojando mucho más.
—Estaba intentando comprenderlo… Necesitaba ver cómo funcionaba
—dijo.
—¿Cómo funcionaba qué?
—Ustedes dos, tú y Liora. Yo… nunca he visto nada como eso antes. Pensé
que las historias no podían ser ciertas, pero en verdad son dos identidades
diferentes, ¿cierto?
Me muevo más cerca de él, con las manos en las caderas.
158
—Sí… ¿y?
—Y es… fascinante. Es decir, tú eres como yo... un Demion, pero por
alguna razón has abandonado tus rasgos completamente… humana por
una parte, demonio por otra. Un humano de día, un demonio, o quizá deba
decir, Demion de noche.
—Y otro pastelillo para el brillante Capitán Obvio.
—Pero por qué… es decir, ¿cómo sucedió? ¿Fuiste creada de esta manera?
—Prefiero no discutir eso en este momento. Es maravilloso que nos
encuentres tan interesantes, pero eso no explica por qué estuviste con
Liora hoy, ni por qué casi hiciste que nos mataran.
—¿Ella… está aquí ahora? ¿Liora? ¿Sabe lo que está sucediendo? ¿Puede
escucharnos?
Me mantengo en silencio por un momento.
—No. Está dormida.
—¿Sabe algo de esto? ¿De ti y de tu vida? ¿O lo ignora completamente?
Mis ojos brillan de ira. Yo soy la que hace las preguntas aquí, no él.
Especialmente si sus preguntas tratan sobre ella.
—No sé lo que conoce o lo que no, y en verdad no me interesa. Si estás tan
interesado, habla tú con ella.
Su cabeza decae un poco.
—Supongo que sólo pensé que sería más sencillo hablar de… esto contigo.
—Bueno, en verdad no puedo contestar ninguna pregunta sobre ella. A
veces veo lo que está haciendo, pero la mayoría de las veces son cosas tan
mundanas que no vale la pena ni prestar atención. Se ha despertado
algunas veces, pero ya que odia todo lo que tenga que ver con los
demonios, mantiene su distancia el mayor tiempo posible. Duermo cuando
ella está despierta, y viceversa.
Kieron muerde su labio, y con su dedo golpetea una roca.
—¿Entonces hoy… no tenías idea de lo que estaba sucediendo… en lo
absoluto? —Su voz está tranquila.
159
Suelto un largo suspiro y dejo caer mis brazos a mis costados.
—No. —¿En verdad es así de tonto?
—¿Acaso no… no sé… sentiste algo?
—Te acabo de decir que no —chasqueo.
Deja caer la cabeza aún más.
—Oh. Yo… puede que haya arruinado todo, creo.
Entrecierro los ojos.
—¿Por qué? ¿Qué hiciste?
Se levanta y comienza a caminar en círculos. Me muevo para tomar su
puesto en la hierba.
—Esto es algo nuevo para mí —dice finalmente.
—¿Qué es?
—Esto… tú… ella… yo… nosotros. —Sacude la cabeza con incredulidad.
—¿Te gusta? —susurro. Ni siquiera lo tengo que preguntar; ya conozco su
respuesta.
Se queda mirándome con tanta intensidad que olvido respirar por un
momento; sus ojos, de un azul oscuro, brillan debajo de la brillante luz de
las lunas llenas de Illyria.
—Sí. —Viene a sentarse a mi lado. Cualquier placer que siento porque se
siente tan cerca de mí, se extingue por su respuesta. Por supuesto que le
gusta. Todos los demonios son unos despiadados bastardos sin
sentimientos que sólo se preocupan por ellos mismos…
—Pero —continúa—. También me gustas tú. Para mí, tú y ella son la
misma. Las veo como una sola… No conté con que estuvieran
completamente separadas la una de la otra.
—¿En verdad piensas que Liora y yo somos la misma? —Mi voz escupe la
última palabra, con la furia rondándome. Puede que piense que eso es
agradable, pero para mí, ése es el más grande de los insultos.
160
—No, definitivamente no. Ahora veo lo totalmente diferentes que son. Es
sólo que, bueno, muchos de los demonios, especialmente de donde yo
vengo, asumen un disfraz de humano normal durante el día, dejando sus
actividades demoníacas para luego del atardecer. Incluso he conocido a
varios que utilizan dos nombres diferentes… uno para el día, como un
“humano”, y uno para la noche como un demonio. En esencia, son dos
seres diferentes para el día y la noche. Pero tú y Liora… esto ya es otro
nivel completamente distinto.
De nuevo sacude la cabeza.
—Es decir, todavía no puedo comprender del todo que la chica con la que
estoy en este momento, no es la misma con la que estuve todo el día de
hoy. Es una locura. Yo… admito que en verdad no sé qué hacer o decir…
—Lamento hacer que las cosas sean tan complicadas para ti —murmuro.
¿Por qué aún se encuentra aquí? Está claro a cuál de las dos quiere, y no
es a mí.
Kieron coloca su mano sobre mi rodilla. Se siente bien, pero la quito. Él
suspira.
—Lucky, no tenía idea de que no te encontrabas… con nosotros… hoy. De
que era o una o la otra, tú o ella. Siempre estuve esperando que dijera
algo, cualquier cosa, que me diera algún tipo de indicación de que sabía
quién era. Pero nunca lo hizo. Honestamente, algunas de las cosas que
dijo me confundieron totalmente. — Hace una pausa, evaluándome. Miro
hacia otro lado, pero aún puedo sentir su intensa mirada.
—Al principio no podía entender por qué tú… ella actuaba tan extraño
—continúa—. Pero luego, finalmente decidí que quizá era tu manera de
ser; la manera en que enfrentas lo que eres… juegas un papel diferente
durante el día, que durante la noche. Admito que pensé que era algo
extremo, pero me imaginé que tenías tus razones, y si no ibas a mencionar
nada, entonces yo tampoco lo haría.
—No estoy jugando. Esto no es un juego para mí. —¿Por qué todavía está
hablando?
—Ahora lo sé. Es decir… Sabía que algo sucedía cuando de pronto se
preocupó tanto por la oscuridad. No sabía que allí era cuando ustedes
“cambiaban lugares”. Esa parte fue algo inesperada. Pero cuando la vi
161
correr, bueno, ningún demonio correría así de lento. Y más temprano, se
había resbalado y caído. Ningún demonio habría hecho eso nunca.
—Así que resolviste el gran rompecabezas. Felicidades. —Miro hacia arriba
a las estrellas titilantes, y deseo que alguna caiga en mi cabeza y me saque
de mi miseria.
—Lucky —dijo mi nombre tan tiernamente que, de nuevo, despierta
mariposas en mi estómago—. Fue en serio lo que dije antes. Aunque se
vean a ustedes mismas como entidades diferentes, yo sólo las veo como
una. No puedo distinguir la diferencia.
—Entonces, estás más que ciego. —Y estúpido.
—No, justo lo opuesto. Te veo mejor de lo que te ves a ti misma. Y me
gusta lo que veo. Mucho. Yo… realmente me gustas. Toda tú.
Ruedo los ojos. Típico de un chico. ¿Por qué conformarse con una chica si
puedes tener dos?
—Entonces quieres estar con las dos, ¿es lo que tratas de decir? ¿Crees
que puedes tener a dos chicas por el precio de una?
Deja salir una pequeña risita.
—Creo que más bien sería algo así como “una chica por el precio de dos”.
Pero… Yo… yo quiero que seamos amigos. Quiero poder conocerte mejor…
a toda tú… a ambas. Puede que no arregle todo, pero me gustaría
intentarlo. ¿Al menos estás dispuesta a intentarlo y ver a dónde nos lleva?
—Gentilmente, regresa su mano a mi rodilla. Ésta vez no la aparto.
—¿Quieres que seamos amigos? —pregunto lentamente.
Sonríe y aprieta mi pierna ligeramente, enviando escalofríos por mi
columna.
—Por ahora… sí. Creo que es bueno comenzar por ahí. Hasta que nos
conozcamos mejor… hasta que pueda ser capaz de comprender cuán
separadas están.
—No estamos completamente separadas, sabes… puedo sentir muchas de
sus emociones, y a veces, puedo hacer que haga cosas.
—¿Pero ella no tiene tus poderes… o tus recuerdos?
162
—No, normalmente no.
—¿Y tú no tienes ninguno de sus recuerdos?
Hago una mueca.
—No si puedo evitarlo.
Se ríe.
—¿Tomo eso como que ella no te cae muy bien?
Miro al cielo de nuevo. No estoy demasiado interesada en abrir esa maleta
de equipaje emocional.
—Bueno, sí, admito que en este momento estoy algo celosa de ella. Tuvo la
oportunidad de hablar contigo todo el día, pero yo no sé nada de ti.
—¿Qué quieres saber?
¿De dónde vienes? ¿Por qué estás aquí? ¿Por qué no pudiste darte cuenta de
que Liora no era yo? ¿Te gusta más ella? ¿Por qué dijiste que yo te gustaba?
¿Lo dijiste en serio?
—¿Cuál es tu marca? —pregunto finalmente. Es mejor comenzar por lo
básico.
—Latros.
—De ninguna manera. ¿Es en serio? Eso es… wow. Nunca antes había
conocido a uno de tu especie.
Se encoge de hombros modestamente.
—No es gran cosa. ¿Qué eres tú?
—Aequitas.
Sus cejas se levantan.
—¿Un demonio de justicia? Wow, recuérdame nunca hacerte enojar —dice,
riéndose—. No, en serio, eso es impresionante.
—No tan impresionante. Mi señor se unió con una hippie amante de la paz
o algo así, porque, bueno, ya conociste a Liora, toda suave, dulce y
emocional. —Saco la lengua asqueada.
163
—Sí, lo es —murmura.
Gruño y ruedo los ojos.
—Bueno, creerías que al menos intentarían ser algo compatibles a la hora
de reproducirse. Tener dos padres completamente opuestos no garantiza
un linaje de demonios precisamente ajustable.
Se ríe de nuevo, y con sus dedos acaricia mi brazo ligeramente, enviando
escalofríos de arriba a abajo por mi columna.
—Creo que estás muy bien.
—Gracias por la aprobación. ¿Pero qué hay de ti? ¿En qué trabajas?
—Por estos días, soy algo así como un agente libre. —Sutilmente, evita mi
mirada, pero hay un cambio defensivo en su tono.
—¿Cómo? Creí que todos los demonios rastreadores le pertenecían a
alguien. Eres como… lo mejor de lo mejor…
—Es complicado. Te lo explico luego.
Entrecierro los ojos, tratando de leer su expresión. Es cierto, hay mucho
del mundo de los demonios que aún desconozco. Nuestro modo de vida
está oculto detrás de secretos, ilusiones, decepciones y mentiras. Pero
siempre creí que los demonios Latros —con grandes habilidades, dones
extraordinarios, y caza fortunas extremadamente letales—, siempre tenían
un maestro al que estaban atados; no tienen ninguna opción en el asunto.
Pero quizás estoy equivocada. No sería la primera vez.
Me doy cuenta que está incómodo, así que cambio el tema.
—¿Cómo le darás la noticia a Liora, de quién eres en realidad? —pregunto,
ausentemente arrancando hojitas de la hierba debajo de mí.
Frunce el ceño y mira hacia el valle.
—No había pensado bien todo… no era como si estuviera tratando de
mantenerlo en secreto, ni nada sólo estaba tratando de averiguar lo que
estaba pasando contigo… quiero decir, con ella—. Frunce el ceño,
claramente preocupado—. ¿Crees que será un problema?
Me río, disfrutando de su ingenuidad.
164
—Bueno, tengo una mala noticia para ti, chico amoroso. Ella odia a todo
tipo de demonios, y eso incluye a los mestizos como tú.
—Mencionaste eso, pero simplemente asumí que te referías a nuestro
estilo de vida. ¿Cómo puede odiar a los demonios cuando es uno?
—Porque Liora no es un demonio. Es cien-por-ciento humana pura. El
único demonio que tiene en ella es cuando me abro paso. E incluso eso es
difícil de hacer a menos que ella quiera que lo haga, que no es muy a
menudo.
—Por lo tanto, me estás diciendo que, ¿tiene aversión a todos los demonios
y Demions a pesar de que comparte su vida y cuerpo con una?
Se me escapa un suspiro alto y claro y sacudo la cabeza. ¿Cómo puede
alguien que es tan lindo y supuestamente tan brillante y talentoso ser
tan denso? Pero estoy secretamente contenta con su situación. Ya tengo
que compartir mi vida con Liora. No quiero compartir a Kieron con ella,
también.
—No, no estoy diciendo que les tenga aversión, estoy diciendo que los odia.
Nos acusa de algo terrible que pasó hace tiempo. Por supuesto, es una
tontería odiar a una especie entera por las acciones de unos pocos
negligentes, pero por lo que te puedo decir… ella es básicamente una gran,
gigante, intolerante de los demonios. Estás engañándote si crees que no te
despreciará si se entera de lo que realmente eres. —Sé que suena
petulante, pero no me importa. Es cierto.
Kieron está claramente nervioso por esto. Se levanta y se acerca a la
hierba. Recorre con sus largos dedos su cabello, y se queda mirando el
valle.
Por mucho que le moleste escucharlo, necesita saber la verdad. Es mucho
mejor que lo sepa de mí que de alguna otra forma… como si Liora lograra
penetrar en él y él después va justo al grano y le dice que es un demonio…
Ruedo mis ojos, imaginando lo bien que le caería esa pequeña bomba. Y ya
he tenido todas las tonterías que puedo soportar.
—Así que, ¿no hay posibilidad de que le des una buena imagen de mí?
Desafortunadamente, no me está mirando y no puede ver mi expresión de
fastidio.
165
—Lo siento, no hay Cyran de Bergerac8 aquí. Estás por ti mismo, Romeo.
—Lo siento, por preguntar eso —dice un momento después mientras se
sienta a mi lado otra vez—. Esto debe ser… muy duro para ti. En tu
mente, es como si yo estuviera enteramente preocupado por otra chica.
Como si mis sentimientos se dirigieran a alguien que no fueras tú…
Me encojo de hombros.
—Sí…
—Bueno, no es así. Nunca olvides eso —susurra en mi oído. Luego, rápida
y ligeramente, me besa en el cuello, enviando escalofríos de fuego y hielo a
través de mi sangre.
—Voy a tratar. Aunque, sin promesas. —Trato de hacer mi voz severa, pero
no puedo dejar de sonreír. Sólo amigos, ¿huh? Es cierto que fue solo un
rápido, suave beso debajo de mi oreja. Pero me he estado preguntado cómo
sería darle un beso desde que desperté en sus brazos en Baymore Park.
Tal vez podríamos ser “amigos que se besan”…
Pero sólo pensar en Baymor Park toca una fibra sensible de mi memoria.
Vuelvo la cara hacia él, a escasos centímetros de distancia.
—Tengo una pregunta para ti… —comienzo, tratando de no dejarme
distraer por el hecho de que tengo una urgencia insaciable de pasar mis
dedos por su cabello grueso y exuberante y tirar de su boca a la mía.
¡Enfócate, Lucky!—. Anoche, en Baymore Park, con los Altrumina… ¿Qué
sucedió para que estuvieras ahí?
Presiona sus cejas juntas de nuevo y suspira. Entonces mira hacia otro
lado, pero no antes de que vea un destello en sus oscuros ojos.
—¿Kieron?
—No tenía idea de que esto iba a pasar cuando vine aquí. Se suponía que
esto no debía haber sucedido —dice, casi como si estuviera hablando
consigo mismo.
8Cyran de Bergerac: Fue un poeta, dramaturgo y pensador francés, coetáneo
de Boileau y de Molière. Como intelectual, fue considerado libertino, por su actitud
irrespetuosa hacia las instituciones religiosas y seculares. También se le tiene por uno de
los precursores de la ciencia ficción. En la actualidad, es especialmente conocido por la obra de teatro Cyrano de Bergerac de Edmond Rostand.
166
—¿Qué no debió de haber sucedido… y por qué no respondes a mi
pregunta? ¿Qué estabas haciendo en Baymore Park?
Finalmente, se vuelve hacia mí, y me sorprende cuán duro está su rostro.
Su mandíbula está rígida, los labios apretados. Pero sus ojos son los que
más me sorprenden. Han pasado repentinamente de ser claros y abiertos a
oscuros y ominosos.
Vuelve a suspirar y traba su mirada en la mía.
—En realidad… te estaba siguiendo.
Su respuesta me confunde, y mi cuerpo se pone rígido; no sé si debo
sentirme alagada o nerviosa.
—No lo entiendo… ¿Por qué me seguías? —Mis ojos se sienten tan grandes
como una de las lunas de Illyria.
Toma una respiración profunda de nuevo. Me doy cuenta de que ha
retirado su mano de mi rodilla y está apretando fuertemente la hierba
detrás de él.
—Porque es mi trabajo.
—¿Qué? —Mi corazón comienza a acelerarse. Si está diciendo lo que
pienso que está diciendo…
—Vine aquí por ti —dice, en voz baja.
—¿Por qué? —Mi pregunta es apenas un susurro.
—He venido aquí… para matarte.
Cada célula de mi cuerpo, por instinto, cambia a un estado de alerta
máxima, pero no muevo ni un músculo. Si Kieron planea llevarlo a cabo, le
espera un infierno de lucha.
—Me encantaría ver que lo intentes. —Mi boca forma la sonrisa más dulce
de la que soy capaz, pero mis ojos brillan con pura furia demoníaca.
167
—Bueno, obviamente no voy a hacerlo. Lo hubiera hecho ya.
—Habrías tratado—contesto—. Bonito ego, sólo asumes que ibas a ganar.
Los demonios Latros son difíciles, pero tengo mis propios talentos. Cada
uno con nuestras propias fortalezas y debilidades, estaríamos bastante
parejos a menos que…
Se me escapa un grito de asombro horrorizado y salto a mis pies.
—¿Es eso lo que estás haciendo con ella… nosotras?
¿Buscando debilidades?
¿Cómo pude ser tan estúpida? ¿Cómo iba a pensar por un segundo que
este Demion era diferente al resto? ¡Amigo, mi culo!
—No —dice en voz baja—. Sólo sabía que había otro demonio, tú,
interfiriendo con mi generosidad. He venido aquí para eliminar esa
interferencia, como lo hago normalmente.
—Entonces, ¿qué te detiene? —Cada fibra de mi ser estaba lista para una
pelea, mis dedos temblaban con ansiedad, dispuestos para tomar en una
fracción de segundo la daga de mi bota. Pero Kieron permanece
pasivamente en el suelo.
—No tengo ningún deseo de matarte… o a ella. Especialmente no a ella.
—¿Especialmente? —me mofo—. Caramba, gracias.
—Sólo porque nunca mataría a un ser humano. Y eso es lo que es. Por lo
menos tú tienes los poderes para defenderte.
—Eso es cierto, y no lo olvides. —Incluso mi cabello se siente como si
estuviera ardiendo mientras me concentro en controlar mi rabia. Mis
tacones se clavan en el suelo blando. Toda esta cosa era un montaje de
Kieron, un truco…
—Lucky, por favor, relájate. No quiero pelear contigo, no quiero hacerte
daño, y ciertamente no quiero matarte. Sólo dije la verdad, porque tenemos
una situación que necesitamos resolver…
—Lo único que necesitamos es que necesitas estar como el infierno lejos
de mí. Y Liora. —Mis ojos son ranuras de ira y mi voz tiembla de rabia.
Silenciosamente, haré a Kieron ponerse de pie y atacarme. Quiero pelear.
Quiero romperle su mentirosa cara.
168
Pero cuando se pone de pie, no es con la postura agresiva que esperaba,
sino con temor lamentable. Soy indiferente al dolor en sus ojos. No es más
que un sucio Demion con la una misión de matarme, que acaba de
desviarse por el espectáculo de circo-freak que es mi vida. He tenido otros
demonios detrás de mí antes, pero nunca han pasado por Liora para llegar
a mí. Este es un nivel completamente nuevo de bajeza.
—Lucky, por favor, escúchame, entiendo por qué estás enojada, pero lo
tienes todo mal.
—Supongo que he estado equivocada en muchas cosas últimamente
—digo, moviéndome lejos. Necesito salir de aquí y estar lejos de él ahora.
—Lo supe desde la primera noche en que llegaste al Bar Demon —grita—.
La primera vez que entraste en la habitación. Supe que eras especial… lo
sentía en mi alma. El Deveni me dijo que eras la que estaba buscando, y
tenía razón. Pero antes de siquiera hablar contigo, sabía que estaba fuera
de esta misión… que tenía que encontrar otra manera. Que necesitaba
conocerte…
Dejo de caminar y me doy la vuelta. Primero, me utiliza y me miente, ahora
me está hablando como si fuera una colegiala tonta. ¿Quiere morir esta
noche?
—Estás mintiendo. Recuerdo la primera noche que estuviste en el Bar
Demon. Te vi. Te sentaste en un rincón y no te diste vuelta una sola vez.
No hay manera de que me hayas visto. Buen intento.
Kieron da un paso tentativo hacia mí.
—Soy parte del demonio Latros, ¿recuerdas? —Su sonrisa hace que mis
entrañas quemen. Ahora no sé quién está más loco: él por ser un bastardo
serpiente mentiroso; o yo porque me sigue afectando su sexy sonrisa.
—¿Y qué? ¿Qué tiene que ver con…? —De repente recuerdo algo que Ivy
me comentó hace mucho tiempo, cuando me estaba explicando cómo sus
ojos son capaces de ver a través de acero sólido…—. Espera…
¿Realmente tienes la visión tres-sesenta? ¿Puedes ver fuera de tu cabeza
entera? —pregunto, mi curiosidad brevemente prevalece sobre mi
animosidad.
Asiente con la cabeza, dando otro pequeño paso.
169
—Te estuve observando todo el tiempo. Después de salir, no pude dejar de
pensar en ti. Sabía que tenía que llegar a conocerte. Pero no estaba seguro
de cómo hacerlo. Te seguí a la escuela de Liora unos pocos días después, y
esa noche esperé por tu regreso en el Bar Demon. Y entonces… —Su voz
se apaga.
—Y entonces… ¿Qué? —Mi voz es más baja, menos enojada. Más
preocupada.
—Te seguí —confiesa—. Te fuiste con tu amigo, el perro del infierno. Te oí
llorar. Vi tu dolor cuando llorabas por tus amigos… tus amigos humanos.
Yo… yo nunca había visto eso de otro Demion antes…
—Sí, bueno, eso es culpa de ella—murmuro—. Te dije que ella tiene todo lo
emocional. —La humillación de tenerlo como testigo de un momento
privado es sólo ligeramente atenuada por la compasión en sus ojos.
—Entiendo lo que te impulsa a hacer lo que haces. Por qué buscas otros
demonios.
—De alguna manera lo dudo.
—Confía en mí. —De forma inesperada su rostro de llena de dolor—. Mi
madre, mi madre humana, fue asesinada mientras me obligaban a ver. Los
demonios fueron quienes le sacaron su tiempo dulce, y yo estaba
impotente para detenerlos. Tenía seis años, pero bien podría haber
sucedido ayer.
Cuando escucho estás palabras, mi ira poco a poco desaparece. No está
buscando compasión. No está inventando excusas. Sólo está ofreciendo su
comprensión.
Deja caer la cabeza y vuelve a su asiento en el acantilado. Me quedo
mirando la parte posterior de su cabeza por un rato, preguntándome si me
está mirando. Pero ya no me quiero ir. Ya ni siquiera lo odio. Ha visto los
mismos horrores que yo. Ha sentido la misma sensación horrible de
impotencia tan ajena a la mayoría de nuestra especie. Ha perdido a
alguien que amaba. Igual que yo. Una alma gemela. Tatiana me dijo acerca
de ellos una vez cuando era pequeña.
Poco a poco, deambulo de vuelta a donde él está sentado y me arrodillo
junto a él. Cerca, pero no lo toco.
170
Las tres lunas de Illyria flotan lado a lado, pronto serán una. Las Sirenas
están en silencio. Así que aquí estamos.
—Lo siento —susurro finalmente.
—También yo.
Sin dejar de mirar hacia el valle, mueve ligeramente su mano para
apoyarla sobre la mía.
171
í
Traducido por Paaau y Lore_Mejia Corregido por Dianita
oma algunos segundos para que mis últimos recuerdos resurjan,
pero una vez lo hacen, deseo por Dios que no lo hubieran hecho.
—Oh, no. ¡No, no, no! —gimo, lanzando la manta sobre mi cabeza.
Kieron. Oh, Dios, oh no…
Gimiendo, entierro mi rostro en la almohada, deseando poder bloquear el
mundo. ¿Qué sucedió después de que me fui? ¿Qué hizo Lucky? ¿Kieron
me odia? ¿Está bien? ¿Aún está vivo?
Reproduzco esos últimos segundos una y otra vez en mi mente, cada
nuevo recuerdo perforando un nuevo agujero en mi corazón: mi fallido
escape; el hombre con el arma, durmiendo en los brazos de Kieron
mientras me miraba tiernamente preocupado…
Ha terminado. Ha terminado para mí. No hay forma de que algo bueno
haya pasado después de que me fui. No hay un mejor escenario posible,
solo diferentes grados de horror.
La única pregunta es, ¿qué tan malo es? No puedo soportar considerar la
respuesta.
Grito contra mi almohada, el relleno amortigua mis gritos. Odio tanto esto.
Cada segundo. No se supone que la vida sea así, incluso para un demonio.
Especialmente para un demonio. Se supone que tenga el mundo a mis
pies, no existir a medias como un don nadie patético, llorón, mantenida
como rehén por la noche y atormentada permanentemente por un enemigo
invisible.
Tatiana golpea suavemente la puerta de la habitación y entra.
—Buenos días, Liora, querida. ¿Te vas a unir al mundo hoy?
172
—No —respondo contra mi almohada.
—¿Cuál es el problema? —Se sienta al final de la cama y pone una mano
en mi pantorrilla.
—Estoy enferma. No voy a ir a la escuela. Voy a dormir todo el día.
Hace sonidos de reproche y cepilla su largo cabello gris detrás de su oreja.
—No estás enferma, cariño. Algo te está molestando. O me dices qué es o
por favor prepárate para la escuela.
Me levanto y lanzo lejos las sábanas, fijo mis fieros ojos en sus ojos
opacos.
—¿Qué importa lo que haga? ¿No lo ves? ¡No importa si llego tarde o si voy!
¡Nada de eso importa! Soy un fraude… una imitación. Ni siquiera existo.
Realmente no. Esta vida… esta vida… apesta, Tattie, de verdad que sí. ¡La
odio! ¡Odio todo acerca de todo! —Lágrimas de rabia caen por mis mejillas.
Se inclina hacia adelante, envolviendo sus frágiles brazos a mí alrededor
mientras los sollozos atraviesan mi cuerpo, su amor incondicional
haciéndome sentir doblemente horrible. No pretendía descargar mi rabia
con ella. Siempre ha sido la única persona con la que puedo contar; la
única persona que siempre ha estado ahí para mí. Pero ahora mismo, es el
único objetivo que tengo para descargar mi frustración.
—Ya, ya… no te pongas triste, mi dulce Liora. Las cosas nunca son tan
sombrías como parecen serlo —arrulla, acariciando mi espalda.
Me alejo de su abrazo y vuelvo a la cama. Solo he estado despierta algunos
minutos pero mi cuerpo ya está totalmente exhausto y mi mente drenada.
Vuelvo a acurrucarme en las sábanas.
—Por favor, solo déjame dormir —suplico, sollozando fuertemente bajo las
sábanas.
Se levanta. Me acurruco aún más.
—¿Planeas quedarte aquí el resto de tú vida?
—Sí. —Me acurruco aún más.
—¿Y crees qué eso te hará sentir mejor?
—Sí.
173
Suspira.
—Que así sea. Pero me entristece pensar que crié a una joven que
renuncia tan fácil. Eres la persona más fuerte que conozco y darte por
vencida sin pelear no es como tú.
Me giro y quito la sábana de mi rostro viéndola mirarme con preocupación.
—Ya ni siquiera sé quien soy —digo, mi voz suave.
—Sí, lo haces. Y en vez de enfocarte en todas las cosas que están saliendo
mal para ti, ¿por qué no abres los ojos a todo lo que es bueno? —Tiene el
rastro de una sonrisa en su rostro.
Me siento, apoyándome contra algunas almohadas.
—¿Cómo qué? Nombra una cosa que sea buena. Odio la escuela, apenas
tengo amigos, ni siquiera tengo… —Imagino el rostro de Kieron y tengo que
combatir una nueva oleada de lágrimas—. Ella está arruinando todo…
—Tengo una idea —dice, extendiendo la mano para acariciar mi cabello—.
Por qué no sales y encuentras una cosa buena que te guste de tu vida. Ahí
está, esperando ser encontrada. Pero no puedes encontrar el bien si te
escondes de la luz. Debes buscarlo, incluso cuando la oscuridad te rodea.
—No puedo…
—Sí, puedes. Por favor… solo por esta vez. Por mí…
Suspirando fuertemente, hago una mueca. Tatiana rara vez utiliza la carta
de la culpabilidad, pero cuando lo hace, siempre funciona. Gimo otra vez y
bajo mis piernas a un lado de la cama para salir. Pero luego me detengo,
recordando.
—¿Por qué quieres que vaya ahí? Estoy segura que escuchaste lo que pasó
ayer. La escuela probablemente está cerrada de todas formas.
Cierra los ojos y baja su cabeza.
—Sí —susurra—. Estoy consciente de la tragedia. Tu escuela puede o no
estar abierta, pero quiero que vayas de todas formas…
Alcanzo la bata junto a mi cama y me la pongo.
—Pero, ¿por qué? ¡Ni siquiera es seguro! ¡Tres estudiantes fueron
golpeados y uno perdió la cabeza! ¿Por qué me enviarías de regreso ahí?...
174
—No tengo todos los detalles, aún es borroso. Hablé con los otros en el
Aquelarre ayer y no creemos que las muertes hayan ocurrido en la escuela.
Al contrario, los cuerpos fueron puestos ahí intencionalmente. —Como
ella, el grupo de la hermandad de brujas de Tatiana son humanas, pero
todas tienen una visión especial de los lugares, movimientos, energías de
demonios y actividad demoniaca.
—Pero, ¿por qué? ¿Quién haría algo así?
—Creemos que quizás, alguien está intentando enviar un mensaje. Sin
embargo, quién es el mensajero, está por verse, ya que su energía estaba
cubierta así que la visión de ninguna de nosotras pudo penetrar. Aún.
Suspiro.
—Pero aún no me has dicho por qué quieres que vaya ahí. Obviamente ya
no es seguro. ¿No estaré en peligro?
Niega con la cabeza.
—Estoy segura que no estás en peligro, igual que estoy segura que si algo
surge, Lucky se hará cargo. Pero nunca dejaré que un niño mío se refugie
en la oscuridad debido al miedo. Sólo cuando enfrentamos nuestros
miedos nos hacemos más fuertes…
Lentamente camino al baño. Sé cuándo me han derrotado. No hay
argumentos contra Tatiana. Nunca.
—Bien. Iré. Pero te lo digo ahora, cuando regrese y te diga que no hay
nada bueno en mi vida, que hoy apesta tanto como cualquier otro día y
que pretender ser un humano normal es una gran pérdida de tiempo,
terminaré con eso. No más escuela; no me importa lo que digas.
—Hecho.
Me detengo y me giro, buscando en su rostro signos de que sólo está
jugando conmigo. Su expresión es estoica mientras se apoya en la pared
violeta de mi habitación.
—¿Qué… de verdad? ¿Me dejarías abandonarla?
—Si eso es lo que quieres hacer. Pero sólo con una condición. Debes
prometerme que: te librarás de lo que sea que te está molestando. Abrirás
tus ojos y corazón a la posibilidad de vivir y de amar. Abrazarás la
175
oportunidad y eliminarás las murallas de la fortaleza que has construido
alrededor de tu espíritu. Verás al resto como se supone que los veas y a su
vez, los dejarás verte por lo que realmente eres. Y no temas tanto fallar
cuando ni siquiera lo has intentado.
—Bien, lo que sea.
—Liora…
—Lo prometo, Tat.
Una promesa imposible.
Saliendo, agradezco el frío punzante en mi rostro. Aleja mi mente de
Kieron, sólo por un momento. Bajo el bolso y busco mis mitones; está más
frío de lo que creí. Quizá simplemente debería conducir hoy.
Pero sé que si lo hago, sólo hará que las largas horas encerrada en clases
pasen más lento. Por alguna razón, caminar a la escuela es la única forma
en la que puedo soportar estar ahí. Además, necesito tiempo para pensar.
Descubrir qué voy a hacer, qué voy a decir cuando vea a Kieron. Sin duda,
querrá una explicación por lo de ayer. Quizá, sólo debería decir que tuve
una reacción adversa a algunos medicamentos recetados. O quizás a
medicamentos no recetados. Eso sería más creíble.
Sí… Los efectos adversos pueden incluir jaqueca, somnolencia y posesión
demoniaca…
Justo cuando estoy a punto de entrar a los bosques, lo veo. El viento azota
mi rostro mientras me quedo ahí de pie, sin moverme.
¿Qué está haciendo aquí? ¡No estoy preparada!
Kieron está apoyado contra un lateral de su camioneta, viéndose como un
modelo posando para un catálogo al aire libre. Cuando me ve, su rostro se
ilumina y trota hacia donde estoy.
176
Mi primer instinto es alejarme. Pero considerando el completo fracaso de la
última vez, aprieto los dientes y me quedo ahí. Quizá sea bueno terminar
con esto.
Parte de mi admira la gracia con la que se mueve hacia mí; la otra parte se
prepara ferozmente para lo inevitable.
—Hola, Liora. ¿Cómo estás hoy?
No. No hay forma. Uh-uh. ¿Realmente va a actuar como si todo estuviera a
las mil maravillas? ¡No lo creo!
Intento leer su expresión, pero lo único que veo es la franqueza de ayer. No
rabia. Ni resentimiento. Ni sospecha.
Muy sospechoso.
—B… bien… supongo.
—Traje tus cosas de ayer… tu ropa y tu bolso. Olvidaste llevarlas contigo
anoche. Supuse que debía devolvértelas aquí, no en la escuela. —Sus ojos
brillan con picardía—. No queremos que las personas comiencen a
hablar…
—No lo permita el cielo —digo, llanamente.
Me da una media sonrisa.
—Bueno, están en mi camioneta. ¿Quisieras un paseo a la escuela? Está
un poco frío aquí afuera para caminar.
¿Qué está pasando aquí?
—No quiero conducir… quiero caminar.
—Está bien, caminaremos juntos. Solo déjame tomar tus cosas.
Mientras trota de regreso a su camionera, mi mente corre. ¿Por qué está
actuando tan normal? ¿Cómo si todo estuviera bien? Como si la locura de
ayer no hubiera ocurrido y Lucky no hubiera aparecido y arruinado todo.
Esto NO es posible.
No. Definitivamente algo está pasando.
Regresa con el bolso colgando casualmente de su hombro y me lo entrega.
Luego señala hacia el bosque con la cabeza.
177
—¿Vamos?
Los pájaros cantando, el tic-tac de los minutos y el chasquido de las ramas
son el único sonido mientras Kieron y yo caminamos por el bosque. Estoy
esperando que diga algo… cualquier cosa.
Pero permanece en silencio y yo también. Parece perfectamente relajado y
cómodo, pero con cada segundo que pasa, siento que mi cabeza está cada
vez más cerca de explotar.
Finalmente, no puedo soportarlo más. Hemos alcanzado las murallas del
bosque: pronto llegaremos al camino principal. Me detengo abruptamente,
dejo mi bolso en el suelo y tomo asiento en un tronco caído.
Se gira y me mira con una mirada burlona.
—¿Qué está mal?
—Creo que tú y yo necesitamos hablar.
—Seguro, ¿Qué pasa? —Deja caer su morral y se sienta a mí lado.
—Necesito preguntarte algo y puede que suene raro. —Miro al frente,
incapaz de encontrarme con su penetrante mirada.
—Puedes preguntarme cualquier cosa, Liora. Prometo que no pensaré que
es extraño.
Sí, eso lo dudo mucho.
Respiro profundo y me sumerjo.
—¿Qué paso con el granjero de la pistola ayer en la noche? Yo… debo
haberlo bloqueado o algo así porque no recuerdo nada después de que dijo
que llamaría a la policía. ¿Pasó algo inusual? ¿Dije o hice algo… extraño?
Kieron se pasa las manos por su oscuro cabello. Hace tanto frio que su
aliento hace volutas en el aire.
—Bueno, después de que te desmayaras…
178
—¿Desmayara?
—Debe haber sido por haber estado corriendo y el miedo de haber tenido
una pistola al frente. En fin, te desmayaste un momento. Cuando
despertaste, fuiste muy amable con el granjero y él nos dejó ir.
—¿Y después qué? —Inhalo y contengo el aliento.
Se encoje de hombros.
—Después nada. Querías irte a casa, así que te llevé a casa. No fue gran
cosa.
Estrecho los ojos. ¿Está diciéndome la verdad? Lucky detesta los autos y
me cuesta mucho creer que se fuera con él. A menos que… No aún si
pensara que Kieron es lindo, ella odia a los chicos humanos. Bueno, no los
odia, pero piensa que son débiles, patéticos y que están totalmente por
debajo de ella. Nunca le ha interesado uno, sin importar lo guapo que
sea…
Su respuesta sólo me ha calmado un poco. Tal vez ella decidió portarse
bien para que no la descubrieran. Pero eso no explica por qué él no está
nada confundido con mi errático comportamiento…
—¿Dije… dije algo después de despertarme? ¿Algo inusual?
—¿Cómo qué?
—No lo sé… algo tonto. Estoy tomando unos medicamentos prescritos para
el insomnio y a veces me chiflo y digo cosas que no quiero decir…
—No, nada raro. Sólo estabas algo… callada.
Bajo la cabeza.
—Oh, ok.
Quiero creerle, pero parece demasiado bueno para ser cierto. Tal vez,
después de toda la mierda por la que he pasado últimamente, el universo
decidió hacerme este pequeño favor. Tal vez Lucky sí se comportó, y tal vez
a Kieron no le importa que haya huido.
Si, y tal vez los cerdos vuelan y hablan mandarín.
179
Decido no forzar esto. Si Kieron quiere pretender que todo está bien, haré
lo mismo. Tenerlo queriendo ser mi amigo es lo más cercano a un milagro
que me haya sucedido, no quiero arruinarlo ahora.
—Supongo que mejor seguimos caminando, no quiero llegar tarde —
murmuro, recogiendo mi bolso y pasándomelo por el hombro.
—Me pregunto cómo estará la escuela hoy —musita, caminando a mí
lado—. Estoy seguro que la gente está asustada.
—Tal vez ni siquiera está abierta, ¿escuchaste algo nuevo?
Niega con la cabeza.
Llegamos al estacionamiento, y aunque no está tan caótico como ayer,
muchos estudiantes, padres, y profesores están reunidos en pequeños
grupos, hablando. Veo que hay otra Van de noticias, donde un lindo
reportero está hablándole a la cámara.
Kieron se queda a mi lado mientras analizamos la escena. Busco a
Corrine, pero no la veo por ninguna parte. Una chica llamada Marcy
camina por ahí viéndose mareada, y Kieron se acerca y la toma del brazo.
—¿Sabes que está pasando? —pregunta.
Ella se detiene y se encoge de hombros.
—Cancelaron las clases hasta el miércoles de la próxima semana, pero
dispusieron un montón de salones por si los estudiantes quieren hablar
con los consejeros. —Mira a Kieron cuando responde, ignorándome
completamente—. Supongo que la policía interrogará a los estudiantes en
algún punto, pero los padres tienen que estar ahí, están organizándolo
todo.
—Gracias. —Le suelta el brazo y ella se aleja—. ¿Quieres hablar con un
consejero?
Sacudo la cabeza.
—Sólo quiero salir de aquí.
—Sí, yo también… ¿Supongo que nos fugaremos otra vez?
—Siento haberte hecho caminar hasta aquí sólo para dar la vuelta y
regresar…
180
Sonríe.
—No te disculpes. No puedo pensar en una manera más hermosa de pasar
el día que caminar contigo por el bosque. Si quieres regresar y recoger mi
camioneta podemos ir a alguna parte y sólo pasar el rato… Traje algo para
ti… algo que espero que te guste…
Mi cara se ilumina.
—¿En serio? ¿Algo para mí?
Asiente.
—Sólo algo pequeño… lo vi y pensé en ti. Pero vámonos antes de que nos
atrapen en algún grupo de terapia —dice cuando los dos vemos a un
profesor acercándosenos.
Nos dirigimos al bosque.
Me recuesto contra una lápida y tomo el pequeño libro de cuero de sus
manos.
—¿Esto es para mí?
Después de que Kieron y yo regresamos a mi cabaña, nos montamos en su
camioneta y nos dirigimos al cementerio. Por alguna razón, ambos
sentimos que es el día correcto para estar ahí hoy.
Hace esa mueca hermosa con su boca, en la que sonríe con sólo una parte
de ella.
—Sí, bueno es prestado… si quieres… por el tiempo que quieras. Sólo
pensé que podrías disfrutarlo. Mencionaste que te gusta la poesía. Hice
esta colección a principios de este año. Tiene todos mis favoritos en un
sólo lugar.
Cuidadosamente abro la cubierta marrón, llegando a la primera página.
Una tabla de contenido menciona a varios de mis poetas preferidos: Robert
Browning, William Blake, Samuel Taylor Coleridge, Emily Dickinson…
181
—Hay algunos ahí que me hacen pensar en ti… —dice, suavemente.
Mi corazón empieza a acelerarse como cuando me mira con sus dulces
ojos. Amo este sentimiento… ese en el que somos los únicos vivos en la
tierra, donde nadie más existe y nadie más importa. Sólo somos nosotros
riendo, hablando, existiendo.
—¿Cuáles? —pregunto, poniéndome el cabello detrás de la oreja. Subo las
rodillas y apoyo el libro en ellas, pasando páginas.
—Bueno… hay un par en particular. ¿Quieres qué te diga alguno?
Mi piel se electrifica cuando asiento. Pero niega con la cabeza, alzando la
mano.
—Está bien… me lo sé de memoria. Y estoy seguro que lo has escuchado
antes.
—Dime…
Respira hondo, se apoya en sus brazos y empieza a hablar en un tono
dulce.
Pasea bella, cual noche
Despejada de cielos estrellados Y lo mejor de la oscuridad y el fulgor Se unen en su aspecto y en sus ojos
Dulcificados, bajo la tierna luz Que el cielo niega al vulgar día.
Una sombra de más, un rayo de menos,
Habrían empañado la gracia inefable Que ondula en cada trenza de ébano,
Y alegra delicadamente su cara; Donde pensamientos dulces y serenos muestran
Lo puro y anhelado de su morada.
Y en su mejilla, y sobre su cara, Suaves, serenas aunque elocuentes
Las sonrisas conquistadoras, matices resplandecientes Que hablan de días saludables.
De una mente en paz con lo terrenal, ¡Y de un corazón inocente de amor!
182
Mira el piso mientras lo observo sin palabras, incapaz de creer lo que
acabo de escuchar. Por supuesto que conozco ese poema; es uno de mis
favoritos. Pero escuchar a Kieron recitar las encantadoras palabras de
Lord Byron dirigidas a mí…
—Gracias, eso fue hermoso —susurro, sin saber qué decir. ¿Cómo puedo
expresar el estado eufórico y soñador en el que estoy?
Levanta la mirada, casi apenado.
—Esperaba que no fueras a pensar que era cursi. Algunas partes me
golpearon como… bueno… espero que esté bien que haya compartido eso
contigo.
—Está más que bien, lo amo.
Sonríe tímidamente.
—Me gusta no sentirme estúpido diciéndote cosas como esta. Si le dijera a
alguien más que me gusta la poesía, pensarían que soy un cobarde total.
Sonrió.
—No creo que seas ningún cobarde. Amo la poesía. Es poderosa y
profunda. Muchas personas no lo entienden.
—Pero tú sí.
—Si… yo la entiendo… —Mis palabras se desvanecen.
—¿Puedo leerte uno más? —pregunta. Pero esta vez no se ve tímido o
apenado. Se ve casi asustado—. Este… bueno, es más acerca de mí. Como
me siento.
—Por favor hazlo —lo apremio.
Siento su vacilación, aleja la mirada, incapaz de mirarme a los ojos. Se
queda callado por tanto tiempo, que empiezo a temer que haya cambiado
de opinión.
—Jamás le he dicho esto a nadie… me refiero a haberles leído poemas.
—Me gustaría escucharlo —digo suavemente.
Respira hondo otra vez y fija su mirada en una lápida.
183
—Ok… aquí va, se llama Usamos la máscara ¿Lo conoces?
Sacudo la cabeza.
Se detiene brevemente, y luego comienza a recitar… lentamente,
suavemente. Hay un notorio cambio en su tono de voz. Cuando recitó el
primer poema sonaba seguro, fuerte, lleno de lirismo. Ahora suena triste y
arrepentido, casi que angustiado.
Usamos la máscara que sonríe y miente
Esconde nuestras mejillas y ensombrece nuestros ojos
Esta deuda que le pagamos a la astucia humana;
Con el corazón desgarrado y sangrante sonreímos,
Y bocas con millares de matices.
¿Por qué estaría el mundo de otra forma
Contando nuestras lágrimas y suspiros?
No, solo déjenlos vernos, mientras
Usamos la máscara.
Sonreímos, pero oh Gran Cristo, nuestro clamor
A ti de las almas torturadas se alza.
Cantamos, pero Oh la arcilla es vil,
Debajo de nuestros pies y largo es el camino,
Pero deja que el mundo sueñe de otra manera,
¡Usamos la máscara!
Mi respiración es entrecortada cuando termina.
184
—Es sobre esconder tu dolor e infelicidad y pretender que todo está bien y
maravilloso cuando en realidad no lo está. Pretender ser uno cuando en
realidad eres otro.
—Sí, entendí eso —susurro. ¿Por qué dice que este poema es sobre él?
¿Qué está escondiendo?
¿Qué máscara está usando?
185
í
Traducido por Mari NC
Corregido por Nanis
Qué quieres ver? —pregunta Corrine, escaneando la
marquesina. Sus redondos ojos están abiertos con
entusiasmo, y estoy feliz de ver que ha vuelto a su
estado normal. Sólo han pasado cuatro días desde el
macabro hallazgo en la escuela, y había estado preocupada por ella, sobre
todo porque no nos habíamos visto la una a la otra desde entonces.
Ella estaba tan emocionada cuando me llamó la noche anterior y me
recordó acerca de nuestros planes. Traté de igualar su excitación, pero la
verdad era que estaba triste. Triste porque a pesar de que habían sido sólo
unos pocos días, no había visto a Kieron desde aquella tarde en el
cementerio.
Estar con Corrine ayuda a apartar mi mente de él, aunque sólo sea por
unas horas. Se sentía un poco extraño al principio, venir aquí con ella. A
pesar de que hemos pasado tiempo juntas en la escuela los últimos años y
hablamos por teléfono de vez en cuando, esta es la primera vez que hemos
pasado el rato fuera de la escuela.
—Es tu cumpleaños... tú decide —digo mientras chupo mi helado de
chocolate. Sólo habíamos caminado al cine en la calle principal después de
comer el almuerzo en el restaurante de la cuadra.
—Bueno, no quiero elegir algo que no te gusta... quiero que te diviertas,
también...
—Cualquier cosa que elijas está bien. Lo prometo.
Corrine entorna sus ojos, pensando en sus opciones. Echo un vistazo a la
lista de títulos y casi dejo caer mi cono cuando veo una titulada Demon
Desires.
Buen Dios, por favor no elijas esa, rezo en silencio. Nunca he visto ninguna
película o programa de televisión con demonios que no son nada menos
—¿ —¿
186
que vergonzosos. Verlos es sumamente doloroso a veces, con sus
caricaturas cursis y patéticas de demonios y sus estilos de vida.
Groseramente mal informados.
—Está bien, quiero ver Demon Desires —dice.
Por supuesto que sí.
—Se supone que es un horror, ¿estás bien con eso?
Más bien como una comedia de payasadas quieres decir.
—Claro, lo que quieras.
Me podía patear. ¿Por qué no sólo digo que las películas de terror me dan
pesadillas? Ni siquiera sería una mentira, realmente. Esta pobre película
probablemente me dará pesadillas... pesadillas diurnas, lo que sea.
Es mi regalo, así que camino a la ventana para comprar nuestros boletos.
Trato de no ahogarme con mis palabras mientras digo:
—Dos para Demon Desires, por favor. —Sin embargo, Corrine está feliz, y
hoy es acerca de ella, no yo. Sólo tengo que poner mis problemas
demoníacos a un lado por unas horas.
Como resultado, apenas se cumplen seis minutos antes de empezar a
reírme de una parte de “miedo”. Corrine me hace callar con un molesto
ceño fruncido, pero no puedo evitarlo, es tan ridículo. Me refiero a
realmente, la música, el maquillaje... y en serio, ¿por qué los demonios de
Hollywood son siempre tan feos, con cuernos y brillantes ojos amarillos o
rojos? Bueno, tengo que admitir que algunos demonios tienen ojos
amarillos, y algunos tienen ojos rojos, a veces... pero ciertamente no todos
ellos. Y nunca he visto a ninguno con cuernos... bueno, excepto por
algunas de las criaturas... como los sátiros.
—¿Te gusto? —pregunta Corrine a medida que salimos del teatro dos
horas de tortura después. Protejo mis ojos del sol brillante.
—Estaba bien, supongo.
—Pensé que era increíble... imagina enamorarse del hombre de tus sueños
sólo para descubrir que es un demonio y quiere que tú te lleves su semilla
del mal. Eso sería un asco total, ¿eh?
—Totalmente.
187
Caminamos hacia mi coche.
—Entonces, ¿qué quieres hacer ahora? —pregunto, abriendo las puertas.
Corrine se desliza en el lado del pasajero y se ajusta el cinturón de
seguridad.
—Um, no sé... ¿quieres pasar el rato un poco más? —Suena casi tímida,
pero esperanzada.
—Claro, tengo unas pocas horas más si quieres.
—¿Quieres dar un paseo por el centro comercial?
—Me parece bien. No me importaría buscar algunas nuevas camisetas
—digo, sorprendiéndome a mí misma. Nunca he sido de ir de compras; ese
es el departamento de Lucky. Ella es la fashionista. Yo prefiero no destacar
o ser notada, de ahí el “todo negro todo el tiempo”.
—Oh, yo sólo quiero caminar y ver cosas —murmura Corrine—. No tengo
dinero para comprar nada en realidad. Pero, por supuesto, tú puedes si
quieres…
—Es tu cumpleaños. Vamos a encontrarte algo lindo... mi regalo.
—Liora, no. No tienes que… no era mi intención que tú…
—Insisto. Sin discusión. —Salgo del estacionamiento del cine y me dirijo
hacia el Centro Comercial Riverdale a quince kilómetros de distancia. No
sé de dónde está viniendo mi repentina urgencia de vincularme con
Corrine, pero hacerla feliz me hace feliz. Así que voy con ello.
—Liora, ¿puedo preguntarte algo... algo un poco personal? No tienes que
contestar si no quieres —pregunta Corrine mientras me fundo en la
autopista.
El tono de su voz me pone inmediatamente en guardia, y agarro el volante
firmemente. Por favor, no lo presiones, Corrine…
—Claro, ¿qué pasa?
—Umm, me estaba preguntando… ¿alguna vez lo has, ya
sabes... hecho con un chico?
188
Exhalo y presiono mis labios para no echarme a reír. Eso es casi
lo último que esperaba que dijera en ese momento.
—No, no he hecho… ¿tú?
Ella mira hacia abajo en su regazo y se agita con su cinturón de
seguridad.
—No, pero quiero hacerlo. Quiero estar enamorada. Quiero amor como
esas personas en la película tenían… loco amor.
Por Dios.
—Bueno, no es por sonar como tu madre o algo, pero sabes que el sexo y
el amor no son la misma cosa. Y el amor insano no es necesariamente
buen amor, tampoco…
—No sé a la madre de quién piensas que estás canalizando,
pero definitivamente no es la mía —dice con una mueca. Bueno, al menos
tiene sentido del humor acerca de su madre sin sentido—. Sólo quiero
decir —continúa—, sólo imagina estar tan locamente enamorada de
alguien que nada pueda separarlos, no importa qué… no importa cuán
terrible o aterrador u horrible o algo. Quiero a alguien que me ame así… y
entonces ahí es donde el sexo sucedería. Obviamente.
Obviamente.
—Sí, quiero decir, sería genial estar enamorada y todo, y tener a alguien
estando súper enamorado de mí... pero no como esas personas... en la
película quiero decir. Eso fue simplemente espeluznante y todo
equivocado. —Mis ojos permanecen en la carretera. Rara vez conduzco por
la autopista, así que estoy más concentrada en los coches pasando de lo
que estoy en la ingenua vida sexual de Corrine.
—Creo que...
Echo un vistazo por encima de mi hombro mientras cambio de carril, y
atrapo la expresión de decepción en su rostro.
—Sus sentimientos por el demonio no eran reales... ella pensaba que lo
amaba, ¿pero lo hacía realmente? Él se apoderó de ella para sentir lo
mismo por él. Y mató a su familia y amigos cuando descubrieron la verdad
sobre él. No creo que ese sea alguien a quien quisiera amar…
189
—Sí, lo sé... no estaba hablando de esa parte necesariamente, sólo que...
cuando estaban juntos... lo mucho que la amaba... tanto así que eso le
hizo hacer todas esas cosas locas...
—¿Alguna vez has tenido un novio? —pregunto, tratando de alejarla de la
loca película que al parecer ahora piensa que representa una especie
de ideal romántico.
Se sonroja y empuja hacia arriba sus gafas.
—No, no realmente.
—Bueno, lo tendrás algún día. Y cuando lo hagas, espero que quieras a
alguien que te trate mejor que ese tonto chico de la película.
—Lo siento —murmura, mirando por la ventanilla del pasajero.
Estoy confundida.
—¿Lo sientes por qué?
—Siento hacerte ver esa estúpida película.
Oh, genial. Ahora estoy quedando como una completa perra... tomando la
película demasiado en serio. No es su culpa que me ofendió personalmente
a muchos niveles. Ella piensa que estamos simplemente teniendo una
conversación de unión femenina sobre una historia de fantasía hecha
realidad, y voy y obtengo todo lo mojigato en ella. No es de extrañar que no
tenga ningún amigo.
—Oh, vamos, me gustó —miento—. Simplemente no creo que quisiera
exactamente modelar mi vida amorosa después de eso; es tan… quiero
decir demonios... eww.
—Era muy sexy cuando se hacía pasar por un ser humano, sin embargo.
—Se ríe Corrine—. Casi estaría dispuesta a pasar por alto toda la cosa
demonio para tener a un chico bien parecido que esté interesado en mí.
Le envío una mirada de soslayo y un guiño.
—Ten cuidado con lo que deseas… nunca sabes lo que podría venir
arrastrándose en tu habitación por la noche…
Ella se ríe.
190
—Lo sé, lo sé, tienes razón. Esa película era bastante pobre, supongo...
quiero decir, ¿quién ha oído hablar de un demonio que parecía una especie
de modelo de ropa interior masculina? Porfavoor9.
Tengo que sonreír. Esa fue la única parte de la estúpida película que en
realidad tiene razón. Como regla general, demonios, hombres y mujeres,
son mucho más hermosos que los seres humanos normales. Y los seres
humanos son tan debilitados por la belleza, que son prácticamente
impotentes frente a ella; está en su ADN. Así como la perfección física está
en el nuestro. Así es como funcionan las cosas. Cuando Ella se hace cargo,
incluso yo me vuelvo más atractiva de lo que normalmente soy. Lo sé,
porque me he asomado en su mundo una vez o dos y he visto la forma en
que los chicos la miran… con tal lujuria y deseo. Especialmente su amigo,
Bones. Nadie jamás me mira de la manera en que miran a Lucky.
—Totalmente ridículo —me río.
Nos tomamos un descanso de los escaparates y nos dirigimos al patio de
comidas. Yo ordeno perros de maíz y una limonada de fresa, y luego pago
por la comida china de Corrine, aunque ella sigue insistiendo en que he
hecho demasiado. Le había comprado antes un encantador collar y obtuve
tal patada de sus gritos de placer. Después de todo, ¿para qué sirve el
dinero que tengo de las extorsiones de Lucky si no hace feliz a alguien
menos afortunado?
Nos sentamos a un lado del patio de comidas, por los macetones. El centro
comercial está lleno de gente hoy, y veo algunas caras que reconozco.
—Así que, ¿has oído algo nuevo sobre lo que pasó en la escuela? —Ni
Corrine ni yo hemos mencionado la tragedia de principios de esta semana,
pero aun así sigue en mi mente. Tatiana es buena para un montón de
información, pero para cosas humanas... no tanto—. Me pregunto si la
policía tiene alguna pista —agrego, mordisqueando el empanizado de mi
perro de maíz.
9Pofavor: En el original Puhleeze: Forma larga de la palabra “por favor”, dicha en la forma en que Roger Rabbit la diría.
191
Corrine hace una mueca y juega con sus palillos. Después de dejar caer
sus fideos en varias ocasiones, se da por vencida, coge su tenedor, y
comienza a girar.
—Vi a Jake Wheeler en el Suds-n-Spin ayer. Su tío trabaja para el
departamento de policía de Pine Canyon. Al parecer creen que los
asesinatos en Pine Canyon la semana pasada y lo que pasó en la escuela
están relacionados entre sí.
—¿Así que es como una cosa de asesino en serie?
Ella se asoma en su pollo agridulce.
—Supongo que sí. Pero él dice que piensan que son más que una sola
persona. Y creo que encontraron algunas cosas raras que los hace pensar
que no son asesinatos normales.
Me río entre dientes a su elección de palabras. “Asesinatos normales”.
—¿Cómo qué?
—Él no podía decir muchos detalles, sólo que sospechan que se trata de
unas pocas personas por lo menos, y que están en la brujería o el culto al
diablo o algo así.
Mi corazón se salta un latido. Lentamente como varias papas fritas y bebo
un poco de limonada antes de hablar de nuevo.
—¿Qué les hace pensar eso? —Espero que mi voz suene casual.
Se encoge de hombros.
—No sé, en realidad no lo dijo. Sólo algo que vieron. ¿Marcas extrañas, tal
vez? Yo realmente no creo en esas cosas. Probablemente sólo un par de
psicópatas enfermos... como esa película Kalifornia con Brad Pitt...
¿Alguna vez la has visto?
Niego con mi cabeza, y vierto un poco de mostaza en mi perro de maíz.
—Es realmente extraña. Brad Pitt interpreta a un asesino en serie, y…
—Corrine, concéntrate.
Ella toma un sorbo de su Coca-Cola.
—No sé qué decir... eso es todo lo que Jake me dijo.
192
—¿Saben ya quién es la chica?
Se encoge de hombros otra vez y se pone de pie, recogiendo su basura.
—Él no dijo nada al respecto. Mira, lo siento, pero realmente no quiero
hablar más de esto... me asusta demasiado.
Asiento con la cabeza, siguiendo su ejemplo. Tiramos nuestras cosas y
regresamos a la alameda principal. Unas pocas tiendas más abajo, nos
detenemos a mirar algunos vestidos bonitos en la ventana. Corrine me
agarra del brazo.
—Oooh, vamos allí y probémonos algunos de ellos… sólo por diversión.
Ugh. No puedo pensar en nada menos divertido que eso. Pero todavía es su
día, así que la sigo adentro.
Entramos en la boutique de lujo, haciendo caso omiso de las miradas de
desprecio de la vendedora que nos mide y nos rechaza, dándose cuenta de
que no hay comisión aquí. Yo me río para mis adentros pensando en lo
diferente que ella nos trataría si sólo supiera que menos de una semana
atrás, yo tenía más dinero en mi mano de lo que ella va a hacer en cinco
años. Ella nos recibe con una sonrisa helada, luego se aleja para vernos
desde la distancia, asegurándose de que no hacemos nada para dañar uno
de sus preciosos vestidos.
—Oh, éste es tan bonito —dice Corrine con un suspiro de nostalgia. Está
sosteniendo una mezcla de largo y color rosa con volantes que se ve
horrible con su deslavado cabello y tono de piel rojiza.
—Pruébatelo —digo. Si la hace feliz, ¿por qué no?
—¿Vas a probarte algo? —pregunta.
—Mmm... No sé. Tal vez, si veo algo que realmente me guste —digo,
aunque no tengo ninguna intención de jugar a los disfraces. Sólo quiero
que Corrine tenga algo de diversión.
Deambulo a través de los bastidores de cuentas y de satén, toqueteando
varios vestidos. Por un breve destello me imagino vistiendo uno en un baile
formal con Kieron. Este... el plateado y sedoso de diamantes de imitación.
Sostengo el delicado tejido a mi cuerpo por un momento antes de
regresarlo a la percha. Como si eso llegara a suceder. Jamás. A menos,
193
claro, que las escuelas empiecen la celebración de bailes al mediodía. ¿Por
qué molestarse siquiera fantasear?
—Entonces, ¿qué te parece? —pregunta Corrine esperanzadoramente
mientras sale en el horrible vestido de color rosa. Este abraza
apretadamente su amplia figura implacablemente, pero ella gira como una
supermodelo.
Le sonrío.
—Totalmente rockeas.
Ella suspira, mirando la etiqueta de precio.
—Quiero decir, sé que nunca puedo comprar algo como esto, ¿y dónde lo
usaría siquiera? No es como si alguna vez vaya a tener una cita para el
baile. Nadie nunca me preguntó para un baile —murmura, las comisuras
de su boca cayendo.
Mi corazón está con ella. Es curioso cómo nunca he pensado en Corrine y
yo estando en el mismo barco antes.
—Los bailes de la escuela son totalmente basura de todos modos —digo,
tratando de levantarle el ánimo—. Nunca voy a uno, tampoco.
Corrine se admira a sí misma en el espejo de tres caras, y atrapo la
dependienta mirándonos desaprobatoriamente.
—Sí, pero esa es tu propia elección. Estoy segura de que los chicos te
preguntarían si nunca hubieras puesto tu guardia. ¿Y qué pasa con
Kieron? He visto cómo te mira. Apuesto a que te preguntará si eres
agradable con él.
Sólo escuchar su nombre hace que mi pecho se sienta más lleno. Corrine
regresa al vestidor para cambiarse y la sigo, apoyándome en la puerta.
—No creo que vaya a preguntarme. Pero incluso si lo hace, no puedo ir.
—¿Por qué no?
—Porque sé que no puedo dejar a mi abuela…
—No, quiero decir ¿por qué no crees que vaya a pedírtelo? En realidad no
lo he notado siquiera hablándole a nadie más que a ti. Cada vez que
ustedes están cerca del otro, sólo se ven tan, no sé... bien juntos. Como si
194
coincidieran o algo. Parece lógico que te hubiera preguntado. —Ella no
suena en lo más mínimo celosa o molesta por su observación. Teniendo en
cuenta cómo de loca estaba sobre él, esta parece una muy rápida
recuperación.
—Kieron y yo sólo somos amigos —digo.
Ella ríe desde el otro lado de la puerta.
—Por supuesto. ¿Estaba leyéndote poesía y te llevó en un romántico viaje
de pesca? Créeme, él está interesado en ser más que amigos.
Antes, cuando Corrine me había preguntado lo que había hecho con mi
tiempo libre de la escuela, le había dado la versión corta de mi tiempo con
Kieron. Pero no le dije que sólo había fingido necesitar mi ayuda con su
tarea. Todavía quería que ella pensara que es por eso que estábamos
pasando el rato.
—¿No te molesta que yo pueda gustarle?
—No, por supuesto que no. Quiero decir, si tú lo enganchas, por supuesto
estaría totalmente celosa porque él es tan maravilloso y todo. Pero sé que
no estoy en su liga... no es como que haya tenido una posibilidad.
Ella emerge del pequeño vestidor en sus ropas, el vestido en sus brazos. La
vendedora inmediatamente entra en acción y lo toma de ella. Corrine
rueda sus ojos.
—Vamos.
Me doy cuenta del tiempo.
—Lo siento, Corrine, pero tengo que regresar…
Ella asiente con la cabeza.
—Entiendo. Totalmente. Gracias por hoy… —Se detiene y me agarra del
brazo—. Vaya, hablando del diablo.
Miro a su cara de sorpresa y sigo su línea de visión. Mi corazón se hunde
en mi estómago. Sentado junto a los ascensores comiendo helado de
yogurt y riendo está Kieron... y Drusilla.
Mis entrañas se sienten como hielo mientras los veo. Soy tan estúpida.
Tan estúpida. Estúpida, estúpida, estúpida.
195
—Olvídate de ellos —dice Corrine, tirando de mi brazo—. Vamos, sólo
vayámonos. No quieres llegar tarde.
De pronto, quiero salir de allí tan rápido como me sea posible... antes de
que Kieron o Drusilla pasen a echar un vistazo y me vean. ¿Qué están
haciendo aquí juntos? ¿Está leyéndole algo de poesía, también? ¿Eso es lo
suyo?
Enferma, giro sobre mis talones y me apresuro hacia el otro lado, Corrine
justo a mi lado.
196
í
Traducido por Vero y Caami Corregido por LizC
uspirando le hago señas a Gyan para que me traiga otro trago.
—Bones, estás siendo ridículo. —Me muevo incómodamente en
mi asiento.
—¿Lo soy? Un Demion aparece y lo siguiente que sé, es que me
estás diciendo que no podemos pasar más el rato juntos porque tus
sentimientos están todos confusos. ¿Por qué no debería matarlo? No es
nadie… un estorbo… y tiene tu cabeza hecha un lío.
Pongo mis ojos en blanco y tomo algunos largos tragos. Por la forma en la
que Bones está actuando, sé que esto va a ser una larga noche. Al menos
está hablándome de nuevo, aunque escucharlo tramar la caída de Kieron
no es un gran avance.
—Confía en mí, no es su culpa, es de ella. Como te dije antes, si quieres
matar a alguien, mata a Liora. Te doy permiso. —Agito mi mano como si
estuviera espantando una mosca, y giro mi silla para comprobar el resto
de la habitación. Igual que siempre. Y sin Kieron a la vista.
¿En dónde está, de todos modos? No lo he visto desde hace varias noches…
—Sabes que no puedo hacer eso —dice Bones y resopla sobre su whisky.
Presiono mis labios juntos y comienzo a golpear mi pie al ritmo de la
música alta. Me alegro de que Bones me detuviera en el Puente está noche
para que así pudiéramos venir al Bar juntos. Pero su actitud está poniendo
a prueba mi paciencia. Ni siquiera sé que estoy sintiendo. ¿Cómo se
supone que se lo explique a él?
—¿Es porque él es mitad humano y yo no… es por eso que te gusta tanto
estar a su alrededor? —pregunta unos minutos más tarde.
197
Suspiro de nuevo, y tuerzo un largo mechón de cabello alrededor de mi
dedo. Si Bones tan sólo pudiera entender. Pero lo hará eventualmente...
tiene que hacerlo. Estoy segura de que es sólo su precioso ego siendo
lastimado lo que lo está fastidiando. No está acostumbrado a tener
ninguna competencia por mi afecto; está acostumbrado a tener a cualquier
persona que quiere arrojándose a sus pies.
—En parte... creo. Pero eso no cambia el hecho de que todavía te
necesito... no te está reemplazando. Eres mi mejor amigo, y no sé qué
haría si alguna vez eso acaba. Sólo quiero ser amiga de él, también.
Sus ojos se encuentran con los míos. A pesar de mis sentimientos
crecientes por Kieron, Bones todavía puede derretir mi interior cuando
quiere.
—Sí, bueno, sólo recuerda, he estado por más tiempo y no me voy a ir.
Ningún extraño va a cambiar eso. —Baja su copa y envuelve sus fuertes
brazos alrededor de mí.
Tengo los familiares revoloteos que siempre siento cuando Bones me
abraza. Esta vez, sin embargo, es de alivio de que las cosas estén bien
entre nosotros otra vez. Lo abrazo fuerte, dándole un beso en su cálida
mejilla.
—Gracias —le susurro—. No sabes lo mucho que significa para mí oírte
decir eso.
Bones se aparta y me mira de arriba a abajo.
—Pero te lo digo ahora... si se sale de la raya... si hace cualquier cosa,
incluso una mínima cosa que te haga daño —levanta su dedo antes de
deslizarlo sobre su cuello—, entonces todas las apuestas están cerradas.
Voy a dejar caer el paquete entero sobre su trasero de niño bonito punk y
arrojar sus extremidades a los más lejanos rincones del territorio. No me
importa quién se crea que es, nadie se mete con mi chica.
Entorno los ojos de nuevo. Bones puede ser tan dramático algunas veces.
Pero el sentimiento es dulce.
—Todo va a estar bien...
El estado de ánimo magnánimo de Bones termina abruptamente cuando
Kieron entra en el bar. Él se pone rígido y aprieta la mandíbula. Me
concentro en permanecer estoica, fría. Ahora no es el momento para hacer
198
obvio lo feliz que estoy de ver a Kieron otra vez. Sólo han pasado unas
cuantas noches, pero me ha preocupado cada vez más...
A medida que Kieron casualmente hace su camino hacia nosotros, oigo a
Bones gruñendo suavemente en voz baja.
—Pórtate bien —murmuro. Se gira de nuevo a su bebida.
Había hecho el esfuerzo de lucir especialmente ardiente esta noche para
Kieron, con la esperanza de que lo vería. A pesar de que estoy pensando
que me atormentará más tarde esta noche, no hay vestidos largos aquí. De
corte bajo, color verde azulado el vestido ajustado se adapta a mis curvas
perfectamente, y deja poco a la imaginación. Aunque Liora ciertamente no
tiene la más mínima idea de cómo ser sexy, no quiero que haya ninguna
duda en su mente cuál de nosotras es más deseable. Yo soy la que va a
mecer su mundo y volar su mente. No ella.
—Buenas noches, Lucky, Bones —dice Kieron, tomando el asiento junto al
mío. Bones sólo gruñe, pero Kieron no se inquieta por el saludo grosero—.
Bones, escuché que hubo otro incidente en la frontera occidental... ¿sabes
algo al respecto?
Bones toma varios tragos largos y deliberados de su bebida antes de
reconocer la presencia de Kieron.
—¿Me veo como que estoy en una patrulla en este momento? Por qué no
molestas a alguien que no tenga la noche libre —dice.
—Bones... —Pongo mi mano en su brazo.
—No, está bien, Lucky. Sólo pensé que podría haber oído algo. Si no sabe
nada...
Bones salta de su asiento tan rápido que casi me hace derramar mi
bebida.
—¿Por qué no salimos a la calle y puedo explicarte exactamente lo que sé y
lo que no sé —gruñe, los ojos llameantes.
El rostro de Kieron no reacciona mientras sus ojos se traban con los de
Bones. Lentamente se pone en pie, pero yo lo empujo hacia abajo.
—No. Basta ya. Tú, siéntate —le digo a Kieron. Luego agarro el suéter de
Bones y tiro de él a la esquina de atrás.
199
—¿Qué diablos, Bones? No hace dos segundos dijiste que ibas a estar bien
con esto.
—Simplemente no me gusta ese tipo, Luck. ¿Qué puedo decir...? Me saca
de las casillas. Quiero decir, lo escuchaste... prácticamente me llamó un
idiota despistado allí sólo porque no quería decirle lo que pasó anoche. —
Bones frunce el ceño, sus ojos todavía brillando con ira.
Suspiro.
—Estás siendo demasiado sensible. Simplemente empezó una pequeña
charla. Cálmate.
Él entorna sus ojos y deja escapar un exasperado gemido.
—Sólo te prometí que no mataría al tipo... por ahora. Nunca dije que
quería ser un amigo suyo.
—No tienes que ser su amigo del alma... simplemente no seas un completo
imbécil.
Él sonríe.
—No te lo puedo prometer, amor. Hay algunas cosas en este mundo que
están sólo fuera de mi control. Tú disfruta la noche. Te veo luego.
—Bones...
Se da vuelta para irse, pero se detiene cuando ve la impresionante pelirroja
corriendo hacia nosotros.
—Lucky, Bones, que bueno que están aquí. —Su rostro normalmente
alegre, se ve ensombrecido por la preocupación.
—Hola, Catalina. ¿Qué pasa? Pareces perturbada —le digo.
—Tengo que hablar con ustedes... es importante. ¿Tienen un minuto?
—Por supuesto —dice Bones, envolviendo un brazo sobre sus hombros—.
Aquí, vamos a conseguirte una copa, y nos puedes decir lo que te tiene tan
alterada. Vamos. —Él la dirige a la barra, varios asientos lejos de donde
Kieron está sentado solo. Le hago señas a Gyan para que le traiga a
Catalina su bebida.
Alcanza un taburete, dándonos una mirada pensativa.
200
—Siento molestarlos, y estoy segura de que estoy haciendo un gran
escándalo de nada...
—¿Qué es?
Hace una pausa para tomar varios tragos largos de la copa que Gyan dejó.
Bones y yo intercambiamos miradas silenciosas, los dos notando la
preocupación en sus ojos.
—Sólo me preguntaba... ¿han visto o escuchado de Ivy o Cody
recientemente? —pregunta finalmente.
—No, no, por varias noches. —He estado tan envuelta en mi propio drama,
que no estoy segura de cuándo vi por última vez a alguno de ellos—. Me
imaginé que se estaban tomando algo de tiempo libre o algo... —Miro a
Bones y él niega con la cabeza.
—Esa es la cosa... todo el mundo sólo asumió que estaban fuera haciendo
lo suyo. Pero me detuve en su casa hoy para buscar unos zapatos que Ivy
tomó prestados... —Catalina vacila, luego traga el resto de su bebida.
—¿Y qué? —Bones y yo preguntamos al unísono.
—Y, bueno, su casa se veía... rara... la forma en que se fueron. Todo
estaba armado, como si fueran a tener un momento romántico... la cama
deshecha, flores por todas partes, botellas de champán en cubos de agua,
el equipo de música, incluso estaba reproduciendo música suave. Pero era
obvio que nadie había estado allí por un tiempo. Parece realmente extraño
que lo hubieran dejado así...
—¿Qué estás diciendo? ¿Crees que algo pasó con ellos? —pregunto, mi
corazón comenzando a latir con fuerza.
Ella asiente, el miedo en sus ojos.
—Sí, pero a nadie parece importarle. Todo el mundo piensa que están bien,
y, ¿por qué no habrían de estarlo? Ivy es más que suficientemente fuerte
como para hacerse cargo de los dos. Pero algo no anda bien aquí. No es
propio de ella sólo irse por tanto tiempo y no decirme nada. Sin siquiera
conseguir un reemplazo para su puesto de trabajo aquí en el Bar. Ella
simplemente no se presentó... lo mismo con Cody.
—Eso es raro —reconozco.
201
Bones asiente, el ceño fruncido.
—¿Qué deberíamos hacer?
—De eso se trata, no sé qué hacer. A los pocos demonios que les he
mencionado esto dicen que estoy exagerando y que no empiece problemas
donde no hay ninguno. Pero no lo hago... me preocupa, y esperaba que tal
vez ustedes pudieran ayudar...
—Han habido algunos enfrentamientos a lo largo de dos de las fronteras
en el último tiempo, y sé que han habido varios incidentes de seres
humanos siendo asesinados en los pueblos de la zona. Pero no veo cómo
algo de eso implicaría a Ivy o Cody —dice Bones.
Catalina suspira, y nerviosamente tira de sus rizos de color rojo oscuro.
—Así que ¿creen que estoy exagerando, también? No sé si eso me hace
sentir mejor o peor. —Sus labios carnosos bajaron en un puchero.
—No creo que estés equivocada en estar preocupada —le digo—, pero,
¿qué se supone que hagamos? Si están en el territorio y tuvieran
problemas o algo así, Bones y los otros chicos lo sabrían. Y si estuvieran
fuera de la zona, bueno, ¿cómo los encontraríamos? Podrían estar en
cualquier lugar... —Me detengo a media frase, mientras me doy cuenta que
la respuesta a mi pregunta está sentado en el bar.
Kieron.
Él me ve mirándolo, y lo saludo otra vez. Bones gruñe suavemente detrás
de mí.
—Detente. Él nos puede ayudar —murmuro.
Kieron viene a pararse detrás de mí, y le informo sobre lo que Catalina
había dicho. Inmediatamente se ve preocupado.
—¿Alguna idea de por qué podrían estar en algún tipo de problema?
¿Tuvieron algún problema con otros demonios que ustedes sepan?
Catalina y yo negamos con la cabeza, y Bones se queda mirándolo en
silencio.
—No... Ninguno que yo sepa. A todo el mundo le gusta Ivy, y Cody es tan
agradable como...
202
—Hmm. ¿Ningún buscador principal ha sido enviado?
Catalina niega con la cabeza otra vez.
—No, como les dije —dice señalando a Bones y a mí—, nadie está
preocupado por ellos en absoluto.
La mirada de Kieron cae por completo sobre mí.
—Pero, ¿estás preocupada? —pregunta.
Me reclino contra la barra y asiento.
—Si Catalina siente que algo va mal, yo le creo.
Kieron presiona sus labios juntos por un momento.
—Está bien. Voy a ver qué puedo encontrar. Si puedo pasar por su casa
primero para recoger el rastro, esto va a ir mucho más rápido. —
Distraídamente pasa las manos por su cabello. Bones luce como si
quisiera arrancar fuera su rostro.
El rostro de Catalina se ilumina.
—¿En serio? ¿Crees que puedes ayudarme?
—Es un Latros —le digo con orgullo. Bones entorna los ojos y gruñe de
nuevo.
—Oh, gracias, gracias —desborda Catalina sin cesar—. Me sentiré mucho
mejor una vez que sepa que todo está bien y sólo estoy siendo una reina
histérica del drama. —Ella salta y le da a Kieron un gran abrazo. Sé que
está simplemente muy agradecida por su ayuda, pero ver su ágil cuerpo
presionado contra él altera mis nervios.
—Voy también —digo inclinándome más cerca de él.
—Lo mismo que yo —dice Bones.
Bien, esto debería ser interesante.
203
Los tres corremos a través de la noche; yo sobre Diablo, Kieron en su
Ducati y Bones como un Hellhound. Siguiendo sus instintos, Kieron y
Bones nos lideraban juntos en la misma dirección, por ahora. Pero me
temo que su deseo machista de superarse uno al otro significará
problemas para nuestro pequeño grupo de rastreo, si cualquiera de ellos
cruza la línea.
—¡Bones, ya basta! —grito mientras se distancia de Kieron por tercera vez,
Kieron rápidamente esquiva los golpes de refilón de Bones, y pronto toma
represalias cerca de perder la suya propia. Gruño internamente, y pongo
mis ojos en blanco. Chicos…
Sin advertencia, Bones grita un alto. Kieron patina su motocicleta una vez
que se da cuenta que su compañero de carreras ya no está a su lado.
Suelto a Diablo para un trote saltarín.
—¿Qué es? —pregunto. Kieron se detiene a mi lado y mira a su alrededor
con desconfianza.
Bones apunta su nariz en el aire y se mueve en varios círculos pequeños.
A continuación, su cuerpo se estremece y tiembla. Kieron aparta los ojos
del cuerpo desnudo de Bones.
—Se detiene aquí —dice. Luego mira a Kieron—. ¿Por qué seguiste?
¿Sentiste algo que yo no?
Kieron asiente, todavía mirando hacia otro lado.
—He estado siguiendo algo más desde hace varios kilómetros. Una mezcla
de energía casi indistinguible con la de Ivy y Cody.
—Espera, alguien tendría la gentileza de ponerme al corriente… ¿dónde
están Cody e Ivy? ¿Qué otra energía? —pregunto, inspeccionando los
alrededores. Está oscuro, pero las lunas de Illyria ofrecen luz suficiente, y
mis pupilas se encuentran en máxima dilatación. Puedo ver
perfectamente. El problema es, que no hay nada para ver.
—Su olor era sólido hasta el prado. Era especialmente fuerte en el río. Sin
embargo, se calmó a partir de ahí y se desvaneció poco a poco… —dice
Bones.
—Algo más estaba con ellos —añade Kieron—. Una energía que comenzó
en el río. Creo que tenemos que seguirla y ver hacia dónde nos lleva…
204
—¿Qué tipo de energía? —Lo interrumpo—. Estamos buscando a Ivy y
Cody, no un chispero místico.
Kieron tiene una extraña expresión en su rostro.
—Creo que están conectados. Sígueme —dice, y enciende el motor. Se aleja
apresuradamente, Bones se trasforma rápidamente y después lo persigue,
y yo asumo la parte trasera. Los tres sobrevolamos los kilómetros de
campo abierto.
Cuando llegamos a la frontera de Dryndara, nos detenemos. Más lejos y
traspasaríamos en propiedad privada. A pesar de que estos vecinos, los
HIbafa, no son tan hostiles como algunos de los otros, tenemos prohibidos
cruzar sin permiso. De lo contrario, somos un blanco legítimo de ataque.
—¿Y ahora qué? —pregunto.
Kieron sacude la cabeza y apaga el motor. Mientras apoya la motocicleta
sobre el caballete, desmonto y camino hacia él.
Bones olfatea otra vez el aire, y luego vuelve a su forma humana.
—No huelo nada. ¿Estás seguro…?
—No creo que vinieran aquí por voluntad propia —dice Kieron en voz baja.
Mi corazón empieza a correr. Con Bones y Kieron a mi lado, sé que somos
una fuerza a tener en cuenta. Sin embargo, no saber lo que nos hace
frente me inquieta.
Kieron cierra los ojos, inclina su cabeza hacia el cielo, y poco a poco se gira
en un círculo. Bones y yo intercambiamos miradas confusas. Me encojo de
hombros.
Un momento después, Kieron abre los ojos.
—Ahí —dice, señalando un parche de árboles en la distancia.
—¿Qué hay allí? —preguntamos Bones y yo al unísono.
205
Kieron parece estar en trance. Agarra mi mano, y la mirada vacía en sus
ojos me pone nerviosa; es como si él estuviera a un millón de kilómetros de
distancia. Siento la irritación de Bones cuando se mueve a mi lado. Sin
embargo, Kieron no le hace caso, hablándome en voz baja.
—Cody e Ivy están en problemas, y no estoy seguro de que el peligro haya
pasado totalmente. He localizado sus posiciones e iré a chequearlos. Por
ahora, creo que será mejor si te quedas aquí. Por favor espera mi señal de
que todo está despejado.
A pesar de mi creciente temor doy una risa ahogada.
—Piensa de nuevo. Son mis amigos los que están allí. Si crees que me
quedaré aquí como una especie de…
—Todos vamos —dice Bones, y envuelve su mano posesivamente alrededor
de mi brazo—. Lucky es una de los mejores luchadores. No necesita que la
trates como a una chica Sapie.
—Está en el otro lado de la frontera, detrás de la arboleda. Cruzarlo tiene
sus propios riesgos, pero eso no es lo que me preocupa. Lo que es… lo que
creo que ha sucedido… Esto es diferente a cualquier cosa que hayan
estado dispuestos a enfrentar.
El rostro de Kieron tiene una mirada misteriosa y aterroriza en él.
Jaló mi brazo fuera del agarre de Bones, y mi mano de Kieron.
—Ustedes dos no sirven. Voy a ir. —Corro a través de la frontera antes de
que cualquiera de ellos pueda detenerme.
Se lanzan después de mí mientras salto encima del árbol caído y hago mi
camino a un pequeño claro escondido. El hedor es abrumador, y estrujo
mi nariz con disgusto. Me detengo y echo un vistazo alrededor, mis ojos
congelándose de repente en un espectáculo macabro. Salto hacia atrás con
horror, dejo salir un grito que hiela la sangre.
Al instante, la mano de Kieron está encima de mi boca, ahogando el grito.
Bones hace un sonido de dolor y gime, y me siento como si hubiera sido
golpeada en el estómago con un hacha. Aprieto los ojos cerrados, incapaz
de soportar la visión de lo que queda del ensangrentado cuerpo de Cody,
un cadáver mutilado.
206
—No, no —gimo, presionando mi rostro en el pecho de Kieron—. ¿Quién
haría esto? ¿Por qué?
—Shhhhh… —susurra en mi oído—. Todavía pueden estar aquí. —
Envuelve sus brazos a mí alrededor. Al instante, la rabia me domina, y lo
empujo lejos, enviándolo tambaleándose hacia atrás, contra un árbol.
—¡Dime dónde, así puedo rasgar sus cabezas! —grito, mis ojos llameantes
de furia.
Kieron se precipita hacia mí y palmea su mano sobre mi boca otra vez,
señalándome urgentemente que esté tranquila. Sólo la intensidad
aterradora de sus ojos me obliga a permanecer inmóvil.
Bones poco a poco camina con paso lento al cuerpo sin vida y lo acaricia
con su hocico. Sus ojos caídos muestran una pena que los demonios
innombrables rara vez muestran. Bones y Cody había sido buenos amigos
durante más de veinte años, y sé que Bones se permite sentir dolor por
respeto a su compañero perdido. Pero pronto calla los sentimientos que le
causan un sufrimiento insoportable.
Bastardo con suerte.
Fluctúo entre sollozos ahogados y grito en la parte superior de mis
pulmones. Quiero pegarle a algo. Quiero destruir todo a mi vista. Quiero
encontrar a quién hizo esto y rasgarlo en pedazos. Pero algo en mi interior
dice que obedezca las precauciones de Kieron. Aprieto los dientes y lo
miro, pero su atención está en otra parte.
Los pelos de mis brazos se levantan con el sonido.
—¿Has oído eso? —jadeo, y rápidamente me deshago de su abrazo.
—No, Lucky… espera.
No tengo que ir muy lejos; ella está a sólo un par de cientos de metros de
distancia. Casi no la veo, ya que su cuerpo está cubierto por un árbol
caído.
Desesperadamente, tiro las ramas de madera. Pero descubrir el cuerpo de
Ivy revela una visión aún peor que la muerte. Había pensado que Cody se
veía horrible…
207
Estoy momentáneamente congelada… aturdida por lo que veo. Su cabello
rubio se tiñe del rojo brillante de las heridas. Su rostro, tan hinchado que
es irreconocible, es varios tonos de verde y amarillo. Pero eso no es lo peor
de todo. Sus ojos han sido tallados fuera de sus orbitas, y lágrimas de
sangre corren por sus mejillas.
Pero sigue viva… a duras penas.
Deja escapar un gemido tan suave que apenas se puede oír, pero es
suficiente para ponerme en acción otra vez.
—Shhhhh —le susurro, sosteniendo su cabeza en mí regazo—. Te tengo,
cariño. Todo estará bien. Estás bien… —Miro a Kieron, quien está
escaneando la zona ante peligros ocultos.
—Hay alguien afuera —susurro. Mi respiración se detiene hasta que
finalmente sacude la cabeza.
—No, se han ido… por ahora —dice, viniendo a arrodillarse a nuestro lado.
Cuando ve la extensión de las lesiones de Ivy, su rostro se retuerce en
incredulidad.
—Tenemos que ayudarla. —Hablo en voz baja, bajo mi aliento.
—No. Tenemos que salir de aquí, ahora. —Su orden es tan urgente que soy
presa del pánico.
—La cargaré. —Levanto su cuerpo roto.
—No, no puedes. Te seguirán. Ponla en el suelo —comanda.
—No la dejaré morir aquí —siseo.
—Fue marcada por ellos. Ya está muerta. —Sus ojos son tan duros como
el acero.
—¿Por quién? ¡Kieron, tenemos que sacarla de aquí!
—Si haces eso, pronto estarás muerta también. Y así todas las personas
por las que te preocupas si la llevas de vuelta a Dryndara. —Su rostro está
marcado con la ira y el miedo.
No puedo creer lo que está sugiriendo. Es como si no le importara que mi
amiga esté gravemente herida y yo tengo que salvarla.
208
Cuando no me muevo, Kieron separa mis manos del cuerpo de Ivy,
obligándome a dejarla de nuevo abajo.
—No la toques más. Su energía está todavía sobre ella. Su toxina está
envenenándola, y ella estará muerta dentro de poco. Es increíble que haya
durado tanto tiempo. —Me mira fijamente a los ojos—. No puedes salvarla.
—Kieron, tengo que hacerlo. Es mi amiga… —Lo alejo, y trato de recuperar
mi control sobre ella. Pero engancha sus manos como abrazaderas sobre
mis muñecas y las sacude soltándolas.
—La llevas a dónde sea, viva o muerta, y la encontraran. Y a ti. A todos
nosotros. Y será malo. Muy malo. Peor que la peor cosa que puedas
imaginar. No estamos seguros, ¡y tenemos que salir de aquí ahora mismo!
—¡No! ¡Puedes tener miedo de ellos, pero yo no! ¿Qué demonio hizo esto?
Voy a encontrarlos y a matarlos. Tú puedes huir…
—Un demonio no lo hizo, Lucky —dice Kieron en voz baja y pesada. Mira
nerviosamente a su alrededor y se inclina más cerca.
—Por supuesto que un demonio lo hizo… mírala. ¡Mira a Cody! Ningún ser
humano tiene la posibilidad remota incluso…
—No era un ser humano. No era un demonio.
—Entonces, ¿qué era? Dime, o me la llevo de aquí ahora mismo…
Aprieta su agarre alrededor de mis muñecas para que no me pueda mover.
No tenía idea de que fuera tan fuerte. Pero es el terror en sus ojos lo que
llama mi atención.
—Lucky, no fueron demonios los que hicieron esto… fueron Ángeles de
Luz.
Sin decir palabra, miro a sus ojos azules, mi boca no es capaz de
funcionar correctamente. El crujido de las ramas detrás de nosotros me
hace saltar, y Kieron mira sobre mi hombro.
209
—¿Está viva? —pregunta Bones con voz apagada, el dolor nubla sus
rasgos masculinos.
Me desplomo, mi mirada se mueve lentamente de Bones a Kieron, hasta el
cuerpo inmóvil de Ivy, y de nuevo a Kieron: con una súplica silenciosa y
desesperada en sus ojos.
Casi imperceptiblemente, sacudo la cabeza negativamente.
—Probablemente sea lo mejor. No imagino que uno quiera vivir sin el otro
—dice Bones. Ahora suena frío y distante. Sostiene una pequeña banda
negra—. Encontré esto en lo que quedaba de la mano de Cody. Supongo
que acababan de tener una ceremonia de sangre vinculante o estaban a
punto de hacerla antes de ser… atacados.
Miro hacia Ivy y jadeo. No me había dado cuenta de que llevaba el vestido
sagrado del ritual de la vinculación de sangre. Ella y Cody finalmente lo
hicieron oficial, o estuvieron a punto.
Cierro mis ojos, mis entrañas están completamente destrozadas, libero mi
dominio sobre ella y me pongo de pie.
—Cualesquier demonios que hayan hecho esto están en un mundo de
dolor. Vamos —dice Bones, antes de caer en cuatro patas y correr hacia
Dryndara.
No puedo creer que esté dejando a Ivy aquí para morir sola. Pero sé que
Kieron tiene razón. Sé que no tenemos otra opción. Mis piernas se
tambalean al mirar su cuerpo maltrecho por última vez. Kieron envuelve
sus brazos alrededor de mí y me sostiene estable.
—No podemos dejarla aquí para que sufra de esa manera —susurro—.
Sólo no puedo…
Asiente con gravedad.
—Debemos ser rápidos.
Siento que estoy muriendo un millón de muertes mientras libero una
explosión de fuego eléctrico desde mis manos, y al instante el cuerpo de
Ivy se reduce a cenizas.
—¡Te mataré por esto! ¿Me oyes? ¡Te encontraré y te mataré! —grito a todo
pulmón, sin importarme qué o quién me escuche.
210
Kieron me lanza una mirada atormentada, y me toma de la mano.
Comenzamos a correr.
211
í
Traducido por Lalaemk Corregido por Angeles Rangel
é que algo está mal desde el momento en que abro los ojos; hay una
perturbación profunda en mi alma. Algo le ha pasado a Lucky. Pero
no quiero saber qué es. No quiero pensar acerca de algo en este
momento. Sólo quiero recostarme en mi cama y disfrutar de la suave luz
del sol que entra a raudales por la ventana de mi dormitorio.
La escuela será hasta mañana, así que voy a saborear este último día de
paz y tranquilidad antes de tener que enfrentarme a Kieron y mi
humillación.
Para los demás, estoy segura que parece que estoy exagerando. ¿Y qué si
Kieron estaba en el centro comercial con Drusilla? ¿Qué si estaban
sentados juntos, riendo, obviamente disfrutando la compañía del otro? ¿Y
qué? No es como si él yo fuéramos algo especial, o algunas veces pudiera
haber sido. Y sólo lo había conocido por, ¿una semana?
De alguna manera, se sentía que había sido más. Mucho más. Aunque era
obvio que todo estaba en mi cabeza, se sentía como si nuestra conexión
fuera más profunda que sólo amigos. Por primera vez en años, realmente
quería derrumbar algunas de las paredes que había construido para
proteger mi secreto. Quería que él me viera. Más que nada, yo quería verlo.
Realmente conocerlo.
Pero definitivamente era mejor así. Él necesitaba estar con una chica como
Drusilla, y yo necesitaba estar sola. Era la única forma. Era muy peligroso
que yo cayera por alguien, cuando, inevitablemente, ambos seriamos
lastimados, y en su caso, destruido.
Qué tan egoísta de mi parte para pretender incluso la noción de tener una
relación… qué cruel… cuán patético.
212
Hay un ligero golpeteo en la puerta. —No hay clases hoy, ¿recuerdas?
Puedo ser perezosa toda la mañana —digo en voz alta. Tatiana ignora mis
palabras y entra.
—Levántate y brilla. Hay un glorioso día afuera —canta, llevando un vaso
grande de jugo de naranja recién exprimido.
Me incorporo, sonriendo a mi tutora. Oh, cómo amo a Tatiana. Siempre ha
estado aquí para mí, en las buenas y en las malas. Ella es quien siempre
me da su hombro cada vez que lloro. Quien siempre tiene su oído
disponible para escuchar mis problemas. Quien siempre me recuerda
quién soy, incluso cuando me siento peor. Nadie más podría haber
manejado a mí a Lucky de la manera en que ella hacía, con una gracia sin
esfuerzo, paciencia eterna, e ilimitado entendimiento.
Impulsivamente, la abrazo y le planto un beso en su mejilla. Ella me
responde con una sonrisa crepitante. —¿Qué es todo esto?
—Sólo me sentí con ganas de darte un abrazo, eso es todo. No te doy
suficientes y eso va a cambiar.
—Bueno, no me vas a escuchar quejándome acerca de ello —dice, con los
ojos blancos brillando con asombro—. ¿A qué se debe eso? No es que me
importe, por supuesto.
Me recuesto otra vez, apoyándome en las almohadas y bebiendo un poco
del jugo. —No sé. Sólo sentí como, que la vida es muy corta. Tienes que
decirle a quienes amas cómo te sientes antes de que sea demasiado tarde.
Las palabras salen de mi boca sin ni siquiera pensarlas. Junto mis cejas,
tratando de pensar qué es lo me está haciendo sentir de esta manera.
¿Quizá todavía estoy afectada por lo que pasó en la escuela? Sí, eso debe
ser. Normalmente no soy del tipo sentimental.
—Bueno, pareció el gesto. Ahora apúrate y termina tu jugo. No quieres
tener a tu visitante esperando.
—¡Ack! ¿Qué? ¿Qué visitante?
Se lleva su mano a su boca. —Lo siento querida, me distraje por tu
cariñoso abrazo. Sí, hay un caballero esperando afuera. Le dije que te
levantarías pronto, y él dijo que esperaría. Pero no debes dejarlo esperando
mucho.
213
Ya estoy medio camino hacia el baño. Rápidamente, salpico un poco de
agua en mi cara y cepillo mis dientes. Mis ojos están inyectados de sangre
e hinchados. ¿Lucky estaba llorando anoche?
Paso un cepillo por mi cabello, tocando brevemente ese lugar en mi cuello
donde quema unos buenos 20 grados más caliente que el resto de mi
cuerpo. La Estrella Crimson, caliente, marcada de forma
permanentemente al nacer, es un recordatorio constante de un mundo que
me gustaría olvidar. Siempre estaba ahí, persiguiéndome.
Me pongo unos pantalones de mezclilla y un suéter. A pesar de que el sol
está haciendo una rara aparición hoy, hace frío afuera. Mis manos
tiemblan mientras hurgo en los codones de mis botas.
¿Por qué Kieron está aquí?
Tenía que ser él; ningún otro chico había venido a mi casa anteriormente.
Ni siquiera creo que alguien sepa exactamente dónde vivo.
Corro hacia la puerta principal, sólo desacelerando en el último momento
para no parecer demasiado ansiosa. Tomo una respiración profunda. Él
está ahí, apoyado sobre la camioneta, su hermoso rostro bañado por el
resplandor de la luz suave de la mañana.
—Liora, hola. Espero que no te moleste que haya pasado —dice,
deambulando hacia mí.
—Por supuesto que no, está bien. ¿Cómo estás? —Mi corazón se acelera de
la forma en que siempre lo hace cuando él se acerca… en realidad, cuando
está en cualquier lugar a los alrededores.
—Estoy bien. Hubiera llamado, pero no tengo tú número de celular. Y tu
teléfono de casa no está en el directorio.
¿Él había revisado? —Um, sí, no tenemos uno.
Inclina su rostro hacia el cielo. Su piel luce tan suave, es como uno de
esos modelos con aire sobre su cabello en las revistas. —Me estaba
preguntando qué estarías haciendo hoy… si es que tienes algo planeado.
Sacudo mi cabeza. —No, nada especial planeado. Sólo voy a pasar el rato,
tal vez hacer algo de tarea más tarde…
214
—¿Quieres ir a pescar otra vez? —sus ojos se iluminan—. En realidad no
tienes que pescar si no quieres… sólo hacerme compañía. Esta vez
prometo que hay suficiente gasolina en el tanque, y nos iremos antes que
oscurezca.
Arrugo mi nariz, recordando. —Seguro. Suena genial… sólo déjame decirle
a Tatiana…
Un poco más de una hora más tarde, desenvolvemos el equipo de la
camioneta de Kieron y nos dirigimos al río. Las aves llenas de fuerza,
cantando y disfrutando el día soleado. El pasto brilla por el rocío, luciendo
como un manto de esmeraldas trituradas. Montamos el campamento junto
al agua, justo como la última vez.
Muy cerca se encuentran grandes extensiones de musgo aterciopelado, y
conforme Kieron pone el cebo, yo tengo tentación de quitarme mis botas.
La frescura suave bajo mis pies me trae un recuerdo, uno de cuando era
una niña, jugando afuera en un verano cálido con Kayla y Michael. El
pensamiento de ellos trae una pequeña sonrisa a mi rostro. Mientras me
paseo cerca al pico del acantilado, echo un vistazo encima de mi hombro
para ver a Kieron observarme. Él también tiene una sonrisa de satisfacción
en su rostro.
Aspiro profundamente y dejo que corra el aire fresco de la montaña a
través de mí. Inhalo lo bueno, exhalo lo malo… Me digo a mí misma en
silencio mientras tomo varios, largos y profundos respiros. Por varios
minutos miro fijamente el valle, satisfecha conmigo misma y el mundo
debajo. Lo gracioso de estar aquí arriba es que hace que mis problemas
parezcan muy pequeños y muy lejanos.
Me volteo y veo que Kieron aún está observándome. Tiene su caña de
pescar en una mano, pero su enfoque se centra de lleno en mí. No está
sonriendo ahora; sólo está mirando. Los varios metros entre nosotros
pudieron haber sido meros centímetros. Veo fuerza en sus ojos… y
seguridad. Como si perteneciera ahí. Lentamente, su suave boca se curva
en una media sonrisa. Extiende una mano y me invita a él.
No hay nada que me retenga. Nada diciéndome que me detenga. Cada fibra
de mi ser, cada parte de mi alma, me está diciendo que vaya hacia él.
Mientras me siento, él se desplaza un poco para que nuestros cuerpos se
toquen. Mi corazón se acelera, sin embargo, estoy extrañamente tranquila.
215
Con las yemas de sus dedos, él gentilmente guía mi barbilla hacia la suya
conforme lleva lentamente su cara hacia abajo, más cerca. Sus pestañas
hacen cosquillas en mi mejilla mientras presiona sus suaves labios hacia
los míos.
Unos minutos después, renuentemente ambos nos separamos. Él sonríe, y
se ríe de sí mismo. Mareada por la felicidad, me pongo de pie con las
piernas temblorosas y doy unos pasos hacia la orilla del agua. Necesito un
momento para procesar esta nueva versión de mí misma. Yo soy la chica
que acaba de ser besada y sostenida por el más sorprendentemente sexy,
hermoso, y cariñoso hombre en la faz de la tierra. Soy esa chica. Eso acaba
de sucederme a mí,Liora Greyson.
Me encuentro con la mirada de Kieron, y en esa fracción de segundo,
nuestra conexión está sellada. Todo ha cambiado. No somos más las
mismas dos perdonas que se sentaron lado a lado en la camioneta
dirigiéndose aquí. Ahora somos algo completamente distinto… algo nuevo,
hermoso, y milagroso.
Él vuelve a sentarse cobre la manta y juega con su caña de pescar antes
de lanzar su línea en el agua. —¿Cómo te estás sintiendo? —pregunta.
Amo la forma en que su boca se mueve cuando habla… la forma en que
sus labios toman su forma alrededor de las diferentes palabras. Y
especialmente, la forma en que se sientes cuando están en los míos…
—Me siento bien. Un poco acalorada tal vez. No me di cuenta de que el sol
iba a trabajar hoy —digo riendo—. Pero me siento bien. Muy bien. ¿Qué
hay de ti?
Su mirada se detiene en mí. —Me siento bien, también. Me siento
demasiado bien. —Su voz es tensa, sus ojos lucen casi… tristes.
Me vuelvo a sentar a su lado. Sus manos buscan las mías, pero sus
palabras me han hecho desconfiar. Y la expresión de su rostro
atormentado. Algo lo está molestando.
—¿Qué está mal? —pregunto suavemente.
Sus ojos buscan los míos por el tiempo más largo antes de contestar. —
Nada. Todo estará bien… está bien —sonríe otra vez, y cualquier rastro de
su preocupación anterior desaparece.
216
No lo presiono. Incluso aunque estoy muriendo por saber lo que está
pensando, no quiero arruinar nuestro momento. Tal vez es por lo que vi en
el centro comercial… tal vez también tiene algo ver con Drusilla.
No quiero saber… pero tengo que saber.
Me armo de valor para averiguarlo. —Kieron, ¿puedo preguntarte algo?
—Seguro. ¿Dime? —Me da una sonrisa rápida, descuelga una trucha que
se retuerce y la coloca a su lado.
—Creo que tal vez te vi en el centro comercial. Pero no estoy segura…
Él deja escapar una risita. —Me viste hablando con Dru, ¿eh?
Oírlo llamarla por su sobrenombre es como uñas arañando una pizarra. —
Sí, bueno, no es gran cosa… puedes hablar con quién quieras —murmuro,
llevando mis ojos lejos de él.
—Sí, pero no quiero hablar con ella. Quiero hablar contigo.
Mis ojos se arrastran por sus mejillas para encontrarme con su mirada
una vez más. —Oh. Bien, ¿entonces por qué estabas ahí? No parecía como
si tuvieras una pistola en tu cabeza.
Él ríe. —Bueno, eso es verdad. No es como si estuviera corriendo hacia
una montaña en la propiedad como algún hombre loco con ella —dice y me
guiña un ojo.
—Touché.
—En realidad, estaba tratando de hacerte un favor —lanza su línea y me
mira desde el rabillo de su ojo—. Te vi en la tienda de vestidos con Corrine.
Drusilla estaba en camino hacia ahí con su amiga y no quería que
arruinara tu diversión, así que la distraje por un rato.
Incluso los dedos de mis pies estaban sonriendo ahora mismo.
Encontrando su mirada, me inclino hacia él otra vez. Deja su caña y me
envuelve con sus dos brazos.
Estar aquí, besar a Kieron y tenerlo besándome de nuevo es puro éxtasis.
No es como nada que haya experimentado. En este momento, estar
sostenida en forma segura en sus brazos, siento una conexión más
profunda con él de la que alguna vez haya sentido con alguien más…
nunca. Olvido que soy mitad monstruo, y que él y yo estamos condenados.
217
No importa. Lo único que importa es estar en este momento en sus brazos,
este chico besándome tan dulcemente y con tanta ternura.
Justo ahora, todo está bien en mi loco, mezclado mundo.
Todo tiene sentido.
Todo es realmente perfecto.
Finalmente.
218
í
Traducido por lalaemk Corregido por Akanet
o le puedes decir a Bones… o a cualquier persona. Nunca
pueden saber la verdad. Los resultados serían más que
catastróficos —dice Kieron.
Antes esta tarde, Kieron me había detenido justo cuando llegué al Puente
de los Reyes. Me había dicho que necesitábamos hablar… en privado. Así
que en lugar de ir directamente al bar, nos habíamos desviado de regreso a
mi lugar especial en lo alto de la montaña donde podíamos estar solos.
Me paseé en círculos, con las manos en mi cabeza, todavía incapaz de
procesar todo lo que había pasado. Cody… Ivy… Ángeles de luz… es
demasiado. Imposible de creer.
—¿Ángeles de luz? ¿Realmente crees que ellos son los responsables de
esto? —Mi voz es frenética, casi llegando a la histeria. Pero tengo una
buena razón para estar molesta. Si él tiene la razón, y temo que así es,
nuestro mundo está a punto de cambiar.
Asiente solemnemente. —Los patrones de quemaduras son inconfundibles.
Su energía es única de ellos.
—Pero, ¿cómo siquiera sabes esto? —pregunto, tocando con mis dedos mi
Boumeaux nerviosamente—. Si los Ángeles de la luz realmente son
responsables por esto, ¿cómo entraron en Thiberoux? ¿Cómo es eso
siquiera posible?
—No lo sé… no lo sé —murmura, sacudiendo su cabeza con
incredulidad—. Nunca he escuchado que esto pasara antes… sólo he
tenido experiencia con ellos en el Mundo Mortal. Pensar que de alguna
manera han logrado entrar a Thiberoux… eso debe significar que son más
poderosos de lo que hemos imaginado. Eso es por lo que tenemos que salir
de ahí…
—
219
Estoy mareada por sus palabras y mi propio ritmo incesante, así que me
siento en una roca. Las sirenas están cantando, pero incluso sus melodías
calmantes no me pueden calmar ahora.
—Bien. Necesitas comenzar por el principio, porque nada de esto tiene
sentido. ¿Por qué Bones no lo puede saber? ¿Debemos alertar a los otros?
Kieron viene y se sienta a mi lado, su rostro serio. —Hay demasiado que
no sé… pero hay algunas cosas que sí sé.
—Empieza con lo que sabes —pongo mis rodillas en mi pecho y las abrazo
con fuerza.
Él toma una respiración profunda. —Bien. Sé que algunas veces tenemos
conflictos con los Ángeles de la luz en el Mundo Mortal…
—Duh, incluso yo sé eso… ¡pero no aquí!
Kieron sacude la cabeza con asombro. —Tal vez encontraron una manera
de entrar por medio de un portal. Sé que hay un poco de lucha de poder
sucediendo en su lado, y siempre ha sido una posibilidad que nuestro lado
pueda ser arrastrado a ello. También sé que si vamos a la guerra con
ellos… otra vez… el mundo girará en caos. Millones de vidas, humanas y
angelicales, se perderán en el fuego cruzado…
Vuelvo mi cara hacia él, mis ojos duros. —Pero debemos alertar a los
otros… no podemos dejar que simplemente se salgan con la suya...
Él coloca gentilmente la mano en mi rodilla. —Una respuesta es justo lo
que buscan. Dejaron esos cuerpos para que fueran encontrados por
alguna razón. Decirles a los otros, especialmente antes de tener todos los
hechos, sería el equivalente a comenzar el Apocalipsis. —Ve mi cara
buscando mi comprensión, y frunzo el ceño.
—Pero qué se supone que vamos a hacer, ¿nada?
Asiente con tristeza. —Por ahora. Es mejor dejar que los otros piensen que
fueron otros demonios. Mejor luchar una pequeña batalla con algunos de
nuestro tipo que traer el fin del mundo, como todos lo conocemos.
—Pero, ¿qué si regresan? Ya no estamos a salvo… —mis palabras se
desvanecen y entierro la cara en mis manos.
220
Kieron suspira, tomando mis manos en las suyas. Mientras lo hace, me
doy cuenta de lo mucho que estoy temblando.
—Tengo miedo de que tal vez tengas la razón —dice. Luego inclina su
cabeza y me mira a los ojos—. Pero prometo que llegaré al fondo de esto,
no importa lo que se necesite. Las muertes de Ivy y Cody no se quedarán
sin venganza por mucho tiempo. Pero por ahora, hasta que sepamos más,
debemos permanecer pacientes. Calmarnos. No debemos dejar que los
otros sepan. ¿Entiendes?
Asiento de mala gana.
—Todo el mundo sólo cálmese. ¡Silencio! —grita Bones, saltando sobre la
mesa. Kieron y yo hacemos caminamos alrededor de la reunión en el
interior del bar. Nunca he visto esto lleno antes… cada demonio, Demion,
y criatura en el territorio ha llenado la capacidad del lugar. Una vez que
dije acerca de lo Cody y Ivy, lo que hice rápidamente, todo el mundo vino
corriendo.
Veo a Catalina llorando en un rincón y me muevo para acomodar un brazo
a su alrededor, Kieron justo a mi lado.
—Bien, ahora que todos están aquí… tenemos un problema. Como
probablemente han oído, Ivy y Cody fueron emboscados y asesinados.
Encontramos sus cuerpos justo cruzando la frontera Hlbafa.
—¿Ellos la cruzaron ilegalmente? —pregunta un demonio llamado Jax.
Como Bones, es parte sabueso infernal, pero a diferencia de Bones, la otra
me mitad de Jax es humana, y él pasa sus días como un profesor de
matemáticas de preparatoria.
—No, no lo creemos. Creemos que ellos fueron llevados a su lado. Atacados
en Dryndara y abandonados en Hlbafa.
—¡Un ataque contra uno es un ataque contra todos nosotros! —grita una
voz, y el cuarto se rompe en aplausos y gritos. Bones levanta sus manos,
señalando que se calmen—. Pero los Hlbafa es nuestros aliados… nunca
221
hemos tenido problemas con ellos —dice una joven súcubo llamada
Zanna.
Bones asiente. —Sí, eso ha sido cierto hasta ahora. Pero no sabemos si
algo ha cambiado. Quizá sólo son las acciones de algunos granujas…
—¡Mátalos! ¡Mátalos a todos! —grita una voz anónima. Más aplausos de la
multitud.
Bones levanta las manos para calmarlos de nuevo. —Estoy montando un
pequeño grupo que me acompañe a hablar con sus líderes. Ver si ellos
saben lo que está pasando… y si de hecho esto fue una agresión no
provocada.
Varias voces gritan al unísono, provocando que Bones los calle de nuevo.
—Sólo quiero tres… alguno más hará parecer que los vamos a atacar.
—¡Yo iré! —grita Jax. Bones asiente hacia él.
—Yo también —mi voz suena alta sobre el caos.
—¡Y yo! —concluye Kieron.
Bones mira en nuestra dirección por un breve momento antes de asentir
lacónicamente. —Bien. Tengo mi trío. Vamos a viajar al consejo Hlbafa
esta noche y nos reuniremos con los líderes de la tribu. Entonces
sabremos si son nuestros enemigos, y si su sangre debe ser derramada.
Kieron y yo intercambiamos una rápida mirada. Cierro los ojos y hago un
deseo silencioso de que esto no llegue a eso.
Nos acercamos a la frontera, y Bones y Jax cambian a sus formas
humanas. Yo desmonto a Diablo, y Kieron estaciona su motocicleta. Mi
corazón no ha parado de golpear desde que nos fuimos del bar, y me
encuentro a mi misma mirando continuamente abajo a mi Boumeaux para
ver si ha comenzado a brillar.
Nosotros cuatro nos reunimos en un círculo. —Iremos a pie desde aquí —
dice Bones—. Y nos quedaremos juntos. No debería tardar mucho antes de
222
que los exploradores nos descubran. Cuando lo hagan, déjenme ser el que
hable.
Enciento la Antorcha Otium que había traído con nosotros, con un flujo
controlado de fuego de mis dedos y se la entrego a Bones. La flama se
enciende en verde antes de cambiar a un blanco brilloso… un espectáculo
de paz para nuestros vecinos mientras cruzamos sus tierras.
—¿Y qué si ellos no quieren sólo hablar? —pregunta Jax—. Por todo lo que
sabemos, están esperándonos y estamos yendo justo a una trampa.
Kieron y yo intercambiamos una mirada privada. —Necesitamos estar en
guardia —digo, sacando mi daga de mi bota—. Pero incluso ellos saben las
sanciones contra atacar cuando traemos la Antorcha de Otium Blanco. Si
hacen algo, entonces ellos están violando el tratado.
—Diría que estuvo bien y violado cuando decidieron masacrar a Cody e Ivy
—gruñó Jax.
Bone se tensa. —Necesitamos estar seguros de que fueron ellos antes de
actuar. Es más que posible que fueran demonios de otra tribu. Fácilmente
pudieron depositar sus cuerpos ahí.
Jax persiste. —Pero aun así, ¿qué si sí fueron ellos? ¿Qué haremos si
somos atacados? ¿Peleamos en respuesta? ¿Qué si son demasiados?
Entendía que sus preocupaciones eran válidas, pero las preguntas de Jax
estaban alterando mis nervios. Por supuesto que él no sabía lo que Kieron
y yo sabíamos. Que era más probable que los Ángeles de la luz estuvieran
tras las muertes, y que los Hlbafa no tenían nada que ver con esto. Aun
así, deseaba que Bones hubiera escogido a alguien más para
acompañarnos.
Kieron, en silencio hasta ahora, caminando hacia delante. —Yo, por mi
parte, siento que si encontramos hostilidad, nuestra mejor opción es una
retirada rápida e inmediata. Sólo somos cuatro. Vamos a ser superados en
número fácilmente. Sólo tenemos las armas básicas. Si algo pasara,
huimos de nuevo hacia Dryndara.
Bones sonríe. —Estoy sorprendido porque has sido el primero en sugerir
huir. Si hay una pelea, entonces cada demonio está por cuenta de él —me
da una mirada— o la de ella. Si quieren pelear, vayan por ello. Si quieren
223
huir… —mira a Kieron deliberadamente—, pueden hacerlo. —Girando en
un pie, él se dirige hacia la frontera.
Kieron mira a Bones, pero no dice nada. Se forma detrás de mí mientras
formamos una sola línea. Bones al frente, conmigo siguiéndolo. Jax ocupa
la parte trasera.
Pronto llegamos cerca del lugar en el que encontramos a Cody e Ivy. Miro a
mi Boumeaux para asegurarme de que todavía es negro. Kieron
comprueba el área, una mirada confusa en su rostro mientras examina
algo de la tierra que nos rodea. —¿Qué es? —susurro. Él simplemente
sacude su cabeza.
No me atrevo a volver a la escena del crimen, así que me quedo como
guardia mientras los otros tres investigan. Mantengo un ojo vigilante en el
terreno, el otro en mi Boumeaux. Afortunadamente, el suelo aquí es plano
y estéril, con la excepción de manchas ocasionales de árboles, así que hay
pocas probabilidades de una emboscada. Pero si estos no son ordinarios
Ángeles de la luz, ¿quién sabe cómo podrán atacarnos? Cualquier cosa lo
suficientemente poderosa para eliminar a Ivy es una fuerza aterradora que
debe tomarse en cuenta.
Después de que terminan de examinar las plantaciones de árboles, Bones,
Kieron y Jax vuelven hacia donde estoy. —Ivy ya está hecha cenizas, y
Cody pronto lo será —dice Bones, su voz plana. Él no sabe que soy la
responsable por la acelerada descomposición de Ivy.
—¿Vieron algo nuevo? ¿Alguna pista? —pregunto, mirando a Bones. Pero
mi pregunta está realmente dirigida a Kieron.
Bones niega. —No. Está justo como estaba anoche.
Pero los ojos de Kieron tienen mi atención. Él vio algo… puedo darme
cuenta.
Y sé que él sabe algo.
¿Pero qué?
224
Los cuatro marchamos a través del valle, y estoy comenzando a
preguntarme si alguna vez vamos a ver a alguien de Hlbafa. Hemos estado
caminando por algunas horas ahora y no hemos visto ni un alma. Incluso
si ellos no tienen centinelas localizados en puntos de observación, como
los tenemos en Dryndara, deberíamos haber encontrado alguna forma de
vida para ahora. Y también estoy comenzando a preocuparme por mi
tiempo. Todavía me quedan varias horas, y siempre puedo correr si es
necesario. Pero aun así, no pensaba que esto iba a ser un fracaso.
Justo cuando voy a decir algo, hay un aullido en la distancia, rápidamente
seguido por otro… y otro.
Nos han visto.
Tomo una respiración profunda, y Bones sostiene la antorcha en alto. Sé
que él desea cambiar a modo sabueso infernales ahora. Pero no puede,
porque probablemente sería percibido como una señal de agresión. Pero
Bones no es buen pasivo.
—Nos quedaremos aquí —dice, tensándose—. Déjenlos acercarse.
Mi corazón se acelera y tomo varias respiraciones más profundas. Aunque
sé que ellos no son quienes mataron a Ivy y Cody, una ráfaga de
adrenalina se dispara en mis venas. Estamos traspasando las tierras
prohibidas. Esta es razón suficiente para matarnos. Aunque tenemos la
reconocida Antorcha de la paz, no es exactamente algo inaudito para los
demonios ignorarla, matar a los intrusos y proclamar que la antorcha no
estaba presente.
Los cabellos en la parte trasera de mi cuello se levantan, y Kieron se
desplaza más cerca de mí. Ambos estamos enfocados en las figuras
incrementándose a nuestro alrededor. Tres… no, cuatro… cinco sabuesos
infernales, cada uno del tamaño de un automóvil Sapie, están viniendo de
todas direcciones.
Nos quedamos en un pequeño círculo con nuestras espaldas presionadas
juntas, mientras las bestias nos rodean gruñendo. Sus ojos brillando de
color rojo, y gotas de saliva venenosa cayendo de sus afilados colmillos.
—Venimos en paz —dice Bones sosteniendo la antorcha—. Pedimos
respetuosamente pasar a hablar con sus líderes.
225
El sabueso más grande se acerca unos centímetros, gruñendo y oliendo.
Luego se sacude y se estremece, revelando una belleza amazónica con el
pelo rubio cayendo en ondas más abajo de las caderas. Ella es
probablemente la más exquisita criatura que haya visto en toda vida, con
un rostro demasiado perfecto para ser imaginado. La mitad de su cuerpo
está cubierto en extrañas marcas azules brillantes, que me recuerdan a
antiguos tatuajes tribales. Estoy más sorprendida, sin embargo, por el
hecho de que la sabueso infernal se haya revelado como una mujer;
siempre asumí que todos ellos eran hombres. Al menos, lo son en
Dryndara.
—¿Por qué están aquí? —pregunta la diosa. Incluso su voz suena como la
sublime perfección armónica. Otra ronda de grandes sabuesos infernales
están posesivamente detrás de ella, mientras los otros tres forman un
triángulo a nuestro alrededor.
Bones se aclara la garganta. —Venimos de Dryndara. Dos de los nuestros
fueron asesinados recientemente y encontrados en su lado de la frontera.
—Ya veo —dice la mujer, deslizándose más cerca de Bones. Ella extiende
su mano y con gentileza le pasa un dedo a lo largo del lado de su mejilla.
Bones no reacciona, y ella se ríe—. Ah, un íncubo. Qué mal. Habrías sido
divertido. —Los otros sabuesos hacen pequeños ruidos como ladridos, casi
como si estuvieran… ¿riéndose?
—¿Tú, o los tuyos llevaron a cabo el ataque contra nosotros? ¿Pueden
explicar cómo es que fueron asesinados? —demanda Bones.
—¿Pueden ustedes explicar cómo los encontraron en nuestro lado de la
frontera? —replica, sus largos ojos lapislázuli ahora en rendijas
amenazantes.
—Esa fue mi culpa —dice Kieron, dando un paso adelante—. Soy un
Latros. Estaba rastreando las esencias de las víctimas y crucé sus tierras
sin querer. No tenía conocimiento de los límites, y sólo estoy visitando
temporalmente Dryndara como parte de otro trabajo. Por favor
perdónenme. —Inclina ligeramente la cabeza hacia la mujer.
La belleza se ríe, un tintineo que hace que escalofríos bajen por mi espina
dorsal. —Ah… un hombre apuesto y joven. Y no es un íncubo. Sí, tú lo
harás bastante bien.
Mis ojos se estrechan.
226
¿Hacer qué?
227
í
Traducido por Lore_Mejia Corregido por Angeles Rangel
o hemos hecho nada para provocar que invasores no
deseados entren a nuestros terrenos —continua la
belleza—. Pero exigimos un sacrificio por su transgresión.
Una penitencia. —Ella evalúa a Kieron pensativamente, con una pequeña
sonrisita cruzando sus labios. Los perros de caza ladran otra vez.
Me pongo la daga en la cara y atrapo su mirada. Me sonríe amenazante. —
Oh, ¿Qué tenemos aquí? Dicen venir en paz, y aun así esta adorable joven
criatura posee un arma mortal. Qué interesante.
—Tengo todo el derecho a defenderme —digo.
Ella se ríe. —Sí, mi amor, por supuesto que lo tienes. Justo como nosotros
tenemos derecho a defendernos.
—Queremos saber quién asesinó a nuestros amigos —grita Jax,
sorprendiéndome—. Fueron encontrados aquí, en su tierra. Han roto el
tratado. Eso nos da derecho a investigar.
Los cuatro perros de caza nos rodean como tiburones. Bones, Jax, Kieron
y yo nos juntamos más. La criatura rubia flota hacia Jax y pone su cara a
meros centímetros de la de él. —No hemos roto nada —sisea ella—. Son
ustedes quienes han roto la ley. Y por eso, uno de ustedes debe pagar.
Mi corazón empieza a acelerarse, y miro rápidamente a Bones. Su cara
está seria, su mandíbula apretada. Miro a Kieron quien parece estar
teniendo una lucha interna, pero su expresión es imposible de leer. —Te
creo —dice—. No creo que uno de los tuyos sea responsable. Creo que fue
alguien diferente…
Pero sus palabras son interrumpidas, y todos nos vemos empujados hacia
adelante por el masivo cuerpo de Jax cuando de repente se transforma en
un demonio. Me siento como si me hubiera golpeado un bus en la espalda,
—
228
y caigo de rodillas. Kieron y Bones se tambalean hacia adelante, pero
recuperan el equilibrio. Un gruñido feroz es seguido por ladridos cuando
Jax se tira sobre la mujer, inmovilizándola.
En seguida los otros perros de caza salen en su defensa, y antes de que yo
pueda siquiera parpadear, Bones se transforma. Kieron me coge del brazo
y me aleja de la sangrienta gresca. —¡Deténganse! —grito, pero es muy
tarde. Bones y Jax están embrollados en una viciosa pelea, pelo vuela por
todas partes y es imposible saber quién es quién.
La belleza rubia esta inmóvil en el suelo, sus ojos miran al vacío, su
garganta desgarrada. —¡Bones! —vuelvo a gritar, y miro horrorizada
cuando dos perros de caza saltan sobre él al mismo tiempo. Escucho su
ladrido adolorido mientras se retuerce y se voltea, defendiéndose de ataque
en dúo.
—Kieron, ¡Ayúdalo! —le ruego desesperada.
—¿Sabes cuál es cuál? —pregunta, con una mirada aterrorizada en el
rostro.
—Ese es Bones… —digo señalando—. Creo que Jax es el que tiene cola
gris… ¡No sé!
—¿Solo tienes esa daga?
Asiento, mientras mis ojos se abren al tomar la suave empuñadura. Pero
no puedo usarla. Si me acerco a los perros, me destrozarían en segundos.
Y mis poderes son inútiles, utilizar fuego infernal contra un demonio es un
poco más efectivo que darle puños a las olas del mar.
—Tendrás que tirarlo —dice—. Apunta justo al entrecejo. No lo matará,
pero lo aturdirá el tiempo suficiente para que Bones pueda darle la pelea.
—¡Imposible! Se están moviendo muy rápido… no hay manera…
—Es nuestra única oportunidad ahora. ¡Tienes que intentarlo…!
Tomo varias respiraciones largas y profundas y me calmo. Unos momentos
más de esta pelea y Bones y Jax estarían muertos.
Agarro mi daga con fuerza, poniéndola detrás de mi oreja, esperando…
necesito que ambos se giren y queden frente a mí, solo por un segundo.
229
Mi corazón palpita. Entrecierro los ojos y me concentro en el que ataca a
Bones por detrás. Casi me está mirando… casi…
¡Swish! la hoja color esmeralda sale volando de mis manos y queda
incrustada justo en medio de los brillantes ojos rojos. Se escucha un grito
estremecedor cuando el perro cae retorciendo las patas. Por un breve
momento Bones y el otro perro parecen distraídos, pero Bones lo está por
una fracción de segundo menos que su oponente. Él se gira e incrusta sus
afilados dientes en la yugular del animal, y sacude su cabeza adelante y
hacia atrás sin piedad.
Los otros dos perros siguen tirándose sobre Jax. Uno de los atacantes de
Jax se voltea y ve a Bones acorralando a su camarada, e inmediatamente
se tira hacia él. —¡No! —grito, antes de lanzar la daga otra vez. Le da a la
bestia en la frente, derribándola. Kieron se le acerca con la antorcha, saca
mi daga y prende al perro en llamas.
Bones suelta al lastimado perro de su agarre mortal, y se acerca hacia
donde esta Jax retorciéndose y sangrando debajo del perro que queda.
Salta sobre su espalda y entierra los dientes en el cuello del animal. El
perro deja brotar un grito angustiado y cae sobre su costado. Bones lo
araña furiosamente, usando sus colmillos y mordiéndolo, rasgando la
carne hasta que no queda nada sino pelo ensangrentado.
Después de que Kieron termina de prender fuego a las otras criaturas —
incluyendo a la líder rubia— corre hacia donde estamos Bones y yo de pie
al lado del cuerpo de Jax. En la muerte se ha vuelto a convertir a su forma
de hombre.
—Estúpido tonto —murmuro. Kieron se pone mi lado, y Bones, aún en
forma de perro, se pone a mis pies. Me acerco a acariciarlo y él se queja.
Me sorprende la humedad en mis manos.
Sangre. Bones está cubierto en ella. ¿Pero cuánta es suya? ¿Y cuánta
viene de las otras criaturas?
Espero a que Bones se transforme, pero no lo hace. En vez de eso, se pone
de pie en cuatro tambaleantes patas y se aleja cojeando.
—Kieron, mira, está herido. —Kieron se inclina para poner la antorcha
sobre el quieto cuerpo de Jax. Su cuerpo se demorara más en
descomponerse, y es esencial que borremos nuestros rastros y debemos
eliminar cualquier evidencia de lo que ha ocurrido. La Hibafa pronto se
230
dará cuenta de que les hacen falta 5 perros demonios, pero sin ninguna
pista de lo que sucedió, deberíamos ser capaces de minimizar nuestro
peligro. Tenemos lo suficiente para preocuparnos así como estamos.
—Me imagino que lo está —dice Kieron, levantándose—. Esa fue una
batalla seria, y tiene suerte de haber sobrevivido. Le salvaste la vida.
—No, tú lo hiciste... yo estaba paralizada mirando… ni siquiera pensé en
tirar mi daga. —Sacudo la cabeza hasta que aprieto mi agarre en la
empuñadura. No hay manera de que la suelte hasta que no estemos de
regreso en Dryndara.
—¿Supongo que por eso es que no se ha transformado? —musita—. Tal
vez sus heridas son demasiado severas…
—No —respondo rápidamente—. Estoy segura de que está bien. Sólo se
está quedando en guardia hasta que estemos a salvo.
—Entonces, ¿Por qué no está corriendo?
Yo bajo la mirada. Es claro que Bones está severamente herido,
chorreando sangre. —Solo necesitamos regresar a Dryndara —digo,
mientras corro para caminar a su lado.
—Lucky, míralo, algo está definitivamente mal.
Me muerdo el labio nerviosamente y miro a Bones. Este acurrucado en el
suelo, en algún lugar entre dormido y despierto. Aún no se ha
transformado, aunque llegamos seguros a Dryndara. Los tres estamos
acampando en un pequeño campo por el rio Valkis.
—Tal vez está cansado —digo, arrodillándome a su lado. Lo acaricio
gentilmente, y en su somnoliento estado él hace mala cara. Mi mano está
cubierta de sangre por varias heridas que tiene en el costado. —Esto es
malo… muy malo —susurro—. Nunca lo había visto así de herido.
231
—Es porque fue atacado por su propia raza. Sus poderes son más fuertes
entre ellos. Naturalmente él nunca había luchado contra uno de los suyos
aquí…
—Desearía que hubiera hablado conmigo… ¡Que me hubiera dicho qué
hacer! —suspiro frenéticamente. No puedo dejar de notar cuán
peligrosamente cerca están las lunas de Illyria. Mi tiempo ya se está
acabando. Pero aún peor, también el de Bones.
—Tal vez está demasiado débil para transformarse…
Le acaricio la cabeza gentilmente. —Bones… Bones, ¿Puedes oírme?
Él flojamente abre un ojo y deja salir un alarido.
—Bones, tienes que decirme qué hacer… ¿Dónde te duele? ¿Hay alguna
cosa que deba conseguir? —siento como mis ojos se humedecen. Él me
mira somnoliento y levanta su cabeza levemente antes de dejarla caer otra
vez.
—¿Bones? —Esta vez es más un ruego. Siento como su fuerza vital se
desvanece, y el pánico empieza a surgir en mi interior, amenazando con
consumirme totalmente. Pongo su cabeza en mi regazo y acaricio el
costado de su cara. Su respiración es leve y trabajosa.
—Tal vez lo ayude a sanar si pudiera reaprovisionarse —dice Kieron—. Si
quieres puedo correr al bar y conseguirle algo…
—¡Si! ¡Y apúrate! —No sé a quién le queda menos tiempo, si a mí o a
Bones. Le dirijo a Kieron una mirada de ruego mientras él se monta en su
moto y se adentra en el bosque.
—Estarás bien —le susurro a Bones, aunque no estoy segura de creer esas
palabras—. Vas a estar bien. Kieron fue a buscarte algo de beber. Estará
aquí en poco tiempo.
Bones pone su cabeza en mi regazo y yo gentilmente le acaricio la mejilla.
Por favor, Bones, por favor no mueras rezo silenciosamente. Él no se
supone que muera nunca. No se supone que sea así. Pero nosotros fuimos
capaces de acabar con los otros perros demonios, y ni Kieron ni yo somos
demonios puros. Debían tener sangre mezclada, incluso la líder. Aunque
ella claramente era parte Sucubus, debe haber tenido algo de sangre Sapie
puesto que Jax fue capaz de matarla. Pero tal vez con el que Bones luchó y
mato era puro…
232
Bones emite otro lloriqueo y restriega su cabeza sobre mi regazo.
Suavemente acaricio su masivo cuerpo, sin importarme que mi mano esté
cubierta de sangre. Tengo que retener la rabia que amenaza con
sepultarme. Primero Kayla y Michael. Luego Ivy y Cody. Ahora Bones.
¿Por qué todos los que me importan terminan muriendo?
Ignoro las lágrimas que corren por mi cara, pero no puedo ignorar los
inminentes círculos que se unen en el cielo. Es casi de mañana en el
mundo Sapie. Pronto me dormiré. Puede que Liora no se levante
enseguida, pero ella estará en control. Necesito que Kieron se apure.
Necesito que regrese para que Bones pueda beber y fortalecerse. Necesito
alejarme de ellos antes de que Liora despierte.
Pero sé que ya es demasiado tarde. Aunque corra lo más rápido que
pueda, si me voy justo en este momento —y no hay manera de que lo
haga— apenas llegaría a la mitad del camino hacia la cabaña.
Solo puedo esperar que cuando Liora se despierte, tenga un poco de
compasión por nuestro amigo caído. Después de todo, ella también era
amiga de Bones, antes de dividirnos. Tiene los mismos recuerdos que yo
sobre nuestros tiempos juntos. Conoce toda la historia de nuestra vida
compartida hasta que los Amazèa nos dividieron. Aunque dice que nos
detesta, hubo un tiempo en el que se preocupaba por Bones tanto como yo
me preocupo ahora.
Solo puedo esperar que haga lo correcto.
El rugido de un motor que se acerca suena justo cuando las primeras olas
de debilidad corren por mi cuerpo. —¡Kieron apúrate!
Él se baja de su moto corre hacia mi lado, con un gran frasco de líquido
verde en sus manos. —¿Cómo la ha pasado? —pregunta, quitándole el
corcho al líquido.
—Igual, pero mira… —hago un gesto hacia el cielo, mi voz suave.
233
Me mira horrorizado cuando el entendimiento llega a su cara. —Oh, no…
Liora… ya viene…
Asiento. —Debes quedarte aquí Kieron. Tienes que ayudarla. Ella se va a
asustar y va a estar molesta. Debes cuidar de ella y llevarla a casa. Y
Bones… por favor… sálvalo… no lo dejes morir…
Mis palabras se desvanecen cuando la oscuridad me absorbe.
234
í
Traducido por Caami
Corregido por ★MoNt$3★
o sueño… al menos no creo hacerlo. Si alguna vez tengo extraños
parches de recuerdos cuando despierto, siempre les hago caso
omiso como si fueran de Lucky.
Afortunadamente, los pensamientos siempre se desvanecen rápidamente y
no tengo que revivir sus aventuras nocturnas.
Pero tal vez todavía estoy durmiendo. Es de noche, en su mayoría. Hay un
intenso brillo en mi cara. Ugh, ¿Lucky dejó la luz del dormitorio prendida?
Trato de darme vuelta y enterrar mi cara en la almohada. Pero no hay
almohada, y siento como que estoy cayendo…
¿¡Qué?!Me despierto con un sobresalto.
…Por lo menos creo que estoy despierta. Aquí está Kieron, que me sostiene
en sus brazos, mirándome con tanto amor y preocupación.
—Hola, preciosa…
Alcanzo su cara para tocarlo y la bajo para un beso. Mientras estoy
soñando…
—Liora.
Con esa palabra, mis ojos se enfocan, y mi cabeza se aclara… sólo por un
momento, antes de entrar en una terrible espiral.
Trato de saltar, y es sólo entonces cuando me doy cuenta que hay algo en
mi regazo, un peso que me tira hacia abajo. Algo pesado, feo. ¿Un animal
muerto? Y está húmedo.
—Liora, no te muevas. No tengas miedo. Ahora estás a salvo. Te tengo.
Kieron aprieta su agarre a mí alrededor. Sin pensarlo, grito.
235
—Shhh… shhh… no te asustes. Te lo prometo, todo estará bien.
Simplemente no entres en pánico. —Kieron coloca sus manos suavemente
sobre mi boca. Al instante, muerdo sus dedos y él hace una mueca,
entonces de mala gana se retira—. Liora…
—¡Suéltame! ¡Suéltame! —grito y trato de retorcerme para salir, pero estoy
atrapada por el pesado peso.
Esto es una pesadilla y tengo que despertar.
—Es Bones —dice Kieron en voz baja—. Ha sido herido gravemente.
Tenemos que ayudarlo.
Siento como si hubiera recibido una bofetada con un millón de dagas
pequeñas en la cara. Poco a poco, miro hacia la parte superior de mi
regazo. Mientras la comprensión se abre camino en mi cabeza, me giro
para hacerle frente a Kieron.
El sonido emana de mi boca.
—Tú… —Mi única palabra de acusación lo dice todo.
Agacha la cabeza y suspira.
—Sí. Pero, por favor, guarda lo que sientas hacia mí ahora mismo, Bones
es tu amigo, y necesita nuestra ayuda.
No puedo respirar, sé que el aire está entrando en mis pulmones, y sin
embargo, no está haciendo ningún bien.
—Liora, cálmate… vas a híper ventilar… —La calidad de su suave voz se
pierde totalmente en mí.
—Tú… tú… todo este tiempo…
Baja la cabeza.
—Liora, tenemos que conseguir que Bones se transforme de nuevo para
que puedo beber esto —dice sosteniendo un frasco verde—. Fue herido de
gravedad, y sin ella puede morir. —Sus ojos azules brillan, y me doy
cuenta por primera vez de lo profundos que son. Cómo podía ocultar la
verdad detrás de su belleza.
—Así que, no me importa. Déjalo morir —gimo, apoyando mi cuerpo lejos
de la cabeza de la bestia.
236
—Liora, no quieres decir eso. Bones es tu amigo.
—No, no lo es. Es amigo de ella. —Miro para otro lado. No puedo soportar
mirar a sus ojos. Los ojos que me mintieron.
Agacha la cabeza tratando de ver mi cara.
—Es muy especial para ella. Cuida profundamente de él. Esta noche fue
herido, sobre todo por protegerla, sospecho —añade en voz baja.
—Por lo tanto, no me importa. Aléjalo de mí. —Empujo el peso muerto de
mi regazo pero no puedo moverlo.
Pero mi voz no tiene la misma convicción de antes. Mira hacia abajo al
animal herido, y mi pecho duele.
Por supuesto que conozco a Bones, y sí, en un punto era mi amigo. Un
querido amigo. Pero es uno de ellos… y son todos iguales. Basta con mirar
lo que obtienen para saberlo.
—¿Dónde estamos?
—En el otro lado de Dryndara, cerca del río Valkis. Alguna… ¿alguna vez
has estado aquí antes? —Contemplo el paisaje desconocido y sacudo la
cabeza—. Pero, obviamente, has estado en Dryndara…
Asiento lentamente.
—Es… esto ha sido hace mucho. Años. —Miro al cielo. Sé que el disco
amarillo brillante que estoy viendo no es el sol, pero la trinidad de las
lunas se superpone como una sola. Hay luz de día en la casa, pero aquí
está oscuro. Para siempre, eternamente de noche.
Thiberoux, un lugar repleto de monstruos malvados. Un lugar que
desgarra mi alma una y otra vez. Un lugar que me esperaba y rezaba para
que nunca más volviera a ver con mis ojos humanos. Sin embargo, aquí
estoy.
Pero también es mi casa. Mi verdadero hogar. La primera casa que he
tenido, y el primer recuerdo. Y en mi regazo está Bones, el primer amigo
que he hecho. Lo conocí antes de conocer a Michael y Kayla, pero él
siempre mantuvo la distancia… como un protector hermano mayor.
Me dijo que cuando fuera mayor seríamos mejores amigos, pero que yo
todavía era joven, tenía que jugar con los niños de mi edad. Recuerdo que
237
me daba paseos en su espalda a través de los bosques mientras me
agarraba con fuerza a su cuello. Recuerdo que me hablaba con su voz
suave, sedosa, explicándome los caminos de Dryndara y el carácter
especial de Thiberux. Recuerdo cuando me dio un diamante negro brillante
cuando tenía cinco años, la primera vez que entré en el bosque por mi
cabaña, mirando, buscando… buscando algo que sabía que estaba allí en
alguna parte, esperando para que lo descubriera. Recuerdo que había
aparecido detrás de un árbol y me había regalado el diamante especial… el
que aún hoy descansa en la base de mi cuello, uniendo mi capa. Me
acuerdo de lo magnífico que pensaba que era.
Qué poderosa, orgullosa y bella.
Ahora, miro hacia abajo a su cuerpo roto y ensangrentado, mi corazón se
rompe repentinamente.
—¿Qué puedo hacer? —susurro.
Kieron me entrega el frasco y me ayuda a sostener la cabeza de Bones.
—En este caso, trata de conseguir que pase algo de esto por su boca… al
menos lo suficiente para que pueda transformarse y beber el resto.
Abre la boca de Bones ampliamente, evitando cuidadosamente los dientes
afilados, mientras inclino el vial lentamente y echo un poco de líquido en
su interior.
Los ojos de Bones revolotean, e inhala profundamente.
—Bones, soy yo, Liora. ¿Me recuerdas? Es necesario que cambies tu forma
actual para que puedas beber el resto de esto y mejorar —digo en voz baja,
acariciando su cuerpo mojado.
Un ligero gruñido suena en su garganta, seguido de otro. Entonces un
ladrido pequeño mientras levanta la cabeza y me mira. Sus ojos incoloros
poco a poco aumentan la intensidad, como si un interruptor se hubiera
prendido en su interior. Gruñe de nuevo.
—Vamos, puedes hacerlo… —insto.
Siento el temblor en mis piernas y veo cómo la enorme masa parece
desaparecer ante mis ojos. Casi al instante, donde antes se sentía como
una roca aplastándome, hay ligereza.
238
Es un hombre.
Se estremece y tiembla, su piel morena y cubierta de sangre. Desabrocho
los ganchos que sostienen mi capa y los tiro encima de su cuerpo desnudo
y tembloroso.
Kieron se arrodilla a nuestro lado, mientras vierto el resto del líquido en la
garganta de Bones. Un poco se derrama en su barbilla, pero acoge la
mayoría con ansias y traga hasta que no hay más.
—Ahí, eso está mejor… —lo arrullo, como si estuviera hablándole a un
bebé, en lugar de a un monstruo demonio.
Angula su rostro al mío. Me había olvidado de lo hermoso que era. Y no ha
envejecido ni un día.
—¿Liora? —susurra.
—Hola, Bones. Mucho tiempo sin verte. —Le doy una sonrisa, pero mi
corazón late con fuerza, todavía con un poco de miedo.
Se sienta y me da una sonrisa devastadora, entonces me atrae a sus
brazos abrazándome fuerte. A pesar de mí misma, le devuelvo el abrazo,
incapaz de resistirme a la fuerza suave de su abrazo. Besa mi mejilla y
siento un hormigueo donde sus labios se presionaron.
—Es tan bueno verte. Te he echado de menos.
—Y… yo también te extrañé —digo, a pesar de que hasta este momento
apenas le había dado un pensamiento. Pero estar aquí con él ahora, está
trayendo una avalancha de recuerdos ya enterrados. Los recuerdos de mi
vida anterior, antes de que despreciara lo que era.
—¿Estás bien? Sé que te da miedo estar aquí…
Tengo que reír. A pesar de sus heridas que todavía no se han curado, se
preocupa más por mí que por él mismo.
—Estoy bien. ¿Cómo te sientes tú?
Se impulsa sobre sus pies y envuelve la capa alrededor de su cintura,
volviéndolo un taparrabos.
Mira de Kieron a mí.
—Tengo que darles las gracias… a los dos. Sé lo que hiciste por mí…
239
Kieron arrastra sus pies.
—No fue nada.
Soy consciente de Kieron a mi lado, pero no me atrevo a mirarlo de frente.
Me mintió. Me engañó. Todo este tiempo actuó como si fuera otra persona,
cuando sabía la verdad sobre lo que realmente soy.
Bones me evalúa. Estoy tiritando de frío, ahora que estoy sin la capa que
Lucky llevaba. Miro lo que llevo puesto y siento la fiebre del calor en mis
mejillas. También puedo estar desnuda en este conjunto de gato ajustado.
¿Por qué no usó uno de sus vestidos esta noche?
—Tenemos que llegar a casa —dice Bones—. ¿Quieres tomar a Diablo?
—No sé cómo montarlo —le digo a través de mis dientes que castañean.
—Te puedo llevar en mi moto —dice Kieron—. Lo hice con Lucky una vez.
Y justo mi corazón se rompe oficialmente. Me siento mareada.
—Prefiero saltar en el río congelado antes de ir a alguna parte contigo
—digo bruscamente, con la voz dura y fría.
—Bueno, necesitamos llegar a casa —dice Bones—. Um… no sé si te
animarías, pero te puedo llevar si gustas… voy a cambiar de nuevo y te
puedes sostener como lo hacías cuando eras joven… —Me mira de arriba
abajo, y donde su mirada se posa, mi cuerpo se calienta al instante, como
si vinieran láseres de calor de sus ojos.
Vacilo, pero sé que no tengo otra opción. Asiento con la cabeza.
—Está bien, entonces, aquí tienes —dice, y me entrega la capa. Aparto mis
ojos—. Iré despacio, y agárrate del pelaje tanto como necesites para
sostenerte. No te preocupes por hacerme daño, no puedes.
Se transforma, entonces baja su masivo cuerpo. Monto con entusiasmo.
Me inclino hacia delante y envuelvo mis brazos alrededor de su cuello.
Enterrando la cara en su pelo sedoso.
—Los seguiré —dice Kieron.
Levanto mi rostro y me vuelvo hacia él.
240
—No te molestes. De hecho, no vengas a ningún lugar cerca de mí de
nuevo. No quiero tener nada que ver contigo. ¿Entiendes? ¡Mantente lejos!
Bones empieza un trote lento, dejando atrás a un alicaído Kieron.
Hemos viajado por algunas horas a un ritmo suave cuando, de repente,
Bones se detiene y se agacha. Confusa, desmonto y camino lejos de su
cuerpo girando y batiéndose. Cuando veo que se está convirtiendo en un
hombre de nuevo, bajo la mirada… con la tentación, sin embargo, de echar
un vistazo.
Con los ojos cerrados, extiendo mi capa y lo siento quitándomela.
Se ríe.
—Está bien, puedes ver ahora.
Abro los ojos de nuevo.
—A través de esos árboles está el portal… no puedo ir más lejos, como una
bestia, sólo como un hombre.
—¿Cuánto más lejos está la cabaña? —pregunto, mirando alrededor.
Busco en mi memoria este lugar, pero a pesar de que es vagamente
familiar, sé que una vez que salga de Thiberoux el paisaje cambiará
drásticamente.
—¿Supongo que a unos dieciséis kilómetros? Es un paseo bastante largo…
puedo correr y llevarte en mis brazos…
Tengo que sonreír.
—¿En serio? ¿Puedes hacer eso? —No sé si la idea me da miedo o me
emociona. Luego, lo miro a los ojos, y sé desesperadamente que quiero
estar en sus brazos.
—Tendré cuidado, lo prometo. Estaremos allí en un momento. —Con eso,
me alza en sus brazos como si fuera menos pesada que una pluma y me
lleva por el umbral a un mundo diferente. Mi mundo. Una vez más,
241
estrecho los brazos con fuerza alrededor de su cuello y aprieto mis ojos
cerrándolos. Una ráfaga de viento corriendo por mi cara me dice que
estamos viajando muy rápido, pero tengo demasiado miedo de mirar.
Entierro mi cara en su pecho, sintiendo su piel suave y tibia en mi cara.
Por desgracia, mi viaje termina en sólo unos minutos. El recio viento se
detiene y Bones me pone suavemente abajo. Abro los ojos y veo la cabaña
a unos pocos cientos de metros de distancia.
Me dirijo a él y sonrío.
—Gracias, Bones. Realmente lo aprecio. —Impulsivamente lo abrazo,
saboreando la dulce sensación de sus brazos alrededor de mi cuerpo.
Cuando él me sostiene, quiero nadar en su piel, y tomar varias
respiraciones de su aroma embriagador. Ahora que estamos aquí, no
quiero que se vaya. No puedo imaginar no volver a verlo, y no quiero
parpadear por temor a que no esté aquí cuando abra los ojos. Quiero que
me pida que haga algo, cualquier cosa, con tal de poder tener el placer de
ser obligada por él. Creo que la razón por la que nací fue para que pudiera
reunirme con él y que me mirara de la manera en que me está mirando
ahora. Es la razón de mi existencia… es mi todo, siempre. Si me deja, yo
ciertamente, moriría.
—Cuida de ti, chica. Y no seas tan extraña. Te echaré de menos. —Se
desenreda de mi abrazo y me devuelve mi capa.
—Espera… por favor no me dejes… —ruego, procurando alcanzarlo.
Pero ya se ha ido.
—Oh, Liora, gracias a los dioses que estás bien. He estado muy
preocupada. —Tatiana se abalanza sobre mí, al momento en que entro por
la puerta. Angula su cuerpo lejos de mi torpeza cuando me abraza, y
recuerdo que todavía tengo puesto el diamante negro mágico. Me había
advertido cuán mortal es que un humano, como Tatiana, haga contacto
con él.
242
Sin embargo, por alguna razón, no he quedado reducida a cenizas.
—Parece que hubo algunos problemas ayer por la noche. Lucky se quedó
atascada en Thiberpux —digo mientras me abro paso por la habitación
para sentarme en el sofá. Fuego arde en la pequeña chimenea, y estoy tan
casada ahora, que podría dormir por días.
Tatiana sirve dos tazas de té y me lleva una.
—Sí… sabía que estaban ahí, pero no podía verte. Eso me preocupaba.
—Era… está bien. Todo funcionó. —Recuerdo a Bones, pero por alguna
razón no me siento derretirme por él como hace unos minutos. Entonces,
pienso en Kieron y mi corazón se convierte en hielo.
—¿Qué es lo que pasa, querida? Estás molesta, puedo notarlo. —Tatiana
deja su vaso de borde dorado y se vuelve hacia mí.
Tomo otro sorbo.
—Nada. Estoy muy cansada, eso es todo. Tat, mira, sé que estuve de
acuerdo en terminar la escuela, sobre todo porque volví ese día con mi
“cosa buena”…
Mi voz se apaga mientras recuerdo la mañana en que no quería ir a la
escuela, y Tatiana me habló, diciendo que si no podía encontrar “una cosa
buena sobre mi vida”, entonces me dejaría abandonar mis estudios. Ese
fue el día que Kieron se presentó y me llevó a pescar en el prado mágico.
Ese fue el día en que comencé a enamorarme de él.
Por lo tanto, como una idiota, le dije a ella sobre mí “cosa buena”, sellando
mí destino de graduarme en la preparatoria. Pero ahora ese algo bueno ha
desaparecido. La verdad es que nunca estuvo allí en primer lugar… todo
había sido una total y completa mentira.
—¿Sí, Liora? —solicita cuando no continúo.
Niego con la cabeza. Esto es demasiado para procesar en este momento.
Doy un suspiro profundo, y miro a su cara compasiva.
—Nada… sólo estoy cansada. Realmente no me siento bien. Sé que volveré
al colegio, pero no puedo ir hoy. Iré mañana, lo juro.
—¿Y te graduarás con tu clase?
243
Suspiro de nuevo.
—Sí.
244
í
Traducido por Vero/Paaau Corregido por Dianita
amos, Diablo... muévete —apremio y aprieto fuerte mis
piernas. Ya está corriendo al máximo de su velocidad,
pero no puedo llegar a Kings River con suficiente rapidez.
Comienzo a gritar llamando a Bones tan pronto como atravieso el Portal de
Thiberoux.
—¡Bones...! ¡Bones!
Pronto, soy recompensada con el dulce sonido de su aullido. Cuando su
forma negra emerge de las sombras salto de la espalda de Diablo, sin
importarme que aún esté corriendo a todo galope. Vuelo a los brazos de
Bones justo cuando recupera su forma humana, y lo abrazo fuerte.
—Oh, estoy tan feliz de verte. Estoy tan contenta de que estés bien.
—Caray, si hubiera sabido que ser destrozado por algunos malditos
Hellhounds te haría actuar así, lo hubiera hecho hace años.
Me río y me alejo, valorándolo.
—Te ves muy bien. Perfecto como siempre. Ahora, dime todo lo que sucedió
después de que estiré la pata. No dejes fuera ni una cosa... —Lo empujo
contra el tronco de un árbol, y nos sentamos al lado del río de fuego
danzante, viendo el espiral de llamas naranja a su alrededor.
Se estira a mi lado, acariciando el encaje de mi vestido.
—Liora lo manejó como una campeona. Así como Kieron, supongo —
añade, más como una ocurrencia tardía.
—Cuéntame.
—
245
—Lo único que sé es que estuve un poco inconsciente un tiempo... cuando
regresé, Tú, quiero decir... Liora, estaba pasando un poco de la Fuente de
Energía a mí. Me dio la fuerza suficiente para transformarme, y después
que terminé con el resto, mis heridas sanaron de inmediato. Mejor que
nunca. —Flexiona un bíceps perfectamente en forma y lo besa. Me río y
ruedo los ojos.
—Háblame de Liora... ¿Enloqueció? ¿Se volvió completamente loca por
todo?
—Bueno... —titubea.
—¡Dime!
—No parecía demasiado contenta con Kieron. ¿Está pasando algo entre
esos dos? ¿Y cómo funciona eso exactamente? Habla acerca de un trío
perverso...
—Olvídate de ellos. —Ondeo mi mano a través del aire—. ¿Qué más...?
Se ríe por lo bajo.
—Bueno, supongo que podría decírtelo ahora. Estaba preocupado por ella.
Sabía que tendría miedo y que necesitaba regresar segura a casa. Estaba
furiosa con Kieron y no sabía cómo montar a Diablo, y sé cómo se siente
acerca de... nuestra especie. Pero necesitaba hacer algo para ponerla
tranquila... sólo para que me dejara llevarla a su casa. —Tiene una sonrisa
diabólica en su rostro.
Estrecho los ojos.
—No lo hiciste...
—Sólo un poco —dice, juntando el pulgar y el dedo índice—. Sólo lo
suficiente para llevarla sin que diera batalla. Pero deberías haber visto
cuando la dejé en la cabaña. Prácticamente rogaba tener a mis pequeños
bebés demonio...
Azoté su brazo con el dorso de mi mano y se rió.
—Diría que después de todo, esquivamos una bala —murmuré—. No
puedo creer que Jax hiciera eso. Si no estuviera muerto ya, lo mataría yo
misma...
—Hola, chicos.
246
No me había dado cuenta que Kieron se aproximaba. Me levanto, sacudo
mi vestido y camino hacia él. Entonces lo abrazo y le doy un beso en la
mejilla, disfrutando lo bien que se siente su cuerpo presionado contra el
mío.
—¿Qué fue eso? —susurra a medida que nos separamos. Mira hacia donde
Bones está sentado y le da un pequeño asentimiento. Bones se aleja.
—Por salvar a mí amigo. Fuiste el que le consiguió la Fuente de Energía.
No sé qué hubiera pasado si... —Mi voz se apaga de inmediato.
Me mira a los ojos. Hay tristeza ahí. Verdades tácitas que no puedo leer.
¿Es porque Liora está enojada con él?
—¿Qué es? —pregunto tranquilamente, moviendo mi mano a lo largo de su
brazo hasta que su mano sostiene la mía. Le da un suave apretón y tira de
mí hasta donde Bones está mirando fijamente el fuego ondulante.
—Realmente, tengo que hablar con los dos... se trata de lo que pasó
anoche.
Bones nos mira, su expresión vacía.
Kieron se sienta en la hierba, me uno a él.
—Sólo quiero decir que no creo que sea buena idea que salga a la luz lo
que pasó anoche.
La risa de Bones es más bien una mueca.
—Por supuesto que sí. Mataron a uno de los nuestros cuando fuimos ahí
en misión de paz. Sé que no eres de por aquí, así que realmente no te
importa si uno de nosotros vive o muere. Pero a mí me importa. Me lo tomo
jodidamente personal cuando uno de mis chicos es desgarrado a pedazos.
Kieron da rodeos.
—Si... lo entiendo. Pero hay algo que debes saber... ayer por la noche,
cuando volvimos a visitar el lugar donde encontramos a Cody y a Ivy, vi
algo... algo que no había notado antes.
—¿Y qué fue? —pregunta Bones categóricamente.
247
—Lo que vi... lo que sentí, me lleva a creer que sé exactamente qué clase
de demonios los mataron. —Me mira fijamente puntualizando la palabra
demonios.
—Demonios transitorios que no tienen casa —continúa—. Viajan en
patrones particulares, que he sido entrenado para detectar. No vienen por
el lado de Hlbafa, y tampoco ninguno de los Hlbafa es responsable de lo
que pasó.
—Está bien, así que quizá no mataron a Ivy ni a Cody, pero atacaron a
Jax.
—Bueno —replico—. Para ser justos, Jax los ataco primero. Además, los
que nos atacaron ahora están muertos. Tal vez Kieron tiene razón... tal vez
deberíamos dejarlos ir... —No sé de dónde viene mi estado de ánimo
generoso, normalmente estoy lista para cualquier lucha por cualquier
razón, buena o mala.
Tal vez es porque estoy sentada aquí, junto a un Bones sano y fuerte, y al
lado de Kieron, que aún cubre mi mano con la suya debajo de las olas de
hierba. Tal vez son las palabras de Kieron, que fueron demonios quienes
mataron a Cody y a Ivy, no los Ángeles de Luz que habíamos temido en
primer lugar, eso me llenaba de una sensación de alivio, ya no me siento
como tentando al destino.
O tal vez porque, con Liora fuera de la foto, Kieron puede centrar su
atención en mí. Sólo en mí.
—Espera un minuto —dice Bones, dirigiéndose a Kieron—. Si supiste
anoche que los Hlbafa no eran responsables, ¿por qué no dijiste nada
entonces? ¿Por qué dejarnos seguir adelante?
—Porque no estaba seguro si los demonios responsables aún estaban en la
zona. Pensé que podíamos hablar con los líderes Hlbafa y tal vez obtener
alguna información de ellos... ver si alguno sabía algo. Pero, todos
sabemos lo bien que salió.
Bones está en silencio un rato.
—Supongo que veo tu punto. No tiene sentido hacer algo más grande de lo
que tiene que ser. Tengo cosas que preferiría estar haciendo antes que
luchar y matar —dice, poniéndose de pie—. Pero deberías habernos dicho.
—¿Dónde están ahora? —pregunto.
248
Bones y Kieron me miran, ambos con miradas en blanco en sus rostros.
Dejo escapar un suspiro de exasperación.
—Los demonios, idiotas. Los que mataron a Ivy y Cody.
Kieron mira hacia abajo.
—Se fueron. Muy lejos.
Siento que no me está diciendo todo, pero vuelvo mi atención a Bones.
—¿Estás libre para ligar? —pregunto, reconociendo la mirada en sus ojos.
Kieron y yo nos levantamos mientras Bones asiente.
—Sí, justo después de dirigirme al Bar. Voy a darme el lujo de unas
vírgenes extras esta noche —dice sonriendo lascivamente. Pero esta vez mi
estómago no se anuda como usualmente lo hace. Le sonrío y le doy un
beso en la mejilla.
Veo su espalda retirándose a medida que cruza el puente y lo comienzo a
seguir, pero Kieron me detiene.
—Lucky, espera un segundo.
—¿Qué? —Me giro para encontrarme con su mirada. Mi corazón hace un
tambaleante flip-flop mientras me mira a los ojos y pone sus brazos
alrededor de mi cintura. Suavemente, con autoridad, me tira más cerca.
Sus labios se encuentran con los míos, y mi cabeza comienza a girar. Su
beso es suave al principio, después se vuelve más intenso, más
apasionado. Permanecemos cerca del río de fuego, abrazados, besándonos
con una intensidad que nunca antes he experimentado. Mi interior arde, y
estoy segura que mi cabeza se derrite. Me siento fuerte y débil al mismo
tiempo.
No quiero que Kieron se detenga nunca, pero finalmente desliza sus labios
de mi boca hacia mi mejilla, mi frente, finalmente besa la parte superior de
mi cabeza. Apoyo la cabeza en su pecho con una sonrisa en mi rostro.
—Sólo necesitaba hacer eso primero —dice, con voz ronca.
—Me alegra que lo hicieras... ¿Qué te tomó tanto tiempo? —pregunto
mientras me acurruco más cerca. No quiero saber si ya la ha besado, no
quiero ni pensar en eso. Sólo quiero estar en este momento, aquí y ahora.
Con él. Sólo nosotros dos.
249
Pero ambos necesitamos beber, así que después de unos cuantos besos
más, caminamos de la mano a través del río de llamas.
—Así que, ¿qué hay en tu agenda esta noche? —pregunta Kieron, su rostro
a centímetros del mío, mientras me recuesto contra un árbol. Por mucho
que me encante escuchar el sonido de su voz, cada segundo que está
hablándome es un segundo más que no me está besando.
—Esto —digo, tirando de él por otro. Después de nuestros tragos en el
Demon Bar regresamos a mi lugar especial en la ladera. Pero ahora pienso
en él como nuestro lugar especial. Las sirenas parecen estar cantando más
que todo para nosotros esta noche, mientras Kieron y yo nos abrazamos
apasionadamente al borde del acantilado.
Paseo mis manos por los costados de su cuerpo y debajo de su camisa. Mis
dedos bailan en su duro abdomen como piedra. Diminutos vellos hacen su
camino hasta sus pantalones vaqueros. Gime en voz baja y tira de mí más
cerca.
—Me gustaría hacer esto toda la noche, pero no puedo —dice.
—¿Por qué no? —Hago mi mejor puchero.
Suspira.
—Bueno, realmente tengo que trabajar. Tomé el rastro de una cantera
anoche, y tengo que comprobar si se filtra. No es como si me quitara el
sueño —dice entre dientes, mirando a otro lado.
—Bueno, estaba pensando atormentar esta noche... pero a lo mejor,
¿puedo ir contigo en su lugar? —Trazo con un dedo un lado de su rostro.
Dios, es hermoso.
—Podría tener que ausentarme unos días... por eso tenía que asegurarme
de hacer esto antes de irme. —Sus ojos brillan, y se inclina para besarme
de nuevo.
Me echo para atrás como si me hubiera dado un golpe en el estómago.
250
—¿Unos días? —susurro.
Asiente.
—He estado siguiendo a estos demonios hace bastante tiempo. Por poco
los pierdo, después se escondieron en las tierras donde tengo prohibida la
entrada. Pero resurgieron. De hecho, son los responsables de lo de Ivy y
Cody. No quise decir nada antes con Bones ahí…
—¿Qué? ¿Por qué no me lo dijiste antes? ¡Definitivamente voy contigo!
Kieron suspira de nuevo y da un pequeño paso hacia atrás.
—No puedes. Como dije, podrían ser unos días... tal vez más. Sabes que no
puedes alejarte tanto tiempo. Pero tengo que actuar rápido y asegurar su
posición. Es de suma importancia que los contenga antes que tengan
oportunidad de desaparecer de nuevo.
Estoy decepcionada porque sé que tiene que ir, y no puedo seguirlo. Pero
algo más me molesta, también... algo en lo que no había puntualizado
hasta ahora.
—Kieron, cuando encontramos a Cody y a Ivy, estabas convencido que
fueron asesinados por Ángeles de luz. Dijiste que tenían las marcas, la
energía y todo. ¿Qué te hizo cambiar de opinión?
Una mirada hechizada ensombrece su rostro, y sus ojos se oscurecen. Me
estudia detenidamente antes de responder.
—Estaba equivocado. Los demonios lo hicieron... son una clase especial
que absorbe los poderes y la energía de sus víctimas. Se alimentan de esa
energía, es la forma en que sobreviven y se vuelven más fuertes. Mi mejor
conjetura es que tuvieron un encuentro con Ángeles de Luz en el mundo
de los mortales, poco antes de atacar a Cody y a Ivy en Dryndara.
—Sólo he oído hablar de dos demonios que tienen ese poder... —Mi voz se
apaga.
No, no puedo procesar esto. No. No. No.
Kieron nerviosamente se pasa las manos por el cabello, el dolor es evidente
en su rostro.
—Realmente desearía haber podido evitar esto. Considere simplemente
irme y no decirte nada, pero no podía hacerlo. Pero debería… —Niega con
251
la cabeza, como si estuviera enfadado consigo mismo—. ¿Recuerdas que
dije que vine aquí a asesinarte porque estabas interfiriendo con una de mis
canteras?
—Um, sí… Imagino que maté a una de tus recompensas y simplemente
estás molesto por el dinero. Te lo devolveré si eso es lo que… —murmuro,
aún en completa negación de hacia dónde va con esto, incluso aunque sé
exactamente a dónde se dirige. Quiero que deje de hablar ahora… antes de
que sea demasiado tarde.
—No, no es eso. Interferiste porque también los estabas cazando. Esos
demonios en particular son altamente sensitivos y se asustan con
facilidad. Los estuve rastreando por muchos meses. Y justo cuando los
tenía en la mira, algo los asustó: tú. —Mira al suelo.
De pronto, todo gira a mí alrededor y comienzo a desvanecerme. Mi
espalda se desliza por un costado del árbol hasta que estoy sentada en el
suelo. Pero ni siquiera eso ayuda. El malestar impregna mi cuerpo y mi
sangre parece haberse vuelto veneno: matándome lenta y metódicamente.
—Solo ha habido dos demonios que alguna vez he cazado que me han
evadido —susurro, aún sin creerlo.
Kieron asiente y mueve los pies, nervioso.
—Y tengo un contrato de sangre de la Legión Suprema para traerlos…
Vivos.
Salto.
—¿Qué? ¡No! ¡No puedes! Si están aquí… si están en alguna parte y sabes
dónde están, Kieron, debes decírmelo. Debo matarlos. Sabes qué debo
hacerlo.
—Lo siento, no puedo dejarte hacerlo. La Legión Suprema decretó… —Su
voz apenas es un murmullo.
—La Legión Suprema… Kieron, ¿quién eres? —Mis ojos se sienten listos
para escapar de mi cabeza, si es que no explota primero.
—Lucky, este no es momento para entrar en eso. Te lo explicaré después
de que regrese…
252
—¡Después de que regreses de proteger a los monstruos asesinos que
mataron a mis amigos y destruyeron mi vida, querrás decir!
Me mira con dolor en sus ojos.
—No tenía idea de lo que los Amazèa te habían hecho cuando nos
conocimos. Sólo lo descubrí después de hablar contigo. Luego sume dos
más dos. Nadie sería tan estúpido como para cazarlos si no tuviera una
malditamente buena razón.
Mis temblorosos labios se convierten en una mueca.
—Oh, ¿y supongo que tú tienes una buena razón?
—He estado atado a esta recompensa por meses. Encontrarlos, contenerlos
y entregárselos a la Legión es la única forma en la que puedo ganar mi
libertad… de otra forma… —Aparta la mirada y nerviosamente se pasa
ambas manos por el cabello.
Me pongo en su línea de visión y lo miro.
—¿Qué hay de mi libertad? ¿Qué hay de mi justicia? ¿Mi venganza?
Deja escapar un profundo suspiro.
—Lo siento Lucky. De verdad. Si te hace sentir mejor, serán retenidos por
altos crímenes, probablemente les quitarán sus poderes y se desvanecerán
a Wasteland por toda la eternidad.
—¡No, no me hace sentir mejor! Necesitan pagar. ¡Necesitan morir! Y
necesito ser yo quien lo haga. Por Kayla… por Michael… Cody e Ivy. Por mí.
—Piso tan fuerte con el pie, que el árbol tiembla.
—Lucky, si no los dejo a salvo para cuando termine mi contrato, estaré
unido a la Legión Suprema por el resto de mi vida. ¿Sabes lo que eso
significa? Seré un esclavo, forzado a hacer su voluntad, lo que quieran y
donde quieran, sin libre albedrío, por el resto de mi miserable vida. Tendría
que abandonar esto para siempre… eso significa nunca más volver a verte.
Pero, si los regreso antes de que la recompensa expire, entonces seré libre.
Ese fue el trato que hice después de encontrarte. Lo sabía. Necesitaba
estar aquí contigo. Esa fue la razón por la que me fui algunos días… no es
como si lo hubieras notado. Hice el trato por ti… para poder estar
contigo… para poder tener una vida contigo.
253
Mi risa sardónica parece venir de alguien más.
—Bueno, es un trato de mierda el que hiciste porque si no me dices dónde
están en este preciso momento, no sólo no querré volver a verte, sino que
te mataré aquí y ahora. —Instantáneamente, dos bolas de fuego estallan
en mis palmas. Levanto las manos, lista para liberarlas.
Sus ojos brillan perversamente.
—Lucky, no quieres decir eso. Escucha lo que estoy diciendo…
—Oh, estoy escuchando… y todo lo que escucho es cómo esto es sólo por
ti. Bueno, tengo noticias para ti. No me importa cuál es el precio o si
muero en el intento… encontraré a los Amazèa y los mataré. No tú u otra
criatura en este planeta, viva o muerta, va a detenerme. Y si te interpones
en mi camino, te mataré y no lo pensaré dos veces. ¿Entendido?
—Lucky…
—Sal de mi vista… me pones enferma. —Le doy la espalda. No puedo dejar
que vea lo devastada que estoy.
Lo oigo suspirar.
—No tiene que ser así.
No me muevo.
—Necesitas irte de aquí, ahora. —Mi voz apenas es más que un susurro,
pero la amenaza es inconfundible.
—Me estoy yendo. No me sigas. Sé que si lo haces…
Me giro, poniendo mis ojos enfurecidos en él por lo que espero sea la
última vez.
—Terminaste de darme sugerencias. Tengo mis propias maneras de
encontrarlos. Y lo haré. Pero no te seguiré. Nunca te seguiré a ninguna
parte…
—Lo siento tanto, Lucky… —Me da una última mirada llena de dolor antes
de darse la vuelta y desaparecer en la noche.
Mi corazón se rompe en un millón de trozos. Dándome la vuelta, lanzo las
bolas de fuego contra un árbol detrás de mí y explotan con un sonoro
254
crack. Colapso en el césped y grito tan fuerte y largo como puedo, hasta
que no puedo gritar más.
Después lloro. Lloro por Michael, Kayla y su injusto y cruel sacrificio. Lloro
por Ivy y Cody, en el lugar equivocado en el momento equivocado. Lloro
por el dolor que sentí mientras le lanzaba esas horribles palabras a Kieron
y la fría mirada en sus ojos cuando me traicionó. Lloro por su injusta
situación… la suya y la mía.
Y llora por nosotras, por mí y Liora, porque nuestra única oportunidad de
unirnos como una y reclamar nuestra vida, significa perder al único
hombre que ambas amamos.
Realmente estamos condenadas.
Lágrimas no derramadas empañan mi visión mientras enfadada hago mi
camino por el bosque. Puedo correr por el bosque con los ojos vendados si
tuviera que hacerlo. Estoy tan molesta para viajar en Diablo ahora mismo;
necesito mover mi cuerpo, hacer algo con toda esta energía antes de que
explote. Derribo árboles y exploto rocas mientras corro por Dryndara, los
prácticos métodos para consumir toda mi rabia.
Tatiana se sienta junto a la chimenea esperándome cuando entro por la
puerta y la envío volando a través de la habitación, apenas evitándola. Ni
se inmuta.
—¿Por qué no me lo dijiste? —grito.
—No preguntaste —responde tranquilamente.
—No seas condescendiente conmigo, Tatiana. Estoy furiosa. Quiero
matar… quiero matar…
—¿A quién exactamente? —pregunta, con una pequeña sonrisa en su
rostro. La rabia dentro de mí bulle hasta tal punto, que temo perder el
control por completo. Inhalo profundamente muchas veces y camino
furiosa alrededor de la pequeña habitación.
255
—Sabes exactamente de quién estoy hablando. Los Amazèa. Kieron.
Regresaron y no me lo dijiste…
—Aún están bastante lejos y fuera de nuestras barreras. Cazarlos es
inútil… incluso más que cuando están adentro…
—Pero Kieron… está detrás de ellos ahora mismo. Va a salvarlos. —
Imagino su hermoso y cincelado rostro. Luego me imagino pateándolo con
una bota especial con punta de acero.
—Tiene una jurisdicción más amplia que la tuya. Además, está trabajando
bajo órdenes oficiales, algo que tú no.
—No me importa si está bajo las órdenes del mismísimo Lucifer.
Encuéntralos y dime dónde están. No puedo permitir que llegue primero a
ellos y los salve…
—Quizás es a ti a quien está salvando —dice.
—No, Tatiana. No sabes que seré derrotada; no me importan qué digan tus
malditas flores flotantes. Tengo el elemento sorpresa. Puedo matar desde
la distancia. Nadie va detrás de ellos… creen que son invencibles.
Intocables. Tengo la ventaja…
Ya no puedo soportar más el sentimiento burbujeante en mi sangre, así
que camino hasta la habitación de reservas de emergencia de Tatiana.
—E incluso si tienes éxito, ¿Qué crees que pasará? —me grita. Tomo la
botella verde recientemente llena de la mesita de noche de Tatiana y vuelvo
a la sala de estar.
—¿Qué creo que pasará? Se acabará. Finalmente podré vivir… eso es lo
que pasará. Podré dejar de ser un prisionero de la noche y alguien más
durante el día. Podré vivir el resto de mi vida sabiendo que no dejé que las
criaturas que mataron a cuatro de mis amigos, se salieran con la suya.
Tomo varios sorbos, sin importarme si es más tarde de cuando debería
estar tomando. Miro a Tatiana, mis ojos retándola a reñirme.
—¿Y tú simplemente asumes que serás mágicamente reunificada y que tu
vida seguirá como si nada hubiera pasado? ¿Qué hay de las consecuencias
de la Legión? Sabrán que actuaste ilegalmente y serás severamente
castigada. ¿Qué bien haría si te desvaneces en Wasteland o, como mínimo,
te despojan de tus poderes y te degradan a un estatus menor de demonio?
256
Se levanta y camina hacia mí.
—…Debo decir, Lucky, que mientras tu emoción y pasión te hacen más
fuerte que muchos otros demonios, también serán tu ruina si es que no
utilizas a la vez tu sentido común.
Me niego a que las palabras de Tatiana penetren en mí; las he escuchado
antes. Ha dejado perfectamente claro durante el paso de los años, que no
está convencida como yo que, matar a los Amazèa me una de nuevo…
mezclándome con Liora de la forma en que éramos antes: un demonio
puro.
Pero reunir mi alma no es mi único motivo; es obtener justicia para
Michael y Kayla… y ahora, para Cadí e Ivy. Debo tener mi venganza ante el
monstruo que los asesinó… no puedo vivir sin hacerlo. Necesito hacer lo
que debería haber hecho esa noche hace cinco años, en cambio de lo que
sí hice: congelarme de miedo y escapar.
Me comporté como una Sapie débil y estúpida.
Necesito corregir el error; deshacer lo que hice… hacer lo que no hice. He
repasado el escenario una y otra vez en mi mente tantas veces, que hay
unas en que creo que si peleé, que fui capaz de salvar a Michael y a Kayla,
que la división nunca ocurrió y que aún somos buenas amigas que se
quieren y comparten todo con la otra. Algunas veces, soy capaz de
engañarme pensando que Michael y Kayla sólo están a la vuelta de la
esquina, esperándome a que salga a jugar… no enterrados casi dos metros
bajo tierra y a un kilómetro de distancia, bajo el círculo de piedras que
puse para marcar su tumba.
Fui yo quien encontró los trozos dispersos de sus cadáveres y quien
tiernamente los reunió después de que regresé para ver lo que los Amazèa
habían hecho con ellos. Fui yo quien los enterró junto al árbol en el que
Kayla me había puesto feliz el sobrenombre “Lucky” y Michael me había
dado mi primer beso… el mismo lugar en el que Tatiana me había
encontrado más tarde, catatónica, mientras la policía peinaba el bosque
con los frenéticos padres de Kayla y Michael.
Por supuesto, nunca encontraron los cuerpos; no fui capaz de decirle a
sus padres la verdad; que sus amados hijos estaban muertos y que todo
era mi culpa. Tatiana me había llevado lejos y luego puso un hechizo en
257
los padres, removiendo cualquier rastro de Michael y Kayla de su memoria.
Pero no pudo hacer lo mismo conmigo.
Y yo nunca olvidaré.
258
í
Traducido por LizC
Corregido por Nanis
usco a tientas a través de mi casillero en un trance. No soy la
única; parece que la mayoría de los estudiantes están todavía
aturdidos por lo sucedido. Han pasado un par de semanas
desde los asesinatos, pero los estudiantes todavía no han
recuperado sus actitudes alegres y bulliciosas de antes. Los
pasillos son mucho más silenciosos, y el sonido de la risa es raro. El dolor
y la tensión son palpables.
Por una vez, no me siento como una extraña.
Pero mi tristeza no es de lo que pasó aquí; sí, es horrible. En verdad. Pero
me aflijo no por los tres compañeros de clase que no me importan, sino por
el único chico que sí me importa. El que se ha ido, probablemente para
siempre.
—Hola, Liora. —Corrine se apoya en mi casillero, tenue.
Levanto la mirada y le doy una media sonrisa.
—Hola.
—¿Lista para la prueba?
Me encojo de hombros. Ni siquiera sé de qué prueba me está hablando,
pero estoy segura de que voy a sacar una “A” sin siquiera intentarlo. Subo
el cierre de mi chaqueta cuando el viento pasa silbando, escociendo mi
cara. Me gusta el dolor. Es la única manera que sé que sigo viva. El resto
del tiempo me siento entumecida.
Todavía me sorprendo a mí misma estirando el cuello, en busca de
cualquier señal de Kieron. Pero se ha ido. Y ni siquiera entendía qué
estaba haciendo aquí en primer lugar. O qué estaba haciendo conmigo.
A pesar de que yo le había dicho que no quería volver a verlo —y lo dije en
serio— supongo que pensé que lo vería de todos modos. Que estaría
259
esperando por mí fuera de la cabaña una mañana y caminaríamos juntos
a la escuela. O que estaría en clase, y después de la escuela nos iríamos a
la montaña otra vez... o tal vez al cementerio a leer poesía el uno al otro.
Tal vez sería capaz de decirme algo —cualquier cosa— que pudiera hacer
que el dolor increíble en mi pecho desaparezca, aunque sea un poco.
En un primer momento, después de que había superado el shock inicial y
la ira al descubrir la verdadera identidad de Kieron, lloré. Cuando no podía
llorar más, me enojé de nuevo. Enojada porque me mintió. Enojada porque
me engañó. Enojada porque me utilizó.
No quería admitir que era exactamente lo que yo había estado haciendo
con él.
Mi caso era diferente. Si yo fuera todavía una Demion real, nunca lo
habría escondido de otros Demions. Pero... supongo que lo escondería de
los humanos.
Suspiro.
Sé que estoy enojada con Kieron, pero cuanto más se aleja, más difícil es
para mí recordar exactamente por qué estoy enojada con él. Por mucho que
odio lo que es, hay un extraño consuelo en el hecho de que él sabe lo que
soy.
Me encanta que él conozca el verdadero yo... justo tanto como odio esa
parte.
No puedo descifrar si lo amo o lo odio. Tal vez ninguno de los dos. Tal vez
ambas cosas.
Lo único que sé, es que lo extraño mucho. Y desesperadamente me
gustaría poder volver a verlo.
Cuando la clase finalmente termina por el día, me apresuro a la plaza de
estacionamiento y salto en mi Mustang. Lo traje hoy, así podría conducir
al cementerio después de la escuela para leer el libro de poesía de Kieron.
Lo he leído todo ya varias veces, con sólo apoyarme en las lápidas,
sintiendo el aire fresco abrasar a través de mis pulmones, y el leer las
bellas palabras con las que Kieron había estado tan profundamente
encariñado, de alguna manera ayuda a aliviar parte de la soledad dolorosa.
Aquí está conmigo, aunque sólo sea en espíritu.
260
Estaciono y recojo mis cosas.... una pequeña manta y un bocadillo para
después. Voy a quedarme aquí tan tarde como pueda antes de que tenga
que volver a casa y dejar que Lucky tome el relevo.
Paso por encima de las enredaderas y ramas irregulares y me arrastro a
través de la abertura en la valla de hierro. Mis mejillas están entumecidas
por el frío, pero no me importa; este es el único lugar donde quiero estar
ahora.
Extiendo mi manta al lado de una piedra grande, agrietada con grabados
descoloridos. Entonces saco el suave libro marrón y lo abro a la mitad. A
diferencia de las otras páginas, ésta tiene la esquina doblada, como si
Kieron la hubiera marcado por una razón especial.
Por lo que debe ser la vigésima vez, en silencio leo el poema de William
Blake titulado “Una Imagen Divina.”
La crueldad tiene un corazón humano,
Y los celos un rostro humano;
El terror la divina forma humana,
Y la clandestinidad vestido humano.
El vestido humano se forja de hierro,
La forma humana una fragua de fuego,
El rostro humano un horno sellado,
El corazón humano tiene hambre atiborrado.
Leí y releí las palabras, una lágrima corría lento por mi mejilla. Siempre he
odiado mi lado demoníaco por lo que ha hecho, lo que representa. Pero
siempre he pasado por alto los defectos que llevo como un ser humano. He
sido cruel. He sido celosa. Ser humana no me hace humano. Las palabras
apuntan a la auto-destrucción sin esperanza de salvación. Porque los seres
humanos tienen defectos, yo soy imperfecta, no importa cómo lo mire. Sólo
puedo aceptar quién y qué soy, para bien o para mal. No puedo colocar a
los demonios a un nivel diferente como hago con mi propia especie. Cada
261
elemento del mal que me causa repulsión en los demonios, se puede
encontrar en los seres humanos también.
Cierro el libro y mis ojos, y rezo para algún día poder ver de nuevo a
Kieron y ser capaz de hacer todo bien.
262
í
Traducido por Lalaemk Corregido por LizC
e tomo de golpe un trago de whisky con hielo y busco
por otro.
—Odio verte así —dice Bones desde el asiento a mi
lado—. No recuerdo nunca haberte visto así de
deprimida. Es por él, ¿no es así?
Le doy una mirada por el rabillo de mi ojo. No quiero hablar acerca de
Kieron, especialmente desde que me hizo sentir y ver como una tonta.
Todavía no puedo creer que tenga todos estos ridículos sentimientos por
alguien que sólo ha estado usándome. ¿Cuán estúpida pude haber sido
para pensar que posiblemente, por incluso un momento, Kieron era alguien
que en realidad se preocupaba por mí? El premio por el Demonio más Tonto
del Año va para…
—Estoy tan contento que podré matarlo la próxima vez que lo vea —
finaliza Bones.
—Tienes que hacer fila detrás de mí para eso —digo, tomando otro sorbo—
. Pero no es sólo por él que estoy enojada… también estoy enojada de que
los Amazèa estén tan lejos de mi alcance para darles caza. Gracias a la
lame-culo Liora y su insistencia de presentarse en la madrugada…
—Sí… un poco difícil tener un marco de tiempo limitado para trabajar,
¿eh?
No digo nada. Sólo miro a la parte trasera de la cabeza de Gyan y pienso
en el pobre de Cody.
Bones casualmente apoya su brazo sobre la parte trasera de mi silla.
—Sé que odias cuando digo esto, pero lo diré de todas formas —continúa—
, estoy feliz de que sea él que esté cazando los Amazèa y no tú.
263
Estoy demasiada drenada para discutir.
—Él no está cazándolos, está salvándolos —murmuro. Tomo de golpe lo
último de mi trago y golpeó el vaso contra el mostrador.
—Eso es muy impresionante, sin embargo, que él trabaje para la Legión
Suprema. Nunca antes había conocido a uno de sus caza recompensas.
Esperaba que fuera… no sé… más grande tal vez.
Tomo el nuevo vaso que Gyan ha puesto y sin propósito alguno lo sacudo
con mis dedos mientras Bones balbucea.
—Me pregunto lo que hicieron los Amazèa, de todas formas. Debió haber
sido algo muy loco para que hicieran un contrato por sus cabezas. Oí que
ellos fueron los responsables de matar a un montón de Sapies
recientemente, pero no sé por qué los Legionarios se preocuparían por eso.
¿No te hace sentir mejor si son castigados, incluso si es por algo más?
—No.
—Piénsalo, Lucky… con la excepción de los inmortales, todos vamos a
morir en algún momento. Cierto, algunos vivimos más que otros, pero nos
extinguiremos eventualmente, de alguna forma u otra. Si matas a los
Amazèa ahora, ¿dónde está su sufrimiento? ¿Dónde está su dolor? No
parece que serían castigados tanto como morir como lo harían si fueran
despojados de sus poderes y desterrados a Wasteland por la eternidad.
Quiero decir, ¿puedes imaginar algo peor?
—Sí, puedo —me quejo.
Bones pone sus ojos en blanco.
—Apresúrate y termina para que podamos ir afuera. Quiero hablar contigo
acerca de algo.
Miro alrededor de la barra por la baja densidad de personas.
—Pues habla.
—No aquí. Necesitamos privacidad. Sólo termina —instruye, con una
sonrisa devastadora. A pesar de mi supuesta inmunidad a sus poderes de
seducción demoníacos, él todavía no ha perdido la habilidad de
encantarme cada vez que quiere. Me vuelve loca.
No tengo más remedio que terminar mi bebida y ponerme de pie.
264
—Después de ti —digo, agitando mi brazo con fabulosa elegancia.
Bones salta de su silla llevando su sonrisa arrogante y toma mi mano. No
debería estar sorprendida de lo agradable que se sienten sus dedos
envueltos alrededor de los míos, pero lo estoy. Es casi como si olvidara lo
bien que Bones me hace sentir… como estar envuelta en una cobija
acogedora y familiar. Es diferente de la forma en que me siento cuando
Kieron me sostiene. Con Kieron, me siento emocionada, viva, y totalmente
en paz, todo a la vez. Con Bones, sólo me siento cómoda, como una niña
pequeña que ha caído y se raspó las rodillas y se le da un helado y un
beso. Bones es mi consuelo.
De la mano, esquivamos a través de los árboles estrechos, corriendo más
profundo en el Bosque de las Hadas. Bones está llevándome a su lugar
privado. Él me ha traído aquí varias veces antes, pero nunca lo he llevado
a la mía. Nadie ha estado ahí excepto yo… y Kieron. Darme cuenta de esto
me hace sentir peor. He permitido que mi lugar sagrado sea contaminado
por un traidor, pero alguien tan asombroso y amoroso como Bones nunca
ha sido invitado. Hago una nota mental rápida para llevarlo pronto.
Al igual que mi bosquecillo privado, el lugar de Bones está en lo alto de
una montaña. Pero en lugar de estar al aire libre como el mío, la guarida
de Bones está escondida dentro de una cueva. Fácilmente echa a un lado
las enormes rocas que cubren la entrada como si fueran pequeñas piedras,
y arroja pequeños leños en un montón.
—¿Te importa? —pregunta con una sonrisa tímida.
Doy un paso adelante y suelto una pequeña corriente de calor anaranjado-
rojizo de mis dedos. La hoguera proyecta un resplandor sereno y acogedor
de las paredes de la cueva.
Bones se sienta a mi lado junto al fuego y abre sus brazos.
Inmediatamente me anido en ellos, con la espalda contra su pecho, su
cuerpo envolviéndome amorosamente mientras apoya su barbilla contra la
parte superior de mi cabeza. Juntos, miramos las flamas mientras brillan
y danzan; me siento a mí misma relajándome más y más dentro de su
abrazo tranquilizante, hipnótico.
Me sostiene en silencio. Sus dos corazones latiendo constantemente en mi
espalda, y su cálido aliento hace cosquillas en mi cuello y oreja mientras
presiona su mejilla al lado de mi cabeza. Trato de enfocarme en lo bien que
265
se siente Bones, en lugar del eterno tormento que he sufrido desde la
partida de Kieron.
Bones había dicho que quería hablar, pero no dice nada. El silencio es
agradable, tan tranquilo y relajante. Me siento ahí entre sus brazos,
dejando que nuestros latidos y respiraciones se sincronicen. Al menos
pasa una hora antes de que cualquiera de los dos nos movamos.
—Lucky —susurra finalmente a mi oído. Inclino ligeramente mi cabeza
hacia él, y siento su aliento caliente en mi mejilla—. ¿Cuánto tiempo
hemos sido amigos?
Sonrío, un poco perpleja.
—No lo sé… un tiempo… ¿doce, trece años?
—Y en todo ese tiempo, ¿alguna vez te has preguntado si tal vez estamos
destinados a ser más el uno del otro que sólo amigos? Quiero decir, sé que
estás atravesando por cosas desagradables en estos momentos, ¿pero
alguna vez has pensado que te podrías sentir por mí de la misma forma en
que lo haces por… él? —Su voz es apenas audible, pero envía ondas de
electricidad por mi cerebro. Mi estómago da un salto y se hunde.
—Bones —suspiro, acurrucándome más profundamente en su pecho—. No
sabes cuánto desearía que fueras tú el indicado para mí. Lo quiero tanto.
Tanto que duele. Me preocupo tanto por ti…
—¿Entonces qué es? ¿Qué está deteniéndote? Por favor dime, porque por
mi vida que no puedo entenderlo. —Él pone mi cabello detrás de mi oreja y
acaricia mi cuello.
¿Por qué las cosas nunca pueden ser sencillas, por una vez? ¿Por qué él no
puede ser quien quiero que sea? ¿Por qué él no puede ser como Kieron?
Inmediatamente empujo el último deseo. No quiero a Kieron. Ya no más. No
después de lo que hizo.
Mi mente lo sabe. El problema es que, mi corazón no quiere escuchar.
—Bones… tenemos una buena cosa aquí, y no quiero perderte, nunca. Si
intentamos ser algo más y no funciona…
—Pero, ¿por qué no funcionaría? Hemos estado muy bien todos estos años.
Hemos pasado por mucho, y estamos más cerca que nunca. ¿Por qué
266
piensas que de repente esto se iría si fuéramos más en serio? Si yo fuera
tuyo y tú fueras… mía. Toda… mía. —Él traga y siento su corazón saltar
un par de compases.
Inclino mi rostro al suyo. Nuestros ojos se enlazan.
Por un breve destello, me convenzo de que el mundo exterior no existe, que
él no va a la cama con una multitud de mujeres, noche tras noche, y las
mira con los mismos dulces, amorosos y seductores ojos que me está
mostrando. Por un momento, ignoro el hecho de que él sólo ama a la mitad
de mí, y mi hermana gemela lo despreciará siempre.
Tal vez esto es lo mejor que puedo desear. Tal vez no llegue a tener a
alguien que llegue a amar todo de mí y que yo ame todo de él. Tal vez ese
es el problema. Tal vez Bones realmente es con quien se supone que debo
de estar, y Kieron sólo me había engañado para pensar de otra manera.
Un momento de negación es todo lo que necesita.
Bones baja su rostro al mío y me besa con la experiencia apacible de un
experto amante. Cierro mis ojos, y, olvidando todas las razones de por qué
no debería, me permito sucumbir a su tierno abrazo.
Gentilmente, me pone en el suelo, acolchando mi cabeza con su mano. Él
rápidamente se quita su suéter negro, colocándolo bajo mí cabeza en
donde había estado su mano, luego se iza a sí mismo por encima de mí.
Nuestros besos se vuelven más rápidos y furiosos. Estamos dirigiéndonos
a un territorio peligroso, pero no me importa. Acaricio su piel suave y
sedosa, y mordisqueo sus brazos y cuello.
Él comienza a soltar los ganchillos de mi corsé, uno por uno. A medida que
cae a un lado, revelando mis pechos desnudos, no siento ninguna
vergüenza. Con hambre, se alimenta de mis brazos, besando y
succionando cada punto de piel como si fuera la más dulce miel. Cada
toque envía escalofríos de fuego arriba y bajo por mi espina dorsal, y
cuando se afloja los pantalones y los deja caer, sé que hemos pasado el
punto sin retorno.
Él presiona su cuerpo desnudo sobre mí, y deslizo mis manos por encima
de su esculpida, suave espalda. Me besa más profundo, deslizando sus
dedos entre mi cabello y acariciando mi cuello con delicadeza. Mi cuerpo
es un infierno en llamas, e incluso con los ojos cerrados, veo
perfectamente su rostro exquisito.
267
Lentamente, su camino de besos viaja desde la parte baja de mi cuello,
entre mis pechos, y a mi abdomen. Gentilmente desliza sus manos bajo mi
largo vestido, haciendo cosquillas dentro de mis muslos con sus dedos. Mi
cuerpo se retuerce y encorva con una ansiosa anticipación. Nunca he
anhelado nada tanto como a él en este momento. Mi espalda se arquea,
desesperada por sentir su piel en la mía. Sus manos masajean mis caderas
mientras besa su camino hacia la parte superior de mi cuerpo, cada beso
deliberado y tortuoso. Espero con impaciencia la sensación de su boca en
la mía de nuevo.
Finalmente, su cálido aliento llega a mi cuello, mi cara, y al final, mis
labios, mientras me devora una vez más. La falda de mi vestido sigue
siendo una barrera incómoda a lo que mi cuerpo desea más, y conforme
comienzo a levantarlo, oigo la hipnótica sugestión en mi oído.
—Di mi nombre…
—Kieron —mi voz es un susurro sin aliento—, Kieron…
Él se detiene. Mis ojos se abren, y toma otro segundo completo mirar la
expresión herida de Bones cuando llego a comprender del todo lo que
acabo de hacer.
—No… espera, Bones… no quise decir…
—Sí, lo hiciste —susurra con la voz apagada. Mira a un lado, y
rápidamente se empuja fuera de mí. Su espalda presionada contra la
pared de la cueva, se queda mirando fijamente el fuego.
Me acerco a él, atormentada por la culpa.
—Bones… lo siento tanto… no sé por qué dije eso…
¿Cómo pasó eso? ¿Por qué dije el nombre de Kieron?
Él recoge sus pantalones y se los pone. Luego sacude una pocas ramitas
en la hoguera y mira distraídamente mientras las chispas vuelan.
—Dijiste el nombre de quien más deseas. Del que más deseabas que fuera.
—Pero yo no… él no es… no entiendo.
Se voltea para encararme, y de repente soy muy consciente de que todavía
estoy sin la parte de arriba.
268
—No lo entiendo tampoco —dice en voz baja—, pensé con seguridad que si
dejabas abrirte para mí, entonces sería el indicado…
—Bones…
—No lo hagas. —Su voz es más dura ahora—. Puedes engañarte todo lo
que quieras, pero no puedes engañarme. Y por más que quiera más que
nada estar contigo… de realmente estar contigo… sólo lo quiero si te
sientes de la misma manera.
Busco por mi top, mis manos temblando mientras trato de enganchar la
fila de pequeños ganchos. ¿Por qué tiene que haber tantos? La incomodidad
se expande con cada segundo que pasa mientras busco en mi cerebro por
las palabras correctas. El problema es, que no hay ninguna.
—Está bien —dice finalmente Bones—. En el fondo tenía la sensación de
que todavía piensas en él. Nunca he visto a nadie afectarte de la forma en
que ese chico lo ha hecho. Pero tenía que intentar. Por ninguna otra razón
que enfrentarme a la verdad.
Finalmente tengo mi top puesto, y me muevo más cerca de él. La magnífica
belleza de Bones se ve reforzada aún más por la luz bailante del fuego,
pero la tristeza en sus ojos es inconfundible y conmovedora.
—Bones… —me acerco a él.
Él me da una sonrisa irónica y aprieta mi mano.
—El sol saldrá pronto. No querrás estar atrapada aquí conmigo…
—Lo siento tanto… no quise lastimarte…
—Deberías irte.
—Bones…
—Lucky, está bien. No me siento diferente acerca de ti. Todavía eres la
única cosa en este mundo por la que me preocupo, y hasta que llegue el
momento correcto para que estemos juntos, esperaré por ti. Siempre estaré
aquí, esperándote. Porque sé que un día las cosas cambiarán, y tú y yo
seremos los que estemos destinados el uno al otro. Un día será mi nombre
el que digas…
—Bones…
269
—Vete ahora. Te veré después. —Le da a mi mano un pequeño apretón.
Todavía hay demasiado tiempo antes del amanecer, pero él obviamente
quiere estar solo.
Le doy un rápido abrazo y beso su mejilla, triste por la forma rígida y fría
en que su cuerpo se siente para mí ahora. Ni siquiera puedo soportar
mirar a sus ojos distantes mientras susurro: —“lo siento” una última vez
antes de salir corriendo al santuario del bosque.
270
í
Traducido por Mari NC y Lore_Mejia Corregido por Akanet
ye, Liora... um, ¿puedo hablar contigo un segundo? —
Corrine se apoya contra la fila de casilleros y juega
nerviosamente con su collar.
Dejo escapar un ligero suspiro. Me las arreglé para superar otro día de
escuela, sólo porque tenía el tranquilo cementerio para ansiarlo para más
tarde. Quería estar a solas con mis pensamientos y personas muertas que
no me juzgan. Por mucho que realmente me guste Corrine, espero que ella
no esté buscando que tengamos algo más de tiempo de unión femenina, ya
que esto entra en conflicto directo con mi deseo de retirarme del mundo
exterior por completo.
Sin embargo Corrine es la única que nunca me ha juzgado o criticado por
mi comportamiento antisocial. Si la pierdo, no voy a tener a nadie. Y no sé
si voy a sobrevivir sintiéndome aún más solitaria.
Cierro mi casillero de un golpe y fuerzo una sonrisa.
—Claro, ¿qué pasa?
—Um, bueno, me preguntaba si podría pedirte un pequeño favor. Bueno,
pequeño para ti, pero sería muy importante para mí... —Mastica el lado de
la boca y retuerce su cabello alrededor de un dedo regordete.
—¿Qué es?
—¿Estaba preguntándome… esperando… que tal vez podrías ayudarme
con algunos problemas que estoy teniendo en un par de clases? Eres tan
brillante, tal vez podrías explicarme algunas cosas... Me figuré que como
fuiste capaz de ayudar a Kieron, ¿tal vez podrías ayudarme? —Ella parece
estar conteniendo el aliento esperando mi respuesta.
—
271
Inexplicablemente mi estado de ánimo mejora, a pesar de escuchar su
nombre. No mucho, pero algo, y me río entre dientes.
—Claro... ¿Con qué necesitas ayuda?
Ella baja su cabeza mientras nos abrimos camino hacia el
estacionamiento. Hace mucho que dejé de buscar la camioneta de Kieron,
habiendo aceptado que se ha ido y nunca volverá.
—Bueno, es un poco embarazoso. No me está yendo del todo bien en
matemáticas, pero ahora mismo estoy perdiendo historia e inglés. Trato lo
mejor que puedo, pero mi escritura es terrible... no puedo recordar todas
las estúpidas reglas. Y en historia, sigo estando confundida acerca de
quién hizo qué, cuándo y por qué debería importarme. Matemáticas...
simplemente apesto, punto. Y ni siquiera me hagas empezar con química.
—Deja escapar un suspiro agitado—. Estoy muy asustada porque si lo
arruino demasiado y no me gradúo... —Mira hacia otro lado, pero no antes
atrapar el brillo en sus ojos.
—No hay problema... puedo ayudarte totalmente —Finalmente. Mi inútil
brillantez puede ser buena para otra cosa que hacer que los estúpidos
profesores crean que realmente me han enseñado algo.
—Realmente, ¿puedes? Quiero decir, ¿podrás? ¡Eso es genial! —Su voz se
llena de alivio—. Me gustaría que pudiera pagarte por tu tiempo, pero no
tengo nada de dinero. Tal vez podría lavar tu auto o limpiar tú…
Me río tan fuerte que me sorprende.
—Corrine, detente. No seas tonta. Me encantaría ayudarte, y no tienes que
pagarme o hacer algo por mí. El estudio extra me beneficiaría, también —
miento.
Ella sonríe ampliamente, exhibiendo sus dientes torcidos.
—Vaya, muchas gracias. Eso es tan genial de tu parte. Um... ¿Cuándo
estás libre? Sé que las noches realmente no funcionan para ti.
—Estoy libre por las tardes. Sólo tengo que estar en casa para el
anochecer. Así que cualquier día que quieras.
Cuanto más pienso en ayudar a Corrine, más me gusta la idea. Necesito
desesperadamente algo... cualquier cosa... para ayudar a ocupar mi mente
272
y distraerme de las interminables horas de tormento. Algo en que
enfocarse que no sea...
—¿Quieres hacerlo ahora? La biblioteca está abierta hasta las seis.
—Seguro.
Damos un paseo hacia el edificio circular, y no puedo dejar de pensar en el
momento en que vine aquí con Kieron. ¿Seré capaz de hacer algo de nuevo
sin pensar en él?
Corrine es una estudiante entusiasta, y me escucha con atención.
Mientras la tarde avanza, estoy más y más asombrada de lo mucho que
disfruto enseñándole cosas... el sentimiento de satisfacción que consigo en
el interior cuando me da esa mirada de comprensión. Después de que
responde algunas preguntas de matemáticas complejas, no sé quién está
más orgullosa, ella o yo. Y la gratitud en sus ojos cuando nuestra sesión
está terminada... totalmente no tiene precio.
—Liora, no sé cómo agradecerte. Eres una maestra tan increíble. Explicas
todo de una manera que realmente tiene sentido. Ya siento como si
entendiera mucho mejor. Tal vez hay esperanza para mí todavía.
—¿Quieres hacerlo de nuevo mañana? —pregunto. La tarde ha volado muy
rápido, sé que me tengo que ir pronto. Pero aparte de los días pasados con
Kieron, esta fue la mejor tarde que había tenido en mucho tiempo.
Ella menea su cabeza de arriba abajo con impaciencia.
—Sí... quiero, necesito... seguir adelante, durante el tiempo que estés
dispuesta a ayudarme. Si no me va bien en mis clases... si no me gradúo...
—Deja caer su cabeza.
Impulsivamente, le doy un abrazo.
—Te irá muy bien... y te prometo que te graduarás.
—Tengo que hacerlo —susurra en voz baja—. Es la única manera de que
alguna vez pueda salir de mi casa y de este pueblo abandonado por Dios.
—Puedes hacerlo, Corrine. Sé que puedes. Y voy a ayudarte en todo lo que
necesites.
—Liora, gracias... muchas gracias. Realmente no sabes lo que esto
significa para mí. Estás salvando mi vida. Tú... tú eres un ángel.
273
Sonrío, su efusivo elogio me hace sentir extrañamente cálida. Nunca antes
he estado en el extremo receptor de la gratitud y me hace sentir bien por
dentro. Realmente bien. Es bueno sentirse necesitada, y aún mejor,
sentirse apreciada. Sentir que tengo un propósito.
—No soy un ángel, pero estoy feliz de ayudar. Vamos a hacer más mañana
después de clase.
—Muy bien, genial. Gracias de nuevo. Nos vemos. —Agita la mano
vigorosamente, dirigiéndose hacia su parada de autobús.
Automáticamente, me dirijo hacia el bosque, sólo recordando a un
kilómetro y medio o algo así en mi camino que había conducido a la
escuela hoy. Me gustaría haberlo recordado antes. Está oscureciendo más
temprano en estos días, y me había quedado en la escuela más de lo que
probablemente debería hacerlo. Si no me doy prisa, no voy a tener tiempo
para comer la cena, y Lucky ha estado definitivamente consumiendo
alcohol en exceso últimamente; es más, sospecho, que es necesario para
ella para su correcto funcionamiento. Cada mañana durante las últimas
dos semanas he despertado con Tatiana sentada a mi lado, remedio color
rosa para la resaca en mano.
Serpenteo a través de los árboles, tomando un atajo de mi camino normal.
No hay rastro distintivo a seguir, pero conozco el camino. Mientras camino
de puntillas a lo largo de unas rocas a través de un pequeño arroyo, repito
mí tarde con Corrine. Recuerdo una conversación con Kieron y cómo,
cuando él me preguntó qué quería hacer con mi vida, odié que no tuviera
idea de qué decirle. Poco a poco, una idea empieza a formarse.
A pesar de las advertencias de Tatiana, en el fondo siempre había asumido
que mi condición era sólo temporal, y que un día Lucky y yo
despertaríamos como una sola, reuniéndonos y de vuelta a nuestra vida
normal, cualquiera que pudiera ser. Y cuando eso sucediera, tendría el
poder para hacer lo que sea que quisiera, cuando sea que quisiera.
Pero mientras los meses se han convertido en años, estoy empezando a
pensar que tal vez esto es simplemente cómo las cosas van a ser. Seré un
ser humano ordinario para el resto de mi vida. Bueno, casi ordinario.
Necesito un nuevo plan de juego. En vez de gastar mí tiempo esperando
morir, tengo que encontrar una manera de hacer algo con mi vida que me
haga feliz. Realmente feliz. Como la tutoría. Tal vez un día pueda incluso
274
convertirme en una maestra. Eso podría funcionar, los maestros sólo
trabajan durante el día, y realmente me gustan los niños pequeños. Ya que
nunca seré capaz de tener alguno por mí misma, tal vez la enseñanza será
algo que me podría gustar... algo que puedo hacer.
Me estoy acercando a la última curva, cerca de la cabaña. Perdida en
pensamientos felices para mi futuro, estuve a punto de saltar de mi piel
cuando escucho un fuerte CRACK detrás de mí. Me congelo a medio paso y
giro alrededor, buscando... escuchando.
Nada. Silencio.
Debe ser un animal, me digo, y sigo caminando.
Unos segundos más tarde, oigo el sonido de nuevo, más fuerte... más
cerca. Esos eran definitivamente pasos. Y no se supone que nadie esté aquí
afuera. Mi corazón se acelera mientras miro en todas direcciones.
—¿Hola? —grito con una voz temblorosa. Tal vez sean cazadores furtivos,
en busca de juego. No quiero recibir un disparo por accidente, y tal vez si
saben que hay alguien más aquí, se irán. Pero después de unos momentos
de silencio decido que estoy siendo paranoica. Es probable que sea sólo un
ciervo, o tal vez un mapache grande.
El sol se está acercando a su arco final en el cielo brumoso, y estimo que
tengo alrededor de media hora todavía. Necesito llegar rápidamente a casa
y conseguir algo de comer para mí, así que ignoro la incómoda sensación
en mi estómago y continúo mi camino. Pero después de sólo unos pocos
pasos el fuerte y distintivo crujido vuelve a sonar... justo detrás de mí.
Salto y doy la vuelta, la adrenalina bombeando por mis venas. Entonces
me congelo con incredulidad, mis ojos muy abiertos. Poco a poco, traigo
una mano sobre mi boca, mientras la otra se estira para tocar a la persona
delante de mí.
—Liora, lo siento... No fue mi intención asustarte. —Su voz es tan suave y
melódica como la recordaba. Da un paso más cerca y envuelve sus brazos
alrededor de mi cintura.
—Kieron... ¿Eres realmente tú? ¿Has vuelto? —Pregunto estúpidamente,
lanzando mis brazos alrededor de su cuello—. Pensé que te habías ido
para siempre y que nunca iba a verte otra vez... que no me querías... —Me
elevo sobre mis dedos de los pies y entierro mi cara en la piel de su cuello.
275
No se ha afeitado y su piel es áspera contra mis mejillas, pero el olor
almizclado es intoxicante. Una mezcla de tierra y aire.
Envuelve sus brazos fuertemente a mí alrededor, y me dejo derretirme en
su abrazo. Me he imaginado infinidad de veces cómo se sentiría volver a
verlo, pero incluso mis fantasías más salvajes no se habían acercado a la
euforia de este momento. Me tiro hacia atrás lo suficiente como para mirar
a su maravilloso rostro.
—Lo siento, tuve que irme por un tiempo... y... —Sus ojos brillan con
esperanza. Él se inclina y me besa dulcemente en los labios. Estos se
queman con el deseo de más.
—Pero, ¿dónde estabas? ¿Por qué te fuiste por tanto tiempo? —pregunto
después de varios besos. Por mucho que me encanta la sensación de su
boca en la mía, necesito algunas respuestas. Rápido.
—Tenía un trabajo que hacer. Un trabajo muy importante... Lo siento,
terminó tomando mucho más tiempo de lo que pensé que haría, y no
estaba seguro de que... —El estrés y la fatiga se muestran en su rostro, y
sus normalmente cristalinos ojos están inyectados en sangre y cansados.
—¿Pero estás de vuelta ahora? —Apenas puedo contener mi alegría.
—Algo así, el trabajo no está terminado todavía con exactitud. —Él se
sienta y tira de mí a su lado—. Liora, tenemos que hablar.
—Sí, lo sé, pero no me queda mucho tiempo —Miro el cielo oscuro,
tratando de no estar preocupada por su tono serio. Después de todo, si no
hubiera querido nada más que ver conmigo, ¿por qué habría vuelto?
¿Volvería sólo para decirme que hemos terminado?
—Liora... —Él me aprieta la mano—. ¿Tienes alguna idea de dónde he
estado? ¿Lo que estaba haciendo?
Niego con mi cabeza. Por supuesto que le había preguntado a Tatiana si
sabía algo, pero obtener información de ella era como exprimir sangre de
una roca. Incluso había ido tan lejos como para escribirle una nota a
276
Lucky preguntándole si sabía dónde había ido Kieron. Ella había
garabateado:
“Ese mentiroso y traicionero hijo de puta está muerto para nosotras.
Olvida que alguna vez lo conociste”.
Pero no creo que deba mencionarle esa parte todavía.
—No, yo sólo... pensé... ya sabes, desde que te dije que nunca quería
volver a verte... bueno, que tal vez realmente escuchaste. Aunque no lo
decía en serio... —añado a toda prisa.
Pone su mano debajo de mi barbilla y mira dentro de mis ojos.
—Nada... nada podría estar más lejos de la verdad. Odio la forma en que
dejamos las cosas entre nosotros, y no he dejado de pensar en ti ni por un
momento. Pero ya llegaremos a eso más tarde... ahora necesito contarte lo
que estaba haciendo.
—Está bien —susurro.
Su rostro está triste, mientras se pone de pie.
—No podemos hacerlo aquí. Tengo que llevarte a alguna parte. Es un
riesgo... uno grande, pero uno que tengo que tomar.
—¿Llevarme a dónde? Kieron, no me queda mucho tiempo, si hay algo que
tienes que decir...
—Podemos hablar más cuando lleguemos allí. Te necesito y a Lucky allí.
No estoy seguro de que estaría dispuesta a cooperar, así que necesito que
vengas conmigo.
Mi corazón late. ¿Por qué está siendo tan misterioso? ¿Está sólo
utilizándome? ¿Mintiéndome otra vez? ¿Y por qué Lucky no lo escucharía?
La idea de él yendo a través de mí para llegar a ella me pone
extremadamente incómoda.
Presiono mis labios y frunzo el ceño.
—Entonces vamos a ver si lo entiendo: ¿quieres llevarme a algún lugar así
cuando Lucky se despierte, ella estará allí?
Asiente con la cabeza enfáticamente.
—Sí, y tenemos que irnos ahora si queremos llegar a tiempo.
277
Sacudo la cabeza con incredulidad.
—Claramente no estás enterado de la masiva falla descomunal en este
pequeño plan tuyo. Estoy bastante segura de que a ella no le gustará eso
ni un poco, especialmente si ya está enojada contigo, lo cual estoy bajo la
impresión de que lo está. En realidad no es una buena idea hacerla enojar.
Realmente me gustas y odiaría ver que algo horrible te ocurra…
—Las necesito a ambas, por favor... No tenemos mucho tiempo. Por favor
—repite, mirando más allá de mis ojos y dentro de mi alma—. Por favor,
confía en mí.
—Confío en ti —susurro.
Con eso, me levanta de mis pies y me acuna en sus brazos como si fuera
un bebé. Me siento pequeña y liviana en su poderoso agarre.
—Agárrate a mi cuello. No voy a dejarte caer, pero será más fácil si tus
brazos están a salvo fuera del camino. —Cierro mis brazos alrededor de él
de la misma manera en que había hecho con Bones.
Salimos corriendo a una velocidad vertiginosa hasta que el bosque se
convierte en nada más que una mancha verdosa. No quiero siquiera
pensar lo que pasaría si nos estrellamos o si él se tropieza. Cierro mis ojos
con fuerza, pero a pesar de que estoy completamente dependiendo de
Kieron por mi vida, no tengo miedo. Nunca me siento más segura que
cuando estoy en sus brazos.
Él corre, si es que a eso se le puede llamar correr, por varios minutos, a
través del bosque, por las montañas, y por el profundo valle. Abro mis ojos
una vez, por el tiempo suficiente para ver que estamos en algún lugar de
Thiberoux, pero el paisaje no me parece familiar… no es que pueda
reconocerlo, por la manera en que el paisaje pasa frente a mis ojos.
Finalmente, Kieron aminora su carrera rompe cuellos, deteniéndose
gradualmente. Me baja gentilmente y pone un brazo alrededor de mi
cintura para estabilizar mis temblorosos pasos.
—¿Estás bien? —pregunta.
Asiento. —Sí, pero creo que mi hígado y mi bazo siguen por allá atrás, en
algún sitio.
278
Él sonríe. Miro rápidamente alrededor y casi deseo haber mantenido mis
ojos cerrados. Se han ido los tupidos árboles y arbustos que poblaban mi
tierra natal. Todo lo que veo son kilómetros y kilómetros de enfermizo
polvo amarillo y pilas de rocas. No hay señales de vida en ninguna parte,
incluso el aire es seco y añejo.
Durante nuestra alocada carrera, había estado muy preocupada por la
velocidad suicida con la que viajábamos como para darle importancia a
hacia donde viajábamos. Pero asumí que sería a algún lugar. Este vasto y
estéril desierto es la nada… es como si nos hubiéramos caído del borde de
la tierra y hubiéramos aterrizado en uno de esos tenebrosos shows post-
apocalípticos de Sci-Fi.
—¿Dónde estamos? —susurro, sin estar segura de querer escuchar la
respuesta. Este lugar está más allá de lo depresivo. Me alivia que ya casi
es hora de que me quede dormida, no me gusta estar aquí.
—Estamos en Thiberoux, pero no en Dryndara —dice, confirmando mis
sospechas—. Este lugar es… muy especial y está muy escondido de los
forasteros.
—¿Por qué? No es que sea una joya de los bienes raíces, es simplemente
aterrorizador y estéril. Estoy segura de que hablo por todos los humanos y
demonios cuando digo que nadie haría fila para visitar este lugar.
—Este lugar cumple con una función muy importante. Dentro de esas
cuevas hay celdas para retener fugitivos y otros prisioneros demoniacos
para transportarlos al reino del inframundo.
De repente me siento mareada. Y muy asustada. —¿Por qué estamos aquí?
—pregunto, sin intentar esconder el pánico en mi voz—. ¿Por qué me
trajiste aquí?
Estaba equivocada… estaba totalmente equivocada sobre él. Lo siento,
Lucky… todo esto es una trampa para ti.
Kieron intenta sostener mi mano, pero yo se la arrebato. —Liora, no te
asustes… —dice, rogándome con sus ojos.
—Es un poco tarde para eso. Me trajiste aquí para poder atrapar a Lucky,
¿Cierto? —los rabillos de mis ojos se humedecen, pero me niego a llorar.
Ya he decidido dejar de llorar por Kieron, ya no me quedan lágrimas.
279
El hace gestos hacia una pila de rocas que bloquean lo que parece ser la
entrada de una cueva. —Tengo a los Amazèa atrapados allí.
—Tu… ¿Qué? —Mi cuerpo completo empieza a temblar. Esto es aún peor
de lo que me había imaginado, y rezo para que sea una broma enfermiza…
¿Pero por qué quería el asustarme?
Por favor, por favor dime que esos monstruos asesinos no están realmente
tan cerca, y aquí estoy yo, expuesta y vulnerable… humana.
—Liora, no te asustes. No pueden herirte. No lastimaran a nadie más
nunca, te lo prometo. Estás segura.
Miro sus ojos buscando seguridad y la encuentro. Pero mi voz sigue
temblando. —¿Por qué me trajiste aquí? —pregunto suavemente.
Vuelve a acercarse a mí, y esta vez no me alejo de él. Su tacto es
reconfortante, da calma. —Liora, necesito hablar contigo, y no tenemos
mucho tiempo. Es importante que hables conmigo abierta y honestamente.
Es de máxima importancia que lo hagas… puede que nuestras vidas
dependan de ello.
—Está bien, lo intentaré… —susurro, aun mirando sus ojos, el único lugar
en el que me siento segura.
—No importa lo duro o doloroso que sea para ti, por favor dime la verdad.
—Está bien, lo prometo.
Respira profundo. —¿Estás de acuerdo con Lucky en que es ella quien
debería matar a los Amazèa para que ustedes dos puedan volver a unirse?
—No estoy segura de qué pasará con nosotras si ella los mata. Pero los
quiero muertos por lo que hicieron. Nadie más lo puede hacer o lo hará…
—alejo mi mirada, incapaz de sostener su feroz mirada.
Gentilmente inclina mi barbilla hacia él. —¿Pero y si alguien más lo hace?
¿Y que si ellos son castigados por lo que te hicieron a ti, a Lucky y a tus
amigos?
—Es que… hay más que sólo eso. Si pienso que Lucky tiene que ser quien
los asesine para que podamos tener una oportunidad de deshacer lo que
nos sucedió. Es la única manera que sabemos que funcionará…
280
—Pero no hay garantía, ¿Correcto? Digamos que si los mata y nada cambia
entre ustedes. ¿Entonces qué? —Sus ojos buscan los míos.
Doy un paso hacia atrás y me quito el cabello de los ojos. —No lo sé…
tendremos que vivir con ello supongo… quiero decir, jamás pensé que sería
para siempre, pero si así es como es… yo… tendremos que aprender a vivir
con ello.
—¿Pero estas consciente de que si tú, ella, las mata, estaría violando la
Orden 417.74 que establece que ningún demonio o Demion puede atacar a
un demonio o Demion de rango más alto sin provocaciones penalizadas u
orden legal o ellos, también, deberán ser despojados de sus poderes y
desterrados a Wasteland?
Yo frunzo el ceño. —No he estudiado el manual legal de los demonios.
Mira, estoy a punto de quedarme dormida, así que lo que necesites saber
pregúntamelo ahora.
Él da un paso adelante, envuelve un brazo alrededor mío, mientras
acaricia mi mejilla con su otra mano. —Liora —susurra—. Lo que en
realidad necesito saber… olvidando toda la locura que está a nuestro
alrededor ahora mismo… ¿Crees que tú y yo… crees que algún día…
podrás ser capaz de amarme?
Me quedo perdida en la profundidad de su mirada mientras la quemazón
familiar regresa. Aquí estoy segura. Aquí estoy segura, caliente y completa.
Aquí siento su no expresado amor por mí irradiar hacia las profundidades
de mi corazón.
—Ya lo hago —susurro. Mi último pensamiento consciente son sus cálidos
labios sobre los míos.
Él se aleja rápidamente, pero no lo suficientemente rápido. Lo cojo de la
garganta y siseo. —¿Y qué diablos piensas que haces?
Lo lanzo contra las rocas con todas las ganas, las rocas despedazadas caen
al suelo, pero Kieron simplemente se levanta y se sacude, sin heridas, y
claramente sin inmutarse, juzgando por la sonrisa burlona en su cara.
281
—Hola, Lucky.
—No me vengas con “Hola, Lucky” —le gruño, creciendo una tormenta de
llamas en mis manos.
—Espera, espera, no dispares. Vengo en son de paz —dice con una
sonrisa, levantando sus dos brazos.
—Muy chistoso. ¿Qué diablos crees que estás haciendo? —Miro el horrible
escenario a mí alrededor. Este lugar me espanta, me recuerda demasiado a
la horrible Wasteland a donde me enviaron los Altrumina—. ¿Y dónde
diablos estamos?
—Traje a Liora acá para poder mostrarte algo. No creí poder traerte
conmigo voluntariamente. —El mira mis encendidas palmas, esperando
que deje salir mi furia—. Y veo que tenía razón.
—Tienes cerca de cinco segundos para decirme que está pasando antes de
que te reduzca a cenizas. —Mis ojos se entrecierran con rabia, pero ni
siquiera yo me creo mi amenaza vacía. Entre más me esfuerzo en esconder
el profundo placer que me causa verlo de nuevo, más se aviva el conflicto
dentro de mí.
Levanta una ceja y me pide que me acerque. —Tengo algo para ti. —
Empieza a quitar las rocas que no se han partido, y cuando ya ha hecho
un hueco lo suficientemente grande, me hace señas para que lo siga.
Me quedo quieta y lo miro sospechosamente. —¿Qué hay allí? ¿De verdad
crees que te voy a seguir hacia una cueva tenebrosa como una idiota? —No
me gusta cómo se siente este lugar, y me gusta menos su actitud
arrogante.
—¿Por qué no intentas no odiarme por un minuto y confiar en mí?
Me burlo. —Si claro, ya me pongo en ello. Justo después de que me una a
un aquelarre y me case con una cabra.
Se detiene y se voltea, poniendo su férrea mirada sobre mí. —Lucky, sé
que crees que te traicioné. Te traje aquí para probarte que no lo hice. Pero
si eres lo suficientemente cabeza dura para ver lo que está más claro que
el agua…
—¿Y qué es eso?
282
Suspira profundamente. —Que me importas. Que estoy tratando de
ayudarte. Que creo en ti… y en nosotros.
¿Qué él cree en mí? ¿Qué diablos quiere decir con eso?
—No recuerdo haberte pedido ayuda —le respondo. Pero el fuego en mis
manos está empezando a desaparecer, y por más que trate, me cuesta
mucho aferrarme a mi rabia. Cuando miro los ojos de Kieron, la sinceridad
me mira en respuesta… y hay algo en su sonrisa que es como agua fría
ante mi rabia.
—¿Qué hay ahí adentro? —Hago gestos hacia la apertura, pero me quedo
donde estoy. Va en contra de mis principios el dejarme envolver en
situaciones en las que no tengo control total de lo que me rodea. Y este
lugar es demasiado extraño… la energía es perturbadora y está mal.
—Ahí adentro hay una jaula rodeada por la magia más fuerte e
impenetrable conocida por los demonios. Y dentro de ella están los
Amazèa.
Jadeo. —¿Qué? ¿Por qué están aquí… por qué me trajiste aquí? —Me
agacho a tomar mi daga antes de recordar que no la tengo conmigo.
Maldición Liora, ¿En qué nos metiste?
—Para que puedas matarlos —dice.
Mis ojos se estrechan otra vez, y mi corazón se acelera mientras
lentamente enderezo mi espalda. Lo miro por un rato, tratando de
averiguar si está mintiendo… tendiéndome una trampa. Tal vez sólo
intenta engañarme para que entre ahí, y algo muy horrible me está
esperando. Tal vez lo que dijo antes acerca de venir a matarme… tal vez
está siguiendo esos planes. Pero él sabe que soy fuerte ahora… que daré
pelea. Así que ha creado una trampa para hacerme creer que el…
—Lucky… —La voz de Kieron es gentil, pero yo me alejo de él—. Sé que no
es tu naturaleza el confiar… creer en la bondad de otros. Pero te estoy
pidiendo que lo intentes. Todo lo que te dicho… todo lo que te dije aquella
noche en el acantilado, lo decía en serio. Cada palabra. Nunca pensé que
fuera posible para mí encontrar otro Demion que me importara tanto. Uno
con el que quisiera pasar el resto de mi vida. Uno al que pudiera amar y
fuera capaz de amarme a mí. Alguien sin el que no me imaginaria la vida.”
—¿Por qué me estás diciendo esto? No cambia el hecho de que…
283
—Te estoy diciendo esto, porque hice el trato de entregar a los Amazèa a
cambio de mi libertad. Pero sólo quiero esa libertad si significa poder vivir
la vida contigo. Sin ti mi vida no significará nada, no si me odias.
—¿Qué estás diciendo? —susurro, inclinándome hacia él.
—Estoy diciendo… que traje a los Amazèa aquí para que los mates. Sé que
no puedes cazarlos fuera de tus terrenos, así que te los traje. Si quieres
matarlos, eres libre de hacerlo. No interferiré.
Me detengo. —Pero, ¿Qué hay de tu contrato?
—Habré fallado en mantener mi parte del trato, por lo tanto estaré atado a
los Legionarios para cualquier propósito y por el tiempo que ellos crean
necesario. —Su mandíbula se afloja y sus hombros decaen ligeramente.
Camino de adelante hacia atrás como un conejo nervioso. —Así que estás
diciendo… que renunciarías a tu libertad, ¿Para que yo pueda matarlos?
Él asiente. —No es una elección realmente. Te quiero. Pero más que
quererte, quiero que seas feliz. Que estés completa. Que seas quien
quieras ser y lo que se supone que debes ser. No quiero ser quien se ponga
en medio de eso. Si debes matar a los Amazèa para que eso suceda,
entonces estoy más que dispuesto a sacrificar mí libertar por ello. Lo haré
felizmente y sin reserva alguna.
Estrecho mis ojos cuando lo miro, tratando de decidir si está diciendo la
verdad. —¿Pero qué hay de los Legionarios? ¿No estarías forzado a
reportarme?
Él sacude la cabeza. —Tú eres consciente de las repercusiones de tus
actos, pero también sé que tu venganza contra los Amazèa no es simple
sed de sangre. No te reportaré, ni participaré en la cacería si es que hay
una. Entiendo lo que debes hacer… —Su voz se desvanece.
—No sé si en realidad puedas entender completamente como me siento…
no creo que puedas —murmuro.
—Ellos mataron a mi madre. Frente a mí. He querido matarlos con mis
propias manos por los últimos once años. Lo único que me ha detenido fue
la oportunidad de finalmente poner toda esa rabia detrás e intercambiar
su libertad por la mía.
284
Baja la cabeza y me mira a través de sus pestañas. —Quiero que sepas
que lo que decidas hacer, estoy contigo. Si entras allí y los matas, no te
reportaré. O, si decides dejar que su castigo recaiga en las manos de los
Legionarios, entonces haré lo mejor que pueda para ayudarte a lidiar con
esa decisión. Sé que has estado planeando este día por un largo tiempo,
así que quiero que te tomes un tiempo para pensarlo. Pero que sepas que
estaré aquí para ti para lo que…
—No necesito pensarlo. Llévame a ellos. Ya.
285
í
Traducido por LizC Corregido por Angeles Rangel
ieron asiente con la cabeza en silencio. Entra en la cueva oscura
mientras yo lo sigo de cerca. Una vez que estamos los dos dentro,
chasquea los dedos varias veces, cada vez encendiendo una llama
pequeña y singular de uno de sus dedos. La luz parpadeando revela un
túnel largo y retorcido. Afiladas rocas grises sobresalen amenazantes en
todo momento, y me estremezco ante el frío antinatural helado. Me
pregunto cómo Kieron logró arrastrar a dos de los más fuertes, y más
poderosos demonios que existen hasta aquí por sí mismo, o si en realidad,
esta no es una broma elaborada después de todo.
Mi agitación se incrementa con cada paso. Durante muchos años he
anhelado este momento, y ahora que finalmente está aquí, mi estómago se
agita con anticipación y miedo. Esto no es exactamente como me
imaginaba mi enfrentamiento con los Amazèa desarrollándose; sin
embargo, va a terminar de la misma manera. Tendré mi venganza. Justicia
para Kayla y Michael.
Viajamos más profundo en la cueva, hasta que finalmente Kieron se
detiene. ―Ya casi estás allí. Están justo en la siguiente curva.
―¿No vienes? ―pregunto, de repente temerosa y tratando de no dejar que
se muestre. No es ser golpeada por los Amazèa de lo que tengo miedo; es
estar a solas con los monstruos cuyos rostros me han perseguido durante
tanto tiempo.
Sacude la cabeza, la luz de sus dedos emitiendo un resplandor misterioso
en su hermoso rostro. ―No. Esto es para ti y sólo tú. El escudo de la jaula
sólo funciona de una manera, por lo que tus poderes serán capaces de
penetrar en él; los de ellos no lo harán. Voy a estar esperando fuera por ti
cuando hayas… terminado.
286
―Gracias ―le susurro, odiando la forma en que mi voz tiembla. Miro a los
ojos de Kieron una última vez mientras se desliza junto a mí y desaparece
en la oscuridad. Estuve a punto de llamarlo; no quiero que me deje aquí
sola.
Pero no digo nada. Tiene razón. El siguiente paso es por mí y sólo para mí.
A pesar de toda mi rabia y valentía, tengo miedo… aterrada de que no voy
a tener la fuerza para hacer lo que he prometido hacer.
Tomo una respiración profunda, y el aire fresco llena mis pulmones.
Abriendo las palmas de mis manos, dejo que mi propio fuego danzante
guíe el resto de mi viaje. Fuerzo mis piernas hacia adelante un paso a la
vez, y con cada paso mi corazón golpea más pesado. Por último, doy la
vuelta a la esquina estrecha y mi aliento queda atrapado en mi garganta.
El pequeño mundo tiene un brillo de color naranja y emite un zumbido
eléctrico débil. Varios círculos entrelazados giran continuamente alrededor
del exterior, y de pie en el centro, de la mano y sonriendo con dulzura,
están los dos demonios Amazèa.
Las náuseas me invaden en oleadas. Me tambaleo en la pared. Me apoyo
en ella hasta que mis rodillas se doblan y me deslizo hasta el suelo. No
puede parpadear, y durante un buen rato, no puedo respirar. ¿Cuántas
veces me imaginaba sus caras brillantes, angelicales… sus grandes ojos
azules, como niñas de la escuela inocentes... sus largas cabelleras doradas
cayendo sobre sus cuerpos infantiles? Las dos criaturas más mortíferas
que he conocido en mi vida, y se parecen a las visiones más dulces, más
perfectas de inocencia y juventud... las mismas cosas que viven de robar a
los demás y de absorber dentro de sí mismos.
Tomo varias respiraciones profundas y trato de calmarme. A pesar del frío
de la cueva mi piel está en llamas, mis entrañas un infierno rugiente de
odio. Estos demonios no sólo destruyeron a mis amigos, sino mi inocencia
y mi cordura. Ellos literalmente destrozaron mi alma, redujeron los
fragmentos rotos en cáscaras vacías, lamentables.
Gracias a ellos, odio mi mitad humana por hacerme preocuparme tan
profundamente por Michael y Kayla, en primer lugar. El dolor de perder a
alguien que amas es la peor tortura imaginable, y estos monstruos me han
estado torturando durante años...
287
Irónicamente, mi mitad humana me odia por ser de la misma línea que
estas criaturas: seres así de capaces de causar tanta destrucción y dolor.
En el fondo, sé que las dos estamos fallando. Y ninguna de las dos tiene la
culpa.
Observo a los monstruos en su jaula de color naranja brillante, y me
miran con curiosidad. Me pregunto si saben quién soy o por qué estoy
aquí. Mi rostro es como la piedra cuando mis ojos penetran en su prisión
encantada. ¿Por qué no parece molestarles? ¿Por qué están allí de pie
contentas, sonrientes y mirando a su alrededor, como si no tuvieran una
sola preocupación en el mundo?
De repente, se agarran de las manos y empiezan a bailar en círculo,
cantando una rima infantil de preescolar.
―¡Alrededor de la rosa, pongamos un ramillete de flores, cual ceniza, cual
ceniza todos caemos!
En la última palabra, colapsan en un ataque de risa y gritos alegres. Todo
lo que hacen, diseñado para atormentarme y burlarse de mí.
Ellos saben quién soy.
La rabia quemando en mi interior amenaza con estallar. Pero me obligo a
permanecer quieta, inmóvil. Me siento en el suelo de la cueva y sólo los
observo mientras repiten el acto una y otra vez, bailando y cantando y
riendo histéricamente como si fueran las niñas más felices que han vivido.
Una y otra vez resplandecen sonrisas angelicales, con hoyuelos en mi
dirección mientras las miro ceñuda, con bolas de fuego en la mano.
Ha llegado el momento de hacer lo que tengo que hacer. Y una vez que lo
haga, no hay vuelta atrás... mi destino estará sellado. Preparándome
contra la pared de la cueva, poco a poco me elevo a mis pies y levanto los
brazos.
De repente, el rostro de Tatiana aparece en mi mente. Pienso en cómo me
había encontrado en el bosque cuando era un bebé después de que me
habían abandonado y dejado sola para morir. De cómo me acogió, se
preocupó por mí, me crió y me dio todo, y más, de lo que yo podría esperar
alguna vez. Ella es más que una tutora… es una amiga.
Echo un vistazo a los Amazèa de nuevo y de vuelta al fuego girando en mis
manos. Veo a Bones, mi querido amigo y compañero. No sé lo que nos
288
depara el futuro, pero sí sé que no quiero verlo lastimado. Ya es bastante
malo que he herido sus sentimientos, pero sé que algún día me perdonará
y las cosas estarán bien otra vez. No puedo dejar que se lastime
físicamente por mi culpa. Tengo que protegerlo… protegerlo de
defenderme, lo cual sin duda haría, si me convierto en un objetivo de la
Legión por mis crímenes.
Mi corazón se acelera, bajo lentamente mis manos a mis costados
mientras los Amazèa bailan y cantan alegremente. Me trago la bilis
elevándose en la parte posterior de mi garganta.
Ahí está Liora. Ella es una parte de mí. Su humanidad, un freno y una
fortaleza. Por mucho que la odio a veces, sé que es sólo su capacidad de
sentir el amor lo que me permite experimentarlo por mí misma... una
sensación embriagadora con la que sé que nunca quiero estar. Es cierto
que cuando es malo, es realmente malo. Pero cuando es bueno, es
realmente bueno. Y si matar a los Amazèa no acaba con la maldición, Liora
estará alrededor por un tiempo. Mientras ella esté viva, será vulnerable.
Por lo tanto, soy vulnerable. Nunca sobreviviría a una vida en la carrera.
Por último, Kieron. Por mucho que ansiaba desesperadamente oír sus
palabras de amor, me cuesta creer que son reales… que él es de verdad
real. Él quien me complementa tan perfectamente, quien es mi
coincidencia exacta en todos los sentidos, y me hace sentir como una
mejor versión de mí misma. Quien me hace sentir tan viva después de
años de sentirme muerta por dentro. Quien me ve a mí, la verdadera yo,
con todos mis defectos, pero todavía está aquí de todos modos. Quien está
dispuesto a hacer el último sacrificio por mí y por mi felicidad.
Mis brazos caen flojos y las llamas en mis palmas desaparecen.
Esto no se trata sólo de mí.
Michael y Kayla ―tanto como los amaba― se han ido para siempre. Nada
va a traerlos de vuelta. El amor entre nosotros ahora puede servir como mi
brújula... mi guía.
Poco a poco me doy cuenta que mis criterios para el logro de la felicidad ha
cambiado. Aunque sé sin la menor sombra de duda de que matar a los
Amazèa nos reunificará a Liora y a mí, nunca seríamos un todo. No si eso
significa perder a todas las personas más queridas para nosotras.
Michael y Kayla me enseñaron eso.
289
Echo un vistazo a los rostros sonrientes de sus asesinos por última vez.
Luego doy la vuelta y me dirijo hacia el pasillo en penumbra, sin mirar
atrás. Las bolas de fuego en mis manos se reducen ahora a pequeñas
llamas en mis manos, mostrándome el camino de salida.
Kieron está sentado sobre una roca, mirando hacia el vasto páramo. Ha
hecho un pequeño fuego, la única luz en la noche de otro modo sombría.
Su boca se encuentra en una línea dura, su mandíbula apretada. Puedo
ver que está preparándose a sí mismo para lo que estoy a punto de decirle.
Él no se inmuta cuando me siento a su lado. Extiendo la mano, e
inmediatamente su mano suave rodea la mía. Por último, se vuelve a
mirarme, y el amor en sus ojos se envuelve alrededor de mi corazón. Sin la
más mínima insinuación de juicio o condena, busca mi rostro en busca de
pistas.
―Gracias ―le susurro.
Traga saliva. ―¿Por qué? ―pregunta con voz ronca.
Me inclino más a él. ―Por creer en mí.
Sus ojos brillan, y una pequeña sonrisa tira de la comisura de sus labios.
Coloca una mano detrás de mi cabeza, empujándome hacia él. La dulce
unión de nuestros labios rocía los últimos rescoldos de odio rabiando
dentro de mí.
―Creo en nosotros ―susurra en mi oído.
Se levanta a sus pies, tirando de mí con él. ―Me tengo que ir ahora.
Terminar con esto de una vez por todas. Mi contrato expira al amanecer.
Casi me río. ―Lo bueno es que no estamos cortando ni nada así.
Envuelve sus brazos alrededor de mi cintura, empujándome cerca para
otro beso. No quiero que se mueva, no quiero que se vaya de mis brazos, ni
ahora, ni nunca. Pero sé que tengo que dejarlo ir esta última vez.
Sé que está bien. Estará de vuelta por mí.
Por nosotras.
290
Traducido por LizC
Corregido por ★MoNt$3★
Han pasado más de dos
meses desde que Lucky y
Liora decidieron su destino
fuera de la cueva. Más de
dos meses desde que Kieron
se fue para terminar su
misión.
Así que, ¿por qué no ha
regresado?
Aplastada y confundida, Liora encuentra consuelo con un misterioso
extraño, un hombre cuyos motivos incluyen algo más que sólo curar el
corazón roto de Liora. Mientras tanto, Lucky se encuentra en los brazos de
un viejo amigo... el que siempre ha reclamado ser su verdadera alma
gemela.
Cuando el motivo de la desaparición de Kieron se conozca, se pondrá a
prueba la lealtad, los amigos serán traicionados, el amor se perderá, y la
esperanza será encontrada. De una vez por todas, Lucky y Liora tendrán
que elegir su destino. Y no todo el mundo va a sobrevivir a su elección.
Serie Demonblood # 02
291
ó
Traducido por LizC Corregido por Angeles Rangel
Es un cliché decir que es más oscuro antes del amanecer, pero en mi caso
es verdad. Hay una pequeña ventana de tiempo, justo antes de despertar,
cuando yo no soy Yo, y ella no es Ella. Estamos juntas como una sola,
unidas en nuestro estado de felicidad de inconsciencia.
A veces este sueño tiene una duración de unos segundos; otras veces,
unas pocas horas. Es durante este tiempo que convivimos en armonía,
dormitar quita nuestros miedos, hostilidades, nuestro desprecio mutuo y
el resentimiento entre sí. Es durante este tiempo que tenemos unos pocos
momentos de paz. Debido a que durante más de cinco años, ha sido sólo
durante este tiempo que estamos juntas como debe ser. Como
pretendemos que deba ser.
Es también durante este tiempo que podemos soñar con él... recordar la
forma en que nos sostenía, nos besaba, miraba a nuestros ojos y nos
llenaba de amor.
El recuerdo de amar y ser amadas por Kieron es la única cosa que ella y yo
ahora compartimos, junto con el dolor insoportable que hemos sufrido en
silencio desde que se fue.
Ahora, también compartimos el alma triturada por temor de que él nunca
va a volver a nosotras.
Y somos más malditas que nunca.
292
í
Traducido por LizC Corregido por Dianita
o sé qué pasa en estos clubes de striptease que parecen atraer a
los peores tipos de demonios, pero por alguna razón se sienten
atraídos como el hedor en los peces. Para ser honesta, no estoy
segura de qué es peor: los Lazerine chupadores de almas que trabajan en
estos lugares, o los canallas hombres humanos que los frecuentan. Te lo
juro, si un asqueroso Sapie más me pide un baile erótico le voy a arrancar
su cosa de inmediato.
—Hola, sexy, ¿quieres un poco de compañía? —pregunta un Sapie de
mediana edad vestido con un traje arrugado de negocios. Al parecer, mi
mirada de disgusto no es suficiente para disuadirlo ya que se traslada a la
silla vacía a mi lado y, sin esperar mi respuesta, comienza a sentarse.
Pongo los ojos en blanco y giro la mano, haciendo que la silla vuele fuera
de debajo de él. Cae con fuerza en su trasero, derramando su caro cóctel
en todo su traje barato. Algunos clientes echan un vistazo en nuestra
dirección, pero rápidamente vuelven sus miradas al centro de la
habitación. Están más interesados en las chicas con poca ropa moviéndose
seductoramente en el escenario debajo de las luces pulsantes que en algún
estúpido borracho torpe.
La voz cursi del Dj del club resuena en los altavoces.
—Y ahora tengan los billetes de un dólar listo y ayúdennos a darle la
bienvenida a la muy bonita Serenity en el escenario.
Gritos y silbidos suenan cuando una morena delgada con una falda
minúscula y la parte superior del bikini se desliza de detrás de la cortina
de terciopelo grueso. Comienza su rutina de seducción, rodando sus
caderas, moviendo su cabello, y girando en torno a un largo poste de
metal. A medida que se agarra al poste y se inclina hacia atrás, deja caer
293
su largo cabello suelto y capturo las distintivas marcas en su espalda bajo
el destello de las luces estroboscópicas.
Para cualquier otra persona se ven como tatuajes, pero yo sé mejor. Son
las marcas de los Lazerine… poderosos demonios femeninos que controlan
la mente del hombre a través de la lujuria y el deseo. Sólo el Príncipe de
las Tinieblas sabe cuántos innumerables Sapies han perdido sus pagos de
la casa y los fondos de la universidad de sus hijos bajo su hechizo. No es
como si me importa, pero los Lazerine son repugnantes criaturas
particularmente satisfactorios de matar. Y ahora mismo definitivamente
podría necesitar algo de satisfacción.
Tomo un pequeño sorbo de mi Jack Daniels y me pongo de pie, con
cuidado de no tropezar con el Sr. “Crisis de Mediana Edad” que lucha por
levantarse del suelo. A medida que me abro camino hacia el escenario,
saco un puñado de billetes de mi sujetador. Los Lazerine son adictos al
dinero y usan sus poderes para drenar a sus víctimas por completo. El
dinero lo mantendrá distraído.
De lo contrario, podría darse cuenta que soy un demonio, y que no estoy
para nada interesada en un escándalo público esta noche. Voy a matarla
limpio y rápido, en la sala VIP donde no hay testigos. Ninguno estará
prestándome atención, eso es.
La habitación se llena de hombres que se giran a curiosear tan pronto
como empiezo a dejar dólares en el escenario, con sus rostros radiantes de
placer carnal. Por supuesto que les encanta... esta es su mejor fantasía
justo aquí. Soy con mucho la chica más hermosa que han visto nunca, y
los hombres Sapie son tan tontos por un poco de acción entre chicas.
Me pregunto si aún estarían tan excitados si supieran que tengo la
intención de arrancar su corazón en pocos minutos.
—Hola, preciosa —ronronea la Lazerine en mi oído mientras dejo una
hilera de billetes de cinco dólares frente a ella.
—¿Puedo obtener un baile VIP contigo cuando hayas terminado? —
pregunto mientras frota su rostro contra mi mejilla en agradecimiento.
—Me encantaría. Empieza con cien dólares. —Toma el dinero y lo desliza a
un lado de su pequeña tanga rosa.
294
—No hay problema. —Extiendo otra gruesa pila de billetes bajo su nariz.
Sus ojos brillan intensamente antes de dar paso a una sonrisa de
suficiencia.
—Ya voy, querida. —Recoge el resto de su propina antes de brincar fuera
del escenario.
Vuelvo a mi mesa y hago una señal a la camarera para que me traiga otra
copa mientras espero. Cuando regresa, me tomo varios sorbos de mi Jack
Daniels y dejó escapar un largo suspiro.
Mi corazón ya no está más en el juego. Hubo una vez en que nada me
encantaba más que matar desprevenidos demonios: si no por diversión,
por la práctica. Todo para poder mantener mi mitad humana, Liora,
protegida de cualquier daño, y para asegurarme que estaba lista para
enfrentar a los Amazèa cuando llegara el momento de nuestro último
encuentro. Pero, por supuesto, no salió como lo había planeado.
He tenido más que mi parte de dudas desde aquella noche en la cueva
cuando Kieron me llevó a hacer frente a los Amazèa: los demonios
responsables del asesinato de mis amigos más cercanos y la división de mi
alma. Tuve que tomar una decisión... podría matarlos, pero perdería a
Kieron para siempre. O bien, podría dejar que se hiciera cargo la Legión y
podríamos estar juntos.
Aún culpaba a Liora de cualquier locura emocional que me hubiera
balanceado a elegir una vida con Kieron por encima de matar a los Amazèa
como siempre lo había planeado. Muchas noches, me pregunto si hice la
elección correcta.
Sería más fácil si Kieron volviera para poder mirarlo a los ojos de nuevo...
sentir sus labios en los míos... que me diera una razón para recordar por
qué lo había elegido a él. Por qué nos había elegido a nosotros. Pero ha
estado ausente por más de dos meses, y ahora estoy empezando a
preguntarme si alguna vez regresará. Y cuanto más me pregunto, más
enferma y más furiosa me siento.
Mientras tanto, tengo que hacer algo para no volverme completamente
loca. Si se trata de matar algunos Lazerine de bajo nivel en un club de
striptease de mala muerte fuera de Fairfax, Virginia, que así sea. Un
demonio tiene que hacer lo que un demonio tiene que hacer.
295
—Estoy lista cuando tú lo estés —susurra la confiada Lazerine en mi oído
cuando viene a mi lado. Tomo un rápido trago de mi bebida y le sonrío
mientras me levanto.
Juntas entramos por las puertas de cristal y nos dirigimos a un oscuro
rincón.
—Eres tan bonita —arrulla mientras me conduce hacia un sofá en la parte
posterior—. ¿Cuál es tu nombre?
Deslizo la mano dentro de mi bota hasta el muslo y saco mi daga
esmeralda.
—Me llaman Lucky.
—Falta poco, ¿verdad, Lucky? No tienes mucho tiempo hasta que
amanezca en tierra Sapie. No quieres que tu media naranja se muestre y
haga una escena.
Bones se ríe y frota mi pierna con cariño. Con el ceño fruncido, le doy un
codazo en las costillas y tomo otra bebida.
—La última y me voy de aquí —digo, y giro mi taburete alrededor. El
Bar Demon, el lugar donde todos los Demions, demonios y criaturas en
Dryndara vienen a llenarse de la Fuente de Energía, está casi vacío. La
mayor parte de sus habituales ocupantes están afuera preparándose para
sus vidas en el mundo de los humanos, así como debería estar haciéndolo
yo. Pero la persistente sensación de que algo está mal me ha estado
persiguiendo durante muchas noches, y ha empeorado las últimas horas.
Sólo necesitaba una rápida parada en el Bar de camino a casa, y la
oportunidad de charlar con mi mejor amigo, Bones.
Las cosas han estado muy raras entre nosotros por un tiempo, así que me
alegra que al parecen está volviendo a la normalidad. Odiaba la extraña
tensión entre nosotros. Pero fue mi culpa, supongo. En un momento de
debilidad, cedí a sus irresistibles encantos y casi me dejé seducir por él en
su guarida de la montaña. Si no fuera por el hecho de que, en mi euforia,
296
dije el nombre de Kieron en lugar de Bones, ¿quién sabe qué hubiera
pasado?
En realidad, sé lo que habría ocurrido: Habríamos hecho el amor, lo que
habría sido increíble, y mis sentimientos por Bones estarían más confusos
que nunca. Si creo que estoy emocionalmente inestable ahora, sólo puedo
imaginar cómo me sentiría si cedo ante él. Ya es bastante malo que Kieron
simplemente me abandonara. Pero ver a Bones dejándome cada noche
para hacer el amor con otras chicas humanas, muchas otras chicas
humanas... por siempre, bueno, es una receta para la auto tortura si
alguna vez hubo una.
Pero hay veces, a pesar de mis intensos sentimientos por Kieron, que no
puedo dejar de pensar cómo sería estar con Bones. Realmente estar con él.
Deslizar mis dedos por su delicioso cabello bronce y perderme en las
profundidades de sus ojos café. Sentir su embriagadora energía fluyendo a
través de mí y sucumbir a su deliciosa masculinidad. Cuando Bones me
mira, realmente me mira, me siento como si me estuviera derritiendo
suavemente bajo su mirada. Si él fuera una droga, sería adicta.
Sólo di que no, Lucky.
Las cosas han sido difíciles entre nosotros por un tiempo. Sin embargo,
con Kieron desaparecido tanto tiempo, hemos empezado a volver
fácilmente a la rutina normal. Nuestro juego y coqueteo casi ha llegado a
los niveles “pre-Kieron”. A medida que capturo la mirada de Bones, no
puedo dejar de preguntarme si espera que Kieron nunca regrese, igual que
yo espero desesperadamente que lo haga.
Me trago el último sorbo de mi bebida y me inclino hacia adelante para
darle un ligero beso en la mejilla mientras me pongo de pie.
—Adiós, cariño, te veo mañana.
Se levanta en toda su altura y envuelve sus brazos a mí alrededor,
asfixiándome en su suave calidez.
—Nos vemos, bella Lucky.
Una vez afuera, corro a través del Puente de Reyes, casi sin mirar el río
revuelto de fuego por debajo. Al llegar al otro lado dejó escapar un silbido
agudo. Casi de inmediato, mi caballo negro sale de su lugar oculto en los
297
bosques de Dryndara. Salto a su espalda y me inclino hacia adelante,
apretando en un puño su melena ónix.
—A casa, Diablo.
Hago una pausa fuera de la cabaña, medio esperando que Tatiana esté en
su cuarto ocupada haciendo una poción o lanzando un hechizo...
cualquier cosa que le impida verme y darme un momento difícil por mi
noche.
—Saludos, Lucky. ¿Presumo qué pasaste por el Bar de camino a casa? —
pregunta Tatiana cuando paso por la puerta. Ruedo los ojos y suspiro. Por
supuesto, me está esperando... ¿Cuándo no es así?
Pero me mantengo tranquila. Me acerco y le doy una palmadita en la
espalda. Cinco centímetros más baja que yo, más vieja que quién sabe
cuántos años, y sentada en el suelo en posición de loto con los ojos
cerrados, mi amada Guardián no se ve nada más peligrosa que una mosca
común. Pero yo sé mejor. Tatiana es una de, si no la, bruja más poderosas
de por aquí. Una simple expresión de sus labios, o una poción bien
diseñada de ella puede causar efectos que incluso no puedo creer que un
simple mortal puede crear.
—Lo siento, tenía que hablar con Bones. —Le doy un ligero apretón en su
hombro.
—¿Presumo que Liora necesitará un poco de mi remedio cuando se
despierte? —pregunta, mirándome fijamente con un ojo opaco. A pesar de
que es completamente ciega, Tatiana tiene una manera de ver las cosas.
Demasiadas cosas.
—Podría necesitar unos cuantos sorbos —admito, no sintiéndome
culpable. ¿Por qué sentirme mal por lo que soy y lo que necesito? No es mi
culpa que mi mitad humana no pueda manejar la situación.
—¿Alguna razón en particular por la que bebiste tan cerca de la salida del
sol? —pregunta Tatiana, esta vez con los dos ojos abiertos.
298
Evito su mirada y me dirijo a mi habitación.
—Tuve un desagradable encuentro con un Lazerine antes —digo en voz
alta sobre mi hombro—. No me di cuenta que tenía varios amigos con ella.
Tomó una gran cantidad de energía llevarlos a todos afuera y luego poner
un hechizo de olvido en todos los Sapies ahí. Realmente, en cierto modo
fue todo un dolor de cabeza.
Tatiana no responde, y dejo escapar un profundo suspiro. Bien. Tal vez no
se enoje conmigo. Encaramándome al borde de la cama con dosel de Liora,
me retiro con cuidado mis botas con punta de acero, luego me pongo de
pie para quitarme mis ajustados pantalones de cuero, notando algunas
marcas de ceniza dejada por uno de los demonios Lazerine.
Suspiro y las sacudo, molesta conmigo misma. Esto es lo que sucede
cuando me distraigo: me vuelvo descuidada. Su ataque me había atrapado
con la guardia baja. Afortunadamente, fui capaz de extraer de sus fuentes
de poder y reducirlos a todos a polvo, pero no antes de enloquecer a toda
una multitud de testigos. No es exactamente lo que planeaba para mi
noche.
Pero es difícil mantener la concentración cuando estoy preocupada.
¿Dónde está Kieron? ¿Por qué no ha vuelto a estas alturas?
A medida que la familiar oscuridad se arrastra a mí alrededor, mi último
pensamiento consciente es que nunca lo volveré a ver. Y que renuncié a mi
única oportunidad de arreglar mi alma rota por nada.
299
í
Traducido por LizC y Mari NC
Corregido por Nanis
ww, hombre,ella lo hizo de nuevo.
Mi cabeza gira mientras lucho por incorporarme, y envuelvo
la manta alrededor de mi tembloroso y dolorido cuerpo.
—¿Tattie?
Al momento en que el llanto débil sale de mi boca me doy cuenta de la
mezcla de agua de color rosado al lado de mi cama. Gracias, Tat, alabo
silenciosamente a mi guardián. Lo alcanzo y trago con avidez, agradecida
de no tener que sufrir las consecuencias de otro de los atracones de Lucky
de beber tarde por la noche.
Cuando vacío el vaso, mi cuerpo se relaja de vuelta a la normalidad y mi
mente se aclara. Al instante, mis pensamientos vuelven a él.
Kieron.
Mi corazón se ilumina, pero mi boca cae en un ceño fruncido. ¿Será que
hoy sea el día en que vuelva? Por mucho que lo espero desesperadamente,
una gran parte de mí siente que me estoy preparando para más
decepciones. Si Kieron no vuelve a mí hoy, entonces este va a ser el día
sesenta y tres de su ausencia. Sesenta y tres largos, solitarios, dolorosos,
confusos y desgarradores días. Se siente como sesenta y tres años.
—Buenos días, querida Liora. ¿Cómo has dormido? —me saluda Tatiana
cuando preámbulo para el desayuno. Ignoro el plato de panqueques de
arándanos que expone y me dirijo directamente a la jarra de café recién
hecho. A pesar de que su remedio funcionó de maravilla, como siempre, mi
estómago está aún muy apretado ante el conocimiento de que Kieron no
está fuera de mi puerta, esperándome.
—Bien —murmuro y disfruto de la bebida muy caliente. Ha habido una
tregua incómoda entre mi mitad demonio y yo últimamente, y sé que
300
Tatiana está muy agradecida por esto. No me gustaría cargarla con más de
mis problemas.
Me obligo a pasar por la rutina de la mañana un paso a la vez, como todo
lo demás en estos días. La idea de enfrentarme a un día entero sin ver a
Kieron es francamente insoportable, así que sólo me concentro en un
minuto a la vez. Después de una ducha rápida y un cepillado perezoso por
mi largo cabello, le doy un beso de despedida a Tatiana y me voy. Odio no
poder dejar de mirar en forma automática alrededor para ver si por algún
milagro, Kieron y su camioneta de color negro brillante está enfrente
esperándome.
Nada.
Por supuesto que no. ¿Por qué debería ser diferente hoy que ayer? ¿O el día
anterior? ¿O el día antes de eso?
A estas alturas debería saber que no existen los milagros, pero no puedo
evitar la oleada de decepción que inunda mi corazón.
¿Dónde está?
Paseo por el bosque, pensando, como lo hago todos los días, qué está
haciendo que le está llevando tanto tiempo en volver. La última vez que lo
vi, le dije que lo amaba. Lo último que me dijo al oído mientras se
inclinaba para darme el beso final fue que él me amaba, también.
Entonces, ¿dónde está?
El amargo aire de la mañana da una bofetada en mi cara, y empujo mis
manos heladas en los bolsillos de mi chaqueta. Me gustaría que hubiera
más frío... tanto frío que adormezca todo mi cuerpo, y no tener que sentir
este doloroso abandono por más tiempo.
Y esa es la verdad que tengo que enfrentar, no importa cuán doloroso sea.
Kieron me ha abandonado. Él nos ha abandonado. Aunque, no puedo
decir que realmente lo culpo. Uno no tiene que ser el Dr. Phil para ver por
qué Kieron se iría como alma que lleva el diablo de Dodge, y lo más lejos
posible de mí. ¿Quién en su sano juicio querría estar conmigo, de todos
modos? Un ángel oscuro destrozado con un alma fracturada. No entiendo
el amor. ¿Por qué no puedo hacer pasar esto a través de mi cabeza dura?
301
Tal vez sea debido a Lucky. Tal vez ella todavía se aferra a la ilusión de que
va a regresar por nosotras. Sólo tendrá que encontrar a alguien más, y
pronto, espero.
Tal vez haya otro Demion por ahí que la excite.
Sin embargo, no para mí. Ya he terminado. Por supuesto, he conocido
otros Demions desde que me convertí en humana, y los he odiado a todos
y cada uno de ellos. No son más que malos pretendientes que se esconden
tras sus fachadas de humanos como mentirosos pequeños cobardes.
Sin embargo, Kieron... él no era como ellos. Parecía tan real... tan puro...
tan adorable. Niego con la cabeza. Sólo otro mal pretendiente.
Tengo que encontrar algo... cualquier cosa... para llenar este vacío
doloroso que queda en mi alma. Pero, ¿qué? Sólo tengo una especie de
amiga, Corrine. Nadie más me gusta, o incluso realmente me habla si no
tiene que hacerlo. He rechazado invitaciones sociales por tanto tiempo que
ya nunca aparecen en mi camino.
Cuando tuve a Kieron —incluso el hecho de saber que estaba cerca— todo
parecía mejor de alguna manera. Con él, mi vida se había convertido no
sólo tolerable, sino en realidad placentera. Más agradable de lo que había
soñado.
Pero ahora se siente peor... mucho peor. El poeta Tennyson escribió la
célebre frase: “Es mejor haber amado y perdido, que nunca haber amado
en absoluto.” Pero él estaba tan absolutamente lleno de mierda. Es mucho
mejor cuando no sabes lo que te pierdes, o constantemente te torturas por
el recuerdo de lo bueno que alguna vez fue.
Suspiro y pateo piedras fuera de mi camino mientras penosamente
continuo hacia adelante y me resigno al hecho de que nunca voy a poder
disfrutar de esa parte de mi vida nunca más.
Me obligo a no mirar alrededor al estacionamiento cuando llego a la
Secundaria Dove Creek. Afortunadamente, veo a Corrine en la entrada y
corro a saludarla, agradecida por la distracción.
—Hola, Liora. Así que Kieron todavía no ha vuelto, ¿eh? —pregunta.
Me encojo de hombros y bajo mi cabeza. Corrine no sabe la verdad acerca
de él, que es mitad demonio al igual que yo. Por supuesto, no sabe la
verdad sobre mí, tampoco. Si lo hiciera, no tendría a mi única amiga.
302
—Nah, creo que todavía está fuera visitando a sus familiares.
Nos dirigimos por el pasillo hacia nuestros casilleros. Corrine charla en mi
oreja, pero no oigo lo que dice. Sólo me concentro en poner un pie delante
del otro, y trato de recordar la combinación de mi casillero.
Mis ojos se están centrando en el pequeño dial cuando un repentino
escalofrío corre por mi espina dorsal, y mi corazón da un salto irregular.
Mareada, sostengo la respiración y me apoyo en el casillero.
—¿Qué pasa? —pregunta Corrine, preocupada.
Cierro los ojos y muevo la cabeza inclinada.
—Nada —murmuro unos momentos después—. Solo me mareé por un
segundo. Estoy bien.
—¿Estás segura? Te ves un poco pálida… —Ella me agarra del brazo—.
Vaya, ¿quiénes son?
Una extraña sensación de presentimiento inexplicable se desliza a través
de mí, y por un segundo tengo miedo de moverme.
—Liora, mira —sisea Corrine, girando mi cuerpo alrededor.
Abro los ojos y estoy un poco sorprendida al ver a un chico y una chica...
obviamente, hermano y hermana. Ambos son altos y rubios, de tez canela
y ojos azul claro.
Me quedo mirándolos, preguntándome por qué siento una extraña
sensación de déjà vu. Como si tal vez los conozco de alguna parte, o
debería conocerlos.
Pero son, obviamente, nuevos por aquí. Y eso en sí es digno de atención.
Es raro que la gente nueva en realidad se mude a esta parte de Virginia,
una pequeña región apartada justo al este de los Apalaches. La mayoría de
la gente de aquí son prisioneros. La única persona nueva que ha llegado
aquí todo el tiempo desde que he estado yendo a la escuela fue Kieron, e
incluso su llegada no fue exactamente lo que se llamaría “natural.” De
hecho, él había venido a matarme. Otra razón por la que debería olvidarme
de él de una vez por todas.
—Vaya, ¿quién crees que son? Me pregunto cuál es su asunto —susurra
Corrine, tirando de mí más cerca. Es sólo entonces cuando me doy cuenta
303
de la cicatriz gruesa e irregular curvada de la frente del chico alto,
alrededor de su pómulo, y por el lado derecho de su cuello.
—No sé —le susurro de vuelta, tratando de no mirar. Por un lado quiero
desesperadamente devorar con mis ojos a estos nuevos extraños, pero, al
mismo tiempo, tengo miedo de que puedan mirar hacia atrás y notarme.
—Y mira a la chica... —murmura Corrine. Varios otros estudiantes los
están mirando, también, pero estos extranjeros no están causando ni la
mitad del revuelo que Kieron la primera vez que apareció en los pasillos
con su presencia. Con él, todo el mundo se quedó boquiabierto y
asombrado, como si fuera una especie de celebridad o algo así. Fue
patético, de verdad. Sin embargo, con estos dos, la gente mira por encima,
algunas sonrisa inquisitivas y luego regresan a sus actividades normales.
A pesar del clima fresco, la chica lleva una camiseta sin mangas de color
amarillo claro como si se tratara de un cálido día de primavera. Pero eso
no es lo que me llama la atención; no puedo dejar de mirar sus brazos,
cubiertos de terribles heridas brillantes. Entre las cicatrices viciosas que la
cubren, y las que están en la cara de su hermano, se ven como si hubieran
pasado por una picadora de carne.
Echo un vistazo a Corrine, quien está tan obsesionada como yo.
—Deja de mirar, es de mala educación. —Me vuelvo a mi casillero y agarro
mis libros.
—Está bien. Tenemos que irnos de todos modos. Vamos a llegar tarde. —
Corrine cierra su casillero de golpe.
Lanzo una mirada rápida por encima del hombro al misterioso chico y
chica, antes de dirigirme por el pasillo, y trato de hacer caso omiso a los
escalofríos helados que siguen apretando mi columna vertebral.
Estoy leyendo el libro de poesía de Kieron, escondido dentro de mi libro de
Shakespeare, cuando se abre la puerta del aula. Otro ataque de escalofrío
corre por mi espalda, y siento como si alguien hubiera arrojado un cubo de
agua helada sobre mí. Genial. Por encima de todo lo demás ahora me estoy
enfermando. Justo lo que necesito. Levanto la mirada y veo al muchacho
rubio de pie en la puerta, mirando a su alrededor. Me siento mareada de
nuevo y bajo la cabeza.
304
El mareo dolorido se desliza por mi cuerpo y acuno mi rostro entre mis
brazos, tomando varias respiraciones profundas. Tal vez la poción de
Tatiana se está desvaneciendo, o tal vez Lucky ingirió algo un poco más
fuerte que simple “alcohol” la noche anterior. No lo pondría en duda con
ella.
Me concentro en mi respiración y en despejar mi cabeza palpitante, e
ignoro totalmente lo que el Sr. Soderbergh está diciendo. Estoy segura de
que acaba de dar el discurso: “Vamos todos a dar la bienvenida al nuevo
estudiante rah-rah-rah”.
Por suerte, unos minutos después la enferma sensación que me inunda,
pasa. Poco a poco levanto mi cabeza, pero mantengo mis ojos cerrados
mientras el frío se ha trasladado ahora a mi cara. Finalmente los abro y
me encuentro con un par de ojos azul aciano mirándome.
—Hola, ¿importa si me siento aquí? —El chico lleno de cicatrices y rubio
pregunta señalando el asiento a mi lado.
Tienes que estar bromeando.
—Alguien ya se sienta allí —digo a través de dientes apretados y aparto la
mirada.
—Me disculpo por eso, pero es el único lugar vacío en la habitación. ¿Tal
vez estaría bien sólo por hoy y hasta que podamos trabajar en otra cosa
que funcione? —Estoy mirando al frente, incapaz de mirarlo, pero
sencillamente oigo la sonrisa en su voz.
Dado que no respondo, toma mi silencio como permiso y se sienta. La miro
con furia interiormente. No es que yo pueda decirle que no se siente allí.
No es como si fuera la propietaria del salón de clases y soy la jefa de todas
las sillas. Y no es como si Kieron esté aquí para reclamar su asiento... y su
lugar a mi lado.
Pero no hay manera de que esté soportando sentarme aquí una hora
entera sintiéndome enferma y con este grosero y desconsiderado idiota
posado a mi lado. Justo cuando estoy a punto de apoderarme de mis libros
e irme —malditas sean las consecuencias— comienzo a sentirme cómoda
de nuevo. Relajada. Bien, incluso. Dejo escapar un largo suspiro y vuelvo a
mi poesía.
305
Pero siento sus ojos en mí, como pequeñas agujas clavándose en mi piel,
tirando de mi atención. Me asomo y lo veo mirándome con manifiesto
interés. Le doy mi mejor mueca y vuelvo a mi lectura.
—¿Miras fijamente mucho? —murmuro en voz baja.
—¿Es mejor de esa manera? —susurra, inclinándose hacia mí.
—¿Qué es mejor de qué manera? —siseo de regreso.
Él angula su cuerpo alto en mi dirección y estira sus piernas largas.
—El libro. ¿Es más interesante si lo lees al revés?
Ruedo mis ojos y vuelvo mi lectura de Shakespeare al derecho. Pero esta
vez tengo que forzarme físicamente a mí misma para ver las páginas en
frente de mí y no al extraño a mi lado. Mi cabeza quiere curiosear en él.
¿Por qué? No es como si él es guapo, ¿verdad? ¿Son sus terribles
cicatrices? ¿Es el hecho de que es nuevo?
Eso es probablemente. Es natural tener curiosidad acerca de una nueva
persona, supongo. Incluso si es un grosero idiota.
Al segundo que suena la campana indicando el final de la clase me lanzo
de mi asiento, superando a casi todos los demás hacia la puerta, no es
poca cosa teniendo en cuenta que soy la más alejada de ella. Quiero irme,
tan lejos de ese chico nuevo como me sea posible. Pero, al mismo tiempo,
soy desgarrada por un impulso casi irresistible de mirarlo.
¿Qué demonios está pasando?
Corrine me da una mirada inquieta mientras en silencio la sobrepaso y me
dirijo por el pasillo. La tentación fugaz a escaparme de inmediato de la
escuela es rápidamente aplastada por una imagen del rostro de regaño de
Tatiana. Le prometí que terminaría firme el año, y hay cinco meses por
delante. A falta de una gran emergencia —como mi mitad demonio
haciendo una aparición sin invitación— irme está fuera de la agenda,
Simplemente voy a tener que controlar cualquier loca crisis neurótica que
me está invadiéndome esta semana.
Mi próxima clase es historia. Abro mi libro y empiezo a leer, o, al menos
pretendo. Sé que cada palabra en el libro de texto de memoria, pero he
306
aprendido desde hace mucho tiempo que es mejor no dejar ver lo
inteligente que soy.
—Hola, otra vez.
Por un instante pude haber estado sentada en un bloque de hielo, pero tan
pronto como la sensación aparece, desaparece. Levanto la vista de mi libro
para ver a Chico Rubio de pie junto a mí. Otra vez. Trato de ignorarlo, pero
no puedo resistir la atracción que sus ojos tienen sobre mí. Poco a poco
levanto mi cabeza y lo enfrento mientras se sienta en el lugar vacío junto a
mí.
Otra vez.
—No te pongas demasiado cómodo allí. Otra persona generalmente se
sienta en ese asiento —digo. Trato de no mirar boquiabierta a la plateada
cortada curvándose hacia abajo en su cara, violenta, pero hermosa a la
vez. Me siento atraída por ella.
Al igual que él.
—Así que, ¿está ya tomado cada asiento a tu lado? —pregunta, cepillando
su cabello dorado fuera de sus ojos. Ojos suaves. Como el huevo de
petirrojo. No el azul electrizante de los de Kieron o el helado azul frío de los
míos y de Lucky.
—Más o menos.
—Pero no hay nadie aquí ahora más que yo. —Sus labios llenos forman
una sonrisa arrogante, y pone sus manos detrás de su cabeza.
Mis ojos se estrechan.
—Mi novio por lo general se sienta allí.
—¿Ah, sí. ¿Y dónde está ahora? —Su voz musical está atada con diversión.
Tengo que reprimir la imperiosa necesidad de estirarme a través de la
mesa y quitar a golpes la mirada de suficiencia de su cara.
—Lejos. Pero va a volver. Pronto —agrego.
—Bueno, hasta entonces, sólo voy a ponerme cómodo. Si no te importa.
—Es un país libre —murmuro.
307
—Así dicen ellos. —Él mete su mano en su bolsillo de atrás, abre su
teléfono celular y presiona algunos botones.
—¿De dónde eres? —espeto, para mi sorpresa.
Levanta la mirada, elevando sus cejas, y cerrando de golpe su teléfono.
—Uh... un par de lugares…
—Nombra uno.
Su expresión de asombro se desvanece en una de diversión.
—Bueno, nací en Los Ángeles, pasé algún tiempo en Europa y América del
Sur antes de mudarme de nuevo a Boston. Luego…
—No necesito toda la historia de tu vida —chasqueo, luego muerdo mi
labio inferior. ¿Qué está mal conmigo? ¿Por qué me estoy dando a conocer
como una perra hostil?
—Bueno… tú preguntaste... —Levanta una ceja y rompe en una pequeña
sonrisa.
—Dije nombra uno. ¿Por qué te mudaste aquí? ¿Y qué le pasó a tu cara?
¿Por qué tienes una cicatriz enorme en ella?
Al segundo en que las palabras salen estampo mis manos sobre mi boca,
mortificada. Ni siquiera puedo culpar a Lucky por mi rudeza.
Infortunadamente, esto es todo mi culpa.
Hay un silencio incómodo desde su asiento mientras su mandíbula cae y
abre ampliamente sus ojos.
—¿Qué acabas de decir? —jadea.
Estoy muriendo un millón de muertes en este momento. No hay excusa
para que sea tan mezquina. Ninguna. Dejo caer mi cabeza mientras el
rubor se apresura a mis mejillas.
—Lo siento —susurro—. Eso fue muy grosero. No fue mi intención…
Se aclara la garganta y se sienta con la espalda recta, su delineado mentón
rígido.
308
—Está bien —dice al fin, su voz dura. Un momento después, deja escapar
una risita—. Es interesante... nunca he tenido a nadie viniendo y
preguntándome eso antes.
Trago fuertemente.
—Lo siento. Simplemente salió. No estaba pensando…
—¿Supongo que te diste cuenta de las cicatrices de mi hermana también?
Asiento con la cabeza, ciertamente mi cara está más roja que mi esmalte
de uñas cerezo en flor.
—Estuvimos en un accidente juntos.
—Lo siento —repito.
Sacude su cabeza y se encoge de hombros.
—En realidad, está bien. Así que, ¿cómo te llamas? —pregunta,
acercándose de nuevo. Pero justo en ese momento la señora Jackson llama
a la clase al orden, y él se sienta. Pero todavía siento sus ojos en mí. No es
una sensación del todo desagradable.
Cuando la clase termina, corro a la puerta otra vez, convencida ahora de
que debería estar sucediéndome algo. Es la única explicación que tengo
para los escalofríos enfermizos que sentí antes y para mi perricidad
extrema. Pero me siento físicamente bien ahora, e incluso cuando Chico
Rubio se acerca y toca ligeramente mi brazo, no siento nada inusual.
—Así que nunca obtuve tu nombre —dice, con la boca curvada en una
sonrisa amistosa.
Me detengo a su lado.
—Soy Liora.
—Hola, Liora. Soy Tristan St. John. Mis amigos me llaman Tris a veces.
—Hola. —Los demonios me llaman Lucky a veces.
—Me preguntaba si podrías decirme dónde está la sala 217. Tengo
Trigonometría después.
Suspiro. ¿En serio? Pero estoy decidida a ser genial, por ninguna otra
razón que para compensar el ser una psicópata antes.
309
—En realidad me dirigía allí ahora mismo. Puedes caminar conmigo si
quieres.
Tristan hace brillar otra sonrisa fácil y cae en su lugar a mi lado.
—Un poco tarde en el año para estar empezando en una nueva escuela,
¿no? —pregunto a medida que serpenteamos a través de la multitud de
estudiantes. Algunos mirando en nuestra dirección, y como de costumbre,
están mucho más interesados en el chico a mi lado que en mí.
—Sí. Mi hermana Cassie no estaba contenta con eso. Pero no me importa
mucho.
—Entonces ¿por qué se mudaron aquí?
Se encoge de hombros, su mirada barriendo el pasillo.
—Mi familia tenía algunas obligaciones en el área. No sabemos cuánto
tiempo estaremos aquí, aunque…
Me parece interesante su respuesta. ¿Qué posibles “obligaciones” puede
alguien tener en Dove Creek, Virginia? ¿La obligación de morir de
aburrimiento, o, si tienes suerte, ser atacado por los demonios, vampiros,
cambia formas, u otras cosas extrañas que deambulan por aquí por la
noche?
—Aquí estamos —murmuro cuando llegamos a la puerta del aula. Esta
vez, sin embargo, el único asiento vacío está en el lado opuesto de la
habitación. Tomo mi lugar en la esquina lejana y miro a la parte posterior
de la cabeza de Tristan, deseando que todavía estuviera sentado a mi lado.
310
í
Traducido por Paaau
Corregido por LizC
is ojos registran el bosque.
—Bones… ¡Bones!
¿En dónde está?
Desmonto a Diablo y me acerco al Río de los Reyes, poniendo mi capa
sobre mi cabeza. Bones me dijo que estaba de patrulla esta noche, por lo
que debería estar aquí. Pero está silencioso, y no hay señal de él por
ninguna parte.
Automáticamente, alcanzo mi daga y lanzo una cuidadosa mirada a los
jardines alrededor. Sé que sólo estoy siendo paranoica, pero uno nunca
puede ser lo suficientemente cuidadosa, especialmente estos días. Se
supone que nunca debe dejarse el puente sin vigilancia, especialmente
desde ese incidente varias semanas atrás, cuando Cody e Ivy fueron
atacados y asesinados.
Incluso aunque sólo Bones, Kieron y yo sabemos lo que realmente sucedió
esa noche, el resto de nuestra tribu aún está nerviosa. No era menos que
un milagro que fuésemos capaces de evitar la situación y detener una
guerra. Afortunadamente, Bones puede ser un muy buen mentiroso
cuando necesita serlo.
Cruzo el río de llamas y me dirijo hacia la enorme roca gris descansando
contra la colina. Sólo después de apretar la palanca secreta para entrar en
el Bar Demonio me atrevo a alejar mi daga. Daisy, el reemplazo de Ivy, me
saluda cálidamente mientras alcanzo el pie de las escaleras. Sonrío de
regreso, pero rabia se dispara a través de mí mientras recuerdo cómo
había descubierto el abatido y roto cuerpo de Ivy… y cómo fui yo quien
puso el último clavo en su ataúd, terminando su sufrimiento con mis
311
propias explosiones mortales de fuego. No uno de mis recuerdos más
felices.
Daisy hace girar su cabello rosado alrededor de un dedo y mastica
sonoramente su goma de mascar.
—¿Qué hay, loca Daze? —Me inclino hacia adelante, besando en el aire
sus mejillas. Sin ningún contacto. Un toque controlado de ella puede
volver a cualquier demonio en cenizas, piedra o fuego, dependiendo de
cómo se sienta ella en ese momento. Somos amigas, pero uno nunca
puede ser lo suficientemente cuidadoso—. ¿Bones está aquí?
Pone sus ojos en blanco y explota un globo de goma de mascar
fuertemente.
—Sí, él y Catalina están atrás, bebiendo. También podrían conseguirse
una habitación o algo así.
Frunce el ceño. ¿Qué quiere decir con eso? Había notado que Bones y
Catalina habían estado pasando mucho más tiempo juntos de lo normal,
así como eran de cercanos con Ivy y Cody. Aun así, como demonios puros,
no pueden seguir tristes y necesitando conmiseración. Seguramente hace
mucho que bloquearon sus sentimientos perturbadores como solo los
demonios pueden hacerlo. De la forma en que yo desearía hacerlo.
Así que, ¿qué estaban haciendo juntos?
Desfilo a través de la habitación, apenas mirando al resto de los clientes.
Mis ojos fijos en la pareja en la parte trasera, obviamente disfrutando de la
compañía del otro. Un poco demasiado para mi gusto.
—Hola, Lucky —me saluda la despampanante pelirroja mientras acerco
una silla y me dejo caer junto a ellos. Tengo que darle crédito a Catalina.
Si hay un demonio aquí que está cerca de ser tan linda como yo, ella
podría serlo.
Me giro hacia Bones y le doy una amplia sonrisa, pero él aparta la mirada.
Mi pecho se aprieta.
—Hola, Cat. Hola, Bones. ¿Qué tal? ¿Por qué están tan apartados aquí? —
pregunto, esperando sonar casual. Pero por dentro, estoy hirviendo. Una
cosa es que Bones vaya y seduzca a sus mujeres Sapie… tiene que hacerlo
o morirá. Pero otra muy diferente es verlo con otra demonio, una con la
que no tiene derecho a estar interesado.
312
Catalina sacude su largo y ondulado cabello carmesí y se inclina hacia
adelante para alcanzar su vaso, su amplio escote capturando la mirada de
aprobación de Bones.
—Oh, sólo queríamos un lugar en el que pudiéramos hablar
tranquilamente mientras bebemos. Algunas veces se vuelve tan loco aquí,
¡que ni siquiera puedo escuchar mis pensamientos! —Suelta una
carcajada alta y tintineante.
Bones sonríe y se inclina hacia adelante, un musculoso brazo tras de su
cabeza, el otro casualmente envuelto alrededor de la silla de Catalina.
Mis entrañas arden mientras miro del uno al otro. ¿Qué demonios está
pasando?
—¿Te estás perdiendo algo? —Un brillo travieso ilumina los ojos de Bones.
—Obviamente, lo estoy. —Frunzo el ceño, y él sonríe de nuevo. Odio esa
sonrisa traviesa que tiene… la que dice que él sabe que es la criatura viva
más sexy que hay y ninguna mujer puede resistirse a él. La odio porque él
tiene razón. Pero los demonios se supone son inmunes a sus encantos
íncubo. Aun así Catalina se sienta, viéndose como si muriera por saltar en
su regazo. Perra.
—No tienes una bebida. —Él se levanta y se saca su abrigo de cuero negro,
revelando un torso musculoso bajo su suéter ceñido al cuerpo. Dios, es
hermoso.
—¿Qué será?
Muevo mi mano.
—Lo que sea. —Él se pasea hacia el bar y veo la mirada de lujuria en los
ojos de Catalina. Conozco bien esa mirada… la que dice que haré
cualquier cosa para ser tuya. Debe ser la misma expresión que tiene mi
rostro cada vez que lo miro. Eso es, hasta que conocí a Kieron.
Kieron… maldito él… ¿En dónde demonios está?
Si Kieron estuviera aquí, no estaría teniendo estos sentimientos mezclados
por Bones. No me importaría si él estuviese pasando tiempo con una
prostituta demonio despreciable con cabello rojo. No me importaría que él
la esté mirando de la misma forma en que solía mirarme a mí.
313
—Entonces, Lucky, ¿cuándo se supone que regresa Kieron?
Es todo lo que puedo hacer para no golpear los perfectos y carnosos labios
del rostro de Catalina.
—No lo sé. Pronto, supongo. —Sonrío y me encojo de hombros.
—Debe ser difícil para ti, que él esté lejos por tanto tiempo…
—Aquí tiene, Lady Lucky. Un Jack en las rocas con un extra shot de
Fuente de Energía. Te ves como si pudieras usarlo. —Bones regresa y pone
un trago en la mesa, frente a mí.
Le doy otra mirada. ¿Qué demonios significa eso? Me veo impresionante,
como siempre. Mejor, de hecho, ya que estoy usando un nuevo traje de
color rojo y negro brillante, escotado, hecho especialmente para mí por las
brujas de fuego de Roma. Es lo mejor de lo mejor y devastadoramente
sexy.
Me tomo mi trago de golpe, mirándolos a los dos. Cuando termino, camino
hasta el bar para tomar otro. Regreso a la mesa para ver la mano de
Catalina vagando en el hombro de Bones, y a él inclinándose hacia ella
como si estuvieran compartiendo un íntimo secreto.
—Lo siento si estoy interrumpiendo algo —digo fuertemente mientras
vuelvo a sentarme.
—Oh, no es problema, Bones sólo me estaba diciendo cuando él…
—Pensé que se suponía que estuvieras patrullando esta noche —le digo a
Bones, interrumpiendo a Catalina. Como si me importara una mierda lo
que ella tenga que decir.
—Yo también pensé eso, pero supongo que es el turno de Alik. Eso es lo
que Khalil dijo antes…
—No lo vi en el puente. Nadie estaba ahí.
Bones me da toda su atención.
—¿Estás segura? Tenía que estar él. Quizá simplemente lo pasaste por
alto.
Niego con la cabeza.
314
—Nop. Nadie estaba ahí. Créeme, miré. Estaba buscándote a ti —digo
deliberadamente—, pero no había nadie allí.
Bones se levanta y bebe lo último de su bebida.
—Mejor voy a revisar. Si fue una especie de confusión y el puente fue
dejado sin guardia…
—Iré contigo —dice Catalina, levantándose. Lo juro, su traje rosa brillante
bien podría estar pintado sobre su cuerpo. Prostituta.
Ahora, estoy segura que hay vapor saliendo de mis orejas.
—No yo. Tengo mejores cosas que hacer. Hasta más tarde…
Justo cuando dejo mi vaso en la mesa, una conmoción detrás de mí atrapa
mi atención. Un choque furioso, seguido de gritos furiosos y gritos de
pánico. Luego una ensordecedora explosión. Y otra.
Salto sobre mis pies y me doy la vuelta hacia el salón principal. De pronto,
un grupo de demonios desconocidos entra, disparando bolas de fuego y
dando vuelta las mesas. Por un momento, estoy paralizada por la sorpresa
y antes de que pueda parpadear, toda la habitación estalla en una enorme
pelea. Cuerpos vuelan por todas partes, y justo frente a mí, un joven
súcubo llamado Zanna es evaporado por una llama enemiga. Una mesa de
billar vuela a través de la habitación llena de humo, en medio de
explosiones de fuego y rayos.
Instantáneamente, todo el lugar desciende al caos, y los gritos
ensordecedores y chillidos se vuelven gritos de batalla. Docenas más de
demonios enemigos llenan el enclave, algunos con armas, otros son sus
propias llamas de fuego saliendo de sus propias manos.
—¿Qué demo…? —Me tambaleo hacia la esquina mientras una llama de
fuego eléctrico del tamaño de un melón viene volando hacia mi cabeza. Me
agacho, y el fuego abrasa un lado de mi rostro.
—¡Oh…! ¡No…!
Con pánico, me doy la vuelta para ver a un horrorizado Bones. La
adrenalina se dispara por mi cuerpo, y pasa otro segundo antes de que me
dé cuenta que Catalina ya no está junto a mí. El pequeño montón de
cenizas a mis pies me dice que ella no se salió del camino a tiempo.
315
—¡Lucky, sal de aquí! —grita Bones. Agarra mi brazo y me empuja hacia la
pared trasera mientras toda la habitación explota con humo y fuego.
Apoya su cuerpo sobre mí protectoramente y medio corremos, medio nos
tambaleamos, ciegos hacia la salida secreta en la parte de atrás. Cuando
finalmente alcanzamos la pequeña puerta camuflada en la pared rocosa,
pateo una piedra en el piso para dejarnos salir. Juntos corremos por el
túnel oscuro y retorcido, guiados sólo por la luz de mis palmas. Me
pregunto por qué Bones no se ha transformado… es mucho menos
vulnerable como perro del infierno. Continúo mirando por encima de mi
hombro para asegurarme que no estamos siendo seguidos mientras
corremos por el estrecho pasillo, pero hasta ahora, estamos solos.
Finalmente, emergemos por el otro lado de la roca, en el bosque Dryndara
de las Hadas Oscuras. Bones y yo intercambiamos una mirada mientras
intentamos recuperar nuestra orientación. No sé qué me asusta más, la
escena que acabo de presenciar en el Bar Demonio, o la expresión de
horror que tiene el rostro de Bones ahora.
—Bones, ¿qué fue eso? ¿Qué pasó? ¿Qué está pasando? —chillo, cayendo
en sus brazos, jadeando más por la impresión que por el esfuerzo físico.
Toma un largo momento para que él me responda, pero cuando lo hace, su
voz normalmente fuerte y confiada suena hueca… subyugada.
—Eso, Lucky, fue una declaración de guerra.
316
Es una californiana que se ha trasladado recientemente a Carolina del
Sur. Dice “qué hay” más a menudo de lo que le gustaría, come más
alimentos fritos de lo que es saludable, y todavía no se ha acostumbrado a
asustarse por las tormentas que parecen aparecer de la nada.
Se queda despierta hasta muy tarde y hace la mayor parte de sus escritos
en “las horas de las brujas”. Rara vez se pierde de una salida del sol, y
debería incluir un “gracias” especial en los créditos de su libro a los
frappuccinos de caramelo de Starbuck.
Cuando no está escribiendo, está leyendo todos y cada uno de los libros YA
por ahí, nadando, en kayak por el río, haciendo Zumba y kickboxing, o
viendo un reality show de mala calidad.
Para mayor información de esta autora y sus demás libros, la puedes
obtener a través de la siguiente página: authorpenelopeking.blogspot.com
317
Una nota personal de Penélope:
Desde el fondo de mi corazón, me gustaría darles las gracias por dar la
bienvenida a mis historias y personajes en su vida. Espero que hayan
disfrutado leyendo este libro tanto como yo disfruté escribiéndolo. Como
un autor “independiente”, la mejor manera de que otros puedan ser
conscientes de nuestro trabajo es a través de positivas palabras y
comentarios de los felices lectores. Al dejar una rápida crítica en el sitio
web de donde compraron este libro podrá recorrer un largo camino para
ayudarme a hacerle llegar mi trabajo a otros lectores. Si piensan que
alguien más podría disfrutar de esta historia, los animo a expresar sus
pensamientos.
¡Muchas gracias por su apoyo y estén atentos para la próxima entrega de
esta emocionante serie!
Mis mejores deseos y feliz lectura
318
LizC
ó
LizC
Rihano
carmen170796
Andy Parth
Immortallove
Zeth
Jo
dark heaven
Little Rose
Akanet
Dai
Paaau
Vero
Caami
Lore_Mejia
Lalaemk
Mari NC
ó
Angeles Rangel
Akanet
Montse
Dianita
Nanis
LizC
ó ó
Angeles Rangel
ñ
Jane Rose