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En este tomo; ¡La edición!; como un buen juego de lotería; ¡Lotería!; nos dedicamos a unir pedacitos de mundos; ¡El mundo!; diferentes...

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(1) ¡EL COROZYIE!, (2) ¡LA FANZINE!,

(3) ¡LOS ESPEJOS! ,(6) ¡EL V!, (7) ¡EL

ARTISTA!, (8) ¡LA DAMA!, (10) ¡LA

PARTE 3 DE GIDEUS!, (14) ¡LOTERÍA!

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En este tomo; ¡La edición!; como un buen juego de

lotería; ¡Lotería!; nos dedicamos a unir pedacitos de

mundos; ¡El mundo!; diferentes, ya sea en sus cartas

convencionales o deformes; ¡La deformidad!; para

que te animes a irrumpir en creaciones paralelas,

como diría Miguel de Cervantes; ¡El escritor!; “El que

lee mucho y anda mucho, ve mucho y sabe mucho”,

pero no somos anuncio de Gandhi; ¡La librería!; para

darte razones ocurrentes sobre tu lectura, o tu rela-

ción con esta Corozyie; ¡El Corozyie!; ¡La fanzine!; ¡Los

espejos!; ¡La indiferencia!; ¡La ambición sin sentido!;

¡La simetría!; ¡El artista!; ¡El alacrán!; ¡El borracho!; ¡El

cotorro!; ¡El músico!; donde todos gritamos; ¡Lotería!

EL COROZYIE

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LA FANZINE

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ABOMINABLE

0.

ABOMINABLE

0.

INTROSPECCIÓN

2.

INTROSPECCIÓN

2.1.

SIMETRÍA

1.

SIMETRÍA

AUTORREFERENCIA

3.

AUTORREFERENCIA

3.

REPRESENTACIÓN

4.

REPRESENTACIÓN

4. 5.

LUGAR

5.

LUGAR

ESPEJOS

3

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ABOMINABLE

0.

INTROSPECCIÓN

2.

1.

SIMETRÍA

0. Abominable

“Desde el fondo remoto del corredor, el espejo nos acechaba. Descubri-mos (en la alta noche ese descubrimiento es inevitable) que los espe-jos tiene algo monstruo-so.” —Borges

1. Simetría

Se miró al espejo como todas las mañanas, bostezó, parpadeó, y su re�ejo hizo lo mismo. Todo era tal y como las cosas suce-den frente a un espejo, sin em-bargo no se percató una vez más de lo que sucedía al darse la vuelta y caminar: cuando él qui-taba la vista de su re�ejo y c a m i n a b a hacia la dere-cha, aquel otro lo seguía, pero de ese lado no era la dere-cha la dirección que tomaba. Y así transcu-rrían todos los días, contrarios, el hombre y su re�ejo deambulaban ignorantes del otro que hacía todo lo opuesto.

2. Introspección

Sales a mirar sus manos, su pelo, su mandíbula, las rodillas aún abajo de aquel otro; que,apenas giras la cabeza y das un paso, ya eres tú con otras manos, otro pelo, otra mandíbula ylas rodillas todavía abajo.

“En el zaguán hay un espejo que �elmente duplica las apariencias. Los hombres suelen inferir de ese espejo que la Biblioteca no es in�-nita (si lo fuera realmente, ¿a qué esa duplicación iluso-ria?); yo pre�ero soñar que las super�cies bruñidas �guran y prometen in�nito.” —Borges

4

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AUTORREFERENCIA

3.

REPRESENTACIÓN

4.

5.

LUGAR

3. Autorreferencia

Al mirar todo lo que existe desde nosotros, encontra-mos a un otro para el que existimos,mirándonos y siendo mirado por otro más, existiendo.

4. Representación

Un espejo ha de representar-se con otro espejo si no se quiere caer en la peligrosa equivocaciónde representar al re�ejo de algo que no es un espejo, pues con el tiempo no podríamosidenti�car al espejo y ten-dríamos sólo un montón de re�ejos dejando sin nombre ni imagen a unobjeto que sólo puede representarse con otro objeto idéntico.

5. Lugar

Ella mira al espejo y camina buscando las hue-llas de los que han estado allí, pero no ve nadamás aparte de ella y de su futura ausencia.

5

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Palabras de polvo difuminado en el vacío: ¿tendrán sentido?, ¿cómo sé que las sientes?

Brotan de tu boca, de tu ego, de tu tus ojos, de tus dedos

Pero son etéreas, partículas de cristales rotos que una vez fueron unidad

Viajan y se pierden en el in�nito con la esperanza de encontrar su muerte

De vuelta al azul profundo donde la materia trans�gura en espíritu

Atrápalas, saboréalas, inhúmalas en lo hondo, y después dales vida nueva también.

V

EL SALUDO

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EL ARTISTA

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“El dolor más grande que he sentido: la indiferencia”

8

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Gideus y Ledón se enfrascaron en ecuacio-nes, paradojas, fórmulas y silogismos durante milenios, Ledón tenía una aguda perspectiva y crítica, sirvió a Gideus de poco para su retroalimentación. Ambos tomaban muy en serio todo tema que surgía para su minuciosa comprensión y dominio. Hasta que Ledón sugirió un breve receso catedrático y en vez, crear lo que para el, era un “necesario” sistema de improvisaciones y extravagancias que pudiesen brindar una perspectiva deslinda-da de los dogmas, con libre albedrío ante toda postura y procedimiento tentador en las artes y ciencias conocidas. Gideus por primera vez desde la creación de Ledón comenzó a pensar para sus adentros, que quizá su compañero había caído en un ocio o debraye extraño; pero como bien dijo Gideus, el conocimiento al ser tan limitado, puede tornarse un muy tedioso y reiterati-vo. El titán le cedió la palabra a Ledón por una ligera curiosidad (quizás también por breves ansias de oscilar las, tan limitadas, ideas en alguna ocasión).

L: Pero debo agregar que, para que el siste-ma pueda interactuar e intervenir cuando alguno de los dos lo requiera, éste sea con-descendiente o si bien accesible a tomar la palabra de ideas opuestas o ideas contra-rias. El sistema debe contar también con una bipolaridad e imparcialidad.

G: Lo considero prudente también. Lo crearé de inmediato, aunque su juicio y forma física podrían variar para distinguirlo de nosotros, los que estamos deliberando.

Gideus tomó otra costilla, ésta al estar más cerca de su corazón (un astro vibratorio con enormes cantidades de azufre) que la costilla anterior, pudo conseguir calor de los pulsos que éste emanó al extraerla. Y así como a la de Ledón, la sembró y llenó de lágrimas. Lágrimas con sentimientos también. Ésta costilla al brotar pudo absorber un ligero haz de luz como el que des-pertó a Gideus, entonces un carisma sobrenatural poseyó a este nuevo ente. Que por su basto, basto conoci-miento y caos interior, le llamaremos Plethora o P, ya que ni Gideus ni Ledón hallaron palabra que lo denominara de manera precisa. Y al no ser tan dife-rente de Gideus y Ledón, mas que por la exótica forma física que el azufre y el carisma del haz de luz le esculpieron, ambos acordaron llamarla “hermana”.

G : Álzate h e r -

GIDEUS, PARTE 3

10

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mana que una sobordinada no eres, no me

veas como maestro o superior, ya que

ambos somos igualmente capaces y cons-

cientes. Ahora sin más, tus hermanos te

piden que dispongas tu juicio y conoci-

miento a nuestras opiniones..

P: Para eso me han creador hermanos, apre-

cio su interés en mi falla, por favor prosigan..

Consecutivas charlas tuvieron los tres,

Gideus con la sabiduría proponía el tema,

Ledón lo trataba y Plethora intercedía de ser

necesario. Gideus por segunda vez pensó

para si mismo, que la propuesta de Ledón

resultó productiva y favorecedora, ya que

repasaban los temas con mas �uidez y con-

cluían rápido, también comenzó a acoger

las propuestas tan ingeniosas de Plethora,

ya que “ella” las elaboraba a partir de impul-

sos y razonamientos improvisados, pero

bien fundamentados. Gideus pronto le

comenzó a dar preferencia y crédito (que ni

a si mismo otorgaba) a las resoluciones que

Plethora hacía. También se percató de que

su hermano, Ledón, lo hacía, y

que pronto las re�exiones

estaban cayendo en

un círculo condes-

c e n d i e n t e

entorno a

las ideas

d e

Plethora. Gideus ya ocupaba más en

pensar para sus adentros que para realizar

un juicio, pensaba que Ledón ya no podía

ejecutar un pensamiento individuar, ya

que se veía obstruido por la impresión

que Plethora ocasionaba en él. Lo que

enteró a Gideus de esto fue un pulso muy

estruendoso, que buscaba desaprobar

todo lo que Ledón pudiese contestar en

adelante. Aquel pulso, en algún lugar del

espacio, creaba un agujero negro, un

espacio tan potente del cual la materia ni

la luz puede escapar, basta hacer a un

titan rabiar para crear uno.

P: Hermanos, lo que comienzo a ver aqui

es que cada vez mas, hay menos discre-

pancias. ¿Será que por �n alcanzamos la

unidad de pensamiento?

L: Supongo que es así, tu intervención es

la armonía en el pensamiento de tus her-

manos

G: Hermano, tus observaciones a mis pro-

puestas han cesado, no puede haber

armonía con tal silencio.

P: Pero si hermano, has alcanzado tal

saber, que no hay duda. ¿Que otra arte o

ciencia es de tu interés dominar?

L: La ambición sin sentido es lo único que

te puedo inducir. Nuestra hermana ya te

ha contestado con sabiduría que eres

inmenso en conocimiento,yo sugiero

adoptar su método para hacer concebir

conclusiones precisas.

Y lo que hacia fácil saber que Gideus

estaba furioso, era observar a aquella cos-

tilla que el creó con el propósito de ser su

igual, de ser su complemento, traicionar-

lo. Gideus sintió que toda la sabiduría y

poder que le cedió a Ledón, estaba siendo

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desacreditada y abaratada por el campante método de pensar de Plethora, cuyo carisma no le permitía abandonar a ninguno. Mas sin embargo las lágrimas de Gideus sobre Ledón y Plethora los hacían endebles y cada vez mas cercanos; y la imparcialidad de Pletho-ra se estrellaba con este apego. Su propósito y su libre albedrío llevaron a Plethora a abandonar la �losofía y la ciencia, el cálculo y la alquimia, a Gideus y a Ledón, la llevaron a desvanecerse. La implosión de Plethora dejo tras de si un pequeño velo de luz que escapó por la ventanilla, una costilla y lágrimas. Gideus vio en esto

una oportunidad para reinte-grar el debate con Ledón sin intermedios (y quizá el saber que Ledón no tendría mas satisfacción de palabra con Plethora), así que no dió importancia y lo invitó a prose-guir. Pero Ledón, cuyo propó-sito de comple-mentar a Gideus y de rebatirlo había

cesado debido a Plethora, también implotó. Dejando atrás la última costilla y lágrimas. Gideus aun entonces pensaba para si mismo que en un plano alterno, tanto Ledón como Plethora no podían existir en un entorno ambicioso y sabio como él; y que entonces eran imperfectos debido a que se vieron intervenidos por sus sentimientos.

“La mujer es, la discordia entre los hombres”

Finalmente, Gideus decidió en una repentina ocu-rrencia, retirar su última costila y sembrarla, pero ésta costilla al ser la mas distante del corazón no recibió ningún pulso. Ésta costilla no vio ningún

resplandor caer sobre si, ni tampoco brotó por las lágrimas. Gideus la cargo con toda su sabiduría en un acto indiferente. El titán ya no tenia intenciones de nombrarlo, entonces lo nombraremos Fedinos o F.

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G: Álzate, un subordinado no eres, no me veas como maestro o supe-rior, ya que ambos somos igualmen-te capaces y conscientes. Ahora sin más, te pido me sigas la corriente con la metafísica...

F: Aprecio tu interés en mi presencia y com-prensión, por favor prosigue...

Gideus entonces le dispuso a Fedinos innume-rables citas, valores, algortimos y discursos. Pero Fedinos no hacía mas que escuchar, Gideus sentía que Fedinos había adquirido esa “cuali-

dad” suya de pensar para si mismo y la ejercía cada vez que Gideus comen-zaba a a hablar, solo que sus están-dares y propósito no le permitían ejercer toda la indiferencia que quizá “sentía” Fedinos.

Gideus entonces lo hizo explotar, dejando atrás solo conocimiento y una costilla. El titán no volvió mas a ver hacia la ventanilla, lentamente empezaba a contorsionarse y recargar la barbilla en sus dedos empuñados tal cual pensador. Sin más que re�exionar que dilema fue el existir con otros.

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14

INGRID NAKAGAWA MENDOZACuestiona a las nebulosas, presurosas, acorraladas ante sus ojos llenos de esperanza y sau-dade. Su vida está hecha en la inspiración de un amanecer.

MARISOL GONZÁLEZ ÁVILALe encanta aullar a luz de luna y piar a la luz del sol. Recorta hojas de otoño para regalar en primavera y con-serva en almíbar pétalos de �or de durazno para endulzar el invierno. Su mente está poblada por gatos salvajes que predican el despertar del fuego. El eco que rebota en el rincón olvidado del mundo ocupa su corazón; allá donde no hay paz, ni hermandad y ni sawabona.

MIDORI NAKAGAWATrotamundos, viaja sin reloj, brújulas, calenda-rio ni llaves.

(PÁGINA 8)

(V)

(DISEÑO Y DEMÁS CARTAS

DE LOTERÍA DEFORMES)

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MIGUEL VELÁZQUEZSería difícil contar su vida, de�nir su persona. Alguna vez se le ocurrió de�nirse como un nihilis-ta estético. Todos rieron. Nadie se la perdonó. Fue su crimen pensar en voz alta. Bien dijo Bukowski que era un genio, pero sólo él lo sabía…

JULIO DEL RÍOSegún fuentes �dedig-nas; le embriagan los patos, las camisas de bananas y demás artícu-los en color amarillo. Cuidado con portar �ores en la voluntad (pensará que eres un recalcitrante activista vegano).

DANIEL BARQUETDomina varios lengua-jes en sus compases o en historias acumuladas de los discos. Dibuja constantemente. Cereal de madrugadas. Esclavo interminable del sonido.

(ESPEJOS)

(MÚSICA)

(GIDEUS, PARTE FINAL)

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