«El hombre como ente social destinado al amor auténtico y particular»

Por: Miguel Ángel Zambrano Zambrano

Las redes sociales perjudican las relaciones amorosas en el siglo XXI, debido a que, el hombre por naturaleza es un ser social y, este se realiza como persona con otros de manera personal y particular. Es decir, que la persona necesita a otra para poder amar y ser correspondido, porque en ella se encuentra la dinámica del salir de sí mismo para darse del todo a otro. Para ello, en este texto, se aborda porqué el individuo tiende por naturaleza al amor. Finalmente, se explica las consecuencias de este no darse y de qué manera, afecta a las relaciones afectivas.

En primer lugar, es necesario centrarse en una característica específica del hombre, como lo indica Yépez Stork, la cual, hace parte de su naturaleza, que en sí es la capacidad de darse y asociarse con los demás en un ambiente social. Dado que, la persona no se realiza en solitario, es decir, no alcanza su plenitud centrado en sí mismo, sino, que se eleva como humano, dándose a sus semejantes. Además, este acto de donarse a otro, es signo, de que el ser humano es comunicativo, en el sentido, de que exige una reciprocidad, esto es, que el don debe ser recibido, agradecido y correspondido. De ahí, que este necesita de otros con los cuales poder relacionarse y así sacar todo lo que tiene para dar. Con lo dicho hasta aquí, es necesario recordar que Bauman indica: que la criatura al pertenecer a una comunidad se encuentra en una situación más estable, segura y confiable, ya que, las redes sociales son un espacio más restringido y coercitivo, puesto que, de esa manera el sujeto no se realiza plenamente, esto es, que no se cumple plenamente esa disposición de sacar todo lo que tiene de sí para regalárselo a su prójimo.

Seguidamente, se considera que la persona por estar inmersa en un mundo de relaciones digitales ha perdido la noción del darse así mismo a otro de manera íntima. Por otro lado, en el mundo hay miles de parejas de novios o de matrimonios que se encuentran en perfecto estado de felicidad. Pero, al aparecer las redes sociales como Facebook, Twitter, WhatsApp, etc., han suscitado en estos individuos, que el amor que se manifestaban personalmente ahora se realice por medio de un mensaje escrito o de un símbolo, es decir, que poco a poco entre ellos se va perdiendo el encanto, o sea, de que el esposo le diga personalmente a la esposa cuanto la ama. Ya que, de esa manera el hombre no refleja todo lo que puede expresar de manera física a otra. En vista, del apogeo de estos medios de comunicación digital, Zygmunt sostiene: «que la versión urdida del amor, en últimas, no es amor en absoluto». Esto es, que el individuo realmente se puede entregar al ser amado, de manera propia, no artificial. Un deseo de todo ser humano es compartir y sentir esa experiencia de ser amados de modo particular fuerte y apasionado por otro individuo.

Finalmente, las relaciones amorosas del siglo XXI, se ven perjudicadas por las redes sociales, debido a que, la persona ya no se encuentra con el ser amado, con el cual, puede sacar a flote todos sus sentimientos y manifestárselos de manera

especial. Por ello, es importante tener en cuenta de que el hombre, se realiza plenamente cuando posee al bien querido, es decir, que al poseerlo saca de sí lo que tiene para regalar. Si el ser humano, no educa el uso de estos medios tecnológicos, de manera lenta y progresiva convertirá algo tan sublime como amar en algo superficial.