z v e f n i c j p a z o f - unicef.org · ros, alexandra montero cortes, yenifer yohana galindo,...
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Camilo Enrique Jiménez Camargo María del Pilar Bernal Gómez J
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FICONPAZ -
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ColecciónMaterial de apoyo para el Movimiento de Niños y Niñas Sembradores de Paz, Colombia
ISBN: 958-97063-6-3
Volumen…pensando en movimientoISBN: 978-958-97748-1-6
Primera edición: 500 ejemplares
Material educativo, prohibida su venta o reproducción total o parcial por cualquier medio, sin autorización expresa de los autores.Todos los derechos reservados.
Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia - UNICEF
Paul MartinRepresentante de UNICEF en Colombia
Antonella ScolamieroRepresentante Adjunta de UNICEF en Colombia
Eduardo GallardoEspecialista de Protección y Acción Humanitaria
Olga Lucía ZuluagaOficial de Protección y Acción Humanitaria
Soledad HerreroOficial de Protección y Acción Humanitaria
Sara Franky CalvoOficial de Comunicación de Programas
Fundación Instituto para la Construcción de la Paz - FICONPAZMonseñor Héctor Fabio Henao GaviriaDirector
Edición a cargo de:Fundación Instituto para la Construcción de la Paz - FICONPAZ
Coordinación general de la investigación:Camilo Enrique Jiménez CamargoProfesor de planta Universidad Pedagógica NacionalFacultad de EducaciónÁrea: Cultura política y educación en derechos humanosGrupo Conciencias/Ciup: Sujetos y nuevas narrativas en la investigación y la enseñanza de las Ciencias Sociales
Coinvestigadores:María del Pilar Bernal GómezJohnny Albert Vélez Hernández
Revisión de estilo:Gloria M. Londoño M.
Diseño y diagramación:Piedad Franco H.
Impresión:Gráficas Mundial
Febrero de 2009 - Bogotá, D.C, Colombia
FICONPAZFundación Instituto para la Construcción de la PazCarrera 20 Nº 45 - 45 Sur, Barrio Santa Lucía, Bogotá, D.C.Teléfono 205 47 46E-mail: [email protected]
UNICEFFondo de las Naciones Unidas para la InfanciaCalle 72 Nº 10 -71 pisos 11 y 12, Bogotá, D.C.Teléfono: 312 00 90E-mail: [email protected]
…pensando en movimiento…Procesos de formación y construcción de subjetividad social del Movimiento de Niños y Niñas Sembradores de Paz en el Eje Cafetero, Cundinamarca y Bogotá
…pensando en movimiento…�
María del Pilar Bernal Gómez Politóloga, candidata a magister en Sociología de la Uni-
versidad Nacional de Colombia. Experiencia en educación comunitaria, pedagogía para la paz e investigación social en el área de movimientos sociales, políticas públicas y desplazamiento forzado. En el proyecto Apoyo e impul-so al Movimiento de Niños y Niñas Sembradores de Paz coordinó el componente de investigación y partici-po en el diseñó y facilitación de los encuentros de formación.
Camilo Enrique Jiménez Camargo Licenciado en Español de la Universidad Pedagógica
Nacional y Magíster en Literatura de la Pontificia Universidad Javeriana. Experiencia en docencia universitaria, educación popular e investigación social en áreas de sistematización de experiencias y derechos humanos. Actualmente es profesor de la Licenciatura en Educación Comunitaria con énfasis en Derechos Humanos en la Universidad Pedagógica Nacional, y hace parte del grupo de investigación Cuip/Colciencias Suje-tos y nuevas narrativas en la investigación y enseñanza de las Ciencias Sociales. En el proyecto Apoyo e impulso al Movimiento de Niños y Niñas Sembradores de Paz, coordinó el proceso general de la investigación y asesoró, diseñó y orientó los encuentros de formación.
Johnny Albert Vélez Hernández Psicólogo con estudios de Maestría en Psicoanálisis,
Subjetividad y Cultura de la Universidad Nacional de Colombia. Educador popular en derechos humanos y de la infancia. Experiencia en acompañamiento psicosocial e investigación social. En el proyecto Apoyo e impulso al Movimiento de Niños y Niñas Sembradores de Paz coordinó el componente de formación, y diseñó y orientó los encuentros de formación.
Facilitadores, facilitadoras, animadores y animadoras participantes en los encuentros de formación.
Regional Eje Cafetero: Diana Clemencia Ocampo, Carolina Hernández Libre-
ros, Alexandra Montero Cortes, Yenifer Yohana Galindo, Wilmar Murillo Acevedo, Carlos Ariel Pérez, Martha Duque, Luz Estela Romero, María Francisca Calvo, María Dioselina Ortiz, María Lilia Chiquito, Tiberio Giraldo, Raúl Echeverri, María del Pilar López, Amelia Montoya, Consuelo López Rueda, Sorany Velásquez, Josefina Saraza, Emma Montoya, Shirley Yohana Ramírez, Blanca Libia Orozco, Erika Yuliana Marín, Eliana Milena Agudelo, Jefry Jackson Feo, Alejandra Osorio, Gloria Inés Muñoz, Patricia López, Cristian Fernán Muñoz, Marly Orozco Rendón, Landa Zury Fluestoza, John Fredy Buitrago, María Magaly Gaviria y William Arango.
Regionales Bogotá y Cundinamarca: Carmen Marina Rodríguez, Raquel Esther Rodríguez,
Jenny Paola Molano, Martha Jackeline Pérez, Judith Stella Pardo, Lucy Adalid Torres, Rodolfo José Martínez, Germán Arévalo, Luis Alfonso Guzmán, Andrea Marcelly Saavedra, Johanna Bojacá, Cristian David Pérez, Heidy Forero, Sofía Forero, Luz Marina Moreno, Mery Yaneth Mora, Esperanza Vargas, Fernando Alonso Arango, Wilson Torres, Leidy Mayerly Torres, Carolina Zamora, Stefanny Forero, Luisa Ramírez, Piedad Mora, Jenniffer Vargas, Mauricio Molano, Rosibell Castro, Néstor Fabián Colmenares, Sonia Liliana Vargas, Soranlly Suárez, María Ximena Ospina, Marcela Bernal, María del Rocío Jaimes, Jeimmy Carolina Rojas, Jairo Cuenca, Nataly Alarcón y Alcira Torres.
Grupo de Investigación
�…pensando en movimiento…
Dejen que se me acerquen los niños y no se lo impidan, porque los que son como ellos tienen a Dios por Rey. Les aseguro que quien no acepte el reino de Dios como un niño, no entrará en él.
Lc 18, 16-17
…pensando en movimiento…�
Cruzada por la niñez
“Salvad a los niños”(Lu Sin)
Déjenlos crear tormentas marinas
con sólo agitar sus blancas mantas
o soñar con pájaros no vistos,
o convocar a la noche en pleno día
con sólo esconderse
en lo profundo de un armario.
Déjenlos atrapar una estrella,
cuando en la noche clara y plateada
desde alguna ventana de la casa,
con un espejo roto
la atraen hacia algún jardín de sombras.
No los llamen en mitad de sus juegos:
no podrán escucharlos.
En esa hora, magnífica y secreta,
ellos están en otra parte.
Juan Manuel Roca (Cantos del Ocio)
�…pensando en movimiento…
Presentación
Primera parte: Experiencia de infancia
1. Ser facilitador o facilitadora no es tarea fácil: el componente de investigación
desde el ángulo de la subjetividad social
2. Las huellas en movimiento: experiencia de infancia y construcción de identidad colectiva
2.1 Desde y para la experiencia
2.2 La experiencia de infancia desde el lenguaje narrativo
3. Relatos de la diversidad
3.1 “Cuando mi lonchera se abría, las frutas rodaban 500 escalones abajo” 3.2 “Gente melosa, gente amargosa” 3.3 “Esas niñas me han permitido observar la luz a través de las tinieblas” 3.4 “Hablé con él y le pedí que fuera mi papá” 3.5 El nacimiento y el oro 3.6 “Si hubiera habido las tutelas en ese tiempo, quién sabe qué hubiera pasado” 3.7 “Yo estaba feliz porque, aunque mis cuadernos fueran de cartón, los tenía todos” 3.8 “Desde los 4 años trabajo”
Segunda parte: Experiencia de nucleamiento colectivo
4. La sistematización de experiencias: enfoque y metodología
4.1 Raíces, prácticas y proyecto colectivo
Contenido
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…pensando en movimiento…�
5. El Movimiento se arraiga en lo local
5.1 Manizales, Caldas
5.2 Chinchiná, Caldas
5.3 Risaralda
5.4 Comuna Villa Santana, Pereira, Risaralda
5.5 La Dorada, Caldas
5.6 Cartago, Valle
6. Diversidad de contextos y de trabajos con los niños y las niñas
6.1 IDEMAG
6.2 Club Amigó - Soacha
6.3 Fundación Ameduser
6.4 Refuerzo escolar Proyecciones
6.5 Movimiento Campistas L.A.D.
6.6 Zona Pastoral Cristo Sacerdote
6.7 Zona Pastoral Inmaculada Concepción
7. Pensando en movimiento
7.1 La experiencia de arraigamiento
7.2 Las experiencias de la diversidad
Tercera parte: La propuesta pedagógica de los encuentros
8. Sobre el rito de encontrarnos
8.1 Primer encuentro: Mi infancia en movimiento - Un encuentro con las experiencias de infancia de los adultos y jóvenes que conforman el Movimiento 8.2 Segundo encuentro: Nuestro Movimiento - Un espacio para la consolidación de la identidad colectiva 8.3 Tercer encuentro: El Movimiento en movimiento - Aprendiendo de nuestra propia experiencia 8.4 Cuarto encuentro: Todos en movimiento - Sembradores de Paz… un espacio para la participación
Referencias y fuentes
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�…pensando en movimiento…
…pensando en movimiento… recoge el tra-
bajo realizado en los componentes de formación
y de investigación del proyecto Apoyo e impulso
al Movimiento de Niños y Niñas Sembradores de
Paz, en el Eje Cafetero, Cundinamarca y Bogo-
tá. Este proyecto fue orientado por la Fundación
Instituto para la Construcción de la Paz,
FICONPAZ, y financiado por UNICEF.
El componente pedagógico o formativo se de-
sarrolló a través de cuatro encuentros que se
encadenaron en un proceso o estrategia pe-
dagógica, reflexionada y rediseñada constante-
mente, de acuerdo con las evaluaciones de los y
las participantes y del equipo, pensando en que
les permitiera encontrar elementos para proyectar
y fortalecer el trabajo que realizan con los grupos
de niños y niñas en sus comunidades.
Para lograrlo se debía conjugar ese interés con
las particularidades de cada una de las regio-
nales, pues el nivel de consolidación del Mo-
vimiento y las realidades comunitarias en las
que se inscribe, son distintos para cada caso. La
propuesta pedagógica final estructuró cuatro
encuentros de formación que se implementa-
ron entre noviembre de 2006 y junio de 2007,
y en los que participaron cerca de 100 educa-
dores y educadoras, y líderes comunitarios (fa-
cilitadores, facilitadoras, animadores y animado-
ras) de las regionales Bogotá - Cundinamarca y
Eje Cafetero.
El componente investigativo, por su parte, se
propuso para contribuir al fortalecimiento de lo
formativo y organizativo de este proceso. Por
esta razón, la investigación se entendió como un
ejercicio dinámico de diálogo de saberes y pro-
ducción de conocimientos acerca de la realidad
y se optó por abordar el estudio del Movimiento
como un sujeto social en construcción, a través
de la sistematización de experiencias y una
autorreflexión como sujetos individuales y
colectivos.
Se buscó, además, que las y los participantes
pudieran incorporar en su trabajo cotidiano
herramientas de investigación. La mejor forma
de lograrlo fue aprender haciéndolo, es decir,
involucrándose en la construcción colectiva de la
sistematización.
Presentación
…pensando en movimiento…�
El desarrollo de estos componentes se conjugó
en doble vía. Es decir, la estrategia pedagógica y
cada una de las acciones formativas, fueron con-
sideradas como escenarios de indagación sobre
las prácticas sociales de las personas y experien-
cias de trabajo convocadas; simultáneamente, el
enfoque y el diseño metodológico de la
investigación estuvieron orienta-
dos hacia la producción de sa-
beres y conocimientos sobre
la identidad, las prácticas y
el fortalecimiento de los
procesos de formación,
organización y proyección
del Movimiento de Niños
y Niñas Sembradores de
Paz, desde la participación
en los encuentros formati-
vos que articularon la propuesta
pedagógica.1
Trabajos de sistematización anteriores, sobre las
experiencias que se dieron en las regiones donde
tuvo origen el Movimiento, enseñaron que éste
“se desarrolla en medio de contextos geográficos,
sociales y culturales muy diversos”, por lo que las
propuestas y las herramientas de formación de-
ben contextualizarse “de acuerdo con su realidad
específica”, teniendo en cuenta que a partir de
ellas surge un saber inacabado y abierto
(PASTORAL SOCIAL ANTIOQUIA -
CHOCÓ & GTZ, 2005: p. 66).
Esta manera de comprender
los procesos de formación,
constructiva e incluyente,
es propia de una subjeti-
vidad social constituyente.
Vamos a explicar esto un
poco más:
En Sembradores de Paz, la idea
de formación para la construc-
ción de movimiento social, se entiende a
través de la metáfora del árbol, que no se parece
a un bonsái sino, mucho más, a la imagen de la
semilla de motaza con la que en el Evangelio
1- En este trabajo nos referiremos al Movimiento de Niños y Niñas Sembradores de Paz con las expresiones Sembradores de Paz o el Movimiento.
�…pensando en movimiento…
se representa el Reino de Dios (Mt 13, 31-32).
Así lo explica Lucinda en la cartilla Tierra fértil
para la paz:
A mí me parecieron muy bonitos los bonsái,
pero no le veo relación con el Movi-
miento. Al contrario, nosotros
queremos que Sembrado-
res de Paz crezca y tenga
buenas raíces (MOVI-
MIENTO DE NIÑOS Y
NIÑAS SEMBRADORES
DE PAZ, 2005b: p. 35).
Es justamente este sen-
tido del arraigamiento,
propio de la subjetividad
social constituyente, el que
hace que la formación y la in-
vestigación deban conjugarse permanen-
temente. No deben disociarse, porque se
necesitan para que el proyecto colectivo
crezca alto, pero arraigado.
La expresión “subjetividad social constituyente”
nos pone en contacto con una tradición del pensa-
miento crítico latinoamericano sobre los procesos
que viven los sujetos sociales cuando deciden
autoconstituirse y crecer, a partir de sus realidades
específicas, que muchas veces están llenas de
determinaciones y límites para que no dejemos
de ser “sujetos bonsái”. En cambio, desde esta
forma de aproximarnos a la realidad,
importan los procesos de colo-
cación y potenciación del suje-
to mismo en su historicidad,
como ángulo de práctica
y conocimiento, que se
va abriendo y amplian-
do, para poder pensar y
actuar sobre la reali-
dad, inventándola si es
necesario.
El texto recoge los saberes pro-
ducidos desde esta perspectiva. Es una
pregunta permanente por la subjetividad so-
cial, dándose en las realidades muy desiguales
y cambiantes en las que se sitúan y actúan las
personas que participaron en los talleres de
formación como facilitadores y facilitadoras
de Sembradores de Paz.
…pensando en movimiento…10
Al colocar la pregunta general y abstracta por
la subjetividad social constituyente en relación
con las realidades y prácticas específicas de los
partícipes en los talleres, la categoría de experien-
cia alumbró asuntos y posibilidades de reflexión
y potenciación, mucho más concretos e impor-
tantes para la práctica social, para la formación
y para la investigación misma. En esta ruta, esta
obra, ...pensando en movimiento..., desarrolla
esta categoría, distinguiendo, pero sin disociar, lo
individual y lo colectivo.
Tres partes agrupan el contenido del texto. La
primera propone la lectura de la experiencia de
infancia de los adultos que participan de un movi-
miento social en el que la condición sociocultural
de ser niño o niña se impone como fuente de
identidad. En la segunda se proponen las cate-
gorías de experiencia de nucleamiento colectivo
y voluntad comunitaria, como claves de inter-
pretación de los procesos vividos y las potenciali-
dades de crecimiento de la diversidad de procesos
sociales con niños y niñas, que se están dando en
estas regionales. La última sección reconstruye,
no a modo de informe sino de Propuesta Peda-
gógica, el fruto de haber diseñado, desarrollado,
evaluado y reflexionado el proceso formativo vivi-
do en los encuentros.
Este trabajo fue posible porque cada una de las
personas y los grupos que colaboraron en él, se
implicaron vitalmente. También porque la
Fundación posibilitó que un equipo
de formadores – investigadores,
compuesto por una politóloga,
un psicólogo y un educador,
trabajáramos con cohesión
y permanencia, a pesar de
los múltiples avatares, que
son siempre tentación de ac-
tivismo y dispersión en estos
procesos, aún cuando la gestión
los requiera.
A todas las personas con las que tuvimos oportu-
nidad de palpar el calorcito humano de la esperan-
za, que nace en los rostros amiguitos y cómplices
de niños y niñas, jóvenes, mujeres y hombres, reli-
giosos y religiosas, en muchos lugares de Colom-
bia, muchas gracias y abrazos, siempre.
Los autores
11…pensando en movimiento…
Para llevar a cabo el componente de investigación
del proyecto, el equipo de la Fundación tomó como
ángulo de pensamiento la constitución de la subje-
tividad social. Éste fue el problema o eje de reflexión
desde la acción pedagógica. Consideramos que era
una manera adecuada para abordar una realidad
social en construcción, como lo es el Movimiento de
Niñas y Niños Sembradores de Paz, porque esta op-
ción no busca, ante todo, meter un proceso nove-
doso e inicial como éste en parámetros conceptua-
les o académicos, propios de recortes disciplinares o
de los discursos de determinadas instituciones.
Por el contrario, esta opción implica habilitar la mi-
rada para tomar distancia de las interacciones que
condicionan las comprensiones habituales sobre
lo que sucede con la subjetividad, cuando se está
vinculado al esfuerzo por construir un proyecto co-
lectivo. De este modo, se busca generar aperturas
en la comprensión de los procesos sociales que en-
riquezcan la identidad, la cohesión, la formación y la
acción del Movimiento, con el cultivo del pensa-
miento crítico. En palabras de Hugo Zemelman,
puede caracterizase este ingreso a la investigación
desde la subjetividad social como propio de:
(…) un concepto de lo social a partir de ese
dinamismo particular que son los sujetos, los
que, en última instancia, consisten en las dife-
rentes modalidades que pueden asumir los
nucleamientos de lo colectivo como los es-
pacios de constitución de fuerzas capaces de
determinadas construcciones sociales. En este
sentido, la idea de proyecto colectivo supone
entender la dialéctica interna en que descansa
la constitución de la subjetividad social (1997:
p. 22).
Se trata de un ángulo de pensamiento que se am-
plía, de un campo de visión, de construcción del
mundo y de una manera de conocer. Desde allí
se aborda una necesidad de indagación sobre la
1.
Ser facilitador o facilitadora no es tarea fácil: el componente de investigación desdeel ángulo de la subjetividad social
…pensando en movimiento…1�
práctica social que surge desde ella misma, desde
los mismos sujetos que la construyen. Sujetos con-
cretos, que dialogan sobre el significado y el sentido
de sus acciones –desde ellos mismos–, en un doble
movimiento en el que son constituidos y constitu-
yentes de realidades.
Desde esta perspectiva, el proceso de investigación
supuso, en parte, un esfuerzo por considerar el
imaginario del rol mismo de facilitador o facilitadora que prevé el discurso del Movimiento, pero también
ir un poco más allá. Es decir, significó indagar por el
sentido, por la conexión vital que hay entre las y los
jóvenes y los adultos (los facilitadores y las facilita-
doras reales) que participaron en los talleres con la
producción de la identidad colectiva.
¿Quiénes son los facilitadores o las facilitadoras? La
importancia de esta pregunta creció en la medida
en que avanzábamos en el conocimiento de las y los
participantes y en sus trabajos locales y regionales,
porque detrás de ella parecían asomarse diversas
cuestiones fundamentales entre las que podemos
enunciar:
• Las relaciones de saber y poder entre adultos,
jóvenes, niños y niñas, con respecto a las prácti-
cas de educación que en buena medida describen
la función esencial del Movimiento.
• Las características de las articulaciones entre los
animadores o las animadoras y otros agentes so-
ciales o eclesiales que apoyan (facilitan) la presen-
cia del Movimiento en diversos contextos.
• La autonomía y la capacidad de Sembradores de
Paz para dotarse de una identidad y organicidad
consciente en planos de nucleamiento colectivo
con un alcance que va de lo local, a lo regional
o nacional y viceversa (algunas personas hablan
también de lo internacional).
El discurso escrito que elabora la identidad de los
facilitadores y las facilitadoras, en términos de “ser
verdaderos animadores y animadoras de la siem-
bra”, se desarrolla a través del diálogo entre Blanca,
Franklin, Tulio y Lucinda en la cartilla Camino a la siembra: Propuesta metodológica para la formación de animadores y animadoras (MOVIMIENTO DE
NIÑOS Y NIÑAS SEMBRADORES DE PAZ, 2005a),
que hace parte de los materiales de apoyo elabora-
dos para que facilitadores, facilitadoras, animadores
y animadoras, tengan unos criterios y unos méto-
dos claros de formación de nuevos animadores o
animadoras.
En las secciones iniciales Nuevos caminantes y Cuando le ponemos corazón a lo que hacemos, los cuatro personajes reconstruyen la memoria del
proceso de formación que los condujo a convertirse
en facilitadores. Se trata de una vivencia de la que
pueden dar cuenta conscientemente como una eta-
pa de formación que no fue fácil y que aún no ha
Sujetos concretos, que dialogan
sobre el significado y el sentido
de sus acciones.
1�…pensando en movimiento…
terminado, pero que los pone en condiciones de ser
formadores de animadores.
Franklin afirma que “no ha sido un camino fácil,
ni hemos concluido la formación pues se trata de
un proceso permanente”. Blanca y Lucinda recono-
cen que todavía sienten cierto temor como cuando
“nos lanzamos a ser facilitadores y facilitadoras de
la formación”. De esta manera, podemos observar
cómo lo primero que surge para reconocer la iden-
tidad de los facilitadores y las facilitadoras, es que
ellos y ellas han vivido una experiencia propia como formadores o formadoras de animadores o anima-doras. También vemos que ellos son capaces de re-
cordar y de expresar su nueva condición dentro del
Movimiento en términos de las imágenes, las metá-
foras y las narraciones con las que se transmiten los
conceptos y opciones que articulan el discurso y la
práctica del mismo.
En la cartilla se deja claro que la identidad de los fa-
cilitadores y las facilitadoras, es fruto de un proceso
vivencial. Por esta razón, las características especí-
ficas de esos roles se expresan, al final del diálogo
entre los personajes, como aprendizajes, que son
lecciones de la vida misma. Ellos evalúan el proceso
y concluyen que:
• “El papel de facilitar” se refiere a la formación de
los animadores (y las animadoras) de los grupos
de Sembradores de Paz, pero no como “expertos
o especialistas”, en cambio sí como personas im-
plicadas que sienten y tienen procesos propios.
• Este papel tiene como característica esencial la
colectividad de la acción, “el trabajo en equipo”.
• Los equipos de facilitadores y facilitadoras son los
que logran la cooperación interinstitucional de
profesionales y líderes con el Movimiento, para
desarrollar temas y conseguir recursos.
• Los facilitadores y las facilitadoras y sus equipos,
posibilitan el conocimiento de otras experiencias
de trabajo con y por los niños y las niñas.
• Ser facilitador o facilitadora significa cierta repre-
sentatividad del Movimiento en la comunidad,
…pensando en movimiento…1�
porque su trabajo les permite gozar de la credibi-
lidad y respaldo.
• La reflexión colectiva sobre la propia práctica es
la que permite aprender y poder, cualificando la
acción colectiva (MOVIMIENTO DE NIÑOS Y NI-
ÑAS SEMBRADORES DE PAZ, 2005a: pp. 24-25).
Vemos de qué manera el proceso de hacerse faci-
litador o facilitadora, de acuerdo con el discurso de
esta cartilla, lo identifica como aquella persona que
ha alcanzado cierta mayoría de edad dentro del Mo-
vimiento y que encarna el discurso y la práctica con
relativa autenticidad. La expresión “ser verdaderos
animadores de la siembra”, expresa esta graduali-
dad de la formación hacia la plenitud y maduración
de la persona que se ha constituido en sujeto de
Sembradores de Paz.
Los nuevos animadores o las nuevas animadoras, que no han vivido este proceso, son jóvenes. Los
narradores de la cartilla dudan de su responsabili-
dad por esta razón, pero pronto concluyen que su
compromiso y entusiasmo son extraordinarios; los
caracteriza que acompañan con su alegre liderazgo
a un grupo de niños y niñas (un grupo de Sembra-
dores de Paz). Con todo, la alegría que infunden
con sus acciones no viene únicamente de ellos
mismos porque la han aprendido de animadores o
animadoras más formados.
Los nuevos animadores y las nuevas animadoras,
tienen una memoria de su experiencia de estar en
el Movimiento, fe y creatividad en su trabajo. Están
en relación con la casa de la cultura y con líderes
de la comunidad. Es llamativo cómo la cartilla hace
énfasis en ellos y ellas, como los y las que ponen
los carteles en el templo, en la casa de la cultura
y en los otros lugares significativos del barrio; son
fundamentalmente divulgadores y divulgadoras
que convocan a la comunidad, a los animadores y
animadoras, y a los niños y las niñas.
Se proyecta de esta manera un proceso de madura-
ción dentro de Sembradores de Paz que implica una
conquista paulatina (permanente) de la mayoría de
edad. Entre el nuevo animador o la animadora nue-va, y el verdadero animador o la nueva animadora,
se encuentra el animador o la animadora en proceso
permanente de formación. El animador o la anima-dora, sin adjetivos, debe ya haber reflexionado so-
bre las “comprensiones y orientaciones básicas para
animar el Movimiento”. Ha aprendido y compartido
los objetivos, la historia y la forma de ver a los niños
y las niñas. Ha analizado “nuestras raíces”:
la espiritualidad, la pedagogía, la pers-
pectiva psicosocial y “la sociedad
que soñamos basada en el respeto
a los derechos humanos”.
El animador o la animadora,
ha hablado sobre el proceso de
formación de las niñas y los ni-
ños (sembrando, germinando, flore-
ciendo y cosechando) y sobre aspectos de ar-
ticulación con otras instituciones; también de la
necesidad de evaluar para aprender y mejorar;
de todo eso. Por ya no es un nuevo animador o
una nueva animadora, sino un animador o una
animadora, sin calificativos, pero eso sí, todavía
no es un verdadero animador o una verdadera animadora.
No obstante, ya ha llegado el momento de dar
otro paso en el proceso. Ahora que el animador
ya tiene suficientemente incorporadas las orienta-
ciones básicas de la cartilla Tierra fértil para la paz
(MOVIMIENTO DE NIÑOS Y NIÑA SEMBRADORES
1�…pensando en movimiento…
necesario para desarrollarse plenamente y hacer
realidad sus derechos”.
• Y requieren multiplicar por doquier el deseo
de “sembrar la paz en todos los rincones de
Colombia”.
Éstos son los términos del sueño que inspira el
proceso de construcción inicial del Movimiento de
Niños y Niñas Sembradores de Paz.
La oportunidad de interactuar, observando y pen-
sando en profundidad participativamente, durante
un año en el que se realizaron cuatro talleres con
tres grupos diferentes, que sumaban casi un cen-
tenar de personas, que encarnaban en sus vidas y
en sus trabajos locales y regionales la puesta en es-
cena de esta utopía, constituyó para el equipo de
investigación un desafío. Una invitación a colocar-
nos desde una actitud y un lenguaje de indagación,
que resultara mucho más fuente de preguntas que de malentendidos, usando la expresión del zorro
en una de las escenas de El Principito, de Saint
Exupéry.
Por eso emprendimos una búsqueda que ligara sin
disolver, lo individual y lo colectivo, lo psicológico
y lo estructural social, lo emocional y lo racional;
que preguntara por la construc-
ción de vínculos personales
y comunitarios profun-
dos: aquellos que le dan
un sentido humano
y ético al propósito
de conocer la re-
alidad en el proceso
mismo de esforzar-
nos por construirla, por
transformarla; aquellos
DE PAZ, 2005b), será el momento para avanzar en
la formación de la mano de Lucinda, Franklin, Tulio
y Blanca, quienes ya pasaron por todo aquello y ya
son verdaderos animadores o animadoras. Por eso,
Blanca les recuerda que todas estas orientaciones
anteriores son “el punto de partida para un pro-
ceso formativo, para el inicio de un camino que nos
conduzca a ser verdaderos animadores y animado-
ras de la siembra”.
Queda claro, de esta manera, que ser facilitador o
facilitadora, no es nada fácil desde el discurso y el
imaginario que expresan las cartillas. Igualmente,
que los narradores nos dejan frente a un relato que
perfila con claridad quién es el sujeto de la acción
educativa, social y política de Sembradores de Paz,
previsto por sus materiales oficiales de formación. El
Movimiento afirma que ellos y ellas son la vida au-
téntica del proyecto colectivo en concreto. Movili-
zan una red de formación en la acción que involucra
a niños y niñas, jóvenes, adultos y a diversas institu-
ciones, incluyendo al Estado; a organizaciones socia-
les y comunidades enteras en contextos territoriales
diversos con un propósito político cultural que, en
palabras de Franklin, Blanca, Tulio y Lucinda, suena
a la vez tan ambicioso como sencillo:
• Aspiran a “contribuir a que los niños y las niñas
vivan en un país mejor donde tengan todo lo
¿Cuáles son las experiencias de infancia de los adultos que participan del Movimiento?
…pensando en movimiento…1�
2- La segunda parte de este texto, Experiencia de nucleamiento colectivo, se ocupa de mostrar el proceso y los resultados del ejercicio de sistematización de experiencias.
que hacen de los y las participantes de un pro-
ceso social, sujetos epistémicos y éticos en el
esfuerzo por constituirse en sujetos sociales con
memoria colectiva y saber social comunicable.
Este esfuerzo de colocación nos condujo a
considerar la experiencia como la clave de lectura de
constitución de la subjetividad social en la realidad
concreta de los y las participantes en los talleres. Con
dos grupos de preguntas, entre varias que hicimos
y agrupamos constantemente, focalizamos las aris-
tas, zonas o aspectos significantes, de la experiencia
vital de los y las talleristas en cuanto facilitadores y
facilitadoras:
• ¿Cuáles son las experiencias de infancia de los
adultos que participan del Movimiento?, ¿cómo
se relacionan esas experiencias con su vinculación
al Movimiento?, ¿cómo repercuten en ellos?,
¿qué propicia el Movimiento en ellos?
• ¿Cuáles prácticas, interacciones, criterios y for-
mas de expresión nos identifican entre nosotros
y hacia los otros como Movimiento?
El primer grupo de preguntas apuntaba a la corpo-
ralidad y a la historicidad de la imagen de niño o
niña, del facilitador o la facilitadora desde sí mis-
mos, permitiendo percibir la configuración de la
subjetividad social desde la trayectoria vital íntima
e individual. La segunda cuestión conducía a las ex-
periencias de trabajo que se llevan a cabo efectiva-
mente, tal cual son, con los niños y las niñas en cada
localidad y región, propiciando la reconstrucción y
lectura de los procesos de construcción colectiva de
la subjetividad social.
El primer encuentro, denominado Mi infancia en movimiento, fue el evento metodológico que per-
mitió explorar la experiencia desde la primera
pregunta, mientras que un ejercicio breve, pero
claramente participativo de sistematización de
experiencias, en los encuentros posteriores, hizo
posible la reconstrucción de la historia de los
trabajos locales2.
1�…pensando en movimiento…
Durante el primer encuentro de formación, nos de-
tuvimos en la reconstrucción de la experiencia de
niñez que vivió cada uno de los asistentes. Propi-
ciamos que cada uno se sumergiera en esa viven-
cia, la representara en el mapa de su cuerpo y la
escribiera, narrándola brevemente. La última noche,
provocamos que quien deseara, con toda libertad,
comunicara su experiencia de infancia reconstruida,
leyendo su relato y encendiendo una velita sobre
un papel suficientemente grande en el que previa-
mente habíamos dejado pintadas todas las palmas
de las manos con muchos colores3.
La presencia común, la escucha respetuosa y atenta
de los otros, y la palabra que surgía de la memo-
ria de la vida de la niña o del niño que todos fui-
mos –y que seguimos siendo–, tejieron entre sí las
experiencias de infancia, mediante un rito de mutuo
reconocimiento y generosidad.
Al día siguiente, algunos nos dijeron que los mo-
mentos, las actividades de los talleres y el ejercicio
de escribir un relato sobre la propia infancia, fueron
muy intensos e interesantes para conocerse a sí mis-
mos y a los demás como personas, pero que no le
veían a algo tan personal, la conexión directa con
eso otro tan social, colectivo o comunitario, como
lo debe ser el Movimiento. Por eso, insistimos en
señalar que volver a la experiencia de infancia, no
significa un interés en quedarnos mirando en el
espejo del pasado narcisistamente4, cada uno con-
templándose a sí mismo, simplemente por recordar.
Por el contrario, hablar desde la experiencia de in-
fancia, la de todas las personas –la experiencia que
está viviendo hoy cada niño o niña, o aquella que
vivimos los adultos cuando lo fuimos, y ésa otra
que desearíamos que vivieran las niñas y los niños
con los que convivimos y trabajamos–, significa dar-
nos cuenta de que ésta es muy importante en la
2.
Las huellas en movimiento: experiencia de infancia y construcciónde identidad colectiva
“Para que pueda ser, he de ser otro,salir de mí, buscarme en los otros, los otros que no son si yo no existo,los otros que me dan plena existencia”.
(Octavio Paz)
3- En la tercera parte de este trabajo se reconstruye la propuesta pedagógica de los encuentros. 4- Recuerden que Narciso es un personaje de la mitología griega que se ahogó en el pozo en el que tanto se contemplaba a sí mismo.
…pensando en movimiento…�0
construcción de identidad individual, pero también
–¡y de qué manera!– en la formación de una iden-
tidad colectiva.
Con el propósito de desarrollar ese argumento, a
continuación analizaremos la importancia investi-
gativa de la categoría de experiencia, tomándola en
su sentido más general5. Después, abordaremos la
reflexión sobre la noción de experiencia de infan-
cia específicamente, a partir del lenguaje narrativo
autobiográfico.
2.1 Desde y para la experiencia
El saber que se forma desde la experiencia es cua-
litativamente diferente a aquel que se adquiere con
la ciencia y la tecnología modernas. Formarse a
través de la experiencia, significa conocer el mundo
y a sí mismo a través del “modo como uno va res-
pondiendo a lo que le va pasando a lo largo de la
vida”; es decir, a través de “aquello que va confor-
mando lo que uno es” (LARROSA, 2003: p. 34).
La categoría de experiencia es abandonada en
las prácticas actuales de educación, pero duran-
te mucho tiempo fue un criterio mediador entre
conocimiento y vida. La pérdida de importancia
de la experiencia como fuente de saber ocurre
porque el mundo contemporáneo redujo la idea de
conocimiento exclusivamente al saber científico
y tecnológico, y la de vida, a la satisfacción de
necesidades (a “ganarse la vida”).
Jorge Larrosa define un conjunto de rasgos de
oposición existentes entre uno y otro modo de
conocer:
• Mientras que el conocimiento que producen la
ciencia y la tecnología es infinito, el saber que
proviene de la experiencia es finito, ligado al pro-
ceso de maduración de un individuo en particu-
lar. La experiencia se articula en relación con el
límite, tal como la propia vida humana.
• En tanto el saber científico tiene pretensiones de
universalidad, el saber de la experiencia es subje-
tivo, relativo, personal.
• La ciencia y la tecnología reducen la realidad a
la producción de informaciones y artefactos. Son
objetivas y objetivantes. En cambio, el saber que
proviene de la experiencia “va por dentro”, con-
forma la personalidad.
• El saber de la experiencia persigue la unidad de
sentido desde y para la vida. La ciencia y la tec-
nología producen conocimientos que pueden ser
tanto útiles como inútiles, generadores de vida
o de muerte, dependiendo de quién los posea y
cómo los use. “El saber de la experiencia enseña
a vivir humanamente”, como lo dice el autor.
El saber que proviene
de la experiencia “va por dentro”,
conforma la personalidad.
5-La construcción de la categoría de experiencia, también será de gran importancia en la segunda parte, en la que se abordará la sistematización de las experiencias de trabajo con los niños y las niñas.
�1…pensando en movimiento…
No debemos confundir la experiencia con todo cuan-
to sucede. El saber desde la experiencia no es justa-
mente un anecdotario, sino la búsqueda de sentido,
de significado vital, a través de la reflexión desde las
marcas, desde las huellas que están en el Movimien-
to, aquellas con que la historia personal/social nos
constituye. Por otra parte, tampoco se busca que
pongamos en extremos irreconciliables el saber que
surge de la experiencia respecto al conocimiento
científico y tecnológico. Todo lo contrario, cuando
la experiencia media la relación entre conocimiento
y vida, la ciencia y la tecnología se humanizan.
Con relación a esto último pongamos un ejemplo.
Nadie discutiría que es de gran importancia para un
facilitador o una facilitadora, conocer, cada vez con
mayor propiedad, el conjunto de principios, normas,
procedimientos e instituciones que la ciencia jurídica
ha construido en relación con los derechos de los
niños y las niñas. Lo mismo podría decirse de los
discursos y las prácticas que se vinculan con el auge
de las teorías psicológicas del desarrollo infantil. No
obstante, tener esos conocimientos exclusivamente
como una transmisión de informaciones, teóricas
o técnicas, sin que se puedan poner al servicio de
experiencias vivas de personas y de procesos socia-
les, no tiene sentido, no tiene trascendencia en la
transformación de la realidad.
De la misma manera, no partir de la experien-
cia, ignorarla, dejar de producir el saber que ella
proporciona y que normalmente se queda en la
mudez, impide propiciar el diálogo de saberes,
indispensable como mediación entre el conocimien-
to y la vida.
En este sentido, la pregunta que se puso en juego
en el primer encuentro sobre las experiencias de
infancia de los facilitadores y las facilitadoras, per-
mitió, mediante el lenguaje narrativo del relato au-
tobiográfico, acceder a las huellas que conforman
aquello que para cada uno de nosotros significó y
significa la infancia, a partir de la historia particular,
de cómo la vivimos.
2.2 La experiencia de infancia desde el lenguaje narrativo
En la novela autobiográfica El olvido que seremos, del escritor antioqueño Héctor Abad Faciolince
(2006), el narrador reconstruye su infancia y su ju-
ventud a partir de la figura, presente y ejemplar, de
su padre ausente, ultimado a balazos en 1987 en
Medellín, por el sólo hecho de defender los dere-
chos humanos.6 Lo mismo sucede en el relato Simo-na de Arturo Alape (1995), que leímos para motivar
la escritura en los y las participantes, porque narra
una experiencia de infancia reconstruida gracias al
“poder evocador de las palabras”.
Abad Faciolince termina su novela con una reflexión
sobre el sentido de lo que ha hecho al reconstruir la
memoria de su infancia y de su padre:
6- Héctor Abad Gómez (1921-1987), médico, investigador y líder social. Destacado defensor de los derechos humanos en Antioquia.
…pensando en movimiento…��
Buena parte de mi memoria se ha
trasladado a este libro, y como todos
los hombres somos hermanos, en cier-
to sentido, porque lo que pensamos
y decimos se parece, porque nuestra
manera de sentir es casi idéntica, es-
pero tener en ustedes, lectores, unos alia-
dos, unos cómplices, capaces de resonar con
las mismas cuerdas en esta caja oscura del
alma (pp. 273-274).
El pensamiento de ese autor nos permite clarificar
que la experiencia de infancia no está disponible
como algo que sacamos de un cajón y exhibimos
sobre la mesa. Algo acabado, iluminado y con con-
tornos muy definidos. Para él, la infancia y posible-
mente toda la existencia del ser humano, se hun-
den en el olvido. Rescatarnos del olvido, rescatar
la memoria de la infancia, implica reconstruir esa
experiencia y ése no es un ejercicio intelectual o es-
tético simplemente. Es algo que va más allá. Va a
la hondura y supone un esfuerzo de recuperación
de lo vivido y de su transformación, que humani-
za. Podríamos afirmar que la memoria no se tiene,
que la memoria se conquista y que la memoria de
la infancia es experimentarnos en ese movimiento
interno de alumbramiento de la historia que nos
constituye.
La cronología de la infancia no está hecha de
líneas sino de sobresaltos. La memoria es un
espejo opaco y vuelto añicos, o mejor dicho,
está hecha de intemporales conchas de re-
cuerdos desperdigadas sobre una playa de
olvidos. Sé que pasaron muchas cosas du-
rante aquellos años, pero intentar recordar-
las es tan desesperante como intentar recor-
dar un sueño, un sueño que nos ha dejado
una sensación, pero ninguna imagen, una
historia sin historia, vacía, de la que queda
solamente un vago estado de ánimo. Las
imágenes se han perdido. Los años, las pa-
labras, los juegos, las caricias se han borrado
y, sin embargo, de repente, repasando el
pasado, algo vuelve a iluminarse en la oscura
región del olvido (p. 137).
La cultura adultocentrista, patriarcal y violenta, ha
sido dada. Estaba aquí cuando llegamos, somos
parte de ella aun sin elegirla y se impone en nuestras
vidas casi por la inercia de los siglos. Si lo que busca
hacer el Movimiento es generar resignificaciones y
transformaciones conscientes en la manera como
esa cultura genera experiencias de infancia (las
nuestras, por ejemplo), a través de procesos de dolor
y de olvidos o desconocimientos socialmente produ-
cidos, vamos a insistir en que es necesario que los
adultos nos hagamos nuevamente niños y niñas.
Para eso tenemos que volver a la región oscura del
olvido, recordar y reconstruir nuestra experiencia de
infancia. Al hacerlo, trazamos un vínculo profundo
con la historia, abrimos una posibilidad de horizonte
compartido, e intercambiamos invitaciones para ir al
encuentro y tejer identidad con los niños y las niñas
de Sembradores de Paz.
Lo que yo buscaba era eso: que mis memo-
rias más hondas despertaran. Y si mis re-
cuerdos entran en armonía con algunos de
ustedes, y si lo que yo he sentido (y dejaré
��…pensando en movimiento…
de sentir) es comprensible e identificable
con algo que ustedes también sienten o han
sentido, entonces este olvido que seremos
puede postergarse por un instante más, en
el fugaz reverberar de sus neuronas, gracias
a los ojos, pocos o muchos, que alguna vez
se detengan en estas letras (p. 274).
Con ese párrafo culmina su escrito Héctor Abad y
pensamos que podemos aplicarlo para resaltar la
importancia que tiene haber escrito y compartido
los relatos de la experiencias de infancia de los fa-
cilitadores y las facilitadoras. Hacer presentes estas
experiencias que somos, nos lleva a abrirnos a una
posibilidad de ser y hacer con los otros, y nos hace
relacionales porque participamos del tejido social y
humano que está en las fibras más hondas de nues-
tra historia. De esta manera, podemos propiciar
vínculos más fuertes, menos efímeros y circunstan-
ciales. Partir de la experiencia de infancia es vincu-
lante y creativo porque ayuda a recrear la historia
con otros.
Un movimiento necesita construir un pensamiento, un lenguaje comprensivo y múltiple, por la diversidad de experiencias que articula.
Esta perspectiva nos obliga a no tener posiciones
simplistas al mirar la infancia, para acceder a una
comprensión de un fenómeno muy plural y comple-
jo. Es necesario preguntarnos: ¿qué es lo que enten-
demos por infancia? La idea de un movimiento en
construcción, compuesto por niños, niñas, jóvenes
y adultos, supone partir de las experiencias indivi-
duales y entender las circunstancias y procesos des-
de los cuales yo, ella o él, de manera personal, me
voy o se va identificando, haciendo parte de una
construcción colectiva. Tomarnos en serio el trabajo
desde esta perspectiva nos obliga a prepararnos
para conocer muchas realidades, que nos permitan
pasar de la experiencia de infancia individual a la
construcción de identidad colectiva.
Partir de la experiencia de infancia significa habili-
tar un ángulo, proponer una actitud y una manera
de colocarnos en la realidad social desde los sujetos
mismos, desde los niños y las niñas, para compren-
derla y actuar. Dice Zemelman (1998: p. 123): “La
colocación cumple la función de servir de ángulo
…pensando en movimiento…��
desde el cual definir lo real”. Es una manera de en-
tender e inventar (forjar) realidades desde las per-
sonas, en especial desde los niños y las niñas con
las que trabajamos y buscamos actuar en el sentido
de la realización de algo alternativo en el ámbito
social.
La idea de experiencia de infancia pasa por una
determinada forma de ver, un enfoque histórico -
cultural, que evita vernos en una perspectiva mera-
mente introspectiva, en la que no se tiene en cuenta
el contexto. En este enfoque tenemos una conexión
con la realidad social del país.
Un movimiento necesita construir un pensa-
miento, un lenguaje comprensivo y múlti-
ple, por la diversidad de experiencias
que articula. En el taller hemos hablado
desde el lenguaje de la experiencia. Ése
es un lenguaje que podemos hablar to-
dos. Los facilitadores y las facilitadoras y
los animadores y las animadoras, necesita-
mos ir construyendo unas maneras de entender
lo más comunes posibles7, un lenguaje que propicie
prácticas y sentidos colectivos, que nos dé unidad
sin perder la riqueza de las diferencias:
De esta manera el lenguaje es una bisagra
entre aquello que somos por biografía y
aquello en que lo biográfico llega a ser por
influencia del contorno. Por lo primero el
lenguaje es nuestra presencia; por lo segun-
do, es nuestra identidad social (p. 123).
Queremos colocarnos en la realidad a partir de este
ángulo que son las experiencias de infancia, y ha-
bilitar un lenguaje con múltiples posibilidades de
expresión que no reduzca la realidad a una sola po-
sibilidad, a un discurso disciplinar demasiado estre-
cho en su visión del mundo, que empobrezca la am-
plitud de nuestra mirada. Se trata de un ángulo que
permita asombrarnos, sentir con el otro, imaginar
y hacernos preguntas. Colocarnos desde el ángulo
de la experiencia de infancia hace referencia a una
historia que cambia. Esa experiencia de infancia le
pertenece a alguien, a un sujeto concreto, un ser de
carne y hueso. No a un sujeto abstracto.
El mensaje central del primer encuentro de for-
mación, podemos resumirlo, a riesgo de simplificar
un poco las cosas, con la frase: “la infancia
es fundamentalmente experiencia”. Es
lícito afirmar que, en esencia, la in-
fancia no existe, puesto que lo que
realmente existe es una multiplicidad
de experiencias de infancia. Eso es
lo que hemos constatado al leer en
los relatos de nuestras experiencias, y
seguramente eso sucederá si prestamos
atención al mundo de cada niño o niña. Como
en El Principito, donde para entender a ese niño
que viene del Planeta B-612, hay que escuchar con
detenimiento cómo es la vida en ese planeta; no
extrañaría que algo similar ocurriera con los niños y
las niñas con los que cada uno de los animadores,
las animadoras, los facilitadores y las facilitadoras
se relaciona.
Sí. No hemos querido más que darle importancia
a esa experiencia que normalmente permanece es-
condida y desde la que no se parte para trabajar
con los niños y las niñas. Tenerla en cuenta tiene
unas implicaciones. Significa que todos tenemos
una memoria emocional y corporal de nosotros mis-
mos, la cual determina la construcción de sí mismo.
“La infancia es una marca indeleble”, dijo Patricia, 7- Y una forma de entendimiento común no significa simplismo.
��…pensando en movimiento…
una maestra de Cartago en el encuentro del Eje
Cafetero. Eso es muy cierto; pero la experiencia de
infancia no es un destino preescrito, siempre estará
por escribirse. Siempre se puede vivir de otra mane-
ra. En la experiencia de infancia que nos relata Héc-
tor Abad, dibujando la imagen de ese héroe muy
humanista que fue su padre, hay múltiples pasajes
que ilustran mejor lo que tratamos de decir aquí.
Por ejemplo, cuando narra la relación de su padre
con su abuelo:
Creo que en la forma perfecta como mi
papá nos trataba, había una protesta muda
por el trato que él había recibido del abuelo,
y al mismo tiempo el propósito deliberado
de jamás tratar a sus hijos como lo habían
tratado a él (p. 36).
Esta idea de personas que cambian el rumbo de
tradiciones o de realidades de negación humana o
de violencia con los niños y las niñas, a raíz de las
experiencias que ellas vivieron en su infancia, fue
recurrente al compartir los relatos de infancia. Se
podría anticipar que ésta es una motivación fuerte
por la cual algunos están en el Movimiento.
Esta idea se asocia a otro rasgo importante de la
experiencia de infancia. Ésta es símbolo de una
realidad social. Nunca es solamente algo íntimo o
psicológico. Muestra, desde una perspectiva testi-
monial, la historia de una familia, de un barrio, de
una región, de una colectividad. Los conflictos y
carencias que se nos impone y expresa el mundo
dado. Partir de la experiencia de infancia es leer la
realidad social desde la clave del mundo particular
o determinado de cada uno, pero que es el mismo
mundo compartido.
Aunque cada experiencia de infancia es única, lo
mismo que la vida cotidiana de cada cual, las expe-
riencias de infancia hacen referencia a construccio-
nes económicas, políticas, culturales, religiosas, etc.,
que es necesario entender y asumir. Es la vida de un
sujeto, niño o niña, que vive o vivió, que sobrevivió
o apenas vive la historia del mundo en determinas
condiciones. Debemos aprender a leer en la vida co-
tidiana los problemas de la sociedad en su conjunto,
del mundo en su globalidad sin olvidar a los sujetos
que encarnan las experiencias de infancia. Algunos
pasajes, como los siguientes, en los que se muestran
las realidades de la escuela autoritaria, o del ham-
bre y la pobreza en la novela El olvido que seremos, también pueden ilustrar este aspecto:
Cuando entré a kínder, con las reglas es-
trictas de la escuela me sentí abandonado
y maltratado. Como si me hubieran metido
en una cárcel sin yo haber cometido algún
delito. Odiaba ir al colegio. Las filas, los
…pensando en movimiento…��
pupitres, la campana, los horarios, las amen-
azas de las hermanas ante una sombra de
alegría o un atisbo de libertad (p. 29).
(…) Yo debía tener cinco o seis años y mi
papá me medía con los niños de mi edad, o
incluso con los mayores, para demostrarles
a los líderes del barrio que algunos de sus
hijos estaban flacos, muy bajitos, desnutri-
dos, y así no podían estudiar bien. No los
humillaba, los incitaba a reaccionar. Medía
el perímetro cefálico de los recién nacidos,
los anotaba en tablas, y tomaba fotos de los
niños flacos y barrigones, con parásitos, para
enseñarlas luego en sus clases de la Univer-
sidad. También pedía que le mostraran los
perros y los cerdos, pues si los animales esta-
ban tan famélicos que se les veían las costillas,
eso quería decir que en las casas no sobraba
ni un bocado y estaban pasando hambre
(p. 42).
Por último, hay que resaltar que activar las experien-
cias de infancia de cada participante, nos hizo con-
temporáneos con los otros. Aunque pertenecemos
a distintas generaciones, compartimos los desafíos
de una misma época, de un mundo en común.
Partir de las experiencias de infancia nos permitió
un diálogo entre generaciones como un diálogo de
saberes. En un momento de la historia en el que
existen rupturas generacionales muy grandes, esta
posibilidad que nos ofrece ver la construcción de
un movimiento intergeneracional desde el ángulo
incluyente de la experiencia, tiene probablemente
un potencial invaluable.
Solamente para logar, al menos, dejarlos con ganas
de leer la novela de Héctor Abad, nos permitiremos
cerrar esta parte con una anécdota que expresa bien
esa dificultad que tenemos todos para zafarnos de
las actitudes adultocéntricas y lograr ser el adulto
que el padre del novelista fue para él, según lo que
nos cuenta de su infancia:
Cuando volvíamos a Medellín, el sábado al
anochecer, mi papá ya me estaba esperando
en la casa del abuelito Antonio. Me recibía
con grandes carcajadas, exclamaciones, be-
sos atronadores y abrazos de asfixia. Después
del saludo me cogía por los hombros, se
ponía en cuclillas, me miraba a los ojos, y me
hacía la pregunta que más rabia le podía dar
al abuelo: Bueno, mi amor, dime una cosa:
¿Cómo se portó el abuelito? (p. 39).
��…pensando en movimiento…
La selección de narraciones procesadas para incluirlas
en este capítulo, es reducida y muy probablemente
arbitraria, porque en el encuentro se elaboraron casi
un centenar. Aquí hemos incluido solamente ocho
relatos de experiencias de infancia. Hay una tarea
por hacer hacia el futuro, desde el punto de vista del
análisis e interpretación de esta información, pero
debe resaltarse el avance que significa haber logra-
do que todas las experiencias quedaran escritas y
archivadas debidamente.
Los textos que incluimos son historias de vida, epi-
sodios, imágenes o escenas que se elaboran alre-
dedor de situaciones límite, en donde, por lo menos
en un aspecto fundamental de la vida, hay uno o
varios derechos vulnerados de los niños y las niñas:
pobreza en la vida del campo, lo mismo que en el
barrio marginado de la ciudad; el derecho a la vida
desconocido de la forma más absurda y la muerte
violenta como un fantasma que acecha; la forma
como se desconoce la identidad de género, de tal
manera que la cultura patriarcal viene introyecta-
da en la educación de las niñas; la infancia como
un aprendizaje en soledad; la lucha por tener una
familia y un nombre; el esfuerzo por educarse y la
imagen de la escuela, generalmente asociada a la
arbitrariedad y a la exclusión; el menor que trabajó
durante toda su infancia, o el hallazgo de una luz en
condiciones muy drásticas de abandono y abuso…
En fin, un conjunto de matices de diversidad, que
nos muestra claramente que no tenemos las infan-
cias que decimos que debemos tener, que la infan-
cia que nos prometemos es más bien una utopía y
que seguimos siendo un país en el papel y otro en la
realidad, como escribió García Márquez en ese texto
muy breve y muy bello que se llama Por un país al alcance de los niños8.
3.
Relatosde la diversidad
8- Es el primer texto del informe que elaboró la Misión de Ciencia, Educación y Desarrollo (entonces conocida como la Misión de los Siete Sabios), con-formada a comienzos de la década del noventa por el gobierno de César Gaviria. El informe completo se tituló Colombia, al filo de la oportunidad.
…pensando en movimiento…��
Como se podrá apreciar al leer los relatos, cada
situación límite fue estructural en la vida cotidiana
de la infancia y marcó para siempre la vida futura. No
obstante, cada testimonio muestra la fuerza vital de
personas que se afirmaron como sujetos en medio
de esas circunstancias adversas. Estamos acostum-
brados a que es la ley y no la persona humana la que
define al sujeto de derechos, pero somos muy poco
sensibles al testimonio del que afirma sus derechos
en la vida cotidiana, muchas veces aun sin ningún
discurso de derechos humanos y sin el apoyo de in-
stituciones públicas o privadas. Afirmarse en la vida
cotidiana desde una perspectiva de derechos hu-
manos no es poner en ella, en el centro, el lenguaje
de la ley y los procedimientos, sino poner en el hori-
zonte, el sentido de la vida y la dignidad humanas, y
afirmarse como persona y como comunidad.
A continuación presentamos las historias, pero an-
tes advertimos que tratamos de conservar en ellas
el texto original, por la riqueza simbólica que nos
aporta. De ahí que pedimos comprensión, si se
percibe algún error con el uso del idioma.
3.1 “Cuando mi lonchera se abría, las frutas rodaban 500 escalones abajo”
En general, me gusta escribir; sin embargo, no
quisiera relatar muchas cosas y perder el eje central
del relato.
Básicamente tuve una infancia feliz dentro de una
bella casa, pero en un barrio violento. Mi padre y
mi madre eran un poco conservadores, pero jamás
han dejado de ser especiales conmigo y de darme
amor. En ese barrio escuchaba tiroteos y rumores
de muerte casi todas las semanas. A veces veía
charcos de sangre de la noche anterior cuando iba
a la escuela. También ocurría que a veces, cuando
mi lonchera se abría, las frutas rodaban 500 escalo-
nes abajo porque por eso es que mi barrio se llama
Las Lomas.
Nadie sabe qué es tener una infancia normal, pero
en fin, mi infancia estuvo dentro de lo normal; nor-
mal en sentido figurado. Con juego, magia y amor
por cosas sencillas. Pero un día viví una escena que
ahora sé que cambió mi vida para siempre. Yo tenía
7 años, era octubre 31 de 1986, día de recoger dul-
ces, lo cual no quería decir que lo pudiéramos hacer,
era peligroso. Yo estaba en casa de mi tía y necesi-
taba dulces, pero los tenía en mi casa. En este punto
de la historia todo se explica mejor con un dibujo.
Cada situaciónlímite fue estructural
en la vida cotidianade la infancia y
marcó para siemprela vida futura.
��…pensando en movimiento…
En la gráfica se muestra cómo la casa de mi tía y
la nuestra estaban separadas por un callejón. En
este momento les surgirá la natural pregunta: ¿y
qué tiene que ver esto en el episodio? Tranquilos
mis queridos lectores todo tiene una explicación. Yo
fui de la casa de mi tía a la mía, recogí los dulces,
saludé a mi mamá y regresé a donde mi tía. Cuan-
do yo recién cerraba la puerta comenzó un tiroteo,
subimos rápidamente a la ventana y nadie me im-
pidió mirar. En ese momento observé a dos jóvenes
disparando hacia la dirección de mi casa, y frente a
mi casa cayeron dos hombres, uno de frente y otro
de espaldas. Luego pude ver, de frente, los rostros
de los sicarios antes de que huyeran por el callejón
por el que yo crucé 10 segundos antes. Recién hace
tres años empecé a reconstruir la historia en tera-
pia de psicología. Por mucho tiempo me mortifiqué
preguntándome: ¿por qué a ellos sí los mataron y
a mí no?
¿Por qué la gente se mata? Se volvió una pregunta
eje, articuladora de mi vida. Entonces empecé a en-
contrar explicaciones tontas, pero comprensibles.
Quizá Dios me dejó vivo para una misión, quizá el
destino decidió que ellos deberían morir y yo no.
Pero que tonto argumento, ellos Rómulo y Ramón,
tenían tanto derecho a vivir como yo, y yo tanto
riesgo de morir como ellos. Es decir, uno se dice así
mismo muchas explicaciones asumiendo que son la
verdad. Dios no tomó la vida de Rómulo y Ramón y
conservó la mía para una gran misión. ¡No!
Las vidas de ellos fueron tomadas por niños asus-
tados con armas. Yo me salvé por una cuestión de
tiempo y distancia. No hay nada místico involucrado.
Pasé 40 segundos antes y punto. Pero, ahora bien,
¿qué diferencia hay entre aquellos jóvenes sicarios
y yo? Creo que ninguna, en esencia. Tuvimos dife-
rentes circunstancias en la lotería de la vida, pero no
soy mejor ser humano que un sicario por un evento
místico, sólo tuve una suerte diferente en mi infan-
cia, y me queda aprovechar la oportunidad.
Ahora creo que lo entiendo de mejor forma y acep-
to que eso cambió mi vida. Lo paradójico es que
de no ser por ello quizá no hubiera encontrado y
elegido un trabajo en lo humano; me gusta trabajar
con las personas, especialmente con los niños. Bási-
camente pongo granitos de arena para que la gente
no se mate; es decir, que esta experiencia además
de una marca imborrable también se convirtió en
un evento fundante.
3.2 “Gente melosa, gente amargosa”
Siento frío. Aún puedo ver mi reflejo en el ventanal
de la casa de la tercera. Mi cara redonda empapada
NUESTRACASA
Casa CALLEJÓN Casa CASA DEMI TÍA
CALLEJÓN
…pensando en movimiento…�0
de llanto, y afuera… ¡que paradoja!, tanta felicidad.
Yo con el antifaz y gorro de bruja puestos, viendo
cómo muchos niños acompañados de sus padres
salían a pedir dulces.
Siempre quería hacer esto. Mi mamá me llevaba
dulces, pero no era lo mismo. Quería salir a la aven-
tura de pedirlos. A mis hermanos mayores parecía
no importarles. ¿Ellos habrían vivido lo mismo? No
lo sé. A la escuela fui una vez disfrazada.
Así eran las cosas en casa. No faltaba “nada”:
comida, buen vestido, zapatos, estudio. ¿Qué más
se podía pedir? Tal vez un abrazo, un beso, un “te
amo” explícito... “¡No, para esas meloserías, no hay
tiempo!”, “Gente melosa, gente amargosa”… Ésa
es la interminable herencia de mi familia: el concep-
to nefasto de lo que es el amor traducido simple-
mente a la confortabilidad física. Así fueron criados
mis padres, así fui criada yo.
Sé que me aman mucho, aunque sus expresiones de
afecto, que tanto necesité de niña, siempre fueron
implícitas. Esto es lo que ahora me dificulta recibir
afecto, y en ocasiones demostrar y decir cuánto
me importa alguien... Es mucho más fácil ponerse
detrás de una máscara, gritar lo que es, la máscara
te permite todo.
Aprendí a leer en la Biblia con las historias de
Da-niel, Moisés, José, Jonás... gracias a mi profe
Miriam, que durante la primaria, aparte de ense-
ñarme muchas cosas, matemáticas, biología, espa-
ñol, me enseñó que la vida era hermosa a través de
cuentos, canciones, poesía y teatro. Me enseñó que
ser maestro es ir más allá de los conocimientos; es
dar amor, es escuchar, comprender y nunca dejar de
ser niña. Aún como docente practico muchas de las
cosas que aprendí de niña. Ella siempre hizo que me
sintiera una líder, la mejor. Fui monitora desde
primero hasta cuarto, y fue allí donde empecé a
cristalizar mi vocación, desde que tengo uso de
razón quise ser maestra, nunca me he visualizado
siendo otra cosa. Me siento afortunada porque
puedo trabajar en lo que amo.
Cuando tenía 12 años pude acompañar a mis her-
manos menores en mi día favorito: halloween. Dis-
frutaba disfrazándolos, recorriendo las calles del
barrio y contando cuántos dulces recogimos, ése
era mi botín. Quería que ellos tuvieran esos recu-
erdos que a veces yo quisiera tener. Cuando mis ni-
ños en la escuela me preguntan
porqué lidero, patrocino y
encabezo toda actividad
que implique carna-
val y colorido, sé que
lo hago porque no lo
tuve de niña; porque
sentía que nadie com-
partía, ni quería hacer
parte de mis juegos. Por
eso, desde ese entonces,
quise ser grande para poder
compartir y darle a los niños, compañía y alegría.
De vez en cuando un abrazo o simplemente
una sonrisa.
Soy la tercera de cinco hijos. Debí llamarme
“Consuelo” porque eso fui para mi mamá, después
de que mi hermano Medardo nació muerto.
A ciencia cierta sé que hubiera preferido a un
niño; muchas veces nos lo dijo a mi hermana y a
mí: “prefiero tener un batallón de hombres y no a
una mujer”. Eso dolía mucho, no podía entender-
lo. Después comprendí que ella no quería niñas
porque en su niñez fue maltratada por el simple
hecho de ser mujer. Ella no quería eso para mí, y
�1…pensando en movimiento…
eso siempre me ha impulsado a estudiar porque así
nunca tendré que depender de un hombre.
3.3 “Esas niñas me han permitido observar la luz a través de las tinieblas”
Mi mamita tenía 16 años cuando me tuvo y mi
papá, 18. Bueno, eso me cuentan. Que ellos eran
caminantes y que en uno de sus viajes yo fui conce-
bida, así que mi mamá llegó a la casa con su pan-
cita. Pensando en esa situación diría que admiro a
mi mamá por el valor de dejarme vivir, aún siendo
tan joven. Al nacer esta niñita, ella me dejó ya que
su vida no era apta para una bebita; así que a los
dos meses perdí a mi mamita. A mi papá lo perdí
antes de nacer. Por esa razón mi señora madre no
me mantuvo a su lado, se consiguió un señor y se
empezó a perder en las drogas.
Crecí al lado de mis abuelos. Los dos trabajaban
y a mí me cuidaba una tía, que generalmente se
acordaba de mí media hora antes de que llegara
mi abuela. Mi tía se empezó a consumir en las dro-
gas, al igual que mi madre, y yo me quedaba con
la dueña del inquilinato. Fue una época de tranqui-
lidad. Cuando cumplí 7 años compraron la casa, allí
vivía muerta del miedo ya que mi tío no era la me-
jor compañía para una niña de esa edad. La verdad
ya poco recordaba estos días. Esos recuerdos han
vuelto a mí y me llenan de nostalgia, pero ni modo,
así es la vida.
Cuando tenía como 8 años mi mamá volvió a la casa.
Era una gran alegría verla y conocerla. Llegó con un
bebé muy lindo, mi hermanito. Yo pensaba que con
ella en la casa iba a mejorar un poco mi vida, ya que
tendría a mi mamita en la casa, acompañándome,
pero lo único que se la pasaba haciendo era con-
sumiendo. Yo la veía sin siquiera poder decir nada,
entendía lo que pasaba y un cachito valía más que
una hija. Entonces mi abuela las echó de la casa y se
llevó al niño, pero después el ICBF se lo quitó.
Ya luego teníamos la custodia, así que la ilusión era
tan grande que no podía contener la alegría. Ese
día mis abuelos se fueron por el niño. Duré todo el
día sentada en el andén, esperando a que llegaran.
Después de ese día traté por un tiempo de no tener
ilusiones porque ella llegó primero con el niño en
un ataúd. Nos lo entregaron muertito, sin ninguna
explicación. Aún recuerdo los gritos de mi mamá
sobre ese ataúd blanco, y yo, como por variar, para-
lizada del dolor.
Mi mamá se volvió a ir. Otra vez ella, llegando y
largándose, sin importarle un poquito cómo me de-
jaba. Por largo tiempo no la volví a ver, la situación
con mi tío era insoportable y yo me sentía culpable,
como si tuviera la culpa de que existan esa clase
de infelices. Mi abuelo se empezó a enfermar, a
mí me iba bien en la escuela, mi viejita trabajando,
mí tía hundiéndose cada vez más en su mundo y
llevándonos a todos. Cada navidad, cada cumplea-
ños, cada día era lo mismo: peleas, gritos y golpes.
Mis vecinos tendían a ser algo crueles. No hacían
más que tirarme piedras, así que prefería jugar sola.
Me juzgaban por ser hija de quien era. Así fue mi
Siempre recordaré que si no existieran los ratos de oscuridad jamás valoraríamos la belleza de la luz.
…pensando en movimiento…��
infancia, jamás le dije a mi familia lo de mi tío,
era mejor callar. Esto lo digo, lo escribo por una
sola razón: a veces hace falta sacar esas cosas
del corazón.
Mis hermanas llegaron a la casa en el año en que
murió mi abuelo. Esas niñas son mi luz, son las que
me han permitido observar la luz a través de las ti-
nieblas. Además tengo que ser mejor cada día, sin
rencores, sin miedos, ya que poseo muchas razones
para vivir: mi abuela que ha luchado demasiado por
mí y mis hermanas que son el centro, mis ganas, mi
vida, mi sonrisa, la razón de ser feliz y de luchar para
que jamás lloren por lo que lloré, aunque no puede
hacer nada cuando un maldito se la llevó y abusó
de una de ellas. Seguimos viviendo no sé cómo ni sé
por qué, pero ahí vamos demostrando que no todo
hijo de tigre sale pintao, por mis niñas y niños, por
mis jóvenes, y por Cristo, que estoy segura, es el
que me ha dado las fuerzas para luchar y creer que
todavía se puede hacer mucho por los demás.
La vida se llena de altibajos, siempre he pensado
desde niña que entre más grande sea la caída, más
gloriosa la levantada. Vivir no es fácil, pero siempre
recordaré que si no existieran los ratos de oscuridad
jamás valoraríamos la belleza de la luz. Mi vida de
infancia no fue sencilla. Hoy lloré. Realmente hace
mucho no lo hacía, pero me reafirmé en mi promesa
de darles una mejor vida a mis hermanas. Seguimos
vivas juntas, al escribir mi historia me di cuenta de
que como mis hermanas, otras niñas y otros niños,
al igual que otros jóvenes, merecen tener una luz
de esperanza que les diga que sí se puede, a pesar
de lo solos que estamos y lo difícil que sea una
situación. Las dificultades me llenan de miedos, pero
meditando sobre mi infancia me he dado cuenta de
que siempre superé problemas de mayor dificul-
tad. Las dificultades sólo son empujones para servir
al otro.
3.4 “Hablé con él y le pedí que fuera mi papá”
Sonia tiene una historia de vida bonita, simple y tier-
na, pero hay un momento que la marcó por ser el
comienzo de una madurez de pensamiento, aunque
ella seguía siendo niña.
El momento que me marca ocurrió en el año 1998.
Sonia tenía 5 años de edad y va por primera vez al
colegio. El día de la matricula su nombre era Sonia
Milena García Rodríguez. Cuando fue su turno, su
mamá Carmen Milena García Rodríguez, y su papá,
Pedro Álvarez Pinzón, dijeron sus nom-
bres, pero la secretaria del colegio ahí
mismo preguntó: “¿Por qué si el papá es
Álvarez, ella es García?” Se le explicó y
entonces ella dijo: “Ah, entonces pon-
gamos que no tiene papá”.
Mi papá existe, pero él no me quiso.
Cuando mi mamá quedó embaraza-
da, él quería que abortara, me negó
y la hizo quedar como una cualquiera
porque puso en duda lo que ella
��…pensando en movimiento…
había dicho, que yo sí era su hija. Por eso yo me
críe con mis abuelos maternos. Mi mamá trabajaba
y yo mantenía con mis tíos siempre. Por eso yo era
García Rodríguez.
Cuando tenía más o menos 4 años, mi mami
conoció a un hombre lleno de carisma, sentimientos
buenos y muchas otras cosas que la enamoraron.
Ella necesitaba que yo lo aceptara y me tuvo mucha
paciencia, pero él se ganó mi confianza y sin que
ella me dijera nada, yo hablé con él y le pedí que
fuera mi papá.
Desde ahí comenzamos un proceso de adopción
que es muy lento. En el colegio lo que más marca es
la discriminación de esa señora hacia mí.
Pero el reto asumido era demostrar que él podía ser
un buen papá para mí. De ahí en adelante vivíamos
en casa aparte y al poco tiempo nació mi hermanita
y soy muy feliz con ella.
3.5 El nacimiento y el oro
Nací en medio de una crisis económica puesto que
mi papá estaba recién operado y muy delicado,
pero debido a que yo estaba por nacer mi papá se
fue a la mina para ver qué podía sacar. El dueño de
la mina le dijo que a nadie dejaba entrar allá, pero
que por tratarse de él entrara, y allí sacó con qué
comprar la casa que hoy es una herencia.
Mi mamá, en medio de su angustia, se enfermó y
llamó a mi abuela. A las ocho de la noche ya mi
mamá no aguantó más, se arrodilló y ahí nací yo.
Cuando mi papá subió de la mina muy contento
porque había sacado oro, yo ya había nacido. Papá
se fue por la partera y ella me arregló muy bien.
Papá dijo que me pusieran el nombre de mi abuela
en honor a su mamá. También me cuentan que a los
ocho meses enfermé gravemente, que duré muerta
1 hora. Dicen que me rodeaban las moscas y que un
yerbatero me revivió.
3.6 “Si hubiera habido las tutelas en ese tiempo, quién sabe qué hubiera pasado”
De mi linda vida, que el todo-
poderoso me ha concedido,
recuerdo más o menos
desde la edad de 6 años.
Vivía en casa de mi abuela
paterna, con mis papás
y hermanos, porque no
teníamos casa por po-
breza y enfermedad de
mi madre que sufría epi-
lepsia. No tenía juguetes,
entonces de las basuras
de la calle cogía lo que me
gustaba: carros viejos daña-
dos, muñecas, implementos
de vajillas, hasta piedras, palillos
y ramas que se volvían dinero. Ah, y
cómo olvidar que también jugaba con la
rila de gallinas, echándolas en tapas de gaseo-
sas. La ponía a secar para venderla como arepas. Le
hablaba a los juguetes y a los animales.
Pasó el tiempo y mamá tuvo a mi hermanita. Dijo
que se la habían regalado en el hospital. En ese
entonces no se podía saber nada de la vida. Me
parecía una niña muy linda y dije que cuando estu-
viera grande iba a ir por una así al hospital para yo
cuidarla. Desde ese momento sentí el amor por los
…pensando en movimiento…��
pequeños. Cuando salía de la escuela, la cargaba y
le daba tetero; en ocasiones me tocaba quedarme
cuidándola, jugaba mucho con ella y a veces hasta
le pegaba, pero luego me arrepentía y la mimaba
más como una manera de disculparme.
En la edad escolar tuve muy buenas amigas. Com-
partíamos, hacíamos papas chorreadas y
minisigüí para vender en el recreo para
comprar utensilios, lápices, saca-
puntas, borradores y con lo que
nos sobraba ¡mecateábamos
más bueno! Me encanta re-
cordarlo.
Cómo olvidar las ba-
rritas que fugábamos en los recreos: la lleva,
ponchao, escondite,
entre otros.
A pesar de las dificul-
tades económicas, gra-
cias al todo poderoso,
siempre han existido per-
sonas buenas a mi alrededor.
Tíos y tías fueron mucho lo que
nos dieron la mano. ¡Ah!, y también
profesores. Recuerdo que en tercero de
primaria la profe me regalaba cuadernos y co-
sas. En fin, eran chéveres conmigo.
Empezó un paso durito para la pobre de yo porque
estudiaba con niños y niñas que me humillaban, in-
sultaban y me excluían por mi clase social y económi-
ca. Fue frustrante, yo lloraba, no participaba en la
clase porque se burlaban, sentía vergüenza de mí
misma. Mi vestido no era el mejor. Por mis zapatos
rotos se me salían las medias, parecían la lengua de
un perro (ja, ja, ja). Hasta me da tristeza acordarme.
Me regalaban el algo en la escuela. En ese entonces
era un pocillo de colada de bienestarina caliente,
¡más buena!, aún la saboreo en mis labios.
A pesar de todo, estas cosas no me impedían para
realizar cosas que me gustaban, como presentacio-
nes en comedias, para cantar, yo era muy participa-
tiva en izadas de bandera y en actos culturales. Yo
soy chisporoza, en general.
A la edad de 9 años me preparé en la catequesis
para hacer la primera comunión. Recuerdo que
mi vestido fue rosado con unos zapatos blancos.
Parecía una bobita por fuera, pero por dentro
sentía una gran felicidad por ir a recibir al Señor por
primera vez como alimento. Fue una experiencia
maravillosa. De ahí me entré a la Infancia Misionera,
fui consagrada.
En mi hogar eran muy drásticos para castigarme.
Me pegaban por bobadas -diría yo- como quebrar
una tasa, no armar una arepa bien, no lavar una
cuchara en forma correcta, no barrer un patio y así.
Por meter una cuchara a la olla para probar el al-
muerzo me dieron una bofetada, ¡que horror! En
fin, tuve mucho maltrato. Hoy en día digo que si
hubiera habido las tutelas en ese tiempo, quién sabe
qué hubiera pasado.
Cuando terminé la primaria entré a hacer parte del
bachillerato en la escuela Normal Superior de la Pre-
sentación. El sexto lo repetí y como era tan tran-
quila me reía, como que no importa. En séptimo
participé en el festival de la canción, con La última carta romántica. Quedé en el cuarto puesto. Me
gané dos mil pesos y compré unas arrastraderas,
¡cuánto las disfrute! Me encantaba el español, la
escritura y lectura, y la religión por mi vida espiritual
��…pensando en movimiento…
que poseía y poseo. Me retiré un tiempo del estudio
y me dediqué a ayudar en casas para colaborar con
mi hogar y fue cuando mi hermanita hizo su primera
comunión y le hice una pequeña fiesta. Personas de
buen corazón me ayudaron. Fue tan alegre para mí
y los míos. Al pasar dos años me decidí terminar mi
bachillerato, pero ya en el instituto nocturno, donde
aprendí a valorarme y a valorar a los demás, y por
ende al estudio. En el día trabajaba, los sábados co-
laborada con la catequesis con los niños. Como lo
ven, le hacía a todo. Ah, y por qué no decirlo: me
gustaba y aún todavía me gusta el baile, la música.
3.7 “Yo estaba feliz porque aunque mis cuadernos fueran de cartón, los tenía todos”
Nací en una familia humilde, sencilla, servicial y de
buenas costumbres. La mayor parte de mi vida la
he vivido en el campo, del cual no cambio su paz,
la tranquilidad, el aire puro y el verdor. Pasé mi ni-
ñez en un ambiente rodeado de diversos cultivos,
animales, quebradas, ríos, el trinar de los pájaros,
el olor de las flores y la calidez de mis padres. Pero
no todo fue tan tranquilo y hermoso. A la edad de
siete años mis padres me dieron la oportunidad de
entrar a la escuela. Para mí era una gran ilusión y
llegué el primer día muy feliz, aunque con la nostal-
gia de separarme forzadamente de mis padres y mi
hermano único.
Ir a la escuela implicaba salir de mi casa todos los
días a las 6:30 a.m. para poder llegar unos minutos
antes de las 8:00 a.m. Me tocaba caminar durante
casi hora y media, subiendo. Aquel camino era soli-
tario. De vez en cuando me encontraba con alguna
persona. Las casas de familia distaban unas de otras
y no tenía compañeros para viajar con ellos. El más
cercano estaba a una hora de mi casa. Un día me
encontré con un hombre que estaba haciendo chichí a la orilla del camino. Cuando yo pasé frente a él,
reaccionó, volteándose hacia mí para mostrarme
sus partes nobles. Yo salí corriendo muerto del
susto, pues aunque no sabía lo que me podía su-
ceder, asimilé que no era una actitud normal de una
persona. Eso sucedió unas dos o tres veces hasta
que amenacé a aquel hombre con contárselo a mi
padre. Jamás entonces lo volví a ver, pero tampoco
nunca se lo conté a mis padres.
En la escuela la situación no fue la mejor para mí
ya que mi primera profesora era una persona exclu-
yente, burletera, orgullosa y poco le importaba si
los niños asimilaban o no sus enseñanzas. Un día le
dio por formar filas en el salón de acuerdo al ren-
dimiento académico que teníamos los niños. Cada
que nos evaluaba quedábamos en un lugar dife-
rente de acuerdo con los resultados. Los primeros
niños, que ocupaban las tres primeras filas, eran los
que iban mejor. De ahí en adelante, los demás, es-
tábamos perdiendo el año.
Yo tenía un mal rendimiento académico porque
mantenía cansado de caminar largas jornadas, pues
…pensando en movimiento…��
para añadirle a la hora y media de la mañana, al
medio día caminaba 45 minutos para ir a almorzar
donde mis abuelos y otros 45 para volver. Pocos de-
seos me quedaban de jugar con mis compañeros.
Ante esta situación mis padres resolvieron que me
quedara toda la semana donde mis abuelos porque
era más cerca de la escuela. Esto implicó bajar más
el rendimiento puesto que extrañaba mucho a
mis padres y no tenía quien me orientara con las
tareas.
Recuerdo un 31 de octubre. Ese año los alumnos
de quinto año realizaron un evento que marcó mi
vida por mucho tiempo. Se disfrazaron de perso-
najes míticos como La Patasola, La Madremonte,
El Mohán y otros demonios. Oscurecieron el salón
de clases. Todos los niños de la escuela tenían que
entrar a aquel salón donde cada personaje corría
detrás de los niños para asustarlos y pasarlos al otro.
Cuando estaba en la fila me aterroricé puesto que
escuchaba los gritos de los otros niños y los sonidos
más escalofriantes que jamás había escuchado.
Cuando me correspondió el turno para entrar me
rehusé. Entonces mi profesora me dio un fuerte
empujón y quedé adentro. Fue espantoso lo que
observé. Lloré, grité, sentía que mi pecho se iba a
reventar. Todos esos monstruos se burlaban de mí,
me cogían y me tiraban de un lugar a otro. Lloré
mucho, pero mi profesora lo único que hizo fue
reírse de mí y cuando le dio la gana me dejó salir.
Este hecho hizo que yo le cogiera resentimiento a
mi profesora, y finalmente, perdí mi año escolar.
Recuerdo la navidad de ese año como la más triste de
mi vida. Mi padre se ganaba un sueldo que escasa-
mente alcanzaba para el alimento. Mi madre estaba
en embarazo de su quinto hijo y el presupuesto no
alcanzaba para darnos el regalo de navidad o Niño
Dios como nos decían. Mis hermanos fueron privi-
legiados porque sus padrinos se aparecieron con re-
galos para cada uno. Yo fui el único que me quedé
con las manos vacías. Mi madre se sentó a hablar
conmigo. Me explicó aquello del Niño Dios y la
situación económica que atravesaban. Yo me que-
dé, aunque triste, un poco más tranquilo, puesto
que agradecía a mi madre su sinceridad.
Al año siguiente mis padres nos trajeron a vivir a
Manizales, buscando nuevas oportunidades. Vivimos
de arrimados donde un tío que nos brindó lo mejor
en su casa. Ese mismo año recuerdo la gran lista
de útiles escolares que me pidieron para ingresar a
segundo grado. Yo sabía que para mi padre era muy
difícil. No quería mostrarle esa lista, pero él me la
pidió. El día de mercado dejó de echar algunas libras
de panela y arroz por darme todo lo necesario. Yo
estaba feliz porque, aunque mis cuadernos fueran
de cartón, los tenía todos. Mi madre me los forró
en papel regalo y quedaron muy lindos. Nunca me
sentí menos que los demás niños así ellos tuvieran
cuadernos preforrados, con muñecos de la época y
yo no. Todo este esfuerzo se lo retribuí a mis padres
siendo el mejor del curso ese año. Al año siguiente
��…pensando en movimiento…
la situación cambió. A mi padre le ofrecieron un car-
go diferente y ya tenía con qué darnos los mejores y
más lindos cuadernos que había y así lo hizo.
3.8 “Desde los 4 años trabajo”
Fuimos cuatro hermanas y cuatro hermanos. Soy el
cuarto de la familia. Desde los 4 años trabajo, sin
remordimiento ni pereza. Hasta los 28 años ayudé
económicamente a mis padres y hermanos, aún lo
hago, muy poco, pero lo hago. Nunca me ha falta-
do el trabajo y de eso doy gracias a Dios, le pido a él
que nunca me falte, soy muy feliz haciéndolo. Cuidé
un carro cada ocho días, con un señor que recogía y
repartía mercados a diferentes tiendas. Me pagaba
y me regalaba frutas y verduras, para llevar a mi casa
donde mi madre, padre y hermanos me esperaban
con una completa felicidad y alegría. Y esa risa y esa
alegría aún las veo en ellos cuando lo
hago. Esto me motivó cada día a
colaborar para mi casa, porque
mis hermanos y yo éramos tan
especiales y hermosos que sería
mentira decirles cuánto amor y
felicidad siento.
A los 5 años me independicé de este
señor y comencé a trabajar con un cliente de este
señor del carro, ganando cinco veces más de lo que
este señor me pagaba. Al año siguiente comencé
a trabajar independiente, cargando canastos en la
galería y ganando el doble y a veces el triple de lo que
ganaba. Esto era totalmente motivador y conforta-
ble porque cada día ayudaba más con la crianza de
todos en mi hogar.
A los diez años nos trasladamos para una pequeña
parcela de mi abuela paterna. Y mi padre se hizo
responsable de mi abuela, una tía y tres primos más.
Ya éramos 15 personas en total. La situación se puso
cada vez más dura, pero los integrantes de esta fa-
milia eran un regalo de Dios. Porque eran totalmente
lindos. Siempre los veía así y nunca me arrepentí de
trabajar y luchar por todos. Con la ayuda de Dios mi
padre levantó esta parcela. Nosotros le ayudábamos
mucho. Trabajé largas jornadas y recorrí largas dis-
tancias. Mi padre, una persona en muchas ocasio-
nes intolerante, me castigaba durísimo, pero nunca
lo odie ni guardé un solo rencor por él. Nos levan-
tábamos temprano y nos acostábamos tarde.
Mi papa se iba para otras fincas a trabajar y nos de-
jaba a mi hermano mayor, a un primo y a mí, traba-
jando en la parcela. No solo vivíamos con lo que él
ganaba, sino con lo que nosotros le colaborábamos.
Cuando yo terminé cuarto año en la escuela, era to-
talmente fuerte y trabajaba en el campo mejor y con
más energía que un adulto. La labores que me en-
comendaba mi padre las terminaba en la mitad del
tiempo que él pensaba y muy bien por cierto, para
poder seguir trabajando en otras fincas, siempre me
daban trabajo porque veían y sabían de mis condi-
ciones. En muchas ocasiones se quedaban asusta-
dos de mi fortaleza y destreza para hacer las labores
que me eran encomendadas. Además me apoyaban
porque nunca abandoné el principal ideal que eran
mis hermanos y familiares. A mi corta edad nego-
ciaba con plátanos, frutas y demás artículos que por
allí se producían con el fin de ganar dinero. Siempre
tuvimos necesidades, pero nunca nos faltó el techo
y la comida. Mis padres se amaban y se aman. A
mis padres los adoro y siempre quise tener un hogar
como el suyo.
Cuando fuimos creciendo nos independizamos de
mi abuela, tía y primos, mas no quedaron solos. Un
tío se hizo cargo de ellos y no sufrieron. Al contrario,
…pensando en movimiento…��
hicieron una casa nueva. Igualmente, nosotros
hicimos una casa nueva y vivimos muy rico en
ella. Duramos haciéndola por lo menos 6 meses.
Nosotros cargamos toda la madera de todas partes
inimaginables para hacerla.
Desde que nos independizamos de mi abuela, me
encargué del todo de la parcela que nos tocó. Mi
hermano mayor terminó bachillerato y se fue de la
casa. Quedamos siete hermanos de los cuales todos
estaban pequeños y estudiando, pero yo me hacía
más fuerte y recursivo, pescaba, cultivaba, me hice
conocer en el pueblo donde vivíamos. Trabajé en
tiendas, comencé llevando plátanos y frutas, luego
me dieron trabajo los domingos en los mercados.
Por mi habilidad para las matemáticas hacía cuentas
muy fácil. De estas tiendas pasé a trabajar en dis-
cotecas, bares y cantinas.
Entonces distribuía mi tiempo estudiando en la se-
mana de las siete a la una. Le llevaba el almuerzo a
mi padre y a 5 trabajadores más. Todos me paga-
ban. Mi padre me daba el sobrado o repelo de la
comida. En las tardes y los fines de semana traba-
jaba en nuestra parcela o en otras.
Nunca recibí un regalo de navidad, ni un juguete,
pero eso no me afectó ya que sabía que era
por la situación económica que vivíamos. Cuando
comencé a ganar más dinero era yo el que les
daba regalo del Niño Dios a todos.
En muchas ocasiones trabajé con mi
padre, mi tío y otros trabajadores en
diferentes actividades y los superaba
en todo, de allí que siempre era un
reto para mí ir a vencerlos y demostrar-
les todo lo que era capaz de hacer. Mi
papá nunca me acarició ni me mimó, pero me
encantaba escucharlo hablar. Me contaba muchas
historias, cuentos y anécdotas. Además me canta-
ba canciones viejas. Nunca me faltó la correa, los
castigos. Mi padre en medio de su ignorancia me
castigaba por todo, pero siempre lo perdoné mas
no lo entendí. Pero su labor me marcó y me enseñó
tantas cosas: a trabajar, a ser valiente, recursivo,
audaz, imaginativo, ¡ah! y a silbar. ¡Qué orgulloso
me sentía, nos comunicábamos a través de los sil-
bidos! A los 17, mi padre me pegó con una tabla
de una cama, me le enfrenté de una forma muy
decente sin irrespetarlo, desde entonces nunca más
me pegó.
Mi mamá cocinaba espectacularmente, nunca le
quedaba una comida maluca; así fuera poco, le
ponía un toque especial. Era muy recursiva. Además
inteligente. Fue un apoyo en mi juventud y mi niñez.
Tuve la fortuna que nunca me envicié al cigarrillo, al
licor ni a ninguna otra cosa. Mi debilidad era ver
felices o al menos contentos a los integrantes de mi
familia y comer todo lo que más pudiera para tener
mucha fuerza. Debido a mis condiciones físicas mis
hermanos, compañeros y amigos me respetaban
y cuando se enteraban de mi dedicación para mi
hogar también se sorprendían.
Es hora de decir que mi infancia, aunque difícil, fue
el bastión de mi vida de adulto. Con mi formación
y labor de niño he disfrutado de mucho privile-
gios. Uno de ellos es el de ser muy recursivo
y emprendedor, con unos deseos inmen-
sos siempre de superación y de ayuda
al prójimo. Quisiera hacer con muchos
niños lo que no hice de niño que fue ju-
gar, tener amigos, tener juguetes y hacer
que disfruten más de su niñez, pero que
lo que hagan de niños lo enfoquen hacia su
vida madura.
��…pensando en movimiento…
La inclusión de un componente investigativo en el
desarrollo del proyecto Apoyo e impulso al Movi-miento de Niños y Niñas Sembradores de Paz - Colombia, tuvo como finalidad contribuir al fortale-
cimiento de los aspectos formativo y organizativo de
este proceso. Por esta razón, la investigación se en-
tendió como un ejercicio dinámico de diálogo entre
saberes y producción de conocimientos acerca de la
realidad y se optó por abordar el estudio del Mo-
vimiento como un sujeto social en construcción.
Tener como enfoque de investigación a los sujetos
mismos, para indagar sobre la realidad social, im-
plica fijar nuestra mirada en los actores y sus prácti-
cas sociales. En consecuencia, luego de haber abor-
dado las experiencias de infancia de los facilitadores
y las facilitadoras, iniciamos un trabajo sistemático
y participativo, de análisis de las acciones o activi-
dades que los equipos locales vienen desarrollando.
La preocupación investigativa se recogió, entonces,
en una pregunta que nos permitió dar cuenta de la
construcción de Sembradores de Paz como subje-
tividad social: ¿Cuáles prácticas, interacciones, cri-terios y formas de expresión, nos identifican entre nosotros y hacia los otros como movimiento?
Puesto que la realidad social es una construcción
de voluntades, nos embarcamos en la tarea de in-
dagar cómo la realidad de Sembradores de Paz se
ha configurando, qué realidad es ésta y cómo se
expresa a través de las actividades o acciones que
desarrollan los diversos grupos. De igual forma,
se evidenció que la pregunta por las prácticas y
la realidad que ellas constituyen, lleva inmerso un
cuestionamiento por la identidad colectiva del Mo-
vimiento. Por ello se hizo necesario, en cada caso,
entender el proceso que hasta ahora se ha recorri-
do, reconstruyendo y comprendiendo las acciones
que se llevan a cabo, con el fin de generar un saber
que tenga como base las fortalezas y las limitacio-
nes que se han tenido en la práctica.
4.
La sistematización de las experiencias: enfoque y metodología
…pensando en movimiento…��
Para satisfacer la intención de situar a Sembradores
de Paz, mirando hacía sí mismo, nos propusimos
realizar un ejercicio breve de sistematización de ex-periencias, que nos permitiera ver cómo se vive el
proceso en cada una de las localidades. Con este
fin se introdujo en las temáticas de formación una
aproximación a esta herramienta metodológica. De
este modo, se quiso facilitar la realización de un
ejercicio común en los diversos espacios de trabajo
y también proveer a los y las talleristas de algunas
técnicas de investigación que permitieran la recons-
trucción de sus experiencias, la reflexión y puesta en
escena de sus prácticas.
La realización, por parte de los facilitadores y las
facilitadoras, de la reconstrucción de cada una de
las experiencias, quiso hacer del ejercicio de siste-
matización, un espacio de reflexión que permitiera
a cada uno aprender de sus prácticas, como sujetos
concretos que se formulan preguntas sobre el sig-
nificado y sentido de ellas. Así, la sistematización,
planteada como una herramienta metodológica,
fue comprendida como:
(…) un proceso participativo, que per-
mite ordenar lo acontecido, recuperar
así la memoria histórica, interpretar-la, aprender nuevos conocimientos y compartirlos con otras personas
(ASKUNCE, EIZAGUIRRE & URRUTIA, 2004:
p. 15). 9
En suma, realizar un primer ejercicio de siste-
matización de cada una de las experiencias
concretas, permitió avanzar en la construcción de
un saber propio de ese sujeto social que constituye
y es constituido por la realidad: el Movimiento. Esto
permitiría: reconocer lo realizado hasta el momen-
to; recuperar la memoria de cada proceso; identi-
ficar los puntos críticos, los fracasos y los avances,
para de esta manera mejorar las prácticas y avanzar
en un trabajo de potenciación de la subjetividad
colectiva.
4.1 Raíces, prácticas y proyecto colectivo
Al terminar el segundo encuentro, denominado
Nuestro Movimiento10, los y las participantes re-
gresaron a sus localidades y emprendieron la tarea
de reconstrucción de su proceso con la ayuda de
las preguntas, las pistas y las herramientas que allí
se pusieron en juego entre los facilitadores y las fa-
cilitadoras y el equipo de la Fundación. En el plan-
teamiento de este ejercicio fue necesario hacer hin-
capié en que la experiencia de trabajo, en cada uno
de los grupos de Sembradores de Paz, así como en
los equipos locales, sería el objeto de conocimiento
(de diálogo y de aprendizaje); a ella, a la experien-
cia, se le interrogaría como parte de una realidad
Se optó por abordar el estudio del
Movimiento como un sujeto social
en construcción.9- Negrillas de la fuente.10- Para una lectura más integrada, se recomienda poner este capítulo en relación con el apartado 8.2 (Nuestro Movimiento) de la tercera parte de este texto: Propuesta pedagógica de los encuentros.
��…pensando en movimiento…
que se pretende comprender, con el fin de forta-
lecerla, creciendo en profundidad; de potenciarla,
permitiendo que se constituya en expresión de una
transformación social más amplia.
De esta manera, el ejercicio de sistematización se
delimitó, definiendo algunos aspectos: contexto,
memoria, praxis y proyecto. Estas categorías, vincu-
ladas dinámicamente entre sí, permitirían la recons-
trucción y la interpretación de los procesos de con-
figuración del sujeto social, pues acogimos la idea
de que “no es posible discernir una práctica como
liberadora si la despojamos de su raíz social, de su
organicidad global y de su referente de esperanza”
(GALLARDO, 1993: p. 166). En este sentido, se
definieron, junto con los grupos, algunas preguntas
más específicas, que orientaran la recolección de in-
formación y la reflexión de los equipos de trabajo.
MEMORIA¿Cuáles son los antecedentes y las raíces de la experiencia?
¿Cuáles son los principales momentos o etapas que ha tenido el proceso?
CONTEXTO¿Cómo leen ustedes las realidades de su barrio, su localidad y municipio, en clave de
infancia y violencia?
PRAXIS¿Qué actividades hacemos con las niñas y los niños?, ¿cómo?, ¿cuándo?, ¿por qué?,
¿quiénes?, ¿con qué?
¿Quiénes son los animadores y las animadoras y cómo trabajan como equipo?
¿Qué grado de visibilización tiene esta experiencia en la comunidad?
¿Cómo entienden al niño y a la niña?
¿Cómo entienden la realidad de violencia y cuál es el concepto de paz por el que
trabajan?
¿Qué se ha logrado?
PROYECTO¿Qué limitaciones tiene la experiencia?
¿Qué desafíos o necesidades tienen?
¿Qué propuestas o planes tenemos a corto, mediano y largo plazo?
¿Cómo vemos en proyección al Movimiento como sujeto político?
¿Cuál es la territorialidad del proyecto?
…pensando en movimiento…��
RealidadSocialContexto - Actor social
en lo local
Práctica / Discursosestar siendo hacia
Crecimiento en profundidadArticulación Horizontal
Sujeto Colectivo
UTOPÍAVisión de futuro
PRAXIS
Nos - Otros
RaícesMEMORIA
PROYECTO
MEMORIA
Se trata de la reconstrucción colectiva de la expe-
riencia como un esfuerzo de reconocimiento y de
encuentro de sus raíces, con el nacimiento de la
propuesta de trabajo y la materialización de su de-
sarrollo. Encontrar la raíz significa sumergirse en un
proceso de re-creación, donde el pasado se hace
presente al evidenciar las relaciones y acciones que
se han instalado, subsisten y orientan el sentido
de las prácticas actuales, puesto que “la ausencia
del pasado determina la pobreza del horizonte”
(GALLARDO, 1993: p. 133).
CONTEXTO
Es un punto fundamental y determinante para ob-
servar la manera como una colectividad se coloca
en relación con la realidad dada, y analizar porqué y
cómo la práctica logra generarse y enraizarse en un
entorno determinado. Esto es partir de necesidades
y conflictos que se experimentan, a los que se les
da un determinado significado de acuerdo con los
desafíos de ese entorno. El contexto se encuentra
constituido por aspectos de la realidad
que inciden en la estructuración de
las prácticas u acciones. Acer-
carse a este componente pre-
tendía dar cuenta del escenario
social que explica y da sentido
a los procesos vivenciados.
PRAXIS
En este eje fueron muy importantes
los supuestos que organizan y fundamentan la
acción en cada uno de los grupos de Sembradores
de Paz y equipos locales, dilucidando la lógica de las
prácticas, las apuestas, búsquedas y sentidos que
orientan las actividades desarrolladas y la manera
como se entienden y se hacen comunicables.
��…pensando en movimiento…
Ver la realidad como construcción supone la idea de
futuro. En este sentido, reconstruir la experiencia del
Movimiento, a partir del enfoque de la subjetividad
social, implica “la posibilidad de que el agrupamien-
to pueda llegar a expresarse en un proyecto, que a
diferencia de la pura utopía, no consiste solamente
en una necesidad de futuro sino en el imperativo de
su construcción” (ZEMELMAN, 1997: p. 33).
PROYECTO
En consecuencia, el último aspecto incluido en la
sistematización tuvo que ver con el PROYECTO. Éste
podría ser expresado como el horizonte de espe-
ranza de cada una de las experiencias para seguirse
constituyendo; como sus metas y propósitos para
continuar a partir de la mirada de lo que son y han
sido hasta el momento; como “el atrevido impulso
hacia lo venidero” (GALLARDO, 1993: p. 133).
Ahora bien, el trabajo realizado por cada uno de
los grupos fue compartido con los demás grupos lo-
cales a través de una Feria de Experiencias, realizada
durante el tercer encuentro de formación, Todos en movimiento, en el que fue posible evidenciar cómo
Sembradores de Paz se concreta y toma forma en
cada uno de estos lugares. La feria fue un espacio
para conocer lo que otros hacen, compartir y apren-
der estrategias de trabajo con las niñas y los niños,
y reflexionar sobre los errores cometidos y las crisis
La comunicación de la experiencia se dio desde una visión más detenida, amplia, profunda y auténticamente dialogada.
afrontadas. Además, en el caso de aquellas perso-
nas que hasta el momento se acercaban a la pro-
puesta del Movimiento, la sistematización permitió
recuperar y compartir su experiencia en diversos
ámbitos.
El acercamiento a la metodología de sistematización
de experiencias y la aplicación de algunas de sus
herramientas en el proceso de formación realiza-
do con los y las participantes, pretendió anclar la
necesidad que tiene todo proceso social de
observar, conocer y comprender su entorno, así
como también de auto-observarse, de valorar sus
prácticas y discursos a la luz de los sentidos que
orientan a Sembradores de Paz.
El ejercicio generó aprendizajes y fue un diálogo en
varias direcciones:
• Al interior del grupo de facilitadores y facilita-
doras que participaba por la localidad, algunos
de los cuales desarrollaron el trabajo aun con
sus compañeros y compañeras que no estaban
asistiendo directamente, pero que de esta forma
se informaron y participaron del ejercicio.
• Entre las experiencias mismas, porque las personas
y los grupos accedieron a una mirada diferente a
la del comentario ligero y desinformado, propio
…pensando en movimiento…��
de la prisa, sobre los trabajos de los demás. En
cambio, la comunicación de la experiencia se dio
desde una visión más detenida, amplia, profunda
y auténticamente dialogada. Por eso, se puede
decir que los trabajos se dieron a conocer.
• También fue un diálogo entre las personas y los
grupos de trabajo de las localidades con el equipo
de formadores.
• Y un diálogo al interior del equipo mismo de
investigadores.
A partir de este diálogo múltiple entre personas y
colectivos, en el que se encarnan procesos sociales,
se produjeron los insumos básicos para que pudiese
ser realizada una interpretación crítica de la infor-
mación proporcionada por cada una de las expe-
riencias locales. De este modo se quiso avanzar en
la producción del saber que surge desde la reflexión
dialógica y desde la subjetividad social que se está
constituyendo.
La información aportada por los y las participantes
permitió tejer una visión de conjunto, teniendo en
cuenta la percepción de cada proceso en relación
con la experiencia vivida y su proyección a futuro
en la perspectiva del Movimiento. En los capítulos
siguientes se recoge el aporte realizado por cada
uno de los grupos locales, a través de reseñas en
las que se sintetizan los aspectos reflexionados en
la sistematización de cada experiencia. Las reseñas
esperan evidenciar, en cierto sentido, la lógica in-
terna que ha permitido el desarrollo del proceso y
la diversidad de experiencias que en él se reúnen.
Adicionalmente, en el último capítulo de esta parte,
se proponen algunas reflexiones a partir de estos
procesos de nucleamiento colectivo.
��…pensando en movimiento…
La Feria de Experiencias11 que se realizó en el tercer
encuentro, El Movimiento en movimiento, fue un
ambiente pedagógico apropiado para compartir
las experiencias y reflexionarlas. Igualmente, fue
un escenario de indagación, mediante el cual, cada
grupo compartió con los demás el resultado de apli-
car el instrumento de sistematización comúnmente
pactado, mediante carteles, vídeos, representacio-
nes, líneas de tiempo, fotografías, mapas, etc. y una
exposición, presentada a partir de un documento
base.
El ejercicio de sistematización de experiencias
realizado en algunos municipios y barrios de varias
ciudades del Eje Cafetero, se presenta a través de
seis reseñas. Éstas fueron construidas a partir de los
documentos elaborados por los equipos de anima-
dores, animadoras, facilitadores y facilitadoras que
participaron en el proceso de formación.
A pie de página se ponen los nombres de los
miembros del equipo local que en cada caso se
encargó de la elaboración del documento y de la
presentación de la experiencia de trabajo.
5.1 Manizales, Caldas
“Aprendimos haciendo, nos formamos en el hacer”12
Gracias al intercambio realizado por los directores
de Pastoral Social de la regional del Eje Cafetero
en el año 2000, y a la socialización de la propu-
esta de Sembradores de Paz por parte de la Diócesis
de Cartago, el diácono Ancizar Neira, Director de
la Pastoral Social de Manizales, decidió impulsarla a
partir del año 2001, con el apoyo de la Diócesis de
Sonsón - Rionegro. De esta manera, el Movimien-
5.
El Movimientose arraiga en lo local
11- El desarrollo detallado de la Feria de Experiencias puede verse en la tercera parte de este documento: Propuesta Pedagógica de los encuentros.12- La construcción de esta reseña es producto del documento y la exposición realizada por el equipo de facilitadores y facilitadoras del Movimiento en Manizales, Caldas, integrado por: Diana Clemencia Ocampo, Carolina Hernández Libreros, Alexandra Montero Cortés, Yenifer Yohana Galindo y Wilmar Murillo Acevedo. Feria de Experiencias, Pereira, Risaralda: 17,18 y 19 de marzo de 2007.
…pensando en movimiento…��
to se institucionalizó como un programa apoyado
e impulsado por la Pastoral Social de la Diócesis
de Manizales bajo la coordinación de la Hermana
Lucía Sáenz hasta septiembre de 2005, y de Diana
Clemencia Ocampo desde el 2006.
Luego de un proceso de conocimiento y sensibili-
zación, el programa se inició en algunas parroquias
de la ciudad de Manizales, unido al desarrollo de las
pequeñas comunidades de la Nueva Evangelización,
pero poco a poco, con el apoyo de los párrocos y la
motivación de las animadoras, adquirió su identi-
dad. Sembradores de Paz fue un aprendizaje que se
logró con el hacer.
En Manizales la propuesta se ha desarrollado en
zonas deprimidas con altos grados de vulnerabili-
dad y peligro para las niñas y los niños, debido a la
existencia de violencia intrafamiliar, drogadicción,
prostitución y pandillas juveniles. Allí, el Movimien-
to espera ser un medio para mejorar la calidad de
ellos y ellas a través de las diferentes actividades
realizadas:
Es darle un nuevo rumbo a sus vidas, donde
vean que realmente hay otros espacios para
compartir todo eso que deben aprovechar de
su niñez, pero que también los sitúa ante las
necesidades de sembrar paz en cada uno de
los ambientes donde se encuentran.
Las animadoras del proceso en la ciudad son mu-
jeres adultas, madres de familia, laicas comprometi-
das que quieren trabajar con los niños y las niñas
en una nueva forma de construir la paz, a través
de la enseñanza y el fomento de valores y virtudes
que les permitan hacerse conscientes del protago-
nismo que tienen en su realidad: “demostrarles que
como seres humanos son importantes en nuestra
sociedad, que valen mucho y que realmente son el
futuro de nuestro país”. A los adultos facilitadores
y animadores del proceso, los motivan las “ganas
de que ellos de verdad sean y vivan como verdade-
ros niños y niñas, protegidos por una sociedad que
lucha por su bienestar brindándoles todo el amor y
compañía que necesitan para seguir soñando, en
un mundo sin violencia y lleno de paz”. Sembra-
dores de Paz es un espacio para no olvidar ser niños
o niñas.
Los encuentros con las niñas y los niños son sema-
nales. Allí ellos y ellas oran, realizan distintos tipos
de trabajos manuales, dibujan, juegan y charlan
sobre las temáticas que la propuesta pedagógica
ha planteado. Se consagran en una ceremonia, un
acto simbólico donde les son entregados los em-
blemas del proceso. Algunos de ellos y ellas, por su
compromiso, han sido nombrados gestores de paz
y entran a colaborar con las animadoras.
El reconocimiento que hace la comunidad del
Movimiento es diferente en cada una de las zonas
en que se trabaja. En algunos lugares se tiene el
apoyo de instituciones y de los padres de familia,
Sembradores de Paz fue
un aprendizaje que se logró con el hacer.
��…pensando en movimiento…
mientras que en otras son pocos los que saben de la
existencia del proceso. Aunque el trabajo ha tenido
momentos de crisis y desilusión, también se identifi-
can muchos de esperanza que motivan a continuar.
A pesar de limitaciones tales como el cambio de
coordinación, la selección y formación de anima-
dores y la falta de recursos económicos propios,
se ha logrado constituir un espacio de
recreación sana con el que niños y
niñas cuentan para un adecuado
desarrollo integral.
El equipo espera, junto con la ex-
pansión de Sembradores de Paz
en la ciudad, lograr “que la comu-
nidad vea al grupo como una buena
opción para que niños y niñas ocupen
su tiempo libre, generando en ellos y
ellas la conciencia de solidaridad y convivencia
pacífica”.
5.2 Chinchiná, Caldas
“No se siguen personas sino ideales cuando se trata de trabajar por la paz”13
A 22 kilómetros de la ciudad de Manizales se en-
cuentra Chinchiná, conocida como la ciudad eléctri-ca del país por ser la primera generadora de energía
hidroeléctrica, y como ciudad caficultora por la im-
portancia de este producto en su economía. Allí la
iniciativa de Sembradores de Paz, se dio a conocer
en el año 2000 por parte de la Pastoral Social de
Medellín y fue acogida en ese momento por el pa-
dre Mario Salazar, quien encontró en la propuesta,
13- La construcción de esta reseña es producto del documento y la exposición realizada por el equipo de facilitadores y facilitadoras del Movimiento en Chinchiná, Caldas, integrado por: Carlos Ariel Pérez y Martha Ney Duque. Feria de Experiencias, Pereira, Risaralda: 17, 18 y 19 de marzo de 2007.
herramientas para enfrentar las problemáticas de
violencia que se vivían en este municipio, pues se
constituía en una alternativa para crear conciencia
con respecto a la convivencia, el respeto por la vida,
el amor y la fraternidad.
Así, se desarrolló durante el 2001 un proceso de
inducción y formación por parte de la Pas-
toral Social de Medellín, con algunos
sacerdotes y laicos para el trabajo
con las niñas y los niños. Ante la
tragedia del incendio de 240 ca-
sas hechas de guadua, esterilla y
plástico, en el barrio Nuevo Hori-
zonte, por la cual 300 familias de
bajos recursos resultaron afectadas,
las potencialidades del grupo confor-
mado y su sentido de servicio se pusieron
a prueba. Fue ésta una oportunidad para realizar
un trabajo comunitario con personas que lo habían
perdido todo y que tuvieron que ser albergados en
el coliseo de la ciudad. Luego de este lamentable
percance, se abrió el primer grupo de Sembradores
de Paz en el barrio La Frontera, lugar escogido por
sus altos índices de delincuencia juvenil y descom-
posición social.
El proceso de expansión en Chinchiná se ha desa-
rrollado de manera progresiva. Entre el año 2001
y 2004 se crearon y mantuvieron cuatro grupos de
Sembradores de Paz en los barrios La Frontera, San
Martín, Bellavista, y en el sector de bomberos del
municipio. En general, el proceso ha respondido a
una realidad en la que los niños y las niñas crecen en
el seno de familias nucleares desintegradas, sufren
carencias afectivas y son víctimas del maltrato físico,
…pensando en movimiento…�0
psicológico, abuso sexual y laboral. En este sentido
se hace evidente un contexto en el que ellos y ellas
son un grupo de población en riesgo y enfrentan
peligros tales como la desnutrición, la drogadicción
y la prostitución.
El año 2003 fue simultáneamente época de crisis y
renacimiento para este proceso. La crisis se vivió en
el equipo por el retiro de algunos de sus integran-
tes; no obstante, en este momento se dio el impulso
a lo que hoy existe. Para los miembros del equipo,
en noviembre de 2003 “los laicos tomaron las rien-
das del Movimiento, quedando como enseñanza
que no se siguen personas sino ideales cuando se
trata de trabajar por la paz”. Un trabajo continuo y
persistente posibilitó en los años siguientes, el cre-
cimiento y fortalecimiento del conjunto de anima-
dores y animadoras, y de niños y niñas, que permitía
realizar las actividades en cada uno de los grupos de
Sembradores de Paz.
Aunque en un primer momento la animación la
hacían personas adultas, el papel que han cum-
plido los jóvenes en la organización actual del
proceso, ha sido fundamental. La propuesta se ha
articulado con la vinculación de muchachos que
realizan la prestación de su servicio social, mediante
la animación de los diversos grupos. “Los anima-
dores, en su mayoría, aunque eran convocados para
prestar el servicio social del estudiantado, tenían
un gran compromiso y sentido de pertenencia”, así
mismo, se han generado estrategias de selección
para reconocer la verdadera intención y vocación
que tienen estos jóvenes para el desarrollo del tra-
bajo con los niños y las niñas. Como resultado, la
experiencia en Chinchiná cuenta actualmente con
55 animadores y animadoras: 30 son voluntarios y
25 prestan su servicio social. Por lo tanto el 95% de
los animadores o animadoras de este proceso son
jóvenes que realizan su trabajo en diversos sectores
del municipio y son convocados periódicamente a
participar en espacios de intercambio, planeación y
evaluación.
Para el equipo de Chinchiná, el conflicto es visto
como un motor de transformación sobre el cual es
posible trabajar teniendo como centro a las niñas
y los niños, quienes son consideradas y considera-
dos como “un mundo diferente, lleno de actitudes
y aptitudes que debemos entender, en algunos ca-
sos transformar, y en otros valorar y promover para
que sean personas íntegras en un mañana”. En este
sentido, el Movimiento es percibido como “un ac-
tor transformador de una cultura que se ha hecho
violenta desde los hogares”
En la práctica, los grupos se encuentran semanal-
mente para realizar diversas actividades: oración,
formación a través de la lúdica, la recreación y el
deporte. Sin embargo, aunque cada uno lleva a
cabo sus actividades, se conservan espacios de ar-
ticulación e intercambio en el ámbito local, para que
los niños y las niñas “tengan la oportunidad de co-
nocer y compartir sus experiencias, capacidades y
cualidades con otros niños y niñas del Movimiento en
el municipio”. De ahí que celebren conjuntamente
�1…pensando en movimiento…
ocasiones importantes como el Día de la Niñez y la
Navidad; en ésta todos los grupos de Sembradores
de Paz se congregan en el MONAIN (Movimiento
Navideño Infantil).
Así mismo, el equipo en Chinchiná, ha establecido
una forma de organización interna para la efec-
tividad del trabajo con las niñas y los niños. Es así
como se han distribuido las responsabilidades y
roles a cumplir: existe un(a) coordinador(a) gene-
ral y coordinadores(ras) sectoriales que tienen a su
cargo a un determinado grupo de animadores(ras),
quienes a su vez son responsables de los grupos
de niños y niñas.
La construcción de un colectivo y la opción del Mo-
vimiento por caminar en compañía, se expresan en
la acogida y formación de quienes se integran al
equipo de trabajo como animadores o animadoras.
En Chinchiná “siempre una persona nueva trabaja
con un animador que tiene experiencia” haciendo
que “las personas aprendan en la práctica con los
niños y con los animadores”.
En el equipo también juegan un papel fundamen-
tal los niños y las niñas gestores o gestoras de paz,
quienes al terminar su etapa como semillitas a sus
doce años y ante su deseo expreso de continuar,
se forman y capacitan para ser un apoyo impor-
tante para los animadores o las animadoras, y ser
consagrados(das) como tales a sus quince años.
Dentro de los logros que muestra el equipo se en-
cuentra su alto nivel de organización, la sostenibili-
dad de los grupos de Sembradores de Paz que ani-
ma, la construcción de una visión de los niños y las
niñas como personas con dignidad, la generación
de un sentido de la vida diferente en los jóvenes que
lideran el proceso, la conformación de un equipo de
trabajo y el reconocimiento municipal de su labor.
No obstante, la experiencia en Chinchiná ha tenido
algunas limitaciones en términos de los espacios y
materiales para realizarlo, pues aunque han gene-
rado diversas formas para la consecución de recur-
sos, éstos aún no son suficientes. En este sentido,
se han propuesto como meta a mediano plazo, su
interlocución con otras instituciones a parte de la
Iglesia, sin desconocer que ésta le ha otorgado al
proyecto un importante apoyo e impulso. Sin em-
bargo, la tarea de ampliar sus relaciones con enti-
dades pertenecientes a la administración municipal,
por ejemplo, con el fin de lograr un crecimiento sos-
tenible del proceso, tiene como trasfondo la meta
de concientizar respecto a que “la paz es un deber
y compromiso de todos”.
5.3 Risaralda
“Recuperar la voz genuina de los niños da forma a un mundo nuevo”14
Con la decisión de impulsar a Sembradores de
14- La construcción de esta reseña es producto del documento y la exposición realizada por el equipo de facilitadores y facilitadoras del Movimiento en Risaralda, integrado por: Luz Estela Romero, María Francisco Calvo, María Dioselina Ortiz, María Lilia Chiquito y Tiberio Giraldo. Feria de Experiencias, Pereira, Risaralda: 17,18 y 19 de marzo de 2007.
“Recuperar la voz genuina de los niños da forma a un mundo nuevo”
…pensando en movimiento…��
Paz en la Diócesis de Pereira, en octubre de 2004,
CARITAS Diocesana, en cabeza del padre Rubén
Darío Jaramillo, coordinó una serie de acciones para
lograr tal fin. Se constituyó un equipo coordinador,
conformado por representantes de Pereira, Riosu-
cio, Guática y Supía quienes formularon un plan
de acción a desarrollarse en tres etapas durante los
años 2005 y 2006. Así, se inició en enero de 2005
una primera fase de sensibilización, en la cual se
dio a conocer el Movimiento y se invitó a participar
en los procesos de formación a quienes se intere-
sarán en ello. En julio, la propuesta se afianzó, se
fortaleció el equipo coordinador, conformaron los
grupos barriales de animadores y animadoras, y se
inició la convocatoria de los niños y las niñas. Esta
etapa permitió en el 2006 realizar el lanzamiento;
En ese momento se conformaron los grupos y se
inició el trabajo de acompañamiento.
Así mismo, se continuó con la formación perma-
nente de animadores y animadoras. En este proceso
la mayoría de los y las participantes, provenían de
grupos juveniles; se trabajó en torno a temas tales
como: la sociedad que deseamos construir, la reali-
dad que viven los niños y las niñas, la importancia
del juego en el trabajo, la propuesta de Sembrado-
res de Paz y las etapas del Movimiento. Todo esto
se complementó de manera simultánea y progresiva
con el acercamiento a los niños y a las niñas.
El trabajo en este equipo, con presencia en zonas
del departamento de Risaralda y algunos municipios
de Caldas, se concreta en las experiencias desarro-
lladas en Pereira, Dos Quebradas, Río Sucio, Guáti-
ca y Supía. Aunque cada una de ellas presenta sus
particularidades, han logrado unidad y coordinación
en su funcionamiento.
5.4 Comuna Villa Santana, Pereira, Risaralda
El Movimiento supone “sentirse parte de un todo con propósitos comunes” 15
La comuna Villa Santana, en
Pereira, es un escenario de
hechos violentos, un sec-
tor “caracterizado por
la pobreza de bienes
económicos y señalado
como un lugar con-
flictivo por múltiples
situaciones”. Allí se
registran diariamente
muertes violentas de
jóvenes, familias des-
plazadas por amenazas,
conformación de pandi-
llas juveniles, estructuras
familiares con un pasado
delincuencial y relaciones agresi-
vas entre los niños y las niñas en
diversos espacios.
Villa Santana es un lugar inseguro, cuya población
es estigmatizada y discriminada; la niñez crece en
soledad. En esta comuna es evidente “la lucha y
sacrificio de la gente por sobrevivir”, llegando a vi-
venciar situaciones dramáticas, razón por la cual “la
urgencia de lo inmediato le impide a las personas
15- La construcción de esta reseña es producto del documento y la exposición realizada por el equipo de facilitadores y facilitadoras del Movimiento en la comunidad Villa Santana, Pereira, integrado por: Luz Estela Romero, María Francisca Calvo, María Dioselina Ortiz, María Lilia Chiquito, Tiberio Giraldo, Raúl Echeverri.
��…pensando en movimiento…
trabajar organizadamente por soluciones más de
fondo a los problemas propios y comunitarios”.
Allí Sembradores de Paz cuenta con el liderazgo de
algunos educadores(ras) religiosos(as) para quienes
su opción ha sido el trabajo con niños, niñas y
jóvenes. Su labor aporta tanto en el fortalecimiento
individual como comunitario. El apoyo a la propues-
ta tiene como antecedente, la experiencia desarro-
llado por estos educadores en varias organizaciones
que tenían firme convicción en las potencialidades
que poseen los niños y las niñas. El Movimiento In-
ternacional del Apostolado de los Niños (MINA), fue
una de estas organizaciones, junto con los grupos
que, bajo su orientación, se habían constituido en
la zona, como el grupo Amigos (1999) y el grupo
Estrellas Amigas (2003), donde se pretendía “propi-
ciar un espacio de los niños y las niñas, donde se
sintieran a gusto, donde se expresaran con mayor
libertad, donde ellos mismos se dieran su propia or-
ganización. Un espacio adecuado para el crecimien-
to en valores, que advirtiera y preservara a los niños
y a las niñas de caminos dañinos para su vida”.
En su concepto, conocer la propuesta de Sembra-
dores de Paz amplía el horizonte propuesto hasta el
momento con la infancia, pues supone la construc-
ción y articulación en un movimiento social: “sen-
tirse parte de un todo con propósitos comunes”.
Desde al año 2005, algunas personas de la comu-
na se venían preparando para acompañar grupos
de niños y niñas, y a partir de sus potencialidades
crear relaciones más pacificas. Por estas razones se
realizó la reestructuración de Estrellas Amigas, constituyendo pequeños equipos para el acompa-
ñamiento de los grupos existentes y de aquellos que se
organizaran a partir de ese momento, con el fin
de realizar un trabajo coordinado.
La convocatoria y el acercamiento a las niñas y los
niños se realizó mediante algunos eventos: una
jornada recreativa y cultural por el Día del Niño, la
Marcha por la Paz y la celebración de la Navidad. Ya
en el 2006 se propuso a las personas que habían
desarrollado su proceso de formación, que iniciaran
el acompañamiento a los niños y a las niñas.
En cuanto a la concepción que se tiene de los niños
y las niñas, se considera que ellos y ellas:
(…) tienen un papel determinante en la cons-
trucción de un tejido social que se encuentra
averiado por la problemática. Porque ellos son
flexible al cambio, porque su salud mental
puede ser recuperada. (…) porque han teni-
do menos tiempo de meter las de caminar, y
cuentan con mucho tiempo para fabricar un
mundo donde sus sueños y propósitos ten-
gan cabida. Porque ellos son disponibles y no
sacan pretexto de muchas ocupaciones.
Esta idea del niño y la niña, fundamenta la rei-
terada opción por formarlos como líderes teniendo
como base que “todo niño que viene tiene vocación
de líder. El desafío está en voltear lo que la ruda
…pensando en movimiento…��
experiencia ha colocado en la cabeza. Ayudar a
entender que se trata no de dominar, sino de
servirse mutuamente”.
Desde esta perspectiva, se ha logrado configurar el
Movimiento como un espacio de convivencia en el
que se fomenta un esquema de relaciones opuesto
al que se vive en esta comuna. En los grupos “los
niños y las niñas preparan la reunión y la coordinan
en su mayor parte” y “a partir de los hechos y de las
relaciones dentro del grupo, se reflexiona de la reali-
dad más amplia en la que todos estamos inmersos”.
Los grupos se encuentran semanalmente, tiene un
espacio de oración, de juego, se desarrolla un tema
formativo y se revisa el programa de actividades.
Los grupos de Sembradores de Paz realizan eventos
para recaudar fondos, celebran las fechas especiales
y llevan a cabo encuentros con niñas y niños delega-
dos, con el fin de evaluar el proceso, saber cómo
se sienten los niños y las niñas, y cómo ven la ac-
ción de los animadores y las animadoras. Entre estos
eventos se encuentran: la celebración del Día del
Niño con una jornada recreativa, la Caminata por
la Paz, la participación en el Día del No Maltrato In-
fantil, la celebración del Día de la Familia con
un paseo. Los grupos con mayor tiempo
de existencia han realizado campamen-
tos vacacionales (diciembre de 2005,
julio de 2006) que tienen como fin la
recreación, la integración, la experien-
cia y la reflexión de las niñas y los niños
sobre diversos temas, como por ejemplo
“la carpa símbolo de un universo deseable”.
De manera simultánea, se desarrollan espacios de
encuentro con los animadores y las animadoras. En
Villa Santana existen siete grupos (Monserrate, El
Otoño, Intermedio, La Isla, El Danubio, Tokio y Las
Brisas), acompañados por dos o tres animadores
(jóvenes, padres de familia y religiosos), quienes
se reúnen cada tres semanas para compartir
experiencias y realizar proyectos de intercambio y
formación.
Hasta el momento se han tenido importantes logros.
La formación de núcleos de jóvenes y adultos que se
interesan por acompañar a los grupos de niños y ni-
ñas, la sensibilización de muchos sectores respecto
a la importancia que tiene impulsar acciones de paz
desde la infancia, y la valoración de las expresiones
y trabajos organizados por ellos a favor de la paz.
Sin embargo, el proceso no es sencillo. Es poca la
gente que se compromete de manera voluntaria,
muchos inician y pocos perseveran, se echa en falta
un constante apoyo económico que permita darle
sostenibilidad a las acciones.
En la comunidad se tiene un conocimiento
limitado de la existencia del Movimiento.
Los niños han realizado actividades públicas
acompañados de sus animadores, pero no
con la frecuencia, ni con la duración en tér-
minos de tiempo para tener un espacio en la
memoria de la comunidad. No obstante,
en el barrio donde existen grupos, la
comunidad tiene conciencia de la
existencia de la organización de
niños; muchos adultos han solici-
tado que sus hijos sean admitidos e
incluso, se han dado circunstancias
en que los padres acompañan a sus
niños en las actividades.
Los desafíos son muchos, pero el principal es con-
seguir personas para seguir construyendo este
proyecto, afianzando la filosofía del Movimiento en
su perspectiva de diversidad y no exclusión. De igual
��…pensando en movimiento…
manera, se ha constituido en una meta hacerlo
visible a través de diversas actividades y los medios
de comunicación regional y así, “poder valorar el
impacto social de la presencia del Movimiento en
los diferentes lugares”.
La visión y misión dada a los niños y las niñas,
cuestiona los marcos culturales existentes, que
minimizan al niño, y propone un significado nuevo
al hecho de serlo:
Los niños no son el futuro, son el presente.
Organizados, son una fuerza transforma-
dora. Los niños tienen, pueden y saben. (…)
Construir con los niños la paz es valorar su
voz, ayudarles a recuperarla y gritar para que
sea escuchada.
5.5 La Dorada, Caldas
“Niños y niñas: actores y gestores de su propio desarrollo”16
En el año 2004, gracias a la motivación hecha
por FICONPAZ acerca del proceso que venía
desarrollándose con Sembradores de Paz en varios
lugares del país, la Pastoral Social de la Diócesis de
La Dorada - Guaduas, dirigida por el padre Ovidio
Giraldo, decidió dar su apoyo a este proceso en la
región, socializando y motivando su desarrollo con
aquellas personas que en el momento pertenecían a
las comunidades de la nueva evangelización.
A través de su participación en los procesos de for-
mación y el trabajo con los niños y las niñas, el gru-
po de animadores logró consolidarse. La invitación
a hacer parte del proceso se realizó en los barrios de
La Dorada y Puerto Salgar, allí se conformaron cinco
grupos de Sembradores, en los que se reunieron en
total 260 niños y niñas. El proceso en La Dorada
obtuvo el apoyo de las parroquias y del Programa
de Desarrollo y Paz del Magdalena Medio (PDPMM),
gracias a lo cual la iniciativa pudo extenderse a otros
municipios como Florencia, Norcacia, Manzanares y
Pensilvania.
En la actualidad, el equipo se encuentra conformado
por 25 animadoras. En su mayoría mujeres adultas,
madres de familia y amas de casa vinculadas a las
parroquias de la región a través de distintos aposto-
lados. En el grupo se percibe que trabajan convenci-
das por lograr un cambio en la comunidad, y en las
familias de los niños y las niñas, potenciando sus ca-
pacidades. El trabajo en los grupos de Sembradores
de Paz se realiza en encuentros semanales o quince-
nales, en los que se desarrollan diversas actividades
que tienen como propósito evidenciar los “talentos
y aptitudes que los niños y las niñas poseen”.
A través del trabajo desarrollado por el Movimiento
en esta zona del país, las animadoras han podido
identificar diversas problemáticas que afectan a la
16- La construcción de esta reseña es producto del documento y la exposición realizada por el equipo de facilitadores y facilitadoras del Movimiento en La Dorada, Caldas, integrado por: María del Pilar López, Amelia Montoya, Consuelo López Rueda, María Sorany Velásquez, Josefina Saraza, Emma Montoya, Shirley Yohana Ramírez y Blanca Libia Orozco. Feria de Experiencias, Pereira, Risaralda: 17,18 y 19 de marzo de 2007.
…pensando en movimiento…��
Construir con los niños la paz
es valorar su voz, ayudarles a
recuperarla y gritar para que
sea escuchada.
infancia, las cuales ellas adjudican a la difícil situa-
ción económica por la que atraviesan las familias.
En palabras de las animadoras, los niños y las niñas
protagonizan historias de maltrato físico, maltrato
emocional, intolerancia por parte de los adultos,
exclusión, violación de derechos, desintegración
familiar, abandono, rechazo y carencia de amor.
Es en este contexto en el que:
En muchos casos los niños son explotados
por sus padres mandándolos a trabajar (…) o
también en algunos barrios de La Dorada (…)
las familias viven de la venta de drogas como
negocio familiar (…) casos en los que los
niños permanecen tiempo completo en las
esquinas de los barrios consumiendo drogas
y fabricándolas.
En este sentido, “el Movimiento ha tenido una
gran aceptación en cada uno de los barrios donde
se realizan las actividades, porque ven en los niños
el amor y la entrega con que participan en cada
actividad”. El equipo de animadoras ha visto en el
desarrollo de este proceso, un proyecto dirigido a
la defensa de las niñas y los niños, a su capacidad
para ser actores y gestores de su propio desarrollo
y promotores de PAZ. En este espacio, ellos y ellas
son valorados y reconocidos por sus capacidades
de aprendizaje y su desempeño, pues muchos no
cuentan con personas que los apoyen y motiven
para que sus sueños puedan realizarse.
Hasta el momento la conformación y consolidación
de los grupos de Sembradores de Paz es un gran
logro, pues a través de este espacio se ha generado
un cambio en la manera como las niñas y los niños
enfrentan diversos conflictos. “Se ha logrado que
lleven a sus hogares todo lo que en las reuniones
aprenden y lo compartan con sus padres”. Por otra
parte, la mayor dificultad ha sido la inexistencia de
espacios adecuados para realizar el trabajo en los
encuentros semanales y la sostenibilidad económica
del proceso.
Para continuar con su labor, el equipo de anima-
doras tiene diversos planes y proyectos. En primera
instancia, está la formación de nuevas animadoras
y animadores que apoyen y hagan posible la expan-
sión del Movimiento a otros barrios del municipio,
en especial, vulnerables. En el caso de Manzanares,
tienen como propósito estudiar en detalle el contex-
to en el que viven los niños, las niñas y las familias,
con el fin de formular proyectos acordes con esta
realidad. Para lograr la sostenibilidad económica,
las animadoras que impulsan el proceso, en La Do-
rada y Puerto Salgar especialmente, están buscando
constituir una microempresa de confecciones que
les permita conseguir recursos para continuar la
labor con los niños y las niñas.
Todo el trabajo desarrollado tiene como horizonte
que ellos participen en la formulación de una políti-
ca pública de infancia, con el fin de hacer otro tipo
��…pensando en movimiento…
de incidencia, que le de un mayor reconocimiento
a la labor hecha por Sembradores de Paz en pro de
la defensa y respeto de los derechos de los niños
y las niñas.
5.6 Cartago, Valle
Niños y niñas lectores y transformadores de la realidad17
A Cartago la experiencia del Movimiento llegó a
través de un grupo de formadoras de la regional
Antioquia - Chocó, quienes estaban llevando a
cabo un programa regional de formación de Sem-
bradores de Paz, con el impulso de la Arquidiócesis
de Medellín.
Bajo la coordinación de Graciela Vásquez, se con-
formó un equipo con representantes de diversas zo-
nas, y se realizaron reuniones para ir dándole
forma a la idea de constituir grupos de
Sembradores de Paz en cada una de
ellas. Así, se conformó el grupo de apoyo que actualmente se encarga
de organizar y programar reuniones
mensuales de coordinación, encuen-
tros anuales de formación para nuevos
animadores o animadoras, y los Encuen-tros de grupos de Sembradores de Paz, donde
todos los niños y las niñas que pertenecen al Movi-
miento se reúnen para compartir sus experiencias.
El equipo conformado para liderar el trabajo en la
Diócesis de Cartago, se preocupó por darse una
identidad propia en su región sin desconocer el
origen de la propuesta en la regional Antioquia
- Chocó. Con este propósito, creó con la colabo-
ración con los niños y las niñas, una cartilla de pre-
sentación del Movimiento, un símbolo, un himno y
una oración que los representara.
Así, para el desarrollo del proceso ha sido funda-
mental el trabajo en equipo. El grupo de apoyo se
encarga de promover y proyectar el Movimiento, or-
ganizar el cronograma de actividades anuales tanto
con los niños y las niñas como de los animadores
y las animadoras, mantener una red de co-
municación interna, preparar los temas
de formación, visitar y acompañar a los
grupos de Sembradores de Paz. El acom-
pañamiento en las diversas zonas se re-
aliza en visitas por parejas; en ellas los
animadores y las animadoras comparten
su trabajo, reseñan los temas abordados,
las actividades realizadas y la programación. Este
acompañamiento permite evaluar lo que se está de-
sarrollando y definir los horizontes hacia los cuales
debe orientarse de manera prioritaria la acción de
los grupos en las distintas zonas.
El trabajo realizado busca transformar la situación
que viven los niños y las niñas, poniendo especial
17- La construcción de esta reseña es producto del documento y la exposición realizada por el equipo de facilitadores y facilitadoras del Movimiento en Cartago, Valle, integrado por: Patricia López Rodríguez, Cristian Fernán Muñoz. Marly Orozco Rendón, Landa Zury Fluestoza, John Fredy Buitrago y María Magaly Gaviria. Feria de Experiencias, Pereira, Risaralda: 17,18 y 19 de marzo de 2007.
…pensando en movimiento…��
énfasis en el ejercicio de su participación en la so-
ciedad, teniendo en cuenta que han sido aislados
tanto de su entorno familiar como social. De igual
manera, se hace evidente la manera como ha sido
envilecido su poder de organización, siendo “vistos
como seres vacíos con necesidad solo de juegos”.
Para quienes impulsan el Movimiento, los niños y
las niñas necesitan ser escuchados y escuchadas a
través de sus acciones y sus no acciones, tener con-
fianza en lo que son y pueden llegar a ser a través
de sus cualidades.
Dar respuesta a los niños y las niñas sobre el porqué
se hace lo que se hace, es el trasfondo del trabajo
que ha venido realizando este equipo. En una pri-
mera etapa, Sembradores de Paz fue el medio para
“formar una conciencia cristiana viva (…), darle for-
ma a aquello que los niños seguían como un mode-
lo de vida”, dándoles razones e inculcando valores
con un trasfondo cristiano. Ya en una segunda fase,
bajo el acompañamiento de FICONPAZ, dio un giro
importante hacia una “idea en la cual era la realidad
la que hablaba directamente y donde pasábamos de
ser formadores a ser lectores de esa realidad que día
a día nos muestran los niños y la sociedad en gene-
ral”. En esta perspectiva, los animadores y las ani-
madoras se dedicaron a conocer y a escuchar mejor
a los niños y a las niñas, porque ellos y ellas pueden
construir respuestas y plantear soluciones ante las
situaciones vividas; de esta manera se superó la
idea de “llenarlos de conceptos muchas veces abs-
tractos”. En palabras de los facilitadores y las faci-
litadoras de esta zona, a partir de ese momento se
empezaron a trabajar con los niños y niñas, nuevas
formas de aprendizaje, en las cuales ellos participan
más, son los protagonistas de su propia formación,
se sienten parte de algo, luchan por sacarlo ade-
lante y se convencen de sus motivaciones, haciendo
que no se conviertan sólo en seguidores y reproduc-
tores de las actitudes de otros.
Aunque no todos en la comu-
nidad conocen e identifi-
can por completo el tra-
bajo que se realiza en
el Movimiento, son
reconocidos por su
compromiso con
las niñas y los ni-
ños. Por ello, las
actividades bus-
can siempre involu-
crar a la comunidad,
como en la caminata
anual que realizan en
el Encuentro de grupos de Sembradores de Paz, donde ani-
madores, animadoras, niños y niñas, recorren las
principales calles llevando mensajes de paz.
El Movimiento en Cartago realza el papel protagóni-
co de los niños y niñas como sujetos, propendiendo
porque su criterio para decidir emerja y sea valo-
rado; porque ellos y ellas encuentren sentido a lo
que hacen, sean concientes de la realidad y los pro-
blemas que los aquejan, así como también tengan
la capacidad de proponer, organizar y hacer parte
de la solución.
Pensamos en un futuro muy cercano en donde
los niños logren más espacios de participación
en su escuela, en su barrio, en su parroquia,
en su familia. Niños sensibles a lo que sucede
a su alrededor y con las ganas y el conven-
cimiento de poder cambiarlo.
��…pensando en movimiento…
El desarrollo del proyecto buscó el fortalecimiento
de las experiencias de Sembradores existentes, como
en el Eje Cafetero. Además, tuvo como objetivo la
ampliación a otras experiencias de trabajo. Por ello
en cada uno de sus componentes y, en especial, du-
rante la formación desarrollada, se buscó rescatar,
fortalecer y articular algunos procesos de trabajo del
Movimiento que se estaban dando desde años an-
teriores en algunas zonas de la ciudad de Bogotá y
en municipios de Cundinamarca.
El estado encontrado evidenció la necesidad de
volver a impulsar dichas experiencias, debido a que
algunas de ellas continuaban, mientras que otras
habían desaparecido. Así mismo, FICONPAZ generó
diversas estrategias para dar a conocer la propues-
ta y convocar a otros grupos y personas, quienes
partiendo de su experiencia de trabajo con niños
y niñas en ámbitos diversos, pudieran articularse
con Sembradores de Paz para impulsar y potenciar
nuevos procesos.
Fue así como la formación estuvo dirigida a perso-
nas que conocían el Movimiento de tiempo atrás y
venían participando en él, y también a personas que
se acercaron a la propuesta, la conocieron y optaron
por impulsarla en sus ámbitos de trabajo. De igual
manera, este proceso dio origen al encuentro con
otros grupos e instituciones con los cuales se com-
parten puntos importantes y fundamentales de tra-
bajo con los niños y las niñas, aunque su identidad
colectiva no sea la de Sembradores de Paz. Entre
ellos hay experiencias que provienen de institucio-
nes educativas, otras de organizaciones sociales y
algunas más, de equipos pastorales.
Instituciones educativas
Dentro del grupo convocado, aceptaron la invitación
los integrantes de las comunidades educativas de
algunas instituciones distritales y departamentales.
En su conjunto, manifestaron un especial interés
por el desarrollo de espacios alternativos y extra-
6.
Diversidad de contextos y de trabajos con los niños y las niñas
…pensando en movimiento…�0
curriculares que permitieran a sus estudiantes ex-
perimentar y vivenciar en la cotidianidad, nuevas
formas de relación, desde la no violencia, la re-
solución pacífica de los conflictos y la prestación de
un servicio social realmente útil a las comunidades.
Se vinculó a la formación la experiencia de trabajo
del Colegio República de Venezuela, de Bogotá,
en donde se presta apoyo psicosocial a niños y ni-
ñas especiales, que provienen de un contexto con
altos índices de vulneración. De igual manera, la
institución Educativa Distrital El Libertador con
su proyecto de Gestores de Convivencia por un Libertador en Paz18. Este proyecto, a lo largo de 10
años, ha trabajado por la sensibilización frente a los
problemas de convivencia que aquejan al centro
educativo y el entorno delincuencial que lo circun-
da; su propósito es “mejorar la convivencia diaria
entre los miembros de la comunidad educativa”, a
través del trabajo conciente de los líderes de la insti-
tución, quienes se han capacitado, con el apoyo de
entidades públicas y privadas, en la resolución de los
conflictos de una manera distinta, dejando de lado
cualquier tipo de violencia. Finalmente, una tercera
experiencia invitada fue la de la Institución Educativa
Monseñor Agustín Gutiérrez (IDEMAG) de Fómeque,
Cundinamarca.
Organizaciones sociales
Integrantes de diversas organizaciones sociales
también hicieron parte del proceso de formación. Su
presencia introdujo en el escenario del Movimiento,
la articulación con otras formas de constitución
de subjetividad social o de intervención desde la
infancia y otro tipo de organizaciones. Del mismo
modo, la necesidad de creación de una red más
amplia de trabajo con la infancia.
El ejercicio de sistematización de experiencias
desarrollado con las y los participantes durante los
encuentros, permitió acercarnos a las lideradas por
el Club Amigó de Soacha, la Fundación Ameduser,
el Refuerzo escolar Proyecciones y el Movimiento
Campistas L.A.D.
Grupos pastorales
Se invitó también a participar, a algunas diócesis,
zonas pastorales y parroquias en Cundinamarca y
Bogotá, que vieron en la propuesta de Sembradores
de Paz una forma de proyección a la comunidad.
En las diócesis de Facatativa y Soacha se conocía
el Movimiento. En ellas, durante algún tiempo, se
crearon grupos de Sembradores. Los agentes pas-
torales desarrollaron un trabajo con ellos a partir
de la propuesta pedagógica, y los grupos fueron
liderados por animadores y animadoras formados
en fases anteriores. Sin embargo, al iniciar esta
nueva etapa, los procesos evidenciaron un estado de
crisis, debido a una marcada personalización y
dependencia de algunos animadores, quienes
Este proceso dio origen al encuentro con otros
grupos e instituciones con los cuales se comparten puntos
importantes y fundamentales de trabajo con los niños y las niñas,
aunque su identidad colectiva no sea la de Sembradores de Paz.18- La construcción de esta reseña es producto del documento y la ex-
posición realizada por la profesora Carmen Marina Rodríguez. Feria de Experiencias, Sasaima, Cundinamarca: 23, 24 y 25 de marzo de 2007.
�1…pensando en movimiento…
por diversas circunstancias se retiraron. Por esta
razón, la participación en el proyecto significó la
configuración de nuevos equipos, con el propósito
de impulsar una experiencia que diese nuevamente
sentido a Sembradores de Paz.
Así mismo, en el oriente de Cundinamar-
ca, la parroquia de San Antonio de Fos-
ca se acercó a la propuesta, mientras
que en Bogotá lo hicieron las zonas
pastorales Espíritu Santo, Inmaculada
Concepción y Cristo Sacerdote, aunque
en cada una de ellas el Movimiento
tenía antecedentes de trabajo y grupos
de Sembradores de Paz que en algunos lugares
se mantenían y en otros atravesaban momentos
de crisis.
Las reseñas que se ofrecen a continuación muestran
un panorama de esta diversidad.
6.1 IDEMAG
Los niños y las niñas artífices de su propio mundo19
De las instituciones educativas convocadas, la Insti-
tución Departamental Monseñor Agustín Gutiérrez,
IDEMAG, fue la puerta de entrada del Movimiento
al municipio de Fómeque, Cundinamarca. Allí el
grupo de facilitadoras (conformado por una do-
cente, dos estudiantes y una madre de familia líder
comunitaria) optó por impulsarlo. A partir del primer
encuentro de formación, iniciaron la conformación
de un grupo de Sembradores de Paz integrado
por niños y niñas estudiantes de la sección de Pri-
maria, y animado por ellas junto con estudiantes del
décimo grado, quienes encontraron en esta labor un
verdadero sentido a su trabajo social.
Y es que para realizar la conformación del equipo de
animadores y animadoras, el grupo facilitador invitó
a los estudiantes de décimo grado a conocer el
proyecto y a prestar en él un servicio social
a favor de la niñez fomequeña. Se rea-
lizaron con ellos diferentes jornadas de
sensibilización en torno al significado
que posee realizar un trabajo con y por
los niños y las niñas, con el fin de descu-
brir las motivaciones para participar en el
Movimiento. Así fue como de 25 estudiantes
que se interesaron en un primer momento, 10 se
integraron al proceso y establecieron firmes compro-
misos con él. El equipo definitivo inició su proceso de
formación de manera paralela a la conformación del
grupo de niños y niñas, apoyándose en la propuesta
pedagógica de Sembradores de Paz y en la experien-
cia de las integrantes de los facilitadores y las facilita-
doras, de docentes y de líderes comunitarias.
Al grupo con el que trabajan se le dio el nombre
de Semillitas. Se encuentra integrado por 45 niños
y niñas entre los seis y los doce años de edad, ha-
bitantes en casco urbano del municipio. El trabajo
ha permitido al grupo, descubrir que el Movimiento
se ha constituido en un espacio de gran importancia
para ellos, debido a las carencias de afecto y com-
pañía que los niños y las niñas comunican, pues por
lo general sus padres tiene que ausentarse duran-
te el día para realizar trabajos en granjas avícolas,
cultivos u otras labores, experimentando un alto gra-
do de soledad. Esto se evidencia en las palabras de
los animadores y animadoras:
19- La construcción de esta reseña es producto del documento y la exposición realizada por el equipo de facilitadores y facilitadoras del Movimiento en Fómeque, Cundinamarca, integrado por: Raquel Esther Rodríguez, Jenny Paola Molano Rivero, Martha Jackeline Pérez, Judith Stella Pardo Gutiérrez y Lucy Adalid Torres. Feria de Experiencias, Sasaima, Cundinamarca: 13,14 y 15 de abril de 2007.
…pensando en movimiento…��
A partir de esta experiencia somos concien-
tes que la compañía y apoyo que ofrecemos
a los niños y niñas de nuestro grupo ha sido
vital en el cambio evidenciado en su compor-
tamiento. El trabajo realizado semanalmente
por y con Semillitas, nos ha permitido obser-
var que nuestros niños y niñas hacen parte
de conflictos sociales que afectan directa-
mente su desarrollo integral, provocando en
ellos comportamiento como la indisciplina, la
agresividad, el rechazo (…) éstas son las ra-
zones que nos motivan a trabajar en pro de la
infancia fomequeña.
Semanalmente el grupo se encuentra dos veces. Una
de las reuniones se realiza entre las facilitadoras y
animadores con el fin de preparar el encuentro con
los niños y las niñas; se definen objetivos, temáticas
y dinámicas. La otra reunión es el encuentro con
ellos y ellas durante tres horas, en las que realizan
diferentes actividades: recreación, dinámicas de
formación en valores, manualidades y acompaña-
miento en la realización de sus tareas, siguiendo el
modelo pedagógico propuesto por el Movimiento.
A pesar del corto tiempo, el proceso se ha dado a
cono-cer a los diferentes entes que hacen parte del
municipio, con el fin de realizar un trabajo manco-
munado con ellos y comprometer al gobierno mu-
nicipal, los docentes y habitantes en general con el
apoyo a esta iniciativa. De igual manera, la emisora
local ha divulgado la experiencia a través de pro-
gramas informativos y ha ofrecido su apoyo para
realizar campañas de sensibilización dirigidas a los
niños y las niñas, los padres familia y la comunidad
en general.
Se evidencia el interés por parte de la comu-
nidad por trabajar a favor del Movimiento).
Es tal la acogida que ya se
empieza a vincular al grupo
de Sembradores en el trabajo
con otras entidades como la
parroquia, el hospital, el PAB (Plan
de Atención Básica) y se pretende crear una
red de trabajo con dichas entidades encami-
nadas al mejoramiento de la calidad de vida
del niño, empezando por su familia.
En los planes de este grupo de trabajo se encuentra
superar las dificultades económicas pues hasta el
momento son los niños y las niñas, los animadores
y animadoras, y las facilitadoras, quienes aportan
los materiales necesarios para el desarrollo de los
encuentros. Así mismo, continuar con los procesos
de sensibilización a la comunidad del municipio y
de formación de animadores que permitan la con-
formación de nuevos grupo de Sembradores de Paz,
especialmente en la zona rural.
Los niños y niñas que conforman el grupo
de Semillitas son un conjunto de personitas
con grandes valores para resaltar, que quieren
aportar muchos aspectos positivos, creando
lazos de amistad y equipos de trabajo en bien
de una sociedad futura. Los niños y niñas es-
tán dispuestos a recibir formación, apoyo y
acompañamiento que les permita superar las
dificultades que se les presenten. Están dis-
puestos a fortalecer sus habilidades en dife-
rentes aspectos, buscan en los animadores
y facilitadoras apoyo, comprensión, cariño y
respeto, por eso ven en ellos a unos buenos
amigos. (…) Felices los niños, jóvenes y todos
aquellos que cultivan su corazón para que
germinen sus valores, pues ellos serán artí-
fices de su propio mundo.
��…pensando en movimiento…
6.2 Club Amigó - Soacha
La tierra un espacio de convivencia y de Paz20
El Club Amigó es una institución reconocida por
la importante labor que realiza en la intervención,
apoyo y atención a niños, niñas y jóvenes que se
encuentran en situación de peligro o en conflicto
con la ley, remitidos allí por el Instituto Colombiano
de Bienestar Familiar, ICBF. La franja de población
con la que se trabaja, en su mayoría se encuentra en
condiciones de pobreza, pero más allá de la situación
habitacional o social que experimenta, se evidencia
su exposición a altos niveles de discriminación.
En el Club, los niños, niñas y jóvenes realizan diversas
tareas: asisten a talleres de formación en diversas la-
bores, aulas de aceleración del aprendizaje, talleres
lúdicos y artísticos. En este contexto la propuesta de
Sembradores de Paz dio respuesta a la búsqueda
que desde hacía algún tiempo la institución venía
haciendo en torno a la idea de “instaurar un pro-
grama que tuviera como bandera realzar y dignificar
a los niños y jóvenes de Soacha, en términos de su
formación en valores y convivencia”.
El Club se vinculó al proceso de formación de faci-
litadores y facilitadoras del Movimiento con un
delegado, docente del aula de aceleración, quién ha
orientado el trabajo de Sembradores en dicha insti-
tución y lo ha concretado en el proyecto La tierra, un espacio de convivencia y de Paz. Este proyecto
se fundamenta en una nueva visión de la relación
establecida entre el adulto y el niño, “buscando
organizar un espacio en el cual niños y niñas
expresen sus opiniones, sean consultados y puedan
intervenir en las decisiones”. Bajo esta perspectiva,
ellos y ellas son entendidos como “seres humanos,
titulares de sus propios derechos, miembros de una
familia y una comunidad, con derechos y respon-
sabilidades para su edad y su madurez”.
La propuesta de Sembradores de Paz ha sido
asumida para la realización de este proyecto al
evidenciar que ésta “permite a la vez desarrollar
el pensamiento crítico y creativo, la comunicación
afectiva y asertiva, con la finalidad de desarrollar
en los niños y jóvenes participantes, valores como
la empatía, la resiliencia, la responsabilidad, la
participación y la solidaridad”.
En este corto tiempo, el trabajo se ha realizado
semanalmente con el objetivo de que niños, niñas
y jóvenes del Club Amigó - Soacha, que se vinculen
a él, integren actitudes de tolerancia, no violencia,
solidaridad y respeto, que les permitan relacionarse
de una mejor manera consigo mismos y con los que
los rodean.
6.3 Fundación Ameduser
Amor, Educación y Servicio21
Integrados a este proceso por el equipo de la
Zona Pastoral Inmaculada Concepción, de
la Arquidiócesis de Bogotá, la Fundación
“Instaurar un programa que tuviera como bandera realzar y dignificar a los niños y jóvenes de Soacha, en términos de su formación en valores y convivencia”.
20- La construcción de esta reseña es producto del documento y la exposición realizada por Rodolfo José Martínez Gómez, facilitador de Sembradores de Paz en el Club Luis Amigó - Soacha. Feria de Experiencias, Sasaima, Cundinamarca: 13,14 y 15 de abril de 2007.
…pensando en movimiento…��
Ameduser se vinculó al proceso de formación de
facilitadores y facilitadoras, debido a la consonan-
cia de su trabajo con los procesos que impulsa el
Movimiento.
Desde el año 2004, Ameduser busca “contribuir al
mejoramiento de la calidad de vida de los niños cuyos
derechos son o están en peligro de ser vulnerados”.
Para ello la Fundación acoge en su casa máximo diez,
entre los 4 y 7 años de edad, dándoles un hogar en el
que encuentran afecto y las herramientas necesarias
para formarse de manera integral. En la actualidad
son 4 niños y 6 niñas. Provienen de los alrededores
de lo que fue la calle conocida como El Cartucho. Sus
realidades están caracterizadas por el maltrato físico,
el abuso y la falta de afecto. El 100% de los padres
y las madres tiene problemas de adicción a drogas
y alcohol, y vive del rebusque diario y de diversas
actividades, entre las que se encuentra la vinculación
a grupos delictivos o el comercio sexual.
El trabajo realizado se sustenta en el concepto de
familia y en tres valores básicos: amor, educación y
servicio. Por ello se brinda a los niños y niñas una
casa digna, su vinculación al sistema educativo,
apoyo psicológico, formación en valores y una
alimentación saludable, que ha permitido superar
los problemas de desnutrición con los que todos y
todas llegaron.
Estos niños y niñas, se encuentran bajo la tutela de la
Fundación hasta que sean independientes. La tarea
que realiza Ameduser espera lograr es que se “vin-
culen a la sociedad como ciudadanos dignos, par-
ticipativos, artífices de cambios positivos y forjadores
de nuevos hogares (…) sólidos, caracterizados por la
tolerancia, el respeto, la dignidad humana, la paz y
el amor”.
Fruto del proceso de formación de facilitadores
y facilitadoras, en el marco del proyecto,
Ameduser abre sus puertas para que sus
niñas y niños inicien el proceso de siem-
bra con el Movimiento, bajo el impulso
de su director, quien se formó como fa-
cilitador, y con el apoyo del equipo que
anima el proceso en la Zona Pastoral.
Aunque hemos crecido lentamente,
con las dificultades y limitaciones propias
de una fundación pequeña y reciente, pode-
mos decir con orgullo que entre sus paredes
y al exterior de ellas se respira un ambiente
de hogar.
6.4 Refuerzo escolar Proyecciones
Niños y niñas capaces de asumir un lugar en la comunidad22
En el barrio Lucero Bajo, de la localidad de Ciudad
Bolívar (Bogotá), desde hace cinco años se viene
desarrollando el programa de refuerzo escolar
Proyecciones. La iniciativa surgió de un joven, quién
decidió iniciar un proceso de acompañamiento en
la realización de los deberes escolares, con un gru-
po de niños y niñas que “no tenía ningún tipo de
asistencia para esta labor en sus hogares, bien fuera
porque se encontraban solos o porque no había
personas idóneas para realizar esta labor con la
paciencia y dedicación que se requiere”.
21- La construcción de esta reseña es producto del documento y la exposición realizada por Germán Arévalo, facilitador de Sembradores de Paz, integrante del equipo de la Zona Pastoral Inmaculada Concepción. Feria de Experiencias, Sasaima, Cundinamarca: 13,14 y 15 de abril de 2007.22- La construcción de esta reseña es producto del documento y la exposición realizada por Luis Guzmán, facilitador de Sembradores de Paz. Feria de Experiencias, Sasaima, Cundinamarca: 13,14 y 15 de abril de 2007.
��…pensando en movimiento…
El trabajo se encuentra enmarcado por una precaria
situación social y económica. Esta zona se caracte-
riza por recibir a un alto porcentaje de la población
en situación de desplazamiento forzoso que llega
a la ciudad, altos índices de pobreza, necesidades
básicas insatisfechas y un gran nivel de deserción
escolar. En este sentido, el refuerzo escolar se ha
convertido no sólo en un lugar para realizar los
deberes académicos, sino también en un espacio
de sano esparcimiento y recreación.
El Refuerzo trabaja todas las tardes de la semana
y “su principal objetivo es la generación de un es-
pacio social de convivencia con la expresión de va-
lores positivos como la solidaridad, el respeto y el
diálogo”, implementando una metodología lúdico-
artística. Aparte de acompañar al grupo de niños
y niñas en la realización de sus deberes escolares,
Proyecciones busca darles nuevas herramientas
para responder de maneras creativas a las situacio-
nes cotidianas, todas ellas encaminadas a mejorar
la convivencia en su entorno. Por esta razón, esta
experiencia encontró muy pertinente vincular
la propuesta de Sembradores de Paz, al trabajo
que realiza.
Como resultado del proceso de formación se
proyecta poner en práctica la propuesta pedagógica
del Movimiento, con la convicción de que es posible
transformar y construir realidades, “siendo perso-
nas concientes de la responsabilidad de asumir su
lugar en la comunidad. Niños y niñas capaces de
imaginar otro mundo y hacerlo posible”.
6.5 Movimiento Campistas L.A.D. 23
A través de la invitación realizada a la Zona Pas-
toral Espíritu Santo, en la ciudad de Bogotá, para
hacer parte de este proyecto, fueron vinculados al-
gunos miembros de esta institución al proceso de
formación de facilitadores y facilitadoras, debido a su
experiencia de trabajo con niños, niñas y jóvenes.
Campistas L.A.D. está “comprometido con el me-
joramiento de la calidad de vida de la infancia y
la juventud vulnerable colombiana, que genera y
acompaña procesos formativos integrales, a través
del cam-pismo como eje articulador de dicha
formación”. Este proceso se ha consolidado a lo
largo de ocho años de trabajo, teniendo como
fundamento las necesidades y la construcción de los
sujetos y las comunidades. Su formación se divide
en tres etapas: Misión Campista dirigida a niños y
niñas entre los 5 y 11 años; Campistas CAJ (Camino
a Jesús) que convoca a adolescentes entre los 12 y
los 16 años; y Campistas L.A.D., para jóvenes de 17
años en adelante, quienes lideran la formación y el
trabajo de las demás etapas.
La propuesta realizada por L.A.D. es conso-
nante con algunas de los supuestos fundantes de
Sembradores de Paz. Reconoce la cotidianidad
como espacio y herramienta para el desarrollo de
aprendizajes significativos, y una de sus tareas
principales es el fortalecimiento y la inclusión de
23- La construcción de esta reseña es producto del documento y la exposición realizada por Andrea Marcelly Saavedra, Johanna Bojacá y Cristian David Pérez, integrantes del Movimiento Campistas L.A.D. Feria de Experiencias, Sasaima, Cundinamarca: 23, 24 y 25 de marzo de 2007.
…pensando en movimiento…��
niños, niñas y jóvenes en sus comunidades a
través del ejercicio y la vivencia de la participación.
Así, el trabajo de formación se constituye en una
construcción conjunta, haciendo de actividades como
caminatas, campamentos y visitas culturales,
herramientas claves de formación.
Campistas reconoce la infancia
como protagonista y razón de ser
de su movimiento, reconociéndola
como sujeto particular y con nece-
sidades propias, capaz de generar
cambios para sí y para los demás, actu-
ando en el presente desde sus percepciones
y aptitudes, dando respuesta a sus realidades
particulares, partiendo de su condición de
ciudadanos y sujetos de cambio.
En este proceso Campistas L.A.D. se acercó
a Sembradores de Paz, encontrando algunas
herramientas que podían fortalecer la etapa de
formación denominada misión campista. Sin embar-
go, hasta el momento no se ha logrado concretar
el establecimiento de dicha relación con los líderes
del proceso.
6.6 Zona Pastoral Cristo Sacerdote
Niños y niñas promotores de Paz en su comunidad24
La historia del Movimiento en la Zona Pastoral
Cristo Sacerdote, comenzó en el año 2005, cuando
fue invitada por FICONPAZ a hacer parte de él. Las
personas delegadas para este proceso participaron
en el ajuste y complementación de la propuesta
pedagógica construida por Antioquia - Chocó a lo
largo de seis años de trabajo, con el fin de crear
una propuesta ya no en clave regional, sino con un
carácter nacional.
La experiencia se concretó en octubre de
ese mismo año, en la Unidad de Pla-
neación Zonal (UPZ) - 89, San Luis
– Patios, de la localidad de Chapi-
nero, en Bogotá. Este lugar es de-
scrito por el equipo, como ru-urbano
(rural y urbano, a la vez). Se ubica al
nororiente de la ciudad, vía al municipio de La
Calera, “donde habitan aproximadamente 2.600
familias cuya situación socioeconómica podría
catalogarse como media baja”. Allí los niños y ni-
ñas permanecen solos principalmente por el trabajo
de sus padres. En concepto de las animadoras que
orientan el proceso:
Son niños y niñas entre 5 y 12 años que care-
cen de espacios de formación y cuyas familias
no tienen conciencia real sobre la educación
y el tiempo de sus hijos e hijas. Sin embargo
son niños receptivos, creativos, dispuestos
para pensar, proponer y actuar en pro de sus
sueños e ilusiones que iluminan la posibilidad
de construir mejores condiciones de vida para
todos y todas.
El grupo de Sembradores de Paz trabaja semanal-
mente y es orientado por jóvenes animadoras, uni-
versitarias, estudiantes de diversas disciplinas. Ellas,
antes de iniciar el trabajo, promovieron un grupo de
lectura en el barrio La Sureña, con el fin de hacer de
esa actividad un motivo y una oportunidad para que
los niños y las niñas se divirtieran e imaginaran.
24- La construcción de esta reseña es producto del documento y la exposición realizada por el equipo de facilitadores y facilitadoras del Movimiento de la Zona Pastoral Cristo Sacerdote, integrado por: Heidy Forero, Sofía Forero, Luz Marina Moreno y Mery Yaneth Mora Sánchez. Feria de Experiencias, Sasaima, Cundinamarca: 23, 24 y 25 de marzo de 2007.
��…pensando en movimiento…
Los niños con los que compartíamos tenían
entre 4 y 10 años; eran por lo menos 15. Les
ayudábamos a hacer las tareas, reforzábamos
la lectura y jugábamos con ellos. Muchas
veces esas actividades las hacíamos en los
andenes, puesto que no teníamos un sitio en
donde pudiéramos estar con los niños.
Luego buscaron el apoyo del párroco de Santa
María del Monte, quien les facilitó un espacio.
Sin embargo, los niños y las niñas con los que se
había iniciado el proceso, dejaron de asistir porque
el lugar quedaba alejado de sus casas. Por ello
se inició el trabajo de Sembradores de Paz en el
barrio San Luis, con niños y niñas que, ante la
difusión del Movimiento, respondieron de manera
favorable llegando a conformarse un grupo de 60
que con el tiempo ha disminuido a 25 integrantes.
A parte de tener dificultades con el espacio para
el desarrollo de las actividades propuestas, ha sido
igualmente difícil convenir espacios de formación
para quienes animan el proceso. En este sentido,
han encontrado como salida el método de aprender
haciendo, es decir, luego de las actividades con los
niños y las niñas, se reúnen, evalúan, reflexionan y
planean su nuevo encuentro. Para este equipo de
animadoras:
El principal objetivo es formar a los niños y
a las niñas a través de pedagogía significa-
tiva, para que se reconozcan como sujeto de
derechos y deberes, a su vez hacerlos visi-
bles en sus comunidades como promotores
de paz, desarrollo y reconciliación. Los
encuentros son participativos y la program-
ación se ha proyectado desde los intereses y
las experiencias de los niños y las niñas (…)
Los niños han incursionado en varios espacios
de su comunidad desde la Iglesia, la Acción
Comunal, con otros grupos que trabajan el
tema de la paz, desde otros lugares de re-
flexión, desde la acción ecológica, han sido
invitados a participar y escuchar la historia de
sus lugares, para defenderlos y apropiarse de
su pasado y su presente involucrando en al-
gunos casos a sus familias. (…) La perspec-
tiva del Movimiento se ha ido transforman-
do positivamente y ya se ve la necesidad de
visibilizar algunos temas (…) realmente será
sano que conversemos y construyamos otras
formas de ejercer derechos y deberes, otras
formas de acompañar procesos con la niñez,
que vislumbren hombres y mujeres, no solo
que conozcan y escriban su historia sino que
la transformen en una sociedad que reclame
en el silencio por métodos, medios y propues-
tas reconciliables.
Como proyecto en esta Zona Pastoral se encuentra
impulsar un nuevo grupo de Sembradores de Paz
en otro lugar de la ciudad, en la parroquia Madre
del Salvador ubicada en el barrio Galerías, lo que
significa otro contexto, nuevas necesidades y apren-
dizajes para responder con un buen trabajo para
las niñas y niños, sobre todo en términos de recuso
humano: animadoras y animadores formados
que puedan asumir esta responsabilidad. La zona
ha tomado como estrategia impulsar un proceso
al tiempo, la expansión viene luego de haberse
fortalecido.…pensando en movimiento…��
6.7 Zona Pastoral Inmaculada Concepción
Retomar y fortalecer el camino construido25
Esta experiencia se encuentra localizada en el cen-
tro de la ciudad de Bogotá, donde los niños y niñas
atraviesan diversas problemáticas al convivir y crecer
en medio de un contexto de inseguridad, drogas,
prostitución y delincuencia.
Desde el año 2001 la Zona buscó darle apertura
a otras iniciativas pastorales orientadas a la niñez,
distintas a la Infancia Misionera. En este camino
de búsqueda, se involucró con el proceso de Sem-
bradores de Paz a través de su delegada de infan-
cia, en el año 2004. Es así como por medio de las
herramientas acopiadas del proceso de formación y
los materiales didácticos construidos para el impulso
y desarrollo del Movimiento en el ámbito nacional,
se decidió llevar a cabo en el año 2005 un proceso
de formación de animadores y animadoras en esta
zona. Luego de un encuentro de sensibilización, y
de diversos encuentros zonales para la formación,
no se alcanzaron los resultados esperados, pues
ninguno de los o las participantes se comprometió
con la formación y acompañamiento de grupos de
Sembradores de Paz en los distintos lugares.
En el año 2006, finalmente, ante el compromiso ad-
quirido por las personas que habían sido delegadas
por la Zona para realizar el proceso de formación
llevado a cabo por FICONPAZ, se decidió liderar el
trabajo en la Fundación Vida Nueva, con un gru-
po de niños y niñas, hijos e hijas de prostitutas,
indigentes y vendedores ambulantes. El grupo tra-
bajó por algunos meses y fue un gran desafío para
las animadoras, pues la propuesta tuvo que ser
adaptada al contexto en que estos niños y niñas se
desarrollaban, por ello su opción fue la realización
de una experiencia en torno al desarrollo de prácti-
cas solidarias en su cotidianidad.
Su participación en el proceso de formación per-
mitió que nuevos agentes se involucraran y que se
creara un equipo zonal para el trabajo con el Mo-
vimiento. Allí se integran tanto personas vinculadas
institucionalmente a La Zona Pastoral, delegados de
la pastoral de infancia y la pastoral juvenil, como
jóvenes cercanos a trabajos pedagógicos con ni-
ños y niñas, así como el Director de la Fundación
Ameduser, anteriormente reseñada.
En proyecto, este equipo zonal espera retomar la
labor de la Fundación Vida Nueva, iniciar el grupo
de Sembradores de Paz en la Fundación Ameduser
e impulsar la creación de dos nuevas experiencias
de sembradores. Para esto cuentan con el apoyo
del grupo de facilitadoras formadas en esta etapa
y con la colaboración de un grupo de estudiantes
voluntarias que desean prestar este servicio social.
La formación de estos animadores y animadoras
se realizará de manera simultánea a su trabajo con
los niños y las niñas. A largo plazo, este equipo
zonal se ha propuesto crear una red por la infan-
cia que le permita darle sostenibilidad y visibilizar el
Movimiento.
Hacerlos visibles en sus comunidades
como promotores de paz, desarrollo
y reconciliación.25- La construcción de esta reseña es producto de la exposición realizada por: Esperanza Vargas, Fernando Alonso Arango, Wilson Torres Mahecha y Mayerly Torres, integrantes del equipo de facilitadores y facilitadoras del Movimiento en la Zona Pastoral Inmaculada Concepción. Feria de Experi-encias, Sasaima, Cundinamarca: 13,14 y 15 de Abril de 2007.
��…pensando en movimiento…
Reconstruir y reflexionar los procesos de autoconsti-
tución como sujeto social del Movimiento de Niñas
y Niños Sembradores de Paz, exige abrir un ángulo
de lectura de la realidad en el cual lo individual y
lo colectivo se configuran mutuamente. Por esta
razón, no basta con poner en diálogo las experien-cias de infancia de las personas que participaron en
los encuentros, sino que es necesario hacerlo tam-
bién con las experiencias de trabajo comunitario
que se desarrollan. Se trata de una lectura desde
la perspectiva de una subjetividad social constitu-
yente en la que la realidad social, simultáneamente,
se refiere a la búsqueda de satisfacción de diversas
necesidades, en un marco de condicionamientos
externos, que conforman el mundo dado, lo mismo
que a la potencialidad creativa para significarla y
actuar hacia horizontes emergentes. Dicha lectura
tiene su fuente en el sujeto mismo, individual y
colectivamente considerado y su sentido es habitar
humanamente el mundo.
La creación social que surge de las necesidades
compartidas y de los esfuerzos de potenciación
de una colectividad para constituirse como actor
social efectivo, ocurre a través de procesos propios,
inéditos, aunque probablemente comparables con
otros más o menos similares. Son procesos de auto-
constitución que se alimentan permanentemente
de la voluntad constituyente de ser nos-otros, de
vivir en comunidad. Esa voluntad comunitaria surge
desde las fibras sensibles de la cotidianidad, de la
sociabilidad fundamental, en espacios y tiempos
concretos. Es decir, de la potencialidad de lo político que habita en la fuente del sujeto social:
(…) “lo político”, diferente a “la política”, puesto
que no “tiene como referente fundamental al Esta-
do; es decir, las estructuras, instituciones y agentes
que procuran la reproducción o la transformación
institucional del sistema social”. En cambio, se re-
fiere a la formación de una CULTURA POLÍTICA, que
tiene como escenario la vida misma, la sociabilidad fundamental, la cotidianidad, “aunque sus refe-
rentes estructurales son la división social del trabajo
y las formas institucionalizadas de reproducción
generacional”. Lo político se sitúa en el plano de la
“producción de comunidad”. “En la sociabilidad
fundamental –afirma Helio Gallardo–, la producción
7.
Pensando en movimiento
…pensando en movimiento…�0
de comunidad equivale a la autoconstitución de sujetos” (GALLARDO, 1997: p. 58).26
No obstante, el atributo de comunitario, que carac-
teriza a esta voluntad colectiva constituyente, ge-
neralmente no se cierra o aísla sobre sí mismo, sino
que es una búsqueda incluyente. En contravía de
la atomización a que conducen los individualismos
y las identidades colectivas destructivas o narcisis-
tas contemporáneas (barras bravas, por ejemplo),
se trata de una voluntad comunitaria abierta,
consciente de su inacabamiento tanto como de
su identidad diferencial. Por eso, siempre es una
invitación a crecer desde las raíces (crecimiento en
profundidad) y hacia un horizonte de diversidad
compartida (articulación horizontal), con los cuales
se aspira a habitar pacíficamente el mundo como
globalidad, “porque los dinamismos de los suje-
tos se encuentran y se despliegan desde los niveles
microsociales, pero con proyección a planos
incluyentes” (ZEMELMAN, 2005: p.17).
Frágil y muchas veces momentánea, entusiasta al
comienzo; luego, si mantiene su existencia con es-
fuerzo, toma cuerpo humano en un rostro que brilla
con luz propia. Crece y decrece; nacida del futuro,
ocurre con frecuencia que, más temprano que tar-
de, no es más que pasado. Su realidad, que es de
este y del otro mundo, es ella misma la tensión que
se vive en el punto de encuentro entre la memoria
y la utopía. Su irrealidad, no debe extrañarnos, re-
sulta ser la menor de sus carencias, por eso la abre
simultáneamente a múltiples posibilidades, entre
las cuales habrá de realizarse, eligiendo y
potenciándose desde sus necesidades y sus
opciones históricas de construcción social.
Esta voluntad comunitaria se concreta en prácticas
de nucleamiento colectivo en las que se conjugan
la percepción de sus necesidades, la lectura de su
experiencia y la visión de futuro. Estas prácticas se
refieren a:
(…) la expresión sintética del Movimiento en
el tiempo y en el espacio, tanto del individuo
como del colectivo, ya sea en el plano de la
familia, de una red de relaciones primarias, de
un espacio territorial determinado, o de otra
entidad mayor de lo colectivo (ZEMELMAN,
1997: p. 22).
Como expresión sintética de estos procesos, las
necesidades, la experiencia y la visión de futuro,
no se pueden aislar, salvo metodológicamente
para efectos de su observación y reconstrucción.
Pero la reflexión que surge del diálogo formativo e
investigativo, integra estas dimensiones en ten-
siones o límites, actuales o tendenciales, que han
de ser leídos en perspectiva constituyente como
capacidades, desafíos y potencialidades de des-
pliegue del nucleamiento colectivo. Es decir, de una
historia específica de autoconstitución como sujeto
Esta voluntad comunitaria se concreta
en prácticas de nucleamiento colectivo en las que se
conjugan la percepción de sus necesidades, la lectura
de su experiencia y la visión de futuro.
26- Negrillas puestas por nosotros.
�1…pensando en movimiento…
social en un espacio-tiempo a través de cada expe-
riencia. Ésta es, justamente, la categoría de ingreso
al conjunto de los aspectos o dimensiones (contex-
to, memoria, praxis y proyecto colectivo).
Experiencia de nucleamiento colec-
tivo, entonces, no significa so-
lamente el ejercicio informa-
tivo, oral o documental de
lo vivido, como algo ce-
rrado ya acontecido, o
como algo sucedido y
simplemente anecdóti-
co, nostálgico o heroi-
co. La idea de leer la
experiencia del nuclea-
miento colectivo alude
propiamente a una inter-
pretación del mundo consti-
tuyéndose. Es pensarse como
movimiento, lo cual implica la produc-
ción de un saber vital construido cooperativamente,
atendiendo a la necesidad de autorreconocimiento
crítico y de visibilidad para otras experiencias de
nucleamiento, que se constituyen en relación con el
nuestro desde la historia cotidiana y local.
Igualmente, se trata de un criterio de búsqueda de
comprensión del presente, de esclarecimiento del
sentido y de identificación de claves de posibilidad
de potenciación del proyecto colectivo, en una visión
de futuro un poco más determinada y factible, sin
renunciar a la utopía que alienta el horizonte de es-
peranza inherente a la subjetividad constituyente.
La experiencia es la decantación, como viven-
cia, de un derrotero conformado entre de-
terminados parámetros de tiempo y espacio
que, desde la realidad del presente, puede
abrirse a otras trayectorias según diferentes
parámetros; o bien repetir los mismos en
función de una idea de presente atrapada en
el pasado (ZEMELMAN, 1997: p. 24).
Desde esta perspectiva, el ejercicio, breve e ini-
cial, de reconstrucción de trabajos con la
infancia, que se implementó en los
encuentros, permitió decantar
algunas perspectivas de po-
tenciación de las experiencias
y ciertos ejes temáticos de
problematización a tener en
cuenta hacia el futuro como
desafíos para la formación,
el acompañamiento, los pro-
cesos de organización y la
investigación. Éstos se identi-
ficaron mediante la lectura de
las tendencias más fuertes que se
dan, desde las expresiones locales,
en relación con posibles procesos de
nucleamiento regional o nacional.
7.1 La experiencia de arraigamiento
Algún grupo comenzó en 1999, promovido por edu-
cadores religiosos maristas en sectores pobres de la
ciudad de Pereira, aun antes de que Sembradores
de Paz fuera promovido por la Pastoral Social de al-
gunas diócesis de la región (Manizales, Chinchiná,
La Dorada, Pereira, Cartago). Las otras experien-
cias empezaron entre los años 2000 y 2004 por la
decisión pastoral de asumir la propuesta del Mo-
vimiento que ya se estaba aplicando en otras partes
de Antioquia y Chocó. En algunas parroquias, por lo
general ubicadas en los barrios de más vulnerabili-
dad, la idea tuvo acogida principalmente en grupos
pequeños de catequistas laicos y de Comunidades
de la Nueva Evangelización, compuestos en su
…pensando en movimiento…��
mayoría por mujeres y jóvenes. En casi todos los
casos se da una etapa previa de formación y asesoría
a los futuros animadores y animadoras, facilitado-
res y facilitadoras, antes de convocar a los niños y
a las niñas para constituir grupos de Sembradores;
hay que decir que esta formación inicial varía en
contenidos, tiempos, metodología y eficacia.
La percepción común de un tejido social profunda-
mente lesionado, que se expresa en el límite de una
cotidianidad degradada, condujo a la preocupación
por los niños y las niñas como eje de trabajo de la
Pastoral Social. En algunos casos la propuesta pega allí donde se están viviendo esos problemas con in-
tensidad, en otros casos se buscan deliberadamente
esos lugares para comenzar a sembrar.
La percepción del contexto que tienen los facilita-
dores y las facilitadoras, ligada a las razones por las
cuales su trabajo comunitario es una necesidad y un
imperativo cristiano, permite captar que:
• Las muertes violentas, especialmente de jóvenes,
ocurren con frecuencia.
• Las pandillas son un espacio de socialización
(entre comillas) eficaz.
• El abandono del sector por amenazas, a veces de
toda la familia, no ocurre aisladamente.
• La mayoría, temerosa, parece acostumbrarse a so-
brevivir sometida a la lucha de poder en la que el
delincuente más fuerte se devora al delincuente
más débil, en un círculo vicioso que empieza
cuando ocurre el hecho criminal, luego sigue la
estigmatización de toda la población y finalmente
llega la acción de venganza, a veces también
camuflada bajo las acciones de limpieza social.
La presentación de los contextos en los que actúan
los facilitadores y las facilitadoras que participaron
de los talleres, insisten en manifestar recurrente-
mente este ambiente, al que ellos añaden con
insistencia:
• La drogadicción y el comercio ilegal de drogas,
• la prostitución desde muy tempranas edades,
• el maltrato infantil,
• el abuso sexual y
• la violencia intrafamiliar.
La acción pastoral de los misioneros y de las
parroquias ante esta realidad, se concentra en lo
educativo informal. Desde allí se hace un aporte
fundamental y solitario a la construcción de una
cultura comunitaria de paz, centrada en la
protección de los niños. El trabajo comunitario,
generalmente voluntario por parte de quienes
actúan como Movimiento en lo local y regional,
apunta a la formación de la subjetividad, principal-
mente de los niños y las niñas y, en cuanto sea po-
sible, de los adultos y los jóvenes. Se orienta como
acción cultural hacia la construcción de una con-
ciencia moral implicada en lo social (en el mundo).
Los procesos educativos son, en sí mismos, espacios
de encuentro, de participación, de organización y
de acción pública comunitaria de mujeres y jóvenes
laicos, agentes de pastoral y a veces también de
los mismos niños y niñas, en relación con el riesgo
moral que el entorno cultural degradado representa
para estos últimos. En este sentido, puede inferirse
que se busca protegerlos y protegerlas de la socie-
dad y, al mismo tiempo, proteger a la sociedad de
los niños y las niñas; la acción educativa es preven-
tiva en esa doble vía. Se busca, entonces, “preservar
a los niños de caminos dañinos para su vida”, por
lo que los trabajos conjugan distintas actividades y
estrategias en las que se busca que la comunidad,
responsable de su infancia, les ofrezca un ambiente
��…pensando en movimiento…
de socialización diferente al que la realidad degra-
dada les impone, atravesándose en la cotidianidad
del barrio o del municipio, como un ambiente socio-
cultural alternativo para poder vivir con dignidad.
Sería un error de apreciación, homogenizar forza-
damente, dentro de unas características idénticas,
el estado de desarrollo y el horizonte que expresan
los facilitadores y las facilitadoras de cada lugar, con
respecto a los procesos forjados en estos años. No
obstante, puede constatarse que la propuesta de
Sembradores de Paz es el referente de autoconsti-
tución, de formación, organización y participación
comunitaria en lo local.
La voluntad constituyente de los facilitadores y las
facilitadoras, en cuanto colectividad, está motivada
e informada desde el discurso cohesionador de la
cartilla Tierra fértil para la paz. Los procesos de tra-
bajo con la infancia que existen en esas realidades
locales son bastante análogos (se parecen) a la con-
cepción y propuesta de Movimiento que se diseña
narrativamente en la cartilla, de tal manera que
el discurso oficial de Sembradores de Paz, que se
expresa en ella, y la experiencia realmente
constituyéndose, pueden leerse mutuamente con
criticidad, alimentando un saber propio.
Si se ven en conjunto los procesos locales, no es
exagerado afirmar que Sembradores de Paz expresa
una experiencia en estado de arraigamiento. Tam-
bién puede decirse que este proceso contiene una
necesidad y una potencialidad para fortalecerse y
crecer en el plano interdiocesano y regional, aun
como condición para garantizar que las experiencias
locales, que son las auténticas raíces de las que se
nutre el proyecto colectivo, crezcan en profundidad
con sentido de horizontalidad.
7.2 Las experiencias de la diversidad
Algunos ejemplos de modalidades de trabajo, de
estrategias y de espacios sociales que se sintieron
convocados a los talleres o que fueron presentados
en ellos, y que permitieron descubrir una diversidad de experiencias con los niños y las niñas, fueron:
Inventar una familia para los y las que no la tienen y
que la sociedad ha excluido del disfrute de sus más
elementales derechos (un poco a la manera como lo
hace el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar
con sus hogares, pero con una concepción y unos
métodos que los hacen cercanos a la propuesta
del Movimiento); buscar formas de convivencia al
interior de la escuela o partir de la escuela para
responder a las necesidades de la comunidad,
contando con la propuesta formativa de Sem-
bradores de Paz; construir un movimiento juvenil
creativo, autónomo y experimentado, en el que
se empieza a participar desde muy pequeño y en
donde la propuesta brinda herramientas; y también,
como en las experiencias del arraigamiento en el
Eje Cafetero, construir grupos de Sembradores en
algunas parroquias.
Esas propuestas de trabajo y espacios sociales,
tienen en común el interés por los niños y las ni-
ñas y sus derechos. También, que surgen de per-
sonas que viven de esta forma el compromiso so-
Puede constatarse que la propuesta de Sembradores de Paz es el referente de autoconstitución, de formación, organización y participación comunitaria en lo local.
…pensando en movimiento…��
cial que les exige su identidad cristiana. Son líderes
comunitarios, estudiantes, laicos y laicas, religio-
sos y religiosas, algunos sacerdotes y profesionales
de distintas disciplinas.
Algunos trabajos son muy recientes; otros en
cambio pasan de los cinco años y han acumulado
aprendizajes, sorteando dificultades. Si miramos sus
procesos comparativamente, puede afirmarse que
algunas experiencias son emergentes porque empe-
zaron a constituirse poco tiempo antes o durante el
mismo proceso de formación, mientras que otras,
en cambio, se encuentran atravesando momentos
de crisis o transición. Las que tienen más camino
recorrido y se han mantenido, se encuentran en un
tiempo de consolidación abierto a búsquedas y ar-
ticulaciones. Y no faltan los trabajos que se daban
por constituidos, pero que ya no existen, y los que
tienen experiencias con niños y niñas, pero que no
se identifican realmente con la propuesta de Sem-
bradores de Paz; esos grupos decidieron marginarse
del proceso de formación.27
Y unos están ubicados en alguna localidad de la in-
mensa y compleja ciudad de Bogotá, en un barrio
popular o en una calle del centro. Otros sitúan su
acción en un municipio que está todavía distancia-
do de la metrópoli. Y no faltan los que se definen
como ru-urbanos porque están en los límites entre el
Distrito Capital y los municipios circunvecinos.
No extraña, entonces, que los contextos, las nece-
sidades, las prácticas y las perspectivas de futuro de
los trabajos que surgen, no sean comunes e, inclu-
sive, no lleguen a identificarse con facilidad.
En esta heterogeneidad, sin embargo, la concurren-
cia a los talleres y el ejercicio de conocimiento entre
sí, por parte de los distintos grupos locales, y de
la propuesta del Movimiento, alimentaron una vo-
luntad de constitución de una red de colaboración
que cuente con los procesos diferentes y con los
distintos ritmos de nucleamiento colectivo. Simul-
táneamente, y sin despreciar la riqueza que aporta
la diversidad, surge la pregunta por las circunstan-
cias que provocan que el trabajo de base, explícito
de Sembradores de Paz, se encuentre tan débil y tan
poco desarrollado en las parroquias.
En conclusión, puede afirmarse, a riesgo
de generalizar, que Sembradores de
Paz en Bogotá y Cundinamarca,
se encuentra en un proceso ini-
cial de constitución regional.
Una mirada amplia y de cons-
trucción de identidad colectiva
en la diversidad, podría involu-
crar los distintos énfasis, tiempos y
lugares, y los estados de emergencia,
transición o consolidación de las distintas propues-
tas de trabajo. Esto implicaría articularse a partir de
la identidad, la experiencia y la voluntad común de
trabajo por los derechos de los niños y las niñas que
surgió en los talleres como riqueza en la diversidad.
Este criterio de diversidad en donde la propuesta
base de Sembradores de Paz, ligada mucho más
a la vida parroquial, dialoga con otras propuestas
de trabajo con la infancia en perspectiva de dere-
chos, permitiría articular un proceso donde se im-
pliquen otros actores sociales. En este sentido, la
diversidad no sería un obstáculo sino un motivo de
potenciación en lo local, regional y nacional.
27- A los talleres fueron invitados algunos grupos de catequesis sacramental con niños y niñas, y grupos de acólitos que no se sienten identificados con un trabajo de pastoral social mucho más orientado hacia los derechos de la infancia y la participación comunitaria.
��…pensando en movimiento…
Fue en aquel pequeño recinto, tenuemente
iluminado por una veladora, donde constatamos
que la mejor opción para dar inicio al proceso de
formación, había sido buscar en las experiencias
de infancia de las animadoras y los animadores, y
de los facilitadores y las facilitadoras −como se les
llama en el Movimiento a los jóvenes y adultos que
hacen las veces de educadores comunitarios de las
niñas y los niños−, las razones y motivaciones que
las y los habían llevado a vincularse a Sembradores
de Paz.
Junto a la veladora se hallaban otros símbolos
que se conjugaron para hacer de esa noche, una
noche ritual donde la palabra nos llevaría por las
experiencias y vivencias de unos niños y niñas que
hoy, siendo jóvenes y adultos, narraban con nos-
talgia y alegría aquellas marcas indelebles que se
habían instalado en la memoria de sus cuerpos y
que ahora se convertían en cuerpos/palabras, es
decir, en memoria personal, única e irrepetible, co-
municada a los otros como testimonio de vida.
Con la complicidad de la noche y la magia de la
palabra, las narraciones nos llevaron por ranchos,
parcelas y potreros en los que estos niños y niñas
crecieron mientras cultivaban la tierra, alimentaban
sus gallinas y recorrían largos caminos para llegar
a la escuela. A lomo de burro transitamos por los
relatos de los más adultos, los cuales dibujaron para
nosotros paisajes rurales donde la infancia se hacía
entre las labores del campo y los juegos, y donde la
fantasía surgía mientras se trabajaba a la par con
papá y mamá. A medida que los más jóvenes se
animaban a compartir sus historias, esos paisajes
rurales se fueron transformando en urbanos: las
cercas, ríos y piedras fueron desapareciendo para
dar lugar a esquinas y calles de barrio, a casas y
apartamentos en los que ahora, con un cierto aire
de soledad y nostalgia por las fracturas familiares, se
tejen las experiencias de infancia.
Con su vida en las manos, cada uno se fue sentando
en el centro del recinto para dar lectura al texto que
horas antes había construido. Durante esa maña-
8.
Sobre el ritode encontrarnos
Si quieres construir un barco, no empieces por buscar madera, cortar tablas o distribuir el trabajo, sino que primero haz evocar en los hombres el anhelo al mar,libre y ancho.(Antoine de Saint-Exupery)
…pensando en movimiento…��
na todos se habían encontrado de nuevo con sus
experiencias límite, es decir, con aquellas vivencias
que fracturaron su vida, con sus desgarramien-
tos internos, con sus momentos de esperanza, de
transformación y de cambio.
Esa tarde lo primero que hicieron fue recordar su
niñez, luego la pintaron llenándola de trazos mul-
ticolor y de símbolos que dieran cuenta de lo inde-
cible y, finalmente, la reescribieron. Ahora, ya caída
la noche, y después de un día de elaboración, la
habían hecho texto para ser leída y compartida, y al
hacerlo, cada uno fue encontrando las raíces perso-
nales que lo motivan a participar, a estar aquí, con
los niños y niñas del Movimiento.
Se trataba de una idea concebida meses atrás
Cuando decidimos generar este proceso de for-
mación teníamos un objetivo claro: queríamos que
les permitiera encontrar elementos para proyectar y
fortalecer el trabajo que realizan con los grupos de
niños y niñas Sembradores de Paz en sus comuni-
dades. Sabíamos que para lograrlo, debíamos con-
jugar este interés con las particularidades de cada
una de las regionales, pues el nivel de consolidación
del Movimiento y las realidades comunitarias en las
que se inscribe, son distintas para cada caso.
Fue entonces cuando tomamos nuestras maletas e
iniciamos un recorrido por las experiencias de las re-
gionales Bogotá - Cundinamarca y Eje Cafetero. Allí,
entre la alegría por el reencuentro y la expectativa
por compartir lo que había sido de nuestras vidas,
nos dimos el tiempo para escuchar a las personas
que hacen posible en cada lugar este proceso, para
indagar sobre sus preguntas, sus logros, sus sueños,
sus tensiones y sus dificultades. Así, a medida que
íbamos compartiendo, íbamos llenando nuestras
maletas con imágenes y palabras que se organiza-
ban para dar un marco dentro del cual resonara esta
propuesta formativa.
Las primeras necesidades que surgieron fueron el
fortalecimiento de la voluntad política y la construc-
ción de la identidad colectiva de Sembradores de
Paz, es decir, la consolidación de un horizonte claro
que se constituyera en el eje articulador de todas las
acciones de quienes lo conforman.
Otro aspecto relevante lo constituyó la dimensión
organizativa del Movimiento, pues por un lado, en
varias de las experiencias había disminuido consi-
derablemente el número de animadores y anima-
doras, y por otro, se hacía necesario fortalecer una
estructura organizativa horizontal y sólida que,
como estrategia de articulación entre los diferen-
tes grupos, se caracterizara por la circulación de
saberes, recursos, experiencias y aprendizajes en
clave de cooperación.
Estos elementos comunes a las distintas experiencias
de trabajo del Movimiento, nos llevaron a diseñar
una propuesta conformada por cuatro encuentros
Con la complicidad de la noche y la magia
de la palabra, las narraciones nos llevaron por ranchos,
parcelas y potreros en los que estos niños y niñas crecieron mientras cultivaban la tierra,
alimentaban sus gallinas y recorrían largos caminos
para llegar a la escuela.
��…pensando en movimiento…
de formación que se implementaron entre noviem-
bre de 2006 y junio de 2007, y en los que parti-
ciparon cerca de 100 integrantes de las regionales
mencionadas.
Hemos querido hacer la sistematización de este
proceso de formación, presentando los encuentros
de forma didáctica, como encuentros por realizar,
para que puedan ser trabajados en la formación de
nuevos animadores y nuevas animadoras de Sem-
bradores de Paz en todo el país o por otros procesos
de educación y organización comunitaria que tra-
bajan en la defensa, promoción y construcción de
los derechos de los niños y las niñas. Por esta razón,
este tercer capítulo se presenta como una propues-ta pedagógica en la que se sintetizan los procesos
de planeación, realización, evalua-
ción y adecuación de los cuatro
encuentros de formación.
Esperamos que sirva para
ser replicada, adaptándola a
necesidades y contextos espe-
cíficos, puesto que es una pro-
puesta reconstruida y modelada,
un esquema de trabajo, una herramienta útil para
la cualificación de diferentes procesos de for-
mación, que probablemente cuenta con la virtud de
haber nacido de la misma práctica pedagógica
comunitaria.
¿Qué queremos sembrar?
El objetivo central de este proceso educativo es
fortalecer el Movimiento, por ello creamos una
propuesta de formación que permita:
• Interrogar a las y los participantes (animadoras,
animadores, facilitadoras y facilitadores), sobre
su experiencia de infancia, y sobre la articu-
lación de ésta con su deseo de hacer parte del
Movimiento.
• Avanzar en la construcción de una voluntad
política comunitaria que oriente las acciones
y opciones de Sembradores de Paz, fortaleci-
endo su identidad colectiva y la eficacia de sus
acciones.
• Generar diálogos de saberes a partir de las expe-
riencias, los aprendizajes y las prácticas de los
niños, las niñas, los jóvenes y los adultos que
conforman el Movimiento, favoreciendo la
autonomía, la autogestión y la organización
comunitaria.
• Fortalecer el marco político y pedagógico desde el
cual se puedan derivar estrategias metodológicas
y acciones de formación de animadores y anima-
doras; estrategias y acciones que se caractericen
por reconocerlos como sujetos que despliegan
prácticas, que se preguntan sobre su significado y
sentido en un proceso en el que son constituidos
y constituyentes de realidades.
• Favorecer la construcción de subjetividades no
violentas en los adultos, jóvenes, animadores,
animadoras, facilitadores y facilitadoras, así
como en los niños y las niñas de los grupos
de Sembradores de Paz.
¿Cómo vamos a sembrar?
Antes de iniciar nuestro trabajo de formación
es necesario tener en cuenta algunos principios
…pensando en movimiento…�0
pedagógicos que deben caracterizar a los espa-
cios de encuentro, es decir, debemos pensar qué
relación deseamos construir entre todos cuando
nos reunimos en torno a las actividades propuestas
en cada taller y momento.
Si hay claridad sobre estos principios se podrá
hacer los ajustes necesarios a las actividades para
que se adecuen de mejor manera a las realidades y
necesidades de cada contexto. Sabemos que las
pro-blemáticas y cosmovisiones de las y los partici-
pantes son distintas en cada una de las regiones y
que esto implica modificar algunas actividades. Lo
importante es no perder lo esencial del proceso
de formación que se encuentra recogido en los
siguientes principios pedagógicos:
• Aprendemos de nuestras experiencias y de las de los otros: En este proceso formativo no
se plantean temas que deben ser transmitidos
por el facilitador o la facilitadora a las y los par-
ticipantes, como si los primeros tuvieran el cono-
cimiento y los segundos estuvieran faltos de él.
El facilitador o la facilitadora no es quien enseña
como quien transmite una información. El cono-
cimiento parte del encuentro horizontal entre
unos y otros, lo que implica la creación de una
relación pedagógica que reconoce la experiencia
y el saber de todos. Nos formamos investigando
una misma realidad que no está dada, sino que es
construcción histórica, cambiante, pronunciable
y modificable.
• Nos transformamos a través del diálogo: El diálogo es una exigencia existencial, porque
permite pronunciar la experiencia, compartirla,
aprender y desaprender, reflexionar, cuestionar
y construir en el encuentro con las otras perso-
nas. Es a través del lenguaje que se da cuenta
de la construcción del mundo, de las identidades
y también de las prácticas de los sujetos. Poner
en palabras las experiencias, posibilita la reflexión
y el discernimiento sobre lo acontecido, la com-
prensión y la resignificación de lo vivido y de lo
cotidiano. Cuando se comparten las historias con
otros u otras, se hace parte de una construcción
colectiva que posibilita identificar hechos co-
munes que favorecen la comprensión de sí mismo,
de los demás y del entorno. También permite la
comprensión de nuevas formas de actuar frente
a problemáticas concretas. Por ello tenemos el
derecho y el deber de escuchar y ser escuchados.
• Transformamos la realidad si la reflexio- namos para actuar por nosotros mismos: Las
y los participantes no son objetos de conocimien-
to, ni objetos de intervenciones; son personas
que conocen, reflexionan y transforman el mun-
do. A través del diálogo, ellos y ellas se dirigen
al mundo para transformarlo y humanizarlo; más
que depositar o transmitir ideas de una persona a
otra, al hablar, pronuncian el mundo, y al hacerlo
�1…pensando en movimiento…
lo recrean, lo conquistan, lo humanizan. Quere-
mos que este proceso formativo sea una expe-
riencia vital que favorezca una lectura crítica de la
realidad y una transformación del mundo dado.
Algunas sugerencias para una buena siembra
Ahora bien, la propuesta formativa está constituida
por cuatro encuentros:
• Mi infancia en movimiento: un encuentro con las experiencias de infancia de los adultos y jóvenes que conforman el Movimiento.
• Nuestro Movimiento: un espacio para la consoli-dación de la identidad colectiva.
• El Movimiento en movimiento: aprendiendo de nuestra propia experiencia.
• Todos en movimiento: Sembradores de Paz... un espacio para la participación.
Es recomendable que cada encuentro se realice
durante varios días seguidos, y que las y los par-
ticipantes se alojen en una misma casa, puesto que
estas condiciones facilitan la creación de vínculos
de confianza y fraternidad. No obstante, como
sabemos que esto no será posible para todos los
grupos, hemos dividido cada encuentro en dos o
tres talleres (cada uno con distintos momentos
y con una duración aproximada de 6 a 8 horas,
para que pueda ser trabajado en un día de manera
independiente). Lo importante es que todos esos
talleres que hacen parte de un encuentro, se cierren
cumpliendo con todas las actividades y objetivos
programados.
Para el buen desarrollo de los encuentros es nece-
sario favorecer un ambiente adecuado y funcional,
con buena acústica, buena iluminación y con la am-
plitud suficiente para el número de asistentes. Es
importante que ellos o ellas siempre se organicen
en círculos, óvalos o cuadrados, en los que todos
puedan tener contacto visual (mirarse a la cara),
de tal manera que nadie le dé la espalda a alguien,
pues se trata de generar un ambiente caracterizado
por la confidencialidad, la escucha compresiva, la
participación, el respeto, la cooperación, la solidari-
dad, el afecto y la aceptación incondicional del otro
o la otra.
Así mismo, es importante que el facilitador o la fa-
cilitadora, se caracterice por una actitud compro-
metida, compresiva y solidaria, que se materialice
en su participación y decisión para formarse. Él o
ella no tiene porqué tener las respuestas a todas
las preguntas, pero sí debe estar en capacidad de
reconocer los saberes que poseen los y las demás
participantes. Y no importa su edad, su trayectoria
académica o su condición social, pero sí su apertura
y disposición para aprender de las y los demás.
A continuación presentamos, entonces, las
propuestas para los encuentros, cada uno con sus
respectivos objetivos y talleres.
Es importante que el facilitador o la facilitadora, se caracterice por una actitud comprometida, compresiva y solidaria, que se materialice en su participación y decisión para formarse.
…pensando en movimiento…��
8.1 Primer encuentro: Mi infancia en movimiento
Un encuentro con las experiencias de infancia de los adultos y jóvenes que
conforman el Movimiento
Mi infancia en movimiento propone encontrar-
nos con nosotros mismos, con las experiencias de
infancia de los adultos y jóvenes que conforman el
Movimiento. Es orientado por tres preguntas que
ofrecen a las animadoras y a los animadores, la
posibilidad de resignificar su experiencia de infan-
cia e indagar allí por su deseo de hacer parte de
Sembradores de Paz:
• ¿Cuáles son las experiencias de infancia de
los adultos y jóvenes que participan en el
Movimiento?
• ¿Cómo se relacionan esas experiencias con su
vinculación al Movimiento?
• ¿Qué propicia el Movimiento en ellos?
Nos proponemos identificar la diversidad de expe-
riencias de infancia que nos constituyen, poniendo
en cuestión los estereotipos e idealizaciones que la
han caracterizado, mediante un trabajo de memoria
corporal y narrativa, orientado hacia la construcción
y comunicación de relatos.
Este encuentro está constituido por tres talleres
que se caracterizan por un trabajo vivencial, y que
articulan la expresión corporal, la gráfica y la
narrativa, en un proceso de reflexión y construcción
colectiva:
• Taller 1: Mi infancia sigue aquí,
• Taller 2: Mi infancia está por construir,
• Taller 3: Mi experiencia de infancia: una herramienta para sembrar.
Taller 1: Mi infancia sigue allí
Bienvenida:
La bienvenida es muy im-
portante, especialmente
por tratarse del primer
encuentro en este pro-
ceso de formación. Por
esto aprovechémoslo
para agradecer a los y las
participantes por su pre-
sencia, para presentarnos
como facilitadores o facilita-
doras de forma amena y natural,
y para permitir que ellos y ellas com-
partan sus nombres, inquietudes, expectati-
vas y motivaciones. Luego expliquemos los objeti-
vos del encuentro y realizamos una actividad lúdica
de presentación o de ambientación que genere
confianza y motive a los animadores y a las animadoras
a iniciar la jornada de trabajo.
Este taller está constituido por tres momentos
claves:
• Juega, juega, que tu infancia ya llega,
• Viaje hacia la infancia, y
• Mi experiencia de infancia se llena de color.
��…pensando en movimiento…
A. Primer momento: Juega, juega, que tu infancia ya llega
Qué queremos lograr:
Evocar algunos recuerdos significativos que hacen
parte de las experiencias de infancia de cada partici-
pante, en un clima de confianza que permita sensi-
bilizarlo frente a dichas experiencias. Para lograrlo,
regresemos a los juegos y a las rondas de nuestra
niñez, es decir, propongamos dos rondas infantiles
y un juego muy conocidos, como lo son Agua de limones, El puente está quebrado y Tingo-Tango,
para que a través de ellos emerjan algunos de
nuestros recuerdos.
a. Agua de Limones
Vamos a sembrar:
Preparemos un espacio amplio; el campo abierto
es una buena opción. Todos de pie, formemos un
círculo y tomados de las manos, giremos y cante-
mos: “Agua de limones, vamos a jugar, el que quede solo, solo quedará” (repetimos dos veces). El facilita-
dor o la facilitadora dice: “Quiero grupos de (cierto
número) de personas”. Rápidamente el gran grupo
se divide en pequeños grupos y en cada uno dialo-
gamos a partir de una de las preguntas evocadoras
que indicaremos más adelante. De nuevo se organi-
za la ronda y todos cantamos “Agua de limones...”
(Tiempo: 20 minutos)
b. El puente está quebrado
Vamos a sembrar:
Dos participantes del grupo hacen el puente con sus
manos y los demás nos organizamos en fila tomán-
donos de la cintura del compañero de adelante. La
fila va pasando por debajo del puente mientras to-
dos cantamos: “El puente está quebrado, con qué lo curaremos, con cáscara de huevo, burritos al potrero, que pase el rey, que ha de pasar, con todos sus hijitos menos el de atrás, tras, tras, tras”.
Al terminar el estribillo dos o tres personas quedan
atrapadas en el puente y comparten con el grupo
sus repuestas a las preguntas evocadoras. Después,
quienes están atrapados se ubican detrás de uno de
los lados del puente y volvemos a cantar “El puente está quebrado...”
(Tiempo: 20 minutos)
Preguntas evocadoras:
• ¿A qué le tenías miedo cuando eras niño o niña?
• Cuéntanos una travesura
• ¿Qué olor/es recuerdas de tu niñez?
…pensando en movimiento…��
• ¿Cuál es el paseo que más recuerdas de tu
infancia?
• ¿Quiénes eran tus amigos y amigas?
• ¿Cómo te castigaban?
• ¿Cómo era la casa donde vivías?
• ¿Cuáles eran las habilidades por las que te
destacabas?
• ¿Qué apodos tenías?, ¿por qué te decían así?
• Cuéntanos alguna situación embarazosa o
graciosa de tu niñez
• ¿Cuál fue tu primer amor platónico y qué
ocurrió?
• Otras.
No olvidemos:
• Si el grupo es muy amplio podemos organi-
zar dos puentes y por cada uno de ellos pasa
un grupo mientras todos cantamos el coro. Al
parar, quienes queden atrapados responden las
preguntas a todo el grupo.
• Podemos crear otras peguntas evocadoras o
repetir algunas a todos los integrantes del grupo.
Lo importante es lograr un clima de confianza
que permita un primer acercamiento a algunas
experiencias de infancia.
• En algunas regiones y en grupos de ciertas edades,
estos juegos pueden ser desconocidos para los y
las participantes. En este caso sugerimos cambiar-
los por otros que ellos hayan jugado en su infan-
cia, siempre y cuando se incluya el trabajo sobre
las preguntas, de manera que se pueda alcanzar
el objetivo de evocar recuerdos significativos de
las experiencias de infancia.
c. Tingo -Tango
Vamos a sembrar:
Sentémonos en el piso organizando un círculo.
Mientras alguien repite: “tingo, tingo, tingo…”,
vamos pasando un objeto elegido previamente.
Cuando nosotros digamos: “tango”, quien
haya quedado con el objeto en sus manos, debe
responder la siguiente pregunta: ¿cuál es la historia
que mis papás o mi familia siempre cuentan sobre
mí cuando era niño o niña?
(Tiempo: 40 minutos)
B. Segundo momento: Viaje hacia mi infancia
Qué queremos lograr:
Generar un ambiente en el que las y
los participantes se reencuentren
con sus experiencias de infan-
cia, desentrañando algunas
vivencias significativas que las
determinaron.
Vamos a sembrar:
Iniciemos esta actividad haciendo
algunos acuerdos básicos que nos permitan generar
la confianza y la calidez necesarias para que todos
��…pensando en movimiento…
puedan aprovechar esta experiencia
al máximo. En este sentido, invitemos
a las y los participantes a compro-
meterse para que éste sea un espa-
cio de respeto, de intimidad, en el que
guardaremos en nuestro interior los detalles
compartidos por otros sobre sus vidas, y en el que es-
cuchamos y acogemos fraternalmente la historia de
nuestros amigos y amigas. De cada uno de nosotros
depende que la otra persona se sienta cómoda
reflexionando y compartiendo su experiencia de
infancia. Se trata de aprovechar este ambiente para
pensar en nosotros; todos estamos trabajando y no
hay espectadores.
Una vez realizados estos acuerdos, invitemos a las
y los asistentes a distribuirse por todo el espacio, a
mantenerse de pie (ojalá mirando hacia una pared)
y a seguir las siguientes instrucciones (10 minutos):
Cerremos los ojos... pensemos en nosotros...
visualicemos las cosas que nos preocupan...
los asuntos pendientes... Ahora dejémoslos
atrás...
Dejemos fuera las tareas que debemos hacer,
los problemas por resolver y todas aquellas
preocupaciones que nos distraigan...
Respiremos tranquilamente y pensemos:
“Hoy voy a aprender de mí... voy a recordar quién soy, quién fui... voy a recordarme como niño o como niña. Este momento es un re-galo para mí... Hoy voy a tratar de entender a partir de mi experiencia de infancia, qué hago yo aquí... porqué estoy en el Movimiento de Niños y Niñas Sembradores de Paz”.
Demos media vuelta y pensemos si
queremos regalarnos esta oportuni-
dad... si estamos dispuestos a retor-
nar a nuestra experiencia de infancia.
Quienes estemos dispuestos a hacerlo,
a regalarnos este momento, demos un
paso hacia delante... este paso será un sím-
bolo de nuestra decisión de cruzar la puerta
de entrada, de estar dispuestos a recorrer los
caminos del recuerdo, de la imaginación y la creatividad.
Una vez todos y todas han cruzado la puerta de entrada, pidámosles que permitan que su cuerpo
hable y se comporte como lo hacía en algunos
momentos significativos de su infancia. Es
importante que imprimamos fuerza a nuestras
instrucciones para que representen las diferentes
situaciones (10 minutos):
Caminemos por todo el salón... dejémonos
llevar por nuestro cuerpo... ahora nuestro
cuerpo se va a comportar como lo hizo en
nuestro primer día de escuela, hoy es nuestro
primer día de escuela...
Mi papá o mi mamá me han castigado…
estoy jugando a las escondidas... estoy
jugando a los caballitos... estoy jugando
golosa... estoy jugando a la lleva... estoy
aburrido... estoy triste... tengo miedo... me están
consintiendo... llegó la navidad.
Luego pidámosles que se sienten cómodamente en
sus sillas o que se acuesten en el piso (preferible-
mente en colchonetas), y ambientemos la actividad
con música de relajación (con poco volumen). Dirigi-
mos la relajación leyendo la siguiente guía con voz
acompasada, haciendo las pausas indicadas para
…pensando en movimiento…��
que logren un estado de
tranquilidad y sosiego (40
minutos):
Acomódate en una
posición en la que puedas re-
lajarte... éste es un momento muy importante
para ti. Regálate unos segundos para escuchar
todos los sonidos, tanto los de afuera como los
que provienen de dentro del salón. Toma con-
ciencia de tu cuerpo... reconoce todo lo que
está a tu alrededor, y si hay algo que te está
incomodando, soluciónalo en este instante.
Si quieres, puedes reacomodarte, aflojarte la
ropa, quitarte algunas joyas o accesorios que
te incomoden...
Respira profunda y lentamente. Siente cómo
te relajas cada vez que tus pulmones se llenan
de aire. Respira y piensa “estoy relajado”.
Respira profundamente... piensa que estás
más relajado... Nuevamente respira profun-
do... vas sintiendo que tus brazos y tus manos
se están poniendo pesados... cada vez están
más pesados... cada vez más flojos. Ahora
concéntrate en tus piernas y pies, desde la
cadera hasta los dedos de los pies... cada
vez los sientes más pesados... cada vez están
más flojos...
Te vas sintiendo más tranquilo, más confiado,
más relajado... disfruta de esta sensación de
descanso... libérate de todas las tensiones y
preocupaciones... regálate unos minutos de
paz... cada vez estás más relajado...
Ahora concéntrate en los músculos de tu
tronco... en tu pecho... en tu abdomen... en
tu vientre. Siente cómo tu tronco está cada
vez más relajado... flojo... sin
tensiones. Concéntrate en los
músculos de tu pecho, liberán-
dolos, abandonándolos. Ahora
concéntrate en tu cuello... tu
nuca... tu cara... tu cabeza. Relaja
estas partes de tu cuerpo, permíteles que se
liberen de todas las tensiones que puedan
tener... todos los músculos de tu cuello, nuca,
cara y cabeza se relajan completamente...
afloja tus mandíbulas. Ahora tu cuerpo
es un todo completamente relajado... desde
tu cabeza hasta los dedos de los pies… se
encuentran completamente relajados… te
sientes muy tranquilo.
Ahora vas a regresar a tu infancia… imagínate
que estás en el vientre de tu mamá…
experimenta esa sensación de tranquilidad...
imagínate tu nacimiento... recuerda tus
primeros meses de vida… recuerda a quienes
te cuidaban… tus primeros pasos... tus prime-
ras palabras... tus cumpleaños... tus juegos...
tus amigos... tu casa... tu familia. Recuerda
los momentos más significativos para ti…
Estar dispuestos a recorrer
los caminos del recuerdo, de la
imaginación y la creatividad.
��…pensando en movimiento…
las navidades... tus primeros días de escuela.
Concentrarte en tus manos y recuerda lo que
ellas tocaron durante tu infancia... deja que
tus manos hablen... siente tus piernas y re-
cuerda lo que hacías con ellas cuando eras
niño o niña... ¿a dónde te llevaban?... con-
céntrate en tus ojos y recuerda todo aquello
que veías... siente tu corazón y recuerda a las
personas que te acompañaron en esta época
de tu vida... los sentimientos que guardas allí
dentro... concéntrate en tu cabeza e identifica
los recuerdos más significativos de tu niñez.
Ahora, poco a poco, regresa a tu presen-
te... lentamente vas saliendo de este estado
de relajación... hazlo lentamente... toma
conciencia de tu presencia aquí, en este
salón... empieza a despertarte... cuando
sientas que es el momento, puedes abrir los
ojos... permanece un poco en esa posición...
cuando quieras levántate suavemente...
Para el cierre de este ejercicio hagamos un
diálogo que les permita compartir su experien-
cia. Las siguientes preguntas pueden orientar
la conversación: ¿cómo se sintieron?, ¿qué
dificultades encontraron en el transcurso del
ejercicio? y ¿qué fue lo mejor del ejercicio?
(Tiempo: 1 hora)
No olvidemos:
• Organizar los materiales: las colchonetas, la
música de relajación y la grabadora.
• Preparar con anticipación la lectura de la guía de
relajación, para una mayor comprensión de su
contenido y cadencia con la que debe leerse.
• Contar con la ayuda de algunos facilitadores o
facilitadoras para que pongan atención a las
necesidades que puedan tener las y los partici-
pantes, y puedan apoyarlos en lo que requie-
ran. Si por algún motivo a alguna persona se le
dificulta el ejercicio de relajación, debe ser acom-
pañada y escuchada en otro espacio, evitando
interrumpir el trabajo de los demás.
• También recordemos acoger a las personas que
no pudieron realizar el ejercicio (porque se dur-
mieron, les dio risa o les dolió alguna parte del
cuerpo). Lo importante es que no sientan rechazo
frente al grupo, ni que sientan que su tiempo fue
perdido; todo lo contrario, comprendamos estas
reacciones reconociendo que el ejercicio puede
resultar difícil para algunos asistentes.
C. Tercer momento: Mi experiencia de infancia se llena de color
Al dibujar sobre mi cuerpo las marcas de mi historia, puedo tomarla en mis manos para llenarla de color.
…pensando en movimiento…��
Qué queremos lograr:
Simbolizar y resignificar algunos elementos
constitutivos de las experiencias de infancia de las
y los participantes, por medio de un ejercicio de
expresión gráfica.
Vamos a sembrar:
Organicémonos por parejas ocupando todo el
espacio disponible, y mientras uno de los animadores
o animadoras se acuesta, la otra persona traza su
silueta en el papel. Luego cambian, para que cada
uno quede con su respectiva silueta. Expliquemos
que lo que vamos a hacer es representar nuestro
cuerpo y darle vida con nuestra historia. Los trazos
allí plasmados darán cuenta de nuestro caminar
por la vida, por esto de manera individual debemos
trabajar sobre la silueta complementándola según
la guía Mi experiencia de infancia se llena de color, que se presenta más adelante (1 hora).
En un segundo momento construyamos una galería
con nuestros dibujos y hagamos un recorrido
individual para apreciarlos (30 minutos). Luego
tomemos nuestro dibujo, y organizados en grupos
de 5 ó 6 animadores o animadoras, expliquémosle
a nuestros compañeros y compañeras, el signifi-
cado de cada uno de los símbolos y trazos que lo
constituyen (1 hora). Ésta será una experiencia
exigente, porque contar nuestra experiencia de
infancia requiere una disposición personal para
abrirse y descubrirse a través de la pala-
bra. Al narrarnos nos hacemos
frágiles, pero desde esta fra-
gilidad también podemos tejer
nuevos sentidos y formas de
comprender nuestras experien-
cias. Cuando compartimos las
experiencias propias y escuchamos las de los
demás, logramos tejer vínculos y estrechar
nuestros lazos, porque nos encontramos en las
historias de los otros y las otras, y ellos y ellas se
encuentran en las nuestras.
“Para que pueda Ser, he de ser otro.Salir de mí, buscarme en los otros.Los otros que no son, si Yo no existo,los Otros que me dan plena existencia”.
(Octavio Paz)
Finalmente cerremos esta actividad organizando un
diálogo sobre los sentimientos y aprendizajes que
nos acompañaron en su desarrollo (30 minutos). Las
siguientes preguntas pueden ayudarnos para abrir
la conversación:
• ¿Cómo nos sentimos al compartir los dibujos con
nuestros compañeros y compañeras?
• ¿Qué descubrimos al escuchar las historias de
nuestros compañeros y compañeras?
• ¿Qué hay de común en las historias que se
narraron en cada uno de los grupos?
(Tiempo: 3 horas y 15 minutos)
No olvidemos:
• Organizar previamente los materiales nece-
sarios para esta actividad: una tira de pa-
pel kraft de 2 metros de largo para cada
participante, marcadores, temperas,
colores y una fotocopia de la guía Mi experiencia de infancia se llena de co-lor para cada animador o animadora.
��…pensando en movimiento…
• Mantener un ambiente de silencio y tranquili-
dad que facilite la reflexión personal y la escucha
comprensiva y acogedora.
Guía Mi experiencia de infancia se llena de color
Hoy hemos hecho un viaje hasta nuestra infancia en
el que hemos recordado los momentos más signifi-
cativos y las marcas indelebles que ésta ha dejado
en nuestros cuerpos y en nuestras memorias. Hoy
hemos descubierto que nuestra infancia sigue allí,
latente e insistente. Por eso vamos a tomar nuestra
silueta y a llenarla de color.
Esta silueta representa tu cuerpo, dale vida con
tu historia. Llénala de símbolos, trazos, colores y
palabras claves, permitiendo que el dibujo exprese
tu experiencia de infancia. Para ello, puedes guiarte
con las siguientes orientaciones:
• Voy a colocar un símbolo en las partes de mi
cuerpo donde sentí que tengo más recuerdos de
mi infancia, ya sean buenos o malos.
• En el área de mis ojos voy a representar las
cosas que más me gustaba ver y las que menos me
gustaba ver.
• En mi nariz, el olor que más me gustaba. Quizás
es una fragancia que aún siendo adulto, recuerdo
con nitidez.
• En mis oídos, las palabras que me gustaba
escuchar y las que temía escuchar.
• En mi corazón, los sentimientos que eran más
recurrentes en mí.
• En mis manos, lo que me gustaba hacer con
ellas.
• En mis piernas y pies, a donde me gustaba ir
y a dónde no.
• ¿Qué es lo que no quisiera recordar
de mi infancia?, ¿cómo lo repre-
sento en este mapa?
Éstas son algunas pistas inicia-
les, pero es posible que sientas
la necesidad de expresar otras
cosas en el dibujo para sentirte
representado por él, para sen-
tirlo tuyo. Por ejemplo, es posi-
ble que recuerdes tu juguete o
tu juego favorito y quieras dejar
una marca de ello en el mapa, así
que hazlo tranquilamente.
Cierre:
Según la dinámica del encuentro y las característi-
cas del grupo, podemos cerrar cada jornada de
trabajo con una pequeña actividad. Podemos ha-
cer un cierre y una evaluación apoyándonos en las
actividades del momento Los frutos de esta siem-bra, el cual aparece al final del último taller de cada
encuentro.
Hoy hemos descubierto que nuestra infancia sigue allí, latente e insistente.
…pensando en movimiento…�0
Taller 2: Mi infancia está por construir
Bienvenida:
Podemos dar inicio al segundo taller del primer en-
cuentro, recordando los aprendizajes y momentos
más significativos de la jornada anterior, presentan-
do los objetivos y la agenda del día y, realizando una
oración, una motivación, una actividad de cono-
cimiento de las y los participantes, o una dinámica
que los disponga para la jornada de trabajo.
Este taller está constituido por tres momentos:
• Simona nos cuenta,
• Reescribiendo mi infancia, y
• La noche de los relatos: contando historias, hilando vidas.
A. Primer momento: Simona nos cuenta
Qué queremos lograr:
Identificar la noción de experiencia
límite y otros elementos claves para
la reconstrucción y escritura de los
relatos de las experiencias de infancia.
Vamos a sembrar:
Reunidos en un espacio cómodo, dispongámonos
a escuchar una experiencia de infancia. Podemos
leer la historia de Simona que se encuentra en el
libro La hoguera de las ilusiones, de Arturo Ala-
pe (2005), o alguna otra en la que aparezcan de
manera clara las experiencias significativas de
infancia de los protagonistas (50 minutos). Luego,
en plenaria, comparamos nuestras impresiones
sobre la lectura (40 minutos). Estas preguntas nos
pueden ayudar a generar el diálogo:
• ¿Qué sensaciones o emociones experimentaron
durante el relato?
• ¿Cuáles son los recuerdos más significativos que
tiene Simona de su infancia?
• ¿Cómo está organizada la historia que nos cuenta
Simona?, ¿cuál es su punto de partida? y ¿cómo
se van organizando sus recuerdos?
En este ejercicio es preciso orientar la discusión
hacia la identificación de la estructura del relato
o forma como se van articulando los recuerdos,
porque esto nos permitirá descubrir que las narra-
ciones sobre nuestra vida no las hacemos de manera
lineal, es decir, no contamos nuestra vida recuerdo
por recuerdo, en el orden como fueron sucediendo
los hechos, sino que partimos de nuestro presente,
de lo que somos ahora, desde nuestra preocupacio-
nes actuales, y desde allí identificamos los recuerdos
más importantes, los que incidieron para llegar a ser
lo que somos. Así, en torno a ellos, vamos recordan-
do otros momentos significativos, y vamos hilando
nuestra historia sin conservar su orden cronológico.
Estos sucesos importantes en nuestras vidas pueden
nombrarse como experiencias límite, es decir, expe-
riencias, vivencias o hechos que dejaron huella en
nuestra historia y que, para bien o para mal, influ-
yeron en lo que somos o en lo que no llegamos a
ser. En este sentido, son experiencias que aún son
actuales en nuestras vidas. Además, son recuerdos
fundamentales que señalan una ruptura en nuestra
�1…pensando en movimiento…
vida. Aunque en algunos casos pueden ser momen-
tos de dolor, éstos son, ante todo, de esperanza y
de cambio. Así, las experiencias límite pueden ser
situaciones que me permitieron tomar decisiones
importantes en mi vida, que definieron un antes y
un después en mi historia; momentos de confron-
tación conmigo misma, conmigo mismo, a partir de
los cuales le encuentro sentido a la vida, en algunos
casos después de perder algo importante.
Escribir nuestra vida a partir de las experiencias
límite que hemos vivido, nos ayuda a tener una
comprensión más profunda y clara del porqué
somos como somos, y nos permite tomar la vida
en nuestras manos y darle un nuevo sentido a
aquellas experiencias. Por esto afirmamos que
escribir es rehacer la vida.
(Tiempo: 1 hora 30 minutos)
No olvidemos:
Revisar el capítulo 2 (Las huellas en movimiento: experiencia de infancia y construcción de identi-dad colectiva) que se encuentra en la primera parte
de este libro, porque puede brindarnos mayores
elementos para orientar la discusión.
B. Segundo momento: Reescribiendo mi infancia
Qué queremos lograr:
Construir el relato de la experiencia de infancia a
partir de las situaciones límites vividas por cada
quien.
Vamos a sembrar:
Reunidos en plenaria leamos la guía Voy a reescribir mi infancia, que está más adelante, y entre todos
y todas solucionamos las inquietudes que puedan
surgir sobre la actividad de escritura (30 minutos).
Luego cada una de las animadoras y de los anima-
dores asistentes, debe buscar un espacio de la casa
o del lugar donde estemos desarrollando el taller,
que le permita entrar en una actitud de recogimien-
to y reflexión y que le facilite la escritura, para dar
inicio a la construcción del relato de su experiencia
de infancia (3 horas y 30 minutos).
(Tiempo: 4 horas)
No olvidemos:
• Garantizar que las y los participantes tengan lá-
piz y papel y las condiciones adecuadas para
concentrarse en su escritura.
• Estar dispuestos a acompañar y escuchar a aque-
llas personas que quieran compartir algo de su
experiencia o que necesiten una orientación o
apoyo más específico en el ejercicio de escritura.
Guía Voy a reescribir mi infancia
Ésta es una tarde de silencio, de reencuentro y de
escritura. No es un reencuentro cualquiera. Hoy ten-
go la oportunidad de reencontrarme con lo que fui,
con lo que soy, con lo que quise ser y con lo que no
he sido. Es el reencuentro con mi infancia, con mis
juegos, con mis alegrías, mis sueños, mis esperan-
zas y mis miedos. Con aquellas personas que amé,
con sus palabras, con su recuerdo, con su ausencia
y su presencia, con los caminos recorridos y con las
…pensando en movimiento…��
huellas imborrables que ellas han dejado en mí. Es
un reencuentro con el niño o la niña que fui, que he
sido, y que no he dejado ser.
Reescribir mi infancia es mirar mis recuerdos a luz
de lo que soy, de lo quiero ser y de lo que ya fui;
es la oportunidad de darle nuevos sentidos a esos
recuerdos, de perdonarme, de asumir la respon-
sabilidad de mi historia. Por eso reescribir la histo-
ria de mi infancia es hacerla vida, hacerla presente,
reconocerla viva... es rehacer la vida.
Algunas pistas para reescribir mi infancia:
• Hay varias formas para reescribir la infancia, no
hay fórmulas ni recetas. Lo importante es dejar
que mi infancia se haga presente, que sea ella la
que escriba.
• No es necesario contar mi vida presentando en
orden cronológico todos los hechos que me han
ocurrido desde que nací hasta el día de hoy. No
se trata de informar sobre cada cosa que me
ocurrió, ni de presentar una lista de hechos.
• Reescribir mi infancia es algo conocido para mí.
Eso es lo que hago permanentemente cuando le
cuento mi vida a alguien, cuando le comparto
lo que soy.
• Reescribir mi infancia es algo que hago para
mí mismo, es algo que me llena de vida, me
permite tomar nuevamente mi vida en mis manos
y valorarla.
• Reescribir mi infancia es un oportunidad para
reconocerme como autor y protagonista de mi
vida. No se trata de juzgar mi vida, de decir qué
está bien y qué está mal, así como tampoco de
justificarme ni de culpabilizarme.
• Para reescribir mi infancia puedo apoyarme en
mis recuerdos fundamentales y organizar mi re-
lato a partir de ellos. Un recuerdo fundamental
es algo que viví, que fue importante, que dejó
huella en mí, y que para bien o para mal, influyó
en lo que soy y en lo que no soy. En este sentido,
es algo que aún está presente en mi vida. Estos
recuerdos fundamentales no tienen que ser algo
triste o feo, pueden ser también momentos de
esperanza y de cambio. Pueden ser algo que me
permitió tomar decisiones importantes en mi vida,
que definió un antes y un después en mi historia.
Los recuerdos fundamentales pueden ser instan-
tes de confrontación conmigo mismo, hechos a
partir de los cuales le encuentro sentido a la vida,
aún después de perder algo importante.
��…pensando en movimiento…
C. Tercer momento: La noche de los relatos, contando historias, hilando vidas
Qué queremos lograr:
Generar un espacio fraterno en el que las y los par-
ticipantes compartan el relato de sus experiencias
de infancia.
Vamos a sembrar:
Generemos un ambiente ritual lleno de símbolos
relacionados con la metáfora del sembra-
dor, que facilite a las y los asistentes,
una escucha atenta, compresiva y
respetuosa de los relatos de las
experiencias de infancia. Pueden
organizarse en un gran círculo en
torno al fuego y a algunos símbolos
del Movimiento. Una vez dispuestos
a escucharnos, demos comienzo a la
lectura de la guía La noche de los rela-tos: contando historias, hilando vidas, donde
se invita a compartir las narraciones. Luego, cada
persona debe ir compartiendo su relato y al finalizar
su narración, encender una vela como un signo de
renovación y de esperanza.
Para el cierre se puede hacer referencia a la dimen-
sión sagrada del compartir los relatos sobre las
experiencias de infancia y retomar algunos de los
símbolos que fueron dispuestos y sus significados.
La despedida de la jornada será con un abrazo
fraterno entre todos y todas.
(Tiempo: varía según la cantidad de personas que
participen de la actividad).
No olvidemos:
• Disponer el recinto para un encuentro sagrado
en nuestras vidas y contar con los materiales
necesarios para ello: un velón, una vela para cada
participante, los relatos de las experiencias de
infancia de cada uno de ellos, copias de la guía La noche de los relatos, y otros materiales necesa-
rios para ambientar el recinto.
• Señalar que la lectura del relato de la experien-
cia de infancia es voluntaria y quienes decidan
hacerlo pueden compartirlo todo o solo
una parte.
• Al no estar limitado a un tiempo
específico, el ejercicio suele alar-
garse, por lo tanto, al dar inicio es
necesario hacer algunos acuerdos de
respeto en los que incluyamos horas
específicas para los retiros voluntarios
de personas que estén cansadas y un
tiempo máximo para la lectura de cada relato.
Guía La noche de los relatos: contando historias hilando vidas
Esta noche es especial. En el centro estará nuestro
motivo de encuentro, el Movimiento de Niños
y Niñas Sembradores de Paz, al que cada uno de
nosotros enriquecerá con el relato de su experiencia
de infancia. Ésta es una noche de símbolos, hecha
para compartir y escuchar. Entremos en ella con esta
invitación a narrar, que nos hace Nicolás Buenaven-
tura Vidal, en su texto A Contracuento (2002):
Un cuentero es alguien habitado, a fuerza
de soledades. A lo largo de su vida se ha ido
…pensando en movimiento…��
llenando de historias, de leyendas, de cuentos,
mitos y epopeyas. Un grupo de valientes gue-
rreros que todavía no ha olvidado lo que es el
honor, vive en su tobillo. Tres hombres que bus-
can su destino, cada uno de manera distinta y
original, habitan su hombro. Una cantidad de
mujeres astutas y hermosas se han instalado en
sus rodillas. Otras, más curiosas, lo recorren de
arriba abajo. Un ministro honesto, lleno de prin-
cipios y con un solo fin, vive detrás de su oreja.
Una pareja de hermosos enamorados se ama
en la comisura de sus ojos… De un momento
a otro, en una noche de bajas estrellas, estos
personajes, con sus historias, deciden subir
por su garganta y, “a contracuento”, llegar a
su boca y acontecer en su palabra (p. 67).
Cierre:
Según la dinámica del encuentro y las característi-
cas del grupo, podemos cerrar cada jornada de
trabajo con una pequeña actividad. Podemos
hacer un cierre y una evaluación apoyándonos en
las actividades del momento Los frutos de esta siembra, el cual aparece al final del último taller
de cada encuentro.
Taller 3: Mi experiencia de infancia, una herramienta para sembrar
Bienvenida:
Podemos dar inicio al taller recordando los
aprendizajes y momentos más significativos de
la jornada anterior, presentando los objetivos y
la agenda del día y, a criterio del facilitador o la
facilitadora, realizando una oración, una actividad
de conocimiento, animación o presentación de las
y los participantes, o bien, una dinámica que los
disponga para la jornada de trabajo.
Este taller está constituido por dos momentos:
• Construcción participativa de la caja de herramientas, y
• Los frutos de esta siembra.
A. Primer momento: Construcción participativa de la caja de herramientas
Qué queremos lograr:
Reflexionar sobre la noción de experiencia de in-
fancia y reconocer las implicaciones que de allí se
derivan para el trabajo de las y los participantes.
Vamos a sembrar:
Distribuidos en el salón, nosotros, como facilita-
dores o facilitadoras, presentamos la noción de
Ésta es una noche
de símbolos, hecha
para compartir y escuchar.
��…pensando en movimiento…
experiencia de infancia, señalando las posibili-
dades que ésta brinda para fundamentar la praxis o
práctica del Movimiento de Niños y Niñas
Sembradores de Paz. Podemos apoyarnos en las re-
flexiones sobre la noción de experiencia de infancia
que se encuentran en el capitulo 2 (Las huellas en movimiento: experiencia de infancia y construcción de identidad colectiva) de la primera parte de este
libro, o pueden leer el capítulo en grupo (1 hora).
Luego, en equipos de 5 ó 6 personas, las y los
participantes deben reflexionar sobre las siguientes
preguntas (1 hora y 30 minutos):
• Para construir el Movimiento, ¿qué exigencias o
desafíos le implica al adulto o joven facilitador, su
experiencia de infancia?
• ¿Cuáles actitudes, temas, valores y métodos de
formación, comunicación y acompañamiento,
nos ayudan a tener en cuenta las experiencias
de infancia de los niños, niñas, animadores y
animadoras?
• ¿Qué aporta Sembradores de Paz a las
experiencias de infancia de los niños y niñas que
participan en él?
• ¿Qué puede generar el Movimiento, en lo local,
regional y nacional, para favorecer experiencias
de infancia plenas y un mundo en paz?
Terminado el tiempo del trabajo en equipos,
hacemos una plenaria para socializar las discusiones
y reflexiones (1 hora y 30 minutos).
(Tiempo total: 4 horas)
No olvidemos:
Organizar los materiales necesarios para esta
actividad: hojas blancas, lápices o esferos,
marcadores, papelógrafo.
B. Segundo momento: Los frutos de esta siembra
a. Valoremos nuestro encuentro
Qué queremos lograr:
Que las y los participantes
enriquezcan el taller con sus
observaciones y propuestas,
surgidas a partir de las ex-
periencias vividas durante su
desarrollo.
Vamos a sembrar:
En un momento de reflexión indi-
vidual recordemos las diferentes ex-
periencias que hemos vivido durante este
espacio de formación, y hagamos una lectura
crítica de todo el encuentro que nos permita valorar
sus aspectos positivos e identificar aquellos que se
pueden mejorar. Para esto podemos apoyarnos en
las siguientes preguntas:
• ¿Considero que las actividades de los talleres
fueron las adecuadas para alcanzar los objetivos
propuestos al inicio del encuentro?, ¿sí?, ¿no?,
¿por qué?
• ¿Qué aspectos positivos destaco de las activi-
dades realizadas y qué aspectos considero que se
pueden mejorar?…pensando en movimiento…��
• ¿Qué aspectos positivos destaco de la labor de
los facilitadores o las facilitadoras, y qué aspectos
recomiendo mejorar?
• ¿Cómo fue mi desempeño durante este encuen-
tro de formación?
• ¿Qué sugerencias o cometarios tengo para
mejorar este encuentro?
(Tiempo: 30 minutos)
No olvidemos:
• Preparar una guía con las pre-
guntas de evaluación del encuen-
tro y facilitar lápiz o esfero a las y
los participantes.
• Recoger sus sugerencias e incor-
porarlas en los próximos encuen-
tros de formación.
b. A sembrar en tierra fértil
Qué queremos lograr:
Cerrar el taller en un clima de fraternidad y agra-
decimiento que permita identificar los aprendizajes
y frutos más significativos que se lleva cada una de
las personas.
Vamos a sembrar:
Organizamos un momento ritual en el que las y
los participantes compartan con el grupo lo que se
llevan de esta experiencia de formación. Podemos
utilizar algunos símbolos propios del Movimiento
(como por ejemplo, un gran árbol en el que cada
uno va poniendo los frutos que cosechó en este
encuentro, o una tierra fértil como metáfora de la
comunidad en la que sembraremos las semillas que
nos llevamos de este encuentro), u otros símbolos
que tengan significado para todos. Luego podemos
hacer una oración o una reflexión final y darnos
un abrazo fraterno de despedida.
(Tiempo: 1 hora)
No olvidemos:
Preparar con anticipación este momento ritual y
disponer de todos los materiales que poda-
mos necesitar para favorecer el recogimiento y la
reflexión.
8.2 Segundo encuentro: Nuestro Movimiento
Un espacio para la consolidación de la identidad colectiva
Este segundo encuentro se orienta hacia el forta-
lecimiento de la identidad colectiva. Nos concentra-
remos en la reflexión sobre los principios y apuestas
fundamentales con las cuales se ha venido cons-
truyendo orientados por la pregunta: ¿qué es el
Movimiento de Niños y Niñas Sembradores de Paz?
En este sentido, se busca propiciar la reflexión sobre
lo que significa ser un movimiento social, teniendo
como horizonte la construcción de una subjetividad
colectiva, y el conocimiento, apropiación y discusión
de las opciones que Sembradores de Paz ha plan-
teado como su sentido fundamental.
Este encuentro está constituido por dos talleres, que
se caracterizan por la construcción colectiva:
��…pensando en movimiento…
• Taller 1: Constituirse en Movimiento Social, y
• Taller 2: Construyendo el Movimiento de Niños y Niñas Sembradores de Paz.
Taller 1: Constituirse en Movimiento Social
Bienvenida:
La bienvenida al segundo encuentro es la opor-
tunidad que tenemos de fortalecer la cohesión y
confianza logrados desde el taller anterior. Por ello
iniciemos esta labor con gran entusiasmo y alegría,
agradeciendo la presencia de las y los asistentes en
este proceso de formación. Así mismo, comparta-
mos el recuerdo más grato del encuentro anterior
y las expectativas que traemos para éste como
una manera de reforzar los lazos creados con
anterioridad.
Para iniciar el trabajo debemos generar un clima de
confianza, calidez y respeto que permita a las y los
participantes conocerse, por lo que sugerimos una
o dos actividades lúdicas de conocimiento o de am-
bientación que permita un reencuentro fraternal.
También es el momento indicado para la
presentación del taller y de los objetivos del mismo
y para establecer los acuerdos que facilitarán la
convivencia durante los días del encuentro. Además,
para construir el buzón de mensajes o correo
interno que permitirá la comunicación de las y los
participantes de forma más cercana, pues en él se
podrán dejar detalles, tarjetas o mensajes de cariño
y aprecio a los compañeros; su elaboración es muy
sencilla: cada uno de los animadores y animadoras
marca un sobre con su nombre y todos los sobres se
ubican en una parte del salón, para que se puedan
enviar mensajes durante todo el encuentro.
Este taller está constituido por tres momentos:
• Reencuentro con el relato de mi experiencia de
infancia,
• Poseidón, y
• Los movimientos sociales y el ejercicio de la
no-violencia.
A. Primer momento: Reencuentro con el relato de mi experiencia de infancia
Qué queremos lograr:
Realizar de una manera ritual la devolución y
retroalimentación de los relatos de vida a cada uno
de los animadores y animadoras, como expresión de
nuestro compromiso con niños y niñas que actual-
mente están viviendo sus experiencias de infancia.
…pensando en movimiento…��
Vamos a sembrar:
Animados por el nuevo encuentro, invitemos al
grupo a organizarse en un espacio amplio y bien
iluminado, para hacer entrega de los relatos de vida.
Haremos un gran círculo, alrededor de un velón en-
cendido y al lado del mismo pondremos los relatos,
así damos inicio a la actividad, enfatizando en el
sentido de ritualidad que este acto conlleva. Cada
narración tendrá una tarjeta que por un lado llevará
una invitación a trabajar desde la propia experien-
cia de infancia y, por el otro, una pequeña frase
extractada del relato y que es significativa de la
experiencia de infancia allí contada.
Uno de los animadores o animadoras escogerá
una de las historias y leerá la frase que aparece en
la tarjeta para que su creador o creadora pueda
identificarla. Al devolvérsela, le dará un abrazo de
bienvenida, y el autor o la autora compartirán con
el grupo sus motivaciones y compromisos para
continuar en el Movimiento. Después, el animador
o animadora que ha recibido su relato, tomará otro
del centro, leerá la frase de la tarjeta y le dará el
abrazo de bienvenida a su autor o autora, y éste
compartirá sus motivaciones y compromisos. Así
hasta que todos hayan recibido sus trabajos y hayan
expuesto sus motivaciones y compromisos para con
Sembradores de Paz.
Finalmente hacemos la oración del Movimiento y un
brindis por el reencuentro.
(Tiempo: 1 hora y 30 minutos)
No olvidemos:
• Preparar los relatos haciendo la tarjeta para cada
uno. Las frases extractadas deben dar cuenta de
una experiencia positiva o agradable, evitando
escoger experiencias dolorosas o que aún no
han sido elaboradas. Así mismo, preparemos una
copia de la oración del Movimiento para cada
persona, el velón, las copas y el vino o la bebida
para el brindis final.
• Como facilitadores y facilitadoras del encuen-
tro, recordemos que del buen desarrollo de estas
actividades de inicio depende la disposición de las
y los participantes para el trabajo, ¡Así las cosas
nos saldrán muy bien!
B. Segundo momento: Poseidón
Qué queremos lograr:
Introducir una reflexión sobre la necesidad de
constituirnos como sujeto colectivo, con identidad
propia, derivada de un horizonte común.
Vamos a sembrar:
Busquemos un espacio amplio donde el grupo se
encuentre cómodo. El papel del facilitador o de
la facilitadora será guiar la actividad proponiendo
distintas situaciones que dinamizarán al grupo:
��…pensando en movimiento…
• Con los elementos que encontremos en el salón
(sillas, mesas) vamos a construir un barco gigante
semejante a los que se utilizan en los cruceros
turísticos
• Vamos a recrear un viaje en un crucero de lujo,
donde todos pueden dejar volar su imaginación
y recrear diferentes situaciones que se les ocurra
durante algunos minutos (una noche de fiesta
en el casino, una tarde en la piscina del crucero,
etc.)
• El facilitador o la facilitadora (haciendo las veces
de capitán o capitana) informa que el barco está
naufragando y la angustia se apodera de los viaje-
ros. Él o ella da las siguientes instrucciones: “Para abordar los botes salvavidas deben organizarse en grupos de seis personas. Una vez organizados, cada grupo tomará los elementos que crea que va a necesitar teniendo en cuenta las siguientes reglas: cada persona tiene un peso de 50 kilos, cada objeto que tomen tiene un peso ya definido y la suma de las personas y los objetos no puede pasarse de 350 kilos porque el bote no soporta más peso y se hundirá”.
• El facilitador o la facilitadora revisa
el peso de cada uno de los botes
para que no zarpe ninguno
con un peso superior a 350
kilos, y va autorizando la
salida de cada uno de ellos.
Luego les notifica que están
a tres semanas de encontrar
tierra firme.
• Ya han pasado dos semanas y
ninguno de los botes ha encontrado tierra firme,
entonces el facilitador o la facilitadora crea
situaciones (para cada uno de los botes) que
ponen a prueba la creatividad para buscar
soluciones. Situaciones en las que su solución se
hubiera logrado si contaran con algunos elemen-
tos o instrumentos que no llevaron consigo. Por
ejemplo: alguien se deshidrata en los botes donde
no hay agua, alguien está herido en los botes donde
no hay botiquín, alguien que no sabe nadar
cae al agua, en los botes donde no hay
salvavidas, etc.
• Después de escuchar las diferentes soluciones
que cada grupo da a sus dificultades, el capitán o
la capitana informa que varios botes se perdieron
en el mar y sus tripulantes murieron (1 hora y 15
minutos).
Finalmente generemos una reflexión sobre el
ejercicio, en la que se señale la necesidad de tra-
bajar en equipo y de unificar los esfuerzos frente a
las situaciones difíciles (45 minutos). Las siguientes
preguntas pueden orientar la reflexión:
• ¿Cómo reaccionaron cada uno de los grupos
frente a la situación?
• ¿Cuáles fueron las prioridades de los grupos?
• ¿Cómo se hubiera podido evitar la muerte de
las personas que iban en los botes que se
perdieron?
• ¿Qué se hubiera podido hacer con la manila para
el beneficio de todos los botes?
Por último, señalemos que la cuerda o la manila
hubiera permitido que todos los botes fueran jun-
tos hacia la misma dirección, y que así se hubieran
podido intercambiar los elementos que cada bote
…pensando en movimiento…100
necesitaba para sortear
las pruebas.
(Tiempo: 2 horas)
No olvidemos:
Hacer en cartulina los dibujos
de los diferentes elementos indicando su peso:
1 botiquín (20 kilos), 4 carpas (20 kilos cada una),
1 soga o Manila de 100 metros (50 kilos), 1 equipo
de comunicaciones (40 kilos), 1 brújula (20 kilos),
2 cajas fuertes llenas de dinero (50 Kilos cada una)
10 frazadas (10 kilos), 1 linterna (10 kilos), 1 galón
de agua (40 kilos), 2 cajas de alimentos para 3 días
(40 kilos).
C. Tercer momento: Los movimientos sociales y el ejercicio de la no-violencia
Qué queremos lograr:
Reconocer algunos elementos constitutivos de
los movimientos sociales y las características de la
organización no violenta.
Vamos a sembrar:
En un salón, nos organizamos para ver el docu-
mental La caída de un dictador de la serie La fuerza más poderosa (30 minutos). Luego invitamos a los
animadores y animadoras a formar grupos para
reflexionar en torno a la experiencia que aparece
en el video (45 minutos).
Las siguientes preguntas pueden orientar la
reflexión:
• ¿Qué sentimientos nos genera la experiencia que
acabamos de ver?
• ¿Qué fue lo que más nos llamó la atención?
• ¿Qué características tiene el movimiento que se
presenta allí?
• ¿Qué enseñazas nos deja esta experiencia
para nuestro Movimiento de Niños y Niñas
Sembradores de Paz?
Finalmente organizamos una plenaria en la que
un vocero o vocera de cada grupo presenta las
reflexiones realizadas (45 minutos).
(Tiempo: 2 horas)
No olvidemos:
Organizar los equipos y elementos necesarios para
el desarrollo de esta actividad: DVD, video Una fuerza más poderosa: La caída de un dictador, una fotocopia con las con las preguntas para cada
grupo, hojas blancas y lápices o esferos.
Texto de apoyo para la plenaria
El siguiente texto, escrito por María del Pilar Bernal,
nos ofrece algunas ideas para orientar la plenaria:
“La idea de sujeto no creceen un invernadero, demasiadoprotegido: es una planta silvestre”.
(Alain Touraine)
101…pensando en movimiento…
Lo primero que tendríamos que decir para despejar
estos interrogantes es que la idea de Movimiento
Social que proponemos, supone constituirnos en un
sujeto colectivo, que debe hacerse constantemente
una pregunta por su identidad. Esta pregunta
supone no sólo resolver ¿quién soy? de manera
aislada del contexto que me rodea, sino que,
simultáneamente, supone saber ¿quiénes somos
como Movimiento de Niños y Niñas Sembradores
de Paz?
Aunque cada uno posee particularidades, la identi-
dad es producto de un acumulado histórico y ella se
construye en relación directa con una realidad y un
contexto determinado. A pesar de crecer en medio
de unas tradiciones, unos valores y unas normas de
conducta, que podríamos llamar horizonte moral, cada uno de nosotros aporta su talento y un grado
de novedad que nos hace ser quienes somos y no
otros. Así mismo, la construcción de una identidad
colectiva como la del Movimiento, implicaría ubicar-
nos en un horizonte moral, al igual que una nove-
dad al contexto del trabajo por y para la niñez.
Las relaciones que establecemos, los discursos que
nos atraviesan, los problemas sociales que se plan-
tean en momentos específicos de la historia, nos
constituyen. Podríamos decir, entonces, que la
identidad es la definición que hacemos de nosotros
mismos y redefinimos a lo largo de nuestra vida,
en tanto nuestras condiciones van cambiando.
Por ejemplo, cuando revisamos nuestra historia de
vida no somos los mismos que éramos cuando ni-
ños, nuestra realidad, nuestros amigos, nuestros
quehaceres son distintos y nos hacen ser otros. En
este sentido la identidad se construye en constante
diálogo con el “otro”, quién me reconoce cuando
realizo intercambios con él y me permite entender
qué soy, qué no soy o qué desearía ser. A través
de mi relación con los demás puedo definirme. El
Movimiento de Niños y Niñas Sembradores de Paz
puede definirse, crear una identidad, reconocerse y
ser reconocido en tanto entre en relación y diálogo
con otros que trabajen por la niñez.
Teniendo en cuenta este proceso de construcción
de la identidad, donde la relación con el otro es
fundamental, el Movimiento como sujeto colectivo,
debe mantener un constante contacto con las insti-
tuciones privadas y públicas, las diversas colectivi-
dades y comunidades que lo rodean, con quienes
se encuentra en algunos sentidos de su trabajo y
con la comunidad para quien trabaja y la cual le
otorga su razón de ser, es decir, los niños y las niñas.
En este sentido, Sembradores de Paz, como sujeto
colectivo, reconoce a su comunidad tanto en su
experiencia individual como colectiva.
En oposición a la idea de un “sujeto sujetado”, el
movimiento social entendido como sujeto colecti-
vo al que apunta esta reflexión es un sujeto-actor,
productor de acciones, que desempeña un pa-
pel fundamental en el escenario social. Hablamos
de un sujeto que en distintos niveles construya
historia y transforme, en lugar de reproducir. Con esto
asumimos que el Movimiento de Niños y Niñas
Sembradores de Paz debe hacer un análisis de la
realidad en la que habita y elaborar un trabajo
creativo para afrontarla y mejorarla.
…pensando en movimiento…10�
Al estilo del Buen Samaritano, el Movimiento Social
entendido como sujeto colectivo:
• Ve, una situación social. Se ubica en un contexto,
en una comunidad;
• Se conmueve, reconoce el rostro del otro como
humano. El niño como un ser con capacidad de
transformación, y
• Actúa, realiza un proceso de transformación de la
realidad, con otros y para otros.
Algunas lecturas para profundizar en el tema de la
identidad colectiva:
BERNAL GÓMEZ, María del Pilar (2005). El Sujeto Social de Pastoral `(Documento inédito). Bogotá:
FICONPAZ
TAYLOR, Charles (1993). El multiculturalismo y la política de reconocimiento. México D. F.: Fondo de
Cultura Económica.
TOURAINE, Alain (2000). ¿Podremos vivir juntos? Iguales y diferentes. Bogotá: Fondo de Cultura
Económica.
Cierre:
Según la dinámica del encuentro y las característi-
cas del grupo, podemos cerrar cada jornada de
trabajo con una pequeña actividad. Podemos
hacer un cierre y una evaluación apoyándonos en las
actividades del momento Los frutos de esta siembra, el cual aparece al final del último taller de
cada encuentro.
Taller 2: Construyendo el Movimiento de Niños y Niñas Sembradores de Paz
Bienvenida:
Aprovechemos este espacio para agradecer la
presencia, para compartir los recuerdos y apren-
dizajes más significativos del taller anterior y para
presentar los objetivos y la agenda del día. Igual-
mente, para fortalecer la cohesión que se ha veni-
do construyendo en el grupo, por medio de una
actividad lúdica de presentación o ambientación que
genere confianza y motive a las y los participantes a
dar inicio a la jornada de trabajo.
Este taller está constituido por dos momentos:
• Alimentando nuestras raíces, y
• Los frutos de esta siembra.
El Movimiento de Niños y Niñas
Sembradores de Paz puede definirse, crear una
identidad, reconocerse y ser reconocido en tanto entre en relación y diálogo con
otros que trabajen por la niñez.
10�…pensando en movimiento…
A. Primer momento: Alimentando nuestras raíces
Qué queremos lograr:
Reflexionar sobre las opciones y principios que
fundamentan al Movimiento de Niños y Niñas
Sembradores de Paz, y que se encuentran recogidos
en la cartilla Tierra fértil para la Paz.
Vamos a sembrar:
En un espacio adecuado para la lectura y la
reflexión, organicemos 4 ó 5 grupos, y asignémosle
a cada uno la lectura de un capítulo o de un aparta-
do de la cartilla. Inicialmente se propone que toda la
cartilla sea distribuida entre los grupos, pero si éstos
son pocos, se recomienda seleccionar solo algunos
capítulos que se consideren centrales (3 horas).
Una vez los grupos han terminado su lectura, deben
discutir sobre las siguientes preguntas:
• ¿Lo que leyeron a qué pregunta daría respuesta?
• ¿Cuáles son las ideas fundamentales del texto
que leyeron? (1 hora).
La socialización puede hacerse de manera creativa
a través de juegos, periódicos murales, dramatiza-
ciones, cuentos, cartas, dibujos o historietas. Lo
importante es transmitir las ideas centrales de la
lectura por medio de manifestaciones creativas, en
un tiempo aproximado de 30 minutos. Una vez ter-
minada la presentación de cada grupo, se pueden
hacer comentarios o preguntas aclaratorias sobre
los contenidos presentados (3 horas).
(Tiempo: 7 horas)
No olvidemos:
• Organizar los materiales necesarios para esta ac-
tividad: ejemplares suficientes de la cartilla Tierra fértil para la paz, tarjetas de colores, marcadores,
papel kraft, hojas blancas, cinta y pegante.
• Realizar una lectura previa de la cartilla y tener
un manejo claro de su contenido que
te permita orientar las reflexiones
del grupo.
• Estimular al grupo para que
se acerque al contenido
de la cartilla en actitud
de diálogo, haciendo
una lectura crítica que,
desde su experien-
cia, enriquezca las
reflexiones y opciones
del Movimiento.
B. Segundo momento: Los frutos de esta siembra
a. Valoremos nuestro encuentro
Qué queremos lograr:
Que las y los participantes enriquezcan el taller con
sus observaciones y propuestas, surgidas a partir de
las experiencias vividas durante su desarrollo.
Vamos a sembrar:
En un momento de reflexión individual, recordemos
las diferentes experiencias que hemos vivido durante …pensando en movimiento…10�
este espacio de formación, y hagamos una lectura
crítica de todo el encuentro que nos permita valorar
sus aspectos positivos e identificar aquellos que se
puedan mejorar. Para esto podemos apoyarnos en
las siguientes preguntas:
• ¿Considero que las actividades de los talleres
fueron las adecuadas para alcanzar los objetivos
propuestos al inicio del encuentro?, ¿sí?,
¿no?, ¿por qué?
• ¿Qué aspectos positivos
destaco de las actividades
realizadas y qué aspectos
considero que se pueden
mejorar?
• ¿Qué aspectos posi-
tivos destaco de la la-
bor de los facilitadores
y las facilitadoras y qué
aspectos recomiendo
mejorar?
• ¿Cómo fue mi de-
sempeño durante este en-
cuentro de formación?
• ¿Qué sugerencias o cometarios ten-
go para mejorar este encuentro?
(Tiempo: 30 minutos)
No olvidemos:
• Preparar una guía con las preguntas de
evaluación del encuentro y facilitar lápiz o
esfero a las y los participantes.
• Recoger las sugerencias hechas e incorporarlas en
los próximos encuentros de formación.
b. A sembrar en tierra fértil
Qué queremos lograr:
Cerrar el taller en un clima de fraternidad y agra-
decimiento que permita identificar los aprendizajes
y frutos más significativos que se lleva cada una de
las personas que asistió.
Vamos a sembrar:
Organizamos un momento ritual en el que las y
los participantes compartan con el grupo lo que se
llevan de esta experiencia de formación. Podemos
utilizar algunos símbolos propios del Movimiento
(como por ejemplo un gran árbol en el que cada
uno va poniendo los frutos que cosechó en este
encuentro, o una tierra fértil como metáfora de la
comunidad en la que sembraremos las semillas que
nos llevamos de este encuentro), u otros símbolos
que tengan significado para todos y todas. Luego
podemos hacer una oración o una reflexión final y
darnos un abrazo fraterno de despedida.
(Tiempo: 1 hora)
No olvidemos:
Preparar con anticipación este momento ritual y
disponer de todos los materiales que poda-
mos necesitar para favorecer el recogimiento y la
reflexión.
10�…pensando en movimiento…
8.3 Tercer encuentro: El Movimiento en movimiento
Aprendiendo de nuestra propia experiencia
El tercer encuentro de formación, denominado El Movimiento en movimiento, es la continuación de
una apuesta de pedagógica que pretende forta-
lecer a Sembradores de Paz desde las experiencias y
saberes de quienes lo conforman. En especial,
en este encuentro trabajaremos en torno a las
experiencias de trabajo con niños y niñas que tienen
los adultos y jóvenes.
Esto nos permitirá reflexionar sobre la memoria o
a las raíces de las experiencias; los contextos lo-
cales, barriales y comunitarios en los que existe el
Movimiento; la praxis o el quehacer de cada uno de
los equipos, y las necesidades y proyecciones de las
experiencias en las comunidades.
El intercambio de experiencias entre las y los
participantes, permitirá aprender de las vivencias
de los demás, fortalecer la identidad colectiva de
Sembradores de Paz, e identificar las dificultades
comunes que necesitan ser superadas para
proyectar el Movimiento a corto, mediano y largo
plazo en los ámbitos local, regional y nacional.
Este encuentro está constituido por tres talleres,
que se caracterizan por un trabajo de construcción
colectiva de conocimiento a partir de las prácticas:
• Taller 1: La sistematización de experiencias: una estrategia para nuestro fortalecimiento,
• Taller 2: Un compartir de experiencias, y
• Taller 3: Tejiendo Movimiento a partir de nuestras experiencias.
Taller 1: La sistematización de experiencias, una estrategia para nuestro fortalecimiento
Bienvenida:
La bienvenida a este tercer encuentro de formación
es muy importante para dar un buen inicio a la jor-
nada de trabajo. Por eso aprovechemos este espacio
para agradecer la asistencia a las y los participantes,
para presentarnos como facilitadores o facilitado-
ras de forma amena y natural, y para permitir que
compartan sus nombres, inquietudes, expectativas
y motivaciones. Luego presentemos los objetivos
del encuentro y realicemos una actividad lúdica de
ambientación que genere confianza y motive a los
animadores y a las animadoras.
También es el momento indicado para la presen-
tación del taller y de los objetivos del mismo, y para
establecer los acuerdos que facilitarán la conviven-
cia durante los días del encuentro. Además, para
construir el buzón de mensajes o correo interno que
permitirá la comunicación de las y los participantes
de forma más cercana, pues en él se podrán de-
jar detalles, tarjetas o mensajes de cariño y aprecio
a los compañeros. Su elaboración es muy sencilla:
La sistematización de las experiencias ha sido un método útil para que los mismos que desarrollan trabajos populares de educación, organización y participación logren reflexiones útiles a partir de sus propias prácticas.
…pensando en movimiento…10�
cada uno de los animadores y animadoras marca un
sobre con su nombre y todos los sobres se ubican
en una parte del salón, para que en ellos se puedan
poner los mensajes durante todo el encuentro.
Este taller tiene tres momentos:
• Los beneficios de la sistematización,
• Constricción de las preguntas orientadoras, y
• Recuperando nuestro proceso.
A. Primer momento: Los beneficios de la sistematización
Qué queremos lograr:
Identificar las ventajas que ofrece la sistematización
de las experiencias de cada uno de los grupos del
Movimiento para la cualificación del trabajo.
Vamos a sembrar:
Distribuidos en un salón, invitemos a las y los asis-
tentes a escribir en una hoja sus reflexiones a partir
de dos preguntas (10 minutos):
• ¿Qué entiendes por sistematización?
• ¿Para qué puede servir la sistematización de lo
que hacemos en nuestros grupos de Sembradores
de Paz?
Después de este trabajo individual, organicemos una
plenaria en la que dialoguemos sobre las respuestas.
La siguiente reflexión recoge algunas ideas sobre la
sistematización y sus características (20 minutos).
Apoyémonos en ella para orientar el diálogo.
¿Qué es la sistematización?28
La sistematización de las experiencias ha sido
un método útil para que los mismos que desa-
rrollan trabajos populares de educación, organización
y participación logren reflexiones útiles a partir
de sus propias prácticas. Al optimizar la revisión, la
corrección y la complementación de las mismas se
busca que el aprendizaje que surge de cada práctica
sea efectivo y comunicable.
Sistematizar se define fundamentalmente como:
“registrar, de manera ordenada, una experi-
encia que deseamos compartir con los demás,
combinando el quehacer con su sustento
teórico, y con énfasis en la identificación de
los aprendizajes alcanzados en dicha experi-
encia” (Instituto Interamericano de Derechos
Humanos).
28- Las siguientes reflexiones son extractadas del texto La sistematización: una breve mirada a nuestras prácticas, publicado por ALBOAN, HEGOA y el Instituto de Derechos Humanos Pedro Arrupe. El facilitador o la facilitadora pueden revisar algunos capítulos de este libro y seleccionar algunas lecturas para trabajar con los y las participantes.
10�…pensando en movimiento…
¿Cuáles son las características de la sistema-
tización?
• La sistematización se caracteriza por ser un
proceso de construcción planificado y pensado
de principio a fin, que además se alimenta de
aportes y sugerencias del colectivo involucrado
en el proceso.
• Este ejercicio involucra también una dinámica
participativa, que permite crear espacios
para compartir, confortar y discutir las
diferentes opiniones que surgen en
el proceso de construcción.
• Otra característica de la sistema-
tización es la concerniente al
ejercicio de organización cuya
aplicación se da en la formulación
de un orden que permite la interpre-
tación crítica de las experiencias.
• La recuperación de la memoria colectiva es un
elemento importante a la hora de plantear el
ejercicio de sistematización.
• Al recuperar y ordenar la memoria se hace nece-
sario un análisis y una interpretación con el fin de
resaltar los aprendizajes vividos en la practica.
• Hacer de la propia experiencia un objeto
de estudio que permite incorporar nuevos
conocimientos a nuestras prácticas.
• Aprender de la práctica y de las otras
organizaciones.
• El proceso de sistematización tiene como
propósito final el compartir con otros nuestra
experiencia, reforzando así la identidad colectiva,
identificando desafíos y líneas de proyección.
(Tiempo: 45 minutos)
B. Segundo momento: Construcción de las preguntas orientadoras
Qué queremos lograr:
Reflexionar en torno a las prácticas de tra-
bajo con los niños y niñas que acom-
pañan los y las participantes de los
distintos grupos del Movimiento.
Vamos a sembrar:
Invitemos a los animadores y a las
animadoras a reflexionar sobre sus
experiencias de trabajo con los niños y las
niñas Sembradores de Paz, y concretemos con ellos
y ellas un grupo de preguntas para hacerlo. Para
esto compartamos la reflexión que se presenta a
continuación.
(Tiempo: 45 minutos)
Preguntas para revisar nuestras prácticas
Para revisar nuestras prácticas y aprender de ellas,
debemos estar en capacidad de mirar esas prácti-
cas de manera crítica y de identificar desprevenida-
mente las limitaciones y alcances de eso que hace-
mos en Sembradores de Paz. Si logramos hacer esto,
seguramente podremos descubrir aquello que no sabíamos que ya sabíamos y así nuestra experiencia
será la que nos enseñe el rumbo que debemos darle
a nuestro trabajo y a nuestro Movimiento.
…pensando en movimiento…10�
En otras palabras, la reflexión sobre nuestras
experiencias nos permite encontrar aquello que nos
limita y valorar lo que nos proyecta, y sobre todo,
nos permite identificar cuáles son las lecturas que
hacemos de la realidad y desde donde nos paramos
para hacer lo que hacemos. Por esto, poner nuestras
prácticas al desnudo también nos permite pregun-
tarnos ¿por qué estamos juntos? y ¿qué pode-
mos hacer juntos?, y esto nos lleva a debatir cuáles
son las opciones del Movimiento a partir de las
experiencias en que trabajamos.
Preguntarnos por nuestra experiencia de trabajo
con los niños y niñas de Sembradores de Paz es in-
dagar por las raíces que enmarcan nuestra identidad
y proceso histórico; es observar la realidad desde los
contextos en los cuales nos movemos; es preguntar-
nos por los discursos (ideales, imaginarios, saberes)
que sustentan nuestro quehacer y desde los cuales
respondemos a las realidades que leemos en
nuestras comunidades, y también es proyectarnos a
futuro. Por ese motivo vamos a leer nuestras expe-
riencias desde cuatro aspectos centrales: Las raíces o
memoria, el contexto, la praxis y la proyección.
Raíces de la experiencia: donde se da cuenta de las
motivaciones y circunstancias que le dieron origen
a la experiencia y donde se recupera la memoria. Al
igual que podemos dar cuenta de la vida de alguien
contando los hechos que marcaron su vida (cómo y
cuándo nació, cuáles fueron los momentos de cri-
sis, de alegría, de maduración, etc.), aquí también
podemos construir una especie de biografía de la
experiencia en la que demos cuenta de su camino
recorrido. Estas preguntas pueden orientar nuestro
trabajo:
• ¿Cuáles son los antecedentes y las raíces de la
experiencia?
• ¿Cuáles son los principales momentos o etapas
que ha tenido el proceso?
Una estrategia que nos puede servir es trazar una
línea del tiempo que empiece en el año en que
empezó la experiencia y que termine hoy. Allí
podemos señalar los distintos años de madura-
ción de la experiencia y ubicar los hechos más
importantes según su fecha.
Contexto de la experiencia: donde describimos
las características de los barrios, comunidades y
familias de los niños o las niñas con los que
trabajamos, dando cuenta de sus necesidades,
intereses y preocupaciones. Esta pregunta puede
orientar nuestras reflexiones:
• ¿Cómo leen ustedes las realidades de su barrio,
su localidad y municipio, en clave de infancia y
violencia?
Praxis de la experiencia: la praxis es lo que hacemos
y las reflexiones que acompañan ese hacer. Ser un
actor social como pretende serlo el Movimiento,
implica tener claridad sobre nuestras prácticas y
reflexionar sobre las razones que tenemos para
hacer lo que hacemos. Por esto, al describir lo que
hacemos, presentamos la visión
que tenemos de las niñas y
los niños y de aquello que
creemos que es su bie-
nestar. Las siguientes
preguntas pueden orien-
tar las reflexiones sobre
nuestra praxis:
10�…pensando en movimiento…
• ¿Qué actividades hacemos con las niñas y los
niños?, ¿cómo?, ¿cuándo?, ¿por qué?, ¿quié-
nes?, ¿con qué?
• ¿Quiénes son los animadores y las animadoras, y
cómo trabajan como equipo?
• ¿Qué grado de visibilización tiene esta experien-
cia en la comunidad y cómo nos ven los integran-
tes de las comunidades en las que trabajamos?
• ¿Cómo entienden al niño y a la niña?
• ¿Cómo entienden la realidad de violencia y cuál
es el concepto de paz por el que trabajan?
• ¿Qué se ha logrado?
Proyección de la experiencia: al revisar nuestras
prácticas también descubrimos las limitaciones y
tensiones de nuestra experiencia de trabajo. Además,
la idea es descubrir cómo vamos siendo, cómo
vamos construyendo una determinada visión de
futuro, cómo vamos construyendo nuestro proyecto
y cómo nos lanzamos hacia delante. Las siguientes
preguntas nos pueden orientar.
• ¿Qué limitaciones tiene la experiencia?
• ¿Qué desafíos o necesidades tiene?
• ¿Qué propuestas o planes tenemos a corto,
mediano y largo plazo?
• ¿Cómo vemos en proyección al Movimiento como
sujeto colectivo?
• ¿Cuál es la territorialidad del proyecto?
C. Tercer momento: Recuperando nuestro proceso
Qué queremos lograr:
Caracterizar las experiencias de
trabajo de las y los partici-
pantes en los grupos de
niños y niñas que hacen
parte del Movimiento.
Vamos a sembrar:
Distribuidos en toda la
casa o lugar de trabajo,
los y las participantes se orga-
nizan por equipos regionales o por localidades
(según sea el caso) y dialogan sobre las preguntas,
construyendo un documento que recoja sus
reflexiones (3 horas). Luego inventan una forma
novedosa de presentárselas a los otros grupos (un
video, un stand, etc.) teniendo en cuenta que la
exposición o presen-tación debe tener una duración
aproximada de 20 minutos (2 horas).
(Tiempo: 5 horas)
No olvidemos:
Organizar los materiales que puedan necesitarse
para organizar las presentaciones de manera
creativa: cámara de video, televisor, papelería
en general, etc.
Cierre:
Según la dinámica del encuentro y las característi-
cas del grupo, podemos cerrar cada jornada de
…pensando en movimiento…110
trabajo con una pequeña actividad. Podemos
hacer un cierre y una evaluación apoyándonos en
las actividades del momento Los frutos de esta siembra, el cual aparece al final del último taller de
cada encuentro.
Taller 2: Compartiendo experiencias
Bienvenida:
Podemos dar inicio al taller recordando los apren-
dizajes y momentos más significativos de la jorna-
da anterior, presentando los objetivos y la agenda
del día y realizando una oración, una motivación,
una actividad de conocimiento y presentación de
las y los participantes, o bien una dinámica que los
disponga para la jornada de trabajo.
Este taller está constituido por tres momentos:
• ¿Cómo nos fue revisando nuestra experiencia?,
• Afinando nuestra mirada y nuestra escucha, y
• La feria de nuestras experiencias.
A. Primer momento: ¿Cómo nos fue revisando nuestra experiencia?
Qué queremos lograr:
Compartir las dificultades y aprendizajes obtenidos
a partir del ejercicio de revisión de las experien-
cias de trabajo en el Movimiento de Niños y Niñas
Sembradores de Paz, Colombia
Vamos a sembrar:
Invitemos a que de manera individual se responda
la pregunta ¿cómo te fue realizando el ejercicio de
revisión de nuestras experiencias?, recogiendo los
logros y dificultades en términos del trabajo en
equipo, el conocimiento, la articulación y la escri-
tura entre otros (10 minutos). Luego pidamos que,
en grupos conformados por participantes de los
diversos equipos, compartan la reflexión individual
(30 minutos). Finalmente, en plenaria, socialicemos
las conclusiones de cada grupo (30 minutos).
(Tiempo: 1 hora y 10 minutos)
No olvidemos:
• Facilitar a las y los participantes, los materia-
les necesarios para esta actividad: hojas blancas
y lápices o esferos.
• Orientar la plenaria hacia el descubrimiento
de los beneficios que nos deja este ejercicio
de sistematización. Esta pregunta puede ser
orientadora para el cierre: ¿por qué es importante
el ejercicio de revisión de nuestras experiencias de
trabajo en este proceso de formación?
111…pensando en movimiento…
B. Segundo momento: Afinando nuestra mirada y nuestra escucha
Qué queremos lograr:
Establecer criterios mínimos y los aspectos claves
sobre los cuales se debe centrar la observación
en la Feria de Experiencias de trabajo de los y las
participantes.
Vamos a sembrar:
En un espacio adecuado, presentamos el video de
la experiencia de trabajo del equipo de Sembra-
dores de Paz de Manizales, creado en el año 2007
(20 minutos) y luego organicemos grupos de 5 ó 6
animadores o animadoras, para reflexionar sobre
las siguientes preguntas (30 minutos):
• ¿Qué claridades deja el video sobre la memoria,
la praxis y la proyección de esta experiencia?
• ¿Qué elementos deben explicitarse más?,
¿por qué?
• ¿En qué debemos centrar nuestra observación?,
¿por qué?
Finalmente, en plenaria, socialicemos las reflexio-
nes de los grupos y acordemos entre todos y todas,
unos criterios mínimos de observación en la Feria de
Experiencias (40 minutos).
(Tiempo: 1 hora y 30 minutos)
No olvidemos:
Organizar los elementos necesarios para el
desarrollo de esta actividad: DVD, televisor, video
de las experiencias del grupo de Sembradores de
Paz - Manizales, y una fotocopia con las preguntas
para cada grupo.
C. Tercer momento: La feria de nuestras experiencias
Qué queremos lograr:
Preguntar, escuchar, aprender de la experiencia
de los demás y compartir las nuestras, durante la
Feria de las Experiencias, de tal forma que entre
todas y todos alimentemos vínculos, concepciones
comunes, prácticas y métodos de Sembradores
de Paz en la diversidad.
Vamos a sembrar:
En un espacio amplio, cada uno de los grupos
participantes en el taller, debe organizar su stand
o preparar sus presentaciones, para dar inicio a la
Feria de Experiencias, en la cual compartiremos el
trabajo y las experiencias que realizamos en los dis-
tintos grupos, con los niños y niñas Sembradores
…pensando en movimiento…11�
de Paz. Mientras un grupo hace su presentación,
los demás participantes debemos tomar nota de los
aspectos más relevantes y anotar las inquietudes
que nos surjan. Al finalizar cada presentación,
abrimos un espacio de preguntas para resolver las
inquietudes o profundizar en algunos aspectos.
(Tiempo: varía según el número de experiencias
presentadas)
No olvidemos:
Facilitar los materiales necesarios para que las
y los participantes puedan tomar nota de las
presentaciones de cada equipo, como hojas blancas
y lápices o esferos.
Cierre:
Según la dinámica del encuentro y las caracter-
ísticas del grupo, podemos cerrar cada jornada
de trabajo con una pequeña actividad. Podemos
hacer un cierre y una evaluación apoyándonos en
las actividades del momento Los frutos de esta siembra, el cual aparece al final del último taller
de cada encuentro.
Taller 3: Tejiendo Movimiento a partir de nuestras experiencias
Bienvenida:
Podemos dar inicio al taller recordando los apren-
dizajes y momentos más significativos de la jornada
anterior, presentando los objetivos y la agenda del
día y realizando una oración, una motivación, una
actividad de conocimiento y presentación de las y
los participantes o una dinámica que los disponga
para la jornada de trabajo.
Este taller está constituido por tres momentos:
• Así vemos a nuestro Movimiento,
• ¿Hacia dónde va nuestro Movimiento?, y
• Los frutos de esta siembra.
A. Primer momento: Así vemos a nuestro Movimiento
Qué queremos lograr:
Recoger los aprendizajes que deja el intercambio de
experiencias para cada equipo, y retroalimentar las
experiencias de los demás grupos.
11�…pensando en movimiento…
Vamos a sembrar:
Invitemos a las animadoras y los animadores, a
reunirse por equipos de trabajo y a compartir las
observaciones realizadas durante la Feria de
Experiencias a la luz de las siguientes preguntas
(2 horas):
• ¿Qué tiene de particular cada una de las
experiencias?
• ¿Cómo expresa cada una de estas experiencias
las opciones del Movimiento?
• A partir de lo observado, ¿cómo se enriquece
nuestra experiencia?
Finalmente, socialicemos las discusiones de los gru-
pos en plenaria (1 hora).
(Tiempo: 3 horas)
No olvidemos:
Facilitar a las y los participantes los materiales
necesarios para esta actividad: una fotocopia para
cada grupo con las preguntas, hojas blancas y
lápices o esferos.
B. Segundo momento: ¿Hacia dónde va nuestro Movimiento?
Qué queremos lograr:
Identificar las temáticas prioritarias y los ejes
problema que necesitan ser discutidos y abordados
en la proyección del Movimiento de Niños y Niñas
Sembradores de Paz.
Vamos a sembrar:
En equipos se trabajará la siguiente pregunta:
Teniendo en cuenta este proceso de formación
y el ejercicio de revisión de las experiencias de
trabajo, ¿qué asuntos problemáticos se plantean al
desarrollo local o regional del Movimiento? (1 hora
y 30 minutos).
Después, en plenaria, debemos compartir y discu-
tir sobre las reflexiones de cada grupo, para lograr
algunas conclusiones. No olvidemos que los facilita-
dores o facilitadoras, debemos recoger los aportes
de cada uno de los grupos (1 hora y 30 minutos).
(Tiempo: 3 horas)
No olvidemos:
Facilitar a las y los participantes los materiales
necesarios para esta actividad: hojas blancas y
lápices o esferos.
…pensando en movimiento…11�
C. Tercer momento: Los frutos de esta siembra
a. Valoremos nuestro encuentro
Qué queremos lograr:
Que las y los participantes enriquezcan el taller con
sus observaciones y propuestas, surgidas a partir de
las experiencias vividas durante su desarrollo.
Vamos a sembrar:
En un momento de reflexión individual recordemos
las diferentes experiencias que hemos vivido durante
este espacio de formación, y hagamos una lectura
crítica de todo el encuentro que nos permita valorar
sus aspectos positivos e identificar aquellos que se
puedan mejorar. Para esto podemos apoyarnos en
las siguientes preguntas:
• ¿Considero que las actividades de los talleres
fueron las adecuadas para alcanzar los objetivos
propuestos al inicio del encuentro?, ¿sí?, ¿no?,
¿por qué?
• ¿Qué aspectos positivos destaco de las activi-
dades realizadas y qué aspectos considero que se
pueden mejorar?
• ¿Qué aspectos positivos destaco de la labor de
los facilitadores y las facilitadoras y qué aspectos
recomiendo mejorar?
• ¿Cómo fue mi desempeño durante este
encuentro de formación?
• ¿Qué sugerencias o cometarios tengo para mejo-
rar este encuentro?
(Tiempo: 30 minutos)
No olvidemos:
• Preparar una guía con las preguntas de evalua-
ción del encuentro y facilitar lápiz o esfero a las y
los participantes.
• Recoger las sugerencias hechas por ellas o ellos,
e incorporarlas en los próximos encuentros de
formación.
b. A sembrar en tierra fértil
Qué queremos lograr:
Cerrar el taller en un clima de fraternidad y agra-
decimiento que permita identificar los aprendizajes
y frutos más significativos que se lleva cada una de
las personas.
Vamos a sembrar:
Organizamos un momento ritual en el que las y
los participantes compartan con el grupo lo que se
llevan de esta experiencia de formación. Podemos
utilizar algunos símbolos propios del Movimiento
(como por ejemplo un gran árbol en el que cada
uno va poniendo los frutos que cosechó en este
encuentro, o una tierra fértil como metáfora de la
comunidad en la que sembraremos las semillas que
nos llevamos de este encuentro), u otros símbolos
que tengan significado para todos y todas. Luego
podemos hacer una oración o una reflexión final y
darnos un abrazo fraterno de despedida.
(Tiempo: 1 hora)
11�…pensando en movimiento…
No olvidemos:
Preparar con anticipación este momento ritual y
disponer de todos los materiales que poda-
mos necesitar para favorecer el recogimiento y la
reflexión.
8.4 Cuarto encuentro: Todos en movimiento
Sembradores de Paz... un espacio para la participación
El cuarto encuentro, llamado Todos en movimiento,
responde a dos objetivos trazados en este proceso
de formación. En primer lugar, es un espa-
cio para debatir en torno a algunos ejes
problemáticos y necesidades cuyo
abordaje se plantea como prioritario
para avanzar en el fortalecimiento y
la articulación regional y nacional de
Sembradores de Paz. Y en segundo
lugar, responde a la necesidad de re-
flexionar y avanzar en la consolidación
de espacios y metodologías que permi-
tan fomentar la participación de los niños y
las niñas al interior del Movimiento.
Este encuentro está constituido por dos talleres
que se caracterizan por un trabajo reflexivo sobre
la participación como tema y como metodología.
Son:
• La participación en el Movimiento, y
• La participación desde el Movimiento.
Taller 1: La participación en el Movimiento
Bienvenida:
La bienvenida al cuarto encuentro es la oportuni-
dad que tenemos para seguir fortaleciendo el tra-
bajo con el grupo conformado en los encuentros
anteriores.
Aprovechemos este espacio para agradecer la
presencia de todos y todas; para permitir que com-
partan sus nombres, inquietudes, expectativas y
motivaciones, y para presentarnos de forma ame-
na y natural. Luego expliquemos los objetivos del
encuentro y realicemos una actividad lúdica de
ambientación que genere confianza y motive
a los animadores y a las animadoras a dar
inicio a la jornada de trabajo.
También aprovechemos la bienveni-
da para explicar el taller y los obje-
tivos del mismo, y para establecer
los acuerdos que facilitarán la con-
vivencia durante los días del encuen-
tro. Además, para construir el buzón de
mensajes o correo interno que permitirá la co-
municación de las y los participantes de forma más
cercana, pues en él se podrán dejar detalles, tarjetas
o mensajes de cariño y aprecio a los compañeros. Su
elaboración es muy sencilla: cada uno de los anima-
dores y animadoras marca un sobre con su nombre
y todos los sobres se ubican en una parte del salón,
para que en ellos se puedan poner los mensajes
durante todo el encuentro.
Este taller está constituido por dos momentos:
…pensando en movimiento…11�
• La participación de las niñas y los niños en el Movimiento, y
• Aproximación conceptual a la participación.
A. Primer momento: La participación de las niñas y los niños en el Movimiento
a. ¿Qué entendemos por participación?
Qué queremos lograr:
Generar una reflexión en torno al concepto de
participación, a partir de las experiencias y
conocimientos previos de las y los participantes.
Vamos a sembrar:
Invitemos a todos los y las participantes a que,
de manera individual, respondan en una hoja la
siguiente pregunta: ¿qué experiencias de partici-
pación han tenido? (15 minutos). Luego pidámosles
que se organicen en grupos de 5 ó 6 integrantes,
para dialogar sobre esas experiencias y, a partir de lo
que encuentren en común, responder a la pregun-
ta: ¿qué es participación? Una vez lo hagan, cada
grupo debe crear una historieta en la que recojan
sus reflexiones (1 hora).
En la plenaria final cada grupo debe exponer su
definición de lo que es participación y presentar su
historieta (45 minutos).
(Tiempo: 2 horas)
No olvidemos:
Preparar los diversos elementos para la elaboración
de las historietas: hojas blancas, pliegos de papel
(kraft, periódico o ¼ de cartulina), marcadores,
cinta, etc.
b. Chirimoyo y nuestro potrerito
Qué queremos lograr:
Reflexionar sobre la participación de los niños y las
niñas en el Movimiento y en sus comunidades.
Vamos a sembrar:
En un espacio cómodo, preferentemente en cam-
po abierto, realicemos la presentación general de
la historieta Chirimoyo y su potrerito, leyéndola de
manera creativa. Con anticipación podemos dis-
tribuir los personajes entre algunos participantes
11�…pensando en movimiento…
para que los caractericen o representen al resto del
grupo (20 minutos). Luego, organizados en grupos
de 5 ó 6 personas, dialoguemos sobre el texto (40
minutos). Las siguientes preguntas pueden orientar
la discusión:
• ¿Qué principios del Movimiento se ven reflejados
en la cartilla?
• ¿Cómo se entiende en la cartilla, la participación
las niñas y los niños dentro del Movimiento y
dentro de sus comunidades?
• ¿Cómo es la participación de los niños y niñas en
los grupos de Sembradores de Paz que ustedes
animan?
• ¿Qué dificultades y potencialidades tienen en
sus grupos para hacer realidad esta propuesta de
participación de los niños y las niñas?
Finalmente cerremos la actividad con una
socialización de las reflexiones de los grupos
(1 hora). Para ello apelamos a la inventiva y
creatividad de cada uno de ellos.
(Tiempo: 2 horas)
No olvidemos:
• Organizar todos los recursos necesarios para la
actividad: cartillas para cada asistente, marcado-
res, papel, cinta, pegante, tijeras, hojas y lápices.
• Distribuir los personajes de la cartilla a quienes los
van a representar, con la suficiente anticipación,
para que alcancen a preparar su lectura y drama-
tización.
• Animar constantemente al grupo a realizar una
lectura analítica del texto, propiciando de esta
forma un debate enriquecido con las experiencias
que las y los participantes viven con sus grupos de
niños y niñas.
B. Segundo momento: Aproximación concep-tual a la participación
Qué queremos lograr:
Reflexionar en torno al concepto de participación, a
su relación con la organización social y la existencia
de movimientos sociales.
Vamos a sembrar:
Distribuidos en un salón, invitemos a las y los
participantes a hacer una lectura colectiva del texto
Organización y participación social y comunitaria,
de Alfonso Torres Carrillo. Para esto distribuyamos el
texto entre ellos y ellas, y en plenaria, organicemos
un diálogo sobre la siguiente pregunta: ¿teniendo
en cuenta los títulos y subtítulos de la lectura, qué
temas creen que se abordarán? (15minutos).
…pensando en movimiento…11�
Luego, en grupos de 5 ó 6 personas, pidamos que
realicen la lectura comprensiva del texto, y que
después construyan un diagrama o esquema sobre
las reflexiones y conceptos claves del texto (2 horas).
Finalmente se comparten en plenaria, los esquemas
elaborados por los grupos, mientras que la persona
que orienta este momento resalta los aspectos más
relevantes de cada una de las presentaciones (45
minutos).
(Tiempo: 3 horas)
Tengamos en cuenta:
Facilitar a cada uno de las y los participantes una
copia de la lectura y los materiales necesarios para
hacer sus esquemas o diagramas: papel periódico y
marcadores de colores.
Cierre:
Según la dinámica del encuentro y las característi-
cas del grupo, podemos cerrar cada jornada de
trabajo con una pequeña actividad. Podemos
hacer un cierre y una evaluación apoyándonos en las
actividades del momento Los frutos de esta siembra, el cual aparece al final del último taller
de cada encuentro.
Taller 2: La participación desde el Movimiento
Bienvenida:
Podemos dar inicio al taller recordando los apren-
dizajes y momentos más significativos de la jornada
anterior, presentando los objetivos y la agenda del
día y realizando una oración, una motivación, una
actividad de conocimiento y presentación de las y
los participantes o una dinámica que los disponga
para la jornada de trabajo.
Este taller está constituido por dos momentos:
• Asamblea en torno a la participación, y
• Los frutos de esta siembra.
A. Primer momento: Asamblea en torno a la participación
a. Construcción de las preguntas y discusión
Qué queremos lograr:
Construir y debatir sobre las inquietudes o preocu-
paciones que surgen con relación al tema de la par-
ticipación en y desde el Movimiento.
Vamos a sembrar:
Luego de haber trabajado en torno a los conceptos
de participación y organización social, desde un nivel
conceptual, invitemos a las y los participantes a pen-
sar en los asuntos, problemas y preguntas que les
inquietan sobre la participación en y desde nuestro
Movimiento. La idea es contar con un espacio para
debatir sobre estas preguntas o asuntos. Para esto,
en un primer momento, invitemos a organizarse
11�…pensando en movimiento…
nuevamente en los mismos equipos de trabajo y a
plantear tres preguntas sobre las cuales quisieran
debatir. Una pregunta que puede introducir esta ac-
tividad es: Teniendo en cuenta las temáticas aborda-
das en la lectura y su experiencia en el Movimiento,
¿qué les inquieta con respecto al Sembradores de
Paz?, ¿qué consideran que debemos debatir aquí?
(20 minutos).
Luego de plantear las tres pregun-
tas debemos pedirles que las
jerarquicen de 1 a 3, siendo
primera la que consideran
de mayor relevancia y la ter-
cera, la de menor. Después,
recogemos las preguntas,
y los relatores de cada uno
de los grupos se reúnen para
identificar las similitudes o cer-
canías entre las peguntas y, a par-
tir de allí, para definir las tres grandes
preguntas que serán discutidas en plenaria
(15 minutos).
Antes de iniciar la plenaria se debe escoger un
moderador, un temporizador y dos relatores:
• Moderador: es quien organiza las intervencio-
nes, da la palabra y mantiene el orden en la
discusión.
• Temporizador: es la persona que controla el
tiempo de la discusión y garantiza que éste
alcance para el debate de todos los problemas
planteados.
• Relatores: toman nota de las ideas que se plan-
tean a lo largo de la discusión y se encargan
de presentarle al grupo la memoria de la ple-
naria, que debe contener las ideas fundamen-
tales y las conclusiones respecto a cada pregunta
debatida.
Finalmente se abre la plenaria para el debate en el
que se contará con 45 minutos para tratar cada una
de las preguntas (2 horas y 15 minutos).
(Tiempo: 3 horas)
No olvidemos:
• Organizar los materiales necesarios para el
desarrollo de esta actividad: hojas blancas,
esferos o lápices
• Invitar a las y los participantes a hacer de este es-
pacio, una oportunidad para debatir problemáti-
cas centrales en la proyección del Movimiento.
b. Balance de la asamblea
Qué queremos lograr:
Compartir las conclusiones registradas por
los relatores. Reflexionar sobre el proceso de
discusión.
Vamos a sembrar:
Distribuidos en un salón, los relatores presen-
tan las conclusiones de cada una de las temáticas
debatidas: puntos de acuerdo, puntos de desacu-
erdo, acciones por realizar.
Luego pidámosles que expresen sus percepciones al
respecto de la dinámica y la discusión dirigida por
ellos mismos. Además, preguntémosle a quienes
tuvieron algún rol: ¿qué aprendizajes tenemos como
Movimiento?
(Tiempo: 1 hora)
…pensando en movimiento…1�0
B. Segundo momento: Los frutos de esta siembra
a. Valoremos nuestro encuentro
Qué queremos lograr:
Que las y los participantes enriquezcan el taller con
sus observaciones y propuestas, surgidas a partir de
las experiencias vividas durante su desarrollo.
Vamos a sembrar:
En un momento de reflexión individual, recordemos
las diferentes experiencias que hemos vivido durante
este espacio de formación y hagamos una lectura
crítica de todo el encuentro que nos permita valorar
sus aspectos positivos e identificar aquellos que se
puedan mejorar. Para esto podemos apoyarnos en
las siguientes preguntas:
• ¿Considero que las actividades de los talleres
fueron las adecuadas para alcanzar los objeti-
vos propuestos al inicio del encuentro?, ¿sí?, ¿no?,
¿por qué?
• ¿Qué aspectos positivos destaco de las actividades
realizadas y qué aspectos considero que se pueden
mejorar?
• ¿Qué aspectos positivos destaco de la labor de los
facilitadores y las facilitadoras, y qué aspectos re-
comiendo mejorar?
• ¿Cómo fue mi desempeño durante este encuentro
de formación?
• ¿Qué sugerencias o cometarios tengo para
mejorar este encuentro?
(Tiempo: 30 minutos)
No olvidemos:
• Preparar una guía con las preguntas de
evaluación del encuentro y facilitar lápiz o
esfero a los y las participantes.
• Recoger las sugerencias hechas e incorporarlas a
los próximos encuentros de formación.
b. A sembrar en tierra fértil
Qué queremos lograr:
Cerrar el taller en un clima de
fraternidad y agradecimiento
que permita identificar los apren-
dizajes y frutos más significativos
que se lleva cada participante.
Vamos a sembrar:
Organizamos un momento ritual en el que las y
los participantes compartan con el grupo lo que se
llevan de esta experiencia de formación. Podemos
utilizar algunos símbolos propios del Movimiento
(como por ejemplo un gran árbol en el que cada
uno va poniendo los frutos que cosechó en este
encuentro, o una tierra fértil como metáfora de la
comunidad en la que sembraremos las semillas que
nos llevamos de este encuentro), u otros símbolos
que tengan significado para todos y todas. Luego
podemos hacer una oración o una reflexión final y
darnos un abrazo fraterno de despedida.
(Tiempo: 1 hora)
No olvidemos:
Preparar con anticipación este momento ritual y dis-
poner de todos los materiales que podamos necesi-
tar para favorecer el recogimiento y la reflexión.
1�1…pensando en movimiento…
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