z v e f n i c j p a z o f - unicef.org · ros, alexandra montero cortes, yenifer yohana galindo,...

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Camilo Enrique Jim énez Ca m arg o M aría d el P ila r B e r n al G ó m e z J o h n n y A l b e r t V é l e z F I C O N P A Z - U N I C E F

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Camilo Enrique Jiménez Camargo María del Pilar Bernal Gómez J

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élez

FICONPAZ -

UNIC

EF

ColecciónMaterial de apoyo para el Movimiento de Niños y Niñas Sembradores de Paz, Colombia

ISBN: 958-97063-6-3

Volumen…pensando en movimientoISBN: 978-958-97748-1-6

Primera edición: 500 ejemplares

Material educativo, prohibida su venta o reproducción total o parcial por cualquier medio, sin autorización expresa de los autores.Todos los derechos reservados.

Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia - UNICEF

Paul MartinRepresentante de UNICEF en Colombia

Antonella ScolamieroRepresentante Adjunta de UNICEF en Colombia

Eduardo GallardoEspecialista de Protección y Acción Humanitaria

Olga Lucía ZuluagaOficial de Protección y Acción Humanitaria

Soledad HerreroOficial de Protección y Acción Humanitaria

Sara Franky CalvoOficial de Comunicación de Programas

Fundación Instituto para la Construcción de la Paz - FICONPAZMonseñor Héctor Fabio Henao GaviriaDirector

Edición a cargo de:Fundación Instituto para la Construcción de la Paz - FICONPAZ

Coordinación general de la investigación:Camilo Enrique Jiménez CamargoProfesor de planta Universidad Pedagógica NacionalFacultad de EducaciónÁrea: Cultura política y educación en derechos humanosGrupo Conciencias/Ciup: Sujetos y nuevas narrativas en la investigación y la enseñanza de las Ciencias Sociales

Coinvestigadores:María del Pilar Bernal GómezJohnny Albert Vélez Hernández

Revisión de estilo:Gloria M. Londoño M.

Diseño y diagramación:Piedad Franco H.

Impresión:Gráficas Mundial

Febrero de 2009 - Bogotá, D.C, Colombia

FICONPAZFundación Instituto para la Construcción de la PazCarrera 20 Nº 45 - 45 Sur, Barrio Santa Lucía, Bogotá, D.C.Teléfono 205 47 46E-mail: [email protected]

UNICEFFondo de las Naciones Unidas para la InfanciaCalle 72 Nº 10 -71 pisos 11 y 12, Bogotá, D.C.Teléfono: 312 00 90E-mail: [email protected]

…pensando en movimiento…Procesos de formación y construcción de subjetividad social del Movimiento de Niños y Niñas Sembradores de Paz en el Eje Cafetero, Cundinamarca y Bogotá

…pensando en movimiento…�

María del Pilar Bernal Gómez Politóloga, candidata a magister en Sociología de la Uni-

versidad Nacional de Colombia. Experiencia en educación comunitaria, pedagogía para la paz e investigación social en el área de movimientos sociales, políticas públicas y desplazamiento forzado. En el proyecto Apoyo e impul-so al Movimiento de Niños y Niñas Sembradores de Paz coordinó el componente de investigación y partici-po en el diseñó y facilitación de los encuentros de formación.

Camilo Enrique Jiménez Camargo Licenciado en Español de la Universidad Pedagógica

Nacional y Magíster en Literatura de la Pontificia Universidad Javeriana. Experiencia en docencia universitaria, educación popular e investigación social en áreas de sistematización de experiencias y derechos humanos. Actualmente es profesor de la Licenciatura en Educación Comunitaria con énfasis en Derechos Humanos en la Universidad Pedagógica Nacional, y hace parte del grupo de investigación Cuip/Colciencias Suje-tos y nuevas narrativas en la investigación y enseñanza de las Ciencias Sociales. En el proyecto Apoyo e impulso al Movimiento de Niños y Niñas Sembradores de Paz, coordinó el proceso general de la investigación y asesoró, diseñó y orientó los encuentros de formación.

Johnny Albert Vélez Hernández Psicólogo con estudios de Maestría en Psicoanálisis,

Subjetividad y Cultura de la Universidad Nacional de Colombia. Educador popular en derechos humanos y de la infancia. Experiencia en acompañamiento psicosocial e investigación social. En el proyecto Apoyo e impulso al Movimiento de Niños y Niñas Sembradores de Paz coordinó el componente de formación, y diseñó y orientó los encuentros de formación.

Facilitadores, facilitadoras, animadores y animadoras participantes en los encuentros de formación.

Regional Eje Cafetero: Diana Clemencia Ocampo, Carolina Hernández Libre-

ros, Alexandra Montero Cortes, Yenifer Yohana Galindo, Wilmar Murillo Acevedo, Carlos Ariel Pérez, Martha Duque, Luz Estela Romero, María Francisca Calvo, María Dioselina Ortiz, María Lilia Chiquito, Tiberio Giraldo, Raúl Echeverri, María del Pilar López, Amelia Montoya, Consuelo López Rueda, Sorany Velásquez, Josefina Saraza, Emma Montoya, Shirley Yohana Ramírez, Blanca Libia Orozco, Erika Yuliana Marín, Eliana Milena Agudelo, Jefry Jackson Feo, Alejandra Osorio, Gloria Inés Muñoz, Patricia López, Cristian Fernán Muñoz, Marly Orozco Rendón, Landa Zury Fluestoza, John Fredy Buitrago, María Magaly Gaviria y William Arango.

Regionales Bogotá y Cundinamarca: Carmen Marina Rodríguez, Raquel Esther Rodríguez,

Jenny Paola Molano, Martha Jackeline Pérez, Judith Stella Pardo, Lucy Adalid Torres, Rodolfo José Martínez, Germán Arévalo, Luis Alfonso Guzmán, Andrea Marcelly Saavedra, Johanna Bojacá, Cristian David Pérez, Heidy Forero, Sofía Forero, Luz Marina Moreno, Mery Yaneth Mora, Esperanza Vargas, Fernando Alonso Arango, Wilson Torres, Leidy Mayerly Torres, Carolina Zamora, Stefanny Forero, Luisa Ramírez, Piedad Mora, Jenniffer Vargas, Mauricio Molano, Rosibell Castro, Néstor Fabián Colmenares, Sonia Liliana Vargas, Soranlly Suárez, María Ximena Ospina, Marcela Bernal, María del Rocío Jaimes, Jeimmy Carolina Rojas, Jairo Cuenca, Nataly Alarcón y Alcira Torres.

Grupo de Investigación

�…pensando en movimiento…

Dejen que se me acerquen los niños y no se lo impidan, porque los que son como ellos tienen a Dios por Rey. Les aseguro que quien no acepte el reino de Dios como un niño, no entrará en él.

Lc 18, 16-17

…pensando en movimiento…�

Cruzada por la niñez

“Salvad a los niños”(Lu Sin)

Déjenlos crear tormentas marinas

con sólo agitar sus blancas mantas

o soñar con pájaros no vistos,

o convocar a la noche en pleno día

con sólo esconderse

en lo profundo de un armario.

Déjenlos atrapar una estrella,

cuando en la noche clara y plateada

desde alguna ventana de la casa,

con un espejo roto

la atraen hacia algún jardín de sombras.

No los llamen en mitad de sus juegos:

no podrán escucharlos.

En esa hora, magnífica y secreta,

ellos están en otra parte.

Juan Manuel Roca (Cantos del Ocio)

�…pensando en movimiento…

Presentación

Primera parte: Experiencia de infancia

1. Ser facilitador o facilitadora no es tarea fácil: el componente de investigación

desde el ángulo de la subjetividad social

2. Las huellas en movimiento: experiencia de infancia y construcción de identidad colectiva

2.1 Desde y para la experiencia

2.2 La experiencia de infancia desde el lenguaje narrativo

3. Relatos de la diversidad

3.1 “Cuando mi lonchera se abría, las frutas rodaban 500 escalones abajo” 3.2 “Gente melosa, gente amargosa” 3.3 “Esas niñas me han permitido observar la luz a través de las tinieblas” 3.4 “Hablé con él y le pedí que fuera mi papá” 3.5 El nacimiento y el oro 3.6 “Si hubiera habido las tutelas en ese tiempo, quién sabe qué hubiera pasado” 3.7 “Yo estaba feliz porque, aunque mis cuadernos fueran de cartón, los tenía todos” 3.8 “Desde los 4 años trabajo”

Segunda parte: Experiencia de nucleamiento colectivo

4. La sistematización de experiencias: enfoque y metodología

4.1 Raíces, prácticas y proyecto colectivo

Contenido

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…pensando en movimiento…�

5. El Movimiento se arraiga en lo local

5.1 Manizales, Caldas

5.2 Chinchiná, Caldas

5.3 Risaralda

5.4 Comuna Villa Santana, Pereira, Risaralda

5.5 La Dorada, Caldas

5.6 Cartago, Valle

6. Diversidad de contextos y de trabajos con los niños y las niñas

6.1 IDEMAG

6.2 Club Amigó - Soacha

6.3 Fundación Ameduser

6.4 Refuerzo escolar Proyecciones

6.5 Movimiento Campistas L.A.D.

6.6 Zona Pastoral Cristo Sacerdote

6.7 Zona Pastoral Inmaculada Concepción

7. Pensando en movimiento

7.1 La experiencia de arraigamiento

7.2 Las experiencias de la diversidad

Tercera parte: La propuesta pedagógica de los encuentros

8. Sobre el rito de encontrarnos

8.1 Primer encuentro: Mi infancia en movimiento - Un encuentro con las experiencias de infancia de los adultos y jóvenes que conforman el Movimiento 8.2 Segundo encuentro: Nuestro Movimiento - Un espacio para la consolidación de la identidad colectiva 8.3 Tercer encuentro: El Movimiento en movimiento - Aprendiendo de nuestra propia experiencia 8.4 Cuarto encuentro: Todos en movimiento - Sembradores de Paz… un espacio para la participación

Referencias y fuentes

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�…pensando en movimiento…

…pensando en movimiento… recoge el tra-

bajo realizado en los componentes de formación

y de investigación del proyecto Apoyo e impulso

al Movimiento de Niños y Niñas Sembradores de

Paz, en el Eje Cafetero, Cundinamarca y Bogo-

tá. Este proyecto fue orientado por la Fundación

Instituto para la Construcción de la Paz,

FICONPAZ, y financiado por UNICEF.

El componente pedagógico o formativo se de-

sarrolló a través de cuatro encuentros que se

encadenaron en un proceso o estrategia pe-

dagógica, reflexionada y rediseñada constante-

mente, de acuerdo con las evaluaciones de los y

las participantes y del equipo, pensando en que

les permitiera encontrar elementos para proyectar

y fortalecer el trabajo que realizan con los grupos

de niños y niñas en sus comunidades.

Para lograrlo se debía conjugar ese interés con

las particularidades de cada una de las regio-

nales, pues el nivel de consolidación del Mo-

vimiento y las realidades comunitarias en las

que se inscribe, son distintos para cada caso. La

propuesta pedagógica final estructuró cuatro

encuentros de formación que se implementa-

ron entre noviembre de 2006 y junio de 2007,

y en los que participaron cerca de 100 educa-

dores y educadoras, y líderes comunitarios (fa-

cilitadores, facilitadoras, animadores y animado-

ras) de las regionales Bogotá - Cundinamarca y

Eje Cafetero.

El componente investigativo, por su parte, se

propuso para contribuir al fortalecimiento de lo

formativo y organizativo de este proceso. Por

esta razón, la investigación se entendió como un

ejercicio dinámico de diálogo de saberes y pro-

ducción de conocimientos acerca de la realidad

y se optó por abordar el estudio del Movimiento

como un sujeto social en construcción, a través

de la sistematización de experiencias y una

autorreflexión como sujetos individuales y

colectivos.

Se buscó, además, que las y los participantes

pudieran incorporar en su trabajo cotidiano

herramientas de investigación. La mejor forma

de lograrlo fue aprender haciéndolo, es decir,

involucrándose en la construcción colectiva de la

sistematización.

Presentación

…pensando en movimiento…�

El desarrollo de estos componentes se conjugó

en doble vía. Es decir, la estrategia pedagógica y

cada una de las acciones formativas, fueron con-

sideradas como escenarios de indagación sobre

las prácticas sociales de las personas y experien-

cias de trabajo convocadas; simultáneamente, el

enfoque y el diseño metodológico de la

investigación estuvieron orienta-

dos hacia la producción de sa-

beres y conocimientos sobre

la identidad, las prácticas y

el fortalecimiento de los

procesos de formación,

organización y proyección

del Movimiento de Niños

y Niñas Sembradores de

Paz, desde la participación

en los encuentros formati-

vos que articularon la propuesta

pedagógica.1

Trabajos de sistematización anteriores, sobre las

experiencias que se dieron en las regiones donde

tuvo origen el Movimiento, enseñaron que éste

“se desarrolla en medio de contextos geográficos,

sociales y culturales muy diversos”, por lo que las

propuestas y las herramientas de formación de-

ben contextualizarse “de acuerdo con su realidad

específica”, teniendo en cuenta que a partir de

ellas surge un saber inacabado y abierto

(PASTORAL SOCIAL ANTIOQUIA -

CHOCÓ & GTZ, 2005: p. 66).

Esta manera de comprender

los procesos de formación,

constructiva e incluyente,

es propia de una subjeti-

vidad social constituyente.

Vamos a explicar esto un

poco más:

En Sembradores de Paz, la idea

de formación para la construc-

ción de movimiento social, se entiende a

través de la metáfora del árbol, que no se parece

a un bonsái sino, mucho más, a la imagen de la

semilla de motaza con la que en el Evangelio

1- En este trabajo nos referiremos al Movimiento de Niños y Niñas Sembradores de Paz con las expresiones Sembradores de Paz o el Movimiento.

�…pensando en movimiento…

se representa el Reino de Dios (Mt 13, 31-32).

Así lo explica Lucinda en la cartilla Tierra fértil

para la paz:

A mí me parecieron muy bonitos los bonsái,

pero no le veo relación con el Movi-

miento. Al contrario, nosotros

queremos que Sembrado-

res de Paz crezca y tenga

buenas raíces (MOVI-

MIENTO DE NIÑOS Y

NIÑAS SEMBRADORES

DE PAZ, 2005b: p. 35).

Es justamente este sen-

tido del arraigamiento,

propio de la subjetividad

social constituyente, el que

hace que la formación y la in-

vestigación deban conjugarse permanen-

temente. No deben disociarse, porque se

necesitan para que el proyecto colectivo

crezca alto, pero arraigado.

La expresión “subjetividad social constituyente”

nos pone en contacto con una tradición del pensa-

miento crítico latinoamericano sobre los procesos

que viven los sujetos sociales cuando deciden

autoconstituirse y crecer, a partir de sus realidades

específicas, que muchas veces están llenas de

determinaciones y límites para que no dejemos

de ser “sujetos bonsái”. En cambio, desde esta

forma de aproximarnos a la realidad,

importan los procesos de colo-

cación y potenciación del suje-

to mismo en su historicidad,

como ángulo de práctica

y conocimiento, que se

va abriendo y amplian-

do, para poder pensar y

actuar sobre la reali-

dad, inventándola si es

necesario.

El texto recoge los saberes pro-

ducidos desde esta perspectiva. Es una

pregunta permanente por la subjetividad so-

cial, dándose en las realidades muy desiguales

y cambiantes en las que se sitúan y actúan las

personas que participaron en los talleres de

formación como facilitadores y facilitadoras

de Sembradores de Paz.

…pensando en movimiento…10

Al colocar la pregunta general y abstracta por

la subjetividad social constituyente en relación

con las realidades y prácticas específicas de los

partícipes en los talleres, la categoría de experien-

cia alumbró asuntos y posibilidades de reflexión

y potenciación, mucho más concretos e impor-

tantes para la práctica social, para la formación

y para la investigación misma. En esta ruta, esta

obra, ...pensando en movimiento..., desarrolla

esta categoría, distinguiendo, pero sin disociar, lo

individual y lo colectivo.

Tres partes agrupan el contenido del texto. La

primera propone la lectura de la experiencia de

infancia de los adultos que participan de un movi-

miento social en el que la condición sociocultural

de ser niño o niña se impone como fuente de

identidad. En la segunda se proponen las cate-

gorías de experiencia de nucleamiento colectivo

y voluntad comunitaria, como claves de inter-

pretación de los procesos vividos y las potenciali-

dades de crecimiento de la diversidad de procesos

sociales con niños y niñas, que se están dando en

estas regionales. La última sección reconstruye,

no a modo de informe sino de Propuesta Peda-

gógica, el fruto de haber diseñado, desarrollado,

evaluado y reflexionado el proceso formativo vivi-

do en los encuentros.

Este trabajo fue posible porque cada una de las

personas y los grupos que colaboraron en él, se

implicaron vitalmente. También porque la

Fundación posibilitó que un equipo

de formadores – investigadores,

compuesto por una politóloga,

un psicólogo y un educador,

trabajáramos con cohesión

y permanencia, a pesar de

los múltiples avatares, que

son siempre tentación de ac-

tivismo y dispersión en estos

procesos, aún cuando la gestión

los requiera.

A todas las personas con las que tuvimos oportu-

nidad de palpar el calorcito humano de la esperan-

za, que nace en los rostros amiguitos y cómplices

de niños y niñas, jóvenes, mujeres y hombres, reli-

giosos y religiosas, en muchos lugares de Colom-

bia, muchas gracias y abrazos, siempre.

Los autores

11…pensando en movimiento…

…pensando en movimiento…1�

Primera parte: Experiencia de infancia

1�…pensando en movimiento…

Para llevar a cabo el componente de investigación

del proyecto, el equipo de la Fundación tomó como

ángulo de pensamiento la constitución de la subje-

tividad social. Éste fue el problema o eje de reflexión

desde la acción pedagógica. Consideramos que era

una manera adecuada para abordar una realidad

social en construcción, como lo es el Movimiento de

Niñas y Niños Sembradores de Paz, porque esta op-

ción no busca, ante todo, meter un proceso nove-

doso e inicial como éste en parámetros conceptua-

les o académicos, propios de recortes disciplinares o

de los discursos de determinadas instituciones.

Por el contrario, esta opción implica habilitar la mi-

rada para tomar distancia de las interacciones que

condicionan las comprensiones habituales sobre

lo que sucede con la subjetividad, cuando se está

vinculado al esfuerzo por construir un proyecto co-

lectivo. De este modo, se busca generar aperturas

en la comprensión de los procesos sociales que en-

riquezcan la identidad, la cohesión, la formación y la

acción del Movimiento, con el cultivo del pensa-

miento crítico. En palabras de Hugo Zemelman,

puede caracterizase este ingreso a la investigación

desde la subjetividad social como propio de:

(…) un concepto de lo social a partir de ese

dinamismo particular que son los sujetos, los

que, en última instancia, consisten en las dife-

rentes modalidades que pueden asumir los

nucleamientos de lo colectivo como los es-

pacios de constitución de fuerzas capaces de

determinadas construcciones sociales. En este

sentido, la idea de proyecto colectivo supone

entender la dialéctica interna en que descansa

la constitución de la subjetividad social (1997:

p. 22).

Se trata de un ángulo de pensamiento que se am-

plía, de un campo de visión, de construcción del

mundo y de una manera de conocer. Desde allí

se aborda una necesidad de indagación sobre la

1.

Ser facilitador o facilitadora no es tarea fácil: el componente de investigación desdeel ángulo de la subjetividad social

…pensando en movimiento…1�

práctica social que surge desde ella misma, desde

los mismos sujetos que la construyen. Sujetos con-

cretos, que dialogan sobre el significado y el sentido

de sus acciones –desde ellos mismos–, en un doble

movimiento en el que son constituidos y constitu-

yentes de realidades.

Desde esta perspectiva, el proceso de investigación

supuso, en parte, un esfuerzo por considerar el

imaginario del rol mismo de facilitador o facilitadora que prevé el discurso del Movimiento, pero también

ir un poco más allá. Es decir, significó indagar por el

sentido, por la conexión vital que hay entre las y los

jóvenes y los adultos (los facilitadores y las facilita-

doras reales) que participaron en los talleres con la

producción de la identidad colectiva.

¿Quiénes son los facilitadores o las facilitadoras? La

importancia de esta pregunta creció en la medida

en que avanzábamos en el conocimiento de las y los

participantes y en sus trabajos locales y regionales,

porque detrás de ella parecían asomarse diversas

cuestiones fundamentales entre las que podemos

enunciar:

• Las relaciones de saber y poder entre adultos,

jóvenes, niños y niñas, con respecto a las prácti-

cas de educación que en buena medida describen

la función esencial del Movimiento.

• Las características de las articulaciones entre los

animadores o las animadoras y otros agentes so-

ciales o eclesiales que apoyan (facilitan) la presen-

cia del Movimiento en diversos contextos.

• La autonomía y la capacidad de Sembradores de

Paz para dotarse de una identidad y organicidad

consciente en planos de nucleamiento colectivo

con un alcance que va de lo local, a lo regional

o nacional y viceversa (algunas personas hablan

también de lo internacional).

El discurso escrito que elabora la identidad de los

facilitadores y las facilitadoras, en términos de “ser

verdaderos animadores y animadoras de la siem-

bra”, se desarrolla a través del diálogo entre Blanca,

Franklin, Tulio y Lucinda en la cartilla Camino a la siembra: Propuesta metodológica para la formación de animadores y animadoras (MOVIMIENTO DE

NIÑOS Y NIÑAS SEMBRADORES DE PAZ, 2005a),

que hace parte de los materiales de apoyo elabora-

dos para que facilitadores, facilitadoras, animadores

y animadoras, tengan unos criterios y unos méto-

dos claros de formación de nuevos animadores o

animadoras.

En las secciones iniciales Nuevos caminantes y Cuando le ponemos corazón a lo que hacemos, los cuatro personajes reconstruyen la memoria del

proceso de formación que los condujo a convertirse

en facilitadores. Se trata de una vivencia de la que

pueden dar cuenta conscientemente como una eta-

pa de formación que no fue fácil y que aún no ha

Sujetos concretos, que dialogan

sobre el significado y el sentido

de sus acciones.

1�…pensando en movimiento…

terminado, pero que los pone en condiciones de ser

formadores de animadores.

Franklin afirma que “no ha sido un camino fácil,

ni hemos concluido la formación pues se trata de

un proceso permanente”. Blanca y Lucinda recono-

cen que todavía sienten cierto temor como cuando

“nos lanzamos a ser facilitadores y facilitadoras de

la formación”. De esta manera, podemos observar

cómo lo primero que surge para reconocer la iden-

tidad de los facilitadores y las facilitadoras, es que

ellos y ellas han vivido una experiencia propia como formadores o formadoras de animadores o anima-doras. También vemos que ellos son capaces de re-

cordar y de expresar su nueva condición dentro del

Movimiento en términos de las imágenes, las metá-

foras y las narraciones con las que se transmiten los

conceptos y opciones que articulan el discurso y la

práctica del mismo.

En la cartilla se deja claro que la identidad de los fa-

cilitadores y las facilitadoras, es fruto de un proceso

vivencial. Por esta razón, las características especí-

ficas de esos roles se expresan, al final del diálogo

entre los personajes, como aprendizajes, que son

lecciones de la vida misma. Ellos evalúan el proceso

y concluyen que:

• “El papel de facilitar” se refiere a la formación de

los animadores (y las animadoras) de los grupos

de Sembradores de Paz, pero no como “expertos

o especialistas”, en cambio sí como personas im-

plicadas que sienten y tienen procesos propios.

• Este papel tiene como característica esencial la

colectividad de la acción, “el trabajo en equipo”.

• Los equipos de facilitadores y facilitadoras son los

que logran la cooperación interinstitucional de

profesionales y líderes con el Movimiento, para

desarrollar temas y conseguir recursos.

• Los facilitadores y las facilitadoras y sus equipos,

posibilitan el conocimiento de otras experiencias

de trabajo con y por los niños y las niñas.

• Ser facilitador o facilitadora significa cierta repre-

sentatividad del Movimiento en la comunidad,

…pensando en movimiento…1�

porque su trabajo les permite gozar de la credibi-

lidad y respaldo.

• La reflexión colectiva sobre la propia práctica es

la que permite aprender y poder, cualificando la

acción colectiva (MOVIMIENTO DE NIÑOS Y NI-

ÑAS SEMBRADORES DE PAZ, 2005a: pp. 24-25).

Vemos de qué manera el proceso de hacerse faci-

litador o facilitadora, de acuerdo con el discurso de

esta cartilla, lo identifica como aquella persona que

ha alcanzado cierta mayoría de edad dentro del Mo-

vimiento y que encarna el discurso y la práctica con

relativa autenticidad. La expresión “ser verdaderos

animadores de la siembra”, expresa esta graduali-

dad de la formación hacia la plenitud y maduración

de la persona que se ha constituido en sujeto de

Sembradores de Paz.

Los nuevos animadores o las nuevas animadoras, que no han vivido este proceso, son jóvenes. Los

narradores de la cartilla dudan de su responsabili-

dad por esta razón, pero pronto concluyen que su

compromiso y entusiasmo son extraordinarios; los

caracteriza que acompañan con su alegre liderazgo

a un grupo de niños y niñas (un grupo de Sembra-

dores de Paz). Con todo, la alegría que infunden

con sus acciones no viene únicamente de ellos

mismos porque la han aprendido de animadores o

animadoras más formados.

Los nuevos animadores y las nuevas animadoras,

tienen una memoria de su experiencia de estar en

el Movimiento, fe y creatividad en su trabajo. Están

en relación con la casa de la cultura y con líderes

de la comunidad. Es llamativo cómo la cartilla hace

énfasis en ellos y ellas, como los y las que ponen

los carteles en el templo, en la casa de la cultura

y en los otros lugares significativos del barrio; son

fundamentalmente divulgadores y divulgadoras

que convocan a la comunidad, a los animadores y

animadoras, y a los niños y las niñas.

Se proyecta de esta manera un proceso de madura-

ción dentro de Sembradores de Paz que implica una

conquista paulatina (permanente) de la mayoría de

edad. Entre el nuevo animador o la animadora nue-va, y el verdadero animador o la nueva animadora,

se encuentra el animador o la animadora en proceso

permanente de formación. El animador o la anima-dora, sin adjetivos, debe ya haber reflexionado so-

bre las “comprensiones y orientaciones básicas para

animar el Movimiento”. Ha aprendido y compartido

los objetivos, la historia y la forma de ver a los niños

y las niñas. Ha analizado “nuestras raíces”:

la espiritualidad, la pedagogía, la pers-

pectiva psicosocial y “la sociedad

que soñamos basada en el respeto

a los derechos humanos”.

El animador o la animadora,

ha hablado sobre el proceso de

formación de las niñas y los ni-

ños (sembrando, germinando, flore-

ciendo y cosechando) y sobre aspectos de ar-

ticulación con otras instituciones; también de la

necesidad de evaluar para aprender y mejorar;

de todo eso. Por ya no es un nuevo animador o

una nueva animadora, sino un animador o una

animadora, sin calificativos, pero eso sí, todavía

no es un verdadero animador o una verdadera animadora.

No obstante, ya ha llegado el momento de dar

otro paso en el proceso. Ahora que el animador

ya tiene suficientemente incorporadas las orienta-

ciones básicas de la cartilla Tierra fértil para la paz

(MOVIMIENTO DE NIÑOS Y NIÑA SEMBRADORES

1�…pensando en movimiento…

necesario para desarrollarse plenamente y hacer

realidad sus derechos”.

• Y requieren multiplicar por doquier el deseo

de “sembrar la paz en todos los rincones de

Colombia”.

Éstos son los términos del sueño que inspira el

proceso de construcción inicial del Movimiento de

Niños y Niñas Sembradores de Paz.

La oportunidad de interactuar, observando y pen-

sando en profundidad participativamente, durante

un año en el que se realizaron cuatro talleres con

tres grupos diferentes, que sumaban casi un cen-

tenar de personas, que encarnaban en sus vidas y

en sus trabajos locales y regionales la puesta en es-

cena de esta utopía, constituyó para el equipo de

investigación un desafío. Una invitación a colocar-

nos desde una actitud y un lenguaje de indagación,

que resultara mucho más fuente de preguntas que de malentendidos, usando la expresión del zorro

en una de las escenas de El Principito, de Saint

Exupéry.

Por eso emprendimos una búsqueda que ligara sin

disolver, lo individual y lo colectivo, lo psicológico

y lo estructural social, lo emocional y lo racional;

que preguntara por la construc-

ción de vínculos personales

y comunitarios profun-

dos: aquellos que le dan

un sentido humano

y ético al propósito

de conocer la re-

alidad en el proceso

mismo de esforzar-

nos por construirla, por

transformarla; aquellos

DE PAZ, 2005b), será el momento para avanzar en

la formación de la mano de Lucinda, Franklin, Tulio

y Blanca, quienes ya pasaron por todo aquello y ya

son verdaderos animadores o animadoras. Por eso,

Blanca les recuerda que todas estas orientaciones

anteriores son “el punto de partida para un pro-

ceso formativo, para el inicio de un camino que nos

conduzca a ser verdaderos animadores y animado-

ras de la siembra”.

Queda claro, de esta manera, que ser facilitador o

facilitadora, no es nada fácil desde el discurso y el

imaginario que expresan las cartillas. Igualmente,

que los narradores nos dejan frente a un relato que

perfila con claridad quién es el sujeto de la acción

educativa, social y política de Sembradores de Paz,

previsto por sus materiales oficiales de formación. El

Movimiento afirma que ellos y ellas son la vida au-

téntica del proyecto colectivo en concreto. Movili-

zan una red de formación en la acción que involucra

a niños y niñas, jóvenes, adultos y a diversas institu-

ciones, incluyendo al Estado; a organizaciones socia-

les y comunidades enteras en contextos territoriales

diversos con un propósito político cultural que, en

palabras de Franklin, Blanca, Tulio y Lucinda, suena

a la vez tan ambicioso como sencillo:

• Aspiran a “contribuir a que los niños y las niñas

vivan en un país mejor donde tengan todo lo

¿Cuáles son las experiencias de infancia de los adultos que participan del Movimiento?

…pensando en movimiento…1�

2- La segunda parte de este texto, Experiencia de nucleamiento colectivo, se ocupa de mostrar el proceso y los resultados del ejercicio de sistematización de experiencias.

que hacen de los y las participantes de un pro-

ceso social, sujetos epistémicos y éticos en el

esfuerzo por constituirse en sujetos sociales con

memoria colectiva y saber social comunicable.

Este esfuerzo de colocación nos condujo a

considerar la experiencia como la clave de lectura de

constitución de la subjetividad social en la realidad

concreta de los y las participantes en los talleres. Con

dos grupos de preguntas, entre varias que hicimos

y agrupamos constantemente, focalizamos las aris-

tas, zonas o aspectos significantes, de la experiencia

vital de los y las talleristas en cuanto facilitadores y

facilitadoras:

• ¿Cuáles son las experiencias de infancia de los

adultos que participan del Movimiento?, ¿cómo

se relacionan esas experiencias con su vinculación

al Movimiento?, ¿cómo repercuten en ellos?,

¿qué propicia el Movimiento en ellos?

• ¿Cuáles prácticas, interacciones, criterios y for-

mas de expresión nos identifican entre nosotros

y hacia los otros como Movimiento?

El primer grupo de preguntas apuntaba a la corpo-

ralidad y a la historicidad de la imagen de niño o

niña, del facilitador o la facilitadora desde sí mis-

mos, permitiendo percibir la configuración de la

subjetividad social desde la trayectoria vital íntima

e individual. La segunda cuestión conducía a las ex-

periencias de trabajo que se llevan a cabo efectiva-

mente, tal cual son, con los niños y las niñas en cada

localidad y región, propiciando la reconstrucción y

lectura de los procesos de construcción colectiva de

la subjetividad social.

El primer encuentro, denominado Mi infancia en movimiento, fue el evento metodológico que per-

mitió explorar la experiencia desde la primera

pregunta, mientras que un ejercicio breve, pero

claramente participativo de sistematización de

experiencias, en los encuentros posteriores, hizo

posible la reconstrucción de la historia de los

trabajos locales2.

1�…pensando en movimiento…

Durante el primer encuentro de formación, nos de-

tuvimos en la reconstrucción de la experiencia de

niñez que vivió cada uno de los asistentes. Propi-

ciamos que cada uno se sumergiera en esa viven-

cia, la representara en el mapa de su cuerpo y la

escribiera, narrándola brevemente. La última noche,

provocamos que quien deseara, con toda libertad,

comunicara su experiencia de infancia reconstruida,

leyendo su relato y encendiendo una velita sobre

un papel suficientemente grande en el que previa-

mente habíamos dejado pintadas todas las palmas

de las manos con muchos colores3.

La presencia común, la escucha respetuosa y atenta

de los otros, y la palabra que surgía de la memo-

ria de la vida de la niña o del niño que todos fui-

mos –y que seguimos siendo–, tejieron entre sí las

experiencias de infancia, mediante un rito de mutuo

reconocimiento y generosidad.

Al día siguiente, algunos nos dijeron que los mo-

mentos, las actividades de los talleres y el ejercicio

de escribir un relato sobre la propia infancia, fueron

muy intensos e interesantes para conocerse a sí mis-

mos y a los demás como personas, pero que no le

veían a algo tan personal, la conexión directa con

eso otro tan social, colectivo o comunitario, como

lo debe ser el Movimiento. Por eso, insistimos en

señalar que volver a la experiencia de infancia, no

significa un interés en quedarnos mirando en el

espejo del pasado narcisistamente4, cada uno con-

templándose a sí mismo, simplemente por recordar.

Por el contrario, hablar desde la experiencia de in-

fancia, la de todas las personas –la experiencia que

está viviendo hoy cada niño o niña, o aquella que

vivimos los adultos cuando lo fuimos, y ésa otra

que desearíamos que vivieran las niñas y los niños

con los que convivimos y trabajamos–, significa dar-

nos cuenta de que ésta es muy importante en la

2.

Las huellas en movimiento: experiencia de infancia y construcciónde identidad colectiva

“Para que pueda ser, he de ser otro,salir de mí, buscarme en los otros, los otros que no son si yo no existo,los otros que me dan plena existencia”.

(Octavio Paz)

3- En la tercera parte de este trabajo se reconstruye la propuesta pedagógica de los encuentros. 4- Recuerden que Narciso es un personaje de la mitología griega que se ahogó en el pozo en el que tanto se contemplaba a sí mismo.

…pensando en movimiento…�0

construcción de identidad individual, pero también

–¡y de qué manera!– en la formación de una iden-

tidad colectiva.

Con el propósito de desarrollar ese argumento, a

continuación analizaremos la importancia investi-

gativa de la categoría de experiencia, tomándola en

su sentido más general5. Después, abordaremos la

reflexión sobre la noción de experiencia de infan-

cia específicamente, a partir del lenguaje narrativo

autobiográfico.

2.1 Desde y para la experiencia

El saber que se forma desde la experiencia es cua-

litativamente diferente a aquel que se adquiere con

la ciencia y la tecnología modernas. Formarse a

través de la experiencia, significa conocer el mundo

y a sí mismo a través del “modo como uno va res-

pondiendo a lo que le va pasando a lo largo de la

vida”; es decir, a través de “aquello que va confor-

mando lo que uno es” (LARROSA, 2003: p. 34).

La categoría de experiencia es abandonada en

las prácticas actuales de educación, pero duran-

te mucho tiempo fue un criterio mediador entre

conocimiento y vida. La pérdida de importancia

de la experiencia como fuente de saber ocurre

porque el mundo contemporáneo redujo la idea de

conocimiento exclusivamente al saber científico

y tecnológico, y la de vida, a la satisfacción de

necesidades (a “ganarse la vida”).

Jorge Larrosa define un conjunto de rasgos de

oposición existentes entre uno y otro modo de

conocer:

• Mientras que el conocimiento que producen la

ciencia y la tecnología es infinito, el saber que

proviene de la experiencia es finito, ligado al pro-

ceso de maduración de un individuo en particu-

lar. La experiencia se articula en relación con el

límite, tal como la propia vida humana.

• En tanto el saber científico tiene pretensiones de

universalidad, el saber de la experiencia es subje-

tivo, relativo, personal.

• La ciencia y la tecnología reducen la realidad a

la producción de informaciones y artefactos. Son

objetivas y objetivantes. En cambio, el saber que

proviene de la experiencia “va por dentro”, con-

forma la personalidad.

• El saber de la experiencia persigue la unidad de

sentido desde y para la vida. La ciencia y la tec-

nología producen conocimientos que pueden ser

tanto útiles como inútiles, generadores de vida

o de muerte, dependiendo de quién los posea y

cómo los use. “El saber de la experiencia enseña

a vivir humanamente”, como lo dice el autor.

El saber que proviene

de la experiencia “va por dentro”,

conforma la personalidad.

5-La construcción de la categoría de experiencia, también será de gran importancia en la segunda parte, en la que se abordará la sistematización de las experiencias de trabajo con los niños y las niñas.

�1…pensando en movimiento…

No debemos confundir la experiencia con todo cuan-

to sucede. El saber desde la experiencia no es justa-

mente un anecdotario, sino la búsqueda de sentido,

de significado vital, a través de la reflexión desde las

marcas, desde las huellas que están en el Movimien-

to, aquellas con que la historia personal/social nos

constituye. Por otra parte, tampoco se busca que

pongamos en extremos irreconciliables el saber que

surge de la experiencia respecto al conocimiento

científico y tecnológico. Todo lo contrario, cuando

la experiencia media la relación entre conocimiento

y vida, la ciencia y la tecnología se humanizan.

Con relación a esto último pongamos un ejemplo.

Nadie discutiría que es de gran importancia para un

facilitador o una facilitadora, conocer, cada vez con

mayor propiedad, el conjunto de principios, normas,

procedimientos e instituciones que la ciencia jurídica

ha construido en relación con los derechos de los

niños y las niñas. Lo mismo podría decirse de los

discursos y las prácticas que se vinculan con el auge

de las teorías psicológicas del desarrollo infantil. No

obstante, tener esos conocimientos exclusivamente

como una transmisión de informaciones, teóricas

o técnicas, sin que se puedan poner al servicio de

experiencias vivas de personas y de procesos socia-

les, no tiene sentido, no tiene trascendencia en la

transformación de la realidad.

De la misma manera, no partir de la experien-

cia, ignorarla, dejar de producir el saber que ella

proporciona y que normalmente se queda en la

mudez, impide propiciar el diálogo de saberes,

indispensable como mediación entre el conocimien-

to y la vida.

En este sentido, la pregunta que se puso en juego

en el primer encuentro sobre las experiencias de

infancia de los facilitadores y las facilitadoras, per-

mitió, mediante el lenguaje narrativo del relato au-

tobiográfico, acceder a las huellas que conforman

aquello que para cada uno de nosotros significó y

significa la infancia, a partir de la historia particular,

de cómo la vivimos.

2.2 La experiencia de infancia desde el lenguaje narrativo

En la novela autobiográfica El olvido que seremos, del escritor antioqueño Héctor Abad Faciolince

(2006), el narrador reconstruye su infancia y su ju-

ventud a partir de la figura, presente y ejemplar, de

su padre ausente, ultimado a balazos en 1987 en

Medellín, por el sólo hecho de defender los dere-

chos humanos.6 Lo mismo sucede en el relato Simo-na de Arturo Alape (1995), que leímos para motivar

la escritura en los y las participantes, porque narra

una experiencia de infancia reconstruida gracias al

“poder evocador de las palabras”.

Abad Faciolince termina su novela con una reflexión

sobre el sentido de lo que ha hecho al reconstruir la

memoria de su infancia y de su padre:

6- Héctor Abad Gómez (1921-1987), médico, investigador y líder social. Destacado defensor de los derechos humanos en Antioquia.

…pensando en movimiento…��

Buena parte de mi memoria se ha

trasladado a este libro, y como todos

los hombres somos hermanos, en cier-

to sentido, porque lo que pensamos

y decimos se parece, porque nuestra

manera de sentir es casi idéntica, es-

pero tener en ustedes, lectores, unos alia-

dos, unos cómplices, capaces de resonar con

las mismas cuerdas en esta caja oscura del

alma (pp. 273-274).

El pensamiento de ese autor nos permite clarificar

que la experiencia de infancia no está disponible

como algo que sacamos de un cajón y exhibimos

sobre la mesa. Algo acabado, iluminado y con con-

tornos muy definidos. Para él, la infancia y posible-

mente toda la existencia del ser humano, se hun-

den en el olvido. Rescatarnos del olvido, rescatar

la memoria de la infancia, implica reconstruir esa

experiencia y ése no es un ejercicio intelectual o es-

tético simplemente. Es algo que va más allá. Va a

la hondura y supone un esfuerzo de recuperación

de lo vivido y de su transformación, que humani-

za. Podríamos afirmar que la memoria no se tiene,

que la memoria se conquista y que la memoria de

la infancia es experimentarnos en ese movimiento

interno de alumbramiento de la historia que nos

constituye.

La cronología de la infancia no está hecha de

líneas sino de sobresaltos. La memoria es un

espejo opaco y vuelto añicos, o mejor dicho,

está hecha de intemporales conchas de re-

cuerdos desperdigadas sobre una playa de

olvidos. Sé que pasaron muchas cosas du-

rante aquellos años, pero intentar recordar-

las es tan desesperante como intentar recor-

dar un sueño, un sueño que nos ha dejado

una sensación, pero ninguna imagen, una

historia sin historia, vacía, de la que queda

solamente un vago estado de ánimo. Las

imágenes se han perdido. Los años, las pa-

labras, los juegos, las caricias se han borrado

y, sin embargo, de repente, repasando el

pasado, algo vuelve a iluminarse en la oscura

región del olvido (p. 137).

La cultura adultocentrista, patriarcal y violenta, ha

sido dada. Estaba aquí cuando llegamos, somos

parte de ella aun sin elegirla y se impone en nuestras

vidas casi por la inercia de los siglos. Si lo que busca

hacer el Movimiento es generar resignificaciones y

transformaciones conscientes en la manera como

esa cultura genera experiencias de infancia (las

nuestras, por ejemplo), a través de procesos de dolor

y de olvidos o desconocimientos socialmente produ-

cidos, vamos a insistir en que es necesario que los

adultos nos hagamos nuevamente niños y niñas.

Para eso tenemos que volver a la región oscura del

olvido, recordar y reconstruir nuestra experiencia de

infancia. Al hacerlo, trazamos un vínculo profundo

con la historia, abrimos una posibilidad de horizonte

compartido, e intercambiamos invitaciones para ir al

encuentro y tejer identidad con los niños y las niñas

de Sembradores de Paz.

Lo que yo buscaba era eso: que mis memo-

rias más hondas despertaran. Y si mis re-

cuerdos entran en armonía con algunos de

ustedes, y si lo que yo he sentido (y dejaré

��…pensando en movimiento…

de sentir) es comprensible e identificable

con algo que ustedes también sienten o han

sentido, entonces este olvido que seremos

puede postergarse por un instante más, en

el fugaz reverberar de sus neuronas, gracias

a los ojos, pocos o muchos, que alguna vez

se detengan en estas letras (p. 274).

Con ese párrafo culmina su escrito Héctor Abad y

pensamos que podemos aplicarlo para resaltar la

importancia que tiene haber escrito y compartido

los relatos de la experiencias de infancia de los fa-

cilitadores y las facilitadoras. Hacer presentes estas

experiencias que somos, nos lleva a abrirnos a una

posibilidad de ser y hacer con los otros, y nos hace

relacionales porque participamos del tejido social y

humano que está en las fibras más hondas de nues-

tra historia. De esta manera, podemos propiciar

vínculos más fuertes, menos efímeros y circunstan-

ciales. Partir de la experiencia de infancia es vincu-

lante y creativo porque ayuda a recrear la historia

con otros.

Un movimiento necesita construir un pensamiento, un lenguaje comprensivo y múltiple, por la diversidad de experiencias que articula.

Esta perspectiva nos obliga a no tener posiciones

simplistas al mirar la infancia, para acceder a una

comprensión de un fenómeno muy plural y comple-

jo. Es necesario preguntarnos: ¿qué es lo que enten-

demos por infancia? La idea de un movimiento en

construcción, compuesto por niños, niñas, jóvenes

y adultos, supone partir de las experiencias indivi-

duales y entender las circunstancias y procesos des-

de los cuales yo, ella o él, de manera personal, me

voy o se va identificando, haciendo parte de una

construcción colectiva. Tomarnos en serio el trabajo

desde esta perspectiva nos obliga a prepararnos

para conocer muchas realidades, que nos permitan

pasar de la experiencia de infancia individual a la

construcción de identidad colectiva.

Partir de la experiencia de infancia significa habili-

tar un ángulo, proponer una actitud y una manera

de colocarnos en la realidad social desde los sujetos

mismos, desde los niños y las niñas, para compren-

derla y actuar. Dice Zemelman (1998: p. 123): “La

colocación cumple la función de servir de ángulo

…pensando en movimiento…��

desde el cual definir lo real”. Es una manera de en-

tender e inventar (forjar) realidades desde las per-

sonas, en especial desde los niños y las niñas con

las que trabajamos y buscamos actuar en el sentido

de la realización de algo alternativo en el ámbito

social.

La idea de experiencia de infancia pasa por una

determinada forma de ver, un enfoque histórico -

cultural, que evita vernos en una perspectiva mera-

mente introspectiva, en la que no se tiene en cuenta

el contexto. En este enfoque tenemos una conexión

con la realidad social del país.

Un movimiento necesita construir un pensa-

miento, un lenguaje comprensivo y múlti-

ple, por la diversidad de experiencias

que articula. En el taller hemos hablado

desde el lenguaje de la experiencia. Ése

es un lenguaje que podemos hablar to-

dos. Los facilitadores y las facilitadoras y

los animadores y las animadoras, necesita-

mos ir construyendo unas maneras de entender

lo más comunes posibles7, un lenguaje que propicie

prácticas y sentidos colectivos, que nos dé unidad

sin perder la riqueza de las diferencias:

De esta manera el lenguaje es una bisagra

entre aquello que somos por biografía y

aquello en que lo biográfico llega a ser por

influencia del contorno. Por lo primero el

lenguaje es nuestra presencia; por lo segun-

do, es nuestra identidad social (p. 123).

Queremos colocarnos en la realidad a partir de este

ángulo que son las experiencias de infancia, y ha-

bilitar un lenguaje con múltiples posibilidades de

expresión que no reduzca la realidad a una sola po-

sibilidad, a un discurso disciplinar demasiado estre-

cho en su visión del mundo, que empobrezca la am-

plitud de nuestra mirada. Se trata de un ángulo que

permita asombrarnos, sentir con el otro, imaginar

y hacernos preguntas. Colocarnos desde el ángulo

de la experiencia de infancia hace referencia a una

historia que cambia. Esa experiencia de infancia le

pertenece a alguien, a un sujeto concreto, un ser de

carne y hueso. No a un sujeto abstracto.

El mensaje central del primer encuentro de for-

mación, podemos resumirlo, a riesgo de simplificar

un poco las cosas, con la frase: “la infancia

es fundamentalmente experiencia”. Es

lícito afirmar que, en esencia, la in-

fancia no existe, puesto que lo que

realmente existe es una multiplicidad

de experiencias de infancia. Eso es

lo que hemos constatado al leer en

los relatos de nuestras experiencias, y

seguramente eso sucederá si prestamos

atención al mundo de cada niño o niña. Como

en El Principito, donde para entender a ese niño

que viene del Planeta B-612, hay que escuchar con

detenimiento cómo es la vida en ese planeta; no

extrañaría que algo similar ocurriera con los niños y

las niñas con los que cada uno de los animadores,

las animadoras, los facilitadores y las facilitadoras

se relaciona.

Sí. No hemos querido más que darle importancia

a esa experiencia que normalmente permanece es-

condida y desde la que no se parte para trabajar

con los niños y las niñas. Tenerla en cuenta tiene

unas implicaciones. Significa que todos tenemos

una memoria emocional y corporal de nosotros mis-

mos, la cual determina la construcción de sí mismo.

“La infancia es una marca indeleble”, dijo Patricia, 7- Y una forma de entendimiento común no significa simplismo.

��…pensando en movimiento…

una maestra de Cartago en el encuentro del Eje

Cafetero. Eso es muy cierto; pero la experiencia de

infancia no es un destino preescrito, siempre estará

por escribirse. Siempre se puede vivir de otra mane-

ra. En la experiencia de infancia que nos relata Héc-

tor Abad, dibujando la imagen de ese héroe muy

humanista que fue su padre, hay múltiples pasajes

que ilustran mejor lo que tratamos de decir aquí.

Por ejemplo, cuando narra la relación de su padre

con su abuelo:

Creo que en la forma perfecta como mi

papá nos trataba, había una protesta muda

por el trato que él había recibido del abuelo,

y al mismo tiempo el propósito deliberado

de jamás tratar a sus hijos como lo habían

tratado a él (p. 36).

Esta idea de personas que cambian el rumbo de

tradiciones o de realidades de negación humana o

de violencia con los niños y las niñas, a raíz de las

experiencias que ellas vivieron en su infancia, fue

recurrente al compartir los relatos de infancia. Se

podría anticipar que ésta es una motivación fuerte

por la cual algunos están en el Movimiento.

Esta idea se asocia a otro rasgo importante de la

experiencia de infancia. Ésta es símbolo de una

realidad social. Nunca es solamente algo íntimo o

psicológico. Muestra, desde una perspectiva testi-

monial, la historia de una familia, de un barrio, de

una región, de una colectividad. Los conflictos y

carencias que se nos impone y expresa el mundo

dado. Partir de la experiencia de infancia es leer la

realidad social desde la clave del mundo particular

o determinado de cada uno, pero que es el mismo

mundo compartido.

Aunque cada experiencia de infancia es única, lo

mismo que la vida cotidiana de cada cual, las expe-

riencias de infancia hacen referencia a construccio-

nes económicas, políticas, culturales, religiosas, etc.,

que es necesario entender y asumir. Es la vida de un

sujeto, niño o niña, que vive o vivió, que sobrevivió

o apenas vive la historia del mundo en determinas

condiciones. Debemos aprender a leer en la vida co-

tidiana los problemas de la sociedad en su conjunto,

del mundo en su globalidad sin olvidar a los sujetos

que encarnan las experiencias de infancia. Algunos

pasajes, como los siguientes, en los que se muestran

las realidades de la escuela autoritaria, o del ham-

bre y la pobreza en la novela El olvido que seremos, también pueden ilustrar este aspecto:

Cuando entré a kínder, con las reglas es-

trictas de la escuela me sentí abandonado

y maltratado. Como si me hubieran metido

en una cárcel sin yo haber cometido algún

delito. Odiaba ir al colegio. Las filas, los

…pensando en movimiento…��

pupitres, la campana, los horarios, las amen-

azas de las hermanas ante una sombra de

alegría o un atisbo de libertad (p. 29).

(…) Yo debía tener cinco o seis años y mi

papá me medía con los niños de mi edad, o

incluso con los mayores, para demostrarles

a los líderes del barrio que algunos de sus

hijos estaban flacos, muy bajitos, desnutri-

dos, y así no podían estudiar bien. No los

humillaba, los incitaba a reaccionar. Medía

el perímetro cefálico de los recién nacidos,

los anotaba en tablas, y tomaba fotos de los

niños flacos y barrigones, con parásitos, para

enseñarlas luego en sus clases de la Univer-

sidad. También pedía que le mostraran los

perros y los cerdos, pues si los animales esta-

ban tan famélicos que se les veían las costillas,

eso quería decir que en las casas no sobraba

ni un bocado y estaban pasando hambre

(p. 42).

Por último, hay que resaltar que activar las experien-

cias de infancia de cada participante, nos hizo con-

temporáneos con los otros. Aunque pertenecemos

a distintas generaciones, compartimos los desafíos

de una misma época, de un mundo en común.

Partir de las experiencias de infancia nos permitió

un diálogo entre generaciones como un diálogo de

saberes. En un momento de la historia en el que

existen rupturas generacionales muy grandes, esta

posibilidad que nos ofrece ver la construcción de

un movimiento intergeneracional desde el ángulo

incluyente de la experiencia, tiene probablemente

un potencial invaluable.

Solamente para logar, al menos, dejarlos con ganas

de leer la novela de Héctor Abad, nos permitiremos

cerrar esta parte con una anécdota que expresa bien

esa dificultad que tenemos todos para zafarnos de

las actitudes adultocéntricas y lograr ser el adulto

que el padre del novelista fue para él, según lo que

nos cuenta de su infancia:

Cuando volvíamos a Medellín, el sábado al

anochecer, mi papá ya me estaba esperando

en la casa del abuelito Antonio. Me recibía

con grandes carcajadas, exclamaciones, be-

sos atronadores y abrazos de asfixia. Después

del saludo me cogía por los hombros, se

ponía en cuclillas, me miraba a los ojos, y me

hacía la pregunta que más rabia le podía dar

al abuelo: Bueno, mi amor, dime una cosa:

¿Cómo se portó el abuelito? (p. 39).

��…pensando en movimiento…

La selección de narraciones procesadas para incluirlas

en este capítulo, es reducida y muy probablemente

arbitraria, porque en el encuentro se elaboraron casi

un centenar. Aquí hemos incluido solamente ocho

relatos de experiencias de infancia. Hay una tarea

por hacer hacia el futuro, desde el punto de vista del

análisis e interpretación de esta información, pero

debe resaltarse el avance que significa haber logra-

do que todas las experiencias quedaran escritas y

archivadas debidamente.

Los textos que incluimos son historias de vida, epi-

sodios, imágenes o escenas que se elaboran alre-

dedor de situaciones límite, en donde, por lo menos

en un aspecto fundamental de la vida, hay uno o

varios derechos vulnerados de los niños y las niñas:

pobreza en la vida del campo, lo mismo que en el

barrio marginado de la ciudad; el derecho a la vida

desconocido de la forma más absurda y la muerte

violenta como un fantasma que acecha; la forma

como se desconoce la identidad de género, de tal

manera que la cultura patriarcal viene introyecta-

da en la educación de las niñas; la infancia como

un aprendizaje en soledad; la lucha por tener una

familia y un nombre; el esfuerzo por educarse y la

imagen de la escuela, generalmente asociada a la

arbitrariedad y a la exclusión; el menor que trabajó

durante toda su infancia, o el hallazgo de una luz en

condiciones muy drásticas de abandono y abuso…

En fin, un conjunto de matices de diversidad, que

nos muestra claramente que no tenemos las infan-

cias que decimos que debemos tener, que la infan-

cia que nos prometemos es más bien una utopía y

que seguimos siendo un país en el papel y otro en la

realidad, como escribió García Márquez en ese texto

muy breve y muy bello que se llama Por un país al alcance de los niños8.

3.

Relatosde la diversidad

8- Es el primer texto del informe que elaboró la Misión de Ciencia, Educación y Desarrollo (entonces conocida como la Misión de los Siete Sabios), con-formada a comienzos de la década del noventa por el gobierno de César Gaviria. El informe completo se tituló Colombia, al filo de la oportunidad.

…pensando en movimiento…��

Como se podrá apreciar al leer los relatos, cada

situación límite fue estructural en la vida cotidiana

de la infancia y marcó para siempre la vida futura. No

obstante, cada testimonio muestra la fuerza vital de

personas que se afirmaron como sujetos en medio

de esas circunstancias adversas. Estamos acostum-

brados a que es la ley y no la persona humana la que

define al sujeto de derechos, pero somos muy poco

sensibles al testimonio del que afirma sus derechos

en la vida cotidiana, muchas veces aun sin ningún

discurso de derechos humanos y sin el apoyo de in-

stituciones públicas o privadas. Afirmarse en la vida

cotidiana desde una perspectiva de derechos hu-

manos no es poner en ella, en el centro, el lenguaje

de la ley y los procedimientos, sino poner en el hori-

zonte, el sentido de la vida y la dignidad humanas, y

afirmarse como persona y como comunidad.

A continuación presentamos las historias, pero an-

tes advertimos que tratamos de conservar en ellas

el texto original, por la riqueza simbólica que nos

aporta. De ahí que pedimos comprensión, si se

percibe algún error con el uso del idioma.

3.1 “Cuando mi lonchera se abría, las frutas rodaban 500 escalones abajo”

En general, me gusta escribir; sin embargo, no

quisiera relatar muchas cosas y perder el eje central

del relato.

Básicamente tuve una infancia feliz dentro de una

bella casa, pero en un barrio violento. Mi padre y

mi madre eran un poco conservadores, pero jamás

han dejado de ser especiales conmigo y de darme

amor. En ese barrio escuchaba tiroteos y rumores

de muerte casi todas las semanas. A veces veía

charcos de sangre de la noche anterior cuando iba

a la escuela. También ocurría que a veces, cuando

mi lonchera se abría, las frutas rodaban 500 escalo-

nes abajo porque por eso es que mi barrio se llama

Las Lomas.

Nadie sabe qué es tener una infancia normal, pero

en fin, mi infancia estuvo dentro de lo normal; nor-

mal en sentido figurado. Con juego, magia y amor

por cosas sencillas. Pero un día viví una escena que

ahora sé que cambió mi vida para siempre. Yo tenía

7 años, era octubre 31 de 1986, día de recoger dul-

ces, lo cual no quería decir que lo pudiéramos hacer,

era peligroso. Yo estaba en casa de mi tía y necesi-

taba dulces, pero los tenía en mi casa. En este punto

de la historia todo se explica mejor con un dibujo.

Cada situaciónlímite fue estructural

en la vida cotidianade la infancia y

marcó para siemprela vida futura.

��…pensando en movimiento…

En la gráfica se muestra cómo la casa de mi tía y

la nuestra estaban separadas por un callejón. En

este momento les surgirá la natural pregunta: ¿y

qué tiene que ver esto en el episodio? Tranquilos

mis queridos lectores todo tiene una explicación. Yo

fui de la casa de mi tía a la mía, recogí los dulces,

saludé a mi mamá y regresé a donde mi tía. Cuan-

do yo recién cerraba la puerta comenzó un tiroteo,

subimos rápidamente a la ventana y nadie me im-

pidió mirar. En ese momento observé a dos jóvenes

disparando hacia la dirección de mi casa, y frente a

mi casa cayeron dos hombres, uno de frente y otro

de espaldas. Luego pude ver, de frente, los rostros

de los sicarios antes de que huyeran por el callejón

por el que yo crucé 10 segundos antes. Recién hace

tres años empecé a reconstruir la historia en tera-

pia de psicología. Por mucho tiempo me mortifiqué

preguntándome: ¿por qué a ellos sí los mataron y

a mí no?

¿Por qué la gente se mata? Se volvió una pregunta

eje, articuladora de mi vida. Entonces empecé a en-

contrar explicaciones tontas, pero comprensibles.

Quizá Dios me dejó vivo para una misión, quizá el

destino decidió que ellos deberían morir y yo no.

Pero que tonto argumento, ellos Rómulo y Ramón,

tenían tanto derecho a vivir como yo, y yo tanto

riesgo de morir como ellos. Es decir, uno se dice así

mismo muchas explicaciones asumiendo que son la

verdad. Dios no tomó la vida de Rómulo y Ramón y

conservó la mía para una gran misión. ¡No!

Las vidas de ellos fueron tomadas por niños asus-

tados con armas. Yo me salvé por una cuestión de

tiempo y distancia. No hay nada místico involucrado.

Pasé 40 segundos antes y punto. Pero, ahora bien,

¿qué diferencia hay entre aquellos jóvenes sicarios

y yo? Creo que ninguna, en esencia. Tuvimos dife-

rentes circunstancias en la lotería de la vida, pero no

soy mejor ser humano que un sicario por un evento

místico, sólo tuve una suerte diferente en mi infan-

cia, y me queda aprovechar la oportunidad.

Ahora creo que lo entiendo de mejor forma y acep-

to que eso cambió mi vida. Lo paradójico es que

de no ser por ello quizá no hubiera encontrado y

elegido un trabajo en lo humano; me gusta trabajar

con las personas, especialmente con los niños. Bási-

camente pongo granitos de arena para que la gente

no se mate; es decir, que esta experiencia además

de una marca imborrable también se convirtió en

un evento fundante.

3.2 “Gente melosa, gente amargosa”

Siento frío. Aún puedo ver mi reflejo en el ventanal

de la casa de la tercera. Mi cara redonda empapada

NUESTRACASA

Casa CALLEJÓN Casa CASA DEMI TÍA

CALLEJÓN

…pensando en movimiento…�0

de llanto, y afuera… ¡que paradoja!, tanta felicidad.

Yo con el antifaz y gorro de bruja puestos, viendo

cómo muchos niños acompañados de sus padres

salían a pedir dulces.

Siempre quería hacer esto. Mi mamá me llevaba

dulces, pero no era lo mismo. Quería salir a la aven-

tura de pedirlos. A mis hermanos mayores parecía

no importarles. ¿Ellos habrían vivido lo mismo? No

lo sé. A la escuela fui una vez disfrazada.

Así eran las cosas en casa. No faltaba “nada”:

comida, buen vestido, zapatos, estudio. ¿Qué más

se podía pedir? Tal vez un abrazo, un beso, un “te

amo” explícito... “¡No, para esas meloserías, no hay

tiempo!”, “Gente melosa, gente amargosa”… Ésa

es la interminable herencia de mi familia: el concep-

to nefasto de lo que es el amor traducido simple-

mente a la confortabilidad física. Así fueron criados

mis padres, así fui criada yo.

Sé que me aman mucho, aunque sus expresiones de

afecto, que tanto necesité de niña, siempre fueron

implícitas. Esto es lo que ahora me dificulta recibir

afecto, y en ocasiones demostrar y decir cuánto

me importa alguien... Es mucho más fácil ponerse

detrás de una máscara, gritar lo que es, la máscara

te permite todo.

Aprendí a leer en la Biblia con las historias de

Da-niel, Moisés, José, Jonás... gracias a mi profe

Miriam, que durante la primaria, aparte de ense-

ñarme muchas cosas, matemáticas, biología, espa-

ñol, me enseñó que la vida era hermosa a través de

cuentos, canciones, poesía y teatro. Me enseñó que

ser maestro es ir más allá de los conocimientos; es

dar amor, es escuchar, comprender y nunca dejar de

ser niña. Aún como docente practico muchas de las

cosas que aprendí de niña. Ella siempre hizo que me

sintiera una líder, la mejor. Fui monitora desde

primero hasta cuarto, y fue allí donde empecé a

cristalizar mi vocación, desde que tengo uso de

razón quise ser maestra, nunca me he visualizado

siendo otra cosa. Me siento afortunada porque

puedo trabajar en lo que amo.

Cuando tenía 12 años pude acompañar a mis her-

manos menores en mi día favorito: halloween. Dis-

frutaba disfrazándolos, recorriendo las calles del

barrio y contando cuántos dulces recogimos, ése

era mi botín. Quería que ellos tuvieran esos recu-

erdos que a veces yo quisiera tener. Cuando mis ni-

ños en la escuela me preguntan

porqué lidero, patrocino y

encabezo toda actividad

que implique carna-

val y colorido, sé que

lo hago porque no lo

tuve de niña; porque

sentía que nadie com-

partía, ni quería hacer

parte de mis juegos. Por

eso, desde ese entonces,

quise ser grande para poder

compartir y darle a los niños, compañía y alegría.

De vez en cuando un abrazo o simplemente

una sonrisa.

Soy la tercera de cinco hijos. Debí llamarme

“Consuelo” porque eso fui para mi mamá, después

de que mi hermano Medardo nació muerto.

A ciencia cierta sé que hubiera preferido a un

niño; muchas veces nos lo dijo a mi hermana y a

mí: “prefiero tener un batallón de hombres y no a

una mujer”. Eso dolía mucho, no podía entender-

lo. Después comprendí que ella no quería niñas

porque en su niñez fue maltratada por el simple

hecho de ser mujer. Ella no quería eso para mí, y

�1…pensando en movimiento…

eso siempre me ha impulsado a estudiar porque así

nunca tendré que depender de un hombre.

3.3 “Esas niñas me han permitido observar la luz a través de las tinieblas”

Mi mamita tenía 16 años cuando me tuvo y mi

papá, 18. Bueno, eso me cuentan. Que ellos eran

caminantes y que en uno de sus viajes yo fui conce-

bida, así que mi mamá llegó a la casa con su pan-

cita. Pensando en esa situación diría que admiro a

mi mamá por el valor de dejarme vivir, aún siendo

tan joven. Al nacer esta niñita, ella me dejó ya que

su vida no era apta para una bebita; así que a los

dos meses perdí a mi mamita. A mi papá lo perdí

antes de nacer. Por esa razón mi señora madre no

me mantuvo a su lado, se consiguió un señor y se

empezó a perder en las drogas.

Crecí al lado de mis abuelos. Los dos trabajaban

y a mí me cuidaba una tía, que generalmente se

acordaba de mí media hora antes de que llegara

mi abuela. Mi tía se empezó a consumir en las dro-

gas, al igual que mi madre, y yo me quedaba con

la dueña del inquilinato. Fue una época de tranqui-

lidad. Cuando cumplí 7 años compraron la casa, allí

vivía muerta del miedo ya que mi tío no era la me-

jor compañía para una niña de esa edad. La verdad

ya poco recordaba estos días. Esos recuerdos han

vuelto a mí y me llenan de nostalgia, pero ni modo,

así es la vida.

Cuando tenía como 8 años mi mamá volvió a la casa.

Era una gran alegría verla y conocerla. Llegó con un

bebé muy lindo, mi hermanito. Yo pensaba que con

ella en la casa iba a mejorar un poco mi vida, ya que

tendría a mi mamita en la casa, acompañándome,

pero lo único que se la pasaba haciendo era con-

sumiendo. Yo la veía sin siquiera poder decir nada,

entendía lo que pasaba y un cachito valía más que

una hija. Entonces mi abuela las echó de la casa y se

llevó al niño, pero después el ICBF se lo quitó.

Ya luego teníamos la custodia, así que la ilusión era

tan grande que no podía contener la alegría. Ese

día mis abuelos se fueron por el niño. Duré todo el

día sentada en el andén, esperando a que llegaran.

Después de ese día traté por un tiempo de no tener

ilusiones porque ella llegó primero con el niño en

un ataúd. Nos lo entregaron muertito, sin ninguna

explicación. Aún recuerdo los gritos de mi mamá

sobre ese ataúd blanco, y yo, como por variar, para-

lizada del dolor.

Mi mamá se volvió a ir. Otra vez ella, llegando y

largándose, sin importarle un poquito cómo me de-

jaba. Por largo tiempo no la volví a ver, la situación

con mi tío era insoportable y yo me sentía culpable,

como si tuviera la culpa de que existan esa clase

de infelices. Mi abuelo se empezó a enfermar, a

mí me iba bien en la escuela, mi viejita trabajando,

mí tía hundiéndose cada vez más en su mundo y

llevándonos a todos. Cada navidad, cada cumplea-

ños, cada día era lo mismo: peleas, gritos y golpes.

Mis vecinos tendían a ser algo crueles. No hacían

más que tirarme piedras, así que prefería jugar sola.

Me juzgaban por ser hija de quien era. Así fue mi

Siempre recordaré que si no existieran los ratos de oscuridad jamás valoraríamos la belleza de la luz.

…pensando en movimiento…��

infancia, jamás le dije a mi familia lo de mi tío,

era mejor callar. Esto lo digo, lo escribo por una

sola razón: a veces hace falta sacar esas cosas

del corazón.

Mis hermanas llegaron a la casa en el año en que

murió mi abuelo. Esas niñas son mi luz, son las que

me han permitido observar la luz a través de las ti-

nieblas. Además tengo que ser mejor cada día, sin

rencores, sin miedos, ya que poseo muchas razones

para vivir: mi abuela que ha luchado demasiado por

mí y mis hermanas que son el centro, mis ganas, mi

vida, mi sonrisa, la razón de ser feliz y de luchar para

que jamás lloren por lo que lloré, aunque no puede

hacer nada cuando un maldito se la llevó y abusó

de una de ellas. Seguimos viviendo no sé cómo ni sé

por qué, pero ahí vamos demostrando que no todo

hijo de tigre sale pintao, por mis niñas y niños, por

mis jóvenes, y por Cristo, que estoy segura, es el

que me ha dado las fuerzas para luchar y creer que

todavía se puede hacer mucho por los demás.

La vida se llena de altibajos, siempre he pensado

desde niña que entre más grande sea la caída, más

gloriosa la levantada. Vivir no es fácil, pero siempre

recordaré que si no existieran los ratos de oscuridad

jamás valoraríamos la belleza de la luz. Mi vida de

infancia no fue sencilla. Hoy lloré. Realmente hace

mucho no lo hacía, pero me reafirmé en mi promesa

de darles una mejor vida a mis hermanas. Seguimos

vivas juntas, al escribir mi historia me di cuenta de

que como mis hermanas, otras niñas y otros niños,

al igual que otros jóvenes, merecen tener una luz

de esperanza que les diga que sí se puede, a pesar

de lo solos que estamos y lo difícil que sea una

situación. Las dificultades me llenan de miedos, pero

meditando sobre mi infancia me he dado cuenta de

que siempre superé problemas de mayor dificul-

tad. Las dificultades sólo son empujones para servir

al otro.

3.4 “Hablé con él y le pedí que fuera mi papá”

Sonia tiene una historia de vida bonita, simple y tier-

na, pero hay un momento que la marcó por ser el

comienzo de una madurez de pensamiento, aunque

ella seguía siendo niña.

El momento que me marca ocurrió en el año 1998.

Sonia tenía 5 años de edad y va por primera vez al

colegio. El día de la matricula su nombre era Sonia

Milena García Rodríguez. Cuando fue su turno, su

mamá Carmen Milena García Rodríguez, y su papá,

Pedro Álvarez Pinzón, dijeron sus nom-

bres, pero la secretaria del colegio ahí

mismo preguntó: “¿Por qué si el papá es

Álvarez, ella es García?” Se le explicó y

entonces ella dijo: “Ah, entonces pon-

gamos que no tiene papá”.

Mi papá existe, pero él no me quiso.

Cuando mi mamá quedó embaraza-

da, él quería que abortara, me negó

y la hizo quedar como una cualquiera

porque puso en duda lo que ella

��…pensando en movimiento…

había dicho, que yo sí era su hija. Por eso yo me

críe con mis abuelos maternos. Mi mamá trabajaba

y yo mantenía con mis tíos siempre. Por eso yo era

García Rodríguez.

Cuando tenía más o menos 4 años, mi mami

conoció a un hombre lleno de carisma, sentimientos

buenos y muchas otras cosas que la enamoraron.

Ella necesitaba que yo lo aceptara y me tuvo mucha

paciencia, pero él se ganó mi confianza y sin que

ella me dijera nada, yo hablé con él y le pedí que

fuera mi papá.

Desde ahí comenzamos un proceso de adopción

que es muy lento. En el colegio lo que más marca es

la discriminación de esa señora hacia mí.

Pero el reto asumido era demostrar que él podía ser

un buen papá para mí. De ahí en adelante vivíamos

en casa aparte y al poco tiempo nació mi hermanita

y soy muy feliz con ella.

3.5 El nacimiento y el oro

Nací en medio de una crisis económica puesto que

mi papá estaba recién operado y muy delicado,

pero debido a que yo estaba por nacer mi papá se

fue a la mina para ver qué podía sacar. El dueño de

la mina le dijo que a nadie dejaba entrar allá, pero

que por tratarse de él entrara, y allí sacó con qué

comprar la casa que hoy es una herencia.

Mi mamá, en medio de su angustia, se enfermó y

llamó a mi abuela. A las ocho de la noche ya mi

mamá no aguantó más, se arrodilló y ahí nací yo.

Cuando mi papá subió de la mina muy contento

porque había sacado oro, yo ya había nacido. Papá

se fue por la partera y ella me arregló muy bien.

Papá dijo que me pusieran el nombre de mi abuela

en honor a su mamá. También me cuentan que a los

ocho meses enfermé gravemente, que duré muerta

1 hora. Dicen que me rodeaban las moscas y que un

yerbatero me revivió.

3.6 “Si hubiera habido las tutelas en ese tiempo, quién sabe qué hubiera pasado”

De mi linda vida, que el todo-

poderoso me ha concedido,

recuerdo más o menos

desde la edad de 6 años.

Vivía en casa de mi abuela

paterna, con mis papás

y hermanos, porque no

teníamos casa por po-

breza y enfermedad de

mi madre que sufría epi-

lepsia. No tenía juguetes,

entonces de las basuras

de la calle cogía lo que me

gustaba: carros viejos daña-

dos, muñecas, implementos

de vajillas, hasta piedras, palillos

y ramas que se volvían dinero. Ah, y

cómo olvidar que también jugaba con la

rila de gallinas, echándolas en tapas de gaseo-

sas. La ponía a secar para venderla como arepas. Le

hablaba a los juguetes y a los animales.

Pasó el tiempo y mamá tuvo a mi hermanita. Dijo

que se la habían regalado en el hospital. En ese

entonces no se podía saber nada de la vida. Me

parecía una niña muy linda y dije que cuando estu-

viera grande iba a ir por una así al hospital para yo

cuidarla. Desde ese momento sentí el amor por los

…pensando en movimiento…��

pequeños. Cuando salía de la escuela, la cargaba y

le daba tetero; en ocasiones me tocaba quedarme

cuidándola, jugaba mucho con ella y a veces hasta

le pegaba, pero luego me arrepentía y la mimaba

más como una manera de disculparme.

En la edad escolar tuve muy buenas amigas. Com-

partíamos, hacíamos papas chorreadas y

minisigüí para vender en el recreo para

comprar utensilios, lápices, saca-

puntas, borradores y con lo que

nos sobraba ¡mecateábamos

más bueno! Me encanta re-

cordarlo.

Cómo olvidar las ba-

rritas que fugábamos en los recreos: la lleva,

ponchao, escondite,

entre otros.

A pesar de las dificul-

tades económicas, gra-

cias al todo poderoso,

siempre han existido per-

sonas buenas a mi alrededor.

Tíos y tías fueron mucho lo que

nos dieron la mano. ¡Ah!, y también

profesores. Recuerdo que en tercero de

primaria la profe me regalaba cuadernos y co-

sas. En fin, eran chéveres conmigo.

Empezó un paso durito para la pobre de yo porque

estudiaba con niños y niñas que me humillaban, in-

sultaban y me excluían por mi clase social y económi-

ca. Fue frustrante, yo lloraba, no participaba en la

clase porque se burlaban, sentía vergüenza de mí

misma. Mi vestido no era el mejor. Por mis zapatos

rotos se me salían las medias, parecían la lengua de

un perro (ja, ja, ja). Hasta me da tristeza acordarme.

Me regalaban el algo en la escuela. En ese entonces

era un pocillo de colada de bienestarina caliente,

¡más buena!, aún la saboreo en mis labios.

A pesar de todo, estas cosas no me impedían para

realizar cosas que me gustaban, como presentacio-

nes en comedias, para cantar, yo era muy participa-

tiva en izadas de bandera y en actos culturales. Yo

soy chisporoza, en general.

A la edad de 9 años me preparé en la catequesis

para hacer la primera comunión. Recuerdo que

mi vestido fue rosado con unos zapatos blancos.

Parecía una bobita por fuera, pero por dentro

sentía una gran felicidad por ir a recibir al Señor por

primera vez como alimento. Fue una experiencia

maravillosa. De ahí me entré a la Infancia Misionera,

fui consagrada.

En mi hogar eran muy drásticos para castigarme.

Me pegaban por bobadas -diría yo- como quebrar

una tasa, no armar una arepa bien, no lavar una

cuchara en forma correcta, no barrer un patio y así.

Por meter una cuchara a la olla para probar el al-

muerzo me dieron una bofetada, ¡que horror! En

fin, tuve mucho maltrato. Hoy en día digo que si

hubiera habido las tutelas en ese tiempo, quién sabe

qué hubiera pasado.

Cuando terminé la primaria entré a hacer parte del

bachillerato en la escuela Normal Superior de la Pre-

sentación. El sexto lo repetí y como era tan tran-

quila me reía, como que no importa. En séptimo

participé en el festival de la canción, con La última carta romántica. Quedé en el cuarto puesto. Me

gané dos mil pesos y compré unas arrastraderas,

¡cuánto las disfrute! Me encantaba el español, la

escritura y lectura, y la religión por mi vida espiritual

��…pensando en movimiento…

que poseía y poseo. Me retiré un tiempo del estudio

y me dediqué a ayudar en casas para colaborar con

mi hogar y fue cuando mi hermanita hizo su primera

comunión y le hice una pequeña fiesta. Personas de

buen corazón me ayudaron. Fue tan alegre para mí

y los míos. Al pasar dos años me decidí terminar mi

bachillerato, pero ya en el instituto nocturno, donde

aprendí a valorarme y a valorar a los demás, y por

ende al estudio. En el día trabajaba, los sábados co-

laborada con la catequesis con los niños. Como lo

ven, le hacía a todo. Ah, y por qué no decirlo: me

gustaba y aún todavía me gusta el baile, la música.

3.7 “Yo estaba feliz porque aunque mis cuadernos fueran de cartón, los tenía todos”

Nací en una familia humilde, sencilla, servicial y de

buenas costumbres. La mayor parte de mi vida la

he vivido en el campo, del cual no cambio su paz,

la tranquilidad, el aire puro y el verdor. Pasé mi ni-

ñez en un ambiente rodeado de diversos cultivos,

animales, quebradas, ríos, el trinar de los pájaros,

el olor de las flores y la calidez de mis padres. Pero

no todo fue tan tranquilo y hermoso. A la edad de

siete años mis padres me dieron la oportunidad de

entrar a la escuela. Para mí era una gran ilusión y

llegué el primer día muy feliz, aunque con la nostal-

gia de separarme forzadamente de mis padres y mi

hermano único.

Ir a la escuela implicaba salir de mi casa todos los

días a las 6:30 a.m. para poder llegar unos minutos

antes de las 8:00 a.m. Me tocaba caminar durante

casi hora y media, subiendo. Aquel camino era soli-

tario. De vez en cuando me encontraba con alguna

persona. Las casas de familia distaban unas de otras

y no tenía compañeros para viajar con ellos. El más

cercano estaba a una hora de mi casa. Un día me

encontré con un hombre que estaba haciendo chichí a la orilla del camino. Cuando yo pasé frente a él,

reaccionó, volteándose hacia mí para mostrarme

sus partes nobles. Yo salí corriendo muerto del

susto, pues aunque no sabía lo que me podía su-

ceder, asimilé que no era una actitud normal de una

persona. Eso sucedió unas dos o tres veces hasta

que amenacé a aquel hombre con contárselo a mi

padre. Jamás entonces lo volví a ver, pero tampoco

nunca se lo conté a mis padres.

En la escuela la situación no fue la mejor para mí

ya que mi primera profesora era una persona exclu-

yente, burletera, orgullosa y poco le importaba si

los niños asimilaban o no sus enseñanzas. Un día le

dio por formar filas en el salón de acuerdo al ren-

dimiento académico que teníamos los niños. Cada

que nos evaluaba quedábamos en un lugar dife-

rente de acuerdo con los resultados. Los primeros

niños, que ocupaban las tres primeras filas, eran los

que iban mejor. De ahí en adelante, los demás, es-

tábamos perdiendo el año.

Yo tenía un mal rendimiento académico porque

mantenía cansado de caminar largas jornadas, pues

…pensando en movimiento…��

para añadirle a la hora y media de la mañana, al

medio día caminaba 45 minutos para ir a almorzar

donde mis abuelos y otros 45 para volver. Pocos de-

seos me quedaban de jugar con mis compañeros.

Ante esta situación mis padres resolvieron que me

quedara toda la semana donde mis abuelos porque

era más cerca de la escuela. Esto implicó bajar más

el rendimiento puesto que extrañaba mucho a

mis padres y no tenía quien me orientara con las

tareas.

Recuerdo un 31 de octubre. Ese año los alumnos

de quinto año realizaron un evento que marcó mi

vida por mucho tiempo. Se disfrazaron de perso-

najes míticos como La Patasola, La Madremonte,

El Mohán y otros demonios. Oscurecieron el salón

de clases. Todos los niños de la escuela tenían que

entrar a aquel salón donde cada personaje corría

detrás de los niños para asustarlos y pasarlos al otro.

Cuando estaba en la fila me aterroricé puesto que

escuchaba los gritos de los otros niños y los sonidos

más escalofriantes que jamás había escuchado.

Cuando me correspondió el turno para entrar me

rehusé. Entonces mi profesora me dio un fuerte

empujón y quedé adentro. Fue espantoso lo que

observé. Lloré, grité, sentía que mi pecho se iba a

reventar. Todos esos monstruos se burlaban de mí,

me cogían y me tiraban de un lugar a otro. Lloré

mucho, pero mi profesora lo único que hizo fue

reírse de mí y cuando le dio la gana me dejó salir.

Este hecho hizo que yo le cogiera resentimiento a

mi profesora, y finalmente, perdí mi año escolar.

Recuerdo la navidad de ese año como la más triste de

mi vida. Mi padre se ganaba un sueldo que escasa-

mente alcanzaba para el alimento. Mi madre estaba

en embarazo de su quinto hijo y el presupuesto no

alcanzaba para darnos el regalo de navidad o Niño

Dios como nos decían. Mis hermanos fueron privi-

legiados porque sus padrinos se aparecieron con re-

galos para cada uno. Yo fui el único que me quedé

con las manos vacías. Mi madre se sentó a hablar

conmigo. Me explicó aquello del Niño Dios y la

situación económica que atravesaban. Yo me que-

dé, aunque triste, un poco más tranquilo, puesto

que agradecía a mi madre su sinceridad.

Al año siguiente mis padres nos trajeron a vivir a

Manizales, buscando nuevas oportunidades. Vivimos

de arrimados donde un tío que nos brindó lo mejor

en su casa. Ese mismo año recuerdo la gran lista

de útiles escolares que me pidieron para ingresar a

segundo grado. Yo sabía que para mi padre era muy

difícil. No quería mostrarle esa lista, pero él me la

pidió. El día de mercado dejó de echar algunas libras

de panela y arroz por darme todo lo necesario. Yo

estaba feliz porque, aunque mis cuadernos fueran

de cartón, los tenía todos. Mi madre me los forró

en papel regalo y quedaron muy lindos. Nunca me

sentí menos que los demás niños así ellos tuvieran

cuadernos preforrados, con muñecos de la época y

yo no. Todo este esfuerzo se lo retribuí a mis padres

siendo el mejor del curso ese año. Al año siguiente

��…pensando en movimiento…

la situación cambió. A mi padre le ofrecieron un car-

go diferente y ya tenía con qué darnos los mejores y

más lindos cuadernos que había y así lo hizo.

3.8 “Desde los 4 años trabajo”

Fuimos cuatro hermanas y cuatro hermanos. Soy el

cuarto de la familia. Desde los 4 años trabajo, sin

remordimiento ni pereza. Hasta los 28 años ayudé

económicamente a mis padres y hermanos, aún lo

hago, muy poco, pero lo hago. Nunca me ha falta-

do el trabajo y de eso doy gracias a Dios, le pido a él

que nunca me falte, soy muy feliz haciéndolo. Cuidé

un carro cada ocho días, con un señor que recogía y

repartía mercados a diferentes tiendas. Me pagaba

y me regalaba frutas y verduras, para llevar a mi casa

donde mi madre, padre y hermanos me esperaban

con una completa felicidad y alegría. Y esa risa y esa

alegría aún las veo en ellos cuando lo

hago. Esto me motivó cada día a

colaborar para mi casa, porque

mis hermanos y yo éramos tan

especiales y hermosos que sería

mentira decirles cuánto amor y

felicidad siento.

A los 5 años me independicé de este

señor y comencé a trabajar con un cliente de este

señor del carro, ganando cinco veces más de lo que

este señor me pagaba. Al año siguiente comencé

a trabajar independiente, cargando canastos en la

galería y ganando el doble y a veces el triple de lo que

ganaba. Esto era totalmente motivador y conforta-

ble porque cada día ayudaba más con la crianza de

todos en mi hogar.

A los diez años nos trasladamos para una pequeña

parcela de mi abuela paterna. Y mi padre se hizo

responsable de mi abuela, una tía y tres primos más.

Ya éramos 15 personas en total. La situación se puso

cada vez más dura, pero los integrantes de esta fa-

milia eran un regalo de Dios. Porque eran totalmente

lindos. Siempre los veía así y nunca me arrepentí de

trabajar y luchar por todos. Con la ayuda de Dios mi

padre levantó esta parcela. Nosotros le ayudábamos

mucho. Trabajé largas jornadas y recorrí largas dis-

tancias. Mi padre, una persona en muchas ocasio-

nes intolerante, me castigaba durísimo, pero nunca

lo odie ni guardé un solo rencor por él. Nos levan-

tábamos temprano y nos acostábamos tarde.

Mi papa se iba para otras fincas a trabajar y nos de-

jaba a mi hermano mayor, a un primo y a mí, traba-

jando en la parcela. No solo vivíamos con lo que él

ganaba, sino con lo que nosotros le colaborábamos.

Cuando yo terminé cuarto año en la escuela, era to-

talmente fuerte y trabajaba en el campo mejor y con

más energía que un adulto. La labores que me en-

comendaba mi padre las terminaba en la mitad del

tiempo que él pensaba y muy bien por cierto, para

poder seguir trabajando en otras fincas, siempre me

daban trabajo porque veían y sabían de mis condi-

ciones. En muchas ocasiones se quedaban asusta-

dos de mi fortaleza y destreza para hacer las labores

que me eran encomendadas. Además me apoyaban

porque nunca abandoné el principal ideal que eran

mis hermanos y familiares. A mi corta edad nego-

ciaba con plátanos, frutas y demás artículos que por

allí se producían con el fin de ganar dinero. Siempre

tuvimos necesidades, pero nunca nos faltó el techo

y la comida. Mis padres se amaban y se aman. A

mis padres los adoro y siempre quise tener un hogar

como el suyo.

Cuando fuimos creciendo nos independizamos de

mi abuela, tía y primos, mas no quedaron solos. Un

tío se hizo cargo de ellos y no sufrieron. Al contrario,

…pensando en movimiento…��

hicieron una casa nueva. Igualmente, nosotros

hicimos una casa nueva y vivimos muy rico en

ella. Duramos haciéndola por lo menos 6 meses.

Nosotros cargamos toda la madera de todas partes

inimaginables para hacerla.

Desde que nos independizamos de mi abuela, me

encargué del todo de la parcela que nos tocó. Mi

hermano mayor terminó bachillerato y se fue de la

casa. Quedamos siete hermanos de los cuales todos

estaban pequeños y estudiando, pero yo me hacía

más fuerte y recursivo, pescaba, cultivaba, me hice

conocer en el pueblo donde vivíamos. Trabajé en

tiendas, comencé llevando plátanos y frutas, luego

me dieron trabajo los domingos en los mercados.

Por mi habilidad para las matemáticas hacía cuentas

muy fácil. De estas tiendas pasé a trabajar en dis-

cotecas, bares y cantinas.

Entonces distribuía mi tiempo estudiando en la se-

mana de las siete a la una. Le llevaba el almuerzo a

mi padre y a 5 trabajadores más. Todos me paga-

ban. Mi padre me daba el sobrado o repelo de la

comida. En las tardes y los fines de semana traba-

jaba en nuestra parcela o en otras.

Nunca recibí un regalo de navidad, ni un juguete,

pero eso no me afectó ya que sabía que era

por la situación económica que vivíamos. Cuando

comencé a ganar más dinero era yo el que les

daba regalo del Niño Dios a todos.

En muchas ocasiones trabajé con mi

padre, mi tío y otros trabajadores en

diferentes actividades y los superaba

en todo, de allí que siempre era un

reto para mí ir a vencerlos y demostrar-

les todo lo que era capaz de hacer. Mi

papá nunca me acarició ni me mimó, pero me

encantaba escucharlo hablar. Me contaba muchas

historias, cuentos y anécdotas. Además me canta-

ba canciones viejas. Nunca me faltó la correa, los

castigos. Mi padre en medio de su ignorancia me

castigaba por todo, pero siempre lo perdoné mas

no lo entendí. Pero su labor me marcó y me enseñó

tantas cosas: a trabajar, a ser valiente, recursivo,

audaz, imaginativo, ¡ah! y a silbar. ¡Qué orgulloso

me sentía, nos comunicábamos a través de los sil-

bidos! A los 17, mi padre me pegó con una tabla

de una cama, me le enfrenté de una forma muy

decente sin irrespetarlo, desde entonces nunca más

me pegó.

Mi mamá cocinaba espectacularmente, nunca le

quedaba una comida maluca; así fuera poco, le

ponía un toque especial. Era muy recursiva. Además

inteligente. Fue un apoyo en mi juventud y mi niñez.

Tuve la fortuna que nunca me envicié al cigarrillo, al

licor ni a ninguna otra cosa. Mi debilidad era ver

felices o al menos contentos a los integrantes de mi

familia y comer todo lo que más pudiera para tener

mucha fuerza. Debido a mis condiciones físicas mis

hermanos, compañeros y amigos me respetaban

y cuando se enteraban de mi dedicación para mi

hogar también se sorprendían.

Es hora de decir que mi infancia, aunque difícil, fue

el bastión de mi vida de adulto. Con mi formación

y labor de niño he disfrutado de mucho privile-

gios. Uno de ellos es el de ser muy recursivo

y emprendedor, con unos deseos inmen-

sos siempre de superación y de ayuda

al prójimo. Quisiera hacer con muchos

niños lo que no hice de niño que fue ju-

gar, tener amigos, tener juguetes y hacer

que disfruten más de su niñez, pero que

lo que hagan de niños lo enfoquen hacia su

vida madura.

��…pensando en movimiento…

…pensando en movimiento…�0

Segunda parte: Experiencia de nucleamiento

cole

ctiv

o

�1…pensando en movimiento…

La inclusión de un componente investigativo en el

desarrollo del proyecto Apoyo e impulso al Movi-miento de Niños y Niñas Sembradores de Paz - Colombia, tuvo como finalidad contribuir al fortale-

cimiento de los aspectos formativo y organizativo de

este proceso. Por esta razón, la investigación se en-

tendió como un ejercicio dinámico de diálogo entre

saberes y producción de conocimientos acerca de la

realidad y se optó por abordar el estudio del Mo-

vimiento como un sujeto social en construcción.

Tener como enfoque de investigación a los sujetos

mismos, para indagar sobre la realidad social, im-

plica fijar nuestra mirada en los actores y sus prácti-

cas sociales. En consecuencia, luego de haber abor-

dado las experiencias de infancia de los facilitadores

y las facilitadoras, iniciamos un trabajo sistemático

y participativo, de análisis de las acciones o activi-

dades que los equipos locales vienen desarrollando.

La preocupación investigativa se recogió, entonces,

en una pregunta que nos permitió dar cuenta de la

construcción de Sembradores de Paz como subje-

tividad social: ¿Cuáles prácticas, interacciones, cri-terios y formas de expresión, nos identifican entre nosotros y hacia los otros como movimiento?

Puesto que la realidad social es una construcción

de voluntades, nos embarcamos en la tarea de in-

dagar cómo la realidad de Sembradores de Paz se

ha configurando, qué realidad es ésta y cómo se

expresa a través de las actividades o acciones que

desarrollan los diversos grupos. De igual forma,

se evidenció que la pregunta por las prácticas y

la realidad que ellas constituyen, lleva inmerso un

cuestionamiento por la identidad colectiva del Mo-

vimiento. Por ello se hizo necesario, en cada caso,

entender el proceso que hasta ahora se ha recorri-

do, reconstruyendo y comprendiendo las acciones

que se llevan a cabo, con el fin de generar un saber

que tenga como base las fortalezas y las limitacio-

nes que se han tenido en la práctica.

4.

La sistematización de las experiencias: enfoque y metodología

…pensando en movimiento…��

Para satisfacer la intención de situar a Sembradores

de Paz, mirando hacía sí mismo, nos propusimos

realizar un ejercicio breve de sistematización de ex-periencias, que nos permitiera ver cómo se vive el

proceso en cada una de las localidades. Con este

fin se introdujo en las temáticas de formación una

aproximación a esta herramienta metodológica. De

este modo, se quiso facilitar la realización de un

ejercicio común en los diversos espacios de trabajo

y también proveer a los y las talleristas de algunas

técnicas de investigación que permitieran la recons-

trucción de sus experiencias, la reflexión y puesta en

escena de sus prácticas.

La realización, por parte de los facilitadores y las

facilitadoras, de la reconstrucción de cada una de

las experiencias, quiso hacer del ejercicio de siste-

matización, un espacio de reflexión que permitiera

a cada uno aprender de sus prácticas, como sujetos

concretos que se formulan preguntas sobre el sig-

nificado y sentido de ellas. Así, la sistematización,

planteada como una herramienta metodológica,

fue comprendida como:

(…) un proceso participativo, que per-

mite ordenar lo acontecido, recuperar

así la memoria histórica, interpretar-la, aprender nuevos conocimientos y compartirlos con otras personas

(ASKUNCE, EIZAGUIRRE & URRUTIA, 2004:

p. 15). 9

En suma, realizar un primer ejercicio de siste-

matización de cada una de las experiencias

concretas, permitió avanzar en la construcción de

un saber propio de ese sujeto social que constituye

y es constituido por la realidad: el Movimiento. Esto

permitiría: reconocer lo realizado hasta el momen-

to; recuperar la memoria de cada proceso; identi-

ficar los puntos críticos, los fracasos y los avances,

para de esta manera mejorar las prácticas y avanzar

en un trabajo de potenciación de la subjetividad

colectiva.

4.1 Raíces, prácticas y proyecto colectivo

Al terminar el segundo encuentro, denominado

Nuestro Movimiento10, los y las participantes re-

gresaron a sus localidades y emprendieron la tarea

de reconstrucción de su proceso con la ayuda de

las preguntas, las pistas y las herramientas que allí

se pusieron en juego entre los facilitadores y las fa-

cilitadoras y el equipo de la Fundación. En el plan-

teamiento de este ejercicio fue necesario hacer hin-

capié en que la experiencia de trabajo, en cada uno

de los grupos de Sembradores de Paz, así como en

los equipos locales, sería el objeto de conocimiento

(de diálogo y de aprendizaje); a ella, a la experien-

cia, se le interrogaría como parte de una realidad

Se optó por abordar el estudio del

Movimiento como un sujeto social

en construcción.9- Negrillas de la fuente.10- Para una lectura más integrada, se recomienda poner este capítulo en relación con el apartado 8.2 (Nuestro Movimiento) de la tercera parte de este texto: Propuesta pedagógica de los encuentros.

��…pensando en movimiento…

que se pretende comprender, con el fin de forta-

lecerla, creciendo en profundidad; de potenciarla,

permitiendo que se constituya en expresión de una

transformación social más amplia.

De esta manera, el ejercicio de sistematización se

delimitó, definiendo algunos aspectos: contexto,

memoria, praxis y proyecto. Estas categorías, vincu-

ladas dinámicamente entre sí, permitirían la recons-

trucción y la interpretación de los procesos de con-

figuración del sujeto social, pues acogimos la idea

de que “no es posible discernir una práctica como

liberadora si la despojamos de su raíz social, de su

organicidad global y de su referente de esperanza”

(GALLARDO, 1993: p. 166). En este sentido, se

definieron, junto con los grupos, algunas preguntas

más específicas, que orientaran la recolección de in-

formación y la reflexión de los equipos de trabajo.

MEMORIA¿Cuáles son los antecedentes y las raíces de la experiencia?

¿Cuáles son los principales momentos o etapas que ha tenido el proceso?

CONTEXTO¿Cómo leen ustedes las realidades de su barrio, su localidad y municipio, en clave de

infancia y violencia?

PRAXIS¿Qué actividades hacemos con las niñas y los niños?, ¿cómo?, ¿cuándo?, ¿por qué?,

¿quiénes?, ¿con qué?

¿Quiénes son los animadores y las animadoras y cómo trabajan como equipo?

¿Qué grado de visibilización tiene esta experiencia en la comunidad?

¿Cómo entienden al niño y a la niña?

¿Cómo entienden la realidad de violencia y cuál es el concepto de paz por el que

trabajan?

¿Qué se ha logrado?

PROYECTO¿Qué limitaciones tiene la experiencia?

¿Qué desafíos o necesidades tienen?

¿Qué propuestas o planes tenemos a corto, mediano y largo plazo?

¿Cómo vemos en proyección al Movimiento como sujeto político?

¿Cuál es la territorialidad del proyecto?

…pensando en movimiento…��

RealidadSocialContexto - Actor social

en lo local

Práctica / Discursosestar siendo hacia

Crecimiento en profundidadArticulación Horizontal

Sujeto Colectivo

UTOPÍAVisión de futuro

PRAXIS

Nos - Otros

RaícesMEMORIA

PROYECTO

MEMORIA

Se trata de la reconstrucción colectiva de la expe-

riencia como un esfuerzo de reconocimiento y de

encuentro de sus raíces, con el nacimiento de la

propuesta de trabajo y la materialización de su de-

sarrollo. Encontrar la raíz significa sumergirse en un

proceso de re-creación, donde el pasado se hace

presente al evidenciar las relaciones y acciones que

se han instalado, subsisten y orientan el sentido

de las prácticas actuales, puesto que “la ausencia

del pasado determina la pobreza del horizonte”

(GALLARDO, 1993: p. 133).

CONTEXTO

Es un punto fundamental y determinante para ob-

servar la manera como una colectividad se coloca

en relación con la realidad dada, y analizar porqué y

cómo la práctica logra generarse y enraizarse en un

entorno determinado. Esto es partir de necesidades

y conflictos que se experimentan, a los que se les

da un determinado significado de acuerdo con los

desafíos de ese entorno. El contexto se encuentra

constituido por aspectos de la realidad

que inciden en la estructuración de

las prácticas u acciones. Acer-

carse a este componente pre-

tendía dar cuenta del escenario

social que explica y da sentido

a los procesos vivenciados.

PRAXIS

En este eje fueron muy importantes

los supuestos que organizan y fundamentan la

acción en cada uno de los grupos de Sembradores

de Paz y equipos locales, dilucidando la lógica de las

prácticas, las apuestas, búsquedas y sentidos que

orientan las actividades desarrolladas y la manera

como se entienden y se hacen comunicables.

��…pensando en movimiento…

Ver la realidad como construcción supone la idea de

futuro. En este sentido, reconstruir la experiencia del

Movimiento, a partir del enfoque de la subjetividad

social, implica “la posibilidad de que el agrupamien-

to pueda llegar a expresarse en un proyecto, que a

diferencia de la pura utopía, no consiste solamente

en una necesidad de futuro sino en el imperativo de

su construcción” (ZEMELMAN, 1997: p. 33).

PROYECTO

En consecuencia, el último aspecto incluido en la

sistematización tuvo que ver con el PROYECTO. Éste

podría ser expresado como el horizonte de espe-

ranza de cada una de las experiencias para seguirse

constituyendo; como sus metas y propósitos para

continuar a partir de la mirada de lo que son y han

sido hasta el momento; como “el atrevido impulso

hacia lo venidero” (GALLARDO, 1993: p. 133).

Ahora bien, el trabajo realizado por cada uno de

los grupos fue compartido con los demás grupos lo-

cales a través de una Feria de Experiencias, realizada

durante el tercer encuentro de formación, Todos en movimiento, en el que fue posible evidenciar cómo

Sembradores de Paz se concreta y toma forma en

cada uno de estos lugares. La feria fue un espacio

para conocer lo que otros hacen, compartir y apren-

der estrategias de trabajo con las niñas y los niños,

y reflexionar sobre los errores cometidos y las crisis

La comunicación de la experiencia se dio desde una visión más detenida, amplia, profunda y auténticamente dialogada.

afrontadas. Además, en el caso de aquellas perso-

nas que hasta el momento se acercaban a la pro-

puesta del Movimiento, la sistematización permitió

recuperar y compartir su experiencia en diversos

ámbitos.

El acercamiento a la metodología de sistematización

de experiencias y la aplicación de algunas de sus

herramientas en el proceso de formación realiza-

do con los y las participantes, pretendió anclar la

necesidad que tiene todo proceso social de

observar, conocer y comprender su entorno, así

como también de auto-observarse, de valorar sus

prácticas y discursos a la luz de los sentidos que

orientan a Sembradores de Paz.

El ejercicio generó aprendizajes y fue un diálogo en

varias direcciones:

• Al interior del grupo de facilitadores y facilita-

doras que participaba por la localidad, algunos

de los cuales desarrollaron el trabajo aun con

sus compañeros y compañeras que no estaban

asistiendo directamente, pero que de esta forma

se informaron y participaron del ejercicio.

• Entre las experiencias mismas, porque las personas

y los grupos accedieron a una mirada diferente a

la del comentario ligero y desinformado, propio

…pensando en movimiento…��

de la prisa, sobre los trabajos de los demás. En

cambio, la comunicación de la experiencia se dio

desde una visión más detenida, amplia, profunda

y auténticamente dialogada. Por eso, se puede

decir que los trabajos se dieron a conocer.

• También fue un diálogo entre las personas y los

grupos de trabajo de las localidades con el equipo

de formadores.

• Y un diálogo al interior del equipo mismo de

investigadores.

A partir de este diálogo múltiple entre personas y

colectivos, en el que se encarnan procesos sociales,

se produjeron los insumos básicos para que pudiese

ser realizada una interpretación crítica de la infor-

mación proporcionada por cada una de las expe-

riencias locales. De este modo se quiso avanzar en

la producción del saber que surge desde la reflexión

dialógica y desde la subjetividad social que se está

constituyendo.

La información aportada por los y las participantes

permitió tejer una visión de conjunto, teniendo en

cuenta la percepción de cada proceso en relación

con la experiencia vivida y su proyección a futuro

en la perspectiva del Movimiento. En los capítulos

siguientes se recoge el aporte realizado por cada

uno de los grupos locales, a través de reseñas en

las que se sintetizan los aspectos reflexionados en

la sistematización de cada experiencia. Las reseñas

esperan evidenciar, en cierto sentido, la lógica in-

terna que ha permitido el desarrollo del proceso y

la diversidad de experiencias que en él se reúnen.

Adicionalmente, en el último capítulo de esta parte,

se proponen algunas reflexiones a partir de estos

procesos de nucleamiento colectivo.

��…pensando en movimiento…

La Feria de Experiencias11 que se realizó en el tercer

encuentro, El Movimiento en movimiento, fue un

ambiente pedagógico apropiado para compartir

las experiencias y reflexionarlas. Igualmente, fue

un escenario de indagación, mediante el cual, cada

grupo compartió con los demás el resultado de apli-

car el instrumento de sistematización comúnmente

pactado, mediante carteles, vídeos, representacio-

nes, líneas de tiempo, fotografías, mapas, etc. y una

exposición, presentada a partir de un documento

base.

El ejercicio de sistematización de experiencias

realizado en algunos municipios y barrios de varias

ciudades del Eje Cafetero, se presenta a través de

seis reseñas. Éstas fueron construidas a partir de los

documentos elaborados por los equipos de anima-

dores, animadoras, facilitadores y facilitadoras que

participaron en el proceso de formación.

A pie de página se ponen los nombres de los

miembros del equipo local que en cada caso se

encargó de la elaboración del documento y de la

presentación de la experiencia de trabajo.

5.1 Manizales, Caldas

“Aprendimos haciendo, nos formamos en el hacer”12

Gracias al intercambio realizado por los directores

de Pastoral Social de la regional del Eje Cafetero

en el año 2000, y a la socialización de la propu-

esta de Sembradores de Paz por parte de la Diócesis

de Cartago, el diácono Ancizar Neira, Director de

la Pastoral Social de Manizales, decidió impulsarla a

partir del año 2001, con el apoyo de la Diócesis de

Sonsón - Rionegro. De esta manera, el Movimien-

5.

El Movimientose arraiga en lo local

11- El desarrollo detallado de la Feria de Experiencias puede verse en la tercera parte de este documento: Propuesta Pedagógica de los encuentros.12- La construcción de esta reseña es producto del documento y la exposición realizada por el equipo de facilitadores y facilitadoras del Movimiento en Manizales, Caldas, integrado por: Diana Clemencia Ocampo, Carolina Hernández Libreros, Alexandra Montero Cortés, Yenifer Yohana Galindo y Wilmar Murillo Acevedo. Feria de Experiencias, Pereira, Risaralda: 17,18 y 19 de marzo de 2007.

…pensando en movimiento…��

to se institucionalizó como un programa apoyado

e impulsado por la Pastoral Social de la Diócesis

de Manizales bajo la coordinación de la Hermana

Lucía Sáenz hasta septiembre de 2005, y de Diana

Clemencia Ocampo desde el 2006.

Luego de un proceso de conocimiento y sensibili-

zación, el programa se inició en algunas parroquias

de la ciudad de Manizales, unido al desarrollo de las

pequeñas comunidades de la Nueva Evangelización,

pero poco a poco, con el apoyo de los párrocos y la

motivación de las animadoras, adquirió su identi-

dad. Sembradores de Paz fue un aprendizaje que se

logró con el hacer.

En Manizales la propuesta se ha desarrollado en

zonas deprimidas con altos grados de vulnerabili-

dad y peligro para las niñas y los niños, debido a la

existencia de violencia intrafamiliar, drogadicción,

prostitución y pandillas juveniles. Allí, el Movimien-

to espera ser un medio para mejorar la calidad de

ellos y ellas a través de las diferentes actividades

realizadas:

Es darle un nuevo rumbo a sus vidas, donde

vean que realmente hay otros espacios para

compartir todo eso que deben aprovechar de

su niñez, pero que también los sitúa ante las

necesidades de sembrar paz en cada uno de

los ambientes donde se encuentran.

Las animadoras del proceso en la ciudad son mu-

jeres adultas, madres de familia, laicas comprometi-

das que quieren trabajar con los niños y las niñas

en una nueva forma de construir la paz, a través

de la enseñanza y el fomento de valores y virtudes

que les permitan hacerse conscientes del protago-

nismo que tienen en su realidad: “demostrarles que

como seres humanos son importantes en nuestra

sociedad, que valen mucho y que realmente son el

futuro de nuestro país”. A los adultos facilitadores

y animadores del proceso, los motivan las “ganas

de que ellos de verdad sean y vivan como verdade-

ros niños y niñas, protegidos por una sociedad que

lucha por su bienestar brindándoles todo el amor y

compañía que necesitan para seguir soñando, en

un mundo sin violencia y lleno de paz”. Sembra-

dores de Paz es un espacio para no olvidar ser niños

o niñas.

Los encuentros con las niñas y los niños son sema-

nales. Allí ellos y ellas oran, realizan distintos tipos

de trabajos manuales, dibujan, juegan y charlan

sobre las temáticas que la propuesta pedagógica

ha planteado. Se consagran en una ceremonia, un

acto simbólico donde les son entregados los em-

blemas del proceso. Algunos de ellos y ellas, por su

compromiso, han sido nombrados gestores de paz

y entran a colaborar con las animadoras.

El reconocimiento que hace la comunidad del

Movimiento es diferente en cada una de las zonas

en que se trabaja. En algunos lugares se tiene el

apoyo de instituciones y de los padres de familia,

Sembradores de Paz fue

un aprendizaje que se logró con el hacer.

��…pensando en movimiento…

mientras que en otras son pocos los que saben de la

existencia del proceso. Aunque el trabajo ha tenido

momentos de crisis y desilusión, también se identifi-

can muchos de esperanza que motivan a continuar.

A pesar de limitaciones tales como el cambio de

coordinación, la selección y formación de anima-

dores y la falta de recursos económicos propios,

se ha logrado constituir un espacio de

recreación sana con el que niños y

niñas cuentan para un adecuado

desarrollo integral.

El equipo espera, junto con la ex-

pansión de Sembradores de Paz

en la ciudad, lograr “que la comu-

nidad vea al grupo como una buena

opción para que niños y niñas ocupen

su tiempo libre, generando en ellos y

ellas la conciencia de solidaridad y convivencia

pacífica”.

5.2 Chinchiná, Caldas

“No se siguen personas sino ideales cuando se trata de trabajar por la paz”13

A 22 kilómetros de la ciudad de Manizales se en-

cuentra Chinchiná, conocida como la ciudad eléctri-ca del país por ser la primera generadora de energía

hidroeléctrica, y como ciudad caficultora por la im-

portancia de este producto en su economía. Allí la

iniciativa de Sembradores de Paz, se dio a conocer

en el año 2000 por parte de la Pastoral Social de

Medellín y fue acogida en ese momento por el pa-

dre Mario Salazar, quien encontró en la propuesta,

13- La construcción de esta reseña es producto del documento y la exposición realizada por el equipo de facilitadores y facilitadoras del Movimiento en Chinchiná, Caldas, integrado por: Carlos Ariel Pérez y Martha Ney Duque. Feria de Experiencias, Pereira, Risaralda: 17, 18 y 19 de marzo de 2007.

herramientas para enfrentar las problemáticas de

violencia que se vivían en este municipio, pues se

constituía en una alternativa para crear conciencia

con respecto a la convivencia, el respeto por la vida,

el amor y la fraternidad.

Así, se desarrolló durante el 2001 un proceso de

inducción y formación por parte de la Pas-

toral Social de Medellín, con algunos

sacerdotes y laicos para el trabajo

con las niñas y los niños. Ante la

tragedia del incendio de 240 ca-

sas hechas de guadua, esterilla y

plástico, en el barrio Nuevo Hori-

zonte, por la cual 300 familias de

bajos recursos resultaron afectadas,

las potencialidades del grupo confor-

mado y su sentido de servicio se pusieron

a prueba. Fue ésta una oportunidad para realizar

un trabajo comunitario con personas que lo habían

perdido todo y que tuvieron que ser albergados en

el coliseo de la ciudad. Luego de este lamentable

percance, se abrió el primer grupo de Sembradores

de Paz en el barrio La Frontera, lugar escogido por

sus altos índices de delincuencia juvenil y descom-

posición social.

El proceso de expansión en Chinchiná se ha desa-

rrollado de manera progresiva. Entre el año 2001

y 2004 se crearon y mantuvieron cuatro grupos de

Sembradores de Paz en los barrios La Frontera, San

Martín, Bellavista, y en el sector de bomberos del

municipio. En general, el proceso ha respondido a

una realidad en la que los niños y las niñas crecen en

el seno de familias nucleares desintegradas, sufren

carencias afectivas y son víctimas del maltrato físico,

…pensando en movimiento…�0

psicológico, abuso sexual y laboral. En este sentido

se hace evidente un contexto en el que ellos y ellas

son un grupo de población en riesgo y enfrentan

peligros tales como la desnutrición, la drogadicción

y la prostitución.

El año 2003 fue simultáneamente época de crisis y

renacimiento para este proceso. La crisis se vivió en

el equipo por el retiro de algunos de sus integran-

tes; no obstante, en este momento se dio el impulso

a lo que hoy existe. Para los miembros del equipo,

en noviembre de 2003 “los laicos tomaron las rien-

das del Movimiento, quedando como enseñanza

que no se siguen personas sino ideales cuando se

trata de trabajar por la paz”. Un trabajo continuo y

persistente posibilitó en los años siguientes, el cre-

cimiento y fortalecimiento del conjunto de anima-

dores y animadoras, y de niños y niñas, que permitía

realizar las actividades en cada uno de los grupos de

Sembradores de Paz.

Aunque en un primer momento la animación la

hacían personas adultas, el papel que han cum-

plido los jóvenes en la organización actual del

proceso, ha sido fundamental. La propuesta se ha

articulado con la vinculación de muchachos que

realizan la prestación de su servicio social, mediante

la animación de los diversos grupos. “Los anima-

dores, en su mayoría, aunque eran convocados para

prestar el servicio social del estudiantado, tenían

un gran compromiso y sentido de pertenencia”, así

mismo, se han generado estrategias de selección

para reconocer la verdadera intención y vocación

que tienen estos jóvenes para el desarrollo del tra-

bajo con los niños y las niñas. Como resultado, la

experiencia en Chinchiná cuenta actualmente con

55 animadores y animadoras: 30 son voluntarios y

25 prestan su servicio social. Por lo tanto el 95% de

los animadores o animadoras de este proceso son

jóvenes que realizan su trabajo en diversos sectores

del municipio y son convocados periódicamente a

participar en espacios de intercambio, planeación y

evaluación.

Para el equipo de Chinchiná, el conflicto es visto

como un motor de transformación sobre el cual es

posible trabajar teniendo como centro a las niñas

y los niños, quienes son consideradas y considera-

dos como “un mundo diferente, lleno de actitudes

y aptitudes que debemos entender, en algunos ca-

sos transformar, y en otros valorar y promover para

que sean personas íntegras en un mañana”. En este

sentido, el Movimiento es percibido como “un ac-

tor transformador de una cultura que se ha hecho

violenta desde los hogares”

En la práctica, los grupos se encuentran semanal-

mente para realizar diversas actividades: oración,

formación a través de la lúdica, la recreación y el

deporte. Sin embargo, aunque cada uno lleva a

cabo sus actividades, se conservan espacios de ar-

ticulación e intercambio en el ámbito local, para que

los niños y las niñas “tengan la oportunidad de co-

nocer y compartir sus experiencias, capacidades y

cualidades con otros niños y niñas del Movimiento en

el municipio”. De ahí que celebren conjuntamente

�1…pensando en movimiento…

ocasiones importantes como el Día de la Niñez y la

Navidad; en ésta todos los grupos de Sembradores

de Paz se congregan en el MONAIN (Movimiento

Navideño Infantil).

Así mismo, el equipo en Chinchiná, ha establecido

una forma de organización interna para la efec-

tividad del trabajo con las niñas y los niños. Es así

como se han distribuido las responsabilidades y

roles a cumplir: existe un(a) coordinador(a) gene-

ral y coordinadores(ras) sectoriales que tienen a su

cargo a un determinado grupo de animadores(ras),

quienes a su vez son responsables de los grupos

de niños y niñas.

La construcción de un colectivo y la opción del Mo-

vimiento por caminar en compañía, se expresan en

la acogida y formación de quienes se integran al

equipo de trabajo como animadores o animadoras.

En Chinchiná “siempre una persona nueva trabaja

con un animador que tiene experiencia” haciendo

que “las personas aprendan en la práctica con los

niños y con los animadores”.

En el equipo también juegan un papel fundamen-

tal los niños y las niñas gestores o gestoras de paz,

quienes al terminar su etapa como semillitas a sus

doce años y ante su deseo expreso de continuar,

se forman y capacitan para ser un apoyo impor-

tante para los animadores o las animadoras, y ser

consagrados(das) como tales a sus quince años.

Dentro de los logros que muestra el equipo se en-

cuentra su alto nivel de organización, la sostenibili-

dad de los grupos de Sembradores de Paz que ani-

ma, la construcción de una visión de los niños y las

niñas como personas con dignidad, la generación

de un sentido de la vida diferente en los jóvenes que

lideran el proceso, la conformación de un equipo de

trabajo y el reconocimiento municipal de su labor.

No obstante, la experiencia en Chinchiná ha tenido

algunas limitaciones en términos de los espacios y

materiales para realizarlo, pues aunque han gene-

rado diversas formas para la consecución de recur-

sos, éstos aún no son suficientes. En este sentido,

se han propuesto como meta a mediano plazo, su

interlocución con otras instituciones a parte de la

Iglesia, sin desconocer que ésta le ha otorgado al

proyecto un importante apoyo e impulso. Sin em-

bargo, la tarea de ampliar sus relaciones con enti-

dades pertenecientes a la administración municipal,

por ejemplo, con el fin de lograr un crecimiento sos-

tenible del proceso, tiene como trasfondo la meta

de concientizar respecto a que “la paz es un deber

y compromiso de todos”.

5.3 Risaralda

“Recuperar la voz genuina de los niños da forma a un mundo nuevo”14

Con la decisión de impulsar a Sembradores de

14- La construcción de esta reseña es producto del documento y la exposición realizada por el equipo de facilitadores y facilitadoras del Movimiento en Risaralda, integrado por: Luz Estela Romero, María Francisco Calvo, María Dioselina Ortiz, María Lilia Chiquito y Tiberio Giraldo. Feria de Experiencias, Pereira, Risaralda: 17,18 y 19 de marzo de 2007.

“Recuperar la voz genuina de los niños da forma a un mundo nuevo”

…pensando en movimiento…��

Paz en la Diócesis de Pereira, en octubre de 2004,

CARITAS Diocesana, en cabeza del padre Rubén

Darío Jaramillo, coordinó una serie de acciones para

lograr tal fin. Se constituyó un equipo coordinador,

conformado por representantes de Pereira, Riosu-

cio, Guática y Supía quienes formularon un plan

de acción a desarrollarse en tres etapas durante los

años 2005 y 2006. Así, se inició en enero de 2005

una primera fase de sensibilización, en la cual se

dio a conocer el Movimiento y se invitó a participar

en los procesos de formación a quienes se intere-

sarán en ello. En julio, la propuesta se afianzó, se

fortaleció el equipo coordinador, conformaron los

grupos barriales de animadores y animadoras, y se

inició la convocatoria de los niños y las niñas. Esta

etapa permitió en el 2006 realizar el lanzamiento;

En ese momento se conformaron los grupos y se

inició el trabajo de acompañamiento.

Así mismo, se continuó con la formación perma-

nente de animadores y animadoras. En este proceso

la mayoría de los y las participantes, provenían de

grupos juveniles; se trabajó en torno a temas tales

como: la sociedad que deseamos construir, la reali-

dad que viven los niños y las niñas, la importancia

del juego en el trabajo, la propuesta de Sembrado-

res de Paz y las etapas del Movimiento. Todo esto

se complementó de manera simultánea y progresiva

con el acercamiento a los niños y a las niñas.

El trabajo en este equipo, con presencia en zonas

del departamento de Risaralda y algunos municipios

de Caldas, se concreta en las experiencias desarro-

lladas en Pereira, Dos Quebradas, Río Sucio, Guáti-

ca y Supía. Aunque cada una de ellas presenta sus

particularidades, han logrado unidad y coordinación

en su funcionamiento.

5.4 Comuna Villa Santana, Pereira, Risaralda

El Movimiento supone “sentirse parte de un todo con propósitos comunes” 15

La comuna Villa Santana, en

Pereira, es un escenario de

hechos violentos, un sec-

tor “caracterizado por

la pobreza de bienes

económicos y señalado

como un lugar con-

flictivo por múltiples

situaciones”. Allí se

registran diariamente

muertes violentas de

jóvenes, familias des-

plazadas por amenazas,

conformación de pandi-

llas juveniles, estructuras

familiares con un pasado

delincuencial y relaciones agresi-

vas entre los niños y las niñas en

diversos espacios.

Villa Santana es un lugar inseguro, cuya población

es estigmatizada y discriminada; la niñez crece en

soledad. En esta comuna es evidente “la lucha y

sacrificio de la gente por sobrevivir”, llegando a vi-

venciar situaciones dramáticas, razón por la cual “la

urgencia de lo inmediato le impide a las personas

15- La construcción de esta reseña es producto del documento y la exposición realizada por el equipo de facilitadores y facilitadoras del Movimiento en la comunidad Villa Santana, Pereira, integrado por: Luz Estela Romero, María Francisca Calvo, María Dioselina Ortiz, María Lilia Chiquito, Tiberio Giraldo, Raúl Echeverri.

��…pensando en movimiento…

trabajar organizadamente por soluciones más de

fondo a los problemas propios y comunitarios”.

Allí Sembradores de Paz cuenta con el liderazgo de

algunos educadores(ras) religiosos(as) para quienes

su opción ha sido el trabajo con niños, niñas y

jóvenes. Su labor aporta tanto en el fortalecimiento

individual como comunitario. El apoyo a la propues-

ta tiene como antecedente, la experiencia desarro-

llado por estos educadores en varias organizaciones

que tenían firme convicción en las potencialidades

que poseen los niños y las niñas. El Movimiento In-

ternacional del Apostolado de los Niños (MINA), fue

una de estas organizaciones, junto con los grupos

que, bajo su orientación, se habían constituido en

la zona, como el grupo Amigos (1999) y el grupo

Estrellas Amigas (2003), donde se pretendía “propi-

ciar un espacio de los niños y las niñas, donde se

sintieran a gusto, donde se expresaran con mayor

libertad, donde ellos mismos se dieran su propia or-

ganización. Un espacio adecuado para el crecimien-

to en valores, que advirtiera y preservara a los niños

y a las niñas de caminos dañinos para su vida”.

En su concepto, conocer la propuesta de Sembra-

dores de Paz amplía el horizonte propuesto hasta el

momento con la infancia, pues supone la construc-

ción y articulación en un movimiento social: “sen-

tirse parte de un todo con propósitos comunes”.

Desde al año 2005, algunas personas de la comu-

na se venían preparando para acompañar grupos

de niños y niñas, y a partir de sus potencialidades

crear relaciones más pacificas. Por estas razones se

realizó la reestructuración de Estrellas Amigas, constituyendo pequeños equipos para el acompa-

ñamiento de los grupos existentes y de aquellos que se

organizaran a partir de ese momento, con el fin

de realizar un trabajo coordinado.

La convocatoria y el acercamiento a las niñas y los

niños se realizó mediante algunos eventos: una

jornada recreativa y cultural por el Día del Niño, la

Marcha por la Paz y la celebración de la Navidad. Ya

en el 2006 se propuso a las personas que habían

desarrollado su proceso de formación, que iniciaran

el acompañamiento a los niños y a las niñas.

En cuanto a la concepción que se tiene de los niños

y las niñas, se considera que ellos y ellas:

(…) tienen un papel determinante en la cons-

trucción de un tejido social que se encuentra

averiado por la problemática. Porque ellos son

flexible al cambio, porque su salud mental

puede ser recuperada. (…) porque han teni-

do menos tiempo de meter las de caminar, y

cuentan con mucho tiempo para fabricar un

mundo donde sus sueños y propósitos ten-

gan cabida. Porque ellos son disponibles y no

sacan pretexto de muchas ocupaciones.

Esta idea del niño y la niña, fundamenta la rei-

terada opción por formarlos como líderes teniendo

como base que “todo niño que viene tiene vocación

de líder. El desafío está en voltear lo que la ruda

…pensando en movimiento…��

experiencia ha colocado en la cabeza. Ayudar a

entender que se trata no de dominar, sino de

servirse mutuamente”.

Desde esta perspectiva, se ha logrado configurar el

Movimiento como un espacio de convivencia en el

que se fomenta un esquema de relaciones opuesto

al que se vive en esta comuna. En los grupos “los

niños y las niñas preparan la reunión y la coordinan

en su mayor parte” y “a partir de los hechos y de las

relaciones dentro del grupo, se reflexiona de la reali-

dad más amplia en la que todos estamos inmersos”.

Los grupos se encuentran semanalmente, tiene un

espacio de oración, de juego, se desarrolla un tema

formativo y se revisa el programa de actividades.

Los grupos de Sembradores de Paz realizan eventos

para recaudar fondos, celebran las fechas especiales

y llevan a cabo encuentros con niñas y niños delega-

dos, con el fin de evaluar el proceso, saber cómo

se sienten los niños y las niñas, y cómo ven la ac-

ción de los animadores y las animadoras. Entre estos

eventos se encuentran: la celebración del Día del

Niño con una jornada recreativa, la Caminata por

la Paz, la participación en el Día del No Maltrato In-

fantil, la celebración del Día de la Familia con

un paseo. Los grupos con mayor tiempo

de existencia han realizado campamen-

tos vacacionales (diciembre de 2005,

julio de 2006) que tienen como fin la

recreación, la integración, la experien-

cia y la reflexión de las niñas y los niños

sobre diversos temas, como por ejemplo

“la carpa símbolo de un universo deseable”.

De manera simultánea, se desarrollan espacios de

encuentro con los animadores y las animadoras. En

Villa Santana existen siete grupos (Monserrate, El

Otoño, Intermedio, La Isla, El Danubio, Tokio y Las

Brisas), acompañados por dos o tres animadores

(jóvenes, padres de familia y religiosos), quienes

se reúnen cada tres semanas para compartir

experiencias y realizar proyectos de intercambio y

formación.

Hasta el momento se han tenido importantes logros.

La formación de núcleos de jóvenes y adultos que se

interesan por acompañar a los grupos de niños y ni-

ñas, la sensibilización de muchos sectores respecto

a la importancia que tiene impulsar acciones de paz

desde la infancia, y la valoración de las expresiones

y trabajos organizados por ellos a favor de la paz.

Sin embargo, el proceso no es sencillo. Es poca la

gente que se compromete de manera voluntaria,

muchos inician y pocos perseveran, se echa en falta

un constante apoyo económico que permita darle

sostenibilidad a las acciones.

En la comunidad se tiene un conocimiento

limitado de la existencia del Movimiento.

Los niños han realizado actividades públicas

acompañados de sus animadores, pero no

con la frecuencia, ni con la duración en tér-

minos de tiempo para tener un espacio en la

memoria de la comunidad. No obstante,

en el barrio donde existen grupos, la

comunidad tiene conciencia de la

existencia de la organización de

niños; muchos adultos han solici-

tado que sus hijos sean admitidos e

incluso, se han dado circunstancias

en que los padres acompañan a sus

niños en las actividades.

Los desafíos son muchos, pero el principal es con-

seguir personas para seguir construyendo este

proyecto, afianzando la filosofía del Movimiento en

su perspectiva de diversidad y no exclusión. De igual

��…pensando en movimiento…

manera, se ha constituido en una meta hacerlo

visible a través de diversas actividades y los medios

de comunicación regional y así, “poder valorar el

impacto social de la presencia del Movimiento en

los diferentes lugares”.

La visión y misión dada a los niños y las niñas,

cuestiona los marcos culturales existentes, que

minimizan al niño, y propone un significado nuevo

al hecho de serlo:

Los niños no son el futuro, son el presente.

Organizados, son una fuerza transforma-

dora. Los niños tienen, pueden y saben. (…)

Construir con los niños la paz es valorar su

voz, ayudarles a recuperarla y gritar para que

sea escuchada.

5.5 La Dorada, Caldas

“Niños y niñas: actores y gestores de su propio desarrollo”16

En el año 2004, gracias a la motivación hecha

por FICONPAZ acerca del proceso que venía

desarrollándose con Sembradores de Paz en varios

lugares del país, la Pastoral Social de la Diócesis de

La Dorada - Guaduas, dirigida por el padre Ovidio

Giraldo, decidió dar su apoyo a este proceso en la

región, socializando y motivando su desarrollo con

aquellas personas que en el momento pertenecían a

las comunidades de la nueva evangelización.

A través de su participación en los procesos de for-

mación y el trabajo con los niños y las niñas, el gru-

po de animadores logró consolidarse. La invitación

a hacer parte del proceso se realizó en los barrios de

La Dorada y Puerto Salgar, allí se conformaron cinco

grupos de Sembradores, en los que se reunieron en

total 260 niños y niñas. El proceso en La Dorada

obtuvo el apoyo de las parroquias y del Programa

de Desarrollo y Paz del Magdalena Medio (PDPMM),

gracias a lo cual la iniciativa pudo extenderse a otros

municipios como Florencia, Norcacia, Manzanares y

Pensilvania.

En la actualidad, el equipo se encuentra conformado

por 25 animadoras. En su mayoría mujeres adultas,

madres de familia y amas de casa vinculadas a las

parroquias de la región a través de distintos aposto-

lados. En el grupo se percibe que trabajan convenci-

das por lograr un cambio en la comunidad, y en las

familias de los niños y las niñas, potenciando sus ca-

pacidades. El trabajo en los grupos de Sembradores

de Paz se realiza en encuentros semanales o quince-

nales, en los que se desarrollan diversas actividades

que tienen como propósito evidenciar los “talentos

y aptitudes que los niños y las niñas poseen”.

A través del trabajo desarrollado por el Movimiento

en esta zona del país, las animadoras han podido

identificar diversas problemáticas que afectan a la

16- La construcción de esta reseña es producto del documento y la exposición realizada por el equipo de facilitadores y facilitadoras del Movimiento en La Dorada, Caldas, integrado por: María del Pilar López, Amelia Montoya, Consuelo López Rueda, María Sorany Velásquez, Josefina Saraza, Emma Montoya, Shirley Yohana Ramírez y Blanca Libia Orozco. Feria de Experiencias, Pereira, Risaralda: 17,18 y 19 de marzo de 2007.

…pensando en movimiento…��

Construir con los niños la paz

es valorar su voz, ayudarles a

recuperarla y gritar para que

sea escuchada.

infancia, las cuales ellas adjudican a la difícil situa-

ción económica por la que atraviesan las familias.

En palabras de las animadoras, los niños y las niñas

protagonizan historias de maltrato físico, maltrato

emocional, intolerancia por parte de los adultos,

exclusión, violación de derechos, desintegración

familiar, abandono, rechazo y carencia de amor.

Es en este contexto en el que:

En muchos casos los niños son explotados

por sus padres mandándolos a trabajar (…) o

también en algunos barrios de La Dorada (…)

las familias viven de la venta de drogas como

negocio familiar (…) casos en los que los

niños permanecen tiempo completo en las

esquinas de los barrios consumiendo drogas

y fabricándolas.

En este sentido, “el Movimiento ha tenido una

gran aceptación en cada uno de los barrios donde

se realizan las actividades, porque ven en los niños

el amor y la entrega con que participan en cada

actividad”. El equipo de animadoras ha visto en el

desarrollo de este proceso, un proyecto dirigido a

la defensa de las niñas y los niños, a su capacidad

para ser actores y gestores de su propio desarrollo

y promotores de PAZ. En este espacio, ellos y ellas

son valorados y reconocidos por sus capacidades

de aprendizaje y su desempeño, pues muchos no

cuentan con personas que los apoyen y motiven

para que sus sueños puedan realizarse.

Hasta el momento la conformación y consolidación

de los grupos de Sembradores de Paz es un gran

logro, pues a través de este espacio se ha generado

un cambio en la manera como las niñas y los niños

enfrentan diversos conflictos. “Se ha logrado que

lleven a sus hogares todo lo que en las reuniones

aprenden y lo compartan con sus padres”. Por otra

parte, la mayor dificultad ha sido la inexistencia de

espacios adecuados para realizar el trabajo en los

encuentros semanales y la sostenibilidad económica

del proceso.

Para continuar con su labor, el equipo de anima-

doras tiene diversos planes y proyectos. En primera

instancia, está la formación de nuevas animadoras

y animadores que apoyen y hagan posible la expan-

sión del Movimiento a otros barrios del municipio,

en especial, vulnerables. En el caso de Manzanares,

tienen como propósito estudiar en detalle el contex-

to en el que viven los niños, las niñas y las familias,

con el fin de formular proyectos acordes con esta

realidad. Para lograr la sostenibilidad económica,

las animadoras que impulsan el proceso, en La Do-

rada y Puerto Salgar especialmente, están buscando

constituir una microempresa de confecciones que

les permita conseguir recursos para continuar la

labor con los niños y las niñas.

Todo el trabajo desarrollado tiene como horizonte

que ellos participen en la formulación de una políti-

ca pública de infancia, con el fin de hacer otro tipo

��…pensando en movimiento…

de incidencia, que le de un mayor reconocimiento

a la labor hecha por Sembradores de Paz en pro de

la defensa y respeto de los derechos de los niños

y las niñas.

5.6 Cartago, Valle

Niños y niñas lectores y transformadores de la realidad17

A Cartago la experiencia del Movimiento llegó a

través de un grupo de formadoras de la regional

Antioquia - Chocó, quienes estaban llevando a

cabo un programa regional de formación de Sem-

bradores de Paz, con el impulso de la Arquidiócesis

de Medellín.

Bajo la coordinación de Graciela Vásquez, se con-

formó un equipo con representantes de diversas zo-

nas, y se realizaron reuniones para ir dándole

forma a la idea de constituir grupos de

Sembradores de Paz en cada una de

ellas. Así, se conformó el grupo de apoyo que actualmente se encarga

de organizar y programar reuniones

mensuales de coordinación, encuen-

tros anuales de formación para nuevos

animadores o animadoras, y los Encuen-tros de grupos de Sembradores de Paz, donde

todos los niños y las niñas que pertenecen al Movi-

miento se reúnen para compartir sus experiencias.

El equipo conformado para liderar el trabajo en la

Diócesis de Cartago, se preocupó por darse una

identidad propia en su región sin desconocer el

origen de la propuesta en la regional Antioquia

- Chocó. Con este propósito, creó con la colabo-

ración con los niños y las niñas, una cartilla de pre-

sentación del Movimiento, un símbolo, un himno y

una oración que los representara.

Así, para el desarrollo del proceso ha sido funda-

mental el trabajo en equipo. El grupo de apoyo se

encarga de promover y proyectar el Movimiento, or-

ganizar el cronograma de actividades anuales tanto

con los niños y las niñas como de los animadores

y las animadoras, mantener una red de co-

municación interna, preparar los temas

de formación, visitar y acompañar a los

grupos de Sembradores de Paz. El acom-

pañamiento en las diversas zonas se re-

aliza en visitas por parejas; en ellas los

animadores y las animadoras comparten

su trabajo, reseñan los temas abordados,

las actividades realizadas y la programación. Este

acompañamiento permite evaluar lo que se está de-

sarrollando y definir los horizontes hacia los cuales

debe orientarse de manera prioritaria la acción de

los grupos en las distintas zonas.

El trabajo realizado busca transformar la situación

que viven los niños y las niñas, poniendo especial

17- La construcción de esta reseña es producto del documento y la exposición realizada por el equipo de facilitadores y facilitadoras del Movimiento en Cartago, Valle, integrado por: Patricia López Rodríguez, Cristian Fernán Muñoz. Marly Orozco Rendón, Landa Zury Fluestoza, John Fredy Buitrago y María Magaly Gaviria. Feria de Experiencias, Pereira, Risaralda: 17,18 y 19 de marzo de 2007.

…pensando en movimiento…��

énfasis en el ejercicio de su participación en la so-

ciedad, teniendo en cuenta que han sido aislados

tanto de su entorno familiar como social. De igual

manera, se hace evidente la manera como ha sido

envilecido su poder de organización, siendo “vistos

como seres vacíos con necesidad solo de juegos”.

Para quienes impulsan el Movimiento, los niños y

las niñas necesitan ser escuchados y escuchadas a

través de sus acciones y sus no acciones, tener con-

fianza en lo que son y pueden llegar a ser a través

de sus cualidades.

Dar respuesta a los niños y las niñas sobre el porqué

se hace lo que se hace, es el trasfondo del trabajo

que ha venido realizando este equipo. En una pri-

mera etapa, Sembradores de Paz fue el medio para

“formar una conciencia cristiana viva (…), darle for-

ma a aquello que los niños seguían como un mode-

lo de vida”, dándoles razones e inculcando valores

con un trasfondo cristiano. Ya en una segunda fase,

bajo el acompañamiento de FICONPAZ, dio un giro

importante hacia una “idea en la cual era la realidad

la que hablaba directamente y donde pasábamos de

ser formadores a ser lectores de esa realidad que día

a día nos muestran los niños y la sociedad en gene-

ral”. En esta perspectiva, los animadores y las ani-

madoras se dedicaron a conocer y a escuchar mejor

a los niños y a las niñas, porque ellos y ellas pueden

construir respuestas y plantear soluciones ante las

situaciones vividas; de esta manera se superó la

idea de “llenarlos de conceptos muchas veces abs-

tractos”. En palabras de los facilitadores y las faci-

litadoras de esta zona, a partir de ese momento se

empezaron a trabajar con los niños y niñas, nuevas

formas de aprendizaje, en las cuales ellos participan

más, son los protagonistas de su propia formación,

se sienten parte de algo, luchan por sacarlo ade-

lante y se convencen de sus motivaciones, haciendo

que no se conviertan sólo en seguidores y reproduc-

tores de las actitudes de otros.

Aunque no todos en la comu-

nidad conocen e identifi-

can por completo el tra-

bajo que se realiza en

el Movimiento, son

reconocidos por su

compromiso con

las niñas y los ni-

ños. Por ello, las

actividades bus-

can siempre involu-

crar a la comunidad,

como en la caminata

anual que realizan en

el Encuentro de grupos de Sembradores de Paz, donde ani-

madores, animadoras, niños y niñas, recorren las

principales calles llevando mensajes de paz.

El Movimiento en Cartago realza el papel protagóni-

co de los niños y niñas como sujetos, propendiendo

porque su criterio para decidir emerja y sea valo-

rado; porque ellos y ellas encuentren sentido a lo

que hacen, sean concientes de la realidad y los pro-

blemas que los aquejan, así como también tengan

la capacidad de proponer, organizar y hacer parte

de la solución.

Pensamos en un futuro muy cercano en donde

los niños logren más espacios de participación

en su escuela, en su barrio, en su parroquia,

en su familia. Niños sensibles a lo que sucede

a su alrededor y con las ganas y el conven-

cimiento de poder cambiarlo.

��…pensando en movimiento…

El desarrollo del proyecto buscó el fortalecimiento

de las experiencias de Sembradores existentes, como

en el Eje Cafetero. Además, tuvo como objetivo la

ampliación a otras experiencias de trabajo. Por ello

en cada uno de sus componentes y, en especial, du-

rante la formación desarrollada, se buscó rescatar,

fortalecer y articular algunos procesos de trabajo del

Movimiento que se estaban dando desde años an-

teriores en algunas zonas de la ciudad de Bogotá y

en municipios de Cundinamarca.

El estado encontrado evidenció la necesidad de

volver a impulsar dichas experiencias, debido a que

algunas de ellas continuaban, mientras que otras

habían desaparecido. Así mismo, FICONPAZ generó

diversas estrategias para dar a conocer la propues-

ta y convocar a otros grupos y personas, quienes

partiendo de su experiencia de trabajo con niños

y niñas en ámbitos diversos, pudieran articularse

con Sembradores de Paz para impulsar y potenciar

nuevos procesos.

Fue así como la formación estuvo dirigida a perso-

nas que conocían el Movimiento de tiempo atrás y

venían participando en él, y también a personas que

se acercaron a la propuesta, la conocieron y optaron

por impulsarla en sus ámbitos de trabajo. De igual

manera, este proceso dio origen al encuentro con

otros grupos e instituciones con los cuales se com-

parten puntos importantes y fundamentales de tra-

bajo con los niños y las niñas, aunque su identidad

colectiva no sea la de Sembradores de Paz. Entre

ellos hay experiencias que provienen de institucio-

nes educativas, otras de organizaciones sociales y

algunas más, de equipos pastorales.

Instituciones educativas

Dentro del grupo convocado, aceptaron la invitación

los integrantes de las comunidades educativas de

algunas instituciones distritales y departamentales.

En su conjunto, manifestaron un especial interés

por el desarrollo de espacios alternativos y extra-

6.

Diversidad de contextos y de trabajos con los niños y las niñas

…pensando en movimiento…�0

curriculares que permitieran a sus estudiantes ex-

perimentar y vivenciar en la cotidianidad, nuevas

formas de relación, desde la no violencia, la re-

solución pacífica de los conflictos y la prestación de

un servicio social realmente útil a las comunidades.

Se vinculó a la formación la experiencia de trabajo

del Colegio República de Venezuela, de Bogotá,

en donde se presta apoyo psicosocial a niños y ni-

ñas especiales, que provienen de un contexto con

altos índices de vulneración. De igual manera, la

institución Educativa Distrital El Libertador con

su proyecto de Gestores de Convivencia por un Libertador en Paz18. Este proyecto, a lo largo de 10

años, ha trabajado por la sensibilización frente a los

problemas de convivencia que aquejan al centro

educativo y el entorno delincuencial que lo circun-

da; su propósito es “mejorar la convivencia diaria

entre los miembros de la comunidad educativa”, a

través del trabajo conciente de los líderes de la insti-

tución, quienes se han capacitado, con el apoyo de

entidades públicas y privadas, en la resolución de los

conflictos de una manera distinta, dejando de lado

cualquier tipo de violencia. Finalmente, una tercera

experiencia invitada fue la de la Institución Educativa

Monseñor Agustín Gutiérrez (IDEMAG) de Fómeque,

Cundinamarca.

Organizaciones sociales

Integrantes de diversas organizaciones sociales

también hicieron parte del proceso de formación. Su

presencia introdujo en el escenario del Movimiento,

la articulación con otras formas de constitución

de subjetividad social o de intervención desde la

infancia y otro tipo de organizaciones. Del mismo

modo, la necesidad de creación de una red más

amplia de trabajo con la infancia.

El ejercicio de sistematización de experiencias

desarrollado con las y los participantes durante los

encuentros, permitió acercarnos a las lideradas por

el Club Amigó de Soacha, la Fundación Ameduser,

el Refuerzo escolar Proyecciones y el Movimiento

Campistas L.A.D.

Grupos pastorales

Se invitó también a participar, a algunas diócesis,

zonas pastorales y parroquias en Cundinamarca y

Bogotá, que vieron en la propuesta de Sembradores

de Paz una forma de proyección a la comunidad.

En las diócesis de Facatativa y Soacha se conocía

el Movimiento. En ellas, durante algún tiempo, se

crearon grupos de Sembradores. Los agentes pas-

torales desarrollaron un trabajo con ellos a partir

de la propuesta pedagógica, y los grupos fueron

liderados por animadores y animadoras formados

en fases anteriores. Sin embargo, al iniciar esta

nueva etapa, los procesos evidenciaron un estado de

crisis, debido a una marcada personalización y

dependencia de algunos animadores, quienes

Este proceso dio origen al encuentro con otros

grupos e instituciones con los cuales se comparten puntos

importantes y fundamentales de trabajo con los niños y las niñas,

aunque su identidad colectiva no sea la de Sembradores de Paz.18- La construcción de esta reseña es producto del documento y la ex-

posición realizada por la profesora Carmen Marina Rodríguez. Feria de Experiencias, Sasaima, Cundinamarca: 23, 24 y 25 de marzo de 2007.

�1…pensando en movimiento…

por diversas circunstancias se retiraron. Por esta

razón, la participación en el proyecto significó la

configuración de nuevos equipos, con el propósito

de impulsar una experiencia que diese nuevamente

sentido a Sembradores de Paz.

Así mismo, en el oriente de Cundinamar-

ca, la parroquia de San Antonio de Fos-

ca se acercó a la propuesta, mientras

que en Bogotá lo hicieron las zonas

pastorales Espíritu Santo, Inmaculada

Concepción y Cristo Sacerdote, aunque

en cada una de ellas el Movimiento

tenía antecedentes de trabajo y grupos

de Sembradores de Paz que en algunos lugares

se mantenían y en otros atravesaban momentos

de crisis.

Las reseñas que se ofrecen a continuación muestran

un panorama de esta diversidad.

6.1 IDEMAG

Los niños y las niñas artífices de su propio mundo19

De las instituciones educativas convocadas, la Insti-

tución Departamental Monseñor Agustín Gutiérrez,

IDEMAG, fue la puerta de entrada del Movimiento

al municipio de Fómeque, Cundinamarca. Allí el

grupo de facilitadoras (conformado por una do-

cente, dos estudiantes y una madre de familia líder

comunitaria) optó por impulsarlo. A partir del primer

encuentro de formación, iniciaron la conformación

de un grupo de Sembradores de Paz integrado

por niños y niñas estudiantes de la sección de Pri-

maria, y animado por ellas junto con estudiantes del

décimo grado, quienes encontraron en esta labor un

verdadero sentido a su trabajo social.

Y es que para realizar la conformación del equipo de

animadores y animadoras, el grupo facilitador invitó

a los estudiantes de décimo grado a conocer el

proyecto y a prestar en él un servicio social

a favor de la niñez fomequeña. Se rea-

lizaron con ellos diferentes jornadas de

sensibilización en torno al significado

que posee realizar un trabajo con y por

los niños y las niñas, con el fin de descu-

brir las motivaciones para participar en el

Movimiento. Así fue como de 25 estudiantes

que se interesaron en un primer momento, 10 se

integraron al proceso y establecieron firmes compro-

misos con él. El equipo definitivo inició su proceso de

formación de manera paralela a la conformación del

grupo de niños y niñas, apoyándose en la propuesta

pedagógica de Sembradores de Paz y en la experien-

cia de las integrantes de los facilitadores y las facilita-

doras, de docentes y de líderes comunitarias.

Al grupo con el que trabajan se le dio el nombre

de Semillitas. Se encuentra integrado por 45 niños

y niñas entre los seis y los doce años de edad, ha-

bitantes en casco urbano del municipio. El trabajo

ha permitido al grupo, descubrir que el Movimiento

se ha constituido en un espacio de gran importancia

para ellos, debido a las carencias de afecto y com-

pañía que los niños y las niñas comunican, pues por

lo general sus padres tiene que ausentarse duran-

te el día para realizar trabajos en granjas avícolas,

cultivos u otras labores, experimentando un alto gra-

do de soledad. Esto se evidencia en las palabras de

los animadores y animadoras:

19- La construcción de esta reseña es producto del documento y la exposición realizada por el equipo de facilitadores y facilitadoras del Movimiento en Fómeque, Cundinamarca, integrado por: Raquel Esther Rodríguez, Jenny Paola Molano Rivero, Martha Jackeline Pérez, Judith Stella Pardo Gutiérrez y Lucy Adalid Torres. Feria de Experiencias, Sasaima, Cundinamarca: 13,14 y 15 de abril de 2007.

…pensando en movimiento…��

A partir de esta experiencia somos concien-

tes que la compañía y apoyo que ofrecemos

a los niños y niñas de nuestro grupo ha sido

vital en el cambio evidenciado en su compor-

tamiento. El trabajo realizado semanalmente

por y con Semillitas, nos ha permitido obser-

var que nuestros niños y niñas hacen parte

de conflictos sociales que afectan directa-

mente su desarrollo integral, provocando en

ellos comportamiento como la indisciplina, la

agresividad, el rechazo (…) éstas son las ra-

zones que nos motivan a trabajar en pro de la

infancia fomequeña.

Semanalmente el grupo se encuentra dos veces. Una

de las reuniones se realiza entre las facilitadoras y

animadores con el fin de preparar el encuentro con

los niños y las niñas; se definen objetivos, temáticas

y dinámicas. La otra reunión es el encuentro con

ellos y ellas durante tres horas, en las que realizan

diferentes actividades: recreación, dinámicas de

formación en valores, manualidades y acompaña-

miento en la realización de sus tareas, siguiendo el

modelo pedagógico propuesto por el Movimiento.

A pesar del corto tiempo, el proceso se ha dado a

cono-cer a los diferentes entes que hacen parte del

municipio, con el fin de realizar un trabajo manco-

munado con ellos y comprometer al gobierno mu-

nicipal, los docentes y habitantes en general con el

apoyo a esta iniciativa. De igual manera, la emisora

local ha divulgado la experiencia a través de pro-

gramas informativos y ha ofrecido su apoyo para

realizar campañas de sensibilización dirigidas a los

niños y las niñas, los padres familia y la comunidad

en general.

Se evidencia el interés por parte de la comu-

nidad por trabajar a favor del Movimiento).

Es tal la acogida que ya se

empieza a vincular al grupo

de Sembradores en el trabajo

con otras entidades como la

parroquia, el hospital, el PAB (Plan

de Atención Básica) y se pretende crear una

red de trabajo con dichas entidades encami-

nadas al mejoramiento de la calidad de vida

del niño, empezando por su familia.

En los planes de este grupo de trabajo se encuentra

superar las dificultades económicas pues hasta el

momento son los niños y las niñas, los animadores

y animadoras, y las facilitadoras, quienes aportan

los materiales necesarios para el desarrollo de los

encuentros. Así mismo, continuar con los procesos

de sensibilización a la comunidad del municipio y

de formación de animadores que permitan la con-

formación de nuevos grupo de Sembradores de Paz,

especialmente en la zona rural.

Los niños y niñas que conforman el grupo

de Semillitas son un conjunto de personitas

con grandes valores para resaltar, que quieren

aportar muchos aspectos positivos, creando

lazos de amistad y equipos de trabajo en bien

de una sociedad futura. Los niños y niñas es-

tán dispuestos a recibir formación, apoyo y

acompañamiento que les permita superar las

dificultades que se les presenten. Están dis-

puestos a fortalecer sus habilidades en dife-

rentes aspectos, buscan en los animadores

y facilitadoras apoyo, comprensión, cariño y

respeto, por eso ven en ellos a unos buenos

amigos. (…) Felices los niños, jóvenes y todos

aquellos que cultivan su corazón para que

germinen sus valores, pues ellos serán artí-

fices de su propio mundo.

��…pensando en movimiento…

6.2 Club Amigó - Soacha

La tierra un espacio de convivencia y de Paz20

El Club Amigó es una institución reconocida por

la importante labor que realiza en la intervención,

apoyo y atención a niños, niñas y jóvenes que se

encuentran en situación de peligro o en conflicto

con la ley, remitidos allí por el Instituto Colombiano

de Bienestar Familiar, ICBF. La franja de población

con la que se trabaja, en su mayoría se encuentra en

condiciones de pobreza, pero más allá de la situación

habitacional o social que experimenta, se evidencia

su exposición a altos niveles de discriminación.

En el Club, los niños, niñas y jóvenes realizan diversas

tareas: asisten a talleres de formación en diversas la-

bores, aulas de aceleración del aprendizaje, talleres

lúdicos y artísticos. En este contexto la propuesta de

Sembradores de Paz dio respuesta a la búsqueda

que desde hacía algún tiempo la institución venía

haciendo en torno a la idea de “instaurar un pro-

grama que tuviera como bandera realzar y dignificar

a los niños y jóvenes de Soacha, en términos de su

formación en valores y convivencia”.

El Club se vinculó al proceso de formación de faci-

litadores y facilitadoras del Movimiento con un

delegado, docente del aula de aceleración, quién ha

orientado el trabajo de Sembradores en dicha insti-

tución y lo ha concretado en el proyecto La tierra, un espacio de convivencia y de Paz. Este proyecto

se fundamenta en una nueva visión de la relación

establecida entre el adulto y el niño, “buscando

organizar un espacio en el cual niños y niñas

expresen sus opiniones, sean consultados y puedan

intervenir en las decisiones”. Bajo esta perspectiva,

ellos y ellas son entendidos como “seres humanos,

titulares de sus propios derechos, miembros de una

familia y una comunidad, con derechos y respon-

sabilidades para su edad y su madurez”.

La propuesta de Sembradores de Paz ha sido

asumida para la realización de este proyecto al

evidenciar que ésta “permite a la vez desarrollar

el pensamiento crítico y creativo, la comunicación

afectiva y asertiva, con la finalidad de desarrollar

en los niños y jóvenes participantes, valores como

la empatía, la resiliencia, la responsabilidad, la

participación y la solidaridad”.

En este corto tiempo, el trabajo se ha realizado

semanalmente con el objetivo de que niños, niñas

y jóvenes del Club Amigó - Soacha, que se vinculen

a él, integren actitudes de tolerancia, no violencia,

solidaridad y respeto, que les permitan relacionarse

de una mejor manera consigo mismos y con los que

los rodean.

6.3 Fundación Ameduser

Amor, Educación y Servicio21

Integrados a este proceso por el equipo de la

Zona Pastoral Inmaculada Concepción, de

la Arquidiócesis de Bogotá, la Fundación

“Instaurar un programa que tuviera como bandera realzar y dignificar a los niños y jóvenes de Soacha, en términos de su formación en valores y convivencia”.

20- La construcción de esta reseña es producto del documento y la exposición realizada por Rodolfo José Martínez Gómez, facilitador de Sembradores de Paz en el Club Luis Amigó - Soacha. Feria de Experiencias, Sasaima, Cundinamarca: 13,14 y 15 de abril de 2007.

…pensando en movimiento…��

Ameduser se vinculó al proceso de formación de

facilitadores y facilitadoras, debido a la consonan-

cia de su trabajo con los procesos que impulsa el

Movimiento.

Desde el año 2004, Ameduser busca “contribuir al

mejoramiento de la calidad de vida de los niños cuyos

derechos son o están en peligro de ser vulnerados”.

Para ello la Fundación acoge en su casa máximo diez,

entre los 4 y 7 años de edad, dándoles un hogar en el

que encuentran afecto y las herramientas necesarias

para formarse de manera integral. En la actualidad

son 4 niños y 6 niñas. Provienen de los alrededores

de lo que fue la calle conocida como El Cartucho. Sus

realidades están caracterizadas por el maltrato físico,

el abuso y la falta de afecto. El 100% de los padres

y las madres tiene problemas de adicción a drogas

y alcohol, y vive del rebusque diario y de diversas

actividades, entre las que se encuentra la vinculación

a grupos delictivos o el comercio sexual.

El trabajo realizado se sustenta en el concepto de

familia y en tres valores básicos: amor, educación y

servicio. Por ello se brinda a los niños y niñas una

casa digna, su vinculación al sistema educativo,

apoyo psicológico, formación en valores y una

alimentación saludable, que ha permitido superar

los problemas de desnutrición con los que todos y

todas llegaron.

Estos niños y niñas, se encuentran bajo la tutela de la

Fundación hasta que sean independientes. La tarea

que realiza Ameduser espera lograr es que se “vin-

culen a la sociedad como ciudadanos dignos, par-

ticipativos, artífices de cambios positivos y forjadores

de nuevos hogares (…) sólidos, caracterizados por la

tolerancia, el respeto, la dignidad humana, la paz y

el amor”.

Fruto del proceso de formación de facilitadores

y facilitadoras, en el marco del proyecto,

Ameduser abre sus puertas para que sus

niñas y niños inicien el proceso de siem-

bra con el Movimiento, bajo el impulso

de su director, quien se formó como fa-

cilitador, y con el apoyo del equipo que

anima el proceso en la Zona Pastoral.

Aunque hemos crecido lentamente,

con las dificultades y limitaciones propias

de una fundación pequeña y reciente, pode-

mos decir con orgullo que entre sus paredes

y al exterior de ellas se respira un ambiente

de hogar.

6.4 Refuerzo escolar Proyecciones

Niños y niñas capaces de asumir un lugar en la comunidad22

En el barrio Lucero Bajo, de la localidad de Ciudad

Bolívar (Bogotá), desde hace cinco años se viene

desarrollando el programa de refuerzo escolar

Proyecciones. La iniciativa surgió de un joven, quién

decidió iniciar un proceso de acompañamiento en

la realización de los deberes escolares, con un gru-

po de niños y niñas que “no tenía ningún tipo de

asistencia para esta labor en sus hogares, bien fuera

porque se encontraban solos o porque no había

personas idóneas para realizar esta labor con la

paciencia y dedicación que se requiere”.

21- La construcción de esta reseña es producto del documento y la exposición realizada por Germán Arévalo, facilitador de Sembradores de Paz, integrante del equipo de la Zona Pastoral Inmaculada Concepción. Feria de Experiencias, Sasaima, Cundinamarca: 13,14 y 15 de abril de 2007.22- La construcción de esta reseña es producto del documento y la exposición realizada por Luis Guzmán, facilitador de Sembradores de Paz. Feria de Experiencias, Sasaima, Cundinamarca: 13,14 y 15 de abril de 2007.

��…pensando en movimiento…

El trabajo se encuentra enmarcado por una precaria

situación social y económica. Esta zona se caracte-

riza por recibir a un alto porcentaje de la población

en situación de desplazamiento forzoso que llega

a la ciudad, altos índices de pobreza, necesidades

básicas insatisfechas y un gran nivel de deserción

escolar. En este sentido, el refuerzo escolar se ha

convertido no sólo en un lugar para realizar los

deberes académicos, sino también en un espacio

de sano esparcimiento y recreación.

El Refuerzo trabaja todas las tardes de la semana

y “su principal objetivo es la generación de un es-

pacio social de convivencia con la expresión de va-

lores positivos como la solidaridad, el respeto y el

diálogo”, implementando una metodología lúdico-

artística. Aparte de acompañar al grupo de niños

y niñas en la realización de sus deberes escolares,

Proyecciones busca darles nuevas herramientas

para responder de maneras creativas a las situacio-

nes cotidianas, todas ellas encaminadas a mejorar

la convivencia en su entorno. Por esta razón, esta

experiencia encontró muy pertinente vincular

la propuesta de Sembradores de Paz, al trabajo

que realiza.

Como resultado del proceso de formación se

proyecta poner en práctica la propuesta pedagógica

del Movimiento, con la convicción de que es posible

transformar y construir realidades, “siendo perso-

nas concientes de la responsabilidad de asumir su

lugar en la comunidad. Niños y niñas capaces de

imaginar otro mundo y hacerlo posible”.

6.5 Movimiento Campistas L.A.D. 23

A través de la invitación realizada a la Zona Pas-

toral Espíritu Santo, en la ciudad de Bogotá, para

hacer parte de este proyecto, fueron vinculados al-

gunos miembros de esta institución al proceso de

formación de facilitadores y facilitadoras, debido a su

experiencia de trabajo con niños, niñas y jóvenes.

Campistas L.A.D. está “comprometido con el me-

joramiento de la calidad de vida de la infancia y

la juventud vulnerable colombiana, que genera y

acompaña procesos formativos integrales, a través

del cam-pismo como eje articulador de dicha

formación”. Este proceso se ha consolidado a lo

largo de ocho años de trabajo, teniendo como

fundamento las necesidades y la construcción de los

sujetos y las comunidades. Su formación se divide

en tres etapas: Misión Campista dirigida a niños y

niñas entre los 5 y 11 años; Campistas CAJ (Camino

a Jesús) que convoca a adolescentes entre los 12 y

los 16 años; y Campistas L.A.D., para jóvenes de 17

años en adelante, quienes lideran la formación y el

trabajo de las demás etapas.

La propuesta realizada por L.A.D. es conso-

nante con algunas de los supuestos fundantes de

Sembradores de Paz. Reconoce la cotidianidad

como espacio y herramienta para el desarrollo de

aprendizajes significativos, y una de sus tareas

principales es el fortalecimiento y la inclusión de

23- La construcción de esta reseña es producto del documento y la exposición realizada por Andrea Marcelly Saavedra, Johanna Bojacá y Cristian David Pérez, integrantes del Movimiento Campistas L.A.D. Feria de Experiencias, Sasaima, Cundinamarca: 23, 24 y 25 de marzo de 2007.

…pensando en movimiento…��

niños, niñas y jóvenes en sus comunidades a

través del ejercicio y la vivencia de la participación.

Así, el trabajo de formación se constituye en una

construcción conjunta, haciendo de actividades como

caminatas, campamentos y visitas culturales,

herramientas claves de formación.

Campistas reconoce la infancia

como protagonista y razón de ser

de su movimiento, reconociéndola

como sujeto particular y con nece-

sidades propias, capaz de generar

cambios para sí y para los demás, actu-

ando en el presente desde sus percepciones

y aptitudes, dando respuesta a sus realidades

particulares, partiendo de su condición de

ciudadanos y sujetos de cambio.

En este proceso Campistas L.A.D. se acercó

a Sembradores de Paz, encontrando algunas

herramientas que podían fortalecer la etapa de

formación denominada misión campista. Sin embar-

go, hasta el momento no se ha logrado concretar

el establecimiento de dicha relación con los líderes

del proceso.

6.6 Zona Pastoral Cristo Sacerdote

Niños y niñas promotores de Paz en su comunidad24

La historia del Movimiento en la Zona Pastoral

Cristo Sacerdote, comenzó en el año 2005, cuando

fue invitada por FICONPAZ a hacer parte de él. Las

personas delegadas para este proceso participaron

en el ajuste y complementación de la propuesta

pedagógica construida por Antioquia - Chocó a lo

largo de seis años de trabajo, con el fin de crear

una propuesta ya no en clave regional, sino con un

carácter nacional.

La experiencia se concretó en octubre de

ese mismo año, en la Unidad de Pla-

neación Zonal (UPZ) - 89, San Luis

– Patios, de la localidad de Chapi-

nero, en Bogotá. Este lugar es de-

scrito por el equipo, como ru-urbano

(rural y urbano, a la vez). Se ubica al

nororiente de la ciudad, vía al municipio de La

Calera, “donde habitan aproximadamente 2.600

familias cuya situación socioeconómica podría

catalogarse como media baja”. Allí los niños y ni-

ñas permanecen solos principalmente por el trabajo

de sus padres. En concepto de las animadoras que

orientan el proceso:

Son niños y niñas entre 5 y 12 años que care-

cen de espacios de formación y cuyas familias

no tienen conciencia real sobre la educación

y el tiempo de sus hijos e hijas. Sin embargo

son niños receptivos, creativos, dispuestos

para pensar, proponer y actuar en pro de sus

sueños e ilusiones que iluminan la posibilidad

de construir mejores condiciones de vida para

todos y todas.

El grupo de Sembradores de Paz trabaja semanal-

mente y es orientado por jóvenes animadoras, uni-

versitarias, estudiantes de diversas disciplinas. Ellas,

antes de iniciar el trabajo, promovieron un grupo de

lectura en el barrio La Sureña, con el fin de hacer de

esa actividad un motivo y una oportunidad para que

los niños y las niñas se divirtieran e imaginaran.

24- La construcción de esta reseña es producto del documento y la exposición realizada por el equipo de facilitadores y facilitadoras del Movimiento de la Zona Pastoral Cristo Sacerdote, integrado por: Heidy Forero, Sofía Forero, Luz Marina Moreno y Mery Yaneth Mora Sánchez. Feria de Experiencias, Sasaima, Cundinamarca: 23, 24 y 25 de marzo de 2007.

��…pensando en movimiento…

Los niños con los que compartíamos tenían

entre 4 y 10 años; eran por lo menos 15. Les

ayudábamos a hacer las tareas, reforzábamos

la lectura y jugábamos con ellos. Muchas

veces esas actividades las hacíamos en los

andenes, puesto que no teníamos un sitio en

donde pudiéramos estar con los niños.

Luego buscaron el apoyo del párroco de Santa

María del Monte, quien les facilitó un espacio.

Sin embargo, los niños y las niñas con los que se

había iniciado el proceso, dejaron de asistir porque

el lugar quedaba alejado de sus casas. Por ello

se inició el trabajo de Sembradores de Paz en el

barrio San Luis, con niños y niñas que, ante la

difusión del Movimiento, respondieron de manera

favorable llegando a conformarse un grupo de 60

que con el tiempo ha disminuido a 25 integrantes.

A parte de tener dificultades con el espacio para

el desarrollo de las actividades propuestas, ha sido

igualmente difícil convenir espacios de formación

para quienes animan el proceso. En este sentido,

han encontrado como salida el método de aprender

haciendo, es decir, luego de las actividades con los

niños y las niñas, se reúnen, evalúan, reflexionan y

planean su nuevo encuentro. Para este equipo de

animadoras:

El principal objetivo es formar a los niños y

a las niñas a través de pedagogía significa-

tiva, para que se reconozcan como sujeto de

derechos y deberes, a su vez hacerlos visi-

bles en sus comunidades como promotores

de paz, desarrollo y reconciliación. Los

encuentros son participativos y la program-

ación se ha proyectado desde los intereses y

las experiencias de los niños y las niñas (…)

Los niños han incursionado en varios espacios

de su comunidad desde la Iglesia, la Acción

Comunal, con otros grupos que trabajan el

tema de la paz, desde otros lugares de re-

flexión, desde la acción ecológica, han sido

invitados a participar y escuchar la historia de

sus lugares, para defenderlos y apropiarse de

su pasado y su presente involucrando en al-

gunos casos a sus familias. (…) La perspec-

tiva del Movimiento se ha ido transforman-

do positivamente y ya se ve la necesidad de

visibilizar algunos temas (…) realmente será

sano que conversemos y construyamos otras

formas de ejercer derechos y deberes, otras

formas de acompañar procesos con la niñez,

que vislumbren hombres y mujeres, no solo

que conozcan y escriban su historia sino que

la transformen en una sociedad que reclame

en el silencio por métodos, medios y propues-

tas reconciliables.

Como proyecto en esta Zona Pastoral se encuentra

impulsar un nuevo grupo de Sembradores de Paz

en otro lugar de la ciudad, en la parroquia Madre

del Salvador ubicada en el barrio Galerías, lo que

significa otro contexto, nuevas necesidades y apren-

dizajes para responder con un buen trabajo para

las niñas y niños, sobre todo en términos de recuso

humano: animadoras y animadores formados

que puedan asumir esta responsabilidad. La zona

ha tomado como estrategia impulsar un proceso

al tiempo, la expansión viene luego de haberse

fortalecido.…pensando en movimiento…��

6.7 Zona Pastoral Inmaculada Concepción

Retomar y fortalecer el camino construido25

Esta experiencia se encuentra localizada en el cen-

tro de la ciudad de Bogotá, donde los niños y niñas

atraviesan diversas problemáticas al convivir y crecer

en medio de un contexto de inseguridad, drogas,

prostitución y delincuencia.

Desde el año 2001 la Zona buscó darle apertura

a otras iniciativas pastorales orientadas a la niñez,

distintas a la Infancia Misionera. En este camino

de búsqueda, se involucró con el proceso de Sem-

bradores de Paz a través de su delegada de infan-

cia, en el año 2004. Es así como por medio de las

herramientas acopiadas del proceso de formación y

los materiales didácticos construidos para el impulso

y desarrollo del Movimiento en el ámbito nacional,

se decidió llevar a cabo en el año 2005 un proceso

de formación de animadores y animadoras en esta

zona. Luego de un encuentro de sensibilización, y

de diversos encuentros zonales para la formación,

no se alcanzaron los resultados esperados, pues

ninguno de los o las participantes se comprometió

con la formación y acompañamiento de grupos de

Sembradores de Paz en los distintos lugares.

En el año 2006, finalmente, ante el compromiso ad-

quirido por las personas que habían sido delegadas

por la Zona para realizar el proceso de formación

llevado a cabo por FICONPAZ, se decidió liderar el

trabajo en la Fundación Vida Nueva, con un gru-

po de niños y niñas, hijos e hijas de prostitutas,

indigentes y vendedores ambulantes. El grupo tra-

bajó por algunos meses y fue un gran desafío para

las animadoras, pues la propuesta tuvo que ser

adaptada al contexto en que estos niños y niñas se

desarrollaban, por ello su opción fue la realización

de una experiencia en torno al desarrollo de prácti-

cas solidarias en su cotidianidad.

Su participación en el proceso de formación per-

mitió que nuevos agentes se involucraran y que se

creara un equipo zonal para el trabajo con el Mo-

vimiento. Allí se integran tanto personas vinculadas

institucionalmente a La Zona Pastoral, delegados de

la pastoral de infancia y la pastoral juvenil, como

jóvenes cercanos a trabajos pedagógicos con ni-

ños y niñas, así como el Director de la Fundación

Ameduser, anteriormente reseñada.

En proyecto, este equipo zonal espera retomar la

labor de la Fundación Vida Nueva, iniciar el grupo

de Sembradores de Paz en la Fundación Ameduser

e impulsar la creación de dos nuevas experiencias

de sembradores. Para esto cuentan con el apoyo

del grupo de facilitadoras formadas en esta etapa

y con la colaboración de un grupo de estudiantes

voluntarias que desean prestar este servicio social.

La formación de estos animadores y animadoras

se realizará de manera simultánea a su trabajo con

los niños y las niñas. A largo plazo, este equipo

zonal se ha propuesto crear una red por la infan-

cia que le permita darle sostenibilidad y visibilizar el

Movimiento.

Hacerlos visibles en sus comunidades

como promotores de paz, desarrollo

y reconciliación.25- La construcción de esta reseña es producto de la exposición realizada por: Esperanza Vargas, Fernando Alonso Arango, Wilson Torres Mahecha y Mayerly Torres, integrantes del equipo de facilitadores y facilitadoras del Movimiento en la Zona Pastoral Inmaculada Concepción. Feria de Experi-encias, Sasaima, Cundinamarca: 13,14 y 15 de Abril de 2007.

��…pensando en movimiento…

Reconstruir y reflexionar los procesos de autoconsti-

tución como sujeto social del Movimiento de Niñas

y Niños Sembradores de Paz, exige abrir un ángulo

de lectura de la realidad en el cual lo individual y

lo colectivo se configuran mutuamente. Por esta

razón, no basta con poner en diálogo las experien-cias de infancia de las personas que participaron en

los encuentros, sino que es necesario hacerlo tam-

bién con las experiencias de trabajo comunitario

que se desarrollan. Se trata de una lectura desde

la perspectiva de una subjetividad social constitu-

yente en la que la realidad social, simultáneamente,

se refiere a la búsqueda de satisfacción de diversas

necesidades, en un marco de condicionamientos

externos, que conforman el mundo dado, lo mismo

que a la potencialidad creativa para significarla y

actuar hacia horizontes emergentes. Dicha lectura

tiene su fuente en el sujeto mismo, individual y

colectivamente considerado y su sentido es habitar

humanamente el mundo.

La creación social que surge de las necesidades

compartidas y de los esfuerzos de potenciación

de una colectividad para constituirse como actor

social efectivo, ocurre a través de procesos propios,

inéditos, aunque probablemente comparables con

otros más o menos similares. Son procesos de auto-

constitución que se alimentan permanentemente

de la voluntad constituyente de ser nos-otros, de

vivir en comunidad. Esa voluntad comunitaria surge

desde las fibras sensibles de la cotidianidad, de la

sociabilidad fundamental, en espacios y tiempos

concretos. Es decir, de la potencialidad de lo político que habita en la fuente del sujeto social:

(…) “lo político”, diferente a “la política”, puesto

que no “tiene como referente fundamental al Esta-

do; es decir, las estructuras, instituciones y agentes

que procuran la reproducción o la transformación

institucional del sistema social”. En cambio, se re-

fiere a la formación de una CULTURA POLÍTICA, que

tiene como escenario la vida misma, la sociabilidad fundamental, la cotidianidad, “aunque sus refe-

rentes estructurales son la división social del trabajo

y las formas institucionalizadas de reproducción

generacional”. Lo político se sitúa en el plano de la

“producción de comunidad”. “En la sociabilidad

fundamental –afirma Helio Gallardo–, la producción

7.

Pensando en movimiento

…pensando en movimiento…�0

de comunidad equivale a la autoconstitución de sujetos” (GALLARDO, 1997: p. 58).26

No obstante, el atributo de comunitario, que carac-

teriza a esta voluntad colectiva constituyente, ge-

neralmente no se cierra o aísla sobre sí mismo, sino

que es una búsqueda incluyente. En contravía de

la atomización a que conducen los individualismos

y las identidades colectivas destructivas o narcisis-

tas contemporáneas (barras bravas, por ejemplo),

se trata de una voluntad comunitaria abierta,

consciente de su inacabamiento tanto como de

su identidad diferencial. Por eso, siempre es una

invitación a crecer desde las raíces (crecimiento en

profundidad) y hacia un horizonte de diversidad

compartida (articulación horizontal), con los cuales

se aspira a habitar pacíficamente el mundo como

globalidad, “porque los dinamismos de los suje-

tos se encuentran y se despliegan desde los niveles

microsociales, pero con proyección a planos

incluyentes” (ZEMELMAN, 2005: p.17).

Frágil y muchas veces momentánea, entusiasta al

comienzo; luego, si mantiene su existencia con es-

fuerzo, toma cuerpo humano en un rostro que brilla

con luz propia. Crece y decrece; nacida del futuro,

ocurre con frecuencia que, más temprano que tar-

de, no es más que pasado. Su realidad, que es de

este y del otro mundo, es ella misma la tensión que

se vive en el punto de encuentro entre la memoria

y la utopía. Su irrealidad, no debe extrañarnos, re-

sulta ser la menor de sus carencias, por eso la abre

simultáneamente a múltiples posibilidades, entre

las cuales habrá de realizarse, eligiendo y

potenciándose desde sus necesidades y sus

opciones históricas de construcción social.

Esta voluntad comunitaria se concreta en prácticas

de nucleamiento colectivo en las que se conjugan

la percepción de sus necesidades, la lectura de su

experiencia y la visión de futuro. Estas prácticas se

refieren a:

(…) la expresión sintética del Movimiento en

el tiempo y en el espacio, tanto del individuo

como del colectivo, ya sea en el plano de la

familia, de una red de relaciones primarias, de

un espacio territorial determinado, o de otra

entidad mayor de lo colectivo (ZEMELMAN,

1997: p. 22).

Como expresión sintética de estos procesos, las

necesidades, la experiencia y la visión de futuro,

no se pueden aislar, salvo metodológicamente

para efectos de su observación y reconstrucción.

Pero la reflexión que surge del diálogo formativo e

investigativo, integra estas dimensiones en ten-

siones o límites, actuales o tendenciales, que han

de ser leídos en perspectiva constituyente como

capacidades, desafíos y potencialidades de des-

pliegue del nucleamiento colectivo. Es decir, de una

historia específica de autoconstitución como sujeto

Esta voluntad comunitaria se concreta

en prácticas de nucleamiento colectivo en las que se

conjugan la percepción de sus necesidades, la lectura

de su experiencia y la visión de futuro.

26- Negrillas puestas por nosotros.

�1…pensando en movimiento…

social en un espacio-tiempo a través de cada expe-

riencia. Ésta es, justamente, la categoría de ingreso

al conjunto de los aspectos o dimensiones (contex-

to, memoria, praxis y proyecto colectivo).

Experiencia de nucleamiento colec-

tivo, entonces, no significa so-

lamente el ejercicio informa-

tivo, oral o documental de

lo vivido, como algo ce-

rrado ya acontecido, o

como algo sucedido y

simplemente anecdóti-

co, nostálgico o heroi-

co. La idea de leer la

experiencia del nuclea-

miento colectivo alude

propiamente a una inter-

pretación del mundo consti-

tuyéndose. Es pensarse como

movimiento, lo cual implica la produc-

ción de un saber vital construido cooperativamente,

atendiendo a la necesidad de autorreconocimiento

crítico y de visibilidad para otras experiencias de

nucleamiento, que se constituyen en relación con el

nuestro desde la historia cotidiana y local.

Igualmente, se trata de un criterio de búsqueda de

comprensión del presente, de esclarecimiento del

sentido y de identificación de claves de posibilidad

de potenciación del proyecto colectivo, en una visión

de futuro un poco más determinada y factible, sin

renunciar a la utopía que alienta el horizonte de es-

peranza inherente a la subjetividad constituyente.

La experiencia es la decantación, como viven-

cia, de un derrotero conformado entre de-

terminados parámetros de tiempo y espacio

que, desde la realidad del presente, puede

abrirse a otras trayectorias según diferentes

parámetros; o bien repetir los mismos en

función de una idea de presente atrapada en

el pasado (ZEMELMAN, 1997: p. 24).

Desde esta perspectiva, el ejercicio, breve e ini-

cial, de reconstrucción de trabajos con la

infancia, que se implementó en los

encuentros, permitió decantar

algunas perspectivas de po-

tenciación de las experiencias

y ciertos ejes temáticos de

problematización a tener en

cuenta hacia el futuro como

desafíos para la formación,

el acompañamiento, los pro-

cesos de organización y la

investigación. Éstos se identi-

ficaron mediante la lectura de

las tendencias más fuertes que se

dan, desde las expresiones locales,

en relación con posibles procesos de

nucleamiento regional o nacional.

7.1 La experiencia de arraigamiento

Algún grupo comenzó en 1999, promovido por edu-

cadores religiosos maristas en sectores pobres de la

ciudad de Pereira, aun antes de que Sembradores

de Paz fuera promovido por la Pastoral Social de al-

gunas diócesis de la región (Manizales, Chinchiná,

La Dorada, Pereira, Cartago). Las otras experien-

cias empezaron entre los años 2000 y 2004 por la

decisión pastoral de asumir la propuesta del Mo-

vimiento que ya se estaba aplicando en otras partes

de Antioquia y Chocó. En algunas parroquias, por lo

general ubicadas en los barrios de más vulnerabili-

dad, la idea tuvo acogida principalmente en grupos

pequeños de catequistas laicos y de Comunidades

de la Nueva Evangelización, compuestos en su

…pensando en movimiento…��

mayoría por mujeres y jóvenes. En casi todos los

casos se da una etapa previa de formación y asesoría

a los futuros animadores y animadoras, facilitado-

res y facilitadoras, antes de convocar a los niños y

a las niñas para constituir grupos de Sembradores;

hay que decir que esta formación inicial varía en

contenidos, tiempos, metodología y eficacia.

La percepción común de un tejido social profunda-

mente lesionado, que se expresa en el límite de una

cotidianidad degradada, condujo a la preocupación

por los niños y las niñas como eje de trabajo de la

Pastoral Social. En algunos casos la propuesta pega allí donde se están viviendo esos problemas con in-

tensidad, en otros casos se buscan deliberadamente

esos lugares para comenzar a sembrar.

La percepción del contexto que tienen los facilita-

dores y las facilitadoras, ligada a las razones por las

cuales su trabajo comunitario es una necesidad y un

imperativo cristiano, permite captar que:

• Las muertes violentas, especialmente de jóvenes,

ocurren con frecuencia.

• Las pandillas son un espacio de socialización

(entre comillas) eficaz.

• El abandono del sector por amenazas, a veces de

toda la familia, no ocurre aisladamente.

• La mayoría, temerosa, parece acostumbrarse a so-

brevivir sometida a la lucha de poder en la que el

delincuente más fuerte se devora al delincuente

más débil, en un círculo vicioso que empieza

cuando ocurre el hecho criminal, luego sigue la

estigmatización de toda la población y finalmente

llega la acción de venganza, a veces también

camuflada bajo las acciones de limpieza social.

La presentación de los contextos en los que actúan

los facilitadores y las facilitadoras que participaron

de los talleres, insisten en manifestar recurrente-

mente este ambiente, al que ellos añaden con

insistencia:

• La drogadicción y el comercio ilegal de drogas,

• la prostitución desde muy tempranas edades,

• el maltrato infantil,

• el abuso sexual y

• la violencia intrafamiliar.

La acción pastoral de los misioneros y de las

parroquias ante esta realidad, se concentra en lo

educativo informal. Desde allí se hace un aporte

fundamental y solitario a la construcción de una

cultura comunitaria de paz, centrada en la

protección de los niños. El trabajo comunitario,

generalmente voluntario por parte de quienes

actúan como Movimiento en lo local y regional,

apunta a la formación de la subjetividad, principal-

mente de los niños y las niñas y, en cuanto sea po-

sible, de los adultos y los jóvenes. Se orienta como

acción cultural hacia la construcción de una con-

ciencia moral implicada en lo social (en el mundo).

Los procesos educativos son, en sí mismos, espacios

de encuentro, de participación, de organización y

de acción pública comunitaria de mujeres y jóvenes

laicos, agentes de pastoral y a veces también de

los mismos niños y niñas, en relación con el riesgo

moral que el entorno cultural degradado representa

para estos últimos. En este sentido, puede inferirse

que se busca protegerlos y protegerlas de la socie-

dad y, al mismo tiempo, proteger a la sociedad de

los niños y las niñas; la acción educativa es preven-

tiva en esa doble vía. Se busca, entonces, “preservar

a los niños de caminos dañinos para su vida”, por

lo que los trabajos conjugan distintas actividades y

estrategias en las que se busca que la comunidad,

responsable de su infancia, les ofrezca un ambiente

��…pensando en movimiento…

de socialización diferente al que la realidad degra-

dada les impone, atravesándose en la cotidianidad

del barrio o del municipio, como un ambiente socio-

cultural alternativo para poder vivir con dignidad.

Sería un error de apreciación, homogenizar forza-

damente, dentro de unas características idénticas,

el estado de desarrollo y el horizonte que expresan

los facilitadores y las facilitadoras de cada lugar, con

respecto a los procesos forjados en estos años. No

obstante, puede constatarse que la propuesta de

Sembradores de Paz es el referente de autoconsti-

tución, de formación, organización y participación

comunitaria en lo local.

La voluntad constituyente de los facilitadores y las

facilitadoras, en cuanto colectividad, está motivada

e informada desde el discurso cohesionador de la

cartilla Tierra fértil para la paz. Los procesos de tra-

bajo con la infancia que existen en esas realidades

locales son bastante análogos (se parecen) a la con-

cepción y propuesta de Movimiento que se diseña

narrativamente en la cartilla, de tal manera que

el discurso oficial de Sembradores de Paz, que se

expresa en ella, y la experiencia realmente

constituyéndose, pueden leerse mutuamente con

criticidad, alimentando un saber propio.

Si se ven en conjunto los procesos locales, no es

exagerado afirmar que Sembradores de Paz expresa

una experiencia en estado de arraigamiento. Tam-

bién puede decirse que este proceso contiene una

necesidad y una potencialidad para fortalecerse y

crecer en el plano interdiocesano y regional, aun

como condición para garantizar que las experiencias

locales, que son las auténticas raíces de las que se

nutre el proyecto colectivo, crezcan en profundidad

con sentido de horizontalidad.

7.2 Las experiencias de la diversidad

Algunos ejemplos de modalidades de trabajo, de

estrategias y de espacios sociales que se sintieron

convocados a los talleres o que fueron presentados

en ellos, y que permitieron descubrir una diversidad de experiencias con los niños y las niñas, fueron:

Inventar una familia para los y las que no la tienen y

que la sociedad ha excluido del disfrute de sus más

elementales derechos (un poco a la manera como lo

hace el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar

con sus hogares, pero con una concepción y unos

métodos que los hacen cercanos a la propuesta

del Movimiento); buscar formas de convivencia al

interior de la escuela o partir de la escuela para

responder a las necesidades de la comunidad,

contando con la propuesta formativa de Sem-

bradores de Paz; construir un movimiento juvenil

creativo, autónomo y experimentado, en el que

se empieza a participar desde muy pequeño y en

donde la propuesta brinda herramientas; y también,

como en las experiencias del arraigamiento en el

Eje Cafetero, construir grupos de Sembradores en

algunas parroquias.

Esas propuestas de trabajo y espacios sociales,

tienen en común el interés por los niños y las ni-

ñas y sus derechos. También, que surgen de per-

sonas que viven de esta forma el compromiso so-

Puede constatarse que la propuesta de Sembradores de Paz es el referente de autoconstitución, de formación, organización y participación comunitaria en lo local.

…pensando en movimiento…��

cial que les exige su identidad cristiana. Son líderes

comunitarios, estudiantes, laicos y laicas, religio-

sos y religiosas, algunos sacerdotes y profesionales

de distintas disciplinas.

Algunos trabajos son muy recientes; otros en

cambio pasan de los cinco años y han acumulado

aprendizajes, sorteando dificultades. Si miramos sus

procesos comparativamente, puede afirmarse que

algunas experiencias son emergentes porque empe-

zaron a constituirse poco tiempo antes o durante el

mismo proceso de formación, mientras que otras,

en cambio, se encuentran atravesando momentos

de crisis o transición. Las que tienen más camino

recorrido y se han mantenido, se encuentran en un

tiempo de consolidación abierto a búsquedas y ar-

ticulaciones. Y no faltan los trabajos que se daban

por constituidos, pero que ya no existen, y los que

tienen experiencias con niños y niñas, pero que no

se identifican realmente con la propuesta de Sem-

bradores de Paz; esos grupos decidieron marginarse

del proceso de formación.27

Y unos están ubicados en alguna localidad de la in-

mensa y compleja ciudad de Bogotá, en un barrio

popular o en una calle del centro. Otros sitúan su

acción en un municipio que está todavía distancia-

do de la metrópoli. Y no faltan los que se definen

como ru-urbanos porque están en los límites entre el

Distrito Capital y los municipios circunvecinos.

No extraña, entonces, que los contextos, las nece-

sidades, las prácticas y las perspectivas de futuro de

los trabajos que surgen, no sean comunes e, inclu-

sive, no lleguen a identificarse con facilidad.

En esta heterogeneidad, sin embargo, la concurren-

cia a los talleres y el ejercicio de conocimiento entre

sí, por parte de los distintos grupos locales, y de

la propuesta del Movimiento, alimentaron una vo-

luntad de constitución de una red de colaboración

que cuente con los procesos diferentes y con los

distintos ritmos de nucleamiento colectivo. Simul-

táneamente, y sin despreciar la riqueza que aporta

la diversidad, surge la pregunta por las circunstan-

cias que provocan que el trabajo de base, explícito

de Sembradores de Paz, se encuentre tan débil y tan

poco desarrollado en las parroquias.

En conclusión, puede afirmarse, a riesgo

de generalizar, que Sembradores de

Paz en Bogotá y Cundinamarca,

se encuentra en un proceso ini-

cial de constitución regional.

Una mirada amplia y de cons-

trucción de identidad colectiva

en la diversidad, podría involu-

crar los distintos énfasis, tiempos y

lugares, y los estados de emergencia,

transición o consolidación de las distintas propues-

tas de trabajo. Esto implicaría articularse a partir de

la identidad, la experiencia y la voluntad común de

trabajo por los derechos de los niños y las niñas que

surgió en los talleres como riqueza en la diversidad.

Este criterio de diversidad en donde la propuesta

base de Sembradores de Paz, ligada mucho más

a la vida parroquial, dialoga con otras propuestas

de trabajo con la infancia en perspectiva de dere-

chos, permitiría articular un proceso donde se im-

pliquen otros actores sociales. En este sentido, la

diversidad no sería un obstáculo sino un motivo de

potenciación en lo local, regional y nacional.

27- A los talleres fueron invitados algunos grupos de catequesis sacramental con niños y niñas, y grupos de acólitos que no se sienten identificados con un trabajo de pastoral social mucho más orientado hacia los derechos de la infancia y la participación comunitaria.

��…pensando en movimiento…

…pensando en movimiento…��

Tercera parte: La propuesta pedagógica de lo

s e

ncuen

tros

��…pensando en movimiento…

Fue en aquel pequeño recinto, tenuemente

iluminado por una veladora, donde constatamos

que la mejor opción para dar inicio al proceso de

formación, había sido buscar en las experiencias

de infancia de las animadoras y los animadores, y

de los facilitadores y las facilitadoras −como se les

llama en el Movimiento a los jóvenes y adultos que

hacen las veces de educadores comunitarios de las

niñas y los niños−, las razones y motivaciones que

las y los habían llevado a vincularse a Sembradores

de Paz.

Junto a la veladora se hallaban otros símbolos

que se conjugaron para hacer de esa noche, una

noche ritual donde la palabra nos llevaría por las

experiencias y vivencias de unos niños y niñas que

hoy, siendo jóvenes y adultos, narraban con nos-

talgia y alegría aquellas marcas indelebles que se

habían instalado en la memoria de sus cuerpos y

que ahora se convertían en cuerpos/palabras, es

decir, en memoria personal, única e irrepetible, co-

municada a los otros como testimonio de vida.

Con la complicidad de la noche y la magia de la

palabra, las narraciones nos llevaron por ranchos,

parcelas y potreros en los que estos niños y niñas

crecieron mientras cultivaban la tierra, alimentaban

sus gallinas y recorrían largos caminos para llegar

a la escuela. A lomo de burro transitamos por los

relatos de los más adultos, los cuales dibujaron para

nosotros paisajes rurales donde la infancia se hacía

entre las labores del campo y los juegos, y donde la

fantasía surgía mientras se trabajaba a la par con

papá y mamá. A medida que los más jóvenes se

animaban a compartir sus historias, esos paisajes

rurales se fueron transformando en urbanos: las

cercas, ríos y piedras fueron desapareciendo para

dar lugar a esquinas y calles de barrio, a casas y

apartamentos en los que ahora, con un cierto aire

de soledad y nostalgia por las fracturas familiares, se

tejen las experiencias de infancia.

Con su vida en las manos, cada uno se fue sentando

en el centro del recinto para dar lectura al texto que

horas antes había construido. Durante esa maña-

8.

Sobre el ritode encontrarnos

Si quieres construir un barco, no empieces por buscar madera, cortar tablas o distribuir el trabajo, sino que primero haz evocar en los hombres el anhelo al mar,libre y ancho.(Antoine de Saint-Exupery)

…pensando en movimiento…��

na todos se habían encontrado de nuevo con sus

experiencias límite, es decir, con aquellas vivencias

que fracturaron su vida, con sus desgarramien-

tos internos, con sus momentos de esperanza, de

transformación y de cambio.

Esa tarde lo primero que hicieron fue recordar su

niñez, luego la pintaron llenándola de trazos mul-

ticolor y de símbolos que dieran cuenta de lo inde-

cible y, finalmente, la reescribieron. Ahora, ya caída

la noche, y después de un día de elaboración, la

habían hecho texto para ser leída y compartida, y al

hacerlo, cada uno fue encontrando las raíces perso-

nales que lo motivan a participar, a estar aquí, con

los niños y niñas del Movimiento.

Se trataba de una idea concebida meses atrás

Cuando decidimos generar este proceso de for-

mación teníamos un objetivo claro: queríamos que

les permitiera encontrar elementos para proyectar y

fortalecer el trabajo que realizan con los grupos de

niños y niñas Sembradores de Paz en sus comuni-

dades. Sabíamos que para lograrlo, debíamos con-

jugar este interés con las particularidades de cada

una de las regionales, pues el nivel de consolidación

del Movimiento y las realidades comunitarias en las

que se inscribe, son distintas para cada caso.

Fue entonces cuando tomamos nuestras maletas e

iniciamos un recorrido por las experiencias de las re-

gionales Bogotá - Cundinamarca y Eje Cafetero. Allí,

entre la alegría por el reencuentro y la expectativa

por compartir lo que había sido de nuestras vidas,

nos dimos el tiempo para escuchar a las personas

que hacen posible en cada lugar este proceso, para

indagar sobre sus preguntas, sus logros, sus sueños,

sus tensiones y sus dificultades. Así, a medida que

íbamos compartiendo, íbamos llenando nuestras

maletas con imágenes y palabras que se organiza-

ban para dar un marco dentro del cual resonara esta

propuesta formativa.

Las primeras necesidades que surgieron fueron el

fortalecimiento de la voluntad política y la construc-

ción de la identidad colectiva de Sembradores de

Paz, es decir, la consolidación de un horizonte claro

que se constituyera en el eje articulador de todas las

acciones de quienes lo conforman.

Otro aspecto relevante lo constituyó la dimensión

organizativa del Movimiento, pues por un lado, en

varias de las experiencias había disminuido consi-

derablemente el número de animadores y anima-

doras, y por otro, se hacía necesario fortalecer una

estructura organizativa horizontal y sólida que,

como estrategia de articulación entre los diferen-

tes grupos, se caracterizara por la circulación de

saberes, recursos, experiencias y aprendizajes en

clave de cooperación.

Estos elementos comunes a las distintas experiencias

de trabajo del Movimiento, nos llevaron a diseñar

una propuesta conformada por cuatro encuentros

Con la complicidad de la noche y la magia

de la palabra, las narraciones nos llevaron por ranchos,

parcelas y potreros en los que estos niños y niñas crecieron mientras cultivaban la tierra,

alimentaban sus gallinas y recorrían largos caminos

para llegar a la escuela.

��…pensando en movimiento…

de formación que se implementaron entre noviem-

bre de 2006 y junio de 2007, y en los que parti-

ciparon cerca de 100 integrantes de las regionales

mencionadas.

Hemos querido hacer la sistematización de este

proceso de formación, presentando los encuentros

de forma didáctica, como encuentros por realizar,

para que puedan ser trabajados en la formación de

nuevos animadores y nuevas animadoras de Sem-

bradores de Paz en todo el país o por otros procesos

de educación y organización comunitaria que tra-

bajan en la defensa, promoción y construcción de

los derechos de los niños y las niñas. Por esta razón,

este tercer capítulo se presenta como una propues-ta pedagógica en la que se sintetizan los procesos

de planeación, realización, evalua-

ción y adecuación de los cuatro

encuentros de formación.

Esperamos que sirva para

ser replicada, adaptándola a

necesidades y contextos espe-

cíficos, puesto que es una pro-

puesta reconstruida y modelada,

un esquema de trabajo, una herramienta útil para

la cualificación de diferentes procesos de for-

mación, que probablemente cuenta con la virtud de

haber nacido de la misma práctica pedagógica

comunitaria.

¿Qué queremos sembrar?

El objetivo central de este proceso educativo es

fortalecer el Movimiento, por ello creamos una

propuesta de formación que permita:

• Interrogar a las y los participantes (animadoras,

animadores, facilitadoras y facilitadores), sobre

su experiencia de infancia, y sobre la articu-

lación de ésta con su deseo de hacer parte del

Movimiento.

• Avanzar en la construcción de una voluntad

política comunitaria que oriente las acciones

y opciones de Sembradores de Paz, fortaleci-

endo su identidad colectiva y la eficacia de sus

acciones.

• Generar diálogos de saberes a partir de las expe-

riencias, los aprendizajes y las prácticas de los

niños, las niñas, los jóvenes y los adultos que

conforman el Movimiento, favoreciendo la

autonomía, la autogestión y la organización

comunitaria.

• Fortalecer el marco político y pedagógico desde el

cual se puedan derivar estrategias metodológicas

y acciones de formación de animadores y anima-

doras; estrategias y acciones que se caractericen

por reconocerlos como sujetos que despliegan

prácticas, que se preguntan sobre su significado y

sentido en un proceso en el que son constituidos

y constituyentes de realidades.

• Favorecer la construcción de subjetividades no

violentas en los adultos, jóvenes, animadores,

animadoras, facilitadores y facilitadoras, así

como en los niños y las niñas de los grupos

de Sembradores de Paz.

¿Cómo vamos a sembrar?

Antes de iniciar nuestro trabajo de formación

es necesario tener en cuenta algunos principios

…pensando en movimiento…�0

pedagógicos que deben caracterizar a los espa-

cios de encuentro, es decir, debemos pensar qué

relación deseamos construir entre todos cuando

nos reunimos en torno a las actividades propuestas

en cada taller y momento.

Si hay claridad sobre estos principios se podrá

hacer los ajustes necesarios a las actividades para

que se adecuen de mejor manera a las realidades y

necesidades de cada contexto. Sabemos que las

pro-blemáticas y cosmovisiones de las y los partici-

pantes son distintas en cada una de las regiones y

que esto implica modificar algunas actividades. Lo

importante es no perder lo esencial del proceso

de formación que se encuentra recogido en los

siguientes principios pedagógicos:

• Aprendemos de nuestras experiencias y de las de los otros: En este proceso formativo no

se plantean temas que deben ser transmitidos

por el facilitador o la facilitadora a las y los par-

ticipantes, como si los primeros tuvieran el cono-

cimiento y los segundos estuvieran faltos de él.

El facilitador o la facilitadora no es quien enseña

como quien transmite una información. El cono-

cimiento parte del encuentro horizontal entre

unos y otros, lo que implica la creación de una

relación pedagógica que reconoce la experiencia

y el saber de todos. Nos formamos investigando

una misma realidad que no está dada, sino que es

construcción histórica, cambiante, pronunciable

y modificable.

• Nos transformamos a través del diálogo: El diálogo es una exigencia existencial, porque

permite pronunciar la experiencia, compartirla,

aprender y desaprender, reflexionar, cuestionar

y construir en el encuentro con las otras perso-

nas. Es a través del lenguaje que se da cuenta

de la construcción del mundo, de las identidades

y también de las prácticas de los sujetos. Poner

en palabras las experiencias, posibilita la reflexión

y el discernimiento sobre lo acontecido, la com-

prensión y la resignificación de lo vivido y de lo

cotidiano. Cuando se comparten las historias con

otros u otras, se hace parte de una construcción

colectiva que posibilita identificar hechos co-

munes que favorecen la comprensión de sí mismo,

de los demás y del entorno. También permite la

comprensión de nuevas formas de actuar frente

a problemáticas concretas. Por ello tenemos el

derecho y el deber de escuchar y ser escuchados.

• Transformamos la realidad si la reflexio- namos para actuar por nosotros mismos: Las

y los participantes no son objetos de conocimien-

to, ni objetos de intervenciones; son personas

que conocen, reflexionan y transforman el mun-

do. A través del diálogo, ellos y ellas se dirigen

al mundo para transformarlo y humanizarlo; más

que depositar o transmitir ideas de una persona a

otra, al hablar, pronuncian el mundo, y al hacerlo

�1…pensando en movimiento…

lo recrean, lo conquistan, lo humanizan. Quere-

mos que este proceso formativo sea una expe-

riencia vital que favorezca una lectura crítica de la

realidad y una transformación del mundo dado.

Algunas sugerencias para una buena siembra

Ahora bien, la propuesta formativa está constituida

por cuatro encuentros:

• Mi infancia en movimiento: un encuentro con las experiencias de infancia de los adultos y jóvenes que conforman el Movimiento.

• Nuestro Movimiento: un espacio para la consoli-dación de la identidad colectiva.

• El Movimiento en movimiento: aprendiendo de nuestra propia experiencia.

• Todos en movimiento: Sembradores de Paz... un espacio para la participación.

Es recomendable que cada encuentro se realice

durante varios días seguidos, y que las y los par-

ticipantes se alojen en una misma casa, puesto que

estas condiciones facilitan la creación de vínculos

de confianza y fraternidad. No obstante, como

sabemos que esto no será posible para todos los

grupos, hemos dividido cada encuentro en dos o

tres talleres (cada uno con distintos momentos

y con una duración aproximada de 6 a 8 horas,

para que pueda ser trabajado en un día de manera

independiente). Lo importante es que todos esos

talleres que hacen parte de un encuentro, se cierren

cumpliendo con todas las actividades y objetivos

programados.

Para el buen desarrollo de los encuentros es nece-

sario favorecer un ambiente adecuado y funcional,

con buena acústica, buena iluminación y con la am-

plitud suficiente para el número de asistentes. Es

importante que ellos o ellas siempre se organicen

en círculos, óvalos o cuadrados, en los que todos

puedan tener contacto visual (mirarse a la cara),

de tal manera que nadie le dé la espalda a alguien,

pues se trata de generar un ambiente caracterizado

por la confidencialidad, la escucha compresiva, la

participación, el respeto, la cooperación, la solidari-

dad, el afecto y la aceptación incondicional del otro

o la otra.

Así mismo, es importante que el facilitador o la fa-

cilitadora, se caracterice por una actitud compro-

metida, compresiva y solidaria, que se materialice

en su participación y decisión para formarse. Él o

ella no tiene porqué tener las respuestas a todas

las preguntas, pero sí debe estar en capacidad de

reconocer los saberes que poseen los y las demás

participantes. Y no importa su edad, su trayectoria

académica o su condición social, pero sí su apertura

y disposición para aprender de las y los demás.

A continuación presentamos, entonces, las

propuestas para los encuentros, cada uno con sus

respectivos objetivos y talleres.

Es importante que el facilitador o la facilitadora, se caracterice por una actitud comprometida, compresiva y solidaria, que se materialice en su participación y decisión para formarse.

…pensando en movimiento…��

8.1 Primer encuentro: Mi infancia en movimiento

Un encuentro con las experiencias de infancia de los adultos y jóvenes que

conforman el Movimiento

Mi infancia en movimiento propone encontrar-

nos con nosotros mismos, con las experiencias de

infancia de los adultos y jóvenes que conforman el

Movimiento. Es orientado por tres preguntas que

ofrecen a las animadoras y a los animadores, la

posibilidad de resignificar su experiencia de infan-

cia e indagar allí por su deseo de hacer parte de

Sembradores de Paz:

• ¿Cuáles son las experiencias de infancia de

los adultos y jóvenes que participan en el

Movimiento?

• ¿Cómo se relacionan esas experiencias con su

vinculación al Movimiento?

• ¿Qué propicia el Movimiento en ellos?

Nos proponemos identificar la diversidad de expe-

riencias de infancia que nos constituyen, poniendo

en cuestión los estereotipos e idealizaciones que la

han caracterizado, mediante un trabajo de memoria

corporal y narrativa, orientado hacia la construcción

y comunicación de relatos.

Este encuentro está constituido por tres talleres

que se caracterizan por un trabajo vivencial, y que

articulan la expresión corporal, la gráfica y la

narrativa, en un proceso de reflexión y construcción

colectiva:

• Taller 1: Mi infancia sigue aquí,

• Taller 2: Mi infancia está por construir,

• Taller 3: Mi experiencia de infancia: una herramienta para sembrar.

Taller 1: Mi infancia sigue allí

Bienvenida:

La bienvenida es muy im-

portante, especialmente

por tratarse del primer

encuentro en este pro-

ceso de formación. Por

esto aprovechémoslo

para agradecer a los y las

participantes por su pre-

sencia, para presentarnos

como facilitadores o facilita-

doras de forma amena y natural,

y para permitir que ellos y ellas com-

partan sus nombres, inquietudes, expectati-

vas y motivaciones. Luego expliquemos los objeti-

vos del encuentro y realizamos una actividad lúdica

de presentación o de ambientación que genere

confianza y motive a los animadores y a las animadoras

a iniciar la jornada de trabajo.

Este taller está constituido por tres momentos

claves:

• Juega, juega, que tu infancia ya llega,

• Viaje hacia la infancia, y

• Mi experiencia de infancia se llena de color.

��…pensando en movimiento…

A. Primer momento: Juega, juega, que tu infancia ya llega

Qué queremos lograr:

Evocar algunos recuerdos significativos que hacen

parte de las experiencias de infancia de cada partici-

pante, en un clima de confianza que permita sensi-

bilizarlo frente a dichas experiencias. Para lograrlo,

regresemos a los juegos y a las rondas de nuestra

niñez, es decir, propongamos dos rondas infantiles

y un juego muy conocidos, como lo son Agua de limones, El puente está quebrado y Tingo-Tango,

para que a través de ellos emerjan algunos de

nuestros recuerdos.

a. Agua de Limones

Vamos a sembrar:

Preparemos un espacio amplio; el campo abierto

es una buena opción. Todos de pie, formemos un

círculo y tomados de las manos, giremos y cante-

mos: “Agua de limones, vamos a jugar, el que quede solo, solo quedará” (repetimos dos veces). El facilita-

dor o la facilitadora dice: “Quiero grupos de (cierto

número) de personas”. Rápidamente el gran grupo

se divide en pequeños grupos y en cada uno dialo-

gamos a partir de una de las preguntas evocadoras

que indicaremos más adelante. De nuevo se organi-

za la ronda y todos cantamos “Agua de limones...”

(Tiempo: 20 minutos)

b. El puente está quebrado

Vamos a sembrar:

Dos participantes del grupo hacen el puente con sus

manos y los demás nos organizamos en fila tomán-

donos de la cintura del compañero de adelante. La

fila va pasando por debajo del puente mientras to-

dos cantamos: “El puente está quebrado, con qué lo curaremos, con cáscara de huevo, burritos al potrero, que pase el rey, que ha de pasar, con todos sus hijitos menos el de atrás, tras, tras, tras”.

Al terminar el estribillo dos o tres personas quedan

atrapadas en el puente y comparten con el grupo

sus repuestas a las preguntas evocadoras. Después,

quienes están atrapados se ubican detrás de uno de

los lados del puente y volvemos a cantar “El puente está quebrado...”

(Tiempo: 20 minutos)

Preguntas evocadoras:

• ¿A qué le tenías miedo cuando eras niño o niña?

• Cuéntanos una travesura

• ¿Qué olor/es recuerdas de tu niñez?

…pensando en movimiento…��

• ¿Cuál es el paseo que más recuerdas de tu

infancia?

• ¿Quiénes eran tus amigos y amigas?

• ¿Cómo te castigaban?

• ¿Cómo era la casa donde vivías?

• ¿Cuáles eran las habilidades por las que te

destacabas?

• ¿Qué apodos tenías?, ¿por qué te decían así?

• Cuéntanos alguna situación embarazosa o

graciosa de tu niñez

• ¿Cuál fue tu primer amor platónico y qué

ocurrió?

• Otras.

No olvidemos:

• Si el grupo es muy amplio podemos organi-

zar dos puentes y por cada uno de ellos pasa

un grupo mientras todos cantamos el coro. Al

parar, quienes queden atrapados responden las

preguntas a todo el grupo.

• Podemos crear otras peguntas evocadoras o

repetir algunas a todos los integrantes del grupo.

Lo importante es lograr un clima de confianza

que permita un primer acercamiento a algunas

experiencias de infancia.

• En algunas regiones y en grupos de ciertas edades,

estos juegos pueden ser desconocidos para los y

las participantes. En este caso sugerimos cambiar-

los por otros que ellos hayan jugado en su infan-

cia, siempre y cuando se incluya el trabajo sobre

las preguntas, de manera que se pueda alcanzar

el objetivo de evocar recuerdos significativos de

las experiencias de infancia.

c. Tingo -Tango

Vamos a sembrar:

Sentémonos en el piso organizando un círculo.

Mientras alguien repite: “tingo, tingo, tingo…”,

vamos pasando un objeto elegido previamente.

Cuando nosotros digamos: “tango”, quien

haya quedado con el objeto en sus manos, debe

responder la siguiente pregunta: ¿cuál es la historia

que mis papás o mi familia siempre cuentan sobre

mí cuando era niño o niña?

(Tiempo: 40 minutos)

B. Segundo momento: Viaje hacia mi infancia

Qué queremos lograr:

Generar un ambiente en el que las y

los participantes se reencuentren

con sus experiencias de infan-

cia, desentrañando algunas

vivencias significativas que las

determinaron.

Vamos a sembrar:

Iniciemos esta actividad haciendo

algunos acuerdos básicos que nos permitan generar

la confianza y la calidez necesarias para que todos

��…pensando en movimiento…

puedan aprovechar esta experiencia

al máximo. En este sentido, invitemos

a las y los participantes a compro-

meterse para que éste sea un espa-

cio de respeto, de intimidad, en el que

guardaremos en nuestro interior los detalles

compartidos por otros sobre sus vidas, y en el que es-

cuchamos y acogemos fraternalmente la historia de

nuestros amigos y amigas. De cada uno de nosotros

depende que la otra persona se sienta cómoda

reflexionando y compartiendo su experiencia de

infancia. Se trata de aprovechar este ambiente para

pensar en nosotros; todos estamos trabajando y no

hay espectadores.

Una vez realizados estos acuerdos, invitemos a las

y los asistentes a distribuirse por todo el espacio, a

mantenerse de pie (ojalá mirando hacia una pared)

y a seguir las siguientes instrucciones (10 minutos):

Cerremos los ojos... pensemos en nosotros...

visualicemos las cosas que nos preocupan...

los asuntos pendientes... Ahora dejémoslos

atrás...

Dejemos fuera las tareas que debemos hacer,

los problemas por resolver y todas aquellas

preocupaciones que nos distraigan...

Respiremos tranquilamente y pensemos:

“Hoy voy a aprender de mí... voy a recordar quién soy, quién fui... voy a recordarme como niño o como niña. Este momento es un re-galo para mí... Hoy voy a tratar de entender a partir de mi experiencia de infancia, qué hago yo aquí... porqué estoy en el Movimiento de Niños y Niñas Sembradores de Paz”.

Demos media vuelta y pensemos si

queremos regalarnos esta oportuni-

dad... si estamos dispuestos a retor-

nar a nuestra experiencia de infancia.

Quienes estemos dispuestos a hacerlo,

a regalarnos este momento, demos un

paso hacia delante... este paso será un sím-

bolo de nuestra decisión de cruzar la puerta

de entrada, de estar dispuestos a recorrer los

caminos del recuerdo, de la imaginación y la creatividad.

Una vez todos y todas han cruzado la puerta de entrada, pidámosles que permitan que su cuerpo

hable y se comporte como lo hacía en algunos

momentos significativos de su infancia. Es

importante que imprimamos fuerza a nuestras

instrucciones para que representen las diferentes

situaciones (10 minutos):

Caminemos por todo el salón... dejémonos

llevar por nuestro cuerpo... ahora nuestro

cuerpo se va a comportar como lo hizo en

nuestro primer día de escuela, hoy es nuestro

primer día de escuela...

Mi papá o mi mamá me han castigado…

estoy jugando a las escondidas... estoy

jugando a los caballitos... estoy jugando

golosa... estoy jugando a la lleva... estoy

aburrido... estoy triste... tengo miedo... me están

consintiendo... llegó la navidad.

Luego pidámosles que se sienten cómodamente en

sus sillas o que se acuesten en el piso (preferible-

mente en colchonetas), y ambientemos la actividad

con música de relajación (con poco volumen). Dirigi-

mos la relajación leyendo la siguiente guía con voz

acompasada, haciendo las pausas indicadas para

…pensando en movimiento…��

que logren un estado de

tranquilidad y sosiego (40

minutos):

Acomódate en una

posición en la que puedas re-

lajarte... éste es un momento muy importante

para ti. Regálate unos segundos para escuchar

todos los sonidos, tanto los de afuera como los

que provienen de dentro del salón. Toma con-

ciencia de tu cuerpo... reconoce todo lo que

está a tu alrededor, y si hay algo que te está

incomodando, soluciónalo en este instante.

Si quieres, puedes reacomodarte, aflojarte la

ropa, quitarte algunas joyas o accesorios que

te incomoden...

Respira profunda y lentamente. Siente cómo

te relajas cada vez que tus pulmones se llenan

de aire. Respira y piensa “estoy relajado”.

Respira profundamente... piensa que estás

más relajado... Nuevamente respira profun-

do... vas sintiendo que tus brazos y tus manos

se están poniendo pesados... cada vez están

más pesados... cada vez más flojos. Ahora

concéntrate en tus piernas y pies, desde la

cadera hasta los dedos de los pies... cada

vez los sientes más pesados... cada vez están

más flojos...

Te vas sintiendo más tranquilo, más confiado,

más relajado... disfruta de esta sensación de

descanso... libérate de todas las tensiones y

preocupaciones... regálate unos minutos de

paz... cada vez estás más relajado...

Ahora concéntrate en los músculos de tu

tronco... en tu pecho... en tu abdomen... en

tu vientre. Siente cómo tu tronco está cada

vez más relajado... flojo... sin

tensiones. Concéntrate en los

músculos de tu pecho, liberán-

dolos, abandonándolos. Ahora

concéntrate en tu cuello... tu

nuca... tu cara... tu cabeza. Relaja

estas partes de tu cuerpo, permíteles que se

liberen de todas las tensiones que puedan

tener... todos los músculos de tu cuello, nuca,

cara y cabeza se relajan completamente...

afloja tus mandíbulas. Ahora tu cuerpo

es un todo completamente relajado... desde

tu cabeza hasta los dedos de los pies… se

encuentran completamente relajados… te

sientes muy tranquilo.

Ahora vas a regresar a tu infancia… imagínate

que estás en el vientre de tu mamá…

experimenta esa sensación de tranquilidad...

imagínate tu nacimiento... recuerda tus

primeros meses de vida… recuerda a quienes

te cuidaban… tus primeros pasos... tus prime-

ras palabras... tus cumpleaños... tus juegos...

tus amigos... tu casa... tu familia. Recuerda

los momentos más significativos para ti…

Estar dispuestos a recorrer

los caminos del recuerdo, de la

imaginación y la creatividad.

��…pensando en movimiento…

las navidades... tus primeros días de escuela.

Concentrarte en tus manos y recuerda lo que

ellas tocaron durante tu infancia... deja que

tus manos hablen... siente tus piernas y re-

cuerda lo que hacías con ellas cuando eras

niño o niña... ¿a dónde te llevaban?... con-

céntrate en tus ojos y recuerda todo aquello

que veías... siente tu corazón y recuerda a las

personas que te acompañaron en esta época

de tu vida... los sentimientos que guardas allí

dentro... concéntrate en tu cabeza e identifica

los recuerdos más significativos de tu niñez.

Ahora, poco a poco, regresa a tu presen-

te... lentamente vas saliendo de este estado

de relajación... hazlo lentamente... toma

conciencia de tu presencia aquí, en este

salón... empieza a despertarte... cuando

sientas que es el momento, puedes abrir los

ojos... permanece un poco en esa posición...

cuando quieras levántate suavemente...

Para el cierre de este ejercicio hagamos un

diálogo que les permita compartir su experien-

cia. Las siguientes preguntas pueden orientar

la conversación: ¿cómo se sintieron?, ¿qué

dificultades encontraron en el transcurso del

ejercicio? y ¿qué fue lo mejor del ejercicio?

(Tiempo: 1 hora)

No olvidemos:

• Organizar los materiales: las colchonetas, la

música de relajación y la grabadora.

• Preparar con anticipación la lectura de la guía de

relajación, para una mayor comprensión de su

contenido y cadencia con la que debe leerse.

• Contar con la ayuda de algunos facilitadores o

facilitadoras para que pongan atención a las

necesidades que puedan tener las y los partici-

pantes, y puedan apoyarlos en lo que requie-

ran. Si por algún motivo a alguna persona se le

dificulta el ejercicio de relajación, debe ser acom-

pañada y escuchada en otro espacio, evitando

interrumpir el trabajo de los demás.

• También recordemos acoger a las personas que

no pudieron realizar el ejercicio (porque se dur-

mieron, les dio risa o les dolió alguna parte del

cuerpo). Lo importante es que no sientan rechazo

frente al grupo, ni que sientan que su tiempo fue

perdido; todo lo contrario, comprendamos estas

reacciones reconociendo que el ejercicio puede

resultar difícil para algunos asistentes.

C. Tercer momento: Mi experiencia de infancia se llena de color

Al dibujar sobre mi cuerpo las marcas de mi historia, puedo tomarla en mis manos para llenarla de color.

…pensando en movimiento…��

Qué queremos lograr:

Simbolizar y resignificar algunos elementos

constitutivos de las experiencias de infancia de las

y los participantes, por medio de un ejercicio de

expresión gráfica.

Vamos a sembrar:

Organicémonos por parejas ocupando todo el

espacio disponible, y mientras uno de los animadores

o animadoras se acuesta, la otra persona traza su

silueta en el papel. Luego cambian, para que cada

uno quede con su respectiva silueta. Expliquemos

que lo que vamos a hacer es representar nuestro

cuerpo y darle vida con nuestra historia. Los trazos

allí plasmados darán cuenta de nuestro caminar

por la vida, por esto de manera individual debemos

trabajar sobre la silueta complementándola según

la guía Mi experiencia de infancia se llena de color, que se presenta más adelante (1 hora).

En un segundo momento construyamos una galería

con nuestros dibujos y hagamos un recorrido

individual para apreciarlos (30 minutos). Luego

tomemos nuestro dibujo, y organizados en grupos

de 5 ó 6 animadores o animadoras, expliquémosle

a nuestros compañeros y compañeras, el signifi-

cado de cada uno de los símbolos y trazos que lo

constituyen (1 hora). Ésta será una experiencia

exigente, porque contar nuestra experiencia de

infancia requiere una disposición personal para

abrirse y descubrirse a través de la pala-

bra. Al narrarnos nos hacemos

frágiles, pero desde esta fra-

gilidad también podemos tejer

nuevos sentidos y formas de

comprender nuestras experien-

cias. Cuando compartimos las

experiencias propias y escuchamos las de los

demás, logramos tejer vínculos y estrechar

nuestros lazos, porque nos encontramos en las

historias de los otros y las otras, y ellos y ellas se

encuentran en las nuestras.

“Para que pueda Ser, he de ser otro.Salir de mí, buscarme en los otros.Los otros que no son, si Yo no existo,los Otros que me dan plena existencia”.

(Octavio Paz)

Finalmente cerremos esta actividad organizando un

diálogo sobre los sentimientos y aprendizajes que

nos acompañaron en su desarrollo (30 minutos). Las

siguientes preguntas pueden ayudarnos para abrir

la conversación:

• ¿Cómo nos sentimos al compartir los dibujos con

nuestros compañeros y compañeras?

• ¿Qué descubrimos al escuchar las historias de

nuestros compañeros y compañeras?

• ¿Qué hay de común en las historias que se

narraron en cada uno de los grupos?

(Tiempo: 3 horas y 15 minutos)

No olvidemos:

• Organizar previamente los materiales nece-

sarios para esta actividad: una tira de pa-

pel kraft de 2 metros de largo para cada

participante, marcadores, temperas,

colores y una fotocopia de la guía Mi experiencia de infancia se llena de co-lor para cada animador o animadora.

��…pensando en movimiento…

• Mantener un ambiente de silencio y tranquili-

dad que facilite la reflexión personal y la escucha

comprensiva y acogedora.

Guía Mi experiencia de infancia se llena de color

Hoy hemos hecho un viaje hasta nuestra infancia en

el que hemos recordado los momentos más signifi-

cativos y las marcas indelebles que ésta ha dejado

en nuestros cuerpos y en nuestras memorias. Hoy

hemos descubierto que nuestra infancia sigue allí,

latente e insistente. Por eso vamos a tomar nuestra

silueta y a llenarla de color.

Esta silueta representa tu cuerpo, dale vida con

tu historia. Llénala de símbolos, trazos, colores y

palabras claves, permitiendo que el dibujo exprese

tu experiencia de infancia. Para ello, puedes guiarte

con las siguientes orientaciones:

• Voy a colocar un símbolo en las partes de mi

cuerpo donde sentí que tengo más recuerdos de

mi infancia, ya sean buenos o malos.

• En el área de mis ojos voy a representar las

cosas que más me gustaba ver y las que menos me

gustaba ver.

• En mi nariz, el olor que más me gustaba. Quizás

es una fragancia que aún siendo adulto, recuerdo

con nitidez.

• En mis oídos, las palabras que me gustaba

escuchar y las que temía escuchar.

• En mi corazón, los sentimientos que eran más

recurrentes en mí.

• En mis manos, lo que me gustaba hacer con

ellas.

• En mis piernas y pies, a donde me gustaba ir

y a dónde no.

• ¿Qué es lo que no quisiera recordar

de mi infancia?, ¿cómo lo repre-

sento en este mapa?

Éstas son algunas pistas inicia-

les, pero es posible que sientas

la necesidad de expresar otras

cosas en el dibujo para sentirte

representado por él, para sen-

tirlo tuyo. Por ejemplo, es posi-

ble que recuerdes tu juguete o

tu juego favorito y quieras dejar

una marca de ello en el mapa, así

que hazlo tranquilamente.

Cierre:

Según la dinámica del encuentro y las característi-

cas del grupo, podemos cerrar cada jornada de

trabajo con una pequeña actividad. Podemos ha-

cer un cierre y una evaluación apoyándonos en las

actividades del momento Los frutos de esta siem-bra, el cual aparece al final del último taller de cada

encuentro.

Hoy hemos descubierto que nuestra infancia sigue allí, latente e insistente.

…pensando en movimiento…�0

Taller 2: Mi infancia está por construir

Bienvenida:

Podemos dar inicio al segundo taller del primer en-

cuentro, recordando los aprendizajes y momentos

más significativos de la jornada anterior, presentan-

do los objetivos y la agenda del día y, realizando una

oración, una motivación, una actividad de cono-

cimiento de las y los participantes, o una dinámica

que los disponga para la jornada de trabajo.

Este taller está constituido por tres momentos:

• Simona nos cuenta,

• Reescribiendo mi infancia, y

• La noche de los relatos: contando historias, hilando vidas.

A. Primer momento: Simona nos cuenta

Qué queremos lograr:

Identificar la noción de experiencia

límite y otros elementos claves para

la reconstrucción y escritura de los

relatos de las experiencias de infancia.

Vamos a sembrar:

Reunidos en un espacio cómodo, dispongámonos

a escuchar una experiencia de infancia. Podemos

leer la historia de Simona que se encuentra en el

libro La hoguera de las ilusiones, de Arturo Ala-

pe (2005), o alguna otra en la que aparezcan de

manera clara las experiencias significativas de

infancia de los protagonistas (50 minutos). Luego,

en plenaria, comparamos nuestras impresiones

sobre la lectura (40 minutos). Estas preguntas nos

pueden ayudar a generar el diálogo:

• ¿Qué sensaciones o emociones experimentaron

durante el relato?

• ¿Cuáles son los recuerdos más significativos que

tiene Simona de su infancia?

• ¿Cómo está organizada la historia que nos cuenta

Simona?, ¿cuál es su punto de partida? y ¿cómo

se van organizando sus recuerdos?

En este ejercicio es preciso orientar la discusión

hacia la identificación de la estructura del relato

o forma como se van articulando los recuerdos,

porque esto nos permitirá descubrir que las narra-

ciones sobre nuestra vida no las hacemos de manera

lineal, es decir, no contamos nuestra vida recuerdo

por recuerdo, en el orden como fueron sucediendo

los hechos, sino que partimos de nuestro presente,

de lo que somos ahora, desde nuestra preocupacio-

nes actuales, y desde allí identificamos los recuerdos

más importantes, los que incidieron para llegar a ser

lo que somos. Así, en torno a ellos, vamos recordan-

do otros momentos significativos, y vamos hilando

nuestra historia sin conservar su orden cronológico.

Estos sucesos importantes en nuestras vidas pueden

nombrarse como experiencias límite, es decir, expe-

riencias, vivencias o hechos que dejaron huella en

nuestra historia y que, para bien o para mal, influ-

yeron en lo que somos o en lo que no llegamos a

ser. En este sentido, son experiencias que aún son

actuales en nuestras vidas. Además, son recuerdos

fundamentales que señalan una ruptura en nuestra

�1…pensando en movimiento…

vida. Aunque en algunos casos pueden ser momen-

tos de dolor, éstos son, ante todo, de esperanza y

de cambio. Así, las experiencias límite pueden ser

situaciones que me permitieron tomar decisiones

importantes en mi vida, que definieron un antes y

un después en mi historia; momentos de confron-

tación conmigo misma, conmigo mismo, a partir de

los cuales le encuentro sentido a la vida, en algunos

casos después de perder algo importante.

Escribir nuestra vida a partir de las experiencias

límite que hemos vivido, nos ayuda a tener una

comprensión más profunda y clara del porqué

somos como somos, y nos permite tomar la vida

en nuestras manos y darle un nuevo sentido a

aquellas experiencias. Por esto afirmamos que

escribir es rehacer la vida.

(Tiempo: 1 hora 30 minutos)

No olvidemos:

Revisar el capítulo 2 (Las huellas en movimiento: experiencia de infancia y construcción de identi-dad colectiva) que se encuentra en la primera parte

de este libro, porque puede brindarnos mayores

elementos para orientar la discusión.

B. Segundo momento: Reescribiendo mi infancia

Qué queremos lograr:

Construir el relato de la experiencia de infancia a

partir de las situaciones límites vividas por cada

quien.

Vamos a sembrar:

Reunidos en plenaria leamos la guía Voy a reescribir mi infancia, que está más adelante, y entre todos

y todas solucionamos las inquietudes que puedan

surgir sobre la actividad de escritura (30 minutos).

Luego cada una de las animadoras y de los anima-

dores asistentes, debe buscar un espacio de la casa

o del lugar donde estemos desarrollando el taller,

que le permita entrar en una actitud de recogimien-

to y reflexión y que le facilite la escritura, para dar

inicio a la construcción del relato de su experiencia

de infancia (3 horas y 30 minutos).

(Tiempo: 4 horas)

No olvidemos:

• Garantizar que las y los participantes tengan lá-

piz y papel y las condiciones adecuadas para

concentrarse en su escritura.

• Estar dispuestos a acompañar y escuchar a aque-

llas personas que quieran compartir algo de su

experiencia o que necesiten una orientación o

apoyo más específico en el ejercicio de escritura.

Guía Voy a reescribir mi infancia

Ésta es una tarde de silencio, de reencuentro y de

escritura. No es un reencuentro cualquiera. Hoy ten-

go la oportunidad de reencontrarme con lo que fui,

con lo que soy, con lo que quise ser y con lo que no

he sido. Es el reencuentro con mi infancia, con mis

juegos, con mis alegrías, mis sueños, mis esperan-

zas y mis miedos. Con aquellas personas que amé,

con sus palabras, con su recuerdo, con su ausencia

y su presencia, con los caminos recorridos y con las

…pensando en movimiento…��

huellas imborrables que ellas han dejado en mí. Es

un reencuentro con el niño o la niña que fui, que he

sido, y que no he dejado ser.

Reescribir mi infancia es mirar mis recuerdos a luz

de lo que soy, de lo quiero ser y de lo que ya fui;

es la oportunidad de darle nuevos sentidos a esos

recuerdos, de perdonarme, de asumir la respon-

sabilidad de mi historia. Por eso reescribir la histo-

ria de mi infancia es hacerla vida, hacerla presente,

reconocerla viva... es rehacer la vida.

Algunas pistas para reescribir mi infancia:

• Hay varias formas para reescribir la infancia, no

hay fórmulas ni recetas. Lo importante es dejar

que mi infancia se haga presente, que sea ella la

que escriba.

• No es necesario contar mi vida presentando en

orden cronológico todos los hechos que me han

ocurrido desde que nací hasta el día de hoy. No

se trata de informar sobre cada cosa que me

ocurrió, ni de presentar una lista de hechos.

• Reescribir mi infancia es algo conocido para mí.

Eso es lo que hago permanentemente cuando le

cuento mi vida a alguien, cuando le comparto

lo que soy.

• Reescribir mi infancia es algo que hago para

mí mismo, es algo que me llena de vida, me

permite tomar nuevamente mi vida en mis manos

y valorarla.

• Reescribir mi infancia es un oportunidad para

reconocerme como autor y protagonista de mi

vida. No se trata de juzgar mi vida, de decir qué

está bien y qué está mal, así como tampoco de

justificarme ni de culpabilizarme.

• Para reescribir mi infancia puedo apoyarme en

mis recuerdos fundamentales y organizar mi re-

lato a partir de ellos. Un recuerdo fundamental

es algo que viví, que fue importante, que dejó

huella en mí, y que para bien o para mal, influyó

en lo que soy y en lo que no soy. En este sentido,

es algo que aún está presente en mi vida. Estos

recuerdos fundamentales no tienen que ser algo

triste o feo, pueden ser también momentos de

esperanza y de cambio. Pueden ser algo que me

permitió tomar decisiones importantes en mi vida,

que definió un antes y un después en mi historia.

Los recuerdos fundamentales pueden ser instan-

tes de confrontación conmigo mismo, hechos a

partir de los cuales le encuentro sentido a la vida,

aún después de perder algo importante.

��…pensando en movimiento…

C. Tercer momento: La noche de los relatos, contando historias, hilando vidas

Qué queremos lograr:

Generar un espacio fraterno en el que las y los par-

ticipantes compartan el relato de sus experiencias

de infancia.

Vamos a sembrar:

Generemos un ambiente ritual lleno de símbolos

relacionados con la metáfora del sembra-

dor, que facilite a las y los asistentes,

una escucha atenta, compresiva y

respetuosa de los relatos de las

experiencias de infancia. Pueden

organizarse en un gran círculo en

torno al fuego y a algunos símbolos

del Movimiento. Una vez dispuestos

a escucharnos, demos comienzo a la

lectura de la guía La noche de los rela-tos: contando historias, hilando vidas, donde

se invita a compartir las narraciones. Luego, cada

persona debe ir compartiendo su relato y al finalizar

su narración, encender una vela como un signo de

renovación y de esperanza.

Para el cierre se puede hacer referencia a la dimen-

sión sagrada del compartir los relatos sobre las

experiencias de infancia y retomar algunos de los

símbolos que fueron dispuestos y sus significados.

La despedida de la jornada será con un abrazo

fraterno entre todos y todas.

(Tiempo: varía según la cantidad de personas que

participen de la actividad).

No olvidemos:

• Disponer el recinto para un encuentro sagrado

en nuestras vidas y contar con los materiales

necesarios para ello: un velón, una vela para cada

participante, los relatos de las experiencias de

infancia de cada uno de ellos, copias de la guía La noche de los relatos, y otros materiales necesa-

rios para ambientar el recinto.

• Señalar que la lectura del relato de la experien-

cia de infancia es voluntaria y quienes decidan

hacerlo pueden compartirlo todo o solo

una parte.

• Al no estar limitado a un tiempo

específico, el ejercicio suele alar-

garse, por lo tanto, al dar inicio es

necesario hacer algunos acuerdos de

respeto en los que incluyamos horas

específicas para los retiros voluntarios

de personas que estén cansadas y un

tiempo máximo para la lectura de cada relato.

Guía La noche de los relatos: contando historias hilando vidas

Esta noche es especial. En el centro estará nuestro

motivo de encuentro, el Movimiento de Niños

y Niñas Sembradores de Paz, al que cada uno de

nosotros enriquecerá con el relato de su experiencia

de infancia. Ésta es una noche de símbolos, hecha

para compartir y escuchar. Entremos en ella con esta

invitación a narrar, que nos hace Nicolás Buenaven-

tura Vidal, en su texto A Contracuento (2002):

Un cuentero es alguien habitado, a fuerza

de soledades. A lo largo de su vida se ha ido

…pensando en movimiento…��

llenando de historias, de leyendas, de cuentos,

mitos y epopeyas. Un grupo de valientes gue-

rreros que todavía no ha olvidado lo que es el

honor, vive en su tobillo. Tres hombres que bus-

can su destino, cada uno de manera distinta y

original, habitan su hombro. Una cantidad de

mujeres astutas y hermosas se han instalado en

sus rodillas. Otras, más curiosas, lo recorren de

arriba abajo. Un ministro honesto, lleno de prin-

cipios y con un solo fin, vive detrás de su oreja.

Una pareja de hermosos enamorados se ama

en la comisura de sus ojos… De un momento

a otro, en una noche de bajas estrellas, estos

personajes, con sus historias, deciden subir

por su garganta y, “a contracuento”, llegar a

su boca y acontecer en su palabra (p. 67).

Cierre:

Según la dinámica del encuentro y las característi-

cas del grupo, podemos cerrar cada jornada de

trabajo con una pequeña actividad. Podemos

hacer un cierre y una evaluación apoyándonos en

las actividades del momento Los frutos de esta siembra, el cual aparece al final del último taller

de cada encuentro.

Taller 3: Mi experiencia de infancia, una herramienta para sembrar

Bienvenida:

Podemos dar inicio al taller recordando los

aprendizajes y momentos más significativos de

la jornada anterior, presentando los objetivos y

la agenda del día y, a criterio del facilitador o la

facilitadora, realizando una oración, una actividad

de conocimiento, animación o presentación de las

y los participantes, o bien, una dinámica que los

disponga para la jornada de trabajo.

Este taller está constituido por dos momentos:

• Construcción participativa de la caja de herramientas, y

• Los frutos de esta siembra.

A. Primer momento: Construcción participativa de la caja de herramientas

Qué queremos lograr:

Reflexionar sobre la noción de experiencia de in-

fancia y reconocer las implicaciones que de allí se

derivan para el trabajo de las y los participantes.

Vamos a sembrar:

Distribuidos en el salón, nosotros, como facilita-

dores o facilitadoras, presentamos la noción de

Ésta es una noche

de símbolos, hecha

para compartir y escuchar.

��…pensando en movimiento…

experiencia de infancia, señalando las posibili-

dades que ésta brinda para fundamentar la praxis o

práctica del Movimiento de Niños y Niñas

Sembradores de Paz. Podemos apoyarnos en las re-

flexiones sobre la noción de experiencia de infancia

que se encuentran en el capitulo 2 (Las huellas en movimiento: experiencia de infancia y construcción de identidad colectiva) de la primera parte de este

libro, o pueden leer el capítulo en grupo (1 hora).

Luego, en equipos de 5 ó 6 personas, las y los

participantes deben reflexionar sobre las siguientes

preguntas (1 hora y 30 minutos):

• Para construir el Movimiento, ¿qué exigencias o

desafíos le implica al adulto o joven facilitador, su

experiencia de infancia?

• ¿Cuáles actitudes, temas, valores y métodos de

formación, comunicación y acompañamiento,

nos ayudan a tener en cuenta las experiencias

de infancia de los niños, niñas, animadores y

animadoras?

• ¿Qué aporta Sembradores de Paz a las

experiencias de infancia de los niños y niñas que

participan en él?

• ¿Qué puede generar el Movimiento, en lo local,

regional y nacional, para favorecer experiencias

de infancia plenas y un mundo en paz?

Terminado el tiempo del trabajo en equipos,

hacemos una plenaria para socializar las discusiones

y reflexiones (1 hora y 30 minutos).

(Tiempo total: 4 horas)

No olvidemos:

Organizar los materiales necesarios para esta

actividad: hojas blancas, lápices o esferos,

marcadores, papelógrafo.

B. Segundo momento: Los frutos de esta siembra

a. Valoremos nuestro encuentro

Qué queremos lograr:

Que las y los participantes

enriquezcan el taller con sus

observaciones y propuestas,

surgidas a partir de las ex-

periencias vividas durante su

desarrollo.

Vamos a sembrar:

En un momento de reflexión indi-

vidual recordemos las diferentes ex-

periencias que hemos vivido durante este

espacio de formación, y hagamos una lectura

crítica de todo el encuentro que nos permita valorar

sus aspectos positivos e identificar aquellos que se

pueden mejorar. Para esto podemos apoyarnos en

las siguientes preguntas:

• ¿Considero que las actividades de los talleres

fueron las adecuadas para alcanzar los objetivos

propuestos al inicio del encuentro?, ¿sí?, ¿no?,

¿por qué?

• ¿Qué aspectos positivos destaco de las activi-

dades realizadas y qué aspectos considero que se

pueden mejorar?…pensando en movimiento…��

• ¿Qué aspectos positivos destaco de la labor de

los facilitadores o las facilitadoras, y qué aspectos

recomiendo mejorar?

• ¿Cómo fue mi desempeño durante este encuen-

tro de formación?

• ¿Qué sugerencias o cometarios tengo para

mejorar este encuentro?

(Tiempo: 30 minutos)

No olvidemos:

• Preparar una guía con las pre-

guntas de evaluación del encuen-

tro y facilitar lápiz o esfero a las y

los participantes.

• Recoger sus sugerencias e incor-

porarlas en los próximos encuen-

tros de formación.

b. A sembrar en tierra fértil

Qué queremos lograr:

Cerrar el taller en un clima de fraternidad y agra-

decimiento que permita identificar los aprendizajes

y frutos más significativos que se lleva cada una de

las personas.

Vamos a sembrar:

Organizamos un momento ritual en el que las y

los participantes compartan con el grupo lo que se

llevan de esta experiencia de formación. Podemos

utilizar algunos símbolos propios del Movimiento

(como por ejemplo, un gran árbol en el que cada

uno va poniendo los frutos que cosechó en este

encuentro, o una tierra fértil como metáfora de la

comunidad en la que sembraremos las semillas que

nos llevamos de este encuentro), u otros símbolos

que tengan significado para todos. Luego podemos

hacer una oración o una reflexión final y darnos

un abrazo fraterno de despedida.

(Tiempo: 1 hora)

No olvidemos:

Preparar con anticipación este momento ritual y

disponer de todos los materiales que poda-

mos necesitar para favorecer el recogimiento y la

reflexión.

8.2 Segundo encuentro: Nuestro Movimiento

Un espacio para la consolidación de la identidad colectiva

Este segundo encuentro se orienta hacia el forta-

lecimiento de la identidad colectiva. Nos concentra-

remos en la reflexión sobre los principios y apuestas

fundamentales con las cuales se ha venido cons-

truyendo orientados por la pregunta: ¿qué es el

Movimiento de Niños y Niñas Sembradores de Paz?

En este sentido, se busca propiciar la reflexión sobre

lo que significa ser un movimiento social, teniendo

como horizonte la construcción de una subjetividad

colectiva, y el conocimiento, apropiación y discusión

de las opciones que Sembradores de Paz ha plan-

teado como su sentido fundamental.

Este encuentro está constituido por dos talleres, que

se caracterizan por la construcción colectiva:

��…pensando en movimiento…

• Taller 1: Constituirse en Movimiento Social, y

• Taller 2: Construyendo el Movimiento de Niños y Niñas Sembradores de Paz.

Taller 1: Constituirse en Movimiento Social

Bienvenida:

La bienvenida al segundo encuentro es la opor-

tunidad que tenemos de fortalecer la cohesión y

confianza logrados desde el taller anterior. Por ello

iniciemos esta labor con gran entusiasmo y alegría,

agradeciendo la presencia de las y los asistentes en

este proceso de formación. Así mismo, comparta-

mos el recuerdo más grato del encuentro anterior

y las expectativas que traemos para éste como

una manera de reforzar los lazos creados con

anterioridad.

Para iniciar el trabajo debemos generar un clima de

confianza, calidez y respeto que permita a las y los

participantes conocerse, por lo que sugerimos una

o dos actividades lúdicas de conocimiento o de am-

bientación que permita un reencuentro fraternal.

También es el momento indicado para la

presentación del taller y de los objetivos del mismo

y para establecer los acuerdos que facilitarán la

convivencia durante los días del encuentro. Además,

para construir el buzón de mensajes o correo

interno que permitirá la comunicación de las y los

participantes de forma más cercana, pues en él se

podrán dejar detalles, tarjetas o mensajes de cariño

y aprecio a los compañeros; su elaboración es muy

sencilla: cada uno de los animadores y animadoras

marca un sobre con su nombre y todos los sobres se

ubican en una parte del salón, para que se puedan

enviar mensajes durante todo el encuentro.

Este taller está constituido por tres momentos:

• Reencuentro con el relato de mi experiencia de

infancia,

• Poseidón, y

• Los movimientos sociales y el ejercicio de la

no-violencia.

A. Primer momento: Reencuentro con el relato de mi experiencia de infancia

Qué queremos lograr:

Realizar de una manera ritual la devolución y

retroalimentación de los relatos de vida a cada uno

de los animadores y animadoras, como expresión de

nuestro compromiso con niños y niñas que actual-

mente están viviendo sus experiencias de infancia.

…pensando en movimiento…��

Vamos a sembrar:

Animados por el nuevo encuentro, invitemos al

grupo a organizarse en un espacio amplio y bien

iluminado, para hacer entrega de los relatos de vida.

Haremos un gran círculo, alrededor de un velón en-

cendido y al lado del mismo pondremos los relatos,

así damos inicio a la actividad, enfatizando en el

sentido de ritualidad que este acto conlleva. Cada

narración tendrá una tarjeta que por un lado llevará

una invitación a trabajar desde la propia experien-

cia de infancia y, por el otro, una pequeña frase

extractada del relato y que es significativa de la

experiencia de infancia allí contada.

Uno de los animadores o animadoras escogerá

una de las historias y leerá la frase que aparece en

la tarjeta para que su creador o creadora pueda

identificarla. Al devolvérsela, le dará un abrazo de

bienvenida, y el autor o la autora compartirán con

el grupo sus motivaciones y compromisos para

continuar en el Movimiento. Después, el animador

o animadora que ha recibido su relato, tomará otro

del centro, leerá la frase de la tarjeta y le dará el

abrazo de bienvenida a su autor o autora, y éste

compartirá sus motivaciones y compromisos. Así

hasta que todos hayan recibido sus trabajos y hayan

expuesto sus motivaciones y compromisos para con

Sembradores de Paz.

Finalmente hacemos la oración del Movimiento y un

brindis por el reencuentro.

(Tiempo: 1 hora y 30 minutos)

No olvidemos:

• Preparar los relatos haciendo la tarjeta para cada

uno. Las frases extractadas deben dar cuenta de

una experiencia positiva o agradable, evitando

escoger experiencias dolorosas o que aún no

han sido elaboradas. Así mismo, preparemos una

copia de la oración del Movimiento para cada

persona, el velón, las copas y el vino o la bebida

para el brindis final.

• Como facilitadores y facilitadoras del encuen-

tro, recordemos que del buen desarrollo de estas

actividades de inicio depende la disposición de las

y los participantes para el trabajo, ¡Así las cosas

nos saldrán muy bien!

B. Segundo momento: Poseidón

Qué queremos lograr:

Introducir una reflexión sobre la necesidad de

constituirnos como sujeto colectivo, con identidad

propia, derivada de un horizonte común.

Vamos a sembrar:

Busquemos un espacio amplio donde el grupo se

encuentre cómodo. El papel del facilitador o de

la facilitadora será guiar la actividad proponiendo

distintas situaciones que dinamizarán al grupo:

��…pensando en movimiento…

• Con los elementos que encontremos en el salón

(sillas, mesas) vamos a construir un barco gigante

semejante a los que se utilizan en los cruceros

turísticos

• Vamos a recrear un viaje en un crucero de lujo,

donde todos pueden dejar volar su imaginación

y recrear diferentes situaciones que se les ocurra

durante algunos minutos (una noche de fiesta

en el casino, una tarde en la piscina del crucero,

etc.)

• El facilitador o la facilitadora (haciendo las veces

de capitán o capitana) informa que el barco está

naufragando y la angustia se apodera de los viaje-

ros. Él o ella da las siguientes instrucciones: “Para abordar los botes salvavidas deben organizarse en grupos de seis personas. Una vez organizados, cada grupo tomará los elementos que crea que va a necesitar teniendo en cuenta las siguientes reglas: cada persona tiene un peso de 50 kilos, cada objeto que tomen tiene un peso ya definido y la suma de las personas y los objetos no puede pasarse de 350 kilos porque el bote no soporta más peso y se hundirá”.

• El facilitador o la facilitadora revisa

el peso de cada uno de los botes

para que no zarpe ninguno

con un peso superior a 350

kilos, y va autorizando la

salida de cada uno de ellos.

Luego les notifica que están

a tres semanas de encontrar

tierra firme.

• Ya han pasado dos semanas y

ninguno de los botes ha encontrado tierra firme,

entonces el facilitador o la facilitadora crea

situaciones (para cada uno de los botes) que

ponen a prueba la creatividad para buscar

soluciones. Situaciones en las que su solución se

hubiera logrado si contaran con algunos elemen-

tos o instrumentos que no llevaron consigo. Por

ejemplo: alguien se deshidrata en los botes donde

no hay agua, alguien está herido en los botes donde

no hay botiquín, alguien que no sabe nadar

cae al agua, en los botes donde no hay

salvavidas, etc.

• Después de escuchar las diferentes soluciones

que cada grupo da a sus dificultades, el capitán o

la capitana informa que varios botes se perdieron

en el mar y sus tripulantes murieron (1 hora y 15

minutos).

Finalmente generemos una reflexión sobre el

ejercicio, en la que se señale la necesidad de tra-

bajar en equipo y de unificar los esfuerzos frente a

las situaciones difíciles (45 minutos). Las siguientes

preguntas pueden orientar la reflexión:

• ¿Cómo reaccionaron cada uno de los grupos

frente a la situación?

• ¿Cuáles fueron las prioridades de los grupos?

• ¿Cómo se hubiera podido evitar la muerte de

las personas que iban en los botes que se

perdieron?

• ¿Qué se hubiera podido hacer con la manila para

el beneficio de todos los botes?

Por último, señalemos que la cuerda o la manila

hubiera permitido que todos los botes fueran jun-

tos hacia la misma dirección, y que así se hubieran

podido intercambiar los elementos que cada bote

…pensando en movimiento…100

necesitaba para sortear

las pruebas.

(Tiempo: 2 horas)

No olvidemos:

Hacer en cartulina los dibujos

de los diferentes elementos indicando su peso:

1 botiquín (20 kilos), 4 carpas (20 kilos cada una),

1 soga o Manila de 100 metros (50 kilos), 1 equipo

de comunicaciones (40 kilos), 1 brújula (20 kilos),

2 cajas fuertes llenas de dinero (50 Kilos cada una)

10 frazadas (10 kilos), 1 linterna (10 kilos), 1 galón

de agua (40 kilos), 2 cajas de alimentos para 3 días

(40 kilos).

C. Tercer momento: Los movimientos sociales y el ejercicio de la no-violencia

Qué queremos lograr:

Reconocer algunos elementos constitutivos de

los movimientos sociales y las características de la

organización no violenta.

Vamos a sembrar:

En un salón, nos organizamos para ver el docu-

mental La caída de un dictador de la serie La fuerza más poderosa (30 minutos). Luego invitamos a los

animadores y animadoras a formar grupos para

reflexionar en torno a la experiencia que aparece

en el video (45 minutos).

Las siguientes preguntas pueden orientar la

reflexión:

• ¿Qué sentimientos nos genera la experiencia que

acabamos de ver?

• ¿Qué fue lo que más nos llamó la atención?

• ¿Qué características tiene el movimiento que se

presenta allí?

• ¿Qué enseñazas nos deja esta experiencia

para nuestro Movimiento de Niños y Niñas

Sembradores de Paz?

Finalmente organizamos una plenaria en la que

un vocero o vocera de cada grupo presenta las

reflexiones realizadas (45 minutos).

(Tiempo: 2 horas)

No olvidemos:

Organizar los equipos y elementos necesarios para

el desarrollo de esta actividad: DVD, video Una fuerza más poderosa: La caída de un dictador, una fotocopia con las con las preguntas para cada

grupo, hojas blancas y lápices o esferos.

Texto de apoyo para la plenaria

El siguiente texto, escrito por María del Pilar Bernal,

nos ofrece algunas ideas para orientar la plenaria:

“La idea de sujeto no creceen un invernadero, demasiadoprotegido: es una planta silvestre”.

(Alain Touraine)

101…pensando en movimiento…

Lo primero que tendríamos que decir para despejar

estos interrogantes es que la idea de Movimiento

Social que proponemos, supone constituirnos en un

sujeto colectivo, que debe hacerse constantemente

una pregunta por su identidad. Esta pregunta

supone no sólo resolver ¿quién soy? de manera

aislada del contexto que me rodea, sino que,

simultáneamente, supone saber ¿quiénes somos

como Movimiento de Niños y Niñas Sembradores

de Paz?

Aunque cada uno posee particularidades, la identi-

dad es producto de un acumulado histórico y ella se

construye en relación directa con una realidad y un

contexto determinado. A pesar de crecer en medio

de unas tradiciones, unos valores y unas normas de

conducta, que podríamos llamar horizonte moral, cada uno de nosotros aporta su talento y un grado

de novedad que nos hace ser quienes somos y no

otros. Así mismo, la construcción de una identidad

colectiva como la del Movimiento, implicaría ubicar-

nos en un horizonte moral, al igual que una nove-

dad al contexto del trabajo por y para la niñez.

Las relaciones que establecemos, los discursos que

nos atraviesan, los problemas sociales que se plan-

tean en momentos específicos de la historia, nos

constituyen. Podríamos decir, entonces, que la

identidad es la definición que hacemos de nosotros

mismos y redefinimos a lo largo de nuestra vida,

en tanto nuestras condiciones van cambiando.

Por ejemplo, cuando revisamos nuestra historia de

vida no somos los mismos que éramos cuando ni-

ños, nuestra realidad, nuestros amigos, nuestros

quehaceres son distintos y nos hacen ser otros. En

este sentido la identidad se construye en constante

diálogo con el “otro”, quién me reconoce cuando

realizo intercambios con él y me permite entender

qué soy, qué no soy o qué desearía ser. A través

de mi relación con los demás puedo definirme. El

Movimiento de Niños y Niñas Sembradores de Paz

puede definirse, crear una identidad, reconocerse y

ser reconocido en tanto entre en relación y diálogo

con otros que trabajen por la niñez.

Teniendo en cuenta este proceso de construcción

de la identidad, donde la relación con el otro es

fundamental, el Movimiento como sujeto colectivo,

debe mantener un constante contacto con las insti-

tuciones privadas y públicas, las diversas colectivi-

dades y comunidades que lo rodean, con quienes

se encuentra en algunos sentidos de su trabajo y

con la comunidad para quien trabaja y la cual le

otorga su razón de ser, es decir, los niños y las niñas.

En este sentido, Sembradores de Paz, como sujeto

colectivo, reconoce a su comunidad tanto en su

experiencia individual como colectiva.

En oposición a la idea de un “sujeto sujetado”, el

movimiento social entendido como sujeto colecti-

vo al que apunta esta reflexión es un sujeto-actor,

productor de acciones, que desempeña un pa-

pel fundamental en el escenario social. Hablamos

de un sujeto que en distintos niveles construya

historia y transforme, en lugar de reproducir. Con esto

asumimos que el Movimiento de Niños y Niñas

Sembradores de Paz debe hacer un análisis de la

realidad en la que habita y elaborar un trabajo

creativo para afrontarla y mejorarla.

…pensando en movimiento…10�

Al estilo del Buen Samaritano, el Movimiento Social

entendido como sujeto colectivo:

• Ve, una situación social. Se ubica en un contexto,

en una comunidad;

• Se conmueve, reconoce el rostro del otro como

humano. El niño como un ser con capacidad de

transformación, y

• Actúa, realiza un proceso de transformación de la

realidad, con otros y para otros.

Algunas lecturas para profundizar en el tema de la

identidad colectiva:

BERNAL GÓMEZ, María del Pilar (2005). El Sujeto Social de Pastoral `(Documento inédito). Bogotá:

FICONPAZ

TAYLOR, Charles (1993). El multiculturalismo y la política de reconocimiento. México D. F.: Fondo de

Cultura Económica.

TOURAINE, Alain (2000). ¿Podremos vivir juntos? Iguales y diferentes. Bogotá: Fondo de Cultura

Económica.

Cierre:

Según la dinámica del encuentro y las característi-

cas del grupo, podemos cerrar cada jornada de

trabajo con una pequeña actividad. Podemos

hacer un cierre y una evaluación apoyándonos en las

actividades del momento Los frutos de esta siembra, el cual aparece al final del último taller de

cada encuentro.

Taller 2: Construyendo el Movimiento de Niños y Niñas Sembradores de Paz

Bienvenida:

Aprovechemos este espacio para agradecer la

presencia, para compartir los recuerdos y apren-

dizajes más significativos del taller anterior y para

presentar los objetivos y la agenda del día. Igual-

mente, para fortalecer la cohesión que se ha veni-

do construyendo en el grupo, por medio de una

actividad lúdica de presentación o ambientación que

genere confianza y motive a las y los participantes a

dar inicio a la jornada de trabajo.

Este taller está constituido por dos momentos:

• Alimentando nuestras raíces, y

• Los frutos de esta siembra.

El Movimiento de Niños y Niñas

Sembradores de Paz puede definirse, crear una

identidad, reconocerse y ser reconocido en tanto entre en relación y diálogo con

otros que trabajen por la niñez.

10�…pensando en movimiento…

A. Primer momento: Alimentando nuestras raíces

Qué queremos lograr:

Reflexionar sobre las opciones y principios que

fundamentan al Movimiento de Niños y Niñas

Sembradores de Paz, y que se encuentran recogidos

en la cartilla Tierra fértil para la Paz.

Vamos a sembrar:

En un espacio adecuado para la lectura y la

reflexión, organicemos 4 ó 5 grupos, y asignémosle

a cada uno la lectura de un capítulo o de un aparta-

do de la cartilla. Inicialmente se propone que toda la

cartilla sea distribuida entre los grupos, pero si éstos

son pocos, se recomienda seleccionar solo algunos

capítulos que se consideren centrales (3 horas).

Una vez los grupos han terminado su lectura, deben

discutir sobre las siguientes preguntas:

• ¿Lo que leyeron a qué pregunta daría respuesta?

• ¿Cuáles son las ideas fundamentales del texto

que leyeron? (1 hora).

La socialización puede hacerse de manera creativa

a través de juegos, periódicos murales, dramatiza-

ciones, cuentos, cartas, dibujos o historietas. Lo

importante es transmitir las ideas centrales de la

lectura por medio de manifestaciones creativas, en

un tiempo aproximado de 30 minutos. Una vez ter-

minada la presentación de cada grupo, se pueden

hacer comentarios o preguntas aclaratorias sobre

los contenidos presentados (3 horas).

(Tiempo: 7 horas)

No olvidemos:

• Organizar los materiales necesarios para esta ac-

tividad: ejemplares suficientes de la cartilla Tierra fértil para la paz, tarjetas de colores, marcadores,

papel kraft, hojas blancas, cinta y pegante.

• Realizar una lectura previa de la cartilla y tener

un manejo claro de su contenido que

te permita orientar las reflexiones

del grupo.

• Estimular al grupo para que

se acerque al contenido

de la cartilla en actitud

de diálogo, haciendo

una lectura crítica que,

desde su experien-

cia, enriquezca las

reflexiones y opciones

del Movimiento.

B. Segundo momento: Los frutos de esta siembra

a. Valoremos nuestro encuentro

Qué queremos lograr:

Que las y los participantes enriquezcan el taller con

sus observaciones y propuestas, surgidas a partir de

las experiencias vividas durante su desarrollo.

Vamos a sembrar:

En un momento de reflexión individual, recordemos

las diferentes experiencias que hemos vivido durante …pensando en movimiento…10�

este espacio de formación, y hagamos una lectura

crítica de todo el encuentro que nos permita valorar

sus aspectos positivos e identificar aquellos que se

puedan mejorar. Para esto podemos apoyarnos en

las siguientes preguntas:

• ¿Considero que las actividades de los talleres

fueron las adecuadas para alcanzar los objetivos

propuestos al inicio del encuentro?, ¿sí?,

¿no?, ¿por qué?

• ¿Qué aspectos positivos

destaco de las actividades

realizadas y qué aspectos

considero que se pueden

mejorar?

• ¿Qué aspectos posi-

tivos destaco de la la-

bor de los facilitadores

y las facilitadoras y qué

aspectos recomiendo

mejorar?

• ¿Cómo fue mi de-

sempeño durante este en-

cuentro de formación?

• ¿Qué sugerencias o cometarios ten-

go para mejorar este encuentro?

(Tiempo: 30 minutos)

No olvidemos:

• Preparar una guía con las preguntas de

evaluación del encuentro y facilitar lápiz o

esfero a las y los participantes.

• Recoger las sugerencias hechas e incorporarlas en

los próximos encuentros de formación.

b. A sembrar en tierra fértil

Qué queremos lograr:

Cerrar el taller en un clima de fraternidad y agra-

decimiento que permita identificar los aprendizajes

y frutos más significativos que se lleva cada una de

las personas que asistió.

Vamos a sembrar:

Organizamos un momento ritual en el que las y

los participantes compartan con el grupo lo que se

llevan de esta experiencia de formación. Podemos

utilizar algunos símbolos propios del Movimiento

(como por ejemplo un gran árbol en el que cada

uno va poniendo los frutos que cosechó en este

encuentro, o una tierra fértil como metáfora de la

comunidad en la que sembraremos las semillas que

nos llevamos de este encuentro), u otros símbolos

que tengan significado para todos y todas. Luego

podemos hacer una oración o una reflexión final y

darnos un abrazo fraterno de despedida.

(Tiempo: 1 hora)

No olvidemos:

Preparar con anticipación este momento ritual y

disponer de todos los materiales que poda-

mos necesitar para favorecer el recogimiento y la

reflexión.

10�…pensando en movimiento…

8.3 Tercer encuentro: El Movimiento en movimiento

Aprendiendo de nuestra propia experiencia

El tercer encuentro de formación, denominado El Movimiento en movimiento, es la continuación de

una apuesta de pedagógica que pretende forta-

lecer a Sembradores de Paz desde las experiencias y

saberes de quienes lo conforman. En especial,

en este encuentro trabajaremos en torno a las

experiencias de trabajo con niños y niñas que tienen

los adultos y jóvenes.

Esto nos permitirá reflexionar sobre la memoria o

a las raíces de las experiencias; los contextos lo-

cales, barriales y comunitarios en los que existe el

Movimiento; la praxis o el quehacer de cada uno de

los equipos, y las necesidades y proyecciones de las

experiencias en las comunidades.

El intercambio de experiencias entre las y los

participantes, permitirá aprender de las vivencias

de los demás, fortalecer la identidad colectiva de

Sembradores de Paz, e identificar las dificultades

comunes que necesitan ser superadas para

proyectar el Movimiento a corto, mediano y largo

plazo en los ámbitos local, regional y nacional.

Este encuentro está constituido por tres talleres,

que se caracterizan por un trabajo de construcción

colectiva de conocimiento a partir de las prácticas:

• Taller 1: La sistematización de experiencias: una estrategia para nuestro fortalecimiento,

• Taller 2: Un compartir de experiencias, y

• Taller 3: Tejiendo Movimiento a partir de nuestras experiencias.

Taller 1: La sistematización de experiencias, una estrategia para nuestro fortalecimiento

Bienvenida:

La bienvenida a este tercer encuentro de formación

es muy importante para dar un buen inicio a la jor-

nada de trabajo. Por eso aprovechemos este espacio

para agradecer la asistencia a las y los participantes,

para presentarnos como facilitadores o facilitado-

ras de forma amena y natural, y para permitir que

compartan sus nombres, inquietudes, expectativas

y motivaciones. Luego presentemos los objetivos

del encuentro y realicemos una actividad lúdica de

ambientación que genere confianza y motive a los

animadores y a las animadoras.

También es el momento indicado para la presen-

tación del taller y de los objetivos del mismo, y para

establecer los acuerdos que facilitarán la conviven-

cia durante los días del encuentro. Además, para

construir el buzón de mensajes o correo interno que

permitirá la comunicación de las y los participantes

de forma más cercana, pues en él se podrán de-

jar detalles, tarjetas o mensajes de cariño y aprecio

a los compañeros. Su elaboración es muy sencilla:

La sistematización de las experiencias ha sido un método útil para que los mismos que desarrollan trabajos populares de educación, organización y participación logren reflexiones útiles a partir de sus propias prácticas.

…pensando en movimiento…10�

cada uno de los animadores y animadoras marca un

sobre con su nombre y todos los sobres se ubican

en una parte del salón, para que en ellos se puedan

poner los mensajes durante todo el encuentro.

Este taller tiene tres momentos:

• Los beneficios de la sistematización,

• Constricción de las preguntas orientadoras, y

• Recuperando nuestro proceso.

A. Primer momento: Los beneficios de la sistematización

Qué queremos lograr:

Identificar las ventajas que ofrece la sistematización

de las experiencias de cada uno de los grupos del

Movimiento para la cualificación del trabajo.

Vamos a sembrar:

Distribuidos en un salón, invitemos a las y los asis-

tentes a escribir en una hoja sus reflexiones a partir

de dos preguntas (10 minutos):

• ¿Qué entiendes por sistematización?

• ¿Para qué puede servir la sistematización de lo

que hacemos en nuestros grupos de Sembradores

de Paz?

Después de este trabajo individual, organicemos una

plenaria en la que dialoguemos sobre las respuestas.

La siguiente reflexión recoge algunas ideas sobre la

sistematización y sus características (20 minutos).

Apoyémonos en ella para orientar el diálogo.

¿Qué es la sistematización?28

La sistematización de las experiencias ha sido

un método útil para que los mismos que desa-

rrollan trabajos populares de educación, organización

y participación logren reflexiones útiles a partir

de sus propias prácticas. Al optimizar la revisión, la

corrección y la complementación de las mismas se

busca que el aprendizaje que surge de cada práctica

sea efectivo y comunicable.

Sistematizar se define fundamentalmente como:

“registrar, de manera ordenada, una experi-

encia que deseamos compartir con los demás,

combinando el quehacer con su sustento

teórico, y con énfasis en la identificación de

los aprendizajes alcanzados en dicha experi-

encia” (Instituto Interamericano de Derechos

Humanos).

28- Las siguientes reflexiones son extractadas del texto La sistematización: una breve mirada a nuestras prácticas, publicado por ALBOAN, HEGOA y el Instituto de Derechos Humanos Pedro Arrupe. El facilitador o la facilitadora pueden revisar algunos capítulos de este libro y seleccionar algunas lecturas para trabajar con los y las participantes.

10�…pensando en movimiento…

¿Cuáles son las características de la sistema-

tización?

• La sistematización se caracteriza por ser un

proceso de construcción planificado y pensado

de principio a fin, que además se alimenta de

aportes y sugerencias del colectivo involucrado

en el proceso.

• Este ejercicio involucra también una dinámica

participativa, que permite crear espacios

para compartir, confortar y discutir las

diferentes opiniones que surgen en

el proceso de construcción.

• Otra característica de la sistema-

tización es la concerniente al

ejercicio de organización cuya

aplicación se da en la formulación

de un orden que permite la interpre-

tación crítica de las experiencias.

• La recuperación de la memoria colectiva es un

elemento importante a la hora de plantear el

ejercicio de sistematización.

• Al recuperar y ordenar la memoria se hace nece-

sario un análisis y una interpretación con el fin de

resaltar los aprendizajes vividos en la practica.

• Hacer de la propia experiencia un objeto

de estudio que permite incorporar nuevos

conocimientos a nuestras prácticas.

• Aprender de la práctica y de las otras

organizaciones.

• El proceso de sistematización tiene como

propósito final el compartir con otros nuestra

experiencia, reforzando así la identidad colectiva,

identificando desafíos y líneas de proyección.

(Tiempo: 45 minutos)

B. Segundo momento: Construcción de las preguntas orientadoras

Qué queremos lograr:

Reflexionar en torno a las prácticas de tra-

bajo con los niños y niñas que acom-

pañan los y las participantes de los

distintos grupos del Movimiento.

Vamos a sembrar:

Invitemos a los animadores y a las

animadoras a reflexionar sobre sus

experiencias de trabajo con los niños y las

niñas Sembradores de Paz, y concretemos con ellos

y ellas un grupo de preguntas para hacerlo. Para

esto compartamos la reflexión que se presenta a

continuación.

(Tiempo: 45 minutos)

Preguntas para revisar nuestras prácticas

Para revisar nuestras prácticas y aprender de ellas,

debemos estar en capacidad de mirar esas prácti-

cas de manera crítica y de identificar desprevenida-

mente las limitaciones y alcances de eso que hace-

mos en Sembradores de Paz. Si logramos hacer esto,

seguramente podremos descubrir aquello que no sabíamos que ya sabíamos y así nuestra experiencia

será la que nos enseñe el rumbo que debemos darle

a nuestro trabajo y a nuestro Movimiento.

…pensando en movimiento…10�

En otras palabras, la reflexión sobre nuestras

experiencias nos permite encontrar aquello que nos

limita y valorar lo que nos proyecta, y sobre todo,

nos permite identificar cuáles son las lecturas que

hacemos de la realidad y desde donde nos paramos

para hacer lo que hacemos. Por esto, poner nuestras

prácticas al desnudo también nos permite pregun-

tarnos ¿por qué estamos juntos? y ¿qué pode-

mos hacer juntos?, y esto nos lleva a debatir cuáles

son las opciones del Movimiento a partir de las

experiencias en que trabajamos.

Preguntarnos por nuestra experiencia de trabajo

con los niños y niñas de Sembradores de Paz es in-

dagar por las raíces que enmarcan nuestra identidad

y proceso histórico; es observar la realidad desde los

contextos en los cuales nos movemos; es preguntar-

nos por los discursos (ideales, imaginarios, saberes)

que sustentan nuestro quehacer y desde los cuales

respondemos a las realidades que leemos en

nuestras comunidades, y también es proyectarnos a

futuro. Por ese motivo vamos a leer nuestras expe-

riencias desde cuatro aspectos centrales: Las raíces o

memoria, el contexto, la praxis y la proyección.

Raíces de la experiencia: donde se da cuenta de las

motivaciones y circunstancias que le dieron origen

a la experiencia y donde se recupera la memoria. Al

igual que podemos dar cuenta de la vida de alguien

contando los hechos que marcaron su vida (cómo y

cuándo nació, cuáles fueron los momentos de cri-

sis, de alegría, de maduración, etc.), aquí también

podemos construir una especie de biografía de la

experiencia en la que demos cuenta de su camino

recorrido. Estas preguntas pueden orientar nuestro

trabajo:

• ¿Cuáles son los antecedentes y las raíces de la

experiencia?

• ¿Cuáles son los principales momentos o etapas

que ha tenido el proceso?

Una estrategia que nos puede servir es trazar una

línea del tiempo que empiece en el año en que

empezó la experiencia y que termine hoy. Allí

podemos señalar los distintos años de madura-

ción de la experiencia y ubicar los hechos más

importantes según su fecha.

Contexto de la experiencia: donde describimos

las características de los barrios, comunidades y

familias de los niños o las niñas con los que

trabajamos, dando cuenta de sus necesidades,

intereses y preocupaciones. Esta pregunta puede

orientar nuestras reflexiones:

• ¿Cómo leen ustedes las realidades de su barrio,

su localidad y municipio, en clave de infancia y

violencia?

Praxis de la experiencia: la praxis es lo que hacemos

y las reflexiones que acompañan ese hacer. Ser un

actor social como pretende serlo el Movimiento,

implica tener claridad sobre nuestras prácticas y

reflexionar sobre las razones que tenemos para

hacer lo que hacemos. Por esto, al describir lo que

hacemos, presentamos la visión

que tenemos de las niñas y

los niños y de aquello que

creemos que es su bie-

nestar. Las siguientes

preguntas pueden orien-

tar las reflexiones sobre

nuestra praxis:

10�…pensando en movimiento…

• ¿Qué actividades hacemos con las niñas y los

niños?, ¿cómo?, ¿cuándo?, ¿por qué?, ¿quié-

nes?, ¿con qué?

• ¿Quiénes son los animadores y las animadoras, y

cómo trabajan como equipo?

• ¿Qué grado de visibilización tiene esta experien-

cia en la comunidad y cómo nos ven los integran-

tes de las comunidades en las que trabajamos?

• ¿Cómo entienden al niño y a la niña?

• ¿Cómo entienden la realidad de violencia y cuál

es el concepto de paz por el que trabajan?

• ¿Qué se ha logrado?

Proyección de la experiencia: al revisar nuestras

prácticas también descubrimos las limitaciones y

tensiones de nuestra experiencia de trabajo. Además,

la idea es descubrir cómo vamos siendo, cómo

vamos construyendo una determinada visión de

futuro, cómo vamos construyendo nuestro proyecto

y cómo nos lanzamos hacia delante. Las siguientes

preguntas nos pueden orientar.

• ¿Qué limitaciones tiene la experiencia?

• ¿Qué desafíos o necesidades tiene?

• ¿Qué propuestas o planes tenemos a corto,

mediano y largo plazo?

• ¿Cómo vemos en proyección al Movimiento como

sujeto colectivo?

• ¿Cuál es la territorialidad del proyecto?

C. Tercer momento: Recuperando nuestro proceso

Qué queremos lograr:

Caracterizar las experiencias de

trabajo de las y los partici-

pantes en los grupos de

niños y niñas que hacen

parte del Movimiento.

Vamos a sembrar:

Distribuidos en toda la

casa o lugar de trabajo,

los y las participantes se orga-

nizan por equipos regionales o por localidades

(según sea el caso) y dialogan sobre las preguntas,

construyendo un documento que recoja sus

reflexiones (3 horas). Luego inventan una forma

novedosa de presentárselas a los otros grupos (un

video, un stand, etc.) teniendo en cuenta que la

exposición o presen-tación debe tener una duración

aproximada de 20 minutos (2 horas).

(Tiempo: 5 horas)

No olvidemos:

Organizar los materiales que puedan necesitarse

para organizar las presentaciones de manera

creativa: cámara de video, televisor, papelería

en general, etc.

Cierre:

Según la dinámica del encuentro y las característi-

cas del grupo, podemos cerrar cada jornada de

…pensando en movimiento…110

trabajo con una pequeña actividad. Podemos

hacer un cierre y una evaluación apoyándonos en

las actividades del momento Los frutos de esta siembra, el cual aparece al final del último taller de

cada encuentro.

Taller 2: Compartiendo experiencias

Bienvenida:

Podemos dar inicio al taller recordando los apren-

dizajes y momentos más significativos de la jorna-

da anterior, presentando los objetivos y la agenda

del día y realizando una oración, una motivación,

una actividad de conocimiento y presentación de

las y los participantes, o bien una dinámica que los

disponga para la jornada de trabajo.

Este taller está constituido por tres momentos:

• ¿Cómo nos fue revisando nuestra experiencia?,

• Afinando nuestra mirada y nuestra escucha, y

• La feria de nuestras experiencias.

A. Primer momento: ¿Cómo nos fue revisando nuestra experiencia?

Qué queremos lograr:

Compartir las dificultades y aprendizajes obtenidos

a partir del ejercicio de revisión de las experien-

cias de trabajo en el Movimiento de Niños y Niñas

Sembradores de Paz, Colombia

Vamos a sembrar:

Invitemos a que de manera individual se responda

la pregunta ¿cómo te fue realizando el ejercicio de

revisión de nuestras experiencias?, recogiendo los

logros y dificultades en términos del trabajo en

equipo, el conocimiento, la articulación y la escri-

tura entre otros (10 minutos). Luego pidamos que,

en grupos conformados por participantes de los

diversos equipos, compartan la reflexión individual

(30 minutos). Finalmente, en plenaria, socialicemos

las conclusiones de cada grupo (30 minutos).

(Tiempo: 1 hora y 10 minutos)

No olvidemos:

• Facilitar a las y los participantes, los materia-

les necesarios para esta actividad: hojas blancas

y lápices o esferos.

• Orientar la plenaria hacia el descubrimiento

de los beneficios que nos deja este ejercicio

de sistematización. Esta pregunta puede ser

orientadora para el cierre: ¿por qué es importante

el ejercicio de revisión de nuestras experiencias de

trabajo en este proceso de formación?

111…pensando en movimiento…

B. Segundo momento: Afinando nuestra mirada y nuestra escucha

Qué queremos lograr:

Establecer criterios mínimos y los aspectos claves

sobre los cuales se debe centrar la observación

en la Feria de Experiencias de trabajo de los y las

participantes.

Vamos a sembrar:

En un espacio adecuado, presentamos el video de

la experiencia de trabajo del equipo de Sembra-

dores de Paz de Manizales, creado en el año 2007

(20 minutos) y luego organicemos grupos de 5 ó 6

animadores o animadoras, para reflexionar sobre

las siguientes preguntas (30 minutos):

• ¿Qué claridades deja el video sobre la memoria,

la praxis y la proyección de esta experiencia?

• ¿Qué elementos deben explicitarse más?,

¿por qué?

• ¿En qué debemos centrar nuestra observación?,

¿por qué?

Finalmente, en plenaria, socialicemos las reflexio-

nes de los grupos y acordemos entre todos y todas,

unos criterios mínimos de observación en la Feria de

Experiencias (40 minutos).

(Tiempo: 1 hora y 30 minutos)

No olvidemos:

Organizar los elementos necesarios para el

desarrollo de esta actividad: DVD, televisor, video

de las experiencias del grupo de Sembradores de

Paz - Manizales, y una fotocopia con las preguntas

para cada grupo.

C. Tercer momento: La feria de nuestras experiencias

Qué queremos lograr:

Preguntar, escuchar, aprender de la experiencia

de los demás y compartir las nuestras, durante la

Feria de las Experiencias, de tal forma que entre

todas y todos alimentemos vínculos, concepciones

comunes, prácticas y métodos de Sembradores

de Paz en la diversidad.

Vamos a sembrar:

En un espacio amplio, cada uno de los grupos

participantes en el taller, debe organizar su stand

o preparar sus presentaciones, para dar inicio a la

Feria de Experiencias, en la cual compartiremos el

trabajo y las experiencias que realizamos en los dis-

tintos grupos, con los niños y niñas Sembradores

…pensando en movimiento…11�

de Paz. Mientras un grupo hace su presentación,

los demás participantes debemos tomar nota de los

aspectos más relevantes y anotar las inquietudes

que nos surjan. Al finalizar cada presentación,

abrimos un espacio de preguntas para resolver las

inquietudes o profundizar en algunos aspectos.

(Tiempo: varía según el número de experiencias

presentadas)

No olvidemos:

Facilitar los materiales necesarios para que las

y los participantes puedan tomar nota de las

presentaciones de cada equipo, como hojas blancas

y lápices o esferos.

Cierre:

Según la dinámica del encuentro y las caracter-

ísticas del grupo, podemos cerrar cada jornada

de trabajo con una pequeña actividad. Podemos

hacer un cierre y una evaluación apoyándonos en

las actividades del momento Los frutos de esta siembra, el cual aparece al final del último taller

de cada encuentro.

Taller 3: Tejiendo Movimiento a partir de nuestras experiencias

Bienvenida:

Podemos dar inicio al taller recordando los apren-

dizajes y momentos más significativos de la jornada

anterior, presentando los objetivos y la agenda del

día y realizando una oración, una motivación, una

actividad de conocimiento y presentación de las y

los participantes o una dinámica que los disponga

para la jornada de trabajo.

Este taller está constituido por tres momentos:

• Así vemos a nuestro Movimiento,

• ¿Hacia dónde va nuestro Movimiento?, y

• Los frutos de esta siembra.

A. Primer momento: Así vemos a nuestro Movimiento

Qué queremos lograr:

Recoger los aprendizajes que deja el intercambio de

experiencias para cada equipo, y retroalimentar las

experiencias de los demás grupos.

11�…pensando en movimiento…

Vamos a sembrar:

Invitemos a las animadoras y los animadores, a

reunirse por equipos de trabajo y a compartir las

observaciones realizadas durante la Feria de

Experiencias a la luz de las siguientes preguntas

(2 horas):

• ¿Qué tiene de particular cada una de las

experiencias?

• ¿Cómo expresa cada una de estas experiencias

las opciones del Movimiento?

• A partir de lo observado, ¿cómo se enriquece

nuestra experiencia?

Finalmente, socialicemos las discusiones de los gru-

pos en plenaria (1 hora).

(Tiempo: 3 horas)

No olvidemos:

Facilitar a las y los participantes los materiales

necesarios para esta actividad: una fotocopia para

cada grupo con las preguntas, hojas blancas y

lápices o esferos.

B. Segundo momento: ¿Hacia dónde va nuestro Movimiento?

Qué queremos lograr:

Identificar las temáticas prioritarias y los ejes

problema que necesitan ser discutidos y abordados

en la proyección del Movimiento de Niños y Niñas

Sembradores de Paz.

Vamos a sembrar:

En equipos se trabajará la siguiente pregunta:

Teniendo en cuenta este proceso de formación

y el ejercicio de revisión de las experiencias de

trabajo, ¿qué asuntos problemáticos se plantean al

desarrollo local o regional del Movimiento? (1 hora

y 30 minutos).

Después, en plenaria, debemos compartir y discu-

tir sobre las reflexiones de cada grupo, para lograr

algunas conclusiones. No olvidemos que los facilita-

dores o facilitadoras, debemos recoger los aportes

de cada uno de los grupos (1 hora y 30 minutos).

(Tiempo: 3 horas)

No olvidemos:

Facilitar a las y los participantes los materiales

necesarios para esta actividad: hojas blancas y

lápices o esferos.

…pensando en movimiento…11�

C. Tercer momento: Los frutos de esta siembra

a. Valoremos nuestro encuentro

Qué queremos lograr:

Que las y los participantes enriquezcan el taller con

sus observaciones y propuestas, surgidas a partir de

las experiencias vividas durante su desarrollo.

Vamos a sembrar:

En un momento de reflexión individual recordemos

las diferentes experiencias que hemos vivido durante

este espacio de formación, y hagamos una lectura

crítica de todo el encuentro que nos permita valorar

sus aspectos positivos e identificar aquellos que se

puedan mejorar. Para esto podemos apoyarnos en

las siguientes preguntas:

• ¿Considero que las actividades de los talleres

fueron las adecuadas para alcanzar los objetivos

propuestos al inicio del encuentro?, ¿sí?, ¿no?,

¿por qué?

• ¿Qué aspectos positivos destaco de las activi-

dades realizadas y qué aspectos considero que se

pueden mejorar?

• ¿Qué aspectos positivos destaco de la labor de

los facilitadores y las facilitadoras y qué aspectos

recomiendo mejorar?

• ¿Cómo fue mi desempeño durante este

encuentro de formación?

• ¿Qué sugerencias o cometarios tengo para mejo-

rar este encuentro?

(Tiempo: 30 minutos)

No olvidemos:

• Preparar una guía con las preguntas de evalua-

ción del encuentro y facilitar lápiz o esfero a las y

los participantes.

• Recoger las sugerencias hechas por ellas o ellos,

e incorporarlas en los próximos encuentros de

formación.

b. A sembrar en tierra fértil

Qué queremos lograr:

Cerrar el taller en un clima de fraternidad y agra-

decimiento que permita identificar los aprendizajes

y frutos más significativos que se lleva cada una de

las personas.

Vamos a sembrar:

Organizamos un momento ritual en el que las y

los participantes compartan con el grupo lo que se

llevan de esta experiencia de formación. Podemos

utilizar algunos símbolos propios del Movimiento

(como por ejemplo un gran árbol en el que cada

uno va poniendo los frutos que cosechó en este

encuentro, o una tierra fértil como metáfora de la

comunidad en la que sembraremos las semillas que

nos llevamos de este encuentro), u otros símbolos

que tengan significado para todos y todas. Luego

podemos hacer una oración o una reflexión final y

darnos un abrazo fraterno de despedida.

(Tiempo: 1 hora)

11�…pensando en movimiento…

No olvidemos:

Preparar con anticipación este momento ritual y

disponer de todos los materiales que poda-

mos necesitar para favorecer el recogimiento y la

reflexión.

8.4 Cuarto encuentro: Todos en movimiento

Sembradores de Paz... un espacio para la participación

El cuarto encuentro, llamado Todos en movimiento,

responde a dos objetivos trazados en este proceso

de formación. En primer lugar, es un espa-

cio para debatir en torno a algunos ejes

problemáticos y necesidades cuyo

abordaje se plantea como prioritario

para avanzar en el fortalecimiento y

la articulación regional y nacional de

Sembradores de Paz. Y en segundo

lugar, responde a la necesidad de re-

flexionar y avanzar en la consolidación

de espacios y metodologías que permi-

tan fomentar la participación de los niños y

las niñas al interior del Movimiento.

Este encuentro está constituido por dos talleres

que se caracterizan por un trabajo reflexivo sobre

la participación como tema y como metodología.

Son:

• La participación en el Movimiento, y

• La participación desde el Movimiento.

Taller 1: La participación en el Movimiento

Bienvenida:

La bienvenida al cuarto encuentro es la oportuni-

dad que tenemos para seguir fortaleciendo el tra-

bajo con el grupo conformado en los encuentros

anteriores.

Aprovechemos este espacio para agradecer la

presencia de todos y todas; para permitir que com-

partan sus nombres, inquietudes, expectativas y

motivaciones, y para presentarnos de forma ame-

na y natural. Luego expliquemos los objetivos del

encuentro y realicemos una actividad lúdica de

ambientación que genere confianza y motive

a los animadores y a las animadoras a dar

inicio a la jornada de trabajo.

También aprovechemos la bienveni-

da para explicar el taller y los obje-

tivos del mismo, y para establecer

los acuerdos que facilitarán la con-

vivencia durante los días del encuen-

tro. Además, para construir el buzón de

mensajes o correo interno que permitirá la co-

municación de las y los participantes de forma más

cercana, pues en él se podrán dejar detalles, tarjetas

o mensajes de cariño y aprecio a los compañeros. Su

elaboración es muy sencilla: cada uno de los anima-

dores y animadoras marca un sobre con su nombre

y todos los sobres se ubican en una parte del salón,

para que en ellos se puedan poner los mensajes

durante todo el encuentro.

Este taller está constituido por dos momentos:

…pensando en movimiento…11�

• La participación de las niñas y los niños en el Movimiento, y

• Aproximación conceptual a la participación.

A. Primer momento: La participación de las niñas y los niños en el Movimiento

a. ¿Qué entendemos por participación?

Qué queremos lograr:

Generar una reflexión en torno al concepto de

participación, a partir de las experiencias y

conocimientos previos de las y los participantes.

Vamos a sembrar:

Invitemos a todos los y las participantes a que,

de manera individual, respondan en una hoja la

siguiente pregunta: ¿qué experiencias de partici-

pación han tenido? (15 minutos). Luego pidámosles

que se organicen en grupos de 5 ó 6 integrantes,

para dialogar sobre esas experiencias y, a partir de lo

que encuentren en común, responder a la pregun-

ta: ¿qué es participación? Una vez lo hagan, cada

grupo debe crear una historieta en la que recojan

sus reflexiones (1 hora).

En la plenaria final cada grupo debe exponer su

definición de lo que es participación y presentar su

historieta (45 minutos).

(Tiempo: 2 horas)

No olvidemos:

Preparar los diversos elementos para la elaboración

de las historietas: hojas blancas, pliegos de papel

(kraft, periódico o ¼ de cartulina), marcadores,

cinta, etc.

b. Chirimoyo y nuestro potrerito

Qué queremos lograr:

Reflexionar sobre la participación de los niños y las

niñas en el Movimiento y en sus comunidades.

Vamos a sembrar:

En un espacio cómodo, preferentemente en cam-

po abierto, realicemos la presentación general de

la historieta Chirimoyo y su potrerito, leyéndola de

manera creativa. Con anticipación podemos dis-

tribuir los personajes entre algunos participantes

11�…pensando en movimiento…

para que los caractericen o representen al resto del

grupo (20 minutos). Luego, organizados en grupos

de 5 ó 6 personas, dialoguemos sobre el texto (40

minutos). Las siguientes preguntas pueden orientar

la discusión:

• ¿Qué principios del Movimiento se ven reflejados

en la cartilla?

• ¿Cómo se entiende en la cartilla, la participación

las niñas y los niños dentro del Movimiento y

dentro de sus comunidades?

• ¿Cómo es la participación de los niños y niñas en

los grupos de Sembradores de Paz que ustedes

animan?

• ¿Qué dificultades y potencialidades tienen en

sus grupos para hacer realidad esta propuesta de

participación de los niños y las niñas?

Finalmente cerremos la actividad con una

socialización de las reflexiones de los grupos

(1 hora). Para ello apelamos a la inventiva y

creatividad de cada uno de ellos.

(Tiempo: 2 horas)

No olvidemos:

• Organizar todos los recursos necesarios para la

actividad: cartillas para cada asistente, marcado-

res, papel, cinta, pegante, tijeras, hojas y lápices.

• Distribuir los personajes de la cartilla a quienes los

van a representar, con la suficiente anticipación,

para que alcancen a preparar su lectura y drama-

tización.

• Animar constantemente al grupo a realizar una

lectura analítica del texto, propiciando de esta

forma un debate enriquecido con las experiencias

que las y los participantes viven con sus grupos de

niños y niñas.

B. Segundo momento: Aproximación concep-tual a la participación

Qué queremos lograr:

Reflexionar en torno al concepto de participación, a

su relación con la organización social y la existencia

de movimientos sociales.

Vamos a sembrar:

Distribuidos en un salón, invitemos a las y los

participantes a hacer una lectura colectiva del texto

Organización y participación social y comunitaria,

de Alfonso Torres Carrillo. Para esto distribuyamos el

texto entre ellos y ellas, y en plenaria, organicemos

un diálogo sobre la siguiente pregunta: ¿teniendo

en cuenta los títulos y subtítulos de la lectura, qué

temas creen que se abordarán? (15minutos).

…pensando en movimiento…11�

Luego, en grupos de 5 ó 6 personas, pidamos que

realicen la lectura comprensiva del texto, y que

después construyan un diagrama o esquema sobre

las reflexiones y conceptos claves del texto (2 horas).

Finalmente se comparten en plenaria, los esquemas

elaborados por los grupos, mientras que la persona

que orienta este momento resalta los aspectos más

relevantes de cada una de las presentaciones (45

minutos).

(Tiempo: 3 horas)

Tengamos en cuenta:

Facilitar a cada uno de las y los participantes una

copia de la lectura y los materiales necesarios para

hacer sus esquemas o diagramas: papel periódico y

marcadores de colores.

Cierre:

Según la dinámica del encuentro y las característi-

cas del grupo, podemos cerrar cada jornada de

trabajo con una pequeña actividad. Podemos

hacer un cierre y una evaluación apoyándonos en las

actividades del momento Los frutos de esta siembra, el cual aparece al final del último taller

de cada encuentro.

Taller 2: La participación desde el Movimiento

Bienvenida:

Podemos dar inicio al taller recordando los apren-

dizajes y momentos más significativos de la jornada

anterior, presentando los objetivos y la agenda del

día y realizando una oración, una motivación, una

actividad de conocimiento y presentación de las y

los participantes o una dinámica que los disponga

para la jornada de trabajo.

Este taller está constituido por dos momentos:

• Asamblea en torno a la participación, y

• Los frutos de esta siembra.

A. Primer momento: Asamblea en torno a la participación

a. Construcción de las preguntas y discusión

Qué queremos lograr:

Construir y debatir sobre las inquietudes o preocu-

paciones que surgen con relación al tema de la par-

ticipación en y desde el Movimiento.

Vamos a sembrar:

Luego de haber trabajado en torno a los conceptos

de participación y organización social, desde un nivel

conceptual, invitemos a las y los participantes a pen-

sar en los asuntos, problemas y preguntas que les

inquietan sobre la participación en y desde nuestro

Movimiento. La idea es contar con un espacio para

debatir sobre estas preguntas o asuntos. Para esto,

en un primer momento, invitemos a organizarse

11�…pensando en movimiento…

nuevamente en los mismos equipos de trabajo y a

plantear tres preguntas sobre las cuales quisieran

debatir. Una pregunta que puede introducir esta ac-

tividad es: Teniendo en cuenta las temáticas aborda-

das en la lectura y su experiencia en el Movimiento,

¿qué les inquieta con respecto al Sembradores de

Paz?, ¿qué consideran que debemos debatir aquí?

(20 minutos).

Luego de plantear las tres pregun-

tas debemos pedirles que las

jerarquicen de 1 a 3, siendo

primera la que consideran

de mayor relevancia y la ter-

cera, la de menor. Después,

recogemos las preguntas,

y los relatores de cada uno

de los grupos se reúnen para

identificar las similitudes o cer-

canías entre las peguntas y, a par-

tir de allí, para definir las tres grandes

preguntas que serán discutidas en plenaria

(15 minutos).

Antes de iniciar la plenaria se debe escoger un

moderador, un temporizador y dos relatores:

• Moderador: es quien organiza las intervencio-

nes, da la palabra y mantiene el orden en la

discusión.

• Temporizador: es la persona que controla el

tiempo de la discusión y garantiza que éste

alcance para el debate de todos los problemas

planteados.

• Relatores: toman nota de las ideas que se plan-

tean a lo largo de la discusión y se encargan

de presentarle al grupo la memoria de la ple-

naria, que debe contener las ideas fundamen-

tales y las conclusiones respecto a cada pregunta

debatida.

Finalmente se abre la plenaria para el debate en el

que se contará con 45 minutos para tratar cada una

de las preguntas (2 horas y 15 minutos).

(Tiempo: 3 horas)

No olvidemos:

• Organizar los materiales necesarios para el

desarrollo de esta actividad: hojas blancas,

esferos o lápices

• Invitar a las y los participantes a hacer de este es-

pacio, una oportunidad para debatir problemáti-

cas centrales en la proyección del Movimiento.

b. Balance de la asamblea

Qué queremos lograr:

Compartir las conclusiones registradas por

los relatores. Reflexionar sobre el proceso de

discusión.

Vamos a sembrar:

Distribuidos en un salón, los relatores presen-

tan las conclusiones de cada una de las temáticas

debatidas: puntos de acuerdo, puntos de desacu-

erdo, acciones por realizar.

Luego pidámosles que expresen sus percepciones al

respecto de la dinámica y la discusión dirigida por

ellos mismos. Además, preguntémosle a quienes

tuvieron algún rol: ¿qué aprendizajes tenemos como

Movimiento?

(Tiempo: 1 hora)

…pensando en movimiento…1�0

B. Segundo momento: Los frutos de esta siembra

a. Valoremos nuestro encuentro

Qué queremos lograr:

Que las y los participantes enriquezcan el taller con

sus observaciones y propuestas, surgidas a partir de

las experiencias vividas durante su desarrollo.

Vamos a sembrar:

En un momento de reflexión individual, recordemos

las diferentes experiencias que hemos vivido durante

este espacio de formación y hagamos una lectura

crítica de todo el encuentro que nos permita valorar

sus aspectos positivos e identificar aquellos que se

puedan mejorar. Para esto podemos apoyarnos en

las siguientes preguntas:

• ¿Considero que las actividades de los talleres

fueron las adecuadas para alcanzar los objeti-

vos propuestos al inicio del encuentro?, ¿sí?, ¿no?,

¿por qué?

• ¿Qué aspectos positivos destaco de las actividades

realizadas y qué aspectos considero que se pueden

mejorar?

• ¿Qué aspectos positivos destaco de la labor de los

facilitadores y las facilitadoras, y qué aspectos re-

comiendo mejorar?

• ¿Cómo fue mi desempeño durante este encuentro

de formación?

• ¿Qué sugerencias o cometarios tengo para

mejorar este encuentro?

(Tiempo: 30 minutos)

No olvidemos:

• Preparar una guía con las preguntas de

evaluación del encuentro y facilitar lápiz o

esfero a los y las participantes.

• Recoger las sugerencias hechas e incorporarlas a

los próximos encuentros de formación.

b. A sembrar en tierra fértil

Qué queremos lograr:

Cerrar el taller en un clima de

fraternidad y agradecimiento

que permita identificar los apren-

dizajes y frutos más significativos

que se lleva cada participante.

Vamos a sembrar:

Organizamos un momento ritual en el que las y

los participantes compartan con el grupo lo que se

llevan de esta experiencia de formación. Podemos

utilizar algunos símbolos propios del Movimiento

(como por ejemplo un gran árbol en el que cada

uno va poniendo los frutos que cosechó en este

encuentro, o una tierra fértil como metáfora de la

comunidad en la que sembraremos las semillas que

nos llevamos de este encuentro), u otros símbolos

que tengan significado para todos y todas. Luego

podemos hacer una oración o una reflexión final y

darnos un abrazo fraterno de despedida.

(Tiempo: 1 hora)

No olvidemos:

Preparar con anticipación este momento ritual y dis-

poner de todos los materiales que podamos necesi-

tar para favorecer el recogimiento y la reflexión.

1�1…pensando en movimiento…

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1��…pensando en movimiento…

Camilo Enrique Jiménez Camargo María del Pilar Bernal Gómez J

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FICONPAZ -

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