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    D. R. 2006. Universidad Nacional Autnoma de Mxico-Instituto de Investigaciones Sociales.Revista Mexicana de Sociologa 68,nm. 3 (julio-septiembre, 2006): 551-580. Mxico, D. F. ISSN: 0188-2503/06/06803-05.

    Internet en la vida cotidiana de los jvenes1

    ROSALA WINOCUR*

    Palabras claves: jvenes; Internet; vida cotidiana; apropiacin; consumo; socializacin.Keywords: Youth; Internet; everyday life; appropriation; consumption; socialization.

    INTRODUCCIN

    A

    PRINCIPIOS DELAO 2003 iniciamos una investigacin decarcter socio-antropolgico en torno a los usos sociales y pol-ticos de las nuevas tecnologas en grupos de jvenes de diversa

    pertenencia socio-cultural, con el objeto de reconstruir su experiencia en

    Resumen: A partir de un estudio cualitativosobre la incorporacin de Internet en la vidacotidiana, este artculo propone una reflexin

    acerca de los procesos de socializacin, las prc-ticas de consumo, y las formas de sociabilidad delos jvenes en Internet. Por una parte, se sos-tiene que si se asla su estudio de las relaciones

    significativas en la vida cotidiana y del con-sumo de otros medios de comunicacin no sepuede comprender el alcance y complejidadde los vnculos en la red. Por otra, se argu-menta que la sociabilidad online no repre-senta un desplazamiento de otras formas depertenencia, sino que permite ampliar loscircuitos tradicionales de encuentro y

    socializacin.

    Abstract: On the basis of a qualitative studyon the incorporation of the Internet intoeveryday life, this article proposes a reflection

    on the processes of socialization, the practices ofconsumption and the forms of sociabilityof young people on the Internet. On the one

    hand, the author maintains that it is impossibleto understand the scope and complexity of linkson the Internet if their study is isolated from

    significant relations in everyday life and theconsumption of other media. On the other, she

    argues that online sociability does not constitutethe displacement of other forms of belonging,

    and instead allows the expansion of thetraditional circuits of encounters and

    socialization.

    1 Agradezco a Nstor Garca Canclini los comentarios y sugerencias realizadosa una primera versin de este texto.

    * Doctora en Ciencias Antropolgicas por la UAM-Iztapalapa. Profesora einvestigadora en el Departamento de Educacin y Comunicacin, UAM-Xochimilco.Lneas de investigacin: vida cotidiana y nuevas tecnologas. Usos sociales, repre-sentaciones y apropiaciones simblicas de las nuevas tecnologas en familias y grupos

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    distintas modalidades de uso y apropiacin. Nos interesaba indagar noslo los aspectos globales de las prcticas culturales de los internautas,sino fundamentalmente los usos y formas de apropiacin locales. Msprecisamente, cules eran los aspectos comunes suponiendo que eluniverso prctico y simblico de Internet constituya una cultura derasgos globales, y cules eran las diferencias a partir de reconocer quelos jvenes que se inician en los cdigos de esta cultura lo hacen desdediversos universos culturales y capitales simblicos desiguales. En estaperspectiva comenzamos a indagar cules eran las prcticas y las

    expresiones simblicas que acompaaban o determinaban el uso de estatecnologa en jvenes universitarios.2

    En el marco de estas preocupaciones, el proyecto contemplaba lossiguientes objetivos:a) describir los rasgos principales de los circuitos mspopulares de participacin y pertenencia que forman e integran losjvenes en Internet; b) establecer la naturaleza propia de estos vnculosa partir de reconstruir la experiencia de sus participantes en distintasmodalidades de uso y apropiacin, y c) determinar si estos nucleamientosconstituyen un medio sustitutivo, alternativo o complementario de otrasformas de organizacin y modalidades de sociabilidad urbanas. Sinembargo, como suele sucedernos a los antroplogos, empezamos jalando

    de diversa pertenencia socio-cultural. Direccin: Camino Viejo a San Pedro Mrtir nm.42, casa 15. Colonia Chimalcoyotl, C.P. 14630. Mxico, D.F. Telfonos: casa 54853458.Celular: 0445554132881. Correo electrnico: y.

    2 La estrategia metodolgica combin una entrevista cualitativa semi-estructu-rada, con autobiografas de los jvenes acerca de su experiencia con Internet desdesus inicios, en la primaria o en la secundaria, hasta la universidad. En el estudio par-ticiparon 40 jvenes de entre 22 y 29 aos de ambos sexos en dos etapas. Todos eranestudiantes del ltimo ao de diferentes carreras de universidades pblicas. La mayo-ra haba concluido sus estudios en el tiempo previsto por los programas de formacin.La variable escolaridad de los padres fue determinante para establecer el origen socio-

    econmico de las familias. La mitad de los estudiantes tenan padres con escolaridadprimaria, secundaria y preparatoria, de ocupacin obreros, empleados, secretarias,choferes, maestros, costureras, amas de casa, y trabajadores por cuenta propia. El restode los padres eran profesionistas con estudios superiores ocupados en el sector pblicoo privado. De los jvenes estudiados, 90% viva con sus padres en el Distrito Federal oen el Estado de Mxico, el resto comparta la vivienda con compaeros o hermanos.La tcnica del registro autobiogrfico fue utilizada con mis estudiantes de comunica-cin, quienes participaron de forma activa y entusiasta en la investigacin, compartiendo

    y reflexionando colectivamente acerca de sus experiencias.

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    una hebra y nos encontramos con una madeja de mltiples contrastes,grosores, texturas y nudos problemticos que condujeron la investigacinpor caminos distintos y contradictorios. El proyecto contemplaba trabajarcon las comunidades de jvenes internautas, pero en el camino nos to-pamos con sus familias, sus amigos y compaeros, la relacin con otrasinstituciones, el uso que hacan de otros medios y del tiempo libre, lapertenencia a otras redes virtuales y reales, y sus estrategias de inclusinen la esfera pblica y privada. Ello, hasta el punto en que se volvieroncasi tan relevantes como los vnculos virtuales en la comprensin de la

    dimensin real del impacto social de Internet. De ah surgi la necesidadde replantear el objeto de estudio, ya que pareca bastante obvio que siaislbamos a los usuarios de Internet de su entorno, tendramos unacomprensin sesgada del fenmeno. Aunque los jvenes sean asiduosparticipantes de las redes y comunidades virtuales, no lo hacen al margende las instituciones donde se organiza su vida cotidiana, sino preci-samente desde esos lugares; no se trata de una experiencia paralelaaunque sea nueva y comporte muchas especificidades, sino de unaexperiencia resignificada por otras formas de socializacin y por el usode otras tecnologas mediticas:

    Ms que decir que Internet tiende puentes con la vida del mundo real, setrata de vnculos estratgicos, y lo que ocurre cotidianamente se convierte, enmuchos casos, en el material de los espacios virtuales de interaccin. No escierto, entonces, que lo virtual trascienda lo real de forma automtica. Losespacios de interaccin pueden estar configurados de distinta maneras, ypueden experimentarse tambin de formas variables, pero no pierden nunca,enteramente, toda referencia a las realidades offline (Hine, 2004:177).

    No estoy negando con ello la necesidad de comprender tales lazos en sunovedad y especificidad, ni de reconstruir los ambientes y los rasgospropios de las comunidades de internautas, pero no podemos ignorarque la incorporacin de cualquier medio o gnero nuevo de comu-nicacin siempre ha estado mediado por experiencias anteriores,y tambin por los imaginarios sociales que establecen usos, sentidos yprescripciones en torno al uso de la tecnologa aun antes de que su usose generalice, como es el caso concreto de Internet:

    Nuevos medios se construyen sobre los cimientos de los viejos. No surgenplenamente desarrollados o perfectamente formados. Nunca resulta claro,

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    tampoco, cmo se institucionalizarn y utilizarn y, menos an, qu conse-cuencias tendrn para la vida social, econmica o poltica. Las certidumbresde una tecno-lgica [] no producen su equivalente en los reinos de laexperiencia (Silverstone, 2004:43).

    En la perspectiva asumida en este trabajo, Internet ser consideradocomo unartefacto cultural (Hine, 2004:43), ms que como una cultura ens misma. Ello implica reconstruir el sentido que tiene para sus usuarios,privilegiando para su estudio el tipo de apropiacin prctica y simblica

    que realizan de esta tecnologa en contextos y realidades socio-culturalesdiferentes. Es fundamental tratar las telecomunicaciones, y las comu-nicaciones mediadas por un ordenador como entramados de fenmenoslocales y como redes globales. Bien sea entre rutinas locales cotidianasy concretas, o entre agendas diarias de espectculos de danzas. Internetadquiere su forma entre los usuarios (Shields, 1996:3).3 Cuando ha-blamos de apropiacin nos referimos al conjunto de procesos socio-culturales que intervienen en el uso, la socializacin y la significacin delas nuevas tecnologas en diversos grupos socio-culturales. Por ltimo,se parte de la base de que el consumo de Internet, al igual que otras tec-nologas mediticas, se produce en las rutinas y en los espacios que

    habitan y frecuentan los jvenes dentro y fuera del hogar; en ese sentido,la comprensin de su impacto tambin pasa por reconstruir su procesode incorporacin en la vida cotidiana a partir de observar las dinmicasfamiliares, escolares y sociales.

    Para los fines de este trabajo, lo virtual alude a los vnculos que sesostienen en el ciberespacio (on line), y lo real o presencial, a los contactoscara a cara en el espacio fsico (off line). Sin embargo, no ignoramosla complejidad terica y epistemolgica que encierra la definicin deestos trminos. No es objeto de este artculo dar cuenta de dicha comple-jidad en sus diversas vertientes filosfica, antropolgica y sociolgica, perono podemos dejar de mencionar que la virtualidad en las relacioneshumanas no se inici con Internet, ni tampoco obviar el hecho de queInternet no deja de ser una experiencia real, en la medida que estproducida por sujetos reales desde los espacios concretos de su vidacotidiana, y que tiene efectos tangibles en la vida social, poltica yeconmica de los individuos y grupos que la utilizan, as como entre

    3 Citado por Hine (2004: 43).

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    quienes no tienen acceso. En cualquier caso, es conveniente precisar unpoco ms el sentido de lo virtual y lo real en relacin con nuestro objetode estudio, para no caer en una sobresimplificacin de la utilizacinconceptual de los trminos:

    La realidad virtual ahora existe en un mundo paralelo, on line, una especiede universo hiper-posmoderno donde tiempo, espacio, geografa, identidades

    y cultura tienen otras dinmicas [] Sin embargo, la cuestin de la virtua-lidad es mucho ms compleja y precede a la existencia de las nuevas

    tecnologas de comunicacin y de reproduccin de imgenes del siglo XX.La sensibilidad a la virtualidad apunta a algo ms profundo que una modapasajera provocada por una ola tecnotpica. Es una caracterstica humanageneral, implicada en el uso del lenguaje, pues somos capaces de ser trans-portados simblicamente hacia otros lugares, imaginar lo que no est aqu y,ms an, somos capaces de crear realidades a partir de estructuras que sonpuras abstracciones antes de volverse hechos empricos (Lins Riveiro,2003:179).

    Asimismo, lo real y lo virtual, considerados en relacin a laexperiencia de los usuarios de Internet, pone de manifiesto la dificultad deanalizarlos como mundos paralelos en los cules se est, o se deja de estar,mediante el procedimiento mediado por la tecnologa de conectarse y

    desconectarse. Entre ambos mundos existe una multiplicidad de referenciasmateriales y simblicas en la vida cotidiana y en los medios de comunicacinque los imbrican, ms all de que la computadora est encendida o apagada.

    El espacio fsico-geogrfico (offline) puede representarse estratgicamenteen entornos virtuales, en intervenciones situadas y, en el sentido opuesto, lasinstancias reales como las representaciones mediticas tambin puedenrepresentar e interpretar Internet como un espacio relevante. Por ende, nose puede decir que Internet se manifieste directamente como un espacio deflujos, ni que la conectividad trascienda toda forma de localidad [] lasmltiples especialidades coexisten, manteniendo su significado social segnlas competencias culturales de los usuarios. [] A travs de estos procesos,los eventos presenciales se logran representar en Internet con sentido, y las

    manifestaciones en la red se traducen al mundo fsico, por ejemplo, a travsde los medios de comunicacin (Hine, 2004:142-143).

    Otra consideracin de gran relevancia para comprender el impacto delas nuevas tecnologas entre los jvenes es conocer su alcance en trminosde acceso. En Mxico, segn indica un estudio reciente del INEGI, amediados del ao 2005, aproximadamente 18% de la poblacin cuenta

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    con una computadora y slo 9% con una conexin a Internet en elhogar.4 Sin embargo existen 16.5 millones de usuarios de Internet, y 68%tiene acceso fuera del hogar, de los cuales la mitad son adolescentes yjvenes de entre 12 y 34 aos. Estas cifras nos hablan claramente de lamagnitud de la exclusin; sin embargo, el Estado ha generado una seriede iniciativas de desarrollo computacional para los jvenes en las escue-las y centros comunitarios que probablemente cambien de manerasignificativa el panorama de inclusin digital en los prximos aos. Enese sentido, hay que sealar que 70% de las escuelas secundarias p-

    blicas,5 y 10% de las primarias a cargo del Estado,6 ya cuentan concomputadoras; por ltimo, no podemos menospreciar el papel sociali-zador que cumplen los denominados cibercafs que proliferan en todaslas ciudades (Robinson, 2003), el de los Centros Digitales Comunitariosdel programa E-Mail Mxico del gobierno, as como otras iniciativasinstrumentadas por organizaciones civiles en distintas comunidadesurbanas y rurales.

    Por otra parte, tener acceso a Internet tampoco garantiza la igual-dad de oportunidades para informarse, pertenecer, debatir o simplementejugar. El capital cultural y simblico y los procesos de socializacintecnolgica de jvenes de diversa pertenencia socio-cultural crean

    distintos contextos de apropiacin de la cultura a travs de Internet:

    Algunos jvenes, aprovisionados en un recorrido previo por el circuitomeditico en el que se mueven con fluidez, llegan hbiles y preparados paratransitar en la red y, en una fusin total con la mquina, se vuelven los msdiestros navegantes; otros jvenes, y la mayora de sus maestros, por su parte,extraviados entre la dificultad tcnica, el poco entrenamiento en mbitostecnolgicos y un bajo equipamiento en su capital cultural, naufragan conprontitud, facilidad y angustia (Cabrera Paz, 2001:40).

    4Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de las Tecnologas de la Informacin enlos Hogares 2005. INEGI. Comunicado nm. 193/05, 21 de noviembre de 2005.

    5 Este dato tampoco es una evidencia de acceso generalizado, ya que slo 58%de jvenes de 15 aos concurren a la escuela secundaria. Instituto Nacional parala Evaluacin de la Educacin (INEE).La Jornada, 19/02/2005, 36.

    6 Unicef y Microsoft Mxico. La Jornada, 29 /05/03, 54. Estos datos determinande manera contundente que el uso de este medio es an muy restringido y que b-sicamente se concentra en la educacin media y superior.

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    No obstante, hay que reconocer que la universidad pblica, indepen-dientemente del origen socio-cultural de los jvenes, constituye un mbitoprivilegiado de socializacin informtica vinculado no slo a las exigenciascurriculares sino tambin a la cultura universitaria. La universidad cons-tituye un universo simblico que establece cdigos de pertenencia sobrela base de privilegiar ciertos smbolos y circuitos de consumo cultural, dealimentar aspiraciones de superacin personal y de crear expectativasde desarrollo profesional exitoso. En los ltimos diez aos, dichoimaginario ha incorporado la necesidad subjetiva y prctica del manejo

    de las nuevas tecnologas, vinculada al acceso calificado a la informaciny a las redes acadmicas. Por ello elegimos realizar nuestro estudio conjvenes universitarios que estuvieran en el ltimo ao de la carrera orecin graduados.

    Por ltimo, habra que considerar que la mayora de los jvenesuniversitarios en Mxico viven con sus familias, muchos de ellos andespus de graduarse o casarse y tener hijos,7 por lo cual el uso, la apro-piacin y la valoracin que hacen de esta tecnologa, puede tener sentidosmuy distintos al de otras realidades socio-culturales de pases altamenteindustrializados, donde casi todos viven solos o en residencias estudian-tiles.

    ELPROCESODEINCORPORACINYSOCIALIZACINDE INTERNET

    En el proceso de socializacin de las computadoras e Internet entre losjvenes entrevistados estudiantes universitarios de universidad pblica,provenientes de familias de clase media y de sectores populares,8

    intervienen fundamentalmente tres agentes: la escuela, los pares y losmedios de comunicacin. En la mayora de los casos fue la escuela secun-

    daria la que brind los primeros escenarios de contacto y aprendizaje unadcada atrs. Sin embargo, todos coinciden en sealar que las primeras

    7 De acuerdo con la Encuesta Nacional de la Juventud 2000, (op. cit., 2002), casidos terceras partes de los jvenes viven con sus padres.

    8 En este grupo, que ahora tiene entre 21 y 27 aos, el primer contacto se pro-dujo en el tercer ao de la secundaria o en la preparatoria, es decir, entre los 15 ylos 18 aos, aunque en el caso de quienes asistieron a escuelas privadas, este contactoempez en sexto de primaria o en primero de secundaria.

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    experiencias fueron frustrantes y poco estimulantes: bien bien, aprenden la casa de mis amigos, porque lo que me haban enseado en la es-cuela noms no me entraba. Ya cuando compr mi computadora aprendpicando botones (Milton, 24 aos, estudiante de comunicacin). En susrelatos sealan que, al principio, la clase de computacin se asemejabamucho a una de mecanografa, slo se enseaban comandos y programaspara procesar textos elementales.

    En esas condiciones, donde la enseanza estaba desprovista de todosentido ldico y creativo, era difcil advertir las virtudes del uso de una

    computadora. Los problemas que refieren no slo tenan que ver con ladeficiente infraestructura (programas y mquinas obsoletas), las condi-ciones de acceso (cuatro o cinco estudiantes por mquina), la pocacapacitacin de los profesores, la integracin prcticamente nula deltaller de computacin con el resto del plan de estudios, la censura ylas prohibiciones (no se poda jugar), sino tambin con la profundacontradiccin entre la cultura escolar y las culturas juveniles:

    Pensar el sentido de Internet en la escuela pasa primero por pensar el sentidomismo de la escuela. La cultura escolar, sus cdigos y representaciones, noocupan el lugar ms importante en el espacio simblico en el que se mueven

    los jvenes. La socializacin en los medios de comunicacin y los grupos depares ha incrementado su poder como marco de referencia y con ellos la es-cuela, con frecuencia, no guarda relaciones de sintona []. Los muchachosquieren comportarse como jvenes en la escuela, pero ella no parece tenerms espacio que para los estudiantes (Cabrera Paz, 2001:53).

    No obstante la escuela, en los mismos mrgenes que ella propicia, o enlas complicidades que suscita frente a las exigencias y arbitrariedades delsistema, sigue siendo un espacio fundamental de socializacin de lasnuevas tecnologas entre los adolescentes. En ese sentido, la salida y laentrada, los recreos, los baos, y los celulares constituyen espacios desocializacin e intercambio altamente significativos de las culturasjuveniles.

    Tambin es necesario reconocer que la escuela desempe un papelmuy importante en legitimar su uso en el imaginario social vinculadocon sus posibilidades de acceso al conocimiento y de herramienta paramejorar la competencia escolar. Los adolescentes generaron un discursovinculado al imaginario de la educacin como estrategia de movilidadsocial, y desde ese lugar presionaron en sus hogares para que sus padres

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    incorporaran dentro de sus prioridades de consumo la compra de unacomputadora. La necesidad la plantearon en trminos de desventajas yde marginacin, y as se lo transmitieron a sus padres: si no tengo lacomputadora no slo no voy a gozar de sus ventajas sino que voy a quedarfuera de lo que socialmente se ha vuelto significativo en trminos deconocimiento, prestigio, placer, visibilidad, competitividad, reduccinde complejidad y oportunidades de desarrollo. De esa forma, los jvenesque tienen acceso a una computadora en la escuela o en los cafs Internetvan socializando en el imaginario de la familia, los amigos y los vecinos

    sus usos y posibilidades, y legitimando un discurso acerca de la necesidadde incorporar un aparato a corto, mediano o largo plazo, particularmentevinculado a nuevas exigencias escolares y a su capacidad de simplificarlas labores escolares. En el caso de Malena, logr convencer a su pap (he-rrero de profesin) de la necesidad de una computadora cuando pudopresentrsela como una herramienta para mejorar su competitividadescolar: Por fin mi pap empez a creer que vala la pena hacerse de unacomputadora, pues para nosotros sera til, ya que mi ta lo convencide que al estar estudiando era una herramienta necesaria y nos facilitarala elaboracin de tareas. Eso sucedi apenas hace poco en la universi-dad; en cambio, Jessica pudo obtener la computadora a los 10 aos, y

    sin solicitarla, porque sus padres la adquirieron no slo por sus posi-bilidades de acceso a la informacin, sino tambin como un artefactoldico y una herramienta de exploracin del mundo: En ese entoncesyo iba a una escuela primaria de paga y recuerdo con claridad que encuanto mi pap supo que llevaba clases de computacin enseguida mecompr una computadora (Jessica, 21 aos, estudiante de comunicacinsocial).

    Obviamente que las diferencias en capital cultural de los padresmarcaron de manera dismil no slo la disponibilidad de recursos sinotambin la valoracin y el imaginario acerca de sus posibilidades. Mientraslos jvenes de clase media y alta pudieron contar con la computadoraprcticamente desde su generalizacin en el mercado 15 aos atrs, losde sectores populares tuvieron que esperar a llegar a la universidad parapoder plantear la demanda como legtima. No slo se trata de las limita-ciones que imponen las condiciones socio-econmicas, la incorporacinde la computadora en los hogares de sectores populares tambin dependeque sta se vuelva una tecnologa socialmente necesaria en los trminosprcticos y simblicos de la reproduccin y movilidad social del grupo(Winocur, 2004).

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    Las primeras imgenes e impresiones acerca de las computadorasaparecieron en los hogares de sectores populares de la mano de lasvisiones apocalpticas de las pelculas de ciencia ficcin, donde las m-quinas podan controlar la mente y la vida de las personas, invadir suprivacidad y someterlas bajo sus designios. Otra idea que circulaba en losrelatos de los padres era la amenaza del acceso ilimitado a la pornogra-fa y la enajenacin que producan los juegos. En sntesis, en sus co-mienzos la computadora era mirada con sospecha y desconfianza porquese la asociaba con juegos, descontrol, enajenacin, prdida de tiempo y

    pornografa y por lo tanto, fue considerada socialmente irrelevante. Estasimgenes cambiaron, o al menos se relativizaron, cuando las escuelas yuniversidades las incorporaron y empezaron a exigir bsquedas, in-vestigaciones y tareas en Internet, a premiar a los que las entregabanimpresas, y a castigar explcita o implcitamente a los que las entrega-ban a mano o escritas en la Olivetti.

    El primer signo de inters por parte de los alumnos se presentcuando algunas escuelas incorporaron Internet en el taller de compu-tacin, aunque el acceso estaba limitado a ciertas pginas y buscadores,y no les estaba permitido jugar, chatear o navegar libremente; los es-tudiantes se fascinaron con las posibilidades de este nuevo medio y

    comenzaron a buscar alternativas fuera de la escuela para explorarlasy practicarlas. La verdadera iniciacin lleg de la mano de los amigos, losnovios, los hermanos, los cibercafs, y del propio Internet. Tampoco hayque olvidar que los videojuegos fueron un antecedente muy importanteen la generacin de habilidades motrices para el manejo de comandos,mens de opciones y destrezas lgicas en la resolucin de acertijos yproblemas de estrategia.9

    Respecto de los usos, competencias y preferencias en la red, no en-contramos diferencias significativas entre ambos grupos de referenciaen el estudio. Los jvenes provenientes de familias de sectores popularesmostraron las mismas destrezas y habilidades que los de clase media.

    9 El peridico El Pas, public el 4/09/05, un artculo que resea diversasinvestigaciones acerca de las ventajas que brindaban los videojuegos a aque-llos estudiantes que los practicaban asiduamente porque les permita localizar un ob-

    jeto en entornos confusos y atestados porque procesaban mejor la atencin visual portodo el espacio. Asimismo, el uso de juegos de estrategia en la escuela facilitaba [] laresolucin de problemas, los dilemas morales e incluso la identificacin conlos personajes. Vase La generacin consola, en la Seccin Sociedad, p. 24.

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    Las diferencias se presentaron en la disponibilidad de recursos tecnol-gicos en los hogares y en la posibilidad de actualizarlos regularmente. Losde sectores populares tenan computadoras ms antiguas, con menorcapacidad y velocidad, y la mayora no disponan de conexin a Internet;los de clase media posean computadoras ms modernas y mejor equi-padas. Por lo general, en cada hogar haba ms de una computadora,porque los padres tambin tenan la suya. Todos tenan acceso a Internet,y la mayora tena contratado un servicio de banda ancha. Esto confirmala idea de que la universidad es un factor de socializacin muy fuerte,

    lo cual es particularmente evidente al final de la carrera. Las diferenciassocio-econmicas y de capital cultural entre los padres no constituyeronuna limitacin para que los jvenes de sectores populares desarrollaranlas mismas competencias informticas en la red que los otros. Los serviciosde cmputo de las universidades y los cafs Internet, sumados a lasexigencias acadmicas, les ofrecieron las mismas oportunidades deaprendizaje y socializacin en la red.

    Otro factor de socializacin muy importante entre los jvenes fueronlas imgenes y narrativas acerca de las nuevas tecnologas que circulabanen el cine y la televisin. La exuberancia de las imgenes, el traslape delos tiempos, la exhibicin cruda de las diferencias, la recreacin del odio

    y del amor, del dolor, de la felicidad, de la enfermedad, de la muerte, delo sobrenatural en diversas culturas, y la escenificacin de las luchas porel poder en todas sus formas posibles que ofrecan el cine y la televisinpor dcadas, pusieron a los jvenes a desear el mundo, pero Internet lesgener la ilusin de que pueden poseerlo y controlarlo instantneamente.

    Las pelculas de ciencia ficcin, los documentales y la publicidadalimentaron el imaginario de los jvenes acerca de los usos y posibilidadesde Internet. Se trata de un imaginario signado por una fuerte ilusin decontrol y de manipulacin del entorno, ya no colectivamente, como loexpresaban las utopas de los aos setenta, sino individualmente: []me sent maravillado con la capacidad que tenemos para crear, manipulary programar todo tipo de actividades controladas por una computadora,incluso la destruccin masiva del planeta (Ricardo, 23 aos, estudiantede comunicacin social); Me imagino que en el futuro podremos adaptarnuestro entorno a nuestro gusto a travs o activar o apretar un solo botn(Lyssette, 22 aos, estudiante de comunicacin). Esta necesidad indi-vidual de control de la realidad es explicable porque casi todos lossenderos que transitan los jvenes estn repletos de incertidumbres.Incertidumbre sobre el pasado porque ya no constituye una fuente de

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    certezas que se proyecta hacia el presente y el futuro en trminos decapital cultural y movilidad social. Incertidumbre sobre el presente por-que les genera expectativas laborales y de desarrollo profesional queno pueden cumplirse:

    Si el panorama juvenil no fuera suficientemente desolador para las expec-tativas juveniles, existen otras tendencias, tales como la incapacidad deajuste en los sistemas educativos a los nuevos requerimientos sociales, loscambios en las estructuraciones familiares, la exclusin de los jvenes de

    los mejores empleos debido a las normatividades y una importantesegregacin residencial (Valenzuela, 2002:33).

    La red es la nica cuota de poder efectivo que los jvenes experimentan.Aunque su eficacia sea slo simblica, no deja de ser relevante en losespacios donde se mueven cotidianamente.

    RUTINASYPRCTICASDECONSUMO

    Esta ilusin de poder se expresa y se ejerce de varias maneras. Primero,en la posibilidad de conexin-desconexin, es decir, decidir cundoquiero ser visible y para quin, y cundo quiero ser invisible, ypara quin. Segundo, en el recurso de la navegacin infinita que setraduce en el placer de descubrir y conquistar mundos diversos, con-trastantes, extraos, e inquietantes, sin moverse de las certezas del hogary sin correr riesgo alguno. Y, tercero, y fundamentalmente, en la mani-pulacin de la realidad virtual: levantar y derrumbar un imperio enminutos en un juego de estrategia; invadir la privacidad de un com-paero ingresando a su cuenta; manipular unsoftwarelibre;10 disear una

    10 Software libre se refiere a la libertad de los usuarios para ejecutar, copiar, distribuir,estudiar, cambiar y mejorar el software. Se refiere a cuatro libertades de los usuarios: lalibertad de usar el programa. La libertad de estudiar cmo funcionael programa, y adaptarlo a tus necesidades. El acceso al cdigo fuente es una condi-cin previa para esto. La libertad de distribuir copias, con lo que puedes ayudar a tu

    vecino. La libertad de mejorar el programa y hacer pblicas las mejoras a los dems,de modo que toda la comunidad se beneficie. Vase La definicin de software libre.Proyecto GNU. Fundacin para el software libre. .

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    pgina de proyeccin personal; crear un Blog11 o fundar una comu-nidad, imponer o censurar los contenidos, establecer las reglas de sufuncionamiento y decidir quin puede ser parte o no de ella.

    Como consecuencia de este afn manipulador, conquistador yfundacional, lo que los jvenes requieren y consumen fundamen-talmente en Internet es informacin. Informacin de todo tipo y natu-raleza, pero la privilegiada, particularmente en el caso de los varones, esla que la red produce acerca de s misma: programas, herramientas yaplicaciones diversas que usan para crear pginas, traducir lenguajes,

    montar dispositivos multimedia, bajar msica, pelculas, comics, etc. Ensegundo trmino, buscan, bajan y editan informacin para cubrir lasexigencias escolares de distintos cursos de la carrera. La mayora utilizalos exploradores ms populares como Google, Yahoo y Altavista, peroalgunos tambin recurren a los blogs o a las revistas electrnicas temticas.En tercer lugar consultan sitios que funcionan como carteleras deespectculos relacionados con sus gustos sobre cine, msica y programastelevisivos.

    El consumo de informacin no slo tiene un valor instrumental, enel sentido de servir para apoyar las tareas de investigacin demandadaspor la universidad o para orientar la oferta de espectculos, el valor fun-

    damental es de carcter simblico. La red contiene todo lo que en lasculturas juveniles se ha vuelto relevante y significativo de exhibiry compartir con los otros:

    La informacin actual es uno de los valores fundamentales del consumoaudiovisual y digital de los jvenes [] Los jvenes construyen redes deintercambio conversacional. Hacen de la informacin un objeto de relacin

    11 Un blog es una pgina electrnica personal un diario ntimo que cualquierpersona puede abrir y lanzar al ciberespacio en pocos minutos. Los denominadosblogs constituyen un fenmeno de expansin vertiginosa en los ltimos 5 aos de

    Internet. Segn Technocrati, un famoso buscador de Internet, en 1999 slo haba 20,hoy existen por lo menos 5 millones en el mundo [...] Se trata de diarios ntimos elec-trnicos que pronto traspasaron el mbito de lo privado para convertirse en forospblicos de debate y fuentes alternativas de informacin. [] El 92.4% de los blogsson creados por personas menores de 30 aos [] Actualmente existen numerososblogs especializados, llamados aggregators que cumplen la funcin de detectar, regis-trar y clasificar por temas la multitud de pginas personales que pueblan la blogsfera.(Anne Marie Mergier Revolucin en el ciberespacio. RevistaProceso, nm. 1476, 13/02/2005). Tambin se puede consultar el artculo de Iker Seisdedos (2005).

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    cotidiana con los otros. En esos relatos, editados y reescritos con material desus imaginarios tecnolgicos, los jvenes afirman su identidad social y cul-tural [] La informacin posibilita la relacin social con los pares. Y eso,en las culturas juveniles, tiene el ms alto sentido simblico (Cabrera Paz,2001: 60-61).

    Hasta principios de los aos noventa, el material simblico bsico deconversacin lo proporcionaban el cine y la televisin; ahora Internet noslo ha incrementado considerablemente los temas de conversacin sino

    que tambin ha cambiado la naturaleza del intercambio: ya no slo secomparte informacin sino nuevas experiencias de interaccin social,competencias y habilidades para manipular la red.

    La naturaleza esencial del consumo en la red es su simultaneidad: Lafacilidad de hacer muchas cosas al mismo tiempo, platicar con amigos,checar el mail, bajar msica y buscar informacin al mismo tiempo(Paulina, 19 aos, estudiante de comunicacin). Los jvenes trabajan convarias ventanas abiertas, la de su tarea, la delMessenger, la del correo, lasde los buscadores y las de los blogs. Tambin suelen bajar msica, jugaronline y consultar sitios de espectculos al mismo tiempo. Estas activi-dades en la red a menudo conviven con el televisor y la radio encendidos,la ingestin de alimentos o bebidas, y la participacin regular u ocasionalen las conversaciones y actividades familiares. De ah que la dimensinreal del impacto del consumo de Internet en la sociabilidad de los jvenesdebe ser valorada en relacin con el lugar que ocupa en el conjunto deactividades de la vida cotidiana. El siguiente ejemplo es representativode las rutinas entre nuestros entrevistados:

    [] un da normal para m, es levantarme [] irme a la escuela, desayunar,estar un rato en la escuela y despus irme al servicio social []. Al momentode baarme pongo un disco, o mis paps siempre acostumbran prender latele para ver las noticias [] Y cuando llego de la escuela o incluso en elservicio tambin vemos la tele. Yo llego aqu y veo a veces la tele, una serie,

    las noticias no mucho. [] Voy al cine, voy a comer con mis amigas [] Lossbados o domingos son muy familiares por la maana, es un da que implicaandar de compras y en la calle, viene toda la familia. Y en las noches siempresalgo, voy con Pablo que es mi novio vamos a algn bar, al cine, cuandonos quedamos aqu, acostumbramos ver la tele o estar bajando informacinsobre grupos en Internet (Idalia, 22 aos, estudiante de psicologa).

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    En las rutinas de Idalia se observa un constante ir y venir entre el adentroy el afuera de su casa, la importancia de sus redes de amigos, y la fuertepresencia de otros medios, particularmente del cine y la televisin quese alterna con Internet. Tambin destaca la relevancia de los vnculosfamiliares. La familia sigue siendo un eje aglutinador y organizador delas rutinas cotidianas. Con la familia, los amigos y los novios se compar-ten las comidas, las salidas, los quehaceres domsticos, el consumo de latelevisin, la radio y el entretenimiento. Idalia tambin se rene a diariocon sus compaeros en la escuela y luego se los reencuentra en el Me-

    ssenger. El uso de Internet se suma al concierto de los medios y su cadenade consumo que ofrece una continuidad ms que una ruptura con elmundo real. Nuestros entrevistados en sus relatos se desplazan entresus realidades presenciales y virtuales con la naturalidad que se abreny se cierran las puertas y las ventanas en la vida cotidiana:

    Una vez que puedo abrir el Messenger me doy cuenta de que tengo unaenorme lista de contactos y que algunos estn en lnea pero no me interesasaludarlos, lo que me hace darme cuenta de que uno transporta a la red loscomportamientos que tiene offline [] Mientras estoy pensando esto intentoescuchar la pltica de mi familia que est reunida en la cocina, y aunque enotro momento me hubiera molestado por el ruido que suelen hacer, ahoraquera estar con ellos platicando, me preguntan de vez en cuando, sobre lahuelga y todo eso [] Mi pap y mis dos hermanas se suben a acostar []Susana, mi hermana, se queda viendo una pelcula en la sala y de vez encuando me asomo por la puerta del cuarto en la que estoy para ver lo que est

    viendo. Reviso mi correo y abro dos ventanas ms para buscar informacinsobre el INEGI, y mientras las pginas se descargan escucho que he recibidoun mensaje instantneo [] es Fernando, as que mientras checo las pginasque han terminado de cargarse lo insulto un poco y charlamos sobre comonos ha ido. Sinceramente presto ms atencin a la charla que a la bsqueda,pues es un amigo al que aprecio y con el que ltimamente no platico mucho,cuando lo veo en la escuela es slo unos minutos [] Al parecer Fernandoest haciendo tarea, as que mientras contesta, hago una llamada telefnica

    (Malena, 22 aos, estudiante de comunicacin social).

    No es la tecnologa en s misma la que marca los lmites y los quiebresentre un mundo y otro, sino el alcance y el sentido de la experiencia conla tecnologa dentro de los confines de su universo prctico y simblico.Aunque Malena est conectada a la red est pendiente de los ruidosdomsticos, incluyendo el de otros medios de comunicacin, y sigue

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    participando de las conversaciones familiares. Las coordenadas tempo-rales y espaciales del mundo real se intercalan con las del mundo virtualsin que esto represente algn conflicto de sentido para los jvenes:

    Resulta tremendamente problemtico afirmar que Internet trascienda eltiempo y el espacio. Si bien quiz tal afirmacin resulte convincente desdeun punto de vista sumergido en abstracciones, ni se manifiesta en laexperiencia cotidiana de sus usuarios, ni tiene lugar en la interpretacin queestos hacen de la red (Hine, 2004:187).

    Por otra parte, el estudio sugiere que el consumo de Internet noreemplaza al de otros medios; ms bien se integra en la cadena cotidia-na de funcionamiento domstico de los medios en el hogar, reorga-nizando los tiempos de consumo (para Internet se reserva la noche), uoperando simultneamente con otros medios. A menudo se piensa quela llegada de un nuevo medio reemplaza a los anteriores, pero lo que re-portan diversas investigaciones (Orozco, 2002; Cabrera Paz, 2004) es queste se integra no slo en la cadena del consumo meditico de la familiasino en una red comunicacional donde cada medio se convierte en unreferente para interactuar con los otros, tanto en los mensajes como en

    las estticas y los gneros:

    La convergencia comunicativa estructura circuitos de significacin que searticulan por las interrelaciones de los soportes, los sujetos de la comuni-cacin y los canales que se establecen entre diversos sistemas de medios []Cada sistema comunicativo se instituye en un hbitat de recepcin quefunciona como un espacio en el cual se insertan experiencias multimedialesde las comunidades de audiencias. En otras palabras, las audiencias tienenprcticas convergentes en relacin con los medios con los que interactan(Cabrera Paz, 2004:5).

    La saturacin de actividades y referentes mediticos en el mbitodomstico se traduce en cuatro o cinco horas diarias del tiempo real, peromientras se est conectado, tal nocin del tiempo desaparece, porquela experiencia de la simultaneidad impone un presente continuo sobreel sentido del tiempo: estar dentro de la casa y, al mismo tiempo, tras-cender sus lmites; participar de lo ntimo y de lo pblico, cerrar la puertade la recmara y abrir ventanas virtuales en la recmaras de los amigos,o navegar sin un rumbo definido: [...] me meto en estas autopistas de

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    informacin y percibo cmo voy navegando de un lado a otro; de prontosiento que me pierdo, ya no recuerdo cul fue el principio y cul el final[] quisiera concentrarme en todo lo que veo pero por momentos pareceque es imposible, muchas cosas me atraen de estas pginas (Andrea, 23aos, estudiante de comunicacin social). Cabrera Paz seala que dichaexperiencia se asemeja al divagar de los jvenes en el centro comercial:Cada objeto es un deseo posible, cada lugar es el centro de orientacin.No hay un punto de partida ni de llegada, slo hay un trnsito inde-finido, es la lgica de la deriva para la cual se ha diseado la lgica de

    los centros comerciales (2001:23). Los jvenes se desplazan en la red,buscando rarezas, ofertas y comparando precios, pero no compran nada,slo acumulan informacin sobre sitios, marcas y modelos que conviertenen fuente de prestigio para intercambiar con otros.

    LASDIFERENCIASDEGNEROYREPRESENTACINDELADESIGUALDAD

    Entre los varones se observa una tendencia ms marcada a explorar demanera autodidacta las posibilidades de Internet, a usar de manera msdiversificada las aplicaciones, y a experimentar con las opciones de

    software libre y diseo de pginas: Cuando iba en la secundaria, noscomenzaron a dar cursos de computacin pero realmente no me empemucho en aprender, y ya cuando tuve mi primera computadora yo solofui aprendiendo, fue una cuestin autodidacta (Daniel, 22 aos, estu-diante de comunicacin). En el caso de las chicas, se observa una mayordependencia de los amigos, hermanos y novios para la iniciacin, ytambin un uso ms pragmtico de las aplicaciones. Es decir, tienden ausar slo aquellas que por los requerimientos escolares o sociales nece-sitan para ampliar sus recursos de comunicacin: Mi relacin con las

    computadoras y sus diferentes funciones fue creciendo a medida que mishermanas o amigos me ensearon a utilizarla (Lyssette, 22 aosestudiante de comunicacin).

    Ello evidencia, en trminos de gnero, diferencias en la apropiacinde las nuevas tecnologas cuyo antecedente es la manera en que loshombres y mujeres incorporaron y socializaron en sus vidas otras tec-nologas de informacin en el contexto de la vida domstica. Varios

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    estudios, realizados en realidades socio-culturales diversas (Morley,1996:334), y tambin nuestra investigacin sobre radio y vida cotidiana,12

    muestran que hace 15 aos eran pocas las mujeres que manejaban lavideocasetera; la mayora prefera delegar esta tarea en su marido o ensus hijos adolescentes. La videocasetera y el control remoto se percibanen el seno de los hogares como posesiones masculinas (Morley,1996:221).

    Otros estudios citados por el mismo autor (1996:338), evidencian quetambin existe una relacin masculinizada con los videojuegos y las

    computadoras los videojuegos son particularmente poco seductores[para las mujeres] porque forman parte de una tecnologa que [] seidentifica con la fuerza masculina, y estn destinados a dominar unaansiedad especficamente masculina de una manera que es especfica-mente masculina (Skirrow, 1986:142). Respecto de las computadoras,la resistencia y las dificultades de las mujeres para usarlas se explican,segn Turkle (1988), por el rechazo a la imagen masculina del uso com-pulsivo de la tecnologa, que adems involucra un sentido distinto deltiempo.13 La mayora de las jvenes entrevistadas en nuestro estudiotambin lo confirmaron: sienten que pasar muchas horas frente a lacomputadora es una prdida de tiempo, sobre todo si este tiempo no se

    aprovecha para un fin determinado que tenga una traduccin prcticay tangible en la vida cotidiana, como por ejemplo bajar cierta informacinvinculada con una tarea, un padecimiento, o una inquietud especfica:

    Creo que las posibilidades de Internet no las he explotado al mximo porqueno paso mucho tiempo en la red, ya que tengo muchas otras cosas que hacer[ En Internet] puedo encontrar informacin de todo tipo que me puedeayudar a resolver problemas no slo escolares o laborales, sino tambin an-micos; por ejemplo, si me encuentro triste y deprimida puedo entrar alMessenger y platicar con mis paps, o tal vez pueda concertar una sesin depreguntas y respuestas con un terapeuta, en fin, depende de mis particularesnecesidades (Erndira, 22 aos, estudiante de comunicacin).

    12 Vase Winocur (2002).13 No obstante, las investigaciones referidas se produjeron 15 o 20 aos atrs;

    habra que ver si en el contexto de la generalizacin de Internet en Estados Unidos,Hong Kong y los pases nrdicos, con tasas de acceso superiores a 60%, las mujerestodava ofrecen resistencias al uso de las nuevas tecnologas, o si realizan apropiacionesdiferenciadas de las herramientas y aplicaciones de Internet. Nielsen//NetRatings,ITU, NIC, e ISP.

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    Sin embargo cuando se les pregunt por las diferencias en el uso yapropiacin de las nuevas tecnologas, ninguno de los entrevistadospercibi diferencias significativas entre muchachas y muchachos, salvoen el aspecto de los intereses de navegacin. En cambio, s sealaron quelas diferencias generacionales constituyen una limitacin en el acceso.Todos ejemplificaron este tipo de situaciones con las dificultades queobservan cotidianamente en sus padres y maestros para usar la red,que se manifiesta en el constante requerimiento de ayuda para usardiversas aplicaciones de la computadora y de Internet: [] los de cua-

    renta, cincuenta o ms, lo ms chistoso es que esa gente no sabe utilizarel Internet de la manera en que lo utilizamos nosotros. Siempre le pidenal sobrinito o a algn amigo que les ensee [] Pero cuando les enseael sobrinito se da una interaccin entre generaciones, pero slo le ense-a, no se mete en el tema (Vctor, estudiante de psicologa, 25 aos).Tambin manifestaron que dicha dependencia tecnolgica de sus mayo-res haba contribuido en muchos casos a hacer variar el esquema depoder familiar, y que sus habilidades en la red les permitan exhibir uncapital informacional que revalorizaba su imagen frente a los padres.

    A diferencia de los tecnotpicos y los tecnofbicos (Lins Riveiro,2004:63) los jvenes opinaron que Internet no cambiar la vida de las

    personas ni volver a las sociedades ms equitativas y democrticas:[] veo muy difcil que haya un impulso a la democracia y a la participacinsocial [] yo creo que por muchos aos va a seguir la va directa, persona apersona, gente que mueva a la masas para que haya esa participacin. Veo muylejano que por medio de Internet haya una participacin social directa paracambiar una cosa (Vctor, estudiante de psicologa, 25 aos).

    La igualdad no tiene mucho que ver con Internet, tiene que ver ms conla convivencia con la gente (Jorge, 23 aos, estudiante de biologa).

    Creo que se est generalizando el uso, pero no s si se logre el que nohaya diferencias (Larissa, 25 aos, estudiante de comunicacin).

    Al parecer, la falta de comunicacin o la prdida de los contactos realesy virtuales genera ms angustia como mecanismo de exclusin social quela edad, la raza, el gnero o el nivel socio-econmico: [] quien no sabeusar una computadora, quien no usa Internet, est fuera de no?(Larissa, 25 aos, estudiante de comunicacin). Estar desconectado equi-vale a la idea de volverse invisible, les resulta difcil imaginar quealguien pueda estar desconectado, de ah que estiman que slo aquellos

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    jvenes que viven fuera de las ciudades, en las reas rurales, son los quequedan excluidos del acceso: Los que no tienen acceso a Internet sonlos que viven en las zonas rurales, en donde no se cuenta ni siquiera conluz (Judith, 29 aos, estudiante de qumica industrial). Parten del su-puesto que si uno vive en una ciudad tiene acceso a una computadoraya sea en la casa, en la escuela o en el cibercaf, y eso lo coloca en igual-dad de condiciones, independientemente de su pertenencia socio-cultural: Actualmente hay cibercafs que cobran muy barato, entoncesyo creo que cualquiera puede tener acceso a Internet (ibid.).

    Una primera reflexin que induce estas afirmaciones es que la ilusinde poder que les provoca Internet a nuestros entrevistados slo se tra-duce en las posibilidades individuales de manipular la informacin y deobtener ventajas competitivas en el entorno inmediato donde se mueven.La percepcin de tales posibilidades en ningn caso visualiz una accino proyecto colectivo de transformacin de algn aspecto de la realidad.

    LASOCIABILIDADENLARED

    El chat: la iniciacin en la adolescencia

    En nuestro grupo de estudio todos los entrevistados mencionaron elchat14 como un juguete fantstico que fue parte de su iniciacin enInternet y tambin de su adolescencia, pero que luego fue abandona-do porque la comunicacin rpidamente encuentra lmites en lo que sepuede decir y termina estereotipndose: Un tiempo uno se clava all,pero ya despus uno se dedica a otras cosas, creo que hoy ya me aburrira(Luis, 29 aos, egresado de la carrera de psicologa). Nuestros entre-vistados refirieron que la mayora de los contactos que tuvieron en los chat

    14

    Las chats, son textos que se intercambian sincrnicamente. Podemos definir-las, simplemente, como conversaciones espontneas pero escritas. No cuentan con lossignos paralingsticos ni con la presencia fsica del interlocutor, pero s con la din-mica de la oralidad, el marco de una conversacin, su estructura, la sincronicidad y elcontrol de los hablantes sobre la interaccin [] La Chat al ser escrita puede serguardada como texto; esto les permite a los participantes tener presente lo dicho y con-trolar su interpretacin. Por ltimo, en este tipo de intercambio, el escritor se asumecomo hablante y las reglas del juego son las de una conversacin comn (Noblia,2000:58).

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    fueron efmeros o temporales, y los que lograron permanecer por ciertotiempo quedaron signados por la ilusin de un encuentro amoroso oamistoso en el plano de lo real. Si finalmente stos encuentros llegarona concretarse, la mayora fracasaron, al menos respecto de sus intencionesoriginales, si eran novios virtuales se volvieron amigos reales, o sim-plemente ya no se comunicaron ms: Tuve contacto con un muchachoque se llama Miguel, pero ya que nos conocimos no nos seguimos tra-tando porque a m no me pareci muy atractivo y yo a l creo quetampoco, porque ya despus no mantuvimos contacto (Magdalena, 23

    aos, estudiante de diseo). Las expectativas formadas durante elintercambio virtual cuando cada quien se construy al otro a su me-dida, incluso cuando previamente hubo intercambio de fotos y datosreales, casi nunca coinciden con quien se presenta en el plano de loreal; sin embargo, nadie se engaa sobre las posibilidades de xito deestos encuentros, ni acerca de la verdad o falsedad de los datos que seproporcionan en un chat: El hecho de saber que podas derramartus diarreas mentales con alguien que no poda verte era muy divertido[] era ms bien como el morbo de observar cmo podas traspapelarpersonalidades, a lo mejor en una de esas hasta yo poda ser una mujernegra (Luis, 29 aos).

    De hecho, lo verdadero y lo falso adquieren otra dimensin; en larealidad virtual no importa qu tan cierto, o no, es cada uno de los datosque se proporcionan, todos juegan el mismo juego, y por esa razn nadiepuede sentirse estafado, lo que importa es la verosimilitud del perso-naje (Mayans, 2002:193). En realidad, cada quien se muestra comoquiere ser visto frente a sus propios ojos, el proceso de creacin de unpersonaje para interactuar en la red es profundamente egocntrico; paraexistir no se requiere, en ningn caso, confirmacin o negacin de losdems. Si alguien es expulsado de algn chat, foro o comunidad virtualpor mal comportamiento o violacin de las reglas, puede solaparse enotro personaje y reingresar. Y este juego puede repetirse cuantas vecesse lo desee, existe un enorme placer en vulnerar las fronteras de la es-tigmatizacin y la exclusin, lo que en el mundo real suele ser casiimposible.

    Este tipo de comunicacin, basado en lo que cada quin quieremostrar de s mismo, independientemente del otro, puede considerar-se una forma narcisista de inclusin en el espacio meditico que no seconecta tanto con la soledad, como suele pensarse, sino con la necesidadde trascender el marco seguro, pero estrecho de las paredes de la casa:

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    [fuera de Internet] tus posibilidades se reducen a lo que est inmediata-mente a tu alcance, en el medio en que te desenvuelves (Mauricio, 23aos, estudiante de comunicacin). Lipovetsky sostiene, cuando se refierea la proliferacin de mltiples canales de expresin mediatizada, queestos representan [...] la primaca del acto de comunicacin sobre lanaturaleza de lo comunicado, la indiferencia por los contenidos, la reab-sorcin ldica del sentido, la comunicacin sin objetivo ni pblico, elemisor convertido en el principal receptor [...] la posibilidad y el deseode expresarse sea cual fuere la naturaleza del mensaje, el derecho y el

    placer narcisista a expresarse para nada, para s mismo, pero con registroamplificado por un medium (1993:15).En el mismo sentido, la posibilidad de ejercer el mal denominado

    anonimato, no expresa el deseo de pasar desapercibido, sino por el con-trario, de ser ms reconocido a partir de mostrar, frente a los otros rasgosfsicos o caractersticas de personalidad que se consideran socialmenteaceptables o se desea poseer: Ser annimo te puede proteger, ser otrapersona, por ejemplo si eres gordito, puedes decir lo contrario y hastasentir que eres otra persona (Manuel, 24 aos, estudiante de medicina).Anonimia, dice Mayans (2002:210), significa ausencia de nombre. Y sihay algo que tienen todos los personajes, por efmeros que puedan

    llegar a ser, es nombre. Todas las acciones significativas de ese personajesern atribuidas a ese nombre, a esa personalidad definida expresa yexpresivamente. El hecho de poder realizar cambios en el sexo, la es-colaridad, la personalidad, o la pertenencia social o tnica, se convierteen un vehculo ideal para que los jvenes proyecten aspectos negados oidealizados, liberen deseos reprimidos: ver qu se siente ser falsamenteuna mujer (Jos Alberto, 23 aos, estudiante de psicologa), o asumanprejuicios contra minoras raciales, sexuales o tnicas que normalmentese autocensuran: En persona es difcil que llegues con una tipa que note gusta como se ve y la insultes porque tienes riesgo fsico de que te res-ponda (Alejandra, 22 aos, estudiante). Ejercer toda clase de pulsiones,manifestar deseos insatisfechos o liberar sentimientos agresivos, produceun alivio que contribuye a desactivar la violencia, tanto la que se expresacomo la que se reprime, en el plano de las relaciones cara a cara.

    Si todos pueden potencialmente simular ser otro, esto tiene con-secuencias evidentes sobre la identidad y el sentido de la alteridad. Elotro deja de ser alguien en particular para convertirse imaginariamenteen muchos otros, mutar entre varios o volverse inasible entre las repre-sentaciones posibles. Esto provoca que la interaccin, cualquiera que sea

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    (aceptacin, rechazo, negacin, estigmatizacin, idealizacin, etctera),no produzca efectos reales sobre el destinatario que, adems, seguramen-te no es quien dice ser, puede multiplicarse o simplemente desaparecer.:

    [...] al estar buscando yo un crculo para transportarme a otro mundo, lespregunt si me podan ayudar, y uno de ellos me dijo que lo siguiera, yocoloqu mi personaje a lado del suyo y comenc a caminar, pero me escribique s me mostrara el lugar, pero que tena que ir atrs de l, que no juntarami personaje con el suyo, yo le hice caso y cambi de posicin a mi mueco.

    En realidad ninguna de sus actitudes me importaba, saba que era un juego,y finalmente mi objetivo era simplemente jugar y experimentar el videojuegoen lnea, as que toler sus comentarios que subieron de tono cada vez(Gabriela, 23 aos, estudiante de comunicacin).

    Tampoco se requiere su presencia para establecer la fronteraentre lo propio y lo extrao; de hecho, esta frontera no existe porque nopuede asentarse en ninguna de las condiciones que fincan simb-licamente al otro dentro de un espacio, un tiempo, una personalidad,una cultura o una clase social.

    El Messenger: para los conocidos ausentes y presentes

    Al entrar a la universidad, el chat es abandonado y reemplazado porotra herramienta que todos juzgan ms til; elMessenger.15 ElMessengerconstituye un canal para relacionarse mayormente con los conocidos,tanto los que se ven cotidianamente, compaeros de clase y amigos, comoaquellos que no se ven seguido por razones de distancia o familiares: Yano decimos te veo en el caf, ya decimos te veo en el Messenger (Luis,29 aos, egresado de psicologa). Por ejemplo, los amigos de la escuelapreparatoria o los parientes o amigos que migraron a Estados Unidos, o

    15 El Messenger es un programa de mensajera instantnea que cualquiera puedebajar en su computadora. La diferencia entre en el chat y el Messenger es que mientrasal primero accede cualquiera, el segundo est diseado para que slo ingresen aquelloscontactos que el usuario agrega a su lista o da la autorizacin para que ingresen. El chatpermite relacionarse con personas desconocidas de cualquier parte del mundo, el

    Messenger se utiliza bsicamente para estar en contacto con los conocidos, amigoso familiares.

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    simplemente viven en el otro extremo de la ciudad: [ElMessenger] es laformade estaren contacto con los ms cercanos: de trabajo [...] y de amis-tad con gente que conozco y veo regularmente o con gente que yaconozco pero no veo tan seguido como quisiera (Judith, 29 aos, estu-diante de qumica industrial). El Messenger permite seguir en contactocon los que estn lejos geogrficamente, o no perder el contacto conaquellos que fueron muy significativos en el pasado: Platico con amigosque ya no puedo ver porque estn en Estados Unidos [] principalmentecon conocidos que tengo alguna dificultad para ver (Luis, 29 aos,

    estudiante de psicologa). En esta perspectiva, elMessenger no representauna sustitucin de esos vnculos, sino una recreacin de los mismos enotro escenario. Tampoco representa la renuncia a los espacios tradiciona-les de encuentro, ms bien se instituye como la posibilidad de darlescontinuidad en el flujo incesante de imgenes, narrativas, desplaza-mientos virtuales y reales.

    Otra de las aplicaciones ms comunes delMessenger es para realizarlas tareas del equipo en la red, ya sea enviar informacin, dividirse eltrabajo y luego alguien se encarga de compaginarlo, revisar la parte quehizo cada quien, realizar consultas o pedir orientacin. En este procesose intercalan bromas, pequeas conversaciones y comentarios acerca de

    asuntos personales o de la universidad: A veces utilizo elMessenger concompaeros de la escuela con quienes nos repartimos el trabajo paraque se haga un poco ms ligero; a veces necesitas enviarle un archivo aalguien o un mensaje diciendo que no puedes con el trabajo o que tehace falta alguna informacin (Judith, 29 estudiante de qumica indus-trial). Pero tambin manifestaron que cuando estaban en la universidadles gustaba reunirse para trabajar, platicar o tomar caf. Nadie considerque elMessenger poda reemplazar estos encuentros cara a cara; ms bienlos viven como alternativas que permiten ampliar las posibilidades deestar siempre en contacto, visibles y disponibles, realidad mediada quetambin permite experimentar el telfono celular.

    Las comunidades virtuales: espacios de pertenencia flexibles

    Todos los entrevistados manifestaron haber participado alguna vez deuna comunidad virtual (de juegos, comics, de fanticos del ftbol, decinfilos, de corazones solitarios, de solidaridad con alguna causa o per-sona, etctera), y varios lo siguen haciendo regular u ocasionalmente. En

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    la realidad virtual, la comunidad se finca en contactos efmeros con otrosjvenes que probablemente nunca se conocern, unidos slo por uninters coyuntural; cuando se agota o cambia, la comunidad desapa-rece o se establece con otros. Asimismo, lo comunitario alude a los gustosy preferencias compartidas y escogidas libre e individualmente. Tampocose rige por obligaciones morales, cdigos o normas, ni tiene un pasadoque la marque ni un futuro que la comprometa: cada quien puede fundary refundar comunidades cuantas veces lo desee. La pregunta que surgenaturalmente, es por qu los miembros de los agrupamientos virtuales

    insisten en llamarse comunidades si estos vnculos conservan tan pocodel sentido original? Silverstone (2004) responde que sentimos lanecesidad de pertenecer, y necesitamos la confirmacin de que en efectopertenecemos:

    Construimos ideas sobre a qu cosas pertenecemos, y las definimos ycomprendemos en las imgenes que tenemos de ellas o en las que se nosofrecen. Necesitamos que se nos recuerde y confirme constantemente quenuestro sentido de pertenencia y nuestra participacin son valiosos [].Soamos con la comunidad. Con los elementos comunes y las realidadescompartidas que la apuntalan. Soamos con una vida con otros: la seguridaddel lugar, la familiaridad, la proteccin [...] La comunidad, entonces, es una

    versin del hogar. Pero es pblica y no privada [] Tambin es una cuestinde creencia, un conjunto de demandas de ser parte de algo compartible ysingular [] Las comunidades se viven. Pero tambin se imaginan.(Silverstone, 2004:156-157).

    Otra respuesta tentativa podra ser que los jvenes internautas reniegande los encasillamientos a los que son sometidos en el mundo real, par-ticularmente los que los condenan a la estigmatizacin, rechazo o margi-nacin, negndoles oportunidades de integracin, participacin y acep-tacin plena en muchos mbitos significativos de su vida cotidiana.

    Las comunidades virtuales abren nuevas formas de comunicacin que

    circulan por canales paralelos y, no obstante, estn intercomunicadas anivel de los deseos insatisfechos o reprimidos, las pulsiones amorosas,las angustias existenciales, el deseo de trascender, y la ilusin de controlde lo que est fuera de nuestro alcance. En este sentido, cumplen unafuncin de compensacin importante, porque permiten tolerar mejor laslimitaciones o frustraciones de los vnculos tradicionales, ampliar las po-

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    sibilidades de encuentros y sortear ilusoriamente las dificultades y eltiempo que provocan los encuentros reales o la falta de ellos.

    PARACONCLUIR

    La creciente importancia de Internet en la vida personal, social, poltica

    y acadmica de los jvenes universitarios est transformando los modostradicionales de organizacin y participacin, pero no necesariamente enla direccin de desaparecer o de ser reemplazados, sino en la ampliacinde sus posibilidades o en la modificacin de sus sentidos. Uno de los as-pectos fundamentales que explica el deseo de integrar comunidadesvirtuales es la bsqueda de reconocimiento o el deseo de trascender atravs de los medios ms all de las fronteras domsticas e instituciona-les donde se mueven habitualmente (Winocur, 2001). Dicha realidad sepuede interpretar dentro de otra ms general, vinculada a los procesosde construccin y reconstruccin de las identidades juveniles en lasgrandes ciudades. La identidad ha dejado de ser una esencia culturalahistrica e inmutable, para manifestarse en un conjunto de prcticasy representaciones en permanente redefinicin de sujetos diversos quese mueven en espacios heterogneos. Lo que se ha modificado no es eldeseo de pertenecer sino el sentido y las formas de la pertenencia. Ser,o formar parte de uno, o varios grupos, ya no refleja slo lo que nospermite diferenciarnos frente a los otros, sino la reivindicacin de lavalidez de tales diferencias en el uso, demarcacin y simbolizacin delterritorio.

    A pesar de la proliferacin creciente de las redes y comunidadesvirtuales, no hay elementos para pensar que reemplazarn los vnculosfamiliares, las relaciones amorosas o las formas de sociabilidad tradi-cionales. Ms bien se ubican en la recreacin ideal de espacios afectivos

    y recreativos que han entrado en crisis, o cubriendo aspectos que semuestran insatisfactorios. Las comunidades virtuales poseen mecanismosmucho ms laxos de inclusin y exclusin, los cuales les permiten ejercerel sentido de pertenencia a travs de una prctica ldica y nmada dereinvencin constante de la identidad. En la direccin planteada, lanecesidad de establecer comunidades online, se puede entender, por unaparte, como la recuperacin ilusoria de los lazos comunitarios, pero en

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    un formato light, que integre pero que no amarre, que contenga peroque no prescriba, que escuche pero que no juzgue, que ayude pero queno exija nada a cambio. En sntesis, que brinde sentido de pertenenciapero que no castigue ni margine a quien elige salirse; y, por otra, comouna manifestacin explcita e implcita del deseo individual y grupal delograr una mayor tolerancia y reconocimiento de las diferencias. De ahque la importancia fundamental de estas redes y contactos virtuales noresida tanto en su capacidad de multiplicarse o en su poder de convo-catoria, sino en la proyeccin y validacin de las necesidades de sus

    miembros, jvenes y adolescentes, en sus mbitos de pertenencia. Lo queall se vuelve motivo de exclusin, aqu se transforma en condicin depertenencia.

    Por ltimo, la exploracin del conjunto de las formas de interacciny navegacin en la red de los jvenes universitarios entrevistados demues-tra, por una parte, que todo lo que se obtiene en la red informacin,entretenimiento, competencias informticas, nuevas relaciones, secapitaliza y se valida fundamentalmente en el mundo de las relacionespersona a persona. Mucho de lo que ocurre y transcurre en la red ad-quiere sentido para los jvenes cuando pueden ejercer sus beneficios enel mundo de lo real. Detrs de cada coqueteo virtual se esconde la secreta

    esperanza de que ste se concrete en una relacin de carne y hueso; lamayora de los correos electrnicos se intercambian entre personas queya se conocen o entre comunidades acadmicas de pares; la mayor partede la informacin que buscan, consultan y bajan es utilizada para au-mentar sus ventajas comparativas en las tareas e investigaciones en loscrculos escolares o acadmicos donde se encuentran cara a cara, o comouna fuente de prestigio y de inclusin en los espacios de sociabilidadcon los amigos y compaeros.

    La red sirve fundamentalmente para estar en contacto con los co-nocidos, con los cuales se tiene un fuerte vnculo afectivo que seconstruy en el mundo real (parientes que viven lejos, amigos de la pre-paratoria, novios); o una relacin cotidiana intensa como los compaerosde la universidad planteada a partir del trabajo en equipo, el intercam-bio de informacin, o la socializacin informtica. En el sentido expuesto,por el momento y en las condiciones planteadas por la investigacinjvenes universitarios mexicanos de clase media y de sectores popu-lares que asisten a la universidad pblica, no habra elementos parapensar que los intercambios virtuales estn debilitando o reemplazandolas formas de encuentro y de sociabilidad tradicionales. Ms bien parecen

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    ubicarse como estrategias de reforzamiento y de recreacin de estosvnculos (ciertamente amenazados por las distancias y las separaciones)en el espacio virtual.

    Por ltimo, la manera como los jvenes han incorporado a Interneten sus vidas, con entradas y salidas simultneas entre los mbitos offliney online, sugiere que la participacin en ambos mundos se integra en laexperiencia cotidiana del hoy, en el trnsito permanente entre el adentroy el afuera de la casa, en las distintas formas de ser y habitar en las ciu-dades, y en distintos mbitos pblicos y privados, cuya localizacin no

    se ubica necesariamente dentro y fuera del hogar. Esta experiencia desocializacin nos seala la creciente importancia de Internet en la vidade los jvenes, no porque sustituya al mundo palpable, sino por lamanera como cabalga sobre el mismo. No dejan de estar conectados a lared, aunque hayan interrumpido la conexin fsica, y no dejan de estarconectados con el mundo real, aunque estn fsicamente conectados ala red. Tal vez porque la experiencia de los intercambios virtuales no fuealgo que se inaugur con Internet. El telfono, la televisin, el cine, losvideojuegos naturalizaron en la vida cotidiana la experiencia de estar aquy all al mismo tiempo, de participar de otro mundos, de otros tiempos,de otras realidades sin moverse del silln de la sala de estar; de simular

    otras vidas y otras personalidades pegado a la consola del videojuego.Los jvenes se mueven en dos mundos de experiencia diferentes peroque no son vividos como antagnicos sino como continuos, convergentesy complementarios. En realidad, la mayora comprende claramente lafrontera simblica que separa estos mundos: [...] es la mera existenciade esta frontera, y la habilidad de cruzarla en mayor o menor medida avoluntad, lo que constituye parte del placer (Thompson, 1998:288), yes precisamente esta habilidad la que les permite jugar con todas las po-sibilidades, desplazndose de un lugar al otro en el ejercicio sostenidode un presente continuo.

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