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Page 1: WHITE,H. Metahistoria, la imaginación histórica en la Europa del siglo XIX. México, Fondo de Cultura Económica, 1992

WHITE,H. Metahistoria, la imaginación histórica en la Europa del siglo XIX.

México, Fondo de Cultura Económica, 1992.

Hayden White en Metahistoria: la imaginación histórica en la Europa del siglo

XIX1 considera la obra histórica como “una estructura verbal en forma de discurso en

prosa narrativa”2. Es decir, busca analizar más allá de los datos, conceptos teóricos o

estructura narrativa de la obra – lo que se puede considerar como la superficie o el nivel

manifiesto. En cambio, propone el entendimiento de la historiografía como un acto

poético, es decir, el acto en el cual el historiador “prefigura el campo histórico y lo

constituye como un dominio sobre el cual aplicar las teorías específicas para explicar

<lo que en realidad estaba sucediendo> en él”3. White intenta así hacer explícitos y

visibles, a través de posibilidades de prefiguración tropológica, las conceptualizaciones

previas con las cuales el historiador concibe la realidad del pasado.

PREFACIO

La obra comienza con una introducción destinada a exponer una teoría formal de

la obra histórica que considere en pensamiento histórico europeo del siglo XIX como

una estructura verbal en forma de discurso en prosa narrativa. Tanto la historia como la

filosofía de la historia combinan datos y conceptos con el fin de representar un conjunto

de acontecimientos que supuestamente ocurrieron en tiempos pasados. White afirma

también que poseen un contenido estructura profundo de naturaleza poética. Este

contenido funciona como paradigma lingüístico metahistórico presente en todas las

obras de historiografía. Por lo tanto, la obra de White no tiene como objetivo el análisis

de los datos o conceptos utilizados en las obras de los historiadores y filósofos del siglo

XIX, lo que se puede considerar la superficie o nivel manifiesto del texto. Lo que

pretende el autor es realizar un análisis profundo de los elementos poéticos y pre-

figurados.

En un primer nivel, White entiende que existen tres formas con las cuales los

autores buscan producir un efecto explicatorio: la explicación por la trama, la

argumentación formal y la implicación ideológica. En el plano más profundo,

1 WHITE, H. Metahistoria. la imaginación histórica en la Europa del siglo XIX. México, Fondo de Cultura Económica, 1992. 423 pp.2 Ibíd. p. 93 Ibíd. p. 10

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encontramos la conciencia histórica: una estrategia en donde se pre-configura el campo

histórico. Este último acto tiene una base metalingüística.

De este modo, en la obra el autor establece siete puntos principales:

1. No existe diferencia, en un nivel de análisis profundo, entre la historia y la

filosofía de la historia.

2. Lo anterior, debido a que los modos posibles en ambas son los mismos.

3. Los modos son formalizaciones de intuiciones poéticas que analíticamente los

preceden.

4. Por tanto, no existe un mundo más realista que otro.

5. Es necesario, para los historiadores y filósofos de la historia, realizar una

elección entre estrategias interpretativas rivales.

6. La base de esta elección es estética o moral antes que epistemológica.

7. La historia como una forma de ciencia es sólo una modalidad específica de

conceptualización histórica.

Metahistoria está escrita, según su autor, en el modo de “ironía conciente”. Es decir,

vuelve la conciencia irónica en contra de la propia ironía y, con esto, busca superarla. El

fin es el re-construir a la historia como un acto poético, científico y filosófico.

INTRODUCCIÓN: LA POÉTICA DE LA HISTORIA.

En el siglo XIX se consideraba la “historia” como un modo específico de

existencia, la “conciencia histórico” un modo específico de pensamiento y el

“conocimiento histórico” un dominio autónomo del espectro de las ciencias físicas y

humanas. Al contrario, en el siglo XX autores como Heidegger, Sarte, Leví-Strauss y

Foucault planteron dudas en torno al valor de conciencia específicamente histórica. Han

insistido en el carácter ficticio de estas reconstrucciones y cuestionado su validez

científica. La obra de White pretende contribuir a este debate en torno a la naturaleza y

función del conocimiento histórico.

En su obra, busca familiarizar historia y filosofía de la historia a través de un

método formalista con el cual establecer los componentes estructurales de la narración.

Como veremos, todas las obras analizadas poseen diferentes modos de cómo conciben

el “deber ser” de la literatura histórica. Para lo anterior, se hace enormemente necesaria

la construcción de un tipo ideal de obra histórica.

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TEORÍA DE LA OBRA HISTÓRICA

El autor comienza distinguiendo entre: 1) crónica; 2) relato (cuento); 3) modo de

tramar; 4) modo de argumentación y 2) modo de implicación ideológica. En la crónica y

el relato, los electos primitivos de la narración histórica, el historiador selecciona datos

del registro histórico con el fin de hacer ese registro más comprensible para un público

particular. Los electos del campo histórico se organizan en una crónica de orden

temporal. Así entendida la obra histórica es un intento de media entre el campo

histórico, el registro de datos sobre el pasado, otras narraciones historiográficas y el

público lector. La crónica pasa a ser relato en cuanto los elementos poseen un principio,

un desarrollo y un fin. Pasa a ser un espectáculo. La única diferencia, aclara el autor,

entre la literatura y la historiografía, no es su forma, sino en contenido, en la medida en

que en la segunda los datos existen fuera de la conciencia del historiador.

En el orden con el cual el historiador organiza los hechos narrados está el

significado del texto. La explicación por la trama, la argumentación formal y la

implicación ideológica son formas sobre las cuales se construye el sentido de la obra.

EXPLICACIÓN POR LA TRAMA

La explicación por la trama es la que “da el <significado> de un relato mediante

la identificación del tipo de relato que se ha narrado”4. Basándose en el análisis de

Northrop Frye en Anatomy of criticism: four essays5 White reconoce cuatro formas de

tramar. La primera, el romance, corresponde al “drama de autoidentificación

simbolizado por la trascendencia del héroe del mundo de la experiencia, su victoria

sobre éste y su liberación final de ese mundo”6. White identifica el romance con el

pensamiento de Michelet y su análisis del pueblo en la revolución francesa. La segunda,

la comedia, es “la esperanza de un triunfo provisional del hombre sobre su mundo por

medio de la perspectiva de ocasionales reconciliaciones de las fuerzas en juego en los

mundos social y natural”7. Es la forma de tramar propia de la historiografía de Ranke y

del entendimiento marxista del proceso histórico. La tercera forma de tramar, la

tragedia, corresponde al drama en donde no existen reconciliaciones, existen farsas. Al

4 Ibíd. p. 185 Vease FRYE, N. The Anatomy of criticism: for essays. Princeton, Princeton University Press, 1971.6 Ibíd. p. 197 Ibíd. p. 20

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final de la tragedia existe la adquisición de conciencia por parte de los actores de la ley

que gobierna la existencia humana. La trama trágica es posible encontrarla en la

historiografía de Tocqueville y en la perspectiva de Marx de las leyes económicas que

gobiernan la materia. Por último, la sátira, es el drama identificado con el

reconocimiento del hombre como prisionero del mundo. La sátira, como veremos es

propia del pensamiento de Burckhardt.

LA ARGUMENTACIÓN FORMAL

La argumentación formal es la explicación de lo que ocurre en el relato

“invocando principios de combinación que sirven como presuntas leyes de explicación

histórica”8. El autor, a través de los análisis realizados por Kenneth Burke en A Gramar

of Motives9, afirma la existencia de cuatro formas de argumentación formal. La

primera, el formalismo, es la “identificación de las características exclusivas de objetos

que habitan en el campo histórico”10. El formalismo es el método propio de autores

como Herder y Michelet y el cual el propio White busca utilizar. La segunda, el

organicismo, es la descripción de “los particulares discernidos en al campo histórico

como componentes de procesos sintéticos”11. El organicismo es posible ejemplificarlo

en el entendimiento rankeano de los agentes históricos y en el método de análisis

marxista del proceso histórico. La tercera forma de argumentación es el mecanicismo,

el cual identifica “los actos de los agentes como manifestaciones de agencias

<extrahistóricas> que tienen origen en el escenario donde se desarrolla la acción

descrita por la narración”12. Ejemplos de historiadores mecanicistas son Buckle, Taine o

el análisis marxista del mundo físico-material. Por último, está el contextualismo, en el

cual “los acontecimientos pueden ser explicados colocándolos en el contexto de su

ocurrencia”13. El suceso relatado es entendido basándose en las relaciones que tiene éste

con los hechos ocurridos dentro de su espacio temporal. El contextualismo es un acto de

«coligación» - entendiendo éste dentro de la conceptualización de W.H. Walsh en

8 Ibíd. p. 229 Vease BURKE, K. A Gramar of Motive. Berkeley y Los Ángeles, University of California Press, 1969 10 Ibíd. p. 2411 Ibíd. p. 26 12 Ibíd. p. 27 13 Ibíd. p. 28

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Introducción a la Filosofía de la Historia14 – y corresponde, por tanto, a cualquier

historiador.

LA IMPLICACIÓN IDEOLÓGICA

La implicación ideológica es “el elemento ético en la asunción por el historiador

de una posición particular sobre el problema de la naturaleza del conocimiento histórico

y las implicaciones que pueden derivarse del estudio de acontecimientos pasados para la

comprensión de los hechos presentes”15. Basándose en el análisis y la crítica de la obra

de Karl Mannheim Ideología y Utopía: introducción a la sociología del conocimiento16

White reconoce cuatro formas de implicaciones ideológicas propias del siglo XIX. En

primer lugar, encontramos el conservadurismo, el cual se identifica con la

desconfianza generalizada al cambio, la percepción del proceso histórico como

gradaciones de tipo vegetal o natural y la tendencia a percibir la evolución histórica

como una elaboración progresiva de la estructura de una institución actual. El

conservadurismo es posible de apreciar, por ejemplo, en la visión rankeana del proceso

histórico. En segundo lugar, el liberalismo, es la ideología tendiente a concebir el

cambio como ajustes o afinaciones de un mecanismo. El liberalismo favorece el ritmo

social del cambio, el debate parlamentario o juego democrático no conflictivo pensando

siempre en el mejoramiento de la estructura predominante en un futuro remoto – lo que

elimina la posibilidad de cambios repentinos al orden establecido. Los liberales se

proponen, como veremos en Barros Arana, una historiografía que busque tendencias

generales a la corriente principal de desarrollo. En tercer lugar, encontramos al

radicalismo, caracterizado por un optimismo frente al cambio social y la creencia en la

necesidad de transformar las estructuras de poder con el fin de construir la sociedad

sobre nuevas bases. El radicalismo contempla la posibilidad de cambios repentinos y

acelerados. En cuanto a la perspectiva del futuro, los radicales perciben la condición

utópica como inminente. Marx, según White, era radical en el sentido de creer en la

pronta desaparición del capitalismo dadas las leyes lógicas de la historia. Por último,

encontramos al anarquismo, el cual se caracteriza por un optimismo exacerbado frente

al cambio social y por la creencia – al igual que los radicales – de la necesidad de

14 WALSH, W.H Introduction to the Philosophy of History. Nueva York, Harper Tochbook, 195815 Ibíd. p. 3216 MANNHEIM, K. Ideology and Utopy: an Introduction to the Sociology of Knowledge. Nueva York, Harcourt, Brace & Co, 1946

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transformaciones estructurales totales y de forma cataclísmica. El fin del anarquismo es

construir una nueva sociedad basada en una comunidad de individuos que se mantienen

unidos por el sentimiento de su humanidad común y el recuerdo de un pasado de

libertad humana total.

El PROBLEMA DE LOS ESTILOS HISTORIOGRÁFICOS

Así, basándose en la combinación y en las afinidades electivas posibles entre las

tres categorías analizadas anteriormente, White distingue lo que llama «estilo

historiográfico». “En mi opinión un estilo historiográfico representa una combinación

particular de modos de tramar, de argumentación y de implicación ideológica”17. Las

combinaciones no se deben tomar como relaciones necesarias, más bien, existen en los

historiadores constantes tensiones dialécticas en la forma componer su estilo. Las

afinidades electivas posibles son:

Modo de tramarModo de argumentación Modo de implicación ideológica

Romántico Formista AnarquistaTrágico Mecanicista RadicalCómico Organicista ConservadorSatírico Contextualista Liberal

LA TEORÍA DE LOS TROPOS

La cuarta y última categoría de análisis profundo corresponde a la teoría de los

tropos. Ésta es la base para clasificar las estructuras profundas de imaginación histórica.

La teoría de los tropos ofrece recursos útiles para “comprender las operaciones por las

cuales los contenidos de experiencia que se resisten a la descripción en prosa clara y

racional pueden ser captados en forma prefigurativa y preparados para la aprehensión

conciente”18. Basándose en el análisis y crítica de autores como Roman Jakobson en

Linguistic and Poetics, Claude Lévi-Strauss en The Savage Mind y Jacques Lacan en

The Insistente of the Letter in the Unconscius, White identifica cuatro tropos básicos

para el análisis del lenguaje poético: metáfora, metonimia, sinécdoque e ironía. En la

metáfora “los fenómenos pueden ser caracterizados en términos de su semejanza con, y

diferencia de, otros, al modo de la analogía o símil, como en la frase <mi amor una

17Ibíd. p. 3818 Ibíd. p. 43

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rosa>”19. El entendimiento de la explicación historiográfica en Michelet y el proyecto

filosófico de Nietzche pueden ser carácterizados basándonos en la metáfora .En la

metonomia “el nombre de una parte de una cosa puede sustituir el nombre del todo,

como la frase, <cincuenta velas>, cuando lo que se quiere decir es <cincuenta

barcos>”20. La metonimia es propia, por ejemplo, del proyecto filosófico de Marx. En la

sinécdoque “un fenómeno puede ser caracterizado utilizando la parte para simbolizar

alguna cualidad presuntamente inherente a la totalidad, como en la expresión <es todo

corazón>”21. Por último, en la ironía, “se pueden caracterizar entidades negando en el

nivel figurativo lo que se afirma positivamente en el nivel literal”22.

19 Ibíd. 20 Ibíd.21 Ibíd.22 Ibíd.

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