“TE AMO PERO POR FAVOR MUERE”

Hecho por: Stefania Gerini

Las relaciones de pareja son tan complicadas. Pero la pregunta es ¿Para quién?.

Sí, leyeron bien. ¿A quién se le exige más en la relación, la libertad de quién está

constantemente puesta a prueba?

Desde mi experiencia, lo que he observado y analizado este semestre, es la de la mujer.

Dentro de las relaciones heterosexuales es el hombre quien siempre tiene la última

palabra. Todo nuestro comportamiento se basa en ellos.

Es típico o bueno, al menos en mi caso, escuchar la frase: “¿Vas a dejar que tu novio te

vea así de fachosa?” , “si no te cuidas, te va a dejar”, “tienes que atenderlo”.

Estas frases siempre han estado presentes en mis relaciones de pareja. Estas frases

dichas por mi padre pero más marcadas por mi madre son las que he tenido que soportar

y vivir con. Y creo no ser la única.

Siempre me he cuestionado lo que se me ha dicho. Me pregunto: ¿Mi cuerpo y mi vida

gira entorno a un hombre?

A pesar de cuestionarme estas frases, una parte de mí me dice que así tiene que ser,

pues todas las mujeres siguen el mismo patrón. ¿Porqué yo no?

Sin embargo, creo que he llegado al punto de sentirme asqueada; que mi vida gire en

torno a la de un hombre, que mi libertad al tomar decisiones se vea limitada, que mi amor

esté condicionado por mi físico y mis acciones.

Comenzando por estar siempre para ellos es una ardua tarea, muy demandante y pesada

y ellos no siempre están disponibles para nosotras, no se les exige tanto aseo personal

como a nosotras, ya que tenemos que estar impecables cuando van a visitarnos.

Nosotras tenemos que tener la cara, cabello, piel y cuerpo perfecto, ¿y a ellos? ¿Se les

exige lo mismo?

En cuanto a atenderlos se trata, me pregunto: ¿Por qué cuando van a nuestras casa,

somos siempre nosotras las que tenemos que atenderlos en todo?

Una cosa es ser buena anfitriona y otra estar al servicio total del hombre que exige le

pasen hasta el plato que tiene en frente.

Cuando vamos a sus casas ¿quién nos atiende atiende? su mamá ¿no?

¿Dónde está la actitud de servicio y atención de ellos a nosotras? Dice Bonino que el

objetivo del hombre es “anular a la mujer como sujeto, forzándola a una mayor disponibilidad e

imponiéndole una identidad "al servicio del varón”. Creo que no se equivoco, ahora soy capas de

observarlo en cada “pequeño detalle de mis relaciones con hombres.

En cosas “tan simples” podemos observar el machismo. Aunque no es cosa sencilla

detectarlo puesto que nos educaron “tan bien”, con ideas, valores y actitudes machistas

que se nos hace normal y simplemente seguimos el patrón que nuestras madres tuvieron

que seguir porque no pudieron cuestionarlo. A este tipo de machismo se les llama

micromachismo (Mm) ya que es más difícil de detectar.

Muchas de las cosas que nos han enseñado sobre cómo comportarnos con los hombres,

qué hacer para lograr que nos quieran y que es nuestra responsabilidad mantenerlos a

nuestro lado, están fusionadas con los valores y el rol de género que desde pequeñas la

escuela, familia y sociedad nos han infundido. Por esto, nos es tan dif ícil diferenciar

actitudes agresivas de las “normales” de los hombres a nosotras.

Tomemos el ejemplo que mencioné al principio. Sobre atender a tu novio cuando te visita

en casa y cómo es tu “obligación” hacerlo siempre.

En este caso, es difícil identificar el machismo, pues si alguien va a tu casa, lo correcto

sería que lo atendieras ¿no? Sin embargo, más allá de ofrecerle un vaso de agua, va

implícito nuestro papel de que como mujeres tenemos que atenderlos. Que seremos

amas de casa y que tendremos que atender TODAS sus necesidades. ¿Qué a caso ellos

no pueden hacerse de cenar, servirse un vaso de agua? ¿Qué no se supone que son el

sexo fuerte?

¡Qué impactante! , ¿no les parece? Al parecer nacimos para atenderlos y complacerlos.

Tocando el tema de la libertad. La mujer se ve constantemente limitada en este aspecto

dentro de la relación de pareja. Limita su forma de vestirse, de actuar y de ser.

Siempre tenemos que estar impecables para ellos, de los pies a la cabeza. Tenemos que

exigirnos ser perfectas. Depilarnos, usar tacones, ponernos a dieta, matarnos haciendo

ejercicio, usando cremas y maquillaje. Todo para complacerlos.

Como si pasar por todo esto no fuera suficiente, también perdemos el derecho a decidir

que queremos llevar puesto. Los hombres pueden decidir sobre cómo nos vestimos. Que

nos está permitido usar y qué no.

Les contaré de mi experiencia. Un ex novio me decía, cuando una blusa no le gustaba,

que me cambiara, que me veía mal y ¿qué creen? ¡ME CAMBIABA!

Creo que no soy la primera ni la última que ha pasado por esta situación. ¿Qué los hace

creer que tienen el derecho de decidir sobre nuestra forma de vestir?

Creen que porque son nuestros novios o esposos tiene el derecho de decidir sobre

nuestros cuerpos, que les pertenecemos. E incluso que tienen el poder de tomar

decisiones por nosotras. ¿Cuándo nos convertimos en su propiedad? que yo no me

entere.

Ahora que lo pienso, dice Arjona en su canción de “Mujeres” : “Dios vio al hombre tan

solo que sin dudar pensó en dos” . Es decir, que nos creó para acompañarlos, para que

no estén tristes. Para que haya “alguien” que les resuelva su vida.

Otro aspecto fundamental sobre la libertad de la mujer se ve también reflejada a la

hora de salir. Un hombre tiene la libertad y el derecho de hacerlo, la mujer no. No sin

permiso y condiciones.

Un día mi padre me dijo que, si mi novio estaba de viaje, yo no podía salir pues era una

falta de respeto. Las “niñas bien” se quedan en casa”. Ya imaginarán mi indignación y

enojo. O sea, ¿mi novio puede irse de viaje y salir y por eso yo debo encerrarme en casa?

No sé que opinen ustedes, pero a mi me parece aberrante. Ahora resulta que mi libertad

depende de mi pareja. Creo y lo vuelvo a repetir, no soy la única que ha pasado por esto.

Es tan común y a veces tan normalizado que la gente no se los cuestiona.

O antes no me lo cuestionaba, lo veía por todos lados y llegué a pensar que era lo normal.

Ahora veo las cosas tan diferentes que fue por eso que quise escoger esta problemática

para presentarla.

Un factor importante en que tomara la decisión de basar mi ensayo en las

relaciones de pareja fue Hollywood y sus películas románticas.

Nunca me había cuestionado antes lo que observaba en las películas, al contrario,

terminaba diciendo “que bonita historia de amor”.

¡Qué ciega fui! Hace unos días, estaba recordando una película que cuando la vi no me

llamo la atención, pero ahora me dejó mucho en que pensar. Esta dichosa película es la

de “Las mujeres perfectas”, no puedo creer que ni el titulo me llamara la atención. Bueno,

esta película se trata de una pequeña comunidad donde todas las mujeres son perfectas,

hablando de perfectas en un lenguaje machista. Todas las mujeres de la película salen

impecables de los pies a la cabeza, cuerpo delgados, con bustos grandes y vestimentas

finas y sin enseñar mucho cuerpo, y sobre todo son muy serviciales con los maridos y

unas fieras en la cama. Hay una escena de esta película que me llamó mucho la atención

donde están las mujeres haciendo ejercicio pintadas, todas hermosas, arregladas como si

fueran a salir de fiesta.

¿No les recuerda a algo?, por mi parte yo he observado cuando voy al gimnasio a todas

las chavas muy arregladas y pintadas, nunca entendí porqué, si me preguntan, para mi ir

hacer ejercicio conlleva que me voy a ensuciar, que voy a salir toda sudada y apestosa,

pero para ellas creo que es una forma más de buscar agradar al sexo masculino.

ILLOUS (1992) nos habla de un fenómeno en el cual los jóvenes copian todo lo que

observan de fuentes prestigiosas como lo son las películas, esto me hace cuestionar si

eso es lo que sucede hoy en día. Creo que el mayor maestro que ha educado a las

mujeres a través de los años a ser perfectas y que su obligación es atender al hombre es

la televisión. Todas o en su gran mayoría las películas Hollywoodenses enseñan a la

mujer a siempre estar arregladas y dispuestas a servir a sus hombre y con una gran

sonrisa en la cara. Siempre ponen a las madres en un pedestal por hacer el trabajo de la

casa pero realmente las aprecian o solo es una forma de machismo más sutil (mM), ahora

empiezo a cuestionarme que es realmente lo que nos quieren enseñar estas películas.

Después de observar analíticamente la película de “Las mujeres perfectas” y la de “A él

no le gustas tanto” me han surgido muchos sentimientos, entre enojo, repulsión y dolor,

por que durante mucho tiempo permití que mi concepto de amor y de persona se basara

en estás películas tan alejadas de la realidad.

En estas dos películas ponen a la mujer como la fiel compañera de su esposo, llega a

casa el marido de tener un día “pesado” en el trabajo y su mujer lo atiende, le tiene la

comida servida y le cumple en la cama. Creo que esto esta tan alejado de la realidad

¿dónde queda el trabajo de la mujer en la casa y con lo hijos? a ¿caso ellas no se

cansan?. Como dice Bonino “la mayoria de las mujeres se hacen expertas en leer las

necesidades y en satisfacer los requerimientos del varon, logrando ser valorada por su

eficiencia”. Estas películas por lo que pude observar reflejan a la perfección lo que nos

dice Bonino, solo hablan del placer de los hombres, de sus necesidades y que papel

juega la mujer dentro de esto.

Hablando de placer algo que me impacta es como él hombre, si puede reclamar sus

necesidades pero cuando una mujer lo hace se le toma de “loca”, se le manipula con las

frases de “es que estas en tus días”, “estas muy sentimental” ¡Muy sentimental! como

fregados no vamos a estar sentimentales y locas cuando nuestros deseos son pisoteados,

cuando nuestra vida gira entorno a un hombre que nos manipula y nos utiliza, pero sobre

todo nos menosprecia.

Me llamo la atención que Bonino dice algo muy parecido él dice “sus necesidades y

reclamos no pueden expresarse directamente, y por ello se hacen por vi as “ocultas",

basicamente las quejas y reproches (a los que los varones rapidamente se hacen

inmunes)”. Los hombres se hacen inmunes mientras el valor de la mujer esta hasta por

los suelos y estás películas Hollywoodenses lo único que hacen es enseñar a las mujeres

que así tiene que ser, que todo eso es normal y no podemos aspirar a nada mejor ya que

dependemos de ellos y sin ellos no somos nada. Creo que esto es importante analizar ya

que no creo ser la única mujer que buscó el “amor perfecto” en base a los criterios

Hollywoodenses y sobre todo, a como conseguir estas parejas tan “perfectas” y

mantenerlas a nuestro lado.

Toda la responsabilidad de la relación cae siempre en la mujer, si te deja, es tu culpa, ya

sea que fuiste demasiado intensa o demasiado distante. En las películas de mi análisis lo

pude observar, empezare con la de “A él no le gustas tanto”. Gigi una de las protagonistas

era demasiado intensa en su búsqueda de la relación perfecta y decían que por ese

motivo no podía retener a un hombre a su lado pero por el contrario la pareja de casados,

en la cual la mujer era muy distante y obsesiva, el marido la deja a lo que llegue a la

conclusión de como podemos llenar estos estereotipos que nos imponen las películas,

como llenamos esos zapatos que a parte muchas mujeres ni queremos llenar pero nos

enseñan que tenemos que llenarlos para poder encontrar la felicidad y la vida “perfecta”.

Como no decir TE AMO PERO POR FAVOR MUERETE, es demasiada presión para las

mujeres, no nos dejan ser libres en ningún aspecto, como no ser histéricas cuando

estamos tan reprimidas.

Estas dos películas dejaron un impacto en mi, me hicieron reflexionar y cuestionarme

muchas cosas, quiero que quede claro que no solo limito a las películas en esta

enseñanza tan mezquina de ser mujer ya que en general todo lo que nos bombardean los

medios esta lleno de lo mismo, anuncios, revistas, canciones y puedo seguir

mencionando infinidad de cosas con las que somos bombardeadas pero quise enfocar mi

análisis solamente en las películas ya que para mi fue un gran impacto darme cuenta de

los temas que manejan de trasfondo y que nunca fui capas de observar.

Al ir escribiendo este ensayo todas las emociones que experimente analizando las

películas se reavivaron. Todas estas enseñanzas o mensajes a partir de las películas

tienen un pasado más profundo. Empezare retomando los actos performativos.

“El género no es, de ninguna manera, una identidad estable; tampoco es ellocus operativo de

donde procederían los diferentes actos; más bien, es una identidad débilmente constituida en el

tiempo: una identidad instituida por una repetición estilizada de actos”. Buttler (1990)

Buttler nos habla en su escrito de “Actos performativos y constitución del genero”, como

las mujeres no nacen sino que se hacen. Estoy totalmente de acuerdo con esto y creo

que se vio muy reflejado en las películas, ya que hay ya una serie de reglas o normas que

hacen que te definas como mujer y no tienen nada que ver con la parte fisiológica, estos

actos conllevan el que una mujer debe ser débil, delicada y estar al cuidado de los demás

y al servicio y es algo que nos enseñan desde niñas y que nunca nos atrevimos a

cuestionar. Menciona Wittig (1992) que “Lo que constituye a una mujer es una relación

social específica con un hombre, una relación que hemos llamado servidumbre”, creo que

esta relación social nos la enseñan desde que nos ponen a jugar con muñecas, a la casita

siempre al cuidado de lo demás y a esperar con ansias casarte y tener tu propia casa y en

las películas de mi análisis no es diferente a estos actos performativos que se encuentran

en cada película de principio a fin. Las tramas de las películas no salieron de algo

inventado sino de algo que llevaba muchos años sucediendo y solo lo plasmaron a la

perfección.

Las empresas cinematográficas no solo tomaron estos actos performativos en sus

películas si no también empezaron a explotar el tema del amor para su propio beneficio

en el cual fueron mezclando estos actos con el “amor verdadero” o la “pareja perfecta”.

Cuando empezaron a mercantizar el amor, empezaron también desde mi punto de vista

las enseñanzas hacía la mujer de como debe ser con respecto a su pareja o en la

búsqueda de su marido. Ya no era solo en las películas sino también en los anuncios, era

un tema que generaba mucho ingreso en un mundo capitalista ¿Es de sorprender?.

Es en ese mismo momento cuando se empieza también a cocificar a las mujeres a verlas

como un cuerpo que sirve al hombre como dice Illous (1992) “Los avisos de la época

advierten al lector que la pasión puede disiparse si alguno de los cónyuges (sobre todo la

esposa) se deja estar y descuida el aspecto físico y la seducción”. Aquí empiezo nuestro

sufrimiento de querer siempre estar perfectas nos hicieron tener miedo a no tener el

cuerpo perfecto o no estar impecables y que esto nos llevara a perder al “amor de

nuestras vidas”, que absurdo suena pero por más loco que suene es la realidad y ahora

estamos sufriendo las consecuencias.

El control del hombre hacia la mujer se ve en cada aspecto del día a día pero a

veces es tan complicado detectarlo. Para mí, el ahora poder identificar estos controles tan

sutiles me han empoderado a exigir que se me respete y a marcar ciertos l ímites, creo

que de eso se trata, de despertar las mujeres y empezar a cuestionarnos todo lo que

sucede a nuestro al rededor y empezar a exigir que se nos trate de otra manera. S í la

mujer no empieza a luchar por sus derechos este patriarcado nunca se terminara y creo

que podemos empezar este cambio desde nuestras relaciones de parejas.

Bibliografía:

ILLOUZ, Eva (1992). El consumo de la utopía romántica. El amor y las contradicciones culturales del capitalismo. Madrid: Katz, 2006.

BONINO MÉNDEZ, Luis. “Micromachismos: la violencia invisible en la pareja”. Disponible en: http://www.joaquimmontaner.net/Saco/dipity_mens/micromachismos_0.pdf

BUTLER, Judith (1990) “Actos performativos y constitución del género: un ensayo sobre fenomenología y teoría feminista”. En revista Debate feminista. Disponible en http://www.debatefeminista.com/PDF/Articulos/actosp433.pdf

WITTIG, Monique (1992). El pensamiento heterosexual y otros ensayos. Madrid: Egalés, 2006.