Saharauis: Luz y sombra de un

exilio

Cristina Miralles Cervera20051299Z

Carmen Martínez, voluntaria de la causa saharaui/ CRISTINA MIRALLES CERVERA

Saharauis: Luz y sombra de un exilio

Carmen acogió el pasado verano a una niña saharaui gracias al proyecto que pone en marcha la ONG Sáhara Libre y debido a ello ha vivido la experiencia más emocionante de su vida

Cristina Miralles Cervera Elche

¨Tengo una hermana saharaui y ahora también una hija. Vi a esa niña de ocho años llorar y en ese momento supe que sería para mí. Me conmovió su historia y quise que formara parte de mi familia, es una personita increíble y la quiero. Me ha dado tanto con tan poco que quiero repetir la experiencia mil veces más, por ella y por todos los que luchamos por un Sahara libre y justo¨.Carmen Martínez Carrillo es

una joven ilicitana de 26 años que quedó atrapada en la mirada inocente de Keila Mohamed, una niña saharaui que debido al problema del país en el que ha nacido vive con su familia en un campamento de refugiados. Keila, como muchos otros niños, vino a España el pasado año para participar en el proyecto de acogida ¨Vacaciones en paz¨ que pone en marcha la ONG Sáhara Libre y tiene lugar en verano. Esta niña tuvo problemas con su familia de acogida, la cual ¨quería

reemplazar el hueco que dejó su hija fallecida, algo que fue imposible ya que cada persona es de una manera¨, como bien afirma Ángela Carrillo, la presidenta de la organización en Elche. Debido a este problema, la ONG tenía previsto devolver a la niña al campamento, ya que ni ella estaba cómoda con los padres ni los padres con ella. Una vez con los responsables de la organización, los padres de acogida se desinteresaron completamente del porvenir de Keila, no sabían qué iba a

ser de ella y no pusieron ningún medio para ayudarla, su futuro cercano era incierto y a nadie parecía importarle. Este tipo de contratiempo puede surgir entre la familia acogedora y el niño, ya que aunque es poco probable, siempre cabe la posibilidad.¨Lo mío con Keila fue una conexión, como amor a primera vista, yo me enamoré de ella y ella solo quería estar conmigo, fue especial¨, cuenta Carmen con felicidad palpable. Gracias a la ilicitana, Keila pasó el mejor verano de su vida rodeada de amor y cariño, se borraron las lágrimas de su rostro y apareció una gran sonrisa que vuelve cada vez que recuerda aquellos meses. Además, la joven tiene una hija biológica de un año de edad, la cual adora a la saharaui, por lo que Carmen se sintió arropada por su familia, ya que además de la pequeña, su pareja cuidaba de la niña por las mañanas durante la jornada laboral de esta. Por su parte, asegura que repetirá la experiencia tanto con Keila como con otros niños , ya que ha sido muy enriquecedora para ella.A pesar de estar en un campamento de refugiados, los niños son felices al lado de sus familias, desean volver a España los veranos pero también volver a casa el resto del año a contar sus experiencias y vivencias, algo que declaran tanto la presidenta Ángela como Carmen, la joven acogedora de Keila. Ángela garantiza que el día a día en los

campamentos africanos no es duro, simplemente distinto al que estamos acostumbrados aquí. Ellos no tienen lujos ni riquezas, ni siquiera una casa tal y como la conocemos nosotros, pero son felices. Si algo llama la atención de ese pueblo es el poco valor que ofrecen a las cosas materiales. ¨Son un gran ejemplo de valentía y fortaleza, nos enseñan a valorar el amor desinteresado¨, atestigua Carmen con gran admiración.A pesar de la confrontación, la presidenta de la ONG en Elche explica que el pueblo saharaui es acogedor y humilde en el trato hacia los españoles, aunque orgulloso de sus raíces y de su sentimiento de libertad y autodeterminación. “Son desprendidos, comparten lo poco que tienen y se sienten traicionados por los distintos gobiernos españoles, pero no por el pueblo español. Hasta tal punto nos consideran hermanos que son capaces de dejarnos a sus niños durante dos meses en verano gracias al programa de acogimiento temporal ¨Plan Vacaciones en paz¨, relata Ángela.Durante la estancia en España, y en este caso en Elche, a los niños saharauis se les realizan revisiones médicas y análisis nutricionales que corren a cargo tanto de hospitales como de ONG que quieren colaborar en la causa, como es el caso de la ONG Detente y Ayuda, cuya colaboradora y estudiante de Técnico de

Emergencias Sanitarias, María Rubio, explica que: ¨ ayudamos a todo tipo de gente, no hay ninguna delimitación en cuanto a la edad. Todo el personal que forma parte de DYA realiza cursos preparatorios para poder tratar diferentes edades¨.Carmen compartía el día a día de Keila con su familia y amigos, tratando a la niña como uno más, ¨la llevábamos de compras, a cenar, a jugar al parque y a que se relacionara con otros niños¨, asegura, ¨además, he tenido la suerte de encontrarme una niña estupenda y una maravillosa persona, buenísima y con gran corazón. Es increíble¨. Tanto ella como toda su familia están orgullosos de la pequeña y esperan con ansia el momento de reencontrarse con ella. Por su parte, la familia biológica de la saharaui le está muy agradecida a la familia ilicitana por el buen trato hacia su hija.Carmen Martínez, la mamá española de la saharaui Keila, comparte con orgullo su vivencia, la cual repetirá, y anima a todo aquel que quiera ayudar a que colabore por esta causa, una experiencia magnífica que enriquece a las personas. Una ayuda que necesitan verdaderamente esos niños, y además, empuja a la persona que colabora a ver más allá de sus ojos, a ver la realidad del mundo. La ilicitana asegura que ya se siente parte de ellos, y en deuda

con ellos por lo que sus gobiernos han hecho, porque ante esta injusticia siente vergüenza de ser española.

Carmen, su hija biológica y su hija saharaui/ CARMEN MARTÍNEZ

Asociación de Ayuda al Sáhara y su proyecto Vacaciones en paz

Los Saharauis viven exiliados en el desierto de Tindouf desde hace más de 30 años, condenados a un destierro que parece eterno, instalados en la precariedad, en mitad de la nada y sobreviviendo gracias a la ayuda humanitaria. A pesar de ello, son un pueblo sociable que vive la religión musulmana de una forma abierta, sin radicalismos, y que es conocido por tratar al extranjero como a un invitado, a pesar de que sus habitantes son las víctimas sin voz de uno

de los conflictos más antiguos y polémicos de la historia de África. Una historia en la que España tiene mucho que ver, por haber sido la colonizadora de ese pedazo del continente africano.El verdadero drama de este pueblo condujo a Ángela a formar una asociación de ayuda en su ciudad. Desde la Asociación del Sáhara de Elche se encargan de organizar recogida de ayuda humanitaria, colaborar en el programa Plan Vacaciones en Paz de acogimiento de niños saharauis en verano, y una constante participación en actos y manifestaciones de apoyo al pueblo saharaui, así como pertenecer a la Coordinadora de Alicante. “Todas las personas que colaboramos con la causa saharaui tenemos un vínculo especial con este pueblo. Y todo el que viaja a los campamentos vuelve

Keila durante su estancia en

España/ CARMEN MARTÍNEZ

diferente. Hay un antes y un después. Se lo recomiendo a todo el mundo” afirma Ángela Carrillo, su presidenta.El Proyecto Vacaciones en Paz consiste en la acogida de niños y niñas saharauis por parte de familias residentes en España, durante los meses de verano, ya que en el desierto son especialmente duros estos meses. Durante su estancia en España, la convivencia con la familia de acogida y su entorno, permite sensibilizar a la población de las condiciones en las que está padeciendo el pueblo saharaui desde hace ya más de 33 años, por ello, Carmen afirma que: ¨es doloroso conocer la realidad saharaui y ver que gran parte de la culpa la tenemos nosotros, los españoles, pero más triste es conocer esta realidad de boca de una niña de ocho años¨.Pasan los años de exilio sin una resolución clara en el horizonte para el pueblo saharaui.

El pueblo saharaui está condenado a un destierro que parece eterno y sobrevive gracias a la ayuda humanitaria

Actualmente, y desde hace demasiado tiempo, muchos jóvenes saharauis afirman estar tan cansados de su situación que ya casi no tienen ganas de opinar o de seguir luchando por su causa, y es que los campos de refugiados poco o nada pueden ofrecer a las nuevas generaciones que terminan sus estudios y que aspiran a una vida mejor. Los jóvenes que tienen la suerte de estudiar fuera de los campamentos vuelven a ellos y no tienen nada que hacer. Mientras tanto, las organizaciones internacionales, como el ACNUR, recortan más cada año los presupuestos. Y sin embargo, la demanda social aumenta entre los refugiados, desde que en 1991 se firmara el alto el fuego entre Marruecos y el Frente Polisario, y terminara con ello la movilización masiva de jóvenes para la guerra. Las organizaciones humanitarias atienden a necesidades básicas de alimentación y salud, pero los refugiados tienen también otras inquietudes y quieren prepararse para el futuro, por incierto que este pueda parecer.

Primavera saharaui

El Sáhara Occidental no es solo un pedazo de

desierto. En su territorio se encuentran las minas de fosfatos más ricas del mundo, importantes yacimientos de petróleo y gas y, caladeros de pesca.El 9 de octubre de 2010 el pueblo saharaui construyó un campamento a las afueras de Laayoune en señal de protesta pacífica y para no tener ningún altercado con los colonos que viven en el centro de la ciudad. En la negociación con Marruecos estuvieron nueve representantes del campamento Gdeim Izik, que así es como se llamaba. Esta iniciativa comenzó porque querían recordarle al mundo que siguen siendo un pueblo oprimido apartado de su territorio. A pesar de que la gente tenía que andar hasta donde estaba el campamento, a unos cuantos kilómetros de la ciudad, en menos de un mes eran ya 30000 saharauis los que estaban allí acampados. Después de un mes de protesta pacífica, el 8 de noviembre el campamento de la libertad fue brutalmente desmantelado por el séquito policial del monarca alauí Mohamed VI. Utilizando munición real, helicópteros y cientos de policías armados, las protestas se trasladaron a las calles de Laayoune. Con la prohibición de entrada a cualquier medio de información, el mundo

miraba atónito la brutal y desmedida reacción de los policías marroquíes que los teléfonos móviles de los saharauis grababan y colgaban en internet.

En el territorio del Sáhara se encuentran las minas de fosfatos más ricas del mundo, importantes yacimientos de petróleo y gas y caladeros de pesca

Desde entonces se siguen produciendo violaciones de derechos humanos, desaparecen presos políticos, son represaliados por sus ideas y se sigue esquilmando la riqueza saharaui, tanto humana como económica. ¨Desde ahí el número de desaparecidos ha ido en aumentando. Los organizadores de aquella protesta han sido juzgados en tribunales militares y ha habido activistas que han aparecido muertos en alguna cuneta o en la misma playa de Laayoune, después de haber estado desaparecidos durante todo este tiempo ¨, declara Sidahmed Darbal, Delegado del Frente Polisario en Madrid.

Keila llora al despedirse se du familia de acogida/ CARMEN MARTÍNEZ