Leyenda

Por el Profr. Pablo Salgado M.

En el imperio Azteca era costumbre que el futuro rey emprendiera una campaña para que los prisioneros fueran sacrificados en el acto de la coronación, con el mayor número posible de victimas humanas, las que debían sacrificarse en aras del dios HUITZILOPOZTLI, que era sin lugar a dudas el acto más solemne de la ceremonia.

Como había muerto el emperador AHUITZOL, uno de los más crueles y feroces reyes tenochcas, tenía que sucederle su hijo el príncipe TECAMPA, a quien por cariño le llamaban CUALI.

Según los reglamentos del imperio para llegar al encumbrado puesto que le deparaba el destino TECAMPA tenía que emprender la guerra florida, y supo que en el sur de la Gran TENOCHTITLAN existía un reino llamado MEXICAPAN, estado floreciente, comercial, social y culturalmente, quien más tarde podría llegar a ser una amenaza para la capital azteca, por lo que ordenó de inmediato tocar los teponaxtles llamando a sus tropas para emprender la excursión guerrera, y antes de partir reuniéronse en el gran TEOCALLI, donde los sacerdotes dirigieron a su dios fervientes plegarias, pidiéndole que su joven rey volviera con los prisioneros deseados.

Después de las oraciones el príncipe TECAMPA baja las escaleras del Templo con una tristeza reflejada en su semblante, sumido en profundos pensamientos y de pronto al pisar el último escalón, una mano huesuda lo detiene y le dice: “ADIOS MI JOVEN REY, NO VOLVERAS PERO TU VOZ SE ESCUCHARA SIEMPRE POR LOS CUATRO PUNTOS CARDINALES”.

Nuestro joven TECAMPA se asombró al oír tales palabras y quiso obsequiar a la anciana un puñado de polvo de oro, pero esta había desaparecido; más meditabundo, volviendo en sí ordena la salida.

Triunfa en Tenanzingo, Zacualpan, Alahuiztlán, Oztumba, Alpixafia e Ixcapaneca, logrando hacer bastantes prisioneros y se lanza a MEXICAPAN; pero sus habitantes teniendo noticias oportunas del ataque y al frente de su anciano rey TEXOL, quien deseaba el bienestar y la felicidad de su pueblo y la de su hija NA, se apresta a la lucha por la libertad y defensa de su reinado.

NA era una bella princesita a quien su padre adoraba y al lado de él, con ferviente patriotismo recorre las trincheras alentando a sus súbditos a vencer o morir en la pelea.

Iniciase la lucha cuerpo a cuerpo, los roncos teponaxtles repercuten por los cerros y peñascos anunciando lo encarnizado de la lucha; ruedan miles de cadáveres y nadie ceja en la pelea, viene la noche y con ella un silencio sepulcral, ambos ejércitos esperan el nuevo sol para seguir la lucha, así pasan los días, y la sangre corre a torrentes, el triunfo esta indeciso ambos monarcas pelean con bizarría, EL VIEJO TEXOL con su macana hace cientos de bajas a las huestes invasoras.

Así transcurren treinta días, el pueblo resiste con denuedo y al fin las fuentes de agua caen en poder del príncipe TECAMPA y los sitiados sufren una sed espantosa que les hace imposible la existencia; el anciano rey TEXOL al ver el sufrimiento de su pueblo se dirige a sus valientes guerreros en esta forma: ¿Qué hacemos? Las fuentes de XUXITLA, TEXCALATLA y TEXCALITLAN han caído en poder del enemigo; hay que proporcionar el agua necesaria al pueblo, aun a costa de nuestras vidas, es urgente pues, reconquistar los manantiales. La princesa NA que siempre permanece al lado de su padre le dice: “LA VIDA DE TUS GUERREROS ES MAS UTIL QUE LA NUESTRA, YO VOY POR EL AGUA, PARA TI Y LOS TUYOS, ORDENA QUE NO TENGAN MIEDO AL SACRIFICIO”.

Varios Capitanes quedaron admirados del valor de la princesa, y ofrecieron con gusto ir por el ansiado líquido, pero el viejo rey después de meditar largo momento manifestó con decisión “LA VIDA DE UN GUERRERO ES MAS VALIOSA QUE LA DE MI HIJA” se acerca hacia ella la estrecha fuertemente y le ordena: “Ve por el agua y que Tlaloc te ayude”.

Aparece el nuevo día, la princesa y su comitiva se acercan a la pila de XUXITLA, y observan a un apuesto guerrero que, meditabundo contempla el infinito. Temerosa llega hacia él y se expresa en estos términos: “Señor, ¿tú eres acaso TECAMPA el rey de los aztecas?” Este que se hallaba ensimismado, baja la vista y contesta: “Sí, ¿Qué quieres Xochipal?, deseo a cambio de mi vida y las de estas jóvenes doncellas agua para los hombres de mi padre que se mueren de sed, mi corazón me dice que eres bueno y no me la negarás.

El príncipe a partir de ese momento queda embelesado por tan deslumbrante belleza y a pocos momentos siente el principio de un amor inmenso. ¿Cuál es tu nombre? NA responde. El guerrero Tenochca le ordena: Toma el agua que quieras y si algo vale para ti mi amor, mañana cuando salga el sol te espero en aquella elevación, y no solo te ofrezco agua, sino la sangre de mi cuerpo ya que has aprisionado mi corazón”.

Ella exhaló un profundo suspiro. Gracias príncipe por tu bondad llevaré el agua a mi pueblo y mañana estaré en el lugar indicado. Fue recibida en medio de aclamaciones, su padre ordena el urgente reparto del preciado líquido, mientras ella pensativa libra una lucha tremenda en su interior, por un lado se encontraba la veneración a su padre, el deber, patriotismo y defensa de su pueblo; por la otra, el amor, el gran cariño y simpatía que había despertado en su corazón el robusto príncipe azteca. La decisión era precisa, pasado el momento de las meditaciones, triunfa el amor y acude a la cita donde el rey TECAMPA la espera impaciente. Al mirarla se adelanta, la abraza con pasión y expresa: MI BELLA NA, allá, a la derecha del gran Xinantecatl, montaña blanquecina se localiza mi poderoso imperio que a partir de este momento deposito a tus plantas para que juntos hagamos felices a nuestros pueblos.

El rey TEXOL presintiendo la pasión juvenil de su heredera, la sigue y grande fue su admiración al encontrarla en brazos de su más grande enemigo, aquel que había causado no pocos daños a su pueblo. Con el alma destrozada y lleno de ira, maldice a los amantes, quienes de inmediato se convierten en piedra, fundiéndose sus cuerpos para siempre.

Desde entonces, TECAMPA y NA DUERMEN SU ETERNO IDILIO y cuando alguna mano llega a golpear la hermosa piedra, se escuchan sus cantares melodiosos de los príncipes que despiertan de su ensueño pregonando su eterna felicidad. Si tú viajero percibes ese canto ten la seguridad que volverás.