INAUGURACIÓN DEL MALECÓN DE NUEVO ROCAFUERTE

Nuevo Rocafuerte, noviembre 15 / 2019

Hace casi 68 años, una pareja compuesta por una mujer nacida

en la provincia de Napo (Lilián Garcés), por entonces era Napo-

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Pastaza, y su esposo, Servio Tulio Moreno, mi padre, nacido en

San Gabriel, en el Carchi, recorrían la Amazonía ecuatoriana

fundando escuelas. Eran de esos idealistas convencidos de que lo

mejor que se puede hacer por un ser humano, es educarlo. Iban

creando escuelas, que ustedes las conocen. Inclusive ahora han

tenido la entereza de reconstruir la que fuera la escuela José

María Velasco Ibarra, una de las que había fundado papá.

Vinieron a este sector de la Amazonía, el más alejado del

Ecuador. No existe otro punto más alejado que Nuevo

Rocafuerte. Acá, donde el río Napo llega a la frontera con Perú.

Nadie puede dejar de recordar las gestas heroicas de acá, cuando

pobladores de Nuevo Rocafuerte defendieron heroicamente el

territorio patrio al avance de las fuerzas del –en ese momento–

enemigo Perú. Ahora, como debe ser entre hermanos, estamos

nuevamente unidos en los mejores lazos de amistad y

fraternidad.

Y aquí decidieron vivir. Papá era un enamorado de la Amazonía,

como soy yo. Me gusta recorrer la Amazonía, ver los árboles

gigantes que desde el aire parecen una alfombra. Me gustaba

jugar en los ríos, en la selva, adentrarme a conocer las orquídeas,

las capironas, copas de oro, cucardas, manicillo. Y, por supuesto,

de vez en cuando, ver manadas de sesenta, ochenta dantas que

cruzaban este río.

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Encontrar anacondas de tamaño descomunal, jaguares, venados,

cervatillos, y bañarse en los ríos. El río era una madre que

proveía, no una madre que protegía, porque era un peligro

adentrarse en el río. Tantas personas fallecieron en este río, que

cuando crecía era implacable y parecía completamente

indomable, hasta el momento en que decidimos construir este

malecón para poder disfrutar del río, y que no sea una amenaza.

Cuando vine hace ocho años, me topé con que el río se estaba

comiendo la tierra, y Nuevo Rocafuerte estaba destinado a

desaparecer. Y solicité –más de una vez– que se haga el malecón.

Lastimosamente, ese momento las autoridades no hicieron el

caso que debían, indicando que Nuevo Rocafuerte era una

población muy alejada, y con muy poca votación como para

brindarle atención.

Y cuando me eligieron presidente, no podía dejar de recordar

esas aventuras maravillosas en los ríos. Gabriel (Martínez, ministro de

Transporte y Obras Públicas), recordaba cuando nos topábamos con los

paiches gigantes, con delfines rosados, con bimbis, carachamas,

apangoras, y con preciosísimas aves.

Y, por cierto, el temor a la serpiente. No sé por qué las

matábamos. No conozco a nadie que haya muerto por una

mordedura de serpiente. No hacían daño. En la antigua Grecia las

tenían dentro del hogar, como mascotas, para espantar las 3

alimañas y los ratones. Serpientes como la shishi, como la

pitalala, como la coral, etcétera. Todo eso era parte de nuestro

convivir cotidiano. Recoger orquídeas en la selva y, por supuesto,

soñar y soñar mucho en las cosas buenas, en las cosas lindas que

tiene la vida. Aquí, en este sitio lleno de amaneceres y

atardeceres hermosos, donde el río a veces nos demuestra su

poderío, aquí nací yo hace casi 67 años.

(La partera fue doña Hilda Garcés Alomías, a la cual tuve el placer de

conocer nuevamente hace nueve años y le traje algunos regalos. La señora

estaba prácticamente postrada. Sé que ha fallecido. Siento mucha pena

por ella. ¡Muchos de los que están acá, habrán nacido gracias a la

experticia de Hilda Garcés Alomías!).

Ahora tenemos un malecón y vamos a seguir trabajando. Hemos

trabajado en componer la escuela que estaba bastante

deteriorada. Vamos a componer el aeropuerto y estamos

instalando un museo. No olviden que este lugar es

hermosamente privilegiado. ¡No lo desperdicien, queridos

habitantes de Nuevo Rocafuerte, queridos coterráneos! ¡No lo

desperdicien! Es el momento de empezar a atraer el turismo, de

contarle al mundo que aquí hay un sitio precioso, que no

solamente tiene belleza natural, sino que además tiene

importancia para la ciencia, para la biología.

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Aquí, en este sitio, en la época del cuaternario, el pleistoceno,

cuando se cubrió de nieve prácticamente toda la Tierra, la nieve

no tocó el Yasuní. Por eso aquí se encuentran aves, especies

animales y vegetales que no se las encuentra en ninguna otra

parte del mundo. Por eso la gente quiere conocer el Yasuní. El

Yasuní debe tener una importancia similar a las Galápagos.

Conversaremos con la ministra de Turismo, haremos que los

visite para que vea la maravillosa tierra que ustedes tienen. ¡Esta

hermosa tierra que nos vio nacer a la mayoría de los que

estamos aquí!

Ahora, para evitar que el río siga comiéndose la ciudad, hay

estacas gigantescas de hierro clavadas en las orillas del río, para

impedir que el río siga comiendo la tierra. Y este momento ya

tenemos un sitio precioso para pasear tarde y noche.

Seguramente es uno de los sitios más lindos del mundo. A veces,

de tanto estar en un sitio, de tanto vivir y disfrutarlo, nos

olvidamos de que son tan especiales. Repito: aquí hay especies

que no existen en ninguna otra parte del mundo. Esa es la mayor

importancia del Yasuní.

Por eso en la consulta popular, cuando les llamamos a ustedes a

votar por el SÍ, decidimos reducir a 300 hectáreas el lugar donde

estaban explotando petróleo. Ya no serán miles de hectáreas. Y

eso porque los campos ya estaban construidos. Porque si me

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hubiera tocado a mí, hubiera decidido no explotar un solo barril

de petróleo del Yasuní. ¿Por qué? Por una razón muy sencilla:

porque este es un sistema lacustre, lleno de lagos, de lagunitas,

lleno de agua. Y el agua va a ser el oro del futuro. Hay que

cuidarla, mantenerla prístina para que pueda servir a nuestros

hijos y nietos.

En un sistema lacustre, imagínense ustedes lo que provocaría un

derrame de petróleo. Por eso estamos permanentemente

encima de las empresas que extraen el petróleo en este pequeño

territorio…

Solo son 300 hectáreas explotadas y ya estaba hecho el contrato

y empezada la explotación. Pero ojalá algún momento podamos

dejar de producir ahí, y dejar de prescindir del petróleo, por lo

menos en lo que corresponde al Yasuní.

En el malecón tenemos una inversión de casi 10 millones de

dólares. Y vamos a seguir invirtiendo en Nuevo Rocafuerte.

Muchas gracias a quienes hacen la compañía Hidroequinoccio, al

ingeniero Duque. Realmente es un bello malecón y ya pedí al

ministro Gabriel Martínez que, por favor, lo llene de plantas. Y

ojalá haya viseras, para que los viejecitos, cuando vengamos a

ver el atardecer, podamos sentarnos sin que nos sobrecaliente el

sol de la tarde. Bellos amaneceres y atardeceres viven ustedes en

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esta tierra, la más linda del mundo, que la gente va a querer

venir a conocer.

Además, vamos a proveer cuatro lanchas para que ustedes

puedan transportarse. Ya no son tiempos como cuando nací yo,

en que se demoraba hasta treinta días en canoa para llegar de

aquí a Puerto Napo. Ya se pueden imaginar esas canoas curtidas

y pulidas por el río. Eran canoas donde iban diez bogas (quienes

remaban). Ya se pueden imaginar ocho, diez horas de remar al

día. Eran héroes dignos de un poema de Homero. Un “punta” y

un “popa”. El punta iba con el palo topando que haya suficiente

profundidad, para que la canoa no se vare, porque el río trae

piedras y árboles.

Cuando yo vivía en Puerto Napo, observé una vez pasar un

pueblo llevado por el río. Una vez bajó un cementerio casi

entero, con tumbas incluidas, llevadas por el río.

Cuando conversé hace siete años con el escritor colombiano

Gabriel García Márquez, yo le decía: lo que tú dices en tus libros

yo lo he vivido, he estado allí, es la Amazonía. Aquí en la

Amazonía, donde los huracanes hacen volar árboles y techos de

paja por encima de los elevados árboles que hay acá.

En más de una ocasión, la canoa empezaba a culipandear

(moverse mucho la parte trasera) y el popa había desaparecido.

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Alguna gran anaconda seguramente sacaba su cola, agarraba al

popa y lo metía en el agua, lo ahogaba, lo mataba y lo devoraba.

Por eso teníamos terror a las anacondas gigantes. Llegamos a ver

anacondas hasta de ocho metros. Después descubrimos que no

era la anaconda, sino que el popa se iba pegando los tragos, y

algún momento caía de la canoa y nosotros no nos dábamos ni

por enterados, hasta que la canoa empezaba a culipandear. Así

era la vida, hermosa, preciosa.

Acabo de venir de Guayaquil donde estos días estoy trabajando,

y solamente sentir el aire puro de aquí le hace sentir a uno

vivificante. No se equivocaban los esotéricos antiguos, cuando

decían que el agua vivifica, da vida. Y cuando vas en una canoa

sientes que la vida vibra dentro de ti. Por eso naden, báñense en

el río, usen estas lindas lanchas que les vamos a dar, lleven al

mundo la belleza de este precioso cantón que es Nuevo

Rocafuerte.

Tenemos que hacer de Nuevo Rocafuerte una circunscripción

especial, como Galápagos, para que no haya solo la atención del

gobierno, sino la atención y recursos de todo el mundo. Tenemos

que difundir que en Nuevo Rocafuerte está la tierra más preciosa

del planeta. Amigos, sobre todo los niños, no se vayan de aquí,

no hay nada mejor afuera. Este es el mejor sitio del mundo y

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como gobierno, hasta el final de los días, vamos a seguir

trabajando por este cantón.

Muy pronto tendrán el nuevo aeropuerto. No es grande; es para

avionetas. Pero vamos a seguir avanzando. Todo lo que necesite

Nuevo Rocafuerte estaremos atentos a cumplirlo. Por lo pronto,

disfruten de esta maravillosa obra, e inclusive se ha rehabilitado

ese sitio heroico que es la Capitanía de Nuevo Rocafuerte.

Mi padre hubiera querido venir, siempre me acompaña pero ya

está bastante viejecito. Pero con lágrimas me dijo que les dé el

abrazo más cariñoso del mundo, que los recuerda a todos, a los

que están todavía y a los que se fueron. Pero que, sobre todo,

recuerda los maravillosos días, meses y años que pasó en la

tierra más linda del mundo: Nuevo Rocafuerte.

¿Está por acá Michel? Ven Michel. Michel Deller es presidente

del club Independiente del Valle, campeón de Sudamérica. Un

aplauso para él. ¡Muchos éxitos al Independiente, hoy y siempre,

querido Michel! Muchas gracias por tu trabajo. Es un trabajo

digno de imitar. ¡Tenemos que poner una escuela de fútbol en

Nuevo Rocafuerte!

Por favor, que venga el Michel a inaugurar la escuela de fútbol

de Nuevo Rocafuerte. Estoy seguro de que va a tener mucho

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deseo de ayudarles. Y el entrenador tiene que ser Guardiola

(risas). ¡Lo menos que merece Nuevo Rocafuerte!: ¡Guardiola!

Pronto tendrán sus lanchas, y todo lo que pida Nuevo Rocafuerte

lo estaremos concediendo. Pero ya está el ofrecimiento del

aeropuerto y de la escuela de fútbol. ¿Tienen iluminación en el

estadio? ¿No? Bueno, mejor para que vayan a dormir (risas).

Los quiero mucho. Estaré regresando siempre. Siempre volveré.

Espérenme con el cariño de toda la vida.

Muchas gracias.

LENÍN MORENO GARCÉS

Presidente Constitucional de la República del Ecuador

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