voting at age 16
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X l dcho a voto a ls 16. ¿O es que no aprendemos?
´Voting at age 16´ tituló en portada el SF Chronicle . ”Ha llegado la hora de hacer
una legislación que permita a los jóvenes de 16 y 17 años votar en las elecciones
locales”, dijo el supervisor Eric Mar en un acto oficial celebrado en
el Ayuntamiento de San Francisco. El también Concejal de San
Francisco, John Avalos, intentará lograrlo mediante la introducción de
una medida que otorgaría el derecho a sufragio desde los 16 años:
”He visto el poder de los jóvenes como protagonistas de los cambios y sus
contribuciones positivas a la comunidad y tiene sentido darles el
derecho al voto…”.
El debate sigue abierto. Dos ciudades en Maryland han reducido ya la edad para
votar a los 16 en las elecciones municipales.
La congresista Nancy Pelosi apenas puede contener su entusiasmo por la propuesta.
En la revista Forbes, David Davenport se opone explícitamente: No, We Shouldn't L
ower The Voting Age To 16 .
En España hace ahora algo más de una década este periódico daba cuenta
de la iniciativa “X l dcho a voto a ls 16” que proponía que los jóvenes
pudieran votar en las Elecciones Municipales a partir de los dieciséis
años. Era Enero de 2005. ¿Cómo hubiera evolucionado la política
española si se hubiera implementado desde entonces la incorporación al
hecho electoral dos años antes de lo establecido a aquellos jóvenes
que hoy seguramente, diez años después, son determinantes en la
configuración política resultante de estea reiteración electoral?.
Una vez más la realidad de la calle anticipándose a las inercias del sistema.
Porque, resumiendo mucho, la motivación de esta propuesta fue "poner
cuanto antes a los jóvenes ante la capacidad de elección, implicarlos
y responsabilizarlos respecto a su entorno e incorporarlos a la vida
democrática mediante su iniciación temprana al acto electoral y
motivarles para que salten del altruismo cívico al compromiso político
y viceversa, com vasos comunicantesn de la conciencia social y
solidaria de la persona humana, del animal político que es aún sin
saberlo…"
Luis Barbero informaba en EL PAÍS de que sólo las formaciones
políticas minoritarias apoyaron la propuesta considerando que debiera
extenderse a todos los comicios: “ La iniciativa no ha encontrado
excesivo entusiasmo en los partidos mayoritarios, aunque el Ministro
del Interior, José Antonio Alonso, ha asegurado ´A mí me suena bien’.
El PSOE considera que ´es una idea interesante como reflexión, pero de
difícil encaje constitucional´. El PP, que el debate no tiene
sentido.”
El Congreso de los Diputados rechazó la propuesta sin discusión alguna
alegando cuestiones procedimentales. Poco antes, sin embargo, la
Conferencia Municipal que el PSOE celebró en San Sebastián consideró
que era “una reflexión muy meritoria”. Por medio se cruzó el
conservadurismo de algunos de los míos (tras explicarme la fatalidad
del riesgo argumental para la elevación de la edad penal a 18 años) y
de los otros (“interés electoralista de ganar una generación de
votantes para la causa”). Hubo quien encontró parecido (“son más
manipulables”) con la intención de la regulación masiva de
inmigrantes. Un argumento muy semejante al que sufrieron las
sufragistas no hace tanto tiempo. Y ahí encalló. Incorporamos, para que
analizaran las ventajas e inconvenientes de la propuesta, como se nos
exigía implícitamente, al prestigioso educador José Antonio Marina
("No se trata de decidir si a los 16 años se está en condiciones de
votar, sino si sería justo y conveniente que se estuviera. Y esto me
parece innegable") y al reconocido Catedrático Javier Pérez Royo
(“Reconocer a los mayores de dieciséis años la capacidad para el
ejercicio del derecho de sufragio activo es, desde una perspectiva
jurídica, posible dentro del actual marco constitucional y conveniente
en el contexto del conjunto del ordenamiento jurídico”). Pero no
prosperó.
Quizás sea la hora de retomar el asunto, como hemos visto que están
haciendo en los Estados Unidos y otros países de nuestra cultura
política. En la consulta escocesa sobre la independencia han podido
votar los jóvenes de 16 años. En algunos, como Austria, está ya
establecida esa edad. El 26 de marzo del 2002 se aprobó un proyecto de
ley que permitía votar a los jóvenes de 17 años en Cambridge,
Massachusetts, después de haber rechazado nueve meses antes la misma
propuesta para los de 16. En Inglaterra, el Partido Liberal, el
Gobierno de Blair y el Partido Nacional Escocés respaldaron la
propuesta de bajar la edad de voto a 16. En Alemania hay una propuesta
más radical. Empecemos aquí por las Elecciones Locales, donde existe
ya el precedente del voto de los extranjeros de la Unión Europea
residentes en España.
Los informes elaborados con todo rigor educativo, social, jurídico y
político están ahí con una selecta bibliografía de respaldo. Pero,
sobre todo, la evolución política de la sociedad española tras estos
años de crisis debería hacernos ser valientes a la hora de afrontar
medidas políticamente atrevidas para reforzar la democracia mediante
la incorporación cuanto antes mejor de los adolescentes a la
asimilación de los valores éticos de la sociedad democrática, el
desarrollo de habilidades sociales, el fomento de actitudes de
colaboración y las conductas de solidaridad. Los 16 años son mejor
edad para introducir el voto que los 18, porque a esa edad los jóvenes
están todavía enraizados en su comunidad y más concernidos por el voto
que dos años después, como defiende el profesor Marina: “Los jóvenes
tienen una perspectiva única sobre aspectos sociales, que conviene
tener en cuenta. Al tener que contar con su voto, las instituciones
cuidarían más los intereses de los jóvenes. Al hacerlos sentir que
pueden decidir sobre cosas que afectan a su vida, los jóvenes
sentirían más interés por la política.” ¿O es que no aprendemos?
ALFREDO SÁNCHEZ MONTESEIRíN
Subdirector de Inspección de Servicios Sanitarios de Andalucía.
Alcalde de Sevilla 1999-2011.