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Segunda época Agosto del 2016 Vol. 4 N o 9 // www.miamiarch.org PERIÓDICO DE LA ARQUIDIÓCESIS DE MIAMI El Obispo de la Prelatura de Sicuani El Obispo de la Prelatura de Sicuani (Perú) (Perú), Mons. Pedro Bustamante , Mons. Pedro Bustamante López, entrega juguetes a unas niñas López, entrega juguetes a unas niñas de la localidad de Chumbivilcas, una de la localidad de Chumbivilcas, una de las comunidades más alejadas de de las comunidades más alejadas de la Prelatura. la Prelatura. 25 Aniversario del Centro de artes y oficios LaSalle en Homestead P. 3 Los padres pueden ser mejores hombres P. 5 Peregrinos ante la lección de Auschwitz P. 6-7 Para ayudar a los niños de Sicuani P. 10 El poder transformador de una JMJ P. 11 La pastoral hispana defiende a su pueblo P. 12 La Virgen de la Caridad y los Papas P. 15

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Page 1: Vol. 4 No 25 Aniversario - ufdcimages.uflib.ufl.eduJesús sufrió y murió en la cruz no para darnos una religión del “sentirse bien”, sino más bien para darnos una religión

Segunda época

Agosto del 2016 Vol. 4 No 9 // www.miamiarch.orgPERIÓDICO DE LA ARQUIDIÓCESIS DE MIAMI

El Obispo de la Prelatura de SicuaniEl Obispo de la Prelatura de Sicuani (Perú)(Perú), Mons. Pedro Bustamante , Mons. Pedro Bustamante López, entrega juguetes a unas niñas López, entrega juguetes a unas niñas de la localidad de Chumbivilcas, una de la localidad de Chumbivilcas, una de las comunidades más alejadas de de las comunidades más alejadas de la Prelatura.la Prelatura.

25 Aniversariodel Centro de artes y ofi cios LaSalle en Homestead

P. 3

Los padres pueden ser mejores hombres

P. 5

Peregrinos ante la lección de Auschwitz

P. 6-7

Para ayudar a los niños de Sicuani

P. 10

El poder transformador de una JMJ

P. 11

La pastoral hispana defi ende a su pueblo

P. 12

La Virgen de la Caridad y los Papas

P. 15

Page 2: Vol. 4 No 25 Aniversario - ufdcimages.uflib.ufl.eduJesús sufrió y murió en la cruz no para darnos una religión del “sentirse bien”, sino más bien para darnos una religión

ARQUIDIÓCESIS2 La Voz Católica agosto del 2016

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Arquidiócesis de Miami

9401 Biscayne Blvd.Miami, FL 33138

Phone: (305) 762-1130Fax: (305) 751-6227

Publisher: Archbishop Thomas WenskiDirector of Communications: Mary Ross AgostaExecutive Editor: Ana Rodríguez-Soto(305) 762-1131 - [email protected] of La Voz Católica: Emilio de [email protected] Manager: Manuel VillaverdeStaff Writer: Rocío Granados (305) 762-1130 FAX: 305-751-6227 - [email protected]: Maritza Álvarez(305) 979-9603 - [email protected]: atimo.us

LA VOZ CATÓLICA Is a monthly newspaper of the Archdiocese of Miami, 9401 Biscayne Blvd. Miami, FL 33138.©2013 La Voz Católica — Emmanuel Publisher, Inc

Emmanuel Publisher, Inc.

Sígannos en:www.miamiarch.org

Esta edición fue a imprenta el 15 de agosto

www.facebook.com/ArchdioceseofMiami

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El Papa Francisco nos ha advertido que no seamos una Iglesia autorreferen-cial, encerrada en nosotros mismos. Pero vivimos en una sociedad de consumo. Y a veces, una mentalidad consumista puede inyectarse en nuestras ideas acerca de la Iglesia. Esto lo vemos a veces en personas que saltan fácilmente de una parroquia a otra, o incluso de una denominación a otra. Podrían decir: “Estoy buscando una iglesia que satisfaga mis necesidades”.

Esto también podría describir muy bien esa actitud “autorreferencial” que el Papa critica en términos muy fuertes. Una iglesia “autorreferencial” podría conver-tirse fácilmente en una casa-club para los autosatisfechos, y no en un hospital de campaña para los heridos, o en una esta-ción de salvamento para los que se están ahogando. Con demasiada frecuencia, el adjetivo “parroquial”, incluso cuando se utiliza en referencia a una parroquia, sig-nifi ca “mente estrecha”, preocupada sólo

por lo limitado o local, sin tener en cuenta cuestiones más generales o más amplias.

Sí, la Iglesia debe “encontrarse” con las personas donde ellas estén, y los pastores deben “apacentar” a sus rebaños.

Sin embargo, en un sentido más pro-fundo, el cristianismo no consiste en satisfacer “mis necesidades”, pues el foco no debe estar en nosotros mismos, sino en los demás. Como Jesús mismo dijo: “El Hijo del Hombre no vino al mundo para ser servido, sino para servir”.

La espiritualidad cris-tiana no es simplemente un ejercicio de “mi-rarse el ombligo”. La espiritualidad cristiana consiste, en última ins-tancia, en conformarnos a la imagen de Cristo que, como nos dice el Evangelio, “pasó haciendo el bien”. Por lo tanto, la espiritualidad, aunque orientada hacia el cielo, también debe llevarnos a plantar los pies fi rmemente sobre el suelo, y necesariamente nos involucra en lo que los autores espirituales han designado como las obras de misericordia “corpora-les” y “espirituales”.

Las obras de misericordia corporales son alimentar al hambriento, dar de beber al sediento, vestir al desnudo, acoger al

extranjero, sanar a los enfermos, visitar a los presos, y enterrar a los muertos; las obras de misericordia espirituales son aconsejar al que duda, instruir a los igno-rantes, amonestar a los pecadores, confor-tar a los afl igidos, perdonar las ofensas,

soportar pacientemente a quienes nos hacen mal, y rezar por los vivos y los muertos

Ahora bien, algunos podrían objetar: ¿No deberíamos estar más preocupados por ganar el cielo que por arreglar las cosas en la tierra? Pero para nosotros, los católicos, el arreglar las cosas en la tierra no se opone a nuestro destino trascendente, sino que forma parte de ese destino. Pues este mundo es nuestra auto-pista hacia el cielo, y el viaje a lo largo de esta

carretera es nuestra oportunidad única de llegar al cielo. Y si vamos a llegar al cielo —y a ayudar a los demás a llegar allí—, entonces tenemos que preocuparnos por el estado de la autopista.

Si vamos a creer, como los ateos, que esta vida es todo lo que hay, es decir, si la vida no es una carretera, sino simplemente un callejón sin salida, no tenemos que preocuparnos por el estado de la carretera. Pero si este mundo es nuestra autopista

al cielo, entonces tenemos que ocuparnos de los baches y de los obstáculos que pudieran impedirnos —a nosotros o a los demás— el llegar a nuestro destino.

Jesús no sufrió y murió en la cruz sólo para que nos sintiéramos bien. De hecho, el cristianismo, con sus prácticas ascéti-cas de ayuno y otras mortifi caciones, y su llamado a “tomar la propia cruz” en la vida cotidiana, está muy lejos de ser una especie de religión del “sentirse bien”. Jesús sufrió y murió en la cruz no para darnos una religión del “sentirse bien”, sino más bien para darnos una religión del “hacer bien”. En el centro del Antiguo y del Nuevo Testamento está el mandamien-to del amor.

Este amor no es sólo una emoción o un sentimiento; se trata de una acción. Es algo que hacemos por los demás. Si el amor no ha de distorsionarse en un mero sentimentalismo de un lado, o en una falsa compasión del otro, entonces el amor exige que trabajemos por la justicia y la igualdad; el amor exige que nos solidari-cemos con los marginados, los desposeí-dos y los excluidos.

Amar o hacer el bien requiere abnega-ción, mortifi cación y autodisciplina. Hacer el bien no suele ser fácil, y nos puede meter en problemas: nos puede atraer la incomprensión, el desprecio e incluso la persecución. Sin embargo, es sólo en hacer el bien y en enfocarnos no en nues-tras necesidades, sino en las de nuestro prójimo, como descubrimos la alegría del Evangelio.

La fe consiste en hacer el bien, no sólo en sentirnos bien

Arzobispo Thomas WenskiArzobispo Thomas Wenski

Noticias de la ArquidiócesisRedacción del FC y de LVC

Exposición sobre la Madre Teresa y Misa en el día de su canonización

El Arzobispo Thomas Wenski celebrará una Misa el domingo 4 de septiembre a las 10 a.m., en la Catedral de St. Mary, en acción de gracias por la canonización en Roma, ese día, de la Madre Teresa de Calcuta. Ese mismo fi n de semana, la Catedral acogerá una exposición itinerante sobre la vida de “la santa de los barrios pobres”. La exposición se trasladará a otras iglesias de la Arquidiócesis. La Catedral de St. Mary se encuentra en 7525 N.W., Second Ave., Miami. Para obtener información sobre la exposición, llame a la Ofi cina de Culto, 305-762-1105.

Estreno del documental sobre las Hermanas de San José

Todos están invitados a unirse a las Hermanas de San José en la celebración de sus 150 años de servicio en La Florida cuando PBS estrene su documental “Un legado de fe”, sobre esta congregación de religiosas. El estreno del documental de PBS tendrá lugar en el pabellón al aire libre del Hospital Mercy, en 3663 S. Miami Ave.,

Miami, el viernes 23 de septiembre a las 7 p.m. El hospital fue fundado por las Hermanas. No se requieren entradas para este evento, y habrá estacionamiento gratuito. Para quienes no puedan asistir, WPBT, Canal 2, en Miami, trasmitirá el documental de PBS el domingo 25 de septiembre a las 3:30 p.m., y el lunes 26 de septiembre a las 11 p.m.

Curso de atención y orientación pastoral en St. Thomas University

St. Thomas University ofrecerá un curso este otoño para todas aquellas personas interesadas en la atención y la orientación pastoral, la espiritualidad y los valores que sustentan este ministerio. El curso, “Pastoral y Consejería”, será impartido por Mary Carter Waren a lo largo de tres fi nes de semana: 27-28 de agosto, 23-24 de septiembre y 18-19 de noviembre, los viernes por la noche de 6 a 9 p.m., y los sábados de 9 a.m. a 5 p.m. Para obtener más información, envíe un correo electrónico a [email protected], o a Cynthia Rose en [email protected]. La Universidad de St. Thomas se encuentra en 16401 N.W., 37 Ave., Miami Gardens.

St. Thomas University ofrece un títu-lo de maestría en Bioética

La Universidad de St. Thomas ha incluido entre sus programas un nuevo título de máster en Bioética, lo que proporcionará a los estudiantes un análisis profundo y soluciones para algunos de los problemas más críticos de nuestro tiempo. El P. Alfred Cioffi , profesor asistente de Biología y Bioética en St. Thomas, es el director del programa. El sacerdote de Miami tiene un doctorado en Genética de la Universidad de Purdue, y un doctorado en Teología Moral en la Pontifi cia Universidad Gregoriana de Roma. La maestría constará de ocho cursos (dos por semestre) para un total de 30 créditos, a partir de este otoño. Los cursos incluyen: Principios Fundamentales de la Bioética Católica, Investigación Responsable y Conducta Profesional, Cuestiones Bioéticas en el Comienzo de la Vida Humana, Cuestiones Bioéticas Hacia el Final de la Vida, Bioestadística, Bioética de la Salud, Población Humana y Bioética Ambiental, y un internado de prácticas en un campo específi co de interés. Para obtener más información, diríjase por correo electrónico a acioffi @stu.edu.

“El amor exige que trabajemos por la

justicia y la igualdad; el amor exige que nos solidaricemos

con los marginados, los desposeídos y los

excluidos.”

—Arzobispo Wenski

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NUESTRA COMUNIDAD 3La Voz Católicaagosto del 2016

Un nuevo oficio, una nueva forma de ganarse la vidaRocío GranadosLa Voz Católica

Lo que empezó hace 25 años con unas clases de catecismo para un grupo de jóvenes trabajadores agrícolas del campamento South Dade, en Homestead, hoy es un centro de artes y ofi cios para niños, jóvenes y adultos.

Al sur del Condado de Miami-Dade, el administrador en aquella época de la Misión Santa Ana, en Naranja, el P. José Espino, se enfocó en fortalecer la catequesis y la formación de los jóvenes de los tres campamentos de trabajadores agrícolas que comprenden la Misión Santa Ana.

“Un grupo de ex alumnos del colegio La Salle de Cuba, empezaron a ayudarme con la catequesis, y eso dio paso a las clases de inglés para los adultos y se formó el centro, en una casita que había al lado de la capilla, en el campo de South Dade”, dijo el P. Espino, actual párroco de la iglesia San Lázaro, en Hialeah.

Formalmente, fue el 20 de julio de 1991 cuando se iniciaron las clases y se formó el Centro Educativo San Juan Bautista De La Salle, fundado por los antiguos alumnos lasallistas. Hoy en día es la organización sin fi nes de lucro Centro de Artes y Ofi cios de La Salle, que cuenta con el apoyo de la asociación de antiguos alumnos de La Salle, la fundación La Salle y los Hermanos de La Salle de la provincia de México.

En aquella época la gente de los campamentos agrícolas de South Dade, Everglades y Redlands, en Homestead, eran trabajadores temporales que migraban constantemente durante las cosechas. Actualmente, la agricultura en el Sur de La Florida incluye el trabajo en los viveros, por lo que los trabajadores ya no emigran como antes.

En 1992 el huracán Andrew destruyó la capilla y la casa que albergaba al centro; después de la reconstrucción continuaron las clases de inglés y el centro siguió creciendo, y además se empezaron clases de computación para adultos.

“Con el tiempo el centro se convirtió en un programa para después de la escuela para niños, un campamento de verano y se dan clases ocupacionales para adultos y jóvenes”, dijo José Dorado, un ex alumno lasallista que participó en los inicios del centro.

Se implementó el programa para después de clases en

colaboración con las Escuelas Públicas del Condado de Miami-Dade para los niños que se quedaban en la calle después de regresar de la escuela, porque sus padres trabajan todo el día.

Actualmente, el centro ofrece tres servicios básicos para niños: el programa para después de clases, con tutorías permanentes, de agosto a junio; el campamento de verano, que dura 10 semanas, de 7 a.m. a 6 p.m., y la catequesis, que es permanente todo el año para los niños desde kindergarten hasta el 12º grado.

Este año, 68 niños participaron en el campamento de verano, los cuales pagan muy poco o no pagan nada.

A los adultos y jóvenes el centro les ofrece talleres básicos de computación e idiomas, y alfa-betización en su lengua materna para los que no saben leer ni es-cribir en español. Se dan talleres de corte y confección, clases de computación, y hace un año se abrió el taller para jóvenes entre 25 y 35 años que abandonaron el colegio, para que se preparen para pasar su examen de GED.

La población a la que el centro atiende directamente oscila entre 280 y 300 jóvenes, adultos y niños, pero indirectamente a través de las reuniones de padres, de las donaciones de comida, de los servicios de asesoramiento “prácticamente atendemos a toda la comunidad, unas 1,500 personas aproximadamente”, dijo Susana Sánchez, directora del Centro La Salle de Homestead desde el 2013.

Una de las más grandes difi cultades que atraviesan los pobladores del campamento donde se encuentra el centro,

además de la pobreza, es la ilegalidad. La mayoría son de origen mexicano y recientemente han llegado centroamericanos, principalmente de Guatemala, El Salvador y Honduras.

“En Cuba me criaron diciéndo-me que el estudio es lo que te va a abrir las puertas. Y llegas a un lugar donde la única preocupa-ción es sobrevivir y que la migra no te deporte”, indicó Sánchez, quien dirigió el Centro La Salle de La Habana por 14 años.

Los padres les enseñan a sus hijos desde pequeños la desesperanza: si no van bien en la escuela, que ni se preocupen, de todas maneras en 4 o 5 años irán a trabajar al campo.

“He aprendido a conocer a estas familias y he tratado de convencerlos para que les permitan a sus hijos tener otras oportunidades diferentes a las que ellos tuvieron”, indicó Sánchez.

Al mismo tiempo, en los hogares no se habla inglés. Muchos niños del campamento, aunque nacieron aquí y asistieron a la escuela por varios años, están en los programas de ESOL (inglés para quienes hablan otros idiomas) de las escuelas públicas.

Los padres tampoco participan en la educación de sus hijos. Trabajan todo el día en los campos, cuando regresan se encierran es sus casas por el temor a ser deportados, no hablan inglés, y no saben lo que los niños están haciendo.

El centro ha implementado la tutoría personalizada para ayudar a estos niños. Además, se va a empezar el programa de colegio virtual para los estudiantes de escuela media y secundaria, para que puedan asistir a escuelas

charter con niveles educativos más elevados. También se va a iniciar el programa de reinserción escolar para los niños que han abandonado las escuelas.

Para los adultos se van a dar clases de mecánica automotriz por un convenio con la compañía Toyota de Homestead, y cursos de peluquería y maquillaje para la población más desatendida, que en este momento son los jóvenes de 24 a 34 años. “Un nuevo ofi cio que les pudiera signifi car una nueva forma de ganarse la vida, que no sea necesariamente la agricultura”, dijo Sánchez.

Aunque en este país hay mu-chas opciones para los jóvenes, “para esta población nosotros somos su zona de confort, donde se sienten seguros. Ellos no van a los colegios aunque sepan que el Miami-Dade College de Homes-tead tiene todas las opciones del mundo”, dijo Sánchez.

Además, dijo que los colegios públicos tienen horarios estrictos, y el centro adapta los horarios a las jornadas de trabajo del campo.

A largo plazo, Sánchez quiere recuperar el tema de los ofi cios, y dar más orientación vocacional, como era al principio de la formación de este centro. “Para que los jóvenes tengan una meta después de terminar la escuela y se puedan formar sin importar su estatus legal. No van a tener una certifi cación, pero van a tener un ofi cio con el que se van a poder ganar la vida”, indicó Sánchez.

En el futuro se espera formar centros en los otros campamentos de trabajadores agrícolas, como Everglades y Redlands, y en la misma Misión Santa Ana.

Con estos programas “se ha notado que los niños siguen en

el colegio, continúan estudiando. Antes, a la mitad de la escuela media ya no regresaban. Ahora, los de escuela secundaria no se quieren ir; hacen sus tareas en el centro y después ayudan con la tutoría de los más chiquitos”, dijo Grace Veloz, miembro del consejo directivo y encargada de la recaudación de fondos del Centro La Salle de Homestead.

El centro se mantiene fundamentalmente con el voluntariado; la experiencia de Sánchez hizo que se lograra la cooperación y el respaldo de la Universidad La Salle de México.

“Pertenecemos al mismo distrito regional de los Hermanos de La Salle y empecé a tocar puertas; así se ha logrado durante estos tres años tener siempre al menos dos profesionistas traba-jando voluntariamente a tiempo completo, sin cobrar, solo a cambio de hospedaje y comida”, dijo Sánchez, quien es maestra titulada de la Universidad de La Salle de México.

Este año hay dos psicólogos, ahora en agosto llega una maestra que estará por un año. También hay voluntarios locales y de otros estados que llegan sólo por una semana.

El Centro se sostiene principalmente con donaciones. “Es una obra preciosa; hemos tenido muchos frutos. Les aseguro que el que vaya al centro, se enamora y se queda; me pasó a mí”, dijo Veloz.

La época de la formación, “fue un tiempo muy lindo, un momento muy signifi cativo, fue la primera vez que fui el encargado de una misión”, dijo el P. Espino, quien fue el administrador de la misión Santa Ana desde 1987 hasta 1992.

Para celebrar los 25 años del centro se realizó una Misa en la parroquia St. Agatha, en Sweetwater, el 20 de julio. Fue celebrada por Mons. Luis del Castillo, muy cercano a la obra, y concelebrada por el P. Espino, y participaron los grandes donantes del centro, los antiguos alumnos de La Salle de Cuba y el Hno. de La Salle Martín Rocha.

El sábado siguiente en el centro se realizó la fi esta local con los padres de familia, los niños, el nuevo administrador de la Misión Santa Ana, P. Rafael Cos, y los donantes de Homestead y otros representantes locales.

“Hicimos una kermés en el pa-tio; los padres llevaron la comida, los niños hicieron la torta de ani-versario. Cada niño hizo tarjetas de agradecimiento para todos los visitantes”, dijo Sánchez.

Juan M. BeltránLos estudiantes de la escuela, voluntarios, miembros de la FACC [Federación de Acción Católica Cubana], profesores y la directora del plantel.

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NUESTRA COMUNIDAD EN LA JMJ 2016 agosto del 2016La Voz Católica4“¡Es como increíble: vimos al Papa!”

Ana Rodríguez SotoLa Voz Católica

Su apuesta funcionó: los estudiantes de la secundaria de St. Thomas Aquinas fueron los primeros peregrinos de Miami en ver al Papa Francisco después de llegar a Polonia el 27 de julio.

Después de asistir a la catequesis de la mañana dirigida por el Arzobispo Thomas Wenski, el grupo de St. Thomas Aquinas se quedó en la iglesia de San José, observando el arte. Tomaron un tranvía hasta el castillo de Wawel para buscar las meriendas que se les daban a los peregrinos a cambio de vales.

Comieron bajo la sombra de un árbol y, a causa de la multitud, decidieron ir directamente en el tranvía al Centro Tauron para el concierto de Matt Maher y otros cantantes católicos.

Sin embargo, cuando se dirigían al tranvía, notaron que había una mayor presencia policíaca, calles con barricadas, y un equipo de televisión católica estacionado en una calle lateral. Michael McCormack, profesor de teología en St. Thomas y uno de los cuatro acompañantes del grupo, ató los cabos, pues debía decidir si el grupo se iba o se quedaba.

Hacía calor. Los días habían sido largos y agotadores. No había manera de saber cuánto tiempo tendrían que esperar al Papa Francisco —o si llegarían a verlo,

suponiendo que pasara.“Reunimos a todos los jóvenes y les

dijimos: ‘La decisión es suya. Podemos regresar a la zona del hotel. Hay barricadas y policías, pero nadie puede decir con certeza. Quizás no lo veamos’”, dijo McCormack.

Los 23 estudiantes hicieron una votación. “Todo el mundo quería regresar”, dijo, refi riéndose a la zona del hotel, a poca distancia del castillo de Wawel.

Y decidieron. Había multitudes alrededor, pero quedaban algunos espacios a lo largo de las barricadas.

“Les dijimos a los muchachos que buscaran un lugar”, dijo McCormack.

Un helicóptero sobrevoló la zona. A continuación, pasaron cinco o seis vehículos de la policía resonando las sirenas, y luego una fi la rápida de automóviles negros.

Falsa alarma. Ningún Papa.McCormack se dio cuenta de que había

cerca de ellos una pareja polaca con un bebé. “Oh, Dios”, pensó, si el Papa Francisco pasa, “muéstrenle al bebé”.

Diez minutos más tarde, otro helicóptero comenzó a sobrevolar la zona. Más vehículos de la policía, pero esta vez se movían con más lentitud. ¡Bingo! Era el Papa Francisco.

“Se podía oír la ola de aplausos que se acercaba hasta donde estábamos, y luego la gente se volvió loca”, recordó

McCormack. “No soy una persona que se deslumbre, pero cuando se acercó, se podía ver muy cerca y comencé a llorar”.

“Todo el mundo tomó fotos”, añadió.“Todos gritábamos: ¿De veras que

acabamos de ver al Papa?”, dijo Marcus Mickey, miembro de la clase del 2016 de la secundaria Cardinal Gibbons, que fue “adoptado” por St. Thomas junto con otro joven de su parroquia, St. Sebastian, en Fort Lauderdale.

“¡Es como increíble, vimos al Papa!”, dijo Colin Apruzzese, de 17 años, quien comenzará su cuarto año en St. Thomas.

Añadió que normalmente prefi ere disfrutar el momento en lugar de preocuparse por tomar una foto. Entonces pensó: “Mis padres me van a matar si yo no regreso con algo”.

De hecho, cuando les envió un mensaje más tarde para decirles que había visto al Papa, su respuesta fue: “Eso es increíble. ¿Le tomaste una foto o un video?”

Antes de ir a la peregrinación, los estudiantes trataron de calcular sus posibilidades de ver al Papa en Cracovia.

Mickey la calculó en “negativo de 1,000”.

“Pensé que tal vez podría verlo desde la distancia”, dijo Apruzzese.

“Yo pensaba esperar unas horas más”, dijo Patrick DeFreitas, que había visto al Papa hace tres años en la JMJ en Río de Janeiro.

¿Cuánto esperó en esta ocasión? Alrededor de una hora.

“Pasó rápido porque estábamos animados. Un grupo de mexicanos

cantaba. Estábamos tratando de hacer la ola”, dijo DeFreitas, de 17 años, quien cursará el undécimo grado en St. Thomas.

Mientras los estudiantes utilizaban sus celulares para grabar videos cuando pasaba el Papa Francisco, Dee Layman, una de las otras chaperonas y profesora de teología en la escuela de St. Thomas, se preparaba para tomar imágenes fi jas. La fotografía es uno de sus pasatiempos, y llevó su cámara buena.

Mientras se apiñaba cerca de la barricada, notó la presencia de dos mujeres polacas, una mayor que la otra. Layman supuso que eran madre e hija. Cuando la vieron con su cámara, la mujer más joven le pidió a su madre que diera un paso atrás para dejarle a Layman un espacio abierto al frente.

“Comencé a llorar”, recordó.Entonces vio al Papa y consiguió una

gran foto. “Fue un gran sentimiento de alegría. Yo seguía llorando”, dijo.

El Papa vio al bebé polaco, dijo McCormack, y aunque no se detuvo, se volteó para darle una bendición. “Espero que los padres lo hayan visto. Fue específi camente para el bebé. Me pareció muy hermoso”.

Después de toda la emoción, ya era demasiado tarde para llegar al concierto. McCormack decidió dejar que el grupo fuera al Market Hall, el centro histórico del casco antiguo de Cracovia, a comprar helados y recuerdos.

“Que se deleiten”, expresó. “Que disfruten la gloria de lo que acaba de ocurrir”.

Ana Rodríguez-Soto

El Papa Francisco saluda a los jóvenes al comenzar la ceremonia de bienvenida por el Día Internacional de la Juventud en Cracovia.

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NUESTRA COMUNIDADagosto del 2016 La Voz Católica5

Tom TracyEspecial para La Voz Católica

Cuando el Hno. Jay Rivera comenzó como voluntario en los centros de embarazos en crisis auspiciados por la Arquidiócesis, notó que las madres tomaban clases y consultaban al personal, mientras que era típico que los padres se sentaran en la acera o en sus vehículos.

En muchos casos, la vida de un niño no nacido pendía de un hilo. El Hno. Jay dio por hecho que el papel del padre sería importante en el futuro del niño, si es que al niño se le daba la oportunidad de nacer.

Siete años más tarde, tras buscar en todo el país buenos planes de estudios sobre la paternidad para seguirlos, su Proyecto José se destaca como un servicio único para embarazos en crisis dirigido a padres del Sur de La Florida, jóvenes y mayores de cualquier origen, que lleguen a uno de varios centros arquidiocesanos del ministerio de Respeto a la Vida.

“Una madre me preguntó de qué se tra-tan las clases de paternidad y le respondí que ayudamos a hombres buenos para que se conviertan en padres buenos. Capaci-tamos a los hombres para que planifi quen su futuro y se relacionen con sus hijos”, recordó el religioso. “Ella comentó: ‘Sí, el padre de mi hijo necesita eso’”.

“Entonces, un día ella lo trajo como una madre deja a un niño en la escuela”,

dijo el Hno. Jay con su característica risa, que denota una vida de crianza familiar y experiencias propias.

Tras la muerte de su esposa, Jay Rivera se convirtió en el padre soltero de dos hijos. Cuando su hijo menor terminó la secundaria, se unió a una comunidad franciscana.

Más adelante, después de enseñar a niños autistas en Miami durante un tiempo, fundó una comunidad singular de hombres dedicados al trabajo provida: los Franciscanos por la Vida, con sede en Pembroke Pines.

Los Hermanos sirven y ofrecen capacitación para el Proyecto José, un programa conjunto de los Franciscanos por la Vida y el Ministerio de Respeto a la Vida, de la Arquidiócesis de Miami. Cada semana, el Proyecto José ofrece clases y tutoría para hombres, además de acceso a una tienda de artículos para niños y bebés que se pueden comprar con “Daddy Dollars”, vales que se obtienen por asistir a las clases.

Algunos hombres que asisten a las clases son adolescentes, mientras que otros son padres “más experimentados” —alrededor de los 50 años de edad—, que admiten carecer de un sentido pleno de la responsabilidad parental.

Aunque no es una agencia de servicios sociales, el personal y los voluntarios del Proyecto José (algunos son antiguos

clientes y muchos son miembros de parroquias cercanas) pueden referir a los padres a otros recursos en la comunidad, incluyendo el cuidado de salud o dental a bajo costo.

Romper el hieloNo es fácil romper el hielo con los

padres o futuros padres reacios. Los temas relacionados con el aborto no pueden abordarse de manera desafi ante, explicó el Hno. Jay, quien dirige el programa.

“Todo el asunto de la natalidad es una cuestión de justicia, y le digo a la gente que todo ser humano tiene derecho a nacer y tener sustento para sus necesidades. Si los padres no pueden proporcionarlo, entonces nosotros ayudamos”, indicó.

Cuando los padres llegan por primera vez, se sienten temerosos, enojados o confundidos. Pero a menudo, después de 18 semanas de reuniones con mentores y otros hombres en sesiones de grupos pequeños, están dispuestos a asumir la responsabilidad paternal, dijo.

“Estos papás vienen con una mezcla de emociones, ninguna de ellas muy positiva, y los vemos evolucionar y convertirse en hombres adultos, y decir cosas como, ‘quiero hacer esto o aquello por mi hijo’”.

“Y ahora comienzan a mirar hacia adelante en lugar de temer el futuro. En vez de preocuparse sobre ‘cómo voy a pagar las cuentas’ o alimentar otra boca,

están pensando: ‘quiero enseñar a mi hijo a jugar baloncesto’, o ‘quiero mudarme a otra ciudad donde haya un mejor sistema escolar’”.

Roldan Pierre Louis ya era padre cuando encontró el Proyecto José. Primero como cliente y ahora como voluntario, desea que más padres aprovechen el programa como una manera de ayudar a las madres de sus hijos con la responsabilidad de la crianza.

“En la sociedad actual, no se ven sufi cientes padres tratando de serlo. Descargan todo el peso sobre las mujeres. Pero nosotros, como hombres, debemos dar el ejemplo”, dijo Louis, un haitiano-estadounidense.

Dijo que, a través del Proyecto José, aprendió muchas técnicas buenas sobre la crianza y la disciplina de los niños al pasar tiempo con padres más experimentados.

Joe King, uno de los mentores del Pro-yecto José, dijo que motiva a las madres para que aprecien el valor de regresar al centro con el padre de su bebé, ya sea que estén viviendo juntos o separados.

Humildad“Ha sido gratifi cante ver llegar a

los padres”, dijo King, miembro de la parroquia St. Edward, en Pembroke Pines. Católico de toda la vida y nativo de Chicago, dijo que él mismo fue producto de un “embarazo problemático”, en términos médicos, y por eso se sentía atraído por el ministerio provida.

No todas las madres jóvenes están dispuestas a que el padre de su futuro hijo esté más involucrado, dijo King.

“He sugerido que en algún momento quisiera ir a hablar con las mujeres y ofrecerles un punto de vista masculino para que ellas entiendan que nosotros, los hombres, pensamos distinto y nuestros cerebros funcionan de manera diferente”, dijo.

Al Hno. Jay le agrada decirles a las parejas —que con mucha frecuencia no están casadas— que cada niño merece tener una madre y un padre. Pero si están viviendo juntos, deben estar casados; y si viven separados, ambos deben estar involucrados en la crianza.

“Si no están casados (y viven juntos), ¿qué le dice eso al niño? Que cualquiera de ellos puede irse en cualquier momento, y eso añade estrés y ambigüedad a la vida del niño”, explicó el Hno. Jay.

“Los padres pueden separarse con armonía, pero permaneciendo unidos en el proyecto de la crianza, y pasar tiempo con el niño como mamá o papá. No es la situación ideal, pero es preferible a que alguien abandone la casa”, agregó.

“Además, uno no debe casarse con quien uno no esté enamorado. Nunca antes han escuchado estas palabras”.

Para obtener más información, visite:http://www.respectlifemiami.org/project-

joseph.htmlhttp://www.franciscansofl ife.org/https://www.facebook.com/groups/

franciscansofl ife/

Capacitar a los padres para que sean mejores hombres

Tom Tracy/FCTheron Brown, un padre que es cliente del Proyecto José, habla con el personal del programa y los voluntarios. Detrás, a la derecha, el Hno. Jay Rivera, fundador de los Franciscanos por la vida y del Proyecto José.

Page 6: Vol. 4 No 25 Aniversario - ufdcimages.uflib.ufl.eduJesús sufrió y murió en la cruz no para darnos una religión del “sentirse bien”, sino más bien para darnos una religión

NUESTRA COMUNIDAD EN LA JMJ 2016 agosto del 2016La Voz Católica6

Ana Rodriguez-SotoLa Voz Católica

Pensé que estaba preparada.A decir verdad, he visitado muchos

lugares históricos, intentado fuertemente conectar, caminando por el mismo camino, mi presente con su pasado.

Pero nunca lo sentí realmente: ponerme en sus zapatos.

Luego, vine aquí: Auschwitz y Birkenau. Tenía muchas ganas de venir. Pensé que por haber visto las fotografías, los campamentos y los alambres de púas, los uniformes a rayas y las caras de los cadáveres ya sabía la historia. Sólo tenía que agregarlo a mi lista.

Pero nada me preparó para esto: Un lugar donde los veteranos guías turísticos hacen una pausa para ahogar las lágrimas.

Un lugar escaso, de imágenes mínimas, excepto por las barracas vacías y las calles polvorientas, por las chimeneas y el bosque.

Un lugar donde el silencio habla más que cualquier palabra.

Un lugar que mueve a los visitantes a tocar los ladrillos y bajar la cabeza y orar por las personas cuyos nombres nunca se sabrán, pero cuya humanidad compartida se convierte instantáneamente en palpable.

Un lugar que simplemente nos hace llorar.

Los dos campos de concentración más

notorios de la Segunda Guerra Mundial se encuentran en medio de campos verdes y casas blancas, rodeadas de fl ores.

Lo que siempre plantea la pregunta en mi mente: ¿Cómo pudo suceder esto? ¿Cómo nadie lo vio? Se necesita de cientos de personas para mantener estos lugares –para que siga tarareando, en realidad, la maquinaria de la muerte.

Y cuando Auschwitz se hizo demasiado pequeño para tantas víctimas, ellos construyeron otro campo de concentración: Birkenau. No es un cuartel del ejército polaco transformado, sino una máquina alemana de matar cuidadosamente diseñada, con vías del ferrocarril que conducían directamente a la puerta de entrada.

Otra vez la pregunta inquietante: ¿Cómo pudo suceder esto?

La respuesta esperanzadora: Nunca más.

Pero en realidad sigue sucediendo y todavía no lo vemos: Bosnia. Ruanda. Irak. Siria.

Existe un patrón para el genocidio, dijo Hugh Huck, profesor de teología de la escuela secundaria St. Thomas Aquinas y chaperón de la Jornada Mundial de la Juventud. Él habló a los estudiantes de su grupo, mientras el autobús esperaba su turno detrás de una larga, larga línea de autobuses que llevaban visitantes al

lugar.Estas son las etapas del genocidio, dijo

Huck, señalando que eso no sucede en una noche. “El genocidio comienza con la división”.

Es un lento cambio de identidad de las personas a través de:• Clasifi cación: nosotros contra ellos• Simbolización: esvásticas (swástikas) y

estrellas amarillas• Deshumanización: Ellos no son

humanos. Son una infección.• Organización: Iniciar la construcción de

muros y enviar a la gente de regreso.• Polarización: “Ellos” no pueden

ser educados, no deben ocupar determinados puestos de trabajo.

• Movilización: Empezar a crear guetos y campos de concentración.

• Exterminio: Una vez que comienza el genocidio, “es rápido y brutal”, dijo Huck. En Ruanda, un millón de personas murieron en cuatro meses.

• Negación.“Cuando negamos que estas cosas

suceden, deshonramos a los muertos. Y de cierto modo, todos caemos en ello”, dijo Huck. “Los genocidios son bien planifi cados, con años de antelación. Así que tenemos tiempo para intervenir””.

Y así, la historia se convierte en el presente.

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Auschwitz-Birkenau: No hay palabras, sólo lágrimas

Ana Rodríguez-SotoEstudiantes y chaperones de la secundaria St. Thomas Aquinas High School, en Fort Lauderdale, y de la iglesia Little Flower, en Coral Gables, oran antes de entrar en Auschwitz. Fue una aleccionadora y triste mañana en los campos de concentración de Auschwitz-Birkenau, seguida de una Misa vespertina en la histórica iglesia de St. Anne, en Cracovia.

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NUESTRA COMUNIDAD EN LA JMJ 2016agosto del 2016 La Voz Católica7

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Viene de la página 6Erick Frederick, de 20 años, entendió

eso. Es uno de los cuatro peregrinos de la JMJ de la Parroquia San Isidro, en Pompano Beach.

“Ver lo que fue Auschwitz, sí, un cam-po de muerte, y sí, este número de perso-nas murieron, pero no es sólo el campo de exterminio”, dijo. “La razón por la que estos lugares están en pie es para recordar a todos los que perdimos. ... Pero no es sólo por (eso). Es por otras razones, para que las personas (en el futuro) no tengan que sufrir”.

En el punto medio del recorrido de dos millas por Birkenau, donde terminan las vías del tren, se levanta un monumento a las víctimas. Muy cerca hay sitios para sentarse y refl exionar, o simplemente observar el cuadro entero.

Hoy en día, para muchos de los peregrinos de Miami, es donde las lágrimas comenzaron a caer, y donde comenzaron las oraciones.

El Papa Francisco tenía razón: Cuando visitó este lugar días después, lo hizo en silencio. Igual que nosotros.

Pero no creo que le molestaría oír lo que oímos: una lenta melodía, cantada por un grupo grande de peregrinos de la JMJ, que sonaba por partes duelo y oración:

“Por su dolorosa pasión, ten misericordia de nosotros y del mundo entero”.

Auschwitz-Birkenau: No hay palabras, sólo lágrimas

Arriba: Torre de uno de los crematorios de Auschwitz.Izquierda: Los peregrinos se detienen en un patio cerca del monumento a San Maximiliano Kolbe, donde los nazis fusilaban a los prisioneros.

Fotos

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NUESTRA COMUNIDAD agosto del 2016La Voz Católica10

Rocío GranadosLa Voz Católica

Con el fi n de ayudar a las misiones de la prelatura de Sicuani, en Perú, tres parroquias de la Arquidiócesis de Miami recaudarán donaciones en todas sus Misas a fi nales de agosto e inicios de septiem-bre.

Ubicada en una de las regiones más pobres de Perú, en la cordillera de los An-des, a 3,500 metros sobre el nivel del mar (unos 11,500 pies), con una geografía agreste y difícil acceso, la Prelatura de Si-cuani se encuentra muy cerca de Macchu Picchu, una de las maravillas del mundo, en el departamento del Cuzco, en Perú.

Como parte del Programa de Misión Cooperativa de la Arquidiócesis de Miami, la Prelatura de Sicuani es una de las 35 entidades misioneras invitadas este año “a compartir la misión que están realizando y poder recaudar fondos para su labor en diferentes parroquias locales”, dijo Teresita González, directora arquidio-cesana de la Ofi cina de Misiones.

La recaudación de las donaciones, entre otras cosas, irá para sostener escuelas para niños de primaria y secundaria y una escuela y dos centros de rehabi-litación para niños discapacitados, a quienes les proveen tratamiento médico especializado, alimentación y albergue.

Los niños con habilidades diferentes, como son llamados en el lugar, “son los

más excluidos en esta zona, porque están abandonados por sus familias, por el Estado y por las organizaciones sin fi nes de lucro. Sólo la Iglesia sale al encuentro de estos niños”, dijo Mons. Pedro Busta-mante López, Obispo de la Prelatura de Sicuani.

Uno de esos centros de rehabilitación fue recientemente inaugurado, en Santo Tomás, en Chumbivilcas, una de las cua-tro provincias que comprende la Prelatura de Sicuani, y una de las más alejadas del Cuzco. Aquí se atiende a un promedio de 80 niños con discapacidades congénitas y enfermedades mentales, que en la mayo-ría de los casos han sido abandonados por sus familias o rescatados tras haber sido encerrados en sus casas, por la creencia de que son un castigo divino y una de las pruebas más catastrófi cas.

“Sostener esta obra no es tarea fácil; necesitamos la colaboración de mucha gente, tanto para la enseñanza como para la atención de la salud”, indicó Mons. Bustamante durante su visita a la Arqui-diócesis de Miami, en marzo pasado.

Con la ayuda de los voluntarios, la Prelatura de Sicuani también brinda for-mación espiritual, catequesis, formación pastoral juvenil, y además forma a nuevos sacerdotes.

Actualmente hay 15 seminaristas, todos de la zona de Sicuani, quienes además de hablar español hablan quechua. Algo muy importante en el lugar, ya que el

70 por ciento de la población sólo habla quechua, el idioma original de la región, que se hablaba desde mucho antes de la colonización, ocurrida en 1533.

La Prelatura de Sicuani tiene una población de unos 400,000 habitantes, 25 parroquias y 13 sacerdotes. La pobla-ción, casi en su totalidad, se dedica a la agricultura.

Por lo complicado de la geografía, el acceso a todos los centros poblados de la prelatura es muy difícil. Hay parroquias que están a 4,000 y 5,000 m.s.n.m.; son lugares muy fríos. Además hay escasez de sacerdotes, y se ha notado el avance de las Iglesias Evangélicas.

La Iglesia ha perdido espacios en muchas comunidades, “por nuestra poca presencia, eso hay que reconocerlo”, dijo Mons. Bustamante, y agregó que no es la falta de templos, ya que muchos datan de la época de la Colonia (1600, 1700). Es que “nosotros hemos retrocedido un poco por falta de personal”.

En la actualidad, hay un solo párroco para una provincia con 8 parroquias, en 8 distritos muy distantes entre sí. “El párroco no puede celebrar la Misa todos los domingos en cada uno de los pueblitos que se le han encomendado, no le alcanza el tiempo”, indicó Mons. Bustamante.

El párroco va solamente para las fi estas patronales. Las otras iglesias llegan con más facilidad porque ponen una pequeña iglesia, un predicador que vive en el lugar o muy cerca, y conquistan a la gente, “porque nuestra gente tiene hambre de Dios”, indicó el sacerdote.

Por eso, se quiere fortalecer la presen-cia misionera con religiosas y sacerdotes. Aunque la prelatura ya cuenta con varios misioneros, sacerdotes de Asia, Esta-dos Unidos y Europa, pronto se unirán tres sacerdotes de Las Filipinas. “Esos sacerdotes van a ir a trabajar a parroquias donde hace más de 100 años, o nunca, han tenido un párroco; es un gran reto”, dijo Mons. Bustamante.

La función misionera en esos lugares

no es tarea fácil, pero los sacerdotes y las religiosas que trabajan allí entregan su vida por la causa que es a veces la menos valorada en estos últimos tiempos. “Hay gente que se inmola para llevar algo a los hermanos que efectivamente lo necesi-tan”, señaló Mons. Bustamante.

¿Por qué ayudar a la Prelatura de Sicuani?

“Porque la gente es extraordinaria, muy acogedora, muy cálida. Me entusiasma la fe del pueblo, me anima. Creo que la fe de nuestro pueblo no tiene medida ni precio. Es gente sencilla que te acoge con mucho cariño, te acompaña y te sostiene también”, dijo Mons. Bustamante.

Aunque Mons. Bustamante no estará presente durante los días en que se reali-cen las colectas, llamó a la solidaridad a los feligreses de Miami, para colaborar con sus donaciones para la prelatura.

Para ayudar a los niños de Sicuani con habilidades diferentes

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NUESTRA COMUNIDAD EN LA JMJ 2016agosto del 2016 La Voz Católica11

Ana Rodríguez SotoLa Voz Católica

¡Qué idea tan brillante!No me había dado cuenta del

poder de una Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) hasta ano-che, cuando se acercaba el fi nal de la Misa de apertura celebrada aquí, en el parque Błonia, de Cracovia.

El suelo estaba enlodado tras el paso de una tormenta vesper-tina. Pero eso no disminuyó el entusiasmo de jóvenes de todo el mundo que comenzaron a reunirse aquí desde temprano en la mañana. Cantaban, agitaban banderas, y sí, se arrodillaban en el lodo para orar.

Había alegría y entusiasmo y fe y esperanza y orgullo y risa y música y todo lo bueno de la juventud.

Qué idea “tan brillante” se le ocurrió a San Juan Pablo II: mostrar a los jóvenes del mundo en su momento más alegre y esperanzador. Permitir que se co-nozcan. Y propagar ese contagio en todo el mundo.

Contagio es una palabra apro-piada, dada la cantidad de “chó-calas” que se intercambiaban. Cuando salíamos del parque, o hasta más temprano en el día, se formaban largas fi las cuando grupos de peregrinos pasaban a otros en las calles concurridas.

Los que iban por un lado choca-ban sus manos con sus colegas del otro lado, y siempre se pre-guntaban: “¿De dónde eres?”

De alguna manera, se enten-dían. Algunos de los peregrinos notaron que si los que pasaban no entendían “¿De dónde eres?”, simplemente podían gritar “¡Miami!” y provocar una res-puesta similar de sus colegas.

Los grupos de Francia se veían particularmente entusiasmados. Y, por supuesto, Brasil. Vimos banderas de Camboya e Indone-sia, España y Eslovenia, Colom-bia y Ecuador. No hay duda de que eso dejó claro el mensaje de que la Iglesia es católica —es decir, universal.

Y como lo expresó el Arzo-bispo Thomas Wenski en la catequesis de esta mañana, una de las mejores lecciones de la JMJ es precisamente ésa: “No estás solo”.

Lo cual está bien en el sentido fi gurado. Pero no lo es tanto cuando hay 80 grados de tempe-ratura —sí, en Polonia hay calor y humedad, con la amenaza general de lluvias en las tardes— y ya has pasado dos horas bajo el sol, chocando con docenas de cuerpos en un intento por abrirte paso hasta el santuario de la Divina Misericordia. (Las colas sinuosas de Disney World no han llegado a Cracovia.)

Defi nitivamente, esta JMJ ha respondido a la pregunta: ¿Cuánta gente se puede meter en un tranvía? Tantas como sea posible, si están de pie y se mueven a la vez como un solo cuerpo cuando el tranvía toma una curva, se detiene y continúa. Para tener una mejor idea, añada un poco más.

Eso es lo que todos los peregrinos, de Miami y otras partes, estaban experimentando cuando se dirigían a los distintos lugares. Cientos de personas iban a los mismos sitios, todos a la vez. Los que querían burlar el sistema y tomaban taxis, pronto descubrieron que muchas de las calles de Cracovia sólo estaban abiertas para los peatones.

Veteranos de la JMJ me decían que eso es normal.

Dejando a un lado la inconve-niencia —el Arzobispo Wenski nos seguía recordando que éramos peregrinos, no turistas— se estableció la camaradería. Se facilitó a los adolescentes de Fort Lauderdale comunicarse con los adolescentes de Francia y Suecia. Se facilitó que los católicos romanos de Miami ha-blaran con los católicos caldeos de Erbil, Irak.

“Se trata de nosotros”, dijo un hombre después de señalar la N de “nazareno” en una insignia que repartía. “Es muy difícil. Les

damos las gracias por su apoyo a través de sus oraciones. Ellas hacen posible que nosotros lle-guemos aquí y nos conectemos con la familia de católicos”.

Así que hay buenas noticias para contrarrestar las malas noticias recientes. Para dar a los participantes cierta esperanza de que el futuro podría ser diferente.

“Los grandes acontecimien-tos católicos como la JMJ nos ayudan a encontrarnos unos con otros en la fe, la esperanza y la caridad cristianas”, dijo Stephen

Colella, director del Secretariado de la Evangelización de la Ar-quidiócesis, quien realizó su sex-to viaje a la JMJ. “Este camino conduce a la cultura de la vida que el fundador de la JMJ, San Juan Pablo II, nos invita a acoger y a vivir. También se convierte en una luz en la oscuridad para el mundo”.

Imaginen eso: Confi ar el futuro a los más esperanzados e idealistas entre nosotros. Una idea decididamente brillante, sin duda alguna.

¡Qué idea tan brillante la de Juan Pablo II!

Arriba, izquierda: El Arzobispo Thomas Wenski da la bienvenida a los peregrinos de Miami que asistieron a la Jornada Mundial de la Juventud antes de entrar a la parroquia St. Joseph, para asistir a la catequesis en inglés.Arriba, derecha: Gregory Barroso y Andrea Zyvith, de St. Mary Star of the Sea, en Key West, se cubren con sus respectivas banderas en camino al Centro Juan Pablo II.Derecha: Dos peregrinos oran de rodillas entre la multitud de participantes en la Misa de apertura de la JMJ.

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16 La Voz Católica agosto del 2016

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