vivienda colectiva en japón: una aproximación (sergio martín blas, 2008)
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Artículo sobre arquitectura de vivienda colectiva en Japón, publicado en MARTÍN BLAS, Sergio; RUIZ CABRERO, Gabriel (Eds.), Casas en Japón, Mairea Libros, Madrid, 2008. ISBN: 978-84-936485-1-0TRANSCRIPT
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VIVIENDA COLECTIVA EN JAPÓN: UNA APROXIMACIÓNSergio Martín Blas
La fascinación occidental por la casa contemporánea japonesa se ha
apoyado en gran medida en las imágenes de exquisitas construcciones
aisladas que oponen su singularidad y reducida dimensión al gigantismo
informe de la metrópolis, o que se incorporan con armonía a un idílico
paisaje natural. Precisión dimensional y constructiva, relación con el
terreno y con el espacio exterior ajardinado, atención al detalle y estricta
economía formal son algunos de los aspectos en los que se ha querido
reconocer no sólo la continuidad de la tradición doméstica japonesa,
sino también la convergencia con las aspiraciones de la arquitectura
moderna internacional.
Efectivamente, la investigación japonesa sobre la casa moderna
encuentra en la vivienda aislada su campo de pruebas fundamental.
Será esta la premisa aceptada implícitamente por aquella tradición
de arquitectos que, frente a las más celebradas y aparatosas utopías
metabolistas, reconocieron en la escala doméstica el terreno propicio
para abordar la renovación de la disciplina. Tradición consolidada
en torno al Instituto Tecnológico de Tokyo, cuya figura central fue el
recientemente desaparecido Kazuo Shinohara (1925-2006), discípulo
de Kiyoshi Seike, y que tiene sus más cualificados y directos herederos
en los profesores Kazunari Sakamoto y Yoshiharu Tsukamoto (Atelier
BOW-WOW).
La vivienda aislada, por tanto, como argumento fundamental de la
experiencia moderna japonesa. Lógicamente, pues en Japón, como
en Holanda y en otros países, la peculiar inestabilidad del entorno
físico ha producido una cultura que vincula la casa al terreno, y que
se resiste a abandonar determinadas ventajas de esa condición. De
ahí que, pese a que la industrialización y la consecuente inmigración
rural venían produciendo problemas de hacinamiento e insalubridad
semejantes a los de las grandes ciudades europeas desde finales del
siglo XIX, las primeras experiencias significativas de vivienda colectiva
en Japón se producen sólo después del terremoto de Kanto (1923),
origen del incendio que arrasó casi completamente la ciudad de Tokyo.
Se construyen entonces los llamados “apartamentos Dojunkai”; un
primer salto hacia la resolución del problema habitacional a gran escala
impulsado por la necesidad de reconstrucción y por las posibilidades
antisísmicas del hormigón armado.
La grave contradicción entre un modo de vida y de construcción de
la casa basados en la refinada individualidad de las relaciones con
el terreno y con la naturaleza, y las necesidades impuestas por los
nuevos modos de producción, las nuevas técnicas, relaciones sociales
y costumbres producidas por la congestión metropolitana, se hace
evidente en aquellas primeras experiencias a gran escala. Contradicción
que perdura en el segundo impulso de reconstrucción a partir del
1945, tras la Guerra Mundial. La activación en 1950 de una ley para la
vivienda social y la fundación en 1955 de la primera agencia estatal de
vivienda (Japan Housing Corporation) se enfrentaron entonces al peso
de una tradición tipológica y constructiva que dificultaba la resolución
del problema de la vivienda a gran escala con instrumentos modernos.
Así, la investigación recaló de nuevo en la vivienda aislada con jardín. Kunio Maekawa, modelo de casa aisladaprefabricada “Premos” nº7, 1946.
Apartamentos sociales “Daikanyama”,promovidos por Dojunkai en Shibuya,Tokyo, 1927.
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Arquitectos como Kenji Hirose y Kiyoshi Seike se concentraron en la
elaboración de modelos de vivienda unifamiliar a partir de elementos
prefabricados, susceptibles de ser producidos en serie, en la línea de
las Case Study californianas. También Kunio Maekawa participó en
el diseño de modelos para la producción industrial, y con sus casas
“Premos” sentó el más importante precedente del actual desarrollo del
negocio de la vivienda unifamiliar prefabricada en Japón, uno de los más
extendidos y sofisticados del mundo.
Sin embargo, la necesidad de construir vivienda social en la posguerra
impuso la generalización de los nuevos tipos. Ya en los 60, la agregación
de unidades residenciales formaba parte del imaginario metropolitano,
y la vivienda colectiva había producido un primer “icono” moderno,
reconocido internacionalmente: el bloque de 168 apartamentos
“Harumi” (1958), proyectado por Kunio Maekawa y construido en la
bahía de Tokyo por la Japan Housing Corporation.
El edificio, hoy desaparecido, se presentaba como una potentísima
“megaestructura” de 10 plantas en hormigón armado, cercana al lenguaje
de ascendencia tecnológica más tarde codificado por Kenzo Tange
y el grupo de los llamados “metabolistas”. En su ordenación interna,
sin embargo, el bloque proponía una singular síntesis. Por un lado, el
acceso a los apartamentos se produce a través de corredores o “calles”
elevadas que dan servicio a tres niveles distintos mediante escaleras
secundarias, al modo de la entonces celebrada Unidad de Habitación
de Le Corbusier, inspirada en los hallazgos realizados por Ginzburg
y otros arquitectos rusos en los años 20. Por otro lado, el interior de
las unidades incorpora directamente algunos elementos de la casa
tradicional. Los apartamentos, de dimensiones reducidas (entre 32 y 42
m2), se dividen en dos bandas: una de estancia, con el suelo elevado de
tatami, y otra de servicio con el suelo de madera, que contiene la cocina,
el baño, el comedor y el acceso. Particiones correderas (fusuma) sirven
para separar ambas zonas, y para subdividir la estancia-dormitorio.
Esta última cuenta con una amplia dotación de armarios para recoger
los futones y el resto del mobiliario, permitiendo una total liberación
del espacio. El interior se expande hacia el sur en una galería cubierta
exterior que reproduce el tema tradicional del engawa. El resultado
pone de manifiesto cómo, más allá de la referencia lingüística, la
tradición japonesa constituye para Maekawa un repertorio operativo
para flexibilizar el uso de la vivienda social de reducidas dimensiones.
Su experiencia tenía precedentes inmediatos: el uso del tatami en la
vivienda colectiva con estructura de hormigón se había producido ya
en los mencionados apartamentos “Dojunkai” del periodo entreguerras.
Con la misma fusión de elementos dispares, el bloque “Harumi” intenta
resolver la tensión entre “tradición”, “tecnología” y “vida moderna” a una
nueva escala. Escala que encontró su plena aplicación en el complejo de
4.500 viviendas Motomachi/Choojuen, proyectado por Masato Ootaka y
finalizado en 1977 en Hiroshima, una de las agrupaciones más densas
de vivienda colectiva de Japón, donde se adoptó el modelo híbrido de
los apartamentos “Harumi”.
Si la experiencia de Maekawa apuntaba a la posibilidad de recuperar
elementos de la tradición para articular la transición hacia los
nuevos tipos de vivienda colectiva, otras investigaciones insistirán,Kunio Maekawa, bloque de viviendasHarumi, Tokyo, 1958. Sección del edificio,interior y planta de una de las unidades.
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desde principios de los años 60, en llevar hasta sus últimas y más
autónomas consecuencias las implicaciones tecnológicas de la
congestión metropolitana. Será el grupo “metabolista” el que reclame
la integración de la vivienda en un nuevo concepto urbano dominado
por la comunicación, la movilidad y la flexibilidad del entorno físico. En
las visiones utópicas de Tange, Kurokawa, Kikutake e Isozaki, la casa se
convierte en una célula transportable conectada a las grandes redes de
infraestructura. La mayor parte de aquellas elucubraciones quedaron
lógicamente en el papel. Sólo la torre “Nakagin” (1972), proyectada
por Kisho Kurokawa y construida junto a una autopista elevada en
el barrio de Ginza, en Tokyo, pareció materializar aquella fusión de
vivienda y “tecnología”. El edificio fue pronto reconocido como una
aportación original al debate internacional. Su aspecto era el resultado
de la agregación de 140 cápsulas independientes conectadas a un doble
mástil central que concentraba los servicios y comunicaciones. Cada
cápsula, totalmente prefabricada, encierra un espacio de 2,3 X 3,8 X
2,1 m que puede funcionar como lugar de residencia o trabajo mínimo
para un individuo, con cuarto de aseo incluido. La unidad se relaciona
con el exterior mediante un único hueco de forma circular, y a través
de las más modernas dotaciones de comunicación del momento (radio,
teléfono, televisión), enfáticamente integradas en el diseño interior.
Algunas de las premisas de la torre “Nakagin” fueron pronto desmentidas:
la supuesta movilidad de las unidades suponía una generalización
de su sistema de soportes que no se verificó, como tampoco lo hizo
la producción industrial de las propias células, que por tanto nunca
llegaron a cambiar de posición. Sin embargo, el proyecto de Kurokawa
reconoce por primera vez algunos de los temas centrales de la vivienda
metropolitana en las décadas siguientes. En primer lugar, la reducción de
la vivienda colectiva a una suma de espacios individuales que incorporan
la mayor cantidad de comodidades y sistemas de comunicación en
un espacio mínimo. El dominio del espacio individual, desde el cual
el sujeto se comunica directamente con el exterior a través de la
indispensable parafernalia tecnológica, pone hoy en crisis el modelo
de casa familiar donde la mayor parte de la superficie se dedicaba a los
espacios comunes de estancia. Se trata de una tendencia extendida a la
práctica totalidad de las sociedades desarrolladas, y que ha dado lugar
a algunas de las más interesantes innovaciones recientes en la vivienda
colectiva japonesa, como se verá más adelante.
Por otro lado, la construcción de unidades espaciales independientes y
no especializadas desde el punto de vista funcional, que permiten por
tanto una máxima flexibilidad de uso, es otro de los temas de fondo
investigados actualmente, si bien con mayor realismo. Finalmente,
la torre “Nakagin” propone una especie de “refugio” mínimo para el
habitante de la metrópoli, anticipando un tópico contemporáneo: el
del nómada urbano que asume la dispersión de la mayor parte de las
rutinas tradicionalmente domésticas (comida, relaciones personales,
incluso descanso) en una ciudad fuertemente dotada y disponible las
24 horas.
Durante los años 90, y en el inicio del siglo XXI, la contradicción
mencionada entre la tradición residencial japonesa, y las nuevas
Kisho Kurokawa, Torre de cápsulas“Nakagin”, Tokyo, 1972.
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necesidades y escala urbanas, evoluciona hacia un nuevo escenario.
Por un lado, resulta indudable que los tipos de vivienda colectiva han
ganado importancia cuantitativa en la ciudad contemporánea, superando
aparentemente la preferencia cultural por la casa aislada. Por otro, la
alta cultura arquitectónica sigue insistiendo en la vivienda unifamiliar
como campo de innovación específico, y más fácilmente exportable
como “japonés”.
A pesar de esta dicotomía, la investigación sobre la vivienda colectiva en
Japón ha dado lugar a un conjunto de soluciones claramente innovadoras
en los últimos años. Además, precisamente al plantearse la necesidad
de mantener determinadas ventajas de la vivienda aislada, los proyectos
asumen con gran intensidad algunas de las exploraciones “modernas”
en la materia: relación con el exterior, diversidad entre las unidades,
variedad y flexibilidad en el espacio interior, etc. Pese a tratarse de un
terreno más fuertemente condicionado por normativas y convenciones
difícilmente extrapolables, estas experiencias merecen hoy un estudio
detallado que valore sus aportaciones y su posible continuidad histórica.
En este sentido, el presente escrito propone una aproximación previa,
que identifica determinados puntos de análisis. Por otro lado, se trata
aquí de valorar las mencionadas innovaciones en su propio contexto,
para lo que será útil observar algunas de las convenciones de la vivienda
colectiva en Japón. Para ello bastará el estudio de un ejemplo concreto:
las viviendas construidas por la Tokyo Metropolitan Housing Supply
Corporation (JKK), capaces de presentar en su versión más “banal” los
estándares dimensionales y distributivos de referencia en aquel país.
-Convenciones domésticas y estándares dimensionales.
JKKa es la agencia pública de vivienda que opera en el área metropolitana
de Tokyo, generalmente mediante actuaciones de escala mediana que
responden a la regulación oficial de los tipos residenciales. Dicha
regulación se basa en Japón en el sistema nLDK, donde n es el número
de habitaciones y LDK corresponde a Living, Dining y Kitchen. Así, por
ejemplo, una vivienda 2LDK contará con 2 habitaciones, salón, comedor
y cocina. Los estándares mínimos y recomendados vienen establecidos
para cada uno de esos tipos a nivel estatal (ver cuadro).
Un primer aspecto novedoso del marco normativo es que en Japón se
ha suprimido la obligatoriedad de incluir una pieza de estancia en la
casa, con lo que el comedor, que puede incluir la cocina, queda como
único espacio de encuentro para los miembros de la familia. JKK ha
construido viviendas con tres dormitorios y cocina-comedor (3DK) con
una superficie útil total de 59,84 m2, y la superficie mínima establecida
para ese tipo en Japón es de 50 m2. La normativa japonesa acepta de
ese modo la tendencia al crecimiento progresivo del espacio individual
en detrimento de los espacios para la reunión de la familia, permitiendo
que el espacio común y las estancias privadas tengan una superficie
semejante. Se trata de una diferencia notable respecto a los estándares
españoles. El mínimo VPO para tres dormitorios es de 60m2, pero la
obligatoriedad del salón obliga a la reducción drástica de las piezas de
dormitorio, lo que dificulta su uso, ya que el dormitorio se ha convertido
hoy en un lugar no sólo de descanso, sino también de estudio y recreo,
Planta de una vivienda 3DK de 60 m2,promovida por JKK en Setagaya-ku,Tokyo.
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donde el individuo tiende a pasar más tiempo.
Por otro lado, el estándar mínimo japonés para una vivienda con dos
estancias (dormitorio y comedor-cocina) es de 25 m2, muy por debajo
del español de VPO, que es de 40 m2, lo que se puede atribuir de
nuevo parcialmente a la obligatoriedad del salón en el último caso.
Sin embargo, en Japón existen estándares recomendados por la
normativa que incluyen la necesidad del estar y superan sensiblemente
las superficies establecidas por la regulación española, incluso las de
entidades como la Empresa Municipal de la Vivienda de Madrid. La
única excepción es la casa mínima de un dormitorio sin salón, donde
la superficie recomendada se eleva a 43 m2, un valor en todo caso
equivalente a los españoles.
Finalmente, las viviendas construidas por JKK sirven para presentar
algunas de las características más comunes de la vivienda social en
Japón:
- La mayor parte de las construcciones adoptan la distribución mediante
galerías de acceso. Un escalón separa el vestíbulo del las viviendas del
resto del interior, señalando el límite en el que se abandona el calzado
usado en el exterior.
- La circulación interior de la casa se produce a través de un corredor
de distribución, un pasillo cuya función es exclusivamente permitir el
acceso a las piezas garantizando su independencia de uso, lo que en
principio proviene de los modelos de vivienda occidentales.
- Los cuartos húmedos se sitúan frecuentemente en la banda central
de la construcción, sin iluminación natural y con medios de ventilación
forzada. El consumo de superficie de las estancias de aseo es notable.
El uso del llamado “washlet”, es decir, el inodoro que incorpora las
funciones del bidet, es generalizado en Japón, y suele ocupar un espacio
independiente. También lo hace el vaso para el baño por inmersión,
tradicionalmente no relacionado con el aseo, sino con la tonificación
y relajación corporal. Por otro lado, dos ingenios técnicos permiten
ocasionalmente el ahorro de espacios de servicio: el retrete que incorpora
un vaso de lavabo en la tapa de su cisterna, que permite además el
reciclaje del agua empleada, y el sistema de ventilación forzada con
aire caliente que convierte la bañera en tendedero-secadero de ropa.
La cocina, de reducidas dimensiones, está generalmente abierta al
comedor y a la estancia.
Cisterna del retrete con lavabo en la tapaque permite reciclar el agua empleada,esquema.
Esquema de ventilación forzada de airecaliente para emplear el espacio sobre labañera como tendedero de ropa.
Estándares mínimos y recomendados porel Gobierno en Japón. Fuente: A QuickLook at Housing in Japan, 4th ed., 1998,The Building Center of Japan, Tokyo.
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- Por último, en la vivienda quedan dos espacios que pueden considerarse
residuos de la casa tradicional. En primer lugar, la galería exterior cubierta
orientada al sur, ya convertida en terraza, que podría relacionarse con
el conocido “engawa”. En segundo lugar, en viviendas de más de un
dormitorio, uno de ellos se construye a la manera tradicional, con suelo
de tatami y puertas correderas. Esta última característica constituye
una convención generalizada en la vivienda moderna japonesa, que con
toda probabilidad proviene de los modelos del llamado estilo mixto, o
wayo-kongo, de principios del siglo XX. En él se integraban por primera
vez, en viviendas que asumían los usos occidentales, estancias al estilo
japonés curiosamente asociadas a las zonas de servicio o a la recepción
de invitados.
Investigaciones sobre la vivienda metropolitana.
Una vez presentadas algunas de las características de la casa colectiva
de promoción pública en Japón, a través de la labor “anónima” de JKK,
podremos valorar las innovaciones aportadas por otros ejemplos con
mayor ambición experimental. Se trata de actuaciones que proceden del
impulso que la construcción de vivienda colectiva experimentó en Japón
desde principios de los años 90, cuando las necesidades de renovación
del parque residencial y la evolución del mercado inmobiliario hicieron
de nuevo necesaria la activación de estrategias a gran escala.
En 1996, dichas estrategias fueron investigadas por Kazuyo Sejima
en sus “estudios sobre vivienda metropolitana”. Partiendo de una
densidad de 120 viviendas por hectárea y de un tipo único de vivienda
social de 70m2 y tres dormitorios (3DK), Sejima presenta un conjunto
de esquemas que responden a las combinaciones posibles entre dos
parámetros, altura y ocupación, proyectados en una misma superficie.
La edificación en dos plantas supondrá así una gran ocupación, mientras
que a medida que crece la altura el terreno se libera. En su aparente
simplicidad, la reflexión parece entroncar con una de las más conocidas
polémicas del Movimiento Moderno, la que opuso a la ciudad heredada
del siglo XIX, a los centros y ensanches con manzanas densamente
ocupadas que definen calles y plazas, el urbanismo de los grandes
“objetos” arquitectónicos, torres o bloques abiertos, que “flotan” en un
parque natural continuo. Mayor altura y menor ocupación para obtener
la misma densidad, pero con más luz, aire e higiene, tal fue la “receta”
prescrita por Le Corbusier, desde el Plan Voisin hasta la Unidad de
Habitación.
Sin embargo, el bloque en altura aparece en los estudios de Sejima
despojado de aquella retórica, y frente a la potencia escultórica de
la célebre Unité se propone, mediante determinadas estrategias de
proyecto, restar dureza al volumen, favorecer su permeabilidad y debilitar
su condición de “objeto” o “barrera” que domina el entorno. Dichas
estrategias insisten además en la transposición de algunas ventajas
de la casa suburbana aislada a la vivienda colectiva metropolitana. Le
Corbusier, en sus sucesivas elaboraciones del Inmueble Villa, o los
trabajos experimentales de Ginzburg y la OSA soviética en los años
20, mencionados antes a propósito del bloque Harumi de Maekawa,
exploraron ya las posibilidades de incorporar el jardín a la casa enUno de los 20 paneles que ilustraronel proyecto de la Ville Radieuse de LeCorbusier, 1930.
Kazuyo Sejima, Estudio sobre ViviendaMetropolitana, traza en planta de loscinco prototipos elaborados, 1996.
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altura, y de articular su sección para conseguir expansión y variedad en
el interior.
En el proyecto de Sejima, ambos recursos quedan integrados en un mismo
sistema, basado en la repetición de un módulo único que corresponde
a la que se considera unidad espacial básica: la habitación. Todas las
piezas de la casa, cocina-comedor con entrada, dormitorios, habitación
con tatami y jardín, adoptan la misma forma y dimensiones. Se ha
prescindido del salón, como corresponde al tipo propuesto (3DK), pero
se ha añadido el jardín-tendedero como una pieza equivalente al resto. A
la profundidad del módulo se suman las galerías de distribución exterior
e interior en ambos frentes para definir el espesor reducido del bloque.
Cada habitación puede funcionar con un acceso propio, y su combinación
en sección, aparentemente aleatoria, produce espacios a doble altura y
“maclas” entre las viviendas. Además, los jardines-tendedero introducen
un orden de “vacíos” que atraviesa el volumen. La isotropía y apertura
de la retícula genera de tal modo frentes variados y permeables, en los
que la repetición estricta de la celda contrasta con la flexibilidad de sus
combinaciones. El bloque que Sejima construyó en Motosu-gun, Gifu,
entre 1994 y 2000 se puede considerar origen o consecuencia de estos
principios, que sigue con total precisión. El edificio tiene una anchura
de 7,30 m, y la retícula corresponde a la estructura antisísmica de
pantallas y losas de hormigón armado, formando celdas de 2,80X2,80m
en sección. La flexibilidad en la agrupación de las distintas habitaciones
y su posible independencia permite que se adapten a las diferencias y
cambios en los modos de vida de sus ocupantes.
Tanto el bloque como el prototipo descritos asumen, en definitiva,
una interpretación de la vivienda colectiva como sistema formado por
habitaciones, no casas, en el que el individuo vendría a sustituir a la
familia como unidad básica. En este sentido, se pueden considerar
relacionados con la concepción del urbanita nómada e independiente,
que establece vínculos variables con otros individuos, formalizada en
la acumulación de cápsulas personales que se agregan con libertad
aparente sobre los soportes de la torre Nakagin. Y quizá pudiera
argumentarse la ascendencia metabolista de Sejima, que se remontaría
a Kiyonori Kikutake, maestro de Toyo Ito. Poco se ha ocupado la crítica
arquitectónica hasta ahora de explorar dicho camino, o el de la influencia
corbuseriana, frente a la complaciente insistencia en el “japonismo” y la
referencia tópica a la inmaterialidad de la era digital que la arquitecto se
ha encargado de explotar en sus dibujos. Por otro lado, basta recordar
el papel que la vocación tecnológica y el ascetismo de inspiración
“japonesa” tuvieron en la génesis de las vanguardias europeas para
disolver la contradicción entre estos enfoques.
Le Corbusier, elaboración del proyectopara los “Inmuebles Villa”, 1925.
Kazuyo Sejima, bloque de viviendas enMotosu-gun, Gifu, 1994-2000.
Toyo Ito, bloque de viviendas enShinonome, Tokyo, 1999-2003.
Kazuyo Sejima, Estudios sobre ViviendaMetropolitana, prototipo de bloque enaltura en Z, esquemas de tipos de vivienday sección de edificio, 1996.
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La descomposición del bloque.
En el edificio de Gifu, el énfasis en la “celda” es ajeno a la metáfora
orgánica que la identificara como “célula”. Además, la condición flexible
y acumulativa del proyecto no da lugar a un perímetro irregular,
como ocurría frecuentemente en las propuestas metabolistas o
estructuralistas. Al contrario, la forma del conjunto se reconoce como
problema específico, y se resuelve mediante un límite claro y preciso.
Por otro lado, la inclusión de celdas “vacías” y de dobles alturas en la
retícula no sólo pretende emular el contacto con el espacio abierto y la
expansión vertical del interior de la casa aislada. Se trata de elementos
intermedios de relación entre las escalas de la habitación y el bloque, y
de éste último con el paisaje urbano.
Sin señalar necesariamente en Sejima el origen inequívoco de las
estrategias mencionadas, se puede reconocer su influencia en otras
construcciones, como los bloques de vivienda que conforman la
“supermanzana” rodeada de torres y equipamientos denominada
“Shinonome Canal Court”b, en la bahía de Tokyo (iniciada en 1999). Se
trata de una de las experiencias de promoción pública más innovadoras
realizadas en los últimos años en Japón. Efectivamente, la retícula
cuadrada que se manifiesta en fachada y la inserción de vacíos a doble
altura aparece claramente en algunos de los edificios más interesantes
del complejo, como los proyectados por Riken Yamamoto y Toyo Ito para
vivienda social. Las grandes terrazas, de uso público o privado, sirven en
este caso para iluminar el corredor central de acceso, pues se trata de
bloques profundos con doble crujía de viviendas. En el proyectado por
Kengo Kuma, la retícula se sustituye por un delicado orden de bandas
horizontales acorde con las terrazas corridas que ocupan la fachada
exterior, pero también interrumpido por grandes paños acristalados
que se desarrollan en altura. Aparecen de nuevo, en todos estos casos,
elementos que articulan la diferencia de escala entre la vivienda y el
bloque, y que enfatizan la versatilidad de la retícula base. Esta flexibilidad
es también evidenciada en la variedad de tipos obtenidos en los edificios
de Yamamoto e Ito. Sin embargo, se ha mermado en ellos la claridad del
esquema interior de las casas de Sejima en Gifu. Incluso en el sistema
empleado por Toyo Ito, con dimensiones análogas al de Sejima (3x3 m
y profundidad de 6,30 para cada “celda”), se pierde la correspondencia
entre módulo espacial y retícula estructural, las “celdas” se subdividen
para resolver la distribución interior de un modo más convencional.
Por otro lado, la investigación en Shinonome se concentra en la
articulación de la gran escala. Y también aquí resulta interesante la
comparación. En el plan urbanístico de Arata Isozaki para Gifu, el bloque
de Sejima se une a otras tres piezas lineales en altura para liberar un
espacio interior dedicado a recreo y aparcamiento, formando en realidad
una gran manzana abierta. También en la pieza central de Shinonome
aparece la idea de la “supermanzana”, dividida en su caso en seis grandes
parcelas. Y los bloques ocupan de modo semejante el perímetro con una
altura constante de 47 m, formando pantallas que delimitan un espacio
interior. Sin embargo, ese interior es también ocupado por bloques de
menor altura, y por un basamento continuo de una planta donde se
sitúan los aparcamientos, equipamientos comunitarios y comercio de
barrio. Este basamento, horadado por patios y por una calle central de
Conjunto residencial “Kitagata HighTown”, construido en Motosu-gun, Gifu,sobre el plan urbanístico de Arata Isozaki.Incluye el bloque proyectado por KazuyoSejima a partir de 1994.
Kazuyo Sejima, bloque de viviendassociales en Motosu-gun, Gifu, 1994-2000.Plantas de dos tipos de vivienda.
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traza ondulada, introduce la escala humana en el espacio urbano, y su
cubierta proporciona amplias zonas ajardinadas y de recreo protegidas
del tráfico. A ese nivel se sitúan además, en la primera planta de los
bloques, oficinas profesionales, completando la mezcla de usos. La
eficacia de los servicios queda garantizada por la altísima densidad de
la actuación, que supera las 200 viviendas por hectárea, justificada por
su situación en una de las islas de la bahía, alejada del tejido residencial
consolidado.
La operación urbana trasciende en Shinonome la eventual calidad de
los edificios, que por otro lado es aceptable incluso en los proyectos
más banales. En el núcleo central de la actuación, la edificación se
fragmenta, como también lo hace el espacio libre, generando una
percepción continua, pero cambiante y variada, que favorece el
control de la escala y el confort de las viviendas. Fragmentación que
no resta potencia y visibilidad al complejo en la dimensión metropolitana.
La cuidadosa articulación de la gran escala en este proyecto presenta
un terreno de experimentación alejado de las más convencionales
utilizaciones de la vivienda colectiva en altura en Japón.
Efectivamente, en la estructura fragmentada de la ciudad japonesa,
donde predomina aún el tejido apretado de casas aisladas de dos o
tres plantas con elevada densidad, las acciones unitarias a mayor escala
se han interpretado frecuentemente como simples operaciones de
“saneamiento”, generando grandes piezas edificadas que liberan la mayor
cantidad de suelo posible. Además, en los últimos años la confianza en
la técnica parece vencer el impulso atávico del japonés a vivir cerca
del terreno. La vivienda en altura, e incluso el rascacielos de viviendas,
aparece así en un conjunto de intervenciones que “ponen orden” en
la desconcertante maraña espacial de las metrópolis japonesas. Luz,
ventilación, vistas, privacidad, el recuerdo del jardín en las terrazas y
amplios parques al pie de la edificación, superación del caos, unión de
esfuerzos y economía de medios, las ventajas de la edificación alta y
compacta son de sobra conocidas.
Sin embargo, y a pesar de todo ello, se ha seguido cuestionando la
validez, o al menos la bondad universal de estas estrategias. Con un
matiz fundamental, pues la nostalgia de fondo que frecuentemente
acompaña la resistencia al cambio ha pasado a un segundo plano frente
a la investigación de nuevos modelos. La pérdida de calidad del espacio
libre, no articulado, y su relación de simple contraste con la masa
edificada reducida a “objeto”, la rigidez y jerarquía de las relaciones
entre las partes, y la posición de dominio e indiferencia de las grandes
actuaciones respecto del entorno en que se insertan, se han señalado
de nuevo como claros inconvenientes. Pero además, a esos argumentos,
ya conocidos, se ha añadido una interpretación intencionada y operativa
de las características específicas del tejido residencial de baja altura
y alta densidad en la ciudad japonesa, orientada a la formulación de
alternativas para la vivienda contemporánea.
Así, desde principios de los años 90, un conjunto de proyectos se inspira,
de modo más o menos directo, en esa trama residencial “desordenada”,
y reconoce en ella un orden no aparente, basado en la fragmentación
del espacio libre y edificado, en su relación de equivalencia, en la
Shinonome Canal Court, Tokyo, maquetadel conjunto.
Toyo Ito, bloque de viviendas socialesen Shinonome Canal Court, 1999-2003.Planta de uno de los tipos de vivienda, conterraza y espacio anexo.
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Kazunari Sakamoto, casas Egota, Tokyo,2002.
ambigüedad entre la figura y el fondo, entre el “objeto” y la “textura”,
en el debilitamiento de la jerarquía. Kazunari Sakamoto, aludiendo a
su proyecto “Common City Yoshida” (1991-92), afirmó ya la vitalidad
y libertad que subyace al caos de la ciudad oriental, y la posibilidad
de explorar estrategias que asuman la fragmentación y el desorden
aparente como condiciones específicas de una nueva vida colectiva. En
sus propias palabras, se trata de investigar “un espacio basado en la
apertura y la conectividad,más que en la perfección y el aislamiento”,
“un lugar en el que la figura se transforma en fondo, y parte del
fondo se convierte en figura (...), un tipo de espacio que no está
unificado por un orden o jerarquía fuertes”c.
En su proyecto para las casas “Egota”, en Tokyo (2002), Sakamoto
profundiza en estas hipótesis. En lugar de construir un único bloque
con las 13 viviendas demandadas por el programa, la edificación se
fragmenta en cuatro volúmenes independientes, con dimensiones
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análogas aunque distintas, que ocupan el solar integrándose en el
contexto de casas aisladas de dos o tres plantas. Las viviendas tienen un
acceso propio desde el nivel del terreno, directo o a través de escaleras
exteriores particulares. Su interior se distribuye en dos niveles que
forman una L, lo que permite su apertura a las cuatro orientaciones.
La combinación de estas unidades se resuelve mediante una macla
volumétrica.
La vivienda colectiva asume así de nuevo sus viejas aspiraciones,
recuperando algunas de las ventajas específicas de la vivienda aislada,
pero renuncia a uno de sus fundamentos históricos: la economía
del bloque único. El resultado emula y codifica las características ya
mencionadas de la fábrica residencial de poca altura y alta densidad
en Tokyo: debilitamiento de la jerarquía, ambigüedad de las relaciones
entre las partes, variedad de espacios libres de dimensiones controladas,
continuidad y apertura de esos espacios. De las casas Egota se ha
ejecutado sólo una de las edificaciones. Pese a ello, el proyecto se
puede interpretar como el fragmento de un sistema abierto basado
en la manipulación de la escala de la vivienda colectiva, en la
descomposición del bloque edificado.
En el camino hacia la definición de ese nuevo sistema, avanzado por
Sakamoto, convergen otras investigaciones. Entre ellas, es necesario
reconocer a la Casa Moriyama de Tokyo (2002-2005), proyectada por
Ryue Nishizawa, el valor de haber encontrado la formalización más
radical e intensa de las estrategias mencionadas, convirtiéndose en uno
de los más emocionantes y merecidamente celebrados experimentos de
vivienda de los últimos años.
Conviene recordar que, pese a su denominación, la casa Moriyama es
en realidad un proyecto de vivienda colectiva, concretamente de seis
viviendas que ocupan un solar de 290 m2. Dos de estas viviendas
son habitadas por el propietario y por su madre, el resto se alquilan,
y pueden ser usadas conjuntamente, asociadas entre sí, o de forma
independiente. En el proyecto, la fragmentación se ha llevado al
extremo, hasta el punto que el número de edificaciones supera al deTheo van Doesburg, Composición XI,1918.
Ryue Nishizawa, casa Moriyama, Tokyo,2002-2005. Esquema del concepto defragmentación y planta.
Kazunari Sakamoto, Common CItyYoshida, 1991-92.
Ryue Nishizawa, casa Moriyama, Tokyo,2002-2005. Plano de situación.
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viviendas. El bloque se descompone en once volúmenes aparentemente
independientes que se dispersan en el terreno. Cada volumen tiene
una traza y altura distintas, aunque todos ellos se perciben como una
unidad, gracias al tratamiento exterior blanco en el que se abren grandes
ventanas rectangulares. La enorme densidad (cercana a las 200 viv/ha,
con casas de dimensiones reducidas) se disuelve en la construcción de
un entorno variado y curiosamente apacible, dominado por el detalle,
basado en el delicado equilibrio entre espacios libres y edificados. A ojos
europeos, la operación de fragmentación y su resultado formal ofrecen
una curiosa síntesis: con su aire entre pintoresco y neoplasticista, la
casa Moriyama revela el vínculo original entre la modernidad europea y
aquel “japonismo” al que en definitiva los planteamientos de Nishizawa
no pueden considerarse ajenos.
También la socia de Nishizawa, Kazuyo Sejima, ha hecho algunas de
las más interesantes y conscientes aportaciones a esta investigación.
En los ya mencionados “estudios sobre vivienda metropolitana” de
1996, Sejima presentó un esquema que, empleando el mismo sistema
reticular de unidades espaciales que luego aplicaría en Gifu, se extendía
horizontalmente, creando una composición aparentemente uniforme y
aleatoria de volúmenes de dos plantas, en la que los patios, terrazas y
habitaciones tienen formas equivalentes.
Las viviendas Seijo en Tokyo (2005-07) de la misma arquitecto deben
considerarse, pese a su deuda lingüística con la casa Moriyama, una
evolución de aquel esquema. En ese caso, la construcción de 14 casas
se articula en 20 pequeñas edificaciones de entre una y tres alturas más
sótano, y de dimensiones parecidas en planta. Su independencia es en
gran medida ilusoria, pues algunos de estos módulos son adyacentes
entre sí, y se vinculan en el interior formando grupos. Las casas
ocupan los módulos sin atender a sus divisiones aparentes, es decir,
los volúmenes no se corresponden con las viviendas, como ocurría en
la casa Moriyama. Además, frente a la blancura de esta última, Sejima
emplea el ladrillo visto. No sin cierto humor, pues el ladrillo, material
de uso más frecuente en Europa, es en Japón un acabado muy caro y
exclusivo, y adecuado por tanto para la categoría de las viviendas Seijo,
con superficies excepcionales para los estándares de Tokyo (entre 90
y 120 m2). Con este proyecto, la investigación de la vivienda colectiva
basada en la fragmentación del volumen, baja altura y alta densidad
(100 viv/ha en el caso de las Seijo), se extiende a una dimensión en la
que aparece con evidencia su vocación urbana.
Sin embargo, es Kazunari Sakamoto el que de forma más clara ha
explorado las implicaciones del nuevo modelo a gran escala. En la
propuesta ganadora del concurso para la construcción de una colonia
experimental de viviendas en Munich, convocado con motivo del
aniversario de la Deutsche Werkbund (2004), Sakamoto desarrolla el
sistema espacial basado en las estrategias ya ensayadas en sus casas
Egota.
Las 400 viviendas se reparten en 42 edificios de distintas alturas que el
autor del plan denomina “unidades compactas reducidas”. La densidad
de 89 viv/ha, significativamente menor a las empleadas en Japón,Kazuyo Sejima, viviendas Seijo en Tokyo,2005-2007.
Kazuyo Sejima, Estudios sobre ViviendaMetropolitana, prototipo de viviendacolectiva con poca altura y altaocupación.
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permite que estas unidades se separen, enfatizando la continuidad del
espacio libre, en el que se proyectan funciones públicas y privadas. En el
centro de la actuación, una serie de edificios de uso público se disponen
en torno a un patio, sin llegar a romper la homogeneidad del conjunto. A
propósito de este proyecto, Sakamoto ha hecho explícitos los beneficios
de la descomposición del bloque de viviendas: “Actualmente muchas
operaciones de desarrollo urbano proponen y construyen edificios a
gran escala, a menudo por razones económicas. Pero esas enormes
estructuras se integran con dificultad en la fábrica urbana, elevándose
a modo de torres o creando muros infranqueables en medio de la
ciudad, auténticas barreras. Es lo opuesto al tipo de permeabilidad que
propongo. En mi proyecto para la colonia de la Werkbund, el espacio
urbano y el espacio de las viviendas se entremezclan. Cada lugar
habitado está conectado a los otros, se abre a los otros y produce en la
gente una sensación de libertad y apertura (...) Se trata de un espacio
más suave, menos definido.”d
La propuesta de Atelier BOW-WOW (Momoyo Kaijima y Yoshiharu
Tsukamoto) para el mismo concurso confirma la convergencia actual
de las investigaciones japonesas en torno a la vivienda colectiva.
Además, con el proyecto de Munich, el modelo disperso inspirado en
las metrópolis orientales trasciende su origen y viaja a Europa, como
lo hicieron tantas otras ideas e imágenes del Japón, sin las cuales es
imposible comprender la historia de la arquitectura y el arte modernos
en occidente (basta pensar en Dresser, Wright o Mondriaan).
Este texto propone una aproximación a ese posible intercambio,
señalando un conjunto de experiencias innovadoras surgidas en los
últimos años. Proyectos que exploran, como se ha visto, las posibilidades
de la alta densidad residencial a través de dos líneas fundamentales de
investigación. Por un lado, la flexibilidad de la retícula espacial en altura
y la correspondencia módulo-habitación. Por otro, la fragmentación
Atelier BOW-WOW, propuesta del concursopara la colonia de la Deutsche Werkbunden Munich, 2004.
Kazunari Sakamoto, proyecto ganador del concurso para la colonia de viviendas de laDeutsche Werkbund en Munich, 2004.
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del bloque. Considerando la relación entre ambas líneas, en el fondo
cabe interpretar que la polémica sobre si la ciudad debe construirse
con casas aisladas (tradicionales) o vivienda colectiva (moderna), se
ha disuelto en Japón para alcanzar un entendimiento más profundo
del problema de la escala y la jerarquía en la relación entre espacio
libre y edificado. Evidentemente, la distancia previene ante cualquier
transposición directa. Sin embargo, no por ello cabe renunciar a una
síntesis productiva, a un intercambio que debe trascender la simple
moda para imponerse como estímulo hacia un progreso común.
Notas:
a www.to-kousya.or.jp
b Shinonome Canal Court ha sidopromovido por Urban Renaissance Agency.Urban Renaissance (www.ur-net.go.jp) esla agencia pública estatal establecida en2004, producto de la fusión de las diversasentidades en que se fue descomponiendoel primer organismo para la promociónde vivienda pública en Japón establecidoen 1955, la Japan Housing Corporation.De entre las múltiples actividadesdesarrolladas por UR, relacionadas conla promoción y gestión de vivienda, enlos últimos años ha sido destacada suparticipación en procesos de reformaurbana a gran escala.
c SAKAMOTO, Kazunari,SAKAMOTO, Kazunari, Architectureas a form of composition, 1994, enSakamoto, House: poetics of the ordinary,Tokyo, 2001.
d De la entrevista realizada a Sakamotopor Michaela Busenkell y Lisa Diedrich apropósito del proyecto para la WerkbundSiedlung en Munich. Publicado por laDeutsche Werkbund.
Cristopher Dresser, tetera diseñada paraJames Dixon & Sons, entre 1879 y 1882.Dresser viajó al Japón en 1877.