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Visión General de Sierra Nevada Veleta- Alcazaba - Mulhacén La Calahorr a-Puerto de la Ragua Mapa de sierra nevada pulsa para ampliar Es un trabajo sacado de publicaciones de lo General del Paduleño Manuel Ferrer . Un amante de Granada y del Valle de Lecrín. Con ello queremos dedicarle nuestro sentido homenaje a este a nuestro paisano que poco a poco va elaborando una serie de trabajos dignos de reseñar Le hemos agregado una serie de fotografías antiguas sobre la sierra de la misma publicación. Tienen un magnífico valor histórico 1

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Visión General de Sierra Nevada

Veleta-Alcazaba-Mulhacén

La Calahorra-Puerto de la Ragua

Mapa de sierra nevada pulsa para ampliar

Es un trabajo sacado de publicaciones de lo General del Paduleño Manuel Ferrer. Un amante de Granada y del Valle de Lecrín. Con ello queremos dedicarle nuestro sentido homenaje a este a nuestro paisano que poco a poco va elaborando una serie de trabajos dignos de reseñar

Le hemos agregado una serie de fotografías antiguas sobre la sierra de la misma publicación. Tienen un magnífico valor histórico

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¿Que es Sierra Nevada?

Es el eslabón más poderoso del sistema Penibético. La montaña más alta de la Península Ibérica y una de las más altas de Europa y, aun, de la cadena Magrebí. Es el núcleo principal de todo el sistema Bético.

Las cordilleras Béticas, en cuya parte central se encuentra la provincia de Granada, cubren una superficie de unos 100.000 kilómetros cuadrados. La Penibética forma parte de las cordilleras Béticas, que se extienden desde Murcia hasta el Estrecho de Gibraltar; bordea la costa mediterránea y está constituida por las sierras de Baza, la Almijara y sierra Tejeda.

La Subbética, alineada más al interior y al norte de la provincia de Granada, en su límite con Jaén, la forman las sierras de la Sagra, Arana y los montes del Parapanda.

Juan Carandell definió Sierra Nevada como un "Bloc Mountain originalísimo", que presenta una forma convexa, desde todas las partes de observación exteriores a ella (Rev. R. Acad. De Ciencias, Madrid, XI, 1923, pp. 43-76).

Parece una bóveda gigantesca que, desde la vega de Granada, se va elevando suavemente y solo está cortada por las hendiduras de la red hidrográfica.

Joaquín Bosque dice que "Morfológicamente es, en líneas generales, una montaña estructural poco afectada por la erosión cuaternaria, y sin embargo, su relieve, en relación con las depresiones que la rodean, es imponente. Así pues, Sierra Nevada forma como una gigantesca cúpula alargada, compacta, elevada y carente de valles que, cuando existen, son estrechísimos, de gran pendiente y sólo merecen el nombre de barrancos, como le llaman los naturales del país (Granada, la tierra y sus hombres, p. 93, Universidad de Granada, 1971).

La suavidad de sus formas, sobre todo, en el núcleo central y la caída de sus laderas hacia el sur y el sudoeste, contrastan con los tajos verticales del norte, debido a la erosión glacial.

Publicación: La Laguna de las Yeguas 1930

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Rodeando la parte central de esquistos y pizarras, existe un potente manto de calizas y dolomías de formas agrestes y quebradas por la erosión: Trevenque, Puntales del Tigre, Galayos (Alayos), etc.

Su nombre

Es una contradicción llamarle Sierra Nevada. "Sierra" se aplica más bien a montañas de poca altura. Tal vez esto se deba al aspecto suave y alomado que presentan la mayoría de sus cumbres. Se puede llegar en automóvil, por carretera asfaltada, a la cumbre misma del Veleta (3.392 metros), y casi a la del Mulhacén (3.482 metros), por un camino forestal. Con todo, el apelativo de "nevada", próxima al paralelo 37°, ya nos está hablando de una altura mayor de lo que su nombre podría indicar.

Los viajeros árabes de la Edad Media nos hablan de las montañas del sol y de la nieve: Ibn al-Jatib y Abu Muhammad And Allah b. Sara al-Santarini se maravillan de las nieves perpetuas que se pueden ver desde el mar y hablan de Granada situada junto a las montañas de la nieve "Sullayr". Abd Allah, último rey zirí de Granada, describe la hermosa llanura, llena de arroyos y arboledas que está regada por el Wadi Sanili (Río Genil), que baja de la de la Yabal Sulayr (Sierra Nevada). He aquí algunos testimonios más recientes:

"... hacer aquella noche tan mal tiempo, y caer tanta nieve en la sierra que llaman nevada y antiguamente `Solaria' y los moros `Solaira'..." (Diego Hurtado de Mendoza, Guerra de Granada, Edic. B. González, p. 127).

"Al sur de Granada, entre las depresiones del interior y el Mediterráneo, se alza Sierra Nevada de forma majestuosa e irreal, que más parece un accidente creado para la contemplación y el encantamiento... la perspectiva de la nieve acorta las distancias y la sierra se alza casi en vertical desde las últimas casas de Granada" (M. Titos, La aventura de Sierra Nevada, Granada, 1990).

Extensión

Es un macizo bien individualizado. Presenta en su desarrollo longitudinal más de 80 kilómetros de este a oeste y una altura variable que disminuye hacia los extremos. Tiene unos 30 kilómetros de anchura en su estructura oeste y unos 10 entre las provincias de Granada y Almería. Su superficie es de unos 1.750 kilómetros cuadrados, pero en el sentido hidrológico abarca una superficie de 2.300 kilómetros cuadrados.

La curva de nivel que indica los 3.000 metros de altitud, determina una superficie de 23,71 kilómetros cuadrados. La longitud que crestea las cumbres o cuerda, entre el Picón de Jeres y el cerro del Caballo, es de 24 kilómetros. La anchura media es de 895 metros.

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Situación

La zona de Alta Montaña, en Sierra Nevada, está limitada entre los 3° 15' 7'' y los 3° 27' 18'' de longitud oeste y entre los 37° 0' 46'' y los 37° 7' 31'' de latitud norte. Por tanto, el desarrollo norte-sur supone, aproximadamente, los tres quintos de su desarrollo este-oeste.

La orientación general desde el Picón de Jeres hasta el Cerro del Caballo, es de sudoeste 1/4 oeste, es decir, formando un ángulo de 33° 45' con la dirección de los paralelos geográficos.

Límites

Es difícil hablar de los límites de Sierra Nevada, o mejor dicho, qué entendemos con este nombre. Un geólogo tiene puntos de mira distintos a los de un geógrafo y cada

uno delimita a Sierra Nevada con criterios diversos. Yo prefiero considerar a todo el conjunto. Por tanto incluyo en Sierra Nevada las zonas inmediatas que la circundan y que reciben de ella su influencia directa: la Alpujarra, valle de Lecrín, vega de Granada y Marquesado del Zenete. Parto de la base de que Sierra Nevada empieza en Monte Negro (Almería) y termina en el Suspiro del Moro, cerca de Granada.

Por la parte suroriental cierran las estribaciones de Sierra Nevada la cabecera de los ríos: Nacimiento y Andarax. Ambos con sus afluentes y ramblas recogen las aguas que bajan del cerro del Chullo, la Almirez y Monte Negro. Por el sur, los ríos Adra y Guadalfeo, que la separan de las sierras costeras de Gádor, la Contraviesa y de los Guájares. La vega de Granada, desde el Suspiro del Moro hasta el Darro, recorta la línea occidental. Por el lado septentrional y al norte de Granada, se desprende, en dirección noreste, una estribación caliza, llamada

Carretera a Sierra Nevada 1930

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sierra de Harana, que podría delimitarse, subiendo de Granada por el río Aguas Blancas, hasta alcanzar la llanura del Marquesado del Zenete.

Otras estribaciones de Sierra Nevada son las sierras de Baza y Gor, al este de Guadix. La sierra de Baza enlaza con la de los Filabres en Almería. En esta provincia, Sierra Nevada está formada por una serie de lomas suaves, de escasa altitud y aisladas. Sin embargo en la misma provincia de Almería, Sierra Nevada se eleva en Monte Negro a 1.710 metros, el cerro de la Almirez a 2.4367, el Chullo a 2.609 y el puerto de la Ragua, divisoria entre las dos provincias a 2.035 metros.

Podríamos sintetizar afirmando que Sierra Nevada está comprendida entre el Cerro del Manar en el Padul (Granada) y el pueblo de Ohanes en Almería.

Vista de Sierra Nevada desde el Tajo del Majalijar

Las cumbres

Hemos dicho que Sierra Nevada es una de las más altas de Europa. En relación al resto de España supera, incluso, a los Pirineos, no sólo por sus picos elevados, sino sobre todo por la línea continua de cumbres superiores a los 3.000 metros.

Partiendo de Monte Negro, Sierra Nevada se va elevando hasta el Mulhacén y vuelve a descender hasta el Cerro del Manar.

Haciendo un recorrido imaginario por línea dorsal de la sierra y, partiendo de Monte Negro (1.710 m), iríamos encontrando las siguientes alturas, en la

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Provincia de Almería: Monte Negro (1.710 m) La Polarda (2.252 m), Buitre (2.465 m), Cerro de la Almirez (1.519 m), El Chullo (2.609 m), Puerto de la Ragua (2.035 m);

Provincia de Granada: El Hornillo (2.368 m), San Juan (2.784 m), peñón del Puerto (2.750 m), Puerto de Jeres (2.902 m), Cerro de Trevélez (3.141 m.), Cervatillos (3.112 m), Puntal de los Cuartos (3.151 m), Picón de Jeres (3.094 m), Cerro Pelado (3.152 m), Pico de la Justicia (3.143 m), Pico del Cuervo (3.152 m), Collado de Bacares (3.002 m), Puntal de Bacares (3.146 m.), La Alcazaba (3.366 m), Puntal de Siete Lagunas (3.255 m), Mulhacén (3.483 m), Collado del Ciervo (3.122 m), Puntal de la Caldera (3.226 m), Loma Pelada (3.200 m), Puntal de laguna Larga (3.187 m), Crestones de Río Seco (3.150 m), Collado del Lobo (Asomadilla del Valdeinfierno) (3.125 m), Cerro de los Machos (3.324 m), Pico del Veleta (3.392 m), Tajos de la Virgen y del Nevero (3.226, 3.186 m), Tozal del Cartujo (3.125 m), Tajos Altos (3.111-3.004 m), Cerro del Caballo (3.013 m), Morrón de los Suspiro del Moro (850 m).

Esta continuidad sobre los 3.000 metros hace de Sierra Nevada, en relación al resto de las montañas de Europa, ser la más cerrada de todas. No hay valles que faciliten los pasos de una a otra vertiente. Es casi una barrera infranqueable. Sólo los Alpes presentan alturas superiores a Sierra Nevada y, sin embargo, están cruzados por profundos y amplios valles, que intercomunican las vertientes.

Sierra Nevada presenta dos vertientes de muy acusado contraste. La del sur, son sus cumbres alomadas y suaves y la del norte de grandes cortados y tajos de imposible o difícil tránsito.

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Tabla de vegetación más característica de 1839 (En francés)

Constitución Geográfica

En términos geológicos Sierra Nevada es una montaña joven. Su nacimiento no va más allá de unos 30 millones de años. Hasta entonces, esta zona estuvo sumergida por un mar somero, antecesor del Mediterráneo.

Sierra Nevada se elevó, durante el plegamiento alpino que se produjo en la era Terciaria, hace unos 30 o 40 millones de años, por la presión de las placas contrapuestas europeas y mediterráneas. Es de la edad de los Alpes.

En el mar que existía, anterior a la formación de Sierra Nevada, se formaron varios materiales o fueron arrastrados hasta allí. Los más profundos son los del Nevado-Filábride. Está compuesto por pizarras, con inclusiones de micas, granates, cuarzo, etc. Sobre el manto alpujárride pasó otro manto de corrimiento, llamado Maláguide.

Todo este conjunto pertenece a la zona Bética de las cordilleras Béticas. Todas ellas pueden dividirse en dos complejos: el Alpujárride y el Maláguide. La

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diferencia entre ambos se establece por los grados y tipos de metamorfismo sufridos por los materiales. En el complejo Alpujárride predominan las rocas de aspecto menos metamórfico: filitas y calizas-dolomías recristalizadas. En el complejo Maláguide ocurre todo lo contrario: micasquistos, con grandes cristales, gneises, eclógicas y anfibolitas, mármoles, etc.

En la Alpujarra el complejo Alpujárride consta de tres grupos de unidades tectónicas: grupo Lújar, grupo Guadalfeo y grupo Contraviesa.

El complejo Nevádide se divide en dos grupos: el grupo Mulhacén y el grupo Veleta. Este último se caracteriza por su poca variedad litológica; tiene pocos tipos de rocas distintos. Predominan los micasquistos, que son grafitosos, de colores gris oscuro a negro. Cabe destacar la presencia de un nivel de cuarzoesquistos albíticos de colores claros. Otra característica del mismo es su gran potencia (grosor) de micasquistos grafitosos, que alcanza los 6.000 metros en el puerto de la Ragua. El grupo Mulhacén está constituido por tres unidades tectónicas: la unidad de las Sabinas, la unidad de la Caldera y la unidad de San Francisco.

Las estructuras existentes en las rocas de Sierra Nevada y de la Alpujarra son impresionantes y están representados todos los tipos. Lo más llamativo es el apilamiento de mantos de corrimiento unos sobre otros. No es extraño en muchos lugares el aspecto caótico de los materiales, su extrema fracturación, la imbricación de las masas y cuerpos de distintas magnitudes, que recuerdan un trabajo de marquetería. Se observa esto, sobre todo, en el grupo Veleta que aflora en los Peñones de San Francisco, en Borreguiles, el puerto de la Ragua y en otros muchos parajes.

En Sierra Nevada y en la Alpujarra existen rocas que se han originado en la base de cada unidad tectónica: los micasquistos grafitosos, cuarzoesquistos y cuarcitas. Originariamente fueron rocas sedimentarias, depositadas en medios precámbricos hace más de 570 millones de años.

En el Mioceno Medio progresa la estructuración central de Sierra Nevada en un depósito de bloques, separados por grandes fallas, que van marcando diferencias de altura. Unos bloques altos prefiguran las montañas, en tanto los valles y depresiones se sitúan en las más bajas.

Durante el Cuaternario se elevan progresivamente los relieves antiguos con sus cubiertas micénicas, susceptibles de erosión, en las que se encaja la red hidrográfica actual. El modelado que ha impuesto su sello más claramente en Sierra Nevada es el Periglaciar.

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Corral del Veleta 1930

Glaciarismo

Durante la época geológica correspondiente al Pleistoceno, el clima de la tierra sufrió fuertes oscilaciones, registrándose cuatro etapas de enfriamiento, que dieron lugar a la aparición de grandes espesores de hielo, sobre una superficie equivalente a más de la cuarta parte de los continentes (42 millones de kilómetros cuadrados). En la actualidad la superficie ocupada por el hielo, se reduce a los dos casquetes polares

La parte superior de Sierra Nevada muestra perfectos ejemplos de esta morfología. Es cierto que se discutió y se negó toda actividad glacial en Sierra Nevada. Pero los trabajos de Obermaier y Carandell (1916), Dresch (1937), García Sainz (1943), Casas Morales (1943), Paschinger (1954-55) y Messerli aseveran la existencia de un glaciarismo pleistocénico, aunque la polémica se centre en torno al número y edad de las glaciaciones. Más recientemente Lhenaff (1977), K. J. M. Soria (1984) y F. J. Soria (1985), aportan valiosos datos, para determinar que los dos períodos máximos de enfriamiento que afectaron a Sierra Nevada, tuvieron lugar en los períodos comprendidos entre 45.000 y 30.000 años B. P. y entre 13.000 y 10.000 años B. P.

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Las huellas de las épocas glaciales son las originadas por procesos erosivos y las generadas por una dinámica de descarga, dando lugar a formas deposicionales.

Las formas glaciales que mejor se han preservado en Sierra Nevada están representadas por circos, valles glaciales y formas asociadas.

Los circos glaciales son el resultado de la excavación producida por el hielo en sus primeros estados de movilización, que coinciden en Sierra Nevada con las cabeceras de las cuencas fluviales y ponen de manifiesto las diversas formas asociadas: hombreras, cubetas y umbrales glaciales. Los circos glaciales pueden evolucionar pendiente abajo, dando lugar a los valles glaciales.

Las vertientes con orientación al oeste presentan mayor abundancia de rasgos glaciales que los orientados al este. En Sierra Nevada son escasas las morrenas (depósito glacial que conserva una morfología típica con cordones) en comparación con los demás sistemas glaciales de la península.

En el Guarnón y Siete Lagunas se han podido detectar diversas morrenas tanto frontales como laterales. La vertiente norte presenta mayor variedad de morrenas que la del sur.

Al retirarse los glaciales de Sierra Nevada, ésta quedó bajo la influencia de un clima periglacial que ha degradado en gran parte la morfología glacial.

Lagunas

Existen en Sierra Nevada 42 lagunas de las que, casi la mitad, están ubicadas en el río de Trevélez: lagunas de Peñón Negro, Chorreras Negras, Siete Lagunas, Lagunillos del Goterón, las Calderetas, de Bacares, la Mojonera, la de Juntillas y el Lagunillo de cerro Pelado.

La más alta de todas es laguna Altera, en la cañada de Siete Lagunas (3.146 metros). La más extensa es la Hondera, en la misma cañada, y la más profunda es la de Bacares. Sólo cinco de ellas se han formado por excavación del hielo: laguna Hondera, las Calderetas y la de las Juntillas. Todas las demás conservan el anillo morrénico. Seis son endorreicas: la del Goterón, Bacares, la Mojonera, la de las Juntillas y las tres más altas de la Cañada de Siete Lagunas. En la cuenca del río Poqueira hay once lagunas: la Caldera, la Caldereta, la del Majano, y las tres de Río Seco (excavadas por el hielo en roca), Lagunillo de Aguas Verdes, Vasares del Veleta, la del Horcajo y la de las Cabras. La más grande es la de la Caldera, con casi 30.000 metros cuadrados. En el río Lanjarón están las lagunas de Baró, de Bolaños, de Charca Pala, de los Puertas (Cuadrada), de Laguna del Caballo, la de laguna de Nájera y la pequeña del Lavadero de la Reina.

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En la vertiente norte encontramos las lagunas: del Mulhacén (con el desafortunado nombre de la Mosca), los lagunillos, Chorreras de laguna Larga. En la cabecera del río Val de Infierno (Valdinfierno) se forman unos lagunillos, como también en la cabecera del Guarnón, en el Corral del Veleta. La laguna de las Yeguas, los Lagunillos de la Virgen, laguna del Carnero, de la Mula y Lagunillo Misterioso, pertenecen al río de Dílar. El río Dúrcal tiene una laguna, casi desaparecida por un aluvión de rocas, llamada laguna del Cabrero.

El número de lagunas no es cerrado, sino abierto, por exceso o por defecto, ya que algunas son estaciónales. Las que llamamos lagunillos se secan, casi por completo, en los años de escasa pluviometría. En el año 1945 se secó, incluso, la laguna Altera, en la cañada de Siete Lagunas. Entre el cerro del Chullo y el de la Almirez, se forma una laguna que desaparece todos los veranos: laguna Seca.

Laguna de las Yeguas 1890

Vertientes hidrológicas

Sierra Nevada juega un papel vital en el entorno de su emplazamiento. Además de su belleza, aporta bienes de inestimable valor como riqueza hídrica.

En el sentido hidrológico, Sierra Nevada tiene una extensión de 2.300 kilómetros cuadrados; situada en los sectores centro-oriental y occidental de las provincias de Granada y Almería.

La permanencia de una línea continua de alturas superiores a los 3.000 metros, supone una barrera a los distintos frentes de lluvias que cruzan esta parte de la Península.

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Las precipitaciones sobre las laderas y cimas de Sierra Nevada son muy superiores a las de su entorno inmediato. Su considerable extensión es también un factor importante en el sistema hídrico de Andalucía.

El agua aportada por Sierra Nevada, en unas zonas de buen clima y tierras fértiles, la convierten en un agente de primera magnitud en el aspecto geoeconómico.

Hoy en día, los productos hortofrutícolas de las zonas costeras, sobre todo en los invernaderos, están proporcionando una gran riqueza agrícola de las más altas de España, y con gran provenir en el mercado europeo. Hasta hace pocos años estas zonas eran eriales y egidos, donde los ganados trashumantes pasaban el invierno.

La mayoría de los recursos hídricos de Sierra Nevada son de origen nival, por eso los caudales máximos de sus ríos coinciden con los meses de deshielo y el máximo estiaje en los finales del verano.

Las aguas de las laderas sureste las recogen el río Andarax o de Almería; las del sur y parte del oeste, los ríos de Adra y Guadalfeo, cuencas por las que discurre la mayor parte del agua de Sierra Nevada. Por el oeste y por el norte están los ríos Genil y Guadiana Menor, ambos afluentes del Guadalquivir.

La nieve de las cumbres tiene un efecto regulador del agua, reteniéndola en los meses de invierno, menos necesaria para la agricultura, para irla soltando en la primavera y en los meses del verano.

Ya desde la dominación árabe, existen en Sierra Nevada unas complejas redes de acequias, aunque muchas de ellas tienen su origen en el Imperio Romano, con kilómetros de longitud, que llevan el agua de unas zonas a otras, aprovechándola para los pastizales y la agricultura.

Aprovecha mucho mejor y se evita el arrastre de suelos fértiles.

En las zonas costeras, fueron más bien las aguas subterráneas, las que mantuvieron los cultivos. Con las obras de regulación realizadas por las Confederaciones Hidrográficas del Guadalquivir y del Sur, se ha asegurado y aumentado un gran caudal de agua: embalse de Quéntar, en el río Aguas Blancas, con 13 hectómetros cúbicos; embalse de Canales, en el río Genil, 70 hectómetros cúbicos; embalse de Benínar, en el río Grande de Adra, 60 hectómetros cúbicos, la presa de Béznar, 12 hectómetros cúbicos, la de Rules, 58,6 hectómetros cúbicos, el Azud de Vélez, y los 34 kilómetros de canales y 25 de acequias, son obras que ya tienen una gran influencia en el porvenir agrícola de la región.

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Vista de la sierra desde el Guadalfeo

Recursos hídricos

Atendiendo a la evolución de los recursos hídricos, se puede decir que la cuenca del río Guadalfeo, con 309 hectómetros cúbicos, es la más rica. El Genil aporta 202 hectómetros cúbicos/año; el Guadiana Menor con 80 hectómetros cúbicos; el río de Adra 28 hectómetros cúbicos y, el Andarax, con 14 hectómetros cúbicos.

Cuando se trata de confeccionar los mapas de isoyetas por encima de los 2.000 metros, es difícil saber con certeza qué precipitaciones se están produciendo en Sierra Nevada.

En los planes hidrológicos se dan grandes variaciones en la apreciación de la pluviometría, pues mientras para unos la isoyeta más alta se valora en 2.500

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litros por metro cuadrado, en el Mapa Hidrológico de Andalucía la isoyeta superior alcanza los 1.200 litros por metro cuadrado.

Casi toda el agua, que cae sobre la sierra, sale superficialmente canalizada por sus ríos, dentro del mismo año. El ciclo de circulación de los embalses subterráneos es interanual

Para más datos pueden consultarse los Anuarios del Aforo, confeccionados por la Dirección General de Obras Hidráulicas.

Embalse de Quéntar 21 hectómetros cúbicos Embalse de Canales 73 hectómetros cúbicos Aguas fluyentes del río Monachil y Dílar, aprovechadas en la época de riegos 12 hectómetros cúbicos Explotación del acuífero de la vega 90 hectómetros cúbicos Recuperación de aguas residuales 20 hectómetros cúbicos Total 216 hectómetros cúbicos

Excursionistas del grupo diez amigos 1890

Aguas mineromedicinales

Aún no se ha realizado un estudio a fondo de todas las aguas de Sierra Nevada. Ciertamente es una empresa de gran envergadura y que requiere la colaboración de muchos especialistas.

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La riqueza hidrológica y su influencia en el medio es bien conocida en Sierra Nevada. Las zonas que la circundan son más o menos ricas en su agricultura dependiendo de la cantidad de agua.

Respecto a las aguas mineromedicinales sólo tenemos datos de medio centenar de manantiales. La mayoría afloran en la vertiente sur.

La composición mineral de las aguas está ligada a la composición misma de las rocas por las que pasan, en especial al referirnos a: aniones: cloruros, sulfatos, bicarbonatos; cationes: sodio, magnesio, calcio. Estrechamente relacionado con las calcitas, dolomitas y halitas. El resto de los cationes presentes en la composición mineral y tales como K, Mn, Fe, Al, se encuentran formando parte de las micas y de los minerales ferromagnesianos.

Las aguas de Lanjarón ocupan lugar privilegiado en la provincia de Granada. No tenemos constancia, aunque algunos autores lo afirman, de que fuesen conocidas por los árabes, durante la dominación.

Fue en el año 1770, cuando se descubrió el manantial Fuente Capilla, en Lanjarón, según Baldoví, director médico del Balneario, en 1816.

El primer edificio del Balneario de Lanjarón se construye en 1843. Este balneario terminó convirtiéndose en el gran centro de vacaciones de la burguesía andaluza y del norte de África colonial en los años 1950. La sala de fiestas del balneario fue escenario de importantes celebraciones culturales y sociales.

En la actualidad cuenta con cinco manantiales mineromedicinales de características y propiedades totalmente diferentes. En pocos lugares del mundo se da la concurrencia de tal variedad de aguas, tan distintas, y aflorando a pocos metros unas de otras. Los manantiales principales son:

La Capilla (agua oligometálica); La Capuchina (agua fuertemente mineralizada); San Vicente (agua oligometálica de escasa mineralización); El Salado (agua bicarbonatada sódico-cálcica-ferruginosa y cloru-rada-sódico-silícea); de La Salud II (agua oligometálica y bicarbonatada, acidulocarbónica).

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Excursiones al Trevenque 1890

El envasado de agua de mesa en Lanjarón es también un factor importante en la comercialización. Se envasan unos 100 millones de botellas, que se distribuyen principalmente por el centro, levante y sur de España. También en las islas Canarias.

Dúrcal es otro núcleo de aguas minerales de mesa, pero sin comercializar. En el Padul las aguas provenientes de Sierra Nevada, e infiltradas por las dolomías del cerro del Manar y que afloran en los márgenes de la laguna, son también medicinales y de mesa. Se encuentran la fuente de la Salud, fuente de la Esperanza y fuente de la Higuera. Todas sin comercializar.

Existen en la vertiente sur de la sierra los antiguos baños de Panjuila, los baños de Vacamía, en la confluencia del río de la laguna con el de Dúrcal, ninguno de ellos utilizado, y en la vertiente norte los Baños de Graena, en las cercanías de Guadix.

"Fuente Agria" le llaman los del lugar, aguas abajo del Chorrerón está la fuente carbonatada, en Ferreirola: "Fuente Paula". En este pueblo hay varias fuentes muy ricas como aguas de mesa. Otra fuente también llamada "Agrilla" se encuentra en el Hotel del Duque. De aguas ferruginosas hay fuentes en sitios de más difícil acceso: Minas de la Estrella, el Real, etc.

Las aguas de algunas fuentes, utilizadas por los aldeanos, sirven para curar las enfermedades de la piel. No queremos pasar por alto dos factores importantes en las aguas de Sierra Nevada cuales son la termalidad y la radiactividad. En

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cuanto a termalidad existen aguas clasificadas dentro de los grupos de Meso e Hipertermales. En Lanjarón se utilizan en el balneario para curas termales.

Producción hídrica

Sierra Nevada no es ciertamente una gran productora de energía eléctrica. La irregularidad de sus ríos, la mayoría de ellos de alimentación nival, no puede permitirlo.

En la cuenca del Genil sólo hay tres centrales: la de pie de presa del embalse de Canales con 3.800 KWA, la del Castillo, en su nuevo emplazamiento, con 4.360 KWA y la de Pinos Genil con dos generadores de 1.700 KWA.

En el río Dílar, sólo una, emplazada al pie de la Boca de la Pescá, y abastecida por el canal de la Espartera, con dos generadores de 1.800 y 2.350 KWA.

En el río Monachil, afluente también del Genil existen tres centrales: Diéchar (1.000 KWA), La Vega (2.400 KWA) y la de Monachil (1.500 KWA).

En el río Dúrcal se encuentra también una central, con un salto de casi 700 m. de desnivel y con una potencia instalada de 3.400 KWA.

El río Poqueira, el de mayor aprovechamiento, tiene tres centrales: La Cebadilla con dos generadores y una potencia de 6.500 KWA, la de Pampaneira (16.000 KWA) y la del Duque con 12.800 KWA.

Fuera de Sierra Nevada, pero aprovechando parte de las aguas que bajan de ella, está la

central de Izbor con 7.150 KWA. En la zona del Marquesado del Zenete hay dos o tres pequeñas centrales que apenas tienen importancia y una minicentral en Juviles con 250 KWA.

Sin embargo las instalaciones deportivas y hoteleras de Sierra Nevada son buenas consumidoras de energía eléctrica, toda ella suministrada por la Compañía Sevillana de Electricidad. Sus instalaciones cubren con garantía toda la demanda necesaria.

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Excursionistas en los Peñones de San Francisco 1890

Flora

El macizo de Sierra Nevada constituye una amplia localidad geobotánica en la que, debido a su altitud y situación geográfica, se ofrece una flora de acusado interés por su variedad y su carácter endémico.

Desde que Edmon Boissier (1837) descubrió al mundo científico este rico filón de nuestra sierra, multitud de estudiosos han seguido investigando y encontrando nuevos ejemplares.

Para vivir en las condiciones climáticas que impone Sierra Nevada, las plantas, como los demás seres vivos, no sólo han tenido que adaptarse al medio sino que también su metabolismo y fisiología han sufrido modificaciones. La tundra es un medio muy hostil, en algunos aspectos, para la vida de sus habitantes y tras siglos de soportar un mismo medio ambiente, han sido éstos los que han adaptado sus condiciones para sobrevivir. Sus formas han sido modeladas por las condiciones metereológicas regionales.

Los biólogos definen la tundra como frigodeserta o desiertifrío. Las plantas de la tundra construyen su propio suelo y prolongan sus raíces en todas direcciones. No pueden vivir sobre la roca desnuda, sino sobre un substrato llamado medio edáfico o suelo.

Las plantas para vivir en los desiertos fríos, aprovechan las proteínas animales. Los mosquitos tan abundantes en la primavera de estas regiones

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son alimento para algunas plantas, bien especializadas en atrapar y digerir insectos (la Pinguicola nevadensis), otras están adaptadas a vivir en las grietas de las rocas, en los canchales, en las morrenas y hasta en el agua casi helada.

Algunas especies, que crecen en las alturas de Sierra Nevada, viven también en el Ártico en las mismas condiciones, por tener ambos climas parecidos (la Papaver suaveolens: Amapola), encontrada también en el norte de Groenlandia, o el Ranunculus glacialis de la isla de Jan Mayen, que se encuentra en el Cerro de los Machos.

De las especies vegetales, que avanzaron al irse retirando los hielos, unas siguen fieles a sus caracteres genéticos, otras modificaron sus estructuras en el correr de los siglos y dieron origen a los endemismos.

España con más de 1.000 especies endémicas es un verdadero tesoro botánico. Si pensamos que Bélgica y Holanda no tienen ningún endemismo, que Alemania sólo tiene cinco... Y Sierra Nevada posee 66 endemismos locales y 177 endemismos peninsulares, nos daremos cuenta del tesoro botánico que representa nuestra Sierra.

Pero no son sólo los endemismos, o las flores raras o curiosas, son también la variedad de plantas medicinales y esenciales que viven en Sierra Nevada dignas de atención. De estas plantas útiles en la medicina y cosmética se extraen aceites con acusada importancia comercial.

Fauna

Igual que en la flora, fueron los extranjeros los que recorrieron Sierra Nevada clasificando y dando nombre a nuevas especies descubiertas. En la sierra habían encontrado refugio muchos dípteros y coleópteros, unos que procedían de África y otros de Centro-Europa, cuando los fríos cuaternarios les empujaban hacia el sur, buscando climas menos duros.

Rambur (1832-35), y Rossenhauer (1856) hicieron las primeras clasificaciones de la fauna menor de Sierra Nevada. Sólo los coleópteros son casi 200, pertenecientes a 24 familias. Más representados están los neurópteros, ortópteros y lepidópteros, apenas una docena en cada caso. También los vertebrados estaban representados por el águila real, quebrantahuesos y el lobo (éstos dos últimos ya desaparecidos).

L. Navas de la Institución Catalana de Historia Natural hizo un estudio de los principales grupos de insectos de Sierra Nevada. (año 1903). Entre las aves rapaces menciona el buitre pardo, el buitre monje, así como la presencia del lince, también casi desaparecido. Es curioso, encontrar el topónimo de "buitrera, o las buitreras" en varios lugares de la sierra.

En 1957 G. Niethammer hizo una revisión de los vertebrados de Sierra Nevada, comparando esta fauna con la de los Alpes y Pirineos.

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No podemos olvidar el extremo de investigación que está llevando a cabo la Facultad de Ciencias Biológicas de la Universidad de Granada, desde su creación en 1960.

El rey de nuestra sierra es el macho montés. Tenemos que agradecer a ICONA, que por su vigilancia, protección y control y no menos por la repoblación forestal realizada en la sierra, haber cambiado y enriquecido el hábitat, gracias al cual el macho montés ha sufrido una profunda transformación, tanto en la magnitud de su cuerna, como en su mismo desarrollo corporal. Han desaparecido aquellos ejemplares encanijados y entecos y hoy se les admira bien desarrollados, bien alimentados. Su número supera los 5.000 ejemplares.

Viven en pequeñas manadas, 20 o 30, aunque en el verano de 1991 pude contar una manada, en las cercanías de la Laguna de Nájera y Lavadero de la Reina, en el río Lanjarón, de 50 ejemplares.

Normalmente viven separados por sexos. Sólo los pequeños machos pueden acompañar a las madres los primeros años. Existe entre ellos el régimen matriarcal. En las épocas de celo los machos jóvenes luchan, horas y horas desde el amanecer, con los mayores para medir sus fuerzas y conseguir la hegemonía en el dominio del grupo y poder cubrir a las hembras. En las temporadas de celo viven juntos ambos sexos. Cada manada está determinada por el ganador en la lucha. Es una selección natural.

Los jefes que han quedado vencidos y más viejos, se les ve andar en solitario, sin arrimarse a la manada, y recorrer lomas y lomas por ver si en otra manada tienen más fortuna. Si es adversa su suerte, viven en solitario hasta su muerte. Estos son los ejemplares que se pueden cazar con el debido control y licencia.

Los machos tienen un pelaje rojizo a la altura de la cruz, menor de 700 mm, con marcas negras en la piel, no muy extenso y cuernos relativamente estrechos, generalmente muy extendidos hacia atrás.

En el verano su color es entre canelo y cervuno, más pálido en la parte posterior de los muslos y lavado blancuzco en los lados del cuello y parte baja de los flancos. Los lados de la cara son de un "ante claro", teñido de pardo rojizo. Frente parda oscura, el hocico "ante crema". El vientre, la cara interna de los muslos y la cara posterior de las cuatro patas: blancos. La nuca, la crin y una lista no muy ancha a lo largo del espinazo son negras, con algunos pelillos blancos entremezclados. La cara anterior y externa de los miembros anteriores es también negra, rodeando este color toda la parte baja del pie, encima de las pezuñas y extendiéndose hacia arriba por el pecho y parte inferior de la superficie anterior del cuello; pero no sube apenas por los hombros y, desde luego, no llega a unirse nunca con la mancha de la cruz. En los miembros posteriores, la mancha negra rodea todo el pie, encima de la pezuña, y continúa por la superficie exterior hasta el muslo. Una banda negra arranca de esta franja estrecha del muslo y corre hacia adelante por la parte baja del costado. La cola es negra. El pelaje de invierno es "ante-sucio", muy pálido, ligeramente sombreado de negro.

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La hembra es del mismo color que el macho pero sin manchas negras, es también más pequeña y sus cuernos, aproximadamente, son la cuarta parte.

No es cierto que nuestra cabra hispánica de Sierra Nevada esté en peligro. Creemos que está en una de sus mejores épocas, por la cantidad y calidad, y todo debido a los años que vienen salvaguardando su protección. Enhorabuena a los responsables y sobre todo a los guardas.

El jabalí que hace unos años casi era un extraño en Sierra Nevada hoy, es una plaga. Se han multiplicado y siguen propagándose por la baja montaña y las sierras circundantes.

Alcazaba y Mulhacén 1890

La minería

La historia de Andalucía está muy vinculada a la minería. La llamada cultura Argar tiene sus asentamientos junto a zonas mineras. Los hombres pertenecientes al Argar I podríamos considerarlos como buscadores de metales, principalmente la plata.

Los tartesos, fenicios, cartagineses, griegos y romanos establecen sus colonias en lugares donde los filones metalíferos de cobre y plata son abundantes. Tharsis es famosa en toda la antigüedad por sus minas de oro y cobre. El hombre siempre se ha servido de los minerales para su defensa y ornamentación La Edad del Hierro y la Edad del Bronce nos están hablando de cambios esenciales en la historia de la humanidad debido a la obtención de

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metales. Las huellas romanas en Andalucía Oriental han quedado bien patentes en múltiples explotaciones mineras: plata y plomo en las Herrerías, sierra Almagrera, sierra de Gádor, la Contraviesa, sierra Alhamilla; oro en Granada y el hierro en la vertiente sur de Sierra Nevada.

Durante el periodo visigodo la minería llegó casi a su total paralización, para entrar en pleno auge bajo la dominación árabe. Consta que obtenían plomo en sierra de Baza y sierra de Gádor, plomo y plata en sierra Alhamilla, cobre y plata en la Alpujarra y oro en Granada. Los moros supieron encontrar zinc, yesos, rocas ornamentales (mármoles), piedras semipreciosas, alumbre para los curtidos de pieles y tintorería de los tejidos, mercurio, etc.

En tiempos de Alaquen II, se beneficiaban muchas minas de oro, plata y otros metales por cuenta del Rey. Ibn Al-Jatib hace referencia a la abundancia de plata, oro, plomo, hierro, atubia, margaritas, zafiros en la comarca de Granada. Ahmed al-Razi dice que "e hay (en Granada) veneros de oro, e de plata, e de plomo, e de hierro... e por medio de la villa de Granada va el río Salón, e ahora es llamado Wadi genil. E nace en un monte que ha en el término de Elivera... en éste río se cogen limaduras de oro fino".

Y ya en el siglo XIX no podemos olvidar las compañías de minas que se establecen en Granada y Almería: Compagnie d'Aguilas, Holway & Bross, Compagnie des Mines d'Alquife y las españolas Chávarri, Compañía de Sierra Alhamilla. En este período se explotan gran cantidad de minas en la Alpujarra, de cobalto y níquel también en Molvízar.

En la mina de Santa Constanza en Jeres del Marquesado, se instala, hacia 1865, la fábrica San Fulgencio de amalgamación, para el tratamiento del cobre argentífero de Jeres, Aldeire, Lanteira y Sierra de Baza. En la Alpujarra las minas de plata mantienen cierta actividad, destacan la zona de Capileira y otras de Bubión, Pitres, Trevélez, Carataunas, Lanjarón, etc. En el término de Güéjar Sierra, las sociedades Feliz Pensamiento y La Exploradora laborean minas de hierro, cobre y plomo.

Por esta época se habla de la "California Granadina", en alusión al oro de los depósitos aluvionares próximos a la ciudad. Los lavaderos de mineral eran puramente artesanales. A partir de 1850, surge una fiebre de oro que conlleva al registro de numerosas declaraciones mineras desde el cerro del Sol hasta la sierra de El Manar entre Dílar y Padul. De esta época data el conocido canal de los Franceses para el lavado de las arenas del Genil, en La Lancha de Cenes y hoy utilizado, en parte, para la conducción de agua para Granada. También se investiga en la zona de Caniles de Baza, para la obtención del oro.

En 1901 se constituye la The Alquife Mines & Railway que, junto a la Wiliam Baird Miningl explotan las minas del Marquesado. En 1913 nace la Societé des Mines et Fourneaux de la Mediterrannée para explotar las minas del Conjuro. Estas y otras compañías laborean los clásicos filones de Sierra Nevada y zonas limítrofes.

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Excursionistas en el Mulhacén

La Societé des Mines de Molinillo y SA de las Minas de Cobre y Plomo Argentífero del río Fardes, sobrepasaron los 100 metros de profundidad, en 1910. El objetivo prioritario de SA Electrometallurgique, SA Wulfenitas de Padul y Dílar, SA Valle de Lecrín fue la extracción de wulfenita, en el cerro del Manar, las Albuñuelas, Saleres y Vélez Benaudalla. Hasta 1936, se explotaron en Bayacas (Alpujarra), por una compañía italiana los yacimientos de cinabrio para la obtención de mercurio. Remitimos al lector que tenga más deseo de información al artículo publicado por don Manuel Ruiz Montes en el libro Minerales de Granada/Sierra Nevada, editado en 1991.

Una ligera ojeada, limitándonos sólo a Sierra Nevada, y recordando sólo sus explotaciones mineras, nos dará una idea más completa de las mineralizaciones de nuestra sierra:

Minas de la Estrella (cobre, plomo, hierro), de Bacares (hierro, plomo, plata), de los Tajos de la Virgen y del Nevero (hierro, plomo y antimonio), del Lanchar, Minillas del Sol, Minillas de la Vieja y de la Solana (cobre, hierro, plomo), de Valdeinfierno (cobre, hierro, plomo), de Santa Constanza, en el Marquesado (cobre, hierro), del Vagón (cobre, hierro), de Dólar (cobre, hierro, mercurio), de Fiñana (cobre, hierro, oro), de Tesorero (hierro, cobre bismuto), de los Bérchules (hierro),

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de Capileira (hierro, cobre, plata), del Marquesado (goethita, y hematites), de El Almirez y la Gabiarra (hierro, oligisto), minas de Orgiva (plomo, flúor), del Tintín (plomo, flúor, bario), de los Lastonares (plomo, cobre), de los Calzones y del Calabacillo (zinc, flúor, plomo), del Madroñal (plomo, molibdeno, bario), de la Peza (plomo, zinc, molibdeno), del Tío Agustín (Padul) (plomo, wulfenita, molibdeno), Cortijo Alto de la Cueva (plomo, cobre, antimonio, plata), del Zorranil (azufre).

Hoy día sólo están en explotación las minas de Alquife y las de oligisto en el cerro del Almirez.

El más importante de ellos, el yacimiento del Marquesado, está situado en la vertiente norte de Sierra Nevada, término municipal de Alquife y en la extremidad sur de la llanura diluvial del marquesado del Zenete, cuya altura media es de 1.150 m. Los primeros trabajos en esta mina datan de comienzos de siglo con la explotación subterránea de las prolongaciones hacia el norte de los afloramientos del cerro de Alquife. Tras su compra por la Compañía Andaluza de Minas, se realiza un profundo estudio y se decide la explotación a cielo abierto. En el año 1968 se alcanza la cota de producción del primer millón de toneladas de mineral, en 1974 se llega a los tres millones.

Nuevas instalaciones de tratamiento se van incorporando para hacer frente a las exigencias de calidad de medios densos, de homogeneización y clasificación hidráulica. Con la realización de estos proyectos se alcanza una producción de 5,4 millones de toneladas de mineral Todo-Uno.

El yacimiento está constituido por masas irregulares de hematites, goethita en el seno de las calizas marmóreas del tercio superior de dicha unidad tectónica, recubierta por un potente paquete de aluviones (pliocuaternarios), y limitado en profundidad por un conjunto de esquistos cloríticos y cuarcíticos. En general, el mineral está constituido por óxidos de hierro, más o menos hidratados. El nivel hidrostático se encuentra a 150 metros de profundidad. Para cumplir las necesidades de explotación se trabaja por un sistema de bombeo hasta obtener un caudal superior a los 450 litros/s. La explotación comprende dos fases distintas:

1. Desmonte de aluviones, se realiza este desmonte en bancos de hasta 100 metros de altura. Buldozers en recorridos máximos de 120 metros van empujando el aluvión en sentido descendente sobre un alimentador llamado "Rock-Belt". El material, tras pasar por una parrilla de seguridad, es llevado por cintas transportadoras hasta la escombrera.

2. Extracción de mineral: el mineral descubierto y las intercalaciones calcáreas son arrancados por bancos horizontales de 8 metros de altura, mediante voladuras.

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Las instalaciones de tratamiento están orientadas a producir calidades vendibles, lo más homogéneas posibles. Para realizar esta preparación se cuenta con instalaciones de molienda y cribado en seco, lavado en tambor de medio denso y deslodado selectivo en hidrociclones especiales. No falta en la explotación el control de calidad con los medios más modernos.

El mineral es transportado por Renfe hasta el embarcadero en el Puerto de Almería. Este embarcadero es apto para recibir y cargar buques de hasta 765.000 TPM. Todo el flujo del mineral discurre por recipientes estancos. Se dispone de un túnel de descarga de vagones, constituido por una estructura cerrada de 90 metros de tres módulos, con una tolva central apta para la descarga de dos vagones simultáneos. Desde aquí es enviado directamente a la máquina de carga de los barcos.

La minería, hasta la mitad del presente siglo, tuvo cierta influencia en la Alpujarra. Pero las malas comunicaciones hicieron que esta actividad se centrara en la parte más occidental del valle de la Alpujarra. Entre las actividades mineras, se distinguía la producción de mercurio de Tímar y Cástaras. Era la principal producción en España, tras las minas de Almadén. Los italianos que las explotaban terminaron abandonándolas por falta de rentabilidad, a pesar de que a Posteriormente fue la producción de hierro, en el cerro del Conjuro. Empeñó su explotación, en el año 1939, una empresa dependiente del INI, y quedó paralizada en 1960. Esta explotación minera dio lugar a una concentración obrera importante en Busquístar.

La producción de plomo, en la sierra de Lújar, está paralizada quedando sólo una pequeña explotación de fluorita. En las zonas de dolomías del cerro del Manar (Padul-Dúrcal) y el Purche se está realizando una extracción de arena para la construcción, en varias canteras, con gran potencial económico. A veces, como en Padul y Dúrcal, con gran deterioro del paisaje.

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Excursionistas en Sierra Nevada 1890

Puertos de alta montaña

Los puertos o pasos utilizados en Sierra Nevada, a través de los siglos, para, comunicar el Marquesado del Zenete con la Alpujarra han sido: el puerto de Trevélez o de las Albardas (2.798 metros), el puerto de Jeres o de los Rejones (2.873 metros), collado del puerto de Mecina (2.621 metros), el puerto del Lobo (Loh: Tabla) o de los Bérchules (2.412 metros) y el puerto de la Ragua (2.038 metros).

Estos puertos están infranqueables por la nieve desde el mes de octubre hasta finales de mayo, exceptuando el de la Ragua, cerrado sólo en las fuertes nevadas.

Puerto de Trevélez

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Tomando el camino de la sierra en el Marquesado, se sube por el camino de la Casilla de Ballesteros, después por la loma de En medio, se bordea la cabecera del barranco de la Cabañuela y cerca de la casilla de los Rojos se pasa a la vertiente sur, dejando el cerro de Trevélez a la izquierda (desde allí hay un magnífico panorama del Marquesado y de la Alpujarra y en días claros se ven las costas de Africa). La vereda baja por la margen derecha del arroyo del Puerto, que recoge las aguas del Horcajo y de la loma de las Albardas. La vereda deja atrás la meseta de Ramírez, donde hay un antiguo cortijo en ruinas y se baja al refugio forestal del Horcajo. De allí la vereda continúa por el cauce del río de Trevélez hasta el pueblo de Trevélez. En el paraje del Horcajo, bajo el tajo de las Muñozas, existen otros cortijos abandonados: cortijo de González, de las Carmelitas, de las Mimbres y del Gallego. Desde el refugio del Horcajo hay excursiones bonitas: a la laguna de Juntillas, cabecera del arroyo de Juntillas, a la Isla, y al barranco del Goterón. Son excursiones fáciles.

En vez de tomar la vereda del río Trevélez, se puede subir por el arroyo del Puerto hasta encontrar la vereda que pasa por los tajos de Breca y continuar hasta el collado del Guarda. Antes del collado se tropieza con el camino que le conducirá a las minas de Juviles. Este camino enlaza con el que va al puerto de la Ragua. También se puede continuar la excursión por la loma divisoria hasta la Piedra de los Papos, Piedra Ventana, Fuente Fría y bajar a Trevélez por la senda del cortijo de las Rozas.

Puerto de Jeres o de los Rejones

Se toma la misma pista forestal del Marquesado, se desvía por la pista que sube por la loma del Lagallo, peñón del Herrero, hasta las ruinas de la Venta de la Juana. Hay allí una meseta con perspectivas dignas de contemplarse. La vereda continúa hasta el collado del Puerto. El peñón del Puerto a la izquierda se va viendo como un hito. Desde el Collado se continúa por la vereda y enlazar con un camino forestal que a su vez se une al que va al puerto de la Ragua. Se puede hacer un descanso en el cortijo de las Siete Estrellas.

Cerca del cortijo de las Siete Estrellas baja una pista forestal hasta Nechite y Mecina Bombarón. Antes de bajar, desde el collado del Puerto se puede hacer una excursión por la divisoria, sin gran esfuerzo, hasta el cerro de Trevélez, incluso al Picón de Jeres y cerro Pelado.

Por ambas vertientes hay caminos forestales que, con un vehículo todo terreno, acercan mucho a la divisoria. Si se hace una excursión por la divisoria se puede llegar al collado del Guarda, frente a Trevélez, caminando por la loma de las Albardas, Plaza de los Lobos, Peñón del Muerto e, incluso, pernoctar en el refugio forestal de las Minas, o volver al collado del Puerto. El recorrido de ida y vuelta por la divisoria se hace en dos o tres horas.

Puerto del Lobo

Volvemos al camino forestal del Marquesado, se sube hacia la sierra por la vereda de la loma del Pino hasta la falda del San Juan. Se bordea por la izquierda para adentrarse por un pequeño desfiladero, que forma el puerto del

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Lobo entre el San Juan y el Morrón de Mediodía. Se llega hasta la fuente de Primeras Aguas y a las Piedras de Márquez. De allí se puede bajar a los Bérchules o a Nechite. Cerca de las Piedras de Márquez arranca un camino forestal que pasa por las Huelgas del Lorite, la Francisca, tajo de Berjalí y llega al puerto de la Ragua.

Puerto de Mecina

Desde el camino del Marquesado se sube por la Loma que se encuentra entre el barranco de los Pasillos y los Tejos, buscando el collado del Realejo y la cuerda de Fuente Fría, para bajar por la Mesa del Juez, manantial del Hornillo, la Franciscana y ahí tomar el camino forestal, o bajar a Mairena y Mecina.

También se puede tomar una vereda que parte del camino forestal del Marquesado, y por la Rinconada, llegar al Hornillo. Desde este punto se puede o bien dirigirse al puerto de la Ragua por las lomas, o bien subir por la cuerda de Fuente Fría y empalmar con la anterior ruta.

Puerto de la Ragua

Este puerto, hoy día, no tiene problemas, ya que es el más bajo y tiene carretera asfaltada en ambas vertientes. Desde La Calahorra se toma la carretera del puerto y, una vez pasada la divisoria, bajar a Laroles y al resto de la Alpujarra. Antes de llegar a Laroles se desvía una carretera hacia Bayarcal, Paterna del Río y Laujar de Andarax.

El puerto de la Ragua es el camino más corto para ir de Guadix a la Alpujarra o viceversa. Este puerto permitió un gran desarrollo comercial en Guadix, por ser el punto de abastecimiento de muchos pueblos de la Alpujarra.

En el mismo puerto sale un camino forestal, hacia levante, bordea el cerro del Chullo, se aproxima al cerro del Almirez y al collado de la Gabiarra y la zona de minas de la Gabiarra. En las minas, aún, quedan casas para poder pernoctar. Por la loma de las Vacas se puede bajar al refugio forestal de Monterrey.

Por el camino forestal de la cumbre se puede llegar a Ohanes de Almería, famoso por sus uvas de exportación. En esta zona existen multitud de caminos ya que fue una zona con abundantes explotaciones mineras. Aún se siguen beneficiando las minas de oligisto, que se exporta al Reino Unido para su tratamiento.

Puerto de Bacares

Güéjar Sierra es el punto de partida. Una vez superado Maitena y el Charcón, se continúa por el camino que va sobre el antiguo trazado del tranvía. Llegados al barranco de San Juan, se toma la vereda de la Estrella, hasta el Vadillo. Se baja al refugio de Cazadores, en la orilla del río Genil y, por el puente se pasa, a la margen derecha para subir por la va la laguna de Bacares, para continuar hasta Trevélez, bajando por la Campiñuela, la Isla, Piedra del Yunque, y tomar la vereda que baja a Trevélez desde el Horcajo.

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La loma de los Presidiarios llamada así, según la leyenda de Güéjar, porque por este camino eran conducidos los presos condenados a galeras, desde Granada a Almería. Cuántos sufrimientos, cuántos pies doloridos y sangrantes debieron presenciar estos lugares.

Por este camino también se escaparon a la sierra los moros de Güéjar huyendo de las tropas del Marqués de Mondéjar y don Juan de Austria, como lo narra Hurtado de Mendoza en su Guerra de Granada.

Sierra Nevada. Refugio y defensa

Sierra Nevada ha sido, muchas veces, a través de la historia, un codiciado refugio. Las cordilleras Béticas con una extensión de 500 kilómetros de longitud, desde el cabo de la Nao hasta Gibraltar, son una auténtica barrera. Estas cordilleras son el mayor conjunto orográfico y están formadas por dos alineaciones casi paralelas de montañas, llamadas costera y cordillera Bética. Las depresiones entre ambas forman un surco Intrabético que es la mayor línea de comunicación interna entre el Mediterráneo y el golfo de Cádiz.

Sierra Nevada en general y, sobre todo, la Alpujarra, recostada en su ladera sur y dividida en dos por el valle sinclinal que forman Sierra Nevada y la Contraviesa, surcado por el río Guadalfeo, siempre fue un foco específico de refugio de montaña, tanto para resistir a los que desde fuera intentaban penetrar en ella, como para los refugiados en su interior que trataban de conquistar las tierras periféricas a la región. Textos romanos hacen referencia y son una prueba de esta realidad. Ayer como hoy, aislamiento y fragosidad son las características de esta región. Como decía Hurtado de Mendoza: "La Alpujarra es montaña áspera, valles al abismo, sierras al cielo, caminos estrechos, barrancos y derrumbaderos sin salida".

Con la invasión musulmana la sierra se convirtió en el principal núcleo de resistencia españolista; eran los hispanovisigodos, llamados andalucíes, posteriormente, por los árabes y que se resistían a ser absorbidos por el Islam. Cuando el Emirato de Córdoba quiso dominar en todo el al-Andalus, Omar Ibn Hafsum contó con los españoles de la Cora de Elvira, cuya capital actual es Granada, y su refugio la Alpujarra.

Publicación de la Sierra Deportiva 1932-33

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Después de la conquista de Granada por los Reyes Católicos, la Alpujarra, fiel a sus características, fue igualmente refugio para los moriscos. Los temibles Monfíes de la Alpujarra, más que malhechores, fueron enemigos implacables contra los de su misma raza, para conservar su independencia. Las huellas de aquella gente feroz quedaban marcadas con sangre, ya en los humeantes escombros de un pueblo arrasado, o en los cadáveres arrojados en los barrancos, o en los linderos de los caminos. Tanto las cuadrillas de la Santa Hermandad, como los soldados de los Tercios pagaban con sus vidas las emboscadas, o el enfrentamiento con los Monfíes. Algunos nombres como el Nacoz de Nigüelas, el Partal de Narila, fueron ejemplo de terrorismo. Estos grupos Monfíes vivían en la sierra, se albergaban en cuevas o hendiduras de las rocas, siempre dispuestos al asalto y al combate.

Las pequeñas cuevas de la Alpujarra, tantas veces usadas como almacén de cereales y otras provisiones, también fueron buenos refugios para mujeres y niños moriscos (1570-71). Los españoles los perseguían hasta allí mismo y los expulsaban con humo, con lo que muchos murieron asfixiados, otros sacados vivos se vendía como esclavos. Nada más esclarecedor que algunos textos de Hurtado de Mendoza, Mármol de Carvajal y Pérez de Hita para comprobar esta realidad.

"En una gruta cerca de los Bérchules, se mantuvo escondido Aben Aboó, sucesor de Aben Humeya, junto con su familia, cuando ya su causa estaba totalmente perdida. Allí lo asesinaron dos amigos suyos, que enviaron su cadáver, atado a un caballo, como si fuera cabalgando, a sus enemigos de Granada" (Hurtado de Mendoza, p. 243). Los tajos del Reyecillo, frente a los Bérchules, fueron también refugio para Fernando de Válor, en la misma época de la rebelión de los moriscos.

"Aben Farax... encubierto en Güéjar... tan aborrecido de los moros como de los cristianos¼ Cuando Mondéjar triunfa en la Alpujarra, y Humeya queda solo, Farax huye a Güéjar y queda allí olvidado. A un amigo suyo, tintorero converso, lo convence de que deben entregarse a la Inquisición. Marchan, pero mientras Farax duerme, el tintorero le abre la cabeza con una piedra muy grande y lo tulle a palos, en la cueva donde estaban escondidos... dos noches y un día más tarde, unos moriscos de Güéjar lo encontraron a Farax hecho una masa sanguinolenta y agusanado; lo llevaron a Güéjar, lo curaron, pero Farax quedó ciego e informe, tienen que alimentarlo por una caña que le metían, por un pequeño agujero que le había quedado en la boca" (Hurtado de Mendoza, p. 289).

"Habíanse recogido en Güejar con Pedro de Mendoza el Hoscein tantos moros que, además... del presidio... que eran seiscientos hombres, se juntaban a veces tres y cuatro mil con los capitanes Xoaibí, Choconcillo (degollador), el Mocox y el Mojajar y otros (Hurtado de Mendoza, p. 318).

En la conquista de Güéjar Sierra, "la cabeza era Xoaybi (natural de Güéjar Sierra), por otro nombre llamado Pedro de Mendoza, que este apellido tomaban muchos por la naturaleza que tenía en la sierra la casta del marqués Iñigo López de Mendoza (primer Capitán General), Hoscein, Caracaxal turco,

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Chocón (que en su lengua quiere decir degollador), Macox, Moxaxar y otros... con la seguridad de la montaña... muchas mujeres, muchachos y viejos de lugares vecinos, que no querían apartarse de sus casas proveídos de pan y carne en abundancia... entendieron, días antes, la ida de don Juan y tuvieron tiempo de salvar lo mejor de su ropa, sus personas y ganado..." (Hurtado de Mendoza, p. 327). Mármol de Carvajal: "... los centinelas huyeron a Güéjar y los moriscos, preparados empezaron la huida a la Sierra Nevada, cruzando el cristalino río Genil". Se ocupó el lugar y el fuerte; la resistencia fue en el barrio bajo, junto al río, donde los escopeteros hacían frente para que las mujeres pudieran huir" (Hurtado de Mendoza, p. 327).

Pérez de Hita: "llegado el señor don Juan a donde estaba el duque, se tuvo noticia de que a la falda de la sierra habían aparecido grande cantidad de moros, según parecían blanqueando"... los cristianos creyeron que eran las moras que huían y fueron a saquearlas, "mas llegando fueron recibidos con gentil descarga de arcabucería, porque eran moros dallí a Válor, donde estaba Aben Aboó con su campo... En que matan al capitán Quijada de una pedrada en la cabeza..." (Hurtado de Mendoza, p. 329).

Aben Aboó reprendió a los moriscos que habían abandonado Güéjar..., el turco Noayte la contestaba "¿cómo en un presidio sin murallas y de poca importancia, quieres tú Abenaboó que resistiesen los soldados, sabiendo tú que tus fuerzas y las nuestras están en la fragosidad de las sierras nevadas?" (Hurtado de Mendoza, p. 330). Mucho más adelante, la Alpujarra fiel a sus características de difícil acceso, fue también foco de resistencia a la invasión napoleónica, que nunca pudo conseguir más ocupación que la simple del suelo que pisan sus soldados... Historia que vuelve a repetirse en la Guerra Civil de 1936, los grupos de maquis tenían su fortaleza y refugio en la sierra.

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El

bandolerismo  en la sierra

Ofrecemos finalmente estas notas como una peculiaridad más de la sierra como refugio. Muchas de las sierras béticas fueron peligrosas porque en ellas acechaban los malhechores apostados en los desfiladeros que servían de caminos con el interior de la Península.

Sierra Morena en el umbral de Andalucía fue célebre por los duros grupos de bandoleros. El bandolerismo andaluz resonaba en los cuatro puntos cardinales de la Península; los nombres de Estepa, Ecija, Osuna, Los Palacios, Serranía de Ronda, o los del Tempranillo, el Vivillo, el Pernales, Diego Corrientes, los niños de Ecija, la cuadrilla de Montellano, etc., han hecho historia.

Sin embargo Sierra Nevada apenas suena en la historia del bandolerismo. Porque ante esta gélida y gigantesca barrera que constituye un enorme obstáculo a toda circulación, el bandolerismo se detiene, buscando pasos más favorables. Sólo el puerto de la Ragua, paso entre el Marquesado y la Alpujarra es el que ofrece algunos datos. Fidel Fernández que tantas historias rebuscó y manejó sobre Sierra Nevada y contadas con tanto gracejo, no hace referencia a este hecho. Incluso el puerto del Lobo, que por su estructura se prestaría a

Publicidad Hotel Sierra Nevada 1915

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este tipo de acciones, tampoco es un sitio codiciado por los salteadores de caminos. ¿Qué tráfico podría sostenerse cuando sólo servía, en escasos meses del año, y qué gente podría circular por él que no fuese la del pueblo lleno de miseria?

LMinuesa) carece de todo valor histórico. Es cierto que Dumas no pretende describir el paisaje, sino tan sólo narrar la aventura que para él y sus compañeros representó aquel viaje. Manuel Titos en su libro La aventura de Sierra Nevada, hace un estudio detallado de la novela de Dumas.

Sin embargo el desfiladero de Prado del Rey entre Guadix y Granada y el más famoso de los Dientes de la Vieja, eran terribles. En el libro de Francisco Pi y Margall: España, sus monumentos y sus artes, en la parte de Andalucía Oriental es interesante la lámina en que describe los Dientes de la Vieja, paisaje ocupado por bandidos, destacándose sobre los dientes y al fondo las choperas de Diezma y Sierra Nevada. Los Dientes de la Vieja están situados en la sierra de Huétor, desfiladero por donde discurre la carretera de Granada a Guadix.

La ocupación humana en la sierra

Sierra Nevada ha sido siempre una montaña poco habitada. Tal vez la única de Europa donde no existe verdadera vida de montaña. Tanto los pueblos del Marquesado del Cenete (vertiente norte), como los de la Alpujarra (vertiente sur) han vivido fuera de la sierra, en sus aledaños. Se ha ido a la sierra a preparar los cultivos o a la recolección, pero vida familiar fija en la montaña no ha habido. Hasta hace pocos años algunas familias subían a los cortijos en los meses de verano. Hoy en día los cortijos están abandonados y la mayoría en ruinas.

Tal vez el único núcleo de vida humana superior a los 1.500 metros sea la estación de esquí Solinieve de Sierra Nevada.

Los pueblos de la sierra llegaron a su máximo apogeo o nivel de ocupación con la invasión musulmana y, sobre todo, durante la rebelión de los moriscos. Algunos autores dan una población de 200.000 habitantes, otros incluso dan cifras mayores. Los censos de población de 1887, con 85.291 habitantes hasta el de 1985, con 39.736, nos ofrecen una triste realidad, ni un solo pueblo ha aumentado su población. El cómputo de ese espacio de tiempo da un resultado negativo de -45.555 habitantes.

Pero sería fuera de nuestro propósito, detenernos en los detalles de los censos de población, núcleos urbanos, actividades humanas, formas de vida de sus gentes, etc. De todo ello hay abundantes publicaciones.

Ciertamente la Alpujarra de hoy nada tiene que ver, incluso, con la que nos describen los autores de principio de siglo. El mismo libro de Gerald Brenan Al sur de Granada, carece de un conocimiento profundo de la Alpujarra desde otras coordenadas más amplias y reveladoras, como son las que proporciona

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la historia, la geografía, la economía y la cultura ancestral de la Alpujarra. Desde luego Brenan apenas penetra en el alma y esencia del alpujarreño.

Hoy toda la historia de la Alpujarra ha quedado relegada a tres grandes protagonistas: la agricultura, al paisaje y a sus hombres. Hoy se da en toda la región el mutuo contagio de paisaje-hombre y de hombre-paisaje. Hoy aquí la historia se hace, cuando crecen los árboles, corren las fuentes y sus hombres con honradez y silencio, trabajan la variedad de sus campos. Sus pueblos aquí y allí, sobre el monte o sobre la ladera verde, levantan la silueta de sus torres, olvidadas de tantas guerras y como soñando sobre la línea blanca de sus casas y el golpe verde de sus campos. Verdaderas postales para pintores y poetas. Con razón la Alpujarra es única. Pocas veces tantas particularidades se dan juntas para definir el carácter de una región. ¡Feliz tú por tu belleza y tus buenas gentes!.

Sierra Nevada Hotel del Duque 1930

La agricultura

El medio

Muchas cosas han cambiado en la Alpujarra, desde la expulsión de los moriscos y la repoblación castellana. Tal vez lo inalterable de ella siga siendo su orografía, la situación de sus pueblos, su paisaje, aunque éste se encuentre profundamente transformado por el abandono del campo.

El otoño en la Alpujarra es un estallido de colores, con innumerables tonalidades y matices: los rojos, marrones, ocres, amarillos adquieren tal variedad de tonos que satisfacen todo deseo cromático. Los tintes son de tal

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nitidez que los árboles y arbustos parecen transparentes o resplandecen como si tuvieran luz propia. El rojo coralizo del cerezo silvestre y el arce, contrastan con el amarillo de las higueras, los fresnos, los serbos y los chopos. El marrón de los jarales y castaños, jugando con el rojo vivo de los pistachos, colgados en las rocas. Cada planta se convierte en una pincelada que contrasta con el resto.

Las casas siguen estando recostadas sobre el monte, sin violentarlo, construidas con los elementos que proporciona el terreno y por eso tan perfectamente encajadas unas contra otras, prestándose cobijo y apoyo, pero con sus "tinaos" y ventanas repletas de flores y macetas. Y esa es la Alpujarra: un amasijo de flores, cal, tierra launa, tapando la pobreza o las penas de sus habitantes. El alpujarreño parece que no sabe vivir sin las flores, por ellas asoma su alma grande y delicada.

El alpujarreño

Dotado de una gran capacidad de adaptación, de "un instinto fino", y de un no mediano talento, sabe absorber cualquier situación y adaptarse a ella. No es el hombre tímido y aislado pueblerino. Posee cualidades de sabiduría, de corazón, de modales que el visitante extraño creería sólo encontrarlas en los niveles superiores de la cultura. Personas profundamente trabajadoras que han sabido sacarle a su dura tierra los productos para su vivir.

Factores para la agricultura

Su situación geográfica convierte a la Alpujarra en una porción de esa gran solana que es la llamada Andalucía mediterránea. Es una región montañosa y abrupta, una de las más occidentales de España, pero también una de las mejor matizadas, ya que por su carácter de inmensa ladera, de gran solana que se hunde en las aguas azules del Mediterráneo y se levanta a las más altas cumbres de la Península Ibérica, hace la expresión de que la Alpujarra "tiene su cabeza en las nieves y sus pies en las aguas templadas del trópico".

De aquí le viene su gran originalidad. La Alpujarra corre paralela a la costa mediterránea. Su mayor extensión está situada en el valle sinclinal formado por Sierra Nevada, la Contraviesa, la sierra de Gádor, y orientada de este a oeste. Está recorrida por importantes arterias fluviales. El río Guadalfeo que la recorre de este a oeste, colector de las nieves y las lluvias más altas de Sierra Nevada.

La climatología de la Alpujarra es evidente. Por un lado la altitud implica un escalonamiento climático que resulta de su orientación y de la altura. Mientras en la Alpujarra Alta tenemos climas de tundra, en las costas están los productos subtropicales. Estas diferencias térmicas van a tener gran influencia en su agricultura, como también en la variedad pluviométrica de esta zona del Mediterráneo.

La Alpujarra cuenta con todos los climas y todas las clases de suelos, entre el trópico y el Círculo Polar Ártico, y así mientras en la costa se produce el

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chirimollo, el aguacate, la papalla, o la caña de azúcar, en el Mulhacén se puede encontrar la Papaver suaevolens de la tundra.

Estos factores hay que tenerlos muy en cuenta a la hora de programar la agricultura de la Alpujarra. Estamos por tanto en una región óptima para poder introducir y experimentar toda clase de cultivos. Esta podría ser una de las soluciones de esta zona: campo de experimentación y adaptación agrícola de la CEE.

Hace unos años tomamos datos en los diversos ríos de la sierra para la posible cría del visó azul y el río Trevélez ofrecía muchas ventajas.

Hotel del Duque 1930

Productos agrícolas

Todos los autores antiguos, especialmente los árabes, nos hablan de los productos agrícolas de la Alpujarra y estos son los componentes típicos de su cocina y repostería: harina de buena calidad, aceite de oliva puro y transparente, como el mejor refinado, extraído de la aceituna lechín, almendra, miel, azúcar, higos, castañas, nueces, aceitunas, y toda clase de aves.

La higuera dunacal (donegal-duñacal), fue traída por el poeta jienense Al-Zagal, cuando Abd al-Ramán II, lo mandó de embajador a Constantinopla. Al-Zagal, metidos entre los libros, se trajo varios esquejes de esta higuera, que se plantó en la Alpujarra. Estaba prohibido sacarla de Bizancio.

Dice al-Rizi: "el aceite conserva su color y dulzura, durante varios años, sin que pierda su sabor o se vuelva áspero". El policultivo de regadío y secano se ha conservado hasta nuestros días, siendo características de sus laderas

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abancaladas y regadas, mediante una complicada red de acequias. Estas tienen su origen en la dominación romana, aunque fueron ampliadas por los hispano-visigóticos y posteriormente perfeccionadas por los árabes. Estos introdujeron gran parte de los cultivos, especialmente la caña de azúcar, el naranjo, el limonero, el arroz y el cultivo de la seda.

Las cajas de azúcar de la Alpujarra, junto con la seda, transportados por los genoveses, durante el período nazarí, terminaron suplantando al consumo de levante, en los mercados europeos. Los bancales fueron introducidos por los nabateos que vinieron de las riberas del Jordán. Con este sistema se evita el empobrecimiento del suelo fértil, impidiendo el arrastre.

La almendra, la cochinilla, las uvas pasas, los higos, además de los productos textiles de la seda, los genoveses los compraban en los puertos granadinos y almerienses y los vendían en los centros de consumo atlántico, en especial en Brujas y en los puertos ingleses, donde terminaron desplazando a los que venían de Corinto y a la seda de Selesiria. La agricultura del reino nazarí estaba orientada a la exportación.

Los viñedos cubrían toda la pendiente mediterránea de las sierras y crecían frente al mar. Los árabes, a pesar de que el Corán prohíbe las bebidas alcohólicas, no arrancaron los viñedos, plantados por los visigodos en la Alpujarra, porque utilizaban el alcohol, en grandes cantidades, como elemento desinfectante de las heridas en sus tropas, en continuas y prolongadas guerras. Este desinfectante fue inventado por ellos. La técnica de la destilación del alcohol es de origen árabe y todos los términos técnicos usados actualmente son de procedencia árabe.

Los verdaderos musulmanes, creyentes y observantes del Corán, no bebían vino. Los beréberes que vinieron como auxiliares, estos sí consumían vino en abundancia y uno de sus vicios eran las borracheras. Los muladíes, cristianos, que, por conveniencia, abrazaron el Islam, no dejaban de beber vino, los mozárabes siguieron utilizándolo.

La agricultura ocupaba solo la parte posible de regadío, que vendría a suponer unas 14.000 hectáreas de la Alpujarra granadina y unas 10.000 de la almeriense, durante el dominio árabe. El resto del terreno eran pastizales de verano hasta la cota de 2.500 metros de altitud.

Existían abundantes choperas y arboledas, encinares, robledales, quejigos, pinos, alcornoques y pinsapos que cubrían la mayor parte de la región. Ya Felipe II tuvo que quejarse a los de Güéjar Sierra por la deforestación que estaban realizando, para extender la zona cerealista llevada a cabo por los repobladores.

La ganadería tenía gran desarrollo. En invierno utilizaban los pastos de los campos de Dalías, El Ejido, Adra y las hoyas de Motril y Salobreña.

Los nuevos colonos llegados de la meseta castellana, del valle del Guadalquivir, de Galicia y del Reino de Murcia, no entendían ni la vida, ni la

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agricultura de montaña. Aunque los cultivos "debían continuarse según la costumbre de la tierra, de manera que siempre vayan en aumento y nunca en disminución", estas eran las Ordenanzas Reales, sin embargo una visita de inspección realizada en 1593, dejó muy claro que "muchas casas estaban caídas o mal tratadas, que las viñas y, en general, todo el arbolado destruido o mal laboreado, y que muchas acequias aparecían hundidas y sucias".

También un factor negativo en la agricultura de la Alpujarra fue la Administración Pública que intentó obtener de los repobladores una importante recaudación de ingresos fiscales, arruinando, en parte, su economía. Los nuevos repobladores trataron de introducir los cultivos de la meseta y de las tierras bajas que eran lo que ellos conocían y a los que estaban acostumbrados. Aquí empieza el empobrecimiento del campo alpujarreño.

Estos agricultores de secano, en su mayoría, no entendían el regadío. Saber regar en la Alpujarra, como dicen los del lugar, es una cerrera, máxime donde no hay bancales. La extensión del cultivo cerealista, ampliando las tierras de labor, terminó arruinando el regadío y la arboricultura. La extensión de las tierras de pan-llevar, se realizó a expensas del bosque original, del monte bajo y de los pastizales. Estas acciones aceleraron la erosión en las laderas de la Alpujarra.

Un autor antiguo nos describe así la variedad de tierras de la Alpujarra: en las partes altas predominan los terrenos duros, deshabitados de cubierta vegetal, agudizada su dureza por el rigor de los fríos, la fuerza de los vientos y la blancura de la nieve. Aparecen más bajos los valles fértiles, que sonríen al

visitante. Según se va bajando hacia el sur, los fríos se atemperan y los terrenos se abren a las brisas del mar, para que florezcan los frutales, los viñedos coronen sus laderas y los naranjos y hortalizas lleguen hasta la playa.

Los cultivos tradicionales, impuestos por los repobladores son el trigo, el centeno, la cebada, el maíz, o panizo como ellos le llamaban.

Ganadería y economía

La ganadería alterna con la agricultura y las formas de vida humana, formando una estratégica graduación. En la ganadería ya escasamente representada, destacan la oveja, la vaca y la cabra. No es fácil

Tranvía de Sierra Nevada. Entrada al 2º túnel 1920

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encontrar un rincón de la Alpujarra donde estos animales no aparezcan, como exponentes de una realidad humana y económica.

Actualmente la agricultura se encuentra en zonas aisladas entre sí y con una escasa superficie global. La totalidad de la superficie productiva es de 230.000 hectáreas de las que sólo 89.892 están en cultivo y, aun este espacio, está en franco retroceso, por el masivo abandono del campo.

Las 129.000 hectáreas de pastizales indicaría una importante vida pastoril, pero la realidad es muy diferente. Sólo las especies menores el lanar y el porcino tienen cierta importancia, aunque inferior al pasado. Resalta la escasa importancia de la ganadería de vacuno, en contraposición a las montañas de Europa.

La forma tradicional de trashumancia, está en plena decadencia. A esto ha contribuido que los pastizales de la costa, en los campos de Dalías, Carchuna, Adra, El Egido, etc, han desaparecido por las instalaciones de los invernaderos. La superficie agrícola, propiamente dicha, comprende unas 79.882 hectáreas, el 34% del total. Sin embargo es el fundamento económico de la Alpujarra, con la típica alternativa de los países ribereños de regadío y secano en años alternos, que se complementan desde antiguo.

El secano cerealista con 36.782 hectáreas, frente al almendral 16.010 hectáreas, las 6.347 hectáreas de viñedo, y las 5.000 hectáreas de parrales para uva de mesa y exportación y las 501 hectáreas de olivo es lo que predomina en la Alpujarra.

En la Alta Alpujarra donde los fríos y los largos inviernos limitan las condiciones edáficas, agravadas por los arrastres de suelos fértiles, están en penosas condiciones agrícolas.

Los rodales de encinar, chaparros, castaños, etc., se intercalan con la agricultura cerealista, pero las actividades agrarias están escasamente representadas y ocupan un número mínimo de personas.

La artesanía es un recuerdo de lo que fue en el pasado. se limita a una serie de trabajos textiles: mantas, tejidos, llamados alpujarreños, con vistosos colores y oriundos de la época musulmana.

Los servicios comerciales tampoco tienen gran importancia. Pequeños comercios. En la costa por razón de la agricultura de los invernaderos, sí existen grandes centros de distribución hortofrutícola, con ramificaciones en toda Europa y con un gran porvenir en la CEE. Es esta una de las regiones de renta per cápita más alta de España. La actividad turística va adquiriendo cierta importancia, sobre todo en la cuenca del Poqueira y Trevélez. El turismo es un elemento de atracción de masas, pero en la Alpujarra que desde siempre ha existido, se ha movido más bien hacia la burguesía intelectual. Su atractivo paisajístico ha tenido más influencia en personajes importantes extranjeros y españoles que en las masas populares.

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Bien orientado podría alcanzar gran significado social y económico. Son muchas las familias que buscan un contacto directo con la naturaleza y que huyen de las zonas bullangueras de la Costa del Sol. El turismo de hoy casi queda reducido a un viaje de día, sin pernoctar en la Alpujarra.

Actualmente a través de los tours operadores se está trayendo un turismo, como complemento de la Costa del Sol, a pesar de que pocas regiones de España y tal vez de Europa, ofrezcan esa conjunción tan cerca de la montaña y la costa. Es cierto que en la costa alpujarreña van surgiendo zonas hoteleras y turísticas de gran envergadura y que están transformando su fisonomía. Pero la Alpujarra propiamente dicha con su gastronomía típica, sus paisajes, su arquitectura vernácula puede atraer hacia ella un turismo más selectivo.

Apenas hemos hecho mención en estos capítulos a la agricultura de la zona norte de la Sierra, El Marquesado. En realidad, han seguido la misma táctica de no vivir en la montaña, ni la sierra se presta gran cosa para ello. La agricultura con un clima continental ha sido la tradicional cerealista y algo de huerta y frutales. Pero sin nada especial que destacar.

Puente de las Beguetas

La seda

No quisiera terminar esta visión conjunta de la Sierra y la Alpujarra sin acudir a lo que fue el gran negocio de la España musulmana y hasta mitad del siglo XVII: la seda. La agricultura del regadío fue el logro más importante del campesinado granadino en la Vega y en Valle de Lecrín, la Costa y la Alpujarra.

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Hieronimus Münzer, un alemán de Núremberg, que recorrió Granada, dos años después de la conquista castellana, llegaría a escribir que toda la agricultura musulmana era de regadío. Pero no hay nada más lejos de esa realidad. El mismo Ibn al-Jatib contrastaba las vegas de Loja, bien regadas con las resecas de Alhama.

La crianza del gusano y la industria de la seda llegó a constituir el gran movimiento económico en la España nazarí. Las moreras y la producción de seda llegaron a constituir un artesanado rural que dio lugar a la mayor riqueza. La seda mantenía la moneda española en gran competencia con la europea.

La rebelión de los muladíes, cristianos conversos al Islam, fue controlada por las tropas que vinieron de Siria. Las tribus de Damasco: Kaisíes y Yemeníes se establecieron en la Kora de Elvira (Granada), unos 10.000 en total y los muladíes pasaron a la Alpujarra. Los sirios en sus conquistas con la guerra santa, hicieron gran cantidad de prisioneros chinos y éstos les enseñaron el arte y el cultivo de la seda. Aunque en realidad fueron los monjes enviados por Justiniano los que impulsaron y les instruyeron en la crianza del gusano de seda y en el arte de la fabricación de tejidos.

Se fabricaban en la Alpujarra: tisúes, terciopelos, damascos y otros tejidos de gran calidad que hacían competencia y se sobrepusieron a los de Egipto, Damasco y Siria. Las sedas alpujarreñas desplazaron en el comercio de Europa a las que venían de oriente, por su gran calidad. Se hicieron famosas las sedas de Juviles, Válor y Ugíjar. Los genoveses adquirían los productos de la seda en las alcaicerías y en los puertos de Almería, Málaga y Granada, para venderlas en Flandes, Inglaterra y demás puertos europeos. Los judíos se quedaron con el comercio interior. Según Idrisi, en la provincia de Albocharat (Alpujarra), había más de 600 pueblos que proporcionaban seda. La Alpujarra era conocida como el país del sirgo (seda).

En Granada se llegó a constituir el barrio de la seda, donde se seleccionaba, coloreaba y se tejía, o se disponía en madejas, para su venta. Era el llamado, hoy en día, El Realejo. Allí estaba enclavada la Garnata al-Yahud (Granada de los Judíos). En Sevilla de los 400.000 habitantes (1248), 130.000 estaban empleados en la seda, con 16.000 telares, que en gran parte era llevada de la Alpujarra. Todavía después de la expulsión de los moriscos se producirá seda en tal cantidad que proporcionaba al fisco 68.000.000 millones de maravedíes.

Eran tan apreciadas las prendas de seda que Cristóbal Colón prometió un jubón de seda al primer marinero que avistara: ¡Tierra!

Las exportaciones en 1898, ya en plena decadencia, se podían desglosar de esta manera:

Seda de desecho 263.560 Pts. Seda cruda 973.560 Pts. Tejidos de seda 2.223.890 Pts. Total 4.847.623 Pts.

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La cosecha total de la Alpujarra era de 23.000 kilogramos de capullos y 35.000 de seda cruda. Esta industria y cría del gusano de seda, en la que participaba toda la familia, era el trabajo complementario a la agricultura y fuente de bienestar social. En los meses de invierno se manipulaban los capullos y la seda, ocupando los meses de paro agrícola.

Excursionistas en la subida al Veleta 1930

El jamón de Trevélez

El jamón de Trevélez goza de una justa fama. Sebastián de Miñano y Bedoya, en su Diccionario Geográfico-Estadístico de España y Portugal (1824-26), dice: "Trevélez, al pie de Sierra Nevada... sólo dista de la cumbre del Mulhacén una legua... célebre por sus perniles curados a la... nieve".

Este jamón llega a París por los generales franceses de la Guerra de la Independencia. Isabel II, le concede a Trevélez para sus jamones el sello de la Corona Real, como proveedores de la Casa Real.

Los jamones de Trevélez procedían de razas autóctonas, ligadas a las empresas agrarias, como complemento a las explotaciones familiares. Para las explotaciones del cerdo se aprovechaban todos los subproductos agrícolas: rastrojos, desperdicios de las patatas, higos (sobre todo en la Baja Alpujarra), etc. Para el engorde se utilizaba el maíz, o panizo, las bellotas, y las patatas, junto con el moyuelo del trigo. Terminados de engordar eran sacrificados, en lo que se llamaba "La Matanza". Constituyendo casi una fiesta o encuentro entre familiares y amigos. Los jamones se vendían para solucionar otras necesidades domésticas.

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Actualmente los animales deben ser sacrificados en mataderos autorizados y los canales sometidos al oreo reglamentario. El despiece se hace en la casa, donde se obtienen otros productos riquísimos y típicos de la Alpujarra: la morcilla de cebolla cocida, el chorizo, salchichas, manteca, etc.

La morcilla recién sacada de la caldera de cocimiento y el vino de la Alpujarra, o de la Contraviesa, es una de las mejores cosas que se pueden degustar en la zona.

Excursionistas en Sierra Nevada 1890

Trevélez y los pueblos limítrofes (Capileira, Bubión, Pampaneira, Pórtugos, Busquístar, Pitres, Juviles, Los Bérchules, etc.), situados entre los 1.050 y 1.500 metros de altitud, todos ellos constituyen la zona de elaboración del jamón de Trevélez, a condición de que las industrias estén situadas en lugares, dentro de los respectivos términos municipales, y que tengan altitudes superiores a los 1.200 metros. Estos pueblos asentados en la ladera sur de Sierra Nevada, bien soleados y próximos al Mediterráneo, se dan en ellos unas características climáticas, propicias para el desarrollo de una flora microbiana, necesaria para la cura del jamón. Al no tener necesidad de estar bajo la sal tantos días como en otras regiones españolas, se consigue una cierta dulzura para el paladar que lo hace tan agradable, y tan distinto del de otras regiones.

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Actualmente, se importan jamones frescos de otras provincias para su curación en los saladeros alpujarreños, pero en éstos no puede figurar el sello indeleble, amparado por la denominación de origen. Existe un Comité de Calificación, dependiente del Consejo Regulador, encargado de dictaminar y seleccionar las piezas aptas para la comercialización. Todos los jamones con denominación deberán ir provistos de un precinto metálico. Se sigue produciendo el "jamón de pata negra" y "caña de lomo ibérico", pero son productos que no están al alcance de todas las economías. Hoy día los cerdos de raza large-white y landrace, sacrificados con un peso bruto de 120 a 130 kilogramos y 8 meses de edad, son los más corrientes. El peso normal de un jamón es de 10 a 14 kilogramos, aunque se consiguen ejemplares de más de 20 kilogramos.

El proceso de elaboración es toda una ciencia. Para conseguir su mejor curación, el proceso consta de: salazón, lavado y secado. La segunda fase es la maduración, siendo ésta muy importante, pues la calidad del jamón, en gran parte, dependerá de ella.

El lavado, después de la salazón, para que se desarrolle la flora saprofita tiene sus reglas. El secado u oreo del jamón debe durar un mínimo de 90 días, en los meses más fríos del año. El secado tiene tanta importancia que los jamones son distintos en sabor y olor, según la orientación del secadero. La pericia del jamonero es un factor importante, para combinar la humedad, altitud, variaciones de temperatura, abriendo o cerrando ventanas, etc. El sudado del jamón se realiza en los meses cálidos del verano. El envejecimiento coincide con el otoño e invierno.

Autor

MANUEL FERRER

Campesinos en Sierra Nevada 1890

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