villar y macÍas historia de salamanca, libros i-iv

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    M. VILLAR Y MACIAS

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  • HISTORIA

    DE

    SALAMANCA

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  • 8AtAMNCA

    M. VILLAR Y MACIAS

    HISTORIADE

    SALAMANCA

    TOMO Ie> .z)(e,

    INIFRF.NTA DE FRANCISCO NUEZ IZQUIERDO

    Plazuela del Corrillo, 28

    1887

  • t1

    Esta obra es firofiiedad del autor, quese reserva todos los derechos estableci-dos en la ley.

  • LIBRO PRIMERO

  • LIBRO PRIMEROSALAMANCA DESDE SU ORIGEN HASTA SU REPOBLACION

    CAPTULO PRIMERO

    LA CIENCIA PREILI3TR!CA. EDADES ARQUEOLGICAS. INNEGRACiON ORIEN-

    TAL.. ABORGENES DF. LA REGION SALMANTINA : LOS CELTAS.LA ENCINASAGRADA. CULTO Z.001.:(TRICO. EL TORO SINinkrco.-- COSTUMBRES DE

    1.0S LUSITANOS.

    A ciencia prehistrica, que ha comenzado ilu-minar el mplio horizonte del saber humano,se afana en sus doctas investigaciones por lle-nar el inmenso vaco de tiempo anterior toda

    historia; y no hallando inscripcion alguna (I), antiguo do-cumento, ni tradicion remota que pudiera servirle, sinde faro luminoso, por lo mnos de vacilante guia, ha re-

    (i) Las halladas permanecen an indescifrables.

  • movido las entraas di la tierra para sorprender la histo-ria de la humanidad en los inexplorados estratos geolgi-cos, y con las luces de la anatoma y paleontologia, hapenetrado hasta el fondo mismo de las turberas, y bajora capa de dura estalacmita que cubre el pavimento delas cavernas, ha estudiado las fases porque ha pasado, noslo el hombre primitivo, sino su naciente industria (t).

    Con razon se ha dicho que es difcil determinar la cro-nologa de este vasto y oscuro perodo de tiempo, y se hansealado cuatro pocas, que indican otros tantos perodosde progreso; dividindole, pues, en la edad paleoltica de la piedra tallada; la neoltica 6 de la piedra pulimentada;la de bronce y la de hierro; siendo esta ltima el lazoque une los tiempos prehistricos con los histricos (2).El creciente desarrollo de la nueva ciencia, podr dar msslido fundamento la historia, pues los mitos del mun-do clsico, segun doctsimos alemanes, revelan una cul-tura ms propia que de pueblos nacientes, de los que hanllegado otra altura en la escala de la civilizacion ; descu-brindose travs de muchos de aqullos las huellas deacontecimientos polticos de trascendencia suma, como elchoque de diversas razas y la lucha por lo tanto de distin-tas civilizaciones.

    Opiniones histricas que parecia se habian convertidoen indiscutibles axiomas, son hoy objeto de viva contro-versia, y si largo tiempo ha sido la creencia ms comun-mente admitida que la pennsula espaola recibi sus pri-meros habitantes por el Norte, afirmase ahora que laantigua Btica facilit la inmigracion riental en Espaa,imaginando que el Estrecho de Gibraltar no debi oponerinsuperables obstculos al paso de los primeros pobladoresde nuestro suelo. Si esta nueva teora pugna con lo gene-

    (i) Vilanova y Tubino: Viaje cientffico c Dinamarca y Suecia. Hemos pro-curado condensar en este capitulo no slo las doctrinas de estos autores, sino lasde los citados en las notas siguientes.

    (2) Dict. de la Acad. de la Hist.

  • -- 9

    ralmente admitido, no deja, segun creen algunos (i), dedarle, cierta probabilidad el descubrimiento de un istmoentre Africa y Sicilia y los monumentos pelsgicos deAgrigento. Esta opinion sostiene el sbio dans Wor-sae (2), respecto los aborgenes de Europa, aseguran-do que su invasion no se verific por el Norte de ella,sino por el Oeste y Sur, sea por Italia, y especialmentepor la pennsula ibrica, cuya comunicacion era tan fcilpor el Norte de Africa; habiendo ntes su erudito compa-triota Schum (3) advertido alguna hermandad entre elvascuence y la lengua shilla citzila, hablada entre lasKabilas del Atlas; por ms que para otros quedarn siem-pre dudas acerca de los verdaderos aborgenes, toda vezque nuestro idioma tiene no slo radicales vascas, sinoclticas y griegas y hasta pnicas y fenicias (4).

    Si la invasion se verific por las playas del Medioda,tarde sera poblado el territorio donde despues se alzjunto al Trmes, la ilustre ciudad de Salamanca, halln-dose tan apartada de aquellas lejanas costas; aunque loms probable parece que sus aborgenes viniesen del Nor-te, cuando la postrera inmigracion cltica (5); y origencelta dan varios escritores (6) los lusitanos, y sabido esque la Vectonia en que fu fundada Salamanca, perteneci la antigua Lusitania, siendo una de sus ms importantesregiones; por otra parte, smbolo de la raza cltica era laencina, para ella el rbol por excelencia (y), y la divini-

    (1) Vilanova y Tithino.(2) Congreso prehistrico de Copenhague.(3) Origen de los pueblos.(4) Juicio crtico de la obra de Ilumboldt : Los primitivos habitantes de

    Espaa.(5) Clticos llama Humboldt los pueblos que penetraron en Espaa y celtaslos de las Galias.(6) Entre ellos Romey, IIist. d Esp. El nombre de Lusitanos es para Hercu-

    lano la denominacion colectiva de una porcion de tribus clticas de la antiguaEspaa. 1/ist. de Port. Intr.

    (7) J. Costa : Organiza.-ion polit., ei;, . y soe. dc los eettih.

  • 10 !

    dad estaban consagrados los encinares, y su fruto le ser-via de alimento, y, tal vez, cual lejano recuerdo de suorigen, siempre ha ostentado Salamanca la encina comouno de sus blasones, y al lado de ella el toro, acerca delque tanto se ha delirado, como observa un erudito arque-logo (1). Y aunque para los celtas, en el mundo zoolgico,era el cerdo el animal simblico, quin duda que cadatribu no tomara otros distintos por emblema, y de los que veces no slo recibira el nombre, sino que muchos desus pueblos los ostentaran como blason de sus armas? (2)As vemos representados reptiles, cuadrpedos y aves enlas monedas autnomas espaolas (3). Es general la cos-tumbre de tomar por blason de los pueblos representa-ciones zoolgicas y un botnicas en todos los orgenesde la civilizacion, como todava se practica en los pueblosbrbaros de Africa, Amrica y Australia, sirviendo elnombre del animal preferido para denominar y diferenciarunas tribus de otras, que veces le confunden con el desu fundador jefe ms ilustre, y en ocasiones en sustitu-cion del nombre de ste, esculpen en su sepulcro la figuradel animal mismo, y de esa manera vienen divinizarle travs de los tiempos y de las tradiciones fabulosas; dedonde se ha derivado cierto gnero de culto zooltrico,conocido posteriormente con la palabra americana tote-mismo, de totem, emblema (4). A causas semejantes atri-buimos las dos cabezas de dragon que figuran en el escu-do salmantino, aunque otros no hayan visto en ellas (5)sino_el recuerdo de aborgenes de la antigua Grecia, acos-tumbrados referirlo todo en esos remotos tiempos ilustres derivaciones de las edades clsicas.

    (t) A. Fernandez Guerra.(2) J. Costa.(3) Rada. Nuez,. mel. de clasii: de las mol,. esp. Florez. Tabla XX : Nedallas

    de Espaa.* (4) J. Costa.

    (3) Comp. hist. de la ciudad de Sal. Dorado,

  • Los pueblos y sitios de la pennsula que han tomadonombre de tales representaciones 6 simulacros, pasan detres mil quinientos, existiendo tambien en otros muchosque no lo han recibido de ellos (r). Considerados por unoscomo smbolos de deidades primitivas, por otros comorecuerdo de sacrificios 6 hecatombes (2), y ya por otros,en fin, como mojones piedras terminales, que los ro-manos fijaban especialmente donde tocaban sus caminos,logrando as, segun creernos, que los pueblos sometidos,los respetasen, al ver representados en ellos las imgenesde su culto y la memoria de la nacionalidad perdida,quedando de esta manera, convertidos en dios Trmino,fundamento en ocasiones de la propiedad, ptria y fami-lia (3). En estos simulacros vse menudo representadoel toro; el toro, que con el buey y la vaca figura tantoen las religiones de los pueblos primitivos, y acerca delos que dice un escritor, siempre elocuente (4) : El bueyy la vaca representan la fecundidad de la vida en los him-nos vedas, corno la luna creciente que se eleva por loscielos enrojecidos, inspira los persas la idea de que eltoro, compaero de su dios Mithoo, debe ser el primeranimal creado sobre la tierra; corno la vaca rubia simbo-liza la aurora y pronostica el buen tiempo, al par que lavaca negra simboliza la noche y pronostica la tempestaden las supersticiones eslavas; como entre los germanos,los cuatro bueyes hijos de Gefion surcan y remueven consus arados la tierra ptria; y entre los francos un toro depiel atigrada engendra en las orillas del mar la raza de losmerovingios; como Jpiter viene, segun las metamrfosisgriegas, travs de las ondas jnicas hasta las poticasorillas donde naciera el arte en pos de la ninfa Europa. ,

    dolo primitivo, convertido despues en hito terminal 6

    (1) J. Costa.(2) E. de Maritegui. Los loros de Guisando,(3) Fernandez Guerra,(4) E. Castelar.

  • -- 1 2

    mojon geogrfico (1), tal creemos que haya sido la sig-nificacion del toro monolito, que durante largos siglos sealz en el puente de Salamanca, y cuya ruda esculturarevela una antigedad mucho ms remota que la de ste,y del que textualmente dice Pedro de Quirs (2) : des-pues de mucho tiempo levantada ya la puente sobre elameno raudal del Trmes, colocaron en l aquel rudo ydisforme simulacro que debia hallarse all cerca. (3) Igualsignificacion que l opinamos tendrian monumentos se-mejantes situados en diversos puntos de esta provincia,como asimismo en las de Avila y Segovia. Algunos noven en el simblico toro sino el recuerdo del culto sirio egipcio, como si no hubiese sido venerado en regionesdonde ste no fu conocido; pero en tan nebulosas eda-des, tomando libre vuelo la fantasa, se pierde en el con-fuso amanecer de nuestra historia.

    Describe Estrabon (4) las costumbres de los lusita-nos, que, como hemos dicho, habitaron la region salman-tina en estos trminos, aunque con distinto rden : a loslusitanos, cuyas evoluciones militares, ejecutaban con tan-to concierto como desembarazo; eran giles, expeditos;tan hbiles en armar emboscadas, como diestros en des-cubrirlas; ejercitbanse en la lucha y la carrera; usabanpual corto machete, casco*empenachado tejido de nr-vios , broquelillos cncavos de cobre de dos pis de di-metro, sujetos con correas, pero sin asas ni hebillas; lan-zas con los botes de aquel metal, y los peones llevabanagudos venablos. Peleaban armados de todas armas pi caballo, y al entrar en los combates, el cabello quesiempre flotaba suelto, lo sujetaban con una cinta lafrente, para mayor desembarazo.

    Extremadamente devotos de los sacrificios, observa-

    (i) La Academia, revista de la cultura hispano-portuguesa-latino-americana.Tomo I.

    (2) Parentacion real.(3) Si era mojon terminal, z dnde estuvo fijado ?(4) Lib. III, c IV.

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    ban las entraas de las vctimas, sin arrancrselas, y paraello casi siempre inmolaban cautivos que cubrian con unmanto antes de descargarles el golpe mortal; y por la ma-nera de caer estos y por las palpitaciones de aqullas,hacian sus augurios. Al dios de la guerra ofrecian en sussacrificios machos cabros, caballos y prisioneros, y tam-bien tributaban como los griegos hecatombes semejantes las que refiere Pndaro, cuando dice : e de cada especiede animales sacrificad cien vctimas. A los dioses dedica-ban los prisioneros y les cortaban la mano derecha. Lapi-daban los reos condenados muerte, y para ejecutar los parricidas los sacaban las fronteras.

    Eran sbrios, singularmente los de las sierras, tenianpor lecho el suelo, bebian agua, y la mayor parte del arioles servia de alimento el fruto de la encina, que seco ymolido, fabricaban con l un pan que se conservaba largotiempo. Preferian las otras la carne de macho cabro, yusaban una bebida fermentada, pues como escaseaba elvino, lo empleaban slo en los banquetes, en los que co-mian sentados en poyos por rden de edades y categoras,amenizando estas solemnidades con la msica de rydosinstrumentos guerreros, cuyo son danzaban y saltabanalternativamente. Servanse de vasijas de barro como losgalos; casbanse como los griegos, y, semejanza de losegipcios, colocaban los enfermos en los caminos parautilizar el saber de los pasajeros. Usaban balsas alma-das de cuero, pues las barcas que emplearon despues, nolas conocieron hasta la expedicion de Bruto. Los del inte-rior traficaban por medio de cambios cortando en lami-nillas planchas de plata. Andaban vestidos de negro, ylos ms llevaban tnicas sacos de lana, con los que seacostaban sobre haces de heno (ya vimos que ms spe-ramente se trataban los de las sierras); las mujeres vestiantrajes con toscos bordados. Los trajes negros de que noshabla Estrabon , tal vez eran de aquellas lanas, cuyo co-lor llamaban los romanos color spanus (1), pues diversos

    (1) Columela, de Re rust., lib. VII, cap. II.

  • 1 4

    pueblos del interior de la pennsula poseian rebaos deovejas negras (I) como las de los Escitas, pastores dela C61quida.

    Para terminar, diremos que los lusitanos, como losromanos y griegos, incineraban los cadveres ataviadoslujosamente con collares y brazaletes de oro, y esta es lacausa de hallarse slo en sus tmulos cenizas y urnas cine-rarias (2).

    (1) Que los griegos llamaban koraxios, korani y quizs korakost , en su lenguanacional; an hoy koci ,, en lengua turca, significa ariete, y taro cora, segun lapronunciacion , equivale negro. Romey, flirt. ti Esp.

    (2) Ap. VI, 75, y Tit. Lit-. XXV, 17, cit. por Costa.

  • CAPTULO II

    FENICIOS. GRIEGOS. ETIMOLOGfA DE SALAMANCA...- . Ea DIOS HELMAN.SITUACION GEOGRFICA--EL TRMES.PRIMERAS NOTICIAS HISTRICAS.LUCHAS DE LOS VECTONES CON LOS ROMANOS.

    EMOS visto que las regiones por donde el Tr-mes lleva sus claras aguas, fueron pobladaspor la raza cltica, y es, la verdad, creibleque alguna de sus tribus fundase la ciudad de

    Salamanca; pero los pueblos que brillan con clarsimaluz en la historia, ufnanse por hallarles orgenes inmor-tales, singularmente cuando ello presta eficaz apoyolo remoto de las edades entre cuyas sombras se hallaenvuelta su cuna (1). Por eso algunos hacen fundadorde Salamanca Hrcules, quien nada mnos que bati

    (1) Aun cuando sea para separarnos de ellas, nos creemos en el deber de darnoticia de las diversas opiniones acerca de los orgenes de Salamanca, rindiendoas un homenaje de respeto sus autores, y muy especialmente al fundador de losestudios histricos salmantinos, al docto Gil Gonzalez de Avila.

    TOMO I. 3

  • . 16

    rin monte para darle asiento; como si el egregio sm-bolo de hericas fuerzas y vencedoras luchas, lo fuesetambien de la ciudad que tanto habia de sealarse por suvIgor intelectual y por las pacficas pero fecundas lides li-terarias; y aunque en esa deidad, gloria de la esfera, quetodo lo iluminaba (1), se quiera atribuir la fundacion losfenicios, sabido es que no se establecieron en el interiorde Espaa, sino en las costas, 6 no muy apartados deellas, procediendo de Medioda y Occidente Oriente, ensentido inverso de los colonizadores griegos (2). Interpre-tando otros equivocadamente un pasaje del historiadorJustino (3), hacen arribar las orillas del Trmes, despuesde la destruccion de Troya, Teucro , capitan griego, quecon sus compaeros d vida la ciudad, un dia emporiode las ciencias, y al parecer, trayendo as del pueblo msinspirado de la tierra, los vividores grmenes de las le-tras, que habian de llegar ser su timbre ms ilustre.Pero las colonias griegas que arribaron las costas pe-ninsulares, slo invadieron diversos puntos martimos, yal Oeste sealadamente las mrgenes ltimas del Dueroy Mio, por cuyas desembocaduras penetraron (4).

    Los que atribuyen origen helnico Salamanca, danel significado de sede 6 sitio de adivinacion la palabraHelmntica, nombre con que Polibio la menciona por lavez primera, compuesto de dos voces griegas : hela, queentre los laconios significaba ctedra, sede, asiento, ymantike , arte de adivinar, adivinacion, y de aqu Hel-ntntike , elidiendo el alfa del primer vocablo. De ser _stasu etimologa, pudiera haber ffierecido tal nombre porexistir acaso en ella famoso templo consagrado deidadgentlica, siendo grande, sin duda, la celebridad de sus

    (/) Alusiones etimolgicas; con el nombre de Hrcules son conocidos variosdioses; Varron cuenta hasta cuarenta. El Hrcules cltico Ogmius , era smbolo dela elocuencia.

    (2) Romey, Hist. (1 Lafuente, id.(3) Lib. XLIV, cap. III.(4) Herculano, Hist. de Port., t. 1.

  • augurios para lograr dar nombre la ciudad donde vati-cinaba el temeroso orculo; pero no habiendo sido su fun-dador el hijo de Telamon, puesto que ni l ni sus com-patriotas penetraron en el interior, es creible que se diese esa palabra forma helnica, no pudiendo tolerar los grie-gos, como los doctos romanos, los nombres de los pueblosbrbaros (1), que, los omitian por su poco armnico,sonido (2), 6 comunmente los modificaban acomodndo-los su lengua; siendo tan vigorosa su nacionalidad, que semejanza del mitolgico monarca de la Frigia, que con-verta en oro cuanto tocaba, ellos lo trasformaban en grie-go romano. As vemos que la palabra Pirineos, de ori-gen cltico, derivada del galico ber, , bir pir, flecha,cima punta, cuyo plural es Birinneon, traerla del griegopir, , fuego; acaso tambien por el que se ha dicho abrasesos montes (3). Nada ms fcil, sin embargo, en cuestio-nes de esta ndole, que salir del paso los fillogos, dedu-ciendo etimologas de voces parecidas, aunque de distin-tos idiomas (4), para dar la derivacion deseada la pala-bra que trata de explicarse, lo que estuvo muy en bogaen el siglo cuando escribia Gil Gonzalez de Avila, y losque anteriormente admitieron tal etimologa.

    Pero lo que nos parece ms probable es que habiendolos primitivos espaoles adorado, entre otros, al dios Hei-man (5), de l tomase nuestra ciudad el nombre de Hel-mntica , y mucho ms si en fastuoso templo le rendianadoracion solemne; pues otros pueblos de la antigedadtomaron el nombre de sus deidades tutelares. Con lijeravariante vemos reproducida esa denominacion , aunque nose halla ntegra por la injuria del tiempo, en una medalladel emperador Tiberio, hallada el siglo xvii en las obrasdel Colegio de San Crlos Borromeo , lese en su reverso

    (1) Ya lo satiriz Marcial; lib. IV, cp. LV.(2) Plinio; lib. III, cap. IV.(3) Romey, Hist. re Esp.(4) Lafuente Alcntara.(5) Depping, Hist. ce Esp., t. I, p. 212.

  • C. Halma... que algunos interpretan Ciudad Halmanticen-se. Ya dijimos que Polibio es el que por primera vez lamenciona con el nombre de Elmntica (1); despues hasido designada en diversos autores (2)A inscripciones conlos hombres de Herm.ndica , Salamntica, Salm.ntida,Salmtica y Salmntica. En estos ltimos nombres vemosconvertida la e inicial del primitivo en a, y antepuesta ella la s; pero, segun Pedro de Quirs, que se diga Hal-mntica por Salamanca, no les har novedad los erudi-tos, pues el P. Martin del Rio, hablando en su &taca tr-gico de la adicion 6 sustraccion de la s, not que la queunos autores llamaron Selli , otros dieron el nombre deHelli , unos dijeron Andracoptos y otros Sandracoptos;Hexitania unos y otros Sexitania.

    Est Salamanca situada los 40 0 57' 39" latitud nor-te, y I 58' 48" longitud occidental del meridiano de Ma-drid, y 780 metros sobre el nivel del mar (3); y sehalla asentada la mrgen derecha del rio Trmes; laprimera slaba de este nombre, que entre los celtas sig-nificaba montaa, recuerda acaso las escarpadas sierrasdonde nace, y dividen Extremadura de Castilla la Viejaen los confines de la provincia de Avila; debiendo, segunel Sr. Madoz, su principal origen las infiltraciones deun gran depsito de agua llamado Laguna de Gredos y una fuente manantial titulada fuente Tormella (4), dedonde se supone derivado el nombre de Trmes; despues

    (1) Polibio , lib .. III.(2) Etph. de Biz. de tirb.Tit. Liv., Dc. 3.', /ib. III, cap. I.Plut. Virt. ,

    mul., cap. X.Polyen. Mac. Strat., lib. VII, cap. XLVIII. Sex. J. Frontino deLimit. Ant. Pio , iten.Ptol., lib. II, cap. V.

    (3) Espana geogrfica, atlas ilustrado ; mapa de Salamanca dedicado al Exce-lentfsimo Sr. D. Santiago Diego Madrazo. Puede verse Ptol. , lib. II, cap. V . Apiano : Com., part. II, cap. V .Abrah. Ortelio: The. del Orb., pg. 11.Ga-lucia : The. del Mn., lib. III, p. 1f7.Echard: Dice. Bufier tab. gen. Ser-rano: tab. Mitiano : Dicc. Id. de Barcelona. Madoz : Di. y el Anis Est. de 1859 6o.

    (4) Fuente de Tormejon, segun el gegrafo D. Toms Lopez. Mapa de Sa-lamanca, 1783.

  • - 19 -

    de haber recorrido una grande extension de terreno ypasado por los partidos de Bjar, Piedrahita, parte delos de Pearanda, Alba, Salamanca y Ledesma, se uneal Duero en el trmino de Villarino de los Aires (1). Diceel autor citado, es muy clebre este rio en la historia dela nacion, por recorrer un pas sumamente extratgico,constituyendo una considerable zona militar, muy bata-llada en todas las guerras.

    Estudiamos los orgenes de Salamanca hasta don-de tan oscuras edades lo permiten; pues segun el sbioP. Mariana (2), averiguar la historia de los lugares, no esde menor dificultad que la de los hechos, por ser tan cie-ga la antigedad, principalmente en Espaa. Por causaanloga tampoco tenemos noticia alguna hasta los tiem-pos de Anbal, de quien el historiador megapolitano Po-libio, nos dice : (3) que el capitan cartagins comenz laguerra contra los vacceos, y se apoder repentinamentede Helmntica, cayendo tambien Arbacala, ciudad gran-de y bien poblada, pesar de defenderla con valor susmoradores. Corri despues gran peligro, pues los carpe-tanos , nacion la ms poderosa del pas, habia tomadolas armas; y los pueblos vecinos, soliviantados ppr losdesterrados Olcades y los fugitivos de Helmntica, acu-dieron su socorro (4).

    El docto P. Florez (5) advierte no ser aplicable Sa-lamanca esta narracion , pues segun Plutarco , no futomada repentinamente, sino que Anbal la sig, y susnaturales, por evitar mayores darlos, se le sometieron,ofrecindole trescientos talentos de plata y otros tantosrehenes; pero alzado el sitio, faltaron sus promesas;volvi Anbal (sin duda repentinamente, para que fuera

    (1) Vase el Apndice nm. II.(2) Hist. el' Esp., lib. II, cap. XV.(3) Lib. III.(4) Segun Tito Livio, Anbal los derrot junto al Tajo, siendo unos cien mil

    los vencidos.(5) Esp. sag. t. XIV, trat. LII, cap.

  • ! 20

    ms rpido y seguro el escarmiento), y ofreci sus solda-dos el saqueo; pactaron entonces los aterrados habitantesabandonar la ciudad, sus armas, bienes y esclavos, y mar-char los hombres libres con sus vestidos. Es creible que esta vuelta de Anbal, necesariamente rpida, se refierala repentina invasion de Salamanca de que habla el es-critor megapolitano , y Plutarco al sitio primeramentepuesto, desapareciendo as la contradiccion que halla elP. Florez entre ambas narraciones; y aade que la Hel-mntica de Polibio se hallaba en el pas de los vacceos yla de Plutarco en el de los vectones, pero bien pudie-ron aqullos extenderse hasta Helmntica, y mucho mshabiendo conservado largo tiempo sus costumbres nma-das, por las que fueron llamados por Silio Itlico

    Latque vagantesvaccaei;

    y pudo despues pertenecer la ciudad la Vectonia; quetales cambios son harto fciles en pases limtrofes, y mu-cho ms cuando caen bajo dominadores extranjeros, queguiados por sus intereses polticos, alteran 6 mudan lasdemarcaciones de los pueblos conquistados. Fuera ade-ms singular la coincidencia de haber inmediatas lavaccea Arbacala (1), dos Helmnticas , y no existir me-moria alguna de otra ciudad con esa circunstancia y esenombre que la actual Salamanca, y constantemente porsta han interpretado aqul los antiguos y modernos tra-ductores y comentaristas del historiador griego.

    Antonino Pio en su Itinerario coloca sesenta y tresmillas de distancia Salamanca de Albucela, en el caminode Zaragoza (2), lo que es verdaderamente exacto, pues-to que ste iba desde nuestra ciudad por Sibariam (3) y

    (I) O Albucela, hoy Toro.(2) Vase el Itinerario de este camino en el Apndice III.(3) La antigua Sibariam estaba indudablemente situada cerca de Arcillo, don-

    de en Febrero de r882 se han descubierto numerosos sepulcros romanos que confiteman nuestra opinion.

  • 21

    Ocelo Duri (Zamora) 21 Toro Albucela, no quedandoSalamanca fuera de la Vectonia, como dice Florez, sinoen sus lmites, que era su precisa situacion. Y concluye elreferido escritor manifestando, que no favorece Sala-manca la historia al decir que fu tomada repentinamente,cual si los reveses envolviesen siempre ignominia, y mu-cho ms cuando generales como Anbal vencen pueblosincultos; pues la historia, al par de los triunfos, cuenta lasderrotas, que en ser espejo de la verdad estriba su alt-sima enseanza.

    Terminemos la narracion de Plutarco. Al salir de laciudad los expulsados moradores, sacaron las mujeres lasespadas ocultas bajo las ropas, fiando en que no serianregistradas. Anbal habia establecido extramuros, paracustodiar los salmantinos, soldados masesilienses; peroentregados sus compaeros al saqueo, por participar del, abandonaron su puesto; entonces las mujeres exhor-tadas por sus maridos, clamando les entregaron las espa-das, y algunas se arrojaron sobre sus guardas, y otraarrebatando la lanza al intrprete Banon , le hiri conella, pesar de cubrir su pecho la coraza; mientras quelos varones haciendo huir unos y matando otros, pu-sironse salvo con sus mujeres. Al saberlo Anbal lospersigui y di la muerte los que estuvieron su alcance;los dems huyeron los montes (1), desde donde, obli-gados por la necesidad, imploraron despues la clemenciadel vencedor, que les permiti volver la ciudad. Polye-nio refiere este desenlace un ms expresivamente. An-nibal mulierum fortitudinem admiratus, non solum illassuis maritis reddidit, verum etiam patriam et pecunias eisrestituit.

    Hemos visto que los salmantinos faltaron lo pactadocon Anbal, mas tan ciego es el amor ptrio y tan dbiltoda nocion moral entre gentes incultas; pero es cierta-

    (t) Estos son sin duda los fugitivos de Helmintica, que se unieron los olca-des y carpetanos de que habla Polibio.

  • - 22

    mente notable, que en el ms antiguo suceso que nosconserva la historia, los primeros laureles que cie la p-tra, no solo hericos varones sean debidos, sino tambienpor tmidas mujeres alcanzados; laureles que siglos des-pues, habian de hacer brotar lozanos, aunque en ms se-renas regiones, las ilustres matronas conocidas con losnombres inmortales de Beatriz Galindo, Clara Clistera,Luisa de Medrano y Cecilia Morillas; cual si las hijas dela moderna Helmntica, brillasen siempre con toda la luzdel ingenio en el firmamento de su gloria.

    Acabamos de ver cmo los vectones lucharon contralos cartagineses ; y posteriormente los hallamos aliadoscon los vacceos y los celtberos, combatiendo cerca deToledo los romanos; pero fueron derrotados y hechoprisionero su rey Hilermo por el propretor de la EspaaUlterior Marco Fulvlo Nobilior. Tiempo despues de estaderrota, queriendo los vectones 'socorrer Toledo, queestaba amenazada, volvieron ser vencidos por el pro-cnsul Marco F. Centimalo y puestos en huida; y ltima-mente los vemos figurar en los ejrcitos de las guerrasciviles de Csar y Pompeyo , bajo los generales de stey propretores Petreyo . y Afranio. Tambien tenan caba-Bula vectona (1).

    Y siendo estas breves noticias las nicas que nos que-dan de sus luchas con los romanos, anticipamos aqu estossucesos, aunque ms propio para ello fuera el captulosiguiente.

    (1) Tit. Liv., Dec. IV, lib. V, cap. II y VII. Luc, lib, IV, v. IX.

  • CAPTULO III

    LOS ROMANOS: DIVISION DE E SPAA.- LU SITAN1A.- V ECTON TA. ! . SI) IMP OR-TANC CALZADA DE LA PLATA. SU IT NERAR10.-EMPERA.DORES QUE LA RESTAURARON.-- EL PUENTE DE SALAMANCA.-QUE SALA-

    MANCA NO FU COLONIA ROMANA. - LMITES TERRITORIALES.- EPITAFIOSROMANOS.

    ENCIDOS por los romanos los cartagineses indgenas, qued la pennsula espaola unida sus vastos dominios, y la dividieron en Cite-rior Cis-ibrica, entre el Ebro y los Piri-

    neos, y Ulterior Tras-ibrica el resto; pero el ario 726de la fundacion de Roma, sea el 27 antes de Jesucristo,en tiempo de Augusto, fu dividida (1) en Lusitania, Be-tica y Tarraconense; designada la segunda como provin-cia senatorial, dependia directamente del Senado y eragobernada per un procnsul; mientras que siendo impe-riales las otras dos, dependan del emperador, y las

    (I) Estrabon, lib. III, cap. IV.TOMO I. 4

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    gobernaban legados augustales. Medio siglo despues, elemperador Othon agreg la Mauritania Tigintana laBtica , y finalmente, Constantino la dividi en Lusitania,Btica, Cartaginense, Gallecia y Tarraconense. Hablare-mos slo de la Lusitania por hallarse comprendida en ellala Vectonia, que pertenecia Salamanca.

    Dice Romey (I): al Oeste del Anas, en aquel rinconde7tierra que los antiguos llamaban Cuneus , que se for-maba del reino moderno de los algarbes, se hallaban loscinesios de Herodoto y de Avieno , que los historiadoresposteriores llamaban Cuneas Conianos, subdivision pro-bable de los celtas occidentales que acabamos de ver alOeste de la Btica y en la Beturia, y que se estendia msall del Anas en la actual provincia del Alentejo, al Sur deEvora y hasta la embocadura del Tajo.

    Muchas ciudades de aquellos territorios tenian nom-bres clticos Ms arriba de los clticos y algunas le-guas . la orilla izquierda del Tajo empezaba el pas de loslusitanos, confinante al Oeste con el Ocano, al Norte conel Duero, y al Este con el Coa. , Abarcaba tambien ensu territorio las actuales provincias de Beira, la Extrema-dura portuguesa, el Septentrion del Alentejo, la Extre-madura espaola y la provincia de Salamanca (2). Estasdos ltimas se hallaban comprendidas en la Vectonia ,region que solia ser denominada aparte de la Lusitania, nocomo provincia distinta de ella, sino por su extension yriqueza y por haber conservado siempre su antiguo nom-bre y lmites y la honrosa distincion de que, como en laslegiones romanas, habia cohortes lusitanas, las hubiesetambien vectonas. De esta denominacion de Vectonia,distinta de Lusitania que pertenecia, tenemos claro tes-timonio en dos inscripciones emeritenses; en una se d elttulo de tabulario 6 escribano de la provincia de Lusitania

    (1) Hist. d' Esp. Part. I, cap. I.(2) Segun Mariana,Hist. de Esp., cap. IV, lib. 1: Comprendia la Lusitania

    en su distrito Avila, Salamanca, C6ria , tierra de Plasencia y Trujillo, y otrasciudades y lugares que de presente pertenecen y son de Castilla.

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    y Vectonia Elio Vital, liberto de Augusto, y en la otrase denomina Ticio Simile, procurador 6 superintendentede la provincia de Lusitania y Vectonia (I). Creci la im-portancia de sta con la fundacion de la colonia romanade Emrita Augusta (Mrida), que tuvo lugar segun Flo.rez, veinticinco aos ntes de Jesucristo, y uno 6 dos aosntes, segun una inscripcion hallada en su Anfiteatro (2).Esta colonia ilustre de la Vectonia, como la llama unantiguo poeta (3), fud no slo capital de la Vectonia, sinouna de las ciudades espaolas ms notables del imperio,como entre otras cosas lo prueba, que de ella partian nue-ve grandes vas; tres Csaraugusta (Zaragoza) , dosde stas desde la puerta de Albarregas. La que seguia endireccion al Norte tenia seiscientas treinta y dos millas, deque an restan muchos vestigios; pasaba por Salamanca,y por tener ms longitud que las otras dos, es conocida conel nombre de Calzada de la Plata, que pudo haberle toma-do por corrupcion de via lata, camino largo, ms bienque de las grandes cantidades de aquel metal que por lconducian, ni del color blanco de los materiales de que es-taba formado; nuestro Fuero (4), la llama Calzada colum-briana 6 columbiana. No fu construida exclusivamentede Mrida Salamanca, como algunos han creido , puesesto revelaria tal importancia en nuestra ciudad, que se-ria singular el silencio que por estos tiempos guarda acer-ca de ella la historia; Salamanca era slo una de las man-siones de ese notable camino del imperio. Ignrase quienorden su construccion , pues aunque Antonio de Nebri-ja (5) lo atribuye Publio Licinio Craso, refirindose ins-cripciones que dijo haber visto; Ambrosio de Morales ase-gura que tales inscripciones no parecian (6); el P. Mariana

    (I) Ifist, de las A . de Mrida, Fernandez.(2) Idem.(3) Clara colonia Vettoniae. Prudencio, Hin:. de los XVIII Mrt.(4) Fuero de Salamanca CCXCII.(5) Ant. de Nebrija. Cosm., cap. VI,(6) Lib. IX, cap. XII.

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    lo tiene por pura invencion (1), y D. Gregorio Mayanscree que pudo dar alguna inscripcion una falsa inteligen-cia (2). Que no lo construy Publio Licinio Craso, nos pa-rece lo ms seguro, pues siendo ste por los aos 659 dela fundacion de Roma (94 ntes de Jesucristo), procnsulde la Espaa Ulterior, y no habindose verificado la fun-dacion de Mrida, sino cinco lustros ntes de la Era cris-tiana, es evidente que no seria construido el camino se-senta y nueve aos con anterioridad al pueblo en cuyobeneficio se realizaba (3). Los caminos romanos, segun laAcademia de la Historia, tuvieron en Espaa seis metrosde ancho; sus cimientos eran de piedras irregulares, siem-pre mayores, y veces labradas las que se ponian en lasmrgenes 6 maestras. Despues otra tonga de piedras me-nores rellenaba los huecos; y no es raro ver aseguradoel firme con lechadas de argamasa. Encima de esto colo-cbanse capas de guijo, cubrindolo todo con un lecho 6corteza de arena. Cuando lo permitia la conformacion delterreno generalmente eran construidos por cimas, lomasy altozanos, para defenderlos de las aguas y evitar en loposible desmontes, terraplenes y alcantarillas. A distan-cia de cuarenta kilmetros aproximadamente, establecianlas mansiones 6 posadas, y entre unas y otras habia lasllamadas mutaciones, semejantes las modernas Postas.La milla romana equivala prximamente kilmetro ymedio, y cada milla constaba de treinta y dos estadios. Ellector puede ver, en el Apndice III, el Itinerario de estecamino, trazado pn la misma docta corporaeion (4).

    En diversas inscripciones publicadas por nuestros his-toriadores, consta haber sido restaurada la Calzada de la

    (1) /fut. de Ep., lib. III, cap. II.(2) Carta al C. de Aranda.(3) Algunos, sin embargo, creen que existi el camino ntes de la fundacion

    de la colonia, por considerarlo como continuacion de la va romana que pasaba porall, partiendo desde Cdiz.

    (4) Y vase Bergier, Histoire des grands chemins de Emire. Y el Diccio-nario de arquitectura ingeniera, t. I, por D. Palay Clairac.

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    Plata por varios emperadores romanos. La siguiente fuencontrada el siglo prximo pasado en el camino mismo, veinte pasos del meson llamado Siete Carreras, jurisdic-cion de San Pedro de Rozados, y comunicada al Sr. Do-rado, que la public en su Compendio, vindose por ellaque el emperador Neron repar ciento sesenta y ocho pa-sos, en el quinto ao de su tribunicia potestad, tercero desu consulado y cuarto de su imperio, que corresponden alcincuenta y ocho de la Era cristiana:

    NERO. CLAUDIUS. CAESAR. AUG. GERM. PONT. MAX.TRIB. POT. V. cos. III. IMP. IV. PP. CLXIIX.

    Sabemos por la siguiente, que el emperador CsarVespasiano Augusto, pontfice mximo, el ao segundode su tribunicia potestad, sptimo de su imperio, tres ve-ces cnsul y designado la cuarta; padre de la ptria; res-tableci su costa setenta y tres millas del camino de laciudad de Capara Mrida. Tuvo lugar esta reparacionao setenta y seis de Jesucristo, que es el que correspon-de al sptimo del imperio de Flavio Vespasiano.

    IMP. CAESAR. VESPASIANVS.AVG. PONT. MAX.

    TRIB. P. II. IMP. VII.COS. III. DESIG. IIII. PP.

    VIAM.A. CAPARA. URBE.

    AD. EMERITAM. VSQ. AVG.IMPENSA. SVA. RESTITVIT,

    LXXIII.

    Consta por la que sigue, que el emperador CsarDomiciano Vespasiano, Augusto, Germnico, hijo del di-vino Vespasiano : el tercer ao de su potestad tribunicia,undcimo de su consulado, padre de la ptria, restaurdoscientas ochenta y nueve millas y adems otras cientocincuenta y siete, del camino de Mrida Zaragoza, queen partes estaba destruido :

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    IMP. CAESAR. DOMITIANVS.DIVI. VESPASIANI. F. VESPASIA.

    NVS. AVG. GERM. TRIB. POT. III.COS. XI. PP. VIAM. CAESAR. AVG.

    EMERITAM. VSQ. CORVP. PERPARTES. RESTITVIT.

    CCLXXXIX.CL VII.

    Estas notas numricas, dice el Sr. Fernandez, en susAntigedades de Mrida, manifiestan las millas del cami-no que se restablecieron, y como desde Zaragoza M-rida, viniendo por Salamanca, habia una distancia de seis-cientas treinta y dos millas, se haria la reparacion en dospuntos diferentes, que en el uno seria de doscientas ochen-ta y nueve millas, y en el otro de ciento cincuenta y sie-te, y por esta razon se pondrian separadas las dos notasnumerales, las cuales no pueden referirse dos caminosdiferentes, pues la inscripcion habla en singular de un slocamino y ste compuesto por partes.

    Los otros caminos que venian de Zaragoza Mridapor Toledo y por el campo de Montiel, el uno de tres-cientas cuarenta y ocho millas y el otro de cuatrocientascincuenta y ocho, apnas tenian longitud suficiente paradecirse de ninguno de ellos que se repararon por partescuatrocientas cuarenta y seis millas, y de este ltimo sehubiera dicho reparado todo l. La reparacion fu verda-deramente considerable, propia, de la grandeza romana.

    El emperador Csar, hijo del divino Nerva , NervaTrajano , Augusto Germnico, pontfice mximo, en el se-gundo ao de su tribunado y consulado lo restaur dosmil pasos :

    IMP. CAESAR.DIVI. NERVAE. FILIVS.

    NERVA. TRAIANVS. AVG.GERM. P. M. TRIB. POT.

    COS. II. RESTITVIT.M. P. II.

  • . 29

    Esta inscripcion la copi Gil Gonzalez de la originalque existi en el palacio de los condes de Fuentes, que fudemolido, para alzar en su solar y otros el convento deAgustinas Recoletas.

    Del mismo palacio copi la siguiente, donde vemosque el emperador Csar Trajano Augusto, pontfice m-ximo, hijo del divino Trajano Pnico, nieto del divinoNerva , el quinto ao de su tribunado y tercero de suconsulado, restableci ciento cuarenta y nueve pasos, se-gun expresa el autor citado, aunque pudieran ser millaslas restauradas.

    IMP. CAES.DIVI. TRAIANI. PARTICI. F.

    DIVI. NERVAE. NEPOS.TRAIANVS. (I) AGV. PONT. MAX.

    TRIB. POT. V. COS. III.RESTITVIT.C. XL. IX.

    La Calzada de la Plata cruzaba en Salamanca por elpuente, antigedad romana de las ms notables de Espa-a (2); ignrase quin lo fund; pues aunque algunos lohan atribuido Trajano, no hay inscripcion, moneda, niotro monumento que lo confirme. Esta opinion fi recha-zada ya en el siglo dcimosexto (3); es lo probable quesea contemporneo del camino 6 acaso reedificado algodespues. Los quince arcos ms inmediatos la ciudad,

    (1) Se halla aquf omitido Adrianvs, que es el emperador que hizo la restaura-cion, como lo vemos expresado en otra inscripcion hallada en Mrida, que se refie-re al mismo emperador y al mismo alo, siendo en un todo igual la anterior,aparte de la ortografa con que han sido publicadas y del nmero de pasos 6millas restauradas : le. Caes. Divi. Traiani. Parth. F. Divi. Nervae. Are,.TRATAN. HADRIAN. Agv. P. M. Tr. P. V. Cos. Reslitvit. C. I. Esta inscrip-cion se refiere otro camino emeritense.

    (2) Conde de Toreno : Nido, ja del levant., guerra , ele., lib. XX.(3) Relacion del recibimiento que en 1543 hizo esta ciudad al prncipe don

    Felipe.

  • -- 30 es lo que queda de la construccion romana ; son demedio punto, con dovelas almohadilladas, y se hallan de-fendidos por ligeros machones que suben hasta el pavi-mento; los otros once arcos fueron construidos en el si-glo XVII, y contrastan sus robustos tajamares con la firmeelegancia de los antiguos; renov6se entonces, es decir, enel siglo xvn, todo el enlosado, y en lugar de las almenasde tosca cantera, como las que hasta 1853 se alzaban so-bre los pretiles de la parte antigua, adornaron los nuevos largas distancias con remates esfricos. Entre la parteantigua y la nueva, sirvindoles como de union, habia unpabellon 6 castillete , demolido en 1853, que se elevabasobre cuatro arcos del gnero romano, sostenidos por cua-drados machones, con remates tambien esfricos, alz-base sobre aqullos una sala pintada al temple y con cua-tro balcones; su artesonado estaba cubierto por airosochapitel exteriormente emplomado. Este pabellon era co-nocido con el nombre de castillo del puente; parece quefu edificado en 1681, y esta obra se refiere tambien lainscripcion que ms adelante reproducimos.

    En el primer tercio del siglo xvi, no existia ya ntegrala construccion romana, pues Juan Ramon de Trasmie-ra (1), que escribia entonces, dice:

    1,--a puente fu edificadaPor artificio romano,Lo otro medio, es hispano.

    En aquella poca estaba adornado con una torremuy grande, segun un autor del mismo tiempo. Largos si-glos existi en l el famoso toro monolito, de que ya he-mos hablado, y fu derribado en 1834 por la ciega pasionpoltica y la an ms ciega ignorancia, que le atribuycierta significacion ominosa; desde 1867, acfalo, y porla mitad partido, se halla en el Museo provincial; y suvista trae la memoria, como recuerda oportunamente

    (i) Triunfo Reimundino.

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    Quadrado, la pesada burla que hizo el ciego Lazarillode Trmes (I), dndole la gran calabazada en el diablodel toro.

    Ordena el Fuero (2), que no siendo alcalde, escri-bano de Concejo, andadores 6 sayon, no pueda ningunorne pasar el toro de la puente, bajo pena de un marave-d, cuando las justicias de Salamanca ovieren ladrontraidor enforcar 6 cuando lidiar caballero 6 peon; stostampoco podian, cuando salian lidiar en el arenal, am-pararse en la puente, ni so la puente (3).

    Queda memoria de los daos causados este anti-guo monumento por diversas avenidas del Trmes, comola del 3 de Noviembre de 1256. Parece que tambien sehallaban reparndolo en 1275, como consta en la rdendada el 2 de Abril en Peafiel, por el infante D. Fernan-do, gobernador de estos reinos, por su padre D. Alfonso,en la que, satisfaciendo las quejas del cabildo-catedral,manda los alcaldes de Salamanca que no le hagan pe-char, como al Concejo, para la labor de la puente (4).

    En 1482 hubo otra avenida. Y dos mil doblas de orocost al Municipio el reparar los daos causados por lade 1499, que en un poema latino narr el estudiante An-tonio Gimenez (5); pero la que dej ms dolorosa memo-ria, fu la de San Policarpo el 26 de Enero de 1626, deque hablaremos ms adelante; calcularon aquel mismoao los maestros de cantera, en seiscientos ochenta y dosmil nuevecientos reales, el importe de las obras necesa-rias para reedificar los diez arcos derribados y remediarlos dems perjuicios. La siguiente inscripcion recuerda lasobras terminadas en 1677; se halla en los dos pilares quehay . su salida y estn blasonados con las armas de Es-

    (1) Vida de Lazarillo de 71rmes , por D. D. H. de Mendoza. Trat. I.(2) XCVII.(3) LXXXVIII.

    (4) Vase el Apndice IV. Pudiera referirse esta cdula al tributo acostum-brado y no t obra alguna.

    (5) Hist. de Dorado, refundida por Barco.TONO 1. 6

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    paila y Salamanca: Reinando Felipe ZVde este nombre,se reedilic esta puente y se enlos, y se hicieron las doscalzadas (i), siendo corregidor D. Diego de Pareja Ve-larde, caballero del hbito de Montesa. Acabse el aodel Seor de 1677. 0 las obras no quedaron concluidascompletamente en esta fecha, 6 se emprendieron otrasnuevas, como vemos por la inscripcion esculpida en elpilar de la izquierda (segun se sale) por el lado que mira poniente; d principio en la misma cornisa :

    Acabse esta fbrica del puente siendo caballero cor-regidor D. Pedro de Prado, caballero de la rden deSantiago, seor de la villa de Adanero , alguacil mayorde la Real Chancillera de Valladolid. Ao 1681.

    Segun Gil Gonzalez tenia en su tiempo quinientos pa-sos de largo y veintisiete arcos (2), hoy son veintiseis , ysegun el Sr. Falcon (3), tanto los antiguos como los mo-dernos, miden de luz 48o metros, y la longitud del puen-te 176, y 370 de anchura de un pretil otro.

    Han sostenido algunos haber sido Salamanca coloniaromana, opinion hace largo tiempo rechazada por la sanacritica, pues no se apoya en fundamento slido. En 1665al comenzar las obras del Colegio de San Crlos Bor-romeo de esta ciudad, fu hallada, como ya dijimos, unamoneda romana, que describe Pedro de Quirs (4) en es-tos trminos : c tiene por una parte la tabeza del empera-dor Tiberio, con estas letras : T. CAESAR. AVG. F. EMP. PP.,

    (i) Ambas calzadas se prolongaban d corta distancia del puente; eran las deAlba y Tejares.

    (2) Hist. de las A. de S., cap. III.(3) Salamanca Artstica y Monumental. Lib. II, cap. III.(4) La reprodujo por medio de un grabado en su Parentacion real, que copi

    Dorado, aunque con alguna inexactitud en la inscripcion. Este reprodujo otra ha-llada en el puente en 1767, no se lee la inscripcion; tiene un busto de emperadory en el reverso una figura desnuda, que puede representar ya Hrcules, ya d otradeidad. Dorado dice que representa aquel con la clava en la mano izquierda, yla derecha sobre un pilar del puente; si el dibujante reprodujo con exactitud lamoneda, (no puede, en verdad, decirse que aquellas confusas lneas representenpuente alguno.

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    esto es, Tiberio Csar, hijo de Augusto, padre de la p-tria., Aade Quirs que era ms conocido Tiberio porsu madre Julia Augusta, que por su padre, aunque por ha-ber sido hijo adoptivo de Augusto, con quien cas JuliaAugusta, pueden igualmente interpretarse las cifras Au-gusta filius , y que el ttulo de padre de la ptria se lodi el pueblo este emperador, con tanta mayor porfa,cuanto l se mostraba menos ambicioso de recibirle, comolo afirma Tcito en sus Anales. En el reverso de la me-dalla hay un toro, y en la parte superior unas letras tangastadas que no se pueden leer, pero parece que clirianel nombre del Dunviro, que labr la moneda, pues se vall luego el ttulo del oficio y dignidad: II. Vir. En lasletras de la parte inferior, que son estas: C. Halnzan

    leer colonia, quien afirmare haberlo sido Salamanca Quirs, sin embargo, lee ciudad en la C de esta medallay no colonia, por no haber autor antiguo que le d talttulo, y en cuanto al toro representado en el reverso,tampoco lo significa, hallndose muchas medallas de pue-blos pequeos que tambien le figuran y consta no habersido colonias.

    Plinio (I) designa claramente las cinco colonias quehubo en la Lusitania, y entre ellas no vemos el nombrede Salamanca; las cinco fueron estas: Emrita Augusta,Metalino, Pax, Norba Cesariense y Escalabis. Pertene-ci Salamanca al convento jurdico de la primera que erael ms oriental de Lusitania, en cuya parte estaban losvectones (2). A pesar de no haber sido colonia, era Sa-lamanca de alguna consideracion, puesto que mereci serllamada lis megzile, ciudad grande. Y teniendo dunviros,como hemos visto en la medalla que acabamos de exa-minar, debi ser una de las ciudades de la pennsula quegoz derecho itlico, (jus italicum), puesto que segunla teora del docto Savigny, , siempre que al tratar de

    (1) Plinio; lib. V, cap. 36.(2) Florez. Esp. Sag. T. XIV.

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    una ciudad 6 provincia romana se habla de dunviros,bien puede asegurarse que gozaban tal derecho, quedan-do, pues, sus municipios equiparados los de Italia.

    En vano seria querer marcar hoy los lmites territo-riales del.trmino de Salamanca en tiempo de los roma-nos, ni aun los aledaos Ledesma y Ciudad Rodrigo,que son las poblaciones que se refieren las inscripcio-nes conservadas hasta el dia, pues trasladadas distintossitios de aquel donde las fijaron, no dan luz alguna sobreello, y solo sabemos que estos lmites augustales fuerondeterminados el sexto ao de la era cristiana, siendo em-perador Csar Augusto, el ao veintiocho de su potestadtribunicia y trece de su consulado. Las public Gil Gon-zalez y lo han hecho despues otros varios.

    Junto la casa consistorial de Ciudad-Rodrigo, tresaltas columnas romanas, que hoy con las iniciales de sunombre, sirven de blason su escudo, se alzan en n-gulo, teniendo por arquitrave dos piedras, y en el frisosuperior las dos inscripciones que copiamos despues deesta, en que se d noticia de su hallazgo:

    REGNANTE. PHILIPPO. II. HAS. COLUMNAS. CUM. INSCOk:PCIONIIIIIS. TIASI.REPERTAS. IIIC. AV3V.ITOILUG. INSTAURANDAS. CURAVIT. ASNO. M. D. LVII.

    IMP. CANSAR. AVG. PONTIF. MAX. TRIS. POTEST. XXI III. COS. XIII. PATER.PAIR. TERMINVS. AVGVST. INTER. MIROBRIG. VAL VT. ET. SALMANT. VAL.

    2.

    IMP. CANSAR. AVG. PONTIF. MAX. Tata. POTF.ST . XXVIII. COS. XIII. PATER.PATR. TERMINUS. AVGVST. INTER. mi.zoram. VAL. VT. ET. BLEMS. VAL

    Estas dos inscripciones apenas estn ya legibles;como la siguiente, fijada en la parte exterior de la iglesiade Santa Mara, de Ledesma, en su capilla de los Pobres:

    a

    CAESAR. AVG. PONTIF. MAXIM. TRIBUNIC. rol% XXVIII. COS. XIII.PATEA. PATR. TERMINVS. AVGVSTAL. INTER. BLETISAM. ET . MIROBR. El. SALM.

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    Dice Masdeu (I) que algo dificultan la inteligencia deestas inscripciones las abreviaturas VAL. vT., y ntese quese escribe SALMANTICAE. VAL. y BLETISAE. VAL. Sin la adi-cion VT. la cual se observa hablando de Mirbriga, puesdos veces se dice MIROBRIGA VAL VT. La palabra VAL, CO-mun las tres poblaciones, puede notar que cada una deellas tuviese un valle por confin. Mirbriga pudo tenerdos, significados segun congetura por la partcula VT; Sies lcito leer Vallan Viramque. Un sabio arquelogo led nueva interpretacion en obra importantsima, prxima

    ver la luz pblica.Varios epitafios romanos fueron ya dados la es-

    tampa por Gil Gonzalez Dvila; remitimos al lector nuestro Apndice nmero V, donde puede leerlos; no tie-nen otra importancia que la remota poca que pertene-cen, pues slo conservan nombres de que nicamentequeda la leyenda sepulcral, mientras que el vasto imperioromano que domin al mundo, hoy abruma la historiacon su grandeza.

    (1) Ifist. crt. dEsfi., t. V.

  • Ile

  • -ej)1\71

    CAPTULO IV

    EL CRISTIANISMO. -CAIDA DEL IMPERIO ROMANO. -LOS BRBAROS. - SUEVOS.-QUIENES PREDICARON EL EVANGELIO EN SALAMANCA.--- PRIMEROS OBISPOS.-ANTIGUOS Y MODERNOS LMITES DEL OBISPADO. -LOS MRTIRES. -MEMORIASVISIGODAS.-MEDALLAS. ----LOS RABES.-CAE SALAMANCA EN PODER DEMUZA.-ALTERNATIVAS DE SU CONQUISTA POR MOROS Y CRISTIANOS.

    ABIA llegado ya la plenitud de los tiempos, elmundo era regenerado por la eterna ensean-za de Jesucristo, y los mrtires sellaban consu sangre la divinidad del Evangelio, mientras

    que el imperio romano, devorado por una profunda cor-rupcion , amenazaba con su ruina al mundo, que habiasubyugado con sus triunfos y deslumbrado con su gloria;y para acelerar su agona se lanzaban sobre l los br-baros desde las mrgenes del Volga, del Tanais y delBorstenes, saliendo de entre la lobreguez de sus nieblas,como la tempestad arroja de sus oscuras entraas el fue-go devastador, que abrasa pero que purifica.

    Vndalos, alanos, suevos y godos, penetraron en lapennsula espaola, apoderndose aquellos de la Btica;

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    los alanos de la Lusitania, los suevos de Galicia y los go-dos que acabaron por triunfar de todos ellos, aspiraron fundar un imperio de su raza (1).

    Breve fu la dominacion de los alanos en la Lusita-nia que pertenecia Salamanca, pues el rey godo Waliaacab con su nombre y reino, y los pocos que se liberta-ron tuvieron que someterse al vndalo Gunderico, que en-tonces dominaba Galicia, pero march la Btica, y lossuevos descendieron de los montes Nervasios, donde sehabian refugiado, huyendo de aquellos; y destruyndoloy talndolo todo, llegaron hasta Emrita Augusta, siendoderrotados cerca de ella, y muerto su rey Hermigario porel vndalo Genserico , que se aprestaba para pasar alfrica.

    Repuestos de sus derrotas los suevos, y no contentoscon dominar Galicia, trataron de apoderarse de partede la Btica, libre ya de los vndalos, y emprendieron suconquista, marchando al frente de las huestes su caudillo

    rey Requila, y aunque les hicieron firme resistencia loshispano-romanos, los derrotaron las orillas del Sin-gilis (Genil), y ocuparon viva fuerza Hispalis (Sevilla)y Emrita Augusta, y en el brev2 espacio de tres arioscayeron bajo su espada la eetica y la Lusitania.

    Fu Salamanca comprendida en sta bajo la domi-nacion de los suevos? Difcil es fijar opinion slida sobreello : afrmanlo as algunos diciendo que les estuvo some-tida hasta los tiempos de Teodorico, niganlo otros, yla verdad es que cuanto se refiere la dominacion suevase halla envuelto en densa oscuridad, pues segun acerta-damente observa un renombrado escritor, no parece sinoque ese pueblo misterioso se ha complacido en ocultarnossu historia. Si realmente cay en poder de los suevos,tornse de gentil en cristiana cuando su rey Requiario? Cay en la herega arriana con Remismundo que di f-cil oido al glata Ayax, enviado de Teodorico? Volvi

    (t) M. Lafuente. Hist. de Esp.

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    la f perdida con Charrarico 6 Teodomiro, 6 no la re-cobr hasta los tiempos de Recaredo ? Si fu cristianadesde los dias apostlicos, quines por primera vez anun-ciaron la buena nueva, y derribando las antiguas ras , al-zaron las orillas del Trmes la redentora ensea delGlgota? Dcese que dos plyades de varones apostli-cos predicaron el cristianismo en la pennsula ibrica. Laprimera se estableci en Guadix (Acci) y pueblos de laBtica oriental, y de ella d testimonio el antiqusimo ofi-cio de la iglesia accitana, reprodcelo el santoral de laantigua Compluto (1), admtelo el cdice emilianense, yel monje Cerratense lo repite en su santoral; mientras quede la segunda plyade no existe en apoyo ms que unescritor del siglo mi, que parece ser el obispo de Oviedo,Pelagio, interpolador del Cronicon de Sampiro (2).

    De entre los primeros varones apostlicos hacen lle-gar Abula San Segundo; algunos creen que esta Abu-la no es la ciudad del Adaja, sino otra del mismo nombreen la Btica, 6 tal vez la Abula africana (3); pero la anti-.gua tradicion favorece la primera, y de ella traen Sa-lamanca San Segundo 6 alguno de sus discpulos predicar el Evangelio; mas como stas slo son conge-turas , con ellas no queda firme la verdad, envolvindoseen tal lobreguez estos tiempos, porque, como advierteGil Gonzalez, no se halla ms claridad en las historias; 21pesar de ello el P. Argaiz (4), obstinado seguidor de losfalsos cronicones, hace remontar . los tiempos apostlicoslos orgenes de nuestra iglesia, siendo por consiguienteSalamanca cristiana desde el siglo primero de esta Era;pero slo sabemos de una manera indudable que debiserlo .ntes del ario 589, en que se celebr el tercer Con-cilio toledano, pues en l vemos figurar el nombre de

    (i) Esp. Sag., t. III, Ap. II.(2) Lafuente Alcntara. Hist. de los falsos cronicones.(3) Lafuente. Ifist. Ecles.(4) Apndice VI.

    TOMO I. 6

  • 40 Eleuterio, obispo salmantino. De varios sucesores suyosno quedan otras noticias que las de haber asistido tam-bien diversos concilios, sin que tengamos que notar deellos, por lo que se refiere esta historia, ms que la pe-ticion entablada contra Justo, obispo de Salamanca, porel de Idaa, que al reconocer como metropolitano al deMrida, pidi los territorios que aquel le usurpaba, ale-gando no haber tenido lugar la prescripcion por no serpasados treinta aos de la detentacion. Tuvo lugar estainstancia el ao 666 en el Concilio provincial de Mrida yen el reinado de Recesvinto.

    En la llamada Hitacion de Wamba , fjanse los lmitesde muchos obispados; por apcrifa ha sido tenida hastanuestros dias, aunque ahora un sbio arquelogo parecele d en parte algun valor; cuestion es esta que no nosincumbe resolver, pues un cuando la Hitacion fuese au-tntica, ninguna luz vierte acerca de los lmites de esteobispado al sealarlos desde Albenia hasta Sotobra ydesde Rusa hasta Sibera , pues como ya advirti Gil Gon-zalez , no queda memoria alguna de esos lugares (1). Porestos tiempos dependia esta iglesia de la metropolitana deMrida y despues de la de Toledo, hasta que Calixto 11 (2),en 1124, la someti la de Santiago, siendo hoy sufra-gnea del nuevo arzobispo de Valladolid, por el Concor-dato de 1851. El autor citado marca los lmites del obis-pado salmantino en estos trminos : spoco ntes que elTrmes pierda su nombre, divide los obispados de Sala-manca y Zamora; del de Ciudad-Rodrigo el Huebra yYeltes y de los de Plasencia y Coria el rio Cuerpo deHombre; del de Valladolid se divide en el lugar de Mo-

    (r) La Hitacion de Wamba al seftalar los limites de los obispados de la me-trpoli emeritense, fija as los del nuestro : Salmd ntica haec teneat de A lbenia as-que &nobran:: de Rusa saque Siberam. Sospechamos que Sotobram sea el moder-no Sotrobal, limtrofe d. la provincia de Avila; como cercana la de ZamoraSiberam, tal vez la Sibariam romana, de que hemos hablado en el captulo III.3u situacion y la semejanza de los nombres nos hacen congeturarlo as.

    (2) Vase el Apndice VII.

  • -41 Buido, y ms arriba de Pearanda del de Avila. Constade quince arciprestazgos y la vicara de Barrueco Pardo,que hasta estos ltimos arios perteneci la rden deSantiago, y que ha dejado de ser exenta por las disposi-ciones pontificias de 1873. Componen estos arciprestaz-gos trescientas setenta y una parroquias con ciento dosanejos, que con quince parroquias y dos anejos que per-tenecieron las rdenes militares, hacen un total de cua-trocientas noventa iglesias. Por el vigente Concordatode 1851 ha sido agregado este obispado el de Ciudad-Rodrigo (1), que ha regido el prelado salmantino comoadministrador apostlico. Segun diremos su debidotiempo, la abada de Medina perteneci al obispado deSalamanca, hasta que la segreg de l Felipe II, cuandocre el obispado de Valladolid, aunque con algunas com-pensaciones. Volvamos la narracion , en cierto modo in-terrumpida.

    Hemos visto que el vndalo Genserico pas al Africapor los arios de 427, dos despues; llamado fu all porla traicion del despechado conde Bonifacio , prefecto de laMauritania; seguia la secta arriana el vndalo, y persiguiferozmente la iglesia catlica, sufriendo el martirio entreotros muchos africanos, los espaoles Arcadio, Probo,Eutiquio, Pascasio y el nio Pulo ; el primero fu en elo-cuente epstola varonilmente exhortado soportar el mar-tirio, por Honorato Antonino, obispo de Constantina, yesto es cuanto sabemos de tan gloriosos confesores de lat; pero el padre Roman.de la Higuera, autor del falso Cro-nicon , que atribuy Dextro, en el indiscreto repartode mrtires que hizo ki las iglesias de Espaa, como dicedon Vicente de la Fuente (2), cupo Salamanca el de estossantos; y aade, que el que la piadosa credulidad del pre-lado Sr. Esparza mandase en 1665 se rezase de ellos (3)

    (1) Vase el Apndice I.(2) Hist. eles. de Es,. publicada con aprobacion de la Autoridad eclesistica,(3) Y I3enedicto XIV, en Breve de t3 de Mayo de 1743.

  • - 42 -en todo el obispado, no probar que fuesen oriundos del; as es la verdad, pero en ello por consejo de personasgraves, cedi las razones que aleg en un mem2rial frayMarcelo del Espritu-Santo. No se sabe que sean salman-tinos, por no haber documento alguno que lo justifique,ms que el falso Cronicon citado; absoluto silencio guar-d acerca de ellos Gil Gonzalez en su historia; aunque escierto que guando la public apenas eran conocidos los en-gendros del padre la Higuera; pero habindose vulgariza-do ms al repetir la edicion en el primer tomo del TeatroEclesistico, ya los menciona, apoyndose en el pseudoDextro; ms de siglo y medio haca que este haba caidoen merecido descrdito, cuando escribi Dorado su Com-pendio, y aunque, segun su criterio, le tocaba publicarcuanto favoreciese su historia, no puede menos de ad-vertir que el salmantino fray Marcelo del Espritu-Santomerece disculpa al dar asenso al falso Cronicon , que eratenido entonces por autntico. No nos detendremos enrefutar, por proceder del mismo origen, el hacer al ilustreJuvenco, presbtero de esta Iglesia.

    Pocas son las memorias que nos quedan de la domi-nacion visigoda, pues aunque se b t dicho que existi lapoblacion de Valgoda hcia la parte occidental de Sala-manca y la orilla del Trmes, cerca de la acea de Gudi-no, donde parece fueron halladas monedas de esta poca;pensamos que la tradicion se apoya principalmente en elnombre actual, que ms puede proceder de don Godino deCoimbra 6 de alguno de sus descendientes, pues de aqueltoma origen en esta ciudad la ilustre familia de los Godi-nez, de donde vienen los duques de Tamames y los con-des de Santibaez del Rio.

    Consrvase noticia de tres monedas de oro de aque-llos tiempos, pertenecientes monarcas visigodos, acua-das al parecer en Salamanca. Una de Recaredo, tiene defrente el busto del Rey; circuye su cabeza, pero separadode ella, un rostrillo, 6, ms bien, mal trazado nimbo, yesta leyenda: ic RECAREDUS REX., y por el reverso igualbusto con esta inscripcion; * SALMATEC. 1. Otra de Er-

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    vigio, con su busto de perfil, y desde la frente, baja porla cabeza, cuello y base de ste, dando vuelta hacia labarba, pero sin tocar en parte alguna, una orla nimboimperfecto, y delante de la cara hay una cruz, rodeadotodo con esta inscripcion : ett 1. D. N. N. N. ERVIGIUS , ini-ciales que han sido interpretadas: IN DEI NOMINE NOS-TER ERVIGIUS; y en el reverso un sol con ocho rayosterminados en pequeos crculos 6 esferas, rodeado deestas letras : SALAMANTICa Ervicio , Salamanca al reyErvigio ; las letras que van en cursiva, han sido suplidaspor faltar la moneda el espacio que debieron ocupar;y la ltima moneda medalla tiene otro sol peor traza-do, las mismas iniciales que la anterior y el nombre deEGICA RX; y, en el reverso, una cruz con tres gradas,y por orla e SALAMANTICA . V. 1. 1. iniciales que handicho significar victorioso, ilustre, justo : Victor, , inclitus,fusiles.

    Pero los dias del imperio visigtico habian pesado enla balanza divina; doscientos noventa y cinco arios contabasu monarqua, cuando fu vencida por los mahometanosen el Guadalete (1); arios ntes de aquel tremendo diaya habia tenido Wamba que combatir en el Mediterrneouna flota sarracena; mas la derrot, apresando unos baje-les, incendiando otros y echando los ms pique; sinduda no creeria el victorioso monarca que los por l tancompletamente vencidos habian de ser, treinta aos des-pues, los dominadores de la pennsula ibrica por espaciode largos siglos.

    Ya entonces era suya gran parte del frica, y slo elHercleo Estrecho separaba Espaa del alcance de sulanza; pero no tardaron en salvarlo, impulsados por el fa-natismo de su nuevo dogma, exaltados por la embriaguezde sus no interrumpidos triunfos y por esa fuerza de ex-pansion de toda raza jven y vigorosa que apoya con laespada las creencias de su f, por cuya causa no es preciso

    (1) Segun otros junto al lago Ganda 6 orillas del Salado.

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    busc-ar el origen de la invasion (1) en los agravios del ven-gativo exarca bizantino, si tal vez existieron, y que latradicion ha dado tan novelesc como potico colorido;agravios que tuvieron horrible satisfaccion en la sangrien-ta ruina de la ptria, como los de los hijos de Witiza, quie-nes alevosamente abandonaron las huestes por ellos acau-dilladas en ambos flancos, logrando as que el centro,mandado por Rodrigo, fuese arrollado por Tarik-ben-Zi-yad , como por avasallador torrente. Al decir de las cr-nicas rabes, no pensaban estos traidores que los maho-metanos victoriosos se estableciesen en Espaa, sino quecomo Abu-Zora-Tarif en su exploradora invasion, sacia-dos de despojos, tornarian al frica, pues no serian tan in-sensatos que ambicionando ellos el poder, contribuyesen arrebatrselo Rodrigo para entregrselo los rabesvencedores, quienes sin duda causara maravilla tan com-pleta como rpida conquista; que tan grandes eran loselementos de descomposicion desarrollados en la monar-qua gtica. Como escritores de una historia particular,nos limitaremos slo referir los sucesos de este perodoque tengan relacion con ella:

    Muza-ben-Noseir, gobernador del frica, vi ro sinrivalidad los triunfos de su subalterno Tank, y apres-tando aguerrido ejrcito, desembarc en la pennsula enJunio de 712, y siguiendo distinto rumbo que aquel, so-meti cuanto hall su paso, apoderndose sin resisten-acia de Salamanca. Llamados por el califa de DamascoTank y Muza, dej ste su hijo Abdalaziz por Wallgobernador de Espaa, quien en 715, despues de habersometido Extremadura, pas el Puerto de Baos, to-mando muchos pueblos y castillos del reino de Leon,entre los cuales volverla sufrir Salamanca los rigoresdel vencedor. Alfonso I, que los rabes llamaban el terri-

    (1) En las breves noticias que tenemos de la dominacion mahometana en Sa

    lamanca, seguimos, entre otros, Conde, Lafuente y Mr. Dozy, verdadero rey

    en estos estudios de cosas arbigas , como le llama el doctisimo Menendez Pelayo.

  • - 45

    ble, el hijo de la espada, el matador de hombres, y loscristianos el Catlico, por las muchas iglesias que restauren los pueblos que reconquistaba, se apoder tambien deSalamanca, mas arras las casas y destruy las fortale-zas; pues por falta de gente no conservaba mas que lospueblos limtrofes las montaas de sus dominios, que-dando entre estos y los de los rabes enemigos, verda-deros desiertos entristecidos por las ruinas solitarias delos pueblos asolados, que como sta ciudad, eran lavez destruidos por las dos razas que se disputaban el im-perio de la devastada Espaa.

    Que otra vez volvi Salamanca estar sometida losmahometanos, lo prueba segun nos dice en su CrnicaSebastian de Salamanca, que Ordorio I la reconquist denuevo, pasando cuchillo los combatientes y haciendocautivos los habitantes y su rgulo 6 Wal Mozerory su esposa. Pero, como Alfonso, tampoco pudo con-servarla en sus dominios ; mas continu sus victoriosasempresas, que alarmaron al emir de Crdoba, Mahomed ;y para contrarestarlas penetr con sus huestes hasta San-tiago (563). Mas ya los cristianos se habian refugiado enus montaas, y el emir march hcia Toledo por Za-tnora y Salamanca. Diez y ocho arios tenia Alfonso III elMagno, cuando sucedi su padre Ordorio I, (866), ypasando el Duero, tom Salamanca y Coria, que tuvoque desamparar, porque los Wales de las fronteras pene-traron en los dominios cristianos, pero tan imprudente-mente se internaron, que fueron sorprendidos donde sucaballera no poda maniobrar, sufriendo terrible mortan-dad, y quedando Alfonso victorioso.

    En vano Mahomed procur mejorar de fortuna en-viando un ejrcito mandado por su hijo y sucesor Al-mondhir; pues no pudo tomar Pamplona, y fu tambienderrotado las orillas del Cea (873), asolando en suhuida los campos salmantinos. No fu ms dichoso en elcerco de Zamora (879). Volvi sufrir otra derrota juntoal rbigo, vindose obligado pactar una tregua de tresarios. Ajust ms duradera paz en 883; y para asentar

  • - 46 sus bases mand el rey Alfonso Crdoba, un pres-btero de Toledo llamado Dulcdio, que despues fu obis-po de Salamanca. Parece que esta paz subsista en elreinado de Abdalla , hermano y sucesor de Almondhir,que bien la necesitaba para apaciguar intestinas discordiasy someter rebeldes, como Ahmed-ben-Moavia (Abulka-sin) que con abanderizados suyos siti Zamora, acasohaciendo sufrir nuevos estra,gos Salamanca; muri en elcerco (901) el ambicioso Ahmed, siendo otro motivo paraestrechar la buena amistad del emir de Crdoba, con elmonarca cristiano. En mal hora demand (en 9 2i) el reyde Navarra el auxilio de Ordofio II, pues ambos fueronderrotados en la tristemente clebre batalla de Valdejun-quera , marchitando asi el monarca leons los laureles deSan Esteban de Gormaz, que an brillaban lozanos en sussienes. Quedaron prisioneros en esta batalla, Dulcdioobispo de Salamanca, que consigui el rescate, y Her-mgio de Tuy, que se vi obligado dejar en rehenes su sobrino Pelayo , nio de diez aos, que despues alcan-z gloriosamente la palma del martirio. En tan calamito-sos tiempos muchos prelados vivian en las montaas deAstrias, principalmente en la capital, y eran como obis-pos in partibus, pues no podan residir en sus dicesis.Los prelados salmantinos tenan su sede en la iglesia dk3San Julian, mrtir, extramuros de Oviedo.

    Preparbase Abderrahman III en 938 poner apreta-do cerco Zamora, empresa digna del tal prncipe, puesla ciudad, como dicen crnicas y romances, era fuerte maravilla, con profundos fosos, que el Duero llenaba deagua y con siete robustos muros; mas por tan seguro tenael apoderarse de ella, que la proyectada empresa llama-ba la campaa del poder supremo, llenando sendas ycaminos las numerosas huestes que ensordecan el airecon su estrpito y aparatos de guerra. En los campos deSalamanca era donde deban reunirse las blicas mu-chedumbres; y las orillas del Trmes form Abderra-hman so vasto campamento, y pas revista en la primaverade 939, cien mil combatientes, entre los que se hallaba

  • 47

    la flor de la milicia y la nobleza. Atropellando cuanto halldelante, pas el Duero y puso el sitio; pero cuando supoque Ramiro II avanzaba en socorro de la ciudad, dejandopara continuar el cerco veinte mil hombres, march combatir al ejrcito cristiano; hallle cerca de Simancas,y el 21 de Agosto, la ensea de la cruz se alzaba triunfan-te sobre la rendida Media-luna. En su huida volvi serAbderrahman derrotado por Ramiro, cerca del Trmes enAlhndiga (1), salvando duras penas la vida y pronun-cindose todos en tan precipitada fuga, que peones ycaballeros, jefes y soldados, no formaban si no un con-fuso y desordenado tropel. As concluy la campaa delpoder supremo. Dos meses despues haca el rey repoblar Salamanca, Castro, Ledesma, Ribas, Barios, Alhndiga,Pea y muchos castillos que sera prolijo enumerar, comodice la Crnica.

    Pero Salamanca volvi sufrir el furor de las armasmahometanas en diversas expediciones del temido Abu-Amir-Mahomed , conocido por sus triunfos con el nombrede Almanzor (el Victorioso), que en una de aquellas passin detenerse destruyendo sus arrabales; igual suerte sufri-ra cuando la hall al paso en sus vencedoras excursionespara la conquista de Zamora, que tom dos veces; la pri-mera en 981; y sin resistencia la segunda en 986. Alrealizar su cuadragsima octava expedicion en 996, cuan-do cay en su poder la ciudad de Santiago, vino por don-de despues se alz Ciudad-Rodrigo, y en los campos deArgarin se le reunieron sus aliados. Y tom pasar triun-fante por Ciudad-Rodrigo.

    Su hijo Abdelmelik parece que la destruy de nuevoel ao 1007. Tom ser rescatada por las armas cris:tianas en 1055, por Fernando I, pero no la conserv fu recuperada por los moros, pues Alfonso VI, el 26 deDiciembre de i1o7, al confirmar los privilegios conce-didos la iglesia salmantina por su hija doa Urraca y su

    (1) Vase el Apndice VIII.

    TOMO I. 7

  • 4 8

    yerno D. Ramon de Borgoa, habla de la destruccion dela ciudad de Salamanca por la ferocidad de los cruelespaganos (I), esto es, de los perptuos enemigos de losseguidores de Jesucristo; y, en verdad, que largos marti-rios la hicieron sufrir los sarracenos durante cuatro siglos,hasta que fu mpliamente reedificada por los hijos delmonarca ltimamente mencionado, y llamada cumplirgloriosos destinos, en el progresivo desarrollo de la cul-tura espaola.

    (1) En documentos y crnicas de la Edad-Media se d muchas veces estenombre los rabes.

  • APNDICES

  • SIIDACION DE SALAMANCA, PG. 18.

    aqu su situacion astrolgica, tan del gusto del tiempo en que se traz:Predomina el signo de Libra, de triplicidad area, clida, sangunea,masculina, diurna y occidental; casa diurna de Venus, caida del sol, exal-

    tacion de Saturno y detrimento diurno de Mrte. Influyen en ella temperamentosuave; ni excesivo frio , ni molesto calor, ni humedad nociva, ni sequedad enfer-ma, sino una saludable y proporcionada templanza, que hace apacible el estudio yalienta el nimo la expeculacion de las ciencias, facultades y provechosas no-ticias.

    Quien as habla, es el erudito escritor sevillano y elegante poeta Pedro de Qui-rs, dos veces Prep6sito de su colegio de Clrigos Menores de San Carlos Bor-romeo de Salamanca; que en su tiempo (siglo xvIt), ni el vasto saber, ni el des-empeftar elevados puestos eclesisticos, evitaban entregarse tan vanas supersti-ciones 6 ridculos juegos del ingenio; as vemos al obispo de Cuzco D. Fernandode Vera, al dirigirse un deudo cercano, que singularmente amaba, aconsejarlepara que viviese con cautela : Un astrlogo que os alz figura, dijo que habias detener muchos enemigos, y que habias de hacer bien ingratos; procurad ganarloscon la razon, cortesa y recato, si pudiredes. Es decir, si os fuese posible ven-cer vuestro astrolgico sino. Tal supersticion habia sido ya reprobada en el si-glo vil por San Isidoro : Astrologa yero partim naturalis, partim sopen ti-tiosa est.

    Segun otro distinguido escritor, por lo que la astrologa tiene de fatalismo,si no es heregfa sapit haeresim. Muchos astrlogos slo fueron famlicos farsantes,que abusaban de la credulidad del vulgo; ellos se refiere Hobbes : Fugierdoeegestatis causa hominis stratagema est, ut przedam auferat populo stulto.

  • EL TRMES, PG. 19.

    ICE el seflor Madoz : corto caudal de aguas son las que en un principio sedeslizan por el lveo del T6rmes, que toma la direccion de E. O., reci-biendo las del arroyo Garganta en trmino de Bohoyo, provincia de

    Avila ; aqu se inclina un poco al NO., pasando por entre Tormellas, Cabrera ylos Llanos, confluyendo en este punto los arroyos de Caballeros y el de Galigo-mes, procedentes de la sierra de Gredos. En la confluencia, vara la direccion h-cia el N., haciendo ondulaciones al E. y O., hasta llegar al Barco de Avila, endonde el rio Aravalle le tributa sus aguas; tiene un puente en aquella villa debuena obra, por el cual se le cruza. Continuando su curso, se le incorpo:a el rioCaballeros y el de Bececlas; el primero por cerca de Vallehondo, y el segundo enel lmite de la provincia de Avila, que deja, entrando en la de Salama&a, por elpartido judicial de Bjar y trmino del Tejado, en el cual el rio Corneja y la ri-vera de A rroyocampo aumentan su caudal, llegando al Puente del Congosto ,.encuya villa tiene otro puente (adems de ste antiguo hay otro nuevo). Serpentean-do por un terreno llano, y recibiendo suavemente dos arroyos procedentes de lassierras de Avellaneda y del partido de Mirn, se desliza por entre Cespedosa, quedeja la derecha, y Guijuelo, en la mrgen opuesta, desde cuyo punto, repri-miendo su lveo diferentes cordilleras, toma de un modo muy pronunciado inva-riable el rumbo hicia el N., aumentando sus aguas con las de varios arroyos y lasde los nos Carcaeaballero, Margaan y A lmar, dejando atras Alba de T6r-mes en donde tiene otro puente (y otro ms abajo en el lugar de Encinas), y lle-gando los trminos de Sanmorales y Babilafuente, se dirige al O., pasando porSalamanca, en donde tiene otro puente de buena construccion, todo de piedra;ms abajo de l recibe el arroyo Zurguen, que da nombre al valle tan cantadopor los poetas). Desde aquella ciudad tuerce hcia el O., confluyendo en l infini-tos arroyos y manantiales, y entra en el partido de Ledesma, por junto Alme-nara, juntndosele entre brillos y Cotiensa el rio de la Valmuza : pasa por losrenombrados Belios (donde tiene otro puente), d. poco de lo cual pasa tambien

  • 53 por Ledesma, en cuya villa tiene otro puente igualmente de piedra. Forman susmrgenes desde aqu, elevadas cordilleras, que inutilizan el beneficio de las aguaspor la imposibilidad de extraerlas. El rio de la Pea se le junta con otra porcionde arroyos y riveras, que por ambos lados le entran, procedentes las unas de laprovincia de Zamora y las otras de esta de Salamanca, de las cuales va formandoel lmite divisorio desde el puente de Vallesequito de abajo, hasta la parte misprominente de la provincia, por el lado N., en donde se une al Duero por entreel trmino de V Marin de los Aires y el de Fermoselle ( donde tiene otro puente).Hemos adicionado entre los parntesis anteriores la descripcion del curso del Tr-mes, y ahora aadiremos que para el ferro-carril de la frontera portuguesa hanconstruido un nuevo puente de hierro entre la Salud y el Marin.

    Por diversas sentencias dadas en el siglo xv, favor del Ayuntamiento de Sa-lamanca, sabemos que varias riberas 6 nos como entonces se deca, fueron de supertenencia en el T'Orines, y eran las siguientes : la que est por bajo de las Ra-meras del Vado de Huerta y llega hasta San Bricio ; la del Pilago de la Forna-cina , que est por bajo de Aldealengua; la del pilago de la Golondrina, por cimade las aceas de la Flecha; las de Pedro Cabeza, Tabla de Santibaez y el Corro;cerca de Almenara el Alambrero y la del Pino y San Juan.

  • III

    CALZADA DE LA PLATA, DE ' 1.1AD/A . ZARAGOZA, PGS. 20 Y 26.

    Yusiones. Correspondencia con las poblaciones de nuestros tiempos. Yillas

    Ad Sor6res. Montanchez (Baldo de Santiago) (o) 26Castris Caeciliis.. . . . Cceres 20Ttirmulos Ventas de A lcontar. 20Rusticiana. Cerca de Rioloks 22Cappara Ventas de Caparra. 22Cecili6vico. Puerto de Bjar. 22Ad Lippos Cerca de Valdelascasas 12Sntice. Frades. 12SALAIVINTICAE. . . . . Salamanca. 24Sibriam. Como hemos dicho, cerca de Arcillo. 21Ocelo Duri. Zamora , 2!Albucella Toro. 22Amall6brica. Despoblado de A renilla: 27Septimanc.a Simancas 24Nivaria.. . ... Despoblado de Cardiel. 22Cauca Coca. .. 22Segubia Segovia 29Miacum Los Miaques, despoblado, cerca de Madrid. . . 24Titulciam Bayona de Tajua (San Y uan del V iso) cerca de24Complutum Alcal. de Henares. 30Arriaca. Guadalajara. 22Cesada. Hita (Despoblado del Monte) 24Segontia. Sigenza 26Arc6briga. Arcos de Medinaceli 23Aquae bilbitanorum.. . Alhama de Aragon 16Bilbili. Cerca de Calatayud. 24Nert6briga. Ricla . 21Segonti Cerca de traman. 14Caesaraugusta. Zaragoza. r 16

    (1) Las correspondencias que van en cursiva, las hemos tomado del Dicciona-rio de A rquitectura Ingeniera de D. Pelayo Clairac.

  • CARTA DEL INFANTE D. FERNANDO DE LA CERDA, PG. 31.

    HARTA de mi el infant Don Ferrando, primero fijo et heredero del nobleDon Alonso, por la gracia de Dios, rey de Castiella, de Leon, de Toledo,de Gallicia, de Sevilla, de Crdoba, de Minio., de Jaen del Algarbe:

    A los Alcaldes de Salamanca, salut gracia : El Cabildo de Sancta Mara se meenviaron querellar, dicen que agmviades los clrigos los sus vasallos de laEglesia les mandades que pechen con el concejo en la labor de la ponte de laFeria, et non les queredes dar parte la Eglesia de la renta que levades de la Fe-ria, nin les queredes dar cuenta de aquello que metedes en la ponte; et eso que lofacedes agraviadamentre sin razon sin drecho ; et ellos recibent grant danno; etenviaronme pedir por mercet que yo mandase lo toviese por bien. Onde ora man-do que asi es, que les non agmviades sus clrigos sus vasallos demandndolesque pechen en las labores sobredichas, et que les dedes su parte de la renta de laFeria, segun que la deben haber, habeden, de cuanto montar la labor de laponte, asi como lo hobiste siempre usado et acostumbrado fasta aqui, et ms,non les paredes. Et non fagades ende al. La carta leida, dadgela. Dada en Pe-nafiel , dos dias del mes de Abril. Era de mil trescientos trece anos (1275). YoMelen Pelaez, la escrebf por mandado de Maestre Garca, juiz del Rey et calongede Zamora.

    (i) Llevarn un asterisco todos los documentos que, como el presente, seaninditos.

    (\:"

    TOMO 1. 8

  • EPITFIOS ROMANOS, PG. 35.

    t que copiamos 6. continuacion, existi en la iglesia parroquial de SanPelayo, hasta el ano de x 6x 7, que fu demolida, al edificar el colegio dela Companfa de Jess; lo publicaron Ambrosio de Morales y Gil Gon-

    zalez, de quienes le tom el P. Florez, pues en su tiempo ya haba desaparecido,aunque le di por existente. Dice Gil Gonzalez que este epitifio tena los ladosdos figuras que representaban un plato y un aguamasnfl, de que no se acordAmbrosio de Morales, que significan y son smbolos de pureza, como lo advirtiPierio Valeriano en la palabra inocencia. Y si n6 significan esto, sern instrumen-tos de sacrificios, aunque en ninguno de los que tratan de antigedades, he halla-do, que los sacerdotes de aquella gentilidad, cuando morian, se les pusiese en sussepulturas tales insignias. Y aunque en Roma vi muchos de los antiguos, con estainsignia del aguamanil, no los vf con la patera, que sola, tiene diverso significado.

    D. M. S.L. XVI.. CAPITONr.

    SALAMANTIC.ANN. LXX.

    IVLIA. RUSTICILIA.SOROR.

    PIENTIS3IMA.F. C. (/)

    II. S. E. S. T. T. I,. (2)

    Consagrado ti los Dioses Manes. A Julio Capiton, salmantino, de setenta anos

    (x I Firi cut avit.(2) 111 sitos est. Si! tibi ferro levis.

  • 57

    de edad, di6 sepultura su piadosfsima hermana Julia Rusticilia. Aqu yace. Satela tierra ligera.

    Los cuatro epitafios siguientes, i excepcion del ltimo, fueron restaurados ycolocados en el vestbulo del colegio mayor de San Bartolom, al reedificarle. Dela restaura.cion de las inscripciones se di noticia en la siguiente :

    QVATVOR IST! LAPIDES ROMANORVM PROPTER VSVM CONSVMPTI,

    PARTIMQUE DENUO SCVLPTI ADPIIRPETVAM MEMORIAM HIC POSIT

    FVERVNT. AN. DOM. M. CC. LXIII.

    CLOV. T. L. MILONL FRATRI.ANN. XXX. F. C.

    Clodio Tito i su hermano Lucio Milon, de treinta anos, di6 sepultura.

    D. M. S.CATO. IVLIO. NARCISO.

    IVL1A. TIETIi. MARITO. F. C.

    Consagrado los Dioses Manes. Julia Thetis di6 sepultura Cayo Julio Nar-ciso, su marido.

    D. 14. S.C. IVLIO. NARCISO. ANN.

    XXI. IVLIA THET1S.MATER. F. C.

    Consagrado los Dioses Manes. A Cayo. Julio Narciso, de veintiun anos, dinsepultura su madre Julia Thetis.

    Se conserva en su lpida original la siguiente :

    CELSIDIVS. ALB1NVS. P. ET.

    ALBINA. M. CELS!DIAB. SERENAR. F.

    AN. X. F. C.H. S. E. S. T. T. L.

    Celsidio Albino, padre, y Atilia Albina, madre, erigieron este sepulcro suhija Celsidia Serena, de diez anos. Aqu yace; 'Mate la tierra ligera.

    En la muralla vieja de la ciudad, dentro de la casa de las Batallas, llamadamodernamente de la Concordia, de que ya hablaremos, vimos hace anos, casi ile-gibles los epitafios siguientes, publicados tambien por Gil Gonzalez :

  • - 58 -

    LVCIVS. ACCIVS. REIIVR. RVSTER.

    ANN. XVI.

    U. S. I S. T. T. L.

    Lucio Accio Rebur Rusterio, de diez y seis anos; aquf yace. Sate la tier-ra leve.

    ACCIVS. REBVR. RVSCI.

    ATILIA. CLARA.

    PRIVIGNO. PIO.

    P. C.

    Atilia Clara di6 sepultura t su piadoso alnado Accio Rebur Ruscio.En ef claustro de la Catedral Vieja se lee este epitfio, dedicado por Julia Ba-

    cina it su amado marido :

    IVLIA. BASINA. MARITO INDULGENT?.

    El que sigue fu traido del lugar de los Santos :

    S.

    D. MANIBVS. IVLIAE. CAP:SIAL,

    ANNO. XL.

    U. C. S. B. S. T. T. L.

    Consagrado los Dioses Manes de Julia Cesia , de edad de cuarenta anos. Aqufest sepultada. Sate la tierra leve.

    En la calle de Santa Ana, destruida cuando la guerra de la Independencia,habia este conciso epitfio, dedicado Sabino Musial, de sesenta aftog.

    SABINO. MVSIAL.

    ANNO. LX.

    Fragmentos de otros dos parecieron, en Junio de 1883, casi la entrada de laplazuela de San Isidro, y grandes sillares de granito de la antigua muralla romana.

    En uno de aquellos fragmentos se leia claramente MATER, y en el otro AN... Lxi , ylas acostumbradas iniciales deprecatorias.

    Tuvieron lugar estos hallazgos al explanar la antigua conclusion de la calle dela Rua y la entrada de la plazuela de San Isidro. De la muralla que cruzaba poreste sitio hablamos en el cap. II del Libro siguiente.

  • VI

    OBISPOS APCRIFOS, no. 39.

    L padre Gregorio Argafz, cronista general del 6rden de San Benito, fucomo hemos indicado, und de los ms constantes en seguir los falsos cro-nicones, pesar de estar ya desautorizados. Del pseudo Auberto tom el

    catlogo de los Obispos salmantinos en los primeros cuatro siglos, que el senorLafuente, en su Historia eclesistica de &piola, justamente desecha por apcrifos,y son los siguientes : San Pio en el ano 83; Cetulo , 203; Salutato , 223; Pedro I,245; Pedro II, 269; Germano, 298; Saulo , 305; Juan, 332; Juvenco, 337 y Flix6 Feliz.

    Gil Gonzalez en la cronologa de los obispos, incurri en varias inexactitudes,en los relativos la Edad-Media, no por falta de diligencia, como han dicho susiihpugnadores, sino por ser el primero que pona la planta en tan desconocidoterreno ; y pesar de ello, su cronologa es la que ha servido de base 6. cuantas sehan publicado despues; la rectificaron en parte el P. Flores y Dorado. En vista delo expuesto, adoptaremos las noticias que nos parezcan ms probables, pues aun-que no escribimos la historia eclesistica salmantina, procuraremos conservar lamemoria de sus prelados, y para ello nos servirn de guia Gil Gonzalez , Florez,Dorado y Lafuente.

  • VII

    CALIXTO II SOMETE LA IGLESIA SALMANTINA . LA METROPOLITANA

    DE SANTIAGO, PG. 40.

    mirrus Episcopus Servus Servorum Dei: Venembili fmti Munioni Sal-manticensi Episcopo, salutem et Apostolicam benedictionem. Quoniam inHispaniarum partibus Compostellana Ecclesia, ob venerandum beati

    Jacobi Apostoli corpus gloriosa et insignis habetur. Nos eam ex Apostolice sedisgratia, confovere et melioris status prerogativam decrevimus adaugere. Ideoquedignitatem Emeritane Metropolis eidem Compostellane Ecclesie perpetuis rem-poribus possidendam contulimus. Tibi ergo dilectissime frater, qui EmeritaneEcclesire subjectus esse dignosceris, mandamus quatenus venerabili fmti nostroDidaco Compostelano Archiepiscopo , tamquam proprio Metropolitano tuo , sub-jectionem et obedientiam satagas exhibere. Datum in territorio Ilortensi, octavoKalendas Julii. A D. z 124.

  • VIII

    ALHNDEGA, PG. 47.

    EGurr Dozy, Alhndega, lugar que hace mucho tiempo ha desaparecido,le cita Sampiro dos veces, diciendo primero, que la segunda batalla( despues de la de Simancas) se di6 en l, y, despues, que Ramiro le

    repobl. Los rabes le llaman Al -Jandec, nombre que se ha tomado por apela-tivo y que cuando se ha encontrado en los autores inusulmanes wac-aaljandec, seha traducido batalla del foso; no obstante, comparndolo con lo que dice Sam-piro, es fcil ver que era un nombre propio y que debia traducirse batalla de alAn dec. En efecto, los rabes dieron el nombre de al 7andec muchos lugaresrodeados de un foso ; los diccionarios geogrficos rabes Mochtaric ( p. 160) y elMaracid (p. 368) cita cuatro. El lugar objeto de esta controversia, lo colocaY bn- Y aldun (ms arriba, p. 104) cerca de Simancas, indicacion algo vaga. Enel siglo xvt la tradicion del pafs, que era mucho ms precisa, colocaba Alhn-dega las orillas del Trmes (t), al Sur de Salamanca; afirmacion que nos merecems confianza..

    La antigua Alhndiga, donde se di6 la batalla, es acaso el lugar llamadoahora Fresno Alhndiga, cerca de Alba de T6rmes; tiene Ayuntamiento, al queest agregado Torre Alhndiga; es anejo la Iglesia parroquial de la Maya, y per-tenece al arciprestazgo de Fuenteroble ; su trmino confina al Norte con PedroMartin, al Este con Torre Alhndiga, al Sur con la Maya y al Oeste con el arroyo,

    cuya orilla se alza (en una espaciosa llanura), y con el llamado Alhndiga, quenace en la sierra, altura de Tonda, trmino de Valdelacasa, en el partido judicialde Bjar; pasa por Berrocal, Castillejo, la Maya y Torre Alhndiga y desembocaen el cercano Trmes.

    Uno de los pueblos restaurados por Ramiro II, fu Penna, que es Pefia-Au-sende, entre Ledesma y Zamora; tal ha sido la opinion constante de nuestros his-toriadores, que sin vacilacion sigue Mr. Dozy. Don Modesto Lafuente traducePearanda. Tambien fu poblada Ripas, que es, sin duda, la villa de Ribas, men-cionada en el Fuero ; daremos noticia de ella en el cap. VI del lib. IV.

    (1) Vase Morales, t. III. , fl. 226 y Yepes, 1. V, f61-

  • IX

    EPISCOPOL0010, PG. 40.

    la poca goda queda memoria de los obispos siguientes: Eleuterio queasisti en 589 al tercer Concilio toledano.Teveristo, 6ro, es uno de losprelados que firman 'el decreto de Gundemaro favor de la metrpoli de

    Toledo. Hiccilla, al IV toledano, en 633.-- Egeredo , al VII, en 646, al VIII,en 653 y al X, en 656.Justo, asisti al Concilio provincial de Mrida, en 666.Providencio , al XII toledano, en 68r. Holemundo al XIII toledano, en 683,al XV, en 688 y al XVI, en 639.

    DESPUES DE LA INVAS:ON RABE.

    Quindulfo, su memoria consta en una donacion hecha por Alfonso II, el Casto, San Salvador de Oviedo Sebastian I, por los anos de 88o, escribi la Cr6-nica latina que lleva su nombre, atribuida por algunos al Alfonso III.Predesindo,firma en 898 una escritura del prncipe Ordono , hecha it favor del monasteriode San Pedro de Montes, que public Sandoval. Dulcidio que, en 921: que-d prisionero en la batalla de Valdejunquem; parece vivia an en 941 y que traslargusimo