victoria valencia .el hacha que me dejaron mis mayores. art

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______________________________________________________________ ______ … “el hacha que me dejaron mis mayores” “el hacha que me dejaron mis mayores ” Victoria Valencia herencia, sino irrenunciable destilando imágenes que articulan una dramaturgia propia i local para rendir homenajes en el lugar de la interpretación desde el sino de mi cuerpo sometido a la fuerza de la cruz de mi ciudad heredada i dominante, propiciatoria de los estigmas anidados en la mandíbula cerrada i campesina que masca raza dura que no llora ni pide perdón i dice que no se arrastra ante nadie i golpea hasta el sueño profundo a su víctima que ha parido los hijos i los ha arrullado inertes en el suelo mientras sigue planchando abierta de piernas para que la semilla no se acabe i sabe de memoria mil oraciones que conjuran los malos espíritus i transforman el agua de panela en fuerza bruta i brutal i sabe comer beber i soplar en exceso,

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Victoria Valencia

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CORRECCION 30/4

____________________________________________________________________Victoria Valencia

____________________________________________________________________ el hacha que me dejaron mis mayores

el hacha que me dejaron mis mayores

Victoria Valencia

herencia, sino irrenunciable destilando imgenes que articulan una dramaturgia propia i local para rendir homenajes en el lugar de la interpretacin

desde el sino de mi cuerpo sometido a la fuerza de la cruz de mi ciudad heredada i dominante, propiciatoria de los estigmas anidados en la mandbula cerrada i campesina que masca raza dura que no llora ni pide perdn i dice que no se arrastra ante nadie i golpea hasta el sueo profundo a su vctima que ha parido los hijos i los ha arrullado inertes en el suelo mientras sigue planchando abierta de piernas para que la semilla no se acabe i sabe de memoria mil oraciones que conjuran los malos espritus i transforman el agua de panela en fuerza bruta i brutal i sabe comer beber i soplar en exceso, siempre en exceso, girando en trompo sobre los vidrios de la noche hasta eyacular en el amanecer sin quitarse los tenis, sin tocarse las bocas, con otro muchacho igual a l, i no sabe, no puede acurrucarse para llorar contra las paredes ensangrentadas de la comuna que acaban de arrasar i suea que acaricia un perro una mujer un nio i acuchilla un perro una mujer un nio a pleno da con el sol encima para que la raza no se quiebre,

desde mi ciudad escribo proveyndome con fragmentos de gestos que inician i sucumben ante el grito del dios padre eterno que destruye lminas i pjaros de acero, que se derrama cido entre las montaas i se filtra entre los clicos de sangre orinados por mujeres que tienen la fuerza de mil yeguas encabritadas sobre esta tierra dura i dolorosa que jura que te amansa contra la pared, contra el pavimento, contra el rostro amargo de los que se deleitan de estreimiento porque no quieren dejar salir la mierda. es que en esta ciudad de orgullo la procesin va por dentro.

la desesperanza repitindose en las imgenes del horror, minas de amargura instantnea que revientan con cualquier detonador, prorrumpiendo como fuegos artificiales sobre los destrozos de la historia. rostros oscuros que se hinchan que se hieren, hombres orinados, mujeres sembradas en bancas glidas, el tormento sobre la piel, la violencia desmedida sobre los cuerpos, la sevicia contra las dos mujeres en el tolima despedazadas en domingo, mientras los aullidos de los perros acompaaban su agona de astromelias.

mi nacin de sacrificios, mi ciudad de flores i nias desplazndose a contravia de las lneas de sus manos, por el territorio de un pas que no las quiere: en esta madrugada de insomnio i pared solo los dedos del dueo del saxo hurgan mi hueco. el hombre del saxo esculca brusco con su mano grande i taimada entre los nidos de mujeres muertas o dormidas.

i las cosas que pasan nombran cicatrices

herencia irrenunciable golpeando la estructura que se cierra pesada sobre los rostros ocultos que irrumpen como ogros armados insuflando sinsabor en el centro, en la periferia i en todos los extremos de mi cuerpo, salpicando las imgenes con alaridos i brutalidad. Maldito dios incrustado en el espacio de mi corazn i en los pasos de los hombres que se deslizan en la noche mas oscura buscando una luz que los sosiegue:

Oh dios padre soberano que me has abandonado despus de procurarme el odio, mira como las aves rapaces auscultan mis esfnteres i ya llevan en sus picos escupitajos de mi carne.

las esquirlas de la violencia acomodndose en todas las coyunturas de mi cuerpo, espacio sinuoso delirando en los contornos de la vegetacin exuberante que fragua sentimientos en pugna hasta corromperlos en lo mas profundo de la carne, geografa mgica que se conmueve para transformar el lugar del impacto en homenaje anmico que inverna en la desolacin i con ritmo desahuciado exhuma sus propios despojos cubriendo el tapete de mi memoria con flores de guayacanes amarillos. mis mandbulas mascan consonantes porque las vocales son para mi madre

Victoria Valencia en Por qu Fluvia, Fluvia? de Victoria ValenciaTeatro Pablo Tobon Uribe (marzo 2003), Medelln.

encerrada por siempre en su cuarto de anhelos, esperando sobre la cama tendida, quieta inmvil sin un abrazo, estatua de marfil, sin ms armas que sus manos para despedazar el olvido,

para mi abuela que me arropa del miedo, para mis hermanos que amo i abrazo para que la violencia no nos alcance, para ellas que respiran por entre las fisuras de mi cuerpo, para ellas i sus ltimos momentos, para ellos en el insomnio de la sangre, para ellas llorando sus hijos, con su abrazo doloroso desde el suelocon sus batas de colores ejecutadas en la singerdios iracundo golpendolas contra las paredes contra el mundo.

mis obras, instantes i gestos ocultos que corroboran mi angustia i mi existencia compuesta a pedazos. fragmentos que construyen la historia de mi vida i con ello anexan un retazo al sudario de mi pas en vela mi pas de mujeres arrodilladas i cadveres sin nombre

Victoria Valencia en Por qu Fluvia, Fluvia? de Victoria ValenciaTeatro Pablo Tobon Uribe (marzo 2003), Medelln.

i despus del impacto, la incandescencia del da hinchando los helechos que cuelgan desde los balcones, los matorrales brotando de cualquier alcantarilla, volteando las esquinas, escupiendo el malevaje con el que lavan los taxis, las orqudeas irrepetibles atisbando solitarias desde las terrazas, las nias tongonendose hasta la tienda para comprar arepas, papel higinico i si alcanza una paleta, el olor a marihuana i a sancocho levanta muertos, los nios jugando ftbol, el aguardiente, el sagrado corazn, los buuelos, los muchachos armando cabos en lo mas escarpado del barrio, i el gritero del da que no lo ahogan los buses que transitan salvajes por las pendientes i los cruces de camino de todas las comunas del estrato uno

en mi ciudad de orgullo compongo una dramaturgia que acepta el horror como oracin tatuada, una dramaturgia sin perdn i sin olvido para aquellos que hurgan entre la carne de sus victimas i brutalizan los cuerpos i sacrifican lo frgil i sealan con el dedo inyectando la sevicia i templan la ternura hasta volverla hierro estril i cortocontundente como el hacha que blanden mis mayores para proteger, para limpiar, para aconductar i ensear a cantar con grito enfermo

...el hacha que mis mayores me dejaron por herencia, la quiero porque a sus golpes libres acentos resuenan... (1)

(1) de una estrofa del himno antioqueo