viaje en el tiempo

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Hace tiempo, había un Convento de la Merced Calzada, de la orden de las Mercedarias, fundado por San Pedro Nolasco que era un monje que vestía con una capucha y con un hábito blanco. En el convento había monjes, pero un día los echaron de allí y solo quedó San Pedro Nolasco. Pasaron muchos años y San Pedro Nolasco murió y se quedó su espíritu. Tiempo después, nació un niño llamado Bartolomé Esteban Murillo, sus padres se llamaban Gaspar y María. Cuando él tenía 10 años, su padre y su madre murieron y se quedó con su hermana Ana y su marido Juan. Durante su juventud, Murillo, empezó a pintar los fondos de sus cuadros con colores oscuros y los personajes con claros. Estos personajes solían ser de temas religiosos y de la vida cotidiana. Hacia 1645, Murillo se casó con Beatriz Cabrera y tuvieron 9 hijos, 4 de ellos se murieron por la enfermedad de la peste que la transmitían las ratas. Un día Murillo dando un paseo de vuelta a su casa, descubrió una tienda que nunca había visto, entró por curiosidad y entonces vio un trasto viejo que le llamó la atención y decidió comprarlo. Lo que no sabía Murillo que era mágico, ¡era una máquina del tiempo! Parecía un cubo, tenía 4 botones que ponían: inicio, transformar, traductor y contador. Murillo le preguntó a la anciana de la tienda: – ¿Para qué sirve? – No lo sé, lleva tiempo aquí. – ¿Podría comprarlo? – Sí, cuesta 7 ducados. – Aquí tienes los ducados. – Gracias por comprarlo. – Gracias a usted señora. Una vez en su casa, quiso saber para qué se podría utilizar. Entonces vio un botón que ponía la palabra transformar y lo pulsó. El trasto se puso grande, entró en él y vio otro botón que ponía inicio y lo pulsó. En ese momento, Murillo pensó en voz alta: – Algún día me gustaría ir a una época de otro pintor. Y de repente, viajó al futuro encontrándose a Carlo Levi en el estudio de su casa pintando. – ¡Qué casualidad que tú seas pintor como yo!- dijo Murillo. A Carlo Levi se le derramó la pintura y sorprendido dijo: "Viaje en el tiempo"

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Page 1: Viaje en el tiempo

Hace tiempo, había un Convento de la Merced Calzada, de la orden de las Mercedarias, fundado por San

Pedro Nolasco que era un monje que vestía con una capucha y con un hábito blanco. En el convento había

monjes, pero un día los echaron de allí y solo quedó San Pedro Nolasco.

Pasaron muchos años y San Pedro Nolasco murió y se quedó su espíritu.

Tiempo después, nació un niño llamado Bartolomé Esteban Murillo, sus padres se llamaban Gaspar y María.

Cuando él tenía 10 años, su padre y su madre murieron y se quedó con su hermana Ana y su marido Juan.

Durante su juventud, Murillo, empezó a pintar los fondos de sus cuadros con colores oscuros y los

personajes con claros. Estos personajes solían ser de temas religiosos y de la vida cotidiana.

Hacia 1645, Murillo se casó con Beatriz Cabrera y tuvieron 9 hijos, 4 de ellos se murieron por la enfermedad

de la peste que la transmitían las ratas.

Un día Murillo dando un paseo de vuelta a su casa, descubrió una tienda que nunca había visto, entró por

curiosidad y entonces vio un trasto viejo que le llamó la atención y decidió comprarlo. Lo que no sabía Murillo

que era mágico, ¡era una máquina del tiempo!

Parecía un cubo, tenía 4 botones que ponían: inicio, transformar, traductor y contador.

Murillo le preguntó a la anciana de la tienda:

– ¿Para qué sirve?

– No lo sé, lleva tiempo aquí.

– ¿Podría comprarlo?

– Sí, cuesta 7 ducados.

– Aquí tienes los ducados.

– Gracias por comprarlo.

– Gracias a usted señora.

Una vez en su casa, quiso saber para qué se podría utilizar. Entonces vio un botón que ponía la palabra

transformar y lo pulsó. El trasto se puso grande, entró en él y vio otro botón que ponía inicio y lo pulsó. En ese

momento, Murillo pensó en voz alta:

– Algún día me gustaría ir a una época de otro pintor.

Y de repente, viajó al futuro encontrándose a Carlo Levi en el estudio de su casa

pintando.

– ¡Qué casualidad que tú seas pintor como yo!- dijo Murillo.

A Carlo Levi se le derramó la pintura y sorprendido dijo:

"Viaje en el tiempo"

Page 2: Viaje en el tiempo

– Chi sei? Come sei arrivato nel mio studio?

– No te entiendo, yo no sé italiano.

Murillo buscó en el trasto si había algún botón que fuese un traductor y así poder entender lo que le había

dicho Carlo Levi.

– ¡Oh este botón brilla!- dijo Murillo.

Entonces pulsó el botón traductor y aparecieron en la pantalla, las palabras de Carlo Levi en español y las

de Murillo en italiano.

Murillo preguntó a Carlo Levi:

– ¿En qué año estamos?-(Che anno è questo?).

– En 1932- dijo Carlo Levi.

– ¡Qué raro si yo estaba en el año 1650!-(Che strano se ero nel 1650!).

– ¡Resulta que este trasto es una máquina del tiempo!- ambos dijeron sorprendidos.-

(Risulta che questa cosa è una macchina del tempo!).

– ¿Dónde estamos?- pregunto Murillo a Carlo Levi- (Dove siamo?).

– Siamo a Matera, Italia- (Estamos en Matera, Italia).

Carlo Levi y murillo se hicieron amigos y juntos pintaron muchos cuadros. El cuadro que más les gustaba era

“Lucania 62”. Era un cuadro bonito y muchas personas iban a admirarlo.

Un día después del encuentro de los dos pintores, llegaron cinco niños: Nicola, Enzo, Donatella y

Alessandro, para ver “Lucania 62”. Los niños preguntaron a los dos pintores por qué habían decidido pintar

este cuadro juntos.

Murillo respondió que se había quedado fascinado de las Piedras de Matera, por lo que los dos pintores

habían decidido representar este extraordinario paisaje en un cuadro usando mucha imaginación.

Los niños preguntaron a los dos pintores cómo se habían conocido. Murillo y Carlo Levi decidieron contarles

la verdad a cambio de mantener el secreto. Los niños no podían creer que la historia de la máquina del tiempo

fuese cierta hasta que no la vieron son sus propios ojos. ¡Estaban pasmados!

Murillo anunció que era hora de regresar a casa. Los niños le pidieron que se quedara un día más pero

Murillo contestó que no podía quedarse más. Por lo tanto el pintor se preparó para regresar atrás en el tiempo

pero se acordó que la máquina no funcionaba. Desesperado, exclamó:

-¿Y ahora qué hago?

Los niños lo tranquilizaron:

- ¡No te preocupes, te ayudaremos!

Los niños lograron reparar la máquina del tiempo y finalmente murillo podría regresar a casa con su

familia.

Page 3: Viaje en el tiempo

Carlo Levi les dijo a los niños:

-Se ha hecho tarde. Vosotros también tenéis que regresar a casa o sino vuestros padres se

preocuparan. Pero podéis venir a verme siempre que queráis. ¡Estaré muy feliz de alojaros! Y recordad

no revelar nunca a nadie nuestro secreto.

Los niños lo prometieron, saludaron a Carlo Levi y regresaron a casa.