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“CUANDO EL CUERPO YA NO LO ACOMPAÑA”. UN ESTUDIO ANTROPOFÍSICO
SOBRE LA VEJEZ EN UN CONTEXTO RURAL.
… pues así como estoy, aunque no me sienta yo viejo, viejo, viejo… pero mi cuerpo me lo está diciendo de que estoy viejo, esa es la cosa de que se siente uno de que
está viejo.(Adán, 89 años)
Jaime Ángel Gutiérrez Santiago.
Con este estudio se pretende reflexionar sobre la importancia de sumar esfuerzos para abordar el
tema del envejecimiento, fenómeno complejo que requiere herramientas teórico metodológicas
que permitan conocer más íntimamente los múltiples aspectos con los cuales se relaciona.
Resulta necesario continuar con las investigaciones que desde la antropología física abordan el
interés por conocer ¿qué es la vejez? ¿Cómo se vive y qué significa? Desde la perspectiva del
presente estudio se contempla el fenómeno en su esencia, es decir otorgándoles voz a quienes
experimentan y viven la senectud en contextos rurales.
Este trabajo primero introduce el tema del envejecimiento, después aborda aspectos
conceptuales para distinguir entre envejecimiento y vejez, luego describe cómo se buscan las
respuestas y finaliza con las miradas de la vejez sustentadas en ideas y creencias de los propios
ancianos.
Introducción.
El aumento del grupo de personas mayores de sesenta años, aparece como una manifestación
de las transformaciones demográficas que actualmente se presentan a nivel mundial. México, no
es la excepción a esos cambios de intenso crecimiento poblacional registrados en los últimos
años, México se encuentra inmerso en agudo proceso de envejecimiento demográfico, fenómeno
con tendencia a incrementarse en las próximas décadas, bajo condiciones de grandes rezagos en
el desarrollo del país y profundas desigualdades sociales. Es decir, ante el inevitable
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envejecimiento de la población, es impostergable encarar los retos e implicaciones que este
proceso origina en cuanto a demanda de servicios, sistemas de salud, seguridad social, trabajo y
la familia entre otros aspectos emergentes del cambio demográfico.
Desde la antropología física importa considerar los cambios biológicos que suceden en el
organismo pero, sin desconocer los otros factores que influyen en la vida cotidiana del anciano.
Entonces acercarse al fenómeno de la vejez desde la perspectiva de los propios sujetos es otra
manera de contribuir a ampliar el conocimiento actual del proceso.
El envejecimiento se percibe en las personas circunvecinas, mientras no afecta de manera
personal, la vejez se aleja del pensamiento, y se la mantiene excluida de las actividades diarias;
sin embargo, de alguna manera llega el momento de aceptar que se envejece. Esta serie de ideas
abren la posibilidad para emprender el recorrido por un sinuoso camino y tratar de responder a
varias inquietudes enfocadas a conocer, ¿qué es la vejez?, temores que en este trabajo, permiten
reflexionar desde la mirada antropofísica lo que les ocurre en un grupo de mujeres y hombres
que viven esa etapa de la vida; asimismo, se intenta conocer cómo se experimenta la vejez a
partir de las ideas que los ancianos tienen de su propio estado, de la forma en que tejen su red
social, cómo se relacionan y cómo viven la vejez las personas mayores de 60 años, a partir de la
capacidad para realizar las actividades básicas de la vida diaria, para describir qué es y qué
significa ser viejo en una localidad rural.
Aspectos conceptuales.
Es posible observar que las cosas envejecen, basta volver la mirada alrededor para encontrar
diferentes manifestaciones en las cuales la variable tiempo ejerce acción predominante, varios
aspectos denotan que objetos y personas sufren cambios, producto del paso de segundos, días y
años. Sin embargo el único ser consciente de su envejecimiento es el ser humano.
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Para la Organización Mundial de la Salud (OMS), la tercera edad inicia a los 60 años, en
México es el Instituto Nacional Para los Adultos Mayores (INAPAM) quién adopta este estándar
de edad. A su vez, el INAPAM se encarga de coordinar los programas de atención a esta
comunidad a nivel nacional (Domínguez, 2009). El envejecimiento, está caracterizado por una
serie cambios anatomofisiológicos que conllevan descenso y deterioro en la salud, así como
alteraciones funcionales que restringen la independencia para realizar actividades básicas de la
vida diaria, asociadas a una serie de transformaciones en la estructura social y familiar. En
muchas ocasiones, la dependencia para realizar alguna de las actividades de la vida diaria puede
ser síntoma inicial del proceso patológico en los ancianos (Barrantes, et al., 2007).
El envejecimiento, con enfoque biológico, se percibe como rasgos que habitualmente
denotan dos aspectos, deterioro funcional e inminencia de la muerte. Pero cada individuo
envejece a ritmo diferente; es decir, los órganos y sistemas que constituyen su cuerpo y su
funcionalidad envejecen de manera muy diversa, se puede advertir que existen personas con 40 y
50 años de edad que manifiestan características notorias de deterioro orgánico, mientras otras, a
pesar de tener más de 65 ó 70 años de edad, llevan a cabo sin dificultad sus actividades
cotidianas, de ahí que el envejecimiento debe ser considerado como un fenómeno multifactorial
(Albretch y Morales, 2004).
Si bien el proceso de envejecimiento acontece en todos los seres vivos, la vejez es la última
etapa del mismo y ésta se relaciona con distintos aspectos. Desde una perspectiva antropológica
el fenómeno es diverso en incluye factores exógenos que por un lado contemplan la esfera
sociocultural, mientras que por otra parte se asocian cambios endógenos como son los
fisiológicos y hasta emocionales (Reyes Gómez, 2002). Lo anterior aclara la necesidad de
considerar al deterioro funcional progresivo como criterio evidente de cambios corporales no
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visibles, pero delatados por la incapacidad de realizar actividades cotidianas elementales.
Desde la perspectiva funcional “un adulto mayor sano es aquél capaz de mostrar el proceso
de cambio a un nivel adecuado de adaptabilidad funcional y satisfacción personal (OMS, 1985)”.
Es decir, las circunstancias naturales que acompañan al proceso de envejecimiento y la dificultad
para realizar las actividades de la vida cotidiana (Sanhueza Parra, et al., 2005).
Por otro lado, Castrejón Caballero (2010) señala que, aunque la vejez suele relacionarse
con la etapa de la vida donde facultades y potencialidades físicas y mentales sufren deterioros
que, eventualmente, impiden ejecutar actividades efectuadas en etapas anteriores, el autor
enfatiza que “la vejez es un concepto asociado más a la edad social que a la edad cronológica”
(Castrejón, 2010:32).
Ciertas limitaciones física en algunas partes del cuerpo alcanzan a inhibir las actividades
necesarias para el cuidado personal, asimismo restringen su participación social, por ende, los
ancianos recurren a diversas estrategias para enfrentar su estado deteriorado y se auxilien con, o
dependen de diversos medios para realizar sus actividades cotidianas.
De manera general, dependencia enmascara carencias o insuficiencias de la condición
humana, aunque ésta no es exclusiva de los viejos pues puede aparecer en cualquier etapa pero
aumenta conforme la edad avanza. Sin embargo al vivir en colectividad, más que dependencia,
existe interdependencia que se vuelve evidente en aspectos emocionales, biológicos, económicos
y políticos. De acuerdo con Rodríguez Rodríguez (1988), son personas dependientes aquéllas que
muestran dificultades o se encuentran imposibilitadas y precisan ayuda para ejecutar tareas
identificadas en la literatura gerontológica como básicas: levantarse o acostarse,
vestirse/desvestirse, caminar, alimentarse, asearse, mantener el control de esfínteres; o
instrumentales: cocinar, limpiar la casa, lavar, hacer compras, manejar dinero, controlar la
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medicación, desplazarse por la calle, utilizar transporte, realizar gestiones. (Rodríguez Rodríguez,
1998:199).
De lo antes expuesto cabe deducir que el envejecimiento conlleva aparejado trastornos
culturales y sociales, por tanto, para complementarlo es necesario considerar la conformidad, o
inconformidad, que establece el individuo con su entorno sociocultural respecto a sus decisiones
personales. Es decir, cualquier persona puede ser independiente para efectuar sus actividades
diarias y sin embargo carecer de autonomía. Con respecto al concepto persona autónoma cabe
precisar lo siguiente.
La dependencia puede ocasionar pérdida de autonomía por tal motivo se puede observar
con frecuencia que se toman decisiones por la persona dependiente. Sin embargo esto no es
determinante cuando alguien requiere de ayuda para realizar actividades de la vida diaria, ya que
puede y debe continuar siendo autónoma en sus decisiones como la elección de la ropa que ha de
vestir, control de sus bienes o contactos sociales, por tal motivo es necesario hacer distinción
entre los dos conceptos (Rodríguez Rodríguez, 1998).
Además, si se toman en cuenta aspectos de salud que en ocasiones acompañan al anciano,
como enfermedades crónicas y cambios físicos asociados al proceso de envejecimiento, que
dificultan o entorpecen su actividad social, se pueden deducir estados de dependencia que no se
limitan a una forma biológica, sino más bien se correlacionan con la vejez. Esta etapa se ve
acompañada de patologías que pueden alterar la vida de los individuos, debido a la incapacidad
provocada, se generan implicaciones sociales pudiendo derivar en el retiro de la actividad y el
trabajo(González y Ham Chande, 2007).
Si bien las incapacidades afectan considerablemente la vida del anciano, la manera como
interpretan su problema es variable; pues no representa lo mismo para una anciana cuya actividad
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se relacione con labores del hogar que para alguien que vive en un asilo, o bien, para la anciana
que vive sola o para aquella que cuenta con apoyo familiar. En otras palabras, ciertos aspectos
socioculturales en torno al sujeto que envejece, asimismo se relacionan con cambios
anatomofisiológicos.
Así pues, la vejez se vive en colectividad lo cual implica observar las relaciones sociales
en las cuales interactúan las personas de edad avanzada, es decir la red social a través de la cual
el anciano se siente integrado a la sociedad, a la que pertenece y dentro de la cual se mueve
(Fericgla, 2002)
Desde esta perspectiva, cabe destacar el papel que juega la familia entendida como unidad
elemental donde el anciano interactúa, se mueve para asegurar su bienestar, conforma el espacio
en el que el anciano se enfrenta a esa serie de cambios sociales que se asocian en el proceso de
envejecimiento, que le proporciona un sistema unificador otorgándole significado y sentido a sus
actos, de tal manera que le asigna valores que se correlacionan con los miembros que forman
parte de su entorno (Tuirán, 1993:24).
Por otra parte, las modificaciones corporales provocadas por el envejecimiento, determinan
la manera en que el anciano se auto percibe como tal; pero, a su vez, constituyen eventos
importantes para las personas mayores que interactúan en la comunidad, quienes adoptan
comportamientos de acuerdo al contexto y a las actividades que llevan a cabo.
La autopercepción implica pensamientos y sentimientos que los ancianos construyen de
ellos mismos, dónde contemplan no solo las modificaciones de su cuerpo sino también incluye la
imagen que el viejo piensa que los demás tienen de él (Salvarezza, 2005). Mejor que nadie, el
anciano percibe el proceso, pues sus sentidos le proporcionan información relevante de sus
experiencias corporales, mismas que pueden ser clasificadas y valoradas por él mismo, o por
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juicios emitidos por familiares, amigos o vecinos en sus relaciones sociales.
Para aproximarse a lo que significa percibir la vejez desde la perspectiva del mismo
individuo se toma en cuenta el conjunto de imágenes, sentimientos y pensamientos que el
individuo tiene de sí mismo desde dos dimensiones relacionadas entre sí. Primero, la dimensión
cognitiva que hace referencia a las creencias sobre varios aspectos de sí mismo, tales como la
imagen corporal, la identidad social, los valores, las habilidades o los rasgos que el individuo
considera que posee. Segundo, los aspectos evaluativos, o autoestima, constituidos por el
conjunto de sentimientos positivos y negativos que el individuo experimenta sobre sí mismo
(Fericgla, 2002).
Ambos conceptos (cognitivos y evaluativos), determinan la imagen que el sujeto considera
que los demás tienen de él, es decir la dimensión social que considera que merece. A este
respecto Merleau-Ponty(1997) señala que hemos aprendido a sentir por nuestro cuerpo, sin
embargo la experiencia del mundo se adquiere a partir del concepto que se tiene del cuerpo en
donde se percibe y nos encontramos a nosotros mismos.
Para Barragán Solís (2005) el sujeto es consciente de su propia vivencia, se convierte a sí
mismo en objeto, donde se describe un lenguaje a partir de una experiencia que se experimenta a
partir del cuerpo, permitiendo la interpretación que le da significación y sentido
Es importante hacer notar que es por medio de la percepción como se reciben las
impresiones sensoriales no como cualidades aisladas sino como un conjunto de factores que
hacen posible la comprensión del objeto y su significado, producto de un proceso evolutivo que
permite al individuo captar la información y determinar una relación entre éste y su entorno.
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Envejecimiento y Vejez
Durante el trayecto de la vida humana aparecen cambios graduales de organización y
especialización a nivel de células, órganos, tejidos y sistemas, estos acontecimientos son muy
distintos en cada ser humano, sin embargo, se ha tratado de establecer correspondencia entre
estos cambios y el tiempo que ocurren, es decir vincular la edad biológica con la cronológica
(Ortiz Pedraza, 1999). A este modelo corresponden las etapas designadas niñez, juventud,
adolescencia, madurez y ancianidad. Otro criterio taxonómico para separar las etapas es el
enfoque antropológico, para incluir “otras características diferentes a la edad” porque “la forma
de percibir el tiempo puede ser diferente” según la sociedad analizada, Reyes Gómez, (2002:92)
puntualiza que las etapas “pueden obedecer a otros criterios de racionalización”, como el
conjunto de ideas y creencias, tanto individuales como colectivas como es el caso de algunas
poblaciones indígenas de Chiapas.
Desde la fisiología humana, se considera al envejecimiento como la suma de todos los
cambios que suceden al organismo con el paso del tiempo, modificaciones que conducen a
“pérdidas funcionales” y finalmente conllevan a la muerte. Así, se considera envejecimiento a
partir de “cuando termina el proceso de desarrollo somático”, esto es, alrededor de los 30 años de
edad en la especie humana (Hayflick, 1999:54 Viña, 2009).
Con óptica psicogerontológica, Lehr y Thomae, desarrollan su propuesta “diferencial”, es
decir consideran las diversas maneras de envejecer. Los autores argumentan que, al contrario de
las deficiencias progresivas, observan “variabilidad interindividualidad creciente de los factores y
procesos psíquicos del envejecimiento…en donde se muestran un cambio en las estructuras y en
las convicciones sobre el mundo y sobre el propio sí mismo y, en las emociones”, lo cual conduce
a asumir nuevos papeles en la vejez ( Lerh y Thomae, 2003:15).
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En términos generales el envejecimiento hace referencia a transformaciones generalmente
consideradas como desfavorables. Como resultado del envejecimiento, la “vejez” se convierte en
etapa inherente a la especie humana porque se relaciona con múltiples aspectos psicosociales; sin
embargo, para el desarrollo de este trabajo, resulta esencial definir qué es la “vejez” con
elementos antropológicos.
Como primer acercamiento, la vejez es “una modalidad de la organización del cuerpo y la
personalidad humana marcada con el equilibrio precedente y que se desfasa hacia el deterioro y
vulnerabilidad del organismo y personalidad del sujeto” (Ortiz Pedraza, 1999:26).
Desde la gerontología social, “ La vejez constituye, un periodo semejante al de otras etapas
vitales…posee ciertas limitaciones para el sujeto que, con el paso del tiempo se van agudizando,
especialmente en los últimos años de la vida, pero tiene, por otra parte unos potenciales únicos y
distintivos…que pueden compensar si se utilizan adecuadamente, las limitaciones de esta etapa
de la vida” (Moragas Moragas, 1998:24).
Por otra parte Fericgla considera que la vejez es asunto cultural y social, de esta manera, “lo
que se entiende por individuo anciano depende de las concepciones culturales de cada pueblo,
objeto de estudio de la antropología o sociología”, a pesar de estar intrínsecamente ligado con el
aspecto somático (Fericgla, 2002:79).
Para Reyes Gómez, se define de la siguiente manera: “…la vejez es diferencial,
dependiendo de causas multifactoriales, entre las que podemos enunciar el perfil de salud; las
condiciones económicas y el entorno cultural nos van a dar pautas para delinear lo que debemos
entender por vejez” (Reyes, 2002:32).
Asimismo, Vázquez Palacios (2003), menciona que la vejez se “construye culturalmente”.
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En consecuencia, para definirla de manera adecuada es esencial conocer cuáles son los “arreglos
tanto sociales, como institucionales y familiares a los que acuden los ancianos”. Considera de
suma importancia analizar el fenómeno del envejecimiento, sobre todo cuando se está
acompañado por “la pobreza, enfermedad, discapacidad y aislamiento social, o de cuestiones
como etnia, género, clase social, migración y desempleo, que atrapan a los ancianos y sus
familias en una telaraña difícil de romper” (Vázquez Palacios, 2003:31).
En resumen, la vejez es construcción social asumida en diversidad de formas, de acuerdo
con factores tanto individuales como colectivos, por lo que se debe significar aspectos como
edad, sexo, religión, condición económica, salud, actividades cotidianas, así como la interacción
con el grupo sociocultural, puesto que la autopercepción de ancianidad depende del enfoque
individual, pero también del grupo social al cual se pertenece.
Aspectos metodológicos
El estudio se realizó en la Colonia José Fuentes Pantoja , del Municipio de Tierra Blanca
Veracruz, las características que presenta esta localidad en su actividad económica es la
agricultura, por lo que no existen empleados que al llegar a cierta edad se jubilen lo que en
sociedades industrializadas delimitan la transición entre adultez y envejecimiento.
Con datos recabados por el Instituto Nacional de Estadística Geografía e
informática(INEGI) su población en 1960, reportaba un total de 369 habitantes, 200 hombres y
169 mujeres. Posteriormente esta situación cambio con respecto al censo del 2005, que reporta un
total de 227 habitantes, de los cuales 119 corresponden a los hombres y 118 a las mujeres, lo cual
nos indica un decremento en el total de su población, uno de los factores que han contribuido a
favorecer este cambio ha sido el fenómeno migratorio a otros lugares como el Distrito Federal, el
Estado de México así como a Estados Unidos en búsqueda de trabajo (INEGI, 2005)
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En lo que respecta a su población de 60 años y más, esta representa el 18.5% de su
población, con un total de 42 individuos entre los que se encuentran 23 mujeres y 19 hombres. De
ésta población se realizaron 18 entrevistas de las cuales, 6 fueron mujeres y 12 fueron hombres.
Para este trabajo, la información participante fue muy importante porque permitió observar
las condiciones en las que se realizan las actividades básicas de la vida diaria así como las
conductas que tienen hacia los viejos personas de otras edades, esto permitió recabar información
de manera directa registrada en diarios de campo.
Las viviendas pueden ser construidas con materiales de la región como palma y madera,
aunque también pueden ser elaboradas con materiales de tabique y techo de lámina metálica.
Dentro del espacio que emplean para dormir regularmente se emplean catres de madera, también
se cuenta con camas y colchones, sin embargo algunos de los informantes los consideran
incómodos debido al calor que se siente. La cocina regularmente se encuentra fuera de la
vivienda, el agua que emplean para preparar los alimentos o lavar los utensilios la extraen de un
pozo que se encuentra afuera de sus viviendas, emplean tambos y cubetas para contenerla, para la
preparación de los alimentos se tiene preferencia por emplear leña como combustible pero
también se usan estufas de gas.
El baño se encuentra ubicado por lo regular fuera de la vivienda a una distancia
aproximadamente de 10 metros, del total de entrevistados sólo uno cuenta con este servicio
dentro de la casa, no es frecuente el uso de regaderas para el aseo del cuerpo, sino que emplean
un recipiente para contener el agua y una jícara, estos aspectos son importantes para determinar la
dificultad par realizar las actividades básicas de la vida diaria, como son bañarse o ir al escusado.
La carencia de drenajes se suma a la falta de otros servicios como el agua potable y la
pavimentación de las calles así como falta de un centro de salud.
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De los 18 informantes mayores de 60 años entrevistados, seis son mujeres (33.3%) y 12 son
hombres (66.7%) la edad ocupa un rango que va de 62 a los 90 años, como resultado de estas
entrevistas obtuve los siguientes datos: el 22.2.% del total de entrevistados vive solo, el 22.2%
vive con su esposa o esposo, el 55% vive con su esposo, hijos y nietos, el 33.3% realiza labores
del hogar, el 50% realiza labores del campo, el 16.6% no trabaja, el 88.8% tiene casa propia, el
11.1% tiene casa prestada, el 72%sabe leer, el 27.7%no sabe leer.
Con respecto al estado de salud de los informantes con alguna enfermedad diagnosticada
por un médico, ocho padecen alguna enfermedad (tres mujeres y cinco hombres) los diez
restantes mencionaron no tener alguna enfermedad (tres mujeres y siete hombres) entre las
enfermedades que se reportaron se encuentra en primer lugar la hipertensión (tres mujeres y dos
hombres), en segundo lugar tres de los entrevistados mencionaron estar enfermos de diabetes
(dos mujeres y un hombre), como tercera enfermedad reportada tres ancianos dijeron estar
enfermos de artritis (dos mujeres y un hombre),para estos datos se tomo en cuenta que dos
mujeres dijeron padecer más de una enfermedad.
Con respecto a la dificultad para realizar actividades de la vida diaria, entre las actividades
que se reportaron necesitar ayuda para realizarlas fueron: para caminar (dos mujeres y cinco
hombres), para bañarse (dos hombres), para comer (dos hombres), para ir a la cama (un hombre),
para ir al escusado (un hombre). En lo referente a los servicios médicos solamente 12 son
derechohabientes a servicios de salud.
La entrevista es una manera más directa de comunicación con cada uno de los informantes
con la finalidad de comprender las perspectivas que tienen respecto de sus vidas, experiencias o
situaciones, para este trabajo fue fundamental querer entender la vejez desde la propia
perspectiva del actor, es decir desde su experiencia y desde la forma en que percibe la realidad, la
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búsqueda de respuestas se planteó desde un enfoque de estudio cualitativo a partir de entrevistas
semiestructuradas, tratando de entenderlo en su contexto y a través del significado que los
ancianos pertenecientes a esta localidad dan a su situación en sus propias palabras y desde su
propia perspectiva.
Para registrar las entrevistas se empleo una grabadora digital ICD-P520, con un promedio
para cada entrevistado de dos horas y algunas comprendieron dos sesiones, la elaboración de una
guía de entrevista fue una herramienta de gran utilidad para complementar la investigación
abordando temas como la autopercepción, familia, actividades diaria y salud, los encuentros se
efectuaron en diverso lugares como la parcela, la vivienda con la finalidad de observar
directamente algunas de las actividades de su vida cotidiana.
Cabe señalar que en este trabajo se da prioridad a lo que significa ser viejo a partir de los
propios valores que tienen los miembros de este lugar los cuales desde su punto de vista son
apropiados a su contexto, es decir se sustenta desde una perspectiva emic (Harris, 1999)
Una forma de preguntarse cómo se vive la vejez en una localidad rural, requiere entonces
acercarse a la forma en cómo se construye culturalmente, cómo se establecen las relaciones
familiares y sociales, en la cual transforman y ordenan su vida individual pero a su vez colectiva.
Es decir se busca conocer, los medios a los que recurren los ancianos para su sobrevivencia. De
ahí que analizar el fenómeno de la vejez es diverso sobre todo cuando existen condiciones de
pobreza, enfermedad, discapacidad, aislamiento social, migración y desempleo (Vázquez
Palacios, 2003).
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Una mirada a la vejez
Ahí la llevamos pasando, no muy bien no muy mal, uno platica la vida cómo la pasó alguna vez, cómo se sufre, cómo se vive la vida de los lugares
…ya ahorita la gente nueva no quiere oír consejos, pinche viejo loco nos dicen, por eso ya no platico con nadie
(Aurora, 80 años).
De acuerdo a las argumentaciones anteriores, en esta parte del texto se describe lo que para el
grupo de estudio es el “ser viejo”, lo que teóricamente se ha planteado como autopercepción, que
involucra el cuerpo como espacio en el que experimenta y percibe cambios tales como la
enfermedad, los padecimientos, así como la interacción sociocultural que establece con su
mundo, en relación con sí mismo y con el grupo al que pertenece y lleva a cabo sus actividades
básicas de la vida diaria además del conjunto de sensaciones y pensamientos, está parte, se
orienta a describir el punto de vista de los actores sociales en relación con cómo se vive la vejez
en una comunidad rural y a través de sus testimonios narren sus experiencias vividas.
Los cambios que se experimentan en el cuerpo, producto del paso del tiempo, requieren
mirar más allá de una serie de conceptos y teorías que se han dado a la tarea de definir la vejez
como un fenómeno cuyas características, entre otras, pueden ser la incapacidad para realizar una
o más funciones biológicas o cambios perceptibles físicamente, es decir, cuando levantarse
significaba ganarle al sol, cuando se podía salir al campo sin temor a tropezar, cuando la fuerza
era suficiente para sacar agua del pozo, para cultivar y para cosechar, cuando alimentar el cuerpo
no requería una dieta especial, cuando el silencio de los órganos significaba salud.
Hasta que llega el momento en que el tiempo significa espera y añoranza, se espera la
visita de hijos y amigos, se espera que la salud mejore… se añora oír el sonido que el juego de
los chamacos producía, se añora la ausencia de la mujer, se añora la música, se añora cultivar la
tierra, se añora la fuerza del cuerpo, pero sobre todo, se está a la espera de que la muerte llegue
en cualquier momento.
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Ahora la vida no es la misma de antes, la fuerza ha disminuido, la comida ya no sabe
igual, los olores han cambiado y esos momentos en que el fresco de la tarde permitía convertir
las ideas e ilusiones en una charla que se compartía con la familia y los amigos, se han
transformado en soledad, ahora el tiempo no se emplea para referirse a un día de la semana o
para definir la edad, sino que se convierte en un reencuentro de añoranzas y anhelos, esto es lo
vivido por mujeres y hombres envejecidos de una localidad rural.
La vejez y las actividades básicas de la vida diaria
Es común encontrar una serie de calificativos que asocian la vejez con aspectos negativos
tales como la improductividad, la inutilidad e inclusive con la fealdad. Sin embargo, la vejez no
es limitarse a hablar únicamente de la vulnerabilidad del organismo, dónde bien sabemos, ocurre
gradual e inevitablemente un deterioro biológico, más bien dicha connotación se inclina a
considerar a la vejez como una construcción sociocultural que dependerá de la situación y las
circunstancias en que interactúa el individuo.
De ahí la importancia que representa desde un enfoque antropológico, priorizar las ideas y
creencias desde el punto de vista del individuo tomando en cuenta diversos aspectos como la
enfermedad, el envejecimiento, los achaques y las actividades de la vida diaria.
A manera de síntesis, podemos decir que el cuerpo percibe el mundo y que a su vez
exterioriza ese sentir, se muestra, se encarna y se hace patente, para ejemplificar esto último
veamos algunos testimonios de los propios sujetos que lo experimentan y lo viven.
Yo estoy enferma de artritis, y me hicieron el estudio pero no aquí, fui a Tuxtepec, fui a un
particular, aquí no lo atienden a uno, siento muchas dolencias en las rodillas en las manos, tomo la
aspirina lo que a mí me preocupa es que tanta pastilla vaya a dañarme (Ana, 64 años).
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Padezco de las rodillas y soy diabético, tengo como cinco años, me llevaron a la clínica y me
tuvieron internado una noche, entonces me hicieron los análisis y ya me dijeron, pero eso no me
afecta casi para nada (Job, 75 años).
Fui a México a que me sacarán mi estudio, pero me vine rápido por el pendiente de mi esposo y de
mí hijo que no pueden hacer nada. Allá, van mis hijos a recogerme, dice el doctor que no tiene
nada mí rodilla, pero está loco el doctor a mí me duele mucho, pienso que ha de ser la circulación,
me pica como si fuera una aguja, a veces hasta la planta del pie, a veces me duele la espalda y
como ya estamos grandes…mis fuerzas ya no son iguales (Clara, 70 años).
Cabe decir que durante el envejecimiento, existe una mayor vulnerabilidad del organismo a
enfermedades de varios tipos, debido principalmente por un deterioro en el sistema inmune, sin
embargo estas no se deben tomarse en cuenta como propias de la vejez. Por otro lado es
importante señalar que los ancianos pueden atribuir otras causas a su estado de salud, desde su
percepción para interpretar el motivo de sus padecimientos es evidente el componente
sociocultural, el anciano enfermo hace uso de sus propias ideas y referentes culturales, como a
continuación se hace patente en los siguientes testimonios.
Me dijo uno de aquí que estoy embrujao, me dijo: yo te curo te voy a dar unas limpiadas, es una
maldad que te hicieron, pero este cabrón no creo que sea curandero, de repente me pongo a pensar
que alguno me haya hecho algo, por qué el medicamento no hace nada, no se me quita el dolor
(Jonás, 90 años).
Yo, echo cuentas…fíjate… cuento cuatro enfermedades en un cuerpo, es el herpes, es lo ciego, es la
pobreza…y la edad… cuatro cosas materiales …mortales para mí y todavía trabajo, ando contento
porque todavía toco mi jarana, es una gracia de verdad…sí, por que… mira, mucha gente dice que
me hago tonto, que no estoy ciego, igual dicen de mi edad, que no me conocen lo viejo, entonces
que, que no voy a estar pobre que tengo bastante dinero,… estoy pobrecito para trabajar, para
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comer a diario, es lo que digo me siento bien con esta edad aunque tenga mi enfermedad (Moisés,
74 años ).
Siento que ya envejecí bastante, siento que mis fuerzas ya no son las mismas, eso es lo que siento…
que me ven y, dicen que nos vemos nuevos, pero… ya los achaques de la vida, las dolencias no se
quitan, por eso por lo de los huesos es que se siente uno achacoso, no es como antes en la juventud
yo iba al río a lavar, le llevaba “el lonche”1 a mi esposo, me iba caminando nos íbamos al
campo…andaba con él y…se me hacía todo fácil…pero ya con la edad todo va cambiando… (Ana,
64 años)
El hecho de envejecer es un proceso normal2 de los seres humanos, no es un fenómeno
anormal que la aparición de más canas, o más arrugas sean consecuencia del mismo, más aún,
cuando el envejecimiento se interpreta como una pérdida fisiológica o funcional que imposibilita
la realización de actividades, que en edades más tempranas se llevaban a cabo con mayor
agilidad, o sin dificultad, no obstante es importante apuntar que la manifestación de cambios
normales que ocurren en edades avanzadas no son enfermedades, pero son el resultado del paso
del tiempo y que ocurren en el organismo, manifestándose de múltiples maneras en un cuerpo
que envejece.
Es evidente entonces, que estos cambios se perciben de maneras muy distintas, y tienen que
ver con las tareas que cada individuo realiza en sus actividades diarias, como a continuación
mencionan los siguientes informantes.
Los viejos son los que ya están acabados…ya no pueden caminar bien como cuando esta uno
nueva…ya no trabajan igual como cuando esta uno nueva, están más cansados anda uno despacio,
1 Se refiere a una comida ligera que se toma antes del mediodía. 2 Los criterios de normalidad desde un punto de vista antropológico son considerados de acuerdo a la sociedad de que se trate, es decir cada sociedad establece sus criterios para definir estos aspectos. Canguilhem, menciona que “el hombre, incluso el hombre físico, no se limita a su organismo. Puesto que ha prolongado sus órganos mediante útiles, el hombre solo considera a su cuerpo como el medio de todos los posibles medios de acción. Por lo tanto, para apreciar qué es lo normal o lo patológico para el cuerpo es necesario mirar más allá de ese mismo cuerpo” (Canguilhem,1978:153).
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como mi viejo anda despacio anda lento, yo no porqué todavía tengo que hacer cosas, el es más
grande que yo, pero yo hago las cosas rápido porque sino nadie me ayuda (Luz, 77 años).
Ya llevo como cinco años sin cortar caña, pero hago tortillas de coyol3…ya estoy vieja…ya estoy
vieja…muchos años trabajando, empecé a los siete años…fuimos huérfanos y… la vida es muy difícil
pa´ la mujer (Aurora, 80 años).
Lo cotidiano se percibe en el espacio público y se experimenta en la intimidad, se
reproduce en una forma particular pero a su vez esto permite la reproducción social. Para poder
entender la vida cotidiana de los individuos ancianos de esta localidad, fue necesario incluir sus
pensamientos, sus actividades diarias así como las actitudes que adoptan hacia la comunidad con
la cual interactúa.
Los siguientes relatos, dan cuenta de algunas de las actividades que desempeñan los
ancianos en su comunidad.
Me levanto como a las cinco de la mañana y, lo primero que hago es sacar agua del pozo para
lavar el maíz, lavar los trastes y poner leña para cocinar…ahorita trabajo poco en el campo, pero
todavía hago algo con el azadón, también les ayudo a llevar el desayuno, aquí me gusta (estar en
su hogar) pero me distraigo más allá en el campo… me duermo como a las once de la noche… me
paro muy temprano me gusta prepararles aunque sea café, porque si no me quedo con el pendiente
de que no comieron (Estrella, 73 años).
Yo de levantarme, me puedo levantar temprano cuando se ve casi, casi para trabajar… todos los
días estoy aquí cuidando los borregos, todos los días es lo que hago y, así no gran cosa, pico aquí
pico allá...pues el campo ya no puedo hacer nada, se me acabaron las fuerzas, del campo he vivido
siempre…pero ya no puedo hacerlo (Adán, 89 años).
3 El coyol deriva del vocablo nahua coyotli, es un fruto que produce una palmera de aproximadamente seis metros de altura, éste se emplea en la elaboración de tortillas de coyol, su proceso consiste en recolectar los frutos por lo regular implica salir a recorrer los alrededores en dónde se localicen las palmas de coyol. Lo que en el caso de Aurora se dificulta por la disminución en su agudeza visual y como refiere le da miedo salir sola.
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La vejez y las relaciones sociales
En este sentido la vejez se vivencia socialmente y la experimentan un grupo de personas que se
encuentran en un espacio, relacionándose de diversas formas con otros individuos con los cuales
tiene contacto. A este respecto es importante agregar, que el retiro de las actividades laborales no
son reguladas o determinadas por factores como la edad, en esta investigación se observó que las
actividades laborales son en el caso de los hombres actividades agrícolas y las actividades del
hogar para las mujeres, aunque cabe señalar que existen casos en que las ancianas también
contribuyen a proveer el sustento del hogar realizando labores extradomésticas, por lo que estas
no se consideran exclusivas de los hombres.
De ahí que los ancianos continuarán haciéndose cargo de sus actividades hasta que las
fuerzas se lo permitan, o mientras no se presente alguna situación que le impida realizarlas, ya
sea una enfermedad o un accidente. La relación con la familia sigue siendo el referente social más
sólido para los ancianos. A su vez, les permite conformarse como pertenecientes a un grupo,
formulando un sentido propio de lo que es ser viejo y de su relación con el mundo que le rodea.
Como se muestra en el siguiente testimonio en el que el informante expresa recibir ayuda de una
de sus hijas.
la leña me la trae “mija” en una carretilla con su esposo, es la única que está aquí por eso trabaja
para nosotros…mis hijos me han querido llevar para su casa, pero no me gusta porqué la casita es
muy chica, dicen que estamos muy solitos…a veces si me siento así, pero ya no me hallo yo irme
para otro lado (Benita, 80 años).
Cuando te mueras te llevas el recuerdo de que se queda para tus hijos, uno come de lo que otro
sembró por eso uno debe sembrar para que otros coman de lo de uno…así es (Jonás, 90 años).
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Mis hijos están en Estados Unidos, me llaman dos veces al mes y me mandan dinero, la lavadora
ellos nos dieron para comprarla, lo que hay ahí adentro ellos nos han ayudado… (Ezequiel, 67
años).
A partir de lo anterior es notorio que el anciano toma en cuenta lo que representa el vínculo
familiar, por lo que el significado que le adjudique a su vejez, será muy importante para sentirse
reconocido por el grupo al que pertenece, o en su caso, también sentirse excluido.
Yo no tengo nada…no tengo nada, ni lo mendigo tampoco, viajes para acá y para allá, si hubiera
tenido hijos hubiera quedado ahí, pero preferí que lo vendiera la señora, conmigo no hay pleito,
porque no tengo nada, ni familia, que cosa me quitan…íbamos a vender y hacer una casita pero
siempre hay pleito no todos pensamos lo mismo…así nos gastamos todo, íbamos a comprar un
terreno, esa era la ilusión, pero…se acabó todo…así no me pelean nada pues que me quitan, ya no
tengo nada…(Sebastián, 79 años).
La vejez y la autopercepción
El paso del tiempo transcurre en el cuerpo anciano, se percibe en la serie de cambios asociados
tanto a aspectos biológicos, como sociales, que se producen con el paso de los años, así como
una serie de ideas y creencias que el viejo construye de sí mismo, el anciano poco a poco va
admitiendo que posee un control restringido sobre su propia vida y que consecuentemente se
dirige hacia el fin de su existencia.
Los viejos se hacen. Para sentirse viejo yo creo a los 70 años, yo a los 60 años no sentía nada,
sentía como si hubiera tenido 25 o 30 años, pero pasando los 70 años se empiezan a sentir
cambios, ya ahorita ya empiezo a sentir cambios, ahora sí ya no puedo decir estoy como si tuviera
30 años, los cambios son en el movimiento, yo me siento fuerte para chapear, azadonear, yo me
siento bien, la cosa es que ya me duelen las rodillas ya no camino muy bien, pero de ahí todo
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funciona bien, a los 60 años para mí era igualito todo, ahorita ya no, ya cambia. 70 años son
bastantes para decir que uno se siente igual que un joven (Mateo, 70 años).
La idea que las personas de edades avanzadas tienen de sí mismos hacen referencia al
sistema social en que interactúan, por lo que la imagen que tenían desde un tiempo anterior hasta
la edad actual, les permite formarse una idea de sí mismos. A este respecto el siguiente
informante, señala.
Cuando eres joven, eres más dependiente y luego eres más impulsivo y cuando eres señor eres más
responsable y, así cambia la vida, a mi edad no me preocupa nada porque así es la vida nunca se
está estancado y así es mi forma de ser (Daniel, 73 años).
Es decir que la “imagen corporal”4 se relaciona con el contexto sociocultural, y con las
ideas y creencias propias de una cultura, de esta manera permite identificar las particularidades de
un contexto sus concepciones culturales y las representaciones que tiene de sí mismo el
individuo, al considerarla como proceso de integración se piensa como un transcurso en constante
ajuste que resalta el desarrollo del individuo (Aguado, 2004).
De acuerdo con lo anterior, cabe agregar que los ancianos valoran de muy diversas maneras
la imagen que tienen de ellos mismos, dependiendo se su estado de salud y condición
sociocultural. A este respecto el testimonio siguiente ejemplifica una percepción de lo que es la
vejez.
Tengo más de veinte años con la diabetes, pero hay otra señora más chica que yo, pero está por la
calle de la amargura la pobre, yo me siento antigüita como las que salen en la tele, arrugadita…yo
trabajé mucho, a veces me siento triste pero ya estoy más convencida…ni modo. (Benita, 80 años).
4 Desde la perspectiva de Aguado (2004), la imagen se reafirma en primer lugar a una experiencia cuyo primer registro es visual, sin embargo como enfatiza el autor, “la imagen corporal involucra al conjunto de los registros perceptuales”, a los sentimientos y al proceso de integración yoica. En este sentido, la imagen corporal es un proceso, conformado por un conjunto de acciones de intercambio entre el sujeto y su medio, por lo que se entiende que ésta se encuentra en constante cambio y en la cual “la cultura recrea los mensajes centrales” (Aguado, 2004:49).
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En el caso del grupo de ancianos de esta investigación, en su autopercepción influye de
manera fundamental su estado físico, esto es de gran relevancia, ya que la capacidad para llevar
a cabo las actividades básicas de la vida diaria constituyen una variable decisiva en la que el
anciano construye su significado de la vejez, para sentirse incluido o excluido dentro de una
estructura social en donde interactúa socialmente y es reconocido como un viejo.
Trabajos del campo, todavía los hago, me subo a cortar palma, me subo a los palos de mango a
cortar, está alto pero soy muy precavido para hacer maniobras arriba, de chamaco fui cortador de
palma, por eso todavía lo hago, todo el día trabajaba, aserré madera, cortaba madera con hacha,
todavía parto leña, le hago trabajos de cortar leña al carnicero, a varias señoras, cortar madera,
chapear, hago de todo (Moisés, 74 años).
El anciano asumirá su vejez en la medida en que sus posibilidades para realizar las
actividades cotidianas se vean afectadas o si aparece una enfermedad crónica discapacitante,
obligándolo a guardar reposo absoluto y lo retira de la actividad a la que estaba acostumbrado, de
esta manera la dependencia de terceros es necesaria para su sobrevivencia.
Las actividades que desarrolla diariamente el anciano implican una serie de sentimientos
que desempeñan un papel importante en la percepción de sí mismo, los aspectos afectivos
también conocidos como autoestima, se encuentran constituidos por esa variedad de sentimientos
que el sujeto atribuye a sí mismo, al enfrentarse a esta variedad de situaciones que le permiten
reconocerse en su ambiente social, reacciona ante estas situaciones mediante una serie de
modificaciones biológicas y psicológicas, sin embargo la forma en que manifiesta las diversas
percepciones sobre su propia vejez, sobre los cambios que ha sufrido y la conciencia de su
finitud, se atribuyen a condiciones sociales asociadas a las circunstancias particulares de cada
individuo, como se muestra a continuación con el siguientes testimonios.
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Ya estuviera muerto de que tiempo pero me quitaron la pistola de ahorita de mi cabecera, la
ventearon, el pinche chamaco y me la quitó el hijo de la chingada, si no me la hubieran quitado ahí
hubiera quedado…ya no puedo…merito me pego un tiro (Pedro, 62 años).
Me levanto a las seis de la mañana o antes, no veo el reloj (a lo que estaba acostumbrado antes
cuando vivía en la ciudad), me tomo un café, un pan, y salgo temprano todavía oscuro para ganarle
al sol, en la tarde voy un rato…tiene que ver como se cuide uno, yo hice mucha actividad y nunca he
dejado de trabajar eso es muy importante, no estoy solo y busco la forma de estar acompañado, por
ejemplo ir a la iglesia, encuentra uno gente y somos hermanos en donde hay buena convivencia y
ahí no hay soledad…mi vejez la he ido acomodando a mi edad (Daniel, 73 años).
Ahorita estuve muy grave, estuve a punto de morirme o volverme loco, grave grave, no quería ni que
me hablaran, estaba como un perro con rabia…había razón, sin comer, sin dinero…ni quién viniera
a verme…estaba enojado, decía yo aquí estoy acabado, ahora sí…estoy abandonado de familia
tanto que crié para nada5…estaba yo bien enojado de verás (Moisés, 74 años).
…no podía moverme, es que me puse a arreglar la casa porque se estaba metiendo el agua, y quería
cambiar una palma, le decía a los chamacos que me ayudarán…me caí de arriba, como pude me
levanté gracias a Dios no me pasó nada, me fui sola a los Naranjos a la clínica no aguantaba el
dolor, no metí ni las manos le pedí a Dios que me diera algo para acabarme de morir, por eso no me
gusta salir o estar con mis hijos, porque enseguida se me pone caliente el cerebro (Aurora, 80 años)
Cuando estaban chicos esta calle se llenaba de chamacos y chamacas que jugaban balón, que
bonito se veía que había gente, pero ahora se siente silencio que da miedo… solo los perros o los
pollos que se oyen. Tanto me decía mi hijo el chico que no se iba, pero empezó a ganar dinero y,…
ya no va a regresar (Clara, 70 años).
De acuerdo con lo anterior, cabe señalar que conforme se envejece, la situación emocional
puede verse afectada por diferentes circunstancias como las pérdidas de salud, pérdidas
5 Se refiere a sus sobrinos, pude observar que no lo visitan porque se encuentran muy enojados con él porque vendió la parcela, por lo que le llamaban “viejo pendejo”.
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materiales y de personas con las que mantenía relación, de ahí que la interpretación y el
significado de tales acontecimientos determinarán una valoración desfavorable de su propia
situación, como se aprecia en los testimonios anteriores, la pérdida de los seres queridos o la
posibilidad de perder la autonomía y el control sobre sus actividades básicas de la vida diaria,
influyen en la autopercepción de considerarse viejo.
La vejez es considerada como la última etapa de la vida del ser humano, lo que influye en
la conducta y la vivencia de las personas, en ocasiones se trata de evitar el paso del tiempo que se
evidencia cada día. El paso del tiempo se manifiesta en el cuerpo de varias formas con
características como la vulnerabilidad física, social y psicológica, lo que inevitablemente está
asociada a la percepción que el sujeto tiene de sí mismo, esto de alguna manera lo hace ser
consciente de su finitud y de experimentar un cuerpo que ya no puede realizar las actividades
básicas de la vida diaria, en la misma forma que las hacía en otra etapa de la vida, una percepción
individual, pero a su vez colectiva, por que se representa en un contexto social.
La muerte, no busca a los viejos solamente, hasta a los niños chiquitos, de repente escuchas, se
murió el muchacho o el niño…a veces piensan que porque estamos viejos se va a morir uno, pero
todos estamos propensos a morir…también los jóvenes los alcanza la muerte (Clara, 70 años).
Quiero una foto de cuerpo entero, pa dejarla de recuerdo cuando yo me muera y pal que la quiera
ver…que la vea (Aurora, 80 años).
Siento que ya no voy a sanar…que ya va uno agarrando camino (Benita, 80 años).
A mí, me ha tocado sepultar mucha gente ¿a ver cuando me sepultan a mí, voy a cerrar la casa y…
me voy qué hago?...la muerte es de momento (Jonás, 90 años).
A manera de reflexión
Los cambios que se experimentan en el cuerpo anciano, pueden ser en ocasiones gratificantes y
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satisfactorios o, en otros casos, pueden representar malestares relacionados con síntomas físicos,
aunado a estos cambios se hace evidente la influencia del medio social que puede ocasionar
aislamiento, soledad o pobreza, lo que permite observar más de cerca la vejez, en una dimensión
integral.
La especie humana es la única que hace evidente el envejecimiento en una condición más
allá de un código genético o un proceso físico-químico, es en el anciano donde se evidencia esa
irreversibilidad del tiempo, en donde se encuentra presente la experiencia del proceso de
envejecer durante toda su vida, en dónde la vejez se ve negada o aceptada mediante las
representaciones que le son asignadas, por un lado mediante las creencias e ideas de quién no se
encuentra viviendo esa etapa de la vida y, por otro lado, de los pensamientos y prácticas que se
desarrollan día a día en un cuerpo que experimenta la evidencia de la temporalidad.
En este propósito, para poder acercarnos a la vejez, ésta debe ser tomada en cuenta como un
acontecimiento inherente al ser humano, observando los acontecimientos que se han sucedido a
lo largo de la vida, los pensamientos que se tienen acerca de lo que es ser viejo e inevitablemente
las múltiples formas en que el anciano se apropia de los diferentes símbolos que están presentes
en un medio social en el que le corresponde ser reconocido como un viejo.
En síntesis, la conclusión a la que se llegó en este trabajo, a partir de dicha revisión, es que
el envejecimiento es un proceso biológico ocasionado por una serie de factores externos e
internos, de cambios graduales que conllevan a alteraciones en los diversos órganos y sistemas,
caracterizado por una vulnerabilidad del cuerpo que son inevitables y terminan en la muerte.
Por otra parte, desde este punto de vista, la vejez es una construcción sociocultural,
particular de cada sujeto y grupo social, dónde intervienen aspectos como las ideas, sentimientos,
actividades cotidianas, costumbres.
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Adentrarse al tema de la vejez, constituye considerar la multiplicidad de aspectos que se
presentan durante esta etapa de la vida, en este trabajo se han querido mostrar las manifestaciones
más evidentes y cotidianas de la vejez en una comunidad rural, privilegiando la voz de los actores
sociales.
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