vargas llosa-los cachorros

21
1 Todavía llevaban pantalón corto ese año, aún no fumábamos, entre todos los depones preferían el fútbol y estábamos aprendiendo a correr olas, a zzm- bullirnos desde el segundo trampolín del «T¿¡s745r, y eran traviesos, lampiños, curiosos, muy ágiles, vo- races. Ese año, cuando Cuéllar entró al Colegio Champagnat. Hermano Ironcio, ¿cieno que viene uno nuevo?, ¿para el <.Terce¡o A>>, Hermano? Sl, el Hermano Ironcio apanaba de un manotón el moño que le cubría la ca¡a, ahora a callar. Apareció una mañana, ala hora de la formación, de la mano de su papá, y el Hermano Lucio lo puso z la cabeza de la fila porque era más chiquito to- davía que Rojas, y en la clase el Hermano Leoncio lo sentó atrás, con nosotros, en esa carpeta vacla, jovencito. ¿Cómo se llamaba? Cuéllar, ¿.y t:ú? Choto, ¿y tú? Chingolo, ¿y tú? Mañuco, ¿y r.ú? Lalo. ¿Mi- raflorino? Sí, desde el mes pasado, antes vivía en San Antonio y ahora en Mariscal Castilla, cerca del Cine Colina. Era chanconcito (pero no sobón): la primera sema- na salió quinto y la siguiente tercero y después siem- pre primero hasta el accidente , ahí comenzó a flojear y a sacarse malas notas. Ios catorce Incas, Cuéllar, decía el Hermano Leoncio, y él se los recitaba sin respirar, los Mandamientos, las tres estrofas del Him- no Marista, la poesía Mi bandera de Iópez Albújar:

Upload: javierdaza

Post on 12-Feb-2016

102 views

Category:

Documents


2 download

DESCRIPTION

los cachorros

TRANSCRIPT

Page 1: Vargas Llosa-Los Cachorros

1

Todavía llevaban pantalón corto ese año, aún nofumábamos, entre todos los depones preferían elfútbol y estábamos aprendiendo a correr olas, a zzm-bullirnos desde el segundo trampolín del «T¿¡s745r,y eran traviesos, lampiños, curiosos, muy ágiles, vo-races. Ese año, cuando Cuéllar entró al ColegioChampagnat.

Hermano Ironcio, ¿cieno que viene uno nuevo?,

¿para el <.Terce¡o A>>, Hermano? Sl, el HermanoIroncio apanaba de un manotón el moño que lecubría la ca¡a, ahora a callar.

Apareció una mañana, ala hora de la formación,de la mano de su papá, y el Hermano Lucio lo pusoz la cabeza de la fila porque era más chiquito to-davía que Rojas, y en la clase el Hermano Leonciolo sentó atrás, con nosotros, en esa carpeta vacla,jovencito. ¿Cómo se llamaba? Cuéllar, ¿.y t:ú? Choto,¿y tú? Chingolo, ¿y tú? Mañuco, ¿y r.ú? Lalo. ¿Mi-raflorino? Sí, desde el mes pasado, antes vivía enSan Antonio y ahora en Mariscal Castilla, cerca delCine Colina.

Era chanconcito (pero no sobón): la primera sema-na salió quinto y la siguiente tercero y después siem-pre primero hasta el accidente , ahí comenzó a flojeary a sacarse malas notas. Ios catorce Incas, Cuéllar,decía el Hermano Leoncio, y él se los recitaba sinrespirar, los Mandamientos, las tres estrofas del Him-no Marista, la poesía Mi bandera de Iópez Albújar:

Page 2: Vargas Llosa-Los Cachorros

106 Mario Vargas Llosa

sin respirar. Qué rrome, Cuéllar, le decía Lalo y elHermano muy buena memoria, jovencito, y a noso-tros ¡aprendan, bellacos! El se lustraba las uñas enla solapa del saco y miraba a toda la clase por en-cima del hombro, sobrándose (de a mentiras, en elfondo no era sobrado, sólo un poco loquibambioy juguetón. Y, además, buen compañero. Nos sopla-ba en los exámenes y en los recréos nos convidibachupetes, ricacho, tofis, suertudo, le decla Choto,te d-an más propina que a nosoffos cuatro, y él porlas buenas notas que se sacaba, y nosotros menosmal que eres buena gente, chanconcito, eso lo sal-vaba).

Las clases de la Primaria terminaban a las cuatro,a,las cuarro y diez el Hermano Lucio hacía romperfilas y a las cuatro y cuarto ellos estaban en la .r.rih,de fútbol. Tiraban los maletines al pasto, los sacos,las corbatas, rápido Chingolo rápidb, ponte en elarco antes que lo pesqt-ren offos, y én su jaulaJudas se volvía loco, guau, pzraba'el rabo, guaug.ulu, leg mostraba los colmillos, guau guau guau,úra,ba saltos mortales, guau guau guau guau, sacu-día los alambres. Puchá diabto si se escipa un día,decía Chingolo-, y Mañuco si se escapa hay que que-darse quietos, los daneses sólo mordian ..rr.rio oiírnque les tienes miedo, ¿quién te lo dijo?, mi viejo, yChoto yo me treparla il arco, así ná lo alr niarií,y Cuéllar sacaba su puñalito y chas chas lo soñaba,deslonjaba y enterrabaaaaaauuuu, mirando al cie-lo, uuuuuuaaauuuu, las dos manos en la boca,auauauauauuuuu: ¿qué tal grkaba Taurzin? Jugabanapenas hasta las cinco pues a esa hora salía ia Mediay a nosotros los grandes nos corrían de la canchaa las buenas o a las malas. Ias lenguas afuera, sa-cudiéndonos y sudando recogían libros, sacos ycorbatas y salíamos a la calle.

-Bajaban por la Dia-gonal haciendo pases de basquet con loi maletines,

[.os cachorros 107

cháoate ésta papacito, cruzábamos el Parque a laaltu'ra de l^as bilitirt, ¡la chapél ¿viste, mamacita?,y en la bodeguita de la esquina de oD'Onofrio'iomprábamos

-barquillos ¿de vainilla?, ¿mixtos?,

echa un poco más, cholo, no estafes, un poquitode limón, tacaño, una yapita de fresa. Y después

seguían bajando por la Diagonal, el oViolín Gitano»,

siñ hablar, la calle Pofta, absonos en los helados,

un semáforo, shhp chupando shhhp y saltando hasta

el edificio San Nicolás y ahí Cuéllar se despedía,

hombre no te vayas todavía, varnos al oTerazas',le pedirían la pelota al Chino, ¿no quería j"gT P9tla ielección dé la clase? hermano, para eso habíaque enffenarse un poco, ven vamos anda, sólo hasta

las seis, un partido de fulbito en el oTerrazas», Cue-

llar. No pod1a, su papá no lo dejaba, tenia que hacer

las tareas. lo acompañaban hast¡r su casa, ¿cómo ibaa enffa¡ al equipo de la clase si no se entrenaba?,y por fin a.abábamos yéndonos al «Tenazas' solos.

i3uen" gente pero muy chancón, decía Choto, porlos estuáios déscuida el depone, y Lalo no era culpasuya, su vieio debía ser un fregado, y Chingolocláro, él se moría por venir con ellos y Mañuco ibaa estar bien diflcil que entrara al equipo, no teníafísico, ni patada, ni resistencia, se cansaba ahímismo, ni nada. Pero cabecea bien, decía Choto,y además era hincha nuestro, había que meterlocomo sea decía Lalo, y Chingolo para que esté

con nosotros y Mañuco sí lo meteríamos, ¡aunque ibaa estar más diflcil!

Pero Cuéllar, que era terco y se moría por jugar

en el equipo, se intrenó tanto en el verano que al

aro sigúiente se ganó el puesto de interior izquierdaen la-selección de la clase: mens sana in corporesano, decía el Hermano Agustín, ¿ya veTamos?, se

puede ser buen deponista y aplicado en los estudios,que siguiéramos su ejemplo. ¿Cómo has hecho?, le

Page 3: Vargas Llosa-Los Cachorros

109los cachorros108 Mario Vargas Llosa

decía Lalo, ¿de dónde esa cinrura, esos pases, esacodicia de pelota, esos tiros al ángulo? Y él: lo habíaentrenado su primo el Chispas y su padre lo llevabaal Estadio todos los domingos y ahi, viendo a loscraks, les aprendían los trucos ¿caprábamos? Se habíapasado los tres meses sin ir a las matinés ni a lasplayas, sólo viendo y jugando fútbol mañana y rarde,toquen esas pantorrillas, ¿no se habían puesto duras?Sí, ha mejorado mucho, le decía Choto al HermanoLucio, de veras, y Lalo es un delantero ágil y uaba-jador, y Chingolo qué bien organizaba el ataque y,sobre todo, no perdía la moral, y Mañuco ¿vio cómobaja hasta el arco a buscar pelota cuando el enemigova dominando, Hermano Lucio?, hay que metedoal equipo. Cuéllar se reía feliz, se soplaba las uñasy se las lustraba en la camiseta de <,Cuafto A», man-gas blancas y pechera azul: ya está, le decíamos, ya temedmos pero no te sobres.

En ,iulio, para el Campeonato Interaños, el Her-marro Agustin autorizó al equipo de .,Cuarto A,, aentrenarse dos veces por semana, los lunes y losviernes, a la hora de Dibujo y Música. Después delsegundo recreo, cuando el patio quedaba vacío,mojadito por la garíta, lustrado como un chimpúnntrevecito, los once seleccionados bajaban a la can-cha, nos cambiábamos el uniforme y, con zapatosdc fútbol y buzos negros, salían de los camarinesen fila india, a paso gimnástico, encabezados porLalo, el capitárr. En todas las venranas de las aulasaparecían caras envidiosas que espiaban sus carreras,lral¡ía trn vientecito frío que arcugaba las aguas de lapiscina (¿tu te bañarías?, después del match, ahorano, brrr qué frío), sus saques, y movía las copas delos cucaliptos y ficus del Parque que asomaban sobreel rnuro amarillo del Colegio, sus penales y la maña-na se iba volando: entrenamos regio, decía Cuéllar,bcstial. ganaremos. Una hora después el Hermano

Lucio tocaba el silbato y, mientras se desaguaban

lrr ,,rt^ y los años formaban en el patio, los selec-

cionados nos vestíamos para ir a sus casas a ilmorzar'peá Cue["r se demorába porque (te copias todas

irs d. los crak, decía Chiñgolo, ¿quién te crees?,

;Toto Terry?) se metía siempre a la ducha después

á. los entíeáamientos. A vices ellos se duchaban

también, guau, pero ese día, guau guau, cuando

Iudas se íparrrió en la puerta de los camarines'

i"r" g"r" guau, sólo Laló y Cuéllar se estaban ba-

ñ"tdol gr^i gr",, guau guau. C-hgto,. Chingolo y

Mañucoialtaron por-las ventanas' Lalo chilló se esca-

nó mira hermanb y alcanz1 a cerrar Ia puertecita

áe ta ducha en el hocico rnismo del danés' Ahí, en-

cosido. losetas blancas, azulejos y chorritos de agua'

i.ñibfrnao, oyó los ladridos.de Judas, el llanto de

Cuéllar, sus gritos, y oyó aullidos, saltos, choques'

r.rbrto""t y áetprés sóÍo ladridos, Y ul montón de

tiempo después,'les juro (pero cuánto,-decía Chingo-

lo, ¿dos minutos?, más hermang, y -Choto ¿cinco?'

ÁL'-.r.ho má$, el vozarrln del Hermano Lucio'

las lisuras de Leoncio (¿en español, Lalo?, sí, tam-

Úien .tt francés, ¿le entendías?, no' -peP s-e imagina-

U, q"" eran lisuias, idiota, por la furia de su voz)'

lo, áramb"s, Dios mío, fueris, sapes, largo largo' la

desesperación de los Hermanos, su terrible susto'

ÁU.iá t, puerta y ya se lo llevaban -cargado' l^o vi-o

a*r. eÁtr. las't'otrtrt negras,. ¿desmayado.?' sí'

¿Irfrao, Lalo?, sí y sangranáo, hermano, palabra'

que ¡roiriUte: el baho entero era purita sangre' Qu-é

á:ái, q"e pasó después mientras yo me vestía' decía

f^lo, v Chingolo ei Hermrno Agustín y el Hermano

i r.io'-.,i.rón a Cuéllar en la iamioneta de la Di-

rección, los vimos desde la escalera, y Choto arran-

.;;; ; ochenta (Mañuco cien) por hora, tocando

b;.i;, y como los bomberos' como una ambulancia'

Mi;;;.; tanto el Hermano Leoncio perseguía aJudas

I1

I

Page 4: Vargas Llosa-Los Cachorros

Los chachorros110 Mario Vargas Llosa

que iba y venía por el patio dando brincos, volan-tines, lo agarrtba y lo metía a su jaula y por entrelos alambres (quería matarlo, decía Choto, si lo hu-bieras visto, asustaba) lo azotaba sin misericordia,colorado, el moño bailándole sobre la cara.

Esa semana, la misa del domingo, el rosario delviernes y las oraciones del principio y del'fin de lasclases fueron por el restablecimiento de Cuéllar, perolos Hermanos se enfurecÍan si los alumnos hablabanentre ellos del accidente, nos chapaban y un cocacho,silencio, toma, castigado hasta la seis. Sin embargo,ése fue el único tema de conversación en los recreosy en las aulas, y el lunes siguiente cuando, a la sa-

lida del Colegio, fueron a visitarlo a la oClínicaAmericanar, vimos que no tenía nada en la cara nien las manos. Estaba en un cuaftito lindo, holaCuéllar, paredes blancas y coftinas cremas, ¿ya. tesanaste , cumpita?, junto a un jardín con florecitas,pasto y un árbol. Ellos lo estábamos vengando, Cué-llar, en cada recreo pedrada y pedrada contra la jaulade Judas y él bien hecho, prontito no le quedaríaun hueso sano al desgraciado, se reía, cuando salierairíamos al Colegio de noche y entraríamos por lostechos, viva el jovencito pam pam, el Aguila Enmas-canda chas chas, y le haríamos ver estrellas, de buenhumor pero flaquito y pálido, a ese perro, comoél a mi. Sentadas a la cabecera de Cuéllar había dosseñoras que nos dieron chocolates y se salieron aljardín, coraz6n, quédate conversando con tus ami-guitos, se fumarían un cigarillo y volverían, la delvestido blanco es mi mami, la otra una tía. Cuenta,Cuélla¡, hermanito, qué pasó, ¿le habia mordido?,ahí pues, y se muñequeó, ¿en la pichulita?, sí, co-loradito, y se rió y nos re-rmos y las señoras desdela ventana adiós, adiós corazón, y a nosotros sóloun momentito más porque Cuéllar todavía no estabacurado y él chist, era un secreto, su viejo no quería,

tampoco su vieja, que nadie supiera, mi cholo' mejor,'.' iior. nede. r,ára oué. había sido en la piernano digas nada, Para qué, sido en la piernarro má, coraz1n ¿ya? La operación duró dos horas,no mas, corazon ¿ya( La oPeraclon quro (Io5 rrura)'les dijo, volvería a['Colegio dentro de diez dias, fiiarecuántas vacaciones qué más quieres le había dichocuántas vacacrones qué más quleres le nabla dlcnoel doctor. Nos fuimos y en la clase todos queríansaber, ¿le cosieron la bariga, cierto?' ¿con aguja e

hilo, ciérto? Y Chingolo cómo se empavó cuando nos

contó, ¿sería pecado hablar de eso?, Lalo no, qué

iba a ser, a él su mamá le decía cada noche antes

de acostarse ¿ya te eniuagaste la boca, ya hiciste

pipí?, y Mañuco pobre Cuéllar, qué dolor tendría,ii-un pelotazo arhi sueña a cualquiera cómo sería

r'rn rnordis.o y sobre todo piensa en los colmillosque se gastaJudas, cojan piedras, vamos a la cancha,

a la una, a las dos, a las tres, guau guau guau guau,

¿le gustaba?, desgraciado, que tomara y aprendiera.Éobie Cuéllar, dtcía Choto, ya no podría lucirse

en el Campeonato que empieza mañana, y Mañuco

trrrto ettrénarse de balde y lo peor es que, decía

Lalo, esto nos ha debilitado el equipo, hay que ra-

jarse si no queremos quedar a la cola, muchachos,juren que se n'1arán.

I

l

2

Sólo volvió al Colegio después de Fiestas Patrias

y, cosa rufa, en vez de haber escarmentado con el

i¡tbol (¿no era por el fútbol, en cierta forma, que

lo mordió Judas?) vino más deportista que nunca.

En cambio-, los estudios comenzaron a importarlemenos. Y se comprendía, ni tonto que fuera, ya

no le hacla falta chancar: se presentaba a los exá-

menes con promedios muy b"iot y los Hermanos lopasaban, málos eiercicios y óptimo, pésimas tareas

y aprobado. Desde el accidente te soban, le decía-

Page 5: Vargas Llosa-Los Cachorros

Mario Vargas Llosa Los cachorros

beso) y después nos íbamos a La. cazuela. del Excél-sior, del fucardo Palma o del Leuro a ver seriales,dramas impropios para señoritas, películas de Can-tinflas y Tin Tan. A cada rato le aumentaban laspropinas y me compran lo que quiero, nos decía,se los había metido al bolsillo a mis papás, me dangusto en todo, Ios tenía aquí,. se mueren por mí. Elfue el primero de los cinco en tener patines, bici-cleta, motocicleta y ellos Cuéllar que tu viejo nosregale una Copa para el Campeonato, que los llevataa la piscina del Estadio a ver nadar a Merino y alConejo Villarán y que nos recogiera en su auto ala salida de la vermuth, y su viejo nos la regalabay los llevaba y nos recogia en su auto: sí, lo teníaaquí.

Por ese tiempo, no mucho después del accidente,comenzaron a decirle Pichulita. El apodo nació en laclase, ¿fue el sabido de Gumucio el que lo inventó?,claro, quién iba a ser, y al principio Cuéllar, Her-mano, lloraba, me están diciendo una mala palabra,como un marica, ¿quién?, ¿qué te dicen?, una cosafea. Hermano, le daba vergüenza repet-lrsela, tar-tamudeando y las lágrimas que se le saltaban, ydespués en los recreos los alumrros de otros añosPichulita qué hubo, y los mocos que se le salían,cómo estás, y él Hernrano, fíjese , corría donde Leon-cio, Lucio, Agustín o el profesor Cañón Paredes:ése fue. Se quejaba y también se enfurecía, qué hasdicho, Pichulita he dicho, blanco de cólera, maricón,temblándole las manos y la yoz, a ver repite si teatreves, Pichulita, ya me atreví y qué pasaba y élentonces cerraba los ojos y, tal como le había acon-sejado su papá, no te dejes muchacho, se lanzaba,rómpeles la jera, y los desafiaba, le pisas el pie ybandangán, y se üompeaba, un sopapo, un cabeza-zo, un patadón, donde fuera, en la fila o en la can-cha, lo mandas al suelo y se acabó, en la clase, en8

mos, no sabías nada de quebrados y, qué tal raza,te pusieron dieciséis. Además, Io hacian áyudar misa,Cuéllar lea el catecismo, llevar el gallardáte del anóen las procesiones, borre la pizarralcantar en el coro,repafta las libretas, y los primeros viernes enrrabaal desayuno aunque no comulgara. euién como rú,decía Choto, te das l.a.gran viáa, lásüma que Judaino nos mordiera también a nosorros, y él n-o .i, po.eso: los Hermanos lo sobaban de miédo a su vié;o.Bandidos, qué le han hecho a mi hiio, les cierro elColegio, los mando a la- cárc-el, no ,r'b", quién soy,lba a matar a esa maldita fiera y al Hermano Di_rector, calma, cálmese señor, lo sacudió del babero.Fue así, palabra, decía Cuéllar, su viejo se lo habíacontado a su vieja y aunque r. s..r.t.ában é1, desdemi cama de la clínica, lós oyó: era por eso que losobaban,.no más. ¿_Dcl babero?, qué iruquero,'decíaLalo, y Chingolo a lo- mejor era cieno, poi algo habíadesaparecido el maldito animal. l,o hatrán íendido,decíamc's, se habrá escapado, se lo regalarian a al_ggien, y Cuéllar no, no, seguro que su viejo vinoy lo ma 16, él siemprc .umplía lb que prometía.Porque ¡-¿na mañan a.la jaula- amaneciS ,^tí^ y un^semana.después, en lugar de Judas, ¡cuarro coáejitosblancos! Cuéllar, lléveles lechugas, áh companeíito,déles zanahorias, cómo te sobabán, cámbieles .f ,gr"y él feliz.

Pero no sólo los Hermanos se habian puesro amimarlo, también a sus viejos les dio po. ,hí. AhoraCuéliar venía todas las tardes .on rrosótros al «Tena-zas» z jugar fulbito (¿rg viejo ya no se enoja?, ya no,al conrrario, siempre le preguntaba quián gána eimatch, mi .equipo. cuántoj goles mitisre , ¿rres?,¡bravo!,. y el no r^e molesres, ñramá, se me raigó lacamisa jugando, fue.casualidad, y ella sonsito, quéimportaba, corazor¡cito, la muchacha se la .or"ú,y te serviría para dentro de casa, que le diera un

Page 6: Vargas Llosa-Los Cachorros

Mario Vargas Llosa

la capilla, no re fregarán más. Pero más se calentabay más lo fastidiaban y una vez, era un escándalo,Hermano, vino su padre echando chispas a la Di-rección, marúrizaban a su hijo y él no lo iba a per-mitir. Que tuviera pantalones, que casrigar" , .ro,mocosos o lo haría é1, podría a todo el mundo ensu sitio, qué insolencia, un manotazo en la mesa,era el colmo, no faltaba más. Pero le habían pegadoe-l apodo como una estampilla y, a pesar de ioicas-tigos de los Hermanos, de los sean más humanos,,..n9^4.. un poco de piedad del Director, y a pesar

4. l9r llantos.y a las pataletas y las amenaz"i y gólpesde Cuéllar, el apodo salió a la calle y poquitó , pó.ofue corriendo por los barrios de Miriflores y nuncamás pudo sacárselo de encima, pobre . pichuiita pasala pelota, no seas angurriento, ¿cuánto te sacasteen álgebra, PichulitaT, te cambio una fruna, pichuli-ta, por una melcocha, y no dejes de venir mañana alpaseo a Chosica, Pichulita, se bañarían en el río, losHermanos llevarlan guanres y podrás boxear con Gu-pr¡cio y vengafte, Pichulita, ¿tienes botas?, porquehab¡ia que trepar al cerro, Pichulita, y al regresotodavía alcantzarlan la vermuth, Pichuliia, ¿re gus-taba el plan?

También a ellos, Cuéllar, que al comienzo noscuidábamos, cumpa, comenzó a salírseles, viejo,contra nuestra voluntad, hermano, hincha, de re-pente Pichulita y é1, colorado, ¿qué?, o pálido ¿tútambién, Chingolo?, abriendo mucho los ojos, hom-bre,. perdón, no había sido con mala intención, ¿éltambién, su amigo también?, hombre, Cuéllar, qüeno se pusiera asi, si todos se lo decían a .rno se lecontagiaba, ¿tú también, Choto?, y se le venia a laboca sin querer, ¿él también, Mañuco?, ¿así le decía-

!!of por la espalda?, ¿se daba media vuelta y ellosPichulita, cierto? No, qué ocurrencia, lo abrazábz-mos, palabra que nunca más y además por qué te

Los cachor¡os

enojas, hermanito, era un apodo como cualquier otroy por último ¿al cojito Pérez no le dices tú Coiinobay ,t blr.o Rodríguez virolo o Mirada Fatal y Pico

áe Oro al tartamudo fuvera? ¿Y no le decían a él

Choto y a él Chingolo y a él Mañuco y a él Lalo?

No te enojes, hermanón, sigue iugando, anda, te toca.

Poco a poco fue resignándose a su apodo y en

Sexto año y" to lloraba ni se ponía matón, se hacía

el desenteádido y a veces hasta bromeaba, Pichulitano lPichulazaia jal, y en Primero de Media se había

acostumbrado i"Áto que , más bien, cuando le decían

Cuéllar se ponía serio y miraba con desconftanza,como dudatdo, ¿no sería burla? Hasta estiraba lamano a los nuevos amigos diciendo mucho gusto,

Pichula Cuéllar a tus órdenes.No a la muchachas, claro, sólo a los hombres.

Porque en esa época, además de los deportes, ya

se iÁteresaban por las chicas. Habíamos comenzado

a hacer bromas, en las clases, oye, ayer lo vi a PiruloMartínez con su enamorada, en los recreos, se pasea-

ban de la mano por el Malecón y de repente ¡plm'un chupete !, y a las salidas ¿en la boca?, sí y se ha-

bían dimorado un montón de rato besándose. Alpoco tiempo, ése fue el tema principal de sus con-

iersacioneJ. Quique Roias tenía una hembrita mayorque é1, rubia, de ojazos azules y el- domingo Yr.ñ"ó los vio entrar juntos a la maúné de I Ricardo Palma

y a la salida ella estaba despeinadísima, seguro ha-

bían tirado plan, y el otro día en la noche Chotolo pescó al venezolano de Quinto, ese que le dicen

Múcura por la bocaza, vieio, en un auto, con unamujer mly pintada y, por supuesto, estaban tirandoplan, y tú,

^Lrlo, ¿ya tiraste plan?, y tú, Pichulita,

i^ l^,'y a Mañuco le gustaba la hermana de Perico'Sáenz,'y

Choto rba a pagar un helado y la.carter.a

se le cayó y tenía una foto de una Caperucita -Roja

en una hesta infantll, 1a ia, no te muñequees, Lalo,

Page 7: Vargas Llosa-Los Cachorros

116 Mario Vargas Llos:r

ya sabemos que te mueres por la flaca Rojas, y túPichulita ¿te mueres por alguien?, y él no, coiora-do, todavía, o pálido, no se moría por nadie, y rúy r(r, ja ja.

Si salíamos a las cinco en punto y corríamos porla Avenida Pardo como alma que lleva el diablo,alcanzaban justito la salida de lal chicas del ColegioLa Reparación. Nos parábamos en la esquinay f¡ite ,

ahí estaban los ómnibus, eran las de Tercero y lade la segunda venrana es la hermana del cholo'Cá-nepa, chau, chau, y ésa, mira, háganle adiós, se rio,se rio, y la chiquita nos conrestó. adiós, adiés, perono era para ti, mocosa, y ésa y ésa. A veces lesllevábamos papelitos escritos y se los lanzaban a lavola4a, qué bonita eres, me gustan tus trenzas. eluniforme-te-queda mejor que a ninguna, tu amigoLalo, cuidado, hombre, ya re vio lá monja, las vaa castigaÍ, ¿cómo te llamas?, yo Mañuco, ¿vamos eldomingo al cine?, que le contestara mañana con unpapelito igual o haciéndome a la pasada del ómni-bus con la cabeza que sí. Y tú Cuéllar, ¿no le gusta-ba ninguna?, sí, esa que se sienta atrás, ¿la c,.ratro-jos?, no no, la de al ladito, por qué no le escribíaentonces, y él qué le ponía, a ver, a ver, ¿quieresser mi amiga?, no, qué bobada, quería ser su imigoy Ie mandaba un beso, sí, eso estaba mcjor, peioera corto, algo rnás conchudo, quiero ser tu amigo yle mandalra un beso y te adoro, ella sería la vacay yo seré el toro, ja ja. Y ahora firma ru nombrey tu apellido y ql¡c le hiciera un dibujo, ¿por cjem-plo cLrál?, cualqtriera, un torito, una florecita, unapichulita, y así se nos pasaban las rardes, correteandotras los ómniburs del Colegio La Reparacíón y, aveces, íbamos hasta la Avenida Arequipa a ver alas chicas de unifbrmes blancos del- villa María,¿acababan de traccr la prirnera comunión? les gritá-bamos, e incluso tomaban el Expreso y nos bajába-

Los cachorros

mos en San Isidro para espiar a las del santa Ursulay a las del Sagrado Coraz6¡. Ya no jugábamos tantofulbito como antes.

Cuando las fiestas de cumpleaños se convirtieronen fiestas mixtas, ellos se quedaban en los jardines,

simulando que jugaban a la pega tú la llevas, la ber-lina adivina quién te dijo o matagente ¡te toqué!'mientras que éramos puro ojos, puro oídos, ¿quépasaba en el salón?, ¿qué hacían las chicas con esos

igrandados, qué envidia, que ya sabían bailar? Hastaq.re r.r, día se decidieron a aprender- ellos tambiény entonces nos pasábamos sábados, domingos ínte-gros, bailando entre hombres, en casa de Lalo, no,én la mía que es más grande era meior, pero Chototenía más discos, y Mañuco pero yo tengo a mi her-mana que puede enseñarnos y Cuéllar no, en la de

é1, sus viejos ya sabían y un día toma, su mamá,coÍaz6n, le regalaba ese pic-up, ¿para él solito?, sí

¿no quería aprender abailar? Lo pondría en su cuar-to y üamaría a su amiguitos y se encerraría con elloscuanto quisiera y también cómprate discos, corazón,anda a «Discocentro», y ellos fueron y escogimoshuarachas, mambos, boleros y valses y la cuenta lamandaban a su viejo, no más, el señor Cuéllar, dos

ocho cinco Mariscal Castilla. E[ vals y el bolero eran

fáciles, había que tener memoria y contar, uno aquí,uno allá, la música no importaba tanto. Lo difícileran la huaracha, tenelnos que aprender figuras,decía Cuéllar, el mambo, y a dar vueltas y soltar a

la parela y lucirnos. Casi al mismo tiempo apren-dimos abailar y a fumar, tropezándonos, atorándosecon el humo de los ulucky,> y «Viceroy», brincandohasta que de repente ya hermano, lo agarraste, salía,no lo pierdas, muévete más, mareándonos, tosiendoy escupiendo, ¿a ver, se lo había pasado?, mentira,tenía el humo bajo la lengua, y Pichulita yo, quele contáramos a é1, ¿habíamos visto?, ocho, nueve,

Page 8: Vargas Llosa-Los Cachorros

I 18 Mario Vargas Llosa

9j.r, y. ahora lo botaba: .¿sabía o no sabía golpear?Y también echarlo. por lá nariz y aga.hrrs? i á;,una vueltecita y levanrarse sin

'peáer el ritmo.

. Antes, lo que más nos gustaba en el mundo eranlos depo.rte: y- .l cine, y ?aban cualquier .or,

-poi

un march de fútbol, y..ahora en cambio lo q;. Áá;eran las chicas y el b_aile y por Io que dábamf, ."ri_quler cosa era una fiesta con discos de pérez pradoy_ permiso de la dueña de la casa para fumar. Teníanfiestas casi todos los sábados y ñ;¿; no íbamosde invitados nos zampábamos y, ,rrt., a. .n,iri,-r.fgtían a ,la bodega. de la esquina y le pedíamoi aichrno, golpeando el. mostradór con el puño: ¡cincocapitanes!

,S..o, y volteado, decía pichuiitr, ,ri, li,glu, como hombres, como yo.

- Cuando Pérez Prado llegO a Lima con su orquesta,fuimos a esperarlo a la"Córpac, y Cuéllar,'a verquién se aventaba como yo, ionsifuió abrirse pasoentre la multitud, llegó hasta é1, Io cogió del sacoy le gritó «¡Rey del mámbolr. pérez praáo le sonrióy _también me dio la mano, les juro, y le firmó suqllr* de autógrafos, miren. l,o'siguiéron, confun-drdos en la caravana de hinchas, en el auto de BobyI-ozano, hasra la Plaza San Martín y a pesar de láprohibición del fuzobispo y de las'adveitencias delos Hermanos del Colegio Champagnat, fuimos a laPlaza de Acho, a Triúuna de 'So[ a ver el cam-peonaqe nacional de mambo. Cada noche, en casade Cu.éllar, po-nían Radio «El Sol, y escuchábamos,rrenerrcos, qué trompeta, hermano, qué ritmo, laaudición de Pérez Prado, qué piano. '

. Ya usaban pantalonel l*ggi enronces, nos peiná_

lrTgr con gomina y habían-desarollado, sobre todoUuellar, que de ser el más chiquito y el más enclen_que de los. cinco pasó a ,.. él má, alto y el másfuene. Te has vuelto un Tarzán, pichulitá, le de-cíamos, qué cuerpazo te echas al diario.

[.os cachorros

3

EI primero en tener enamorada fue Lalo, cuandoandábamos en Tercero de Media. Entró una nocheal oCream Ricar, muy risueño, ellos qué te pasa y é1,

radiante , sobrado como un pavo real: le cú a ChabucaMolina, me dijo que sí. Fuimos a festejarlo al «Cbas'

quio y, al segundo vaso de cerveza, Lalo, qué le dijis-te en tu declaración, Cuéllar comenzó a Ponersenerviosito, ¿le había rgarrado la mano?, pesadito,qué había hecho Chabuca, Lalo, y preguntón ¿labesaste, di? El nos contaba, contento, y ahora les

tocaba a ellos, salud, hecho un caramelo de felici-dad, a ver si nos apurábarnos a tener enamoraday Cuéllar, golpeando la mesa con su vaso, cómofue, qué dijo, qué le diiiste, qué hiciste. Pateces

un cuia, Pichulita, decía Lalo me estás confesandoy Cuéllar cuenta, cuenta, qué más. Se tomaron tres«Cristales» y, a medianoche, Pichulita se zampó.Recostado contra un poste, en plena Avenida Larco,frente a la Asistencia Pública, vomitó: cabeza depollo, le decíamos, y también qué desperdicio, botatasí la cerve za con lo que costó, qué derroche. Peroé1, nos traicionaste , no estaba con ganas de bromear,Lalo traidor, echando espuma, te adelantaste, bui-treándose la camisa, caerle a una chica, el pantalón,y ni siquiera contarnos que Ia siriaba, Pichulita,agáchate un poco, te estas manchando hasta el alma,pero él nada, eso no se hacía, qué te importa queme manche, mal amigo, uaidor. Después, mientraslo limpiábamos, se le fue la furia y se puso senti-mental: ya nunca más te veríamos, Lalo. Se pasar'nlos domingos con Chabuca y nunca más nos bus-carás, maricón. Y Lalo qué ocurrencia, hermano, lahembrita los amigos eran dos cosas distintas perono se oponen, no había que ser celoso, Pichulita,tranquilízate, y ellos dense las manos pero Cuéllarno quería, que Chabuc¿ le diera la mano, yo no se

Page 9: Vargas Llosa-Los Cachorros

120 Mario Vargas Llosa

la.doy. l,o acompañamos hasta su casa y todo el ca-mino esruvo murmurando cállate viejo y requintan-do, y3 llegamos, entra despacito, despacito, pasitoa pasito como un ladrón, cuidadito, ii haces^bullatus papis se despertarán y rc pescarán. pero él co-menzó a gtitar, a yeÍ, a patear la puerta de su casa,que se despertaran y lo pescaran i q"é iba a pasar,cobardes, que no nos fuéramos, él-noles tenía miedoa sus viejos, que nos quedáramos y viéramos. Se hapicado, decía Mañuco, mientras corríamos hacia laDiagonal, dijiste le caí a Chabuca y mi cumpa cam-bió de cara y de humor, y Choto era invidia,por eso se emborrachó y Chingolo sus viejos lo ibana matar. Pero no le hicieron nada. ¿Quién te abrióla puena?, mi mamá y ¿qué pasói, le decíamos,¿te pegó? No, se echó a llorar, coraz6n, córno eraposible, cómo iba a romar licor a su edad, y tambiénvino mi viejo y lo riñó, no más, ¿no se repétiría nun-ca?, no papá,.¿le daba vergüenza lo-que habiahecho?, sí. Io bañaron, lo acóstaron y aia mañanasiguiente les pidió perdón. También aLalo, herma-no-, lo siento, ¿la- ceweza se me subió, no? ¿te in-sulté, te esruve fundiendo, no? No, qué adéfesio,cosa de tragos, choca esos cinco y amigós, pichulita,como antes, no pasó nada.

Pero pasó algo: Cuéllar comenzó a hacer locuraspara llamar la atención. [,o festejaban y le seguíamosla cuerda,

-¿a que me robo el éaro del viejá y nos

íbamos a dar curvas a la Costanera, muchathós?, aque no hermano, y él se sacaba el Chevrolet desu papá-y se iban a la Costanera; ¿a que bato elrécord de Boby Imzano?, a que no hermano, yél vsssst por el Malecón vsssst désde Benavides hastála Quebrada vsssst en dos minutos cincuenta, ¿lobatí?, sí y }fañuco se persignó, lo batiste , y tri qLém_igdo tuvis¡s, rosquetón; ¿a que nos invitaba^ aloOb, qué bueno, y hacíamos pérro muerto?, a que

los cachorros

no hermano, y ellos iban al oOb, qué bueno», nos

aüLg ntabumos de hamburguers y .de-milk-shakes,parúan uno por uno y desde la Iglesia del Santa Ma-

iía veíamos i Cuéllar hacerle un quite al mozo y

escapar ¿qué les diie?; ¿a que me vuelo todos los

vidrios de esa casa con la escopeta de perdigonesde perdigonesI se los volaba.de mi viejo?, a que no, Pichulita, y él se los volaba.

Se hacía el loco para iinpresionar, pero también para

¿viste, viste? sacarle cachita a Lalo, tú no te atre-

uirt. y yo sí me atreví. No le perdona la de Cha-

buca, decíamos, qué odio le tiene .

En Cuarto de ^Media,

Choto le cayó a Fina Salas

y le dijo que sí, y Mañuco a Pusy Lañas y tambiénque sí. Cuéllar se encerró en su casa un mes y en

el Colegio apenas si los saludaba, oye , qué te pasa,

nada, lpor qué no nos buscaba, por qué no salía

con ellói?, nó l. prorocaba salir. Se hace el misterio-so, decían, el inieresante, el torcido, el resentido.Pero poco a poco se conformó y volvió al grupo'Los dómingos, Chingolo y él se iban solos a la matiné(solteritos,-les decíamos, viuditos), y después mata-üan el tiempo de cualquier manera, aplanando ca-

lles, sin hablar o apenas valnos por aquí, por allá, las

manos en los bolsillos, oyendo discos en casa de

Cuéllar, leyendo chistes o jugando naipes, y a Jas

nueve se caían por el Parque Salazar a buscar a los

otros, que a esá hora ya estábamos despidiendo a

las enamoradas. ¿Tiraron buen plan?, decla Cuéllar,mientra nos quitábamos los sacos, se aflojaban las

corbatas y nos remangábamos los puños en el Billarde la Alameda Ricardo Palma, ¿un plancito firme,muchachos?, la voz enferma de .pica, envidia ymalhumor, y ellos cállate, juguemos, ¿mano, len-gua?, pestañeando como si el humo y la luz de los

focos lé hincaran los ojos, y nosotros ¿le daba cólera,Pichulita?, ¿por qué en vez de picarse no se con-seguía una hembrita y paraba de fregar?, y él ¿se

Page 10: Vargas Llosa-Los Cachorros

lns cachorros 121122 Mario Vargas Llosa

chupetearon?, tosiendo y escupiendo como un borra-9ho, ¿hasta atorarse?, taconeando, ¿les levantaron lafalda, les metimos el dedito?, y elios la envidia locorroía, Pichulita, ¿bien riquito, bien bonito?, loenloquecía, mejor se callabá y empezaba. pero él¡eguía, incansable, ya, ahora en serio, ¿qué les ha_bíamos hecho?, ¿las muchachas se dejában besarcuánto tiempo?, ¿otra vez, hermano?, cállate, ya seponía pesado, y una vez Lalo se enojó: mierda, iba1 partirle la jeta, hablaba como si ias enamoradastueran cholitas de plan. los separamos y los hicieronamisrar, pero.Cuéllar no podíi, .r" -á, fuerte que

91, ;ad-a domingo con la misma vaina: a ver ¿cómoles fue ?, que contáramos, ¿rico el plan?

_ En Quinto de Media, Chingoló le cayó a la BebeRomero 1fe. dijg que no, a lá Tula Rami¡ez y queno, a la China Saldívar y que si: a la t.r..r"'r, l"vencida, decla, el que ia sigue la consigue , feliz.Lo festejamos en el barcito dl los cachasianistas dela calle San Manín. Mudo, encogido, triste en susilla del rincón, Cuéllar r. ,u.rrtr6, capitin rras ca-pitán: no pongas esa cara, hermano, ahora le tocabaa é1. 9ue se escogiera una hembrita y le cayera,le decíamos, te haremos el bajo, lo ayidaria-o, ynuestras enamoradas también. Sí, sí,

'ya escogería,

capii¡ tras capitán, y de- repenre, chau, se -paró:

estaba cansado, me voy a dormir. Si se queda¡a i¡aa llorar, decía Mañuco, y Choto estaba que se aguan_taba las ganas, y Chingolo si no llorab, l. d"bá .rn,pataleta como la otÍ^ yez. y Lalo: había que ayudar-lo, Io decía en,serio, le conseguiríamos ,n, hembritaaunque fuera feíta, y se le quitaria el complejo. Sí,sl, lo ayudaríamos, era buená genre, un polo'frega-do a veces pero en su caso-cual{uiera, se le compren-dla, se Ie perdonab?, ¡9 !e extrañaba, se le qüer-rr,tomemos a su salud, Pichulita, choquen los

-vasos,

por ti.

Desde entonces, Cuéllar se iba solo a la matinélos domingos y días feriados -lo velamos en la oscu-

ridad de la platea, sentadito en las filas de atrás,

encendiendo pucho tras pucho, espiando a la disi-mulada a las parejas que tiraban plan-, y se reu-nía con ellos náda más que en las noches, en el Billar,e¡ el «Bransd», eÍr el «Creana Ricar, la cara amlrga,¿qué tal domingo?, y la voz icida, él muy bien yustedes me imagino que requetebién ¿no?

Pero en el verano ya se le había pasado el colerón;íbamos juntos a la playa -a oln Heradurar, ya noa Miraflores-, en el auto que sus viejos le habíanregalado por Navidad, un Ford convenible que teníael-escape abierto, no respetaba los semáforos y_en-sordecíá, asustaba a los transeúntes. Mal que mal, se

había hecho amigo de las chicas y se llevaba biencon ellas, a pesar de que siempre, Cuéllar, lo an-daban fundiendo con la misma cosa: ¿por qué no lecaes a alguna muchacha de una vez? Así serían cincoparejas y saldríamos en patota todo el tiempo y esta-

ilan para arriba y parl- abajo juntos ¿por qué no lohaces? Cuéllar se defendía bromeando, no porqueentonces ya no cabrían todos en el poderoso Ford yuna de ustedes sería la sacrificada, despistando , ¿aca-so nueve no íbamos apachurrados? En serio, decía

Pusy, todos tenían enamorada y él no,_¿no te can-sas de tocar violín? Que le cayera a la flaca Gamio,se muere por ti, se los había confesado el otro día,donde la ehina, jugando a la berlina, ¿no te gusta?

Cáele, le haríamos corralito, lo aceptaría, decídete.Pero él no quería tener enarnorada y ponía cara deforajido, prefiero mi libertad, y de conquistador, sol-terifo se éstaba mejor. Tu libenad para qué, decia laChina, ¿para hacer barbaridades?, y Chabucl ¿parairse de plancito?, y Pusy ¿con huachafitas?, y él car-a

de mistérioso, a lo meior, de cafiche, a lo mejor y devicioso: podía ser. ¿Por qué ya nunca vienes a nues-

Page 11: Vargas Llosa-Los Cachorros

124 Mario Vargas Llosa

tras fiestas?, decía Fina, antes venías a todas y erastan alegre y bailabas tan bien, ¿qué te pasó, Cuéllar?Y Chabuca que no fuera aguado, ven y así un díaencontrarás una chica que re guste y le caerás. peroél ni de a vainas, de perdido, nuesrras fiestas loaburrían, de sobrado avejentado, no iba porquetenía otras mejores donde me divierto más. [,o quepasa es que no te gustan las chicas decentes, decíanellas, y él como amigas claro que sí, y ellas sólo lascholas, la medio pelo, las bandidas y, de pronto,Pichulita, sí le gustaban, comenzaba, las chicasdecentes, a ta¡tamudear, sólo que la flaca Gamio no,ellas ya re muñequeaste y él además no habíatiempo por los exámenes y ellos déjenlo en paz,salíamos en su defensa, no lo van a convencer-, éltenía sus plancitos, sus secretitos, apúrate hermano,mira- qué sol, ola Henadura» debe estar que arde ,

hunde la pata, hazl-o volar al poderoso Ford.-Nos bañábamos frenre a ol)s Gaaiotas» y, rnientras

las cuatro parejas se asoleaban en la areÁa, Cuéllarse lucía corriendo olas. A ver esa que se está for-mando, decía Chabuca, esa tan grandaza ¿podrás?Pichulita se paraba de un salto, le había dado enla yema del gusto, en eso al menos podía ganarnos;lo iba a intentar, Chabuquita, mira. Se piecipitaba

-corría sacando pecho, echando la cabéza atrás-se zambullía, avanzaba braceando lindo, paraleandoparejito, qug b]en nada decÍa pusy, alianzaba elrumbo cuando iba a reventar, frlate la va a correr,se atrevió decía la China, se ponía a flote y metiendoapenas la cabeza, un brazo tieso y el otro golpeando,jalando el agua comb un campeón, lo veíámos subirhasta la cresta de la ola, .a.i .o, ella, desapareceren un estruendo de espuma, fijense fíjense, en unade ésas lo va a revolcaf decía Fina, y ló veian reapa-¡.ecer. y venir ar¡astradg -por la ola, á ..rerpo arquea-do, Ia cabeza afuera, lós pies cruzados en el 'aire,

Los cachorros

y lo veíamos llegar hasta la orilla suavecito, empuja-dito por los tumbos.

Qué bien las corre, decían ellas mientras Cuéllarse revolvía contra la resaca, nos hacía adiós y denuevo se arreaba al mar, era tzn simpático, y tam-bién pintón, ¿por qué no tenía enamorada? Ellosse miraban de reojo, Lalo se reía, Fina qué lespasa, a qué vcnían esas carcajadas, cuenten, Chotoenrojecía, venían porque sí, de nada y además dequé hablas, qué carcajadas, ella no te hagas y él no,si no se hacia, palabra. No tenía porquc es tímido,decía Chingc,lo, y Pusy no era, qué iba a ser, másbien un fresco, y Chabuca ¿entonces por qué? Estábuscando pero no encuentra, decía Lalo, ya le caeráa alguna, y la China falso, no estaba buscando, noiba nunca a fiestas, y Chabuca ¿entonces por qué?Saben, decía Lalo, se conaba la cabeza que sí, sa-

bían y se hacían las que no, ¿par" qué?, para son-sacades, si no supieran por qué tantos porqué, tantamirada rarita, tanta malicia en la voz. Y Choto:no, te equivocas, no sabían, eran preguntas inocen-tes, las muchachas se compadecían de que no tuvieral-rembrita a su edad, les da pena que ande solo, loquerían ayudar. Tal vez no saben pero cualquierdía van a saber, decía Chingolo, y será su culpa¿qué le costaba caerle a alguna aunque fuera sólopara despistar?, y Chabuca ¿entonces por qué?, yMañuco qué te importa, no lo fundas tanto, el díamenos pensado se enaÍtoraria, yz vería, y ahora cá-

llense que ahí está.A medida que pasaban los días, Cuéllar se volvía

más huraño con las rrruchachas, más lacónico y esqui-ro. Tarnbién más ioco: aguó la fiesta de cumpleañosde Pusy arrojando una safta de cuetes por la ventana,ella se echó a llorar y Mañuco se enojó, fue a buscar-lo, se trompearon, Pichulita le pegó. Tardamos unasemana en hacerlos amistar, perdón Mañuco, caray,

t25

Page 12: Vargas Llosa-Los Cachorros

t26 Mario Vargas LlosaLos cachorro

questas, en el Country Club-, el único ausente dela clase fue Cuéllar. No seas tonto, le decíamos,tienes que venir, nosotros te buscamos una hembrita,Pusy ya le habló a Margot, Fina a Ilse, la China aElena, Chabuca a Flora,. todas querían, se moríanpor ser ru pareja, escoge y ven a la fiesta. Pero él no,qué ridículo ponerse smoking, no iría, que más biennos juntáramos después. Bueno Pichulita, comoquisiera, que no fuera, eres contra el tren, que nosesperara en oEl Chasqui, a las dos, dejaríamos a lasmuchachas en sus casas, lo recogeríamos y nos iría-mos a tomar unos tragos, a dar unas vueltas por ahí,y él tristoncito eso sí.

127

no sé qué me pasó, hermano, nada, más bien yote pido perdón, Pichulita, por haberme calentado,ven ven, también Pusy te perdonó y quiere verte ;

se presentó borracho en la Misa de Gallo y Lalo yChoto tuvieron que sacarlo en peso al Parque, suél-tenme, delirando, le importaba un p;to, buitreando,quisiera tener un revólver, ¿para qué, hermanito?,con diablos azules, ¿para. rrrtarnos?, ,í y lo mismo aese que pasa pam pam y

^ r.i y e mí también pam

pam; un domingo invadió la Pelouse del Hipódromoy con su Ford fffuum embestía a la gente ffffuumque chillaba y saltaba las barreras, aterrada, ffffuum.En los Carnavales, las chicas le huían: las bombar-deaba con proyectiles hediondos, cascarones, frutaspodridas, globos inflados con pipí y las refregabacon barro, tinta, harina, jabón (de lavar ollas) ybetún: salvaje, le decían, cochino, bruto, animal, y

se aparecía en la fiesta del oTenazas», en el Infantildel Parque de Baranco, en el baile del «I¿wnTennisr, sin disfraz, un chisguete de éter en cadamano, píquiti píquiti juas, le di, le di en los oios,ja ja, píquiti píquiti juas, la dejé ciega, ia ia, o ar-mado ion un bastón para enredarlo en los pies delas parejas y echarlas al suelo: bandangán. Se trom-peaba,.le pegaban, a veces lo defendíamos pero noescarmrenta con nada, decíamos, en una de éstas

lo van am taÍ.Sus locuras le dieron mala fama y Chingolo,

hermano, tienes que cambiar, Choto, Pichulita, teestás volviendo antipático, Mañuco, las chicas ya noquerían juntarse con é1, te c¡eían un bandido, unsobrado y un pesado. El, a veces tristón, era laúltima vez, cambiafra, palabru de honor, y a vecesmatón, ¿bandido, ah sí?, ¿eso decían de mí las

rajonas?, no le impomaba, las pituquitas se las pasaba,

le resbalaban, por aquí.En la fiesta de promoción -de etiqueta, dos or-

4

Al año siguiente , cuando Chingolo y Mañuco esta-ban ya en Primero de Ingeniería, Lalo en Pre-Médi-cas y Choto comenzaba a uabajar en la «Casa lYiese,y Chabuca ya no era enamorada de Lalo sino deChingolo y la China ya no de Chingolo sino de Lalo,llegó a Miraflores Teresita A¡rane: Cuéllar la vio y,por un tiempo al menos, cambió. De la noche a lamañana dejó de hacer locur¿s y de andar en mangasde camisa, el pantalón chorreado y la peluca revuel-ta. Empezó a ponerse corbata y saco, a peinarse conmontaña a lo Elvis Presley y a lustrarse los zaparos:qué te pasa, Pichulita, estás que no se re reconoce ,

tranquilo chino. Y él nada, de buen humor, no mepasa nada, había que cuidar un poco la pinta ¿no?,soplándose, sobándose las uñas, parecía el de antes.Qué alegrón, hermano, le decíamos, qué revoluciónverte así ¿no será que? y é1, como una melcocha, alo.mejor. ¿Teresita?, de repente pues, ¿le gustaba?,puede que sí, como un chicle, puede que sí.

De nuevo se volvió sociable, casi ranto como dechiquito. Los domingos aparecía en la misa de doce

Page 13: Vargas Llosa-Los Cachorros

128 Mario Vargas I.losa

(a veces lo veíamos comulgar) y a la salida se acercabaa las muchachas del bario ¿cómo están?, qué hayTeresita, ¿íbamos al Parque?, que nos seniáramosen esa banca que había sombrita. En las tardes, aloscurecer, bajaba a la Pista de Patinaje y se caía y selevantaba, chistoso y conversador, ven ven Teresita,él le iba a enseñar, ¿y si se caiz?, no qué va, él lada¡ía la. mano, ven vcn, una vueltecitá no más, yella bueno, coloradita y coqueta, una sola pero des-pacito, rubiecita, potoncita y con sus ditntes deratón, vamos pues. Le dio también por frecuentarel «fteg,n¡a¡», papi, que se hiciera soiio, todos susamigos iban y su viejo okey, compraré una acción,

4l^ ^ ser boga, muchacho?, sí y el Bowling de la

Diagonal. Hasta se daba sus vueltas los domingosen la tarde por el Parque Salazar, y se lo veía siemf rerisueño. Teresita ¿sabía en qué se parecía un elefañtea Jesús?, servicial, ten mis anteojos, Teresita, haymucho sol, hablador, ¿qué novedades, Teresita, portu casa todos bien? y convidador ¿un hot-dog, Te-resita, un sandwichito, un milk-shake ?

Ya está, decía Fina, le llegó su hora, se enamoró.Y Chabuca qué templado estaba, la miraba a Tere-sita y se le cúa la baba, y ellos en las noches, alre-dedor de la mesa de billar, mientras lo esperába-mos ¿le caerá?, Choto ¿se atreverá?, y Chingolo ¿Te-re sabrá? Pero nadie se lo preguntaba de frcnre y élno se daba por enterado con las indirecras, ¿vistea Teresita?, sí, ¿fueron al cine ?, a la de Ava Gardner,a [a matiné, ¿y qué tal?, buena, bestiai, que fuéra-mos, no se la pierdan. Se quitaba el saco, se arre-mangaba la camisa, cogía el taco, pedía ceryeza paÍz-los cinco, jugaban y una noche, luego de una ca-rambola real, a media voz, sin mirarnos: ya está, loiban a curar. Marcó sus puntos, lo iban a operar,y ellos ¿qué decía, Pichulita?, ¿de veras re van a ope-rar?, y él como quien no quiere la cosa ¿qué bi"-n,

[.os cachorros

no? Se podía, sí, no aquí sino en Nueva York, suviejo lo iba a llevar, y nosotros qué magnífico, her-mano, qué formidable, qué notición, ¿cuándo ibaa vitjar?, y él pronto, dentro de un mes, a NuevaYork, y ellos que se riera, centa, chilla, ponte feliz,hermanito, qué alegrón. Sólo que no era seguro to-davia, había que esperar una respuesta del doctor,mi vieio ya le escribió, no un doctor sino un sabio,un cráneo de esos que tienen alli y é1, papá ¿yallegó?, no, y al día siguiente ¿hubo correo, mamá?,no corazón, cálmate, ya llegañ, no había que serimpaciente y por fin llegó y su viejo lo agarr1del hombro: no, no se podía, muchacho, habíaque tener valor. Hombre, qué lástima, le decíanellos, y él pero puede que en offas paftes sí, en Ale-mania por ejemplo, en París, en Londres, su viejoiba a averigrtar, a escribir mil cartas, se gastaría loque no tenía, muchacho, y viajatia, lo operarían yse curaría, y nosotfos claro, hermanito, claro que sí,y cuando se iba, pobrecito, daban ganas de llorar.Choto: en qué maldita hora vino Teresita al barrio,y Chingolo él se había conformado y ahora está des-esperado y Mañuco pero a lo mejor más tarde , laciencia adelantaba tanto ¿no es cierto?, descubriríanalgo y Lalo no, su tío el médico le había dicho no,no hay forma, no tiene remedio y Cuéllar ¿ya pape?,todavia, ¿de París, mmá?, ¿y si de repente en Ro-ma?, ¿de Alemania, ya?

Y entretanto comenzó de nuevo a ir a fiestas y,como para borrar la mala fama que se había ganadocon sus locuras de rocanrolero y comprarse a las fa-milias, se portaba en los cumpleañ.os y salchicha-parties como un muchacho modelo: llegaba_puntualy sin tragos, un regalito en la mano, Chabuquita,para d, feliz cumplete, y estas flores para ru mami,dime ¿vino Teresita? Bailaba muy tieso, muy correc-to, pareces un viejo, no apretaba a su pareja, a las

r29

Page 14: Vargas Llosa-Los Cachorros

ll0 Mario Vargas Llosa

chicas que planchaban ven gordira vamos a ballar,y conversaba con las mamás, los papás, y atendíasírvase señora a las tías, ¿le paso un juguiio?, a lostíos ¿un_ traguito?, galante, qué bonió su collar,cómo brillaba su anillo, locuai, ¿fue a las carreras,señor, cuándo se saca el pollón? y piropeador, esusted una criolla de romp? y raja', s.noir, que leenseñara_ a quebrar así, don Joaquín, qué dar?a porbailar así.

Cuando estábamos conversando, sentados en unabanca del Parque , y llegaba Teresita Arrane, en unamesa del oCream Rica», Qu|llar cambiaba, o en elbarrio, de conversación: quiere asombrarla, decían,hacerse p_asar por-un cránéo, la trabaja por la admi_ración. Hablaba de cosas_ ÍarzLs y diffáilei: la religión(¿Dios .que era todopoderoso podía acaso matarsesiendo inmonal?, a vtr, quién^de nosotros resolvíael truco), la política (Hitlér no fue ran loco comocontaban, en unos añitos hizo de Alemania un paísque se le emparó a lgdo el mundo ¿"o1, q"e §."_saban .ellos)., el. espiritismo (no .r, .ór, j. ;;p.;;i_clon slno clencla, en Francia había médiums-en laUniversidad y no sólo llaman a las almas, tambiénlas fotografían, él había visto un libro, Teresita, siquería lo ,conseguía y te lo presto). Anunció queiba a estudiar: el año_próximo éntraiia a la Catllica yella disforzada.qué bien, ¿qué c trefz- iba a seguir? yle metía por los ojos sus maniras blancas, séguiríáabcgacía, sus deditos- gordos y sus uñas lfrgas,¿abo.gacía? ¡uy, qué feo!, pintadas color natural,entristeciéndose y él pero no para ser picapleitossrno pa-ra entrar a Torre Tagle y ser diplomático,alegrándose, manitas, ojos, pestañas, y él sí^, el Minis-tro. era amigo de su viejo, ya le había hablado,¿diplomático?, boquita, ¡uy, qué lindo! y é1, deri-tiéndose, muriéndose, por supuesto, se viajaba tanto,y ella también eso y ademái uno se pasaba la vidaen trestas: o,ltos.

Loscachorros l3l

El amor hace milagros, decía Pusy, qué formalitose ha puesto, qué caballerito. Y la China: pero era

un amor de lo más raro, ¿si estaba tan templadode Tere por qué no le caía de una yez?, y Chabucaeso mismo ¿qué esperaba?, ya hacía más de dos meses

que la perseguía y hasta ahora mucho ruido y pocas

nueces, qué tal plan. Ellos, entre ellos, ¿sabrán o

se harán?, pero frente a ellas lo defendíamos disi-mulando: despacito se iba lejos, muchachas. Es cosa

de orgullo, decía Chingolo, no querrá arriesgarse

hasta estar seguro que lo va z aceptar. Pero claroque lo iba a aceptar, decía Fina, ¿no le hacía oiitos,mira. a Lalo y la China qué acarameladitos, y le

bnzaba indirectas, qué bien patinas, qué rica tuchompa, qué abrigadita y hasta se le declaraba

iugando, mi pareja serás tú? Justamente por eso

deiconfía, decíá Manuco, con las coquetas como Terenunca se sabía, parecía y después no. Pero Fina yPusy no, mentirá, ellas le habían preguntado- ¿loaceptarás? y ella dio a entender 9!e sí, y Chabu.ca

¿a.rro no salía tanto con é1, en las fiestas no bailabaiólo .on é1, en el cine con quién se sentaba sinocon él? Más claro no cantaba un gallo: se muere poré1. Y la China más bien tanto esperar que le cayera

se iba a cansar, aconséjenle que de una vez y si quería

una oportunidad se la daríamos, una fiestecita porejemplo ei sábado, bailarían un ratito, en mi casa o elr

tá de CtaUuca o donde Fina, nos saldríamos aliardiny los dejarían solos a los dos, qué más podía pedirY en el billar: no sabían, qué inocentes, o qué

hipócritas. sí sabían y se hacían.ir, .orm no prr"á.., seguir así, dilo Lalo un día,

lo tenía como á un perro, Pichulita se iba a volver

loco, se podía hasta morir de amor, hagamos algo'

ellos sí pero qué, y Mañuco averiguar si cie veras

Tere se muere por é1 o era cosa de coquetería. Iuerotla su casa, le preguntamos, pero ella sabía las de

Page 15: Vargas Llosa-Los Cachorros

132 Mario Vargas Llosa

Q¡ico y -Caco, nos come a los cuatro juntos, decían.¿Cué1lar?, sentadita en el balcón de'su casa, peroustedes no le dicen Cuéllar sino una palabrota?a,balanceándose para que la luz del posie le diera enlas piernas, ¿se muere por mí?, ño estaban mal,¿cómo sabíamos? Y Choto no te hagas, lo sabía yellos también y las chicas y por todó Miraflores ló{ecian y ella, ojos, boca, nariiita, ¿de veras?, comosi viera a un marciano: primera nolicia. y Mañucoanda Tetesita, que fuerá franca, a calzón quitado,¿no se daba cuenra cómo la miraba? y ella'ay, ay,ay., palmoteando, manitas, dientes, zapatitos, qúemiráramos, ¡una mariposa!, que corriéramos, la to-giéramos y se l-a trajéramos. Li miraria, sí, pero comoun.lmigo y, además, qué bonita, tocándolé las alitas,deditos, uñas, voceciti, la mararon, pobrecita, nr.r.ále decla nada. Y ellos qué cuenro, qüé mentira, algole diría, plr l-o menos 1a piropearii y ella.ro,'prÉ-bra, en su jatdín le haría un hüequito y la enterüría,u_n ¡ulito,_el cuello, las orejitas,-nunca, nos juraba.Y Chingolo ¿no se daba cuenta acaso cómo la se-guia?, y Teresita la seguir-ra pero como amigo, ay,ay, _ay, zapateando, puñitos, ojazos, no estabimuer_ta la. bandida.¡se voló!, cintura y retitas, pues, sino, siquiera le habría agarrado la mano ¿no? o mejordicho- intentado ¿nol, ahí está, ahí, que corriéramás,o se le hab¡ia declarado ¿-no?, y de nuevo la cogié-rarnos: es que es tímido, decí¿ Lalo, tenla pero, óui_dado, te vas a manchar, y no sabe si lo aceptarás,Teresita, ¿lo iba a aceptai? y ella aj, aj, arruguitas,frentecira, la mataron'y la ápachurí^roí, un ioyiroen los cachetes,.pestañitas, cejas, ¿a quién? y áor-otros cómo a quién y ella mejor la botába, así.omoestaba, toda apachurrada, para qué la iba a enre-rar:-hombritos. ¿Cuéllar?,-y Mañuco sí, ¿le dababola?, no sabía todavía y Choto entonces ,i l. g.rr-taba, Teresita, sí Ie daba bola, y ella no había di"cho

Los cachorros 131

eso,.sólo que no sabla, ya vería si se presentaba laocasión pero- seguro que no se presentaría y ellos aque sí. Y Lalo ¿le parecla pintón?, y ella ¿Cué[ar?,codos, rodillas, sí, era un poquito'pintón ¿no? ynosotros ¿ves, ves cómo le gustaba? y ella no habíadicho eso, gu9 no le hiciéramos trarnpas, miren, lamariposita.brillaba enffe los geranios-del jardín ¿oera orro bichito?, la punta del dedito, e[ pie, untaconcito blanco. Pero por qué tenía es.

"pódo tan

feo, éramos muy malcriados, por qué no le^pusieronalgo bonito ggmo al Pollo, i noby, a Supermán oal Conejo Villarán, y nosorros sl le daba, ii le daba¿ve'n?, lo compadecía por su apodo, entonces sí loquería,-Teresita, y ella ¿quería?, un poquito, ojos,carcajadita, sólo como amigo, claro.

Se hace la que no, decíamos, pero no hay dudaque sí: que Pichulitale caiga y se acabó, hablémosle.Pero era difícil y no se affevian.

Y Cuéllar, por su parte, rampoco se decidía: se-guía noche y día detrás de Teresita Arrane, conrem-plándola, haciéndole gracias, mimos y en Mirafloreslos que no sabían se burlaban de é1, calentador, ledecían, pura pinta, perito faldero y las chicas lecantaban «Hasta cuándo, basta cuándo» para ayer-gonzado y animarlo. Enronces, una noché lo lleva-mos al Cine Barranco y, al salir, hermano, vámo-nos a «La Heradura, en tu poderoso Ford y él okey,se tomarlan unas cervezu y jugarlan futbolín, regio.Fuimos en su poderoso Ford, roncando, patinañdoen las esquinas y en el Malecón de Chorrillos uncachaco los paró, íbamos a más de cien, señor, cho-lito, no seas así, no había que ser malito, y nos pidióbrevete y tuvieron que dade una libra, ¿señor?,tómate unos piscos a nuestra salud, cholito, no hayque ser malito, y en «Iz Heradurao bajaron y sésentaron en una mesa de «El Nacional»; qué chola-da, hermano, pero esa huachafita no estába mal y

Page 16: Vargas Llosa-Los Cachorros

114 Mario Vargas Llosa

cómo bailan, era más chistoso que el circo. Nos to-mamos dos «Crista/et» y no se atrevían, cuatro y

nada, seis y Lalo comenzó. Soy tu amigo, Pichulita,y él se rio ¿borracho ya? y Mañuco te queremosmucho, hermano, y él ¿ya?, riéndose, ¿borracheracariñosa tú también? y Chingolo: querían hablarle,hermano, y también aconseiarlo. Cuéllar cambió,palideció, brindó, qué graciosa esa pareja ¿no?, élün renacuajo y ella una mona ¿no?, y Lalo para qué

disimular, patita, ¿te mueres por Tere, no? y él to-sió, estornudó, y Mañuco, Pichulita, dinos la verdad

¿sí o no? y él se rio, tristón y temblón, casi no se

le oyó: ssse mmmoría, sssí. Dos «Crista/eo más y

Cuéllar no sabía qqqué iba a hacer, Choto, ¿quépodía hacer? y él caerle y él no puede ser, Chingo-iito, cómo le voy a c^eÍ y él cayéndole, patita, de-clarándole su amor, pues, te va a decir sí. Y él noera por eso, Mañuco, le podía decir sí pero ¿y des-pués? Tomaba su cerveza y se le iba la voz y Lalodespués sería después, ahora cáele y ya está, a lomelor dentro de un tiempo se iba a curar y é1, Cho-tito, ¿y si Tere sabía, si alguien se lo decía?, y ellosno sabía, nosotros ya la confesamos, se muere portt y a él le volvía la voz ¿se muere por mí? y nosotrossí, y él claro que tal vez dentro de un tiempo mepuedo curar ¿nos parecia que sí? y ellos sí, sí, Pi-chulita, y en todo caso no puedes seguir asi, amar-gándose, enflaqueciéndote, chupándose: que le caye-ra de una vez. Y Lalo ¿cómo podía dudar? Le caerla,tendría enamorada y él ¿qué haria? y Choto úrariaplan y Mañuco le agarraria la mano y Chingolo labesaría y Lalo la paletearía su poquito y él ¿y des-pués? v se le iba la voz y ellos ¿después?, v él des-pués, cuando crecieran,v tú te casaras, y é1 y tú y

Lalo: qué absurdo, cómo ibas a pensar en eso desdeahora, y además es lo de menos. Un día la largaria,le buscaría pleito con cualquier pretexto y pelearía

Los cachorros B5

y. así todo.se areglaría y é1, queriendo y no que-riendo hablar: justamente era eio lo que no quer-ra,porque, polqu.e la quería. Pero un ratito déspués

-diez «Crista/es» ya- hermanos, teníamos razón,era lo mejor: le caeré, esraré un tiempo con ella yla largaré.

Pero las semanas corrían y nosotros cuándo, pi-chulita, y él mañana, no se decidía, le caeria ma-ñana, palabra, sufriendo como nunca lo vieron antesni después, y las chicas «estás perdiendo el tiempo,pensando, pensando» canrándole el bolero oeuiiás,quizás, quizás». Entonces le comenzaron lal crisis:de repente tiraba el taco al suelo en el Billar, ¡cáele ,hermano!, y se ponia a requintar a las botellas o alos puchos, y el buscaba lio a cualquiera o se lesaltaban las lágrimas, mañana, esta ,éz era verdad,por su madre que sí: me le declaro o me mato. «yasí pasan los días, y tú desesperando...» y él se salíade la vermth V se- ponía á caminar, , trotar porla Avenida Larco, déjenme, como un caballo loio,y ellos !."!.á1, váyanse , quería esrar solo, y nosorroscáele, Pichulita, no sufras, cáele , cáele', oquizás,quiás, quizás». O se metía e¡ «El Cltasquii y to-rnaba, qué odio sentía, Lalo, hasta embórra.harse,qué terrible pena, Chotito, y ellos lo acompañaban,iten-go ganas de m^taÍ, hermano!, y lo llévábamosmedio cargado hasta la puefta de su'casa, pichulita,decídete de una vez, cáile , y ellas mañana y tarde«por lo que tú más quieras, basta cuándo, /tostacuándor. Le hacen la vida imposible, decíamos, aca-bará borrachín, forajido, locumbeta.

Así terminó el invierno, comenzó orro verano ycon el sol y el calor llegó a Miraflores un muchachóde San Isidro que estudiaba arquirecura, renía unPontiac y era nadador: Cachito Arnilla. Se arrimóal grupo y al principio ellos le poníamos mala caray las chicas qué haces ti aqui, quién te invitó, pero

Page 17: Vargas Llosa-Los Cachorros

136 Mario Vargas Llosa

Teresita déjenlo, blusita blanca, no lo fundan, CL-chito siéntate a mi lado, gorrita de marinero, bluejeans, yo lo invité. Y ellos, hermano, ¿no veía?,

y él sí, la está siriando, bobo, te la va a quitar, ade-lin:ate o vas muefto, y él y qué tanto que se laquitara y nosotros ¿ya no le importaba'? y él qqquélé ibbba a imponar y ellos ¿ya no la queria?, qqquéIa ibbba a qqquerrer.

Cachito [e- éay6 a Teresita a fines de enero y ellaque sí: pobre Pichulita, decíamos, qué amargaday de terá qué coqueta, qué desgraciada, qué peradaie hizo. Péro las chicas ahora la defendían: bienhecho, de quién iba a ser la culpa sino de é1, yChabuca ¿hasta cuándo iba a esperar la pobre Tereque se decidiera?, y la China qué iba a ser una

ferrada, al contrario, la perrada se la hizo é1, laiuvo perdiendo su tiempo tanto tiempo y Pusy

además Cachito era muy bueno, Fina y simpáticoy pintón y Chabuca y Cuéllar un t-rmido y la Chinaun maricón.

,

Entonces Pichula Cuéllar volvió a las andadas.

Qué bárbaro, decía Lalo, ¿corrió olas en SemanaSanta? Y Chingolo: olas no, olones de cinco metros,hermano, así de grandes, de diez metros. Y Choto:hacían un ruido bestial, llegaban hasta las ca{pas,y Chabuca más, hasta el Malecón, salpicaban losautos de la pista y, claro, nadie se bañaba. ¿Io ha-bía hecho para que lo viera Teresita A¡rarte?, sí,

¿para dejarlo mal al enamorado?, sí. Por supuesto,como diciéndole Tere ftjate a lo que me aüevo yCachito a na'dl, ¿así que era tan nadador?, se remojaen la orillita como las mujeres y las criaturus, {r1atea quién te has perdido, qué bárbaro.

Los cachorros 137

¿Por qué se pondría el mar tan bravo en Sema-na Santa?, decla Fina, y la China de cólera porquelos judíos mataron a Cristo, y Choto ¿los judíos lohabían matado?, él creía que los romanos, quésonso. Estábamos sentados en el malecón, Fina, enropa de baño, Choto, Ias piernas al aire, Mañuco,los olones reventaban, la China, y venlan y nos mo-jaban los pies, Chabuca, qué fría estaba, Pusy, y quésucia, Chingolo, el ?gua negre y la espuma café,Teresita, llena de yerbas y malaguas y Cachito Arni-lla, y en eso pst pst, fijense, ahí venia Cuéllar. ¿Seacercaría, Teresita?, ¿se hada el que no te veía?Cuadró el Ford frente al Club de )azz de ola Hera-durar, bajó, entró a «I¿s Gatiotas» y salió en ropade baño -una nueva, decía Choto, una amarilla,una Jantsen y Chingolo hasta en eso pensó, Io cal-culó todo para llamar la atención ¿viste, Lalo?-,una toalla al cuello como una chalina y anteojos desol. Miró con burla a los bañistas asustados, arrin-conados entre el Malecón y lz playa y miró los olonesalocados y furiosos que sacudían la arena y alz6 lamano, nos saludó y se acercó. Hola Cuéll¿r, ¿qué talensanada, no7, hola, hola, cara de que no enten-día, ¿mejor hubieran ido a bañ'¿rse a la piscina del«Regota:», no?, qué hay, cara de porqué, qué tal.Y por fin ca¡a de ¿por los olones?: no, qué ocurren-cia, qué tenían, qué nos pasaba (Pusy: la saliva porla boca y la sangre por las venas, j^ j^), si el marestaba regio así, Teresita ojitos, ¿lo decía en serioT,sí, formidable hasta para correr olas, ¿estaba bro-meando, no?, manitas y Cachito ¿él se aüeveria abajarlas?, claro, a puro pecho o con colchón, ¿no lecre'rmos?, no, ¿de eso nos reíamos?, ¿tenían miedo?,¿de veras?, y Tere ¿él no tenía?, no, ¿iba a entrar?,sí, ¿iba a correr olas?, claro: grititos. Y lo vieronquitarse la toalla, mirar a Teresita A¡rarte (¿se pon-

10

Page 18: Vargas Llosa-Los Cachorros

138 Mario Vargas Llosa

dría colorada, no?, decía Lalo, y Choto no, qué seiba a poner, ¿y Cachito?, sí, él se muñeque 6) y bajarcorriendo las gradas del Malecón y arrearse al aguadando un mortal. Y lo vimos pasar rapidito la re-saca de la orilla y llegar en un dos por rres a la re-ventazón. Venía una ola y él se hundía y después salíay se metía y salia, ¿qué parecía?, un pescadito, unbufeo, un gritito, ¿dónde estaba?, oiro, m-renlo,un bracito, ahi, ahi. Y lo veían alejarse, desaparecer,aparecer y achicarse hasta llegar donde empezabanlos tumbos, Lalo, qué tumbos: grandes, temblones,se levantaban y nunca calan, saltitos, ¿era esa cositablanca?, nervios, sí. Iba, venía, volvía, se perdíaentre la espuma y las olas y retrocedía y seguía, ¿quéparecía?, un parillo, un barquito de papel, y paraverlo mejor Teresita se paró, Chabuca, Choto, todos,Cachito también, pero ¿a qué hora las iba a correr?Se demoró pero por fin se animó. Se volteó haciala playa y nos buscó y él nos hizo y ellos le hicieronadiós, adiós, toallita. Dejó pasar uno, dos, y al tercertumbo lo vieron, lo adivinamos meter la cabeza,impulsarse con un brazo para pescar la corriente ,poner el cuerpo duro y patde r. La agarró, abrió losbrazos, se elevó (¿un olón de ocho metros?, decíaLalo, más, ¿como el techo?, más, ¿como la cataratadel Niágara, entonces?, Dás, mucho más) y cayócon la puntita de la ola y la montaña de agua selo tragó y tparecií el olón, ¿salió, salió? y se acercóroncando como un avión, vomitando espuma, ¿ya,lo vieron, ahi está?, y por fin comenzó a ba1ar, aperder fuerza y él apareció, quieteciro, y la ola lotraía suavecito, forrado de yuyos, cuánto aguantósin respirar, qué pulmones, y lo varaba en la arena,qué bárbaro: nos había tenido con la lengua afuera,Lalo, no erl paru menos, claro. Así fue como reco-menz6.

A mediados de ese año, poco después de Fiestas

I-os cachorros B9

Patrias, Cuéllar entró a trabapr en la fábrica de suviejo: ahora se corregirá, decían, se volverá un mu-chacho formal. Pero no fue así, al contrario. Salíade la oficina a las seis y a las siete estaba ya en Mi-raflores y a las siete y media en oEl C/tasquir, aco-dado en el mostrador, romando (una «Cristal» chica,un capitán) y esperando que llegara algún conocidopara jugar cacho. Se anochecia ahi, entre dados,ceniceros repletos de puchos, timberos y botellas decerveza helada, y remataba las noches viendo unshow, en cabarets de mala muefte (el oNacional», eloPingüino», el «Olírnpicor, el oTurbi/l6nr) o, si an-daba muca, acabándose de emborrachar en antrosde lo peor, donde podía dejar en prenda su plumaParker, su reloj Omega, su esclava de oro (cantinasde Surquillo o del Porvenir), y algunas mañanas selo veía rasguñado, un ojo negro, un mano vendada:se perdió, decíamos, y las muchachas pobre su madrey ellos ¿sabes que ahora se junta con rosquetes, ca-fichos y pichicateros? Pero los sábados salía siemprecon nosotros. Pasaba a buscarlos después del almutr-zo y, si no íbamos al Hipódromo o al Estadio, secncerraban donde Chingolo o Mañuco a jugar p6-quer hasta que oscurecía. Entonces volvíamos a nues-tras casas y se duchaban y acicalábamos y Cuéllarlos recogía en el poderoso Nash que su viejo le cedióal cumplir la mayoiia de edad, muchacho, ya teniaveintiún años, ya puedes votar y su vieja, cot?zó¡,no corras mucho que un día se iba a ma:rar. Mientrasnos entonábarnos con el chino de la esquina con untrago cono, ¿irían al chifa?, discutíamos , ¿a la calleCap6n?, y contaban chistes, ¿a comer anticuchosBajo el Puenre?, Pichulita era un campeón, ¿a laPizzeiía? , saben esa !e y qué le dijo la ranita'y ladel general y si Toñito Mella se conaba cuandó seafeitaba ¿qué pasaba? se capaba, ja ja, el pobre eratan huevón.

Page 19: Vargas Llosa-Los Cachorros

140 Mario Vargas Llosa

Después de comer, ya picaditos con los chistes,íbamos a recorrer bulines, las cervezas, de la victo-tia, la conversación, de Prolongación Huánuco, elsillau y el aj1, o de la Avenida fugentina, o hacíanuna pascanita en el oEmbassyo, o en el oArnbassado»para ver el primer show desde el bar y terminába-mos generalmente en la Avenida Grau, donde Na-nette. Ya llegaron los miraflorinos, porque ahí losconocían, hola Pichulita, por sus nombres y por susapodos, ¿cómo estás? y las polillas se morían y ellosde risa: estaba bien. Cuéllar se calenraba y a veceslas reñía y se iba dando un poftazo, no vuelvo más,pero oüas se reía y les seguía la cuerda y esperaba,bailando, o sentado junto al tocadiscos con una cer-veza en la mano, o conversando con Nanette, queellos escogieran su polilla, subiéramos y bajaran:qué rapidito, Chingolo, les decía, ¿cómo re fue?,o cuánto te demoraste, Mañuco, o te estuve viendopor el ojo de la cerradura, Choto, tienes pelos enel poto, Lalo. Y uno de esos sábados, cuando ellosvolvieron al salón, Cuéllar no estaba y Nanette derepente se paró, pagó su cerveza y salió, ni se des-pidió. Salimos a la Avenida Grau y ahí lo encon-traron, acurrucado contra el volante del Nash, tem-blando, hermano, qué te pasó, y Lalo: estaba lloran-do, ¿Se sentía mal, mi viejo?, le declan, ¿alguiense burló de ti?, y Choto ¿quién te insultó?, quién,enuarían y le pegaríamos y Chingolo ¿las polillaslo habían estado fundiendo? y Mañuco ¿no iba allorar por una tontería a.s,i, no? Que no les hicieracaso, Pichulita, anda, no llores, y él abrazaba elvolante , suspiraba y con la cabeza y la voz rota no,sollozaba, no, no lo habían estado fundiendo, y se

secaba los ojos con su pañuelo, nadie se había bur-lado, quién se iba a atrever. Y ellos cálmate , hom-bre , hermano, entonces por qué, ¿mucho trago?, no,

[,os cachorros 147

¿estaba enfermo?, no, nada, se sentía bien, lo pal-meábamos, hombre, viejo, hermano, lo alentaban,Pichulita. Que se serenara, que se riera, que aÍran-cara el potente Nash, vamos por ahí. Se tomaríanla del estribo en «El Turbillín», llegaremos justoal segundo show, Pichulita, que mdara y que nollorara. Cuéllar se calmó por fin, partió y en la Ave-nida 28 de Julio ya estaba riéndose , viejo, y de re-pente un puchero, sincérate con nosotros, qué habíapasado, y él nada, caray, se había entristecido unpoco nada más, y ellos por qué si la vida era demamey, compadre, y él de un montón de cosas,y Mañuco de qué por ejemplo, y él de que los hom-bres ofendicran tanto a Dios por ejemplo, y Lalo

¿de que qué dices?, y Choto ¿quería decir de quepecaran tanto?, y él sí, por ejemplo, ¿qué pelotas,no?, sí, y también de lo que la vida era tan aguada.Y Chingolo que iba a ser aguada, hombre, era demamey, y él porque uno se pasaba el tiempo tra-bajando, o chupando, o jataneando, todos los díaslo mismo y de repente envejecía y se moría ¿quécojudo, no?, sí. ¿Eso había estado pensando dondeNanette?, ¿eso delante de las polillas?, sí, ¿de eso

había llorado?, sí, y también de pena por la gentepobre, por los ciegos, los cojos, por esos mendigosque iban pidiendo limosna en el jirón de la Unión,y por los canillitas que iban vendiendo I¿ Crónica

¿qué tonto, no? y por esos cholitos que te lustranlos zapatos e¡laPlaza San Mart'rn ¿qué bobo, no?,y nosotros claro, qué tonto, ¿pero ya se le había pa-sado, no?, claro, ¿se había olvidado?, por supuesto,a ver una risita para creefte, ja ja. Cmre Pichulita,plcala, el fierro a fondo, qué hora era, a qué horaempezaba el show, quién sabía, ¿estaría siempre esa

mulata cubana?, ¿cómo se llamaba?, Ana, ¿qué ledecían?, lz caimana, a ver, Pichulita, demuéstranosque se te pasó, otra risita: ja ja.

Page 20: Vargas Llosa-Los Cachorros

Mario Vargas Llosa los cachorros 141

6

Cuando Lalo se casó con Chabuca, el mismo añoque Mañuco y Chingolo se recibían de Ingenieros,Cuéllar ya habiz tenido varios accidenres y su Volvoa¡daba siempre abollado, despintado, las lunas raia-das. Te mztares, corazón, no hagas locuras y suviejo era el colmo, muchacho, hasta cuándo no ibaa cambiar, otrá palomillada y no le da¡ía ni un cen-tavo más, que recapacitara y se enmendara, si nopor ti por su madre, se lo decía por su bien. Y nos-otros: ya estás grande pafa juntarte con mocosos,Pichulita. Porque le habia dado por ahí. Las nochesse las pasaba siempre timbeando con lbs noctám-bulos de «El Cbasquz» o del oD'Onofrio», o conver-sando y chupando con los bola de oro, los mafio-sos del «Haití» (¿a qué hora trabaja, decíamos, oserá cuento que trabaja?), pero en el día vagabun-deaba de un barrio de Miraflores a otro y se lo veíaen las esquinas, vestido como James Dean (bluejeans ajustados, camisita de colores abierta desdeel pescuezo hasta el ombligo, en el pecho una ca-denita de oro bailando y enredándosé entre los ve-llitos, mocasines blancos), jugando ffompo con loscocacolas, pateando pelota en un garaje, tocandorondín. Su carro andaba siempre repleto de ron-canroleros de trece, catofce, quince años y, los do-mingos, se aparecía en el «LYaiAiAi, (haz.me socio,papá la tabla hawaiana era el mejor deporte parano engordar y él también podría ir, cuando hiiierasol, a almorzar con la vieja, junto al mar) con pan-dillas de criaturas, mírenlo, m'renlo, ahí está, quéricura, y qué bien acompañado se venía, qué fres-cura: uno por uno los subía a su tabla hawaianay se metía con ellos más allá de la reventazón. Les

enseñaba a manejar el Volvo, se lucía ante ellosdando curvas en dos ruedas en el Malecón y los lle-vaba il Estadio, al cachascán, a los toros, a las ca-

rreras, al Bowling, al box. Ya esti, decíamos, era

fatal: maricón. Y también: qué le quedaba, se

comprendía, se le disculpaba pero, hermano, resultacadi dia más diflrcil juntarse con é1, en la calle lomiraban, lo silbaban y lo señalaban, y Choto a tite importa mucho el qué dirán, y Mañuco lo raia'b* f Lalo si nos ven mucho con él y Chingolo teconfundirán.

Se dedicó un tiempo al depone y ellos lo hace

más que nada para figurar: Pichulita Cuéllar, corre-dor de autos como antes de olas. Participó en elCircuito de Atocongo y llegó tercero. Salió fotogra-fiado en I-a Crínica y en El Conoercio felicitandoal ganador, Arnaldo Alvarado era el mejor, dijoCuéllar, el pundonoroso perdedor. Pero se hizo más

famoso odavía un poco después, apostando una catre-

ra al amanecer, desde la Plzza San Martín hasta elParque Sala;zar, con Quique Ganoza, éste por labueña pista, Pichulita contra el tráfico. Ios patru-lleros lo persiguieron desde Javier Prado, sólo loalca¡zaro¡ en Dos de Mayo, cómo correría. Estuvoun día en la Comisaúa y ¿ya está?, decíamos, ¿coneste escándalo escarmentará y se corregirá? Pero a

las pocas semanas tuvo su primer accidente grave,

haciendo cl paso de la muerte -las manos arnarra-das al volante, los oios vendados- en la AvenidaAngamos. Y el segundo, tres meses después, lanoÁ. que le dábamos la despedida de soltero a

Lalo. Baita, déiate de niñerías, decía Chingolo, para

de una vez que ellos estaban grandes para estas bro-mitas y queríamos bajarnos. Pero él ni de a iuego,qué teníamos, ¿desconfn¡za en el üome?, ¿ffemen-dos vejetes y con tanto miedo?, no se vayan a hacerpis, ¿dónde había una esquina con agua para dar

Page 21: Vargas Llosa-Los Cachorros

Indice144 Mario Vargas Llosa

una curvita resbalando? Estaba desatado y no podíanconvencerlo, Cuéllar, viejo, ya estaba bien, déjanosen nuestr¿s casas, y Lalo mañana se iba a casar, noquería romperse el alma la víspera, no seas incons-ciente, que no se subiera a las veredas, no crucescon la luz roja a esta velocidad, que no fregara.Chocó contra un taxi en Alcanfores y Lalo no se hizonada, pero Mañuco y Choto se hincharon la caray él se rompió tres costillas. Nos peleamos y un tiem-po después los llamó por teléfono y nos amistamosy fueron a comer juntos pero esta vez a.lgo se habíafregado entre ellos y él y nunca más fue como antes.

Desde entonces nos veíamos poco y cuando Mañu-co se casó le envió parte de matrimonio sin invita-ción, y él no fue a la despedida y cuando Chingoloregresó de Estados Unidos casado c()n una gringabonita y con dos hijos que apenitas chapurreabanespañol, Cuéllar ya se había ido a la montaña, aTingo Maria, a sembrar café, decían, y cuando veníaa üma y lo encontraban en la calle , apenas nos sa-ludábamos, qué hay cholo, cómo estás Pichulita, quéte cuentas viejo, ahí varnos, chau y ya habla vueltoa Miraflores, más loco que nunca, y ya se ha habíamatado, yendo al Norte, ¿cómo?, en un choque,¿dónde?, en las traicioneras curvas de Pasamayo,pobre , decíamos en el entierro, cuánto sufrió quévida tuvo, pero este final es un hecho que se lobuscó.

Eran hombres hechos y derechos ya y teníamostodos mujer, caro, hijos que estudiaban en el Cham-pagnat,la Inmaculada o el Santa María, y se estabanconstruyendo una casita para el verano en Ancón,Santa Rosa o las playas del Sur, y comenzábamosa engordar y a tener canas, barriguitas, cuerpos blan-dos, a usar anteojos para leer, a sentir malestaresdespués de comer y de beber y aparecían ya en suspieles algunas pequitas, ciertas arruguitas.

LOS JEFES .

Los jefesEl desafíoEl hermano menorDía domingoUn visitanteEl abuelo

LOS CACHORROS. . .

93247628495

103

145