vampiros emocionales de albert bernstein

5
1 Vampiros Emocionales de Albert Bernstein; Fragmentos, comentarios. Si un amigo la agota cuando le cuenta una película, si su compañero de trabajo se queja todo el día, si vive con alguien que necesita decirle absolutamente todo lo que hizo... está rodeada de personas que consumen su energía, como quien toma tres litros de jugo un día de calor. Acá, una guía para reconocerlos. A ellos o al propio vampiro interior. Andan por ahí sueltos, buscando a quienes hincarles sus dientes. Usted al principio no se da cuenta de sus reales intenciones, pero luego de un tiempo ya empieza a evitarlos, a no contestarles el teléfono, a correrse de las invitaciones. Puede que ni ellos mismos se den cuenta de lo que hacen, pero hay algo en ellos que hacen que usted termine agotada después de estar a su lado, con ganas de correr lejos, a refugiarse de esta bomba expansiva que son. Son los llamados "vampiros emocionales, esos que, sin que uno se dé cuenta,¡paf!, atacan con sus historias, sus miedos o sus teatros. Son especialistas en manipular sentimientos, dice el autor del best-seller de autoayuda norteamericano Vampiros Emocionales, Albert Bernstein. Gracias a este sicólogo, el término se ha hecho conocido en Estados Unidos hace un par de años y se usa para catalogar a los que van por la vida demandando tiempo y, sobre todo, energía de los otros. Elaboramos nuestra propia lista. ¿Reconoce a alguno? O ¿se reconoce? Los vampiros del teléfono Caen bien, son buenas personas y todo lo que se quiera, pero cuando suena el teléfono, se piensa dos veces si contestarles o no. Porque se cuelgan para hablar de la vida en cualquiera llamada, como si no existieran reuniones, deadlines u otras cosas que hacer más que hablar con ellos. Se da un tipo de conversación colegial con éstos: "¿Supiste que la Juanita se puso el mismo vestido que la Pepita en el matrimonio?", o "¿y qué más me cuentas?", como si, además, hubiera que entretenerlos. Los vampiros del teléfono también existen en formato Messenger (apenas alguien se conecta, empieza a tintinear la ventana naranja con su nombre) y versión Facebook (llenan de requests, regalos y mensajitos). Lindos ellos, amorosos. Y pueden ser muy entretenidos. Da como lata cortarles, pero, ¿tiene que ser justo ahora? Los vampiros tirabuzones Tienen esa extraña habilidad de sacar confesiones a tirabuzones. Logran que cualquiera les termine contando todo lo que no quería revelar. Empiezan con preguntas sutiles y una cara de complicidad imposible de resistir, hasta que de repente uno no se da cuenta de cómo está hablando de la pelea con el marido, de lo que le dijo su compañero de trabajo, de lo que realmente opinó de lo que se dijo en la comida, del bronceado artificial de tal persona... O sea, todo lo que jamás está estipulado compartir con alguien. Lo curioso es que algunos se sienten bien hablándolo, es como un desahogo. Pero a los dos minutos de terminada la conversación, quien se ha abierto se empieza a pegar cabezazos contra las paredes, pensando en cómo pudo haber verbalizado todo eso. Mientras la víctima comienza a cruzar los dedos para que esa persona no abra la boca, este vampiro saborea toda la sangre jugosa que acaba de extraer. Los vampiros de pensamiento hablado Al revés del anterior, son todas esas personas que resuelven sus problemas hablando con un interlocutor. Repasan una y otra vez la escena que los

Upload: lila-lahitte

Post on 09-Jul-2015

248 views

Category:

Documents


4 download

TRANSCRIPT

Page 1: Vampiros emocionales de albert bernstein

1

Vampiros Emocionales de Albert Bernstein; Fragmentos, comentarios. Si un amigo la agota cuando le cuenta una película, si su compañero de trabajo se queja todo el día, si vive con alguien que necesita decirle absolutamente todo lo que hizo... está rodeada de personas que consumen su energía, como quien toma tres litros de jugo un día de calor. Acá, una guía para reconocerlos. A ellos o al propio vampiro interior. Andan por ahí sueltos, buscando a quienes hincarles sus dientes. Usted al principio no se da cuenta de sus reales intenciones, pero luego de un tiempo ya empieza a evitarlos, a no contestarles el teléfono, a correrse de las invitaciones. Puede que ni ellos mismos se den cuenta de lo que hacen, pero hay algo en ellos que hacen que usted termine agotada después de estar a su lado, con ganas de correr lejos, a refugiarse de esta bomba expansiva que son. Son los llamados "vampiros emocionales, esos que, sin que uno se dé cuenta,¡paf!, atacan con sus historias, sus miedos o sus teatros. Son especialistas en manipular sentimientos, dice el autor del best-seller de autoayuda norteamericano Vampiros Emocionales, Albert Bernstein. Gracias a este sicólogo, el término se ha hecho conocido en Estados Unidos hace un par de años y se usa para catalogar a los que van por la vida demandando tiempo y, sobre todo, energía de los otros. Elaboramos nuestra propia lista. ¿Reconoce a alguno? O ¿se reconoce? Los vampiros del teléfono Caen bien, son buenas personas y todo lo que se quiera, pero cuando suena el teléfono, se piensa dos veces si contestarles o no. Porque se cuelgan para hablar de la vida en cualquiera llamada, como si no existieran reuniones, deadlines u otras cosas que hacer más que hablar con ellos. Se da un tipo de conversación colegial con éstos: "¿Supiste que la Juanita se puso el mismo vestido que la Pepita en el matrimonio?", o "¿y qué más me cuentas?", como si, además, hubiera que entretenerlos. Los vampiros del teléfono también existen en formato Messenger (apenas alguien se conecta, empieza a tintinear la ventana naranja con su nombre) y versión Facebook (llenan de requests, regalos y mensajitos). Lindos ellos, amorosos. Y pueden ser muy entretenidos. Da como lata cortarles, pero, ¿tiene que ser justo ahora? Los vampiros tirabuzones Tienen esa extraña habilidad de sacar confesiones a tirabuzones. Logran que cualquiera les termine contando todo lo que no quería revelar. Empiezan con preguntas sutiles y una cara de complicidad imposible de resistir, hasta que de repente uno no se da cuenta de cómo está hablando de la pelea con el marido, de lo que le dijo su compañero de trabajo, de lo que realmente opinó de lo que se dijo en la comida, del bronceado artificial de tal persona... O sea, todo lo que jamás está estipulado compartir con alguien. Lo curioso es que algunos se sienten bien hablándolo, es como un desahogo. Pero a los dos minutos de terminada la conversación, quien se ha abierto se empieza a pegar cabezazos contra las paredes, pensando en cómo pudo haber verbalizado todo eso. Mientras la víctima comienza a cruzar los dedos para que esa persona no abra la boca, este vampiro saborea toda la sangre jugosa que acaba de extraer. Los vampiros de pensamiento hablado Al revés del anterior, son todas esas personas que resuelven sus problemas hablando con un interlocutor. Repasan una y otra vez la escena que los

Page 2: Vampiros emocionales de albert bernstein

2

atormenta, ensayan soluciones, errores... La conversación es más bien un monólogo que les sirve para elaborar sus conflictos y quien está al frente de ellos, sólo un pushing ball. Así, mientras hablan, las víctimas prefieren pensar que tienen que sacar ropa de la lavadora, que podrían tirar un pollo a la parrilla más tarde o, derechamente, que es mejor subir el volumen del televisor para no perderse la teleserie. A este vampiro le da lo mismo que no lo escuchen. Más bien, no se da cuenta. Se queda contento si le responden automáticamente "claro, claro... ajá... exacto... toda la razón". Pasados los 20 minutos, este chupasangre puede preguntar "¿qué opinas?". No hay que asustarse. Es sólo una reafirmación de lo que acaba de decir. Puede volver a decirle: "Que tienes toda la razón". Los vampiros eficientes Van al ritmo de la electricidad. Si alguien menciona lo que ellos necesitan, ya tienen la solución. "Estaba pensando que podríamos mandar ese plumón a la tintorería", puede comentar alguien (la pareja, por ejemplo) y el vampiro eficiente siempre tiene la misma respuesta, rauda, directa: "Ya lo hice". Le sacan un partido inexplicable a su día. Lo malo sucede cuando se trabaja, vive o es amigo de uno de ellos, porque no hay tiempo ni para ir al baño sin que estén preguntando: "¿Y? ¿Lo hiciste? ¿Lo tienes? ¿Lo imprimiste, lo compraste? ¿Mandaste el mail??? ¡Pero cómo no has mandado el mail! Sálvese quien pueda. Los vampiros quejumbrosos Los clásicos alegrones de la vida. Todo es un motivo de queja: "Qué lata levantarse hoy", "te mueres la cantidad de pega", "no he dormido nada con estos cabros chicos", "qué hambre esta dieta", etc., etc., etc. Van desde quejas diarias hasta las existenciales: "Por qué no puedo encontrar al amor de mi vida", o "qué miserable soy yo y qué feliz es el resto". La verdad es que pretender calmarlos es una ilusión. Responderles que son maravillosos, que no se preocupen, que ya va a pasar o que a todos les sucede lo mismo es pisar el palito. Porque es lo que ellos esperan: una excusa más para que se sigan quejando. Es su profesión. Los vampiros detallistas Nunca aprendieron lo que era capacidad de síntesis en el colegio. Por eso, mejor ni pensar en responder de manera negativa cuando preguntan si alguien vio una película. De lo contrario, hay que estar preparado para verla en colores, con efectos especiales y todo tipo de detalles. Aman contar historias con todos los entretelones. Ni hablar de sus viajes y los videos que registró. Aprietan pausa cada dos segundos para explicar la historia del monumento que está detrás del árbol de la esquina. Los vampiros histéricos Les fascina ser el centro de mesa. Interrumpen conversaciones porque no soportan que alguien más tenga la atención del resto. Imposible que no metan la cuchara cuando alguien cuenta una anécdota. Ellos siempre necesitan agregar lo que a ellos les pasó, aunque no tenga nada que ver con el cuento. Les encanta opinar de todo, aunque no tengan idea de lo que hablan: de la lámpara que cuelga en el lugar donde llegan, de la relación de los amigos de sus amigos. Si no van a su cumpleaños, no les basta con excusarse por mail, sino que llaman siete veces para decir que lo van a compensar con una invitación a comer (cosa que nunca sucede). También les encanta exigir y preguntarle al resto por qué no los han llamado o no los han ido a ver y suelen acusar de "desaparecidos" -adjetivo que, de paso, está absolutamente demodé- a todos los que no les dan su atención. Los vampiros aleccionadores Son desquiciadamente perfectos. Tienen una vida de sueño, todo ordenado, ningún problema aparente. Su vida suele transcurrir como una tasa de leche, al

Page 3: Vampiros emocionales de albert bernstein

3

más puro estilo de los Flanders, los vecinos de los Simpson. Como si eso fuera poco, se encargan de hacer ver lo mal que está el otro siempre. Siempre tienen un consejo a mano, uno que nadie les pidió: desde el colegio donde los demás debieran meter a sus hijos hasta la dermatóloga que debieran ver, la cantidad de horas que deberían hacer gimnasia o tomar agua. El vampiro aleccionador siempre aconseja que hay que ser feliz en la vida. Los vampiros frescos Derechamente patudos, no tienen ningún problema en pedir todo lo que al ser común y corriente lo enrolla. Reconocen sin chistar que la comida de la casa donde están invitados no les gustó del todo y lo dicen abanicándose y echados para atrás. "¿No tienes fruta? Es que no como helados", lanzan. Mejor ni contarles que va a viajar. "Ayy, ¿te puedo encargar un iPhone?... Te lo pago a la vuelta", dicen, como si nada. Pero pedirles algo a ellos... ¡Ni pensarlo! Los pobres están demasiado colapsados como para concentrarse en traer algo de afuera o pararse a buscar otra cosa. Hábiles ellos, se encargan de hacer sentir culpable a todo aquel que les pida algo. "Noooo, cómo le voy a decir esto, si no puede más con todo", piensa uno, pese a que por ellos ha habido otro encargado de regarles las plantas mientras están de vacaciones… …Los vampiros se rigen por reglas completamente diferentes. No son justos, pero sí bastante consistentes. "Mis necesidades son más importantes que las vuestras" Operan con el egoísmo de los depredadores y de los niños. Si vuestras necesidades coinciden con las de ellos, los Vampiros Emocionales pueden ser trabajadores entusiastas, compañeros cariñosos y buena compañía en general. Pero todo cambia cuando vuestras necesidades entran en conflicto con las suyas. Ahí es cuando sacan los colmillos. "Las reglas se aplican a otras personas, no a mí" Creen que tienen derecho a sacar ventaja de no regirse por las reglas que siguen otras personas. Se saltan los turnos, no esperan en las colas... "No es mi culpa, jamás" Los vampiros jamás cometen errores, nunca se equivocan y sus motivos siempre son puros. Otras personas se aprovechan de ellos de forma injusta. Los vampiros no asumen la responsabilidad de su propia conducta, en especial cuando conduce a consecuencias negativas. "Lo quiero ahora" Los vampiros no esperan. Si os interponéis en su camino o intentáis retrasar su gratificación, os encararán con gruñidos. "Si no me salgo con la mía, me da una rabieta" Cuando no se salen con la suya, son capaces de crear una imponente serie de desdichas para las personas que les han negado algo. Son explosiones emocionales manipuladoras. Muchas de las cosas irritantes que hacen cobran sentido cuando se las considera como rabietas LO QUE OS PUEDEN HACER * Los Vampiros Emocionales os UTILIZARÁN para satisfacer cualquier necesidad que experimenten en ese momento. Carecen de escrúpulos para aprovechar vuestros esfuerzos, dinero, amor , atención, admiración, cuerpo o alma con el fin de satisfacer sus anhelos insaciables. Quieren lo que quieren, y poco importa lo que vosotros sintáis al respecto. Cuando se ofrecen a ayudaros o a daros algo, por lo general ocultan un motivo. * Les falta integridad. Tienen muy poca idea de quién o qué son en realidad.

Page 4: Vampiros emocionales de albert bernstein

4

Solo saben qué quieren. Se sienten confusos de su propia identidad. Si os relacionais demasiado con ellos, terminaréis por no conoceros. Estaréis CONFUSOS de vuestra identidad. * Carecen de percepción para ver sus errores. Es difícil que realicen cambios reales de su comportamiento. * Obtienen poder de los secretos. En el trato que mantengáis con ellos cuidaos de las informaciones que compartís. * El mordisco de un vampiro puede convertiros en vampiros. * Los Vampiros Emocionales a menudo provocan reacciones poderosas e inmediatas, tanto positivas como negativas. A medida que vayáis conociéndolos mejor, vuestras reacciones serán las pistas más fiables para identificarlos. * Utilizan la comunicación hipnótica a fin de obtener lo que quieren de vosotros. Los signos peligrosos de que estáis siendo hipnotizados son los siguientes: - Os estáis desviando del procedimiento estándar (os desviáis de vuestra manera habitual de hacer las cosas). "Jamás os saltéis las reglas por el impulso del momento". - Estáis pensando en Superlativos (ya sea del tipo mejor o más prometedor o bien peor o más irritante). "Si un trato parece demasiado bueno para ser verdad, lo es". - Notáis una comunicación instantánea (quizá ese alguien os reconoce como os gustaría que os vieran de verdad o bien fingir que os ve de esta manera). "Si creéis que no se os puede hipnotizar, probablemente ya estáis hipnotizados". - Estáis considerando especial a la persona o a la situación (se está reclamando vuestra atención sobre los vampiros, particularmente, no sobre lo que están haciendo). "Los patrones se repiten". Comprobad siempre las referencias. - Notáis una falta de interés por la información objetiva (probablemente si prestáis demasiada atención a los hechos, romperíais el amable hechizo). - Sentís confusión por las motivaciones de vuestros actos (la poca comprensión de los motivos de vuestras propias reacciones, unido a una certeza poco habitual, es un signo bastante claro que alguien ha intentado interferir en vuestra mente). ¿Que hacer si se descubre que nos han hipnotizado? Lo primero reconocerlo ante vosotros mismos. Sacarlo a la luz. Lo segundo no permitáis que sigan abusando. Cuando los Vampiros Emocionales se sienten descubiertos, empiezan a proyectar realidades alternativas. En estos casos hay que recordar 2 palabras: DATOS OBJETIVOS. Ejemplo de ayuda: Vampiros Paranoicos. Autoayuda para vampiros paranoicos. Si reconocéis tendencias paranoicas en vosotros mismos, los siguientes ejercicios serán muy difíciles, pero marcarán la diferencia. Examinad la realidad. Lo más importante que podéis hacer por vosotros mismos es entender que algunas de las cosas que veis o sospecháis no existen. Necesitáis un confidente con quien poder discutir vuestras percepciones. Esa persona debe ser lo suficientemente fuerte como para deciros dónde considera que estáis equivocados. Nunca debe ser un miembro de la familia o alguien con quien estéis románticamente vinculados. Reconoced que lo que hace la gente tiene poco que ver con vosotros. La tendencia frecuente de los Paranoicos es creer que si la gente de su entorno fuera apropiadamente leal y respetuosa, haría de forma automática lo que quieren. Cuando no sucede así, se acercan a la desilusión. No suelen pensar en vosotros para nada. No es deslealtad, es lo normal. Dejad que las personas cercanas a vosotros tengan partes de sus vidas que no tengan nada que ver con vosotros y no os sintáis amenazados por ello.

Page 5: Vampiros emocionales de albert bernstein

5

Perdonad y olvidad. La memoria del Paranoico tiende a despreciar y a descuidar hasta la traición y humillación. Cuando repasa una y otra vez pequeñas transgresiones, estas se vuelven cada vez más grandes y dolorosas. Si os encontráis haciendo eso, ¡parad! Estáis creando angustia para todos, para vosotros más que nadie. Dejadlo pasar. Perdonad y olvidad. Si no podéis, quizá deberíais hablar con un terapeuta. Nota para quienes sufren a un vampiro paranoico Si la relación se termina, evitad a la persona. Cuando os vayáis, incluso cuando os echen, los vampiros Paranoicos os quieren de vuelta. Normalmente esto tiene que ver más con venganza que con el amor. Escrutarán vuestras palabras y actos ante el más mínimo indicio de cambio de idea. ¡No seáis educados! Un Paranoico con esperanza siempre confundirá civismo con amor renaciente. Si estáis terminando una relación con un vampiro Paranoico, no la discutáis. Simplemente marchaos. Una vez lo hayáis hecho, no aceptéis llamadas telefónicas ni visitas. Si os estáis divorciando, dejad que sea vuestro abogado el que hable. A modo de aparente final: Amanecer en la Abadía de Carfax Lejos, una campana anuncia el amanecer. Los vampiros se retiran a las sombras, dejando que el Profesor Van Helsing y tú saludéis los primeros rayos del sol. Van Helsing sonríe. —Ahora estamos a salvo —dice—, al menos durante otro día más —juntos os alejáis lejos de la Abadía. Ambos sabéis que siempre habrá otra noche. Los Vampiros Emocionales pueden ser las más difíciles y vaciantes criaturas de la Tierra. Pero, como sabéis, su poder viene de la debilidad y no de la fuerza. La personalidad de los vampiros es distorsionada pero simple, los inmaduros necesitan aquello que haga a las criaturas de la noche atractivas y peligrosas. Si conocéis la necesidad, conocéis al vampiro. Los vampiros Antisociales son adictos a la excitación. En la oscuridad os atraen con encanto diabólico y promesas de emociones. Si esperáis que recuerden sus promesas por la mañana, seréis consumidos. Los vampiros Histriónicos viven por la atención. Os engañan con sus actuaciones maravillosas, pero cuando cae el telón se desmoronan. Entre actuación y actuación debéis juntarlos. Los vampiros Narcisistas piensan que son un regalo de los dioses para el mundo. Os dirán que sois tan especiales como ellos, pero apenas consiguen lo que quieren, recuerdan vuestro nombre con dificultad. Hasta la siguiente vez que necesiten algo. A fabricar estacas, armarse de buenos martillos, y a esperar la noche…si vuelven seguramente no querréis ser un muerto vivo más. No vale esgrimir nada, ni siquiera la verdad, pues como dice una frase de película: “La verdad es una sola, y sus interpretaciones son todas falsedades”, y ellos…ellos ya tienen su versión