validación del inventario de ansiedad escolar para ... · d isciplinarias - del iaes en función...
TRANSCRIPT
VALIDACIÓN DEL INVENTARIO DE ANSIEDAD ESCOLAR PARA EDUCACIÓN SECUNDARIA (IAES) A LA POBLACIÓN
ECUATORIANA DE 12 A 18 AÑOS Y ESTUDIO DE LA RELACIÓN ENTRE DICHO CONSTRUCTO Y EL RECHAZO ESCOLAR
Nancy Isabel Cargua García
Departamento de Psicología Evolutiva y Didáctica
Facultad de Educación
VALIDACIÓN DEL INVENTARIO DE ANSIEDAD ESCOLAR
PARA EDUCACIÓN SECUNDARIA (IAES) A LA POBLACIÓN
ECUATORIANA DE 12 A 18 AÑOS Y ESTUDIO DE LA RELACIÓN
ENTRE DICHO CONSTRUCTO Y EL RECHAZO ESCOLAR
Nancy Isabel Cargua García
Tesis presentada para aspirar al grado de
DOCTORA POR LA UNIVERSIDAD DE ALICANTE
Programa de doctorado en Investigación Educativa:
Enseñanza y Aprendizaje
Dirigida por:
José Manuel García Fernández
Dedicado a:
La Universidad Central del Ecuador, por la Beca otorgada, gracias a la cual he podido
realizar mis estudios de PhD en Investigación Educativa, mediante el convenio con la
Universidad de Alicante, estamentos universitarios con quienes comprometo mi
esfuerzo permanente por su engrandecimiento y aporte hacia la ciencia y la
investigación.
Agradecimientos
Al Dr. José Manuel García-Fernández, director de esta tesis, por su ayuda y apoyo
incondicional, por sus enseñanzas, su paciencia, su enorme conocimiento compartido,
su motivación para seguir a pesar de las circunstancias a veces difíciles, por su ejemplo
como maestro universitario e investigador, pero sobre todo por su inmensa calidad
humana, la que siempre será mi inspiración para continuar como investigadora,
maestra y ser humano.
A mis padres, Alonso y Leonor, quienes con esfuerzo y apoyo me han guiado en cada
momento de mi vida, por su confianza y amor.
A mis hermanos, Oswaldo, Patricio y Alexandra, por confiar siempre y animarme al
logro de los objetivos propuestos, brindarme su amor, amistad y por ser mis
compañeros de vida eternamente.
A mis amados sobrinos Stefanya, Andrés, Emilia, Nicole y Alexander, porque para
ellos, va el esfuerzo, la lucha, el ejemplo, porque son mi presente y futuro, porque cada
abrazo, sonrisa y palabra de aliento marcaron mi vida y me impulsaron a seguir.
A los adolescentes de las instituciones educativas, que participaron en esta
investigación, sin los cuales este trabajo nunca hubiera sido posible.
Gracias inmensas a todos.
5
ÍNDICE
Pag.
INTRODUCCIÓN GENERAL……………………………………………… 27
REVISIÓN TEÓRICA ……………………………………………………… 31
Capítulo I: Ansiedad
1.1 Conceptualización …………………………………………………………………………………………. 32
1.2 Ansiedad como emoción natural y adaptativa …………………………… 33
1.3 Ansiedad Escolar …………………………………………………………. 33
1.4 Consecuencias de la ansiedad escolar ……………………………………. 35
1.5 Prevalencia………………………………………………………………... 38
1.6 Etiología…………………………………………………………………... 41
1.7 Evaluación de la Ansiedad Escolar
1.7.1 Evolución en la forma de evaluar la ansiedad ………………………… 44
1.7.2 Principales problemas …………………………………………. 45
1.7.3 Fases y objetivos de la evaluación ……………………………. 46
1.7.3.1 Fase inicial ……………………………………………………. 46
1.7.3.2 Fase Intermedia ………………………………………………………. 47
1.7.3.3 Fase final ……………………………………………………………… 47
1.7.4 Procedimientos de evaluación de la ansiedad escolar………………… 48
1.7.4.1 Examen médico………………………………………………………. 48
1.7.4.2 Técnicas de observación…………………………………………. 50
1.7.4.2.1 Observación registrada por otras personas………………………… 50
1.7.4.2.1.1 Registros anecdóticos……………………………………………. 50
1.7.4.2.1.2 Autorregistros ……………………………………………………. 51
1.7.4.3 Cuestionarios, inventarios o escalas …………………………………. 51
1.7.4.3.1 Escala Magallanes de Problemas de Ansiedad ……………………. 52
1.7.4.3.2 Inventario SISCO del Estrés Académico …………………………. 53
1.7.4.3.3 Inventario de Ansiedad Escolar para Educación Secundaria ……… 54
6
Pag.
1.8 Tratamiento de la Ansiedad Escolar …………………………………… 59
1.8.1 Terapia cognitivo-conductual………………………………………… 59
1.8.2 Terapia Psicoanalítica………………………………………………… 62
1.8.3 Terapia Psicodinámica………………………………………………… 62
1.8.4 Realidad Virtual………………………………………………………. 62
1.8.5 Positive behaviour supports (PBS)…………………………………… 63
1.8.6 Tratamientos transdiagnósticos………………………………………. 64
1.8.7 Tratamiento farmacológico…………………………………………… 65
1.8.8 Tratamiento psicológico vs tratamiento farmacológico………………. 67
1.9 Ansiedad y otros conceptos
1.9.1 Ansiedad escolar y “truancy” (hacer novillos) ………………………… 69
1.9.2 Ansiedad y Fobia Escolar ………………………………………………. 70
1.9.2.1 Fobia Escolar …………………………………………………………. 70
1.9.2.2 Tipología de la fobia escolar …………………………………………. 73
1.9.2.3 Consecuencias de la fobia escolar …………………………………… 73
1.9.3 Diferencias entre ansiedad por separación y fobia escolar ……………… 74
Capítulo II: Ansiedad escolar y rechazo escolar
2.1 Ansiedad escolar y rechazo escolar……………………………………… 75
2.2 Clasificaciòn del rechazo escolar ............................................................. 80
2.3 Enfoque funcional ………………………………………………………. 82
2.4 Enfoque categorial ………………………………………………………. 83
2.5 Evaluación del rechazo escolar ………………………………………… 84
2.5.1 Métodos de evaluación del rechazo escolar …………………………… 84
2.5.1.1 El examen médico ................................................................................. 84
2.5.1.2 La entrevista .......................................................................................... 85
2.5.1.3 Observaciones conductuales …………………………………………. 86
2.5.1.4 Autorregistros ………………………………………………………… 86
2.5.1.5 Cuestionarios, inventarios y escalas …………………………………. 87
2.5.1.6 Instrumentos de evaluación del rechazo escolar ……………………. 88
2.5.1.6.1 School Refusal Assessment Scale-Revised for Children …………. 88
7
Pag.
2.5.1.6.1.1 Características de las muestras empleadas ...................................... 89
2.5.1.6.1.2 Propiedades psicométricas de la SRAS-R-C ................................... 90
2.5.1.6.2 Feelings of School Avoidance, - FSA ……………………………. 92
2.5.1.6.3 Escala de evitación a la escuela (School Avoidance Scale, - SAS …. 92
2.5.1.6.4 Escala de personalidad en el rechazo escolar (School Refusal
Personality Scale - SRPE) ……………............................................................. 93
2.6 Rechazo Escolar y Trastornos de Ansiedad……………………………… 93
Capítulo III: Ansiedad escolar y depresión………………………………. 95
3.1 Conceptos ………………………………………………………………… 96
3.2 Síntomas comunes entre ansiedad y depresión ………………………… 100
3.3 Modelos teóricos que diferencian ansiedad y depresión ………………. 101
Capítulo IV: Ansiedad escolar y estrés
4.1 Estrés …………………………………………………………………... 104
4.2 Tipos de estrés …………………………………………………………. 106
4.3 Diferencias entre ansiedad y estrés ……………………………………. 109
Capítulo V: Inteligencia emocional
5.1 Concepciones ……………………………………………………………… 110
5.2 Modelo de habilidades de inteligencia emocional de Mayer y Salovey. ….. 116
5.3 Inteligencia emocional y habilidades ……………………………………… 120
5.4 Inteligencia emocional en la Educación …………………………………… 122
5.5 Medición de la inteligencia emocional ……………………………………. 124
5.5.1 Medidas basadas en auto-informes ………………………………………. 125
5.5.2 Medidas de habilidad o de ejecución……………………………………… 127
ESTUDIO EMPÍRICO
1. Introducción ……………………………………………………………. 131
2. Objetivos ………………………………………………………………. 132
3. Hipótesis ………………………………………………………………. 133
4. Participantes …………………………………………………………… 134
8
Pag.
5. Instrumentos ………………………………………………………… 135
5.1 Inventario de Ansiedad Escolar (IAES) ……………………………. 135
5.2 School Refusal Assessment Scale Revised for Children (SRAS-R-C) ….136.
5.3 Depresión, ansiedad y estrés (DAS-21) ……………………………. 136
5.4 Trait Meta-Mood Scale (TMMS 24) ………………………………. 137
6 Procedimiento
6.1 Revisión de instrumentos …………………………………………… 138
6.1.1 Antes de la aplicación ……………………………………………. 139
6.1.2 Durante la aplicación …………………………………………… 140
6.1.3. Después de la aplicación ………………………………………... 140
7 Análisis estadísticos …………………………………………………… 140
8 Resultados ……………………………………………………………. 142
8.1 Normalidad de la distribución de puntuaciones de las situaciones
escolares del IAES-EC …………………………………………………. 142
8.2 Análisis Factorial Exploratorio………………………………………… 143
8.3 Correlaciones entre los factores situacionales y la puntuación total
del IAES …………………………………………………………………. 145
145 8.4 Análisis factorial exploratorio de los tres sistemas de respuesta ……….
8.4.1 Normalidad de la distribución de puntuaciones de las respuestas del
IAES-EC…………………………………………………………………… 145
8.4.2 Escala Cognitiva .................................................................................... 146
8.4.3 Escala Conductual ……………………………………………………. 147
8.4.4 Escala Psicofisiológica ………………………………………………. 147
8.5 Correlaciones entre los sistemas de respuesta y la puntuación total
148 del IAES …………………………………………………………………….
8.6 Ansiedad escolar y rechazo escolar
8.6.1 Diferencias en ansiedad escolar en estudiantes con altas y bajas
puntuaciones en el Factor I- Ansiedad ante la agresión- del IAES …………. 149
8.6.2 Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar alta
puntuación en el Factor I, Ansiedad ante la Agresión, del IAES en función
del Rechazo Escolar ……………………………………………………………. 150
9
Pag.
8.6.3 Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar alta
puntuación en el Factor I, Ansiedad ante la Agresión, del IAES en
función del Rechazo incluyendo todas las variables ……………………. 151
8.6.4 Diferencias en Rechazo escolar en estudiantes con altas y bajas
puntuaciones en el Factor II Ansiedad ante la Evaluación Social- del IAES …. 152
8.6.5 Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar alta
puntuación en el Factor II, Ansiedad Ante la Evaluación Social, del IAES
en función del Rechazo Escolar………………………………………………… 154
8.6.6 Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar alta
puntuación en el Factor II, Ansiedad Ante la Evaluación Social, del IAES
en función del Rechazo Escolar incluyendo todas las variables ………………. 155
8.6.7 Diferencias en Rechazo Escolar en estudiantes con altas y bajas
puntuaciones en el Factor III- Ansiedad ante el fracaso escolar y sanciones
disciplinarias- del IAES ………………………………………………………… 156
8.6.8 Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar alta
puntuación en el Factor III, Ansiedad ante el fracaso escolar y sanciones
disciplinarias del IAES en función del Rechazo Escolar ………………………. 158
8.6.9 Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar alta
puntuación en el Factor III, Ansiedad ante el fracaso escolar y sanciones
disciplinarias, del IAES en función del Rechazo Escolar incluyendo todas
las variables ……………………………………………………………………. 159
8.6.1.0 Diferencias en rechazo escolar en estudiantes con altas y bajas
puntuaciones en el Factor IV Ansiedad ante la evaluación escolar-del IAES …. 160
8.61.1 Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar alta
puntuación en el Factor IV, Ansiedad ante la Evaluación Escolar, del IAES
en función del Rechazo Escolar ………………………………………………… 162
8.6.1.2 Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar alta
puntuación en el Factor IV, Ansiedad ante la Evaluación Escolar del IAES
en función del Rechazo Escolar incluyendo todas las variables ………………... 163
8.6.1.3 Diferencias en rechazo escolar en estudiantes con altas y bajas
puntuaciones en Ansiedad Cognitiva ………………………………………… 165
10
Pag.
8.61.4 Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar alta
puntuación en Ansiedad Cognitiva en función del Rechazo Escolar …………… 166
8.6.1.5 Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar alta
puntuación en Ansiedad Cognitiva en función del Rechazo Escolar incluyendo
todas las variables ………………………………………………………………. 168
8.6.1.6 Diferencias en rechazo escolar en estudiantes con altas y bajas
puntuaciones en Ansiedad Conductual ………………………………………… 169
8.6.1.7 Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar alta
puntuación en Ansiedad Conductual en función del Rechazo Escolar ………… 170
8.6.1.8 Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar alta
puntuación en Ansiedad Conductual en función del Rechazo Escolar
incluyendo todas las variables …………………………………………………. 171
8.6.1.9 Diferencias en rechazo escolar en estudiantes con altas y bajas
puntuaciones en Ansiedad Psicofisiológica …………………………………. 173
8.6.2.0 Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar alta
puntuación en Ansiedad Psicofisiológica en función del rechazo escolar …… 174
8.6.2.1 Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar alta
puntuación en Ansiedad Psicofisiológica en función del Rechazo Escolar
incluyendo todas las variables…………………………………………………. 175
8.6.2.2 Diferencias en Rechazo Escolar en estudiantes con altas y bajas
puntuaciones en el total del IAES ……………………………………………. 177
8.6.2.3 Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar alta
puntuación en el total del IAES en función del Rechazo Escolar ……………… 178
8.6.2.4 Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar alta
puntuación en el total del IAES en función del Rechazo Escolar incluyendo
todas las variables ……………………………………………………………… 180
8.7 Ansiedad escolar y ansiedad, depresión y estrés
8.7.1 Diferencias en Ansiedad, Depresión y Estrés en estudiantes con
altas y bajas puntuaciones en el Factor I- Ansiedad ante la Agresión
- del IAES ……………………………………………………………… 181
11
Pag.
8.7.2 Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar alta
puntuación en el Factor I – Ansiedad ante la agresión- del IAES en función
de los factores de Depresión, Ansiedad y Estrés. …………………………… 183
8.7.3 Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar alta
puntuación en el Factor I – Ansiedad ante la agresión- del IAES en función
de los factores de Depresión, Ansiedad y Estrés incluyendo todas las variables. 184
8.7.4 Diferencias en Ansiedad, Depresión y Estrés en estudiantes con altas
y bajas puntuaciones en el Factor II - Ansiedad Ante la Evaluación Social
-del IAES………………………………………………………………………. 185
8.7.5 Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar alta
puntuación en el Factor II – Ansiedad ante la evaluación social- del IAES
en función de los factores de Depresión, Ansiedad y Estrés …………………… 186
8.7.6 Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar alta
puntuación en el Factor II – Ansiedad ante la evaluación social- del IAES
en función de los factores de Depresión, Ansiedad y Estrés, incluyendo
todas las variables ……………………………………………………………… 187
8.7.7 Diferencias en Ansiedad, Depresión y Estrés en estudiantes
con altas y bajas puntuaciones en el Factor III- Ansiedad ante el
Fracaso Escolar y Sanciones Disciplinarias- del IAES…………………………. 188
8.7.8 Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar alta
puntuación en el Factor III- Ansiedad ante el fracaso escolar y sanciones
disciplinarias- del IAES en función de los factores de Depresión,
Ansiedad y Estrés ……………………………………………………………… 189
8.7.9 Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar alta
puntuación en el Factor III - Ansiedad ante el Fracaso Escolar y Sanciones
Disciplinarias - del IAES en función de los factores de Depresión,
Ansiedad y Estrés incluyendo todas las variables …………………………… 190
8.7.10 Diferencias en Ansiedad, Depresión y Estrés en estudiantes
con altas y bajas puntuaciones en el Factor IV - Ansiedad ante la Evaluación
Escolar - del IAES…………………………………………………………… 191
12
Pag.
8.7.1.1 Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar alta
puntuación en el Factor IV – Ansiedad ante la Evaluación Escolar-
del IAES en función de los factores de Depresión, Ansiedad y Estrés ………. 193
8.7.1.2 Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar
alta puntuación en el Factor IV – Ansiedad ante la evaluación escolar
- del IAES en función de los factores de Depresión, Ansiedad y Estrés
incluyendo todas las variables ……………………………………………… 194
8.7.1.3 Diferencias en Ansiedad, Depresión y Estrés en estudiantes
con altas y bajas puntuaciones en Ansiedad Cognitiva ……………………… 195
8.7.1.4 Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar
alta puntuación en Ansiedad Cognitiva en función de los factores de Depresión,
Ansiedad y Estrés ……………………………………………………………… 196
8.7.1.5 Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar
alta puntuación en Ansiedad Cognitiva en función de los factores de
Depresión, Ansiedad y Estrés incluyendo las tres variables ……………………. 197
8.7.1.6 Diferencias en Ansiedad, Depresión y Estrés en estudiantes
con altas y bajas puntuaciones en Ansiedad Conductual ……………………… 198
8.7.1.7 Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar
alta puntuación en Ansiedad Conductual en función de los factores
de Depresión, Ansiedad y Estrés ……………………………………………. 199
8.7.1.8 Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar
alta puntuación en Ansiedad Conductual en función de los factores
de Depresión, Ansiedad y Estrés incluyendo las tres variables …………………. 201
8.7.1.9 Diferencias en Ansiedad, Depresión y Estrés en estudiantes
con altas y bajas puntuaciones en Ansiedad Psicofisiológica …………………… 202
8.7.2.0 Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar
alta puntuación en Ansiedad Psicofisiológica en función de los
factores de Depresión, Ansiedad y Estrés ……………………………………… 203
8.7.21 Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar
alta puntuación en Ansiedad Psicofisiológica en función de los
factores de Depresión, Ansiedad y Estrés, incluyendo todas las variables …… 204
8.7.22 Diferencias en Ansiedad, Depresión y Estrés en estudiantes
con altas y bajas puntuaciones en la puntuación total del IAES ………………. 205
13
Pag.
8.7.23 Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar
alta puntuación en el total del IAES en función de los factores de
Depresión, Ansiedad y Estrés………………………………………………… 206
8.7.24 Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar
alta puntuación en el total del IAES en función de los factores de
Depresión, Ansiedad y estrés, incluyendo todas las variables ………………… 207
8.8 Inteligencia emocional
8.8.1 Diferencias en Inteligencia Emocional en estudiantes con altas
y bajas puntuaciones en el Factor I- Ansiedad ante la Agresión- del IAES …… 208
8.8.2 Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar alta
puntuación en el Factor I – Ansiedad Ante la Agresión- del IAES
en función de la Inteligencia Emocional ………………………………………. 210
8.8.3 Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar alta
puntuación en el Factor I – Ansiedad Ante la Agresión- del IAES
en función de la Inteligencia Emocional incluyendo todas las variables ………. 211
8.8.4 Diferencias en Inteligencia Emocional en estudiantes con altas y
bajas puntuaciones en el Factor II – Ansiedad ante la Evaluación Social-
del IAES ………………………………………………………………………… 212
8.8.5 Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar alta
puntuación en el Factor II – Ansiedad Ante la Evaluación Social –
del IAES en función de la Inteligencia Emocional …………………………… 213
8.8.6 Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar
alta puntuación en el Factor II – Ansiedad ante la evaluación social-
del IAES en función de la Inteligencia Emocional incluyendo todas
las variables ……………………………………………………………………. 214
8.8.7 Diferencias en Inteligencia Emocional en estudiantes con altas
y bajas puntuaciones en el Factor III – Ansiedad ante el Fracaso
Escolar y Sanciones Disciplinarias- del IAES ………………………………… 215
8.8.8 Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar
alta puntuación en el Factor III – Ansiedad ante el Fracaso
Escolar y Sanciones Disciplinarias - del IAES en función de la Inteligencia
Emocional………………………………………………………………………. 216
14
Pag.
8.8.9 Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar
alta puntuación en el Factor III- Ansiedad ante el fracaso escolar
y sanciones disciplinarias- del IAES en función de la Inteligencia Emocional
incluyendo todas las variables…………………………………………………… 218
8.8.10 Diferencias en Inteligencia Emocional en estudiantes
con altas y bajas puntuaciones en el Factor IV- Ansiedad ante la Evaluación
Escolar- del IAES……………………………………………………………… 219
8.8.11 Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar alta
puntuación en el Factor IV – Ansiedad ante la evaluación escolar- del IAES
en función de la Inteligencia Emocional …………………………………… 220
8.8.12 Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar alta
puntuación en el Factor IV – Ansiedad ante la evaluación escolar- del IAES
en función de la Inteligencia Emocional incluyendo todas las variables …… 221
8.8.13 Diferencias en Inteligencia Emocional en estudiantes con
altas y bajas puntuaciones Ansiedad Cognitiva ……………………………. 222
8.8.14 Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar
alta puntuación en Ansiedad Cognitiva en función de la Inteligencia Emocional…223
8.8.15 Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar
alta puntuación en Ansiedad Cognitiva en función de la Inteligencia
Emocional incluyendo todas las variables ……………………………………. 224
8.8.16 Diferencias en Inteligencia Emocional en estudiantes
con altas y bajas puntuaciones en Ansiedad Conductual……………………… 225
8.8.17 Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar
alta puntuación en Ansiedad Conductual en función de la Inteligencia
Emocional ……………………………………………………………………… 227
8.8.18 Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar
alta puntuación en Ansiedad Conductual en función de la Inteligencia
Emocional incluyendo todas las variables …………………………………… 228
8.8.19 Diferencias en Inteligencia Emocional en estudiantes con
altas y bajas puntuaciones Ansiedad Psicofisiológica ………………………… 228
15
Pag.
8.8.20 Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar
alta puntuación en Ansiedad Psicofisiológica en función de la Inteligencia
Emocional …………………………………………………………………… 230
8.8.21 Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar alta
puntuación en Ansiedad Psicofisiológica en función de la Inteligencia
Emocional incluyendo todas las variables……………………………………… 231
8.8.22 Diferencias en Inteligencia Emocional en estudiantes con
altas y bajas puntuaciones en la puntuación total del IAES ……………………. 232
8.8.23 Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar alta
puntuación en el total del IAES en función de la Inteligencia Emocional ……… 233
8.8.24 Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar alta
puntuación en el total del IAES en función de la Inteligencia Emocional
incluyendo todas las variables ………………………………………………… 234
9 DISCUSIÓN ……………………………………………………………… 236
10 CONCLUSIONES ………………………………………………………... 257
11 LIMITACIONES ………………………………………………………… 261
12 FUTURAS LÍNEAS DE INVESTIGACIÓN …………………………... 262
13 BIBLIOGRAFÍA ………………………………………………………… 263
16
ÍNDICE DE FIGURAS
Pág.
Figura 1 Ejemplo de tabla de doble entrada en el cuestionario IAES…… 55
Figura 2 Sedimentación scree-plot ……………………………………… 143
Figura 3 Diagrama de barras de las diferencias en rechazo escolar en
estudiantes altas y bajas puntuaciones en el Factor I -Ansiedad
ante la agresión- del IAES ……………………………………… 150
Figura 4 Diagrama de barras de las diferencias en rechazo escolar en
estudiantes altas y bajas puntuaciones en el Factor II
del IAES………………………………………………………… 154
Figura 5 Diagrama de barras de las diferencias en rechazo escolar en
estudiantes altas y bajas puntuaciones en el Factor III
del IAES……………………………………………………… 158
Figura 6 Diagrama de barras de las diferencias en rechazo escolar en
estudiantes altas y bajas puntuaciones en el Factor IV del IAES. 162
Figura 7 Diagrama de barras de las diferencias en rechazo escolar en
estudiantes altas y bajas puntuaciones en Ansiedad Cognitiva…. 166
Figura 8 Diagrama de barras de las diferencias en rechazo escolar en
estudiantes altas y bajas puntuaciones en Ansiedad Conductual… 170
Figura 9 Diagrama de barras de las diferencias en rechazo escolar en
estudiantes altas y bajas puntuaciones en Ansiedad
Psicofisiológica………………………………………………… 174
Figura 10 Diagrama de barras de las diferencias en rechazo escolar en
estudiantes altas y bajas puntuaciones en el total del inventario... 178
Figura 11 Diagrama de barras de las diferencias en Ansiedad, Depresión y
Estrés en estudiantes con altas y bajas puntuaciones en el
Factor I del IAES……………………………………………… 182
Figura 12 Diagrama de barras de las diferencias en Ansiedad, Depresión
y Estrésen estudiantes con altas y bajas puntuaciones en el
Factor II del IAES………………………………………………. 186
17
Pag.
Figura 13 Diagrama de barras de las diferencias en Ansiedad, Depresión
y Estrés en estudiantes con altas y bajas puntuaciones en
el Factor III - ansiedad ante el fracaso escolar y sanciones
disciplinarias -del IAES……………………………………. 189
Figura 14 Diagrama de barras de las diferencias en Ansiedad, Depresión
y Estrés en estudiantes con altas y bajas puntuaciones en el
Factor IV- Ansiedad ante el Fracaso Escolar y Sanciones
Disciplinarias -del IAES……………………………………… 192
Figura 15 Diagrama de barras de las diferencias en Ansiedad, Depresión
y Estrés en estudiantes con altas y bajas puntuaciones en
Ansiedad Cognitiva…………………………………………… 195
Figura 16 Diagrama de barras de las diferencias en Ansiedad, Depresión
y Estrés en estudiantes con altas y bajas puntuaciones en
Ansiedad Conductual……………………………………. 199
Figura 17 Diagrama de barras de las diferencias en Ansiedad, Depresión
y Estrés en estudiantes con altas y bajas puntuaciones en
Ansiedad Psicofisiológica………………………………… 203
Figura 18 Diagrama de barras de las diferencias en Ansiedad, Depresión y
Estrés en estudiantes con altas y bajas puntuaciones la puntuació
total, del IAES…………………………………………………… 206
Figura 19 Diagrama de barras de las diferencias en Inteligencia
Emocional en estudiantes con altas y bajas puntuaciones en el
Factor I del IAES……………………………………………… 210
Figura 20 Diagrama de barras de las diferencias en Inteligencia Emocional
en estudiantes con altas y bajas puntuaciones en el FII del IAES... 213
Figura 21 Diagrama de barras de las diferencias en inteligencia emocional
en con altas y bajas puntuaciones en el Factor III del IAES…… 216
Figura 22 Diagrama de barras de las diferencias en inteligencia emocional
en estudiantes con altas y bajas puntuaciones en el Factor IV
del IAES……………………………………………………… 220
Figura 23 Diagrama de barras de las diferencias en inteligencia emocional
en con altas y bajas puntuaciones Ansiedad Cognitiva………… 223
18
Pag
Figura 24 Diagrama de barras de las diferencias en inteligencia emocional
en estudiantes con altas y bajas puntuaciones en Ansiedad
Conductual ……………………………………………………. 226
Figura 25 Diagrama de barras de las diferencias en inteligencia
emocional en estudiantes con altas y bajas puntuaciones
en Ansiedad Psicofisiológica ………………………………… 229
Figura 26 Diagrama de barras de las diferencias en inteligencia
Emocional en estudiantes con altas y bajas puntuaciones en el
total, del IAES…………………………………………………. 233
19
ÍNDICE DE TABLAS
Pág.
Tabla 1 Número (porcentaje) de participantes de la muestra total
clasificados en función del sexo y el curso …………………. 135
Tabla 2 Índices de asimetría y curtosis de los factores situacionales
del IAES-EC …………………………………………………... 142
Tabla 3 Matriz de componentes principales ……………………………… 144
Tabla 4 Correlaciones entre los factores situacionales y la puntuación
total, del IAES ………………………………………………… 145
Tabla 5 Índices de asimetría y curtosis en el sistema de respuesta
cognitiva del IAES- EC ………………………………………. 146
Tabla 6 Saturación de los ítems de ansiedad cognitiva ………………… 147
Tabla 7 Saturación de los ítems de respuesta conductual ……………. 147
Tabla 8 Saturación de los ítems de ansiedad psicofisiológica ………. 148
Tabla 9 Correlaciones entre los sistemas de respuesta y la puntuación
total, del IAES ……………………………………………… 148
Tabla 10 Diferencias en ansiedad escolar en estudiantes con altas
y bajas puntuaciones en el Factor I- Ansiedad ante la
agresión- del IAES ………………………………………… 149
Tabla 11 Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar alta
puntuación en el Factor I, Ansiedad ante la Agresión, del IAES en
función del Rechazo Escolar ……………………………………. 151
Tabla 12 Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar alta
puntuación en el Factor I, Ansiedad ante la agresión, del IAES en
función del rechazo escolar incluyendo todas las variables …… 152
Tabla 13 Diferencias en rechazo escolar en estudiantes con altas y bajas
puntuaciones en el Factor II Ansiedad ante la Evaluación Social-
del IAES ……………………………………………………… 153
Tabla 14 Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar alta
puntuación en el Factor II, Ansiedad Ante la Evaluación Social,
del IAES en función del Rechazo Escolar……………………… 155
20
Pág.
Tabla 15 Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar alta
puntuación en el Factor II, Ansiedad Ante la Evaluación Social,
del IAES en función del Rechazo Escolar incluyendo todas las
variables……………………………………………………… 156
Tabla 16 Diferencias en rechazo escolar en estudiantes con altas y bajas
puntuaciones en el Factor III- Ansiedad ante el fracaso escolar y
sanciones disciplinarias- del IAES…………………………… 157
Tabla 17 Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar alta
puntuación en el Factor III, Ansiedad ante el fracaso escolar y
sanciones disciplinarias del IAES en función del rechazo escolar... 159
Tabla 18 Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar alta
puntuación en el Factor III, Ansiedad ante el fracaso escolar y
sanciones disciplinarias, del IAES en función del rechazo escolar
incluyendo todas las variables………………………………… 160
Tabla 19 Diferencias en rechazo escolar en estudiantes con altas y bajas
puntuaciones en el Factor IV Ansiedad ante la evaluación escolar-
del IAES………………………………………………………… 161
Tabla 20 Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar alta
puntuación en el Factor IV, Ansiedad ante la Evaluación Escolar,
del IAES en función del rechazo escolar………………………… 163
Tabla 21 Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar
alta puntuación en el Factor IV, Ansiedad ante la Evaluación
Escolar del IAES en función del rechazo escolar incluyendo
todas las variables………………………………………………. 164
Tabla 22 Diferencias en rechazo escolar en estudiantes con altas y bajas
puntuaciones en Ansiedad Cognitiva………………………… 165
Tabla 23 Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar
alta puntuación en Ansiedad Cognitiva en función del Rechazo
Escolar…………………………………………………………. 167
Tabla 24 Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar alta
puntuación en Ansiedad Cognitiva en función del Rechazo Escolar
incluyendo todas las variables …………………………………… 168
21
Pág.
Tabla 25 Diferencias en rechazo escolar en estudiantes con altas y bajas
puntuaciones en Ansiedad Conductual…………………… 169
Tabla 26 Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar
alta puntuación en Ansiedad Conductual en función del
Rechazo Escolar……………………………………………… 171
Tabla 27 Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar
alta puntuación en Ansiedad Conductual en función del Rechazo
Escolar incluyendo todas las variables incluyendo todas las
variables…………………………………………………………. 172
Tabla 28 Diferencias en rechazo escolar en estudiantes con altas y bajas
puntuaciones en Ansiedad Psicofisiológica…………………… 173.
Tabla 29 Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar
alta puntuación en Ansiedad Psicofisiológica en función
del Rechazo Escolar……………………………………………. 175
Tabla 30 Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar alta
puntuación en Ansiedad Psicofisiológica en función del Rechazo
Escolar incluyendo todas las variables………………………… 176
Tabla 31 Diferencias en rechazo escolar en estudiantes con altas y bajas
puntuaciones en el total del IAES …………………………… 177
Tabla 32 Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar alta
puntuación en el total del IAES en función del rechazo escolar… 179
Tabla 33 Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar alta
puntuación en el total del IAES en función del rechazo escolar
incluyendo todas las variables………………………………… 181
Tabla 34 Diferencias en Ansiedad, Depresión y Estrés en estudiantes con
altas y bajas puntuaciones en el Factor I- Ansiedad ante la
Agresión- del IAES……………………………………………. 182
Tabla 35 Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar alta
puntuación en el Factor I – Ansiedad ante la agresión- del IAES
en función de los factores de Depresión, Ansiedad y Estrés…… 183
Tabla 36 Ansiedad y Estrés incluyendo todas las variables …………… 184
22
Pág.
Tabla 37 Diferencias en Ansiedad, Depresión y Estrés en estudiantes
con altas y bajas puntuaciones en el Factor II - Ansiedad
Ante la Evaluación Social -del IAES……………………. 185
Tabla 38 Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar
alta puntuación en el Factor II – Ansiedad ante la evaluación
social- del IAES en función de los factores de Depresión,
Ansiedad y Estrés…………………………………………… 187
Tabla 39 Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar alta
puntuación en el Factor II – Ansiedad ante la evaluación social-
del IAES en función de los factores de Depresión, Ansiedad y
Estrés, incluyendo todas las variables…………………………… 188
Tabla 40 Diferencias en Ansiedad, Depresión y Estrés en estudiantes con
altas y bajas puntuaciones en el Factor III- Ansiedad ante
el Fracaso Escolar y Sanciones Disciplinarias-
del IAES………………………………………………………. 189
Tabla 41 Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar alta
puntuación en el Factor III- Ansiedad ante el fracaso escolar y
sanciones disciplinarias- del IAES en función de los factores de
Depresión, Ansiedad y Estrés………………………………… 190
Tabla 42 Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar alta
puntuación en el Factor III - Ansiedad ante el fracaso escolar y
sanciones disciplinarias - del IAES en función de los factores
de Depresión, Ansiedad y Estrés incluyendo todas
las variables…………………………………………………… 191
Tabla 43 Diferencias en Ansiedad, Depresión y Estrés en estudiantes con
altas y bajas puntuaciones en el Factor IV - Ansiedad ante la
Evaluación Escolar- del IAES……………………………… 192
Tabla 44 Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar alta
puntuación en el Factor IV – Ansiedad ante la evaluación escolar-
del IAES en función de los factores de Depresión, Ansiedad y
Estrés ………………………………………………………… 193
23
Pág.
Tabla 45 Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar alta
puntuación en el Factor IV – Ansiedad ante la evaluación escolar-
del IAES en función de los factores de Depresión, Ansiedad y
Estrés incluyendo todas las variables…………………………… 194
Tabla 46 Diferencias en Ansiedad, Depresión y Estrés en estudiantes
con altas y bajas puntuaciones en Ansiedad Cognitiva………… 195
Tabla 47 Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar alta
puntuación en Ansiedad Cognitiva en función de los factores de
Depresión, Ansiedad y Estrés ………………………………… 197
Tabla 48 Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar alta
puntuación en Ansiedad Cognitiva en función de los factores de
Depresión, Ansiedad y Estrés incluyendo las tres variables……… 198
Tabla 49 Diferencias en Ansiedad, Depresión y Estrés en estudiantes con
Altas y bajas puntuaciones en Ansiedad Conductual………… 199
Tabla 50 Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar
alta puntuación en Ansiedad Conductual en función de los
factores de Depresión, Ansiedad y Estrés…………………… 200
Tabla 51 Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar
alta puntuación en Ansiedad Conductual en función de los
factores de Depresión, Ansiedad y Estrés, incluyendo
todas las variables……………………………………………. 201
Tabla 52 Diferencias en Ansiedad, Depresión y Estrés en estudiantes con
altas y bajas puntuaciones en Ansiedad Psicofisiológica……… 202
Tabla 53 Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar
alta puntuación en Ansiedad Psicofisiológica en función de los
factores de Depresión, Ansiedad y Estrés…………………… 204
Tabla 54 Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar
alta puntuación en Ansiedad Psicofisiológica en función de
los factores de Depresión, Ansiedad y Estrés, incluyendo
todas las variables……………………………………………. 205
Tabla 55 Diferencias en Ansiedad, Depresión y Estrés en estudiantes
con altas y bajas puntuaciones en la puntuación total
del IAES……………………………………………………… 206
24
Pág.
Tabla 56 Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar alta
puntuación en el total del IAES en función de los factores de
Depresión, Ansiedad y Estrés………………………………… 207
Tabla 57 Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar alta
puntuación en el total del IAES en función de los factores de
Depresión, Ansiedad y estrés, incluyendo todas las variables…… 208
Tabla 58 Diferencias en Inteligencia Emocional en estudiantes con altas
y bajas puntuaciones en el Factor I- Ansiedad ante la Agresión-
del IAES ………………………………………………………. 209
Tabla 59 Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar alta
puntuación en el Factor I – Ansiedad Ante la Agresión- del IAES
en función de la Inteligencia Emocional ………………………… 210
Tabla 60 Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar
alta puntuación en el Factor I – Ansiedad Ante la Agresión-
del IAES en función de la Inteligencia Emocional incluyendo
todas las variables………………………………………………... 211
Tabla 61 Diferencias en Inteligencia Emocional en estudiantes con altas
y bajas puntuaciones en el Factor II – Ansiedad ante la Evaluación
Social- del IAES …………………………………………………. 212
Tabla 62 Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar alta
puntuación en el Factor II – Ansiedad Ante la Evaluación Social –
del IAES en función de la Inteligencia Emocional……………… 214
Tabla 63 Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar alta
puntuación en el Factor II – Ansiedad ante la evaluación social-
del IAES en función de la Inteligencia Emocional incluyendo
todas las variables………………………………………………… 215
Tabla 64 Diferencias en Inteligencia Emocional en estudiantes con altas y
bajas puntuaciones en el Factor III – Ansiedad ante el Fracaso
Escolar y Sanciones Disciplinarias- del IAES ………………… 216
Tabla 65 Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar alta
puntuación en el Factor III – Ansiedad ante el Fracaso Escolar y
Sanciones Disciplinarias - del IAES en función de la
Inteligencia Emocional…………………………………………… 217
25
Pág.
Tabla 66 Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar alta
puntuación en el Factor III- Ansiedad ante el fracaso escolar y
sanciones disciplinarias- del IAES en función de la Inteligencia
Emocional incluyendo todas las variables……………………… 218
Tabla 67 Diferencias en Inteligencia Emocional en estudiantes con altas y
bajas puntuaciones en el Factor IV- Ansiedad ante la Evaluación
Escolar- del IAES ……………………………………………… 219
Tabla 68 Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar
alta puntuación en el Factor IV – Ansiedad ante la evaluación
escolar-del IAES en función de la Inteligencia Emocional…… 221
Tabla 69 Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar
alta puntuación en el Factor IV – Ansiedad ante la evaluación
escolar- del IAES en función de la Inteligencia Emocional
incluyendo todas las variables………………………………… 222
Tabla 70 Diferencias en Inteligencia Emocional en estudiantes con altas y
bajas puntuaciones Ansiedad Cognitiva……………………… 223
Tabla 71 Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar alta
puntuación en Ansiedad Cognitiva en función de la Inteligencia
Emocional…………………………………………………… 224
Tabla 72 Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar alta
puntuación en Ansiedad Cognitiva en función de la Inteligencia
Emocional incluyendo todas las variables……………………… 225
Tabla 73 Diferencias en Inteligencia Emocional en estudiantes con altas y
bajas puntuaciones en Ansiedad Conductual………………… 226
Tabla 74 Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar alta
puntuación en Ansiedad Conductual en función de la
Inteligencia Emocional………………………………………… 227
Tabla 75 Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar
alta puntuación en Ansiedad Conductual en función de la
Inteligencia Emocional incluyendo todas las variables…………. 228
Tabla 76 Diferencias en Inteligencia Emocional en estudiantes con altas y
bajas puntuaciones Ansiedad Psicofisiológica………………… 229
26
Pag
Tabla 77 Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar alta
puntuación en Ansiedad Psicofisiológica en función de la
Inteligencia Emocional………………………………………… 230
Tabla 78 Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar alta
puntuación en Ansiedad Psicofisiológica en función de la
Inteligencia Emocional incluyendo todas las variables………… 231
Tabla 79 Diferencias en Inteligencia Emocional en estudiantes con altas y
bajas puntuaciones en la puntuación total del IAES ………… 232
Tabla 80 Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar alta
puntuación en el total del IAES en función de la Inteligencia
Emocional……………………………………………………… 234
Tabla 81 Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar alta
puntuación en el total del IAES en función de la Inteligencia
Emocional incluyendo todas las variables………………………… 235
27
INTRODUCCIÓN GENERAL
28
La ansiedad no es un problema exclusivo de la edad adulta. Los padres y
profesores con frecuencia informan de manifestaciones de ansiedad en niños y,
especialmente, en adolescentes (Hart, 1994). No obstante, la presencia de indicadores de
ansiedad constituye un factor de riesgo para el bienestar y el desarrollo personal y
académico de los niños y adolescentes.
Los trastornos de ansiedad son el grupo de alteraciones comportamentales más
prevalentes en la infancia y en el conjunto de la población y, además, se relacionan con
un amplio abanico de consecuencias negativas que van mucho más allá del simple
malestar subjetivo: dificultades para establecer relaciones estrechas con los demás,
interferencia en el rendimiento académico, etc. La presencia de sintomatología ansiosa en
la infancia y adolescencia predice, en un elevado porcentaje de casos, el posterior
desarrollo de un trastorno de ansiedad (Dadds, Spence, Holland, Barrett y Laurens, 1997).
De hecho, un porcentaje destacado de los trastornos de ansiedad en adultos tiene su inicio
en la infancia o adolescencia. En caso de que en esta época ya se detecte la presencia de
un trastorno de ansiedad, la tendencia es que persista en años posteriores. Por ejemplo,
Dadds, Holland, Laurens, Mullins, Barreto y Spence (1999) informan de que el 50% de
los chicos y chicas diagnosticados de un trastorno de ansiedad seguía reuniendo los
criterios de la alteración dos años después. Hay que indicar que, a pesar de su elevada
prevalencia, relativa cronicidad y de actuar como factor predisponente para el desarrollo
de otras alteraciones, muchos de los sujetos con esta problemática no reciben, por motivos
diversos, asistencia especializada alguna (Donovan y Spence, 2000). Todas estas parecen
razones más que suficientes para que los trastornos de ansiedad reciban atención
prioritaria en las intervenciones preventivas que se llevan a cabo en la infancia y la
adolescencia.
Entre los diversos trastornos de ansiedad, la ansiedad escolar es, en la mayoría de
los casos, la que mayores repercusiones tiene sobre el ajuste escolar y social de los niños
y adolescentes (García Fernández, Inglés, Martínez-Monteagudo y Redondo (2008).
Generalmente, los instrumentos creados para evaluar la ansiedad contienen ítems
referidos a los tres sistemas de respuesta: cognitivo, conductual y psicofisiológico. Sin
embargo, la mayoría de los instrumentos conceden una importancia desigual a estos
29
sistemas de respuesta, otorgando, en general, una mayor atención a la dimensión
cognitiva. El Inventario de Ansiedad Escolar para Educación Secundaria (IAES; García-
Fernández, Inglés, Martínez-Monteagudo, Marzo y Estévez, 2012) supera esta limitación
evaluando los tres sistemas de respuesta característicos de la ansiedad escolar, así como
las situaciones académicas que producen esta respuesta desadaptativa. Una de las ventajas
de este tipo de evaluación es la posibilidad de establecer perfiles de respuesta específicos
para cada persona y para cada situación, adecuando, de esta forma, el tratamiento a cada
uno de los diferentes patrones, según la manifestación que predomine en cada caso.
Por otro lado, el rechazo escolar y su comorbilidad con los distintos Trastornos de
Ansiedad (TA) ha sido objeto de estudio en numerosas investigaciones (Brandibas et al.,
2004; Egger et al., 2003; Ingul y Nordahl, 2013; Kearney y Albano, 2004). Dada la
heterogeneidad de perfiles que pueden presentar los sujetos que rechazan la escuela, la
mayoría de estudios se basan en la clasificación propuesta por Kearney y Silverman
(1990, 1996) para evaluar qué perfiles de ansiedad se asocian a cada uno de los cuatro
factores que pueden justificar dicho comportamiento.
Del mismo modo, el análisis de la Inteligencia Emocional (IE) en relación con los
TA cobra espacial relevancia en la actualidad. La idea de que el éxito personal y
profesional no depende sólo de las habilidades cognitivas, sino también de las habilidades
emocionales y sociales, se hace patente en el concepto de Inteligencia Emocional (IE)
que Mayer y Salovey acuñaron en 1990. Este término enfatiza la unión y
complementación funcional entre los procesos afectivos y cognitivos, y se puede definir
como la capacidad de percibir, regular, comprender y usar la información afectiva para
mejorar el razonamiento y el desempeño social.
En Ecuador, se han realizado pocos estudios relacionados con la Ansiedad. De
hecho, la mayoría de estas investigaciones abordan la relación de este constructo con
situaciones de salud general, como proyectos de intervención terapéutica en adolescentes
con depresión-ansiedad en el ámbito de la psicología clínica (Calle y Cabrera, 2012), en
relación con procesos odontológicos (Reytor, 2015), violencia intrafamiliar y rendimiento
académico en estudiantes de Educación General Básica (Quintero, 2014), ansiedad ante
los exámenes (Illescas, 2012) o en niños con sobrepeso (Nova y Pinzón, 2012). Así, desde
nuestro conocimiento, no existen evidencias empíricas previas sobre la relación entre el
rechazo escolar, la ansiedad escolar y la IE en el contexto ecuatoriano.
30
Así, con el fin de paliar las carencias mencionadas, y al no disponer de un
cuestionario específico de ansiedad escolar validado en población adolescente euatoriana,
esta investigación se propuso los siguientes objetivos: (a) validar el IAES en una muestra
de estudiantes ecuatorianos entre 12 y 18 años y (b), analizar la relación entre la ansiedad
escolar y los constructos de rechazo escolar, asiedad, depresión, estrés e IE.
La presente tesis se organiza en dos partes claramente diferenciadas, la primera es
el Marco Teórico, desarrollado a través de tres capítulos que abordan la conceptualización
de la ansiedad, la ansiedad escolar, su diferenciación con otros constructos, su evaluación
e instrumentos para su medición, así como la revisión teórica del rechazo escolar y la IE.
En segundo lugar, el Estudio Empírico incluye la descripción de los objetivos e
hipótesis de esta investigación y la descripción de la metodología empleada
(participantes, instrumentos, procedimiento y análisis de datos). Posteriormente, se
presentan los resultados de los análisis psicométricos del IAES, así como los resultados
de las regresiones logísticas binarias para la capacidad predictiva del rechazo escolar, IE
y la ansiedad, despresión y estrés sobre las altas puntuaciones en Ansiedad Escolar.
A continuación, se realiza la discusión de cada uno de los resultados obtenidos y
se presentan las conclusiones finales del estudio, las limitaciones y posibles líneas de
investigación futuras.
Finalmente, se incluyen el listado de referencias consultadas.
31
REVISIÓN TEÓRICA
32
CAPÍTULO I: Ansiedad
1.1 Conceptualización
Al estudiar la ansiedad debemos considerar que existen numerosas definiciones
sobre dicho constructo. Por ejemplo, Lazarus (1976) indica que la ansiedad es un
fenómeno que se da en todas las personas y que, bajo condiciones normales, mejora el
rendimiento y la adaptación al medio social, laboral, o académico. Tiene la importante
función de movilizarnos frente a situaciones amenazantes o preocupantes, de forma que
hagamos lo necesario para evitar el riesgo, neutralizarlo, asumirlo o afrontarlo
adecuadamente.
Spielberger (1980), por su parte, señala que la ansiedad es una reacción emocional
desagradable producida por un estímulo externo, que es considerado por el individuo
como amenazador, produciendo cambios fisiológicos y conductuales en el sujeto.
Navas (1989) define la ansiedad como un estado emocional, una mezcla de
sentimientos, conductas y reacciones o sensaciones fisiológicas. Asimismo, Papalia
(1994) la considera como un estado que se caracteriza por la presencia de sentimientos
de aprensión, incertidumbre y tensión que surgen como consecuencia de que el sujeto
anticipa una amenaza real o imaginaria.
Según la Teoría Tridimensional de la Ansiedad (Lang, 1968, citado en Oblitas,
2004), la reacción emocional de la ansiedad puede observarse a un triple nivel: cognitivo
subjetivo, haciendo referencia a la experiencia; fisiológico, haciendo referencia a los
cambios corporales; y motor, haciendo referencia a las conductas claramente observables.
Desde el punto de vista clínico, el Manual Diagnóstico y Estadístico de los
Trastornos Mentales DSM-5 (2014) señala que la ansiedad es una respuesta anticipatoria
a una amenaza futura, asociada con tensión muscular, vigilancia en relación a un peligro
futuro y comportamientos inseguros o evitativos.
33
1.2 Ansiedad como emoción natural y adaptativa
La ansiedad es una emoción natural que la persona experimenta en situaciones en
las que se siente amenazada por un peligro externo o interno. Sin embargo, puede pasar
a ser un problema cuando deja de tener poca frecuencia, poca intensidad y limitada
duración para constituirse en una reacción repetitiva, intensa en mayor grado y de larga
duración. Es decir, cuando la ansiedad pasa de ser una respuesta que normalmente se
presenta ante un hecho específico y se presenta como una reacción exagerada, que
determina un gran y prolongado sufrimiento que interfiere en otros aspectos de la vida,
causando molestias generales que afectan a los hábitos y las costumbres de una persona
(Baeza, Balaguer, Belchi, Coronas y Guillamon, 2008).
En su función biológica-adaptativa, la ansiedad busca impedir el daño mediante la
ejecución de respuestas preparatorias, que llevan a utilizar un doble mecanismo de acción.
Por un lado, un mecanismo cognitivo de activación de un estado de alerta ante las señales
informativas asociadas a peligros potenciales y, por otro, un mecanismo conductual, que
lleva a la movilización de recursos (mentales, fisiológicos y motores) para afrontar los
peligros o para huir de ellos (Marks y Nesse, 1994; Öhman, 1993, 1996). Esta función de
la ansiedad se debe a su carácter anticipatorio; es decir, a la capacidad de prever o
anticipar el peligro o la amenaza (Sandín y Chorot, 1995). Por tanto, se puede diferenciar
claramente la ansiedad como respuesta necesaria o adaptativa de aquella desadaptativa o
ansiedad clínica (Spielberger, 1979).
1.3 Ansiedad Escolar
Desde la teoría tridimensional de Lang (1968) y la teoría interactiva de Endler
(1975), la ansiedad escolar puede ser definida como un conjunto de manifestaciones
cognitivas, fisiológicas y motoras que el individuo emite ante situaciones escolares que
él mismo evalúa como amenazantes, ambiguas y/o peligrosas (Echeburúa, 1993; García-
Fernández et al., 2008).
A nivel subjetivo o cognitivo, la ansiedad escolar se manifiesta a través de
pensamientos o sentimientos de preocupación o temor con anticipaciones catastrofistas
de un problema y por sensaciones de tensión física, nerviosismo, inseguridad y activación
34
vegetativa. Todo ello genera un estado emocional desagradable, muy superior al percibido
ante otras emociones como la ira, la tristeza o el estado de euforia (García-Fernández et
al., 2011).
A nivel psicofisiológico, la ansiedad escolar se manifiesta a través de una serie de
alteraciones producidas en el Sistema Nervioso Autónomo y en el Sistema Nervioso
Somático, tales como cambios en la frecuencia cardíaca, en la presión arterial o en la
tensión muscular, sudoración palmar excesiva, dolores de estómago o de cabeza, sofocos
o escalofríos, respiración agitada, reacciones involuntarias que podrían llegar a
transformarse en verdaderos trastornos psicosomáticos (Cano-Vindel y Miguel-Tobal,
1994).
Por último, a nivel conductual o motor encontramos respuestas como la evitación o
la huída, que suelen ser inducidas por las respuestas cognitivas y psicofisiológicas
(García-Fernández et al., 2011; Miguel-Tobal y Cano-Vindel, 1997).
Martínez-Monteagudo, Inglés, Trianes y García-Fernández (2011) proponen tres
grupos de respuestas motoras; las de evitación; activa y pasiva, las de escape y las
alteradas:
Respuestas de evitación: activa (el sujeto realiza acciones para evitar la aparición de
los estímulos que le producen ansiedad) y pasiva (el sujeto deja de hacer una acción
para lograr que los estímulos evocadores de la ansiedad no se presenten).
Respuestas de escape: el sujeto se aleja del estímulo que le genera ansiedad, cuando
se siente obligado o se encuentra con él de forma inesperada.
Respuestas motoras alteradas: el sujeto presenta perturbaciones de conducta motora
verbal (voz temblorosa, bloqueos, repeticiones, etc.) y no verbal (tics, temblores,
muecas faciales, etc.) si es forzado a mantenerse en la situación temida.
Las respuestas de ansiedad en los tres sistemas suelen ser discordantes y
desincrónicas. La discordancia, se refiere al grado de variación intersistemas y entre los
distintos índices de un mismo sistema (Cano-Vindel, 2003; Lang, 1968; Haynes y Wilson,
1979). La desincronía se relaciona con los cambios producidos en distintos momentos del
35
tratamiento, debido a que el nivel de activación de un sistema puede verse modificado en
distinto grado a lo largo del proceso (Martínez-Monteagudo et al., 2011). Desde esta
perspectiva se deduce que, por un lado, las respuestas de ansiedad son reguladas por
normas diferentes y dan lugar a perfiles de respuestas diferenciales de ansiedad, en cada
uno de los sistemas y en cada una de las situaciones evaluadas. Por otro lado, los índices
de activación pueden covariar en el tiempo en los sujetos sometidos a tratamiento (Cano-
Vindel, 2003; Hodgson y Rachman, 1974; Rachman y Hodgson, 1974; Sartory, Rachman
y Grey, 1977; Vermilyea, Boice y Barlow, 1984).
En relación con las situaciones generadoras de ansiedad en el ámbito escolar, éstas
pueden agruparse en cuatro grandes categorías: (a) ansiedad ante el fracaso y castigo
escolar, que incluye situaciones relativas al mal rendimiento y sus consecuencias; (b)
ansiedad ante la evaluación social, relacionada con el temor a las críticas de los demás
sobre el desempeño escolar; c) ansiedad ante la agresión, referida a la ansiedad generada
ante la posibilidad de ser agredido física o psicológicamente en el colegio; y (d) ansiedad
ante la evaluación escolar, categoría que reúne las situaciones que ponen a prueba las
aptitudes y los conocimientos escolares (García-Fernández, 2001; García-Fernández,
Espada, Orgilés y Méndez, 2010; García-Fernández, Martínez-Monteagudo e Inglés,
2011; García-Fernández et al., 2011).
Esta concepción de la ansiedad escolar como respuesta compleja formada por tres
tipos de manifestaciones (cognitiva, psicofisiológica y conductual) que varía dependiendo
de la situación escolar a la que se enfrenta el sujeto, resulta de vital importancia para
investigadores y educadores, ya que permite conocer la realidad de cada estudiante en
particular y elaborar intervenciones clínicas o educativas acordes a esas necesidades y en
conformidad con la complejidad de este fenómeno (Martínez-Monteagudo, Inglés, Cano-
Vindel y García-Fernández, 2012).
1.4 Consecuencias de la ansiedad escolar
La ansiedad constituye un factor de riesgo para el bienestar y el desarrollo personal,
social y académico de niños y adolescentes (Bornás, Servera y Llabrés, 1996; La Greca,
Siegel, Wallander y Walker, 1992), debido a que genera alteraciones específicas en los
distintos ámbitos del sujeto. Así, la ansiedad parece afectar de modo directo a la salud
36
mental en determinadas etapas de la vida, especialmente durante la adolescencia
(Axelsson y Ejlertsson, 2002; Bagley y Mallick, 2001). De ahí la importancia del estudio
de la ansiedad escolar durante la infancia. En este contexto, Berry et al. (1993) sostienen
que el niño que manifiesta fobia escolar podría presentar un autoconcepto poco realista,
depresión y mayores niveles de hiperactividad. Estos aspectos dificultarían el desarrollo
académico del niño, lo cual tendría consecuencias a largo plazo tales como menos
oportunidades para recibir una educación superior, problemas de empleo o dificultades
sociales.
Flakierska et al. (1997) llevaron a cabo un estudio longitudinal en el que evaluaron
a 35 niños suecos que manifestaban fobia escolar en dos momentos diferentes,
comparándolos con un grupo control con el mismo número de participantes. En la primera
evaluación, los niños tenían edades comprendidas entre los 7 y 12 años, mientras que en
la segunda evaluación, el grupo contaba con una edad que rondaba los 30 años. El 43%
de los sujetos del grupo de fóbicos escolares había visitado al psiquiatra en la edad adulta,
frente al 17% de los sujetos que también lo habían hecho y que formaban parte del grupo
control.
Horowitz (1992) encontró que los estudiantes que abandonaban el colegio de
formación profesional puntuaban más alto en “malas prácticas” y en “auto-
distanciamiento” que los estudiantes catalogados como “persistentes” (aquellos que no
abandonaban). La única diferencia entre los estudiantes que abandonaban y los
estudiantes persistentes fue la ansiedad escolar manifestada (relacionada positivamente
con el hecho de abandonar la escuela).
En otro estudio realizado por Van Ameringen et al. (2003) se obtuvieron
resultados similares al entrevistar a una muestra de canadienses con edades comprendidas
entre los 18 y los 65 años. Dentro del 48.8% que afirmaba haber abandonado
prematuramente el colegio, el 22.4% (el grupo más numeroso) alegaba como principal
razón el hecho de “sentirse demasiado nervioso en el colegio o en clase”. Los motivos
por los que el colegio no les resultaba agradable eran las situaciones en las que tenían que
hablar delante de la clase o aquellas en las que se sentían intimidados por el profesor o
por los propios compañeros. El 34.8% sentía que sus preocupaciones y ansiedad era lo
que les influía a la hora de quedarse en casa y no asistir al colegio durante largos periodos
de tiempo.
37
Kaplan et al. (2005) estudiaron la influencia de las autoexpectativas en interacción
con el estrés académico en una muestra de 1078 adolescentes americanos a los que
evaluaron en dos momentos distintos, con tres años de diferencia. Los resultados
mostraron que las altas expectativas en interacción con altos niveles de estrés escolar
predecían un rendimiento académico más bajo que la interacción entre altas expectativas
y bajo estrés escolar, fórmula que predecía las mejores puntuaciones en rendimiento
académico. Los altos niveles de estrés escolar, siempre predecían peores resultados
académicos.
Igualmente, Nair et al. (2013) estudiaron la relación entre la fobia escolar con
distintos trastornos de ansiedad en una muestra de 500 adolescentes indios con una edad
comprendida entre los 11 y los 19 años. Para detectar los casos de fobia escolar, se basaron
en la obtención de una puntuación superior a tres en la escala de “Fobia Escolar” del
Screen for Child Anxiety Related Emotional Disorders (SCARED; Birmaher et al., 1999).
Los hallazgos indicaron que la fobia escolar se relacionaba significativa y positivamente
con algunos trastornos de ansiedad como el Trastorno de Pánico, el Trastorno de
Ansiedad Social y el Trastorno de Ansiedad por Separación. Además, también se asoció
de manera no significativa (aunque la tendencia se acercaba a la significatividad) con el
Trastorno de Ansiedad Generalizada.
Por último, en un trabajo reciente, Nelemans et al. (2014) estudiaron la influencia
y relación de distintas variables psicológicas y otros trastornos de ansiedad, entre los que
se encontraba la fobia escolar. Para ello, emplearon una muestra de 239 adolescentes
holandeses con edades comprendidas entre los 12.5 y 19.5 años (M = 12.7, DE = .41).
Los resultados mostraron que los individuos que manifestaban altos niveles de fobia
escolar a lo largo de su adolescencia mostraban un bajo compromiso con el colegio, que
disminuía desde su adolescencia temprana hasta la adolescencia tardía. Sin embargo, los
adolescentes que presentaban niveles bajos de fobia escolar, presentaban niveles más
altos de compromiso con el colegio, lo cual iba en amuento con el paso de los años.
De estos datos podemos deducir que la ansiedad escolar puede actuar como una
barrera importante para el desarrollo personal, social y académico de niños y adolescentes
(Echeburúa, 2000; Epstein y Sheldon, 2002; Lyon y Cotler, 2007; Terry, 1998; Tyrrell,
2005). Además, si el trastorno no es tratado precozmente, los individuos podrían presentar
38
desajustes psicosociales a largo plazo, tales como, dificultades matrimoniales y laborales,
ansiedad, depresión, alcoholismo, consumo de drogas legales e ilegales, comportamientos
antisociales y enfermedades psiquiátricas (García-Fernández et al., 2008; Flakierska,
Lindström y Gilberg, 1988; Kearney et al., 1995; Lehmkuhl, Flechtner y Lehmkuhl,
2003). Además, a estos hallazgos debemos añadir que, según diversas investigaciones,
los psicólogos escolares opinan que la fobia escolar es uno de los trastornos más
importantes a tener en cuenta a la hora de evaluar, prevenir y tratar, no sólo por las
importantes implicaciones clínicas, sino porque es frecuente encontrar a alumnos que
manifiestan esta conducta (Miller y Jome, 2008; Miller y Jome, 2010). Por ello, es
fundamental evaluar y diagnosticar a aquellos alumnos que manifiesten niveles medios o
elevados de ansiedad escolar, ya que esta reacción podría derivar en una reacción de fobia
escolar que interferiría, en mayor grado, en su desarrollo y funcionamiento global.
1.5 Prevalencia
Los trastornos de ansiedad están considerados como el tipo de trastorno
psiquiátrico más común en los niños, con una prevalencia de entre el 3% y el 20%,
variando en función del trastorno de ansiedad al que hagamos referencia (Beesdo et al.,
2009; Costello et al., 2005).
Si nos centramos en la prevalencia de la ansiedad escolar y de la fobia escolar,
observamos que es difícil de estimar, principalmente por la diversidad terminológica
empleada para referirse a esta conducta. Términos como rechazo escolar, fobia escolar,
“truancy” (hacer novillos) o ansiedad por separación han sido incluidos en la literatura
científica para referirse a la respuesta de ansiedad escolar. Los estudios epidemiológicos
más recientes indican que la ansiedad y los miedos escolares son relativamente frecuentes
pudiendo afectar aproximadamente al 18% de los niños con edades comprendidas entre
los 3 y 14 años (Bados, 2005).
Por otro lado, si nos centramos en los casos de fobia escolar, lo cierto es que la
mayoría de estos estudios coinciden en que la prevalencia disminuye, situándose en torno
al 1-5% de la población general en edad escolar y en aproximadamente el 5% de la
población clínica (Berry et al., 1993; Heyne y King, 2004; Tyrrell, 2005; Wiederhold y
Wiederhold, 2005). En cuanto a los estudios españoles realizados, cabe destacar el de
39
Bragado, Carrasco, Sánchez y Bernabé (1996) con una muestra de 243 niños con edades
comprendidas entre los 6 y los 17 años, en el que los resultados mostraron que el 0.4%
de los niños manifestaban fobia específica al colegio, mientras que un 4.1% presentaban
fobia a hablar en público. Como se puede observar, los porcentajes ofrecidos se deben
asimilar con ciertas limitaciones, ya que varían dependiendo de los estudios y de la
población evaluada.
No obstante, a pesar de los porcentajes establecidos a la hora de establecer la
presencia de esta conducta en los niños, no debemos obviar que en muchos casos se tiende
a la realización de un “infradiagnóstico”, es decir, no se diagnostica a todos los niños que
manifiestan la conducta, principalmente debido al carácter interno que a veces presenta.
Otro aspecto importante en el estudio de la prevalencia de la ansiedad escolar en
la infancia es el hecho de que aunque un niño pueda manifestar esta conducta a cualquier
edad, lo cierto es que existen diversos momentos en los que podría manifestarse de forma
más acentuada:
- En torno a los 5 y 6 años, por el cambio a la etapa de Educación Primaria, lo que
puede implicar un cambio de colegio y en algunos casos el inicio de la escolaridad
(Fremont, 2003; Heyne, King, Tongue y Cooper, 2001).
- Entre los 10 y los 12 años, coincidiendo con el paso de la etapa de Educación Primaria
a la etapa de Educación Secundaria (Fremont, 2003; Heyne et al., 2001; Ollendick y
Mayer, 1984). Diversas investigaciones realizadas en nuestro país han demostrado
que los alumnos de 11-12 años muestran niveles superiores de ansiedad escolar en
comparación con alumnos de cursos más bajos (García-Fernández et al., 2010;
Orgilés, Espada, Méndez y García-Fernández, 2008).
- Entre los 15 y los 17 años coincidiendo el final de la adolescencia, momento en el que
los jóvenes deben tomar decisiones personales y profesionales importantes que
marcarán su carrera posterior (Heyne et al., 2001; Martínez-Monteagudo, 2009;
Méndez et al., 2003; Ollendick y Mayer, 1984).
- Después de vacaciones y de hechos traumáticos o mudanzas (Rettig y Crawford,
2000).
40
Apoyando las ideas mencionadas, encontramos una serie de estudios que reflejan
la importancia que tiene el colegio como situación ansiógena concreta, los cuales se
exponen a continuación:
El primero de ellos es el trabajo realizado por Carroll y Ryan-Wenger (1999), con
una muestra de 90 niños estadounidenses con edades comprendidas entre los 8 y 12 años,
para quienes la escuela era considerada tanto por los chicos, como por las chicas, como
la sexta situación que más ansiedad les provocaba.
De la misma forma, Sung et al. (2006) detectaron que los adolescentes con edades
comprendidas entre los 13 y 17 años que formaban parte de la muestra de estudio,
señalaban que uno de los contextos más problemáticos y que más estrés y ansiedad les
provocaba era la escuela, a través de situaciones como los problemas con los profesores
o sacar malas notas. La escuela como evento estresante se encontraba en cuarto lugar, por
delante de otras situaciones como los comportamientos disruptivos (alcohol, drogas o
embarazos no deseados) y los problemas de salud (accidentes o enfermedades).
Siguiendo en esta línea, Burnham (2009) reclutó una muestra de 1033 niños y
adolescentes estadounidenses de distintas etnias con edades comprendidas entre los 8 y
los 18 años, con el fin de conocer cuáles eran los miedos más comunes en la infancia y
adolescencia en el S. XXI. Para ello, empleó la versión americana de la Fear Survey
Schedule for Children (FSSC-AM; Burnham, 1995, 2005), añadiendo además una última
pregunta opcional para que los sujetos pudiesen mencionar otros miedos no incluidos en
el inventario. Atendiendo a esta última pregunta, uno de los nuevos miedos mencionados
por los participantes era el “miedo a la escuela”, factor en el que se incluía el miedo al
fracaso escolar y a los aspectos relacionados con los profesores.
En población hispanohablante, encontramos dos estudios en los que se refleja la
importancia que tienen los miedos asociados a diversas situaciones escolares para los
niños y adolescentes españoles. Un ejemplo de ello es el estudio llevado a cabo por
Valiente, Sandín, Chorot y Tabar (2003), en el que hallaron que el hecho de “ser enviado
al director” era uno de los diez miedos más comunes en una muestra de 1080 estudiantes
de 8 a 18 años (M = 13.62, DE = 2.50). Esto daba muestras de la elevada intensidad del
miedo que muchos jóvenes sienten ante figuras escolares de autoridad como el director,
así como de la importancia del miedo al fracaso y a la crítica dentro del colegio.
41
Otro ejemplo, lo encontramos en el estudio descriptivo realizado por Méndez et
al. (2003) en el cual emplearon una muestra de 3043 estudiantes españoles con edades
comprendidas entre los 7 y 17 años (M = 11.88, DE = 2.52). Según los resultados
presentados por los autores, los miedos sociales excesivos fueron más frecuentes (4.01%)
que los miedos físicos excesivos (3.15%). Dentro de los miedos sociales, el miedo a la
evaluación del rendimiento obtuvo la frecuencia mayor (7.10%), aspecto que demostraba
la importancia de los miedos hacia aspectos escolares como las evaluaciones académicas.
Concretamente, uno de los miedos más comunes para los participantes fue el miedo a
sacar malas notas (38.38%). Además, las diferencias en función del género y curso
académico señalaron que el miedo a la evaluación del rendimiento era más frecuente en
las niñas, y a las edades de 10 y 15 años, siendo superior en el último momento
mencionado. Estos datos resultan coherentes con lo expuesto anteriormente, ya que a esas
edades, los niños se encuentran en los tramos finales de dos etapas educativas
fundamentales: Educación Primaria y Educación Secundaria Obligatoria. El hecho de
encontrar un mayor porcentaje de alumnos que manifiesten miedo a la evaluación del
rendimiento a los 15 años es lógico, si tenemos en cuenta que se encuentran en el final de
su escolaridad obligatoria y en un momento fundamental, en cuanto a las importantes
decisiones que deberán tomar para su futuro.
Para concluir, es necesario apuntar que, en líneas generales, los datos obtenidos
mediante distintas investigaciones muestran que los niños mayores y adolescentes
(después de los 11-12 años aproximadamente) presentan un peor pronóstico y manifiestan
ansiedad o miedo ante eventos escolares de manera más intensa (Echeburúa, 2000; Heyne
et al., 2001). No obstante, la historia escolar, las habilidades de afrontamiento, las formas
de relación y el rendimiento académico son factores de ayuda ante este tipo de síntomas.
1.6.Etiología
Una de las tareas más difíciles en el estudio de la ansiedad escolar, es el
establecimiento de las causas que pueden inducir esta respuesta en los niños, debido
principalmente a la pluralidad de variables que se asocian con su aparición y
mantenimiento. La mayoría de estas variables hacen que la conducta de ansiedad escolar
se manifieste de forma gradual, pero también existen algunas excepciones, hechos
concretos relacionados con el ámbito escolar que pueden provocar esta respuesta
42
inmediata en los niños y niñas. En este sentido, diversos autores indican que el origen y
el mantenimiento de la ansiedad escolar en la infancia, podría ser explicado por los
siguientes factores:
Vulnerabilidad biológica para desarrollar alteraciones emocionales (Bragado, 2006;
Muris y Ollendick, 2005; Rettig y Crawford, 2000): Diversos autores han demostrado la
importancia de algunos factores hereditarios en la aparición de conductas de ansiedad,
tales como la psicopatología parental o el bajo umbral de activación psicofisiológica ante
situaciones estresantes. No obstante, debido a su baja especificidad, estas características
hereditarias podrían predisponer a la persona a manifestar diversos tipos de ansiedad, sin
centrarnos únicamente en la ansiedad escolar. Así mismo, no debemos obviar que las
características hereditarias e innatas pueden ser moduladas por la interacción de la
persona con el ambiente que la rodea.
Factores físicos y psicológicos (Bragado, 2006; Bragado, Bersabé y Carrasco,
1999; Calkins y Fox, 2002; García-Fernández et al., 2008; Lonigan y Phillips,
2001; Muris y Ollendick, 2005): Se hace referencia, en este caso, a la presencia
de enfermedades de carácter físico que impiden al niño asistir al colegio, factores
de personalidad como el neurotismo y la disminución del control voluntario, otros
trastornos de ansiedad y depresión, así como a las consecuencias que acarrean los
mismos. Además, si el niño no posee los mecanismos o técnicas psicológicas
necesarias para hacer frente a las situaciones escolares amenazantes, la
probabilidad de manifestar miedo o ansiedad ante tales situaciones aumentará.
Factores escolares (Bragado et al., 1999; Gable, Ludlow y Wolf, 1989; García-
Fernández et al., 2008; Misés, 2001; Fremont, 2003; McShane, Walter y Rey,
2001; Randa y Wilcox, 2011; Tyrrell, 2005): Las dificultades académicas, los
problemas con los compañeros, las experiencias repetidas de fracaso, las
experiencias negativas de evaluación escolar y social, los castigos en el colegio,
el bullying o las interacciones profesor-alumno, pueden ser aspectos
determinantes en la aparición de la ansiedad escolar. No debemos olvidar que la
ansiedad escolar es aquélla que se manifiesta ante las diversas situaciones
escolares, de ahí que este entorno sea considerado como uno de las principales
causas en la aparición de esta conducta.
43
Factores familiares y sociales (Brand y O’Conner, 2004; García-Fernández et al.,
2008; Lau, 2002; Pahl, Barrett y Gullo, 2012; Sudres, Brandibas y Fourasté, 2004;
Rettig y Crawford, 2000; Tyrrell, 2005): Algunos de los factores socio-familiares
que pueden influir en la aparición de la ansiedad escolar son la presencia de
eventos traumáticos para un niño (muerte de un ser querido, violencia, divorcio,
cambios de domicilio), los conflictos en las relaciones padres-hijos, la
sobreprotección de los padres hacia el niño, la posible existencia de brechas entre
los valores que promueve la familia y los exigidos en el colegio, el aumento de
los niveles de exigencia y de las expectativas de los padres hacia los hijos, la
presencia de algún trastorno de ansiedad o depresión en los padres, así como el
nivel socioeconómico que podría actuar como un factor de riesgo de dificultades
académicas y personales dentro del colegio.
Procesos de aprendizaje implicados en la aparición de las conductas (Rachman,
1977): En este caso debemos mencionar dos de los mecanismos fundamentales en
la adquisición del conocimiento. Por un lado, el Condicionamiento Directo, a
través del cual una persona debe experimentar una situación antes de adquirir la
reacción de ansiedad ante esa situación (condicionamiento clásico y
condicionamiento operante). Las experiencias negativas directas, tales como
suspender varios exámenes o las peleas con los compañeros, pueden provocar
reacciones de ansiedad ante esa situación escolar. Por otro lado, el
Condicionamiento Indirecto, que ocurre cuando diversos estímulos neutrales, que
se asocian a experiencias de dolor, adquieren cualidades de las situaciones de
miedo, induciendo esta emoción por su propia cuenta. Ejemplos claros de este tipo
de proceso de aprendizaje serían el aprendizaje por modelado o mediante
observación, y el aprendizaje a través de la información que ofrecen los agentes
de socialización importantes para el niño.
Tras el estudio de estas variables, es importante tener en cuenta que, a la hora de
establecer la etiología de la conducta de ansiedad escolar, no debemos atender a uno sólo
de los factores mencionados, sino a una interacción de los mismos, aludiendo por tanto a
una etiología multicausal. No obstante, independientemente de las causas que originen la
conducta de ansiedad escolar, su mantenimiento a lo largo del tiempo estaría explicado
no sólo por los elementos mencionados, sino también por dos circunstancias
fundamentales: el refuerzo y el número de veces que la persona se exponga ante la
44
situación escolar que provoque la respuesta de ansiedad sin superarla. En primer lugar,
tanto el refuerzo negativo como el refuerzo positivo resultan importantes en la repetición
de la conducta de ansiedad escolar. El refuerzo negativo, provoca la reducción o
eliminación del malestar emocional al evitar o escapar de la situación que lo provoca,
mientras que el refuerzo positivo tiene lugar cuando el niño permanece en casa o en otro
lugar que le resulta más agradable que el colegio (Kearney, 2002; Kearney y Silverman,
1990; King, Tonge, Heyne y Ollendick, 2000). En segundo lugar, resulta igualmente
importante el número de veces que la persona se enfrenta a la situación ansiosa sin
superarla, no sólo para el mantenimiento de dicha respuesta, sino también para el aumento
o disminución de su intensidad. Es decir, si un niño se enfrenta numerosas veces ante la
situación escolar que provoca su respuesta de ansiedad y no lo supera, ésta será cada vez
más intensa, llegando a interferir en el funcionamiento del alumno en el colegio (Norton
y Asmundson, 2003).
Resulta de vital importancia conocer cómo se ha adquirido y mantenido la
reacción de ansiedad escolar, ya que nos permitiría desarrollar las técnicas necesarias para
reducir su intensidad y evitar que el niño llegue a manifestar los niveles clínicos o fóbicos
de esta emoción. Esto nos ayudaría a impedir que esta reacción “adaptativa” se convierta
en un problema.
1.7 Evaluación de la Ansiedad Escolar
1.7.1 Evolución en la forma de evaluar la ansiedad
Como ya se ha señalado, la ansiedad ha sido estudiada desde distintos enfoques
teóricos y desde hace ya muchas décadas. Con el paso de los años, cada enfoque ha
evolucionado de tal forma que la ansiedad ha sufrido modificaciones importantes tanto
en la forma de comprenderla como de evaluarla. Los cambios paradigmáticos sufridos al
interior de cada teoría le han aportado nuevos matices favoreciéndose con ello la
complementariedad de los puntos de vista.
Retomando la evolución histórica, se puede indicar que las teorías rasgo-estado
(Cattell y Scheier, 1961) de la década de los 60 estaban centradas en medir distintas
respuestas de ansiedad de forma a-situacional, infiriendo un rasgo o el nivel de un estado
45
a partir de su cuantificación. Es a partir de los años 70 que el enfoque situacionista
(Mischel, 1968), con sus mediciones situacionales y de temores, cuando se comienza a
evaluar una reacción global de temor o ansiedad ante diversos estímulos o situaciones, o
bien diversas respuestas de ansiedad ante una misma situación (Martínez-Sánchez et al.,
1995). Más tarde con el enfoque interactivo de Endler y Magnunsson (1974), la ansiedad
adquiere un aspecto relevante de respuesta emocional compleja, fruto de la interacción
entre factores individuales y situaciones específicas (Endler y Parker, 1992) implicando
que los patrones de respuestas se deben evaluar en función de una situación concreta
(Cano-Vindel y Miguel-Tobal, 1999).
Por otra parte, en la psicología del aprendizaje, se ha pasado de un enfoque unitario
a una concepción multidimensional de la respuesta de ansiedad (Lang, 1968) que tienen
su expresión a través de un patrón variable de respuestas cognitivas, fisiológicas y
motoras, escasamente articuladas entre sí. Este hecho pone de manifiesto la necesidad de
evaluar de forma independiente los tres sistemas comprendidos (Cano-Vindel y Miguel-
Tobal, 1999).
En síntesis, desde la complementariedad teórica se puede hablar de un modelo
interactivo-tridimensional en la evaluación de la ansiedad, modelo que derivaría del
enfoque interactivo bajo el cual se pone de relieve que las reacciones de ansiedad están
determinadas por factores internos, por factores externos o situacionales y
fundamentalmente por la interacción entre ambos y desde la teoría tridimensional, una
medición independiente de cada sistema de respuesta (cognitiva, fisiológica y motora).
1.7.2 Principales problemas
En relación con lo señalado anteriormente, García-Fernández et al. (2008) plantean
la existencia de algunos problemas que afectan a la evaluación de la ansiedad escolar, los
cuales estarían dados por:
a) La propia complejidad de la ansiedad; los requerimientos de la tridimensionalidad
que implican una evaluación de cada sistema de respuesta por separado (cognitivo,
fisiológico y motor) y la especificidad situacional de la ansiedad escolar, no
asumida por muchos de los instrumentos evaluativos es un primer punto que atañe
directamente a la evaluación, ya que evaluar solo algunos de estos aspectos, puede
conducir a una visión parcial de la problemática de un individuo y, por tanto, a una
46
simplificación del objeto evaluado. Por otro lado, tampoco hay muchos
procedimientos capaces de recoger las diversas situaciones que pueden generar
ansiedad escolar, como puede ser el temor a un profesor, a la evaluación escolar o
a la agresión.
b) El sesgo cognitivo de los resultados de la evaluación de la ansiedad escolar. Los
resultados de las distintas investigaciones, por lo general, dan cuenta de la
evaluación del sistema de respuesta cognitivo, puesto que es el ámbito más
evaluado y para el cual se han desarrollado más instrumentos, siendo muy escasos
los que evalúan los componentes fisiológicos y motores.
c) La inconsistencia de datos obtenidos con procedimientos de evaluación diferentes.
Los resultados de las evaluaciones realizadas con distintas técnicas ofrecen datos
divergentes, hecho que puede atribuirse a procedimientos de evaluación carentes de
validez de constructo o porque cada método de evaluación aporta datos referidos a
distintos sistemas de respuesta y/o derivado de distintas fuentes.
1.7.3 Fases y objetivos de la evaluación
La evaluación constituye una condición indispensable en el conocimiento de un
problema y casi siempre es realizada con miras a la aplicación de un tratamiento. Como
tal, la evaluación es llevada a cabo antes de comenzar, a modo de diagnóstico del
problema y en pro de la planificación de las acciones a desarrollar. Del mismo mdo,
también se evalúa durante el proceso, para juzgar el programa de intervención y una vez
finalizado, para verificar y dar cuenta de la eficacia del mismo.
Autores como Fernández-Ballesteros (1994) y Olivares, Méndez y Maciá (1997)
han identificado objetivos específicos para cada una de las fases:
1.7.3.1 Fase inicial. En esta fase se incluyen los siguientes objetivos:
1. Identificar al sujeto con problemas.
2. Identificar la(s) conducta(s) problema del sujeto y recoger información sobre las
condiciones ambientales, personales y biológicas que pueden estar asociadas a ese
problema en particular, lo que supone recoger información sobre las condiciones
47
actuales y pasadas y de las condiciones personales y biológicas potencialmente
relevantes para el caso.
3. Determinar la naturaleza del problema en términos de su ocurrencia, frecuencia,
intensidad y/o duración.
4. Establecer si el comportamiento aparece de forma inapropiada y en qué situaciones
ocurre.
5. Analizar las condiciones potenciales (ambientales, personales o biológicas) que
pueden estar manteniendo, controlando o explicando funcionalmente la(s)
conducta(s) problema.
6. Formular hipótesis funcionales sobre las conductas problemáticas.
7. Seleccionar conductas-clave a modificar y variables relevantes que se han de
manipular.
1.7.3.2 Fase intermedia (durante el proceso de aplicación): esta fase tiene un objetivo
trascendental comprobar que las conductas y variables sujetas a modificación estén
cambiando sistemáticamente. Así la información recabada en esta fase serviría para
continuar, replantear o rediseñar los objetivos del programa de tratamiento establecido.
1.7.3.3 Fase final: incluye varios momentos temporales, tras la finalización del
tratamiento (postest) y a los tres, seis, doce y/o veinticuatro meses de la realización del
postest (seguimiento). Esta evaluación permite valorar el éxito de la intervención, en base
a: (a) Criterios clínicos, los cuales determinarán la persistencia o desaparición del
trastorno; (b) Criterios sociales, que valorarán si el cambio conductual producido es
relevante en el contexto social en el que el sujeto se desenvuelve; y (c) Criterios
estadísticos, que permitirán evidenciar si ha habido algún cambio significativo atribuible
a la aplicación del tratamiento.
En síntesis, la evaluación cumple un papel primordial en la planificación, control y
valoración del tratamiento. Siendo la evaluación, un elemento de control del proceso de
intervención, así como también el proceso valorativo resulta ser una forma de control de
la propia evaluación ya que ésta puede ser evaluada a través de los resultados obtenidos
en el tratamiento.
48
1.7.4 Procedimientos de evaluación de la ansiedad escolar.
La evaluación clínica es una condición indispensable para el diagnóstico, la
planificación del tratamiento y la investigación. Sin embargo, el panorama en el ámbito
de los trastornos de ansiedad es bastante sombrío por lo que a instrumentos de diagnóstico
se refiere, pues hay una escasez de cuestionarios y entrevistas clínicas que gocen de
fiabilidad y validez satisfactorias (García-Villamizar, Vidal y Yenes, 2002).
Olivares, Rosa y Sánchez (2000) señalan que la evaluación psicológica pretende
cubrir tres fines: primero, confirmar la existencia del problema o los problemas que
constituyen un motivo de consulta; segundo, detectar las condiciones que desencadenan
y mantienen el problema; y tercero, proponer hipótesis que proporcionen una explicación
sobre la ocurrencia o el mantenimiento del problema.
Las técnicas más utilizadas en la evaluación conductual de la ansiedad escolar han
sido las entrevistas y la observación. Las entrevistas se han llevado a cabo con los padres,
con los niños y/o con los profesores. La observación ha consistido en el registro de la
asistencia escolar y de la conducta del niño en la escuela, y en pruebas de aproximación
conductual individualizadas. También se han utilizado, aunque en menor medida,
cuestionarios cumplimentados por los estudiantes para evaluar autopercepciones de
ansiedad escolar (por ejemplo, Inventario de Miedos Escolares, IME; Méndez, 1988) y
rechazo escolar (School Refusal Assessment Scale, SRAS; Kearney y Silverman, 1993).
No obstante, actualmente no existe consenso en cuanto a cuáles son los
procedimientos y técnicas más eficaces para la evaluación y medida de la ansiedad
escolar, debido, quizás, a la baja incidencia del desorden, así como a la heterogeneidad
de definiciones ofrecidas para este constructo (Chitiyo y Wheeler, 2006). En cualquier
caso, a continuación, se presentan los métodos que son referidos comúnmente en la
literatura científica para el desarrollo de la evaluación de la ansiedad escolar.
1.7.4.1 Examen médico
Algunas quejas somáticas tales como los dolores de cabeza, los dolores
estomacales e incluso las náuseas, son frecuentes en los niños que presentan ansiedad
escolar. Por ello, es necesario que el niño visite al médico, bien al pediatra o a los
49
profesionales integrados en los servicios de psiquiatría infanto-juvenil, con el fin de
descartar la presencia de enfermedades físicas, así como para tratarlas en el caso de que
estén presentes en combinación o como consecuencia de la conducta de ansiedad escolar
(Bados, 2005; Tyrrell, 2005). Muchos de los niños, e incluso adultos, que manifiestan
algún trastorno de ansiedad acuden al médico afirmando que están enfermos físicamente,
debido a las numerosas quejas somáticas que plantean y a la dificultad de describir sus
estados cognitivos. El hecho de descartar enfermedades cardiovasculares, el Trastorno
por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) o el asma, a veces asociados a los
trastornos de ansiedad, resulta fundamental para poder intervenir, de manera más óptima
en la reducción de los niveles excesivos de ansiedad (Ruiz-Sancho y Lago, 2005).
Torrens, McComarck, Brindley, Coreil y McDermott (2011) realizaron una
entrevista semiestructurada al personal médico existente en diversos centros educativos
en Estados Unidos. Los alumnos a los que atendían tenían edades comprendidas entre los
11 y los 17 años y estaban diagnosticados como rechazadores escolares. Según los
hallazgos obtenidos, los entrevistados describían a los niños con rechazo escolar de tres
formas distintas: (a) “absentistas”, como estudiantes que informaban de una enfermedad
irreal, sólo para escapar del colegio; (b) “estudiantes con fobia escolar”, es decir, aquellos
que manifestaban miedo a la escuela y que realmente presentaban un trastorno emocional;
y (c) “estudiantes enfermos” o estudiantes con una enfermedad física, pero no de carácter
emocional. Además, una parte de los entrevistados definían la fobia escolar como una
enfermedad (de carácter emocional), siempre y cuando hubiese un diagnóstico médico
que lo corroborara. De hecho, muchos de los estudiantes diagnosticados con fobia escolar,
acudían regularmente a los servicios médicos ofrecidos por el colegio, sobre todo en las
primeras horas de clase. No obstante, a pesar de la manifestación de síntomas
psicofisiológicos, los alumnos con fobia escolar no padecían una enfermedad física real,
sino que, como se ha apuntado, manifestaban un trastorno emocional.
De todo ello, podemos deducir que, a la hora de decidir si un niño manifiesta o no
ansiedad escolar, resulta fundamental la existencia de una complementariedad entre las
visiones de padres, profesores y médicos (Sudres et al., 2004). El pediatra o los
profesionales que se encuentren en los servicios psiquiátricos infanto-juveniles pueden
adquirir un papel primordial a la hora de diagnosticar la fobia escolar, principalmente, a
través del descarte de otras enfermedades físicas.
50
1.7.4.2 Técnicas de observación
La observación ha sido uno de los procedimientos más empleados, a lo largo de
la historia de la psicología, para evaluar y conocer los comportamientos realizados por
las personas. La necesidad de estudiar el comportamiento en el contexto natural en el que
tiene lugar, así como el carácter que presentan algunas situaciones educativas, en las que
se hace difícil analizar los fenómenos que se producen con otra metodología distinta,
otorgan una gran importancia a las técnicas de observación en la investigación educativa
(Coll, 1981).
A continuación, analizaremos los dos tipos de observación que puede realizarse
con niños de Educación Primaria: la observación registrada por otras personas y los
autorregistros observacionales. Estos últimos han sido muy poco empleados con
población infantil, pero su mención resulta necesaria para la obtención de una visión
completa de las técnicas de observación.
1.7.4.2.1 Observación registrada por otras personas
La observación dirigida a terceros es uno de los procedimientos más empleados
por psicólogos y educadores para detectar problemas en niños y adolescentes. A la hora
de observar a otra persona, podemos hacerlo a través de distintos tipos de procedimientos,
como la observación estructurada, la observación natural, la observación
semiestructurada, el experimento de campo y la observación participante (para una
revisión véase Buendía-Eastman, 1998; León y Montero, 2003). Una vez escogido el tipo
de observación a realizar, procederíamos a la elección del instrumento que vamos a
emplear para registrar la información obtenida. A continuación, se señalan algunos de los
que podrían ser empleados en la evaluación de la ansiedad escolar.
1.7.4.2.1.1 Registros anecdóticos
Este instrumento nos permite recoger las observaciones a modo de anecdotario,
es decir, el observador contaría con una plantilla en la que figuraría una descripción del
hecho tal y como ocurrió, siendo necesaria la incorporación de otros datos como la fecha,
hora y ubicación del suceso o de la conducta en cuestión. Un ejemplo de este tipo de
registros para la conducta de ansiedad escolar es el elaborado por Méndez y Maciá (1991),
51
quienes diseñaron un modelo de registro para ser cumplimentado por los profesores, en
el que se evaluaban los siguientes aspectos: asistencia a clase (sí/no), falta justificada
(motivo) o sin justificar, puntualidad y otras conductas (llora, atiende…). Igualmente,
Bragado (2006) elaboró otro modelo de registro que debía ser cumplimentado por las
madres de los niños
1.7.4.2.1.2 Autorregistros
Los autorregistros constituyen una modalidad de auto-informe donde el individuo
presta atención a sus acciones en situaciones naturales. Los autorregistros proporcionan
diversa información sobre los sentimientos y comportamientos de los niños, facilitando
datos sobre los factores que puedan desencadenar, exacerbar o aliviar la ansiedad (Elliott,
1999; Elliot y Dweck, 2005). El sujeto puede, a través de esta herramienta, registrar un
número elevado de respuestas, teniendo en cuenta la frecuencia, intensidad, duración, sus
antecedentes y consecuentes, pensamientos evocados, respuestas fisiológicas, respuestas
de evitación, escape o afrontamiento y nivel de ansiedad experimentado.
Los autorregistros más clásicos presentan forma de tabla donde el sujeto debe
rellenar las casillas. Se incluyen aspectos tales como el día y la hora, la situación, las
sensaciones o emociones que experimenta (valoradas en una escala de 0-10), los
pensamientos negativos y los comportamientos que realiza.
1.7.4.3 Cuestionarios, inventarios o escalas
Determinadas respuestas de miedo y ansiedad experimentadas por los niños
pueden ser observables por otras personas, tales como las conductas de evitación o escape.
Sin embargo, otras respuestas solamente son accesibles mediante la autoobservación del
propio niño y, por tanto, sólo es posible conocerlos a partir del auto informe que haga
sobre su propia experiencia subjetiva. Es por ello, que las medidas de autoinforme de la
ansiedad proporcionan al niño y/o al adolescente una oportunidad única para transmitir
sus experiencias internas.
Cabe destacar que la aplicación de los cuestionarios no se restringe a un solo
ámbito de actuación del psicólogo, sino que, por el contrario, pueden aplicarse en
múltiples contextos entre los que destacan el clínico y el escolar e investigador.
52
En tareas de investigación y en el contexto escolar, los cuestionarios permiten
evaluar, en un tiempo relativamente breve, un amplio rango de conductas en una gran
cantidad de sujetos. En la práctica clínica, son útiles para obtener una rápida visión de la
ansiedad escolar del niño o adolescente, sobre las que se profundizará posteriormente.
Además, los cuestionarios, inventarios y escalas constituyen uno de los procedimientos
de evaluación, junto a la entrevista, con mayor sensibilidad para detectar la eficacia
terapéutica o los cambios operados tras la aplicación de programas de intervención
(Inglés, 2007).
En la actualidad, existen multitud de escalas que evalúan la ansiedad general en
niños y adolescentes que pueden ser utilizadas para analizar el grado de ansiedad
experimentado. Sin embargo, pocos son los cuestionarios específicos para la evaluación
de los miedos, fobia y rechazo escolar en niños y adolescentes. A continuación, se
describen algunos de estos instrumentos.
1.7.4.3.1 Escala Magallanes de Problemas de Ansiedad (EPANS; García-Pérez y
Magaz, 1998).
La finalidad de la Escala Magallanes de Problemas de Ansiedad (EPANS) es la
identificación, de una manera rápida, de adolescentes de 12 a 18 años que manifiestan
ansiedad ante situaciones escolares. Además, permite conocer los diversos elementos
específicos que pueden provocar la respuesta de ansiedad, aspecto que sería de gran
utilidad para detectar fobias escolares en su fase inicial. Este instrumento consta de 14
ítems, los cuales deben ser evaluados por los sujetos en base a la frecuencia con la que
dichas situaciones se han presentado en los últimos dos meses. Para ello, se emplea una
escala Likert de cuatro puntos (0 = nunca; 3 = muchas veces). Puntuaciones altas indican
altos niveles de ansiedad. La puntuación directa obtenida es posteriormente transformada
en centiles mediante un programa informático que incluye la escala (Tipi-Soft: Epans).
Este cuestionario permite la obtención de una puntuación total de ansiedad escolar
sin especificar dicha puntuación a través de distintos factores. Algunos de los ítems que
componen este instrumento son “Cuando estoy en el colegio o instituto me pongo
nervioso/a”, “Me pongo nervioso/a si el profesor se va de clase”, “En clase, tengo
temblores o mareos” o “Me pone nervioso/a tener que hacer algún examen o control”.
53
Los análisis de fiabilidad y validez se llevaron a cabo con una muestra de 3117
sujetos españoles de 12 a 18 años (M = 15, DE = 1.60). El coeficiente de consistencia
interna (Alfa de Cronbach) fue de .85, mientras que la fiabilidad test-retest en un intervalo
de tres semanas fue igual a .81 (Coeficiente r de Pearson). Para establecer la validez de
la escala, se establecieron las correlaciones (Coeficiente r de Pearson) entre la EPANS
con otros cuestionarios de ansiedad y estrés, como la Escala Magallanes de Ansiedad
(EMANS; García-Pérez, Magaz y García, 1998a), para la que se obtuvo una correlación
estadísticamente significativa de .63, o la Escala Magallanes de Estrés (EMEST; García-
Pérez, Magaz y García, 1998b), cuya correlación fue de .61, la cual también resultó
estadísticamente significativa. En ninguno de los casos se encontraron diferencias
estadísticamente significativas atendiendo a las variables sexo y edad.
1.7.4.3.2 Inventario SISCO del Estrés Académico (Barraza, 2007).
Este instrumento nos permite reconocer las características del estrés escolar que
muestran los alumnos de educación media, superior y de posgrado. Contiene 31 ítems
estructurados de la siguiente forma: El primer ítem es dicotómico (si-no) y permite
determinar si el encuestado es apto para contestar el inventario (“Durante el transcurso de
este semestre ¿has tenido momentos de preocupación o nerviosismo?”). En segundo
lugar, se incluye un ítem que, mediante una escala de cinco puntos (1 = Poco; 5 = Mucho),
nos permite conocer el nivel de intensidad del estrés académico en cada sujeto. Por
último, los 29 ítems restantes, distribuidos en tres factores como veremos a continuación
(Síntomas, Estresores y Estrategias de Afrontamiento), deben ser valorados a través de
una escala Likert de cinco puntos (1 = nunca, 2 = rara vez, 3 = algunas veces, 4 = casi
siempre y 5 = siempre).
Los análisis se llevaron a cabo a través de una muestra de 152 alumnos de
posgrado de la ciudad de México. Los resultados obtenidos tras el análisis factorial a
través del método de componentes principales con rotación varimax, mostraron una
estructura tridimensional del inventario, formado por los siguientes factores:
Síntomas: Factor compuesto por 15 ítems que evalúan la frecuencia con que se
presentan los síntomas o reacciones de estrés. Estas reacciones están divididas en
reacciones físicas (trastornos de sueño, dolores de cabeza, fatiga crónica, etc.),
54
reacciones psicológicas (inquietud, problemas de concentración, ansiedad, etc.), y
reacciones comportamentales (conflictos o tendencia a discutir, aislamiento de los
demás, etc.).
Estresores (input): Bajo este factor se agrupan 8 ítems que muestran situaciones que
pueden provocar estrés en las personas. Algunos de los ítems encuadrados bajo esta
categoría son: “La competencia con los compañeros de grupo” y “Las evaluaciones
de los profesores”.
1.7.4.3.3 Inventario de Ansiedad Escolar para Educación Secundaria (IAES; García-
Fernández et al., 2011a).
El Inventario de Ansiedad Escolar para Educación Secundaria (IAES) evalúa las
situaciones y respuestas de ansiedad escolar en alumnos de E.S.O y Bachillerato (12 a 18
años) a través de tres escalas de respuestas de ansiedad y cuatro factores situacionales.
Este instrumento está formado por un total de 23 ítems que hacen referencia a las
situaciones escolares que pueden provocar ansiedad en los estudiantes, y también por 19
ítems que muestran las distintas reacciones ansiosas (cognitivas, psicofisiológicas y
motoras) que los alumnos podrían exhibir ante dichas situaciones escolares. Para facilitar
esta unión entre situaciones y respuestas, el cuestionario está formado por una tabla de
doble entrada en la que el alumno debe indicar la frecuencia con la que se da cada
respuesta en la situación a la que se haga referencia, puntuando a través de una escala tipo
Likert de 5 puntos (0 = Nunca, 1 = Pocas veces, 2 = Unas veces sí y otras no, 3 = Muchas
veces, 4 = Siempre) (véase Figura 4). Los huecos en negro indican que algunas respuestas
no se dan ante todas las situaciones escolares. A mayor puntuación, mayor ansiedad
escolar.
55
Sie
nto
mo
lest
ias
en e
l es
tóm
ago
Me
po
ng
o r
ojo
Me
du
ele
la c
abez
a
Mi
resp
irac
ión
es
ráp
ida
Me
late
el
cora
zón
ráp
idam
ente
1. Salir a la pizarra
2. Hablar en clase
Figura 1. Ejemplo de tabla de doble entrada del cuestionario IAES.
Para llevar a cabo la validación del IAES, los autores emplearon una muestra de 520
alumnos y alumnas de 1º de Educación Secundaria Obligatoria (E.S.O) a 2º de
Bachillerato, con edades comprendidas entre los 12 y los 18 años. Estos alumnos
pertenecían a dos institutos de Educación Secundaria de la provincia de Alicante
(España). Así, por un lado, atendiendo a los análisis factoriales exploratorios y
confirmatorios para las distintas situaciones escolares, los autores hallaron que los 23
ítems que definían dichas situaciones se agruparon en cuatro factores correlacionados, los
cuales explicaron el 74.97% de la varianza total. A continuación, se exponen las
características y ejemplos de cada uno de dichos factores:
Ansiedad ante el Fracaso y Castigo Escolar (Varianza explicada = 23.19%). Este
factor está formado por 8 ítems que hacen referencia a situaciones que provocan
ansiedad relacionadas con el fracaso escolar (por ejemplo, “Sacar malas notas” o
“Repetir curso”) y con los castigos escolares (por ejemplo, “Que llamen a mis padres
del instituto” o “Si me pillan copiando en un examen”).
Ansiedad ante la Evaluación Social (Varianza explicada = 19.43%). Factor compuesto
por 5 ítems en los que se describen situaciones en las que el individuo se siente
evaluado socialmente, y que, por consiguiente, podrían provocarle una respuesta de
ansiedad, tales como: “Leer en voz alta delante de la clase” o “Salir a la pizarra”.
56
Ansiedad ante la Agresión (Varianza explicada = 18.72%). Este factor está compuesto
por 6 ítems que hacen referencia a situaciones ante las que un alumno se siente
agredido dentro del centro educativo, tanto física como psicológicamente. El hecho
de enfrentarse a este tipo de situaciones podría inducir a la manifestación de ansiedad.
Por ejemplo: “Que se rían o se burlen de mí” o “Sufrir una agresión física o pelearme
en el instituto”.
Ansiedad ante la Evaluación Escolar (Varianza explicada = 13.63%). Este factor
incluye 4 ítems en los que se describen situaciones ansiógenas relacionadas con los
exámenes o con la evaluación de los conocimientos escolares, tales como: “Hacer un
examen escrito” o “Momentos antes del examen”.
Por otro lado, en cuanto a los resultados obtenidos para las distintas respuestas de
ansiedad, los análisis factoriales exploratorios y confirmatorios corroboraron la estructura
de tres factores relativos a los sistemas de respuesta de la ansiedad que explicaron el
68.64% (Ansiedad Cognitiva), el 67.70% (Ansiedad Psicofisiológica) y el 58.51%
(Ansiedad Conductual) de la varianza total. Estos tres factores fueron analizados por
separado atendiendo a la Teoría Tridimensional de Lang (1968), que nos indica que, a
pesar de tratarse de tres tipos de reacciones altamente interactivas entre sí (el aumento de
una puede suponer un incremento de las demás y viceversa), también pueden funcionar
de forma independiente. Por ello, aunque los análisis de correlación mostraron que los
tres sistemas de respuesta estaban correlacionados, oscilando dichas correlaciones entre
.71 y .82 (r de Pearson), también es posible que una de las reacciones aumente mientras
que el resto permanezcan ausentes o disminuyan su intensidad. De ahí, su análisis de
forma separada. La descripción de estos factores se expone a continuación:
Ansiedad Cognitiva: Este factor está compuesto por 9 ítems que muestran
pensamientos o sentimientos que se pueden manifestar ante las distintas situaciones
escolares. Es decir, esta dimensión está formada por reacciones ansiógenas de carácter
cognitivo, tales como “Pienso que debería haber trabajado más” o “Le doy vueltas en
mi cabeza. No pienso en otra cosa”.
Ansiedad Psicofisiológica: Factor formado por 5 ítems que valoran la activación del
sistema nervioso ante cada una de las 23 situaciones escolares. Se trata de reacciones
57
ansiógenas de carácter fisiológico. Por ejemplo: “Me pongo rojo” o “Mi respiración
es rápida”.
Ansiedad Conductual: Este factor incluye 5 ítems que evalúan conductas motoras
observables de ansiedad como, por ejemplo, “Me tiemblan las piernas” o “No me
salen las palabras”.
El IAES permite la obtención de las puntuaciones referidas a cada uno de los
factores situacionales y de los sistemas de respuesta, así como una puntuación total de
ansiedad escolar. Esto nos permitiría adquirir una visión más amplia de la conducta de
ansiedad escolar, así como el establecimiento del patrón de reactividad emocional y/o
ansiosa que muestran los alumnos tanto ante las distintas situaciones, como de forma
general.
En cuanto a la fiabilidad del inventario, los coeficientes de consistencia interna
(Alfa de Cronbach) para las puntuaciones del IAES fueron: .96 (puntuación total del
IAES), .93 (Ansiedad ante la Evaluación Social), .92 (Ansiedad ante el Fracaso Escolar
y el Castigo Escolar y Ansiedad ante la Agresión), .88 (Ansiedad ante la Evaluación
Escolar), .86 (Ansiedad Cognitiva y Ansiedad Psicofisiológica) y .82 (Ansiedad
Conductual). La fiabilidad test-retest (r de Pearson) para un intervalo de 2 semanas fue:
.84 (puntuación total del IAES), .84 (Ansiedad ante el Fracaso y el Castigo escolar y
Ansiedad ante la Evaluación Social), .83 (Ansiedad ante la Evaluación Escolar), .78
(Ansiedad ante la Agresión), .77 (Ansiedad Cognitiva), .75 (Ansiedad Psicofisiológica)
y .74 (Ansiedad Conductual).
La validez concurrente fue examinanda mediante coeficientes de correlación r de
Pearson entre el IAES y otros cuestionarios que se mencionan a continuación: a) El
Inventario de Ansiedad Estado-Rasgo (STAI; Spielberger, Gorsuch y Lushene, 1970;
versión española de Spielberger, Gorsuch y Lushene, 1994), para el cual, las correlaciones
oscilaron entre .26 y .35 para el factor Ansiedad Estado, y entre .32 y .43 para el factor
Ansiedad Rasgo; b) el Inventario de Ansiedad Estado-Rasgo para niños (STAIC;
Spielberg, 1973) cuyas correlaciones se situaron entre .25 y .35 para el factor Ansiedad
Estado, y entre .38 y .46 para el factor Ansiedad Rasgo; c) el Cuestionario de Depresión
Infantil (CDI; Kovaks, 1992; traducido y validado para población española por Del Barrio
y Carrasco, 2004), con correlaciones estadísticamente significativas comprendidas entre
58
.21 y .37; y d) el Cuestionario de Evaluación de Dificultades Interpersonales en la
Adolescencia (CEDIA; Inglés, Hidalgo y Méndez, 2005; Inglés, Méndez e Hidalgo,
2000), para el que todas las correlaciones resultaron positivas y estadísticamente
significativas, excepto las referidas a las Dificultades en las Relaciones Familiares y
Dificultades en las relaciones con los Iguales.
Asimismo, recientemente se ha llevado a cabo la validación de la versión breve
del IAES (IAES-S; García-Fernández et al., 2014) empleando para ello una muestra de
2367 estudiantes españoles con edades comprendidas entre los 12 y los 18 años (M =
14.80, DE = 1.92). Los análisis factoriales exploratorios y confirmatorios realizados
mostraron la existencia de tres factores situacionales correlacionados (Ansiedad ante la
Agresión, Ansiedad ante la Evaluación Social y Ansiedad ante el Fracaso Escolar) con
cinco ítems cada uno, así como tres factores correspondientes a los tres sistemas de
respuesta de la ansiedad (Ansiedad Cognitiva, Ansiedad Psicofisiológica y Ansiedad
Conductual) con cinco ítems cada uno. Los coeficientes de consistencia interna (Alfa de
Cronbach) fueron los siguientes: .94 (Ansiedad ante la Agresión), .91 (Ansiedad ante la
Evaluación Social), .89 (Ansiedad ante el Fracaso Escolar), .84 (Ansiedad
Psicofisiológica), .85 (Ansiedad Cognitiva) y .77 (Ansiedad Conductual). La fiabilidad
test-retest (r de Pearson) en un intervalo de dos semanas fue: .87 (Ansiedad ante la
Agresión), .85 (Ansiedad ante la Evaluación Social), .83 (Ansiedad ante el Fracaso
Escolar), .78 (Ansiedad Psicofisiológica), .76 (Ansiedad Cognitiva) y .74 (Ansiedad
Conductual). Estos datos muestran la adecuada validez y fiabilidad de la versión breve
del Inventario de Ansiedad Escolar para Educación Secundaria. Posteriormente, Inglés et
al. (2015), analizaron la estructura factorial del IAES-S según el género y la edad,
empleando la muestra referida en la validación de dicho inventario. Así, los autores
informaron de índices de consistencia interna que oscilaron entre .74 y .98 para los chicos,
y entre .75 y .93 para las chicas. Atendiendo a la división por grupos de edad, los
coeficientes de consistencia interna oscilaron entre .75 y .90 para el grupo de 12-13 años,
entre .75 y .92 para el grupo de 14-15 años y entre .77 y .94 para los alumnos de 16-18
años. En cuanto a la estructura factorial del IAES-S, los resultaron mostraron una
invariancia factorial según género y edad, es decir, este inventario mostraba una
estructura de tres factores situacionales correlacionados (Ansiedad ante la Agresión,
Ansiedad ante la Evaluación Social y Ansiedad ante el Fracaso) y tres factores
correspondientes a los tres sistemas de respuesta (Ansiedad Cognitiva, Ansiedad
59
Psicofisiológica y Ansiedad Conductual) que resultaban similares en chicos, chicas y en
los distintos grupos de edad mencionados (de 12 a 18 años).
1.8 Tratamiento de la Ansiedad Escolar
El objetivo fundamental del tratamiento de la ansiedad escolar es conseguir que el
niño asista de nuevo a la escuela lo antes posible. Cuanto más tiempo esté sin ir a clase,
más difícil será su regreso (Méndez, 2005).
El tratamiento de la fobia y el rechazo escolar ha sido abordado desde una
aproximación cognitivo-conductual y, en menor medida, desde la psicofarmacología
(Santacruz et al., 2002).
1.8.1 Terapia cognitivo-conductual.
La terapia cognitivo-conductual ha sido y es una de las técnicas más empleadas y
efectivas para tratar los diversos trastornos de ansiedad (Rynn et al., 2011). Este tipo de
tratamiento incluye diversas técnicas derivadas del condicionamiento clásico y operante,
combinadas con estrategias cognitivas que permitirían reducir los niveles de ansiedad en
la infancia. Algunas de las técnicas más empleadas dentro de la terapia cognitivo-
conductual son la exposición gradual al contexto temido (desensibilización sistemática),
el entrenamiento en relajación, la imaginación emotiva, el entrenamiento en habilidades
sociales, el entrenamiento en auto instrucciones, el entrenamiento en habilidades de
afrontamiento y, en algunos casos, el entrenamiento a los padres y a los maestros en el
control de contingencias, con el fin de aumentar la motivación y el cumplimiento de las
actividades demandadas (Barrett et al., 1996; Barrett, Lowry-Webster y Turner (2000a,
2000b, 2000c, 2000d, 2000e, 2000f; Fremont, 2003; Kendall, 1994; Mendelowitz et al.,
1999). Las técnicas conductuales persiguen reducir el malestar emocional que provoca
una situación concreta, induciendo a un acercamiento progresivo, mientras que las
técnicas cognitivas tienen como objetivo la modificación de pensamientos
desadaptativos.
Este tipo de intervención fue planteada inicialmente por Kendall (1994), quien
denominó a su programa “The Coping Cat”. A través de este tratamiento se pretendía
controlar los pensamientos ansiosos, las reacciones somáticas (aspecto fisiológico), así
60
como reducir las reacciones motoras de evitación y/o escape, de manera que los niños
fuesen capaces de afrontar las situaciones de ansiedad de manera positiva y constructiva,
llegando además al autorreforzamiento tras sus actuaciones. Los resultados beneficiosos
del programa de Kendall (1994) en la disminución de los niveles de ansiedad en niños,
provocaron una proliferación de adaptaciones de dicho programa en distintos países, las
cuales han llegado hasta nuestros días. Tal es el caso de la adaptación australiana (Barrett
et al., 1996) denominada “The Coping Koala”, a la que se añadió la intervención con las
familias que reportó mayores beneficios; la adaptación realizada por Mendelowitz et al.,
(1999), “The Coping Bear”, que también incluyó la intervención familiar con otro
aumento de los beneficios; y por último, otra adaptación australiana, la realizada por
Barrett et al. (2000a, 2000b, 2000c, 2000d, 2000e, 2000f), quienes basándose en la
eficacia de la intervención familiar, demostrada mediante diversos estudios, diseñaron
una terapia cognitivo-conductual basada en la intervención familiar y en “The Coping
Koala” (Barrett et al., 1996), a la que denominaron FRIENDS. Este programa fue
considerado por la Organización Mundial de la Salud (WHO/ONU, 2004) como el
programa más efectivo para tratar la ansiedad en la infancia, aspecto que demuestran las
investigaciones más actuales (Essau, Conradt, Sasagawa y Ollendick, 2012).
En el caso de la ansiedad escolar y/o fobia escolar, la terapia cognitivo-conductual
también se considera uno de los tratamientos más eficaces para disminuir dichos
síntomas. Este hecho fue demostrado a través del meta-análisis realizado por Santacruz
et al. (2002), mediante el cual valoraron 25 estudios independientes en los cuales habían
participado 743 niños y adolescentes con edades que oscilaban entre los 5 y 17 años.
Según los resultados, la terapia cognitivo-conductual fue utilizada en el 100% de los casos
de fobia escolar, tanto de forma única como complementada con el fármaco imipramina.
Su eficacia quedó demostrada tanto en el pos test, como en el seguimiento.
A continuación, se describen diversos estudios en los que se emplea la terapia
cognitivo-conductual para reducir los niveles de ansiedad escolar, fobia escolar y/o
rechazo escolar.
King et al. (1998) llevaron a cabo su investigación con 34 niños diagnosticados
con un rechazo escolar grave, con edades que oscilaban entre los 5 y los 15 años. Estos
sujetos fueron asignados de forma aleatoria a dos condiciones de tratamiento: grupo
experimental, a los que se administró la terapia cognitivo-conductual, y grupo control o
61
lista de espera (sin tratamiento). La terapia cognitivo conductual consistía en
entrenamiento en habilidades sociales, entrenamiento en relajación, terapia cognitiva y
exposición, durante un intervalo de 4 semanas. Además, a esta terapia se añadía el
entrenamiento a los padres y profesores en habilidades para el manejo de la conducta de
los niños. Los hallazgos mostraron que los niños que recibieron el tratamiento cognitivo-
conductual acudían al colegio en mayor proporción (88.23%) que los niños del grupo
control (29.41%). Además, los niños pertenecientes al grupo experimental también
mejoraron sus niveles de miedo, ansiedad, depresión y estrategias de afrontamiento.
Igualmente, se demostró el mantenimiento de los efectos terapéuticos al cabo de un
periodo de seguimiento de tres meses.
Por otro lado, Last, Hansen y Franco (1998), realizaron su estudio utilizando una
muestra formada por 56 niños diagnosticados con fobia escolar con edades comprendidas
entre los 6 y los 17 años, los cuales fueron asignados al azar durante 12 semanas a dos
grupos: un grupo en el que se aplicó una terapia cognitivo-conductual, y a otro grupo en
el que se aplicó una terapia de apoyo educacional. La terapia cognitivo-conductual se
basaba en la exposición en vivo y en el entrenamiento en auto instrucciones. La terapia
de apoyo educacional consistía en animar a los niños a hablar de sus miedos, enseñarles
a distinguir entre ansiedad, miedo y fobia, y a registrar los pensamientos y sentimientos
diarios relacionados con el miedo. En este último caso, el terapeuta no animaba al niño a
afrontar sus miedos. Los resultados obtenidos mostraron que los dos grupos mejoraron,
por lo que ambos tratamientos eran igual de efectivos en la mejora de la asistencia a clase
de los niños, así como en la reducción de los síntomas de ansiedad y depresión. No
obstante, los niños que recibieron terapia cognitivo-conductual mejoraron más (65%),
que los que recibieron apoyo educativo (50%). El seguimiento reveló que no existían
diferencias estadísticamente significativas a la hora de reinsertarse o de regresar al colegio
en el curso escolar siguiente. Una posible explicación de estos resultados, es la semejanza
que pudieran tener estos dos tipos de terapias en este estudio.
Por último, tal y como demuestran varias de las investigaciones mencionadas, no
debemos olvidar la importancia de los padres y profesores en el desarrollo de la terapia
cognitivo-conductual con niños de Educación Primaria. A pesar de que revisiones como
la realizada por Reynolds, Wilson, Austin y Hooper (2012) indican que la implicación de
los padres no se asocia a mayores beneficios en el tratamiento de la ansiedad a nivel
general, lo cierto es que también contamos con otras investigaciones (Barrett et al., 1996;
62
Mendelowitz et al., 1999) que sí ofrecen datos que apoyan un aumento de la mejoría si se
incluye a los padres en el tratamiento. Estos aspectos, que han sido más investigados en
otro tipo de trastornos de ansiedad, necesitan ser tenidos en cuenta en futuras
investigaciones en el campo de la ansiedad escolar, con el fin de esclarecer las
contradicciones y vacíos existentes.
1.8.2 Terapia Psicoanalítica.
Tratamiento a largo plazo basado en la relación del niño y de la madre, centrado
en destapar las relaciones de dependencia entre el niño y su progenitor (Berry et al., 1993).
Este tipo de terapia podría estar más relacionada con la conducta de ansiedad por
separación. Además, este tratamiento no puede ser utilizado en los centros educativos por
sus amplios costes, tanto de personal como de tiempo, a lo que debemos añadir que no
puede comprobarse su efectividad.
1.8.3 Terapia Psicodinámica.
Esta terapia se centra en la imagen demasiado positiva que el niño tiene de sí
mismo, la cual se ve amenazada por la realidad del colegio (Berry et al., 1993). El objetivo
es proporcionar los conocimientos necesarios a los padres para reducir los miedos de los
niños, ayudándoles a aplicar la presión necesaria para que el niño regrese al colegio.
1.8.4 Realidad Virtual.
Ofrece un mayor número de ventajas como menos costes, privacidad, facilita el
auto entrenamiento y el autoaprendizaje, etc. (Gutiérrez-Maldonado, 2002; Gutiérrez-
Maldonado et al., 2007). Ha sido eficaz con otras fobias y autores como Wiederhold y
Wiederhold (2005) la han propuesto para tratar la fobia escolar.
En este sentido, cabe destacar el estudio realizado por Gutiérrez-Maldonado et al.
(2009). Estos autores seleccionaron una muestra de 36 niños mexicanos con edades
comprendidas entre los 10 y los 15 años (M = 11, DE = 1.69), utilizando como criterio de
selección una puntuación por encima de 30 y de 70 en las Formas I y II respectivamente
del Inventario de Miedos Escolares (IME; Méndez, 1988) y por encima de 150 en el Fear
Survey Schedule for Children (FSSC-R; Ollendick, 1983). Además, también era necesario
que manifestaran como funciones principales del rechazo escolar, evaluado con el School
63
Refusal Assessment Scale-Children Version (SRAS-C; Kearney y Silverman, 1993), la
Evitación de estímulos que provocan afectividad negativa y la Evitación de situaciones
sociales escolares aversivas y/o evaluativas. La muestra fue dividida en dos grupos de 18
niños cada uno: un grupo experimental que recibiría el tratamiento a través de la realidad
virtual y un grupo control sin tratamiento. El sistema de realidad virtual presentaba las
siguientes características:
Los ambientes escolares se seleccionaron teniendo en cuenta la literatura
estudiada sobre los miedos escolares, así como la primera administración del IME
y del FSSC-R.
Existencia de dos niveles de interacción: fácil (poca demanda y estímulos que
provocaban bajos niveles de ansiedad escolar) y difícil (mucha demanda y
estímulos que provocaban altos niveles de ansiedad escolar).
Se presentaban dos espacios: La escuela y la clase. En ambos espacios se daban
los dos niveles de interacción anteriormente mencionados.
Según los hallazgos, se produjo una interacción significativa entre grupo x
momento de evaluación, de manera que los miedos escolares se reducían
significativamente en el grupo que recibía tratamiento, mientras que en el grupo control
no se detectó dicha disminución. No obstante, esto no sucedió con los miedos generales,
para los que no se detectaron estas diferencias. Los autores concluyen estableciendo que
la técnica de la realidad virtual es útil para reducir los miedos relacionados con la escuela,
pero no los generales, aspecto que puede deberse al hecho de que los ambientes
propuestos eran únicamente escolares. Además, el empleo de este tipo de técnicas
novedosas puede motivar en mayor medida al alumnado, debido al interés que
actualmente muestran ante las nuevas tecnologías.
1.8.5 Positive behaviour supports (PBS).
Las intervenciones se centran en la persona incluyendo la aplicación en ambientes
de aprendizaje, uso de la evaluación funcional de la conducta para estudiar las funciones
de la conducta de ansiedad, comportamientos socialmente aceptables y reforzamiento
(Wheeler y Richey, 2005). Algunas de las ventajas de esta técnica son el énfasis en la
identificación, adopción y mantenimiento de prácticas que han sido validadas por la
64
investigación, la implementación en diversos contextos, la intervención proactiva y la
restructuración del ambiente de manera que se elimine la conducta problemática (Sugai
et al., 1999).
1.8.6 Tratamientos transdiagnósticos.
Los tratamientos transdiagnósticos son presentados como un conjunto
consolidado de intervenciones para tratar de manera eficiente, efectiva y simultánea
múltiples trastornos y problemas (Chu, 2012). Se trata de una nueva forma de entender el
tratamiento de la ansiedad, que todavía está en proceso experimental y de la cual se tienen
todavía escasos resultados. Estos tratamientos se fundamentan en el hecho de que los
distintos trastornos emocionales se basan en una etiología compartida, síntomas comunes
o procesos similares que los mantienen. Tratan, sobre todo, el núcleo común de los
distintos trastornos comórbidos, tales como la ansiedad y la depresión (Fairburn, Cooper
y Shafran, 2003), lo que permite un gran número de ventajas, como el incremento de la
eficiencia, la utilidad práctica y la efectividad, particularmente cuando se llevan a cabo
en la práctica diaria (Barlow, Allen y Choate, 2004; Harvey, Watkins, Mansell y Shafran,
2004). Los sujetos aprenden estrategias para usarlas en distintos problemas, por lo que
dichas técnicas pasan a ser más generalizables, mientras que los terapeutas podrían
reducir el número de componentes del tratamiento que aplican y que deben aprender,
disminuyendo la diversidad de habilidades especiales y en definitiva, tratar más con
menos esfuerzo.
Esta nueva forma de intervención se basa en tres aspectos fundamentales (Allen,
Ehrenreich y Barlow, 2005; Barlow et al., 2004):
Cambio de las evaluaciones y pensamientos cognitivos (reestructuración
cognitiva).
Prevención de la evitación emocional o de la tendencia a evitar y/o escapar de
situaciones no deseadas. Se pretende enseñar al sujeto a experimentar emociones
incómodas sin llegar a la evasión (supresión de pensamientos negativos,
habilidades de afrontamiento).
Modificar tendencias conductuales o conductas desadaptativas (técnicas
interoceptivas, exposición gradual).
65
Los tratamientos transdiagnósticos se han empleado en diversos problemas:
Ansiedad y Depresión (Barlow et al., 2004) y Trastornos de la conducta alimentaria
(Fairburn et al., 2003). Debemos tener siempre presente que recibir un diagnóstico de un
trastorno primario, aumenta las probabilidades de padecer uno secundario, tanto si el
trastorno es interno como externo (Angold, Costello y Erkanli, 1999).
No obstante, aunque sí que se conocen los beneficios de este tipo de intervención
en adultos y adolescentes, poco se conoce de su efectividad con niños. Uno de los pocos
ejemplos que podemos encontrar en la literatura científica es la investigación realizada
por Ehrenreich y Bilek (2012). Estos autores aplicaron el programa Emotional Detectives
(Detectives de la Emoción) a un niño y a una niña de 11 y 7 años de edad respectivamente.
Este programa, basado en los protocolos existentes para adolescentes y adultos, pretende
educar emocionalmente a los niños, aumentar la implicación tanto del resto de
compañeros, como de las familias, y ser una actividad centrada en el currículum, de
manera que se consiga la máxima aceptación y compromiso posible. Debido a que la
definición de este programa se escapa a los propósitos de nuestra investigación, sólo
haremos referencia a los resultados obtenidos. Así, en ambos casos, disminuyeron los
niveles de todas las variables evaluadas con el SCARED (Birmaher et al., 1997), entre las
que se encontraba el factor Fobia Escolar, así como los niveles de depresión. Los
síntomas dejaron de ser significativos por lo que ya no se encontraban dentro del nivel
clínico.
A pesar de los resultados positivos que se están obteniendo, es necesario seguir
estudiando este tipo de tratamientos a través del empleo de muestras representativas de la
población. Los hemos querido incluir, ya que constituyen la forma más novedosa de
tratamiento para la ansiedad general, y en un futuro, también podrían ser tenidos en cuenta
para la disminución de la ansiedad escolar.
1.8.7 Tratamiento farmacológico.
Los estudios en los que se han empleado medicamentos o algunas sustancias para
disminuir los niveles de ansiedad escolar, fobia escolar y/o rechazo escolar (como lo
denominan algunas investigaciones debido a la confusión terminológica) han arrojado
datos distintos. Estas inconsistencias probablemente han sido causadas por los
diagnósticos comórbidos, las diversas medicaciones, los distintos tamaños de la muestra
66
y por la inclusión de los participantes en terapias no estandarizadas (King y Bernstein,
2001). Entre los medicamentos más empleados están los antidepresivos como la
imipramina, la clomipramina y el alprazolam.
Gittelman-Klein y Klein (1971) evaluaron a 35 niños que manifestaban fobia
escolar con edades comprendidas entre los 6 y los 14 años. La muestra fue dividida en
dos tipos de tratamiento: un tratamiento multidisciplinar junto con imipramina y un
tratamiento placebo, durante un periodo de seis semanas. La dosis de imipramina
suministrada diariamente oscilaba entre los 100 y 200 mg. De los niños que fueron
tratados con imipramina, el 81% regresaron a la escuela, frente al 47% de aquéllos que
habían sido tratados con placebo. Todos los niños tratados con imipramina informaron
sentirse mucho mejor, en comparación con el 21% de aquéllos pertenecientes al grupo
placebo. No obstante, los autores detectaron algunos efectos secundarios de la
medicación, tales como sequedad bucal, somnolencia, estreñimiento y náuseas.
Berney et al. (1981) trataron la fobia escolar en 51 niños con edades que oscilaban
entre los 9 y los 14 años, con otra sustancia denominada clomipramina. El tratamiento
tuvo lugar durante un periodo de doce semanas, empleando dosis de 40-75 mg al día. Los
resultados mostraron que no había diferencias estadísticamente significativas entre el
grupo de fóbicos escolares al que se había administrado clomipramina y aquéllos a los
que se había administrado el placebo.
Igualmente, Bernstein, Garfinkiel y Borchardt (1990) llevaron a cabo un estudio
en el cual suministraron imipramina y alprazolam a una muestra de 17 sujetos con edades
comprendidas entre los 7 y los 18 años, diagnosticados como rechazadores escolares. El
tratamiento tuvo una duración de 8 semanas, suministrando dosis diarias de 0.75-4 mg de
alprazolam y de 50-175 mg de imipramina. Dos tercios de los sujetos recibieron el
tratamiento con imipramina y alprazolam (un tercio cada tratamiento), mientras que el
tercio restante recibió un tratamiento placebo. La mejoría de los sujetos tratados con
imipramina y alprazolam fue moderada, disminuyendo los síntomas de ansiedad y
depresión, pero no de forma significativa con respecto al grupo placebo.
El empleo de medicación con fóbicos escolares es recomendable en caso de la
existencia de un trastorno moderado-severo y cuando la terapia cognitivo-conductual u
otro tipo de técnicas, no han producido mejorías en un intervalo de 8 a 12 semanas
67
(Mardomingo, Rodríguez-Ramos y Velasco, 1997; Rynn et al., 2011). Si se aplica dicho
tratamiento, éste debería prolongarse durante aproximadamente dos meses. Una vez que
la fobia se haya eliminado, se procederá a eliminación progresiva de la medicación
(Mardomingo et al., 1997).
A pesar de que la mayoría de las familias son reacias a la aplicación de alguno de
estos tratamientos farmacológicos, lo cierto es que, en ocasiones, la combinación de las
terapias y la medicación es la respuesta más adecuada. Por ello, los riesgos y beneficios
de cada tratamiento deberían ser estudiados y comentados con las familias. Sin embargo,
no se conocen las implicaciones a largo plazo de la medicación crónica en niños y en
adolescentes, por lo que se precisan más estudios al respecto.
1.8.8 Tratamiento psicológico vs tratamiento farmacológico.
Existe una gran controversia a la hora de establecer si los tratamientos
farmacológicos son necesarios para paliar la ansiedad escolar y/o rechazo escolar en los
niños más pequeños, aspecto que se agrava debido a la escasez de investigaciones al
respecto. A continuación, se incluyen las dos investigaciones encontradas al respecto.
Bernstein et al. (1990) realizaron un segundo estudio (unido al mencionado en el
apartado de Tratamientos Farmacológicos) en el que investigaron la eficacia de la terapia
cognitivo-conductual junto con la imipramina y el alprazolam para el tratamiento del
rechazo escolar. Para ello, emplearon una muestra de 24 sujetos con edades comprendidas
entre los 7 y los 18 años, diagnosticados con rechazo escolar y con otros trastornos
comórbidos (depresión y/o ansiedad) a los que dividieron en tres grupos: un grupo al que
se aplicaría la terapia cognitivo-conductual más imipramina, un grupo al que se aplicaría
la terapia cognitivo-conductual más alprazolam y un grupo placebo que sólo recibiría
terapia cognitivo-conductual. Los resultados pos test señalaron diferencias
estadísticamente significativas entre las tres condiciones, siendo los grupos con
tratamiento farmacológico los que presentaban una mayor mejoría. Estos hallazgos
también se repitieron en la evaluación de la depresión. Sin embargo, los análisis de
covarianza (con las puntuaciones pretratamiento como covariables) no mostraron
diferencias significativas estadísticamente significativas entre los tres grupos de
tratamiento, en relación al cambio en las escalas de ansiedad y depresión. Los autores
68
concluyen estableciendo que se precisan de más investigaciones para averiguar si el
cambio es debido al efecto de la medicación, o a las diferencias de base existentes.
En otra ocasión, Bernstein et al. (2000) estudiaron la eficacia de la imipramina
frente a un tratamiento con placebo, combinados ambos con una terapia cognitivo-
conductual, en la que se incluía la exposición gradual en vivo al contexto escolar y el
entrenamiento en auto instrucciones, para el tratamiento del rechazo escolar. Los autores
emplearon una muestra de 63 adolescentes estadounidenses diagnosticados con rechazo
escolar, con edades que oscilaban entre los 12 y los 18 años (M = 13.9, DE = 3.6). Estos
sujetos presentaban otros trastornos comórbidos de ansiedad y depresión mayor. Para
ello, distribuyeron aleatoriamente a los sujetos en dos grupos experimentales: imipramina
más terapia cognitivo-conductual y placebo más terapia cognitivo-conductual. La terapia
cognitivo-conductual consistió en ocho sesiones de tratamiento con los adolescentes.
Además, el padre y la madre se incorporaban durante unos minutos en cada sesión para
participar en el contrato de contingencias y para ser informados sobre las tareas asignadas
para casa. Los resultados mostraron que la asistencia a la escuela mejoró
significativamente en el grupo de imipramina más terapia cognitivo-conductual, pero no
en el grupo placebo. La asistencia a la escuela fue significativamente mayor en el grupo
de imipramina (70.1%) frente a la asistencia del grupo placebo (27.65%). En cuanto a la
remisión de la conducta de rechazo escolar, el 54.2% del grupo de imipramina cumplía el
criterio, frente al 16.7% del grupo de placebo, siendo estas diferencias estadísticamente
significativas. Aunque los síntomas de ansiedad y depresión decrecieron en ambos
grupos, la sintomatología depresiva disminuyó significativamente más en el grupo de
imipramina que en el grupo placebo. En el seguimiento realizado un año después, no se
hallaron diferencias entre ambos grupos, debido, probablemente, a los tratamientos
recibidos con posterioridad.
A pesar de que los datos muestran un aumento de la mejoría en los grupos en los
que se aplica conjuntamente el tratamiento farmacológico y la terapia psicológica, se
precisan más investigaciones al respecto. Además, el tratamiento farmacológico sólo sería
recomendable en los casos en los que el tratamiento psicológico no haya ofrecido los
resultados esperados, procediendo a su eliminación progresiva posterior.
69
1.9 Ansiedad y otros conceptos
1.9.1 Ansiedad escolar y “truancy” (hacer novillos).
La conducta de “hacer novillos” o “truancy” puede ser definida como ausencias
del colegio injustificadas, ocultas e ilegales, unidas al desconocimiento de los padres
(Fremont, 2003; Kearney, 2008). La prevalencia de esta conducta oscila en torno al 11%
a los 13 años de edad y al 16% a los 15 años (Henry y Huizinga, 2007).
Aunque la conducta de ansiedad escolar y la de “hacer novillos” comparten la
característica de la negativa a asistir al colegio, lo cierto es que el rechazo escolar se debe
a razones distintas. El niño que manifiesta ansiedad escolar, rechaza o se niega a asistir
al colegio debido a la ansiedad que está manifestando. Es decir, la conducta de rechazo
formaría parte de la respuesta de ansiedad que el niño muestra ante algunas situaciones
escolares, las cuales son vistas por él mismo como estímulos aversivos y/o negativos. Sin
embargo, el niño que “hace novillos” se niega a asistir al colegio porque prefiere hacer
cosas divertidas fuera del mismo. En este caso, la persona que “hace novillos” no tiene
por qué manifestar ansiedad escolar, ya que la escuela no representa un estímulo aversivo,
simplemente lo que hay fuera de ella resulta más agradable y positivo. Ambas conductas
podrían encuadrarse dentro del concepto más general de “rechazo escolar” que veremos
en el siguiente epígrafe.
Siguiendo con esta clarificación de términos, Gordon y Young (1976) señalaron
las diferencias más notables entre los conceptos de ansiedad escolar y “truancy”:
El niño que manifiesta ansiedad escolar es normalmente un buen estudiante, el
que hace novillos no lo es.
El niño con ansiedad escolar permanece en casa, mientras que el que hace novillos
evita ir a casa debido a que los padres no conocen sus ausencias del colegio.
El niño que presenta ansiedad escolar permanece fuera del colegio continuamente,
durante semanas e incluso meses, mientras que el que hace novillos tiende a perder
clase de manera intermitente.
Los padres del niño con ansiedad escolar son conscientes de que el niño se
ausenta. Los padres del niño que hace novillos no suelen ser conscientes de las
faltas de asistencia.
70
De la misma forma, Méndez (2005) también estableció la diferenciación entre las
características que presenta un niño que manifiesta ansiedad escolar y otro que hace
novillos
1.9.2 Ansiedad y Fobia Escolar
1.9.2.1 Fobia Escolar
Una fobia es un trastorno emocional, caracterizado por un temor prolongado,
intenso e irracional hacia algo que representa poco o ningún peligro real. Existen muchos
tipos de fobias, desde las fobias generalizadas, cuyos objetos o situaciones de temor son
vagos e inespecíficos como es el caso de la agorafobia, hasta fobias específicas, cuyo
objeto o situación de temor se circunscribe a un área particular, categoría en la que se
podría encasillar, además, la fobia social y la fobia escolar (Sierra, Ortega y Zubeidad,
2003).
El término “fobia escolar” fue acuñado por Johnson, Falstein, Szurek y Svendsen
(1941) para referirse a la ansiedad elevada de algunos niños ante la asistencia al colegio,
ansiedad generalmente acompañada por pensamientos negativos sobre el bienestar de la
madre, es decir con características propias de una ansiedad por separación.
Basado en la teoría tridimensional, la fobia escolar se manifiesta a través de tres
sistemas de respuesta (Echeburúa 1993; Méndez y Maciá, 2002):
A. Sistema autónomo: las respuestas experimentadas en este sistema, son producidas por
un incremento en la activación vegetativa y son exteriorizadas a través de síntomas
como taquicardia, sudoración excesiva, constantes ganas de orinar, palidez en el
rostro, sensación de mareo, náuseas y vómitos, dolores abdominales, diarreas, dolor
de cabeza, trastornos del sueño y/o pérdida del apetito.
B. Sistema cognitivo: este tipo de respuestas, implica para el sujeto fóbico, pensamientos
anticipatorios o imágenes negativas persistentes sobre las situaciones escolares que
además lo llevan a pensar en respuestas de escape/evitación de la clase y/o de la
escuela. Las situaciones que son evocadas corresponden al castigo de los profesores,
las burlas o agresiones de los compañeros, el fracaso académico, la sensación de
71
sentirse incapaz, todo esto acompañado por la preocupación de las reacciones
fisiológicas generadas a través del sistema autónomo.
C. Sistema motor: este tipo de respuestas son producidas por una tensión muscular
elevada, que llevan al sujeto a presentar síntomas físicos tanto en casa como en el
colegio cuando es forzado a ir. En casa, mostrará una conducta totalmente negativista
y negligente (grita, se encierra en su cuarto, no encuentra las cosas, se niega a vestirse
o a desayunar). En el colegio presentará rabietas o inhibición de la conducta (grita,
patalea, llora o no habla, no juega, se esconde o se escapa).
La complejidad de las relaciones producidas entre los tres tipos de respuesta hace
muy difícil la evaluación del trastorno y la toma de decisiones posterior. Por un lado, la
medida aislada de alguno de los tres tipos de respuesta no permite reflejar adecuadamente
el problema de un individuo en particular (Capafons, 2001) y por otro se tiene que, en
ocasiones, las reacciones fisiológicas, los sentimientos de miedo y las conductas de
evitación se manifiestan de forma asincrónica (Blagg y Yule, 1994). Cada sujeto, difiere
en el patrón de conducta que despliega ante el estímulo temido; es así como, algunos
chicos afrontan estoicamente la situación, pese a la presencia del malestar subjetivo y
fisiológico percibido, en tanto otros tienden a la evitación y a veces sin una verdadera
conciencia de ello.
En su caracterización de fobia escolar diversos autores (King, Hamilton y
Ollendick, 1994; King et al., 1998; Ollendick y Mayer, 1984; Place, Hulsmeier, Davis y
Taylor, 2002; Prabhuswamy, Srinath, Girimaji y Seshadri, 2007) incorporan criterios, que
facilitan la identificación del problema:
Un gran absentismo escolar -entendiendo por ello dos o más ausencias por semana
en un periodo de 4 semanas- (King, Ollendick y Tonge, 1995).
Una grave alteración emocional, con reacciones de miedo intenso, tristeza o mal
humor, al momento de asistir al colegio.
Inasistencia al colegio con el consentimiento de los padres (criterio evidente en
una fase del trastorno).
Incremento de conductas antisociales tales como robos, mentiras, vagabundeo,
conductas de destrucción o conducta sexual inadecuada.
72
Las dificultades en el historial de un chico con fobia escolar suelen darse de forma
gradual. Primero se darán las protestas leves y la esporádica búsqueda de excusas para
faltar al colegio, luego seguirán las inasistencias reiteradas a clases y para terminar una
tajante negativa, incluso a entrar al colegio (Echeburúa, 1993).
En este sentido, la fobia escolar es un continuo de fases temporales por las que,
generalmente atraviesa un estudiante, que van desde un malestar mientras permanece en
la escuela, fase en la cual suplica a los padres para no asistir, seguidas por conductas
inapropiadas por las mañanas para no tener que ir a la escuela. Posteriormente, una fase
en que generalmente llega tarde y luego, “faltar a ciertas clases durante el día escolar”
para finalizar con largas ausencias al colegio (Kearney, 2006). En otros casos, el comienzo
es repentino y las causas aludidas serán una enfermedad pasajera, la hospitalización de
un miembro de la familia, el cambio de domicilio o la vuelta de unas vacaciones
(Mardomingo, 2005).
De todos modos, la conducta más evidente de un chico con fobia escolar es la
evitación, y si es forzado a asistir al colegio, puede experimentar ataques de pánico, la
huida del colegio o bien una actitud de total inhibición (Rubio y Alda, 2006). En caso de
un adolescente, puede que no exprese de forma abierta el miedo a la escuela, pero la
negativa a ir y los síntomas que lo acompañan harán sospechar el diagnóstico (King y
Bernstein, 2001; Mardomingo, 2005). En los adolescentes, las actitudes negativas hacia
el colegio los llevan a encerrarse en sí mismos y a tener dificultades para relacionarse con
los demás, hasta que llega el momento en que, incluso, se niegan a salir con los amigos y
adquieren un alto nivel de crítica respecto del mundo exterior, mostrándose muy irritables.
Sumado a esto, también están los frecuentes estados depresivos, que son más fuertes en
esta etapa de la vida (Mardomingo, 2005).
Diferentes autores han reparado en que todos los síntomas de la fobia escolar
desaparecen en los chicos en tanto se quedan en casa o ha pasado el horario de ir a clases,
durante los fines de semana o en los periodos de vacaciones (Agüero y Agüero, 2002;
Bados, 2005; Berg, Nichols y Pritchard, 2006; Blagg y Yule, 1994; Echeburúa, 2003;
Mardomingo, 2005). A ello puede agregarse que cuando un chico con fobia escolar se
encuentra relajado manifiesta el deseo de acudir al colegio, pero llegado el momento es
incapaz de cumplir su promesa (Gutiérrez-Maldonado, Alsina, Carvallo, Letosa y
Magallón, 2007).
73
1.9.9.2 Tipología de la fobia escolar
Existen variadas formas de clasificar la fobia escolar, una de ellas es la planteada
por Berg, Nichols y Pritchard, (2006) quienes distinguieron dos tipos de fobia:
1. Fobia aguda: en este grupo se ubica a los fóbicos que asisten a la escuela al menos
durante tres años sin problemas y luego se manifiesta la sintomatología.
2. Fobia crónica: se agrupa aquí a aquellos chicos que han sufrido de fobia escolar
desde al menos tres años.
Esta clasificación que alude a la duración, se basa en gran medida en la propuesta
por Kennedy (1965) quien añade a las características algunos elementos relevantes del
contexto familiar. Este autor identificó dos tipos de fobia escolar: la fobia neurótica (tiene
un desencadenamiento agudo) y la fobia como estilo de vida (con desencadenamiento
prolongado).
Con esta forma de diferenciación de la fobia escolar, han coincidido otros autores
(Barker, 1968; Del Barrio, 1986; Echeburúa, 1993; Kelly, 1973; Nichols, 1970; Toro,
1986) sobre todo porque permite diferenciar a los niños con un buen pronóstico de
trastornos emocionales posteriores (fobia neurótica), de aquellos que no lo tienen (fobia
como estilo de vida o caracterológica), así como también porque todos ellos encasillan la
fobia escolar como un problema global dentro del contexto familiar.
1.9.2.3 Consecuencias de la fobia escolar
Una de las grandes complicaciones de la fobia escolar es la interferencia del
proceso educativo, aspecto clave en las etapas más tempranas de la vida, tanto por el
componente de socialización como por la progresiva adquisición de conocimientos
curriculares importantes para la comprensión del mundo. En este sentido, se puede
sostener que la fobia escolar puede actuar como una barrera importante para el desarrollo
personal, social y académico de niños y adolescentes (Echeburúa, 1993; Epstein y
Sheldon, 2002; Lyon y Cotler, 2007). Además, si el problema no es tratado en su
momento, las consecuencias a largo plazo, podrían acentuarse, ya que los individuos
podrían presentar desajustes psicosociales de tipo laboral, familiar, además de los
trastornos asociados como la depresión, el alcoholismo y las conductas antisociales
74
(García-Fernández et al., 2008; Kearney, Eisen y Silverman, 1995), las enfermedades
psiquiátricas (Flakierska, Lindstrom y Gillberg, 1988), el consumo de drogas legales e
ilegales (Lehmkuhl, Flechtner y Lehmkuhl, 2003), los problemas de ansiedad aguda,
aprehensión, tensión o intranquilidad, así como depresión, desesperanza, tristeza,
ambivalencia e hiperactividad y una autoimagen distorsionada (Berry, Injejikian y
Tidwell, 1993; Tyrrell, 2005).
En un estudio longitudinal de 10 años, realizado con 160 adolescentes británicos
con Fobia Escolar, se concluyó que, en edad adulta, (edad media de 24 años) el 33%
necesitó tratamiento psiquiátrico por padecer trastornos depresivos y trastornos de
ansiedad; el 5% fueron ingresados por trastornos afectivos graves y el 50% había sido
dados de alta, aunque persistían algunos síntomas de carácter fluctuante y seguían
teniendo dificultades para relacionarse socialmente (Berg y Jackson, 1985). En otros
estudios se obtuvieron resultados similares (Berg, Butler y Hall, 1976; Bernstein et al.,
2000; Flakierska et al., 1988, 1997; Tyrer y Tyrer, 1974; Warren, 1965). En términos
generales, podría señalarse que, aproximadamente la mitad de los niños con fobia escolar
logra una adaptación aceptable en la vida adulta, una tercera parte continúa teniendo
problemas psiquiátricos y el resto presenta sintomatología menos incapacitante casi
siempre relacionada con problemas de adaptación social (viven con sus padres más
tiempo que la población general y tienen menos hijos).
1.9.3 Diferencias entre ansiedad por separación y fobia escolar
Actualmente, la fobia escolar se diferencia claramente de la ansiedad por
separación, aunque esta diferenciación no siempre estuvo tan clara. Así a la fobia escolar
se le asociaba con la ansiedad por separación debido a que en ambos casos el niño o
adolescente rehusaba asistir a la escuela. Echeburúa (1993) plantea que la fobia escolar
se encuentra asociada con la situación escolar y no necesariamente con la separación de
los padres como sucede en la ansiedad por separación, aunque en los chicos con fobia
escolar suele darse una marcada dependencia de la madre.
Aunque fobia escolar y ansiedad por separación tienen muchos elementos en
común, no se trata de un mismo trastorno, ya que no todos los niños que presentan fobia
escolar manifiestan ansiedad de separación. También hay niños que presentan ansiedad
de separación y acuden de forma habitual al colegio. Más bien, se puede postular que
75
ambos trastornos pueden darse de forma combinada en un mismo niño, pero que también
pueden aparecer de forma aislada (Orgilés, Espada, García-Fernández y Méndez, 2009).
La fobia escolar también se encuentra relacionada con el miedo, pero ésta tiene una
intensidad más elevada, una mayor frecuencia y persistencia en el tiempo, llegando
incluso a la edad adulta (Broadwin, 1932). En este sentido, la fobia escolar se podría
definir como un “miedo clínico” que requiere tratamiento o una ansiedad que supera la
normalidad en cuanto a los parámetros de intensidad, frecuencia y duración, provocando
en el individuo manifestaciones patológicas tanto a nivel funcional como emocional
(Vila, 1991).
Capítulo II: Rechazo Escolar
2.1 Ansiedad escolar y rechazo escolar.
La conducta de rechazo escolar es definida como la negativa de los niños a la hora
de asistir a la escuela o la dificultad para permanecer en ella un día entero, pudiendo ser
observado en niños y jóvenes con edades comprendidas entre los 5 y los 17 años
(Kearney, Cook y Chapman, 2007; Kearney y Spear, 2012). Este comportamiento incluye
a jóvenes que se ausentan de manera total o parcial de la escuela, a aquéllos que asisten a
ella pero que tienen malos comportamientos por la mañana para perder clase, y a aquéllos
que asisten a la escuela bajo una gran presión que precipita o provoca futuras peticiones
de inasistencia (Kearney, 2002; Kearney, 2003; Kearney y Silverman, 1996). Este
problema afecta al 5-28% de los jóvenes en un momento u otro de su escolarización, y
puede traer consigo ciertas dificultades (Kearney, 2001), tales como bajo rendimiento
académico, conflictos familiares, distanciamiento social, abandono escolar o
delincuencia, y en la edad adulta, problemas de pareja, problemas profesionales y
problemas psiquiátricos (Flakierska, Linström y Gillberg, 1997).
Un aspecto a tener en cuenta a la hora de definir el rechazo escolar es su
clasificación. Debido a la heterogeneidad de esta conducta, a la falta de criterios a la hora
de categorizarla y a la escasez de programas para su tratamiento, lo cierto es que han
surgido diversas clasificaciones basadas la conducta de rechazo escolar. Un ejemplo lo
podemos observar en la categorización propuesta por Evans (2000), quien clasificó el
rechazo escolar en tres grupos: rechazo escolar ansioso, rechazo escolar de evitación y
76
rechazo escolar de simulación o fingimiento. El rechazo escolar ansioso puede ser
definido como una reacción o respuesta inapropiada debido al peligro/amenaza percibido
o a las consecuencias de un evento (Greiger y Boyd, 1983). Esta reacción presenta
diferentes componentes o respuestas: física, emocional, cognitiva y/o conductual. La
ansiedad en este caso, persiste durante un periodo prolongado de tiempo, está fuera de las
exigencias de la situación y hace que el estudiante que la manifieste pierda clases o no
asista a la escuela. Las situaciones que provocan la ansiedad son evitadas y esta emoción
suele escaparse del control del sujeto. El rechazo escolar de evitación se define como una
reacción desadaptativa hacia un aspecto de la escuela percibido negativamente, que
persiste durante un periodo de tiempo y provoca que el estudiante pierda clases. Los
alumnos se quejan de síntomas físicos más que de miedo, síntomas que la mayoría de las
veces son exagerados o no se presentan. La reacción de evitación está bajo el control de
quien la padece y es posible que los padres puedan tener algún tipo de problema interno
(depresión) o ser súper protectores con sus hijos. Por último, el rechazo escolar de
simulación o fingimiento, hace referencia a una conducta dirigida hacia lo positivo. Los
niños rechazan el colegio porque prefieren hacer otras actividades fuera del mismo. Este
comportamiento está bajo el control de la persona que lo realiza y los padres podrían tener
una relación pobre con los hijos y presentar problemas de conducta (Marks, 1987).
Otro ejemplo, lo encontramos en la clasificación propuesta por Egger et al. (2003),
los cuales dividen a los niños que se niegan a asistir al colegio en tres grupos: alumnos
con rechazo escolar ansioso, alumnos que hacen novillos (truancy) y rechazo escolar
mixto (presentan los dos primeros tipos de rechazo).
Por último, para mejorar la clasificación general de rechazo escolar, Kearney y
colaboradores desarrollaron un modelo por el cual se organizaba a los jóvenes con
rechazo escolar en base a la primera razón (la más importante) por la que rechazaban la
escuela (Kearney, 2002; Kearney, 2006; Kearney, Purcell y Álvarez, 2001; Kearney y
Silverman, 1993):
Evitar estímulos relacionados con la escuela que les provocan emociones
negativas, tales como realizar un examen, un profesor determinado, etc.
Escapar de situaciones sociales o de evaluación, tales como hablar delante de la
clase, evitar a algunos compañeros, etc.
77
Llamar la atención de los cuidadores mediante “rabietas”, llorar, quejarse con el
fin de permanecer en casa con la madre, el padre o los hermanos.
Obtener refuerzos positivos través de aspectos tangibles de fuera de la escuela,
como por ejemplo ver la televisión, jugar, etc.
Como se puede observar, en los dos primeros casos, los niños rechazan ir a la
escuela para evitar emociones negativas, es decir, rechazan por el refuerzo negativo que
les provoca la escuela, así como para evitar y/o escapar de situaciones escolares
desagradables, por lo que hablaríamos de un “rechazo escolar negativo”. Sin embargo, en
los dos últimos casos, los niños/as rechazan ir a la escuela por el refuerzo positivo que les
provocan cosas que hay fuera de ella, haciendo referencia a un “rechazo escolar positivo”
(Kearney y Silverman, 1993).
Centrándonos en la relación entre rechazo escolar y ansiedad escolar, observamos
que dichos constructos, junto con los de fobia escolar y rechazo escolar ansioso, han sido
empleados frecuentemente en la literatura científica como sinónimos. No obstante, en la
década de los ochenta, autores como Ficula, Gelf, Richards y Ulloa (1983) ya
establecieron la necesidad de diferenciar los términos de rechazo escolar y ansiedad
escolar. Según estos autores, la ansiedad escolar es una condición más restrictiva, la cual
implica “miedo irracional” hacia algunos aspectos del contexto escolar. En cambio, el
rechazo escolar, haría referencia a la negativa irracional a asistir a la escuela, que puede
darse debido a la manifestación por parte del niño de ansiedad escolar (como ansiedad
escolar de tipo conductual), pero que no se limita únicamente a la expresión de esta
emoción. Del mismo modo, en la actualidad, el grupo de Kearney, mencionado con
anterioridad, también argumentó que las dos primeras razones por las que los niños
rechazaban el colegio (según su clasificación de los tipos de rechazo escolar), rechazo
escolar para evitar estímulos que provocan emociones negativas y rechazo escolar para
escapar de situaciones sociales aversivas en la escuela, están estrechamente relacionadas
con el concepto de ansiedad escolar (Kearney et al., 2007; Kearney y Spear, 2012). Esto
es debido, principalmente, a que estas dos funciones hacen referencia a niños y
adolescentes que rechazan el colegio por el refuerzo negativo obtenido, así como para
evitar situaciones escolares que les resultan desagradables y/o amenazantes (Kearney y
Spear, 2012). Estas conductas de evitación y/o escape han sido definidas como dos de las
formas de ansiedad escolar de tipo conductual (García-Fernández et al., 2008), de ahí que
78
resulte coherente asociar los dos tipos de rechazo escolar mencionados, con la ansiedad
escolar.
De todos estos datos podemos deducir que tanto la ansiedad escolar, como el
rechazo escolar son expresiones que aluden a la negativa a asistir a la escuela o a la
dificultad para permanecer en ella, aunque el término rechazo escolar haya sido más
empleado que el de ansiedad escolar, debido a que abarca un mayor número de situaciones
y conductas que no se limitan a la ansiedad escolar (Gutiérrez-Maldonado et al., 2009;
Mouren y Delorme, 2006). Así, a pesar de que la conducta de ansiedad escolar puede
manifestarse a través del rechazo a la escuela, un niño que rechaza o se niega a asistir al
colegio, no necesariamente tiene por qué estar manifestando ansiedad escolar. De hecho,
en muchos países como Gran Bretaña, algunos profesionales, como los integrados en la
“Asociación Nacional de Psicólogos Escolares” prefieren hablar de rechazo escolar o de
ansiedad basada en el rechazo escolar, debido a que les resulta más sencillo encontrar así
las causas de este comportamiento (Brand y O’Conner, 2004).
Debido a este interés por evaluar y definir la conducta de rechazo escolar y las
consecuencias que conllevaría su manifestación, han sido diversos los autores que han
estudiado la importante relación que el rechazo escolar tiene con otros problemas como
la ansiedad o miedos escolares, y otros trastornos de tipo emocional y conductual, que
también deben ser tenidos en cuenta para comprender en mayor medida la importancia de
la evaluación de esta conducta.
Un ejemplo es el estudio realizado por Egger et al. (2003) con niños con edades
comprendidas entre los 9 y los 16 años, encontrando que el rechazo escolar ansioso se
asociaba con la depresión y con el trastorno de ansiedad por separación, mientras que la
conducta absentista (hacer novillos) estaba asociada en mayor medida con los trastornos
de conducta y con el trastorno negativista desafiante.
Otro ejemplo, es el estudio realizado por Kearney y Albano (2004), en el que
investigaron la presencia de los trastornos emocionales y de los trastornos de la conducta
en 143 niños estadounidenses de Educación Primaria (M = 11.60, DE = 3.17). Todos los
niños tenían un diagnóstico de rechazo escolar, evaluado según las faltas al colegio que
presentaban. Según los resultados, el diagnóstico relacionado con la ansiedad se asoció
en mayor medida con el comportamiento de rechazo escolar reforzado negativamente
79
(rechazo escolar negativo). El trastorno de ansiedad por separación fue más frecuente en
el grupo de “rechazo para llamar la atención”. El trastorno negativista desafiante y los
trastornos de la conducta se asociaron con el placer del reforzamiento tangible fuera de la
escuela (rechazo escolar por reforzamiento positivo externo). Además, Kearney (2007),
en un estudio similar realizado con 222 niños y niñas estadounidenses de Educación
Primaria (M = 11.69, DE = 3.02), encontró que las tres primeras condiciones del rechazo
escolar se asociaban a una mayor probabilidad de presentar miedos escolares. Así mismo,
todos los tipos de rechazo escolar fueron predictores significativos del absentismo
escolar.
Brandibas, Jeunier, Clanet y Fourasté (2004) también llevaron a cabo un estudio
con 443 adolescentes franceses seleccionados por los días que se habían ausentado del
colegio. Los hallazgos mostraron que los niveles de ansiedad escolar y miedos diversos
mostraban un importante valor predictivo sobre el rechazo para llamar la atención,
mientras que la ansiedad rasgo-estado se asociaba en mayor medida con el rechazo
negativo (evitar estímulos sociales aversivos o para evitar la afectividad negativa como
la ansiedad). No obstante, resultó curioso que la ansiedad escolar correlacionara
negativamente con el rechazo para obtener una recompensa tangible fuera de la escuela
(rechazo positivo), lo cual indicaba que estos alumnos no tendrían por qué manifestar
rechazo escolar debido a la ansiedad que les podría producir el colegio.
Para concluir, y tras el análisis tanto de la importancia de la evaluación del rechazo
escolar, como de su clasificación y distinción del concepto de ansiedad escolar, tendremos
en cuenta varios aspectos fundamentales. A pesar de que, en la actualidad, el término de
“rechazo escolar” esté más aceptado por la comunidad científica por la amplitud de
fenómenos que abarca, esto no resta importancia a la evaluación y tratamiento de la
conducta compleja de ansiedad escolar. En primer lugar, si nos limitáramos a decir si un
niño se niega o no a asistir al colegio únicamente, estaríamos ignorando la posibilidad de
que esa respuesta motora formase parte de una reacción de ansiedad escolar más compleja
y amplia, en la que también se integrasen la reacción cognitiva y la reacción fisiológica.
Además, tal y como hemos estudiado, el rechazo escolar negativo correlaciona con los
miedos escolares y con los niveles de ansiedad, por lo que este tipo de rechazo podría ser
considerado como un síntoma de la reacción ansiosa, ya que los comportamientos de
evitación forman parte de la respuesta compleja de ansiedad escolar (Echeburúa, 2000;
García-Fernández et al., 2008; Méndez y Maciá, 1991). En segundo lugar, que un niño
80
no rechace ir al colegio no significa que no pueda estar manifestando ansiedad escolar,
ya que podría presentar un tipo de respuesta más cognitiva o psicofisiológica, la cual
pasaría más desapercibida tanto para las familias, como para los profesionales de la
educación. Por ello, aunque la nomenclatura pueda llevarnos a multitud de errores y
confusiones, los cuales debemos corregir, la conclusión fundamental a tener en cuenta es
que el rechazo escolar es una conducta motora que puede incluir la reacción de ansiedad
escolar que manifiesta un niño, pero que no es exclusiva de esta conducta compleja, sino
que puede ser síntoma de otros trastornos conductuales y ser causado por otras razones
distintas a la evitación de ciertas situaciones escolares. Igualmente, la ausencia de rechazo
escolar no debe ser considerada como un indicio de que el niño no manifiesta ansiedad
escolar.
2.2 Clasificaciòn del Rechazo Escolar
En cuanto a la entidad nosológica del comportamiento de rechazo a la escuela,
cabe señalar que no aparece clasificado como categoría diagnóstica independiente en los
sistemas de clasificación internacionales, tanto en el Manual Diagnóstico y Estadístico de
los Trastornos Mentales (DSM-V; American Psychiatric Association, 2013) como en la
décima revisión de la Clasificación Internacional de Enfermedades y Trastornos Mentales
y del Comportamiento (CIE-10; Organización Mundial de la Salud, 2000). No obstante,
aparece como un síntoma dentro de los criterios diagnósticos de la conducta de ansiedad
por separación o como un tipo de fobia específica de tipo situacional.
Distintos sistemas de clasificación han sido propuestos para categorizar el
comportamiento de rechazo a la escuela. Estableciendo una diferenciación entre aquellas
clasificaciones de carácter más tradicional y aquellas más contemporáneas. Las primeras
propuestas de categorización se basaban, principalmente, en establecer una diferenciación
entre fobia escolar aguda (la fobia hacia la escuela persiste por lo menos dos semanas
pero no más de un año lectivo) y crónica (la fobia hacia la escuela persiste más de un año)
(Coolidge, Hahn y Peck, 1957) o bien clasificar los casos de rechazo a la escuela en
función de si el estudiante presentara rechazo escolar basado en la ansiedad o absentismo
a la escuela, el cual se caracteriza por la ausencia de síntomas ansiógenos. En esta línea,
cabe destacar la propuesta realizada por Berg, Nichols y Pritchard (1969, p.123) en la que
propusieron cuatro criterios que caracterizan a los estudiantes que rechazan la escuela:
81
a. Dificultad grave de asistir a la escuela, a menudo resultado de una prolongada
ausencia.
b. Trastorno emocional severo, mostrado por síntomas tales como un temor
excesivo, golpes de mal humor o presentar síntomas de mal estado al tener que
asistir a la escuela.
c. Permanecer en casa con el conocimiento de los padres cuando deberían estar en
la escuela.
d. Ausencia de características antisociales como robar, mentir, comportamientos
destructivos o mala conducta sexual.
A pesar de la sencillez de esta propuesta clasificatoria, diversos autores critican
su popularidad ya que estudiantes que rechazan la escuela pueden presentar a su vez tanto
indicios asociados a los alumnos considerados absentistas como síntomas de ansiedad
ante determinadas situaciones escolares. De esta manera, surgen modelos de
categorización basados en la globalidad del constructo con el fin de valorar la
heterogeneidad de variables que influyen en esta problemática (Kearney, 2008).
Enfoques teóricos contemporáneos se han centrado en integrar dentro de un
modelo los casos de todos los niños y jóvenes con problemas de rechazo a la escuela
(Kearney y Diliberto, 2014). A su vez, se evitan los modelos basados puramente en la
sintomatología asociada a estas conductas, focalizando la atención en las variables
ecológicas influyentes en el desarrollo de esta problemática, tales como el clima escolar
(Claes, Hooghe y Reeskens, 2009; Williams, Sánchez y Hunnell, 2011). Entre los
enfoques de categorización actuales se encuentran el enfoque funcional, el cual establece
una clasificación en base a la razón por la que sucede el comportamiento de rechazo a la
escuela, la perspectiva categórica, que se orienta hacia las características emocionales y
psicológicas del afectado, y por último, la clasificación según la internalización o
externalización de las conductas, que se corresponde con el enfoque dimensional. Dada
la complejidad de causas que pueden dar explicación a la manifestación de esta conducta
las clasificaciones no son excluyentes, sino que todas aportan un sistema alternativo de
categorización.
82
2.3 Enfoque funcional
En la actualidad, destaca el modelo funcional como sistema de categorización que
presenta una mayor consolidación en el estudio del rechazo escolar (Kearney y Spear,
2012). Este modelo propone cuatro factores a partir de los cuales se clasifica el
comportamiento de rechazo escolar atendiendo a las razones que justifican su conducta.
Desde la perspectiva del enfoque funcional se propone clasificar y analizar, en
este caso el rechazo escolar, teniendo en consideración las características emocionales o
internas y conductuales o externas en niños y jóvenes.
Con el propósito de evaluar estos aspectos destaca el uso de Achenbach System of
Empirically Based Assessment (Sistema de Evaluación de Achenbach Basado
Empíricamente, ASEBA), que ofrece un enfoque integral para evaluar el funcionamiento
adaptativo y desadaptativo. La Child Behavior Checklist (CBCL, Achenbach y Rescorla,
2001) y el Teacher Report Form (TRF, Edelbrock y Achenbach, 1984) son dos subescalas
que se encuentran dentro del ASEBA permitiendo obtener las puntuaciones sobre la
conducta del niño a partir de la percepción de los padres y de los profesores,
respectivamente.
A continuación, se presentan los cuatro factores:
Factor I. Evitar la afectividad negativa que provocan los estímulos o situaciones
relacionadas con el ámbito escolar. Este factor se asocia a aquellos estudiantes de edad
más temprana con dificultades para identificar el motivo que provoca su malestar y
negativa a asistir a la escuela. Los datos ofrecidos por diversos estudios han apoyado que
este factor se vincula con el trastorno de ansiedad generalizada, súplicas constantes y
quejas somáticas con el propósito de no asistir a la escuela (Kearney, Chapman y Cook,
2005a; Kearney, Lemos y Silverman, 2006).
Factor II. Escapar de la aversión social o situaciones de evaluación. El segundo
factor se relaciona con aquellos estudiantes que presentan dificultades en el área social y
sufren ante las situaciones de evaluación, tales como exámenes o exposiciones orales.
Este factor muestra correlación con el trastorno de ansiedad generalizada y ansiedad
83
social, así como se da en sujetos que suelen manifestar comportamientos retraídos
(Kearney y Albano 2004; Kearney et al., 2006).
Factor III. Búsqueda de la atención de otras personas significativas. Este factor
se asocia a la preferencia de los niños por quedarse en casa o junto a sus padres o seres
queridos en lugar de estar en el centro escolar. En estos casos se pretende conseguir no
asistir a la escuela con el fin de captar la atención de otras personas relevantes para el
niño. Este factor ha correlacionado con el trastorno de ansiedad por separación y el
trastorno negativista desafiante (Kearney y Albano, 2004; Kearney et al., 2005a; Kearney
et al., 2006).
Factor IV. Búsqueda de refuerzos tangibles fuera del ámbito escolar. Este factor
se aplica a estudiantes, normalmente, de edades más avanzadas debido a su vinculación
con la concepción de absentismo escolar. Se caracteriza por ausencias al centro escolar
basadas en el deseo por realizar otras actividades más recreativas fuera del centro escolar,
tales como quedarse en casa viendo la televisión, jugando con el ordenador o participar
en fiestas con los amigos. Este factor es similar a la concepción de absentismo escolar y
se ha vinculado con el trastorno negativista desafiante (Kearney y Albano, 2004; Kearney
et al., 2006).
Cabe destacar, que el modelo funcional de cuatro factores cuenta con la escala
School Refusal Assessment Scale-Revised (SRAS-R; Kearney, 2002a), la cual permite
evaluar los cuatro factores que justifican el comportamiento de rechazo a la escuela.
2.4 Enfoque categorial
El enfoque categorial se basa en establecer una serie de criterios o rasgos
definitorios que permitan categorizar un determinado trastorno, en este caso la
problemática del rechazo escolar. Tal y como se ha explicado anteriormente, la negativa
a asistir a la escuela no es considerada una categoría diagnóstica ni en el DSM-5 ni en la
CIE-10. Sin embargo, diversos estudios han revisado los trastornos mentales asociados a
este comportamiento destacando la comorbilidad con los trastornos de ansiedad,
concretamente los trastornos de ansiedad por separación, ansiedad generalizada, ansiedad
social (Hughes et al., 2009; Kearney y Albano, 2004; Kearney et al., 2005a), así como al
trastorno negativista desafiante o depresión (Kearney, 2006b). En esta línea, cabe destacar
84
el trastorno de ansiedad por separación al ser uno de los trastornos con mayor tasas de
prevalencia durante la infancia y cuyos índices oscilan desde un 3 a un 5% (Anderson,
Williams, McGee y Silva, 1987; Cartwright-Hatton, McNicol y Doubleday, 2006; Prior,
Sanson, Smart y Oberklaid, 1999) disminuyendo con la edad y siendo más frecuente en
niñas (4.5%) que en niños (3.5%) (Orgilés, Espada, García-Fernández, Méndez e
Hidalgo, 2011).
2.5 Evaluación del Rechazo Escolar
2.5.1 Métodos de evaluación del rechazo escolar
El rechazo escolar es una problemática compleja dada la amplitud de factores que
pueden propiciar su desarrollo, así como la variedad de respuestas por parte del sujeto
afectado. La evaluación de este constructo no es ajena a esta realidad compleja y
multicausal, por lo que su evaluación se realiza a partir de un enfoque interdisciplinar.
Para ello, es necesario aplicar diversos métodos de evaluación (exámenes médicos,
entrevistas, observaciones conductuales, autorregistros, cuestionarios) y contar con la
participación de las distintas personas implicadas: especialistas de evaluación e
intervención, docentes, padres y el sujeto afectado.
2.5.1.1 El examen médico
Ante la obligatoriedad de asistir a la escuela, los niños que presentan rechazo
escolar suelen manifestar reacciones fisiológicas ante las que es preciso llevar a cabo un
examen médico para averiguar el origen de esas respuestas. Son diversos los síntomas
asociados al rechazo escolar que sirven como signos de atención ante la detección de este
problema. En la manifestación de rechazo a la escuela pueden distinguirse tres sistemas
de repuesta (García-Fernández et al., 2008):
Sistema autónomo: alteraciones que se manifiestan mediante cambios en la
frecuencia cardíaca, presión arterial, dolor de cabeza, náuseas, diarrea,
sudoración, sensación de mareo o pérdida del apetito.
Sistema cognitivo: preocupación excesiva generada por la evaluación negativa de
las propias dificultades, pensamientos negativos asociados a los compañeros de
clase, al profesorado o la escuela, preocupación ante la idea de asistir al colegio.
85
Sistema motor: respuestas de tipo motriz como evitar vestirse, mostrar rabietas,
encerrarse en la habitación para no asistir al colegio o llantos durante el trayecto
a la escuela para volver a casa.
Tal y como se indicaba al inicio de este apartado, debido a algunos de los síntomas
señalados, es necesario partir de un examen médico que determine el estado salud del
niño. De este modo, se descartará que el sujeto que manifiesta rechazo escolar no sufre
ningún problema físico ni que los síntomas somáticos mostrados se asocian a una
enfermedad.
2.51.2 La entrevista
El uso de la entrevista como técnica inicial para explorar la intensidad del rechazo
a la escuela, su frecuencia y duración, así como la relación con otras situaciones, sirve
para obtener información relacionada con la conducta de rechazo a la escuela,
normalmente, desde el punto de vista por separado de los padres y el estudiante. Mediante
esta técnica se establece una relación directa con el caso de estudio, abordando la recogida
de información desde una actitud comprensiva y sensible. Ante un caso de rechazo a la
escuela, el profesional entrevistador recopilará información acerca de la estructura
familiar, el rendimiento académico, la frecuencia con la que se produce la negativa a
asistir a la escuela, qué comportamientos preceden a las manifestaciones de rechazo
escolar y qué consecuencias son aplicadas, entre otras cuestiones que sirvan para conocer
en mayor profundidad las características del caso.
Las entrevistas pueden ser estructuradas, semiestructuradas o abiertas, en función
del grado de directrices a seguir durante su aplicación. Entre las entrevistas existentes,
destaca la Anxiety Disorders Interview Schedule for Children: DSM-IV (ADIS-C/P;
Silverman y Albano, 1996), que incluye el rechazo escolar como aspecto a evaluar junto
con otros factores relacionados como el trastorno de ansiedad por separación. La ADIS-
IV-C es una entrevista semiestructurada dirigida a población entre 7 y 17 años que evalúa
los trastornos de ansiedad en base a los criterios diagnósticos establecidos por el DSM-
IV. Entre los trastornos que mide (trastorno de ansiedad por separación, distimia, trastorno
depresivo mayor, déficit de atención/hiperactividad, trastorno de conducta, trastorno
negativista desafiante) incluye cuestiones referentes al rechazo a la escuela dentro del
trastorno de ansiedad por separación. Las preguntas relativas a la evaluación de este
86
fenómeno son del tipo “¿te pones nervioso o te asustas porque tienes que ir a la escuela?”,
“¿te quedas en casa y no vas al colegio porque allí te asustas o estás nervioso?” o “¿te has
escapado o te has marchado del colegio pronto porque estás mejor en casa?”.
La versión española de este instrumento (Sandín, 2002) está disponible tanto en
su versión dirigida a niños (ADIS-IV-C; Silverman, Albano y Sandín, 2001a) como a
padres (ADIS-IV-P; Silverman, Albano y Sandín, 2001b). En cuanto a sus propiedades
psicométricas, Silverman, Saavedra y Pina (2001) reportaron una fiabilidad test-retest
aceptable, en niños entre 7 y 16 años (.61-.80), en padres (.65-1) y la forma combinada
(.62-1). El uso de este instrumento con muestra española se ha aplicado tanto en estudios
de caso, para atender al tratamiento de un adolescente con Trastorno de Ansiedad
Generalizada (Olivares, Piqueras y Rosa, 2006), como en población adulta con Trastorno
de Pánico y alta sensibilidad a la ansiedad (Osma, García-Palacios, Botella y Ramón,
2014). Por otro lado, también se ha aplicado para la evaluación del rechazo escolar en
estudios internacionales (Hughes et al., 2009; Kearney, Pursell y Álvarez, 2001).
2.5.1.3 Observaciones conductuales
La observación de la conducta constituye un método directo de recogida de
información centrado en el registro de comportamientos a partir de la observación de las
conductas llevadas a cabo en el medio natural. En primer lugar, es importante definir la
conducta que se pretende observar, así como diseñar una tabla de registro que presente un
formato sencillo y que facilite su cumplimentación por la persona encargada,
normalmente los padres o docentes.
Durante el registro de la conducta, el observador debe de tener en consideración
una serie de factores que influirán en la validez de la observación realizada. De esta
manera, una observación será efectiva cuando se realice de manera objetiva, no se
obstruya el comportamiento habitual del afectado y se registren las acciones y estados
observados en función de los constructos propuestos para su evaluación.
2.5.1.4 Autorregistros
El autorregistro es un procedimiento de autobservación y registro de la propia
conducta atendiendo a las directrices propuestas por el especialista. A diferencia de la
87
entrevista, los autorregistros permiten recoger la información de la conducta por el propio
sujeto que rechaza la escuela realizando un registro de su comportamiento en el momento
en el que ocurre. De esta manera, se favorece, a su vez, que el estudiante tome conciencia
de su conducta mediante su análisis.
King, Ollendick y Tonge (1995) propusieron un modelo de autorregistro dirigido
a niños que rechazan asistir a la escuela. Por la mañana, el sujeto debe valorar sus
sentimientos sobre ir a la escuela en una escala de 5 puntos (1= me siento feliz y bien; 5=
estoy tan nervioso y perturbado que sé que no puedo ir a la escuela hoy) y también lo
enfermo que se siente (1= no me siento enfermo hoy; 5= siento que voy a vomitar y que
no seré capaz de ir a la escuela hoy). Finalmente, el niño indicará al finalizar el día si ha
asistido a la escuela, si ha permanecido todo el día en la escuela y cómo fue el día en el
centro escolar. En edades más avanzadas, el estudiante podrá indicar también qué
situaciones le han llevado a actuar de esa manera, qué dificultades ha encontrado y en qué
momentos se producen.
2.5.1.5 Cuestionarios, inventarios y escala
Son escasos los instrumentos existentes que permiten evaluar el rechazo escolar
de manera especifíca, no encontrando ningún cuestionario precedente diseñado para
muestra escolar española (Inglés et al., 2015). Se consideran medidas específicas de
evaluación del rechazo a la escuela los instrumentos: School Refusal Assessment Scale-
Revised for Children (SRAS-R-C; Kearney, 2002a), Feelings of School Avoidance (FSA;
Watanabe y Koishi, 2000), School Avoidance Scale (SAS; Fujigaki, 1996) y School
Refusal Personality Scale (SRPE; Honjo et al., 2003). Entre los instrumentos señalados,
cabe destacar la SRAS-R-C, considerada un instrumento referente a nivel internacional
para evaluar el rechazo escolar (Haight et al., 2011; Lyon, 2010), mientras que el resto
precisan ampliar su consolidación científica debido al vacío de estudios posteriores que
aporten consistencia a la validez de estos instrumentos.
Por otro lado, la negativa a asistir a la escuela sí que ha sido evaluada como
subcategoría dentro de otros instrumentos, tales como: Screen for Child Anxiety Related
Emotionl Disorders (SCARED; Birmaher et al., 1999), Inventario de Ansiedad Escolar
(IAES; García-Fernández, Inglés, Martínez-Monteagudo, Marzo y Estévez, 2011), Visual
Analogue Scale for Anxiety-Revised (VAA-R; Bernstein y Garfinkel, 1992); o Child
88
Behaviour Checklist (CBCL; Achenbach, 1991a). En el siguiente apartado, son
analizadas las características y propiedades psicométricas de cada uno de los instrumentos
citados, estableciendo una diferenciación entre aquellos que evalúan de manera específica
el rechazo a la escuela de aquellos que lo incluyen como subescala entre sus ítems.
2.5.1.6 Instrumentos de evaluación del rechazo escolar
Son múltiples los instrumentos que pueden ser utilizados para la evaluación de la
conducta de rechazo a la escuela. Sin embargo, son escasas las pruebas que permiten
evaluar esta problemática de manera específica. Es por ello que se ha optado por
establecer una diferenciación entre aquellos instrumentos que evalúan el rechazo a la
escuela como elemento principal y aquellos que lo analizan como subescala. A
continuación, se ofrece una revisión de los distintos instrumentos utilizados para la
evaluación del rechazo escolar ofreciendo una descripción de sus principales
características y propiedades psicométricas. En primer lugar, se analizará de manera más
exhaustiva la escala SRAS-R-C (Kearney, 2002a), siendo este el instrumento objeto de
estudio de la presente tesis.
2.5.1.6.1 School Refusal Assessment Scale-Revised for Children
La Escala de Evaluación del Rechazo Escolar Revisada para Niños (School
Refusal Assessment Scale-Revised for Children, SRAS-R-C; Kearney, 2002a) es un
instrumento diseñado para identificar la autopercepción relativa de los cuatro factores
fundamentales que justifican las causas que subyacen al comportamiento de rechazo a la
escuela:
Factor I. Evitar la Afectividad Negativa que Provocan los Estímulos o Situaciones
Relacionadas con el Ámbito Escolar.
Factor II. Escapar de la Aversión Social o Situaciones de Evaluación.
Factor III. Búsqueda de la Atención de otras Personas Significativas.
Factor IV. Búsqueda de Refuerzos Tangibles Fuera del Ámbito Escolar.
Este instrumento es una revisión de la propuesta inicial realizada por Kearney y
Silverman (SRAS, 1993) a la que se han añadido 8 ítems respecto al original compuesto
por 16. Por tanto, la versión revisada está compuesta por 24 ítems con una escala de
respuesta de 7 puntos (0 = nunca; 6 = siempre) y se dirige a niños y adolescentes entre 5
89
y 17 años, además de contar con la versión revisada dirigida a padres (Kearney, 2002a) y
la de docentes, la cual precisa su desarrollo y revisión (Kearney, 2006a).
En cuanto a las modificaciones que presenta la versión revisada de la SRAS, se
encuentran: incorporación de nuevos ítems que van desde el número 17 al 24,
modificación en la redacción de los ítems 1, 5, 9 y 13 pertenecientes al primer factor,
cambios en el ítem 3, correspondiente al tercer factor, por su focalización en la evaluación
de un aspecto más relacionado con comportamientos disruptivos que en la búsqueda de
la atención, y otras pequeñas modificaciones en la redacción de ítems que aportan mayor
claridad y adherencia al modelo funcional.
Su elección como principal instrumento de evaluación en la presente tesis se debe
al sustento empírica que la literatura científica ha otorgado a esta escala para la evaluación
del rechazo escolar, siendo el único instrumento validado en diversas muestras
internacionales que evalúa de manera específica este constructo (Kearney, 2008).
2.5.1.6.1.1 Características de las muestras empleadas
De la población empleada, predominan los trabajos aplicados en muestras que
abarcan las etapas de Educación Primaria y Educación Secundaria Obligatoria, hallando
tan sólo un estudio que evalúa esta problemática entre los 5 y 9 años (Kearney, Chapman
y Cook, 2005a). Por otro lado, a partir de la revisión se observa que el número de
investigaciones realizadas con muestra clínica es semejante a los grupos no clínicos. No
obstante, cabe señalar que esta equiparación se ha alcanzado al equilibrarse el predominio
de los trabajos iniciales con muestra clínica y el incremento, en la actualidad, de trabajos
desarrollados con muestra estudiantil no clínica (Haight et al., 2011; Hochadel, Frölich,
Wiater, Lehmkuhl y Fricke-Oerkermann, 2014; Lyon, 2010; Richards y Hadwin, 2011;
Seçer, 2014). Respecto a la nacionalidad de los participantes, destacan los estudios
llevados a cabo en muestra estadounidense con una prevalencia de siete estudios frente a
los 13 revisados en total, siendo este el país en el que más se ha investigado la aplicación
de la SRAS-R-C. En este sentido, cabe destacar que en la actualidad hay una proliferación
de trabajos que aplican la SRAS-R-C en países no estadounidenses como Francia, Corea,
Reino Unido, México y Turquía.
90
Finalmente, cabe señalar la ausencia de estudios longitudinales recientes que
evalúen el comportamiento del rechazo a la escuela en base al modelo funcional de cuatro
factores, siendo todos los trabajos revisados estudios transversales. En este sentido, cabe
señalar, la investigación desarrollado por Flakierska, Lindström y Gillberg (1988),
quienes a finales de la década de los 80 evaluaron la evolución temporal del rechazo
escolar a partir de una muestra de 35 niños suecos con una edad media de 9.3 años. A
pesar de que este estudio no se basa en el modelo funcional explicativo de cuatro factores
para el comportamiento de rechazo a la escuela, se identificaron ciertas limitaciones con
el tiempo en el ámbito de las relaciones sociales y mayor frecuencia de solicitud de ayuda
psiquiátrica. Por otro lado, se han encontrado estudios que analizan la evolución temporal,
también de la negativa a asistir a la escuela, pero desde una concepción que abarca los
casos de absentismo escolar (Attwood y Croll, 2015; Dembo et al., 2013) o revisando las
diferencias entre las ausencias al colegio basadas o no en la ansiedad y su relación con la
condición sexual (Burton, Marshal y Chisolm, 2014). A partir de esta revisión se deduce
la ausencia de trabajos en los últimos años que hayan revisado la evolución temporal del
rechazo a la escuela desde el modelo funcional.
2.5.1.6.1.2 Propiedades psicométricas de la SRAS-R-C
Tras la publicación de la escala original (SRAS; Kearney y Silverman, 1993),
diversas investigaciones se han centrado en analizar las propiedades psicométricas de este
instrumento, tanto de la versión inicial (Brandibas et al., 2001; Higa et al., 2002; Kim,
2010) como de la revisión realizada por Kearney (2002a) (Haight et al., 2011; Kearney,
2006a; Lyon, 2010; Richards y Hadwin, 2011; Seçer, 2014). Con el propósito de mejorar
la calidad psicométrica de la versión original, Kearney (2002a) llevó a cabo una revisión
de la escala con una muestra de 168 sujetos, compuesta por dos sub muestras de 115 y 53
participantes estadounidenses de procedencia americana, hispana, afroamericana,
caucásicos, filipinos-asiáticos y de origen mixto (M1 = 13.9, DE = 1.9; M2 = 11.9, DE =
2.8). Los resultados encontrados indicaron una adecuada validez concurrente con la
versión original de la escala siendo todas las puntuaciones significativas para cada uno de
los factores (.56, .73, .77, .65; M = .68). En este estudio, análisis de varianza indicaron
puntuaciones medias significativas más altas en miedos y ansiedad rasgo para los
estudiantes que justifican su rechazo a la escuela por reforzamiento negativo. Por otro
lado, fueron los estudiantes que basan su rechazo a la escuela en la obtención de refuerzos
91
tangibles fuera del centro escolar quienes obtuvieron puntuaciones medias superiores en
problemas de conducta externalizantes.
Posteriormente, Kearney (2006a) pretendió esclarecer y determinar
estadísticamente qué modelo factorial (2, 3 o 4 factores) se ajustaba más para la SRAS-
R-C ante los argumentos realizados por Kearney (2002a) quien proponía, además de la
estructura de cuatro factores, una posible estructura de tres factores en la que los ítems de
los Factores I, II, III fueron agrupados en dos dimensiones, manteniendo el cuarto factor
como una dimensión independiente. Para ello, Kearney (2006a) llevó a cabo un análisis
factorial confirmatorio en una muestra 213 jóvenes estadounidenses, formada por los 168
sujetos utilizados en su estudio de 2002, más 45 nuevos sujetos (75.6% varones, M =
11.4) de procedencia europea, americana, hispana, afroamericana y otras en menor
proporción. Los resultados revelaron que ninguno de los modelos se ajustaba a los datos
lo suficientemente bien para cumplir estadísticamente con los índices de bondad de ajuste.
No obstante, al eliminar dos ítems (20 y 24) del cuarto factor, el modelo que mejor se
ajustaba resultó ser el de cuatro factores. Los coeficientes de fiabilidad test-re test, para
un intervalo de 1 a 2 semanas, fueron satisfactorios para cada uno de los cuatro factores
(.64, .73, .78 y .56, respectivamente). En la misma línea, Lyon (2010) y Haight et al.
(2011) corroboraron la significación de la estructura de cuatro factores a partir de análisis
factoriales confirmatorios, alcanzando un mayor ajuste del modelo tras la eliminación de
ítems pertenecientes al cuarto factor (ítems 16, 20 y 24) para el estudio de Lyon (2010);
y asociados al tercer (ítem 19) y cuarto factor (ítem 20) en el trabajo de Haight et al.
(2011). Desde Reino Unido, Richards y Hadwin (2011) evaluaron la estructura factorial
de la SRAS-R-C mediante un análisis factorial confirmatorio, apoyando la estructura de
tres factores al suprimir por completo el cuarto factor junto con otros ítems (7, 17, 18, 19,
22 y 23). Posteriormente, Seçer (2014) llevó a cabo la validación más reciente, hasta el
momento, de la SRAS-R-C en población adolescente turca. Sus resultados apoyan la
estructura de cuatro factores con valores de fiabilidad test-re test para dos semanas de .86,
advirtiendo de un mayor ajuste de la escala con una versión de 19 ítems.
En base a estos datos se deduce que, a pesar de la presencia de un pequeño número
de ítems que pueden restar valor al ajuste de la escala, los resultados apoyan la estructura
general de cuatro factores y demuestran una adecuada validez y fiabilidad de las
puntuaciones de la SRAS-R-C. A partir de la revisión teórica realizada, no se han
encontrado investigaciones previas que hayan aplicado la SRAS-R-C en población
92
española y que permitan, consecuentemente, conocer datos epidemiológicos y la
incidencia de esta problemática a nivel nacional.
2.5.1.6.2 Sentimientos de evitación a la escuela (Feelings of School Avoidance, FSA;
Watanabe y Koishi, 2000).
Watanabe y Koishi (2000) propusieron la FSA como instrumento de evaluación
de los sentimientos asociados a la negativa a asistir a la escuela. Esta escala está
compuesta por 26 ítems permitiendo diferenciar tres sub escalas: Sentimiento Negativo
Hacia la Escuela (11 ítems), Sin Amigos (9 ítems) y Aversión a la Asistencia Escolar (6
ítems). Los resultados obtenidos en esta escala indican que, a mayor puntuación obtenida,
mayores sentimientos negativos hacia la escuela. Según los resultados obtenidos con una
muestra de 354 estudiantes entre 10 y 14 años se obtuvo que esta escala presenta un
coeficiente Alfa de Cronbach de .89 (.81-.87 para las sub escalas) (Watanabe y Koishi,
2000). Posteriormente, Aruga, Suzuki y Tagaya (2012) aplicaron esta escala en una
muestra de 1756 adolescentes entre 13 y 17 años obteniendo también adecuados índices
de consistencia interna: .78 (Sentimiento Negativo Hacia la Escuela), .80 (Sin Amigos) y
.83 (Aversión a la Asistencia Escolar).
2.5.1.6.3 Escala de evitación a la escuela (School Avoidance Scale, SAS; Fujigaki,
1996).
La escala de Evitación a la Escuela (Fujigaki, 1996) fue desarrollada para ofrecer
un instrumento que permitiera evaluar la negativa a asistir a la escuela a partir de 11 ítems
con una escala de respuesta de tres puntos (3= Sí, 2= A veces sí, a veces no; 1= No)
distribuidos en dos dimensiones: Aversión de la Escuela, dimensión compuesta por seis
ítems, y Evitación de la Escuela, formada por cinco ítems. Las propiedades psicométricas
de la SAS resultaron satisfactorias a través de unos adecuados índices de validez y
fiabilidad para el modelo de dos factores (.84 y .79, respectivamente) indicando una
suficiente consistencia interna (Honjo et al., 2003) y obteniendo índices de correlación
elevados entre los factores que componen la escala (r = .67).
93
2.5.1.6.4Escala de personalidad en el rechazo escolar (School Refusal Personality
Scale, SRPE; Honjo et al., 2003).
Con el propósito de diseñar un instrumento que permitiera evaluar la personalidad
en jóvenes que rechazan la escuela Honjo (1987, 1990) propuso la School Refusal
Personality Scale. Esta escala está formada por 22 ítems con una escala de respuesta tipo
Likert de tres puntos (3= Sí, 2= A veces sí, a veces no; 1= No). Tras el análisis factorial
se determinó que fueron tres los factores que componían la escala: I. Obsesivo-
Compulsivo, II. Pasivo-Antisocial y III. Introvertido Socialmente. La SRPE reportó
adecuados índices de consistencia interna tanto para la puntuación total (.76) como para
cada uno de los factores que conforman la escala (.81, .67 y .65, respectivamente). La
correlación entre factores resultó significativa, cuyos valores oscilaron entre r = .09 y .17.
Honjo et al. (2003) llevaron a cabo un estudio con 425 estudiantes japoneses que
asistían a institutos para evaluar la relación entre los sentimientos negativos generados al
tener que asistir a la escuela y la depresión. Para ello, emplearon el Children Depression
Scale (Kovacs y Beck, 1977), así como los dos instrumentos señalados en este epígrafe,
la School Avoidance Scale y la School Refusal Personality Scale. A pesar de encontrar
esta investigación, los instrumentos desarrollados en este apartado no disponen de un
número de estudios posteriores que hayan apoyado su validez.
2.6 Rechazo Escolar y Trastornos de Ansiedad
El estudio del rechazo escolar y su comorbilidad con los distintos Trastornos de
Ansiedad (TA) ha sido objeto de estudio de numerosas investigaciones (Brandibas et al.,
2004; Egger et al., 2003; Ingul y Nordahl, 2013; Kearney y Albano, 2004). Dada la
heterogeneidad de perfiles que pueden presentar los sujetos que rechazan la escuela, la
mayoría de estudios se basan en la clasificación propuesta por Kearney y Silverman
(1990; 1996) para evaluar qué perfiles de ansiedad se asocian a cada uno de los cuatro
factores que pueden justificar dicho comportamiento.
Atendiendo a dicha categorización, Kearney y Albano (2004) evaluaron los
trastornos de ansiedad mediante la entrevista ADIS en una muestra de 143 jóvenes entre
5 y 17 años, cuya inasistencia escolar presentaba una media del 37.22% del tiempo
lectivo, junto con la cumplimentación de las versiones dirigidas a sus padres. Los
94
resultados de este estudio reportaron que el trastorno de ansiedad por separación fue el
diagnóstico predominante, aunque casi un tercio de la muestra (30.8%) recibió un
segundo diagnóstico, un 11.9% un tercer diagnóstico, un 4.2% un cuarto diagnóstico y un
2.1% un quinto diagnóstico. Como primer diagnóstico destaca la representación del
trastorno de ansiedad por separación con un 22.4% de prevalencia, seguido del trastorno
de ansiedad generalizada con un 10.5%, el trastorno negativista desafiante con un 8.4%,
la depresión mayor cuya representación fue de un 4.9%, la fobia específica por un 4.2%,
el trastorno de ansiedad social con un 3.5%, el trastorno de conducta por un 2.8%, el
trastorno por déficit de atención e hiperactividad y el trastorno de pánico ambos con 1.4%
de prevalencia y finalmente, la enuresis y el trastorno de estrés postraumático ambos con
un 0.7%. Por otro lado, un 32.9% de los participantes no recibieron ningún diagnóstico.
En cuanto a las distribuciones de diagnóstico en función de los 4 factores evaluados por
la SRAS-R-C, resultó más frecuente que el trastorno de ansiedad por separación
correlacionara con la negativa de un sujeto a asistir a la escuela debido a la Búsqueda de
Atención de Otros Seres Queridos (Factor III). En general, los trastornos de ansiedad se
concentraron en los primeros factores del SRAS que justifican el rechazo a la escuela por
reforzamiento negativo (Factor I. Evitación de la Escuela debido a Estímulos que
Provocan Afectividad Negativa, y Factor II. Escape de Situaciones Sociales y/o de
Evaluación en la Escuela que Resultan Aversivas). Respecto al cuarto factor, debido a la
Búsqueda de Refuerzos Tangibles Fuera de la Escuela, los diagnósticos vinculados a este
factor tendían a ser los trastornos de comportamiento perturbador. Cabe señalar, que los
diagnósticos de mayor severidad se asociaron a aquellos estudiantes que se negaban a ir
a la escuela debido a la evitación estímulos que provocaban afectividad negativa.
Por su parte, Egger et al. (2003), para examinar la relación entre los estudiantes
que se niegan a asistir a la escuela y los trastornos asociados, establecieron una
diferenciación entre estudiantes que rechazan la escuela debido a la ansiedad generada y
los absentistas escolares, cuyas faltas de asistencia no se fundamentan en la ansiedad o
afectividad negativa generada por situaciones relacionadas con la escuela. Los resultados
obtenidos por este estudio de carácter longitudinal con una muestra de 1.422 niños
estadounidenses entre 9 y 16 años revelaron que los estudiantes que basaban su negativa
a asistir a la escuela en la ansiedad generada se asociaron en mayor medida con la
depresión (13.9%) y el trastorno de ansiedad por separación (10.8%), mientras que los
absentistas se vincularon con trastornos de conducta (14.8%), el trastorno negativista
desafiante (9.7%) y la depresión (7.5%). En este trabajo también se evalúan aquellos
95
sujetos considerados mixtos, es decir, que justifican su negativa a asistir a la escuela tanto
por ansiedad como por conductas absentistas. En este grupo los resultados reportaron que
un 88.2% presenta algún trastorno psiquiátrico con la presencia tanto de trastornos
emocionales como problemas de conducta.
Estudios posteriores han continuado investigando las diferencias entre sujetos que
rechazan la escuela con base ansiógena o sin la presencia de ésta y la influencia de la
ansiedad como principal factor de riesgo ante la negativa a asistir al colegio. Ingul y
Nordahl (2013) analizaron las diferencias entre ambos grupos con una muestra de 865
estudiantes noruegos entre 16 y 21 años (M = 17.21; DE = 1.28). Los síntomas de ansiedad
fueron evaluados mediante la SCARED, además de otras variables como la depresión,
personalidad, problemas de conducta externalizantes, resiliencia, consumo de sustancias
y otros factores contextuales y sociodemográficos. En cuanto a la ansiedad, los resultados
señalaron que presentan mayor severidad psiquiátrica y problemas de conducta aquellos
jóvenes absentistas que a su vez presentan altos niveles de ansiedad. Los TA más
frecuentes se dieron en el grupo con alta ansiedad y altas tasas de absentismo, obteniendo
este grupo mayores puntuaciones en el trastorno de ansiedad social y el trastorno de
pánico que el conjunto con bajas tasas de ausentismo pero elevadas puntuaciones de
ansiedad.
Además de los hallazgos expuestos en estas investigaciones, diversos estudios que
se han centrado en la validación de la SRAS han analizado la relación entre los perfiles
obtenidos por este instrumento y la ansiedad (Higa et al., 2002; Kearney, 2002a; Kearney
y Silverman, 1993). En general, los resultados de estas investigaciones señalan que los
sujetos que presentan un comportamiento de rechazo a la escuela por reforzamiento
negativo (Factores I y II) obtuvieron mayores puntuaciones en síntomas ansiógenos como
la ansiedad social sobre todo para el segundo factor. Por otro lado, los tres estudios
señalados apoyan que estudiantes con rechazo escolar por reforzamiento positivo,
concretamente respecto al tercer factor, manifestaron puntuaciones más altas en trastorno
de ansiedad por separación.
96
Capítulo III: Ansiedad escolar y depresión.
3.1 Conceptos
Tal y como apuntábamos en el primer capítulo de esta tesis, la depresión y la
ansiedad son dos emociones estrechamente relacionadas. Según diversos autores, esta
coocurrencia puede ser debida a distintos factores, como los factores genéticos o
longitudinales (Krueger, 1999), la presencia de afecto negativo (Clark y Watson, 1991),
así como la consideración de la ansiedad como un factor de riesgo para la depresión y
viceversa, aunque no siempre suceda (Barlow, 2002). Hay evidencias que indican que los
jóvenes que manifiestan un trastorno de ansiedad junto con depresión experimentan
síntomas más severos, tienen un funcionamiento global peor y demostrando una respuesta
más pobre a los tratamientos, en comparación con aquéllos que no presentan depresión
(Kolvin, Berney y Bhate, 1984; O’Neil, Podell, Benjamín y Kendall, 2010). De ahí que
se considere fundamental su evaluación cuando tengamos constancia de la presencia de
ansiedad.
Centrándonos en la ansiedad escolar en la infancia y adolescencia, son varios los
autores que remarcan la importancia de evaluar los niveles de depresión debido,
principalmente, a las importantes implicaciones que tiene para el pronóstico de los niños
que la padecen (Catheline y Marcelli, 2003; McShane et al., 2001). Al igual que sucedía
en el caso de otras conductas de ansiedad, los distintos estudios muestran una clara
correlación positiva entre la conducta de ansiedad escolar y la depresión. Veamos algunos
ejemplos que ilustran esta afirmación.
Kolvin et al. (1984) evaluaron a una muestra de 51 niños ingleses con edades
comprendidas entre los 9 y los 14 años, diagnosticados como fóbicos escolares. En 22
casos (45%) detectaron sintomatología depresiva. El grupo de niños deprimidos presentó
los siguientes síntomas: disforia, crisis de llanto, sentimientos de vacío y aislamiento,
pérdida de interés y energía, sentimientos de no ser queridos, insomnio de conciliación,
falta de descanso nocturno y falta de sentido de la vida.
Bernstein y Garfinkel (1986) evaluaron la comorbilidad existente entre los
trastornos de ansiedad y el trastorno depresivo en una muestra de 26 adolescentes que
manifestaban fobia escolar, con una edad media de 13 años y 7 meses. Según los
97
resultados, el 69% de los participantes cumplían los criterios para la depresión, el 62%
cumplían los criterios del DSM-III para un trastorno de ansiedad y el 50% presentaban
tanto depresión como trastorno de ansiedad. Los pacientes con ambos trastornos
mostraron síntomas más severos y puntuaron más alto en los autoinformes de ansiedad y
depresión. Dos años después, Bernstein y Garfinkel (1988) seleccionaron a 6 niños de
una muestra de 42, con edades que oscilaban entre los 7 y los 18 años, los cuales
manifestaban fobia escolar. La razón de escoger a los 6 niños se debía a las elevadas
puntuaciones que sacaban en las escalas de ansiedad y de depresión que se habían
administrado a la muestra total. Así, pudieron comprobar que, de los seis niños escogidos,
cinco cumplían los criterios para un trastorno afectivo: tres sufrían depresión mayor y dos
un trastorno de adaptación con humor depresivo. Del mismo modo, Bernstein y Garfinkel
(1992) en el estudio sobre la validación de la escala VAA-R (véase Capítulo II), hallaron
correlaciones estadísticamente significativas y positivas entre dicha escala y otros
instrumentos que evaluaban los niveles de depresión. Estos resultados se detectaron tanto
en la muestra clínica formada por 86 niños diagnosticados como “rechazadores escolares”
con edades comprendidas entre los 8 y los 17 años, como en la muestra comunitaria
compuesta por 918 alumnos con edades comprendidas entre los 14 y 18 años
pertenecientes a un centro de enseñanza público.
Flakierska-Praquin et al. (1997) realizaron un estudio longitudinal en el que
evaluaron a tres grupos de 35 personas cada uno en dos momentos distintos: el primer
momento cuando tenían entre 7 y 12 años, y el segundo momento a los 30 años. Puesto
que este estudio ya fue mencionado en el Capítulo I, sólo apuntaremos que los individuos
incluidos en el grupo de fóbicos escolares habían visitado significativamente más veces
al psiquiatra que el grupo control. Entre los trastornos más comunes se encontraba la
depresión.
Muris et al. (2002a) llevaron a cabo una investigación en la que evaluaban las
propiedades psicométricas de tres instrumentos tradicionales para medir la ansiedad, en
comparación con las propiedades presentadas por otros tres instrumentos más actuales,
estableciendo además las correlaciones entre los mismos y con el Children’s Depression
Inventory (CDI; Kovacs, 1981), cuestionario que evalúa la depresión en la infancia y
adolescencia. Para ello, emplearon una muestra de 521 adolescentes belgas con edades
comprendidas entre los 12 y los 18 años (M = 15.1, DE = 2.0). Los hallazgos mostraron
propiedades psicométricas adecuadas para cada uno de los cuestionarios, correlaciones
98
estadísticamente significativas y positivas entre los distintos instrumentos estudiados, así
como con el CDI. La escala “Fobia Escolar” del SCARED (Birmaher et al., 1997;
Birmaher et al., 1999) correlacionó positiva, moderada y significativamente con el CDI,
lo que indicaba que un aumento del nivel de ansiedad y/o fobia escolar se asociaba a un
aumento de las probabilidades de manifestar depresión.
Egger et al. (2003) examinaron la relación entre el rechazo escolar ansioso
(término semejante al de ansiedad escolar) y el absentismo con diversos trastornos
psiquiátricos, en una muestra de 1422 niños y adolescentes estadounidenses de 9 a 16
años de edad. Según los resultados, el rechazo escolar ansioso se asoció con la depresión
y con el trastorno de ansiedad por separación. Los alumnos y alumnas que presentaban
un rechazo escolar ansioso tenían más probabilidades de padecer dichos trastornos. Por
otro lado, el absentismo puro estuvo asociado con el trastorno negativista desafiante, con
trastornos de la conducta y con la depresión. El 88,2% de los alumnos y alumnas con
rechazo escolar mixto (rechazo escolar ansioso junto con absentismo) tuvieron un
trastorno psiquiátrico. En estos alumnos aumentaban las probabilidades de manifestar
tanto algún trastorno de la conducta, como algún tipo de trastorno emocional.
Steinhausen et al. (2008), llevaron a cabo un estudio longitudinal en el que
evaluaron a jóvenes con edades comprendidas entre los 11 y los 17 años en dos momentos
distintos en un intervalo de tres años (M = 13.6, DE = 1.6 en 1994; M = 16.6, DE = 1.6
en 1997). En este caso, sólo incluiremos los resultados referidos a la relación entre miedos
escolares y depresión, ya que el resto de datos se encuentran en el Capítulo I (Diferencias
en ansiedad escolar según el género y la edad). Tanto en el momento 1, como en el
momento 2, el grupo de “miedo escolar” puntuó significativamente más alto que el grupo
“truancy” y que el grupo control en la escala de depresión evaluada con el Youth Self-
Report (YSR; Achenbach, 1991c), lo que indicaba que mostraban niveles más altos de
esta emoción.
En otro trabajo, Isolan et al. (2011) analizaron las propiedades psicométricas del
SCARED (Birmaher et al., 1997; Birmaher et al., 1999) en una muestra de 2410
estudiantes brasileños con edades que oscilaban entre los 9 y los 18 años (M = 13.75, DE
= 2.34). En este caso, también haremos referencia únicamente a los resultados de las
correlaciones entre la escala de “Fobia Escolar” del SCARED y la variable depresión.
Así, el nivel de fobia escolar correlacionó positivamente y significativamente con el CDI
99
(Kovacs, 1992) que evalúa la depresión. Cuanto mayor nivel de fobia escolar manifestara
un niño, más probabilidades tendría de presentar depresión.
Así también, Martínez-Monteagudo et al. (2013a) examinaron las correlaciones
existentes entre la conducta de ansiedad escolar, la ansiedad rasgo-estado y la depresión
en una muestra de 1409 adolescentes españoles con edades comprendidas entre los 12 y
los 18 años (M = 14.32, DE = 1.88). Para evaluar la ansiedad escolar emplearon el IAES
(García-Fernández et al., 2011a; véase Capítulo II para una revisión). Los resultados
mostraron correlaciones estadísticamente significativas y positivas entre los distintos
factores del IAES, con las variables ansiedad rasgo, ansiedad estado y depresión. La
correlación más alta se produjo entre la escala “Ansiedad ante la Evaluación Escolar” y
depresión total. Igualmente, según los análisis de regresión logística, la mayoría de los
factores del IAES resultaron predictores estadísticamente significativos de la ansiedad
rasgo, ansiedad estado y de la depresión. Centrándonos en esta última, la probabilidad de
presentar alta depresión fue de 1.01, 1.02, 1.02, 1.03, 1.01 y 1.02 veces mayor por cada
punto que se incrementaba la puntuación en Ansiedad ante el Fracaso y Castigo Escolar,
Ansiedad ante la Agresión, Ansiedad ante la Evaluación Social, Ansiedad ante la
Evaluación Escolar, Ansiedad Cognitiva y Ansiedad Motora, respectivamente. Los
autores concluyen estableciendo la importancia de tener en cuenta la complejidad de la
conducta de ansiedad escolar, por las distintas causas que pueden provocarla y por la
influencia que puede ejercer sobre otras variables como la depresión.
Para finalizar, es necesario apuntar que la frecuencia del solapamiento de los
síntomas entre los distintos trastornos psicológicos o conductas emocionales, así como la
fuerte asociación que existe entre emociones como la ansiedad y la depresión, es lo que
principalmente dificulta definir de qué trastorno o conducta alterada hablamos (Agudelo,
Buela-Casal y Spielberger, 2007). La correlación entre los síntomas de ansiedad escolar
y de depresión tiende a ser moderada-alta, aunque puede ser bastante modesta
dependiendo del contenido del ítem. Por ello, se recomienda que las medidas de auto
informe evalúen de una forma más completa y precisa los síntomas de ansiedad y
depresión atendiendo a los tres sistemas de respuesta, y a las distintas situaciones que
provocan estas emociones. Esto implica que debemos valorar rigurosamente si estamos
ante una conducta de ansiedad ante situaciones escolares, o ante una conducta de
depresión motivada por causas semejantes e incluso distintas a las que encontramos en el
colegio. Además, el hecho de abordar de manera compleja la conducta de ansiedad
100
escolar, nos permitiría deducir qué tipo de reacción ansiosa es la que promueve o provoca
mayores índices de depresión, así como el caso contrario, sobre qué tipo de ansiedad
escolar influye más la depresión.
3.2 Síntomas comunes entre ansiedad y depresión
Tanto la ansiedad como la depresión constituyen síndromes puros, pero
frecuentemente se solapan de tal forma que no es extraño encontrar cuadros depresivos
con una gran carga de ansiedad o trastornos de ansiedad empañados con sintomatología
depresiva (Vallejo y Gastó, 1990). También existe una comorbilidad muy alta entre
ambos trastornos. Se calcula entre un 30 y un 60% (Avenevoli et al. 2001; Essau et al.
2000; Kessler et al. 2005).
Clark y Watson (1991) proponen un modelo tripartito de ansiedad, depresión y la
intersección entre ambos -el trastorno mixto- que permite explicar el solapamiento de
síntomas ansioso-depresivos y refleja la importancia de distinguir entre los niveles de
síntomas y de diagnóstico. Este modelo se basa en el concepto de afecto positivo y afecto
negativo como dos dimensiones de la afectividad independientes.
Sus elementos constitutivos son:
1. Hiperactivación fisiológica: síntoma específico de la ansiedad.
2. Afecto negativo (o distress afectivo general, no específico): este componente es
común en la ansiedad y en la depresión y permite el diagnóstico mixto ansiedad-
depresión.
3. Anhedonia (disminución del afecto positivo: exteriorizado por apatía, pérdida de
entusiasmo y pérdida de interés). Este síntoma es propio de la depresión.
En la ansiedad, los efectos de un acontecimiento son valorados, generalmente con
cierto grado de incertidumbre; es decir, si ocurre un suceso específico de una determinada
manera, tendrá resultados adversos, pero de no ser así es posible esperar una consecuencia
distinta. Las reglas en la depresión, en cambio, son absolutas ya que presuponen la
fatalidad del resultado. Por ejemplo, asumir que si se fracasa una vez significa que
101
siempre sucederá. En otros términos, los sucesos son observados con cierto grado de
desesperanza (Beck, Emery y Greenberg, 2005).
Otro aspecto importante en los trastornos emocionales es la aparición de círculos
viciosos, resultantes de la reacción del medio y de las manifestaciones psicopatológicas
del sujeto. Por ejemplo, ante la situación de hablar en público, la aparición de los síntomas
ansiosos inhibe el deseo de enfrentarse a esa situación percibida como amenazante,
reforzándose con ello la noción de deficiencia, con el consecuente aumento de la
manifestación del síntoma ansioso y la posibilidad de una reacción negativa por parte de
la audiencia que terminan reforzando la valoración de una situación como amenazante
(Sanz, 1993).
3.3 Modelos teóricos que diferencian ansiedad y depresión
Varias teorías han tratado de diferenciar los constructos de ansiedad y depresión,
entre las que destacan la teoría de indefensión/desesperanza de Alloy, Kelly, Mineka y
Clements (1990), la teoría de la pérdida del objeto de apego de Bowlby (1969), el modelo
de redes asociativas de las relaciones entre emoción y cognición de Bower (1981) y una
de las más influyentes: la teoría cognitiva de Beck (2002).
En la teoría de Beck (2002), la diferenciación entre Ansiedad y Depresión queda
establecida a partir de la denominada “hipótesis de la especificidad de contenido”. En
términos generales esta teoría plantea que los trastornos emocionales producen distorsión
o sesgo sistemático en el procesamiento de la información.
En los trastornos de ansiedad, los esquemas procesadores de información activados,
tienen en común un contenido relacionado con un exagerado sentido de vulnerabilidad y,
por tanto, están focalizados en el procesamiento de cualquier estímulo que indique un
posible peligro o amenaza para el sujeto ignorando cualquier señal de seguridad. Es así
como una persona ansiosa, ante la percepción de peligro, sobrestima el riesgo y subestima
sus capacidades para enfrentarlo y ante una situación de pérdida o fracaso, aniquila
temporalmente el involucramiento emocional y conductual a modo de supervivencia.
En la depresión, los esquemas que procesan información negativa están más alertas
que aquellos que se usan para procesar información positiva, de modo que se produce una
evaluación generada por la negatividad con la que se evalúan los acontecimientos. En este
102
caso una persona depresiva, sobrevalora los hechos negativos considerándolos globales,
frecuentes e irreversibles, -situación conocida como “triada cognitiva negativa”, es decir
una visión negativa del yo, del mundo y del futuro- lo que provoca una retirada
permanente del entorno (que resta valor adaptativo a la conducta de retirada).
La distorsión en el procesamiento de la información, puede ser generado por
factores de diferentes tipos; genéticos, evolutivos, hormonales, físicos y psicológicos, y
sea cual sea la etiología de la distorsión, forma parte del síndrome emocional y funciona
como factor de mantenimiento de los estados psicopatológicos y como tal aparece tanto
en la ansiedad como en la depresión.
En muchos casos de depresión unipolar no endógena y en muchos trastornos de
ansiedad, la etiología tendría que ver con la interacción de tres factores (Sanz, 1993):
1. Las actitudes o creencias disfuncionales sobre el significado de ciertas experiencias,
que impregnan y condicionan la construcción de realidad.
2. Una estructura de personalidad que favorece una sobrevaloración subjetiva de las
experiencias complejas.
3. La ocurrencia de un hecho considerado importante; “estresor específico” que incide
directamente en las actitudes disfuncionales del individuo.
Beck (2002) identificó dos dimensiones de personalidad que actúan como factores
de vulnerabilidad cognitiva en los trastornos emocionales; la sociotropía y la autonomía,
estos responden a los esquemas responsables del procesamiento sesgado de la
información en los individuos depresivos y ansiosos; depresógenos y ansiógenos. Estos
esquemas orientan y canalizan el procesamiento de la información, actuando como filtros
a través de los cuales se percibe, interpreta, sintetiza y recuerda la realidad.
Sociotropía: incluye actitudes y creencias que indican una alta dependencia de los
demás, una sobrevaloración de las relaciones interpersonales, una gran aprobación y
temor al rechazo o abandono (Fernández-Rey, Merino y Pardo-Vázquez, 2004). Así el
rechazo social o el fracaso matrimonial, activarían de forma específica los esquemas
depresógenos o ansiógenos de tipo socio trópico.
103
Autonomía: incluye actitudes que implican independencia, libertad de acción,
privacidad y autodeterminación (Fernández-Rey et al.. 2004). Las situaciones que
restringen la autonomía o el logro de objetivos, como no alcanzar un puesto laboral,
activarían los esquemas ansiógenos de tipo autónomo.
La actuación de los esquemas queda reflejada en ciertos errores sistemáticos en la
forma de procesar la información (Beck y Clark, 1988; Beck et al., 2005): es así como en
la depresión se producen mayormente errores de abstracción selectiva, maximización,
minimización, personalización, y de sobre generalización. Por cuanto, se atiende
selectivamente y se magnifica la información negativa, mientras que se ignora o minimiza
la información positiva; los errores y fallos se personalizan y sus efectos negativos se
exageran y sobre generalizan.
En los trastornos de ansiedad, los errores cognitivos más frecuentes suelen ser los
de abstracción selectiva, maximización, minimización, pensamiento dicotómico y
absolutista y de sobre generalización, ya que los indicios de peligro se perciben más
fácilmente y de forma aumentada y las señales de seguridad se ignoran o minimizan; se
piensa de manera dicotómica y absoluta sobre la peligrosidad de la situación o existe una
imposibilidad en distinguir entre los estímulos que señalan peligro y aquellos que señalan
seguridad. La sobre generalización ocurre debido a que una gran variedad de estímulos,
tanto de experiencias pasadas como presentes son interpretados como peligrosos. Dichas
operaciones cognitivas, conducen a la triada cognitiva negativa, en la depresión y en los
trastornos de ansiedad a cogniciones de potenciales peligros físicos y psicológicos,
invalidando así las capacidades de afrontamiento de los sujetos ante las situaciones
difíciles.
104
Capítulo IV: Ansiedad y estrés
4.1 Estrés
El vocablo estrés es trasladado desde la física, disciplina en la que se usa para
referirse a la fuerza que actúa sobre un objeto produciendo la destrucción del mismo al
superar una determinada magnitud. Selye (1936) lo incorpora en medicina describiéndolo
como un síndrome específico constituido por respuestas inespecíficas (psicológicas y
fisiológicas) del organismo que recibe una carga.
Para Lazarus y Folkman (1984) el estrés se refiere a la dificultad de adaptación de
un sujeto ante un factor externo o interno que le genera un aumento en el esfuerzo para
mantener un estado de equilibrio interno con su ambiente. Se trata de un proceso
adaptativo de emergencia indispensable para la supervivencia y no de una emoción, sino
más bien de un agente generador de emociones. Así, la naturaleza del estrés queda
determinada por la interpretación primaria que hace un sujeto de los acontecimientos
estresantes (percepción de la magnitud de los eventos), así como por la interpretación
secundaria (valoración de los propios recursos y posibilidades de afrontamiento).
Entendiendo el afrontamiento como la ejecución de un esfuerzo conductual y cognitivo
para reducir las exigencias internas y/o externas causadas por las transacciones
estresantes.
En este sentido, Folkman (1984) plantea que el estrés no pertenece a la persona o
al entorno, ni tampoco es un estímulo o una respuesta, sino una relación dinámica,
particular y bidireccional entre el sujeto y el entorno, los cuales se ven afectados
mutuamente. Un estímulo se considera estresante cuando tiene la capacidad de poner en
marcha una respuesta fisiológica o psicológica en el individuo y una respuesta es de estrés
cuando es producida por una demanda del ambiente, un daño determinado o una amenaza
real; esto implica estímulos, respuestas y los procesos psicológicos que median entre ellos
(Sierra et al., 2003). Por último, las demandas que, por su particular intensidad, novedad
e indeseabilidad, requieren una respuesta esforzada (Campas, 1987) o de afrontamiento
(Cohen, Kamark y Mermelstein, 1983; Lazarus y Folkman, 1984) son las que realmente
se consideran estresantes.
Turcotte (1986) señala que el estrés produce una ruptura de la homeostasis
psicológica o fisiológica, lo que conlleva a que el estrés sea percibido por el individuo
105
como algo impuesto, que excede sus recursos y pone en peligro su bienestar. Esto también
implica considerar las diferencias individuales, ya que no todos los individuos perciben
una amenaza de la misma manera y no todos tienen los mismos recursos de afrontamiento,
sino que cada individuo hace uso de sus habilidades, recursos y capacidades, tanto
personales como sociales disponibles, a fin de controlar esas situaciones valoradas como
estresantes (Sandín, 2003).
El modelo transaccional considera el estrés como el resultado de la interacción entre
diferentes factores que, presuntamente, juegan un papel causal. Desde este modelo,
determinados factores individuales como características predisposicionales,
motivaciones, actitudes y la propia experiencia, son claves para determinar la percepción
y la valoración que hacen los sujetos de las demandas de distintas situaciones y que tanto
las demandas del entorno como las apreciaciones cognitivas, los esfuerzos de
afrontamiento y las respuestas emocionales, están interrelacionadas de forma recíproca,
de manera tal que se afectan mutuamente. Por tanto, a corto plazo influyen en la respuesta
emocional y, a largo plazo, en la salud del individuo (Sierra et al., 2003).
Son numerosos los estudios que enfatizan la importancia del estudio del estrés,
debido a su potencial para inducir malestar o tensión tanto sobre la salud física como
sobre el bienestar emocional, poniendo en evidencia cómo la falta de recursos del
individuo para controlar las demandas sociales y psicológicas puede dar lugar al
desarrollo de enfermedades cardiovasculares, hipertensión, asma, jaquecas, úlcera
péptica, dolores musculares, depresión y otros problemas de salud (Cockerham, 2001;
Mechanic, 1976; Siegrist, Siegrist y Weber, 1986; Turner, Wheaton y Lloyd, 1995).
Por último, es preciso resaltar que la conexión entre estrés y enfermedad se basa en
el concepto de alostasis, que se refiere a la posibilidad de que se produzcan cambios
fisiológicos relevantes con el fin de mantener la homeostasis frente a la demanda de
aumento de actividad (Sterling y Eyer, 1988); este sistema alostático se pone en marcha
por la acumulación de distintos acontecimientos aversivos que dan lugar al desgaste de
los tejidos y órganos, provocando, a largo plazo una enfermedad (McEwen, 1995).
106
4.2 Tipos de estrés
La literatura científica hace referencia a 3 tipos de estrés; el estrés crónico
(demandas persistentes que requieren reajustes durante periodos de tiempo prolongados),
el estrés por sucesos vitales (cambios agudos que requieren reajustes drásticos durante un
corto periodo de tiempo) y el estrés cotidiano (mini-eventos que requieren pequeños
reajustes diarios) (Sandín, 2003).
1. El estrés crónico está vinculado principalmente a 3 áreas, la primera de ellas conocida
con la denominación de estrés social crónico, la segunda relativa a las condiciones de
vida y la tercera al ambiente personal.
El estrés social crónico es aquel cuyos estresores están asociados a los principales
roles sociales, como las dificultades en el trabajo, problemas de pareja o desajustes en las
relaciones padres-hijos. De acuerdo con Pearlin (1989) los estresores sociales crónicos
consisten en problemas, amenazas y conflictos relativamente duraderos que la mayor
parte de las personas se encuentra en sus vidas diarias. Pearlin (citado en Sandín, 2003)
ha diferenciado los siguientes tipos de estresores crónicos:
Sobrecarga de roles: se refiere a los roles profesionales y a ciertos roles
especializados, como, por ejemplo, en las personas que cuidan de algún familiar
gravemente impedido.
Conflictos interpersonales en conjuntos de roles: son los tipos de estresores crónicos
por excelencia, originados entre personas que interactúan entre sí en conjuntos de
roles complementarios, tales como esposo y esposa, padre e hijo, obrero y
supervisor, etc.
Conflictos entre roles: éstos surgen cuando existen demandas incompatibles entre
diversos roles, como por ejemplo entre las demandas laborales y las familiares, en
los casos en que el individuo no puede satisfacer las demandas y expectativas de
uno de los roles sin descuidar las demandas del otro.
Cautividad de rol: ocurre cuando no se está dispuesto a llevar a cabo un rol que
corresponde desarrollar; por ejemplo, las amas de casa o los jubilados que prefieren
107
un trabajo fuera de casa o los trabajadores empleados en una empresa que prefieren
estar en casa con sus hijos pequeños.
Reestructuración de rol: referido al estrés producido por los cambios asociados a la
evolución del propio rol. Este fenómeno puede observarse en una variedad de
situaciones, tales como el adolescente que no quiere ser tratado como niño o la
persona que debe asumir la responsabilidad de cuidar a sus padres de edad
avanzada. Dichos estresores pueden aparecer de forma insidiosa y suelen persistir
hasta que las personas se reajustan a las nuevas expectativas y normas que
gobiernan las relaciones.
Como puede observarse, Pearlin (1989) asocia el estrés social crónico con
dificultades experimentadas ante roles sociales más o menos típicos. Estos conjuntos de
relaciones interpersonales, actividades y responsabilidades que son relativamente estables
y fáciles de identificar, como, por ejemplo, los roles laboral o marital, suelen resultar muy
estresantes para una gran cantidad de personas.
Wheaton (1996) agrega dos formas más de estrés social crónico. Una estaría
asociada a estresores de falta de ocupación de rol, tal como esperar un hijo cuando ha
habido dificultades de concepción. La otra es la que viene determinada por estresores que
definen un nuevo rol, como una enfermedad invalidante de un familiar cercano.
El estrés por condiciones de vida o problemas existenciales están asociado con ser
pobre, vivir en sectores peligrosos desde el punto de vista de la seguridad ciudadana o
padecer una enfermedad crónica grave -este último es uno de los estresores crónicos
ambientales más envolventes en la sociedad actual-. Dentro de esta misma línea, está el
estrés relacionado con el ambiente personal referido a la situación particular de una
persona, como pasar mucho tiempo a solas o estar agobiado constantemente por la falta
de tiempo.
Existe abundante investigación científica sobre los efectos negativos que el estrés
crónico tiene sobre la salud, hasta tal punto que este tipo de estrés posiblemente sea la
forma de estrés psicosocial más perniciosa (Boekaerts y Röder, 1999; Cockerham, 2001;
Fernández-Montalvo y Piñol, 2000; Matud, García y Matud, 2002; Moreno-Jiménez,
González y Garrosa, 1999; Sandín, 1999; Trujillo, Oviedo-Joekes y Vargas, 2001).
108
Estrés por sucesos menores o estrés cotidiano (Lazarus, 1981) se produce el
comienzo de una nueva línea de investigación basada en el estudio del estrés por sucesos
menores o micro estresores. Estos acontecimientos o contrariedades están determinados
por la situación, (ejemplo: atascos de tráfico o llamadas inesperadas) o por la persona, en
cuyo caso tiende a producirse una tendencia a la reiteración, ya sea porque la persona
permanece en el mismo contexto con demandas consistentes y predecibles, o bien porque
las estrategias de afrontamiento hacia esas situaciones comunes son inefectivas (por
ejemplo, las usadas para relacionarse con personas de autoridad o del sexo opuesto).
Este tipo de sucesos, al ser más frecuentes y menos portentosos suelen inducir un
menor grado de acciones compensatorias, por lo cual se ha sugerido que podrían constituir
mayores fuentes de estrés que los sucesos vitales. De hecho, algunos autores han sugerido
que este tipo de estrés diario es mejor predictor de la perturbación de la salud,
particularmente de los trastornos crónicos, que los sucesos mayores (Kanner, Coyne,
Schaefer y Lazarus, 1981; Zautra, Guarnaccia, Reich y Dohrenwend, 1988). De este
modo, podría afirmarse que es el impacto acumulativo de estos sucesos cotidianos lo que,
en último término, debería tener una mayor significación y proximidad con la salud de
las personas.
En términos de afección de la salud, el estrés produce dolores de cabeza,
indigestión, resfriados frecuentes, dolor de cuello y espalda e infelicidad en las relaciones
personales más cercanas, llegando incluso a incapacitar al individuo en el ámbito laboral,
provocar crisis nerviosas recurrentes, depresión, ansiedad o incluso dar lugar a la muerte
por un infarto (Olga y Terry, 1997). Por tales motivos, el estrés es considerado como algo
negativo, perjudicial o nocivo. No obstante, también puede ser percibido como algo
positivo, como una experiencia placentera, divertida y estimulante, que ayuda a fortalecer
las capacidades para hacer frente a nuevas demandas del entorno con la confianza de
superarlas con éxito.
109
4.3 Diferencias entre ansiedad y estrés
Básicamente, se puede señalar que el factor más relevante en la diferenciación entre
ansiedad y estrés es que no tienen la misma naturaleza, la ansiedad es una emoción y el
estrés no lo es, como se ha señalado el estrés es un agente generador de ansiedad. El estrés
no necesariamente se acompaña de ansiedad por ejemplo si alguien entra a una
competencia de maratón, tendrá una gran demanda que provoca estrés, pero se
acompañará de alegría, ansiedad o enojo de acuerdo a la expectativa de ganar o perder la
competencia.
Por otra parte, en el estrés es indispensable un estresor (demanda tangible) y en la
ansiedad no hace falta ya que como se ha señalado el foco es difuso. La ansiedad puede
formar parte del estrés integrando la respuesta fisiológica de defensa ante una amenaza o
como producto del análisis que hace una persona cuando no puede superar una demanda
(Sierra et al., 2003).
El establecimiento de un diagnóstico claro y preciso es fundamental para el
desarrollo de un programa efectivo que permita paliar los niveles en los que aparecen
estas conductas emocionales problemáticas en la infancia y adolescencia.
110
Capítulo V: Inteligencia Emocional
5.1 Concepciones
En el transcurso de la vida encontramos algunas personas, de diferente ámbito
cultural, estrato social, educativo o personal, que reaccionan a los problemas y retos de
forma inteligente, creativa y moderada. Nos preguntamos entonces, ¿qué habilidades
específicas han desarrollado esas personas que les posibilita relacionarse mejor con los
otros, aunque muchas veces incluso no hayan sido identificadas como las de mayor
inteligencia? ¿Por qué la diferencia entre los seres humanos en cuanto a la capacidad de
enfrentar contratiempos, superar obstáculos y ver los problemas no solo cotidianos sino
complejos de la vida de manera diferente?, entre otras cuestiones.
La respuesta la encontramos en la inteligencia emocional, constructo que nos
permite analizar, comprender y manejar nuestros propios sentimientos, así como
interpretar los sentimientos de los demás, desarrollar procesos y actitudes para ser más
eficaces en la vida, la toma de decisiones asertivas y una mejor convivencia. Otras
habilidades que caracterizan a la IE son: suficiente motivación y persistencia en los
proyectos, resistencia a las frustraciones, control de los impulsos, regulación del humor,
desarrollo de la empatía y manejo del estrés (García, 2003). Pero desde su inclusión en la
comprensión del desarrollo humano, encontramos varias definiciones.
El psicólogo estadounidense Daniel Goleman considera que la IE es un factor
clave para lograr el éxito en el aspecto práctico de la vida y la refiere como la capacidad
para reconocer los sentimientos propios y ajenos. La persona, por lo tanto, es inteligente
(hábil) para el manejo de los sentimientos, lo que implica cinco capacidades básicas:
descubrir las emociones y sentimientos propios, reconocerlos, manejarlos, crear una
motivación propia y gestionar las relaciones personales (Goleman, 1995).
Según Goleman (1995), la IE nos conduce a cuatro habilidades que podríamos
desarrollar: la conciencia de uno mismo, la auto-regulación, la motivación, la empatía.
Además, nos permite tomar conciencia de nuestras emociones, comprender los
sentimientos de los demás, tolerar las presiones y frustraciones que soportamos y adoptar
una actitud empática social, que nos posibilitará un mejor desarrollo personal. Menciona
111
también que el coeficiente intelectual (CI) contribuye con apenas el 20% en el éxito de
nuestra vida, mientras el 80% restante es el resultado de nuestra IE, que incluye factores
como la habilidad de automotivación, la perseverancia, el control de los impulsos, la
regulación del humor, la empatía y la esperanza. De ahí que, es posible ser
intelectualmente brillante, pero emocionalmente ineficaz, lo que es la causa de la mayoría
de los problemas en la vida.
Una forma concreta de adquirir esta habilidad es, según Goleman, empezar
centrándose en 2 dimensiones:
La autoconciencia para reconocer sus emociones y por qué las están sintiendo,
reconocer sus defectos y cómo sus sentimientos afectan su desempeño y reconocer
sus valores y sus metas. Para ello es necesario una autoevaluación precisa, la cual
se da cuando miden si su forma de ser cotidiana encaja con su sistema de valores.
Si hay disonancia las personas tienden a sentirse mal. Si están alineados se
sentirán con energía plena.
La autorregulación en la que importan el autocontrol (dominar sus impulsos y
sentimientos de forma positiva), y la fiabilidad, aquellas personas que actúan con
ética, implica también puntualidad, cuidado en el trabajo, autodisciplina,
responsabilidad y rigurosidad para hacer y terminar las cosas bien en el trabajo.
BarOn (1997) define la IE como un conjunto de habilidades personales,
emocionales y sociales y de destreza que influyen en nuestra aptitud para adaptarnos y
enfrentar las demandas y presiones del medio. Como tal, nuestra inteligencia no-cognitiva
es un factor importante en la determinación de la habilidad para tener éxito en la vida,
influyendo directamente en el bienestar general y en la salud emocional.
Así también, BarOn utiliza el término “IE y social” para denominar un tipo
específico de inteligencia que difiere de la inteligencia cognitiva. El autor opina que los
componentes factoriales de la inteligencia no cognitiva se asemejan a los factores de la
personalidad, pero, a diferencia de ellos, la IE y social puede modificarse a través de la
vida.
112
Desde sus inicios, el enfoque de Bar-On fue multifactorial con la finalidad de
ampliar las habilidades involucradas en la inteligencia no cognitiva. El autor estudió su
propuesta de 11 a 15 factores. El modelo de inteligencia social y emocional que propone
se relaciona con el potencial para el rendimiento, antes que con el rendimiento en sí
mismo; se fundamenta en la orientación con base en el proceso, antes que en la
orientación con base en logros. Sobre la base de este concepto, BarOn construye el
inventario de cociente emocional.
La inteligencia no cognitiva puede ser vista desde dos perspectivas diferentes, una
sistémica y otra topográfica.
La visión sistémica se describe considerando los cinco componentes mayores de
la IE y sus respectivos subcomponentes, que se relacionan lógica y estadísticamente y 15
factores, tales como:
Componente intrapersonal (CIA)-Área que reúne los siguientes componentes:
Comprensión emocional de sí mismo, asertividad, auto concepto, autorrealización
e independencia.
Comprensión emocional de sí mismo (CM)- La habilidad para percatarse y
comprender nuestros sentimientos y emociones, diferenciarlos y conocer el
porqué de éstos.
Asertividad (AS)- La habilidad para expresar sentimientos, creencias y
pensamientos sin dañarlos sentimientos de los demás y defender nuestros
derechos de una manera no destructiva.
Auto concepto (AC)- La habilidad para comprender, aceptar y respetarse a sí
mismo, aceptando nuestros aspectos positivos y negativos, así como también
nuestras limitaciones y posibilidades.
Autorrealización (AR)- La habilidad para realizar lo que realmente podemos,
queremos y disfrutamos de hacerlo.
113
Independencia (IN)- Es la habilidad para auto dirigirse, sentirse seguro de sí
mismo en nuestros pensamientos, acciones y ser independientes emocionalmente
para tomar nuestras decisiones.
Componente interpersonal (CIE)- Área que reúne los siguientes componentes:
empatía, responsabilidad social y relación interpersonal.
Empatía (EM)- La habilidad de percatarse, comprender y apreciar los
sentimientos de los demás.
Relaciones interpersonales (RI)-La habilidad para establecer y mantener
relaciones mutuas satisfactorias que son caracterizadas por una cercanía
emocional e intimidad.
Responsabilidad social (RS)- La habilidad para demostrarse a sí mismo como una
persona que coopera, contribuye y es un miembro constructivo del grupo social.
Componente de adaptabilidad (CAD)- Área que reúne los siguientes
componentes: prueba de la Realidad, flexibilidad y solución de problemas.
Solución de problemas (SP)- La habilidad para identificar y definir los problemas
como también para generar e implementar soluciones efectivas
La línea de investigación específica de BarOn, en cierta medida, es una
continuación y expansión del trabajo de Wechsler, Gardner, Mayer & Salovey. Pero su
propuesta se ha desarrollado independientemente de las propuestas teóricas de dichos
investigadores. Sin embargo, su contribución en este campo es haber definido los
constructos y los componentes conceptuales.
Cortes, Barragán y Vázquez (2002), comentan que la IE es la emoción, como la
motivación en la que se parece mostrar un carácter de irracionalidad “podemos perder el
control de nosotros mismos en un estado emocional, de la misma manera que podemos
decir que un motivo fuerte nos ciega y nos quita la libertad”. La relación entre el manejo
emocional y la inteligencia se ha abordado tomando en cuenta las habilidades que una
114
persona posee para enfrentarse a cualquier situación. Se refiere entonces, a capacidades
emocionales que constituyen el componente de un constructo más amplio que se ha
denominado IE.
Caruso (2004) comenta que normalmente las emociones no son bien vistas en el
lugar de trabajo. Es muy común que nos digan “controla tus emociones”, o “debes
mantener la cabeza fría”, y aún más, “no permitamos que las emociones nos controlen,
debemos pensar racionalmente”. Estas frases reflejan una mala comprensión de lo que
son las emociones.
Menciona también que los cinco principios de la IE son:
Las emociones son una forma de información: Generalmente proveen
información sobre relaciones y personas.
Tratar de ignorar las emociones raramente funciona: cuando la gente trata de
suprimir las emociones en nombre de la eficiencia, suele recordar menos
información.
La gente no es muy hábil para esconder sus emociones: las organizaciones sólo
permiten la expresión de ciertas emociones como el enojo; otras, como el disfrute,
son raramente expresadas.
Una toma de decisiones efectiva debe tomar en cuenta las emociones: no deje de
lado sus emociones, incorpórelas del todo a sus decisiones. Las emociones son
parte de lo que hace humanas a las personas, y realmente forman parte de nuestra
racionalidad.
Los patrones lógicos suponen la expresión de emociones: las emociones influyen
en el pensamiento. Las emociones positivas propician la creatividad, mientas que
las negativas nos permiten concentrarnos en los detalles.
115
De igual manera, cuando somos emocionalmente inteligentes, adquirimos cuatro
habilidades:
Leer el lenguaje emotivo de los demás e identificar emociones.
Entusiasmarse y usar las emociones para motivar y persuadir a los demás.
Predecir el flujo de nuestras emociones.
Administrar emociones.
Dado que las personas con IE reconocen sus propias emociones, son capaces de
identificar los sentimientos ajenos con precisión. Sin embargo, las emociones expresadas
y las verdaderas emociones difieren entre sí. Cuando somos capaces de leer entre líneas,
logramos distinguir las verdaderas emociones de aquellas expresadas. Estas últimas
también contienen información de valor: son lo que la gente quiere que creamos de ellas.
Pero en el fondo, la realidad puede ser muy diferente.
Es necesario tomar en cuenta tres elementos que le pueden ayudar a determinar el
verdadero estado emocional de una persona:
Expresión facial.
Expresión corporal.
Voz (tono, ritmo, etc.).
Para leer las emociones ajenas, es preciso unir todos los datos. Primero, se debe
ser consciente de nuestras propias emociones. Luego, procesar lo que dicen los demás:
palabras utilizadas, tono de voz y tomar en cuenta la información no verbal: postura,
gestos, expresiones faciales.
Asimismo, Gardner introdujo la idea de que los indicadores de inteligencia, como
el coeficiente intelectual, no explican plenamente la capacidad cognitiva, porque no
tienen en cuenta ni la “inteligencia interpersonal” ni la “inteligencia intrapersonal” de la
tolerancia al estrés, control de impulsos. Este autor, definió la Inteligencia Interpersonal
como aquella que se construye a partir de una capacidad nuclear para sentir distinciones
entre los demás: en particular, contrastes en sus estados de ánimo, temperamentos,
motivaciones e intenciones. En formas más avanzadas, esta inteligencia permite a un
116
adulto hábil leer las intenciones y deseos de los demás, aunque se hayan ocultado. Por su
parte, la Inteligencia Intrapersonal consiste en el conocimiento de los aspectos internos
de una persona: el acceso a la propia vida emocional, a la propia gama de sentimientos,
la capacidad de efectuar discriminaciones entre las emociones y finalmente ponerlas un
nombre y recurrir a ellas como un medio de interpretar y orientar la propia conducta.
Otros autores definen a la IE como un concepto que se centra en las emociones
más allá del ámbito afectivo y cognitivo ya que no solo las personas se rigen por lo que
piensan, muchas veces lo hacen por sus emociones. Se ha demostrado que hay personas
más inteligentes emocionalmente que son capaces de regular las emociones, tanto las
propias como las de los demás y que esto les permite afrontar mejor el estrés y las
dificultades (Jimenez-Morales y López-Zafra, 2008).
5.2 Modelo de habilidades de inteligencia emocional de Mayer y Salovey.
Según Mayer y Salovey (1990), la IE fue definida como un tipo de inteligencia
social que engloba la habilidad de controlar nuestras propias emociones y las de los
demás, así como de discriminar entre ellas y utilizar la información que nos proporcionan
para guiar nuestro pensamiento y nuestras acciones. La IE incluye la evaluación verbal y
no verbal, la expresión emocional, la regulación de la emoción en uno mismo y en los
otros y la utilización del contenido emocional en la solución de problemas.
Además, Mayer y Salovey en su escrito “What is Emotional Intelligence” hablan
sobre la comprensión teórica de la emoción y su lugar histórico. Uno de los principios
básicos sobre el que escriben para investigar la IE es que las inteligencias se encuentran
correlacionadas entre sí de modo que se agrupan en conjuntos más grandes de
inteligencias que engloban a otras. Esto quiere decir que para desarrollar cierta tarea se
puede requerir de varias inteligencias. Por ejemplo, en lingüística, para elaborar un
discurso coherente se requiere de vocabulario, estructura gramatical, etc. Esta correlación
ha marcado también un punto límite, algunas inteligencias no requieren de otras lo cual
ayuda a identificar una de otra a pesar de encontrarse relacionadas (Mayer y Salovey,
1997).
Continuando con sus estudios, Mayer y Salovey (1997) demostraron un interés
por la inteligencia social en términos generales o inteligencia inter e intrapersonal. Los
117
autores concluyen que la IE no trata de reprimir las emociones sino que abarca algunas
habilidades, formulando así que “la Inteligencia Emocional incluye la habilidad para
percibir con precisión, valorar y expresar emoción; la habilidad de acceder y/o generar
sentimientos para facilitar pensamientos; la habilidad de comprender la emoción y el
conocimiento emocional; y la habilidad para regular las emociones para promover
crecimiento emocional e intelectual” (Mayer y Salovey, 1997, pp. 3-31).
En este contexto, al referirse a la habilidad para percibir y expresar las emociones
manifiestan que: desde niños, se crea en nuestro cerebro la estructura de las respuestas
emocionales. Recordando la función de la amígdala y el sistema límbico, el cerebro y el
sistema nervioso va almacenando las asociaciones de los sucesos de la infancia y los
sentimientos que estos produjeron. Esto varía de acuerdo con la cultura, la familia y la
formación recibida. La habilidad de percibir las emociones propias y ajenas se mide por
la exactitud con la que se pueden identificar en una situación el contenido emocional. La
exactitud quiere decir que, si el caso se presenta, la persona puede identificar los
contenidos falsos y fingidos de los verdaderos y tener una visión clara de lo que sucede.
Esta competencia tiene que ver con el nivel en el que las personas son capaces de
identificar sus propias emociones, así como los estados y sensaciones fisiológicas y
cognitivas que éstas conllevan. De la misma manera, se considera la discriminación de
las emociones de otras personas, objetos, colores e imágenes, mediante el lenguaje, la
conducta, el sonido o el aspecto. A su vez, abarcaría la destreza para manifestar
apropiadamente las emociones y los sentimientos encontrados en los demás tanto como
las expectativas relacionadas a los mismos de forma adecuada (Extremera y Fernández-
Berrocal, 2004). En definitiva, la percepción requiere la capacidad de sentir y expresar
las propias emociones.
En lo referente a la habilidad de acceder y/o generar sentimientos cuando facilitan
pensamientos, sostienen que esta habilidad permite armonizar la razón con la emoción ya
que al direccionar la atención hacia algo que produce ciertas emociones, el pensamiento
puede fluir. Por otro lado, las emociones guardan en nuestro cerebro recuerdos sobre
juicios que pueden ser útiles en otro momento. Además, al producirse variaciones
emocionales se pueden considerar diferentes puntos de vista antes de tomar una decisión
importante. De igual manera, los estados emocionales pueden permitir una formulación
distinta de los problemas.
118
Según Mayer y Salovey poseer IE no significa sólo discriminar las emociones,
sino comprender que éstas a su vez actúan sobre los pensamientos y el modo de procesar
la información de manera funcional. Así, las emociones sirven para moldear y mejorar el
pensamiento al enviar nuestra atención hacia la información significativa de modo más
rápido. Entonces, las emociones facilitan nuevas formas de pensar, elaboración de juicios
y consideración de nuevos puntos de vista de los problemas debido a las continuas
fluctuaciones emocionales. Al respecto Damasio (1994) menciona que significa “ser
capaz de anticipar cómo uno se sentiría si cierto acontecimiento sucediera puede ayudar
a elegir decisiones acertadas en el momento oportuno” (p. 34).
Los diferentes tipos de humor facilitan el surgimiento de estilos distintos de
razonamiento (por ejemplo, deductivo vs. inductivo). Los estados de humor positivos
conducen a un pensamiento más creativo y son beneficiosos para resolver problemas que
requieren reestructuración, razonamiento inductivo, ruptura del pensamiento
convencional y realizar conexiones entre conceptos aparentemente no relacionados
(Fernández-Berrocal, Ramos y Extremera, 2001). Por otro lado, las emociones de tristeza
serían más eficaces para desarrollar tareas de detección de errores, atención sistemática
de la información, razonar deductivamente y resolver problemas que requieren un
procesamiento lógico de la información (Mayer y Salovey, 1997).
Respecto a la habilidad de comprender la emoción y el conocimiento emocional,
proporciona al ser humano una oportunidad única de generar empatía consigo mismo y
con otros ya que puede diferenciar un sentimiento de otro y hallar sus similitudes. Al
comprender la emoción, se pueden transmitir los significados emocionales de ciertos
objetos o rituales. A manera de ejemplo, se puede mencionar el ritual sagrado de una
determinada religión en el que sus fieles no solo conocen, sino que se relacionan
emocionalmente con un objeto en específico y los gestos que los celebrantes realizan en
el ritual. Esta habilidad permite entender incluso cuando se producen situaciones
emocionales contradictorias, es decir de amor y odio al mismo tiempo o cuando ocurre
una transición entre una y otra emoción.
Para Mayer y Salovey, conocer las emociones comprendería la habilidad para
entenderlas y lograr una mayor comprensión de los lazos entre pensamientos y
sentimientos, sus implicaciones y resultados. Además, tendría que ver con la capacidad
119
para nombrar o etiquetar las emociones y reconocer los enlaces entre la palabra y el estado
emocional, así como entender las conexiones entre las diversas emociones y las
situaciones a las que satisfacen.
De la misma manera, contiene la capacidad para dilucidar el sentido de las
emociones complejas, como de las creadas en un ambiente interpersonal, junto a la
experiencia para reconocer las evoluciones de unos periodos emocionales a otros, la
compresión emocional influye la capacidad de ser sensible a ligeras variaciones en las
emociones, así como la capacidad de reconocer y describir cómo evolucionan con el
tiempo (Extremera y Fernández-Berrocal, 2002)
Finalmente, la habilidad para regular las emociones y promover el crecimiento
emocional e intelectual se encarga de tolerar las reacciones emocionales sean estas
agradables o desagradables. Esto permite una mayor apertura a los sentimientos propios
y ajenos. La persona que posee esta habilidad es capaz de realizar una evaluación sobre
su estado de ánimo encontrándolo aceptable o irracional y de acuerdo con ello realiza una
regulación en la cual decide cómo tratar este estado de ánimo. La regulación integraría
los procesos emocionales más complejos, los que se refieren a la capacidad de regular las
emociones, tanto en sí mismos como en los demás. De esta manera, la persona
emocionalmente inteligente puede aprovechar las emociones, incluso las negativas y
gestionarlas para alcanzar los objetivos previstos, en otras palabras, regular
conscientemente las emociones para lograr un crecimiento emocional e intelectual
(Extremera y Fernández-Berrocal, 2002).
Para lograr dicha regulación tanto personal como de las personas que conforman
el entorno social, se requiere primero percibir, evaluar y expresar los estados afectivos;
utilizar efectivamente las emociones relacionándolas con la forma de pensar; y
finalmente, advertir cómo se desenvuelve y evolucionan. Las personas poseen habilidades
individuales para regular con efectividad los estados afectivos (Extremera y Fernández-
Berrocal, 2002)
Esta teoría, facilita un nuevo marco para comprender la adaptación social y
emocional en la medida en que la IE jugaría un papel elemental en el establecimiento y
mantenimiento de las relaciones interpersonales, así como en el desarrollo del
razonamiento lógico – abstracto.
120
5.3 Inteligencia emocional y habilidades
El desarrollo de la IE requiere de varias habilidades, entre las más importantes
están: la conciencia de sí mismo, la autorregulación, la motivación y la empatía.
La toma de conciencia y expresión de las propias emociones es la capacidad de
reconocer una emoción o sentimiento en el mismo momento en que aparece y constituye
la piedra angular de la IE. Hacernos conscientes de nuestras emociones requiere estar
atento al estado interno y a nuestras reacciones en sus distintas formas. Esta característica
está muy relacionada a la inteligencia intra personal.
La comprensión se ve facilitada o inhibida por nuestra actitud y valoración de la
emoción implicada: se facilita si mantenemos una actitud neutra, sin juzgar o rechazar lo
que sentimos, y se inhibe la percepción consciente de cualquier emoción si consideramos
vergonzosa o negativa. La captación de las emociones está, además, relacionada con la
salud; al tratarse de impulsos tendentes a la acción por manifestación comportamental,
cambio de la situación o la reestructuración cognitiva su persistencia origina problemas
fisiológicos, e lo que denominamos somatizaciones. Su adiestramiento es fruto de la
mediación de adultos iguales, a través del aprendizaje incidental, centrando la atención
en las manifestaciones internas y externas, especialmente no verbales, que acompañan a
cada estado emocional y la situación que las origina. La expresión voluntaria de distintas
emociones, su dramatización, es un camino eficaz de modelado y aprendizaje de las
mismas.
La capacidad de controlar las emociones, de tranquilizarse a uno mismo, de
desembarazarse de la ansiedad, la tristeza y la irritabilidad exageradas. No se trata de
reprimirlas sino de su equilibrio, pues como hemos dicho cada una tiene su función y
utilidad.
Podemos controlar el tiempo que dura una emoción no el momento en que nos
veremos arrastrados por ella. El arte de calmarse a uno mismo es una de las habilidades
vitales fundamentales, que se adquiere como resultado de la acción mediadora de los
demás, es decir, aprendemos a calmarnos tratándonos como nos han tratado.
121
La habilidad de motivarnos es uno de los requisitos imprescindibles cara a la
consecución de metas relevantes y tareas complejas, y se relaciona con un amplio elenco
de conceptos psicológicos que usamos habitualmente: control de impulsos, inhibición de
pensamientos negativos, estilo atributivo, nivel de expectativas, autoestima.
El control de los impulsos, capacidad de resistencia a la frustración y aplazamiento
de la gratificación, parece ser una de las habilidades psicológicas más importantes y
relevantes en el devenir vital y académico.
El control de los pensamientos negativos, veneno del optimismo, se relaciona con
el rendimiento a través de la economía de los recursos atencionales; preocuparse consume
los recursos que necesitamos para afrontar con éxito los retos vitales y académicos.
El estilo atributivo de los éxitos y fracaso, sus implicaciones emocionales y su
relación con las expectativas de éxito es una teoría psicológica que contribuye
enormemente a nuestra comprensión de los problemas de aprendizaje y a su solución.
La autoestima y su concreción escolar, auto concepto académico o expectativas
de autoeficacia, son conceptos que podemos relacionar con la teoría de la atribución;
además consideramos al auto concepto como uno de los elementos esenciales no sólo del
proceso de aprendizaje escolar, sino también de salud mental y desarrollo sano y global
de la personalidad.
El desarrollo del optimismo, la autoestima, la expectativa de éxito... está
relacionado con las pautas de crianza y educación, evitando el proteccionismo y la crítica
destructiva, favoreciendo la autonomía y los logros personales, utilizando el elogio y la
pedagogía del éxito, complementado con la exigencia y a la ayuda.
Empatía o la capacidad de captar los estados emocionales de los demás y
reaccionar de forma apropiada socialmente. En la base de esta capacidad están la de captar
los propios estados emocionales y la de percibir los elementos no verbales asociados a las
emociones. Su desarrollo pasa por fases como el contagio emocional más temprano, la
imitación motriz, el desarrollo de habilidades de consuelo, pero el desarrollo de la empatía
está fundamentalmente ligado a las experiencias de mediación.
122
5.4 Inteligencia Emocional en la Educación
La educación ha tenido una serie de objetivos a lo largo de su existencia como
institución, generalmente se ha dedicado al desarrollo de habilidades que reúne un perfil
dictado según las necesidades de la época. Dentro de la escuela tradicional, han destacado
los niños y niñas con una serie de habilidades específicas y se han clasificado a los
estudiantes por su inteligencia de acuerdo a su valoración en la prueba de Coeficiente
Intelectual (CI). Sin embargo, el modelo de inteligencia propuesto por el CI y las buenas
notas no están necesariamente relacionadas con la felicidad o el éxito de las personas.
El cambio de época ha proporcionado nuevos criterios. Los últimos estudios
demuestran que algunos aprendizajes teóricos que enseña la escuela tradicional
difícilmente son puestos en práctica por los estudiantes en su vida cotidiana, mientras que
habilidades aprendidas informalmente permiten a los individuos adaptarse y alcanzar su
propia felicidad. Es así como se introducen nuevas teorías sobre inteligencia. Una de ellas
es la IE como hemos visto en la descripción anterior.
Para analizar los factores que se ven afectados dentro y fuera del contexto escolar
en caso de existir una carencia de las habilidades de IE de acuerdo con las investigaciones
realizadas. Como apoyo se toma el artículo de García-Fernández y Giménez-Mas (2010),
en donde los autores explican en primer lugar los modelos mixtos, cuyos autores
principales son Goleman (1995) y Bar-On (1997), y contemplan en la IE rasgos de
personalidad como el control del impulso, la motivación, la tolerancia a la frustración, el
manejo del estrés, la ansiedad, el asertividad, la confianza y/o la persistencia. En segundo
lugar, el modelo de habilidades de Mayer y Salovey postula una serie de habilidades
cognitivas para percibir, evaluar, expresar, manejar y autoregular las emociones de un
modo inteligente. En tercer lugar, un modelo que sintetiza los dos anteriores incluyendo
componentes de personalidad, habilidades cognitivas y otros factores de aportaciones
personales, representantes de este modelo son Cooper y Sawaf (1997), Vallés y Vallés
(1999), Elías, Tobías y Friedlander (1999), citados en García-Fernández y Giménez-Mas
(2010).
A partir de estos modelos, cada grupo de investigadores ha desarrollado
herramientas con el fin de encontrar pruebas empíricas que confirmen sus teorías y su
influencia en varios ámbitos. Uno de estos ambitos ha sido el contexto escolar en donde
123
se ha evaluado al estudiante a la par con el proceso que este vive, tanto en aprendizajes
cognitivos como en desarrollo social y conocimiento intrapersonal. Extremera y
Fernández-Berrocal (2004) han logrado identificar cuatro áreas del contexto escolar sobre
las cuales se han elaborado los estudios, a saber: “niveles de bienestar y ajuste psicológico
del alumnado, cantidad y calidad de las relaciones interpersonales, rendimiento
académico, aparición de conductas disruptivas y consumo de sustancias adictivas”
(Extremera y Fernández-Berrocal, 2004, pp. 3-17). A continuación, se describirán los
resultados obtenidos en las investigaciones de cada área.
Insuficiencia en los niveles de bienestar y ajuste psicológico de los estudiantes:
La información sobre los niveles de bienestar y ajuste psicológico del alumnado resulta
de suma importancia para el docente que busca emprender una educación integral. En
este sentido, el grupo de investigadores de Fernández-Berrocal (1998 y 1999) aplicaron
varios test a estudiantes adolecentes de Enseñanza Secundaria Obligatoria sobre ajuste
psicológico que medían niveles de depresión, ansiedad, entre otros. De igual manera, se
aplicó el test de IE TMMS el cual evalúa tres aspectos básicamente: Atención, Claridad
y Reparación. Los resultados arrojaron que los estudiantes depresivos, y a su vez ansiosos,
mostraban una menor claridad hacia sus sentimientos y menores niveles de reparación de
sus emociones en comparación con aquellos clasificados como normales en cuanto a la
sintomatología de depresión. Esto implica una relación entre la salud mental y las
habilidades de tener claridad en los sentimientos y la regulación de sus emociones.
Similares resultados se obtuvieron en adolecentes de Austria.
Las investigaciones de Ciarrochi, Chan y Bajgar (2001) muestran por su parte una
relación de la IE con el género, constatando que las mujeres presentan mayores puntajes
en IE que los varones; además, los resultados señalan que los estudiantes con mayores
habilidades interpersonales tienen más amigos y por tanto presentan niveles elevados en
la habilidad de identificar expresiones emocionales y en la habilidad de mejorar sus
emociones negativas para adaptarse socialmente.
De igual manera, en Estados Unidos se realizaron estudios sobre la relación de la
IE y los síntomas físicos y sociales de ansiedad, depresión, autoestima y capacidad de dar
solución a sus problemas. De esta manera se concluyó que los estudiantes con mayores
puntajes de IE presentaban mayor satisfacción en las relaciones con sus amigos, con su
124
familia, tenían menos conflictos interpersonales y respondían a situaciones de estrés de
mejor manera (Extremera y Fernández-Berrocal, 2003).
5.5 Medición de la Inteligencia Emocional
La medición de un fenómeno psíquico como la inteligencia ha tenido una serie de
instrumentos a lo largo de la historia entre ellos: cuestionarios, entrevistas, test de
medición de habilidades y otros. En el campo científico, las investigaciones de Mayer y
Salovey (1990) han sido de gran influencia por los avances demostrados en su teoría y en
las herramientas de medición de la IE.
Basándose en su concepto “la IE incluye la habilidad para percibir con precisión,
valorar y expresar emoción; la habilidad de acceder y/o generar sentimientos cuando
facilitan pensamientos; la habilidad de comprender la emoción y el conocimiento
emocional; y la habilidad para regular las emociones para promover crecimiento
emocional e intelectual” (Mayer y Salovey, 1997, pp. 3-31) se han desarrollado
instrumentos que buscan una medición empírica de las habilidades citadas. Sin embargo,
esto no siempre fue así puesto que alrededor del año 90 no existía una unificación de
conceptos en cuanto a la teoría, y por lo tanto se encontraba en discusión los aspectos que
habrían de medirse en las pruebas de IE. A continuación, se enumerarán algunos
instrumentos.
En sus inicios, Mayer y Salovey (1990) sostienen que el reconocimiento
emocional es uno de los factores base de la IE, por lo que se proponen una medida de
reconocimiento de las emociones propias y ajenas de forma no verbal, mediante estímulos
visuales en los que se reconocen emociones (Mayer, Dipaolo, y Salovey, 1990).
Le seguirán instrumentos que miden diversos aspectos como en el caso de Toronto
Alexithimia Scale que mide la alexitimia (incapacidad de reconocer las propias
emociones) en tres escalas: la dificultad para identificar sentimientos, dificultad para
describirlos y pensamiento orientado externamente. A continuación, aparecen más
mediciones de aspectos relacionados con la IE las cuales ayudaron a formular este
concepto.
125
5.5.1 Medidas basadas en auto-informes
Gracias a los aportes de varios estudios, el modelo de Mayer y Salovey se
consolidó y desarrolló una medida de autoinforme llamada Trait Meta-Mood Scale-48
(TMMS-48) la cual reúne los datos que un individuo puede reflexionar sobre sus propios
estados emocionales. Según Extremera, Fernández y Mestre (2004), esta medida consta
de 48 ítems y fue tomada de un set de preguntas mayor empleado por Mayer y Salovey.
Las preguntas de este instrumento fueron planteadas la mitad como afirmaciones y la otra
mitad como negaciones. Las dimensiones en las que los autores se basaron para elaborar
el cuestionario en un principio fueron 5: claridad en la percepción emocional, estrategias
de regulación emocional, integración de sentimientos, atención a las emociones y
actitudes sobre las emociones. Sin embargo, al final se dejaron únicamente 3
dimensiones: Atención a los sentimientos, claridad emocional, reparación de las
emociones. Cada ítem recibe una valoración similar a la escala de Likert en la cual 1
expresa el total desacuerdo y 5 el total acuerdo. Cabe recalcar que, de acuerdo a los
estudios e investigaciones, el TMMS- 48 ha demostrado una gran capacidad predictiva.
Es decir, la relación entre IE y la calidad de vida de las personas evaluadas resulta ser
directamente proporcional (Extremera, Fernández y Mestre, 2004).
El TMMS – 48 fue modificado en España por Fernández-Berrocal, Extremera y
Ramos (2004) a semejanza del modelo original, esta medida consta de las tres
dimensiones: atención, claridad y reparación. Con respecto a los ítems, los autores
reportan que algunos fueron excluidos por su baja fiabilidad, otros ítems fueron excluidos
porque no evaluaban la IE intrapersonal, sino más bien la interpersonal. Otra
transformación que se dio en esta nueva versión del TMMS es que los ítems que se
encontraban en forma de negaciones se convirtieron en afirmaciones. (Extremera,
Fernández y Mestre, 2004).
Una de las medidas que, a diferencia de las anteriores, toma como base las
revisiones de la literatura sobre el funcionamiento emocional, social y laboral es el “Bar-
On Emotional Quotient Inventory (EQ-i). Los aspectos que mide en el instrumento son:
inteligencia intrapersonal, comprensión y expresión de sentimientos propios, comprender
y mantener buenas relaciones sociales con otros, hacer frente a emociones fuertes,
126
adaptarse a los cambios y resolver problemas de la vida social y personal. El test está
compuesto de 133 ítems, al igual que las otras medidas, la escala Likert expresa el grado
de acuerdo del 1 al 5.
Similar a este último instrumento y basados en el modelo de perspectiva mixta, el
grupo británico de Petrides y Furnaham ha creado el Trait Emotional Intelligence
Questionnaire compuesto de 144 ítems y 15 subescalas que mide la expresión emocional,
empatía, auto motivación, autorregulación emocional, satisfacción vital, competencia
social, estilo reflexivo, percepción emocional, autoestima, asertividad, dirección
emocional, optimismo, habilidades mantenimiento de relaciones, adaptabilidad,
tolerancia al estrés (Extremera, Fernández y Mestre, 2004).
Por su parte, Goleman (1998), en el modelo mixto sobre IE expresa que la IE es
el conjunto de competencias y habilidades conducidas al liderazgo y la efectividad en el
rendimiento personal en el mundo laboral y empresarial (Goleman, 1998). Los
constructos en los que se basa son la auto-conciencia, autoregulación, manejo de
relaciones, empatía y motivación. El instrumento que utiliza es el Emotional Competente
Inventory el cual consta de 110 ítems. El modo de evaluación incluye el autoinforme y la
evaluación por parte de un observador externo ya que esta medida tiene una gran
influencia en el ámbito empresarial.
Finalmente, el Cuestionario de IE (CIE) planteado por Mestre y un grupo de
investigadores en la Universidad de Cádiz tiene sus bases en el modelo mixto, tomando
en cuenta a Goleman. El CIE tiene 56 ítems y se mide a través de una escala de Likert en
donde 5 quiere decir “completamente verdadero” y 1 “completamente falso”. Los
aspectos que se miden en este cuestionario son: Autoconocimiento, bienestar psicológico,
auto eficacia, autorregulación, y evalúa a la persona en su perseverancia en la consecución
de metas, en su dinamismo, conocimiento de estados emocionales, habilidades y apertura
mental.
En conclusión, los instrumentos de autoinformes y cuestionarios son medidas que
aportan a la investigación de la IE desde distintos modelos, considerando aspectos como
habilidades emocionales, empatía, creatividad, inteligencia intrapersonal e interpersonal
entre otros y mediante preguntas en las que la misma persona informa sobre la conciencia
que tiene sobre sus emociones, el manejo que les da y su relación con otros.
127
5.5.2 Medidas de habilidad o de ejecución.
Las Medidas de habilidad o de ejecución son instrumentos que permiten al
investigador evaluar la IE de una persona mediante datos sobre tareas o problemas que se
le pide que resuelva. Estas medidas a diferencia del auto – informes tienen como ventaja
una perspectiva más objetiva, ya que no se basa en la percepción de la persona sobre su
capacidad intelectual o afectiva, sino que se obtiene a partir de datos comprobables y
prácticos. Gracias a estas medidas se puede evitar que la información sea tergiversada por
parte de los mismos sujetos en situaciones donde quieran dejar una imagen positiva o por
parte de sujetos externos que aporten desde su subjetividad.
Las medidas de habilidad han requerido un estudio diferente para plantear los
ítems. Para ello los autores Mayer y Salovey (1997) dedicaron sus esfuerzos y basados en
sus estudios sobre IE, plantearon dos instrumentos, el Multifactor Emotional Intelligence
Scale (MEIS) y la versión mejorada, el Mayer-Salovey-Caruso Emotional Intelligence
Test (MSCEIT; Mayer, Salovey, Caruso y Sitarenios, 2003). Ambos instrumentos se
basan en las investigaciones y la teoría planteada por Mayer y Salovey y abarcan las
cuatros dimensiones de la IE propuestas en el modelo de Mayer y Salovey que son: 1)
percepción emocional. 2) asimilación emocional. 3) comprensión emocional. 4) manejo
emocional.
Extremera y Fernández Berrocal (2005) exponen que en el test MEIS, en el área
de percepción emocional existen 4 subescalas que ponen a prueba la percepción de la
emoción, en rostros, historias, música y diseños abstractos. El área de Asimilación por su
parte tiene dos tareas, la primera concierne a la habilidad de describir sensaciones
emocionales y compararlas con modalidades sensoriales como el tacto, el calor y
movimiento. La segunda habilidad requiere de la persona que realice un análisis de su
estado anímico actual generado por una situación concreta. El área de Comprensión de
las emociones se encuentran 4 tareas: combinación de emociones (comprensión de
sentimientos complejos formados por 2 o más emociones), progresiones (variación de la
reacción emocional), transiciones (cambio de emoción), relatividad (precisar el estado
afectivo de las personas expuestas a una situación de conflicto social). Por último, el área
de Manejo Emocional plantea dos tareas, el manejo de emociones ajenas y el manejo de
emociones propias.
128
Después de someter este instrumento a varias pruebas de fiabilidad, se encuentran
ítems que pueden no corresponder con lo evaluado. Además, el desarrollo de 402 ítems
para una persona tarda más de una hora para completar. Debido a estos inconvenientes
los autores Mayer y Salovey (2004) en colaboración con otros autores, se ven en la tarea
de mejorar y replantear ciertas partes del test. Finalmente presentan el Mayer-Salovey
Caruso Emotional Intelligence Test (MSCEIT) del cual se han desarrollado dos versiones,
una de ellas es la adaptación al español realizada por Extremera y Fernández Berrocal.
Las habilidades que mide son las mismas que el MEIS, pero se han cambiado
ciertas actividades y otras se han eliminado. El instrumento cuenta con 8 tareas y 141
ítems. En Percepción Emocional se plantean las tareas de identificar emociones en
rostros, paisajes y diseños abstractos. En Asimilación Emocional se pide a la persona que
describa sentimientos utilizando un vocabulario diferente al emocional y que indique
sentimientos que faciliten o interfieran en la realización de tareas cognitivas y
conductuales. En Comprensión Emocional se plantean preguntas sobre el cambio y
evolución de las emociones, así como su combinación que resulta en emociones más
complejas. Finalmente, en el área de Habilidad de Manejo de Emociones se pide a la
persona que elija la mejor manera de manejarse emocionalmente y manejar las situaciones
sociales externas. Ahora bien, las medidas de habilidad presentan como ventaja la
objetividad con respecto a la recolección de datos, sin embargo, la interpretación de estos
datos sin criterios puede ser un problema que se explicará a continuación.
Extremera, Fernández y Mestre (2004) exponen que, por tratarse de información
con respecto a las emociones, es difícil valorar las respuestas como correctas o erradas
por ello se presentan tres tipos de criterios para calificar los ítems de estos instrumentos.
El primero es el método consenso, que consiste en una respuesta que una gran muestra ha
dado como correcta. De esta manera, la respuesta del encuestado es valorada en relación
con la respuesta dada por correcta en el método consenso. El segundo método es el
experto y consiste en la respuesta que una serie de investigadores en el campo de las
emociones han resuelto que es la más adecuada o ideal. De igual manera, la respuesta de
la persona es comparada con la dada por la comunidad científica. Por último, el método
Target es posible para ítems de percepción en los que se puede preguntar a las personas
que aparecen en las fotos que estaban sintiendo cuando les tomaron la foto, de igual forma
a los artistas que pintaron un paisaje.
129
Al momento de comparar las respuestas de los tres métodos se ha encontrado
relación entre las del método consenso y target lo cual muestra respuestas más acertadas.
Dependiendo de las tareas, existen respuestas más acertadas que otras, es el caso de las
preguntas que tienen que ver con percepción en comparación con las de manejo de
emociones
Igualmente, es necesario recalcar lo que los autores mencionan sobre los diversos
instrumentos que dependiendo de las teorías pueden clasificarse en dos grandes grupos,
la medición de auto-informes y la medición de habilidades. Si se realiza una evaluación
de los dos grupos: medidas de auto-informe y medidas de habilidad, se encuentra que las
primeras toman menos tiempo de realizar en comparación con las medidas de habilidad,
tiene instrucciones sencillas, el costo para realizarlas es menor y existe accesibilidad a las
mismas en internet y libros; sin embargo la información proporcionada depende de
muchos factores de personalidad y sociales, mientras que las medidas de habilidad son
tareas y problemas que requieren de la persona una respuesta, aunque son más extensas,
requieren instrucciones precisas para desarrollar las tareas que se solicitan, requieren
mayor gasto de recursos y se encuentran disponibles bajo pedido a los autores o
editoriales que han comprado los derechos (Extremera, Fernández y Mestre, 2004).
Dentro de la presente investigación, y tomando en cuenta varios criterios
expuestos en este capítulo, se ha seleccionado la medida de auto-informe TMMS 24 ya
que ofrece la información que requiere la investigación. En este test los estudiantes tienen
la oportunidad de reportar sus habilidades emocionales según las perciben. Esta
información será contrastada con la ansiedad escolar en búsqueda de una relación entre
ellas.
130
ESTUDIO EMPÍRICO
131
1. Introducción
La investigación realizada resalta la importancia de la evaluación de la ansiedad
escolar y su relación con otros constructos como el rechazo escolar, la depresión, ansiedad
y estrés y la IE, en relación a que, mientras más pronto se estudien éstos antes se podrá
enfrentar y de mejor manera, las consecuencias negativas, educativas y clínicas, tanto a
corto, como a largo plazo, que puede tener la manifestación prolongada e intensa de estas
en los adolescentes y posteriormente los jóvenes y adultos.
Diversas investigaciones demuestran que los niños y adolescentes que manifiestan
ansiedad escolar podrían presentar rechazo escolar asociado a la evitación de experiencias
negativas en el colegio (Kearney, 2002; Kearney, 2007), dolores somáticos (Fujita et al.,
2009; Nair et al., 2013), un aumento de las experiencias de bullying o acoso escolar
(Egger et al., 2003; Isolan et al., 2013; Martínez-Monteagudo et al., 2011) pensamientos
negativos acerca de su autoeficacia (Muris, 2002), mayores índices de depresión y de
otros trastornos psiquiátricos como el TDAH (Bernstein y Garfinkel, 1986; Bernstein y
Garfinkel, 1988; Bernstein y Garfinkel, 1992; Flakierska-Praquin et al. 1997; Ishii et al.,
2003; Isolan et al., 2011; Martínez-Monteagudo et al., 2013a; Muris et al., 2002a;
Steinhausen et al., 2008), problemas de sueño (Gregory y Eley, 2005), otros trastornos de
ansiedad comórbidos como la ansiedad por separación (Nair et al., 2013; Orgilés et al.,
2009), aumento de los errores en el procesamiento de la información (Maric et al., 2012;
Ratanova y Likhacheva, 2009), problemas motivacionales, como un estilo atribucional
negativo o la falta de motivación intrínseca (Gregory y Eley, 2005; Freudenthaler et al.,
2008) desesperanza, tristeza, mayores índices de neuroticismo y menores de extraversión,
así como una autoestima y autoconcepto de carácter negativo (Berry et al., 1993;
Freudenthaler et al., 2008; Nelemans et al., 2014; Putwain y Daniels, 2010).
Según las investigaciones previas, el rechazo escolar negativo, dentro del cual se
encontrarían el rechazo escolar para evitar estímulos que provocan emociones negativas
y el rechazo escolar para evitar situaciones sociales aversivas, se asocia en mayor medida
con los trastornos de ansiedad, y concretamente, con los miedos escolares (Kearney,
2002; Kearney, 2007; Kearney y Albano, 2004).
132
Así también, la IE y su adecuado manejo es una herramienta muy útil en el ser
humano porque permite un desarrollo social del individuo ayudándolo resolver
problemas, por este motivo se han desarrollado diferentes estrategias para manejarla,
especialmente dentro del sistema escolar que es el segundo hogar del estudiante en
función de su mejoramiento cognitivo.
De igual manera se evalúa el nivel de Depresión, ansiedad y estrés y la IE de los
adolescentes ecuatorianos de 12 a 8 años investigados, a través de la utilización de las
escalas: Evaluación del Rechazo a la Escuela Modificado (SRAS-R-C; Kearney, 2002),
del (DAS-21) -Depresión, ansiedad y estrés (Lovibond, P. F., & Lovibond, S. H., 1995.)
y del Trait Meta-Mood Scale (TMMS 24) (Fernández-Berrocal, P., Extremera, N., y
Ramos, N, 2004.)
Lo que se presenta en el estudio empírico realizado y a través del cual se establece
el logro de los objetivos y/o ratificación de hipótesis, los resultados, y a partir de ello la
discusión y conclusiones.
2. Objetivos
El objetivo general de la presente investigación es doble, de una parte, validar el
Inventario de Ansiedad Escolar para Educación Secundaria (IAES) a la población
ecuatoriana de 12 a 18 años, y de otra, estudiar la relación entre dicho constructo y el
rechazo escolar, la depresión, ansiedad, el estrés y la inteligencia emocional.
l. Adaptación de los ítems del Inventario de Ansiedad Escolar para Educación Secundaria
(IAES) a la población ecuatoriana.
2. Comprobar la estructura interna del cuestionario mediante análisis factorial
exploratorio para los factores situacionales.
3. Comprobar la estructura interna del cuestionario mediante análisis factorial
exploratorio para las escalas referentes a las respuestas.
133
4. Analizar las diferencias en rechazo escolar en una muestra de adolescentes ecuatorianos
con alta y baja ansiedad escolar.
5. Determinar la influencia del rechazo escolar sobre la ansiedad escolar en una muestra
de adolescentes ecuatorianos.
6. Analizar las diferencias en ansiedad, depresión y estrés en una muestra de adolescentes
ecuatorianos con alta y baja ansiedad escolar.
7. Determinar la influencia de la ansiedad, depresión y estrés sobre la ansiedad escolar en
una muestra de adolescentes ecuatorianos.
8. Analizar las diferencias en inteligencia emocional en una muestra de adolescentes
ecuatorianos con alta y baja ansiedad escolar.
9. Determinar la influencia de la inteligencia emocional sobre la ansiedad escolar en una
muestra de adolescentes ecuatorianos.
3. Hipótesis
Hipótesis 1. Se espera que el IAES presente una estructura factorial compuesta por cuatro
dimensiones o factores situacionales (Ansiedad ante el Fracaso y Castigo Escolar,
Ansiedad ante la Agresión, Ansiedad ante la Evaluación Social, Ansiedad ante la
Evaluación Escolar), y por tres factores correspondientes a los tres sistemas de respuesta
(Cognitiva, Psicofisiológica y Conductual).
Hipótesis 2. Se espera que los factores del IAES (situaciones y respuestas) presenten
correlaciones altas entre sí y con la puntuación total del cuestionario.
Hipótesis 3. Se espera que las puntuaciones de los factores (situaciones y respuestas) y la
puntuación total del IAES presenten correlaciones positivas y estadísticamente
significativas con las puntuaciones del SRAS
134
Hipótesis 4: Se espera que los estudiantes con alta ansiedad escolar, en comparación con
sus compañeros con baja ansiedad escolar, presenten puntuaciones significativamente
más altas en rechazo escolar.
Hipótesis 5: Se espera que conforme aumenten las puntuaciones en rechazo escolar
aumente la probabilidad de presentar alta ansiedad escolar.
Hipótesis 6: Se espera que los estudiantes con alta ansiedad escolar, en comparación con
sus compañeros con baja ansiedad escolar, presenten puntuaciones significativamente
más altas en ansiedad, depresión y estrés.
Hipótesis 7: Se espera que conforme aumenten las puntuaciones en ansiedad, depresión
y estrés aumente la probabilidad de presentar alta ansiedad escolar.
Hipótesis 8: Se espera que los estudiantes con alta ansiedad escolar, en comparación con
sus compañeros con baja ansiedad escolar, presenten puntuaciones significativamente
más altas en percepción y más bajas en comprensión y reparación.
Hipótesis 9: Se espera que conforme aumenten las puntuaciones en percepción aumente
la probabilidad de presentar alta ansiedad escolar, y que conforme aumenten en
comprensión y reparación disminuya la probabilidad de presentar alta ansiedad escolar.
4. Participantes
La investigación se realizó en Ecuador, en el Distrito Metropolitano de Quito, en
la ciudad de Quito, capital del país y la segunda ciudad más grande de la República,
ubicada en la Provincia de Pichincha. Caracterizada porque está constituida por la
representación de todo tipo de pobladores del país, es decir, mestizos, indígenas,
migrantes nacionales y de otros países e inclusive refugiados.
Se seleccionó una muestra compuesta por 1725 estudiantes con edades
comprendidas entre los 12 y 18 años y que cursaban estudios desde octavo año hasta
tercer año de bachillerato general unificado (BGU) de ocho centros educativos ubicados
en el centro y sur de la ciudad de Quito, de los que 137 fueron eliminados por errores en
las respuestas o por no tener el consentimiento de los padres, por lo que la muestra
definitiva estuvo conformada por 1588 estudiantes, hombres y mujeres, de Educación
135
General Básica Superior (octavo, noveno y décimo años) y Bachillerato General
Unificado (primero, segundo y tercer año), con edades comprendidas entre los 12 y 18
años (M =14.82; D.E. = 1.86) (véase tabla 1). La selección de los centros participantes
se llevó a cabo a través de un muestreo por conglomerados en la ciudad de Quito.
Tabla 1
Número (porcentaje) de participantes de la muestra total clasificados en función del
sexo y el curso.
Octavo Noveno Décimo 1 ºBACH 2º BACH 3º BACH Total
Varones 152
9,6%
162
10,2%
167
10,5%
150
9,4%
145
9,1%
191
12,0%
967
60,9%
Mujeres 116
7,3%
144
9,1%
123
7,7%
60
3,8%
80
5,0%
98
6,2%
621
39,1%
Total 268
16,9%
306
19,3%
290
18,3%
210
13,2%
225
14,2%
289
18,2%
1588
100,0%
5. Instrumentos
5.1 Inventario de Ansiedad Escolar (IAES); García-Fernández, Inglés, Martínez-
Monteagudo, Marzo y Estévez (2011).
El IAES es un instrumento que evalúa el nivel de ansiedad en adolescentes de
edades comprendidas entre los 12 y los 18 años, su estructura está conformada por 25
ítems referidos a situaciones escolares, ubicadas en el eje horizontal de una tabla de doble
entrada y 19 respuestas (9 de tipo cognitivas, 5 de tipo conductuales y 5 de tipo
psicofisiológicas) ubicadas en el eje vertical de esta misma tabla. Para contestar el sujeto
debe valorar la respuesta en función de la situación a partir de una escala de 5 puntos (0:
nunca, 4: siempre). Los análisis psicométricos del IAES indicaron la existencia de 4
factores correlacionados (Ansiedad ante el fracaso y castigo escolar, Ansiedad ante la
evaluación social, Ansiedad ante la agresión y Ansiedad ante la evaluación escolar) y tres
factores de respuesta independientes (Ansiedad cognitiva, Ansiedad psicofisiológica y
Ansiedad conductual). El análisis de fiabilidad de los tres sistemas de respuesta reveló
coeficientes de consistencia interna adecuados; entre 0,97 (Ansiedad cognitiva y
Ansiedad conductual) y 0,98 (Ansiedad psicofisiológica), y los coeficientes de fiabilidad
136
test-retest, para un intervalo de 4 semanas, variaron de 0,79 (Ansiedad psicofisiológica)
a 0,82 (Ansiedad conductual).
5.2 School Refusal Assessment Scale Revised for Children (SRAS-R-C) (Kearney,
2002).
La SRAS-R-C està compuesta por 24 ítems con una escala de respuesta de 7
puntos (0= nunca; 6= siempre) y se dirige a niños y adolescentes entre 5 y 17 años, además
de contar con la versión dirigida a padres. Este instrumento surge a partir de la propuesta
inicial de la SRAS (Kearney y Silverman, 1993) a la que tras su revisión se añadieron 8
ítems, respecto al original compuesto por 16, y modificado algunos ya existentes para
adecuarlos a la concepción del modelo funcional.
Su objetivo es ofrecer un instrumento que evalúe la autopercepción relativa de los
cuatro factores fundamentales que pueden justificar las causas que subyacen al
comportamiento de rechazo a la escuela: I. Evitar la Afectividad Negativa que Provocan
los Estímulos o Situaciones Relacionadas con el Ámbito Escolar, II. Escapar de la
Aversión Social o Situaciones de Evaluación, III. Búsqueda de la Atención de otras
Personas Significativas y IV. Búsqueda de Refuerzos Tangibles Fuera del Ámbito Escolar.
La escala ha demostrado poseer unas propiedades psicométricas satisfactorias con índices
de fiabilidad de .82, .80, .87 y .74 para cada factor respectivamente (Kearney, 2006a). En
este estudio la fiabilidad fue de .83 para el Factor I, .77 para el Factor II, .84 para el Factor
III y .76 para el Factor IV.
5.3 Depresión, ansiedad y estrés (DAS-21) (Lovibond, P. F., & Lovibond, S. H.,
1995.)
El DASS-21 cuenta con 21 ítems, con cuatro alternativas de respuesta en formato
Likert, las cuales van desde 0 ("No describe nada de lo que me pasó o sentí en la semana")
hasta 3 ("Sí, esto me pasó mucho, o casi siempre"). Para responder, la consigna establece
indicar en qué medida la frase describe lo que le pasó o sintió la persona durante la última
semana. Este instrumento tiene la ventaja de ser una escala breve, fácil de administrar y
responder, siendo su interpretación sencilla. Además, ha presentado adecuadas
propiedades psicométricas en estudios anteriores de validación, en cuanto al análisis de
fiabilidad las escalas de depresión y estrés presentaron un alfa de .85 y .83
137
respectivamente, mientras que en la escala de ansiedad se obtuvo un alfa de .73. En
conjunto, los ítems que componen el DASS-21 presentaron un alfa de .91. En este estudio
La fiabilidad fue de .86 para depresión, .79 ansiedad y .84 para estrés.
5.4 Trait Meta-Mood Scale (TMMS 24) (Fernández-Berrocal, P., Extremera, N., y
Ramos, N, 2004.)
El Trait Meta-Mood Scale-24 (TMMS-24) es una adaptación española del
TMMS-48 elaborado por (Salovey, P., Mayer, J. D., Goldman, S. L., Turvey, C., & Palfai,
T. P. , 1995). Esta adaptación consta de 24 ítems ubicados en una escala tipo likert de 5
puntos (1 = nada de acuerdo; 5 = totalmente de acuerdo). Los ítems se distribuyen en tres
escalas: 1) percepción emocional; referida a la habilidad para identificar las emociones
propias y las de los demás, a través de la atención y decodificación de los correlatos
verbales y no verbales. 2) comprensión emocional; entendida como la habilidad para
reflexionar acerca de la información emocional, comprendiendo las relaciones que se dan
entre emociones, la simultaneidad y mezcla de éstas, así como sus progresiones y
transiciones a lo largo del tiempo. y 3) reparación emocional referida a la capacidad de
estar abierto a estados emocionales, tanto positivos como negativos, reflexionar acerca de
su utilidad o valor informativo, así como de controlar las emociones propias y ajenas,
moderando las emociones negativas y manteniendo las positivas, sin reprimir o exagerar
la información que aportan. La fiabilidad de este instrumento en su versión española
(Fernández-Berrocal et al. 2004) fue de .90, .90 y .86 para las escalas de atención,
comprensión y reparación respectivamente. La consistencia interna para este estudio fue
de .89 para la escala de percepción, de .82 para la de comprensión emocional y de .81
para la escala de Reparación emocional.
6. Procedimiento
Para el trabajo con los participantes se consideraron en todo momento los
principios éticos establecidos en la investigación científica. De ahí que por tratarse de
chicos y chicas menores de edad, se envió a los padres/madres y/o representantes legales
el consentimiento informado para obtener la respectiva autorización, así también, se
explicó a los estudiantes, personalmente el objetivo del estudio, así como sus
138
implicaciones a fin de que se sientan motivados y acepten voluntariamente participar en
la investigación, asegurando en todo momento la confidencialidad de los datos.
6.1 Revisión de instrumentos
Con el fin de validar los instrumentos IAES, SRAS, TMMS24, DAS, en primera
instancia se decidió realizar una validación por juicio de expertos, para lo que se eligió a
profesionales que por su formación académica y experticia en el manejo de las temáticas
propuestas revisaron los instrumentos emitiendo un informe respecto a su calidad técnica,
pertinencia para el estudio y el lenguaje adaptado el medio, los cuales fueron:
Dr. Jorge Naranjo Pinto MSc- Docente Titular Carrera de Psicología Educativa y
Orientación Universidad Central del Ecuador
Dra. Jazmín Cevallos MSc. – Docente Titular Carrera de Psicología Educativa y
Orientación Universidad Central del Ecuador
Dra. Martha de la Torre – Directora de CERENI
Dra. Silvia Mancheno – Docente Titular Facultad de Ciencias Psicológicas de la
UCE
Dr. Silvio Fonseca - Docente Titular Facultad de Ciencias Psicológicas de la UCE
Como segundo proceso de revisión se decidió realizar una prueba piloto, para lo cual
se eligió una institución educativa con estudiantes de características semejantes a la que
iba a ser investigada, como lo fue la Unidad Educativa Municipal “Sucre”.
Para cumplir con este fin, se realizó una entrevista con el Señor Rector de la
Unidad Educativa “Sucre” a quien se explicó los objetivos de la investigación,
entregándole además un cuadernillo con los instrumentos, después de lo cual se obtuvo
la autorización correspondiente para la aplicación de la prueba piloto.
A partir del análisis técnico de los instrumentos, se determinó trabajar con el grupo
de menor edad de la muestra seleccionada para la investigación, es decir, dos cursos de
Octavo Año de Educación General Básica Superior (12 años), para revisar
prioritariamente el lenguaje y constatar los tiempos de aplicación.
139
6.1.1 Antes de la aplicación
Se realizaron entrevistas con los rectores/as y/o coordinadores de los Servicios de
Consejería Estudiantil de las Instituciones participantes con el propósito de exponer los
objetivos de la investigación, revisión y descripción de los instrumentos de investigación,
solicitar permiso y promover su colaboración.
Posteriormente, se envió el formulario de consentimiento informado a los
padres/madres y/o representantes de los estudiantes, en el cual se explicó los objetivos
del estudio, las condiciones de participación de sus representados, las implicaciones y
responsabilidad de la investigadora, así como para solicitar la autorización pertinente para
que sus hijos/as y/o representados participen en la investigación.
Determinada la muestra de participantes y con el consentimiento informado sin
novedades, en cada una de las Instituciones seleccionados se procedió a organizar el
cronograma para la administración de las pruebas.
Considerando que la muestra a investigarse era extensa y que por las característica
del funcionamiento de las instituciones educativas no se podía contar con muchas visitas
para el desarrollo de los procesos requeridos, se constituyó un grupo de aplicadores
conformado por estudiantes universitarios de la Carrera de Psicología Educativa y
Orientación de la Facultad de Filosofía, Letras y Ciencias de la Educación del
Universidad Central del Ecuador, los cuales fueron capacitados técnicamente en la
aplicación de los instrumentos.
Se elaboró un instructivo con normativas generales y lineamientos para que el equipo de
administradores realice su función sin dificultades, el cual se utilizó en la capacitación de
los mismos.
Se armó un cuadernillo con los instrumentos de evaluación codificados, con el fin de
facilitar la tarea a los estudiantes y evitar de esta forma, posibles pérdidas.
140
6.1.2 Durante la aplicación:
Se explicó a los estudiantes que iban a participar en la investigación, cada uno de
los instrumentos a aplicar, quedando claro que su participación era voluntaria.
La aplicación de los instrumentos fue colectiva en cada una de las aulas de clase,
con el acompañamiento, según los casos y la organización institucional, de los profesores
tutores de cada uno de los cursos, los inspectores y/o los psicólogos educativos de curso,
así como con la presencia de la investigadora para la posible aclaración de dudas y
verificación de la fiabilidad de las respuestas.
Se solicitó a los estudiantes primeramente llenar claramente los datos personales:
sexo, edad, curso escolar y centro. En segundo lugar, se explicó en voz alta las
instrucciones de los cuestionarios con el fin de resolver posibles dudas y enfatizar en la
importancia de responder a todas y cada una de las preguntas, así como del tiempo que
tenían para cada instrumento. Seguidamente, se pasó a la realización de las pruebas.
6.1.3 Después de la Aplicación:
a. Se codificaron los instrumentos estableciendo institución, curso y paralelo.
b. Se elaboró la base de datos en el software SPSS versión 20 programando las
variables de acuerdo a los instrumentos aplicados con el código correspondiente.
c. Se procedió a ingresar los datos en la base elaborada de acuerdo al código
establecido .
d. Se realizó al análisis e interpretación de resultados.
7. Análisis estadísticos
Para analizar la normalidad univariada de las puntuaciones se hallaron los índices
de asimetría y curtosis.
Para analizar la estructura factorial se realizó un análisis factorial exploratorio de
ejes principales con rotación varimax.
141
Para conocer las correlaciones se utilizó coeficiente de correlación de Pearson.
Para analizar las diferencias entre estudiantes con alta y baja ansiedad escolar en
las puntuaciones de los cuestionarios de rechazo escolar, ansiedad, depresión y estrés, e
inteligencia emocional se utilizó la prueba t de diferencia de medias para medidas
independientes y para conocer el tamaño del efecto se halló el índice d propuesto por
Cohen (1988).
Para analizar la relación entre la ansiedad escolar y las variables de rechazo
escolar, ansiedad, depresión y estrés, e inteligencia emocional se utilizó la regresión
logística, siguiendo el procedimiento por pasos hacia delante basado en el estadístico de
Wald, para ello se dicotomizaron las variables de ansiedad escolar considerando bajas
puntuaciones las que estaban por debajo del percentil 25 y altas las que estaban por
encima del percentil 75.
Para los análisis se utilizaron los paquetes estadísticos SPSS versión 20 y AMOS
20.
142
8. Resultados
8.1 Normalidad de la distribución de puntuaciones de las situaciones escolares del
IAES-EC
Los índices de asimetría y de curtosis estandarizados univariados estuvieron
incluidos en el intervalo (-2, 2) propios de una distribución normal, para los 25 ítems de
los factores situacionales del IAES-EC (véase tabla 2).
Tabla 2
Índices de asimetría y curtosis de los factores situacionales del IAES-EC
Ítems Componentes
Asimetría Curtosis
Factor I: “Ansiedad ante la agresión”
23. si me critican en el colegio 1,81 1,49
22. si se ríen o se burlan de mí 1,45 1,02
24. si me tratan despectivamente o con aire de superioridad 1,55 1,14
21. si soy insultado o amenazado 1,23 1,33
25. si me ignoran algunos compañeros/as de clase 1,01 1,09
20.si sufro con agresión física o me peleo en el colegio ,98 ,56
17.si un profesor/a me reprende ,72 -,16
Factor II: “Ansiedad ante la evaluación social”
2. si hablo a la clase 1,01 ,82
5.si el/a profesor/a me pregunta ,91 ,45
1. si salgo a la pizarra ,72 -,04
4. si leo en voz alta delante de la clase 1,51 1,33
3.si pregunto al profesor/a en clase 1,10 ,85
8. si hago un prueba escrita ,70 -,06
Factor III: “Ansiedad ante el fracaso escolar y sanciones disciplinarias”
19. si un profesor llama a mis padres ,17 -,78
14. si repito curso -,62 -,41
18.si soy enviado al inspector general ,52 -,50
13. si entrego mis notas en casa y no son buenas ,12 -,61
12. si saco malas notas -,04 -,61
11. reprobar en una prueba ,21 -,50
15.si se me acumulan tareas y trabajos ,35 -,42
Factor IV: “Ansiedad ante la evaluación escolar”
6. el día antes de realizar una prueba ,68 ,01
7. momentos antes de una prueba ,60 -,27
9.si hago una prueba escrita ,85 ,44
10. cuando el/a profesor/a me va a dar la nota de una prueba ,64 -,22
16. si añade materia pocos días de una prueba 1,18 1,33
143
8.2 Análisis Factorial Exploratorio
Análisis factorial exploratorio de las situaciones escolares
La prueba de adecuación muestral Keiser-Meyer-Olkin (KMO = .96) y el Test de
Esfericidad de Bartlett, X2 (276) = 42185,63; p = .000, mostraron valores adecuados.
La solución factorial quedó constituida por 4 factores diferenciados. La figura 2
muestra el número de factores aislados según el scree-plot o gráfico de sedimentación.
Figura 2: Sedimentación scree-plot
Los análisis realizados, indican la presencia de 4 componentes denominados:
“ansiedad ante la agresión” factor que explica un 58.15% de la varianza, “ansiedad ante
la evaluación social” con un 9.30%, “ansiedad ante el fracaso escolar y sanciones
disciplinarias” que explica el 6.61%, y “ansiedad ante la evaluación escolar” con un
3,41%. En total la varianza explicada por los 4 factores es del 77.47%.
144
Tabla 3
Matriz de componentes principales.
Ítems Componentes
1 2 3 4
Factor I: “Ansiedad ante la agresión”
23. si me critican en el colegio ,854
22. si se ríen o se burlan de mí ,832
24. si me tratan despectivamente o con aire de superioridad ,814
21. si soy insultado o amenazado ,811
25. si me ignoran algunos compañeros en clase ,789
20. si sufro una agresión física o me peleo en el colegio ,710
17. si un profesor/a me reprende ,470
Factor II: “Ansiedad ante la evaluación social”
2. si hablo a la clase ,795
5. si el/a profesor/a me pregunta ,766
1. si salgo a la pizarra ,762
4. si leo en voz alta delante de la clase ,747
3. si pregunto al profesor/ en clase ,744
8. si hago una prueba oral ,670
Factor III: “Ansiedad ante el fracaso escolar y sanciones disciplinarias”
19.si un profesor llama a mis padres ,799
14. si repito curso ,762
18. si soy enviado al inspector general ,742
13. si entrego mis notas en casa y no son buenas ,730
12. si saco malas notas ,680
11. reprobar una prueba ,662
15. si se acumulan las tareas y trabajos ,403
Factor IV: “Ansiedad ante la evaluación escolar”
6. el día antes de realizar una prueba ,789
7. momentos antes de una prueba ,733
9. si hago una escrita ,690
10. cuando el/a profesor/a me va a dar la nota de una prueba ,630
16. si añaden materia pocos días antes de la prueba ,588
Autovalor 14.53 2.32 1.65 1.02
Varianza explicada 58.15 9.30 6.61 3.41
Varianza total 58.15 67.45 74.06 77.47
Globalmente, se obtuvo que cuatro ítems, correspondientes al 16%, presentaron
cargas factoriales iguales o superiores a .80, trece ítems equivalentes al 52% obtuvieron
cargas factoriales entre .70 y .79 y seis ítems, es decir el 24% mostraron cargas factoriales
entre .55 y .69. y los 2 restante, es decir el 8% mostraron cargas factoriales de .40 y .47
145
8.3 Correlaciones entre los factores situacionales y la puntuación total del IAES
La Tabla 4 muestra las correlaciones entre los cuatro factores situacionales del
IAES-EC, las que, de acuerdo a los criterios de Cohen (1988), fueron de alta magnitud y
positivas entre los factores y para la puntuación total, oscilando entre .83 y .90. Entre los
factores, la correlación más alta (.78) se halló entre los factores ansiedad ante el fracaso
escolar y sanciones disciplinarias y ansiedad ante la evaluación escolar, de igual manera
que entre los factores ansiedad ante la evaluación social y ansiedad ante la evaluación
escolar; la correlación más baja (.62) se encontró entre los factores ansiedad ante la
agresión y ansiedad ante la evaluación escolar. La intercorrelación media de los factores
fue de .70.
Con respecto a la puntuación total del IAES-EC, la correlación más elevada se
obtuvo con el factor ansiedad ante la evaluación social (.90) y la correlación más baja con
el factor ansiedad ante la agresión (.83) (véase tabla 4)
Tabla 4
Correlaciones entre los factores situacionales y la puntuación total del IAES.
Total IAES-CL FI FII FIII FIV
FI ,83 1
FII ,90 ,64 1
FIII ,89 ,69 ,66 1
FIV ,89 ,62 ,78 ,78 1
8.4 Análisis factorial exploratorio de los tres sistemas de respuesta
8.4.1 Normalidad de la distribución de puntuaciones de las respuestas del IAES-EC
Tanto los índices de asimetría como de curtosis estandarizados univariados
estuvieron incluidos en el intervalo (-2, 2) propios de una distribución normal, para los
ítems de los factores correspondientes a los tres sistemas de respuesta de la ansiedad
escolar (véase la tabla5)
146
Tabla 5
Índices de asimetría y curtosis en el sistema de respuesta cognitiva del IAES- EC
N° Ítem Asimetría Curtosis
Ansiedad cognitiva
Cognitiva A me da miedo .53 -.08
Cognitiva B pienso que debería haber trabajado más -.77 -.08
Cognitiva C me preocupan lo que dirán mis padres .54 -.32
Cognitiva D siento temor a equivocarme 1.04 .41
Cognitiva E le doy vueltas en mi cabeza, no pienso en otra
cosa .72 .11
Ansiedad conductual
Conductual A me tiemblan las piernas 1.58 1.57
Conductual B me tiembla la voz 1.05 1.18
Conductual C sonrío falsamente con facilidad 1.13 .78
Conductual D no me salen las palabras .94 .73
Conductual E lloro sin querer 1.55 1.51
Ansiedad psicofisiológica
Psicofisiológica
A siento molestias en el estómago 1.36 1.27
Psicofisiológica B me pongo rojo 1.16 1
Psicofisiológica C me duele la cabeza .32 -1.27
Psicofisiológica
D
mi respiración es rápida
1.12 .78
Psicofisiológica E me late el corazón rápidamente
.95 .38
8.4.2 Escala Cognitiva
La prueba de adecuación muestral Keiser-Meyer-Olkin para el sistema de ansiedad
cognitiva presentó valores adecuados Chi-cuadrado = 4273,34; g.l. = 10; p <.000; KMO
= .81.
En relación con la dimensión cognitiva, el análisis factorial identificó un solo
factor que explicó el 66,57% de la varianza total, este factor se ha denominado ansiedad
cognitiva y se compone de 5 ítems que indican pensamientos y sentimientos de ansiedad
asociados a las distintas situaciones escolares (por ejemplo “siento temor a
equivocarme”). Las cargas factoriales de este factor oscilaron entre .67 y .90 (véase tabla
6).
147
Tabla 6
Saturación de los ítems de ansiedad cognitiva.
Ítems Enunciados Saturaciones
A me da miedo ,90
E le doy vueltas en mi cabeza. No pienso en otra cosa ,84
D siento temor a equivocarme ,83
C me preocupan lo que dirán mis padres ,82
B pienso que debería haber trabajado más ,67
8.4.3 Escala Conductual
La prueba de adecuación muestral Keiser-Meyer-Olkin la escala de ansiedad
conductual presentó valores adecuados Chi-cuadrado = 1921,83; g.l. = .10; p <.000;
KMO = 76.
La solución factorial de la respuesta conductual también quedó constituida por un
único factor, que explica el 49,99% de la varianza total. El factor fue denominado
ansiedad conductual y consta de 5 ítems que valoran aspectos conductuales fácilmente
observables ante diversas situaciones escolares (por ejemplo, “lloro sin querer”). Las
cargas factoriales oscilaron entre .45 y .83 (véase tabla 7).
Tabla 7
Saturación de los ítems de respuesta conductual
Ítems Enunciados Saturaciones
B me tiembla la voz ,83
D no me salen las palabras ,82
A me tiemblan las piernas ,77
E lloro sin querer ,58
C sonrío falsamente con facilidad ,45
8.4.4 Escala Psicofisiológica
La prueba de adecuación muestral Keiser-Meyer-Olkin para la escala ansiedad
psicofisiológica presentó valores adecuados Chi cuadrado = 3622,20; g.l. = 10; p< .000;
KMO = .81
La solución factorial de la respuesta psicofisiológica quedó conformada por un solo
factor denominado ansiedad psicofisiológica, que explica el 62,48% de la varianza total.
148
El factor consta de 5 ítems que evalúan la activación del sistema nervioso ante las
situaciones escolares planteadas (por ejemplo “me pongo rojo”). Las cargas factoriales
oscilaron de .66 a .88 (véase tabla 8).
Tabla 8
Saturación de los ítems de ansiedad psicofisiológica
Ítems Enunciados Saturaciones
D mi respiración es rápida ,88
E me late el corazón rápidamente ,86
B me pongo rojo ,79
A siento molestias en el estómago ,75
C me duele la cabeza ,66
8.5 Correlaciones entre los sistemas de respuesta y la puntuación total del IAES
La tabla 9 presenta las correlaciones entre los tres sistemas de respuesta. Como
puede observarse todas las correlaciones fueron de alta magnitud y positivas. Siendo la
más elevada (.74) la hallada entre la respuesta del sistema cognitivo y el sistema
conductual, al igual que entre la respuesta del sistema cognitivo y la respuesta
psicofisiológica. La correlación más baja (.69) se encontró entre la respuesta del sistema
conductual y la respuesta psicofisiológica. En relación con la puntuación total del IAES-
EC, la correlación más elevada fue de (.92) y se produce con la escala ansiedad cognitiva.
Tabla 9
Correlaciones entre los sistemas de respuesta y la puntuación total del IAES
Puntuación
Total
Sistema
cognitivo
Sistema
conductual
Sistema
psicofisiológico
Sistema cognitivo ,92 1
Sistema conductual ,80 ,74 1
Sistema psicofisiológico ,90 ,74 ,69 1
149
8.6 Ansiedad escolar y rechazo escolar
8.6.1 Diferencias en ansiedad escolar en estudiantes con altas y bajas puntuaciones en
el Factor I- Ansiedad ante la agresión- del IAES
La tabla 10 y figura 3 ofrecen las medias y diferencias estadísticamente
significativas halladas en estudiantes con altas y bajas puntuaciones en ansiedad escolar
en el Factor I - Ansiedad ante la agresión del - IAES.
Las diferencias halladas resultaron significativas para el FISRAS = Evitación de
la Afectividad Negativa que Provocan Estímulos o Situaciones Relacionadas con la
Escuela y para el FIISRAS = Escape de Situaciones Sociales y/o de Evaluación, en una
magnitud alta, (d = 1.09 y 1.02, respectivamente) y en el FIIISRAS = Comportamiento
para Captar la Atención de otras Personas Significativas, cuya magnitud para esta
dimensión resultó de nivel medio (d = .56). Por el contrario, no se encontraron diferencias
significativas para el FIVSRAS = Obtención de Refuerzos Tangibles Fuera de la Escuela,
entre sujetos con altas y bajas puntuaciones en ansiedad escolar.
Los estudiantes con altas puntuaciones en ansiedad ante la agresión puntuaron
significativamente más alto que sus iguales con bajas puntuaciones en los tres factores
indicados anteriormente.
Tabla 10
Diferencias en ansiedad escolar en estudiantes con altas y bajas puntuaciones en el
Factor I- Ansiedad ante la agresión- del IAES
Variable
Prueba
Levene
Altas
puntuaciones
Bajas
puntuaciones
Significación estadística y
magnitud diferencias
F p M DE M DE t g.l. p d
FISRAS 29.30 <.001 13.59 6.81 6.85 5.29 15.97 820.13 <.001 1.09
FIISRAS 43.65 <.001 10.13 6.06 4.78 4.03 15.13 791.796 <.001 1.02
FIIISRAS 9.90 .002 13.14 7.77 9.01 6.76 8.17 818.376 <.001 .56
FIVSRAS 1.24 .265 20.11 6.37 20.34 6.78 -.51 822 .608 -
Nota: FISRAS = Evitación de la Afectividad Negativa que Provocan Estímulos o Situaciones Relacionadas
con la Escuela, FIISRAS = Escape de Situaciones Sociales y/o de Evaluación, FIIISRAS = Comportamiento
para Captar la Atención de otras Personas Significativas, FIVSRAS = Obtención de Refuerzos Tangibles
Fuera de la Escuela.
150
Figura 3. Diagrama de barras de las diferencias en rechazo escolar en estudiantes altas y bajas puntuaciones
en el Factor I -Ansiedad ante la agresión- del IAES, * = p <.05** = p <.01; *** = p <.001
8.6.2 Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar alta puntuación en
el Factor I, Ansiedad ante la Agresión, del IAES en función del Rechazo Escolar
Los datos han permitido crear tres modelos de regresión logística a partir de los
cuales se pueden hacer estimaciones correctas respecto a la probabilidad de presentar altas
puntuaciones en Ansiedad Ante la Agresión en función del Rechazo Escolar.
La tabla 11 presenta los modelos resultantes que permiten hacer una estimación
correcta del 72.8% de los casos (χ2 = 223.46; p = <.05) para la variable Evitación de la
Afectividad Negativa que Provocan Estímulos o Situaciones Relacionadas con la
Escuela, Factor I, de un 73.2 % de los casos (χ2 = 217.51; p = <.05) correspondiente a la
variable Escape de Situaciones Sociales y/o de Evaluación, Factor II; de un 62% de los
casos (χ2 = 64.24; p = <.05) en la variable de Comportamiento para Captar la Atención
de otras Personas Significativas, Factor III. El valor de ajuste de los modelos (R2
Nagelkerke) se situó entre .31 para la variable Evitación de la Afectividad Negativa que
provocan Estímulos o Situaciones Relacionadas con la Escuela igual que para la variable
Percepciòn;
Puntajes altos;
13,59Percepciòn;
Puntajes bajos;
6,85
FI SRAS ***
Percepciòn;
Puntajes
altos; 10,13Percepciòn;
Puntajes
bajos; 4,78
FII SRAS ***
Percepciòn;
Puntajes
altos; 13,14Percepciòn;
Puntajes
bajos; 9,01
FIII SRAS ***
Percepciòn;
Puntajes
altos; 20,11
Percepciòn;
Puntajes
bajos; 20,34
FIV SRAS
151
de Escape de Situaciones Sociales y/o de Evaluación y .10 para la variable de
Comportamiento para Captar la Atención de otras Personas Significativas.
Los valores de la odd ratio (OR) fueron superiores a 1 para los modelos de
Evitación de la Afectividad Negativa que Provocan Estímulos o Situaciones Relacionadas
con la Escuela (F1SRAS), Escape de Situaciones Sociales y/o de Evaluación (FII SRAS)
y la variable de Comportamiento para Captar la Atención de otras Personas
Significativas, (FIII SRAS), siendo la probabilidad de presentar alta Ansiedad Ante la
Agresión, en 1.21, 1.28 y 1.08 veces mayor por cada punto que aumentan las puntuaciones
en las dimensiones citadas respectivamente.
Tabla 11
Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar alta puntuación en el
Factor I, Ansiedad ante la Agresión, del IAES en función del Rechazo Escolar
Variable χ2 R2 B E.T. Wald p OR I.C. 95%
FISRAS Clasificados
correctamente:
72.8%
223.46 .31 .19 .01 148.56 .000 1.21 1.17-1.25
Constante -1.68 .16 104.21 .000 .18
FIISRAS Clasificados
correctamente:
73.2%
217.51 .31 .25 .02 136.41 .000 1.28 1.23-1.33
Constante
-
1.53 .15 94.1 .000 .21
FIIISRAS Clasificados
correctamente: 62% 64.24 .10 .08 .01 55.60 .000 1.08 1.06-1.11
Constante -.67 .13 25.14 .000 .51
Nota: FISRAS = Evitación de la Afectividad Negativa que Provocan Estímulos o Situaciones Relacionadas
con la Escuela, FIISRAS = Escape de Situaciones Sociales y/o de Evaluación, FIIISRAS = Comportamiento
para Captar la Atención de otras Personas Significativas, χ2 = Chi cuadrado; R2 = Cuadrado de
Nagelkerke; B = Coeficiente de regresión; E.T.= Error estándar; Wald = Prueba de Wald; p =
Probabilidad; OR = Odd ratio; I.C. = Intervalo de confianza al 95%.
8.6.3 Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar alta puntuación en
el Factor I, Ansiedad ante la agresión, del IAES en función del rechazo escolar
incluyendo todas las variables
Los datos han permitido crear un modelo de regresión logística a partir del cual se
pueden hacer estimaciones correctas respecto a la probabilidad de presentar altas
puntuaciones en Ansiedad Ante la Agresión en función del Rechazo Escolar.
152
La tabla 12 presenta el modelo de regresión logística resultante tras incluir todas
las variables del Rechazo Escolar en conjunto para el Factor I, Ansiedad Ante la Agresión
del IAES. Los resultados muestran que la proporción de casos clasificados correctamente
es del 72.2.% (χ2 = 288.43; p = <.05). Los componentes del modelo expresados por la OR
permiten pronosticar la alta Ansiedad Escolar en base al Factor I, Ansiedad Ante la
Agresión, siendo un 1.17 veces mayor la probabilidad de manifestar Ansiedad Ante la
Agresión por cada punto que se incrementa la puntuación en Escape de Situaciones
Sociales y/o de Evaluación y 1.15 veces mayor la probabilidad de manifestar Ansiedad
Ante la Agresión por cada punto que se incrementa la puntuación en Evitación de la
Afectividad Negativa que Provocan Estímulos o Situaciones Relacionadas con la
Escuela. Por otro lado, resultó ser .94 veces menor la probabilidad de presentar alta
Ansiedad Ante la Agresión por cada punto que aumentaba la puntuación en la variable
Comportamiento para Captar la Atención de otras Personas Significativas.
Tabla 12
Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar alta puntuación en el
Factor I, Ansiedad ante la agresión, del IAES en función del rechazo escolar
incluyendo todas las variables
Variable χ2 R2 B E.T. Wald p OR
I.C.
95%
Clasificados
correctamente: 77.2% 288.43 .39
FISRAS .14 .01 54.75 .000 1.15 1,10-1.19
FIISRAS .16 .02 41.28 .000 1.17 1,11-1.22
FIIISRAS -.05 .01 18.22 .000 .94 ,91-.97
Constante -1.10 .29 14.42 .000 .33
Nota: FISRAS = Evitación de la Afectividad Negativa que Provocan Estímulos o Situaciones Relacionadas
con la Escuela, FIISRAS = Escape de Situaciones Sociales y/o de Evaluación, FIIISRAS =
Comportamiento para Captar la Atención de otras Personas Significativas, χ2 = Chi cuadrado; R2 =
Cuadrado de Nagelkerke; B = Coeficiente de regresión; E.T.= Error estándar; Wald = Prueba de Wald; p =
Probabilidad; OR = Odd ratio; I.C. = Intervalo de confianza al 95%.
8.6.4 Diferencias en rechazo escolar en estudiantes con altas y bajas puntuaciones en
el Factor II Ansiedad ante la Evaluación Social- del IAES
La tabla 13 y figura 4 ofrece las medias y diferencias estadísticamente
significativas halladas en estudiantes con altas y bajas puntuaciones en ansiedad escolar
en el Factor II- Ansiedad ante la evaluación social- del IAES.
153
Las diferencias halladas resultaron significativas en el FISRAS = Evitación de la
Afectividad Negativa que Provocan Estímulos o Situaciones Relacionadas con la
Escuela; con una magnitud alta para esta dimensión (d = .96). En tanto que para el
FIISRAS = Escape de Situaciones Sociales y/o de Evaluación y para el FIIISRAS =
Comportamiento para Captar la Atención de otras Personas Significativas, presentan una
magnitud media para esta dimensión (d = .77 y .59 respectivamente). Para el FIVSRAS
= Obtención de Refuerzos Tangibles Fuera de la Escuela, la magnitud encontrada para
esta dimensión es baja (d = .16).
Los estudiantes con altas puntuaciones en ansiedad ante la evaluación social
puntuaron significativamente más alto que sus iguales con bajas puntuaciones en los
cuatro factores de la SRAS.
Tabla 13
Diferencias en rechazo escolar en estudiantes con altas y bajas puntuaciones en el
Factor II Ansiedad ante la Evaluación Social- del IAES
Variable
Prueba
Levene
Altas
puntuaciones
Bajas
puntuaciones
Significación estadística y
magnitud diferencias
F p M DE M DE t g.l. p d
FISRAS 21.46 <,001 13.03 6.77 7.13 5.29 13.79 795.98 <,001 .96
FIISRAS 27.05 <,001 9.26 6.03 5.18 4.20 11.23 785.19 <,001 .77
FIIISRAS 25.12 <,001 12.87 7.91 8.59 6.42 8.43 795.10 <,001 .59
FIVSRAS 1.79 .180 20.68 6.87 19.59 6.55 2.26 796 .024 .16
Nota: FISRAS = Evitación de la Afectividad Negativa que Provocan Estímulos o Situaciones Relacionadas
con la Escuela, FIISRAS = Escape de Situaciones Sociales y/o de Evaluación, FIIISRAS =
Comportamiento para Captar la Atención de otras Personas Significativas, FIVSRAS = Obtención de
Refuerzos Tangibles Fuera de la Escuela.
Percepciòn;
Puntajes altos;
13,03 Percepciòn
; Puntajes
bajos; 7,13
FI SRAS ***
Percepciòn;
Puntajes altos;
9,26Percepciòn;
Puntajes bajos;
5,18
FII SRAS ***
154
Figura 4. Diagrama de barras de las diferencias en rechazo escolar en estudiantes altas y bajas
puntuaciones en el Factor II del IAES, * = p <.05;** = p <.01; *** = p <.001
8.6.5 Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar alta puntuación en
el Factor II, Ansiedad Ante la Evaluación Social, del IAES en función del Rechazo
Escolar.
Los datos han permitido crear cuatro modelos de regresión logística a partir de los
cuales se pueden hacer estimaciones correctas respecto a la probabilidad de presentar altas
puntuaciones en Ansiedad Ante la Evaluación Social en Función del Rechazo Escolar.
La tabla 14 presenta los modelos resultantes que permiten hacer una estimación
correcta del 70.4% de los casos (χ2 = 171.39; p = <.05) para la variable Evitación de la
Afectividad Negativa que provocan Estímulos o Situaciones Relacionadas con la Escuela,
Factor I; de un 66.7% de los casos (χ2 = 124.1; p = <.05) correspondiente a la variable de
Escape de Situaciones Sociales y/o de Evaluación, Factor II, ; de un 62.7% de los casos
(χ2 = 67.1; p = <.05) en la variable de Comportamiento para Captar la Atención de otras
Personas Significativas,, Factor III, de un 54% de casos (χ2 = 5.10; p = <.05) en la variable
Obtención de Refuerzos Tangibles Fuera de la Escuela. El valor de ajuste de los modelos
(R2 Nagelkerke) fue de .25 para la variable Evitación de la Afectividad negativa que
Provocan Estímulos o Situaciones Relacionadas con la Escuela, de .19 para la variable de
Escape de Situaciones Sociales y/o de Evaluación, de .10 para la variable de
Comportamiento para Captar la Atención de otras Personas Significativas y de .01 para
la variable Obtención de Refuerzos Tangibles Fuera de la Escuela.
Los valores de la odd ratio (OR) fueron superiores a 1 para los modelos de
Evitación de la Afectividad Negativa que provocan Estímulos o Situaciones Relacionadas
Percepciòn;
Puntajes altos;
12,87
Percepciòn;
Puntajes
bajos; 8,59
FIII SRAS ***
Percepciòn;
Puntajes altos;
20,68
Percepciòn;
Puntajes bajos;
19,59
FIV SRAS *
155
con la Escuela (FI SRAS), Escape de Situaciones Sociales y/o de Evaluación (FII SRAS),
la variable de Comportamiento para Captar la Atención de otras Personas Significativas
(FIII SRAS) y la variable Obtención de Refuerzos Tangibles Fuera de la Escuela (FIV
SRAS), siendo la probabilidad de presentar alta Ansiedad Ante la Evaluación Social,
1.18, 1.20, 1.08 y 1.02 veces mayor por cada punto que aumentan las puntuaciones de
las variables indicadas respectivamente.
Tabla 14
Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar alta puntuación en el
Factor II, Ansiedad Ante la Evaluación Social, del IAES en función del Rechazo
Escolar.
Variable χ2 R2 B E.T. Wald p OR I.C. 95%
FISRAS Clasificados
correctamente:
70.4%
171.39 .25 .17 .01 121.76 .000 1.18 1.15-1.22
Constante
-
1.41 .16 77.27 .000 .24
FIISRAS Clasificados
correctamente:
66.7%
124.01 .19 .18 .01 87.93 .000 1.20 1.15-1.24
Constante
-
1.01 .14 48.32 .000 .36
FIIISRAS Clasificados
correctamente:
62.7%
67.01 .10 .08 .01 57.51 .000 1.08 1.06-1.11
Constante -.64 .13 23.41 .000 .52
FIVSRAS Clasificados
correctamente: 54% 5.10 .01 .02 .01 5.06 .024 1.02 1.00-1.04
Constante -.24 .22 1.14 .28 .78
Nota: FISRAS = Evitación de la Afectividad Negativa que Provocan Estímulos o Situaciones Relacionadas
con la Escuela, FIISRAS = Escape de Situaciones Sociales y/o de Evaluación, FIIISRAS = Comportamiento
para Captar la Atención de otras Personas Significativas, FIVSRAS = Obtención de Refuerzos Tangibles
Fuera de la Escuela, χ2 = Chi cuadrado; R2 = Cuadrado de Nagelkerke; B = Coeficiente de regresión;
E.T.= Error estándar; Wald = Prueba de Wald; p = Probabilidad; OR = Odd ratio; I.C. = Intervalo de
confianza al 95%.
8.6.6 Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar alta puntuación en
el Factor II, Ansiedad Ante la Evaluación Social, del IAES en función del Rechazo
Escolar incluyendo todas las variables
Los datos han permitido crear un modelo de regresión logística a partir del cual se
pueden hacer estimaciones correctas respecto a la probabilidad de presentar altas
puntuaciones en Ansiedad Ante la Evaluación Social en Función del Rechazo Escolar.
156
La tabla 15 presenta el modelo de regresión logística resultante tras incluir todas
las variables del Rechazo Escolar en conjunto para el Factor II, Ansiedad Ante la
Evaluación Social del IAES. Los resultados muestran que la proporción de casos
clasificados correctamente es del 71.9% (χ2 = 192.88; p = <.05). Los componentes del
modelo expresados por la OR permiten pronosticar el Rechazo Escolar en base al Factor
II, Ansiedad Ante la Evaluación Social, siendo un 1.13 veces mayor la probabilidad de
manifestar Ansiedad Ante la Evaluación Social por cada punto que se incrementa la
puntuación en Evitación de la Afectividad Negativa que provocan Estímulos o
Situaciones Relacionadas con la Escuela; 1.07 veces mayor la probabilidad de manifestar
Ansiedad Ante la Evaluación Social por cada punto que se incrementa la puntuación en
Escape de Situaciones Sociales y/o de Evaluación y 1.03 veces mayor la probabilidad de
manifestar Ansiedad Ante la Evaluación Social por cada punto que se incrementa la
puntuación en Comportamiento para Captar la Atención de otras Personas
Significativas.
Tabla 15
Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar alta puntuación en el Factor II,
Ansiedad Ante la Evaluación Social, del IAES en función del Rechazo Escolar incluyendo
todas las variables
Variable χ2 R2 B E.T. Wald p OR I.C. 95%
Clasificados
correctamente:
71,9%
192.88 .28
FISRAS .12 .01 43.29 .000 1.13 1.08-1.17
FIISRAS .07 .02 9.75 .002 1.07 1.02-1.12
FIIISRAS .03 .01 8.26 .004 1.03 1.01-1.06
Constante
-
1.82 .19 88.96 .000 .16
Nota: FISRAS = Evitación de la Afectividad Negativa que Provocan Estímulos o Situaciones Relacionadas
con la Escuela, FIISRAS = Escape de Situaciones Sociales y/o de Evaluación, FIIISRAS = Comportamiento
para Captar la Atención de otras Personas Significativas, χ2 = Chi cuadrado; R2 = Cuadrado de
Nagelkerke; B = Coeficiente de regresión; E.T.= Error estándar; Wald = Prueba de Wald; p =
Probabilidad; OR = Odd ratio; I.C. = Intervalo de confianza al 95%.
8.6.7 Diferencias en rechazo escolar en estudiantes con altas y bajas puntuaciones en
el Factor III- Ansiedad ante el fracaso escolar y sanciones disciplinarias- del IAES
La tabla 16 y figura 5 ofrecen las medias y diferencias estadísticamente
significativas halladas en estudiantes con altas y bajas puntuaciones en ansiedad escolar
en el Factor III -Ansiedad ante el fracaso escolar y sanciones disciplinarias- del IAES.
157
Las diferencias halladas resultaron significativas para el FISRAS = Evitación de
la Afectividad Negativa que Provocan Estímulos o Situaciones Relacionadas con la
Escuela; el FIISRAS = Escape de Situaciones Sociales y/o de Evaluación, con una
magnitud alta para esta dimensión (d = 1.29 y 1.01 respectivamente) y para el FIIISRAS
= Comportamiento para Captar la Atención de otras Personas Significativas, cuya
magnitud para esta dimensión resultó de nivel medio (d = .57). Por el contrario, no se
encontraron diferencias significativas para el FIVSRAS = Obtención de Refuerzos
Tangibles Fuera de la Escuela, entre sujetos con altas y bajas puntuaciones en ansiedad
escolar.
Los estudiantes con altas puntuaciones en Ansiedad Ante el Fracaso Escolar y
Sanciones Disciplinarias puntuaron significativamente más alto que sus iguales con bajas
puntuaciones en los tres factores indicados anteriormente.
Tabla 16
Diferencias en rechazo escolar en estudiantes con altas y bajas puntuaciones en el
Factor III- Ansiedad ante el fracaso escolar y sanciones disciplinarias- del IAES
Variable
Prueba
Levene
Altas
puntuaciones
Bajas
puntuaciones
Significación estadística y
magnitud diferencias
F p M DE M DE t g.l. p d
FISRAS 41.77 <,001 13.98 6.63 6.46 4.69 18.85 799.39 <,001 1.29
FIISRAS 70.91 <,001 9.60 6.02 4.56 3.39 15.02 734.83 <,001 1.01
FIIISRAS 19.89 <,001 12.97 7.93 8.76 6.63 8.22 808.09 <,001 .57
FIVSRAS .39 .532 20.58 6.63 20.05 6.46 1.12 810 .259 - Nota: FISRAS = Evitación de la Afectividad Negativa que Provocan Estímulos o Situaciones Relacionadas
con la Escuela, FIISRAS = Escape de Situaciones Sociales y/o de Evaluación, FIIISRAS =
Comportamiento para Captar la Atención de otras Personas Significativas, FIVSRAS = Obtención de
Refuerzos Tangibles Fuera de la Escuela.
Percepciòn;
Puntajes
altos; 13,98Percepciò
n; Puntajes
bajos; 6,46
FI SRAS ***
Percepciòn;
Puntajes altos;
9,6
Percepciòn;
Puntajes bajos;
4,56
FII SRAS ***
158
Figura 5. Diagrama de barras de las diferencias en rechazo escolar en estudiantes altas y bajas puntuaciones
en el Factor III del IAES, * = p <.05;** = p <.01; *** = p <.001
8.6.8 Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar alta puntuación en
el Factor III, Ansiedad ante el fracaso escolar y sanciones disciplinarias del IAES en
función del rechazo escolar
Los datos han permitido crear tres modelos de regresión logística a partir de los
cuales se pueden hacer estimaciones correctas respecto a la probabilidad de presentar altas
puntuaciones en Ansiedad Ante el Fracaso Escolar y Sanciones Disciplinarias en Función
del Rechazo Escolar.
La tabla 17 presenta los modelos resultantes que permiten hacer una estimación
correcta del 76.1% de los casos (χ2 = 295.18; p = <.05) para la variable Evitación de la
Afectividad Negativa que provocan Estímulos o Situaciones Relacionadas con la Escuela,
Factor I; de un 68.7% de los casos (χ2 = 212.30; p = <.05) correspondiente a la variable
de Escape de Situaciones Sociales y/o de Evaluación, Factor II; de un 64.3% de los casos
(χ2 = 64.43; p = <.05) en la variable de Comportamiento para Captar la Atención de otras
Personas Significativas, Factor III. El valor de ajuste de los modelos (R2 Nagelkerke) se
situó en .41 para la variable Evitación de la Afectividad Negativa que provocan Estímulos
o Situaciones Relacionadas con la Escuela, en .31 para la variable de Escape de
Situaciones Sociales y/o de Evaluación y en .10 para la variable de Comportamiento para
Captar la Atención de otras Personas Significativas.
Los valores de la odd ratio (OR) fueron superiores a 1 para los modelos de
Evitación de la Afectividad Negativa que provocan Estímulos o Situaciones Relacionadas
Percepciòn;
Puntajes
altos; 12,97 Percepciòn;
Puntajes
bajos; 8,76
FIII SRAS ***
Percepciòn;
Puntajes altos;
20,58
Percepciòn;
Puntajes bajos;
20,05
FIV SRAS
159
con la Escuela (FI SRAS), la variable de Escape de Situaciones Sociales y/o de
Evaluación (FII SRAS) y la variable de Comportamiento para Captar la Atención de
otras Personas Significativas (FIII SRAS), siendo la probabilidad de presentar alta
Ansiedad Ante el Fracaso Escolar y Sanciones Disciplinarias en 1.28, 1.30 y 1.08 veces
mayor por cada punto que aumentan las puntuaciones respectivamente en las dimensiones
citadas.
Tabla 17
Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar alta puntuación en el
Factor III, Ansiedad ante el fracaso escolar y sanciones disciplinarias del IAES en
función del rechazo escolar
Variable χ2 R2 B E.T. Wald p OR I.C. 95%
FISRAS Clasificados
correctamente:
76.1%
295.18 .41 .24 .01 171.39 .000 1.28 1.23-1.32
Constante
-
2.17 .19 130.16 .000 .11
FIISRAS Clasificados
correctamente:
68.7%
212.30 .31 .26 .02 131.87 .000 1.30 1.24-1.36
Constante
-
1.52 .16 89.75 .000 .21
FIIISRAS Clasificados
correctamente:
64.3%
64.43 .10 .08 .01 55.46 .000 1.08 1.06-1.10
Constante -.63 .13 23.04 .000 .52
Nota: FISRAS = Evitación de la Afectividad Negativa que Provocan Estímulos o Situaciones Relacionadas
con la Escuela, FIISRAS = Escape de Situaciones Sociales y/o de Evaluación, FIIISRAS = Comportamiento
para Captar la Atención de otras Personas Significativas, FIVSRAS = Obtención de Refuerzos Tangibles
Fuera de la Escuela, χ2 = Chi cuadrado; R2 = Cuadrado de Nagelkerke; B = Coeficiente de regresión;
E.T.= Error estándar; Wald = Prueba de Wald; p = Probabilidad; OR = Odd ratio; I.C. = Intervalo de
confianza al 95%.
8.6.9 Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar alta puntuación en
el Factor III, Ansiedad ante el fracaso escolar y sanciones disciplinarias, del IAES en
función del rechazo escolar incluyendo todas las variables
Los datos han permitido crear un modelo de regresión logística a partir del cual se
puede hacer estimaciones correctas respecto a la probabilidad de presentar altas
puntuaciones en Ansiedad Ante el Fracaso Escolar y Sanciones Disciplinarias, en función
del Rechazo Escolar.
160
La tabla 18 presenta el modelo de regresión logística resultante tras incluir todas
las variables del Rechazo Escolar en conjunto para el Factor III, Ansiedad Ante el Fracaso
Escolar y Sanciones Disciplinarias del IAES. Los resultados muestran que la proporción
de casos clasificados correctamente es del 77.1% (χ2 = 322.69; p = <.05). Los
componentes del modelo expresados por la OR permiten pronosticar la alta Ansiedad
Ante el Fracaso Escolar y Sanciones Disciplinarias, siendo un 1.21 veces mayor la
probabilidad de manifestar Ansiedad Ante el Fracaso Escolar y Sanciones Disciplinarias
por cada punto que se incrementa la puntuación en Evitación de la Afectividad Negativa
que Provocan Estímulos o Situaciones Relacionadas con la Escuela y de 1.14 veces
mayor la probabilidad de manifestar Ansiedad Ante el Fracaso Escolar y Sanciones
Disciplinarias por cada punto que se incrementa la puntuación en Escape de Situaciones
Sociales y/o de Evaluación.
Tabla 18
Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar alta puntuación en el
Factor III, Ansiedad ante el fracaso escolar y sanciones disciplinarias, del IAES en
función del rechazo escolar incluyendo todas las variables.
Variable χ2 R2 B E.T. Wald p OR I.C. 95%
Clasificados
correctamente:
77.1%
322.69 .44
FISRAS .19 .02 85.16 .000 1.21 1.16-1.26
FIISRAS .13 .02 25.74 .000 1.14 1.08-1.12
Constante
-
2.53 .21 141.01 .000 .07
Nota: FISRAS = Evitación de la Afectividad Negativa que Provocan Estímulos o Situaciones Relacionadas
con la Escuela, FIISRAS = Escape de Situaciones Sociales y/o de Evaluación, FIIISRAS =
Comportamiento para Captar la Atención de otras Personas Significativas, χ2 = Chi cuadrado; R2 =
Cuadrado de Nagelkerke; B = Coeficiente de regresión; E.T.= Error estándar; Wald = Prueba de Wald; p =
Probabilidad; OR = Odd ratio; I.C. = Intervalo de confianza al 95%.
8.6.10 Diferencias en rechazo escolar en estudiantes con altas y bajas puntuaciones en
el Factor IV Ansiedad ante la evaluación escolar-del IAES
La tabla 19 y figura 6 ofrecen las medias y diferencias estadísticamente
significativas halladas en estudiantes con altas y bajas puntuaciones en ansiedad escolar
en el Factor IV-Ansiedad Ante la Evaluación Escolar- del IAES.
161
Las diferencias halladas resultaron significativas para el FISRAS = Evitación de
la Afectividad Negativa que Provocan Estímulos o Situaciones Relacionadas con la
Escuela; FIISRAS = Escape de Situaciones Sociales y/o de Evaluación, con una magnitud
alta para esta dimensión (d = 1.07 y .80 respectivamente). Para el FIIISRAS =
Comportamiento para Captar la Atención de otras Personas Significativas, su magnitud
resultó de nivel medio (d = .59) y para el FIVSRAS = Obtención de Refuerzos Tangibles
Fuera de la Escuela, se obtuvo una magnitud baja (d=.14), entre sujetos con altas y bajas
puntuaciones en ansiedad escolar.
Los estudiantes con altas puntuaciones en ansiedad ante la evaluación escolar
puntuaron significativamente más alto que sus iguales con bajas puntuaciones en los
cuatro factores de la SRAS.
Tabla 19
Diferencias en rechazo escolar en estudiantes con altas y bajas puntuaciones en el
Factor IV Ansiedad ante la evaluación escolar-del IAES.
Variable
Prueba
Levene
Altas
puntuaciones
Bajas
puntuaciones
Significación estadística y
magnitud diferencias
F p M DE M DE t g.l p d
FISRAS 27.93 <,001 13.44 6.67 6.97 5.12 15.80 825.84 <,001 1.07
FIISRAS 47.53 <,001 9.33 6.08 5.13 4.08 11.87 798.56 <,001 .80
FIIISRAS 16.56 <,001 13.10 7.89 8.73 6.65 8.66 829.59 <,001 .59
FIVSRAS 1.65 .199 20.96 6.76 20.01 6.47 2.04 830 .041 .14
Nota: FISRAS = Evitación de la Afectividad Negativa que Provocan Estímulos o Situaciones
Relacionadas con la Escuela, FIISRAS = Escape de Situaciones Sociales y/o de Evaluación, FIIISRAS =
Comportamiento para Captar la Atención de otras Personas Significativas, FIVSRAS = Obtención de
Refuerzos Tangibles Fuera de la Escuela.
Percepciòn;
Puntajes
altos; 13,44 Percepciòn;
Puntajes bajos;
6,97
FI SRAS ***
Percepciòn;
Puntajes altos;
9,33 Percepciòn;
Puntajes bajos;
5,13
FII SRAS ***
162
Figura 6. Diagrama de barras de las diferencias en rechazo escolar en estudiantes altas y bajas
puntuaciones en el Factor IV del IAES, * = p <.05; ** = p <.01; *** = p <.001
8.611 Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar alta puntuación en
el Factor IV, Ansiedad ante la Evaluación Escolar, del IAES en función del rechazo
escolar
Los datos han permitido crear cuatro modelos de regresión logística a partir de los
cuales se pueden hacer estimaciones correctas respecto a la probabilidad de presentar altas
puntuaciones en Ansiedad Ante la Evaluación Escolar en función del Rechazo Escolar.
La tabla 20 presenta los modelos resultantes que permiten hacer una estimación
correcta del 72.6% de los casos (χ2 = 219.44; p = <.05) para la variable Evitación de la
Afectividad Negativa que Provocan Estímulos o Situaciones Relacionadas con la
Escuela, Factor I; de un 65.3% de los casos (χ2 = 137.70; p = <.05) correspondiente a la
variable de Escape de Situaciones Sociales y/o de Evaluación, Factor II; de un 63.7% de
los casos (χ2 = 71.52; p = <.05) en la variable de Comportamiento para Captar la Atención
de otras Personas Significativas, Factor III; de un 54.3% de los casos (χ2 = 4.16; p = <.05)
en la variable Obtención de Refuerzos Tangibles Fuera de la Escuela, Factor IV. El valor
de ajuste de los modelos (R2 Nagelkerke) se situó en .31 para la variable Evitación de la
Afectividad Negativa que Provocan Estímulos o Situaciones Relacionadas con la
Escuela, en .20 para la variable de Escape de Situaciones Sociales y/o de Evaluación, en
.11 para la variable de Comportamiento para Captar la Atención de otras Personas
Significativas y en .01 para la variable Obtención de Refuerzos Tangibles Fuera de la
Escuela.
Percepciòn;
Puntajes
altos; 13,1
Percepciòn;
Puntajes
bajos; 8,73
FIII SRAS ***
Percepciòn;
Puntajes
altos; 20,96
Percepciòn;
Puntajes
bajos; 20,01
FIV SRAS *
163
Los valores de la odd ratio (OR) fueron superiores a 1 para los modelos de
Evitación de la Afectividad Negativa que Provocan Estímulos o Situaciones Relacionadas
con la Escuela (FI SRAS), la variable de Escape de Situaciones Sociales y/o de
Evaluación (FIISRAS), la variable de Comportamiento para Captar la Atención de otras
Personas Significativas (FIII SRAS) y la variable Obtención de Refuerzos Tangibles
Fuera de la Escuela (FIV SRAS), siendo la probabilidad de presentar alta Ansiedad Ante
la Evaluación escolar, 1.21, 1.20, 1.08 y 1.02 veces mayor por cada punto que aumentan
las puntuaciones en las dimensiones citadas respectivamente.
Tabla 20
Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar alta puntuación en el
Factor IV, Ansiedad ante la Evaluación Escolar, del IAES en función del rechazo
escolar
Variable χ2 R2 B E.T. Wald p OR I.C. 95%
FISRAS Clasificados
correctamente:
72.6%
219.44 .31 .19 .01 147.12 .000 1.21 1.17-1.25
Constante
-
1.71 .16 104.97 .000 .18
FIISRAS Clasificados
correctamente:
65.3%
137.70 .20 .18 .01 96.99 .000 1.20 1.16-1.25
Constante
-
1.09 .14 58.95 .000 .33
FIIISRAS Clasificados
correctamente:
63.7%
71.52 .11 .08 .01 61.30 .000 1.08 1.06-1.11
Constante -.71 .13 29.03 .000 .49
FIVsras Clasificados
correctamente:
54.3%
4.16 .01 .02 .01 4.14 .042 1.02 1.01-1.04
Constante -.24 .22 1.18 .276 .78
Nota: FISRAS = Evitación de la Afectividad Negativa que Provocan Estímulos o Situaciones Relacionadas
con la Escuela, FIISRAS = Escape de Situaciones Sociales y/o de Evaluación, FIIISRAS = Comportamiento
para Captar la Atención de otras Personas Significativas, FIVSRAS = Obtención de Refuerzos Tangibles
Fuera de la Escuela, χ2 = Chi cuadrado; R2 = Cuadrado de Nagelkerke; B = Coeficiente de regresión;
E.T.= Error estándar; Wald = Prueba de Wald; p = Probabilidad; OR = Odd ratio; I.C. = Intervalo de
confianza al 95%.
164
8.6.1.2 Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar alta puntuación
en el Factor IV, Ansiedad ante la Evaluación Escolar del IAES en función del rechazo
escolar incluyendo todas las variables
Los datos han permitido crear un modelo de regresión logística a partir del cual se
pueden hacer estimaciones correctas respecto a la probabilidad de presentar altas
puntuaciones en Ansiedad Ante la Evaluación Escolar, en función del Rechazo Escolar.
La tabla 21 presenta el modelo de regresión logística resultante tras incluir todas
las variables del Rechazo Escolar en conjunto para el Factor IV, Ansiedad Ante la
Evaluación Escolar del IAES. Los resultados muestran que la proporción de casos
clasificados correctamente es del 73.2% (χ2 = 228.79; p = <.05). Los componentes del
modelo expresados por la OR permiten pronosticar la Ansiedad Ante la Evaluación
Escolar, Factor IV del IAES en función al Rechazo Escolar, siendo un 1.17 veces mayor
la probabilidad de manifestar Ansiedad Ante la Evaluación Escolar por cada punto que
se incrementa la puntuación en Evitación de la Afectividad Negativa que Provocan
Estímulos o Situaciones Relacionadas con la Escuela y de 1.07 veces mayor la
probabilidad de manifestar Ansiedad Ante la Evaluación Escolar por cada punto que se
incrementa la puntuación en Escape de Situaciones Sociales y/o de Evaluación.
Tabla 21
Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar alta puntuación en el
Factor IV, Ansiedad ante la Evaluación Escolar del IAES en función del rechazo
escolar incluyendo todas las variables
Variable χ2 R2 B E.T. Wald p OR I.C. 95%
Clasificados
correctamente:
73.2%
228.79 .32
FISRAS .16 .01 74.74 .000 1.17 1.13-1.22
FIISRAS .07 .02 9.10 .003 1.07 1.02-1.12
Constante
-
1.87 .17 109.49 .000 .15
Nota: FISRAS = Evitación de la Afectividad Negativa que Provocan Estímulos o Situaciones Relacionadas
con la Escuela, FIISRAS = Escape de Situaciones Sociales y/o de Evaluación, FIIISRAS = Comportamiento
para Captar la Atención de otras Personas Significativas, χ2 = Chi cuadrado; R2 = Cuadrado de
Nagelkerke; B = Coeficiente de regresión; E.T.= Error estándar; Wald = Prueba de Wald; p =
Probabilidad; OR = Odd ratio; I.C. = Intervalo de confianza al 95%.
165
8.6.1.3 Diferencias en rechazo escolar en estudiantes con altas y bajas puntuaciones
en Ansiedad Cognitiva
La tabla 22 y figura 7 ofrece las medias y diferencias estadísticamente
significativas halladas en estudiantes con altas y bajas puntuaciones ansiedad escolar en
el Factor Ansiedad Cognitiva.
Las diferencias halladas resultaron significativas para el FISRAS = Evitación de
la Afectividad Negativa que Provocan Estímulos o Situaciones Relacionadas con la
Escuela y para el FIISRAS = Escape de Situaciones Sociales y/o de Evaluación, con una
magnitud alta para esta dimensión (d = 1.11 y .92 respectivamente). Para el FIIISRAS =
Comportamiento para Captar la Atención de otras Personas Significativas, su magnitud
resultó de nivel medio (d = .56) Por el contrario, no se encontraron diferencias
significativas para el FIVSRAS = Obtención de Refuerzos Tangibles Fuera de la Escuela,
entre sujetos con altas y bajas puntuaciones en ansiedad escolar.
Los estudiantes con altas puntuaciones en Ansiedad Cognitiva puntuaron
significativamente más alto que sus iguales con bajas puntuaciones en los tres factores
indicados anteriormente.
Tabla 22
Diferencias en rechazo escolar en estudiantes con altas y bajas puntuaciones en
Ansiedad Cognitiva
Variable
Prueba
Levene
Altas
puntuaciones
Bajas
puntuaciones
Significación estadística y
magnitud diferencias
F p M DE M DE t g.l. p d
FISRAS 28.35 <,001 13.85 6.81 7.09 5.15 16.11 806.36 <,001 1.11
FIISRAS 48.04 <,001 9.82 6.20 4.93 3.93 13.65 759.07 <,001 .92
FIIISRAS 16.16 <,001 13.03 8.00 8.83 6.72 8.15 815.96 <,001 .56
FIVSRAS .12 .724 20.30 6.72 20.33 6.63 -.07 816 .942 -
Nota: FISRAS = Evitación de la Afectividad Negativa que Provocan Estímulos o Situaciones Relacionadas
con la Escuela, FIISRAS = Escape de Situaciones Sociales y/o de Evaluación, FIIISRAS =
Comportamiento para Captar la Atención de otras Personas Significativas, FIVSRAS = Obtención de
Refuerzos Tangibles Fuera de la Escuela.
166
Figura 7. Diagrama de barras de las diferencias en rechazo escolar en estudiantes altas y bajas
puntuaciones en Ansiedad Cognitiva, * = p <.05; ** = p <.01; *** = p <.001
8.6.1.4 Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar alta puntuación
en Ansiedad Cognitiva en función del Rechazo Escolar
Los datos han permitido crear tres modelos de regresión logística a partir de los
cuales se pueden hacer estimaciones correctas respecto a la probabilidad de presentar altas
puntuaciones en Ansiedad Cognitiva, en función del Rechazo Escolar.
La tabla 23 presenta los modelos de regresión logística resultantes de la variable
Ansiedad Cognitiva en función del Rechazo Escolar. Los modelos propuestos permiten
hacer una estimación correcta del 73.6% de los casos (χ2 = 225.76; p = <.05) para la
variable Evitación de la Afectividad Negativa que Provocan Estímulos o Situaciones
Relacionadas con la Escuela Factor I; de un 69.4% de los casos (χ2 = 180.45; p = <.05)
correspondiente a la variable de Escape de situaciones Sociales y/o de Evaluación, Factor
II; de un 62.3% de los casos (χ2 = 63.77; p = <.05) en la variable de Comportamiento para
Captar la Atención de otras Personas Significativas, Factor III; no se encuentran
resultados estadísticamente significativos para la variable Obtención de Refuerzos
Tangibles Fuera de la Escuela, Factor IV. El valor de ajuste de los modelos (R2
Percepciòn;
Puntajes
altos; 13,85Percepciòn;
Puntajes
bajos; 7,09
FI SRAS ***
Percepciòn;
Puntajes
altos; 9,82
Percepciòn;
Puntajes
bajos; 4,93
FII SRAS ***
Percepciòn;
Puntajes
altos; 13,03
Percepciòn;
Puntajes
bajos; 8,83
FIII SRAS ***
Percepciòn;
Puntajes
altos; 20,3
Percepciòn;
Puntajes
bajos; 20,33
FIV SRAS
167
Nagelkerke) se situó en .32 para la variable Evitación de la Afectividad Negativa que
Provocan Estímulos o Situaciones Relacionadas con la Escuela, en .27 para la variable
de Escape de Situaciones Sociales y/o de Evaluación y de .10 para la variable de
Comportamiento para Captar la Atención de otras Personas Significativas.
Los valores de la odd ratio (OR) fueron superiores a 1 para los modelos de
Evitación de la Afectividad Negativa que Provocan Estímulos o Situaciones Relacionadas
con la Escuela (FISRAS), la variable de Escape de situaciones Sociales y/o de Evaluación
(FIISRAS), la variable de Comportamiento para Captar la Atención de otras Personas
Significativas (FIIISRAS), siendo la probabilidad de presentar alta Ansiedad Cognitiva,
1.21 1.24 y 1.08 veces mayor por cada punto que aumentan las puntuaciones
respectivamente en las dimensiones citadas.
Tabla 23
Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar alta puntuación en
Ansiedad Cognitiva en función del Rechazo Escolar
Variable χ2 R2 B
E.
T Wald p OR I.C. 95%
FISRAS Clasificados
correctamente: 73.6% 225.76 .32 .19 .01 150.10 .000 1.21 1.17-1.25
Constante
-
1.7
9
.17 110.70 .000 .16
FIISRAS Clasificados
correctamente: 69.4% 180.45 .27 .22 .02 118.98 .000 1.24 1.20-1.29
Constante
-
1.3
7
.15 81.66 .000 .25
FIIISRAS Clasificados
correctamente: 62.3% 63.77 .10 .07 .01 55.29 .000 1.08 1.06-1.10
Constante
-
.68 .13 26.92 .000 .506
Nota: FISRAS = Evitación de la Afectividad Negativa que Provocan Estímulos o Situaciones Relacionadas
con la Escuela, FIISRAS = Escape de Situaciones Sociales y/o de Evaluación, FIIISRAS = Comportamiento
para Captar la Atención de otras Personas Significativas, χ2 = Chi cuadrado; R2 = Cuadrado de
Nagelkerke; B = Coeficiente de regresión; E.T.= Error estándar; Wald = Prueba de Wald; p =
Probabilidad; OR = Odd ratio; I.C. = Intervalo de confianza al 95%.
168
8.6.1.5 Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar alta puntuación
en Ansiedad Cognitiva en función del Rechazo Escolar incluyendo todas las variables
Los datos han permitido crear un modelo de regresión logística a partir del cual se
pueden hacer estimaciones correctas respecto a la probabilidad de presentar altas
puntuaciones en Ansiedad Cognitiva en función del Rechazo Escolar.
La tabla 24 presenta el modelo de regresión logística resultante de la variable
Ansiedad Cognitiva en función del Rechazo Escolar. Los resultados muestran que la
proporción de casos clasificados correctamente es del 76.2% (χ2 = 267.56; p = <.05). Los
componentes del modelo expresados por la OR permiten pronosticar la alta Ansiedad
Cognitiva en función del Rechazo Escolar, siendo un 1.17 veces mayor la probabilidad
de manifestar Ansiedad Cognitiva por cada punto que se incrementa la puntuación en
Evitación de la Afectividad Negativa que Provocan Estímulos o Situaciones Relacionadas
con la Escuela; 1.12 veces mayor la probabilidad de manifestar Ansiedad Cognitiva por
cada punto que se incrementa la puntuación en Escape de situaciones Sociales y/o de
Evaluación. Por otro lado, resultó ser .94 veces menor la probabilidad de presentar alta
Ansiedad Cognitiva por cada punto que aumentaba la puntuación en el Comportamiento
para Captar la Atención de otras Personas Significativas.
Tabla 24
Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar alta puntuación en
Ansiedad Cognitiva en función del Rechazo Escolar incluyendo todas las variables
Variable χ2 R2 B E.T. Wald p OR I.C. 95%
Clasificados
correctamente:
76.2% 267.56 .37
FISRAS .16 .02 67.96 .000 1.17 1.13-1.22
FIISRAS .11 .02 22.16 .000 1.12 1.07-1.18
FIIISRAS -.05 .01 16.84 .000 .94 .92-.97
Constante
-
1.13 .28 16.22 .000 .32
Nota: FISRAS = Evitación de la Afectividad Negativa que Provocan Estímulos o Situaciones Relacionadas
con la Escuela, FIISRAS = Escape de Situaciones Sociales y/o de Evaluación, FIIISRAS = Comportamiento
para Captar la Atención de otras Personas Significativas, χ2 = Chi cuadrado; R2 = Cuadrado de
Nagelkerke; B = Coeficiente de regresión; E.T.= Error estándar; Wald = Prueba de Wald; p =
Probabilidad; OR = Odd ratio; I.C. = Intervalo de confianza al 95%.
169
8.6.1.6 Diferencias en rechazo escolar en estudiantes con altas y bajas puntuaciones
en Ansiedad Conductual
La tabla 25 y figura 8 ofrece las medias y diferencias estadísticamente
significativas halladas en estudiantes con altas y bajas puntuaciones en ansiedad escolar
en el Factor Ansiedad Conductual.
Las diferencias halladas resultaron significativas para el FISRAS = Evitación de
la Afectividad Negativa que Provocan Estímulos o Situaciones Relacionadas con la
Escuela y para el FIISRAS = Escape de Situaciones Sociales y/o de Evaluación, con una
magnitud alta para esta dimensión (d = 1.13 y .94 respectivamente) y para el FIIISRAS =
Comportamiento para Captar la Atención de otras Personas Significativas, cuya
magnitud para esta dimensión resultó de nivel medio (d = .62). Por el contrario, se
encontraron diferencias no significativas para el FIVSRAS = Obtención de Refuerzos
Tangibles Fuera de la Escuela, entre sujetos con altas y bajas puntuaciones en ansiedad
escolar.
Los estudiantes con altas puntuaciones en ansiedad conductual puntuaron
significativamente más alto que sus iguales con bajas puntuaciones en los tres factores
indicados anteriormente.
Tabla 25
Diferencias en rechazo escolar en estudiantes con altas y bajas puntuaciones en
Ansiedad Conductual.
Variable
Prueba
Levene
Altas
puntuaciones
Bajas
puntuaciones
Significación estadística y
magnitud diferencias
F p M DE M DE t g.l. p d
FISRAS 40.68 <,001 13.39 6.87 6.53 4.85 16.40 781.19 <,001 1.13
FIISRAS 75.1d <,001 9.49 6.13 4.73 3.31 15.41 781.19 <,001 .94
FIIISRAS 19.94 <,001 13.25 7.93 8.73 6.47 13.95 706.81 <,001 .62
FIVSRAS 1.67 .196 20.33 6.72 20.22 6.44 .23 790 .815 -
Nota: FISRAS = Evitación de la Afectividad Negativa que Provocan Estímulos o Situaciones Relacionadas
con la Escuela, FIISRAS = Escape de Situaciones Sociales y/o de Evaluación, FIIISRAS =
Comportamiento para Captar la Atención de otras Personas Significativas, FIVSRAS = Obtención de
Refuerzos Tangibles Fuera de la Escuela.
170
Figura 8. Diagrama de barras de las diferencias en rechazo escolar en estudiantes altas y bajas
puntuaciones en Ansiedad Conductual, * = p <.05; ** = p <.01; *** = p <.001
8.6.1.7 Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar alta puntuación
en Ansiedad Conductual en función del Rechazo Escolar
Los datos han permitido crear tres modelos de regresión logística a partir de los
cuales se pueden hacer estimaciones correctas respecto a la probabilidad de presentar altas
puntuaciones en Ansiedad Conductual, en función del Rechazo Escolar.
La tabla 26 presenta los modelos de regresión logística resultantes de la variable
Ansiedad Conductual en función del Rechazo Escolar. Los modelos propuestos permiten
hacer una estimación correcta del 73.7% de los casos (χ2 = 227.51; p = <.05) para la
variable Evitación de la Afectividad Negativa que Provocan Estímulos o Situaciones
Relacionadas con la Escuela, Factor I; de un 66.7% de los casos (χ2 = 182.28; p = <.05)
correspondiente a la variable Escape de situaciones Sociales y/o de Evaluación, Factor
II; de un 64.4% de los casos (χ2 = 72.74; p = <.05) en la variable de Comportamiento para
Captar la Atención de otras Personas Significativas, Factor III; no se encuentran
resultados estadísticamente significativos para la variable Obtención de Refuerzos
Tangibles Fuera de la Escuela, Factor IV. El valor de ajuste de los modelos (R2
Nagelkerke) se situó entre .34 para la variable Evitación de la Afectividad Negativa que
Percepciòn;
Puntajes altos;
13,39Percepciòn;
Puntajes bajos;
6,53
FI SRAS ***
Percepciòn;
Puntajes altos;
9,49
Percepciòn;
Puntajes bajos;
4,73
FII SRAS ***
Percepciòn
; Puntajes
altos; 13,25 Percepciòn;
Puntajes bajos;
8,73
FIII SRAS ***
Percepciòn;
Puntajes altos;
20,33
Percepciòn;
Puntajes
bajos; 20,22
FIV SRAS
171
Provocan Estímulos o Situaciones Relacionadas con la Escuela, en .27 para la variable
de Escape de Situaciones Sociales y/o de Evaluación y en .11 para la variable de
Comportamiento para Captar la Atención de otras Personas Significativas.
Los valores de la odd ratio (OR) fueron superiores a 1 para los modelos de
Evitación de la Afectividad Negativa que Provocan Estímulos o Situaciones Relacionadas
con la Escuela (FISRAS), la variable de Escape de situaciones Sociales y/o de Evaluación
(FIISRAS), la variable de Comportamiento para Captar la Atención de otras Personas
Significativas (FIIISRAS), siendo la probabilidad de presentar alta Ansiedad Conductual,
con 1.22, 1.27 y en 1.09 veces mayor por cada punto que aumentan las puntuaciones
respectivamente en las dimensiones citadas.
Tabla 26
Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar alta puntuación en
Ansiedad Conductual en función del Rechazo Escolar.
Variable χ2 R2 B E.T. Wald p OR I.C. 95%
FISRAS Clasificados
correctamente:
73.7%
227.51 .34 .20 .01 149.85 .000 1.22 1.18-1.26
Constante -1.69 .16 101.55 .000 .18
FIISRAS Clasificados
correctamente:
66.7%
182.28 .27 .24 .02 117.04 .000 1.27 1.22-1.33
Constante -1.38 .15 75.88 .000 .25
FIIISRAS Clasificados
correctamente:
64.4%
72.74 .11 .08 .01 61.91 .000 1.09 1.06-1.16
Constante -.71 .13 26.96 .000 .49
Nota: FISRAS = Evitación de la Afectividad Negativa que Provocan Estímulos o Situaciones Relacionadas
con la Escuela, FIISRAS = Escape de Situaciones Sociales y/o de Evaluación, FIIISRAS = Comportamiento
para Captar la Atención de otras Personas Significativas, FIVSRAS = Obtención de Refuerzos Tangibles
Fuera de la Escuela, χ2 = Chi cuadrado; R2 = Cuadrado de Nagelkerke; B = Coeficiente de regresión;
E.T.= Error estándar; Wald = Prueba de Wald; p = Probabilidad; OR = Odd ratio; I.C. = Intervalo de
confianza al 95%.
8.6.18 Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar alta puntuación en
Ansiedad Conductual en función del Rechazo Escolar incluyendo todas las variables
Los datos han permitido crear un modelo de regresión logística a partir del cual se
pueden hacer estimaciones correctas respecto a la probabilidad de presentar altas
puntuaciones en Ansiedad Conductual, en función del Rechazo Escolar, incluyendo todas
las variables.
172
La tabla 27 presenta el modelo de regresión logística resultante de la variable
Ansiedad Conductual en función del Rechazo Escolar incluyendo todas las variables. Los
resultados muestran que la proporción de casos clasificados correctamente es del 76% (χ2
= 271.800; p = <.05). Los componentes del modelo expresados por la OR permiten
pronosticar la alta Ansiedad Conductual en función del Rechazo Escolar, siendo un 1.17
veces mayor la probabilidad de manifestar Ansiedad Conductual por cada punto que se
incrementa la puntuación en Evitación de la Afectividad Negativa que Provocan
Estímulos o Situaciones Relacionadas con la Escuela; 1.13 veces mayor la probabilidad
de manifestar ansiedad conductual por cada punto que se incrementa la puntuación en
Escape de situaciones Sociales y/o de Evaluación; 1.02 veces mayor la probabilidad de
manifestar Ansiedad Conductual por cada punto que se incrementa la puntuación en el
Comportamiento para Captar la Atención de otras Personas Significativas, por otro lado,
resultó ser .95 veces menor la probabilidad de presentar alta Ansiedad Conductual por
cada punto que aumenta la puntuación en obtención de refuerzos tangibles fuera de la
escuela.
Tabla 27
Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar alta puntuación en
Ansiedad Conductual en función del Rechazo Escolar incluyendo todas las variables
incluyendo todas las variables
Variable χ2 R2 B E.T. Wald p OR I.C. 95%
Clasificados
correctamente:
76 % 271.800 .389
FISRAS .157 .019 64.688 .000 1.17 1.12-1.21
FIISRAS .123 .027 20.974 .000 1.13 1.07-1.19 FIIISRAS .028 .013 4.346 .037 1.03 1.01-1.05 FIVSRAS -.043 .014 9.835 .002 .95 .93-.98
Constante
-
1.492 .311 22.999 .000 .225
Nota: FISRAS = Evitación de la Afectividad Negativa que Provocan Estímulos o Situaciones Relacionadas
con la Escuela, FIISRAS = Escape de Situaciones Sociales y/o de Evaluación, FIIISRAS = Comportamiento
para Captar la Atención de otras Personas Significativas, χ2 = Chi cuadrado; R2 = Cuadrado de
Nagelkerke; B = Coeficiente de regresión; E.T.= Error estándar; Wald = Prueba de Wald; p =
Probabilidad; OR = Odd ratio; I.C. = Intervalo de confianza al 95%.
173
8.6.19 Diferencias en rechazo escolar en estudiantes con altas y bajas puntuaciones en
Ansiedad Psicofisiológica
La tabla 28 y figura 9 ofrecen las medias y diferencias estadísticamente
significativas halladas en estudiantes con altas y bajas puntuaciones en Ansiedad Escolar
en el Factor Ansiedad Psicofisiológica.
Las diferencias halladas resultaron significativas para el FISRAS = Evitación de
la Afectividad Negativa que Provocan Estímulos o Situaciones Relacionadas con la
Escuela y para el FIISRAS = Escape de Situaciones Sociales y/o de Evaluación, con una
magnitud alta para esta dimensión (d = 1.22 y 1.03 respectivamente) y para el FIIISRAS
= Comportamiento para Captar la Atención de otras Personas Significativas, cuya
magnitud para esta dimensión resultó de nivel medio (d = .69). Por el contrario, no se
encontraron diferencias significativas para el FIVSRAS = Obtención de Refuerzos
Tangibles Fuera de la Escuela, entre sujetos con altas y bajas puntuaciones en Ansiedad
Escolar.
Los estudiantes con altas puntuaciones en ansiedad psicofisiológica puntuaron
significativamente más alto que sus iguales con bajas puntuaciones en los tres factores
indicados anteriormente.
Tabla 28
Diferencias en rechazo escolar en estudiantes con altas y bajas puntuaciones en Ansiedad
Psicofisiológica.
Variable
Prueba Levene Altas
puntuaciones
Bajas
puntuaciones
Significación estadística y
magnitud diferencias
F p M DE M DE t g.l. p d
FISRAS 28.25 <,001 14.18 6.59 6.93 5.08 16.14 774.41 <,00
1
1.22
FIISRAS 59.40 <,001 10.01 6.01 4.81 3.69 14.63 714.54 <,00
1
1.03
FIIISRAS 34.01 <,001 13.48 7.89 8.56 6.25 9.27 777.51 <,00
1
.69
FIVSRAS .98 .322 20.77 6.72 19.78 6.47 1.50 784 .134 - Nota: FISRAS = Evitación de la Afectividad Negativa que Provocan Estímulos o Situaciones Relacionadas con la Escuela,
FIISRAS = Escape de Situaciones Sociales y/o de Evaluación, FIIISRAS = Comportamiento para Captar la Atención de
otras Personas Significativas, FIVSRAS = Obtención de Refuerzos Tangibles Fuera de la Escuela.
174
Figura 9. Diagrama de barras de las diferencias en rechazo escolar en estudiantes altas y bajas
puntuaciones en Ansiedad Psicofisiológica, * = p <.05; ** = p <.01; *** = p <.001
8.6.2.0 Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar alta puntuación
en Ansiedad Psicofisiológica en función del rechazo escolar
Los datos han permitido crear tres modelos de regresión logística a partir de los
cuales se pueden hacer estimaciones correctas respecto a la probabilidad de presentar altas
puntuaciones en Ansiedad Psicofisiológica en función del Rechazo Escolar.
La tabla 29 presenta los modelos de regresión logística resultantes de la variable
Ansiedad Psicofisiológica en función del Rechazo Escolar. Los modelos propuestos
permiten hacer una estimación correcta del 73.4% de los casos (χ2 = 225.47; p = <.05)
para la variable Evitación de la Afectividad Negativa que Provocan Estímulos o
Situaciones Relacionadas con la Escuela, Factor I; de un 71.2% de los casos (χ2 = 208.09;
p = <.05) correspondiente a la variable de Escape de situaciones Sociales y/o de
Evaluación, Factor II; de un 62% de los casos (χ2 = 80.97; p = <.05) en la variable de
Comportamiento para Captar la Atención de otras Personas Significativas, Factor III; no
se encuentran resultados estadísticamente significativos para la variable Obtención de
Refuerzos Tangibles Fuera de la Escuela, Factor IV. El valor de ajuste de los modelos
(R2 Nagelkerke) se situó en .33 para la variable Evitación de la Afectividad Negativa que
Provocan Estímulos o Situaciones Relacionadas con la Escuela, en .31 para la variable
Percepciòn;
Puntajes altos;
14,18Percepciòn;
Puntajes
bajos; 6,93
FI SRAS ***
Percepciòn;
Puntajes
altos; 10,01
Percepciòn;
Puntajes
bajos; 4,81
FII SRAS ***
Percepciòn;
Puntajes altos;
13,48Percepciòn;
Puntajes
bajos; 8,56
FIII SRAS ***
Percepciòn;
Puntajes
altos; 20,77Percepciòn;
Puntajes
bajos; 19,78
FIV SRAS
175
de Escape de situaciones Sociales y/o de Evaluación y en .13 para la variable de
Comportamiento para Captar la Atención de otras Personas Significativas.
Los valores de la odd ratio (OR) fueron superiores a 1 para los modelos de
Evitación de la Afectividad Negativa que Provocan Estímulos o Situaciones Relacionadas
con la Escuela (FISRAS), la variable de Escape de situaciones Sociales y/o de Evaluación
(FIISRAS), la variable de Comportamiento para Captar la Atención de otras Personas
Significativas (FIIISRAS), siendo la probabilidad de presentar alta Ansiedad
Psicofisiológica 1.22, 1.30 y 1.90 veces mayor por cada punto que aumentan las
puntuaciones respectivamente en las dimensiones citadas.
Tabla 29
Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar alta puntuación en
Ansiedad Psicofisiológica en función del rechazo escolar
Variable χ2 R2 B E.T. Wald p OR I.C. 95%
FISRAS Clasificados
correctamente:
73.4%
225.47 .33 .20 .01 149.19 .000 1.22 1.18-1.26
Constante -1.84 .17 110.62 .000 .15
FIISRAS Clasificados
correctamente:
71.2%
208.09 .31 .26 .02 126.09 .000 1.30 1.24-1.36
Constante -1.64 .16 94.60 .000 .19
FIIISRAS Clasificados
correctamente:
62%
80.97 .13 .09 .01 67.21 .000 1.09 1.07-1.12
Constante -.84 .13 36.86 .000 .43
Nota: FISRAS = Evitación de la Afectividad Negativa que Provocan Estímulos o Situaciones Relacionadas
con la Escuela, FIISRAS = Escape de Situaciones Sociales y/o de Evaluación, FIIISRAS = Comportamiento
para Captar la Atención de otras Personas Significativas, FIVSRAS = Obtención de Refuerzos Tangibles
Fuera de la Escuela, χ2 = Chi cuadrado; R2 = Cuadrado de Nagelkerke; B = Coeficiente de regresión;
E.T.= Error estándar; Wald = Prueba de Wald; p = Probabilidad; OR = Odd ratio; I.C. = Intervalo de
confianza al 95%.
8.6.2.1 Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar alta puntuación
en Ansiedad Psicofisiológica en función del rechazo escolar incluyendo todas las
variables.
Los datos han permitido crear un modelo de regresión logística a partir del cual se
pueden hacer estimaciones correctas respecto a la probabilidad de presentar altas
176
puntuaciones en Ansiedad Psicofisiológica, en función del Rechazo Escolar, incluyendo
todas las variables.
La tabla 30 presenta el modelo de regresión logística resultante de la variable
Ansiedad Psicofisiológica en función del Rechazo Escolar incluyendo todas las variables.
Los resultados muestran que la proporción de casos clasificados correctamente es del
76.7% (χ2 = 279.11; p = <.05). Los componentes del modelo expresados por la OR
permiten pronosticar la alta Ansiedad Psicofisiológica en función del Rechazo Escolar,
siendo un 1.14 veces mayor la probabilidad de manifestar Ansiedad Psicofisiológica por
cada punto que se incrementa la puntuación en Evitación de la Afectividad Negativa que
Provocan Estímulos o Situaciones Relacionadas con la Escuela; 1.16 veces mayor la
probabilidad de manifestar Ansiedad Psicofisiológica por cada punto que se incrementa
la puntuación en Escape de situaciones Sociales y/o de Evaluación; 1.03 veces mayor la
probabilidad de manifestar Ansiedad Psicofisiológica por cada punto que se incrementa
la puntuación en el Comportamiento para Captar la Atención de otras Personas
Significativas. Por otro lado, resultó ser .96 veces menor la probabilidad de presentar alta
Ansiedad Psicofisiológica por cada punto que aumentaba la puntuación en Obtención de
Refuerzos Tangibles Fuera de la Escuela.
Tabla 30
Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar alta puntuación en
Ansiedad Psicofisiológica en función del rechazo escolar incluyendo todas las variables
Variable χ2 R2 B E.T. Wald p OR I.C. 95%
Clasificados
correctamente:
76.7% 279.11 .40
FISRAS .13 .01 51.31 .000 1.14 1.10-1.19 FIISRAS .15 .02 31.55 .000 1.16 1.10-1.23 FIIISRAS .03 .01 5.76 .016 1.03 1.01-1.06 FIVSRAS -.03 .01 5.07 .024 .96 .94-.99
Constante -1.96 .31 38.57 .000 .14
Nota: FISRAS = Evitación de la Afectividad Negativa que Provocan Estímulos o Situaciones Relacionadas
con la Escuela, FIISRAS = Escape de Situaciones Sociales y/o de Evaluación, FIIISRAS = Comportamiento
para Captar la Atención de otras Personas Significativas, FIVSRAS = Obtención de Refuerzos Tangibles
Fuera de la Escuela, χ2 = Chi cuadrado; R2 = Cuadrado de Nagelkerke; B = Coeficiente de regresión;
E.T.= Error estándar; Wald = Prueba de Wald; p = Probabilidad; OR = Odd ratio; I.C. = Intervalo de
confianza al 95%.
177
8.6.2.2 Diferencias en rechazo escolar en estudiantes con altas y bajas puntuaciones
en el total del IAES
La tabla 31 y figura 10 ofrecen las medias y diferencias estadísticamente
significativas halladas en ansiedad escolar para estudiantes con altas y bajas puntuaciones
en el total de factores del IAES.
Las diferencias halladas resultaron significativas para el FISRAS = Evitación de
la Afectividad Negativa que Provocan Estímulos o Situaciones Relacionadas con la
Escuela y para el FIISRAS = Escape de Situaciones Sociales y/o de Evaluación, con una
magnitud alta para esta dimensión (d = 1.21 y 1.02, respectivamente) y para FIIISRAS =
Comportamiento para Captar la Atención de otras Personas Significativas, cuya
magnitud para esta dimensión resultó de nivel medio (d = .67) y para el FIVSRAS =
Obtención de Refuerzos Tangibles Fuera de la Escuela, con una magnitud baja (d=.10),
entre sujetos con altas y bajas puntuaciones en ansiedad escolar.
Los estudiantes con altas puntuaciones en ansiedad en el total del IAES puntuaron
significativamente más alto que sus iguales con bajas puntuaciones en los cuatro factores
de la SRAS.
Tabla 31
Diferencias en rechazo escolar en estudiantes con altas y bajas puntuaciones en el
total del IAES
Variable
Prueba
Levene
Altas
puntuaciones
Bajas
puntuaciones
Significación estadística y
magnitud diferencias
F p M DE M DE t g.l. p d
FISRAS 32.06 <,001 13.73 6.70 6.59 4.89 18.44 749.58 <,001 1.21
FIISRAS 48.92 <,001 9.97 6.07 4.76 3.78 14.77 692.50 <,001 1.02
FIIISRAS 27.18 <,001 13.31 8.07 8.42 6.32 9.95 769.45 <,001 .67
FIVSRAS .71 .397 20.49 6.72 19.83 6.50 1.99 787 .047 .10
Nota: FISRAS = Evitación de la Afectividad Negativa que Provocan Estímulos o Situaciones Relacionadas
con la Escuela, FIISRAS = Escape de Situaciones Sociales y/o de Evaluación, FIIISRAS =
Comportamiento para Captar la Atención de otras Personas Significativas, FIVSRAS = Obtención de
Refuerzos Tangibles Fuera de la Escuela.
178
Figura 10. Diagrama de barras de las diferencias en rechazo escolar en estudiantes altas y bajas
puntuaciones en el total del inventario, * = p <.05; ** = p <.01; *** = p <.001
8.6.2.3 Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar alta puntuación
en el total del IAES en función del rechazo escolar
Los datos han permitido crear cuatro modelos de regresión logística a partir de los
cuales se pueden hacer estimaciones correctas respecto a la probabilidad de presentar altas
puntuaciones en el total del IAES, en función del Rechazo Escolar.
La tabla 32 presenta el modelo de regresión logística resultante del total del IAES
en función del Rechazo Escolar. Los modelos propuestos permiten hacer una estimación
correcta del 76.4% de los casos (χ2 = 287.20; p = <.05) para la variable Evitación de la
Afectividad Negativa que Provocan Estímulos o Situaciones Relacionadas con la
Escuela, Factor I; de un 71.9% de los casos (χ2 = 215.74; p = <.05) correspondiente a la
variable de Escape de situaciones Sociales y/o de Evaluación, Factor II; de un 64% de
los casos (χ2 = 93.98; p = <.05) en la variable de Comportamiento para Captar la Atención
de otras Personas Significativas, Factor III; de un 53.4% de los casos (χ2 = 3.96; p =
<.05) para la variable Obtención de Refuerzos Tangibles Fuera de la Escuela, Factor IV.
El valor de ajuste de los modelos (R2 Nagelkerke) se situó en .41 para la variable
Evitación de la Afectividad Negativa que Provocan Estímulos o Situaciones Relacionadas
Percepciòn;
Puntajes altos;
13,73
Percepciòn;
Puntajes bajos;
6,59
FI SRAS ***
Percepciòn;
Puntajes
altos; 9,97
Percepciòn;
Puntajes
bajos; 4,76
FII SRAS ***
Percepciòn;
Puntajes
altos; 13,31
Percepciòn;
Puntajes
bajos; 8,42
FIII SRAS ***
Percepciòn;
Puntajes
altos; 20,49
Percepciòn;
Puntajes
bajos;
19,83
FIV SRAS *
179
con la Escuela, en .32 para la variable de Escape de situaciones Sociales y/o de
Evaluación, en .15 para la variable de Comportamiento para Captar la Atención de otras
Personas Significativas, en .01 para la variable Obtención de Refuerzos Tangibles Fuera
de la Escuela.
Los valores de la odd ratio (OR) fueron superiores a 1 para los modelos de
Evitación de la Afectividad Negativa que provocan Estímulos o Situaciones Relacionadas
con la Escuela (FISRAS), la variable de Escape de Situaciones Sociales y/o de
Evaluación (FIISRAS), la variable de Comportamiento para captar la Atención de otras
Personas Significativas (FIIISRAS) y la variable Obtención de Refuerzos Tangibles
Fuera de la Escuela (FIVSRAS), siendo la probabilidad de presentar alta Ansiedad en el
total del IAES en función del Rechazo Escolar en 1.26, 1.30, 1.10 y 1.02 veces mayor
por cada punto que aumentan las puntuaciones respectivamente en las dimensiones
citadas.
Tabla 32
Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar alta puntuación en el
total del IAES en función del rechazo escolar
Variable χ2 R2 B E.T. Wald p OR I.C. 95% FISRAS Clasificados
correctamente: 76.4% 287.20 .41 .23 .01 172.6
6 .000 1.26 1.22-1.31
Constante
-
2.28 .19
144.6
2 .000 .10
FIISRAS Clasificados
correctamente: 71.9% 215.74 .32 .26 .02 133.8
3 .000 1.30 1.24-1.36
Constante
-
1.74 .16
108.5
8 .000 .17
FIIISRAS Clasificados
correctamente: 64% 93.98 .15 .10 .01 77.10 .000 1.10 1.08-1.13
Constante
-
1.01 .14 52.74 .000 .36
FIVSRAS Clasificados
correctamente: 53.4% 3.96 .01 .02 .01 3.94 .047 1.02 1.00-1.04
Constante -.36 .23 2.53 .111 .69
Nota: FISRAS = Evitación de la Afectividad Negativa que Provocan Estímulos o Situaciones Relacionadas
con la Escuela, FIISRAS = Escape de Situaciones Sociales y/o de Evaluación, FIIISRAS = Comportamiento
para Captar la Atención de otras Personas Significativas, FIVSRAS = Obtención de Refuerzos Tangibles
Fuera de la Escuela, χ2 = Chi cuadrado; R2 = Cuadrado de Nagelkerke; B = Coeficiente de regresión;
E.T.= Error estándar; Wald = Prueba de Wald; p = Probabilidad; OR = Odd ratio; I.C. = Intervalo de
confianza al 95%.
180
8.6.2.4 Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar alta puntuación
en el total del IAES en función del rechazo escolar incluyendo todas las variables
Los datos han permitido crear un modelo de regresión logística a partir del cual se
pueden hacer estimaciones correctas respecto a la probabilidad de presentar altas
puntuaciones en el total del IAES, en función del Rechazo Escolar incluyendo todas las
variables.
La tabla 33 presenta el modelo de regresión logística resultante del total del IAES
en función del Rechazo Escolar incluyendo todas las variables. Los resultados muestran
que la proporción de casos clasificados correctamente es del 77.1% (χ2 = 323.99; p =
<.05). Los componentes del modelo expresados por la OR permiten pronosticar la alta
Ansiedad Escolar del total del IAES en función del Rechazo Escolar, siendo un 1.20 veces
mayor la probabilidad de manifestar Ansiedad Escolar del total del IAES por cada punto
que se incrementa la puntuación en Evitación de la Afectividad Negativa que Provocan
Estímulos o Situaciones Relacionadas con la Escuela 1.13 veces mayor la probabilidad
de manifestar Ansiedad Escolar del total del IAES por cada punto que se incrementa la
puntuación en Escape de situaciones Sociales y/o de Evaluación; 1.03 veces mayor la
probabilidad de manifestar ansiedad escolar del total del IAES por cada punto que se
incrementa la puntuación en el Comportamiento para captar la Atención de otras
Personas Significativas. Por otro lado, resultó ser .96 veces menor la probabilidad de
presentar alta Ansiedad Escolar del total del IAES por cada punto que aumentaba la
puntuación en obtención de refuerzos tangibles fuera de la escuela.
181
Tabla 33
Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar alta puntuación en el
total del IAES en función del rechazo escolar incluyendo todas las variables.
Variable χ2 R2 B E.T. Wald p OR I.C. 95%
Clasificados
correctamente:
77.1 % 323.99 .45
FISRAS .18 .02 73.81 .000 1.20 1.15-1.25 FIISRAS .12 .02 20.10 .000 1.13 1.07-1.19 FIIISRAS .03 .01 5.17 .023 1.03 1.00-1.06
FIVSRAS -.03 .01 5.75 .016 .96 .93-.99
Constante -2.21 .32 45.54 .000 .11
Nota: FISRAS = Evitación de la Afectividad Negativa que Provocan Estímulos o Situaciones Relacionadas
con la Escuela, FIISRAS = Escape de Situaciones Sociales y/o de Evaluación, FIIISRAS = Comportamiento
para Captar la Atención de otras Personas Significativas, FIVSRAS = Obtención de Refuerzos Tangibles
Fuera de la Escuela, χ2 = Chi cuadrado; R2 = Cuadrado de Nagelkerke; B = Coeficiente de regresión;
E.T.= Error estándar; Wald = Prueba de Wald; p = Probabilidad; OR = Odd ratio; I.C. = Intervalo de
confianza al 95%.
8.7 Ansiedad escolar y ansiedad, depresión y estrés
8.7.1 Diferencias en Ansiedad, Depresión y Estrés en estudiantes con altas y bajas
puntuaciones en el Factor I- Ansiedad ante la Agresión- del IAES
La tabla 34 y figura 11 ofrecen las medias y diferencias estadísticamente
significativas halladas en Ansiedad, Depresión y Estrés, en estudiantes con altas y bajas
puntuaciones en el Factor I- Ansiedad ante la Agresión del IAES.
Las diferencias halladas entre los grupos resultaron estadísticamente significativas
en Ansiedad, Depresión y Estrés, con diferencias de magnitud alta (d= 1.08, 1.98 y 1.93
respectivamente), entre sujetos con altas y bajas puntuaciones en Ansiedad ante la
Agresión.
Los estudiantes con altas puntuaciones en ansiedad ante la agresión presentaron
puntuaciones significativamente más altas en Ansiedad, Depresión y Estrés respecto a sus
compañeros con bajas puntuaciones en la Ansiedad ante la Agresión.
182
Tabla 34
Diferencias en Ansiedad, Depresión y Estrés en estudiantes con altas y bajas
puntuaciones en el Factor I- Ansiedad ante la Agresión- del IAES
Variable
Prueba
Levene
Altas
puntuaciones
Bajas
puntuaciones
Significación estadística y
magnitud diferencias
F p M DE M DE t g.l. p d
Ansiedad 56.51 <.001 7.38 4.38 3.16 3.25 15.84 813.37 <.001 1.08
Depresión 11.87 .001 8.62 4.39 4.58 3.75 14.18 818.09 <.001 1.98
Estrés .88 .349 9.88 4.20 6.04 4.09 13.17 820 <.001 1.93
Figura 11. Diagrama de barras de las diferencias en Ansiedad, Depresión y Estrés en estudiantes con
altas y bajas puntuaciones en el Factor I del IAES, * = p <.05; ** = p <.01; *** = p <.001
7,05
7,1
7,15
7,2
7,25
7,3
7,35
7,4
Puntuaciones altas Puntuaciones bajas
Ansiedad ***
0
2
4
6
8
10
Puntuaciones altas Puntuaciones bajas
Depresión ***
0
2
4
6
8
10
12
Puntuaciones altas Puntuaciones bajas
Estrés ***
183
8.7.2 Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar alta puntuación en
el Factor I – Ansiedad ante la agresión- del IAES en función de los factores de
Depresión, Ansiedad y Estrés.
Los datos han permitido crear tres modelos de regresión logística a partir de los
cuales se pueden hacer estimaciones correctas respecto a la probabilidad de presentar altas
puntuaciones en ansiedad ante la agresión en función de los factores de Depresión,
Ansiedad y Estrés.
Como se observa en la tabla 35, los modelos resultantes permiten hacer una
estimación correcta del 70.3% de los casos (χ2 = 177.79; p = <.05) para la Depresión,
Factor I; de un 73.2 % de los casos (χ2 = 214.51; p = <.05) para Ansiedad, Factor II; de
un 62.9% de los casos (χ2 = 156.70; p = <.05) para el Estrés, Factor III. El valor de ajuste
de los modelos (R2 Nagelkerke) fue .26 para Depresión, .31 para ansiedad y .23 para
Estrés.
Los valores de la odd ratio (OR) fueron superiores a 1 para los modelos de
Depresión, Ansiedad y Estrés, siendo la probabilidad de presentar alta Ansiedad Ante la
Agresión Escolar 1.27, 1.33 y 1.24 veces mayor por cada punto que aumentan las
puntuaciones en las dimensiones indicadas respectivamente.
Tabla 35
Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar alta puntuación en el
Factor I – Ansiedad ante la agresión- del IAES en función de los factores de Depresión,
Ansiedad y Estrés.
Variable χ2 R2 B E.T. Wald p OR I.C. 95%
FIDAS Clasificados
correctamente:
70.3%
177.79 .26 .24 .02 132.0
4 .000 1.27 1.22-1.32
Constante -1.35 .14 82.23 .000 .25
FIIDAS Clasificados
correctamente:
73.2%
214.51 .31 .29 .02 145.6
7 .000 1.33 1.27-1.40
Constante -1.2 .13 86.49 .000 .28
FIIIDAS Clasificados
correctamente:
69.2%
156.70 .23 .21 .02 123.4
1 .000 1.24 1.19-1.29
Constante -1.52 .16 81.07 .000 .21
Nota: FIDAS = Depresión, FIIDAS = Ansiedad, FIIIDAS = Strés, χ2 = Chi cuadrado; R2 = Cuadrado de
Nagelkerke; B = Coeficiente de regresión; E.T.= Error estándar; Wald = Prueba de Wald; p =
Probabilidad; OR = Odd ratio; I.C. = Intervalo de confianza al 95%.
183
184
8.7.3 Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar alta puntuación en
el Factor I – Ansiedad ante la agresión- del IAES en función de los factores de
Depresión, Ansiedad y Estrés incluyendo todas las variables
Los datos han permitido crear un modelo de regresión logística a partir del cual se
pueden hacer estimaciones correctas respecto a la probabilidad de presentar altas
puntuaciones en ansiedad ante la agresión en función de los factores de Depresión,
Ansiedad y Estrés, incluyendo todas las variables.
La tabla 36 presenta los modelos de regresión logística resultantes tras incluir las
variables de Depresión, Ansiedad y Estrés en conjunto para el Factor I, Ansiedad Ante la
Agresión del IAES. Los resultados muestran que la proporción de casos clasificados
correctamente es del 75.4% (χ2 = 247.18; p = <.05). Los componentes del modelo
expresados por la OR permiten pronosticar la alta Ansiedad Escolar en base al Factor I,
Ansiedad Ante la Agresión, siendo un 1.11 veces mayor la probabilidad de manifestar
Ansiedad Ante la Agresión por cada punto que se incrementa la puntuación en Depresión,
1.19 veces mayor la probabilidad de manifestar Ansiedad Ante la Agresión por cada punto
que se incrementa la Ansiedad y 1.05 veces mayor la probabilidad de manifestar Ansiedad
Ante la Agresión por cada punto que se incremente el Estrés.
Tabla 36
Ansiedad y Estrés incluyendo todas las variables
Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar alta puntuación en el
Factor I – Ansiedad ante la agresión- del IAES en función de los factores de Depresión,
Variable χ2 R2 B E.T. Wald p OR I.C. 95%
Clasificados
correctamente:
75.4%
247.18 .35
FIDAS .10 .02 16.32 .000 1.11 1.05-1.17
FIIDAS .18 .03 36.16 .000 1.19 1.13-1.27
FIIIDAS .05 .02 4.93 .026 1.05 1.01-1.11
Constante
-
1.84 .18 99.78 .000 .15
184
185
Nota: FIDAS = Depresión, FIIDAS = Ansiedad, FIIIDAS = Strés, χ2 = Chi cuadrado; R2 = Cuadrado de
Nagelkerke; B = Coeficiente de regresión; E.T.= Error estándar; Wald = Prueba de Wald; p =
Probabilidad; OR = Odd ratio; I.C. = Intervalo de confianza al 95%.
8.7.4 Diferencias en Ansiedad, Depresión y Estrés en estudiantes con altas y bajas
puntuaciones en el Factor II - Ansiedad Ante la Evaluación Social -del IAES.
La tabla 37 y figura 12 ofrecen las medias y diferencias estadísticamente
significativas halladas en Ansiedad, Depresión y Estrés en estudiantes con altas y bajas
puntuaciones en el Factor II- Ansiedad Ante la Evaluación Social del IAES.
Las diferencias halladas entre los dos grupos resultaron estadísticamente
significativas en Ansiedad, Depresión y Estrés, con diferencias de magnitud alta (d= .95,
.82 y .89 respectivamente), entre sujetos con altas y bajas puntuaciones en Ansiedad Ante
la Evaluación Social.
Los estudiantes puntuaron significativamente alto en Ansiedad, Depresión y
Estrés respecto a la Ansiedad Ante la Evaluación Social
Tabla 37
Diferencias en Ansiedad, Depresión y Estrés en estudiantes con altas y bajas puntuaciones
en el Factor II - Ansiedad Ante la Evaluación Social -del IAES.
Variable
Prueba
Levene
Altas
puntuaciones
Bajas
puntuaciones
Significación estadística y
magnitud diferencias
F p M DE M DE t g.l. p d
Ansiedad 49.87 <.001 7.20 4.45 3.42 3.31 13.72 791.76 <.001 .95
Depresión 19.34 <.001 8.48 4.64 4.93 3.95 11.63 788.75 <.001 .82
Estrés 9.17 .003 10.00 4.48 6.22 3.94 12.60 783.81 <.001 .89
0
2
4
6
8
Puntuaciones altasPuntuaciones bajas
Ansiedad ***
0
2
4
6
8
10
Puntuaciones altas Puntuaciones bajas
Depresión***
185
186
Figura 12. Diagrama de barras de las diferencias en Ansiedad, Depresión y Estrés en estudiantes con altas
y bajas puntuaciones en el Factor II del IAES, * = p <.05; ** = p <.01; *** = p <.001
8.7.5 Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar alta puntuación en
el Factor II – Ansiedad ante la evaluación social- del IAES en función de los factores
de Depresión, Ansiedad y Estrés
Los datos han permitido crear tres modelos de regresión logística a partir de los
cuales se pueden hacer estimaciones correctas respecto a la probabilidad de presentar altas
puntuaciones en Ansiedad Ante la Evaluación Social, en función de los factores de
Depresión, Ansiedad y Estrés.
La tabla 38 presenta los modelos resultantes que permiten hacer una estimación
correcta del 67.7% de los casos (χ2 = 122.63; p = <.05) para la Depresión, Factor I; de un
70.4 % de los casos (χ2 = 164.24; p = <.05) para ansiedad, Factor II; de un 68% de los
casos (χ2 = 140.87; p = <.05) para el Estrés, Factor III. El valor de ajuste de los modelos
(R2 Nagelkerke) se situó en .19 para Depresión, .25 para Ansiedad y .21 para Estrés.
Los valores de la odd ratio (OR) fueron superiores a 1 para los modelos de
Depresión, Ansiedad y Estrés, en base al Factor II – Ansiedad Ante la Evaluación Social-
del IAES; siendo la probabilidad de presentar alta Ansiedad Ante la Evaluación Social
1.21, 1.28 y 1.23 veces mayor por cada punto que aumentan las puntuaciones en las
dimensiones indicadas respectivamente.
0
5
10
15
Puntuaciones altas Puntuaciones bajas
Estrés***
186
187
Tabla 38
Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar alta puntuación en el
Factor II – Ansiedad ante la evaluación social- del IAES en función de los factores de
Depresión, Ansiedad y Estrés.
Variable χ2 R2 B E.T. Wald p OR I.C. 95%
FIDAS Clasificados
correctamente: 67.7% 122.63 .19 .19 .01 98.41 .000 1.21 1.16-1.25
Constante -1.01 .14 51.17 .000 .36
FIIDAS Clasificados
correctamente:
70.4%
164.24 .25 .25 .02 119.26 .000 1.28 1.22-1.34
Constante -1.03 .13 61.37 .000 .35
FIIIDAS Clasificados
correctamente: 68% 140.87 .21 .20 .02 111.72 .000 1.23 1.18-1.27
Constante -1.42 .17 69.46 .000 .24
Nota: FIDAS = Depresión, FIIDAS = Ansiedad, FIIIDAS = Strés, χ2 = Chi cuadrado; R2 = Cuadrado de
Nagelkerke; B = Coeficiente de regresión; E.T.= Error estándar; Wald = Prueba de Wald; p =
Probabilidad; OR = Odd ratio; I.C. = Intervalo de confianza al 95%.
8.7.6 Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar alta puntuación en
el Factor II – Ansiedad ante la evaluación social- del IAES en función de los factores
de Depresión, Ansiedad y Estrés, incluyendo todas las variables
Los datos han permitido crear un modelo de regresión logística a partir del cual se
pueden hacer estimaciones correctas respecto a la probabilidad de presentar altas
puntuaciones en ansiedad ante la evaluación social, en función de los factores de
Depresión, Ansiedad y Estrés, incluyendo todas las variables.
La tabla 39 presenta el modelo de regresión logística resultante tras incluir las
variables Depresión, Ansiedad y Estrés en conjunto para el Factor II, Ansiedad Ante la
Evaluación Social del IAES. Los resultados muestran que la proporción de casos
clasificados correctamente es del 71.6% (χ2 = 188.48; p = <.05). Los componentes del
modelo expresados por la OR permiten pronosticar la alta Ansiedad Ante la Evaluación
Social- Factor II, en función de la Depresión, Ansiedad y Estrés, siendo un 1.06 veces
mayor la probabilidad de manifestar Ansiedad Ante la Evaluación Social por cada punto
que se incrementa la puntuación en Depresión, 1.16 veces mayor la probabilidad de
manifestar Ansiedad Ante la Evaluación Social por cada punto que se incrementa la
187
188
Ansiedad y 1.08 veces mayor la probabilidad de manifestar Ansiedad ante la Evaluación
Social por cada punto que se incremente el Estrés.
Tabla 39
Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar alta puntuación en el
Factor II – Ansiedad ante la evaluación social- del IAES en función de los factores de
Depresión, Ansiedad y Estrés, incluyendo todas las variables
Variable χ2 R2 B E.T. Wald p OR I.C. 95%
Clasificados
correctamente: 71.6% 188.48 .28
FIDAS .05 .02 5.23 .022 1.06 1.01-1.11
FIIDAS .15 .03
26.1
2 .000 1.16 1.09-1.23
FIIIDAS .08 .02 9.50 .002 1.08 1.03-1.14
Constante -1.56 .17
77.3
6 .000 .20
Nota: FIDAS = Depresión, FIIDAS = Ansiedad, FIIIDAS = Strés, χ2 = Chi cuadrado; R2 = Cuadrado de
Nagelkerke; B = Coeficiente de regresión; E.T.= Error estándar; Wald = Prueba de Wald; p =
Probabilidad; OR = Odd ratio; I.C. = Intervalo de confianza al 95%.
8.7.7 Diferencias en Ansiedad, Depresión y Estrés en estudiantes con altas y bajas
puntuaciones en el Factor III- Ansiedad ante el Fracaso Escolar y Sanciones
Disciplinarias- del IAES.La tabla 40 y figura 13 ofrecen las medias y diferencias
estadísticamente significativas halladas en Ansiedad, Depresión y Estrés en estudiantes
con altas y bajas puntuaciones en el Factor III- Ansiedad Ante el Fracaso Escolar y
Sanciones Disciplinarias del IAES.
Las diferencias halladas entre los dos grupos resultaron estadísticamente
significativas en Ansiedad, Depresión y Estrés, con diferencias de magnitud alta (d= 1.31,
1.15 y 1.11 respectivamente), entre sujetos con altas y bajas puntuaciones en Ansiedad
Ante el Fracaso Escolar y Sanciones Disciplinarias.
Los estudiantes con altas puntuaciones en el Factor III del IAES puntuaron
significativamente más alto en Ansiedad, Depresión y Estrés.
188
189
Tabla 40
Diferencias en Ansiedad, Depresión y Estrés en estudiantes con altas y bajas
puntuaciones en el Factor III- Ansiedad ante el Fracaso Escolar y Sanciones
Disciplinarias- del IAES.
Variable
Prueba
Levene
Altas
puntuaciones
Bajas
puntuaciones
Significación estadística y
magnitud diferencias
F p M DE M DE t g.l. p d
Ansiedad 54,37 <.001 7,79 4,18 2,92 3,04 19,16 802,76 <.001 1.31
Depresión 39,77 <.001 8,88 4,51 4,19 3,46 16,76 808,02 <.001 1.15
Estrés 3,44 ,064 10,37 4,23 5,81 3,97 15,64 809 <.001 1.11
Figura 13. Diagrama de barras de las diferencias en Ansiedad, Depresión y Estrés en estudiantes con altas
y bajas puntuaciones en el Factor III - ansiedad ante el fracaso escolar y sanciones disciplinarias -del
IAES, * = p <.05; ** = p <.01; *** = p <.001
8.7.8 Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar alta puntuación en
el Factor III- Ansiedad ante el fracaso escolar y sanciones disciplinarias- del IAES en
función de los factores de Depresión, Ansiedad y Estrés
Los datos han permitido crear tres modelos de regresión logística a partir de los
cuales se pueden hacer estimaciones correctas respecto a la probabilidad de presentar altas
0
2
4
6
8
10
Puntuaciones altas Puntuaciones bajas
Ansiedad ***
0
2
4
6
8
10
Puntuaciones altas Puntuaciones bajas
Depresión ***
0
2
4
6
8
10
12
Puntuaciones altas Puntuaciones bajas
Estrés ***
189
190
puntuaciones en Ansiedad Ante el Fracaso Escolar y Sanciones Disciplinarias, en función
de los factores de Depresión, Ansiedad y Estrés.
La tabla 41 presenta los modelos resultantes que permiten hacer una estimación
correcta del 73.7% de los casos (χ2 = 235.93; p = <.05) para la Depresión, Factor I; de un
77.7 % de los casos (χ2 = 297.65; p = <.05) para Ansiedad, Factor II; de un 72.7% de los
casos (χ2 = 212.84; p = <.05) para el Estrés, Factor III. El valor de ajuste de los modelos
(R2 Nagelkerke) se situó en .34 para depresión, .41 para ansiedad y .31 para estrés.
Los valores de la odd ratio (OR) fueron superiores a 1 para los modelos de
depresión, ansiedad y estrés, en base al Factor III Ansiedad Ante el Fracaso Escolar y
Sanciones Disciplinarias del IAES; siendo la probabilidad de presentar alta Ansiedad
Ante el Fracaso Escolar y Sanciones Disciplinarias en 1.34, 1.46 y 1.30 veces mayor por
cada punto que aumentan las puntuaciones en las dimensiones indicadas respectivamente.
Tabla 41
Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar alta puntuación en el
Factor III- Ansiedad ante el fracaso escolar y sanciones disciplinarias- del IAES en
función de los factores de Depresión, Ansiedad y Estrés.
Variable χ2 R2 B E.T. Wald p OR I.C. 95%
FIDAS Clasificados
correctamente: 73.7% 235.93 .34 .29 .02 156.64 .000 1.34 1.28-1.40
Constante -1.61 .15 104.83 .000 .19
FIIDAS Clasificados
correctamente: 77.7% 297.65 .41 .38 .02 176.18 .000 1.46 1.38-1.54
Constante -1.65 .15 118.65 .000 .19
FIIIDAS Clasificados
correctamente: 72.7% 212.84 .31 .26 .02 152.22 .000 1.30 1.24-1.35
Constante -1.87 .18 105.71 .000 .15
Nota: FIDAS = Depresión, FIIDAS = Ansiedad, FIIIDAS = Strés, χ2 = Chi cuadrado; R2 = Cuadrado de
Nagelkerke; B = Coeficiente de regresión; E.T.= Error estándar; Wald = Prueba de Wald; p =
Probabilidad; OR = Odd ratio; I.C. = Intervalo de confianza al 95%.
8.7.9 Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar alta puntuación en
el Factor III - Ansiedad ante el fracaso escolar y sanciones disciplinarias - del IAES
en función de los factores de Depresión, Ansiedad y Estrés incluyendo todas las
variables.
Los datos han permitido un modelo de regresión logística a partir del cual se
pueden hacer estimaciones correctas respecto a la probabilidad de presentar altas
190
191
puntuaciones en Ansiedad Ante el Fracaso Escolar y Sanciones Disciplinarias, en función
de los factores de Depresión, Ansiedad y Estrés, incluyendo todas las variables.
La tabla 42 presenta el modelo de regresión logística resultante tras incluir las
variables Depresión, Ansiedad y Estrés en conjunto para el Factor III, Ansiedad Ante el
Fracaso Escolar y Sanciones Disciplinarias del IAES. Los resultados muestran que la
proporción de casos clasificados correctamente es del 79.7% (χ2 = 341.96; p = <.05). Los
componentes del modelo expresados por la OR permiten pronosticar la alta Ansiedad
Ante el Fracaso Escolar y Sanciones Disciplinarias-Factor III, en función de la Depresión,
Ansiedad y Estrés, siendo un 1.14 veces mayor la probabilidad de manifestar Ansiedad
Ante el Fracaso Escolar y Sanciones Disciplinarias por cada punto que se incrementa la
puntuación en Depresión, 1.28 veces mayor la probabilidad de manifestar ansiedad ante
el fracaso escolar y sanciones disciplinarias por cada punto que se incrementa la
Ansiedad, y 1.07 veces mayor la probabilidad de manifestar ansiedad ante el fracaso
escolar y sanciones disciplinarias por cada punto que se incremente el Estrés.
Tabla 42
Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar alta puntuación en el
Factor III - Ansiedad ante el fracaso escolar y sanciones disciplinarias - del IAES en
función de los factores de Depresión, Ansiedad y Estrés incluyendo todas las variables.
Variable χ2 R2 B E.T. Wald p OR I.C. 95%
Clasificados
correctamente: 79.7 % 341.96 .46
FIDAS .13 .02 21.69 .000 1.14 1.08-1.20
FIIDAS .24 .03 53.47 .000 1.28 1.20-1.37
FIIIDAS .07 .02 7.04 .008 1.07 1.01-1.13
Constante
-
2.39 .20 132.85 .000 .09
Nota: FIDAS = Depresión, FIIDAS = Ansiedad, FIIIDAS = Strés, χ2 = Chi cuadrado; R2 = Cuadrado de
Nagelkerke; B = Coeficiente de regresión; E.T.= Error estándar; Wald = Prueba de Wald; p =
Probabilidad; OR = Odd ratio; I.C. = Intervalo de confianza al 95%.
8.7.10 Diferencias en Ansiedad, Depresión y Estrés en estudiantes con altas y bajas
puntuaciones en el Factor IV - Ansiedad ante la Evaluación Escolar - del IAES.
La tabla 43 y figura 14 ofrecen las medias y diferencias estadísticamente
significativas halladas en Ansiedad, Depresión y Estrés en estudiantes con altas y bajas
puntuaciones en el Factor IV- Ansiedad Ante la Evaluación Escolar IAES.
191
192
Las diferencias halladas entre los dos grupos resultaron estadísticamente
significativas en ansiedad, depresión y estrés, con diferencias de magnitud alta (d= 1.12,
1.03 y 1.07 respectivamente), entre sujetos con altas y bajas puntuaciones en Ansiedad
Ante la Evaluación Escolar.
Los estudiantes con altas puntuaciones en el Factor IV Ansiedad Ante la
Evaluación Escolar del IAES puntuaron significativamente más alto en Ansiedad,
Depresión y Estrés.
Tabla 43
Diferencias en Ansiedad, Depresión y Estrés en estudiantes con altas y bajas
puntuaciones en el Factor IV - Ansiedad ante la Evaluación Escolar - del IAES.
Variable
Prueba
Levene
Altas
puntuaciones
Bajas
puntuaciones
Significación estadística
y magnitud diferencias
F p M DE M DE t g.l. p d
Ansiedad 42.8
7
<.00
1 7.56 4.27 3.26 3.25 16.44 822.22 <.001 1.12
Depresión 21.5
9
<.00
1 8.69 4.49 4.43 3.70 14.95 826.99 <.001 1.03
Estrés 4.02 .045 10.41 4.28 5.98 3.99 14.95 826.99 <.001 1.07
Figura 14. Diagrama de barras de las diferencias en Ansiedad, Depresión y Estrés en estudiantes con altas
y bajas puntuaciones en el Factor IV- Ansiedad ante el Fracaso Escolar y Sanciones Disciplinarias -del
IAES, * = p <.05; ** = p <.01; *** = p <.001
0
2
4
6
8
Puntuaciones altas Puntuaciones bajas
Ansiedad ***
0
2
4
6
8
10
Puntuaciones altas Puntuaciones bajas
Depresión ***
0
2
4
6
8
10
12
Puntuaciones altas Puntuaciones bajas
Estrés ***
192
193
8.7.1.1 Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar alta puntuación
en el Factor IV – Ansiedad ante la evaluación escolar- del IAES en función de los
factores de Depresión, Ansiedad y Estrés
Los datos han permitido crear tres modelos de regresión logística a partir de los
cuales se pueden hacer estimaciones correctas respecto a la probabilidad de presentar altas
puntuaciones en Ansiedad Ante la Evaluación Escolar, en función de los factores de
Depresión, Ansiedad y Estrés.
La tabla 44 presenta los modelos resultantes que permiten hacer una estimación
correcta del 71.3% de los casos (χ2 = 195.56; p = <.05) para la Depresión, Factor I; de un
74.5 % de los casos (χ2 = 230.07; p = <.05) para Ansiedad, Factor II; de un 71.5% de los
casos (χ2 = 202.85; p = <.05) para el Estrés, Factor III. El valor de ajuste de los modelos
(R2 Nagelkerke) se situó entre .28 para depresión y .32 para Ansiedad, no se presentan
valores para el Estrés.
Los valores de la odd ratio (OR) fueron superiores a 1 para los modelos de
Depresión, Ansiedad y Estrés, en base al Factor IV- Ansiedad Ante la Evaluación Escolar
del IAES; siendo la probabilidad de presentar alta Ansiedad Ante la Evaluación Escolar
en 1.29, 1.35 y 1.28 veces mayor por cada punto que aumentan las puntuaciones en las
dimensiones indicadas respectivamente.
Tabla 44
Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar alta puntuación en el
Factor IV – Ansiedad ante la evaluación escolar- del IAES en función de los factores
de Depresión, Ansiedad y Estrés
Variable χ2 R2 B E.T. Wald p OR I.C. 95%
FIDAS Clasificados
correctamente: 71.3% 195,56 ,28 ,25 ,02 140,68 ,000 1,29 1,23-1.34
Constante -1,41 ,14 90,47 ,000 ,24
FIIDAS Clasificados
correctamente: 74.5% 230,07 ,32 ,30 ,02 153,61 ,000 1,35 1,29-1.42
Constante -1,36 ,13 96,43 ,000 ,25
FIIIDAS Clasificados
correctamente: 71.5% 202,85 ,24 ,02 149,94 ,000 1,28 1,23-1.33
Constante -1,82 ,17 105,01 ,000 ,16
Nota: FIDAS = Depresión, FIIDAS = Ansiedad, FIIIDAS = Strés, χ2 = Chi cuadrado; R2 = Cuadrado de
Nagelkerke; B = Coeficiente de regresión; E.T.= Error estándar; Wald = Prueba de Wald; p =
Probabilidad; OR = Odd ratio; I.C. = Intervalo de confianza al 95%.
193
194
8.7.1.2 Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar alta puntuación
en el Factor IV – Ansiedad ante la evaluación escolar- del IAES en función de los
factores de Depresión, Ansiedad y Estrés incluyendo todas las variables
Los datos han permitido crear un modelo de regresión logística a partir del cual
se pueden hacer estimaciones correctas respecto a la probabilidad de presentar altas
puntuaciones en Ansiedad Ante la Evaluación Escolar, en función de los factores de
Depresión, Ansiedad y Estrés, incluyendo todas las variables.
La tabla 45 presenta el modelo de regresión logística resultante tras incluir las
variables en Depresión, Ansiedad y Estrés en conjunto para el Factor IV, Ansiedad Ante
la Evaluación Escolar del IAES. Los resultados muestran que la proporción de casos
clasificados correctamente es del 75.5% (χ2 = 279.82; p = <.05). Los componentes del
modelo expresados por la OR permiten pronosticar la alta Ansiedad Escolar -al Factor IV,
en función de Depresión, Ansiedad y Estrés, siendo un 1.10 veces mayor la probabilidad
de manifestar Ansiedad Ante la Evaluación Escolar por cada punto que se incrementa la
puntuación en Depresión, 1.18 veces mayor la probabilidad de manifestar Ansiedad Ante
la Evaluación Escolar por cada punto que se incrementa la Ansiedad y 1.11 veces mayor
la probabilidad de manifestar Ansiedad Ante la Evaluación Escolar por cada punto que se
incremente el Estrés.
Tabla 45
Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar alta puntuación en el
Factor IV – Ansiedad ante la evaluación escolar- del IAES en función de los factores
de Depresión, Ansiedad y Estrés incluyendo todas las variables
Variable χ2 R2 B E.T. Wald p OR I.C. 95%
Clasificados
correctamente: 75.5% 279.28 .38
FIDAS .10 .02 14.32 .000 1.10 1.05-1.16
FIIDAS .16 .03 30.45 .000 1.18 1.11-1.25
FIIIDAS .10 .02 15.82 .000 1.11 1.05-1.16
Constante -2.15 .19 123.90 .000 .11
Nota: FIDAS = Depresión, FIIDAS = Ansiedad, FIIIDAS = Strés, χ2 = Chi cuadrado; R2 = Cuadrado de
Nagelkerke; B = Coeficiente de regresión; E.T.= Error estándar; Wald = Prueba de Wald; p =
Probabilidad; OR = Odd ratio; I.C. = Intervalo de confianza al 95%.
194
195
8.7.13 Diferencias en Ansiedad, Depresión y Estrés en estudiantes con altas y bajas
puntuaciones en Ansiedad Cognitiva
La tabla 46 y figura 15 ofrecen las medias y diferencias estadísticamente
significativas halladas en Ansiedad, Depresión y Estrés en estudiantes con altas y bajas
puntuaciones en Ansiedad Cognitiva del IAES.
Las diferencias halladas entre los dos grupos resultaron estadísticamente
significativas en Ansiedad, Depresión y Estrés, con diferencias de magnitud alta (d= 1.09,
1.01 y .99 respectivamente), entre sujetos con altas y bajas puntuaciones en Ansiedad
Cognitiva.
Los estudiantes con alta puntuación en ansiedad cognitiva puntuaron
significativamente más alto en Ansiedad, Depresión y Estrés.
Tabla 46
Diferencias en Ansiedad, Depresión y Estrés en estudiantes con altas y bajas puntuaciones
en Ansiedad Cognitiva
Variable
Prueba
Levene
Altas puntuaciones Bajas
puntuaciones
Significación estadística y magnitud
diferencias
F p M DE M DE t g.l. p d
Ansiedad 34.02 <.001 7.48 4.19 3.31 3.33 15.83 812.178 <.001 1.09
Depresión 22.97 <.001 8.91 4.53 4.62 3.83 14.66 814.999 <.001 1.01
Estrés 3.46 .063 10.20 4.20 6.10 4.01 14.14 815 <.001 .99
195
196
Figura 15. Diagrama de barras de las diferencias en Ansiedad, Depresión y Estrés en estudiantes con altas
y bajas puntuaciones en Ansiedad Cognitiva, * = p <.05; ** = p <.01; *** = p <.001
8.7.1.4 Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar alta puntuación
en Ansiedad Cognitiva en función de los factores de Depresión, Ansiedad y Estrés
Los datos han permitido crear tres modelos de regresión logística a partir de los
cuales se pueden hacer estimaciones correctas respecto a la probabilidad de presentar altas
puntuaciones en Ansiedad Cognitiva, en función de los factores de Depresión, Ansiedad
y Estrés.
La tabla 47 presenta los modelos de regresión logística resultantes de la variable
Ansiedad Cognitiva en función de las variables Depresión, Ansiedad y Estrés. Los
modelos propuestos permiten hacer una estimación correcta del 71% de los casos (χ2 =
189.78; p = <.05) para la Depresión, Factor I; de un 73.6% de los casos (χ2 = 217.66; p =
<.05) correspondiente a la variable de Ansiedad, Factor II; de un 71% de los casos (χ2 =
177.58; p = <.05) en la variable de Estrés, Factor III. El valor de ajuste de los modelos
(R2 Nagelkerke) se situó en .27 para Depresión, .31 para Ansiedad y .26 para Estrés.
Los valores de la odd ratio (OR) fueron superiores a 1 para los modelos de
Depresión, Ansiedad y Estrés, siendo la probabilidad de presentar alta Ansiedad
0
2
4
6
8
Puntuaciones altas Puntuaciones bajas
Ansiedad ***
0
2
4
6
8
10
Puntuaciones altas Puntuaciones bajas
Depresiòn ***
0
5
10
15
Puntuaciones altas Puntuaciones bajas
Estrés ***
196
197
Cognitiva, 1.28, 1,24 y 1.08, veces mayor por cada punto que aumentan las puntuaciones
en las dimensiones indicadas respectivamente.
Tabla 47
Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar alta puntuación en
Ansiedad Cognitiva en función de los factores de Depresión, Ansiedad y Estrés.
Variable χ2 R2 B E.T. Wald p OR I.C. 95%
FIDAS Clasificados
correctamente: 71% 189.78 .2
7 .24 .02 136.69 .000 1.28 1.22-1.33
Constante
-
1.44 .15 91.62 .000 .23
FIIDAS Clasificados
correctamente: 73.6% 217.66 .31 .30 .02 147.43 .000 1.35 1.28-1.41
Constante
-
1.36 .14 95.07 .000 .25
FIIIDAS Clasificados
correctamente: 71% 177.58 .26 .23 .02 134.94 .000 1.26 1.21-1.31
Constante
-
1.74 .17 96.02 .000 .17
Nota: FIDAS = Ansiedad, FIIDAS = Depresión, FIIIDAS = Strés, χ2 = Chi cuadrado; R2 = Cuadrado de
Nagelkerke; B = Coeficiente de regresión; E.T.= Error estándar; Wald = Prueba de Wald; p =
Probabilidad; OR = Odd ratio; I.C. = Intervalo de confianza al 95%.
8.7.1.5 Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar alta puntuación
en Ansiedad Cognitiva en función de los factores de Depresión, Ansiedad y Estrés
incluyendo las tres variables
Los datos han permitido crear un modelo de regresión logística a partir del cual se
pueden hacer estimaciones correctas respecto a la probabilidad de presentar altas
puntuaciones en ansiedad cognitiva, en función de los factores Depresión, Ansiedad y
Estrés.
La tabla 48 presenta el modelo de regresión logística resultante tras incluir las
variables Depresión, Ansiedad y Estrés en conjunto para Ansiedad Cognitiva. Los
resultados muestran que la proporción de casos clasificados correctamente es del 75% (χ2
= 261.66; p = <.05). Los componentes del modelo expresados por la OR permiten
pronosticar la alta Ansiedad Cognitiva en función de la Depresión, Ansiedad y Estrés,
siendo un 1.11 veces mayor la probabilidad de manifestar Ansiedad Cognitiva por cada
punto que se incrementa la puntuación en Depresión, 1.18 veces mayor la probabilidad
197
198
de manifestar Ansiedad Cognitiva por cada punto que se incrementa la Ansiedad y 1.08
veces mayor la probabilidad de manifestar Ansiedad Cognitiva por cada punto que se
incremente el Estrés.
Tabla 48
Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar alta puntuación en
Ansiedad Cognitiva en función de los factores de Depresión, Ansiedad y Estrés
incluyendo las tres variables
Variable χ2 R2 B E.T. Wald p OR I.C. 95%
Clasificados
correctamente: 75% 261.66 .37
FIDAS .11 .02 17.61 .000 1.11 1.06-1.17
FIIDAS .17 .03 32.25 .000 1.18 1.12-1.26
FIIIDAS .08 .02 9.21 .002 1.08 1.02-1.14
Constante
-
2.08 .19 116.35 .000 .12
Nota: FIDAS = Depresión, FIIDAS = Ansiedad, FIIIDAS = Strés, χ2 = Chi cuadrado; R2 = Cuadrado de
Nagelkerke; B = Coeficiente de regresión; E.T.= Error estándar; Wald = Prueba de Wald; p =
Probabilidad; OR = Odd ratio; I.C. = Intervalo de confianza al 95%.
8.7.1.6 Diferencias en Ansiedad, Depresión y Estrés en estudiantes con altas y bajas
puntuaciones en Ansiedad Conductual
La tabla 49 y figura 16 ofrecen las medias y diferencias estadísticamente
significativas halladas en Ansiedad, Depresión y Estrés, en estudiantes con altas y bajas
puntuaciones en Ansiedad Conductual del IAES.
Las diferencias halladas entre los dos grupos resultaron estadísticamente
significativas en Ansiedad, Depresión y Estrés, con diferencias de magnitud alta (d= 1.16,
1.13 y 1.05 respectivamente), entre sujetos con altas y bajas puntuaciones en Ansiedad
Conductual.
Los estudiantes con altas puntuaciones en ansiedad conductual puntuaron
significativamente más alto en Ansiedad, Depresión y Estrés.
198
199
Tabla 49
Diferencias en Ansiedad, Depresión y Estrés en estudiantes con altas y bajas
puntuaciones en Ansiedad Conductual.
Variable
Prueba
Levene
Altas
puntuaciones
Bajas
puntuaciones
Significación estadística y
magnitud diferencias
F p M DE M DE t g.l. p d
Ansiedad 47.70 <.001 7.55 4.26 3.10 3.17 16.80 787.58 <.001 1.16
Depresión 32.99 <.001 8.82 4.57 4.10 3.57 16.29 789.95 <.001 1.13
Estrés 3.68 .055 10.14 4.32 5.74 3.99 14.70 790 <.001 1.05
Figura 16. Diagrama de barras de las diferencias en Ansiedad, Depresión y Estrés en estudiantes con
altas y bajas puntuaciones en Ansiedad Conductual, * = p <.05; ** = p <.01; *** = p <.001
8.7.17 Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar alta puntuación en
Ansiedad Conductual en función de los factores de Depresión, Ansiedad y Estrés
Los datos han permitido crear tres modelos de regresión logística a partir de los
cuales se pueden hacer estimaciones correctas respecto a la probabilidad de presentar altas
puntuaciones en Ansiedad Conductual, en función de los factores de Depresión, Ansiedad
y Estrés.
0
2
4
6
8
Puntuaciones altas Puntuaciones bajas
Ansiedad ***
0
2
4
6
8
10
Puntuaciones altas Puntuaciones bajas
Depresiòn ***
0
2
4
6
8
10
12
Puntuaciones altas Puntuaciones bajas
Estrés ***
199
200
La tabla 50 presenta los modelos de regresión logística resultantes de la variable
Ansiedad Conductual en función de la Depresión, Ansiedad y Estrés. Los modelos
propuestos permiten hacer una estimación correcta del 73.4% de los casos (χ2 = 223.35;
p = <.05) para la Depresión, Factor I; de un 75.1% de los casos (χ2 = 236.11; p = <.05)
correspondiente a la variable de Ansiedad, Factor II; de un 71.3 de los casos (χ2 = 189.63;
p = <.05) en la variable de Estrés, Factor III. El valor de ajuste de los modelos (R2
Nagelkerke) se situó en .33 para Depresión en .35 para Ansiedad y en .29 para Estrés.
Los valores de la odd ratio (OR) fueron superiores a 1 para los modelos de
Depresión, Ansiedad y Estrés, siendo la probabilidad de presentar alta Ansiedad
Conductual, 1.32, 1.38 y 1.28, veces mayor por cada punto que aumentan las
puntuaciones en las dimensiones indicadas respectivamente.
Tabla 50
Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar alta puntuación en
Ansiedad Conductual en función de los factores de Depresión, Ansiedad y Estrés.
Variable χ2 R2 B E.T. Wald p OR I.C. 95%
FIDAS Clasificados
correctamente:
73.4%
223.35 .33 .28 .02 151.39 .000 1.32 1.26-1.38
Constante -1.51 .15 96.57 .000 .22
FIIDAS Clasificados
correctamente:
75.1%
236.11 .35 .32 .02 153.92 .000 1.38 1.31-1.45
Constante -1.38 .14 93.26 .000 .25
FIIIDAS Clasificados
correctamente:
71.3%
189.63 .29 .24 .02 140.79 .000 1.28 1.22-1.33
Constante -1.69 .17 92.81 .000 .18
Nota: FIDAS = Depresión, FIIDAS = Ansiedad, FIIIDAS = Strés, χ2 = Chi cuadrado; R2 = Cuadrado de
Nagelkerke; B = Coeficiente de regresión; E.T.= Error estándar; Wald = Prueba de Wald; p =
Probabilidad; OR = Odd ratio; I.C. = Intervalo de confianza al 95%.
200
201
8.7.18 Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar alta puntuación en
Ansiedad Conductual en función de los factores de Depresión, Ansiedad y Estrés
incluyendo las tres variables.
Los datos han permitido crear un modelo de regresión logística a partir del cual se
pueden hacer estimaciones correctas respecto a la probabilidad de presentar altas
puntuaciones en Ansiedad Conductual, en función de los factores de Depresión, Ansiedad
y Estrés, incluyendo todas las variables.
La tabla 51 presenta el modelo de regresión logística resultante tras incluir las
variables de Depresión, Ansiedad y Estrés en conjunto para Ansiedad Conductual. Los
resultados muestran que la proporción de casos clasificados correctamente es del 77% (χ2
= 287.56; p = <.05). Los componentes del modelo expresados por la OR permiten
pronosticar la alta Ansiedad Conductual en función a la Depresión, Ansiedad y Estrés,
siendo un 1.15 veces mayor la probabilidad de manifestar Ansiedad Conductual por cada
punto que se incrementa la puntuación en Depresión, 1.19 veces mayor la probabilidad
de manifestar Ansiedad Conductual por cada punto que se incrementa la Ansiedad y 1.07
veces mayor la probabilidad de manifestar Ansiedad Conductual por cada punto que se
incremente el Estrés.
Tabla 51
Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar alta puntuación en
Ansiedad Conductual en función de los factores de Depresión, Ansiedad y Estrés,
incluyendo todas las variables.
Variable χ2 R2 B E.T. Wald p OR I.C. 95%
Clasificados
correctamente:
77% 287.56 .41
FIDAS .14 .02 27.31 .000 1.15 1.09-1.22
FIIDAS .17 .03 30.02 .000 1.19 1.12-1.27
FIIIDAS .06 .02 6.01 .014 1.07 1.01-1.12
Constante
-
2.09 .19 115.79 .000 .12
Nota: FIDAS = Depresión, FIIDAS = Ansiedad, FIIIDAS = Strés, χ2 = Chi cuadrado; R2 = Cuadrado de
Nagelkerke; B = Coeficiente de regresión; E.T.= Error estándar; Wald = Prueba de Wald; p =
Probabilidad; OR = Odd ratio; I.C. = Intervalo de confianza al 95%.
201
202
8.7.19 Diferencias en Ansiedad, Depresión y Estrés en estudiantes con altas y bajas
puntuaciones en Ansiedad Psicofisiológica.
La tabla 52 y figura 17 ofrece las medias y diferencias estadísticamente
significativas halladas en Ansiedad, Depresión y Estrés, en estudiantes con altas y bajas
puntuaciones en Ansiedad Psicofisiológica del IAES.
Las diferencias halladas entre los dos grupos resultaron estadísticamente
significativas en Ansiedad, Depresión y Estrés, con diferencias de magnitud alta (d= 1.20,
1.01 y 1.10) respectivamente, entre sujetos con altas y bajas puntuaciones en Ansiedad
Psicofisiológica.
Los estudiantes con altas puntuaciones en Ansiedad Psicofisiológica puntuaron
significativamente más alto en Ansiedad, Depresión y Estrés.
Tabla 52
Diferencias en Ansiedad, Depresión y Estrés en estudiantes con altas y bajas puntuaciones
en Ansiedad Psicofisiológica.
Variable
Prueba
Levene
Altas
puntuaciones
Bajas
puntuaciones
Significación estadística y
magnitud diferencias
F p M DE M DE t g.l. p d
Ansiedad 56.66 <.001 7.55 4.29 2.98 3.11 17.21 765.05 <.001 1.20
Depresión 20.67 <.001 8.71 4.51 4.49 3.73 14.33 781.62 <.001 1.01
Estrés 11.40 .001 10.22 4.28 5.75 3.77 15.52 780.69 <.001 1.10
202
203
Figura 17. Diagrama de barras de las diferencias en Ansiedad, Depresión y Estrés en estudiantes con altas
y bajas puntuaciones en Ansiedad Psicofisiológica, * = p <.05; ** = p <.01; *** = p <.001
8.7.20 Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar alta puntuación
en Ansiedad Psicofisiológica en función de los factores de Depresión, Ansiedad y
Estrés.
Los datos han permitido crear tres modelos de regresión logística a partir de los
cuales se pueden hacer estimaciones correctas respecto a la probabilidad de presentar altas
puntuaciones en ansiedad psicofisiológica, en función de los factores de Depresión,
Ansiedad y Estrés.
La tabla 53 presenta el modelo de regresión logística resultante de la variable
Ansiedad Psicofisiológica en función de la Depresión, Ansiedad y Estrés. Los modelos
propuestos permiten hacer una estimación correcta del 71.6% de los casos (χ2 = 179.98;
p = <.05) para la Depresión, Factor I; de un 75.4% de los casos (χ2 = 248.44; p = <.05)
correspondiente a la variable de Ansiedad, Factor II; de un 73 de los casos (χ2 = 204.92;
p = <.05) en la variable de Estrés, Factor III. El valor de ajuste de los modelos (R2
Nagelkerke) se situó en .27 para Depresión, en .36 para Ansiedad, y en .31 para Estrés.
Los valores de la odd ratio (OR) fueron superiores a 1 para los modelos de Depresión, Ansiedad
y Estrés, siendo la probabilidad de presentar alta Ansiedad Psicofisiológica 1.28, 1.40 y 1.30 veces
0
2
4
6
8
Puntuaciones altas Puntuaciones bajas
Ansiedad ***
0
2
4
6
8
10
Puntuacionesaltas
Puntuacionesbajas
Depresión ***
0
2
4
6
8
10
12
Puntuaciones altas Puntuaciones bajas
Estrés ***
203
204
mayor por cada punto que aumentan las puntuaciones en las dimensiones indicadas
respectivamente.
Tabla 53
Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar alta puntuación en
Ansiedad Psicofisiológica en función de los factores de Depresión, Ansiedad y Estrés.
Variable χ2 R2 B E.T. Wald p OR I.C. 95%
FIDAS Clasificados
correctamente: 71.6% 179.98 .27 .24 .02 131.80 .000 1.28 1.22-1.33
Constante -1.41 .15 86.32 .000 .24
FIIDAS Clasificados
correctamente: 75.4% 248.44 .36 .33 .02 156.56 .000 1.40 1.32-1.47
Constante -1.48 .14 105.25 .000 .22
FIIIDAS Clasificados
correctamente: 73% 204.92 .31 .26 .02 145.84 .000 1.30 1.25-1.36
Constante -1.93 .18 107.83 .000 .14
Nota: FIDAS = Depresión, FIIDAS = Ansiedad, FIIIDAS = Strés, χ2 = Chi cuadrado; R2 = Cuadrado de
Nagelkerke; B = Coeficiente de regresión; E.T.= Error estándar; Wald = Prueba de Wald; p =
Probabilidad; OR = Odd ratio; I.C. = Intervalo de confianza al 95%.
8.7.21 Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar alta puntuación en
Ansiedad Psicofisiológica en función de los factores de Depresión, Ansiedad y Estrés,
incluyendo todas las variables.
Los datos han permitido crear un modelo de regresión logística a partir del cual se
pueden hacer estimaciones correctas respecto a la probabilidad de presentar altas
puntuaciones en Ansiedad Psicofisiológica, en función de los factores de Depresión,
Ansiedad y Estrés, incluyendo todas las variables.
La tabla 54 presenta el modelo de regresión logística resultante tras incluir las
variables de Depresión, Ansiedad y Estrés en conjunto para Ansiedad Psicofisiológica.
Los resultados muestran que la proporción de casos clasificados correctamente es del
78.4% (χ2 = 286.09; p = <.05). Los componentes del modelo expresados por la OR
permiten pronosticar la alta Ansiedad Psicofisiológica en función a la Depresión,
Ansiedad y Estrés, siendo 1.07 veces mayor la probabilidad de manifestar Ansiedad
Psicofisiológica por cada punto que se incrementa la puntuación en Depresión, 1.23 veces
mayor la probabilidad de manifestar Ansiedad Psicofisiológica por cada punto que se
incrementa la Ansiedad y 1.12 veces mayor la probabilidad de manifestar Ansiedad
Psicofisiológica por cada punto que se incremente el Estrés.
204
205
Tabla 54
Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar alta puntuación en
Ansiedad Psicofisiológica en función de los factores de Depresión, Ansiedad y Estrés,
incluyendo todas las variables.
Variable χ2 R2 B E.T. Wald p OR I.C. 95%
Clasificados
correctamente:
78.4% 286.09
.4
1
FIDAS .07 .02 6.74 .009 1.07 1.01-1.13
FIIDAS .21 .03 41.43 .000 1.23 1.15-1.31
FIIIDAS .11 .02 17.40 .000 1.12 1.06-1.18
Constante -2.22 .20 121.93 .000 .10
Nota: FIDAS = Depresión, FIIDAS = Ansiedad, FIIIDAS = Strés, χ2 = Chi cuadrado; R2 = Cuadrado de
Nagelkerke; B = Coeficiente de regresión; E.T.= Error estándar; Wald = Prueba de Wald; p =
Probabilidad; OR = Odd ratio; I.C. = Intervalo de confianza al 95%.
8.7.22 Diferencias en Ansiedad, Depresión y Estrés en estudiantes con altas y bajas
puntuaciones en la puntuación total del IAES
La tabla 55 y figura 18 ofrecen las medias y diferencias estadísticamente
significativas halladas en Ansiedad, Depresión y Estrés, en estudiantes con altas y bajas
puntuaciones, en la puntuación total del IAES.
Las diferencias halladas entre los dos grupos resultaron estadísticamente
significativas en Ansiedad, Depresión y Estrés, con diferencias de magnitud alta (d= 1.27,
1.11 y 1.14) respectivamente, entre sujetos con altas y bajas puntuaciones en la
puntuación total del IAES.
Los estudiantes con altas puntuaciones en el total del IAES puntuaron
significativamente más alto en Ansiedad, Depresión y Estrés.
205
206
Tabla 55
Diferencias en Ansiedad, Depresión y Estrés en estudiantes con altas y bajas
puntuaciones en la puntuación total del IAES.
Variable
Prueba
Levene
Altas
puntuaciones
Bajas
puntuaciones
Significación estadística y
magnitud diferencias
F p M DE M DE t g.l. p d
Ansiedad 59.28 <.001 7.76 4.25 3.02 3.02 18.08 734.19 <.001 1.27
Depresión 23.48 <.001 8.92 4.42 4.41 3.66 15.60 773.34 <.001 1.11
Estrés 8.03 .005 10.48 4.27 5.85 3.82 16.02 782.87 <.001 1.14
Figura 18. Diagrama de barras de las diferencias en Ansiedad, Depresión y Estrés en estudiantes con altas
y bajas puntuaciones la puntuación total del IAES, * = p <.05; ** = p <.01; *** = p <.001
8.7.23 Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar alta puntuación en
el total del IAES en función de los factores de Depresión, Ansiedad y Estrés.
Los datos han permitido crear tres modelos de regresión logística a partir de los
cuales se pueden hacer estimaciones correctas respecto a la probabilidad de presentar altas
puntuaciones en el total del IAES, en función de los factores de Depresión, Ansiedad y
Estrés.
La tabla 56 presenta el modelo de regresión logística resultante de la totalidad de
los factores del IAES en función de los factores de la Depresión, Ansiedad y Estrés. Los
0
2
4
6
8
10
Puntuacionesaltas
Puntuacionesbajas
Ansiedad ***
0
2
4
6
8
10
Puntuacionesaltas
Puntuacionesbajas
Depresión ***
0
5
10
15
Puntuaciones altas Puntuaciones bajas
Estrés ***
206
207
modelos propuestos permiten hacer una estimación correcta del 75.5% de los casos (χ2 =
210.95; p = <.05) para la variable Depresión, Factor I; de un 75.7% de los casos (χ2 =
272.44; p = <.05) correspondiente a la variable Ansiedad, Factor II; de un 73.5% de los
casos (χ2 = 217.31; p = <.05) en la variable estrés, Factor III. El valor de ajuste de los
modelos (R2 Nagelkerke) se situó en .31 para la variable Depresión, en .39 para la variable
ansiedad, y en .32 para la variable Estrés.
Los valores de la odd ratio (OR) fueron superiores a 1 para los modelos de Depresión, Ansiedad
y Estrés, siendo la probabilidad de aumentar la Ansiedad en todos los factores del IAES, 1.31,
1.42 y 1.31 veces mayor por cada punto que aumentan las puntuaciones en las dimensiones
indicadas respectivamente.
Tabla 56
Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar alta puntuación en el
total del IAES en función de los factores de Depresión, Ansiedad y Estrés.
Variable χ2 R2 B E.T. Wald p OR I.C. 95%
FIDAS Clasificados
correctamente: 72.5% 210.95 .31 .27 .02 146.97 .000 1.31 1.25-1.37
Constante -1.69 .16 112.25 .000 .18
FIIDAS Clasificados
correctamente: 75.7% 272.44 .39 .35 .02 167.17 .000 1.42 1.35-1.50
Constante -1.72 .15 127.87 .000 .17
FIIIDAS Clasificados
correctamente: 73.5% 217.31 .3
2 .27 .02 153.62 .000 1.31 1.25-1.37
Constante -2.11 .19 123.25 .000 .12
Nota: FIDAS = Depresión, FIIDAS = Ansiedad, FIIIDAS = Strés, χ2 = Chi cuadrado; R2 = Cuadrado de
Nagelkerke; B = Coeficiente de regresión; E.T.= Error estándar; Wald = Prueba de Wald; p =
Probabilidad; OR = Odd ratio; I.C. = Intervalo de confianza al 95%.
8.7.24 Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar alta puntuación en
el total del IAES en función de los factores de Depresión, Ansiedad y estrés, incluyendo
todas las variables.
Los datos han permitido crear un modelo de regresión logística a partir del cual se
pueden hacer estimaciones correctas respecto a la probabilidad de presentar altas
puntuaciones en Ansiedad Escolar en el total del IAES, en función de los factores de
Depresión, Ansiedad y Estrés, incluyendo todas las variables.
207
208
La tabla 57 presenta el modelo de regresión logística resultante en el total del
IAES en función de los factores de Depresión, Ansiedad y Estrés. Los resultados muestran
que la proporción de casos clasificados correctamente es del 78.6% (χ2 = 314.45; p =
<.05). Los componentes del modelo expresados por la OR permiten pronosticar la alta
Ansiedad Escolar en el total del IAES en función de la depresión, ansiedad y estrés, siendo
1.10 veces mayor la probabilidad de manifestar Ansiedad Escolar en el Total del IAES
por cada punto que se incrementa la puntuación en Depresión, 1.24 veces mayor la
probabilidad de manifestar Ansiedad Escolar en el total del IAES por cada punto que se
incrementa la Ansiedad y 1.10 veces mayor la probabilidad de manifestar Ansiedad
Escolar en el total del IAES por cada punto que se incremente el Estrés.
Tabla 57
Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar alta puntuación en el
total del IAES en función de los factores de Depresión, Ansiedad y estrés, incluyendo
todas las variables.
Variable χ2 R2 B E.T. Wald p OR I.C. 95%
Clasificados
correctamente: 78.6% 314.45 .44
FIDAS .10 .02 13.42 .000 1.10 1.04-1.17
FIIDAS .22 .03 44.13 .000 1.24 1.16-1.33
FIIIDAS .10 .02 13.10 .000 1.10 1.041.16
Constante
-
2.50 .21 140.26 .000 .08
Nota: FIDAS = Depresión, FIIDAS = Ansiedad, FIIIDAS = Strés, χ2 = Chi cuadrado; R2 = Cuadrado de
Nagelkerke; B = Coeficiente de regresión; E.T.= Error estándar; Wald = Prueba de Wald; p =
Probabilidad; OR = Odd ratio; I.C. = Intervalo de confianza al 95%.
8.8 Ansiedad escolar e inteligencia emocional.
8.8.1 Diferencias en Inteligencia Emocional en estudiantes con altas y bajas
puntuaciones en el Factor I- Ansiedad ante la Agresión- del IAES .
La tabla 58 y figura 19 ofrecen las medias y diferencias estadísticamente
significativas halladas en Inteligencia Emocional en estudiantes con altas y bajas
puntuaciones en el Factor I- Ansiedad ante la Agresión del IAES.
Las diferencias halladas entre los dos grupos resultaron significativas en pequeña
magnitud en Percepción, Comprensión y Reparación (d= .49; .29 y .23 respectivamente),
208
209
entre sujetos con altas y bajas puntuaciones en Ansiedad ante la Agresión. Los estudiantes
con altos niveles de Ansiedad ante la Agresión puntuaron significativamente más alto en
percepción que sus iguales con bajos niveles de ansiedad ante la agresión, mientras que
las diferencias fueron en sentido inverso en Comprensión y Reparación.
Tabla 58
Diferencias en Inteligencia Emocional en estudiantes con altas y bajas puntuaciones en el
Factor I- Ansiedad ante la Agresión- del IAES.
Variable
Prueba Levene Altas
puntuaciones
Bajas puntuaciones Significación estadística y magnitud
diferencias
F p M DE M DE t g.l. p d
Percepción 2.02 .155 17.64 6.75 14.20 7.37 6.96 821 <.001 .49
Comprensión 5.78 .016 16.13 6.11 18.01 6.94 -4.07 739.01 <.001 .29
Reparación .33 .566 20.21 6.55 21.79 7.01 -3.32 821 .001 .23
Figura 19. Diagrama de barras de las diferencias en Inteligencia Emocional en estudiantes con altas y
bajas puntuaciones en el Factor I del IAES, * = p <.05; ** = p <.01; *** = p <.001
Percepciòn;
Puntajes altos;
17,64 Percepciòn
; Puntajes
bajos; 14,2
Percepciòn ***
Percepciòn;
Puntajes
altos; 16,13
Percepciòn;
Puntajes
bajos; 18,01
Comprensiòn ***
Percepciòn; Puntajes
altos; 20,21
Percepciòn; Puntajes
bajos; 21,79Reparaciòn ***
209
210
8.8.2 Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar alta puntuación en
el Factor I – Ansiedad Ante la Agresión- del IAES en función de la Inteligencia
Emocional.
Los datos han permitido crear tres modelos de regresión logística a partir de los
cuales se pueden hacer estimaciones correctas respecto a la probabilidad de presentar altas
puntuaciones en Ansiedad ante la Agresión en función de la Inteligencia Emocional.
La tabla 59 presenta los modelos propuestos que permiten hacer una estimación
correcta del 61.5% de los casos (χ2 = 47.02; p = <.05) para la Percepción, FITMMS; de
un 57.1 % de los casos (χ2 = 16.92; p = <.05) para Comprensión FIITMMS; de un 57.2%
de los casos (χ2 = 11.6; p = <.05) para Reparación, FIIITMMS. El valor de ajuste de los
modelos (R2 Nagelkerke) se situó entre .07 para Percepción, .03 para Comprensión y .02
para Reparación.
El valor de la odd ratio (OR) fue superior a 1 para el modelo de Percepción, siendo
la probabilidad de presentar alta Ansiedad Ante la Agresión 1.07 (Percepción) veces
mayor por cada punto que aumentaban las puntuaciones en la dimensión citada. Por otro
lado resultó ser .95 y .96 veces menor la probabilidad de presentar alta Ansiedad ante la
Agresión por cada punto que aumentaba la puntuación en la Comprensión y la Reparación
respectivamente.
Tabla 59
Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar alta puntuación en el
Factor I – Ansiedad Ante la Agresión- del IAES en función de la Inteligencia
Emocional.
Variable χ2 R2 B E.T. Wald p OR I.C. 95%
FITMM
S
Clasificados
correctamente: 61.5% 47.02 .07 .06 .01 43.94 .000 1.07 1.05-1.09
Constante -.88 .17 24.71 .000 .41 FIITMMS Clasificados
correctamente: 57.1% 16.92 .03 -.04 .01 16.47 .000 .95 .93-.97
Constante .96 .20 23.11 .000 2.63 FIIITMMS Clasificados
correctamente: 57.2% 11.06 .02 -.03 .01 10.80 .001 .96 .94-.98
Constante .93 .23 16.01 .000 2.55
Nota: FITMMS = Percepción, FIITMMS = Comprensión, FIIITMMS = Reparación, χ2 = Chi cuadrado;
R2 = Cuadrado de Nagelkerke; B = Coeficiente de regresión; E.T.= Error estándar; Wald = Prueba de
Wald; p = Probabilidad; OR = Odd ratio; I.C. = Intervalo de confianza al 95%.
210
211
8.8.3 Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar alta puntuación en
el Factor I – Ansiedad Ante la Agresión- del IAES en función de la Inteligencia
Emocional incluyendo todas las variables.
Los datos han permitido crear un modelo de regresión logística a partir del cual se
pueden hacer estimaciones correctas respecto a la probabilidad de presentar altas
puntuaciones en Ansiedad Ante la Agresión en función de la Inteligencia Emocional, incluyendo
todas las variables.
La tabla 60 presenta el modelo de regresión logística resultante tras incluir todas
las variables de Inteligencia Emocional en conjunto para el Factor I, Ansiedad Ante la
Agresión del IAES. Los resultados muestran que la proporción de casos clasificados
correctamente es del 65.4% (χ2 = 105.63; p = <.05). Los componentes del modelo
expresados por la OR permiten pronosticar la Inteligencia Emocional en base al Factor I,
Ansiedad Ante la Agresión, del IAES, siendo un 1.11 veces mayor la probabilidad de
manifestar Ansiedad Ante la Agresión por cada punto que se incrementa la puntuación en
Percepción. Por otro lado, resultó ser .92 y .97 veces menor la probabilidad de presentar
alta Ansiedad Ante la Agresión por cada punto que se incrementa la Comprensión y la
Reparación respectivamente.
Tabla 60
Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar alta puntuación en el
Factor I – Ansiedad Ante la Agresión- del IAES en función de la Inteligencia
Emocional incluyendo todas las variables.
Variable χ2 R2 B E.T. Wald p OR I.C. 95%
Clasificados
correctamente: 65.4% 105.63 .16
FITMMS .10 .01 74.54 .000 1.11 1.08-1.14 FIITMMS -.07 .01 27.61 .000 .92 .90-.95 FIIITMM
S
-.03 .01 5.22 .022 .97 .94-.99
Nota: FITMMS = Percepción, FIITMMS = Comprensión, FIIITMMS = Reparación, χ2 = Chi cuadrado;
R2 = Cuadrado de Nagelkerke; B = Coeficiente de regresión; E.T.= Error estándar; Wald = Prueba de
Wald; p = Probabilidad; OR = Odd ratio; I.C. = Intervalo de confianza al 95%.
211
212
8.8.4 Diferencias en Inteligencia Emocional en estudiantes con altas y bajas
puntuaciones en el Factor II – Ansiedad ante la Evaluación Social- del IAES.
La tabla 61 y figura 20 ofrecen las medias y diferencias estadísticamente
significativas halladas en Inteligencia Emocional en estudiantes con altas y bajas
puntuaciones en el Factor II- Ansiedad ante la Evaluación social del IAES.
Las diferencias halladas entre los dos grupos resultaron significativas en pequeña
magnitud en Percepción y Comprensión (d= .39 y .19 respectivamente), por el contrario,
no se encontraron diferencias significativas en Reparación, entre sujetos con altas y bajas
puntuaciones en Ansiedad ante la Evaluación Social.
Los estudiantes con altos niveles de Ansiedad ante la Evaluación Social puntuaron
significativamente más alto en Percepción que sus iguales con bajos niveles de Ansiedad
ante la Evaluación Social, mientras que las diferencias fueron en sentido inverso en
Comprensión.
Tabla 61
Diferencias en Inteligencia Emocional en estudiantes con altas y bajas
puntuaciones en el Factor II – Ansiedad ante la Evaluación Social- del IAES
.
Variable
Prueba
Levene
Altas
puntuaciones
Bajas
puntuaciones
Significación estadística
y magnitud diferencias
F p M DE M DE t g.l. p d
Percepción .02 .86
6 17.25 6.96 14.47 7.17 5.52 795 <.001 .39
Comprensión .01 .95
4 16.32 6.54 17.63 6.63 -2.78 795 .005 .19
Reparación .41 .52
0 20.89 6.88 21.42 6.87 -1.08 795 .278 -
212
213
Figura 20. Diagrama de barras de las diferencias en Inteligencia Emocional en estudiantes con altas y bajas
puntuaciones en el FII del IAES, * = p <.05; ** = p <.01; *** = p <.001
8.8.5 Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar alta puntuación en
el Factor II – Ansiedad Ante la Evaluación Social - del IAES en función de la
Inteligencia Emocional.
Los datos han permitido crear dos modelos de regresión logística a partir de los cuales se
pueden hacer estimaciones correctas respecto a la probabilidad de presentar altas puntuaciones en
Ansiedad Ante la Evaluación Social en función de la Inteligencia Emocional
La tabla 62 presenta los modelos resultantes que permiten hacer una estimación
correcta del 59.1% de los casos (χ2 = 29.91; p = <.05) para la Percepción, FITMMS y de
un 56.7 % de los casos (χ2 = 7.73; p = <.05) para comprensión FIITMMS. El valor de
ajuste de los modelos (R2 Nagelkerke) se situó entre .05 para Percepción y .01 para
Comprensión.
El valor de la odd ratio (OR) fue superior a 1 para el modelo de Percepción en
función de la Inteligencia Emocional, siendo la probabilidad de presentar alta Ansiedad
Ante la Evaluación Social en 1.05 (percepción) veces mayor por cada punto que aumentan
las puntuaciones respectivamente en la dimensión citada. Por otro lado resultó ser .97
veces menor la probabilidad de presentar alta Ansiedad Ante la Evaluación Social por
cada punto que aumentaba la Comprensión.
Percepciòn;
Puntajes altos;
17,25
Percepciò
n;
Puntajes bajos;
14,47
Percepciòn ***
Comprensió
n; Puntajes
altos; 16,32
Comprensión;
Puntajes bajos;
17,63
Comprensiòn ***
Reparación; Puntajes
altos; 20,89
Reparación; Puntajes
bajos; 21,42
Reparaciòn ***
213
214
Tabla 62
Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar alta puntuación en el
Factor II – Ansiedad Ante la Evaluación Social - del IAES en función de la Inteligencia
Emocional.
Variable χ2 R2 B E.T. Wald p OR I.C. 95%
FITMM
S
Clasificados
correctamente: 59.1% 29.91 .05 .05 .01 28.55 .000 1.05 1.03-1.07
Constante -.63 .17 12.72 .000 .52 FIITMM
S Clasificados
correctamente:56.7 % 7.73 .01 -.03 .01 7.64 .006 .97 .95-.99
Constante .75 .20 14.38 .000 2.13
Nota: FITMMS = Percepción, FIITMMS = Comprensión, χ2 = Chi cuadrado; R2 = Cuadrado de
Nagelkerke; B = Coeficiente de regresión; E.T.= Error estándar; Wald = Prueba de Wald; p =
Probabilidad; OR = Odd ratio; I.C. = Intervalo de confianza al 95%.
8.8.6 Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar alta puntuación en
el Factor II – Ansiedad ante la evaluación social- del IAES en función de la
Inteligencia Emocional incluyendo todas las variables.
Los datos han permitido crear un modelo de regresión logística a partir del cual se
pueden hacer estimaciones correctas respecto a la probabilidad de presentar altas
puntuaciones en Ansiedad Ante la Evaluación Social en función de la Inteligencia
Emocional, incluyendo todas las variables.
La tabla 63 presenta el modelo de regresión logística resultante tras incluir
todas las variables de Inteligencia Emocional en conjunto para el Factor II, Ansiedad ante
la Evaluación Social del IAES. Los resultados muestran que la proporción de casos
clasificados correctamente es del 63.1% (χ2 = 60.37; p = <.05). Los componentes del
modelo expresados por la OR permiten pronosticar la Inteligencia Emocional en base al
Factor II, Ansiedad Ante la Evaluación Social, del IAES, siendo un 1.08 veces mayor la
probabilidad de manifestar Ansiedad Ante la Evaluación Social por cada punto que se
incrementa la puntuación en Percepción. Por otro lado, resultó ser .93 veces menor la
probabilidad de manifestar Ansiedad Ante La Evaluación Social por cada punto que se
incrementa la Comprensión.
214
215
Tabla 63
Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar alta puntuación en el
Factor II – Ansiedad ante la evaluación social- del IAES en función de la Inteligencia
Emocional incluyendo todas las variables.
Variable χ2 R2 B E.T. Wald p OR I.C. 95%
Clasificados
correctamente: 63.1% 60.37 .10
FITMMS .08 .01 47.68 .000 1.08 1.06-1.11 FIITMMS
-
.06 .01 28.61 .000 .93 .91-.96
Constante .09 .22 .17 .678 1.09
Nota: FITMMS = Percepción, FIITMMS = Comprensión, χ2 = Chi cuadrado; R2 = Cuadrado de
Nagelkerke; B = Coeficiente de regresión; E.T.= Error estándar; Wald = Prueba de Wald; p =
Probabilidad; OR = Odd ratio; I.C. = Intervalo de confianza al 95%.
8.8.7 Diferencias en Inteligencia Emocional en estudiantes con altas y bajas
puntuaciones en el Factor III – Ansiedad ante el Fracaso Escolar y Sanciones
Disciplinarias- del IAES .
La tabla 64 y figura 21 ofrecen las medias y diferencias estadísticamente
significativas halladas en Inteligencia Emocional en estudiantes con altas y bajas
puntuaciones en el Factor III- Ansiedad el Fracaso Escolar y Sanciones Disciplinarias del
IAES.
Las diferencias halladas entre los dos grupos resultaron significativas en
Percepción, Comprensión y Reparación, con diferencias de magnitud baja (d= .35, .41 y
.25 respectivamente), entre sujetos con altas y bajas puntuaciones en Ansiedad Ante el
Fracaso Escolar y Sanciones Disciplinarias.
Los estudiantes con altos niveles en Ansiedad ante el Fracaso Escolar y Sanciones
Disciplinarias puntuaron significativamente más alto en Percepción que sus iguales con
bajos niveles, mientras que las diferencias fueron en sentido inverso en Comprensión y
Reparación.
215
216
Tabla 64
Diferencias en Inteligencia Emocional en estudiantes con altas y bajas puntuaciones en
el Factor III – Ansiedad ante el Fracaso Escolar y Sanciones Disciplinarias- del IAES
.
Variable
Prueba Levene Altas puntuaciones Bajas
puntuaciones
Significación estadística y
magnitud diferencias
F P M DE M DE t g.l. p d
Percepción .30 .581 16.95 6.96 14.50 6.89 5.00 810 <.001 .35
Comprensión 1.30 .253 15.70 6.19 18.27 6.52 -
5.74 810 <.001 .41
Reparación 1.96 .162 20.11 6.86 21.80 6.58 -
3.55 810 <.001 .25
.
Figura 21. Diagrama de barras de las diferencias en inteligencia emocional en con altas y bajas
puntuaciones en el Factor III del IAES, * = p <.05; ** = p <.01; *** = p <.001
8.8.8 Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar alta puntuación en
el Factor III – Ansiedad ante el Fracaso Escolar y Sanciones Disciplinarias - del IAES
en función de la Inteligencia Emocional.
Los datos han permitido crear tres modelos de regresión logística a partir de los
cuales se pueden hacer estimaciones correctas respecto a la probabilidad de presentar altas
Percepciòn;
Puntajes altos;
16,95
Percepci
òn;
Puntajes bajos;
14,5
Percepciòn ***
Comprensiò
n; Puntajes
altos; 15,7
Comprensiòn;
Puntajes bajos;
18,27
Comprensiòn ***
Reparaciòn;
Puntajes altos;
20,11
Reparaciòn;
Puntajes bajos;
21,8
Reparaciòn ***
216
217
puntuaciones en Ansiedad Ante el Fracaso Escolar y Sanciones Disciplinarias en función
de la Inteligencia Emocional.
La tabla 65 presenta los modelos resultantes que permiten hacer una estimación
correcta del 58.3% de los casos (χ2 = 24.63; p = <.05) para la Percepción, FITMMS; de
un 59.1 % de los casos (χ2 = 32.29; p = <.05) para Comprensión, FIITMMS; de un 56,8%
de los casos (χ2 = 12.60; p = <.05) para Reparación, FIIITMMS. El valor de ajuste de los
modelos (R2 Nagelkerke) se situó entre .04 para Percepción, .05 para Comprensión y .02
para Reparación.
El valor de la odd ratio (OR) fue superior a 1 para el modelo de Percepción, siendo la
probabilidad de presentar alta Ansiedad Ante el Fracaso Escolar y Sanciones Disciplinarias en
1.05 (Percepción) veces mayor por cada punto que aumentan las puntuaciones en la dimensión
citada. Por otro lado resultó ser .93 y .96 veces menor la probabilidad de presentar alta Ansiedad
Ante el Fracaso Escolar y Sanciones Disciplinarias por cada punto que aumentaba la Comprensión
y la Reparación respectivamente.
Tabla 65
Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar alta puntuación en el
Factor III – Ansiedad ante el Fracaso Escolar y Sanciones Disciplinarias - del IAES
en función de la Inteligencia Emocional.
Variable χ2 R2 B E.T. Wald p OR I.C. 95%
FITMM
S
Clasificados
correctamente: 58.3% 24.63 .04 .05 .01 23.73 .000 1.05 1.03-1.07
Constante -.56 .17 10.17 .001 .56 FIITMMS Clasificados
correctamente: 59.1% 32.29 .05 -.06 .01 30.64 .000 .93 .91-.96
Constante 1.31 .21 39.25 .000 3.72 FIIITMMS Clasificados
correctamente: 56.8% 12.60 .02 -.03 .01 12.25 .000 .96 .94-.98
Constante 1.02 .23 18.47 .000 2.77
Nota: FITMMS = Percepción, FIITMMS = Comprensión, FIIITMMS = Reparación, χ2 = Chi cuadrado;
R2 = Cuadrado de Nagelkerke; B = Coeficiente de regresión; E.T.= Error estándar; Wald = Prueba de
Wald; p = Probabilidad; OR = Odd ratio; I.C. = Intervalo de confianza al 95%.
217
218
8.8.9 Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar alta puntuación en
el Factor III- Ansiedad ante el fracaso escolar y sanciones disciplinarias- del IAES en
función de la Inteligencia Emocional incluyendo todas las variables.
Los datos han permitido crear un modelo de regresión logística a partir del cual se
pueden hacer estimaciones correctas respecto a la probabilidad de presentar altas
puntuaciones en Ansiedad Ante el Fracaso Escolar y Sanciones Disciplinarias en función
de la Inteligencia Emocional, incluyendo todas las variables.
La tabla 66 presenta el modelo de regresión logística resultante tras incluir
todas las variables de inteligencia emocional en conjunto para el Factor III, Ansiedad
Ante el Fracaso Escolar y Sanciones Disciplinarias del IAES. Los resultados muestran
que la proporción de casos clasificados correctamente es del 63.9% (χ2 = 93.32; p = <.05).
Los componentes del modelo expresados por la OR permiten pronosticar la Inteligencia
Emocional en base al Factor III, Ansiedad Ante el Fracaso Escolar y Sanciones
Disciplinarias, del IAES, siendo un 1.09 veces mayor la probabilidad de manifestar
Ansiedad Ante el Fracaso Escolar y Sanciones Disciplinarias por cada punto que se
incrementa la puntuación en percepción. Por otro lado, resultó ser .91 y .97 veces menor
la probabilidad de manifestar Ansiedad Ante el Fracaso Escolar y Sanciones
Disciplinarias por cada punto que se incrementaba la Comprensión y la Reparación
respectivamente.
Tabla 66
Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar alta puntuación en el
Factor III- Ansiedad ante el fracaso escolar y sanciones disciplinarias- del IAES en
función de la Inteligencia Emocional incluyendo todas las variables.
Variable χ2 R2 B E.T. Wald p OR I.C. 95%
Clasificados
correctamente: 63.9% 93.32 .15
FITMMS .09 .01 53.11 .000 1.09 1.06-1.12
FIITMMS -.08 .01 39.22 .000 .91 .89-.94 FIIITMMS -.02 .01 4.91 .027 .97 .94-.99
Constante .91 .28 10.45 .001 2.49
Nota: FITMMS = Percepción, FIITMMS = Comprensión, FIIITMMS = Reparación, χ2 = Chi cuadrado;
R2 = Cuadrado de Nagelkerke; B = Coeficiente de regresión; E.T.= Error estándar; Wald = Prueba de
Wald; p = Probabilidad; OR = Odd ratio; I.C. = Intervalo de confianza al 95%.
218
219
8.8.1.0 Diferencias en Inteligencia Emocional en estudiantes con altas y bajas
puntuaciones en el Factor IV- Ansiedad ante la Evaluación Escolar- del IAES.
La tabla 67 y figura 22 ofrecen las medias y diferencias estadísticamente
significativas halladas en Inteligencia Emocional en estudiantes con altas y bajas
puntuaciones en el Factor IV- Ansiedad ante la Evaluación Escolar del IAES.
Las diferencias halladas entre los dos grupos resultaron significativas y de
pequeña magnitud en Percepción, Comprensión y Reparación (d= .43, .35 y .14
respectivamente), entre sujetos con altas y bajas puntuaciones en Ansiedad ante la
Evaluación Escolar. Los estudiantes con altos niveles de Ansiedad ante la Evaluación
Escolar puntuaron significativamente más alto en percepción que sus iguales con bajos
niveles, mientras que las diferencias fueron en sentido inverso en Comprensión y
Reparación.
Tabla 67
Diferencias en Inteligencia Emocional en estudiantes con altas y bajas
puntuaciones en el Factor IV- Ansiedad ante la Evaluación Escolar- del IAES.
Variable
Prueba
Levene
Altas
puntuaciones
Bajas
puntuaciones
Significación estadística
y magnitud diferencias
F P M DE M DE t g.l. p d
Percepción 1.01 .315 17.02 6.97 14.09 6.75 6.11 828 <.001 .43
Comprensión .06 .804 15.87 6.37 18.12 6.39 -
5.04 828 <.001 .35
Reparación 3.65 .056 20.60 6.93 21.57 6.54 -
2.04 828 .041 14
219
220
Figura 22. Diagrama de barras de las diferencias en inteligencia emocional en estudiantes con altas y bajas
puntuaciones en el Factor IV del IAES, * = p <.05; ** = p <.01; *** = p <.001
8.8.11 Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar alta puntuación
en el Factor IV – Ansiedad ante la evaluación escolar- del IAES en función de la
Inteligencia Emocional.
Los datos han permitido crear tres modelos de regresión logística a partir de los
cuales se pueden hacer estimaciones correctas respecto a la probabilidad de presentar altas
puntuaciones en Ansiedad Ante la Evaluación Escolar en función de la Inteligencia
Emocional.
La tabla 68 presenta los modelos resultantes que permiten hacer una estimación
correcta del 59.4% de los casos (χ2 = 36.54; p = <.05) para la percepción, FITMMS; de
un 58.3 % de los casos (χ2 = 25.6; p = <.05) para comprensión, FIITMMS; de un 55.3%
de los casos (χ2 = 4.19; p = <.05) para reparación, FIIITMMS. El valor de ajuste de los
modelos (R2 Nagelkerke) se situó en .06 para Percepción, .04 para Comprensión, y .01
para Reparación.
El valor de la odd ratio (OR) fue superior a 1 para el modelo de Percepción, siendo
la probabilidad de presentar alta Ansiedad Ante la Evaluación escolar en 1.06
(percepción) veces mayor por cada punto que aumentaba las puntuaciones de la
Percepciòn;
Puntajes
altos; 17,02
Percepciòn;
Puntajes
bajos; 14,09
Percepciòn ***
Comprensi
ón;
Puntajes altos; 15,87
Comprensi
ón;
Puntajes bajos;
18,12
Comprensiciòn ***
Reparación; Puntajes
altos; 20,6
Reparación; Puntajes
bajos; 21,57
Reparaciòn *
220
221
dimensión citada. Por otro lado, resultó ser .94 y .97 veces menor la probabilidad de
presentar alta Ansiedad Ante la Evaluación Escolar por cada punto que aumentaba la
Comprensión y la Reparación, respectivamente.
Tabla 68
Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar alta puntuación en el
Factor IV – Ansiedad ante la evaluación escolar- del IAES en función de la
Inteligencia Emocional.
Variable χ2 R2 B E.T. Wald p OR I.C. 95%
FITMM
S
Clasificados
correctamente: 59.4% 36.54 .06 .06 .01 34.58 .000 1.06 1.04-1.08
Constante
-
.76 .17 18.60 .000 .46
FIITMMS Clasificados
correctamente: 58.3% 25.06 .04 -
.05 .01 24.08 .000 .94 .92-.96
Constante
1.135 .20 1.1
3 .20 30.71 .000 3.11
FIIITMMS Clasificados
correctamente: 55.3% 4.19 .01 -
.02 .01 4.15 .042 .97 .95-.99
Constante .64 .23 7.80 .005 1.90
Nota: FITMMS = Percepción, FIITMMS = Comprensión, FIIITMMS = Reparación, χ2 = Chi cuadrado;
R2 = Cuadrado de Nagelkerke; B = Coeficiente de regresión; E.T.= Error estándar; Wald = Prueba de
Wald; p = Probabilidad; OR = Odd ratio; I.C. = Intervalo de confianza al 95%.
8.8.12 Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar alta puntuación en
el Factor IV – Ansiedad ante la evaluación escolar- del IAES en función de la
Inteligencia Emocional incluyendo todas las variables.
Los datos han permitido crear un modelo de regresión logística del cual se pueden
hacer estimaciones correctas respecto a la probabilidad de presentar altas puntuaciones
en Ansiedad Ante la Evaluación Escolar en función de la Inteligencia Emocional,
incluyendo todas las variables.
La tabla 69 presenta el modelo de regresión logística resultante tras incluir
todas las variables de Inteligencia Emocional en conjunto para el Factor IV, Ansiedad
ante la Evaluación Escolar del IAES. Los resultados muestran que la proporción de casos
clasificados correctamente es del 63.6% (χ2 = 98.41; p = <.05). Los componentes del
modelo expresados por la OR permiten pronosticar la Inteligencia Emocional en base al
221
222
Factor IV, Ansiedad Ante la Evaluación Escolar del IAES, siendo un 1.10 veces mayor
la probabilidad de manifestar Ansiedad Ante la Evaluación Escolar por cada punto que
se incrementa la puntuación en Percepción. Por otro lado, resultó ser .90 veces menor la
probabilidad de manifestar Ansiedad Ante la Evaluación Escolar por cada punto que se
incrementaba la Comprensión.
Tabla 69
Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar alta puntuación en el
Factor IV – Ansiedad ante la evaluación escolar- del IAES en función de la
Inteligencia Emocional incluyendo todas las variables.
Variable χ2 R2 B E.T. Wald p OR I.C. 95%
Clasificados
correctamente: 63.6% 98.41 .15
FITMMS .10 .01 64.21 .000 1.10 1.07-1.13 FIITMMS -.09 .01 55.23 .000 .90 .88-.93
Constante .33 .22 2.09 .148 1.39
Nota: FITMMS = Percepción, FIITMMS = Comprensión, χ2 = Chi cuadrado; R2 = Cuadrado de
Nagelkerke; B = Coeficiente de regresión; E.T.= Error estándar; Wald = Prueba de Wald; p =
Probabilidad; OR = Odd ratio; I.C. = Intervalo de confianza al 95%.
8.8.1.3 Diferencias en Inteligencia Emocional en estudiantes con altas y bajas
puntuaciones Ansiedad Cognitiva
La tabla 70 y figura 23 ofrecen las medias y diferencias estadísticamente
significativas halladas en Inteligencia Emocional en estudiantes con altas y bajas
puntuaciones en Ansiedad Cognitiva.
Las diferencias halladas entre los dos grupos resultaron significativas en
Percepción, Comprensión y Reparación (d= .47, .26 y .16 respectivamente), entre sujetos
con altas y bajas puntuaciones en Ansiedad Cognitiva. Los estudiantes con altos niveles
de Ansiedad Cognitiva puntuaron significativamente más alto en Percepción que sus
iguales con bajos niveles, mientras que las diferencias fueron en sentido inverso en
Comprensión y Reparación.
222
223
Tabla 70
Diferencias en Inteligencia Emocional en estudiantes con altas y bajas
puntuaciones Ansiedad Cognitiva
Variable
Prueba
Levene
Altas
puntuaciones
Bajas
puntuaciones
Significación estadística
y magnitud diferencias
F p M DE M DE t g.l. p d
Percepción .28 .594 17.63 6.84 14.36 7.13 6.67 816 <.001 .47
Comprensión 1.93 .164 16.22 6.17 17.85 6.56 -
3.64 816 <.001 .26
Reparación .01 .911 20.49 6.54 21.55 6.78 -
2.26 816 .024 .16
.
Figura 23. Diagrama de barras de las diferencias en inteligencia emocional en con altas y bajas puntuaciones
Ansiedad Cognitiva, * = p <.05; ** = p <.01; *** = p <.001
8.8.14 Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar alta puntuación en
Ansiedad Cognitiva en función de la Inteligencia Emocional.
Los datos han permitido crear tres modelos de regresión logística a partir de los
cuales se pueden hacer estimaciones correctas respecto a la probabilidad de presentar altas
puntuaciones en Ansiedad Cognitiva en función de la Inteligencia Emocional.
Percepciòn;
Puntajes
altos; 17,63
Percepciòn;
Puntajes
bajos;
14,36
Percepciòn ***
Comprensi
ón;
Puntajes altos; 16,22
Comprensi
ón;
Puntajes bajos;
17,85
Comprensiòn ***
Reparación; Puntajes
altos; 20,49
Reparación; Puntajes
bajos; 21,55
Reparaciòn *
223
224
La tabla 71 presenta los modelos de regresión logística resultante de la variable
Ansiedad Cognitiva en función de la Inteligencia Emocional. Los modelos propuestos
permiten hacer una estimación correcta del 59.8% de los casos (χ2 = 43.27; p = <.05) para
Percepción, FITMMS; de un 56.1% de los casos (χ2 = 13.23; p = <.05) correspondiente a
la variable de Comprensión, FIITMMS; de un 54.4% de los casos (χ2 = 5.14; p = <.05)
en la variable Reparación, FIIITMMS. El valor de ajuste de los modelos (R2 Nagelkerke)
se situó en .07 para Percepción, en .02 para Comprensión, y en .01 para Reparación.
El valor de la odd ratio (OR) fue superior a 1 para el modelo de percepción, siendo
la probabilidad de presentar alta ansiedad cognitiva en 1.06 (Percepción) veces mayor por
cada punto que aumentaban las puntuaciones de la dimensión citada. Por otro lado, resultó
ser .96 y .97 veces menor la probabilidad de presentar alta ansiedad cognitiva por cada
punto que aumentaba la Comprensión y la Reparación respectivamente.
Tabla 71
Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar alta puntuación en
Ansiedad Cognitiva en función de la Inteligencia Emocional.
Variable χ2 R2 B E.T. Wald p OR I.C. 95%
FITMM
S
Clasificados
correctamente: 59.8% 43.27 .07 .06 .01 40.61 .000 1.06 1.04-1.09
Constante -.89 .18 24.45 .000 .40 FIITMMS Clasificados
correctamente: 56.1% 13.23 .02 -.04 .01 12.95 .000 .96 .94-.98
Constante .85 .20 17.65 .000 2.36 FIIITMMS Clasificados
correctamente: 54.4% 5.14 .01 -.02 .01 5.08 .024 .97 .95-.99
Constante .67 .23 8.25 .004 1.96
Nota: FITMMS = Percepción, FIITMMS = Comprensión, FIIITMMS = Reparación, χ2 = Chi cuadrado;
R2 = Cuadrado de Nagelkerke; B = Coeficiente de regresión; E.T.= Error estándar; Wald = Prueba de
Wald; p = Probabilidad; OR = Odd ratio; I.C. = Intervalo de confianza al 95%.
8.8.15 Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar alta puntuación en
Ansiedad Cognitiva en función de la Inteligencia Emocional incluyendo todas las
variables.
Los datos han permitido crear un modelo de regresión logística a partir del cual se
pueden hacer estimaciones correctas respecto a la probabilidad de presentar altas
puntuaciones en Ansiedad Cognitiva en función de la Inteligencia Emocional.
224
225
La tabla 72 presenta el modelo de regresión logística resultante de la variable
Ansiedad Cognitiva en función de la Inteligencia Emocional. Los resultados muestran
que la proporción de casos clasificados correctamente es del 63.7% (χ2 = 90.43; p = <.05).
Los componentes del modelo expresados por la OR permiten pronosticar la alta Ansiedad
Cognitiva en función a la Inteligencia Emocional, siendo un 1.10 veces mayor la
probabilidad de manifestar Ansiedad Cognitiva por cada punto que se incrementa la
puntuación en Percepción. Por otro lado, resultó ser .91 veces menor la probabilidad de
manifestar ansiedad cognitiva por cada punto que se incrementa la Comprensión.
Tabla 72
Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar alta puntuación en
Ansiedad Cognitiva en función de la Inteligencia Emocional incluyendo todas las
variables.
Variable χ2 R2 B E.T. Wald p OR I.C. 95%
Clasificados
correctamente: 63.7% 90.43 .14
FITMMS .10 .01 67.21 .000 1.10 1.08-1.13 FIITMMS -.08 .01 43.03 .000 .91 .89-.94
Constante .06 .23 .07 .791 1.06
Nota: FITMMS = Percepción, FIITMMS = Comprensión, χ2 = Chi cuadrado; R2 = Cuadrado de
Nagelkerke; B = Coeficiente de regresión; E.T.= Error estándar; Wald = Prueba de Wald; p =
Probabilidad; OR = Odd ratio; I.C. = Intervalo de confianza al 95%.
8.8.16 Diferencias en Inteligencia Emocional en estudiantes con altas y bajas
puntuaciones en Ansiedad Conductual.
La tabla 73 y figura 24 ofrecen las medias y diferencias estadísticamente
significativas halladas en función de la Inteligencia Emocional en estudiantes con altas y
bajas puntuaciones en Ansiedad Conductual.
Las diferencias halladas entre los dos grupos resultaron significativas y de
pequeña magnitud en Percepción, Comprensión y Reparación (d= .42, .31 y .20
respectivamente), entre sujetos con altas y bajas puntuaciones en Ansiedad Conductual.
Los estudiantes con altos niveles de Ansiedad Conductual puntuaron significativamente
más alto en Percepción que sus iguales con bajos niveles, mientras que las diferencias
fueron en sentido inverso en Compresión y Reparación.
225
226
Tabla 73
Diferencias en Inteligencia Emocional en estudiantes con altas y bajas
puntuaciones en Ansiedad Conductual .
Variable
Prueba
Levene
Altas
puntuaciones
Bajas
puntuaciones
Significación estadística
y magnitud diferencias
F p M DE M DE t g.l. p d
Percepción .01 .925 16.93 6.77 14.08 6.82 6.01 791 <.001 .42
Comprensión 1.39 .237 15.98 6.23 17.97 6.48 -
4.38 791 <.001 .31
Reparación .93 .333 20.23 6.72 21.53 6.59 -
2.73 791 .006 .20
.
Figura 24. Diagrama de barras de las diferencias en inteligencia emocional en estudiantes con altas y
bajas puntuaciones en Ansiedad Conductual, * = p <.05; ** = p <.01; *** = p <.001
Percepciòn;
Puntajes
altos; 16,93Percepciòn;
Puntajes
bajos; 14,08
Percepciòn ***
Comprensi
ón;
Puntajes altos;
15,98
Comprensi
ón;
Puntajes bajos;
17,97
Comprensiòn ***
Reparación; Puntajes
altos; 20,23
Reparación; Puntajes
bajos; 21,53
Reparaciòn
226
227
8.8.1.7 Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar alta puntuación
en Ansiedad Conductual en función de la Inteligencia Emocional.
Los datos han permitido crear tres modelos de regresión logística a partir de los cuales se
pueden hacer estimaciones correctas respecto a la probabilidad de presentar altas puntuaciones en
ansiedad conductual en función de la inteligencia emocional.
La tabla 74 presenta los modelos de regresión logística resultantes de la variable
Ansiedad Conductual en función de la Inteligencia Emocional. Los modelos propuestos
permiten hacer una estimación correcta del 61% de los casos (χ2 = 35.39; p = <.05) para
Percepción, FITMMS; de un 58.3% de los casos (χ2 = 18.98; p = <.05) correspondiente a
la variable de Comprensión, FIITMMS; de un 56.2% de los casos (χ2 = 7.49; p = <.05)
en la variable Reparación, FIIITMMS. El valor de ajuste de los modelos (R2 Nagelkerke)
se situó en .06 para Percepción, .03 para Comprensión y .01 para Reparación.
El valor de la odd ratio (OR) fue superior a 1 para el modelo de percepción, siendo la
probabilidad de presentar alta Ansiedad Conductual 1.06 (Percepción) veces mayor por
cada punto que aumentaban las puntuaciones de la dimensión citada. Por otro lado, resultó
ser .95 y .97 veces menor la probabilidad de presentar alta ansiedad conductual por cada
punto que aumentaba la Comprensión y la Reparación respectivamente.
Tabla 74
Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar alta puntuación en
Ansiedad Conductual en función de la Inteligencia Emocional.
Variable χ2 R2 B E.T. Wald p OR I.C. 95%
FITMM
S
Clasificados
correctamente: 61% 35.39 .06 .06 .01 33.40 .000 1.06 1,04-1.08
Constante -.73 .18 16.31 .000 .47 FIITMM
S Clasificados
correctamente: 58.3% 18.98 03 -.04 .01 18.38 .000 .95 ,93-.97
Constante 1.08 .21 26.46 .000 2.94 FIIITMMS Clasificados
correctamente: 56.2% 7.49 .01 -.03 .01 7.36 .007 .97 ,95-.99
Constante .85 .24 12.81 .000 2.36
Nota: FITMMS = Percepción, FIITMMS = Comprensión, FIIITMMS = Reparación, χ2 = Chi cuadrado;
R2 = Cuadrado de Nagelkerke; B = Coeficiente de regresión; E.T.= Error estándar; Wald = Prueba de
Wald; p = Probabilidad; OR = Odd ratio; I.C. = Intervalo de confianza al 95%.
227
228
8.8.18 Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar alta puntuación en
Ansiedad Conductual en función de la Inteligencia Emocional incluyendo todas las
variables
Los datos han permitido crear un modelo de regresión logística a partir del cual se
pueden hacer estimaciones correctas respecto a la probabilidad de presentar altas
puntuaciones en Ansiedad Conductual en función de la Inteligencia Emocional,
incluyendo todas las variables.
La tabla 75 presenta el modelo de regresión logística resultante de la variable
Ansiedad Conductual en función de la Inteligencia Emocional. Los resultados muestran
que la proporción de casos clasificados correctamente es del 63.4% (χ2 = 87.39; p = <.05).
Los componentes del modelo expresados por la OR permiten pronosticar alta Ansiedad
Conductual en función a la Inteligencia Emocional, siendo un 1.10 veces mayor la
probabilidad de manifestar Ansiedad Conductual por cada punto que se incrementa la
puntuación en Percepción. Por otro lado, resultó ser .91 veces menor la probabilidad de
manifestar Ansiedad Conductual por cada punto que se incrementaba la Comprensión.
Tabla 75
Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar alta puntuación en
Ansiedad Conductual en función de la Inteligencia Emocional incluyendo todas las
variables.
Variable χ2 R2 B E.T. Wald p OR I.C. 95%
Clasificados
correctamente: 63.4% 87.39 .14
FITMMS .10 .01 59.85 .000 1.10 1.07-1.13 FIITMMS -.09 .01 46.88 .000 .91 .88-.93
Constante .28 .23 1.51 .219 1.33
Nota: FITMMS = Percepción, FIITMMS = Comprensión, χ2 = Chi cuadrado; R2 = Cuadrado de
Nagelkerke; B = Coeficiente de regresión; E.T.= Error estándar; Wald = Prueba de Wald; p =
Probabilidad; OR = Odd ratio; I.C. = Intervalo de confianza al 95%.
8.8.19 Diferencias en Inteligencia Emocional en estudiantes con altas y bajas
puntuaciones Ansiedad Psicofisiológica.
La tabla 76 y figura 25 ofrecen las medias y diferencias estadísticamente
significativas halladas en Inteligencia Emocional en estudiantes con altas y bajas
puntuaciones en Ansiedad Psicofisiológica.
228
229
Las diferencias halladas entre los dos grupos resultaron significativas en
Percepción, Comprensión y Reparación, con diferencias de magnitud baja (d = .40, .37 y
.19 respectivamente), entre sujetos con altas y bajas puntuaciones en Ansiedad
Psicofisiológica. Los estudiantes con altos niveles de Ansiedad Psicofisiológica ante la
agresión puntuaron significativamente más alto en percepción que sus iguales con bajos
niveles, mientras que las diferencias fueron en sentido inverso en Comprensión y
Reparación.
Tabla 76
Diferencias en Inteligencia Emocional en estudiantes con altas y bajas puntuaciones
Ansiedad Psicofisiológica .
Variable
Prueba
Levene
Altas
puntuaciones
Bajas
puntuaciones
Significación estadística y
magnitud diferencias
F p M DE M DE t g.l. p d
Percepción ,05 ,817 17,13 6,71 14,40 6,96 5,57 783 <,001 .40
Comprensión 2,22 ,136 15,73 6,06 18,06 6,60 -
5,16 783 <,001 .37
Reparación ,43 ,509 20,46 6,89 21,80 6,88 -
2,72 783 ,007 .19
.
Figura 25. Diagrama de barras de las diferencias en inteligencia emocional en estudiantes con altas y
bajas puntuaciones en Ansiedad Psicofisiológica, * = p <.05; ** = p <.01; *** = p <.001
Percepciòn;
Puntajes
altos; 17,13
Percepciòn;
Puntajes
bajos; 14,4
Percepciòn ***
Comprensi
ón;
Puntajes altos; 15,73
Comprensi
ón;
Puntajes bajos;
18,06
Comprensiòn ***
Reparación; Puntajes
altos; 20,46
Reparación; Puntajes
bajos; 21,8Reparaciòn
229
230
8.8.20 Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar alta puntuación
en Ansiedad Psicofisiológica en función de la Inteligencia Emocional.
Los datos han permitido crear tres modelos de regresión logística a partir de los
cuales se pueden hacer estimaciones correctas respecto a la probabilidad de presentar altas
puntuaciones en Ansiedad Psicofisiológica en función de la Inteligencia Emocional.
La tabla 77 presenta el modelo de regresión logística resultante de la variable
Ansiedad Psicofisiológica en función de la Inteligencia Emocional. Los modelos
propuestos permiten hacer una estimación correcta del 59% de los casos (χ2 = 30.42; p =
<.05) para percepción, FITMMS; de un 57.7% de los casos (χ2 = 26.22; p = <.05)
correspondiente a la variable de Comprensión, FIITMMS; de un 55.3% de los casos (χ2
= 7.43; p = <.05) en la variable reparación, FIIITMMS. El valor de ajuste de los modelos
(R2 Nagelkerke) se situó en .05 para Percepción, .04 para Comprensión y .01 para
Reparación.
El valor de la odd ratio (OR) fue superior a 1 para el modelo de Percepción, siendo
la probabilidad de presentar alta Ansiedad Psicofisiológica 1.06 (percepción) veces
mayor por cada punto que aumentaban las puntuaciones de la dimensión citada. Por otro
lado, resultó ser .94 y .97 veces menor la probabilidad de presentar Ansiedad
Psicofisiológica por cada punto que aumentaban las puntuaciones en Comprensión y
Reparación respectivamente.
Tabla 77
Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar alta puntuación en
Ansiedad Psicofisiológica en función de la Inteligencia Emocional.
Variable χ2 R2 B E.T. Wald p OR I.C. 95%
FITMMS Clasificados
correctamente: 59% 30.42 05 .05 .01 28.98 .000 1.06 1.03-1.08
Constante -.74 .18 16.43 .000 .47 FIITMMS Clasificados
correctamente: 57.7% 26.22 .04 -.05 .01 25.10 .000 .94 .92-.96
Constante 1.15 .21 30.11 .000 3.18 FIIITMMS Clasificados
correctamente: 55.3% 7.43 .01 -.02 .01 7.31 .007 .97 .95-.99
Constante .77 .23 10.83 .001 2.17
Nota: FITMMS = Percepción, FIITMMS = Comprensión, FIIITMMS = Reparación, χ2 = Chi cuadrado;
R2 = Cuadrado de Nagelkerke; B = Coeficiente de regresión; E.T.= Error estándar; Wald = Prueba de
Wald; p = Probabilidad; OR = Odd ratio; I.C. = Intervalo de confianza al 95%.
230
231
8.8.21 Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar alta puntuación en
Ansiedad Psicofisiológica en función de la Inteligencia Emocional incluyendo todas
las variables.
Los datos han permitido crear un modelo de regresión logística a partir del cual se
pueden hacer estimaciones correctas respecto a la probabilidad de presentar altas
puntuaciones en Ansiedad Psicofisiológica en función de la Inteligencia Emocional,
incluyendo todas las variables.
La tabla 78 presenta el modelo de regresión logística resultante de la variable
Ansiedad Psicofisiológica en función de la Inteligencia Emocional. Los resultados
muestran que la proporción de casos clasificados correctamente es del 62.7% (χ2 = 89.06;
p = <.05). Los componentes del modelo expresados por la OR permiten pronosticar alta
Ansiedad Psicofisiológica en función a la Inteligencia Emocional, siendo un 1.09 veces
mayor la probabilidad de manifestar Ansiedad Psicofisiológica por cada punto que se
incrementa la puntuación en Percepción. Por otro lado, resultó ser .90 veces menor la
probabilidad de manifestar Ansiedad Psicofisiológica por cada punto que se incrementaba
la Comprensión.
Tabla 78
Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar alta puntuación en
Ansiedad Psicofisiológica en función de la Inteligencia Emocional incluyendo todas
las variables.
Variable χ2 R2 B E.T. Wald p OR I.C. 95%
Clasificados
correctamente: 62.7% 89.06 .14
FITMMS .09 .01 55.65 .000 1.09 1.07-1.12 FIITMMS
-
.09 .01 52.38 .000 .90 .88-.93
Constante .35 .23 2.19 .138 1.42
Nota: FITMMS = Percepción, FIITMMS = Comprensión, χ2 = Chi cuadrado; R2 = Cuadrado de
Nagelkerke; B = Coeficiente de regresión; E.T.= Error estándar; Wald = Prueba de Wald; p =
Probabilidad; OR = Odd ratio; I.C. = Intervalo de confianza al 95%.
231
232
8.8.2.2 Diferencias en Inteligencia Emocional en estudiantes con altas y bajas
puntuaciones en la puntuación total del IAES
La tabla y 79 figura 26 ofrecen las medias y diferencias estadísticamente
significativas halladas en Inteligencia Emocional en estudiantes con altas y bajas
puntuaciones en la puntuación total del IAES.
Las diferencias halladas entre los dos grupos resultaron significativas, en pequeña
magnitud, en Percepción, Comprensión y Reparación (d= .48, .36 y .18 respectivamente),
entre sujetos con altas y bajas puntuaciones en la puntuación total del IAES. Los
estudiantes puntuaron significativamente con altos niveles en Percepción que sus iguales
con bajos niveles, mientras que las diferencias fueron en sentido inverso en Comprensión
y Reparación.
Tabla 79
Diferencias en Inteligencia Emocional en estudiantes con altas y bajas puntuaciones en
la puntuación total del IAES.
Variable
Prueba
Levene
Altas puntuaciones Bajas puntuaciones Significación estadística y magnitud
diferencias
F p M DE M DE t g.l. p d
Percepción .07 .790 17.50 6.82 14.17 7.03 -6.749 785 <.001 .48
Comprensión .88 .347 15.88 6.24 18.20 6.60 5.066 785 <.001 .36
Reparación .31 .573 20.51 6.78 21.76 6.84 2.583 785 .010 .18
232
233
Figura 26. Diagrama de barras de las diferencias en inteligencia emocional en estudiantes con altas y
bajas puntuaciones en el total del IAES, * = p <.05; ** = p <.01; *** = p <.001
8.8.23 Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar alta puntuación en
el total del IAES en función de la Inteligencia Emocional.
Los datos han permitido crear tres modelos de regresión logística a partir de los
cuales se pueden hacer estimaciones correctas respecto a la probabilidad de presentar alta
puntuación en el total del IAES en función de la Inteligencia Emocional.
La tabla 80 presenta el modelo de regresión logística resultante de la totalidad de
los factores del IAES en función de la Inteligencia Emocional. Los modelos propuestos
permiten hacer una estimación correcta del 60.1% de los casos (χ2 = 44.14; p = <.05) para
la variable Percepción, FITMMS; de un 54.7% de los casos (χ2 = 25.77; p = <.05)
correspondiente a la variable Comprensión, FIITMMS; de un 53.6% de los casos (χ2 =
6.67; p = <.05) en la variable Reparación, FIIITMMS. El valor de ajuste de los modelos
(R2 Nagelkerke) se situó entre .07 para la variable Percepción, en .04 para la variable
Comprensión y en .01 para la variable Reparación.
El valor de la odd ratio (OR) fue superior a 1 para el modelo de percepción en función de
la totalidad del IAES, siendo la probabilidad de presentar alta Ansiedad Escolar en el total
del IAES en 1.07 (Percepción) veces mayor por cada punto que aumentaban las
Percepciòn;
Puntajes altos;
17,5
Percepciòn;
Puntajes bajos;
14,17
Percepciòn ***
Comprensi
ón;
Puntajes altos; 15,88
Comprensi
ón;
Puntajes bajos; 18,2
Comprensiòn ***
Reparación; Puntajes
altos; 20,51
Reparación; Puntajes
bajos; 21,76Reparaciòn **
233
234
puntuaciones de la dimensión citada. Por otro lado, resultó ser .94 y .97 veces menor la
probabilidad de presentar Ansiedad Escolar en la totalidad del IAES por cada punto que
aumentaban las puntuaciones de la Comprensión y la Reparación respectivamente.
Tabla 80
Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar alta puntuación en el
total del IAES en función de la Inteligencia Emocional.
Variable χ2 R2 B E.T. Wald p OR I.C. 95% FITMMS Clasificados
correctamente: 60.1% 44.14 .07 .06 .01 41.27 .000 1.07 1.04-1.09
Constante
-
1.01 .18 30.44 .000 .36
FIITMMS Clasificados
correctamente: 57.4% 25.27 .04 -.05 .01 24.21 .000 .94 .92-.96
Constante 1.03 .20 24.55 .000 2.80 FIIITMMS Clasificados
correctamente: 53.6% 6.67 .01 -.02 .01 6.57 .010 .97 .95-.99
Constante .64 .23 7.56 .006 1.91
Nota: FITMMS = Percepción, FIITMMS = Comprensión, FIIITMMS = Reparación, χ2 = Chi cuadrado;
R2 = Cuadrado de Nagelkerke; B = Coeficiente de regresión; E.T.= Error estándar; Wald = Prueba de
Wald; p = Probabilidad; OR = Odd ratio; I.C. = Intervalo de confianza al 95%.
8.8.2.4 Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar alta puntuación
en el total del IAES en función de la Inteligencia Emocional incluyendo todas las
variables.
Los datos han permitido crear un modelo de regresión logística a partir del cual se
pueden hacer estimaciones correctas respecto a la probabilidad de presentar alta
puntuación en el total del IAES en función de la Inteligencia Emocional, incluyendo todas
las variables.
La tabla 81 presenta el modelo de regresión logística resultante de la totalidad
de los factores del IAES en función de la Inteligencia Emocional, incluyendo todas las
variables. Los resultados muestran que la proporción de casos clasificados correctamente
es del 64.3% (χ2 = 112.15; p = <.05). Los componentes del modelo expresados por la OR
permiten pronosticar la alta Ansiedad Escolar en el total del IAES en función a la
Inteligencia Emocional, siendo 1.11 veces mayor la probabilidad de manifestar alta
Ansiedad Escolar en la totalidad del IAES por cada punto que se incrementa la
Percepción. Por otro lado, resultó ser .89 veces menor la probabilidad de manifestar alta
234
235
Ansiedad Escolar en la totalidad del IAES por cada punto que se incrementaba la
Comprensión.
Tabla 81
Regresión logística binaria para la probabilidad de presentar alta puntuación en el
total del IAES en función de la Inteligencia Emocional incluyendo todas las variables.
Variable χ2 R2 B E.T. Wald p OR I.C. 95%
Clasificados
correctamente: 64.3% 112.15 .18
FITMMS .11 .01 73.85 .000 1.11 1.09-1.14 FIITMMS -.10 .01 59.73 .000 .89 .87-.92
Constante .14 .23 .38 .537 1.15
Nota: FITMMS = Percepción, FIITMMS = Comprensión, χ2 = Chi cuadrado; R2 = Cuadrado de
Nagelkerke; B = Coeficiente de regresión; E.T.= Error estándar; Wald = Prueba de Wald; p =
Probabilidad; OR = Odd ratio; I.C. = Intervalo de confianza al 95%.
235
236
9. DISCUSIÓN
Considerando que el objetivo general de la presente investigación fue doble, de
una parte, validar el Inventario de Ansiedad Escolar para Educación Secundaria (IAES)
a la población ecuatoriana de 12 a 18 años, y de otra, estudiar la relación entre dicho
constructo, el rechazo escolar, la depresión, ansiedad y estrés y la inteligencia emocional,
se partió del juico de expertos y posteriormente se realizó la aplicación de los
instrumentos: Inventario de Ansiedad Escolar para Educación Secundaria (IAES), School
Refusal Assessment Scale Revised for Children (SRAS-R-C) (Kearney, 2002), Depresión,
ansiedad y estrés (DAS-21) (Lovibond, P. F., & Lovibond, S. H., 1995.) y Trait Meta-
Mood Scale (TMMS 24) (Fernández-Berrocal, P., Extremera, N., y Ramos, N, 2004.), a
estudiantes de 12 a 18, a partir de lo cual, se obtuvo un Inventario de Ansiedad Escolar
redactado en lenguaje contextualizado y frecuente para los estudiantes ecuatorianos.
En cuanto al análisis de la consistencia interna del IAES original, constituida
por 4 factores situacionales respecto al ámbito escolar y tres sistemas de respuesta, al
relacionarlo con los resultados obtenidos en la presente investigación, se observa que el
IAES-EC coincide con la estructura multidimensional de este constructo, los factores
(Ansiedad ante la agresión, Ansiedad ante la evaluación social, Ansiedad ante el fracaso
escolar y sanciones disciplinarias y Ansiedad ante la evaluación escolar) y los tres
sistemas de respuestas (Ansiedad Cognitiva, Ansiedad Conductual y Ansiedad
Psicofisiológica) lo que confirma la primera hipótesis de trabajo de este estudio, respecto
a la estructura por cuatro factores del IAES y tres sistemas de respuestas, obteniéndose
entonces, una versión del IAES adaptada a los adolescentes ecuatorianos de 12 a 18 años,
con una estructura factorial multidimensional respecto a las situaciones y respuestas
evaluadas.
Lo cual coincide con algunos estudios que determinan que las situaciones generadoras
de ansiedad en el ámbito escolar, pueden agruparse, en cuatro grandes categorías: a)
ansiedad ante el fracaso y castigo escolar; que incluye situaciones relativas al mal
rendimiento y sus consecuencias, b) ansiedad ante la evaluación social; relacionada con
el temor a la crítica de los demás sobre el desempeño escolar, c) ansiedad ante la agresión;
referida a la ansiedad generada ante la posibilidad de ser agredido física o
psicológicamente en el colegio y d) ansiedad ante la evaluación escolar, categoría que
236
237
reúne las situaciones que ponen a prueba las aptitudes y los conocimientos escolares, así
como por los tres sistemas de respuesta cognitiva, psicofisiológica y conductual (García-
Fernández, 2001; García-Fernández, Espada, Orgilés y Méndez, 2010; García-Fernández,
Martínez-Monteagudo e Inglés, 2011; García-Fernández et al., 2011).
Igualmente, esto aporta a superar el enfoque unitario de la ansiedad por una
concepción multidimensional (Lang, 1968) que además al expresarse por medio de
patrones de respuestas cognitivas, fisiológicas y motoras, que dependiendo de las
condiciones y variantes pueden o no estar directa o escasamente articuladas entre sí,
fundamentan la importancia de evaluar los tres sistemas nominados(Cano-Vindel y
Miguel-Tobal, 1999).
Estos hallazgos concuerdan también, con las investigaciones previas en las que se
hallaban estructuras multifactoriales para el constructo ansiedad escolar dependiendo de
la situación, siendo las más temidas aquéllas que hacían referencia al fracaso y castigo
escolar, a la evaluación social y escolar, y a la agresión (Bragado, 2006; Dunn, 1970;
García-Fernández et al., 2010; García-Fernández et al., 2011a; García-Fernández et al.,
2008; García-Fernández et al., 2014; Helms y Gable, 1989; Inglés et al., 2015; Méndez,
1988; Méndez, García-Fernández y Olivares, 1996). La intercorrelación media de los
factores y la de estos con la puntuación total del IAEP fue alta, dato que indicaba que, a
pesar de que cada factor medía un tipo de respuesta ansiosa (dependiendo de la situación
escolar), todas esas reacciones estaban relacionadas, evaluando aspectos distintos de una
misma respuesta o constructo: Ansiedad Escolar. Igualmente, estos hallazgos fueron
coherentes con el modelo interactivo-multidimensional propuesto por Endler (1973,
1975, 1981), el cual señalaba la existencia de distintos rasgos de ansiedad unidos a las
diversas situaciones, de forma que cada persona mostraría un perfil diferente de rasgos y
de conductas de ansiedad ligados a las distintas áreas situacionales.
Por tanto, los resultados corroboran que existen diferentes tipos de ansiedad
escolar, según el tipo de situación escolar a la que hagamos referencia. Es decir, esta
respuesta emocional podrá variar en función del tipo de circunstancias escolares que
afronte el alumnado.
237
238
Análisis factorial exploratorio de los tres sistemas de respuesta
Escala Cognitiva
Con relación a la dimensión cognitiva, el análisis factorial y la varianza total
determinó que ésta quede constituida por un solo factor denominado ansiedad cognitiva
con 5 ítems que indican pensamientos y sentimientos de ansiedad asociados a las distintas
situaciones escolares como: me da miedo; le doy vueltas en mi cabeza. No pienso en otra
cosa; siento temor a equivocarme; me preocupa lo que dirán mis padres; pienso que
debería haber trabajado más.
Lo que se relaciona con criterios anteriores respecto a este factor, que lo relacionan
con la experiencia interna del sujeto, influidas por variables relacionadas con su
percepción, así como por la evaluación negativa de los estímulos generadores de
ansiedad, la imaginación de la ejecución de respuestas de evitación y la preocupación
excesiva e irrealista sobre los síntomas físicos que se sentirán en una determinada
situación, cuyas manifestaciones pueden expresarse por medio del miedo, pánico,
alarma, inquietud, aprensión, las obsesiones y los pensamientos intrusivos de tipo
catastrófico (Sandín, 1990), como también, el temor a las críticas de los pares, la constante
anticipación de consecuencias, desfavorables y desagradables, que además pueden ser
percibidas como incontrolables (Cano-Vindel y Miguel Tobal, 2001).
Escala Conductual
De igual manera, la respuesta conductual, quedó constituida por un único factor,
denominado ansiedad conductual y con 5 ítems que valoran aspectos conductuales
fácilmente observables ante diversas situaciones escolares como: me tiemblan las
piernas, me tiembla la voz, sonrío falsamente con facilidad, no me salen las palabras y
lloro sin querer.
Criterios que también se observan en otros estudios que nominan al componente
expresivo o motor, como resultado de cambios de conducta observables a partir de
respuesta de evitación y escape de la situación generadora de ansiedad mostradas por los
individuos (Sandín, 1990), cuya sintomatología ansiógena, se expresa a través de
238
239
perturbaciones verbales como temblor de la voz, quedarse en blanco y no verbales, como
sonrisas nerviosas, temblores y llanto
Escala Psicofisiológica
Respecto a la respuesta psicofisiológica de igual forma, quedó conformada por un
solo factor denominado ansiedad psicofisiológica, con 5 ítems que evalúan la activación
del sistema nervioso ante las situaciones escolares como: mi respiración es rápida, me
late el corazón rápidamente, me pongo rojo, siento molestias en el estómago y me duele
la cabeza.
Datos que coinciden con estudios que manifiestan que en el nivel psicofisiológico,
la ansiedad escolar se expresa a través de un conjunto de alteraciones producidas en el
Sistema Nervioso Autónomo y en el Sistema Nervioso Somático, tales como cambios en
la frecuencia cardíaca, en la presión arterial o en la tensión muscular, sudoración palmar
excesiva, dolores de estómago o de cabeza, sofocos o escalofríos, respiración agitada,
reacciones involuntarias que podrían llegar a transformarse en verdaderos trastornos
psicosomáticos (Cano-Vindel y Miguel-Tobal, 1994).
De ahí que, el conceptualizar a la ansiedad escolar como una respuesta compleja
formada por tres tipos de manifestaciones (cognitiva, psicofisiológica y conductual) que
varía dependiendo de la situación escolar a la que se enfrente el sujeto, es fundamental,
puesto que posibilita a investigadores y educadores a obtener información más objetiva
de cada estudiante particularmente, así como facilitaría la realización de intervenciones
clínicas o educativas acordes a sus necesidades y en conformidad con la complejidad de
este fenómeno y el contexto en el que se presenta (Martínez-Monteagudo, Inglés, Cano-
Vindel y García-Fernández, 2012).
Además, los tres factores de respuesta presentaron correlaciones estadísticamente
significativas entre ellos, aspecto que corrobora la Teoría Tridimensional de Lang (1968,
1971, 1978, 1985) según la cual, cualquier respuesta de ansiedad está formada por
reacciones cognitivas, psicofisiológicas y motoras que pueden ser parcialmente
independientes (posibles correlaciones bajas entre ellas), pero a su vez, altamente
interactivas entre sí (aumentando así el grado de asociación entre las mismas). En este
caso, las correlaciones entre los tres tipos de respuesta fueron altas, lo que dio muestra
239
240
del grado de interacción entre ellas. Esto indicaría que, a pesar de que funcionan de forma
parcialmente diferenciada, unas reacciones pueden influir en la aparición o aumento de
las demás (Cano-Vindel, 2003; Norton y Asmundson, 2003; Ollendick et al., 2011).
Correlaciones entre los factores situacionales y la puntuación total del IAES y entre
los sistemas de respuesta y la puntuación total del IAES.
Las correlaciones entre los cuatro factores situacionales del IAES-EC fueron de
alta magnitud y positivas entre los factores y para la puntuación total del IAES-EC, de
igual manera que entre los tres sistemas de respuesta en los cuales, la correlación más
elevada corresponde a la escala de ansiedad cognitiva, lo que comprueba la segunda
hipótesis de este estudio que esperaba que los factores del IAES (situaciones y respuestas)
presenten correlaciones altas entre sí y con la puntuación total del cuestionario.
Diferencias en ansiedad escolar en estudiantes con altas y bajas puntuaciones en el
Factor I- Ansiedad ante la agresión- del IAES y regresiones logísticas binarias en
función del rechazo escolar.
El cuanto al Factor I Ansiedad Ante la Agresión, del IAES, el estudio permitió
verificar que los estudiantes con altas puntuaciones en éste, puntuaron significativamente
más alto que sus iguales con bajas puntuaciones en los tres factores del SRAS Evitación
de la Afectividad Negativa que Provocan Estímulos o Situaciones Relacionadas con la
Escuela, Escape de Situaciones Sociales y/o de Evaluación y Comportamiento para
Captar la Atención de otras Personas Significativas, lo que posibilitó en primera
instancia, crear tres modelos de regresión logística para estas variables con la
probabilidad de establecer la presencia de alta Ansiedad Ante la Agresión por cada punto
que aumentan las puntuaciones en ellas, y por otro, al incluir todas las variables del
Rechazo Escolar en conjunto se obtuvo un modelo de regresión logística que permite
hacer estimaciones correctas respecto a la mayor probabilidad de presentar altas
puntuaciones en este factor en función del Escape de Situaciones Sociales y/o de
Evaluación y de Evitación de la Afectividad Negativa que Provocan Estímulos o
Situaciones Relacionadas con la Escuela.
Lo que coincide con los resultados presentados por otros estudios como los realizados
en Chile, que coinciden en señalar que la agresión y la violencia observada en los
240
241
estudiantes refieren un problema transversal al contexto cultural y social, constituyendo
un problema que atañe la salud en la comunidad escolar y de tal intensidad que ha llegado
a provocar incidentes delictuales al interior de los centros educativos, así como también
dificultades en el aprendizaje y abandono escolar (Cid, Díaz, Pérez, Torruela y
Valderrama, 2008).
Diferencias en rechazo escolar en estudiantes con altas y bajas puntuaciones en el
Factor II Ansiedad ante la Evaluación Social- del IAES y regresiones logísticas
binarias para la probabilidad de presentar alta puntuación en el Factor II, Ansiedad
Ante la Evaluación Social, del IAES en función del Rechazo Escolar.
El cuanto al Factor II Ansiedad Ante la Evaluación Social, del IAES, el estudio
permitió verificar que los estudiantes con altas puntuaciones en éste, puntuaron
significativamente más alto que sus iguales con bajas puntuaciones en los cuatro factores
de la SRAS Evitación de la Afectividad Negativa que Provocan Estímulos o Situaciones
Relacionadas con la Escuela, Escape de Situaciones Sociales y/o de Evaluación, para el
Comportamiento para Captar la Atención de otras Personas Significativas y para
Obtención de Refuerzos Tangibles Fuera de la Escuela, lo que posibilitó en primera
instancia, crear cuatro modelos de regresión logística para las variables del SRAS con
la probabilidad de la estimación de presentar alta Ansiedad Ante la Evaluación Social por
cada punto que aumentan las puntuaciones de las variables indicadas, de igual manera, al
incluir todas las variables del Rechazo Escolar en conjunto, se obtuvo un modelo de
regresión logística a partir del cual se puede estimar la probabilidad de presentar altas
puntuaciones en el Factor II Ansiedad Ante la Evaluación Social, del IAES, por cada punto
que se incrementa la puntuación en Evitación de la Afectividad Negativa que provocan
Estímulos o Situaciones Relacionadas con la Escuela, en Escape de Situaciones Sociales
y/o de Evaluación, en Comportamiento para Captar la Atención de otras Personas
Significativas.
En relación a lo planteado, se encuentran muchos estudios (García-López,
Piqueras, Díaz-Castela e Inglés, 2008; Inglés et al. 2003, Méndez et al. 2002) que señalan
que el “miedo a hablar en público/ clase», que consta en este factor, es una de las
situaciones sociales que genera mayor temor en los adolescentes, lo que se explicaría
puesto que, el desarrollo cognitivo adquirido por el adolescente en esta etapa de la vida,
le posibilita tener mayor conciencia de la discrepancia entre cómo se ven a sí mismos y
241
242
cómo creen que los ven los demás, lo que les hace más vulnerables a las situaciones
sociales y ocasiona respuestas de mayor ansiedad y evitación ante las mismas (Bados,
2005). Así también, la literatura presenta una evolución creciente en la frecuencia del
temor a hablar en público de acuerdo a la edad. Bragado, Carrasco, Sánchez y Bersabé
(1996) con una prevalencia de este temor, de un 4.8% en preadolescentes de entre 10 y
13 años y de un 6.3% en adolescentes de entre 14 y 17 años
Diferencias en rechazo escolar en estudiantes con altas y bajas puntuaciones en el
Factor III- Ansiedad ante el fracaso escolar y sanciones disciplinarias- del IAES y
regresiones logísticas binarias para la probabilidad de presentar alta puntuación en el
Factor III, Ansiedad ante el fracaso escolar y sanciones disciplinarias del IAES en
función del rechazo escolar.
El cuanto al Factor III Ansiedad ante el Fracaso Escolar y Sanciones
Disciplinarias- del IAES, el estudio permitió verificar que los estudiantes con altas
puntuaciones en éste, puntuaron significativamente más alto que sus iguales con bajas
puntuaciones en los tres factores del SRAS Evitación de la Afectividad Negativa que
Provocan Estímulos o Situaciones Relacionadas con la Escuela, Escape de Situaciones
Sociales y/o de Evaluación y Comportamiento para Captar la Atención de otras
Personas Significativas, lo que posibilitó en primera instancia, crear tres modelos de
regresión logística para las variables del SRAS a partir de los cuales se estima la
probabilidad de presentar altas puntuaciones en este factor por cada punto que aumentan
las puntuaciones en las variables del SRAS nominadas, de igual manera, al incluir todas
las variables del Rechazo Escolar en conjunto, los datos permitieron obtener un modelo
de regresión logística a partir del cual se estima la mayor probabilidad de presentar altas
puntuaciones en Factor III Ansiedad ante el Fracaso Escolar y Sanciones Disciplinarias-
del IAES, por cada punto que se incrementa la puntuación en Evitación de la Afectividad
Negativa que Provocan Estímulos o Situaciones Relacionadas con la Escuela y Escape
de Situaciones Sociales y/o de Evaluación.
Lo que coincide con estudios que manifiestan que, el temor al fracaso y al castigo
escolar son muy frecuentes entre los niños y adolescentes (Ollendick, King y Frary,
1989), como también es uno de los más intensos (Méndez et al. 1996). En cuanto a las
situaciones escolares de este factor consideradas por los adolescentes como las más
temidas están el “si un profesor llama a mis padres/ soy enviado al inspector general”
242
243
(Ollendick et al. 1985; Scherer y Nakamura, 1968; Valiente, Sandin, Chorot y Tabar,
2003) y “obtener malas notas/entrego notas en casa y no son buenas” (Mendez, 2005;
Ollendick et al. 1985; Ollendick et al. 1989; Scherer y Nakamura, 1968;).
Diferencias en rechazo escolar en estudiantes con altas y bajas puntuaciones en el
Factor IV Ansiedad ante la evaluación escolar-del IAES y regresiones logísticas
binarias para la probabilidad de presentar alta puntuación en el Factor IV, Ansiedad
ante la Evaluación Escolar, del IAES en función del rechazo escolar.
El cuanto al Factor IV Ansiedad ante la Evaluación Escolar, del IAES, el estudio
permitió verificar que los estudiantes con altas puntuaciones en éste, puntuaron
significativamente más alto que sus iguales con bajas puntuaciones en los cuatro factores
de la SRAS Evitación de la Afectividad Negativa que Provocan Estímulos o Situaciones
Relacionadas con la Escuela, Escape de Situaciones Sociales y/o de Evaluación,
Comportamiento para Captar la Atención de otras Personas Significativas y Obtención
de Refuerzos Tangibles Fuera de la Escuela, lo que posibilitó en primera instancia, crear
cuatro modelos de regresión logística para las variables del SRAS a partir de los cuales
se estima la probabilidad de presentar alta Ansiedad Ante la Evaluación escolar por cada
punto que aumentan las puntuaciones en las dimensiones del SRAS citadas, de igual
manera, al incluir todas las variables del Rechazo Escolar en conjunto, los datos
permitieron obtener un modelo de regresión logística a partir del cual se estima la
probabilidad de presentar altas puntuaciones en el Factor IV del IAES, por cada punto
que se incrementa la puntuación en Evitación de la Afectividad Negativa que Provocan
Estímulos o Situaciones Relacionadas con la Escuela y en Escape de Situaciones Sociales
y/o de Evaluación.
Lo que permite sustentar, igual que lo hacen otros estudios que, la ansiedad ante
los exámenes/pruebas, es un comportamiento muy frecuente en el ámbito escolar, sobre
todo entre los adolescentes que se encuentran bajo presión social evidenciada por
exigencias crecientes del sistema evaluativo, así como mayores expectativas de padres y
maestros, lo que les obliga a buscar altos niveles de éxito académico (Rosário et al. 2008;
McDonald, 2001).
Por ello, la investigación realizada respecto a este factor apunta a establecer que
elevados niveles de ansiedad ente la evaluación escolar, posibilitan un efecto negativo
243
244
sobre la actuación escolar, especialmente frente a tareas complejas y con limitación
estricta de tiempo( Dutke y Stöber, 2001; Hancock, 2001; Hofflich, Hughes y Kendall,
2006; Magalhães, 2007; Rosário y Soares, 2003).
Diferencias en rechazo escolar en estudiantes con altas y bajas puntuaciones en
Ansiedad Cognitiva y regresiones logísticas binarias para la probabilidad de presentar
alta puntuación en Ansiedad Cognitiva en función del Rechazo Escolar.
En cuanto a la Ansiedad Cognitiva en función del Rechazo Escolar, los
estudiantes con altas puntuaciones en ella, puntuaron significativamente más alto que sus
iguales con bajas puntuaciones en tres factores del SRAS Evitación de la Afectividad
Negativa que Provocan Estímulos o Situaciones Relacionadas con la Escuela, Escape de
Situaciones Sociales y/o de Evaluación y Comportamiento para Captar la Atención de
otras Personas Significativas, lo que posibilitó en primera instancia, crear tres modelos
de regresión logística que permiten hacer una estimación en la probabilidad de presentar
altas puntuaciones en Ansiedad Cognitiva por cada punto que aumentan las puntuaciones
en las dimensiones del SRAS citadas. Así también, al incluir todas las variables del
Rechazo Escolar en conjunto, se obtuvo un modelo de regresión logística a partir del cual
se pueden hacer estimaciones correctas respecto a la probabilidad de presentar alta
Ansiedad Cognitiva por cada punto que se incrementa la puntuación en Evitación de la
Afectividad Negativa que Provocan Estímulos o Situaciones Relacionadas con la Escuela
y en Escape de situaciones Sociales y/o de Evaluación.
Diferencias en rechazo escolar en estudiantes con altas y bajas puntuaciones en
Ansiedad Conductual y regresiones logísticas binarias para la probabilidad de
presentar alta puntuación en Ansiedad Conductual en función del Rechazo Escolar.
En cuanto a la Ansiedad Conductual en función del Rechazo Escolar, los
estudiantes con altas puntuaciones en ella, puntuaron significativamente más alto que sus
iguales con bajas puntuaciones en tres factores del SRAS Evitación de la Afectividad
Negativa que Provocan Estímulos o Situaciones Relacionadas con la Escuela, Escape de
Situaciones Sociales y/o de Evaluación y Comportamiento para Captar la Atención de
otras Personas Significativas, lo que posibilitó en primera instancia, crear tres modelos
de regresión para estas variables, estableciéndose la probabilidad de presentar alta
Ansiedad Conductual por cada punto que aumentan las puntuaciones respectivamente en
las dimensiones del SRAS citadas, de igual manera, al incluir todas las variables del
244
245
SRAS se obtuvo un modelo de regresión logística que permite pronosticar la alta
Ansiedad Conductual en función del Rechazo Escolar, por cada punto que se incrementa
la puntuación en las tres variables del SRAS antes citadas.
Diferencias en rechazo escolar en estudiantes con altas y bajas puntuaciones en
Ansiedad Psicofisiológica y regresiones logísticas binarias para la probabilidad de
presentar alta puntuación en Ansiedad Psicofisiológica en función del rechazo escolar.
En referencia a la Ansiedad Psicofisiológica en función del Rechazo Escolar, los
estudiantes con altas puntuaciones en ella, puntuaron significativamente más alto que sus
iguales con bajas puntuaciones en tres factores del SRAS, Evitación de la Afectividad
Negativa que Provocan Estímulos o Situaciones Relacionadas con la Escuela, Escape de
Situaciones Sociales y/o de Evaluación y Comportamiento para Captar la Atención de
otras Personas Significativas, lo que posibilitó en primera instancia, crear tres modelos
de regresión logística para estas variables, que permiten observar la probabilidad de
presentar alta Ansiedad Psicofisiológica por cada punto que aumentan las puntuaciones
en las dimensiones citadas. De igual manera, al incluir todas las variables, también se
obtuvo un modelo de regresión logística que posibilita pronosticar la mayor probabilidad
de manifestar alta Ansiedad Psicofisiológica por cada punto que se incrementa la
puntuación en las variables del SRAS citadas.
Diferencias en rechazo escolar en estudiantes con altas y bajas puntuaciones en el
total del IAES y regresiones logísticas binarias para la probabilidad de presentar alta
puntuación en el total del IAES en función del rechazo escolar.
Los estudiantes con altas puntuaciones en Ansiedad en el total del IAES
puntuaron significativamente más alto que sus iguales con bajas puntuaciones en los
cuatro factores de la SRAS Evitación de la Afectividad Negativa que Provocan Estímulos
o Situaciones Relacionadas con la Escuela, Escape de Situaciones Sociales y/o de
Evaluación, Comportamiento para Captar la Atención y Obtención de Refuerzos
Tangibles Fuera de la Escuela, en base a ellos se crearon cuatro modelos de regresión
logística para las variables del SRAS, a partir de los cuales se establece la probabilidad
de presentar alta Ansiedad en el total del IAES en función del Rechazo Escolar por cada
punto que aumentan las puntuaciones en las dimensiones citadas. De igual manera, al
incluir todas las variables del SRAS, se obtiene un modelo de regresión logística que
245
246
permite proyectar la posibilidad de manifestar Ansiedad Escolar del total del IAES por
cada punto que se incrementa la puntuación en cada variable antes nominada. Por el
contrario, resultó ser menor la probabilidad de presentar alta Ansiedad Escolar en el total
del IAES por cada punto que aumentaba la puntuación en Obtención de Refuerzos
Tangibles Fuera de la Escuela, lo que permite comprobar las hipótesis 4 y 5 del estudio
respecto a que los estudiantes con alta ansiedad escolar en comparación con sus
compañeros con baja ansiedad escolar, presenten puntuaciones significativamente más
altas en rechazo escolar, así como que conforme aumenten las puntuaciones de rechazo
escolar aumente la probabilidad de presentar alta ansiedad escolar.
A partir del análisis de los cuatro factores del AIES, Ansiedad ante la Agresión,
Ansiedad ante la Evaluación Social, Ansiedad ante el Fracaso Escolar y Sanciones
Disciplinarias y Ansiedad ante la Evaluación Escolar y las respuestas: Ansiedad
Cognitiva, Conductual y Psicofisiológica se comprueba la hipótesis 3 del estudio, ya que
las puntuaciones de éstos y la puntuación total del IAES presentan correlaciones positivas
y estadísticamente significativas con las puntuaciones del SRAS.
Lo que nos podría llevar a definir este tipo de rechazo escolar como una forma de
ansiedad escolar conductual que, entendida como una conducta de evitación, permite a
los adolescentes evitar o escapar del lugar que le provoca la reacción ansiosa, ya que los
comportamientos de evitación forman parte de la respuesta compleja de ansiedad escolar
(Echeburúa, 2000; García-Fernández et al., 2008; Méndez y Macià, 1991). Este aspecto
vendría a fundamentar la existencia de la relación predictiva positiva entre el rechazo
escolar y los altos niveles de ansiedad escolar. Si entendemos este tipo de rechazo escolar
como un síntoma o reacción dentro de la conducta amplia de ansiedad escolar, el aumento
de la primera variable pueda suponer un incremento en los niveles de la segunda variable,
de la cual forma parte, por dos motivos: a) debido a la influencia que ejerce, como
reacción motora de ansiedad, en el crecimiento del resto de reacciones que componen la
respuesta de ansiedad escolar (tal y como apuntan las relaciones predictivas positivas
encontradas con la alta ansiedad cognitiva y la alta ansiedad psicofisiológica), dado el
carácter interactivo que presentan los tres sistemas de respuesta (Cano-Vindel, 2003;
Lang, 1968, 1971, 1978, 1985; Norton y Asmundson, 2003; Ollendick et al., 2011); b)
porque cuanto mayor sea el nivel del rechazo escolar como una forma de ansiedad escolar
conductual, mayor será la probabilidad de que la respuesta de ansiedad escolar completa
246
247
sea elevada, debido al crecimiento de una de sus reacciones (aspecto que elevaría el nivel
general de la respuesta completa de ansiedad escolar).
Ansiedad escolar y ansiedad, depresión y estrés
Diferencias en Ansiedad, Depresión y Estrés en estudiantes con altas y bajas
puntuaciones en el Factor I- Ansiedad ante la Agresión- del IAES y regresiones
logísticas binarias para la probabilidad de presentar alta puntuación en el Factor I –
Ansiedad ante la agresión- del IAES en función de los factores de Depresión, Ansiedad
y Estrés.
Los estudiantes con altas puntuaciones en Factor I- Ansiedad ante la Agresión-
del IAES presentaron puntuaciones significativamente más altas en Ansiedad, Depresión
y Estrés respecto a sus compañeros con bajas puntuaciones, lo que en primera instancia
posibilitó crear tres modelos de regresión logística para las variables del DAS, en base a
los cuales se puede hacer una estimación sobre la probabilidad de presentar alta Ansiedad
Ante la Agresión Escolar por cada punto que aumenten las puntuaciones en las
dimensiones del DAS antes indicadas. De igual manera, al incluir todas las variables del
DAS en conjunto, se obtuvo un modelo de regresión logística que posibilita también,
pronosticar la mayor probabilidad de manifestar alta Ansiedad ante la Agresión por cada
punto que se incrementa la puntuación en Depresión, Ansiedad y Estrés.
Diferencias en Ansiedad, Depresión y Estrés en estudiantes con altas y bajas
puntuaciones en el Factor II - Ansiedad Ante la Evaluación Social -del IAES y
regresiones logísticas binarias para la probabilidad de presentar alta puntuación en el
Factor II – Ansiedad ante la evaluación social- del IAES en función de los factores de
Depresión, Ansiedad y Estrés.
Los estudiantes con altas y bajas puntuaciones en el Factor II- Ansiedad Ante la
Evaluación Social del IAES puntuaron significativamente alto en Ansiedad, Depresión
y Estrés, de acuerdo a lo cual, en primera instancia se crearon tres modelos de regresión
logística que posibilitan hacer estimaciones respecto a la probabilidad de presentar altas
puntuaciones en Ansiedad Ante la Evaluación Social, por cada punto que aumentan las
puntuaciones en Ansiedad, Depresión y Estrés, de igual manera al incluir todas las
variables del DAS se obtuvo un modelo de regresión logística que posibilita pronosticar
247
248
la alta Ansiedad Ante la Evaluación Social, por cada punto que se incrementa la
puntuación en las variables del DAS antes citadas.
Diferencias en Ansiedad, Depresión y Estrés en estudiantes con altas y bajas
puntuaciones en el Factor III- Ansiedad ante el Fracaso Escolar y Sanciones
Disciplinarias- del IAES y regresiones logísticas binarias en función de los factores de
Depresión, Ansiedad y Estrés.
Los estudiantes con altas y bajas puntuaciones en el Factor III- Ansiedad Ante el
Fracaso Escolar y Sanciones Disciplinarias del IAES, puntuaron significativamente
más alto en Ansiedad, Depresión y Estrés, de acuerdo a lo cual, en primera instancia se
crearon tres modelos de regresión logística que permiten estimar la probabilidad de
presentar alta Ansiedad Ante el Fracaso Escolar y Sanciones Disciplinarias respecto a
Depresión, Ansiedad y Estrés por cada punto que aumentan las puntuaciones en estas
dimensiones, posteriormente al incluir todas las variables del DAS en conjunto se obtuvo
un modelo de regresión logística a partir del cual se puede proyectar la mayor
probabilidad de manifestar Ansiedad Ante el Fracaso Escolar y Sanciones Disciplinarias
por cada punto que se incrementa la puntuación en las variables del DAS nominadas.
Diferencias en Ansiedad, Depresión y Estrés en estudiantes con altas y bajas
puntuaciones en el Factor IV - Ansiedad ante la Evaluación Escolar - del IAES y
regresiones logísticas en función de los factores de Depresión, Ansiedad y Estrés.
Los estudiantes con altas puntuaciones en el Factor IV Ansiedad ante la
Evaluación Escolar del IAES puntuaron significativamente más alto que sus iguales con
bajas puntuaciones en Ansiedad, Depresión y Estrés, de acuerdo a lo cual, en primera
instancia se crearon tres modelos de regresión logística que permiten hacer estimaciones
sobre la probabilidad de presentar alta Ansiedad Ante la Evaluación Escolar por cada
punto que aumentan las puntuaciones en Ansiedad, Depresión y Estrés, posteriormente al
incluir todas las variables del DAS en conjunto se obtuvo un modelo de regresión logística
a partir del cual se puede pronosticar la mayor probabilidad de manifestar Ansiedad Ante
la Evaluación Escolar por cada punto que se incrementa la puntuación en cada variable
del DAS antes citadas.
248
249
Diferencias en Ansiedad, Depresión y Estrés en estudiantes con altas y bajas
puntuaciones en Ansiedad Cognitiva y regresiones logísticas binarias para la
probabilidad de presentar alta puntuación en Ansiedad Cognitiva en función de los
factores de Depresión, Ansiedad y Estrés.
Los estudiantes con alta puntuación en Ansiedad Cognitiva puntuaron
significativamente más alto en Ansiedad, Depresión y Estrés en relación a sus pares con
bajas puntuaciones, los datos permitieron en primera instancia crear tres modelos de
regresión logística en función de las variables del DAS, con la probabilidad de estimar
alta puntuación en Ansiedad Cognitiva, por cada punto que aumentan las puntuaciones en
Ansiedad, Depresión y Estrés, de igual manera al incluir todas las variables del DAS en
conjunto se crea un modelo de regresión logística a partir del cual se pueden estimar la
probabilidad de presentar altas puntuaciones en Ansiedad Cognitiva por cada punto que
se incrementen las variables del DAS nominadas.
Diferencias en Ansiedad, Depresión y Estrés en estudiantes con altas y bajas
puntuaciones en Ansiedad Conductual y regresiones logísticas binarias para la
probabilidad de presentar alta puntuación en Ansiedad Conductual en función de los
factores de Depresión, Ansiedad y Estrés.
Los estudiantes con alta puntuación en Ansiedad Conductual puntuaron
significativamente más alto en Ansiedad, Depresión y Estrés en relación a sus pares con
bajas puntuaciones, de acuerdo a lo cual, en primera instancia se crearon tres modelos de
regresión logística que posibilitan estimar altas puntuaciones en Ansiedad Conductual,
por cada punto que aumentan las puntuaciones en las dimensiones indicadas,
posteriormente al incluir todas las variables del DAS en conjunto, también se crea un
modelo de regresión logística a partir del cual se puede hacer estimaciones respecto a la
probabilidad de presentar altas puntuaciones en Ansiedad Conductual por cada punto que
se incrementa la puntuación en las variables antes citadas.
249
250
Diferencias en Ansiedad, Depresión y Estrés en estudiantes con altas y bajas
puntuaciones en Ansiedad Psicofisiológica y regresiones logísticas binarias para la
probabilidad de presentar alta puntuación en Ansiedad Psicofisiológica en función de
los factores de Depresión, Ansiedad y Estrés.
Los estudiantes con altas puntuaciones en Ansiedad Psicofisiológica
puntuaron significativamente más alto en Ansiedad, Depresión y Estrés en relación a sus
iguales con bajas puntuaciones, de acuerdo a lo cual, en primera instancia se crearon tres
modelos de regresión logística a partir de los cuales se pueden hacer estimaciones
correctas respecto a la probabilidad de presentar alta Ansiedad Psicofisiológica por cada
punto que aumentan las puntuaciones en las dimensiones indicadas, posteriormente al
incluir todas las variables del DAS en conjunto se obtuvo un modelo de regresión logística
que permite pronosticar también altas puntuaciones en Ansiedad Psicofisiológica por
cada punto que se incrementa la Ansiedad, Depresión y Estrés.
Diferencias en Ansiedad, Depresión y Estrés en estudiantes con altas y bajas
puntuaciones en la puntuación total del IAES y regresiones logísticas binarias para la
probabilidad de presentar alta puntuación en el total del IAES en función de los
factores de Depresión, Ansiedad y Estrés.
Los estudiantes con altas puntuaciones en el total del IAES puntuaron
significativamente más alto en Ansiedad, Depresión y Estrés en relación a sus iguales con
bajas puntuaciones, de acuerdo a lo cual, en primera instancia se crean tres modelos de
regresión logística a partir de los cuales se pueden hacer estimaciones correctas sobre la
probabilidad de presentar altas puntuaciones en el total del IAES, por cada punto que
aumentan las puntuaciones en Ansiedad, Depresión y Estrés, posteriormente al incluir
todas las variables del DAS en conjunto, se obtuvo un modelo de regresión logística que
permite hacer estimaciones correctas sobre la probabilidad de presentar altas
puntuaciones en Ansiedad Escolar en el total del IAES por cada punto que se incrementan
las variables del DAS antes citadas.
Por medio del análisis presentado se comprueban las hipótesis 6 y 7 del estudio,
en razón a que los estudiantes con alta Ansiedad Escolar presentaron puntuaciones
significativamente más altas en Ansiedad, Depresión y Estrés que sus iguales con baja
Ansiedad Escolar.
250
251
En la actualidad, no tenemos constancia de investigaciones comparables a la
presente, no obstante, no podemos dejar de considerar que el tipo de relación que guardan
la ansiedad y la depresión muchas veces permiten encontrar cuadros depresivos con una
gran carga de ansiedad o trastornos de ansiedad empañados con sintomatología depresiva
(Vallejo y Gastó, 1990), así como también la presencia de una comorbilidad muy alta
entre ambos trastornos de entre un 30 y un 60% (Avenevoli et al. 2001; Essau et al. 2000;
Kessler et al. 2005).
De igual forma, si bien en el estrés es indispensable un estresor (demanda tangible)
y en la ansiedad no hace falta puesto que su foco es difuso, ésta puede formar parte del
estrés integrando la respuesta fisiológica de defensa ante una amenaza o como producto
del análisis subjetivo y experiencial que hace una persona cuando no puede superar una
demanda (Sierra et al. 2003).
Ansiedad escolar e inteligencia emocional.
Diferencias en Inteligencia Emocional en estudiantes con altas y bajas puntuaciones
en el Factor I- Ansiedad ante la Agresión- del IAES y regresiones logísticas binarias
para la probabilidad de presentar alta puntuación en el Factor I – Ansiedad Ante la
Agresión- del IAES en función de la Inteligencia Emocional.
Los estudiantes con altos niveles de Ansiedad ante la Agresión puntuaron
significativamente más alto en Percepción que sus iguales con bajos puntajes, mientras
que las diferencias fueron en sentido inverso en Comprensión y Reparación. Los datos
permitieron en primera instancia crear tres modelos de regresión logística que posibilitan
hacer estimaciones correctas respecto a la mayor probabilidad de presentar alta Ansiedad
Ante la Agresión por cada punto que aumenta la puntuación en Percepción y menor la
probabilidad de presentar alta Ansiedad ante la Agresión por cada punto que aumenta la
puntuación en la Comprensión y la Reparación, posteriormente tras incluir todas las
variables de Inteligencia Emocional en conjunto para el Factor I, Ansiedad Ante la
Agresión del IAES se obtuvo un modelo de regresión logística, que permite proyectar la
mayor posibilidad de manifestar alta Ansiedad Ante la Agresión por cada punto que se
incrementa la puntuación en Percepción y menor la probabilidad de presentar alta
251
252
Ansiedad Ante la Agresión por cada punto que se incrementan la Comprensión y
Reparación.
Lo que se contradice con resultados de otros estudios como los realizados en
adolescentes americanos, en los que la alta Inteligencia Emocional de los alumnos se
relacionó con menos comportamientos agresivos en el aula, así como una mejor
valoración del profesor en conductas pro sociales. Rubín (1999)
Diferencias en Inteligencia Emocional en estudiantes con altas y bajas puntuaciones
en el Factor II – Ansiedad ante la Evaluación Social- del IAES y regresiones logísticas
binarias para la probabilidad de presentar alta puntuación en el Factor II – Ansiedad
Ante la Evaluación Social - del IAES en función de la Inteligencia Emocional.
Los estudiantes con altos niveles de Ansiedad ante la Evaluación Social
puntuaron significativamente más alto en Percepción que sus iguales con bajos niveles de
Ansiedad ante la Evaluación Social, mientras que las diferencias fueron en sentido inverso
en Comprensión y Reparación. Los datos en primera instancia posibilitaron crear dos
modelos de regresión logística a partir de los cuales se puede hacer estimaciones sobre la
mayor probabilidad de presentar alta Ansiedad Ante la Evaluación Social por cada punto
que aumenta la Percepción y menor probabilidad por cada punto que aumenta la
Comprensión. De igual manera tras incluir todas las variables de Inteligencia Emocional
en conjunto para la Ansiedad ante la Evaluación Social del IAES, se obtuvo un modelo
de regresión logística a partir del cual se puede hacer estimaciones sobre la mayor
probabilidad de presentar altas puntuaciones en Ansiedad Ante la Evaluación Social por
cada punto que se incrementa la puntuación en Percepción y menor la probabilidad por
cada punto que se incrementa la Comprensión.
Diferencias en Inteligencia Emocional en estudiantes con altas y bajas puntuaciones
en el Factor III – Ansiedad ante el Fracaso Escolar y Sanciones Disciplinarias- del
IAES y regresiones logísticas binarias para la probabilidad de presentar alta
puntuación en el Factor III – Ansiedad ante el Fracaso Escolar y Sanciones
Disciplinarias - del IAES en función de la Inteligencia Emocional.
Los estudiantes con altos niveles en Ansiedad ante el Fracaso Escolar y
Sanciones Disciplinarias puntuaron significativamente más alto en Percepción que sus
252
253
iguales con bajos niveles, mientras que las diferencias fueron en sentido inverso en
Comprensión y Reparación. Los datos en primera instancia posibilitaron crear tres
modelos de regresión logística a partir de los cuales se pueden hacer estimaciones
correctas respecto a la probabilidad de presentar alta Ansiedad Ante el Fracaso Escolar y
Sanciones Disciplinarias en Percepción por cada punto que aumentan las puntuaciones
en la dimensión citada y menor la probabilidad por cada punto que aumentaba la
Comprensión y la Reparación. Posteriormente al incluir todas las variables se obtuvo un
modelo de regresión logística que posibilitó proyectar la presencia de altas puntuaciones
en Ansiedad Ante el Fracaso Escolar y Sanciones Disciplinarias con mayor probabilidad
por cada punto que se incrementa la puntuación en Percepción y menor por cada punto
que se incrementaba la Comprensión y la Reparación.
Diferencias en Inteligencia Emocional en estudiantes con altas y bajas puntuaciones
en el Factor IV- Ansiedad ante la Evaluación Escolar- del IAES y regresiones logísticas
binarias para la probabilidad de presentar alta puntuación en el Factor IV – Ansiedad
ante la evaluación escolar- del IAES en función de la Inteligencia Emocional.
Los estudiantes con altos niveles de Ansiedad ante la Evaluación Escolar
puntuaron significativamente más alto en Percepción que sus iguales con bajos niveles,
mientras que las diferencias fueron en sentido inverso en Comprensión y Reparación. Los
datos han permitido crear tres modelos de regresión logística a partir de los cuales se
pueden hacer estimaciones correctas respecto a la probabilidad de presentar altas
puntuaciones en Ansiedad Ante la Evaluación Escolar por cada punto que aumentaba la
puntuación en Percepción, posteriormente incluyendo todas las variables se obtuvo un
modelo de regresión logística que permite hacer estimaciones correctas respecto a la
mayor probabilidad de presentar altas puntuaciones en Ansiedad Ante la Evaluación
Escolar por cada punto que se incrementa la puntuación en Percepción y menor por cada
punto que se incrementaba la Comprensión.
Diferencias en Inteligencia Emocional en estudiantes con altas y bajas puntuaciones
Ansiedad Cognitiva y regresiones logísticas binarias para la probabilidad de presentar
alta puntuación en Ansiedad Cognitiva en función de la Inteligencia Emocional.
Los estudiantes con altos niveles de Ansiedad Cognitiva puntuaron
significativamente más alto en Percepción que sus iguales con bajos niveles, mientras que
253
254
las diferencias fueron en sentido inverso en Comprensión y Reparación. Los datos en
primera instancia permitieron crear tres modelos de regresión logística a partir de los
cuales se pueden hacer estimaciones correctas respecto a la mayor probabilidad de
presentar altas puntuaciones en Ansiedad Cognitiva por cada punto que aumentaba la
Percepción y menor por cada punto que aumentaban la Comprensión y la Reparación. Al
incluir todas las variables se obtuvo un modelo de regresión logística a partir del cual se
pueden hacer estimaciones correctas sobre la mayor probabilidad de presentar altas
puntuaciones en Ansiedad Cognitiva por cada punto que se incrementa la puntuación en
Percepción y menor por cada punto que se incrementa la Comprensión.
Diferencias en Inteligencia Emocional en estudiantes con altas y bajas
puntuaciones en Ansiedad Conductual y regresiones logísticas binarias para la
probabilidad de presentar alta puntuación en Ansiedad Conductual en función de la
Inteligencia Emocional.
Los estudiantes con altos niveles de Ansiedad Conductual puntuaron
significativamente más alto en Percepción que sus iguales con bajos niveles, mientras que
las diferencias fueron en sentido inverso en Compresión y Reparación. Los datos han
permitido en primera instancia crear tres modelos de regresión logística a partir de los
cuales se pueden hacer estimaciones correctas respecto a la mayor probabilidad de
presentar altas puntuaciones en Ansiedad Conductual por cada punto que aumenta las
puntuaciones en Percepción y menor por cada punto que aumentaban la Comprensión y
la Reparación. Incluyendo todas las variables se obtuvo un modelo de regresión logística
a partir del cual se pueden hacer estimaciones correctas respecto a la mayor probabilidad
de presentar altas puntuaciones en Ansiedad Conductual por cada punto que se incrementa
la puntuación en Percepción y menor por cada punto que se incrementaba la
Comprensión.
Diferencias en Inteligencia Emocional en estudiantes con altas y bajas
puntuaciones Ansiedad Psicofisiológica y regresiones logísticas binarias para la
probabilidad de presentar alta puntuación en Ansiedad Psicofisiológica en función de
la Inteligencia Emocional.
Los estudiantes con altos niveles de Ansiedad Psicofisiológica puntuaron
significativamente más alto en Percepción que sus iguales con bajos niveles, mientras que
254
255
las diferencias fueron en sentido inverso en Comprensión y Reparación. Los datos han
permitido en primera instancia crear tres modelos de regresión logística a partir de los
cuales se pueden hacer estimaciones sobre la mayor probabilidad de presentar alta
Ansiedad Psicofisiológica por cada punto que aumentaban las puntuaciones en
Percepción y menor por cada punto que aumentaban las puntuaciones en Comprensión y
Reparación. Incluyendo todas las variables se obtuvo un modelo de regresión logística a
partir del cual se pueden hacer estimaciones respecto a la mayor probabilidad de presentar
altas puntuaciones en Ansiedad Psicofisiológica por cada punto que se incrementa la
puntuación en Percepción y menor por cada punto que se incrementaba la Comprensión
Diferencias en Inteligencia Emocional en estudiantes con altas y bajas puntuaciones
en la puntuación total del IAES y regresiones logísticas binarias para la probabilidad
de presentar alta puntuación en el total del IAES en función de la Inteligencia
Emocional.
Los estudiantes con altas puntuaciones en el total del IAES, puntuaron
significativamente con altos niveles en Percepción que sus iguales con bajos niveles,
mientras que las diferencias fueron en sentido inverso en Comprensión y Reparación. Los
datos han permitido en primera instancia crear tres modelos de regresión logística a partir
de los cuales se pueden hacer estimaciones correctas respecto a la mayor probabilidad de
presentar alta Ansiedad Escolar en el total del IAES por cada punto que aumentaban las
puntuaciones en Percepción y menor por cada punto que aumentaban las puntuaciones de
la Comprensión y la Reparación. Al incluir todas las variables de la Inteligencia
Emocional, se obtuvo un modelo de regresión logística, a partir del cual se pueden hacer
estimaciones correctas respecto a la mayor probabilidad de manifestar alta Ansiedad
Escolar en la totalidad del IAES por cada punto que se incrementa la Percepción y menor
por cada punto que se incrementaba la Comprensión.
A partir de estos datos, se comprueban las hipótesis 8 y 9 del estudio, puesto que
los estudiantes con Alta Ansiedad Escolar, en comparación con sus compañeros con Baja
Ansiedad Escolar, presentan puntuaciones significativamente más altas en Percepción y
más bajas en Comprensión y Reparación, así también, se observa que al aumentar las
puntuaciones en Percepción aumenta la probabilidad de presentar alta Ansiedad Escolar,
mientras que conforme aumentan las puntuaciones en Comprensión y Reparación
disminuyó la probabilidad de presentar alta Ansiedad Escolar.
255
256
Actualmente, no se cuenta con investigaciones que permitan realizar
comparaciones objetivas con los resultados de la presente, sin embargo, podemos
establecer su consistencia ya que el modelo de Salovey y Mayer, conocido como Trait
Meta-Mood Scale (TMMS), utilizado en ella, permite evaluar la Inteligencia Emocional
valorando las cualidades más estables de la propia conciencia de las emociones y la
capacidad para dominarlas y evalúa las creencias que tienen las personas sobre su
capacidad de atención, claridad y reparación de estados emocionales.
Así también, establecer la prevalencia de la Percepción sobre la Comprensión y la
Reparación según lo establece el trabajo de Mayer, DiPaolo y Salovey (1990), quienes
identificaron emociones a partir de estímulos visuales como expresiones faciales
256
257
10. CONCLUSIONES
A partir de los resultados obtenidos en el estudio se concluye:
El Inventario de Ansiedad Escolar para Educación Secundaria (IAES)- Ecuador, está
constituido por 4 factores - Ansiedad ante la agresión, Ansiedad ante la evaluación social,
Ansiedad ante el fracaso escolar y sanciones disciplinarias y Ansiedad ante la evaluación
escolar y tres sistemas de respuestas -Ansiedad Cognitiva, Ansiedad Conductual y
Ansiedad Psicofisiológica, es decir, su estructura es multidimensional.
Con relación a las dimensiones cognitiva, conductual y psicofisiológica, el análisis
factorial y la varianza total determinaron su constitución por un solo factor denominado
ansiedad cognitiva, ansiedad conductual y ansiedad psicofisiológica respectivamente, así
también cada una por 5 ítems que indican pensamientos y sentimientos de ansiedad, que
valoran aspectos conductuales fácilmente observable y que evalúan la activación del
sistema nervioso ante diversas situaciones escolares en correspondencia con cada uno.
El IAES permitió establecer con efectividad, los niveles de ansiedad escolar en
adolescentes de 12 a 18 años, lo que permitirá a los psicólogos educativos de los
Departamentos de Consejería de las Instituciones investigadas, elaborar programas de
tratamiento eficientes.
Ansiedad escolar y rechazo escolar
Los estudiantes con altas y bajas puntuaciones en los Factores I- Ansiedad ante la
agresión y el III Ansiedad ante el Fracaso Escolar y Sanciones Disciplinarias del IAES,
puntuaron significativamente más alto que sus iguales con bajas puntuaciones en los tres
factores del SRAS Evitación de la Afectividad Negativa que Provocan Estímulos o
Situaciones Relacionadas con la Escuela, Escape de Situaciones Sociales y/o de
Evaluación y Comportamiento para Captar la Atención de otras Personas Significativas,
lo que permitió a partir de regresiones logísticas binarias en función del rechazo escolar
proyectar estimaciones correctas respecto a la mayor probabilidad de presentar altas
puntuaciones en estos factores en función de las variables del SRAS citadas.
257
258
Los estudiantes con altas y bajas puntuaciones en los Factores II Ansiedad ante la
Evaluación Social y IV Ansiedad ante la Evaluación Escolar, del IAES, puntuaron
significativamente más alto que sus iguales con bajas puntuaciones en los cuatro factores
de la SRAS Evitación de la Afectividad Negativa que Provocan Estímulos o Situaciones
Relacionadas con la Escuela, Escape de Situaciones Sociales y/o de Evaluación,
Comportamiento para Captar la Atención de otras Personas Significativas y Obtención
de Refuerzos Tangibles Fuera de la Escuela, en base a ello se mediante regresiones
logísticas binarias se proyecta la probabilidad de presentar alta puntuación en estos
Factores escolar por cada punto que aumentan las puntuaciones en las dimensiones del
SRAS citadas,
Los estudiantes con altas y bajas puntuaciones en Ansiedad Cognitiva, Conductual
y Psicofisiológica puntuaron significativamente más alto que sus iguales con bajas
puntuaciones en tres factores del SRAS, Evitación de la Afectividad Negativa que
Provocan Estímulos o Situaciones Relacionadas con la Escuela, Escape de Situaciones
Sociales y/o de Evaluación y Comportamiento para Captar la Atención de otras Personas
Significativas, a partir de lo cual los modelos que se obtuvieron a partir de regresiones
logísticas permiten observar con efectividad la probabilidad de presentar alta Ansiedad
Psicofisiológica por cada punto que aumentan las puntuaciones en las dimensiones
citadas
De igual forma, los estudiantes con altas puntuaciones en Ansiedad en el total del
IAES obtuvieron puntajes significativamente más altos que sus iguales con bajas
puntuaciones en los cuatro factores de la SRAS Evitación de la Afectividad Negativa que
Provocan Estímulos o Situaciones Relacionadas con la Escuela, Escape de Situaciones
Sociales y/o de Evaluación, Comportamiento para Captar la Atención y Obtención de
Refuerzos Tangibles Fuera de la Escuela, lo que implica que conforme aumentan las
puntuaciones de rechazo escolar aumentan la probabilidad de presentar alta ansiedad
escolar.
Ansiedad escolar y ansiedad, depresión y estrés
Los estudiantes con altas y bajas puntuaciones en los 4 Factores del IAES- Ansiedad
ante la Agresión, Ansiedad ante la Evaluación escolar, Ansiedad ante el Fracaso Escolar
y Sanciones Disciplinarias, Ansiedad ante la Evaluación Escolar, así como en la
258
259
puntuación total del IAES puntuaron significativamente más alto en Ansiedad, Depresión
y Estrés, según lo cual se obtuvieron modelos de regresión logística binaria que permiten
proyectar la mayor posibilidad de presentar alta puntuación los factores del IAES citados
en relación por cada punto que se incrementa la puntuación en las variables del DAS
nominadas.
Los estudiantes con alta puntuación en Ansiedad Cognitiva, Ansiedad Conductual
y Ansiedad Psicofisiológica obtuvieron una puntuación significativamente más alto en
Ansiedad, Depresión y Estrés en relación a sus pares con bajas puntuaciones, lo que
permite estimar la alta puntuación en éstas por cada punto que aumentan las puntuaciones
en las variables del DAS, tanto individualmente como en conjunto.
Ansiedad escolar e inteligencia emocional
Los estudiantes con altos niveles en los cuatro factores Ansiedad ante la Agresión,
Ansiedad ante la Evaluación Social, Ansiedad ante el Fracaso Escolar y Sanciones
Disciplinarias, Ansiedad ante la Evaluación Social, así como en la totalidad del IAES,
puntuaron significativamente más alto en Percepción que sus iguales con bajos niveles,
mientras que las diferencias fueron en sentido inverso en Comprensión y Reparación,
creados tres modelos de regresión logística éstos permiten hacer estimaciones correctas
respecto a la probabilidad de presentar alta Ansiedad en los factores del IAES por cada
punto que aumentan las puntuaciones en Percepción y menor la probabilidad por cada
punto que aumentaba la Comprensión y la Reparación.
Los estudiantes con altos niveles de Ansiedad Cognitiva, Ansiedad Conductual
y Ansiedad Psicofisiológica puntuaron significativamente más alto en Percepción que
sus iguales con bajos niveles, mientras que las diferencias fueron en sentido inverso en
Comprensión y Reparación, los tres modelos de regresión logística creados posibilitan
hacer estimaciones correctas respecto a la mayor probabilidad de presentar altas
puntuaciones en éstas por cada punto que aumentaba la Percepción y menor por cada
punto que aumentaban la Comprensión y la Reparación, mientras que al incluir todas las
variables existe mayor probabilidad de presentar altas puntuaciones en éstas por cada
punto que se incrementa la puntuación en Percepción y menor por cada punto que se
incrementa la Comprensión.
259
260
El estudio se constituye en pionero en el país en cuanto a la relación de las variables
investigadas, así como el grupo etáreo elegido, por lo que los resultados obtenidos serán
de gran ayuda como línea de base para próximas investigaciones.
260
261
11. LIMITACIONES
A partir del análisis de las situaciones experimentadas durante la investigación se
determinan algunas limitaciones tales como:
La diversidad en el tipo de instituciones de acuerdo a la organización planteada en el
Sistema Educativo Ecuatoriano y la reciente reorganización de sus niveles educativos
determina que a pesar de haber contado para la investigación con una muestra amplia de
estudiantes en el margen de edad establecida, por las características extremadamente
heterogéneas de éstos, tanto socio culturales como económicas haría necesario
complementar el estudio considerando otras variables en los aspectos nominados antes de
poder generalizar su aplicación en todo el país.
En el Ecuador, no existe todavía una cultura de investigación generalizada, menos
todavía en los ámbitos sociales, por lo que los pocos estudios que se han realizado y que
toman en cuenta de alguna manera las variables de investigación, se centran más en el
ámbito de la salud que en la educativa, por lo que la discusión se torna compleja.
Las características de desarrollo socio emocional de los adolescentes implica también
la variabilidad de criterios, por lo que lo ideal sería, complementar la investigación son
otros estudios que consideren los aportes de informantes claves como docentes, padres
y/o representantes de éstos.
La amplitud de la muestra con la que se trabajó y la ubicación de las instituciones
investigadas incrementó el tiempo requerido para realizar las acciones de campo,
retrasando los procesos de entrega de resultados.
261
262
12. FUTURAS LÍNEAS DE INVESTIGACIÓN
La importancia de la investigación realizada permite sugerir la pertinencia de
realizar futuros estudios que tomen en cuenta:
Evaluar la ansiedad escolar con una perspectiva longitudinal, que posibiliten contar
con una visión más amplia y objetiva particularizada en relación a las edades de los
en relación a la diversidad del contexto escolar ecuatoriano.
La relación de la ansiedad escolar y las relaciones interpersonales de los adolescentes
en diversos contextos de su desenvolvimiento no solo educativo sino social y familiar.
Estudios multivariados, que permitan complementar la visión educativa de la
ansiedad escolar, así como el rechazo escolar con hallazgos de variables que
complementen su comprensión desde la salud y/u otros aspectos psicosociales.
Realizar estudios semejantes con niños/as, puesto que la población seleccionada para
la realizada no incluye el corte de edad de la niñez y el Sistema Educativo Ecuatoriano
considera la inserción en éste, de los niños desde los 5 años de edad de manera obligatoria,
es decir estudios ampliatorios.
262
263
13. BIBLIOGRAFÍA
Achenbach, T. M. (1978). The Child Behavior Profile, I: Boys aged 6-11. Journal of
Consulting and Clinical Psychology, 46(3), 478-488. doi: 10.1037/0022-
006X.46.3.478
Achenbach, T. M. (1991). Manual for the Child Behavior Checklist/4-18 and 1991
profile. Burlington: Universidad de Vermont.
Al Jabery, M. A. y Arabiat, D. H. (2011). Psychometric properties of the Arabic translated
version of the RCMAS: Preliminary indicators from a Jordanian sample. Journal
for International Counselor Education, 3(1), 13-24.
Alloy, L. B., Kelly, K. A., Mineka, S. y Clements, C. M. (1990). Comorbidity of anxiety
and depressive disorders: A helplessness-hopelessness perspective. En J.D. Maser
y C.R. Cloninger (Eds.). Comorbidity of mood and anxiety disorders (pp. 499-543).
Washington: American Psychiatric Press.
Álvarez-Cáceres, R. (2008). Estadística multivariante y no paramétrica con SPSS:
aplicación a las ciencias de la salud. Madrid: Díaz de Santos.
Álvarez, J., Aguilar, A., Fernández, J., Salguero, D. y Pérez-Gallardo, E. (2013). Estrés
ante los exámenes en los estudiantes universitarios. Propuesta de intervención.
International Journal of Developmental and Educational Psychology, INFAD
Revista de Psicología, 1(2), 179-188.
American Academy of Child and Adolescent Psychiatry (AACAP) Official Action.
(1997). Practice parameters for the assessment and treatment of children and
adolescents with anxiety disorders. Journal of American Academy of Child and
Adolescent Psychiatry, 36(10), 69S-84S. doi: 10.1097/00004583-19970001-00006
American Psychiatric Association (1980). Diagnostic and Statistical Manual of Mental
Disorders (3ª Ed.). Washington, D. C: APA.
263
264
American Psychiatric Association (APA) (1994). Diagnostic and Stadistical Manual of
Mental Disorders (DSM-IV) 4ª de Washington, D. C. Barcelona: Masson
American Psychiatric Association. (2000). Diagnostic and statistical manual of mental
disorders (4th Ed., text rev.). DOI: 10.1176/appi.books.9780890423349
American Psychiatric Association (2002). Manual de Diagnóstico y Estadístico de los
Desórdenes Mentales (DSM IV-TR). Barcelona: Ed. Masson.
American Psychiatric Association (2014). Manual de Diagnóstico y Estadístico de los
Trastornos Mentales (DSM-5). Madrid: Editorial Médica Panamericana.
Andrade, L., Gorenstein, C., Vieira, A. H., Tung, T. C. y Artes, R. (2001). Psychometric
properties of the Portuguese version of the State-Trait Anxiety Inventory applied to
collage students: factor analysis and relation to the Beck Depression Inventory.
Brazilian Journal of Medical Research, 34(3), 367-374. doi: 10.1590/S0100-
879X2001000300011
Andreu-Rodríguez, J. M., Peña, M. E. y Graña, J. L. (2002). Adaptación Psicométrica de
la versión española del cuestionario de agresión. Psicothema, 14(2), 476-482.
Anguera, M. T. (2003). La observación. En C. Moreno (Ed.), Evaluación psicológica.
Concepto, proceso y aplicación en las áreas del desarrollo y de la inteligencia (pp.
272-308). Madrid: Sanz y Torres.
Aradilla-Herrero, A., Tomás-Sábado, J. y Gómez-Benito, J. (2014). Perceived emotional
intelligence in nursing: psychometric properties of the Trait Meta-Mood Scale.
Journal of Clinical Nursing. doi: 10.1111/jocn.12259
Araki, N. (1992). Test Anxiety in Elementary School and Junior High School Students in
Japan. Special issue: Anxiety Research in Japan. Anxiety, Stress and Coping an
International Journal, 5(3), 205-215. doi: 10.1080/10615809208249522
Archer, J., Kilpatrick, G. y Bramwell, R. (1995). A comparison of two aggression
inventories. Aggressive Behavior, 21(5), 371-380. doi. 10.1002/1098-
2337(1995)21:5<371::AID-AB2480210506>3.0.CO;2-P
264
265
Asociación Americana de Psiquiatría (APA) (2013). Guía de consulta de los criterios
diagnósticos del DSM-5TM. Madrid: Editorial Médica Panamericana.
Astocondor, L. (2001). Estudio Exploratorio sobre Ansiedad y Depresión en un grupo de
pobladores de comunidades nativas aguarunas (Tesis de licenciatura inédita).
Universidad de San Martín de Porres, Lima.
Avenevoli, S., Stolar, M., Li, J., Dierker, L., Ries, K. y Merikangas, K. R. (2001).
Comorbidity of depression in children and adolescents: Models and evidence from
a prospective high-risk family study. Biological Psychiatry, 49(12), 1071-1081. doi:
10.1016/S0006-3223 (01) 01142-8
Avero, P., Fernández-Valdés, A., López-Curbelo, M., Bethencourt, J. M. y Matud, P.
(2000). Reactividad emocional en una fobia específica: Diferencias y patrones de
concordancia en el triple sistema de respuestas en función del género. Ansiedad y
Estrés, 6(1), 93-104.
Axelsson, L. y Ejlertsson, G. (2002). Self-reported health, self-esteem and social support
among young unemployed people: a population based study. International Journal
of Social Welfare, 11(2), 11-119. doi: 10.1111/1468-2397.00205
Ayora, A. (1993). Ansiedad en Situaciones de Evaluación o Examen en Estudiantes
Secundarios de la Ciudad de Loja (Ecuador). Revista Latinoamericana de
Psicología, 25(3), 425-431.
Badenier, C. (2003). Confiabilidad y validez del Learning and Study Strategies Inventory
(LASSI) en una muestra de estudiantes de la región metropolitana. Psykhe, 12(2),
193-206.
Bados, A. (2001). Fobia Social. Madrid: Síntesis.
Bados, A. (2005). Trastorno de ansiedad por separación. Rechazo escolar y fobia
escolar. Facultad de Psicología, Universidad de Barcelona. Recuperado de
http://diposit.ub.edu/dspace/bitstream/2445/354/1/119.pdf.
Bados, A. (2005). Miedo a hablar en público. Documento Universidad de Barcelona.
Recuperado de http://diposit.ub.edu/dspace/bitstream/2445/353/1/120.pdf
265
266
Bados, A. y Sanz, P. (2005). Validation of the Revised Test Anxiety Scale and the Friedben
Test Anxiety Scale in a Spanish sample. Ansiedad y Estrés, 11(2), 163-174.
Baeza, J., Balaguer, G., Belchi, I, Coronas, M. y Guillamon, N. (2008) Higiene y
prevención de la salud. Barcelona: Díaz de Santos.
Bagley, C. y Mallick, K. (2001). Normative data and mental health construct validity for
the Rosenberg Self-Esteem Scale in British Adolescents. International Journal of
Adolescence and Youth, 9(2-3), 117-126. doi: 10.1080/02673843.2001.9747871
Baldwin J. S. y Dadds, M. R. (2007) Reliability and validity of parent and child versions
of the Multidimensional Anxiety Scale for Children in Community Samples.
Journal of the American Academy of Child and Adolescent Psychiatry, 46(2), 252-
260. doi: 10.1097/01.chi.0000246065. 93200.a1
Bandura, A. (1986). Social Foundations of Thought and Action: A
Social Cognitive Theory. Englewood Cliffs, NJ: Prentice-Hall.
Bandura, A. (1988). Self-efficacy conception of anxiety. Anxiety Research, 1(2), 77-98.
doi: 10.1080/10615808808248222
Bandura, A. (1997). Self-efficacy: the exercise of control. Nueva York: W.H. Freeman.
Bandura, A. y Jeffery, R. (1973). Role of symbolic coding and rehersal processes in
observational learning. Journal of personality and social psychology, 26(1), 122-
130. doi: 10.1037/h0034205
Barazzone, N. y Davey, G. L. (2009). Anger potentiates the reporting of threatening
interpretations: An experimental study. Journal of Anxiety Disorders, 23(4), 489-
495. doi: 10.1016/j. janxdis2008.10.007
Barker, P. (1968). The in-patient treatment of school refusal. British Journal of Medical
Psychology, 41(4), 381-387. doi: 10.1111/j.2044-8341. 1968.tb02046.x
Barlow, D. H. (2002). Anxiety and its disorders: The nature and treatment of anxiety and
panic (2ª Ed.). Nueva York: The Guilford Press.
266
267
Barlow, D. H., Allen, L. B. y Choate, M. L. (2004). Toward a unified treatment for
emotional disorders. Behavior Therapy, 35(2), 205-230. doi: 10.1016/S0005-
7894(04)80036-4
Barraza, A. (noviembre, 2006). Un modelo conceptual para el estudio del estrés
académico. Revista PsicologiaCientifica.com, 8(17). Recuperado de:
http://www.psicologiacientifica.com/estres-academico-modelo-conceptual
Barraza, A. (febrero, 2007). Propiedades psicométricas del Inventario SISCO del estrés
académico. Revista Psicologia Cientifica.com, 9(10). Recuperado de:
http://www.psicologiacientifica.com/sisco-propiedades-psicometricas
Barret, P. M., Dadds, M. R. y Rapee, R. M. (1991). Coping koala workbook. Manuscrito
inédito, Facultad de Psicología, Universidad Griffith, Nathan, Australia.
Barrett, P. M., Lowry-Webster, H. y Turner, C. (2000). FRIENDS program for children:
Group leader’s manual. Brisbane: Australian Academic Press.
Bauermeister, J. (1989). Estrés de Evaluación y Reacciones de Ansiedad ante la Situación
de Examen. Avances en Psicología Clínica Latinoamericana, 7, 69-88.
Bauermeister, J., Collazo, J. y Spielberger, C. D. (1983). The Construction and Validation
of the Spanish form of the Test Anxiety Inventory: Inventario de Auto-Evaluación
sobre Exámenes (IDASE). Series in Clinical and Community Psychology Stress and
Anxiety, 2, 67-85.
Beck, A. T. (2002). Cognitive therapy of depression. En R. Leahy y D. Thomas (Eds.),
Clinical Advances in Cognitive Psychotherapy: Theory and Application (pp. 29-
61). New York: Springer Publishing, Company, Inc.
Beck, A. T. y Clark, D. A. (1988). Anxiety and depression: An information processing
perspective. Anxiety Research, 1(1), 23-36. doi: 10.1080/10615808808248218
Beck, A., Emery, G. y Greenberg, R. (2005) Anxiety Disorders and Phobias: A Cognitive
Perspective. New York: Basic, Books
Beck, A. T., Rush, A. J., Shaw, B. F. y Emery, G. (1979). Cognitive Therapy of
Depression. New York: Guilford Press.
267
268
Beck, A. T. y Steer, R. A. (1990). Manual for the Beck Anxiety Inventory. San Antonio,
TX: Psychological Corporation.
Becoña, E. (2006). Técnicas de solución de problemas. En F. J. Labrador, J. A. Cruzado
y M. Muñoz (Eds.), Manual de técnicas de modificación y terapia de conducta. (pp.
710-743). Madrid: Pirámide.
Beidel, D. C. y Randall, J. (1994). Social phobia. En: T. Ollendick, N. King y S. Yule
(Eds.), International Handbook of Phobic and Anxiety Disorders in Children and
Adolescents (pp. 111-130). Nueva York: Plenum Press.
Beidel, D. C. y Turner, S. M. (2005). Childhood anxiety disorders: a guide to research
and treatment. New York: Routledge.
Beidel, D. C. y Turner, S. M. (2007). Shy children, phobic adults. Nature and treatment
of socialmphobia. Washington, D.C.: American Psychological Association.
Bekiari, A., Patsiaouras, A., Kokaridas, D. y Sakellariou, K. (2006). Verbal
aggressiveness and state anxiety of volleyball players and coaches. Psychological
Reports, 99(2), 630-634. doi: 10.2466/pr0.99.2.630-634
Bell-Dollan, D. J. (1995). Social cue interpretation of anxious children. Journal of
Clinical Child Psychology 24(1), 2-10. doi: 10.1207/s15374424jccp2401_1
Belloch, A., Sandín, B. y Ramos, F. (2009). Manual de Psicopatología. Volumen II.
Madrid: Mc Graw Hill.
Bell, S. T., Kuriloff, P. J. y Lottes, I. (1994). Understanding attributions of blame in
stranger rape and date rape situations: An examination of gender, race,
identification, and students’ social perceptions of rape victims. Journal of Applied
Social Psychology, 24(19), 1719-1734. doi: 10.1111/j.1559-1816.1994.tb01571.x
Bempechat, J., Graham, S. E. y Jiménez, N. V. (1999). The Socialization of Achievement
in Poor and Minority Students. Journal of Cross-Cultural Psychology, 30(2), 139-
158. doi: 10.1177/0022022199030002001
268
269
Bempechat, J., Nakkula, M. J., Wu, J. T. y Ginsburg, H. P. (1996). Attributions as
predictors of mathematics achievement: A comparative study. Journal of Research
and Development in Education, 29(2), 53-59.
Benson, J. y El-Zahhar, N. (1994). Further refinement and validation of the Revised Test
Anxiety Scale. Structural Equation Modeling, 1(3), 203-221. doi:
10.1080/10705519409539975
Berg, I. y Jackson, A. (1985). Teenage school refusers grow up: A follow-up study of 168
subjects, ten years on average after in-patient treatment. The British Journal of
Psychiatry, 147, 366-370. doi: 10.1192/bjp.147.4.366
Berg, I., Nichols, K. y Pritchard, C. (2006). School phobia, its clasification and
relationship to dependency. Journal of Child Psychology and Psychiatry, 10(2),
123-141. doi: 10.1111/j.1469-7610.1969.tb02074.x
Bergman, R. L. y Piacentini, J. (2005). Targeting discrete response channels in the
treatment of childhood specific phobia. Clinical Psychology: Science and Practice,
12(2), 166-169. doi: 10.1093/clipsy/bpi020
Bermudes, J. (1978b). Análisis funcional de la ansiedad. Revista de Psicología General
y Aplicada, 33(151), 617-634.
Bermudez, J. (1983). Modelo interactivo de ansiedad: Implicaciones y contrastación
empírica. Revista de Psicología General y Aplicada, 38(6), 1003-1030.
Bermúdez, J. (1985). La Interacción Persona-Situación: Alternativa Teórica de
Investigación. En J. Bermúdez (Ed.), Psicología de la Personalidad, Volumen II,
(pp. 85-108). Madrid: UNED.
Bernstein, G. A., Borchardt, C. M., Perwien, A. R., Crosby, R. D., Kushner, M. G., Thuras,
P. y Last, C. G. (2000). Imipramine plus cognitive-behavioral therapy in the
treatment of school refusal. Journal of American Academy of Child and Adolescent
Psychiatry, 39(3), 276-283. doi: 10.1097/00004583-200003000-00008
Bernstein, G. A., Borkovec, T. D. y Coles, M. G. H. (1986). Assessment of anxiety. En
A. R. Ciminero, K. S. Calhoun y H. E. Adams (Eds.), Handbook of behavioral
assessment (pp. 353-403). New York: Wiley.
269
270
Bernstein, G. A. y Garfinkel, B. D. (1992). The Visual Analogue Scale for Anxiety-
Revised: Psychometric properties. Journal of Anxiety Disorders, 6(3), 223-239. doi:
10.1016/0887-6185(92)90035-6
Bernstein, G. A. y Nietzel, M. T. (1980). Introduction of Clinical Psychology. New York:
McGraw-Hill.
Bernstein, I. H. y Gesn, P. R. (1997). On the dimensionality of the Buss-Perry Aggression
Questionaire. Behaviour Research and Therapy, 35(6), 563-568. doi:
10.1016/S0005-7967(97)00014-4
Berry, G., Injejikian, M. A. y Tidwell, R. (1993). The school phobic child and the
counselor: Identifying, understanding and helping. Education-Indianapolis, 114(1),
37-45.
Birmaher, B., Brent, D. A., Chiappetta, L., Bridge, J., Monga, S. y Baugher, M. (1999).
Psychometric properties of the Screen for Child Anxiety Related Emotional
Disorders (SCARED): A replication study. Journal of the American Academy of
Child and Adolescent Psychiatry, 38(10), 1230-1236. doi: 10.1097/00004583-
199910000-00011
Birmaher, B., Khetarpal, S., Brent, D. A., Cully, M., Balach, L., Kaufman, J. y McKenzie,
S. (1997). The Screen for Child Anxiety Related Emotional Disorders (SCARED):
Scale construction and psychometric characteristics. Journal of the American
Academy of Child and Adolescent Psychiatry, 36(4), 545-553. doi:
10.1097/00004583-199704000-00018
Blagg, N. R. y Yule, W. (1994). School refusal. En T. H. Ollendick, N. J. King y W. Yule
(Eds.), Internacional handbook of phobic and anxiety disorders in children and
adolescent (pp. 169-186). Nueva York: Plenum Press.
Bodden, D. H., Bogels, S. M., Nauta, M. H., Haan, E., Ringrose, J. y Appelboom, C.
(2008). Child versus family cognitive-behavioral therapy in clinically anxious
youth: an efficacy and partial effectiveness study. Journal of the American Academy
of Child and Adolescent Psychiatry, 47(12), 1384-1494. doi:
10.1097/CHI.0b013e318189148e
270
271
Bodkin-Andrews, G. H., Hay, M. T., Craven, R. G. y Yeung, A. S. (2010). Factorial
invariance testing and latent mean differences for the Self-Description
Questionnaire II (Short Version) with Indigenous and non-Indigenous Australian
secondary school students. International Journal of Testing, 10(1), 47-79. doi:
10.1080/15305050903352065
Boehnke, K., Silbereisen, R. K., Reynolds, C. R. y Richmond, B. O. (1986). What I think
and feel: German experience with the revised form of the children’s manifest
anxiety scale. Personality and Individual Differences, 7(4), 553-560. doi:
10.1016/0191-8869(86)90132-7
Boekaerts, M. y Röder, I. (1999). Stress, coping, and adjustment in children with a chronic
disease: A review of the literature. Disability and Rehabilitation, 21(7), 311-337.
doi: 10.1080/096382899297576
Borkovec, T., Sahdick, R. y Hopkins, M. (1990). The nature of normal and pathological
worry. En R. Rapee y D. Barlow (Eds.), Chronic Anxiety: Generalized Anxiety
Disorder and Mixed Anxiety-Depression (pp. 29-51). Nueva York: Guilford
Publication.
Bornás, X., Servera, M. y Llabrés, J. (1996). Prevención de la ansiedad en escolares.
Ansiedad y Estrés, 2(2-3), 283-295.
Botella, V. R. (2002). Elaboración y validación de un cuestionario para evaluar la
ansiedad en el ámbito educativo del alumnado de Educación Secundaria (Tesis
doctoral inédita). Murcia: Universidad de Murcia.
Bower, G. H. (1981). Mood and memory. American Psychologist, 36(2), 129-148. doi:
10.1037//0003-066X.36.2.129
Bowers, K. S. (1973). Situationism in Psychology: An analysis and critique.
Psychological Review, 80(5), 307-336. doi: 10.1037/h0035592
Bowlby, J. (1969). Attachment and loss: I. Attachment. New York: Basic Books
Bowles, T. V. P. y Fallon, B. J. (1996). Self-concept, family functioning and problem type:
A replication and extension of a study of clinic and non-clinic adolescents. Journal
of Adolescent Health, 19(1), 62-67. doi: 10.1016/1054-139X(95)00129-G
271
272
Boyd, R. C., Ginsburg, G. S., Lambert, S. F., Cooley, M. R. y Campbell, K. D. M. (2003).
Screen for Child Anxiety Related Emotional Disorders (SCARED): Psychometric
properties in an African, American parochial high school sample. Journal of the
American Academy of Child and Adolescent Psychiatry, 42(10), 1188-1196. doi:
10.1097/01.chi.0000082033.88099.8d
Boyes, M. E. y Cluver, L. D. (2013). Performance of the Revised Children’s Manifest
Anxiety Scale in a sample of children and adolescents from poor urban
communities in Cape Town. European Journal of Psychological Assessment, 29(2),
113-120. doi: 10.1027/1015-5759/a000134
Brady, E. U. y Kendall, P. C. (1992). Comorbidity of anxiety and depression in children
and adolescents. Psychological Bulletin, 111(2), 244-255. doi: 10.1037//0033-
2909.111.2.244
Bragado, M. C. (1994). Terapia de conducta en la infancia: Trastornos de ansiedad.
Madrid: Fundación Universidad-Empresa.
Bragado, M. C., Carrasco, I., Sánchez, M. L. y Bersabé, R. M. (1996). Trastornos de
ansiedad en escolares de 6 a 17 años. Ansiedad y Estrés, 2(2-3), 97-112.
Brandibas, G., Jeunier, B., Gaspard, J. L. y Fouraste, R. (2001). Evaluation des modes de
refus de l'ecole: Validation francaise de la SRAS (School Refusal Assessment
Scale). Psychologie et psychométrie, 22(1), 45-58.
Brawman-Mintzer O. y Lydiard R. B. (1996). Generalized anxiety disorder: issues in
epidemiology. Journal of Clinical Psychiatry, 57(7), 3-8.
Bridewell, W. B. y Chang, E. C. (1997). Distinguishing between anxiety, depression, and
hostility: Relations to anger-in, anger-out, and anger control. Personality and
Individual Differences, 22(4), 587-590. doi: 10.1016/S0191-8869(96)00224-3
Brill, L. D. (2009). School Refusal: Characteristics, Assessment, and Effective Treatment:
A Child and Parent Perspective. PCOM Psychology Dissertations. Paper 17.
Recuperado de
http://digitalcommons.pcom.edu/cgi/viewcontent.cgi?article=1016&context=psyc
hology_dissertations
272
273
Briones, E. y Tabernero, C. (2005). Formación cooperativa en grupos heterogéneos.
Psicothema, 17(3), 396-403.
Broadwin, I. T. (1932). A contribution to the study of truancy. American Journal of
Orthopsychiatry, 2(3), 253-259. doi: 10.1111/j.1939-0025.1932.tb05183.x
Brown, T. A. y Barlow, D. H. (1992). Comorbility among anxiety disorders: Implications
for treatments and DSM-IV. Journal of Consulting and Clinical Psychology, 60(6),
835-844. doi: 10.1037/0022-006X.60.6.835
Brown, T. A., Di Nardo, P. A., Lehman, C. L. y Campbell, L. A. (2001). Reliability of
DSM-IV anxiety and mood disorders: Implications for the classification of
emotional disorders. Journal of Abnormal Psychology, 110(1), 49-58. doi:
10.1037//0021-843X.110.1.49
Buela-Casal, G., Guillén-Riquelme, A. y Seisdedos, N. (2011). STAI: Cuestionario de
Ansiedad Estado-Rasgo. Adaptación española (8ª Ed.). Madrid: TEA Ediciones.
Buitrago, L. y Briceño-Sánchez, S. (2009). Indicadores asociados a la ansiedad manifiesta
en una población escolarizada. Cuadernos Hispanoamericanos de Psicología,
10(1), 39-52.
Burnham, J. J. (2005). Fears of children in the United States: A detailed examination of
the American Fear Survey Schedule. Measurement and Evaluation in Counseling
and Development, 38(2), 78-91.
Burnham, J. J. y Gullone, E. (1997). The Fear Survey Schedule for Children-II: A
Psychometric investigation with American data. Behaviour Research and Therapy,
35(2), 165-173. DOI: 10.1016/S0005-7967(96)00089-7
Caballo, V. E. (1995). El entrenamiento en habilidades sociales. En V. E. Caballo (Ed.),
Manual de Técnicas de Terapia y Modificación de Conducta (pp. 403-443). Madrid:
Siglo XXI
Caballo, V. (2005). Estrategias de evaluación en psicología clínica. En V.C. Caballo (Ed.),
Manual para la evaluación clínica de los trastornos psicológicos: estrategias de
evaluación, problemas infantiles y trastornos de ansiedad (pp. 29-42). Madrid:
Pirámide.
273
274
Calero, A. (2013). Versión Argentina del TMMS para adolescentes: Una medida de la
inteligencia emocional percibida. Cuadernos de neuropsicología, 7(1), 104-119.
doi: 10.7714/cnps/7.1.206
Campas, B. E. (1987). Coping with stress during childhood and adolescence.
Psychological Bulletin, 101(3), 393-403. doi: 10.1037//0033-2909.101.3.393
Campbell, S. B. (1986). Developmental Issues in Childhood Anxiety. En R. Gittelman.
Anxiety Disorders of Childhood (pp. 24-57). New York: Guilford Press.
Cano-Vindel, A. (1995). Orientaciones en el estudio de la Emocion. En E.G. Fernandez-
Abascal (Ed.), Manual de Motivación y Emoción (pp. 337-383). Madrid: Editorial
Centro de Estudios Ramon Areces.
Cano-Vindel, A. (2003). Desarrollos actuales en el estudio del control emocional.
Ansiedad y Estrés, 9(2-3), 203-229.
Cano-Vindel, A. y Miguel-Tobal J.J. (1990). Evaluación mediante autoinforme de la
reactividad cognitiva-fisiológica-motora ante diferentes situaciones. Diferencias
individuales y situacionales. En C.O.P (Ed.), Libro de comunicación del II congreso
del C.O.P. Área 7. Diagnóstico y evaluación psicológica. Madrid: C.O.P (pp. 94-
101).
Cano-Vindel, A., & Miguel-Tobal, J. J. (1994). Psicología, Medicina y Salud.
(Monografía de 'Ansiedad y Estrés'). Murcia: Compobell.
Cano-Vindel, A. y Miguel-Tobal, J. J. (1999). Evaluación de la Ansiedad desde un
Enfoque Interactivo y Multidimensional: El Inventario de Situaciones y Respuestas
de Ansiedad: ISRA. Psicología Contemporánea, 6(1), 14-21.
Cano-Vindel, A. y Miguel Tobal, J. J. (2001). Emoción y Salud. Ansiedad y Estrés, 7(2-
3) 111-121.
Capafóns, J. I. (2001). Tratamientos psicológicos eficaces para las fobias específicas.
Psicothema, 13(3), 447-452.
274
275
Carrasco, I. (2006). Terapias racionales y de reestructuración cognitiva. En F. J. Labrador,
J. A. Cruzado y M. Muñoz (Eds.), Manual de técnicas de modificación y terapia de
conducta. (pp. 667-709). Madrid: Pirámide.
Carrillo, J. M. (1991). Técnicas basadas en condicionamiento operante. En J. Mayor y
F.J. Labrador (Eds.), Manual de modificación de conducta. Madrid: Alhambra.
Carrillo, F., Godoy, A., Gavino, A., Nogueira, R., Quintero, C. y Casado, Y. (2012). Escala
de Ansiedad Infantil de Spence (Spence Children’s Anxiety Scale, SCAS):
fiabilidad y validez de la versión española. Psicología Conductual, (20), 3, 529-
545.
Carter, R., Williams, S. y Silverman, W. (2008). Cognitive and emotional facets of test
anxiety in African American school children. Cognition and Emotion, 22(3), 539-
551. doi: 10.1080/02699930801886722
Carver, C. S., Scheier, M. F. y Weintraub, J. K. (1989) Assesing Coping Strategies: A
Theoretically Based Approach. Journal of Personality and Social Psychology,
56(2), 267-283. doi: 10.1037/0022-3514.56.2.267
Casado-Morales, M. I. (1994). Ansiedad, stress y trastornos psicofisiológicos (Tesis
doctoral inédita). Universidad Complutense de Madrid, Madrid
Cassady, J. C. (2004). The influence of cognitive test anxiety across the learning-testing
cycle. Learning and Instruction, 14, 6, 569-592. doi:
10.1016/j.learninstruc.2004.09.002
Cassady, J. C. y Johnson, R. E. (2002). Cognitive test anxiety and academic performance.
Contemporary Educational Psychology, 27(2), 270-295. doi:
10.1006/ceps.2001.1094
Castillo, Mª. y Gonzalez-Leandro, P. (Febrero, 2010). Estrés y Ansiedad. Relación con la
Cognición. Comunicación presentada en 11º Congreso virtual de Psiquiatría;
Interpsiquis. Psiquiatria.com.
Castrillón, D. A., Ortiz, P. A. y Vieco, F. (2004). Cualidades paramétricas del cuestionario
de agresión (AQ) de Buss y Perry en estudiantes universitarios de la ciudad de
Medellín (Colombia). Revista Facultad Nacional de Salud Pública, 22(2), 49-61.
275
276
Castrillón, D. y Borrero, P. (2005). Validación del Inventario de Ansiedad Estado-Rasgo
(STAIC) en niños escolarizados entre 8 y 15 años. Acta colombiana de Psicología
13, 79-90.
Cattell, R. B. y Scheier, I. H. (1961). The meaning and measurement of neuroticism and
anxiety. New York: Ronald Press Company.
Cautela, J. (1977). Cues for tension and anxiety survey scale (CTASS). Adaptación
Española: Cátedra de Psicodiagnóstico. Madrid: Universidad Autónoma.
Cava, M. J. (1998). La potenciación de la autoestima: Elaboración y evaluación de un
programa de intervención. (Tesis doctoral inédita). Universidad de Valencia:
Valencia.
Cerezo, M. A. (2000). Interacción familiar: Un sistema de evaluación observacional.
Madrid: MEPSA.
Chahín-Pinzon, N., Lorenzo-Seva, U. y Vigil-Colet, A. (2012). Características
psicométricas de la adaptación colombiana del Cuestionario de Agresividad de Buss
y Perry en una muestra de preadolescentes y adolescentes de Bucaramanga.
Universitas Psychology, 11(3), 979-988.
Chaiyawat, W. y Brown, J. K. (2000). Psychometric properties of the Thai versions of
State-Trait Anxiety Inventory for Children and Child Medical Fear Scale. Res Nurs
Health, 23(5), 406-414. doi: 10.1002/1098-240X(200010)23:5<406::AID-
NUR7>3.0.CO;2-I
Chapell, M., Blanding, Z., Silverstein, M., Takahasi, M., Newman, B., Gubi, A. y Mc
Cann, N. (2005). Test anxiety and academic performance in undergraduate and
graduate students. Journal of Educational Psichology, 97(2), 268-274. doi:
10.1037/0022-0663.97.2.268
Chen, X., Rubin, K. y Li, B. (1995). Depressed mood in Chinese children: Relations with
school performance and family environment. Journal of Consulting and Clinical
Psychology, 63(6), 938-947. doi: 10.1037//0022-006X.63.6.938
276
277
Cheung, G. W. y Rensvold, R. B. (2002). Evaluating goodness-of-fit indexes for testing
measurement invariance. Structural Equation Modelling, 9(2), 233-255. doi:
10.1207/S15328007SEM0902_5
Chorpita, B. F. y Daleiden, E. L. (2000). Properties of the Childhood Anxiety Sensitivity
Index in children with anxiety disorders: Autonomic and nonautonomic factors.
Behavior Therapy, 31(2), 327-349. doi: 10.1016/S0005-7894(00)80018-0
Chorpita, B. F., Moffitt, C. E. y Gray, J. (2005). Psychometric properties of the revised
child anxiety and deressión scale in a clinical sample. Beaviour Research and
Therapy, 43(3), 309-322. doi: 10.1016/j.brat.2004.02.004
Chorpita, B. F., Yim, L., Moffitt, C. E., Umemoto, L. A. y Francis, S. E. (2000).
Assessment of symptoms of DSM-IV anxiety and depression in children: A Revised
Child Anxiety and Depression Scale. Behaviour Research and Therapy, 38(8), 835-
855. doi: 10.1016/S0005-7967(99)00130-8
Chu, Y. W. (2002). The relationships between domain-specific self-concepts and global
self-esteem among adolescents in Taiwan. Bulletin of Educational Psychology, 33,
103-123.
Cid, P., Díaz, A., Pérez, M. V., Torruella, M. y Valderrama, M. (2008). Agresión y
violencia en la escuela como factor de riesgo del aprendizaje escolar. Ciencia y
enfermería, 14(2), 21-30. doi: 10.4067/S0717-95532008000200004
Cizek, G. y Burg, S. (2006). Addressing test anxiety in a high stakes environment.
Thousand Oaks, CA: Corwin Press.
Clark, D. A., (2007). Cognitive-behavioural therapy for OCD. New York: The Guilford
Press.
Clark, D. B., Feske, U., Masia, C. L., Sapaulding, S. A., Brown, C., Mammen, O. y Shear,
M. K. (1997). Systematic assessment of social phobia in clinical practice.
Depression and Anxiety, 6(2), 47-61. doi: 10.1002/(SICI)1520-6394(1997)6:2<47:
AID-DA1>3.0.CO;2-2
277
278
Clark, D. B., Turner, S. M., Beidel, D. C., Donovan, J. E., Kirisci, L. y Jacob, R. G. (1994).
Reliability and validity of the Social Phobia and Anxiety Inventory for adolescents.
Psychological Assessment, 6(2), 135-140. DOI: 10.1037/1040-3590.6.2.135
Clark, L. A. y Watson, D. (1991). Tripartite model of anxiety and depression:
Psychometric evidence and taxonomic implications. Journal of Abnormal
Psychology, 100(3), 313-336. doi: 10.1037/0021-843X.100.3.316
Clemente, A., Pérez-González, F. y García-Ros, R. (1990). Cuestionario de
Desadaptación Escolar (CDE). Valencia: Set i Set.
Cohen, C., Kamark, T. y Mermelstein, R. (1983). A Global Measure of Perceibed Stress.
Journal of Health a Social Behavior, 24(4), 385-396. DOI: 10.2307/2136404
Cohen, J. (1988): Statistical power analysis for the behavioral sciences. Second Edition
Hillsdale, NJ: Lawrence Erlbaum Associates, Publishers.
Cole, D. A., Peeke, L. G., Martin, J. M., Truglio, R. y Seroczynski, A. D. (1998). A
longitudinal look at the relation between depression and anxiety in children and
adolescents. Journal of Consulting and Clinical Psychology, 66(3), 451-460. doi:
10.1037//0022-006X.66.3.451.
Compton S. N., Nelson A. H. y March J. S. (2000). Social phofia and separation anxiety
symptoms in community and clinical samples of children and adolescent. Journal
of the American Academy of Child and Adolescent Psychiatry, 39(8), 1040-1046.
doi: 10.1097/00004583-200008000-00020
Contreras, F., Espinosa, J. C., Esguerra, G., Haikal, A., Polanía, A. y Rodríguez, A.
(2005). Autoeficacia, ansiedad y rendimiento académico en adolescentes.
Diversitas: Perspectivas en Psicología, 1(2), 183-194.
Cormier, W. y Cormier, L. (1996). Estrategias de entrevista para terapeutas (EBOOK)
Desclée De Brouwer. Biblioteca de Psicología.
Cosi, S., Canals, J., Hernández-Martínez, C. y Vigil-Colet, A. (2010). Parent–child
agreement in SCARED and its relationship to anxiety symptoms. Journal of Anxiety
Disorders, 24(1), 129-133. doi: 10.1016/j.janxdis.2009.09.008
278
279
Costello, E. J., Edelbrock, C. S., Dulcan, M. K., Kalas, R. y Klaric, S. H. (1984). Report
on the NIMH Diagnostic Interview schedule for Children (DISC-C). Washintong,
DC: National Institute of Mental Health.
Costello, E. J., Egger, H. L. y Angold, A. (2004). The developmental epidemiology of
anxiety disorders. En T. Ollendick y J. March (Eds.), Phobic and anxiety disorders
in children and adolescents: A clinician’s guide to effective psychosocial and
pharmacological interventions (pp. 61-91). Nueva York: Oxford University Press.
Costello, E. J., Egger, H. L. y Angold, A. (2005). The developmental epidemiology of
anxiety disorders: Phenomenology, prevalence, and comorbidity. Child and
Adolescent Psychiatric Clinics of North America, 14(4), 631-648. doi:
10.1016/j.chc.2005.06.003
Cotes, C. A. C., Vargas, L. C. O., Rangel, A. M. B. y Arenales, M. I. D. (2009). Aportes
fisiológicos a la validez de criterio y constructo del diagnóstico de ansiedad según
entrevista psiquiátrica y el State-Trait Anxiety Inventory (STAI) en una muestra de
estudiantes universitarios colombianos. Revista Colombiana de Psiquiatría, 38(2),
262-278.
Cova, F., Melipillán, R. y Valdivia, M. (2008). Propiedades Psicométricas del Inventario
de Depresión de Beck-II en Adolescentes Chilenos. Terapia Psicológica, 26(1), 59-
69. doi: 10.4067/S0718-48082008000100005
Cova, F., Melipillán, R., Valdivia, M., Bravo, E. y Valenzuela, B. (2007). Sintomatología
depresiva y ansiosa en estudiantes de enseñanza media. Revista Chilena de
Pediatría, 78(2), 151-159. doi. 10.4067/S0370-41062007000200005
Cox, B. J., Clara, I. P., Hills, A. L. y Sareen, J. (2010). Obsessive compulsive disorder
and the underlying structure of anxiety disorders in a nationally representative
sample: confirmatory factor analytic Adj. 1. Factor analytic - of or relating to or the
product of factor analysis factor analytical findings from the German Health Survey.
Journal of Anxiety Disorders, 24(1), 30-33. doi: 10.1016/j.janxdis.2009.08.003
Craske, M. G. (2003). Origins of Phobias and Anxiety Disorders: Why more women than
men? Oxford: Elsevier, Ltda.
279
280
Craske, M. G., Rauch, S. L., Ursano, R., Prenoveau, J., Pine, D. S. y Zinbarg, R. E. (2009).
What is an anxiety disorder? Depression and Anxiety, 26(12), 1066-1085.
doi: 10.1002/da.20633
Craven, R. G., Marsh, H. W. y Debus, R. L. (1991). Effects of internally focussed
feedback and attributional feedback on enhancement of academic self-concept.
Journal of Educational Psychology, 83(1), 17-27. doi: 10.1037/0022-0663.83.1.17
Cruz, M.A.C. (2008). Ansiedade e bem-estar na transição para o ensino superior: o papel
do suporte social (Tesis de Maestría inédita). Universidade do Porto, Portugal.
Cruzado, J. A. (2006). Técnicas de modelado. En F. J. Labrador, J. A. Cruzado y M.
Muñoz (Eds.), Manual de técnicas de modificación y terapia de conducta. (pp. 594-
626). Madrid: Pirámide.
Cruzado, J. A., Labrador, F. J. y Muñoz, M. (2006). Desensibilización sistemática. En F.
J. Labrador, J. A. Cruzado y M. Muñoz (Eds.), Manual de técnicas de modificación
y terapia de conducta, (pp. 396-421). Madrid: Ediciones Pirámide.
Cunningham, L. G. y Rinn, A. N. (2007). The role of gender and previous participation
in a summer program on gifted adolescents´ self-concepts over time. Journal for
the Education of the Gifted, 30(3), 326-416. doi: 10.1177/016235320703000303
Curry, J. F. y Murphy, L. B. (1995). Comorbidity of anxiety disorders. En T. L. March y
J.S. March (Eds.), Anxiety disorders in children and adolescents (pp. 301-317).
New York: The Guilford Press.
Cyranowski, J. M., Shear, M. K., Rucci, P., Fagiolini, A., Frank, E., Crochocinski, V. J.,
… y Cassano, G. (2002). Adult separation anxiety: Psychometric properties of a
new structured clinical interview. Journal of Psychiatric Research, 36(2), 77-86. doi: 10.1016/S0022-3956(01)00051-6
Dadds, M. R., Spence, S. H., Holland, D. E., Barrett, P. M. y Laurens, K. R. (1997).
Prevention and early intervention for anxiety disorders: A controlled trial. Journal
of Consulting and Clinical Psychology, 65(4), 627-635. doi: 10.1037/0022-
006X.65.4.627
280
281
Deffenbacher, J. L. (1980). Worry and emotionality in test anxiety. En I. G. Sarason (Ed.),
Test anxiety: theory, resarch and applications (pp. 111-128). Hillsdale: LEA.
Deffenbacher, J. L. (1993). Irritabilidad crónica: características e implicaciones clínicas.
Psicología Conductual, 1(1), 51-72. Recuperado de:
http://www.behavioralpsycho.com/PDFespanol/1993/num1/Irritabilidad%20croni
ca.pdf
Deffenbacher, J. L. (1995). La inoculación de estrés. En V. E. Caballo, (Comp.), Manual
de técnicas de terapia y modificación de conducta (pp. 627-654). Madrid: Siglo
Veintiuno de España Editores, S.A.
De la Osa, N., Ezpeleta, Doménech, J. M., Navarro, J. B., y Losilla, J. M. (1996).
Fiabilidad entre entrevistadores de la DICA-R. Psicothema, 8(2), 359-368.
Recuperadode http://www.unioviedo.net/reunido/index.php/PST/article/view/7373
Del Barrio, V. (1995). Evaluación clínica infantil y adolescente. En F. Silva (Ed.),
Evaluación Psicológica en niños y adolescentes. Madrid: Síntesis Psicológica.
Del Barrio, V., Aluja, A. y Spielberger, C. (2004). Anger assessment with the STAXI-NA-
: psychometric properties of a new instrument for children and adolescents.
Personality and Individual Differences, 37(2), 227-244. doi:
10.1016/j.paid.2003.08.014
Delgado, B., Inglés, C. y García-Fernández, J. M. (2013). Social Anxiety and Self-
Concept in Adolescence. Revista de Psicodidáctica, 18(1), 179-194. doi:
10.1387/RevPsicodidact.6411
Deschênes, S. S., Dugas, M. J., Fracalanza, K. y Koerner, N. (2012). The role of anger in
generalized anxiety disorder. Cognitive Behavior Therapy, 41(3), 261-271. doi:
10.1080/16506073.2012.666564
DeWitt, D. J., McDonald, K. y Offord, D. R. (1999). Childhood stress and symptoms of
drug dependence in adolescence and early adulthood: Social phobia as a mediator.
American Journal of Orthopsychiatry, 69(1), 61-72. doi: 10.1037/h0080382
281
282
Díaz-Martín, Y. (2010). Estrés académico y afrontamiento en estudiantes de Medicina.
Revista Humanidades Médicas (online), 10(1), 0-0. Recuperado de
http://scielo.sld.cu/scielo.php?pid=S1727-1202010000100007&script=sci_arttext
Díaz, M. I., Villalobos, A. y Ruiz, M. A. (2012). La desensibilización sistemática y
técnicas de relajación, en M. A. Ruiz, M. I. Díaz y A. Villalobos (Eds.), Manual de
técnicas de intervención cognitivo conductuales. (pp. 237-274). Bilbao: Desclée De
Brouwer, S.A.
DiMaria, F. y DiNuovo, S. (1990). Gender Differences in Social and Test Anxiety.
Personality and Individual Differences, 11(5), 525-530. DOI: 10.1016/0191-
8869(90)90066-Z
Dimitrov, V. D. (2006). Comparing groups on latent variables: A structural equation
modeling approach. Work: A Journal of Prevention, Assessment and Rehabilitation,
26(4), 429-436.
Doménech-Llaberia, E. y Martínez, M. (mayo, 2008). Spanish version of Screen for Child
Anxiety Related Emocional Disorder (SCARED). First validation results. Exposed
in the 43th anual reunion of the Psychiatry Spanish Association of children and
adolescents, Valencia
Domínguez, S., Villegas, G., Yauri, C., Mattos, E. y Ramírez, F. (2012). Propiedades
psicométricas de una escala de autoeficacia para situaciones académicas en
estudiantes universitarios peruanos. Revista de Psicología, 2(1), 29-39.
Dong, Q., Yang, B. y Ollendick, T. H. (1994). Fears in Chinese children and adolescents
and their relations to anxiety and depression. Journal of Child Psychology and
Psychiatry, 35(2), 351-363. doi: 10.1111/j.1469-7610. 1994.tb01167.x
Donovan, C. L. y Spence, S. H. (2000). Prevention of childhood anxiety disorders.
Clinical Psychology Review, 20(4) 509-531. doi: 10.1016/S0272-7358(99)00040-
9
Doval, E., Martínez, M. y Doménech-Llaberia, E. (2011). Evidencias de calidad
psicométrica de la versión en castellano del Screen for Children Anxiety Related
Emotional Disorders (SCARED) de 41 ítems. Ansiedad y Estrés, 17(2-3), 199-210.
282
283
Dugas, M. J., Gagnon, F., Ladouceur, R. y Freeston, M. H. (1998). Generalized anxiety
disorder: a preliminary test of a conceptual model. Behaviour Research and
Therapy, 36(2), 215-226. doi: 10.1016/S0005-7967(97)00070-3
Dunn, J. A. (1970). The School Anxiety Questionnaire: Theory, instrument and summary
of results. Presentado en American Psychological Association Convention. Miami,
EEUU.
D’Zurilla, T. J. (1986). Problem-solving therapy: A social competence approach to
clinical intervention. New York: Springer.
D'Zurilla, T. J. y Goldfried, M. R. (1971). Problem solving and behavior modification.
Journal of Abnormal Psychology, 78(1), 107-126. doi: 10.1037/h0031360
Ebesutani, C., Chorpita, B. F., Higa-McMillan, C. K., Nakamura, B. J., Regan, J. y Lynch,
R. E. (2011). A psychometric analysis of the Revised Child Anxiety and Depression
Scales Parent version in a school sample. Journal of abnormal child psychology,
39(2), 173-185. doi: 10.1007/s10802-010-9460-8
Echeburúa, E. (1993). Trastornos de ansiedad en la infancia. Madrid: Pirámide.
Echeburúa, E. (2003). ¿Adicciones sin drogas? Las nuevas adicciones: juego, sexo,
comida, compras, trabajo, Internet. Bilbao: Desclée de Brouwer.
Edelbrock, C. S. y Bohnert, A. (2000). Structured interviews for children and adolescents.
En G. Goldstein y M.Hersen (Eds.), Handbook of Psychological Assessment (pp.
369-386) Oxford: Elsevier Science.
Elliot, J. G. (1999). Practitioner review: School refusal: Issues of conceptualisation,
assessment, and treatment. Journal of Child Psychology and Psychiatry, 40(7),
1001-1012. doi: 10.1017/S0021963099004333
Elliot, A. y Dweck, C. (2005). Handbook of competente and motivation. New York:
Guilford Press.
Ellis, D. (1989). A behavioral-approach to information-retrieval system-design. Journal
of Documentation, 45(3), 171-212. doi: 10.1108/eb026843
283
284
Ellis, L. A., Marsh, H. W. y Richards, G. E. (2002). A brief version of the self description
questionnaire II. In Proceedings of the 2nd International Biennial Conference Self-
Concept Research: Driving International Research Agenda. Sydney: University of
Western Sydney, SELF Research Centre.
Endler, N. S. (1975). The case for person-situation interactions. Canadian Psychological
Review, 16(1), 12-21. Doi: 10.1037/h0081784
Endler, N. S., Edwards, J. M. y Vitelli, R. (1991). Endler Multidimensional Anxiety Scales
(EMAS). Los Angeles. USA: Western Psychological Services.
Endler, N. S., Hunt, J. M. y Rosenstein, A. (1962). An S-R inventory of anxiousness.
Psychological Monographs: General and Applied, 76(17), 1962, 1633. DOI:
10.1037/h0093817
Endler, N. S. y Magnunsson, D. (1974). Interactionism, trait psychology, psychodynamics
and situationis (volumen 418). Report from the Psychological Laboratories.
University of Stockholm.
Endler, N. S. y Okada, M. (1975). A Multidimensional Measure of Trait Anxiety: The S-
R Inventory of General Trait Ansiousness. Journal of Consulting and Clinical
Psychology, 43(3), 319-129. doi: 10.1037/h0076643
Endler, N. S. y Parker, J. D. A. (1992). Interactionis revisited: reflections on the
continuing crisis in the personality area. European Journal of Personality, 6(3),
177-189. doi: 10.1002/per.2410060302
Epstein, J. L. y Sheldon, S. B. (2002). Present and accounted for: Improving student
attendance through family and community involvement. The Journal of
Educational Research, 95(5), 308-318. doi: 10.1080/00220670209596604
Erdem, M., Celik, C., Yetkin, S. y Ozgen, F. (2008). Anger level and anger expression in
generalized anxiety disorder. Anatolian Journal Psychiatry, 9(4), 203-207. doi:
10.1080/16506073.2012.666564
Erwin, B. A., Heimberg, R. G., Schneier, F. R. y Liebowitz, M. R. (2003). Anger
experience and expression in social anxiety disorder: Pretreatment profile and
284
285
predictors of attrition and response to cognitive-behavioral treatment. Behavior
Therapy, 34(3), 331-350.
Esbjorn, B. H., Hoeyer, M., Dyrborg, J., Leth, I. y Kendall, P. C. (2010). Prevalence and
co-morbidity among anxiety disorders in a national cohort of psychiatrically
referred children and adolescents. Journal of Anxiety Disorders, 24(8), 866-872. doi: 10.1016/j.janxdis.2010.06.009
Essau, C. A., Conradt, J. y Petermann, F. (2000). Frequency, comorbidity, and
psychosocial impairment of depressive disorders in adolescents. Journal of
Adolescent Research, 15(4), 470-481. doi: 10.1177/0743558400154003
Essau, C. A, Conradt, J., Sasagawa, S. y Ollendick, T. H. (2012). Prevention of anxiety
symptoms in children: results from a universal school-based trial. Behavior
Therapy, 43(2), 450-464. doi: 10.1016/j.beth.2011.08.003
Essau, C. A., Muris, P. y Ederer, E. M. (2002). Reliability and validity of the Spence
Children's Anxiety Scale and the Screen for Child Anxiety Related emotional
disorders in German children. Journal of Behavior Therapy, 33(1), 1-18. doi:
10.1016/S0005-7916(02)00005-8
Essau, C., Sasagawa, S., Anastassiou-Hadjicharalambous, X., Guzmán, B. O. y
Ollendick, T. (2011). Psychometric properties of the Spence Child Anxiety Scale
with adolescents from five European countries. Journal of Anxiety Disorders 25(1),
19-27. DOI: 10.1016/j.janxdis.2010.07.001
Estévez, M. (2012). Relación entre la insatisfacción con la imagen corporal, autoestima,
autoconcepto físico y la composición corporal en el alumnado en el segundo ciclo
de educación secundaria de la ciudad de Alicante (Tesis doctoral inédita).
Recuperada de http:/hera.ugr.es/tesissugr/214553743
Extremera, N. y Fernández-Berrocal, P. (2004). El papel de la inteligencia emocional en
el alumnado: evidencias empíricas. Revista electrónica de investigación educativa
(REDIE), 6(2), 363-382.
Extremera, N. y Fernández-Berrocal, P. (2005). Perceived emotional intelligence and life
satisfaction: Predictive and Incremental validity using the Trait Meta-Mood Scale.
285
286
Personality and Individual Differences, 39, 937-948. doi:
10.1016/j.paid.2005.03.012
Extremera, N. y Fernández-Berrocal, P. (2006). Emotional intelligence as predictor of
mental, social, and physical health in university students. Spanish Journal
Psychology, 9(1), 45-51. doi: 10.1017/S1138741600005965
Eysenck, M.W. (1979). Anxiety, learning, and memory: A reconceptualization. Journal
of Research in Personality, 13(4), 363-385. DOI: 10.1016/00926566(79)90001-1
Eysenck, M. W. (1992). Anxiety: The cognitive perspective. London: Erlbaum.
Eysenck, M. W. (1997). Anxiety and cognition: A unified theory. Hove, UK: Psychology
Press.
Ezpeleta, L. (1990). Entrevistas estructuradas para la evaluación de la psicopatología
infantil. Evaluación Psicológica, 6(1), 33-64.
Ezpeleta, L. (1995a). Las entrevistas estructuradas en el diagnóstico psicopatológico
infantil. En J. Rodriguez (Ed.), Psicopatología del niño y del adolescente (pp. 284-
304). Sevilla: Manuales Universitarios.
Ezpeleta, L. (1995b). La Entrevista Diagnóstica para Niños y Adolescentes (DICA). Text-
Context, 12, 34-38.
Ezpeleta, L. (2005). Factores de riesgo en psicopatología del desarrollo. Barcelona:
Masson-Salvat.
Ezpeleta, L., De la Osa, N., Doménech, J. M., Navarro, J. B., Losilla, J. M. y Júdez, J.
(1997). Diagnostic agreement between clinicians and the diagnostic interview for
Children and Adolescents-DICA-R-in an outpatient sample. Journal of Child
Psychology and Psychiatry, 38(4), 431-440. doi: 10.1111/j.1469-7610.
1997.tb01528.x
Fariña, F., García, P. y Vilariño, M. (2010). Autoconcepto y procesos de atribución:
estudio de los efectos de protección/riesgo frente al comportamiento antisocial y
delictivo, en la reincidencia delictiva y en el tramo de responsabilidad penal de los
menores. Revista de Investigación en Educación, 7, 113-121.
286
287
Fernández-Ballesteros, R. (1994). El proceso en evaluación conductual. En R. Fernádez-
Ballesteros (Ed.), Evaluación conductual hoy. Un enfoque para el cambio en
psicología clínica y de la salud (pp. 111-158). Madrid: Pirámide.
Fernández-Ballesteros, R. (2004). Los autoinformes. En R. Fernández-Ballesteros (Ed.),
Evaluación psicológica: conceptos, métodos y estudio de casos (pp. 231-268).
Madrid: Pirámide.
Fernández-Ballesteros, R. y Carrobles, J.A.I. (1991). Evaluación conductual. (6a
edición). Madrid: Pirámide.
Fernández-Berrocal, P., Alcaide, R., Extremera, N. y Pizarro, D. (2006). The Role of
Emotional Intelligence in Anxiety and Depression Among Adolescents. Individual
Differences Research, 4(1), 16-27.
Fernández-Berrocal, P., Extremera, N. y Ramos, N. (2004). Validity and reliability of the
Spanish modified version of the Trait Meta-Mood Scale. Psychological Reports
94(3), 751-755. doi: 10.2466/PR0.94.3.751-755
Fernández-Berrocal, P., Ramos, N. y Extremera, N. (2001) Inteligencia emocional,
supresión crónica de pensamientos y ajuste psicológico. Boletín de Psicología, 70,
79-95.
Fernández-Berrocal, P., Salovey, P., Vera, A., Extremera, N. y Ramos, N. (2005). Cultural
influences on the relation between perceived emotional intelligence and depression.
International Review of Social Psychology, 18(1), 91-107.
Fernández-Montalvo, J. y Echeburúa, E. (2006). Uso y abuso de los autoinformes en la
evaluación de los trastornos de personalidad. Revista de Psicopatología y
Psicología Clínica, 11(1), 13-20.
Ferrando, P. J. (1994). Factor structure of the Revised Children’s Manifest Anxiety Scale
in a Spanish sample: Relations with Eysenck personality dimensions. Personality
and Individual Differences, 16(5), 693-699.
Ferrando, J. L., Varca, M. D. y Lorenzo, U. (1999). Evaluación psicométrica del
Cuestionario de Ansiedad y Rendimiento (CAR) en una muestra de escolares.
Psicothema, 11(1), 225-236.
287
288
Ferrari, M. (1986). Fears and phobias in children: Some clinical and developmental
considerations. Child Psychiatry and Human Development, 17(2), 75-88. doi:
10.1007/BF00706646
Finch, A. J., Montgomery, L. E. y Deardorff, P. A. (1974). Reliability of State-Trait
anxiety with emotionally disturbed children. Journal of Abnormal Child
Psychology, 2(1), 67-69. doi 10.1007/BF00919356
Finney, S. J. y DiStefano, C. (2006). Non-normal and Categorical data in structural
equation modeling. En G. R. Hancock y R. O. Mueller (Eds.), Structural equation
modeling: a second course (pp. 269-314). Greenwich, Connecticut: Information
Age Publishing.
Fisher, F., Schult, J. y Hell, B. (2012). Sex differences in secondary school success: Why
female students perform better. European Journal of Psychology of Education, 1,
1-15. doi: 10.1007/s10212-012-0127-4
Flakierska, N., Lindstrom, M. y Gillberg, C. (1988). School refusal: A 15-20-year follow-
up of 35 Swedish urban children. British Journal of Psychiatry, 152, 834-837. doi:
10.1192/bjp.152.6.834
Floyd, F. J. y Widaman, K. F. (1995). Factor analysis in the development and refinement
of clinical assessment instruments. Psychological Assessment, 7(3), 286-299. doi:
10.1037/1040-3590.7.3.286
Folkman, S. (1984). Personal control and stress and coping processes: A theoretical
analysis. Journal of Personality and Social Psychology, 46(4), 839-852. doi:
10.1037/0022-3514.46.4.839
Fonseca-Pedrero, E., Paino, M., Sierra-Baigrie, S., Lemos-Giráldez, S. y Muñiz, J. 2012)
Propiedades psicométricas del “Cuestionario de Ansiedad Estado-Rasgo” (STAI)
en universitarios. Psicología Conductual, 20(3), 547-561.
Fontaine, R. y Réveillère, C. (2004). Le bullying (ou victimisation) en milieu scolaire:
description, retentissements vulnérabilisants et psychopathologiques. Annales
Médico-psychologiques, revue psychiatrique, 162(7), 588-594.
288
289
Forehand, R. L. y McMahon, R. J. (1981). Helping the Noncompliant Child: A Clinician's
Guide to Parent Training. New York: Guilford Press.
Fossati, A., Maffei, C., Acquarini, C. y Di Ceglie, A. (2003). Multigroup confirmatory
component and factor analyses of the Italian version of the Aggression
Questionnaire. European Journal of Psychological Assessment, 19(1), 54-65. DOI:
10.1027//1015-5759.19.1.54
Fountoulakis, K. N., Papadopoulou, M., Kleanthous, S., Papadopoulou, A., Bizeli, V.,
Nimatoudis, I… y Kaprinis, G. S. (2006). Reliability and psychometric properties
of the Greek translation of the State-Trait Anxiety Inventory Form Y: Preliminary
data. Annals of General Psychiatry, 5(2), 1-10. doi: 10.1186/1744-859X-5-2
Freeston, M. H., Rhéaume, J., Letarte, H., Dugas, M. J. y Ladouceur, R. (1994). Why do
people worry? Personality and Individual Differences, 17(6), 791-802. doi:
10.1016/0191-8869(94)90048-5
Fremont, W. P. (2003). School refusal in children and adolescents. American Family
Physician, 68(8), 1555-1560.
Freudenthaler, H. H., Spinath, B. y Neubauer, A. C. (2008). Predicting school
achievement in boys and girls. European Journal of Personality, 22(3), 231-245.
doi: 10.1002/per.678
Friedman, I. A. y Bendas-Jacob, O. (1997). Measuring perceived test anxiety in
adolescents: A self-report scale. Educational and Psychological Measurement, 57,
1035-1045. doi: 10.1177/0013164497057006012
Furlan, L., Cassady, J. y Pérez, E. (2009). Adapting the Cognitive Test Anxiety Scale for
use with Argentinean University Students. International Journal of Testing, 9(1), 3-
19. doi: 10.1080/15305050902733448
Furlan, L., Sánchez, J., Heredia, D., Piemontesi, S. e Illbele, A. (2009). Estrategias de
aprendizaje y ansiedad ante los exámenes en estudiantes universitarios.
Pensamiento Psicológico, 5(12), 117-123.
289
290
Gallegos, J., Linan-Thompson, S., Stark, K. y Ruvalcaba, N. (2013). La prevención de la
ansiedad y de la depresión en la infancia: estudio de la eficacia de un programa
escolar en México. Psicología Educativa, 19(1), 37-44. doi: 10.5093/ed2013a6
Garaigordobil, M. (2005). Conducta antisocial durante la adolescencia: correlatos socio-
emocionales, predictores y diferencias de género. Psicología Conductual, 13(2),
197-215.
Garaigordobil, M., Cruz, M. S. y Pérez, J. I. (2003). Análisis correlacional y predictivo
del autoconcepto con otros factores conductuales, cognitivos y emocionales de la
personalidad durante la adolescencia. Estudios de Psicología, 24(1), 113-134. doi:
10.1174/021093903321329102
Garaigordobil, M. y Durá, A. (2006). Relaciones del autoconcepto y la autoestima con la
sociabilidad, estabilidad emocional y responsabilidad en adolescentes de 14 a 17
años. Análisis y Modificación de Conducta, 32(141), 37-64.
Garaigordobil, M., Durá, A. y Pérez, J. I. (2005). Síntomas psicopatológicos, problemas
de conducta y autoconcepto autoestima: Un estudio con adolescentes de 14 a 17
años. Anuario de Psicología Clínica y de la Salud, 1, 53-63.
García-Coll, C., Szalacha, L. A. y Palacios, N. (2005). Children of Dominican,
Portuguese, and Cambodian immigrant families: Academic attitudes and pathways
during middle childhood. En C. Cooper, C. García-Coll, W. T. Bartlo, H. M. Davis,
y C. Chatman (Eds.), Developmental pathways through middle childhood:
Rethinking contexts and diversity as resources (pp. 207-234). Hillsdale, NJ:
Erlbaum.
García-Fernández, J. M. (1997). Validación de tres formas del Inventario de Miedos
Escolares. (Tesis doctoral inédita). Universidad de Murcia, Murcia.
García-Fernández, J. M. (2001). Inventario de Ansiedad Escolar para Alumnos de
Educación Secundaria. Documento policopiado. Universidad de Alicante, Alicante.
García-Fernández, J. M., Espada, J. P., Orgiles, M. y Méndez, F. X. (2010). Psychometric
properties of the School Fears Survey Scale for preadolescents (SFSS-II).
Psicothema, 22(3), 502-508.
290
291
García-Fernández, J. M., Inglés, C., Martínez-Monteagudo, M. C., Marzo, J. C. y Estévez,
E. (2011) Inventario de Ansiedad Escolar: validación en una muestra de estudiantes
de Educación Secundaria. Psicothema, 23(2), 301-307.
García-Fernández, J. M., Inglés, C. J., Martínez-Monteagudo, M. C. y Redondo, J. (2008).
Evaluación y tratamiento de la ansiedad escolar en la infancia y la adolescencia.
Psicología Conductual, 16(3), 413-437.
García-Fernández, J. M., Martínez-Monteagudo, M.C. e Ingles, C. (2011). Diferencias
según género y curso en ansiedad escolar: estudio con una muestra de estudiantes
españoles de educación secundaria”. Ansiedad y Estrés, 17(2-3), 137-148.
García-Fernández, J. M., Martínez-Monteagudo, M. C. e Inglés, C. (2013) ¿Cómo se
relaciona la ansiedad escolar con el rendimiento académico? Revista
Iberoamericana de Psicología y Salud, 4(1), 63-76.
García-Fernández, J. M. y Méndez, F. X. (2008). Inventario de Miedos Escolares. En F.
X. Méndez, M. Orgilés y J. P. Espada (Eds.), Ansiedad por separación:
Psicopatología, evaluacióny tratamiento (pp. 117-118). Madrid: Pirámide.
García-Fernández, J. M., Torregrosa, M. S., Inglés, C. J., Ruiz-Esteban, C., Pastor, Y.,
Martínez-Zaragoza, F… y Delgado, B. (2006). Analysis of the self-concept
dimensionality in a Spanish sample of secondary school students. Paper presented
at the 26th Congress of Applied Psychology, Julio, Atenas.
García-León, A., Reyes, G. A., Vila, J., Pérez, N., Robles, H. y Ramos, M. M. (2002). The
aggression questionnaire: a validation study in student samples. The Spanish
Journal of Psychology, 5(1), 45-53.
García-López, L. J., Piqueras, J. A., Díaz-Castela, M. M. e Inglés, C. J. (2008). Trastorno
de ansiedad social en la infancia y adolescencia: estado actual, avances recientes y
líneas futuras. Psicología Conductual, 16(3), 501-533.
García-Pérez, E. M., Magaz, A. y García, R. (1998a). Escala Magallanes de Ansiedad.
Madrid-Bilbao: Grupo Albor-Cohs.
García-Pérez, E. M., Magaz, A. y García, R. (1998b). Escala Magallanes de Estrés.
Madrid-Bilbao: Grupo Albor-Cohs.
291
292
García-Portilla, M. P., Bascarán, M. T. y Martínez, S. (2005) Evaluación psicométrica del
Trastorno de Ansiedad Generalizada. Area de Psiquiatría, Universidad de Oviedo
XVII, (1) 14-17. Recuperado de
http://www.unioviedo.es/psiquiatria/publicaciones/documentos/2005/2005_Garcia
-Portilla_Evaluacion.pdf
Gerevich, J., Bácskay, E. y Czobor, P. (2007). The generalizability of the Buss-Perry
Aggression Questionaire. International Journal of Methods in Psychiatric
Research, 16(3), 124-136. doi: 10.1002/mpr.221
Gierl, M. J. y Rogers, W. T. (1996). A confirmatory factor analysis of the Test Anxiety
Inventory using Canadian high school students. Educational and Psychological
Measurement, 56(2), 315-324. doi: 10.1177/0013164496056002012
Gil-Rodríguez, F. y García, M. (2006). Entrenamiento en habilidades sociales. En F. J.
Labrador, J. A. Cruzado y M. Muñoz (Eds.), Manual de técnicas de modificación y
terapia de conducta, (pp. 796-825). Madrid: Ediciones Pirámide.
Godoy, A., Gavino, A., Carrillo, F., Cobos, M. y Quintero, C. (2011) Composición
factorial de la versión española de la Spence Children, Anxiety Scale (SCAS).
Psicothema, 23(2), 289-294.
Gohm, C. y Clore, G. (2002) Four latent traits of emotional experience and their
involvement in well-being, coping, and attributional style. Cognition and Emotion,
16(4), 495-518. doi: 10.1080/02699930143000374
Goldsmith, J. B. y McFall, R. M. (1975). Development and evaluation of an interpersonal
skill-training program for psychiatric inpatients. Journal of Abnormal Psychology,
84(1), 51-58. doi: 10.1037/h0076264
González, M., Ibáñez, I. y Cubas, R. (2006). Variables de proceso en la determinación de
la ansiedad generalizada y su generalización a otras medidas de ansiedad y
depresión. International Journal of Clinical and Health Psychology, 6(1), 23-39.
González, M. T., Quezada, L., Díaz, C. y Cano-Vindel, A. (2014). Adaptación para
México y estructura factorial del Inventario de Situaciones y Respuestas de
Ansiedad Breve (ISRA-B). Ansiedad y estrés, 20(1), 89-100.
292
293
González-Pienda, J. A., Núñez, J. C., González-Pumariega, S., Álvarez, L., Roces, C.,
García, M… y Valle, A. (2000). Autoconcepto, proceso de atribución causal y metas
académicas en niños con y sin dificultades de aprendizaje. Psicothema, 12(4), 548-
556.
González-Pienda, J. A., Núñez, J. C., Roces, C., González-Pumariega, S., González, P. y
Bernardo, A. (2003). Adaptabilidad y cohesión familiar, implicación parental en
conductas autorregulatorias, autoconcepto del estudiante y rendimiento
académico. Psicothema, 15(3), 471-477.
Goñi, A., Ruiz de Azúa, S. y Rodríguez, A. (2006). Cuestionario de Autoconcepto Físico
(CAF). Manual. Madrid: EOS.
Gorostiaga, A., Balluerka, N., Haranburu, M. y Alonso-Arbiol, I. (2011). Measuring
perceived emotional intelligence in adolescent population: validation of the Short
Trait Meta-Mood Scale (TMMS-23). International Journal of Clinical and Health
Psychology 11(3), 523-537.
Gorsuch, R. L. (1966). The general factor in the Test Anxiety Questionnaire.
Psichological Reports, 19(1), 308. doi: 10.2466/pr0.1966.19.1.308
Gorsuch, R. L. (1983). Factor de Analysis 2nd Ed. Hillsdale. NJ. Erlbaum
Gotlib, I. H. y Avison, W. R. (1993). Children at risk for psychopathology. En C. G.
Costello (Ed.), Basic issues in psychopathology (pp. 271-319). New York: Guilford
Press.
Gouveia, V. V., Marques, C. M. C. Peregrino, P. R., Castello, A. O. y Gonçalves, M. P.
(2008). Medindo a agressão: o Questionário de Buss-Perry. Arquivos Brasileiros de
Psicologia, 60(3), 92-103.
Grandis, A. (2009). Evaluación de la Ansiedad Frente a los Exámenes Universitarios.
(Tesis doctoral inédita). Universidad de Córdoba, Córdoba, Argentina.
Granero, N., Ezpeleta, L., Doménech, J. M. y De la Osa, N. (2008). What single reports
from children and parents aggregate to attention deficit-hyperactivity disorder and
oppositional defiant disorder diagnoses in epidemiological studies. European Child
y Adolescent Psychiatry, 17(6), 352-364. doi: 10.1007/s00787-008-0677-9
293
294
Granger, B., Azais, F., Albercque, C. y Debray, Q. (1995). Entre anxieté et depression. La
place des difficultés d’affirmation de soi et dees phobies sociales. Annales Medico
Psychologiques, 153(3), 204-206.
Grant, K. E., Compas, B. E., Thurm, A. E., McMahon, S. D. y Gipson, P. Y. (2004).
Stressors and child and adolescent psychopathology: measurement issues and
prospective effects. Journal of Clinical Child and Adolescent Psychology, 33(2),
412-25. doi: 10.1207/s15374424jccp3302_23
Gray, J. A. y McNaughton, N. (2003). The Neuropsychology of Anxiety: An Enquiry into
the Function of the Septo-hippocampal System. Oxford University: ilustrada,
reimpresa.
Graziano, A. M., DeGeovanni, I. S. y García, K. A. (1979). Behavioral treatment of
children's fears: a review. Psychological Bulletin, 86(4), 804-830. doi:
10.1037//0033-2909.86.4.804
Greenberg, M. T., Domitrovich, C. E. y Bumbarger, B. (2001). The prevention of mental
disorders in school-aged children: Current state of the field. Prevention and
Treatment, 4(1), 1-62. doi: 10.1037/1522-3736.4.1.41a
Guida, F. y Ludlow, L. (1989). A Cross-Cultural Study of Test Anxiety. Journal of Cross
Cultural Psychology, 20(2), 178-190. doi: 10.1177/0022022189202004
Guillamon, N. y Baeza, C. (2004). ¿A qué edad se desarrollan los trastornos de ansiedad
en la mayoría de los casos? Recuerado de
http://www.clinicadeansiedad.com/02/173/A-que-edad-se-desarrollan-los-
trastornos-de-ansiedad-en-la-mayoria-de-los-casos-.htm
Gullone, E. y King, N. (1993). The fears of youth in the 1990s: Contemporary normative
data. The Journal of Genetic Psychology, 154(2), 137-153. doi:
10.1080/00221325.1993.9914728
Gutiérrez-Maldonado, J., Alsina, I., Carvallo, C., Letosa, A. y Magallón, E. (2007).
Aplicaciones clínicas de la realidad virtual en el ámbito escolar. Cuadernos de
Medicina Psicosomática y Psiquiatría de Enlace, 82, 32-51.
294
295
Gutterman, E. M., O´Brien, J. D. y Young, J. G. (1987). Structured diagnostic interviews
for children and adolescents: Current status and future direction. Journal of the
American Academy of Child and Adolescent Psychiatric, 26(5), 621-630. doi:
10.1097/00004583-198709000-00003
Hagger, M. S., Asci, F. H., Lindwall, M., Hein, V., Mülazimoğlu-Balli, O., Tarrant, M…
y Sell, V. (2007). Cross-cultural validity and measurement invariance of the social
physique anxiety scale in five European nations. Scandinavian Journal of Medicine
and Science in Sports, 17(6), 703-719. doi: 10.1111/j.1600-0838.2006. 00615.x
Hagger, M. S. y Stevenson, A. (2010) Social physique anxiety and physical self-esteem:
Gender and age effects. Psychology and Health, 25(1), 89-110. doi:
10.1080/08870440903160990
Hair, J. F.; Anderson, R. E.; Tatham, R. L. y Black, W. (1999). Análisis Multivariante.
Madrid: Prentice Hall.
Hale, W. W., Raaijmakers, Q., Muris, P. y Meeus, W. (2005). Psychometric properties of
the Screen for Child Anxiety Related Emotional Disorders (SCARED) in the
generalized adolescent population. Journal of the American Academy of Child and
Adolescent Psychiatry, 44(3), 283-290. DOI: 10.1097/00004583-200503000-00013
Hamerury, L., Wissocq, M., Malvy, J. y Sauvage, D. (2001). School refusal in children
and adolescents: Studies of 8 cases. Journal de Therapie Comportementale et
Cognitive, 11(3), 109-112.
Hamilton, M. (1959). The assessment of anxiety states by rating. Br J Med Psychiat 32(1),
50-55. doi: 10.1111/j.2044-8341. 1959.tb00467.x
Hancock, D. (2001). Effects of Test Anxiety and Evaluative Threat on Students’
Achievement and Motivation. Journal of Educational Research, 94(5), 284-90. doi:
10.1080/00220670109598764
Hanin, Y. (1990), Interpersonal and Intragroup Anxiety in Sport. En D. Hackfort y C. D.
Spielberger (Eds.), Anxiety in Sport. An international perspective (pp.19-27). New
York: Taylor & Francis.
295
296
Hanna, G., Fischer, D. y Fluent, T. E., (2006). Separation Anxiety Disorder and School
Refusal in Children and Adolescents. Revista de Pediatría, 27(2), 56-63. doi:
10.1542/pir.27-2-56
Harry, L. (1990). A Catastrophe Model of Anxiety and Performance. En J.G. Jones y L.
Hardy (Eds.), Stress and Performance in Sport, (pp. 81-106). Chischester: John
Wiley and Sons Ltda.
Harris, J. A. (1997) A further evaluation of The Aggression Questionnaire: Issues of
validity and reliability. Behaviour Research and Therapy, 35(11), 1047-1053 doi:
10.1016/S0005-7967(97)00064-8
Hawkins, K. A. y Cougle J. R. (2011). Anger problems across the anxiety disorders:
Findings from a population-based study. Depression and Anxiety, 28, 145-152. doi:
10.1002/da.20764
Hay, I. (2000). Gender self-concept profiles of adolescents suspended from high school.
Journal of Child Psychology and Psychiatry, 41(3), 345-352. doi: 10.1111/1469-
7610.00618
Haynes, S. y Wilson, C. (1979). Behavioral assessment: Recent Advances in Methods,
Concepts, and Applications. San Francisco: Jossey Bass Pub.
Hedl, J.J., Jr. (1990). Test anxiety and causal attributions: Some evidence toward
replication. Anxiety Research, 3(2), 73-84. doi: 10.1080/08917779008248744
Heimberg, R. G., Madsen, C. H., Montgomery, D. y McNabb, C. E. (1980). Behavioral
treatments for heterosocial problems. Behavior Modification, 4(2), 147-172. doi:
10.1177/014544558042001
Helms, B. J. (Abril, 1996). School-related stress: Children with and without disabilities.
Papers presented at the Annual Conference of the American Educational Research
Association. Nueva York. Recuperado de
http://files.eric.ed.gov/fulltext/ED395409.pdf.
Helms, B. J. y Gable, R. K. (1989). School Situation Survey. Palo Alto: Consulting
Psychologists Press.
296
297
Hembree, R. (1988). Correlates, causes, efects and treatment of test anxiety. Review of
Educational Research, 58(1), 47-79. doi: 10.3102/00346543058001047
Heredia, D., Piemontesi, S., Furlan, L. y Volker, H. (2008). Adaptación del Inventario
Alemán de Ansiedad frente a los Exámenes: GTAI-A. Evaluar, 8, 46-60.
Herjanic, B., Herjanic, M., Brown, F. y Heatt, T. (1975). Are children reliable reporters?
Journal of Abnormal Child Psychology, 3(1), 41-48. doi: 10.1007/BF00916029
Hernández, J. M., Polo, A. y Pozo, C. (1996). Inventario de Estrés Académico.
Documento policopiado, Servicio de Psicología Aplicada Universidad Autónoma
de Madrid.
Hernández, J. M., Pozo, C. y Polo, A (1994). La ansiedad ante los exámenes. Un
Programa para su tratamiento de forma eficaz. Valencia: Promolibro.
Hernández, L., Bermúdez, G., Spence, S. H., González, M., Martínez, J. I., Aguilar, J. y
Gallegos, J. (2010). Versión en español de la Escala de Ansiedad para Niños de
Spence (SCAS). Revista Latinoamericana de Psicología, 42(1), 13-24.
Herrera, D., Rodríguez, M. y Valverde, M. (2010). Validación del Inventario de Estrés
Académico de Polo, Hernández y Pozo en Estudiantes Universitarios de la Comuna
de Concepción. Recuperado de
http://spamelarf.files.wordpress.com/2010/09/cuanti2.pdf.
Herrero, J. (1994). Estresores sociales y recursos sociales: el papel de apoyo social en el
ajuste bio-psico-social. (Tesis doctoral inédita). Universidad de Valencia, Valencia.
Heyne, D. y King, N. J. (2004). Treatment of school refusal. En P.M. Barrett y T.H.
Ollendick (Eds.), Handbook of interventions that work with children and
adolescents: Prevention and treatment (pp. 243-272). Inglaterra: Wiley.
Heyne, D., King, N. J. y Tonge, B. (2004). School refusal. En T.H. Ollendick y J.S. March
(Eds.), Phobic and anxiety disorders in children and adolescents: A clinician’s
guide to effective psychosocial and pharmacological interventions (pp. 236-271).
New York: Oxford University Press.
297
298
Heyne, D. y Rollings, S. (2002). School refusal. Parent, adolescent and child training
series 2 (PACTS 2). Oxford: British Psychological Society and Blackwell.
Hidalgo, M. D., López-Pina, J. A., Inglés, C. y Méndez, J. (2002). Análisis psicométrico
del Cuestionario de confianza para hablar en público, usando la teoría de respuesta
al ítem. Anales de Psicología, 18(2), 333-349.
Higa, C. K., Daleiden, E. L. y Chorpita, B. F. (2002). Psychometric properties and clinical
utility of the School Refusal Assessment Scale in a multiethnic sample. Journal of
Psychopathology and Behavioral Assessment, 24(4), 247-258. doi:
10.1023/A:1020727016113
Himle, J. A., McPhee, K., Cameron, O. G. y Curtis, G. C. (1989). Simple phobia:
Evidence for heterogeneity. Psychiatry Research, 28(1), 25-30. doi: 10.1016/0165-
1781(89)90194-7
Hodapp, V. (1991). Das Prüfungsängstlichkeitsinventar TAI-G: Eine erweiterte und
modifizierte Version mitvier Komponenten [The Test Anxiety Inventory TAI-G: An
expanded and modified version with four components]. Zeitschrift für
Pädagogische Psychologie, 5, 121-130.
Hodapp, V. (1996). The TAI-G: A multidimensional approach to the assessment of test
anxiety. En C. Schwarzer y M. Zeidner (Eds.), Stress, Anxiety, and Coping in
Academic Settings (pp. 95-130). Tübingen: Francke.
Hodapp, V., Glanzmann, P. y Laux, L. (1995). Theory and Measurement of Test Anxiety
as a Situation Specific Trait. En C.D. Spielberger y P. R. Vagg (Eds.), Test Anxiety:
Theory, Assessment, and Treatment (pp. 47-58). Washington, D.C.: Taylor &
Francis.
Hodges, K. (1993). Structured interviews for assessing children. Journal of Child
Psychology and Psychiatry, 34(1), 49-68. doi: 10.1111/j.1469-7610.
1993.tb00967.x
Hodges, K. y Zeman, J. (1993). Interviewing. En T.H. Ollendick y M. Hersen (Eds.),
Handbook of child and adolescent assessment, (pp. 65-81). Boston: Allyn and
Bacon.
298
299
Hodgson, R. y Rachman, S. (1974). Desynchrony in measures of fear. Behavior Research
and Therapy, 12(4), 319-326. doi: 10.1016/0005-7967(74)90006-0
Hornsveld, R. H. J., Muris, P., Kraaimaat, F. W. y Meesters, C. (2009) The Aggression
Questionnaire in Dutch violent forensic psychiatric patients and secondary
vocational students. Assessment, 16(2), 181-192. doi: 10.1177/1073191108325894
Hudson, J. L. (2005). Mechanisms of change in cognitive behavioral therapy foranxious
youth. Clinical Psychology: Science and Practice, 12(2), 161-165.
doi: 10.1093/clipsy. bpi019
Hugdahl, K. (1981). The three-systems model of fear and emotion. A critical
examination. Behaviour Research and Therapy, 19(1), 75-85. doi: 10.1016/0005-
7967(81)90114-5
Hu, L. y Bentler, P. M. (1999). Cutoff criteria for fit indexes in covariance structure
analysis: Conventional criteria versus new alternatives. Structural Equation
Modeling, 6(1), 1-55. doi: 10.1080/10705519909540118
In-Albon, T. y Schneider, S. (2007). Psychotherapy of Childhood Anxiety Disorders: A
Meta-Analysis, Psychother Psychosom, 76, 15-24. doi: 10.1159/000096361
Inglés, C. J. (2009). Programa PEHIA. Enseñanza de habilidades interpersonales para
adolescentes. Madrid: Pirámide.
Inglés, C. J., Hidalgo, M. D., Méndez, F. X. y Inderbitzen, H. M. (2003). The Teenage
Inventory of Social Skills: Reliability and validity of the Spanish translation.
Journal of Adolescence, 26(4), 505-510. doi: 10.1016/S0140-1971(03)00032-0
Inglés, C. J., Martínez-Gonzalez, A. E. y García-Fernández, J. M. (2013). Conducta
prosocial y estrategias de aprendizaje en una muestra de estudiantes españoles de
Educación Secundaria Obligatoria. European Journal of Education and
Psychology, 6(1), 33-53.
Inglés, C. J, Martínez-Monteagudo, M.C, Delgado, B., Torregrosa, M. S, Redondo, J.,
Benavides, G… y García-López, L. J. (2008). Prevalencia de la conducta agresiva,
conducta prosocial y ansiedad social en una muestra de adolescentes españoles: un
299
300
estudio comparativo. Infancia y Aprendizaje, 31(4), 449-461. doi:
10.1174/021037008786140968
Inglés, C., Méndez, F. X. e Hidalgo, M. D. (2000). Cuestionario de Evaluación de
Dificultades Interpersonales en la Adolescencia. Psicothema, 12(3), 390-398.
Inglés, C. J., Méndez, F. X., Hidalgo, M. D. y Spence, S. H. (2003) The list of social
situation problems: reliability and validity in an adolescent Spanish-speaking
sample. Journal Psychopatholy Behavioral Assessment, 25(1), 65-74. doi:
10.1023/A:1022256121105
Inglés, C. J, Rodríguez-Marín, J. y González-Pienda, J. A. (2008). Adaptación de la
Sydney Attribution Scale en población universitaria española. Psicothema, 20(1),
166-173.
Iruarrizaga, I., Gómez-segura, J., Criado, T., Zuazo, M. y Sastre, E. (1997). Reducción de
la ansiedad a través del entrenamiento en habilidades sociales. Revista Electrónica
de Motivación y Emoción, 2(1). Recuperado de
http://reme.uji.es/articulos/airuai462031198/texto.html
Irurtia, M. J., Caballo, V. E. y Ovejero, A. (2009). Trastorno de ansiedad provocado por
sustancias psicoactivas. Infocop online. Recuperado de
http://www.infocop.es/view_article.asp?id=2333
Ishikawa, S., Ota, R. y Sakano, Y. (2001). Development of the Japanese version of Spence
Children’s Anxiety Scale. Waseda Journal of Clinical Psychology, 1, 75-84.
Ishikawa, S. I., Sato, H. y Sasagawa, S. (2009). Anxiety disorder symptoms in Japanese
children and adolescents. Journal of anxiety disorders, 23(1), 104-111. doi:
10.1016/j.janxdis.2008.04.003
Isolan, L., Salum, G., Menezes, S., Carvalho, H. y Manfro, G. (2012) Confiabilidade em
validade convergente da Childhood Anxiety Sensitivity Index em crianças e
adolescentes Jornal brasileiro de Psiquiatría, 61(4), 193-198. doi:
10.1590/S0047-20852012000400001
300
301
Izard, C. E. (1989). The structure and functions of emotions: Implications for cognitions,
motivation and personality. En E. S. Cohen (Ed.), The G. Stanley Hall lecture series
(pp. 39-73). Washington, DC, US: American Psychological Association.
Johnson, A. M., Falstein, E. I., Szurek, A. y Svendsen, M. (1941). School phobia.
American Journal of Orthopsychiatry, 11(4), 702-711. doi: 10.1111/j.1939-
0025.1941.tb05860.x
Kanner, A. D., Coyne, J. C., Schaefer, C. y Lazarus, R. S. (1981). Comparison or two
modes of stress measurement: Daily hassles and uplifts versus major life events.
Journal of Behavioral Medicine, 4(1), 1-39. doi: 10.1007/BF00844845
Karno, M. y Golding, J. M. (1991). Obsessive-compulsive disorder. En L.N. Robins y
D.A. Regier (Eds.), Psychiatric disorders in America: The epidemiologic catchment
area study (pp. 204-219). New York: Free Press.
Kearney, C. A. (2002). Identifying the function of school refusal behavior: A revision of
the School Refusal Assessment Scale. Journal of Psychopathology and Behavioral
Assessment, 24(4), 235-245. doi: 10.1023/A:1020774932043
Kearney, C. A. (2006). Dealing with school refusal behavior: A primer for family
physicians. The Journal of Family Practice, 55(8), 685-692.
Kearney, C. A. y Beasley, J. F. (1994). The clinical treatment of school refusal behavior:
A survey of referral and practice characteristics. Psychology in the Schools, 31(2),
128-132. doi: 10.1002/1520-6807(199404)31:2<128:AID-
PITS2310310207>3.0.CO;2-5
Kearney, C. A., Eisen, A. R. y Silverman, W. K. (1995). The legend and myth of school
phobia. School Psychology Quarterly, 10(1), 65-85. doi: 10.1037/h0088293
Kearney, C. A. y Silverman, W. K. (1993). Measuring the function of school refusal
behavior: The school assessment scale. Journal of Clinical Child Psychology, 22(1),
85-96. doi: 10.1207/s15374424jccp2201_9
Keeley, M. L. y Storch, E. A. (2008). Anxiety Disorders in Youth. Journal of Pediatric
Nursing: Nursing Care of Children and Families, 24(1), 26-40. DOI:
10.1016/j.pedn.2007.08.021
301
302
Kelly, E. W. (1973). School phobia. A review of theory and treatment. Psychology in the
Schools, 10(1), 33-42. doi: 10.1002/1520-6807(197301)
Kemper, C. J., Lutz, J., Bähr, T., Rüddel, H. y Hock, M. (2012). Construct Validity of the
Anxiety Sensitivity Index-3 in Clinical Samples. Assessment, 19(1), 89-100. doi:
10.1177/1073191111429389
Kemper, C. J., Ziegler, M. y Taylor, S. (2009). Psychometric properties of the German
version of the Anxiety Sensitivity Index 3. Diagnostica, 55(4), 223-233. doi:
10.1026/0012-1924.55.4.223
Kendall, P. C. (1994). Coping cat workbook. Ardmore, PA: Workbook Publishing.
Kennedy, W. A. (1965). School phobia: Rapid treatment of fifty cases. Journal of
Abnormal Psychology, 70(4), 285-289. doi: 10.1037/h0022440
Kerr, J. (1991) Arousal Seeking in Risk Sport Participants. Personality and Individual
Differences, 12(6), 613-616. doi: 10.1016/0191-8869(91)90258-D
Kessler, R. C., Berglund, P. A., Demler, O., Jin, R. y Walters, E. E. (2005). Lifetime
prevalence and age-of-onset distributions of DSM-IV disorders in the National
Comorbidity Survey Replication (NCS-R). Archives of General Psychiatry, 62(6),
593-602. doi: 10.1001/archpsyc.62.6.593.
King, N. J. y Bernstein, G. A. (2001). School refusal in children and adolescents: A review
of the past 10 years. Journal of the American Academy of Child and Adolescent
Psychiatry, 40(2), 197-205. doi: 10.1097/00004583-200102000-00014
King, N. J., Gullone, E. y Ollendick, T. H. (1992). Manifest anxiety and fearfulness in
children and adolescents. Journal of Genetic Psychology, 153(1), 63-73. doi:
10.1080/00221325.1992.10753702
King, N. J., Hamilton, D. I. y Ollendick, T. H. (1994). Children’s phobias: A behavioral
perspective. New York: Wiley.
King, N. J., Heyne, D. y Ollendick, T. H. (2005). Cognitive-behavioral treatments for
anxiety and phobic disorders in children and adolescents: A review. Behavioral
Disorders, 30(3), 241-257.
302
303
King, N. J., Ollier, K., Iacuone, R., Scuster, S., Bays, K., Gullone, E. y Ollendick, T. H.
(1989). Fears of children and adolescents: A cross-sectional Australian study using
the Revised-Fear Survey Schedule for children. Journal of Child Psychology and
Psychiatry, 30(5), 775-784. doi: 10.1111/j.1469-7610. 1989.tb00789.x
King, N. J., Tonge, B. J., Heyne, D. y Ollendick, T. H. (2000). Research on the cognitive-
behavioral treatment of school refusal: A review and recommendations. Clinical
Psychology Review, 20(4), 495-507. doi: 10.1016/S0272-7358(99)00039-2
King, N. J., Tonge, B., Heyne, D., Pritchard, M., Rollings, S., Young, D… y Ollendick,
T. H. (1998). Cognitive behavioural treatment of school refusin children: A
controlled evaluation. Journal of American Academy of Children, 37(4), 395-403.
doi: 10.1097/00004583-199804000-00017
Khodayarifard, M. Anshel, M. H. y Brinthaupt, T. M. (2006). Relationships between
attributional style and trait anxiety for preadolescent Australian boys and girl.
Australian Journal of Educational and Developmental Psychology, 6, 26-38.
Kohn, R., Levav, I., Caldas de Almeida, J. M., Vicente, B., Andrade, L., Caraveo-Anduaga
J. ... y Sarraceno, B. (2005). Los trastornos mentales en América Latina y el Caribe:
asunto prioritario para la salud pública. Revista Panamericana de Salud Pública,
18(4-5), 229-240. doi: 10.1590/S1020-49892005000900002
Konishi, C. y Hymel, S. (2009). Bullying and Stress in Early Adolescence. Journal of
Early Adolescence, 29(3), 333-356. doi: 10.1177/0272431608320126
Kovacs, M. (1992). Children’s Depression Inventory. Nueva York: Multi-Health Systems.
Kowalski, N. P., Crocker, P. R. E. y Kowalski, K. C. (2001). Physical self and physical
anxiety relationships in college women: Does social physique anxiety moderate
effects? Research Quarterly for Exercise and Sport, 72(1), 55-62. doi:
10.1080/02701367.2001.10608932
Krijn, M., Emmelkamp, P. M.G., Olafsson, R. P. y Biemond, R. (2004). Virtual reality
exposure therapy of anxiety disorders: A review. Clinical Psychology Review, 24(3),
259-281. doi: 10.1016/j.cpr.2004.04.001
303
304
Kringlen, E., Torgersen, S. y Cramer, V. (2001). A Norwegian psychiatic epidemiological
study. American Journal of Psychiatry, 158(7), 1091-1098. doi:
10.1176/appi.ajp.158.7.1091
Kshirsagar, V. Y., Agarwal, R. y Bavdekar, S. B. (2007). Bullying in Schools: Prevalence
and Short-term Impact. Indian Pediatrics, 44(1), 25-28.
Labrador, F. J. (1987). Técnicas de biofeedback. En J. Mayor y F. J. Labrador, Manual de
modificación de conducta (pp.361-398). Madrid: Alhambra Universidad.
Labrador, F. J., Larroy, C. y Cruzado, J. A. (2006). Sistema de organización de
contingencias: economía de fichas y contratos de contingencia. En Labrador,
Cruzado y Muñoz (Eds.), Manual de técnicas de modificación y terapia de
conducta, (pp. 532-557). Madrid: Ediciones Pirámide.
Labrador, F. J. y Vallejo, M. A. (2006). Técnicas de biofeedback. En Labrador, Cruzado
y Muñoz (Eds.), Manual de técnicas de modificación y terapia de conducta. (pp.
627-654). Madrid: Pirámide.
Ladouceur, R., Gosselin, P. y Dugas, M. J. (2000). Experimental manipulation of
intolerance of uncertainty: A study of a theoretical model of worry. Behaviour
Research and Therapy, 38(9), 933-994. doi: 10.1016/S0005-7967(99)00133-3
LaFreniere, P. J. y Capuano, F. (1997). Preventive intervention as means of clarifying
direction of effects in socialization: Anxious-withdrawn preschoolers case.
Development and Psychopathology, 9(3), 551-564.
La Greca, A. M. y Harrison, H. M. (2005). Adolescent peer relations, friendships, and
romantic relationships: Do they predict social anxiety and depression? Journal of
Clinical Child and Adolescent Psychology, 34(1), 49-61. doi:
10.1207/s15374424jccp3401_5
La Greca, A. M., Siegel, L. J., Wallander, J. L. y Walker, C. E. (1992). Stress and Coping
in Child Health. New York: The Guilford Press.
La Greca, A. M. y Stone, W. L. (1992). Assessing children through interviews and
behavioral observations. En C. E. Walker y M. C. Roberts (Eds.), Handbook of
clinical child psychology. (pp. 63-73). New York: John Wiley and Sons.
304
305
La Greca, A. M. y Stone, W. L. (1993). Social Anxiety Scale for Children-Revised: Factor
structure and concurrent validity. Journal of Clinical Child Psychology, 22(1), 17-
27. doi: 10.1207/s15374424jccp2201_2
Lange, A. J., Rimm, D. C. y Loxley, J., (1975). Cognitive-Behavioral Assertion Training
Procedures Cognitive-behavioral assertion training procedures. The Counseling
Psychologist Winter, 5(4), 37-41. doi: 10.1177/001100007500500406
Lang, P. J. (1968). Fear reduction and fear behavior: Problems in treating a construct. En
J. U. H. Shilen (Ed.), Research in psychotherapy (Vol. 3, pp. 90-102). Washington:
American Psychological Association.
Lang, P. J. (1978). Anxiety: Toward a psychophysiological definition. En H. S. Akiskal,
& W. L. Webb, (Eds.), Psychiatric diagnosis: Exploration of biological predictors.
(pp. 365-389). New York: Spectrum.
Lang, P. J., Melaned, B. G. y Hart, J. (1970). A psychophysiological analysis of fear
modification using and automated desensitizacion procedure. Journal of Abnormal
Psychology, 76(2), 220-234. doi: 10.1037/h0029875
Last, C. G., Francis, G., Hersen, M., Kazdin, A. y Strauss, C. (1987). Separation anxiety
and school phopia: A comparison using DSM-III criteria. American Journal of
Psychiatry, 144, 653-657.
Latorre, J. M. y Montañés, J. (2004). Ansiedad, inteligencia emocional y salud en la
adolescencia. Ansiedad y estrés, 10(1), 111-125.
Laurent, J., Schmidt, N. B., Catanzaro, S. J., Joiner, T. E. y Kelley, A. M. (1998). Factor
structure of a measure of anxiety sensitivity in children. Journal of Anxiety
Disorders, 12(4), 307-331. doi: 10.1016/S0887-6185(98)00017-6
Layne, A. E., Bernstein, G. A. y March, J. S. (2006). Teacher awareness of anxiety
symptoms in children. Child Psychiatry Human Development, 36(4), 383-392. doi:
10.1007/s10578-006-0009-6
Lazarus, R. (1981). The stress and coping paradigm. En C. Eisdorfer (Ed.), Models for
clinical psychopathology (pp. 175-224). California: SP Medical and Scientific
Books.
305
306
Lazarus, R. S. y Folkman, S. (1984). Stress, appraisal and coping. New York: Springer
Publishing Company.
Lazarus, R. S. y Folkman. (1986). Estrés y Procesos Cognitivos. Barcelona: Martínez
Roca.
Leach, L. F., Henson, R. K., Odom, L. R. y Cagle, L. S. (2006). A reliability generalization
study of the Self-Description Questionnaire. Educational and Psychological
Measurement, 66(2), 285-304. doi: 10.1177/0013164405284030
Leary, M. R. y Kowalski, R. M. (1990). Impression management: A literature review and
two component model. Psychological Bulletin, 107(1), 34-47. DOI: 10.1037/0033-
2909.107.1.34
Lehmkuhl, G., Flechtner, H. y Lehmkuhl, U. (2003). School phobia: Classification,
developmental psychopathology, prognosis, and therapeutic approaches. Praxis der
Kinderpsychologie und Kinderpsychiatrie, 52(6), 371-386.
Leikanger, E., Ingul, J. M. y Larsson, B. (2012). Sex and age-related anxiety in a
community sample of Norwegian Adolescents. Scandinavian Journal of
Psychology, 53(2), 150-157. doi: 10.1111/j.1467-9450.2011.00915. x.
León, J. V. (2013). Estudio de la autoestima en adolescentes Emos (Monografía de
licenciatura en Psicología inédita). Universidad de Cuenca. Ecuador.
LeSure-Lester, G. E. (2001). Dating competence, social assertion and social anxiety
among college students. College Student Journal, 35(2), 317-320.
Leyfer, O. T., Ruberg, J. L. y Woodruff-Borden, J. (2006). Examination of the validity of
the Beck anxiety inventory and its factors as a screener for anxiety disorders.
Journal of Anxiety Disorders, 20(4), 444-458. doi 10.1016/j.janxdis.2005.05.004
Leyfer, O. T, Woodruff-Borden, J. y Mervis, C. B. (2009). Anxiety disorders in children
with Williams syndrome, their mothers, and their siblings: implications for the
etiology of anxiety disorders. Journal Neurodevelopmental Disord, 1(1), 4-14. doi:
10.1007/s11689-009-9003-1
306
307
Li, C., Yan, J., Yin, X. y Wu, Z. (2002). A primary study of the application of the Trait
Meta-Mood Scale in military medical students. Chinese Journal of Clinical
Psychology, 38(9), 202-203. doi: 10.2224/sbp.2010.38.9.1197
Liebert, R. M. y Morris L. W. (1967) Cognitive and emotional components of test anxiety:
a distiction and some initial data. Psychological Reports, 20(3), 975-978. doi:
10.2466/pr0.1967.20.3.975
Liu, J, Zhou, Y. y Gu, W. Y. (2009). Reliability and validity of Chinese version of Buss-
Perry Aggression Questionnaire in adolescents. Chinese Journal of Clinical
Psychology, 17(4), 449-451.
Liu, S., Onwuegbuzie, A. y Meng, L. (2011). Examination of the score reliability and
validity of the statistics anxiety rating scale in a Chinese population: Comparisons
of statistics anxiety between Chinese college students and their Western
counterparts. Journal of Educational Enquiry, 11(1), 29-42.
Lizeretti, N. y Extremera, N. (2011). Emotional intelligence and clinical symptoms in
outpatients with Generalized Anxiety Disorder (GAD). Psychiatric Quarterly,
82(3), 253-260. doi: 10.1007/s11126-011-9167-1
Lloyd-Williams. S. (1995). Self-Efficacy, Anxiety, and Phobic Disorders. En J. E.
Maddux (Ed.), Self efficacy, adaptation, and adjustment: Theory, Research, and
application (pp. 69-107). Department of Psychology, George Mason University:
Springer US.
Lobo, A., Chamorro, L., Luque, A., Dal-Ré, R., Badia, X. y Baró, E. (2002). Validación
de las versiones en español de la Montgomery-Asberg Depression Rating Scale y
la Hamilton Anxiety Rating Scale para la evaluación de la depresión y de la
ansiedad. Medicina Clínica (Barcelona), 118(13), 493-499.
López, M. C., Sánchez, A., Rodríguez, L. T. y Fernández, M. P. (2009). Propiedades
Psicométricas del Cuestionario AQ aplicado a Población Adolescente. EduPsykhé,
8(1), 79-94.
307
308
Lorenzo-Ruiz, A., Grau-Abalo, J., Fumero-Madam, A., Viscaino-Londian, M. y
Carbonel, M. (2003). Validation of the State-Trait Anxiety Inventory for Children
en adolescentes cubanos. Psicología y Salud, 13(2), 203-214.
Loukas, A., Paulos, S. K. y Robinson, S. (2005). Early adolescent social and overt
aggression: Examining the roles of social anxiety and maternal psychological
control. Journal of Youth and Adolescence, 34(4), 335-345. doi: 10.1007/s10964-
005-5757-2
Lowe, P. A. (2014). The Test Anxiety Measure for Adolescents (TAMA): Examination
of the Reliability and Validity of the Scores of a New Multidimensional Measure
of Test Anxiety for Middle and High School Students. Journal of
Psychoeducational Assessment, 32(5) 404-416. doi: 10.1177/0734282913520595
Lowe, P. A., Ang, R. P. y Loke, S. W. (2012). Psychometric Analyses of the Test Anxiety
Scale for Elementary Students (TAS-E) Scores among Singapore Primary School
Students. Journal of Psychopathology and Behavioral Assessment, 33(4), 547-558. doi: 10.1007/s10862-011-9250-9
Lowe, P., Grumbein, M. y Raad, J. (2011). Examination of the Psychometric Properties
of the Test Anxiety Scale for Elementary Students (TAS-E) Scores. Journal of
Psychoeducational Assessment, 29(6), 503-514. doi: 10.1177/0734282910395894
Lowe, P. A. y Lee, S. W. (2008). Factor Structure of the Test Anxiety Inventory for
Children and Adolescents (TAICA) Scores Across Gender Among Students in
Elementary and Secondary School Settings. Journal of Psychoeducational
Assessment, 26(3), 231-246. doi: 10.1177/0734282907303773
Lowe, P. A., Lee, S. W., Witteborg, K., Prichard, K. W., Luhr, M. E., Cullinan, C.M... y
Janik, M. (2008). The Test Anxiety Inventory for Children and Adolescents
(TAICA) examination of the psychometric properties of a new multidimensional
measure of test anxiety among elementary and secondary school students. Journal
of Psychoeducational Assessment, 26(3) 215-230. doi:
10.1177/0734282907303760
308
309
Lowe, P. A., Peyton, V. y Reynolds, C. R. (2007) Test Score Stability and the
Relationship of Adult Manifest Anxiety Scale-College Version scores to External
Variables Among Graduate Students. Journal of Psychoeducational Assessment,
25(1), 69-81. doi: 10.1177/0734282906293698
Ludlow, L. H. y Guida, F. V. (1991). The test anxiety scale for children as a generalized
measure of academic anxiety. Educational and Psychological Measurement, 51(4),
1013-1021. doi: 10.1177/001316449105100421
Lynd-Stevenson, R. M. y Rigano, L. M. (1996). Threat expectancy mediates the
relationship between attributional style for negative outcomes and anxiety.
Cognitive Therapy and Research, 20(6), 637-651. doi: 10.1007/BF02227966
Lyneham, H. J., Abbott, M. J. y Rapee, R. M. (2007). Interrater reliability of the Anxiety
Disorders Interview Schedule for DSM-IV: Child and parent version. Journal of the
American Academy of child and adolescent Psychiatry 46(6), 731-736. doi:
10.1097/chi.0b013e318046a09
Lynyan, S., Kai, W., Fang, F., Yi, S. y Xueping, G. (2008). Reliability and validity of the
Screen for Child Anxiety Related Emotional Disorders (SCARED) in Chinese
children. Journal of Anxiety Disorders, 22(4), 612-621. doi:
10.1016/j.janxdis.2007.05.011
Lyon, A. R. (2010). Confirmatory factor analysis of the School Refusal Assessment Scale
Revised in an African American community sample. Journal Psychoeduc Assess,
20(10), 1-13. doi: 10.1177/0734282909353438
Lyon, A. R. y Cotler, S. (2007). Toward reduced bias and increased utility in the
assessment of school refusal behavior: The case for diverse samples and evaluations
of context. Psychology in the Schools, 44(6), 565-565. doi: 10.1002/pits.20247
Magaz-Lago, A., García-Pérez E. y Del Valle-Sandín, M. (1998). Ansiedad, Estrés y
problemas de Ansiedad en escolares de 12 a 18 años. Papeles del Psicólogo,71.
Recuperado de http://www.papelesdelpsicologo.es/vernumero.asp?id=796
309
310
Malo, D., Cáceres, G. y Peña, G. (2013). Validación del inventario SISCO del estrés
académico y análisis comparativo en adultos jóvenes de la Universidad Industrial
de Santander y la Universidad Pontificia Bolivariana, seccional Bucaramanga,
Colombia. Revista Electrónica Praxis Investigativa ReDIE, 2(3), 26-41.
Malo, D., Cuadrado, E., Florian, R. y Sánchez, D. (2011). Análisis psicométrico del
inventario SISCO de estrés académico en adultos jóvenes de la Universidad del
Sinú. En A. Barraza (Ed.), Estrés, Burnout y Bienestar Subjetivo: Investigaciones
sobre la salud mental de los agentes educativos (pp. 92-107). México: Instituto
Universitario Anglo Español Red Durango de Investigadores Educativos A. C.
Manassero, M. A. y Vázquez-Alonso, A. (2005). Autoconcepto y rendimiento escolar:
relaciones con otras variables psicopedagógicas. Educació i Cultura: Revista
Mallorquina de Pedagogia, 18, 143-166.
Mandler, G. y Sarason, S. B., (1952). A study of anxiety and learning. Journal of
abnormal and social psychology, 47(1), 166-173. doi: 10.1037/h0062855
March, J. S. (1998). Manual for the Multidimensional Anxiety Scale for Children (MASC)
Toronto: Multi-Health Systems, Inc.
March, J. S., Parker, J. D., Sullivan, K., Stallings, P. y Conners, C. K. (1997). The
Multidimensional Anxiety Scale for Children (MASC): factor structure, reliability,
and validity. Journal of the American Academy of Child and Adolescent Psychiatry,
36(4), 554-565. doi: 10.1097/00004583-199704000-00019
March, J. S., Sullivan, K. y Parker, J. (1999). Test-retest reliability of the
Multidimensional Anxiety Scale for Children. Journal of anxiety disorders, 13(4),
349-358. doi: 10.1016/S0887-6185(99)00009-2
Mardomingo, M. J. (1994). Fobia Escolar. En M. J. Mardomingo, S. Gil y M. L. C.
Zamora (Eds.), Psiquiatría del niño y del adolescente: método, fundamentos y
síndromes (pp. 477-498). Madrid: Ediciones Díaz de Santos.
Mardomingo, M. J. (2005). Trastornos de ansiedad en el adolescente. Pediatría Integral,
IX(2), 125-134.
310
311
Mardomingo, M. J., Rodríguez-Ramos, P. y Velasco, A. (1997). Psicofarmacología del
niño y del adolescente. Madrid: Díaz de Santos.
Markarian, Y., Larson, M. J., Aldea, M. A., Baldwin, S. A., Good, D., Berkeljon, A... y
McKay, D. (2010). Multiple pathways to functional impairment in obsessive-
compulsive disorder. Clinical Psychology Review, 30(1), 78-88. doi:
10.1016/j.cpr.2009.09.005
Marks, I. M. (1970). The classification of phobics disorders. British Journal of
Psychiatry, 116, 377-378. DOI: 10.1192/bjp.116.533.377
Marks, I. M. (1991). Miedos, fobias y rituales: Clínica y tratamientos. Barcelona:
Martínez Roca.
Marks, I. M. y Nesse, R. M. (1994). Fear and fitness: An evolutionary analysis of anxiety
disorders. Ethology and Sociobiology, 15(5-6), 247-261. doi: 10.1016/0162-
3095(94)90002-7
Marsh, H. W. (1984). Relationship among dimensions of self-attribution dimensions of
self-concept, and academic achievements. Journal of Educational Psychology,
76(6), 1291-1308. doi: 10.1037/0022-0663.76.6.1291
Marsh, H. W. (1986). Verbal and Math Self-Concepts: An Internal/External Frame of
Reference Model. American Educational Research Journal, 23(1), 129-149.
Marsh, H. W., Balla, J. R. y McDonald, R. P. (1988). Goodenes-of fit indixes in
confirmatory factor analysis: The effect of sample size. Psychological Bulletin,
103(3), 391-410. doi: 10.1037/0033-2909.103.3.391
Marsh, H. W., Parada, R. H. y Ayotte, V. (2004). A multidimensional perspective of
relations between self-concept (Self Description Questionnaire II) and adolescent
mental health (Youth Self-Report). Psychological Assessment, 16(1), 27-41. doi:
10.1037/1040-3590.16.1.27
Martín, A. y Volkmar, F. R. (2007). Lewis’ child and adolescent psychiatry: a
comprehensive textbook (4th Ed.). Philadelphia: Lippincott Williams & Wilkins.
311
312
Martín, G. y Pear, J. (2007). Modificación de conducta, qué es y cómo aplicarla. Madrid:
Pearson Educación.
Martínez-Algeciras, K. y Rodríguez-Jiménez, O. (2013). Análisis exploratorio de la
validez del Inventario de Situaciones y Respuestas de Ansiedad (ISRA). Acta
colombiana de psicología, 16(1), 57-66.
Martínez-Monteagudo, M. C. (2009). Validación psicométrica del cuestionario de
ansiedad escolar: estudio con una muestra de estudiantes españoles de educación
secundaria. (Tesis doctoral inédita). Universidad Miguel Hernández, Elche.
Martínez-Monteagudo, M. C., García-Fernández, J. M., e Inglés, C. (2013). Relaciones
entre ansiedad escolar, ansiedad rasgo, ansiedad estado y depresión en una muestra
de adolescentes españoles. International Journal of Psychology and Psychological Therapy,
13(1), 47-64.
Martínez-Monteagudo, M. C., Inglés, C., Cano-Vindel, A. y García-Fernández, M. C.
(2012). Estado actual de la investigación sobre la teoría tridimensional de la
ansiedad de Lang. Ansiedad y Estrés, 18(2-3), 201-219.
Martínez-Monteagudo, M. C., Inglés, C. J. y García-Fernández, J. M. (2013). Evaluación
de la ansiedad escolar: revisión de cuestionarios, inventarios y escalas. Psicología
Educativa, 19(1), 27-36. doi: 10.5093/ed2013a5
Martínez-Monteagudo, M. C., Inglés, C. J., Trianes, M. V. y García-Fernández, J. M.
(2011). Perfiles de ansiedad escolar: Diferencias en clima social y violencia entre
iguales. Electronic Journal of Research in Educational Psychology, 9(3) 1023-
1042.
Martínez-Sánchez, F., Arias, A., Miguel-Tobal, J.J., Cano-Vindel, A., García Sevilla, J. y
San Pedro. R. (1995). Manual del Inventario de Situaciones y Respuestas de
Ansiedad en el Aprendizaje de Vuelo. (I.S.R.A.-A.V.). Madrid: Ministerio de
Defensa. Universidad de Murcia.
312
313
Martínez-Sánchez, F., Cano-Vindel, A., Castillo, J. C., Sánchez, J. A., Ortiz, B. y Gordillo,
E. (1995). Una Escala Reducida de Ansiedad basada en el Inventario de Situaciones
y Respuestas de Ansiedad (I.S.R.A.): Un estudio exploratorio. Anales de psicología,
11(1), 97-104.
Masi, G., Sbrana, B., Poli, P., Tomaiuolo, F., Favilla, L. y Marcheschi, M. (2000).
Depression and school functioning in non-referred adolescents: A pilot study. Child
Psychiatry and Human Development, 30(3), 161-171. doi:
10.1023/A:1021395504617
Matalinares, M., Yaringaño, J., Uceda, J., Fernández, E., Campos, A., Campos, A. y
Villavicencio, N. (2012). Estudio psicométrico de la versión española del
cuestionario de agresión de Buss y Perry. Revista de Investigación en Psicología,
15(1), 147-161.
Mattison, R. E., Bagnato, S. J. y Brubaker, B. H. (1988). Diagnostic utility of the Revised
Children's Manifest Anxiety Scale in children's with DSM III anxiety disorders.
Journal of Anxiety Disorders, 2(2), 147-155. DOI: 10.1016/0887-6185(88)90021-
7
Maxwell, J. P. (2007). Development and preliminary validation of a Chinese version of
the Buss-Perry Aggression Questionaire in a population of Hong Kong Chinese.
Journal of Personality Assessment, 88(3), 284-294. doi:
10.1080/00223890701317004
Maydeu-Olivares, A. y D’Zurilla, T. (1996). A factor analysis of the Social Problem-
Solving Inventory using polychoric correlations. European Journal of
Psychological Assessment, 11(2), 98-107. doi: 10.1027/1015-5759.11.2.98
Mazzone, L., Ducci, F., Scoto, M. C., Passaniti, E., Genitori, V. y Benedetto, V. (2007).
The role of anxiety symptoms in school performance in a community sample of
children and adolescents. Public Health, 7, 347-352. doi: 10.1188/1471-2458-7-
347
McDonald, A. S. (2001). The prevalence and effects of test anxiety in school children.
Educational Psychology, 21(1), 89-101. doi: 10.1080/01443410020019867
313
314
McEwen, B. S. (1995). Stressful experience, brain, and emotions: Developmental, genetic
and hormonal influences. En M. S. Gazzaniga (Ed.), The Cognitive Neurosciences
(pp. 1117-1136), Cambridge: MIT Press.
McLoone, J., Hudson, J. y Rapee, R. (2006). Treating anxiety disorders in a school
setting. Education and Treatment of Children, 29(2), 219-242.
McReynolds, P. (1978). Advances in psychological assessment. San Francisco: Jossey-
Bass Publishers.
Mechanic, D. (1976). Stress illness and illness behavior. Journal of Human Stress, 2(2),
2-6. doi: 10.1080/0097840X.1976.9936061
Meichenbaum, D. (1977). Cognitive-behavior modification: an integrative approach.
New York: Plenum Press.
Meichenbaum, D. (1988). Manual de inoculación de estrés. Barcelona: Ediciones Roca.
Meichenbaum, D. (1997). El estado de la cuestión en la modificación cognitivo-
conductual. En I. Caro (Comp.), Manual de psicoterapias cognitivas (pp. 149-156).
Barcelona: Paidós.
Mellon, R. C. y Moutvelis, A. G. (2007). Structure, developmental course, and correlates
of children's anxiety disorder-related behavior in a Hellenic community sample.
Journal of Anxiety Disorders, 21(1), 1-21. doi: 10.1016/j.janxdis.2006.03.008
Méndez, F. X. (1988). Inventario de Miedos Escolares. Documento policopiado.
Universidad de Murcia: Murcia.
Méndez, F. X. (2005). Miedos y temores en la infancia: Ayudar a los niños a superarlos.
Madrid: Pirámide.
Méndez, F. X., Belendez, M. y López, J. A. (1996). Consistencia interna y validez del
Inventario de Miedos Escolares (IME). Ansiedad y Estrés, 2(1), 9-15
Méndez, F. X., García-Fernández, J. M. y Olivares, J. (1996). Miedos escolares: Un
estudio empírico en preescolar, EGB y BUP. Ansiedad y Estrés, 2 (2-3), 113-118.
314
315
Méndez, F. X., Inglés, C. J. e Hidalgo, M. D. (2002). Estrés en las relaciones
interpersonales: Un estudio descriptivo en la adolescencia. Ansiedad y Estrés, 8,
23-31.
Méndez, F. X., Inglés, C. J., Hidalgo, Mª. D., García-Fernández, J. M. y Quiles, M. J.
(2003). Los miedos en la infancia y la adolescencia: Un estudio descriptivo. Revista
Electrónica de Motivación y Emoción (REME), 6(13). Recuperado de
http://reme.uji.es/articulos/amxndf4650710102/texto.html
Méndez, F. X., Llavona, L. M., Espada, J. P. y Orgilés, M. (2013). Fortaleza psicológica
y prevención de las dificultades emocionales. Madrid: Pirámide.
Méndez, F. X. y Maciá, D. (2002). Tratamiento conductual de un caso de fobia escolar.
En F. X. Méndez y D. Maciá (Eds.), Modificación de conducta con niños y
adolescentes: Libro de casos (pp. 74-107). Madrid: Pirámide.
Miclea, S., Albu, M. y Ciuca, A. (2009). The Romanian adaptation of Endler
Multidimensional Anxiety Scale (EMAS). Cognition, Brain, Behavior. An
Interdisciplinary Journal, XIII(1), 59-77.
Miguel-Tobal, J. J. (1985). Evaluación de respuestas cognitivas, fisiológicas y motoras
de ansiedad. (Tesis doctoral inédita). Madrid: Universidad Complutense.
Miguel-Tobal, J. J. (1990). La ansiedad. En S. Palafox y J. Vila (Eds.), Tratado de
psicología general: Motivación y emoción, (Vol. 8, pp. 309-344). Madrid:
Alhambra-Longman.
Miguel-Tobal, J. J. (1993). Cuestionarios, inventarios y escalas. En F. J. Labrador, J. A.
Cruzado y M. Muñoz (Eds.), Manual de técnicas de modificación y terapia de
conducta (pp. 151-180). Madrid: Pirámide.
Miguel-Tobal, J. J. (1995). Emociones negativas I: Ansiedad y miedo. En E.G.
Fernandez-Abascal (Coord.), Manual de motivación y emoción (pp. 389-410).
Madrid: Centro de Estudios Ramón Areces
Miguel-Tobal, J. J. (1996). La Ansiedad. Madrid: Aguilar.
315
316
Miguel-Tobal, J. J. y Cano-Vindel, A. (1986). Inventario de situaciones y respuestas de
ansiedad (ISRA): Manual. (1° Ed.). Madrid: TEA.
Miguel-Tobal, J. J. y Cano-Vindel, A. (1995). Perfiles diferenciales de los trastornos de
ansiedad. Ansiedad y Estrés, 1(1), 37-60.
Miguel-Tobal, J. J. y Cano-Vindel, A. (1997). Manual del Inventario de Situaciones y
Respuestas de Ansiedad-ISRA. Madrid: TEA Ediciones (4ª Ed.).
Miguel-Tobal, J. J. y Cano-Vindel, A. (2002). Emoción y Clínica: Psicopatología de las
emociones. En F. Palmero, E. G. Fernández-Abascal, F. Martínez y M. Chóliz
(Eds.), Psicología de la Motivación y la Emoción (pp. 571-581). Madrid: McGraw-
Hill.
Mischel, W. (1968). Personality and Assessment. New York: Wiley.
Mischel, W. (1973). Toward a cognitive social learning reconceptualization of
personality. Psychological Review, 80(4), 252-283. doi: 10.1037/h0035002
Mohammad, K., Mark, A. y Brinthaupt, T. M. (2006). Relationships between
Attributional Style and Traid Anxiety for Preadolescent Australian Boys and Girls.
Australian Journal of Educational and Developmental Psychology, 6, 26-38.
Molina, A. (2001). Instrumentos de evaluación clínica en niños y adolescentes. Revista
Psiquiátrica y Psicológica del Niño y Adolescente, 2(1), 23-40.
Monjas, I. (1994). Evaluación de la competencia social y las habilidades sociales en la
edad escolar. En M. Verdugo (Dir.), Evaluación curricular. Una guía para la
evaluación psicopedagógica (pp. 423-497). Madrid: Siglo XXI Editores.
Montañés, J. y Latorre, J. (2004). Ansiedad, inteligencia emocional y salud en la
adolescencia. Ansiedad y Estrés. 10(1), 111-125.
Moreno, I., Blanco, A. y Rodríguez, J. M. (1992). Instrumentos psicométricos de
evaluación de miedos infantiles. Psicothema, 4(2), 385-396.
316
317
Moreno-Jiménez, B., González, J. L. y Garrosa, E. (1999). Burnout docente, sentido de
la coherencia y salud percibida. Revista de Psicopatología y Psicología Clínica,
4(3), 163-180.
Morris, R. J. y Kratochwill, T. R. (1983). Treating Children's Fears and Phobias. A
behavioral approach. New York: Pergamon Press.
Moscoso, S. (2000). Estructura factorial del Inventario Multicultural Latinoamericano de
la Expresión de la Cólera y la Hostilidad. Revista Latinoamericana de Psicología,
32(2), 321-343.
Moscovitch, D., Mc Cabe, R., Antony, M., Rocca, L. y Swinson, R. (2008). Anger
experience and expression across the anxiety disorders. Depression and Anxiety,
25(2), 107-113. doi: 10.1002/da.20280
Mowrer, O.H. (1960). Learnig theory and behavior. New York: John Wiley.
Muñoz, M. y Larroy, C. (2006). Inoculación de estrés. En F. J. Labrador, J. A. Cruzado y
M. Muñoz (Eds.), Manual de técnicas de modificación y terapia de conducta.
(pp.744-775). Madrid: Pirámide.
Muris, P. (2002). Relationships between self-efficacy and symptoms of anxiety disorders
and depression in a normal adolescent sample. Personality and Individual
Differences, 32(2), 337-348. doi: 10.1016/S0191-8869(01)00027-7
Muris, P. (2005). Treatment of specific phobia in children: Are all the components of the
phobic response of equal importance? Clinical Psychology: Science and Practice,
12(2), 170-173. doi: 10.1093/clipsy. bpi021
Muris, P., Mayer, B., Bartelds, E., Tierney, S. y Bogie, N. (2001). The revised versión of
the Screen for Child Anxiety Related Emocional Disorders (SCARED-R):
Treatment sensitivity in an early intervention trial for childhood anxiety disorders.
British Journal of Clinical Psychology, 40(3), 323-336. doi:
10.1348/014466501163724
Muris, P., Merckelbach, H., Ollendick, T., King, N. y Bogie, N. (2002). Three traditional
and three new childhood anxiety questionnaires: Their reliability and validity in a
317
318
normal adolescent sample. Behavior Research and Therapy, 40(7), 753-772. doi:
10.1016/S0005-7967(01)00056-0
Muris, P., Merckelbach, H., Schmidt, H. y Mayer, B. (1999). The revised version of the
Screen for Child Anxiety Related Emotional Disorders (SCARED-R): Factor
structure in normal children. Personality and Individual Differences, 26(1), 99-112.
doi: 10.1016/S0191-8869(98)00130-5
Muris, P. y Ollendick, T. H. (2005). The role of temperament in the etiology of child
psychopathology. Clinical Child and Family Psychology Review, 8(4), 271-289. doi: 10.1007/s10567-005-8809-y
Muris, P., Schmidt, H. y Merckelbach, H. (2000). Correlations among two self-report
questionnaires for measuring DSM-defined anxiety disorder symptoms in children:
The Screen for Child Anxiety Related Emotional Disorders and the Spence
Children's Anxiety Scale. Personality and Individual Differences, 28(2), 333-346. doi: 10.1016/S0191-8869(99)00102-6
Muris, P., Schmidt, H., Merckelbach, H. y Schouten, E. (2001). Anxiety sensitivity in
adolescents: Factor structure and relationships to trait anxiety and symptoms of
anxiety disorders and depression. Behaviour Research and Therapy, 39(1), 89-100. doi: 10.1016/S0005-7967(99)00179-5
Muris, P. y Steenrneman, P. (2001). The Revised version of the Screen for Child Anxiety
Related Emotional Disorders (SCARED-R): First evidence for its reliability and
validity in a clinical sample. British Journal of Clinical Psychology, 40(1), 35-44. doi: 10.1348/014466501163463
Nakano, K. (2001). Psychometric evaluation on the Japanese adaptation of the Aggression
Questionnaire. Behaviour Research and Therapy, 39(7), 853-858. doi:
10.1016/S0005-7967(00)00057-7
Nardi, B. (2004). La Depresión adolescente. Revista Psicoperspectivas, III, 95-127.
Nathaniel, P., Mata, A. D., Segool, N. y Scott, E. C. (2014). Latent Profile Analyses of
Test Anxiety: A Pilot Study. Journal of Psychoeducational Assessment, 32(2), 165-
172. doi: 10.1177/0734282913504541
318
319
Navas, J. (1989). Ansiedad en el Tema de Exámenes: Algunas Explicaciones
Cognoscitivas Conductuales. Revista Aprendizaje y Comportamiento, 7(1), 21-41.
Naveh- Benjamin, M., Mc Keachie, W. J. y Lin, Y. (1987). Two types of test anxious
students: support for an information processing model. Journal of Educational
Psychology, 79(2), 131-136. doi: 10.1037/0022-0663.79.2.131
Newman, M. G., Consoli, A. y Taylor, C. B. (1997). Computers in the assessment and
cognitivebehavioral treatment of clinical disorders: Anxiety as a case in point.
Behavior Therapy, 28(2), 211-235. DOI: 10.1016/S0005-7894(97)80044-5
Nezu, A. M. y Nezu, C. M. (1995). Entrenamiento en solución de problemas. En Caballo,
V.E. (Comp.), Manual de técnicas de terapia y modificación de conducta (pp. 527-
553). Madrid: Siglo Veintiuno de España Editores, S.A.
Nichols, K. A. (1970). School phobia and self-evaluation. Journal of Child Psychiatry,
11(2), 133. doi: 10.1111/j.1469-7610. 1970.tb01018.x
Nishikawa, S., Hägglöf, B. y Sundbom, E. (2010). Contributions of attachment and self-
concept on internalizing and externalizing problems among Japanese adolescents.
Journal of Child and Family Studies, 19(3), 334-342. doi: 10.1007/s10826-009-
9303-9
Noyes, R. y Hoehn-Saric, R. (1998). The Anxiety Disorders. New York: Cambridge
University Press.
Núñez, J. C. y González-Pienda, J. (1994). Determinantes del Rendimiento Académico:
(variables cognitivo-motivacionales, atribucionales, uso de estrategias y
autoconcepto). Oviedo: Universidad de Oviedo.
Öhman, A. (1993). Fear and anxiety as emotional phenomena: Clinical phenomenology,
evolutionary perspectives, and information-processing mechanisms. En M. Lewis
y J.M. Haviland (Eds.), Handbook of emotions (pp. 511-536). New York: Guilford
Press.
Öhman, A. (1996). Preferential preattentive processing of threat in anxiety: Preparedness
and attentional biases. En R.M. Rapee (Ed.), Current controversies in the anxiety
disorders (pp. 253-290). New York: Guilford Press.
319
320
O´Leary, K. D. y Wilson, G. T. (1978). Behavior therapy: Application and outcome. New
Yersey: Prentice Hall.
Olga, G. y Terry, L. (1997). Superar el estrés. Madrid: Ediciones Pirámide.
Oliva, A. (1999). Desarrollo de la personalidad durante la adolescencia. En A. Marchesi
J., C. Coll y J. Palacios (Comps.), Desarrollo psicológico y educación. 1 Psicología
evolutiva (pp. 471-492). Madrid: Alianza.
Oliva, F. J., Hernández, M. y Calleja, N. (2010). Validación de la versión mexicana del
inventario de expresión de ira estado-rasgo (STAXI-2). Acta Colombiana de
Psicología, 13(2), 107-117.
Olivares, J., Caballo, V. E., García-López, L. J., Rosa, A. I. y López-Gollonet, C. (2003).
Una revisión de los estudios epidemiológicos sobre fobia social en población
infantil, adolescente y adulta. Psicología Conductual, 11(3), 405-428.
Olivares, J. y Méndez, F. X. (1998). Técnicas de modificación de conducta. Madrid:
Biblioteca Nueva.
Olivares, J. y Méndez, F. (2010). Técnicas de Modificación de Conducta. Madrid:
Editorial Biblioteca Nueva.
Olivares, J., Méndez, F. X. y Maciá, D. (1997). Bases metodológicas. En J. Olivares, F.
X. Méndez y D. Maciá (Eds.), Tratamientos conductuales en la infancia y
adolescencia (pp. 179-218). Madrid: Pirámide.
Oliveira, S. M. S. S. (2001). Estudo exploratório para uma escala de ansiedade escolar.
(Tesis de maestría inédita). São Paulo: Universidade São Francisco.
Oliveira, S. M. S. S. y Sisto, F. F. (2002). Estudo para uma escala de ansiedade escolar
para crianças. Psicologia Escolar Educacional, 6(1), 57-66. doi: 10.1590/S1413-
85572002000100007
Ollendick, T. H. (1983). Reliability and validity of the Revised Fear Survey Schedule for
Children (FSSC-R). Behavior Research and Therapy, 21(6), 685-692. doi:
10.1016/0005-7967(83)90087-6
320
321
Ollendick, T. H., King, N. J. y Frary, R. B. (1989). Fears in children and adolescents:
Reliability and generalizability across gender, age and nationality. Behavior
Research and Therapy, 27(1), 19-26. doi: 10.1016/0005-7967(89)90115-0
Ollendick, T. H., Matson, J. L. y Helsel, W. J. (1985). Fears in children and adolescents:
normative data. Behavior Research and Therapy, 23(4), 465-467. doi:
10.1016/0005-7967(85)90174-3
Ollendick, T. H. y Mayer, J. A. (1984). School phobia. En S.M. Turner (Ed.), Behavioral
theories and treatment of anxiety (pp. 367-411). New York: Plenum.
Ollendick, T. H. y Seligman, L. D. (2012). Anxiety disorders. En C. Gillberg, R.
Harrington y H. Steinhausen (Eds.), A clinician’s handbook of child and adolescent
psychiatry (pp. 144-187). Londres: Cambridge University Press.
Ollendick, T. H., Yule, W. y Ollier, K. (1991). Fears in British children and their
relationship to manifest anxiety and depression. Journal of Child Psychology and
Psychiatry, 32(2), 321-331. doi: 10.1111/j.1469-7610. 1991.tb00310.x
Onwuegbuzie, A. J. y Wilson, V. A. (2003). Statistics anxiety: Nature, etiology,
antecedents, effects, and treatments: A comprehensive review of the literature.
Teaching in Higher Education, 8(2), 195-209. doi: 10.1080/1356251032000052447
Orgilés, M., Espada, J. P., García-Fernández, J. M. y Méndez, F. X. (2009). Relación entre
miedos escolares y síntomas de ansiedad por separación infantil. Revista Mexicana
de Psicología, 26(1), 17-25.
Orgilés, M., Espada, J. P. y Mendez, F. X. (2008). Avances en el tratamiento de las fobias
específicas en la infancia y la adolescencia. Psicología Conductual, 16(3), 481-500.
Orgilés, M., Espada, J. P., Méndez, X. y García-Fernández, J. M. (2008). Miedos
escolares en hijos de padres divorciados y no divorciados. International Journal of
Clinical and Health Psychology 8(3), 693-703.
Orgilés, M., Méndez, X., Alcázar, A. e Inglés, C. (2003). La terapia cognitivo-conductual
en problemas de ansiedad generalizada y ansiedad por separación: Un análisis de
su eficacia. Anales de Psicología, 19(2), 193-204.
321
322
Orgilés, M., Rosa, A. I., Santacruz, I., Méndez, F. X., Olivares, J. y Sánchez-Meca, J.
(2002). Tratamientos psicológicos bien establecidos y de elevada eficacia: terapia
de conducta para las fobias específicas. Psicología Conductual, 70(3), 487-502.
Orth, U. y Wieland, E. (2006). Anger, Hostility, and Posttraumatic Stress Disorder in
Trauma-Exposed Adults: A Meta-Analysis. Journal of Consulting and Clinical
Psychology 74(4), 698-706. doi: 10.1037/0022-006X.74.4.698
Öst, L. G., Jerremalm, A. y Johansson, J. (1981). Individual response patterns and the
effects of different behavioral methods in the treatment of social phobia. Behavior
Research and Therapy, 19(1), 1-16. doi: 10.1016/0005-7967(81)90107-8
Otto, J. H., Doring-Seipel, E., Grebe, M. y Lantermann, E. D. (2001). [Development of a
questionnaire for measuring perceived emotional intelligence: attention to, clarity,
and repair of emotions]. Diagnostica 47, 178-187. doi: 10.1026//0012-
1924.47.4.178
Owen, J. M. (2011). Tran diagnostic Cognitive processes in high trait anger. Clinical
Psychology Review, 31(2), 193-202. doi: 10.1016/j.cpr.2010.10.003
Pacheco, B. y Ventura, T. (2009). Trastorno de ansiedad por separación. Revista chilena
de pediatría [online], 80(2), 109-119. doi: 10.4067/S0370-41062009000200002
Palmer, B., Donaldson, C. y Stough, C. (2003). Examining the structure of the Trait Meta-
Mood Scale. Australian Journal of Psychology, 55(3), 154-158
doi: 10.1080/0004953042000298612
Palmer, E. J. y Thakordas, V. (2005). Relationship between bullying and scores on the
Buss-Perry aggression questionnaire among imprisoned male offenders. Aggressive
Behavior, 31(1), 56-66. doi: 10.1002/ab.20072
Panichelli-Mindel, S. M., Flannery-Schroeder, E., Kendall, P. C. y Angelosante, A. G.
(2005) Disclosure of distress among anxiety-disordered youth: differences in
treatment outcome. Journal of Anxiety Disorders, 19(4), 403-422. doi:
10.1016/j.janxdis.2004.04.003
322
323
Papantoniou, G., Moraitou, D. y Filippidou, D. (2011). Psychometric Properties of the
Greek Version of the Test Anxiety Inventory. Psychology, 2(3), 241-247. doi:
10.4236/psych.2011.23038
Patterson, G. R. y Cobb, J. A. (1971). Manual for coding family interactions.
Minneapolis: University of Minnesota Press.
Patterson, G. R., Reid, J. B., Jones, R. R. y Conger, R. (1975). A social learning approach
to family intervention: Families with aggressive children (vol.1). Eugene, Oregon:
Castalia Pub. Co.
Pearlin, L. I. (1989). The sociological study of stress. Journal of Health and Social
Behavior, 30(3), 241-256. doi: 10.2307/2136956
Pela, O. A. y Reynolds, C. R. (1982). Cross-cultural application of the Revised Childrens
Manifest Anxiety Scale: Normative and reliability data for Nigerian primary school
children. Psychological Reports, 51(3), 1135-1138. doi:
10.2466/pr0.1982.51.3f.1135
Pelechano, V. (1984). Programas de intervención psicológica en la infancia. Valencia:
Alfaplús.
Pérez-Ávarez, M. (2006). La terapia de conducta de tercera generación. EduPsykhé:
Revista de Psicología y Psicopedagogía, 5(2), 159-172.
Pérez-Álvarez, M. y Fernández-Hermida, J. R. (2001). El grano y la criba de los
tratamientos psicológicos. Psicothema, 13(3), 523-529.
Perrin, S. y Last, C. (1992). Do childhood anxiety measures measure anxiety? Journal of
Abnormal Child Psychology, 20(6), 567-578. doi: 10.1007/BF00911241
Pervin, L. (1997). La ciencia de la personalidad. Madrid: McGraw-Hill
Pina, A. A., Silverman, W. K., Saavedra, L. M. y Weems, C. F. (2001). An analysis of the
RCMAS Lie scale in a clinic sample of anxious children. Journal of Anxiety
Disorders, 15(5), 443-457. doi: 10.1016/S0887-6185(01)00075-5
323
324
Pine, D. S. y Grun, J. B. S. (1998). Anxiety disorders. In: T.B. Walsh (Ed.), Child
psychopharmacology (1° Ed., pp. 115-144). Washington, D.C.: American
Psychiatric Press.
Pintrich, P., Smith, D., García, T. y Mc Keachie, W. (1991) A Manual for the use of the
Motivated Strategies for Learning Questionnaire (MSLQ). Michigan: University of
Michigan.
Place, M., Hulsmeier, J., Davis, S. y Taylor, E. (2002). The coping mechanisms of
children with school refusal. Journal of Research in Special Educational Needs,
2(2), 1-10. doi: 10.1111/j.1471-3802.2002. 00167.x
Polaino, A. (1993). Procesos afectivos y aprendizaje: intervención psicopedagógica. En
J. Beltrán y cols. (Eds.), Intervención psicopedagógica (pp. 108-142). Madrid:
Pirámide.
Polo, A., Hernández, J. y Pozo, C. (1996), Evaluación del Estrés Académico en
Estudiantes Universitarios. Ansiedad y estrés, 2(2-3), 159-172.
Prabhuswamy, M., Srinath, S., Girimaji, S. y Seshadri, S. (2007). Outocome of children
with school refusal. Indian Journal of Pediatrics, 74(4), 375-379. doi:
10.1007/s12098-007-0063-5
Prochazka, H. y Agren, H. (2001). Aggression in the general Swedish population,
measured with a new self-rating inventory: The Aggression Questionnaire-revised
Swedish version (AQ-RSV). Nordic Journal of Psychiatry, 55(1), 17-23. doi:
10.1080/080394801750093661
Puskar, K., Sereika, S. y Haller, L. (2004). Anxiety, somatic complains, and depressive
symptoms in rural adolescents. Journal of Child and Adolescent Psychiatric
Nursing, 16(3), 102-111. doi: 10.1111/j.1744-6171.2003. 00102.x
Queiros, M., Fernández-Berrocal, P., Extremera, N., Cancela-Carral, J. y Queiros, P.
(2005). Validity and reliability of the Portuguese version of the Trait Meta-Mood
Scale. Psicologia Educacao e Cultura, 9, 199-218
324
325
Quintão-Dos Reis, S. (2010). Validación de la versión portuguesa de la Escala de
Ansiedad de Beck-BAI. (Tesis doctoral inédita). Universidad de Salamanca:
Salamanca, España.
Quintero, M. A. Pérez, E. y Correa, S. (2009). La relación entre la autoeficacia y la
ansiedad ante las ciencias en estudiantes del nivel medio superior. Revista
Internacional de Ciencias Sociales y Humanidades, SOCIOTAM, XIX (2), 69-91.
Rachman, S. J. (2004). Anxiety. Columbia: Psychology Press.
Rachman, S. J. y Hodgson, R. (1974). Synchrony and desynchrony in fear and avoidance.
Behaviour Research and Therapy, 12(4), 311-318. doi: 10.1016/0005-
7967(74)90005-9
Rae-Grant, N., Thomas, B. H., Offord, D. R. y Boyle, M. H. (1989). Risk, protective
factors, and the prevalence of behavioral and emotional disorders in children and
adolescents. Journal of the American Academy of Child and Adolescent Psychiatry,
28(2), 262-268. doi: 10.1097/00004583-198903000-00019
Rains, D. (2004). Principios de neuropsicología humana. Madrid: McGraw-Hill
Interamericana de España S.L.
Ramos-Cejudo, J. y Cano-Vindel, A. (2008). Tratamiento cognitivo-conductual de un
caso de trastorno por ansiedad generalizada: el componente metacognitivo.
Ansiedad y Estrés, 14(2-3), 305-319.
Reich, W., Shayka, J. y Taibleson, C. (1991). Dica-R DSM-III version. Unpublished
manuscript. Washington University, Division, of Child Psychiatric. St. Louis.
Reiss, S. (1991). Expectancy model of fear, anxiety and panic. Clinical Psychology
Review, 11(2), 141-153. doi: 10.1016/0272-7358(91)90092-9
Reiss, S., Peterson, R. P., Gursky, D. M. y McNally, R. J. (1986). Anxiety sensitivity,
anxiety frequency, and the prediction of fearfulness. Behavior Research and
Therapy, 24(1), 1-8. doi: 10.1016/0005-7967(86)90143-9
325
326
Reyes, L., Meininger, J., Liehr, P., Chan, W. y Mueller, W. (2003). Anger in adolescents:
Sex, ethnicity, age differences, and psychometric properties. Nursing Research,
52(1), 2-11.
Reynolds, C. R. (1980). Concurrent validity of What I Think and Feel: The Revised
Childrens Manifest Anxiety Scale. Journal of Consulting and Clinical Psychology,
48(6), 774-775. doi: 10.1037/0022-006X.48.6.774
Reynolds, C. R., Bradley, M. y Steele, C. (1980). Preliminary norms and technical data
for use of the Revised Children’s Manifest Anxiety Scale with kindergarten
children. Psychology in the Schools, 17(2), 163-167. doi: 10.1002/1520-
6807(198004)17:2<163: AID-PITS2310170204>3.0.CO;2-0
Reynolds, C. R. y Richmond, B. O. (1978). What I think and feel: A revised measure of
childrens manifest anxiety. Journal of Abnormal Child Psychology, 6(2), 271-280. doi: 10.1007/BF00919131
Reynolds, R. y Richmond, B. O. (1997). Escala de Ansiedad Manifiesta en Niños, CMAS-
R. México: El Manual Moderno.
Reynolds, C. R. y Richmond, B. O. (2008). Revised Children's Manifest Anxiety Scale,
2nd Edition (RCMAS-2). USA: Western Psychological Services.
Reynolds, C. R., Richmond, B. O. y Lowe, P. A. (2003). The Adult Manifest Anxiety Scale
– Adult Version (AMAS-A). Los Angeles, CA: Western Psychological Services.
Reynolds, C. R., Richmond, B. O. y Lowe, P. A. (2007). La Escala de Ansiedad
Manifiesta en Adultos AMAS. (Olivares, S., trad.). Distrito Federal, México: El
Manual Moderno.
Richmond, B. O. Rodrigo, G. y Derodrigo, M. (1988). Factor Structure of a Spanish
version of the Revised Children’s Manifest Anxiety Scale in Uruguay. Journal of
Personaliaty Assessment 52(1), 165-170. doi: 10.1207/s15327752jpa5201_14
Richmond, B. O., Sukemune, S., Ohmoto, M., Hawamoto, H. y Hamazaki, T. (1984).
Anxiety among canadian, japanese y american children. Journal of Psychology,
116(1), 3-6. doi: 10.1080/00223980.1984.9923609
326
327
Rigby, K. (1999). Peer victimisation at school and the health of secondary students.
British Journal of Educational Psychology, 22(2), 28-34. DOI:
10.1348/000709999157590
Rigby, K. y Slee, P. T. (1993). Dimensions of interpersonal relating among Australian
school children and their implications for psychological well-being. Journal of
Social Psychology, 133(1), 33-42. doi: 10.1080/00224545.1993.9712116
Rinaudo, M. C., Chiecher, A. y Donolo, D. (2003). Motivación y uso de estrategias en
estudiantes universitarios. Su evaluación a partir del Motivated Strategies Learning
Questionnaire. Anales de Psicología, 19(1), 107-119.
Rinn, A. y Wininger, S. (2007). Sports participation among academically gifted
adolescents: Relationship to the multidimensional Self-Concept. Journal for the
Education of the Gifted, 31(1), 35-56. doi: 10.4219/jeg-2007-510
Robinson, E. A. y Eyberg, S. M. (1981). The dyadic parent-child interaction coding
system: Standarization and validation. Journal of Abnormal Child Psychology,
49(2):245-250. doi: 10.1037//0022-006X.49.2.245
Rodríguez, C. y Pehi, P. (1998). Depression, Anxiety and Attributional Style in a New
Zealand Sample of children. New Zealand Journal of Psychology, 21(1), 28-34.
Rodríguez, U., Amaya, A. M. y Argota, A. P. (2011). Inteligencia emocional y ansiedad
en estudiantes universitarios. Psicogente, 14(26), 310-320.
Rosário, P., Núñez, J., Salgado, A., González-Pienda, J., Valle, A., Joly, C. y Bernardo, A.
(2008). Ansiedad ante los exámenes: relación con variables personales y familiares.
Psicothema, 20(4), 563-570.
Ross, C. J., Davis, T. M. y Hogg, D. Y. (2007). Screening and assessing adolescent
asthmatics for anxiety disorders. Clinical Nursing Research, 16(1), 5-24. doi:
10.1177/1054773806295235
Rost, D. H. y Schermer, F. J. (1989). The various facets of test anxiety: A subcomponent
model of test anxiety measurement. En R. Schwartzer, H. M. Van der Ploeg y C. D.
Spielberger (Eds.), Advances in test anxiety research, Vol. 6 (pp. 37-52). Lisse:
Swets y Zeitlinger, 37-52.
327
328
Rost, D. H. y Schermer, F. J. (1997). Differentielles Leistungsangst Inventar (DAI).
Frankfurt: Swets Test Services.
Rubio, B. y Alda, J. A. (2006). El niño fóbico. Formación Médica Continuada en
Atención Primaria, 13(1), 11-18. doi: 10.1016/S1134-2072(06)71252-X
Ruchkin, V. V. y Eisemann, M. (2000). Aggression and psychological problems in
juvenile male delinquents versus controls in Russia: Alternative ways of “letting of
steam”? Aggressive Violent Behavior, 5, 215-217.
Ruggiero, K. J., Morris, T. L., Beidel, D. C., Scotti, J. R. y McLeer, S. V. (1999).
Discriminant validity of self-reported anxiety and depression in children:
generalizability to clinic-referred and ethnically diverse populations. Assessment,
6(3), 259-268. doi: 10.1177/107319119900600306
Ruiz, M. A. (2006). Control del diálogo interno y autoinstrucciones. En F. J. Labrador, J.
A. Cruzado y M. Muñoz (Eds.), Manual de técnicas de modificación y terapia de
conducta. (pp. 657-666). Madrid: Pirámide.
Ruiz, M. A., Díaz, M. I. y Villalobos, A. (2012). Técnicas de habilidades de afrontamiento
y solución de problemas, en M. A. Ruiz, M. I. Díaz y A. Villalobos (Eds.), Manual
de técnicas de intervención cognitivo conductuales. (pp. 411-460). Bilbao: Desclée
De Brouwer, S.A.
Ruiz, M. A., Díaz, M. I., Villalobos, A. y González, (2012). Terapia Cognitiva. En M.A.
Ruiz, M. I. Díaz y A. Villalobos (Eds.), Manual de técnicas de intervención
cognitivo-conductuales. (pp. 363-404). Bilbao: Desclée De Brouwer S.A.
Ruiz, M. A., Villalobos, A. y Díaz, M. I. (2012). Técnicas de modelado y entrenamiento
en habilidades sociales En M. A. Ruiz, M. I. Díaz y A. Villalobos (Eds.), Manual
de técnicas de intervención cognitivo-conductuales. (pp. 227-313). Bilbao: Desclée
De Brouwer S.A.
Rynn, M., Barber, J., Khalid-Khan, S., Siqueland, L., Dembiski, M., McCarthy, K. y
Gallop, R. (2006). The psychometric properties of the MASC in a pediatric
psychiatric sample. Journal of Anxiety Disorders, 20(2), 139-157. doi:
10.1016/j.janxdis.2005.01.004
328
329
Sábado, J. Limonero, J. y Aradilla, A. (2008). Inteligencia emocional, ansiedad general y
ansiedad ante la muerte en estudiantes de Psicología. Interpsiquis, 1. Recuperado
de http://www.psiquiatria.com/articulos/ansiedad/ 34358/
Saigh, P. A., Yasik, A. E., Oberfield, R, O. y Halamandaris, P. (2007). Self-reported anger
among traumatized children and adolescents. Journal of Psychopathology and
Behavioral Assessment, 29(1), 29-37. doi: 10.1007/s10862-006-9026-9
Salas, M. (2007). ¿Cómo preparar exámenes con eficacia? Madrid: Alianza Editorial.
Salguero, J. M. y Irurriazaga, I. (2006). Relaciones entre Inteligencia Emocional
percibida y emocionalidad negativa: ansiedad, ira y tristeza/depresión. Ansiedad y
Estrés, 12(2-3), 207-221.
Salovey, P. y Mayer, J. D. (1990). “Emotional intelligence”. Imagination, Cognition, and
Personality, 9, 185-211.
Salovey, P., Mayer, J. D., Goldman, S. L., Turvey, C. y Palfai, T. P. (1995). Emotional
attention, clarity, and repair: exploring emotional intelligence using the Trait Meta-
Mood Scale. En J. W. Pennebaker (Ed.), Emotion, Disclosure and Health (pp. 125-
151). Washington: American Psychological Association.
Salovey, P., Stroud, L. R., Woolery, A. y Epel, E. S. (2002). Perceived emotional
intelligence, stress reactivity, and symptom reports: Further explorations using the
Trait Meta-Mood Scale. Psychology and Health, 17(5), 611-627. doi:
10.1080/08870440290025812
Sandín, B. (1990). Factores de Predisposición en los Trastornos de Ansiedad. Revista de
Psicología General y Aplicada, 43, 343-351.
Sandín, B. (1997). Ansiedad, miedos y fobias en niños y adolescentes. Madrid: Dykinson
S.L.
Sandín, B. (1999). El estrés psicosocial: Conceptos y consecuencias clínicas. Madrid:
Klinik.
Sandín, B. (2003). El estrés: Un análisis basado en el papel de los factores sociales.
International Journal of Clinical and Health Psychology, 3(1), 141-157.
329
330
Sandín, B. y Chorot, P. (1986). Relaciones entre forma de adquisición, patrón de respuesta
y tratamiento de la ansiedad. En B. Sandín (Ed.), Aportaciones recientes en
psicopatología (pp. 101-119). Madrid: Novamedic.
Sandín, B. y Chorot, P. (1995). Concepto y categorización de los trastornos de ansiedad.
En A. B. Belloch, B. Sandín y F. Ramos (Eds.), Manual de psicopatología (Vol. 2,
pp. 53-80). Madrid: McGraw-Hill.
Sandín, B., Chorot, P., Santed, M. A. y Valiente, R. M. (2002). Análisis factorial
confirmatorio del Índice de Sensibilidad a la Ansiedad para Niños. Psicothema,
14(2), 333-339.
Sandín, B., Valiente, R. y Chorot, P. (2009). RCADS: Evaluación de los síntomas de los
trastornos de ansiedad y depresión en niños y adolescentes. Revista de
Psicopatología y Psicología Clínica. 14(3), 193-206.
Sandín, B., Valiente, R. Chorrot, P. y Santed, M. (2007). ASI-3: Nueva escala para la
evaluación de la sensibilidad a la ansiedad. Revista de Psicopatología y Psicología
Clínica, 12(2), 91-104.
Santacreu, J. (1995). El entrenamiento en Autoinstrucciones. En V. Caballo (Comp.),
Manual de Técnicas de terapia y modificación de conducta, (pp. 607-626). Madrid:
Siglo Veintiuno de España Editores, S.A.
Santacruz, I., Orgilés, M., Rosa, A. I., Sánchez-Meca, J., Méndez, F. X. y Olivares, J.
(2002). Ansiedad generalizada, ansiedad por separación y fobia escolar: El
predominio de la Terapia Cognitivo-Conductual. Psicología Conductual 10(3),
503-521.
Santisteban, C., Alvarado, J. M. y Recio, P. (2007). Evaluation of a Spanish version of the
Buss and Perry Aggression Questionnaire: Some personal and situational factors
related to the aggression scores of young subjects. Personality and Individual
Differences, 42(8), 1453-1462. doi: 10.1016/j.paid.2006.10.019
Sanz, J. y Navarro, M. (2003). Propiedades Psicométricas de una Versión Española del
Inventario de Ansiedad de Beck (BAI) en Estudiantes Universitarios. Ansiedad y
Estrés, 9(1), 59-84.
330
331
Sarason, I. G. (1978) The Test Anxiety Scale: concept and research. En C.D., Spielberger
y I. G. Sarason (Eds.), Stress and Anxiety (Vol 5, pp. 193-216). Washington DC:
Hemisphere.
Sarason, I. G. (1984) Stress, anxiety, and cognitive interference: Reactions to tests.
Journal of Personality and Social Psychology, 46(4), 929-938. DOI: 10.1037/0022-
3514.46.4.929
Sarason, S. B., Davidson, K. S., Lighthall, F. F., Waiter, P. R. y Ruebusch, B. K. (1960).
Anxiety in elementary school children: A Report of research. New York: Wiley.
Sartory, G., Rachman, S. y Grey, S. (1977). An investigation of the relation between
reported fear and heart rate. Behaviour Research and Therapy, 15(5), 435-438. doi:
10.1016/0005-7967(77)90048-1
Scapillato, D. y Mendlowitz, S. L. (1993). The coping bear workbook. (Manuscrito no
publicado). Toronto, Canadá: Hospital for sick Children.
Scherer, M. W. y Nakamura, C. Y. (1968). A fear survey schedule for children (FSS-FC):
a factor analytic comparison with manifest anxiety (CMAS). Behaviour Research
and Therapy, 6, 173-182. doi: 10.1016/0005-7967(68)90004-1
Seisdedos, N. (1990). STAIC, Cuestionario de Autoevaluación. Madrid. TEA Ediciones
S.A.
Seligman, M. E. P. y Maier, S. F. (1967). Failure to escape traumatic shock. Journal of
Experimental Psychology, 74(1), 1-9. doi: 10.1037/h0024514
Selye, H. (1936). A syndrome produced by diverse nocuouse agents. Nature, 138, 32. doi: 10.1038/138032a0
Servera, B. M., Balle, M., Tortella, F. M. y García, B. G. (2005). Propiedades
Psicométricas de la Adaptación Catalana de la Escala de Ansiedad para Niños/as de
Spence (SCAS). Psicología Conductual, 13, 111-123.
Sexton, K. y Dugas, M. (2009). Defining distinct negative beliefs about uncertainty:
Validating the factor structure of the Intolerance of Uncertainty Scale.
Psychological Assessment, 21(2), 176-186. doi: 10.1037/a0015827
331
332
Shaffer, D. (1994). Structured interviews for assessing children. Journal of Children
Psychology and Psychiatric and Allied Disciplines, 35(4), 783-784. doi:
10.1111/j.1469-7610. 1994.tb01221.x
Shavelson, J., Hubner, J.J. y Stanton, G.C. (1976). Self-concept: Validation of construct
interpretations. Review of Educational Research, 46, 407-442. doi:
10.3102/00346543046003407
Sierra, J. C. y Gutiérrez, J. R. (2007). Validación de la versión española del Cuestionario
de Agresión de Buss-Perry en estudiantes universitarios salvadoreños. Psicología y
Salud, 17(1), 103-113.
Sierra, J., Ortega, V. y Zubeidad, I. (2003) Ansiedad, Angustia y Estrés: Tres Conceptos
a Diferenciar. Revista Mal-Estar e Subjetividade, 3(1), 10-59.
Silva, F. y Moro, M. (1994). Evaluación conductual en niños y adolescentes. En R.
Fernandez-Ballesteros (Dir.), Evaluación Conductual Hoy: Un enfoque para el
cambio en psicología clínica y de la salud. Madrid: Pirámide.
Silverman, W. K. y Albano, A. M. (1996). The Anxiety Disorders Interview Schedule for
DSM-IV: Child interview schedule. San Antonio, TX: Graywind Publications, A
Division of The Psychological Corporation.
Silverman, W. K., Fleisig, W., Rabian, B. y Peterson, R. A. (1991). Childhood anxiety
sensitivity index. Journal of Clinical Child Psychology, 20(2), 162-168. doi:
10.1207/s15374424jccp2002_7
Silverman, W. K., Ginsburg, G. S. y Goedhart, A. W. (1999). Factor structure of the
childhood anxiety sensitivity index. Behaviour Research and Therapy, 37(9), 903-
917. doi: 10.1016/S0005-7967(98)00189-2
Silverman, W. K. y Ollendick, T. H. (2005). Evidence-based assessment of anxiety and
its disorders in children and adolescents. Journal of Clinical Child and Adolescent
Psychology, 34(3), 380-411. doi: 10.1207/s15374424jccp3403_2
Simmons, N. y Hay, I. (2010). Early adolescents' friendship patterns in middle school:
Social-emotional and academic implications. The Australian Educational and
Developmental Psychologist, 27(2), 59-69. doi: 10.3775/aedp.27.2.59
332
333
Skinner, B. (1974). Ciencia y Conducta Humana. Fontanella, S.A. Barcelona.
Skinner, E. A., Wellborn, J. G. y Connell, J. P. (1990). What it takes to do well in school
and whether I’ve got it: the role of perceived control in children’s engagement and
school achievement. Journal of Educational Psychology, 82(1), 22-32. doi:
10.1037/0022-0663.82.1.22
Slee, P. T. y Cross, D. G. (1989). Living in the nuclear age: An Australian study of
children’s and adolescents’ fears. Child Psychiatry and Human Development,
19(4), 270-278. doi: 10.1007/BF00705956
Sommantico, M., Osorio, M., Parrello, S., De Rosa, B. y Donizzetti, A. R. (octubre, 2008).
Local validation study of the Italian version of the Aggression Questionnaire (AQ)
in Southern Italy. 8th Alps-Adria Psychology Conference. Ljubljana, Slovenia.
Sosa, C. D., Capafons, J. I., Conesa-Peraleja, M. D., Martorell, M. C., Silva, F. y Navarro,
A. M. (1993). Inventario de Miedos. En F. Silva y C. Martorell (Eds.), Evaluación
de la personalidad infantil y juvenil (Vol III, pp. 101-124). Madrid: MEPSA.
Sosa, C. D., Capafons, J. I. y López, C. (1990): Adaptación española de la Revised
Children's Manifest Anxiety Scale. Un estudio psicométrico. Actas del II Congreso
del Colegio Oficial de Psicólogos. Area: Diagnóstico y Evaluación Psicológica. (pp.
202-209).
Sotelo, L., Sotelo, N., Domínguez, S. y Padilla, O. (2012). Análisis psicométrico
preliminar de la escala de ansiedad manifiesta (AMAS-A) en adultos limeños.
Revista Psicológica Trujillo (Perú), 14(1), 31-46.
Sowa, C. y LaFleur, N (1986). Gender Differences within Test anxiety. Journal of
Instructional Psychology, 13(2), 75-80. Resumen recuperado de
http://psycnet.apa.org/psycinfo/1987-23386-001
Spence, S. H. (1997). Structure of anxiety symptoms among children: A confirmatory
factor-analytic study. Journal of Abnormal Psychology, 106(2), 280-297. doi:
10.1037//0021-843X.106.2.280
333
334
Spence, S. H. (2001). Prevention Strategies. En M. W. Vasey y M. D. Dadds (Eds.), The
Developmental psychopathology of anxiety (pp. 325-351). Nueva York: Oxford
University Press.
Spence, J. y Spence, K, (1966). The Motivational Componentess of Manifiest Anxiety:
Drive and Drive Stimuli. En C. D. Spielberger (Ed.), Anxiety and Behavior. New
York: Academic Press.
Spielberger, C. D. (1966). Anxiety and Behavior. New York: Academic Press.
Spielberger, C. D. (1979). Tensión y ansiedad. México: Harla S.A.
Spielberger, C. D. (1980). Test Anxiety Inventory: Preliminary professional manual. Palo
Alto, (CA): Consulting Psychologists Press.
Spielberger, C. D. (1991). State-Trait Anger Expression Inventory. Orlando, FL:
Psychological Assessment Resources.
Spielberger, C. D., Barratt, E. S. y Florida State University. (1972); Anxiety: Currents
Trends in Theory and Research. Florida: Academic Press.
Spielberger, C. D. y Díaz-Guerrero, R. (1975). Inventario de ansiedad, rasgo-estado
IDARE. México: Manual Moderno.
Spielberger, C. D., Edwards, C. D., Lushene, R. E., Montuori, J. y Platzek, A. (1973).
STAIC, State-Trait Anxiety Inventory for Children. Palo Alto (CA): Consulting
Psychologists Press.
Spielberger, C. D., Gorsuch, R. L. y Lushene, R. E. (1970). STAI Manual for the State
Trait Anxiety Inventory (Self - Evaluation Questionnaire). Palo Alto, California
California: Consulting Psychologists Press.
Steinhausen, H. C., Müller, N. y Winkler, C. (2008). Frequency, stability and
differentiation of self-reported school fear and truancy in a community sample.
Child and Adolescent Psychiatry and Mental Health, 2(1), 1-11. doi: 10.1186/1753-
2000-2-17.
Stein, M. B., Fuetsch, M., Müller, N., Hötler, M., Lieb, R. y Wittchen, H. U. (2001). Social
334
335
anxiety disorder and the risk of depression. A prospective community study of
adolescents and young adults. Arvhives of General Psychiatry, 58(3), 251-256. doi:
10.1001/archpsyc.58.3.251
Sterling, P. y Eyer, J. (1988) Allostasis: a new paradigm to explain arousal pathology. En
S. Fisher y J. Reason (Eds.), Handbook of Life Stress, Cogintion and Health (pp.
629-649). New York: Wiley.
Stevens, R. (1996). Understanding the self. Londres, UK: Sage.
Stöber, J. B. (2004). Dimensions of test anxiety: relations to ways of coping with pre-
exam anxiety and uncertainty. Anxiety, Stress, and Coping, 17(3), 213-226. doi:
10.1080/10615800412331292615
Stöber, J. B., Uriel, F. y Fernández-Liporace, M. (2012). Inventario de Estrategias de
Aprendizaje y Estudio: Análisis Psicométricos de una Versión Abreviada. Revista
Argentina de Ciencias del Comportamiento, 4(3), 4-12.
Stogiannidou, A., Kiosseoglou, G. y Hatzidimitriadou, E. (1999). Relation between
“rationality”, self-esteem and school achievement in Greek high school students.
Psychology. The Journal of the Hel-lenic Psychological Society, 6, 72-87 [In
Greek].
Suarez, L., Polo, A. J., Chen, C. y Alegría, M. (2009). The prevalence, course, and
correlates of childhood-onset anxiety disorders among Latinos and Non-Latino
whites in the United States. Psicología Conductual, 17(1), 89-109.
Taboada, A., Ezpeleta, L. y De la Osa, N. (1998). Trastornos por ansiedad en la infancia
y adolescencia: factores de riesgo. Ansiedad y Estrés, 4(1), 1-16.
Tahmassian, K. y Jalali-Moghadany, N. (2011). Relationschip between self-efficacy and
symptoms of anxiety, Depression, worry and social avoidance in a normal sample
of students. Iranian Journal Psychiatry and Behavioral Sciences, 5(2), 91-98.
Taylor, S., Zvolensky, M. J., Cox, B. J., Deacon, B., Heimberg, R. G., Ledley, D. R... y
Cárdenas, S. J. (2007). Robust dimensions of anxiety sensitivity: Development and
initial validation of the Anxiety Sensitivity Index-3. Psychological Assessment,
19(2) 176-188. doi: 10.1037/1040-3590.19.2.176
335
336
Teglasi, H. y Fagin, S. S. (1984). Social anxiety and self-other biases in causal attribution.
Journal of Research in Personality, 18(1), 64-80. doi: 10.1016/0092-
6566(84)90039-4
Tejero, C. M. (2006). Temores vinculados a la vida escolar en estudiantes de secundaria:
Un estudio empírico. Organización y Gestión Educativa, 14, 26-29.
Tobón, S., Núñez, A. C. y Vinaccia, S. (2004). Diseño de un modelo de intervención
psicoterapéutica en el área de la salud a partir del enfoque procesal del estrés.
Revista de Estudios Sociales, 18, 59-65.
Toledo, G., Aldunate, C., Von Mühlenbrock, S., Larraguibel, M. y Schiattino, I. (2013).
Autorreporte de Ansiedad en Niños y Adolescentes Chilenos no Consultantes:
Análisis de sus Dimensiones. Revista chilena de psiquiatría y neurología de la
infancia y adolescencia, 24(2), 118-124.
Toro, J. (1986). Trastornos de la ansiedad en la infancia. En A. Tobeña (Ed.), Trastornos
de ansiedad, orígenes y tratamiento (pp. 167-182). Barcelona: Alamex.
Tsiantis, J. y Macri, I. (1998). Factores de riesgo y de protección en psicopatología de la
infancia y la adolescencia. En J. Rodríguez-Sacristán (Ed.), Psicopatología del niño
y del adolescente (pp. 1191-1213). Sevilla: Publicaciones Universidad de Sevilla.
Turcotte, P. (1986). Calidad de vida en el trabajo: Antiestrés y creatividad. México, D.F.:
Trillas.
Turgeon, L. y Chartrand, E. (2003a). Psychometric properties of the french canadian
version of the state-trait anxiety inventory for children. Educational y
Psychological Measurement, 63(1), 174-186. doi: 10.1177/0013164402239324
Turgeon, L. y Chartrand, E. (2003b). Reliabity and Validity of the Revised Children” s
Manifest Anxiety Scale in a French-Canadian Sample. Psychological Assessment,
15(3), 378-383. doi: 10.1037/1040-3590.15.3.378
Turner, S. M., Beidel, D. C. y Townsley, R. M. (1992). Behavioral treatment of social
phobia. En S.M. Turner, K.S. Calhoun y H.E. Adams (Eds.), Handbook of clinical
behavior therapy (2ª Ed., pp. 13-37). Nueva York: Wiley.
336
337
Turner, R. J., Wheaton, B. y Lloyd, D. A. (1995). The epidemiology of social stress.
American Sociological Review, 60(1), 104-125. doi: 10.2307/2096348
Tyrer, P., Owen, R. T. y Cicchetti, D. V. (1984). The brief scale for anxiety: a subdivision
of the Comprehensive Psychopathological Rating Scale. Journal of Neurology,
Neurosurgery and Psychiatry, 47(9), 970-975. doi: 10.1136/jnnp.47.9.970
Tyrer, P. y Tyrer, S. (1974). School refusal, truancy and adult neurotic illness. Psychology
Medicine, 4(4), 416-421. doi: 10.1017/S0033291700045864
Tyrrell, M. (2005). School phobia. The Journal of School Nursing, 21(3), 147-151. doi:
10.1177/10598405050210030401
Unruh, S. M. y Lowe, P. A. (2010). The development and validation of a Spanish language
version of the Test Anxiety Inventory for Children and Adolescents. Hispanic
Journal of Behavioral Sciences, 32(1), 164-183. doi: 10.1177/0739986309355129
Valero-Aguayo, L. (1999). Evaluación de ansiedad ante exámenes: Datos de aplicación y
fiabilidad de un cuestionario CAEX. Anales de psicología, 15(2), 223-231.
Recuperado de http://www.redalyc.org/pdf/167/16715206.pdf
Valiente, R., Sandín., B. y Chorot., P. (2002). Miedos comunes en niños y adolescentes:
Relación con la sensibilidad a la ansiedad, el rasgo de ansiedad, la afectividad
negativa y la depresión. Revista de Psicopatología y Psicología Clínica, 7(1), 61-
70.
Valiente, R. M., Sandín, B., Chorot, P. y Tabar, A. (2002). Diferencias según la edad en la
prevalencia e intensidad de los miedos durante la infancia y la adolescencia: Datos
basados en el FSSC-R. Psicothema, 15(3), 414-419.
Vallejo, J. y Gastó, C. (1999). Trastornos afectivos: Ansiedad y Depresión. Barcelona:
MASSON, S.A.
Vallejo, M. y Ruiz, A. (1993). Manual práctico de modificación de Conducta. Madrid.
Fundación Universidad Empresa.
Varela, P. (2005) Ansiosa-Mente: claves para reconocer y desafiar la ansiedad. Madrid:
La esfera de los libros.
337
338
Vasa, R. A. y Pine, D. S. (2006). Anxiety disorders. En C. Essau (Ed.), Child and
adolescent psychopathology: Theoretical and clinical implications (pp. 78-112).
Nueva York: Taylor & Francis Group.
Veloso-Besio, C., Cuadra-Peralta, A., Antezana-Saguez, I., Avendaño-Robledo, R. y
Fuentes-Soto, L. (2013). Relación entre Inteligencia Emocional, Satisfacción Vital,
Felicidad Subjetiva y Resiliencia en funcionarios de Educación Especial. Estudios
Pedagógicos, 39(2), 355-366. doi: 10.4067/S0718-07052013000200022
Vera, M. N. y Vila, J. (2001). Técnicas de relajación. En Caballo, V.E. (Comp.) Manual
de técnicas de terapia y modificación de conducta (2a Ed., pp. 161-182). Madrid:
Siglo Veintiuno de España.
Vera-Villarroel, P., Celis-Atenas, K., Córdova-Rubio, G., Buela-Casal, G. y Spielberger,
C. (2007). Análisis preliminar y datos normativos del cuestionario de Ansiedad
Estado-Rasgo en Adolescentes y Adultos de la Ciudad de Santiago de Chile.
Terapia Psicológica, 25(2), 155-162. DOI: 10.4067/S0718-48082007000200006
Vermilyea, J. A., Boice, R. y Barlow, D. H. (1984). Rachman and Hodgson (1974) a
decade later: How do desyncronous response systems relate to the treatment of
agoraphobia? Behaviour Research and Therapy, 22(6), 615-621. doi:
10.1016/0005-7967(84)90124-4
Victor, M. y Ropper, A. (2002). Principios de neurología, México: McGraw-Hill.
Viedma, M. I. (2008). Mecanismos psicofisiológicos de la ansiedad patológica:
Implicaciones clínicas. (Tesis doctoral inédita), Universidad de Granada: Granada.
Vigil-Colet, A., Canals, J., Cosí, S., Lorenzo-Seva, U., Ferrando, P. J., Hernández-
Matínez, y Doménech-Llaberia, E. (2009). The factorial structure of the 41-items
version of the Screen for Child Anxiety Related Emotional Disorders (SCARED)
in a Spanish population of 8 to 12 years-old. International Journal of Clinical and
Health Psychology, 9(2), 313-327.
Vigil-Colet, A., Lorenzo-Seva, U. y Condon, L. (2008). Development and validation of
the Statistical Anxiety Scale. Psicothema, 20(1), 174-180.
338
339
Vila, J. (1991). Técnicas de reducción de ansiedad. En J. Mayor y F. J. Labrador (Eds.),
Manual de modificación de conducta (pp. 229-264). Madrid: Alhambra.
Vitaro, F., Brendgen, M. y Tremblay, RE (2002). Reactively and proactively aggressive
children: antecedents and subsequent characteristics. Journal of Child Psychology
and Psychiatry, 43(4), 495-505. doi: 10.1111/1469-7610.0004
Vitoratou, S., Ntzoufras, I., Smyrnis, N. y Stefanis, N. C. (2009). Factorial composition
of the Aggression Questionaire: A multi-sample study in Greek adults. Psychiatry
Research, 168(1), 32-39. doi: 10. 10167j.psychres.2008.01.016
Von Collani, G. y Werner, R. (2005). Self-related and motivational constructs as
determinants of aggression. An analysis and validation of a German version of the
Buss-Perry aggression questionnaire. Personality and Individual Differences,
38(7), 1631-1643. doi: 10.1016/j.paid.2004.09.027
Walsh, T. M., Stewart, S. H., McLaughlin, E. y Comeau, N. (2004). Gender differences
in Childhood Anxiety Sensitivity Index (CASI) dimensions. Anxiety Disorders
18(5), 695-706. doi: 10.1016/S0887-6185(03)00043-4
Ware, W. B., Gallasy, J. P. y Dew, K. H. (1990). The Test Anxiety Inventory: A
confirmatory Factor Analysis. Anxiety Research, 3(3), 205-212. doi:
10.1080/08917779008248753
Warren, W. (1965). A study of adolescent psychiatric inpatients and the outcome six or
more years later.2. The follow-up study. Journal of Child Psychology and
Psychiatry and Allied Disciplines, 6(3-4), 141-160. doi: 10.1111/J.1469-7610.
1965.tb02156.x
Waters, A. M., Mogg, K., Bradley, B. P. y Pine, D. S. (2008). Attentional bias for
emotional faces in children with generalized anxiety disorder. Journal of the
American Academy of Child and Adolescent Psychiatry 47(4), 435-442. doi:
10.1097/CHI.0b013e3181642992
Watkins, D. y Gutierrez, M. (1989). Between- and within-construct aspects of academic
self-attributions: An investigation of the construct validity of an Australian
339
340
instrument for Filipo subjects. Australian Journal of Psychology, 41(3), 291-301.
doi: 10.1080/00049538908260091
Weems, C., Scott, B., Taylor, L., Cannon, M., Romano, D., Perry, A. y Triplett, V. (2010).
Test Anxiety Prevention and Intervention Programs in Schools: Program
Development and Rationale. School Mental Health, 2(2), 62-71. doi:
10.1007/s12310-010-9032-7
Weiner, B. (2004). Attribution theory revisited: transforming cultural plurality into
theoretical unity. En D. M. McInerney y S. Van Etten (Eds.), Big theories revisited
(pp. 13-29). Grenwich, CT.: Information Age Publishing.
Weinstein, C. E. y Palmer, D. R. (1990). LASSI-HS: Learning and study strategies
Inventory-High School Version. Clearwater, FL: H & H Publishing.
Weller, E. B., Weller, R. A., Fristad, M. A., Teare, M. y Schecter, J. (2000). Children´s
Interview for Psychiatric Syndromes (ChIPS). Journal American Child Adolescent
Psychiatric, 39(1), 76-84. doi: 10.1097/00004583-200001000-00019
Wells, A. (2013). Cognitive therapy of anxiety disorders: a practice manual and
conceptual guide. Chichester, Sussex: John Wiley & Sons.
Wheaton, B. (1996). The domains and boudaires of stress concepts. En H. B. Kaplan
(Ed.), Psychosocial stress: Perspectives on structure, theory, life-course, and
methods (pp. 29-70). San Diego, CA: Academic Press.
White, K. S., Brown, T. A., Somers, T. J. y Barlow, D. H. (2006). Avoidance behavior in
panic disorder: The moderating influence of perceived control. Behaviour Research
and Therapy, 44(1), 147-157. doi: 10.1016/j.brat.2005.07.009
Wilson, D. J., Chibaiwa, D., Majoni, C., Masukume, C. y Nkoma, E. (1990). Reliability
and factor structure of the Revised Children's Manifest Anxiety scale in Zimbabwe.
Personality and Individual Differences, 11(4), 365-369. doi: 10.1016/0191-
8869(90)90218-G
340
341
Wittchen, H. U., Stein, M. B. y Kessler, R. C. (1999). Social fears and social phobia in a
community sample of adolescents and young adults: Prevalence, risk factors and
co-morbidity. Psychological Medicine, 29(2), 309-323. doi:
10.1017/S0033291798008174
Wolpe, J. (1958). Experimental neurosis as learned behavior. British Journal of
Psychology, 43(4), 243-268. doi: 10.1111/j.2044-8295. 1952.tb00347.x
Woolfok, A. (2006). Psicología educativa. México: Pearson Educación.
Wren, D. y Benson, J. (2004). Measuring Test Anxiety in Children: Scale development
and internal construct validation. Anxiety, Stress, and Coping, 17(3), 227-240. doi:
10.1080/10615800412331292606
Yue, X. (1996). Test Anxiety and Self-efficacy: Levels and Relationship among
Secondary School Students in Hong Kong. Psychologia, 39(3), 193-202.
Yun, D. (2001). A comparison of gender differences in academic self-concept and
motivation between highability and average Chinese adolescents. Journal of
Secondary Gifted Education, 13(1), 22-32. doi: 10.4219/jsge-2001-361
Zeidner, M. (1998). Test anxiety: the state of the art. New York: Plenum Press.
Zung, W. W. (1965). A Self-Rating Depression Scale. Archives of general psychiatry,
12(1), 63-70. doi: 10.1001/archpsyc.1965.01720310065008.
Zung, W. W. (1971). A Rating Instrument for Anxiety Disorders. Psychossomatics, 12(6),
371. doi: 10.1016/S0033-3182(71)71479-0
341