uss antrop clase11

DIRECCIÓN GENERAL DE PREGRADO Dirección de Formación Integral

1

CURSO DE ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA

PROFESOR: AUGUSTO MERINO

PRIMER SEMESTRE 2010

CUARTA UNIDAD

Clase 11: Belleza: el encuentro entre objetividad y subjetividad; el arte y su papel en la vida humana.

1. La belleza.

- en la Segunda Clase vimos que los animales conocen las cosas que les son útiles desde el punto de vista de sus necesidades vitales, y que lo juzgan todo con ese único criterio: lo que les es útil y lo que les es inútil.

- decíamos que los animales, la cosa que conocen, la conocen en su relación con sí mismos, y no la conocen en sí: no tienen un conocimiento de la cosa objetivamente considerada, o sea, con independencia de su relación con el animal que la conoce:

- por no poder conocer las cosas objetivamente no pueden captar lo universal que hay en ellas, sino que captan sólo las particularidades que les son útiles:

- en este punto tenemos que tomar en consideración que cuando los humanos conocemos lo universal que hay en un ser, pasamos por alto sus concreciones materiales particulares, únicas e irrepetibles, y de este modo vemos su pura forma, o sea, su


2

forma pura, una forma de la que hemos abstraído ("retirado") lo concreto, una forma "abstracta":

- porque los animales no son capaces de esta operación (para ellos es lo concreto lo que realmente les interesa), no son capaces tampoco de "contemplación":

- la contemplación se detiene en el conocimiento de algo que no es útil:

- y es precisamente en la contemplación de la forma pura de las cosas donde el ser humano se encuentra con la belleza.

- la belleza tiene que ver con la forma de las cosas, lo que significa que la belleza tiene un referente objetivo, o sea, en las cosas mismas.

- pero nuestra inteligencia es inteligencia encarnada y por eso necesitamos de los sentidos tanto para comenzar a conocer lo verdadero como para contemplar lo bello.

- esto supone, por otra parte, acercarse a las cosas por la puerta de los sentidos, de la sensibilidad.

- de los sentidos, el más fino y el que mejor aprehende las formas es la vista.

- por eso los antiguos, luego de entender lo bello como la contemplabilidad de la forma en cuanto tal, agregaban:

- lo bello es lo que deleita a la vista, que advierte que ahí no falta ni sobra nada.

- lo bello, con sólo ser visto, agrada, sin que sea necesario pensar en nada ulterior:

- la contemplación es detención, reposo, descanso, posesión de la forma que agrada.

- pero hay que reparar en algo importante:

- el conocimiento es la aprehensión y, más exactamente, la unión de la inteligencia y de la cosa:


3

- en esa adecuación de inteligencia y cosa consiste la verdad:

- por eso decimos que la inteligencia está "medida" por la realidad, o sea, está en este sentido "condicionada" por la realidad de las cosas que conocemos.

- a su vez, la belleza es una propiedad objetiva de la cosa que causa placer estético:

- pero aquí hay que hacer una precisión de máxima importancia:

- nada hay en la naturaleza que sea una forma lista para ser gozada: la cosa gozable sólo está en la aprehensión (en la visión, podríamos decir) de ella por parte del ser humano.

- esto no significa, por cierto, que la belleza sea pura creación del espíritu humano: ella reside verdaderamente en la forma de una cosa, pero la actividad de contemplarla y deleitarse está, aquí igual que en el acto de conocer, en la subjetividad del hombre que contempla, pero "medida" por la realidad de la cosa:

- no hay, pues, ni absoluta objetividad ni absoluta subjetividad en la captación de la belleza:

- y esto es de gran importancia, sobre todo porque hay quienes sostienen que la belleza es siempre algo enteramente "subjetivo", que depende del mero "gusto" de cada cual, a lo que se suele agregar que "sobre gustos no hay nada escrito": ello, como acabamos de decir, no es tan sencillo.

- además, hay que considerar que el gusto puede ser materia de educación y aprendizaje:

- Por ejemplo, no es fácil apreciar las ricas cualidades de un gran vino; hace falta aprender a catarlo, lo que supone a menudo un proceso largo de entrenamiento y refinamiento del gusto: se adquiere así el buen gusto en materias de vinos.

- volviendo a la cuestión del conocimiento por parte del hombre, decimos que, en cuanto cognoscible, una cosa es verdadera:


4

- y ocurre que, sólo después de conocido algo, lo deseamos, nos parece apetecible, se nos presenta como un bien digno de amor:

- esto nos lleva a decir que, en cuanto apetecible, la cosa que conocemos es buena.

- después de aclarado lo anterior, vamos al aspecto que nos interesa:

- en cuanto la forma de la cosa verdadera es deseable y contemplable, es bella:

- la belleza es el esplendor de la verdad, que nos detiene, nos paraliza en la contemplación de ese resplandor:

- se produce en nosotros eso que llamamos “felicidad”: la felicidad, en efecto, nos hace descansar, incluso nos paraliza: teniendo la felicidad, ya no buscamos nada más:

- por eso se dice que la felicidad es el último fin de la vida humana, la última meta a que aspiramos a llegar: después de ella, más allá de ella, no hay nada que deseemos:

- cualquier otro bien lo deseamos con el propósito de ser felices; pero el bien de la felicidad no lo deseamos para nada más.

- ahora, ocurre con la contemplación de lo bello algo análogo: cuando contemplamos, lo hacemos sin el propósito de llegar a parte alguna; contemplar es un fin en sí; la contemplación no nos es útil para nada ulterior:

- de ahí que los antiguos definieran la felicidad última como la contemplación de la belleza de la gloria de Dios.

- ahora bien, la belleza está instalada en el mundo de lo finito, y participa necesariamente de las características y limitaciones de éste:

- está, por de pronto, sujeta a la historia, al paso del tiempo:


5

- y por eso una forma bella puede llegar incluso a hastiar.

- la existencia de modas estéticas que se suceden interminablemente a lo largo del tiempo es una prueba de que el hombre busca siempre la belleza absoluta y que jamás cansa, la que, por desgracia, no se da nunca en nuestro mundo finito.

- por eso la contemplación de algo bello con que nos topamos nos deja sin embargo, al poco tiempo, insatisfechos, y nos provoca al cabo cierta nostalgia de una belleza que sea perfecta, eternamente disfrutable, que no cause hastío:

- esto puede entenderse mejor con un momento de introspección: cualquier cosa bella termina por cansarnos, y queremos luego más belleza (fijarse bien: queremos no algo distinto de la belleza, sino más belleza).

- por eso es que en el fondo de toda contemplación uno advierte una especie de nostalgia: anhelamos algo más, algo cuya existencia adivinamos sin poderlo ver ni poderlo, por lo tanto, contemplar.

- para decirlo conceptualmente: puesto que la belleza reside en la forma de las cosas, mientras más ricas, más complejas, más intensas, más vitales, más duraderas sean, más perfecta será su forma y mayor será su belleza:

- la belleza se funda en la perfección de la forma (nada le sobra ni le falta...).

- pero nada hay perfecto en este mundo…

- de todo esto que hemos dicho hasta aquí es posible llegar a una conclusión de gran importancia:

- estando lo bello fundado en el ser de las cosas, lo mismo que la verdad y la bondad, no existe entre estas tres realidades un quiebre o independencia.

- durante larguísimos siglos la humanidad siempre las asoció entre sí:


6

- sólo en la modernidad, cuando comenzó a ponerse en duda que la inteligencia del hombre podía alcanzar la verdad de las cosas, comenzó a producirse la separación entre verdad, bondad y belleza, hasta el punto de que mucha gente piensa hoy que una cosa mala puede ser bella.

- pero aun en el lenguaje popular uno puede advertir los restos de esa antigua armonía hoy frecuentemente perdida:

- por ejemplo, a los niños les decimos que algo es “feo” cuando queremos enseñarles que es “malo”.

- Umberto Eco nos recuerda que, p.ej., la intemperancia es “fea”; frente a una actitud moralmente reprochable decimos "qué fea la actitud".

- ello es así porque, como lo sostenían los antiguos, lo verdadero es bueno y es bello.

- pero, atención: ello no significa que lo bello se determina por consideraciones morales; en este sentido, la belleza goza de autonomía respecto del contenido o fondo, porque ella se refiere a la forma; pero esta autonomía no significa que no exista vínculo alguno entre lo bueno y lo bello: por el mismo motivo que una obra es mala, es fea (así nos lo dice el mismo Umberto Eco, comentando a Sto. Tomás de Aquino).

- podemos añadir nosotros que una obra es mala cuando

algo le falta, porque el mal es defecto, carencia, ausencia (sobre este punto nos extenderemos en la próxima clase); y precisamente, una obra es bella en la medida en que nada le sobra, pero tampoco nada le falta.

- resumiendo, podemos decir que la belleza es la

contemplabilidad de una forma que deleita porque no le falta ni le sobra nada, y se revela al ser humano en el encuentro entre la subjetividad, siempre educable, de éste, y la objetividad de las cosas: para el ser humano, a diferencia de los animales, el placer -desconectado de lo útil- de contemplar la belleza, es una necesidad fundamental.

2. El arte.


7

- hasta aquí hemos hablado de la belleza en cualquiera de sus modalidades, de cualquier belleza (la de un paisaje, por ejemplo). - la modalidad que nos interesa ahora es la belleza artística, o sea, la contemplabilidad de las formas que han sido creadas por el hombre con el preciso propósito de ser vistas como formas (o de ser oídas como formas, en el caso de la música y la poesía). - por ser resultado de su propia acción, en las obras humanas la belleza es más inmediata al hombre. - ahora, antes de analizar el arte como creación de belleza, es conveniente partir por ubicar la acción de arte dentro del conjunto de la actividad humana. - desde antiguo se acepta que la razón o inteligencia humana empapa todas las obras humanas (diferencia con las obras del hombre): - la razón es una, pero es puesta a diversos usos: - y así distinguimos el uso teorético (que da origen al conocimiento filosófico y científico), el uso práctico (que da origen a la moral) y el uso poiético (o “formativo”, como se lo denomina contemporáneamente por Pareyson precisamente por tener que ver con formas), que da origen a la técnica y al arte. - como hemos visto en clases anteriores, toda la vida humana está encaminada a lograr la plenitud perfecta del hombre, y con ello su bien y su perfecta felicidad: - ésa es la finalidad más importante de la vida del ser humano, y por ello, todo obrar humano debe subordinarse al logro de ella: - cualquier forma de obrar que impida al ser humano alcanzar dicha finalidad es como una distracción en el camino que impide llegar al punto de destino y, en este sentido, es más un mal que un bien: - es no sólo posible sino necesario que la inteligencia o razón humana, que de suyo pone orden en las cosas, cree un orden y jerarquía entre las diversas obras humanas, subordinándolas unas a otras y todas ellas al logro de la finalidad suprema de la vida.


8

- desde esta perspectiva, el arte, que es un obrar humano dirigido a crear cosas bellas, no puede escapar a las normas morales:

- la moral, como hemos visto antes, tiene como propósito permitirle al hombre llegar a su máxima felicidad y si el arte no se sujetara a la moral, se constituiría eventualmente en un obstáculo para dicha felicidad.

- por lo tanto, el arte debe plantearse los grandes problemas de la moral igual que cualquiera de los otros ámbitos de la vida humana, como la economía, o la ciencia.

- pero para hablar de este tema, necesitamos hablar previamente de qué es arte; de otro modo, si no sabemos qué son las cosas que hay que ordenar, no sabríamos cómo establecer su orden jerárquico correcto.

- ahora bien, como las obras humanas se identifican por la finalidad a que tienden, debemos decir que el arte se define, antes que nada, por buscar la creación de cosas bellas, por crear belleza: tal es su primer rasgo y el primer criterio para calificar a algo como arte:

- en este aspecto, la introducción de criterios extra-estéticos pone en peligro la identidad misma del arte:

- y, mirándolo desde el criterio moral, el primer deber moral del arte es ser bueno desde el punto de vista "técnico-artístico"; o sea, debe crear belleza; y los criterios técnicos aplicables aquí son de decisión exclusiva del artista; ningún otro criterio puede intervenir en este preciso punto.

- por eso, si la eventual intención "moralizadora" (o, por el contrario, la intención escandalosa, propagandística o ideológica) predominara, sería difícil considerar al producto resultante como verdadero "arte".

- de ahí que el arte tiene, en lo que se refiere específicamente a las formas, criterios y procedimientos propios del oficio de crear belleza, una relativa autonomía para crear sin estar sujeto a criterios que le vengan impuestos desde afuera:


9

- esto es lo que, con frecuencia, se quiere decir cuando se habla de la "libertad de creación" de que debe gozar el artista y, si se entiende del modo como hemos planteado aquí, es perfectamente racional.

- pero adviértase que estamos, aun en este caso, hablando de "libertad", y que el ámbito de la libertad es siempre un ámbito moral, por lo que, precisamente por ahí es por donde el obrar artístico, en lo que tiene de más propio, se vincula con la moral (además de la vinculación que el artista, en cuanto ser humano, tiene con la moral como todos los demás seres humanos):

- la libertad, como hemos visto en clases anteriores, se refiere a la situación del ser humano que tiene que alcanzar su plenitud propia obrando libremente:

- la libertad para crear arte está, pues, correlacionada, en un orden de subordinación, a lo que es la finalidad más importante de todo obrar humano -ya no sólo del obrar artístico-, cual es el logro de la plenitud y felicidad:

- pero esta subordinación no hay que entenderla meramente como una restricción o prohibición sino como el modo cómo el arte coadyuva a una finalidad humana que le es superior, pero que no puede alcanzarse sin su colaboración:

- porque, en efecto, hay aspectos de la realidad que son inalcanzables por una vía que no sea la de la belleza que el arte crea:

- se trata de aspectos de la realidad que la inteligencia humana no alcanza a aprehender racionalmente; aspectos que desbordan las posibilidades de expresión humana racional y que, por eso mismo, son llamados "inefables", los cuales son tan parte de la realidad del mundo y del propio ser humano como aquéllos que la inteligencia, por medio de la filosofía y de la ciencia, puede alcanzar:

- se puede decir que, para el ser humano, sin belleza no hay felicidad.


10

- y es el arte la actividad humana que tiene por finalidad crearla, y poner al ser humano en contacto con todo aquello que es, como decíamos, "inefable", o sea, inexpresable con palabras.

- finalmente, hay que referirse a algo que ha llegado a ser un lugar común, expresado con la fórmula "el arte por el arte":

- ninguna obra humana, con excepción de la última, que es la contemplación de la belleza suprema -que, por ser suprema, coincide con la verdad y la bondad-, y que es en lo que consiste la perfecta plenitud y felicidad, tiene en sí misma su propia razón de ser:

- en este sentido, el arte tiene también una razón de ser exterior a sí mismo o finalidad que cumplir, pues es un medio para ese fin ulterior que es la felicidad suprema del ser humano, de manera que aquello de "el arte por el arte" equivale a ignorar un aspecto esencial de la creación de belleza artística.

- lo anterior no es suficiente para plantear, simplemente, que el arte es un medio para otra cosa diferente de él mismo:

- y ello porque la contemplación de la belleza artística es un fin en sí y, desde este ángulo, se advierte la necesidad del arte en la vida humana, una necesidad "inútil" desde cualquier otro punto de vista;

- pero, como veíamos que no hay en la realidad de esta vida humana una belleza perfecta, el arte debe estar siempre dispuesto a prestar al ser humano el servicio de encaminarlo hacia una belleza mayor, o hacia el lugar donde el hombre entiende que la belleza perfecta reside.

uss antrop clase11

Documents