uso de simuladores

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Uso de simuladores -Enseñanza-Aprendizaje- En México, el uso de simuladores de administración y gerencia, tanto en carreras de negocios como en ingenierías, no es muy común. El método más utilizado para acercar a los estudiantes a la realidad empresarial sigue siendo el estudio de casos. POR ABRAHAM GONZÁLEZ. l uso de simuladores computarizados data de la segunda mitad del siglo XX. La primera simulación gerencial fue auspiciada por la American Management Association en 1957. Se estima que en 1964 existían más de 100 simuladores; en 1969, 180; y diez años más tarde, tres veces más; hasta llegar hoy a cerca de 500 simuladores disponibles en el mundo, de los cuales un 60% tienen un uso académico. LOS OBJETIVOS de los cursos basados en simuladores de negocios son: 1 Fortalecer la capacidad de toma de decisiones de los participantes . 2 Incentivar el trabajo en equipo. 3 Entender las diferentes relaciones que se establecen entre las áreas de una empresa. El uso de simuladores ha sido importante en el proceso de enseñanza-aprendizaje porque, como dice el proverbio chino: “Si escucho, olvido; si veo, recuerdo; si lo hago,

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¿Cómo funciona y qué es un Simulador de Negocios?

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Page 1: Uso De Simuladores

Uso de simuladores

-Enseñanza-Aprendizaje-

En México, el uso de simuladores de administración y gerencia, tanto en carreras de negocios como en ingenierías, no es muy común. El método más utilizado para acercar a los estudiantes a la realidad empresarial sigue siendo el estudio de casos. POR ABRAHAM GONZÁLEZ.

l uso de simuladores computarizados data de la segunda mitad del siglo XX. La

primera simulación gerencial fue auspiciada por la American Management Association en 1957. Se estima que en 1964 existían más de 100 simuladores; en 1969, 180; y diez años más tarde, tres veces más; hasta llegar hoy a cerca de 500 simuladores disponibles en el mundo, de los cuales un 60% tienen un uso académico.

Parte de este gran crecimiento se debió al

estándar de acreditación impuesto por la American Association of Collegiate Schools of Business (AACSB), al exigir que el plan de estudios de los MBA debían

incluir un curso integrado de Estrategia y Política, ideal para el uso de simuladores donde, en efecto, se ha concentrado su uso.

Durante los 80, las simulaciones crecieron, sobre todo en cuanto a complejidad. Sin duda, la mayor fue la simulación usada en el Ejercito Ace de la Organización del Atlántico Norte, en 1989, en la que participaron 3 mil

LOS OBJETIVOS de los cursos basados en simuladores de negocios son:

1 Fortalecerla capacidad de toma de decisiones de los participantes.

2 Incentivarel trabajo en equipo.

3 Entenderlas diferentes relaciones que se establecen entre las áreas de una empresa.

El uso de simuladores ha sido importante en el proceso de enseñanza-aprendizaje porque, como dice el proverbio chino: “Si

escucho, olvido; si veo, recuerdo; si lo hago, comprendo”.

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comandantes durante 11 días seguidos tomando decisiones. En 1996, una encuesta dirigida por Anthony J. Faria reportó en EU 11 mil 386 instructores con simuladores en las universidades de este país, y mil 808 empresas con este método en la capacitación de su personal.

Pese a su gran difusión, la efectividad de los simuladores tardó varios años en ser explorada. En un estudio hecho en 1966, el doctor Anthony Raia contrastó el comportamiento de tres grupos de alumnos. En uno solo se usaron casos (método tradicional), mientras que en los otros dos se usaron casos combinados con un simulador ajustado a dos niveles de complejidad. Raia concluyó que los simuladores son herramientas educacionales efectivas.

Años más tarde, en la Universidad de Illinois, Joseph Wolfe realizó una serie de experimentos al contrastar una sesión de clase en donde se mezclaron casos con un simulador, con otro curso en el cual sólo se usaron casos. Wolfe midió el conocimiento previo a la clase en varias dimensiones: comprensión de conceptos y conocimiento de hechos, mediante un examen con base en un ensayo. El resultado fue tan preciso que, incluso, pudo ponerse un puntaje a cada alumno.

La misma medición se realizó después de cada curso terminado. Comparando exámenes pre con post, Wolfe concluyó

que la mezcla de casos con el simulador produjo resultados de aprendizaje muy superiores al uso de casos por sí solos, sobre todo en cuanto al conocimiento conceptual. Seis de los siete principios generales de política empresarial fueron mejor comprendidos tras la simulación. Más tarde, Wolfe realizó otro experimento para localizar las variables clave en el éxito de cada equipo gerencial simulado, usando una técnica de incidentes críticos. El análisis de mil 453 de éstos permitió establecer que la atmósfera grupal de toma de decisiones fue clave para explicar el éxito en los

simuladores. El segundo factor clave es la formulación de una estrategia y un plan a largo plazo.

Las firmas simuladas exitosas fueron capaces de emplear flexiblemente una gran variedad de reacciones a los problemas que se enfrentaban en un simulador. Wolfe reportó que los alumnos reconocieron que el simulador compensaba estrategias consistentes e integradas, tal como lo hubiera hecho la realidad en el mundo de los negocios.

En un estudio publicado en 1999, Jude Lee argumenta que cuando se usan directamente como herramienta educacional, las simulaciones “permiten trazar un puente entre la realidad y lo abstracto por medio del método del descubrimiento, para mejorar la motivación y acrecentar el aprendizaje vía la interacción activa del alumno”.

El estudio más reciente sobre la efectividad de los simuladores incide directamente en el contexto del e-learning, una modalidad de aprendizaje que se ha visto plagada por las

altas tasas de deserción de los alumnos.

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Características de un buen simulador:

Verosimilitud. El método debe acercarse a las decisiones tomadas en una empresa real, permitiendo así la acumulación de experiencia útil para el participante.

Estocástica. El modelo matemático no debe ser determinístico, sino probabilístico y con mucha intervención de variables aleatorias; o sea, puede dar resultados diferentes en momentos determinados, lo cual hace muy difícil que el participante aprenda cómo ganar.

Cobertura multidimensional de habilidades. Como un solo simulador no es suficiente, deben usarse varios que sean generalistas y funcionales para distintas careras y asignaturas.

No óptima. La solución del problema central no puede ser fácil de encontrar y, ciertamente, no es óptima, en el sentido que se usa dicho término en programación lineal.

Accesibilidad. Es decir, las 24 horas y en cualquier lugar, con Internet. Escenarios graduales. La situación inicial permite que el tomador de decisiones tenga tiempo para

aprender evitando cometer errores graves al principio de la simulación, lo que haría negativa la experiencia posterior.

Preciso. Las fórmulas y ecuaciones tienen que estar programadas en lenguajes de cómputo de alta precisión.

Variedad de experiencias. No sólo hay experiencias verticales enfocadas en un solo tipo de problemas, sino en varias formas de conflictos gerenciales.

Dificultad. En la simulación, los participantes tienen que analizar a detalle los resultados para descubrir lo que no hicieron bien, en vez de que el modelo del simulador se los diga.

Liderazgo. Al finalizar la simulación, es alta la probabilidad de que un equipo muestre muy buenos resultados y permita un efecto de demostración en la sesión final de presentación de informes.

Diversión. Los resultados premian las buenas decisiones de un modo que la competencia entre equipos produzca alta motivación.

En su meta-análisis, Jude Lee ubicó 19 estudios (todos ellos publicados entre 1976 y 1992) en los cuales se medía la efectividad de las simulaciones. En una de las dos variables de resultados, titulada “Logro académico”, Lee encontró que el 66% de los alumnos que usaron simuladores mostró significativamente más logros académicos, que se reflejaron en puntajes de exámenes post simulación mayores al promedio de los alumnos en grupos de control donde no se usaron simuladores. Una de las conclusiones del estudio fue que si los alumnos reciben alguna guía y asesoramiento durante la simulación. Ello los ayudará a obtener mejores logros académicos.

Contexto del e-learning.

El estudio más reciente sobre la efectividad de las simulaciones incide directamente en el contexto del e-learning, una modalidad de aprendizaje que se ha visto plagada por las altas tasas de deserción de los alumnos. Fue publicado por Brian H. Cameron, de la Pennsylvania State University, en el 2003. Él elaboró un experimento en torno al tema de su especialidad: redes de computadoras, tema tan complejo que tradicionalmente sólo se había enseñado mediante la práctica con el apoyo de un instructor. Hoy, gracias a adelantos en la simulación, puede fácilmente modelarse en una PC.

El objetivo fue comparar el desempeño de 85 alumnos de pregrado en un curso basado en simulación (Net-Cracker Technology) frente al mismo

curso con contenidos gráfico estáticos representacionales (Microsoft Visio), ambos en un contexto de enseñanza vía web. Toda la interacción con los alumnos fue en línea; el único contacto cara a cara fueron las presentaciones de los proyectos por equipos. El impacto diferencial fue medido a través de exámenes de opción múltiple, gracias a un proyecto y una encuesta a los alumnos. Los resultados estadísticos mostraron que el grupo que usó simuladores logró estadísticamente mejores resultados que el que utilizó presentaciones estáticas; también mostró mejor comprensión de conceptos y retención de información. Los alumnos que usaron simulación reportaron haber invertido más tiempo en las tareas del curso (3.5 horas), en contraste con los que usaron Visio (2 horas). Además, “gastaron más tiempo en las tareas asignadas porque la simulación les permitía experimentar con diferentes configuraciones de redes y verificar la funcionalidad de los diseños”. Varios estudiantes dijeron que la simulación les había permitido comprender los complejos conceptos de redes, mientras que los estudiantes pertenecientes al otro grupo informaron que no había manera de verificar si sus diseños de redes funcionarían bien. La tasa de deserción fue nula en el grupo con simulador, mientras que en el de enseñanza estática en línea tres de 40

“Las simulaciones permiten trazar un puente entre la realidad y lo abstracto, con el método del descubrimiento, para mejorar

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Características de un buen simulador:

Verosimilitud. El método debe acercarse a las decisiones tomadas en una empresa real, permitiendo así la acumulación de experiencia útil para el participante.

Estocástica. El modelo matemático no debe ser determinístico, sino probabilístico y con mucha intervención de variables aleatorias; o sea, puede dar resultados diferentes en momentos determinados, lo cual hace muy difícil que el participante aprenda cómo ganar.

Cobertura multidimensional de habilidades. Como un solo simulador no es suficiente, deben usarse varios que sean generalistas y funcionales para distintas careras y asignaturas.

No óptima. La solución del problema central no puede ser fácil de encontrar y, ciertamente, no es óptima, en el sentido que se usa dicho término en programación lineal.

Accesibilidad. Es decir, las 24 horas y en cualquier lugar, con Internet. Escenarios graduales. La situación inicial permite que el tomador de decisiones tenga tiempo para

aprender evitando cometer errores graves al principio de la simulación, lo que haría negativa la experiencia posterior.

Preciso. Las fórmulas y ecuaciones tienen que estar programadas en lenguajes de cómputo de alta precisión.

Variedad de experiencias. No sólo hay experiencias verticales enfocadas en un solo tipo de problemas, sino en varias formas de conflictos gerenciales.

Dificultad. En la simulación, los participantes tienen que analizar a detalle los resultados para descubrir lo que no hicieron bien, en vez de que el modelo del simulador se los diga.

Liderazgo. Al finalizar la simulación, es alta la probabilidad de que un equipo muestre muy buenos resultados y permita un efecto de demostración en la sesión final de presentación de informes.

Diversión. Los resultados premian las buenas decisiones de un modo que la competencia entre equipos produzca alta motivación.

alumnos desertaron, con calificaciones inaceptables.

Para Cameron, sus resultados confirmaron lo de otros investigadores, en el sentido de que las simulaciones:

Permiten la aplicación del conocimiento a la solución de problemas.

Mejoran la transferencia del saber.

Aumentan la comprensión de conceptos abstractos.

Incrementan la motivación de los alumnos.

Teoría y realidad.

En México, el uso de simuladores de administración y gerencia, tanto en carreras de negocios como en ingenierías

“Las simulaciones permiten trazar un puente entre la realidad y lo abstracto, con el método del descubrimiento, para mejorar

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no es muy común. El método más utilizado para acercar a los estudiantes a la realidad empresarial sique siendo el estudio de casos.

En la mayoría de las universidades mexicanas se analizaron estudios de caso en los últimos semestres de licenciatura y en muchos posgrados. En general, reflejan situaciones de éxito o fracaso de empresas extranjeras que deben de ser analizadas por el estudiante, permitiéndole entender mejor el qué hacer y qué no hacer en sus futuras funciones ejecutivas. Sin embargo, estos casos no siempre tienen un grado de aplicación en el contexto empresarial mexicano, debido a que más del 80% de las compañías mexicanas son microempresas.El mercado nacional difiere en su marco económico y legal, acceso al financiamiento, infraestructura, tecnología, condiciones laborales, disponibilidad de fuerza laboral capacitada, aspectos culturales de los negocios y perfiles de consumidor, por sólo citar algunos factores. Además, hay que mencionar que los casos estudiados están, en su mayoría, en inglés. Al presentar situaciones técnicamente complejas, al alumno se le dificulta aún más la comprensión del caso. En la actualidad, existen pocos casos documentados de empresas típicamente mexicanas.

Pocas universidades desarrollan y documentan casos a través de sus departamentos de investigación y, en general, suelen ser de firmas grandes o transnacionales.

El estudio de casos ayuda mucho a los alumnos en la resolución y análisis de situaciones ocurridas. Sin embargo, siempre se da sobre hechos ya sucedidos; en algunos casos, recientes y, en muchos de ellos, con varios años de historia. Hoy en día, existe la necesidad de que, aunado al método de caso, se utilicen modelos de simulación que favorezcan el proceso de enseñanza-aprendizaje. Además de usar casos estáticos aprendiendo lo que ya pasó, es necesario que el estudiante tome decisiones e interactúe con sus compañeros, simulando situaciones reales y dinámicas. Otra ventaja del simulador es la toma de decisiones bajo escenarios de incertidumbre que permitan obtener resultados precisos, sin desperdiciar recursos.

El uso de los simuladores de administración y gerencia es una tendencia en las universidades a nivel mundial, ya que se trata de una herramienta didáctica complementaria para estudiantes y maestros, la cual permite poner en práctica los conocimientos adquiridos en el aula con el modelo de competencias y también con el modelo de enseñanza basado en problemas.

Alto rendimiento.

Se recomienda el uso de los simuladores como actividad práctica paralela a un curso, en la que los alumnos invierten tiempo después de la escuela. El profesor introduce a los estudiantes al escenario y a las reglas del simulador en la segunda o tercera clase, de manera que durante las

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primeras sesiones puedan exponerse los conceptos fundamentales. Así se consigue una mezcla equilibrada de instrucción teórica y aplicación práctica, siendo ésta la razón principal por la que no se recomiendo el uso de un simulador como un curso independiente.

El profesor puede traer a colación eventos de la simulación durante las siguientes clases, sobre todo el modo en que los resultados van favoreciendo a un equipo de alumnos, pero sin revelar los detalles de cada decisión. La última clase es dedicada a la presentación y explicación de resultados por los equipos de alumnos. La calificación del curso debe ser una mezcla ponderada de los resultados objetivos en la simulación y la calidad de la presentación final. En efecto, los resultados de la simulación

deben ser integrados en las calificaciones finales del participante. Cuando se desea diferenciar el uso de pregrado y el de posgrado, la principal distinción debe ser el nivel de exigencia. En posgrados, por ejemplo, es usual definir un desempeño mínimo para que un equipo logre una calificación aprobatoria.

Así, usar simuladores ha sido importante en el proceso de enseñanza-aprendizaje pues, como dice el proverbio chino: “Si escucho, olvido; si veo, recuerdo; si lo hago comprendo”.