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GERMÁN COLOMA ECONOMÍA DE LA ORGANIZACIÓN INDUSTRIAL

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GERMÁN COLOMA

ECONOMÍA DE LA

ORGANIZACIÓN

INDUSTRIAL

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EL AUTOR

Germán Coloma es graduado de la Facultad de Ciencias Económicas de laUniversidad Nacional de La Plata (1988), Máster en Políticas Públicas del InstitutoTorcuato Di Tella (1990) y Doctor en Economía de la Universidad de California, LosAngeles (1997). Ha ejercido la docencia en la Universidad Nacional de La Plata, laUniversidad de San Andrés y la Universidad de California, Los Angeles. Actualmentees profesor titular con dedicación exclusiva de la Universidad del CEMA, donde dictacursos de organización industrial a nivel de licenciatura, maestría y doctorado. Ha sidoEconomista Jefe de la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia (1997-1998), ydesde 1999 es economista afiliado al Law and Economics Consulting Group (LECG).

Ha publicado numerosos trabajos sobre temas de teoría microeconómica,organización industrial, defensa de la competencia, economía de los servicios públicos yanálisis económico del derecho. Algunos de ellos han aparecido en revistasinternacionalmente reconocidas tales como Económica, Cuadernos de Economía,International Journal of the Economics of Business, Review of Industrial Organizationy Journal of Economic Dynamics and Control. Actualmente se desempeña tambiéncomo co-editor del Journal of Applied Economics, y ha publicado, además de este, otrosdos libros: Análisis económico del derecho privado y regulatorio (2001) y Defensa dela competencia (2003).

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Índice de contenidos

Prólogo

1. Introducción1.1. Concepto de organización industrial1.2. Eficiencia y generación de excedentes1.3. Reseña histórica

2. Monopolio y liderazgo2.1. Poder de mercado, monopolio y monopsonio2.2. Calidad y publicidad2.3. Monopolios naturales2.4. Liderazgo en precios y en cantidades

3. Oligopolio y competencia3.1. Competencia perfecta3.2. Oligopolio de Cournot3.3. Oligopolio de Bertrand3.4. Medidas de concentración e intensidad de la competencia

4. Diferenciación de productos4.1. Diferenciación horizontal4.2. Diferenciación vertical4.3. Diferenciación idiosincrática4.4. Competencia monopolística4.5. Teoría de los mercados relevantes

5. Colusión5.1. Colusión en condiciones de certeza5.2. Colusión bajo incertidumbre5.3. Teoría del núcleo vacío5.4. Colusión y liderazgo5.5. Acuerdos horizontales de investigación y desarrollo

6. Obstaculización y depredación6.1. Barreras de entrada y desafiabilidad6.2. Obstaculización de la entrada y precios límite6.3. Guerras de desgaste6.4. Precios predatorios6.5. Carreras de patentes

7. Restricciones verticales7.1. Fundamentos de las restricciones verticales7.2. Externalidades verticales7.3. Externalidades horizontales7.4. Ejercicio del poder de mercado

8. Fusiones y adquisiciones8.1. Clasificación de las operaciones de concentración8.2. Fusiones horizontales con productos homogéneos8.3. Fusiones horizontales y diferenciación de productos

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8.4. Integración vertical8.5. Formación de conglomerados

9. Discriminación de precios, ventas en bloque y ventas atadas9.1. Aspectos generales de la discriminación de precios9.2. Discriminación de precios de tercer grado9.3. Discriminación de primero y segundo grados9.4. Ventas en bloque9.5. Ventas atadas

10. Regulación y defensa de la competencia10.1. Regulación de los monopolios naturales10.2. Regulación e incentivos10.3. Sanción de prácticas anticompetitivas10.4. Control de concentraciones económicas

11. Organización industrial empírica11.1. Paradigma estructura-conducta-desempeño11.2. Estimaciones de oferta y demanda11.3. Otros enfoques11.4. Estudios sobre regulación y política antitrust11.5. Aplicación al mercado argentino de combustibles

Apéndice: Elementos de teoría de los juegosA.1. Juegos estáticosA.2. Juegos dinámicosA.3. Información incompleta

Referencias bibliográficas

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Prólogo

El objetivo de esta obra es servir de texto básico para cursos de economía y

organización industrial a un nivel compatible con los últimos años de una carrera de

licenciatura en economía o con los primeros de una maestría en economía. También

puede servir de texto complementario para cursos de dirección estratégica a un nivel de

maestría en dirección de empresas, para cursos de derecho de la regulación y la

competencia que analicen los fundamentos económicos de las normas, y para cursos de

doctorado en economía en los que sea útil tener un texto que sirva de ayuda para

comprender temas que aparecen en libros o artículos más avanzados.

Este libro está organizado en once capítulos. El primero es una introducción en

la cual se presentan sintéticamente los contenidos de la economía de la organización

industrial, entendida como una profundización de la teoría microeconómica del

funcionamiento de los mercados, con énfasis en cómo el comportamiento de las

empresas afecta dicho funcionamiento. Luego vienen tres capítulos (2-4) en los cuales

se desarrollan los modelos básicos de monopolio, monopsonio, liderazgo de precios, y

oligopolios competitivos en precios y en cantidades, con y sin diferenciación de

productos. El siguiente bloque de capítulos (5-9) se focaliza en el estudio de una serie

de prácticas comerciales que pueden tener implicancias en el funcionamiento de los

mercados, tales como la colusión, la obstaculización de la entrada, la depredación, las

restricciones verticales, las fusiones y adquisiciones, la discriminación de precios, las

ventas en bloque y las ventas atadas. El capítulo 10, por su parte, trata el tema de la

regulación y la defensa de la competencia, que son los dos tipos principales de

intervención pública que afectan directamente el funcionamiento de los mercados. Por

último, el capítulo 11 está referido a la organización industrial empírica, y resume las

principales técnicas econométricas que se utilizan en economía industrial. Finalmente,

el libro incluye un apéndice sobre teoría de los juegos, necesario para comprender el

funcionamiento de la mayoría de los modelos teóricos utilizados.

Todos los contenidos de esta obra están basados en los principales aportes de la

literatura internacional sobre el tema, pero los modelos aparecen presentados de manera

simplificada. Su nivel de profundidad es por lo tanto un poco más alto que el de libros

tales como Cabral (1995) o Tarziján y Paredes (2001), pero más bajo que el de obras

como Tirole (1988) o Vives (1999).

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Todos los capítulos de este libro fueron escritos como parte de mis tareas de

docencia e investigación en la Universidad del CEMA, que inclusive publicó una

versión preliminar del trabajo (Apuntes de organización industrial, documentos de

trabajo Nro 221 y 222, julio de 2002). Su elaboración fue prácticamente simultánea con

la de mi libro sobre defensa de la competencia (Coloma, 2003a), y ambas obras son en

cierto modo complementarias. Muchos capítulos de este libro pueden verse así como

justificaciones teóricas de los conceptos aplicados a los distintos temas del derecho de la

competencia, y muchos de los capítulos del otro libro pueden a su vez tomarse como

aplicaciones de los temas desarrollados en éste.

Varios colegas míos han colaborado indirectamente en la elaboración de esta

obra, haciéndome llegar comentarios sobre la versión preliminar de la misma. Entre

ellos me complace mencionar a Andrés Chambouleyron, Walter Cont, Mariano

Kestelboim, Osvaldo Meloni, Fernando Navajas, Elizabeth Pasteris, Ernesto

Schargrodsky y Carlos Válquez, quienes se animaron a incorporar dicha versión

preliminar a la bibliografía de sus cursos universitarios de organización industrial. Otro

grupo importante de personas que me ayudó a escribir este libro es el formado por

quienes han sido mis auxiliares docentes entre 1997 y 2003: Gabriel Basaluzzo,

Guillermo Bermúdez, Ariel Burstein, Gerardo Petri, Graciana Rucci, Alejandro Saporiti,

Joel Schneider y Silvia Triaca. También debo agradecer a quienes fueron mis

profesores de economía industrial y teoría microeconómica: Alfredo Canavese, William

Comanor, Andrew Dick, Harold Demsetz, Bryan Ellickson, Pablo Gerchunoff,

Benjamin Klein, David Levine, Manuel Moreno, Joseph Ostroy, Alberto Porto, John

Riley, Jorge Sereno y Darrell Williams. Por último, pero no por eso menos importante,

quiero destacar asimismo el papel que jugaron en la tarea de escribir este libro los

alumnos de los cursos de organización industrial que he tenido en la Universidad del

CEMA, la Universidad Nacional de La Plata y la Universidad de San Andrés.

Buenos Aires, diciembre de 2003.

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1. Introducción

El objetivo del presente capítulo es brindar un marco conceptual e histórico

dentro del cual puedan integrarse los distintos temas que hacen a la economía de la

organización industrial. Para ello dedicaremos el primer apartado a definir y profundizar

el concepto de organización industrial, en tanto que en el segundo analizaremos el tema

de la eficiencia como elemento para evaluar el funcionamiento de los mercados. La

tercera sección, por último, se referirá a la historia de la organización industrial como

disciplina dentro de la ciencia económica.

1.1. Concepto de organización industrial

La economía de la organización industrial (o economía industrial, u organización

industrial, a secas) puede definirse como la parte de la economía que estudia la

estructura y el funcionamiento de los mercados, en especial en lo que se refiere a las

empresas que actúan en ellos y al modo en el que las políticas públicas influyen sobre

dicha estructura y sobre dicho funcionamiento.

El nombre de esta rama del conocimiento económico, en especial cuando se lo

percibe desde fuera de los círculos académicos de economistas, lleva muchas veces a

una confusión que es bueno despejar desde un principio. La misma tiene que ver con el

uso de la palabra “industrial”. Cuando hablamos de organización industrial, no estamos

usando el concepto de industria como opuesto a los de “sector agropecuario” o

“servicios”. Lo que la palabra “industria” designa en este contexto es simplemente un

conjunto de empresas que actúan en el mismo mercado o se dedican a la misma

actividad (que puede ser “industrial propiamente dicha”, pero que también puede ser de

tipo agropecuario, comercial o de servicios). En cierto sentido, por lo tanto, el estudio

de la organización industrial puede oponerse al estudio de la organización de las

empresas individualmente consideradas, sean del sector que fueren.

Desde el punto de vista de su encasillamiento dentro la ciencia económica, la

organización industrial se ubica íntegramente en el campo de la microeconomía, es

decir, en la parte de la economía que estudia el comportamiento de las unidades

económicas individuales y cómo dicho comportamiento influye en la formación de los

precios. Dentro de la microeconomía, la organización industrial se ocupa del análisis de

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varias cuestiones específicas. La más central tiene que ver con el concepto de “poder de

mercado”, es decir, con la capacidad de ciertas unidades económicas de influir sobre los

precios. En ese sentido, la organización industrial dedica buena parte de su contenido a

explicar cómo las distintas estructuras de mercado permiten un mayor o menor ejercicio

del poder de mercado por parte de las empresas que actúan en ellas, y cómo esto se

relaciona con la existencia de un mayor o menor nivel de competencia.

El estudio de las estructuras de mercado bajo la óptica de la organización

industrial clasifica a los mercados en esencialmente tres categorías: mercados en los que

existe una empresa dominante, mercados en los que existe algún tipo de competencia y

mercados en los que existe colusión. Los primeros son aquellos en los cuales hay un

solo oferente o un solo demandante (monopolio y monopsonio), o bien hay una sola

empresa cuyo comportamiento determina los precios y las cantidades de equilibrio

(liderazgo en precios o en cantidades). Los segundos son aquellos mercados en los

cuales existen varias empresas que actúan independientemente y ninguna de las ellas es

capaz de determinar por sí misma los precios y las cantidades. En esta categoría entran

los mercados de competencia perfecta (en los cuales ninguna empresa tiene poder de

mercado y, por lo tanto, todos los agentes económicos son tomadores de precios), pero

también se incluyen una serie de otros mercados en los cuales existe poder de mercado

pero también independencia y disputa por el mercado (oligopolios competitivos). Los

mercados en los que existe colusión, por último, son aquellos en los que hay varias

empresas teóricamente independientes pero cuyo accionar en la determinación de las

variables de equilibrio se lleva a cabo de manera conjunta (es decir, como si fueran una

única empresa monopolista, monopsonista o líder en precios o en cantidades).

Otra cuestión que la economía industrial estudia es la aparición y extensión de

ciertas prácticas comerciales que influyen sobre la estructura y el funcionamiento de los

mercados, y cómo dichas prácticas implican o permiten un mayor o menor ejercicio del

poder de mercado. Para analizar estas prácticas, la organización industrial parte del

estudio de las estructuras de mercado antes y después de que las mismas sean llevadas a

cabo, y de la racionalidad o conveniencia económica que dichas conductas tienen para

las empresas que las ejecutan y para las empresas que deben reaccionar ante ellas. Todo

esto permite elaborar “explicaciones de equilibrio”, que son luego utilizadas para

analizar la factibilidad de las prácticas comerciales en cuestión bajo distintas

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circunstancias. Ejemplos de este tipo de análisis son los que se han elaborado para

explicar conductas tales como la obstaculización de la entrada de competidores, los

precios predatorios, las “guerras de desgaste”, las fusiones y adquisiciones, los contratos

de exclusividad entre productores y distribuidores, la discriminación de precios y las

ventas en bloque, entre otros.

Por último, la organización industrial tiene también una parte dedicada al

análisis normativo, que tiene que ver con la apreciación de una serie de posibles

intervenciones estatales destinadas a corregir o a influir en el comportamiento de los

mercados. Dicha apreciación puede hacerse desde diferentes puntos de vista, pero el

más habitual es el que toma como guía de evaluación a la eficiencia, entendida

generalmente como sinónimo de la maximización del excedente total de los agentes

económicos que participan en el mercado. Dentro de este tipo de intervenciones

estatales tienen una importancia significativa la regulación de los monopolios naturales

y la política de defensa de la competencia (o “política antitrust”).

Algunas definiciones más amplias de la economía de la organización industrial

incluyen también a la denominada “teoría de la empresa”, es decir, a un conjunto de

teorías económicas que buscan explicar por qué existen empresas, cómo se comportan

las mismas dentro de los mercados y por qué algunas transacciones tienen lugar entre

empresas y otras tienen lugar dentro de las propias empresas. Estos temas tienen en

muchos casos relación directa con las explicaciones respecto de la estructura y el

funcionamiento de los mercados, pero representan una parte distinta de la

microeconomía. En nuestra definición de organización industrial (o, por lo menos, en la

parte de la organización industrial que trataremos en este libro) los mismos estarán

excluidos, y sólo haremos referencias indirectas a ellos cuando resulte necesario para

comprender los tópicos esbozados en los párrafos anteriores.

1.2. Eficiencia y generación de excedentes

En economía, se dice que una situación es eficiente si no resulta posible mejorar

el bienestar de ninguna persona sin empeorar el de alguna otra. Este concepto se inspira

en las ideas del economista italiano Vilfredo Pareto (1909), por lo cual a esta definición

de eficiencia se la conoce comúnmente como “eficiencia en el sentido de Pareto” u

“óptimo de Pareto”. Si bien su aplicabilidad es bastante más general, la eficiencia en el

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sentido de Pareto puede relacionarse con una situación en la cual la suma de los

beneficios de los consumidores y de las empresas se hace máxima. A esto se lo conoce

como “enfoque de equilibrio parcial”, ya que surge esencialmente de suponer que el

funcionamiento de un mercado determinado tiene efectos importantes para los actores

que comercian en él, pero efectos insignificantes sobre los agentes económicos que se

hallan fuera del mismo. Esta manera de razonar permite aislar del análisis los efectos

que pueda tener lo que acontece en un mercado sobre los precios y los ingresos de

agentes económicos externos a dicho mercado, y evaluar la eficiencia haciendo

referencia exclusiva a los beneficios que de su operación deriven los participantes1.

El enfoque de equilibrio parcial aplicado al análisis de la eficiencia es el que se

usa con mayor asiduidad en los trabajos de organización industrial. Esto se debe a que,

en general, el objeto de estudio de estos trabajos suele ser un mercado en particular, y lo

que interesa analizar son los efectos de los comportamientos de los agentes económicos

y de la intervención pública sobre dicho mercado, haciendo abstracción de lo que

sucede en otros sectores de la economía.

A fin de cuantificar (al menos teóricamente) la eficiencia de un mercado, resulta

necesario identificar los beneficios de quienes participan en él. Para ello se apela a dos

conceptos básicos: el valor que tienen para los consumidores los bienes o servicios

producidos y vendidos, y el costo que tiene para las empresas producir y vender dichos

bienes o servicios. Este último concepto surge de manera relativamente directa de

considerar los insumos y factores productivos que se necesitan utilizar para producir y

vender el bien, multiplicados por sus respectivos precios. En algunos casos particulares

resulta de importancia distinguir entre costos reales y rentas o excedentes de los

proveedores de dichos insumos y factores, pero como regla general podemos decir que

el concepto de costo relevante para este análisis es en principio el mismo concepto de

costo que tienen las empresas.

Para definir el valor de los bienes y servicios, en cambio, resulta necesario apelar

a una construcción más sofisticada, como es la de interpretar que dicho valor está

implícito en la función de demanda de los consumidores. En efecto, si suponemos que

1 Esta definición de eficiencia vale en rigor sólo si los bienes que se comercian en determinado mercadorepresentan una proporción pequeña del gasto de los consumidores de los mismos. Su origen se remonta alos trabajos de Hicks (1940) y Kaldor (1939). Para un análisis más profundo del tema, véase Vives(1987).

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cada consumidor está dispuesto a adquirir bienes en tanto su valor subjetivo supere al

precio que deben pagar por ellos, puede inferirse que el valor total de dichos bienes para

los consumidores estará dado por el área debajo de la curva de demanda calculada entre

cero y la cantidad que efectivamente demanden a un cierto precio. La diferencia entre

esta medida del valor y el gasto que los consumidores erogarán efectivamente (que, en

tanto el precio sea uniforme por unidad comprada, será igual al producto del precio por

la cantidad) recibe el nombre de “excedente del consumidor”. Este excedente del

consumidor es una construcción teórica que parte de estimar o suponer una cierta

función de demanda, pero tiene la gran ventaja de que representa una magnitud

comparable con los beneficios que obtienen las empresas por participar en el mercado

(que se calculan como una resta entre ingresos y costos).

Si, para un determinado nivel de cantidad y de precio, sumamos el excedente del

consumidor con el beneficio de las empresas (o “excedente del productor”) que dicho

precio y dicha cantidad acarrean, resulta posible obtener una medida del excedente total

generado en el mercado. Dicho excedente (que denotaremos con la letra “W”) no es otra

cosa que la resta entre el valor y el costo total de la cantidad producida y vendida, como

surge de la siguiente expresión:

W = EC + B = [ ] )Q(CTdx)x(P)Q(CTQPQPdx)x(PQ

0

Q

0−=−⋅+

⋅− ∫∫ ;

donde “EC” es el excedente del consumidor, “B” es el beneficio o excedente del

productor, “P” es el precio, “Q” es la cantidad, “CT” es el costo total, y el valor de la

producción es la integral entre cero y “Q” de la función de precio de demanda de los

consumidores. Tal como puede observarse, lo que para el consumidor representa un

gasto (P⋅Q) es lo que para las empresas representa un ingreso. Es por ello que, si lo que

nos interesa es el excedente total, sólo tendrán verdadera importancia el valor total y el

costo total, y el papel del término “P⋅Q” será simplemente el de transferir ingresos de

los consumidores a los productores.

Así descripto el marco teórico de análisis, el concepto económico de eficiencia

se reduce al de maximización de “W” respecto de “Q”. Si suponemos que tanto “P(Q)”

como “CT(Q)” son funciones continuas y diferenciables, dicha maximización puede

hacerse hallando la derivada de “W” respecto de “Q” e igualándola a cero. Lo obtenido

será una condición de primer orden (necesaria) para dicha maximización que, bajo los

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supuestos adicionales de que “P” es decreciente en “Q” (o sea, que la función de

demanda tiene pendiente negativa), de que “CT” es creciente en “Q” y de que “W” es

positivo, resulta también una condición suficiente. Lo expuesto no es otra cosa que:

0Q

CT)Q(P

Q

W =∂∂−=

∂∂ ⇒

Q

CT)Q(P

∂∂= .

La condición obtenida se lee usualmente como “precio igual a costo marginal”.

En rigor, lo que nos dice es que, para que el excedente total generado en un mercado sea

máximo, es necesario que el valor marginal de la última unidad producida y vendida

(que por definición se iguala con el precio de demanda de dicha unidad) debe ser igual

al costo marginal de producir y vender dicha unidad. Tal como veremos en el capítulo 3,

esta condición es idéntica a la condición de equilibrio de los mercados de competencia

perfecta, en los cuales tanto el precio de demanda como el costo marginal se igualan con

el verdadero “precio del bien” (entendido como el número de unidades monetarias que

los consumidores pagan por comprar cada unidad).

Para que la regla de igualar precio con costo marginal sea sinónima de eficiencia

económica resulta necesario que se cumplan dos condiciones básicas: que el valor que

tienen los bienes y servicios para los consumidores sea una buena medida de su valor

social, y que el costo que tienen dichos bienes y servicios para las empresas sea una

buena medida de su costo social2. Esto implica por un lado que los consumidores y las

empresas son los únicos agentes económicos que se benefician por el funcionamiento

del mercado en cuestión, y que por lo tanto no existen efectos que hagan que las

cantidades comerciadas en un mercado le generen beneficios o perjuicios a otras

personas ajenas al mismo (es decir, que no existen “externalidades reales”). Por otro

lado, también implica que no hay problemas relevantes de información, en el sentido de

que cada agente económico conoce bien las características de lo que está comerciando y

el verdadero valor que tienen para él las cantidades que está comprando o vendiendo.

En el gráfico 1.1 puede verse por qué el equilibrio competitivo resulta ser una

asignación eficiente y por qué situaciones en las cuales se comercia menos que la

cantidad de equilibrio (Q- < Qe) o más que dicha cantidad (Q+ > Qe) son en cambio

ineficientes. La razón es que para la cantidad “Qe” no sólo se verifica que la oferta se

2 Para una explicación más extensa de este punto, véase Harberger (1971).

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iguala con la demanda (S = D) sino que también se da que el costo marginal que tiene la

última unidad producida y vendida por las empresas se iguala con el valor marginal que

la misma tiene para los consumidores (Cm = Vm). Como la demanda tiene pendiente

negativa y la oferta tiene pendiente positiva, todas las unidades entre “0” y “Qe” tienen

un valor marginal mayor que su costo marginal, lo cual implica que desde el punto de

vista social “valen más de lo que cuestan”. Si en el mercado se estuviera produciendo y

comerciando una cantidad “Q-”, el valor que tendría para los consumidores incrementar

levemente la producción superaría al costo que dicho incremento tendría para las

empresas, lo cual nos estaría indicando que resulta posible que tanto los consumidores

como las empresas se beneficien por dicho aumento de la producción. En una situación

en la cual la cantidad comerciada fuera “Q+”, por el contrario, el costo para las

empresas de producir las últimas unidades supera al valor que las mismas tienen para

los consumidores, y esto indica que resultaría teóricamente posible que tanto

consumidores como empresas incrementaran sus beneficios reduciendo la cantidad

producida.

Gráfico 1.1

El argumento expuesto en el párrafo anterior nos permite concluir que la

cantidad de equilibrio competitivo “Qe” es eficiente y que las cantidades mayores o

menores que “Qe” no lo son. Esta relación entre equilibrio competitivo y óptimo puede

ilustrarse recurriendo al gráfico 1.2, cuya única diferencia respecto del gráfico 1.1 es

que en él hemos especificado también los precios y hemos identificado una serie de

áreas que representan los excedentes que obtienen los distintos agentes económicos.

Vemos así que en una situación de equilibrio competitivo (en la cual el precio es “Pe”),

D = Vm

S = Cm

Q+QeQ- 0Q

P

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el excedente que les queda a los consumidores es igual a la suma de las áreas “1+2+3”,

en tanto que el excedente que les queda a los productores es igual a la suma de las áreas

“4+5+6”. Si sumamos ambos conceptos obtenemos un excedente total de los agentes

económicos cuyo valor es máximo (1+2+3+4+5+6), y estamos por lo tanto en una

situación en la cual no se puede mejorar a ningún agente económico sin empeorar a

algún otro.

Gráfico 1.2

Si estuviéramos en otro tipo de mercado en el cual los oferentes tuvieran una

mayor capacidad de influir sobre el precio, éste se ubicaría probablemente en un valor

mayor (P+). Si, en cambio, fueran los demandantes los que pudieran manipular el

precio, el mismo seguramente bajaría a un valor menor (P-). En ambos casos sería

esperable que la cantidad comerciada se redujera, ya que si el precio es “P+” los

demandantes no querrán demandar más que “Q-” y si el precio es “P-” los oferentes no

querrán ofrecer más que “Q-”. Tanto en una situación como en la otra, el excedente total

de los agentes económicos disminuye, ya que las áreas “3” y “5” desaparecen. Si bien

las empresas están mejor cuando el precio es “P+” (ya que pasan a apropiarse del área

“2”, de mayores dimensiones que el área “5”) y los consumidores están mejor cuando el

precio es “P-” (ya que pasan a apropiarse del área “4”, que es mayor que el área “3”), en

ambos casos la sociedad como un todo está perdiendo de ganar la suma de las áreas

“3+5”, que podrían de algún modo repartirse entre consumidores y empresas y mejorar

la situación de ambos a la vez.

P-

P

P+Pe

6

3

5

1

2

4

D = Vm

S = Cm

QeQ- 0Q

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15

1.3. Reseña histórica

Si bien los temas que trata la economía industrial tienen antecedentes tan

antiguos como la economía misma, el desarrollo de esta rama de la ciencia económica

como una materia autónoma es relativamente reciente y sólo se produjo luego de un

largo proceso evolutivo. En ese sentido, el primer antecedente importante que merece

ser citado es la obra de Cournot (1838), la cual inició la aplicación de las técnicas

matemáticas al estudio de la economía3. El aporte principal de Cournot al análisis

económico, que es también la piedra fundamental de la economía de la organización

industrial, es la articulación de la teoría económica del monopolio, que explica la

formación de los precios en un mercado con un solo oferente como el resultado de un

problema de maximización de beneficios de dicho oferente cuando el mismo enfrenta

toda la demanda existente en el mercado.

La contribución de Cournot a la organización industrial, sin embargo, no se

limita a la teoría del monopolio sino que se extiende también a la comprensión del

funcionamiento de los mercados en los cuales existe más de un oferente. Este autor fue

el primero en elaborar una teoría respecto de la formación de precios en un oligopolio

(es decir, en un mercado con pocos oferentes), según la cual los mismos surgen como el

resultado de resolver simultáneamente los problemas de maximización de beneficios de

cada oferente, eligiendo su propio nivel de producción y tomando como exógeno el

comportamiento de las restantes empresas. Esta manera de analizar el comportamiento

de los mercados (que se conoció posteriormente como “oligopolio de Cournot”)

permitió desarrollar la primera teoría general sobre la competencia y el monopolio,

según la cual un mercado se aproxima a la competencia perfecta cuando el número de

empresas que en él actúa tiende a infinito y se convierte en un monopolio cuando dicho

número se vuelve igual a uno.

La importancia de Cournot en el desarrollo de la organización industrial se

verifica aún hoy, ya que la relación que él encontró entre concentración de la oferta y

niveles de precios sigue siendo uno de los temas principales de esta rama de la

economía. La teoría de Cournot sirvió también como puntapié inicial para abrir el

3 Contemporánea de la de Cournot es también la obra de otro autor francés, Dupuit (1844). Su impactosobre los orígenes de la literatura de organización industrial es también significativo, puesto que esteautor fue quien introdujo el concepto de excedente del consumidor y propuso por primera vez una reglanormativa de fijación de precios al costo marginal.

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debate teórico sobre los fundamentos del comportamiento de los mercados, al punto de

que los dos grandes aportes subsiguientes sobre el tema surgen directamente de

modificaciones al modelo de Cournot. El primero de ellos es un artículo conceptual de

otro autor francés, Bertrand (1883), que es en rigor un comentario bibliográfico de la

obra de Cournot. En él se critica el supuesto de que la variable de decisión de las

empresas sea el nivel de producción, y se sostiene que las conclusiones obtenidas

cambian radicalmente si se considera que las empresas eligen precios y que es después

la propia demanda la que determina las cantidades de equilibrio. Esta observación es la

base sobre la cual se estructura el otro modelo básico de análisis de los fenómenos de

oligopolio y competencia, conocido como “oligopolio de Bertrand”.

También es una modificación del modelo de Cournot la teoría del oligopolio

postulada por Stackelberg (1934), en la cual la principal innovación consiste en

introducir la posibilidad de que haya “empresas líderes” que toman sus decisiones con

anticipación y “empresas seguidoras” que lo hacen posteriormente (luego de observar

las decisiones tomadas por las empresas líderes). En el modelo de oligopolio de

Stackelberg todas las empresas eligen niveles de producción y no precios, pero los

niveles de precios se modifican según qué empresa actúa como líder y qué empresas

actúan como seguidoras y, en el caso particular en el cual todas las empresas actúen

como seguidoras, se llega al equilibrio de Cournot.

Otros aportes importantes al cuerpo teórico de la organización industrial que

aparecieron más o menos simultáneamente están ligados con la introducción del

fenómeno de la diferenciación de productos. Los nombres principales en este tema son

los de Hotelling (1929) y Chamberlin (1933), que iniciaron los dos enfoques básicos

que se utilizan para tratar de comprender el funcionamiento de los mercados de

productos no homogéneos. El modelo de Hotelling puede verse como una variación del

modelo de Bertrand, en la cual se supone que las empresas compiten entre sí eligiendo

precios y eligiendo también una cierta ubicación en un espacio geográfico (competencia

espacial), que les permite tener un mayor poder de mercado sobre los demandantes más

próximos a cada oferente. El modelo de Chamberlin, en cambio, analiza la

diferenciación de productos como una competencia entre empresas que tienen el

monopolio sobre determinada variedad de un producto, y que por lo tanto compiten

contra monopolistas de otras variedades parecidas a la suya (competencia

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monopolística).

Todos los aportes reseñados hasta aquí pueden ser considerados como la

literatura básica de la “prehistoria de la economía industrial”, en el sentido de que

fueron hechos en una época en la cual la organización industrial aún no había adquirido

el rango de rama separada dentro del conocimiento económico. Dicha separación puede

asociarse con la obra de Bain (1951), que marcó el comienzo de la literatura empírica

sobre organización industrial con su trabajo sobre la relación entre tasas de beneficio de

las empresas y concentración de los mercados en la industria manufacturera

estadounidense. Este artículo inició lo que se conoce como “paradigma estructura-

conducta-desempeño” (structure-conduct-performance), que es la base sobre la cual se

construyó la mayor parte de la literatura de organización industrial empírica hasta la

década de 1980.

El aporte de Bain a la autonomía de la organización industrial tuvo también que

ver con el hecho de que este autor fue uno de los primeros en dictar cursos específicos

sobre tópicos de organización industrial (que, hasta ese momento, formaban siempre

parte de cursos más generales sobre teoría microeconómica) y en que publicó el primer

libro de texto sobre el tema (Bain, 1959). Sus trabajos tuvieron también el efecto de

iniciar un debate sobre la relación entre concentración, barreras de entrada, precios y

beneficios, que fue lo que finalmente le dio a la organización industrial el carácter de

rama autónoma dentro del análisis económico (con una parte teórica y otra empírica).

Otro nombre importante en la etapa inicial de la historia de la organización

industrial como tal es el de George Stigler, cuyos mayores aportes son su teoría de la

colusión como modo de explicar el comportamiento de los mercados oligopólicos

(Stigler, 1964) y su teoría positiva de la regulación económica (Stigler, 1971). Este

autor es también el principal nombre de la llamada “escuela de Chicago” dentro de la

economía de la organización industrial. Buena parte de los desarrollos teóricos y

empíricos de la disciplina en las décadas de 1960 y 1970 pueden considerarse como

fruto de los debates académicos entre dicha corriente y la denominada “escuela de

Harvard” (de la cual el principal exponente fue Bain). La gran diferencia entre uno y

otro enfoque es que mientras la escuela de Harvard apuntó muy especialmente a

estudiar la relación causal entre concentración y eficiencia, la escuela de Chicago se

caracterizó por considerar que ambos elementos estaban determinados endógenamente

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18

por otros factores más estructurales y que por lo tanto no era posible establecer una

relación directa entre ellos. Otra diferencia importante es que mientras la escuela de

Harvard solía trabajar fundamentalmente con modelos de oligopolio, la de Chicago

tenía una versión más polar en la cual utilizaba básicamente modelos de monopolio y de

competencia perfecta, y combinaciones de los mismos.

Hacia fines de la década de 1970 y principios de la de 1980 la economía

industrial sufrió un cambio importante con la aparición de un nuevo enfoque teórico y

de un nuevo enfoque empírico. El nuevo enfoque teórico está asociado con el empleo

generalizado de la teoría de los juegos, especialmente a través del uso del “equilibrio de

Nash” (Nash, 1951) como concepto para explicar los resultados de la interrelación entre

las empresas. Entre los aportes principales en este tema merecen citarse los de Friedman

(1971), que fue quien primero construyó una teoría de la colusión basada directamente

en la teoría de los juegos, y los de Kreps y Wilson (1982a) y Milgrom y Roberts (1982),

quienes introdujeron el tema de la información incompleta como un modo de

racionalizar las conductas de obstaculización de la entrada y depredación en contextos

en los cuales hay empresas establecidas y competidores potenciales (o recién llegados al

mercado). También resultó importante como avance teórico el enfoque de los

“mercados desafiables”, debido a Baumol, Panzar y Willig (1982). El mismo sirvió para

precisar el concepto de monopolio natural y sus implicancias sobre la regulación de

precios, y para extender ciertos resultados comúnmente asociados con la competencia

perfecta a mercados de tipo monopólico y oligopólico sin barreras de entrada.

En lo que se refiere a la organización industrial empírica, la misma tuvo un gran

empuje con la aparición de los llamados “modelos de estimación de oferta y demanda”,

que consisten básicamente en técnicas para inferir la presencia y el grado de poder de

mercado que existe en una industria estimando simultáneamente las funciones de

demanda, de costo marginal y de comportamiento de las empresas que actúan en el

mercado. El primer antecedente de este tipo de literatura que se cita habitualmente es un

trabajo de Iwata (1974), y una buena reseña sobre todo lo escrito hasta fines de la

década de 1980 puede hallarse en Bresnahan (1989). A diferencia de las técnicas

anteriores basadas en el paradigma estructura-conducta-desempeño, estas metodologías

se basan directamente en modelos teóricos de oligopolio (Cournot, Bertrand, colusión,

etc), y lo que intentan hacer es verificar si los datos de la realidad pudieron haber sido

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19

generados por lo que predicen teóricamente dichos modelos.

Otro enfoque empírico que ganó importancia a partir de la década de 1990 es el

de los “límites de la concentración” o de los “costos hundidos endógenos”, originado en

la obra de Sutton (1991). La idea básica detrás del mismo es que, mientras en ciertas

industrias la concentración está determinada básicamente por el tamaño de los

mercados, en otras las variables clave para explicarla tienen más que ver con decisiones

estratégicas de las empresas relacionadas con actividades de publicidad y de

investigación y desarrollo, y es la rentabilidad de dichas decisiones la que determina la

escala óptima de producción y, por ende, la concentración de los mercados

involucrados.

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20

2. Monopolio y liderazgo

El objetivo del presente capítulo es presentar la teoría económica que sirve para

analizar el funcionamiento de los mercados en los cuales existe una empresa dominante.

Tal como hemos visto en el capítulo anterior, estos mercados se caracterizan por tener

un solo oferente o un solo demandante, o bien un solo agente económico cuyo

comportamiento determina las variables de equilibrio. La principal implicancia de este

hecho es que la mayoría de los fenómenos que ocurren en el mercado pueden

interpretarse como el resultado de las decisiones de la empresa dominante, y estudiarse

por lo tanto a través de modelos de optimización de la conducta de esa empresa, en los

cuales los comportamientos de los demás agentes económicos aparecen como

restricciones a dicha optimización.

El modelo más elemental que sigue la lógica de la empresa dominante es el del

monopolista que debe decidir precios y cantidades. Son variaciones de dicho modelo las

que agregan otras variables adicionales, tales como calidad y publicidad, y las que

incluyen restricciones relacionadas con el comportamiento de empresas seguidoras de la

conducta de la empresa dominante (que deja de ese modo de ser monopolista y pasa a

ser “líder del mercado”). También puede interpretarse como una variación de este tema

el caso en el cual la empresa dominante es un demandante en vez de un oferente, cuyo

ejemplo más extremo es el monopsonio.

Para estudiar los temas reseñados en los párrafos anteriores comenzaremos por

definir la idea de poder de mercado, desarrollando luego los modelos básicos de

monopolio y monopsonio y sus efectos sobre los precios y las cantidades comerciadas.

A continuación incluiremos el tema de la calidad y la publicidad, y posteriormente le

dedicaremos un apartado a los denominados “monopolios naturales”, que son casos en

los que el monopolio tiene ciertas ventajas de eficiencia respecto de otras estructuras

alternativas. La última sección, finalmente, tendrá por objeto analizar las situaciones de

liderazgo, a través de sus dos formas básicas (liderazgo en precios y en cantidades).

2.1. Poder de mercado, monopolio y monopsonio

El poder de mercado de una empresa es la capacidad que la misma tiene de

influir sobre los precios vigentes en un mercado. Dicho poder puede aparecer tanto del

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21

lado de la oferta como de la demanda, es decir, una empresa puede tener poder de

mercado como vendedora o como compradora de un bien o servicio. La ausencia de

poder de mercado implica en cambio que la empresa en cuestión se comporta como

“tomadora de precios” (price-taker).

La existencia de poder de mercado tiene como implicancia principal el hecho de

que la empresa que lo posee puede elegir distintos precios a los cuales vender (o

comprar) los bienes. Obviamente, esta elección está limitada por las condiciones de la

demanda (o de la oferta) que la empresa en cuestión enfrenta. La regla general es que,

para aumentar su precio, el vendedor con poder de mercado debe estar dispuesto a

resignar parte de la cantidad que puede vender, y por lo tanto su decisión debe ser

tomada teniendo en cuenta esa relación. Esto difiere significativamente de la manera de

tomar decisiones de las empresas tomadoras de precios, que pueden decidir aumentar o

disminuir las cantidades que compran o venden sin que se modifiquen los precios que

pagan y cobran.

El grado de poder de mercado de una empresa está dado de manera casi

exclusiva por la forma de la demanda (o de la oferta) que enfrenta. Cuanto más

insensibles sean las cantidades demandadas (u ofrecidas) a los cambios en los precios,

mayor será la capacidad de la empresa de fijar mejores precios sin resignar cantidades.

Esta característica se conoce con el nombre de elasticidad de la demanda (o de la

oferta). Se dice que una demanda es muy elástica si un pequeño aumento porcentual en

el precio induce a los compradores a disminuir significativamente las cantidades

adquiridas. Si, en cambio, un aumento relativamente grande del precio sólo hace que los

demandantes reduzcan la cantidad que compran en una proporción pequeña, se dice que

la demanda es muy inelástica.

El comportamiento que la economía asigna a las empresas privadas es en general

el de la maximización de sus beneficios. Esto implica que, dado el conocimiento que

tengan esas empresas respecto de sus condiciones de demanda y de costos, las mismas

intentarán fijar sus precios de modo de hacer máxima la diferencia entre sus ingresos y

sus costos totales. Así, si los costos totales son crecientes respecto de las cantidades

vendidas y los ingresos tienen en cambio un comportamiento ambiguo (ya que vender

más implica necesariamente tener que reducir el precio de venta), la maximización de

beneficios se produce en el punto en el cual incrementar la cantidad vendida deje de

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22

generar un ingreso adicional que compense el costo adicional de la misma. Esto se

conoce como la regla por la cual el ingreso marginal se iguala con el costo marginal.

Una característica importante de toda situación en la cual la empresa tiene poder

de mercado es que su ingreso marginal tiene un valor inferior al precio al cual se venden

las unidades comercializadas. Esto es así porque reducir precios para vender más

implica no sólo vender unidades adicionales por un importe menor sino también reducir

el precio de las unidades que ya se vendían antes, y hace que el ingreso extra que se

obtiene por vender una unidad más no sea nunca igual al precio de dicha unidad sino a

la resta entre dicho precio y el efecto negativo de la venta adicional sobre los ingresos

generados por las unidades anteriores. Si la reducción de precio necesaria para vender

más es pequeña (o sea, si la demanda es elástica), esto implica que la diferencia entre

precio e ingreso marginal también lo será; si es grande (o sea, si la demanda es

inelástica), el ingreso marginal será de una magnitud muy inferior al precio.

Lo expresado en el párrafo anterior tiene una implicancia directa respecto del

margen óptimo para la empresa entre precios y costos unitarios. Si la maximización de

beneficios implica que el ingreso marginal debe igualarse con el costo marginal, y dicho

ingreso marginal difiere del precio de manera decreciente respecto de la elasticidad, esto

nos indica que el margen entre precio y costo marginal debe ser mayor cuanto más

inelástica es la demanda y menor cuanto más elástica es la misma.

Lo expuesto conceptualmente en los párrafos anteriores puede verse de manera

más formal a través de los resultados del modelo básico del monopolio que determina

los precios y las cantidades de equilibrio de un mercado con un único oferente. Dicho

modelo parte de la idea de que existe una única empresa que produce un determinado

bien (Q) y lo vende a un cierto precio (P), sujeta a una determinada demanda que puede

verse como una función que relaciona negativamente cantidades con precios [Q = Q(P)]

o como una función que relaciona negativamente precios con cantidades [P = P(Q)]4. A

efectos de proveer el bien en cuestión, la empresa debe incurrir en ciertos costos, que

son a su vez una función creciente de la cantidad producida y vendida [CT = CT(Q)].

4 Esta última manera de visualizar la demanda recibe el nombre de “función de demanda inversa” o“función de precio de demanda”, y nos indica también la valoración marginal que los demandantes le dana la última unidad que adquieren. Si se da el caso normal de que la función de demanda esmonótonamente decreciente (es decir, que a mayor precio, menor es la cantidad demandada), entoncesdicha función de precio de demanda estará bien definida y tendrá también un carácter monótonamentedecreciente.

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23

Así expuestos los datos, el problema de maximización de beneficios de la

empresa monopolista puede escribirse del siguiente modo:

B(max) = P⋅Q – CT(Q) s.a. Q = Q(P) o bien P = P(Q) ;

y reformularse reemplazando la restricción de demanda en la función objetivo, de

alguna de las siguientes formas alternativas:

B(max) = P⋅Q(P) – CT[Q(P)] o bien B(max) = P(Q)⋅Q – CT(Q) .

Si tanto la función de demanda como la función de costos son continuas y

diferenciables, la condición de primer orden para la maximización es que la derivada de

“B” respecto de la variable de decisión (que, según el reemplazo que se haya hecho,

puede ser “P” o “Q”) se iguale a cero. Esto nos indica que:

0P

Q

Q

CT

P

QP)P(Q

P

B =∂∂⋅

∂∂−

∂∂⋅+=

∂∂

⇒η

=⋅∂∂

−=∂∂− 1

P)PQ(

)P(Q

P

QCTP;

o bien que:

0Q

CTQ

Q

P)Q(P

Q

B =∂∂−⋅

∂∂+=

∂∂ ⇒

Q

CTQ

Q

P)Q(P

∂∂=⋅

∂∂+ .

En tanto los valores de “P” y “Q” que satisfagan las condiciones expuestas sean

positivos, las mismas serán condiciones necesarias para la maximización de “B”. Si se

da además que “∂P/∂Q < ∂2CT/∂Q2” (o, en términos gráficos, que la pendiente del

precio de demanda es menor que la pendiente del costo marginal), dichas condiciones

serán también suficientes para dicha maximización. Esta última circunstancia se cumple

siempre si el costo marginal es creciente respecto de la cantidad producida y vendida, y

también se cumple cuando, aun siendo decreciente, el costo marginal tiene una

pendiente “menos negativa” que el precio de demanda.

Como los resultados derivados de las condiciones de primer orden expuestas

surgen de reemplazar alternativamente la cantidad o el precio, los valores de “P” y “Q”

a los que se llega utilizando uno u otro procedimiento son idénticos. Para lo que sirve

presentar el modelo de una forma o de otra es para interpretar el resultado de modo

levemente diferente. Mientras que reemplazar “P” por “P(Q)” y derivar respecto de “Q”

nos muestra que la maximización de beneficios implica que el ingreso marginal

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24

[P+(∂P/∂Q)⋅Q] debe igualarse con el costo marginal (∂CT/∂Q), reemplazar “Q” por

“Q(P)” y derivar respecto de “P” nos muestra que eso es lo mismo que decir que el

margen relativo entre precio y costo marginal [(P–∂CT/∂Q)/P] debe ser igual a la

inversa del valor absoluto de la elasticidad de la demanda (1/η ). Nótese que en la

última relación expuesta el margen entre precio y costo marginal está expresado como

una proporción respecto del precio. Esta manera de definir dicho margen recibe el

nombre de “índice de Lerner”5.

GRÁFICO 2.1

Lo expuesto analíticamente tiene su correlato en el gráfico 2.1, que nos muestra

el equilibrio de un mercado monopólico. Se ve en él que, como la demanda del bien

bajo análisis (D) tiene pendiente negativa, el ingreso marginal que el monopolista

enfrenta (Im) es siempre inferior al correspondiente precio de demanda. Para maximizar

sus beneficios, este monopolista elige entonces producir una cantidad “Qm”, para la

cual “Im” se iguala con el costo marginal de producir y vender su producto (Cm). Esto

implica cobrar un precio “Pm” superior al valor que adopta dicho costo marginal para la

cantidad “Qm”.

El gráfico 2.1 sirve también para mostrarnos el efecto que tiene el poder de

mercado sobre los excedentes de los agentes económicos y sobre la eficiencia. Esto

surge de comparar la situación de monopolio con una situación alternativa en la cual el

mercado se comportara de manera competitiva. En este último caso, el precio de

demanda se igualaría con el costo marginal, la cantidad total comerciada sería mayor

(Qc > Qm) y el precio sería menor (Pc < Pm). Desde el punto de vista social, esto

5 En referencia a Lerner (1934).

3

4

21

P

Pm

Pc

Im D

Cm

QcQm 0Q

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25

implicaría un excedente total mayor (3+4), pero la empresa en cuestión tendría menores

beneficios (puesto que, a cambio del área “4”, perdería el área “1+2”, que pasaría a los

consumidores). Esto muestra por qué una situación de monopolio es peor en términos de

eficiencia que una situación de competencia: para obtener un mayor beneficio, el

oferente monopólico reduce la cantidad vendida y aumenta el precio, y esto implica una

disminución en el excedente total generado en el mercado.

El poder de mercado también genera pérdidas de eficiencia en situaciones en lascuales quien lo posee es el comprador en vez del vendedor. El ejemplo más claro deesto es una situación de monopsonio, en la cual un único demandante maximizador debeneficios adquiere un insumo (I) por el cual paga un precio (R) que depende de unafunción de oferta del insumo en cuestión (“I = I(R)” o, alternativamente, “R = R(I)”).Supongamos que el monopsonista usa este insumo para producir un bien que le reportaingresos, y que dichos ingresos tienen un valor “V(I)”, que es creciente respecto de “I”.Supongamos adicionalmente que dicha función es continua, diferenciable y cóncava, osea que cuanto mayor sea “I” menor será el valor marginal de cada unidad adicional deinsumo. Supongamos asimismo que la función de oferta del insumo es también continuay diferenciable, y que es monótonamente creciente respecto de “R” (con lo cual “R(I)”será también monótonamente creciente respecto de “I”).

Dado esto, el monopsonista maximizador de beneficios resolverá el siguiente

problema:

B(max) = V(I) – R⋅I s.a. I = I(R) o bien R = R(I) ;

que siguiendo la misma lógica vista para el caso del monopolio puede reescribirse de

este modo:

B(max) = V[I(R)] – R⋅I(R) o bien B(max) = V(I) – R(I)⋅I .

La condición de primer orden para esta maximización puede entonces expresarse

como:

0R

IR)R(I

R

I

I

V

R

B =∂∂⋅−−

∂∂⋅

∂∂=

∂∂

⇒ε

=⋅∂∂

=−∂∂ 1

R)RI(

)R(I

R

R)IV(;

o como:

0II

R)I(R

I

V

I

B =⋅∂∂−−

∂∂=

∂∂

⇒ II

R)I(R

I

V ⋅∂∂+=

∂∂

;

y leerse como una condición que exige igualar el margen entre el valor marginal del

insumo y su precio [(∂V/∂I–R)/R] con la inversa de la elasticidad de la oferta (1/ε) o,

alternativamente, como una condición según la cual dicho valor marginal (∂V/∂I) debe

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26

igualarse con el gasto marginal del monopsonista en el insumo en cuestión

[R+(∂R/∂I)⋅I].

Gráfico 2.2

Lo expuesto analíticamente aparece representado en el gráfico 2.2, que nos

muestra una situación en la cual hay un monopsonista que enfrenta toda la oferta del

mercado de un determinado insumo (S). Para maximizar su excedente, este demandante

elige comprar una cantidad igual a “Im” y fijar un precio de compra igual a “Rm”,

menor que el que regiría en una situación de competencia (Rc). Lo que este agente

económico intenta es igualar el valor marginal que para él tiene el producto que compra

(Vm) con su gasto marginal en el mismo (Gm). Dicho gasto marginal está por encima

del precio de oferta del mercado, debido a que demandar una cantidad mayor no sólo

implica subir el precio de la última unidad adquirida sino también el de todas las

anteriores. Si bien el efecto distributivo de esta situación es inverso al visto para el caso

de un mercado monopólico, la pérdida de eficiencia es equivalente: por incrementar su

propio excedente (que pasa del área “3” al área “5”), el agente económico con poder de

mercado induce una reducción del excedente total igual al área “3+4”.

2.2. Calidad y publicidad

Los modelos teóricos expuestos en la sección anterior pueden ser adaptados para

incluir otras variables de decisión de las empresas dominantes, tales como la calidad del

bien o servicio que ofrecen o el gasto en publicidad que las mismas están dispuestas a

realizar. Como se verá a continuación, ambas variables resultan relativamente similares

5

Rm

Gm

3

4

R

Rc

Vm

S

Ic Im 0 I

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27

en lo que respecta a su inclusión dentro del problema de maximización de beneficios de

un monopolista o monopsonista, pero tienen repercusiones bastante diferentes en lo que

hace a su impacto sobre el excedente de los consumidores. Por esta razón es que su

análisis será llevado a cabo por separado, haciéndose notar luego sus semejanzas y

diferencias.

La inclusión del tema de la calidad dentro de las decisiones que debe tomar una

empresa puede hacerse de distintas maneras. Una de ellas es suponer que la empresa en

cuestión debe decidir, al mismo tiempo que el precio y la cantidad de unidades que va a

producir, cuál va a ser el nivel de calidad de dichas unidades. A efectos de simplificar la

exposición y los resultados a los que llegaremos, supondremos aquí que la calidad

puede medirse a través de una magnitud de tipo continuo (unidades de calidad) y que

todas las unidades que la empresa produce y vende tendrán, una vez elegida ésta, la

misma calidad. Esto permite tratar a la calidad como una variable más dentro del

análisis, y reducir un problema que teóricamente podría llegar a tener infinitas

dimensiones (si permitiéramos que cada unidad pudiera tener una calidad y un precio

diferentes) a otro con sólo tres (precio, cantidad y calidad).

Supongamos entonces que un monopolista maximizador de beneficios debe

elegir el precio (P), la cantidad (Q) y la calidad (u) del bien o servicio que produce y

vende, sujeto a una función de demanda a través de la cual sus compradores relacionan

estas tres características. Por razones de conveniencia, escribamos dicha función de

demanda como una relación entre el precio que los compradores están dispuestos a

pagar y el correspondiente par “cantidad-calidad” [P = P(Q,u)]. Supongamos asimismo

que el costo total de provisión del bien o servicio bajo análisis es una función creciente

de la cantidad y de la calidad [CT = CT(Q,u)], y que por ende el problema de

maximización de beneficios de este monopolista puede escribirse del siguiente modo:

B(max) = P(Q,u)⋅Q – CT(Q,u) .

Las condiciones de primer orden de este problema de maximización son dos:

una que establece que la derivada parcial de “B” respecto de “Q” debe igualarse a cero y

otra que establece que la derivada parcial de “B” respecto de “u” debe igualarse a cero.

Esto implica que:

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28

0Q

CTQ

Q

P)u,Q(P

Q

B =∂∂−⋅

∂∂+=

∂∂ ⇒

Q

CTQ

Q

P)u,Q(P

∂∂=⋅

∂∂+ ;

0u

CTQ

u

P

u

B =∂∂−⋅

∂∂=

∂∂ ⇒

u

CTQ

u

P

∂∂=⋅

∂∂

.

La primera de estas condiciones es la misma que vimos en la sección anterior al

tratar el modelo básico de monopolio, que dice que para maximizar beneficios es

necesario igualar el ingreso marginal con el costo marginal de proveer una unidad

adicional. La segunda, en cambio, nos dice que, además de aquello, resulta necesario

igualar el efecto marginal que tiene la calidad sobre los ingresos con el efecto marginal

que la misma tiene sobre los costos. Este último no sería otra cosa que el “costo

marginal de la calidad” (∂CT/∂u). El primero, en cambio, es el resultado de multiplicar

la cantidad vendida por la variación marginal en el precio que puede obtenerse

modificando infinitesimalmente la calidad [(∂P/∂u)⋅Q].

Así como la provisión monopólica de un bien o servicio genera una distorsión

que lleva a una cantidad ineficiente, la inclusión de la calidad en el problema hace que

la misma también resulte provista en un nivel distinto del que resultaría eficiente. Para

apreciar esto hallaremos cuáles son las condiciones de primer orden de maximización

del excedente total de los agentes económicos y las compararemos con las obtenidas en

el párrafo anterior. Tales condiciones son las que surgen de resolver el siguiente

problema:

[ ] )u,Q(CTdx)u,x(P)u,Q(CTQPQPdx)u,x(P)max(WQ

0

Q

0−=−⋅+

⋅−= ∫∫ ;

y pueden escribirse como:

0Q

CT)u,Q(P

Q

W =∂∂−=

∂∂ ⇒

Q

CT)u,Q(P

∂∂= ;

0u

CTdx

u

P

u

W Q

0=

∂∂−

∂∂=

∂∂ ∫ ⇒

u

CTdx

u

PQ

0 ∂∂=

∂∂∫ .

La primera de las condiciones en cuestión es idéntica a la condición de

maximización del excedente total en un problema en el que la única variable de control

fuera la cantidad, y no es otra cosa que la conocida condición de eficiencia por la cual el

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29

precio de demanda debe igualarse con el costo marginal de provisión del bien. La

segunda condición, en cambio, nos dice que el nivel de calidad eficiente es aquel para el

cual el “valor marginal agregado” de una variación en la calidad se iguala con el costo

marginal de la calidad. Este concepto de valor marginal agregado se define como la

integral (respecto de la cantidad) de los efectos marginales de la calidad sobre los

precios de demanda que los consumidores están dispuestos a pagar por cada una de las

unidades producidas y vendidas.

Gráfico 2.3

A los efectos de visualizar la diferencia entre la condición de primer orden

respecto de la calidad en el problema de maximización de beneficios y en el problema

de maximización del excedente total, resulta ilustrativo utilizar una aproximación

discreta como la que aparece en el gráfico 2.3. Supongamos que, cuando la calidad del

bien bajo análisis se incrementa de un nivel “u0” a un nivel “u1”, la demanda se

desplaza desde “D(u0)” a “D(u1)”. Esto implica que, para el mismo nivel de producción

“Q0”, el precio de demanda sube de “P0” a “P1”. Para valuar este incremento de calidad

en términos de beneficios de un monopolista que provee la cantidad “Q0”, lo que

corresponde es multiplicar el incremento de precio que el cambio en la calidad induce

(P1-P0) por la cantidad correspondiente, lo cual no es otra cosa que la superficie del

área “2+3”. Si lo que quiere hacerse, en cambio, es valuar el cambio de calidad en

términos de excedente total, lo que corresponde es considerar toda el área debajo de la

nueva curva de demanda y encima de la antigua curva, a los efectos de ver cómo influyó

el cambio en cuestión en el valor que los consumidores le asignan a cada una de las

unidades que consumen. En términos del gráfico, esto está representado por el área

P1 3

P

1

2

D(u0)

P0 D(u1)

Q0 0Q

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30

“1+2”.

Salvo que “D(u0)” y “D(u1)” sean rectas paralelas, las áreas “1+2” y “2+3”

tendrán un tamaño diferente. Si se da, por ejemplo, que los incrementos en la calidad

son más valorados por los consumidores que están dispuestos a pagar precios más altos

(lo cual es una hipótesis que parece ser empíricamente correcta en la mayoría de los

casos), entonces la curva “D(u1)” será más empinada que la curva “D(u0)”, y esto hará

que el área “1+2” sea mayor que el área “2+3”. La contraparte infinitesimal de este

resultado es que la integral entre “0” y “Q0” de la derivada del precio de demanda

respecto de la calidad es mayor que el producto de dicha derivada (evaluada en “Q0”)

por la cantidad “Q0”. Esto implica que lo que un monopolista maximizador de

beneficios iguala con su costo marginal de la calidad es una magnitud que en principio

resulta menor que la magnitud que un maximizador del excedente total igualaría con

dicho costo marginal (dado todo lo demás constante).

Desafortunadamente, estas observaciones respecto de los niveles de calidad

óptimos en uno y otro problema de maximización no nos permiten llegar a una regla

general respecto de si el monopolio (o, más generalmente, la existencia de poder de

mercado) conducen a un nivel de calidad mayor o menor que el eficiente. Esto es así por

varias causas. En primer lugar, típicamente un monopolista elegirá producir una

cantidad distinta (menor) que la que maximiza el excedente total, con lo cual su

evaluación del valor de un incremento de la calidad se hará considerando una cantidad

menor pero un incremento de precios posiblemente mayor (si se da que, a menor valor

de “Q”, mayor es la distancia entre “P1” y “P0”). Por otro lado, la rentabilidad de

aumentar o reducir la calidad respecto del valor eficiente depende también de la forma

de la función de costo marginal de la calidad. Si dicho costo marginal aumenta cuando

se incrementa “Q”, entonces el monopolista hallará más rentable incrementar la calidad

(ya que la evalúa para un valor menor de “Q”). Si se da el caso inverso (es decir, si el

costo marginal de la calidad disminuye cuando aumenta “Q”), habrá en cambio una

tendencia a proveer un nivel de calidad menor que el eficiente.

Para analizar los efectos de la publicidad sobre las decisiones de una empresa

con poder de mercado puede utilizarse un modelo muy similar al visto para analizar el

tema de la calidad. La gran diferencia, sin embargo, es que los efectos de la calidad y la

publicidad sobre el bienestar de los consumidores son en principio muy diferentes, ya

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31

que mientras la primera de ellas puede considerarse como un atributo valorado por los

consumidores por el cual están dispuestos a pagar más, la segunda es en cierto modo un

“mal necesario” para la provisión de algunos bienes o servicios. Esto es así porque la

publicidad en sí no incrementa el valor que un bien o servicio tiene para quien lo

consume sino que, a lo sumo, puede ayudarlo a informarse sobre la existencia y las

cualidades de dicho bien. Esto, sin embargo, se aplica sólo para ciertos tipos de

publicidad y no para todos, por lo cual no puede ser considerado como una

característica general de la publicidad. Lo mismo puede decirse para otro atributo

usualmente identificado con la publicidad, que es crear “reputación de calidad” para

ciertos bienes o servicios. En tal caso, lo que la publicidad hace es servir de señal para

que los consumidores desinformados infieran la calidad de un determinado bien, pero –

una vez más– la publicidad como tal no sirve para incrementar el valor que el bien tiene

para los consumidores sino sólo para darles una idea imperfecta acerca de ciertas

características que en principio le resultan desconocidas.

Por lo expuesto en el párrafo anterior, nuestra explicación de los efectos de la

publicidad sobre el funcionamiento de los mercados se limitará al análisis del problema

de maximización de beneficios y no entrará en el campo de la eficiencia. Tampoco

abordaremos aquí los problemas ligados con la publicidad como variable estratégica

para competir con otras empresas, ya que eso tiene que ver más con la competencia que

con el ejercicio del poder de mercado. Por razones de conveniencia y de mejor

descripción del problema, haremos además un cambio respecto del modo en el cual

incluimos la calidad en la demanda de los consumidores. Diremos aquí que la variable

“gasto en publicidad” (A) sirve básicamente para desplazar la función de demanda, y

por lo tanto consideraremos como variable dependiente a la cantidad demandada (Q) y

como variables independientes al precio y al gasto en publicidad.

Así descripta la situación, el problema de un monopolista que debe elegir precio,

cantidad y publicidad para maximizar beneficios puede escribirse como:

B(max) = P⋅Q – CT(Q) – A ; s.a. Q = Q(P, A) ;

y, reemplazando la función de demanda dentro de la función de beneficios, expresarse

finalmente como:

B(max) = P⋅ Q(P, A) – CT[Q(P, A)] – A .

Page 32: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

32

Las condiciones de primer orden de este problema son las siguientes:

0P

Q

Q

CT

P

QP)A,P(Q

P

B =∂∂⋅

∂∂−

∂∂⋅+=

∂∂ ⇒

P

1

P

QCTP

η=∂∂−

;

01A

Q

Q

CT

A

QP

A

B =−∂∂⋅

∂∂−

∂∂⋅=

∂∂ ⇒ ( ) QP

A1

PAQ

1

P

QCTP

A ⋅⋅

η=

⋅∂∂=∂∂−

;

donde “ηP” es la elasticidad-precio de la demanda y “ηA” es la elasticidad-publicidad,

igual a “(∂Q/∂A)⋅A/Q”.

Tal como puede apreciarse, la primera de dichas condiciones es estrictamente

equivalente a la vista para el caso del monopolista que sólo elige precio y cantidad, y

nos dice que el índice de Lerner debe igualarse con la inversa del valor absoluto de la

elasticidad-precio de la demanda. La segunda condición, en cambio, establece una

relación adicional entre dicho índice, la elasticidad-publicidad de la demanda y el

cociente entre publicidad (A) e ingresos por ventas (P⋅Q). Dicha relación nos dice que la

importancia relativa del gasto en publicidad debe ser mayor cuanto mayor sea el margen

entre precio y costo marginal, y debe también asociarse positivamente con la

sensibilidad de la demanda respecto de la publicidad. Una manera más sencilla de

apreciar esta última relación consiste en combinar las dos condiciones expuestas

operando del siguiente modo:

P

1

P

QCTP

η=∂∂−

QP

A1

A ⋅⋅

η= ⇒

P

A

QP

A

ηη=

⋅.

Esta última condición se conoce en la literatura como “fórmula de Dorfman-

Steiner”6 y nos dice esencialmente que, a efectos de maximizar sus beneficios, un

monopolista (o, en general, una empresa con poder de mercado) debe igualar el cociente

entre gasto en publicidad e ingresos por ventas con el cociente entre la elasticidad-

publicidad de su demanda y el valor absoluto de la elasticidad-precio de la misma. Esta

relación puede leerse de distintas maneras. Por un lado nos permite visualizar a la

publicidad y a la política de precios como estrategias alternativas, diciéndonos que,

cuanto más sensible sea la demanda a la publicidad, más convendrá gastar en ella y

cobrar precios altos y, en cambio, cuanto más sensible sea la demanda a los precios, más

6 En referencia al artículo pionero sobre este tema, escrito por Dorfman y Steiner (1954).

Page 33: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

33

convendrá bajar éstos y hacer relativamente menos publicidad. Por otro lado, nos

muestra también que uno de los objetivos de la publicidad puede ser no sólo

incrementar la demanda sino hacerla más inelástica a precios. En efecto, si aumentando

“A” puede lograrse que “-ηP” disminuya, esto puede interpretarse como un beneficio

adicional de hacer publicidad, ya que permite que simultáneamente la política óptima de

precios sea fijarlos en un nivel más alto que conduzca a un margen mayor entre precio y

costo marginal. Esto se relaciona con la idea de que la publicidad puede servir para

“fidelizar clientes”, haciéndolos valorar más el producto y volviéndolos menos sensibles

a las variaciones de precios.

2.3. Monopolios naturales

El análisis económico de los efectos del ejercicio del poder de mercado en una

situación de monopolio suele llevarse a cabo suponiendo implícita o explícitamente que

dicha situación puede modificarse y reemplazarse por una organización alternativa del

mercado basada en algún tipo de competencia. Esa es, por ejemplo, la postura que

hemos adoptado para estudiar los problemas de eficiencia generados por el monopolio

en la sección 2.1 y, en cierto modo, también en la sección 2.2 del presente capítulo.

Existen sin embargo situaciones en las cuales reemplazar al monopolio por otra

estructura de mercado resulta imposible o inconveniente desde el punto de vista de la

eficiencia económica, y dichas situaciones suelen tener lugar cuando estamos en

presencia de lo que se conoce como “monopolio natural”.

En su forma más tradicional (y menos precisa) el concepto de monopolio natural

tenía implícita dos ideas: que en ciertos casos los costos de la industria eran menores si

sólo operaba una empresa, y que en dichos casos el equilibrio del mercado tendía a una

situación en la cual terminaba operando una única empresa. La primera era una

interpretación normativa del fenómeno del monopolio natural (que hacía hincapié en las

ventajas de eficiencia productiva del monopolio), en tanto que la segunda era una

interpretación positiva (que hacía hincapié en el surgimiento de una estructura

monopólica como un fenómeno de equilibrio). Ambos elementos, sin embargo, eran

normalmente considerados como necesarios para catalogar a una industria como

Page 34: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

34

naturalmente monopólica y, en cierta medida, también solían verse como sinónimos7.

Con la aparición de una serie de trabajos que comienzan con un artículo de

Baumol (1977) y culminan con el libro de Baumol, Panzar y Willig (1982), quedó sin

embargo claro que las dos ideas mencionadas en el párrafo anterior eran diferentes y

que, sin bien en muchos casos aparecían juntas, era posible encontrar situaciones en las

cuales la primera de ellas se cumplía y la segunda no. Estos trabajos demostraron

también que el concepto normativo de monopolio natural tenía ciertas particularidades

cuando se lo aplicaba a industrias multiproducto, y que era un concepto que en principio

debía definirse con carácter “local” y no “global” (es decir, que podía ser válido para

ciertos niveles de producción de una industria y no para otros).

A partir de los trabajos de Baumol y sus colaboradores, la definición de

monopolio natural adoptó una forma más rigurosa, y pasó a denotar únicamente el

aspecto normativo referido anteriormente. El concepto de monopolio natural quedó de

este modo ligado a la idea de “subaditividad de costos” (cost subadditivity). Para que

una función de costo total (CT) sea subaditiva, debe darse que:

∑=

<m

1ii )Q(CT)Q(CT ;

para cualquier número “m” mayor o igual a dos, y para todos los vectores de cantidades

tales que “Q” es igual a la sumatoria de los distintos “Qi”.

Cuando se adopta la definición antedicha en el contexto de un único producto, la

misma tiene relación con el fenómeno de “economías de escala” (scale economies). Un

bien “Q” presenta economías de escala en su provisión si, para determinadas cantidades

de insumos (I1, I2, ..., In), se verifica que:

)I,...,I,I(Q)I,...,I,I(Q n21n21 ⋅λ>⋅λ⋅λ⋅λ ;

para un número “λ” infinitesimalmente mayor que uno. Conceptualmente, esto implica

que, si se incrementan levemente todas las cantidades de insumos en una cierta

proporción pequeña, la cantidad provista de producto también podrá incrementarse, y lo

hará en una proporción mayor que la del incremento en las cantidades de insumos.

7 En el libro de Kahn (1971), por ejemplo, el concepto de monopolio natural aparece definido de dosmaneras distintas en dos lugares diferentes (pp 11 y 123). La primera de dichas definiciones es de tiponormativo y la segunda de tipo positivo, pero implícitamente su autor supone que ambas se implican entresí.

Page 35: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

35

En un contexto en el cual el costo total de provisión de un bien es igual a la

sumatoria de los productos de las cantidades de insumos utilizados multiplicadas por

sus respectivos precios, y dichos precios están fijos, la existencia de economías de

escala es sinónima de costo medio decreciente. Esto implica que, si hay economías de

escala, se da también que “∂CMe/∂Q < 0”, y dicha implicación es también cierta a la

inversa (es decir, que si “∂CMe/∂Q < 0”, entonces hay economías de escala).

Gráfico 2.4

En una industria monoproducto, la existencia de economías de escala (o de

costos medios decrecientes) es condición suficiente para que la función de costo total

sea subaditiva (y, por lo tanto, para que estemos en una situación de monopolio natural),

pero la inversa no es cierta: el costo medio puede ser creciente y aún así darse que el

mínimo costo total se obtenga cuando sólo opera una empresa. El fenómeno en cuestión

puede verse a través de un ejemplo sencillo como el que aparece en el gráfico 2.4, en el

cual hemos representado una curva de costo medio que es decreciente para cantidades

menores que “Qm” y creciente de allí en adelante. Esto implica que la actividad en

cuestión exhibe economías de escala para todos los niveles de producción entre cero y

“Qm”, y deseconomías de escala para todos los niveles de producción mayores que

“Qm”. Sin embargo, la función de costos es subaditiva para todos los niveles de

producción entre cero y “Qs” (que es un número mayor que “Qm”), puesto que para

dichos niveles se verifica que el costo medio (y, por ende el costo total) de una única

empresa que abastece todo el mercado es menor que el que tendrían dos empresas que

abastecieran la mitad del mercado cada una. Esto es así porque “Qs” es precisamente la

Qs/2 Qm Qs

CMe

$

0 Q

Page 36: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

36

cantidad para la cual “CMe(Q)” es igual a “CMe(Q/2)”8.

El caso representado en el gráfico 2.4 nos sirve para mostrar de manera simple la

diferencia entre un monopolio natural “fuerte” y un monopolio natural “débil”. El

primero se da cuando la correspondiente función de costos es subaditiva y presenta

también economías de escala; el segundo, cuando hay subaditividad de costos pero no

hay economías de escala. En nuestro caso, el monopolio natural es fuerte para

cantidades entre cero y “Qm”, y débil para cantidades entre “Qm” y “Qs”. El gráfico 2.4

nos ilustra también claramente por qué el monopolio natural es un concepto relativo y,

en principio, local. En efecto, para cantidades menores que “Qs” la función de costos

graficada cumple con la definición de monopolio natural, pero esto deja de ser así para

cantidades mayores que “Qs”. Si la función de costos medios fuera decreciente para

cualquier nivel de “Q”, en cambio, estaríamos en presencia de un “monopolio natural

global”, ya que dicha función de costos sería subaditiva para todos los niveles posibles

de producción.

La subaditividad de una función de costos adopta ciertas características

particulares cuando se la considera en el contexto de una industria en la cual las

empresas pueden proveer varios productos a la vez. En esos casos, que los costos totales

se minimicen cuando sólo opera una empresa depende no sólo de consideraciones

relacionadas con la escala de producción sino también de aspectos ligados con la

conveniencia o no de la provisión conjunta de los distintos bienes. A los efectos de

medir este último fenómeno, resulta relevante el concepto de “economías de alcance”

(economies of scope) que, en un contexto de dos bienes (1 y 2), se define a través de la

siguiente desigualdad:

CT(Q1,Q2) < CT(Q1,0) + CT(0,Q2) .

La existencia de economías de alcance implica que, para cantidades dadas de los

dos bienes bajo análisis (Q1 y Q2), el costo total es menor cuando ambos bienes son

provistos por una única empresa que cuando lo son por dos empresas diferentes que se

8 El hecho de que la presencia o ausencia de subaditividad de costos pueda determinarse de manera tansimple depende en este caso de la forma particular que tiene la función de costos medios, que esestrictamente convexa y tiene un único mínimo local y global. Esto hace que baste comparar los costos deuna estructura monopólica con los que tendría una estructura de duopolio simétrico. En otras situacionesmás complejas, procedería también hacer comparaciones con los costos de estructuras industriales en lasque operaran más de dos empresas, y con casos en los cuales las cantidades provistas por dichas empresasno fueran necesariamente iguales.

Page 37: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

37

especializan en cada uno de los bienes. Otro concepto ligado con la medición de las

ventajas de la producción conjunta es la convexidad de la función de costos, que es una

propiedad que se verifica cuando se da que:

CT(α⋅Q1A+(1-α)⋅Q1B, α⋅Q2A+(1-α)⋅Q2B) < α⋅CT(Q1A,Q2A) + (1-α)⋅CT(Q1B,Q2B) ;

para cantidades dadas de los bienes bajo análisis (Q1A, Q1B, Q2A, Q2B) y para cualquier

valor de “α” entre cero y uno.

La posibilidad de que una función de costos incluya como variables explicativas

a las cantidades de más de un bien implica también un cambio en el modo de definir las

economías de escala. Dos conceptos ligados con este fenómeno son el de subaditividad

radial (ray subadditivity) y el de costo medio radial decreciente (declining ray average

cost). En el contexto de una función de costos definida para dos bienes, el primero de

dichos conceptos se define a través de la siguiente desigualdad:

CT(Q1, Q2) < CT(α⋅Q1, α⋅Q2) + CT((1-α)⋅Q1, (1-α)⋅Q2) ;

para todo “α” entre cero y uno, en tanto que la propiedad de costo medio radial

decreciente se da si se cumple esta otra desigualdad:

λ⋅λ⋅λ> )Q,Q(CT

)Q,Q(CT 2121 ;

para un número “λ” infinitesimalmente mayor que uno.

Los trabajos de Baumol, Panzar y Willig, citados al comienzo de esta sección,

contienen una serie de resultados respecto de las condiciones para la subaditividad de

una función de costos multiproducto. Un resultado importante es que ninguno de los

conceptos definidos en los párrafos anteriores (economías de alcance, convexidad,

subaditividad radial, costo medio radial decreciente) es necesario ni suficiente para que

una función de costos sea subaditiva. Lo que en general se requiere es una combinación

de algunos de ellos, debiendo darse que la función exhiba al mismo tiempo algún tipo

de economía de escala y alguna ventaja en términos de provisión conjunta. Por ejemplo,

tres condiciones alterativas que resultan suficientes para la subaditividad de una función

de costos son que se verifiquen al mismo tiempo:

a) convexidad y subaditividad radial;

b) economías de alcance y costo medio radial decreciente; o

Page 38: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

38

c) convexidad y costo medio radial decreciente9.

Para saber si un monopolio natural exhibe una tendencia por la cual la provisión

del o de los bienes que involucra quedará siempre a cargo de una única empresa, resulta

relevante analizar su “sostenibilidad” (sustainability). Este concepto, propuesto por

Panzar y Willig (1977), implica que el monopolista es capaz de cobrar determinados

precios y proveer determinadas cantidades tales que sus beneficios sean no negativos,

los demandantes estén en equilibrio, y ningún ingresante potencial pueda entrar al

mercado vendiendo a menores precios, ofreciendo una cantidad menor y teniendo

beneficios positivos. En un contexto de un solo producto, la sostenibilidad del

monopolio natural es equivalente a decir que estamos en presencia de un monopolio

natural fuerte (es decir, que opera en el tramo en el cual su función de costos exhibe

economías de escala). Esto se debe a que, si los costos medios son decrecientes, un

monopolista es capaz de cobrar precios iguales (o levemente superiores) a sus costos

medios y ningún ingresante potencial podrá obtener beneficios entrando al mercado,

proveyendo una cantidad menor que el monopolista y cobrando precios también

menores. Si, en cambio, estamos en un tramo en el cual el monopolio natural es débil

(es decir, cuando los costos medios son crecientes), entonces un ingresante potencial

podrá entrar al mercado proveyendo una cantidad menor que la de equilibrio y cobrando

precios menores10, con lo cual habrá espacio para una estructura industrial subóptima

(dos empresas en vez de una), que será asimismo inestable (puesto que el antiguo

monopolista tendrá incentivos a abandonar el mercado, el nuevo ingresante tendrá

incentivos a subir sus precios, y se volverán a dar las condiciones para el ingreso de una

nueva empresa).

Lo expuesto puede verse en el gráfico 2.5, en el cual hemos dibujado dos

funciones de demanda alternativas (D0 y D1) para la misma función de costo medio

(CMe) de una empresa que opera en una industria monoproducto. Cuando la demanda

es “D0”, estamos en presencia de un monopolio natural sostenible, ya que el

9 Nótese que, en cambio, no es suficiente para que una función de costos sea subaditiva que exhiba almismo tiempo economías de alcance y subaditividad radial (si no es convexa ni exhibe un costo medioradial decreciente). Esto se debe a que las economías de alcance son una medida más “débil” de lasventajas de la provisión conjunta que la convexidad, y a que la subaditividad radial es una medida más“débil” de las economías de escala que el costo medio radial decreciente.10 A este tipo de estrategias de ingreso a un mercado por parte de competidores relativamente pequeñosque se especializan en un subconjunto de clientes se la denomina a veces “estrategias de yudo” (judostrategies). Para un análisis de las mismas, véase Gelman y Salop (1983).

Page 39: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

39

monopolista puede cobrar un precio “P0” y vender una cantidad “Q0” sin temor a que

ningún ingresante potencial pueda tener beneficios positivos ofreciendo cantidades y

precios menores a los suyos. Cuando la demanda es “D1”, en cambio, tal opción no

existe, ya que –aun cuando el monopolista cobre un precio “P0”, venda una cantidad

“Q1” y tenga beneficios nulos– habrá incentivos para que un nuevo ingresante entre al

mercado ofreciendo una cantidad intermedia entre “Q0” y “Q1” (por ejemplo, “Qm”),

vendiendo a un precio menor que “P0” y obteniendo aún así beneficios positivos.

Gráfico 2.5

Cuando se trata de industrias multiproducto, la sostenibilidad presenta una

cantidad de aspectos adicionales para analizar. Los mismos tienen que ver con la

posibilidad de que, aun cuando se esté en presencia de un monopolio natural, existan

incentivos para la entrada de empresas que provean sólo uno de dichos productos y no

los demás. Esto puede darse aun para casos de monopolios naturales fuertes, si es que

las economías de escala a nivel de productos específicos son los suficientemente

grandes y las ventajas de producción conjunta son relativamente menos importantes.

Todo esto tiene implicancias respecto de cuál debería ser la política óptima para regular

este tipo de monopolios naturales, que depende de si en la industria en cuestión hay o no

barreras de entrada importantes y que en ciertos casos puede requerir de la fijación de

precios máximos y en otros puede implicar la necesidad de prohibir la entrada de

competidores potenciales11.

2.4. Liderazgo en precios y en cantidades

11 Estos temas serán analizados con mayor profundidad en el capítulo 10.

P0

D0 D1

Q0 Qm Q1

CMe

P

0 Q

Page 40: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

40

El ejercicio del poder de mercado adopta una forma especial cuando se lo

analiza en mercados que, sin ser monopólicos, cuentan con una sola empresa principal y

con una o varias empresas menos importantes que toman sus decisiones respondiendo a

lo que dicha empresa principal hace. Los dos modelos teóricos más importantes

desarrollados para estudiar estas situaciones son el de liderazgo en precios (también

llamado “modelo de Forchheimer”) y el de liderazgo en cantidades (también llamado

“modelo de Stackelberg”) 12.

El modelo de liderazgo en precios supone la existencia de una única empresa

con capacidad de fijar precios y de un conjunto de empresas (pequeñas en relación con

la anterior) que actúan como tomadoras de precios. En esos casos se habla de que la

empresa principal actúa como líder de precios y que las restantes empresas actúan como

un grupo de seguidores o “competidores periféricos” (competitive fringe). Esta manera

de caracterizar el mercado implica en cierto modo una situación intermedia entre el

monopolio y la competencia perfecta. Por un lado, los competidores periféricos actúan

como si estuvieran en un mercado competitivo (para ellos el precio está dado, y sus

decisiones de oferta se centran básicamente en las cantidades que van a producir y

vender a dicho precio dado). Por otro, el líder de precios actúa como un “monopolista

restringido”, cuya demanda a cada uno de los precios que puede fijar está determinada

por la resta entre la demanda total del mercado y la oferta de los seguidores.

Para que tenga sentido suponer que en un mercado va a haber una empresa que

actúe como líder de precios y que las restantes empresas van a actuar como seguidoras,

deberían darse una serie de características estructurales que hagan que cada empresa

encuentre beneficioso comportarse del modo prescripto. En su libro de organización

industrial, Tarziján y Paredes (2001) señalan al respecto siete factores que favorecen

que un mercado opere de acuerdo con el modelo de liderazgo de precios: existencia de

inversiones irreversibles (que hagan difícil que en corto plazo se alteren las

participaciones de mercado del líder y de los seguidores), ventajas de costo del líder

respecto de los seguidores (debidas, por ejemplo, a economías de escala y a economías

de aprendizaje), importancia de la reputación como activo para competir en el mercado,

existencia de “externalidades de red” (por ejemplo, necesidad de que los productos sean

compatibles entre sí, tal como ocurre en los mercados de programas de computación),

12 En referencia a Forchheimer (1983) y a Stackelberg (1934). Un antecedente anterior del modelo de

Page 41: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

41

complementariedad entre varios productos, existencia de barreras de entrada naturales y

legales, e importancia de las actividades de creación y estimulación de la demanda

(como, por ejemplo, publicidad y desarrollo de nuevos productos).

En una situación de liderazgo de precios, la variable estratégica que tiene el líder

es el precio que va a fijar. Para decidirlo, tendrá que tomar en cuenta varios factores.

Por un lado, deberá considerar sus costos marginales de producción y provisión del bien

o servicio que comercia. Por otro, deberá estimar su ingreso marginal, el cual (al igual

que en cualquier situación de poder de mercado) estará definido básicamente por la

forma y por la elasticidad de su función de demanda. Sin embargo, como en este caso la

demanda del líder es una “demanda residual” (es decir, surge de restar a la demanda

total la oferta de los competidores periféricos), su elasticidad termina siendo una

consecuencia del juego de varios factores. Por un lado, dicha elasticidad dependerá de la

elasticidad de la demanda total del mercado, pero por otro jugarán en ella un papel

importante la elasticidad de la oferta de los seguidores y las participaciones relativas

que tengan en el mercado el líder y sus seguidores.

Todas estas características determinan el comportamiento de equilibrio de un

mercado con liderazgo de precios. Dicho comportamiento puede asimilarse al que surge

de evaluar la estrategia óptima del líder dada la respuesta de los seguidores. Esto

implica que implícitamente el líder tiene que evaluar cuál va a ser la respuesta de los

competidores periféricos ante cada posible precio que él fije (y en este punto es donde

entra a jugar la elasticidad de la oferta de los seguidores), y deberá decidir luego cuál es

su mejor estrategia teniendo en cuenta dicha respuesta.

Dadas las condiciones antedichas, el equilibrio de un mercado con liderazgo de

precios puede intuirse aplicando la pauta básica para el ejercicio del poder de mercado

mencionada en la sección 2.1. Esto implica que el margen entre precio y costo marginal

debe ser mayor cuanto más inelástica es la demanda residual del líder y menor cuanto

más elástica es la misma. Pero como la elasticidad de la demanda residual del líder es

una función de la elasticidad de la demanda del mercado, de la elasticidad de la oferta

de los seguidores y del market share del líder, esto nos conduce a una regla según la

cual el margen de beneficio sobre el costo marginal está negativamente relacionado con

las elasticidades de la demanda del mercado y de la oferta de los seguidores y

liderazgo en precios aparece en Stigler (1947).

Page 42: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

42

positivamente relacionado con la participación de mercado del líder. En un extremo, si

el líder tiene una participación cercana al 100%, su comportamiento no diferirá

demasiado del de un monopolista. En el otro, si la demanda del mercado o la oferta de

los seguidores es muy elástica (es decir, si los compradores pueden sustituir fácilmente

su producto por otro o los competidores periféricos reaccionan ante los aumentos de

precio del líder incrementando su oferta de manera muy considerable), entonces la

situación del líder de precios no diferirá mucho de la de un competidor más del

mercado.

Lo expuesto puede verse más formalmente resolviendo el problema de

maximización de beneficios del líder de precios sujeto a la función de demanda del

mercado y a la función de oferta de los seguidores. Dicho problema puede expresarse

del siguiente modo:

BL(max) = P⋅QL – CTL(QL) s.a. QL + QS = Q(P) y QS = QS(P) ;

donde “BL” es el beneficio del líder, “QL” es la cantidad que produce y vende,

“CTL(QL)” es su función de costo total, “QS” es la cantidad producida y vendida por los

seguidores, “Q(P)” es la función de demanda del mercado y “QS(P)” es la función de

oferta de los seguidores.

Reemplazando la demanda del mercado y la oferta de los seguidores en la

función objetivo del líder, este problema se reduce al siguiente:

BL(max) = P⋅[Q(P) – QS(P)] – CTL[Q(P) – QS(P)] ;

y, bajo los supuestos usuales de continuidad y diferenciablidad de las funciones

intervinientes, se resuelve hallando la siguiente condición de primer orden:

0P

Q

P

Q

Q

CT

P

Q

P

QP)]P(Q)P(Q[

P

B S

L

LSS

L =

∂∂−

∂∂⋅

∂∂−

∂∂−

∂∂⋅+−=

∂∂

.

Reordenando y aplicando la definición de índice de Lerner vista en las secciones

anteriores, esta expresión puede también escribirse como:

)s1(

s

Q

Q

Q

P

P

Q

Q

P

P

Q

QQ

P

Q

P

QP

)]P(Q)P(Q[

P

QCTP

L

L

S

S

S

L

S

SLL

−⋅ε+η=

⋅⋅

∂∂+⋅

∂∂−

=

∂∂−

∂∂⋅

−−=∂∂− ;

donde “η”es la elasticidad-precio de la demanda del mercado (igual a “(∂Q/∂P)⋅(P/Q)”),

Page 43: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

43

“ε” es la elasticidad-precio de la oferta de los seguidores (igual a “(∂QS/∂P)⋅(P/QS)”), y

“sL” es la participación de mercado del líder (igual a “QL/Q”).

En el caso particular en el cual la oferta de los seguidores sea totalmente

inelástica (es decir, cuando “ε = 0”), el índice de Lerner correspondiente al líder de

precios adopta una forma más simplificada. La misma es la siguiente:

η=

⋅∂∂−=

∂∂⋅−−=∂∂− LLSLL s

)Q/P()PQ(

QQ

)PQ(P

)]P(Q)P(Q[

P

QCTP .

Dicha expresión es también la que correspondería al índice de Lerner de un líder

de precios que maximizara sus beneficios eligiendo “P” y tomando “QS” como dada.

Lo expuesto analíticamente puede visualizarse a través del diagrama que aparece

en el gráfico 2.6. En él hemos representado la demanda total del mercado (Dt) y la

oferta de los seguidores (Ss), de cuya resta se obtiene la función de demanda residual

del líder (Dr). A partir de esa función es posible derivar el ingreso marginal del líder

(ImL), cuya intersección con su costo marginal (CmL) nos da la cantidad que dicho

líder querrá producir y vender (QL). Reemplazando esta cantidad en “Dr” obtenemos a

su vez el precio de equilibrio de este mercado (Pe), que es el que toman los seguidores

para decidir su propia producción y los consumidores para determinar la cantidad que

van a demandar. Por ello la cantidad total demandada (Qt) surge de reemplazar “Pe” en

“Dt” y la cantidad ofrecida por los seguidores es igual a la resta entre “Qt” y “QL” (y

también es igual a lo que surge de reemplazar “Pe” en “Ss”).

Gráfico 2.6

En lo que se refiere al modelo de Stackleberg o de liderazgo en cantidades, el

mismo se caracteriza por suponer que tanto la empresa líder como las seguidoras tienen

ImL

Dt

Dr

Ss P

Pe

CmL

QtQL 0Q

Page 44: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

44

como variable estratégica la cantidad que producen y venden, y que ninguna de ellas es

en rigor tomadora de precios. En este modelo, lo que diferencia al líder de las demás

empresas es su capacidad de inducir a los otros a tomar determinadas decisiones, a

través del efecto que sobre dichas decisiones tiene su propio comportamiento. De la

observación de la cantidad producida y vendida que el líder elija, por lo tanto, las

empresas seguidoras decidirán las suyas propias, y este hecho será reconocido por el

líder cuando tome sus propias decisiones. Esta forma de plantear el tema suele servir en

mercados en los cuales tiene importancia el tema de la capacidad instalada, y existe una

empresa establecida que toma su decisión de instalar capacidad con anterioridad a las

demás. En ese contexto dicha empresa será el líder en cantidades, en tanto que las

restantes actuarán como seguidoras.

Para formalizar el modelo de Stackelberg resulta necesario analizar primero el

comportamiento esperado de los seguidores ante distintos niveles posibles de

producción del líder. Esto surge de maximizar la siguiente función de beneficio de los

seguidores (BS):

BS(max) = P⋅QS – CTS(QS) s.a. P = P(QL+QS) ;

donde “CTS” es el costo total de los seguidores y “P(QL+QS)” es función de precio de

demanda. Reemplazando esta última función en el beneficio de los seguidores y

hallando la correspondiente condición de primer orden respecto de “QS” puede llegarse

a que:

0Q

CTQ

Q

P)QQ(P

Q

B

S

SSSL

S

S =∂∂−⋅

∂∂++=

∂∂ ⇒ QS = RS(QL) ;

donde “RS(QL)” es la llamada “función de reacción de los seguidores”.

Esta función de reacción nos dice qué cantidad optarán por producir y vender los

seguidores ante los distintos niveles de producción del líder, y es una función

decreciente (es decir, a mayor producción del líder, menor producción de los

seguidores). Esto se debe a que la influencia del líder sobre las decisiones de los

seguidores tiene lugar indirectamente a través del precio de demanda: cuanto más

produzca el líder, mayor será la cantidad total y menor será por lo tanto el precio de

venta del bien (necesario para que los consumidores compren dicha cantidad). Esto hará

que los seguidores vean menos rentable producir y, por ende, produzcan menos.

Page 45: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

45

Si ahora pasamos a considerar el problema del líder, el mismo surgirá de

maximizar sus propios beneficios:

BL(max) = P⋅QL – CTL(QL) s.a. P = P(QL+QS) y QS = RS(QL) ;

e implicará la siguiente condición de primer orden respecto de “QL”:

( ) 0Q

CTQ

Q

R1

Q

P)Q(RQP

Q

B

L

LL

L

SLSL

L

L =∂∂−⋅

∂∂+⋅

∂∂++=

∂∂

;

que, en términos de margen entre precio y costo marginal, puede escribirse de este

modo:

( )η

∂∂+⋅=⋅

∂∂+⋅

∂∂−=∂∂− LSLL

L

SLL QR1s

P

Q

Q

R1

Q

P

P

QCTP .

Esta expresión nos indica que, en la lógica del modelo de Stackelberg, el índice

de Lerner será mayor cuanto mayor sea la participación de mercado del líder (sL),

cuanto menor sea el valor absoluto de la elasticidad-precio de la demanda (η), y cuanto

menor sea el valor absoluto de la pendiente de la función de reacción de los seguidores

(∂RS/∂QL). Este último valor dependerá de la forma de las funciones de demanda y de

costos de las empresas seguidoras.

Ejercicios

2.1. Una empresa que produce un único bien (Q) es el único oferente de dicho bien encierto mercado. Su función de demanda tiene la siguiente forma:

Q = 96 – p ;

donde “p” es el precio de mercado. El costo total de la empresa está dado por:

CT = 1000 + Q2 .

a) Halle el valor de “Q” que maximiza el beneficio de la empresa. Halle también elprecio de equilibrio, el beneficio y el excedente de los consumidores.b) Halle el margen de beneficio sobre el costo marginal que obtiene el monopolista ymuestre su relación con la elasticidad-precio de la demanda del bien.c) ¿Cuáles serían la cantidad, el precio, el beneficio de la empresa y el excedente de losconsumidores si la empresa se comportara como tomadora de precios?

2.2. El precio de demanda de cierto bien (P) depende de la cantidad demandada (Q) y dela calidad (u) del bien en cuestión. Los costos totales de provisión (CT) de dicho biendependen de la cantidad producida y vendida y de la calidad del bien. Lascorrespondientes funciones de demanda y de costos son las siguientes:

Page 46: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

46

P = 100 + 2⋅u – Q ; CT = (10+u)⋅Q + u2 .

a) Halle los valores de “P”, “Q” y “u” que elegiría un monopolista maximizador debeneficios.b) Halle los valores de “P”, “Q” y “u” que maximizan el excedente total de los agenteseconómicos. Muestre que para tales valores el beneficio del monopolista es negativo.c) Halle los valores de “P”, “Q” y “u” que maximizan el excedente total de los agenteseconómicos, sujeto a la restricción de que el beneficio del monopolista sea no negativo.

2.3. La demanda que enfrenta cierta empresa por su producto “Q” es función del precio(P) y del gasto en publicidad que realiza (A). Suponga que dicha demanda sigue estafunción:

Q = (96⋅A1/2) / P2 ;

y que el costo total de la empresa es:

CT = 6⋅Q + A .

a) Halle las correspondientes elasticidades de la demanda ante cambios en el precio y enel nivel de publicidad.b) Muestre que el precio que maximiza los beneficios de esta empresa es “P = 12” ydiga por qué el mismo no depende del gasto en publicidad de la empresa.c) Halle el nivel óptimo de gasto en publicidad correspondiente al precio en cuestión ycalcule también el correspondiente nivel de “Q”.

2.4. Considere las siguientes funciones de costo total de producción de los bienes “q1” y“q2”:

CTA = 100 + q1 + q2 ;

CTB = q1 + q2 + (q1.q2)1/3 ;

CTC = 100 + q11/2 + q2

1/2 .

Diga cuáles de ellas (y en qué rangos) presentan:a) Economías de alcance.b) Convexidad.c) Costos medios radiales decrecientes.d) Subaditividad radial.e) Subaditividad de costos.

2.5. El mercado de un bien homogéneo está formado por 10 empresas pequeñastomadoras de precios y una empresa grande con poder de mercado. Todas ellasmaximizan beneficios y sus respectivas funciones de costos totales son:

CTG = 300 + qG2 ; CTP = 50 + 5⋅qP

2 ;

en tanto que la demanda del mercado es:

Q = 100 – p .

a) Halle la oferta de cada empresa pequeña y la oferta total del conjunto de empresaspequeñas, como funciones de “p”.

Page 47: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

47

b) Halle la demanda residual de la empresa grande y la función de ingreso marginal quela misma enfrenta.c) Halle los valores de equilibrio de “qG”, “qP”, “Q” y “p”.d) ¿Cuáles serían dichos valores si la empresa grande también se comportara comotomadora de precios?

Page 48: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

48

3. Oligopolio y competencia

El objetivo del presente capítulo y del próximo es presentar la teoría económica

que sirve para analizar el funcionamiento de los mercados en los cuales existe algún tipo

de competencia entre las empresas intervinientes. Tal como hemos visto en el capítulo

1, estos mercados se caracterizan por contar con varias empresas que actúan

independientemente, en un contexto en el que ninguna de ellas es capaz de determinar

por sí misma los precios y las cantidades. La principal implicancia de este hecho es que

los fenómenos que ocurren en el mercado no pueden interpretarse simplemente como

fruto de las decisiones de un único agente económico, y deben en cambio estudiarse

como el resultado de algún tipo de equilibrio entre las decisiones de múltiples agentes.

Dicho equilibrio puede emerger en una situación en la cual todos los participantes del

mercado se comportan como tomadores de precios (equilibrio perfectamente

competitivo) o bien en una circunstancia en la cual hay varios participantes que tienen

poder de mercado. Para este último caso el concepto relevante es el de “equilibrio de

Nash”, definido de distinta manera según el caso específico que analicemos.

Una distinción importante que merece hacerse al analizar el funcionamiento de

los mercados en los que existe algún tipo de competencia tiene que ver con la naturaleza

del bien o servicio que se comercia. Resulta entonces útil distinguir entre mercados de

productos homogéneos (en los cuales todos los oferentes proveen bienes idénticos que

se terminan comerciando al mismo precio) y mercados de productos diferenciados (en

los cuales los bienes ofrecidos son diferentes entre sí, y existe por ende la posibilidad de

que los precios también difieran). En el presente capítulo nos dedicaremos a analizar

exclusivamente el caso de los productos homogéneos, y postergaremos el estudio de los

productos diferenciados para el capítulo siguiente. Las tres primeras secciones se

concentrarán en los tres modelos básicos de competencia entre proveedores de

productos homogéneos, que son la competencia perfecta, el oligopolio de Cournot y el

oligopolio de Bertrand. La cuarta sección, por su parte, estará dedicada a un tema que

sobrevuela las conclusiones implícitas en estos modelos, como es la relación entre

concentración del mercado e intensidad de la competencia.

Page 49: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

49

3.1. Competencia perfecta

La competencia perfecta es susceptible de definirse de distintas maneras, según

se la analice en un contexto de equilibrio parcial o de equilibrio general y según se la

estudie haciendo hincapié en sus propiedades estáticas o dinámicas. En esta sección

adoptaremos la perspectiva más sencilla, que es la de equilibrio parcial en un contexto

estático, si bien haremos algunas referencias a las diferencias entre competencia

perfecta en el corto y en el largo plazos, y a las diferencias entre competencia perfecta

como supuesto de comportamiento y competencia perfecta como resultado del

funcionamiento del mercado.

La definición básica de competencia perfecta que adoptaremos será la siguiente:

se dice que un mercado es perfectamente competitivo si todos los agentes económicos

que en él participan se comportan como tomadores de precios. Esto implica una

definición de equilibrio parcial (ya que se limita a un mercado), en la cual la “perfección

de la competencia” es un supuesto de comportamiento (ausencia total de poder de

mercado). En principio se trata de una definición de corto plazo, ya que presupone un

número dado de participantes del mercado. Su extensión al largo plazo, sin embargo, no

resulta problemática, ya que sólo requiere incorporar una condición de entrada y salida

que deben satisfacer aquellas empresas que en el corto plazo están fuera del mercado y

quieren ingresar al mismo, así como aquellas otras que en el corto plazo están dentro del

mercado y quieren luego retirarse del mismo13.

El análisis del funcionamiento de los mercados perfectamente competitivos parte

de estudiar el comportamiento de cada una de las empresas individuales que operan en

los mismos. Supongamos por ejemplo que estamos analizando el caso de un mercado de

bienes de consumo final en el cual los oferentes son empresas y los demandantes son

consumidores. Cada una de las empresas tendrá entonces por objetivo maximizar su

propio beneficio, que no será otra cosa que la resta entre los ingresos que obtiene por

vender las cantidades del bien que produce y los costos que le acarrea la producción y

comercialización de dicho bien. En nuestra terminología, esto implica:

Bi(max) = P⋅Qi – CTi(Qi) .

13 Algunos textos identifican a la competencia perfecta con este último agregado, y utilizan el nombre de“competencia pura” para el modelo de corto plazo en el cual no se permite la entrada ni la salida deempresas del mercado. Véase, por ejemplo, Leftwich (1976).

Page 50: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

50

El supuesto crucial respecto del modo en el cual la empresa perfectamente

competitiva lleva a cabo esta maximización es que la variable precio (P) es considerada

como exógena (es decir, como algo respecto del cual la empresa no puede

individualmente influir), y por ende la única variable endógena es la cantidad producida

y vendida individualmente (Qi). Dicho problema representa además algo que cada

empresa resuelve por su cuenta, sin considerar el modo en el cual sus competidoras

están resolviendo simultáneamente sus propios problemas semejantes. Así vista, la

maximización en cuestión conlleva la siguiente condición de primer orden:

0Q

CTP

Q

B

i

i

i

i =∂∂−=

∂∂

⇒ i

i

Q

CTP

∂∂= ⇒ Qi = Cmi

-1(P) = Si(P) ;

donde “Cmi-1” es la función inversa del costo marginal de la empresa individual14.

Esta condición de primer orden resulta necesaria y suficiente en tanto se dé que

la función de costo total sea continua, creciente y diferenciable, que –al menos para el

nivel “Qi” relevante– sea asimismo convexa (es decir, “∂2CTi/∂Qi2 > 0”), y que –

también para el nivel “Qi” relevante– le genere a la empresa un beneficio mayor al que

podría obtener para un nivel de producción nulo. En el largo plazo, esta última

condición implica simplemente que el beneficio sea positivo; en el corto plazo, puede

inclusive admitir niveles de beneficio negativos (siempre que dicha negatividad no sea

mayor a la que se incurre cuando no se produce y se sufre el efecto de erogar el costo de

los insumos y factores de producción fijos).

La implicancia de esta última disquisición sobre la forma de la función de oferta

individual de las empresas que participan en un mercado perfectamente competitivo es

que la misma puede interpretarse como la suma de dos segmentos diferentes: para

precios de mercado inferiores a un cierto mínimo, la oferta individual de la empresa será

nula; para precios superiores a dicho mínimo, en cambio, la oferta será la función

inversa del costo marginal. En el largo plazo, el precio mínimo en cuestión es aquél que

cubre la totalidad de los costos (o sea, es igual al mínimo costo medio de largo plazo

que la empresa pueda conseguir). En el corto plazo, en cambio, es igual al mínimo

cociente entre el costo total de los insumos y factores variables dividido por la cantidad

14 Nótese que esta condición de primer orden (por la cual el precio se iguala con el costo marginal)coincide exactamente con la condición de primer orden de maximización del excedente total generado enel mercado (es decir, con la condición de eficiencia) vista en el capítulo 1.

Page 51: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

51

producida y vendida.

Gráfico 3.1

Lo expuesto puede visualizarse en el gráfico 3.1, en el cual hemos representado

las funciones de costo medio (CMe) y costo marginal (Cm) de una empresa individual y

su relación con la función de oferta de la misma (que es la que está dibujada con trazo

grueso). Vemos así que, cuando el precio de mercado es inferior a un cierto mínimo

(Pm), la cantidad ofrecida por la empresa (Qi) es igual a cero. Cuando el precio supera

ese mínimo, en cambio, la empresa está dispuesta a ofrecer la cantidad para la cual

dicho precio se iguala con el costo marginal. Esa cantidad tiene también un cierto

mínimo (Qm), que es el que corresponde al menor valor posible de la función de costo

medio. Nótese que dicho valor es igual al que tiene el costo marginal para la cantidad

“Qm”, y que a partir de allí mayores cantidades ofrecidas implican también una

diferencia positiva entre precio y costo medio (y, por ende, beneficios positivos).

El gráfico 3.1 nos permite visualizar que la función de oferta individual de la

empresa es típicamente discontinua. Esto se debe a que la empresa nunca hallará

beneficioso ofrecer una cantidad positiva menor que “Qm”, y por lo tanto su oferta

pasará abruptamente de un nivel nulo a un nivel positivo igual al mínimo nivel rentable

de producción.

Para hallar el equilibrio de mercado en un contexto perfectamente competitivo,

resulta necesario agregar las ofertas individuales de las empresas que intervienen en el

mercado y comparar dicha oferta agregada con la demanda de los consumidores. Esta

demanda, a su vez, surgirá de agregar las funciones de demanda de tales consumidores,

y será una función que supondremos continua y decreciente respecto del precio de

mercado. La oferta agregada de las empresas, en cambio, será por construcción una

Pm CMe

Qm

Cm P

0 Qi

Page 52: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

52

función no decreciente, que probablemente tendrá una discontinuidad en el precio

“Pm”, pero que para precios superiores será también continua.

Para que en un mercado como el descripto exista un equilibrio perfectamente

competitivo será necesario que exista un precio al cual la suma de las cantidades

ofrecidas por las empresas se iguale con la suma de las cantidades demandas por los

consumidores, es decir, un precio “P” para el cual se dé que:

)P(D)P(D)P(S)P(Sh

hi

i === ∑∑ ;

donde “Si(P)” es la función de oferta de la iésima empresa individual, “Dh(P)” es la

función de demanda del hacheésimo consumidor individual, y “S(P)” y “D(P)” son las

respectivas funciones de oferta y demanda agregadas. Para que la cantidad de equilibrio

sea positiva, el precio de equilibrio deberá ser necesariamente mayor o igual al precio

mínimo al cual las empresas están dispuestas a ofrecer su producto. Si esto no se da, el

equilibrio implicará en cambio que las empresas no ofrecerán nada, los consumidores

no demandarán nada, y el precio quedará indeterminado (en un rango que va desde el

máximo precio que los consumidores están dispuestos a pagar y el mínimo precio que

las empresas están dispuestas a cobrar).

Las distintas alternativas de equilibrio mencionadas aparecen representadas en el

gráfico 3.2. Cuando la demanda total es muy baja (D0) en relación con la oferta total

(S), vemos que el equilibrio se producirá para una cantidad comerciada nula. Si, en

cambio, la demanda (D2) cruza a la oferta en el segmento en el cual esta última es

creciente, entonces el precio será superior al mínimo al cual las empresas están

dispuestas a ofrecer, y la cantidad total (Q2) será tal que todas las empresas estarán

produciendo y obteniendo beneficios positivos. Un caso intermedio es aquél en el que la

demanda (D1) cruza a la oferta en el segmento discontinuo para el cual “P = Pm”. En

este caso el equilibrio competitivo es “aproximado”. La idea es que, a ese precio, todas

las empresas quedan indiferentes entre no producir y producir “Qm”15. Para abastecer

una cantidad “Q1”, por lo tanto, es necesario que algunas empresas produzcan y otras

no. El número de empresas que finalmente quedarán produciendo será por lo tanto igual

15 En rigor, esto sólo vale para el caso en el cual todas las empresas tienen la misma función de costos y,por lo tanto, el mismo precio mínimo de oferta. Si hubiera empresas con costos distintos, el equilibrioperfectamente competitivo implicaría que las empresas con menores costos produjeran y las empresas conmayores costos se abstuvieran de producir, y el tramo discontinuo de la función de oferta sería mucho

Page 53: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

53

al cociente entre “Q1” y “Qm”, pero dicho número puede no ser entero sino

fraccionario. En ese caso, estrictamente hablando, el equilibrio competitivo no existe,

pero puede aproximarse como una situación en la cual el número de empresas que

producen es el número entero inmediatamente inferior a “Q1/Qm”, el precio es

levemente superior a “Pm”, y las empresas que no producen eligen no hacerlo porque

saben que si empiezan a ofrecer “Qm” habrá un exceso de oferta, el precio descenderá

por debajo de “Pm” y sus beneficios pasarán a ser nulos.

Gráfico 3.2

Un razonamiento idéntico al expuesto en el párrafo anterior es el que sirve para

hallar el equilibrio perfectamente competitivo de largo plazo con libre entrada y salida

de empresas. La idea es que, en ese contexto, el número de empresas que finalmente

queden en el mercado será aquel para el cual no existan empresas fuera de él que

puedan obtener beneficios positivos si deciden entrar. Esto hace que, si partimos de un

equilibrio como el del par “P2, Q2” representado en el gráfico 3.2, existan incentivos

para que nuevas empresas entren al mercado y desplacen la oferta hacia la derecha. Esto

inducirá una baja del precio de equilibrio, que será progresivamente mayor conforme

ingresen más empresas. El desplazamiento de la oferta sólo se detendrá cuando el precio

de equilibrio llegue a ser igual a “Pm”, momento en el cual no habrá ya motivos para

que nuevas empresas tengan interés en ingresar al mercado16.

Analíticamente, el equilibrio competitivo de largo plazo con libre entrada puede

menos relevante.16 Una vez más, este razonamiento supone que todas las empresas tienen la misma función de costos. Concostos diferentes puede haber empresas dentro del mercado con beneficios positivos (también llamados“rentas competitivas”), pero lo que no puede haber en un equilibrio perfectamente competitivo de largoplazo con libre entrada y salida son empresas fuera del mercado que pudieran tener beneficios positivos si

P2

D0 D1

Q1

Pm D2

Q2

S P

0 Q

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54

calcularse sabiendo que el precio tendrá que ser necesariamente igual al mínimo costo

medio de largo plazo. Como vimos anteriormente, esto implica que:

P = CMe(Qi) = Cm(Qi) .

Despejando “Qi” de esta igualdad y hallando el correspondiente valor de “P”, se

pasa entonces a hallar la cantidad total demandada y el número de empresas de

equilibrio (N), a través de la siguiente relación:

Q = D(P) = N⋅Qi ⇒iQ

QN = .

Un último comentario que efectuaremos en esta sección tiene que ver con la

diferencia que señalamos al principio entre competencia perfecta como supuesto de

comportamiento y competencia perfecta como resultado del funcionamiento del

mercado. Todo el análisis que hemos realizado se concentró en buscar las condiciones

de equilibrio competitivo suponiendo que las empresas se comportaban como

tomadoras de precios. Para que dicho supuesto resulte racional, sin embargo, es

necesario agregar una condición extra, que es que las empresas en cuestión no tengan

capacidad de influir sobre los precios. Esencialmente, esto implica suponer que cada

empresa individual tiene una escala relativamente pequeña en relación con el mercado,

y que sabe que, si abandona el mismo, el precio de equilibrio no se modificará. La teoría

económica ha elaborado distintos modelos en los cuales esta propiedad se verifica. Un

posible enfoque es suponer que las empresas son “infinitesimales”, es decir, que su

escala mínima rentable de producción (Qm) es un número infinitesimalmente pequeño

en relación con la cantidad total demandada al precio “Pm”. En la lógica de este

enfoque el número de empresas de equilibrio es infinito, y ésa es la causa por la cual

cada empresa individual se ve a sí misma como incapaz de modificar el precio de

mercado17.

Una alternativa menos estricta en cuanto al número de empresas pero que exige

más supuestos respecto de la forma de las funciones de costos es pensar que el mínimo

costo medio corresponde a un rango de producción ( Qm,Qm ) y no a un único valor

ingresaran en él.17 Este enfoque ha tenido un desarrollo muy importante en la literatura sobre equilibrio general, enespecial a partir del trabajo de Aumann (1964).

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55

“Qm”. Esto permite que en la mayoría de los casos la misma cantidad total pueda ser

producida por diferentes números de empresas a un costo total idéntico, y que por lo

tanto cada empresa sepa que, si abandona el mercado, habrá otras que estarán dispuestas

a aumentar su producción y reemplazarla sin que el precio de equilibrio se modifique.

Esta idea de que los oferentes son “perfectamente sustituibles” es en rigor la clave de la

competencia perfecta como resultado de la interacción entre las empresas, y la fuente

última que garantiza la ausencia de poder de mercado y la racionalidad económica del

comportamiento tomador de precios.

3.2. Oligopolio de Cournot

Se denomina oligopolio a un mercado en el cual opera un número pequeño de

empresas oferentes y en el que, en cambio, la demanda está atomizada (es decir, existen

muchos compradores). Tal como vimos en el capítulo 1, la idea más antigua respecto

del funcionamiento de un oligopolio es la que surge del llamado “modelo de Cournot”.

Dicho modelo se usa fundamentalmente para analizar situaciones en las cuales el

producto que se comercia en el mercado es homogéneo y la principal variable

estratégica de las empresas es la cantidad que van a producir (o, en ciertas

interpretaciones de largo plazo, la capacidad de planta que van a instalar).

La idea implícita en el modelo de Cournot es que cada empresa decide su

producción sabiendo que producir más va a tener cierto efecto de deprimir el precio de

mercado, pero conociendo que a dicho precio lo influyen también las decisiones de

producción de las demás empresas. El equilibrio del oligopolio de Cournot es pues una

situación en la cual todas las empresas ejercen cierto poder de mercado.

Analíticamente, el modelo de Cournot puede escribirse como una variación del

modelo de equilibrio parcial en competencia perfecta que describimos en la sección

anterior. Se parte así de la idea de que cada empresa individual maximiza sus propios

beneficios eligiendo su nivel de producción (Qi), pero se levanta el supuesto de que las

empresas actúan como tomadoras de precios y se lo reemplaza por otro según el cual

cada empresa ve al precio de demanda como una función de la cantidad total producida

y vendida (es decir, de la suma de su propia producción y la de las empresas

competidoras). Esto implica que:

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56

Bi(max) = P⋅Qi – CTi(Qi) s.a.

+== ∑

≠ijji QQP)Q(PP ;

donde “Qj” es la cantidad producida y vendida por el jotaésimo competidor de la

empresa “i”. Reemplazando la función de precio de demanda dentro de la función

objetivo de la iésima empresa individual, el problema se transforma en:

)Q(CTQQQP)max(B iiiij

jii −⋅

+= ∑

;

y, bajo los supuestos usuales respecto de las funciones de demanda y de costos, se

resuelve despejando la siguiente condición de primer orden:

0Q

CTQ

Q

PQQP

Q

B

i

ii

ijji

i

i =∂∂−⋅

∂∂+

+=

∂∂ ∑

⇒ i

ii

ijji Q

CTQ

Q

PQQP

∂∂=⋅

∂∂+

+∑

.

Tal como puede apreciarse, la maximización de beneficios de la empresa

individual en el oligopolio de Cournot se asemeja notablemente a la que vimos en el

capítulo anterior cuando estudiamos el modelo básico de monopolio, puesto que nos

dice que el beneficio se hace máximo cuando el ingreso marginal [P+(∂P/∂Q)⋅Qi] se

iguala con el costo marginal (∂CTi/∂Qi). La diferencia entre ambos casos es que aquí

entra a jugar también el nivel de producción de las otras empresas que operan en el

mercado, que se supone que es una variable exógena para la empresa “i”. Esto hace que

resulte de importancia distinguir entre cantidad total (Q) y cantidad individual (Qi), y

entre esta última y la cantidad producida por los competidores (Qj).

El equilibrio del modelo de Cournot surge de resolver simultáneamente las

condiciones de primer orden de todas las empresas intervinientes. Una forma de

plantear dichas condiciones es transformarlas en ecuaciones que relacionan la cantidad

producida por cada empresa individual con la cantidad producida por sus competidores.

Esto nos genera “N” funciones de reacción (Ri), que pueden interpretarse como

relaciones entre el comportamiento óptimo de la empresa individual y el

comportamiento del resto de las empresas. Una manera compacta de escribir el

equilibrio de Cournot es, pues, la siguiente:

= ∑

≠ij

*ji

*i QRQ (para todo i = 1, 2, ... N) ;

Page 57: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

57

donde “Qi*” y “Qj

*” son las cantidades que, respectivamente, maximizan los beneficios

de la empresa “i” y la empresa “j” cuando el resto de las empresas también está

maximizando los suyos propios.

Esta manera de escribir la condición de equilibrio del modelo de Cournot no es

otra cosa que la definición del equilibrio de Nash del problema, entendido como un

juego en el cual los jugadores son las empresas oferentes y sus posibles estrategias son

los distintos niveles de producción disponibles. En la terminología de la teoría de los

juegos, dicho equilibrio queda entonces expresado como un “perfil de estrategias” (Q1*,

Q2*, ... QN

*) asociado con un vector de beneficios (B1*, B2

*, ... BN*) que ningún

participante puede individualmente mejorar, y que es por lo tanto su mejor respuesta a

las estrategias que están eligiendo los restantes jugadores18.

Las condiciones de primer orden del oligopolio de Cournot permiten llevar a

cabo algunas comparaciones interesantes con el monopolio y la competencia perfecta, y

tienen también algunas implicancias útiles respecto de las relaciones entre tamaño y

costos relativos de las empresas que operan en un mercado. Las mismas surgen

esencialmente de escribir dichas condiciones de primer orden despejando el índice de

Lerner implícito en las mismas:

η=⋅⋅

∂∂−=∂∂− iiii s

Q

Q

P

Q

Q

P

P

QCTP;

y observar que el margen entre precio y costo marginal debe igualarse con el cociente

entre la participación de mercado de la empresa bajo análisis (si) y el valor absoluto de

la elasticidad-precio de la demanda del mercado (η).

De la interpretación de esta condición surge entonces la conclusión de que el

efecto de las decisiones de las empresas sobre el precio de equilibrio de mercado es

directamente proporcional al tamaño relativo de cada empresa. Una empresa grande, por

lo tanto, termina teniendo un margen de beneficio sobre su costo marginal mayor que

una empresa pequeña, y un mercado con pocas empresas termina teniendo niveles de

precios (y márgenes de beneficios) superiores a un mercado con muchas empresas. Esto

obedece a que, si hay pocas empresas, la participación de mercado de cada una de ellas

18 La relación entre equilibrio de Nash y oligopolio de Cournot en el marco de la teoría de los juegos fueanalizada por primera vez por Shubik (1959). Para mayores referencias respecto de la terminologíautilizada, véase el apéndice sobre elementos de teoría de los juegos.

Page 58: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

58

será mayor, y mayor será por ende el correspondiente índice de Lerner. Dentro del

mismo mercado, sin embargo, el precio es el mismo para todas las empresas, lo cual

implica también una relación entre tamaño y eficiencia: cuanto menores son los costos

marginales de una empresa, más grande se vuelve, y cuanto más grande se vuelve,

mayor es su margen de ganancia.

Una propiedad interesante del modelo de Cournot es que representa una

caracterización de los mercados que incluye al monopolio y a la competencia perfecta

como casos particulares. El monopolio sería así un ejemplo de oligopolio de Cournot

con una única empresa; la competencia perfecta sería en cambio un caso extremo de

oligopolio de Cournot en el cual operaran infinitas empresas infinitesimalmente

pequeñas. En efecto, si solo hay una empresa se da por definición que “si = 1”, y

entonces:

η=⋅

∂∂−=∂∂− 1

P

Q

Q

P

P

QCTP ii ⇒i

i

Q

CTQ

Q

PP

∂∂=⋅

∂∂+ .

Inversamente, si cada empresa es infinitesimalmente pequeña, se da que “si →

0”, y se verifica por lo tanto que:

00P

Q

Q

P

P

QCTP ii =⋅⋅∂∂−=∂∂− ⇒

i

i

Q

CTP

∂∂= .

Que el oligopolio de Cournot tienda a la competencia perfecta depende sin

embargo de la relación que exista entre el tamaño del mercado y el tamaño relativo de

las empresas que operan en el mismo. En su artículo acerca de los efectos de la libre

entrada sobre el oligopolio de Cournot, Mankiw y Whinston (1986) muestran que, en

general, el número de empresas de equilibrio en un oligopolio de Cournot con libre

entrada es relativamente alto, pero que ello no alcanza para que el equilibrio tienda al de

competencia perfecta. Antes bien, lo que se verifica es un número de empresas mayor

que el que maximiza el excedente total de los agentes económicos (y, por ende, mayor

que el que se daría en un mercado de competencia perfecta con libre entrada), y cada

una de ellas termina produciendo una cantidad menor que la produciría en un equilibrio

perfectamente competitivo de largo plazo.

Tal situación se verifica definiendo al excedente total (W) del siguiente modo:

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59

)q(CTNdx)x(P)N(W N

qN

0

N ⋅−= ∫⋅

;

donde “N” es el número de empresas que operan en el mercado y “qN” es lo que

produce cada una de ellas. Derivando dicha expresión respecto de “N” se da que:

N

q

q

CTN)q(CT

N

qNq)qN(P

N

W N

NN

NNN ∂

∂⋅∂∂⋅−−

∂∂⋅+⋅⋅=

∂∂

;

con lo cual “W” alcanza su máximo cuando esta derivada se iguala a cero.

En un oligopolio de Cournot con libre entrada, sin embargo, el número de

empresas de equilibrio se determina cuando la empresa marginal obtiene un beneficio

nulo (es decir, “P(N⋅qN)⋅qN – CT(qN) = 0”), lo cual indica que “∂W/∂N” será igual a:

0N

q

q

CT)qN(PN

N

W N

NN ≤

∂∂⋅

∂∂−⋅⋅=

∂∂

.

Que este número sea menor o igual a cero se debe a que en el oligopolio de

Cournot las empresas operan con un margen positivo sobre el costo marginal, y a que la

cantidad que cada una de ellas produce decrece con el número de empresas (es decir,

“∂qN/∂N ≤ 0”). Esto hace que el número de empresas de equilibrio termine siendo tal

que el excedente total de los agentes económicos esté disminuyendo cuando ingresan

nuevas empresas y que, por lo tanto, sea posible aumentarlo reduciendo el número de

empresas que operan en el mercado (y aumentando la cantidad producida por cada una

de ellas). La única situación en la cual “∂W/∂N” tiende a cero en un oligopolio de

Cournot con libre entrada es cuando el número de empresas que entran al mercado en

equilibrio tiende a infinito, lo cual sucede si la escala óptima de producción es

infinitesimal respecto del mercado como un todo. Para que esto se dé los costos

marginales de las empresas deberían ser crecientes para cualquier nivel de “qN” y el

tamaño del mercado debería ser muy grande en relación con los costos fijos de cada

empresa.

3.3. Oligopolio de Bertrand

El otro ejemplo clásico de oligopolio, además del modelo de Cournot, es el

modelo de Bertrand, en el cual la variable estratégica de las empresas es el precio y no

Page 60: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

60

la cantidad. El equilibrio de Nash de este modelo se da cuando cada empresa fija sus

precios con el objetivo de maximizar sus propios beneficios, pero teniendo en cuenta los

precios que están cobrando las otras empresas. Esto genera una competencia por precios

que se asocia con un comportamiento de las empresas que resulta más agresivo que en

el modelo de Cournot. Si bien el mismo está implícito, el papel que juegan los

consumidores en este modelo es también más importante que el que se supone en el

oligopolio de Cournot, ya que no sólo aparecen detrás de una curva de demanda

agregada sino también eligiendo el mejor precio entre los que cobran las distintas

empresas oferentes.

Un resultado interesante del modelo de Bertrand es que el precio de mercado no

depende en absoluto del número de empresas ni del tamaño relativo de las mismas sino

de las diferencias de costos entre las empresas que operan en él. En un caso extremo con

costos marginales constantes, por ejemplo, este modelo predice que la competencia va a

tender a plantearse entre solamente dos competidores (los que tengan menores costos) y

que el precio va a igualarse con el costo marginal del más ineficiente de los dos. Esto es

así porque al más eficiente le bastará con cobrar un precio levemente inferior al del

costo marginal de su principal competidor, y de este modo logrará quedarse con la

totalidad del mercado.

La representación analítica del oligopolio de Bertrand entraña una complejidad

mayor que la correspondiente al oligopolio de Cournot, ya que los propios supuestos del

modelo generan una discontinuidad en las funciones de demanda que enfrentan las

empresas. En efecto, si suponemos que en el mercado de un bien homogéneo los

consumidores sólo le compran a la empresa que ofrece el menor precio, la demanda que

enfrentará cada empresa individual tendrá una forma como la siguiente:

Qi = 0 (si Pi > Pj) ;

Qi ∈ [0, D(Pi)] (si Pi = Pj) ;

Qi = D(Pi) (si Pi < Pj) ;

donde “Pi” es el precio de la empresa bajo análisis y “Pj” es el menor precio cobrado por

las empresas que compiten con ella. Como puede verse, esta manera de definir la

demanda implica que cada empresa individual no venderá nada si cobra más que su

competidor más agresivo, absorberá toda la demanda del mercado si cobra menos que

dicho competidor, y se quedará con una porción indeterminada del mercado si cobra lo

Page 61: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

61

mismo que dicho competidor19.

Si suponemos un caso con solo dos empresas (1 y 2) que tienen costos medios y

marginales constantes pero distintos entre sí (tales que “Cm1 < Cm2”), el equilibrio de

Nash del modelo es que la empresa 1 cobre un precio “P1 = Cm2–ε” (donde “ε” es un

número infinitesimalmente pequeño) y la empresa 2 cobre un precio “P2 = Cm2”. Esto

hace que la cantidad vendida por la empresa 1 sea igual a “Q1 = D(P1)” y la cantidad

vendida por la empresa 2 sea nula. Los beneficios asociados con esta solución son “B1 =

(P1–Cm1)⋅D(P1) > 0” y “B2 = 0”. Este es el único resultado en el cual las dos empresas

están jugando simultáneamente su mejor respuesta a la estrategia que juega la otra, si

bien en el caso de la empresa 1 dicha mejor respuesta es “estricta” (es decir, es una

estrategia superior a todas las otras posibles) y en el caso de la empresa 2 no es estricta

(es decir, existen otras estrategias –en este caso, infinitas– que son igualmente buenas

dado lo que está jugando la empresa 1).

Lo expuesto aparece representado en el gráfico 3.3, en el cual vemos que la

cantidad vendida por la empresa 1 (Q1) termina siendo igual a la demanda total del

mercado (Dt) al precio “P1 = Cm2 – ε” (que es el máximo precio que puede cobrar la

empresa 1 y aun así absorber toda la demanda existente). Para que esto sea así, es

necesario que la empresa 2 cobre “P2 = Cm2”. Esta estrategia le da a la empresa 2 un

beneficio nulo (ya que no vende nada y no incurre en ningún costo), y en ese sentido es

mejor que cobrar “P2 < Cm2” (ya que dicha estrategia le acarrearía pérdidas). No es en

cambio mejor (aunque tampoco peor) que cobrar “P2 > Cm2”, puesto que en tal caso

tampoco vende nada y tiene beneficios nulos. Sin embargo, si tal cosa acontece, lo que

deja de ser óptimo es que la empresa 1 cobre “P1 = Cm2 – ε”, puesto que podrá cobrar

un precio más alto y obtener beneficios mayores aún. Esto último, sin embargo, no es un

equilibrio, porque para valores de “P1” mayores que “Cm2” la empresa 2 encontrará

beneficioso cobrar “P1 > P2 > Cm2” y quedarse con todo el mercado, cosa que hará que

la empresa 1 halle a su vez beneficioso bajar su precio.

19 Este es un supuesto fuerte del análisis, pero es el único racional en un contexto de productoshomogéneos e información completa. Para poder levantarlo es necesario suponer diferenciación deproductos (cosa que haremos en el capítulo 4) o bien información imperfecta por parte de losconsumidores.

Page 62: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

62

Gráfico 3.3

Si la diferencia entre “Cm2” y “Cm1” fuera muy grande, sin embargo, el

equilibrio de Nash de este juego podría implicar un valor de “P1” menor que “Cm2”.

Esto acontecería si la igualdad entre ingreso marginal y costo marginal de la empresa 1

tuviera lugar para una cantidad que implicara un precio inferior a “Cm2”. Tal caso es el

que aparece en el gráfico 3.4, y representa una situación extrema, en la cual el equilibrio

del oligopolio de Bertrand es idéntico al que tendría lugar en un monopolio en el que

sólo operara la empresa 1.

A diferencia de lo que sucede en el oligopolio de Cournot, agregar más

competidores al problema no cambia para nada el resultado del mismo en tanto dicho

agregado no haga que aparezcan empresas con menores costos. Esto es así porque, tal

como hemos visto, lo único que importa para definir el equilibrio de Nash del oligopolio

de Bertrand es lo que hagan las dos empresas con menores costos medios y marginales.

Un caso particular se da cuando esas dos empresas tienen el mismo costo medio y

marginal. En tal circunstancia el equilibrio es “P1 = P2 = Cm1 = Cm2”, y es por ende

idéntico al de un mercado de competencia perfecta, aun cuando el número de

competidores sea muy reducido (por ejemplo, sólo dos). Esta conclusión, sin embargo,

no sorprende si recordamos que la esencia de la competencia perfecta es que los

oferentes sean perfectamente sustituibles entre sí. En un oligopolio de Bertrand con dos

empresas con idénticos costos medios y marginales (que, adicionalmente, sean

constantes para cualquier nivel de producción) esta sustituibilidad es un hecho, ya que la

misma cantidad de equilibrio puede ser producida por cualquiera de las dos empresas (o

por cualquier combinación de ellas) a un costo total idéntico.

Cm2

Cm1

Q1 Q

Dt

P

0

Page 63: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

63

Gráfico 3.4

Si pasamos a un caso más general de oligopolio de Bertrand con empresas cuyos

costos medios y marginales no son constantes, el análisis se complica

considerablemente, ya que ahora no puede hablarse más de empresas que siempre tienen

costos marginales mayores y empresas que siempre tienen costos marginales menores.

Esto es así porque el costo marginal pasa a depender de la cantidad producida y

vendida, y resulta por ende posible que una empresa cuya curva de costos marginales

esté siempre por encima de la curva de costo marginal de otra empresa consiga tener un

costo marginal menor simplemente cambiando su nivel de producción. Este fenómeno

aparece ilustrado en el gráfico 3.5, en el cual se ve que, si bien “Cm2” está siempre por

encima de “Cm1”, “C2” es menor que “C1” (para los valores de “Q1” y “Q2” que

hemos elegido).

La implicancia de este hecho sobre el modelo de Bertrand con productos

homogéneos es que, aun con empresas cuyas funciones de costo marginal son distintas,

terminará dándose un equilibrio de Nash en el cual el precio que eligen todas las

empresas es el mismo. En su obra sobre fijación de precios en oligopolios, Vives (1999)

muestra que dicho equilibrio simétrico no es en general único, sino que por el contrario

suelen existir infinitos equilibrios en un rango de precios que va desde el mínimo costo

medio de la empresa menos eficiente (Pmin) hasta el precio que maximiza los beneficios

de la empresa más eficiente (Pmax) cuando la misma abastece la cuota de mercado que le

corresponde a dicho precio (definida como “Si(P)/S(P)”). En un contexto de costos

marginales crecientes, dicho rango de precios contiene siempre al precio de equilibrio

perfectamente competitivo.

P1

Im Cm1

Dt

Cm2

Q1 Q

P

0

Page 64: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

64

Gráfico 3.5

Una complicación adicional que puede hacérsele al modelo de Bertrand es

suponer que, si una empresa fija un precio menor al de sus competidores, no tiene por

qué abastecer toda la demanda del mercado a dicho precio sino que puede elegir

producir y vender una cantidad menor. Esta modificación se conoce como modelo de

Bertrand-Edgeworth, en referencia a la obra de Edgeworth (1925). En un contexto como

ése el equilibrio de Nash es típicamente indeterminado, o bien implica el uso de

estrategias mixtas (es decir, suponer que las empresas cobrarán distintos precios con

distintas probabilidades)20.

Un último resultado que puede obtenerse de analizar el modelo de Bertrand es

que, enmarcado en un contexto en el cual las variables estratégicas no son sólo los

precios sino también los niveles de capacidad instalada de las empresas, el mismo es

capaz de generar los mismos resultados que el oligopolio de Cournot. Tal observación

se debe a Kreps y Scheinkman (1983), quienes elaboraron un modelo en el cual la

interacción estratégica entre los oferentes tiene lugar en dos etapas: en una primera

etapa las empresas deciden su nivel de capacidad instalada, y en una segunda etapa

deciden su precio, tomando como dados los niveles de capacidad instalada elegidos en

la etapa anterior.

Si bien la forma original de exponer el tema es más compleja, la idea subyacente

en el modelo de Kreps y Scheinkman puede comprenderse suponiendo que la capacidad

instalada de cada empresa individual (Ki) es una variable “de largo plazo” y que el

precio es en cambio una variable de corto plazo. Supongamos por ejemplo que los

20 Para un análisis completo de este tema y de las diferencias entre el modelo de Bertrand y el modelo deBertrand-Edgeworth, véase Vives (1999), capítulo 5.

C1

Q1

Cm2 Cm1

C2

Q2 Q

P

0

Page 65: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

65

beneficios de cada empresa individual tienen la siguiente forma:

Bi = (Pi – ci)⋅Qi – fi⋅Ki ;

donde “ci” es el costo unitario por unidad producida y “fi” es el costo unitario por

unidad de capacidad instalada. Supongamos también que la empresa está sujeta a las

siguientes restricciones:

Qi ≤ Ki ; ∑≠

−≤ij

jii Q)P(DQ ;

o sea, a la condición de que no puede producir por encima de su capacidad instalada y a

la condición de que no puede vender por encima de lo que dicta su demanda residual

(definida como la resta entre la demanda total evaluada al precio “Pi” y la oferta de las

restantes empresas).

Agreguemos adicionalmente una condición por la cual nos aseguremos que, en

equilibrio, las empresas hallarán rentable producir y vender. Esto puede escribirse del

siguiente modo:

iiij

j fcKQP +>

=∑

;

y leerse como una condición que implica que el precio de demanda vigente en una

situación en la cual la empresa “i” no produce nada y el resto de las empresas producen

utilizando al máximo sus capacidades instaladas es superior a la suma del costo unitario

de producción y del costo unitario de capacidad (es decir, es mayor que el costo medio y

marginal de largo plazo).

En un contexto como el expuesto, el problema de la empresa individual consiste

en maximizar la siguiente “función de Lagrange”:

+−⋅µ+⋅−

−⋅−= ∑∑

≠≠ ijjiiiii

ijjiiii Q)P(DKKfQ)P(D)cP(L ;

donde la restricción de demanda ha sido reemplazada dentro de la función objetivo y

“µi” es el “precio sombra” de la restricción de capacidad instalada. En el corto plazo,

esta función se maximiza eligiendo “Pi” para un “Ki” dado, y nos conduce a la siguiente

condición de primer orden:

Page 66: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

66

0)cP(P

DQ)P(D

P

Liii

iijji

i

i =µ−−⋅∂∂+−=

∂∂ ∑

⇒ iii

ii c

PD

QP µ+=

∂∂+ .

Lo expuesto puede leerse como una condición que nos indica que el precio

óptimo es aquél que iguala el ingreso marginal de la empresa individual con un

concepto de costo marginal de corto plazo. Este último está compuesto por la suma del

costo unitario de producción y del precio sombra de la restricción de capacidad

instalada. Dicho precio sombra es nulo si el máximo beneficio implica una cantidad “Qi

< Ki”, y es positivo si se da en cambio que “Qi = Ki”. Si pasamos ahora a un contexto de

largo plazo en el cual “Ki” es también una variable de decisión, habrá que agregarle al

problema una segunda condición de primer orden, que surge de maximizar “Li” respecto

de “Ki”. Esta condición nos dice que:

0fK

Lii

i

i =µ+−=∂∂

⇒ µi = fi > 0 ⇒ Ki = Qi ;

y que por lo tanto lo óptimo es no instalar más capacidad que aquella que se piensa

utilizar. Combinando las dos condiciones de primer orden derivadas se llega entonces a

que:

iiii

ii CmLfc

PD

QP =+=

∂∂+ ⇒

η=⋅⋅

∂∂−=− ii

iii

ii s

Q

Q

P

Q

PD

1

P

CmLP;

lo cual no es otra cosa que la condición de primer orden del oligopolio de Cournot en un

contexto en el cual el costo marginal relevante es el de largo plazo (CmLi).

Esta manera de combinar el oligopolio de Bertrand con el oligopolio de Cournot

tiene una implicancia interesante respecto de la relevancia de ambos modelos. La misma

es que, aun en un contexto en el cual la competencia de corto plazo use como variable

estratégica el precio y no la cantidad, la incorporación de una perspectiva según la cual

las empresas también decidan estratégicamente su nivel de capacidad instalada lleva a

incorporar consideraciones similares a las que se tienen en cuenta cuando la

competencia se plantea en términos de cantidad y no en términos de precio. Siguiendo a

Tirole (1988), diremos entonces que el oligopolio de Cournot puede verse como una

“forma reducida” de un modelo que tiene implícita una competencia inicial en términos

de capacidad instalada y una competencia posterior en precios, restringida por las

decisiones de capacidad anteriormente tomadas.

Page 67: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

67

3.4. Medidas de concentración e intensidad de la competencia

Los modelos de competencia perfecta y de oligopolio de Cournot tienen

implícita la idea de que los mercados se aproximan más a la eficiencia cuanto menos

concentrados están (es decir, cuanto mayor es el número de empresas y más pequeño es

su tamaño). La concentración del mercado tiene que ver con las participaciones relativas

de las empresas que operan en él, y por lo tanto es un fenómeno que debe ser descripto a

través de un vector numérico (que le asigna un valor a la participación de mercado de

cada empresa). Para poder comparar dos situaciones con distinto número de empresas y

distintas participaciones de cada una de ellas, se vuelve sin embargo de utilidad calcular

índices de concentración que permitan decir si un mercado está más concentrado que

otro, o si el mismo mercado ha incrementado o disminuido su concentración a lo largo

del tiempo.

La literatura sobre organización industrial suele emplear dos índices de

concentración alternativos: el índice de participación de mercado de las empresas más

grandes (Cm) y el índice de concentración de Herfindahl y Hirschman (HHI)21. El

primero de tales índices resulta simplemente de sumar las participaciones de mercado de

las empresas más grandes, y se lo define por lo tanto por el número de empresas que se

esté considerando. Habrá así un índice C1 (igual a la participación de mercado de la

empresa más importante), otro índice C2 (igual a la suma de las participaciones de las

dos empresas más importantes), etc. En lo que se refiere al índice de Herfindahl y

Hirschman, el mismo se define como:

∑=

=N

1i

2isHHI ;

o sea, como la sumatoria de los cuadrados de las participaciones de todas las empresas

que operan en el mercado.

Comparado con los índices de participación de las empresas más grandes, el

HHI tiene la ventaja de que no exige ser definido para un número arbitrario de empresas

y de que es estadísticamente más eficiente (puesto que utiliza toda la información

disponible sobre participaciones de mercado, y no se limita solo a la información sobre

21 Este nombre proviene de las contribuciones de Herfindahl (1950) y Hirschman (1945).

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68

participación de las empresas más grandes). En rigor, este índice puede ser visto como

un promedio de las participaciones de mercado de las empresas, ponderado por esas

mismas participaciones. Lo que se obtiene es un número entre cero y uno22, que

aumenta cuando el número de empresas es menor y también lo hace cuando las

participaciones relativas de dichas empresas son muy diferentes entre sí. En efecto, si

definimos a la varianza de las participaciones de mercado de las empresas (V) del

siguiente modo:

∑=

−=

N

1i

2

i N

1sV ;

entonces el índice de Herfindahl y Hirschman puede expresarse como:

VN

1HHI += ;

donde el primer término captura la idea de que cuanto mayor es “N” menor es la

concentración, y el segundo captura la idea de que cuanto mayor es “V” mayor es la

concentración (porque esto implica que en el mercado coexisten empresas con una

participación alta junto con otras que tienen una participación baja).

Los valores extremos del índice de Herfindahl y Hirschman se producen cuando

sólo hay una empresa en el mercado (en cuyo caso, “HHI = 1”) y cuando hay infinitas

empresas infinitesimales (en cuyo caso, “HHI = 0”). Si hay un número finito de

empresas y todas ellas tienen idéntica participación de mercado, el HHI es por

definición igual a la participación de mercado de cada una de ellas, y por ende es

también igual a “1/N”. De la comparación entre los índices “Cm” y “HHI” surge

además que este último siempre es mayor que “Cm2/m” (para cualquier número “m” de

empresas menor que “N”), y que siempre es menor que “Cm2” (si “Cm > 1/m”) o que

“Cm/m” (si “Cm < 1/m”)23.

Un índice alternativo para medir la concentración del mercado, que puede verse

como una derivación del HHI, es el denominado “índice de dominación” (ID),

propuesto por García Alba (1994). El mismo se define del siguiente modo:

22 Una parte de la literatura calcula el HHI como la sumatoria de los porcentajes de participación demercado de las empresas (en vez de utilizar directamente las proporciones). Así calculado, este índicepuede variar entre 0 y 10.000 (en vez de variar entre 0 y 1).23 Estas relaciones fueron expuestas por primera vez por Sleuwaegen y Dehandschutter (1986).

Page 69: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

69

2

4i

HHI

sID ∑= ;

siendo por lo tanto igual al cociente entre la sumatoria de las participaciones de mercado

de las empresas elevadas a la cuarta potencia, y el cuadrado del índice de concentración

de Herfindahl y Hirschman. La información adicional que este índice brinda respecto

del HHI tiene que ver con el comportamiento que presenta cuando se producen cambios

en la estructura de mercado por las cuales dos empresas relativamente pequeñas se

fusionan. En tales circunstancias el HHI se incrementa pero el ID disminuye, dando la

idea de que el mercado se ha vuelto más concentrado pero menos dominado por la

empresa con mayor participación relativa.

Una relación de interés para interpretar la influencia de la concentración del

mercado sobre el desempeño del mismo es la que puede establecerse entre el índice de

Lerner y las distintas medidas de concentración mencionadas en esta sección. Dicha

relación depende del modelo teórico que supongamos, y es particularmente clara para

los casos de liderazgo en precios, liderazgo en cantidades y oligopolio de Cournot. Para

el primero de dichos casos, tal como hemos visto en el capítulo 2, el índice de Lerner de

la empresa líder se iguala con la siguiente expresión:

)1C1(

1C

P

QCTP LL

−⋅ε+η=∂∂−

;

y toma la siguiente forma simplificada cuando la elasticidad de la oferta de los

seguidores (ε) es nula:

η=∂∂− 1C

P

QCTP LL ;

donde “η” es la elasticidad-precio de la demanda del mercado y “C1” es la participación

de mercado del líder. Del mismo modo, para el caso del modelo de Stackelberg, el

índice de Lerner de la empresa líder es igual a:

( )η

∂∂+⋅=∂∂− LSLL QR11C

P

QCTP ;

donde “∂RS/∂QL” es la pendiente de la función de reacción de los seguidores.

En lo que se refiere al oligopolio de Cournot, Cowling y Waterson (1976)

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70

descubrieron que era posible encontrar una relación directa entre el índice de Lerner

promedio del mercado y el índice de concentración de Herfindahl y Hirschman. Dicha

relación surge de efectuar el siguiente promedio ponderado de índices de Lerner:

η=

η=

η

⋅=

∂∂−⋅

∑∑∑ =

==

HHIs

ss

P

QCTPs

N

1i

2iN

1i

ii

N

1i

iii ;

y nos dice que, si un mercado de productos homogéneos funciona según lo prescripto

por el modelo de Cournot, entonces el índice de Lerner promedio ponderado se igualará

con el cociente entre el HHI y el valor absoluto de la elasticidad-precio de la demanda.

La relación entre margen de beneficios y concentración del mercado no es sin

embargo directa en los restantes modelos de oligopolio y competencia. En el oligopolio

de Bertrand, por ejemplo, es inexistente, ya que (como hemos visto en la sección

anterior) la capacidad de ejercer poder de mercado no depende de la existencia de más o

menos competidores sino del nivel y de la forma de las funciones de costos de las

empresas involucradas. Que haya o no relación entre tasas de beneficio, márgenes y

niveles de concentración resulta por lo tanto un tema empírico, que durante muchos

años alimentó el debate entre las distintas escuelas de organización industrial y generó,

al decir de Demsetz (1974), “dos sistemas de creencias acerca del monopolio”. Por un

lado se alinearon los proponentes de la llamada “doctrina de la concentración del

mercado” (originada en la visión de Bain y de sus seguidores de la escuela de Harvard)

y por otro los que sustentaban la “hipótesis de la eficiencia relativa” (entre los que

sobresalieron Stigler, el propio Demsetz y, en general, la escuela de Chicago). Los

primeros sostenían la existencia de una relación positiva entre beneficios y

concentración, y la atribuían al mayor ejercicio de poder de mercado que prevalecía en

los mercados concentrados (sea porque en ellos la competencia tendía a plantearse a

través de variables distintas del precio o porque una mayor concentración facilitaba la

aparición de conductas colusivas). Los segundos sostenían que, si existía, dicha relación

positiva entre beneficios y concentración era en general producto de factores

competitivos, que hacían que las empresas relativamente más eficientes obtuvieran

mayores beneficios y crecieran más que las empresas relativamente menos eficientes.

Emparentada en cierto modo con esta última visión, una literatura más reciente

ha desarrollado teorías según las cuales la distribución de las participaciones de

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71

mercado de las empresas es un fenómeno aleatorio que, aun en situaciones de

competencia perfecta, genera en promedio estructuras de mercado con empresas de muy

diferentes tamaños. Un ejemplo de estas teorías se debe a Gilman (1992), quien enunció

la denominada “ley de Mosteller”. Según este principio, si las probabilidades de las

distintas participaciones de mercado son aleatorias y siguen una distribución uniforme,

entonces los valores esperados de dichas participaciones cuando hay varias empresas en

el mercado determinan que las empresas terminen con participaciones diferentes. En

particular, dicha distribución uniforme genera valores esperados que siguen esta

fórmula:

∑=

⋅=

N

jij i

1

N

1s ;

y hacen que, por ejemplo, la distribución esperada para un mercado con cinco empresas

sea que la empresa más grande tenga el 45,67%, la segunda tenga el 25,67%, la tercera

tenga el 15,67%, la cuarta tenga el 9% y la quinta tenga el 4%. Según los postulantes de

estas teorías, distribuciones de participaciones de mercado muy distintas de este patrón

podrían hacer presumir que existen restricciones a la competencia, y que por lo tanto

hay algún tipo de ejercicio del poder de mercado unilateral (si la concentración es muy

superior a la predicha por el modelo) o bien hay algún tipo de acuerdo colusivo (si las

participaciones de mercado son mucho más igualitarias que lo previsto).

Ejercicios

3.1. El mercado perfectamente competitivo de cierto bien cuenta inicialmente con 1000consumidores y 100 empresas. Todos los consumidores tienen la misma función dedemanda individual (qh), y todas las empresas tienen la misma función de producción(qi) y enfrentan el mismo precio (w = 1) en el mercado del único factor que utilizan (Li).Las funciones mencionadas son las siguientes:

qph =

80; qi = (Li – 100)0,5 ;

donde “p” es el precio del bien producido.a) Halle las funciones de costo total, costo marginal y oferta individual de las empresas.b) Halle las funciones agregadas de oferta y demanda del bien comerciado y los valoresde equilibrio competitivo de “qh”, “qi” y “p”.c) Ahora suponga que hay libre entrada de empresas idénticas. Halle los valores deequilibrio competitivo de largo plazo y el número de empresas de equilibrio.

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72

3.2. Una economía cuenta con 6 parcelas de tierra que son capaces de producir un ciertobien agropecuario. El cultivo de cada parcela tiene un costo anual de $120,perfectamente divisible entre el área que ocupa la parcela (por ejemplo, cultivar mediaparcela cuesta $60 por año). La producción máxima que cada parcela genera en un año(qi) es igual a:

qii =

60(i = 1, 2, ..., 6) ;

y la demanda total por el bien (Q) es la siguiente función de su precio (p):

Q = 120 – p .

a) Halle la función de oferta agregada del bien en cuestión, suponiendo que cadaproductor es dueño de una parcela y que todos se comportan como competidoresperfectos. Grafique.b) Halle los valores de “p” y “Q” y el número de parcelas que se cultivan en equilibrio.¿Cuál es el beneficio (renta) que genera cada parcela?c) Calcule el valor de cada una de las parcelas, suponiendo que la producción, lademanda y los costos se mantienen iguales ad infinitum y que la tasa de interés real dela economía es del 5% anual.d) ¿Cómo cambian los resultados de las partes (b) y (c) si la demanda se duplica?

3.3. El mercado de cierto bien homogéneo (Q) es un oligopolio con dos empresasidénticas (1 y 2), cada una de las cuales tiene un costo medio constante de $2 porunidad. La función de precio de demanda del bien (p) es la siguiente:

p = 14 – Q1 – Q2 .

Suponga que cada empresa tiene sólo tres niveles posibles de producción: 3, 4 ó6 unidades, con lo cual los precios de mercado para las 9 posibles combinaciones de“Q1” y “Q2” son los siguientes:

Precio Q2 = 3 Q2 = 4 Q2 = 6Q1 = 3 8 7 5Q1 = 4 7 6 4Q1 = 6 5 4 2

a) Analice la interacción de estas dos empresas como un juego no cooperativo y escribala correspondiente matriz de pagos (o de beneficios).b) Halle la mejor respuesta de cada jugador a cada acción del otro jugador, y encuentreel único equilibrio de Nash (en estrategias puras) de la versión estática del juego.c) Ahora suponga que la empresa 1 actúa como un líder en cantidades, y decide primerosu nivel de producción. Halle el equilibrio perfecto de Nash (equilibrio de Stackelberg)de esta nueva versión del juego.d) Dibuje el diagrama de árbol del juego correspondiente a la forma extensiva osecuencial de la situación vista en la parte (c) y encuentre el equilibrio perfecto de Nashmediante el proceso de inducción hacia atrás.

3.4. El mercado de un bien homogéneo (Q) es abastecido por dos empresas diferentes.Una es más grande y tiene costos fijos más altos pero costos variables más bajos. Laotra es más pequeña y tiene costos fijos menores pero sus costos variables son mayores.

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73

El precio de demanda (p) es función de la cantidad total, definida como la suma de lasproducciones de la empresa grande (QG) y de la empresa pequeña (QP). Las funcionesde demanda y de costos totales son:

p = 192 – (QG + QP) ; CTG = 1000 + QG2 ; CTP = 500 + 2⋅QP

2 .

a) Halle el precio y las cantidades de equilibrio si cada empresa maximiza sus propiosbeneficios y toma como dada la producción de la otra (solución de Cournot). Halletambién el beneficio de cada empresa (“BG” y “BP”).b) Suponga ahora que la empresa grande es líder en cantidades y que la empresapequeña toma como dada la producción de la grande. Halle los nuevos valores deequilibrio (de Stackelberg) de “p”, “QG”, “QP”, “BG” y “BP”.c) ¿Cómo se modifican dichos valores de equilibrio si la empresa grande se comportacomo líder en precios y la empresa pequeña es tomadora de precios?

3.5. Cierto mercado, que opera como un oligopolio de Cournot, tiene una demanda totalque puede representarse a través de la siguiente función:

P = 150 – Q ;

donde “P” es el precio y “Q” es la cantidad total demandada. Las empresas oferentes eneste mercado son de dos tipos, que difieren según su costo medio y marginal. Lasempresas del tipo 1 tienen un costo medio y marginal de $8, y las empresas de tipo 2tienen un costo medio y marginal de $10.a) Halle los valores de equilibrio de “P” y “Q” si hay dos empresas, una de ellas del tipo1 y otra del tipo 2. Halle también el valor que toma en dicho equilibrio el índice deconcentración de Herfindahl y Hirschman (HHI) y el índice de Lerner promedio delmercado.b) Ahora suponga alternativamente que las dos empresas son de tipo 1 ó bien que son detipo 2, y recalcule lo hallado en el punto anterior.c) Ahora suponga que hay 10 empresas de cada tipo y vuelva a hallar los valores deequilibrio de “P”, “Q”, “HHI” y del índice de Lerner promedio del mercado.d) Muestre que, en todos los casos, el índice de Lerner promedio se iguala con elcociente entre el HHI y la elasticidad-precio de la demanda.

Page 74: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

74

4. Diferenciación de productos

La mayor parte de la teoría económica ignora el fenómeno de la diferenciación

de productos, puesto que considera que los distintos bienes y servicios que se producen

en la economía son idénticos (y supone por lo tanto que se venden al mismo precio) o

totalmente diferentes (y considera que cada uno de ellos se comercia en un mercado

distinto). Existe sin embargo una parte de la literatura de organización industrial que ha

incorporado la idea de que dos productos pueden ser a la vez “parecidos y distintos”,

que es lo que sucede cuando, dentro de un mismo mercado, existe diferenciación de

productos.

Los tres conceptos básicos que se han desarrollado para explicar la

diferenciación de productos son la diferenciación horizontal, la diferenciación vertical y

la diferenciación idiosincrática. Los dos primeros tienen un “enfoque espacial” o “con

domicilios” (address approach)24, que implica suponer que la diferencia entre los

productos se debe a la posesión en mayor o menor medida de una o más características

cuantificables. La diferenciación idiosincrática parte en cambio de la idea de que los

productos son distintos entre sí por causas que no pueden asociarse con tener más o

menos de una determinada característica, y que a lo sumo pueden evaluarse en términos

del grado de sustitución que presentan uno respecto del otro. Un modelo que sigue esta

última idea es el de la competencia monopolística, que se asocia con una situación en la

cual existe un gran número de oferentes que producen bienes diferenciados pero que,

precisamente por dicha diferenciación, son capaces de conservar cierto poder de

mercado.

La estructura del presente capítulo es la siguiente. En las primeras dos secciones

estudiaremos los dos modelos básicos de diferenciación de productos en contextos de

competencia espacial, que son los ya mencionados enfoques de diferenciación

horizontal y diferenciación vertical. En la tercera sección analizaremos el tema de la

diferenciación idiosincrática, a través de un modelo simple en el que compararemos al

oligopolio de Cournot con el oligopolio de Bertrand cuando los productos están

diferenciados idiosincráticamente. La cuarta sección, por su parte, abordará el tema de

la competencia monopolística. La quinta sección, por último, se referirá a la teoría de

los “mercados relevantes”. Este es un tema directamente relacionado con la

Page 75: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

75

diferenciación de productos, pues su esencia es precisamente determinar los criterios

para considerar cuán similares tienen que ser dos productos para ser considerados como

variedades dentro del mismo mercado.

4.1. Diferenciación horizontal

La diferenciación horizontal de productos consiste en la localización de un bien

en un determinado espacio de características en el cual se encuentran distribuidos los

consumidores. Dicho espacio puede ser un espacio geográfico o estar definido en

términos de atributos sobre los cuales algunos consumidores prefieren más y otros

prefieren menos. La diferenciación horizontal implica que cada consumidor preferirá en

principio la variedad del producto que se encuentre más cerca de su propia localización,

y valorará menos a las que se encuentren más lejos. Dicha preferencia, sin embargo,

puede revertirse si alguna variedad más lejana resulta más conveniente en términos de

precio que la variedad más cercana.

El espacio de características de los bienes en un modelo de diferenciación

horizontal es susceptible de tener múltiples dimensiones, pero por definición el número

de dichas dimensiones es necesariamente finito. Lo que es teóricamente infinito es el

número de posibles variedades del producto en cuestión, que podrán ser cualquiera de

los puntos de un espacio conformado por las características que hacen diferente al

producto. Supongamos por ejemplo que las características relevantes de un producto son

su tamaño y su peso. Si cada una de las variedades tiene un determinado tamaño y un

determinado peso, entonces podrá decirse que dos variedades son parecidas si tienen

tamaños y pesos similares y que son muy diferentes si tienen tamaños o pesos muy

distintos, y pensar que puede haber consumidores que valoren mucho o poco el tamaño

o el peso (y que lo hagan positiva o negativamente) que preferirán unas variedades u

otras. Tal como puede apreciarse, el número posible de variedades en un contexto como

ese es teóricamente infinito, pero el número de dimensiones relevantes es sólo dos.

Los modelos de diferenciación horizontal más simples son los que se limitan a

pensar la diferenciación de productos a lo largo de una única característica. Esto es una

simplificación importante del tema, pero sirve para explicar la esencia del asunto

apelando a una única fuente de diferenciación. Usualmente, dicha diferenciación se

24 Esta última nomenclatura ha sido acuñada por Eaton y Lipsey (1989).

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76

asocia además con un concepto geográfico de distancia (es decir, se supone que dos

variedades son distintas porque están localizadas en un punto distinto de una ciudad o

de un país), pero este concepto puede ser adaptado sin problemas a situaciones en las

cuales la distancia no es geográfica sino que está definida respecto de otra característica

(por ejemplo, sabor más dulce o más amargo de una bebida, textura más o menos rugosa

de una tela, etc).

Lo expuesto puede ilustrarse a través de un modelo basado en el artículo pionero

de Hotelling (1929), en el que se supone que los consumidores están distribuidos

uniformemente en un segmento de extensión igual a “x”, en cuyos extremos se ubican

dos empresas (1 y 2)25. Cada una de esas empresas produce un producto equivalente

que, para ser consumido, debe ser transportado al lugar donde se encuentra cada

consumidor. Dicho transporte tiene un costo igual a “t” por unidad de producto y por

unidad de distancia26. En una situación como esta, los consumidores más cercanos al

extremo 1 preferirán la variedad 1, en tanto que los más cercanos al extremo 2

preferirán la variedad 2. Habrá también un consumidor indiferente entre ambas

variedades, ubicado a una cierta distancia “d*” del extremo 1, para el cual se dará que:

p1 + t⋅d* = p2 + t⋅(x – d*) ⇒t2

pp

2

x*d 12

⋅−+= ;

donde “p1” es el precio de la variedad 1 y “p2” es el precio de la variedad 2.

Si medimos las cantidades demandadas utilizando las mismas unidades que

sirven para medir las distancias (o, lo que es lo mismo, si suponemos que la demanda

está uniformemente distribuida a lo largo del segmento de extensión “x”), resulta

posible definir las demandas de las variedades 1 y 2 de acuerdo con estas fórmulas:

q1 = t2

pp

2

x*d 12

⋅−+= ; q2 = x – d* =

t2

pp

2

x 21

⋅−+ .

Supongamos adicionalmente que el costo variable unitario de provisión de

dichas variedades es constante, uniforme e igual a “c”, y que las empresas tienen

además un costo fijo igual a “F”. Esto nos permite definir los beneficios de las empresas

25 Este modelo se conoce también con el nombre de “modelo de la ciudad lineal”.26 Este costo de transporte se interpreta literalmente en casos en los cuales la diferenciación espropiamente geográfica. Si el espacio relevante es el de otra característica, “t” pasa a ser equivalente alcosto en términos de utilidad de un consumidor que preferiría una determinada variedad pero terminacomprando otra que se encuentra a una cierta distancia de su opción teóricamente preferida.

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77

1 y 2 del siguiente modo:

B1 = (p1 – c)⋅q1 – F = ( )

⋅−+⋅−

t2

pp

2

xcp 12

1 – F ;

B2 = (p2 – c)⋅q2 – F = ( )

⋅−+⋅−

t2

pp

2

xcp 21

2 – F .

Si cada empresa maximiza sus beneficios eligiendo precio (y tomando como

dado el precio de la otra empresa), esto implica que deben cumplirse las siguientes

condiciones de primer orden:

( )0

t2

cp

t2

pp

2

x

p

B 112

1

1 =⋅−−

⋅−+=

∂∂ ⇒

2

xtpcp 2

1

⋅++= ;

( )0

t2

cp

t2

pp

2

x

p

B 221

2

1 =⋅−−

⋅−+=

∂∂ ⇒

2

xtpcp 1

2

⋅++= ;

dándose en equilibrio que:

xtcpp 21 ⋅+== ;2

xqq 21 == ;

2

xtBB

2

21

⋅== – F .

De la observación de estos resultados se desprenden una serie de conclusiones.

Por un lado, se observa que las dos empresas terminan absorbiendo la mitad del

mercado cada una. Se ve también que los precios de equilibrio son siempre superiores a

los costos marginales, y que la diferencia entre precio y costo es creciente con la

distancia que existe entre las dos variedades y con el costo de transporte de los

consumidores. Ambos factores inciden también sobre los beneficios, que son asimismo

crecientes respecto de “x” y de “t”. Esto hace que, si las empresas pueden elegir su

localización, preferirán ubicarse lo más lejos posible una de la otra, y a esta propiedad

se la conoce como “principio de la diferenciación máxima”.

Una reinterpretación del modelo permite llegar sin embargo a una conclusión

opuesta, conocida precisamente como “principio de la diferenciación mínima”. Esta

conclusión tiene que ver con el supuesto de que, si el número de empresas está fijo en

dos y la longitud del segmento también está fija, entonces cada empresa hallará más

beneficioso acercarse hacia el centro del segmento a fin de incrementar su participación

de mercado. Un análisis más riguroso del caso muestra sin embargo que, si las dos

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78

empresas eligen ubicarse en el mismo punto medio, esto lleva a que terminen cobrando

precios iguales a sus costos marginales y que la solución no sea tampoco un equilibrio27.

Un modo de salir de esta indeterminación es suponer que el espacio relevante no es un

segmento sino una circunferencia. En dicho contexto, el equilibrio es que cada empresa

se ubique en una antípoda, con lo cual regirá plenamente el principio de diferenciación

máxima antes mencionado28.

Con una leve adaptación, este último modelo sirve también para encontrar el

número de empresas (y de variedades) de equilibrio en el largo plazo. Para eso es

necesario suponer que la distancia a la cual terminarán ubicándose las empresas unas de

otras será igual a “x/N” (donde “N” es el número de empresas). Esto llevará a que, para

cualquier empresa “i”, su función de demanda surja de las siguientes condiciones de

indiferencia de los consumidores marginales:

pi + t⋅dj* = pj + t⋅

− *d

N

xj ⇒

t2

pp

N2

x*d ij

j ⋅−

+⋅

= ;

pi + t⋅dk* = pk + t⋅

− *d

N

xk ⇒

t2

pp

N2

x*d ik

k ⋅−+

⋅= ;

donde “dj” es la distancia al consumidor marginal que se encuentra a la izquierda de la

empresa “i”, “dk” es la distancia al consumidor marginal que se encuentra a la derecha

de la empresa “i”, y “pj” y “pk” son los precios de los dos competidores más cercanos (a

izquierda y derecha). Bajo el supuesto de que la demanda se mide en las mismas

unidades que la distancia, esto implica que:

qi = dj* + dk* = t

p

t2

pp

N

x ikj −⋅+

+ .

Definiendo ahora los beneficios de la empresa individual de acuerdo con esta

fórmula:

Bi = (pi – c)⋅qi – F = ( ) Ft

p

t2

pp

N

xcp ikj

i −

−⋅+

+⋅− ;

se llega a la siguiente condición de maximización de primer orden:

27 Para una explicación de este punto, véase Shy (1995), capítulo 7.28 Esto es, por ejemplo, lo que supone Salop (1979). Su modelo suele recibir el nombre de “modelo de la

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79

( )0

t

cp

t

p

t2

pp

N

x

p

B iikj

i

i =−−

−⋅+

+=∂∂ ⇒

2

)N/x(t2/)pp(cp kj

i

⋅+++= ;

la cual conduce a un equilibrio simétrico en el cual se da que:

N

xtcpi ⋅+= ;

N

xqi = ; F

N

xtB

2

i −

⋅= .

Si definimos al número de empresas de equilibrio como aquél para el cual los

beneficios de la empresa marginal se vuelven nulos, esto implica que:

Bi = (pi – c)⋅qi – F = FN

xt

2

⋅ = 0 ⇒

F

txN ⋅= ;

o sea que el número de empresas (N) estará directamente relacionado con la cantidad

total demandada (x) y con el costo de transporte (t), e inversamente relacionado con los

costos fijos (F).

El equilibrio de largo plazo con libre entrada de empresas en este modelo de

diferenciación horizontal puede compararse con el resultado de un modelo de

maximización del excedente total generado en el mercado. En este caso, dicha

maximización es equivalente a una minimización de la suma de dos clases de costos: los

costos fijos de producción de las empresas y los costos de transporte de los

consumidores. Esto se debe a que el supuesto de demanda sobre el que trabaja el

modelo es que la cantidad agregada permanece constante, ya que cada consumidor

termina consumiendo siempre lo mismo y nunca existen consumidores que quedan

desabastecidos. Esto hace que no jueguen ningún papel los costos variables de

producción (que se suponen iguales para todas las empresas) ni la preferencia de los

consumidores por otros atributos distintos de la distancia a la cual deben desplazarse

para adquirir el producto.

Así descripto el análisis de eficiencia, el problema de maximización del

excedente total se reduce a lo siguiente:

C(min) =N4

xtFNx

N4

xtFN

2

⋅⋅+⋅=⋅

⋅⋅+⋅ ;

ciudad circular”, en oposición a la “ciudad lineal” de Hotelling.

Page 80: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

80

donde “N⋅F” es el costo fijo del conjunto de las “N” empresas que operan en el

mercado, “x/(4⋅N)” es la distancia promedio entre los consumidores y las empresas a las

que les compran sus productos, y “(t⋅x2)/(4⋅N)” es por lo tanto el costo total de

transporte de los consumidores (surgido de multiplicar el costo unitario por la distancia

promedio por la cantidad total comerciada).

La condición de primer orden de minimización de este problema es entonces la

siguiente:

0N4

xtF

N

C2

2

=⋅⋅−=

∂∂ ⇒

F

t

2

xN ⋅= ;

lo cual indica que el número eficiente de empresas es exactamente la mitad del número

de empresas de equilibrio que el modelo predice.

La diferencia entre el número de empresas de equilibrio y el número eficiente de

empresas es una característica que aparece en muchos modelos de diferenciación de

productos con libre entrada. La lógica detrás de la misma es que, como la diferenciación

de productos permite que las empresas obtengan en equilibrio un margen de beneficio

positivo sobre el costo marginal, esto induce un mayor ingreso de empresas que el que

se produciría si el precio cobrado fuera exactamente igual al costo marginal. Sin

embargo, en este modelo tampoco es óptimo que el precio sea igual al costo marginal,

ya que en tal caso habría un incentivo demasiado bajo para el ingreso de nuevas

empresas y no se estaría teniendo en cuenta el mayor valor que la variedad le reporta a

los consumidores (a través de la reducción de su costo de transporte). Si construyéramos

un modelo de diferenciación horizontal en el cual la cantidad total demandada no

estuviera fija sino que fuera una función decreciente de los precios, encontraríamos

inclusive un argumento adicional para fomentar el ingreso de más empresas, y hasta

podría llegarse al resultado de que el número de empresas de equilibrio no es mayor

sino menor que el número eficiente de empresas.

4.2. Diferenciación vertical

La diferenciación vertical de productos consiste en la elección de ciertos

atributos que hacen que las distintas variedades de un mismo bien o servicio posean

diferentes niveles de calidad. Esto implica que, a igualdad de precios, los consumidores

Page 81: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

81

prefieren siempre una variedad de mayor calidad a otra de menor calidad y que, por lo

tanto, la competencia entre variedades de distinta calidad implica necesariamente que

los bienes en cuestión terminan vendiéndose a distintos precios (más altos para las

variedades de mayor calidad y más bajos para las de menor calidad). Esta diferencia de

precios y de calidades se relaciona con un cierto tipo de segmentación del mercado, que

tiene lugar de acuerdo con las preferencias de los consumidores. Habrá así

consumidores que valorarán más la calidad (y que por lo tanto preferirán consumir

variedades de mayor calidad y pagar un precio más alto) y otros que la valorarán menos

(y que por lo tanto preferirán consumir variedades de menor calidad y pagar un precio

más bajo).

Lo expuesto puede ilustrarse a través de un modelo basado en un artículo de

Shaked y Sutton (1982), en el que se supone que los consumidores se hallan distribuidos

uniformemente en un cierto espacio de preferencia por la calidad, que tiene un límite

inferior (a) y uno superior (b). Cada consumidor, a su vez, consume una sola unidad de

una sola variedad y tiene un excedente (EC) en el cual la calidad entra positivamente y

el precio negativamente:

EC = v⋅ui – pi (a ≤ v ≤ b) ;

donde “ui” es la calidad de la variedad consumida, “pi” es el precio de dicha variedad y

“v” es la preferencia por la calidad (distribuida uniformemente entre “a” y “b”).

Supongamos que sólo hay dos variedades (1 y 2), la primera de ellas de menor

calidad y precio, y la segunda de mayor calidad y precio. Lo esperable es que los

consumidores con “v” más bajo elijan la primera variedad y los consumidores con “v”

más alto elijan la segunda. Habrá también un “consumidor indiferente” entre ambas

variedades, cuya preferencia por la calidad (v*) será aquella para la cual se dé que:

v*⋅u1 – p1 = v*⋅u2 – p2 ⇒12

12

uu

pp*v

−−= .

Supongamos que todos los consumidores con “v < v*” prefieren comprar una

unidad de la variedad 1 a no comprar nada (lo cual implica que “a ≥ p1/u1”). Resulta

entonces posible definir a las demandas de las variedades 1 y 2 a través de las siguientes

fórmulas:

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82

q1 = v* – a = auu

pp

12

12 −−−

; q2 = b – v* = 12

12

uu

ppb

−−− ;

donde el supuesto es que las cantidades se miden utilizando las mismas unidades que se

usan para definir el espacio de preferencia por la calidad.

Supongamos adicionalmente que el costo unitario de provisión de dichas

variedades es constante, uniforme e igual a “c”. Esto nos permite definir los beneficios

de las empresas que producen la variedad 1 y la variedad 2 del siguiente modo:

B1 = (p1 – c)⋅q1 = ( )

−−⋅− a

uu

ppcp

12

121 ;

B2 = (p2 – c)⋅q2 = ( )

−−−⋅−

12

122 uu

ppbcp .

Si cada empresa maximiza sus beneficios eligiendo precio (y tomando como

dado el precio de la otra empresa), esto implica que deben cumplirse las siguientes

condiciones de primer orden:

( )0

uu

cpa

uu

pp

p

B

12

1

12

12

1

1 =−−−

−−=

∂∂ ⇒

2

)uu(apcp 122

1

−⋅−+= ;

( )0

uu

cp

uu

ppb

p

B

12

2

12

12

2

2 =−−−

−−−=

∂∂ ⇒

2

)uu(bpcp 121

2

−⋅++= ;

y que, en equilibrio, se dará que:

3

)uu()a2b(cp 12

1

−⋅⋅−+= ;3

)uu()ab2(cp 12

2

−⋅−⋅+= ;

3

)a2b(q1

⋅−= ;3

)ab2(q2

−⋅= ;

9

)uu()a2b(B 12

2

1

−⋅⋅−= ;9

)uu()ab2(B 12

2

2

−⋅−⋅= .

Para que estos resultados sean tales, es necesario que se cumpla que “b > 2⋅a” (es

decir, que haya una dispersión relativamente importante entre las preferencias del

consumidor que valora más la calidad respecto del consumidor que la valora menos). Si

Page 83: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

83

esto no se da, “q1” se vuelve igual a cero, y todos los consumidores prefieren comprar la

variedad de mayor calidad.

De la observación de los resultados obtenidos, se desprenden una serie de

conclusiones. Por un lado, se observa que el precio de equilibrio de la variedad de

mayor calidad es superior al de la variedad de menor calidad, y que esto se extiende

también a las cantidades (q2 > q1) y a los beneficios (B2 > B1). Vemos además que los

precios son siempre superiores a los costos unitarios (que en este caso son también los

costos marginales), y que la diferencia entre precio y costo marginal es mayor para

ambas variedades cuanto más diferentes sean en términos de calidad (es decir, cuanto

mayor sea “u2 – u1”).

Si suponemos que la calidad es una variable que las empresas también deciden

(por ejemplo, en un momento previo al de la competencia por precios) llegamos además

a un resultado que se relaciona con el principio de diferenciación máxima visto para el

caso de la diferenciación horizontal. Esto implica que la empresa que produce la

variedad 2 elegirá el mayor nivel de calidad posible (al que denotaremos como “uM”),

en tanto que la empresa que produce la variedad 1 elegirá el menor nivel de calidad

posible. Esto puede verse derivando “B1” y “B2” respecto de “u1” y “u2”, y observando

que:

03

)a2b(

u

B 2

1

1 <⋅−−=∂∂

; 03

)ab2(

u

B 2

2

2 >−⋅=∂∂

.

El menor nivel de calidad posible que podrá elegir la empresa que produce la

variedad 1 estará sin embargo limitado por el valor de “uM” y por las preferencias de los

consumidores por la calidad. En particular, deberá darse que sea al menos igual al que

demanda el consumidor de menor preferencia por la calidad (v = a) al precio “p1” de

equilibrio. Esto implica que:

a3

)uu()a2b(c3

a

pu 1M1

1 ⋅−⋅⋅−+⋅== ⇒

ba

u)a2b(c3u M

1 +⋅⋅−+⋅= .

Las conclusiones del modelo de diferenciación vertical presentado en los

párrafos anteriores tienen algún grado de sensibilidad a varios de los supuestos

utilizados. El más crucial (y poco realista en la mayoría de los casos) es el que supone

que el costo unitario de producción (c) es igual para el producto de mayor calidad y para

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84

el producto de menor calidad. Si suponemos que “c1 < c2” (o sea, que el producto de

menor calidad tiene también un costo menor), entonces se abre una puerta para que, en

equilibrio, pueda darse que “q1” sea mayor que “q2” (y, eventualmente, que “B1 > B2”).

Esto se debe a que, con costos diferentes, las condiciones de primer orden de

maximización de “B1” y “B2” pasan a ser las siguientes:

( )0

uu

cpa

uu

pp

p

B

12

11

12

12

1

1 =−−−

−−=

∂∂ ⇒

2

)uu(apcp 1221

1

−⋅−+= ;

( )0

uu

cp

uu

ppb

p

B

12

22

12

12

2

2 =−−−

−−−=

∂∂ ⇒

2

)uu(bpcp 1212

2

−⋅++= ;

generándose por lo tanto un equilibrio en el cual:

3

)uu()a2b(cc2p 1221

1

−⋅⋅−++⋅= ;3

)uu()ab2(cc2p 1212

2

−⋅−⋅++⋅= ;

3

a2b

3

ccq 12

1

⋅−+−= ;3

cc

3

ab2q 12

2

−−−⋅= .

Si, en una situación como la expuesta, se diera que “c2” fuera mayor que

“c1+(a+b)/2”, entonces se verificaría también que “q1 > q2”.

La relación entre calidad y costo tiene además un papel crucial en la

determinación del número de empresas de equilibrio que puede haber en el mercado. En

los modelos de diferenciación horizontal del estilo de los vistos en la sección anterior,

dicho número de empresas de equilibrio está siempre relacionado positivamente con el

tamaño del mercado, y por lo tanto se incrementa (eventualmente hasta el infinito) si el

número de consumidores también lo hace. Esto no necesariamente sucede en los

modelos de diferenciación vertical. Si el incremento en los costos unitarios es

relativamente pequeño cuando se incrementa la calidad, de modo de hacer que, para una

estructura de precios tal que “pi = ci = c(ui)”, todos los consumidores prefieran adquirir

la variedad de mayor calidad, entonces por definición el número de variedades de

equilibrio del mercado estará limitado, y no aumentará con el número de consumidores.

Si, por el contrario, para una estructura de precios tal que “pi = ci = c(ui)”, cada

consumidor prefiere una variedad distinta (proporcional a su parámetro de preferencia

por la calidad), entonces el mercado tiene teóricamente “lugar para muchas variedades”,

Page 85: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

85

y el número de empresas de equilibrio será mayor cuanto mayor sea el tamaño del

mercado.

La explicación expuesta no quiere decir que una estructura en la cual los precios

se igualan con los costos unitarios sea en general una estructura de precios de equilibrio,

ya que, como hemos visto en el ejemplo con dos variedades, lo típico es que en

equilibrio se dé que “pi > ci” para todas las variedades que se proveen. Lo que implican

las proposiciones anteriores es que la relación entre calidad y costo tiene una influencia

decisiva en el modo en el cual se plantea la competencia por precios, que genera que, en

ciertas circunstancias, sea imposible que empresas con productos de menor calidad

puedan competir contra empresas con productos de mayor calidad (y costo no tan

elevado). Tal como lo muestra Sutton (1986), esta es la clave para poder inferir que en

algunos mercados el número de posibles variedades sólo está limitado por el tamaño de

la demanda, en tanto que en otros –a los que dicho autor denomina “oligopolios

naturales”– lo que limita el número de empresas que pueden operar rentablemente es

precisamente el hecho de que las variedades de menor calidad tienen una relación

costo/calidad que resulta relativamente alta en comparación con las variedades de

mayor calidad.

4.3. Diferenciación idiosincrática

La diferenciación idiosincrática de productos es la que tiene lugar en situaciones

en las cuales las diferencias entre las distintas variedades del mismo producto no pueden

asociarse directamente con atributos cuantificables. Se da así que dos variedades se

consideran distintas pero no puede decirse que dicha diferencia se deba a que se hallan a

una mayor o menor distancia en un determinado espacio de localización del producto ni

que una de ellas sea de mayor calidad que la otra. Muchas veces la diferenciación

idiosincrática de productos se asocia con la existencia de marcas, que hacen que dos

productos aparentemente iguales sean percibidos de manera distinta por la demanda.

El concepto clave para interpretar cómo funciona la diferenciación idiosincrática

es el de elasticidad cruzada de la demanda, que sirve para medir el grado de

diferenciación que existe entre dos variedades de un mismo producto. Dicha elasticidad

cruzada (ηij) se define del siguiente modo:

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86

i

j

j

i

jj

iiij q

p

p

q

pp

qq ⋅∂∂=

∂∂=η ;

donde “qi” es la cantidad demandada de la iésima variedad y “pj” es el precio de la

jotaésima variedad. Si esta elasticidad es muy grande, esto indica que las variedades “i”

y “j” son percibidas por los consumidores como muy parecidas entre sí; si es muy

pequeña, indica que dichas variedades son percibidas como muy diferentes.

Los modelos de diferenciación idiosincrática son útiles para comparar el efecto

que la diferenciación de productos tiene en mercados en los cuales las empresas

compiten por precio (oligopolio de Bertrand) con el efecto que la misma tiene en

mercados en los cuales la competencia está planteada en términos de cantidades o algún

otro concepto asimilable (oligopolio de Cournot).

Lo expuesto en los párrafos anteriores puede ilustrarse a través de un modelo

con dos variedades (1 y 2), inspirado en un artículo de Singh y Vives (1984), para el

cual supondremos que el excedente total de los consumidores que demandan dichas

variedades es igual a:

( ) 221121

22

21

21 qpqpqq2

qqbqqaEC ⋅−⋅−

⋅⋅λ++⋅−+⋅= ;

donde “p1” y “p2” son los precios, “q1” y “q2” son las cantidades demandadas, “λ” es un

número entre cero y uno que mide el grado de diferenciación entre las variedades (0 si

son completamente distintas, 1 si son completamente idénticas), y “a” y “b” son

parámetros. Esta función de excedente de los consumidores genera las siguientes

funciones de precio de demanda:

p1 = a – b⋅(q1 + λ⋅q2) ; p2 = a – b⋅(q2 + λ⋅q1) ;

que pueden a su vez escribirse como funciones de demanda de la siguiente forma:

)1(b

pp)1(aq

221

1 λ−⋅⋅λ+−λ−⋅= ;

)1(b

pp)1(aq

212

2 λ−⋅⋅λ+−λ−⋅= .

Así definidas las funciones de demanda, resulta posible hallar una relación

directa entre el parámetro “λ” y las elasticiades cruzadas. La misma es la siguiente:

Page 87: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

87

21

212 pp)1(a

p

⋅λ+−λ−⋅⋅λ=η ;

12

121 pp)1(a

p

⋅λ+−λ−⋅⋅λ=η .

Como puede observarse, estas definiciones implican que, si “λ” es igual a cero, se dará

también que “η12 = η21 = 0”. Por el contrario, si “λ” es igual a uno y “p1” es igual a

“p2”, entonces se dará que “η12 = η21 → ∞”.

Supongamos ahora que los beneficios de las empresas que producen las

variedades en cuestión son iguales a:

B1 = (p1 – c)⋅q1 ; B2 = (p2 – c)⋅q2 ;

y que cada empresa intenta maximizar sus propios beneficios eligiendo la cantidad que

va a producir y vender, y tomando como dada la cantidad de la otra empresa (oligopolio

de Cournot). Esto lleva a que se cumplan las siguientes condiciones de primer orden:

0cqbqb2aq

B21

1

1 =−⋅⋅λ−⋅⋅−=∂∂ ⇒

b2

qbcaq 2

1 ⋅⋅⋅λ−−= ;

0cqbqb2aq

B12

2

2 =−⋅⋅λ−⋅⋅−=∂∂ ⇒

b2

qbcaq 1

2 ⋅⋅⋅λ−−= ;

y a que en equilibrio se dé que:

b)2(

caqq 21 ⋅λ+

−== ;λ+

⋅λ++==2

c)1(app 21 ;

2

2

21 )2(b

)ca(BB

λ+⋅−== .

Estos resultados implican que las elasticidades cruzadas de equilibrio serán las

siguientes:

)ca()1(

c)1(a

12112 −⋅λ+⋅λ++⋅

λ−λ=η=η .

Si en vez de competencia en cantidades suponemos que las empresas compiten

en precios, las condiciones de primer orden pasan a ser:

0)1(b

cp

)1(b

pp)1(a

p

B2

12

21

1

1 =λ−⋅

−−λ−⋅

⋅λ+−λ−⋅=∂∂ ⇒

2

pca)1(p 2

1

⋅λ++⋅λ−= ;

0)1(b

cp

)1(b

pp)1(a

p

B2

22

12

2

1 =λ−⋅

−−λ−⋅

⋅λ+−λ−⋅=∂∂ ⇒

2

pca)1(p 1

2

⋅λ++⋅λ−= ;

Page 88: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

88

dándose en equilibrio que:

λ−+⋅λ−==

2

ca)1(pp 21 ;

b)1()2(

)ca()1(qq

221 ⋅λ−⋅λ−−⋅λ−== ;

b)1()2(

)ca()1(BB

22

22

21 ⋅λ−⋅λ−−⋅λ−== ;

y llegándose a los siguientes valores para las correspondientes elasticidades cruzadas:

ca

ca)1(

12112 ++⋅λ−⋅

λ−λ=η=η .

Los dos tipos de equilibrio obtenidos pueden compararse bajo distintas

circunstancias. Una primera comparación que puede hacerse entre ellos permite

comprobar que, en tanto se dé que “a > c” (condición necesaria para que las cantidades

producidas y vendidas sean positivas en ambos modelos), se dará también que los

precios de equilibrio bajo el supuesto de Cournot son mayores que los precios de

equilibrio bajo el supuesto de Bertrand, para todo “λ > 0”. Esta relación entre los

precios de equilibrio se extiende a los beneficios (que también son mayores bajo el

supuesto de Cournot), en tanto que las cantidades son mayores en el oligopolio de

Bertrand y menores en el de Cournot. Cuando “λ” es igual a cero, sin embargo, ambas

soluciones coinciden, y se verifica que:

2

capp 21

+== ;b2

caqq 21 ⋅

−== ;b4

)ca(BB

2

21 ⋅−== .

Que “λ” sea igual a cero quiere decir, como ya hemos visto anteriormente, que

las variedades 1 y 2 son completamente distintas entre sí, y por ende las elasticidades

cruzadas de ambas demandas son también nulas. Esto hace que cada empresa pueda

comportarse como un monopolista de su variedad y no tenga para nada en cuenta el

comportamiento de la otra. El otro caso extremo se da cuando “λ” tiende a uno, e

implica que las variedades son completamente idénticas entre sí (o sea, que la

diferenciación de productos es inexistente y las elasticidades cruzadas son infinitas). En

esa circunstancia el modelo de competencia por precios nos conduce a un equilibrio en

el cual el precio tiende a igualarse con el costo marginal y los beneficios se vuelven

nulos, dándose por lo tanto que:

cpp 21 == ;b2

caqq 21 ⋅

−== ; 0BB 21 == .

Page 89: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

89

En el modelo de competencia por cantidades, en cambio, se da que “p1” y “p2”

se mantienen por encima de “c” aun cuando la diferenciación de productos desaparezca,

verificándose para “λ = 1” que:

3

c2app 21

⋅+== ;b3

caqq 21 ⋅

−== ;b9

)ca(BB

2

21 ⋅−== .

4.4. Competencia monopolística

La competencia monopolística es una estructura de mercado equivalente a la

competencia perfecta, pero definida para mercados en los que existe diferenciación de

productos. Su origen se remonta a la obra de Chamberlin (1933), y sus características

básicas son las siguientes:

a) cada empresa enfrenta una demanda individual con pendiente negativa;

b) los efectos de los cambios de precios de cada empresa sobre el resto de las empresas

son nulos (o insignificantes);

c) en un contexto de largo plazo con libre entrada, las empresas marginales (o todas las

empresas, si el modelo es simétrico) tienen beneficios nulos.

Normalmente se asocia a la competencia monopolística con una situación en la

cual existe un número grande de empresas en el mercado y la diferenciación de

productos que rige en el mismo es de tipo idiosincrática. Esto implica que, en rigor, no

existen variedades que estén más cerca una de las otras, sino que todas las variedades

que se producen compiten entre sí de modo simétrico. Más aún, que los efectos de los

cambios de precios de cada empresa sobre el resto de las empresas sean insignificantes

implica además una ausencia de consideraciones estratégicas en el comportamiento de

los oferentes, que los vuelve parecidos a las empresas tomadoras de precios de la

competencia perfecta. Sin embargo, que cada empresa enfrente una demanda con

pendiente negativa hace que para maximizar sus beneficios deba igualar su costo

marginal con su ingreso marginal, lo cual hace que su comportamiento comparta

también ciertas características con el que se le asigna a una empresa monopólica.

Parte de la literatura sobre diferenciación de productos considera a la

competencia monopolística como sinónimo de un oligopolio de Bertrand con productos

Page 90: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

90

diferenciados idiosincráticamente, y libre entrada y salida de empresas29. Esto hace que,

salvo que el número de empresas o las elasticidades cruzadas sean infinitas, el supuesto

“b” mencionado como característico de esta estructura de mercado no se cumpla en

forma estricta sino aproximada. Una visión alternativa consiste en descomponer la

función de precio de demanda que enfrenta cada empresa en dos partes: una que

remunere el “valor homogéneo” del bien o servicio producido, y otra que corresponda al

“valor diferenciado” de la variedad de que se trate. Para ello se puede partir de una

definición de excedente del consumidor como la siguiente:

∑∑∑===

⋅−+

=

N

1iii

N

1iii

N

1iiQ qp)q(VqVEC ;

en la cual “VQ” es el valor del componente homogéneo de la cantidad provista en el

mercado y “Vi” es el valor del componente idiosincrático correspondiente a la iésima

variedad del producto bajo análisis (y ambas son funciones crecientes y cóncavas)30.

La función de precio de demanda de la variedad “i” puede entonces obtenerse

maximizando el excedente del consumidor respecto de “qi”. Esto nos indica que:

( ) 0pq

V

q

V

q

ECi

i

i

i

Q

i

=−∂∂+

Σ∂∂

=∂∂ ⇒ pi = vQ(Σqi) + vi(qi) ;

donde “vQ” es el valor marginal del componente homogéneo y “vi” es el valor marginal

del componente idiosincrático (que, en ciertos contextos, puede asociarse con el “valor

de marca” de la variedad bajo análisis).

Dado este tipo de función de precio de demanda, la competencia monopolística

puede definirse como un supuesto de comportamiento de las empresas según el cual las

mismas toman como dado el valor de “vQ” y reconocen en cambio su capacidad de

influir sobre “vi”. Apelando a la definición de poder de mercado, la competencia

monopolística sería un caso en el cual las empresas carecen de poder de mercado

“global” (sobre el componente del precio que remunera las cualidades del bien que son

homogéneas en todas las variedades existentes) pero tienen en cambio poder de

mercado “local” (sobre su propio valor de marca).

En esta definición de competencia monopolística, el equilibrio surge de resolver

29 Véase, por ejemplo, Benassy (1991).30 Para una explicación más completa de este modelo, véase Coloma (1998).

Page 91: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

91

simultáneamente la siguiente maximización de beneficios para todas las empresas:

Bi(max) = [vQ + vi(qi)]⋅qi – CTi(qi) ;

cuyas sus condiciones de primer orden son:

0q

CTq

q

v)]q(vv[

q

B

i

ii

i

iiiQ

i

i =∂∂−⋅

∂∂++=

∂∂

⇒i

ii

i

ii q

CTq

q

vp

∂∂=⋅

∂∂+ .

Si extendemos el análisis a un contexto de largo plazo con libre entrada,

entonces corresponde agregar una segunda condición de equilibrio que tiene que ver con

el requisito de beneficios nulos para la empresa marginal (o, en un modelo simétrico,

para todas las empresas que se encuentran produciendo). Esto puede escribirse del

siguiente modo:

Bi = [vQ + vi(qi)]⋅qi – CTi(qi) = 0 ⇒i

ii q

CTp = ;

y enunciarse como una condición que dice que el precio debe igualarse con el costo

medio.

Gráfico 4.1

La condición de maximización de beneficios y la condición de beneficios nulos

pueden representarse a través de un diagrama como el que aparece en el gráfico 4.1, en

el cual hemos dibujado las curvas correspondientes al precio de demanda (D), el ingreso

marginal (Im), el costo marginal (Cm) y el coso medio (CMe) de una empresa

monopolísticamente competitiva. Las curvas ilustran el caso en el cual se da

simultáneamente que “P = CMe” y que “Im = Cm”, lo cual supone un ajuste de las

condiciones de mercado compatible con el equilibrio de largo plazo con libre entrada.

Qe

D Im

Pm CMe

Qm

Cm

P

0 Qi

Page 92: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

92

El gráfico 4.1 sirve también para ilustrar una característica del equilibrio de

competencia monopolística que ha generado controversias desde el momento mismo de

la aparición de este concepto, y que a veces aparece denominado como “teorema de la

capacidad excedente”. Este teorema nos dice que, bajo los supuestos usuales respecto de

la forma de las funciones de costo medio y costo marginal, el equilibrio de largo plazo

de competencia monopolística se da para una cantidad (Qm) que es siempre menor que

la cantidad que minimiza el costo medio de provisión del bien (Qe). Como consecuencia

de ello, las empresas terminan teniendo costos medios (y totales) más altos que los que

tendrían en un equilibrio de competencia perfecta (en el cual, en el largo plazo y con

libre entrada, se cumple que “P = Cm = CMe”), y esto genera una ineficiencia que se

asocia con la presencia de cierta capacidad excedente de las empresas involucradas.

La ineficiencia señalada, sin embargo, se compensa total o parcialmente con un

beneficio que la competencia monopolística genera, que es la provisión de variedad. Si

cada empresa produce menos que la cantidad que minimiza sus costos medios, esto hace

que, en un equilibrio de beneficios nulos, termine habiendo más empresas (y más

variedades producidas). Esto tiene un valor para los consumidores –que aprecian la

variedad–, que puede más que compensar el sobrecosto incurrido por el hecho de que

cada empresa produzca una cantidad inferior a “Qe”. Empleando un modelo algo

diferente del aquí expuesto, Dixit y Stiglitz (1977) han mostrado, por ejemplo, que el

equilibrio de competencia monopolística conduce a cantidades que maximizan el

excedente total sujeto a una restricción de beneficios no negativos para las empresas. En

su modelo, entonces, la única forma de conseguir un excedente total mayor es obligando

a las empresas a cobrar precios menores que sus costos medios y generando en

consecuencia la necesidad de aplicar un mecanismo de subsidio desde los consumidores

hacia las empresas.

Otro tema respecto del cual se han planteado debates teóricos es el de la

convergencia del equilibrio de competencia monopolística hacia el equilibrio de

competencia perfecta cuando el número de empresas tiende a infinito. En la concepción

original de competencia monopolística dicha convergencia no se produce, puesto que la

idea misma de competencia monopolística es que, aunque el número de oferentes del

mercado sea muy grande, la diferenciación entre las distintas variedades se seguirá

manteniendo y por ende seguirá existiendo una cuota de poder de mercado local que

Page 93: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

93

permitirá que cada empresa halle rentable mantener en equilibrio precios por encima de

sus costos marginales. La clave para que esto se dé es que, aunque el número de

variedades aumente, lo que no tiene que aumentar es la sustituibilidad de las variedades

entre sí (es decir, las elasticidades cruzadas de las demandas). Esta es la diferencia

principal entre el enfoque de la competencia monopolística y el de la competencia

espacial (horizontal o vertical), en la cual más variedades implican necesariamente más

cercanía entre unas variedades y las otras (y, por ende, una mayor posibilidad de

sustituir dichas variedades).

Para estudiar el tema en profundidad resulta conveniente emplear el supuesto de

que, en equilibrio, el número de empresas es infinito y el tamaño de cada empresa es

infinitesimal, que es esencialmente el mismo que se utiliza para estudiar las propiedades

del equilibrio perfectamente competitivo en un entorno de productos homogéneos.

Apelando a esa idea, Perloff y Salop (1983) muestran que la convergencia de la

competencia monopolística hacia la competencia perfecta tiene lugar si el valor

marginal de la inclusión de cada nueva variedad en el excedente de los consumidores es

decreciente, y que no tiene lugar si dicho valor es constante. En el primero de tales

casos, lo que sucede es que el componente idiosincrático del precio de demanda se

vuelve insensible a la cantidad cuando el número de variedades tiende a infinito, con lo

cual el ingreso marginal de la empresa individual se vuelve idéntico al precio. Si esto no

ocurre, se da en cambio que “∂vi/∂qi” permanece esencialmente inalterado cuando

aumenta el número de variedades, y el poder de mercado local no desaparece por más

que el número de empresas existentes sea infinito.

4.5. Teoría de los mercados relevantes

Los distintos enfoques respecto de la diferenciación de productos suelen

presuponer que, si bien las variedades que se comercian son diferentes, resulta posible

agruparlas de manera relativamente clara dentro un mismo mercado. Muchas veces, sin

embargo, la delimitación de dicho mercado puede ser motivo de controversia, ya que no

siempre está totalmente claro si dos productos relativamente similares son variedades

del mismo bien o si, por el contrario, corresponde que se los considere como dos bienes

que se comercian en mercados distintos. A efectos de responder a esa pregunta, la

economía industrial ha desarrollado el concepto de “mercado relevante”, que se utiliza

Page 94: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

94

para circunscribir los efectos de una determinada conducta u operación económica a un

conjunto de productos o variedades de un producto, y excluir en cambio del análisis los

efectos que dicha conducta u operación pueda tener sobre otros productos y variedades.

La idea para delimitar un mercado relevante es definir qué productos o

variedades (y qué zonas geográficas en las cuales dichos productos o variedades se

comercian) conforman un mercado, quedando por oposición fuera de dicho mercado

otros productos, variedades y zonas geográficas. Esto no es otra cosa que una aplicación

del análisis de equilibrio parcial, según el cual se considera que la mayor parte de los

efectos que tienen las decisiones sobre precios, cantidades y otras variables similares se

circunscriben a lo que sucede dentro de un mercado, y tienen un efecto no significativo

sobre otros mercados.

La definición más difundida de mercado relevante aparece en las pautas para la

evaluación de fusiones horizontales del Departamento de Justicia y la Comisión Federal

de Comercio de los Estados Unidos31. Dichas pautas nos dicen que un mercado es “...

un producto o grupo de productos y un área geográfica en la cual el mismo se produce o

se vende tal que una hipotética empresa maximizadora de beneficios, que no esté sujeta

a regulación de precios y que sea el único proveedor presente y futuro de esos productos

en el área en cuestión, halle beneficioso imponer un incremento de precios pequeño

pero significativo y no transitorio, suponiendo que las condiciones de venta de todos los

otros productos permanecen constantes”. Dado esto, un mercado relevante es “el grupo

de productos y el área geográfica que no excede lo necesario para satisfacer este test”.

Esta forma de definir el mercado relevante de un producto es dependiente del

tema que se quiere analizar. Esto es así porque exige partir de un producto y

localización determinados, e ir posteriormente verificando si otros productos y

localizaciones cumplen con los requisitos exigidos para poder ser considerados como

partes del mismo mercado que el producto y la localización iniciales. Si se empieza por

un producto o una localización diferentes, por lo tanto, es posible que se termine con

una definición diferente de mercado relevante, ya que ciertos productos y localizaciones

que satisfacen el test cuando se parte del primer producto pueden no satisfacerlo si se

parte del segundo producto (o viceversa). En general, sin embargo, esto no es un

problema demasiado grave, ya que lo que usualmente se quiere investigar cuando se

31 Véase Federal Trade Commission y US Department of Justice (1992), capítulo 1.

Page 95: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

95

define un mercado relevante son los efectos de una determinada práctica u operación, y

por ende lo que interesa es cuál es el mercado relevante para ese caso en particular.

La característica conceptual básica para considerar que dos productos forman

parte del mismo mercado relevante es la alta sustitución que existe entre ellos. Esta es la

clave para poder decir que, si los dos productos son provistos por empresas distintas,

ninguna de ellas tiene capacidad para incrementar sustancialmente sus precios sin poder

evitar que una gran proporción de su demanda se desvíe hacia el otro producto. Por

lógica, entonces, si los dos productos fueran producidos por una única empresa, esta sí

podría elevar simultáneamente los dos precios evitando dichos desvíos. Pero si el

mercado relevante incluyera además algún otro producto, dicho incremento de precios

no sería tampoco provechoso, ya que la demanda podría desviarse hacia ese otro bien.

Por lo tanto, el concepto de mercado relevante tiene implícita la idea de que resulta

necesario incluir todos aquellos productos que se necesita controlar para poder elevar el

precio de manera rentable (o sea, todos aquellos productos que sean sustitutos lo

suficientemente próximos como para afirmar que compiten directamente entre sí).

Desde un punto de vista analítico, la forma de evaluar si dos productos

pertenecen al mismo mercado relevante es a través del uso del concepto de “elasticidad

crítica de la demanda” (critical elasticity of demand). Esta se define como aquel valor

de la elasticidad-precio de la demanda agregada de un mercado por encima del cual

resulta rentable para un monopolista hipotético realizar un incremento determinado del

precio de mercado. Como puede observarse, este concepto depende del incremento de

precio que se use como base para el cálculo: si este es del 5%, se hablará de una

elasticidad crítica al 5%; si es del 10%, se hablará de una elasticidad crítica al 10%, etc.

Una vez definida la elasticidad crítica, la misma se compara con la elasticidad

real de la demanda. Si esta última es mayor que la primera, entonces todos los productos

incluidos en la definición de mercado pertenecen al mismo mercado relevante, pero

existe al menos algún otro producto que también pertenece y que no ha sido incluido.

Procede entonces incluirlo y volver a hacer el experimento. Cuando se llega a la

definición más estrecha de mercado para la cual la elasticidad real de la demanda es

menor que la elasticidad crítica, entonces ése es el mercado relevante a considerar.

En un artículo sobre el uso de las elasticidades de demanda en la definición de

mercados relevantes, Werden (1998) desarrolla una serie de fórmulas para calcular la

Page 96: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

96

elasticidad crítica. Las mismas parten de la definición de la elasticidad-precio de la

demanda que le correspondería a un monopolista maximizador de beneficios (ηM), la

cual es igual a la inversa del índice de Lerner que aplicaría dicho monopolista (LM).

Esto implica que:

MM

MM L

1

CmP

P =−

=η ;

donde “PM” es el precio de monopolio y “Cm” es el costo marginal (que, por

simplicidad, supondremos constante).

Bajo el supuesto de elasticidad-precio constante, la elasticidad crítica (ηC)

corresponde a aquella situación en la cual “ηM” (y, por ende, “LM”) se alcanza

incrementando los precios en una determinada proporción “r”. Para hallar dicho valor

resulta entonces necesario partir del índice de Lerner promedio del grupo de productos

considerado como constitutivo del mercado relevante (L0) y ver si dicha elasticidad

crítica se alcanza con ese incremento de precios. Esto surge de operar del siguiente

modo en la fórmula en cuestión:

rL

r1

rL

1)r1(

CmP

P

P

P

CmP

P)r(

00m

0

0

m

m

mCC +

+=+

⋅+=−

⋅=−

=η=η ;

donde “P0” es el nivel de precios vigente.

Para casos en los que la elasticidad-precio no es constante a lo largo de toda la

curva de demanda, esta definición de “ηC” debe ser modificada. Church y Ware (2000)

muestran, por ejemplo, que para una demanda de tipo lineal la fórmula a utilizarse

debería ser la siguiente:

r2L

1)r(

0CC ⋅+

=η=η .

Aplicadas directamente, estas definiciones de elasticidad crítica de la demanda

corren sin embargo el riesgo de caer en lo que en la literatura antitrust se conoce como

“falacia del celofán” (cellophane fallacy)32. En términos de la fórmula deducida

32 Este nombre hace referencia a un razonamiento que aparece en una sentencia de la Corte Suprema delos Estados Unidos del año 1956, en la cual uno de los puntos clave era la definición del mercadorelevante para el celofán (producto del cual la empresa DuPont de Nemours tenía el monopolio). En dichocaso se aceptó el razonamiento de que el celofán era un producto sustituible por otros materiales que

Page 97: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

97

anteriormente, la falacia del celofán se produce si el valor de “L0” es igual (o muy

cercano) al valor de “LM”, y por ende se da que ni siquiera un monopolista va a hallar

conveniente elevar el precio en una proporción “r” (porque el precio en cuestión es ya lo

suficientemente alto como para aprovechar totalmente el máximo poder de mercado

teóricamente posible). Es por ello que algunos autores (por ejemplo, Scheffman y

Spiller, 1987) recomiendan que la definición de elasticidad crítica de la demanda se

haga para valores iniciales del índice de Lerner que reflejen condiciones competitivas

(aunque ellas no sean las que realmente imperen en el mercado). En un extremo, esto

implica definir artificialmente a “L0” como igual a cero (es decir, hacer el cálculo para

una situación en la cual el precio se iguala con el costo marginal), lo cual conlleva una

definición de según la cual “ηC” es igual a “(1+r)/r” (para el caso de funciones de

demanda con elasticidad constante) o igual a “1/(2⋅r)” (para el caso de funciones de

demanda lineales). Esto implica elasticidades críticas iguales a 21 (si la elasticidad es

constante y “r = 5%”), a 11 (si la elasticidad es constante y “r = 10%”), a 10 (si la

demanda es lineal y “r = 5%”) y a 5 (si la demanda es lineal y “r = 10%”).

La metodología para el cálculo de la elasticidad crítica puede ejemplificarse

utilizando los modelos de diferenciación de productos vistos en las otras secciones de

este capítulo. Tomando, por ejemplo, el modelo simétrico de diferenciación horizontal

con varias variedades de bienes (presentado en la sección 4.1), lo que debería hacerse es

partir de la definición de la demanda de una de ellas (q0). Esto implica que:

t

p

t2

pp

N

xq 021

0 −⋅++= ;

donde “p1” y “p2” son los precios de los dos sustitutos más cercanos. La elasticidad-

precio de esta función de demanda es igual a:

2/)pp()N/x(t

p

q

p

p

q

21

0

0

0

0

00 ++⋅

=⋅∂∂−=η ;

y, evaluada en un contexto competitivo en el cual “p0 = p1 = p2 = Cm”, implica que:

también servían para envolver paquetes, y que dicha sustitución era lo suficientemente fuerte como paraconsiderar que el mercado relevante no incluía solo al celofán sino a otros productos. Dicho análisis fuecriticado por entenderse que había sido realizado teniendo en cuenta las condiciones vigentes (en lascuales DuPont ya estaba ejerciendo su poder de mercado sobre el celofán) y por ende el precio del celofánera ya lo suficientemente elevado como para hacer que algunos usuarios encontraran convenientesustituirlo por otros materiales, cosa que no habrían hecho si el precio hubiera sido el de competencia y

Page 98: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

98

Cm)N/x(t

Cm0 +⋅=η .

Este valor puede ser mayor o menor que el de la elasticidad crítica. Si es menor,

entonces el mercado relevante es simplemente el de la variedad bajo análisis (q0). Si es

mayor que el de “ηC”, en cambio, procede incluir en el mercado relevante al sustituto

más próximo (por ejemplo, a “q1”) y recalcular la elasticidad. Para ello se trabaja con la

demanda del bien compuesto “0+1”, y se define su demanda del siguiente modo:

t

p

t2

pp

N

x2q 1032

10+

+ −⋅++⋅= ;

donde “q0+1” es la cantidad demandada del bien “0” y del bien “1”, “p0+1” es el precio al

cual se venden ambas variedades (o el promedio de tales precios), y “p2” y “p3” son los

precios de los dos sustitutos más cercanos. Con esta nueva demanda, la elasticidad-

precio evaluada en un contexto en el que “p0+1 = p2 = p3 = Cm” es:

2/)pp()N/x2(t

p

q

p

p

q

32

10

10

10

10

1010 ++⋅⋅

=⋅∂∂−=η +

+

+

+

++ Cm)N/x2(t

Cm

+⋅⋅= ;

la cual, por definición, es menor que el valor absoluto de “η0” (ya que uno de los

términos que aparecen en el denominador ha quedado multiplicado por dos).

Una vez más, procede entonces comparar la elasticidad hallada con la elasticidad

crítica. Si el nuevo valor es menor que el de dicha elasticidad crítica, entonces el

mercado relevante incluye solamente a las variedades 0 y 1. Si es mayor, procede

agregar una nueva variedad (en este caso, la variedad 2) y repetir el procedimiento

realizado anteriormente. Para el ejemplo de diferenciación horizontal simétrica que

hemos utilizado, resulta inclusive posible encontrar una fórmula general de elasticidad-

precio de la demanda en contextos competitivos, que depende del número de variedades

incluidas en el mercado relevante (K). Dicha fórmula es la siguiente:

Cm)N/xK(t

Cm

q

p

p

q

K

K

K

KK +⋅⋅

=⋅∂∂−=η ;

y su valor es siempre decreciente en “K”.

Esta metodología para definir el mercado relevante procede por pasos

no el de monopolio.

Page 99: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

99

determinados inequívocamente cuando el tipo de diferenciación de productos que se

está analizando es de carácter espacial (esto es, horizontal o vertical). Esto es así porque

en ese tipo de modelos se sabe de entrada qué variedades están más cerca unas de las

otras, y decir cuál es el “sustituto más próximo” no presenta ninguna dificultad. Si la

diferenciación prevaleciente es de tipo idiosincrática (por ejemplo, a través de marcas),

aparece en cambio el problema adicional de tener que definir cuál es el sustituto más

próximo de un producto o de un determinado conjunto de productos. Para ello, la

solución analítica más adecuada consiste en apelar a la elasticidad cruzada de la

demanda, e ir incluyendo primero aquel producto respecto de cuyo precio la demanda

bajo análisis tenga una mayor elasticidad cruzada.

Ejercicios

4.1. En un espacio lineal de 10 km hay 2 empresas (E1 y E2), una en cada extremo delsegmento. La demanda total del mercado es de 10 unidades, y está distribuidauniformemente en el espacio. Los consumidores tienen un costo de transporte de $0,5por unidad por km, que adicionan al precio del producto para determinar el costo quepara ellos tiene comprarlo. A su vez, las empresas tienen el siguiente costo deproducción:

CTi = 10⋅Qi + 20 ;

donde “Qi” es la cantidad producida y vendida por cada empresa individualmente.a) Estime la demanda de cada una de las empresas como funciones de los precios quedichas empresas cobran (P1, P2), en base a la condición de indiferencia del consumidormarginal.b) Suponga que estas empresas compiten en precios y halle el equilibrio de Nashestático. Calcule también los correspondientes beneficios.

4.2. Una cierta ciudad circular tiene una sola calle que la bordea y que forma unacircunferencia de 1 km. Los consumidores del bien bajo análisis (azúcar) estándistribuidos uniformemente a lo largo de dicha calle, y su demanda total es de 1 (millónde kilos por mes). Los “n” comercios que venden el bien se ubican equidistantes unosde otros, dejando una distancia de “1/n” de kilómetro entre uno y otro. En esta ciudad,los consumidores siempre compran en el negocio que les resulta más barato, teniendo encuenta tanto el precio (pi) como el costo en el que incurren por transportarse de su hogaral negocio (t), igual a $2 por km por mes (por kilo comprado). A su vez, los comerciostienen costos fijos mensuales (F) de $20.000, y costos variables (v) de $1 por kilo deazúcar.a) Suponga que los dos comercios más cercanos al comercio “i” cobran un precio iguala “p”. Halle la demanda de dicho comercio (di) como función de “pi”, “p”, “t” y “n”,donde “di” es en realidad una medida del largo del área en la cual los moradores van acomprar azúcar al comercio “i”.b) Muestre que, si todos los comercios maximizan beneficios tomando a “n” y a “p”

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100

como dados, todos terminan vendiendo “1/n” de millón de kilos de azúcar y cobrandoun precio idéntico que, expresado en pesos por millón de kilos, es igual a “pi = v + t /n”.c) Suponga ahora que existe libre entrada de comercios idénticos. ¿Cuál es el valor deequilibrio de “n”?d) Calcule cuánto gasta la sociedad por mes en transportarse para comprar azúcar (GT),como función de “n”.e) Calcule cuál sería el “n” óptimo, definido como aquél que minimiza “GT(n) + n.F”.

4.3. Cada consumidor de cierto bien consume como máximo una unidad del mismo, ytiene la siguiente función de utilidad (excedente):

EC = v⋅ui – pi ;

donde “ui” es la calidad del bien que consume, “pi” es el precio y “v” es un parámetrode preferencia por la calidad que se encuentra uniformemente distribuido en lapoblación de consumidores entre un valor mínimo de 100 y un valor máximo de 500.Hay dos empresas que producen este bien, ambas con un costo medio y marginal de$500. La empresa 1 produce una variedad cuya calidad es igual a 9, y la empresa 2produce otra variedad cuya calidad es igual a 10.a) Estime la demanda de cada una de las empresas como funciones de sus precios (p1,p2), en base a la condición de indiferencia del consumidor marginal (Suponga que lascantidades demandadas se miden utilizando las mismas unidades que se usan paradefinir el espacio de preferencia por la calidad).b) Halle los valores de equilibrio de “p1”, “p2”, “q1” y “q2” y los beneficios de ambasempresas (B1, B2), bajo el supuesto de que cada empresa elige su precio tomando comodado el precio de la otra. Muestre que “p1 < p2”, “q1 < q2” y “Π1 < Π2”.c) Ahora suponga que las empresas también pueden elegir la calidad de sus productos, yque la máxima calidad posible es “uM = 12”. Halle los nuevos valores de equilibrio de“p1”, “p2”, “u1”, “u2”, “q1”, “q2”, “B1” y “B2”, aplicando el principio de ladiferenciación máxima (Recuerde que “100⋅u1 – p1 ≥ 0”).

4.4. Dos empresas (1 y 2) comparten el mercado de un bien. Ambos tienen un costomarginal constante de $10 pero producen variedades diferenciadas, y enfrentan lasiguientes funciones de demanda:

q1 = 50 – 3⋅p1 + 2⋅p2 ; q2 = 50 + 2⋅p1 – 3⋅p2 .

a) Reexprese las funciones de demanda enunciándolas como funciones de precio dedemanda: “p1 = p1(q1, q2)” y “p2 = p2(q1, q2)”.b) Halle los valores de equilibrio de “p1”, “p2”, “q1”, “q2”, “B1” y “B2” si ambasempresas se comportan como tomadoras de precios.c) Halle los nuevos valores de “p1”, “p2”, “q1”, “q2”, “B1” y “B2” si las empresas secomportan según el modelo de oligopolio de Bertrand.d) Halle los valores de equilibrio de “p1”, “p2”, “q1”, “q2”, “B1” y “B2” si las empresasse comportan según el modelo de oligopolio de Cournot.

4.5. En un mercado en el cual existe libre entrada de productos diferenciados(producidos por empresas distintas), el precio de demanda de cada uno de ellos tiene lasiguiente forma:

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101

pi = 210 – 2⋅Q – qi ;

donde “qi” es la cantidad producida por la iésima empresa y “Q” es la cantidad totalproducida en el mercado. A su vez, los costos totales de cada empresa individual son:

CTi = 100 + qi2 .

a) Halle los valores de “pi” y “qi” y el número de empresas de equilibrio (n) si losproductores se comportan como tomadores de precios.b) Recalcule lo hallado en el punto “a” suponiendo que las empresas se comportancomo monopolistas de su propia variedad pero toman como dado el nivel de “Q” delmercado.c) Halle los valores de “pi” y “qi” y “n” si las empresas se comportan como oligopolistasde Cournot.d) ¿Qué valores de “pi” y “qi” y “n” maximizan el excedente total generado en elmercado? ¿Cómo son los beneficios de las empresas en dicha situación?

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102

5. Colusión

La colusión puede definirse como una situación en la cual una serie de empresas

acuerdan no competir entre ellas con el objetivo de incrementar los beneficios conjuntos

de todo el grupo. Dicho incremento puede lograrse a través de diferentes instrumentos

(acuerdos de precios, acuerdos de cantidades, repartos de mercados), pero tiene la

característica común de que trae aparejado un aumento en los precios y una reducción

en los volúmenes comerciados respecto de los que regirían en una situación en la cual

las empresas compitieran entre sí. Esto implica normalmente que el mercado pasa a

generar un excedente menor para los demandantes que no llega a compensarse con el

aumento en el excedente de los oferentes.

La teoría económica suele distinguir entre situaciones de colusión explícita y

situaciones de colusión tácita. Las primeras implican la existencia concreta de un

acuerdo escrito o verbal entre las empresas intervinientes (cartel), en tanto que las

segundas tienen lugar en casos en los cuales el comportamiento colusivo surge como

resultado de estrategias que cada entidad adopta independientemente, pero que

confluyen en un equilibrio en el que a ninguna empresa le conviene adoptar una

conducta competitiva por temor a desencadenar un cambio en el comportamiento de las

otras empresas (que traiga aparejada una reducción de sus propios beneficios).

A efectos de estudiar el fenómeno de la colusión, en este capítulo comenzaremos

por reseñar los principales factores que la favorecen o dificultan, y elaboraremos un

modelo simple de colusión en condiciones de certeza. Luego complicaremos el modelo

en cuestión introduciéndole distintos tipos de incertidumbre, y le dedicaremos también

una sección a la denominada “teoría del núcleo vacío”, que sostiene que en ciertas

circunstancias la colusión puede ser un mecanismo para llegar a un equilibrio eficiente.

La cuarta sección, por su parte, se abocará al análisis de situaciones en las cuales un

cartel convive con un grupo de competidores periféricos que no participan de la

colusión pero se aprovechan de ella. La última sección, finalmente, se referirá a los

acuerdos horizontales de investigación y desarrollo, que son convenios entre

competidores cuyas implicancias sobre el funcionamiento de los mercados presenta una

serie de características particulares.

5.1. Colusión en condiciones de certeza

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103

La concreción de las prácticas empresarias que caracterizan al fenómeno de la

colusión parece estar influida por una serie de factores que la favorecen o dificultan.

Dichos factores han sido objeto de estudio por parte de la teoría económica, que ha

elaborado modelos y explicaciones simplificadas de por qué en ciertas circunstancias la

colusión es más factible que en otras. Carlton y Perloff (1994), por ejemplo, señalan tres

elementos básicos que consideran necesarios para que un cartel pueda establecerse de

manera exitosa: capacidad para incrementar los precios, bajas penalidades esperadas y

bajos costos de organizar el cartel.

La capacidad para incrementar los precios es una consecuencia directa del grado

de elasticidad de la demanda que enfrentan las empresas de una industria. Si la demanda

del producto que fabrican los potenciales miembros de un cartel es relativamente

inelástica, los beneficios de coludir e incrementar los precios son mayores que si dicha

demanda es relativamente elástica, ya que en este último caso la estrategia de fijar

precios altos como una manera de aumentar los beneficios tiene una efectividad mucho

más limitada. Otro factor que hace a la capacidad de incrementar los precios tiene que

ver con la existencia de barreras a la entrada de nuevos competidores. En efecto, un

cartel será mucho más efectivo en una industria en la cual el ingreso de nuevas

empresas es dificultoso (o está limitado por barreras legales) que en una industria en la

cual es sencillo que ingresen nuevas empresas. Una situación con una gran facilidad de

ingreso es así equivalente a un mercado con una demanda altamente elástica, ya que los

productos de los potenciales competidores son asimilables a sustitutos muy próximos de

los actualmente fabricados por los miembros del cartel, y limitan por lo tanto su

capacidad de incrementar los precios de modo rentable para las empresas existentes.

Las mayores o menores penalidades esperadas por la formación de un cartel, por

su parte, tienen que ver de modo directo con la existencia y la aplicación de una ley de

defensa de la competencia. Dado que, como veremos en el capítulo 10, la colusión es

una de las figuras que más claramente infringe las normas antitrust en todo el mundo,

resulta esperable observar que los carteles se desarrollen más en contextos en los cuales

dichas normas no tienen vigencia que en contextos en los que las mismas se aplican de

manera más estricta.

El tercer elemento señalado por Carlton y Perloff como favorecedor de la

colusión (bajos costos de organizar el cartel) resulta más complejo de visualizar que los

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104

dos anteriores, ya que proviene de circunstancias más difíciles de observar y de evaluar

objetivamente. Estos autores identifican una situación de costos organizativos bajos de

un cartel con cuatro fenómenos principales, que son la existencia de un número

reducido de empresas, una alta concentración de la industria, un producto altamente

homogéneo y la presencia de una cámara o asociación empresaria que pueda coordinar

las actividades del cartel. Cabral (1995), por su parte, señala al respecto tres

“características institucionales” de los mercados que tienden a favorecer situaciones de

colusión. Las mismas son la presencia de cláusulas del “comprador más favorecido”

(que implican compromisos de las empresas de devolver a los clientes la diferencia

entre su precio y el de sus competidores, y sirven como un modo de monitorear los

precios de los restantes oferentes), el empleo asiduo de las denuncias antidúmping (por

el cual las empresas nacionales acusan a las empresas extranjeras de conductas

predatorias en el mercado interno, y disuaden de este modo la competencia a nivel

internacional), y la existencia de contratos de largo plazo con cláusulas de rescisión (que

favorecen la “fidelización de los clientes”, llevando a una situación de reparto implícito

entre los actores del mercado).

Aun en los casos en los cuales un mercado presenta todas o varias de las

características que favorecen la aparición de la colusión, existen también una serie de

factores que dificultan su implementación como una estrategia empresaria estable. Los

mismos surgen esencialmente de la existencia de dos incentivos contrapuestos que las

empresas tienen en toda situación de colusión: el incentivo a aumentar los beneficios

conjuntos a través de una conducta concertada, y el incentivo a desviarse de la conducta

concertada para incrementar los beneficios individuales de cada empresa a costa de los

beneficios de las otras.

A efectos de ilustrar lo expuesto en el párrafo anterior, supongamos una

situación en la cual sólo existen dos empresas en un mercado, y cada una de ellas tiene

características similares a la otra. Las dos empresas saben que, si interactúan en un

contexto de competencia, sus beneficios serán relativamente reducidos e iguales a un

cierto valor “Bc”. Saben también que, si acuerdan entre ellas precios o cantidades,

pueden obtener beneficios más altos equivalentes a los de una situación de monopolio

(Bm). El principal problema de este tipo de acuerdos es que cada empresa sabe que, si la

otra respeta el acuerdo, existe la alternativa de desviarse unilateralmente y obtener para

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105

sí beneficios mayores que los de colusión (Bd), pero a costa de hacer que la otra

empresa vea reducidos los suyos a un nivel inferior al de competencia (Bb). Esta

situación de desvío del acuerdo podría asociarse con una rebaja unilateral de precios, un

incremento de la producción por encima de la cuota acordada, o una violación del

reparto de mercados establecido en el acuerdo de concertación.

Gráfico 5.1

E1

Colusión Desvío

Colusión Bm, Bm Bb, BdE2

Desvío Bd, Bb Bc, Bc

La situación descripta en el párrafo anterior puede representarse a través del

gráfico 5.1, en el cual las alternativas de la empresa 1 (E1) aparecen como filas y las de

la empresa 2 (E2) como columnas. Cada empresa tiene la opción de respetar el acuerdo

(Colusión) o de apartarse de él (Desvío), identificándose a la competencia como aquella

situación en la cual ambas empresas rompen el acuerdo simultáneamente. Cada casillero

representa una combinación de las estrategias elegidas por cada compañía, y el primer

valor que muestra es el de los beneficios que obtiene E1, en tanto que el segundo es el

de los beneficios de E2. La representación expuesta de la interacción entre E1 y E2

puede utilizarse para analizar dicha interacción como si fuese un juego entre las dos

empresas. Cada uno de los jugadores tiene dos posibles estrategias (Colusión y Desvío)

que le otorgan distintos beneficios según sea la estrategia que juegue el otro.

En este caso, el equilibrio de Nash surge de tener en cuenta la relación entre los

distintos posibles beneficios, que nos indica que “Bd > Bm > Bc > Bb”. Estas

desigualdades nos muestran que, tanto si la otra empresa está jugando “Colusión” como

si está jugando “Desvío”, cada una de las empresas individualmente encontrará más

beneficioso jugar “Desvío”. En efecto, si E2 respeta el acuerdo colusivo y E1 se desvía

de él, el beneficio que obtiene esta última es “Bd”, mayor que el beneficio “Bm” que

obtendría si él también respetara la concertación. Asimismo, si se sabe que E2 también

va a romper el acuerdo, el beneficio para E1 sigue siendo mayor si juega “Desvío” y

obtiene “Bc” que si juega “Colusión” y obtiene “Bb”.

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106

Como el razonamiento expuesto es simétrico para el caso de la empresa 2, este

juego presenta una solución en la cual se dice que el desvío resulta ser la estrategia

dominante para ambos jugadores. El equilibrio de Nash, por lo tanto, se da cuando los

dos jugadores rompen simultáneamente el acuerdo colusivo y quedan en una situación

de competencia, en la cual obtienen un beneficio igual a “Bc” cada uno. Nótese que,

paradójicamente, ambos podrían estar mejor si los dos concertaran simultáneamente,

pero dicha situación no sería un equilibrio ya que cada uno preferiría desviarse dado que

el otro no lo hace.

El análisis efectuado hasta aquí (como explicación de por qué la colusión no es

una solución de equilibrio en una situación de interacción entre dos empresas) está

limitado a un caso en el cual los jugadores no tienen en cuenta que su relación puede

continuar en el largo plazo. Si incorporamos la idea de que el futuro tiene influencia

sobre las decisiones, en cambio, la conclusión de nuestro análisis cambia

significativamente, a través de una visión diferente de los beneficios que la concertación

tiene para las empresas y de los costos de romper un acuerdo colusivo.

El contexto en el cual nos situaremos ahora es el de una situación en la que las

empresas perciben un horizonte temporal indeterminado durante el cual se desarrolla el

mismo juego descripto en la sección anterior. Las estrategias que cada empresa lleva a

cabo en ese contexto consisten en una sucesión de acciones (una en cada momento del

tiempo), que pueden implicar el respeto a un acuerdo (Colusión) o el repudio del mismo

(Desvío). Dichas acciones pueden estar asimismo definidas como respuestas al

comportamiento que la otra empresa haya tenido en el pasado, razón por la cual los

conjuntos de acciones que siguen esta pauta se denominan “estrategias de

comportamiento” (behavioral strategies).

La existencia de un horizonte temporal indeterminado y la posibilidad de que las

empresas utilicen estrategias de comportamiento permite definir soluciones que en

ciertos casos pueden sostener indefinidamente la colusión como un equilibrio de Nash

del correspondiente juego repetido. El ejemplo más sencillo de este tipo de equilibrio es

el que se da cuando cada empresa practica la siguiente estrategia:

a) Comenzar jugando “Colusión”.

b) Seguir jugando “Colusión” en tanto la otra empresa también haya jugado siempre

“Colusión” en el pasado.

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107

c) Empezar a jugar “Desvío” y continuar indefinidamente dicho comportamiento al

detectar que la otra empresa jugó alguna vez “Desvío”.

Este tipo de estrategia se conoce en la literatura como “estrategia disparadora”

(trigger strategy), ya que implica mantener una conducta de cooperación con el otro

jugador mientras éste respete ciertas pautas, pero dispara automáticamente una reacción

(en este caso, pasa a una fase de competencia que dura hasta el final del juego) si se

detecta un incumplimiento. Nótese sin embargo que, si las dos empresas siguen una

conducta como la establecida por la estrategia mencionada, nunca será necesario

disparar una reacción ante el incumplimiento del rival, ya que por definición ambos

jugadores permanecerán fieles a su política de no desviarse del acuerdo colusivo que

pactaron.

Para que se dé que una situación en la cual las dos empresas practiquen

estrategias disparadoras como la descripta, resulta necesario que cada una de ellas

encuentre más beneficioso mantenerse dentro del esquema de colusión que desviarse de

él. Esto implica que el “valor intertemporal promedio” de la estrategia colusiva (Vm) es

superior al que se obtendría en caso de desviarse de ella (Vd), conociendo que en este

último caso la otra empresa va a reaccionar inmediatamente y esto desencadenará una

situación de competencia.

El valor intertemporal promedio de una estrategia es un promedio de los

beneficios que cada empresa puede obtener a lo largo del tiempo jugando la estrategia

en cuestión, ponderados por el valor relativo que las mismas le asignan al presente y al

futuro. En el caso de “Vm” la cuenta es sencilla, puesto que las empresas saben que de

seguir esta estrategia obtendrán siempre un beneficio igual a “Bm”, y se dará por lo

tanto que el valor intertemporal promedio será igual a dicho beneficio. En el caso de que

una empresa quiera optar por desviarse, en cambio, la misma deberá tener en cuenta que

su acción le traerá aparejado un beneficio presente mayor (Bd) pero la condenará a

retornar de allí en adelante a una situación competitiva en la cual sólo podrá conseguir

un beneficio más bajo (Bc). Lo dicho puede escribirse del siguiente modo:

Vm = (1-β)⋅Bm + β⋅Bm = Bm ;

Vd = (1-β)⋅Bd + β⋅Bc ;

donde “β” es un “factor de descuento” que mide el valor relativo del futuro para la

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108

empresa que está evaluando las estrategias de colusión y desvío, y “1-β” es el valor

relativo del presente para dicha empresa. Este factor de descuento “β” es un número

entre cero y uno, que actúa como ponderador de los beneficios presentes y futuros. Así,

si “β” fuera igual a cero, esto implicaría que las empresas sólo valoran el presente y no

el futuro. Por el contrario, una situación en la cual “β” fuera igual a uno implicaría que

es el presente el que no tiene ningún valor en relación al futuro.

Para que las empresas prefieran mantenerse en una situación de colusión en vez

de desviarse de ella, “Vm” debe ser mayor que “Vd”. Esto implica que:

Vm > Vd ⇒ Bm > (1-β)⋅Bd + β⋅Bc ⇒ BcBd

BmBd

−−>β .

La clave para que la colusión pueda sostenerse como un fenómeno de largo

plazo, entonces, está dada por el valor del factor de descuento “β”. Si dicho factor es

mayor que el cociente entre la diferencia entre “Bd” y “Bm” y la diferencia total entre

“Bd” y “Bc”, entonces cada empresa tendrá incentivos para no romper la concertación.

Esto implica que cada empresa valorará relativamente más la ganancia de largo plazo

que puede obtener por permanecer dentro de un esquema de colusión (Bm-Bc) que la

ganancia de corto plazo de violar el acuerdo (Bd-Bm). Esta condición, sin embargo,

debe cumplirse para todas las empresas que participan de la concertación, ya que, si una

de ellas halla más beneficioso desviarse del convenio que permanecer en él, la colusión

se romperá automáticamente. Por lo tanto, si las distintas empresas exhiben valores de

“β” diferentes, el cociente entre “Bd-Bm” y “Bd-Bc” deberá ser menor que los factores

de descuento de todas las empresas implicadas en el acuerdo colusivo33.

Esta manera de ver la interacción entre las empresas en un contexto de largo

plazo sirve para explicar por qué en algunos mercados la colusión es un fenómeno más

factible que en otros. En efecto, cuanto menores sean los beneficios de corto plazo que

pueden obtenerse por violar la concertación, más factible será que la colusión se

sostenga. Asimismo, cuanto mayor sea el beneficio que puede obtenerse por concertar

respecto del que surge espontáneamente en una situación de competencia, las

probabilidades de coludir exitosamente aumentarán. Por último, cuanto más pacientes

33 Los argumentos expuestos tienen su origen en el razonamiento implícito en la literatura sobre juegosrepetidos que se inició con Friedman (1971). Para un análisis más completo del tema, véase Tirole (1988),capítulo 6.

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109

sean las empresas (o, lo que es lo mismo, cuanto más altos sean sus factores de

descuento), más probable será mantener una situación colusiva. Cabe aclarar que,

aplicada a un contexto empresario, esta cualidad de paciencia tiene fundamentalmente

que ver con los costos financieros en los que las empresas incurran, con el horizonte de

planeamiento que tengan y con la probabilidad que le asignen a la ocurrencia de hechos

que las hagan abandonar el mercado.

5.2. Colusión bajo incertidumbre

El modelo de colusión desarrollado en la sección anterior presenta ciertas

complicaciones adicionales cuando se le introducen elementos relacionados con la

incertidumbre. Un primer elemento que puede modificar los resultados expuestos se da

cuando existen fluctuaciones exógenas de la demanda que no pueden preverse con

certeza. Un segundo elemento se da cuando existen problemas de observabilidad de las

acciones de las empresas miembros de un cartel (por ejemplo, de los precios que cobran

o de las cantidades que venden). Un tercer elemento, por último, aparece cuando hay

información asimétrica entre las empresas, y resulta importante que exista

comunicación entre las mismas para poder coordinar las acciones a llevar a cabo por

parte de un cartel.

La presencia de fluctuaciones exógenas de la demanda implica una alteración en

la lógica del juego repetido explicada en la sección anterior como base para sostener la

colusión. En efecto, si la interacción entre varias empresas competidoras se da en un

contexto de demanda fluctuante incierta, la colusión completa exige que los factores de

descuento sean más altos que los que resultan necesarios para sostener la colusión si la

demanda es estacionaria y cierta. En ciertos casos, inclusive, es posible que el equilibrio

implique que la concertación se sostenga en algunos períodos (los que presentan

menores ganancias de corto plazo por desviarse del acuerdo) y se rompa en otros (los

que implican ganancias por desvío mayores), dando lugar a fases alternadas de colusión

y competencia.

Lo expuesto en el párrafo anterior puede ejemplificarse más formalmente a

través de un modelo que surge de adaptar el juego repetido presentado en la sección

anterior, y que está inspirado en el trabajo de Rotemberg y Saloner (1986), que fue el

primero en enunciar estas ideas. Supongamos que existen dos niveles posibles de

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110

demanda (baja y alta), que hacen que las empresas tengan distintos niveles de beneficios

cualquiera sea la situación que se dé (colusión, desvío unilateral o competencia).

Supongamos también que, si la demanda es baja, los beneficios son los mismos que

definimos en la sección anterior (Bd > Bm > Bc > Bb) y que, si la demanda es alta,

dichos beneficios se incrementan en una cierta proporción “a > 0”. Esto hace que los

beneficios intertemporales sean distintos según nos encontremos en una situación de

demanda alta o en una situación de demanda baja, ya que el beneficio presente que

puede obtenerse es diferente. En fórmulas, esto implica un valor intertemporal promedio

de la estrategia colusiva distinto para un período de demanda baja (Vmb) que para un

período de demanda alta (Vma):

Vmb = (1-β)⋅Bm + β⋅[(1-θ)⋅Bm + θ⋅(1+a)⋅Bm] = (1-β⋅θ⋅a)⋅Bm ;

Vma = (1-β)⋅(1+a)⋅Bm + β⋅[(1-θ)⋅Bm + θ⋅(1+a)⋅Bm] = [1+(1-β)⋅a-β⋅θ⋅a]⋅Bm ;

donde “θ” es un número entre cero y uno que representa la probabilidad de que la

demanda sea alta (y “1-θ” es, por lo tanto, la probabilidad de que la demanda sea

baja)34.

Del mismo modo, el valor intertemporal promedio de la estrategia de desvío es

distinto si la demanda es baja (Vdb) que si es alta (Vda):

Vdb = (1-β)⋅Bd + β⋅[(1-θ)⋅Bc + θ⋅(1+a)⋅Bc] = (1-β)⋅Bd + β⋅(1+θ⋅a)⋅Bc ;

Vda = (1-β)⋅(1+a)⋅Bd + β⋅[(1-θ)⋅Bc + θ⋅(1+a)⋅Bc] = (1-β)⋅(1+a)⋅Bd + β⋅(1+θ⋅a)⋅Bc ;

y para que la colusión se sostenga en ambos estados de la demanda es necesario que se

dé que:

Vmb > Vdb ⇒ (1-β⋅θ⋅a)⋅Bm > (1-β)⋅Bd + β⋅(1+θ⋅a)⋅Bc ;

⇒)BcBm()a1()BmBd(

BmBd

−⋅⋅θ++−−>β ;

Vma > Vda ⇒ [1+(1-β)⋅a-β⋅θ⋅a]⋅Bm > (1-β)⋅(1+a)⋅Bd + β⋅(1+θ⋅a)⋅Bc ;

⇒)BcBm()a1()BmBd()a1(

)BmBd()a1(

−⋅⋅θ++−⋅+−⋅+>β .

34 Esta manera de modelar las fluctuaciones de la demanda supone que las probabilidades de observar unademanda baja o alta en cada período son independientes. Si supusiéramos que existe correlación entre los

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111

Surge de lo expuesto que ahora el factor de descuento “β” debe cumplir

simultáneamente dos condiciones, ya que debe ser capaz de sostener la colusión tanto en

los períodos de demanda baja como en los períodos de demanda alta. Por el modo en

que hemos definido los beneficios, sin embargo, se da que si se satisface la condición

que rige para los períodos de demanda alta (Vma > Vda), también se satisfará la

condición que rige para los períodos de demanda baja (Vmb > Vdb). La inversa, en

tanto, no es cierta: puede ser que los factores de descuento de las empresas que intentan

hacer colusión alcancen para sostenerla en períodos de demanda baja y no alcancen para

sostenerla en períodos de demanda alta.

Este último resultado explicaría por qué las guerras de precios son más

frecuentes en períodos de expansión y la colusión es más frecuente en períodos de

recesión. Si se da, por ejemplo, que el factor de descuento de las empresas que operan

en un mercado es:

)BcBm()a1()BmBd(

BmBd

)BcBm()a1()BmBd()a1(

)BmBd()a1(

−⋅⋅θ++−−>β>

−⋅⋅θ++−⋅+−⋅+

;

entonces la colusión se sostendrá como un equilibrio de Nash en los períodos en los

cuales la demanda es baja, pero no en los períodos en los cuales es alta. La causa de esto

es que el beneficio presente por desviarse de un acuerdo colusivo es mayor en los

períodos de demanda alta [(1+a)⋅(Bd-Bm)] y menor en los de demanda baja (Bd-Bm),

en tanto que el beneficio futuro esperado por permanecer en el acuerdo [(1+θ⋅a)⋅(Bm-

Bc)] es el mismo en ambas circunstancias.

Si además de ser la demanda fluctuante e incierta, la interacción se da en un

contexto en el cual las empresas no observan las acciones de sus competidores, entonces

el equilibrio puede implicar que la concertación se rompa de manera intermitente, y que

las fases de competencia tengan lugar periódicamente como un modo de evitar los

desvíos en las fases de colusión. En tales casos, la ruptura de la colusión puede tener

lugar en los momentos en los cuales la demanda es baja, si es que las empresas son

incapaces de distinguir entre disminuciones exógenas en la demanda y reducciones

originadas en que uno o más competidores se han desviado de un acuerdo colusivo.

El primer antecedente teórico de un modelo en el cual aparece una

sucesos que ocurren en los distintos períodos, la formulación matemática del problema se volvería más

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112

argumentación de este tipo es un artículo de Stigler (1964), en el que este autor basó su

teoría de la colusión en el concepto de “reducción secreta de precios” (secret price

cutting). La idea es que la colusión es un fenómeno tanto más probable cuanto menor es

la factibilidad de que las empresas puedan ofrecer reducciones de precios a sus clientes

sin que las otras empresas del mercado lo detecten. Si se da en cambio la situación

inversa (es decir, mercados en los cuales a las empresas les cuesta mucho monitorear los

precios y las condiciones de venta de sus competidores), entonces la colusión será

mucho más difícil de sostener, por lo arduo que resulta detectar las situaciones de

desvío de un acuerdo colusivo.

La relación entre colusión y observabilidad de las acciones de las empresas

competidoras fue luego incorporada por Green y Porter (1984) al modelo básico de

colusión como un juego repetido. Estos autores le introdujeron simultáneamente al

problema la incertidumbre y la observabilidad imperfecta. En lo que sigue

presentaremos una versión simplificada de dicho modelo, en la cual seguiremos

suponiendo que existen dos posibles estados de la demanda (alta y baja), pero que las

empresas no saben a ciencia cierta en cuál de los dos estados se encuentran en el

momento presente.

Supongamos entonces que las empresas que actúan en un determinado mercado

desconocen cuál es el verdadero estado de la demanda al que se enfrentan, y lo único

que observan son sus propios beneficios. Las probabilidades de ocurrencia de una

demanda alta o baja (“θ” y “1-θ”) son en cambio conocidas por todas las empresas, que

por supuesto saben cuáles son sus propias acciones pero no las de los restantes

competidores. Si seguimos suponiendo que existen dos empresas (E1 y E2) y dos

acciones (Colusión y Desvío), para que la inobservabilidad resulte un problema debe

darse que el beneficio que se obtiene cuando ambas empresas juegan “Colusión” en una

situación de demanda baja sea igual al que obtiene la empresa que no se desvía en una

situación de demanda alta si la otra sí se desvía. Si adicionalmente definimos que “Bc =

Bb = 0”, podemos simplificar aún más nuestro caso y representarlo a través del gráfico

5.2.

Supongamos ahora que en este contexto cada empresa practica una estrategia de

comportamiento como la siguiente:

compleja, pero no se alterarían las conclusiones principales de nuestro análisis.

Page 113: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

113

a) Comenzar jugando “Colusión”.

b) Seguir jugando “Colusión” mientras el beneficio obtenido sea “Bm”.

c) Empezar a jugar “Desvío” si el beneficio obtenido es cero, y seguir jugando así por

un cierto número “T” de períodos consecutivos.

d) Volver a jugar “Colusión”, reiterando el comportamiento de los puntos b) y c).

Gráfico 5.2

E1

Demanda Alta Colusión Desvío

Colusión Bm, Bm 0, BdE2

Desvío Bd, 0 0, 0

Demanda Baja Colusión Desvío

Colusión 0, 0 0, 0E2

Desvío 0, 0 0, 0

Si este comportamiento resulta ser una estrategia de equilibrio para las dos

empresas participantes, lo que se observará en el mercado es una situación en la cual la

colusión subsiste mientras la demanda es alta y se rompe cada vez que la demanda se

vuelve baja. Cuando eso ocurre, las empresas pasan a una fase de competencia que dura

“T” períodos y sólo después de dicha fase la colusión se restablece, para volver a

romperse cuando se produce una nueva situación de demanda baja.

Nótese que esta ruptura de la concertación en una situación de demanda baja no

está determinada por la reducción de la demanda en sí, sino por la imposibilidad que

tienen las empresas de distinguir entre una reducción en la demanda y un desvío por

parte de su competidor. Esta situación puede asimilarse a un caso en el cual lo que no se

conoce a ciencia cierta es el valor adecuado del precio o de la cantidad óptima a

concertar, y por lo tanto lo que se verifica es que en ciertos casos los beneficios reales

obtenidos al coludir son mucho menores que los esperados. Como es imposible saber si

esa baja se debió a un error de cálculo o al comportamiento oportunista de un

competidor, resulta entonces necesario que la colusión se rompa, ya que de no ocurrir

eso se le estaría dando la señal a quien posiblemente se apartó del acuerdo de que

Page 114: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

114

resulta ventajoso persistir en dicha actitud.

Lo expuesto en el párrafo anterior puede formalizarse matemáticamente a través

de la comparación de los valores intertemporales promedio de las estrategias de

colusión (Vm) y desvío (Vd). En este caso, dichos valores pueden expresarse del

siguiente modo:

Vm = (1-β)⋅[θ⋅Bm + (1-θ)⋅0] + β⋅θ⋅Vm + βT⋅(1-θ)⋅Vm = T)1(1

mB)1(

β⋅θ−−β⋅θ−⋅β−⋅θ

;

Vd = (1-β)⋅[θ⋅Bd + (1-θ)⋅0] + βT⋅Vd = T1

dB)1(

β−⋅β−⋅θ

.

Como puede verse en estas fórmulas, el valor intertemporal que se obtiene por

respetar la estrategia colusiva (Vm) es un promedio entre el que se da si la demanda es

alta (ponderado por la probabilidad “θ”) y el que se da si la demanda es baja (ponderado

por la probabilidad “1-θ”). En el primero de tales escenarios, el beneficio que se obtiene

en el período presente es “Bm”, y en el segundo dicho beneficio es igual a cero. Que la

demanda sea alta también implica que al período siguiente la empresa va a seguir

estando en una fase de colusión, y va a seguir obteniendo un valor intertemporal

promedio “Vm”. Que la demanda sea baja, en cambio, implica que para volver a coludir

va a tener que esperar “T” períodos, en los cuales va a obtener un beneficio nulo (fase

de competencia).

En cuanto al valor intertemporal promedio de la estrategia de desvío (Vd), el

mismo implica obtener un beneficio presente de “Bd” si la demanda es alta y de cero si

es baja. También implica que con certeza se va a pasar al período siguiente a una fase de

competencia con beneficios nulos, de la cual sólo se va a salir después de “T” períodos.

Para que la interacción entre colusión y competencia se sostenga como un equilibrio,

entonces, debe darse que “Vm” sea mayor que “Vd”. Si operamos en las

correspondientes expresiones de dichos valores, esto implica que:

Vm > Vd ⇒ T)1(1

mB)1(

β⋅θ−−β⋅θ−⋅β−⋅θ

> T1

dB)1(

β−⋅β−⋅θ

⇒ βT < dB)1(mB

dB)1(mB

⋅θ−−⋅β⋅θ−−

.

De esta última desigualdad surge que la clave para que la colusión pueda

sostenerse de manera intermitente reside en la existencia de un mecanismo por el cual la

percepción de un nivel de beneficios bajo (en este caso, nulo) desencadena una fase de

Page 115: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

115

competencia lo suficientemente prolongada como para disuadir a las empresas de su

intención de romper el acuerdo colusivo implícito por otra razón que no sea la

ocurrencia de una demanda baja. Cuanto mayor sea la duración de dicha fase de

competencia (T), la colusión será menos rentable pero más fácil de sostener. Sin

embargo, puede llegar a darse que, aun para un “T” infinito, el valor de “Vm” nunca

supere al de “Vd”. Esto sucederá cuando:

dB)1(mB

dB)1(mB0lim T

T ⋅θ−−⋅β⋅θ−−>=β

∞→ ⇒

dB

mBdB −<β⋅θ .

En una circunstancia como ésa, por lo tanto, cualquier intento de colusión

fracasará, y dicho fracaso podrá imputarse a una diferencia muy grande entre los

beneficios de colusión y los de desvío (Bd-Bm), a un factor de descuento (β) demasiado

bajo, o a una probabilidad de demanda alta (θ) demasiado pequeña.

Un último efecto que la incertidumbre puede tener sobre la colusión es volver

más difícil la coordinación entre las empresas. Este problema hace que en ciertas

circunstancias la colusión tácita se vuelva dificultosa o impracticable, y que por lo tanto

los oferentes deban recurrir a la colusión explícita, que es la que implica la existencia de

un acuerdo concreto o, por lo menos, de comunicación directa entre las partes. La

literatura económica sobre este tema es relativamente escasa, pero ha registrado algunos

avances a través del uso del concepto de “comunicación sin costo” (cheap talk). Dicho

concepto, propuesto originalmente por Crawford y Sobel (1982), se refiere a la

existencia de comunicaciones entre agentes económicos que no tienen un efecto directo

sobre sus beneficios, pero que pueden servir para coordinar acciones entre ellos.

Un ejemplo de uso de la comunicación sin costo, aplicado al análisis de los

carteles, se da cuando las empresas tienen costos que sólo ellas conocen, y dicha

información es importante para fijar el precio óptimo de colusión. En tales

circunstancias, la existencia de un procedimiento de comunicación previa sirve para que

el cartel pueda coordinar de manera más efectiva sus precios, y el problema pasa a ser

crear incentivos para que cada empresa le revele sus costos a los demás oferentes. Otro

tema en el cual la existencia de comunicación puede resultar crucial para el

funcionamiento de un cartel se da cuando cada empresa tiene información privada

respecto de las acciones de las otras empresas, y comparar dicha información puede

servir para detectar que alguien se ha desviado de un acuerdo colusivo. Que un cartel

Page 116: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

116

tenga mecanismos de coordinación puede en esos casos hacer que utilice estrategias

disparadoras selectivas (es decir, que perjudiquen más a algunos oferentes y menos a

otros), y que dichas estrategias sean más efectivas para mantener un comportamiento

colusivo entre los miembros del cartel35.

5.3. Teoría del núcleo vacío

La idea de que la colusión es ineficiente y que, en cambio, la competencia

conduce a una asignación de recursos en la cual el excedente total de los agentes

económicos es mayor depende de manera crucial del supuesto implícito de que existe un

equilibrio más o menos competitivo al cual el mercado tiende en ausencia de colusión.

Resulta sin embargo posible pensar en casos en los cuales, si los oferentes no se ponen

de acuerdo entre sí, la alternativa es el desequilibrio, entendido como una situación en la

cual los precios son inestables, hay constantes entradas y salidas de empresas, y el

excedente total termina siendo menor que el que se genera bajo ciertas situaciones de

concertación empresaria.

Uno de los enfoques que existen dentro de la literatura sobre economía

industrial, que busca analizar este tipo de problemas, es la llamada “teoría del núcleo

vacío” (empty core theory), originada en la obra de Telser (1978). La idea detrás de esta

teoría es que en numerosos mercados no resulta posible encontrar una situación en la

cual la interacción competitiva entre los participantes del mercado lleve a una situación

en la cual todos ellos prefieran operar en dicho mercado en vez de celebrar coaliciones

con determinados participantes en particular. Si esto es así, entonces el mercado no será

capaz de llegar a un equilibrio eficiente, ya que siempre existirán participantes que

estarán dispuestos a salir de él formando coaliciones con otros participantes y

perjudicando al resto. Dichas coaliciones serán asimismo inestables, ya que los

participantes excluidos de ellas tendrán incentivos para tratar de romperlas y formar

ellos mismos nuevas coaliciones.

La justificación formal de este enfoque se basa en el uso del concepto de

“núcleo” (core), tomado de la teoría de los juegos cooperativos. El núcleo de un juego

es el conjunto de todas aquellas formas de repartir los beneficios que se generan en

35 La literatura sobre el uso de la comunicación sin costo en los acuerdos colusivos tiene su origen en unartículo de Roberts (1985). Para una reseña de la misma, véase Whinston (2003), capítulo 2.

Page 117: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

117

dicho juego y que hacen que:

a) dichos beneficios sean máximos, y

b) ningún jugador tenga la posibilidad de incrementar su propio beneficio formando

coaliciones con otros jugadores.

De la aplicación del concepto de núcleo al funcionamiento de los mercados

surge que el equilibrio perfectamente competitivo lleva a una división de los beneficios

entre oferentes y demandantes que forma parte del núcleo del juego cooperativo entre

dichos oferentes y demandantes. Esto implica que, si el equilibrio perfectamente

competitivo existe, entonces no es posible que ningún oferente o demandante en

particular pueda incrementar su beneficio saliéndose del mercado y formando una

coalición “más pequeña” con ningún grupo limitado de oferentes y demandantes. En el

límite, inclusive, los conceptos de equilibrio perfectamente competitivo y núcleo de un

mercado coinciden, cuando el número de agentes económicos involucrados tiende a

infinito36.

Cuando hay pocas empresas oferentes en el mercado (y también cuando hay

relativamente pocos demandantes), resulta posible que el núcleo del correspondiente

juego cooperativo entre los participantes del mercado esté vacío y, por ende, que no

exista un equilibrio perfectamente competitivo para el mercado en cuestión. Uno de los

aportes de la obra de Telser es mostrar que, por ejemplo, esta situación acontece de

manera genérica en los mercados en los cuales los oferentes tienen funciones de costo

medio convexas al origen, en las cuales dicho costo medio es decreciente hasta la

cantidad asociada con la escala óptima de producción y creciente de allí en adelante.

Este tipo de industrias (a las que también se las denomina “industrias de Viner”) son

precisamente las que se utilizan como ejemplo más común para explicar el concepto de

equilibrio perfectamente competitivo, pero tienen la particularidad de que implican la

existencia de una discontinuidad importante en la función de oferta de las empresas37.

Dicha discontinuidad hace que, en el largo plazo, las empresas no estén nunca

dispuestas a ofrecer cantidades menores que las que se asocian con su escala óptima de

producción, y esto se vuelve un problema para encontrar un equilibrio perfectamente

36 Este es uno de los resultados más importantes de la teoría del equilibrio general en mercadoscompetitivos, y se debe a Debreu y Scarf (1963).37 Esa discontinuidad es precisamente la que hemos visto al analizar el tema en el capítulo 3. El nombrede “industrias de Viner” hace referencia al artículo de Viner (1931) sobre curvas de costos y curvas deoferta de las empresas.

Page 118: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

118

competitivo cuando el tamaño del mercado es relativamente pequeño en relación con

dicha escala óptima.

Gráfico 5.3

En el gráfico 5.3 hemos representado un caso en el cual la demanda total de un

mercado (D) corta a la curva de costo medio en un punto intermedio entre la escala

óptima de producción de una empresa (Qm1) y la escala óptima de producción de dos

empresas (Qm2). En tal caso no existe propiamente un equilibrio competitivo, ya que

para un precio igual a “Pc” cada una de las empresas estará dispuesta a ofrecer una

cantidad mayor que “Qc/2”, pero menor que “Qc”. Ningún otro precio servirá tampoco

para sostener una situación en la cual la cantidad ofrecida se iguale con la cantidad

demandada, ya que o bien las empresas preferirán no ofrecer su producto o bien querrán

ofrecer una cantidad mayor que la que el mercado demanda.

La interpretación de este resultado que hace la teoría del núcleo vacío es que, en

este caso, la “gran coalición” entre los dos oferentes y todos los demandantes no es

capaz de generar beneficios que se repartan de modo tal que hagan que cada oferente

individualmente prefiera quedarse en el mercado, en vez de salir de éste y ofrecerle a un

grupo limitado de demandantes un trato por el cual éstos paguen un precio menor.

Dicho trato, obviamente, implica un perjuicio para los demás demandantes y para el

otro oferente, que intentará a su vez inducir a otros actores del mercado a formar otras

coaliciones. Ninguna de estas coaliciones parciales, sin embargo, será capaz de producir

un excedente agregado mayor que el mercado como un todo, pero sí hará que dicho

mercado fracase como método para repartir satisfactoriamente los beneficios que

genera.

CMe(2)

Q Qm2

Pc

D

CMe(1)

P

0 Qc Qm1

Page 119: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

119

A efectos de lograr restablecer el núcleo del juego cooperativo asociado con el

mercado resulta en general necesario reducir las posibilidades de coalición parcial de

algunos participantes. Esto se logra a través de acuerdos por los cuales ellos se

comprometen a estar siempre dentro de la misma coalición. Dichos acuerdos pueden ser

entre demandantes, entre oferentes y demandantes, o entre oferentes. En mercados en

los que los demandantes son muchos y los oferentes pocos, se da muchas veces que los

únicos acuerdos efectivos que sirven para restablecer el núcleo y que involucran a pocos

jugadores son los acuerdos entre oferentes, que suelen tener naturaleza netamente

colusiva. Esto es lo que ocurre, por ejemplo, en la situación que hemos representado en

el gráfico 5.3, en la cual un acuerdo de no competencia entre los dos oferentes del

mercado hace que la imputación correspondiente a la combinación “Pc, Qc” pase a

pertenecer al núcleo del juego (y se convierta en un equilibrio competitivo).

La teoría del núcleo vacío como modo de explicar la aparición de colusión en los

mercados tiene una implicancia normativa muy diferente a todas las otras teorías sobre

el tema, ya que sostiene que, cuando se da como un fenómeno de equilibrio, la colusión

es más eficiente que la competencia38. Su relevancia como elemento para explicar la

aparición de colusión en la práctica es, sin embargo, motivo de controversia, si bien

existen algunos trabajos que han hallado evidencia de que podría servir para explicar el

comportamiento de ciertos mercados39. En general, esta literatura sostiene que la teoría

del núcleo vacío es particularmente apropiada para explicar la aparición de acuerdos

entre competidores en mercados en los que la oferta presenta indivisibilidades

importantes y la demanda es, en cambio, altamente divisible.

La interpretación normativa de la teoría de la colusión basada en el concepto del

núcleo vacío puede ser criticada desde diferentes puntos de vista. En primer lugar, cabe

señalar que, si bien el hecho de que el núcleo de un mercado esté vacío implica que en

dicho mercado no existe el equilibrio perfectamente competitivo, tal situación no

implica que no existan otros equilibrios no colusivos en los que los oferentes compiten

entre sí (por ejemplo, equilibrios de Cournot, Bertand, liderazgo de precios, etc). Que el

modelo de competencia perfecta no sirva para explicar el equilibrio en ciertos mercados,

38 En ese sentido, esta teoría está emparentada con la teoría del monopolio natural, a la cual nos hemosreferido en el capítulo 2, en especial en lo que tiene que ver con la sostenibilidad del mismo.39 Son ejemplos de esta literatura el artículo de Bittlingmayer (1982) sobre el mercado norteamericano decañerías de hierro y el de Pirrong (1992) sobre el mercado mundial de transporte marítimo de carga.

Page 120: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

120

por lo tanto, no tiene por qué interpretarse como sinónimo de que dichos mercados

deban irremediablemente ir hacia una solución colusiva, ya que existen muchas otras

alternativas de competencia “imperfecta” que son en general factibles. En segundo

lugar, debe destacarse que, si bien la colusión puede ser capaz de restablecer el núcleo

de un mercado (y, por ende, hacer que el equilibrio competitivo pase a existir en el

mercado en cuestión), esto no implica de ninguna manera que la coalición de oferentes

que se forma opte por implementar la asignación de recursos asociada con dicho núcleo.

Típicamente, esa coalición pasará a tener poder de mercado y preferirá por lo tanto

proveer una cantidad menor que la eficiente y cobrar un precio mayor. Dicho resultado

es normalmente peor en términos de eficiencia que el que tiene lugar cuando hay algún

tipo de competencia, por más que esta última diste de ser perfecta.

La eficiencia del equilibrio colusivo, sin embargo, ha sido también defendida por

autores que han analizado el tema utilizando modelos parecidos a los vistos en las

secciones 5.1 y 5.2. Al respecto resulta ilustrativo el trabajo de Fershtman y Pakes

(2000), en el cual se analiza el funcionamiento de un mercado posiblemente colusivo

como un juego repetido en el cual la colusión se sostiene a través de estrategias

disparadoras. En dicho juego, sin embargo, se admite la entrada y salida de empresas

del mercado y se incorporan dos tipos de decisiones empresarias: las referidas a precios,

y las referidas a inversiones que tienen por objeto mejorar la calidad del producto. El

resultado de incorporar al modelo la alternativa de coludir en precios (suponiendo que

no se puede acordar niveles de inversiones ni decisiones de entrada y salida) hace que el

equilibrio al que se llega genere un nivel de precios mayor pero también una mayor

variedad y calidad de los productos comerciados, y dicho equilibrio colusivo termina

generando a largo plazo un mayor excedente total de los agentes económicos que el que

se produciría si no se pudiera coludir. Como el equilibrio colusivo en cuestión tiene

lugar en un entorno de cierta incertidumbre, el mismo contempla la existencia de

períodos de guerra de precios, que tienen lugar cuando hay varias empresas que

enfrentan una alta probabilidad de tener que abandonar el mercado en un futuro cercano.

5.4. Colusión y liderazgo

Los modelos de colusión presentados en los apartados anteriores suponen

implícitamente que, para que la colusión se sostenga, todas las empresas que operan en

Page 121: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

121

el mercado deben están concertando, y que en cambio la colusión se rompe si alguna de

dichas empresas se desvía del acuerdo. Sin embargo, resulta posible pensar (y de hecho

parece acercarse más a la realidad de muchos mercados) en situaciones en las cuales

sólo algunas empresas forman un cartel, y el resto de las empresas que actúan en el

mercado se encuentran fuera del mismo. Este sería un caso en el cual la colusión no

apunta a obtener un beneficio similar al de un monopolio sino al de un mercado que

opera en una situación de liderazgo en precios o en cantidades40.

Para que la colusión pueda sostenerse en una situación como esa, no sólo es

necesario que las empresas que forman parte del cartel prefieran coludir en vez de

romper la colusión, sino que también deben preferir formar parte del cartel en vez de

comportarse como empresas que están fuera del mismo. A esta condición se la conoce

como “condición de estabilidad interna” de la colusión. A efectos de encontrar un

equilibrio debemos encontrar también una “condición de estabilidad externa”, que

funciona del modo inverso: todas las empresas que están fuera del cartel deben preferir

comportarse como seguidoras del mismo en vez de incorporarse como miembros del

cartel.

Para ilustrar cómo serían las condiciones de estabilidad interna y externa de un

cartel en un modelo en particular, resulta necesario definir ciertas hipótesis de

comportamiento y ciertas particularidades de la demanda y de los costos de las

empresas. Supongamos por ejemplo que la función de demanda que rige en el mercado

en cuestión es la siguiente:

P = a – b⋅Q ;

donde “P” es el precio y “Q” es la cantidad total comerciada, y el costo medio y

marginal de provisión de todas las empresas que operan en este mercado es igual a “c”.

Supongamos además que hay “K” empresas que están dentro del cartel y “F” empresas

que están fuera del cartel, y que usualmente la competencia es en cantidades (oligopolio

de Cournot), con lo cual lo que intenta hacer el cartel es convertirse en un líder en

cantidades (oligopolio de Stackelberg).

En una situación como la descripta, cada empresa que está fuera del cartel elige

su cantidad (Qi) intentando maximizar su propio beneficio (Bi) y tomando como dadas

40 El artículo que inició esta variante de la literatura sobre colusión es D’Aspremont y otros (1983). El

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122

las cantidades que produce el cartel (QK) y las que producen el resto de las empresas

que no forman el cartel (QR). Esto implica maximizar la siguiente función:

Bi = [a – b⋅(Qi + QR + QK)]⋅Qi – c⋅Qi ;

y cumplir por lo tanto la siguiente condición de primer orden:

0c)QQQ2(baQ

BKRi

i

i =−++⋅⋅−=∂∂ ⇒

2

QQ

b2

caQ KR

i

+−⋅−= .

Como el problema es simétrico para todas las empresas que están fuera del

cartel, esta condición será también válida para todas las empresas cuya producción se

incluye dentro de “QR”. Se dará entonces que “QR = (F-1)⋅Qi”, por lo que la cantidad

total producida por las empresas que están fuera del cartel (QF) podrá escribirse del

siguiente modo:

QF = QR + Qi = F⋅Qi = )1F(b

F)Qbca( K

+⋅⋅⋅−−

.

El problema de las empresas que están dentro del cartel puede entonces

escribirse como un problema de maximización de beneficios conjuntos de un grupo de

compañías que toman como dado el comportamiento de las empresas que están fuera

del cartel y son, por lo tanto, capaces de influir sobre las cantidades que estas últimas

terminarán eligiendo. Esto implica maximizar esta función:

BK = [a – b⋅(QK + QF)]⋅QK – c⋅QK s.a.)1F(b

F)Qbca(Q K

F +⋅⋅⋅−−= .

Reemplazando la restricción dentro de la función objetivo, esto implica que:

KK

K Q1F

cQba)max(B ⋅

+−⋅−= ;

y debe por lo tanto cumplirse la siguiente condición de primer orden:

01F

cQb2a

Q

B K

K

K =+

−⋅⋅−=∂∂ ⇒

b2

caQK ⋅

−= .

Reemplazando este último resultado en las fórmulas correspondientes a “BK”,

modelo que presentamos aquí está inspirado en el que aparece en Martin (2002), capítulo 10.

Page 123: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

123

“Bi”, “QF” y “Qi”, se llega a que:

2

K b2

ca

)1F(

b)K(B

⋅−⋅

+= ;

2

2i b2

ca

)1F(

b)F(B

⋅−⋅

+= ;

donde las letras “K” y “F” que aparecen entre paréntesis indican que estos resultados

corresponden a una situación con “K” empresas dentro del cartel y “F” empresas fuera.

Dado esto, la condición de estabilidad interna del cartel puede escribirse del siguiente

modo:

)1F(BK

)K(Bi

K +> ⇒ 2

2

2

b2

ca

)2F(

b

b2

ca

)1F(K

b

⋅−⋅

+>

⋅−⋅

+⋅ ⇒

1F

)2F(K

2

++< ;

en tanto que la condición de estabilidad externa sería la siguiente:

1K

)1K(B)F(B K

i ++> ⇒

22

2 b2

ca

F)1K(

b

b2

ca

)1F(

b

⋅−⋅

⋅+>

⋅−⋅

+⇒

F

F)1F(K

2 −+> .

Tal como puede apreciarse, estas condiciones de estabilidad tienen que ver con

ciertas relaciones entre el número de empresas que operan dentro del cartel (K) y el

número de empresas que están fuera del mismo (F). Si K es demasiado grande en

relación a F, entonces las empresas que coluden tienen un incentivo muy fuerte a salir

del cartel y no se cumple la condición de estabilidad interna. Si es demasiado pequeño,

en cambio, hay un incentivo muy fuerte para que las empresas que están fuera del cartel

quieran entrar al mismo, y lo que no se cumple es la condición de estabilidad externa.

5.5. Acuerdos horizontales de investigación y desarrollo

El tipo de colusión analizado a lo largo del presente capítulo se refirió en todos

los casos a acuerdos entre competidores para no competir en variables relacionadas con

el precio y con la cantidad comerciada. Ese tipo de acuerdos tiene una implicancia

económica clara, ya que está dirigido a obtener un resultado en el cual los precios son

mayores y las cantidades menores que en el correspondiente equilibrio sin colusión.

Dicho resultado, sin embargo, puede no darse si el acuerdo entre competidores tiene por

objeto decidir conjuntamente alguna otra variable que no es el precio o la cantidad.

Dentro de ese grupo se incluyen los acuerdos horizontales de investigación y desarrollo,

a través de los cuales un conjunto de empresas que operan en el mismo mercado

Page 124: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

124

coordinan sus actividades tendientes a generar innovaciones.

Las actividades de investigación y desarrollo suelen tener tres particularidades

básicas en lo que se refiere a sus efectos económicos. Por un lado, sirven para crear

nuevos productos o para reducir los costos de provisión de productos ya existentes. Por

otro lado, suelen generar externalidades positivas sobre otros agentes económicos

distintos al que lleva a cabo la investigación, debido a la generación de conocimientos

que pueden servir a otros mercados o a otros compradores y vendedores que actúan en

el mismo mercado. A este fenómeno se lo suele denominar “efecto de derrame”

(spillover effect). Por último, si las actividades de investigación y desarrollo se

encuentran inmersas en un régimen en el cual existen derechos de propiedad intelectual

sobre las invenciones, las mismas pueden tener un efecto sobre la estructura de

mercado, creando situaciones monopólicas o, más generalmente, poder de mercado.

Esto es así porque, si una actividad de investigación y desarrollo es exitosa y lleva a la

creación de un nuevo producto o de una nueva tecnología para producir un producto

existente, quien resulte propietario de la patente de invención del producto o de la

tecnología en cuestión pasa a ser también monopolista de dicho producto o tecnología, y

puede por lo tanto aprovecharla sin temer una competencia directa por parte de

empresas que no sean dueñas de dicha patente41.

A consecuencia de estas características particulares, los efectos económicos de

los acuerdos horizontales de investigación y desarrollo tienen ciertas dimensiones

adicionales que no aparecen en otros casos. Por empezar, pueden servir para evitar la

duplicación de gastos de investigación por parte de varias empresas y, de este modo,

reducir los costos agregados de la industria. Además, pueden servir para internalizar los

efectos de derrame que la investigación que efectúa una empresa tiene sobre otras

empresas, llevando a niveles de investigación más eficientes. Por último, si el acuerdo

implica que todas las empresas que lo firman tendrán acceso a los frutos del mismo pero

dicho acceso no implica una colusión posterior en el mercado del bien o servicio de que

se trate, este tipo de convenio puede tener también el efecto benéfico de estimular la

competencia, evitando que la invención bajo análisis genere luego una estructura de

41 Esta última particularidad ha generado una literatura que ve a las actividades de investigación ydesarrollo como intentos de generar barreras de entrada en los mercados o de sortear dichas barreras através de la invención de productos nuevos. A dicha literatura nos referiremos con mayor detalle en elcapítulo 6.

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125

mercado más monopólica (cosa que podría acontecer si sólo una empresa quedara como

propietaria de la invención).

Para ilustrar cómo un acuerdo horizontal de investigación y desarrollo puede

servir para incrementar el excedente total generado en un mercado, presentaremos un

modelo simplificado inspirado en un artículo de D’Aspremont y Jacquemin (1988).

Supongamos que en cierto mercado la función de demanda de los consumidores tiene la

siguiente forma:

P

aQ = ;

donde “Q” es la cantidad total y “P” es el precio. Supongamos además que en este

mercado operan sólo dos empresas (1 y 2), y que sus respectivos costos totales

esperados de provisión del bien (“CT1” y “CT2”) son:

121

11 I

IgI

QcCT +

⋅+⋅= ; 2

12

22 I

IgI

QcCT +

⋅+⋅= ;

donde “I1” e “I2” son los gastos de investigación y desarrollo en los que dichas empresas

incurren, y “g” es un número entre cero y uno que mide el efecto de derrame de la

investigación de cada empresa sobre los costos de la otra.

Como puede observarse en las fórmulas propuestas, el gasto en investigación

tiene un efecto directo sobre el costo fijo de cada empresa pero tiene también el efecto

indirecto de reducir los costos variables esperados (propios y ajenos). La idea es

entonces que la investigación tiene por objetivo mejorar la tecnología de modo de

abaratar los costos de provisión del bien, y que dicha mejora tiene un efecto benéfico

sobre quien la realiza pero también lo tiene –aunque en menor medida– sobre su

competidor.

En un contexto como el expuesto, el equilibrio de mercado en ausencia de un

acuerdo horizontal entre competidores surge de maximizar el beneficio de cada empresa

respecto de su propio “Qi” e “Ii”, tomando como dados los valores que elige su

competidor. Esto implica resolver los siguientes problemas:

121

1

21

11 I

IgI

Qc

QQ

Qa)max(B −

⋅+⋅−

+⋅= ; 2

12

2

21

22 I

IgI

Qc

QQ

Qa)max(B −

⋅+⋅−

+⋅= ;

llegándose a las siguientes condiciones de primer orden:

Page 126: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

126

( ) 0IgI

c

QQ

Qa

Q

B

212

21

2

1 =⋅+

−+⋅=

∂∂

; ( ) 01IgI

Qc

I

B2

21

1

1 =−⋅+

⋅=∂∂

;

( ) 0IgI

c

QQ

Qa

Q

B

122

21

1

2`

2 =⋅+

−+⋅=

∂∂

; ( ) 01IgI

Qc

I

B2

12

2

2`

2 =−⋅+

⋅=∂∂

.

En virtud de la simetría del problema, el equilibrio implicado por estas cuatro

ecuaciones se da en una situación en la cual “Q1 = Q2” e “I1 = I2”. Esto nos permite

reducir el número de ecuaciones a dos, y reescribirlas del siguiente modo:

c4

I)g1(aQ i

i ⋅⋅+⋅= ;

g1

QcI i

i +⋅

= ;

llegándose por lo tanto a que:

c16

aQ

2

i ⋅= ;

)g1(4

aIi +⋅= ;

a

c16P

⋅= .

Si permitimos ahora que “I1” e “I2” pasen a ser determinadas conjuntamente por

las dos empresas, las mismas surgirán de resolver el problema de maximización del

beneficio total de las mismas (BT). Este puede escribirse como:

2112

2

21

1

21

21T II

IgI

Qc

IgI

Qc

QQ

)QQ(a)max(B −−

⋅+⋅−

⋅+⋅−

++⋅= ;

y resolverse a través de las siguientes condiciones de primer orden:

( ) ( ) 01IgI

Qgc

IgI

Qc

I

B2

12

22

21

1

T =−⋅+⋅⋅+

⋅+⋅=

∂∂

; ( ) ( ) 01IgI

Qgc

IgI

Qc

I

B2

21

12

12

2

2`

T =−⋅+⋅⋅+

⋅+⋅=

∂∂

.

Si suponemos que las decisiones respecto de “Q1” y “Q2” se siguen tomando

independientemente, entonces estas nuevas condiciones de primer orden pasan a formar

un sistema de ecuaciones con las condiciones de primer orden de maximización de “B1”

respecto de “Q1” y de “B2” respecto de “Q2”. Aprovechando una vez más la simetría del

problema, esto nos lleva a que ahora:

c4

I)g1(aQ i

i ⋅⋅+⋅= ;

g1

QcI i

i +⋅

= ;

y los nuevos valores de equilibrio de “Qi”, “Ii” y “P” son por lo tanto:

Page 127: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

127

c16

)g1(aQ

2

i ⋅+⋅= ;

4

aIi = ;

)g1(a

c16P

+⋅⋅= .

Como “g” es un número positivo, estos valores implican que el resultado de un

acuerdo horizontal de investigación y desarrollo en un modelo como el expuesto es el de

incrementar tanto el gasto en investigación como la cantidad producida y vendida, y

disminuir el precio. Esto tiene que ver con el reconocimiento explícito del efecto de

derrame que el acuerdo trae aparejado, lo cual lleva a un aumento del gasto total en

investigación. Como dicho aumento tiene el efecto de disminuir el costo marginal

esperado de producción del bien, eso hace que el nuevo equilibrio se produzca en un

punto en el cual los ingresos marginales de las empresas se igualen con costos

marginales menores. Como la competencia en el mercado del producto no se ve

alterada, esto lleva a una situación de mayor producción y –por lo tanto– de menor

precio. Esta situación es claramente más eficiente que la situación sin acuerdo

horizontal. Por un lado, las empresas tienen un beneficio mayor (puesto que, si eso no

fuera así, siempre tendrían la opción de elegir las mismas cantidades y los mismos

niveles de gasto en investigación de la situación sin acuerdo). Por otro lado, los

consumidores también ven incrementado su excedente, fruto de poder consumir una

cantidad mayor y pagar un precio menor.

En su artículo sobre acuerdos horizontales de investigación y desarrollo,

Kamien, Muller y Zang (1992) distinguen entre “carteles de investigación” (R&D

cartels) y “emprendimientos conjuntos de investigación” (research joint ventures). Los

primeros son acuerdos que implican decidir conjuntamente los gastos de investigación

que van a realizar separadamente cada una de las empresas, en tanto que los segundos

implican unificar las actividades de investigación de modo que sus resultados sean

únicos y, por lo tanto, aprovechables directamente por todas las empresas que participan

en el acuerdo. El modelo presentado por nosotros supuso implícitamente que el acuerdo

entre las empresas 1 y 2 era del primero de los tipos mencionados. Si suponemos, en

cambio, que lo que hacen estas empresas es un emprendimiento conjunto de

investigación, tenemos que modificar las funciones de costos eliminando el efecto de

derrame y suponiendo en cambio que todo el gasto de investigación realizado (IT)

repercutirá directamente reduciendo los costos de ambos participantes del acuerdo. Si

suponemos adicionalmente que cada empresa se hace cargo del 50% de los gastos

Page 128: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

128

totales de investigación, esto implica definir:

2

I

I

Qc

QQ

QaB T

T

1

21

11 −⋅−

+⋅= ;

2

I

I

Qc

QQ

QaB T

T

2

21

22 −⋅−

+⋅= ;

TT

21

21

21T I

I

)QQ(c

QQ

)QQ(aB −+⋅−

++⋅= ;

y maximizar “B1” respecto de “Q1”, “B2” respecto de “Q2” y “BT” respecto de “IT”.

Las respectivas condiciones de primer orden de estos problemas son:

( ) 0I

c

QQ

Qa

Q

B

T2

21

2

1 =−+⋅=

∂∂

; ( ) 0I

c

QQ

Qa

Q

B

T2

21

1

2`

2 =−+⋅=

∂∂

;

( )01

I

QQc

I

B2

T

21

T`

T =−+⋅=∂∂

;

y su solución conjunta lleva al siguiente resultado:

c8

aQ

2

i ⋅= ;

4

aIi = ;

a

c8P

⋅= .

Comparando estos valores con los de los problemas anteriores (y recordando que

“0 < g < 1”), las conclusiones ya vistas se acentúan. Si, además de coordinar las

actividades de investigación y desarrollo, el acuerdo horizontal implica formar un

emprendimiento conjunto, entonces las cantidades producidas en equilibrio aumentan y

el precio disminuye aún más, en tanto que el gasto total en investigación y desarrollo

sigue siendo el mismo que en el caso de un cartel de investigación (y es por lo tanto

mayor que en el caso en el que no hay acuerdo). Esto se debe a que el emprendimiento

conjunto acentúa el efecto reductor de costos que tienen los gastos de investigación,

creando un estímulo para que las empresas produzcan más y el precio de mercado caiga.

Esto trae aparejado un beneficio todavía mayor para las empresas participantes y un

excedente del consumidor que también es mayor que en los dos casos estudiados

precedentemente.

Cabe aclarar, sin embargo, que los resultados obtenidos en el modelo presentado

son en buena medida dependientes de las formas funcionales elegidas. Con demandas y

costos marginales lineales, por ejemplo, D’Aspremont y Jacquemin llegan a la

conclusión de que un acuerdo horizontal de investigación y desarrollo incrementa el

Page 129: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

129

valor de “Ii” si el efecto de derrame es grande pero puede llegar a disminuirlo si dicho

efecto es pequeño. De igual manera, Kamien, Muller y Zang muestran que, utilizando

las mismas funciones de demanda y de costos que D’Aspremont y Jacquemin, puede

llegarse a una situación en la que el excedente total generado sea mayor con un cartel de

investigación que con un emprendimiento conjunto de investigación, debido a que en

ciertos casos este último puede tener el efecto de inducir un gasto de investigación

menor que luego genere mayores precios y menores niveles de producción. En la

mayoría de los modelos, sin embargo, los acuerdos horizontales de investigación y

desarrollo resultan más eficientes que las situaciones sin acuerdo, siempre y cuando se

mantenga la competencia entre las empresas participantes en la etapa de producción y

comercialización del bien o servicio.

Ejercicios

5.1. En un mercado de un bien homogéneo en el que operan dos empresas idénticas, lasfunciones de demanda y de costos totales son las siguientes:

P = 150 – Q ; CTi = 30⋅qi .

a) Halle el equilibrio de mercado si las empresas operan como oligopolistas de Cournot.b) Halle el equilibrio de mercado si operan como oligopolistas de Bertrand.c) Halle la solución simétrica de colusión perfecta (i.e, donde se maximiza la suma debeneficios y ambas empresas producen la misma cantidad).c) En una situación como la descripta en el punto “c”, desviarse del acuerdo colusivotrae aparejado un beneficio diferente según el mismo sea un acuerdo de precios o unacuerdo de cantidades. En el primero de tales casos, el beneficio de desviarse es de$3600. Suponga que, ante el desvío de una empresa, la otra reacciona de modo de que apartir del período siguiente el mercado pasa a funcionar como un oligopolio deBertrand. Halle el mínimo factor de descuento (β) que sostiene la colusión.d) Ahora suponga que el acuerdo es de cantidades. Desviarse de él le reporta a quien sedesvía un beneficio de $2025. Suponga que, si el acuerdo se rompe, al período siguientese pasa a una situación de equilibrio de Cournot y halle el mínimo “β” que sostiene lacolusión.

5.2. Un mercado está abastecido por dos empresas idénticas (A y B), cuyos costosmedios y marginales son constantes e iguales a $4. El precio de demanda del bien queproducen (p) está sujeto a incertidumbre, y responde a la siguiente función:

p = a – qA – qB ;

donde “a” es una variable aleatoria uniformemente distribuida entre 80 y 120.a) Calcule los valores de “qA” y “qB” que maximizan respectivamente los valoresesperados de “BA” y “BB” tomando como dada la cantidad producida por la otraempresa (solución de Cournot). Halle también el correspondiente valor esperado de “p”,así como sus valores mínimo y máximo.

Page 130: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

130

b) Calcule los valores de “qA = qB” que maximizan el valor esperado de “BA + BB”(solución de colusión), y los valores esperado, mínimo y máximo de “p”.c) Halle el valor de “qA” que maximiza el valor esperado de “BA” cuando “qB” es iguala lo hallado en el punto “b” (situación de desvío).d) Suponga que las dos empresas acuerdan producir las cantidades de la solución decolusión del punto “b”, siempre y cuando la otra también haga lo mismo. Supongatambién que las empresas sólo observan su propia cantidad y el valor de “p”, y que porlo tanto sólo conocen la cantidad de la otra de modo probabilístico. Lo que hacen esentonces pactar que el acuerdo rige mientras el precio no baje del mínimo hallado en“b”, y que si dicha baja se produce entonces se vuelve para siempre a la solución deCournot. Halle la probabilidad “α” de que el precio observado en la situación de desvíosea mayor que el precio mínimo de la solución de colusión.e) Dado lo expuesto en el punto anterior, para que el acuerdo se sostenga el valoresperado intertemporal de desviarse (VD), definido como:

VD = (1–β)⋅E(BDESVIO) + β⋅{α⋅VD + (1–α)⋅E(BCOURNOT)} ;

debe ser menor que el valor esperado de los beneficios en colusión. Halle el mínimofactor de descuento “β” para el cual el acuerdo se sostiene.

5.3. En cierta ruta aérea operan dos empresas (1 y 2). La empresa 1 tiene capacidad paratransportar 80 pasajeros, y la empresa 2 tiene capacidad para transportar 120 pasajeros.La demanda total del mercado está formada por 100 pasajeros, cada uno de los cualesestá dispuesto a pagar hasta $300 por viajar en avión. Las empresas que operan en estemercado sólo tienen costos fijos, que sólo pueden ahorrarse si dichas empresas dejan devolar. Los costos de la empresa 1 son iguales a $16.000 y los de la empresa 2 soniguales a $24.000.a) Halle la asignación que maximiza el excedente total de los agentes económicos deeste mercado (es decir, diga qué empresa debería volar y cuántos pasajeros deberíanviajar).b) Muestre que el núcleo del mercado en cuestión está vacío, debido a que la asignaciónhallada en el punto anterior no es inmune a la formación de coaliciones entre la empresaque no está operando y los demandantes.c) Muestre que la asignación del punto “a” sí puede sostenerse si las empresas celebranun acuerdo de no competencia entre ellas.

5.4. En cierto mercado de un producto homogéneo hay 10 empresas cuyo costo medio ymarginal es constante e idéntico. La demanda del producto en cuestión sigue estaexpresión:

P = a – b⋅Q ;

donde “P” es el precio, “Q” es la cantidad total, y “a” y “b” son parámetros. Supongaque, si en un mercado como ese se forma un cartel de oferentes, el mismo pasa a actuarcomo líder en cantidades (de acuerdo con el modelo de oligopolio de Stackelberg), y lasempresas que se hallan fuera del cartel pasan a actuar como seguidoras. Muestre que,para que un cartel cumpla con las condiciones de estabilidad interna y externa (es decir,para que las empresas que se encuentran dentro del cartel prefieran seguir en él y lasempresas que se encuentran fuera no tengan incentivos para entrar en el mismo) esnecesario que haya seis empresas dentro del cartel y cuatro empresas fuera.

Page 131: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

131

5.5. Dos empresas (A y B) están evaluando invertir en investigación y desarrollo paracrear un producto que, si existiera, tendría un costo medio y marginal de $22, y lasiguiente demanda:

P = 150 – Q .

La probabilidad de cada empresa de inventar el producto (µi) depende de cuanto inviertaen investigación y desarrollo (Ii), y es igual a:

µi = 1 – 1/Ii .

Si ambas empresas inventan el producto y no hacen ningún acuerdo entre ellas, elmercado pasa a comportarse como un duopolio de Bertrand. Si sólo una lo inventa, sequeda como monopolista. El beneficio esperado de cada empresa (BEi) es por lo tantoigual a:

BEi = µi⋅(1-µ-i)⋅BM + µi⋅µ-i⋅BB – Ii ;

donde “µ-i” es la probabilidad de que la otra empresa invente el producto, “BM” es elbeneficio de monopolio y “BB” es el beneficio que se obtiene en un duopolio deBertrand.a) Calcule los valores de equilibrio de “IA” e “IB” si cada empresa decideindependientemente su inversión en investigación y desarrollo, con el objetivo demaximizar sus propios beneficios esperados.b) ¿Cuáles serían dichos valores si los mismos surgieran de un acuerdo para maximizarlos beneficios esperados conjuntos de ambas empresas que implicara además un pactocolusivo por el cual, una vez inventado el producto, el mercado pasara a comportarsesiempre como un monopolio?c) Compare los beneficios y los excedentes del consumidor esperados en las solucionesde los dos puntos anteriores.

Page 132: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

132

6. Obstaculización y depredación

Uno de los objetivos principales de la organización industrial, además de

explicar el funcionamiento de distintos mercados más o menos monopólicos,

competitivos o colusivos, es encontrar la lógica de una serie de prácticas comerciales de

tipo estratégico que las empresas pueden adoptar. Dentro de estas prácticas se

encuentran las denominadas “prácticas exclusorias”, que son conductas que tienen por

objeto excluir a otros competidores (reales o potenciales) del mercado. Las dos prácticas

exclusorias más importantes son la obstaculización de la entrada y la depredación, y su

análisis teórico constituye el objeto básico del presente capítulo.

La factibilidad de las prácticas exclusorias tiene una relación directa con la

existencia de barreras de entrada en los mercados. Por ese hecho el primer apartado de

este capítulo se referirá a ese tema, y analizará además el concepto de “mercado

desafiable”, que tiene que ver con la capacidad que tienen las barreras de entrada para

proteger a una empresa establecida del ingreso de nuevos competidores. Otros dos

temas directamente ligados con la obstaculización de la entrada y la depredación, que

también trataremos en el presente capítulo, son las denominadas “guerras de desgaste” y

las “carreras de patentes” entre empresas. Las primeras son situaciones en las cuales

varias empresas compiten por lograr que las otras firmas que actúan en el mercado se

retiren del mismo. Las segundas son casos en los cuales se compite por inventar un

nuevo producto o proceso productivo y obtener de ese modo una posición de poder de

mercado, que estará luego protegida por la patente en cuestión.

6.1. Barreras de entrada y desafiabilidad

Una de las definiciones más aceptadas de barrera de entrada dentro de la

literatura de organización industrial es la que la define como “el costo de producir que

debe ser incurrido por una empresa que busca ingresar en una industria pero que no es

soportado por las empresas que ya están en la industria, y que implica una distorsión en

la asignación de recursos desde el punto de vista social”. Esta definición, debida a

Weizsäcker (1980), es en cierto modo el resultado de un debate sobre el tema que se

inició con la obra de Bain (1956), continuó con el aporte de Stigler (1968) y culminó

con la opinión de Demsetz (1982). Para Bain, las barreras de entrada consistían en

Page 133: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

133

ventajas que las empresas establecidas en un mercado tenían sobre los potenciales

entrantes al mismo, y se medían por la diferencia entre los precios capaces de inducir la

entrada y los precios competitivos teóricos que podían regir en el mercado en cuestión.

Stigler criticó dicha definición y ofreció la suya propia, según la cual lo que realmente

definía que hubiera una barrera de entrada era la existencia de costos diferenciales entre

empresas establecidas y competidores potenciales. Demsetz, por último, hizo hincapié

en que lo que realmente importaba para definir si en un mercado había o no barreras de

entrada era si las mismas generaban un nivel de entrada subóptimo en relación al que

maximizaba el excedente total de los agentes económicos.

Las barreras de entrada suelen clasificarse en tres categorías: barreras naturales,

barreras (artificiales) legales y otras barreras artificiales. Las primeras son las que están

presentes en mercados en los cuales las propias características tecnológicas de los

procesos de producción y distribución y el tamaño del mercado determinan que sea

económicamente más eficiente que haya pocas empresas a que haya muchas. La barrera

natural clásica está dada por la existencia de economías de escala en la producción y

distribución, que hace que –dentro de cierto rango–, cuanto mayor sea el nivel de

producción y ventas de una empresa, menores sean sus costos medios. En una situación

en la que existe una barrera como ésta, el ingresante potencial a un mercado se topará

con el problema de que, si desea entrar con un nivel de producción menor al de la

empresa establecida, sus costos medios serán mayores que los de dicha empresa, y por

lo tanto su capacidad de competir estará seriamente disminuida.

Cabe destacar, sin embargo, que las economías de escala en sí mismas son

barreras de entrada desde el punto de vista de la definición de Bain pero no de la

definición de Stigler. Esto es así porque, si las empresas establecidas y los entrantes

potenciales tienen acceso a la misma función de costos, entonces estos últimos pueden

entrar al mercado, producir la misma cantidad que las empresas establecidas y tener los

mismos costos que éstas. La verdadera fuente de barreras de entrada naturales según

esta concepción son los “costos hundidos” (sunk costs), que son aquellos costos que se

incurren en el momento de ingresar al mercado pero que luego dejan de ser relevantes a

la hora de tomar decisiones, debido a que los mismos resultan irrecuperables si se

decide luego salir del mercado. En general, los costos hundidos son siempre costos fijos

(es decir, costos que no dependen del nivel de producción), pero la inversa no es cierta:

Page 134: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

134

hay muchos costos fijos que no son hundidos, en el sentido de que pueden recuperarse o

ahorrarse si se decide abandonar el mercado42.

Las barreras legales de entrada, por su parte, surgen en situaciones en las cuales

el estado regula de alguna manera el acceso al mercado, sea a través de disposiciones

directas que lo limitan o de cargas tributarias o requisitos administrativos

extraordinarios que lo vuelven más costoso. Son ejemplos relevantes de estas barreras

los regímenes de licencias obligatorias para encarar ciertas actividades, los aranceles a

la importación y las patentes de invención, entre otros.

Por último, las otras barreras artificiales son las que ponen las empresas que ya

actúan en el mercado para impedir que otros accedan al mismo43. En general, se

identifican con erogaciones que no se justificarían si la empresa establecida no

enfrentara competencia potencial, pero que tienen como efecto elevar los costos de

entrada de los posibles ingresantes. Los tres ejemplos más analizados en la literatura son

la inversión en capacidad instalada de producción o distribución, el gasto en publicidad,

y el gasto en investigación y desarrollo. Estas actividades son normales dentro de la

operatoria de una empresa, pero tienen la particularidad de que –efectuadas en niveles

más intensos que los habituales– sirven para incrementar los costos de acceso al

mercado de un competidor potencial. Así, por ejemplo, la instalación de capacidad

excedente por parte de una empresa establecida puede acentuar la diferencia en términos

de costos hundidos versus costos no hundidos entre el que ya está dentro del mercado y

el que todavía está afuera; en tanto que un mayor gasto en publicidad por parte de la

empresa establecida puede hacer que los costos de captar clientes del competidor

potencial se incrementen.

La ausencia total de barreras de entrada en el sentido de Weizsäcker genera lo

que se conoce como “mercado perfectamente desafiable” (perfectly contestable market).

Este concepto, propuesto por Baumol, Panzar y Willig (1982), parte de la idea de que

toda “configuración de una industria” se caracteriza por implicar un cierto nivel de

producción para cada una de las empresas que operan en la misma y un precio al cual la

42 Ejemplos de estos últimos son los costos asociados con inversiones en equipos que pueden serfácilmente destinados a otros mercados (computadoras, automóviles, aeronaves, etc). Son en cambiohundidos los costos asociados con inversiones irrecuperables fuera del mercado en las cuales fueronhechas (redes eléctricas, oleoductos, gastos en publicidades específicas, etc).43 Algunos autores usan el nombre de “barreras estratégicas” para este tipo de barreras de entrada. Véase,por ejemplo, Tarziján y Paredes (2001), capítulo 5.

Page 135: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

135

demanda se iguala con la oferta. Si dicho precio es suficiente para que todas las

empresas que operan en el mercado obtengan beneficios no negativos, se dice que la

correspondiente configuración industrial es factible. Si, además, se da que ninguna

empresa que se encuentra fuera del mercado halla rentable ingresar al mismo a un

precio igual o inferior al vigente, entonces la configuración industrial es también

sostenible. Dado todo esto, se dice que el mercado es perfectamente desafiable si es

necesario que tenga una configuración sostenible para estar en equilibrio.

El concepto de desafiabilidad perfecta se relaciona directamente con el de

competencia perfecta de largo plazo con libre entrada. De hecho, un mercado

perfectamente competitivo con libre entrada de empresas idénticas es un mercado

perfectamente desafiable, pero la inversa no es cierta. Un mercado puede ser

perfectamente desafiable y ser un monopolio natural, y en dicho caso el equilibrio se da

cuando la única empresa que opera en el mercado cobra un precio igual a su costo

medio y ofrece la máxima cantidad posible compatible con dicha igualdad y con el

balance entre oferta y demanda44. Otro caso de desafiabilidad perfecta que no es

perfectamente competitivo es el equilibrio de un mercado de competencia monopolística

con libre entrada, en el cual todas las empresas terminan cobrando precios iguales a sus

costos medios y el número de empresas y de variedades de equilibrio es el máximo

posible compatible con dicha situación.

El equilibrio de un mercado perfectamente desafiable comparte con el equilibrio

de largo plazo de competencia perfecta la particularidad de que minimiza los costos

totales de provisión del bien de que se trate (es decir, produce una “estructura industrial

óptima” en cuanto al número de empresas que terminan operando en el mercado). Su

relación con la ausencia de barreras de entrada (y, en particular, con la ausencia de

costos hundidos) tiene que ver con el hecho de que, si en un mercado no existen costos

hundidos, la única forma de impedir que entren competidores al mismo es cobrando

precios a los cuales ningún competidor potencial puede obtener beneficios. Esto hace

que aun un monopolista cobre precios que no exceden sus costos medios, y que por lo

tanto el mercado termine operando en el punto en el cual el excedente total se hace

máximo sujeto a la restricción de que los beneficios empresarios no sean negativos.

Al igual que el concepto de competencia perfecta, el concepto de desafiabilidad

44 Para que esto sea un equilibrio, sin embargo, se necesita también que el monopolio natural en cuestión

Page 136: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

136

perfecta tiene una utilidad mayor como modelo teórico contra el cual pueden

compararse casos más o menos “imperfectos” que como descripción de mercados que

existen en la realidad. Su principal implicancia en términos normativos es, sin embargo,

de indudable interés, ya que nos dice que el número de empresas que operan en un

mercado no es de por sí una medida que sirva para saber si el funcionamiento del mismo

va a ser más o menos eficiente, sino que el elemento principal a tener en cuenta es la

existencia o no de barreras de entrada y, por lo tanto, de competidores potenciales que

puedan ingresar al mercado y reemplazar a las empresas establecidas existentes.

6.2. Obstaculización de la entrada y precios límite

La obstaculización de la entrada (entry deterrence) es una estrategia por la cual

una empresa o grupo de empresas intenta evitar el ingreso al mercado de uno o más

competidores. El modelo básico que se utiliza para analizar una decisión de

obstaculización de la entrada supone que en un determinado mercado existe una

empresa establecida (que puede ser monopolista o líder de precios), y que fuera de

dicho mercado hay un competidor potencial que está evaluando la posibilidad de

ingresar. La empresa establecida sabe que, si efectivamente se produce la entrada del

competidor potencial, su situación en el mercado se modificará a consecuencia de la

mayor competencia, y por lo tanto sus beneficios disminuirán. Sin embargo, la empresa

establecida sabe también que (por su posición actual dentro del mercado) tiene alguna

capacidad de erigir una barrera de entrada a través de la realización de un determinado

gasto específicamente destinado a disuadir la entrada, a fin de evitar que el competidor

potencial pueda ingresar al mercado en cuestión.

Una situación de obstaculización de la entrada puede por lo tanto plantearse

como un juego secuencial en el cual la empresa establecida (Ee) decide primero si va a

efectuar un cierto gasto destinado a disuadir el ingreso (D) de un competidor potencial o

si va a abstenerse de hacerlo (ND), y dicho competidor potencial (Cp), habiendo

observado la acción de la empresa establecida, decide luego si entra al mercado (E) o si

no lo hace (NE). El equilibrio perfecto de Nash de este juego se determina a través de

un procedimiento de “inducción hacia atrás” (backward induction): se imagina primero

cuál sería la mejor respuesta del competidor potencial ante cada posible acción de la

sea sostenible, tal como hemos visto al referirnos al tema de los monopolios naturales en el capítulo 2.

Page 137: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

137

empresa establecida y se determina luego cuál es la mejor acción de tal empresa dadas

dichas respuestas esperadas.

La interacción descripta aparece representada en el gráfico 6.1, que es lo que se

conoce como un “diagrama de árbol”. Cada una de las combinaciones posibles de una

acción de “Ee” y una acción de “Cp” determina un resultado posible del juego, que está

asociado con un cierto beneficio para la empresa establecida y un cierto beneficio para

el competidor potencial. Los supuestos básicos son que, si ambas empresas operan en el

mercado, cada una de ellas obtiene un beneficio competitivo (Bc) y que, si solo “Ee”

opera, dicha empresa es capaz de conseguir un beneficio monopólico (Bm). Si “Ee”

realiza una acción destinada específicamente a disuadir la entrada de “Cp”, esto tiene

para ella un costo (K). Si “Cp” entra al mercado después de dicha acción de disuasión,

su beneficio se reduce en un monto igual a la barrera de entrada (BE) que la empresa

establecida le ha creado.

Gráfico 6.1

Según cómo sea el impacto de las barr

empresa establecida sobre los beneficios del com

propios, una situación como ésta puede tener tr

innecesaria (entrada bloqueada), o bien es necesa

efectivamente impedida) o bien es inútil o exc

establecida. En este último caso se dice que

establecida es una estrategia de acomodamient

• [Bc-K, Bc-BE]

NE

• [Bm-K, 0] ND

D

Ee

Cp

Cp

eras

pet

es re

ria y

esiv

la m

o, q

NE

]

• [Bm, 0

• [Bc, Bc]

de entrada que puede crear la

idor potencial y sobre los suyos

sultados: o bien la disuasión es

cumple con su objetivo (entrada

amente costosa para la empresa

ejor estrategia para la empresa

ue deje ingresar al mercado al

Page 138: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

138

competidor potencial45.

En una situación de entrada bloqueada, la empresa establecida no necesita

disuadir el ingreso al mercado porque ya existe una barrera natural o legal que le

obstaculiza suficientemente el acceso como para que al competidor potencial no le

convenga entrar. En este caso, el equilibrio es una situación en la cual el competidor no

entra ni cuando la empresa establecida lo disuade ni cuando no lo hace, y por lo tanto la

mejor estrategia para la empresa establecida es no incurrir en ningún gasto extra para

obstaculizar dicha entrada. En nuestro ejemplo, esto sucedería si se diera que “Bc < 0”.

En tal caso, “Cp” elige “NE” en cualquier circunstancia, y por lo tanto “Ee” prefiere no

disuadir y obtener un beneficio igual a “Bm” en vez de disuadir y obtener un beneficio

igual a “Bm-K”.

El acomodamiento de la empresa establecida a la entrada del competidor

potencial, en cambio, es una circunstancia que se da en dos tipos posibles de equilibrio.

Uno de ellos es una situación en la cual la disuasión resulta estéril, debido a que al

competidor potencial le conviene entrar si no lo disuaden pero también le conviene

entrar si lo disuaden. En nuestro ejemplo, esto sucede si “Bc-BE > 0”. En este caso, la

mejor estrategia para la empresa establecida es no incurrir en gastos extras para disuadir

el ingreso del competidor potencial, ya que siempre le resultará preferible obtener “Bc”

en vez de obtener “Bc-K”.

El otro caso posible de acomodamiento es cuando obstaculizar es excesivamente

oneroso para la empresa establecida. Si, para impedir el acceso al mercado de un

competidor potencial, el gasto en el que necesita incurrir la empresa establecida es tan

alto que hace que su beneficio se reduzca por debajo del que podría obtener si no

disuadiera y se acomodara a la entrada de una nueva empresa, entonces la mejor

estrategia para la empresa establecida es no disuadir. En esta circunstancia, por lo tanto,

el equilibrio perfecto de Nash se da cuando el competidor potencial entra porque no lo

disuaden y la empresa establecida elige no disuadirlo. En nuestro ejemplo, esto se da si

“Bm-K < Bc” y “Bc > 0”.

En una situación de entrada efectivamente impedida, por último, la empresa

establecida necesita disuadir si quiere que el competidor potencial no entre al mercado.

Esto se debe a que los beneficios del competidor potencial son positivos si la empresa

45 Esta terminología tiene su origen en Bain (1956). Su interpretación como una clasificación de los

Page 139: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

139

establecida no incurre en gastos destinados a obstaculizarlo pero se vuelven negativos si

la empresa establecida erige una barrera artificial a la entrada. Para que la empresa

establecida elija disuadir, sin embargo, es necesario que se cumpla un requisito

adicional: la obstaculización tiene que ser rentable, es decir, el beneficio de la empresa

establecida si disuade y el competidor no entra tiene que ser mayor que el beneficio que

obtiene si no disuade y el competidor entra. Dados todos estos requerimientos, el

equilibrio es entonces una situación en la cual el competidor potencial no entra si lo

disuaden (pero entraría si no lo disuadieran) y la empresa establecida elige disuadirlo.

En nuestro ejemplo, esto implica que “Bc > 0 > Bc-BE” y que “Bm-K > Bc”.

Una manera diferente de analizar la obstaculización de la entrada por parte de las

empresas establecidas tiene lugar para los casos en los cuales dichas empresas utilizan

esquemas basados en precios, en vez de realizar gastos o inversiones tendientes a erigir

barreras de entrada de nuevos competidores. Dentro de dichos esquemas se encuentran

las “estrategias de precio límite” (limit pricing), que consisten en fijar precios que sirvan

para disuadir a los potenciales competidores a entrar al mercado. El estudio de los

precios límite en el contexto de la interacción entre empresas establecidas y

competidores potenciales tiene su origen en un artículo de Bain (1949). Su

interpretación moderna, relacionada con la idea de que dichos precios pueden emerger

como equilibrio de un juego secuencial con información incompleta, se debe a Milgrom

y Roberts (1982).

La manera de racionalizar las estrategias de precios límite como elementos que

disuaden la entrada de competidores consiste en suponer que los mismos sirven como

una señal que la empresa establecida le da al competidor potencial respecto del

resultado que tendría para este último ingresar al mercado a competir contra ella. Dicha

señal tiene que ver principalmente con los costos de la empresa establecida, los cuales

tienen que poder inferirse de algún modo observando los precios que dicha empresa está

cobrando. Para que tales precios puedan operar como una variable estratégica, sin

embargo, es necesario que la interacción entre las empresas se dé en una situación de

información asimétrica, en la cual el competidor potencial desconozca los verdaderos

costos de la empresa establecida y sólo pueda inferirlos de manera probabilística.

Supongamos por ejemplo que la empresa establecida puede ser de dos tipos: o

posibles equilibrios de un juego secuencial se debe a Spence (1977) y a Dixit (1980).

Page 140: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

140

bien es una empresa de costos altos (Ea) o bien es una empresa de costos bajos (Eb). Si

el competidor potencial (Cp) entra al mercado, el resultado de la competencia entre el

mismo y la empresa establecida será diferente según el tipo de empresa de que se trate.

Supongamos que, si se enfrenta a “Ea”, ambas empresas terminan teniendo beneficios

competitivos positivos (Bc). Si, en cambio, la competencia tiene lugar entre “Eb” y

“Cp”, sólo la empresa establecida tiene beneficios competitivos positivos en tanto que el

competidor potencial sufre una pérdida igual a sus costos fijos (F).

Mientras “Cp” no entre al mercado, la empresa establecida obtiene distintos

beneficios según los costos que tenga y según el precio que cobre. Supongamos que los

posibles niveles de precio entre los que la empresa establecida puede optar son tres:

precios altos (Pa), precios medios (Pm) y precios bajos (Pb). Definamos a “Pa” como

los precios de monopolio de una empresa establecida de costos altos, a “Pm” como los

precios de monopolio de una empresa establecida de costos bajos y a “Pb” como un

nivel de precios menor que “Pm” que le generaría beneficios inferiores a los

competitivos a “Ea” pero superiores a los competitivos a “Eb”.

Simplificando un poco más la situación, podemos suponer que “Ea” tiene la

opción de elegir entre “Pa” y “Pm” (ya que “Pb” le genera una pérdida de oportunidad)

y que “Eb” tiene en cambio la opción de elegir entre “Pm” y “Pb” (ya que “Pa” le

produce beneficios que son siempre inferiores a los que obtiene eligiendo “Pm”).

Supongamos por último que cuando “Ea” cobra “Pm” obtiene un beneficio intermedio

(Bi) mayor que “Bc” pero menor que el beneficio de monopolio (Bm), y que dicho

beneficio intermedio es también el que obtiene “Eb” cuando cobra “Pb”.

Cuando “Cp” tiene que decidir si entra al mercado (E) o si no lo hace (NE), los

dos elementos de juicio con los que cuenta son una cierta probabilidad ex-ante de que la

empresa establecida tenga costos altos (θ) o bajos (1-θ) y la observación de cuál es el

precio que dicha empresa está cobrando cuando no enfrenta competencia. Si observa

“Pa”, se da cuenta con certeza de que la empresa establecida tiene costos altos. Si

observa “Pb” se da cuenta con certeza de que tiene costos bajos. Si observa “Pm”, en

cambio, debe formarse creencias respecto de las probabilidades de que le toque

competir contra “Ea” o contra “Eb”. A dichas probabilidades subjetivas las

denominaremos respectivamente “λ” y “1-λ”.

Todo lo expresado en estos últimos párrafos nos permite representar la

Page 141: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

interacción estratégica entre la empresa establecida y el competidor potencial a través

del diagrama de árbol que aparece en el gráfico 6.2.

Gráfico 6.2

Los

“equilibrio

les maximi

elige “Pm”

establecida

mercado. S

bajos y su

establecida

precios sól

de “Cp” re

este caso “

descripto s

(sabiendo q

entre al me

(1-β)⋅Bm +

NE

NE

• [Bm, 0]

• [(1-β)⋅Bm+β⋅Bc, Bc]

• [Bi,

• [(1-β)⋅Bi+β⋅Bc, -F]

Pa

NE

• [(1-β)⋅Bi+β⋅Bc, Bc]

NEλ

1-λ1-θ

Pm

• [(1-β)⋅Bm+β⋅Bc, -F]

Pm

• [Bi, 0]

CpEa

N

Pb

Cp

141

posibles equilibrios secuenciales de es

separador natural” en el cual tanto “Ea

za el beneficio en el corto plazo. Esto

. Observando esto, “Cp” sabe que “P

tiene costos altos, y por ende su respue

i observa “Pm”, en cambio, sabe que

respuesta óptima es “NE”. Si se diera

jugara “Pb”, entonces “Cp” también

o podrían ser elegidos por “Eb” y nunc

specto del tipo de empresa que cobra “P

Ea” no cobra nunca dichos precios y “E

ea un equilibrio, el requisito básico

ue con ello induce la entrada de “Cp”

rcado). Esto implica que:

β⋅Bc > Bi ⇒

0]

EbCp

θ

te juego

” como

implica

a” es u

sta óptim

la emp

(fuera d

decidir

a por “E

m” imp

b” siem

es que

) a cob

Bm

Bm<β

Cp

s

“E

q

n

a

re

el

ía

a

li

p

ra

−−

on tres. Uno de ellos es un

b” juegan la estrategia que

ue “Ea” elige “Pa” y “Eb”

a señal de que la empresa

a estos precios es entrar al

sa establecida tiene costos

equilibrio) que la empresa

no entrar, ya que dichos

”. Por último, las creencias

can que “λ = 0”, ya que en

re lo hace. Para que todo lo

“Ea” prefiera cobrar “Pa”

r “Pm” (y evitar que “Cp”

Bc

Bi;

• [Bm, 0]

Page 142: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

142

donde “β” es el factor de descuento que mide el valor relativo del futuro para la empresa

establecida.

El segundo equilibrio secuencial posible es un “equilibrio unificador” en el cual

tanto “Ea” como “Eb” cobran “Pm”, y las creencias de “Cp” implican por lo tanto que

“λ = θ”. Para que esto sea un equilibrio, “Cp” debe elegir no entrar cuando observa

“Pm” (y entrar si observa “Pa”, y no entrar si observa “Pb”). En este caso, los precios de

la empresa establecida no son una señal que le permita al competidor potencial inferir

de qué tipo de empresa se trata. Cobrar “Pm” es entonces una estrategia de precio límite

para “Ea”, ya que es un precio menor al que maximiza sus beneficios de corto plazo

pero que le permite mimetizarse con “Eb” e impedir de ese modo la entrada de “Cp” al

mercado. Para que el equilibrio secuencial descripto sea tal, es necesario que se

cumplan dos condiciones básicas respecto de los beneficios de las estrategias

alternativas: que “Ea” halle más conveniente cobrar “Pm” y evitar la entrada de “Cp”

(en vez de cobrar “Pa” y dejar que “Cp” entre) y que “Cp” prefiera no entrar cuando

observa “Pm”. Esto implica que:

(1-β)⋅Bm + β⋅Bc < Bi ⇒BcBm

BiBm

−−>β ;

θ⋅Bc + (1-θ)⋅(-F) < 0 ⇒FBc

F

+<θ .

El último caso posible es aquél en el cual ocurre un “equilibrio separador con

precios límite”, en el cual “Ea” elige “Pa”, “Eb” elige “Pb”, “Cp” entra cuando observa

“Pa” y no entra cuando observa “Pb” (pero entraría si observara “Pm”), y “λ = θ”. En

este caso el que juega una estrategia de precios límite es “Eb”, quien prefiere cobrar un

precio menor al que maximizaría sus beneficios de corto plazo a efectos de impedir que

“Cp” entre al mercado. “Ea”, en cambio, no es capaz de impedir la entrada de “Cp”, ya

que en este caso bajar el precio de “Pa” a “Pm” no le sirve para evitar el ingreso de

“Cp”. Para que todo esto se dé, debe cumplirse que:

(1-β)⋅Bm + β⋅Bc < Bi ⇒BcBm

BiBm

−−>β ;

θ⋅Bc + (1-θ)⋅(-F) > 0 ⇒FBc

F

+>θ .

Page 143: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

143

Nótese que, si bien los precios límite emergen como estrategias de equilibrio en

el equilibrio unificador y en el último equilibrio separador analizado, sus implicancias

en términos de eficiencia son muy diferentes. En el primer caso, los precios límite

sirven para evitar que se produzca la entrada del competidor potencial aun en el caso en

el cual dicha entrada sería beneficiosa (es decir, cuando la empresa establecida tiene

costos altos). En el segundo caso, en cambio, sólo evita la entrada en una situación en la

cual no es beneficioso que el competidor potencial entre al mercado, y tiene la ventaja

adicional para los consumidores de que induce a la empresa establecida de costos bajos

a cobrar precios menores que los que cobraría si no enfrentara entrada potencial. En ese

sentido, los precios límite aparecen allí como un fenómeno competitivo que limita el

poder de mercado de la empresa establecida. En el caso del equilibrio unificador, en

cambio, los precios límite son una estrategia anticompetitiva que impide el ingreso de

un competidor en una circunstancia en la cual sería eficiente que dicho ingreso se

produjera.

Otra situación en la cual pueden aparecer casos de obstaculización de la entrada

a través de precios límite, y que no depende de la existencia de información incompleta,

se da cuando los consumidores enfrentan costos de cambiar de proveedor (switching

costs), y cobrar precios bajos antes del ingreso de un competidor potencial le puede

servir a la empresa establecida para incrementar el número de consumidores que deben

incurrir en dichos costos. La idea es, pues, que cuanto mayor sea la base de

consumidores con la que se cuenta antes del ingreso de un competidor potencial,

mayores serán los costos de éste para captar clientes, y que para ciertos niveles de

demanda y de costos esto puede llegar a constituir una barrera que disuada la entrada de

competidores potenciales.

La lógica de los costos de cambiar de proveedor ha sido utilizada por Fudenberg

y Tirole (2000) en un modelo de precios límite que ellos aplican a una industria de red

en la cual existen externalidades positivas por pertenecer a la misma red e

incompatibilidades entre los productos ofrecidos por la empresa establecida y el

competidor potencial (que le generan costos a los consumidores que deciden cambiar de

proveedor). Dicho modelo puede representarse de manera simplificada a través de un

caso en el cual una empresa establecida (Ee) debe decidir entre cobrar precios altos (Pa)

y precios bajos (Pb), sabiendo que dicha opción puede afectar la decisión de un

Page 144: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

competidor potencial (Cp) de entrar al mercado (E) o no hacerlo (NE). Supongamos que

el precio alto coincide con la valuación que tiene el producto comerciado para un grupo

de consumidores (vA) y que el precio bajo coincide con la valuación que tiene otro

grupo de consumidores (vB), y que “vA > vB”. En tal caso, cobrar precios altos hace que

sólo demanden los consumidores del grupo A (QA) y cobrar precios bajos hace que

demanden tanto los consumidores del grupo A como los del grupo B (QA+QB).

Supongamos que el costo medio y marginal de Ee sea “cE < vB”, pero que sea mayor el

beneficio de venderle sólo al grupo A que el de venderle a ambos grupos (es decir,

“(vA-cE)⋅QA > (vB-cE)⋅(QA+QB)”).

En este modelo, Cp tiene un costo medio y marginal menor que el de Ee (es

decir, “cC < cE”), pero el costo de cambiar de proveedor (cS) hace que dicha desigualdad

se invierta para aquellos consumidores que ya son clientes de la empresa establecida (es

decir, “cC+cS > cE”). El competidor potencial tiene también un costo fijo (K) por entrar

al mercado y, si dicha entrada se produce, sabe que el mercado se comportará como un

duopolio de Bertrand. Dados estos elementos, el juego entre Ee y Cp queda

representado por el diagrama de árbol que aparece en el gráfico 6.3.

Gráfico 6.3

Tal como puede verse

es que Ee cobre precios bajo

el supuesto de que, si Ee y

entonces la entrada de Cp lo

ese precio, todos los consu

empezar a comprarle a Cp (a

• [(1-β)⋅(vA–cE)⋅QA+β⋅(cC+cS-cE)⋅QA; (cE-cC)⋅QB-K]

• [(vA–cE)⋅QA; 0]

• [(1-β)⋅(v –c )⋅(Q +Q )+β⋅(c +c -c )⋅(Q +Q ); -K]

E

PbE

E B E A B C S E A B

• [(vB–cE)⋅(QA+QB); 0]

C

C

144

en el gráfico, el equilibrio perfecto de Nash de este juego

s y que, dado eso, Cp no entre al mercado. Esto se basa en

a le está vendiendo a los dos grupos de consumidores,

llevará a cobrar un precio levemente inferior a “cC+cS” y, a

midores preferirán seguir comprándole a Ee en vez de

pesar de que Cp cobre un precio igual a “cC”). Si Ee cobra

Page 145: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

145

precios altos, en cambio, los únicos consumidores que retendrá después del ingreso de

Cp serán los del grupo A, ya que los del grupo B preferirán comprarle a Cp a un precio

levemente inferior a “cE”. Nótese que en ese caso el equilibrio de Bertrand es que los

consumidores del grupo A le siguen comprando a Ee a un precio levemente inferior a

“cC+cS” y los del grupo B le empiezan a comprar a Cp a un precio levemente inferior a

“cE”, y ni una ni otra empresa hallan conveniente captar al grupo de consumidores que

le compra a la otra.

La lógica por la cual a Ee le conviene cobrar precios bajos es, pues, que dichos

precios disuaden la entrada de Cp en tanto que los precios altos no lo hacen. Para que

esto sea así debe darse que “(cE-cC)⋅QB > K”, es decir, que Cp obtenga beneficios

positivos si entra al mercado y empieza a venderle al grupo B a un precio igual a “cE”.

También debe darse que Ee halle rentable disuadir, en vez de no disuadir y acomodarse

a la entrada de Cp. Para que esto sea así debe darse que:

(vB–cE)⋅(QA+QB) > (1-β)⋅(vA–cE)⋅QA+β⋅(cC+cS-cE)⋅QA

⇒ASCA

BEBABA

Q)ccv(

Q)cv(Q)vv(

⋅−−⋅−−⋅−>β ;

o sea que el factor de descuento de la empresa establecida debe ser relativamente alto.

6.3. Guerras de desgaste

Existen ciertos mercados en los cuales sólo hay lugar para que una empresa

pueda operar privadamente con beneficios positivos. En general, esto ocurre cuando el

mercado en cuestión es un monopolio natural, es decir, un mercado en el cual los costos

totales de provisión se minimizan cuando sólo opera una empresa.

Cuando en un monopolio natural se encuentran compitiendo varias empresas,

resulta esperable que las mismas estén operando a pérdida. Esto lleva a que la decisión

más racional por parte de estas empresas sea abandonar al mercado, hasta que solo

quede operando una empresa monopólica y dicha entidad pase entonces a tener

ganancias. El hecho de que la última empresa que quede en el mercado se beneficie y,

en cambio, las empresas que lo abandonaron se perjudiquen provoca sin embargo una

situación susceptible de modelarse como un juego en el cual las alternativas de los

competidores son permanecer en el mercado o retirarse. Dicha situación recibe el

Page 146: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

146

nombre de “guerra de desgaste”.

La guerra de desgaste (war of attrition) toma su denominación de una analogía

zoológica con el caso de dos animales que están disputando una presa y tienen la opción

de continuar o de abandonar la lucha y dejarle la presa al otro animal46. Desde el punto

de vista formal puede representarse como un juego en el cual dos empresas (E1 y E2)

tienen que decidir entre dos estrategias alternativas que son permanecer (Perm) y

retirarse del mercado (Ret). Cuando una de ellas permanece y la otra se retira, la

primera obtiene un beneficio monopólico (Bm) y la segunda obtiene un beneficio nulo.

Cuando ambas permanecen, ambas obtienen una pérdida, que podría ser equivalente a

sus costos fijos (F). Cuando ambas se retiran, por último, las dos obtienen un beneficio

nulo. Todo esto aparece representado en el gráfico 6.4.

Gráfico 6.4

E2

Perm Ret

Perm -F, -F Bm, 0E1

Ret 0, Bm 0, 0

En principio, este juego de guerra de desgaste tiene dos equilibrios de Nash: que

E1 permanezca y E2 se retire (Perm/Ret) y que E2 permanezca y E1 se retire

(Ret/Perm). Esto es así porque a cada una de estas empresas le conviene permanecer

cuando la otra se retira (ya que “Bm > 0”) pero le conviene retirarse si la otra

permanece (puesto que “0 > -F”). El hecho de que cualquiera de las dos situaciones

puede ser un equilibrio abre sin embargo la puerta para racionalizar una tercera

posibilidad: que a veces sea E1 la que se retira y a veces sea E2 la que lo hace. La forma

que tiene la teoría de los juegos de plantear esa alternativa es a través de un “equilibrio

de Nash en estrategias mixtas”.

Para hallar el equilibrio de Nash en estrategias mixtas de esta guerra de desgaste,

resulta necesario encontrar una situación en la cual cada empresa permanezca en el

mercado con cierta probabilidad y se retire del mismo con otra probabilidad. Para ello

46 En rigor, la literatura sobre juegos de guerra de desgaste se origina en la obra de un biólogo (MaynardSmith, 1974). Su aplicación al campo de la economía industrial y la estrategia empresaria se debe a Riley(1980) y a Ghemawat y Nalebuff (1985).

Page 147: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

147

es imprescindible que a cada jugador le sea indiferente permanecer o retirarse, ya que

sólo así resultará racional pensar que una empresa optará a veces por permanecer y a

veces por retirarse. El modo de encontrar las probabilidades de equilibrio para una y

otra empresa consiste en igualar el valor esperado de los beneficios que se obtienen

cuando se decide permanecer en el mercado con el que se obtiene cuando se decide el

retiro. Este último no es otra cosa que cero, ya que una empresa que se retira del

mercado sabe con certeza que el beneficio que obtendrá será nulo. Si decide

permanecer, en cambio, su beneficio esperado (Vp) es igual a:

Vp = x⋅Bm + (1-x)⋅(-F) ;

donde “x” es la probabilidad de que la otra empresa se retire del mercado.

Igualando “Vp” con cero, resulta posible hallar el valor de equilibrio de “x” para

el cual la otra empresa se encuentra indiferente entre permanecer y retirarse del

mercado. Como el problema es simétrico, dicho valor es idéntico para las dos empresas,

y es igual a:

x⋅Bm + (1-x)⋅(-F) = 0 ⇒FBm

Fx

+= .

El equilibrio de Nash en estrategias mixtas de este juego, por lo tanto, es aquél

en el cual E1 se retira con una probabilidad “x = F/(Bm+F)” y permanece con una

probabilidad “1-x = Bm/(Bm+F)”, y E2 hace lo propio.

La guerra de desgaste puede plantearse también como un juego repetido, en el

cual cada empresa debe decidir si permanece o se retira del mercado en cada período de

tiempo. La decisión de retirarse tiene el mismo efecto que en la versión estática del

juego, ya que implica obtener un beneficio nulo en todos los períodos subsiguientes. La

decisión de permanecer, en cambio, puede implicar que el juego se repita varias veces

más, si es que las dos empresas que lo están disputando se mantienen en el mercado.

Al igual que en la versión estática, en la versión repetida del juego hay dos

equilibrios de Nash en estrategias puras que son “Perm/Ret” y “Ret/Perm”, que

implican que, en el período 1, hay una empresa que decide permanecer y la otra decide

retirarse, y que por lo tanto el mercado pasa a transformarse inmediatamente en un

monopolio. El equilibrio en estategias mixtas, en cambio, es un poco diferente del visto

en los párrafos anteriores, ya que ahora el beneficio intertemporal esperado de

Page 148: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

148

permanecer no sólo depende de la probabilidad de que la otra empresa se retire sino del

valor relativo del futuro (β). En efecto, “Vp” es ahora igual a:

Vp = x⋅Bm + (1-x)⋅[(1-β)⋅(-F) + β⋅Vp] ⇒β⋅+β−

⋅β⋅+β−−−⋅=x1

F)xx1(BmxVp .

La lógica de esta fórmula parte de la idea de que, en un determinado momento

del tiempo, la empresa que decide permanecer un período más en el mercado tiene dos

futuros esperados posibles: o bien se queda con un beneficio monopólico de ahí en

adelante (con probabilidad “x”), o bien tiene una pérdida igual a “F” por un período y

debe entonces volver a decidir si permanece o se retira (con probabilidad “1-x”). Si

pasado dicho período vuelve a decidir quedarse, su beneficio esperado es nuevamente

“Vp”, que a su vez se determina de manera recursiva aplicando la idea ya vista. Esto

permite despejar el valor de “Vp” y expresar dicho beneficio intertemporal promedio

como una función de “Bm”, “F”, “x” y “β”. Si ahora igualamos “Vp” con cero (a

efectos de satisfacer la condición de indiferencia entre la estrategia de permanecer y la

de retirarse del mercado), esto nos permite hallar la probabilidad de equilibrio de que

una empresa abandone el mercado en cada período del tiempo en el cual haya dos

empresas compitiendo, la cual implica que:

0x1

F)xx1(Bmx =β⋅+β−

⋅β⋅+β−−−⋅ ⇒F)1(Bm

F)1(x

⋅β−+⋅β−= .

Nótese que ahora la probabilidad de que cada empresa se retire del mercado no

depende solamente de los beneficios que se obtienen cuando la otra empresa se retira

(Bm) y de las pérdidas que se sufren cuando la otra empresa permanece (F) sino

también del factor que mide el valor relativo del futuro (β). Cuando este es muy bajo

(cercano a cero), “x” adopta un valor cercano a “F/(Bm+F)”, que es el que habíamos

hallado en la versión estática del juego. Cuando “β” es muy alto (cercano a uno), se da

en cambio que “x” empieza a disminuir, y lo esperable es que la probabilidad de que

cada empresa se retire del mercado se vuelva muy baja (con lo cual la guerra de

desgaste tiende a prolongarse en el tiempo).

6.4. Precios predatorios

El contexto que supusimos en la sección anterior para analizar las guerras de

Page 149: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

149

desaste implicaba una situación en la cual la permanencia de varias empresas dentro de

un mercado le generaba pérdidas a todas ellas. Aun en los casos en los cuales esto no es

así, resulta posible que una empresa entre en una guerra de precios cuyo objetivo sea

lograr que sus competidores abandonen el mercado. Dicha estrategia se denomina

“estrategia de precios predatorios” (predatory pricing), y en general se la relaciona con

la idea de la venta por debajo del costo o “venta a pérdida”.

La definición más usual de precio predatorio es la que lo define como un precio

que una empresa (depredador) cobra por debajo de los costos de provisión de un bien,

con el objetivo de lograr que sus competidores (presas) abandonen el mercado. Para que

una estrategia de precios predatorios sea racional, suelen enumerarse tres requisitos

básicos: que los precios bajos no se deban a ventajas de costos asociadas con mayor

eficiencia; que, a consecuencia de tales precios, el depredador pueda ganar market share

y obtener un mayor poder de mercado, y que, si consigue dicho poder de mercado,

pueda luego ejercerlo efectivamente e impedir la entrada de otros competidores futuros.

Existe un relativo consenso en la literatura económica que una estrategia de

precios predatorios sólo puede verificarse en un contexto en el cual el depredador actúa

como líder y la presa actúa como seguidora. Esto puede obedecer a varios factores, pero

hay dos que resultan relativamente esenciales: por un lado, el depredador debe ser una

empresa de mayor tamaño que la presa (por ejemplo, debe ser una empresa que opera en

varios mercados y que está tratando de eliminar un competidor que sólo actúa en uno de

ellos); por otro, debe tener un horizonte temporal más largo, una menor aversión al

riesgo o una tasa de descuento del futuro más pequeña47. La manera de modelar esto

utilizando la lógica de la teoría de los juegos es suponer que el depredador valora

relativamente más la ganancia futura que puede obtener por eliminar a la presa que la

pérdida presente que le acarrea su actividad predatoria, en tanto que la presa valora

relativamente más la pérdida presente que le ocasiona el depredador que la ganancia

futura que puede obtener una vez que la estrategia predatoria finalice.

Lo expresado en el párrafo anterior puede interpretarse como un juego

secuencial en el cual un depredador (E1) debe decidir primero si depreda (Dep) o no

depreda (ND) a una determinada presa (E2). Si no la depreda, ambas empresas

47 Esta asimetría entre el depredador y la presa suele aparecer en la literatura con el nombre de “hipótesisdel monedero grande” (long purse). Dos ejemplos de trabajos que la utilizan para explicar la aparición deprecios predatorios son Benoit (1984) y Bolton y Scharfstein (1990).

Page 150: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

150

permanecen en el mercado y obtienen beneficios competitivos (Bc). Si la depreda, la

presa debe optar entre retirarse del mercado (R) y permanecer en él (P). En el primero

de tales casos, la presa se queda con un beneficio nulo y el depredador incurre en una

pérdida presente igual al monto de sus costos fijos (F), pasando a obtener luego un

beneficio monopólico (Bm). Si la presa permanece, en cambio, ambos tienen pérdidas

iguales a “F” en tanto E1 continúe depredando y E2 continúe permaneciendo en el

mercado. Esto puede representarse a través de un diagrama de árbol como el que

aparece en el gráfico 6.5.

Gráfico 6.5

Para que el equilibrio perfecto de Nash de

E2 se retire cuando lo depredan, lo único q

intertemporal promedio de una estrategia predator

no depredar. Esto implica que:

(1-β1)⋅(-F) + β1⋅Bm > Bc ⇒

donde “β1” es el factor que mide el valor relativo d

El resultado obtenido se basa sin embar

“jugador de corto plazo” que solo compara la pér

lo depredan (F) con el beneficio nulo que obti

suponemos que la presa es un “jugador de larg

predatoria del depredador es algo que solo va

ejemplo, un período), entonces el beneficio intert

en el mercado cuando la depredan pasará a ser igu

pérdida presente (-F) y una ganancia futura igual

• [-F, -F]

]

• [(1-β1)⋅(-F)+β1⋅Bm, 0]

R

E1

E2

• [Bc, Bc

este juego sea que E1 deprede y que

ue debe darse es que el beneficio

ia exitosa sea superior al beneficio de

FBm

FBc1 +

+>β ;

el futuro para el depredador.

go en el supuesto de que E2 es un

dida presente por permanecer cuando

ene cuando se retira. Si, en cambio,

o plazo” que cree que la estrategia

a tener una duración limitada (por

emporal que percibirá por permanecer

al a un promedio ponderado entre una

al beneficio competitivo que volverá a

Page 151: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

recibir una vez que finalice la estrategia predatoria de E1. El diagrama de árbol de este

nuevo juego pasa entonces a ser el que aparece en el gráfico 6.6.

Gráfico 6.6

En esta nueva versión del juego, h

que E1 deprede y E2 se retire cuando lo d

“β1 > (Bc+F)/(Bm+F)” (tal como ocurrí

darse que el factor que mide el valor rel

bajo. Esto último resulta necesario para

cuando E1 lo depreda, y se da cuando:

(1-β2)⋅(-F) + β2⋅Bc < 0 ⇒

Si, en cambio, se da que:

FBm

FBc1 +

+<β ; o bien

entonces el equilibrio perfecto de Nash

puede obedecer a dos causas: o bien E

presente igual a “F” a efectos de obtene

valoración relativa del futuro no es tan

como modo de inducir a E2 a retirarse

dispuesta a incurrir en una pérdida pr

ganancia futura igual a “Bc”).

El hecho de que, para determ

predatorios, sea importante analizar el va

• [(1-β1)⋅(-F)+β1⋅Bc, (1-β2)⋅(-F)+β2⋅Bc]

]

• [(1-β1)⋅(-F)+β1⋅Bm, 0]

R

E1

E2

• [Bc, Bc

151

ay dos equilibrios alternativos posibles: uno es

epredan. Para esto, no solo tiene que darse que

a en el caso anterior), sino que también debe

ativo del futuro para E2 (β2) sea relativamente

que E2 prefiera retirarse en vez de permanecer

FBc

F2 +<β .

FBc

F2 +>β ;

del juego implica que E1 no depreda. Esto

1 no está dispuesta a incurrir en una pérdida

r una ganancia futura igual a “Bm” (porque su

alta), o bien sabe que su estrategia será estéril

del mercado (porque esta última también está

esente igual a “F” a efectos de obtener una

inar el equilibrio de un juego de precios

lor relativo del futuro tanto para el depredador

Page 152: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

152

como para la presa permite también plantear la situación como un juego simultáneo en

el cual no se sabe de antemano quién va a depredar y quién va a resultar depredado.

Dicha alternativa es la que aparece representada en el gráfico 6.7, en el cual tanto E1

como E2 tienen la opción de depredar (Dep) o competir (Comp).

Gráfico 6.7

E2

Dep Comp

Dep -F, -F (1-β1)⋅(-F)+β1⋅Bm,

0

E1

Comp 0, (1-β2)⋅(-

F)+β2⋅Bm

Bc, Bc

El equilibrio de Nash de este juego depende de los valores relativos de “F”,

“Bc”, “Bm”, “β1” y “β2”. Por ejemplo, “Comp/Comp” es el único equilibrio cuando:

FBm

FBci +

+<β (donde “i = 1, 2”) ;

mientras que “Pred/Comp” es el único equilibrio si se da que:

FBm

FBc1 +

+>β yFBm

FBc2 +

+<β ;

y “Comp/Pred” es el único equilibrio si:

FBm

FBc1 +

+<β yFBm

FBc2 +

+>β .

Por último, tanto “Pred/Comp” como “Comp/Pred” son equilibrios de Nash

(junto con un tercer equilibrio, en estrategias mixtas) si se da lo siguiente:

FBm

FBci +

+>β (donde “i = 1, 2”) .

Las conclusiones de este modelo son simples e intuitivas en los tres casos en los

Page 153: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

153

que el equilibrio de Nash es único. Cuando ambas empresas tienen un factor de

descuento bajo, prevalece la competencia, en tanto que la depredación aparece si una

empresa tiene un factor de descuento relativamente alto y la otra tiene un factor de

descuento relativamente bajo. Sin embargo, si las dos empresas tienen factores de

descuento relativamente altos, las predicciones del modelo son inciertas, en el sentido

de que la depredación puede venir de cualquiera de los dos lados y aparecen tres

equilibrios posibles (uno de ellos en estrategias mixtas). Esto hace que el juego se

asemeje a una guerra de desgaste, parecida a la que vimos en la sección anterior48.

Una forma alternativa de justificar un equilibrio con precios predatorios es

suponer que las empresas tienen una determinada “curva de aprendizaje” (learning

curve), que hace que sus costos unitarios disminuyan al aumentar el volumen producido

a lo largo del tiempo. Esto les da un incentivo adicional a las empresas a reducir sus

precios, producir más y tratar de expulsar a sus competidores del mercado, puesto que

dicha estrategia les permite acelerar el proceso de reducción de sus costos unitarios y

obtener mayores beneficios de manera más rápida. Cabral y Riordan (1997), por

ejemplo, muestran que en un caso como ese los efectos sobre los precios son ambiguos,

puesto que si la reducción de costos de la empresa que termina monopolizando el

mercado es lo suficientemente grande y el nivel de competencia inicial es relativamente

bajo (por ejemplo, si el mercado es un duopolio de Cournot en el momento inicial),

entonces puede darse que el mercado converja hacia un equilibrio monopólico con

precios menores a los que tenía antes de que tuviera lugar la estrategia de depredación.

Otro elemento que la teoría de los juegos suele incorporar para racionalizar los

precios predatorios es la información asimétrica entre depredador y presa. Esto justifica

que el depredador efectúe ventas por debajo del costo en un momento del tiempo con el

objetivo de dar una señal de su vocación predatoria, y sirve para informar a la presa que

está dispuesto a soportar pérdidas presentes con tal de asegurarse una posición

monopólica en el futuro. Una estrategia de precios predatorios puede servir también en

este caso como una forma indirecta de obstaculizar la entrada de futuros competidores

potenciales, que considerarían a la vocación predatoria del depredador como un costo

adicional que tienen que afrontar si quieren acceder al mercado.

Una situación de depredación con información asimétrica puede interpretarse

48 Para un análisis más detallado de este modelo, véase Coloma (2002a).

Page 154: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

1

por lo tanto como el resultado un juego secuencial en el cual existen dos tipos posibles

de depredador49. Uno de ellos es un depredador normal (Dn), que puede estar dispuesto

a reducir sus precios durante un período si esto le sirve para inducir a una presa (Pr) a

retirarse del mercado, y que alternativamente tiene la posibilidad de no depredar y

contentarse con un beneficio intertemporal competitivo. El otro tipo posible de

depredador es un “depredador compulsivo” (Dc), cuya única estrategia posible es

depredar hasta las últimas consecuencias. Si la presa pudiera distinguir entre los dos

tipos de depredador, optaría por permanecer en el mercado si el depredador fuera

normal y retirarse si fuera compulsivo, pero eso es algo que la presa no puede distinguir

a simple vista sino que debe evaluar de manera probabilística. La idea es que existe una

cierta probabilidad (θ) de que el depredador sea normal y una cierta probabilidad (1-θ)

de que sea compulsivo, que están determinadas por la naturaleza (N). Todo esto aparece

representado en el gráfico 6.8, en el cual la línea punteada indica que la presa no es

capaz de distinguir si se encuentra en la parte superior o en la parte inferior.

Gráfico 6.8

El equilibrio secuencial de este jueg

depredador normal, una estrategia para el d

presa y unas creencias de la presa respecto

49 El trabajo pionero sobre este tema es Kreps y

• [Bc, Bc]

λ

11-θ

θ

Dep

Dep• [(1-β1)⋅(-F)+β1⋅Bc, (1-β2)⋅(-F)+β2⋅Bc]

R

PrDn

Dc

N

ND

• [(1-β1)⋅(-F)+β1⋅Bm, 0]

54

o surge d

epredador

de la pro

Wilson (19

• [-F, -F]

Pr

e especificar una estrategia para el

compulsivo, una estrategia para la

babilidad de estar enfrentando a un

82a). El modelo aquí presentado es una

R • [(1-β1)⋅(-F)+β1⋅Bm, 0]

Page 155: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

155

depredador normal cuando la depredan (λ). Una situación posible es que emerja un

equilibrio unificador en el cual tanto “Dn” como “Dc” hallen conveniente depredar y,

no pudiendo distinguir entre ellos, “Pr” elija retirarse. En este caso las creencias de la

presa quedan determinadas exclusivamente por la probabilidad ex-ante de que el

depredador sea normal, dándose por lo tanto que “λ = θ”. Para que el depredador

normal elija depredar, debe hallar más conveniente esta estrategia que la de no depredar

y obtener un beneficio competitivo. Para que la presa elija retirarse cuando no puede

distinguir entre un depredador normal y uno compulsivo, por su parte, es necesario que

el beneficio esperado que obtiene si permanece sea negativo. Todo esto implica que:

(1-β1)⋅(-F) + β1⋅Bm > Bc ⇒FBm

FBc1 +

+>β ;

θ⋅[(1-β2)⋅(-F)+β2⋅Bc] + (1-θ)⋅(-F) < 0 ⇒)FBc(

F

2 +⋅β<θ .

Un segundo caso posible se da cuando “Dn” elige no depredar, y el equilibrio

secuencial que emerge es de tipo separador. En estas circunstancias, la presa también

preferirá retirarse cuando la depredan, puesto que sabrá con certeza que se está

enfrentando a un depredador compulsivo (λ = 0) y que por lo tanto su alternativa es

retirarse y obtener un beneficio nulo o permanecer y obtener “-F” indefinidamente. Para

que el depredador normal elija no depredar, sin embargo, debe darse una condición

adicional: que, aun sabiendo que la presa se retira si la depredan, “Dn” halle más

conveniente no depredar y obtener un beneficio igual a “Bc” que depredar, obtener “-F”

en el primer período y pasar a ganar luego un beneficio monopólico. Esto implica que:

(1-β1)⋅(-F) + β1⋅Bm < Bc ⇒FBm

FBc1 +

+<β .

El último equilibrio posible es el que se da cuando “θ > F/[β2⋅(Bc+F)]” y

simultáneamente “β1 > (Bc+F)/(Bm+F)”, y recibe el nombre de “equilibrio separador

mixto”. Lo que sucede en este caso es que el depredador normal termina hallándose

indiferente entre depredar y no depredar, y la presa termina hallándose indiferente entre

permanecer y retirarse. En equilibrio “Dn” depreda con probabilidad “x” (y no depreda

con probabilidad “1-x”) y “Pr” se retira con probabilidad “y” (y permanece con

simplificación de dicho artículo, y está inspirado en el que aparece en Tirole (1988), capítulo 11.

Page 156: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

156

probabilidad “1-y”). Los valores de “x”, “y” y “λ” son aquellos que vuelven

indiferentes a uno y a otro jugador, y surgen de despejar las siguientes igualdades:

y⋅[(1-β1)⋅(-F)+β1⋅Bm] + (1-y) ⋅[(1-β1)⋅(-F)+β1⋅Bc] = Bc ⇒ )BcBm(

)FBc()1(y

1

1

−⋅β+⋅β−= ;

λ⋅[(1-β2)⋅(-F)+β2⋅Bc] + (1-λ)⋅(-F) = 0 ⇒)FBc(

F

2 +⋅β=λ ;

θ−+θ⋅θ⋅=λ1x

x ⇒

)FBc(

F

1x

x

2 +⋅β=

θ−+θ⋅θ⋅ ⇒

]F)FBc([

F)1(x

2 −+⋅β⋅θ⋅θ−= .

Nótese que en este caso las creencias de la presa respecto del tipo de depredador

que la está depredando (λ) no dependen sólo de “θ” sino también de la estrategia mixta

que, en equilibrio, termina eligiendo el depredador normal (x).

6.5. Carreras de patentes

Las patentes de invención son una de las principales barreras legales de entrada

que existen en muchos mercados en diferentes países del mundo. Las mismas surgen de

la existencia de normas que le otorgan a quien inventa un producto o un proceso

productivo ciertos derechos de propiedad sobre dicha invención, y que hacen que la

misma no pueda ser utilizada por otras personas sin previa autorización o licencia del

titular de la patente.

La lógica económica de la existencia de las patentes de invención tiene que ver

con la idea de que, si estas no existieran, no habría tampoco incentivos económicos para

encarar los procesos de investigación y desarrollo necesarios para llevar a cabo dichas

invenciones. Las patentes de invención, sin embargo, suelen tener el efecto no deseado

de garantizar que el inventor tenga el monopolio del producto o del procedimiento que

inventó, y que pueda por lo tanto ejercer su poder monopólico generando una pérdida de

bienestar respecto de lo que sucedería en una situación competitiva (es decir, en una

situación en la cual múltiples agentes económicos pudieran fabricar el producto o

utilizar el procedimiento en cuestión). El compromiso que la legislación suele adoptar

para resolver esta antinomia es permitir que el inventor goce de su poder monopólico

durante un período determinado de tiempo (suficiente como para que pueda apropiarse

de una parte importante de los beneficios que generó su invención), pero que luego de

Page 157: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

157

ese lapso la idea patentada pueda ser utilizada por cualquier otro agente económico (y

que en consecuencia se cree competencia, bajen los precios y aumente el excedente total

generado en el mercado).

Cuando existe más de una empresa realizando gastos de investigación y

desarrollo destinados a llevar a cabo una determinada invención (y, por lo tanto,

tendientes a obtener una patente sobre la misma) se dice que estamos en presencia de

una “carrera de patentes” (patent race). La literatura sobre organización industrial ha

desarrollado una serie de modelos sobre el tema, que buscan relacionar los beneficios

privados y sociales para invertir en investigación y desarrollo, y cómo los mismos se

modifican cuando existe competencia por el mercado. Uno de los primeros trabajos en

adoptar este enfoque es el de Loury (1979), el cual encontró condiciones de equilibrio y

de óptimo para una carrera de patentes cuyas implicancias sobre el nivel de gasto en

investigación y desarrollo son distintas. Lo que sigue es una versión simplificada de

dicho modelo, inspirada en la que aparece en Cabral (1995).

Supongamos que hay dos empresas compitiendo por inventar un producto, y

cada una de ellas debe decidir su gasto en investigación y desarrollo (Ii) sabiendo que el

mismo genera una cierta probabilidad de obtener una invención exitosa (pi). Dicha

probabilidad es una función creciente y cóncava de “Ii” (es decir, “∂pi/∂Ii > 0” pero

“∂2pi/∂Ii2 < 0”). Supongamos además que el beneficio intertemporal que obtiene quien

gana la carrera es igual a “V”. En dichas circunstancias, la probabilidad de que la

empresa “i” gane la carrera de patentes [Pr(e/i)] es igual a la probabilidad conjunta de

que tenga éxito y su rival (la empresa “j”) no lo tenga, más un medio de la probabilidad

de que ambas empresas tengan éxito. Esto implica que:

−⋅=⋅

+−⋅=2

)I(p1)I(p

2

pp)p1(p)i/ePr( j

iji

ji ;

y, por ende, el beneficio esperado de la empresa “i” es igual a:

ij

iii IV2

)I(p1)I(pIV)i/ePr(B −⋅

−⋅=−⋅= .

Si ahora encontramos la condición de primer orden de maximización de “Bi”

respecto de “Ii”, llegamos a que:

Page 158: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

158

01V2

)I(p1

I

p

I

B j

i

i

i

i =−⋅

−⋅∂∂=

∂∂

;

lo cual, dada la simetría del problema, nos lleva a un equilibrio de Nash en el que se da

que “Ii = Ij”, y para el cual:

V]2/)I(p1[

1

I

p

ii

i

⋅−=

∂∂

.

Bajo el supuesto de que el beneficio social esperado (W) es igual a la suma de

los beneficios privados esperados de las empresas, puede obtenerse además el resultado

de que el “Ii” de equilibrio es mayor que el óptimo. Esto surge de definir a la

probabilidad de que alguna empresa tenga éxito en su intento de invención como el

complemento de la probabilidad conjunta de que ambas empresas fracasen [Pr(f)], y

expresar a “W” del siguiente modo:

W = [1 – Pr(f)]⋅V – 2⋅Ii = [1 – [1 – p(Ii)2]⋅V – 2⋅Ii = [2⋅p(Ii) – p(Ii)

2]⋅V – 2⋅Ii .

La condición de maximización de esta función respecto de “Ii” es:

02V)]I(p1[I

p2

I

Wi

i

i

i

=−⋅−⋅∂∂⋅=

∂∂

;

lo cual implica que:

V)]I(p1[

1

I

p

ii

i

⋅−=

∂∂

.

Si comparamos esta condición de maximización con la que surge de hallar el

equilibrio de Nash del problema, surge que el valor de “∂pi/∂Ii” es menor en el

equilibrio que en el óptimo. Esto se debe a que:

1 – pi < 1 – pi/2 ⇒ii p1

1

2/p1

1

−<

−⇒

V]p1[

1

V]2/p1[

1

ii ⋅−<

⋅−.

Recordando que “pi” es cóncava respecto de “Ii”, esto nos indica que:

Wi

i

ENi

i

I

p

I

p

∂∂<

∂∂ ⇒ Ii(EN) > Ii(W) ;

o sea que el gasto en investigación y desarrollo que tiene lugar en equilibrio [Ii(EN)] es

Page 159: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

159

mayor que el que maximiza el excedente total [Ii(W)]50.

La literatura de organización industrial ha analizado también el tema de las

carreras de patentes que tienen lugar en situaciones en las cuales los contendientes son

una empresa que ya está establecida en el mercado y un competidor potencial que está

tratando de innovar con el objetivo de ingresar al mismo. El resultado esperado de esta

contienda varía según el supuesto que se haga respecto de qué es lo que ocurre una vez

que se produce la invención, y ha generado cierta controversia por la existencia de

modelos que predicen que el competidor potencial tiene mayores incentivos a invertir en

investigación y desarrollo (por ejemplo, Reinganum, 1983) y de modelos que predicen

que es la empresa establecida la que tiene mayores incentivos (por ejemplo, Gilbert y

Newbery, 1982). Si bien el modo en el cual estas teorías se presentaron originalmente es

diferente, los dos modelos pueden ser analizados utilizando el marco teórico ya

desarrollado para el caso de la carrera de patentes simétrica.

Supongamos que la empresa establecida está obteniendo actualmente un

beneficio monopólico igual a “VM–” y sabe que, si logra innovar y su competidor

potencial no lo hace, pasará a obtener un beneficio monopólico mayor (VM+).

Supongamos también que, en el caso en el cual ambas empresas innoven, las dos

obtendrán beneficios competitivos (VC). Si, en cambio, el competidor potencial es el

que innova y la empresa establecida no lo hace, el que se queda con “VM+” es el

competidor potencial y la empresa establecida debe abandonar el mercado. En una

circunstancia como la descripta, los beneficios esperados de la empresa establecida

(BEE) y del competidor potencial (BCP) son los siguientes:

BEE = p(IEE)⋅[1–p(ICP)]⋅(VM+) + [1–p(IEE)]⋅[1–p(ICP)]⋅(VM

–) + p(IEE)⋅p(ICP)⋅VC – IEE ;

BCP = p(ICP)⋅[1–p(IEE)]⋅(VM+) + p(ICP)⋅p(IEE)⋅VC – ICP ;

y se hacen máximos cuando se cumple que:

50 Este resultado se modifica si cambiamos algunos de los supuestos del análisis. Por ejemplo, si elbeneficio social de la innovación es mayor que la suma de los beneficios privados (por inclusión delexcedente del consumidor), puede darse que en equilibrio haya subinversión en vez de sobreinversión eninvestigación y desarrollo, y lo mismo sucede si consideramos que los regímenes de patentes otorganderechos que tienen una duración limitada en el tiempo. Si, adicionalmente, el número de empresas en lacarrera de patentes es mayor que dos, la diferencia entre “Ii(EN)” y “Ii(W)” se reduce. En este caso, sinembargo, aparece un problema extra, ya que en un equilibrio de largo plazo con libre entrada el númerode empresas que entran en la carrera de patentes es típicamente mayor que el que maximiza el excedentetotal de los agentes económicos.

Page 160: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

160

( ) ( )[ ] 01V)I(pVV)I(p1I

p

I

BCCPMMCP

EE

EE

EE

EE =−⋅+−⋅−⋅∂∂=

∂∂ −+

⇒ ( ) CCPMMCPEE

EE

V)I(p)VV()I(p1

1

I

p

⋅+−⋅−=

∂∂

−+ ;

( )[ ] 01V)I(pV)I(p1I

p

I

BCEEMEE

CP

CP

CP

CP =−⋅+⋅−⋅∂∂=

∂∂ +

( ) CEEMEECP

CP

V)I(pV)I(p1

1

I

p

⋅+⋅−=

∂∂

+ .

Como, por definición, “VM+” es mayor que “VM

+ – VM–”, si “IEE = ICP” se daría

que “∂pEE/∂IEE > ∂pCP/∂ICP”. Si, adicionalmente, “VM+ < VM

– + VC”, entonces se

cumpliría también que “∂2pEE/(∂IEE⋅∂ICP) < 0” y que “∂2pCP/(∂ICP⋅∂IEE) > 0”.

Consideradas en conjunto, estas condiciones implican que “IEE” tiene que ser menor que

“ICP”. Este fenómeno de que la empresa establecida invierte menos en investigación y

desarrollo que el competidor potencial se asocia con la idea de que este último tiene por

objetivo reemplazar a la empresa establecida como monopolista del mercado, y recibe

por lo tanto el nombre de “efecto reemplazo” (replacement effect). Es por este efecto

que el competidor potencial tiene más incentivos para innovar que la empresa

establecida, ya que esta última sabe que existe cierta probabilidad de que ninguna de las

dos empresas innove y ella se quede con el monopolio que ya ostenta. Esto reduce sus

incentivos para gastar en investigación y desarrollo respecto de los que tiene el

competidor potencial, que sabe que sólo innovando podrá obtener beneficios positivos.

Para que el efecto reemplazo juegue el papel que le dimos en el párrafo anterior

es necesario suponer que la innovación bajo análisis es lo que se conoce como una

“innovación drástica”, que deja obsoleto al producto previamente producido. Si lo que

estamos analizando es en cambio una “innovación marginal” que crea un nuevo

producto pero no desaloja del mercado al antiguo producto, entonces los resultados

vistos se invierten. En tal caso, lo que acontece es que, si el competidor potencial innova

y la empresa establecida no, ambas empresas quedan compitiendo en el mercado. La

empresa establecida pasa entonces a obtener un beneficio competitivo menor (VC–) y el

competidor potencial un beneficio competitivo mayor (VC+), cuya suma es inferior a la

Page 161: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

161

que se obtiene si la que innova es la empresa establecida y el competidor potencial no

entra al mercado (VM+). Para obtener unívocamente el resultado de que ahora “IEE” es

mayor que “ICP”, haremos un supuesto adicional extra. El mismo consiste en suponer

que tarde o temprano la innovación va a producirse, y que por lo tanto no existe el

estado de la naturaleza en el cual ninguna de las dos empresas innova51.

Todos estos supuestos nos llevan a que los beneficios esperados para una y otra

empresa sean los siguientes:

EECEECP

MCPEE

EE IV2

)I(p)I(p1V

2

)I(p)I(p1B −⋅

−++⋅

−+= −+ ;

CPCEECP

CP IV2

)I(p)I(p1B −⋅

−+= + ;

y que por lo tanto el equilibrio de Nash del problema implique que deban cumplirse

simultáneamente las siguientes condiciones de primer orden de los respectivos

problemas de maximización:

012

VV

I

p

I

B CM

EE

EE

EE

EE =−

−⋅∂∂=

∂∂ −+

⇒ −+ −=

∂∂

CMEE

EE

VV

2

I

p;

012

V

I

p

I

B C

CP

CP

CP

CP =−⋅∂∂=

∂∂ +

⇒ +=∂∂

CCP

CP

V

2

I

p.

Para constatar que, en equilibrio, “IEE > ICP”, basta simplemente recordar que

“VM+ > VC

+ + VC–” y que la función “p” es cóncava en “I”. La desigualdad en cuestión

recibe el nombre de “efecto eficiencia” (efficiency effect) y hace referencia al hecho de

que, cuando dos productos se proveen en condiciones de competencia, los beneficios

que obtienen las empresas proveedoras son siempre inferiores a los que obtendrían si los

mismos productos se proveyeran en condiciones de monopolio. Si esto es así, se da que

“VM+–VC

–” es mayor que “VC+” y, por ende, “2/(VM

+–VC–) < 2/VC

+” y “∂pEE/∂IEE <

∂pCP/∂ICP”. Por concavidad de la función de probabilidad, esto último implica que “IEE”

51 Este último supuesto implica considerar sólo tres estados de la naturaleza: uno en el que EE innova yCP no lo hace (con probabilidad “p(IEE)⋅[1-p(ICP)]”), otro en el que CP innova y EE no lo hace (conprobabilidad “p(ICP)⋅[1-p(IEE)]”), y un tercero en el que eventualmente ambos innovan (con probabilidad“1-p(IEE)⋅[1-p(ICP)]-p(ICP)⋅[1-p(IEE)]”). En este tercer estado existe un 50% de probabilidades de que EEinnove primero y un 50% de probabilidades de que CP innove primero, por lo cual la probabilidadagregada de que EE innove primero es “[1+p(IEE)-p(ICP)]/2” y la probabilidad agregada de que CP innove

Page 162: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

162

tiene que ser mayor que “ICP”.

Tal como puede observarse, las conclusiones de este último modelo son

totalmente opuestas a las del anterior. En él la empresa establecida gasta más en

investigación y desarrollo que el competidor potencial, y este gasto adicional se

interpreta como una barrera de entrada artificial que aquella le impone a este para

defender su situación monopólica. En el modelo en el cual la innovación barre

totalmente con el producto que se producía anteriormente, en cambio, quien tiene más

incentivos para triunfar en la carrera de patentes es el competidor potencial, ya que tiene

“más para ganar” respecto del que ya es monopolista. Tal como puede verse, las

implicancias de uno y otro modelo son distintas en cuanto a la persistencia del

monopolio. En el caso de las innovaciones drásticas predomina el efecto reemplazo y lo

que resulta más probable es que los monopolistas vayan reemplazándose unos a otros en

el tiempo. En el caso de las innovaciones marginales hay lugar para que aparezca

competencia entre productos antiguos y nuevos, pero existe un incentivo fuerte para que

el monopolista establecido haga un esfuerzo para acumular patentes y ser el único

oferente de todos los productos que se proveen.

Ejercicios

6.1. El mercado de cierto bien tiene la siguiente función de demanda:

Q = 100 – P .

Actualmente existe en dicho mercado una única empresa establecida (E), cuya funciónde costos totales es:

CTE = 40⋅QE .

Fuera del mercado existe un competidor potencial (C), que si actuara en él tendría unafunción de costos totales igual a:

CTC = 2⋅QC2 + 200 .

a) Calcule el equilibrio del mercado en el momento inicial en el cual la empresaestablecida actúa como un monopolista. Halle los beneficios de dicha empresa en dichomomento.b) Ahora suponga que el competidor potencial entra al mercado y actúa como seguidorde la empresa establecida, que pasa a operar como líder de precios. Halle el nuevoequilibrio y los beneficios de las dos empresas.c) Ahora suponga que la empresa establecida puede realizar una inversión destinada aobstaculizar el ingreso al mercado del competidor potencial. Dicha inversión le reduce

primero es “[1+p(ICP)-p(IEE)]/2” (cuya suma es igual a uno).

Page 163: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

sus beneficios en $300 pero baja también los del competidor (si éste decide entrar) enotros $300. Plantee la situación como un juego secuencial (en el cual la empresaestablecida decide primero invertir o no invertir y el competidor potencial decidedespués entrar o no entrar) y halle el equilibrio perfecto del mismo.d) Rehaga el punto anterior suponiendo que la inversión reduce los beneficios de laempresa establecida en $100 y baja los del competidor potencial en $200.

6.2. En cierto mercado existen dos empresas idénticas (1 y 2), cuyas funciones de costototal son las siguientes:

CTi = 10⋅Qi + 1500 .

La demanda total del mercado tiene a su vez esta forma:

P = 100 – Q .

a) Calcule el equilibrio de Cournot de este duopolio y muestre que en el mismo ambasempresas tienen beneficios negativos.b) Calcule cuál sería el equilibrio monopólico si sólo una de las dos empresas operaraen el mercado y muestre que ahora los beneficios son positivos.c) Plantee la interacción estratégica entre estas dos empresas como un juego en el cualcada una de ellas tiene la opción de permanecer o retirarse del mercado, suponiendoque, cuando una empresa se retira, sus beneficios pasan a ser nulos. Halle los tresequilibrios de Nash posibles (dos puros y uno mixto).d) Ahora suponga que ambas empresas se hallan inmersas en un juego infinitamenterepetido (guerra de desgaste) y que su factor de descuento es igual a “β” (mayor quecero pero menor que uno). Halle el nuevo equilibrio en estrategias mixtas y compruebequé pasa con él cuando “β” tiende respectivamente a cero y a uno.

6.3. Considere el siguiente juego entre una empresa establecida que puede tener costosaltos (Ea) o bajos (Eb) y un competidor potencial (Cp) que está analizando entrar almercado.

• [15, 0]

• [(1-β)⋅15+β⋅5, 5]

• [(1-β)⋅15+β⋅10, -10]

NE

NE

NE

E

E

• [15, 0]

Pa • [(1-β)⋅10+β⋅5, 5]

NE

Pm ECpEa

E Pb

Cp

Cp

N

θ

163

1-θ Pmb

λ

NE1-λ

• [(1-β)⋅20+β⋅10, -10]E

• [20, 0]

• [10, 0]

Cp

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164

Tal como puede apreciarse, Ea tiene dos estrategias alternativas: cobrar precios altos(Pa) o cobrar precios medios (Pm). Eb, por su parte, tiene que decidir entre cobrarprecios medios (Pm) y cobrar precios bajos (Pb), en tanto que Cp tiene que decidir entreentrar (E) y no entrar (NE) ante cada uno de los niveles de precios que puede observar.Sea “β” el factor de descuento de la empresa establecida, “θ” la probabilidad de que lamisma tenga costos altos y “λ” la creencia de Cp respecto de que “E = Ea” dado quecobra “Pm”.a) Suponga que “β = 0,4” y halle el único equilibrio secuencial de este juego. Muestreque es separador y que nadie cobra precios límite (es decir, precios menores a los quemaximizan sus beneficios de corto plazo).b) Ahora suponga que “β = 0,6” y “θ = 0,5” y halle el nuevo equilibrio. Muestre que esunificador.c) Ahora suponga que “β = 0,6” y “θ = 0,8” y halle el nuevo equilibrio.

6.4. En cierto mercado existen dos empresas (D y P) cuyas funciones de costo total sonidénticas, y están constituidas por un costo variable unitario de $2 y por un costo fijo de$30. El producto que venden es homogéneo, y la correspondiente demanda del mercadoes:

Q = 20 – p .

a) Calcule los beneficios de equilibrio en una situación en la cual hay una sola empresa(y ésta se comporta como un monopolista maximizador de beneficios) y en unasituación en la cual hay dos empresas (y el mercado funciona como un oligopolio deCournot).b) Suponga que si la empresa “D” decide depredar a la empresa “P” el precio desciendehasta el costo variable unitario y ambas empresas pasan a tener pérdidas iguales a susrespectivos costos fijos. Plantee la situación como un juego secuencial en el cual “D”decide primero si depreda o no y “P” decide después si se retira o permanece en elmercado. Calcule los pagos de este juego suponiendo que “D” puede ser de dos tipos: obien es un “depredador normal” para el cual depredar implica bajar el precio un períodoy luego volver al equilibrio correspondiente (de monopolio si “P” se retiró y de Cournotsi permaneció en el mercado), o bien es un “depredador compulsivo” que sólo sabedepredar y para el cual esto implica bajar el precio indefinidamente mientras “P”permanezca en el mercado. Suponga que ambos jugadores tienen un factor de descuento“β = 0,9” y que “P” no conoce exactamente de qué tipo es “D”, pero puede asignar unaprobabilidad “θ” a que sea normal (y “1-θ” a que sea compulsivo).c) Calcule el equilibrio del mercado si “θ = 0,8” y muestre que es un equilibriounificador en el cual ambos tipos de “D” depredan y “P” siempre se retira si ladepredan.d) Calcule el equilibrio del mercado si “θ = 0,9” y muestre que es un equilibrioseparador mixto en el cual el depredador normal depreda con una cierta probabilidad“x” y “P” se retira con una cierta probabilidad “y” si la depredan.

6.5. Un mercado que está actualmente abastecido por una empresa establecidamonopólica (EE) tiene una demanda que sigue esta forma:

Q = 100 – P .

Se sabe sin embargo que dicha demanda podría duplicarse si se introdujera una cierta

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165

innovación para la cual es necesario efectuar gastos en investigación y desarrollo. Fueradel mercado hay un competidor potencial (CP) que está evaluando efectuar dichosgastos, los cuales pueden ser también realizados por EE. El retorno de la inversión eninvestigación y desarrollo es incierto, ya que depende de que efectivamente se logre lainnovación. Existe así una probabilidad de tener éxito en la innovación (µ), que paracada una de las empresas adopta la siguiente forma:

µEE = 0,018⋅IEE0,5 ; µCP = 0,018⋅ICP

0,5 ;

donde “IEE” e “ICP” son los respectivos niveles de gasto en investigación y desarrollo.a) Suponga que el costo medio y marginal de producir cada unidad de “Q” es $4 ycalcule los máximos beneficios que puede obtener un monopolista antes de innovar ydespués de innovar (sin considerar los gastos de investigación y desarrollo, que son uncosto fijo). Calcule también los beneficios (sin considerar los gastos de investigación ydesarrollo) que obtendrían EE y CP si los dos innovaran y compitieran entre sí comooligopolistas de Cournot.b) Ahora suponga los siguientes escenarios: si nadie innova, EE sigue comomonopolista; si ambos innovan, se forma un oligopolio de Cournot; si sólo uno innova,el que innova se queda como monopolista. Tome como base los beneficios calculadosen el punto anterior y halle los valores de equilibrio de “IEE” e “ICP” que EE y CPdeberían decidir a efectos de maximizar sus respectivos beneficios netos esperados.

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166

7. Restricciones verticales

La producción y comercialización de bienes y servicios suele estar sujeta a la

realización de diferentes etapas o procesos sucesivos. Dichas etapas pueden implicar el

descubrimiento o extracción de un bien, su transformación en otro bien, y la

distribución y venta del producto a quienes van a consumirlo. En algunas circunstancias,

todas estas actividades son efectuadas por una única empresa. Sin embargo, en la

mayoría de los casos existen empresas que toman a su cargo algunas etapas mientras

otras se especializan en otras, dando lugar a la aparición de relaciones verticales entre

ellas.

La relación vertical más fuerte es la que se conoce como integración, que se da

cuando las dos unidades económicas están sujetas a una propiedad y un control

comunes. En el otro extremo del espectro está la desintegración total, que sucede

cuando las dos unidades económicas son empresas totalmente separadas y su

interacción se limita a realizar transacciones independientes y puntuales en las cuales

una compra y la otra vende un bien o servicio determinado. Entre los dos extremos de

integración y desintegración totales, resulta posible distinguir un amplio conjunto de

relaciones que, si bien mantienen la autonomía de las partes que efectúan las

transacciones, implican la aparición de una serie de “restricciones verticales” que

regulan el comportamiento de los agentes económicos involucrados. Dichas

restricciones se instrumentan a través de contratos explícitos o tácitos por los cuales las

partes se obligan a respetar ciertas pautas que las vuelven más interdependientes que

antes, y suelen cumplir objetivos que se asemejan a los de una integración vertical

parcial.

La literatura sobre organización industrial contiene numerosos ejemplos de

análisis de los contratos verticales. En su mayoría, tales ejemplos se concentran en

estudiar los efectos de tres tipos básicos de restricciones que aparecen en los contratos

en cuestión, que son:

a) Fijación de precios de reventa (resale price maintenance): Es una situación en la cual

un proveedor le impone a un cliente el precio al cual deberá revender el producto que le

compra.

b) Exclusividad horizontal (exclusive territories): Se da cuando el proveedor le

garantiza al cliente que él será el único revendedor de su producto en una determinada

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167

área geográfica o a un determinado grupo de clientes, y éste se compromete a su vez a

no vender fuera de dicha área o grupo.

c) Exclusividad vertical (exclusive dealing): Surge cuando el cliente se compromete a

comprar solamente los bienes que le suministra un determinado proveedor o, por lo

menos, a no comprarle a competidores de dicho proveedor.

El objetivo del presente capítulo será analizar las distintas justificaciones

económicas posibles de las restricciones verticales. La primera sección se referirá así al

tema de los costos de transacción, en tanto que las dos secciones siguientes analizarán el

papel que pueden tener las externalidades verticales y horizontales como factores que

explican la aparición de restricciones en los contratos entre productores y distribuidores.

La cuarta sección, por último, se focalizará en explicaciones basadas en el ejercicio

directo del poder de mercado.

7.1. Fundamentos de las restricciones verticales

Al igual que otros temas ligados con el comportamiento de los mercados, el

surgimiento de restricciones verticales entre proveedores y clientes admite

explicaciones basadas en argumentos de eficiencia y explicaciones basadas en el

ejercicio del poder de mercado. El principal argumento basado en la eficiencia que

puede utilizarse para explicar la aparición de restricciones verticales es el que las

relaciona con el ahorro de costos de transacción. La idea básica es que, según el tipo de

transacción de que se trate, los costos que trae aparejado utilizar mecanismos de

mercado (por ejemplo, costos de búsqueda del proveedor o del cliente, costos de

negociación del contrato entre las partes, costos ligados con la incertidumbre acerca de

posibles incumplimientos, etc) pueden ser mayores o menores que los costos de

administración interna que se generan cuando los procesos se llevan a cabo dentro de

una misma organización. Esto lleva a que ciertas operaciones tomen la forma de

transacciones entre empresas independientes y otras sean simplemente traspasos entre

divisiones de la misma empresa o grupo económico.

En muchas circunstancias, sin embargo, puede darse que la solución que

minimiza la suma de los costos de transacción y de los costos de administración interna

sea algún tipo de “integración parcial”, instrumentada a través de una relación vertical

en la que las partes permanecen como empresas independientes pero se comprometen a

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168

realizar ciertas actividades por medio de contratos de largo plazo. Dichos compromisos

no son otra cosa que restricciones verticales que limitan la independencia de cada parte,

y que son el modo de lograr ese grado intermedio de integración. Para ciertas

transacciones repetitivas, por ejemplo, resulta importante que las partes intervinientes se

protejan de comportamientos oportunistas que pueden acaecer si las mismas mantienen

una libertad de contratación total. Así, un contrato de provisión de insumos de largo

plazo puede ser necesario para lograr que cierto proveedor adquiera el equipamiento

necesario para producir el insumo en cuestión, sin temer que el cliente deje luego de

demandarle el bien para el cual se efectuó la inversión. De la misma manera, un

contrato de exclusividad vertical puede ser necesario para que un productor acceda a

efectuar ciertas inversiones en capacitación y equipamiento en la empresa distribuidora,

cerciorándose de ese modo que esta última no va a aprovechar esas inversiones para

encarar la distribución de otros productos que compiten con los suyos.

La teoría de las relaciones verticales basada en el ahorro de costos de transacción

tiende a explicar la naturaleza de dichas relaciones de acuerdo con la probabilidad de

que surja el llamado “problema de la cautividad” (hold-up problem). Dicho problema

ocurre cuando, como consecuencia de una transacción o de una serie de transacciones

regidas por un contrato, se vuelve posible que una de las partes quede cautiva del

oportunismo de la otra. Esta cautividad puede originarse en la naturaleza de las

inversiones específicas que una de las partes deba realizar, pero también puede surgir

como consecuencia de cambios en variables exógenas que no son responsabilidad de las

partes pero que sí afectan el resultado de las operaciones52.

Aparte de los costos de transacción, las restricciones verticales encuentran

explicación en una serie de otros fenómenos que tienen más o menos que ver con la

existencia de competencia y de poder de mercado entre productores y distribuidores.

Tales fenómenos se relacionan con la aparición de externalidades verticales (entre

empresas ubicadas en distintos escalones de la cadena de producción y

comercialización), de externalidades horizontales (entre empresas ubicadas en el mismo

escalón de la cadena) y de ejercicio directo del poder de mercado (en circunstancias en

las cuales la existencia de escalones intermedios en la cadena de producción y

52 El estudio del problema de la cautividad aplicado a la integración y los contratos verticales se originóen la literatura sobre economía institucional y costos de transacción. En este campo, el trabajo pionero esel de Klein, Crawford y Alchian (1978).

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169

comercialización genera oportunidades o impedimentos para crear o aprovechar una

posición monopólica u oligopólica)53. Estos tres tipos de explicación serán objeto de

estudio de las tres próximas secciones del presente capítulo.

7.2. Externalidades verticales

La externalidad vertical más sencilla cuya solución puede hallarse a través de

restricciones verticales es el fenómeno conocido como “doble marginalización”. Este

efecto acontece cuando el productor de un bien o servicio sobre el cual ejerce cierto

poder de mercado comercializa su producto a través de un distribuidor que también

tiene cierto margen para influir sobre los precios. En un extremo, esta situación se da en

el caso de un “monopolio sucesivo” (es decir, cuando tanto el productor como el

distribuidor son monopolistas en el mercado relevante). En circunstancias como esas, el

productor y el distribuidor tienen incentivos para restringir su oferta con el objeto de

elevar su precio de venta, y el poder de mercado de uno de ellos no contrarresta el

efecto que tiene el poder de mercado del otro, sino que más bien lo potencia. La causa

de dicha potenciación proviene del hecho de que el distribuidor, que enfrenta toda la

demanda final del bien que comercializa, tiene incentivos para elevar el precio de venta

por encima de su costo marginal de provisión. Al comportarse de este modo, le genera

una reducción en la demanda al productor, que a su vez halla más conveniente elevar el

precio al cual le vende su producto al distribuidor y aumentar el costo marginal de este.

Esto tiene como efecto elevar aún más el precio de venta del bien a los consumidores

finales, restringiendo en consecuencia el volumen total comercializado54.

El fenómeno de la doble marginalización puede interpretarse como una situación

en la cual el productor querría que su distribuidor revendiera el producto a un precio

menor que el que dicho distribuidor quiere cobrar. Esa divergencia de opinión se funda

en que, cuando fija su precio, el distribuidor piensa exclusivamente en su propio

beneficio y no está teniendo en cuenta los beneficios del productor. La solución a este

problema pasa por imponer una restricción vertical, que puede ir desde la integración

total entre el productor y el distribuidor (de modo de eliminar la transacción entre ellos

53 Una justificación adicional para ciertos casos de restricciones verticales proviene de la teoría del núcleovacío, a la cual nos hemos referido en el capítulo 5. Para un ejemplo de este tipo de argumentos, aplicadoal análisis de la exclusividad vertical, véase Gabrielsen (1996).54 El problema del monopolio sucesivo como una externalidad y su posible solución a través de la

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170

y fijar unificadamente el precio de venta al público que genere el mayor beneficio

conjunto) hasta la celebración de un contrato de agencia por el cual el productor sea el

que vende directamente a los consumidores finales y el distribuidor sólo cobre una

comisión sobre el precio final. Una solución semejante a esta última es mantener

separadas las transacciones entre productor y distribuidor y entre distribuidor y

consumidor, pero permitir que sea el productor quien fije los precios de reventa del

distribuidor.

Lo expuesto conceptualmente en los párrafos anteriores puede verse de manera

analítica suponiendo el caso de un productor que vende su producto (Q) a un precio

mayorista (r), y un distribuidor que adquiere dicho producto para revenderlo a un precio

minorista (P), fijando un margen (m) definido como “P – r”. La cantidad que finalmente

pueda venderse de “Q” depende de la demanda del bien, y es por lo tanto una función

decreciente de “P”. Supongamos además que el productor tiene ciertos costos de

producción (CP) que dependen de “Q”, que el distribuidor tiene ciertos costos de

distribución (CD) que también dependen de “Q”, y que el productor fija “r” en tanto que

el distribuidor fija “m”. Si el productor tiene por objetivo maximizar sus beneficios (BP)

y el distribuidor tiene por objetivo maximizar los suyos propios (BD), entonces los

valores de equilibrio de “P”, “Q”, “r” y “m” surgen de hallar el equilibrio de Nash del

siguiente problema:

BP(max) = r⋅Q(P) – CP[Q(P)] s.a. P = r + m ;

BD(max) = m⋅Q(P) – CD[Q(P)] s.a. P = r + m .

Las condiciones de primer orden de estos problemas de maximización son las

siguientes:

0P

Q

Q

CP

P

QrQ

r

BP =∂∂⋅

∂∂−

∂∂⋅+=

∂∂

⇒)PQ(

Q

Q

CPr

∂∂−=

∂∂− ;

0P

Q

Q

CD

P

QmQ

m

BD =∂∂⋅

∂∂−

∂∂⋅+=

∂∂

⇒)PQ(

Q

Q

CDm

∂∂−=

∂∂− .

Sumando ambas condiciones y dividiendo por “P” se llega a que:

imposición de restricciones verticales fueron analizados por primera vez por Spengler (1950).

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171

η=

⋅∂∂⋅−=∂∂−=∂∂+∂∂−+ 2

P)PQ(

Q2

P

QCTP

P

)QCDQCP(mr;

o sea, a que el margen entre precio minorista y costo marginal total (“∂CT/∂Q”, igual a

la suma de “∂CP/∂Q” y “∂CD/∂Q”) termina siendo en equilibrio igual al doble de la

inversa de la elasticidad de la demanda (2/η ). Nótese que este margen es en

consecuencia el doble del que maximiza los beneficios de un monopolista integrado

(que, tal como vimos en el capítulo 2, es igual a “1/η ”)55.

Gráfico 7.1

En el gráfico 7.1 aparece representado un caso sencillo de doble marginalización

en el que un productor monopólico cuyo costo marginal es “Cm” le vende su producto a

un distribuidor igualmente monopólico cuyo costo marginal es cero. En dichas

circunstancias, el distribuidor enfrenta toda la demanda final del mercado (D) y percibe

una función de ingreso marginal “Imd”. Al maximizar su beneficio, el distribuidor

iguala dicha función de ingreso marginal con el precio de compra del producto (r), con

lo cual la misma se transforma en la función de demanda del productor. Es por ello que

el ingreso marginal que el productor percibe es una función “Imp” que corre por debajo

de dicha demanda y determina que, en equilibrio, la cantidad comerciada sea igual a

“Qd” y el precio que los consumidores terminen pagando sea igual a “Pd”. Si

comparamos este equilibrio con el de un monopolio integrado (Qi, Pi), vemos que este

55 Esta forma de plantear el problema es en esencia idéntica a la que utilizó Cournot (1838) para resolverel equilibrio de dos monopolios de bienes complementarios. El propio Cournot notó además que esteproblema es una réplica en precios de su modelo de oligopolio en el que las empresas eligen cantidades.En términos modernos, esta propiedad se conoce como “dualidad”.

Imd = r Imp

Cm

P

Pd

Pi

D

QiQd 0Q

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172

último implica una cantidad comerciada mayor y un precio menor, ya que ahora el

monopolista único (que es productor y distribuidor a la vez) percibe la demanda final

del mercado e iguala su costo marginal con el “verdadero” ingreso marginal (Imd). Esta

eliminación de la doble marginalización puede obtenerse también a través de la fijación

de “Pi” como precio de reventa máximo que el productor le impone al distribuidor.

Nótese que, en los casos de doble marginalización, la fijación de precios de

reventa tiene como efecto incrementar tanto los beneficios conjuntos de productores y

distribuidores como aumentar el excedente de los consumidores de los bienes y

servicios. Esto es así porque su principal objetivo es reducir el nivel de precios de un

distribuidor con poder de mercado, y dicha reducción tiene un efecto sobre la cantidad

demandada y los precios pagados que redunda en beneficio de los consumidores.

La otra externalidad vertical clásica que las decisiones tomadas por los

distribuidores le generan a los productores es el “riesgo moral en la provisión de

servicios de venta”56, y tiene lugar cuando los distribuidores tienen a su cargo ciertos

servicios (publicidad, promoción, asesoramiento al cliente, etc) que benefician a los

productores. En esas circunstancias lo que ocurre es que una parte del beneficio

marginal de la actividad a cargo del distribuidor va a parar a las arcas del productor, en

tanto que –al menos en principio– la totalidad del costo marginal corre por cuenta del

distribuidor. La existencia de esa externalidad vertical positiva hace que, de no existir

ningún tipo de contrato vertical entre productor y distribuidor, los servicios de venta se

provean en cantidades menores que las que maximizan los beneficios conjuntos.

Para introducir esta externalidad al modelo analítico ya desarrollado sólo se

necesita incorporar a los servicios de venta como una variable adicional (s) decidida por

el distribuidor, que influye sobre la demanda final del bien (haciendo que “∂Q/∂s > 0”)

y sobre los costos de distribución (haciendo que “∂CD/∂s > 0”). Esto nos lleva a que

nuestros problemas de maximización queden expresados del siguiente modo:

BP(max) = r⋅Q(P,s) – CP[Q(P,s)] s.a. P = r + m ;

BD(max) = m⋅Q(P,s) – CD[Q(P,s), s] s.a. P = r + m ;

56 Este nombre hace referencia a que los distribuidores realizan ciertas actividades que no pueden sermonitoreadas perfectamente por los productores, y tienen por ende un incentivo a esforzarse menoscuando encaran dichas actividades. La expresión “riesgo moral” proviene de la economía de lainformación, y se emplea en aquellos casos en los que la asimetría informativa entre dos agentes

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173

y a que, en consecuencia, las condiciones de maximización de los mismos pasen a ser:

0P

Q

Q

CP

P

QrQ

r

BP =∂∂⋅

∂∂−

∂∂⋅+=

∂∂

⇒)PQ(

Q

Q

CPr

∂∂−=

∂∂− ;

0P

Q

Q

CD

P

QmQ

m

BD =∂∂⋅

∂∂−

∂∂⋅+=

∂∂

⇒)PQ(

Q

Q

CDm

∂∂−=

∂∂− ;

0s

CD

s

Q

Q

CD

s

Qm

s

BD =∂∂−

∂∂⋅

∂∂−

∂∂⋅=

∂∂

⇒s

CD

s

Q

Q

CDm

∂∂=

∂∂⋅

∂∂− .

Estas condiciones de primer orden pueden compararse con las que se obtendrían

en un contexto de integración entre productor y distribuidor, que surgirían de maximizar

el beneficio total (“BT”, definido como la suma de “BP” y “BD”) en una situación en la

cual un proveedor integrado eligiera “P” y “s”. Esto nos llevaría a que:

0P

Q

Q

CD

Q

CP

P

QPQ

P

BT =∂∂⋅

∂∂+

∂∂−

∂∂⋅+=

∂∂

⇒)PQ(

Q

Q

CTP

∂∂−=

∂∂− ;

0s

CD

s

Q

Q

CD

Q

CP

s

QP

s

BT =∂∂−

∂∂⋅

∂∂+

∂∂−

∂∂⋅=

∂∂

⇒s

CD

s

Q

Q

CTP

∂∂=

∂∂⋅

∂∂− .

La comparación entre las dos primeras condiciones de equilibrio y la primera

condición de maximización de “BT” nos conducen al ya mencionado resultado de doble

marginalización del monopolio sucesivo. La comparación entre la última condición de

equilibrio y la última condición de maximización de “BT” nos hablan en cambio de una

distorsión adicional, que tiene que ver con el modo en el cual el distribuidor percibe el

beneficio marginal de sus servicios de venta. Mientras que para él el margen relevante

que hay que multiplicar por “∂Q/∂s” para determinar el nivel óptimo de servicios de

venta es igual a “m – ∂CD/∂Q”, desde el punto de vista de un proveedor integrado es

necesario incorporar además el margen que va a parar al productor (r – ∂CP/∂Q), y por

lo tanto lo que hay que tener en cuenta es el margen total (igual a “P – ∂CT/∂Q”). Bajo

el supuesto de que “(∂CD/∂s)/(∂Q/∂s)” es creciente en “s”57, esto lleva a que el valor de

equilibrio de los servicios de venta en un contexto desintegrado sea menor que el que

económicos hace que uno de ellos se vea inducido a elegir un nivel de esfuerzo ineficiente.57 Esta condición se cumple en tanto “CD” sea convexa en “s” o “Q” sea cóncava en “s” (o ambas cosas ala vez).

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174

maximiza los beneficios de un proveedor integrado.

Las soluciones posibles al problema de la externalidad positiva que le generan a

los productores los servicios de venta de los distribuidores pasan en todos los casos por

alinear los beneficios marginales de las actividades de distribución con los costos

marginales de las mismas. Una de estas soluciones es establecer un sistema por el cual

el distribuidor se apropie de todo el beneficio marginal de su acción y le pague al

productor una suma fija (por ejemplo, un canon por la concesión de su marca). En este

caso el productor puede venderle al distribuidor a un precio igual al costo marginal del

productor, y entonces el beneficio conjunto generado por la actividad del distribuidor se

reparte de acuerdo con cuán alto sea el canon negociado.

Analíticamente, esta solución surge de incorporar al problema un pago de suma

fija (F) y de hacer que el productor le cobre al distribuidor un precio mayorista “r” igual

a “∂CP/∂Q”. De ese modo, “m” se vuelve igual a “P – ∂CP/∂Q”, y por ende “m –

∂CD/∂Q” pasa a ser igual a “P – ∂CT/∂Q”. Con esto el distribuidor se ve inducido a

elegir el nivel de “s” que maximiza el beneficio conjunto de productor y distribuidor, así

como también el nivel de “m” que maximiza dicho beneficio (debido a que, como ahora

“r” es igual al costo marginal de producción, desaparece también el fenómeno de doble

marginalización que generaba un nivel de precios ineficiente).

Otra alternativa para resolver la externalidad por riesgo moral en la provisión de

servicios de venta es que el productor subsidie ciertos servicios que presta el

distribuidor (por ejemplo, que lo provea de letreros publicitarios, estanterías, equipos de

refrigeración, medios de transporte, o le “compre” espacio de exhibición de sus

productos), de modo de que parte del costo marginal de distribución se traslade del

distribuidor al productor. Supongamos que esto se materializa a través de una cierta

fracción “α” de los costos de distribución que el productor le reintegra al distribuidor,

de modo que ahora el productor se haga cargo de “α⋅CD” y el distribuidor se quede

erogando solamente “(1-α)⋅CD”. Si, adicionalmente, el productor fija un precio de

reventa igual al que maximiza los beneficios conjuntos (con lo cual resuelve el

problema de doble marginalización), lo que necesita para resolver el problema de riesgo

moral en la provisión de servicios de venta es fijar “α” de modo de lograr que:

∂∂−⋅α−=

∂∂∂∂⋅α−=

∂∂⋅α−−

Q

CTP)1(

sQ

sCD)1(

Q

CD)1(m ⇒

QCPP

QCPr

∂∂−∂∂−=α .

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175

Esta última expresión puede leerse como una relación entre la proporción de los

costos de distribución que el productor termina erogando y la proporción del beneficio

marginal que se lleva. Ambas proporciones deben ser iguales, de modo que el beneficio

marginal que el distribuidor percibe por los servicios de venta que presta sea

exactamente igual a la parte del costo marginal de distribución que termina pagando.

7.3. Externalidades horizontales

Como puede apreciarse de lo visto en la sección anterior, la solución de las

externalidades verticales generadas por los servicios de venta suele requerir de la

imposición de restricciones a través de cláusulas contractuales de largo plazo entre

productores y distribuidores. En algunas circunstancias, la existencia de estas

externalidades puede justificar también la celebración de contratos de exclusividad, que

por un lado le aseguren al productor que los gastos que financia tienen por objeto

incrementar los ingresos de sus productos, y por otro lado le aseguren al distribuidor

una cierta fuente de rentas que compense su esfuerzo adicional de venta. Tales contratos

de exclusividad sirven también para resolver algunas externalidades horizontales

generadas por las relaciones verticales, que afectan la competencia entre distribuidores y

la competencia entre productores.

La externalidad horizontal más estudiada por la literatura de organización

industrial es la generada por el llamado “problema del aprovechamiento gratuito” (free-

riding). Aplicada a las relaciones entre distribuidores, este problema tuvo su primer

tratamiento teórico en un trabajo de Telser (1960), que analizó el caso de ciertos

servicios de venta (por ejemplo, publicidad informativa o asesoramiento técnico al

potencial comprador) que pueden ser provistos por un distribuidor y beneficiar luego a

otro. En efecto, si los compradores pueden obtener gratuitamente ciertos servicios en un

comercio (por ejemplo, en un negocio con vendedores especializados) y luego comprar

el producto en otro (por ejemplo, en un autoservicio), este hecho puede tener un efecto

disuasivo sobre los incentivos del primero de tales comercios para la prestación de los

servicios en cuestión.

La existencia del problema del aprovechamiento gratuito puede llevar al

productor a imponer restricciones verticales que limiten la competencia entre los

distintos comercios que venden su producto, a efectos de incentivar la prestación de

Page 176: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

176

servicios de venta y de evitar que los distribuidores que no los prestan se apropien de los

beneficios generados por los distribuidores que sí los prestan. El caso más citado al

respecto es el de la fijación de precios de reventa, que en estas circunstancias tiene por

objeto proteger las rentas del comercio que presta servicios de venta especializados e

impedir que el comercio que no los presta pueda “robarle clientes” a través de una

reducción de precios. Otra posibilidad es que el productor le otorgue exclusividad

horizontal a sus distintos distribuidores (por ejemplo, a través de la asignación de un

territorio exclusivo a cada uno de ellos), a efectos de evitar que dentro de una misma

área se desate una competencia de precios entre distribuidores que repercuta

negativamente sobre el nivel de prestación que éstos realizan de sus servicios de venta.

Nótese que en este caso los precios de reventa que el productor querrá fijarle al

distribuidor son “precios mínimos”, en tanto que para evitar el problema de doble

marginalización lo que se requería era fijar “precios máximos”. Esto se debe a que, si

existen externalidades horizontales entre distribuidores, los incentivos de estos tienden a

llevarlos a ofrecer menos servicios de venta que lo eficiente, ya que ven que parte de los

mismos terminan beneficiando a otros distribuidores que no los prestan y que venden el

producto a un precio menor. Si el productor prohibe que tales distribuidores compitan

en precios (a través de la fijación de precios mínimos), logra eliminar el instrumento

que tienen los distribuidores para robarse clientes entre sí, y alinean de manera más

cercana los beneficios y los costos marginales de los servicios de venta prestados por

cada distribuidor.

En su artículo sobre la lógica económica de las restricciones verticales,

Mathewson y Winter (1984) introducen a las externalidades horizontales entre

distribuidores en un contexto de diferenciación de productos en el cual cada distribuidor

está ubicado en una localización diferente. Esto hace que no sólo se genere una

externalidad por aprovechamiento gratuito de los servicios de venta sino que también

aparezca una “externalidad pecuniaria” (es decir, transmitida a través de los precios),

originada en el hecho de que el precio que cobra cada distribuidor tiene efectos sobre la

demanda de los distribuidores que están localizados cerca de él. Este efecto, sin

embargo, se combina con la tendencia que cada distribuidor tiene hacia la doble

marginalización, y en ciertas circunstancias ambas externalidades pueden llegar a

cancelarse. La externalidad por aprovechamiento gratuito de los servicios de venta, en

Page 177: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

177

cambio, no se cancela sino que se potencia cuando se combina con la externalidad por

riesgo moral en la provisión de dichos servicios, ya que ambas inducen al distribuidor a

prestar menos servicios de venta que los que el productor desea.

Adaptando un poco el modelo de Mathewson y Winter, supongamos un caso en

el cual haya un productor (P) y dos distribuidores (D1 y D2), y que los correspondientes

beneficios de dichas empresas sean iguales a:

BP = r1⋅q1 + r2⋅q2 – CP(q1+q2) ;

B1 = [p(q1+q2, s1+s2) – r1]⋅q1 – CD1(q1,s1) ;

B2 = [p(q1+q2, s1+s2) – r2]⋅q2 – CD2(q2,s2) .

Supongamos además que el productor opera como líder en sus relaciones

comerciales con los distribuidores, y elige primero “r1” y “r2”. En tal caso, los

distribuidores actuarán como seguidores y elegirán luego los correspondientes valores

de “q1” y “s1” (para el caso de D1) y de “q2” y “s2” (para el caso de D2). Nótese que el

supuesto que estamos efectuando es que los distribuidores interactúan entre sí como

oligopolistas de Cournot, y que el precio de demanda del bien bajo análisis depende

negativamente de la cantidad total ofrecida (q1+q2) y positivamente del volumen total de

servicios de venta suministrados (s1+s2).

El equilibrio perfecto de Nash de este problema surge de maximizar “B1”

respecto de “q1” y “s1”, y “B2” respecto de “q2” y “s2”, incorporando luego las funciones

de reacción obtenidas al problema de maxmización del productor. Esto implica que cada

distribuidor tendrá las siguientes condiciones de primer orden:

0q

CDq

q

prp

q

B

i

ii

i

i =∂∂−⋅

∂∂+−=

∂∂ ⇒

i

iii q

CDq

q

ppr

∂∂−⋅

∂∂+= ;

0s

CDq

s

p

s

B

i

ii

i

i =∂∂−⋅

∂∂=

∂∂

⇒ ii

i qs

p

s

CD ⋅∂∂=

∂∂

;

y que el productor maximizará sus beneficios cuando se cumpla que58:

58 Esta condición surge de reemplazar “ri” por “p+(∂p/∂q)⋅qi–(∂CDi/∂q)⋅qi” en los beneficios delproductor, y maximizar luego respecto de “qi”. En rigor, la condición de primer orden que se obtiene esexactamente la expuesta si se da que “∂2p/∂q2 = 0” y que “∂2CDi/∂qi

2 = 0”. Si dichas derivadas segundasno fueran nulas la ecuación se complicaría un tanto, pero no se alterarían las conclusiones generales delanálisis.

Page 178: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

178

0q

CPq

q

p

q

CDq

q

p2p

q

B

i

ii

i

P =∂∂−⋅

∂∂+

∂∂−⋅

∂∂⋅+=

∂∂

;

De lo expuesto llegamos a que en equilibrio se da que:

)q2q(q

p

q

CD

q

CPp i

i

i ⋅+⋅∂∂−=

∂∂−

∂∂− ; i

i

i qs

p

s

CD ⋅∂∂=

∂∂

;

y estas ecuaciones pueden compararse con las condiciones de primer orden que

surgirían de resolver el problema de maximización de “BT = BP+B1+B2”. Estas últimas

nos dicen que:

0q

CD

q

CPq

q

pp

q

B

i

i

i

T =∂∂−

∂∂−⋅

∂∂+=

∂∂

⇒ qq

p

q

CD

q

CPp

i

i ⋅∂∂−=

∂∂−

∂∂− ;

0s

CDq

s

p

s

B

i

i

i

T =∂∂−⋅

∂∂=

∂∂

⇒ qs

p

s

CD

i

i ⋅∂∂=

∂∂

.

Contrastando ambos pares de ecuaciones puede verse que la primera

comparación nos indica la presencia de una externalidad pecuniaria, en tanto que la

segunda nos muestra un problema de externalidad real. La externalidad pecuniaria

aparece porque el margen entre precio y costo marginal se ve incrementado en

equilibrio en un valor igual a “–(∂p/∂q)⋅2⋅qi”, en tanto que la externalidad real surge

porque los servicios de venta de cada distribuidor le generan a los otros distribuidores

un beneficio extra igual a “(∂p/∂s)⋅(q–qi)”. La primera de dichas externalidades tiende a

desaparecer cuando “qi” se vuelve relativamente pequeño en relación con “q” (es decir,

cuando aumenta el número de distribuidores y cada uno de ellos pasa a tener una

participación de mercado pequeña). La segunda, en cambio, se hace más grande cuando

eso ocurre, ya que la diferencia entre “q” y “qi” se vuelve mayor.

Para resolver estas externalidades a través del uso de restricciones verticales

existen varias alternativas. Una de ellas consiste en aplicar un sistema de exclusividad

horizontal, por el cual cada distribuidor se transforme en monopolista de una parte del

mercado. En ciertos casos, esto es equivalente a eliminar la fuente del aprovechamiento

gratuito de los servicios de venta, y a descomponer la demanda total en un conjunto de

demandas parciales representables a través de funciones del tipo “pi = pi(qi, si)” (en vez

de tener una sola función de precio de demanda igual a “p = p(Σqi, Σsi)”). Dentro de

Page 179: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

179

cada territorio exclusivo, sin embargo, será necesario resolver por vía separada los

problemas de doble marginalización y de riesgo moral en la provisión de servicios por

venta, para lo cual habrá que apelar a otras claúsulas típicas de los contratos verticales,

como la fijación de precios de reventa, el subsidio de ciertos gastos de distribución, o el

uso de esquemas de remuneración que combinen precios lineales con pagos de suma fija

desde los distribuidores hacia el productor.

Otra externalidad horizontal que puede aparecer en contextos en los que existen

distintos productores y distribuidores es la que tiene que ver con el fenómeno de

“conflicto de incentivos” (incentive conflict). Este conflicto aparece cuando un

distribuidor que vende bienes provistos por distintos productores tiene incentivos para

prestar menos servicios de venta que los óptimos, en virtud de que parte de la demanda

que pierde por no suministrar servicios de venta de cada uno de los bienes la recupera a

través de la venta de otros bienes cuya demanda se incrementa cuando baja la del

primero de los bienes en cuestión. Esta externalidad suele aparecer mezclada con la que

se produce por el aprovechamiento gratuito de los servicios de venta de otros

distribuidores, pero le agrega a ésta una dimensión adicional que puede llegar a

justificar la aparición de cláusulas contractuales de exclusividad vertical entre

productores y distribuidores.

Un ejemplo de este tipo de externalidad, adaptado de un artículo de Bernheim y

Whinston (1998), se da en un contexto en el cual hay dos distribuidores (D1 y D2) que

venden bienes provistos por dos productores (PA y PB) que compiten entre sí.

Abstrayéndonos del problema de los precios y las cantidades y concentrándonos en el

de la provisión de servicios de venta, los beneficios que genera la actividad de

distribución pueden representarse a través de las siguientes funciones:

)s(CD2

)s,s(IT)s,s(ITB 11

ABBBAA1 −+= ; )s(CD

2

)s,s(IT)s,s(ITB 22

ABBBAA2 −+= ;

ambas sujetas a las condiciones de que “si = siA + siB” y “sj = s1j + s2j”, para “i = 1, 2” y

para “j = A, B”.

Tal como puede verse, el supuesto que hemos adoptado es que, en un contexto

en el cual cada distribuidor vende bienes de los dos productores, los ingresos totales de

cada uno de los bienes se reparten por mitades entre los distribuidores. En línea con

esto, supondremos también que “∂ITj/∂sj > 0” y que “∂ITk/∂sj < 0”, para “k ≠ j”. Todo

Page 180: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

180

esto genera un equilibrio en el cual, para todo distribuidor “i” y para todo bien “j”, se

cumple que:

0s

CD

s

IT

s

IT

2

1

s

B

i

i

j

B

j

A

ij

i =∂∂−

∂∂+

∂∂⋅=

∂∂

∂∂+

∂∂⋅=

∂∂

j

B

j

A

i

i

s

IT

s

IT

2

1

s

CD.

Si comparamos este resultado con el que surgiría de maximizar los beneficios

conjuntos de productores y distribuidores (BT), vemos que este último nos llevaría a la

siguiente condición de primer orden:

0s

CD

s

IT

s

IT

s

B

i

i

j

B

j

A

ij

T =∂∂−

∂∂+

∂∂=

∂∂

⇒j

B

j

A

i

i

s

IT

s

IT

s

CD

∂∂+

∂∂=

∂∂

.

Una alternativa al equilibrio hallado es suponer que cada distribuidor tiene un

contrato de exclusividad con un productor, y que por ende sólo recibe ingresos por

vender el bien que dicho productor le provee. Dichos ingresos, sin embargo, son la

totalidad de lo que se vende del bien en cuestión (ya que el otro distribuidor es

exclusivo del otro productor). En tal caso las condiciones de optimización de cada

distribuidor pasan a ser:

0s

CD

s

IT

s

B

i

i

j

j

ij

i =∂∂−

∂∂

=∂∂

⇒j

j

i

i

s

IT

s

CD

∂∂

=∂∂

;

dándose que ahora cada distribuidor “i” es exclusivo de un único productor “j” y

viceversa.

En este modelo, cuál de los dos equilibrios se impone tiene que ver básicamente

con cuál de ellos genera una menor distorsión en valor absoluto cuando se lo compara

con la solución que maximiza los beneficios conjuntos. Tales distorsiones surgen de

restar los valores de “∂CDi/∂si” obtenidos en cada equilibrio menos el correspondiente

valor obtenido en la solución que maximiza “BT”. Si hacemos esto, podemos concluir

que en el caso en el cual:

j

k

j

j

j

k

s

IT

s

IT

2

1

s

IT

∂∂+

∂∂

⋅<∂∂

;

para “k ≠ j”, entonces la distorsión inducida por un esquema de exclusividad vertical es

menor que la que surge en un esquema en el cual ambos distribuidores distribuyen

Page 181: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

181

bienes de los dos productores. Esto es lo esperable cuando el efecto positivo de los

servicios de venta sobre los ingresos propios (∂ITj/∂sj) es relativamente grande y, en

cambio, el efecto negativo de dichos servicios sobre la demanda ajena (∂ITk/∂sj) es

relativamente pequeño.

Este resultado respecto de la deseabilidad de los contratos de exclusividad

vertical en contextos como el descripto suele potenciarse si incorporamos al análisis al

excedente de los consumidores. Esto se debe a que, en general, la resolución de los

conflictos de incentivos lleva –a igualdad de otros factores– a mayores niveles totales de

servicios de venta. Si dichos servicios son valorados por los consumidores, el equilibrio

al que se llega implica no sólo un beneficio mayor para productores y distribuidores

sino también un excedente del consumidor más elevado.

La capacidad de las restricciones verticales para resolver problemas de

externalidades entre productores y distribuidores ha llevado a la elaboración de teorías

que explican virtualmente todos los contratos verticales apelando al argumento de las

externalidades. El trabajo de Klein y Murphy (1988), por ejemplo, visualiza a los

contratos verticales como mecanismos que tienen por objeto asegurar la provisión

eficiente de los bienes y servicios a través de una mezcla entre instrumentos destinados

a proveer incentivos e instrumentos cuyo objetivo es facilitar la supervisión de las

actividades de las partes. Según estos autores, cualesquiera sean las restricciones

verticales que dichos contratos establezcan, el mecanismo termina funcionando del

siguiente modo:

a) El productor impone restricciones verticales que le aseguran al distribuidor un flujo

futuro de rentas a cambio de ciertos servicios de venta.

b) El valor actual de dichas rentas es mayor que el valor de las ganancias de corto plazo

que el distribuidor puede obtener si incumple el contrato.

c) El valor actual de dichas rentas es menor que el costo que tiene para el productor

reemplazar al distribuidor por otro o encarar él mismo la actividad de distribución.

d) Tanto el productor como el distribuidor pueden detectar los incumplimientos de la

otra parte y rescindir el contrato unilateralmente.

La existencia de estos elementos hace que este tipo de contratos verticales pueda

autosostenerse, ya que el productor tiene incentivos para operar con el distribuidor, y el

distribuidor tiene incentivos para cumplir con su parte del contrato. El hecho de que una

Page 182: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

182

parte de estos incentivos esté condicionada a la detección de incumplimientos hace

también que el productor tenga interés en supervisar los servicios de venta provistos por

el distribuidor, y en rescindir los contratos de aquellos distribuidores que no satisfagan

sus expectativas.

7.4. Ejercicio del poder de mercado

Si bien los argumentos que justifican las restricciones verticales sobre la base de

su capacidad para resolver externalidades presuponen en todos los casos la existencia de

algún tipo de poder de mercado por parte de los productores o los distribuidores, los

mismos descansan en la idea de que dichos mercados terminan funcionando más

eficientemente con restricciones verticales que sin ellas. A esas explicaciones basadas

en la eficiencia de los contratos verticales, sin embargo, pueden contraponérsele otras

que interpretan a las restricciones como instrumentos utilizados por las empresas para

incrementar su poder de mercado o para efectuar un ejercicio abusivo de éste que

termina perjudicando a los consumidores.

El uso de las restricciones verticales como instrumento para el ejercicio del

poder de mercado puede verificarse en dos tipos de situación diferentes. Una posibilidad

es que lo que se intente sea influir sobre los precios de modo de obtener márgenes

mayores entre precio y costo marginal, creando de ese modo poder de mercado o

ejerciéndolo de manera más efectiva. La otra posibilidad es que se intente excluir a

competidores reales o potenciales, a los efectos de evitar que dichos competidores

limiten el poder de mercado de las empresas que instrumentan la restricción en cuestión.

Un ejemplo sencillo de cómo una restricción vertical puede servir para

incrementar el poder de mercado de una empresa que ya lo posee se da cuando un

productor monopolista establece un esquema de exclusividad horizontal entre sus

distribuidores, con el objetivo de implementar una política de discriminación de precios

entre los distintos consumidores finales de su producto. Esto se materializa otorgándole

a cada distribuidor un territorio exclusivo, y vendiendo a diferentes precios en los

distintos territorios. En dichas circunstancias la exclusividad horizontal suele ser una

condición necesaria para llevar a cabo la discriminación, ya que de no implementarse

puede aparecer una oportunidad para el arbitraje entre los distribuidores que compran

más barato y los que deben comprar más caro. Si, por el contrario, dicho arbitraje está

Page 183: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

183

vedado a través de una restricción de exclusividad territorial (acompañada, quizás, por

la fijación de precios de reventa distintos en las distintas zonas), la discriminación de

precios puede volverse factible y permitir la obtención de rentas adicionales para el

productor y para los distribuidores.

Otro efecto de las restricciones verticales, ligado con el ejercicio del poder de

mercado, tiene lugar a través de un mecanismo de incremento de costos de los rivales

(raising rivals’ costs). Una explicación simplificada de este efecto parte de la idea de

que, como consecuencia de un contrato de exclusividad vertical entre un productor y

varios distribuidores, el mercado mayorista de un determinado bien “se achica” y se

vuelve menos competitivo. La idea es que en un principio el productor compite con

otros productores para abastecer un conjunto de distribuidores, pero luego de celebrar su

contrato de exclusividad se retira del mercado abierto y pasa a actuar como proveedor

exclusivo de sus propios distribuidores. Como consecuencia de esto, los distribuidores

no exclusivos dejan de tener la opción de comprarle a su antiguo proveedor, y su

alternativa pasan a ser los restantes productores, cuyo poder de mercado es ahora mayor

en virtud de la menor competencia existente. Si esta modificación estructural tiene

como resultado un aumento en el precio de venta mayorista que pagan los distribuidores

no exclusivos, entonces estos distribuidores habrán visto incrementados sus costos

respecto de sus competidores que celebraron contratos de exclusividad, y dicho

incremento puede implicar una reducción en las cantidades comerciadas y en el

excedente total de los agentes económicos.

El siguiente modelo téorico, adaptado de un artículo de Salop y Scheffman

(1987), sirve para ilustrar un posible caso de incremento de costos de los rivales.

Imaginemos que en cierto mercado de un producto homogéneo existen dos productores

y un grupo de distribuidores no exclusivos, que los productores compiten entre sí como

oligopolistas de Bertrand, y que lo mismo hacen los distribuidores. Para simplificar más

aún la situación, supongamos que no existen costos de distribución, y que por lo tanto el

único costo marginal de los distribuidores es el precio mayorista que pagan por su

producto. Esto nos lleva a una situación en la cual los beneficios de cada productor

(“Bj”, donde j = A, B) y cada distribuidor (“Bi”, donde i = 1, 2, ..., N) adoptan la

siguiente forma:

Bj = rj⋅qj – CPj(qj) ; Bi = [pi – (min rj)]⋅qi .

Page 184: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

184

Si los dos productores tienen costos marginales crecientes, un posible equilibrio

de Nash de este juego entre productores y distribuidores es el equilibrio perfectamente

competitivo59, para el cual se da que:

j

jji q

CPrp

∂∂

== (para todo “i = 1, 2, ..., N” y para “j = A, B”) .

En este contexto resulta posible que uno de los productores (por ejemplo, el

productor A) intente celebrar contratos con un grupo de distribuidores para abastecerlos

en forma exclusiva y fijar precios mínimos de reventa, con el objetivo de pasar a

comportarse como un líder de precios en el mercado minorista. Esto transforma la

situación en un juego en el cual el productor A fija el precio de venta del producto en el

mercado minorista (P) y el productor B fija el precio de venta mayorista para los

distribuidores no exclusivos, con lo que ambos pasan a resolver los siguientes

problemas:

BA(max) = P⋅qA – CPA(qA) s.a. qA = Q(P) – qB ;

BB(max) = rB⋅qB – CPB(qB) s.a. rB ≤ P ;

donde “Q(P)” es la función de demanda de los consumidores60.

Sustituyendo las restricciones dentro de las funciones objetivo y maximizando

respecto de “P” y de “qB”, el equilibrio que resulta de este juego es:

0P

Q

q

CP

P

QPq

P

B

A

AA

A =∂∂⋅

∂∂−

∂∂⋅+=

∂∂

; 0q

CPP

q

B

B

B

B

B =∂∂−=

∂∂

;

e implica por lo tanto que:

B

BA

A

AB q

CP

PQ

q

q

CPrP

∂∂=

∂∂−

∂∂== .

Este es un caso en el cual, como consecuencia de la utilización de un conjunto

59 Tal como hemos visto en el capítulo 3, éste es solo uno de los equilibrios posibles dentro de unconjunto que implica un rango de precios que van desde un precio menor hasta uno mayor que el decompetencia perfecta.60 Esta forma de plantear el problema ha sido criticada con el argumento de que no considera laposibilidad de que el productor B replique la estrategia del productor A y celebre él también contratos conotros distribuidores para que sean exclusivos suyos. Puede sin embargo mostrarse que, en ciertoscontextos, el productor B gana más si se mantiene operando como antes. Para una discusión sobre esetema, desarrollada en un modelo en el que se evalúa la integración vertical entre empresas, véaseOrdover, Saloner y Salop (1990).

Page 185: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

185

de restricciones verticales, se pasa de un equilibrio en el cual ninguna empresa tiene

poder de mercado a otro en el cual una de ellas (el productor A) sí lo tiene. Como

consecuencia de este cambio, ahora los precios mayoristas y minoristas son mayores

que los costos marginales del líder de precios. Esto genera un incremento en los precios

y una disminución en la cantidad total comerciada, con el consiguiente perjuicio para el

excedente del consumidor y para el excedente total de los agentes económicos. El

mecanismo a través del cual esto se produce es un incremento de los costos de los

distribuidores no exclusivos del productor A, que pasan a pagar un precio mayorista

“rB” que –si bien sigue siendo igual al costo marginal del productor B– es ahora más

alto, en razón de que se iguala con un precio minorista “P” más elevado.

Lo expuesto analíticamente aparece representado en el gráfico 7.2. En él vemos

que inicialmente el mercado minorista se encuentra en un equilibrio en el cual la

demanda total (Dt) se iguala con la oferta total (St), comerciándose por lo tanto una

cantidad “Qt0” a un precio “P0”. Luego de aplicadas las restricciones verticales por

parte del productor A, éste pasa a comportarse como un líder de precios, y enfrenta por

ende una curva de demanda residual (Dr) que se encuentra por debajo de “Dt”. Esto le

permite percibir un ingreso marginal (ImA) que ahora iguala con su costo marginal

(CmA), lo cual lo lleva a vender una cantidad “QA1” a un precio “P1” (mayor que

“P0”). Este cambio tiene como efecto que la cantidad total comerciada se reduzca,

pasando a ser ahora igual a “Qt1”.

Gráfico 7.2

Tal como hemos adelantado, el otro efecto anticompetitivo de las restricciones

verticales relacionado con el ejercicio del poder de mercado tiene que ver con casos en

P1

CmA

Qt0

P0

ImA

Dt Dr

St

P

Qt1QA1 0 Q

Page 186: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

186

los cuales dichas restricciones operan como mecanismos de exclusión de competidores.

En la literatura sobre defensa de la competencia dicho fenómeno suele aparecer con la

denominación de “cierre del mercado” (foreclosure), y es visto en general como un

problema que ciertas relaciones verticales le crean al ingreso de nuevas empresas a los

mercados. Un ejemplo de esto se da cuando un productor que por alguna causa tiene una

participación mayoritaria en las ventas de un determinado bien le impone exclusividad a

los distribuidores con los que opera. Si dicha exclusividad se extiende a la generalidad

de los distribuidores disponibles en ese mercado, entonces esa práctica puede tener

como resultado obstaculizar el acceso de otras empresas, que no pueden utilizar la red

de distribución existente y deben montar su propia red de distribuidores (si quieren

competir con el productor ya establecido). Dicha exigencia en cuanto a la necesidad de

ingresar al mismo tiempo en la producción y en la distribución puede en ciertos

mercados dificultar la aparición de competidores, y aumentar las posibilidades del

productor mayoritario de ejercer su poder de mercado en el largo plazo.

Una de las referencias más citadas en la literatura teórica sobre cierre del

mercado a través de contratos verticales es un artículo de Aghion y Bolton (1987), que

muestra cómo un productor establecido que enfrenta la amenaza de ingreso de otro

productor puede reducir la probabilidad de dicho ingreso a través de la celebración de

contratos de exclusividad con sus distribuidores. El trabajo de Aghion y Bolton supone

que el productor establecido tiene incertidumbre respecto de los costos de su potencial

competidor, pero aún así es capaz de volver inconveniente la entrada al mercado de

dicho competidor en numerosas circunstancias en las cuales dicha entrada sería eficiente

(por ejemplo, en circunstancias en las cuales el competidor potencial tiene costos

menores que el productor establecido).

El efecto de la exclusividad vertical sobre la decisión de ingreso de un productor

puede representarse de manera simplificada como un problema de obstaculización de la

entrada en el cual un productor establecido (P1) debe decidir si le ofrece contratos de

exclusividad a sus distribuidores a efectos de impedir que un segundo productor (P2)

ingrese al mercado. Para simplificar el problema supondremos que “P2” puede ser de

dos tipos: o bien es una empresa de costos altos (mayores que los de “P1”) con

probabilidad “θ”, o bien es una empresa de costos bajos (menores que los de “P1”) con

probabilidad “1-θ”.

Page 187: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

187

Supongamos adicionalmente que tanto en un caso como en otro es eficiente que

el segundo productor ingrese al mercado, y que si dicho ingreso se produce los dos

productores pasan a competir entre ellos obteniendo beneficios iguales a “BC+” (para el

caso del productor de menores costos) y a “BC–” (para el caso del productor de mayores

costos), tales que “BC+ > BC

– > 0”. En el caso en el cual el segundo productor no

ingresa, en cambio, el productor establecido obtiene un beneficio monopólico igual a

“BM”, el cual puede verse reducido por el monto de las rentas (R) que debe transferirle a

sus distribuidores para lograr que los mismos pasen a ser exclusivos suyos en vez de

contratar libremente con cualquier productor. Dichas rentas generarán también una

reducción de los beneficios del segundo productor, a través de los mayores costos en los

que deberá incurrir para asegurarse él mismo la presencia de distribuidores dispuestos a

distribuir su producto (y perderse los beneficios adicionales que ofrece el productor

establecido).

Gráfico 7.3

Lo expuesto aparece representado en el gráfico 7

que la naturaleza (N) decide primero si el segundo produ

bajos, y luego el primer productor (P1) decide si ofrece a

de exclusividad (Exc) o no lo ofrece (NExc). En el prim

productor debe decidir si entra (E) o no al mercado (N

61 En rigor, “P2” también debe decidir si entra o no al mercado cexclusividad con sus distribuidores, pero en nuestra versión simplific(ya que el segundo productor preferirá siempre entrar al mercado y oindependencia de que sus costos sean altos o bajos).

• [BC– – R, BC

+ – R]

]

• [BM – R, 0]

• [B – R, 0]

NExc

Exc

Exc

• [BC+ – R, BC

– – R]

NE

NE

E

]

E

NExc

N

P1

P1P2

P2

• [BC–, BC

+

1-θ

θ

M

• [BC+, BC

.3, en el cual hemos supuesto

ctor (P2) tendrá costos altos o

sus distribuidores un contrato

ero de tales casos el segundo

E)61. Para que la decisión de

uando “P1” no celebra contratos deada del juego dicha decisión es obviabtener un beneficio competitivo, con

Page 188: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

188

establecer o no un esquema de exclusividad vertical tenga interés, supondremos que

“BC+” es mayor que “R” pero que “BC

–” es menor que “R”, con lo cual el contrato de

exclusividad funciona como una barrera de entrada efectiva si el segundo productor

tiene costos altos pero no si tiene costos bajos. Esto último aparece representado en el

gráfico a través de flechas, que indican en cada caso la decisión óptima de “P2”.

Así expuesto nuestro problema, la decisión del productor establecido de celebrar

un contrato de exclusividad con sus distribuidores depende de las probabilidades que le

asigne a que el segundo productor tenga costos altos o bajos, ya que dichas

probabilidades son las que le generarán un beneficio esperado mayor o menor si celebra

o no contratos de exclusividad. Como “P1” decide aquí primero y “P2” lo hace

después, las creencias relevantes para el productor establecido son simplemente “θ” y

“1-θ”, y la acción posterior de “P2” no opera como una señal que “P1” pueda utilizar

para tomar su decisión. Lo que el productor establecido compara es, por lo tanto:

VE1(Exc) = θ⋅(BM – R) + (1-θ)⋅(BC– – R) ;

VE1(NExc) = θ⋅BC+ + (1-θ)⋅BC

– ;

y opta por celebrar contratos de exclusividad si se da que:

θ⋅(BM – R) + (1-θ)⋅(BC– – R) > θ⋅BC

+ + (1-θ)⋅BC– ⇒ +−

>θCM BB

R .

El resultado obtenido nos muestra que, para valores relativamente elevados de

“θ” la estrategia de celebrar contratos de exclusividad para impedir la entrada de

competidores potenciales resulta rentable, siendo en cambio inconveniente para el

productor establecido si “θ” es relativamente bajo (o sea, si la probabilidad de que el

segundo productor tenga costos bajos es relativamente alta). Una condición necesaria

para que la desigualdad expuesta pueda cumplirse en algún caso es que “BM – R > BC+”,

o sea que el beneficio relativo de excluir a “P2” sea mayor que el costo relativo de

hacerlo cuando dicha exclusión es posible. Nótese que en este modelo la exclusividad

tiene un efecto negativo sobre la eficiencia del mercado sólo cuando impide el ingreso

de “P2”, ya que en caso contrario su función es simplemente la de redistribuir rentas

desde los productores hacia los distribuidores.

Page 189: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

189

Ejercicios

7.1. En el mercado de zapatos operan dos empresas. La empresa 1 produce sólo zapatosderechos y la empresa 2 sólo zapatos izquierdos. Como los consumidores demandan loszapatos en pares, las demandas de zapatos derechos e izquierdos son idénticas, y ambasdependen de la suma de los precios cobrados por las empresas 1 y 2 (es decir, sonfunciones de “p1+p2”). Las respectivas funciones de demanda y de costos totales son lassiguientes:

q1 = q2 = 30 – (p1+p2) ; CT1 = 2⋅q1 ; CT2 = 4⋅q2 .

a) Halle los valores de equilibrio de “p1”, “p2”, “q1” y “q2”, los beneficios de las dosempresas y el excedente de los consumidores, suponiendo que ambas compañías fijansus precios independientemente y toman como dado el precio de la otra.b) Ahora suponga que las dos empresas se ponen de acuerdo y deciden fijar de maneraconjunta los precios, teniendo como objetivo maximizar los beneficios totales. Muestreque en dicha situación “p1+p2” baja, “q1” y “q2” suben y el excedente de losconsumidores se incrementa.c) Explique por qué en este ejercicio los consumidores están mejor cuando las empresasse ponen de acuerdo entre sí que cuando actúan independientemente. ¿Qué pasaría si lasempresas no acordaran pero las dos produjeran zapatos izquierdos y derechos?

7.2. La industria del bien Q es abastecida por un único productor (la empresa A), cuyocosto medio y marginal es constante e igual a $40 por unidad. Dicha empresa le vendesu producto a un único distribuidor (empresa B) a un precio de “r” por unidad. A su vez,el distribuidor le vende el producto a los consumidores a un precio de “p” por unidad, yla demanda de éstos tiene la siguiente forma:

Q = 100 – p .

La empresa B no tiene otros costos más que los que surgen de comprarle el producto ala empresa A.a) Analice el equilibrio de este mercado como una situación en la cual la empresa Adecide primero el valor de “r”, la empresa B decide después el valor de “p” (tomando“r” como dado), y cada una busca maximizar su propio beneficio. Halle los valores de“r”, “p” y “Q”, y los beneficios de las dos empresas.b) Ahora suponga que las empresas A y B se fusionan, integrándose verticalmente.¿Cuáles serán los valores de “p” y “Q” y el beneficio total de la nueva empresaintegrada?c) Imagine ahora que las empresas se mantienen separadas, pero que la empresa Adecide tanto “r” como “p” (fijación vertical de precios) y le deja a la empresa B elmismo beneficio que en el punto “a”. Muestre que los valores de “p” y “Q” que seobtienen son los mismos que en el punto “b”.d) Compare los excedentes del consumidor en los puntos “a” y “b” (o “c”) y diga porqué los mismos han aumentado a consecuencia de la integración o de la fijación verticalde precios.

7.3. El bien Q, producido por la empresa A y distribuido por la empresa B (ambasmaximizadoras de beneficios), sigue teniendo un costo medio y marginal de producciónconstante de $40. Su demanda final, sin embargo, depende también de los servicios deventa que el distribuidor brinda (s), que incrementan el costo total del distribuidor en

Page 190: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

190

“0,5⋅s2”. La demanda final mencionada es ahora igual a:

Q = 100 + s – p ;

y los únicos costos de la empresa B son los que surgen de comprarle “Q” a la empresa Aal precio “r” y los de suministrar “s”.a) Calcule los valores de equilibrio de “p”, “Q”, “r” y “s” suponiendo que la empresa Adecide primero “r” y que la empresa B decide después “p” y “s” (tomando “r” comodado).b) Calcule cuáles serían los valores de “p”, “Q” y “s” si las dos empresas se integraranverticalmente y muestre que tanto los beneficios conjuntos como el excedente delconsumidor aumentarían.c) Muestre que, si A fija “r = 40” y le deja a B elegir “p” y “s” pero le cobra un derechode concesión fijo de $1800, entonces sí es capaz de obtener los mismos valores de “p”,“Q” y “s” y los mismos beneficios que en el punto “b”.

7.4. El productor de cierto bien (Q) tiene un costo medio y marginal constante e igual a$10. Su producto se vende a través de dos distribuidores (1 y 2), que tienen costos dedistribución que dependen de la cantidad de servicios de venta que proveen (s1 y s2).Tales costos de distribución son “CD1 = 20⋅s1” y “CD2 = 20⋅s2”. La demanda final delproducto es a su vez la siguiente:

Q = 100 + 2⋅(s1+s2) – 2⋅p ;

y puede subdividirse en dos demandas regionales, correspondientes a las zonas A y B.Tales demandas son:

QA = 50 + s1 + s2 – p ; QB = 50 + s1 + s2 – p .

a) Halle los valores de equilibrio de “p” y “Q” suponiendo que el productor actúa comolíder y los distribuidores actúan como seguidores. Suponga que el productor cobra unprecio “r” por unidad de “Q” vendida a cada distribuidor, y que estos compiten entre sícomo oligopolistas de Cournot en las dos zonas en las que se vende el producto (que atodos los efectos opera como si fuera un único mercado).b) Ahora suponga que el productor puede cobrarle un derecho de concesión a cadadistribuidor (F) y un precio variable por unidad (r). Recalcule lo hallado en el punto “a”.c) Ahora suponga que, además del esquema de precios con derecho de concesión, elproductor les impone a los distribuidores exclusividad horizontal, asignándole aldistribuidor 1 la zona A y al distribuidor 2 la zona B. Vuelva a hallar los valores deequilibrio de “p” y “Q”, y muestre que esta es la alternativa que genera un mayorbeneficio conjunto y un mayor excedente total de los agentes económicos.

7.5. El único productor del bien Q, cuyo costo medio y marginal constante es igual a$10, le vende su producto a dos distribuidores (1 y 2) que abastecen dos mercados (A yB) cuyas funciones de demanda son:

QA = 100 – pA ; QB = 80 – pB .

a) Suponga que el productor le vende su producto a los dos distribuidores a un precio“r” y éstos lo venden a un precio “p”. Los dos venden en los dos mercados (que alrespecto funcionan como si fueran uno solo), decidiendo la cantidad vendida y tomandocomo dado lo que vende el otro. Halle los valores de equilibrio de “p”, “r” “Q1” y “Q2”

Page 191: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

191

y los beneficios del productor y de los distribuidores.b) Ahora suponga que el productor se integra verticalmente con los dos distribuidores ycomienza a discriminar precios entre los mercados A y B. Halle los valores de “QA”,“QB”, “pA” y “pB”, y los beneficios conjuntos.c) Muestre que los mismos resultados del punto “b” se obtienen otorgándole aldistribuidor 1 exclusividad en el mercado A, al distribuidor 2 exclusividad en elmercado B y fijando verticalmente “pA” y “pB”. ¿A qué precios “r1” y “r2” debería eneste caso venderles el producto para que los beneficios de los distribuidores semantuvieran en los niveles del punto “a”?d) ¿Por qué no es posible lograr este resultado fijando verticalmente precios pero sinotorgar exclusividad en los mercados?

Page 192: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

192

8. Fusiones y adquisiciones

Las fusiones son operaciones por las cuales dos o más empresas se combinan

para formar una nueva entidad, u operaciones que implican la absorción de una o más

entidades por parte de otra empresa preexistente. Desde el punto de vista económico, su

efecto es muchas veces similar al de una adquisición, que es una operación que no

implica la desaparición formal de ninguna empresa pero sí la toma de control de una o

más empresas por parte del grupo económico que ya controlaba alguna otra entidad.

Esta semejanza ha hecho que las fusiones y adquisiciones sean en general tratadas por la

economía industrial de manera conjunta, bajo el nombre de “operaciones de

concentración económica”.

El objetivo de este capítulo es analizar las fusiones y adquisiciones desde el

punto de vista de la organización industrial, haciendo hincapié en su influencia en la

estructura y el comportamiento de los mercados. Para ello procederemos a efectuar

primero una clasificación de las operaciones de concentración económica, haciendo

referencia a los principales motivos que pueden generarlas. A continuación iremos

analizando cada uno de los tipos de fusión y adquisición identificados, y viendo cómo

las distintas motivaciones que las originan pueden tener distintos efectos sobre el

funcionamiento de los mercados afectados por las operaciones en cuestión.

8.1. Clasificación de las operaciones de concentración

La clasificación más usual de las fusiones y adquisiciones en la literatura

económica tiene que ver con el tipo de mercados en los que actúan las empresas

implicadas en la operación en cuestión, antes de producirse la correspondiente

operación de concentración. Se distinguen así concentraciones horizontales (horizontal

mergers), concentraciones verticales (vertical mergers) y concentraciones de

conglomerado (conglomerate mergers).

Las concentraciones horizontales son aquéllas en las cuales las empresas que

participan en la operación de fusión o adquisición son competidoras en el mercado del

mismo producto. Las concentraciones verticales, en cambio, implican fusiones o

adquisiciones entre empresas cuya relación en el mercado es de proveedor-cliente. Las

concentraciones de conglomerado, finalmente, involucran casos en los cuales la relación

Page 193: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

193

entre las empresas fusionadas no es ni horizontal ni vertical. Dentro de este último

grupo puede a su vez efectuarse una sub-clasificación. La misma distingue entre

concentraciones que implican “extensión del producto” (product extension mergers),

que son casos en los cuales las empresas pre-existentes venden productos que no

compiten entre sí pero usan canales de comercialización o procesos productivos

similares; concentraciones que implican “extensión del mercado” (market extension

mergers), que son casos en los cuales las empresas pre-existentes venden productos

similares pero en áreas geográficas diferentes; y concentraciones de conglomerado puro

(pure conglomerate mergers), que son casos en los cuales la concentración se da entre

empresas que no tienen ninguna relación entre sí62.

La clasificación de las fusiones y adquisiciones mencionada en los párrafos

anteriores tiene una relación directa con el posible impacto que las mismas pueden tener

sobre el funcionamiento de los mercados y el grado de competitividad que ellos

presentan. Así, una fusión o adquisición horizontal implica una modificación inmediata

de la estructura de la industria en la que se produce, ya que dos o más empresas que

antes eran competidoras pasan a convertirse en una sola entidad con mayor

participación en un mercado cuyos índices de concentración aumentan. El aumento de

dicha concentración puede tener básicamente dos efectos sobre el comportamiento de

los agentes económicos: por un lado, crea una nueva entidad que puede tener mayor

poder de mercado que el que tenían individualmente cada una de las empresas pre-

existentes; por otro, disminuye el número de competidores efectivos y de ese modo

puede volver más fácil la aparición de prácticas colusivas.

En el caso de una concentración vertical, el número de empresas que quedan en

cada sector del mercado (proveedores y clientes) no cambia como consecuencia de la

operación realizada, pero sí se modifican las relaciones económicas entre los distintos

actores del mercado. En general, lo que sucede en estos casos es que una parte de las

transacciones que antes se realizaban a través de contratos entre unidades económicas

independientes pasan a convertirse en operaciones internas dentro de un mismo grupo

económico, y esto puede tener incidencia sobre el comportamiento de los agentes

involucrados en dicho mercado o en otros relacionados con ése en los que tales agentes

también actúen. Un efecto posible en estos casos es la extensión del poder de mercado

62 Para un mayor detalle acerca de esta clasificación de las fusiones y adquisiciones, véase Viscusi,

Page 194: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

194

de una de las empresas (por ejemplo, un proveedor de insumos industriales) al mercado

en el que participa la otra (por ejemplo, el de un bien que utiliza dicho insumo en su

proceso productivo). Para que este efecto pueda producirse, sin embargo, es necesario

que exista algún tipo de renta adicional en este último mercado de la cual la empresa

proveedora del insumo sólo pueda apropiarse a través de una fusión o adquisición.

Más indirectos aún son los efectos de las concentraciones entre empresas que

buscan extender sus líneas de productos o su área geográfica de influencia. Los cambios

en la estructura de los mercados son aquí virtualmente nulos, ya que el número de

proveedores y clientes de cada uno de los productos y zonas involucradas permanece

por definición igual. Sin embargo, el comportamiento de la nueva unidad económica

puede en ciertos casos resultar diferente del que mantenían sus fundadoras antes de

formar una única entidad, en virtud del intercambio de información entre los

componentes del nuevo ente, del empleo de políticas empresarias comunes, o del

ejercicio de una mayor influencia en mercados relacionados (por ejemplo, de insumos

comunes a todas las empresas). Otro efecto sobre el comportamiento de los mercados

puede ser la desaparición de un competidor potencial (es decir, de una empresa que si

bien no actuaba en un cierto mercado era capaz de ingresar a él), si se da que una de las

empresas participantes en la concentración tenía la posibilidad de ingresar por cuenta

propia al mercado de la otra.

Partiendo del supuesto básico de que las empresas operan intentando maximizar

beneficios, suelen distinguirse dos motivos económicos principales que inducen un

proceso de concentración. Tales son la obtención de un mayor poder de mercado

conjunto (posibilidad de aumentar precios) y el mejoramiento del nivel de eficiencia

productiva del grupo (posibilidad de disminuir costos). El primero de tales motivos es el

que genera el grueso de los efectos negativos que surgen de la operación ya que, además

de la redistribución de ingresos que produce desde los consumidores y empresas que

quedan fuera del grupo que se fusiona hacia las empresas que pertenecen a dicho grupo,

suele traer aparejado un incremento en el nivel de ineficiencia asignativa del mercado

en el que acontece. Esta ineficiencia tiene lugar porque la nueva unidad económica cuyo

poder de mercado es ahora mayor encuentra beneficioso restringir la oferta de los bienes

o servicios que produce (o la demanda de los insumos y factores productivos que

Vernon y Harrington (1995), capítulo 7.

Page 195: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

195

utiliza) con el objeto de elevar los precios de dichos bienes y obtener así un beneficio

mayor. Este comportamiento induce no sólo una transferencia de ingresos entre los

actores de los distintos mercados sino también una pérdida neta que perjudica a la

sociedad como un todo.

Si el objetivo de la fusión o adquisición es el mejoramiento en el nivel de

eficiencia productiva, dicho fenómeno puede provenir de diversas fuentes. En primer

lugar, el nuevo grupo económico puede utilizar más eficientemente sus recursos

evitando duplicaciones en las tareas realizadas, incorporar tecnologías más económicas

que sólo se justifican cuando el nivel de producción es más alto, aumentar la

especialización de su personal y de sus equipos, o aprovechar ciertas sinergías

originadas en la producción y comercialización de varios bienes o del abastecimiento de

distintos mercados. Por otro lado, el incremento de eficiencia puede provenir del

reemplazo de una administración peor por otra mejor en alguna de las empresas del

grupo, o por la propia competencia entre los gerentes de dichas empresas por convencer

a los dueños del nuevo holding acerca de su mayor capacidad de gestión. Estas últimas

causas han sido invocadas por algunos autores como explicación de la ola de

adquisiciones hostiles de empresas (hostile takeovers) por parte de distintos grupos

empresarios en las últimas décadas63.

8.2. Fusiones horizontales con productos homogéneos

El análisis económico de las fusiones y adquisiciones de tipo horizontal se basa

esencialmente en la evaluación de un posible conflicto de objetivos entre eficiencia

productiva y eficiencia asignativa. Dicho conflicto fue analizado por primera vez por

Williamson (1968), utilizando un esquema que puede representarse a través del gráfico

8.1. En él hemos supuesto un mercado inicialmente competitivo en el cual el costo

marginal de las empresas que operan es más alto antes de una operación de fusión que

después de ella (Cm0 > Cm1). Si, como consecuencia de la fusión, el mercado sigue

comportándose de manera igualmente competitiva, entonces la operación de

concentración sólo trae aparejada un incremento de eficiencia, que induce que se

63 Para un análisis de las adquisiciones hostiles basado en modelos de comportamiento de los agentesinternos de las empresas, véase Jensen (1988).

Page 196: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

196

comercie una cantidad mayor (Qc1 > Q0) y que el precio sea menor (Pc1 < P0)64. Si, en

cambio, el mercado se vuelve monopólico, el incremento en la eficiencia productiva se

ve parcial o totalmente contrarrestado por un mayor poder de mercado, que hace que la

cantidad comerciada caiga (Qm1 < Q0) y el precio aumente (Pm1 > P0).

Gráfico 8.1

La dicotomía entre eficiencia productiva e ineficiencia asignativa asociada con

una fusión horizontal puede aparecer también en contextos en los cuales no se pasa de la

competencia perfecta al monopolio, sino que la estructura de mercado se mantiene. Un

caso muy estudiado teóricamente es el que acontece cuando el mercado es un oligopolio

de Cournot y, como consecuencia de una fusión o adquisición, pasa a operar con un

nivel de concentración mayor pero mantiene las mismas hipótesis de comportamiento

para las empresas involucradas. El trabajo más citado sobre este tema es probablemente

el de Farrell y Shapiro (1990), quienes, en el contexto de un mercado de un producto

homogéneo, demuestran dos proposiciones básicas:

a) que una fusión horizontal puede llegar a generar un incremento del excedente de los

consumidores (a través de una reducción del precio), pero que esto sólo es posible si la

operación genera una reducción muy fuerte de los costos marginales de las empresas

que se fusionan;

b) que, aun cuando los costos marginales se mantengan constantes, una fusión

horizontal puede generar un incremento del excedente total de los agentes económicos,

si la participación de mercado de quienes se fusionan es relativamente pequeña y el

64 En rigor, esta es sólo una de las posibles fuentes de incremento de eficiencia productiva asociadas conuna operación de concentración económica. Igualmente importante podría ser un ahorro de costos fijos, elcual no modifica la posición de la curva de costos marginales de la industria.

Im

Cm1

Cm0 = S0 Pm1

P0

Pc1

D

Qm1 Q0 Qc1

P

0 Q

Page 197: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

197

resto del mercado se encuentra relativamente concentrado.

Apelando a un modelo menos general que el que usan Farrell y Shapiro,

supondremos que en cierto mercado la función de precio de demanda es:

P = a – b⋅Q ;

y que las “N” empresas que operan en el mismo tienen costos medios y marginales que,

antes de concretarse una operación de concentración económica, son iguales a “cA”

(donde “cA < a”). Si el mercado se comporta como un oligopolio de Cournot, esto

implica que, en equilibrio, debe darse que:

1N

cNaP A

A +⋅+= ;

b)1N(

)ca(NQ A

A ⋅+−⋅= ;

donde “PA” y “QA” son el precio y la cantidad comerciada antes de la fusión.

En ese contexto, una fusión entre dos empresas reduce el número de

competidores a “N-1” y, si los costos no cambian, esto tiene el efecto de incrementar el

precio de equilibrio y reducir la cantidad comerciada. Esto puede visualizarse

calculando simplemente:

0)1N(

)ca(

N

P2

AA <+−−=

∂∂

; 0)1N(

ca

N

Q2

AA >+−=

∂∂

;

y observando que estas derivadas implican una relación inversa entre el precio de

equilibrio y el número de competidores, y una relación directa entre dicho número y el

volumen total comerciado.

Si se da, en cambio, que la concentración reduce el costo medio y marginal de

las empresas que se fusionan a un valor “cD” inferior a “cA”, aparece la posibilidad de

que el precio de mercado se reduzca en vez de aumentar. Esto se debe a que ahora los

valores de equilibrio de “P” y “Q” pasan a ser:

N

cc)2N(aP DA

D

+⋅−+= ;bN

cc)2N(a)1N(Q DA

D ⋅−⋅−−⋅−= .

Que “cD” sea menor que “cA”, sin embargo, no implica automáticamente que

“PD” sea menor que “PA” (y, por lo tanto, que el excedente de los consumidores

aumente luego de la fusión). Para que eso se cumpla debe darse que:

Page 198: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

198

1N

cNa

N

cc)2N(a ADA

+⋅+<+⋅−+

⇒1N

ac)2N(c A

D +−⋅+< ;

y esto será tanto más fácil cuanto mayor sea el número total de competidores y tanto

más difícil cuanto menor sea dicho número.

La segunda proposición del trabajo de Farrell y Shapiro nos dice también que, si

bien el excedente de los consumidores siempre se reduce si los costos marginales no

bajan, puede darse que una fusión horizontal genere un aumento en el beneficio de los

productores que más que compense dicha caída en el excedente de los consumidores.

Parar mostrar dicho resultado, estos autores definen primero el concepto de “excedente

de los agentes económicos externos a la fusión” (WE), que es la suma del excedente de

los consumidores y de los beneficios de las empresas que no se fusionan. Si, como

consecuencia de una fusión horizontal, “WE” aumenta, entonces puede considerarse que

la fusión incrementa el excedente total de los agentes económicos65. En nuestro ejemplo

lineal, “WE” tiene el siguiente valor antes de la fusión:

=⋅−+= iE B)2N(ECW

+

−+⋅−2

22A

)1N(

)2N()2/N(

b

)ca( .

Si dejamos constante el número de empresas que no se fusiona (N – 2) y

derivamos esta expresión respecto de “N”, esto implica:

+

−⋅+−+

⋅−=∂∂

3

2

2

2AE

)1N(

)2N(2N

)1N(

N

b

)ca(

N

W;

y esto puede tener un valor positivo o negativo. Si es negativo, entonces una fusión

horizontal (que reduce el número de empresas de “N” a “N – 1”) implicará un

incremento del excedente de los agentes económicos externos a la fusión y puede

considerarse como socialmente deseable. En tal caso:

0N

WE <∂∂ ⇒ 0

)1N(

)2N(2N

)1N(

N3

2

2 <+

−⋅+−+

⇒ N > 4 .

65 El artilugio de utilizar el excedente de los agentes económicos externos a la fusión tiene también laventaja de que permite ignorar los efectos de la operación de concentración sobre los costos fijos de lasempresas que se fusionan, y eludir el debate sobre si las fusiones son beneficiosas o no para dichasempresas. El supuesto de Farrell y Shapiro es que si la fusión tiene lugar es porque es beneficiosa para las

Page 199: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

199

Este requerimiento respecto del número mínimo de empresas que operan en el

mercado antes de una fusión puede también leerse en términos de participación de

mercado de las empresas que se fusionan, y equivale a un requisito por el cual el market

share de dichas empresas no debe superar el 50%. Este número es dependiente de las

formas funcionales elegidas para la demanda y los costos. En un contexto más general,

Farrell y Shapiro muestran que lo que tiene que suceder para que una fusión horizontal

aumente el excedente total de los agentes económicos externos es:

FOi

2i

2

ii2

2

s

Q

P

Q

CT

sQQ

P

Q

P

>

∂∂−

∂∂

⋅∂∂+

∂∂−

∑∈

;

donde “O” es el conjunto de empresas que no se fusionan y “sF” es la participación de

mercado que tienen las empresas que se fusionan (medida antes de la operación de

concentración). En nuestro ejemplo lineal, el miembro izquierdo de esta desigualdad es

simplemente la sumatoria de las participaciones de mercado de las empresas que no se

fusionan, ya que las derivadas segundas del precio (∂2P/∂Q2) y del costo total

(∂2CT/∂Qi2) son nulas.

Otro caso interesante para analizar es el de una fusión horizontal que tiene lugar

en un mercado en el cual hay un líder de precios y un conjunto de competidores

periféricos. Supongamos que la demanda total del mercado es la misma que hemos

considerado hasta ahora (P = a – b⋅Q) y que los costos medios y marginales del líder

antes de la fusión son también iguales a “cA”. Supongamos adicionalmente que los

seguidores tienen una oferta totalmente inelástica igual a “(N-1)⋅QS”, donde “QS” es lo

que produce cada seguidor y “N-1” es el número total de seguidores. En tal caso, los

valores de “P” y “Q” antes de una operación de concentración horizontal son los

siguientes:

2

Q)1N(bcaP SA

A

⋅−⋅−+= ;b2

Q)1N(bcaQ SA

A ⋅⋅−⋅+−= .

El impacto de una fusión horizontal sobre un mercado como este es muy

empresas que se fusionan y, por lo tanto, lo único que vale la pena analizar es si incrementa o no losexcedentes de los restantes agentes económicos ajenos a dicha fusión.

Page 200: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

200

diferente según la misma involucre o no al líder de precios. Así, si se fusionan dos

seguidores, ni el precio ni la cantidad de equilibrio se modifican66, y lo único que puede

pasar es que el excedente total permanezca igual (si los costos totales de los seguidores

no se modifican) o bien se incremente (si dichos costos totales se reducen). Si, en

cambio, es el líder quien adquiere a uno de sus seguidores, el efecto de la operación de

concentración es en principio el de aumentar el precio y disminuir la cantidad

comerciada, tal como se aprecia de hacer:

02

Qb

N

P SA <⋅−=∂∂

; 02

Q

N

Q SA >=∂∂

;

y recordar que dicha adquisición horizontal tiene por efecto reducir el número de

competidores periféricos de “N-1” a “N-2”. En ausencia de una reducción de costos,

esto tiene el efecto inequívoco de disminuir el excedente de los consumidores.

Si, en cambio, suponemos que el costo medio y marginal del líder después de la

adquisición pasa a ser igual a “cD”, entonces los nuevos valores de equilibrio son:

2

Q)2N(bcaP SD

D

⋅−⋅−+= ;b2

Q)2N(bcaQ SD

D ⋅⋅−⋅+−= ;

y puede llegarse a que “PD < PA” si se cumple que:

2

Q)1N(bca

2

Q)2N(bca SASD ⋅−⋅−+<⋅−⋅−+ ⇒ cD < cA – b⋅QS .

Al igual que en el caso del oligopolio de Cournot, aquí también podría acontecer

que el excedente de los agentes económicos externos a la fusión se incrementara aun

cuando los costos del líder se mantuvieran constantes. Si suponemos que el costo medio

y marginal de los seguidores también es igual a “cA”, en este caso la definición de

“WE” antes de la operación de concentración es:

SASE Q)cP()2N(2

Q)Pa(B)2N(ECW ⋅−⋅−+⋅−=⋅−+=

2

Q]Q)1N(bca[)2N(

b4

]Q)1N(bca[ SSA2

SA ⋅⋅−⋅−−⋅−+⋅

⋅−⋅+−= ;

66 Esto se debe a que la oferta total de los seguidores (igual a “(N-1)⋅QS”) permanece constante luego dela fusión. Si dicha oferta no fuera totalmente inelástica y el costo marginal de los seguidores disminuyera,

Page 201: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

201

y la derivada de “WE” respecto de “N” (dejando constante el número de empresas que

no se fusionan) es:

4

)]2N()1N(2[QbQ)ca(

N

W 2SSAE −−−⋅⋅⋅−⋅−=

∂∂

.

Este número sólo puede ser negativo (e implicar por ende que la adquisición de

un seguidor por parte del líder incrementa “WE”) si se cumple que “N” es mayor que

“(a–cA)/(b⋅QS)”. Pero como en equilibrio se da que:

b2

Q)1N(bcaQ)1N(QQ SA

SL ⋅⋅−⋅+−=⋅−+= ⇒ SL

A Q)1N(Q2b

ca ⋅−+⋅=−;

donde “QL” es la cantidad producida y vendida por el líder antes de la adquisición,

entonces “WE” sólo puede aumentar después de dicha adquisición en un caso en el cual:

S

SL

Q

Q)1N(Q2N

⋅−+⋅> ⇒2

QQ S

L < .

Tal como puede verse, esto implica que la cantidad ofrecida por el líder de

precios debería ser menor que la mitad de lo que ofrece cada seguidor, lo cual no es

congruente con la lógica del modelo de liderazgo de precios (que presupone que el líder

es una empresa más grande que cada uno de sus competidores periféricos).

8.3. Fusiones horizontales y diferenciación de productos

Cuando una fusión horizontal se da en un contexto en el cual existe

diferenciación de productos, algunos de los resultados vistos en la sección anterior se

modifican. Esas modificaciones dependen del tipo de diferenciación que se analice, así

como también del impacto que tenga una fusión horizontal sobre dicha diferenciación.

Si, por ejemplo, suponemos que una de las consecuencias de la fusión horizontal es que

desaparece alguna de las variedades que se producían antes de la fusión, entonces la

operación tiende a generar una reducción mayor en el excedente de los consumidores,

ya que no sólo implica una disminución de la cantidad y un aumento del precio de

podría inclusive producirse una caída en el precio de equilibrio y un incremento en la cantidad totalcomerciada.

Page 202: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

202

mercado sino también una reducción en la variedad de los productos ofrecidos67. Si, por

el contrario, la fusión horizontal implica una reducción en el número de empresas pero

no en la variedad de los productos ofrecidos, entonces la operación tiende a tener un

efecto menos perjudicial sobre el excedente de los consumidores que el que aparece en

un contexto de productos homogéneos. Esto se debe a que, como modo de reducir los

precios, la competencia entre variedades diferentes es menos importante que la

competencia entre productos idénticos, por lo cual el efecto de una fusión horizontal

sobre dichos precios tiene que ser menor.

El trabajo más citado sobre el efecto de las fusiones horizontales en mercados

con diferenciación de productos es probablemente el de Deneckere y Davidson (1985),

en el que se muestra que en ese tipo de mercados suelen existir mayores incentivos para

que las empresas decidan fusionarse, puesto que la reacción esperada de las empresas

que no se fusionan ante una concentración que aumenta los precios es incrementar ellas

mismas los suyos, a diferencia de lo que acontece en los casos en los cuales las

empresas compiten por cantidades (en los que la reacción esperada es aumentar la

cantidad y, consecuentemente, deprimir el precio de equilibrio). Todo este análisis, sin

embargo, parte del supuesto que este tipo de mercados se comporta como un oligopolio

de Bertrand, y que dicho comportamiento se verifica tanto antes como después de la

fusión bajo análisis.

Prácticamente toda la literatura teórica sobre fusiones horizontales se basa en

modelos en los cuales, por definición, dichas fusiones incrementan el poder de mercado

(o, al menos, no lo reducen), y sólo son capaces de tener efectos reductores de precios

en los casos en que induzcan reducciones de costos. En su trabajo sobre concentraciones

empresarias en contextos con diferenciación de productos, Norman y Pepall (2000)

muestran sin embargo que resulta posible pensar casos en los cuales una fusión

horizontal (e, inclusive, una ola de fusiones horizontales) genere un aumento en la

variedad y sea beneficiosa para los consumidores. El modelo que estos autores

desarrollan supone un contexto en el cual coexisten simultáneamente diferenciación

horizontal y diferenciación idiosincrática. Si, en dicha circunstancia, cada empresa

produce una única variedad, elige una única localización y compite en cantidades contra

67 Dicha reducción, por supuesto, podría verse contrarrestada por una disminución en los costos deprovisión de los bienes, pero dicha disminución debería ser mayor que la necesaria para el caso de unproducto homogéneo.

Page 203: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

203

las otras empresas (oligopolio de Cournot), el equilibrio pre-fusión implica que todas las

empresas eligen una localización central (principio de la diferenciación mínima).

Cuando dos empresas se fusionan, en cambio, la estrategia óptima para el nuevo grupo

pasa a ser separar sus puntos de venta, ubicarlos más lejos del centro y ofrecer en cada

punto las dos variedades que el grupo produce. Esto no sólo es más beneficioso para la

nueva empresa unificada sino también para los consumidores ubicados lejos del centro,

que pasan a tener un mayor excedente en virtud de que pueden acceder con menores

costos a un número igual de variedades que el que disponían antes de la fusión.

La ventaja para los consumidores de este tipo de operación, sin embargo,

depende de que el mercado esté relativamente poco concentrado antes de que se inicie la

ola de fusiones. En una situación en la cual existen ya pocas empresas y cada una de

ellas ofrece varias variedades en varias localizaciones, el efecto de una fusión entre dos

de esas empresas suele implicar una reducción muy pequeña en los costos de acceso de

cada consumidor a las distintas variedades, y tener en cambio un efecto importante

sobre el precio al cual se venden dichas variedades (por la menor competencia que

induce entre ellas). En tal caso lo esperable es que el excedente de los consumidores se

reduzca, y que también lo haga el excedente total de los agentes económicos.

Otro caso en el cual una fusión horizontal puede ser beneficiosa para los

consumidores se da cuando se parte de una situación de liderazgo de precios por parte

de una empresa y, luego de una operación de concentración entre dos de sus

competidores periféricos, dicho liderazgo desaparece y se pasa a una situación de

competencia en precios entre el antiguo líder y la nueva empresa fusionada. Para que

esto acontezca es importante que la interacción estratégica se dé en un contexto de

productos diferenciados en el cual cada empresa elige el precio de las variedades que

provee, y que la fusión no implique un aumento sustancial del poder de mercado del

nuevo grupo que se forma. Un ejemplo de esto, desarrollado por nosotros en un trabajo

anterior, tiene lugar cuando, en un modelo de competencia espacial del tipo de la

“ciudad circular”, hay cuatro variedades de cierto producto68. Supongamos que dos de

dichas variedades son provistas por una empresa que actúa como líder de precios, y que

las otras dos son provistas por dos seguidores (que son los que luego se fusionan entre

sí). Supongamos también que las variedades que provee el líder no son adyacentes, lo

Page 204: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

204

cual implica que no compiten directamente entre sí. La competencia directa de las

variedades del líder, por lo tanto, estará dada por las variedades de los seguidores (que,

a su vez, tampoco son adyacentes entre sí).

Gráfico 8.2

Lo expuesto conceptualmente en el párrafo anterior puede representarse a través

del gráfico 8.2. En él hemos denotado con los números 1 y 3 a las variedades provistas

por el líder de precios, y con los números 2 y 4 a las que proveen los seguidores. Si el

círculo graficado tiene una circunferencia igual a “x” (que representa también la

cantidad total demandada), entonces cada variedad estará a una distancia “x/4” de sus

competidores más próximos, y la función de demanda por la misma será igual a:

qi = t

p

t2

pp

4

x ikj −⋅+

+ ;

donde “qi” es la cantidad demandada de la variedad “i”, “pi” es el precio de dicha

variedad, “pj” y “pk” son los precios de las dos variedades más próximas (a izquierda y

derecha de la variedad “i”), y “t” es el costo de transporte de los consumidores por

unidad de producto y por unidad de distancia.

Si suponemos que tanto el líder como los seguidores tienen un costo unitario de

provisión del bien igual a “c”, entonces las funciones de beneficios de estas empresas

pueden escribirse del siguiente modo:

( ) ( )

⋅++⋅−+

⋅++⋅−=+ t

p

t2

pp

4

xcp

t

p

t2

pp

4

xcpB 342

3142

131 ;

68 Para un análisis más detallado del modelo, véase Coloma (2003b). En cuanto al concepto de “ciudad

x/4 x/4

x/4 x/4

4

3

2

1

Page 205: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

205

( )

⋅++⋅−=

t

p

t2

pp

4

xcpB 231

22 ; ( )

⋅++⋅−=

t

p

t2

pp

4

xcpB 431

44 ;

y el equilibrio de mercado puede hallarse reemplazando las funciones de reacción de los

seguidores en la función de beneficios del líder, y maximizando luego esa función

respecto de los precios que fija dicho líder. Esto implica resolver el siguiente problema:

( ) ( )

⋅++⋅−+

⋅++⋅−=+ t

p

t2

pp

4

xcp

t

p

t2

pp

4

xcp)max(B 342

3142

131

s.a.8

xt

4

pp

2

cp 31

2

⋅+++= y8

xt

4

pp

2

cp 31

4

⋅+++= ;

cuyo resultado es:

8

xt3cpp 31

⋅⋅+== ; 16

xt5cpp 42

⋅⋅+== ; 16

x3qq 31

⋅== ; 16

x5qq 42

⋅== .

Si, ahora, las empresas que proveen las variedades 2 y 4 se fusionan, el problema

se transforma en un caso simétrico en el cual hay una empresa (el antiguo líder) que

provee las variedades 1 y 3, y otra (formada por los antiguos seguidores) que provee las

variedades 2 y 4. El equilibrio de Bertrand de dicho problema se da cuando cada una de

dichas empresas elige sus precios simultáneamente tomando como dados los precios de

la otra empresa. Esto lleva a una situación en la cual se satisfacen simultáneamente las

siguientes funciones de reacción:

8

xt

4

pp

2

cp 42

1

⋅+++= ;8

xt

4

pp

2

cp 42

3

⋅+++= ;

8

xt

4

pp

2

cp 31

2

⋅+++= ;8

xt

4

pp

2

cp 31

4

⋅+++= ;

y el resultado al que se llega implica los siguientes precios y cantidades:

4

xtcpppp 4321

⋅+==== ; 4

xqqqq 4321 ==== .

De la observación de los precios de equilibrio antes y después de la fusión, se

verifica que el margen entre precio y costo marginal es menor en el contexto post-

fusión, tanto para las variedades provistas por la antigua empresa líder como para las

circular”, el mismo ha sido desarrollado en la sección 4.1 del presente trabajo.

Page 206: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

206

que provee el nuevo grupo fusionado (formado por las antiguas empresas seguidoras).

Esto se debe a que, en una situación de liderazgo, el líder tiene incentivos para

incrementar sus precios y el seguidor tiene la posibilidad de aumentar los suyos propios

(dados los mayores precios que observa por parte del líder). Al desaparecer el liderazgo,

por lo tanto, ambas empresas entran en una competencia en precios más fuerte.

Un supuesto crucial para obtener el resultado comentado es que tanto el antiguo

líder como el nuevo grupo fusionado proveen variedades no adyacentes. Si esto no fuera

así (por ejemplo, si el antiguo líder proveyera las variedades 1 y 2, y el nuevo grupo

proveyera las variedades 3 y 4), estaríamos en presencia de una situación en la cual la

fusión generaría un aumento en el poder de mercado del grupo fusionado (al

desaparecer la competencia entre las empresas que le dan origen). En este ejemplo,

dicho aumento del poder de mercado generaría una tendencia a aumentar los precios

que más que compensaría el efecto reductor de hacer desaparecer la situación de

liderazgo, y el equilibrio post-fusión llevaría a un precio promedio mayor que el que se

verificaba antes de la operación de concentración69.

8.4. Integración vertical

El análisis de las fusiones y adquisiciones de tipo vertical tiene muchos puntos

en común con el análisis de las restricciones verticales visto en el capítulo anterior. Los

fundamentos de la integración vertical son en esencia los mismos que los fundamentos

de las restricciones verticales. Esto se debe a que, en rigor, las restricciones verticales

suelen tener por objetivo lograr algún tipo de integración parcial entre empresas

ubicadas en distintas etapas de una cadena de producción y comercialización, por lo

cual la integración vertical puede ser visualizada como un caso extremo de acuerdo

vertical entre dos unidades económicas.

Al igual que lo que acontece con las fusiones horizontales, las fusiones verticales

suelen combinar motivaciones de eficiencia con motivaciones de ejercicio del poder de

mercado. El argumento más citado sobre este último tema tiene que ver con la

posibilidad que en ciertos casos crea la integración vertical de extender el poder de

mercado que una empresa tiene sobre cierto insumo al mercado de los productos que se

69 En una situación como esa, los precios de equilibrio antes de la fusión serían “p1 = p2 = c + t⋅x/2” y “p3

= p4 = c + t⋅x/3”, y después de la fusión serían “p1 = p2 = p3 = p4 = c + t⋅x/2”.

Page 207: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

207

fabrican con dicho insumo. La clave para que este efecto se produzca es la existencia de

una posible sustitución entre el insumo en cuestión y otros insumos que también se

utilizan para producir los productos bajo análisis. Si dicha sustitución no es posible (por

ejemplo, porque la función de producción de los bienes en cuestión requiere

proporciones fijas de los insumos), entonces el argumento se desvanece y no existe

ninguna posibilidad de que una empresa con poder de mercado sobre un insumo

extienda aún más los efectos de dicho poder de mercado a través de la integración

vertical.

Las proposiciones expuestas en el párrafo anterior, esbozadas por primera vez

por Vernon y Graham (1971), pueden ilustrarse a través del siguiente modelo teórico.

Supongamos que el productor de un determinado insumo (I) es monopolista del mismo.

Supongamos que los compradores de dicho insumo son empresas tomadoras de precios

que lo utilizan para producir un bien (Q), para el cual también se requiere utilizar otro

insumo (L) que se adquiere al precio “w” en un mercado perfectamente competitivo. Si

el precio de demanda de “Q” es una función “P(Q)” y el precio al cual se vende el

insumo “I” es igual a “r”, entonces el monopolista de “I” resolverá el siguiente

problema de maximización de beneficios:

BI(max) = (r – cI)⋅I s.a. [ ]I

Q)L,I(QPr

∂∂⋅= ;

donde “cI” es el costo medio y marginal de producción de “I”, “Q(I,L)” es la función de

producción agregada de “Q”, y “∂Q/∂I” es la productividad marginal de “I” cuando se

lo usa para producir “Q”.

La condición de primer orden de maximización de “BI” implica por lo tanto que:

0cII

QP

I

Q

Q

P

I

QP

I

BI2

22

I =−⋅

∂∂⋅+

∂∂⋅

∂∂+

∂∂⋅=

∂∂ ⇒

0II

QP

I

Q

Q

Pc

I

QP

2

22

I >⋅

∂∂⋅+

∂∂⋅

∂∂−=−

∂∂⋅ ;

en tanto que la demanda del insumo “L” por parte de los productores de “Q” adoptará la

siguiente forma:

Page 208: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

208

L

Q)]L,I(Q[Pw

∂∂⋅= ⇒ 0w

L

QP =−

∂∂⋅ .

Si, alternativamente, el monopolista de “I” se integra verticalmente con todos los

productores de “Q” y monopoliza también el mercado del producto, entonces su

problema pasa a ser:

BI+Q(max) = P[Q(I,L)]⋅Q(I,L) – cI⋅I – w⋅L ;

y las respectivas condiciones de maximización pasan a ser las siguientes:

0cI

QQ

Q

PP

I

BI

QI =−∂∂⋅

∂∂+=

∂∂ + ⇒ 0

I

QQ

Q

Pc

I

QP I >

∂∂⋅⋅

∂∂−=−

∂∂⋅ ;

0wL

QQ

Q

PP

L

B QI =−∂∂⋅

∂∂+=

∂∂ + ⇒ 0

L

QQ

Q

Pw

L

QP >

∂∂⋅⋅

∂∂−=−

∂∂⋅ .

De la comparación de las condiciones de equilibrio de los casos con y sin

integración vertical, pueden llegarse a las siguientes conclusiones:

a) La integración vertical lleva a la empresa integrada a elegir distintas cantidades de

insumos (y, por extensión, a producir distintas cantidades del bien final) que las que se

dan en el caso sin integración.

b) La solución de integración vertical no resuelve la distorsión existente en el mercado

del insumo intermedio monopolizado y crea una distorsión adicional en el mercado del

insumo no monopolizado, asociada con un mayor ejercicio del poder de mercado.

c) Lo que sí se verifica es una ganancia de eficiencia productiva en las cantidades

relativas de los insumos, para las cuales pasa a regir la siguiente relación entre

productividades marginales y costos marginales de los insumos:

w

c

LQ

IQ I=∂∂∂∂

;

cuando, en una situación sin integración, lo que se verificaba era:

w

c

w

I

QP

I

Q

Q

Pc

w

r

LQ

IQ I

2

22

I

>

∂∂⋅+

∂∂⋅

∂∂−

==∂∂∂∂

.

La dicotomía entre una mayor eficiencia productiva y un mayor poder de

Page 209: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

209

mercado sobre el bien final y sobre el insumo no monopolizado genera ambigüedad

respecto de los efectos agregados de una integración vertical del tipo de la analizada,

que puede incrementar o disminuir el excedente total según cuál de los efectos resulte

más dominante. Esto depende de la elasticidad de sustitución entre los insumos, de la

elasticidad de la demanda del bien final, y de la importancia relativa del insumo

monopolizado en los costos de las empresas productoras de “Q”. Siguiendo a Abiru

(1988), diremos sin embargo que dicha ambigüedad se resuelve si se separan los efectos

propiamente verticales de la integración de los efectos horizontales implícitos en la

misma, que tienen que ver con la desaparición de la competencia entre los productores

de “Q”. Una manera sencilla de efectuar dicha separación es suponer que la demanda

del bien final es totalmente elástica al precio “P”, con lo cual la integración vertical no

puede extender el poder de mercado del productor de “I” pero sí resolver el problema de

elección óptima de los insumos. En tal caso se verifica que, con integración vertical, las

condiciones de equilibro pasan a ser:

0cI

QP I =−

∂∂⋅ ; 0w

L

QP =−

∂∂⋅ ;

w

c

LQ

IQ I=∂∂∂∂

;

cuando, en un contexto sin integración, lo que se da es que:

0II

QPc

I

QP

2

2

I >⋅∂∂⋅−=−

∂∂⋅ ; 0w

L

QP =−

∂∂⋅ ;

w

c

w

)IQ(Pc

LQ

IQ I22

I >∂∂⋅−=∂∂∂∂

.

Esta manera de separar los efectos de la integración sirve para ver que lo que es

verdaderamente producto de la fusión vertical es el fenómeno de corrección de la

distorsión en la elección de los insumos productivos, y que el efecto de extensión del

poder de mercado no se origina en el carácter vertical de la operación sino en sus

consecuencias horizontales (es decir, en la fusión que se da entre todas las empresas

productoras de “Q” cuando todas ellas son adquiridas por el productor del insumo “I”).

Otro resultado que puede obtenerse de analizar un problema como el expuesto es

que, si los insumos no son sustituibles entre sí, entonces la integración vertical no puede

extender el poder de mercado desde el mercado del insumo monopolizado hacia el

mercado del bien final, y que las cantidades de “I”, “L” y “Q” que terminan eligiéndose

en equilibrio son las mismas con y sin integración. Esto se da, por ejemplo, si la función

de producción de “Q” tiene coeficientes fijos respecto de “I” y de “L”, y se cumple que:

Page 210: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

210

Q(I,L) = min{a⋅I, b⋅L} ;

dándose por ende que el costo marginal de “Q” es igual a:

b

w

a

r

Q

CTQ +=∂∂

;

y que, si el mercado del bien final es perfectamente competitivo, la demanda del insumo

“I” es la siguiente:

−⋅=

b

w)Q(Par s.a. Q = a⋅I .

Todo esto genera una situación en la cual, si “I” está monopolizado y no hay

integración vertical, se cumple que:

0cIaQ

Pa

b

wPa

I

BI

I =−⋅⋅∂∂⋅+

−⋅=

∂∂ ⇒

−⋅

∂∂+⋅=

b

wQ

Q

PPacI ;

en tanto que en una situación en la cual el monopolista de “I” se integra verticalmente

con todos los productores de “Q” lo que se verifica es que:

0a

c

b

wQ

Q

PP

Q

BIQI =

+−⋅

∂∂+=

∂∂ + ⇒

−⋅

∂∂+⋅=

b

wQ

Q

PPacI ;

con lo cual el valor de “Q” (y, por consiguiente, los valores de “I” y de “L”) que se

eligen en ambos casos son los mismos.

Otra rama de la literatura sobre cambios en el ejercicio del poder de mercado

como consecuencia de una integración vertical es la que se basa en el concepto de

“incremento de costos de los rivales”, al cual nos hemos referido ya en el capítulo 7. Un

trabajo ilustrativo al respecto es el de Riordan (1998), que desarrolla un modelo en el

cual una empresa líder de precios halla beneficioso adquirir a su proveedor de insumos

y esto le permite incrementar precios tanto en el mercado del insumo como en el

mercado del producto que se fabrica con dicho insumo. Los efectos de esta operación

sobre el excedente total de los agentes económicos dependen sin embargo de las

participaciones de mercado del líder y de sus seguidores, pudiendo en ese caso

establecerse reglas similares a las que se utilizan para evaluar fusiones horizontales

entre proveedores de productos homogéneos.

Page 211: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

211

Al igual que las restricciones verticales, la integración vertical puede servir

también para resolver problemas de externalidades (doble marginalización, riesgo

moral, aprovechamiento gratuito) y para reducir los costos de transacción entre

empresas ubicadas en distintas etapas de la cadena de producción y comercialización.

Este último punto fue analizado por primera vez por Coase (1937), quien dio origen a la

literatura sobre costos de transacción elaborando una teoría de la empresa que hace

hincapié en ese tema como determinante de las decisiones empresarias. Si bien esta

literatura es principalmente conceptual, ha dado origen a numerosos trabajos empíricos

y a algunos modelos formales, que buscan introducir el concepto de costo de

transacción como resultado de un problema recíproco de acciones ocultas entre

unidades económicas ubicadas en distintos escalones de la cadena de producción y

distribución. El más importante de dichos modelos es probablemente el elaborado por

Grossman y Hart (1986), que analiza la integración vertical desde dos perspectivas

posibles: la integración “hacia adelante” (en la cual un productor de insumos adquiere a

la empresa que transforma dichos insumos en productos, o un productor de bienes

adquiere al distribuidor de los mismos) y la integración “hacia atrás” (en la cual un

productor de bienes adquiere a su proveedor de insumos, o un distribuidor adquiere al

productor de los bienes que distribuye).

El modelo de Grossman y Hart lleva a la conclusión de que en ciertas

circunstancias resulta más eficiente la integración vertical (hacia adelante o hacia atrás)

y en otras circunstancias resulta más eficiente una solución desintegrada. Dicho modelo

puede esquematizarse como un juego en dos etapas en el cual dos unidades económicas

(E1 y E2) eligen primero ciertas variables (“x1” y “x2”) que sólo ellas pueden observar

(y que los autores asocian con inversiones específicas en la actividad de que se trate), y

eligen luego otras variables (“q1” y “q2”) que sí son directamente observables (y que los

autores asocian con decisiones de tipo operativo). Cada unidad económica obtiene un

beneficio que es función de su propia variable oculta y de las dos variables observables,

y el beneficio total se define como:

B1+2 = B1(x1,q1,q2) + B2(x2,q1,q2) .

Las condiciones de maximización de este beneficio total pueden escribirse del

siguiente modo:

Page 212: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

212

0x

B

x

B

1

1

1

21 =∂∂=

∂∂ + ; 0

x

B

x

B

2

2

2

21 =∂∂=

∂∂ + ;

0q

B

q

B

q

B

1

2

1

1

1

21 =∂∂+

∂∂=

∂∂ + ; 0

q

B

q

B

q

B

2

2

2

1

2

21 =∂∂+

∂∂=

∂∂ + ;

y, en tanto no existan problemas adicionales de poder de mercado, externalidades o

información asimétrica, se asocian con una situación eficiente.

Si E1 y E2 operan como empresas desintegradas, entonces E1 buscará

maximizar “B1” eligiendo “x1” y “q1”, y E2 buscará maximizar “B2” eligiendo “x2” y

“q2”. Esto llevará a que se dé que:

0x

B

1

1 =∂∂

; 0x

B

2

2 =∂∂

; 0q

B

1

1 =∂∂

; 0q

B

2

2 =∂∂

;

lo cual es una solución ineficiente, dado que al tomarse las decisiones no se está

teniendo en cuenta los efectos de “q1” sobre “B2” ni los efectos de “q2” sobre “B1”.

Para comparar esta solución con situaciones en las cuales E1 y E2 se integran

verticalmente, Grossman y Hart suponen que, si se da una integración hacia adelante,

E1 pasará a elegir “q2” pero E2 seguirá eligiendo “x2” y que, si se da una integración

hacia atrás, E2 pasará a elegir “q1” pero E1 seguirá eligiendo “x1”. Como la integración

no implica aquí la desaparición de E1 ni de E2 sino un traspaso de poder de decisión

entre una y otra unidad económica, E1 sigue maximizando “B1” y E2 sigue

maximizando “B2”, y lo que se cumple si hay integración hacia adelante es:

0x

B

1

1 =∂∂

; 0x

B

2

2 =∂∂

; 0q

B

1

1 =∂∂

; 0q

B

2

1 =∂∂

;

y si hay integración hacia atrás lo que se da es:

0x

B

1

1 =∂∂

; 0x

B

2

2 =∂∂

; 0q

B

1

2 =∂∂

; 0q

B

2

2 =∂∂

.

Tal como puede observarse, estas soluciones también son ineficientes si se las

compara con la que maximiza “B1+2”, porque si bien solucionan alguna de las

distorsiones que se dan en el caso de desintegración crean también una nueva distorsión

en la elección de “q1” o de “q2”. Cuál de las tres soluciones de equilibrio lleva a una

situación más eficiente depende entonces del caso particular bajo análisis, pudiendo

Page 213: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

213

suponerse que si el valor absoluto de “B1” es mucho mayor que el de “B2” es probable

que sea más eficiente una integración hacia adelante, y que si el valor absoluto de “B2”

es mucho mayor que el de “B1” es probable que sea más eficiente una integración hacia

atrás (ya que en un caso “B1+2” será más parecido a “B1” y en el otro será más parecido

a “B2”). La eficiencia relativa de una u otra solución dependerá también de las

magnitudes de “∂B1/∂q1”, “∂B1/∂q2”, “∂B2/∂q1” y “∂B2/∂q2”, que harán que, según los

casos, ignorar alguno de estos efectos sea más o menos importante.

La lógica detrás del modelo de Grossman y Hart es que la integración sirve para

resolver algunos problemas de las relaciones verticales entre las empresas (puesto que

reduce los costos de transacción entre las unidades económicas) pero también crea otros

nuevos (relacionados básicamente con mayores costos de administración interna y

mayores dificultades para dar incentivos a las distintas unidades económicas dentro de

una misma organización). Este último tema es susceptible de ser mejorado a través de

esquemas de remuneración que copien dentro de una empresa integrada los incentivos

que tienen las empresas independientes (haciendo, por ejemplo, depender las

remuneraciones de los gerentes de cada división de los beneficios que dicha división le

genera al grupo empresario como un todo). Grossman y Hart incorporan esta idea a su

modelo, permitiendo que E1 y E2 negocien entre sí para decidir los niveles de “q1” y

“q2” (teniendo como objetivo maximizar “B1+2”). Este agregado, sin embargo, no basta

para llegar a una solución eficiente, ya que, si “x1” y “x2” se siguen decidiendo

independientemente y por anticipado, subsistirán en las distintas soluciones incentivos

para que cada unidad económica intente influir en el resultado final del juego

manipulando sus acciones ocultas, a fin de quedarse con una porción mayor de los

beneficios conjuntos70.

8.5. Formación de conglomerados

Las motivaciones económicas que pueden llevar a la formación de

conglomerados son en principio más diversas que las relacionadas con las fusiones

horizontales y verticales. Sin embargo, tal como hemos visto al principio de este

70 Formalmente, lo que los autores hacen es suponer que, como consecuencia de la negociación, cadaunidad económica intentará maximizar un promedio simple entre su propio beneficio y el beneficioconjunto. Esto surge del supuesto de que la negociación lleva a que las unidades económicas acuerdanrepartirse por mitades las ganancias de eficiencia que obtengan.

Page 214: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

214

capítulo, las operaciones de concentración que no son ni horizontales ni verticales

presentan un margen mucho menor para desarrollar explicaciones basadas en intentos

de incrementar el poder de mercado de las unidades económicas involucradas, por lo

cual la mayor parte de las teorías relacionadas con este tipo de fusiones y adquisiciones

tienen que ver con algún aspecto de eficiencia que puede mejorarse como consecuencia

de la creación de una empresa o grupo empresario de mayor tamaño. Esto es

particularmente claro cuando se trata de una concentración de conglomerado puro, pero

también se aplica en muchas circunstancias en las que existe extensión del producto o

extensión del mercado.

Una de las teorías más citadas entre las que justifican las concentraciones de

conglomerado es la elaborada originalmente por Mueller (1969), que se basa en la

diferencia entre las tasas de descuento utilizadas para valuar los flujos de fondos futuros

de las empresas y en la posibilidad de reducir dichas tasas a través de una reducción del

riesgo empresario conjunto. Esta teoría puede esquematizarse suponiendo que existen

dos empresas que se dedican a actividades distintas, y que el valor de las mismas (V1 y

V2) es igual al cociente entre los beneficios esperados que generan cada una de las

empresas (B1 y B2) y sus respectivas tasas de costo del capital (k1 y k2), en un contexto

en el cual, para simplificar, supondremos que los beneficios esperados son constantes en

el tiempo y el horizonte temporal es indeterminado.

Si los beneficios de estas empresas están sujetos a cierta incertidumbre, las tasas

de costo del capital relevantes pueden escribirse del siguiente modo:

k1 = r + b⋅v1 ; k2 = r + b⋅v2 ;

donde “r” es una tasa libre de riesgo, “v1” y “v2” son las varianzas de los rendimientos

de las empresas, y “b” es un parámetro positivo que mide el efecto del riesgo sobre el

costo del capital.

Si los mercados de capital fueran eficientes, el valor de un conglomerado que

tuviera dentro de sí a las empresas 1 y 2 no tendría por qué ser mayor que el valor de la

suma de las dos empresas operando por separado, salvo que por alguna causa la fusión

sirviera para incrementar “B1” o “B2”. Esto se debe a que cada accionista podría

diversificar él mismo su cartera de inversiones, y cubrir parcialmente el riesgo que le

genera tener acciones de la empresa 1 adquiriendo acciones de la empresa 2, con lo cual

la tasa de costo del capital relevante para un conglomerado de ambas empresas no sería

Page 215: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

215

otra cosa que el promedio ponderado de las tasas de costo del capital de cada una de las

empresas consideradas individualmente.

Si, por alguna causa, la hipótesis de eficiencia de los mercados de capital no se

cumple, aparece entonces una motivación para formar un conglomerado como modo de

reducir el riesgo agregado del conjunto de actividades. Para ello debe darse que “B1” y

“B2” no estén positivamente correlacionados entre sí o, si lo están, que dicha correlación

positiva no sea muy grande. Esto surge de definir a la varianza de los rendimientos de

un conglomerado de las empresas 1 y 2 del siguiente modo:

v1+2 = α2⋅v1 + (1-α)2⋅v2 + 2⋅α⋅(1-α)⋅cov ;

donde “α” es igual a “V1/(V1+V2)” y “cov” es la covarianza de los rendimientos de las

empresas 1 y 2. Dado esto, la tasa de costo del capital del conglomerado es igual a:

k1+2 = r + b⋅v1+2 = r + b⋅α2⋅v1 + b⋅(1-α)2⋅v2 + 2⋅b⋅α⋅(1-α)⋅cov ;

en tanto que la tasa de costo del capital promedio de las empresas operando

separadamente es:

kp = α⋅k1 + (1-α)⋅k2 = r + b⋅α⋅v1 + b⋅(1-α)⋅v2 .

Para que el valor del conglomerado sea mayor que el valor de las empresas

consideradas separadamente, debe darse que “k1+2 < kp” (o sea, que la tasa de costo del

capital del conglomerado sea inferior a la tasa promedio). Esto implica que:

r + b⋅α2⋅v1 + b⋅(1-α)2⋅v2 + 2⋅b⋅α⋅(1-α)⋅cov < r + b⋅α⋅v1 + b⋅(1-α)⋅v2 ⇒

α2⋅v1 + (1-α)2⋅v2 + 2⋅α⋅(1-α)⋅cov < α⋅v1 + (1-α)⋅v2 ⇒2

vvcov 21 +< ;

y que, por lo tanto, una fusión de conglomerado puede incrementar el valor de las

empresas si la covarianza de los rendimientos es negativa, nula, o positiva pero menor

que el promedio de las varianzas de dichos rendimientos.

Otra forma en la cual la formación de un conglomerado puede incrementar el

valor total de las empresas que se fusionan acontece cuando una de esas empresas le

genera externalidades reales a la otra. En ese caso lo que sucede es que el beneficio total

aumenta después de la fusión, como consecuencia de la internalización de las

externalidades en cuestión. Supongamos, por ejemplo, que las empresas 1 y 2 producen

Page 216: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

216

dos bienes distintos que venden en mercados competitivos a los precios “P1” y “P2”, y

que sus respectivos costos totales son “CT1(Q1)” y “CT2(Q2,Q1)” (o sea, que la

producción de la empresa 1 genera una externalidad real sobre los costos de la empresa

2). Cuando las empresas operan separadamente, las condiciones de maximización de

beneficios de cada una de ellas lleva a que:

0Q

CTP

Q

B

1

11

1

1 =∂∂−=

∂∂

; 0Q

CTP

Q

B

2

22

2

2 =∂∂−=

∂∂

.

Si ambas empresas se fusionan, en cambio, lo que maximiza el beneficio

conjunto es:

0Q

CT

Q

CTP

Q

B

1

2

1

11

1

21 =∂∂−

∂∂−=

∂∂ + ; 0

Q

CTP

Q

B

2

22

2

21 =∂∂−=

∂∂ + ;

lo cual, en ausencia de otros fenómenos que puedan implicar lo contrario, genera un

incremento en el excedente total de los agentes económicos originado en la

consideración explícita del efecto que “Q1” tiene sobre “CT2”.

Un fenómeno semejante acontece cuando los bienes que producen las empresas

que se fusionan exhiben economías de alcance. Como, en general, estas economías

tienen lugar cuando dos o más actividades utilizan insumos o canales de distribución

comunes, las mismas resultan particularmente importantes cuando se trata de

operaciones de concentración que implican extensión del producto o extensión del

mercado. Su ocurrencia puede asimismo producirse en casos en los cuales se mezclan

ciertas relaciones verticales entre las empresas, dado que en dichos casos existe también

un fenómeno de complementariedad. Algunos autores, tales como Teece (1982), han

visto en este fenómeno la base de una teoría de la empresa multiproducto, que puede

adaptarse para explicar numerosas fusiones que implican extensión del producto o

extensión del mercado.

El hecho de que las operaciones de extensión del producto y extensión del

mercado conlleven la integración entre empresas que utilizan los mismos insumos o

canales de distribución puede generar también un impacto relacionado con un mayor

ejercicio del poder de mercado sobre dichos insumos o canales. Esto puede verse como

un efecto horizontal de una fusión que en el resto de los aspectos es de conglomerado, y

que en algunos casos puede tener cierta importancia. Supongamos por ejemplo que dos

Page 217: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

217

empresas venden dos productos diferentes (o el mismo producto en dos mercados

diferentes) pero compiten como compradores en el mercado de un insumo común (I). Si

la función de precio de oferta de dicho insumo depende de la cantidad total comprada,

entonces, cuando las empresas operan independientemente, maximizan beneficios

haciendo:

B1(max) = P1⋅Q1(I1) – r(I1+I2)⋅I1 ; B2(max) = P2⋅Q2(I2) – r(I1+I2)⋅I2 ;

lo cual implica que:

0II

rr

I

QP

I

B1

1

11

1

1 =⋅∂∂−−

∂∂⋅=

∂∂

; 0II

rr

I

QP

I

B2

2

22

2

2 =⋅∂∂−−

∂∂⋅=

∂∂

.

Si las dos empresas se fusionan, en cambio, las condiciones de maximización de

los beneficios totales pasan a ser:

0)II(I

rr

I

QP

I

B21

1

11

1

21 =+⋅∂∂−−

∂∂⋅=

∂∂ + ; 0)II(

I

rr

I

QP

I

B21

2

22

2

21 =+⋅∂∂−−

∂∂⋅=

∂∂ + ;

lo cual genera una diferencia mayor entre el valor de la productividad marginal del

insumo y su precio (y, por ende, una cantidad menor y menos eficiente). Sin embargo,

este efecto originado en un aumento del poder de mercado de las empresas demandantes

del insumo tiene lugar porque hemos supuesto que la oferta de dicho insumo es

competitiva. Si los oferentes del insumo también tuvieran poder de mercado, una fusión

entre demandantes podría inclusive generar una ganancia de eficiencia, si es que el

nuevo poder de mercado que se forma del lado de la demanda sirve para contrarrestar el

poder de mercado pre-existente del lado de la oferta.

Un último efecto de las fusiones que implican extensión del producto o del

mercado, relacionado con el ejercicio del poder de mercado, puede ser la reducción de

la competencia potencial. Este fenómeno acontece cuando la alternativa a la fusión es el

ingreso al mercado de un nuevo competidor. En tal caso la correspondiente fusión entre

una empresa que ya está en el mercado y otra que potencialmente podría ser su

competidora tiene efectos similares a una fusión horizontal, en el sentido de que, si bien

no incrementa la concentración del mercado respecto de la que existía antes de la

fusión, sí lo hace respecto de la concentración que podría haber existido si la fusión no

se hubiera producido y el competidor potencial hubiera entrado al mercado como una

Page 218: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

218

empresa independiente.

Para que este argumento acerca de la competencia potencial tenga sentido, sin

embargo, resulta necesario que se den ciertas condiciones respecto de la capacidad de

las distintas empresas de obtener beneficios antes y después del ingreso de un

competidor. Supongamos por ejemplo que estamos evaluando un mercado en el cual

hay una empresa establecida (EE) y un competidor potencial (CP), que tiene la

alternativa de entrar al mercado como una empresa independiente (EI) o de adquirir a la

empresa establecida (Adq). A su vez, si CP intenta adquirir a EE, esta última debe

decidir entre venderle sus activos a un precio “P” (Vend) y no venderle (NV), en cuyo

caso se quedará con la empresa y tendrá un activo cuyo valor (VME) se origina en la

posición monopólica de la empresa en cuestión y en el hecho de que es propiedad de

EE. Si CP compra a la empresa establecida, en cambio, el valor de la misma pasa a ser

“VMC”, en tanto que en una situación en la cual CP entra como una empresa

independiente las empresas pasan a valer “VCC” y “VC

E”.

Gráfico 8.3

Lo expuesto puede representarse gráficamente

como el que aparece en el gráfico 8.3. En él se ve que

cual es un requisito poco menos que indispensable par

competidor potencial de EE), el juego entre las do

posibles: o bien CP intenta adquirir y EE le vende, o b

porque EE no está dispuesto a vender. El primero de

que implica adquisición y, por ende, desaparición de l

que a CP le convenga comprar y a EE le convenga v

VCC > P > VM

E”, o sea que el competidor potencial

N

]

EI

Adq

CP

EE

• [VMC–P, P

V

]

• [0, VME

]

• [VCC, VC

E

a través de un diagrama de árbol

, en tanto se dé que “VCC > 0” (lo

a que pueda decirse que CP es un

s empresas tiene dos equilibrios

ien CP entra independientemente

tales equilibrios (que es el único

a competencia potencial) requiere

ender. Esto implica que “VMC –

tiene que ser una empresa más

Page 219: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

219

eficiente que la empresa establecida (es decir, que “VMC > VM

E”) y, al mismo tiempo,

tiene que darse que los beneficios que puede obtener si entra independientemente no

sean demasiado altos (es decir, que “VCC < VM

C – VME”). Sólo así habrá espacio para

que exista un precio “P” mayor que el valor que tiene para EE quedarse en el mercado y

que, al mismo tiempo, resulte rentable para CP.

El otro equilibrio posible se produce si “VMC – VC

C < VME”, y no hay por lo

tanto forma de que, al mismo tiempo, a CP le convenga comprar y a EE le convenga

vender. Sin embargo, si pensamos que la interacción entre las empresas tiene lugar en

un contexto que se repite (y que, si CP fracasa en su intento de comprar EE, puede

entrar independientemente en un período posterior), entonces la adquisición puede ser

un equilibrio simplemente si se cumple que “VMC > VC

C + VCE”. Tal caso se asemejaría

a una situación en la cual CP entrara independientemente al mercado y luego comprara

a EE, y sería por lo tanto equivalente a una adquisición horizontal.

Ejercicios

8.1. En cierto mercado oligopólico operan tres empresas (A, B y C). Lascorrespondientes funciones de demanda y de costos son las siguientes:

P = 100 – qA – qB – qC ; CTA = 2⋅qA2 ; CTB = 3⋅qB

2 ; CTC = 4⋅qC2 .

a) Halle las cantidades de equilibrio del mercado suponiendo que el mismo funcionacomo un oligopolio de Cournot. Halle también el correspondiente valor de “P”, el índicede concentración de Herfindahl (HHI), la elasticidad-precio de equilibrio (η) y el índicede Lerner promedio de la industria (IL). Compruebe que “IL = HHI/η”.b) Ahora suponga que las empresas A y B se fusionan. Obtenga el nuevo equilibrio ycompruebe que P, IL y HHI suben pero que el costo marginal promedio de la industriabaja.c) Ahora suponga que las que se fusionan son las empresas B y C. Compruebe que elnuevo equilibrio es diferente al del punto anterior, con P, IL y HHI más bajos y un costomarginal promedio más alto.d) Compare los excedentes de los consumidores y los productores en los tres casos.

8.2. En cierto mercado con diferenciación horizontal de productos operan cuatroempresas simétricamente ubicadas (1, 2, 3 y 4). El mercado en cuestión puederepresentarse a través del siguiente gráfico:

Page 220: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

220

y la demanda que enfrenta cada empresa sigue esta expresión:

t

p

t2

pp

4

xq ikj

i −⋅+

+= ;

donde “qi” es la cantidad demandada, “pi” es el precio, “pj” y “pk” son los precios de lasempresas adyacentes, “x” es la distancia total y “t” es el costo de transporte.a) Suponga que el costo medio y marginal de producción de las empresas es “c = 500”,que “x = 1000” y que “t = 1”. Halle los precios y cantidades de equilibrio de estemercado si cada empresa elige su precio tomando como dados los precios de las demás.b) ¿Qué pasa con esos precios y cantidades si la empresa 1 se fusiona con la empresa 3y la empresa 2 se fusiona con la empresa 4?c) ¿Qué pasaría si la empresa 1 se fusionara con la empresa 2 y la empresa 3 sefusionara con la empresa 4?

8.3. Una empresa que produce el bien “Q” utilizando el insumo “I” tiene la siguientefunción de producción:

Q = 10⋅I1/2 .

A su vez, si quisiese producir el insumo “I” ella misma, debería enfrentar esta funciónde producción:

I = L – 10 .

Suponga que el precio de “L” es $1 y el de “I” es $2.a) ¿Para qué niveles de producción de “Q” le conviene a la empresa producir “I”internamente y para qué niveles le conviene comprarlo en el mercado?b) Ahora suponga que el precio de “I” puede ser $1 (con probabilidad 2/3) o $4 (conprobabilidad 1/3), y que en cambio el precio de “L” es $1 con certeza. Suponga que, enrazón del diferente riesgo, la empresa puede conseguir fondos a una tasa real del 10% siproduce su propio insumo y del 15% si lo compra, y que sus necesidades de fondos sonde $100 por año. Suponga también que la empresa toma sus decisiones buscandominimizar el valor esperado de sus costos y diga para qué niveles de producción de “Q”le conviene alternativamente producir o comprar “I”.c) Modifique el razonamiento del punto anterior suponiendo que la empresa esmaximizadora de beneficios y que vende “Q” a un precio dado (p). ¿Para qué niveles de“p” le conviene alternativamente producir o comprar “I”?

x/4 x/4

x/4 x/4

4

3

2

1

Page 221: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

221

8.4. En el mercado de cierto insumo intermedio (I) hay diez empresas demandantes yuna oferente. Cada una de las empresas demandantes tiene beneficios iguales a:

Bi = Vi(Ii) – r⋅Ii = [10⋅Ii – 0,5⋅Ii2] – r⋅Ii ;

donde “r” es el precio del insumo. La empresa oferente, por su parte, tiene beneficiosiguales a:

Bo = (r – 4)⋅I ;

donde “4” es el costo medio y marginal e “I = ΣIi” es la cantidad total ofrecida.a) Calcule los valores de equilibrio de “Ii” y “r”, suponiendo que los demandantes sontomadores de precios y el oferente es quien fija el precio.b) Muestre que, si el oferente se integra verticalmente con los diez demandantes, “Ii” seincrementa.c) ¿Cuáles serían las cantidades de insumo utilizadas por cada demandante si el oferentese integrara verticalmente con cinco de ellos y no con los cinco restantes? Muestre quedichas cantidades son mayores para los demandantes integrados que para los nointegrados.

8.5. Suponga que los compradores de computadoras deben adquirir separadamente lamáquina y el sistema operativo, y que las respectivas demandas de esos productos son:

qM = 3000 – (pM+pS) ; qS = 3000 – (pM+pS) ;

donde “qM” es la cantidad de máquinas, “qS” es la cantidad de sistemas operativos, y“pM” y “pS” son los respectivos precios. El costo medio y marginal de las máquinas es$400, y el de los sistemas operativos es $200.a) Suponga que hay un monopolista de máquinas y otro de sistemas operativos, y hallelos valores de equilibrio de “pM”, “pS”, “qM” y “qS”.b) Ahora suponga que las dos empresas se fusionan, y pasa a haber una única empresaque produce computadoras que ya vienen con el sistema operativo instalado. Muestreque en dicha situación el precio total (pM+pS) baja, y “qM” y “qS” suben.c) Ahora suponga que hay dos empresas que producen computadoras con sistemasoperativos instalados, y que compiten como oligopolistas de Cournot. Halle los nuevosvalores de “pM+pS”, “qM” y “qS”, y diga por qué son distintos de los del punto “a”.

Page 222: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

222

9. Discriminación de precios, ventas en bloque y ventas atadas

La discriminación de precios es una práctica comercial que implica vender

unidades similares de un bien o servicio a diferentes precios. Dicha práctica puede tener

lugar entre unidades adquiridas por el mismo comprador o bien entre unidades

adquiridas por compradores distintos. Sin embargo, para que la diferencia de precios

pueda incluirse dentro de la categoría de discriminación, la misma debe obedecer a

causas que no estén relacionadas con costos diferenciales en la provisión del bien o

servicio en cuestión.

La discriminación de precios puede adoptar distintas formas en diferentes

contextos. Un instrumento que suele utilizarse para llevarla a cabo es la venta de bienes

distintos en paquetes únicos, que combinan dichos bienes en cantidades determinadas.

A este tipo de ventas se las denomina “ventas en bloque”. Cuando dichos paquetes son

la única forma en la cual puede adquirirse alguno de los bienes, estamos en presencia de

una “venta atada”. Son también ventas atadas aquellas que no implican necesariamente

venta en bloque, pero que sí subordinan la adquisición de un bien o servicio a la de

algún otro, sea en cantidades fijas o variables.

El objetivo de presente capítulo es analizar las posibles explicaciones

económicas para la aparición de las distintas formas de discriminación de precios,

ventas en bloque y ventas atadas. La primera sección se abocará así a un análisis general

de la discriminación de precios, en tanto que la segunda y la tercera analizarán los

distintos tipos de discriminación (primero, segundo y tercer grados). Las últimas dos

secciones, por su parte, se referirán respectivamente a las ventas en bloque y a las

ventas atadas.

9.1. Aspectos generales de la discriminación de precios

El análisis económico de la discriminación de precios requiere de la

consideración de tres elementos. Por un lado, se analizan cuáles son las condiciones

bajo las cuales una empresa puede discriminar precios entre sus clientes y entre las

distintas unidades vendidas a los mismos. Por otro, se estudian los distintos tipos de

discriminación posibles y los instrumentos que las empresas pueden utilizar para

llevarlos a cabo. Por último, la teoría económica sirve también para evaluar el efecto de

Page 223: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

223

la discriminación de precios sobre los beneficios de las empresas y sobre los excedentes

de los compradores del producto.

Para que una empresa que comercializa un bien o servicio tenga la posibilidad de

discriminar entre los precios que cobra por las distintas unidades que vende es necesario

que se cumplan al menos tres condiciones básicas: segmentabilidad del mercado,

capacidad de impedir o dificultar la reventa, y existencia de poder de mercado71. La

segmentabilidad del mercado implica que la empresa que desea discriminar precios

tiene la posibilidad de distinguir entre las demandas de diferentes grupos de clientes.

Dicha división puede obedecer a diferentes características de los compradores

(estudiantes, jubilados, etc), a distintos usos que los mismos le dan al bien que

adquieren (residencial, industrial, etc) o a diferente localización geográfica (clientes

domésticos y del exterior, rurales y urbanos, etc). La posibilidad de distinguir puede

basarse en hechos externos que permitan una separación directa de los sub-mercados

(localización del punto de venta del producto, posesión de un determinado carné de

estudiante o jubilado, etc) o bien puede tener lugar a través de la manera en la que el

comprador elige adquirir el bien o servicio (en un local comercial o en su domicilio, en

envases grandes o pequeños, etc).

La segunda condición necesaria para la discriminación de precios es la dificultad

o imposibilidad de que los distintos grupos en los cuales el mercado ha sido segmentado

comercien el bien entre ellos. De nada le sirve a una empresa cargar un precio más bajo

a un grupo de compradores y uno más alto a otro si los miembros del primero de tales

grupos pueden revender sin costo sus unidades a los miembros del segundo, y arbitrar

de ese modo entre los precios impuestos por el vendedor original. De la misma manera,

resulta también estéril vender cantidades mayores a precios unitarios menores si quien

adquiere dicho producto puede a su vez fraccionarlo y revenderlo sin costo.

El último requisito esencial para que la discriminación de precios sea posible (o

cuando menos, para que tenga algún sentido económico) es que la empresa que la lleva

a cabo tenga poder de mercado en algún segmento. En efecto, si no existe poder de

mercado (es decir, si la empresa es tomadora de precios), la capacidad de fijar precios es

por definición nula, y por lo tanto todas las diferencias que se encuentren entre los

precios que pagan los distintos compradores obedecerán a factores ajenos a la empresa

71 Esta tipificación ha sido tomada de Carlton y Perloff (1994), capítulo 11.

Page 224: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

224

vendedora. La posesión de poder de mercado, sin embargo, no implica necesariamente

que la empresa no enfrente competencia de ningún tipo, sino tan sólo que tenga

influencia sobre los precios. Por ello la discriminación de precios es un fenómeno

posible en mercados competitivos con productos diferenciados, así como en mercados

en los cuales existe una competencia basada en la localización de las empresas72.

La clasificación económica tradicional de las prácticas de discriminación de

precios distingue tres grados diferentes. La discriminación de primer grado (o

discriminación perfecta) implica que el vendedor de un bien o servicio puede vender

cada unidad a cada comprador a un precio distinto. La discriminación de segundo grado

(o discriminación voluntaria) implica que el vendedor puede discriminar entre las

unidades que le vende al mismo comprador pero no puede discriminar directamente

entre compradores. Por último, la discriminación de tercer grado (o discriminación

simple) es aquélla en la cual el vendedor puede discriminar entre compradores o grupos

de compradores pero no entre las unidades vendidas a cada comprador73.

9.2. Discriminación de precios de tercer grado

La discriminación de precios de tercer grado tiene lugar cuando el vendedor

puede segmentar el mercado en distintas categorías pero no puede implementar

mecanismos que impliquen descuentos por cantidad o cobro de cargos fijos, y debe por

ende limitarse a utilizar un único precio lineal para cada segmento en que divida el

mercado. Esta discriminación es usual en el caso de bienes que se venden en sub-

mercados geográficamente separados y que pueden ser fácilmente revendidos dentro del

mismo sub-mercado pero difícilmente trasladados de un sub-mercado a otro. En estos

casos, lo que la empresa vendedora intenta aprovechar al discriminar precios es la

diferente elasticidad de la demanda en cada segmento, cobrando valores superiores en

los sub-mercados menos sensibles a los cambios de precios y valores inferiores en los

sub-mercados más sensibles.

La explicación más habitual de cómo una empresa decide una política de

discriminación de tercer grado surge de suponer que su objetivo consiste en maximizar

72 La discriminación de precios en mercados en los cuales la competencia tiene lugar entre empresaslocalizadas en diferentes puntos del espacio suele explicarse a través de modelos de “fijación de preciosdesde un punto base” (basing point pricing). Sobre este tema, véase Scherer y Ross (1990), capítulo 13.73 Los orígenes de esta clasificación provienen de la obra de Pigou (1920), pp 240-256.

Page 225: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

225

una función de beneficios, eligiendo los precios que va a cobrar (P1, P2, ... Pn) y las

cantidades que va a vender en cada sub-mercado (Q1, Q2, ... Qn). Si los costos totales

son función de la cantidad total producida y vendida, y los precios de demanda son

funciones de las cantidades vendidas en cada sub-mercado, el problema de optimización

de la empresa discriminadora puede escribirse del siguiente modo:

−⋅= ∑∑

==

n

1ii

n

1iiii QCTQ)Q(P)max(B ;

por lo que sus condiciones de primer orden serán iguales a:

0Q

CTQ

Q

P)Q(P

Q

Bi

i

iii

i

=∂∂−⋅

∂∂+=

∂∂

(si Qi ≥ 0) ;

0Q

CTQ

Q

P)Q(P

Q

Bi

i

iii

i

≤∂∂−⋅

∂∂+=

∂∂

(si Qi = 0) .

El cumplimiento de estas condiciones implica que, si dos sub-mercados “i” y “j”

son abastecidos (es decir, si “Qi > 0” y “Qj > 0”), el costo marginal de proveer una

unidad adicional deberá igualarse con el ingreso marginal de vender dicha unidad en

cada uno de los sub-mercados, dándose por lo tanto que:

jj

jjji

i

iii Q

Q

P)Q(P

Q

CTQ

Q

P)Q(P ⋅

∂∂

+=∂∂=⋅

∂∂+ .

Esta igualdad implica que, salvo que las funciones de demanda de dos sub-

mercados sean idénticas, los precios que se cobrarán en ellos diferirán, ya que para

igualar los ingresos marginales se requerirá necesariamente una desigualdad de precios.

Nótese que, como la función de costos depende de la cantidad total y no de la cantidad

vendida en cada sub-mercado, el costo marginal es por definición el mismo para las

unidades vendidas en todos los sub-mercados abastecidos.

Otra forma de leer la condición expuesta es decir que el índice de Lerner en cada

sub-mercado debe igualarse con el valor absoluto de la inversa de la elasticidad-precio

de dicho sub-mercado (ηi). Esto se debe a que, para dos sub-mercados “i” y “j”

abastecidos:

ii

i

i

i

i

i 1

P

Q

Q

P

P

QCTP

η=⋅

∂∂−=∂∂−

;jj

j

j

j

j

j 1

P

Q

Q

P

P

QCTP

η=⋅

∂∂

−=∂∂−

;

Page 226: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

226

P

Q Qm

Dm

Im

Pm

Pc

Qt

dándose por lo tanto que:

i

j

jj

ii

P/)QCTP(

P/)QCTP(

ηη

=∂∂−∂∂−

.

La relación obtenida entre los índices de Lerner correspondientes a dos sub-

mercados distintos no es otra cosa que una aplicación de la regla de la inversa de la

elasticidad que vimos al analizar el tema del ejercicio del poder de mercado en el

capítulo 2. Como la elasticidad de la demanda de una empresa está directamente

relacionada con las posibilidades que tienen los compradores de sustituir el bien que

dicha empresa les provee por bienes provistos por otras empresas, esta regla sirve

también como explicación del fenómeno de discriminación entre sub-mercados en los

cuales un vendedor enfrenta poca competencia (y cobra precios más altos) y sub-

mercados en los que enfrenta mayor competencia (y cobra precios más bajos).

Gráfico 9.1

El gráfico 9.1 muestra una situación extrema de discriminación de tercer grado

entre un sub-mercado perfectamente competitivo cuya demanda (Dc) es infinitamente

elástica al precio “Pc”, y un sub-mercado monopolizado por un vendedor que enfrenta

toda la demanda (Dm) y percibe un ingreso marginal (Im) inferior al precio que cobra.

En dicha circunstancia, el vendedor intentará discriminar entre los dos segmentos del

mercado, y cobrará un precio mayor (Pm) en el segmento monopolizado y un precio

menor (Pc) en el competitivo, vendiendo respectivamente las cantidades “Qm” y “Qt-

Qm”. Con eso logrará igualar al mismo tiempo el ingreso marginal en el sub-mercado

monopólico con el ingreso marginal en el mercado competitivo (que es igual al precio)

y con el costo marginal (es decir, “Im = Pc = Cm”).

0

Dc

Cm

Page 227: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

227

La incidencia de la discriminación de precios de tercer grado sobre el excedente

de los agentes económicos involucrados es un tema cuya evaluación es bastante

controvertida. Una de las causas por las cuales se critica frecuentemente a la

discriminación de precios tiene que ver con el hecho de que da una señal de la

existencia de poder de mercado. Como vimos anteriormente, esto se origina en que el

poder de mercado es una de las condiciones necesarias para poder discriminar precios,

si bien también es cierto que la discriminación no es incompatible con la existencia de

diversas formas de competencia, y puede considerarse como relativamente frecuente en

contextos en los que existe diferenciación de productos.

Una pregunta difícil de responder para la teoría económica es si, dado un

determinado grado de poder de mercado poseído por una empresa, permitirle practicar

discriminación de precios resulta beneficioso o perjudicial. La dificultad surge porque la

discriminación es siempre mejor para el vendedor (que obtiene beneficios más altos si

discrimina que si no discrimina) y suele también beneficiar a ciertos grupos de

compradores (los que pagan precios más bajos), en tanto que es peor para otros grupos

de compradores que pagan precios más altos que los que abonarían de no existir

discriminación. Si procedemos a evaluar la situación a través del excedente total

generado, la discriminación tiene también efectos contrapuestos: por un lado, a veces

permite abastecer a grupos de compradores que no estarían dispuestos a adquirir el

producto si el vendedor suministrara todas las unidades al mismo precio promedio; por

otro, hace que los compradores paguen precios marginales diferentes y que por lo tanto

no todas las unidades vayan a los compradores que las valoran relativamente más.

Una variable fuertemente relacionada con el excedente total de los agentes

económicos es el volumen total comerciado en el mercado, siendo la regla general que

(en tanto el valor marginal de las unidades intercambiadas exceda su costo marginal)

cuanto mayor es el volumen total, mayor es el excedente. En ese sentido, una prueba

indicativa del efecto de la discriminación de precios sobre el excedente total es analizar

su impacto sobre la cantidad total comerciada, comparando el valor de equilibrio de

dicha cantidad en situaciones con y sin discriminación.

En su artículo sobre los efectos de la discriminación de precios sobre el

bienestar, Varian (1985) demuestra que, si los costos marginales de provisión de un bien

son constantes, el aumento de la cantidad comerciada es una condición necesaria para

Page 228: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

228

que el excedente total de los agentes económicos se incremente como consecuencia de

la discriminación de precios de tercer grado. Para ello, Varian define la variación en el

excedente total (∆ET) como la suma de las variaciones agregadas de los excedentes de

los consumidores (∆EC) y del beneficio de la empresa discriminadora (∆B). Si

denominamos “Pi” al precio que cada grupo de consumidores paga en una situación con

discriminación y “Pp” al precio que se paga en una situación sin discriminación, “∆EC”

puede definirse como:

[ ]∑=

−=∆n

1ipiii )P(EC)P(ECEC ;

en tanto que “∆B” es igual a:

( ) ( )∑∑==

⋅−−⋅−=∆n

1iip

n

1iii QnCmPQdCmPB ;

donde “Cm” es el costo marginal, “Qdi” es la cantidad vendida en el iésimo sub-

mercado cuando hay discriminación de precios, y “Qni” es la cantidad vendida en una

situación sin discriminación.

Aprovechando la propiedad de convexidad del excedente del consumidor

respecto del precio (o, lo que es lo mismo, la idea de que la cantidad demandada por los

consumidores disminuye cuando aumenta el precio, y aumenta cuando éste disminuye),

se llega a que, para cualquier sub-mercado:

ECi(Pi) – ECi(Pp) ≤ Qdi⋅(Pp – Pi) .

Reemplazando esta desigualdad en la definición de variación del excedente del

consumidor, puede por lo tanto escribirse que:

( )∑=

⋅−≤∆n

1iiip QdPPEC ;

y se dará entonces que:

( ) ( ) ( )∑∑∑===

⋅−−⋅−+⋅−≤∆n

1iip

n

1iii

n

1iiip QnCmPQdCmPQdPPET .

Operando en esta desigualdad, se llega a que:

Page 229: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

229

( ) ( ) ( )∑ ∑= =

∆⋅−=−⋅−≤∆n

1i

n

1iipiip QCmPQnQdCmPET ;

donde “Σ∆Qi” es la variación de la cantidad total que se produce en una situación con

discriminación de precios respecto de la que habría en una situación sin discriminación.

Como “Pp–Cm” es mayor que cero (ya que, aunque no haya discriminación, habrá poder

de mercado y por ende un apartamiento positivo entre precio y costo marginal),

entonces “∆ET” sólo puede ser positivo si “Σ∆Qi” también lo es (es decir, si la cantidad

total comerciada aumenta como consecuencia de la discriminación de precios).

9.3. Discriminación de primero y segundo grados

La discriminación perfecta o de primer grado tiene lugar en situaciones en las

cuales el vendedor puede ofrecer su producto a precios diferentes a los distintos

compradores, y puede además ofrecer precios diferentes según las cantidades que cada

comprador le adquiera. La discriminación de precios de primer grado tiene como efecto

principal la posibilidad de que la empresa discriminadora se apropie de una porción

mayor de los excedentes de los compradores. Si dicha discriminación alcanza su grado

de perfección máxima (es decir, un precio distinto para cada unidad adquirida por cada

comprador) la apropiación de excedentes se vuelve completa, y el vendedor obtiene un

beneficio igual al excedente total generado en el mercado. En dicha circunstancia, la

única restricción del lado de la demanda a la cual el vendedor se enfrenta es la de lograr

que cada comprador prefiera adquirir el bien a no adquirirlo, condición esta que se

denomina “restricción de participación”. Formalmente expresada, esta restricción de

participación adopta la siguiente forma:

0Tdx)x(PEC i

Q

0 iiii

i ≥−= ∫ (para todo i) ;

donde “ECi” es el excedente del iésimo comprador, “Qi” es la cantidad adquirida por

dicho comprador, “Pi” es su función de “precio de demanda” (que mide el valor

marginal que el comprador le asigna a las cantidades que consume), y “Ti” es el monto

total que paga por su adquisición.

El problema de maximización de beneficios de una empresa discriminadora de

primer grado puede por lo tanto escribirse así:

Page 230: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

230

−= ∑∑

==

n

1ii

n

1ii QCTT)max(B s.a. 0Tdx)x(P i

Q

0 iii

i ≥−∫ (para todo i) .

Como, por definición, el beneficio aumenta cuando lo hace cada una de las “Ti”

y las “Qi” quedan constantes, las restricciones de participación son siempre operativas

en este problema, y actúan como restricciones de igualdad. Esto permite reemplazarlas

en la función objetivo de la empresa maximizadora, y escribir:

−= ∑∑∫

==

n

1ii

n

1i

Q

0 iii QCTdx)x(P)max(Bi

.

Las condiciones de primer orden son entonces las siguientes:

0Q

CT)Q(P

Q

Bii

i

=∂∂−=

∂∂ ⇒

Q

CT)Q(P ii ∂

∂= (para todo i) ;

e implican que, al elegir la cantidad y el monto a cobrar que va a ofrecérsele a cada

comprador, el vendedor igualará el valor marginal que cada comprador le asigna a la

última unidad que adquiere con el costo marginal que tiene para la empresa producir

dicha unidad. La aplicación de esta regla genera una situación en la cual cada

comprador adquiere una cantidad distinta y paga un monto total diferente, pero todos

abonan el mismo “precio marginal”, que es a su vez igual al costo marginal de proveer

del bien.

De las prácticas comerciales que se observan en el mundo real, la que

probablemente se acerca más a la discriminación de precios de primer grado es la que

tiene lugar en los mercados de bienes o servicios en los cuales los compradores pagan

un monto fijo en concepto de abono, cuota social, cargo de conexión, etc, y un cargo

variable por cada unidad que compran. Este mecanismo, conocido como “tarifa en dos

partes”, implica que los compradores pagan un precio promedio que decrece con la

cantidad comprada, y es probablemente la forma más sencilla de cobrar precios

diferentes a las distintas unidades que adquiere el mismo comprador. Si el monto fijo

que se abona difiere según quién sea el comprador (o según la categoría a la que el

mismo pertenezca), este sistema permite también discriminar entre las unidades

adquiridas por distintas personas, y apropiarse del excedente que cada uno de ellos

genera con su compra. Si, adicionalmente, todos pagan el mismo cargo variable y éste

resulta ser igual al costo marginal de provisión del bien, el mecanismo completa el

Page 231: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

231

requerimiento para maximizar los beneficios del vendedor, que es lograr que dicho

costo marginal se iguale con el precio marginal que paga cada comprador y que es a su

vez igual al valor marginal de la última unidad que cada uno adquiere.

Evaluada desde el punto de vista de la eficiencia asignativa, la discriminación de

precios de primer grado es óptima. Esto se debe a que, si un oferente es capaz de

discriminar perfectamente entre todas las unidades que vende, hallará conveniente que

cada comprador demande unidades hasta el punto en el que su valuación marginal se

iguale con el costo marginal del bien o servicio en cuestión. Otro argumento que

muestra la eficiencia de este tipo de discriminación tiene que ver con la capacidad

potencial que le otorga al vendedor de apropiarse de todo el excedente generado en el

mercado. Es precisamente dicha capacidad la que hace que quien intente maximizar sus

propios beneficios tenga que necesariamente maximizar el excedente total, y elija por lo

tanto la cantidad óptima a proveer.

Los argumentos destinados a probar la eficiencia de la discriminación de precios

de primer grado, sin embargo, muestran también el mayor inconveniente de utilizar el

excedente total de los agentes económicos como medida única del bienestar. En efecto,

en este caso el excedente total se vuelve máximo, pero a costa de una distribución del

ingreso que le asigna todos los beneficios al vendedor y nada a los compradores. Si la

discriminación de primer grado tiene lugar en un contexto monopólico, esta distribución

representa prácticamente la antítesis de la que surge en una situación de competencia

perfecta sin barreras de entrada, en la cual en el largo plazo el excedente total tiende a ir

exclusivamente hacia los compradores.

En algunas circunstancias, la discriminación directa entre compradores resulta

imposible por razones originadas en la dificultad de identificar al comprador o en

disposiciones legales que prohiben la utilización de precios personalizados. En tales

casos, las empresas pueden recurrir a una discriminación de segundo grado, en la cual le

ofrecen a todos los compradores un mismo esquema de precios no uniformes y son ellos

los que eligen qué precio pagar y qué cantidad adquirir, segmentándose voluntariamente

en categorías según el volumen que demanden (discriminación de segundo grado).

Si un vendedor quiere usar un esquema de segmentación voluntaria como un

modo de apropiarse de los excedentes de los distintos grupos de compradores a los

cuales abastece, deberá primero hacerse una idea de las características de la demanda de

Page 232: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

232

cada grupo y luego tendrá que desarrollar una estructura de precios que cumpla con los

siguientes atributos:

a) cada comprador termina comprando una cierta cantidad (Qi) y pagando un cierto

monto (Ti) por dicha cantidad;

b) cada comprador le asigna a su “Qi” un valor no inferior a Ti (restricción de

participación);

c) todos los compradores prefieren pagar el monto “Ti” que les corresponde y obtener

“Qi” a pagar cualquier otro monto (Tj) correspondiente a otra cantidad (Qj) prevista

para otro tipo de comprador (restricción de compatibilidad de incentivos)74.

Si la estructura de la demanda del bien o servicio al cual se le quiere aplicar este

esquema de precios se caracteriza por tener bien delimitados a los compradores según

sus preferencias, entonces la discriminación de precios de segundo grado que aplicará

un vendedor que maximiza sus beneficios terminará traduciéndose en un esquema que

tendrá las siguientes características:

a) los compradores de demanda más alta pagarán montos totales mayores pero precios

unitarios menores que los compradores de demanda más baja;

b) el vendedor se apropiará totalmente del excedente de los compradores de demanda

más baja, pero sólo parcialmente de los de los compradores de demandas más altas;

c) los descuentos por cantidad tendrán como objetivo inducir a los compradores de

demandas más altas para que no adquieran cantidades menores, no siendo necesario

persuadir a los compradores de demandas más bajas de que no adquieran cantidades

mayores.

Las conclusiones expuestas surgen de resolver el mismo problema de

maximización visto para el caso de la empresa discriminadora de precios de primer

grado, pero agregando las restricciones de compatibilidad de incentivos además de las

restricciones de participación. Dichas restricciones de compatibilidad de incentivos

pueden escribirse del siguiente modo:

j

Q

0 iiii

Q

0 iii Tdx)x(PTdx)x(Pji −≥− ∫∫ (para todo i y para todo j ≠ i) .

A diferencia del caso de la discriminación de precios de primer grado, no todas

las restricciones de participación ni las restricciones de compatibilidad de incentivos

74 Esta terminología es común en el campo de la economía de la información. Para una aplicación de la

Page 233: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

233

resultan operativas en un problema de maximización de beneficios de una empresa

discriminadora de segundo grado. En el caso particular en el cual las funciones de

demanda de los distintos compradores puedan ordenarse de mayor a menor de modo

que las correspondientes curvas de demanda nunca se crucen, las únicas restricciones

operativas son la restricción de participación del comprador de demanda más baja y las

restricciones de compatibilidad de incentivos de los compradores de demandas más

altas respecto del comprador cuya demanda está inmediatamente por debajo de la

suya75. Esto implica que dichas restricciones serán las únicas que se cumplirán como

igualdades, en tanto que las otras se cumplirán como desigualdades.

Supongamos un problema simplificado en el cual sólo hay dos compradores (o

dos grupos con el mismo número de compradores cada uno, dentro de los cuales todos

los compradores tienen la misma función de demanda). El problema de maximización

de beneficios de un discriminador de segundo grado que les vende a dichos

compradores puede escribirse del siguiente modo:

B(max) = T1 + T2 – CT(Q1+Q2) s.a. 2

Q

0 1111

Q

0 111 Tdx)x(PTdx)x(P21 −≥− ∫∫ ;

0Tdx)x(P 1

Q

0 111

1 ≥−∫ ; 1

Q

0 2222

Q

0 222 Tdx)x(PTdx)x(P12 −≥− ∫∫ ; 0Tdx)x(P 2

Q

0 222

2 ≥−∫ .

Si el comprador 2 es el que tiene una función de demanda más alta y el

comprador 1 es el que tiene una función de demanda más baja (es decir, si para

cualquier nivel de “Q”, se da que “ ∫∫ ≥Q

0 111

Q

0 222 dx)x(Pdx)x(P ”), entonces las

restricciones operativas son la de participación del comprador 1 y la de compatibilidad

de incentivos del comprador 2. Esto implica que el problema puede escribirse como:

B(max) = T1 + T2 – CT(Q1+Q2) s.a. 0Tdx)x(P 1

Q

0 111

1 =−∫ ;

1

Q

0 2222

Q

0 222 Tdx)x(PTdx)x(P12 −=− ∫∫ ;

y que las restricciones operativas pueden reemplazarse en la función objetivo,

misma al tema de la discriminación de precios, véase Tirole (1988), capítulo 3.75 En la terminología de la economía de la información, la condición expuesta se conoce como“propiedad de un solo cruce de las curvas de indiferencia”. Para una explicación desarrollada de estacondición, aplicada al problema de la empresa discriminadora de precios de segundo grado, véase Maskiny Riley (1984).

Page 234: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

234

llegándose a que:

B(max) = ∫∫ +⋅ 2

1

1 Q

Q 222

Q

0 111 dx)x(Pdx)x(P2 – CT(Q1+Q2) .

Las condiciones de primer orden de este problema son por lo tanto las

siguientes:

0Q

CT)Q(P)Q(P2

Q

B1211

1

=∂∂−−⋅=

∂∂ ⇒

2

QCT)Q(P)Q(P 12

11

∂∂+= ;

0Q

CT)Q(P

Q

B22

2

=∂∂−=

∂∂

⇒Q

CT)Q(P 22 ∂

∂= ;

e implican que la cantidad que se le venderá al comprador de demanda más alta será

aquella para la cual el valor marginal de la última unidad adquirida se iguale con el

costo marginal (que es lo mismo que ocurría en el caso de la discriminación de primer

grado) pero que dicha condición no es válida para el comprador de demanda más baja.

Este último terminará comprando una cantidad menor, para la cual el valor marginal

[P1(Q1)] se igualará con un promedio del costo marginal (∂CT/∂Q) y del valor marginal

que dicha cantidad tiene para el comprador de demanda más alta [P2(Q1)].

Los resultados obtenidos pueden generalizarse para casos con mayor número de

compradores. En tales circunstancias el único que adquiere una cantidad para la cual

“Pi(Qi) = ∂CT/∂Q” es el comprador de demanda más alta, en tanto que los restantes

adquieren cantidades menores que las eficientes. El único comprador para el cual la

restricción de participación es operativa es el de demanda más baja, que es por lo tanto

el único para el cual se cumple que “ECi(Qi) = 0”. Los restantes compradores terminan

con excedentes positivos, que se van haciendo mayores cuanto más alta sea su demanda.

Esto se debe a que la restricción de compatibilidad de incentivos que les resulta

operativa sigue siempre esta expresión:

1i

Q

0 iiii

Q

0 iii Tdx)x(PTdx)x(P1ii

−−=− ∫∫−

;

donde “i-1” es el comprador cuya demanda está inmediatamente por debajo de la del

comprador “i”.

Esta generalización resulta válida en tanto la solución que maximiza los

beneficios de la empresa discriminadora implique venderle cantidades positivas a todos

Page 235: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

235

los compradores. Un caso distinto se daría si, por ejemplo, la empresa terminara

vendiéndole sólo al grupo de compradores de demanda más alta. En dicha circunstancia

el vendedor termina apropiándose de todo el excedente de dichos compradores, pero no

obtiene ningún beneficio de los compradores con demandas más bajas.

El modo más habitual de implementar un sistema de discriminación de precios

de segundo grado es el empleo de precios promedio decrecientes por bloques, definidos

según el volumen adquirido. Una manera alternativa que a veces se observa es el uso de

cargos fijos y variables optativos, a través de los cuales el comprador puede elegir entre

pagar un derecho de uso más alto y un precio unitario más bajo o un derecho más bajo y

un precio más alto. Utilizado como un mecanismo de segmentación voluntaria, dicho

esquema sirve para separar un grupo de demanda más alta (que elige la primera opción)

de otro de demanda más baja (que opta por la segunda).

Si comparamos el excedente total generado en una situación de discriminación

de precios de primer grado con el que surge en una situación de discriminación de

precios de segundo grado, se obtiene la respuesta unívoca de que la primera de tales

situaciones genera un excedente total mayor y la segunda genera un excedente total

menor. Una vez más, la bondad de uno y otro esquema en términos de distribución del

ingreso es materia opinable: si al vendedor se le permite practicar una discriminación

perfecta, se quedará con todo el excedente generado; si, en cambio, sólo se le consiente

que ofrezca un esquema de segmentación voluntaria, parte de este excedente quedará en

poder de los compradores, aunque su distribución estará fuertemente sesgada en

beneficio de quienes exhiban demandas más altas.

Lo expuesto anteriormente puede visualizarse en el gráfico 9.2, en el cual hemos

representado la situación de dos compradores, uno con una demanda más baja (D1) y

otro con una demanda más alta (D2). Suponiendo que el costo marginal del vendedor

(Cm) es constante, su beneficio se maximizaría si pudiera venderle al comprador 1 una

cantidad “Q1a” y al comprador 2 una cantidad “Q2”, y cobrar por dichos volúmenes

sumas “T1a” y “T2a” iguales a las de las áreas “1+2+4+5” y “1+2+3+4+5+6+7+8”,

respectivamente. Esto sería factible si el vendedor pudiera practicar una discriminación

de primer grado y le cobrara, por ejemplo, un cargo fijo igual a “2+5” al comprador de

demanda baja, uno igual a “2+3+5+6+8” al de demanda alta, y un precio marginal igual

a “Cm” a ambos compradores. En tal caso, el vendedor se apropiaría de todo el

Page 236: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

236

D2

P

D1

5

6

7

8

excedente generado y ambos compradores tendrían un excedente nulo.

Gráfico 9.2

Si, en cambio, el vendedor sólo puede practicar una discriminación de segundo

grado, el esquema anterior se volverá impracticable, ya que el comprador 2 preferirá

comprar “Q1a” y pagar “T1a” en vez de comprar “Q2” y pagar “T2a”. El vendedor,

entonces, ofrecerá un esquema en el cual los compradores optarán por una cantidad

“Q1b” (menor que “Q1a”) por la que pagarán “T1b = 1+2”, o por “Q2”, por la que

pagarán “T2b = 1+2+4+5+6+7+8”. “Q1b” ha sido calculada como aquella cantidad para

la cual “D1(Q1)” es el promedio entre “D2(Q1)” y “Cm”.

Ante dicha opción, cada comprador elegirá voluntariamente la alternativa

prevista para él por el vendedor, con lo cual el comprador 1 se quedará con un

excedente nulo, el comprador 2 recibirá un excedente igual al área “3”, y se producirá

una pérdida social neta igual al área “5”. Nótese que en este caso el precio marginal que

pagan los compradores es distinto, ya que el comprador 2 sigue abonando “Cm” pero el

comprador 1 paga un precio marginal más alto, igual a “D1(Q1b)”.

9.4. Ventas en bloque

El análisis económico de las ventas en bloque (bundling) tiene muchos puntos en

común con el análisis de la discriminación de precios. Esto se debe a que, en ciertas

circunstancias, empaquetar conjuntamente productos distintos tiene como objetivo

discriminar implícitamente los precios de los productos ofrecidos entre distintos grupos

de compradores. Esta idea, sugerida originalmente por Stigler (1968), fue

posteriormente desarrollada por Adams y Yellen (1976), quienes mostraron que, en

0 Q1a Q

1

2

3

4Cm

Q2Q1b

Page 237: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

237

tanto los distintos compradores de un bien tengan demandas negativamente

correlacionadas, puede ser más beneficioso para un vendedor ofrecer paquetes que

contienen dos productos distintos a un único precio que vender separadamente los dos

bienes.

El siguiente ejemplo teórico ilustra una situación en la cual se produce el

fenómeno referido. Supongamos que existen dos bienes (1 y 2) y dos compradores (A y

B), y que el comprador A tiene una demanda más alta y más inelásica que el comprador

B para el bien 1 pero una demanda más baja y más elástica para el bien 2. Por ejemplo,

supongamos que las demandas de dichos compradores son:

Q1A = a – P1 ;θ

−= 1B1

PaQ ;

θ−= 2

A2

PaQ ; Q2B = a – P2 ;

donde “Qij” son las cantidades demandadas de cada bien por cada comprador, “Pi” son

los precios de los bienes, y “θ” es un número entre cero y uno.

Si, en dicha circunstancia, una empresa que provee ambos bienes debe fijar los

precios “P1” y “P2” que maximizan sus beneficios, resolverá el siguiente problema:

B(max) = P1⋅(Q1A+Q1B) + P2⋅(Q2A+Q2B) ;

donde el supuesto adicional que se efectúa es que los costos de provisión de los bienes 1

y 2 son nulos.

Derivando respecto de “P1” y “P2” se llega a estas condiciones de primer orden:

0P)1(2

a2P

B1

1

=⋅θ

θ+⋅−⋅=∂∂

; 0P)1(2

a2P

B2

2

=⋅θ

θ+⋅−⋅=∂∂

;

que se cumplen cuando:

θ+⋅θ==

1

aPP 21 ; aQQ 21 == ;

θ+⋅θ⋅=

1

a2B

2

.

La alternativa a este esquema de precios es cobrar un único precio “PC” por cada

paquete vendido que contenga una unidad del bien 1 y una unidad del bien 2. En tal

caso las demandas de los compradores A y B se transforman en:

)1(

PaQ C

A θ+−= ;

)1(

PaQ C

B θ+−= ;

Page 238: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

238

y el problema de maximización de beneficios de la empresa vendedora pasa a ser:

B(max) = PC⋅(QA+QB) .

Esto genera una única condición de primer orden, que puede escribirse como:

0)1(

P4a2

P

B C

C

=θ+

⋅−⋅=∂∂

;

y que produce los siguientes resultados:

2

a)1(PC

⋅θ+= ; aQQ 21 == ;2

a)1(B

2⋅θ+= .

En este caso, la venta en bloque es más rentable que la venta de los dos bienes

por separado. Nótese que en ambas circunstancias la empresa vende la misma cantidad

de ambos bienes (Q1 = Q2 = a), pero cuando vende los bienes por separado cobra un

precio igual a “θ⋅a/(1+θ)” por cada unidad vendida, y cuando vende en bloque cobra

“(1+θ)⋅a/2” por el paquete entero. Este último precio es siempre superior a la suma de

“P1” y “P2” cuando los bienes se venden por separado, tal como surge del siguiente

razonamiento:

θ < 1 ⇒ θ⋅(1-θ) < (1-θ) ⇒ θ-θ2 < 1-θ ⇒ 2⋅θ < 1+θ2 ⇒ 4⋅θ < 1+2⋅θ+θ2 ⇒

⇒ 4⋅θ < (1+θ)2 ⇒ 2⋅θ⋅a/(1+θ) < (1+θ)⋅a/2 ⇒ P1 + P2 < PC .

Lo expuesto analíticamente puede apreciarse en el gráfico 9.3, en el cual hemos

dibujado las funciones de demanda de uno de los compradores por el bien que valora

más (que va desde “a” hasta “a”) y por el bien que valora menos (que va desde “θa”

hasta “a”). La demanda por el paquete que contiene una unidad de cada bien es el

segmento que va desde “(1+θ)a” hasta “a”, en tanto que el segmento que termina en el

punto “2a” representa la demanda de cada bien por parte de los dos compradores (que es

la que importa cuando los bienes se venden por separado).

Page 239: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

239

GRÁFICO 9.3

Cuando cada comprador adquiere los dos bienes en bloque, paga un precio “Pc”

por una cantidad “a/2” de cada bien. Cuando compra por separado, en cambio, el precio

de cada bien es “Pi”, y la cantidad total demanda en el mercado es “a”. Como “Pc”

termina siendo mayor que “2⋅Pi”, el rectángulo cuya superficie es “Pc⋅a/2” es más

grande que el rectángulo cuya superficie es “Pi⋅a”, y entonces los beneficios de vender

en bloque son mayores que los de vender separadamente los dos bienes.

La causa por la cual en este caso la venta en bloque es más rentable que la venta

por separado es que permite efectuar una discriminación de precios implícita entre los

compradores A y B. Si bien ambos compradores pagan el mismo precio por los

paquetes que compran, el comprador A (que valora más el bien 1 y menos el bien 2)

opera como si estuviera pagando un precio mayor por el bien 1 y uno menor por el bien

2, y el comprador B hace lo inverso. Esto le permite a la empresa cobrar un precio

conjunto mayor que la suma de los precios que le maximizan los beneficios cuando

vende por separado, porque en ese último caso no es capaz de discriminar entre sus dos

compradores.

En algunas circunstancias, la forma de discriminar entre compradores puede ser

ofrecer la venta en bloque como una alternativa opcional a la venta de los bienes por

separado (mixed bundling). Esta puede ser la alternativa más rentable si lo que se quiere

es discriminar entre compradores que sólo adquieren un bien, compradores que sólo

adquieren el otro bien, y compradores que adquieren los dos bienes. Para que esto

funcione, sin embargo, es necesario que se cumplan ciertas condiciones de

compatibilidad de incentivos, que básicamente implican que comprar el paquete que

contiene ambos bienes debe ser más barato que comprar los dos bienes por separado,

P(1+θ)a

θa

a

2a

Pi

Pc

aa/2 0 Q

Page 240: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

240

pero que cada bien por separado debe ser más barato que el paquete que contiene ambos

bienes (es decir, “PC < P1+P2”, “PC > P1” y “PC > P2”).

El siguiente ejemplo ilustra un caso en el cual la venta en bloque opcional es una

alternativa más rentable a vender exclusivamente los bienes por separado y a vender

exclusivamente en bloque. Supongamos que existen tres compradores (A, B y C), de los

cuales el primero demanda sólo el bien 1, el segundo demanda sólo el bien 2, y el

tercero demanda ambos bienes. Supongamos adicionalmente que quienes sólo

demandan un bien tienen demandas más altas e inelásticas por dicho bien que las que

tiene el comprador que demanda ambos bienes, dándose por ejemplo que:

Q1A = a – P1 ; Q2B = a – P2 ;θ

−= 1C1

PaQ ;

θ−= 2

C2

PaQ ;

donde “Qij” son las cantidades demandadas de cada bien por cada comprador, “Pi” son

los precios de los bienes, y “θ” es un número entre un medio y uno.

Si suponemos, tal como hicimos con el ejemplo anterior, que los costos de

provisión de los bienes 1 y 2 son nulos, la maximización de beneficios por parte de una

empresa que sólo vende los bienes por separado es virtualmente idéntica a la ya

analizada. La función a maximizar puede expresarse como:

B(max) = P1⋅(Q1A+Q1C) + P2⋅(Q2B+Q2C) ;

y las condiciones de primer orden implican que:

0P)1(2

a2P

B1

1

=⋅θ

θ+⋅−⋅=∂∂

; 0P)1(2

a2P

B2

2

=⋅θ

θ+⋅−⋅=∂∂

;

y se cumplen cuando:

θ+⋅θ==

1

aPP 21 ; aQQ 21 == ;

θ+⋅θ⋅=

1

a2B

2

.

No es en cambio lo mismo que antes vender ambos bienes en bloque. La

diferencia tiene que ver con que ahora hay dos compradores que no valoran para nada

uno de los bienes, en tanto que hay un tercer comprador que sí valora ambos bienes.

Esto genera que las demandas por los paquetes conjuntos adopten la siguiente forma:

QA = a – PC ; QB = a – PC ;θ⋅

−=2

PaQ C

C ;

Page 241: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

241

y que el problema de la empresa vendedora pase a ser:

B(max) = PC⋅(QA+QB+QC) .

La condición de primer orden de dicho problema es por lo tanto la siguiente:

0P)41(

a3P

B C

C

⋅θ⋅+−⋅=∂∂

;

y genera estos resultados:

θ⋅+⋅θ⋅=

41

a3PC ; a

2

3QQ 21 ⋅== ;

θ⋅+⋅θ⋅=82

a9B

2

.

El beneficio obtenido por la venta en bloque obligatoria (es decir, por la opción

en la cual sólo se venden los bienes conjuntamente y no se ofrece la alternativa de

comprarlos por separado) es mayor que el que se obtiene cuando sólo se venden los

bienes por separado si “θ < 5/7”. Si, en cambio, se da que “θ > 5/7”, entonces conviene

vender por separado y no en bloque. Esto se debe a que vendiendo en bloque se logra

colocar unidades que los compradores A y B no demandan (porque sólo valoran uno de

los bienes y terminan comprando paquetes que contienen los dos bienes), pero a costa

de una menor ganancia por las ventas efectuadas al comprador C. Si las demandas de

este último son relativamente altas e inelásticas (es decir, si “θ” es relativamente

elevado), este último fenómeno domina al primero y se vuelve más conveniente vender

por separado que vender en bloque como única opción.

Si la empresa decide ofrecer la venta en bloque como una alternativa a la venta

por separado, lo que logrará es que el comprador A compre el bien 1, el comprador B

compre el bien 2 y el comprador C compre el paquete conjunto. Esto le generará las

siguientes demandas:

Q1A = a – P1 ; Q2B = a – P2 ;θ⋅

−=2

PaQ C

C ;

y transformará el problema de maximización de beneficios en:

B(max) = P1⋅Q1A + P2⋅Q2B + PC⋅QC .

Las tres condiciones de primer orden de este problema pueden expresarse del

siguiente modo:

Page 242: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

242

0P2aP

B1

1

=⋅−=∂∂

; 0P2aP

B2

2

=⋅−=∂∂

; 0P

aP

B C

C

−=∂∂

;

y llevan a los siguientes resultados:

2

aPP 21 == ; PC = θ⋅a ; aQQ 21 == ;

2

a)1(B

2⋅θ+= .

Como uno de los supuestos efectuados es que “1/2 < θ < 1”, la solución obtenida

cumple con las restricciones de compatibilidad de incentivos enunciadas para nuestro

problema (es decir, “PC < P1 + P2” y “PC > P1 = P2”). También genera un beneficio

mayor que el que se obtiene vendiendo sólo por separado o sólo en bloque, según surge

de los siguientes razonamientos:

θ < 1 ⇒ θ⋅(1-θ) < (1-θ) ⇒ θ-θ2 < 1-θ ⇒ 2⋅θ < 1+θ2 ⇒ 4⋅θ < 1+2⋅θ+θ2 ⇒

⇒ 4⋅θ < (1+θ)2 ⇒ 2⋅θ⋅a2/(1+θ) < (1+θ)⋅a2/2 ⇒ B(sep) < B(opc) ;

θ > 1/2 ⇒ θ⋅(1-θ) < 1/4 ⇒ 8⋅θ⋅(1-θ) < 2 ⇒ 8⋅θ < 2+8⋅θ2 ⇒

⇒ 18⋅θ < (1+θ)⋅(2+8⋅θ) ⇒ 9⋅θ⋅a2/(2+8⋅θ) < (1+θ)⋅a2/2 ⇒ B(blq) < B(opc) ;

donde “B(sep)” es el beneficio total obtenido cuando se vende sólo por separado,

“B(blq)” es el beneficio total obtenido cuando sólo se vende en bloque, y “B(opc)” es el

beneficio total obtenido cuando se le da a los compradores la opción entre comprar por

separado y comprar en bloque.

La venta en bloque opcional implementa una especie de discriminación de

precios de segundo grado entre compradores con distintas preferencias respecto del bien

1 y del bien 2. Esto ya fue reconocido por Adams y Yellen, quienes demostraron que, en

rigor, muchos descuentos por cantidad pueden ser vistos como un caso particular de

venta en bloque opcional, en el cual el bien 1 y el bien 2 son dos unidades distintas del

mismo producto, y el paquete conjunto es un paquete que contiene las dos unidades.

La discriminación de precios, sin embargo, no es la única causa por la cual

puede resultar racional que un vendedor ofrezca varios bienes en bloque. En ciertos

casos la explicación puede ser que los productos ofrecidos son complementarios en el

consumo (como, por ejemplo, un automóvil y accesorios tales como su receptor de radio

o su equipo de aire acondicionado), o en la producción (como, por ejemplo, el conjunto

Page 243: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

243

de cortes de carne vacuna que un frigorífico le vende a una carnicería). También puede

deberse a razones de tipo impositivo, si –tal como sucede en algunos países– resulta

posible eludir ciertos impuestos sobre determinados bienes si se los empaqueta

conjuntamente con otros bienes no gravados.

9.5. Ventas atadas

Tal como hemos mencionado al comienzo del presente capítulo, las ventas

atadas (tying) son un esquema de comercialización que consiste en subordinar la

adquisición de un bien o servicio a la compra de otro. La venta en bloque obligatoria

vista en el apartado anterior es por lo tanto un caso de venta atada, en tanto que la venta

en bloque opcional no lo es, ya que los compradores pueden optar entre comprar cada

producto por separado y comprar los dos bienes conjuntamente.

Además de las ventas en bloque obligatorias, existen otros casos posibles de

venta atada. Si, por ejemplo, el bien 2 se puede comprar separadamente pero el bien 1

sólo puede comprarse en bloque con el bien 2, también estamos en presencia de un caso

de venta atada, ya que la adquisición del bien 1 está necesariamente subordinada a la del

bien 2. Lo mismo ocurre si no hay venta en bloque pero sí existe un requerimiento de

comprar un determinado bien o servicio para poder acceder a otro. En esos casos suele

decirse que el producto que puede comprarse libremente opera como “producto

vinculado o atado” (tied good), en tanto que el que sólo puede comprarse en conjunto

con el otro opera como “producto vinculante” (tying good).

La teoría económica de las ventas atadas suele suponer que el objetivo de las

mismas es extender el poder de mercado que una empresa tiene sobre el producto

vinculante al mercado del producto vinculado. Esta explicación se asemeja a la que

hemos visto en el capítulo 7 para ciertas restricciones verticales y, al igual que ella,

distingue entre una situación en la cual lo que el proveedor busca es influir sobre los

precios de modo de obtener márgenes mayores entre precio y costo marginal, y otra en

la cual lo que se intenta es excluir competidores reales o potenciales.

Un ejemplo sencillo de cómo una venta atada puede extender el poder de

mercado se da cuando una empresa que provee monopólicamente un bien decide atar el

mismo al requerimiento de que también le compren otro bien que en principio se provee

de manera perfectamente competitiva. Si el bien 1 es el que está monopolizado y el bien

Page 244: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

244

2 es el que se vende en competencia, los beneficios de la empresa en cuestión antes de

implementar la política de venta atada pueden escribirse del siguiente modo:

B = P1(Q1)⋅Q1 + P2⋅Q2 – CT(Q1, Q2) ;

y maximizarse cuando:

0Q

CTQ

Q

P)Q(P

Q

B

11

1

111

1

=∂∂−⋅

∂∂+=

∂∂

⇒11

11 1

P

QCTP

η=∂∂−

;

0Q

CTP

Q

B

22

2

=∂∂−=

∂∂

⇒ 0P

QCTP

2

22 =∂∂− .

Alternativamente, esta empresa puede obligar a quienes deseen adquirir el bien 1

a comprarle también el bien 2 exclusivamente a ella. La única restricción que deberá

respetar en ese caso es una restricción de participación de los compradores, que siempre

tienen la alternativa de no comprar el bien 1 y adquirir el bien 2 a los otros proveedores

que compiten con la empresa bajo análisis. Esta restricción puede escribirse como un

requerimiento de excedente mínimo de los compradores involucrados, con lo cual el

problema de maximización de beneficios pasa a ser el siguiente:

B(max) = P1(Q1)⋅Q1 + P2(Q2)⋅Q2 – CT(Q1, Q2) ;

s.a. )Pc(ECQ)Q(Pdx)x(PQ)Q(Pdx)x(P 22222

Q

0 222111

Q

0 111

21 ≥⋅−+⋅− ∫∫ ;

donde “EC2(Pc2)” es el excedente que los compradores pueden obtener si sólo adquieren

el bien 2 y lo hacen en el mercado competitivo.

Las condiciones de primer orden de este problema se vuelven entonces las

siguientes:

0Q

CTQ

Q

P)1()Q(P

Q

L

11

1

111

1

=∂∂−⋅

∂∂⋅λ−+=

∂∂

⇒11

11 1

P

QCTP

ηλ−=∂∂−

;

0Q

CTQ

Q

P)1()Q(P

Q

L

22

2

222

2

=∂∂−⋅

∂∂⋅λ−+=

∂∂

⇒22

22 1

P

QCTP

ηλ−=∂∂−

;

donde “L” es la función de Lagrange que surge de incorporar la restricción de

participación al problema de maximización, y “λ” es el correspondiente multiplicador o

“precio sombra” de la restricción.

Page 245: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

245

En el caso general en el cual “0 < λ < 1”, el esquema de venta atada hace que la

empresa reduzca el precio que cobra por el bien 1 y aumente el precio que cobra por el

bien 2. Puede también darse que la restricción de participación no resulte operativa, en

cuyo caso “λ = 0” y los dos bienes se venden a sus correspondientes precios de

monopolio. De cualquier modo, el beneficio que obtiene la empresa por utilizar este

esquema es siempre superior al que logra cuando no implementa la venta atada, ya que

por definición podría elegir los mismos precios “P1” y “P2” que maximizaban su

beneficio en dicho caso. Sin embargo, atar la venta del bien 2 a la del bien 1 le permite

incrementar “P2” sin tener que reducir “P1”. Esto es así porque los compradores tienen

la alternativa de comprar el bien 2 en otro lado pero no la de comprarle el bien 1 a otro

proveedor, y estarán por lo tanto dispuestos a sacrificar parte del excedente que obtienen

en el mercado 2 para no perder todo el excedente que obtienen en el mercado 1. Ante

dicha posibilidad, sin embargo, la empresa preferirá fijar ambos precios de modo de

maximizar su beneficio, y optará por separar los precios de los costos marginales de

acuerdo con las elasticidades relativas de cada mercado.

La regla de fijación de precios expuesta para la empresa que adopta el esquema

de ventas atadas tiene muchas semejanzas con la que utilizaría el regulador de un

monopolista que actúa simultáneamente en varios mercados, y que recibe el nombre de

“regla de Ramsey-Boiteux”76. La similitud entre ambos esquemas se debe a que lo que

el regulador resuelve es un problema exactamente inverso (dual) al analizado en este

caso, puesto que busca maximizar el excedente de los consumidores sujeto a una

restricción de beneficio mínimo por parte del monopolista77.

Un caso particular de venta atada que ha merecido interés por parte de la

organización industrial es el de un productor de insumos cuyos compradores utilizan

dichos insumos para producir otros productos. Dicho caso tiene la particularidad de que,

en general, las demandas de los insumos son interdependientes. Supongamos por

ejemplo que los productores del bien “Q” utilizan dos insumos (I1, I2), que la función de

producción de dicho bien es “Q = Q(I1,I2)”, y que la función de precio de demanda del

mismo es “P = P(Q)”. Si “Q” se comercia en un mercado competitivo, las demandas de

“I1” e “I2” tendrán la siguiente forma:

76 A esta regla nos referiremos con más detalle en el capítulo 10.77 Para una explicación más completa de este punto, véase Mathewson y Winter (1997).

Page 246: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

246

[ ]1

211 I

Q)I,I(QPr

∂∂⋅= ; [ ]

2212 I

Q)I,I(QPr

∂∂⋅= ;

donde “r1” y “r2” son los precios de los insumos.

Consideremos ahora un caso en el cual “I1” está monopolizado pero “I2” se

comercia en un mercado competitivo. En dicha circunstancia, el problema de

maximización de beneficios del proveedor de insumos se escribirá así:

[ ] )I,I(CPIrII

Q)I,I(QP)max(B 21221

121 −⋅+⋅

∂∂⋅= ;

y sus condiciones de primer orden serán las siguientes:

0I

CP

I

QP

I

Q

Q

PI

I

QP

I

B

12

1

22

11

11

=∂∂−

∂∂⋅+

∂∂⋅

∂∂⋅+

∂∂⋅=

∂∂

; 0I

CPr

I

B

22

2

=∂∂−=

∂∂

.

Si, en un caso como este, el proveedor le impone a sus clientes que le compren

tanto “I2” como “I1” (subordinando la venta de este último a la del primero), un

resultado posible es la monopolización conjunta de los dos mercados. Dicha

monopolización implicará que ahora el proveedor pase a resolver el siguiente problema:

[ ] )I,I(CPII

QI

I

Q)I,I(QP)max(B 212

21

121 −

∂∂+⋅

∂∂⋅= ;

cumpla con las siguientes condiciones de primer orden:

0I

CPI

II

QI

I

QPI

I

QI

I

Q

Q

PP

I

Q

I

B

12

21

2

121

2

22

1111

=∂∂−

∂⋅∂∂+⋅

∂∂⋅+

∂∂+⋅

∂∂⋅

∂∂+⋅

∂∂=

∂∂

;

0I

CPI

II

QI

I

QPI

I

QI

I

Q

Q

PP

I

Q

I

B

21

21

2

222

2

22

1122

=∂∂−

∂⋅∂∂+⋅

∂∂⋅+

∂∂+⋅

∂∂⋅

∂∂+⋅

∂∂=

∂∂

;

y por lo tanto no sólo no se resuelva la distorsión preexistente en el mercado de “I1”

sino que también aparezca una nueva distorsión en el mercado de “I2” (que antes no

existía).

Analizando un problema de venta atada similar al expuesto, Blair y Kaserman

(1978) muestran que, si la función de producción de “Q” tiene rendimientos constantes

Page 247: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

247

a escala y los únicos insumos necesarios son “I1” e “I2”, entonces se da que:

QII

QI

I

Q2

21

1

=⋅∂∂+⋅

∂∂

; 0III

QI

I

QI

II

QI

I

Q1

21

2

222

2

221

2

121

2

=⋅∂⋅∂

∂+⋅∂∂=⋅

∂⋅∂∂+⋅

∂∂

;

y las condiciones de primer orden antes expuestas se simplifican, llegándose a que:

11 I

CP

I

QQ

Q

PP

∂∂=

∂∂⋅

∂∂+ ;

22 I

CP

I

QQ

Q

PP

∂∂=

∂∂⋅

∂∂+ .

Estas condiciones no son otra cosa que las que maximizan los beneficios de un

monopolista del bien “Q” que adquiere los insumos “I1” e “I2” en mercados

perfectamente competitivos o, alternativamente, las de un monopolista integrado que

produce “I1”, “I2” y “Q”. En todos estos casos se llega a que una empresa se vuelve

capaz de aprovechar todo el poder de mercado posible en el mercado del producto final,

lo cual, desde el punto de vista del excedente total de los agentes económicos, es peor

que una situación en la cual dicho poder de mercado sólo se ejerce de manera parcial.

Desde el punto de vista de la eficiencia productiva, sin embargo, se genera un hecho

positivo, que es que la combinación de insumos que se utiliza minimiza el costo total de

producción. Esto se debe a que ahora:

2

1

2

1

ICP

ICP

IQ

IQ

∂∂∂∂=

∂∂∂∂

;

y por lo tanto el cociente de las productividades marginales de los insumos utilizados se

iguala con el cociente de los costos marginales de provisión de dichos insumos.

Un último efecto posible de las ventas atadas es la exclusión de competidores.

En su artículo sobre el tema, Whinston (1990) elabora un modelo al respecto, que se

asemeja a los casos de obstaculización de la entrada vistos en el capítulo 6. Dicho

modelo supone que existen dos empresas (E1 y E2), que la primera de ellas es

monopolista en el mercado de un cierto bien (A), y que ambas pueden competir en la

provisión de un segundo bien (B).

En la versión más simple del modelo de Whinston, la demanda del bien A es

perfectamente elástica al precio “vA”, en tanto que la demanda del bien B es

perfectamente elástica al precio “vB”. En lo que se refiere a los costos variables, los

mismos son iguales a “cA1” para el bien A, e iguales a “cB1” y “cB2” para el bien B

Page 248: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

248

(según el mismo sea provisto por la empresa 1 ó por la empresa 2). Supongamos

adicionalmente que “vA > cA1” y “vB > cB1 > cB2”, pero que la empresa 2 tiene costos

fijos iguales a “K2” y que la empresa 1 no tiene en cambio costos fijos. Supongamos

además que la demanda total del bien A está fija en una cantidad igual a “QA”, y que la

demanda total del bien B está fija en una cantidad igual a “QB < QA”, pero que todos los

demandantes del bien B también demandan el bien A.

La interacción entre la empresa 1 y la empresa 2 tiene lugar de manera

secuencial. En primer lugar E1 decide si va a vender sus bienes de manera atada (A) o si

va a venderlos separadamente (NA). En segundo lugar E2 decide si entra (E) o no entra

(NE) al mercado del bien B, y luego de esto las empresas compiten como oligopolistas

de Bertrand (si E2 entra al mercado) o la empresa 1 queda como monopolista de ambos

bienes (si E2 no entra).

Los cuatro posibles resultados de este juego son que E1 vincule sus productos y

E2 entre al mercado, que E1 vincule y E2 no entre, que E1 no vincule y E2 entre, y que

E1 no vincule y E2 no entre. En el último de dichos casos, la empresa 1 será capaz de

fijar precios “PA1 = vA” y “PB1 = vB”, obteniendo un beneficio total igual a “(vA–cA1)⋅QA

+ (vB–cB1)⋅QB”. Si E2 no entra pero E1 vincula sus productos, en cambio, lo que hará es

cobrar un único precio por el paquete integrado, que será igual a “vA+vB”. Esto hará que

el beneficio de la empresa 1 termine siendo igual a “(vA+vB–cA1–cB1)⋅QB”, lo cual es

menor que lo que se obtiene cuando E1 no ata sus productos y E2 no entra78.

Si E2 entra al mercado, en cambio, la competencia entre las dos empresas es

sustancialmente distinta según E1 haya vinculado o no sus productos. En el caso sin

venta atada, E2 elegirá cobrar un precio “PB2 = cB1–ε” y se quedará con toda la demanda

del bien B, en tanto que E1 venderá sólo el bien A a un precio “PA1 = vA”. Si se cumple

que “(cB1–cB2)⋅QB > K2”, la empresa 2 hallará rentable entrar al mercado en dicha

circunstancia.

Si E1 ata sus productos, en cambio, puede optar por vender el paquete integrado

a un precio igual a “vA+cB2–ε”, e inducir a los demandantes a comprarle sólo a ella en

vez de comprarle a la empresa 2. Ante esta oferta E2 no podrá competir con E1, ya que

78 Si “QB” fuera mucho menor que “QA”, podría ser que a la empresa 1 le conviniera vender el paqueteintegrado a un precio total igual a “vA” (con lo cual conseguiría colocar una cantidad igual a “QA”). En talcaso, sin embargo, plantearse la posibilidad de vincular ambos bienes carecería de sentido, ya que seríamejor vender sólo el bien A a un precio “P1A = vA” y ahorrarse los costos de producir el bien B.

Page 249: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

249

el mínimo precio al que podrá ofrecer el bien B es “PB2 = cB2” y eso le traerá aparejada

una pérdida igual a “K2”. La empresa 1, en cambio, puede obtener beneficios positivos

en tales circunstancias, siempre que se dé que “vA+cB2 > cA1+cB1”.

Gráfico 9.4

Lo expuesto aparece representado en el gráfico 9.4 a través de un diagrama de

árbol. En él se ve que la decisión óptima para E2 es entrar al mercado si E1 no ata sus

productos (ya que “(cB1–cB2)⋅QB–K2 > 0”) y no entrar si los ata (ya que “-K2 < 0”). El

equilibrio perfecto de Nash de este juego secuencial depende sin embargo de la relación

entre “(vA+vB–cA1–cB1)⋅QB” y “(vA–cA1)⋅QA”. La primera de dichas expresiones es el

beneficio que obtiene E1 si ata sus productos y logra así impedir que E2 entre al

mercado. La segunda es el beneficio que obtiene si no los ata y E2 entra al mercado. Si

“(vA+vB–cA1–cB1)⋅QB > (vA–cA1)⋅QA” el equilibrio perfecto implicará un caso de entrada

efectivamente impedida; si “(vA+vB–cA1–cB1)⋅QB < (vA–cA1)⋅QA”, en cambio, implicará

un caso de acomodamiento en el cual E1 hallará más rentable especializarse en el bien

A y dejar que E2 produzca el bien B.

Nótese que en este ejemplo la decisión de atar los productos A y B sólo tiene

sentido para E1 si se toma antes de que E2 tenga que decidir entrar o no al mercado79. Si

se tuviera que tomar después o simultáneamente, nunca sería óptimo para E1 vincular

sus productos, puesto que la venta atada implicaría una pérdida de oportunidad igual a

“(vA–cA1)⋅(QA–QB)” (si E2 no entrara al mercado) o a “(vA–cA1)⋅(QA–QB)+(cB1–cB2)⋅QB”

79 Alternativamente, este modelo podría reformularse como un caso en el cual E2 ya está en el mercado ytiene que decidir si permanece o se retira (es decir, como un caso de depredación y no de obstaculizaciónde la entrada). Lo importante es dicha decisión se tome siempre después de la de E1, puesto que ésta tienepor objeto inducir un cambio en el comportamiento de E2.

• [(vA–cA1)⋅QA+(vB–cB1)⋅QB; 0]

• [(vA–cA1)⋅QA; (cB1–cB2)⋅QB–K2]

• [(vA+cB2–cA1–cB1)⋅QB; -K2]

• [(vA+vB–cA1–cB1)⋅QB; 0]

NE

NE

E

E

NA

A

E1

E2

E2

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250

(si E2 entrara al mercado).

Ejercicios

9.1. Una empresa vende su producto en dos mercados (1 y 2), caracterizados por lassiguientes funciones de demanda: “P1 = 100 – Q1” y “P2 = 50 – Q2”. El costo medio ymarginal de la empresa es constante e igual a $40 por unidad.a) Halle los valores de “P1”, “P2”, “Q1” y “Q2” que maximizan los beneficios de laempresa suponiendo que la misma puede discriminar precios entre los dos mercados queabastece.b) Ahora suponga que a la empresa se le prohibe discriminar precios entre los dosmercados. Halle los valores de “P”, “Q1” y “Q2” que maximizan los beneficios de laempresa en esta situación. Muestre que, en este caso, la prohibición de discriminar nobeneficia a los consumidores del mercado 1 y perjudica tanto a la empresa como a losconsumidores del mercado 2.

9.2. Una empresa monopólica abastece dos mercados distintos (A y B) y puedediscriminar precios entre ellos. La empresa produce su único bien en dos plantas (1 y 2),y sus funciones de demanda y de costos totales son las siguientes:

qA = 100 – pA ; qB = 50 – pB ; 11 q10CT ⋅= ; 222 q125,0CT ⋅= .

a) Halle los niveles de “qA”, “qB”, “q1” y “q2” que maximizan los beneficios delmonopolista discriminador. ¿Por qué resulta imposible hallar valores determinados para“q1A”, “q1B”, “q2A” y “q2B”?b) ¿Cuáles serían los niveles de “qA”, “qB”, “q1” y “q2” si la empresa no pudieradiscriminar precio entre sus dos mercados?c) Compare los beneficios de la empresa y los excedentes de los consumidores de losdos mercados implícitos en las respuestas a las partes “a” y “b”.

9.3. Una empresa monopólica abastece dos mercados (1 y 2). En cada uno de ellos, losconsumidores son idénticos y tienen los siguientes excedentes:

EC1 = 120⋅Q1 – 0,5⋅Q12 – T1 ; EC2 = 100⋅Q2 – 0,5⋅Q2

2 – T2 ;

donde “T1” y “T2” son las cantidades totales de dinero que los consumidores pagan porcomprar “Q1” y “Q2”. Los costos medios y marginales de la empresa son constantes eiguales a $10.a) Calcule los valores de “T1”, “T2”, “Q1” y “Q2” que maximizan los beneficios de laempresa si ésta puede discriminar perfectamente entre sus clientes. Interprete lasolución a la que llega como un esquema tarifario en el cual cada consumidor paga elmismo precio por unidad pero un cargo fijo distinto.b) Calcule los valores de “T1”, “T2”, “Q1” y “Q2” suponiendo que cada consumidorpuede optar entre las combinaciones (Q1, T1) y (Q2, T2), y que la empresa fija susprecios para que los consumidores del mercado 1 elijan la primera de dichas opciones ylos del mercado 2 la segunda. Interprete la solución a la que llega como un esquema enel cual se ofrecen descuentos por cantidad y halle los precios implícitos de “Q1” y “Q2”.c) Compare los beneficios y los excedentes de los consumidores en los dos puntosanteriores.

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251

9.4. Una empresa produce dos bienes (1 y 2), y se los vende a tres tipos deconsumidores (A, B y C). Los consumidores de tipo A sólo demandan el bien 1; los deltipo B sólo demandan el bien 2; y los del tipo C demandan ambos bienes. Lasrespectivas funciones de demanda son:

Q1A = 100 – P1 ; Q2B = 100 – P2 ; Q1C = 100 – 1,25⋅P1 ; Q2C = 100 – 1,25⋅P2 ;

y el costo medio y marginal de producir y vender cada unidad de cada uno de los bieneses $25.a) Calcule los valores de “P1” y “P2” que maximizan los beneficios de la empresa.b) Ahora suponga que la empresa sólo vende paquetes que contienen una unidad delbien 1 y una unidad del bien 2, y fija un precio único (PP) por paquete. Halle el valor de“PP” que maximiza los beneficios.c) Ahora suponga que la empresa ofrece los bienes por separado y, además, el paqueteintegrado. Halle los valores de “P1”, “P2” y “PP” que maximizan los beneficios.d) Compare los beneficios que se obtienen en cada una de las tres alternativasanalizadas.

9.5. Una empresa produce dos bienes (A y B). El bien A está monopolizado y el bien Bse vende bajo competencia perfecta a un precio de $50 por unidad (que puede suponerseigual a la paridad de importación del producto). Los compradores de ambos bienes sonlas mismas personas, y las respectivas funciones de precio de demanda son:

pA = 200 – qA ; pB = 150 – 0,5⋅qB ;

en tanto que las funciones de costo total de dichos bienes son:

CTA = 3000 + 20⋅qA ; CTB = 0,25⋅qB2 .

a) Calcule los valores de “pA”, “qA” y “qB” que maximizan los beneficios de la empresa,suponiendo que los productos se venden por separado.b) Calcule el excedente que los consumidores obtienen al adquirir el bien B en elmercado competitivo (en el cual los oferentes son la empresa bajo análisis y lasimportaciones).c) Ahora suponga que la empresa decide obligar a los compradores del bien A acomprarle el bien B a ella. Calcule la maximización de beneficios de la empresateniendo en cuenta que se deberá cumplir la restricción de participación de loscompradores, de modo tal de que éstos no opten por no comprar el bien A (y comprartodas las unidades del bien B a importadores que lo venden a un precio de $50 porunidad).

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252

10. Regulación y defensa de la competencia

Entendida en un sentido amplio, la regulación económica es la actividad por la

cual el estado interviene en los mercados y altera de ese modo el funcionamiento que

los mismos espontáneamente tendrían. Entendida en un sentido restringido, sólo

comprende actividades de carácter permanente que implican la toma de decisiones que

en otros casos serían adoptadas por los agentes económicos privados. En un trabajo

anterior80, hemos designado a este último tipo de regulación con el nombre de

“regulación directa”. La “regulación indirecta”, por su parte, es aquella que satisface la

definición amplia pero no la restringida. Dentro del concepto de regulación directa se

encuentran las actividades de fijación y control de precios de los servicios públicos y

otros monopolios naturales. Son en cambio ejemplos de regulación indirecta las normas

de defensa de la competencia, que prohiben la comisión de prácticas anticompetitivas y

establecen procedimientos de control de fusiones y adquisiciones.

La regulación económica puede incluirse dentro del concepto de “política

pública”. Las políticas públicas son conjuntos de acciones tomadas por el estado con el

objetivo de resolver problemas que afectan a la sociedad. Cuando las políticas públicas

se analizan desde un punto de vista económico, se les suele asignar dos grandes

objetivos: eficiencia y equidad. Para cumplimentar estos objetivos, las políticas públicas

se organizan a través de diferentes instrumentos. Los que más tienen que ver con temas

ligados con organización industrial son los destinados a regular el ejercicio del poder de

mercado, y dichos instrumentos son precisamente los que utilizan la regulación del

monopolio natural y la política antitrust o de defensa de la competencia. La regulación

del monopolio natural será el objeto de las dos primeras secciones de este capítulo, en

tanto que las secciones tercera y cuarta se referirán a temas relacionados con defensa de

la competencia.

10.1. Regulación de los monopolios naturales

La existencia de monopolios naturales plantea un dilema de política económica

relacionado con la deseabilidad contrapuesta de distintas estructuras de mercado. Por un

lado, resulta más eficiente desde el punto de vista productivo que sólo opere una

80 Véase Coloma (2001), capítulo 8.

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253

empresa; por otro, dicha situación puede resultar más ineficiente desde el punto de vista

del intercambio, ya que el ejercicio del poder de mercado por parte de una única entidad

puede acarrear una pérdida de excedente de los consumidores. Una posible solución a

este dilema es hacer que el monopolio en cuestión quede en manos del estado a través

de una empresa pública. Otra alternativa es establecer un monopolio regulado, por el

cual el estado le garantiza a una empresa privada que será la única proveedora en un

determinado mercado pero le regula el precio (y, a veces, algunas otras variables tales

como la calidad, la obligación de prestar un servicio, la posibilidad de diferenciar entre

clientes, etc) para impedir un ejercicio abusivo de su poder de mercado.

Desde un punto de vista de eficiencia pura, la regulación del monopolio natural

debería regirse por la regla de fijación de precios al costo marginal. Según esta regla, el

monopolista debe cobrar un precio y producir una cantidad para la cual el valor

marginal que le asignan los consumidores a su producto se iguala con el costo marginal

de dicho producto. Esto implica imitar artificialmente el comportamiento que sería

natural en un mercado perfectamente competitivo, a fin de procurar que el excedente

total generado se haga máximo81. En una situación de monopolio natural fuerte, sin

embargo, una regla de fijación de precios al costo marginal resulta muchas veces de

imposible aplicación, puesto que trae aparejado un beneficio negativo para el

monopolista. Esto es así porque, si el costo medio de provisión de un bien decrece con

el número de unidades producidas, entonces cobrar un precio igual al costo marginal

implica necesariamente que dicho precio será inferior al costo medio. Si un regulador

pretende en dichas circunstancias fijar precios de acuerdo con esta regla, debe

instrumentar al mismo tiempo un sistema de subsidios para la empresa regulada, que le

permitan hacer frente a sus erogaciones totales (y, eventualmente, obtener alguna tasa

de beneficio acorde con el riesgo empresario que enfrenta).

La dificultad de otorgar subsidios explícitos ha hecho que la literatura

económica haya propuesto una serie de reglas alternativas a la de fijación de precios al

costo marginal en situaciones de monopolios naturales regulados. La más simple es la

de la fijación de precios al costo medio, que asegura que la empresa provea su producto

al menor precio posible compatible con un nivel de beneficios no negativo y garantiza al

mismo tiempo que el valor que le asignan los consumidores al bien provisto no es

81 La literatura sobre este tema tiene su origen en un artículo de Dupuit (1844). Su primera formulación

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254

menor que el costo total de provisión del mismo82. Otra forma de fijar precios regulados

usual en la práctica es utilizar tarifas en dos partes, que implican cobrar un cargo fijo o

de conexión a cada cliente y un cargo variable por unidad consumida. Si el regulador

fija el cargo variable igual al costo marginal de provisión del bien vendido, el cargo fijo

puede utilizarse para hacer frente a la diferencia existente entre lo recaudado por cargos

variables y los costos totales del monopolista, lográndose de este modo mantener las

ventajas de la fijación de precios al costo marginal y evitar la necesidad de otorgar un

subsidio a la empresa proveedora del bien o servicio. Este sistema, sin embargo, exige

que la naturaleza del bien o servicio provisto permita impedir el arbitraje entre los

consumidores (es decir, que sólo uno pague el cargo fijo y luego revenda las unidades

que compra), por lo cual su uso está limitado básicamente a los servicios públicos que

se proveen a través de redes (electricidad, telefonía, gas natural, agua potable).

Gráfico 10.1

Lo expuesto en los párrafos anteriores puede verse en el gráfico 10.1, en el cual

hemos representado una situación de monopolio natural fuerte originada en la existencia

de economías de escala globales. Como se aprecia en él, el costo medio (CMe) de

provisión del bien “Q” es una función que disminuye con la cantidad, y por lo tanto el

costo marginal (Cm) se encuentra siempre por debajo de “CMe”. En una situación así,

un monopolista desregulado maximizador de beneficios elegirá producir “Qm” y cobrar

un precio “Pm” (que son los valores para los cuales “Cm” se iguala con el ingreso

general se debe a Hotelling (1938).82 Esta última característica fue señalada por primera vez por Coase (1946), quien fue uno de los primerosautores en defender la racionalidad económica de las reglas de fijación de precios al costo medio frente alos que propugnaban la fijación de precios al costo marginal.

Im Cm

CMe

D Pm

Pa Pe

Qm Qa Qe

P

0 Q

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255

marginal “Im”), en tanto que lo eficiente sería que la cantidad provista fuera “Qe” y que

el precio fuera “Pe” (y que por lo tanto se igualara con “Cm”). Pero como cobrar “Pe”

implica vender a un precio menor que el costo medio, esto hace que la empresa sufra

pérdidas que deben ser compensadas de alguna manera (por ejemplo, con un subsidio o

con un cargo fijo). Otra alternativa es fijar un precio de autofinanciamiento (Pa) que se

iguale con el costo medio y hacer que la empresa venda una cantidad menor que la

eficiente (Qa < Qe), pero que resulta ser la más conveniente dentro de las que implican

un precio uniforme y un nivel de beneficios no negativo para la empresa.

Cuando una empresa regulada provee varios bienes o puede discriminar precios

entre varios segmentos del mercado, la regla de fijación de precios al costo medio

admite una modificación que se conoce como “regla de Ramsey-Boiteux”83. La misma

consiste en hallar los precios que maximizan el excedente total en una situación en la

cual debe respetarse una restricción por la cual el ingreso total del monopolista regulado

debe ser mayor o igual que su costo total, y surge por lo tanto de resolver el siguiente

problema:

( )n21

n

1i

Q

0 iii Q,...,Q,QCTdx)x(P)max(Wi −=∑∫

=

s.a. ( )n21

n

1iiii Q,...,Q,QCTQ)Q(P ≥⋅∑

=

;

donde “Q1”, “Q2” y “Qn” son las cantidades producidas y vendidas de los distintos

bienes (o a los distintos grupos de consumidores del mismo bien), y “P1”, “P2” y “Pn”

son los respectivos precios.

Si incorporamos la restricción al problema construyendo el correspondiente

lagrangeano y suponemos que la restricción en cuestión resulta operativa, entonces

tenemos que:

( ) ( )

−⋅⋅λ+−= ∑∑∫

==n21

n

1iiiin21

n

1i

Q

0 iii Q,...,Q,QCTQ)Q(PQ,...,Q,QCTdx)x(PLi

;

0QQ

P

Q

CT)Q(P)1(

Q

Li

i

i

iii

i

=⋅∂∂⋅λ+

∂∂−⋅λ+=

∂∂ ⇒

ii

ii 1

1P

CmP

η⋅

λ+λ=−

;

donde “λ” es el multiplicador de Lagrange de la restricción, “Cmi” es el costo marginal

83 En referencia a Ramsey (1927) y a Boiteux (1956). El primero de dichos autores derivó una reglasimilar referida a la fijación óptima de alícuotas impositivas sobre distintos bienes; el segundo, se refirió

Page 256: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

256

del iésimo producto y “ηi” es la elasticidad-precio de su demanda.

El resultado obtenido puede asimilarse a una regla que dice que, cuanto más

fuerte es la restricción de autofinanciamiento que tiene el monopolista regulado (es

decir, cuanto mayor es el valor de “λ”), entonces la regulación óptima implica fijar

precios más cercanos a los de un monopolio desregulado (es decir, a aquellos para los

cuales el índice de Lerner se iguala con la inversa del valor absoluto de la elasticidad-

precio). En cambio, cuanto menos fuerte es la restricción (es decir, cuanto menor es el

valor de “λ”), entonces lo óptimo es fijar precios cercanos al costo marginal. Nótese

también que, en general, los distintos bienes (y los distintos grupos de consumidores de

un bien) deben según esta óptica pagar precios que se apartan de manera diferenciada

del costo marginal. Así, los bienes y grupos de consumidores que tengan demandas

inelásticas sufrirán un apartamiento mayor, en tanto que los que tengan demandas más

elásticas sufrirán un apartamiento menor. Como, en el agregado, los ingresos totales

cubrirán exactamente los costos totales, esto implica que habrá bienes y grupos de

consumidores (los de demanda más inelástica) que pagarán precios superiores al costo

medio y otros (los de demanda más elástica) que pagarán precios inferiores al costo

medio. Ningún grupo, sin embargo, pagará precios inferiores al costo marginal, ya que

por definición el índice de Lerner de todos los bienes adoptará un valor no negativo.

Sin embargo, si la medida del bienestar que se está intentando maximizar se

define de modo tal que el excedente de los distintos agentes económicos se valora de

manera diferenciada, entonces puede resultar óptimo que ciertos bienes se comercien a

precios menores que sus costos marginales. Una manera de visualizar esto es suponer

que los distintos grupos de consumidores tienen asociados diferentes “ponderadores

distributivos” (distributional weights), y que la función “W” a maximizar sigue esta

expresión:

( )

−⋅+

⋅−⋅α= ∑∑ ∫

==n21

n

1iiii

n

1iiii

Q

0 iiii Q,...,Q,QCTQ)Q(PQ)Q(Pdx)x(PWi

;

donde “αi” es el ponderador distributivo del iésimo bien (o del iésimo grupo de

consumidores de un bien). Si dicho ponderador distributivo tiene un valor mayor que

uno, esto implica que el regulador le asigna más peso al interés de los consumidores que

específicamente a la fijación de precios en situaciones de monopolio natural.

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257

al de la empresa proveedora del bien o servicio en cuestión, dándose la situación inversa

si el valor de “αi” es menor que uno.

Las condiciones de primer orden de maximización de este problema son en

principio las siguientes:

0QQ

P)1(

Q

CT)Q(P

Q

Wi

i

ii

iii

i

=⋅∂∂⋅α−+

∂∂−=

∂∂ ⇒

i

i

i

ii 1

P

CmP

ηα−=−

;

lo cual implica que, si “αi > 1”, entonces los consumidores del grupo “i” pagarán

precios menores que el costo marginal del bien que están adquiriendo84. Este resultado

puede seguir manteniéndose aun si se le incorpora al problema una restricción de

autofinanciamiento (por la cual el ingreso total del monopolista regulado debe ser

mayor o igual que su costo total). En tal situación las condiciones de primer orden son:

0QQ

P)1(

Q

CT)Q(P)1(

Q

Li

i

ii

iii

i

=⋅∂∂⋅α−λ++

∂∂−⋅λ+=

∂∂ ⇒

i

i

i

ii

)1(

1

P

CmP

η⋅λ+α−λ+=−

;

pudiendo darse el caso que “Pi” sea menor que “Cmi” si se cumple que “αi” termina

resultando mayor que “1+λ”. Esto último, sin embargo, sólo puede darse para algunos

grupos de consumidores y no de manera general, ya que la propia existencia de una

restricción de autofinanciamiento hace que el promedio de los precios que se cobran

deba ser igual al costo medio y, en el contexto de un monopolio natural fuerte, eso

implica necesariamente que dicho precio medio debe superar al costo marginal.

La inclusión de ponderadores distributivos en un problema de fijación óptima de

precios de un monopolio natural regulado implica considerar simultáneamente objetivos

de eficiencia y de equidad. Los primeros aparecen a través de la inclusión de la

elasticidad-precio de la demanda de los distintos grupos de consumidores, haciendo que,

en general, el apartamiento entre precio y costo marginal deba ser mayor en valor

absoluto cuando más inelástica es la demanda. Las consideraciones de equidad, en

cambio, se incorporan directamente por medio de los ponderadores distributivos, y de la

relación que los mismos tienen entre sí y respecto del ponderador de los beneficios

84 En rigor, esta es sólo una de las posibles justificaciones por las cuales puede resultar conveniente queun bien se venda a un precio inferior a su costo marginal. Otra justificación posible aparece en el caso debienes que les generan externalidades reales positivas a agentes económicos distintos de quienes loscompran, lo cual hace que su “valor marginal social” sea mayor que el valor marginal privado queperciben los consumidores del bien en cuestión.

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258

empresarios (que, dada la forma en la cual hemos escrito el problema, adopta un valor

igual a uno). Esta manera de analizar el tema se origina en un artículo de Feldstein

(1972), por lo cual la regla de fijación de precios basada en la consideración de aspectos

distributivos suele recibir el nombre de “regla de Feldstein”.

Todas las reglas de fijación de precios mencionadas hasta aquí han sido

derivadas de modelos que suponen que el regulador maximiza una función objetivo que

refleja el bienestar general, sea a través del excedente total de los agentes económicos o

de una suma ponderada de los excedentes de las partes involucradas. A estas teorías

normativas de la regulación se le contrapone la llamada “teoría positiva” o “economía

política de la regulación”, que sostiene que en la práctica los mecanismos regulatorios

suelen estar guiados por presiones de los grupos de interés y por intentos del gobierno

de hacer máxima cierta medida del “apoyo político” que recibe. El origen de los

modelos basados en esta visión del proceso regulatorio está en un artículo de Stigler

(1971), quien fue el primero en sostener que el principal efecto de la regulación sobre el

funcionamiento de los mercados es de carácter distributivo y no asignativo, y que es

precisamente eso lo que guía las acciones de los reguladores.

Una de las versiones más conocidas de la teoría positiva de la regulación es la de

Peltzman (1976), que supone que el regulador intenta maximizar una función de apoyo

político (A), que es a su vez una función creciente y cóncava del excedente de los

consumidores (EC) y del beneficio de las empresas reguladas (B)85. Como el excedente

del consumidor es una función del precio que el regulador le fija al bien o servicio bajo

análisis (P), y el beneficio empresario también puede verse como un dependiente de

dicho precio, todo el problema puede escribirse del siguiente modo:

A(max) = A[EC(P), B] s.a. B = B(P) ;

y resolverse cuando se cumple que:

0P

B

B

A

P

EC

EC

A

P

A =∂∂⋅

∂∂+

∂∂⋅

∂∂=

∂∂

.

Pero como, dada la definición general de excedente de los consumidores y

beneficio de las empresas, se sabe que “∂EC/∂P = –Q” y que “∂B/∂P = Q”, entonces

85 Nótese que esto implica que la función a maximizar no es una suma ponderada de excedentes. Lo quese supone es que “∂A/∂EC > 0”, “∂A/∂B > 0”, “∂2A/∂EC2 < 0”, “∂2A/∂B2 < 0” y “∂2A/∂EC∂B > 0”.

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259

esto implica que, para que la condición de primer orden se cumpla, debe darse que

“∂A/∂EC” se iguale con “∂A/∂B”, o sea que los efectos sobre la función de apoyo

político de las unidades marginales de ingreso recibidas por consumidores y empresas

deben ser iguales. Esto puede representarse a través del diagrama que aparece en el

gráfico 10.2, en el cual “B(P)” es la función de beneficios de las empresas y “Am” es la

curva de indiferencia alcanzable más alta para el regulador (es decir, la que le da un

mayor apoyo político), definida en el espacio de beneficio empresario y precio de venta

del bien. El “equilibrio regulatorio” implica por lo tanto un precio (Pr) intermedio entre

el que maximiza el beneficio empresario (Pm) y el que implica un beneficio nulo (Pc).

Gráfico 10.2

El hecho de que el precio que maximiza la función de apoyo político sea en

general un precio inferior al que elegiría un monopolista desregulado pero mayor que el

costo medio de provisión del bien bajo análisis tiene una interpretación que es uno de

los resultados más comúnmente asociados con la teoría positiva de la regulación. La

misma sostiene que, en rigor, “Pr” no difiere mucho del precio que espontáneamente

tendría el mercado si operara como un oligopolio concentrado (por ejemplo, como un

oligopolio de Cournot con dos o tres empresas), pero que sí es considerablemente

distinto de los precios de equilibrio bajo monopolio y bajo competencia perfecta. Esto

explicaría por qué los oligopolios concentrados se encuentran rara vez sometidos a

regulación de precios, y por qué dicha regulación sí aparece en los monopolios naturales

y en algunos mercados sumamente competitivos. En el primer caso la presión para

regular provendría esencialmente de los consumidores, y el objetivo principal de la

misma sería bajar los precios desde niveles cercanos a los de monopolio (Pm). En el

B(P)

Am

Pc Pr Pm

B

0 P

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260

caso de mercados muy competitivos, en cambio, la presión para regular vendría de las

propias empresas reguladas, interesadas en que los precios se incrementaran por encima

de los niveles que espontáneamente tendrían en un equilibrio de largo plazo con libre

entrada (Pc).

10.2. Regulación e incentivos

Las reglas de fijación de precios reseñadas en la sección anterior se basan en

todos los casos en el supuesto de que las funciones de demanda y de costos totales de

los monopolios naturales regulados están perfectamente definidas y no se ven afectadas

por la regulación. Muchas veces, sin embargo, la propia existencia de una regulación

puede generar problemas de incentivos, que hacen que dichas funciones se modifiquen.

El problema más común de este tipo se origina en que, si una regulación de precios se

basa en el cómputo de algún concepto derivado de la función de costos (por ejemplo, el

costo medio o el costo marginal), entonces esto puede generarle a la empresa regulada

un incentivo a incrementar dichos costos por encima de su mínimo deseable, y generar

por lo tanto una ineficiencia productiva que no existe en una situación sin regulación.

El primer aporte de la literatura teórica que se cita corrientemente respecto de

temas de regulación e incentivos es un artículo de Averch y Johnson (1962), que analizó

la tendencia que ciertas regulaciones pueden generarle a las empresas para que empleen

stocks de capital mayores que los óptimos. El modelo que estos autores desarrollaron

supone que hay un monopolista maximizador de beneficios que debe elegir su nivel de

producción y precios y las cantidades de insumos que va a utilizar, sujeto a una

restricción por la cual sus beneficios no pueden exceder cierta tasa máxima “s” de

retorno sobre el capital invertido. Si suponemos que los dos insumos productivos que

este monopolista utiliza son el capital (K) y otro insumo “I”, entonces su problema

puede escribirse del siguiente modo:

B(max) = P⋅Q – r⋅K – w⋅I s.a. P = P(Q) ; Q = Q(K, I) ; P⋅Q – r⋅K – w⋅I ≤ s⋅K ;

y representarse a través del siguiente lagrangeano:

L = P[Q(K, I)]⋅Q(K, I) – r⋅K – w⋅I + λ⋅[(s+r)⋅K + w⋅I – P[Q(K, I)]⋅Q(K, I)] ;

donde “r” y “w” son los precios del capital y del restante insumo productivo.

Si suponemos que la restricción regulatoria es operativa (es decir, que la tasa de

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261

retorno “s” es menor que la que obtendría la empresa en un contexto desregulado),

entonces las condiciones de primer orden de este problema de maximización son las

siguientes:

0srK

QQ

Q

PP)1(

K

L =⋅λ+

∂∂⋅

∂∂+⋅λ−=

∂∂

;

0wI

QQ

Q

PP)1(

I

L =

∂∂⋅

∂∂+⋅λ−=

∂∂

; 0IwK)sr(QPL =⋅−⋅+−⋅=∂λ∂

;

y, operando en ellas, se llega a que:

w

r

w

)]1/(s[r

I/Q

K/Q <λ−⋅λ−=∂∂∂∂

.

De la observación de esta última expresión se infiere que el monopolista

regulado elegirá una combinación de insumos productivos tal que el cociente entre sus

productividades marginales resultará menor que el cociente entre los precios de tales

insumos (r/w)86. Si “Q” es una función convexa respecto de “K” y de “I”, esto implica

que la empresa tenderá a elegir una combinación con relativamente más capital y

relativamente menos del otro insumo, y este efecto de sobrecapitalización suele

designarse con el nombre de “efecto Averch-Johnson”. La lógica intuitiva del mismo es

relativamente clara: si la regulación le permite al monopolista obtener un beneficio que

se define como una tasa máxima sobre el capital, entonces dicho monopolista tendrá

incentivos para sobreinvertir en su stock de capital, a efectos de incrementar el monto

total de sus beneficios. Dicha sobreinversión implicará una distorsión en su elección de

insumos que lo inducirá a tener costos mayores que los estrictamente necesarios, puesto

que estará sustituyendo otros insumos relativamente más baratos por un stock de capital

relativamente más caro.

El gráfico 10.3 nos muestra una representación del efecto Averch-Johnson en el

espacio de la elección que la empresa hace entre el capital (K) y el insumo “I”. En él

aparece representada cierta isocuanta correspondiente a la cantidad “Q”, y se observa

86 En rigor, este resultado depende de que el valor de “λ” termine siendo un número entre cero y uno.Esto siempre es así en equilibrio, ya que si la restricción regulatoria es operativa entonces “λ” será unnúmero positivo, y también será menor que uno porque el ingreso marginal de la productividad marginaldel capital [(P+Q⋅∂P/∂Q)⋅∂Q/∂K] terminará siendo menor que el precio de dicho capital (r).

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262

cómo la regla de elección inducida por la regulación por tasa de retorno lleva a elegir un

stock de capital mayor (Kr) y una cantidad menor del otro insumo (Ir) que la que el

monopolista elegiría si quisiera producir la misma cantidad “Q” en un contexto

desregulado87. Dicha elección lo lleva a posicionarse en una isocosta más alta (Cr) que

la que podría haber alcanzado si hubiese intentado minimizar sus costos totales (Cd).

Esto habría podido conseguirse eligiendo la combinación “Kd, Id”, para la cual el

cociente entre las productividades marginales se iguala con el cociente entre los precios

de los insumos.

Gráfico 10.3

El efecto Averch-Johnson es un resultado directo del tipo de regulación que le da

origen, basado en el control de la tasa de retorno máxima sobre el capital invertido.

Otros tipos de regulación alternativas son capaces de generar distorsiones diferentes e,

inclusive, opuestas. En su artículo sobre la regulación basada en costos marginales, por

ejemplo, Greenwald (1984) muestra que, si dicho costo es creciente con el grado de

utilización de la capacidad instalada (como es comúnmente el caso en la mayoría de las

funciones de costos de corto plazo), entonces la regulación genera un incentivo para la

subcapitalización (en vez de un efecto de sobrecapitalización). Siguiendo la versión

simplificada del modelo de Greenwald que aparece en el libro de Vickers y Yarrow

(1988), supongamos que un monopolista regulado debe elegir la cantidad que va a

producir y el stock de capital con el objeto de maximizar sus beneficios, respetando una

restricción por la cual su precio debe igualarse con el costo marginal de corto plazo.

87 Cabe señalar, sin embargo, que en un contexto desregulado el monopolista hubiera elegidoprobablemente un nivel de producción menor (y un precio mayor), generando en consecuencia una mayorpérdida de eficiencia asignativa que la registrada bajo una regulación por tasa de retorno.

Cd

Cr

Q

Id

Ir

Kd Kr

I

0 K

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263

Esto implica que:

B(max) = P(Q)⋅Q – CT(Q, K) s.a. Q

CT)Q(P

∂∂= ;

que el correspondiente lagrangeano del problema es:

−∂∂⋅λ+−⋅= )Q(P

Q

CT)K,Q(CTQ)Q(PL ;

y que, por lo tanto, las condiciones de primer orden del problema respecto de “Q”, “K”

y del multiplicador de Lagrange (λ) son las siguientes:

0Q

CT

Q

P

Q

CTQ

Q

PP

Q

L2

2

=

∂∂−

∂∂⋅λ−

∂∂−⋅

∂∂+=

∂∂

;

0KQ

CT

K

CT

K

L 2

=∂∂

∂⋅λ+∂∂−=

∂∂

; 0Q

CT)Q(P

L =∂∂−=

λ∂∂

.

Operando en estas expresiones, se llega a que:

0

Q

CT

Q

P

QQ

P

KQ

CT

K

CT

2

2

2

<

∂∂−

∂∂

⋅∂∂⋅

∂∂∂

=∂∂

;

en donde el signo “<” se origina en que la función de costo total es convexa y, por ende,

“∂2CT/∂Q2 > 0”, “∂2CT/∂K2 > 0” y “∂2CT/(∂Q∂K) < 0”. Todo esto implica que la

empresa termina eligiendo un stock de capital menor que el que minimiza su costo total

(es decir, menor que aquél para el cual “∂CT/∂K = 0”), apareciendo por lo tanto un

fenómeno de subcapitalización. La causa de este fenómeno es que, como la empresa

regulada sabe que su precio depende del costo marginal de corto plazo, sabe también

que el modo de obtener un precio más rentable es haciendo que dicho costo se

incremente (y eso se logra sustituyendo capital por insumos variables en el corto plazo).

Además de los problemas de sobre y subcapitalización referidos en los párrafos

anteriores, la regulación basada en conceptos de costos puede generar problemas de

incentivos ligados con la existencia de información asimétrica entre el regulador y la

empresa regulada. Uno de dichos problemas tiene que ver con la aparición de un

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264

fenómeno de riesgo moral, por el cual la empresa regulada no elige el nivel de esfuerzo

óptimo para minimizar sus costos. La contribución teórica más importante sobre este

tema se debe a Laffont y Tirole (1993), quienes desarrollaron toda una teoría de la

regulación basada en problemas de incentivos.

A efectos de explicar la idea básica que se encuentra detrás de la teoría de la

regulación en situaciones de riesgo moral, supongamos que el costo total de cierto

monopolista regulado es igual al producto de su costo medio y marginal (c) y de la

cantidad producida y vendida (Q), y que dicho costo medio y marginal es decreciente

con el nivel de esfuerzo del monopolista (e). Si la empresa en cuestión está sujeta a una

regulación por la cual su precio se fija en base a cierto margen (m) sobre el costo medio

y marginal, entonces su problema de maximización de beneficios puede escribirse del

siguiente modo:

B(max) = P⋅Q – c(e)⋅Q s.a. Q = P(Q) ; P = (1+m)⋅c(e) ;

y, reemplazando las restricciones en la función objetivo, se llega a que:

B(max) = m⋅c(e)⋅Q[(1+m)⋅c(e)] .

Derivando esta función respecto de “e” e igualando a cero, esto implica que:

0P

QPQ

e

cm

e

B =

∂∂⋅+⋅

∂∂⋅=

∂∂

⇒ 1Q

P

P

Q =⋅∂∂−=η ;

y que por ende la empresa regulada tendrá una tendencia a maximizar sus ingresos por

ventas. Esto implica que el precio regulado terminará siendo aquél para el cual la

elasticidad-precio de la demanda se vuelve unitaria, y que el costo medio y marginal

será igual al cociente entre dicho precio y “1+m”. Cuanto menor sea el margen sobre

costos que el regulador le permita a dicha empresa, por lo tanto, mayor será el costo

unitario de la empresa regulada y menor será su esfuerzo para minimizar costos. En el

caso extremo en el cual “m = 0”, esto generará una tendencia por la cual la empresa

regulada tenderá a disipar todo su ingreso por ventas en costos de provisión del bien o

servicio regulado, no haciendo ningún esfuerzo por minimizar dichos costos.

Otro problema de información asimétrica, presente en contextos de reglas de

precios basadas en conceptos de costos, tiene que ver con la aparición de incentivos

para que las empresas reguladas no revelen correctamente sus costos y traten de

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265

convencer al regulador de que los mismos son más altos de lo que realmente son. El

artículo pionero sobre este tema se debe a Loeb y Magat (1979), quienes demostraron

que, en una situación en la cual el regulador no tiene ninguna información respecto de

los costos de la empresa regulada, la única forma de lograr que la misma revele

correctamente sus costos es dejarle practicar una discriminación de precios perfecta (y

permitirle por lo tanto que se apropie de todo el excedente generado en el mercado).

Este resultado implica una visión sumamente pesimista respecto de la eficacia de la

regulación para asegurar el funcionamiento eficiente de los monopolios naturales en

situaciones de asimetría informativa, puesto que sostiene que dicho funcionamiento sólo

puede lograrse a costa de una distribución que sesga totalmente los beneficios a favor de

las empresas reguladas.

El artículo más citado sobre regulación del monopolio natural en situaciones de

información asimétrica respecto de las funciones de costos de las empresas, sin

embargo, es el de Baron y Myerson (1982), y en él se llega a un resultado mucho menos

pesimista que el del trabajo de Loeb y Magat. Esto se debe a que los autores suponen

que el regulador no conoce a ciencia cierta los costos de la empresa regulada pero que sí

conoce la distribución de probabilidad de los mismos, y toman como medida del

bienestar a maximizar a una función en la cual le asignan a dicha empresa regulada un

ponderador distributivo menor que el que el de los consumidores. Su modelo puede

simplificarse suponiendo que los costos de la empresa regulada pueden ser de dos tipos

(alto y bajo), y que el regulador tiene como objetivo maximizar el bienestar esperado

(WE), definido del siguiente modo:

⋅−+

−⋅α⋅π= ∫ AAAA

Q

0QcTTdx)x(PWE

A

⋅−+

−⋅α⋅π−+ ∫ BBBB

Q

0QcTTdx)x(P)1(

B

;

donde “π” es la probabilidad de que la empresa regulada tenga costos altos, “α > 1” es

el ponderador distributivo de los consumidores, “cA” y “cB” son los costos medios y

marginales cuando la empresa tiene respectivamente costos altos y bajos, “QA” y “QB”

son las cantidades comerciadas, y “TA” y “TB” son los montos totales pagados por los

consumidores por dichas cantidades.

Como el regulador no sabe con certeza si está regulando a un monopolista de

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266

costos altos o bajos, entonces debe fijarle precios tales que los mismos lo incentiven a

revelar correctamente su tipo (pero que, al mismo tiempo, le permitan tener beneficios

no negativos). Esto implica cumplir con restricciones de participación y de

compatibilidad de incentivos por parte de los dos tipos posibles de empresa regulada,

que pueden escribirse del siguiente modo:

TA – cA⋅QA ≥ 0 ; TA – cA⋅QA ≥ TB – cA⋅QB ;

TB – cB⋅QB ≥ 0 ; TB – cB⋅QB ≥ TA – cB⋅QA .

Dado que, por definición, “cA” es mayor que “cB”, entonces dos de estas

restricciones (la de participación del monopolista de costos bajos y la de compatibilidad

de incentivos del monopolista de costos altos) se cumplirán como desigualdades, en

tanto que las otras dos (la de participación del monopolista de costos altos y la de

compatibilidad de incentivos del monopolista de costos bajos) se cumplirán como

igualdades88. Esto implica que estas últimas restricciones pueden sustituirse dentro de la

función de bienestar esperado, y que el problema de maximización del regulador puede

escribirse del siguiente modo:

⋅−⋅α⋅π= ∫ AA

Q

0Qcdx)x(P)max(WE

A

⋅−⋅−α−

⋅−⋅α⋅π−+ ∫ ABABB

Q

0Q)cc()1(Qcdx)x(P)1(

B

.

Las condiciones de primer orden de esta maximización son por lo tanto las

siguientes:

[ ] 0)cc()1()1(c)Q(PQ

WEBAAA

A

=−⋅−α⋅π−−−⋅α⋅π=∂∂

)cc()1()1(

c)Q(P BAAA −⋅α⋅π

−α⋅π−+= ;

[ ] 0c)Q(P)1(Q

WEBB

B

=−⋅α⋅π−=∂∂ ⇒ BB c)Q(P = ;

e implican una situación en la cual al monopolista de costo alto se le deja cobrar un

88 Nótese la semejanza formal entre este problema y el de maximización de beneficios de un monopolistaque practica discriminación de precios de segundo grado, visto en el capítulo 9. Al igual que en dicho

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267

precio unitario mayor que su costo medio pero se lo obliga a pagarle un cargo fijo al

regulador (o a los consumidores del bien), en tanto que al monopolista de costo bajo se

le obliga a cobrar un precio unitario igual a su costo medio pero se le permite cobrar un

cargo fijo positivo (o recibir un subsidio del regulador). Tales cargos fijos (FA, FB)

terminan siendo iguales a:

0Q)cc()1()1(

QPTF ABAAAAA <⋅−⋅α⋅π

−α⋅π−−=⋅−= ;

0Q)cc(QPTF ABABBBB >⋅−=⋅−= .

Comparado con una situación en la cual el regulador conoce exactamente el

costo de la empresa regulada, esto implica la aparición de una pérdida de eficiencia

debida a que el monopolista de costo alto termina vendiendo una cantidad menor que la

óptima (que es aquella para la cual se da que “P(QA) = cA”). Asimismo, la necesidad de

incentivar al monopolista de costo bajo a revelar su verdadero costo hace también que

resulte necesario otorgarle un “premio”, que no es otra cosa que el cargo fijo que se le

deja cobrar (y que se calcula en base al ahorro que esta empresa logra respecto de los

costos que tendría si fuera un monopolista de costos altos).

Los problemas de incentivos reseñados en los modelos teóricos de la presente

sección han tenido cierto impacto en la literatura referida a la implementación práctica

de la regulación del monopolio natural. El efecto más fuerte tuvo sin duda que ver con

la idea de que no resulta conveniente que dicha regulación pretenda seguir de manera

constante las variaciones en los costos y en la demanda de las empresas reguladas, y que

debe en cambio incorporar reglas que le den a dichas empresas incentivos para reducir

sus costos. Esto hizo que las reglas regulatorias tradicionales basadas en estimaciones

del costo marginal o del costo medio, o en tasas máximas de retorno sobre el capital

invertido, fueran progresivamente reemplazadas por otros esquemas. Uno de ellos es el

de regulación por techos de precios (price-cap regulation), que consiste en fijar un

precio más o menos ligado con un concepto de costo y establecer luego una fórmula de

ajuste del mismo que sea independiente de los aumentos o reducciones reales de

eficiencia productiva. Esto hace que todas las reducciones de costos independientes de

la fórmula de ajuste impliquen beneficios directos para la empresa regulada, y que todos

problema, en este también rige la denominada “propiedad de un solo cruce de las curvas de indiferencia”.

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268

sus aumentos de costos signifiquen pérdidas de oportunidad. El principal inconveniente

de estos esquemas es que incrementan significativamente el riesgo empresario asociado

con la regulación y crean incentivos para que las empresas reguladas intenten renegociar

sus condiciones contractuales. Para evitar esto, en la práctica suelen adoptarse

mecanismos híbridos que implican el empleo de techos de precios junto con la

posibilidad de trasladar ciertos aumentos en el costo de algunos insumos (pass-through)

y con la existencia de revisiones tarifarias que vuelven a acercar periódicamente los

precios a algún concepto de costo real.

Otro mecanismo que busca resolver los problemas de implementación de la

regulación por costos es la llamada “regulación conjunta” (yardstick regulation), que

implica someter a varias empresas al mismo cuadro tarifario y utilizar para su cálculo

conceptos de costo promedio de toda la industria. El uso de esta alternativa requiere que

se dé una doble condición que no siempre es posible: que cada empresa tenga el

monopolio natural de un determinado segmento del mercado y que sus costos sean más

o menos homogéneos de antemano. La dificultad de establecer tarifas basadas en

conceptos de costos ha llevado también a parte de la literatura económica a proponer

que los reguladores conviertan al nivel de precios en una variable que se determine

competitivamente en el momento en el cual se licita la concesión del servicio

regulado89. Este sistema, conocido como “competencia por el monopolio” (franchise

bidding), presupone que las distintas empresas interesadas en obtener el derecho a

abastecer un monopolio natural competirán entre sí cotizando el nivel de precios más

bajo compatible con un beneficio no negativo, y que esto generará asimismo un

comportamiento proclive a la minimización de costos. El problema con estos sistemas

es que su implementación exige una precisión muy grande del resto de las condiciones

de la licitación (calidad del servicio, cobertura, inversiones, etc) y crea asimismo

presiones para que la empresa que ha ganado la concesión intente renegociar luego

dichas condiciones.

La introducción de competencia como un modo de resolver ciertos problemas

relacionados con la regulación se ha extendido en las últimas décadas a sectores que

tradicionalmente funcionaban como monopolios naturales integrados. En algunos de

dichos sectores se ha admitido la coexistencia de varias empresas en segmentos en los

89 En ese sentido, el artículo pionero sobre el tema es Demsetz (1968).

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269

cuales la competencia es posible, manteniéndose regulado solamente aquellos

segmentos en los cuales las ventajas del monopolio son más evidentes. Esto tiene la

ventaja de facilitar la determinación de los costos y de los precios regulados, ya que

permite que buena parte de dichos costos queden directamente expresados como precios

de mercado surgidos de un proceso competitivo. Sin embargo, la mezcla de regulación y

competencia puede ocasionar al menos dos problemas que se dan cuando coexisten

empresas que compiten en un segmento pero no en otro. Uno de dichos problemas es

que el monopolista de un segmento regulado puede tener incentivos para tratar de

eliminar a las otras empresas que actúan junto a él en los segmentos competitivos,

empleando su posición monopólica para obstaculizar el acceso de sus competidores. El

otro problema, inverso al anterior, es el que se genera si los competidores no regulados

tienen la posibilidad de “descremar” el mercado del monopolista (cream-skimming),

abasteciendo solamente los segmentos más rentables y dejándole a la empresa regulada

la obligación de abastecer los segmentos menos rentables.

A los efectos de reducir la probabilidad de que se produzcan los

comportamientos estratégicos referidos en el párrafo anterior, las mezclas entre

competencia y regulación suelen tener lugar en un contexto de desintegración vertical

total, en el cual se establece que la empresa que tiene el monopolio natural de un

determinado segmento no puede actuar en los segmentos competitivos del mercado y

viceversa. El inconveniente que sistemas como éstos pueden tener, sin embargo, es que

en ciertas circunstancias pueden desaprovechar economías de integración vertical,

elevando los costos de transacción entre las empresas ubicadas en distintas etapas de la

cadena de producción y distribución.

A partir de la aparición de la teoría de los mercados desafiables de Baumol,

Panzar y Willig (1982), la literatura económica comenzó a estudiar también de manera

más detallada las condiciones que debían darse para que un monopolio natural pudiera

operar eficientemente en un contexto desregulado. Del cruce de los conceptos de

“desafiabilidad” y “sostenibilidad” del monopolio natural, surgen así una serie de reglas

básicas respecto del papel de la regulación (y de su posible ausencia) en el desempeño

del mercado, que pueden resumirse del siguiente modo:

a) Si un monopolio natural es sostenible y opera mercados perfectamente desafiables,

entonces la desregulación es en general conveniente, puesto que en equilibrio los

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270

precios tenderán a igualarse con los costos medios de provisión del bien o servicio (o,

en un contexto de varios bienes o segmentabilidad del mercado, con los precios de

Ramsey-Boiteux).

b) Si un monopolio natural es sostenible pero el mercado en que opera no es desafiable,

entonces resulta en general conveniente algún tipo de regulación, ya que de otro modo

el monopolista no tiene ninguna presión que contrarreste sus incentivos para ejercer el

poder de mercado. Dicha regulación debe focalizarse básicamente en controlar el precio

máximo al cual el monopolista vende sus productos.

c) Si un monopolio natural es desafiable pero no sostenible, entonces el papel de la

regulación es más bien el opuesto al del caso anterior, ya que debe ocuparse de impedir

el acceso de otros competidores al mercado. Obviamente, esto requiere también que se

le fijen precios máximos al monopolista, ya que una vez que el mismo ha sido protegido

de la entrada de otras empresas, tendrá los mismos incentivos para ejercer el poder de

mercado mencionados en el punto precedente.

10.3. Sanción de prácticas anticompetitivas

A diferencia de la regulación del monopolio natural, la defensa de la

competencia (o antitrust) es una política pública pensada para situaciones en las cuales

lo más eficiente es que existan varias empresas que compitan entre sí. Al igual que la

regulación del monopolio natural, su objetivo normativo básico tiene que ver con

controlar el ejercicio del poder de mercado de las empresas, pero sus instrumentos son

considerablemente diferentes, ya que en ningún caso implican el control directo de los

precios ni de otras variables cuantitativas decididas por las empresas. La política de

defensa de la competencia se implementa en general a través de procedimientos de

índole jurisdiccional, en los cuales lo que se busca es probar y reprimir la comisión de

determinadas prácticas consideradas anticompetitivas. También forma parte de la

política antitrust el control de las operaciones de fusión y adquisición de empresas

(denominada a veces “política estructural de defensa de la competencia”), que

normalmente se efectúa a través de procedimientos de autorización previa de dichas

operaciones.

En nuestro libro sobre el tema (Coloma, 2003a) hemos señalado que, para que

resulte racional la aplicación de una política de defensa de la competencia, es necesario

Page 271: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

271

que se cumplan cuatro requisitos básicos:

a) se ha decidido confiar en la competencia como mecanismo de asignación de

recursos en la generalidad de los mercados;

b) se están produciendo ciertas distorsiones en el funcionamiento de alguno de dichos

mercados, atribuibles al ejercicio de poder de mercado;

c) dichas distorsiones son imputables a los agentes económicos que operan en los

mercados (es decir, a los oferentes o a los demandantes);

d) las mismas generan una reducción del excedente total de los agentes económicos y

del excedente de los consumidores.

El cumplimiento del primero de los requisitos mencionados tiene que ver

directamente con la opción de un procedimiento de regulación indirecta (como lo es la

política antitrust) en vez de uno de regulación directa (como lo es la regulación

tradicional del monopolio natural). El segundo tiene en cambio que ver con el objetivo

de la defensa de la competencia, que no puede ir más allá de la corrección de problemas

de ejercicio del poder de mercado y es en general inútil para resolver otros problemas de

eficiencia (externalidades reales, información asimétrica) o de equidad distributiva. Esto

se debe a que, tal como hemos visto en el capítulo 3, la principal virtud normativa de la

competencia es precisamente que, a través de acotar el poder de los participantes de un

mercado para influir sobre los precios, logra que el mercado en cuestión se acerque al

punto en el cual se maximiza el excedente total de los agentes económicos.

El tercer requisito mencionado tiene que ver con la idea de que la política

antitrust sólo puede ser efectiva para resolver problemas creados por los agentes

económicos que actúan en los mercados, pero no para resolver problemas creados por

agentes económicos que se hallan fuera de los mismos (como puede ser, por ejemplo, el

gobierno en su carácter de regulador). Es para ello crucial distinguir entre situaciones de

poder de mercado creadas por prácticas anticompetitivas de las empresas y situaciones

en las cuales las distorsiones han sido creadas por la propia organización del mercado

(por ejemplo, barreras de entrada legales, precios regulados o controlados, acuerdos

internacionales para administrar el comercio bilateral, etc).

En cuanto al último de los requisitos mencionados, el mismo puede considerarse

como un filtro para la correcta aplicación de la política antitrust. Dado que el objetivo

último de la defensa de la competencia es lograr una asignación de recursos que

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272

maximice el excedente total generado (y, en el largo plazo, lograr que dicho excedente

se distribuya beneficiando principalmente a los consumidores), esto implica que, para

que una práctica pueda considerarse nociva por su impacto en la competencia, la misma

debe ser ineficiente, y no implicar tampoco un beneficio a largo plazo para los

consumidores.

Los dos tipos de prácticas anticompetitivas que corrientemente se sancionan en

procedimientos de defensa de la competencia son los que implican acuerdos entre

competidores para no competir (colusión) y los que implican exclusión de competidores

reales o potenciales (obstaculización y depredación). En muchos países son también

considerados ilícitos los denominados “abusos explotativos de posición dominante”,

que son conductas que no atentan en sí contra la competencia (en el sentido de que no

implican dejar de competir con otras empresas ni impedir que otras empresas compitan

con la propia) pero que llevan a un apartamiento de las condiciones de equilibrio

asociadas con dicha competencia. Dentro de esa categoría pueden aparecer los “precios

excesivos” y algunos tipos de discriminación de precios y ventas atadas90.

El análisis de las prácticas colusivas desde el punto de vista de la política

antitrust suele distinguir entre las conductas que implican acuerdos cuyo objetivo

principal es restringir la competencia y las que aparecen como “restricciones auxiliares”

(ancillary restraints) de un acuerdo que tiene otro objetivo ligado con cierta integración

económica de las partes involucradas. Por ejemplo, las pautas estadounidenses sobre

acuerdos de colaboración entre competidores (Federal Trade Commision y US

Department of Justice, 2000) hacen una división tajante entre ambos tipos de conducta,

y consideran que sólo pueden eximirse de ser sancionadas aquellas restricciones

auxiliares a un acuerdo de integración económica que generen además ganancias de

eficiencia tales que compensen los posibles daños anticompetitivos del acuerdo en

cuestión. Dentro de este grupo suelen incluirse los acuerdos horizontales de

investigación y desarrollo que, como vimos en el capítulo 5, son capaces de generar

beneficios procompetitivos relacionados con la aparición de nuevos productos, la

90 La discriminación de precios y las ventas atadas, sin embargo, pueden ser en ciertos casos consideradasanticompetitivas por su carácter exclusorio. Tal cosa sucede, por ejemplo, si una empresa discriminaprecios con el objetivo de perjudicar a los competidores que tiene en el segmento del mercado en el quecobra los precios más bajos. También ocurre cuando una venta atada tiene por objeto aprovechar unaposición monopólica en el mercado del producto vinculante para evitar el acceso de un competidor en elmercado del producto vinculado.

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273

creación de externalidades positivas (efectos de derrame) y la apropiación de los

beneficios de las invenciones por parte de varias empresas en vez de una sola.

Otro tema que suele aparecer en los procedimientos de sanción de prácticas de

naturaleza colusiva tiene que ver con la prueba de ciertos casos de “colusión encubierta”

(covert collusion). Dichos casos son particularmente problemáticos, debido a que las

leyes antitrust suelen considerar que la colusión sólo es una práctica anticompetitiva

cuando se lleva a cabo de manera explícita (es decir, cuando existe un acuerdo concreto

entre las empresas, por más que el mismo permanezca oculto) y no cuando se lleva a

cabo de manera tácita (es decir, sin que exista ningún acuerdo entre las partes). Para

distinguir entre ambos tipos de conducta suele jugar un papel importante el concepto de

“paralelismo consciente” (conscious parallelism), que implica la existencia de un

comportamiento paralelo por parte de varios competidores en lo que se refiere a sus

decisiones de precios, producción o entrada a ciertos segmentos del mercado. En la

mayoría de los casos, sin embargo, este tipo de conducta resulta también congruente con

la colusión tácita y con otras hipótesis de comportamiento oligopólico no colusivo (por

ejemplo, oligopolio de Cournot, competencia espacial, etc), por lo cual su empleo como

elemento de prueba de un acuerdo está en general limitado a situaciones en las que

aparece en conjunción con otros factores adicionales (por ejemplo, restricciones

auxiliares).

En lo que se refiere al análisis antitrust de las prácticas exclusorias, podemos

decir que el mismo se basa en general en una apreciación de si las conductas objetadas

tienen verdaderamente por objeto excluir competidores reales o potenciales, o si son en

cambio una manifestación de la competencia entre las empresas. Al respecto, la Corte

Suprema de EEUU ha señalado que los dos elementos básicos para considerar que una

conducta implica un “acto de monopolización” son “la posesión de poder monopólico

en el mercado relevante” y “la adquisición o mantenimiento intencional de dicho poder,

como algo distinto del crecimiento o desarrollo de la empresa a consecuencia de tener

un producto superior o una mayor capacidad empresaria, o haber aprovechado un

accidente histórico”91. Dentro de esa definición pueden entrar, por ejemplo, los casos de

negativa de acceso a una “instalación esencial” (essential facility), que se producen

cuando una empresa le niega a sus competidores el acceso a cierto activo que ella

91 Véase “EEUU c/ Grinnell”, 384 US 563 (1966).

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274

controla, en una situación en la cual dicho acceso resulta factible y los competidores no

pueden duplicar razonablemente el activo en cuestión.

También pueden ser sancionadas como prácticas anticompetitivas de carácter

exclusorio las conductas de depredación a través de precios por debajo del costo. En

este tipo de casos, las autoridades de defensa de la competencia suelen enfrentarse a dos

problemas básicos de caracterización: debajo de qué costo deben estar los precios para

poder ser considerados predatorios, y qué otros elementos deben utilizarse para

distinguir entre ventas que tienen por objetivo eliminar competidores y otras que tienen

otro tipo de motivaciones. La respuesta más aceptada a la primera de dichas preguntas

está en un artículo de Areeda y Turner (1975), que sostiene que el concepto de costo

relevante es el costo marginal de corto plazo, el cual puede aproximarse en la mayoría

de los casos a través del costo medio variable de provisión del bien o servicio en

cuestión. En cuanto a la segunda de dichas preguntas, el aporte más citado por la

literatura antitrust es un trabajo de Joskow y Klevorick (1979), en el cual se propone

una metodología por la cual, para considerar a una política de precios como predatoria,

resulta necesario probar primero que la estructura de mercado existente facilita la

implementación de estrategias destinadas a excluir competidores.

Otro grupo de prácticas exclusorias que ha merecido la atención de la política de

defensa de la competencia es el que comprende a las restricciones verticales. Para

analizar el posible impacto anticompetitivo de estas restricciones, se suelen separar los

efectos sobre la competencia “dentro de una misma marca” (intrabrand competition) y

“entre distintas marcas” (interbrand competition). En las pautas europeas sobre

prácticas verticales (Comisión Europea, 2000) se sostiene por ejemplo que, si la

competencia entre marcas es importante, entonces las restricciones verticales tienden a

ser inocuas, aunque limiten la competencia dentro de cada marca en particular. Es por

eso que dichas pautas consideran que, en principio, son más perniciosas las restricciones

que reducen la competencia entre marcas (por ejemplo, la exclusividad vertical) que

aquéllas que sólo reducen la competencia dentro de una misma marca (por ejemplo, la

exclusividad horizontal o la fijación de precios de reventa). Las pautas europeas

sostienen también que las restricciones verticales relativas a bienes que no tienen marca

son por lo general menos perniciosas que las que afectan a bienes y servicios con marca,

debido a que las marcas tienden a aumentar la diferenciación entre productos y a reducir

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275

la sustitución entre los mismos, lo que provoca una menor elasticidad de la demanda y

una mayor posibilidad de aumentar los precios.

Tal como hemos mencionado en un párrafo anterior, el tercer grupo de

conductas anticompetitivas que pueden ser sancionadas en procedimientos de defensa

de la competencia es el de los abusos explotativos de posición dominante. Este tipo de

prácticas no aparece en todas las legislaciones antitrust del mundo92, ya que su sanción

suele tropezar con el problema de que su reparación sólo es posible a través de

mecanismos de regulación directa (por ejemplo, control de precios) que no forman parte

de los instrumentos que tienen a su alcance las autoridades de defensa de la

competencia93. Esto vale particularmente para los casos en los cuales lo que se objeta

son precios excesivos por parte de un monopolista o líder de precios, pero no para casos

de discriminación de precios y ventas atadas. Estos últimos implican situaciones en las

cuales el problema bajo análisis puede resolverse de manera permanente ordenando el

cese de la conducta discriminatoria objetada, si bien lo que resulta necesario evaluar es

que el resultado de dicha orden de cese sea preferible al que se da si la discriminación

desaparece pero la posición dominante subsiste. También debe tenerse en cuenta que, en

esos casos, el papel de la defensa de la competencia para corregir fenómenos

relacionados con el ejercicio del poder de mercado suele ser relativamente menor, ya

que muchas veces el problema más grave tiene que ver con la existencia en sí de una

posición monopólica (que obviamente no puede solucionarse con la prohibición de una

conducta en particular).

10.4. Control de concentraciones económicas

Tal como hemos mencionado en la sección anterior, la otra forma de

implementación de la política de defensa de la competencia, además de los

procedimientos de sanción de prácticas anticompetitivas, es el control de operaciones de

92 Al respecto, su ausencia más notable está sin duda en el derecho antitrust estadounidense, que tiene unalarga tradición por la cual los abusos explotativos unilaterales no son considerados anticompetitivos.93 En rigor, esta crítica vale también para ciertas conductas de naturaleza exclusoria. Lipsky y Sidak(1999) sostienen por ejemplo que la obligación de dar acceso a los competidores a instalacionesesenciales sólo resulta eficaz cuando el activo bajo análisis es compartido por varios oferentes, ya que enlos casos en los cuales es propiedad exclusiva de uno solo de ellos no hay normalmente forma de impedirque dicho oferente siga ejerciendo su poder de mercado de manera monopólica. Este hecho se relacionacon la incapacidad inherente a la política de defensa de la competencia para resolver problemas demonopolio natural.

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276

concentración económica, también llamado “política estructural de defensa de la

competencia”. Al revés de aquélla, esta política no opera sancionando conductas que se

consideran ilícitas, sino que implica una intervención previa por la cual el estado

autoriza o desautoriza una determinada modificación en la estructura de los mercados.

En ese aspecto se asemeja a una regulación directa de la entrada y la salida de empresas,

con la diferencia de que el control de las concentraciones económicas es un

procedimiento excepcional que sólo se utiliza ante determinadas manifestaciones de

entrada y salida (las surgidas de las fusiones y adquisiciones), y no implica por lo tanto

un seguimiento continuo de la estructura de los mercados.

A efectos de llevar a cabo el control de fusiones y adquisiciones, las autoridades

de defensa de la competencia suelen utilizar ciertos estándares de intervención que las

guían en su evaluación de las distintas operaciones. Los más difundidos son el que tiene

como objetivo principal evitar que se limite sustancialmente la competencia en los

mercados (estándar norteamericano) y el que se preocupa por lograr que los procesos de

concentración económica no creen o refuercen una posición dominante (estándar

europeo). La diferencia básica entre ambos tiene que ver con que el primero no sólo

considera los efectos unilaterales que una concentración económica puede tener en

términos de aumentar el poder de mercado de las empresas fusionadas sino también los

posibles efectos conjuntos que la mayor concentración puede generar al incrementar la

probabilidad de aparición de conductas colusivas. D’Amore (1998) señala que eso hace

que el estándar norteamericano sea normalmente más estricto que el europeo en casos

de fusiones horizontales (porque le incorpora una dimensión adicional al análisis), pero

que el estándar europeo tienda a ser más duro con las fusiones verticales (ya que ese

tipo de operaciones rara vez limita la competencia pero sí puede fortalecer la posición

dominante de una empresa).

De la observación de la práctica comparada de los organismos de defensa de la

competencia del mundo, surge que el control previo de operaciones de concentración

económica suele proceder por etapas94. Lo usual es que en una primera etapa se busque

identificar la naturaleza de la operación en cuestión, clasificándola según la misma

tenga carácter horizontal, vertical o de conglomerado. Para ello se presta particular

94 Este es, por ejemplo, el esquema que siguen las pautas estadounidenses sobre fusiones horizontales(Federal Trade Commission y US Department of Justice, 1992), que ha sido imitado por numerosasnormas antitrust de otros países.

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277

atención a los mercados en los cuales opera cada una de las entidades que se están

concentrando, y se busca ver si en alguno de ellos las mismas aparecen como

competidoras o tienen una relación de proveedor/cliente. La segunda etapa se focaliza

en esos casos, y trata de determinar el grado de concentración de dichos mercados, a

través del cálculo de participaciones de mercado y de índices tales como el de

Herfindahl y Hirschman (HHI). Las siguientes etapas tienen que ver con la apreciación

del efecto que puede tener sobre el comportamiento del mercado el incremento en la

concentración o en las participaciones de mercado inducido por la operación de fusión o

adquisición. Para ello se toman en cuenta elementos tales como las barreras de entrada,

la desafiabilidad, la diferenciación de productos, la factibilidad de que aparezcan

comportamientos colusivos o exclusorios, etc.

Cuando las autoridades antitrust consideran que una operación crea un peligro al

funcionamiento competitivo de los mercados, los interesados en llevar adelante la

operación tienen básicamente tres tipos de argumentos que pueden esgrimir. Un primer

argumento tiene que ver con la definición del mercado relevante, el cual puede pecar de

ser demasiado amplio o demasiado estrecho. Si se invoca que el mercado relevante está

definido de manera demasiado estrecha, puede argüirse que la concentración o las

participaciones de mercado calculadas por la autoridad antitrust son demasiado

elevadas. Si, inversamente, se invoca que un mercado relevante está definido de manera

demasiado amplia, puede argumentarse que una fusión considerada horizontal es en

realidad de conglomerado, y que su efecto sobre la competencia es muy pequeño o nulo.

Una segunda defensa que las empresas pueden sostener tiene que ver con el

denominado “argumento de eficiencia” (efficiency defense). La idea es que una fusión

que incrementa la concentración o crea o refuerza una posición dominante puede tener

también un efecto benéfico en términos de reducción de costos de las empresas

involucradas, que más que compense el efecto negativo del incremento que genera en el

ejercicio del poder de mercado. La evaluación relativa de este efecto será diferente

según cuál sea la medida del interés público que se considere. Si se trabaja con la idea

de que el objetivo a maximizar es el excedente total de los agentes económicos,

entonces bastará con que el ahorro de costos generado compense la pérdida de

eficiencia originada en la posible reducción de las cantidades comerciadas. Si se usa

como vara el excedente del consumidor, en cambio, el ahorro de costos requerido tiene

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278

que ser mayor, ya que debe ser capaz de inducir un comportamiento por el cual la nueva

empresa fusionada tenga incentivos a bajar sus precios respecto de los vigentes antes de

la operación de concentración económica95.

El tercer argumento posible para defender la admisibilidad de una fusión o

adquisición que de otro modo sería considerada anticompetitiva es el de la “empresa en

decadencia” (failing firm defense). De acuerdo con esta doctrina, una concentración

económica que implica la absorción de una empresa que de otro modo abandonaría el

mercado (porque se encuentra en quiebra, o porque el mismo no le resulta ya rentable)

no tiene un verdadero efecto anticompetitivo, porque de todas maneras la empresa en

cuestión desaparecería. En un caso como ese, por lo tanto, la comparación relevante no

es entre una situación antes y después de la operación de concentración económica, sino

entre una situación con fusión (en el cual la empresa en decadencia es absorbida por

otra) y una situación sin fusión (en el cual la empresa en decadencia abandona el

mercado). Así planteada la disyuntiva, la concentración en cuestión puede considerarse

benéfica aun cuando termine en una situación monopólica, si es que dicho resultado es

inevitable y es por lo tanto preferible que los activos de la empresa en decadencia sean

aprovechados por la empresa que va a seguir operando en el mercado.

Ejercicios

10.1. La función de demanda de cierto bien (Q) y la función de costo total de la empresaque produce dicho bien (CT) son las siguientes:

Q = 60 – p ; CT = 11⋅Q – 0,02⋅Q2 .

a) Halle los valores de “p” y “Q” que elegiría un monopolista desregulado maximizadorde beneficios.b) Halle los valores de “p” y “Q” que elegiría un regulador maximizador del bienestar,si este último se mide como la suma del beneficio de la empresa (B) y del excedente delos consumidores (EC).c) Muestre que la solución del punto anterior implica que los beneficios de la empresason negativos, y halle los valores de “p” y “Q” que maximizan el bienestar sujeto a larestricción de que “B ≥ 0”.d) Ahora suponga que el bienestar se mide a través de la siguiente expresión:

W = α.EC + B ;

donde “α = 1,1”. Calcule los valores de “p” y “Q” que maximizan esta función y el

95 Este tema ya ha sido mencionado anteriormente al analizar el modelo de fusiones horizontales deFarrell y Shapiro (1990), desarrollado en el capítulo 8.

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279

monto del subsidio que debería dársele a la empresa regulada que provee el bien encuestión para que no incurra en pérdidas.

10.2. Una empresa regulada vende sus servicios en dos mercados (A y B), cuyasfunciones de precio de demanda son las siguientes:

pA = 100 – 2⋅qA ; pB = 70 – qB .

El costo total de esta empresa es:

CT = 40⋅(qA+qB) + 450 .

a) Calcule los valores de “qA”, “qB”, “pA” y “pB” que maximizan el bienestar (medidocomo “W = ECA + ECB + B”) y muestre que esto implica que “pA = pB”, y que losbeneficios de la empresa son negativos.b) ¿A cuánto deberían incrementarse los precios que la empresa cobra en ambosmercados para que “B = 0” y que la igualdad de precios se mantenga? ¿Qué valores de“qA” y “qB” se obtienen en este caso? ¿Cuál es ahora el valor de “W”?c) Muestre que fijando precios diferentes (donde “pA > pB”) resulta posible incrementarel valor de “W” hallado en el punto “b” manteniendo la restricción de que los beneficiosno pueden ser negativos. Halle los valores de “qA”, “qB”, “pA” y “pB” para los cuales“W” es máximo, sujeto a que “B = 0”.

10.3. En un monopolio natural regulado hay dos tipos de consumidores (1 y 2), cuyasdemandas son:

Q1 = 50 – P ; Q2 = 100 – P ;

y la función de costo total del monopolista es:

CT = 996 + 20⋅(Q1+Q2) .

El regulador está limitado a elegir un esquema tarifario con un cargo fijo (F) y un cargovariable (P), que deben ser los mismos para los dos tipos de consumidor. Halle losvalores de “F” y “P” que maximizan el excedente total de los agentes económicos,sujetos a las restricciones de que ninguno de dichos agentes (consumidor 1, consumidor2 y monopolista) puede quedarse con un excedente o un beneficio negativo.

10.4. La función de apoyo político (A) de cierto regulador es igual al producto delexcedente del consumidor (EC) y del beneficio de los productores (B) de determinadomercado. El costo medio y marginal de dichos productores es 10 y la función dedemanda de los consumidores es:

Q = 100 – P ;

donde “P” es el precio y “Q” es la cantidad.a) Halle el valor de “P” que maximiza “A” (y los correspondientes valores de “EC” y“B”).b) ¿Cuál es el valor de “P” que maximiza la suma de “EC” y “B”? ¿Y el que maximizael beneficio de los productores? Muestre que el precio hallado en el punto anterior seencuentra ubicado en un punto intermedio entre dichos valores extremos.

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280

10.5. Una empresa monopólica abastece un mercado en el cual todos los consumidoresson idénticos y tienen la siguiente función de demanda:

q = 100 – p .

donde “q” es la cantidad comerciada y “p” es el precio del bien. La empresa tiene uncosto medio y marginal constante, igual a $20 por unidad.a) Halle los valores de “p” y “q” que maximizan los beneficios de la empresa y losvalores de “p” y “q” que maximizan el bienestar, medido como la suma del beneficio dela empresa y el excedente de los consumidores.b) Suponga que en este mercado existe una agencia reguladora que quiere fijar un precioque maximice el bienestar, pero no conoce el verdadero costo medio de la empresa. Laempresa sí lo conoce y debe revelárselo al regulador, pero éste no puede comprobar sidicha revelación es veraz o no. Halle el valor de “γ” que la empresa le revelará alregulador y muestre que es mayor que $20. Muestre también que la solución obtenida esigual a la que en la parte anterior maximizaba los beneficios de la empresa.c) Ahora suponga que el regulador le permite a la empresa cobrar un precio “p” y uncargo fijo “F”, y establece que tales valores serán iguales a:

p = γ ; F = (100 – γ)2 / 2 .

Muestre que ahora la empresa sí revelará su verdadero costo medio (o sea, “γ = 20”) yque el bienestar total alcanzado será el máximo. Muestre, no obstante, que todo elexcedente generado en el mercado irá a parar a la empresa como beneficio, y que por lotanto el excedente de los consumidores será nulo.

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281

11. Organización industrial empírica

La organización industrial empírica es la parte de la economía industrial que

intenta contrastar los modelos teóricos (o, al menos, las conclusiones e implicancias de

dichos modelos) con datos de la realidad. Tal como hemos visto en el capítulo 1, la

organización industrial empírica representa una parte esencial de la organización

industrial como un todo, ya que por un lado acumula un porcentaje muy importante de

todo lo que se investiga y, por otro, es el componente que le da cierta autonomía como

rama del conocimiento económico.

Los estudios empíricos sobre temas de economía industrial utilizan una variedad

bastante grande de técnicas y enfoques. Dentro de los mismos se destacan por un lado

los estudios que analizan datos de corte transversal y se refieren a un conjunto

relativamente amplio de industrias, tratando de descubrir si ciertas implicancias de los

modelos teóricos generales se cumplen en el universo bajo análisis. El enfoque clásico

para realizar estos estudios es el “paradigma estructura-conducta-desempeño”, que dio

origen a la organización industrial empírica y sirvió de base para la mayoría de los

trabajos realizados hasta principios de la década de 1980.

El otro tipo de estudio habitual dentro de la organización industrial empírica

comprende aquellos trabajos que analizan datos de series de tiempo (o datos en panel,

que combinan cortes transversales con series de tiempo) referidos a industrias en

particular. Este tipo de estudios intenta modelar explícitamente las fuerzas de oferta y

demanda que operan en un determinado mercado, y contrasta distintas hipótesis de

comportamiento del mismo. Los primeros trabajos que utilizan este enfoque aparecen a

mediados de la década de 1970, y cobran singular fuerza a partir de la década de 1980.

Además de los dos enfoques principales mencionados, la organización industrial

empírica ha desarrollado otras metodologías alternativas. Una que ha adquirido

particular importancia es el denominado “enfoque de los límites de la concentración”

(concentration bounds approach), que intenta aplicar algunas de las ideas subyacentes

en las estimaciones de oferta y demanda a estudios inter-industriales parecidos a los del

paradigma estructura-conducta-desempeño. Otro enfoque alternativo, orientado a

estudios de industrias en particular, es el enfoque no paramétrico, el cual elude la

necesidad de estimar funciones específicas de demanda y de costos, y simplemente

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282

analiza si los datos disponibles son o no consistentes con ciertas hipótesis básicas de los

modelos.

También tienen importancia dentro del universo de los trabajos empíricos sobre

economía industrial los estudios destinados a medir los efectos de la regulación y de la

política de defensa de la competencia. Entre ellos sobresalen los que buscan medir

fenómenos relacionados con la existencia o no de monopolio natural, los que intentan

contrastar diversas teorías respecto del origen y de los objetivos económicos de la

regulación y la política antitrust, y los que buscan analizar la eficacia de dichos

instrumentos para llevar a cabo tales objetivos.

El presente capítulo contiene cinco secciones. Las cuatro primeras están

dedicadas a explicar los distintos enfoques mencionados en los párrafos anteriores. La

última presenta, a modo de ilustración, un ejemplo de análisis de un mercado en

particular, utilizando herramientas de los distintos tipos de estudios reseñados.

11.1. Paradigma estructura-conducta-desempeño

El paradigma estructura-conducta-desempeño parte de la idea de que el

funcionamiento de los mercados está determinado básicamente por ciertas

características estructurales de los mismos. Dichas características influyen en la

conducta de las empresas que operan en tales mercados, y esa conducta es la que, en el

agregado, produce un determinado desempeño, visible a través de resultados

cuantificables en términos de precios, cantidades, beneficios, etc.

El esquema básico detrás del paradigma estructura-conducta-desempeño puede

esquematizarse a través del gráfico 11.1. En él aparecen enumeradas las principales

variables que la literatura de organización industrial empírica suele encasillar en cada

una de las categorías descriptas, a fin de establecer relaciones entre las mismas. Un

elemento básico de este enfoque es la idea de causalidad implícita en las flechas que

aparecen en el gráfico. La misma indica que lo que se intenta es mostrar que

determinadas características estructurales (y, esencialmente, la concentración del

mercado) son las causantes de determinadas conductas (relacionadas fundamentalmente

con la fijación de precios), y que a su vez dichas conductas son las que causan que los

beneficios y los márgenes sean más altos o más bajos.

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283

Gráfico 11.1

La lógica del paradigma estructura-conducta-desempeño es que, en general, lo

que se observa del funcionamiento de los mercados son por un lado las variables de

estructura y por otro las variables de desempeño, y que la conducta se infiere de la

relación que pueda encontrarse entre estas variables. La conducta es entonces una suerte

de “caja negra”, cuyo funcionamiento se infiere (con más o menos éxito) de lo que

pueda evaluarse que pasa con las variables de desempeño cuando cambian las variables

de estructura.

En su tratado de organización industrial, Martin (2002) distingue tres etapas en

la evolución de los estudios empíricos inscriptos en el paradigma estructura-conducta-

desempeño. La primera etapa se inicia con el trabajo de Bain (1951), y comprende

esencialmente estudios en los cuales se realizan análisis estadísticos relativamente

elementales de muestras pequeñas de datos a nivel de industrias. La segunda etapa se

inicia con el trabajo de Comanor y Wilson (1967), y se caracteriza por la introducción

de la econometría como herramienta de trabajo (a través del análisis de regresión y del

test de hipótesis) y por el uso de muestras más grandes de datos a nivel de industrias. La

tercera etapa comienza con la crítica de Demsetz (1974) a la interpretación de los

resultados de los trabajos de organización industrial empírica. Dicha crítica motiva

algunos cambios en las metodologías de trabajo, que inducen el uso creciente de datos a

nivel de empresas, la combinación de datos de corte transversal con series de tiempo, y

el uso de sistemas de ecuaciones.

La idea básica detrás del trabajo original de Bain es que la tasa de rentabilidad

de las empresas está correlacionada con la concentración del mercado en el que actúan,

ESTRUCTURA

ConcentraciónBarreras de entradaDiferenciación de

productosEconomías de escalaIntegración vertical

Riesgo

CONDUCTA

Fijación de preciosLocalización

Selección de calidadEstrategia publicitaria

Investigación ydesarrollo

DESEMPEÑO

PreciosCantidadesBeneficios

RentabilidadMárgenes entreprecios y costos

Excedentes

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284

y que dicha correlación se debe a que en mercados más concentrados resulta más fácil

que aparezcan conductas de colusión explícita o tácita. Para probar su tesis, Bain utilizó

datos de distintas industrias manufactureras estadounidenses para el período 1936-1940,

y en su elección de las mismas buscó que se tratara de sectores en las cuales los

mercados coincidieran aproximadamente con la industria (es decir, que no hubiera

demasiada diferenciación de productos ni segmentación regional de mercados) y que las

empresas fueran esencialmente productoras de un solo bien o servicio (es decir, que su

rentabilidad no estuviera influida por varios productos a la vez). Para cada industria

Bain calculó la rentabilidad promedio de las empresas (definida como el cociente entre

beneficio y patrimonio neto) y la participación de mercado de las ocho empresas más

grandes (es decir, el índice de concentración C8), y luego ordenó las industrias de

mayor a menor según su grado de concentración.

El resultado que obtuvo Bain fue que existía una correlación positiva entre

concentración y rentabilidad, pero que la misma no era muy grande. Sin embargo,

observó también que, cuando C8 estaba por encima del 70%, entonces las tasas de

rentabilidad eran sustancialmente mayores en promedio, y llegó a la conclusión de que

lo que estaba operando era un mecanismo por el cual una concentración por encima de

ciertos límites (variable estructural) inducía un comportamiento colusivo (variable de

conducta, no observable) que generaba una rentabilidad mayor (variable de desempeño).

En un estudio posterior (que aparece en Bain, 1956), el autor refinó su análisis

dividiendo a las industrias de una nueva muestra –correspondiente al período 1947-

1951– en sectores con barreras de entrada altas, medias y bajas. Luego calculó las

rentabilidades e índices de concentración (medidos en este caso como la participación

de mercado de las cuatro empresas más grandes) y halló correlaciones positivas en cada

uno de los grupos, así como también una diferencia clara entre las rentabilidades de los

sectores con altas barreras de entrada y del resto de los sectores. Nuevamente apareció

una idea de límite inferior de concentración (que, en este caso, parece ser C4 = 50%),

por encima del cual las tasas de rentabilidad se vuelven mayores.

La introducción de técnicas econométricas en el análisis de la relación

estructura-conducta-desempeño permitió efectuar tests de hipótesis y medir de manera

más precisa los efectos parciales de las distintas variables de estructura y conducta sobre

la rentabilidad empresaria. Comanor y Wilson, por ejemplo, obtienen sus mejores

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285

resultados usando datos de distintas industrias estadounidenses de bienes de consumo

durante el período 1947-1957, y llevando a cabo la siguiente regresión:

Rent = α0 + α1⋅Publ + α2⋅Esc + α3⋅Crec + α4⋅Local + α5⋅C4⋅Barr ;

donde “Rent” es la tasa de rentabilidad (beneficio/patrimonio neto), “Publ” es el

cociente entre gastos de publicidad y ventas, “Esc” es una medida de la escala mínima

eficiente de producción, “Crec” es la tasa de crecimiento de las ventas, “Local” es una

variable dicotómica (o variable dummy) que adopta un valor igual a 1 para industrias

con mercados diferenciados por localización y 0 para las restantes industrias, “C4” es el

índice de concentración, “Barr” es una variable dummy que adopta un valor igual a 1

para industrias con altas barreras de entrada y 0 para las restantes industrias, y “α0”,

“α1”, “α2”, “α3”, “α4” y “α5” son los parámetros a estimar.

El aporte fundamental de la econometría al paradigma estructura-conducta-

desempeño es que permite incorporar simultáneamente el efecto de distintas variables

estructurales sobre las variables de desempeño, y distinguir entre efectos individuales y

efectos conjuntos. El ejemplo de Comanor y Wilson nos sirve así para ver cómo las

economías de escala, la diferenciación de productos y el crecimiento de la demanda

explican una parte de las diferencias de rentabilidad entre sectores, y en cambio la

concentración sólo tiene un efecto importante si está asociada con la existencia de altas

barreras de entrada.

La introducción del análisis econométrico a los estudios basados en el paradigma

estructura-conducta-desempeño generó una literatura muy abundante que buscó aplicar

el enfoque al estudio de distintas bases de datos disponibles y experimentó con el

empleo de distintas variables (o distintas formas de medir las variables) y distintas

relaciones entre ellas. Collins y Preston (1969), por ejemplo, utilizaron como variable

de desempeño al margen de beneficio bruto (ventas menos costo de materiales y mano

de obra, todo ello dividido ventas) en vez de la rentabilidad, por considerarlo una

medida más alineada con las implicancias de la teoría del oligopolio (que, en la mayoría

de los casos, se refieren al comportamiento del índice de Lerner). Fisher y Hall (1969)

incluyeron como variables explicativas a la desviación estándar y a la asimetría en la

distribución de los rendimientos, como una forma de introducir el riesgo como

determinante de la rentabilidad. Shepherd (1972), por su parte, utilizó una base de datos

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286

con observaciones a nivel de empresas, e introdujo como variables explicativas a la

concentración del mercado (C4) y a la participación de mercado de cada empresa. De

este modo buscó distinguir entre ejercicio del poder de mercado individual

(presumiblemente relacionado con el market share de cada empresa) y del poder de

mercado conjunto (presumiblemente influido por la concentración).

Un avance adicional en la construcción de modelos econométricos inscriptos

dentro del paradigma estructura-conducta-desempeño consiste en la utilización de

sistemas de ecuaciones y de técnicas que contemplan que algunas variables explicativas

de los fenómenos bajo análisis (por ejemplo, la concentración del mercado, la intensidad

de la publicidad, etc) son en realidad endógenas. Uno de los primeros trabajos inscriptos

en esa línea es el de Strickland y Weiss (1976), quienes estiman el siguiente sistema de

ecuaciones:

Publ = α0 + α1⋅Marg + α2⋅Cons + α3⋅C4 + α4⋅C42 + α5⋅Crec + α6⋅Dur ;

C4 = β0 + β1⋅Publ + β2⋅Esc ;

Marg = γ0 + γ1⋅Act + γ2⋅Crec + γ3⋅C4 + γ4⋅Geog + γ5⋅Publ + γ6⋅Esc ;

donde “Marg” es el margen de beneficio bruto, “Cons” es el porcentaje de ventas de

bienes de consumo, “Dur” es una variable dummy igual a 1 si se trata de bienes

durables, “Act” es el cociente entre activo total y ventas, “Geog” es un índice de

dispersión geográfica, y el resto de las variables tiene el mismo significado visto para la

regresión de Comanor y Wilson. En el trabajo de Strickland y Weiss, “Crec”, “Dur”,

“Esc” y “Geog” son consideradas variables exógenas, en tanto que “Marg”, “Publ”,

“Cons”, “C4” y “Act” son consideradas variables endógenas, puesto de dependen

directamente del comportamiento de las empresas y de las relaciones de equilibrio que

se quieren estimar.

A fin de resolver el problema de endogeneidad, los autores utilizan la técnica de

estimación por mínimos cuadrados en dos etapas. Esto implica correr primero

regresiones preliminares de cada variable endógena contra todas las variables exógenas,

y reemplazar luego las variables explicativas endógenas por los correspondientes

valores estimados en las regresiones preliminares. Esto hace que, en las regresiones

definitivas, dichas variables explicativas endógenas aparezcan reemplazadas por

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287

combinaciones lineales de las variables exógenas96.

Desde su aparición a comienzos de la década de 1950, los estudios basados en el

paradigma estructura-conducta-desempeño fueron objeto de distintas críticas, que

hacían hincapié en temas tales como el sesgo en la elección de las industrias utilizadas,

los problemas de cálculo de las rentabilidades y márgenes de beneficios, y la posibilidad

de que las relaciones entre concentración y beneficios se modificaran en el tiempo si

existía entrada y salida de empresas. Demsetz (1974) agregó a estas críticas un punto

relacionado con la interpretación de los resultados, que tiene que ver con la idea de que

la relación estructura-conducta-desempeño puede ir en diferentes direcciones. En

particular, la teoría de Demsetz para explicar la relación entre rentabilidad y

concentración es que un alto nivel de concentración puede obedecer a la existencia de

diferencias entre la eficiencia productiva de las empresas. Si esto es así, las empresas

más eficientes tendrán una rentabilidad mayor y tenderán a crecer, en tanto que las

menos eficientes tendrán una rentabilidad menor y tenderán a reducirse, y esto inducirá

una mayor concentración que no tendrá nada que ver con el ejercicio del poder de

mercado ni con la colusión.

El efecto de esta y otras críticas sobre el paradigma estructura-conducta-

desempeño fue doble. Por un lado generó cierto descreimiento acerca de la capacidad de

la organización industrial empírica para producir resultados significativos; por otro,

propició la aparición de nuevos estudios que buscaron contrastar la hipótesis tradicional

de comportamiento diferencial basado en la factibilidad de la colusión con la hipótesis

de comportamiento diferencial basado en la eficiencia productiva. Un ejemplo de estos

estudios es Clarke, Davies y Waterson (1984), quienes, para distinguir entre las dos

hipótesis bajo análisis, parten de la siguiente ecuación básica:

ii s

1

P

CmP ⋅ηα−+

ηα=−

;

donde el índice de Lerner de la iésima empresa [(P-Cmi)/P] tiende a igualarse con la

inversa del valor absoluto de la elasticidad de la demanda (η) si las empresas actúan

colusivamente, y con el cociente entre la participación de mercado de la empresa en

96 Para una explicación más exhaustiva acerca de la estimación de sistemas de ecuaciones y de la soluciónde problemas de endogeneidad, consúltese alguno de los muchos textos intermedios o avanzados de

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288

cuestión (si) y dicha elasticidad si las empresas actúan de manera independiente. Cuanto

más colusivo sea el mercado, mayor será entonces el valor del parámetro “α” (que

tenderá a uno en los casos de colusión perfecta y a cero en los casos de ausencia total de

colusión).

Incorporando algunos refinamientos al análisis, Clarke, Davies y Waterson

muestran sin embargo que el valor de “α” puede depender también del grado de

diferenciación de los productos y de la existencia de economías de escala (en ambos

casos positivamente). Un grado importante de colusión implica por lo tanto que “α”

debería ser una función de la concentración del mercado en cuestión, y no de otros

factores relacionados con otras características estructurales.

El enfoque de Clarke, Davies y Waterson para distinguir entre las dos hipótesis

parte de un primer conjunto de regresiones en el cual se estiman los valores de “α” y

“η” para cada industria, usando datos a nivel de empresas. A continuación se construye

una serie de valores del parámetro “α” para las distintas industrias, y se corre una

regresión en la cual dicha serie actúa como variable dependiente, y la variable

independiente es la concentración de la industria (medida a través del índice de

Herfindahl y Hirschman). Si en esta última regresión se encuentra una relación positiva

entre la variable dependiente y la concentración, entonces la hipótesis colusiva tiene

sustento, y no lo tiene si el respectivo coeficiente estimado es pequeño o no

significativamente distinto de cero.

11.2. Estimaciones de oferta y demanda

El enfoque de la organización industrial empírica basado en estimaciones de

oferta y demanda (también conocido como “nueva organización industrial empírica”)

tiene como objetivo principal medir de manera más directa el poder de mercado

existente en una industria o mercado en particular. Siguiendo a Bresnahan (1989),

diremos que este enfoque se caracteriza por cuatro ideas principales:

a) El costo marginal de las empresas se considera una variable no observable, y

eventualmente se lo estima partiendo de datos sobre precios de insumos y otras

variables asociadas a la oferta.

econometría general. Uno muy conveniente, que contiene además ejemplos tomados de la literatura de

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289

b) Las estimaciones se centran en una industria o mercado, o en un grupo reducido de

mercados muy relacionados, y no se busca generalizar sus conclusiones a otros sectores.

c) Las ecuaciones a estimar reflejan el comportamiento de las empresas, el cual se

relaciona directamente con modelos teóricos que explican la presencia o ausencia de

poder de mercado (competencia, liderazgo, colusión, etc).

d) Esto permite identificar el grado de ejercicio de poder de mercado de manera clara,

relacionándolo con las conclusiones de los diferentes modelos y distinguiendo entre

ellos.

A efectos de ilustrar la forma en la cual opera el enfoque de estimación de oferta

y demanda, supondremos que contamos con una base de datos de precios y cantidades

comerciadas en un determinado mercado a lo largo del tiempo (datos de series de

tiempo), o bien que dicha información aparece discriminada también por sub-mercados

geográficamente localizados en los cuales operan básicamente las mismas empresas

(datos en panel). Supongamos también que para cada observación se cuenta con datos

acerca de ciertas variables ligadas con la demanda (por ejemplo, ingreso por habitante,

población, precios de bienes complementarios o sustitutos, variables dummy que miden

la estacionalidad, etc) y de otras variables ligadas con los costos de los oferentes (por

ejemplo, precios de los insumos, capacidad instalada, variables dummy que miden la

localización o las diferencias de productividad, etc).

Así presentados los datos, uno de los objetivos de las estimaciones de oferta y

demanda es estimar las siguientes ecuaciones de precio de demanda y costo marginal:

Prec = α0 + α1⋅Vdem + α2⋅(Cant/Pobl) ;

Cmg = β0 + β1⋅Vcost + β2⋅(Cant/Cap) ;

donde “Prec” es el precio de venta del bien bajo análisis, “Cmg” es el costo marginal,

“Cant” es la cantidad comerciada, “Pobl” es la población, “Cap” es la capacidad

instalada, “Vdem” son otras variables que influyen sobre la demanda y “Vcost” son

otras variables que influyen sobre los costos de las empresas.

Para poder estimar estas ecuaciones, resulta necesario suponer un determinado

comportamiento por parte de los oferentes. Dicho comportamiento tiene que ver con el

modo en el cual las empresas perciben el ingreso marginal que obtienen por vender en

organización industrial, es Intriligator (1996).

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290

el mercado, el cual es diferente según el modelo teórico que se utilice. Tres casos fáciles

de ejemplificar son la competencia perfecta, la colusión perfecta y el oligopolio de

Cournot. En el primero de ellos, el ingreso marginal percibido (Imp) es igual al precio.

En el segundo, es igual al ingreso marginal de un monopolista teórico que abasteciera

todo el mercado. En un oligopolio de Cournot, en cambio, el ingreso marginal relevante

tiene que ver con la participación de mercado de cada empresa y, en promedio, se

relaciona con el índice de concentración de Herfindahl y Hirschman (HHI). Esto

implica que:

Imp = Prec (competencia perfecta) ;

Imp = Prec + α2⋅(Cant/Pobl) (colusión perfecta) ;

Imp = Prec + α2⋅HHI⋅(Cant/Pobl) (oligopolio de Cournot) .

Igualando estas expresiones con la del costo marginal enunciada más arriba,

resulta posible escribir tres “relaciones de oferta” alternativas, para las cuales la variable

dependiente es el precio y las variables explicativas son “Vcost”, “Cant/Cap” y

“Cant/Pobl”. Dichas relaciones pueden escribirse del siguiente modo:

Prec = β0 + β1⋅Vcost + β2⋅(Cant/Cap) (competencia perfecta) ;

Prec = β0 + β1⋅Vcost + β2⋅(Cant/Cap) – α2⋅(Cant/Pobl) (colusión perfecta) ;

Prec = β0 + β1⋅Vcost + β2⋅(Cant/Cap) – α2⋅HHI⋅(Cant/Pobl) (oligopolio de Cournot) ;

y son susceptibles de ser estimadas de manera conjunta con la función de demanda

anteriormente postulada.

Un elemento clave en este tipo de estimaciones de oferta y demanda es la

identificación de las ecuaciones de precio de demanda y de costo marginal. Esto se

logra a través del conjunto de variables “Vdem” y “Vcost”, las cuales deben ser

diferentes entre sí (o, al menos, contener alguna variable que sólo aparezca en la

demanda y alguna variable que sólo aparezca en la oferta). El segundo elemento

esencial tiene que ver con el papel que en nuestra formulación juegan “Pobl” y “Cap”,

que es el de distinguir entre cantidades demandadas y cantidades ofrecidas. Esta

distinción permite que tanto “Cant/Cap” como “Cant/Pobl” aparezcan en la misma

relación de oferta, pero una de ellas mide el efecto de la cantidad sobre el costo

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291

marginal (es decir, si tiene pendiente positiva o negativa) y la otra sirve para estimar el

margen entre precio y costo marginal97.

Gráfico 11.2

En el gráfico 11.2 hemos representado la idea básica detrás de las estimaciones

de oferta y demanda como modo de distinguir entre una situación competitiva y una

situación colusiva. Si, en un determinado momento, la demanda de cierto mercado es

“D0”, entonces el precio de equilibrio (P0) y la correspondiente cantidad per cápita

comerciada (Q0) son consistentes con una situación perfectamente competitiva en la

cual el costo marginal es igual a “CmC” y con una situación de colusión perfecta en la

cual el costo marginal es igual a “CmM”. Si, en un momento posterior, la demanda se

desplaza y pasa a ser igual a “D1”, entonces resulta posible distinguir entre las dos

hipótesis alternativas: si el precio continúa siendo igual a “P0” y la cantidad pasa a ser

“Q1C”, entonces la hipótesis competitiva es la más razonable; si, en cambio, el precio

sube a “P1M” y la cantidad pasa a ser “Q1M”, entonces la hipótesis que se impone es la

de colusión.

La literatura sobre medición del poder de mercado a través de estimaciones de

oferta y demanda ha desarrollado dos estrategias básicas para comparar los resultados

obtenidos usando hipótesis alternativas. Una de ellas consiste en suponer que los datos

han sido generados por un determinado modelo de comportamiento (competencia

perfecta, colusión perfecta, oligopolio de Cournot) y estimar el sistema de ecuaciones

que corresponde a dicho modelo. Los resultados así obtenidos pueden ser contrastados

97 Esta es solo una de las formas posibles de efectuar dicha distinción. Carlton y Perloff (1994), porejemplo, introducen en la función de precio de demanda una variable “Cant⋅Vdem”, que luego incluyen

D1

D0

Cant/PoblQ1C

Im1Im0

Q0 Q1M

P

P1M

P0

CmM

CmC

0

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292

con los de los otros modelos a través de un test de hipótesis no anidadas, usando, por

ejemplo, una variación del test “J” de Davidson y MacKinnon (1981). La misma

consiste en estimar cada modelo por separado, y luego correr varias regresiones

adicionales del siguiente tipo:

Prec = α0 + α1⋅Vdem + α2⋅(Cant/Pobl) + δ⋅ ])Pdem()Pdem[( 01 − ;

Prec = β0 + β1⋅Vcost + β2⋅(Cant/Cap) – α2⋅X0 + δ⋅ ]PoferPofer[ 01 − ;

donde “0” es el modelo que se quiere contrastar (hipótesis nula) y “1” es el modelo que

juega el papel de hipótesis alternativa. En dicho contexto, “ 0)Pdem( ” es la serie de

precios de demanda estimada por el modelo 0, “ 1)Pdem( ” es la serie de precios de

demanda estimada por el modelo 1, y “ 0)Pofer( ” y “ 1)Pofer( ” son las series de precios

de oferta estimadas por dichos modelos. “X0”, por su parte, es la variable propia del

modelo 0 que se incorpora en la relación de oferta (igual a cero en competencia

perfecta, a “Cant/Pobl” en colusión perfecta y a “HHI⋅Cant/Pobl” en el oligopolio de

Cournot).

Así descripto el procedimiento, lo que se testea es la hipótesis de que “δ = 0”,

esto es, la idea de que adicionar los valores estimados por el modelo 1 no mejora el

poder explicativo del modelo 0. Esto se hace calculando el estadístico “t” del coeficiente

estimado para el parámetro “δ”, y observando su correspondiente valor de probabilidad.

Si este último es alto (por ejemplo, mayor que el 10%), entonces no puede rechazarse la

hipótesis de que “δ = 0” y, por lo tanto, el modelo 0 no puede ser “derrotado” por el

modelo 1. Si, en cambio, el valor de probabilidad es bajo, entonces sí puede rechazarse

la hipótesis de que “δ = 0” y concluirse que el modelo 1 tiene suficiente poder

explicativo para mejorar la explicación dada por el modelo 098.

La otra forma de contrastar hipótesis en este tipo de modelos es incorporar un

parámetro de conducta (θ), cuyo valor se asocia con las distintas hipótesis bajo análisis.

Esto implica estimar un modelo como el siguiente:

también en la relación de oferta de los modelos en los cuales hay apartamiento entre precio y costomarginal.98 El test descripto es sólo uno de las alternativas posibles para contrastar hipótesis no anidadas. Otrasposibilidades consisten en aplicar el denominado “test de Cox”, desarrollado por Pesaran y Deaton(1978), o el “test del cociente de verosimilitud” propuesto por Vuong (1989).

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293

Prec = α0 + α1⋅Vdem + α2⋅(Cant/Pobl) ;

Prec = β0 + β1⋅Vcost + β2⋅(Cant/Cap) – θ⋅α2⋅(Cant/Pobl) ;

y testear estas tres hipótesis alternativas: “θ = 0” (competencia perfecta), “θ = 1”

(colusión perfecta) y “θ = HHI” (oligopolio de Cournot). En esta especificación, las

distintas alternativas actúan como “hipótesis anidadas” dentro del mismo modelo

general, el cual también admite cualquier forma de comportamiento intermedio.

La utilización de una u otra forma de contrastar los modelos depende

esencialmente del problema que se esté estudiando. Algunos trabajos (por ejemplo,

Porter, 1983, o Bresnahan, 1987) aplican la primera metodología porque buscan

evidencias respecto de un comportamiento particular en un determinado momento del

tiempo (por ejemplo, colusión y guerras de precios entre empresas ferroviarias en la

década de 1880, o entre fabricantes de automóviles en la década de 1950). La segunda

metodología es en cambio aplicada por los trabajos que buscan estimar las “variaciones

conjeturales” de las empresas respecto del comportamiento de sus competidores, y

suponen típicamente que el equilibrio de mercado está en algún punto intermedio entre

la competencia perfecta y la colusión perfecta (aunque no necesariamente en el punto

prescripto por el oligopolio de Cournot). Ejemplos de esto son el artículo pionero de

Iwata (1974) sobre la industria japonesa del vidrio, y el estudio de Spiller y Favaro

(1984) sobre el sector bancario uruguayo.

Cualquiera sea la estrategia para contrastar las hipótesis de los modelos, en todos

los casos resulta necesario aplicar metodologías propias de la estimación de ecuaciones

simultáneas. Esto implica tener en cuenta la endogeneidad de ciertas variables

explicativas del modelo (en particular de la variable “Cant”) y vuelve necesario en la

mayoría de los casos utilizar técnicas como la de mínimos cuadrados en dos etapas, en

vez de usar mínimos cuadrados ordinarios. En algunos casos, inclusive, resulta

conveniente aplicar métodos aún más sofisticados como el de mínimos cuadrados en

tres etapas (que no sólo tiene en cuenta la existencia de variables explicativas

endógenas, sino también la posible correlación entre los errores de estimación de las

ecuaciones del sistema) o, si las ecuaciones que se quieren estimar no son lineales,

procedimientos de estimación de máxima verosimilitud con información completa (full

Page 294: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

294

information maximum likelihood)99.

Como modo de analizar el comportamiento de los mercados, las estimaciones de

oferta y demanda son capaces de alcanzar un grado importante de precisión, en el

sentido de que permiten modelar explícitamente las hipótesis subyacentes en los

distintos modelos de oligopolio, y sirven inclusive para analizar cambios que puedan

producirse en dichos modelos (originados, por ejemplo, por guerras de precios,

fusiones, modificaciones en las condiciones de demanda u oferta, etc). Sin embargo, la

propia naturaleza del método utilizado hace que en ciertas circunstancias sea incapaz de

distinguir entre explicaciones basadas en el ejercicio del poder de mercado individual y

explicaciones basadas en la existencia de colusión. Esto ha sido señalado por Corts

(1999), quien en su artículo sobre medición del poder de mercado mediante parámetros

de conducta demuestra que los mismos resultados pueden aparecer en situaciones de

competencia imperfecta (por ejemplo, oligopolios de Cournot) y en situaciones de

“colusión imperfecta” (por ejemplo, mercados que naturalmente tenderían a la

competencia perfecta pero operan con acuerdos colusivos por los cuales los precios se

vuelven mayores que los competitivos pero menores que los de monopolio).

Los avances más recientes en la literatura sobre estimaciones de oferta y

demanda tienen que ver con intentos de estimar no sólo las funciones de demanda y de

costo marginal sino también las preferencias y las tecnologías implícitas en dichas

funciones. Este es un enfoque particularmente útil cuando se analizan productos

horizontal o verticalmente diferenciados cuyas demandas y ofertas dependen de las

características de dichos productos, y empresas que ofrecen simultáneamente varios

bienes o servicios. Las técnicas de estimación que deben utilizarse, sin embargo, son

notablemente más complejas que las reseñadas hasta aquí, e incluyen variaciones de los

métodos de regresión para variables dependientes discretas (probit, logit, etc) y del

denominado “método generalizado de los momentos” (generalized method of

moments)100. Un ejemplo acabado de este tipo de estudios es el trabajo de Berry,

Levinsohn y Pakes (1995), que analiza el mercado estadounidense de automóviles entre

1971 y 1990.

11.3. Otros enfoques

99 Para una reseña exhaustiva de estas técnicas, véase Greene (1999), capítulo 16.

Page 295: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

295

Si bien la mayor parte de los trabajos de organización industrial empírica

emplean el paradigma estructura-conducta-desempeño o utilizan estimaciones de oferta

y demanda para identificar el ejercicio del poder de mercado en industrias en particular,

existen también una serie de enfoques alternativos o complementarios a estos dos ya

reseñados. Uno que ha adquirido particular importancia a partir de la década de 1990 es

el enfoque de los límites de la concentración o de los costos hundidos endógenos

(endogenous sunk costs), originado en la obra de Sutton (1991). La idea básica detrás de

este enfoque es que las industrias pueden clasificarse en dos tipos: las que sólo tienen

costos hundidos exógenos y las que además tienen costos hundidos endógenos. En las

primeras, la concentración del mercado depende de las relaciones que puedan

establecerse entre tamaño del mercado, economías de escala e intensidad de la

competencia. En las segundas, en cambio, las empresas tienen la posibilidad estratégica

de hundir costos, y esto hace que la concentración del mercado dependa también del

nivel de equilibrio de dichos costos hundidos.

Para el enfoque de los límites de la concentración, los costos hundidos

endógenos se asocian principalmente con los gastos en publicidad y con los gastos en

investigación y desarrollo. Estos gastos tienen la capacidad de incrementar el precio que

los consumidores están dispuestos a pagar por las unidades que adquieren pero tienen el

efecto de aumentar los costos fijos de las empresas y, por ende, la escala óptima de

producción. Cuando el tamaño del mercado aumenta, una industria que sólo tiene costos

hundidos exógenos se hace más atractiva para el ingreso de nuevas empresas, y esto

lleva a que el grado de concentración del mercado se reduzca. Si, en cambio, existen

costos hundidos endógenos, un aumento del tamaño del mercado vuelve más rentable

gastar en publicidad o en investigación y desarrollo, y esto lleva a que la escala óptima

de las empresas aumente consecuentemente. La conjugación de los dos factores lleva a

que las industrias con costos hundidos endógenos tiendan a mantener un nivel de

concentración relativamente alto aun cuando el tamaño del mercado aumente

indefinidamente, cosa que no sucede con las industrias que sólo tienen costos hundidos

exógenos (que, cuanto mayor es el tamaño del mercado, tienden a volverse más

fragmentadas).

El valor que terminen teniendo los índices de concentración en un caso o en otro

100 Sobre estos temas, véase Greene (1999), capítulos 11 y 19.

Page 296: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

296

dependerá también de características específicas del comportamiento de la industria que

se trate, básicamente relacionadas con la intensidad de la competencia. Si la

competencia en precios es más intensa y los márgenes entre precio y costo marginal son

menores, entonces la industria tenderá a ser más concentrada porque con relativamente

pocas empresas los beneficios se volverán muy bajos. Si la competencia en precios es

menos intensa y los márgenes son por lo tanto mayores, entonces la industria tenderá a

estar menos concentrada porque los beneficios seguirán siendo positivos aún con

muchas empresas. Estas relaciones son particularmente importantes cuando sólo existen

costos hundidos exógenos. Cuando hay costos hundidos endógenos, en cambio, la

relación entre concentración e intensidad de la competencia tiende a desvanecerse,

porque estos costos generan diferenciación de productos y reducen la importancia de la

competencia en precios.

El principal aporte que el enfoque de los límites de la concentración intenta

hacer a la organización industrial empírica es incorporar una serie de conceptos de los

modelos basados en la teoría de los juegos a estimaciones de corte transversal

correspondientes a distintos mercados o sectores (es decir, a bases de datos inter-

industriales similares a las que se utilizan en los estudios que siguen el paradigma

estructura-conducta-desempeño). Lo que se quiere estimar, sin embargo, es una relación

entre concentración y tamaño del mercado, y ver si dicha concentración difiere según el

tipo de industria y a qué nivel converge cuando el tamaño del mercado aumenta.

Uno de los trabajos empíricos más importantes basados en el enfoque de los

límites de la concentración es el de Robinson y Chiang (1996), que utiliza una base de

datos de 1740 mercados en distintos países del mundo y la divide en varios grupos

según se trate de industrias sin costos hundidos endógenos (que a su vez se subdividen

en industrias con alta y baja intensidad competitiva) o de industrias con costos hundidos

endógenos (que a su vez se subdividen en industrias con altos gastos en publicidad y

bajos gastos en investigación y desarrollo, industrias con altos gastos en investigación y

desarrollo y bajos gastos en publicidad, e industrias con altos gastos en publicidad y en

investigación y desarrollo). Lo que estos autores estiman es una ecuación como la

siguiente:

⋅α+α=

− )Esc/Vtasln(

1

3C1

3Cln 10 ;

Page 297: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

297

donde “C3” es la participación de las tres empresas más grandes de cada mercado,

“Vtas” son los ingresos por ventas totales de cada mercado y “Esc” es la escala mínima

eficiente de producción (medida en términos de ingresos por ventas).

Los resultados que se obtienen de las regresiones realizadas son valores de los

parámetros “α0” y “α1” que sirven para estimar el límite inferior de la concentración a

la cual los mercados convergen cuando “Vtas/Esc” tiende a infinito y la tasa a la cual

dicha convergencia se produce. Consistentes con las hipótesis del enfoque utilizado,

Robinson y Chiang obtienen resultados que muestran que los límites inferiores de

concentración son más elevados para las industrias con costos hundidos endógenos que

para las industrias sin costos hundidos endógenos y que, dentro de estas últimas, el

límite inferior para la concentración es menor para el grupo de industrias con baja

intensidad de la competencia que para el grupo de industrias con alta intensidad de la

competencia.

Otro enfoque alternativo para realizar trabajos de organización industrial

empírica es el llamado “enfoque no paramétrico”, el cual se aplica en general a estudios

de industrias específicas para las cuales no hay estimaciones confiables de las relaciones

de oferta y demanda. La idea detrás de este enfoque es que ciertos comportamientos

asociados con los modelos de equilibrio (por ejemplo, maximización de beneficios,

ejercicio del poder de mercado, etc) pueden representarse usando el lenguaje de la

“preferencia revelada”, que consiste en establecer relaciones de desigualdad entre las

variables elegidas por los agentes económicos y otros valores que dichas variables

podrían haber alcanzado.

Si queremos aplicar el enfoque no paramétrico al análisis del ejercicio del poder

de mercado, una alternativa consiste en partir de las dos desigualdades siguientes:

pi⋅Qi – ri⋅Ii ≥ pi⋅Qj – ri⋅Ij ; pi⋅Qi – ri⋅Ii ≥ pj⋅Qj – ri⋅Ij ;

donde “pi” y “pj” son los precios de un determinado bien en dos situaciones distintas

(denominadas “i” y “j”), “Qi” y “Qj” son las cantidades demandadas en dichas

situaciones, “ri” y “rj” son los precios del insumo utilizado para producir el bien en

cuestión, e “Ii” y “Ij” son las cantidades de dicho insumo.

Así definidas estas relaciones, la primera de ellas puede leerse como una

condición de maximización de beneficios para una empresa perfectamente competitiva

y la segunda como una condición de maximización de beneficios para una empresa

Page 298: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

298

monopólica. Esto se debe a que la primera condición expresa que, cuando una empresa

toma los precios “pi” y “ri” como dados, entonces “Qi” e “Ii” deben ser para ella mejores

opciones que “Qj” e “Ij”. De la misma manera, si la empresa toma “ri” como dado pero

tiene capacidad de influir en el precio del bien que produce, entonces “pi”, “Qi” e “Ii”

deben ser mejores opciones que “pj”, “Qj” e “Ij”. Combinando estas dos condiciones

resulta posible escribir los casos intermedios entre competencia perfecta y monopolio

utilizando un parámetro de conducta (θ) que adopte un valor nulo en el caso

competitivo y un valor igual a uno en el caso monopólico. Esto implica que:

pi⋅Qi – ri⋅Ii ≥ [θ⋅pj + (1-θ)⋅pi]⋅Qj – ri⋅Ij⇒)pp(Q

)II(r)QQ(p

ijj

jiijii

−⋅−⋅−−⋅

≤θ .

La relación entre determinados valores de “θ” y el cociente expresado resulta

susceptible de ser contrastada empíricamente si se tienen observaciones de precios y

cantidades de insumos y productos a lo largo del tiempo. Una forma directa de hacerlo

consiste en calcular el cociente en cuestión para cada momento “i” y cada momento “j”

comparable con “i”, y luego hallar el valor promedio de todos los cocientes calculados.

Este promedio puede verse como un estimador del parámetro de poder de mercado, al

que se llega sin necesidad de estimar ninguna función específica de demanda u oferta.

Esta forma de encarar el problema de estimación del poder de mercado tiene la

ventaja de su simplicidad y de que no depende de ningún supuesto respecto de las

formas funcionales detrás de la oferta y la demanda. Tiene sin embargo la desventaja de

que sólo sirve para estimar un límite superior, que no permite distinguir entre hipótesis

alternativas. Es por ello que un complemento importante en este tipo de estimaciones

consiste en calcular la distribución de los cocientes hallados, la cual nos da asimismo

una función de probabilidad de que “θ” sea mayor o igual que cada posible valor.

La teoría subyacente detrás del enfoque no paramétrico de la estimación del

poder de mercado se encuentra en escritos de autores que en general provienen de la

microeconomía teórica, como es el caso de Varian (1984). Entre los estudios empíricos

que han utilizando este enfoque merece señalarse el de Ashenfelter y Sullivan (1987),

que halla que el comportamiento del mercado norteamericano de cigarrillos entre 1955

y 1982 resulta consistente con un parámetro de ejercicio del poder de mercado que no

supera un valor de 0,46. Esto quiere decir que el mercado funciona como si fuera un

Page 299: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

299

oligopolio de Cournot con más de dos empresas, lo cual puede implicar que existe cierto

grado de colusión pero que la misma se encuentra lejos de ser perfecta.

11.4. Estudios sobre regulación y política antitrust

Los estudios empíricos sobre temas relacionados con la regulación económica

pueden clasificarse en distintos grupos. Un primer grupo de importancia es el que

comprende a los trabajos que intentan analizar la existencia y extensión del fenómeno

del monopolio natural. Estos trabajos suelen consistir en la estimación de funciones de

costos y, a través de ellas, de la derivación de parámetros relacionados con las funciones

de producción implícitas en dichas funciones de costos.

Un ejemplo significativo de esta literatura es el trabajo de Christensen y Greene

(1976) sobre economías de escala en la industria eléctrica estadounidense. En dicho

trabajo los autores utilizan una forma funcional denominada “translogarítmica” que

permite estimar diferentes parámetros de la función de producción implícita en los

costos de una determinada industria, y en base a ella determinan el rango de producción

para el cual la generación de electricidad exhibe economías de escala. Otro trabajo

enrolado en la misma línea es el de Evans y Heckman (1984), el cual emplea una

función de costos translogarítmica para el sector de telecomunicaciones de Estados

Unidos. Como dicha función está definida para un conjunto de productos, dichos

autores logran estimar no sólo resultados ligados con la presencia de economías de

escala sino también con la existencia de economías de alcance y otros fenómenos

ligados con la provisión conjunta de varios bienes o servicios. Esto les permite efectuar

diversos tests de hipótesis relacionados con la existencia de subaditividad de costos para

los distintos rangos de producción de los productos en cuestión (que, en este caso son el

servicio telefónico local y el de larga distancia).

Otra línea de estudios relacionada con la medición de parámetros de la función

de producción de las empresas reguladas tiene que ver con la medida de la eficiencia

productiva de las mismas. Al respecto, el trabajo pionero es un artículo de Farrell

(1957). Este trabajo generó toda una literatura relacionada con la estimación de

“fronteras de eficiencia productiva”, que sirven para saber si una determinada empresa

se encuentra más o menos lejos de la máxima eficiencia posible. Una buena reseña de

dicha literatura puede hallarse en el libro de Kumbhakar y Lovell (2000), que estudia

Page 300: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

300

detenidamente el análisis de dichas fronteras a través de procedimientos econométricos.

Ligados también con esta literatura se encuentran los trabajos que analizan las ganancias

de productividad de las empresas reguladas a lo largo del tiempo. Al respecto, la

referencia más citada es un artículo de Caves, Christensen y Swanson (1981), que mide

dichas ganancias para el sistema ferroviario estadounidense.

Un segundo grupo de estudios empíricos sobre regulación es el que intenta

contrastar determinadas teorías positivas sobre el tema. Uno de los trabajos que dio

origen a esta literatura es el de Stigler y Friedland (1962), que es inclusive anterior a la

propia articulación teórica de la economía política de la regulación. Con dicha hipótesis

en mente, sin embargo, los autores llegaron a la conclusión de que el funcionamiento de

la regulación eléctrica norteamericana se explicaba más a través de fenómenos ligados

con la existencia de grupos de presión que mediante reglas basadas en conceptos de

eficiencia productiva y asignativa. Similares resultados obtuvo luego Jarrell (1978)

cuando analizó el mismo tema, con la diferencia de que su estudio se basa

explícitamente en el modelo de comportamiento regulatorio de Stigler y Peltzman.

También tienen importancia dentro de la literatura empírica sobre efectos de la

regulación una serie de trabajos destinados a contrastar hipótesis respecto de las

distorsiones que la regulación puede generar en la asignación de los recursos. Un aporte

muy significativo en este tema es un artículo de Petersen (1975), que encontró evidencia

empírica que le permitió sostener la tesis de que en ciertas actividades reguladas se

verificaba el efecto de sobrecapitalización de Averch y Johnson. Otros trabajos, tales

como el de Hendricks (1975), intentaron testear efectos de la regulación sobre el empleo

y sobre la remuneración del factor trabajo. Una buena reseña de todos ellos puede

hallarse en el artículo de Joskow y Rose (1989), que incluye también referencias a la

literatura empírica sobre economía política de la regulación.

En lo que se refiere a la literatura sobre medición de los efectos de la política de

defensa de la competencia, el origen de la misma también se encuentra asociado con el

nombre de Stigler (1966). En ese artículo, su autor encaró el análisis de los efectos de la

existencia de leyes antitrust sobre la concentración de los mercados, la ocurrencia de

fusiones horizontales y la probabilidad de colusión, comparando datos generados por la

industria estadounidense (en la cual la política antitrust fue siempre muy importante)

con otros tomados de la experiencia británica (para un período durante el cual el Reino

Page 301: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

301

Unido prácticamente no implementaba políticas de defensa de la competencia). Sus

conclusiones mostraron que las leyes antitrust norteamericanas no habían sido muy

efectivas para disminuir la concentración de la oferta en los mercados, pero que sí

habían inducido una disminución de las fusiones horizontales y un aumento relativo de

las fusiones de conglomerado, y que habían disuadido las formas más simples de

colusión (con lo cual habían vuelto más difíciles los acuerdos de precios entre

competidores y habían reducido la incidencia de este fenómeno).

En la misma línea del estudio pionero de Stigler se encuentra un artículo de

Sproul (1993), en el cual dicho autor analiza los efectos de las penalidades por prácticas

colusivas sobre los niveles de precios de las industrias penalizadas. Sorprendentemente,

lo que encuentra en una base de 25 casos estadounidenses del período 1973-1984 es que

en general los precios tienden a aumentar en lugar de disminuir después de una sanción

por cartelización, resultado que el autor asocia con posibles ahorros de costos que los

carteles le generaban a las empresas participantes. Dicho resultado, sin embargo, se

atenúa porque lo que también surge es que cuanto mayor es la multa por coludir, más

probable es que la misma conduzca a una reducción de precios en vez de a un aumento.

El enfoque de los efectos de la política antitrust sobre el desempeño de los

mercados también ha generado estudios que analizan casos específicos. Un ejemplo de

esta corriente es un artículo de Block, Nold y Sidak (1981), en el cual los autores

encuentran que la acción del Departamento de Justicia de EEUU tuvo el efecto de

disuadir la formación de carteles locales en la industria del pan, reduciendo los

márgenes de beneficios de los productores de dicho bien. Del mismo modo, Madhavan,

Masson y Lesser (1994), al analizar la capacidad de un cartel de productores de leche

para incrementar sus precios antes y después de haber sido sancionados, hallan que el

cartel en cuestión tenía capacidad para influir sobre los precios y que dicha capacidad

estaba correlacionada con su participación de mercado. El efecto de la intervención de

la autoridad antitrust, sin embargo, fue hacer que sus márgenes de beneficio bajaran y

que se disociaran totalmente del market share de las empresas involucradas101.

Otra vertiente de la literatura empírica sobre defensa de la competencia es la que

se inicia con el trabajo de Posner (1970) sobre la actividad del Departamento de Justicia

de Estados Unidos como agencia de defensa de la competencia, el tipo de conductas que

101 Para una reseña de varios otros trabajos de este tipo, referidos a casos concretos de colusión, véase

Page 302: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

302

dicha agencia combate y la efectividad de sus acciones. Entre los trabajos posteriores

que se encuentran en esa línea puede mencionarse el de Coate y McChesney (1992)

sobre la actividad de la Comisión Federal de Comercio de EEUU en el control de

fusiones y adquisiciones. Analizando la actuación de dicho organismo en el período

1982-1986, estos autores encontraron evidencia de que los índices de concentración no

eran en la práctica un elemento importante para objetar una fusión o adquisición, y de

que la existencia de barreras de entrada al mercado era un factor necesario pero no

suficiente para que una operación de concentración fuera rechazada.

Un último tipo de estudios empíricos sobre temas de defensa de la competencia

tiene que ver con el uso de métodos cuantitativos en los procedimientos y litigios

antitrust. Al respecto, una buena reseña de lo escrito sobre el tema se encuentra en un

artículo de Baker y Rubinfeld (1999), que se concentra en el estudio de los métodos

econométricos empleados por las partes y por los peritos por ellas contratados en los

casos judiciales de defensa de la competencia. Otro trabajo que resume estudios de ese

tipo es el de Pautler (2001), que se concentra en los métodos de evaluación disponibles

para medir los efectos de las fusiones y adquisiciones sobre los objetivos de la política

antitrust.

11.5. Aplicación al mercado argentino de combustibles

A efectos de ilustrar los enfoques empíricos descriptos en las secciones

anteriores, en este apartado presentaremos, a manera de ejemplo, los resultados de un

estudio realizado por nosotros (Coloma, 2002b), referido al mercado argentino de nafta

para automóviles. Dicho trabajo está claramente enmarcado en el enfoque de estimación

de oferta y demanda, y su objetivo es inferir el comportamiento del mercado antes y

después de la adquisición de la empresa YPF SA (que es la principal oferente en el

mercado en cuestión, con una participación promedio del 44%) por parte del grupo

español Repsol, en agosto de 1999.

El principal efecto de la adquisición de YPF por Repsol fue un aumento en la

concentración, puesto que Repsol ya controlaba otra empresa (denominada “Eg3 SA”),

que era el cuarto oferente en importancia en el mercado argentino de combustibles

líquidos. Como Eg3 tenía una participación de mercado de alrededor del 10%, luego de

Whinston (2003), capítulo 2.

Page 303: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

303

la adquisición de YPF por Repsol el principal oferente pasó a tener más del 53% del

mercado, y el índice de Herfindahl y Hirschman promedio pasó de 0,3119 a 0,3857.

Este aumento en la concentración puede ser uno de los responsables del aumento de

precios que se registró en el mercado, en el cual el precio neto de impuestos para la

nafta súper de YPF (correspondiente a un combustible cuyo índice de octanos está entre

92 y 97) pasó de un promedio de 36,07 centavos por litro entre enero y agosto de 1999 a

un promedio de 42,99 centavos por litro entre septiembre y diciembre de dicho año.

La adquisición de YPF por Repsol estuvo acompañada de un compromiso del

comprador de desprenderse de su paquete accionario en la empresa Eg3. Dicho

compromiso, sin embargo, sólo se materializó en diciembre del año 2001, con lo cual

durante más de dos años YPF y Eg3 funcionaron bajo un control común.

La estimación de oferta y demanda efectuada utiliza una base de datos de 864

observaciones, correspondientes a los 36 meses que van desde enero del año 1998 hasta

diciembre del año 2000, y a las 24 jurisdicciones (23 provincias más la Capital Federal)

en las que se divide la República Argentina. Esto implica emplear 480 observaciones

previas a la adquisición de YPF por Repsol y 384 observaciones posteriores a ese

hecho. El sistema de ecuaciones estimado es el siguiente:

Prec + ITC = At + α1⋅PBIpc + α2⋅Dens + α3⋅(Cant/Pobl) ;

Prec = Ci + β1⋅WTI + β2⋅PProc – θ1⋅α3⋅(1-Adq)⋅(Cant/Pobl) – θ2⋅α3⋅Adq⋅(Cant/Pobl) ;

donde la primera ecuación busca captar las fuerzas de demanda y la segunda busca

captar las fuerzas de oferta.

Las variables que entran dentro de estas ecuaciones son las siguientes: “Prec” es

el precio de la nafta súper sin impuestos, “ITC” es el impuesto a la transferencia de

combustibles (igual a 48,65 centavos por litro en la Capital Federal y 20 provincias, e

igual a cero en Chubut, Santa Cruz y Tierra del Fuego), “PBIpc” es una estimación del

producto bruto interno por habitante (que varía por mes y por jurisdicción), “Dens” es la

densidad de población de cada jurisdicción, “Cant” es el consumo mensual de nafta por

jurisdicción, “Pobl” es la población de cada jurisdicción, “WTI” es el precio

internacional del petróleo según la cotización del mercado “West Texas Intermediate”,

“PProc” es la cantidad total de petróleo procesado en las refinerías argentinas durante

cada mes, y “Adq” es la variable dummy de la adquisición de YPF por Repsol (0 para el

Page 304: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

304

período enero1998-agosto1999, y 1 para el período septiembre1999-diciembre2000).

“At”, “Ci”, “α1”, “α2”, “α3”, “β1”, “β2”, “θ1” y “θ2” son los parámetros a estimar, con

“t” variando por mes y por año, e “i” variando por jurisdicción.

Como puede verse, la función de precio de demanda propuesta supone

implícitamente que la demanda de nafta por habitante tiene la misma forma genérica en

todo el país. Por su parte, la función de precio de oferta consta de dos componentes

básicos: el primero (Ci + β1⋅WTI + β2⋅PProc) representa el costo marginal de proveer la

nafta; el segundo tiene que ver con el ejercicio del poder de mercado de los oferentes de

nafta antes y después de la adquisición de YPF por Repsol. “θ1” y “θ2” cumplen así el

papel de parámetros de conducta: si su valor fuera igual a cero, esto implicaría un poder

de mercado nulo equivalente al que existe en un mercado de competencia perfecta; si

fuera igual a uno, implicaría un poder de mercado máximo equivalente al que existe en

una situación de colusión perfecta.

CUADRO 11.1. ESTIMACIONES DE DEMANDA Y OFERTAConcepto Coeficiente Estad “t” Valor “p”Función de precio de demanda Constante Enero 1998 1,057772 74,06058 0,0000 PBI por habitante -0,000011 -10,36372 0,0000 Densidad de población 0,000019 13,34491 0,0000 Consumo por habitante -0,012885 -21,17219 0,0000 R cuadrado 0,695300Función de precio de oferta Constante Capital Federal 0,297049 10,27669 0,0000 Precio del petróleo WTI 0,827299 14,24529 0,0000 Petróleo procesado -0,000046 -5,57321 0,0000 Poder de mercado “θθθθ1” 0,385933 5,88685 0,0000

Poder de mercado “θθθθ2” 0,585764 7,92332 0,0000 R cuadrado 0,933907

Fuente: Coloma (2002b).

En el cuadro 11.1 pueden apreciarse los principales resultados de correr el

modelo propuesto, utilizando un procedimiento de mínimos cuadrados en tres etapas, en

el cual “Cant” y “PProc” son consideradas variables endógenas. Lo obtenido nos

muestra una función de demanda que tiene pendiente negativa, que es mayor en las

jurisdicciones con mayor densidad de población y que se comporta como un “bien

inferior” ante cambios en el ingreso por habitante. Nos muestra también un costo

marginal que aumenta cuando se incrementa el precio del petróleo crudo y que baja

cuando aumenta la cantidad de petróleo procesado, y estima parámetros de ejercicio del

Page 305: UNIVERSIDAD DEL CEMA – 1999

305

poder de mercado de 0,3859 (antes de la adquisición de YPF por Repsol) y de 0,5858

(después de dicha adquisición), que son significativamente distintos de cero y

significativamente distintos entre sí.

Los valores obtenidos para los parámetros de conducta pueden interpretarse de

distintas maneras. Una de ellas es que el tipo de competencia que rige en el mercado es

imperfecto, y que dicha imperfección aumentó como consecuencia de la adquisición.

Esto puede ser el resultado de diferentes fenómenos ligados con cambios en la

estructura del mercado. En el trabajo que estamos comentando elaboramos ocho

hipótesis alternativas al respecto, que tienen que ver con una determinada estructura de

mercado pre-adquisición (que puede ser competencia perfecta, oligopolio de Cournot o

liderazgo en precios) y otra estructura post-adquisición posiblemente diferente

(oligopolio de Corunot, liderazgo en precios o colusión perfecta). Cada una de las ocho

hipótesis alternativas puede ser contrastada a través de sendos tests de hipótesis

anidadas respecto de los valores de “θ1” y “θ2”, que consisten en calcular coeficientes

de Wald y asociarlos con sus respectivos valores de probabilidad.

La lógica detrás de estos tests es que cada una de las estructuras de mercado

analizadas tiene asociado un valor determinado para el correspondiente parámetro de

conducta. A la idea ya vista de que la competencia perfecta implica un parámetro de

conducta igual a cero, la colusión perfecta implica un parámetro de conducta igual a uno

y el oligopolio de Cournot implica un parámetro de conducta igual al valor promedio

del índice de concentración de Herfindahl y Hirschman, puede agregársele la noción de

que, bajo ciertos supuestos102, el liderazgo en precios implica un parámetro de conducta

igual al valor promedio de la participación de mercado del grupo empresario más

importante.

El nombre de cada una de las hipótesis analizadas se forma con el de la

estructura de mercado supuesta para el período pre-adquisición y el de la

correspondiente al período post-adquisición. Nótese que dos de las explicaciones

postuladas (“Cournot-Cournot” y “Liderazgo-Liderazgo”) suponen que no hubo cambio

en la estructura del mercado después de la integración entre Repsol e YPF, sino que

simplemente el mismo quedó más concentrado y esto generó un equilibrio con precios

102 Dichos supuestos tienen básicamente que ver con la idea de que la oferta de los seguidores esinelástica y que, por lo tanto, la pendiente de la demanda residual del líder es igual a la pendiente de lafunción de demanda total del mercado.

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306

más altos. Las otras seis hipótesis, en cambio, implican un cambio en la estructura del

mercado, que lo hizo pasar de una situación más competitiva a otra menos competitiva.

CUADRO 11.2. TESTS DE HIPÓTESIS ANIDADAS

Hipótesis nula θθθθ1 θθθθ2 Coef Wald Valor “p”Competencia-Cournot 0,0000 0,3857 62,4768 0,0000Competencia-Liderazgo 0,0000 0,5275 121,9728 0,0000Competencia-Colusión 0,0000 1,0000 559,3168 0,0000Cournot-Cournot 0,3119 0,3857 14,4425 0,0007Cournot-Liderazgo 0,3119 0,5275 1,4698 0,4796Cournot-Colusión 0,3119 1,0000 197,3365 0,0000Liderazgo-Liderazgo 0,4416 0,5275 11,3567 0,0034Liderazgo-Colusión 0,4416 1,0000 106,8079 0,0000

Fuente: Coloma (2002b).

Los resultados obtenidos en nuestros tests de hipótesis anidadas aparecen en el

cuadro 11.2, y son claramente favorables a la hipótesis de “Cournot-Liderazgo” (esto es,

la que supone que el mercado era un oligopolio de Cournot antes de la adquisición de

YPF por Repsol y, después de ella, pasó a operar como un mercado con un líder de

precios). Esta hipótesis es la única que tiene un coeficiente de Wald bajo que implica

una probabilidad alta (47,96%) de ser el modelo correcto. Todas las otras hipótesis

tienen coeficientes de Wald mucho más altos y, por ende, valores de probabilidad muy

bajos o insignificantes. El trabajo aquí reseñado incluye también una serie de tests “J”

de hipótesis no anidadas, que siguen la metodología explicada en la sección 11.2. Los

mismos llegan también a la conclusión de que el mejor modelo es el de “Cournot-

Liderazgo”, ya que es el único que no mejora sustancialmente cuando se le incorporan

los resultados estimados por los otros modelos.

Debido a que la base de datos utilizada combina datos de series de tiempo con

datos de corte transversal, resulta también posible analizar sus implicancias aplicando

metodologías tales como el paradigma estructura-conducta-desempeño o el enfoque de

los límites de la concentración. Siguiendo la primera de dichas concepciones hemos

realizado una regresión por mínimos cuadrados ordinarios del siguiente tipo:

Prec = At + Bi + α1⋅WTI + α2⋅HHI + α3⋅Adq ;

con “t” variando por año y por mes e “i” variando por jurisdicción. Los principales

resultados obtenidos para los parámetros estimados son “α1 = 0,426619”, “α2 =

0,023773” y “α3 = 0,042334”. Dichos coeficientes son significativamente distintos de

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307

cero en los tres casos, y el coeficiente de determinación “R cuadrado” es de 0,973459.

Tal como puede apreciarse, estos resultados son congruentes con las

conclusiones del enfoque de oferta y demanda, ya que los tres coeficientes analizados

tomaron valores positivos y significativos. Esto implica que, controlando por factores de

tendencia, estacionalidad y diferencias entre jurisdicciones, el precio de la nafta para

automóviles en la Argentina entre los años 1998 y 2000 se correlacionó positivamente

con el precio del petróleo, aumentó con la concentración de la oferta y tuvo un

incremento adicional como consecuencia de la adquisición de YPF por Repsol.

A efectos de aplicar el enfoque de los límites de concentración a nuestros datos,

procederemos ahora a realizar la siguiente regresión por mínimos cuadrados ordinarios:

ln(HHI) = α0 + α1⋅Adq + α2/ln(Pobl) ;

en la cual el tamaño de los distintos mercados provinciales se aproxima a través de la

población de cada jurisdicción y se controla por el hecho de que los índices de

concentración se vieron modificados por la adquisición de YPF por Repsol.

Lo que esta regresión intenta captar es el efecto de un aumento del tamaño del

mercado sobre la concentración del mismo. Como el logaritmo natural de la población

aparece dividiendo, cuando la población tiende a infinito el índice de Herfindahl y

Hirschman tiende al antilogaritmo de “α0” (o al de “α0+α1”, si consideramos que la

modificación generada por la adquisición de YPF por Repsol tiene carácter

permanente). Este valor puede interpretarse como el límite inferior de la concentración.

Los resultados obtenidos con este enfoque son “α0 = -2,586788”, “α1 = 0,17736”

y “α2 = 10,78627”, y los tres coeficientes son significativamente distintos de cero para

cualquier nivel de probabilidad. El coeficiente “R cuadrado” de la regresión es igual a

0,555815 y, aplicando antilogaritmos a los valores estimados para “α0” y “α0+α1”, se

llega a un límite inferior de HHI que va de 0,07526 a 0,08987.

Un último enfoque posible que puede aplicársele a la base de datos estudiada es

el enfoque no paramétrico. Para llevarlo a cabo tomaremos cada observación por

separado y calcularemos el siguiente estadístico (θi), comparando la observación en

cuestión (denominada “i”) con la observación correspondiente a la misma jurisdicción y

el mismo mes del año siguiente (denominada “j”):

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308

)pp(Q

)QQ()cp(

ijj

jiiii −⋅

−⋅−=θ ;

donde “pi” y “pj” son los precios, “Qi” y “Qj” son las cantidades totales consumidas, y

“ci” es una estimación del costo unitario del petróleo utilizado (que surge de multiplicar

el precio del petróleo crudo en el momento “i” por un coeficiente de conversión igual a

2,418121 litros de petróleo por litro de nafta)103.

Debido a que nuestros datos contienen observaciones correspondientes a tres

años, el estadístico definido sólo puede calcularse para los dos primeros años (o sea,

para 576 observaciones). De ellas debemos descartar 104 porque corresponden a

situaciones en las cuales el precio no cambió entre un año y otro, y otras 128 porque

corresponden a casos en los cuales el estadístico toma un valor negativo (ya que el

precio y la cantidad varían en la misma dirección). Esto nos deja con un total depurado

de 344 estadísticos calculados, cuya distribución aparece resumida en el cuadro 11.3.

CUADRO 11.3. ENFOQUE NO PARAMÉTRICO

Estad “θθθθi”Nro Empr

Nro Obs Probabilidad

θθθθi ≥≥≥≥ 1,0000N = 1

19 0,0552

θθθθi ≥≥≥≥ 0,5000 N = 2 40 0,1163θθθθi ≥≥≥≥ 0,4130 N = 2,4213 53 0,1541θθθθi ≥≥≥≥ 0,3333 N = 3 72 0,2093θθθθi ≥≥≥≥ 0,2500 N = 4 117 0,3401θθθθi ≥≥≥≥ 0,2000 N = 5 155 0,4506

θθθθi ≥≥≥≥ 0,1633 N = 6,1223 172 0,5000

θθθθi ≥≥≥≥ 0,1250 N = 8 199 0,5785θθθθi ≥≥≥≥ 0,1000 N = 10 226 0,6570θθθθi ≥≥≥≥ 0,0500 N = 20 279 0,8110θθθθi ≥≥≥≥ 0,0200 N = 50 320 0,9302θθθθi ≥≥≥≥ 0,0000 N = Infinito 344 1,0000

Los resultados de aplicar el enfoque no paramétrico a este caso pueden leerse

haciendo primero referencia al valor promedio de “θi”, que es igual a 0,4130. El mismo

es un número que puede considerarse como razonablemente congruente con las

conclusiones de nuestras estimaciones de oferta y demanda. El porcentaje de

103 El coeficiente de conversión ha sido calculado como el cociente entre el volumen total de petróleoprocesado en el período 1998-2000 y el volumen total de nafta para automóviles comercializado en el

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observaciones para las cuales el “θi” calculado es mayor que dicho promedio, sin

embargo, es de solamente 15,41%, en tanto que el “θi” correspondiente al 50% de las

observaciones es igual a 0,1633.

Los valores del estadístico calculado pueden traducirse en términos del número

de empresas equivalentes, el cual es simplemente la inversa de “θi”. Se ve así que sólo

un 5,52% de las observaciones son consistentes con el comportamiento esperado para

un mercado monopólico, pero que el 20,93% es compatible con el comportamiento

esperado de un oligopolio de Cournot con tres empresas, y el 65,70% lo es con el de un

oligopolio de Cournot con diez empresas.

Ejercicios

11.1. Los siguientes datos corresponden a la industria manufacturera estadounidensedurante el período 1947-1951, y han sido tomados del trabajo de Bain (1956):

Industria Rentab C4 BarrerasAutomóviles 23,9 90 AltasCigarrillos 12,6 90 AltasBebidas alcohólicas 18,6 75 AltasMáquinas de escribir 18,0 79 AltasLapiceras 21,8 57 AltasCobre 14,6 92 MediasAcero 11,2 45 MediasMaquinaria agrícola 13,4 36 MediasRefinerías de petróleo 12,9 37 MediasJabón 15,8 79 MediasCalzado 13,4 28 MediasFertilizantes 15,4 85 MediasContenedores metálicos 10,7 78 MediasAlimentos enlatados 9,8 27 BajasCemento 14,3 30 BajasHarina 10,1 29 BajasFrigoríficos 5,1 41 BajasTextiles sintéticos 18,0 78 BajasCurtiembres 11,0 28 BajasNeumáticos 12,7 77 Bajas

Los conceptos correspondientes son: Rentab = rentabilidad promedio sobre patrimonioneto (en porcentaje), C4 = participación de mercado de las cuatro empresas más grandes(en porcentaje), Barreras = importancia de las barreras a la entrada.a) Estime una ecuación que relacione la rentabilidad con las variables estructuralesdisponibles. Incluya primero sólo a C4 y a una constante, y agregue luego “dummies”

mismo período, multiplicado por 0,4. Esto último busca captar la idea de que la nafta representaaproximadamente el 40% de los ingresos netos generados por la venta de derivados del petróleo.

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correspondientes a barreras a la entrada altas y medias. Pruebe por último una regresiónen la cual sólo aparezca una constante, una variable “dummy” de barreras a la entradaaltas y otra variable “dummy” para las observaciones con “C4 > 50”.b) Analice los resultados obtenidos y efectúe alguna apreciación respecto de laimportancia relativa de la concentración de la oferta y de las barreras a la entrada comodeterminantes de la rentabilidad de las empresas.

11.2. Los siguientes datos corresponden al mercado argentino de nafta para automóvilesdurante el período 1994-1997.

mes pnp itc qpc utp hhi wti ipc ypc pob9401 33,0018 38,65 11,0271 75,80 0,3023 9,4410 100,0000 100,0000 33,45429402 33,5634 38,65 10,6582 65,43 0,3007 9,4350 99,9965 98,9722 33,50809403 32,5286 38,65 11,9178 68,67 0,2972 10,6930 100,1359 102,9733 33,56189404 32,5286 38,65 10,4620 63,40 0,2930 10,2150 100,3796 107,0966 33,61579405 33,5592 38,65 10,7721 69,29 0,2890 11,1820 100,7275 111,3539 33,66979406 34,2560 38,65 10,6571 69,27 0,2829 11,8220 101,1173 111,5037 33,72389407 34,7436 38,65 11,0555 70,58 0,2822 12,2220 102,0509 112,2494 33,77809408 35,2352 38,65 11,2486 62,99 0,2958 11,5030 102,2614 112,1968 33,83239409 35,3424 38,65 11,0108 68,15 0,2953 10,8870 102,9613 112,6603 33,88679410 35,3424 38,65 10,4811 67,77 0,3010 11,0410 103,2913 112,7159 33,94119411 35,7932 38,65 10,4823 67,13 0,3030 11,3620 103,5248 112,6647 33,99579412 36,2030 38,65 11,9491 65,43 0,3012 10,7990 103,7499 110,4252 34,05039501 36,3916 38,65 11,2023 71,77 0,3004 11,2820 105,0426 109,2856 34,10509502 36,4984 38,65 10,0593 62,60 0,2996 11,5200 105,0397 106,7671 34,15989503 36,4984 38,65 10,8441 68,53 0,2857 11,5170 104,5678 107,3880 34,21479504 36,0950 38,65 9,7351 66,82 0,2850 12,5120 105,0460 108,9847 34,26979505 36,2822 38,65 10,0067 69,30 0,2785 12,3000 105,0681 110,1134 34,32479506 36,1238 38,65 9,8476 66,92 0,2771 11,6620 104,8517 108,5104 34,37999507 35,6872 38,65 9,5112 71,31 0,2740 10,9770 105,2771 107,5688 34,43519508 35,6296 38,65 9,8498 72,04 0,2806 11,3530 105,0220 105,9297 34,49059509 35,8376 38,65 9,5359 63,09 0,2800 11,3580 105,1947 106,2128 34,54599510 36,0456 38,65 9,6421 67,76 0,2731 10,9090 105,5523 106,6833 34,60149511 36,1032 38,65 9,0538 65,84 0,2731 10,7180 105,3112 106,5487 34,65709512 36,0312 38,65 10,5059 69,11 0,2815 11,9510 105,4180 105,6805 34,71279601 36,2454 38,65 10,1723 71,01 0,2861 11,8160 105,7340 105,0183 34,76859602 36,0456 38,65 9,8151 65,20 0,2748 11,9880 105,3904 103,7011 34,80589603 36,1176 38,65 9,9525 73,02 0,2607 13,4350 104,8218 107,1296 34,84329604 36,3592 38,65 9,7053 70,90 0,2791 14,7060 104,8234 111,1193 34,88079605 36,2728 38,65 9,5377 73,99 0,2679 13,3780 104,7299 115,0047 34,91829606 35,3800 38,65 8,8800 75,59 0,2674 12,7810 104,7327 114,2363 34,95579607 34,2178 38,65 9,6036 81,52 0,2768 12,7930 105,3005 114,0802 34,99339608 34,2178 38,65 9,7714 80,22 0,2698 13,7870 105,2190 113,2170 35,03099609 35,8322 38,65 9,8626 74,35 0,2511 14,9260 105,4100 114,2799 35,06869610 37,1364 48,65 7,8591 75,31 0,3037 15,7060 105,9414 115,7176 35,10639611 36,8830 48,65 8,4165 72,10 0,2873 14,7500 105,7768 116,3982 35,14409612 36,9070 48,65 9,6637 73,51 0,2883 15,8130 105,4752 114,8080 35,18189701 36,9070 48,65 9,4136 78,63 0,3047 15,7440 105,9679 114,0801 35,21969702 36,9070 48,65 8,3607 74,68 0,3001 13,8820 106,3753 113,2497 35,2575

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9703 36,9070 48,65 9,1014 82,71 0,2838 13,2340 105,8509 117,0653 35,29549704 36,4190 48,65 9,1221 78,98 0,2781 12,4480 105,5011 121,0378 35,33339705 36,4190 48,65 8,8163 81,57 0,2820 13,0830 105,4135 125,2932 35,37139706 36,4190 48,65 8,3699 77,58 0,2732 12,0890 105,6536 125,0359 35,40939707 36,4190 48,65 9,1179 83,09 0,2776 12,2890 105,8883 124,7699 35,44749708 36,4190 48,65 8,6987 84,07 0,2833 12,5520 106,0626 124,4306 35,48559709 36,3454 48,65 8,4939 82,73 0,2852 12,3830 106,0118 124,9706 35,52369710 36,3454 48,65 8,9182 85,08 0,2867 13,3640 105,8457 125,3735 35,56189711 35,9774 48,65 8,1417 79,84 0,2827 12,6690 105,6412 125,7288 35,60009712 35,6912 48,65 9,7802 82,65 0,2847 11,5760 105,8212 124,7459 35,6383

Los conceptos correspondientes son: pnp = precio neto sin impuestos (en centavos porlitro), itc = impuesto a la transferencia de combustibles (en centavos por litro), qpc =cantidad consumida por habitante (en litros por mes), utp = utilización de la capacidadinstalada (en porcentaje), hhi = índice de concentración de Herfindahl y Hirschman, wti= precio del petróleo crudo (en centavos por litro), ipc = índice de precios alconsumidor (base enero94 = 100), ypc = pbi por habitante (base enero94 = 100), pob =población (en millones de habitantes).a) Estime el siguiente sistema de ecuaciones usando mínimos cuadrados en tres etapas:qpc = α0 + α1⋅ver + α2⋅ypc + α3⋅(pnp+itc) (demanda) ;pnp = β0 + β1⋅wti + β2⋅ipc + β3⋅utp + β4⋅qpc (oferta) ;donde “ver” es una variable dummy correspondiente al verano (1 para diciembre, enero,febrero y marzo, 0 para los restantes meses). Recuerde que algunas de las variables queaparecen en la regresión son endógenas, e instruméntelas utilizando todas las variablesexógenas disponibles. Calcule el parámetro implícito de ejercicio de poder de mercado(θ) que surge de la estimación en cuestión.b) Re-estime el sistema de ecuaciones del punto “a” bajo tres hipótesis alternativas:competencia, oligopolio de Cournot y colusión. Compare la suma de los residuos alcuadrado de las distintas regresiones y diga cuál de las tres hipótesis resulta másplausible. Si lo desea, haga algún otro test econométrico que le parezca convenientepara contrastar las hipótesis en cuestión.

11.3. Los siguientes datos corresponden al mercado argentino de productos lácteos,durante el período 1996-1999.

mes ipml ippl pbi prod tamb psorg inv ver tend9601 100,00 100,00 239,20 121,5 56,00 142 0 1 19602 100,41 99,71 236,57 124,1 56,00 143 0 1 29603 101,43 100,85 244,63 126,8 56,00 141 0 1 39604 103,94 105,16 252,69 113,0 56,00 155 0 0 49605 107,02 113,92 260,75 119,2 57,08 158 0 0 59606 110,00 118,27 261,22 118,6 57,08 153 1 0 69607 110,73 119,31 261,70 126,6 57,08 143 1 0 79608 110,51 118,19 262,17 133,2 64,62 136 1 0 89609 106,47 117,39 263,78 126,4 64,62 115 1 0 99610 102,80 115,33 265,40 126,7 63,54 96 0 0 109611 102,80 112,98 267,02 116,1 63,54 86 0 0 119612 102,80 109,84 263,48 123,9 63,54 81 0 1 129701 103,86 108,17 259,93 122,0 63,54 82 0 1 13

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9702 104,29 106,49 256,39 125,3 63,54 88 0 1 149703 103,80 108,09 264,85 131,6 64,62 98 0 1 159704 103,97 110,81 273,31 123,5 64,62 97 0 0 169705 103,59 117,59 281,77 129,9 64,62 93 0 0 179706 107,69 122,36 282,54 123,0 64,62 94 1 0 189707 106,39 123,29 283,32 129,6 64,62 93 1 0 199708 105,59 122,28 284,09 134,9 64,62 93 1 0 209709 95,62 117,58 285,23 130,8 64,62 91 1 0 219710 89,77 114,45 286,37 132,2 64,62 94 0 0 229711 93,08 111,31 287,52 117,9 64,62 97 0 0 239712 93,08 109,43 282,62 133,1 64,62 92 0 1 249801 92,98 108,38 277,73 135,2 64,62 87 0 1 259802 92,92 108,80 272,83 131,5 64,62 87 0 1 269803 94,58 112,90 282,09 133,7 64,62 85 0 1 279804 95,55 118,64 291,34 126,1 64,62 76 0 0 289805 96,03 121,96 300,60 130,4 64,62 83 0 0 299806 96,09 124,27 298,25 127,1 64,62 86 1 0 309807 96,28 124,78 295,91 141,6 64,62 89 1 0 319808 98,11 123,95 293,57 138,4 64,62 88 1 0 329809 97,57 120,69 290,97 134,6 64,62 87 1 0 339810 96,26 117,23 288,38 136,1 64,62 86 0 0 349811 94,23 112,33 285,78 114,9 64,62 84 0 0 359812 94,45 108,47 278,77 132,3 64,62 84 0 1 369901 91,72 106,05 271,76 128,7 64,62 82 0 1 379902 89,12 105,22 264,74 134,5 64,62 79 0 1 389903 87,99 103,87 271,43 136,3 61,39 79 0 1 399904 87,45 108,14 278,12 126,3 61,39 75 0 0 409905 86,69 112,04 284,81 133,6 59,23 74 0 0 419906 85,56 114,72 283,68 130,7 56,54 75 1 0 429907 88,38 115,27 282,54 149,0 56,54 74 1 0 439908 83,40 114,14 281,41 143,6 56,54 75 1 0 449909 82,26 110,58 282,55 135,5 56,54 74 1 0 459910 76,73 106,15 283,69 134,1 53,85 73 0 0 469911 74,94 100,71 284,83 123,9 51,70 73 0 0 479912 75,47 98,83 282,87 145,9 49,54 73 0 1 48

Los conceptos correspondientes son: ipml = índice del precio mayorista de la leche(base enero96 = 100), ippl = índice del precio minorista de los productos lácteos (baseenero96 = 100), pbi = producto bruto interno (en miles de millones de pesos), prod =producción total de leche, tamb = salario promedio del tambero (en pesos por día),psorg = precio del sorgo (en pesos por tonelada), inv = variable dummy del invierno, ver= variable dummy del verano, tend = variable de tendencia. El índice de concentraciónde Herfindahl y Hisrschman promedio de la industria láctea es igual a 0,0609.a) Estime el siguiente sistema de ecuaciones usando mínimos cuadrados en tres etapas:ippl = α0 + α1⋅inv + α2⋅ver + α3⋅pbi + α4⋅prod(-1) (demanda minorista) ;ipml = β0 + β1⋅tend + β2⋅tamb + β3⋅psorg + β4⋅prod (oferta mayorista) ;ipml = γ1⋅ippl + γ2⋅prod (maximización de beneficios) ;Recuerde que algunas de las variables que aparecen en la regresión son endógenas, einstruméntelas utilizando todas las variables exógenas disponibles. Calcule el parámetro

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implícito de ejercicio de poder de mercado (θ) que surge de la estimación en cuestión.Tenga en cuenta que aquí se supone que las empresas lácteas pueden tener poder demercado como oferentes y como demandantes.b) Re-estime el sistema de ecuaciones del punto “a” bajo tres hipótesis alternativas:competencia, oligopolio/oligopsonio de Cournot y colusión. Compare la suma de losresiduos al cuadrado de las distintas regresiones y diga cuál de las tres hipótesis resultamás plausible. Si lo desea, haga algún otro test econométrico que le parezca convenientepara contrastar las hipótesis en cuestión.

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Apéndice: Elementos de teoría de los juegos

La teoría de los juegos es una técnica matemática que sirve para resolverproblemas en los cuales hay varios actores tomando decisiones, y los mismos tienen encuenta las decisiones que toman o creen que van a tomar los otros actores del problema.Esta manera de ver la interacción entre los participantes se asemeja a la que se utilizapara analizar un juego de estrategia, en el cual cada jugador elige sus movimientospensando en las reacciones de sus rivales.

La teoría de los juegos es quizás la única área de la matemática cuyo desarrolloestuvo inspirado en la temática de las ciencias sociales, en vez de estarlo en la de lasciencias físicas o naturales. Su importancia se verifica en el hecho de que entre suspioneros se cuentan dos de los matemáticos más importantes del siglo XX, como lofueron Borel (1921) y Von Neumann (1928). Sus aplicaciones principales a problemaseconómicos comienzan a partir de la contribución de Nash (1951), quien propuso elconcepto de equilibrio que lleva su nombre.

A partir de la década de 1970, la literatura económica basada en la teoría de losjuegos (y en especial la referida a temas de organización industrial) comenzó a tener ungran desarrollo. Esto hizo que comenzaran a aparecer numerosos textos sobre teoría delos juegos con aplicaciones a economía industrial. Dos libros muy buenos, que han sidotraducidos al español, son Gibbons (1992) y Rasmusen (1994). Vega Redondo (2000)tiene la ventaja adicional de haber sido escrito directamente en castellano.

A.1. Juegos estáticos

Los juegos estáticos son aquellos en los cuales los jugadores efectúan susmovimientos simultáneamente y de una sola vez. Este tipo de juegos está asociado conlo que se conoce como “forma normal” de un juego, que consiste en enunciar quiénesson los jugadores, cuáles son las estrategias que cada uno de ellos tiene disponible, ycuáles son los resultados asociados con cada perfil de estrategias (es decir, con cadaposible situación en la cual cada jugador elige una de sus estrategias disponibles).

Las estrategias son los conjuntos de acciones entre los cuales cada jugador puedeelegir. En ciertos juegos las estrategias son valores de una única variable; en otros, sonconjuntos de valores de distintas variables. En algunos casos cada jugador tienedisponible unas pocas estrategias; en otros, el conjunto de estrategias disponibles esinfinito. En cuanto a los resultados, los mismos se expresan como valores que adoptanlos beneficios de cada jugador en cada perfil de estrategias. En muchos casos puedenasociarse con valores monetarios y medirse en dinero, si bien el concepto es másgeneral y también puede relacionarse con cualquier medida de satisfacción o utilidad(por ejemplo, puntos ganados en un juego de mesa, esfuerzo ahorrado, etc).

Cuando se analizan juegos estáticos entre dos jugadores con un número pequeñode estrategias, la representación más conveniente de la forma normal del juego es através de una matriz de beneficios (payoff matrix), como la que aparece en el gráficoA.1. En ella hay un jugador (J1) cuyas estrategias son las filas de la matriz (Alto, Bajo)y otro jugador (J2) cuyas estrategias son las columnas de la misma (Izquierda, Derecha).Cada casillero de la matriz es la intersección de una fila y una columna, y por enderepresenta uno de los cuatro posibles perfiles de estrategias del juego. Dentro del mismoestán escritos dos números, que son los beneficios de J1 y J2 (respectivamente) en cadauno de dichos perfiles de estrategias.

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Gráfico A.1

J2

Izquierda Derecha

Alto 2; 2 1; 1J1

Bajo 1; 1 0; 0

El concepto básico de solución de este tipo de juegos es el equilibrio de Nash,que es el perfil de estrategias en el cual cada jugador está obteniendo el máximobeneficio posible dadas las estrategias que eligen los demás jugadores. En el ejemplodel gráfico A.1, dicho equilibrio es “Alto, Izquierda”, ya que para J1 “Alto” es la mejorestrategia cuando J2 juega “Izquierda” (puesto que obtiene un beneficio igual a 2, yjugando “Bajo” obtendría un beneficio igual a 1) y para J2 “Izquierda” es la mejorestrategia cuando J1 juega “Alto” (puesto que también obtiene un beneficio igual a 2, yjugando “Derecha” obtendría un beneficio igual a 1). En este ejemplo sólo hay unequilibrio de Nash, ya que en ninguno de los otros perfiles de estrategias se da queambos jugadores estén maximizando beneficios dado lo que hace el otro jugador.

Gráfico A.2

J2

Izquierda Derecha

Alto 2; 2 0; 3J1

Bajo 3; 0 1; 1

En el juego representado en el gráfico A.1 el equilibrio de Nash coincide conuna situación en la cual el beneficio conjunto de ambos jugadores es máximo. Esto nosiempre es así, y de hecho la mayoría de las aplicaciones económicas de la teoría de losjuegos se refieren a situaciones en las cuales tal coincidencia no se da. El gráfico A.2,por ejemplo, representa un caso en el cual el único equilibrio de Nash es “Bajo,Derecha”, en tanto que el perfil de estrategias que maximiza el beneficio conjunto es“Alto, Izquierda”.

Gráfico A.3

J2

Izquierda Derecha

Alto 1; 1 1; 4J1

Bajo 3; 1 0; 0

El equilibrio de Nash no tiene por qué ser único. En el juego representado en el

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gráfico A.3, por ejemplo, tanto “Bajo, Izquierda” como “Alto, Derecha” son equilibriosde Nash. También puede darse que el equilibrio de Nash no exista en “estrategias puras”(esto es, que no haya un perfil de estrategias que implique que, al mismo tiempo, cadajugador está obteniendo el máximo beneficio posible dadas las estrategias que eligen losdemás jugadores). Tal cosa sucede, por ejemplo, en el juego representado en el gráficoA.4, en el cual ninguno de los cuatro perfiles de estrategias posibles cumple con ladefinición de equilibrio de Nash.

Gráfico A.4

J2

Izquierda Derecha

Alto 1; -1 -1; 1J1

Bajo -1; 1 1; -1

Cuando no hay equilibrios de Nash en estrategias puras, siempre resulta posiblehallar equilibrios de Nash en “estrategias mixtas” (es decir, en estrategias combinadasque implican jugar distintas estrategias puras con determinadas probabilidades). Paraque exista un equilibrio de Nash en estrategias mixtas es necesario que cada jugadormaximice su beneficio esperado combinando estrategias puras, lo cual sólo puedesuceder si queda indiferente entre jugar las distintas estrategias puras que están dentrode la estrategia mixta. En el juego del gráfico A.4, por ejemplo, J1 queda indiferenteentre jugar “Alto” y jugar “Bajo” si se da que:

E[B1(Alto)] = 1⋅pI + (-1)⋅(1-pI) = (-1)⋅pI + 1⋅(1-pI) = E[B1(Bajo)] ;

donde “pI” es la probabilidad de que J2 juegue “Izquierda”. Por su parte, J2 quedaindiferente entre jugar “Izquierda” y jugar “Derecha” si se da que:

E[B2(Izquierda)] = 1⋅pA + (-1)⋅(1-pA) = (-1)⋅pA + 1⋅(1-pA) = E[B2(Derecha)] ;

donde “pA” es la probabilidad de que J1 juegue “Alto”.El equilibrio de Nash de este juego se da cuando las probabilidades de elegir las

distintas estrategias hacen que ambos jugadores estén simultáneamente indiferentesentre sus distintas opciones, cosa que acontece cuando “pA = 1/2” y “pI = 1/2”. Estoimplica que J1 elegirá “Alto” con probabilidad 1/2 y “Bajo” con probabilidad 1/2, y queJ2 elegirá “Izquierda” con probabilidad 1/2 y “Derecha” con probabilidad 1/2. Nóteseque estas probabilidades no quedan determinadas por la condición de indiferencia deljugador que las elige sino por la condición de indiferencia del otro jugador, pero sucumplimiento es necesario para que pueda llegarse a un equilibrio.

El propio Nash demostró en su artículo original que todo juego finito (es decir,todo juego con un número finito de jugadores y un número finito de estrategias) tiene almenos un equilibrio en estrategias puras o en estrategias mixtas. En general, si en vez deun equilibrio en estrategias puras encontramos dos (como en el juego del gráfico A.3),podremos hallar también un tercer equilibrio en estrategias mixtas. El mismo puedecaracterizarse usando las mismas condiciones de indiferencia vistas para el juego delgráfico A.4, que en el caso del gráfico A.3 son:

E[B1(Alto)] = 1⋅pI + 1⋅(1-pI) = 3⋅pI + 0⋅(1-pI) = E[B1(Bajo)] ;

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E[B2(Izquierda)] = 1⋅pA + 1⋅(1-pA) = 4⋅pA + 0⋅(1-pA) = E[B2(Derecha)] ;

y que implican una situación en la cual J1 elige “Alto” con probabilidad 1/4 (y “Bajo”con probabilidad 3/4) y J2 elige “Izquierda” con probabilidad 1/3 (y “Derecha” conprobabilidad 2/3).

Muchos ejemplos de la literatura de organización industrial involucran juegosque no son finitos sino que implican elegir entre infinitas estrategias que son valores deuna variable continua. En tanto el espacio al que pertenezcan dichas estrategias seacompacto y los beneficios de los jugadores sean funciones continuas de los perfiles deestrategias, dichos juegos también tienen al menos un equilibrio de Nash104. La formade hallarlo implica definir primero los beneficios de cada jugador del siguiente modo:

B1 = B1(s1, s2) ; B2 = B2(s1, s2) ;

donde “s1” es la variable de decisión de J1 y “s2” es la variable de decisión de J2, ymaximizar “B1” respecto de “s1”y “B2” respecto de “s2”.

Las condiciones de primer orden de dicha maximización son:

0s

B

1

1 =∂∂

; 0s

B

2

2 =∂∂

;

y de ellas surgen funciones “de reacción” o “de mejor respuesta” del tipo “s1 = R1(s2)” y“s2 = R2(s1)”. Formando un sistema de ecuaciones con esas funciones, se llega a unasolución en la cual ambas condiciones se cumplen simultáneamente, y dicha solución esel equilibrio de Nash del juego en cuestión (puesto que es un perfil de estrategias en elcual cada jugador está maximizando su beneficio dada la estrategia que está jugando elotro jugador).

Los dos ejemplos clásicos de juegos de este tipo que aparecen en la literatura deorganización industrial son el oligopolio de Cournot (en el cual las estrategias son lascantidades) y el oligopolio de Bertrand (en el cual las estrategias son los precios).Variaciones de este último son el modelo de Hotelling con diferenciación horizontal deproductos y el de Shaked y Sutton con diferenciación vertical. También entran dentro deesta categoría los juegos de carreras de patentes, en los cuales los jugadores eligenniveles de gasto en investigación y desarrollo, y los juegos de doble marginalizaciónentre productores y distribuidores, en los cuales el productor elige el precio mayorista yel distribuidor elige el margen entre precio mayorista y precio minorista. En cuanto a losprincipales juegos estáticos finitos de organización industrial, pueden mencionarse elque implica elegir entre colusión y desvío en un único momento del tiempo (cuyoequilibrio es semejante al del juego representado en el gráfico A.2), y la guerra dedesgaste entre dos empresas que operan en el mismo mercado (cuyos equilibrios sonsemejantes a los del juego representado en el gráfico A.3).

A.2. Juegos dinámicos

Los juegos dinámicos son aquellos juegos en los cuales los jugadores tomandecisiones en distintos momentos del tiempo. Dos tipos de juegos dinámicos de interéspor sus aplicaciones en organización industrial son los juegos secuenciales (en loscuales cada jugador juega en un determinado momento del tiempo y luego los otros

104 Esto fue demostrado originalmente por Glicksberg (1952). Bajo ciertos supuestos adicionales, puedegarantizarse además la existencia de al menos un equilibrio de Nash en estrategias puras.

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jugadores le responden en momentos subsiguientes) y los juegos repetidos (en los cualesse juega el mismo juego estático varias veces seguidas).

La manera más conveniente de describir un juego dinámico es a través de su“forma extensiva”, que consiste en precisar no sólo los jugadores, las estrategias y losresultados sino también el orden de movimientos de los jugadores y las accionesdisponibles en cada momento en el cual cada jugador debe decidir. En juegossecuenciales con pocos jugadores y pocos movimientos, la forma más clara derepresentar la forma extensiva del juego es a través de un “diagrama de árbol”, en el quecada jugador aparece representado por un círculo (nodo) cada vez que tiene que mover,y las acciones disponibles son las líneas (ramas) que parten de cada nodo. Los distintosresultados posibles están a su vez asociados con los “nodos finales” del juego,representados a través de puntos negros. Al lado de dichos puntos aparecen losbeneficios de los jugadores que participan en el juego, ordenados según el orden deaparición de dichos jugadores.

Gráfico A.5

El gráfico A.5 representa uno de los ejemsecuencial. En él J1 elige primero entre “Fuerte”elige después entre “Alto” y “Bajo”. El conceptotipo de juegos es el de “equilibrio perfecto deperfecto en subjuegos”), propuesto por Selten (1perfil de estrategias en el cual cada jugador elige,toca jugar, la acción que le genera un mayor benedemás jugadores. Este concepto es un refinamienrefiere sólo a las estrategias como un todo sinoexige que las mismas sean óptimas en cada posibljuego en cuestión.

El equilibrio perfecto de Nash se calc“inducción hacia atrás” (backward induction), qulos nodos más cercanos al final del juego e ir decada jugador, moviéndose luego en dirección de juego. En el ejemplo del gráfico A.5, el único eqBajo”, puesto que “Bajo” es la mejor acción para(ya que obtiene un beneficio de 1, en vez de 0) y,

105 El nombre de “equilibrio perfecto en subjuegos” (sudistinguir este concepto de otro refinamiento del equilibriode mano temblorosa” (trembling-hand perfect Nash equilibr

Bajo

Alto

Fuerte

Débil

]

J1

J2

• [0; 0

]

• [2; 1

]

• [1; 2

plos más sencillos posibles de juego y “Débil” y, si J1 eligió “Fuerte”, J2 de solución más relevante para este

Nash” (también llamado “equilibrio965)105. El mismo se define como un en cada posible situación en la que leficio dadas las acciones que eligen losto del equilibrio de Nash porque no se a las acciones que las conforman, ye “subjuego” en que pueda dividirse el

ula a través del procedimiento dee consiste en posicionarse primero enterminando las acciones óptimas paralos nodos menos cercanos al final deluilibrio perfecto de Nash es “Fuerte, J2 si dicho jugador tiene que mover

dado eso, “Fuerte” es la mejor acción

bgame perfect Nash equilibrium) sirve para de Nash conocido como “equilibrio perfectoium), propuesto también por Selten (1975).

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para J1 (ya que obtiene un beneficio de 2, en vez de 1).El ejemplo del gráfico A.5 nos permite ver con claridad que el equilibrio

perfecto es un refinamiento del concepto de equilibrio de Nash, ya que el juego encuestión tiene otro equilibrio de Nash (Débil, Alto) que no es perfecto. Efectivamente, siJ2 juega “Alto” la mejor decisión para J1 es jugar “Débil” y, si J1 juega “Débil”, J2queda indiferente entre jugar “Alto” y “Bajo”, con lo cual “Débil, Alto” satisface ladefinición de equilibrio de Nash lo mismo que “Fuerte, Bajo”. Sin embargo, se trata deun equilibrio basado en la “amenaza increíble” (empty threat) de que J2 jugaría “Alto”si J1 jugara “Fuerte”, acción esta que no es óptima en dicha circunstancia. Exigiendopor lo tanto que las acciones resulten óptimas en cada posible contingencia del juego,logran descartarse ciertos equilibrios de Nash que no resultan razonables (como, porejemplo, “Débil, Alto” en el juego del gráfico A.5) y sólo subsisten aquellos equilibriosque son “secuencialmente racionales” o “consistentes temporalmente”.

Al igual que los juegos estáticos, los juegos secuenciales también pueden tenerespacios infinitos de estrategias, surgidos de tener que elegir entre valores de variablescontinuas. Si, por ejemplo, J1 debe elegir primero el valor de cierta variable “s1” y J2debe elegir después el valor de otra variable “s2”, y tanto B1 como B2 son funcionescontinuas de “s1” y “s2”, entonces el procedimiento de inducción hacia atrás consiste enencontrar primero la función de reacción de J2. Esto implica hacer:

0s

B

2

2 =∂∂ ⇒ s2 = R2(s1) ;

y luego reemplazar “s2” por “R2(s1)” en B1, y maximizar esta última función respecto de“s1” haciendo:

0s

R

s

B

s

B

1

2

2

1

1

1 =∂∂⋅

∂∂+

∂∂

;

donde “∂B1/∂s1” es el efecto directo de “s1” sobre B1, y “(∂B1/∂s2)⋅(∂R2/∂s1)” es elefecto indirecto (es decir, el que viene a través de la reacción de J2). El equilibrioperfecto de Nash surge entonces de hallar el valor de “s1” que satisface la condición deoptimización de J1, y reemplazarlo luego en la función de reacción de J2.

El otro tipo de juego dinámico que resulta de interés analizar separadamente esel que comprende a los juegos repetidos (también llamados “superjuegos”).Supongamos por ejemplo que J1 y J2 están jugando el mismo juego estáticorepresentado en el gráfico A.2, pero que dicho juego se disputa varias veces seguidas.En su versión estática, el juego en cuestión tiene un solo equilibrio de Nash (Bajo,Derecha) en el cual los jugadores obtienen beneficios menores que los que podríanobtener en otro perfil de estrategias (Alto, Izquierda) que no es un equilibrio. Sinembargo, la repetición del juego abre la posibilidad para que los jugadores logrenincrementar sus beneficios, haciendo que aparezcan equilibrios mejores que el de laversión estática.

El fenómeno descripto en el párrafo anterior se demuestra utilizando eldenominado “teorema del pueblo” (Folk theorem), que dice que cualquier resultadofactible en el cual todos los jugadores obtienen un beneficio mayor que el que logran enun equilibrio de Nash de la versión estática de un juego puede sostenerse como unequilibrio de Nash de la versión infinitamente repetida del mismo, siempre que los

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jugadores valoren lo suficiente el futuro106.La manera más sencilla de demostrar el teorema del pueblo es suponer que, si un

juego se repite, los jugadores pueden utilizar “estrategias disparadoras” (triggerstrategies) que consisten en elegir una determinada “acción concertada” con los demásjugadores en tanto ellos también elijan la acción concertada que les corresponde, y optaren cambio por una “acción de castigo” si detectan que algún otro jugador se ha desviadode la concertación en un período anterior. Esta acción de castigo consiste simplementeen jugar la acción correspondiente al equilibrio de Nash de la versión estática del juego.

Aplicando el esquema propuesto al ejemplo del gráfico A.2, podríamos postularun equilibrio de Nash en el cual J1 tuviera la siguiente estrategia:- Jugar “Alto” en el período inicial;- Seguir jugando “Alto” en tanto J2 siempre haya jugado “Izquierda”;- Jugar “Bajo” si J2 jugó alguna vez “Derecha”;y, por su parte, J2 tuviera la siguiente estrategia:- Jugar “Izquierda” en el período inicial;- Seguir jugando “Izquierda” en tanto J1 siempre haya jugado “Alto”;- Jugar “Derecha” si J1 jugó alguna vez “Bajo”.

Así descriptas las estrategias, los jugadores obtienen un beneficio de 2 en cadaperíodo, y ninguno de ellos abandona su acción concertada porque el otro jugadortampoco lo hace. Para que esto sea un equilibrio, sin embargo, resulta necesario quecada jugador prefiera elegir la acción concertada (“Alto” o “Izquierda”) en vez dedesviarse unilateralmente y elegir “Bajo” o “Derecha”. Esto ocurre si el beneficiointertemporal de la concertación (igual a 2 por período) es mayor que el beneficiointertemporal del desvío (igual al promedio ponderado de lo que el jugador obtiene en elprimer período en que se desvía y de lo que obtiene de ahí en adelante). En el ejemplodel gráfico A.2, dicho beneficio intertemporal del desvío (Bd) es igual a:

Bd = (1-β)⋅3 + β⋅1 ;

donde “β” es un número entre cero y uno que mide el valor relativo del futuro. Para que“Bd” sea mayor que 2, debe darse que “β” sea mayor que 1/2.

El papel de “β” en este tipo de problemas se relaciona con la idea de que losjugadores deben ser relativamente pacientes, es decir, deben tener una valoraciónrelativamente alta de los beneficios futuros. En efecto, si “β” es lo suficientementecercano a uno, cualquier combinación de acciones que le asegure a cada jugador unbeneficio superior al que obtiene en el equilibrio de Nash de la versión estática deljuego será un equilibrio de Nash del juego repetido, puesto que, cuando “β” tiende auno, “Bd” tiende a ser igual al beneficio que se obtiene en el equilibrio de Nash de dichaversión estática.

Si bien el teorema del pueblo sirve para racionalizar ciertos resultados que enotros contextos no pueden explicarse como equilibrios, tiene la desventaja de que engeneral permite la aparición de infinitos equilibrios de Nash. Tal cosa puede apreciarseen el gráfico A.6, en el cual hemos representado los resultados del juego del gráfico A.2en el espacio de beneficios de J1 y J2. La línea que une los puntos en los cuales el

106 Esta es una de las versiones más simples del teorema, pero existen también otras más complejas ymás generales. El nombre de “teorema del pueblo” hace referencia a que es un resultado de autoranónimo, que era conocido en teoría de los juegos antes de aparecer publicado. Su primera versión escritase debe a Friedman (1971).

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beneficio conjunto es igual a cuatro representa la frontera de posibilidades de beneficiodel juego. El equilibrio de Nash del juego estático corresponde a la situación en la cual“B1 = 1; B2 = 1”, y el del juego repetido en el que J1 y J2 juegan siempre “Alto,Izquierda” corresponde a la situación en la cual “B1 = 2; B2 = 2”. Sin embargo,cualquier punto del área sombreada en la cual tanto “B1” como “B2” son mayores queuno es también un posible equilibrio de Nash del juego repetido para un valor de “β”suficientemente alto, puesto que ambos jugadores lo prefieren al punto en el que los dosobtienen un beneficio igual a uno.

Gráfico A.6

Si lo que se quiere es sostener un equilibrio de Nash de un juego repetido, elesquema anteriormente expuesto sirve tanto para juegos que se repiten un número finitode veces como para juegos infinitamente repetidos. Si se quiere que el equilibrio encuestión sea perfecto, sin embargo, se vuelve necesario que el juego sea infinito (o, porlo menos, indeterminado, en el sentido de que nunca se sepa a ciencia cierta en quéperíodo va a finalizar). Esto último tiene que ver con la idea de inducción hacia atrásimplícita en el concepto de equilibrio perfecto de Nash. En efecto, si un juego se repiteun número “N” de veces, en el momento “N” no tendrá sentido hablar de un períodofuturo y sólo serán óptimas las acciones que forman un equilibrio de Nash en la versiónestática del juego. Sabiendo eso, no podrá entonces haber acciones concertadassostenibles en el momento “N-1”, y entonces las acciones óptimas en dicho períodoserán también las correspondientes a un equilibrio de Nash estático. Repitiendo elargumento para todos los períodos anteriores, se llega a la conclusión de que el únicoequilibrio perfecto de un juego que se repite durante un número finito y determinado deperíodos es el que coincide con el equilibrio de Nash de la versión estática del juego.

Si lo que se analiza es un juego que se repite durante un número de períodosinfinito o indeterminado, entonces desaparece el “problema del último período”, ya queen todos los períodos bajo análisis siempre existe un posible período futuro que losjugadores están considerando en sus cálculos. Esto hace que cualquier resultado en elcual todos los jugadores obtienen un beneficio mayor que el que logran en un equilibriode Nash de la versión estática de un juego pueda sostenerse como un equilibrio perfectode la versión infinitamente repetida del mismo, en tanto los jugadores valoren el futurolo suficiente.

El ejemplo más importante de juego repetido que aparece en la literatura deorganización industrial es el que tiene que ver con situaciones de colusión entreoferentes de un determinado producto, que acuerdan no competir entre ellos y sostienen

2

1

1

B2

4

4 2 0 B1

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dicho acuerdo a través de la amenaza de retornar a una situación más competitiva (porejemplo, al equilibrio de Cournot o al de Bertrand). En cuanto a los juegos secuenciales,los ejemplos básicos de aplicación son los que se refieren a casos de obstaculización dela entrada, precios predatorios, ventas atadas, y fusiones de extensión de productos enlas cuales se producen reducciones de la competencia potencial. Son también juegossecuenciales (con infinitas estrategias) los casos de liderazgo en precios y en cantidades,en los que el líder mueve primero e induce al seguidor a reaccionar de determinadamanera. También entran en esta última categoría ciertos modelos en los que aparecenrestricciones verticales o integración vertical, en los cuales una de las partes decideprimero y la otra lo hace después.

A.3. Información incompleta

Los ejemplos de juegos secuenciales vistos en la sección anterior se refieren entodos los casos a situaciones de información perfecta, puesto que cada jugador mueveconociendo todos los movimientos que los demás jugadores realizaron hasta esemomento. Los juegos estáticos y los juegos repetidos, en cambio, tienen lugar encontextos de información imperfecta, ya que cada jugador mueve sin saber exactamentelo que están haciendo los otros jugadores al mismo tiempo que él. Tanto en unos comoen otros casos, sin embargo, hemos supuesto siempre que la información es completa,en el sentido de que todos los jugadores conocen la estructura del juego y los posiblesresultados a los que conducen los distintos perfiles de estrategias.

Si los jugadores no saben bien qué juego están jugando, en cambio, estamos enpresencia de una situación de información incompleta, en la cual no resulta posibleaplicar los conceptos de solución vistos hasta ahora (equilibrio de Nash, equilibrioperfecto). Esto se debe a que el desconocimiento implícito en la definición deinformación incompleta hace que no pueda definirse cuál es la mejor respuesta a unadeterminada estrategia de los restantes jugadores, ni anticipar cuáles van a ser lasreacciones de los mismos ante una estrategia propia.

A fin de poder aplicar los conceptos de equilibrio de la teoría de los juegos acasos con información incompleta, resulta necesario transformar dichos casos ensituaciones con información imperfecta pero completa. La manera de efectuar dichatransformación fue concebida por Harsanyi (1967), quien propuso modelar lainformación incompleta como una situación en la cual los distintos jugadores pueden serde diferentes “tipos”, y dichos tipos se hallan distribuidos de acuerdo con cierta funciónde probabilidad. Cada jugador conoce así a qué tipo pertenece él mismo, pero sólo sabea qué tipos pertenecen los restantes jugadores de manera probabilística. Esto hace que eljuego termine jugándose como si fuera un juego con más jugadores que los reales(puesto que cada jugador real puede ser de varios tipos).

En el gráfico A.7 aparece representado uno de los casos más sencillos posiblesde juego secuencial con información incompleta, en el cual el jugador 1 puede ser dedos tipos (JA y JB), y el jugador 2 sólo puede ser de un tipo (J2). El primer nodo deljuego corresponde a un movimiento de la naturaleza (N), que hace que exista unaprobabilidad “θ” de que el jugador 1 sea del tipo JA y una probabilidad “1-θ” de quesea del tipo JB. Tanto JA como JB deben decidir entre dos estrategias posibles (“Fuerte”y “Débil”), en tanto que, si el primer jugador eligió “Fuerte”, J2 debe decidir entre otrasdos estrategias (“Alto” y “Bajo”). Cuando J2 toma su decisión, sin embargo, no sabe siestá jugando contra JA o contra JB, y esto está representado por la línea punteada queune los dos nodos en los cuales aparece J2 (que conforman un solo “conjunto de

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información”). Para tomar su decisión, entonces, J2 debe formarse ciertas “creencias”respecto de la probabilidad de estar enfrentando a JA (λ) y de la probabilidad de estarenfrentando a JB (1-λ).

Gráfico A.7

El conceinformación inc(1982b)107. El mde jugador eliggenera un mayosujeto a un sisteprobabilidad deeligen en cada p

Tal comcomplejo que esólo implica detipos de jugadotampoco indepecreencias y laseligiéndose.

En juegodos clases difeunificadores (pjugadores (en nque los distintoslos beneficios dAlto, λ=0”. Es

107 Este concepto “equilibrio bayesiacon información in

]

Alto]

Bajo

Débil Fuerte

λ

J2JA

• [1; 1

]

]

]

Alto1-λ1-θ

N

• [0; 1

323

pto de solución más comúnmente aplicado para juompleta es el de “equilibrio secuencial”, debidoismo se define como un perfil de estrategias en el cu

e, en cada posible situación en la que le toca jugr beneficio dadas las acciones que eligen los demásma de creencias que a su vez debe ser compatible c los tipos de jugadores y con las acciones que dichoosible situación en la que les toca jugar.o puede apreciarse, el equilibrio secuencial es

l equilibrio de Nash y que el equilibrio perfecto de Nfinir estrategias sino también creencias de los jugadr que están enfrentando. Estrategias y creencias dndientes entre sí, ya que las estrategias deben se creencias deben ser consistentes con las estrat

s como el del gráfico A.7, los equilibrios secuencrentes: equilibrios separadores (separating equilooling equilibria). Los primeros implican que louestro caso, JA y JB) eligen distintas estrategias; lo tipos de jugadores eligen la misma estrategia. Tal ce este juego, el único equilibrio separador posible esto implica que JA prefiere jugar “Débil” en vez d

es muy similar a otro que también está bastante difundido y qno perfecto”. Ambos conceptos coinciden en la mayor parte completa que aparecen en la literatura de organización industri

Bajo Fuerte Débil

J2JB

• [0; 0

• [2; 1

• [2; 1

]

• [1; 0

θ

egos dinámicos con a Kreps y Wilsonal cada tipo posible

ar, la acción que le tipos de jugadores,

on la distribución des tipos de jugadores

un concepto másash, puesto que no

ores respecto de lose equilibrio no sonr óptimas dadas lasegias que terminan

iales pueden ser deibria) y equilibrioss distintos tipos des segundos implicanomo hemos definido aquí “Débil, Fuerte,e “Fuerte”, que JB

ue recibe el nombre dede los juegos dinámicosal.

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prefiere jugar “Fuerte” en vez de “Débil”, que J2 elige “Alto” en vez de “Bajo”, y que leasigna una probabilidad nula a estar enfrentándose con JA (si observa que el primerjugador eligió “Fuerte” en vez de “Débil”).

Para comprobar que el resultado propuesto es un equilibrio basta observar que, siJ2 elige “Alto”, entonces JA obtiene un mayor beneficio jugando “Débil” (puesto que 1es mayor que 0) y JB obtiene un beneficio mayor jugando “Fuerte” (puesto que 2 esmayor que 0). A su vez, dado que el único que juega “Fuerte” en equilibrio es JB,resulta necesario que la creencia de J2 sea que “λ” es igual a cero y, dado esto, resultaóptimo que juegue “Alto” en vez de “Bajo”.

El equilibrio separador obtenido es independiente del valor que tenga “θ”. Paravalores de “θ” mayores que 1/2, sin embargo, puede hallarse un segundo equilibrio, queen este caso es de tipo unificador. El mismo es “Fuerte, Fuerte, Bajo, λ=θ”. La clavepara que esto sea un equilibrio es que, cuando J2 no sabe si está enfrentando a JA o aJB, prefiera jugar “Bajo” en vez de “Alto”. Esto solo acontece si “λ” es mayor que 1/2,lo cual, en un equilibrio unificador, implica necesariamente que “θ > 1/2”. Dado eso,tanto JA como JB prefieren jugar “Fuerte” en vez de “Débil”.

Como suele acontecer en la mayoría de los juegos en los que coexisten dosequilibrios en estrategias puras, cuando “θ > 1/2” aparece aquí un tercer equilibrio enestrategias mixtas, al que denominaremos “equilibrio separador mixto”. El mismoimplica que JA juega “Fuerte” con probabilidad “x = (1-θ)/θ” y “Débil” conprobabilidad “1-x = (2⋅θ-1)/θ”, que JB juega siempre “Fuerte”, que J2 juega “Alto” conprobabilidad “y = 1/2” y “Bajo” con probabilidad “1-y = 1/2”, y que “λ = 1/2”.

En este equilibrio separador mixto, “λ = 1/2” es la condición necesaria para queJ2 quede indiferente entre jugar “Alto” y “Bajo”, y “y = 1/2” es la condición necesariapara que JA quede indiferente entre jugar “Débil” y “Fuerte”. Finalmente, “x = (1-θ)/θ”es la condición necesaria para que la creencia de que “λ” es igual a 1/2 sea consistentecon las acciones que se juegan en equilibrio. Esto se debe a que “λ” debe igualarse conla probabilidad condicional de que el primer jugador sea del tipo JA dado que estájugando “Fuerte”, la cual es igual a “θ⋅x/(θ⋅x+1-θ)”. Pero como “x = (1-θ)/θ” estambién una probabilidad, su valor debe estar entre cero y uno. Esto implica que “θ”debe estar entre 1/2 y uno, con lo cual se verifica que, en este ejemplo, el equilibrioseparador mixto sólo existe para los mismos valores de “θ” para los cuales existe elequilibrio unificador.

Los dos ejemplos principales de juegos dinámicos con información incompletaque aparecen en la literatura de organización industrial son la teoría de los precios límitebasada en diferencias de costos entre los posibles tipos de empresas establecidas en unmercado, y la teoría de los precios predatorios basada en diferencias en la vocaciónpredatoria de los posibles tipos de depredador. También es un juego de informaciónincompleta el que hemos utilizado para analizar la obstaculización de la entrada a travésde contratos de exclusividad entre un productor ya establecido y sus distribuidores.

Ejercicios

A.1. Considere las siguientes expresiones de “z1”, “z2” e “y”:

z1 = y⋅x1 – x12 ; z2 = y⋅x2 – x2

2 ; y = 4 – x1 – x2 .

a) Maximice “z1” con respecto a “x1”, y “z2” con respecto a “x2”.

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b) Obtenga los valores de equilibrio de “x1”, “x2” e “y” utilizando las condiciones deprimer orden de los problemas de maximización de “z1” y “z2” y la definición de “y”.c) En vez de lo anterior, sustituya “y” en “z1” y “z2” y maximice con respecto a “x1” y“x2” (respectivamente).d) Halle los nuevos valores de equilibrio de “x1” y “x2” usando las nuevas condicionesde primer orden.

A.2. Considere las siguientes expresiones de “z1” y “z2”:

z1 = 12⋅x – x2 – y⋅x ; z2 = y⋅x – x2 .

a) Maximice “z1” y “z2” con respecto a “x”.b) Halle los valores de equilibrio de “x” e “y” utilizando las condiciones de primerorden de los problemas de maximización.c) En vez de lo anterior, sustituya la condición de primer orden de “z2” en “z1” ymaximice esto último con respecto a “x”. ¿Cuáles son los nuevos valores de “x” e “y”?d) Repita lo hecho en la parte “c”, pero sustituyendo la condición de primer orden de“z1” en “z2” y maximizando esta última función.

A.3. Considere la siguiente matriz de un juego de 2x2 entre los jugadores 1 y 2:

J2Izq Der

Alto 4; 2 3; 5J1Bajo 2; 4 6; 3

a) Compruebe que, en su versión estática, este juego no tiene ningún equilibrio de Nashen estrategias puras, y halle el correspondiente equilibrio en estrategias mixtas.b) Ahora suponga que el jugador 1 juega primero y el jugador 2 juega después, y halleel correspondiente equilibrio perfecto de dicho juego dinámico.c) Ahora suponga que el jugador 2 juega primero y el jugador 1 juega después, y halle elnuevo equilibrio perfecto.

A.4. Un vendedor es capaz de proveer cierto bien a un costo de $8. Dicho bien tiene unvalor de $12 para cierto comprador. Ambos (vendedor y comprador) celebran uncontrato por el cual el primero se compromete a entregar el bien y el segundo, una vezen posesión del mismo, se compromete a pagar un precio de $10.a) Plantee la situación como un juego secuencial en el cual el vendedor tiene la opciónde entregar o no entregar el bien en cuestión y, luego de ello, el comprador tiene laopción de pagar o no pagar. Halle el equilibrio perfecto de Nash del juego y muestreque el mismo implica que ninguna de las partes cumplirá con el contrato.b) Ahora suponga que, si el comprador no paga, está obligado a devolver el bien querecibió. Muestre que en ese caso el equilibrio perfecto de Nash del juego implica queambos cumplirán con el contrato.c) Por qué no importa aquí que exista o no indemnización por incumplimiento delvendedor?

A.5. En cierto juego de cartas, el jugador “mano” ya ha mostrado sus cartas y el jugador“pie” debe mostrar las suyas. Antes de hacerlo, debe decidir si aumenta su apuesta (A) o

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si no la aumenta (NA) y, en el primero de tales casos, el jugador “mano” debe decidir siacepta el convite (A) o si no lo acepta (NA). Por la instancia en la que se encuentra eljuego, el jugador “pie” conoce sus cartas y ya ha visto las del jugador “mano”. Eljugador “mano”, en cambio, no conoce las cartas del jugador “pie”, pero puede asignaruna cierta probabilidad objetiva a que dichas cartas sean mejores (θ) o peores (1-θ) quelas suyas. Si el jugador “pie” aumenta la apuesta y el jugador “mano” acepta, el quegana se lleva 2 puntos y el que pierde –2. Si no la aumenta, el que gana se lleva 1 puntoy el que pierde –1. Si la aumenta y el jugador “mano” no acepta el convite, el jugador“pie” se lleva 1 punto y el jugador “mano” –1.a) Halle el equilibrio secuencial de este juego suponiendo que “θ = 0,8”.b) Halle el equilibrio secuencial de este juego suponiendo que “θ = 0,6”.

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