universidad de palermo facultad de ciencias sociales

180
Universidad de Palermo Facultad de Ciencias Sociales Doctorado en Psicología Tesis Doctoral Estilos de liderazgo en estudiantes del Profesorado en Educación Física Doctorando José Marcelo Roffé Director Dr. Walter Toscano Co- Director Dr. Francisco Garcia Ucha 16 de septiembre de 2020

Upload: others

Post on 16-Oct-2021

3 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

Universidad de Palermo

Facultad de Ciencias Sociales

Doctorado en Psicología

Tesis Doctoral

Estilos de liderazgo en estudiantes del Profesorado en Educación Física

Doctorando

José Marcelo Roffé

Director

Dr. Walter Toscano

Co- Director

Dr. Francisco Garcia Ucha

16 de septiembre de 2020

1

Resumen

El estudio del liderazgo tiene una larga tradición en Psicología, y ha sido abordado por

diferentes autores, no existiendo una única definición. Existen distintas teorías, perspectivas,

investigaciones y abordajes para intentar comprender el concepto de liderazgo en la sociedad

actual. En esta tesis se realizó un repaso de teorías que sustentan al liderazgo para luego

contribuir al campo a partir de una investigación empírica.

La investigación fue realizada con 310 estudiantes de los últimos dos años de la carrera de

Profesorado en Educación Física de la Universidad Nacional de La Matanza. Para la

recolección de los datos se utilizó la escala Celid-A, denominado Cuestionario de estilos de

Liderazgo, validada en 2007 en Argentina. El objetivo general fue analizar la relación entre

los estilos de liderazgo de estudiantes de profesorado de educación física, el rendimiento

académico y el género.

Los resultados hallados indican que el estilo de liderazgo con el cual más se identifican los

estudiantes de educación física es el transformacional. Asimismo, el estilo predominante en

las mujeres es el transformacional, evidenciando diferencias significativas con respecto a los

varones, en el que predominó un estilo transaccional. Por otro lado, no se hallaron relaciones

significativas entre estilos de liderazgo y rendimiento académico.

La evidencia empírica hallada en la presente tesis puede fortalecer el ejercicio del rol

profesional de los psicólogos que trabajen en organizaciones deportivas en general y en

aquellas dedicadas a la formación de los futuros profesionales de educación física en

particular. Brindando conocimiento para confección de dispositivos de intervención

organizacional o de la creación de dinámicas grupales que puedan ser elementos que

permitan un rol más pragmático del psicólogo del deporte en cuestiones relacionadas con el

liderazgo.

2

Palabras clave: liderazgo, estilos de liderazgo, rendimiento académico, estudiantes,

género.

Abstract

The study of leadership has a long tradition in Psychology, and has been approached by

different authors, there is no single definition. There are different theories, perspectives,

research and approaches to try to understand the concept of leadership in today's society. In

this thesis, a review of theories that support leadership was carried out in order to then

contribute to the field from an empirical investigation.

The research was carried out with 310 students from the last two years of the Physical

Education Faculty career at the National University of La Matanza. The Celid-A scale, called

the Leadership Styles Questionnaire, validated in 2007 in Argentina, was used for data

collection. The general objective was to analyze the relationship between the leadership

styles of physical education teacher students, academic performance and gender.

The results found indicate that the leadership style with which physical education students

most identify is transformational. Likewise, the predominant style in women is

transformational, showing significant differences with respect to men, in which a

transactional style predominated. On the other hand, no significant relationships were found

between leadership styles and academic performance.

The empirical evidence found in this thesis can strengthen the exercise of the professional

role of psychologists working in sports organizations in general and in those dedicated to the

training of future physical education professionals in particular. Providing knowledge for the

preparation of organizational intervention devices or the creation of group dynamics that can

be elements that allow a more pragmatic role of the sports psychologist in issues related to

leadership.

3

Keywords: leadership, leadership styles, academic performance, students, gender.

4

Agradecimientos

Quisiera agradecer a las personas e instituciones que hicieron posible que esta tesis

pudiera ser realizada:

En primer lugar, agradezco a mi Director de Tesis, el Dr. Walter Toscano por su guía

profesional y humana a lo largo de todo este largo viaje que compartimos. Su sabiduría y su

don de gente, fueron un hallazgo incuestionable.

En segundo lugar a mi Co- Director, el Dr. Francisco Garcia Ucha por su compromiso

permanente pese a la distancia y a las dificultades. Su capacidad excede las fronteras.

Ambos, sin dudas, fueron mis pilares para llegar a la meta con éxito.

En tercer lugar, agradezco a las instituciones que me han permitido concretar la

investigación que aquí se desarrolla: a la Universidad Nacional de La Matanza y a la

Universidad de Palermo.

Y en esta Universidad donde tengo el orgullo de ser docente titular desde el año 2007,

al Dr. Castro Solano, siempre atento a mis inquietudes respondiendo con humildad y

colaborando en cada detalle, a la decana Elsa Zingman por su apoyo incondicional desde

siempre y a Luis Brajterman por su enorme calidad humana y sus consejos invalorables.

Tampoco quiero olvidarme de Rosana Álvarez, un apoyo permanente para todos los

doctorandos.

En cuarto lugar, a quienes fueron mis profesores en la Universidad durante el

Doctorado, en especial a los doctores Graciela Tonon, Alejandro Cosentino, María Laura

Lupano Perugini, Yamila Comes y Alicia Omar entre otros.

En quinto lugar a mis alumnos de los que aprendo diariamente aspectos básicos para

ser mejor profesional y mejor persona y a los pacientes y deportistas que intenté e intento

ayudar. Y a los entrenadores que asesoré en estos 25 años en el alto rendimiento deportivo,

por todo lo que aprendí de ellos sobre liderazgo e intenté volcarlo en este trabajo.

5

En sexto lugar a mis colegas de APDA, SOLCPAD, ISSP, FEPD, etc. que me

alimentan la pasión de no estancarme, de no conformarme, de seguir buscando, de tratar de

estar un escalón adelante, de perseverar pese a las dificultades y de nunca rendirme. En

especial a la Mag. Claudia Rivas, al Dr. Alejo Garcia Naveira y al Dr. Ricardo de la Vega

Marcos.

Por último a mis afectos: mis tres hermosos hijos Salma, Tobías y Joaquín que son mi

fuente de energía y responsabilidad y con los que me divierto mucho, mis padres Sofía y

Eduardo, que me enseñaron el camino y no me dejaron desviarme nunca pese a las

adversidades, mi hermana, mi pareja , mis amigos de la vida de 40 años juntos que son

muchos y siempre me apoyan, mi analista, al Colegio Nacional de Buenos Aires y a la

Universidad de Buenos Aires (donde me gradué como psicólogo hace 30 años) que me

abrieron la cabeza para poder ser quien soy y a Dios por protegerme siempre y ayudarme a

lograr mis sueños.

6

Tabla de contenido

1 Capítulo 1 ........................................................................................................................... 9

1.1 El liderazgo. ................................................................................................................ 9

1.2 Teorías de Liderazgo ................................................................................................. 12

1.3 La Teoría del Liderazgo Transformacional ............................................................... 16

1.3.1 Los inicios del Liderazgo Transformacional ..................................................... 17

1.3.2 Diferencia entre el liderazgo transaccional y transformacional ......................... 18

1.3.3 Dimensiones del Liderazgo Transaccional ........................................................ 20

1.3.4 Dimensiones del liderazgo transformacional ..................................................... 21

1.4 El modelo del liderazgo de rango completo .............................................................. 24

2 Capítulo 2 ......................................................................................................................... 25

2.1 Liderazgo, deporte y educación. ............................................................................... 25

2.1.1 El liderazgo en el deporte .................................................................................. 25

2.1.2 El liderazgo en la educación .............................................................................. 40

3 Capítulo 3 ......................................................................................................................... 46

3.1 Efectividad del Liderazgo. ........................................................................................ 46

3.1.1 Teorías de Liderazgo y su relación con la efectividad. ...................................... 46

3.1.2 Efectividad del Liderazgo .................................................................................. 48

3.1.3 Efectividad y rendimiento académico ................................................................ 50

3.1.4 Efectividad de liderazgo en ámbito militar. ....................................................... 55

3.1.5 Liderazgo en el ámbito educacional .................................................................. 57

4 Capítulo 4 ......................................................................................................................... 73

4.1 Liderazgo y género .................................................................................................... 73

4.1.1 Género/Sexo. Consideraciones generales. ......................................................... 73

4.1.2 La mujer y el hombre en la Educación Física .................................................... 77

7

4.1.3 Liderazgo y género ............................................................................................ 78

5 Estudio Empírico .............................................................................................................. 91

5.1 Justificación ............................................................................................................... 91

5.2 Objetivos ................................................................................................................... 94

5.2.1 Objetivo General ................................................................................................ 94

5.2.2 Objetivos Específicos......................................................................................... 94

5.3 2.3 Hipótesis .............................................................................................................. 94

5.4 Metodología .............................................................................................................. 95

5.4.1 Tipo de estudio ................................................................................................... 95

5.4.2 Diseño de estudio ............................................................................................... 95

5.4.3 Participantes ....................................................................................................... 95

5.4.4 Instrumentos ....................................................................................................... 96

5.4.5 Procedimiento .................................................................................................... 98

6 Resultados ....................................................................................................................... 101

6.1 Objetivo específico Nº1........................................................................................... 103

6.2 Objetivo específico Nº2........................................................................................... 107

6.3 Objetivo específico Nº3........................................................................................... 109

6.4 Objetivo específico Nº4........................................................................................... 111

6.5 Objetivo específico Nº5........................................................................................... 114

6.6 Objetivo específico Nº6........................................................................................... 118

7 Discusión ........................................................................................................................ 121

Conclusiones relacionadas con el Objetivo específico Nº1 ............................................... 121

Conclusiones relacionadas con el Objetivo específico Nº 2 .............................................. 124

Conclusiones relacionadas con el Objetivo específico Nº 3 .............................................. 127

Conclusiones relacionadas con el Objetivo específico Nº 4 .............................................. 131

8

Conclusiones relacionadas con el Objetivo específico Nº 5 .............................................. 133

Conclusiones relacionadas con el Objetivo específico Nº 6 .............................................. 136

8 Referencias: .................................................................................................................... 148

9 Anexo.............................................................................................................................. 176

9

1 Capítulo 1

1.1 El liderazgo.

El estudio del concepto de liderazgo se ha venido realizando con cierta regularidad

desde diversas disciplinas tales como la historia, la sociología, el campo de los estudios

organizacionales (Lupano y Castro Solano, 2008), y en particular en la psicología desde hace

más de 60 años (Casales, 2012).

De acuerdo con Bass (2008), la atención al tema del liderazgo viene desde la

antigüedad, está presente en las obras de Platón, Julio César y Plutarco. También, en la

antigua China y Egipto aparecen manuscritos sobre el liderazgo. Homero en la Ilíada hace

referencia que en la Grecia temprana se hacen narraciones sobre el liderazgo. Así, algunos

personajes de esa época histórica eran caracterizados como líderes por su valor y acciones.

Los estudios contemporáneos se intensificaron en el siglo XX, dando lugar a un

esfuerzo por generar un marco teórico y la realización de investigaciones que aportaran

conocimiento novedoso dada la complejidad del tema.

De esta forma, los primeros avances se dieron en la antropología, donde a partir de

varias investigaciones realizadas en comunidades primitivas, se llegó a la conclusión de que

el liderazgo se da entre las personas independientemente de su cultura (Smith y Krueger,

1933; citado en Bass 2008). Incluso en sociedades en las que no existe una estructura

jerárquica formal, se observan líderes que desempeñan funciones centrales en la toma de

decisiones del grupo (Lewis 1974; citado en Bass 2008).

Estos principales estudios han despertado el interés de un gran número de

investigadores, generando a partir de evidencia empírica, diferentes enfoques que han

intentado estudiar, explicar y definir este fenómeno. Dentro de todo ese conjunto, en algún

momento se destacó la teoría del rasgo, teniendo relevancia luego, otras tendencias que han

10

concebido el liderazgo situacional, o se han centrado en las conductas y las relaciones entre

los líderes y sus seguidores (Lupano y Castro Solano, 2006).

Para dar cuenta de la complejidad de este fenómeno universal alcanza con leer a Bass

y Stodgill (1990), quienes, al momento de conceptualizar el liderazgo, lo abordan desde el

punto de vista de la influencia y la persuasión. Lo señalan como un acto o comportamiento,

resaltando la relación de poder que en él se evidencia y la importancia que tiene como un

instrumento para la consecución de metas.

Así es como para intentar explicar este constructo, se encuentra en la literatura un

punto en común entre los investigadores. El mismo es entendido como un proceso de

influencia que se da entre un líder y sus seguidores, produciendo cierto resultado. Se podría

explicar este proceso a partir de características y conductas del líder, percepciones y

atribuciones de los seguidores y la interacción entre estos agentes y el contexto donde se

desarrolla su conducta (Antonakis, Cianciolo y Sternberg, 2004).

En ese mismo sentido, el grupo también afecta al líder, ya que el proceso de liderazgo

ocurre dentro de un proceso de socialización. Por esto las normas, creencias y los ideales de

una determinada cultura tienen influencia sobre el líder en cuanto a sus metas, estrategias y

conductas. (Bass y Stodgill, 1990; citado en Molero, 2002). Incluso, que un grupo acepte a

un líder, depende de factores sociales, como, por ejemplo, el prototipo de líder que es

asumido en una sociedad (Castro Solano y Lupano, 2007). Desde la posición antes

mencionada, se entendería que un líder no nace con capacidades que lo lleven a ejercer un

liderazgo efectivo, sino que aprende a liderar y es adoptado como tal dependiendo de su

aprendizaje y del proceso de socialización en medio del cual está inmerso.

La efectividad en el proceso de liderazgo dependerá en gran medida de la capacidad

que la persona tenga para influir y motivar a sus seguidores de modo que contribuyan al logro

de objetivos determinados y al éxito de la organización de la cual se forma parte (Barrow,

11

1977; Castro Solano, 2006; House, Javidan, Hanges y Dorfman, 2002). Para ello, quien

desempeña el papel de líder moviliza en competencia o conflicto con otros, recursos

institucionales, políticos y psicológicos, que tienden a incidir en que se logren satisfacer las

motivaciones propias y de sus adeptos (Burns, 1978).

En esta misma dirección Castro Solano y Lupano (2007), destacan aspectos

mencionados en las diversas definiciones, que son: Considerar el liderazgo como un proceso,

la existencia de la influencia del líder sobre los demás, que ocurre en un contexto grupal y

que involucra el logro de objetivos o metas.

También existen autores como Bass y Riggio (2006), quienes plantean que la

capacidad de liderazgo depende del estilo adoptado por el líder en cuestión y de su capacidad

para detectar que comportamiento se ajusta a la situación requerida.

En resumen, para desarrollar la presente tesis se entenderá al liderazgo cómo una

capacidad aprendida de las personas en medio de un proceso de socialización. Dicha

capacidad le permite al líder llevar a cabo procesos de influencia sobre grupos de seguidores,

orientándolos y motivándolos con relación a las acciones a realizar para lograr las metas y

objetivos de esos grupos. Dicha capacidad, va a depender de la adecuación del líder a las

creencias, normas e ideales del grupo; igualmente depende tanto del estilo de liderazgo de

este individuo que ejerce la influencia, como de su habilidad para modificar este estilo en

función de la situación.

Cabe destacar que esta definición, no niega del todo la influencia del talento natural

de un líder, pero sí mantiene diferencias en relación a la teoría del rasgo. Destacando el hecho

de que el liderazgo tiene un componente social y situacional y no es un fenómeno innato

reservado desde el nacimiento para unas pocas personas.

12

Ello tiene sustento en los planteamientos de autores como Ramírez (2006), quien

plantea que el liderazgo puede ser enseñado y que cualquier persona realice los esfuerzos

necesarios puede desarrollar tal capacidad. Como así también, Koontz y Heinz (2003),

quienes afirman que el 80% del desarrollo del liderazgo se deriva de la experiencia en el

trabajo, mientras que un 20% restante puede adquirirse mediante estudio y capacitación.

Esta afirmación de que el liderazgo puede ser aprendido, conduce a aceptar que es

susceptible de ser medido en poblaciones estudiantiles con el fin de ser analizado y

posteriormente potenciado mediante la labor docente a realizarse en los centros educativos.

1.2 Teorías de Liderazgo

Como ya se mencionó anteriormente, las investigaciones sobre liderazgo se

intensificaron durante el comienzo del siglo XX. Esto produjo una diversidad de enfoques en

la literatura que han intentado estudiar este fenómeno.

Una de estas perspectivas es la teoría de rasgo, que surge a partir de la suposición de

que los líderes poseen cualidades superiores que los diferencian del resto de las personas, y

que esas cualidades son posibles de ser identificadas (Kosh y Irle, 1920; citado en Bass y

Stogdill, 1990).

Durante la primera mitad del siglo XX la mayoría de las investigaciones sobre

liderazgo se centraron en estudiar los rasgos de personalidad y carácter que definían un

“líder”. Los principales referentes que sostuvieron esta teoría son Bernard (1926) Bingham

(1927), Tead (1929), Page (1935), Kilbourne (1935). A ellos se les sumaron las

investigaciones realizadas por Bird (1940) quien recopiló 79 rasgos de liderazgo a partir de

20 investigaciones. Smith y Krueger (1933) quienes trabajaron con educadores y Jenkins

(1947) que abordó el tema con militares (Bass y Stogdill, 1990).

13

Las investigaciones trabajaron sobre características como inteligencia, honestidad y

confianza entre otras. Se consideraba que estos rasgos eran innatos y por ello los líderes

nacían predestinados para serlo (Bass y Stogdill, 1990; Bass 2008; Northouse, 1997). Pero no

fue posible encontrar rasgos fuertemente asociados al éxito de todos los líderes (Yukl y Van

Fleet, 1992).

De esta forma surge una nueva teoría. El trabajo de investigación realizado por

Stogdill (1948), puso en consideración que para explicar el liderazgo no era suficiente hablar

de características o rasgos de la persona, sino que era necesario considerar la situación.

Stogdill (1948) a partir de su investigación llega a la conclusión de que a través del

estudio de rasgos o características es posible encontrar líderes, pero que difícilmente un

mismo patrón de comportamiento sea adecuado ante diferentes situaciones. Dejando en claro

que, para realizar un análisis adecuado del liderazgo de una persona es importante analizar

diferentes variables asociadas a este.

En esta revisión realizada por Stogdill (1948), se observan diferentes variables

asociadas al liderazgo entre las cuales están: 1. Las relacionadas con la capacidad de los

individuos como por ejemplo, la inteligencia, la facilidad verbal, el estado de alerta, la

originalidad y el juicio. 2. Variables vinculadas a los logros obtenidos como por ejemplo la

obtención de becas, el conocimiento demostrado o los logros deportivos. 3. Las relacionadas

con la responsabilidad, es decir, la confianza en uno mismo, el deseo de sobresalir, la

persistencia y la iniciativa. 4. Otras vinculadas a la participación, cómo la actividades, la

sociabilidad, la cooperación, adaptabilidad y el humor. 5. Variables asociadas al status, es

decir, el nivel socioeconómico y la popularidad de los individuos. 6. Por último las variables

situacionales como lo son, el nivel mental, el estatus, las habilidades, necesidades e interés

que tienen los seguidores y los objetivos que deben ser alcanzados.

14

A partir de estos estudios Stogdill (1948) llega a la conclusión que una persona no se

convierte en líder por una combinación de rasgos, si bien estos rasgos deben tener alguna

relación con las características y objetivos de los seguidores. De esta forma se entiende que

las características del líder irán en relación a una interacción de variables necesarias, que se

encuentran en constante cambio. Es así como el estudio de las situaciones toma relevancia

para entender la figura del líder.

En esa misma línea, en una revisión realizada por Lupano y Castro Solano (2006), se

puede encontrar una diversidad de teorías, cuyo foco está puesto en el factor situacional

introducido por Stogdill (1948). Las mismas son: La teoría de la contingencia (Fiedler

1967,1978); teoría de las metas (Evans 1968 y House 1971; citado en Evans 1996); teoría de

los sustitutos del liderazgo (Kerr y Jermier 1978); teoría de la decisión normativa (Vroom y

Yetton, 1973); teoría de los recursos cognitivos (Friedler y García 1987) y teoría de la

interacción (Wofford 1982).

El enfoque situacional presenta diferencias sustanciales al de rasgo. Ya que esta teoría

manifiesta que son los factores situacionales los que dan lugar a que emerja una figura de

líder. El gran líder es producto del tiempo, el lugar y las circunstancias (Bass y Stogdill,

1990).

Las dificultades que se evidencian en este enfoque y son producto de la principal

crítica encontrada a estas teorías situacionales, se basan en el conflicto para someterlas a

pruebas empíricas rigurosas (Yukl y Van Fleet, 1992; citado en Lupano y Castro Solano

2006).

Sin embargo, entender el liderazgo a partir de una relación entre el sujeto y su

entorno, dió lugar a otras líneas de investigación. Paralelamente al enfoque situacional, surge

el enfoque conductual. Alrededor de 1950, comienzan investigaciones que hacen hincapié en

el comportamiento de los líderes y en el trato que estos tienen con sus seguidores.

15

Según Antonakis et al. (2004), esta teoría se centra en la interacción entre el líder, el

entorno y sus seguidores. Entendiendo que el líder puede analizar e identificar fallas en las

condiciones actuales que determinen el desempeño de sus seguidores, y de esta forma tomar

decisiones para corregirlas.

A partir de los estudios realizados en la Universidad de Michigan (Katz, Maccoby,

Gurin y Floor, 1951; citado en Antonakis et al., 2004) y Ohio State (Stogdill y Coons, 1957;

citado en Antonakis et al., 2004), se identifican dos dimensiones que dan consistencia a este

enfoque. El liderazgo orientado a los empleados, que va a estar compuesto por las conductas

que el líder lleva adelante, orientadas a mejorar las relaciones interpersonales con sus

empleados. Y la dimensión llamada estructura iniciadora, donde el foco va a estar puesto en

conductas dirigidas a las tareas que deben realizar los seguidores para conseguir los objetivos,

cómo deben organizarse y cuáles son los roles que deben cumplir.

A partir de estos enfoques –situacional y conductual- se puede encontrar en la

literatura una diversidad de teorías que comparten ciertos puntos en común con estos

fundamentos. Por ejemplo, la ya mencionada teoría de la contingencia (Friedler, 1967), que

hace hincapié en la relación líder y seguidores, la forma en la que se estructuran las tareas y

el poder de la posición del líder, como tres determinantes de la efectividad del liderazgo

(Antonakis et al., 2004). A su vez, House (1971) continuó este modelo enfocándose en el rol

que cumple el líder para conducir a los seguidores hacia la consecución de las metas

propuestas.

Otros enfoques desde los cuales ha sido abordado el estudio del liderazgo son: El

procesamiento de información (Lord, Foti y De Vader, 1984), la teoría relacional del

liderazgo (Graen y Uhl-Bien, 1995) y la E-leaderships (Avolio, Kahai y Dodge, 2001).

16

1.3 La Teoría del Liderazgo Transformacional

Al momento de hacer un recorrido sobre las principales teorías surgidas en la

literatura, resultó adecuado reservar un apartado para la teoría de liderazgo transformacional.

Se evidencia en su desarrollo, una posición integradora respecto a los enfoques ya descriptos.

Considerando tanto los rasgos como las conductas y las situaciones, variables fundamentales

a la hora de entender el proceso de liderazgo (Yukl y Van Fleet, 1992; citado en Lupano y

Castro Solano 2006).

Por otro lado, a partir de este enfoque, se adopta una posición que entiende al

liderazgo como un proceso que puede ser desarrollado mediante el aprendizaje. El “estilo de

liderazgo denominado transformacional” es una modalidad donde los líderes son generadores

de líderes, mediante un proceso de influencia, estimulación intelectual, motivación y

consideración personal con sus seguidores. Es por ello por lo que se ha seleccionado este

enfoque como la base de esta investigación.

Cabe destacar, sin duda alguna, que la teoría del liderazgo transformacional es una

postura de relevancia dentro de su tema de estudio. Según Piccolo y Colquit (2006; citado en

Omar, 2011) ha sido una de las más populares durante las últimas dos décadas. Riggio

(2013), quien es uno de sus principales autores, plantea que es la de mayor aceptación e

igualmente la que ha sido más estudiada. En esa dirección, Beauchamp y Morton (2011)

destacan su carácter práctico afirmando que es la más utilizada para la comprensión de los

efectos del liderazgo dentro de la psicología aplicada.

En la misma línea, Northouse (2013) destaca el hecho de que esta teoría aborda dos

temas de suma importancia en la actualidad que son: El desarrollo generado en los seguidores

y la motivación intrínseca. También señala que los estudios basados en este modelo y en las

citas referidas a ellos ha venido mostrando un continuo aumento.

17

Otros autores (Cuadrado y Molero, 2002; Rozo y Abaunza, 2010) destacan lo

holístico que es este modelo indicando que toma en cuenta los rasgos y las conductas del líder

dentro del contexto situacional determinado en el cual este se desenvuelve.

1.3.1 Los inicios del Liderazgo Transformacional

El principal precursor de la teoría del liderazgo transformacional fue Bass (1985). Él

se basó en las ideas originales elaboradas por dos autores que le precedieron. En este sentido,

fue House (1977), quien elaboró un modelo sobre el liderazgo carismático y Burns (1978) un

modelo incipiente sobre el liderazgo transformacional.

House (1977) trató de determinar cuáles rasgos y conductas diferenciaban a los

grandes líderes del resto de las personas. En esta teoría son los seguidores quienes establecen

las atribuciones de habilidades heroicas o extraordinarias de líder cuando observan ciertos

comportamientos cómo por ejemplo los de John F. Kennedy, Martin Luther King o Simón

Bolívar.

Según Riggio (2013), estas características asociadas al carisma están incluidas dentro

de lo que posteriormente Bass (1985) denominó liderazgo transformacional. Pero este

concepto es mucho más que el carisma, ya que el carisma constituye uno de los cuatro

elementos que componen el liderazgo transformacional.

Por su parte, Burns (1978) planteó que el liderazgo es un proceso de influencia en el

cual los líderes influyen sobre sus seguidores y fue el primero en establecer la diferencia

entre el liderazgo transaccional y el liderazgo transformacional. A este último lo identificó

como un proceso donde, tanto líderes como seguidores, se elevan juntos alcanzando mejores

niveles de motivación y moralidad. Luego Bass (1985) tomó estas ideas y las desarrolló

formulando la existencia de dos elementos que integran al liderazgo transaccional y cuatro

elementos que componen el liderazgo transformacional.

18

1.3.2 Diferencia entre el liderazgo transaccional y transformacional

Antes de explicar esos elementos o dimensiones planteadas por Bass (1985), conviene

explicar un poco mejor cual es la esencia de la distinción entre ambos tipos de liderazgo. En

este sentido podemos afirmar que tres de las diferencias principales son las siguientes: (1) El

hecho de estar guiado por motivaciones egoístas o trascender el egoísmo; (2) el hecho de ser

adecuado para mantener el actual funcionamiento de un grupo u organización o, por el

contrario, ser apropiado para generar un cambio y un crecimiento creativo que supere el

estado actual dentro del contexto donde se ejerce el liderazgo y; (3) el hecho de basarse la

realización de meras tareas o basarse en el significado que tendrán los resultados de esas

tareas en base a un sentido de misión que es compartido por el grupo u organización. A

continuación, veamos los planteamientos que sustentan estas afirmaciones.

Según Burns (1978) en el liderazgo transaccional los líderes son guiados por sus

intereses personales. Lo mismo ocurre con los seguidores, quienes actúan a cambio de algo

que se les da. Entendiendo la relación entre líder y seguidores como una relación de tipo

económica donde la interacción es motivada por factores extrínsecos (Montalván, Aguirre,

Sánchez y Condolo, 2014). Ello se diferencia del liderazgo transformacional donde la

influencia no está vinculada a factores extrínsecos sino intrínsecos cómo las emociones,

valores y ética. Proponiendo así un cambio del statu quo, por una visión de futuro compartida

tanto por el líder como por sus seguidores (Montalván, Aguirre, Sánchez y Condolo, 2014).

Adicionalmente, lo planteado por Riggio (2013) indica que el mismo líder también deja a un

lado el egoísmo, ya que busca lograr que los seguidores se desarrollen hasta convertirse ellos

mismos en líderes.

Al comparar ambos estilos -transaccional y transformacional- el transaccional

pareciera ser el estilo de liderazgo que genera menos beneficios, pero no siempre es así. No

debe pensarse el estilo transaccional como negativo, ya que hay situaciones en las cuales es

19

necesario adoptar conductas transaccionales. Por ejemplo, si hay una persona cuya vida está

en riesgo durante un accidente, es positivo decirle que lleve adelante determinadas acciones

porque debido a ellas logrará salvarse. En ese caso no sería propicio actuar como líder

transformacional. Nuevamente se resalta la importancia de considerar el contexto para

analizar el éxito del liderazgo.

Este tipo de liderazgo -el transaccional-, no promueve los cambios, la creatividad, el

descubrimiento de nuevas formas de hacer las cosas, ni el desarrollo de niveles de desempeño

cada vez superiores. Se limita a mantener un funcionamiento ya establecido. Por ello, es que

Contreras y Barbosa (2013) plantean que no supera el límite impuesto por la mera realización

de las tareas establecidas, solamente se centra en mantener el movimiento normal de las

operaciones a realizar usualmente y no contempla ninguna tendencia relacionada con

desarrollo estratégico. Pero resulta ser efectivo en empresas que operan de manera tradicional

buscando un cumplimiento estricto de procesos preestablecidos.

En contrapartida, el liderazgo transformacional es adecuado para grupos y

organizaciones con deseos de cambio, evolución y superación. Según Riggio (2013) los

líderes transformacionales suelen producir resultados muy positivos en una mayor cantidad

de situaciones y generan dos tipos de efectos. Uno es la transformación de los grupos u

organizaciones, que logran altos niveles de desempeño y productividad. El otro es la

transformación de los seguidores, que han de desarrollarse hasta el punto de superar, tanto las

expectativas del propio seguidor, como aquellas de la organización en la que se desenvuelve,

convirtiéndose en líderes.

Ello se logra porque los líderes transformacionales incitan a afrontar con éxito

situaciones de conflicto o de estrés, brindando seguridad y tolerancia ante la incertidumbre,

propiciando el soporte mutuo, incitando a los seguidores a trascender sus intereses personales

dando importancia a los objetivos de la organización. Ganando la confianza de los

20

seguidores, se preocupan por determinados valores -como la libertad, la justicia y la equidad-,

respondiendo a las necesidades de los seguidores y buscando implicarlos en el trabajo

realizado (Bass, 1985).

Comparativamente podemos decir que los líderes transaccionales hacen énfasis en

transmitir cuál es la tarea que el seguidor debe realizar y los transformacionales buscan crear

conciencia sobre la importancia y el valor que van a tener a futuro los resultados obtenidos

luego de realizar las tareas asignadas (Burns, 1978). Ello indica que los transformacionales

transmiten sentido de misión.

Siguiendo a Burns (1978) el liderazgo transformador es éticamente superior al

transaccional y en última instancia se convierte en moral, eleva la conducta humana y la

aspiración ética tanto del líder como del colaborador.

Es así cómo, para comprender mejor qué es y cómo se ejerce cada uno de estos dos

tipos de liderazgos planteados, es necesario conocer los elementos que los componen. El

liderazgo transaccional incluye dos formas de accionar y el transformacional se constituye

por cuatro elementos. Todo eso se expone a continuación.

1.3.3 Dimensiones del Liderazgo Transaccional

La primera dimensión de este tipo de liderazgo es “Recompensa Contingente”. Se

trata de una interacción donde el líder y el seguidor realizan intercambios. El líder conoce las

necesidades del grupo u organización e identifica las necesidades de cada seguidor. Las

necesidades del grupo sirven para establecer estándares sobre lo que cada seguidor debe

hacer. Las del seguidor se emplean para establecer las recompensas y castigos que este puede

recibir. Cuando el seguidor cumple los objetivos que se le asignan, se le premia. Cuando no

los cumple, se le castiga (Lupano y Castro Solano, 2006; Molero Recio y Cuadrado, 2010;

Rozo y Abaunza, 2010).

21

La segunda dimensión es el “Manejo por Excepción”. Allí el líder interviene

solamente cuando hay que modificar o corregir la conducta de los seguidores. Suele tratarse

de intervenciones y señalamientos de carácter negativo para que la conducta del seguidor

retome su curso (Lupano y Castro Solano, 2006; Molero Recio y Cuadrado, 2010; Rozo y

Abaunza, 2010).

1.3.4 Dimensiones del liderazgo transformacional

Este contiene cuatro componentes, que a groso modo significan lo siguiente: a) El

carisma o influencia idealizada implica que el líder es una persona admirada por sus

seguidores y se ha convertido en un modelo a seguir para ellos, b) la inspiración motivacional

se refiere al hecho de que el líder fomenta la creación de expectativas compartidas sobre el

futuro y el espíritu de grupo, c) la estimulación intelectual se materializa en el hecho de que

el líder busca seguidores que sean creativos y produzcan ideas favorecedoras del desarrollo

organizacional, d) finalmente la consideración individualizada significa que el líder reconoce

las diferencias individuales y presta atención a las necesidades de desarrollo personal que

tenga cada seguidor en particular (Castro Solano y Lupano, 2007; Cuadrado, 2003). Veamos

ahora en detalle cada uno de estos elementos.

La influencia idealizada, es la que se relaciona con el carisma. Se trata del hecho de

que el líder sea un modelo positivo. No es solamente un líder que le dice a los seguidores que

hagan las cosas de la manera correcta, sino que él mismo también se comporta de esa forma.

Y además no solo les dice a los seguidores que se involucren con la meta, sino que él también

se involucra (Riggio, 2013).

Este primer elemento, a su vez se integra por dos componentes, uno es la percepción

que el grupo posee sobre el líder como alguien carismático, confidente, poderoso, que posee

ética y demás. El otro componente son las propias acciones que realiza ese líder, relacionadas

con valores, creencias y sentido de misión (Hoy y Miskel, 2008).

22

Buena parte de la importancia de la influencia idealizada se debe a que este

componente hace que los seguidores experimenten respeto y confianza hacia su líder, lo cual

es una base que permite que estos estén dispuestos a realizar cambios radicales en la manera

de hacer las cosas tanto en lo individual como en la organización toda (Hoy y Miskel, 2008).

A su vez, la inspiración motivacional es la capacidad del líder de inspirar a sus

seguidores a tomar acciones, crear una visión convincente sobre el futuro a lograr y alinear

las visiones y necesidades de la organización con la visión y necesidades de sus seguidores

(Bass, 2008). El líder transmite una visión de lo que se busca lograr como grupo y motiva en

ese sentido. Hoy y Miskel (2008) argumentan que este elemento hace que los seguidores

comiencen a creer que los problemas de las organizaciones sí se pueden solucionar generando

optimismo.

Dentro de la aplicación del elemento “inspiración motivacional”, el “por qué” es muy

importante. Kouzes y Posner (2012) plantean que los líderes que tienen clara conciencia

sobre “por qué” ejercen su liderazgo suelen ser más efectivos. Yusof (1998) recalca la

importancia de comunicar el “por qué” hacer las cosas y señala que allí el seguidor decide si

ese “por qué” comunicado por el líder pasa a ser también el “por qué” asumido por el

seguidor. Tales decisiones son las que pueden modificar, tanto las actitudes, como las

creencias y valores de los miembros del grupo.

Por su parte, la consideración individualizada es la capacidad del líder de conocer

personalmente a sus seguidores, conectarse con ellos y comprender sus necesidades, metas y

talentos, para desarrollar las virtudes que cada uno tiene y satisfacer las necesidades de cada

cual (Bass, 1985). En este punto, el líder también se interesa por conocer lo que ocurre en la

vida de esas personas que pueda afectar su desempeño. De esta manera, actúa de forma

similar a como lo hace un coach, guiando al otro hacia dónde quiere llegar. Para Hoy y

23

Miskel (2008) allí el líder actúa como mentor y apoya al seguidor para que se desarrolle hacia

altos niveles y se responsabilice por su propio desarrollo.

Según Lee (2014), este componente incluye la idea de que los líderes que se centran

más en las relaciones con sus seguidores y menos en los resultados, suelen luego obtener

mejores resultados.

Para Bass (1985) esta conducta del líder crea un sentido de identificación por parte de

los seguidores, los cuales se sienten a gusto por ser parte del grupo y ven sus propias

funciones como algo que contribuye a la causa colectiva de todos los que lo integran.

Por último, la estimulación intelectual implica desafiar a los seguidores a ser

creativos, a pensar diferente, a responder las preguntas más complicadas (Bass, 1985), a

desligarse de conocimientos anteriores, a cuestionar las viejas creencias, tradiciones y formas

de hacer las cosas y a crear nuevas maneras de accionar (Hoy y Miskel, 2008).

También implica reconocer que las personas tienen ideas que transmitir y que también

tienen conocimientos, talentos y habilidades que pueden contribuir al logro de las metas

compartidas.

Una vez explicado todo lo anterior, es necesario hacer algunas salvedades. La primera

es que el liderazgo transformacional no siempre es positivo y no siempre es mejor que el

transaccional. Según Yukl (1998), este tipo de liderazgo también puede ser empleado para

manipular a los seguidores con fines poco éticos, que estén relacionados únicamente con los

propósitos del líder. Ejemplos de ello fueron Hitler o Napoleón. En estos casos, se habla de

liderazgo pseudo-transformacional.

Finalmente, la segunda salvedad está en el hecho de que la capacidad de alternar entre

ambos estilos dependiendo del momento es una buena cualidad para un líder. Ello ha sido

planteado posteriormente dentro del modelo de liderazgo de rango completo.

24

1.4 El modelo del liderazgo de rango completo

Bass y Riggio (2006) afirman que el modelo de liderazgo transformacional ha

evolucionado hacia un modelo denominado Liderazgo de rango completo -Full Range

Leadership-, el cual contempla los estilos de liderazgo transformacional y transaccional y

agrega uno adicional denominado liderazgo Laissez Faire. En éste, el líder evita tomar

decisiones, no hace intercambios de ningún tipo para lograr objetivos y no ejerce su rol de

autoridad.

A diferencia del modelo original de liderazgo transformacional, el modelo de

liderazgo de rango completo plantea que un mismo líder puede mostrar conductas

transaccionales y transformacionales. Esto depende de su capacidad de interpretar los

subordinados, las tareas a realizar, las características de la situación y del contexto

organizacional (Bass y Riggio, 2006).

Si bien, las referencias bibliográficas que proveen los fundamentos de la teoría del

liderazgo transformacional y el liderazgo de rango completo hacen referencia mayormente al

ámbito organizacional, sus planteamientos pueden ser extrapolados a otras esferas. De

hecho, han sido aplicados en diversos ámbitos, que serán abordados en el siguiente capítulo.

Más precisamente nos referimos al ámbito educacional y deportivo, concretamente, la

educación física.

25

2 Capítulo 2

2.1 Liderazgo, deporte y educación.

2.1.1 El liderazgo en el deporte

Una de las funciones del profesorado de educación física es la enseñanza del deporte

como parte del currículo de la población estudiantil a la cual se dirige. Allí el profesor debe

ser el líder de esos estudiantes que están aprendiendo sobre algún deporte con el fin de

cumplir los objetivos de una clase o unidad didáctica (Antunes, Serpa y Carita, 1999). Y si

es un líder transformacional, entonces ha de querer que sus alumnos se desarrollen y se

conviertan en líderes que lleven a sus compañeros a evolucionar dentro de las prácticas

deportivas que realizan en el colegio.

Es por ello que esta tesis aborda el tema del liderazgo dentro del deporte, ya que la

práctica deportiva es una de las herramientas que han de ser empleadas por el profesor de

educación física para cumplir sus objetivos. Más adelante se aborda el tema del liderazgo en

la educación.

El liderazgo deportivo se relaciona con la toma de decisiones, la provisión de

feedback, la motivación inducida, la seguridad en la manera de conducir el grupo o equipo y

el fortalecimiento de relaciones interpersonales (Garita y Araya 2008). Todos estos factores

están asociados con el desempeño de los deportistas y los equipos.

El mundo del deporte competitivo en sí mismo ha estado siempre lleno de grandes

líderes que llevan a sus seguidores a optimizar su desempeño. Como hechos ampliamente

recordados, es posible citar las recuperaciones en el último cuarto de tiempo de los Bulls de

Chicago liderados por Michael Jordan o la actuación de Mark Messier como capitán y líder

que llevó a su equipo de los Rangers a ganar la final de la Stanley Cup de hockey. También

existen numerosos entrenadores que han demostrado gran capacidad de liderazgo dentro de

los equipos que han conducido (Weinberg, 2010).

26

Casi todos los deportes tienen un líder que influye en sus atletas en muchos aspectos

que incluyen lo psicológico, social, físico, táctico y lo técnico. Y además, casi todos se

organizan en equipos o grupos, incluidos los que se denominan individuales. Por ello, la

influencia de unos atletas con otros también reviste importancia (Taylor y Wilson, 2005).

Siguiendo esta línea, es importante entender que en deportes individuales también

existen procesos grupales donde emergen y se desarrollan líderes. Esto último se debe a que,

tal vez la ejecución deportiva sea individual, pero los entrenamientos, la logística de viajes –

cuando las hay- y todas las demás actividades conexas suelen involucrar a grupos de

personas, que en muchos casos pertenecen a un mismo equipo, club, organización o

selección, ya sea provincial o nacional.

El deporte no solo tiene líderes y se vale de ellos, también los desarrolla. Según

autores como Weinberg y Gould (2010) o Gould, Voelker, y Griffes (2013) el deporte

tradicionalmente es considerado como un medio para desarrollar el liderazgo en niños y

adolescentes. Por ejemplo, según Cox (2008), los deportistas jóvenes que no poseen

liderazgo, pueden desarrollarlo cuando el entrenador los coloca en posiciones donde deben

ejercer liderazgo como por ejemplo el líbero en voleibol o el base en básquetbol.

De todo lo presentado en párrafos anteriores se puede deducir lo siguiente: el deporte

presenta dos tipos de líderes. El primero es el entrenador, que se convierte en líder debido al

puesto que ocupa en la estructura formal establecida en el grupo y no por sus propias

cualidades. Por ello coincide con lo que Peus, Weisweiler y Frey (2009) denominan líder

formal. También puede ser llamado líder designado, ya que es colocado en ese puesto por

decisión de alguien con mayor autoridad (Weinberg, 2010).

El segundo tipo de liderazgo que surge en este ambiente es el informal. Este no se

determina por la estructura jerárquica, sino por la influencia que ejerza sobre el grupo

(Wheelan y Johnston, 1996). También suele ser llamado emergente porque surge desde

27

adentro del equipo (Weinberg, 2010). Cualquier miembro puede llegar a emerger como líder

y el estatus que tenga inicialmente no es impedimento para ello a futuro (Northouse, 2007).

En algunos deportes el capitán ocupa esta posición de liderazgo informal. Rol que

tiene una importancia crucial en el aspecto interpersonal. En algunos casos el capitán es el

que controla el vestuario, hablando y aconsejando a sus compañeros desde una posición de

igualdad, marcando pautas con sus palabras y actos (Walker, 2017).

La mayor parte de las investigaciones sobre liderazgo en el deporte se han centrado en

el rol del entrenador como líder formal y han estado basadas en el Modelo Multidimensional

del Liderazgo de Chelladurai (1990), referencia ineludible que retomaremos más adelante.

Sin embargo, la dicotomía entre el liderazgo formal e informal es claramente observable en

los ambientes deportivos, donde también existen deportistas que ejercen liderazgos sobre sus

otros compañeros que son iguales dentro de la jerarquía formal.

Las investigaciones sobre el liderazgo informal en el deporte, mucho menos

frecuentes, se han basado en dos teorías: la teoría de la diferenciación del rol y la teoría de la

integración del rol (Arce, Torrado, Andrade y Alzate, 2011; Carron, Hausenblas y Eys, 2005;

Mendo y Ortiz, 2003).

Sin embargo, en referencia al entrenador, es muy importante que este conozca el

comportamiento que le ayudará a ser un buen líder. En este sentido Cox (2008) plantea la

necesidad de que los entrenadores reciban cursos especiales que los preparen para ser buenos

líderes. Adicionalmente, a lo largo de todo su libro formula una serie de recomendaciones

para quienes se dedican a este trabajo, las cuales se recopilan a continuación: (a) comunicarse

bien con sus seguidores, b) mostrar calidez, confianza, respeto y amistad, c) ayudar al atleta a

seleccionar sus objetivos e indicarle la manera de lograrlos, d) establecer patrones claros de

organización, e) tener una comunicación bidireccional demostrando que valoran los aportes

28

de los atletas, f) corregir los errores sin degradarlos y g) adaptar su estilo de liderazgo a la

madurez del deportista.

Este último punto relacionado con la adaptación del estilo de liderazgo es mucho más

complejo que lo planteado en esa recomendación. En este sentido, hay dos elementos

importantes para determinar la calidad del trabajo realizado por un entrenador: 1. El

desempeño deportivo y 2. La satisfacción de los atletas. Ambos dependen del estilo de

liderazgo que este posea. Según el Modelo Multidimensional ya referido (véase figura 1;

Chelladurai, 1978, 1990), tanto el desempeño como la satisfacción del atleta dependen de la

congruencia entre 3 elementos que son el estilo de liderazgo ejercido por el entrenador, el

estilo de liderazgo requerido para una determinada situación y el estilo de liderazgo que los

atletas esperan por parte de este líder formal (Antunes, Serpa y Carita, 1999).

Figura 1

Antecedentes Conducta del Líder Consecuencias

FIG 1. Modelo Multidimensional de Liderazgo en los deportes (Chelladurai, 1978; 1990)

2.1.1.1 Modelos de liderazgo deportivo que han prevalecido.

En el ámbito de la psicología ha predominado el modelo de liderazgo

transformacional. Sin embargo, en la literatura científica perteneciente al contexto deportivo

el desarrollo ha sido diferente. Allí han surgido diversas teorías propias de este campo de

aplicación, llegando a ser el Modelo Multidimensional el que ha generado mayor cantidad de

1.Características situacionales

7.Satisfación en cuanto a la ejecución

2.Características del líder

3.Características de los miembros

6.Conducta requerida

5.Conducta real

6.Conducta preferida

29

investigaciones dentro del deporte e igualmente en la educación física (Atienza, Balaguer y

Crespo, 1994).

Siguiendo esta línea teórica, la satisfacción y el desempeño de los seguidores -que son

los atletas entrenados- depende de la coherencia o alineación entre 3 elementos: El tipo de

liderazgo requerido por la situación, el tipo de liderazgo preferido por los atletas y el estilo

que es realmente ejercido por el entrenador (Serpa y Carita, 1998).

Horn (2002) realizó una revisión, en la que señala que la mayor cantidad de

investigaciones respecto a la efectividad del entrenamiento deportivo han abordado estilos de

liderazgo o patrones de comportamiento más efectivos por parte de los líderes/entrenadores.

Entendiendo entrenamiento efectivo cómo la obtención de resultados exitosos, ya sea a través

de porcentajes de victorias o derrotas, desarrollo individual del atleta o respuestas

psicológicas positivas, como lo pueden ser una alta autoestima o satisfacción deportiva.

En ese mismo texto Horn (2002) aborda las investigaciones orientadas a la efectividad

enfocada desde el crecimiento y el desarrollo psicosocial de los atletas. Señalando que las

mismas aportan evidencia en favor de que establecer un estilo de liderazgo que coordine y

tenga en cuenta los tres elementos antes mencionados. Es decir, el tipo de liderazgo requerido

por la situación, el tipo de liderazgo preferido por los atletas y el estilo que es realmente

ejercido por el entrenador. Ya que, de esta forma se obtendría mayor satisfacción en los

atletas. Por ello, según este modelo, el entrenador debe adecuar su estilo para que sea acorde

a estos otros dos factores mencionados.

Tanto la conducta del líder, como las preferencias de los atletas, son previamente

determinadas por una serie de factores como por ejemplo las propias características de ambos

tipos de actores involucrados (Crust y Laurence, 2006).

30

Pues bien, en relación con los estilos de liderazgo del entrenador, este modelo plantea

que existen dos dimensiones: estilos de interacción y estilos de decisión. La primera de estas

dimensiones tiene 3 elementos o posibilidades dentro de las cuales el entrenador puede

operar. Es decir, son tres estilos de interacción que son entrenamiento-enseñanza, apoyo

social y refuerzo. En cuanto al estilo de decisión, este puede adoptar dos formas que son:

democrático o autoritario (Serpa y Carita, 1998). La escala diseñada para medir todas esas

dimensiones y medir la congruencia es la LSS de Chelladurai y Saleh (1978).

El técnico que puntúa elevado en la sub-dimensión Entrenamiento- enseñanza, suele

enfatizar en las instrucciones técnicas y tácticas el entrenamiento riguroso. Igualmente

coordina las actividades a realizar y les da un orden o estructura. Aquel que tenga

puntuaciones altas en apoyo social es aquel que se preocupa por el bienestar de cada uno de

sus atletas, y busca establecer una relación cordial con todos ellos dentro y fuera del campo

de juego e igualmente trata de crear un clima cordial entre todo el grupo. El entrenador que

puntúa elevado en la sub-dimensión de refuerzo es el que suele halagar o recompensar a sus

dirigidos justo en el momento en que realizan una buena acción o tienen un buen desempeño

dentro del contexto deportivo, sin tomar en cuenta la conducta del atleta fuera del mismo

(Pilus y Saadam, 2009; Weinberg, 2010).

Por otro lado, aquel entrenador que posea un estilo de toma de decisiones

democrático, permitirá a los atletas tomar parte en el proceso de toma de decisiones tácticas,

estratégicas, y las metas y métodos de entrenamiento a utilizar. El entrenador autocrático

decide por sí solo y así refuerza su autoridad (Weinberg, 2010).

La prueba empleada para medir estas dimensiones y sub-dimensiones es el

instrumento LSS, el cual posee 3 versiones. La primera mide la conducta preferida por los

atletas, la segunda da cuenta de la conducta exigida por la situación y la tercera mide la

conducta real del entrenador (Chelladurai y Saleh, 1980; citado en Chelladurai, 1990).

31

El mejor resultado es aquel que muestra coincidencia entre esas 3 versiones. Cuando

la conducta del entrenador coincide con la requerida, pero no con la preferida por los atletas,

el rendimiento es favorecido, pero no la satisfacción de los atletas. Por el contrario, cuando

existe coincidencia entre el estilo de liderazgo preferido y el estilo real del líder, la

satisfacción es elevada aun cuando ello no coincida con la conducta requerida (Chia, Pyun y

Kwon, 2015; Kim y Kwon, 2015). Cuando la conducta requerida por la situación coincide

con la predilección de los atletas, pero ambas difieren de la conducta ejercida por el

entrenador, entonces este suele ser removido de su cargo (Misasi, Morin, y Kwasnowski,

2016).

Las investigaciones basadas en este modelo dan algunas informaciones importantes en

relación a las preferencias de los atletas, basadas en correlaciones. En línea general, a medida

que los atletas adquieren mayor edad y madurez, tienden a preferir estilos autocráticos en la

toma de decisiones y estilos de interacción basados en el apoyo social (Horn, 2002;

Chelladurai y Carron 1983 citado en Garita y Araya, 2008).

Al mismo tiempo, en el ámbito deportivo, los varones suelen tener mayor preferencia

por estilos de liderazgo autoritarios en cuanto a las decisiones y de entrenamiento-enseñanza

en cuando a la manera de relacionarse (Crust y Laurence, 2006).

A su vez, Weiss y Fredrichs (1986) indican que los equipos con bajo desempeño

suelen requerir mayor apoyo social para poder mantener la motivación. Por otro lado, se ha

demostrado que la naturaleza de las situaciones o problemas con los cuales se enfrente el

equipo y el entrenador son las que determinan cuando es adecuado ejercer un estilo de toma

de decisiones autocrático o democrático (Chelladurai y Doherty, 1998).

Igualmente, se han hallado correlaciones vinculadas con el estilo de liderazgo del

entrenador y otras variables. Por ejemplo, en un estudio realizado por Garita y Araya (2008)

con entrenadores de diversas disciplinas tanto individuales como colectivas los resultados

32

indicaron que, a medida que los entrenadores poseían mayor experiencia y edad, empleaban

el estilo autoritario más frecuentemente. Otro estudio realizado por Turman (2003, citado en

Garita y Araya, 2008), indicó que los entrenadores con mayor experiencia manifestaban

emplear estilos autocráticos en mayor medida al inicio de la temporada competitiva,

disminuyendo su empleo al final de la misma. Por su parte, los entrenadores menos

experimentados mostraban el patrón contrario.

Por otra parte, el uso de feedback positivo ha sido más empleado por los entrenadores

que poseen mayor tiempo trabajando con sus equipos. En otro estudio se encontró que el

apoyo social se correlacionaba positivamente con el estilo de entrenamiento e instrucción

(Serpa, Pataco y Santos, 1991). Adicionalmente, aquellos quienes emplean frecuentemente el

feedback positivo, también emplean con frecuencia el apoyo social (Chelladurai, 1990; citado

en Garita y Araya, 2008).

El estudio del liderazgo del entrenador ha sido investigado mayormente bajo la óptica

del modelo del liderazgo Multidimensional, pero el estudio del liderazgo informal o

emergente surgido dentro del grupo de atletas, donde uno de ellos ejerce influencia sobre sus

compañeros, ha sido abordado mediante otros dos modelos que son diferentes. Se dice que

estos líderes pueden tener dos estilos: orientación social y orientación a la tarea. Pero hay dos

modelos diferentes en relación al asunto: la teoría de la diferenciación del rol plantea que el

líder se orienta más hacia una dimensión que hacia la otra y la teoría de la integración de rol

postula que un mismo líder puede obtener puntuaciones elevadas en ambas dimensiones

(Kim, 1992; Ress, 1983; Ress y Segal 1984).

No obstante, según la postura del autor de esta tesis, el modelo transformacional es

más adecuado que estos dos modelos anteriores en lo que a su aplicación al deporte se refiere.

Ello se debe a que puede tomar en cuenta ambos tipos de líder, el del entrenador y el del líder

informal, que es uno de los seguidores del entrenador, pero debe ser guiado por el entrenador

33

para que se convierta en un buen líder. El entrenador generalmente debe convivir con la

existencia de atletas que funcionan como líderes informales o emergentes y ayudarlos a ser

buenos líderes. Tomemos en cuenta que el modelo del liderazgo transformacional propugna

la necesidad de lograr que los seguidores se transformen en buenos líderes. Veamos ahora el

estado del arte en cuanto a la aplicación de este modelo dentro del ámbito deportivo.

2.1.1.2 El modelo de liderazgo transformacional en el deporte

En relación con la conducta del líder en un contexto deportivo, la teoría del liderazgo

transformacional plantea claras diferencias en las conductas propias por parte de este, ya sea

que se trate de aquel que emplea el liderazgo transaccional o el estilo transformacional. Bajo

el estilo transaccional, el líder ha de dejar claro qué es lo que el atleta debe hacer y qué es lo

que obtendría a cambio de ello, e igualmente debe ejecutar una adecuada supervisión tanto

antes de que se produzcan fallas del seguidor, como luego de que estas aparezcan (Álvarez, et

al. 2016).

Por otro lado, los líderes transformacionales les transmiten a sus equipos una visión

de futuro llena de mejorías y de nuevos desafíos para los atletas. Igualmente le dan a las

actividades diarias un significado y una serie de retos para el desarrollo de los atletas -

Inspiración motivacional-. Ante los retos y problemas surgidos dentro de dichas actividades,

el líder inspira a sus seguidores a pensar en formas diferentes de enfrentarlos -Estimulación

intelectual-. Al mismo tiempo que le da a cada atleta un trato que demuestra que lo considera

un valioso miembro del equipo, que reconoce sus diferencias y característica propias que lo

distinguen y a su vez le brinda soporte o apoyo emocional -Consideración individualizada-.

Finalmente el carisma o influencia idealizada se da cuando el líder se transforma en un

modelo positivo que los atletas desean seguir (Álvarez, et al. 2016).

En ese sentido, Boillos García (2006, citado en Roffé y Riccardi 2016) menciona que

los entrenadores deben mantener una comunicación contigua con los capitanes ya qué estos

34

cumplen una función de enlace con el resto del equipo. Esta función posiciona a los

entrenadores en un lugar donde son encargados también de producir líderes y no meramente

transmitir un objetivo.

El modelo transformacional surgió dentro del ambiente organizacional donde ha sido

muy ampliamente estudiado. Además, es el más estudiado en casi todos los contextos

relacionados al liderazgo (Álvarez, et al. 2016), entre ellos la salud, el ámbito militar y la

educación (Arthur, Bastardoz y Eklund 2017; Vella, Oades, y Crowe, 2013).

El ámbito del deporte y la actividad física es similar al de las empresas en aspectos

como la importancia del logro y el esfuerzo adicional. Su posible aplicabilidad en este campo

es tal, qué el mismo Chelladurai toma aspectos del liderazgo transformacional para

incorporarlos en su modelo de liderazgo multidimensional.

Pese a ello pocas publicaciones han aplicado el modelo transformacional en el deporte

y la actividad Física (Álvarez, Castillo and Falco, 2010; Morton et al. 2011; Chelladurai,

2014; Riemer, 2007). Aun cuando existen investigaciones cualitativas mediante entrevistas,

las cuales han revelado que los entrenadores deportivos exitosos presentaban conductas que

eran coincidentes con el liderazgo transformacional. (Gould et al. , 2013; Hodge, Henry y

Smith, 2014; Vallée and Bloom, 2005). Sin embargo, el nivel de aplicación y aceptación de

este modelo está en aumento.

El artículo más antiguo que aplica el liderazgo transformacional en el deporte es el de

Zacharatos, Barling y Kelloway (2000) publicado en The Leadership Quarterly. En dicho

estudio se puso a prueba y confirmo un modelo, según el cual, adolescentes que percibieran

comportamientos vinculados al liderazgo transformacional en sus padres, evidenciarían

conductas transformacionales en un contexto deportivo de pares. El segundo fue el de

Charbonneau, Barling y Kelloway (2001), donde se encontró una correlación positiva entre

35

en liderazgo transformacional del entrenador y el desempeño deportivo de los atletas, el cual

estaba mediado por la motivación intrínseca de estos últimos.

Ya en la revisión de Álvarez et al (2016), se reporta un total de 28 artículos científicos

relacionados con el tema que cumplieron sus criterios de inclusión y 22 de ellos fueron

publicados entre 2010 y 2015. Lo cual demuestra un reciente aumento en el interés sobre este

enfoque en el deporte. Dicho repunte también es señalado por otros autores como Turnnidge

y Côté (2018) y Arthur et al. (2017).

A pesar de este aumento de investigaciones, aún existe un vacío en el campo, sobre

todo en lo que a nuestro contexto refiere. Los estudios se han centrado en poblaciones

adolescentes y preadolescentes de bajo desempeño deportivo, dejando desatendido en gran

medida el estudio de otras poblaciones etarias.

El estudio el de los deportistas de alto rendimiento tampoco ha sido muy frecuente

(Álvarez et al., 2016; Arthur et al., 2017). También se ha desatendido el estudio del liderazgo

de quienes administran instituciones deportivas (Hobbs, 2018). El tipo de líder más estudiado

es el entrenador. En segundo lugar se encuentra el estudio del liderazgo ejercido por los

atletas. Pero también se ha estudiado el liderazgo de profesores, instructores, padres y atletas

o pares (Álvarez et al., 2016).

A pesar de los vacíos en el estado del arte, la aplicación del modelo de liderazgo

transformacional, además de estar mostrando una elevación en las publicaciones e interés

general en los entrenadores, ha estado despertando especial interés por parte de aquellos

entrenadores focalizados en el desarrollo positivo de la juventud a través del deporte.

Para aquellos quienes esgrimen esa postura, las consecuencias del entrenamiento

deben ir más allá del aumento del desempeño en la cancha y la participación en actividades

deportivas. Para ellos desarrollo personal debe estar incluido como un objetivo importante a

lograr. Pero algunos autores han expresado que el proceso mediante el cual, se crea ese

36

desarrollo dentro de la práctica deportiva no está siendo bien comprendido (Côté, Bruner,

Erickson, Strachan, y Fraser-Thomas, 2010).

Muchos entrenadores jóvenes suelen carecer de entrenamiento relacionado con el

desarrollo personal de los atletas y han sido preparados mayormente para diseñar y aplicar

planes con el fin de incrementar las habilidades deportivas dejando de lado el desarrollo

personal de sus dirigidos (Holt y Neely, 2011¸ Evans, McGuckin, Gainforth, Bruner y Côté

2015).

Es precisamente en medio de este entorno, carente de formación en este aspecto,

donde el liderazgo transformacional parece estar llamado a llenar estas carencias debido a su

potencial utilidad en la implementación de cursos de formación en liderazgo transformacional

para entrenadores deportivos.

La aplicabilidad de la teoría del liderazgo transformacional en programas de

entrenamiento que sean aplicables en diversos campos de acción ha sido demostrada por

diversas investigaciones Lo cual es una diferencia importante entre este modelo y otros

modelos de liderazgo, que no presentan evidencia de que sus estilos para liderar hayan

podido ser enseñados (Barling, Weber, y Kelloway, 1996; Beauchamp et al., 2010; Turnnidge

y Côté, 2018). Ello no se limita al coach, este modelo también capacita a los seguidores para

desplegar su máximo potencial y convertirse en futuros líderes (Avolio, 1999), e igualmente

es de utilidad para los administradores de entidades deportivas, quienes son los líderes de los

entrenadores. Algunas investigaciones han demostrado que muchos de estos tienen

preferencias hacia el empleo del estilo de liderazgo transformacional. Pero, para que puedan

utilizarlo deben primero ser informados en relación a la manera de convertirse en líderes

transformacionales (Hobbs, 2018).

Otra de las características que hace del modelo de liderazgo transformacional una

teoría potencialmente aplicable al deporte, es su carácter integrador. Este modelo incluye

37

elementos relacionados con otras tendencias de coaching o entrenamiento deportivo, tales

como la mediacional y la motivacional, que plantean la necesidad de reconocer los

sentimientos y preocupaciones del atleta, ofrecerles apoyo y brindarles opciones que posean

significado. Vale aclarar que el coaching es sólo una de las veinte herramientas que utiliza un

psicólogo deportivo aplicado. Y adicionalmente agrega elementos, como la moral y la ética

no tomados en cuenta por esas teorías de manera explícita. Además, posee una amplia

cantidad de publicaciones, provenientes de campos externos al deporte, que le dan al

liderazgo transformacional una gran ventaja sobre otras teorías de liderazgo (Mageau y

Vallerand, 2003; Smith y Smoll, 2007; Mills, Fleck y Kozikovski., 2013; Turnnidge y Côté,

2018).

2.1.1.3 Resultados de las investigaciones basadas en el Liderazgo transformacional

dentro del deporte.

En líneas generales, se puede decir que los estudios basados en la teoría del liderazgo

transformacional realizados en ambientes deportivos, han generado resultados muy similares

a aquellos obtenidos en los otros contextos (Álvarez, et al. 2016). Ello ha sido corroborado

por diversos autores (Lee, Kim y Joon-Ho, 2013; Price y Weiss, 2013; Álvarez et al., 2010;

Arthur, Woodman, Ong, Hardy, y Ntoumanis, 2011; Charbonneau et al., 2001; Callow,

Smith, Hardy, Arthur y Hardy, 2009; Rowold, 2006; Vella et al., 2013; Smith, Arthur, Hardy,

Callow y Williams, 2013; Stenling y Tafvelin, 2014).

Se halló un incremento en los niveles de variables tales como el desempeño deportivo

(Charbonneau, et al., 2001), satisfacción de vida, satisfacción con la práctica deportiva

(Morton, et al. 2011; Kao y Tsai, 2016) satisfacción con el estilo de liderazgo, bienestar

generado por causa de la satisfacción de las necesidades psicológicas básicas, efectividad

percibida en relación al líder, nivel de esfuerzo, auto-determinación; motivación intrínseca y

38

motivación en general (Bass and Riggio, 2006; Morgan, Fletcher y Sarkar, 2015; Álvarez et

al., 2013; Stenling y Tafvelin, 2014 y Beauchamp et al., 2010).

El estilo transformacional también elevó el disfrute asociado a la práctica deportiva, la

autoeficacia y la eficacia colectiva (Bourne, Liu, Shields, Jackson, Zumbo y Beauchamp,

2015; Price y Weiss, 2013), la cohesión grupal (Callow et al., 2009; Smith et al., 2013;

Cronin, Arthur, Hardy y Callow, 2015) la buena conducta ciudadana (Lee et al., 2013) y la

resiliencia en relación a los contratiempos experimentados por el equipo (Morgan, Fletcher y

Sarkar, 2015). En relación a ello, el ejercicio del liderazgo transformacional disminuyó la

conducta agresiva (Tucker, Barling, y McEvoy, 2010) fomentó el desarrollo de habilidades

cognitivas, sociales y personales en los atletas (Turnnidge y Côté, 2018) y estuvo asociado a

una reducción de las lesiones en jugadores de fútbol profesional de 17 países (Ekstrand,

Lundqvist, Lagerbäck, Vouillamoz, Papadimitiou, y Karlsson, 2018). Adicionalmente,

aumentó la efectividad de las conductas transaccionales del líder. Dicho efecto se ha

comprobado previamente en diversas culturas y contextos extradeportivos (Lowe, Kroeck y

Sivasubramaniam, 1996; citado en Rowold, 2006).

Por otro lado, la relación entre el gerente del deporte como líder del entrenador

también es un elemento importante para las instituciones deportivas (Aggarwal y Krishnan,

2014). Allí la ética y la moral demostradas por estos administradores y percibidas por los

entrenadores juega su papel (Abuhlaleh, 2016). Lo mismo ocurre con el carácter de los

mencionados gerentes, ya que los entrenadores necesitan confiar en que sus líderes superiores

tomarán decisiones correctas y no van a contradecir la visión, ni las metas de sus

instituciones, ni por falta de ética, ni por causa de impulsividad (Manning, 2012). Finalmente

los atletas son influenciados por esos entrenadores que son los seguidores de esos gerentes de

alto nivel en la jerarquía institucional (Hobbs, 2018).

39

Las relaciones de los gerentes deportivos con los otros empleados de la organización

también son importantes. En un estudio realizado por Hamza y Abdelmonem (2018), el

liderazgo transformacional resultó estar asociado a un mayor empoderamiento por parte de

los empleados de diversas federaciones deportivas. Otros autores señalan que los

departamentos o dependencias deportivas que tienen lideres transformacionales trabajan con

mayor entusiasmo y creatividad (Abuhlaleh, 2016) y se adaptan mejor a los rápidos cambios

de la época actual que son enfrentados por toda las organizaciones (Manning, 2012). Los

entrenadores al servicio de esos departamentos trabajan con mayor compromiso (Kim,

Magnusen, Andrew y Stoll, 2012), se esfuerzan más, experimentan mayor satisfacción con su

trabajo (Doherty y Danylchuk, 1996), muestran mayores niveles de excelencia en su propio

desempeño (Engbers, 2012), tienen mejores percepciones sobre sus líderes superiores,

quienes son los administradores, en cuanto a su efectividad y la pasión que inspiran (Burton y

Peachey, 2009).

Otro aspecto importante se refiere a la influencia de los padres como líderes.

Zacharatos et al. (2000) realizó un estudio en el cual se demostró que cuando los padres

mostraban conductas de liderazgo transformacional en su relación con hijos adolescentes,

estos últimos reproducían este tipo de comportamiento al interactuar con sus pares. Ellos se

transformaban en líderes capaces de motivar a sus compañeros a esforzarse con mayor ahínco

siendo percibidos como líderes satisfactorios y efectivos.

Por su parte, Morton et al (2011) encontraron que los padres con características

transformacionales solían tener influencia positiva sobre la capacidad de los adolescentes de

auto-regular su actividad física.

En otro estudio también realizado con atletas juveniles (Price y Weiss, 2011), se

evidenció que los atletas percibidos como líderes desde el enfoque transformacional, poseían

40

mayor competencia en el fútbol, tenían más aceptación de sus pares y mayores niveles de

motivación intrínseca.

Igualmente, hay que destacar que han existido casos en los cuales el liderazgo

transaccional a resultado tener beneficios con respecto al transformacional. Así lo reportaron

los atletas de la selección española de tae-kwon-do, debido a que ello disminuía la posibilidad

de que cometiesen errores (Álvarez et al, 2010). Algo similar ocurrió en un estudio realizado

con practicantes de sexo femenino que se iniciaban en el fitness, quienes demostraban

elevados niveles de auto-eficacia cuando recibían refuerzo contingente por parte del

instructor. Ello no ocurrió así con las practicantes expertas (Beuchanp. Welch, y Hulley,

2007).

Adicionalmente, en un estudio realizado por Megheirkouni (2017), se encontró que

tanto el manejo por excepción, como parte del liderazgo transaccional, y la influencia

idealizada, como componente del liderazgo transformacional, fueron igualmente importantes

para facilitar el aprendizaje dentro de las organizaciones deportivas. Los otros elementos de

ambos estilos no resultaron ser determinantes en las organizaciones estudiadas. Ello aporta

evidencia hacia la idea de que el efecto positivo del liderazgo transformacional no ocurre

dentro de las organizaciones deportivas en una manera equivalente a lo ocurrido en otros

contextos. Cuestión que deberá ser abordada en otras investigaciones debido a la carencia de

indagaciones realizadas sobre los efectos del liderazgo transformacional en contextos

deportivos.

2.1.2 El liderazgo en la educación

2.1.2.1 El liderazgo en la formación de profesores

Existen múltiples razones que indican la necesidad de que los docentes, ya sean

directores o personal de aula, reciban formación en relación al liderazgo.

41

Dentro de los planteles educativos, el liderazgo es importante para que se puedan

lograr las condiciones necesarias dentro del ambiente escolar, que permitan coordinar las

actividades, supervisarlas, articular la colaboración de la escuela con su entorno (Camarero,

2015) y retener los talentos dentro de la institución. Esto último se logra mediante el

establecimiento de un clima de trabajo donde impera la confianza, la creatividad y el

compromiso (Goleman, Boyatzis, y McKee, 2016). A su vez que es igualmente importante

para motorizar los procesos de cambio que requiere cualquier institución de los tiempos

actuales.

Las investigaciones de los últimos años demuestran que el liderazgo escolar tiene una

importancia estratégica en los procesos de mejora educativa (Hallinger y Heck, 2011;

Leithwood, Patten y Jantzi, 2010). El éxito educativo depende en buena medida de la

existencia de un liderazgo que motorice esos procesos de cambio (Bolívar, López Yáñez,

Torrecilla y Javier, 2013). Según la UNESCO (2005) el líder debe favorecer la mejoría en la

cultura de la escuela mediante la transformación de sus actividades y de las opiniones,

actitudes y sentimientos de los miembros de la comunidad escolar. (UNESCO, 2005; citado

en Solís, 2010).

A su vez, Day, Sammons, Hopkins, Harris, Leithwood, Gu y Kington, (2009)

sostienen que los directores de las instituciones tienen doble influencia sobre el alumnado.

Una es directa sobre ellos y la otra es indirecta. Esta última se ejerce a través del profesorado

influenciado por ese director.

En opinión de Bolívar et al. (2013), el director de una institución educativa debe

promover el liderazgo docente siendo él mismo “el líder de los líderes”. Ello se logra

facilitando las condiciones necesarias para que los profesores desarrollen sus competencias

en un ambiente de colaboración marcado por el objetivo común de mejorar la calidad escolar.

42

En este sentido, el director debe fomentar la capacidad de los docentes y estudiantes

para involucrarse en el proceso de aprendizaje (Elmore, 2010), así como también la

innovación educativa y facilitar el intercambio de opiniones entre los docentes (Southword,

2004).

Pero, para lograr todo ello, el liderazgo en sí mismo debe ser modificado. Según Peña-

López (2009), para mejorar los resultados escolares, es necesario redefinir las funciones del

líder, distribuir el liderazgo y fomentar las habilidades de liderazgo efectivo. Y en relación a

ello, es importante formularlos la siguiente pregunta: ¿Dónde están esos líderes cuyas

habilidades se deben fomentar?

Molinar y Velázquez (2005; citado en Camarero, 2015) plantean que no son ciertas las

creencias comúnmente establecidas de que hay pocos líderes en las escuelas y de que los

líderes están colocados solo en puestos superiores. Según estos autores, el liderazgo se puede

encontrar en todos los puestos de trabajo, pero el potencial de muchos líderes dentro del

mundo de la educación está siendo desperdiciado (Camarero, 2015).

Al hablar de liderazgo en instituciones educativas, se suele pensar en los directores de

las mismas. Pero el cargo de director no siempre coincide con el del líder, ya que no

cualquier directivo es capaz de liderar a los miembros de la institución y no todos los líderes

ocupan cargos dentro de la jerarquía institucional (Solís, 2010). Esto conduce nuevamente a

tocar el tema del liderazgo formal o designado, representado en este caso por el director del

colegio y el liderazgo informal o emergente, que puede ser representado por cualquiera de los

profesores de aula o incluso padres o estudiantes.

A partir de la década de 1990, surgió la idea de que el director de una institución

educativa debe ser un líder de líderes y así ejercer un liderazgo colaborativo con otros

miembros de la comunidad educativa, lo cual incluye a los profesores de aula entre otros

agentes educativos (Bernal e Ibarrola, 2015).

43

Bajo esta óptica, el profesor del aula debe convertirse en líder tanto dentro como fuera

del salón de clases. Y en medio del ejercicio de sus funciones debe trabajar para crear, dentro

de su institución, una cultura donde se promueva el aprendizaje (Pounder, 2012). Son los

docentes quienes deben encargarse de mantener un clima favorable dentro de las aulas de

clase y así motivar a los estudiantes en su aprendizaje (Pérez-Toledo, 2017).

Sin embargo, al igual que cómo ocurre con los entrenadores deportivos mencionados

anteriormente, muchos docentes suelen carecer de formación con respecto al liderazgo. Es

una deficiencia que suele estar presente en la formación académica de estos profesionales.

Por causa de ello, suelen producirse docentes que practican un liderazgo de tipo “laissez

faire”. Lo cual se traduce en falta de autoridad y de interés con respecto a la formación que

reciben los alumnos (Bernal e Ibarrola, 2015). Así cómo también se observan docentes con

un estilo de liderazgo autoritario, que también producen baja calidad en la formación

estudiantil (Pérez-Toledo, 2017).

En base a lo antes mencionado, podemos decir que es necesario que todos los

docentes y directores de las instituciones educativas reciban formación en el campo del

liderazgo. Para capacitarlos, es necesario saber qué tipo de líder se desea crear, es decir, cuál

es el adecuado.

Dentro de la literatura científica, una de las formas de clasificar el liderazgo escolar se

basa en el mismo modelo que sustenta esta tesis, distinguiendo entre liderazgo transaccional y

transformacional (Camarero, 2015). Ello nos conduce nuevamente a hablar del modelo sobre

el cual se basa esta investigación.

2.1.2.2 El liderazgo transformacional en la escuela

Hemos hablado sobre los planteamientos generales de esta teoría. En este sub-

apartado comenzaremos por describir cómo son los directores escolares que ejercen ambos

tipos de liderazgo (transaccional y transformacional).

44

En este sentido, los directivos transaccionales pueden ser descritos de la siguiente

manera: se preocupan por la burocracia, los papeleos, la calidad del procedimiento

administrativo, el pasado y las leyes, se centra en el desarrollo de estructuras, sus relaciones

son verticales, representa a la administración de la institución. Al líder transformacional le

preocupan: las personas, el futuro positivo que se puede crear, la satisfacción de los alumnos,

la conformación de un ambiente creativo, se centra en el crecimiento personal de las

personas, sus relaciones son horizontales y representa a la comunidad educativa (Álvarez,

1998, citado en Camarero, 2015).

Si relacionamos eso con la distinción que suele establecerse entre ser un director y ser

un verdadero líder, a partir lo planteado en el párrafo anterior se desprende que quien dirige

una institución educativa utilizando un estilo transaccional corresponde con lo que

generalmente asume en relación a un director y el liderazgo transformacional ha de asociarse

con lo que se considera un verdadero líder (Camarero, 2015).

El liderazgo transformacional no solo se avoca a cumplir los objetivos establecidos.

También busca el desarrollo de la comunidad educativa. Intenta motivar allí a las personas a

alcanzar nuevos retos, aumentar su autoestima y desarrollarse profesionalmente. En medio

de ese proceso, el líder se comporta como una persona amable y cercana a todas ellas,

establece una relación estrecha. Gana respeto y autoridad interviniendo de manera neutral

ante las situaciones conflictivas. También valora los aportes del alumnado en los proyectos y

actividades del centro educativo. Todo ello mejora el clima de la escuela (Camarero, 2015).

Según Bevereborg et al. (2015; citado en Supermane, Tahir, y Aris, 2018) la

influencia del liderazgo transformacional en la efectividad y el aprendizaje en el ámbito

educativo es directa e indirecta. A partir de la influencia idealizada por un lado y la

estimulación intelectual por otro. Estos autores mencionan que el intercambio de objetivos

por parte de líderes transformacionales y educadores de maestros les permite planificar

45

estrategias efectivas para lograr los objetivos. De esta forma, los líderes crean oportunidades

para resolver problemas complejos de enseñanza y aprendizaje al fomentar el pensamiento

creativo y crítico entre los educadores de maestros.

En esa dirección, Ferreira et al. (2015; citado en Supermane, Tahir, y Aris, 2018)

menciona que los líderes del sector educativo que intervengan en la formación docente

requieren habilidades de liderazgo que puedan producir cambios. La capacidad de influencia

de un líder debe ser desarrollada para mantener mejores niveles educativos. Los líderes que

pueden explicar la visión y las misiones de una institución es posible que consigan inspirar a

los educadores para lograr objetivos mutuos en la formación de docentes en las

universidades.

Por último debemos citar a Toscano (2012) quien destaca un dato no menor en

relación a la identidad de los profesores de educación física y a su inserción laboral. El autor

destaca que la educación física es una disciplina en etapa de consolidación de su identidad y

agrega que queda verificada la hipótesis acerca de que las personas que ingresan a la carrera

de Educación Física lo hacen tanto porque les gustan los deportes como porque les gusta

enseñar, observándose diferencias en las opciones de varones y mujeres. Esto produce una

dicotomía rol docente o rol de entrenador que pone de manifiesto un conflicto aun no resuelto

para estos potenciales líderes transformacionales.

46

3 Capítulo 3

3.1 Efectividad del Liderazgo.

3.1.1 Teorías de Liderazgo y su relación con la efectividad.

Las primeras investigaciones acerca de la efectividad del liderazgo y de los procesos

directivos se llevaron a cabo por tendencia en la industria, en el área de la administración de

negocios, en la actividad militar y abordando por último la esfera educacional (Bass, 2008).

Para pensar en la efectividad del liderazgo se debe entender que es un constructo de

suma complejidad y que como cualquier otro fenómeno psicológico se encuentra

multideterminado.

Cómo ya se mencionó en capítulos anteriores, los primeros estudios sobre el liderazgo

estuvieron centrados en identificar que rasgos favorecen que una persona logre ejercerlo con

eficacia. Estos estudios estarían centrados en la hipótesis de que, por un lado, la efectividad

se asocia directamente a algunas características de personalidad que definirían la aptitud para

liderar.

Promediando el siglo XX, Stogdill (1948) criticó fuertemente estos estudios; su

principal aporte sobre la eficacia se basó en que una persona puede ser un líder

completamente efectivo en determinados escenarios y en otros, no. Con este cambio que

introdujo Stogdill el liderazgo se empezó a considerar como la resultante de intercambios

entre seguidores y líderes en un contexto determinado.

Es así como las investigaciones dan un viraje en el cual se comienza a abordar teorías

situacionales, que consideran tanto las variables personales como situacionales. (Yukl, 2002).

A partir de estos estudios, se comienzan a considerar las variables de productividad y

satisfacción de los seguidores, porque son indicadores situacionales del ejercicio del

liderazgo.

47

En 1978 Burns propone el liderazgo Transformacional, identificándolo como un

proceso donde, tanto líderes como seguidores, se elevan juntos alcanzando mejores niveles de

motivación y moralidad.

Para Bass (1985) el liderazgo debe poder explicar cómo los seguidores transcienden

sus propios intereses personales a favor de los objetivos del grupo o institución con el

propósito de alcanzar un óptimo rendimiento. Así el líder transformacional funciona como un

canalizador de la información del medio, poniendo su sistema de valores en función de sus

seguidores para que sea un organizador importante.

Por otra parte, para continuar desarrollando la efectividad en el liderazgo, es necesario

abordar la teoría de la Contingencia (Fiedler, 1967) en ella se plantea que existen tres

variables de tipo situacional que influyen sobre el liderazgo:

1. Las relaciones entre líder y seguidores

2. La estructura de la tarea

3. El poder ejercido por el líder

La premisa central sobre efectividad en esta teoría, consiste en el ajuste que se realice

entre el líder y la situación. Esta teoría sostiene que no todos los líderes son buenos en todas

las situaciones.

Al mismo tiempo, la teoría del Camino-Meta (Path Goal Theory; Evans, 1970; House,

1971) se origina como una alternativa al modelo conductual del liderazgo. La premisa central

en tanto efectividad se apoya en como los líderes motivan a sus seguidores para que estos

aumenten su rendimiento y estén más satisfechos con su labor.

El punto central de esta teoría viene dado en que los seguidores estarán motivados

siempre y cuando se crean capaces de realizar la tarea, y dicha creencia se sustenta en el

estilo de liderazgo que mejor se ajuste a las necesidades de los seguidores y a las

48

características del ambiente de trabajo. De esta forma los líderes más efectivos serán aquellos

que mejor adapten su estilo a la situación o a las necesidades de los seguidores.

La tercera teoría es la teoría del intercambio líder-seguidor (Dansereau, Graen y Haga,

1975; Graen y Uhl-Bien, 1991). Este modelo incorpora variables relativas a las interacciones

entre líderes y seguidores a las variables situacionales.

Si un líder y su seguidor logran entablar una serie de intercambios que guarden las

características de ser estables y confiables mutuamente, formará parte del endogrupo -

seguidores que pertenecen al grupo del líder-. Por otra parte, quienes no establezcan dichos

intercambios quedarán en el exogrupo. A los primeros el líder le brindará apoyo, y otorgará

tareas destacables a cambio de trabajar más duro, deberles más lealtad. Por tanto se genera

una inequidad en el trato de los seguidores con el líder.

3.1.2 Efectividad del Liderazgo

La mayor cantidad de estudios referidos al liderazgo lo han abordado a partir de la

investigación sobre la efectividad del mismo, dado que el ejercicio del liderazgo puede

resultar una ventaja competitiva determinante para las organizaciones, ya sean deportivas,

educativas, militares o empresariales. Esto sucede debido a que resulta un potenciador de las

capacidades de los seguidores.

Teniendo en cuenta que la presente tesis trabaja a partir del liderazgo

transformacional, se han seleccionado y desarrollado algunos atributos específicos a este tipo

de liderazgo, a fin de relacionarlos a efectos positivos sobre las organizaciones, es decir a su

efectividad.

El líder transformacional favorece el avance de sus seguidores a partir de compartir su

visión con ellos, así como atender a las necesidades de su equipo de trabajo a fin de que

funcione en forma óptima (Conger y Kanugo, 1998) a su vez la transmisión de la visión del

49

líder genera un fuerte impacto en el compromiso de los seguidores tanto con la organización

como en las relaciones interpersonales. El liderazgo transformacional está formado por el

carisma, la consideración individual, la estimulación intelectual, y la inspiración de sus

seguidores.

En esa misma línea, son varios los estudios que señalan que existe una asociación

entre el liderazgo transformacional y la efectividad. Entendiendo por esto que un ejercicio de

liderazgo transformacional estimula conductas más eficaces y efectivas que el liderazgo

transaccional. Sin embargo es importante señalar que este estilo transaccional también

presenta evidencias de ser más estimulante que el estilo laissez faire. (Walumbwa, Wang,

Lawler y Shi, 2004; citado en Torres y Riaga, 2006)

Siguiendo a Casares Arrangoiz, David (1996), líder es aquel que presenta propósitos

superadores, que no se conforma, que siente y vive el compromiso con los demás, ligado a

brindar ayuda. Desde aquí podemos pensar que la efectividad del liderazgo está relacionada

con dichas capacidades y los resultados que genere, sin descuidar que es lo requerido por los

seguidores, en relación a su compromiso y necesidades.

Según Llorens Gumbau (2009) un mismo líder puede mostrar conductas tanto

transformacionales como transaccionales. Dependiendo esto de la capacidad que tenga para

interpretar adecuadamente las características de la situación, de la organización donde esté

actuando como tal, de los seguidores que tenga y del tipo de tarea que tenga que llevarse a

cabo.

En ese mismo artículo Llorens Gumbau (2009) destaca que es posible pensar la

efectividad del liderazgo en tanto y en cuanto genere recursos que permitan: Mejorar el

capital psicológico, contribuya al control del estrés laboral, contribuya a aumentar el

bienestar individual y colectivo, impulse a la consecución de metas, clarifique los roles,

genere sentimientos de control, competencia y confianza, percepción de justicia, entusiasmo e

50

interés. Como se puede observar estas son variables que presentan similitud con las

características de un estilo de liderazgo transformacional.

3.1.3 Efectividad y rendimiento académico

A partir de lo planteado previamente sobre efectividad del liderazgo y las

investigaciones realizadas sobre el liderazgo transformacional, se comenzó a tener en cuenta

y discutir que en las organizaciones los empleados son más bien administrados –gestionados-

que liderados. Los que administran orientan su acción hacia la funcionalidad, mientras

quienes lideran presentan una visión, comunican estrategias, y focalizan su atención en las

necesidades de sus seguidores, lo cual conllevaba la construcción de confianza (Gomez Ortiz,

2008).

Los líderes transformacionales, crean visión de futuro, toman el pasado como factor

de influencia, clarifican el presente, y tomando ambos los utilizan para transformar el futuro.

Estos líderes son consistentes, persistentes y buscan mantener el ánimo de la organización;

buscan mover a sus seguidores hacia el crecimiento y desarrollo de sí mismos (Bass y Avolio,

1990).

En las organizaciones el líder transformacional puede ser promotor y gestor del

cambio. Para ello Brown y Eisenhardt (1997) afirman que estos líderes sean proveedores de

responsabilidades, exploradores del futuro, vinculadores de presente con el futuro, debe tener

una clara visión de las metas a alcanzar, para guiar, para conducir a sus seguidores en dicha

dirección. Esto sucede porque el líder transformacional cuestiona y promueve estilos de

pensamientos. Ahora bien, dicho cambio debe tomar en cuenta las necesidades de

crecimiento que tengan los seguidores, para hacer el cambio realmente atractivo. Por ello

deberá mostrar apoyo y consideración individual.

Como ya se ha mencionado, los primeros estudios sobre la efectividad del liderazgo se

produjeron en las áreas industrial y organizacional (Bass, 2008). De esta forma, en estos

51

estudios se ha privilegiando la relación entre eficiencia y eficacia del líder ante la

productividad.

Sin embargo, al pensar en las organizaciones educativas, el énfasis no estará puesto en

la productividad sino en el modo particular de interacción entre los distintos agentes de la

educación, dentro de la particular forma de estructurarse dichas organizaciones educativas.

En el artículo de Uribe (2005) se hace referencia a la evidencia existente en el ámbito

escolar sobre el impacto que produce el ejercicio de un adecuado liderazgo sobre la eficacia

escolar, a la vez que afirma que estamos asistiendo a un momento histórico donde el

liderazgo está pasando de un modelo tradicional, denominado transaccional el cual mantiene

jerarquías y controles a un modelo más transformacional que distribuye y delega.

Uribe (2005) presenta tres estudios claves para entender la asociación que existe entre el

liderazgo transformacional y la efectividad. Por un lado Bass (1988) quien señala que la pieza

fundamental de los factores que determinan el éxito en un centro educativo es el liderazgo

transformacional frente al transaccional o bien la falta del mismo -laissez faire-.

Por otra parte, Sammons, Hillman y Mortimore (1995), a través de su investigación

aportan evidencia de que el liderazgo profesional es un factor clave de las escuelas efectivas.

Para ellos, los directores efectivos comparten responsabilidades de liderazgo con otros

miembros del equipo e involucraban a los maestros en la toma de decisiones.

Por último, Waters, Marzano, y McNulty (2003), en su estudio sobre liderazgo en los

resultados estudiantiles realizaron un seguimiento de 30 años en 70 estudios que implicaron

2894 colegios. A partir de ello, identificaron responsabilidades asociadas al liderazgo,

demostrando que existe una relación substancial entre el estilo de liderazgo y logro de los

estudiantes.

Es preciso identificar a que refiere el logro de los estudiantes, y que características

asociadas al liderazgo transformacional están vinculadas a estos logros. Para esto definir la

52

variable rendimiento académico en relación al estilo de liderazgo transformacional es

fundamental; se entiende a su vez que el liderazgo transformacional es el más idóneo por que

guarda las siguientes características (González y Cubillán, 2014): 1. Carismático. 2.

Visionario. 3. Flexible. 4. Inclusivo. 5. Apuesta al crecimiento personal de sus seguidores.

Por otro lado, el rendimiento académico es definido como la forma de expresión cuanti y

cualitativa de las diferentes etapas del proceso educativo, entra las que figuran motivación,

adquisición de competencias, asimilación, transferencia, generalización y creatividad

(González y Cubillán, 2014).

En el rendimiento académico se consideran habilidades, competencias, destrezas e ideales

ya sean estos de los alumnos o de los docentes. De aquí se desprende la necesidad de conocer

la dinámica de las relaciones profesor-alumno como consecuencia del ejercicio del liderazgo

docente a fin de obtener un rendimiento académico óptimo de los alumnos.

Siguiendo a González y Cubillán (2014) el rendimiento académico ha sido obtenido a

partir de exámenes, exposiciones o trabajos en los cuales el alumno puede dar cuenta del

proceso de formación e instrucción por el cual ha pasado. De esta forma, las calificaciones

obtenidas durante un curso son el reflejo de ese proceso.

Es importante destacar que estas calificaciones se verán influenciadas también por

factores como la capacidad cognitiva, el sistema escolar, las diferencias individuales y el

estilo de aprendizaje. (Maclure y Davis, 1994; Glasser, 1985; Carbo, Dunn R y Dunn K,

1986; citados en González y Cubillán 2014).

Siguiendo a Jimenes (2000) y Tulic (1998) el rendimiento escolar es el nivel de

conocimiento expresado en un área o asignatura a partir de un proceso de evaluación en

relación a los factores que pueden influir en el hecho educativo en sí.

53

Según Cuadros (2010) entre las variables que se pueden asociar al rendimiento académico

pueden mencionarse las de orden psicológico, sociofamiliares, pedagógicas y académicas

(Tabla 1).

Tabla 1

Variables Asociadas al Rendimiento Académico

Variables Características

Psicológicas Rasgos de personalidad

Motivación

Inteligencia

Hábitos de estudio

Socio Familiares Situación de los padres

Lugar donde viven

Lugar de estudio

Pedagógicas Método de enseñanza

Estrategias de

Evaluación

Académicas Tipo de estudios

cursados

Requisitos para cursar

Nota. Adaptado de Cuadros (2010).

Cuadros (2010) sostiene que la motivación que tenga el docente influirá directamente

en el rendimiento académico de sus alumnos. Por tanto, el liderazgo del docente interviene en

forma positiva o negativa en el rendimiento académico. De allí se desprende la importancia

de estudiar e investigar sobre el liderazgo en el ámbito educacional.

54

Pedraja, Rodríques, Barreda, Sagredo y Segovia (2009) en su investigación analizaron

la relación existente entre el estilo de liderazgo del profesor y los resultados obtenidos en la

prueba nacional de calidad de la enseñanza en Chile a través de un análisis de regresión

lineal. Los resultados que obtuvieron dan cuenta de una influencia positiva del tipo

transformacional, mientras que el estilo transaccional no obtuvo efecto estadísticamente

significativo y el laissez faire afectó negativamente los resultados de la prueba de calidad de

enseñanza.

Por otra parte, Tejedor et. Al. (1995; 1998) establecen cinco categorías para estudiar el

rendimiento académico: 1. Identificación: Genero y edad. 2. Psicológica: personalidad,

motivación, inteligencia y estrategias de aprendizaje. 3. Académica: características de la

carrera, rendimiento académico previo, asistencia a clases, calificaciones. 4. Pedagógica:

métodos de enseñanza, estrategias de evaluación, recursos instruccionales, estilo de liderazgo

del profesor. 5. Socio familiares: nivel de instrucción de los padres, situación laboral, lugar de

residencia y lugar de estudio.

El tipo de liderazgo del docente impactará inevitablemente en las comunidades por su

lugar de influencia, producto de su compromiso social y profesional, que creará conciencia

crítica en sus estudiantes, fomentando la cooperación, solidaridad y creatividad (Gonzalez,

Gonzalez, Ríos y León, 2013).

El rendimiento académico nos permite evaluar eficacia y calidad de los procesos

educativos de los alumnos, los cuales son la resultante de los esfuerzos institucionales de la

educación y más propio de los docentes. Así el rendimiento académico nos da mucha

información valiosa sobre eficacia en el liderazgo y el estilo que adopte dicho líder (Pedraja,

et. al. 2009).

55

3.1.4 Efectividad de liderazgo en ámbito militar.

En una investigación realizada en el ámbito militar se buscó verificar si los jóvenes

con perfiles de liderazgo de tipo transformacional en combinación con aspectos de índole

transaccional, son aquellos que tienen un rendimiento académico y militar alto (Castro

Solano y Benatuil, 2007).

Para ello se trabajó con 412 cadetes pertenecientes a las FFAA Argentina, que

realizan un programa de entrenamiento académico/militar de 4 años de duración. Basándose

en la teoría de la inteligencia práctica. Se evidenció que aquellos con una preponderancia de

estilo transformacional y de espectro completo -transformacional y transaccional- tenían un

mejor dominio y aplicación de conocimientos militares en situaciones concretas, es decir

conocimiento tácito, basal para la inteligencia práctica que aquellos que mostraban mayores

características de tipo transaccional.

Finalmente se pudo evidenciar tres grandes grupos:

1) Perfiles de espectro completo, correlacionan con alto rendimiento académico y

militar, alta inteligencia práctica.

2) Perfiles de predominancia transaccional se relación con rendimiento académico bajo y

rendimiento militar medio, y bajos niveles de inteligencia práctica.

3) Perfiles de preponderancia transformacional correlacionan con rendimiento

académico medio y militar alto.

Este estudio da cuenta que los líderes que combinan habilidades de tipo

transformacionales con transaccionales son aquellos que resultan más exitosos (Bass, 1998).

Cadetes avanzados y oficiales recientemente graduados destacaron como centrales las

siguientes características de los líderes:

Capacidad de motivar al grupo mediante el ejemplo personal

Establecer credibilidad

56

Poseer altas capacidades

Competente y carisma

Ser admirado y respetado por el grupo

Resolver obstáculos inesperados

Enfrentar errores propios y ajenos

Generación de confianza en sus seguidores

Este estudio concluye que el líder debe parecer y ser inteligente, para obtener un

rendimiento exitoso. Poseer habilidades de orden intelectual pueden ser útiles predictores del

rendimiento de un líder, pero con ello solo no basta, es necesario contar con características de

tipo transformacional para ser respetado y valorado por sus seguidores, a fin de que le

garantice esto último tener un desempeño exitoso.

Por otro lado, la investigación de Castro Solano y Minervino (2007) se centra en el

concepto de Motivación para liderar de Chan y Drasgow (2001) quienes consideraron que los

constructos de personalidad y valores están en estrecha relación con la motivación para

liderar y que ésta incide en la aceptación y participación de las personas en roles y posiciones

de liderazgo. Por consiguiente esta Motivación para liderar afectará en forma directa las

decisiones que los líderes tomen, dado que incide en la persistencia, intensidad y esfuerzo de

las acciones de aquellos que lideran.

La investigación de Castro y Minervino (2007) se realizó en el ámbito militar e

hipotetizó que la MTL (Motivation to lead) permite predecir el rendimiento militar efectivo.

De la investigación participaron 263 estudiantes. Los resultados arrojaron que la MTL es un

buen predictor del éxito en el entrenamiento que cursan estudios, sin embargo disminuye

cuando se evalúa la resolución de situaciones específicas que no fueron previstas en el

programa de educación militar. Es decir que la MTL predice en forma más eficiente el éxito

durante el transcurso de los estudios, pero no es así ante la resolución de situaciones

57

novedosas, vinculadas al conocimiento tácito que encuentran los militares en su práctica una

vez concluidos los estudios.

3.1.5 Liderazgo en el ámbito educacional

Pedraja, Rodriguez-Ponce y Rodriguez-Mardones (2016) mencionan que las sociedades

actuales deben centrar el valor en el conocimiento, dado que es el sustento de la economía, la

cual no se basa en la lucha capital-trabajo, sino que actualmente lo hace en las ideas, en la

capacidad de utilizar el conocimiento para crear valor. De esta forma los procesos que se dan

en las escuelas, como elementos formales de la producción de conocimientos, pasan a ser de

suma importancia porque estarán directamente vinculados con la eficacia social.

De esta forma (Pedraja, Rodriguez-Ponce y Rodriguez-Mardones, 2016) en su

investigación se centraron en los procesos de dirección y gestión; focalizándose en ahondar

sobre la relación entre estilos de liderazgo de los directores de colegios y los resultados

obtenidos por el alumnado. Es decir si existen características del liderazgo que incidan más

que otros en los logros de los estudiantes.

Realizaron un pretest a 25 profesionales del área educacional, luego se recolectó

información de los colegios por medio de antecedentes estadísticos, entrevistas, aplicación de

cuestionarios y participación. Llegaron a los siguientes resultados:

En los colegios de alto rendimiento académico se evidenció que el liderazgo

transformacional genera confianza, compromiso e iniciativa por parte de los docentes, por

medio de la influencia idealizada, motivación inspiracional, estimulación intelectual y

consideración individual.

En el colegio de bajo rendimiento académico lo anterior no acontece.

Por otro lado, el estudio antes mencionado aporta evidencia en relación a que el

liderazgo transformacional puede mejorar a las instituciones educativas al generar espacios

58

para la emergencia de nuevas ideas, en la construcción de una misión, en el compartir dicha

misión, ganar credibilidad y generar, por ende, resultados exitosos.

A lo antes mencionado, puede agregarse el estudio de Fitzgerald (2005) que aporta

evidencia a favor de que estilo de liderazgo transformacional en establecimientos educativos

tiene una fuerte correlación con la confianza de los profesores hacia la dirección.

En esa misma dirección, Griffith (2003) encontró que el liderazgo transformacional del

director evidenció una fuerte, positiva y significativa relación con la satisfacción de los

docentes y no docentes de la escuela. Otro dato significativo de este estudio es que las

directoras femeninas son más efectivas y transformacionales que sus pares masculinos.

Mientras que según (Bogler, 2002) el liderazgo de tipo transaccional puede producir una

disminución en el grado de satisfacción del cuerpo docente, debido a que está asociado a una

percepción de pérdida de autonomía. (Bogler, 2002).

Sin embargo, siguiendo a Pedraja, Rodriguez-Ponce y Rodriguez-Mardones (2016) el

liderazgo transaccional da cuenta que por medio de un sistema de expectativas y recompensas

el profesorado asume mayores niveles de responsabilidad con su trabajo, lo cual dará por

resultante una mayor incidencia en los resultados de logros de los estudiantes.

De esta forma tanto el liderazgo transformacional como transaccional son deseables en

los procesos de gestión y docencia, a fin de generar un impacto positivo en los centros

educativos, pero los mismos generan un impacto diferente sobre el personal educativo.

En lo referido a estudios sobre el liderazgo de directores y su influencia sobre los

alumnos Leithwood y Jantzi (2005) tras revisar 32 investigaciones encuentran que el estilo de

liderazgo impacta en forma indirecta sobre el nivel de logro de los alumnos y el grado de

compromiso de la escuela.

En la misma línea, Pedraja et al (2009) dieron cuenta que el tipo de liderazgo

transformacional tiene una vinculación directa con el logro de los alumnos.

59

A su vez, Ibrahim, Ali y Al-Taneiji, 2013, en su investigación sobre estilo de liderazgo

del director, rendimiento escolar y efectividad del director en escuelas de Dubái plantea que

las variables asociadas con un mejor rendimiento estudiantil y, en general, con un mejor

rendimiento escolar han sido foco de investigación durante muchos años.

La suposición general es que la presencia o ausencia de líderes escolares efectivos, climas

escolares positivos y actitudes positivas de los maestros pueden, directa o indirectamente,

influir en el rendimiento escolar y el rendimiento de los estudiantes (Hallinger y Heck, 1998;

Kruger, Witziers y Sleegers, 2007; Waters, Marzano y McNulty, 2004; Witziers, Bosker y

Kruger, 2003).

Este estudio arrojó que el estilo de liderazgo del director se correlaciona con la forma en

que el profesorado lo percibe a este como un líder efectivo. Esto explica que en tanto y en

cuanto el director utilice las formas de tipo transformacional los maestros lo verán más

efectivo.

Es importante destacar qué si bien en este estudio realizado en Dubái no se encontró

correlación entre el estilo de liderazgo del director y el rendimiento escolar, no se puede

desconocer que las investigaciones sobre liderazgo transformacional y transaccional en

vinculación al rendimiento estudiantil ha dado importantes resultados.

Pasando a la investigación realizada por Choi y Gil (2017) ellos también sostienen que el

liderazgo juega un papel fundamental en la mejora de los procesos educativos e incremento

de los resultados académicos. Para conseguir dichas mejoras, afirman que el papel de los

líderes de los centros educativos ocupa un espacio de suma relevancia.

Basándose en la evidencia de diferentes investigaciones Choi y Gil sostienen que, el

efecto del liderazgo, en cuanto a la dimensión tamaño, es indeterminado dado que varía según

el entorno, el contexto, a su vez afirman que la estabilidad de los equipos directivos tienen un

impacto positivo sobre el rendimiento académico.

60

Mientras que se evidencia que la rotación de los directores tiene un impacto negativo

en el rendimiento académico. (Coelli y Green, 2012; Béteille, Kalogrides, y Loeb, 2012;

Clark, Martorell, y Rockoff, 2009; Branch, Hanushek, y Rivkin, 2012; Fryer, 2017; Miller,

2009).

A su vez, otros tres trabajos (Dhuey y Smith, 2014; Fryer, 2014; Grissom, Kalogrides

y Loeb, 2015). Dan cuenta que los directores con mejores resultados, entendiendo mejores

resultados como la medida de una evaluación anual, son aquellos que tuvieron logros previos

en otros puestos.

Las medidas prácticas y tomas de decisiones que llevan a cabo los directores en

relación a su personal, pueden tener impactos positivos en los resultados del alumnado

(Branch, Hanushek, y Rivkin, 2012; Dhuey y Smith, 2014; Jacob, Goddard, Kim, Miller y

Goddard, 2015).

En cuanto a la implementación de programas de capacitación, en caso de que se

logren diseñar en forma positiva, el impacto positivo no solo se refleja en los resultados de

los alumnos, sino también en la capacitación de los profesores. (Grissom, Kalogrides y Loeb,

2015).

Según el estudio de Heck y Hallinger (2014) el liderazgo instructivo - tipo de

liderazgo por el cual el equipo directivo incide en la modificación de las prácticas

pedagógicas del cuerpo docente- puede disminuir el efecto individual que tienen los

profesores en los resultados de los alumnos, así como puede permitir la creación de espacios

de mayor colaboración entre los profesores.

Fryer (2017) estudia el impacto que tienen los programas de capacitación –que

incluyen liderazgo- a los directores en los resultados de los alumnos. Se evidenció que los

directores participantes incrementaron el número de veces que dan feedback a sus docentes y

por otro lado los resultados académicos de los alumnos mejoraron, y más aún en aquellas

61

instituciones donde el director mantuvo su cargo, lo cual concuerda con lo mencionado

previamente.

En resumen, esta revisión da cuenta de la relación existente entre el liderazgo escolar,

tipo de liderazgo y rendimiento académico entendiendo a esta variable última como un

indicador de la efectividad del liderazgo. Esto, indicando que resulta de vital importancia

para la mejora de la eficiencia de los establecimientos educativos tener en cuenta estos

aspectos.

Los líderes más efectivos transcienden la función de la gestión, también adoptan

funciones transformacionales e instructivas que tienen un papel positivo en relación a la

mejora del rendimiento académico, esto indica la importancia de pensar un programa de

formación a los líderes que vaya más allá de la gestión.

3.1.5.1 Importancia del desarrollo de liderazgo docente

En lo referido al liderazgo transformacional Antares Vázquez Alatorre (2013) aporta

evidencia sobre que este estilo es el más adecuado para conseguir el éxito en las instituciones

educativas.

Pawar (2003) afirma que si el liderazgo está sujeto por variables situacionales y

contextuales, habrá diferentes tipos de líderes transformacionales, sin embargo no existe aún

investigación sistematizada sobre estas variaciones; en función de esto, retornando a Burns

(1978) según su clasificación existen tres tipos de líderes transformacionales en el contexto

social, a saber:

1) Liderazgo intelectual: intenta cambiar el contexto social, tiene conciencia del

propósito

2) Liderazgo reformador: es un liderazgo de tipo moral, con poder de negociación

3) Liderazgo revolucionario: encabeza una transformación total del sistema social.

62

Westley y Mintzberg (1989) mencionan 5 diferentes tipos de líderes como parte de un

fenómeno activo y de interacción, en el lugar del líder transformacional y son:

1) Creador: es inspirador, enfocado en su visión la cual busca promover entre sus

seguidores.

2) Proselitista: promociona las ideas en las que cree.

3) Idealista: anhela la perfección y minimiza las contradicciones de la realidad, es más

introspectivo.

4) Bricoleur: es sagaz, posee mucha habilidad para interpretar las situaciones, funciona

eficazmente en la construcción de organizaciones y equipos.

5) Divino: su fuente de fortaleza reside en la introspección, que le lleva a producir ideas

nuevas e inspiradoras.

En función de la influencia que el contexto pueda tener sobre el liderazgo

transformacional Pawar y Eastman (1997) proponen dos posiciones que pueda tomar el líder

según el contexto organizacional en el cual este inserto. Una de ellas es denominada positiva,

que se caracteriza principalmente por la orientación a la adaptación, la otra es negativa, que

se orienta hacia la eficacia. Desde esta conceptualización el polo positivo sería más propicio

para el liderazgo transformacional y el negativo menos.

Pensando al liderazgo como un factor para el cambio, Pawar y Eastman (1997) sostienen

que se da influencia recíproca entre cambio y liderazgo transformacional, es decir, se

influyen mutuamente, el cambio contextual y organizacional influye en el liderazgo, y este

último lo hace sobre el cambio contextual. Claro está que promover el cambio organizacional

requiere que el líder brinde su visión de los objetivos a alcanzar a fin de guiar a la institución,

educativa u otra, en la nueva dirección. Es el líder quien dará cauce al proceso de cambio

apoyándose en la necesidad de crecer personalmente de sus seguidores, y que esto no solo

favorecerá el proceso de cambio, sino que posibilitará que los seguidores lo vean atractivo.

63

La cultura organizacional es definida por Mendoza Torres y Ortiz Riaga (2006) como el

conjunto de prácticas sociales, materiales y no materiales que permiten distinguir a esa

comunidad de otra, dado que brinda un espacio común de índole afectiva y cognitiva.

Los líderes transformacionales influyen sobre tres áreas de la cultura organizacional.

Siguiendo a Tucker y Russell (2004)

1) La mentalidad de los miembros de la organización

2) La cultura entre las personas de la organización

3) La cultura más allá de las personas de la institución

Es en el ámbito educativo donde se acuña el concepto de liderazgo instruccional, dado

que estas organizaciones tienen una forma particular de estructurarse y el producto educativo

es de compleja caracterización, dado que el trabajo se fundamenta en la interacción de

diferentes agentes educativos. El liderazgo instruccional se centra en el proceso de enseñanza

y aprendizaje, enfatizando en las conductas de los profesores.

Para Leithwood y Poplin (1992) sostienen que este tipo de liderazgo ya no es el adecuado

en la actualidad, y plantean que es el transformacional el que debería existir en las

instituciones educativas. Basándose en que este tipo de liderazgo asume su centralidad en el

compromiso hacia los objetivos, lo cual resulta en un esfuerzo mayor y por ende mayor

productividad.

Fullan (2001) pudo enumerar algunas características comunes que de los líderes

educativos exitosos: 1. Orientación inclusiva y facilitadora. 2. Enfoque institucional orientado

al aprendizaje de los alumnos. 3. Administración eficiente. 4. Habilidad para manejar presión.

5. Dar soporte a sus seguidores.

Para Leithwood (1994) el liderazgo real solo puede emerger en contexto de cambio, que a

su vez determinará la naturaleza del líder que emerja de él; es al liderazgo transformacional

desde su concepción al estilo que se vinculó con el cambio en diferentes contextos. Burns

64

(2003) sostiene que estos líderes son los que producen metamorfosis completa de su cambio

de acción, ya que son inconformistas del estatus quo, que lo lleva a modificar su entorno.

Retomando a Leithwood (1994) quien sostiene que las prácticas de índole

transformacional tienen efectos en forma directa e indirecta sobre el proceso de cambio en las

instituciones educativas, así como en la percepción que los docentes tienen sobre los logros

de sus alumnos.

Fullan señala que en la medida en que el liderazgo del profesorado amplia la capacidad

del centro escolar más allá del director, su función debe contribuir a crear condiciones y

capacidad para que cada uno de los profesores llegue a ser líder.

A su vez, Peter Senge sostiene que el liderazgo emerge como una respuesta a las

exigencias actuales de una gestión postburocrática, caracterizado por la flexibilidad,

adaptabilidad; descentralización y autonomía, que se orienta hacia la resolución de problemas

y a la presencia de pocos niveles jerárquicos.

Así la organización genera un liderazgo múltiple de los miembros y grupos, que creará

“comunidades de liderazgo”. Por ello es necesario realizar una revisión de la profesión del

docente desde su formación base hasta su desarrollo profesional.

En la misma línea, Maureira (2004) sostiene que el liderazgo como tal debe considerar

variables centrales en relación al funcionamiento del establecimiento educativo como ser la

colaboración y la satisfacción de los docentes; dado que todo esfuerzo individual por más

valioso que sea sino se enmarca en un esfuerzo colectivo enriquecedor y superador es en

vano.

Fuentes (1998) señala que la colaboración en los centros educativos y los efectos de un

liderazgo eficaz solo tiene sentido si se estimula la participación de todos los miembros. Por

ello es función del director, en tanto capacidad de liderar que tenga, el unir esfuerzos y lograr

una real participación y compromiso por parte de todos. Ahora bien, no alcanza solo con la

65

participación, sino que también es vital la satisfacción que tengan los miembros de la

organización para alimentar y fomentar tanto la participación como el compromiso.

Witziers (1996) indica que el liderazgo tiene un efecto más indirecto que directo sobre los

resultados de los centros educativos, por ello es que Maureira (2004) asocia la participación

en el centro y la satisfacción en el trabajo como mediadoras de un liderazgo transformacional.

A partir de esto Maureira (2004) propone un modelo donde el efecto del liderazgo

ejercido por el director partiendo de las dimensiones del liderazgo transformacional -carisma,

consideración individual, estimulación intelectual, inspiración, consideración

individualizada- y agrega la tolerancia psicológica, entendida como la capacidad de utilizar el

sentido del humor para afrontar momentos duros y difíciles de la institución educativa, van a

incidir en la colaboración y satisfacción que arrojará como producto final la eficacia

pedagógica en tanto percibida.

Al llevar a análisis vía investigación este modelo, se obtuvieron las siguientes

conclusiones:

La dimensión consideración individual tiene efecto significativo directo sobre la

satisfacción

Las dimensiones inspiración, estimulación intelectual, carisma, y tolerancia

psicológica no tienen efecto directo sobre la satisfacción

Las dimensiones consideración individual y tolerancia psicológica no inciden sobre la

variable colaboración

Inspiración, estimulación intelectual y carisma tienen efectos directos sobre la

colaboración

La colaboración tiene efectos directos sobre la satisfacción y la eficacia percibida

La satisfacción tiene efectos directos sobre la eficacia percibida

66

Inspiración y carisma tienen efectos indirectos a través de la colaboración sobre

eficacia percibida

En el artículo de Horn y Marfan (2010) sobre la relación entre liderazgo educativo y

desempeño escolar, revisión de la investigación en Chile, es de suma importancia porque

compila varias investigaciones donde dan cuenta de como el liderazgo influye en el

rendimiento académico.

En dicho artículo se entiende por liderazgo educativo, como la capacidad de plantear

principios y valores que sean tomados por todos los miembros como propios, lo cual creará

un sentido compartido que moviliza a la organización en la consecución de ellos. Como dice

Leithwood, Day, Sammons y Hopkins (2006) el liderazgo se caracteriza por fijar un destino a

la organización, y movilizarla hacia allí, o como dice Robinson (2009) el liderazgo educativo

es aquel por el cual se influye a otros para que realicen cosas que mejorarán los resultados de

aprendizaje de los estudiantes.

A su vez es importante diferenciar gestionar de liderar. Lo primero se vincula

estrechamente con mantener operaciones y rutinas de la organización, mientras que liderar

implica considerar las opciones presentes y plantear la posibilidad de introducir cambios al

interior de la organización que promuevan mejoras (Robinson, Hohepa y Lloyd, 2009)

Leithwood et al (2006) incluyeron investigaciones que analizan cuantitativamente el

impacto que tiene el liderazgo sobre los resultados académicos, dan cuenta que dicha variable

explica entre un 5% y un 7% de la variación entre escuelas. De esta manera el liderazgo es la

segunda variable con capacidad de movilizar resultados al interior de una escuela.

Continuando con Leithwood (2006) las prácticas básicas y comunes del liderazgo en tanto

eficaz se pueden agrupar en cuatro dimensiones:

Establecer dirección: Brindar propósito de índole moral, que sea utilizado como

motivación para el trabajo de los docentes.

67

Rediseñar la organización: Generar condiciones de trabajo que le permitan desarrollar

motivaciones y capacidades a todos los docentes.

Desarrollar personas: Construir el conocimiento y las habilidades necesarias para el

personal; así como el compromiso y la resiliencia.

Gestionar la instrucción: Prácticas asociadas al salón de clases.

En la revisión realizada por Carlson (2000) se evaluaron 14 investigaciones sobre el

impacto del liderazgo y el rendimiento académico, y se pudo hallar evidencia sobre la

capacidad que tiene el liderazgo educativo para generar cambios que mejoren los resultados

escolares.

En estos estudios, se ha encontrado evidencia de que el trabajo de los directivos es uno de

los factores que se relaciona con la eficacia escolar. Carlson (2000) encuentra que aquello

que más incide en la calidad de las escuelas es tener un director de primera línea, que tenga

autoridad suficiente para tomar medidas, a la vez que debe combinar con un cuerpo docente

estable, competente y motivado, lo cual conllevaría al buen desempeño de los alumnos.

En estos 14 trabajos se encuentra que uno de los factores comunes de efectividad en las

escuelas reside en la presencia de un fuerte liderazgo institucional que es ejercido por el

director.

Raczynski y Muñoz (2006) en su estudio identificaron cuatro elementos, que

denominaron “columna vertebral” de la efectividad; uno de ellos es la gestión pedagógica e

institucional, dicha gestión refiere al desarrollo profesional docente al interior de la escuela,

lo cual se produce en un espacio de colaboración entre directivos y docentes, el segundo

elemento es el aprovechamiento de los recursos humanos y materiales disponibles en la

escuela. También es necesario un liderazgo propositivo, que favorece un proyecto

institucional compartido; lo cual sería el tercer elemento, mientras que el cuarto elemento

68

refiere a mostrar expectativas y “visión de futuro”. Esto último se refiere a la creencia en las

posibilidades que tienen de aprendizaje los alumnos, por parte de los directivos y profesores.

Los estudios que se mencionaron hasta ahora toman al liderazgo directivo como relevante

para explicar los buenos resultados. Los próximos toman al liderazgo como el punto de inicio

de sus investigaciones.

Bravo y Verdugo (2007) toman a la gestión escolar como un elemento vital para la

mejora de los aprendizajes de los alumnos. Dicha gestión se puede pensar a partir del rol

asumido por el director, pudiendo ser un rol motivador, así como también le corresponde al

líder una función evaluadora de las prácticas docentes y el impacto que tiene en los

aprendizajes de los alumnos

En el trabajo de Bravo, Sevilla y Miranda (2008) se llega a conclusiones muy similares,

destacando el rol de los directores en materia de efectividad escolar. El rol del director al

establecer metas que orienten el trabajo de la organización, funciona como un material

importante para el logro de resultados.

En la investigación de Majluf y Hurtado (2008) se estudia el impacto de la cultura escolar

en los aprendizajes. La función del liderazgo del director sería propiciar un clima escolar y

condiciones de trabajo que brinden a los docentes satisfacción por estar allí y por ende

compromiso para con la institución, alumnos y director, esto concuerda con lo expuesto en

otras investigaciones sobre el tipo de liderazgo transformacional. Otro dato de relevancia de

esta investigación consiste en que la función pedagógica del líder no reside solamente en lo

que haga, sino que también se correlaciona con la capacidad de motivar y propiciar

orientaciones.

Thieme (2005) en su investigación estudia la influencia del liderazgo sobre el desempeño

escolar, el cual es considerado como la percepción que docentes y directores tienen sobre

eficiencia, esfuerzo y satisfacción con la escuela. Thieme evidencia que el desempeño escolar

69

es notoriamente mayor cuando el líder es mejor evaluado que cuando estos obtienen baja

puntuación. De esta forma desarrolla un modelo de liderazgo basado en factores tales como la

influencia idealizada, la motivación por inspiración, la consideración individualizada, la

estimulación intelectual, siendo la influencia idealizada por el líder el de mayor incidencia, es

decir, respeto y confianza, los cuales se asocian con los valores morales y éticos.

Carbone et. al. (2008) caracterizan las prácticas de liderazgo de los directores, jefes e

inspectores y categorizan los diferentes estilos de liderazgo asociados a los resultados de

aprendizaje. Para el director identificaron cuatro tipos: participativo, autoritario,

externalizador y centralista. Los dos primeros correlacionan con buenos rendimientos

académicos y los otros dos con bajos resultados.

Profundizando en su investigación Carbone plantea que las prácticas de liderazgo de los

directores más efectivos se pueden clasificar en cuatro tipos; prácticas con foco en el

aprendizaje, la planificación y coordinación, la capacidad de innovación y la consideración

contextual, interno y externo, de la escuela; incluyen también para los buenos lideres la

expertise y conocimientos específicos para su función.

El estudio de Volante (2008) vuelve a rescatar la función pedagógica del líder, tal como

había sido valorado en los estudios mencionados previamente sobre efectividad escolar. Los

resultados arrojan que en aquellas escuelas donde se percibe un mayor liderazgo instruccional

se lograron mejores niveles de logro en pruebas de selección universitaria. La percepción de

liderazgo incide en las expectativas que los profesores tengan sobre el logro académico de los

estudiantes.

La investigación de López (2008) busca confirmar la hipótesis de que la gestión escolar

incide indirectamente en la calidad, dado que impacta sobre otros actores, fundamentalmente

en los docentes. Para ello utiliza las siguientes variables; satisfacción de los docentes y

resultados percibidos por directores y docentes sobre el logro.

70

López desglosa cinco dimensiones para la gestión escolar que pueden tener efectos sobre

las variables arriba mencionadas y son: 1. Liderazgo. 2. Planificación y estrategia. 3. Gestión

de personal. 4. Gestión de recursos. 5. Gestión de procesos.

De estas cinco dimensiones, el liderazgo y gestión de personal inciden directamente sobre

la satisfacción de docentes, mientras que liderazgo, gestión de recursos y gestión de procesos

generan un efecto directo sobre la percepción de logro de objetivos que tengan docentes y

directivos.

Garay (2008) también considera al liderazgo como un elemento de influencia indirecto,

para la calidad de resultados. Este estudio sostiene que las dimensiones del liderazgo

transformacional son centrales, ellas son consideración individual, carisma, estimulación

intelectual e inspiración.

En conclusión en las diferentes investigaciones se encuentra un elemento común y es que

todas ellas encuentran al liderazgo vinculado a los resultados de aprendizaje que tengan los

alumnos. Los estudios sobre escuelas eficaces, dan cuenta de la importancia del liderazgo en

los resultados de aprendizaje. En la tabla 2 se expone un resumen con las investigaciones más

relevantes abordadas en este capítulo.

Tabla 2

Resumen Investigaciones Efectividad del Liderazgo

Autor Año Ámbito Resultados

Bass 1998 Organizacional Combinación de estilos transformacionales con

transaccionales son aquellos que resultan más exitosos.

Walumbwa,

Wang, Lawler

y Shi

2004 Organizacional

El liderazgo transformacional estimula conductas más

eficaces y efectivas que el liderazgo de premio

contingente. Mientras que resulta más estimulante que

el liderazgo activo, el cual supera en eficacia y

efectividad al laissez faire.

Castro Solano y Benatuil

2007 Militar

Cadetes que evidenciaron que perfiles de espectro

completo correlacionaron con alto rendimiento

académico y militar. Estilo transaccional correlacionó

con baja con rendimiento académico. Transformacional

correlacionó con rendimiento académico medio y

71

militar alto.

Castro Solano

y Minervino 2007 Militar

La motivación para liderar es un buen predictor del

éxito en el entrenamiento de estudiantes.

Bass 1988 Educativo

Liderazgo transformacional pieza fundamental en

factores que determinan el éxito en un centro educativo,

por encima del liderazgo transaccional o la falta -laissez

faire-.

Sammons,

Hillman y

Mortimore

1995 Educativo

Liderazgo profesional como factor clave de escuelas

efectivas. Los directores efectivos comparten

responsabilidades de liderazgo con otros miembros e

involucran a los maestros en la toma de decisiones.

Carlson 2000 Educativo

El liderazgo educativo genera cambios en los resultados

escolares. El liderazgo del director incide en la

efectividad de las escuelas.

Bogler 2002 Educativo

Liderazgo transaccional puede producir una

disminución en el grado de satisfacción del cuerpo

docente. Debido a la percepción de pérdida de

autonomía.

Waters

Marzano y Mc

Nulty

2003 Educativo El estilo de liderazgo está asociado al logro de los

estudiantes.

Griffith 2003 Educativo

Liderazgo Transformacional del director correlaciona

positivamente con la satisfacción de docentes y no

docentes. Directoras femeninas son más efectivas y

transformacionales que masculinos.

Maureira 2004 Educativo

Dimensión consideración individual tiene un efecto

significativo y positivo sobre la satisfacción. La

satisfacción tiene efecto directo sobre la eficacia

percibida.

Uribe 2005 Educativo Las investigaciones sobre liderazgo transformacional se

han basado sobre la calidad y mejora educativa.

Fitzgerald 2005 Educativo Liderazgo Transformacional correlaciona con la

confianza de los profesores hacia la dirección.

Leithwood y

Jantzi 2005 Educativo

El estilo de liderazgo impacta de forma indirecta sobre

el nivel de logro del alumno.

Leithwood et.

al. 2006 Educativo

El liderazgo explica entre un 5% y un 7% la variación

en los resultados académicos.

Pedraja et. al. 2009 Educativo

El liderazgo transformacional docente incide de forma

positiva en el rendimiento académico de los estudiantes.

El transaccional no presenta resultados significativos y

el Laissez faire afecta negativamente al rendimiento. El

rendimiento académico aporta información valiosa

72

sobre la eficacia de los estilos de liderazgo.

Ibrahim, Ali y

al-Taneiji 2013 Educativo

Estilo de liderazgo del director correlaciona con la

percepción de efectividad en el liderazgo por parte del

profesorado.

Pedraja,

Rodriguez y

Mardones

2016 Educativo

En colegios de alto rendimiento académico se evidencia

un liderazgo transformacional. En colegios de bajo

rendimiento esto no sucede. Sin embargo el liderazgo

transaccional está asociado a mayores niveles de

responsabilidad del docente en su trabajo.

Choi y Gil 2017 Educativo

El liderazgo es fundamental para el incremento de los

resultados académicos, aunque el mismo es difícil de

determinar.

Fryer 2017 Educativo

Programas de capacitación a los directores que incluyen

liderazgo, impactan en el rendimiento académico de los

alumnos.

Tabla 2. Efectividad del liderazgo.

73

4 Capítulo 4

4.1 Liderazgo y género

4.1.1 Género/Sexo. Consideraciones generales.

Money (1985) durante los años 50 y 60 del siglo XX fue de los primeros en abordar la

relación existente entre el sexo y el género, a partir de sus estudios se llegaron a constatar que

la identidad de una mujer y un hombre dependían fundamentalmente de las formas en que los

individuos habían sido socializados y de lo asignado para cada uno por la familia, junto a las

características biológicas u hormonales. Sin embargo, colocando en un plano principal lo

histórico cultural.

Money (1955; 1985) utilizó el concepto de gender para referirse a un comportamiento

cultural (la influencia educativa) en la formación de la identidad sexual. Se puede notar que la

categoría género, aparece como una necesidad de diferenciar el sexo de una persona, desde el

punto de vista que influye lo genético, lo hormonal, lo cromosómico y lo fisiológico. De

manera que, el género se define como una construcción sociocultural e histórica de lo

femenino y masculino.

Dada esta definición de género como “un conjunto de rasgos, cualidades, modos de

comportamientos que distinguen socialmente al hombre y la mujer, y que agrupa todas las

manifestaciones biológicas, psicológicas y sociales designados por cada cultura como lo

masculino y lo femenino.” (González y Castellanos, 2003; p. 97).

La definición de género presenta un valor para la reflexión ya que permite

representarnos todo lo concerniente al hombre y a la mujer, y tener una visión de las

manifestaciones que atañen a la misma en el desarrollado por la humanidad a lo largo de su

devenir.

74

Ahora bien, como consideran Conway, Bourque y Scott (1987), los estudiosos que

deseen comprender cómo puede desplazarse el peso relativo de cada género en relación con

los juegos opuestos de valores culturales y de los limites sociales establecidos, propiciando

así el reordenamiento de todas las otras categorías sociales, políticas y culturales, termina

aprendiendo mucho sobre la ambigüedad de los roles de género y sobre las complejidades de

la sociedad. Quienes estudian el género pueden revisar los conceptos sobre qué es la

humanidad y qué es la naturaleza y ampliar nuestro sentido de la condición humana.

Desde esta perspectiva aprender sobre las mujeres implica, también aprender sobre los

hombres. Los estudios de género son una manera de comprender a las mujeres no como un

aspecto aislado de la sociedad, sino como parte importante y constituyente de ella.

Se hace evidente el desempeño de la cultura como base para la significación de los

procesos sociales y reguladora de la capacidad y la posibilidad de las personas para responder

al medio social y natural.

“Género, es la categoría que nos posibilita designar al orden histórico cultural

configurado sobre la base de la sexualidad, la cual está definida históricamente por el orden

genético. Es una construcción simbólica que integra los atributos asignados a las personas a

partir de su sexo.” (Fernández, 2005; p. 152).

No obstante, la complejidad de la categoría género determina en algunos casos la

existencia de diferencias en algunas definiciones aunque todas guardan similitudes, por

ejemplo el género se refiere a las actitudes, sentimientos y conductas que una cultura asocia

con el sexo biológico de una persona asignado al nacer (American Psychological Association;

APA, 2011).

Para la Organización Mundial de la Salud, el género visto desde una perspectiva

actual se aprecia como una categoría cultural que se compone de las funciones,

75

comportamientos, actividades y atributos que cada sociedad considera apropiados para los

hombres y las mujeres. Organización mundial de la salud (OMS, 1998).

A pesar de toda esta expansión de concepto es preciso señalar que el género no se

puede traducir a una falsa dualidad entre lo femenino y lo masculino, ya que implica toda una

gama de posibilidades como parte normativa de la complejidad humana, tal como las

personas que transgreden el género y las personas que lo rechazan o no se identifican con los

constructos establecidos (Toro-Alfonso, 2009, Rodríguez-Madera, 2010; citado en Rodríguez

2014).

La complejidad de lo que llamamos género resulta evidente en que los roles del

hombre y de la mujer no están dentro de la naturaleza, sino que son el resultado de la historia

y de la cultura y éstas no tienen un origen natural, en cambio el sexo viene determinado por la

naturaleza, una persona nace con un sexo masculino o femenino, sus características son

inmodificables. Por el contrario, el género, varón o mujer, se aprende, puede ser educado,

cambiado y manipulado, dado que ha sido aprendido (Instituto Nacional de las Mujeres,

2003, citado en Cuadrado 2004).

La resultante de lo expuesto sobre el género lleva desde el inicio la conocida

contradicción hombre - mujer desempeño, deberes y derechos cuando expresa que el género

determina el rol y el estatus de los hombres y de las mujeres de acuerdo con las definiciones

culturales y el proceso de socialización que comienza en las primeras etapas de la infancia.

Eso crea un desequilibrio de poder entre hombres y mujeres y también determina su acceso

desigual a recursos como información, educación, empleo y crédito.

Para el autor de este trabajo coincidiendo con Conway, et al. (1987), en algunos de los

planteos sobre el estudio contemporáneo del género, se exige una reevaluación crítica de los

conceptos tradicionales de todas las disciplinas académicas, estas siempre van a estar a un

paso de lo que la propia sociedad y la conciencia social de manera activa e independiente

76

llegaran a colocar y efectuar en práctica social, movimiento que en determinado momento

podrá tener un desarrollo progresivo y en otros seguirá teniendo una dirección regresiva, del

género a tono con la dinámica social.

El género, como sostiene Reiche (1997), se convierte en la metáfora central de una

época: la identidad encubre tanto la sexualidad como su carácter problemático. El triunfo del

género sobre el sexo es un signo de los tiempos, en tanto borra los límites entre los sexos y

elimina el conflicto a través de la afirmación de la propia identidad; condensa el deseo de

una sexualidad libre de conflictos y el precio de la represión de la sexualidad.

Desde un punto de vista psicológico, el género se refiere al conjunto de creencias

compartidas por un grupo social sobre las características psicosociales, es decir, rasgos, roles,

motivaciones y conductas que se consideran propias de mujeres y hombres (López-Sáez,

1994).

Dice Scott (1990): “Género parece ajustarse a la terminología científica de las

ciencias sociales y se desmarca así de la -supuestamente estridente- política del feminismo”.

En esta acepción, género no comporta una declaración necesaria de desigualdad o de poder,

ni nombra al bando oprimido -hasta entonces invisible-. Mientras que el término “historia de

las mujeres” proclama su política al afirmar (contrariamente a la práctica habitual) que las

mujeres son sujetos históricos válidos, género incluye a las mujeres sin nombrarlas y así

parece no plantear amenazas críticas."

Más allá de las asunciones que emanan de la psicología el tema de género hace

presente una gran relevancia en lo relacionado al trabajo, a la vida laboral donde aún la mujer

enfrenta circunstancias que mediatizan sus derechos bien con un salario menor a pesar de

estar realizando la misma labor de los hombres.

En este sentido, señalan Conway, Bourque y Scott (1987), un resultado importante de

los estudios de género en las profesiones, es el reconocimiento de que la base de género de

77

las identidades laborales es notablemente duradera y difícil de modificar mediante el

agregado de más mujeres u hombres a un grupo ocupacional.

Es licito destacar que en la antropología actual se indaga las formas de “demostrar que

las relaciones de género son una dimensión fundamental, junto con la clase y la adscripción

étnica, de las relaciones sociales, (González, 1993). Para cumplir esta labor es necesario

analizar “con enfoque de género” todos los ámbitos: cultural, psicológico, económico, social

y político, así como la forma en que se construyen y operan las diferencias entre los sexos,

que tienden a colocar sistemáticamente a las mujeres en posiciones de desventaja y

subordinación.

4.1.2 La mujer y el hombre en la Educación Física

El desarrollo del lugar de la mujer en la Educación Física conllevó un largo proceso

de emancipación y de lucha por el derecho a incorporación de manera genuina y con las

mismas posibilidades que los hombres a pesar de las diferencias biológicas que pueden

encontrarse entre ambos sexos. Dichas barreras (Quintana, 2015), son:

Barreras biológicas: a) diferencias morfológicas, de ritmo de crecimiento y de

maduración; b) diferencias de rendimiento físico y funcional; c) maternidad; d) respuesta

orgánica al ejercicio físico intenso; e) respuesta orgánica a sustancias dopantes y de mejora

del rendimiento; f) concepto diferente del cuerpo.

Barreras educativas: a) modelos de práctica más cercanos a los intereses masculinos

que a los femeninos; b) menores expectativas de los padres y de los profesores en relación

con la práctica deportiva de las mujeres; c) baja autoestima sobre el nivel de competencia

motriz; d) menor implicación en la práctica deportiva; e) menor nivel de hábitos deportivos y

de formación.

78

Barreras deportivas: a) modelo deportivo masculino; b) modelos de práctica, horarios

y nivel de dedicación; c) gestores y entrenadores masculinos; d) estructuras deportivas

pensadas por y para los hombres.

Barreras socio-culturales: a) estereotipos sobre los modelos sociales de hombres y de

mujeres; b) asignación social masculina a la práctica deportiva, especialmente en algunos

deportes; c) diferencias en el reconocimiento social y económico de las mujeres deportistas

en relación con los hombres; d) limitaciones económicas y de tiempo y dificultad para

combinar la práctica con los roles familiares y sociales; e) ausencia de un rol deportivo en la

mujer; f) ideología y religión.

Algunas conclusiones de Vázquez, Fernández y Ferro (2000), destacan que existe un

cierto paralelismo entre las situaciones y problemas que se plantean en la incorporación de las

mujeres al ámbito deportivo y las que ocurren en otros ámbitos de la sociedad. La baja

presencia de las mujeres en las estructuras directivas y en los órganos de gestión del deporte

es significativa. Se pone de manifiesto que es necesario que se cumplan las orientaciones y

directrices de los organismos nacionales e internacionales en relación con las medidas de

apoyo a este objetivo.

4.1.3 Liderazgo y género

Al hablar de liderazgo debe reconocerse que es un atributo que ha sido típicamente

asociado con la condición de ser hombre (Castro, Lupano y López Pell, 2008; Eagly y Karau,

2002), pero en la práctica muchas mujeres se ven en la situación de tener que ejercer la

dirección o supervisión de grupos y poblaciones, lo que lleva a estudiar profundamente el

tipo de liderazgo que logran construir.

Respecto de los estudios de género, en las décadas de 1970 y 1980 cobraron fuerza los

trabajos que abordaban la relevancia y el lugar que ocupaban las mujeres en el ámbito

79

organizacional en relación a los hombres. (Brown, 1979; Dobbins, 1986; Dobbins Platz,

1986; Russell et al., 1988).

Una serie de trabajos vinculados a los referentes de diferentes organizaciones exponen

que en algunos casos no existen diferencias significativas entre el estilo de liderazgo de los

hombres y de las mujeres (Komives, 1991; Gibson, 1995; Maher, 1997; López-Zafra y del

Olmo, 1999, Van Engen, Van Der Leeden y Willemsen, 2001; citados en Cáceres, Sachicola,

y Lucena, 2015)

Sin embargo, Rosener (1990), aporta evidencia en favor de que las mujeres describen

un estilo tendiente a estimular la participación y compartir el poder mientras que los hombres

están más emparentados con un estilo de intercambio que se asemeja al estilo transaccional.

De la misma forma en el estudio realizado por Druskat (1994), las mujeres obtuvieron

puntajes más elevados que los hombres en lo que refiere al factor de carisma, consideración

individualizada y estimulación intelectual –factores del tipo de liderazgo transformacional-.

Mientras que halló que los hombres puntuaron más alto en factores transaccionales, laisse

faire, recompensa contingente, dirección pasiva por excepción y dirección activa por

excepción.

En esa misma línea, Bass y Avolio (1994), también aporta evidencia en favor de la

prevalencia de un estilo transformacional en las mujeres, sobre todo en lo vinculado al

carisma y un estilo prevalentemente transaccional en los hombres, sobre todo en lo referido a

la dirección por excepción.

Estos resultados condicen con los hallados por Ramos, Sarrió, Barberá y Candela

(2002). Los autores brindan información que vinculada al género, encontrando una

asociación entre el liderazgo transformacional y el estereotipo femenino y el liderazgo

transaccional con el estereotipo masculino.

80

Por otro lado, Cáceres, Sachicola, y Lucena (2015) en una investigación realizada

recientemente. Informan que en lo que respecta a investigación en el ámbito educativo, es

posible hablar de un tipo de liderazgo femenino. Ligado a dirigir las instituciones a partir de

un estilo vinculado a la inteligencia emocional. Evidenciando un estilo que conjuga la

racionalidad con el lado humano de los miembros que integran las organizaciones. Por lo que

es posible encontrar un liderazgo en las mujeres que se centra en las relaciones

interpersonales, la búsqueda de un clima adecuado y una toma de decisiones en conjunto.

Si bien históricamente los estudios sobre liderazgo por género remarcaron atributos

típicamente autocráticos en los hombres y más democráticos en las mujeres (Eagly y

Johnson, 1990), los trabajos más recientes han manifestado que el liderazgo femenino ha

tendido a unificar ambos estilos a fin de lograr no ser rechazadas por sus pares varones

(Eagly y Karau, 2002; y Lupano y Castro, 2010).

Las evidencias hasta aquí recolectadas, indicarían que el estilo predominante en las

mujeres es el transformacional, presentando diferencias significativas respecto a los hombres

que presentarían un estilo predominantemente transaccional. Al mismo tiempo, si bien habría

que evaluar los cambios actuales respecto al comportamiento autocrático y democrático. La

evidencia indicaría que el género femenino estaría más emparentando con conductas

democráticas y el masculino con conductas autocráticas.

4.1.3.1 Género en el ámbito organizacional.

El papel de las mujeres en las organizaciones aún se encuentra limitado a pesar de los

avances en esta dirección, Coronel, Moreno y Padilla, (2002; citado en Carrasco, 2004)

señalan que la teoría organizativa ha aceptado y continúa aceptando una ideología y valores

esencialmente masculinos y las cuestiones relacionadas con el papel de las mujeres. El rol

femenino protagónico comienza a existir y buscará lograr romper los prejuicios para

comenzar a estudiarse con mayor frecuencia, desde el prisma femenino. Ello con certeza

81

acarreará la necesidad de un cambio en la situación, porque todos, hombres y mujeres, de

alguna manera estamos vinculados, en la participación de la vida de las organizaciones.

A partir de allí, surge la pregunta de cómo es el estilo de la mujer en la dirección

dentro de las organizaciones. Carrasco (2004) plantea la tesis de que las mujeres tienen un

estilo de dirección diferente a los hombres.

En base a un trabajo de investigación sobre diferentes trabajos realizados, Carrasco

(2004) concluye que la gestión y el liderazgo desarrollado por las mujeres, se caracteriza por

el énfasis en las personas y los procesos; el liderazgo como responsabilidad de todos y todas;

la constitución de estructuras menos burocratizadas, priorizando las relaciones sociales y el

sentido de comunidad; la capacidad para activar conexiones con las personas y el aprender

con los demás, el dejar hacer potenciando profesionalmente a los colectivos a través de sus

propios conocimientos e ideas; la participación y diálogo como procesos educativos; la clara

preferencia por enfoques cooperativos y consultivos; el estilo colaborativo, compartido y no

competitivo; el énfasis en los procesos democráticos; el desarrollo de políticas del cuidado y

apoyo mutuo.

En suma, la mujer tiende a expresar el poder en el dominio de las relaciones

colaboradoras, construyendo redes informales, propiciando la cohesión y los vínculos entre

los miembros, alentando a otros a compartir los recursos. Es un estilo de gestión que se aleja

de los modelos masculinos, dando lugar a un tipo de liderazgo más colaborativo y

pedagógico, orientado hacia las personas y los procesos, más creativo, comunicativo y

abierto; que puede promover la potenciación profesional y un mayor compromiso colectivo

de los miembros de la organización y conllevar un progreso en las escuelas.

Su concepción del poder es el poder con y a través de los otros, fomentando vínculos,

estructuras informales de comunicación y colaboración, y otro tipo de estrategias no

coercitivas hacia la resistencia y la oposición. Ellas hacen un uso moral del poder que

82

ayudará a las escuelas a pasar de ser organizaciones, a ser comunidades democráticas. A

pesar de lo expuesto, aquí merece investigaciones más amplias para poder afirmar la

generalización o no de este estilo de liderazgo y sus atributos, Carrasco (2004).

Previo al estudio de Carrasco, Cuadrado y colaboradores (2002) estudiaron el

liderazgo de hombres y mujeres: diferencias en estilos de liderazgo, relaciones entre estilos y

predictores de variables de resultado organizacional.

La investigación tuvo por objetivo averiguar si hombres y mujeres líderes perciben

que adoptan diferentes estilos de liderazgo. Se identificaron los estilos más investigados

desde la perspectiva psicosocial: autocrático-democrático, orientación a la tarea-orientación a

las relaciones y transformacional-transaccional.

Asimismo, conocer las diferencias entre líderes de distinto sexo en dos aspectos: 1)

las relaciones existentes entre los comportamientos auto percibidos referidos a estos estilos.

2) los estilos que mejor predicen la eficacia de la unidad o departamento, la satisfacción con

distintos aspectos de su trabajo y el esfuerzo extra logrado en sus subordinados.

Los resultados mostraron que, en general, hombres y mujeres perciben que adoptan

similares estilos de liderazgo, pero las relaciones entre ellos y los estilos que predicen los

resultados organizacionales son diferentes en cada caso, en función del sexo de los líderes.

En la investigación se hace una recomendación tendiente a la inclusión de

determinadas variables psicosociales, como, por ejemplo, los valores, expectativas o rasgos

estereotípicos de género, con el fin de obtener conclusiones más esclarecedoras que los

propios estilos de liderazgo sobre la cuestión que nos ocupa, consiguiendo de esta forma un

avance respecto a las investigaciones que se han llevado a cabo hasta el momento, (Cuadrado,

et al., 2003). En suma, las investigaciones declaradas advierten de la importancia del tema y a

la vez de su complejidad.

83

Continuando esta línea de indagación sobre el liderazgo y género, Santos (2012)

realizó como tesis de maestría una investigación sobre: Diferencias de estilo de liderazgo y

dirección entre hombres y mujeres. Santos (2012) analizó las diferencias de estilo de

liderazgo y dirección entre hombres y mujeres, empleando dos vías: la revisión de la

bibliografía sobre el tema, y acometiendo un estudio empírico utilizando como base una

encuesta a directivos y directivas de distintas empresas españolas.

De la revisión de la bibliografía existente, se evidenció que se confunden los

conceptos de liderazgo y dirección, así como que hay diferentes formas de clasificar los tipos

de liderazgo y dirección según distintos autores. Lo que hay que resaltar es que liderazgo y

dirección son dos sistemas de acciones peculiares y complementarias. Cada uno de ellos tiene

su propia función y actividades características; y por lo tanto, son conceptos diferentes.

Santos (2012) enfatiza que el liderazgo representa la autoridad informal, el énfasis en

recursos emocionales y espirituales, mientras que la dirección sería autoridad institucional,

los atributos propios del cargo, haciendo énfasis en recursos físicos, materiales, orientándose

a la administración y gestión. La dirección tiene que hacer frente a la complejidad de una

organización y a tratar de afrontarla, mientras que el liderazgo afronta el cambio.

Así, la dirección como tarea de gestión hace frente a la complejidad planificando,

creando una organización dotada de personal, así como controlando y resolviendo los

problemas. Por su parte, el liderazgo hace frente a la necesidad de cambio, proyectando una

visión y estableciendo estrategias, desarrollando equipos de trabajo, así como motivando y

apoyando.

La clasificación que utilizó el autor de esta investigación sobre los estilos de liderazgo

ha sido avalada por Bass (1990): liderazgo transformacional, liderazgo transaccional y laissez

faire; donde se han estudiado diferentes variables: influencia, idealizada, conductual,

influencia idealizada, atribuida, motivación inspiracional y estimulación intelectual, dentro

84

del liderazgo transformacional; y la recompensa contingente y consideración individualizada

para el liderazgo transaccional. Los resultados del estudio mostraron que, en general,

hombres y mujeres adoptan similares estilos de liderazgo y dirección (Santos, 2012).

Al mismo tiempo, el estudio del liderazgo femenino ha recibido la atención de

Lupano y Castro Solano (2010), realizaron un estudio con líderes de empresas para analizar

cómo se describen los líderes y seguidores en función de las características estereotípicas de

género percibidas y, además, verificar si existen diferencias en dichas características según

tipo de puesto -líder/ seguidor-.

Los líderes hombres se autodescriben principalmente con atributos agenticos-

masculinos -por ejemplo, dominante-, comparado con los seguidores que lo hacen a partir de

algunas características comunales-femeninas -por ejemplo, sumisión-. En relación a las

mujeres, las líderes se autodescriben principalmente con atributos andróginos combinando

cualidades de ambos géneros -por ejemplo, dominantes y sensibles a las necesidades de otros-

; en cambio las empleadas destacaron atributos comunales -por ejemplo, sumisión-.

Los resultados encontrados ratifican lo expuesto por Eagly y Karau (2002), en cuanto

a que las mujeres líderes deben combinar ambos atributos con el fin de lograr no ser

rechazadas principalmente por sus pares varones. Por parte, las conclusiones corroboran las

investigaciones expuestas, ya que aquellas también mostraban el creciente auto asignación de

características instrumentales en el caso de las mujeres, principalmente las líderes.

Sin embargo, el trabajo destaca que se halló que tanto hombres como mujeres

seguidoras, se describen como femeninos/as asumiendo en mayor medida -comparado con

los/las líderes- la característica de sumisión, esto parecería indicar que se trataría de una

característica comunal, que evidentemente diferencia a líderes y seguidores más allá del sexo.

Estos resultados no son congruentes con los de Cuadrado (2004) que halló que los hombres y

85

mujeres que no ocupaban puestos de liderazgo se describían asumiendo sus respectivos

estereotipos de género.

La Teoría de congruencia del rol hacia las mujeres líderes de Eagly y Karau (2002),

defiende que el prejuicio hacia las mujeres líderes, es una de las causas de las dificultades que

presentan para acceder a puestos de liderazgo. El prejuicio procedería de la incongruencia

entre las características femeninas y los requisitos del rol de líder.

La clave de esta teoría es la de roles de género, es decir, aquellas creencias

compartidas acerca de los atributos de hombres y mujeres (Morales y Cuadrado, 2004). Los

roles incluyen dos tipos de normas: descriptivas - expectativas compartidas sobre lo que los

miembros de un grupo realmente hacen, y prescriptivas - expectativas compartidas sobre lo

que los miembros de un grupo idealmente deberían hacer.

Por lo general, las mujeres líderes pueden llegar a ser evaluadas negativamente por

dos razones: 1) porque no despliegan las características que suelen relacionarse con el

liderazgo efectivo; 2) porque, en el caso de que las desplieguen, se considera que son poco

femeninas. De ambas formas, existe incongruencia entre el rol de liderazgo y el rol social. En

consecuencia, se ven obligadas a combinar atributos asociados al estereotipo masculino con

cualidades femeninas, con el fin de lograr no ser rechazadas principalmente por sus

compañeros varones (Santos, 2012).

Como ya se mencionó para Lupano y Castro (2010) los roles de liderazgo están

empezando a sufrir transformaciones y, cada vez más, se privilegia la asunción de aspectos

comunales orientados hacia los otros para liderar efectivamente, entonces la autodescripción

que realizan las mujeres líderes resulta favorecedora. Los autores destacan los señalamientos

de Carli y Eagly (2007), quienes sostienen que si el rol de líder se ha hecho más femenino y

las mujeres líderes más masculinas se podría haber logrado un estilo andrógino más

apropiado.

86

Lo anterior es significativo a que estos cambios pueden aminorar la incongruencia

percibida entre el rol de líder y el rol social femenino, que como fue expuesto se encuentra en

la base del prejuicio hacia las mujeres líderes, principal obstáculo en el acceso a los puestos

directivos. Lupano y Castro (2010).

Se ha mencionado anteriormente, diversos estudios en el plano internacional que

aportan evidencia a favor y en contra de un estilo de liderazgo diferente según el género. Las

últimas investigaciones siguen en esa línea.

Por un lado, en un estudio realizado por Solís y Elgoibar (2019), se mencionan los

recientes estudios que brindan información empírica que sostiene la hipótesis de que las

mujeres tienden a utilizar mayormente un estilo de liderazgo transformacional. Mientras que

los hombres optarían por un estilo transaccional (Alonso-Almeida y Bremser, 2015;

Ebrahimi, Chamanzamin, Roohbakhsh, y Shaygan, 2017; Hernandez Bark, Escartín, Schuh, y

van Dick, 2016; Melsom, 2015; Sebastian y Moon, 2018; Xu, Wubbena, y Stewart, 2016;

citados en Solís y Elgoibar, 2019).

Por otro lado, en una investigación realizada en pymes de Colombia por Solarte, Salas

y Martínez (2017), se halló que no existen diferencias en el estilo de liderazgo según el

género, prevaleciendo el estilo transformacional para ambos géneros.

Sin embargo, la evidencia aportada por Cortés (2016) indica que existen diferencias

significativas en cuanto a la percepción de estilos de liderazgo según género demostrando una

más alta percepción de hombres en el estilo transformacional y de mujeres en el

transaccional. Estos resultados que contradicen la evidencia hasta aquí mencionada que

señala una mayor percepción de un estilo transformacional para el género femenino.

Son evidentes los aportes que hay en favor de una y otra posición por lo que será

relevante seguir aportando información sobre cómo se comporta esta variable en nuestra

población.

87

4.1.3.2 Género en el ámbito educativo y la educación física.

El tema de género ocupa un lugar importante en las investigaciones relacionadas con

la educación física, debido a sus relaciones con la participación en estas actividades, la

satisfacción, los rendimientos y la polémica sobre las creencias y prejuicios, especialmente

sobre la presencia de la mujer en la educación física ocupando cargos de dirección y otras

actividades.

Al introducirse en el tema del liderazgo estudiantil y el género, las investigaciones no

son frecuentes, no obstante tenemos que los primeros estudios que combinan el liderazgo de

profesores de Educación Física en relación al género (Chistensen, Milner y Christensen,

1978; Milner, King y Pizzini, 1979), solían identificar su trabajo bajo la lógica de la

interacción y el clima democrático, pero destacando diferencias significativas sobre el tipo de

liderazgo, en función del género de los miembros y jefes de departamento del área.

Con lo dicho, queda de manifiesto que, en las lecturas realizadas había un pobre

registro relativo a estudios que aborden específicamente la cuestión de los estudiantes y su

condición de género en la disciplina.

Esta situación adquiere un cambio desde los años 90, y ya en el año 2000 aparecen

trabajos con una concepción y resultados especialmente definidos, así, tenemos el estudio de

Cáceres (2007) el cual plantea que son poco frecuentes las investigaciones sobre el liderazgo

estudiantil y también son limitadas las investigaciones sobre la dimensión introspectiva del

líder universitario, es decir, registrar la información trasmitida por el propio líder, mediante

un proceso de autorreflexión y toma de consciencia desde cómo percibe su lección por su

grupo de compañeros y otros aspectos de la dinámica de su aceptación y para qué fue elegido.

En el estudio realizado por Magaña, Morales y Avendaño (2016) se propuso medir

competencias de liderazgo femenino y masculino. Hallando solo diferencias en el liderazgo

masculino en cuanto a la percepción que los estudiantes de pregrado tienen respecto a la

88

adquisición de competencias de liderazgo. Esto indica que las mujeres han percibido un

menor desarrollo de competencias vinculadas al trabajo en equipo, el fomento de las

relaciones interpersonales, la cooperación y empatía -competencias vinculadas con un tipo de

liderazgo femenino, según la literatura- (Arteaga y Ramón, 2009; Cáceres et al., 2015; Diez,

et al., 2003; Lupano y Castro, 2006; 2011; citados en Magaña, Morales y Avendaño)

Cáceres (2007) señala que respecto a conocer los problemas auto percibidos por los y

las líderes estudiantiles de Granada, tomando en consideración una serie de variables,

especialmente género, con el propósito de llegar a una mayor eficiencia de los líderes

estudiantiles. En los resultados se resalta que el acceso al liderazgo por las mujeres, está

condicionada por la “cultura organizacional” de las instituciones, reflejo de un modelo social

concreto.

A la vez, enfatiza que la importancia que adquiere el aprendizaje y la posibilidad de

formarse como líderes, ha abierto la posibilidad de que las mujeres ejerzan el liderazgo en las

últimas décadas.

Cáceres (2007) llega a una conclusión común del análisis de la literatura que se

enuncia, como la escasa representación femenina en los cargos de mayor responsabilidad y

prestigio social, por lo que señala, es preciso matizar el concepto de liderazgo femenino, ya

que desde la teoría se expresa un estilo de proceder y dinamizar las organizaciones con un

perfil común, propio de todas las mujeres. Sin embargo, enfatiza desde la praxis que se

muestra la invisibilidad de las mujeres en el gobierno universitario.

Cáceres (2007) continúa sus conclusiones señalando que el inicio temprano del

alumnado en el ámbito de la representación estudiantil, junto con la antigüedad en este tipo

de actividades, manifiestan la madurez y experiencia del grupo en el desarrollo del liderazgo

y enfatiza que la formación de los líderes es un aspecto esencial y prioritario para desarrollar

con éxito sus funciones.

89

En relación a la práctica del liderazgo se hizo evidente en el estudio de Cáceres

(2007), que en algunos casos se concibe a las mujeres cediendo más, esto por ser más

abiertas, flexibles en la negociación, convencen menos y prefieren el contacto directo y

personal con la gente, mientras los hombres son percibidos como racionales, con ideas fijas,

agresivos y con mayor habilidad para convencer, además de que prefieren la comunicación

impersonal a través del uso de los foros.

En la tabla 3 se expone un resumen de las investigaciones recolectadas respecto a

liderazgo y género.

Tabla 3

Resumen Investigaciones Liderazgo y Género

Autor Año Resultados

Chistensen, Milner y

Christensen; Milner,

King y Pizzini

1978;1979 Diferencias significativas sobre el tipo de

liderazgo en función del género.

Rosener 1990

Mujeres describen un estilo tendiente a

estimular la participación y compartir el poder,

los hombres más asociados al estilo

transaccional.

Eagly y Johnson 1990

Señalan que los estudios de género remarcan

atributos típicamente autocráticos en hombres y

más democráticos en las mujeres.

Druskat 1994

Mujeres obtuvieron puntajes más elevados en

Carisma. Consideración individualizada y

estimulación intelectual. Hombres puntuaron

más alto en factores transaccionales.

Bass y Avolio 1994

Prevalencia de estilo transformacional en

mujeres, en particular en carisma y hombres

prevalencia de un estilo transaccional,

particularmente dirección por excepción.

Komives; Gibson;

Maher; López-Zafra y

del Olmo; Van Engen,

Van Der Leeden y

Willemsen

1991;1995;

1997;

1999;2001

No existen diferencias significativas entre el

estilo de liderazgo de los hombres y de las

mujeres.

Ramos, Rarrió, Barberá y

Candela 2002

Encontraron asociación entre liderazgo

transformacional y el estereotipo femenino, y el

transaccional con el estereotipo masculino.

Cuadrado et. al. 2002 Hombres y mujeres perciben que adoptan

estilos similares de liderazgo.

90

Eagly y Karau; Lupano y

Castro 2002;2010

El liderazgo femenino a unificado estilos

autocráticos y democráticos con el fin de no ser

rechazadas por sus pares varones.

Diez, et. al.; Lupano y

Castro Solano; Arteaga y

Ramón; Cáceres et. al.

2003;2006;

2009;2015

Diferencias significativas en el liderazgo

masculino respecto a la percepción de

adquisición de competencias de liderazgo.

Percibiendo un mayor desarrollo que las

mujeres

Santos 2012 Hombres y mujeres adoptan similares estilos de

liderazgo y dirección

Cortes 2016 Hombres perciben un estilo transformacional y

mujeres el transaccional.

Solarte, Salas y Martínez 2017 Prevalece el estilo transformacional en ambos

géneros sin presentar diferencias significativas.

Ebrahimi et. al.;

Sebastián y Moon;

Melsom; Hernandez et.

al. ; Xu et. al. ; Solís y

Elgoibar

2015;2015;201

6

2016; 2017;

2018;2019

Las mujeres tienden a utilizar mayormente un

estilo transformacional. Mientras que los

hombres optarían por un estilo transaccional.

Nota. Investigaciones de liderazgo y género.

91

Segunda Parte: Estudios Empíricos

5 Estudio Empírico

5.1 Justificación

Cómo se pudo observar a lo largo de esta tesis, las investigaciones demuestran que el

liderazgo escolar tiene una importancia estratégica en los procesos de mejora educativa

(Hallinger y Heck, 2011; Leithwood et al., 2010). En ese sentido el éxito educativo depende

en buena medida de la existencia de un liderazgo que motorice esos procesos de cambio

(Bolívar et al., 2013). Según la UNESCO (2005) el líder debe favorecer la mejoría en la

cultura de la escuela mediante la transformación de sus actividades y de las opiniones,

actitudes y sentimientos de los miembros de la comunidad escolar. (UNESCO, 2005; citado

en Solís, 2010).

El ejercicio del liderazgo dentro de las instituciones no solo se concibe dentro de una

estructura jerárquica. A la hora de pensar en la dirección de las instituciones educativas los

profesores ocupan un rol fundamental. En el ejercicio de sus tareas docentes pueden y deben

promover el aprendizaje (Pounder, 2012). Son los docentes quienes deben encargarse de

mantener un clima favorable dentro de las aulas de clase y así motivar a los estudiantes en su

aprendizaje (Pérez-Toledo, 2017).

De esta forma, las investigaciones han demostrado la asociación del estilo de

liderazgo docente con la efectividad del proceso de enseñanza y aprendizaje (Choi y Gil,

2017; Fryer, 2017; Leithwood et al., 2006; Pedraja et al., 2009; Pedraja et al., 2016).

Por otro lado, en lo referido al estilo de liderazgo transformacional en el contexto

deportivo se ha evidenciado que está asociado a la autoeficacia y la eficacia colectiva

(Bourne et al., 2015; Price y Weiss, 2013), la cohesión grupal (Callow et al., 2009; Smith et

al., 2013; Cronin et al., 2015) la buena conducta ciudadana (Lee et al., 2013) y la resiliencia

en relación a los contratiempos experimentados por el equipo (Morgan et al., 2015). En

92

relación a ello, el ejercicio del liderazgo transformacional disminuyó la conducta agresiva

(Tucker et al., 2010) fomentó el desarrollo de habilidades cognitivas, sociales y personales en

los atletas (Turnnidge y Côté, 2018) y estuvo asociado a una reducción de las lesiones en

jugadores de fútbol profesional de 17 países (Ekstrand et al., 2018).

Sin embargo, en la revisión de las producciones científicas sobre el liderazgo en

relación a la actividad física, se observa una preponderancia de aquellos que se centraron en

estudiar a líderes deportivos (Chelladurai, 1984; Chelladurai y Saleh, 1978, 1980),

mayormente enfocados en la labor de los entrenadores y no tanto en Profesores de Educación

Física.

Al mismo tiempo, no se han hallado en nuestro contexto estudios que combinan el

liderazgo de Profesores de Educación Física en relación al género. En ámbitos

organizacionales y educativos los resultados encontrados en los últimos años indican

diferencias en cuanto al comportamiento del estilo de liderazgo según el género. Las mujeres

tienden a utilizar mayormente un estilo transformacional. Mientras que los hombres optarían

por un estilo transaccional (Ebrahimi et. al., 2015; Sebastián y Moon, 2015; Melsom, 2016;

Hernandez et. al. 2016; Xu et. al. 201; Solís y Elgoibar, 2019)

Con lo dicho, queda de manifiesto a partir de la revisión realizada que es inexistente el

registro de estudios que aborden específicamente la cuestión de los estudiantes y su condición

de género en la disciplina.

A su vez, resulta que también son escasos los trabajos que han tratado de establecer

relación alguna entre el liderazgo y el rendimiento académico en etapas de formación

superior. Apenas han podido recogerse publicaciones que establecen algún tipo de vínculo

entre la personalidad de los estudiantes (de las aptitudes de liderazgo son consideradas unas

de las dimensiones) y el rendimiento en las materias, pero en carreras distintas a la que se

toma en consideración para esta tesis (Castro y Casullo, 2002; 2005; Niño de Guzmán,

93

Calderón, y Cassaretto, 2003; Paba et al., 2008), lo que aporta originalidad al trabajo que se

desarrolló.

Los estudios sobre liderazgo en el campo de la psicología han sido algo habitual en el

último tiempo. Sin embargo, la importancia de este estudio radica en el abordaje de una

población poco estudiada como lo son los y las estudiantes de la carrera de Profesorado en

Educación Física, un campo en el que además la investigación científica está en etapa de

desarrollo. Por esta misma razón, está investigación presenta un carácter exploratorio en una

primera instancia. A partir del cual se intentará en principio describir el comportamiento del

estilo de liderazgo en Profesores de Educación Física y al mismo tiempo comparar esta

población con otras que han tenido un mayor desarrollo en nuestro contexto como lo son los

estudiantes militares, personas que se desempeñan en tareas docentes, y personas que

desarrollan su liderazgo a partir de tener gente subordinada.

A su vez, como la revisión de los conceptos centrales en esta tesis, no revela trabajos

que aborden específicamente las variables de género y rendimiento académico en conjunto,

relacionado con el liderazgo, será de vital importancia examinar el comportamiento de estas

variables.

El problema de estudio plantea la relación entre los diferentes estilos de liderazgo, el

género y el rendimiento académico de los estudiantes del Profesorado de Educación Física, y

puede resumirse en los siguientes interrogantes de investigación:

1. ¿Qué tipos de liderazgo con sus respectivas características predominan en los estudiantes del

Profesorado en Educación Física?

2. ¿Difiere el estilo de liderazgo de los estudiantes del Profesorado de Educación Física al del

estilo de liderazgo de otras poblaciones?

3. Si existe, ¿cuál es la relación entre esos tipos de liderazgo y los niveles de rendimiento

académico alcanzados por los estudiantes del Profesorado en Educación Física?

94

4. Si existe, ¿cuál es la relación entre los tipos de liderazgo y el género de los estudiantes del

Profesorado en Educación Física?

5.2 Objetivos

En virtud de los antecedentes expuestos, los objetivos de la presente investigación son

los siguientes:

5.2.1 Objetivo General

Analizar la relación entre los estilos de liderazgo de estudiantes de profesorado de

educación física, el rendimiento académico y el género.

5.2.2 Objetivos Específicos

1. Analizar los estilos de liderazgo de los estudiantes de profesorado de educación física.

2. Comparar los estilos de liderazgo de estudiantes de profesorado de educación física

con los estilos de liderazgo de estudiantes militares.

3. Comparar los estilos de liderazgo de estudiantes de profesorado de educación física

con los estilos de liderazgo de personas que se desempeñan en tareas docentes.

4. Comparar los estilos de liderazgo de estudiantes de profesorado de educación física

con los estilos de liderazgo de personas que se desempeñan liderando subordinados en

interacción cara a cara (liderazgo de bajo nivel).

5. Analizar la relación entre estilos de liderazgo de estudiantes de profesorado de

educación física y rendimiento académico.

6. Establecer diferencias individuales según género.

5.3 2.3 Hipótesis

La revisión de los antecedentes teóricos y empíricos ha llevado a la formulación de las

siguientes hipótesis:

95

H1: El liderazgo de los estudiantes del profesorado de educación física difiere del de otros

grupos.

H2: El liderazgo de dichos estudiantes presenta diferencias según el género de los mismos.

H3: El liderazgo de los estudiantes relevados está relacionado con los promedios académicos

de los mismos.

5.4 Metodología

5.4.1 Tipo de estudio

Se trata de un estudio correlacional, debido a que se analiza la correlación entre

variables, en este caso el tipo de liderazgo en relación con el género y el rendimiento

académico de los estudiantes de Educación Física; utilizando el método cuantitativo, ya que

existe un análisis estadístico mediante un test, el cual arroja una medición sistemática de las

variables.

5.4.2 Diseño de estudio

Se trata de un diseño no experimental, ya que no existió manipulación de las

variables, ni condiciones o estímulos con los cuales se expusiera a los sujetos del estudio,

siendo así observados en su contexto natural.

También se utilizó un diseño de tipo transversal correlacional, ya que se aplicó en un

momento en particular y existió descripción de las variables analizando su incidencia e

interrelación. Se limitará solo al establecimiento de relaciones entre variables sin precisar

sentido de causalidad.

5.4.3 Participantes

5.4.3.1 Muestra Principal.

Se recolectó una muestra no probabilística intencional de 310 estudiantes de los últimos

dos años de la carrera de Profesorado en Educación Física de la Universidad Nacional de La

Matanza con una edad promedio de 23,49 años (DE=4,11 años; Md = 22 años; mín. = 18

96

años; máx.= 40 años). La misma está compuesta por un 51,94 % (161) de mujeres y un 48,06

% (149) de varones. Respecto al promedio de los estudiantes, los valores oscilaron entre 5.33

y 8.83 puntos.

5.4.3.2 Muestra de estudiantes militares.

Para cumplir con el objetivo 2, se recolectó una muestra no probabilística de 57

jóvenes estudiantes de los dos últimos años (3ro y 4to) en una institución militar

perteneciente a las Fuerzas Armadas Argentinas. Se trata en su mayoría de varones con una

edad promedio de 22,01 años (DE= 1.90 años; Md= 22 años; mín.= 18 años; máx.= 24 años).

5.4.3.3 Muestra de personas que se desempeñan en tareas docentes.

Para cumplir con el objetivo 3, se recolectó una muestra no probabilística intencional

de 44 personas que se desempeñan en tareas docentes con una edad promedio de 47,11 años

(DE=9,75 años; Md = 47 años; mín. = 28; máx.= 60). La misma está compuesta por un 70,5

% (31) de mujeres y un 29,5 % (13) de varones.

5.4.3.4 Muestra de personas de liderazgo bajo nivel.

Para cumplir con el objetivo 4, se recolectó una muestra no probabilística intencional

de 250 sujetos con liderazgo de bajo nivel, con una edad promedio de 40,94 años (DE=10,85

años; Md = 42 años; mín. = 22 años; máx.= 64 años). La misma está compuesta por un 50,4

(126) % de mujeres y un 49,6 % (124) de varones.

5.4.4 Instrumentos

Cuestionario de Estilos de Liderazgo– CELID – A (Castro Solano, Nader y Casullo,

2004), es una operacionalización de la Teoría de Liderazgo de Bass (1985) y que deriva de la

prueba MLQ (Multifactor Leadership Questionaire) en su versión española (Morales y

Molero, 1995).

Es un cuestionario de 34 ítems que operacionaliza la teoría del liderazgo

transformacional/Transaccional de Bass y Avolio (1990).

97

El mismo arroja una idea acerca de los estilos de Liderazgo predominantes y de las

dimensiones que lo componen. Dicho autor propone tres estilos de liderazgo:

transformacional, transaccional y laissez faire, superando la distinción entre democrático

versus autocrático o participativo versus directivo. Se utiliza una escala Likert de cinco

puntos (Castro y Lupano, 2007) validada en Argentina.

La escala tipo Likert consiste en un conjunto de ítems presentados en forma de

afirmaciones o juicios ante los cuales se pide una reacción por parte de los participantes, en

función de una escala en la cual a cada respuesta se le asigna un valor numérico: 1 (Total

desacuerdo con la afirmación) y 5 (Total acuerdo con la afirmación), siendo 3 (Ni de

acuerdo ni en desacuerdo).

La versión utilizada presenta fiabilidad (Alpha de Cronbach entre 0.60 y 0.75

dependiendo de la dimensión) y validez adecuadas. Se depuraron los 70 ítems originales por

medio de un análisis factorial exploratorio y considerando asimismo las correlaciones ítem-

escala. Se obtuvo una estructura factorial de siete dimensiones que coincidía con las

propuestas por el modelo teórico de Bass. Luego se confirmó la estructura obtenida mediante

un análisis factorial confirmatorio utilizando ecuaciones estructurales. Se verificó una

estructura de tres factores (liderazgo transformacional, transaccional y laissez faire). La

solución presentó un ajuste moderadamente bueno para población militar. Asimismo se

estableció la validez de criterio entre las puntuaciones obtenidas en el cuestionario y

calificaciones externas referidas al rendimiento militar de los cadetes realizadas por oficiales

a los instructores, encontrándose correlaciones moderadas, todas significativas.

Las dimensiones que componen el instrumento son:

1) Liderazgo Transformacional. Tiene 4 subdimensiones: a) Carisma o Influencia

idealizada, respeto por el líder que quiere ser imitado y que formula altos niveles de

expectativa en sus seguidores; b) Inspiración, es el grado en que el líder energiza a sus

98

seguidores proveyendo una visión de futuro, objetivos y propósito; c) Estimulación

intelectual, señala las acciones del líder relacionada con el estímulo intelectual para que los

seguidores resuelvan los problemas de forma creativa, nueva ante dificultades y obstáculos;

d) Consideración individualizada, es el apoyo que se provee al seguidor, prestando

importancia a sus necesidades de desarrollo personal.

2) Liderazgo Transaccional. Tiene dos subdimensiones: a) Recompensa contingente,

es una interacción entre líder y seguidor guiada por intercambios recíprocos. El líder

identifica las necesidades de los seguidores y realiza una transacción entre las necesidades del

grupo y las de cada persona. Recompensa o sanciona en función del cumplimiento de

objetivos; b) Manejo por excepción: el líder interviene solo cuando hay que hacer

correcciones o cambios en las conductas de los seguidores. En general las intervenciones son

negativas y de crítica para que los objetivos no se desvíen de su curso.

3) Laissez Faire. Representa la ausencia de transacción de cualquier clase. El líder

evita tomar decisiones, no tiene responsabilidad y no usa su autoridad. Es considerada la

forma más inefectiva de liderazgo.

5.4.5 Procedimiento

En el modo de administración del cuestionario, previamente se les brindó a los

estudiantes una breve introducción sobre líderes y sobre la investigación que iba a llevarse a

cabo. El cuestionario de 34 preguntas es auto-administrable. Se recibieron los 310

cuestionarios contestados. El procedimiento fue realizado en 3 tomas distintas, de 4

comisiones cada una, en diferentes días. El tiempo de recogida fue máximo de media hora. Si

había dudas las exponían al momento. Se les indicó que debían colocar su nombre y apellidos

para luego poder acceder al rendimiento académico de cada uno en toda la carrera.

Para evaluar el rendimiento académico de los estudiantes del profesorado de

educación física, se consideraron las calificaciones de cada estudiante que fueron extraídas de

99

los registros de la institución universitaria, lo que constituye una medición objetiva de sus

rendimientos. Se utilizó la media de las calificaciones de todas las materias al finalizar el

segundo semestre de 2016.

Se utilizaron distribuciones de frecuencias y estadísticos descriptivos como la media

(M) y el desvío típico (DE) y estadísticos de contraste de simetría (zG1), mesocurtosis (zG2) y

normalidad multivariada (k2) para cumplir con la parte descriptiva de datos.

Para cumplir con el primer objetivo, se calcularon los estadísticos descriptivos media

y desvío y a partir de ellos se obtuvieron los percentiles correspondientes según baremos de

líderes civiles-Autopercepción (Castro Solano et al., 2007). Luego con dichos resultados se

trazaron los perfiles de estilos de liderazgo en la muestra relevada.

Para cumplir con el segundo, objetivo, se realizó un MANOVA para indagar sobre la

existencia de diferencias entre los estudiantes de profesorado de educación física y una

muestra de jóvenes estudiantes de los dos últimos años (3ro y 4to) en una institución militar

perteneciente a las Fuerzas Armadas Argentinas (Ver descripción en el apartado

participantes) en las dimensiones y subdimensiones de Estilos de Liderazgo. Luego se

calcularon contrastes univariados utilizando t de Student.

Para cumplir con el tercer objetivo, se realizó un MANOVA para indagar sobre la

existencia de diferencias entre los estudiantes de profesorado de educación física y una

muestra de docentes de nivel medio (Ver descripción en el apartado participantes) en las

dimensiones y subdimensiones de Estilos de Liderazgo. Luego se calcularon contrastes

univariados utilizando t de Student.

Para cumplir con el cuarto objetivo, se realizó un MANOVA para indagar sobre la

existencia de diferencias entre los estudiantes de profesorado de educación física y una

muestra de sujetos con liderazgo bajo tipo I (Ver descripción en el apartado participantes) en

100

las dimensiones y subdimensiones de Estilos de Liderazgo. Luego se calcularon contrastes

univariados utilizando t de Student.

Para cumplir con el quinto objetivo, se utilizó para las correlaciones entre las

dimensiones y subdimensiones de estilos de liderazgo y promedio académico el coeficiente

de correlación Rho de Spearman. Asimismo, para realizar las comparaciones en dichas

dimensiones según sea el rendimiento alto o bajo se utilizaron t de Student y U de Mann

Whitney según correspondía.

Para cumplir con el sexto objetivo, se realizó la comparación de medias en las

dimensiones y sub-dimensiones de estilos de liderazgo según el género de los participantes

mediante t de Student y U de Mann Whitney según correspondía.

101

6 Resultados

En este capítulo se presentarán los resultados principales de la investigación.

En primera instancia se realizaron análisis descriptivos de las características

demográficas de los participantes y de otras variables de interés en el estudio. Luego se

realizaron los análisis orientados a responder a cada uno de los objetivos específicos de la

presente tesis.

Análisis descriptivo: Variables demográficas y desempeño académico

Como se observa en la Tabla 4, la distribución por género en los participantes es

equitativa, contando con 51,8% de sujetos femeninos y un 48,2% de participantes

masculinos.

Tabla 4

Descriptivos de la Variable Género

Variable f (%)

Género

Femenino 161 (51.94%)

Masculino 149 (48.06%)

Total 310 (100 %)

Nota. f = frecuencia; % = porcentaje en la muestra.

En la Tabla 5 se presentan los resultados descriptivos de variables edad y promedio en

la muestra. Junto con las medias de tendencia central (media), dispersión (desvió estándar), se

presentan estadísticos de contraste de simetría (zG1), mesocurtosis (zG2) y normalidad

multivariada (k2) (González, Abad y Lévy, 2006).

En los estadísticos zG1 y zG2, valores superiores a 1.96 o inferiores a -1.96, permiten

rechazar que la distribución de la variable es simétrica o mesocúrtica, respectivamente

(usando un α de .05). En el estadístico k2

valores superiores a 5.99 o inferiores a -5.99,

sugieren rechazar la asunción de una distribución normal de la variables (α = .05).

102

Tabla 5

Descriptivos de las variables edad y desempeño académico (promedio incluyendo y excluyendo

aplazos) en la muestra (n = 310).

Variable M (DE) zG1 zG2 k2

Edad 23.48 (4,10) 12.04* 38.88* 1656.62*

Promedio

Incluyendo aplazos 7.23 (0.48) -0.86 4.13* 17.80*

Excluyendo aplazos 5.84 (1.35) -5.52* 1.43 32.52*

Nota. M = Media; DE = Desvío Estándar; zG1= Contraste de asimetría; zG2 = Contraste de curtosis; k2 = contraste de

normalidad multivariada. * Se rechaza la hipótesis de simetría, mesocurtosis o normalidad (α = .05).

Análisis descriptivo: Dimensiones de liderazgo en la muestra

Tabla 6

Descriptivos de las dimensiones y sub-dimensiones de liderazgo en la muestra (n = 310).

Dimensiones de Liderazgo M DE zG1 zG2 k2

Transformacional 4.18 .59 -13.49* 19.19* 550.19*

Carisma 4.16 .75 -7.80* 4.04* 77.12*

Inspiración 4.46 .77 -15.75* 20.16* 654.72*

Estimulación intelectual 4.12 .70 -9.65* 9.23* 178.33*

Consideración individualizada 4.07 .88 -7.41* 2.14* 59.42*

Transaccional 2.50 .45 1.41 1.18 3.38

Recompensa contingente 2.99 0.79 -1.05 -1.62 3.72

Manejo por excepción 2.61 .67 1.30 -.72 2.20

Laissez Faire 2.43 .45 1.67 -.25 2.84

Nota. DE = Desvío Estándar; zG1= Contraste de asimetría; zG2 = Contraste de curtosis; k2 = contraste de

normalidad multivariada. * Se rechaza la hipótesis de simetría, mesocurtosis o normalidad (α = .05).

En la Tabla 6 se presentan las medias y desvíos estándar observados en cada una de

las dimensiones y sub-dimensiones de la escala de liderazgo, en la muestra de estudiantes del

103

profesorado de educación física. Además, al igual que con las variables edad y rendimiento

académico, se reportan estadísticos de contrastes de asimetría, curtosis y normalidad

multivariante.

Análisis y resultados asociados a los objetivos planteados para esta investigación

El objetivo general de la presente tesis doctoral ha sido analizar los estilos de

liderazgo de los estudiantes de un profesorado en educación física en relación a su género y

rendimiento académico. A continuación se presentarán los análisis correspondientes a cada

uno de los objetivos específicos de esta investigación doctoral.

6.1 Objetivo específico Nº1

Análisis y resultados asociados al objetivo #1: Analizar los estilos de liderazgo de los

estudiantes de profesorado de educación física.

En una primera estrategia para identificar los distintos estilos predominantes de

liderazgo en la muestra, se ha realizado una transformación de las medias de las dimensiones

y sub-dimensiones de liderazgo en la muestra a sus correspondientes percentiles (Ver Tabla

7). Se usó como referencia el baremo de líderes civiles autopercepción (Castro Solano et al.,

2007).

Tabla 7

Medias, desvíos y percentiles de las dimensiones y sub-dimensiones de liderazgo (n = 310)

Dimensiones de Liderazgo M DE Percentil

Transformacional 4.18 .59 73

Carisma 4.16 .75 66

Inspiración 4.46 .77 57

Estimulación intelectual 4.12 .70 81

Consideración individualizada 4.07 .88 53

Transaccional 2.50 .45 7

104

Recompensa contingente 2.99 .79 33

Manejo por excepción 2.61 .67 13

Laissez Faire 2.43 .45 55

Nota. M =Media; DE = Desvío Estándar.

A partir de los datos obtenidos y de la obtención de los percentiles se procedió a realizar los

perfiles de liderazgo de la muestra relevada.

Por lo que se puede observar (Figuras 2 y 3), en la muestra relevada predominan

características transformacionales, es decir los sujetos de la misma se ven a sí mismos como

líderes capaces de influir en sus seguidores con el objetivo de lograr cambios a partir del

establecimiento de objetivos compartidos. Asimismo, se consideran líderes carismáticos que

transmiten a sus subalternos su propia visión de futuro, ayudando a éstos a operar de manera

creativa y estimulándolos a pensar en nuevas soluciones para resolver problemas habituales.

No obstante, también hay en dicha muestra características de ausencia de liderazgo o de

liderazgo inactivo (Laissez Faire).

Adicionalmente, casi no se observan características de liderazgo transaccional en la

muestra relevada.

105

Figura 2

Percentiles de dimensiones y sub-dimensiones Liderazgo Transformacional y Transaccional.

66

57

81

53

33

13

0

9

18

27

36

45

54

63

72

81

90

99

Carisma Estimulación intelectual

Inspiración Consideración individualizada

Recompensa contingente

Dirección por excepción

Transformacional Transaccional

PERCENTILES ESTILOS DE LIDERAZGO (DIMENSIONES)

106

Figura 3

Percentiles de dimensiones y sub-dimensiones Liderazgo Transformacional y Transaccional.

73

7

55

0

9

18

27

36

45

54

63

72

81

90

99

Transformacional Transaccional Laissez Faire

PERCENTILES ESTILOS DE LIDERAZGO

107

6.2 Objetivo específico Nº2

Análisis y resultados asociados al objetivo #2: Comparar los estilos de liderazgo de

estudiantes de profesorado de educación física con los estilos de liderazgo de estudiantes

militares.

Para conocer si existían diferencias significativas en las dimensiones y sub-

dimensiones de liderazgo dependiendo del tipo de muestra, estudiantes de profesorado de

educación física vs. estudiantes militares; se realizó un análisis MANOVA tomando como

variables dependientes las dimensiones de liderazgo transformacional, transaccional y laissez

faire y las sub-dimensiones carisma, inspiración, estimulación intelectual, consideración

individualizada, recompensa contingente y manejo por excepción y como variable

independiente el tipo de muestra.

Los resultados muestran que existen diferencias significativas entre los vectores de

medias de Tipo de muestra, F (24, 304)=7.252; p<.001, η =.155. Siguiendo las indicaciones de

Cohen (1991) con respecto al tamaño del efecto, podemos afirmar que la magnitud de esas

diferencias es grande, dándole significación práctica a las diferencias observadas, ya que

para este autor un η ≥ .14 indica tamaño de efecto grande.

Para examinar cual dimensión y sub-dimensión de liderazgo registra mayor variación

en función de la variable tipo de muestra, se calcularon contrastes univariados.

Se compararon las medias en las dimensiones y sub-dimensiones de liderazgo de los

estudiantes del profesorado de educación física con una muestra de estudiantes de una

institución militar de las Fuerzas Armadas Argentinas, que se encontraban al inicio de su

tercer año de formación.

108

Tabla 8

Comparación de las medias de liderazgo entre la muestra de esta tesis (estudiantes de educación física) y una

muestra de estudiantes militares Muestras de comparación

Educación física

(n = 310)

Estudiantes Militares

(n = 57)

Dimensiones de Liderazgo M DE M DE t p

Transformacional a 4.18 .59 4.17 .40 0.16 .87

Carisma a 4.16 .75 4.17 .51 -0.13 .90

Inspiración a 4.46 .77 3.96 .50 6.30 < .001***

Estimulación intelectual a 4.12 .70 4.12 .57 < .01 1.00

Consideración individualizada a 4.07 .88 4.41 .55 -3.85 < .001***

Transaccional a 2.50 .45 2.93 .60 -5.15 < .001***

Recompensa contingente b 2.99 .79 2.83 .78 1.41 .16

Manejo por excepción b 2.61 .67 3.03 .68 -4.34 < .001***

Laissez Faire b 2.43 .45 1.99 .46 6.76 < .001***

Nota. M= media; DE = desvío estándar; t = Prueba t de Student para muestras independientes; a Frente al rechazo de la asunción de

homocedasticidad, mediante la Prueba de Hartley, no se asumieron varianzas iguales en los análisis (p < .05), b Se asumieron varianzas

iguales debito al no rechazo de la hipótesis de homocedasticidad mediante la Prueba de Hartley.

* La diferencia entre las muestras es estadísticamente significativa (p < .05). ** La diferencia entre las muestras es estadísticamente significativa (p < .01).

***La diferencia entre las muestras es estadísticamente significativa (p < .001).

Como se puede observar en la Tabla 8, existen diferencias significativas en la sub-

dimensión de Inspiración, los estudiantes del profesorado de educación física de esta muestra

obtuvieron puntajes de liderazgo más altos, M = 4.46, DE= .77, que los estudiantes militares,

M = 3.96, DE= .50, t [111]= 6.303, p < .001. Del mismo modo en la dimensión de Laissez

Faire los estudiantes del profesorado de educación física obtuvieron una media superior, M=

2.43, DE= .45, a la de los estudiantes militares, M = 1.99, DE= .46, t [366]= 6.763, p < .001.

Por otra parte, los estudiantes del profesorado educación física tuvieron una media de

puntaje inferior en la sub-dimensión Consideración individualizada, M = 4.07, DE= .88, que

los estudiantes militares, M = 4.41, DE= .55, t [116]= -3.850, p < .001. A su vez, los

109

estudiantes del profesorado de educación física tuvieron una media más baja en la dimensión

de liderazgo Transaccional, M= 2.50, DE= .45, en comparación con los estudiantes militares,

M= 2.93, DE= .60, t [68]= -5.152, p < .001. Específicamente, dentro de la dimensión

Transaccional, los estudiantes del profesorado de educación física tuvieron también una

media inferior en la sub-dimensión de Manejo por excepción, M= 2.61, DE= .67, que los

estudiantes militares, M= 3.03, DE= .68, t [366]= -4.341, p < .001.

6.3 Objetivo específico Nº3

Análisis y resultados asociados al objetivo #3: Comparar los estilos de liderazgo de

estudiantes de profesorado de educación física con los estilos de liderazgo de personas que

se desempeñan en tareas docentes.

Para conocer si existían diferencias significativas en las dimensiones y sub-

dimensiones de liderazgo dependiendo del tipo de muestra, estudiantes de profesorado de

educación física vs. personas que se desempeñan en tareas docentes, y mediante el género de

las mismas; se realizó un análisis MANOVA tomando como variables dependientes las

dimensiones de liderazgo transformacional, transaccional y laissez faire y las sub-

dimensiones carisma, inspiración, estimulación intelectual, consideración individualizada,

recompensa contingente y manejo por excepción y como variables independientes el tipo de

muestra y el género.

Los resultados muestran que existen diferencias significativas entre los vectores de

medias de Tipo de muestra, F (7,345)= 8.241, p< .001, η = .145. Siguiendo las indicaciones de

Cohen (1991) con respecto al tamaño del efecto, podemos afirmar que la magnitud de esas

diferencias es grande, dándole significación práctica a las diferencias observadas, ya que

para este autor un η ≥ .14 indica tamaño de efecto grande.

Siguiendo el mismo procedimiento, se observó que no existen diferencias en los

vectores de medias de los grupos referentes al género, F (7,345)= 1.034, ns.

110

Por último, no se encontró interacción entre género y tipo de muestra, F (7,345)= .694,

ns.

Para examinar cual dimensión y sub-dimensión de liderazgo registra mayor variación

en función de las variable tipo de muestra, se calcularon contrastes univariados.

Tabla 9

Comparación de las medias de liderazgo entre la muestra de esta tesis (estudiantes de educación física) y una

muestra de docentes Muestras de comparación

Educación física

(n = 310)

Docentes (n = 44)

Dimensiones de Liderazgo M DE M DE t p

Transformacional a 4.18 .59 4.29 .52 -1.46 .15

Carisma a 4.16 .75 4.09 .57 .60 .63

Inspiración a 4.46 .77 4.23 .86 1.52 .13

Estimulación intelectual a 4.12 .70 4.32 .62 -2.05 <.05*

Consideración individualizada a 4.07 .88 4.56 .43 -6.27 < .001***

Transaccional a 2.50 .45 2.97 .65 -1.78 .08

Recompensa contingente b 2.99 .79 2.83 .89 1.22 .22

Manejo por excepción b 2.61 .67 3.08 .73 -4.42 < .001***

Laissez Faire b 2.43 .45 2.14 .70 -1.88 .06

Nota. M= media; DE = desvío estándar; t = Prueba t de Student para muestras independientes; a Frente al rechazo de la asunción de

homocedasticidad, mediante la Prueba de Hartley, no se asumieron varianzas iguales en los análisis (p < .05), b Se asumieron varianzas

iguales debito al no rechazo de la hipótesis de homocedasticidad mediante la Prueba de Hartley.

* La diferencia entre las muestras es estadísticamente significativa (p < .05). ** La diferencia entre las muestras es estadísticamente significativa (p < .01).

***La diferencia entre las muestras es estadísticamente significativa (p < .001).

Como se puede observar en la Tabla 9, se han hallado diferencias significativas en la

sub-dimensión estimulación intelectual, en donde los docentes puntuaron más alto, M= 4.32,

DE= .62, que los estudiantes del profesorado de educación física, M = 4.12, DE= .70, t [60]=

-2.046, p < .05, en la sub-dimensión Consideración individualizada en donde los docentes

111

puntuaron más alto, M= 4.56, DE= .43, que los estudiantes del profesorado de educación

física, M= 4.07, DE= .88, t [106]= -6.267, p < .001, y en la sub-dimensión manejo por

excepción, en la cual también los docentes puntuaron más alto (M= 3.08, DE= .73) que los

estudiantes del profesorado de educación física, M= 2.61, DE= .67, t [352]= -4.417, p < .001.

Por otra parte, en la dimensión Transaccional se observó una tendencia en la

diferenciación según el tipo de muestra, aunque no alcanzó el grado de significancia

establecido (p < 0,05), t [54]= -1.779, p = .08. En dicha dimensión los docentes puntuaron

más alto, M= 2.97, DE= .65, que los estudiantes del profesorado de educación física, M=

2.50, DE= .45).

De la misma manera, en la dimensión Laissez faire se halló una tendencia en la

diferenciación según el tipo de muestra, aunque no alcanzó el grado de significancia

establecido (p < 0,05), t [51]= -1.576, p = .06. En dicha dimensión los docentes puntuaron

más bajo, M= 2,14, DE= .70, que los estudiantes del profesorado de educación física, M=

2.43, DE= .45.

6.4 Objetivo específico Nº4

Análisis y resultados asociados al objetivo #4: Comparar los estilos de liderazgo de

estudiantes de profesorado de educación física con los estilos de liderazgo de personas que

se desempeñan liderando subordinados en interacción cara a cara (liderazgo de bajo

nivel).

Para conocer si existían diferencias significativas en las dimensiones y sub-

dimensiones de liderazgo dependiendo del tipo de muestra, estudiantes de profesorado de

educación física vs. personas que se desempeñan liderando subordinados en interacción cara

a cara (liderazgo de bajo nivel, tipo 1), y mediante el género de las mismas; se realizó un

análisis MANOVA tomando como variables dependientes las dimensiones de liderazgo

transformacional, transaccional y laissez faire y las sub-dimensiones carisma, inspiración,

112

estimulación intelectual, consideración individualizada, recompensa contingente y manejo

por excepción y como variables independientes el tipo de muestra y el género.

Los resultados muestran que existen diferencias significativas entre los vectores de

medias de Tipo de muestra, F (7,550)= 27.243, p< .001, η = .257. Siguiendo las indicaciones

de Cohen (1991) con respecto al tamaño del efecto, podemos afirmar que la magnitud de

esas diferencias es grande, dándole significación práctica a las diferencias observadas, ya

que para este autor un η ≥ .14 indica tamaño de efecto grande.

Siguiendo el mismo procedimiento, se observa que existen diferencias en los vectores

de medias de los grupos referentes al género, F (7,550)= 3.353, p< .01, η = .041. Aquí también,

siguiendo las indicaciones de Cohen (1991) con respecto al tamaño del efecto, podemos

afirmar que la magnitud de esas diferencias es media, dándole significación práctica a las

diferencias observadas. Puesto que, una η en torno a .06 indica un efecto medio.

Por último, no se encontró interacción entre género y tipo de muestra, F (7,345)= .711,

ns. En cuanto al género, solo la dimensión inspiración registra variaciones F (1,556)= 5.158, p

< .05.

Para examinar cual dimensión y sub-dimensión de liderazgo registra mayor variación

en función de las variable tipo de muestra, se calcularon contrastes univariados.

Tabla 10

Comparación de las medias de liderazgo entre la muestra de esta tesis (estudiantes de educación física) y

una muestra de docentes Muestras de comparación

Educación física

(n = 310)

Personas de liderazgo

bajo (n = 250)

Dimensiones de Liderazgo M DE M DE t p

Transformacional a 4.18 .59 4.15 .62 .35 .73

Carisma a 4.16 .75 4.06 .70 1.36 .17

113

Inspiración a 4.46 .77 4.00 .90 6.17 < .001***

Estimulación intelectual a 4.12 .70 4.14 .69 -.36 .72

Consideración individualizada a 4.07 .88 4.45 .67 -6.12 < .001***

Transaccional a 2.50 .45 3.19 .62 -7.76 < .001***

Recompensa contingente b 2.99 .79 3.25 .84 -3.48 < .001***

Manejo por excepción b 2.61 .67 3.14 .75 -8.90 < .001***

Laissez Faire b 2.43 .45 2.00 .67 -.57 .57

Nota. M= media; DE = desvío estándar; t = Prueba t de Student para muestras independientes; a Frente al rechazo de la asunción de

homocedasticidad, mediante la Prueba de Hartley, no se asumieron varianzas iguales en los análisis (p < .05), b Se asumieron varianzas iguales debito al no rechazo de la hipótesis de homocedasticidad mediante la Prueba de Hartley.

* La diferencia entre las muestras es estadísticamente significativa (p < .05).

** La diferencia entre las muestras es estadísticamente significativa (p < .01).

***La diferencia entre las muestras es estadísticamente significativa (p < .001).

Como se puede observar en la Tabla 10, se han hallado diferencias significativas en

la sub-dimensión inspiración, en donde puntuaron más alto los estudiantes del profesorado de

educación física, M= 4.46, DE= .77, que personas que se desempeñan liderando subordinados

en interacción cara a cara (liderazgo de bajo nivel), M= 4.00, DE= .90, t [494]= 6.172, p <

.001, en la sub-dimensión Consideración individualizada en donde las personas que se

desempeñan liderando subordinados en interacción cara a cara (liderazgo de bajo nivel)

puntuaron más alto, M= 4.45, DE= .67, que los estudiantes del profesorado de educación

física, M= 4.07, DE= .88, t [555]= -6.120, p < .001, en la sub-dimensión recompensa

contingente, en donde las personas que se desempeñan liderando subordinados en interacción

cara a cara (liderazgo de bajo nivel) puntuaron más alto, M= 3.25, DE= .84, que los

estudiantes del profesorado de educación física, M= 2.99, DE= .79, t [558]= -3.480, p < .001,

y en la sub-dimensión manejo por excepción, en la cual también las personas que se

desempeñan liderando subordinados en interacción cara a cara (liderazgo de bajo nivel)

puntuaron más alto, M= 3.14, DE= .65, que los estudiantes del profesorado de educación

física, M= 2.61, DE= .67, t [558]= -8.897, p < .001.

114

Por otra parte, se observó diferencias significativas en la dimensión Transaccional. En

dicha dimensión, las personas que se desempeñan liderando subordinados en interacción cara

a cara (liderazgo de bajo nivel) puntuaron más alto, M= 3.19, DE= .62, que los estudiantes

del profesorado de educación física, M= 2.50, DE= .45, t [530]= -7.756, p < .001.

6.5 Objetivo específico Nº5

Análisis y resultados asociados al objetivo #5: Analizar la relación entre estilos de

liderazgo de estudiantes de profesorado de educación física y rendimiento académico.

Si bien los análisis descriptivos aportaron medidas de tendencia central en la muestra,

mediante el cálculo del promedio de los estudiantes de educación física incluyendo los

aplazos, M= 5.84, DE= 1.35, y el promedio excluyendo los aplazos, M= 7.23, DE= .48, para

una aproximación más confiable del rendimiento académico de los participantes, se

calcularon intervalos de confianza para ambos tipos de promedio.

Teniendo en cuenta que las medias de los participantes en su rendimiento académico

pueden estar sujetas a errores de medición aleatorios, estos intervalos permiten estimar con

un grado de confiabilidad establecido a priori, entre qué valores se encuentra el promedio real

de los participantes. A estos fines, utilizando las medias y errores estándar de las variables de

promedio, se calcularon límites inferiores y superiores de su intervalo de confianza,

estimados con una confiabilidad del 95%. La fórmula utilizada fue: Intervalo de Confianza

95% = Media ± 1.96 *(error estándar).

Mediante estos cálculos se observó que el rendimiento académico en la muestra,

incluyendo aplazos, M= 5.84 puntos, DE = 1.35 puntos, EE= .07, y su puntaje verdadero se

ubicaba en el intervalo de confianza entre los valores 5.70 y 5.99, con una confiabilidad del

95%.

115

Asimismo, el rendimiento académico excluyendo aplazos, M= 7.23, DE = .48, EE=

.03, y su valor verdadero se encontró en el intervalo de confianza entre los valores 7.18 y

7.28, con una confiabilidad del 95%.

Debido a que tanto el promedio de los participantes como sus puntajes en los estilos

de liderazgo constituían variables continuas, para estudiar su asociación se realizaron

correlaciones. Teniendo en consideración que el promedio incluyendo aplazos y el promedio

excluyendo aplazos, presentaron evidencias de tener una distribución no normal en la muestra

de estudio (Ver análisis descriptivos en este mismo capítulo), para analizar su vínculo con los

puntajes en las distintas dimensiones y sub-dimensiones de liderazgo, se utilizaron

Correlaciones no paramétricas Rho de Spearman.

Tabla 11

Correlaciones no paramétricas Rho de Spearman entre el rendimiento académico de los participantes y sus

puntajes de liderazgo Rendimiento académico

Promedio con aplazos Promedio sin aplazos

Dimensiones de Liderazgo Rho p Rho p

Transformacional -.02 .73 -.01 .93

Carisma -.03 .64 -.02 .71

Inspiración -.02 .69 -.02 .78

Estimulación intelectual .03 .65 .01 .92

Consideración individualizada .04 .52 -.004 .95

Transaccional .01 .86 .03 .64

Recompensa contingente .03 .56 .01 .82

Manejo por excepción -.04 .48 -.01 .86

Laissez Faire .02 .69 .04 .52

Nota. Rho = Coeficiente de correlación Rho de Spearman

116

Como se puede observar en la Tabla 11, ninguna de las correlaciones entre puntajes

de liderazgo y el rendimiento académico fue significativa, sugiriendo que podría existir una

independencia entre estas dos variables. Sin embargo, esta interpretación debe ser tomada con

cautela debido a las altas probabilidades de cometer un error de tipo II (falso negativo) en

este tipo de análisis.

Para analizar si existían diferencias en los estilos de liderazgo entre participantes con

promedios altos vs. bajos, se utilizó una estrategia alternativa. Se clasificaron a los

participantes, diferenciando aquellos que tenían un promedio al menos un desvío estándar por

debajo de la media (entendidos como promedios bajos) de aquellos que tenían un promedio

de al menos un desvío estándar por encima de la media (comprendidos como promedios

altos). De esta forma se crearon dos variables dicotómicas para los promedios incluyendo y

excluyendo aplazos, diferenciando sujetos con promedios altos y bajos. En los promedios

incluyendo aplazos, el 19% de la muestra (f = 59) tuvo promedios bajos y el 13,8%

promedios altos (f = 43), mientras que en los promedios excluyendo aplazos el 13,5% (f = 42)

de la muestra tuvo promedios bajos y el 15,1% (f = 47) promedios altos.

En las Tablas 12 y 13 se presentan las comparaciones por promedios altos y bajos

incluyendo y excluyendo aplazos, respectivamente. Como se puede observar, en ninguna de

las comparaciones surgió una diferencia estadísticamente significativa. Este hecho aporta

evidencias en favor de una posible independencia de los estilos de liderazgo y el rendimiento

académico de los participantes.

Sin embargo, como se mencionó en párrafos anteriores, ese hallazgo debe

interpretarse con cautela, ya que surge del no rechazo de la hipótesis nula de diferencia, con

una alta probabilidad de un falso negativo.

117

Tabla 12

Comparación de las medias de liderazgo en participantes con promedios altos vs. bajos (± 1 desvío

estándar) incluyendo aplazos (n = 102). Promedios altos vs. bajos

Dimensiones de Liderazgo

Promedios altos

(n = 43)

Promedios bajos

(n = 59)

M (Md) DE M (Md) DE t(100) / U p

Transformacional 4.19 (4.24) .48 4.20 (4.29) .53 1196.50 .63

Carisma 4.23 (4.25) .63 4.21 (4.50) .74 1243.50 .86

Inspiración 4.51 (4.67) .72 4.58 (5.00) .68 1201.50 .62

Estimulación intelectual 4.07 (4.14) .64 4.13 (4.14) .61 1198.50 .63

Consideración individualizada 4.02 (4.33) 1.02 3.96 (4.00) .85 1148.00 .41

Transaccional 2.48 (2.41) .47 2.46 (2.41) .44 -.22 .83

Recompensa contingente 2.91 (3.00) .81 2.83 (3.00) .72 -.48 .64

Manejo por excepción 2.59 (2.50) .57 2.62 (2.67) .70 .28 .78

Laissez Faire 2.50 (2.50) .46 2.46 (2.50) .41 -.51 .61

Nota. M = Media; Md = Mediana; DE = Desvío estándar; t = Prueba t de Student para muestras independientes; U = Prueba U

de Mann-Whitney para muestras independientes.

118

Tabla 13

Comparación de las medias de liderazgo en participantes con promedios altos vs. bajos (± 1 desvío

estándar) excluyendo aplazos (n = 89). Promedios altos vs. bajos

Dimensiones de Liderazgo

Promedios altos

(n = 42)

Promedios bajos

(n = 47)

M (Md) DE M (Md) DE t(87) / U p

Transformacional 4.26 (4.29) .48 4.12 (4.29) .68 905.50 .50

Carisma 4.23 (4.50) .62 4.18 (4.50) .85 951.00 .77

Inspiración 4.59 (4.67) .56 4.44 (4.83) .90 957.50 .80

Estimulación intelectual 4.15 (4.14) .61 4.02 (4.14) .78 917.50 .57

Consideración individualizada 4.18 (4.33) .88 3.97 (4.33) .98 856.50 .28

Transaccional 2.52 (2.56) .45 2.50 (2.41) .46 -0.24 .81

Recompensa contingente 2.98 (3.00) .86 2.90 (3.00) .84 -.44 .66

Manejo por excepción 2.64 (2.50) .62 2.70 (2.67) .78 .40 .69

Laissez Faire 2.50 (2.50) .39 2.45 (2.50) .48 -.50 .62

Nota. M = Media; Md = Mediana; DE = Desvío estándar; t = Prueba t de Student para muestras independientes; U = Prueba U

de Mann-Whitney para muestras independientes.

6.6 Objetivo específico Nº6

Análisis y resultados asociados al objetivo #6: Diferenciación de estilos de liderazgo en

base al género de los estudiantes del profesorado en educación física.

Para observar si los participantes variaron en sus puntajes de liderazgo en cada una de

las dimensiones, según su género, se utilizaron pruebas de comparación de medias. Debido a

que la dimensión Transformacional y sus cuatro sub-dimensiones (Carisma, Inspiración,

Estimulación intelectual y Consideración individualizada) presentaron evidencias de no

contar con una distribución normal en la muestra (como se observó en los resultados

119

descriptivos de esta investigación), se utilizaron pruebas no paramétricas U de Mann-

Whitney para realizar las comparaciones de medias, respecto de estas dimensiones, para las

demás se utilizó t de Student (Tabla 14).

Tabla 14

Comparación de medias en las dimensiones / sub-dimensiones de liderazgo según el género de los

participantes Género de los participantes

Dimensiones de Liderazgo Femenino Masculino

Resultados descriptivos M (Md) DE M (Md) DE t(308) / U p

Transformacional 4.17 (4.29) .60 4.20 (4.29) .58 11871.00 .80

Carisma 4.11 (4.25) .77 4.21 (4.50) .73 11122.50 .23

Inspiración 4.51 (5.00) .79 4.40 (4.67) .75 10656.50 .06†

Estimulación intelectual 4.13 (4.29) .71 4.12 (4.14) .70 11746.50 .68

Consideración individualizada 3.99 (4.33) .96 4.16 (4.33) .78 11282.50 .31

Transaccional 2.47 (2.47) .47 2.54 (2.53) .43 1.37 .17

Recompensa contingente 2.88 (3.00) .82 3.11 (3.00) .75 2.59 < .01**

Manejo por excepción 2.59 (2.50) .71 2.64 (2.67) .63 .77 .44

Laissez Faire 2.44 (2.33) .47 2.43 (2.42) .43 -.25 .80

Nota. M = Media; Md = Mediana; DE = Desvío estándar; t = Prueba t de Student para muestras independientes; U = Prueba U

de Mann-Whitney para muestras independientes, † p < .10, *p < .05, ** p < .01.

Dentro de las comparaciones por género se observó una diferencia estadísticamente

significativa en la sub-dimensión de Recompensa contingente, t [309]= 2.593, p < .01. Los

estudiantes de género masculino tuvieron una media de puntaje más alto en esta sub-

dimensión, M= 3.11, DE= .75, que los de género femenino, M= 2.88, DE= .82.

Por otra parte, en la sub-dimensión de Inspiración se observó una tendencia en la

diferenciación según género, aunque no alcanzó el grado de significancia establecido (p <

.05), U= 10656.50, p= .06. En dicha sub-dimensión los estudiantes de género femenino

tuvieron puntajes mayores, Md= 5.00, que los estudiantes de género masculino, Md= 4.67.

120

Las comparaciones realizadas en las otras dimensiones y sub-dimensiones de

liderazgo no fueron estadísticamente significativas, ni se aproximaron al nivel de

significancia utilizado.

Aquí solo se hicieron las comparaciones por género de la muestra de estudiantes del

profesorado de educación física, puesto que otras se realizaron en objetivos anteriores.

121

7 Discusión

En este apartado, se pretende analizar el cumplimiento de los objetivos planteados.

Se procura realizar una síntesis de los resultados obtenidos, relacionándolos a las

hipótesis de trabajo formuladas, además de realizarse los comentarios correspondientes en

función de la literatura revisada.

Esta tesis presentaba como objetivo general analizar la relación entre los estilos de

liderazgo de estudiantes de profesorado de educación física, el rendimiento académico y el

género.

Para poder responder a dicho objetivo y a los objetivos específicos que se desprenden

del mismo, se realizaron estudios diferenciados en los cuales se emplearon metodologías

distintas a fin de llevarlos a cabo. Se realizaron estudios descriptivo-comparativos para poder

analizar las características de liderazgo de estudiantes de profesorado de educación física.

A fin de lograr un mayor entendimiento se van a discutir los hallazgos de cada estudio

por separado dando cuenta de la confirmación o refutación de las hipótesis planteadas, y

luego se arribará a una conclusión general de la investigación efectuada delineando futuras

líneas de estudio. Por último, se señalarán algunas limitaciones del estudio.

Conclusiones relacionadas con el Objetivo específico Nº1

El primer objetivo específico buscaba analizar los estilos de liderazgo de los

estudiantes de profesorado de educación física.

Tal como se expuso en la revisión teórica, el estudio del liderazgo tiene una larga

tradición en Psicología, y ha sido abordado por diferentes autores, no existiendo una única

definición. Las diversas perspectivas que abordan dicha temática comparten la idea de que el

liderazgo es una capacidad fundamental para la mejora del rendimiento de los equipos de

trabajo.

122

Partiendo de que el liderazgo es la capacidad de determinadas personas para influir,

motivar y orientar a otros en la obtención de metas previamente elaboradas, dando lugar a

lograrlas de manera satisfactoria o incluso a que permanezca el esfuerzo por su obtención aun

cuando el logro puede ser diferido. A su vez, el líder debe poseer valores e importarle la

dimensión humana de sus conducidos.

No obstante, el grupo también afecta al líder, ya que el proceso de liderazgo ocurre

dentro de un proceso de socialización. Por esto las normas, creencias y los ideales de una

determinada cultura tienen influencia sobre el líder en cuanto a sus metas, estrategias y

conductas (Bass y Stodgill, 1990; citado en Molero, 2002). Incluso, que un grupo acepte a un

líder, depende de factores sociales, como, por ejemplo, el prototipo de líder que es asumido

en una sociedad (Castro Solano y Lupano, 2007). Desde la posición antes mencionada, se

entendería que un líder no nace con capacidades que lo lleven a ejercer un liderazgo efectivo,

sino que aprende a liderar y es adoptado como tal dependiendo de su aprendizaje y del

proceso de socialización en medio del cual está inmerso.

En la presente tesis se entenderá al liderazgo cómo una capacidad aprendida de las

personas en medio de un proceso de socialización. Dicha capacidad le permite al líder llevar a

cabo procesos de influencia sobre grupos de seguidores, orientándolos y motivándolos con

relación a las acciones a realizar para lograr las metas y objetivos de esos grupos. La misma

va a depender de la adecuación del líder a las creencias, normas e ideales del grupo;

igualmente depende tanto del estilo de liderazgo de este individuo que ejerce la influencia,

como de su habilidad para modificar este estilo en función de la situación.

En la muestra relevada predominan características transformacionales, es decir los

sujetos de la misma se ven a sí mismos como líderes capaces de influir en sus seguidores con

el objetivo de lograr cambios a partir del establecimiento de objetivos compartidos.

123

Asimismo, se consideran líderes carismáticos que transmiten a sus subalternos su

propia visión de futuro, ayudando a éstos a operar de manera creativa y estimulándolos a

pensar en nuevas soluciones para resolver problemas habituales. No obstante, también hay en

dicha muestra características de ausencia de liderazgo o de liderazgo inactivo (Laissez Faire).

Adicionalmente, casi no se observan características de liderazgo transaccional en la muestra

relevada.

En definitiva, la autopercepción de los sujetos de la muestra con respecto a sus

capacidades de liderazgo se emparenta con las características de los liderazgos

transformacionales en primer lugar y con liderazgo inactivo en una segunda posición.

No obstante, que dichos sujetos se autoperciban con dichas características no implica

que las tengan. Para poder dar con la evidencia de que esto que autoperciben tenga un

correlato en la realidad se debería estudiar a los mismos en situación para ver si también son

percibidos por los miembros de los grupos que coordinarán como poseedores de dichas

características. No hay que olvidar que los sujetos de la muestra estudiada están en una etapa

de formación para ser futuros profesores de educación física. Es en dicha formación como

parte de su socialización secundaria que deberían desarrollar las competencias de liderazgo

que ejercerán en sus futuros puestos laborales.

Como ya se ha señalado, la definición de liderazgo adoptada no niega del todo la

influencia del talento natural de un líder, pero sí mantiene diferencias en relación a la teoría

del rasgo. Destacando el hecho de que el liderazgo tiene un componente social y situacional y

no es un fenómeno innato reservado desde el nacimiento para unas pocas personas. Es en este

sentido, que aun cuando la autopercepción de los sujetos de la muestra coincida con los

rasgos de algunos de ellos, se entiende que el desarrollo de las capacidades de liderazgo se

pueden “aprender” en los procesos de socialización.

124

Sostienen este planteo autores como Ramírez (2006), quien plantea que el liderazgo

puede ser enseñado y que cualquier persona realice los esfuerzos necesarios puede desarrollar

tal capacidad. Como así también, Koontz y Heinz (2003), quienes afirman que el 80% del

desarrollo del liderazgo se deriva de la experiencia en el trabajo, mientras que un 20%

restante puede adquirirse mediante estudio y capacitación.

Esta afirmación de que el liderazgo puede ser aprendido, conduce a aceptar que es

susceptible de ser medido en poblaciones estudiantiles con el fin de ser analizado y

posteriormente potenciado mediante la labor docente a realizarse en los centros educativos.

De esta manera, es relevante lo hallado, pues sirve de insumo para la toma de

decisiones a la hora de ver cómo proceder en la enseñanza de estos sujetos que serán cabezas

de equipos de trabajo en el futuro.

En esta misma línea de sentido, Stogdill (1948) declara que a través del estudio de

rasgos o características es posible encontrar líderes, pero que difícilmente un mismo patrón

de comportamiento sea adecuado ante diferentes situaciones, resaltando lo situacional del

ejercicio del liderazgo y enfatizando el hecho de que para realizar un análisis adecuado del

liderazgo de una persona es importante analizar diferentes variables asociadas a este.

Sin embargo, hay que recalcar que las teorías situacionales, han recibido críticas que

se basan en el conflicto para someterlas a pruebas empíricas rigurosas (Yukl y Van Fleet,

1992 citado en Lupano y Castro Solano, 2006).

Conclusiones relacionadas con el Objetivo específico Nº 2

El segundo objetivo específico buscaba comparar los estilos de liderazgo de

estudiantes de profesorado de educación física con los estilos de liderazgo de estudiantes

militares.

Al realizar la comparación entre estos dos colectivos se hallaron diferencias

significativas en la sub-dimensión de Inspiración, o sea, en el grado en que el líder energiza a

125

sus seguidores proveyendo una visión de futuro, objetivos y propósito. Este aspecto ha sido

más autopercibido por los estudiantes del profesorado de educación física que por los

estudiantes militares. Del mismo modo, existen diferencias en la dimensión de Laissez Faire,

que representa la ausencia de transacción de cualquier clase. En donde el líder evita tomar

decisiones, no tiene responsabilidad y no usa su autoridad y por ello es considerada la forma

más inefectiva de liderazgo. En dicha dimensión, los estudiantes del profesorado de

educación física obtuvieron en promedio valores superiores a la de los estudiantes militares.

Por otra parte, los estudiantes del profesorado de educación física tuvieron valores

promedios inferiores en la sub-dimensión Consideración individualizada, o sea, en el apoyo

que se provee al seguidor, prestando importancia a sus necesidades de desarrollo personal, en

comparación con los estudiantes militares. Resultados similares se obtuvieron en la

dimensión de liderazgo Transaccional. Específicamente, dentro de la dimensión

Transaccional, los estudiantes del profesorado de educación física tuvieron valores promedios

más bajos en la sub-dimensión de Manejo por excepción, relacionada con situaciones donde

el líder interviene solo cuando hay que hacer correcciones o cambios en las conductas de los

seguidores. En general las intervenciones son negativas y de crítica para que los objetivos no

se desvíen de su curso.

En principio, lo que no ofrecen estos resultados es que en la dimensión

transformacional de liderazgo no existen diferencias significativas entre estudiantes de

colegios militares y los estudiantes de profesorado de educación física que forman parte de la

muestra relevada.

Tomando en cuenta lo hallado en referencia al primer objetivo de esta tesis, se podría

decir que ambos grupos de estudiantes se autoperciben en su mayoría con características del

liderazgo transformacional.

126

No obstante y a pesar de ello se deben destacar las diferencias significativas entre

dichos grupos. Aunque en la dimensión transformacional del liderazgo estos grupos no

tuvieron diferencias, si las obtuvieron en dos de las cuatros subdimensiones de la misma. En

las subdimensiones inspiración y consideración individualizada presentaron las diferencias

estos grupos; los estudiantes del profesorado de educación física se autoperciben mas como

sujetos que pueden proveer de un proyecto a sus seguidores mientras que los estudiantes del

colegio militar se autoperciben como aquellos que les pueden dar un seguimiento

singularizado a sus seguidores.

Por otro lado, se encontró diferencias en las otras dos dimensiones del liderazgo.

A diferencia de lo que se pudo observar en los resultados relacionados con el objetivo

1, los estudiantes militares se autoperciben también como líderes con características del

liderazgo transaccional y de forma muy escasa con la ausencia de iniciativa típica del laissez

faire.

En contraste en los estudiantes del profesorado de educación física pasa lo contrario,

hay escasa autopercepción de las características del liderazgo transaccional y un poco más de

aquellas relacionadas con la modalidad laissez faire.

Ahora bien, si se adopta una posición que entiende al liderazgo como un proceso que

puede ser desarrollado mediante el aprendizaje. El “estilo de liderazgo denominado

transformacional” es una modalidad donde los líderes son generadores de líderes, mediante

un proceso de influencia, estimulación intelectual, motivación y consideración personal con

sus seguidores.

No obstante, es necesario hacer algunas aclaraciones. La primera es que el liderazgo

transformacional no siempre es positivo y no siempre es mejor que el transaccional. Según

Yukl (1998), este tipo de liderazgo también puede ser empleado para manipular a los

seguidores con fines poco éticos, que estén relacionados únicamente con los propósitos del

127

líder-el ejemplo prototípico es Hitler-. En estos casos, se habla de liderazgo pseudo-

transformacional. La segunda está en el hecho de que la capacidad de alternar entre ambos

estilos dependiendo del momento es una buena cualidad para un líder. Ello ha sido planteado

posteriormente dentro del modelo de liderazgo de rango completo.

Si bien, la bibliografía especializada que provee los fundamentos de la teoría del

liderazgo transformacional y del liderazgo de rango completo hace referencia al ámbito

organizacional, sus planteamientos pueden ser extrapolados a otras esferas, en el caso

concreto de esta tesis, al ámbito de la educación física.

De los resultados hallados, se puede distinguir que los estudiantes del profesorado de

educación física tal vez entiendan que autopercibirse con las características del liderazgo

transformacional es una “buena opción” y en todo caso no ocupar ese rol, o sea optar por la

modalidad laissez faire sería la alternativa. En los estudiantes del colegio militar identificarse

con las características de la falta de iniciativa de liderazgo no sería una opción viable y por

ello ven que la alternativa a un liderazgo transformacional es uno transaccional. De lo que se

desprende que dichos estudiantes, según sus autopercepciones, podrían encuadrarse más en

el modelo de liderazgo de rango completo.

Conclusiones relacionadas con el Objetivo específico Nº 3

El tercer objetivo específico buscaba comparar los estilos de liderazgo de estudiantes

de profesorado de educación física con los estilos de liderazgo de personas que se

desempeñan en tareas docentes.

En lo que respecta a este objetivo, se han hallado diferencias significativas en la sub-

dimensión estimulación intelectual, o sea, en las acciones del líder relacionada con el

estímulo intelectual para que los seguidores resuelvan los problemas de forma creativa o

novedosa ante dificultades y obstáculos, en donde son los docentes quienes se perciben más

con dicha característica. Por otro lado también se observaron diferencias significativas en la

128

sub-dimensión consideración individualizada, es decir, en el apoyo que se provee al seguidor,

prestando importancia a sus necesidades de desarrollo personal, en donde también los

docentes puntuaron más alto que los estudiantes del profesorado de educación física. Por

último, se hallaron también diferencias significativas en la sub-dimensión manejo por

excepción, característica que implica que el líder interviene solo cuando hay que hacer

correcciones o cambios en las conductas de los seguidores y en general las intervenciones son

negativas y de crítica para que los objetivos no se desvíen de su curso, en la cual también los

docentes puntuaron más alto que los estudiantes del profesorado de educación física.

Por otra parte, en la dimensión Transaccional se observó una tendencia en la

diferenciación según el tipo de muestra, aunque no alcanzó el grado de significancia

establecido. En dicha dimensión los docentes puntuaron más alto, que los estudiantes del

profesorado de educación física.

De la misma manera, en la dimensión Laissez faire se halló una tendencia en la

diferenciación según el tipo de muestra, aunque no alcanzó el grado de significancia

establecido. En dicha dimensión los docentes puntuaron más bajo, que los estudiantes del

profesorado de educación física.

Tal como paso en las comparaciones realizadas entre el grupo estudiado de

estudiantes del profesorado de educación física y los estudiantes del colegio militar

relacionados con el objetivo 2 de esta tesis, se ha encontrado que el grupo de docentes no se

diferencia de forma significativa en la dimensión de liderazgo transformacional con el

colectivo estudiado, lo que implica que en el mismo este estilo de liderazgo forma parte de

su autopercepción de forma destacada.

No obstante, aunque no se hallaron diferencias significativas en la dimensión

transformacional, si se hallaron diferencias en dos de las cuatro subdimensiones de la misma:

estimulación intelectual y consideración individualizada.

129

Los docentes se autoperciben con aquellas características de liderazgo mediante las

cuales promueven que los seguidores resuelvan los problemas de forma creativa o novedosa

ante dificultades y obstáculos realizando un seguimiento singularizado, prestando

importancia a las necesidades de desarrollo personal de sus seguidores, en el caso particular

de los docentes: sus alumnos.

Aunque no fueron significativas, si se hallaron diferencias en la dimensión

transaccional y en la laissez faire del liderazgo. En la primera los docentes se autoperciben

más que los estudiantes de profesorado de educación física con dicha característica mientras

que pasa lo contrario con la dimensión laissez faire.

No obstante, en la subdimensión manejo por excepción del transaccional, los docentes

se percibieron más que la muestra de estudiantes del profesorado, con dicha característica

relacionada, es decir, aquella que implica que el líder interviene solo cuando hay que hacer

correcciones o cambios en las conductas de los seguidores y en general las intervenciones

son negativas y de crítica para que los objetivos no se desvíen de su curso.

En referencia a estos hallazgos, se podría argumentar que el grupo de docentes se

encuentra en un proceso de socialización ulterior en lo que respecta a la muestra de

estudiantes del profesorado de educación física. Estos últimos, aún se encuentran en

formación mientras que los docentes son sujetos que ya ejercen su rol

profesional/vocacional. No es un dato menor que los docentes se identifiquen más que los

estudiantes en características como la estimulación intelectual, la consideración

individualizada y el manejo por excepción, pues se ajustarían a las “competencias

requeridas” para el ejercicio del rol docente de una manera eficaz. Cabe destacar que estos

docentes, lo son del nivel medio o básico de la educación formal por lo que sus alumnos son

niños o adolescentes.

130

Pero no solo el grado de socialización varía entre docentes y estudiantes del

profesorado, también los contextos o situaciones a las que se enfrentan día a día son diversas

y esas coyunturas podrían explicar las diferencias halladas, en función de entender al

liderazgo como “algo que se aprende” y que su ejercicio es situacional.

Dentro de los planteles educativos, el liderazgo es importante para que se puedan

lograr las condiciones necesarias dentro del ambiente escolar, que permitan coordinar las

actividades, supervisarlas, articular la colaboración de la escuela con su entorno y retener los

talentos dentro de la institución (Camarero, 2015).

El establecimiento de un clima de trabajo donde impere la confianza, la creatividad y

el compromiso son condiciones de partida para poder ejercer un buen liderazgo en estos

contextos (Goleman et al., 2016).

Investigaciones demuestran que el liderazgo escolar tiene una importancia estratégica

en los procesos de mejora educativa (i.e. Hallinger y Heck, 2011; Leithwood et al., 2010). El

éxito educativo depende en buena medida de la existencia de un liderazgo que motorice esos

procesos de cambio (Bolívar et al., 2013).

En esta misma línea de sentido, el líder debe favorecer la mejoría en la cultura de la

escuela mediante la transformación de sus actividades y de las opiniones, actitudes y

sentimientos de los miembros de la comunidad escolar (UNESCO, 2005 citado en Solís,

2010).

En los años 90’, surgió la idea de que el director de una institución educativa debe ser

un líder de líderes y así ejercer un liderazgo colaborativo con otros miembros de la

comunidad educativa, lo cual incluye a los profesores de aula entre otros agentes educativos

(Bernal e Ibarrola, 2015).

Bajo esta óptica, el profesor del aula debe convertirse en líder tanto dentro como fuera

del salón de clases. Y en medio del ejercicio de sus funciones debe trabajar para crear, dentro

131

de su institución, una cultura donde se promueva el aprendizaje (Pounder, 2012). Son los

docentes quienes deben encargarse de mantener un clima favorable dentro de las aulas de

clase y así motivar a los estudiantes en su aprendizaje (Pérez-Toledo, 2017).

Es lo transcendido en los trabajos citados y lo descripto anteriormente lo que podría

explicar las diferencias encontradas entre el grupo de docentes y el colectivo estudiado de

estudiantes de profesorado de educación física.

Conclusiones relacionadas con el Objetivo específico Nº 4

El cuarto objetivo específico buscaba comparar los estilos de liderazgo de estudiantes

de profesorado de educación física con los estilos de liderazgo de personas que se

desempeñan liderando subordinados en interacción cara a cara (liderazgo de bajo nivel).

En lo que respecta a este objetivo, se han hallado diferencias significativas en la sub-

dimensión inspiración, en donde puntuaron más alto los estudiantes del profesorado de

educación física, que personas que se desempeñan liderando subordinados en interacción cara

a cara (liderazgo de bajo nivel), en la sub-dimensión Consideración individualizada en donde

las personas que se desempeñan liderando subordinados en interacción cara a cara (liderazgo

de bajo nivel) puntuaron más alto, que los estudiantes del profesorado de educación física, en

la sub-dimensión recompensa contingente, en donde las personas que se desempeñan

liderando subordinados en interacción cara a cara (liderazgo de bajo nivel) puntuaron más

alto, que los estudiantes del profesorado de educación física, y en la sub-dimensión manejo

por excepción, en la cual también las personas que se desempeñan liderando subordinados en

interacción cara a cara (liderazgo de bajo nivel) puntuaron más alto, que los estudiantes del

profesorado de educación física.

Por otra parte, se observó diferencias significativas en la dimensión Transaccional. En

dicha dimensión, las personas que se desempeñan liderando subordinados en interacción cara

132

a cara (liderazgo de bajo nivel) puntuaron más alto, que los estudiantes del profesorado de

educación física.

Al igual que ha pasado con los grupos estudiantes del colegio militar y con los

docentes no se hallaron diferencias significativas en la dimensión transformacional del

liderazgo, lo que quiere decir que esta muestra de personas que desempeñan liderazgo de bajo

nivel también se autoperciben con mayor énfasis con dicho estilo.

En el caso particular de este grupo se puede apreciar que aunque no haya diferencias

significativas en la dimensión transformacional del liderazgo si las hay en dos de las cuatro

subdimensiones de la misma: inspiración y consideración individualizada.

Asimismo se hallaron diferencias significativas en la dimensión transaccional del

liderazgo y en sus dos subdimensiones: recompensa contingente y manejo por excepción.

En definitiva, estos sujetos que ejercen el liderazgo en organizaciones por más que sea

un liderazgo de bajo nivel, están continuamente en situaciones de ejercer dicho rol. Tal como

dan los resultados, este grupo se autopercibe con características de los estilos

transformacional y transaccional, en definitiva se ven con características de lo que se

denomina el liderazgo de rango completo.

En este sentido, tal vez estos sujetos entienden que esta forma de liderazgo de

combinar ambos estilos, sea la forma más efectiva de ejercer dicho rol.

Ya algunos autores (i.e. Bass, 1998; Castro Solano y Benatuil, 2007) nos advierten

que los líderes que combinan habilidades de tipo transformacionales con transaccionales son

aquellos que resultan más exitosos.

Algo similar proponen Hersey y Blanchard (1993; 1998), con su teoría del liderazgo

situacional, cuando afirman que el estilo más eficaz del liderazgo varía según la madurez de

los colaboradores. Para estos autores, la madurez tendría que ver con el deseo de logro, la

disposición a aceptar responsabilidades, la habilidad y experiencia relacionadas con la tarea.

133

Según Hersey y Blanchard (1993; 1998), la relación entre el líder y los colaboradores

pasa por cuatro fases, que se van desarrollando a medida que estos últimos “maduran”.

Para estos autores, el líder deberá modificar su estilo de liderazgo en cada fase, para

orientar ese proceso hacia la autonomía profesional y la productividad del trabajo.

Conclusiones relacionadas con el Objetivo específico Nº 5

El quinto objetivo específico buscaba analizar la relación entre estilos de liderazgo de

estudiantes de profesorado de educación física y rendimiento académico.

En lo que respecta a los resultados hallados en este caso, no se observó relación

significativa entre el rendimiento académico y los estilos de liderazgo.

En la bibliografía especializada, Waters et al. (2003), en un estudio de 30 años que

implicó el relevamiento de 2894 colegios, identificaron responsabilidades asociadas al

liderazgo, demostrando que existe una relación substancial entre el estilo liderazgo y logro de

los estudiantes.

Partiendo de que una de las funciones del profesorado de educación física es la

enseñanza del deporte como parte del currículo. Allí el profesor debe ser el líder de esos

estudiantes que están aprendiendo sobre algún deporte con el fin de cumplir los objetivos de

una clase o unidad didáctica (Antunes et al., 1999).

En caso de que dicho profesor sea, por ejemplo, un líder transformacional, entonces

ha de querer que sus alumnos se desarrollen y se conviertan en líderes que lleven a sus

compañeros a evolucionar dentro de las prácticas deportivas que realizan en el colegio.

Por ello, para el autor de esta tesis, el modelo transformacional es el más adecuado

para este tipo de situaciones. Ello se debe a que puede tomar en cuenta ambos tipos de líder

que aparecen en el mundo del deporte: el entrenador y el líder informal. El primero

generalmente debe convivir con la existencia de atletas que funcionan como líderes

informales o emergentes y ayudarlos a ser buenos líderes. Es en este sentido, que cabe

134

destacar que el modelo del liderazgo transformacional propugna la necesidad de lograr que

los seguidores se transformen en buenos líderes.

Zacharatos et al. (2000), hallaron que los adolescentes que percibieran

comportamientos vinculados al liderazgo transformacional en sus padres, evidenciarían

conductas transformacionales en un contexto deportivo de pares.

En esta misma línea de sentido, Charbonneau et al. (2001), hallaron una correlación

positiva entre en liderazgo transformacional del entrenador y el desempeño deportivo de los

atletas, el cual estaba mediado por la motivación intrínseca de estos últimos.

Por su parte, Morton et al. (2011) encontraron que los padres con características

transformacionales solían tener influencia positiva sobre la capacidad de los adolescentes de

auto-regular su actividad física.

Asimismo, Price y Weiss (2011), en un grupo de atletas juveniles observaron que los

atletas percibidos como líderes desde el enfoque transformacional, poseían mayor

competencia en el fútbol, tenían más aceptación de sus pares y mayores niveles de

motivación intrínseca.

Por otro lado, el rendimiento académico es definido como la forma de expresión cuanti y

cualitativa de las diferentes etapas del proceso educativo, entra las que figuran motivación,

adquisición de competencias, asimilación, transferencia, generalización y creatividad

(González y Cubillán, 2014).

En lo que refiere al rendimiento académico se consideran habilidades, competencias,

destrezas e ideales ya sean estos de los alumnos o de los docentes. De aquí se desprende la

necesidad de conocer la dinámica de las relaciones profesor-alumno como consecuencia del

ejercicio del liderazgo docente a fin de obtener un rendimiento académico óptimo de los

alumnos.

135

En este sentido, Cuadros (2010) sostiene que la motivación que tenga el docente

influirá directamente en el rendimiento académico de sus alumnos. Por lo tanto, el liderazgo

del docente interviene en forma positiva o negativa en el rendimiento académico.

Pedraja et al. (2009), hallaron una influencia positiva del liderazgo del tipo

transformacional de los docentes en el rendimiento de los alumnos, mientras que para el

estilo transaccional no hallaron evidencias suficientes de su influencia; no obstante, el estilo

laissez faire afectó negativamente los resultados de la prueba de calidad de enseñanza.

Por su lado, González et al. (2013) refuerzan el hecho de que el tipo de liderazgo del

docente impactará inevitablemente en las comunidades por su lugar de influencia, producto

de su compromiso social y profesional, que creará conciencia crítica en sus estudiantes,

fomentando la cooperación, solidaridad y creatividad.

En una investigación realizada en el ámbito militar se buscó verificar si los jóvenes con

perfiles de liderazgo de tipo transformacional en combinación con aspectos de índole

transaccional, son aquellos que tienen un rendimiento académico y militar alto (Castro

Solano y Benatuil, 2007). En la misma, se evidenció que aquellos jóvenes con una

preponderancia de estilo transformacional y de espectro completo -transformacional y

transaccional- tenían un mejor dominio y aplicación de conocimientos militares en

situaciones concretas, es decir conocimiento tácito, basal para la inteligencia práctica que

aquellos que mostraban mayores características de tipo transaccional. Asimismo, en dicha

investigación se pudo distinguir tres grupos: a) Perfiles de espectro completo, correlacionan

con alto rendimiento académico y militar, alta inteligencia práctica, b) Perfiles de

predominancia transaccional se relación con rendimiento académico bajo y rendimiento

militar medio, y bajos niveles de inteligencia práctica, y c) Perfiles de preponderancia

transformacional correlacionan con rendimiento académico medio y militar alto.

136

Pedraja et al. (2016), hallaron que en los colegios de alto rendimiento académico se

evidencio que el liderazgo transformacional genera confianza, compromiso e iniciativa por

parte de los docentes, por medio de la influencia idealizada, motivación inspiracional,

estimulación intelectual y consideración individual y que en los colegio de bajo rendimiento

académico lo anterior no acontece.

Asimismo, Fitzgerald (2005), aporta evidencia a favor de que estilo de liderazgo

transformacional en establecimientos educativos tiene una fuerte correlación con la confianza

de los profesores hacia la dirección.

En síntesis, la mayoría de los autores acuerdan que la presencia o ausencia de líderes

escolares efectivos, climas escolares positivos y actitudes positivas de los maestros pueden,

directa o indirectamente, influir en el rendimiento escolar y el rendimiento de los estudiantes

(Hallinger y Heck, 1998; Kruger et al. , 2007; Waters et al., 2004; Witziers et al., 2003).

Como conclusión general sobre este punto, se puede decir que está probado que los

docentes con estilos de líderes transformacionales o de espectro completo (transformacional y

transaccional) repercuten positivamente en el rendimiento académico de sus alumnos. Sin

embargo, no está comprobado y eso coincide con lo no hallado en esta tesis, que la sola

autopercepción por parte de los alumnos de características de estilos de liderazgo de

cualquier tipo alcance para que los mismos obtuvieran rendimientos altos o bajos. En

definitiva, se podría atribuir los resultados más a los estilos de liderazgo de los docentes que a

los atributos de liderazgo autopercibidos de los alumnos que aún no han ejercido dicho rol.

Conclusiones relacionadas con el Objetivo específico Nº 6

El sexto objetivo específico buscaba diferenciar estilos de liderazgo en base al género de

los estudiantes del profesorado en educación física.

Dentro de las comparaciones por género se observó una diferencia estadísticamente

significativa en la sub-dimensión de Recompensa contingente, que implica una interacción

137

entre líder y seguidor, guiada por intercambios recíprocos. En la misma el líder identifica las

necesidades de los seguidores y realiza una transacción entre las necesidades del grupo y las

de cada persona. Es decir, recompensa o sanciona en función del cumplimiento de objetivos.

Los estudiantes de género masculino se autopercibieron más con esta característica que las

estudiantes de género femenino.

Por otra parte, en la sub-dimensión de Inspiración, grado en que el líder energiza a sus

seguidores proveyendo una visión de futuro, objetivos y propósito, se observó una tendencia

en la diferenciación según género, aunque no alcanzó el grado de significancia establecido.

En dicha sub-dimensión las estudiantes de género femenino tuvieron puntajes mayores.

En síntesis, los resultados obtenidos marcan diferencias mínimas según el género en lo

que autopercepción de liderazgo respecta. Si eso se relaciona con lo obtenido en el objetivo 1,

se puede decir que ambos géneros presentan características de liderazgo transformacional en

mayor medida, pero que los varones destacan su autopercepción en lo que al sistema de

premios y castigos se refiere y las estudiantes de género femenino tienden a enfatizar la

inspiración.

Al relevar la bibliografía especializada, el liderazgo debe reconocerse que es un atributo

que ha sido típicamente asociado con la condición de ser hombre (i.e. Castro, Lupano y

López Pell, 2008; Eagly y Karau, 2002). Sin embargo, muchas mujeres se ven en la situación

de tener que ejercer la dirección o supervisión de grupos y poblaciones, lo que lleva a

estudiar profundamente el tipo de liderazgo que logran construir.

Respecto de los estudios de género, en las décadas de 1970 y 1980 cobraron fuerza los

trabajos que abordaban la relevancia y el lugar que ocupaban las mujeres en el ámbito

organizacional en relación a los hombres. (Brown, 1979; Dobbins, 1986; Dobbins Platz,

1986; Russell et al., 1988).

138

En relación a los resultados hallados en esta tesis, una serie de trabajos vinculados a los

referentes de diferentes organizaciones exponen que en algunos casos no existen diferencias

significativas entre el estilo de liderazgo de los hombres y de las mujeres (Komives, 1991;

Gibson, 1995; Maher, 1997; López-Zafra y del Olmo, 1999, Van Engen et al., 2001; citados

en Cáceres et al., 2015), de manera tal que las mínimas diferencias observadas en el colectivo

estudiado siguen esta línea.

No obstante, en lo que refiere a la autopercepción de la característica de recompensa

contingente en los estudiantes de género masculino, Rosener (1990), aporta evidencia en

favor de que las mujeres describen un estilo tendiente a estimular la participación y compartir

el poder mientras que los hombres están más emparentados con un estilo de intercambio que

se asemeja al estilo transaccional, es decir, basado en el sistema de premios y castigos.

De la misma forma, Druskat (1994), halló que las mujeres puntuaban más alto que los

hombres en lo que refiere al factor de carisma, consideración individualizada y estimulación

intelectual –factores del tipo de liderazgo transformacional-. Mientras que los hombres

puntuaron más alto en factores transaccionales, laissez faire, recompensa contingente,

dirección pasiva por excepción y dirección activa por excepción.

En esa misma línea, Bass y Avolio (1994), también aporta evidencia en favor de la

prevalencia de un estilo transformacional en las mujeres, sobre todo en lo vinculado al

carisma y un estilo prevalentemente transaccional en los hombres, sobre todo en lo referido a

la dirección por excepción.

Estos resultados condicen con los hallados por Ramos et al. (2002). Los autores brindan

información que vinculada al género, encontrando una asociación entre el liderazgo

transformacional y el estereotipo femenino y el liderazgo transaccional con el estereotipo

masculino.

139

Si bien históricamente los estudios sobre liderazgo por género remarcaron atributos

típicamente autocráticos en los hombres y más democráticos en las mujeres (Eagly y

Johnson, 1990), los trabajos más recientes han manifestado que el liderazgo femenino ha

tendido a unificar ambos estilos a fin de lograr no ser rechazadas por sus pares varones

(Eagly y Karau, 2002; y Lupano y Castro, 2010).

Las evidencias hasta aquí recolectadas, indicarían que el estilo predominante en las

mujeres es el transformacional, presentando diferencias significativas respecto a los hombres

que presentarían un estilo predominantemente transaccional. Al mismo tiempo, si bien habría

que evaluar los cambios actuales respecto al comportamiento autocrático y democrático, la

evidencia indicaría que el género femenino estaría más emparentando con conductas

democráticas y el masculino con conductas autocráticas.

Conclusiones Generales. Limitaciones y futuras líneas de investigación

Tal como se expuso al inicio de la discusión, esta investigación se proponía, como

objetivo general analizar la relación entre los estilos de liderazgo de estudiantes de

profesorado de educación física, el rendimiento académico y el género.

Los resultados observados demuestran que tanto el objetivo general como los

específicos se han desarrollado de manera acabada y que las hipótesis se han cumplido al

menos en forma parcial.

Queda demostrado independientemente de los grupos analizados que las

características del estilo de liderazgo transformacional son las que se presentan con mayor

intensidad en la autopercepción de los sujetos estudiados.

En una primera reflexión, se puede decir que tanto esta investigación como estudios

previos muestran que las características del liderazgo transformacional son percibidas como

aquellas “preferidas” a la hora de autoadjudicárselas.

140

A partir del estudio de Conger y Kanugo (1998), en el cual indican que el líder

transformacional favorece el avance de sus seguidores a partir de compartir su visión con

ellos, así como de atender a las necesidades de su equipo de trabajo a fin de que funcione en

forma óptima. El liderazgo transformacional está formado por el carisma, la consideración

individual, la estimulación intelectual, y la inspiración de sus seguidores.

En esa misma línea, son varios los estudios (i.e. Walumbwa, Wang, Lawler y Shi,

2004; citado en Torres y Riaga, 2006) que señalan que existe una asociación entre el

liderazgo transformacional y la efectividad. Estos autores observaron que el liderazgo

transformacional estimula conductas más eficaces y efectivas que el liderazgo transaccional.

Sin embargo es importante señalar que este estilo transaccional también presenta evidencias

de ser más estimulante que el estilo laissez faire.

Asimismo, Llorens Gumbau (2009) indica que un mismo líder puede mostrar

conductas tanto transformacionales como transaccionales. Dependiendo esto de la capacidad

que tenga para interpretar adecuadamente las características de la situación, de la

organización donde esté actuando como tal, de los seguidores que tenga y del tipo de tarea

que tenga que llevarse a cabo.

Este autor también destaca que es posible pensar la efectividad del liderazgo en tanto

y en cuanto genere recursos que permitan:

Mejorar el capital psicológico,

Contribuya al control del estrés laboral,

Contribuya a aumentar el bienestar individual y colectivo,

Impulse a la consecución de metas,

Clarifique los roles,

Genere sentimientos de control,

Competencia y confianza,

141

Percepción de justicia,

Entusiasmo e interés.

Como se puede observar estas son variables que presentan similitud con las

características de un estilo de liderazgo transformacional.

En este punto, se podría reflexionar sobre los modos y/o formatos a la hora de evaluar

el liderazgo.

La reflexión que va mucho más allá de la evaluación del liderazgo y que también

abarca a otros constructos, debería enfocarse en si la autopercepción de los sujetos evaluados

podría estar sesgada por el fenómeno de deseabilidad social.

A pesar de que el acopio de información sobre liderazgo que se tiene hasta el

momento ha encontrado en diferentes investigaciones y estudios referentes al constructo de

liderazgo, que los diferentes liderazgos pueden ser efectivos y lo son en muchos casos

dependiendo de las situaciones concretas en las que se ejecutan dichos roles; existe en el

imaginario colectivo una idea de cuáles serían las características deseables para ser un “buen

líder”.

Estudios sobre las representaciones sociales de liderazgo en diferentes contextos

brindarían información sobre este punto. No obstante, las ideas que giran en torno al

constructo liderazgo en población general y en aquellas más específicas como la estudiada en

esta tesis (estudiantes de profesorado de educación física) traen consigo unos inputs

informativos que incluyen cuales serían las características de liderazgo que serían “bien

vistas” por los otros que conforman su grupo de referencia. Como se deduce de ello esto no

es solo una temática en el mundo del deporte sino que alude a todo tipo de organizaciones.

En síntesis, un estudio posterior podría profundizar sobre las respuestas que dan los

sujetos sobre la autopercepción de las características de liderazgo que poseen y ver el efecto

de deseabilidad social que hay en las mismas. No obstante, como la existencia de dicho

142

efecto está presente en los diversos grupos estudiados, las observaciones sobre los mismos y

los resultados hallados conservan su vigencia.

Una segunda reflexión debería entender que el mundo del deporte en la actualidad se

caracteriza por su complejidad y globalización. En este momento no existen límites

geográficos para el ejercicio profesional de algún deporte, sobre todo en aquellos que son

profesionales. A partir del avance la tecnología y de los medios de comunicación, el traslado

de capitales a otros países, se acrecientan las posibilidades de contratar por parte de los clubes

y organizaciones deportivas a cualquier profesional del globo terráqueo.

Esto que pasa hace un tiempo en el mundo del trabajo y que se traslada al mundo del

deporte, genera un escenario distinto en materia de liderazgo. En este sentido, cada día es más

frecuente encontrar en los puestos jerárquicos personas de diferentes géneros, nacionalidades,

etnias, religiones, etc. que pueden ocupar puestos directivos en países distintos al de origen

(Sanchez-Hucles y Davis; 2010).

El proceso de globalización que se fue gestando en los últimos decenios no lo hizo

bajo el formato de una simple regionalización. La dimensión cultural de la misma produjo

más de un desafío en torno a la condición transcultural de los modos de la organización del

trabajo, las identidades de los trabajadores y las formas de liderazgo transcultural (Ferrari,

2010).

Se ha comprobado que los contextos o situaciones poseen relación con las

características autopercibidas por parte de los grupos relevados. En este sentido, la influencia

de variables contextuales o incluso culturales es un requerimiento a sumar a la hora del

estudio del liderazgo. Sería importante incorporar los estudios existentes de liderazgo

realizados por Hofstede, (1999) o Triandis, Chan, Bhawuk, Iwao, y Sinha (1995).

143

Los aportes de Hofstede, (1999) y Triandis et al. (1995), constituyen el marco teórico

por el que la cultura puede explicarse como una relación de reciprocidad entre valores y

subjetividad y que pueden resumirse como (Ferrari, 2010):

Distancia jerárquica o distancia al poder

La concepción de sí mismo, en dos dimensiones de articulación:

Grupo – individuo

Género. Diferencia: hombre – mujer

Las formas de enfrentar el conflicto y cómo manejar las emociones y afectos,

esta dimensión está siempre presente en las interacciones sociales

Estas tres dimensiones conforman las problemáticas que una sociedad debe resolver y

por lo tanto las organizaciones en general y las deportivas en particular, las mismas tienen

origen en los procesos fundamentalmente de socialización y culturales.

Todas ellas a su vez repercuten de forma directa en la organización del trabajo y en

los procesos psicosociales que se dan en las organizaciones como el estudiado: el liderazgo.

De manera tal, que los estudios de liderazgo con un enfoque transcultural es materia

para profundizar los resultados hallados en la presente tesis.

Una tercera reflexión, debe girar en torno a que tanto este estudio como las

investigaciones previas demuestran que existen mínimas diferencias entre los estilos de

liderazgo de sujetos de género masculino o femenino, tanto sea los autopercibidos como los

ejercidos.

Asimismo en caso de haber diferencias, se hallan en que los sujetos de género

masculino se orientarían hacia las características de liderazgo transaccional, sobre todo

aquellos que ejercen liderazgo y los de género femenino hacia las características del liderazgo

transformacional o de rango completo como señalan por ejemplo Eagly y Karau (2002) y

Lupano y Castro (2010).

144

En esta misma línea de sentido, Cuadrado, Navas y Molero (2006 citados en Lupano

Perugini, 2011), indican que en los medios comunicación y divulgación, se destaca el papel

cada vez más importante de las características femeninas en el desempeño de un liderazgo

eficaz. Advirtiéndose una tendencia hacia características de liderazgo más andróginas que

combinen atributos de ambos géneros.

Como ya se señaló, los trabajos varios autores (i.e. Komives, 1991; Gibson, 1995;

Maher, 1997; López-Zafra y del Olmo, 1999, Van Engen, Van Der Leeden y Willemsen,

2001; citados en Cáceres, Sachicola, y Lucena, 2015) exponen que en algunos casos no

existen diferencias significativas entre el estilo de liderazgo de los hombres y de las mujeres

Por otro lado, Cáceres, Sachicola, y Lucena (2015) en una investigación realizada

recientemente informan que en lo que respecta a investigación en el ámbito educativo, es

posible hablar de un tipo de liderazgo femenino. Ligado a dirigir las instituciones a partir de

un estilo vinculado a la inteligencia emocional. Evidenciando un estilo que conjuga la

racionalidad con el lado humano de los miembros que integran las organizaciones. Por lo que

es posible encontrar un liderazgo en las mujeres que se centra en las relaciones

interpersonales, la búsqueda de un clima adecuado y una toma de decisiones en conjunto.

Las evidencias hasta aquí recolectadas, indicarían que el estilo predominante en las

mujeres es el transformacional, presentando diferencias significativas respecto a los hombres

que presentarían un estilo predominantemente transaccional. Al mismo tiempo, si bien habría

que evaluar los cambios actuales respecto al comportamiento autocrático y democrático, la

evidencia indicaría que el género femenino estaría más emparentando con conductas

democráticas y el masculino con conductas autocráticas.

Ahora bien, luego de realizar un recorrido por los hallazgos encontrados en el presente

estudio y de reflexionar sobre los mismos, se puede pensar en el aporte del presente estudio.

145

En cuanto a la teoría sobre la temática, la presente tesis se enfocó en un grupo

particular que es el de individuos que ya han pasado la escuela secundaria, como una de las

instancias de socialización secundaria por excelencia en nuestro contexto social; y por otro

lado, esos mismos sujetos aun no forman parte en su mayoría de organizaciones laborales,

que son en las cuáles desarrollarán sus atributos de liderazgo o no. Los mismos se encuentran

en un sector intermedio de formación profesional por un lado y de aprendizaje académico por

otro.

Con lo cual, todos los resultados y observaciones hechas en la presente tesis pueden

incorporarse al corpus teórico existente como un aporte original en el sentido que los

constructos y dimensiones teorizadas sobre el fenómeno de liderazgo en el colectivo

analizado tiene características propias que merecen destacarse por su especificidad.

Asimismo, los resultados observados son información de vital importancia para el

ejercicio profesional no solo del psicólogo del deporte, del psicólogo educacional sino

también del psicólogo del trabajo.

De manera tal, que lo recabado en la presente tesis puede fortalecer el ejercicio del rol

profesional de aquellos psicólogos que tengan que trabajar en organizaciones deportivas en

general y en aquellas dedicadas a la formación de los futuros profesionales de educación

física en particular. Los resultados de este estudio pueden ser útiles a la hora de la confección

de dispositivos de intervención organizacional o de la creación de dinámicas grupales que

puedan ser elementos que permitan un rol más pragmático del psicólogo del deporte en

cuestiones relacionadas con el liderazgo.

No obstante, este estudio también puede usarse como un referente a la hora de pensar

un aporte a la salud pública, puesto que si va a colaborar con el ejercicio del rol profesional

de psicólogos por transitividad también lo hace con la salud mental y pública de los

ciudadanos del contexto que se apliquen dichos aportes.

146

Puesto que el fenómeno de liderazgo no solo tiene que ver con instancias de poder e

influencia sino también, y esto interesa en particular al psicólogo, con repercusiones a nivel

individual en los seres humanos que transitan por las organizaciones laborales, educativas y

deportivas, en el sentido por ejemplo de desarrollo individual o de promoción de la salud,

hechos estos últimos que muchas veces se desprenden de las decisiones que toman los líderes

en los lugares que ejercen dicho rol.

En cuanto a las limitaciones presentes en esta tesis pueden mencionarse: por un lado,

el uso de muestras no probabilísticas lo que podría implicar cierto sesgo en la modalidad de

recolección de datos, puesto que no cuentan con las bondades de los muestreos aleatorios. No

obstante, el tamaño muestral en comparación con la población total es un aliciente, pues

colabora en la eliminación de los sesgos mencionados.

Por otro lado, la utilización de técnicas de relevamiento de datos que son de

autoadministración y que a su vez implican autopercepción de características, pueden generar

ciertas dificultades en las respuestas dadas por los participantes, ya que en estas pruebas la

deseabilidad social puede generar sesgos.

En virtud de lo expuesto, futuros estudios deberán agregar a los estudios de liderazgo

en organizaciones académicas y relacionadas con el deporte las características de liderazgo de

los profesores de educación física y de los directores institucionales, y también se deberán

agregar aportes de cuestiones referidas a las variables contextuales, situacionales y culturales.

En este sentido realizar un estudio longitudinal a los entrevistados, en qué momento se

encuentran ahora ejerciendo el rol y realizar un contraste con el año 2016 podría ser muy

significativo.

Otra de las limitaciones fue pensar el rendimiento académico sin contemplar lo

psicológico, pedagógico y socio familiar (Cuadros, 2010).

147

Para concluir, esta tesis resulta de un aporte valioso en cuanto a los aportes en el

contexto local en lo referido a los estudios de liderazgo en el mundo de las organizaciones

deportivas. No obstante, sus hallazgos invitan a seguir investigando puesto que las cuestiones

referidas a la temática del liderazgo son y seguirán siendo un requerimiento en el mundo de

las organizaciones en general y en el particular de las organizaciones deportivas.

Nuevas líneas de investigación deberían contemplar cuestiones referidas a las

variables contextuales, situacionales y culturales. E incluir variables tales como poder para el

ejercicio y estilo de liderazgo autopercibido, motivación e inteligencia emocional en el

estudio del liderazgo.

Un líder efectivo en el mundo de las organizaciones deportivas se termina de formar

cuando debe ejercer dicho rol en las mismas, pero las bases, las características que “debe

aprender” un sujeto para logra un buen ejercicio del liderazgo se obtienen en los procesos de

socialización, que incluye el proceso de formación, que se da por ejemplo en las instituciones

que ofrecen profesorados de educación física, en dichos ámbitos los profesores y aún los

directores son claves para conseguir estos objetivos.

148

8 Referencias

Abuhlaleh, A. (2016). The Impact of Interscholastic Athletic Directors' Transformational

Leadership Style and Gender on Organizational Effectiveness (Doctoral dissertation,

Concordia University Chicago).

Aggarwal, J., y Krishnan, V. R. (2013). Impact of transformational leadership on follower’s

self-efficacy: moderating role of follower’s impression management. Management

and Labour Studies, 38(4), 297-313.

Antonakis, J., Cianciolo, A. T., y Sternberg, R. J. (2004). Leadership: Past, present, and

future. The nature of leadership, 3-15.

Antunes, I., Serpa, S., y Carita, I. (1999). Liderazgo y satisfacción en la educación

física. Revista de Psicología del Deporte, 8(1), 0147-162.

Álvarez, O., Castillo, I., y Falcó, C. (2010). Estilos de liderazgo en la Selección Española de

taekwondo. Revista de psicología del deporte, 19(2), 0219-230.

Álvarez, O., Castillo, I., Molina-García, V., y Balagué, G. (2016). Transformational

leadership on the athletic field: An international review. Revista de psicología del

deporte, 25(2), 0319-326.

Arce, C., Torrado, J., Andrade, E., y Alzate, M. (2011). Evaluación del liderazgo informal en

equipos deportivos. Artículos en PDF disponibles desde 2007 hasta 2013. A partir de

2014 visítenos en www. elsevier. es/rlp, 43(1), 157-165.

Arthur, C. A., Bastardoz, N., y Eklund, R. (2017). Transformational leadership in sport:

Current status and future directions. Current opinion in Psychology, 16, 78-83.

Arthur, C. A., Woodman, T., Ong, C. W., Hardy, L., y Ntoumanis, N. (2011). The role of

athlete narcissism in moderating the relationship between coaches’ transformational

leader behaviors and athlete motivation. Journal of sport and exercise

psychology, 33(1), 3-19.

149

Atienza, F., Balague, I., y Crespo, M. (1994). Análisis psicométrico de la versión española de

la escala de liderazgo para el deporte de Chelladurai y Saleh en la versión

entrenadores. Revista de Psicología Social Aplicada, (1), 5-23.

Avolio, B. J. (1999). Full leadership development: Building the vital forces in organizations.

Sage.

Avolio, B. J. y Bass, B. (1999): “Re.examining the components of transformational and

transactional leadership using the Multifactor Leadership Questionnaire”. Journal Of

Ocupational and Organizational Psychology . 441.462 . The British Psychological

Society

Barca-Lozano, Alfonso; Almeida, Leandro; Porto.Riobo, Ana; Peralbo.Uzquiano, Manuel y

Brenlla.Blanco, Juan (2012): “Motivación escolar y rendimiento: impacto de metas

académicas, de estrategias de aprendizaje y autoeficacia”. Servicio de Publicaciones

de la Universidad de Murcia, España . ISSN Edición Impresa: 0212.9728 . . ISSN

edición web (http://revistas.um.es/analesps): 1695.2294

Bass, B. M. (1985). Leadership and performance beyond expectations. Collier Macmillan.

Bass, B. M. (1990): Handbook of leadership: A survey of theory and research. New York:

Free Press.

Bass, B. M. (1998). Transformational leadership: Industrial, military, and educational

inmpact. Mahwah, NJ: Lawrence Erlbaum Associates.

Bass, B.M. y Avolio, B. (1990): Developing transformational leadership: 1992 and beyond.

[Versión electrónica]. Journal of European Industrial Training , 14, p. 21.27

Bass, B. M., y Avolio, B. J. (1994). Shatter the glass ceiling: Women may make better

managers. Human resource management, 33(4), 549-560.

Bass, B.M., y Bass, R. (2008). The Bass handbook of leadership: Theory, research, and

managerial applications. New York: Free Press.

150

Bass, B. M., y Riggio, R. E. (2006). Transformational leadership. Psychology Press.

Bass, B. M., y Stogdill, R. M. (1990). Bass y Stogdill's handbook of leadership: Theory,

research, and managerial applications. Simon and Schuster.

Barling, J., Weber, T., y Kelloway, E. K. (1996). Effects of transformational leadership

training on attitudinal and financial outcomes: A field experiment. Journal of applied

psychology, 81(6), 827.

Beauchamp, M. R., Barling, J., Li, Z., Morton, K. L., Keith, S. E., y Zumbo, B. D. (2010).

Development and psychometric properties of the transformational teaching

questionnaire. Journal of Health Psychology, 15(8), 1123-1134.

Beauchamp, M. R., y Morton, K. L. (2011). Transformational teaching and physical activity

engagement among adolescents. Exercise and Sport Sciences Reviews, 39(3), 133-

139.

Beauchamp, M. R., Welch, A. S., y Hulley, A. J. (2007). Transformational and transactional

leadership and exercise-related self-efficacy: An exploratory study. Journal of Health

Psychology, 12(1), 83-88.

Beltrán, J. (1998): Procesos, Estrategias y Técnicas de aprendizaje. Madrid: Síntesis

Bernal, S. A., e Ibarrola S. (2015). Liderazgo del profesor: objetivo básico de la gestión

educativa. Revista Iberoamericana de educación. Nº 67 pp. 55-70.

Bernard, L. L. (1926). An introduction to social psychology.

Béteille, T.; Kalogrides, D. y Loeb, S. (2012): “Stepping stones: Principal career paths and

school outcomes”. Social Science Research, 41(4), 904.919.

Bingham, W. (1927). Leadership//The psychological foundation of management. New York,

173-178.

Bird, C. (1940). Social Psychology. New York: Century Books.

151

Brown, S. (1979). Male versus female leaders: A comparison of empirical studies. Sex Roles,

5, 595-611.

Bogler R (2002): Two profiles of schoolteachers: A discriminant analysis of job satisfaction.

Teach. Teach. Educ. 18: 665.673.

Boillos Garcia, D. (2006). La mentalización en el fútbol moderno; guía práctica para

entrenadores y futbolistas. Biblioteca Nueva.

Boldry, J., Wood, W. y Kashy, D. (2001): Gender stereotypes and the evaluation of men and

women in military training. Journal of Social Issues, 57, 689.706.

Bolívar, A., López Yáñez, J., Torrecilla, M., y Javier, F. (2013). Liderazgo en las

instituciones educativas: Una revisión de líneas de investigación. Revista fuentes.

Bourne, J., Liu, Y., Shields, C. A., Jackson, B., Zumbo, B. D., y Beauchamp, M. R. (2015).

The relationship between transformational teaching and adolescent physical activity:

the mediating roles of personal and relational efficacy beliefs. Journal of health

psychology, 20(2), 132-143.

Branch, G. F.; Hanushek, E. A. y Rivkin, S. G. (2012): “Estimating the effect of leaders on

public sector productivity: The case of school principals”. National Bureau of

Economic Research, 17.803

Bravo, D., Sevilla, P. y Miranda, L (2008): Equipos directivos y resultados de los estudiantes:

evidencia a partir de la asignación de desempeño. Recuperado el 12 del 03 de 2010,

desde http://www.microdatos.cl/interior_publicacion.php?id_s=4ycod_publicacion=7

Bravo, M. y Verdugo, S. (2007): Gestión escolar y éxito académico en condiciones de

pobreza. REICE, 5(1), 121.144.

Brown, S. (1979). Male versus female leaders: A comparison of empirical studies. Sex Roles,

5, 595-611.

Burns, J. (1978). Leadership. N. Y: Harper y Collins Publisher.

152

Burton, L. J., y Peachey, J. W. (2009). Transactional or transformational? Leadership

preferences of Division III athletic administrators. Journal of Intercollegiate

Sport, 2(2), 245-259.

Cáceres, M. P. (2007). El liderazgo estudiantil en la Universidad de Granada desde una

perspectiva de género.

Cáceres, M. P., Sachicola, A., y Lucena, M. A. H. (2015). Análisis del liderazgo femenino y

poder académico en el contexto universitario español. European Scientific

Journal, 11(2).

Callow, N., Smith, M. J., Hardy, L., Arthur, C. A., y Hardy, J. (2009). Measurement of

transformational leadership and its relationship with team cohesion and performance

level. Journal of applied sport psychology, 21(4), 395-412.

Camarero, M. (2015). Dirección escolar y liderazgo: Análisis del desempeño de la figura

directiva en centros de educación primaria de Tarragona. Universitas Tarraconensis.

Revista de Ciències de l'Educació, 1(2), 80-82.

Carbone, R., Olguín, J. C., Ostoic, D., Ugalde, P., y Sepúlveda, L. (2008): Situación del

Liderazgo Educativo en Chile. Santiago: MINEDUC . UAH.

Carli, L. L., y Eagly, A. H. (2007). Overcoming resistance to women leaders: The importance

of leadership style. In Women and leadership: The state of play and strategies for

change (pp. 127-148). Jossey-Bass.

Carrasco, M. M. J. (2004). Participación y poder de la mujer en las organizaciones

educativas. Revista de Educación, 6, 75-87. Recuperado de

http://rabida.uhu.es/dspace/discover?scope=%2Fyquery=maria+jose+carrascoysubmit

Carron, A. V., Hausenblas, H. A., y Eys, M. A. (2005). Group dynamics in sport. Fitness

Information Technology.

153

Carlson, B. A. (2000): ¿Qué nos enseñan las escuelas sobre la educación de los niños en

Chile? Revista de la CEPAL, 72, 165.184.

Castro Solano, A. (2006). Teorías implícitas del liderazgo, contexto y capacidad de

conducción. Anales de psicología, 22 (1), 89-97.

Castro Solano, A. y Benatuil, D. (2007): “Estilos de liderazgo, inteligencia y conocimiento

tácito” . Anales de Psicología Vol. 23 Nª 2, 216.225. Servicio de publicaciones de la

Universidad de Murcia, España. ISSN edición impresa: 0212.9728

Castro Solano, A. y Minervino, R. (2007): “Motivación para liderar, inteligencia práctica y

efectividad de los líderes”.RIDEP Nª23 .Vol. 1 2007. 175.199

Castro Solano, A., y Lupano, M. L. (2007). Teorías implícitas del liderazgo y calidad de la

relación entre líder y seguidor. Boletín de psicología, 89, 7-28.

Castro, A., Lupano, M., y López, A. (2008). Teorías implícitas del liderazgo femenino y

masculino. Un estudio comparativo en regiones culturales diversas. RIDEP, 2 (26),

53-73.

Casales, J. (2012). "El constructo Estilo de Liderazgo: Una nueva aproximación

metodológica para la medida de su impacto". Recuperado de

http://www.monografias.com/trabajos93/constructo-estilo-liderazgo.shtml

Casares Arrangoiz, David. (1996): La transformación de los educadores del nivel

Superior, ( pp. 23).

Charbonneau, D., Barling, J., y Kelloway, E. K. (2001). Transformational leadership and

sports performance: The mediating role of intrinsic motivation 1. Journal of applied

social psychology, 31(7), 1521-1534.

Chelladurai, P. (1990). Leadership in sports: A review. International journal of sport

psychology.

154

Chelladurai, P. (2014). Managing organizations for sport and physical activity: A systems

perspective. Taylor y Francis.

Chelladurai, P., y Doherty, A. J. (1998). Styles of decision-making in coaching. In J.M.

Williams (Ed.), Applied sport psychology: personal growth to peak performance (3rd

ed., pp. 115-126). Mountain View, CA: Mayfield.

Chia, J. S., Pyun, D. Y., y Kwon, H. H. (2015). The impact of congruence between perceived

and preferred leadership on satisfaction among college student-athletes in

Singapore. Asia Pacific Journal of Education, 35(4), 498-513.

Christensen, C., Milner, K., y Chistensen, J. (1978). An analysis of faculty perceptions of

leadership qualities of male and female physical education departments. Research

Quarterly, 49, 269-277.

Choi, Álvaro y Gil, María (2017):“¿Qué funciona en educación?” .Ivalua, Institut Català

D´Avaluació de Politiques Públiques . ISBN: 978.84.947888.0.2

Clark, D.; Martorell, P. y Rockoff, J. (2009): “School Principals and School Performance”.

National Center for Analysis of Longitudinal Data in Education Research Working

Paper, 38.

Coelli, M. y Green, D. A. (2012). “Leadership effects: School principals and student

outcomes”. Economics of Education Review, 31(1), 92.109.

Contreras Torres, F., y Barbosa Ramírez, D. (2013). Del liderazgo transaccional al liderazgo

transformacional: implicaciones para el cambio organizacional. Revista virtual

universidad católica del norte, 2(39), 152-164.

Conger, J. y Kanungo, R. (1998): Charismatic leadership in organizations. UK: Thousand

Oaks, CA: Sage, 296pp

155

Côté, J., Bruner,M.W., Erickson, K., Strachan, L. y Fraser-Thomas, J. (2010). Athlete

development and coaching.In J. Lyle y C. Cushion (Eds.), Sport coaching:

Professionalism and practice (pp. 3–83). Oxford: Elsevier.

Conway, J. K., Bourque, S. C., y Scott, J. W. (1987). Introduction: The concept of

gender. Daedalus, XXI-XXX.

Conway, J., Bourque S., y Scott J. (1990). Learning about Women: Gender, Politics and

Power. Jstor, 13 (2), 12–14.

Cortés, S. (2016). Liderazgo transformacional y transaccional: análisis a través de la variable

de género. Revista Iberoamericana de Ciencias, 1, 30-45.

Cox, R. H., y Cox, R. (2008). Psicología del deporte: conceptos y sus aplicaciones. Ed.

Médica Panamericana.

Cronin, L. D., Arthur, C. A., Hardy, J., y Callow, N. (2015). Transformational leadership and

task cohesion in sport: The mediating role of inside sacrifice. Journal of sport and

exercise psychology, 37(1), 23-36.

Crust, L., y Lawrence, I. (2006). A review of leadership in sport: Implications for football

management. Athletic Insight: The Online Journal of Sport Psychology, 8(4), 28-48.

Cuadrado, I. (2003). ¿Emplean hombres y mujeres deferentes estilos de liderazgo? Análisis

de la influencia de los estilos de liderazgo en el acceso a los puestos de

dirección. Revista de psicología social, 18(3), 283-307.

Cuadrado, I. (2004). Valores y rasgos estereotípicos de género de mujeres líderes.

Psicothema, 16 (2), 270-275.

Cuadrado, I., y Molero, F. (2002). Liderazgo transformacional y género: autoevaluaciones de

directivos y directivas españoles. Revista de Psicología del Trabajo y de las

Organizaciones, 18(1).

156

Cuadros, R. (2010): Motivación y sur elación con el rendimiento escolar de los alumnos del

segundo año de secundaria de la Institución Educativa José Granda. Tesis Doctoral.

Disponible en: www.lenguayliteraturaunfv.blogspot.com. Consultado el 23/03/12.

Dansereau, F., Graen, G. G., y Haga W. (1975): A vertical dyad linkage approach to

leadership in formal organizations. Organizational Behavior and Human

Performance, 13, 46.78.

Day, C., Sammons, P., Hopkins, D., Harris, A., Leithwood, K., Gu, Q. y Kington, A. (2009).

The impact of school leadership on pupil outcomes. Final Report. Nottingham:

National College for School Leadership.

Del Olmo Ablanedo, S. M., y Zafra, E. L. (1999). Estereotipia de género y liderazgo

transformacional en contextos de trabajo típicamente femeninos. Revista de

Psicología Social Aplicada, 9(3), 53-72.

Dhuey, E. y Smith, J. (2014): “How important are school principals in the production of

student achievement?” Canadian Journal of Economics/Revue canadienne

d’économique, 47(2), 634.663.

Doherty, A. J., y Danylchuk, K. E. (1996). Transformational and transactional leadership in

interuniversity athletics management. Journal of sport management, 10(3), 292-309.

Dobbins, G. (1986). Equity vs. equality: Sex differences in leadership. Sex Roles, 15, 513-

525.

Dobbins, G., y Platz, S. (1986). Sex differences in leadership: How real are they? Academy

Management Review, 11, 118-127.

Druskat, V. U. (1994). Gender and leadership style: Transformational and transactional

leadership in the Roman Catholic Church. The Leadership Quarterly, 5(2), 99-119.

Eagly, A. H., y Johnson, B. T. (1990). Gender and leadership style: a meta-analysis.

Psychological Bulletin, 108, 233-256.

157

Eagly, A. H., y Johannesen‐Schmidt, M. C. (2001). The leadership styles of women and

men. Journal of social issues, 57(4), 781-797.

Eagly, A. H. y Karau, S. J. (2002): Role congruity theory of prejudice toward female leaders.

Psychological Review, 109, 573. 598.

Ekstrand, J., Lundqvist, D., Lagerbäck, L., Vouillamoz, M., Papadimitiou, N., y Karlsson, J.

(2018). Is there a correlation between coaches’ leadership styles and injuries in elite

football teams? A study of 36 elite teams in 17 countries. Br J Sports Med, 52(8), 527-

531.

Elmore, R. (2010). Mejorando la escuela desde la sala de clases. Santiago de Chile:

Fundación Chile.

Engbers, J. (2012). An exploration of challenges facing Division III athletic directors.

Evans, M.G. (1970): The effects of supervisory behavior on the path goal relationship.

Organizational Behavior and Human Performance, 5, 277.298

Evans, M. G. (1996). RJ House's “A path-goal theory of leader effectiveness”. The

Leadership Quarterly, 7(3), 305-309.

Evans, M. B., McGuckin, M., Gainforth, H. L., Bruner, M. W., y Côté, J. (2015). Coach

development programmes to improve interpersonal coach behaviours: a systematic

review using the re-aim framework. Br J Sports Med, 49(13), 871-877.

Eyzaguirre, B. y Fontaine, L. (2008): Las escuelas que tenemos. Santiago: CEP

Ferrari, L. (2010). Nuevas perspectivas para la comprensión del liderazgo desarrolladas en el

ámbito de la psicología del trabajo. Psicología y trabajo, una relación posible, 51-69.

Fiedler, F. E. (1967). A theory of leadership effectiveness. McGraw W-Hill series in

management.

158

Fiedler, F. E. (1978). The Contingency Model and the Dynamics of the Leadership Process1.

In Advances in experimental social psychology (Vol. 11, pp. 59-112). Academic

Press.

Fiedler, F. E., y Garcia, J. E. (1987). New approaches to effective leadership: Cognitive

resources and organizational performance. John Wiley y Sons.

Fitzgerald, T. (2015): A Study Exploring Trans. formational Leadership and its Impact on

Teacher Efficacy, Teacher Trust, and Change Readiness. Tesis. Concordia University.

Chicago, IL, EEUU. 158 p

Fryer, R. G. (2014). “Injecting charter school best practices into traditional public schools:

Evidence from field experiments”. The Quarterly Journal of Economics, 129(3),

1355.1407.

Fryer, R. G. (2017): “Management and Student Achievement: Evidence from a Randomized

Field Experiment”. Universidad de Harvard. Working Paper núm. 23, p. 437.

Fuentes, A. (1988): Procesos funcionales y eficacia de la escuela, un modelo causal. Tesis

Doctoral. Madrid: Editorial de la Universidad Complutense

Garay, S. (2008): Modelo de liderazgo para una dirección efectiva. En O. Maureira (Ed.),

Perspectivas de gestión para la innovación y el cambio educativo (pp. 135.184).

Santiago: Ediciones UCSH.

Gardiner, M., y Tiggemann, M. (1999). Gender differences in leadership style, job stress and

mental health in male‐and female‐dominated industries. Journal of occupational and

organizational psychology, 72(3), 301-315.

Garita, E. y Araya G. (2008) autopercepción de estilos de liderazgo en entrenadores de

disciplinas deportivas individuales y colectivas. En Mora J.A. y Chapado, F. Visión

actual de la psicología del deporte. Wanceulen Editorial Deportiva, S. L

159

Gibson, C. B. (1995). An investigation of gender differences in leadership across four

countries. Journal of international business studies, 26(2), 255-279.

Gómez Ortiz, R. A. (2008). El liderazgo empresarial para la innovación tecnológica en las

micro, pequeñas y medianas empresas. Pensamiento y gestión, (24), 157-194.

González Montes, S. (1993). Hacia una antropología de las relaciones de género en América

Latina. Mujeres y relaciones de género en la antropología latinoamericana, El

Colegio de México, México, 17-52.

González, A., y Castellanos, B. (2003). Sexualidad y géneros. Alternativas para su educación

ante los retos del siglo XXI. La Habana, Cuba: Editorial Científico-Técnica, 15.

González, O. y Cubillán, L. (2014):“Impacto del estilo de liderazgo del docente universitario

en el rendimiento académico del estudiante”. Multiciencias, vol. 14, núm. 4,

octubre.diciembre, 2014, pp. 401.409 Universidad del Zulia Punto Fijo, Venezuela .

https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=90433839006 . ISSN: 1317.2255

González, O., González, O., Ríos, G., y León, J. (2013). Características del liderazgo

transformacional presentes en un grupo de docentes universitario. Telos, 15(3), 355-

371.

Goleman, D., Boyatzis, R., y McKee, A. (2016). El líder resonante crea más: El poder de la

inteligencia emocional. DEBOLSILLO.

Gould, D., Voelker, D. K., y Griffes, K. (2013). Best coaching practices for developing team

captains. The Sport Psychologist, 27(1), 13-26.

Graen, G. B., y Uhl-Bien, M. (1995). Relationship-based approach to leadership:

Development of leader-member exchange (LMX) theory of leadership over 25 years:

Applying a multi-level multi-domain perspective. The leadership quarterly, 6(2), 219-

247.

160

Griffith, J. (2003): Relation of principal transformational leadership to school staff job

satisfaction, staff turnover, and school performance. Journal of Educational

Administration, 42(3), 333.356. http://dx.doi.org/10.1108/09578230410534667

Grissom, J. A.; Kalogrides, D. y Loeb, S. (2015): “Using student test scores to measure

principal performance”. Educational Evaluation and Policy Analysis, 37(1), 3.28

Hallinger, P., y Heck, R. H. (2011). Conceptual and methodological issues in studying school

leadership effects as a reciprocal process. School Effectiveness and School

Improvement, 22(2), 149-173.

Hamza, A., y Abdelmonem, M. (2018). The relationship between transformational leadership

and employee empowermentin certain Egyptian certain sports federations. Ovidius

University Annals, Series Physical Education y Sport/Science, Movement y

Health, 18(2).

Heck, R.H. y Hallinger, P. (2014): “Modeling the longitudinal effects of school leadership on

teaching and learning”. Journal of Educational Administration, 52(5), 653.681.

Henríquez, F., Mizala, A. y Repetto, A. (2009): Effective schools for low income children: a

study of Chile´s Sociedad de Instrucción Primaria. Disponible en:

http://www.dii.uchile.cl/boletin/20090331/_contenido/publicaciones/1/Effective_Scho

ols_for_Low_In

come_Children_a_Study_of_Chile's,_Sociedad_de_Instrucciooon_Primaria,_Francisc

o_Henriiiquez,_Ale jandra_Mizala_y_Andrea%20Repetto.pdf

Hersey, P., y Blanchard, K. (1993) Managment of Organizational Behavior. Utilizing Human

Resources. Sixth edition Ed. Prentice Hall. New Jersey

Hersey, P., y Blanchard, K. (1998) Administración del comportamiento organizacional:

liderazgo situacional. Séptima Ed. Prentice Hall Hispanoamericana, México.

161

Hobbs, C., (2018). TRANSFORM YOURSELF: Literature-based review of transformational

leadership behaviors and practical applications for high school athletic

administrators. Sport Journal, 1.

Hodge, K., Henry, G., y Smith, W. (2014). A case study of excellence in elite sport:

Motivational climate in a world champion team. The Sport Psychologist, 28(1), 60-74.

Holt, N. L., y Neely, K. C. (2011). Positive youth development through sport: A review.

Horn, T. (2002). Coaching effectiveness in the sport domain. In T. Horn (Ed.), Advances in

sport psychology, (2nd

ed., pp. 309-354). Champaign, IL. Human Kinetics.

Hofstede, G. (1999) Las consecuencias de la Cultura. Alianza. Madrid.

House, R. J. (1971). A path goal theory of leader effectiveness. Administrative science

quarterly, 321-339.

House, R. J. (1977). A theory of charismatic leadership. Leadership: The Cutting Egde.

House, R. J., y Dorfman, P. (2002). Understanding cultures and implicit leadership theories

across the globe: an introduction to project GLOBE. Journal of World Business, 37,

3-10.

Hoy, W. K., y Miskel, C. G. (2008). The school as a social system. Educational

administration: Theory, research, and practice, 1-40.

Horn, Andrea y Marfán, Javiera (2010): “Relación entre liderazgo educativo y desempeño

escolar: Revisión de las investigación en Chile”. Revista Psicoperspectivas Vol. 9 Nª2

pp. 82.104. Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, Chile.

Ibrahim, Ali S y Al.Taneiji, Shaikah (2013): “Principal leadership style, school performance,

and principal effectiveness in Dubai Schools”. International Journal of Research

Studies in Education, 2013 January, Volume 2 Number 1. ISSN 2243.7703 Online

ISSN: 2243.7711

162

Isaza Valencia, Laura y Henao Lopez, Gloria Cecilia (2012): “Actitudes.Estilos de

enseñanza: su relación con el rendimiento académico “ . International Journal of

Psychological Research, 133.141 pp . ISSN Impresa: 2011.2084 . ISSN Electrónica

2011.2079

Jacob, R.; Goddard, R.; Kim, M.; Miller, R. y Goddard, Y. (2015): “Exploring the causal

impact of the McREL Balanced Leadership Program on leadership, principal efficacy,

instructional climate, educator turnover, and student achievement”. Educational

Evaluation and Policy Analysis, 37(3), 314.332.

Jenkins, W. O. (1947). A review of leadership studies with particular reference to military

problems. Psychological Bulletin, 44(1), 54.

Jimenez, A. (2000): Competencia Social: Intervención preventive en la escuela. Infancia y

Sociedad, 24, pp. 21.48.

Kao, S. F., y Tsai, C. Y. (2016). Transformational leadership and athlete satisfaction: the

mediating role of coaching competency. Journal of Applied Sport Psychology, 28(4),

469-482.

Kim, M. S. (1992). Types of leadership and performance norms of school Athletic

teams. Perceptual and Motor Skills, 74(3), 803-806.

Kim, E. H., y Kwon, H. (2015). The impact of congruence between preferred and perceived

leadership on satisfaction among professional dancers. Korean Journal of Sport

Science, 26(3), 503-514.Mendo, A., y Ortiz, J. (2003). El liderazgo en los grupos

deportivos. Antonio Mendo (Ed) Psicología del Deporte. Buenos Aires, Tulio

Guterman Editora, 1, 6-28.

Kim, S., Magnusen, M., Andrew, D., y Stoll, J. (2012). Are transformational leaders a

double-edged sword? Impact of transformational leadership on sport employee

163

commitment and job satisfaction. International journal of sports science y

coaching, 7(4), 661-676.

Kerr, S., y Jermier, J. M. (1978). Substitutes for leadership: Their meaning and

measurement. Organizational behavior and human performance, 22(3), 375-403.

Kilbourne, C. E. (1935). The elements of leadership. Journal of coast artillery, 78(6), 437-

439.

Kohs, S. C., y Irle, K. W. (1920). Prophesying army promotion. Journal of Applied

Psychology, 4(1), 73-87.

Komives, S. R. (1991). Gender differences in the relationship of hall directors'

transformational and transactional leadership and achieving styles. Journal of College

Student Development.

Koontz, H., y Heinz, W. (2003). Administración: Una perspectiva global (12ª). México: Mc

Graw Hill

Kouzes, J., y Posner, B. (2012). The leadership challenge: How to make extraordinary things

happen. Atlanta, GA: Better World Books.

Lee. J. (2014) Transformational Leadership In Coaching. Thesis. Doctor of Education in

Leadership Studies. Ashland University. Ashland, Ohio.

Lee, Y., Kim, S. H., y Joon-Ho, K. (2013). Coach leadership effect on elite handball players'

psychological empowerment and organizational citizenship behavior. International

Journal of Sports Science y Coaching, 8(2), 327-342.

Leithwood, K., Day, C., Sammons, P., Harris, A., y Hopkins, D. (2006): Successful School

Leadership. What it is and how it influences pupil learning. UK: National College for

School Leadership.

Leithwood K, Jantzi D (2005): A review of transformational school leadership research

19962005. Leadershi. Policy Sch. 4: 177.199.

164

Leithwood, K., Patten, S., y Jantzi, D. (2010). Testing a conception of how school leadership

influences student learning. Educational Administration Quarterly, 46(5), 671-706.

Lewis, H. S. (1974). Leaders and followers: Some anthropological perspectives (No. 50).

Reading, MA: Addison-Wesley.

Llorens Gumbau, Susana (2009): “Liderazgo transformacional y capital psicológico positivo:

un estudio de caso en una empresa de construcción” . Revista Directivos Construcción

Nª220 Página 48, Sección Laboral.

López, P. (2008): Modelo de liderazgo para una dirección efectiva. En O. Maureira (Ed.),

Perspectivas de gestión para la innovación y el cambio educativo. Santiago: Ediciones

UCSH

López-Sáez, M. (1994). Procesos culturales e individuales implicados en la estereotipia de

género. Una aproximación empírica a la elección de carrera. Revista de Psicología

Social, 9(2), 213-230.

Lord, R. G., Foti, R. J., y De Vader, C. L. (1984). A test of leadership categorization theory:

Internal structure, information processing, and leadership perceptions. Organizational

behavior and human performance, 34(3), 343-378.

Lowe, K. B., Kroeck, K. G., y Sivasubramaniam, N. (1996). Effectiveness correlates of

transformational and transactional leadership: A meta-analytic review of the MLQ

literature. The leadership quarterly, 7(3), 385-425.

Lupano, M. (2011). Liderazgo, Género y Prejuicio. Influencia de los estereotipos de género

en la efectividad del liderazgo femenino y actitudes hacia las mujeres líderes. Tesis

doctoral. Universidad de Palermo.

Lupano, M., y Castro Solano, A. (2006). Estudios sobre liderazgo. Teorías y evaluación.

Psicodebate, 6, 107-121. https://doi.org/10.18682/pd.v6i0.444

165

Lupano, M., Castro Solano, A., y Martina Casullo, M. (2008). Prototipos de liderazgo

masculino y femenino en población militar. Revista de Psicología, 26(2).

Magaña-Medina, D. E., Aguilar-Morales, N., y Avendaño-Rodríguez, K. C. (2016).

Diferencias de género en capacidad de liderazgo percibido en estudiantes de

pregrado. Opción, 32(13), 173-195.

Mageau, G. A., y Vallerand, R. J. (2003). The coach–athlete relationship: A motivational

model. Journal of sports science, 21(11), 883-904.

Maher, K. J. (1997). Gender-related stereotypes of transformational and transactional

leadership. Sex roles, 37(3-4), 209-225.

Majluf, N. y Hurtado, J. M. (2008): Hacia una mejor gestión en los colegios. Influencia de la

cultura escolar sobre la educación. Santiago: Andros Impresores.

Maureira, O. (2014): “El liderazgo, factor de eficacia escolar, hacia un modelo causal”.

REICE Revista Electrónica Iberoamericana sobre Calidad, Eficacia y Cambio en

Educación. ISSN (Versión en línea) 1696.4713.España.

Mendoza Martínez, Ignacio Alejandro; Escobar Álvarez, Gerardo Raúl; García Rivera,

Blanca Rosa (2012): “Influencia del liderazgo transformacional en algunas variables

de satisfacción organizacional en personal docente y administrativo de una institución

pública de educación media superior” Revista del Centro de Investigación.

Universidad La Salle, vol. 10, núm. 38, julio.diciembre, 2012, pp. . Universidad La

Salle, Distrito Federal, México. .

https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=34224543013 ISSN: 1405.6690

Manning, L. W. (2012). NCAA athletic directors’ self-perspective of

transformational/transactional leadership.

http://thescholarship.ecu.edu/handle/10342/3992

166

Megheirkouni, M. (2017). Leadership styles and organizational learning in UK for-profit and

non-profit sports organizations. International Journal of Organizational

Analysis, 25(4), 596-612.

Miller, A. (2009): Principal turnover, student achievement and teacher retention. Princeton

University: NJ

Mills, M., R. Fleck, C., y Kozikowski, A. (2013). Positive psychology at work: A conceptual

review, state-of-practice assessment, and a look ahead. The Journal of Positive

Psychology, 8(2), 153-164.

Milner, E., King, H., y Pizzini, E. L. (1979). Relationship between sex and leadership

behavior of department heads in physical education. Research in Higher Education,

10, 113-121.

Misasi, S. P., Morin, G., y Kwasnowski, L. (2016). Leadership: Athletes and coaches in

sport. The Sport Journal, 19.

Molero, F. (2002). Cultura y liderazgo. Una relación multifacética. Boletín de Psicología, 76,

53-75.

Molero F., Recio, P., y Cuadrado, I. (2010). Liderazgo transformacional y liderazgo

transaccional: un análisis de la estructura factorial del Multifactor Leadership

Questionnaire (MLQ) en una muestra española. Psicothema, 22(3).

Molinar, M. C., y Sánchez, L. M. V. (2005). Liderazgo en la labor docente. MAD.

Money, J. (1985). "Gender: History, Theory and Usage of the Term in Sociology and its

Relationship to Nature/Nurture", Journal of Sex and Marital Therapy, 11, 71-79.

Montalván, S. E. S., Aguirre, I. P. V., Sánchez, J. P. P., y Condolo, C. R. Q. (2014). Teorías

de liderazgo contemporáneo: análisis de la dinámica relacional. Oikos: Revista de la

Escuela de Administración y Economía, 18(37), 41-61.

167

Morales, J. F., y Cuadrado, M. I. (2004). La Psicología y el acceso de la mujer a la función

directiva [Psychology and Women Access to managerial roles][Special issue]. Revista

de Psicología General y Aplicada, 57(2).

Morgan, P. B., Fletcher, D., y Sarkar, M. (2015). Understanding team resilience in the

world's best athletes: A case study of a rugby union World Cup winning

team. Psychology of Sport and Exercise, 16, 91-100.

Morton, K. L., Barling, J., Rhodes, R. E., Mâsse, L. C., Zumbo, B. D., y Beauchamp, M. R.

(2011). The application of transformational leadership theory to parenting:

questionnaire development and implications for adolescent self-regulatory efficacy

and life satisfaction. Journal of Sport and Exercise Psychology, 33(5), 688-709.

Nader, M y Castro Solano, A (2007): “Influencia de los valores sobre los estilos de liderazgo:

un análisis según el modelo de liderazgo transformacional . transaccional de Bass” .

Univ. Psichol Bogotá . Colombia . 689.698 . ISSN 1657.9267

Northouse, P. G. (1997). Leadership: Theory and research. Thousand oaks.

Northouse, P. G. (2007). Transformational leadership. Leadership: Theory and practice, 4,

175-206.

Northouse, P. G. (2013). Leadership: Theory and practice (6th ed.). Thousand oaks, CA:

SAGe Publications Ltd.

Omar, A. (2011). Liderazgo transformador y satisfacción laboral: El rol de la confianza en el

supervisor. Liberabit, 17(2), 129-138.

Page, D. P. (1935). Measurement and prediction of leadership. American Journal of

Sociology, 41(1), 31-43.

Parsons, T. (1968). The position of identity in the General Theory of Action. En C. Gordon y

K. Gergen (Eds). The self in social interaction (pp. 16-23). New York: Wiley.

168

Pedraja, L., Rodríguez, E., Barreda, M., Sangredo, O., Segovia, C. (2009): Estilos de

Liderazgo y resultados del sistema de medición de la calidad de la Educación: un

estudio empírico en los colegios básicos de la ciudad de Arica-Chile. Ingeniare.

Revista chilena de ingeniería, 17(1), 21-26.

Pedraja-Rejas, L., Rodriguez-Ponce, E., Rodriguez-Mardones, P. (2016): “Estilos de

liderazgo de dirección escolar y el logro académico de los estudiantes: Un estudio

exploratorio” . Interciencia, vol. 41, núm. 11, noviembre, 2016, pp. 748.756

Asociación Interciencia Caracas, Venezuela . ISSN: 0378.1844

https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=33948191004

Peña-López, I. (2009). Creating effective teaching and learning environments: First results

from TALIS.

Pérez Toledo, F. M. (2017). Indicadores de calidad del liderazgo para el desempeño docente

en la Universidad Tecnológica del Centro (Master's thesis).

Peus, C., Weisweiler, S., y Frey, D. (2009). Coaching für Habilitand/innen am Beispiel der

LMU München. Organisationsberatung, Supervision, Coaching, 16(2), 193-201.

Pilus, A. H. M., y Saadan, R. (2009). Coaching leadership styles and athlete satisfactions

among hockey team. Journal of Human Capital Development (JHCD), 2(1), 77-87.

Ponce Vidal, Ricardo Antonio (2008) : “El Liderazgo y su relación con el rendimiento

académico”: Universidad del Bío.Bío, Facultad de Educación y Humanidades, Chile.

Pounder, D. (2012). School leadership preparation and practice survey instruments and their

uses. Journal of Research on Leadership Education, 7(2), 254-274.

Price, M. S., y Weiss, M. R. (2011). Peer leadership in sport: Relationships among personal

characteristics, leader behaviors, and team outcomes. Journal of Applied Sport

Psychology, 23(1), 49-64.

169

Quintana D. A. (2015). Indicaciones psicopedagógicas dirigidas a profesores de Balonmano,

vinculadas a las diferencias psicológicas de género, en la esfera de la comunicación

(Tesis de Máster en Psicología del Deporte). Universidad de las Ciencias de la Cultura

Física y el Deporte “Manuel Fajardo”: Cuba.

Raczynski, D. y Muñoz, G. (2006): Factores que desafían los buenos resultados educativos de

las escuelas en sectores de pobreza. En S. Cueto (Ed.), Educación y brechas de

equidad en América Latina ( pp. 275.352). Chile: PREAL.

Ramírez, A. (2006). El líder ¿Nace o se hace? Universidad de Guanajuato, Celaya, México.

Recuperado de

http://www.geocities.ws/vaneskahernandez/FASEI/lidernaceosehace.html

Rees, C. R. (1983). Instrumental and expressive leadership in team sports: A test of

leadership role differentiation theory. Journal of Sport Behavior, 6, 17-27.

Rees, C. R. y Segal, M. W. (1984). Role differentiation in groups: The relationship between

instrumental and expressive leadership. Small Group Behavior, 15, 109-123.

Reiche, R. (1997). Gender ohne Sex. Geschichte, Funktion und Funktionswandel des

Begriffs» Gender «. Psyche, 51(9-10), 926-957.

Riemer, H. A. (2007). Multidimensional model of coach leadership.

Riggio, R. E. (2013). Advancing the discipline of leadership studies. Journal of Leadership

Education, 12(3), 10-14.

Robinson, V., Hohepa, M. y Lloyd, C. (2009): School Leadership and Student Outcomes:

Identifying what works and why. Best Evidence Synthesis Iteration. New Zeland:

Ministry of Education.

Rodríguez, G. M. (2014). Análisis de los factores del rendimiento académico de los

estudiantes de Pedagogía desde la técnica de grupo nominal y método Delphi.

Educatio Siglo XXI, 32(2), 245-266. Recuperado de:

170

Roffé, M. y Riccardi, S. 2016: Formando al líder de un equipo. Ciudad Autónoma de Buenos

Aires: Lugar Editorial.

Rosener, J. B. (2011). Ways women lead. In Leadership, Gender, and Organization (pp. 19-

29). Springer, Dordrecht.

Rowold, J. (2006). Transformational and transactional leadership in martial arts. Journal of

applied sport psychology, 18(4), 312-325.

Rozo, S. M., y Abaunza de González, M. Y. R. I. A. M. (2010). Transactional and

transformational leadership. Avances en Enfermería, 28(2), 62-72.

Russell, J., Rush, M., y Herd, A. M. (1988). An exploration of women’s expectations of male

and female leadership. Sex Roles, 18(5-6), 279-287.

Sammons, P., Hillman, J., y Mortimore, P. (1995). Key characteristics of effective schools. A

review of school effectiveness research.

Santos, G. B. (2012). Diferencias de estilo de liderazgo y dirección entre hombres y mujeres

(Tesis de Máster). Recuperado de

http://repositorio.upct.es/bitstream/handle/10317/2881/tfm198.pdf?sequence=1yisAllo

wed=y

Scott, J. (1990). El género: una categoría útil para el análisis histórico. En James S.Amelang

y Mary Nash (eds.) Historia y género: las mujeres en la Europa moderna y

contemporánea (23 – 56). Valencia: Alfons el Magnànim,

Selmes, I. (1987): La mejora de las habilidades para el estudio. Barcelona: Paidós

Serpa, S., Pataco, V., y Santos, F. (1991). Leadership patterns in handball international

competition. International Journal of Sport Psychology, 22(1), 78-89.

Smith, H. L., y Krueger, L. M. (1933). A brief summary of literature on leadership (Vol. 9,

No. 4). Bureau of cooperative research, Indiana university.

171

Smith, M. J., Arthur, C. A., Hardy, J., Callow, N., y Williams, D. (2013). Transformational

leadership and task cohesion in sport: The mediating role of intrateam

communication. Psychology of sport and exercise, 14(2), 249-257.

Smith, R. E., y Smoll, F. L. (2007). Social-Cognitive Approach to Coaching Behaviors.

Solarte, M. G., Salas-Arbelaez, L., y Martínez, É. G. (2017). Estilos de liderazgo de hombres

y mujeres en las pymes. AD-minister, (31), 25-46.

Solís, S. (2010). La influencia del Liderazgo en la gestión escolar (Doctoral dissertation,

Tesis de Maestría. IPN).

Solís, E. E., y Elgoibar, P. (2019). Patrones de liderazgo en los administradores ecuatorianos:

Impacto del género y la educación. ISSN 2168-0612 FLASH DRIVE ISSN 1941-9589

ONLINE, 383.

Southworth, G. (2004). A response from the National College for School

Leadership. Educational Management Administration y Leadership, 32(3), 339-354.

Stenling, A., y Tafvelin, S. (2014). Transformational leadership and well-being in sports: The

mediating role of need satisfaction. Journal of applied sport psychology, 26(2), 182-

196.

Sternberg, R. J. (1997): Inteligencia exitosa. Barcelona: Paidós

Sternberg, R. J., Wagner, R. K., Williams, W. M., y Horvath, J. A. (1995): Testing common

sense. American Psychologist, 50 (11), 912.927.

Stogdill, R. M. (1948). Personal factors associated with leadership: A survey of the

literature. The Journal of psychology, 25(1), 35-71.

Supermane, S., Tahir, L. M., y Aris, M. (2018). Transformational Leadership in Teacher

Education. International Journal of Academic Research in Business and Social

Sciences, 8(3), 267-275.

172

Taylor, J., y Wilson, G. S. (2005). Applying sport psychology: four perspectives. Human

Kinetics.

Tead, O. (1929). The technique of creative leadership. human nature and management, 12-

18.

Thieme, C. (2005): Liderazgo y eficacia en la educación primaria. El caso de Chile. Tesis

doctoral, Depto. Economía de la Empresa. Universitat Autónoma de Barcelona.

Disponible en:

http://www.tesisenxarxa.net/TESIS_UAB/AVAILABLE/TDX.0621106.000957//cptj

1de1.pdf

Toscano, W. (2013): Aportes a la reconfiguración de un problema no resuelto en educación

física: opiniones de los y las estudiantes del profesorado acerca de la dicotomía “rol docente-

rol entrenador”. Director del proyecto.

Código: 55A/156. Universidad Nacional de la Matanza. Departamento de Humanidades y

Ciencias Sociales. Programa Nacional de Incentivos para Docentes Investigadores.

Disponible en:

https://repositoriocyt.unlam.edu.ar/bitstream/123456789/114/1/INFORME%20FINAL%20A-

156.pdf

Triandis, H.C.; Chan, D.K.-S.; Bhawuk, D.P.S.; Iwao, S. y Sinha, J.B.P. (1995). Multimethod

probes of allocentrism and idiocentrism. International journal of psychology, 30, 461-

480.

Tucker, S., Turner, N., Barling, J., y McEvoy, M. (2010). Transformational leadership and

childrens' aggression in team settings: A short-term longitudinal study. The

Leadership Quarterly, 21(3), 389-399.

Tulic, M. L. (1998). Algunos factores del rendimiento: las expectativas y el género. LCSHD

Paper Series–The Word Bank.

173

Turnnidge, J., y Côté, J. (2018). Applying transformational leadership theory to coaching

research in youth sport: A systematic literature review. International Journal of Sport

and Exercise Psychology, 16(3), 327-342.

Torres, M. R. M., y Riaga, C. O. (2006). El liderazgo transformacional, dimensiones e

impacto en la cultura organizacional y eficacia de las empresas. Revista de la

Facultad de Ciencias Económicas: Investigación y Reflexión, 14(1), 118-134.

UNESCO, (2005). El imperativo de la calidad. Educación para todos.

http://portal.unesco.org/education/es/ev.phpURL_ID=35939yURL_DO=DO_TOPICy

URL_SECTION=201.html

Uribe, Mario B. (2005):“El liderazgo docente en la construcción de la cultura escolar de

calidad: un desafío de orden superior”. UNESCO OREALC, Revista PRELAC, Nª1

Julio, 2005.

Vallée, C. N., y Bloom, G. A. (2005). Building a successful university program: Key and

common elements of expert coaches. Journal of applied sport psychology, 17(3), 179-

196.

Van Engen, M. L., Van der Leeden, R., y Willemsen, T. M. (2001). Gender, context and

leadership styles: A field study. Journal of occupational and organizational

psychology, 74(5), 581-598.

Vella, S. A., Oades, L. G., y Crowe, T. P. (2013). A pilot test of transformational leadership

training for sports coaches: Impact on the developmental experiences of adolescent

athletes. International journal of sports science y coaching, 8(3), 513-530.

Walker, S. (2017). The Captain Class: The Hidden Force that Creates the World's Greatest

Teams. Random House.

Vazquez Alatorre, Andres (2013):“Interdependencia entre el liderazgo transformacional,

cultura organizacional y cambio educativo: Una Reflexión” REICE. Revista

174

Iberoamericana sobre Calidad, Eficacia y Cambio en Educación, vol. 11, núm. 1,

2013, pp. 73.91. Madrid . España . E.ISSN: 1696.4713

https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=55125665006

Vázquez, B., Fernández, E., y Ferro, S. (2000). Educación Física y género: Modelo para la

observación y el análisis del comportamiento del alumnado y del profesorado.

Madrid: Gymnos.

Volante, P. (2008): Influencia del liderazgo Instruccional en resultados de aprendizaje.

Santiago: CEPPE.

Waters, T., Marzano, R. J., y McNulty, B. (2003). Balanced Leadership: What 30 Years of

Research Tells Us about the Effect of Leadership on Student Achievement. A

Working Paper.

Wheelan, S. A., y Johnston, F. (1996). The role of informal member leaders in a system

containing formal leaders. Small group research, 27(1), 33-55.

Weinberg, R. S. (2010). Fundamentos De Psicologia Del Deporte Y Del Ejercicio

Fisico/Fundamentals of Sport Psychology and Physical Exercise. Ed. Médica

Panamericana.

Weiss, M. R., y Friedrichs, W. D. (1986). The influence of leader behaviors, coach attributes,

and institutional variables on performance and satisfaction of collegiate basketball

teams. Journal of sport psychology, 8(4), 332-346.

Wofford, J. C. (1982). An integrative theory of leadership. Journal of management, 8(1), 27-

47.

Yukl, G. A. (1998). Leadership in organizations. Pearson Education India.

Yukl, G. A. (2002): Leadership in organizations. Englewood Cliffs, NJ: PrenticeHall

Yukl, G. A. y Van Fleet, D. D. (1992). Theory and research on leadership in organizations.

175

Yusof, A. (1998). The relationship between transformational leadership behaviors of athletic

directors and coaches' job satisfaction. Physical Educator, 55(4), 170.

Zacharatos, A., Barling, J., y Kelloway, E. K. (2000). Development and effects of

transformational leadership in adolescents. The Leadership Quarterly, 11(2), 211-226.

176

9 Anexo

Queda a disposición del tribunal, si quieren solicitar los 310 cuestionarios tabulados, los

cuales consideramos mejor no incluir en el anexo.

Clave de corrección del Test CELID –A

Liderazgo transformacional incluye 4 dimensiones:

1. carisma: 3, 21, 33,34 (4 ítems)

2. inspiración: 19, 22, 24 (3 ítems)

3. estimulación intelectual: 4, 15, 23, 25, 28, 29, 30 (7 ítems)

4. consideración individualizada: 13, 14, 17 (3 ítems)

Liderazgo transaccional incluye 2 dimensiones:

5. recompensa contingente: 8, 10, 11, 12, 16 (5 ítems)

6. manejo por excepción: 2, 5, 7, 9, 18, 26 (6 ítems)

Liderazgo laissez faire única dimensión: 1, 6, 20, 27, 31, 32 (6 ítems)

177

Cuestionario de estilos de liderazgo (CELID A)

Instrucciones: Estamos proyectando el momento de cuando usted se reciba y buscamos que

se imagine como sería usted como líder en la acción concreta del trabajo cotidiano. Por favor

indique cuanto se ajusta cada afirmación al estilo de liderazgo que usted posee. Siendo 1:

Total desacuerdo, 3: Intermedio y 5: Total acuerdo.

178

ITEMS 1 2 3 4 5

1-Mi presencia tiene poco efecto en su rendimiento.

2-No trato de cambiar lo que hacen mientras las cosas salgan bien.

3-Se sienten orgullosos de trabajar conmigo.

4-Pongo especial énfasis en la resolución cuidadosa de los problemas

antes de actuar.

5-Evito involucrarme en su trabajo.

6-No les digo donde me sitúo en algunas ocasiones.

7-Demuestro que creo firmemente en el dicho “si funciona, no lo

arregles”.

8-Les doy lo que quieren a cambio de recibir su apoyo.

9-Evito intervenir, excepto cuanto se consiguen los objetivos.

10-Me aseguro que exista un fuerte acuerdo entre lo que se espera que

hagan y lo que pueden obtener de mí por su esfuerzo.

11-Siempre que lo crean necesario pueden negociar conmigo lo que

obtendrán a cambio por su trabajo.

12- Les hago saber que pueden lograr lo que quieren si trabajan

conforme a lo pactado conmigo.

13-Me preocupo de formar a aquellos que lo necesitan.

14-Centro mi atención en los casos en los que no se consigue alcanzar

las metas esperadas.

15-Hago que se basen en el razonamiento y en la evidencia para

resolver los problemas.

16-Trato de que obtengan lo que deseo a cambio de su cooperación.

17-Estoy dispuesto a instruirles o enseñarles siempre que lo necesiten.

18- No trato de hacer cambios mientras las cosas marchen bien.

19-Les doy charlas para motivarlos.

20-Evito tomar decisiones.

21-Cuento con su respeto.

22-Potencio su motivación de éxito.

23-Trato de que vean los problemas como una oportunidad para

aprender.

179

24- Trato de desarrollar nuevas formas para motivarlos.

25-Les hago pensar sobre viejos problemas de forma nueva.

26-Les dejo que sigan haciendo su trabajo como siempre lo han hecho,

si no me parece necesario introducir algún cambio.

27-Soy difícil de encontrar cuando surge un problema.

28-Impulso la utilización de la inteligencia para superar los obstáculos.

29-Les pido que fundamenten sus opiniones con argumentos sólidos.

30-Les doy nuevas formas de enfocar los problemas que antes les

resultaban desconcertantes.

31-Evito decirles como se tienen que hacer las cosas.

32-Es probable que esté ausente cuando se me necesita.

33-Tienen plena confianza en mí.

34-Confian en mi capacidad para superar cualquier obstáculo.