universidad de invierno - revista

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En esta revista recogemos el grano de las sesiones de la Universidad de Invierno con crónicas, artículos de lxs protagonistas, etc.

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Iratzar FundazioaZuatzu Enpresa parkea

Ulia 1,1.

20018 Donostia (Euskal Herria)

www.Iratzar.eus

[email protected]

Lege Gordailua – Dep. Legal : SS 197-2015

F U N D A Z I O A

w w w . i r a t z a r . e u s

Vídeos de Neguko Unibertsitateahttp://iratzar.eus/eu/neguko-unibertsitatea

Editorial

1. La Crisis de Estado ha agravado la cerrazón - Carles Riera (CIEMEN) - Sabino Cuadra (AMAIUR)

2. Nuevos aires en la izquierda para nuevos procesos revolucionarios - Luismi Uharte - Emir Sader

3.- Territorio, Nación y Ciudadanía: estrategias para la hegemonía - Eneritz Zabaleta - Unai Apaolaza

#NUeztabaida

Floren Aoiz:”Vitaminas para afrontar los retos del futuro”

Entrevista a Hasier Arraiz de la mano de Naroa Iturri e Iñaki Soto

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INDICE

Ha habido más de una discusión entre militantes, sobre qué es más importante: la práctica o la teoría. En Euskal Herria, la izquierda abertzale ha abierto vías para la lucha y la construcción de discursos hegemónicos sin demasiada teorización. Pero ese hecho no quiere decir que no haya necesidad de teorizar, de ordenar los viejos conceptos e incluir nuevos conceptos, siempre aprendiendo desde la práctica y bebiendo de nuevas teorías. Al fin y al cabo, los nuevas herramientas teóricas nos posibilitarán abrir nuevas vías y estrategias. En ese sentido, no vamos a entrar en esa discusión estéril que mencionábamos. Las dos son necesarias. Pero es verdad que por una razón u otra que en la izquierda abertzale se ha trabajado menos de lo deseado la formación política. La Universidad del Invierno ha sido una iniciativa impulsada por la Fundación Iratzar dentro de su Escuela Política. Creemos que

es necesaria una permanente reflexión profunda y amplia y esta ha sido una iniciativa o aportación de Sortu a esa reflexión. Por medio de esta Escuela Política queremos impulsar la reflexión y la preparación política colectiva. En nuestra sociedad, en nuestro pueblo, vemos una inmensa energía para el cambio, por un lado por la enorme experiencia acumulada y por otro por la capacidad de innovación, y creemos que debemos ser capaces de utilizar esta energía para construir una Euskal Herria mejor. Por ello, esta Escuela Política, además de la formación de la militancia de Sortu quiere incidir en la politización de nuestra sociedad, fomentando la reflexión crítica. Vivimos un momento importante en el escenario internacional y en los ámbitos que tenemos más cerca y debemos responder adecuadamente a esas realidades. Por ello, hemos querido impulsar una reflexión en dos

EDITORIAL

planos. Por un lado, una mirada al mundo, al ámbito internacional y especialmente al análisis de lo que está ocurriendo en los escenarios más cercanos, y por otro, una mirada a nuestra realidad como pueblo. Está claro que sin un estado un pueblo, una sociedad, una comunidad, no puede sobrevivir ante esta agresión y estos cambios a nivel mundial. Se perciben grandes cambios en el mundo, cada vez más multipolar, se multiplican las luchas por el poder, los conflictos, los estados se alinean, Europa afronta una profunda crisis, se negocia un nuevo Acuerdo Comercial entre Europa y Estados Unidos... Todo esto debe analizarse rigurosamente. La agresión del capitalismo neoliberal es gigantesca y lo está cambiando todo. Las condiciones de vida y trabajo de millones de personas se desploman, la pobreza se extiende por doquier mientras se multiplica la riqueza de unos pocos, el mundo es cada vez más injusto y las desigualdades cada vez mayores. Están cambiando también las reglas del juego a consecuencias de este ataque y la política está sometida a los capitales. En esta situación, la gente ha reaccionado de mil maneras a lo largo y ancho del planeta. Protestas, alternativas en América Latina y otros

muchos lugares y, de modo especial, se está produciendo una nueva lectura del papel del estado y la soberanía. En este contexto hay que situar los nuevos movimientos de protesta, pero también lo que está sucediendo en Escocia, Catalunya y Grecia. Es evidente que los estados español y francés están en crisis y sobre todo, es visible que no son instrumentos convenientes para la ciudadanía vasca. La dependencia nos perjudica y en esta situación nos apremia recuperar la soberanía y tomar parte en el movimiento mundial por la democracia y la justicia. En la Universidad del Invierno hemos querido debatir sobre estas claves. Todo ello para responder a una pregunta central en esta edición de 2015: y Euskal Herria, ¿qué? Hemos analizado lo que está sucediendo en el mundo, tanto en su globalidad como en lo que tenemos más cerca y nos hemos preguntado dónde queremos ver Euskal Herria en ese panorama, frente a la agresión neoliberal, en la discusión en torno a la democracia, en el debate de modelos socioeconómicos, en la disputa en torno a la soberanía y el papel de los estados. En las páginas hemos querido recoger lo que han dado las 13 mesas redondas celebradas durante tres semanas y hemos recogido algunas conclusiones.

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Entre el 26 y el 29 de enero se celebró el primer ciclo de la Neguko Unibertsitatea bajo el titulo de “Crisis en el Estado español: la hora de los pueblos?”. Alba Nogueira, de la Fundación Galiza Sempre, Carles Riera, presidente del CIEMEN catalán y Sabino Cuadra, diputado de Amaiur en el Congreso de los Diputados pusieron en evidencia la situación de cirsis del Estado y coincidieron en que frente al proceso de recentralización, la soberanía es el camino para abordar la democratización.

Alba Nogueira cree que se está viviendo un severo proceso de recentralización. Este proceso se está dando además desde dos ámbitos: de un lado desde la la Unión Europea y de otro desde el Estado español. Antes del inicio de la crisis, el determinar y concretar la política social le correspondía a cada Estado o cada Autonomía. Sin embargo, hoy en día, en nombre del control de la deuda y el déficit , ese nivel de soberanía ha sido usurpado por la UE. “Un ejemplo de este cambio fue el cambio realizado en el apartado 135. de la Constitución Española”.

“Quieren reducir la soberanía de los pueblos”, afirmó Sabino Cuadra. La UE y los EE.UU están negociando un acuerdo, el TTIP, que también va suponer un duro ataque contra la soberanía en opinión de Alba Nogueira y Carles Riera. A través de mecanismo de arbitraje como el ISDS, se pondrá en duda la soberanía de los estados e incluso su propia capacidad para la regulación normativa, para favorecer directamente a las multinacionales.

Por otro lado, El Estado español también está llevando a cabo un proceso de recentralización según Nogueira. Ejemplo de ello son, además de las medidas adoptadas para controlar el déficit de las comunidades autónomas, la elaboración de leyes como la Ley de Administraciones Locales o la LOMCE que dejan ciertas facultades en manos del Estado o las delegan en éste. Esto puede obedecer a dos razones: en primer lugar, porque los mandatarios actuales tienen como proyecto político un Estado centralista y uniforme y están utilizando la crisis como excusa para revertir la situación. Pero, por otro lado, adoptando la misma lógica del TTIP, porque los mercados quieren diminuir o que haya el menor numero de límites administrativos posibles. Según Nogueira, porque “es más fácil negociar una cosa de una sola vez que negociarla diecisiete veces”.

Por lo tanto, en opinión de la gallega nos enfrentamos a un dilema: Seguir la corriente de la globalización salvaje o profundizar en las soberanía para construir una verdadera democracia. Carles Riera, sin embargo, desde la experiencia catalana añade un nuevo elemento a este punto: la construcción de estados delgados, estados totalmente neoliberales. Según explica, la derecha independentista catalana esta vendiendo la nueva situación ante los mercados y ante el poder real, como una autentica oportunidad.

1La Crisis de Estado ha agravado la cerrazón

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La crisis del Estado como oportunidad“Hace cuatro años ni siquiera nos imaginábamos

que pudiéramos encontrarnos ante una situación como la actual: Cataluña en camino de marcharse, la pérdida de legitimidad de la Casa Real y la necesidad del relevo en la corona, la repolitización de la sociedad española, el debate abierto sobre la constitución y otras muchas cosas más”, explica Sabino Cuadra. El régimen acordado por la élite económica y la mayoría de los partidos políticos en el 78 se ha puesto en cuestión. Todo esto, no es casualidad ni mera coincidencia según Sabino Cuadra. El 15-M, las mareas o los movimientos contra las hipotecas, entre otros, han tenido su influencia.

En Nafarroa, también ha sucedido lo mismo en opinión del diputado de Amaiur. Se ha puesto en cuestión por primera vez el régimen acordado entre UPN-PSN-PP y las élites económicas y esta subversión del sistema ha permitido que en Navarra se esté hablando hoy del derecho de decidir.

Sin embargo, el verdadero “torpedo” en la linea de flotación del estado ha sido el proceso independentista de Cataluña. La crisis del régimen ha adquirido ha adquirido una imagen de crisis de Estado y la unidad territorial de España se ha puesto en cuestión como nunca hasta la fecha.

En opinión de Sabino Cuadra y de Carles Riera, ahi está la cuestión. “Si España y sus fuerzas políticas no aceptan el derecho de los pueblos a decidir, no se producirá ningún tipo de ruptura con el pasado y, por lo tanto, ninguna opción posible para una verdadera democracia.”

Según Riera, por encima de la profunda crisis política y democrática de España y la grave crisis económica, existe una crisis del propio carácter del Estado-nación. “Los estados-nación están en crisis.” En opinión del catalán, la principal tarea del Estado es saciar las necesidades de los ciudadanos y ser capaz de resolver los problemas internos de una manera democrática. El estado español no es capaz de hacer eso y por eso “es un estado fallido”.

Procesos de desconexiónAnte los ataques del modelo neo-liberal, la

cuestión de la soberanía se sitúa en la primera línea. La política se está convirtiendo en algo vacío en favor del mandato d ellos mercados, como si todo se resumiera en una mera cuestión técnica. Según Carles Riera, “Los pueblos son el motor del cambio. En el mapa mundial de los conflictos siempre se encuentra un Estado o un mandatario que está pisoteando la soberanía del pueblo “. Alba Nogueira por su parte cree que “la globalización es un proceso de homogeneización y, por lo tanto, la lucha identitaria es una lucha social”.

Pero más allá de eso, la recuperación de la soberanía y los procesos de independencia serán una oportunidad para reinventar la democracia. Devolviendo la política a su sentido, pueden ser procesos que devuelvan el poder político de nuevo a los ciudadanos siendo abordados a través de la democracia participativa y profundizando en la radicalización de la democracia.

Sabino Cuadra cree que para revolucionar la situación se deben plantear tres ejes: el derecho a decidir sobre la base de la radicalización de la democracia, unir el proceso de liberación y el proceso social como un medio para poner la independencia al servicio de la mejora de las condiciones de vida y de los derechos de los ciudadanos y, en tercer lugar, la profundización de la solidaridad entre los pueblos del mundo.

“Tenemos que construir el nuevo modelo de Estado. Algo con menos altura y una base más amplia y que se sustente en la cooperación y no la competencia “.

En el mismo sentido, Carles Riera cree que el camino hacia la soberanía se debe entender como un proceso, que va a tener diferentes etapas. Según él, se tratará de procesos de desconexion (separación): desconexión del estado español, desconcexión de la Unión Europea, desconexión de los mercados, etc. Por lo tanto, los procesos de independencia son procesos para mejorar la calidad democrática de los pueblos del mundo, no son simples procesos independentistas sino que, “esos procesos tienen que ofrecer soluciones a los problemas sociales”.

El proceso de autodeterminación en los pueblos sin estado en el Estado Español se halla inmerso en una compleja encrucijada y buscando su resolución democrática en un entramado de múltiples escenarios, conflictos y contradicciones.

Comenzaré por el plano internacional, en el que nuestros caminos hacia la independencia se mueven entre la necesidad de legitimación por parte de los poderes,

instancias y estados que puedan ser determinantes en el desenlace final, y las imposiciones, compromisos y concesiones que su apoyo pueda conllevar a nivel geopolítico, económico, social y político. En este plano quiero señalar, sólo como ejemplo, el debate sobre las pertenencias a la UE, la OTAN o el TTIP, que, de manera paradójica, podrían parecer condiciones difícilmente soslayables para obtener el apoyo de algunos estados y organismos internacionales, a la vez que garantía de carecer de soberanía popular real y democrática, así como de alejarse de la posibilidad de construir nuevas naciones en las que materializar proyectos de sociedades más justas, libres y democráticas.

Yendo al plano interno quiero señalar algunas tensiones, que me parecen dignas de ser tenidas en cuenta, y que tienen que ver con la cuestión de la transversalidad en la legitimación del derecho a decidir y con la política de alianzas. A la vista de los acontecimientos, parecería que el logro de un mayor consenso político y de una mayor transversalidad social en el apoyo al derecho a decidir comporta algunas concesiones y contradicciones: la paulatina renuncia al marco nacional (Euskal Herria versus Euzkadi y Països Catalans versus Catalunya), el aplazamiento o la subordinación de la confrontación en materia social y económica en aras de la unidad soberanista, bajo la máxima de alcancemos primero la independencia y luego veremos qué país queremos, la desnacionalización del proyecto de país a nivel cultural y lingüístico en favor de una pertenencia estrictamente ciudadanista o incluso meramente economicista, la continuadas dinámicas de recuperación y capitalización de la movilización social por parte de las instituciones, y, finalmente, la renuncia misma a los conceptos de autodeterminación e independencia para abrazar los de derecho a decidir y de soberanías incluyendo, por ejemplo, el nuevo concepto de Estructuras de Estado.

Al hilo de las contradicciones antes citadas, no deja de sorprender el hecho de que nunca como ahora, en que los procesos independentistas en Catalunya y Euzkadi avanzan con vigor, se haya teorizado tanto sobre la relativización de los respectivos marcos nacionales, sobre la diversidad de sujetos y sobre el gradualismo en el proceso de construcción nacional y de autodeterminación. Invita también a la reflexión cómo el aplazamiento de la agenda social y económica en aras de la unidad soberanista frente al Estado Español, legitima a las élites y oligarquías neosoberanistas, tolera su continuada política neoliberal

y que ésta adquiera hegemonía cultural en el imaginario sobre el futuro nacional, y, en definitiva, renuncia a

un elemento fundamental de transversalidad como es, y más en plena crisis, de Régimen y de Estado,

Procesos de transición hacia la independencia y desconexiones hacia la soberanía popularCARLES RIERA

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la expectativa de un nuevo país más justo, igualitario e incluyente. En cuanto a la búsqueda de ampliación del consenso mediante la disolución de los referentes culturales y lingüísticos colectivos, para proponer una pertenencia basada en el economicismo o en la estricta ciudadanía relativa al nuevo Estado, podríamos hallarnos en un futuro no muy lejano ante la paradoja del Estado sin Nación, sin capacidad de sostener y actualizar su memoria cultural en nuevas y diversas identidades democráticas colectivas y sin potencia ni singularidad para no acabar homogeneizado en la cultura capitalista global y urbana. Dejo para después la valoración de la relativización de la noción de independencia y la de la dialéctica entre movimiento e institución.

En el plano de la dinámica en relación al Estado Español, la tensión se mueve entre la total cerrazón actual por parte del Gobierno de España y demás Instituciones del Estado ante la posibilidad de una resolución democrática de tales reivindicaciones y conflictos por la vía del referéndum, puesto que no se quiere reconocer la existencia de ningún otro sujeto político nacional que no sea el español; y la expectativa de que, tras un eventual cambio de mayorías en el legislativo y en el ejecutivo españoles, se abra la posibilidad de una reforma del Estado y de su Constitución y de un nuevo pacto autonómico que dieran pie a mayores cotas de autogobierno. A la vista de los discursos y propuestas de los nuevos actores políticos a escala estatal no parece probable que vayan a avenirse a posibles referéndums que no sean a escala española. Así las cosas, parece que, por ahora, no existen otras vías para ejercer la autodeterminación que no sean las unilaterales. Sin embargo, las mayorías actuales en los gobiernos autonómicos manifiestan no estar por la opción de medidas unilaterales definitivas.

En tales encrucijadas cuáles son los retos que se plantean ante las izquierdas independentistas? Por supuesto que contribuir al desarrollo del bloque social y de la mayoría social favorables al ejercicio del derecho a la autodeterminación y que, por tanto, asumen la existencia de una nación distinta a la española como sujeto político, y lograr también que dentro de esa mayoría se consolide un número de potenciales votantes suficiente para lograr el triunfo del sí en un futuro referéndum sobre la independencia. En relación a dicho reto me parece importante que las izquierdas independentistas no abandonen las nociones de autodeterminación e independencia en beneficio de las de derecho a decidir y de soberanismo, así como que no dejen de afirmar la existencia de un sujeto político nacional con todos los derechos. También me parece fundamental no abandonar el marco nacional de referencia en favor de asumir supuestos sujetos nacionales asimilados al mapa de las actuales autonomías. La diversidad de procesos

que se puedan dar en los distintos territorios, no debería ser excusa para renunciar al proyecto nacional completo, ni para dejar de insistir en que la estrategia debe contemplar la construcción y liberación nacional de todo el País, y en que los procesos independentistas que puedan sobresalir en algunos territorios deben contribuir también a su avance en todo el territorio nacional. Aquí una clave es reforzar la construcción, articulación y desarrollo del movimiento en toda la Nación, partiendo del ámbito local, y construir instancias nacionales de autoorganización, que afiancen procesos de contrapoder y contrahegemonía. A renglón seguido, me parece también relevante significar que, aunque nuestro crecimiento en las actuales instituciones políticas es un objetivo importante, lo es igual o más reforzar el movimiento social, que genere contrahegemonía en la disputa en y por el espacio público, así como un alto grado de autoorganización, que son, en conjunto, condiciones necesarias para cualquier cambio político de calado. A mi entender, alcanzar tales retos en términos de mayorías, contrapoderes y contrahegemonías, pasa también por no renunciar a la agenda de la lucha socioeconómica y, es más, ponerla en el mismo plano que la nacional. Por otro lado, el País que tendremos el día de la independencia será, en buena medida, el que habremos construido por el camino y no podemos dejar esa tarea previa solamente en manos de los neoliberales. Por último, no deberíamos olvidar tampoco la lucha cultural i lingüística. El único modo de construir nuevas naciones multiculturales y multilingües, que reconozcan en su diversidad un activo, y que, a la vez, puedan dar cuenta de un proyecto cultural propio frente a la homogeneización de la cultura de masas del capitalismo, pasa por reivindicar nuestras lenguas nacionales como lengua común entre las distintas comunidades lingüísticas y por afirmar nuestras memorias y culturas populares como base des de la que dialogar con otras aportaciones, para cualquier proceso de innovación, creatividad y actualización, que pueda sostener y desarrollar nuestra singularidad y pervivencia en el contexto de la globalización capitalista.

En la medida en que avancemos en el logro de dichos retos, podremos contribuir de manera eficaz a procesos reales de autodeterminación, independencia, construcción nacional, cambio socioeconómico y democratización de nuestros pueblos. También podremos alcanzar la hegemonía y con ella iniciar los procesos de desconexión, si es necesario unilaterales, tanto en relación al Estado Español, como a la UE, el FMI, el TTIP, o la OTAN, entre otras instancias, que nos permitan lograr verdaderas soberanías populares, en el marco de nuevas alianzas geopolíticas.

1. Un nuevo marco internacionalLas instituciones nacidas tras la II Guerra (ONU, OMS,

UNESCO, UNICEF,..) han sucumbido ante otras (FMI, OMC, G-8...) supeditadas al capital y las grandes potencias. La U.E. ha perdido contenidos sociales y democráticos y el poder financiero es quien ha tomado el mando. El último paso en esta dirección son los Tratados de Libre Comercio hoy existentes y el TTIP en curso. La defensa de la soberanía de/para los pueblos es parte esencial en la lucha contra este nuevo orden internacional.

2. Repensar una estrategia independentistaHaría falta profundiza nuestra estrategia de

liberación en tres direcciones:

a) Democracia plena, no solo electoral. Para los domingos electorales y también para los días de labor. En los barrios, los centros de trabajo y estudio. Democracia municipalista, cercana, transparente y abierta a la participación. Instituciones de mucha base y poca altura. Democracia de consulta, referéndum y revocación. Democracia en la calle y en la casa.

b) Una E.H. justa y solidaria asentada en el interés común, el bienestar social y el buen vivir. Una economía levantada sobre pilares de cooperación y solidaridad, no de ánimo de lucro y competencia; con un fuerte sector público, motor de la misma. Asentada en el territorio y sus gentes y que sitúe en pie de igualdad legal, económica y social el trabajo llamado “productivo” y el doméstico y de cuidados realizado sobre todo por las mujeres.

c) Una Euskal Herria abierta al mundo y solidaria con sus pueblos. Una EH árbol, con raíces asentadas en nuestra tierra y sus ramas abiertas a todos los pueblos

que luchan por su libertad y soberanía. Defensora de un nuevo orden internacional asentado en los derechos humanos, la soberanía de los pueblos y la supresión de las desigualdades existentes.

3. Proceso constituyente, República, Euskal Bidea.

La crisis del Estado español es sistémica. Afecta a sus principales instituciones. Esta crisis no ha llovido del cielo sino que, sobre todo, tiene su origen en las grandes movilizaciones sociales y nacionales de los últimos años.

Ante esta crisis, hablamos de un proceso constituyente, sí, pero en plural: procesos constituyentes. El pueblo catalán, vasco..., no tienen por qué subordinar ritmos, calendarios ni contenidos a lo que pueda derivarse de estrategias estatales. Entendemos el derecho a decidir como un derecho propio de nuestros pueblos y no como “concesión democrática” o resultado de un proceso estatal. No más pucherazos como el de la Transición.

Somos republicanos, sí, y defendemos la República, pero por encima de todo defendemos la República Vasca, la que nunca hemos tenido. Derecho a decidir en lo pequeño, lo mediano y lo grande; en lo político y en lo social; para el hoy mismo y para un mañana en libertad. Autodeterminación para resolver. Independencia para vivir.

Nuestro objetivo estratégico no puede ser buscar modelos a imitar: Cuba, Bolivia, Escocia, Catalunya..., sino hacer lo que han hecho esos pueblos: buscar una vía propia asentada en las características de nuestro país (históricas, culturales, sociológicas, políticas,...) y que apunte firmemente hacia un futuro de libertad, democracia y justicia social. La vía vasca: Euskal Bidea.

Es la horade los Pueblos

SABINO CUADRA

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El segundo ciclo de la Neguko Unibertsitatea se inició el 9 de febrero. Después que durante el primer ciclo se centrara el interés sobre la situación del Estado español, en el segundo, con el título “La izquierda y los procesos de emancipación”, se abrió el zoom para captar la imagen de otros procesos liberadores. Tuvimos invitados de otras partes del mundo y de Euskal Herria: Raul Zelik, Errikos Finalis, Yolanda Rojas, Emir Sader, Luismi Uharte, Maite Ubiria, Karmelo Landa, Gorka Elejabarrieta y Xabier Olano.

“La izquierda europea está cansada y se ha hecho demasiado vieja en comparación la latinoamericana. No es capaz de emocionar ni de transmitir ilusión”. Asi se expresó en más de una ocasión el miembro de SYRIZA Errikos Finalis. Después de la caída del muro de Berlín, dos tendencias se hicieron mayoritarias en opinión del griego: de un lado, toda una serie grandes divisiones y la aparición de una nostalgia del pasado, y de otra parte, la izquierda se colocó en el camino de ser absorbida por el sistema. Ambas, totalmente inoperativas para alentar un proceso de cambio.

Raul Zelik, rescatando las palabras del sociólogo y analista marxista Erik Olin Wright dijo que en el siglo XX en la izquierda tres fueron las formulaciones o estrategias mayoritarias: la revolucionaria, la del movimiento reformista y la promovida por el movimiento autónomo o anarquista. En palabras de Zelik, las tres fracasaron.

La primera, al no ser capaz de mejorar la calidad de vida de los ciudadanos creó una suerte de nuevo autoritarismo. Los segundos, porque se integraron plenamente en el sistema y, los terceros porque “nunca hicieron ni desarrollaron planteamientos para hacer frente al poder en todas sus dimensiones”.

Como dijo Karmelo Landa, la izquierda europea tiene tres agujeros negros: la dependencia con respecto al proyecto imperialista, las actitudes respecto al papel

que deben jugar en Europa los estados y los pueblos, y sus moldes y estructuras anticuadas.

Con respecto al primero, reconoce que los cinco puntos propuestos por Piketty pueden ser útiles, pero también apunto la necesidad de ser crítico con ellos porque no plantean una ruptura. Zelik creen que la alternativa a la Unión Europea no es plantear su disolución sino iniciar un proceso constituyente que la transforme, pero aclaró que para transformar la Unión europea todavía hoy no existen las condiciones necesarias.

En relación con el segundo punto, Karmelo Landa aseguró que no puede entender a la Izquierda que no reconoce la soberanía de los pueblos. Agregó además que, el que supuestamente es un sistema igualitario es el creador del apartheid.

Por último, en lo que respecta a las estructuras, lamentó que sistemas de representación se hayan convertido de un sistema que bloquea cualquier tipo de cambio “también en nuestros movimientos, partidos y sindicatos”. Por eso, Landa defendió la necesidad de la democratización y flexibilización de las estructuras.

Mirando a las experiencias de América Latina, el haber hecho una autocrítica de las estrategias de la izquierda del siglo XX y el haber sintetizado esos tres caminos en uno de acuerdo es la clave de su éxito en opinión de Raul Zelik y Luismi Uharte. Los elementos de ruptura, los elementos continuistas o reformistas y la capacidad para saber articular el poder popular en combinación con el valor del trabajo comunitario ha sido la clave del éxito. “En Euskal Herria vosotros tenéis una enorme experiencia en eso”, enfatizó Zelik, aunque nunca se haya teorizado sobre ello. Sin embargo, superando la vieja dicotomía reforma / revolución se ha reinventado la izquierda, construyendo nuevas hegemonías y tomando como un elemento central la radicalización de la democracia.

2Nuevos aires en la izquierda para nuevos procesos revolucionarios

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Ante el neo-liberalismo, democracia y procesos constituyentes.

Emir Sader, venido desde Brasil, centró su intervención sobre la experiencia post-neoliberal. Después de todo, en los procesos de cambio, hay que ser consciente de en qué fase o escenario político se está y en el camino al socialismo, apuntó que “la lucha contra el neo-liberalismo puede ser el necesario embrión anti-capitalista para el transformador cambio socialista”.

Uharte y Zelik defendieron que las claves para ese tipo de proceso revolucionario son que la revolución y la democracia van unidas. Se trata de, a través del empoderamiento de los ciudadanos, articular el poder popular y tomar el gobierno en su mano, es decir “democratizando la democracia mediante un proceso de democracia participativa”. En este tipo de procesos la redacción de una nueva constitución mediante procesos constituyentes ha sido una cuestión importante. A través de estos procesos, los sectores populares han sido utilizados como herramienta para cambiar la Constitución.

La democracia participativa se ha convertido en una forma para impugnar el sistema de representación, pero reconociendo que el sistema de representación es necesario.

Zelik hizo hincapié en que la naturaleza de estos procesos es ambivalente. “Los procesos hegemónicos tienen que ser ambivalentes y contradictorios, aunque la izquierda tenga constantemente que poner a debate y en cuestión esos elementos”. Las contradicciones generadas por el proceso de construcción de la hegemonía solo pueden liberarse o ser aclaradas en el marco del propio proceso dejando de lado todo tipo de dogmatismos. Sin embargo, “la cuestión no es solamente incidir en la contra-hegemonía, sino más bien la creación de nuevos imaginarios y nuevas ilusiones”.

En ese sentido, Errikos Finalis, Emir Sader, Raul Zelik y Luismi Uharte subrayaron que los nuevos sujetos han sido la fuerza impulsora. Se destacó el motor de estos procesos, no han sido los sujetos descritos por los intelectuales de izquierda en los libros sino los pobres, las mujeres... Yolanda Rojas recordó que la clave fundamental para la transformación se encuentra en los sujetos más castigados, en el reconocimiento de su identidad y en ofrecerles posibilidades reales para su empoderamiento.

La articulación del poder popular, el estado y la hegemonía

Luismi Uharte apunta que en los procesos revolucionarios latinoamericanos se ha rescatado el concepto de poder popular. Tanto en los movimientos populares como en las instituciones públicas se ha tenido la oportunidad de articular el poder popular contra-hegemónico a pesar de que, a menudo, surgen contradicciones entre ambos ámbitos.

Errikos Finalis cree que la clave para entender la situación actual y la renovación de la izquierda en Grecia ha sido “ el haber asumido la explosión de las masas de una manera positiva y el haber sido capaz de hacer suyas esas demandas”, a pesar de que para algunos sectores estas reivindicaciones no eran revolucionarias. El cambio lo ha traído la movilización masiva de los ciudadanos y “no los planes de la izquierda”, puntualizó.

Emir Sader trajo a colación la a experiencia que tuvo el Foro Social en Latinoamérica. A menudo, los movimientos populares se han negado al cambio, auto-excluyéndose de la lucha para conquistar el gobierno dejando a los partidos fuera de las demandas de los movimientos.

Sin embargo, recordando el ejemplo de Bolivia aseveró que “si no tú no votas, no lo hace nadie” y que la toma del gobierno es un elemento esencial a la hora de llevar adelante el cambio y recuperar la hegemonía.

En palabras de Maite Ubiría “el camino es tomar el gobierno en tus manos, deshacer todo el cuerpo simbólico del neo-liberalismo y colocarlo en el camino de la transformación construyendo un nuevo sentido común, y para ello hay que jugar a la grande”. Errikos Finalis, también destacó la necesidad de hacer ese camino de la mano del pueblo, acompañados de los ciudadanos. Cuando la gente está preparada y dispuesto a avanzar hay que echarse para adelante ya que frente al neo-liberalismo poco puede hacer en solitario un gobierno si no cuenta con el apoyo del pueblo.

Emir Sader también cree que al coger el Gobierno, los resortes del estado deben ser utilizados para construir los valores de una nueva hegemonía. “La dominación ideológica es destructiva. El sueño americano, la idea de que todo se mercantiliza, esa es la idea del neo-liberalismo, “todo es mercancía.”. En ese sentido, la lucha dialéctica no es tanto entre lo público / privado y la nuestra, no tiene que ser una defensa a ultranza del modelo estatal, sino una defensa de lo público y lo comunal”.

En palabras de Errikos Finalis, frente al nuevo colonialismo establecido por los mercados y la Troika, las herramientas para recuperar la soberanía son el gobierno y el estado.

Así que, como se recordó Luismi Uharte, además de recuperar la idea del estado de bienestar, a través de un proceso democrático y participativo facultar y crear canales para el empoderamiento de los sectores populares y las comunidades también es importante.

Como dijo Zelik, “el Estado siempre será una aparato de la dominación del sistema y por lo tanto, siempre es necesario hacerle una crítica constante, incluso cuando es un instrumento indispensable para el cambio social”.

América Latina S.XXI: 7 aportes de los procesos de cambioLUISMI UHARTE

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América Latina entró en el siglo XXI abriendo horizontes de cambio de la mano de las resistencias y propuestas de los movimientos populares y de los nuevos gobiernos que se propusieron superar la larga noche neoliberal. 15 años después, el lema “nuestro Norte es el Sur” ha cobrado más relevancia que nunca y ha obligado a Europa –sumida en una interminable pesadilla neoliberal- a orientar su ‘brújula política’ hacia el Sur, con el ánimo de aprehender críticamente de otros procesos de latitudes lejanas.

Estos tres lustros latinoamericanos han sido un fértil laboratorio de ideas y prácticas, en los que se ha podido comprobar la posibilidad real de cambios en beneficio de las mayorías y también, como no podía ser de otra manera, de las limitaciones y contradicciones de cualquier proyecto de transformación popular. Señalaremos, de modo muy sintético, 7 aportes fundamentales de estos procesos.

Democracia y Revolución. El pensamiento liberal dominante en los años noventa consiguió imponer un antagonismo teórico entre Democracia y Revolución. La transición de las dictaduras militares a regímenes de corte liberal era bautizada como la victoria de la “democracia” en la región. Un texto del intelectual chileno Norbert Lechner, titulado “De la Revolución a la Democracia”, establecía las bases teóricas de la incompatibilidad entre estos dos conceptos y alertaba del ‘riesgo autoritario’ de las propuestas revolucionarias. La democracia con hambre podía seguir siendo democracia mientras fuera liberal.

La victoria del movimiento bolivariano en Venezuela a fines de 1998 no solo abrió un nuevo ciclo político de corte popular, sino que rescató el concepto de ‘Revolución’, planteando una relación simbiótica entre este y la ‘democracia’. La ‘democracia’ para ser democrática, debía ser revolucionaria y la ‘Revolución’, para ser revolucionaria, tenía que construirse democráticamente. Por eso el proceso de cambio venezolano fue bautizado como ‘Revolución Bolivariana’, y posteriormente, los procesos boliviano y ecuatoriano fueron denominados ‘Revolución democrático-cultural’ y ‘Revolución ciudadana’, respectivamente.

Democracia holística. Otra de las victorias ideológicas parciales del pensamiento liberal en los noventa fue reducir la idea de democracia a aspectos estrictamente político-técnicos (reglas de juego, pluripartidismo formal, supuesta división de poderes, etc.). Se vació la democracia de su contenido social, económico y cultural. De nuevo se imponía una definición liberal de democracia bajo un ropaje científico.

Los levantamientos populares en muchas partes del continente señalaron, entre otras cuestiones, que la democracia para ser tal, debía comenzar por sustentarse en la categoría de ‘democracia social’. Esto significaba que si un régimen no se planteaba seriamente garantizar los derechos sociales (salud, educación, vivienda, alimentación, seguridad social, etc.) no podía ser considerado democrático. Este enfoque obligó a los gobiernos progresistas y de izquierda a fijar como una prioridad en la agenda política la búsqueda de la ‘democracia social’ y a asumir como principio básico que los servicios sociales no podía ser una mercancía sino un derecho ciudadano.

Democracia participativa y protagónica. Uno de los grandes aportes de los procesos latinoamericanos ha sido la impugnación del concepto de “representatividad” propio de las autodenominadas ‘democracias liberales’, que restringía la participación ciudadana a poco más que a la asistencia a las citas electorales tradicionales. El papel de los movimientos populares ha sido clave en la reclamación de espacios y mecanismos para poder ejercer de manera más continúa la participación política. Pero no solo para participar, sino más aún, para ser protagonista del devenir político.

La impugnación de la “representatividad” (a escala nacional o estatal) no ha sido tanto para suprimirla, sino más para desmitificarla y sobre todo complementarla con prácticas políticas más horizontales. Uno de los hitos en términos de democracia participativa han sido los procesos constituyentes en Venezuela, Bolivia y Ecuador, por brindar la posibilidad a miles de personas de participar en los debates que sirvieron como insumo

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fundamental para la redacción de la principal ley de cualquier país: la Constitución. Otra gran experiencia que deberíamos señalar es el rescate del concepto de ‘poder popular’ y su intento de materialización práctica en los Consejos Comunales y las Comunas en Venezuela.

Socialismo del Siglo XXI. Esa perspectiva holística o integral de democracia que señalábamos se plasma también en el ámbito económico (democracia económica). Los procesos de cambio avanzaron en términos de democratización económica con su apuesta por agendas post-neoliberales. Pero sin duda alguna, el avance cualitativo más evidente se dio con la propuesta de ‘Socialismo del Siglo XXI’, que el presidente Chávez enarboló a partir del 2005 en Venezuela.

Una propuesta que parte de una crítica necesaria a los grandes errores que provocaron la implosión del socialismo de siglo XX de tipo soviético: el autoritarismo político y el hiper-estatismo económico. Un socialismo que tiene como virtud romper con los dogmas y las rígidas recetas de antaño y que propone una mirada más plural en el ámbito económico y una democracia radical en el campo político.

Nuevo Estado. El nuevo siglo latinoamericano se plantea también como objetivo estratégico la redefinición radical del Estado. Por un lado, frente al Estado ‘mínimo’ –o mejor dicho ‘mercantil’- del neoliberalismo asume su responsabilidad de ‘Estado social’. Por otro lado, recupera su perfil de ‘Estado interventor’ en lo económico frente al Estado ‘ausente’ de los noventa.

A su vez, y este es su mayor aporte, comienza a redefinirse en términos culturales planteando la necesidad de superar el colonialismo interno. Esto se traduce en una impugnación a la filosofía de Estado uni-nacional europeo y homogeneizador. La refundación política de los Estados en Bolivia y en Ecuador es el mejor ejemplo, con el reconocimiento constitucional de la plurinacionalidad de sus territorios. Reconocimiento que no solo se plasma en el plano legal sino que comienza a reflejarse –todavía de manera incipiente- en las esferas de poder político, en las representaciones simbólicas del país, etc. En definitiva, el inicio del largo tránsito hacia la descolonización interna.

Buen Vivir. El aporte más revolucionario que nos ha proporcionado América Latina en estos últimos años ha sido el proyecto del ‘Buen Vivir’, Sumak Kawsay para la cultura quechua y Suma Qamaña para las y los aymaras. Considero que es la apuesta más revolucionaria porque plantea una ruptura epistemológica radical con el concepto de “desarrollo” occidental y con sus mitos asociados (progreso, crecimiento, etc.). Plantea en primera instancia una crítica estructural a la idea de desarrollo porque esta se sustenta en el sometimiento y

en la dominación de la Naturaleza y advierte que la crisis ecológica global que hoy día padecemos es fruto de esta visión. Supone por tanto una crítica profunda a algunos de los principios básicos de la Modernidad Occidental que han guiado no solo la práctica del capitalismo sino incluso del socialismo del siglo XX.

El Buen Vivir aparece entonces como una propuesta de convivencia diferente, como la posibilidad de pensar en el bienestar sin necesidad de “desarrollarnos” ni “crecer” de manera permanente. Tiene como principio básico la búsqueda de la armonía entre la Naturaleza y el ser humano, reconociendo a ésta como sujeto de derecho. La nueva Constitución de Ecuador se ha convertido en una referencia mundial por considerar a la Naturaleza como sujeto de derecho.

Nuevo orden mundial. Si en un terreno América Latina está brindando enseñanzas concretas y tangibles es en el ámbito de la política internacional. En primer lugar, es indudable el papel relevante que está jugando la región en la construcción de un mundo multipolar. Hay que recordar que la caída de la URSS a principios de los noventa, trajo como consecuencia la unipolaridad y por tanto la dominación global por parte de EE.UU., y en el caso de América Latina (‘el patio trasero de los gringos’) una mayor penetración imperialista de la potencia del norte. Por eso, la apuesta clara por el multipolarismo que diversos gobiernos de la región han hecho en los últimos tiempos, les ha permitido empezar a romper amarras y reducir la dependencia con Washington. Los nuevos socios estratégicos que han aparecido (China, Rusia, etc.), están siendo claves para la generación de una nueva arquitectura geopolítica que refleja, parafraseando al presidente ecuatoriano Rafael Correa, no una “época de cambios” sino un “cambio de época”.

La otra gran enseñanza que nos ofrece América Latina al resto del mundo es su proceso de integración regional. Las nuevas instituciones que están surgiendo en los últimos años tanto a nivel político como económico, y entre las que destacan el ALBA, UNASUR, la CELAC y Petrocaribe, son una muestra palpable de que es posible, en este mundo global capitalista, diseñar herramientas de contrapoder internacional que tengan como objetivo expreso el rescate de la soberanía. La apuesta más revolucionaria ha sido la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), ya que no solo nació para fortalecer la soberanía sino también para establecer otro tipo de integración económica y de comercio entre países, teniendo como principios básicos la solidaridad y la cooperación, frente a la lógica de la competencia y la maximización del capital propio de los modelos de integración de corte capitalista.

Las referencias fundamentales para entender el mundo contemporáneo vienen de la hegemonía imperial estadunidense y del modelo neoliberal dominante. Ser de izquierda en la era neoliberal es luchar por un mundo multipolar y por la construcción de un modelo de superación del neoliberalismo, de uno posneoliberal.

Son referencias globales que afectan a todos nuestros países y pueblos, cualquiera que sea el continente donde se encuentren. El final de la guerra fría resultó en un mundo unipolar bajo la hegemonía imperial estadunidense, que ya no encontraba límites para ejercer su dominación.

El tiempo de la Pax Americana es de más guerras que afectan la vida de gente de todos los continentes, de forma directa o indirecta. Es el tiempo de un poder que busca militarizar los conflictos para tratar de resolverlos por medio de la fuerza.

El modelo neoliberal surgió del agotamiento del patrón de desarrollo industrial comandado por las grandes corporaciones, que marcó el ciclo del más grande periodo de expansión económica del capitalismo. La izquierda se reorganizó para resistir al modelo neoliberal y a la acción imperial estadunidense, con éxitos distintos.

Si el neoliberalismo había tenido en América Latina el continente donde más se había propagado y en sus modalidades más radicales, fue justamente ahí que la resistencia y la reacción fue más fuerte. Después de las crisis de México en 1994, de Brasil en 1999 y de Argentina en 2001/2002 -las economías más grandes-, el fracaso del modelo neoliberal y las luchas de resistencia permitieron elegir gobiernos posneoliberales en Venezuela, Brasil, Argentina, Uruguay, Bolivia y Ecuador, gobiernos que siguen dirigiendo a sus países hasta hoy.

Se constituyó así una nueva izquierda que ha incorporado la comprensión de las nuevas condiciones de lucha en el contexto de las grandes y regresivas trasformaciones por las que había pasado el mundo al final de la guerra fría y en el ascenso del modelo neoliberal. Líderes como Hugo Chávez, Lula, Néstor Kirchner, Evo Morales y Rafael Correa pertenecen a esa nueva izquierda.

No sucedió lo mismo en otros países de la región; el caso más significativo es México, una de las naciones pioneras en la introducción del neoliberalismo en Latinoamérica. A pesar de todos los daños que el país sufrió y sigue sufriendo, su izquierda no ha logrado todavía llegar al gobierno. Fue una

que no logró -al contrario de otras naciones del continente- colocar el modelo neoliberal y sus fracasos en el centro del debate, favoreciendo que la alternancia entre los partidos de derecha se diera, en lugar de alcanzar una victoria.

Esos gobiernos y fuerzas de izquierda de América Latina viven cierto nivel de aislamiento a escala internacional, a pesar del reconocimiento de sus éxitos, aun en el contexto internacional de sobrevivencia del neoliberalismo, que es uno de los elementos de debilidad de esos gobiernos, pero que no dependen de sí mismos, sino de que la comprensión que esas fuerzas han tenido se propague hacia otras regiones del mundo, especialmente hacia la izquierda europea.

Esta fue una víctima concentrada de las trasformaciones que ha vivido el mundo. Con el fin de la URSS, sus efectos sobre las alianzas en la izquierda, así como en la adhesión de la socialdemocracia al modelo neoliberal, ha desfigurado completamente la izquierda como históricamente se había constituido en décadas anteriores en Europa. El resultado es una debilidad que como nunca la izquierda había tenido desde mucho tiempo. Sea la incomprensión del papel de la hegemonía imperial estadunidense, sean las trampas en que ha caído respecto del neoliberalismo, lo cierto es que la izquierda del siglo XXI, posneoliberal, da ahora sus primeros pasos para constituirse en países como Grecia y España, entre otros.

Del fortalecimiento, constitución y la articulación entre los distintos sectores de la nueva izquierda -la del siglo XXI, la posneoliberal- dependen la superación de la hegemonía imperial estadunidense y el modelo neoliberal.

La nueva izquierda en la era neoliberalEMIR SADER

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Desde el 23 hasta el 26 de febrero se celebro le ultimo ciclo de la Universidad de Invierno. Bajo el titulo “ Mejor lo nuestro, el camino vasco” tanto los ponentes como los participantes tuvieron la oportunidad de hablar sobre la necesidad de desarrollar una estrategia para construir el Estado Vasco. Por otra parte también hubo la oportunidad de poner en tela de juicio cierto “totems”, abriendo nuevos vías y poniendo sobre la mesa las dudas y miedos que surgen de estas.

El profesor de derecho Eneritz Zabaleta abrió su turno de palabra con esta frase “ Los Abertzales hemos intentado reproducir la naturaleza uniforme de nación con adjetivos vascos”. Pero, ¿es esta una buena estrategia en la vía de la construcción del Estado Vasco, unir mayorías y articularlas?

Como dijo el sociólogo Julen Zabalo en el espacio territorial que llamamos Euskal Herria viven diferentes sentimientos de nación y por ello vienen unas preguntas a nuestras mentes. ¿Tiene que ser el Estado Vasco una sola nación? ¿Tiene que ser un clásico Estado-Nación? ¿ Que derechos tendría cada nación si el Estado Vasco es una nación plural?

La conceptualización que plantea Zabaleta nos puede dar una serie de pistas. Según dice, el concepto territorio esta tomando fuerza como concepto para

profundizar en la democracia. “ No importa de que nación se sientan los ciudadanos, se busca el beneficio de todos los que habitan una zona territorial” trayendo a recuerdo los recuerdos de Cataluña y Escocia. Así es la ciudadanía el sujeto que toma fuerza.

En ese sentido hay que abrir puentes en los dos sentidos: puentes entre los que tienen diferentes sentimientos nacionales, haciendo una gestión democrática de ello, en palabras de Floren Aoiz. En el parecer del profesor de filosofía Unai Apaolaza, el nacionalismo sin embargo no vale para ello hoy en día. ¿ Se puede crear un 80% de independentismo? No, con los instrumentos de hoy en día.

A su parecer el patriotismo no vale para acumular independentistas, hay que llegar a la lógica de la hegemonía para ello. En esta lógica, para articular diferentes sujetos, el sujeto no se d efine de antemano porque se fundamenta en la voluntad y esto da un potencial impresionante al independentismo para expandir el sujeto.

En el parecer de Zabalo tanto la ciudadanía como la nacionalidad se tienen que basar en la voluntad, para convencer mayorías a favor de un Estado Vasco.

De todas formas también hay que abrir puentes desde el punto de vista territorial, puentes para superar la división

3Territorio, Nación y Ciudadanía: estrategias para la hegemonía

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territorial que sufre Euskal Herria. En le norte del Pais Vasco hay ganas por primera vez de desarrollar relaciones con el sur del Pais Vasco pero no desde el punto de vista de nación sino desde el punto de vista de desarrollo territorial.

Territorio coherenteDe hecho, a decir de Imanol Esnaola miembro de

Gaindegi, el País Vasco ya tiene su propia coherencia territorial, por encima de la impuesta división territorial. A su parecer es gracias a esa coherencia que se mantiene Euskal Herria: Pero toda la normativa está organizada contra esa coherencia y si eso desaparece Euskal Herria perderá como territorio todo su sentido.

La estructura institucional de hoy en día es un arma de doble filo: Como dijo Floren Aoiz las políticas de los últimos años se han desarrollado dándonos mutuamente la espalda y a consecuencia de ello hemos interiorizado en gran medida la división territorial, aun cuando en el imaginario movimiento popular en el Pueblo Vasco ha resistido.

Al parecer de Aoiz la apuesta es valerse de esas instituciones para la lógica de estado. Al parecer de Esnaola están sin estudiar las oportunidades que da la institucionalización para superar de modo funcional la partición. El análisis hay que hacerlo a nivel práctico y teórico. Por ejemplo esta sin estudiar cómo hay que construir la Camara de Comercio de Euskal Herria.

Zabaleta añadió, en Ipar Euskal Herria hace falta la institucionalización para superar la división. “Se quiere la institución para cooperar con Hego Euskal Herria”.

¿Pero cual va a ser la nación hegemónica?Sin embargo la historiadora Onintza Odriozola quiso

dar otro punto de vista, poniendo sobre la mesa los temas hegemonía y nación-pluralidad. La nación y el estado no siempre están unidos, pero todos los estados tienen una nación hegemonía: Al parecer de Odriozola a la pregunta que debemos responder es para que queremos un estado.

Como explico Odriozola la nación es una etnia politizada. Por lo tanto el estado vasco tendría que ser un instrumento para homogeneizar y el problema de la voluntad empaña de una manera eso. Sino advertimos el problema en torno a este tema las inercias irán a favor de la actual nación hegemonía, en contra de lo que debería de permitir el estado vasco. En este sentido, entre otros hay que discutir sobre el estatus que necesita el euskera y tomando el euskera como elemento central del estado hay que darle una naturaleza incluyente y no excluyente.

Estado, para hegemonizar y… construir un modelo social nuevo

Tomando en cuenta otro punto de vista Mikel Zuluaga cree que no tiene sentido construir un estado moderno sino construimos un modelo social postcapitalista.

Al parecer de Igor Arroyo no estamos acertando del todo en la combinación entre la liberación nacional y social. Mucha gente prioriza las necesidades diarias y siendo esto así piensa que cualquier reforma que venga desde España puede mejorar su estilo de vida, añade Arroyo.

Sin embargo una de las claves para que el independentismo devenga hegemónico es responder desde la lucha por la soberanía como herramienta a esas necesidades cotidianas y mejoras de estilo de vida, cree el sindicalista de LAB. La independencia es la herramienta para modificar el cotidiano de los trabajadores.

Es fundamental poner en marcha un proceso constituyente para llevar a cabo prácticas transformadoras, añade Arroyo. Como recuerda Zuluaga el capitalismo no es algo que está ahí afuera. La transformación es el camino y no el objetivo. Opino que es una cuestión de actitud.

Para recorrer ese camino Miren Larrion reivindico el papel de los movimientos populares, más allá de los esquemas de protesta y resistencia. Defendió el trabajo conjunto entre movimientos populares e instituciones, para que los procesos transformadores fueran eficaces.

¿Cómo analizar los conceptos ‘territorio’ y ‘nación’ en la Euskal Herria de hoy? ¿Cómo se alimentan el uno del otro? ¿Dónde tenemos que poner la atención? ¿Tenemos que construir la nación? ¿O el pueblo? Estas preguntas no tienen respuestas fáciles. Necesitan una nueva lectura en los moldes que hemos tenido en la forma de entender el territorio y la nación.

Los viejos Estado-Nación que se formaron y estabilizaron en el siglo XIX, se construyeron sobre una relación concreta entre el individuo y la colectividad. El concepto jurídico que quería convertir el individuo en sujeto con derechos se diluyó en el concepto político de la Nación que quería arraigar la comunidad colectiva. La Nación era el fruto de la suma de los/las ciudadanos/as. La Nación era el reflejo del proyecto político común que ponía en coherencia la autonomía individual. Y ese proyecto legitimaba el Estado.

Esa tradición filosófica ha condicionado durante años el choque entre los Estados-Nación y las naciones sin Estado. Dos proyectos nacionales contrapuestos que tienen dos proyectos de Estado contrapuestos. En Euskal Herria por ejemplo, la “construcción nacional” ha sido la prioridad de las fuerzas abertzales. Construyamos la Nación vasca para poder construir el Estado vasco.

Pero la nación, además de ser la comunidad política que legitima el Estado, es un

sentimiento. En este pueblo que ha habido dos –o

tres- sentimientos nacionales en disputa, hemos llegado a un mapa complejo a

consecuencia de esa colisión. Algunos/as se sienten parte de la nación

vasca. Otros/as parte de la nación española o francesa. Y otros/as cuantos/as, se

sienten parte de la nación vasca y francesa/

española a la vez.

En este contexto, ¿nos vale un Estado-Nación vasco? ¿Es el nacionalismo de modo único e irrevocable, el criterio apropiado para construir un Estado vasco? El sentimiento nacional complejo de Euskal Herria y el contexto europeo me llevan a pensar que no.

Es irrefutable que el Estado-Nación del siglo XIX está en crisis. Se están aflorando nuevas formas de articulación entre el individuo y el colectivo. Cada vez más, la ciudadanía se le adscribe al territorio, más que a la nación. Los/as ciudadanos/as, más que a la nación, están arraigadas al pueblo o territorio donde viven. Ese arraigo nos lleva a pensar los procesos soberanistas bajo nuevas lógicas.

Los procesos soberanistas que se han desarrollado en los últimos años en Europa, en Escocia y Catalunya por ejemplo, han puesto el foco en el/la ciudadano/na, en el pueblo. En Escocia, por ejemplo, los independentistas han dejado de lado el sentimiento nacional escocés. La cuestión no era: convirtamos la nación escocesa en Estado. La cuestión era: ¿con un Estado, los/as ciudadanos/as escoceses/as vivirán mejor? ¿Nuestro territorio tiene más que perder o ganar con la independencia?

En el caso de Euskal Herria, ese nuevo paradigma abre nuevos caminos. ¿Cuál es nuestra comunidad? ¿La comunidad de los/as que se sienten parte de la nación vasca? ¿O de los/as ciudadanos/as que viven en Euskal Herria? ¿Cómo hacer para, siendo las que son los sentimientos nacionales , construir una Euskal Herria común que se base en Euskal Herria, es decir, el territorio vasco?

Estas preguntas nos dejan encima de la mesa el desafío de la territorialidad de Euskal Herria. ¿Cómo superar las asimetrías institucionales, las diferentes culturas políticas y estatales? ¿Cómo ahondar en la coherencia territorial de Euskal Herria? ¿Cómo construir/fortalecer los puentes internos? Tal vez, la construcción de Euskal Herria pueda legitimar/alimentar el proceso soberanista. Digamos de otro modo: construyendo Euskal Herria, estamos construyendo el Estado vasco, y por qué no, la Nación vasca.

Sobre el territorioy la nacionalidadENERITZ ZABALETA

Del nacionalismoal independentismo

UNAI APAOLAZALas herramientas que hemos tenido para poder

entender y transformar la realidad en 200 años, han comenzado a desmoronarse en las últimas tres décadas. Se está desmoronando el mundo viejo y estamos nadando entre los residuos, intentando construir nuevos barcos.

El independentismo vasco, como otras materias, no está a salvo de esta crisis. La estrategia que ha utilizado para organizarse, el nacionalismo, y sus herramientas, la nación, no tienen suficientes fuerzas que articulen el independentismo para lograr el estado. Podemos buscar la solución convirtiendo la herramienta en objetivo, como suele pasar muchas veces. Esto es; en vez de considerar que la nación es una herramienta para articular el independentismo, afirmar que la independencia es la herramienta para proteger la nación. Pero hacer esto sería ahondar en el camino que nos ha traído a la crisis.

¿Cómo podemos salir de este remolino que nos puede ahogar cada vez más? ¿ Cómo construir el independentismo capaz de conseguir el estado? Para poder construir el independentismo activo que sume la mayoría social vasca, es imprescindible dejar de lado la lógica de las esencias y saltar a la lógica de la hegemonía. De definir a priori (delimitando) el independentismo como hace el nacionalismo, pasar a definir a posteriori. ¿Quién es independentista? Cualquier persona que está a favor de la independencia. Postura simple y fuerte.

La lógica de la hegemonía nos es útil para darle la vuelta a la forma de clasificar (entender) el mundo; porque el modo que tenemos hoy en día es el prisma imprescindible para mantener el estado de las cosas. Las clasificaciones como vasco/español, derecha/izquierda, hombre/mujer… más que para cambiar las cosas solo ayudan a mantener las cosas como están; son clasificaciones asimiladas y controladas por el sistema.

El independentismo, como cualquier movimiento de liberación, tiene que crear nuevas clasificaciones eficaces: clasificaciones que lleven a la

mayoría social a identificar el independentismo como algo positivo y sensato.

Pero cualquier movimiento que quiera conseguir la hegemonía, será contrahegemónica hasta que la mayoría social cambie y vista su prisma. El independentismo tiene que construir una nueva hegemonía, una nueva normalidad. Pero es difícil, porque tiene recursos limitados (medios de comunicación, estructuras de estado…). ¿Qué hacer? La confrontación es el camino. Si el independentismo quiere ser hegemónico, tiene que definir los espacios de confrontación que pueda sacar beneficio, ya que si no hace eso, el estado de las cosas seguirá como está.

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#NUeztabaida

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Vitaminas para afrontar los retos del futuroFLOREN AOIZ

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Vitaminas para afrontar los retos del futuro

La Universidad de Invierno del 2015 ha sido la primera sesión pública de la Fundación Iratzar. Queríamos dar un buen comienzo y preparamos un programa ambicioso, amalgamando acciones de cara al público y reflexiones internas con mesas redondas, charlas y talleres de reflexión. El objetivo era la reflexión de las claves de la estrategia de liberación de la izquierda independentista y lo conformamos con tres preguntas: ¿qué está pasando en el estado español? ¿qué está pasando en los movimientos de liberación y la izquierda? y ¿por dónde la vía vasca? Fueron tres ciclos, con la intención de tomar en cuenta los retos de Euskal Herria teniendo en cuenta las experiencias y miradas de fuera.

Afortunadamente, tenemos que reconocer que estamos contentos con el resultado. Ha ido bien la primera Universidad de Invierno. Bien, porque la respuesta de lxs ciudadanxs ha sido positiva. La iniciativa creó interés y tuvo gran eco en internet y otros medios de comunicación. Hay que resaltar la participación directa, ya que se acercó mucha gente a los actos organizados y participaron en los debates.

Fue muy beneficiosa la aportación de lxs invitadxs, tal y como se puede apreciar en los escritos y videos recogidos. Es de agradecer el esfuerzo realizado, sobre todo de lxs que vinieron desde fuera de Euskal Herria, ¡sin olvidar a lxs de casa, claro! Se pusieron ideas interesantes encima de la mesa, hubo una gran profundidad y fue notorio el latido de la vitalidad del pensamiento crítico.

Hemos mirado a los intentos de transformación en el mundo, teniendo en cuenta los procesos de liberación de los pueblos y cambio social, analizando la posible segunda transición en el estado español, los nuevos caminos del socialismo y la izquierda, en teoría, y sobre todo, hemos mirado a actividades prácticas, y hemos tenido en cuenta las vías para la independencia en el siglo XXI: Escocia, Catalunya, Quebec…

Y de modo muy especial, tras la vuelta por el mundo, hemos mirado a Euskal Herria y hemos cosechado lecciones interesantes. Es el tiempo para fortalecer y ahondar en la Vía Vasca, sin duda. Ya tenemos el trabajo para la reflexión: la revolución democrática, el poder de decisión, la radicalización de la democracia, nuestra estrategia, la fusión territorial, autoorganización…

Están pasando innovaciones productivas en la izquierda y los procesos de liberación de los pueblos, en las formas de organización, en la lucha de ideas, en los mensajes, etc. y Euskal Herria está en ese renacimiento del mundo con mucha fuerza. Hemos hablado en la Universidad de Invierno , entre otras cosas, sobre la necesidad de pasar de los modelos que prevalece la resistencia a modelos de transformación y construcción analizando las vías de Grecia, Escocia o Venezuela. Esto requiere un gran cambio no solo en la teoría, también en la práctica, porque no son fáciles superar las inercias arraigadas durante años.

Es notorio, por otra parte, que es muy difícil encontrar seguridades en este mundo en constante movimiento. Por lo tanto, la gestión de la inseguridad se convierte en la clave para la transformación. Y pasa lo mismo con la diversidad de la izquierda y los movimientos de transformación. Necesitamos un modelo que convierte la gestión de la diversidad en fortaleza, abierto, integrador, que capaz de encender pasiones políticas productivas, para extender una nueva cultura política del cambio. Teniendo en cuenta las pasiones y los razonamientos, la ilusión del cambio y la denuncia de la injusticia, las instituciones y los movimientos populares, la diversidad y la inseguridad, tenemos que encontrar nuevas formas de cambiar el mundo y en este reto cada pueblo tiene que abrir su camino.

La primera Universidad de Invierno nos ha traído una fértil cosecha. Con la intención de fortalecer la vía de liberación de Euskal Herria, tenemos que poner a trabajar también a las neuronas, para pensar con más rigurosidad, para afinar la estrategia y para observar lo que pasa en el mundo. ¡Ya tenemos trabajo!

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Entrevista

HASIER ARRAIZEl 29 de enero, dentro del primer ciclo de la Universidad de Invierno, el director de GARA

Iñaki Soto y la redactora jefe de Hamaika Telebista Naroa Iturri entrevistaron al presidente de Sortu Hasier Arraiz. EH Bildu había presentado días antes la propuesta de la Vía Vasca. En la entrevista hablaron largo y tendido sobre la propuesta y otras claves para el futuro cercano: el movimiento popular, el modelo de militancia…

Hemos eliminado algunas preguntas de la primera parte de la entrevista, ya que estaban muy ligados a la coyuntura de la época en que se hizo la entrevista y en consecuencia han perdido su vigencia. De todas formas, podéis ver la entrevista completa aquí:

(Iñaki Soto) En una primera parte quisiéramos hablar sobre la Vía Vasca, ya que es el tema de mayor actualidad. Estando con vosotros, parece que habéis acertado con la propuesta, sobre todo porque al hablar transmitís un nivel de satisfacción que otras veces no lo hacéis. ¿Es así? Y si es así, ¿Por qué tenéis esa satisfacción?

Como hace tiempo, hemos tenido la oportunidad de hacer las cosas bien o mejor que otras veces. Todos los cálculos políticos decían que igual la propuesta se debía hacer antes de Navidad, porque ahora toda la gente cree o porque es notorio que estamos a la puerta de las elecciones. Pero es verdad que internamente hemos querido hacer las cosas bien, y no dentro de Sortu sino, en EH Bildu, esto es en los cuatro partidos, y después con EH Bai. Eso ha pedido algunas veces ralentizar el debate, para poder hacerlo todxs. Pero es verdad que estamos muy contentxs con el resultado, porque creemos que es bastante redondo o al menos, el más redondo que podíamos hacer en este momento. Yo creo que, como tú has comentado, eso se le nota también a la coalición, sí.

(Naroa Iturri) Como ha dicho Iñaki, tenéis sensación de satisfacción, pero también hay obstáculos. ¿Cuáles veis que son los mayores impedimentos de la Vía Vasca o las mayores carencias que pueda tener?

Seguramente, la que toda la gente y todxs lxs periodistas nos preguntan en todas las entrevistas: vale, hemos decidido que teniendo en cuenta las posiciones de los estados español y francés, no nos reconocerán nunca como nación y en consecuencia tenemos que recorrer nuestro camino. ¿Pero EH Bildu con quién va a hacer ese camino? Y teniendo en cuenta que tipo de posturas encontramos en el arco político, empezando desde el PNV, o en el arco sindical-social, es verdad que parece que no tenemos muchxs compañerxs entre los agentes sociales y políticos, al menos en un primer momento. No parece que vaya a ser así y seguramente ese el mayor punto débil que mencionan todxs. Lo que nosotxs hemos contestado a eso ha sido que, viendo toso eso, el mayor receptor de la propuesta son lxs ciudadanxs y creemos además que tienen que ser lxs ciudadanxs el motor principal de este proceso y que acaso conseguiremos mediante los movimientos populares el cambio de posiciones de los agentes políticos y sociales, y se sumen a este proceso.

(N.I) “Si no hay acuerdo, se abrirá una era de confrontación política”. ¿Cómo se entiende la confrontación política? Se dice una y otra vez la participación ciudadana, impulsar los movimientos populares, desobediencia… Los términos no se nos hacen extraños, son conocidos, pero ¿cómo veis lo veis llevando a la práctica y unificando con la Vía Vasca?

Tenemos que mentalizarnos que vamos a hacer una maratón, y transmitir ilusión al mismo tiempo.www.iratzar.eus/eu/neguko-unibertsitatea

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Entrevista

HASIER ARRAIZDentro de la Vía Vasca todo eso será un camino a

recorrer. Lo que nosotrxs planteamos es que tenemos que crear nuevas mayorías sociales, porque al fin y al cabo nuestra esperanza, nuestra ilusión y nuestra fuerza están en la sociedad. En eso planteamos crear nuevas oportunidades de acuerdo político y planteamos claramente que esas instituciones que se diseñaron para la subordinación tenemos que utilizarlas para la insubordinación democrática. Estos es, tomando decisiones en las instituciones de aquí, si además nos apoya una mayoría social, hacer contra la legislación que nos impone el estado español y seguir adelante con las decisiones que tomamos aquí. Son escenarios que se han planteado en Catalunya en cierto sentido. Nosotrxs planteamos que en Euskal Herria tenemos que posibilitar escenarios de ese tipo y creemos además que cada escenario de confrontación democrática fortalecerá y agudizará el proceso.

Nosotxs pensamos que este proceso es demasiado importante y por otra parte demasiado complejo para dejar en manos de las relaciones de poder que se crean entre las fuerzas políticas y las instituciones. O hay un pueblo impulsando todo esto, y un pueblo quiere decir miles de personas con diferentes compromisos pero en una misma dirección, o si no será demasiado difícil. No podemos dejar sólo en manos de los partidos políticos. Porque en ese terreno el PNV y otros, que proclaman el derecho a decidir pero que luego no están dispuestos a hacer nada de momento, están demasiado cómodos.

(I.S) En la propuesta, igual más en las reacciones que en la propuesta, se le ha dado mucha importancia a la cuestión de la territorialidad; igual porque no han escuchado lo que habíais dicho antes, pero sí porque esta vez conformáis de manera más pulida decisiones tomadas de antemano. Antes del Vía Vasca propusisteis la Vía Navarra, sobre todo porque dicha realidad es especial, pero después de leerlo se me queda la duda si habrá una Vía Bilbaina, una Vía Alavesa, una Vía Guipuzcoana… Sobre todo porque la Vía Navarra me parece muy adecuada, ya que demuestra que tirando del hilo de esa propuesta general hay una propuesta concreta hecha desde el realismo político pero que se inserta en esa propuesta de la Vía Vasca. Y veo que para el Frente Amplio hay situaciones más complejas que las de Araba –ya que estamos aquí- por ejemplo en Bilbo. ¿Tenéis que ofrecer una Vía Bilbaina?

El primer asunto es Nafarroa. Quisiera empezar con una autocrítica como miembro de la izquierda abertzale. Nosotrxs en el proceso de creación de Batasuna hace más de diez años, hicimos una reflexión y una de las conclusiones fue que necesitábamos una estrategia nacional y diseñamos una estrategia nacional. Igual exageraré un poco y voy a caricaturizar pero entonces entendíamos la estrategia nacional como hacer en los siete territorios de Euskal Herria y en todas las partes hacer lo mismo, más o menos. Lxs arabarras que estamos aquí hemos debatido mucho sobre eso, qué planteamientos se hacen y cuál es nuestra realidad y cómo casar esas cosas que están tan lejos uno del otro. Igual era una estrategia nacional pero no era muy efectiva.

Ahora estamos totalmente convencidos de la necesidad de una estrategia nacional, pensamos que es indispensable tener claro con una sola brújula en los siete territorios a donde vamos y que tenemos que hacer un camino de largo recorrido desde los siete territorios, pero las realidades son muy diferentes, las realidades que tenemos en Euskal

Son lxs ciudadanxs lxs receptorxs principales de esta propuesta y creemos que tienen que ser el motor de este proceso.

Herria son muy diferentes. Y Nafarroa por ejemplo, nos ha enseñado que las políticas aferradas a la tierra son mucho más efectivas. En Nafarroa hemos hecho muchas cosas, pero sobre todo en los últimos años hemos estado muy implicados en las luchas sociales eta así hemos logrado poner tambaleando las bases del régimen. Además hemos sido capaces de andar cooperando con muchísima gente que no nos apoya. Eso en Nafarroa ha sido muy fructífero. Estrategia nacional sí para los siete territorios, sabemos hacia dónde vamos, pero esa estrategia realizada de Nafarroa a Nafarroa ha sido muy eficaz.

En Ipar Euskal Herria ha pasado lo mismo en los últimos años y esa política ha confluido con la nueva fase política; esto es, en la fase que se abrió con la Conferencia de Aiete ha sido muy fructífera allí. En consecuencia, pensamos que estrategia nacional sí, pero es fundamental hacer una política de cercanía en cada lugar. Y yo diría que en Araba, desde nuestra pequeñez y algunas veces desde nuestras debilidades porque éramos menos que en otros herrialdes, hemos acertado en ello, haciendo y desarrollando políticas propias desde nuestra pequeñez.

Yo creo que esa Vía Bilbaina de inserta en ese sentido. El Gran Bilbao es estratégico para toda Euskal Herria y ganamos en el Gran Bilbao, políticamente me refiero, o si no nunca podremos ganar la independencia para este pueblo. Teniendo en cuenta eso, creo que ya es hora para que, empezando desde la izquierda abertzale pero todo EH Bildu, empiece a pensar estrategias y políticas concretas de Bilbo a Bilbo.

(N.I) Vosotrxs habéis dicho que en los últimos 35 años la izquierda abertzale ha andado en un sprint y que a la gente ahora le puede parecer que todo va demasiado lento y eso crea frustración, que la gente diga que no se

ven avances, y que eso haga daño cara al futuro, no solo a Sortu, sino a la coalición.

Creo que mucha gente que estamos aquí hemos militado durante años y sabemos qué es hacer militancia política en la izquierda abertzale y que nos ha supuesto hacer eso durante todas estas décadas. Ha sido muy duro, porque la lucha ha sido así, y nosotrxs de vez en cuando dentro de esa estrategia planteábamos que venía un sprint. Esos sprint venían normalmente con los momentos de negociación; esto es, se puede crear una oportunidad de negociación y vayámonos a hacer un sprint y ese sprint lo pedía todo, lo dábamos todo en ese sprint, llegábamos sofocadxs y lo que nos ha pasado es que esas negociaciones no han dado normalmente lo nosotrxs

Es momento de jugar a grande pero en la coalición seguimos jugando a pequeña muchas veces.

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quisiéramos, allí venía un reflujo y de nuevo un nuevo sprint hasta otra. Hemos pasado así tres décadas, con el cansancio que eso acarrea.

Cuando ahora planteamos esta Vía Vasca no queremos engañar a nadie, no contamos cuentos. Con todos sus pormenores y su humildad creo que hemos hecho un ejercicio muy honesto y planteamos que seguramente este pueblo tiene ante sus ojos una maratón y que tenemos que apropiarnos de la mentalidad de un corredor maratoniano. Claro, habrá metas volantes y tienen que haber, son fundamentales para fortalecer y agudizar el proceso, pero estamos planteando sin duda un camino de largo recorrido. Creo que tenemos que cambiar nuestra manera de correr, sabiendo que nada será de hoy para mañana, pero con todo ello tenemos que amarrarnos a la ilusión que hemos tenido otras veces y además, al menos lxs que hemos sido militantes, tenemos que ser capaces de transmitir y contagiar la ilusión que sentimos a toda la gente.

En eso subrayaría que, y al menos yo lo siento así, que ha sido muy duro lo que hemos pasado, muy fructífera también, hemos aprendido mucho, pero todo lo que hemos hecho nosotrxs y otrxs a valido para llegar hasta aquí, para crear esta oportunidad. Yo al menos me siento privilegiado por poder jugar este partido. Y es verdad que algunas veces se puede sentir el vértigo y es verdad que el partido no es nada fácil, y como no contamos cuentos, no contaremos que jugamos contra el Mirandés, no es verdad. No sé si el que tenemos delante es el F.C. Barcelona o el Real Madrid, pero es un equipo excelente, y diría demás que son más de un equipo y me temo que nuestro banquillo es demasiado corto, pero tenemos este partido. Tenemos esta oportunidad para jugar, y yo al menos no me voy a denegar el poder jugarlo. Gracias a la lucha que hemos desarrollado nosotxs y otrxs hemos logrado crear esta oportunidad y ahora tenemos que dar a nuestro pueblo la oportunidad para redondear y acabar el trabajo.

(I.S) No se menciona en la propuesta, pero en este contexto le diste una gran importancia en otra comparecencia a la idea del Frente Amplio. Planteabas que para avanzar en este camino se necesita algo más que una coalición, que había que ir construyendo ese Frente Amplio. Mirando desde fuera, es verdad que la coalición tiene varias fortalezas, que demuestra grandes capacidades y valores, pero se ve que le falta mucho para ser un Frente Amplio. ¿Por qué no se hace más rápido y cómo le afectará este largo ciclo electoral?

En el terreno de juego de hoy en día, para hacer la Vía Vasca, son ingredientes fundamentales; por una parte, el movimiento popular y nosotrxs queremos un movimiento popular amplio, fuerte y robusto, para darle vida al proceso y nosotrxs al menos en esto vemos dos prioridades. Primero, una dinámica fuerte y amplia a favor del derecho a decidir, sin ponerle nombre, y segundo, un

movimiento popular y una dinámica fuerte y amplia a favor de los derechos sociales. Porque entendemos además que esas son los dos pilares fundamentales de un proceso de este tipo. Nosotrxs colocamos el Frente Amplio entre esos dos. El Frente Amplio tiene que ser de alguna manera la expresión política, sociopolítica e institucionalizada de ese amplio movimiento. Pero una de las principales características de ese Frente Amplio tiene que ser, y eso ya lo tenemos hablado en la coalición y ya llegará el momento de mostrarlo, ser un movimiento sociopolítico y no institucional; ser institucional tiene que ser una consecuencia der ser un movimiento sociopolítico. Es verdad que en estos tres años, de repente, todxs sabemos de dónde veníamos, nos hemos encontrado con un montón de instituciones, un montón de elecciones y nos ha costado mucho hacer todo eso y sobre todo hemos estado en las instituciones o a las instituciones. Pero creemos que tenemos que dar otros pasos.

¿Qué planteamos con el Frente Amplio? Nosotrxs creemos que EH Bildu tiene que crear su propia identidad,

Estamos totalmente convencidos que necesitamos una estrategia nacional, pensamos que es imprescindible tener claro hacia dónde vamos en los siete herrialdes, pero teniendo en cuenta que las realidades son muy diferentes.

es tener identidad propia la capacidad de crear un discurso y actividad propia. Para eso EH Bildu tiene que tener estructura propia y entonces habrá personas que se unen sólo a EH Bildu; no con Sortu, con EA, con Aralar ni Alternatiba; personas que sólo se identifican con EH Bildu. Nosotrx queremos abrir las puertas a toda esa gente, hoy en día esas puertas están cerradas. Ese es un elemento fundamental que hay que poner en marcha. Además quisiéramos aprovechar todo eso para crear una nueva cultura política, para crear una nueva cultura organizativa, para innovar en eso y hacer lo que la izquierda abertzale todavía no lo ha hecho. Por otra parte, la consecuencia de eso será que los partidos que conforman la coalición tendrán que dejar parte de su soberanía en manos de EH Bildu eta nosotrxs queremos que pase eso. Sortu se ve en eso trabajando y dinamizando por dentro, pero sin coger el papel que hoy en día tienen los partidos.

¿Y las dificultades? Hace un año pusimos sobre la mesa esa reflexión, porque nos parecía que había esa necesidad, en ese momento igual no había urgencia para hacerlo, pero nosotrxs notábamos que era importante empezar a hacer y aun así, ha costado. Ha costado, porque las cosas siempre no son tan fáciles como quisiéramos. Hemos logrado entre los partidos de EH Bildu un nivel de entendimiento bueno y adecuado, pero creo que todavía no estamos en el nivel

que deberíamos de estar. Creo que seguimos mirando demasiado cada uno a lo suyo.

El otro día en Ficoba me tocó hablar en nombre de EH Bildu y al menos uno

de los mensajes que di era para toda EH Bildu y en ese momento dije que es momento para dar lo mejor que

tiene cada unx y que es momento para dar la talla como pueblo pero dije a la vez que, no es momento para

jugar a pequeña y a veces en la coalición seguimos jugando a pequeña. Por ejemplo ahora estamos viviendo el momento preelectoral y esos son los momentos de jugar a pequeña. Antes de pedir a los de más, yo me pido a mí mismo y a Sortu, que de la talla y estar pendiente de esas cosas. Porque de verdad tenemos esa responsabilidad, porque nosotxs queremos crear el Frente Amplio y porque nosotrxs además queremos crear ese Frente Amplio, ese EH Bildu, que logrará la independencia y la justicia social para Euskal Herria.

(N.I) En la Vía Vasca aparece una y otra vez el movimiento popular, la participación, que cada unx tiene que ser autónoma y que hay que poner límites a las instituciones; un poco lo que pasa en Catalunya, que al fin y al cabo los partidos deberían de quedar limitados a lo que pida el pueblo. ¿Ahora, cómo ves esa clasificación, el vaivén de los movimientos populares, esa relación que tienen hacia las instituciones y los partidos?

Creo que en Euskal Herria tenemos algunas reflexiones que hacer sobre el movimiento popular, porque nuestras reflexiones a veces han quedado obsoletas o porque otras veces nuestras actividades han quedado muy obsoletas. Entre todxs, y sobre todo siendo protagonistas las personas que están en los movimientos populares, tenemos que pensar Euskal Herria en el siglo

XXI que tipo de movimiento popular necesita para

ser efectivos, para que sea atractiva y para que la

a c t i v a c i ó n popular sea

de verdad.

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El asunto no es hacer convocatorias, no es llamar movilizaciones. Llamar movilizaciones es relativamente fácil, entre pocas pueden hacer llamamientos. Pero lo que hay que conseguir es que haya gente activa, que se sienta a gusto y se sienta participando. Para eso hay que haber diferentes niveles de compromiso y para eso hay que facilitar otras vías. Creo que nuestras formas y vías todavía están quedando obsoletas y yo al menos las veo muy contento los intentos de renovación que se hacen y hay gente que está cansando sus neuronas para inventar nuevas cosas y mover a la gente de otra manera.

Uno de los fallos que seguramente hemos hecho nosotxs es que hemos querido que la gente venga a nosotrxs. Y hemos planteado, ¿cómo atraeremos a la gente? Yo creo que hoy en día, viendo además la evolución de la ciudadanía vasca, tenemos que empezar a pensar cómo nos acercamos nosotrxs a la gente, porque la gente hoy en día está con sus inquietudes. Nosotrxs tenemos que acercarnos a esas inquietudes para conseguir una empatía, una conexión y esa gente poder decidir si quiere juntarse con nosotrxs y empezar a moverse. Pero si pensamos que toda la gente tiene que hacer las cosas como nosotxs queremos o tienen que ser como somos nosotrxs, andamos mal.

(I.S) En el documento se menciona que una de las características del movimiento popular tiene que ser la autonomía, que esta vía necesita un movimiento autónomo. Pero vosotxs sois el partido, sois la coalición, ¿también seréis autónomos respecto a los movimientos? Me parece que muchas veces esos movimientos se han convertido en lobbys contrarios a vosotrxs para marcar una agenda y se pide autonomía pero no se asume que esa autonomía os da a vosotrxs también la autonomía para tomar las decisiones y que en las políticas concretas, al menos ese movimiento sociopolítico que tiene el lado institucional, no puede decir las mismas cosas que dice el movimiento popular o que no tiene por qué asumir esa agenda. Que tiene que tener en

cuenta que tiene que haber una relación, pero que si es autónomo es en ambas direcciones.

Es complejo el tema. Al menos en teoría estoy de acuerdo. Si hay que reconocer autonomía al movimiento popular, y yo creo que hay que reconocerle y respetarlo, debería de ser al revés también y se debería crear en eso una relación dialéctica a favor de unos y de otros. La cuestión es que en Euskal Herria tenemos una gran tendencia a dramatizar nuestros desacuerdos y llevarlos al límite. Si en un momento hay un desacuerdo por una fecha para una movilización, o quién tiene que hacer el llamamiento, puede acabar en un cisma, por decir de alguna manera. Todxs hemos vivido esas situaciones, yo al menos en los dos lados.

Creo que en eso también tendremos que acertar. Es verdad que en el Frente Amplio tiene que haber gente que anda en los movimientos populares y tienen que sentirse a gusto porque son parte del Frente Amplio. Es verdad también que EH Bildu tiene que tener una relación especial con los movimientos populares, porque nosotrxs no somos y no tenemos que ser un partido convencional; tenemos que tener algo especial, seguramente tenemos que ser algo entre un partido político y movimiento popular. No sé muy bien dónde están los límites, pero tenemos que movernos en ese espacio. Pero para mí lo más importante sería empezar a vivir esos momentos sin dramas. Algunas veces

estaremos de acuerdo y tendremos gran sintonía y otras veces no estaremos de acuerdo en

todas y eso no quiere decir que algunxs se han convertido en meros reformistas

o lxs otrxs son meros talibanes, eso no quiere decir ni uno ni

lo otro. Escapándonos de esas categorizaciones

extremistas, tenemos que darnos la oportunidad de hacer las cosas de otra manera. En esas relaciones habrá discusiones dialécticas unas veces más lejanas y otras más cercanas. Con eso tendremos que aprender todxs, pero creo que aún estamos lejos de ello.

Me parece que en este momento para algunas personas de algunos

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movimientos populares, porque no es un buen momento para su movimiento por estar en una situación de debilidad, sienten que más que dar fuerza política, se les quita y creo que eso hay que cuidar. He mencionado antes que hay que plantear nuevas formas de ser movimiento popular en Euskal Herria, y creo que en eso no podemos ir a otra tendencia y que todas las acciones sean grandísimas y espectaculares. Creo que necesitamos esas cosas, este pueblo necesita grandes eventos y si son creadas por movimientos populares mejor, pero las acciones pequeñas son imprescindibles. Las pequeñas acciones que se hagan cada día con su pequeña pero importante capacidad de influencia son indispensables. Tenemos que aprender a mover todo, sin imponer nadie a nadie su agenda, si es posible. Es verdad que nosotrxs en ese sentido somos un trasatlántico y que nuestra agenda es bastante opresora algunas veces.

(N.I) Entre los movimientos populares que están hoy en día vemos a Gure Esku Dago en al ámbito del derecho a decidir, Independentistak en el camino a la independencia, Sare en el movimiento contra la dispersión. En Euskal Herria no somos tantxs, tres millones geográficamente, pero tampoco somos tantxs lxs que estamos para trabajar, en consecuencia hay muchos movimientos y grupos. Por lo tanto, hay movimiento pero, ¿cómo insertar o consolidar todo eso?

La gente de los pueblos y los barrios nos dicen muchas veces: en nuestro pueblo o barrio hay gente de Sare, de Gure Esku, estamos nosotrxs también y todxs solemos ir a donde lxs mismxs en todos los sitios. Es verdad que existe ese problema. Pero creo que una de las claves de esta época es que la gente que se mueve no tiene que estar en

más sitios, sino que la gente que no se mueve empieza a moverse, es eso lo que tenemos que conseguir. Creo que Gure Esku Dago con su total autonomía, Sare con su total autonomía, EH Bildu o lxs de más, tenemos que buscar a gente que de momento está en casa sin hacer nada y bajarles a la calle, es eso lo que tenemos que buscar. Las vías para ello igual serán diferentes, pero creo que la clave es implicar a más gente. Si no logramos realmente implicar a más gente de lxs que estamos ahora en diferentes líneas de trabajo, será difícil que este trabajo complejo vaya para adelante. Yo no sé cuanta gente se está moviendo en una cosa u otra, en las asambleas de EH Bildu etc. en Orereta. Pero tenemos que lograr realmente que haya más gente en cada lugar, porque si no será imposible hacer todo el trabajo. Además, lxs que hemos militado en la izquierda abertzale, sabemos lo que es llevar no solo una mochila, si no, dos, tres o cuatro mochilas en la espalda, sabemos qué es eso, pero también sabemos que eso da para lo que da. Así que, yo creo que la cuestión es repartir las mochilas.

(N.I) Antes has comentado que hacer las movilizaciones de un día tiene du importancia, pero que luego hay que darle un recorrido. Por ejemplo, con la movilización de lxs presxs de Bilbo hubo una reflexión. Es verdad que cada año íbamos tocando techo y de repente este año 80.000 personas, y allí hubo una reflexión en la sociedad. ¿Por qué esa bajada? ¿Es la desesperación de la gente? Para mí está bastante claro que no es porque el PNV decidió no ir, pero con cosas como esa ¿se puede ver la desmovilización de la gente?

Si hablamos sobre la manifestación de Bilbo, creo que con sus variaciones pero que ya ha tocado techo, que tocó en los últimos años. Puede subir un poco o

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bajar un poco, pero no sé si sería posible reunir en un mismo día en esta pequeña Euskal Herria a más gente al menos con ese formato de “todxs a Bilbo, todxs a las calles de Bilbo.” Eso nos puede llevar a pensar que tal vez otras cosas las tenemos que hacer de otra manera para poder reunir a más gente en un solo día. Por otra parte creo que la manifestación del año pasado [2014] fue muy especial; primero, veníamos de una prohibición, y hubo la oportunidad de superar esa prohibición en el último momento, y eso trae consigo una nueva masa de gente. Además, que en el llamamiento hubiese el PNV trajo a más gente, la gente que trajo el PNV y otros sectores, yo diría que de la órbita de EH Bildu, que igual en otro momento no irían pero que cuando hace el llamamiento el PNV se animan porque piensas que es un momento especial y quieren colocarse en ello. Yo creo que, como ellxs dijeron, fue una situación de excepción y que superar esa valla es muy difícil. Creo que lxs de Sare tienen que darle unas vueltas al tipo de movilización y tendrán que decidir ellxs que hacer, pero creo que las limitaciones de esa movilización son evidentes hoy en día; lo digo a buenas, porque es muy grande lo que hemos hecho y porque ahora nos parece normal conseguir eso, como si fuese fácil y estuviese al alcance de cualquiera.

(I.S) Siguiendo con esto, hemos hablado mucho sobre a veces esa extraña relación entre las condiciones subjetivas y objetivas. Aunque es verdad que después de la última manifestación de Bilbo la sensación de la gente no era positiva y había sensación de desesperación, una semana más tarde en Donostia reuniendo a 33.000 personas, la sensación de esa gente era mucho más positiva. Pueden ser muchas las razones, no se puede generalizar, pero me parece que enseña en gran parte que la gente se siente más cómoda aunque objetivamente es mucho mejor que haya a favor de algo 90.000 personas que 33.000. Eso es así, aunque reunir en Euskal Herria una semana después en esas condiciones esa cantidad de gente tiene su mérito, pero creo que tiene un elemento subjetivo. Tirando del hilo de lo que has comentado, esta vía necesita un nuevo modelo de militancia o al menos tiene que diversificar los modelos de militancia que existen. No sé si tenéis en mente, a parte de los modelos de militancia que tenéis en mente para vuestras organizaciones, las formas para poner en valor los modos de militancia más voluntarios de la gente que pueda hacer una aportación en la Vía Vasca; porque a mi parecer, en esas sensaciones tiene mucho peso en a qué estamos acostumbrados y qué ponemos en valor y a veces preferimos pocxs pero buenxs en vez de que haya muchxs y diferentes.

Primero iré a las manifestaciones pero desde mi vivencia personal. Yo mismo, yo vengo desde una tradición propia de donde vengo y es sobradamente conocido, y teniendo en cuenta todo eso, levantando las luces en la manifestación de Bilbo, me sentía raro. Me sentí raro; no fue una manifestación, solo anduvimos un poco y además nos confundimos porque la gente empezó a levantar la mano y nosotrxs también empezamos a levantarla y no era el momento, había que hacer más tarde. Tengo que confesar que me sentí raro y mira que no estamos haciendo cosas raras últimamente: mosaicos, manifestaciones con camisetas naranjas, cantando, bailando… Estamos abriendo los registros y aun así, algunxs nos sentimos rarxs. Luego en la manifestación de Donostia las sensaciones que mencionas; la respuesta después del golpe, una respuesta contundente. Yo no estuve, porque estaba en las cárcel, que fue parecido en longitud a la manifestación de Bateragune, una mani bastante potente.

Para situar la primera, la de Bilbo, necesité pensar con cabeza: estamos aquí, esto es para que se sume otra gente, queremos ser más… argumentos y razones. El segundo lo viví y la interpreté con el corazón, sin explicaciones. Yo creo que es lo tú comentabas, pero yo las manifestaciones y todas las cosas las quiero hacer hasta el día del triunfo con otra gente, no solo con mis amigxs, no solo con lxs que hemos llegado hasta aquí. Esos serán mis mejores amigos, sin duda, pero también quiero hacer el camino con otra gente, porque si no será imposible hacerlo. Tenemos que muchísimos, tendremos que ser una gran mayoría en Euskal Herria para lograr nuestros objetivos. Para eso

Lxs que hemos militado en la izquierda abertzale sabemos lo que es llevar muchas mochilas encima. Creo que la clave es repartir la mochilas.

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necesitaremos gente que no es como nosotrxs, y vendrá gente que no es como nosotrxs, o tendremos que ir nosotrxs a donde ellxs haciendo otras cosas y planteando las cosas de otra manera. Algunas veces tendremos que crear nuevas tradiciones sintiéndonos a gusto en ellas. Tendrá que pasar todo eso y tendremos que recorrer ese camino.

Ahora hemos planteado la Vía Vasca y en esa Vía Vasca está toda esa filosofía. Queremos ser mayoría, para llevar a este pueblo a la independencia y a la justicia social. Para que realmente todxs seamos libres y vivamos siendo dueños de todos los derechos sociales con dignidad. Ese es nuestro objetivo, ¿cómo haremos eso? He mencionado antes que queremos que la ciudadanía sea protagonista del presente, nosotrxs planteamos que que toda esa gente que se unen a nosotxs o a nuestra propuesta y que además están dispuestas a tomar compromisos personales, queremos convertirlxs en compañerxs de viaje. Queremos que dentro de esa Vía Vasca haya miles y miles compañerxs de viaje y además queremos que se organice esa comunidad de compañerxs de viaje, que auto organice. Seguramente algunxs vendrán de euskalgintza, otrxs del ecologismo, otrxs de otras luchas, pero impulsando este proceso gracias a su compromiso personal. Creo que la clave está en eso, a ver si acertamos en darle a eso todo el potencial que tiene y si acertamos haremos algo muy grande.

(I.S) De por sí están viniendo, están viniendo de otros partidos y entre ellos de Ezker Batua, están viniendo del Partido Socialista. No sé si estamos siendo capaces de poner en valor todo eso, tengo esa duda. Quiero decir, que estén en esas manifestaciones la gente que hemos tenido hasta ahora en frente y no sé si estamos acertando poner todo eso encima de la mesa en los discursos. Muchas veces, las vivencias particulares de la

gente, las entendemos con la cabeza pero con el corazón no lo sentimos igual, y eso a veces necesita otro tipo de lenguaje que habéis planteado.

Debajo de todo eso está que todavía no nos creemos la capacidad que tenemos para atraer a esos sectores y la capacidad que tiene esa gente para unirse a nosotrxs y muchas veces pensamos que somos lxs de siempre y que seguiremos siendo lxs de siempre. En mi opinión en eso está el error. Tenemos bastante asumido eso y por ejemplo todavía desde esa perspectiva del Frente Amplio se nos hace raro a lxs de Sortu, lo digo en primera persona, estar con lxs de EA, a lxs de EA estar con lxs de la izquierda abertzale o con otrxs. Lo que nos pasa es que hemos tenido que aprender o tenemos que aprender un montón de cosas en muy poco tiempo y cada cosa necesita su tiempo y claro, intentarlo. Damos pasos, pero algunas veces nuestras actitudes y nuestras inercias nos delatan y en cierto sentido todavía seguimos como siempre. Al fin y al cabo, porque no creemos de verdad la capacidad que tenemos o qué tipo de capacidad de atraer a nueva gente tiene nuestro proyecto y crear de verdad esas nuevas mayorías. Y que si no levante la mano quien no se haya quedado perplejo con los resultados electorales. Vemos los resultados de Araba-Gasteiz y somos nosotrxs los primeros que quedamos perplejos. ¿Por qué? Porque no creemos de verdad que tenemos esa capacidad de reunir a nuestro proyecto toda esa gente. Creo que tendremos que aprender y empezar a andar según eso. Somos grandes, más grandes de lo que pensamos algunas veces y sin perder las cualidades de lxs pequeños, tenemos que interiorizar otros modos, otros lenguajes y otras actitudes.

(N.I) Antes has comentado que le das importancia a atraer a la gente, a diferente gente, etc. Es verdad que en Catalunya -aunque no se pueden comparar las vías de Catalunya y Euskal Herria ni en los años anteriores ni en la situación actual-, hemos visto a mucha gente diciendo yo antes era federalista y ahora soy independentista. En Catalunya son muchxs lxs que dicen que empezaron reivindicando un camino socioeconómico y dejando de lado la identidad. En Euskal Herria en ese sentido no sé si para esa acumulación de fuerzas abría que tirar por el lado socioeconómico, el lado identitario o por las dos?

Queremos decidir todo y queremos decidir todo en Euskal Herria, y queremos para ello el derecho a decidir. Puede ser una bonita idea y un eslogan fácil, si no somos capaces de desarrollar todo eso. He comentado antes, creo que tenemos una gran oportunidad con esta nueva forma de entender el derecho a decidir, pensando de verdad que es una herramienta para dignificar las condiciones sociales de lxs vascxs y de ponerlo todo eso además en el sentido de la justicia social. Creo que tenemos una gran oportunidad;

No nos creemos en realidad toda la capacidad que tenemos y que tiene nuestro proyecto para atraer a gente de otros sectores.

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Si en el Estado Español no hay proceso constituyente, tenemos que garantizar que el proceso catalán y el nuestro siguen hacia delante.

si acertásemos en eso se nos abrirían muchas puertas, justamente las puertas que no han sido abertzales nunca. En Euskal Herria tenemos la oportunidad para convertir a gente que nunca ha sido abertzale en independentista. Yo conozco por lo menos a uno, Oscar Matute, digo porque le suelo tener al lado. Sin duda, hay muchxs mxs Oscar Matutes en Euskal Herria y estoy convencido de que pueden ser muchxs más.

Por ejemplo, hemos mencionado antes el Gran Bilbao y las estrategias y políticas concretas diseñadas de Bilbo a Bilbo. Eso es necesario sobre todo en las zonas urbanas de Euskal Herria. Las políticas sociales y económicas que hay que hacer aquí son fundamentales y se une totalmente con el derecho a decidir, con la soberanía. Eso ha sido lo que ha hecho Syriza en Grecia, lo que está haciendo; por una parte la lucha a favor de la justicia social y unificar eso con la defensa de la soberanía nacional; esto es, poniendo la soberanía nacional ante esos lugares de decisión ajenos como herramienta para construir la justicia social.

En Grecia han logrado llegar al gobierno esa alternativa antineoliberal, es increíble y eso abre nuevas oportunidades al menos en todo el sur de Europa, y es nuestra tarea traer esos vientos de cambio a Euskal Herria. En ese sentido, EH Bildu tiene que ser la Syriza de aquí, el Frente Amplio de aquí, para hacer esos cambios desde la izquierda y además totalmente unido con la soberanía nacional.

(I.S) Se ha mencionado Catalunya y aparece en Vía Vasca, la propuesta para la reforma que puede traer el proceso de descomposición del estado y parece que el PNV está a favor de eso o al menos que su planteamiento es ese mantra de no perder lo que tenemos. Has mencionado Syriza, y hay que ver hasta qué punto de descomposición ha tenido que llegar el estado para fortalecer una fuerza de esas características. Hoy mismo han hecho el PP y el PSOE un acuerdo sobre el Código Penal. Parece que haga lo que haga Podemos, pase lo que pase en Catalunya o dando los pasos que se den en Euskal Herria, parece que aún el estado puede tener capacidad de resistencia con la Gran Coalición. ¿Cuáles son las prioridades en esta vía para estar preparados lo antes posible ante una situación así?

La primera cuestión es hacer una afirmación y es que el régimen del 78 está decayendo; esto es, los acuerdos políticos que impulsaron la Transición Española van a la mierda, porque están apareciendo todos los síntomas. No mencionaré todas, pero está claro que la crisis económica ha acelerado todo, pero que venía de antes, allí está la crisis del bipartidismo y todos los fenómenos que se están creando. En eso, nosotrxs estamos colocando un nuevo elemento y es lo del autogolpe. Estamos viendo claramente que en ese caos los sectores más

reaccionarios han empezado a tomar decisiones, porque han pensado que es imposible lo que está pasando y han pensado la manera más eficaz para aguantarlo es ir hacia atrás. Para eso, esos sectores como la Guardia Civil, algunxs jueces, algunos medios de comunicación, un gran sector del Partido Popular, todos esos están en eso. Han empezado a moverse y creo que este año hasta las elecciones generales va a ser muy largo y muy duro porque esos sectores están en marcha. Eso por una parte.

Por otra parte es verdad que hoy en día en el estado español se está creando una esperanza, no sé si es una ilusión falsa pero es verdad que hay cierta esperanza, y eso es que puede haber cambio político en el estado español y que puede haber tal vez la oportunidad de poner en marcha un nuevo proceso constituyente, que puede cambiar la Constitución y puede traer otros cambios. Además, sabemos que con el modelo territorial España tiene más que problemas con Catalunya, porque está en marcha un proceso independentista. Estamos en esa situación en este momento y por eso hemos puesto ahora encima de la mesa nuestra propuesta para empezar el proceso constituyente. En eso, se nos abre la oportunidad de que puede haber un proceso constituyente, ya veremos si habrá o no. En Catalunya ya existe uno, en Euskal Herria necesitamos el nuestro y nosotrxs quisiéramos que los tres procesos puedan convivir para que haya un cambio democrático. Porque nos parece que sería el camino más eficaz y fácil para poder hacer lo que no se pudo hacer en el 78. Es verdad que la dictadura a quedado muy atrás, es verdad que se ha bajado el sonido se los sables, pero sabemos que todos esos franquistas y fascistas siguen en

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sus trincheras, tampoco podemos olvidar eso, y están a la expectativa. Si no se lleva a cabo ese proceso constituyente en el estado español, si estamos hablando de una falsa ilusión, al menos tenemos que garantizar que el proceso catalán y el nuestro tienen que avanzar juntos, ya que entre los dos harán una cuña democrática para abrir esa cárcel del estado español.

Lo que nosotrxs hemos puesto en eso es poner en marcha nuestro propio proceso. Es verdad que el PNV en este momento no está interesado y está mirando a Madrid. Urkullu ha dicho claramente a Madrid que estén tranquilos, que mientras esté él, no iremos a ninguna parte, pero es verdad que para el PNV también se puede descontrolar la situación en poco tiempo y nosotrxs esperamos eso. Tal vez puede haber -y eso ya lo hemos hablado con el PNV, es otra cosa si finalmente es así o no-, desde la perspectiva filosófica de un proceso constituyente, en el momento del cambio de la Constitución una unidad de fuerzas para hacerle presión al Estado y obligarle así al Estado a meter en la Constitución el derecho a decidir que le pertenece a Euskal Herria. Ese puede ser en el imaginario abertzale un nuevo Maltzaga, pero los del

PNV nos han dicho claramente que si el estado en ese momento dice que no, ellos se echarán atrás porque para ellos es más importante mantener lo que tenemos. “No es poco lo que tenemos”, eso es lo que hará el PNV.

¿Nostrxs seríamos en ese momento capaces de aunar más fuerza que ellos y con toda esa fuerza movernos al camino de la unilateralidad? ¿Sería posible en ese momento, aunque ellos se echen atrás, atraer nosotrxs a la gente y llevarlos por el camino de la unilateralidad como han hecho en Catalunya? Yo creo que tenemos que intentar en eso, pero en todos los casos, y es ese el mayor punto débil y a la vez la fortaleza de esta propuesta a mi parecer, que todo está en nuestras manos; está en manos de nuestra capacidad y a ver si somos capaces de articular esas nuevas mayorías ciudadanas para que vengan con nosotrxs para llevarles a un proyecto político que para nosotrxs objetivamente es el mejor, pero no sé si seremos capaces. Allí está el reto, creo que este pueblo a demostrado que tiene la suficiente capacidad para hacer eso y al menos yo tengo toda la confianza en el pueblo y espero que la izquierda abertzale sea el motor en ese proceso y ser capaces de impulsar y ayudar todo eso.