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UNIVERSIDAD DE GUAYAQUIL
FACULTAD DE CIENCIAS PSICOLÓGICAS
Factores psicosociales que obstaculizan la denuncia de la violencia
intrafamiliar en las usuarias del Hospital Matilde Hidalgo de
Prócel
En opción al grado académico de Magister en Psicología Clínica
Autora: Ps. Cl. Aída Dolores León Galarza
Guayaquil, febrero 2017
UNIVERSIDAD DE GUAYAQUIL
FACULTAD DE CIENCIAS PSICOLÓGICAS
Dirección de Postgrado
Factores psicosociales que obstaculizan la denuncia de la violencia
intrafamiliar en las usuarias del Hospital Matilde Hidalgo de
Prócel
En opción al grado académico de Magister en Psicología Clínica
Autora: Ps. Cl. Aída Dolores León Galarza
Tutora: Lianet Alonso Jiménez, PhD
Guayaquil, febrero 2017
i
RESUMEN
En esta investigación cualitativa se abordó el estudio de siete casos de mujeres, usuarias
de una casa de salud pública, víctimas de violencia intrafamiliar. A pesar de la existencia de un
marco jurídico que garantizó el ejercicio del derecho de una vida sin violencia, las agredidas no
acudieron a denunciar estos hechos. Así surgió la necesidad de identificar los factores
psicosociales que obligaron al silencio cómplice de la agresión. Para encausar esta investigación
se tomó como referencia el enfoque histórico-cultural para lo cual se realizó una valoración de
las teorías afines; se realizaron entrevistas en profundidad, encuestas socioeconómicas, estudio
de documentos y aplicación de los test de Funcionamiento Familiar FF-SIL y H-T-P (Casa-
árbol-persona). El procesamiento de datos develó aspectos importantes acerca de la falta de
apoyo del grupo primario hacia las mujeres, así como también el inicio de la relación marital
en la adolescencia y con hombres adultos, con diferencias etarias significativas, a los cuales se
suma el bajo nivel educativo de las implicadas. Se pudo establecer que los derechos de estas
mujeres fueron vulnerados desde la niñez. Se evidenció que todas compartían características de
inseguridad personal, tendencia a la fantasía y dificultades con su auto identificación
Palabras clave: violencia intrafamiliar, denuncia, factores psicosociales
ii
ABSTRACT
In this qualitative research, the study of seven cases of women, users of a public
health home, victims of intrafamily violence. Despite the existence of a legal
framework that guaranteed the right to a life without violence, the victims did not come to denounce these facts. So the need to identify the psychosocial factors that
forced silence complicit in the aggression. To investigate this research, the historical-
cultural approach was taken as a reference, for which an assessment of related theories was made; depth interviews, socio-economic surveys, document study and
application of the FF-SIL and H-T-P Family Running tests were carried out. Data processing revealed important aspects about the lack of support from the primary
group towards women, as well as the beginning of the marital relationship in
adolescence and with adult men, with significant age differences, in addition to the low level Education of those involved. It was established that the rights of these
women were violated since childhood. It was evidenced that all shared characteristics
of personal insecurity, tendency to fantasy and difficulties with their self identification.
Keywords: intrafamily violence, complaint, psychosocial factors
iii
INDICE Pág.
CAPÍTULO 1. MARCO TEÓRICO ................................................................................................... 4
1.1. Familia, definiciones y funciones ................................................................................. 4
1.2. Formación de la personalidad ...................................................................................... 6
1.3. Diferentes teorías sobre la formación y desarrollo de la personalidad. .................. 12
1.3.1. Teoría del apego ................................................................................................ 12
1.3.2. Vigotsky, la importancia del lenguaje ............................................................. 15
1.3.3. Educación y trabajo .......................................................................................... 17
1.3.4. Cultura y género. Una perspectiva sociocultural ............................................ 19
1.3.5. Cultura y violencia intrafamiliar ..................................................................... 23
1.4. Violencia, aspectos legales .......................................................................................... 24
CAPITULO 2. METODOLOGIA DE LA INVESTIGACIÓN ....................................................... 27
2.1. Situación problémica .................................................................................................. 27
2.1.1. Actitudes relacionadas con la denuncia ........................................................... 28
2.1.2. Entorno familiar y social .................................................................................. 29
2.1.3. Actitudes relacionadas con el cumplimiento terapéutico ............................... 30
2.1.4. Problemas relacionados con la salud mental y física ...................................... 30
2.2. Planteamiento del problema de la investigación....................................................... 31
2.3. Formulación del objetivo general y objetivos específicos ........................................ 31
2.3.1. Objetivo general ................................................................................................ 31
2.3.2. Objetivos específicos ......................................................................................... 32
2.4. Perspectiva general y tipo de investigación ............................................................... 32
2.4.1. Factores psicosociales asociados a la no denuncia de la VIF ......................... 33
2.4.2. Categorías .......................................................................................................... 33
2.5. Población y muestra ................................................................................................... 36
iv
2.6. Procedimientos ............................................................................................................ 37
CAPITULO 3. PRESENTACIÓN DE RESULTADOS DE LA INVESTIGACIÓN ..................... 40
3.1. Aspectos formales ....................................................................................................... 40
3.2. Procesamiento de datos e interpretación de resultados ........................................... 41
3.2.1. Contexto familiar .............................................................................................. 41
3.2.2. Factores psicológicos asociados a la no denuncia de la violencia ................... 45
3.2.3. Factores sociales asociados a la no denuncia ................................................... 53
3.2.4. Factores psicosociales asociados a la no denuncia .......................................... 69
3.3. Discusión de los resultados ......................................................................................... 70
3.4. Conclusiones ................................................................................................................ 72
3.5. Recomendaciones ........................................................................................................ 72
BIBLIOGRAFÍA ................................................................................................................................ 74
ANEXOS ............................................................................................................................................. 79
1
INTRODUCCIÓN
La violencia intrafamiliar es un grave problema psicosocial que está presente en la
sociedad deteriorando de manera sistemática, continua la salud mental y física de cada uno de
sus miembros y perjudicando al desarrollo integral individual. Tanto desde los espacios
públicos como privados se han levantado voces de mujeres y hombres para denunciarla y
combatirla, pues no hay ser humano que no salga perjudicado con ella.
Este problema no solo está relacionado con los campos de la salud pública y justicia, sino
también con las áreas de bienestar social, educación y finanzas del Estado; por lo que se requiere
ahondar en su estudio con la finalidad de diseñar políticas destinadas a su erradicación.
En América Latina se han desarrollado estudios encaminados a visibilizar el problema, a
buscar sus causas y ofrecer alternativas de solución desde la sociología, psicología, medicina,
enfermería, derecho y economía.
Las investigaciones realizadas hacen referencia a una dinámica social y familiar con la
supremacía del hombre sobre la mujer y los niños; a un ejercicio de poder asimétrico en la
pareja; a la violación de los derechos de las víctimas. Se ha encontrado también que existe un
nivel importante de dependencia económica, que limita el acceso a la justicia, a la educación y
por ende al trabajo remunerado. La cultura patriarcal en la que los sujetos aprenden los roles
según su género, es otra de las determinantes señaladas.
A nivel nacional, los organismos estatales y privados han evidenciado que sólo una de
cada 10 mujeres que experimentan violencia por parte de su pareja, realiza la denuncia; de ellas
únicamente dos continúan el proceso judicial y de ésta cantidad sólo una culmina el proceso.
Sin embargo las estadísticas, asimismo, manifiestan que, por lo menos, 6 de cada 10 mujeres
viven en violencia.
2
A pesar del dolor físico y emocional experimentado por las mujeres y sus hijos o
allegados, la mayoría de ellas, aun conociendo que la Ley protege a la mujer y a los miembros
del núcleo familiar, no ejerce su derecho a vivir libre de violencia, a denunciar los hechos que
perturban sus vidas ante las autoridades que administran justicia.
Con este fenómeno, en el Ecuador se han vinculado problemas de máxima importancia a
nivel nacional, como el consumo de drogas, embarazo en adolescentes y abandono de aulas
escolares.
Son, asimismo, constantes en los niveles primario y secundario de salud pública las
solicitudes de atención a pacientes con amenazas de aborto, partos pre término, lesiones de todo
tipo, cefaleas, síntomas somáticos sin causa aparente, crisis emocionales relacionadas con el
problema aquí abordado.
En el presente trabajo, la investigadora, sensibilizada como profesional y mujer, realizó
un acercamiento a la violencia intrafamiliar, experimentada por las usuarias del servicio de
psicología del Hospital Matilde Hidalgo de Prócel.
En esta casa de salud, durante el primer semestre del año 2016, fue constante la solicitud
de atención a pacientes con los problemas antes descritos y, al realizar las historias clínicas, se
encontró que eran víctimas de la violencia que vivían dentro de sus hogares.
Las manifestaciones más frecuentes en esta población fueron actitudes relacionadas con
la percepción de la denuncia como un instrumento para dañar al otro; temor al juicio de los
hijos, familiares, allegados y de la misma pareja; la deserción terapéutica, así como también el
deseo de arreglar la situación con el agresor, a pesar del malestar vivido.
La investigación se realizó desde el campo de la salud pública, por lo que los resultados
obtenidos podrían ser utilizados para, desde este mismo campo, generar acciones de
intervención en la población a nivel primario y secundario.
Como marco teórico se eligió el enfoque histórico cultural, desde el cual se definió el
concepto de familia, se abordó la categoría personalidad entendida como un proceso en
constante modificación, observable a través de la conducta y como manifestación de la
3
subjetividad individual. Se abordó también la relevancia de la cultura en la formación de
personalidad y del género.
Se identificó los factores psicológicos, sociales y psicosociales que experimentaron las
víctimas de la violencia intrafamiliar y que obligaron a estas mujeres a permanecer al margen
de los servicios que administran justicia en el país.
Para el levantamiento de la información, se recurrió a técnicas como la encuesta
socioeconómica, la entrevista en profundidad audio grabada y se aplicó los reactivos H-T-P
(Casa-árbol-persona) y el de funcionamiento familiar FF-SIL. Adicionalmente, se tuvo acceso
a estudio de historias clínicas y fichas psicológicas.
Se espera que este trabajo inquiete a otros investigadores y sirva de incentivo para que,
comprometidos con el desarrollo integral del ser humano, realicen nuevas investigaciones en
ésta y otras direcciones de la violencia intrafamiliar y, a partir de esos resultados, se generen
propuestas efectivas para combatir este problema que atañe a todos y todas; de manera que se
pueda alcanzar uno de los preceptos constitucionales enfocados en el Buen Vivir.
4
CAPÍTULO 1. MARCO TEÓRICO
1.1. Familia, definiciones y funciones
Para abordar la temática de la violencia intrafamiliar, es menester abordar en primera
instancia el concepto de familia. Estudiosos del tema han argumentado, desde distintos puntos
de vista, sobre el origen y lo que es la familia.
Desde la perspectiva marxista, Engels (2006), en su obra El origen de la familia, la
propiedad privada y el estado, aborda los inicios de la familia y, luego de un largo recorrido por
las formas más primitivas de asociación humana, argumenta que la monogamia surge como una
necesidad de “procrear hijos cuya paternidad sea indiscutible; y esta paternidad indiscutible se
exige porque los hijos, en calidad de herederos directos, han de entrar un día en posesión de los
bienes de su padre.” (Engels, 2006, pág. 68)
Esta aseveración está hasta hoy en día en vigencia y hace referencia a los bienes de
producción que son aquellos, a partir de los cuales generan otros similares, por ejemplo materia
prima, herramientas; o de consumo tales como alimento o vestuario. Por lo tanto, la familia se
organiza alrededor de la producción y de la acumulación de bienes. En el transcurrir del tiempo
prevalece este principio, pero continúa en un proceso de transformación constante, por lo que
los conceptos referentes a ella, se adaptan a las nuevas condiciones sociales, económicas y
políticas.
Estudiosos del tema afirman “la familia está presente en la vida social. Es la más antigua
de las instituciones humanas y constituye el elemento clave para la comprensión y
funcionamiento de la sociedad.” (Oliva Gómez & Villa Guardiola, 2014, pág. 13) Este grupo
humano inicial, es un componente de otro mucho mayor denominado sociedad; dentro de la
cual se produce la interacción individual y/o grupal recíproca y simultánea e intercambian entre
5
ellos sus costumbres, valores, lengua, afectos, tradiciones, entre otras manifestaciones
humanas. De esta manera se nutren, crecen y se desarrollan como idividuos y como grupo.
La vida de la familia, se caracteriza tanto por el desarrollo de procesos materiales, que
incluyen las relaciones biológicas naturales, económicas y de consumo que aseguran la
subsistencia de sus miembros, como por procesos espirituales, que incluyen elementos de
carácter psicológico: procesos afectivos, ideas y sentimientos de cada uno de sus miembros.
(Rodríguez Fernández, 2012, pág. s/p).
La apreciación anterior aborda los aspectos objetivos y subjetivos del tema en cuestión,
que propician la comprensión de que este grupo humano transita por procesos siempre en
movimiento y transformación. Por lo tanto, familia no es un ente estático, sino un proceso que
se reestructura dependiendo del contexto en el que se encuentre.
Para Arés Muzio (1990), la familia, o como se denominará también en el presente trabajo,
grupo primario de apoyo o familia de origen, cumple funciones relacionadas con el desarrollo
y formación de cada uno de sus miembros. Esta autora analiza al sujeto como una unidad
biológica, psicológica y social y destaca tres funciones primarias a saber: la biológica, la
económica y la cultural espiritual.
Dentro de la función biológica se encuentra la reproducción misma del ser humano que
dota de nuevos miembros a la sociedad, la alimentación, cuidado, la relación afectiva, el apoyo
y protección, entre otros aspectos. La función económica hace referencia al trabajo en la
producción, el mismo que a su vez posibilita las actividades de reproducción. La función
cultural espiritual es la encargada de transmitir el legado cultural al individuo. Todas estas
funciones se entrelazan y para constiuir otra mayor que es la función educativa.
Las familias en su transcurrir tienen etapas y situaciones que pueden llegar a desequilibrar
el sistema y es menester que se readapte a las nuevas condiciones y que consiga el equilibrio
para volver a funcionar.
Los estudiosos del tema sugieren que el “funcionamiento familiar: dinámica relacional
sistemática que se da a través de: cohesión, armonía, roles, comunicación, permeabilidad,
6
afectividad y adaptabilidad.” (Ortega Veitia, De la Cuesta Freijomil, & Dias Retureta, 1999,
pág. 165).
A continuación Ortega Veitia, De la Cuesta Freijomil, & Dias Retureta (1999) señalan
que la cohesión hace referencia a manera de afrontar las situaciones sencillas o complejas en la
vida; la armonía hace referencia al equilibrio emocional del grupo, la comunicación se enfoca
como la capacidad emitir mensajes de manera clara y sin rodeos; la permeabilidad es entendida
como la capacidad de aprender de las experiencias de otros grupos; la afectividad es la
demostración del sentimiento de respeto y cariño hacia los otros miembros de la familia; los
roles que cada uno debe cumplir dentro del día a día familiar y por último la adaptabilidad es
la capacidad de reestructurarse a sí mismo, si las condiciones así lo requieren.
Finalmente, cabe señalar que la familia es un grupo primario de apoyo que, para Rodrigo
del Blanco (2004) se debe ver desde un doble punto de vista; así:
1. Desde un punto de vista cronológico, en el tiempo porque el hombre se encuentra
muy pronto en la vida como miembro de uno de ellos; de hecho, con el primero de ellos
(la familia) se relaciona desde el momento mismo de su aparición en el mundo.
2. Desde un punto de vista cualitativo, en la significación porque el ser humano es
conformado por ellos de manera decisiva. Estos grupos le proporcionan los motivos, las
normas y los valores que guían la conducta y estructuran la auto-imagen de cada uno; es
decir, moldean su yo social, como decíamos. (pág. 36)
De acuerdo con lo enunciado, desde la cronología es inevitable no reflexionar que,
justamente en el seno del grupo nace, transcurre y termina la vida del individuo; también aquí
se conforma la subjetividad del ser humano mediante el intercambio sujeto – grupo – sujeto de
creencias, valores, aspiraciones, gustos, costumbres, saberes, formas de realizar actividades, de
manera constante e imparable mientras exista la vida. Cuando se aborda el tema de subjetividad,
es imposible no abordar el tema de la personalidad.
1.2. Formación de la personalidad
Cuando viene al mundo un ser humano, su familia se encarga de su cuidado, de prodigarle
su atención, cariño y se inicia la transmisión de la cultura. Para ello el nuevo miembro debe ser
7
insertado en la compleja estructura familiar, en la misma que a cada uno se le asigna una
función.
Una vez que el grupo ha asignado al bebé los roles que cumplirá durante su existencia
dentro del grupo familiar y social, este sujeto empieza a crecer con sus propias formas de
interrelación con los otros de su propio grupo y de los otros grupos familiares que conforman
el grupo social.
En esta dinámica surge la personalidad del sujeto. Sus aciertos, sus angustias, sus
dificultades de adaptación, sus afectos y desafectos, sus necesidades, sus motivos, su
concepción del mundo van a desarrollarse, a interpretarse, a ser sentidas en función de dos
aspectos fundamentales en la vida de la persona: su cultura, dada por la interacción de los
miembros del colectivo y la suya propia, y por su personalidad marcada por recursos
personológicos individuales y por la influencia cultural.
En la actualidad, el concepto de personalidad es un concepto no acabado. Muchos autores
abordan la temática desde distintas perspectivas, aunque todos confluyen en el hecho de que
existe una parte social de la misma, aquella que observamos en el comportamiento de las
personas y que es relativamente estable. Varios investigadores han observado el
comportamiento de los recién nacidos, aun no influidos por el colectivo o condiciones
ambientales y pudieron observar que los bebés tienen distintas formas de reaccionar en las
mismas circunstancias intrahospitalarias, de ahí se desprende la idea que se viene al mundo con
una carga genética específica, que en lo posterior influirá en personalidad del sujeto.
Desde la Teoría del aprendizaje social, Bandura & Walters (1974) manifiestan que “(…)
los niños que provienen de medios sociales o culturales similares y que tienen características
biológicas parecidas, pueden mostrar una variabilidad interindividual en cuanto a sus pautas de
conducta social, como resultado de sus diferentes experiencias de instrucción social (…)” (pág.
25), es decir que hace clara referencia al aprendizaje que proviene del entorno, al aprendizaje
social. Luego continúa:
Por otra parte, es de esperar un alto grado de continuidad intraindividual en la
conducta durante los sucesivos periodos de edad, porque los factores familiares,
subculturales y biológicos, que determinan en parte las experiencias de instrucción social
8
del individuo, tienden a permanecer relativamente constantes durante gran parte de los
primeros pasos de su vida. Así que los enfoques en términos de aprendizaje social, al
contrario que las teorías en términos de estadios, ponen de relieve las diferencias
interindividuales y la continuidad intraindividual. (Bandura & Walters, 1974, pág. 25)
En estos postulados el autor hace referencia a un comportamiento relativamente estable
del sujeto, que está marcado por un bagaje genético, al aprendizaje que proviene de la
interacción con los otros y a un proceso interno que es único para cada sujeto.
Desde el enfoque Histórico cultural, al mismo que se acogió esta investigación, “La
personalidad es la organización, la integración más compleja y estable, de contenidos y
funciones psicológicas que interviene en la regulación y autorregulación del comportamiento
en las esferas más relevantes en la vida del sujeto.” (Fernández Rius, 2009, pág. 126) Esta
organización o integración se produce en el sujeto a medida que surge la autoconciencia en el
ser humano. Todos los acontecimientos tanto externos, como internos están siendo mediados
por la dotación biológica del sujeto y por la cultura en la cual llega al mundo.
En la interacción con los otros y consigo mismo va surgiendo la subjetividad humana. La
realidad objetiva circundante entonces se reflejará en la conciencia de la persona, para
“…conformar una imagen de si mismo, diferenciarse de la realidad y de los demás, mediatizar
el comportamiento presente y trascender la situación actual a partir de elaboraciones…”
(Fernández Rius, 2009, pág. 110)
Según Fernández Rius (2009) acerca de la personalidad se deben hacer presiciones:
Es subjetiva y de ella los otros pueden darse cuenta únicamente de manera
indirecta por la conducta, comportamiento o las expresiones verbales.
Parte de la realidad objetiva y subjetiva.
Se compone de diversos subsistemas o configuraciones parciales que al
integrarse en un mismo sistema forman una nueva entidad y solo cobran sentido dentro
de esta entidad.
Los procesos psicológicos son los que regulan y autorregulan el
comportamiento.
9
La personalidad nace a partir de la autoconciencia de sí mismo. Este es un
proceso dialéctico que se ejecuta durante toda la vida del sujeto.
Es única e irrepetible para cada ser humano.
Es un proceso estable, pero siempre en movimiento, cambiante. La personalidad
y las formaciones psicológicas permiten un comportamiento relativamente predecible
debido a que las formaciones psicológicas influyen de manera constante en la actuación
visible del sujeto.
Es un sistema abierto que se encuentra en constante intercambio con el ambiente.
Las funciones de la personalidad son orientar, dirigir, regular y autorregular el
comportamiento.
Los procesos afectivos y cognitivos subyacen en la personalidad.
Las motivaciones personales permiten al sujeto relacionarse de una manera única
con la realidad.
El desarrollo personal individual, la historia del sujeto y la del grupo, así como
también la cultura del entorno moldean la personalidad.
Si se graficara la estructura de la personalidad, desde el punto de vista histórico cultural,
a través de una pirámide, en la base se situarían los procesos psicológicos, es decir, los afectivos,
cognitivos y volitivos. En el centro se ubicarían las unidades psicológicas primarias:
necesidades, motivos, intereses, actitudes, aspiraciones, valores entre otras. La cúspide estaría
coronada por las formaciones motivacionales complejas: autovaloración y concepción del
mundo, las mismas que acogen todo lo anteriormente nombrado y generan una vivencia única
para cada sujeto y evento.
Los procesos afectivos, cognitivos y volitivos aparecen ya en los primeros meses de vida,
con la interacción con los cuidadores, con la alimentación, las actividades lúdicas y de
locomoción y la satisfacción de necesidades biológicas. Estos procesos van a desarrollarse
10
durante toda la vida del sujeto, se vuelven cada vez más complejos y cada uno de estos procesos
deja una huella única en el sujeto.
En su artículo, La subjetividad en una perspectiva cultural-histórica: avanzando sobre un
legado inconcluso, Fernando González Rey (2013), hace un recorrido por el legado de Vigotsky,
quien sugirió que el concepto de sentido hace referencia a la unidad entre lo afectivo y cognitivo
a partir de la palabra y su significado, sin embargo González Rey (2013) modifica este concepto
al manifestar que “(...) los sentidos subjetivos no están asociados a la palabra, representando
una producción del sistema subjetivo. (...) el sentido subjetivo destaca lo simbólico y no la
cognición (...)” (pág. 35)
En otras palabras, “El sentido subjetivo es la forma en que una persona vive
subjetivamente su experiencia.” (González Rey F. , 2013, pág. 35) Cada experiencia se
convierte en una vivencia imposible de cuantificar o de aproximarse a una explicación, con la
vivencia se origina una configuración subjetiva única e inseparable de ella. Estos sentidos
subjetivos son dinámicos y de una u otra manera marcan la configuración subjetiva de la acción,
la que a su vez es inseparable de la de la configuración subjetiva de la personalidad.
Ahora bien, los sentidos psicológicos o unidades psicológicas primarias son contenidos
parciales, estables, que poseen una carga emocional determinada y que se suscitan
conjuntamente con una conducta o predisposición psicológica hacia una actividad, hacia un
hecho, situación o persona. Entre las unidades psicológicas primarias encontramos a las
necesidades, motivos, rasgos de carácter, intereses, hábitos, actitudes.
Para González Rey las necesidades, entendidas no como las necesidades básicas del ser
humano, sino como una forma cualitativa de búsqueda de satisfacción son:
La cualidad estable de la personalidad, portadora de un contenido emocional
constante, que orienta al sujeto en una dirección igualmente estable del comportamiento,
en forma de relación o realización con objetos o personas, garantizando en este proceso
la expresión activa y creadora de la personalidad que busca de manera activa nuevos
niveles cualitativos de esa relación. (González Rey F. , 1989, pág. 55)
11
Aquí se hace referencia a la búsqueda constante, permanente e interminable del sujeto de
nuevas satisfacciones que surgen “(…) en el proceso dinámico de interrelación (…) en el cual
las vivencias positivas y negativas están en perenne interjuego.” (Fernández Rius, 2009, pág.
119)
“Los motivos constituyen contenidos de la personalidad. Constituyen la forma en la que
la personalidad asume, procesa, elabora las diferentes necesidades. Es interno y se forma (sic)
en la incidencia de la personalidad sobre sus necesidades.” (Fernández Rius, 2009, pág. 120)
Para Fernández Rius (2009), los motivos se convierten en el centro mismo de la
personalidad y están presentes en la conducta del individuo y en la subjetividad. (pág. 120)
Los motivos poseen una jerarquía alrededor de la cual se agrupan los motivos y
necesidades para dar paso a la esctructuración de formaciones motivacionales complejas. Éstos
a su vez “(…) se convierten en potentes sistemas reguladores y autoreguladores de la
personalidad.” (Fernández Rius, 2009, pág. 153) Estos motivos pueden o no ser concientes y se
expresan en la forma en que los sujetos se comportan y en como alcanzan sus objetivos. Estas
formaciones, al igual que la personalidad y todos sus elementos, no son estáticas. Son
relativamente estables pero en constante movimiento y reorganización. Entre las formaciones
motivacionales más importantes podemos citar la concepción del mundo y autovaloración.
Por otro lado, si bien es cierto todos estos procesos son individuales y subjetivos, no es
menos cierto que se producen en la interacción con los otros, con el grupo social, es decir dentro
de determinada cultura.
La subjetividad se desarrolla en las prácticas culturales sobre las que se organiza la
vida social, pero es irreducible a las representaciones y creencias del hombre. Por otra
parte, la noción de subjetividad también se opone al reduccionismo cultural que se
representa al hombre como un mero epifenómeno de sus prácticas discursivas. (González
Rey F. , 2013, pág. 34)
El sujeto es influido por la subjetividad social, ya que el grupo mismo ha construido su
propia subjetividad transmitiendo culturalmente al sujeto lo que es bueno o malo, lo deseable o
12
indeseable, lo correcto o incorrecto, lo placentero o desagradable. Todos estos aspectos
necesarios para el individuo para la supervivencia en sociedad.
A su vez la misma sociedad ha sido influida por el sujeto, ha sido modificada en un
constante proceso histórico cultural de intercambio simultáneo entre sujeto – grupo - sujeto. El
proceso de subjetividad social escapa del control del ser humano, sin embargo es susceptible
de modificación bajo la influencia de la acción de muchos sujetos en diverso tiempo y
circunstancias
1.3. Diferentes teorías sobre la formación y desarrollo de la personalidad.
1.3.1. Teoría del apego
La familia es la encargada de prodigar atención, cuidado y afecto a cada uno de sus
miembros y es aquí, en la familia, donde aparecen las primeras formas de relación con el otro.
En otras palabras, en el seno de este grupo, el bebé experimenta por primera vez el afecto, aún
no consciente, hacia su cuidador o cuidadora.
El apego es el vínculo que se crea entre el bebé y su cuidador al inicio de la vida, y consiste
en la aproximación tanto física y emocional que permite satisfacer las necesidades del bebé de
manera segura creando una relación de confianza del infante hacia su cuidador.
El apego se caracteriza por: esfuerzos por mantener la proximidad, mantener un contacto
sensorial privilegiado, exploración del mundo desde la figura de apego, como base segura, y
ansiedad ante la separación y sentimientos de desolación ante la pérdida. El apego consta de
tres componentes: las conductas de apego, un modelo mental de la relación y los sentimientos.
Las conductas de apego incluyen llamadas, vigilancia y aproximación a la figura de
apego. El modelo mental incluye recuerdos de la relación, el concepto que se tiene de la figura
de apego y de sí mismo, las expectativas sobre la relación y la visión del contexto en el cual se
sitúa la relación. Finalmente, en una buena relación de apego se dan sentimientos de seguridad
asociados a la proximidad y el contacto, y ansiedad ante la pérdida. (Espina , 2005, pág. 1)
En la mayoría de los casos la figura de apego es la madre, quien es la encargada de
proporcionar el cuidado que exige el bebé. En un inicio, las exigencias del infante transmitidas
13
mediante el llanto, se relacionan únicamente con las necesidades de hambre o sed, malestar
físico ya sea provocado por la enfermedad, por necesidad de cambio de ropa, por frío o calor.
Poco a poco el pequeño va incorporándose a la vida social familiar a partir de la cual
comienza a discriminar y a fijar en su memoria rostros, voces con los cuales está asociado el
bienestar, así como también olores, sabores, juegos, conductas que la cuidadora le transmite ya
sea aceptando o rechazando determinados aspectos. Aquí inicia esa relación de confianza o
desconfianza, dependiendo de la respuesta que los adultos den a sus necesidades.
Para Papalia (2012), existen cuatro patrones de apego: seguro, evasivo, ambivalente y
desorganizado – desorientado. El apego seguro es aquel que se pone de manifiesto cuando el
bebé reacciona llorando ante la separación con su cuidador, pero cuando éste regresa, todo
vuelve a la normalidad. Este tipo de apego se produce cuando el adulto atiende al pequeño con
seguridad y oportunamente, cuando hay cercanía física y manifestaciones de cariño. Estos niños
desarrollan relaciones asertivas y durante la adultez, según Espina (2005), construyen
relaciones con las que se sienten cómodos, son personas más felices, seguras y confiadas.
Los niños que pertenecen al tipo de apego evasivo no demuestran incomodidad al
separarse del cuidador y además se muestra distante ante la presencia de él. Se muestra sociable
con los extraños, según Espina (2005), estas madres son irascibles, se muestran desatentas a las
necesidades del niño, mantiene distancia física con él pero son asfixiantes al momento del
contacto físico. Durante la adultez existe incomodidad en la intimidad, son autosuficientes,
pueden presentar distancia con la madre, las experiencias amorosas están marcadas por la
dificultad de aceptar al otro.
Según Espina (2005), el apego ambivalente se pone de manifiesto cuando se observa la
poca interacción del niño con su cuidadora, cuando ella se aleja se siente angustiado pero no la
busca, asimismo cuando regresa continúa irritable y no quiere entrar en contacto con ella. Si la
separación se repite la angustia aumenta, no interactúa con otras personas y se siente con miedo.
Estas madres se muestran insensibles ante las necesidades del niño. Durante la adultez estos
sujetos buscan extrema intimidad, manifiestan celos exacerbados y temen mucho ser
abandonados por la figura de apego adulto.
14
Los niños que presentan el tipo de apego desorganizado – desorientado presentan en la
ausencia del cuidador un comportamiento contradictorio; por un lado pueden buscar
intensamente la cercanía con él, pero luego viene el rechazo, se ven asustados desorientados;
cuando al fin se acerca la madre se sienten con miedo. Estos niños prefieren relacionarse con
extraños, con los que se sienten más a gusto. Este tipo de apego ha sido hallado en niños
maltratados, quienes luego pueden desarrollar problemas de conducta durante la etapa
preescolar, escolar y adolescencia.
“Los resultados mostraron que el apego desorganizado predice la psicopatología en la
adolescencia, una vez controlados los problemas de conducta durante la escuela primaria y la
calidad de la relación con los padres a los trece años.” (Espina , 2005, pág. 14) Para este autor,
este tipo de apego sería un predictor de riesgo psicopatológico.
En la Tabla 1 se describen las características conductuales del bebé para cada tipo de
apego y las formas en que se le prodiga el cuidado.
Tabla 1 Estilos de apego infantil
Fuente Apego y violencia familiar
En el apego infantil, la relación del bebé con su cuidador es asimétrica: él demanda y el
cuidador satisface esta demanda. De esta manera se crea una estructura sobre la cual el niño
construye su propio estilo.
Con respecto al apego en los adultos, Loubat O, Ponce N, & Salas M, (2007), las autoras
refieren que las personas con estilo de apego seguro tienden a ser positivos con respecto a su
relación de pareja, se sienten a gusto en ellas, valoran el apoyo que reciben de su pareja y
valoran tanto su autonomía como intimidad.
Estilo de apego Conducta infantil Características del cuidado
Exploración activa Disponibilidad
Disgusto ante la separación Receptividad
Respuesta positiva ante el cuidador Calidez
Conductas de distanciamiento Conductas de rechazo
Evitación del cuidador Rigidez, hostilidad
Intrusión
Conductas de protesta Insensibilidad
Ansiedad de separación Inconsistencia
Enfado - ambivalencia ante el cuidador
Desorganizada Desorganlización
Contradictoria Contradictoriedad
Búsqueda intensa y rechazo
Seguro, tipo B
Inseguro, con evitación o rechazo, tipo A
Inseguro, ambivalente, tipo C
Desorganizado /desorientado, tipo D
15
Las personas que desarrollan un estilo de apego evitativo son suspicaces, escépticos y
retraídos, no se sienten cómodos con los otros. Son autosuficientes e independientes están
siempre a la defensiva y sus relaciones no suelen ser satisfactorias. (Loubat O, Ponce N, &
Salas M, 2007, pág. s/p)
Las personas con estilo de apego preocupado tienden a desarrollar modelos de sí
mismos como poco inteligentes, inseguros, y de los otros como desconfiables y reacios a
comprometerse en relaciones íntimas; frecuentemente se preocupan de que sus parejas no
los quieran y sienten temor al abandono. En este tipo de vínculos, hay una mayor
tendencia a deformar la interpretación de las emociones de los demás, debido a la propia
hipervigilancia y a los altos niveles de angustia que esto les provoca. (Loubat O, Ponce
N, & Salas M, 2007, pág. s/p)
Este tipo de apego preocupado corresponde al que Espina (2005) denomina ambivalente
y es congruente con él. Los adultos que lo experimentan son reacios al compromiso, pero a su
vez, una vez que lo adquieren son posesivos, celosos, temen el abandono.
La relación con el otro es la primera manifestación de afectividad en el ser humano, y
pasa a ser uno de los primeros procesos psicológicos del sujeto; se produce como mínimo dos
veces: al inicio de la vida de manera precaria y en dependencia de la interacción con el cuidador,
en instancias posteriores, en las relaciones adultas del sujeto, se repite con las mismas
características pero en una forma de elaboración ya compleja y a partir de las experiencias
vividas.
Al inicio de la vida el proceso es elemental: demanda de atención de necesidades y en
concordancia con la respuesta del cuidador se produce la confianza o desconfianza en el infante.
El nivel alcanzado de confianza es lo que marcará el tipo de apego que se experimenta hacia el
otro.
1.3.2. Vigotsky, la importancia del lenguaje
Este transitar del apego desde la interacción con el otro primero y luego de haberse
realizado el proceso de internalización, va en sentido contrario, guarda relación con lo que
16
afirma Vigotsky (1995), referente a que todo proceso psicológico nace en la interacción con el
grupo social, en decir es un proceso interpsicológico y es un proceso psicológico elemental,
luego en una segunda fase aparece en lo intrapsicológico, luego que el sujeto ha interiorizado
en la relación consigo mismo y se ha configurado como un proceso psicológico superior. Por
lo tanto, todo proceso psicológico aparece dos veces en un mismo sujeto. Lo interpsicológico
avanza a un estado superior, incluyente, más acabado y complejo. A esto se denominó ley de
doble formación de los procesos psicológicos.
Esta ley se cumple también en la adquisición del lenguaje. Este autor otorga una
importancia de primer orden a la aparición del lenguaje: afirma que hacia los tres años el
lenguaje es interpersonal y se cumple una función de comunicación, hacia los cinco años los
niños y niñas adquieren un habla egocéntrica o privada que se pone de manifiesto mientras
realiza alguna actividad. Hacia los 7 años se produce la interiorización del lenguaje por lo que
éste se convierte en intrapersonal.
En el momento en que el habla se vuelve interna, el niño está listo para continuar en la
elaboración de los propios conceptos, entendidos éstos como un conjunto de operaciones
complejas encaminadas a hallar la solución de un problema concreto que solo puede
solucionarse con la elaboración de un concepto.
Nuestros descubrimientos principales pueden ser resumidos como sigue: la
evolución de los procesos de los cuales resulta eventualmente la formación del concepto,
comienza en la primera infancia, pero las funciones intelectuales que en una combinación
específica forman la base psicológica del proceso de formación del concepto maduran,
toman forma y se desarrollan solamente en la pubertad. Antes de esa edad encontramos
determinadas formaciones intelectuales que cumplen funciones similares a las de los
verdaderos conceptos, que sólo aparecerán más tarde. Con respecto a su composición,
estructura y operación, estos equivalentes funcionales de los conceptos se encuentran en
la misma relación con respecto a los conceptos verdaderos, que el embrión al organismo
totalmente formado. Igualar ambos es ignorar el largo proceso evolutivo entre la primera
y la última etapa. La formación del concepto es el resultado de una actividad compleja en
la cual intervienen las funciones intelectuales básicas. El proceso, sin embargo, no puede
ser reducido a la asociación, la atención, la imaginación, la inferencia o las tendencias
determinantes. Todas son indispensables, pero, al mismo tiempo, insuficientes sin el uso
17
del signo o la palabra, como el medio a través del que dirigimos nuestras operaciones
mentales, controlamos su curso y las canalizamos hacia la solución de la tarea con la cual
nos enfrentamos. (Vigotsky L. , 1995, pág. 89)
Se produce, entonces, una suerte de orquesta sinfónica en la que cada instrumento tiene
su propia función; todos son necesarios para tocar una sola melodía, pero sin la dirección de la
palabra, no suena como corresponde. Estas funciones y su coordinación se desarrollan durante
los primeros años de vida y llegan a concretarse durante la adolescencia, a medida que el sujeto
tiene ante sí problemas que le obligan a razonar, reflexionar, a vincular, a integrar determinados
conceptos para crear nuevas ideas o conceptos, los que a su vez inciden en los motivos,
aspiraciones, valores entre otras formaciones psicológicas. Estas formaciones pueden o no
coincidir con las de los otros miembros del grupo, pero siempre estarán basadas en él;
enriquecidas por la propia creación. Durante los primeros años de vida la aceptación de lo que
el grupo impone tiene una aceptación tácita, acrítica, pero a medida que el sujeto se desarrolla,
se perfeccionan y en esto juega un papel fundamental el lenguaje.
1.3.3. Educación y trabajo
Durante estos primeros años de vida, uno de los retos principales de la sociedad es
propiciar el crecimiento integral de sus miembros, estableciendo oportunidades equitativas en
el acceso a bienes y servicios como la educación, la salud, el trabajo remunerado.
Es por esto que uno de los aspectos sociales de importancia es la educación y los objetivos
que a los que pretende llegar. La educación se produce en todos los ámbitos en los que se
desenvuelve el ser humano y tiene como finalidad formar a sujetos que actúen acorde a lo que
el grupo social espera de ellos.
La educación institucional hace referencia a la organización formal que acoge a los niños
y niñas desde temprana edad, hasta la edad adulta. La institución ofrece conocimientos y
propicia la adquisición de habilidades en áreas específicas de la producción. Esta transmisión
de conocimientos y destrezas la institución la realiza con el apoyo y bajo la supervisión de
facilitadores con mayores conocimientos y experiencia.
18
Para Covarrubias Terán & Cuevas Jiménez (2008), quienes parten de la teoría de la Zona
de Desarrollo Próximo propuesta por Vigotsky, interactúan en este concepto el sujeto aprendiz,
el instrumento a ser aprendido y el sujeto que ayuda al aprendiz a internalizar el instrumento.
Aquí se genera la interrelación entre los dos sujetos. Es en esta interrelación que se transmiten
los contenidos elaborados en la historia social y fijados por la cultura, produciéndose la
transformación del sujeto y su realidad. Esta relación es dinámica, interactiva y bidireccional.
La educación, es un derecho fundamental, reconocido como tal en la Declaración
Universal de los Derechos Humanos, a la vez que propicia el desarrollo, la elaboración de
conceptos y cuyo inicio se da en la infancia. Es una herramienta indispensable para lograr que
el individuo socialice con sus semejantes y, por tanto, se adapte a los requerimientos que le
exige la sociedad. “La escuela brinda a los niños las herramientas necesarias para incursionar
en el campo laboral, quien no cursa o no concluye este proceso educativo es marginado porque
no está preparado para desarrollarse dentro del grupo civilizado”. (Carrillo Meraz, 2016, pág.
1)
Paralela a la educación institucionalizada va la oportunidad de relaciones laborales; la
preparación profesional formal sería uno de los factores que facilita el acceso al trabajo. Esta
preparación académica de diverso grado permite al sujeto ofertar sus servicios al mercado y,
una vez captado por éste, recibe una remuneración regular asignada por el desempeño de un
cargo o servicio profesional. De esta manera, según sea su preparación para afrontar el mercado
laboral, según sean los niveles educativos alcanzados, según sea el roce social que posea el
sujeto, será la cantidad que reciba en dinero y en los beneficios contemplados en la Ley.
Esta cantidad de dinero percibida, es la que permite al sujeto y a los que dependen de él,
tener el acceso a bienes y servicios que ofrece el mercado. Entre los bienes materiales están los
productos alimenticios, vestuario, acceso a vivienda digna, en tanto que los servicios hacen
referencia al acceso a la educación, a la salud, a los momentos de ocio, entre otros aspectos. De
ahí la importancia de conocer a que estrato económico pertenece un sujeto, pues nos da la
oportunidad de vislumbrar el grado de bienestar al que tiene acceso.
En el Ecuador, tradicionalmente, se ha valorado el trabajo realizado por varones. Son los
hombres quienes han sido mejor pagados, con mayor frecuencia requeridos para ocupar cargos
dentro de las empresas. Las mujeres se han mantenido en un segundo plano. En la actualidad
19
este fenómeno ha comenzado a cambiar, especialmente luego de la masiva migración que
sufriera el país a finales del siglo pasado e inicio de éste.
1.3.4. Cultura y género. Una perspectiva sociocultural
A continuación se revisa el concepto de cultura en el sentido sociocultural del mismo,
teniendo en cuenta que es un concepto que posee múltiples perspectivas.
Todas las manifestaciones abordadas en el presente trabajo, interrelación con los
miembros del grupo primario de apoyo, el desarrollo intelectual, la educación, trabajo, entre
otros, tienen lugar en un contexto concreto: en un espacio geográfico determinado, en un grupo
humano específico, con un lenguaje verbal y no verbal único para todo el grupo; en él se
profesan costumbres, hábitos, formas de producción similares, en un mismo tiempo y en una
misma estructura socio económica. Todo esto se transmite a la nueva generación, la misma que
adapta e incorpora nuevos elementos, por lo tanto, no es estática sino que se transforma con en
el transcurrir tiempo. A esta producción, social por excelencia, se denomina cultura.
La cultura debe entenderse como un producto social que abarca todas las manifestaciones
grupales y para Papalia (2012) marca las emociones de lo que la persona siente acerca de los
eventos que se suscitan en el grupo. Tiene a su cargo transmitir la información inicial que el
sujeto requiere para funcionar dentro de su grupo social.
La cultura es un sistema de interrelaciones entre los procesos individuales
ontogenéticos, los sociales e históricos del comportamiento colectivo en un corte de
tiempo y los antropológicos e históricos que hacen posible los productos culturales,
incluyendo a las manifestaciones artísticas, cotidianas, científicas, tecnológicas y las de
tipo folklórico. (Vera Noriega, Rodríguez Carvajal, & Grubits, 2009, pág. 100)
En psicología, el concepto de cultura es útil para describir la manera en la cual la
narrativa biográfica adquiere sentido a través de las relaciones con los colectivos e
instituciones, las cuales cuentan con un sistema de reglas y normas de inclusión y
exclusión que en diferentes épocas permiten, a través de diferentes valores, aumentar las
posibilidades de supervivencia y bienestar. (Vera Noriega, Rodríguez Carvajal, &
Grubits, 2009, pág. 101)
20
Uno de los objetivos primordiales de la cultura es garantizar la prolongación de la especie
humana, en concreto del grupo específico que la profesa y por lo tanto se transmite, con ayuda
del lenguaje, valores, creencias, costumbres, formas de manifestar el afecto, metas colectivas
entre otros elementos, que hacen posible el bienestar del grupo y aportan a la formación de la
identidad individual y colectiva.
En el contexto social con determinada cultura y con la adquisición del lenguaje, los seres
humanos adquieren los conceptos que orientan sus actividades, acordes al rol que el grupo
primario y secundario de apoyo les ha asignado. El sujeto cumple un rol específico acogiendo
y tomando para sí mismo lo que el grupo social considera adecuado y rechazando lo que el
grupo rechaza. De esta manera surge "la familiaridad acrítica como una naturalización de la
realidad circundante, un acostumbramiento a lo que vemos alrededor, a todo objeto o proceso
con el cual convivimos diariamente, aunque proyecte rasgos no deseables.” (Louro Bernal,
2014, pág. 56)
Isabel Louro Bernal (2014) hace referencia también, a que el ser humano desarrolla sus
actividades familiares, laborales, escolares, de ocio, de espiritualidad religiosa, afectos en este
grupo de interacción social, es decir, realiza todas sus actividades de manera diaria por lo que
aprende a aceptar su entorno, pareciéndole normal, familiar, adecuado lo que en él transcurre
con mayor frecuencia.
La forma de interrelacionarse, las creencias, los valores, las prácticas habituales de
crianza de los hijos, las creencias religiosas, los roles que asumen dentro del hogar niños, niñas,
mujeres y hombres, la concepción del mundo son sólo algunos de las manifestaciones que son
inherentes a un grupo social, compuesto por subgrupos familiares, que vive y se desarrolla
dentro de una misma cultura, en un mismo espacio y tiempo. ”Toda cultura asigna una serie de
significados a las cosas, con el propósito de ordenar, clasificar y jerarquizar.” (Torres Falcón,
Violencia y modelo patriarcal, s/a, pág. 21)
Aquí confluyen en el mismo punto la familiaridad acrítica a la que hace referencia Louro
Bernal (2014), el orden, la clasificación y la jerarquía a la que hace referencia Torres Falcón
(2010), la formación de los conceptos de Vigotsky (1995), para darnos una percepción de lo
que significa ser hombres y mujeres.
21
Los seres humanos, a partir de su nacimiento y durante los años de niñez, adolescencia e
incluso en la vida adulta, aprenden a interpretar el rol que el grupo social le asigna. Así se
manifiesta la función de jerarquización de la cultura, a la que hace referencia Torres Falcón
(s/a). Aquí se establece la jerarquía de mayor a menor: hombre adulto, mujer adulta, niño y por
último niña. Aquí se aprenden las conductas inherentes a cada uno de los sexos: revestidas de
poder para los hombres y sumisión incuestionable para las mujeres y los niños. Se establece
entonces una cultura de supremacía del hombre, donde él es quien manda y dentro de los
hogares se cumple su voluntad.
Si bien las diferencias sexuales son la base sobre la cual se asienta una determinada
distribución de papeles sociales, esta asignación no se desprende "naturalmente" de la
biología, sino que es un hecho social. Para poner un ejemplo sencillo pero ilustrativo: la
maternidad sin duda juega un papel importante en la asignación de tareas, pero no por
parir hijos las mujeres nacen sabiendo planchar y coser. Y mucha de la resistencia de los
hombres a planchar o coser, y al trabajo "doméstico" en general tiene que ver con que se
lo conceptualiza como un trabajo "femenino". En casos de necesidad, o por oficio, como
el de sastre, los hombres cosen y planchan tan bien como las mujeres. (Lamas, 1996, pág.
5)
Entonces el género es una construcción social sobre la cual no se pregunta o se pide
parecer al sujeto al cual se le asigna el comportamiento ya sea femenino o masculino, es decir
lo que el grupo entiende como tales y que se utiliza
(…) para señalar el conjunto de características diferenciadas que cada sociedad
asigna a las mujeres y a los hombres, son vitales porque definen la existencia de las
personas, es decir, no son particularidades de tipo formal, sino conductas, formas de
actuar y pensar que dan sentido a la vida y determinan en gran parte su existencia. El
género es visto como un conjunto de fenómenos determinantes de la vida social, colectiva
e individual (…) (Castañeda Abascal, Astraín Rodríguez, Martínez Rodríguez, Sarduy
Sanchez, & Alfonso Rodriguez, 2016, pág. 130)
Es en los espacios de interacción donde se definen los roles que la sociedad asigna a
hombres y mujeres, esto es la familia, la organización laboral, escolar, espacios comunes,
22
política, religión. Los roles están mediados por la cultura y a su vez vinculados a las actividades
que realiza cada uno de los géneros.
Para Fernández Rius, (2006) el género es un producto sociocultural, por lo tanto es un
producto de la subjetividad humana. Este producto permite crear expetativas en torno a la
actuación de cada uno de los miembros del grupo.
(…) los atributos subjetivos y las expectativas asignados hacia las personas en
dependencia de sus diferencias sexuales tales como las actividades y creaciones de los
sujetos, el hacer del mundo, la intelectualidad y la afectividad, el lenguaje, concepciones,
valores, el imaginario, las fantasías, los deseos, la identidad, autopercepción corporal y
subjetivas, el sentido en sí misma(o), los bienes materiales y simbólicos, etc. (Fernández
Rius , 2006, pág. 1)
El género, como explica Fernández Rius (2006), es esa subjetividad poderosa y
generalizada, aceptada y de cumplimiento obligatorio para los individuos, que atraviesa todas
las actividades en la vida y también en la muerte, pues cada uno trascenderá según el grado de
cumplimiento de estas expectativas planteadas al sujeto desde el instante mismo de su
nacimiento.
Tradicionalmente, en el Ecuador, a la mujer se le ha asignado las actividades de
reproducción, las mismas que tienen que ver con el cuidado de la familia y la labor doméstica.
Todo esto enmarcado en el ámbito privado, por lo tanto, a la mujer se le atribuye el género
femenino, el mismo que exige atributos o virtudes de paciencia, comprensión, sacrificio,
renuncia a sus propios deseos en pro del beneficio del grupo, cuidado; en tanto que al hombre
se le atribuye el género masculino, el mismo que exige que se cumplan los roles de proveedor.
Este rol se relaciona con la fuerza física y de carácter, decisión, socialización y actividades
laborales fuera del hogar. El hombre es el encargado de traer el dinero al hogar, es el encargado
de las actividades productivas, por lo que su actividad es pública.
El género, como se señaló antes, tiene que ver con el tipo de cumplimiento de actividades
que la sociedad espera tanto de hombres como de mujeres. Lo productivo subordina a lo
reproductivo, es decir lo masculino subordina a lo femenino.
23
Sin embargo, cada día más mujeres conquistan el mercado laboral. Requieren salir a
laborar fuera, ya sea porque son cabezas de familia, porque requieren aportar económicamente
a sus hogares o por auto realización personal. De esta manera la mujer ingresa también al mundo
de la producción sin dejar su rol de la reproducción dentro del grupo primario de apoyo.
1.3.5. Cultura y violencia intrafamiliar
En este punto es importante abordar el rol que tiene la cultura en la violencia intrafamiliar
(VIF). Para Corsi (1985), las relaciones de poder generan violencia dentro de la familia por
parte de los más fuertes hacia los más débiles. Esto es por parte del varón que es el proveedor
para la mujer y los hijos. Socialmente se ha aceptado que es el hombre quien sale a trabajar para
recibir una remuneración que le permita sustentar a la familia. Culturalmente se otorga al varón
el poder, ya que es quien trae el dinero a casa, el mismo que permite subsitir al grupo.
El hombre es quien manda, quien decide lo que se compra en casa en materia de enseres,
es quien administra el dinero a su antojo, es quien pone el “orden”, es quien tiene derecho al
ocio, derecho al tipo de diversión que desee. La mujer busca satisfacer, ser sumisa, trabajar en
casa y es quien asume voluntariamente todo el trabajo pesado del hogar, en la mujer se dignifica
el sacrificio propio en pro de los otros integrantes de la familia.
Las Naciones Unidas definen la violencia contra la mujer como:
(…) todo acto de violencia de género que resulte, o pueda tener como resultado un
daño físico, sexual o psicológico para la mujer, inclusive las amenazas de tales actos, la
coacción o la privación arbitraria de libertad, tanto si se producen en la vida pública como
en la privada. (OMS, 2016)
Para Torres Falcón (2010), la violencia es una voluntad que se impone a otra nulificada
(de la víctima), siempre hay una transgresión al derecho y a la voluntad del otro y causa daño.
La violencia tiene mucha caras, causas, alcances y consecuencias. En ocasiones es evidente,
pero en otras adquiere formas muy sutiles como silencios y palabras, pero siempre dejan una
huella que si bien es cierto no se pueden ver o tocar, pueden dañar a la víctima de manera a
temporal o definitiva.
24
En estas relaciones desiguales e inequitativas surge la violencia que “es un acto u omisión
intencional que transgrede un derecho, ocasiona un daño y busca el sometimiento y control de
la víctima” (Torres Falcón, s/a, pág. 5)
En particular el maltrato a la esposa (físico, psicológico, sexual o económico) y a
los hijos ha sido considerado como un derecho del marido. Y esta idea no solamente existe
en la mente del agresor; es compartida por las propias víctimas y por la sociedad en su
conjunto. Sólo como ejemplo puede citarse que hasta 1997 la violación conyugal no
estaba regulada como tal y la Suprema Corte de Justicia consideraba que el delito en
cuestión era el ejercicio indebido de un derecho. (Torres Falcón, s/a, pág. 11)
Estas líneas sobre México, son igualmente válidas para el Ecuador. Hasta los años 80
denunciar al esposo, o a familiares se contemplaba en el Código Penal como delito. La violencia
está naturalizada en la sociedad ecuatoriana y no solo es ejercida por la pareja sino también por
otros hombres en medio de la calle, en la institución educativa, en la institución laboral. En el
ámbito del hogar, con la pareja, se pone en manifiesto con mayor énfasis la asimetría de la
relación. Aquí está también presente el modelo social patriarcal al que hace referencia Torres
Falcón.
La violencia VIF toma formas muy concretas, a saber: violencia psicológica que está
presente siempre en todos los tipos de violencia, violencia sexual cuando se impide el ejercicio
libre y placentero de la sexualidad de la mujer, violencia física cuando se trata de lesiones en el
cuerpo de la mujer, violencia económica o patrimonial que hace referencia a la limitación en el
acceso a los recursos económicos y materiales del hogar.
Por último, la autora de este trabajo considera necesario señalar que el atentado contra la
vida es la expresión máxima de la violencia física por su gravedad y letalidad.
1.4. Violencia, aspectos legales
La Ley es un conjunto de normas que regulan los comportamientos, tanto públicos como
privados de cada uno de los integrantes del grupo social. Es elaborado desde lo público para la
aplicación en todos los ámbitos del Estado. En ella están expresados y regulados los derechos
de los que goza cada ciudadano y ciudadana; establece; además, los límites para el goce de los
25
mismos. Así mismo, en este conjunto de normas, están contempladas las formas de acceso a
ellas y las sanciones a aplicar a quien lo transgreda.
En la actual Constitución del Ecuador (2008), en el Título II Derechos, Capítulo sexto
Derechos de Libertad, en el Artículo 81, se contempla que se establecerán procedimientos para
el juzgamiento y sanción para los delitos de violencia intrafamiliar y que se nombrarán las
autoridades correspondientes para la administración de Justicia.
Una de las formas de acceso a esta Justicia es la denuncia, la misma que para Cabanellas
(2016) es una herramienta para poner en conocimiento de la autoridad una acción que está en
contraposición con la Ley, con el objetivo que se establezca la veracidad de los hechos y se
apliquen las sanciones correspondientes.
En el Ecuador la VIF estuvo tipificada en la Ley 103, en la que se definió los conceptos
de violencia intrafamiliar, violencia física, psicológica, sexual. Se especificó las medidas de
amparo, se estableció los procedimientos legales de la demanda. Las políticas rehabilitadoras
estaban a cargo del Ministerio de Bienestar Social. Esta Ley estuvo vigente desde 1995 y hasta
el año 2014.
A partir del 2014 entra en vigencia el Código Orgánico Integral Penal (COIP), aprobado
en 2013 por la Asamblea Legislativa y publicado mediante Registro Oficial N° 180, del 10 de
febrero del 2014, que recoge los aspectos de la Ley 103, en el Capítulo Segundo, Delitos contra
los derechos de libertad, en la Sección Segunda, Delitos contra la integridad personal, Parágrafo
Primero Delitos de violencia contra la mujer o miembros del núcleo familiar.
En el Capítulo Segundo, Delitos contra los derechos de libertad, Sección Primera Delitos
contra la inviolabilidad de la vida, en los Artículos 141 y 142 se recoge el delito de femicidio y
las circunstancias agravantes del mismo. Esto ha constituido uno de los logros más importantes
en la lucha por la erradicación de la violencia hacia la mujer, por ende, en la lucha por la
erradicación de la VIF.
Uno de los más recientes estudios realizados en el Ecuador, es la “Encuesta sobre
Relaciones Familiares y Violencia de Género contra las Mujeres, realizada en el 2011 por el
Instituto Nacional de Estadística y Censos, el Consejo Nacional para la Igualdad de Género y
26
el Ministerio del Interior” (Consejo Nacional para la igualdad de género, 2014, pág. s/p) este
trabajo posee un importante valor estadístico, que nos da un panorama en cuanto al estado en
que se encuentra la denuncia de la VIF en el Ecuador.
(…) solo 1 de cada 10 mujeres agredidas (11,5%) ha presentado una denuncia. De
ellas, solo dos (20%) han continuado con el proceso judicial, de las cuales únicamente
una señala que hubo sanción para el agresor. Esto significa que del total de casos
denunciados, solo el 10% culmina con una sentencia condenatoria, y que solo el 1% de
los hombres que han violentado a su pareja reciben una sanción legal. (Consejo Nacional
para la igualdad de género, 2014, pág. 69)
En este mismo estudio, se indica claramente que se ha hecho un esfuerzo importante para
dar a conocer a la ciudadanía la necesidad de visibilizar y de luchar contra la VIF, pero aún no
ha calado en la conciencia de la ciudadanía la importancia de este problema.
En el Ecuador, la toma de conciencia de que la violencia contra la mujer perpetrada
por la pareja constituye una violación de sus derechos se ha extendido a lo largo y ancho
del país. Sin embargo, ello no significa que las mujeres que la viven recurran a la
denuncia, busquen una sanción para los culpables, sino, más bien muchas de ellas evitan
que ésta se ventile en los espacios públicos. (Consejo Nacional para la igualdad de género,
2014, pág. 68)
Para el Consejo Nacional para la igualdad de género (2014), una de las causas y
fundamentos para reproducción y la persistencia de la VIF, sería la distribución asimétrica del
poder, así como también la subordinación y la exclusión de las mujeres en la vida tanto pública
como privada. Es importante hacer notar que uno de los pilares fundamentales para la vida
pública de una persona es el nivel de educación, es decir no solo su desarrollo educativo y
laboral sino también la socialización fuera de su grupo primario de apoyo y su crecimiento
personal a través de sus proyectos éticos de vida.
27
CAPITULO 2. METODOLOGIA DE LA INVESTIGACIÓN
2.1. Situación problémica
El Hospital Matilde Hidalgo de Prócel (HMHP) es una casa de salud especializada en
ginecología que, adicionalmente, acoge la demanda de atención pediátrica y la atención
diferenciada a adolescentes.
Las áreas que posee son: Consulta Externa, Emergencia, Hospitalización, Cirugía,
Neonatología, Laboratorio, Centro para adolescentes.
Tabla 2 Producción HMHP enero-junio 2016
Fuente Estadísticas HMHP
Esta casa de salud está ubicada en uno de los sectores más empobrecidos de la ciudad y
se considera que presenta el índice más alto de violencia callejera e intrafamiliar. Es el sector
que presenta, también, el número más elevado de asaltos a personas, domicilios e instituciones;
los crímenes contra la vida humana también presentan un indicador elevado.
Durante los últimos cinco años de trabajo como psicóloga clínica en este Hospital, la
autora ha tenido la oportunidad de tratar a cientos de personas de todas las edades víctimas de
violencia intrafamiliar. Las mujeres son las que más han reportado este tipo de violencia. Eso
Procedimientos Cantidad
Partos vaginales y cesáreas 4407
Cirugías 4810
Legrados y abortos 1476
Egresos hospitalarios 7027
Atenciones en Emergencia 62832
Nacidos vivos 4382
Atenciones en Consulta Externa 29268
Atenciones psicológicas 1672
Defunciones neonatales 82
28
no significa que los niños o adolescentes no la experimenten, sino que ellos dependen de
personas adultas que los acompañen a consulta y es el profesional, tanto de la salud física como
mental, quien debe penetrar en la compleja dinámica familiar para detectar la violencia en estos
usuarios.
Llamó la atención que estas mujeres no denunciaron los hechos violentos ante los
organismos administradores de justicia. Durante las entrevistas a estas pacientes, se pudo
establecer que muchas ya habían escuchado hablar sobre Ley 103 que protegió a la mujer desde
1995 hasta el 10 de agosto de 2014, cuando entró en vigencia el nuevo Código Orgánico Integral
Penal que tipifica como delito a la VIF en todas sus formas. Sin embargo, a pesar de conocer
sus derechos, la mayoría de usuarias no denunció la violencia.
Las manifestaciones más frecuentes que se encontraron en estas consultantes fueron:
2.1.1. Actitudes relacionadas con la denuncia
1. Conocieron por familiares y vecinas que se puede denunciar, pero no lo
hicieron.
2. Refirieron temor a quedar desprotegidas económicamente si denunciaban a su
conviviente.
3. Pudo existir denuncia, pero no se realizó la notificación al denunciado, por lo
que el resultado de impunidad se mantuvo.
4. Realizaron amenazas de denuncia al agresor que no se llegaron a concretar.
5. En consulta manifestaron que denunciarían, pero no lo hicieron.
6. Se justificaron diciendo que ya no sabían dónde estaba el agresor, aunque
continuaron viviendo con él.
7. Dieron largas al asunto alegando falta de dinero para abogados, trámites, entre
otros (a pesar de conocer la gratuidad).
29
8. Refirieron no conocer donde se puede realizar el trámite, aunque luego de
conocer los sitios de denuncia tampoco lo realizaron.
9. Manifestaron que no desean hacerle ningún daño a nadie.
10. Dijeron confiar en la justicia divina.
2.1.2. Entorno familiar y social
1. Escondieron los hechos violentos de familiares y allegados.
2. Tendieron a culpar a maestros por los fracasos escolares de los hijos:
manifestaron que el/la profesor/a “le puso el ojo” a su niño/a, que “le hacen
bullying”.
3. Castigos crueles a hijos: golpes con mano abierta, golpes con látigo de cuero
de vaca retorcido que pueden marcar o lacerar la piel, azotes con cable de luz,
con caña, planazos (golpes con la parte plana del machete), con cualquier otro
objeto duro; meter la cabeza del/a castigado/a en recipiente con agua durante
un tiempo corto con la finalidad que el niño/a sienta la falta de aire y se
desespere, castigos prolongados de salir a jugar o quitarles los juguetes por
semanas o meses, obligaron a los niños a arrodillarse por mucho tiempo sobre
granos de maíz o sobre tapillas metálicas de cola esparcidos sobre el piso.
4. Respuestas violentas hacia la pareja: levantaron también la voz, usaron
palabras soeces similares a las de la pareja, trataron de herir haciendo alusión
al tamaño de los genitales masculinos, agredieron de palabra a la familia de la
pareja, amenazaron con botellas de vidrio rotas u objetos cortopunzantes.
5. Trataron de complacer a la pareja: siguieron realizando para él el lavado y
planchado de la ropa, sirvieron los alimentos como a él le gustaba, aceptaron
las infidelidades, trataron de complacer sexualmente; mantuvieron relaciones
sexuales con la pareja sin protección, a pesar de saber que la pareja era infiel y
que corrían el riesgo de adquirir infecciones de transmisión sexual como el
VIH.
30
2.1.3. Actitudes relacionadas con el cumplimiento terapéutico
1. La demanda no fue explícita, solicitaron atención para hijos o refirieron
problemas con ellos, sólo al final de la primera entrevista o posteriormente
manifestaron el verdadero motivo de consulta.
2. Llanto intermitente o constante durante los relatos de los hechos violentos.
3. Omitieron el relato sobre las propias actitudes violentas.
4. Inconstancia e impuntualidad en el proceso terapéutico.
5. Afirmaron que la pareja no querría intervenir en las sesiones terapéuticas y
frecuentemente justificaron el hecho, atribuyéndolo a la necesidad de concurrir
al puesto de trabajo.
6. Deseo de “arreglar” la situación con la pareja.
7. Deserción terapéutica, para luego de meses o años retomarla.
8. Tendencia a autovictimizarse.
9. Ambivalencia en el planteamiento de su descontento: por un lado manifestaron
no querer continuar con la pareja, pero luego solicitaron terapia para ella y para
él con la esperanza que todo se arregle.
2.1.4. Problemas relacionados con la salud mental y física
1. Timidez e inseguridad personal.
2. Episodios depresivos recurrentes.
3. Trastornos mixtos de depresión y ansiedad.
4. Consumo problemático de alcohol y otras drogas.
31
5. Amenazas de suicidio.
6. Visitas frecuentes a la consulta externa del Hospital por síntomas sin
explicación médica.
7. Solicitud de atención en sala de Emergencia por problemas físicos (cefaleas,
decaimiento, malestar general, entre otros) y crisis emocionales.
8. Hipertensión e hipotensión arterial.
9. Infecciones de transmisión sexual.
10. Hematomas, heridas, abortos, partos pre término.
11. Trastornos de pánico.
12. Trastornos alimenticios y del sueño.
2.2. Planteamiento del problema de la investigación
Con estos antecedentes surgió la inevitable pregunta: ¿Cuáles son los factores
psicosociales que obstaculizan la denuncia de la violencia intrafamiliar en las usuarias del
Hospital Matilde Hidalgo de Prócel?
2.3. Formulación del objetivo general y objetivos específicos
2.3.1. Objetivo general
Explorar los factores psicosociales que obstaculizan la denuncia de la violencia
intrafamiliar en las usuarias del Hospital Matilde Hidalgo de Prócel.
32
2.3.2. Objetivos específicos
1. Identificar los factores psicológicos que obstaculizan la denuncia en las
mujeres víctimas de violencia intrafamiliar usuarias del Hospital Matilde
Hidalgo de Prócel.
2. Identificar los factores sociales que obstaculizan la denuncia en las mujeres
víctimas de violencia intrafamiliar usuarias del Hospital Matilde Hidalgo de
Prócel.
3. Describir los factores psicosociales comunes que obstaculizan la denuncia de
la violencia intrafamiliar en las usuarias del Hospital Matilde Hidalgo de
Prócel.
2.4. Perspectiva general y tipo de investigación
La finalidad de la presente investigación fue comprender por qué las usuarias, que
integraron la población seleccionada, actuaron de manera determinada, esto es, no denunciaron
los hechos violentos de los que eran víctimas, a pesar de conocer la existencia una Ley
protectora.
Con el silencio de las víctimas se permitió la continuación del círculo de violencia
intrafamiliar, perjudicando a ellas mismas, a hijos y allegados. Este silencio cómplice fue un
comportamiento cargado de significación única para cada uno de ellas. Fue una forma
aprendida, también, de cómo el grupo social se relacionó con este tipo de hechos y cómo
reaccionó ante ellos. Ahora bien, estos significados fueron completamente subjetivos por lo que
se requirió un método que permita este tipo de investigación.
Por lo antes expuesto, la autora, consideró adecuado acogerse al paradigma interpretativo
que facilita la “comprensión de los significados de las acciones humanas” (Colas Bravo &
Buendía Eisman, 1994, pág. s/p)
Cada uno de los sujetos investigados perteneció a un contexto social que posibilitó la
comprensión de la conducta, fue poseedor de su propia historia, de sus intereses, aspiraciones,
creencias, valores, motivos, concepción del mundo que caracterizó a cada uno de ellos y
también al grupo en su conjunto. Por estas consideraciones, estas personas actuaron acorde con
33
todos estos factores y es el modelo fenomenológico el que permitió comprender las razones de
tal o cual proceder. La investigación requirió un diseño flexible que permitió ir reestructurando,
reajustando el proceso, acorde a las necesidades que se fueron presentando en su curso.
En esta investigación estuvo inmerso el interés de la autora porque, en calidad de sujeto
de derechos y mujer, se sintió identificada con el problema y durante estos años de servicio a la
comunidad del sector asignado, se ha ido desarrollando un proceso empático y un genuino deseo
de aportar conocimientos que fortalezcan los programas para combatir la violencia con
efectividad.
2.4.1. Factores psicosociales asociados a la no denuncia de la VIF
Al analizar los factores psicosociales, la autora recurrió al concepto de los mismos
presentado por la OIT/OMS de Medicina del Trabajo (1984), que textualmente dice
“…conjunto de las percepciones y experiencias…” para hacer referencia al conjunto elementos
objetivos y subjetivos propios de cada ser humano, así como también a la manera de
relacionarse con la pareja, con el grupo social, con las instituciones del Estado, con el ejercicio
de sus propios derechos y el respeto por los ajenos; reconociendo la influencia de las
experiencias vividas en el seno de su familia de origen y del grupo social al que pertenece, en
un espacio y tiempo específicos.
Todos estos factores estuvieron mediados por las características personológicas de cada
una, así como también por los niveles de instrucción formal e informal obtenidos, las
condiciones económicas, convicciones religiosas y políticas predominantes en ese espacio y en
ese tiempo.
Todos estos elementos y condiciones se conjugaron y ejercieron en las víctimas de la VIF
el poder suficiente para mantenerlas inmovilizadas y sometidas a múltiples vejaciones
obstaculizando la denuncia que hubiera podido poner fin al sufrimiento experimentado.
2.4.2. Categorías
La presente investigación, al ser cualitativa, usó categorías, las mismas que acogieron a
datos que respondieron a un concepto específico. En este trabajo se encontraron divergencias
entre los datos obtenidos y que correspondieron a un mismo concepto, por lo que se
34
establecieron categorías generales, subcategorías, los indicadores para estas subcategorías y los
instrumentos que permitieron recoger estos datos.
Categoría general 1. Factores psicológicos y sociales presentes en las mujeres
víctimas de VIF A esta categoría se adjudicaron los factores subjetivos y relacionales que
influyeron en el comportamiento de las mujeres víctimas de VIF y que se asociaron a la no
denuncia de la misma. La autora redujo éstos a las subcategorías concepción del mundo y
autovaloración.
Subcategoría 1. Concepción del mundo - formación motivacional compleja que se
constituyó en la representación subjetiva integrada de la realidad en cuanto a las leyes, el papel
del hombre en la sociedad y de sí mismo en ese determinado momento de la vida de las
entrevistadas. Fue el sistema de conocimientos y de las principales funciones valorativas que
integraron y articularon a las unidades psicológicas primarias. Dentro de estas unidades
psicológicas se detectaron los indicadores de relevancia inicial para la investigación.
Creencias - Conjunto de ideas construidas en la interacción con los otros que el sujeto da
como ciertas y que orientan y regulan su actuación. Los aspectos a ser investigados versaron
sobre: relación de pareja
Violencia
Derechos propios y ajenos
Sobre género
Subcategoría 2. Autovaloración – configuración motivacional compleja que acoge el
conocimiento que posee el sujeto sobre sí mismo, el reconocimiento de la presencia o ausencia
de las cualidades deseadas, las capacidades o limitaciones presentes en su ser. Depende de los
motivos y necesidades que experimenta cada uno.
Subcategoría 3. Apego Entendido como el vínculo que se generó entre las entrevistadas
y sus respectivas parejas, similar al desarrollado en la niñez y adolescencia con las personas
significativas de su entorno, pero con las particularidades de la persona adulta.
35
Familia o grupo primario de apoyo se hizo referencia al conjunto de personas
congregadas en mismo hogar, en el que cada quien tuvo un rol definido. Este grupo humano no
necesariamente tuvo vínculos sanguíneos, pero sí y un mismo modo vida, ingresos económicos
comunes, utilizó los mismos implementos domésticos y propició el crecimiento y desarrollo de
todos sus miembros. Este grupo estuvo construido sobre sus propios motivos, valores, intereses,
creencias y aspiraciones. Tuvo un espacio y jugó un rol específico dentro del sistema social en
el cual transcurrió. El contexto familiar se obtuvo de la narrativa de las participantes, su grado
de funcionalidad se determinó por medio de la aplicación física del test de funcionamiento
familiar FF – SIL (anexo 6), la encuesta socioeconómica permitió conocer los datos pertinentes
del grupo primario de apoyo.
El instrumento utilizado fue la entrevista en profundidad (anexo 4) audio grabada luego
de haber obtenido el consentimiento informado (anexo 2).
Subcategoría 4. Aspectos emocionales y funcionalidad familiar
Áreas de conflicto internas y externas, elementos de la personalidad
Todos los seres humanos están en constante interrelación con el medio y con los otros.
Esta interrelación causa diversos niveles de satisfacción o insatisfacción en el sujeto. Todos
estos aspectos van marcando una huella interna que es posible rastrearla de múltiples formas.
En un inicio se planificó aplicar el test 16 PF, Cuestionario factorial de la personalidad de
Catell, pero ya una vez en el trabajo de campo, hubo que reconsiderar este punto, debido al bajo
nivel educativo de las participantes y su dificultad para la lectoescritura.
Por este motivo se decidió aplicar el test proyectivo de la H-T-P (anexo 5), el mismo que
nos brinda la oportunidad de descubrir las áreas de conflicto interno y externo, así como también
algunos elementos de la personalidad.
Funcionalidad familiar Este aspecto hizo referencia a la calidad del funcionamiento del
grupo primario de apoyo, es decir a cómo este grupo afrontó las vicisitudes de la vida.
“Funcionamiento familiar: dinámica relacional sistemática que se da a través de: cohesión,
armonía, roles, comunicación, permeabilidad, afectividad y adaptabilidad”. (Ortega Veitia, De
la Cuesta Freijomil, & Dias Retureta, 1999, pág. s/p)
36
Categoría general 2. Factores socioeconómicos presentes en las mujeres víctimas de
violencia intrafamiliar en esta sección se abordó las condiciones del entorno donde se inició,
transcurrió la vida de los sujetos de interés para el estudio, como también las formas de
relacionarse entre los seres humanos de un lugar y tiempo específicos. Los factores sociales
poseen un amplio espectro de que va desde la comunicación hasta los ingresos económicos
percibidos ellas mismas y sus familias. En el presente estudio se obtuvo información acerca de:
Escolaridad Conjunto de conocimientos, valores, formas de relacionarse con los otros
que se adquieren dentro de una institución educativa y en la interrelación con los más
experimentados y congéneres y que son de uso práctico en las actividades de la vida diaria. La
escolaridad puede ser:
Sin instrucción comprendió a las personas que no han pasado el tercer año de educación
básica con limitada capacidad para la lectoescritura o sin ella.
Primer nivel - Educación básica hizo referencia a los diez primeros años de estudio
general.
Segundo nivel - Bachillerato comprendió los tres años posteriores a la educación básica,
los dos últimos años se tiende a cierto grado de especialización en áreas determinadas,
encaminando a los estudiantes para la carrera universitaria
El nivel educativo se obtuvo a partir de la aplicación de la encuesta socio económica
(anexo 1), aplicada a las participantes. Adicionalmente, este documento recogió otros aspectos,
tanto personales como de la pareja, tales como: procedencia, estado civil, edad de inicio de la
relación, edad de la pareja, cantidad de dependientes, ingresos personales y familiares, consumo
de alcohol y otras drogas, relaciones anteriores, ingresos, apreciación personal acerca del estado
propio de salud y de la pareja, tipos de vivienda, uso de servicios básicos (anexo 3).
2.5. Población y muestra
La presente investigación, al ser cualitativa, pudo o no establecer una muestra. Para este
caso concreto, de una población total de 45 mujeres víctimas de VIF, atendidas durante el
período enero – junio de 2016, se seleccionó una muestra no probabilística de 10 mujeres, según
los siguientes criterios de inclusión:
37
1. Mujeres mayores de 18 años y menores de 55, usuarias del Consultorio de Psicología
del Hospital Matilde Hidalgo de Prócel
2. Se previó solicitar el apoyo de informante clave, ya sean hijos mayores de 14 años
(con la autorización previa de su representante legal) o allegados, pero no se requirió
la mencionada participación, debido a que las entrevistadas fueron lo suficientemente
elocuentes y colaboradoras al momento de las entrevistas y aplicación de reactivos.
3. Las pacientes fueron referidas de otros servicios.
4. En el discurso de las usuarias estuvo presente la referencia a la violencia intrafamiliar
de su hogar pasado o actual.
5. Se tomó únicamente en cuenta a las víctimas de VIF, cuyo agresor fue su pareja.
6. Las usuarias, en todos los casos, dieron su consentimiento informado para participar.
7. La muestra se conformó únicamente con participantes que solicitaron la atención
psicológica en el período comprendido de enero a junio del 2016.
2.6. Procedimientos
1. Determinación del problema: se realizó una lista de todos los problemas
observados en las usuarias. Se analizó la pertinencia y la viabilidad de cada uno de
los problemas encontrados y se tomó la decisión de abordar éste, por la experiencia
de la autora en este campo, por la viabilidad y por entender que fue uno de los
problemas que subyacieron a muchos otros observados. Se consideró que el costo es
bajo y el beneficio alto. Al exponer el tema a los docentes de la Maestría en
Psicología Clínica se determinó la pertinencia del tema. Por otro lado, la institución
donde se llevó a cabo la investigación pertenece al Ministerio de Salud Pública
(MSP), el mismo que dentro de las Prioridades de Investigación en Salud 2013 -2017
determina como prioridad el tema, en el Área de Lesiones autoinflingidas y violencia
interpersonal, en la Línea de Violencia, sublínea Impacto psicosocial (Ministerio de
Salud Pública del Ecuador, 2013). Adicionalmente, este trabajo aportará al Plan
38
Nacional de Erradicación de la Violencia de género hacia la niñez, adolescencia y
mujeres, 2007, Área de Salud Mental.
2. Revisión de la bibliografía: se hizo la revisión de las Normas Técnicas de Violencia
del MSP, así como también el marco legal vigente. Se revisó literatura de orden
psicológico dentro del marco histórico social, con el cual la autora se identifica. Se
revisó literatura relacionada con la violencia y los diferentes tipos de la misma, así
como también el daño causado a víctimas directas e indirectas. Adicionalmente, se
requirió consultar fuentes que aborden problemas sociales como la educación,
trabajo, aspectos legales.
3. Marco teórico: se estableció en un inicio el marco teórico referencial guía, que el
mismo que se actualizó según se presentó la necesidad de hacerlo.
4. Metodología: se escogió un paradigma que posibilite el desarrollo lógico de la
investigación que permita encausarla en supuestos metodológicos coherentes con el
problema planteado y que, adicionalmente, ofrezca la flexibilidad necesaria para
estudiar la subjetividad humana y la conducta visible del sujeto.
5. Objetivos: a partir del problema se plantearon los objetivos tanto general como los
específicos de manera armoniosa y coherente con el problema planteado.
6. Constructos y categorías: Se realizó el constructo que hace referencia a los factores
psicosociales y se determinaron las categorías y subcategorías, así como los métodos
de recolección de datos.
7. Herramientas de investigación: se definieron las herramientas necesarias para la
recolección de datos, tales como el diseño de la guía de la entrevista en profundidad,
para descubrir rasgos de personalidad se previó aplicar de la prueba 16 PF, pero esto
no fue posible por el bajo grado de escolaridad que presentaron las entrevistadas. En
su lugar se aplicó el test gráfico H-T-P. Para determinar el grado de funcionalidad
familiar se aplicó el test FF-SIL. Los datos sociales se obtuvieron de a partir de la
revisión de documentos institucionales tales como historias clínicas y narrativa audio
39
grabada. Se previó la posibilidad de nuevas herramientas según lo ameritara la
investigación.
8. Análisis de resultados: el procesamiento de los datos se realizó a medida que se
obtuvieron los datos de manera simultánea con los reajustes que fueron necesarios
realizar. Acorde a lo que señala Hernández Sampieri, en su obra Metodología de la
investigación (2010), el análisis de datos fue un proceso cuidadoso y flexible que
recorre tres etapas, a saber:
a. Recolección de datos producto de la inmersión, la misma que se fue
formalizando y profundizando hasta llegar a los datos obtenidos por las técnicas
utilizadas.
b. Tareas analíticas que consistieron en la reflexión constante, cada vez más
profunda hasta llegar al análisis de la correspondencia de los datos ya obtenidos con
los nuevos datos utilizando el marco teórico previsto y con herramientas prácticas
que facilitaron el ordenamiento del material obtenido.
c. Resultados que implicó encontrar similitudes y diferencias entre los
datos, patrones, significados, relaciones. Se cotejó con las categorías iniciales y se
generaron nuevas categorías, significados y relaciones.
Acogiendo Hernández Sampieri, Ferrnández Collado, & Baptista Lucio (2010), se
hicieron los reajustes necesarios, como se indicó más arriba, se realizó el cambio de reactivo
para descubrir aspectos intrapersonales, esto es de 16PF a H-T-P.
Los datos se recogieron y se organizaron en categorías y subcategorías y fueron
codificadas para posibilitar la profundidad y sistematización del análisis.
40
CAPITULO 3. PRESENTACIÓN DE RESULTADOS DE LA INVESTIGACIÓN
3.1. Aspectos formales
Se presentó la solicitud a la Gerencia del HMIP (anexo 1A) para realizar la investigación
“Factores psicosociales que obstaculizan la denuncia de la violencia intrafamiliar ante los
organismos judiciales”, así como también al Comité de ética institucional (Anexo 1B). En
ambos casos se adjuntaron la guía de entrevista en profundidad, la encuesta socioeconómica y
el consentimiento informado a ser firmado por las participantes. Adicionalmente, se declararon
los reactivos que iban a ser aplicados a la población, esto es la prueba proyectiva H – T – P y
FF-SIL Cuestionario de funcionamiento familiar. De esta manera se obtuvo autorización para
realizar el presente trabajo. El departamento de Docencia y la Unidad Administrativa de Talento
Humano también estuvieron al tanto de esta investigación.
Se realizó el estudio de siete casos de usuarias todas mayores de edad que fueron referidas
al consultorio de psicología desde emergencia y ginecología, por distintas dolencias, pero al
momento de realizar la anamnesis se evidenció que habían experimentado y/o experimentaban
en ese momento violencia intrafamiliar en diverso grado. La muestra se ajustó a los criterios de
selección previstos en el presente trabajo.
La recogida de datos los realizó directamente la investigadora mediante entrevistas
audiograbadas, aplicación de encuestas y test, con el consentimiento informado de las
participantes.
Inicialmente se tenía previsto el estudio de 10 casos, pero una vez puesta la investigación
en marcha se detectó que los resultados eran repetitivos, por lo tanto la muestra se saturó y
finalmente la muestra se redujo a siete personas.
Se realizó la investigación que constó de las siguientes etapas:
41
1. Realización de anamnesis
2. Aplicación de encuesta socioeconómica
3. Realización de entrevista en profundidad audiograbada, según esquema propuesto en
anexos.
4. Las entrevistas se realizaron de lunes a viernes en los horarios comprendidos entre
las 15 horas y 18 horas, a libre elección de las participantes.
5. La investigación se llevó a cabo en los meses de julio y agosto del año 2016.
6. Aplicación de los test HTP y FF- SIL
3.2. Procesamiento de datos e interpretación de resultados
Es menester puntualizar, en éste acápite, dos aspectos que la autora consideró
importantes:
a. Los resultados que se presentan en esta investigación son válidos para los sujetos que
conformaron el segmento estudiado, lo cual no significa que sean exclusivos del segmento.
En otros grupos, con toda seguridad, se los volverá a encontrar, así como también se
detectarán nuevos factores que inciden en la no denuncia de la VIF.
b. La presentación de los resultados se inicia con la descripción del contexto familiar en el que
nacieron y crecieron las participantes. La investigadora consideró pertinente hacer esta
aclaración aun entendiendo que este aspecto es un factor netamente social y este capítulo
refleja los resultados en el orden de los objetivos. Estos datos se obtuvieron de la narrativa
de las participantes y se los analizó y describió, porque todas las participantes lo abordaron
como parte fundamental de sus vidas y por la necesidad de ofrecer una contextualización,
que garantice una visión integral al fenómeno estudiado.
3.2.1. Contexto familiar
Al reducir la información obtenida, lo primero que llamó la atención es el contexto
familiar en cual transcurrió la niñez y adolescencia de las participantes. Cabe recordar aquí que
42
según Rodrigo del Blanco (2004), el grupo primario de apoyo tiene dentro de sus funciones la
de conformar de manera decisiva al sujeto.
Así pues, dentro de este grupo y con la interacción constante con los otros miembros del
grupo, durante la edad juvenil se generan las formaciones motivacionales complejas:
concepción del mundo, proyectos de vida, autovaloración, motivación profesional, ideales.
Durante la edad adulta, estas formaciones motivacionales complejas continúan modificándose
de acuerdo a las vivencias del sujeto, esto es, de manera constante, hasta el final de la vida; es
decir, continúan su escalada por la espiral dialéctica.
La generación debutante en la adultez asume los roles que se les ha asignado según su
género. Se amplían los grupos primarios o se generan nuevos. Las actividades de reproducción
son atendidas por el género femenino y las de reproducción por el masculino. Se produce la
nueva jerarquización en la familia, a la que hace referencia Torres Falcón (s/a). Los adultos
nuevos y anteriores, son los encargados de transmitir los códigos culturales a los miembros
menores del grupo.
A continuación se exponen los resultados obtenidos de la narrativa de las participantes,
aspectos que permiten un acercamiento al grupo primario de las mismas.
Seis de las siete participantes pertenecen al estrato económico bajo. La séptima pertenece
al estrato medio bajo.
Sólo una persona no tenía vínculos sanguíneos con el grupo primario de apoyo.
De todas las participantes solo una no presentó sumisión incuestionable al adulto
significativo del grupo primario. Todas fueron sumidas en la indefensión en sus derechos a la
educación y salud.
Todas las participantes vivieron violencia intrafamiliar, seis de ellas experimentaron
violencia física, tres de ellas vivieron violencia sexual, cinco de ellas sufrieron violencia
psicológica. Todas tuvieron que trabajar desde la niñez y durante la adolescencia. Cuatro de las
participantes fueron abandonadas por sus familiares, en todos los casos existió diverso grado
de negligencia, así como también abandono.
43
Analizando el comportamiento de los grupos primarios a los que pertenecieron las
entrevistadas desde su nacimiento y hasta su adolescencia, según se desprende de sus relatos,
lejos de garantizar el desarrollo integral de sus miembros, se vulneraron de manera constante
sus derechos.
De las siete personas entrevistadas, seis sufrieron severos castigos corporales, “…yo me
crié en el punto que le llegué a tener miedo a mi mamá, porque mi mamá me daba muy duro.
Me daba unas palizas desde muy pequeña…” (Entrevista 2, 2016), siguiendo la misma
Entrevista, la niña fue sometida desvalorizaciones, por ejemplo:
Cuando ella peleaba con el esposo, con mi padrastro, se iba mi padrastro. No sabía
con quién desquitarse y yo era la víctima. Yo era la víctima, porque me daba durísimo,
me daba (llanto), me gritaba, me decía que yo era una bruta, que era una bestia, una
salvaje. (Entrevista 2, 2016)
Esta breve descripción verbal es similar a los comentarios que sobre el mismo tema
realizan las otras participantes. Asimismo, hace una aproximación al ambiente familiar violento
en el que transcurrieron los primeros años de la vida de las personas que conformaron la
muestra.
Adicionalmente, para tener una visión más clara del contexto violento al que se hace
referencia, es pertinente tener en cuenta los resultados plasmados en la tabla 3, en la cual se
evidencia la violencia física, psicológica y sexual, también se hace notar en columnas Trabajo
infantil, Abandono, Negligencia y Discriminación a la los derechos que les fueron violentados.
Todas realizaron labores remuneradas durante estos periodos
En todos los casos se evidenció negligencia de diverso tipo: no existe compromiso con el
proceso formativo de las menores, los adultos no garantizan la alimentación ni el cuidado. Al
abandono total fueron sometidas cuatro de las siete participantes, es decir, las niñas desconocían
el paradero de su familia. Tres de ellas se reencontraron con sus familiares y una cuarta no
volvió a saber nada más de ellos.
Asimismo, se revela, en una columna específica, la discriminación a la que fueron
sometidas tres niñas: una afrodescendiente por su color de piel y falta de formación educativa,
44
a la segunda niña afrodescendiente se le negó la posibilidad de estudiar “…los negros no deben
estudiar…” (Entrevista 6, 2016). Otra participante, haciendo referencia a la necesidad que de
alimentación cuando quedó huérfana, habla sobre familiares en segundo grado manifestando:
“…nosotros llegábamos porque teníamos que limpiar, ayudar. No nos abrían la puerta. Nos
tenían afuera hasta cuando ellos decidieran levantarse y abrirnos la puerta, o si la habrían nos
dejaban en el zaguán pero que no entráramos…” (Entrevista 4, 2016)
Tabla 3 Contexto familiar durante la niñez y adolescencia
Bajo
Med
io b
ajo
Vín
culo
san
gu
íneo
Su
mis
ión
incu
esti
on
ab
le
Ed
uca
ción
Salu
d
Vio
len
cia
Fís
ica
Vio
len
cia
Sex
ual
Vio
len
cia
Psi
coló
gic
a
Tra
bajo
in
fan
til
Ab
an
don
o
Neg
ligen
cia
Dis
crim
inaci
ón
1 x x x x x x
2 x x x x x x x x x x x
3 x x x x x x x x x x x
4 x x x x x x x x x x x
5 x x x x x x x x x
6 x x x x x x x x x x x
7 x x x x x x x x x
6 1 6 6 7 6 6 3 6 7 4 7 3
86% 14% 86% 86% 100% 86% 86% 43% 86% 100% 57% 100% 43%
Derechos vulneradosVínculo /
Autoridad
Part
icip
an
te
Estrato
económico
Contexto familiar durante la niñez y adolescencia
45
Figura 1 Variables del contexto familiar
Los datos arriba expuestos nos permiten tener una visión de la realidad en la que crecieron
las participantes de esta investigación, una visión necesaria para realizar una aproximación a
los procesos psicológicos y sociales por los que transitaron estas mujeres.
3.2.2. Factores psicológicos asociados a la no denuncia de la violencia
Para Vigotsky (1995) “(…) la evolución de los procesos de los cuales resulta
eventualmente la formación del concepto, comienza en la primera infancia (…)”, teniendo esta
sistemática vulneración de derechos y las experiencias de hechos violentos vividos desde la
primera infancia, las niñas atravesaron esta etapa con temor a castigos físicos. Este mismo temor
les enseñó que el adulto de mayor jerarquía, que ostentó el poder dentro de la familia, exigió el
cumplimiento de lo que ordenaba, de lo contrario, quien transgredía sus órdenes, quien no
presentaba sumisión incuestionable, era duramente sometido a castigos corporales y
desvalorizaciones de todo tipo.
Con frecuencia, quien ostentó este poder fue el padre o padrastro, por lo que en la
conciencia de la niña se quedó enraizada la creencia que se debe obedecer las órdenes del varón.
46
Hacia los cuatro o cinco años, los niños y niñas van por primera vez al aula escolar, edad
en la que se inicia la lectoescritura. Las primeras frases escritas, leídas en silencio y en voz alta
son: “mi mamá me mima” “mi papá me ama”, de esta manera, no sólo los grupos primarios
refuerzan estas expresiones, también las instituciones educativas en los niños y niñas que asisten
a ellas. La mano moldea signos no familiares, el cerebro descifra estos signos, el aparato de
fonación los pronuncia, el cerebro decodifica y así se va asimilando paulatinamente el mensaje,
también, desde la institución. En el caso de estas niñas no fue distinto.
Las funciones psíquicas superiores son procesos mediatizados, y los signos, los
medios básicos utilizados para dominarlos y dirigirlos. El signo mediatizador está
incorporado a su estructura como una parte indispensable, verdaderamente central del
problema en su totalidad. En la formación del concepto, ese signo es la palabra, la que
juega primero el papel de medio, y más tarde, se convierte en su símbolo. (Vigotsky L. ,
1995)
Así pues, la autora entiende que la violencia intrafamiliar que vivieron estas niñas, pasó
a formar parte de lo que luego se convirtió en un concepto que rigió las primeras etapas de la
vida de ellas: “Mi mamá me ama, mi papá me mima, por lo tanto, si me pega, si me insulta, si
me toca es porque me ama y si me ama sólo quiere lo mejor para mí.” Aquí está el simbolismo.
De esta manera se constituye, de manera inicial, precaria, la familiaridad acrítica frente
al hecho violento. No sólo se familiarizaron con la violencia, sino que, además, ésta se concibió
como parte de las relaciones de afecto, por lo tanto se convierte en natural.
Es así como se inicia la configuración de la subjetividad de las entrevistadas, entendida
como, según explicó González Rey (2013), la vivencia que emerge del sujeto. Esta subjetividad
está matizada con sentimientos de apego con todos sus matices, dependencia física y emocional
de los adultos violentos, con miedo a los malos tratos, con dolor físico y emocional, malestar,
sensación de alerta constante, angustia, ansiedad.
A la pregunta si en su casa, en el sector rural de la provincia de Esmeraldas, durante su
niñez, los hombres maltrataban a las mujeres, una de las entrevistadas respondió:
47
“Así es. A mi tía el esposo le pegó bien duro así mismo, porque ella no había
querido estar con él o algo así. Me comentó mi mami, que luego le incendió. Era de
madrugada y mi tía ahí se quemó. Había incendiado la casa y mi tía ahí se quemó.”
(Entrevista 3, 2016)
Otra de las entrevistadas refirió los siguientes hechos: “Él me daba también droga, la
marihuana, y que yo le vaya a dejar donde los drogadictos. (…)Yo tenía unos cuatro años en el
año 90 o 92. Desde pequeña me cogí de eso. Vi que había provecho.” (Entrevista 4, 2016) Es
evidente que esta niña estuvo sometida a abandono por parte de su grupo primario de apoyo
que no cumplió con su función protectora y que permitió que la niña sea utilizada en actividades
delictivas, es decir reñidas con la Ley.
Tanto en el relato de la Entrevista 3, como en relato de la Entrevista 4, se evidenciaron
dos hechos completamente violentos vividos y presenciados por niñas de muy corta edad. Si
los organismos pertinentes hubieran hecho respetar la Ley, en el momento oportuno, lejos de
haber aprendido que la violencia es parte del afecto, de naturalizarla, estas niñas hubieran
aprendido que quien la transgrede tiene un castigo.
La memoria de las niñas, si bien es cierto se hubiera fijado estos hechos violentos,
también hubiera fijado que quien es violento recibe su castigo y se hubiera producido un primer
acercamiento al respeto de los derechos de las mujeres, niños y niñas. Por tal motivo, la autora
del presente trabajo, considera que al llegar a la etapa en la que se consolidan los conceptos,
estas niñas arribaron con un desconocimiento total sobre la existencia de la norma jurídica o
con percepción de que la Ley es fácil transgredir.
Surge aquí la inquietud que si el cuerpo legal se transgredió muchas veces en su entorno,
¿por qué debía ser útil en el momento en que se atravesaba por “un problema normal, como
como tiene toda pareja?” Además, una de ellas inclusive percibió esa transgresión como
“provecho”. No se cuestionaron si el marco jurídico existió o si fue útil para ellas. No debutó
la consciencia de ciudadanía, por lo que no ejercieron los derechos legales al momento de vivir
la violencia por parte de su pareja.
Ahora bien, siguiendo, asimismo, a Vigotsky (1995), quien afirma que “las funciones
intelectuales que en una combinación específica forman la base psicológica del proceso de
formación del concepto maduran, toman forma y se desarrollan solamente en la pubertad”, se
48
entiende que estas adolescentes debutaron en una relación marital con conceptos incipientes
que, si bien correspondieron a su cultura, perjudicaron grandemente su desarrollo como seres
humanos y mujeres. Por otro lado, en la subjetividad de estas personas se arraigó que si el
maltrato es parte natural del afecto, aunque cause dolor o disgusto, sencillamente hay que
aceptarlo.
Lo anteriormente expuesto fue de fácil comprobación cuando se analizaron los datos
obtenidos de la prueba proyectiva H-T-P.
Resultados de la prueba H-T-P
En el gráfico siguiente se plasmaron los ítems relacionados con áreas de conflicto y
elementos de la personalidad, que más se repitieron en todas las participantes. El más notorio
fue la inseguridad que se repite en todas las subpruebas y alcanzó un total de diecinueve veces.
El segundo por la frecuencia con la que se encontró fue la fantasía, con un total de ocho veces.
Defensas paranoides y maltrato infantil se encontraron en todas las participantes, logrando siete
veces cada uno, sin embargo, la autora considera que el ítem defensas paranoides no
corresponde del todo a la subjetividad de las participantes, ya que ha sido extraído del indicador
“cerraduras, bisagras acentuadas”, pues viviendo en un sector de alta peligrosidad de la ciudad
de Guayaquil, es normal que el concepto de puerta incluya cerraduras y bisagras acentuadas.
También se detectó ansiedad en seis de las siete participantes. Sentimientos de inferioridad,
lentitud física y psíquica, agresividad, e inhibición de afectos y emociones se detectaron en
cinco de las siete entrevistadas.
Con menor frecuencia se detectó explosividad, impulsividad, ambivalencia, inestabilidad
y desorientación.
Tres de las entrevistadas se autoidentifican con su sexo, tres se identifican con la figura
del hombre y una persona se rehusó a dibujar a una mujer. En su primer dibujo representó a
Dios con rasgos muy delicados y femeninos y al varón lo representó de iguales dimensiones
que a Dios y fue dibujado con mucho más esmero que la representación divina.
Las áreas de mayor conflicto estuvieron relacionadas con los esfuerzos para mantener la
integridad del yo, e inhibición de afectos y emociones.
49
Figura 2 Áreas de conflicto y elementos de personalidad
Al analizar la descripción realizada en el la primera parte de este acápite y al vincularla
con la obtenida a partir de la aplicación del test, la autora infirió que las vivencias
experimentadas durante la niñez y adolescencia se convirtieron en los antecedentes de los
conflictos actuales en su relación con los otros y en la configuraron personalidades con similares
características de inseguridad, que obligan a mantenerse alerta, a la defensiva, pues siempre
está el temor latente.
El temor experimentado durante los primeros años de vida bien podría haber generado la
necesidad de permanecer a la defensiva para mantener su integridad emocional y física, en tanto
que la tendencia a la fantasía podría deberse a la necesidad de escapar de su realidad para
mantener un equilibrio relativo en su personalidad.
50
Configuraciones motivacionales complejas
Concepción del mundo dentro de este punto se encontraron creencias poderosas que
marcaron la vida de estas personas.
Relación de pareja
Creemos que es el único hombre que nos puede parar bola. (…), todo es saberlo
sobrellevar, (…) Claro, sí, porque también la violencia no nos lleva a las mujeres a nada
bueno, porque ese es el plan que cada una de las mujeres se ha trazado y querer ser cada
día mejor. Muchas mujeres lo han logrado tienen más de 20, 30 ó 40 años con su pareja
(Entrevista 3, 2016)
“Yo decidí quedarme, acepté que ese era mi calvario.” (Entrevista 4, 2016)
Si hubiese sabido que todo esto me iba a pasar, yo talvez no me hubiera embarrilado
con el padre de mis hijos (…) La vida que estoy llevando con él, no soy feliz y traer otra
criatura al mundo, bueno; pasó el tiempo y seguí con él. (Entrevista 5, 2016)
Ya estaba una semana con él, pero no podía tener relaciones porque me daba miedo;
y hasta que ya lo pude hacer, pero no me sentí satisfecha; yo nunca sentí algo bonito,
como dicen que debe sentir (…) (Entrevista 7, 2016)
A partir de estos testimonios se evidenció que la mujer tuvo un sometimiento
incondicional y total a la pareja, que ni siquiera se cuestionó si debe o no continuar con él y por
qué. Se sintió a disgusto, reconoce que es infeliz, pero continuó en la relación.
Violencia
“(…) el hombre siempre va a ser más fuerte en cuerpo.” (Entrevista 1, 2016)
“(…) él cuando estaba en la casa, nos cogía y nos castigaba. De ahí en la calle no, no
era tan grosero así. Claro, mi padre era mi padre.” (Entrevista 5, 2016)
51
Se percibió al hombre como más fuerte, más agresivo y se admitió que así era, ya porque
la naturaleza lo dispuso (poder otorgado por la biología), ya porque la jerarquía familiar le
otorgó el poder que no se cuestiona.
Derechos propios y ajenos
“(…) sabía que si es que yo me ponía a estudiar iba a tener problemas con él (…) no lo
denuncié, siempre cuando él iba, yo trataba de ser dócil.” (Entrevista 1, 2016)
“Dios mío quisiera salir corriendo, quisiera dejar aquí votado todo irme, pero, vuelta
decía, por mis hijos no, por ellos no puedo hacer esto (…)” (Entrevista 5, 2016)
“Si denunciara a mi yerno, mi hija se pondría en contra mía (…)” (Entrevista 3, 2016)
En las estas frases pronunciadas por las entrevistadas podemos claramente que ellas están
renunciando a sus propios derechos y asumen, en el caso de la Participante 3, que la hija (mujer
maltratada también) se pondría a favor del marido, es decir se detecta la creencia implícita que
la mujer, por el hecho de serlo, debe renunciar a sus propios derechos para sacrificarse ya sea
por los hijos, ya sea por la pareja.
Entonces nosotros éramos el Dúo Dinámico porque éramos los únicos que
desvalijábamos a todos en la línea de bus. (…) Les robaba a los chicos, pero yo sé que no
robaba por necesidad, porque, cuando yo estaba con Carmen, no necesitaba nada, pero
robaba porque necesitaba hacerlo. Por el mero hecho de robar, me llevaba los libros para
botarlos, me llevaba los cuadernos para romperlos (Entrevista 4, 2016)
Esta participante, transgredió los derechos ajenos con frecuencia durante su adolescencia,
por lo que siempre tuvo la percepción que la Ley no era un instrumento útil para ser usado a
favor suyo.
Género
“Por lo general, sabemos que los niños juegan con los carros, que los niños juegan con
las bolichas que los niños… este… tienen esos juegos así de esas cartas. Las niñas son que las
muñecas, que las cocinitas.” (Entrevista 1, 2016)
52
“Entonces como yo como mujer y madre de mis hijos siempre lo disculpaba.” (Entrevista
2, 2016)
Más era su carrito y su pelota porque eso es de varones y ellos tienen a eso que
jugar. Y a las niñas muñecas y con sus cosas de niñas con la cocinita, con sus cosas de
cocina, que a hacer bodas. (…) Los niños que jueguen con una muñeca, eso ya no es
normal o bien hay problemas psicológicos y el niño puede haber sido abusado. (Entrevista
3, 2016)
(…) cuando eran pequeños si me ayudaban, ahora que ya fueron creciendo ya me
dejaban a mí sola lo que ellos ya no querían hacer. Siempre me dicen “yo soy hombre, yo
no soy mujer” y ya pues, (…) todos los son tres varones pero bueno, ellos mismos van
diciendo que son hombres y no mujeres. (Entrevista 5, 2016)
La misión del género femenino es aceptada por las mujeres entrevistadas, aunque saben
que esto las recarga de trabajo, a la vez que asume su rol de sacrificio, de perdón a todas las
humillaciones que recibe de su pareja. Por otro lado, fueron ellas mismas las que, desde la más
tierna infancia, iniciaron a sus vástagos en la compleja trama de los géneros.
Autovaloración
“Me sentía muy….muy (…)” (Entrevista 1, 2016)
“Señor bendito, ayúdame a soportarlo (…) Yo todas mis cosas se lo he dejado a Dios”
(Entrevista 2, 2016)
“(…) nos sentimos inútiles, que no servimos para nada y por eso debe ser que recibimos
tanto maltrato, porque pensamos que no servimos para nada (…) (Entrevista 3, 2016)
“(…) y yo me cortaba las venas porque me quería morir (…) (Entrevista 4, 2016)
“(…) comencé a detestarme yo misma (…)” (Entrevista 6, 2016)
En las frases que anteceden a este comentario están reflejados muchos de los elementos
que denotaron conflicto y que se pudo detectar en el H-T-P. La participante uno, coherente con
lo expresado en el test proyectivo, denotó inseguridad, sin poder identificar como exactamente
se sentía.
53
La participante dos, delegó la responsabilidad a Dios de todo lo que le pudiera ocurrir.
No se asume a sí misma como la responsable de su propia vida, y con todo lo que le sucedía en
aquellos momentos lo que implora, no es que Dios la saque de la situación, sino que le ayude
“a soportarlo”.
La participante tres abiertamente manifestó no sentirse útil en nada y consideró que se
merecía ese trato por ser así, “por no servir para nada”.
En la narrativa de la participante cuatro, detectamos una renuncia al deseo de vivir, ya no
veía más un motivo, un incentivo para continuar, porque ella misma ya no encontró nada en sí
misma que le haga atractiva la vida.
La participante seis habló claramente del rechazo que sentía hacia sí misma, no encontró
ningún motivo para sentir autoestima.
Durante todas las entrevistas, en muchas ocasiones se evidenció que estas mujeres tenían
una imagen empobrecida sobre sí mismas y que esta percepción no se inició de pronto, con los
hechos violentos, sino que fue gestándose desde las etapas más tempranas de sus vidas.
3.2.3. Factores sociales asociados a la no denuncia
Datos socioeconómicos
Para el levantamiento de la información socioeconómica se utilizó encuesta previamente
diseñada, la misma que se pidió llenar teniendo en cuenta el momento en que se experimentaron
los hechos violentos.
54
Tabla 4 Datos socioeconómicos
En la Tabla 4 se evidencia que todas las participantes son originarias de las provincias de
la costa ecuatoriana, a excepción de una persona de nacionalidad colombiana, pero que creció
en el Ecuador en la provincia de Esmeraldas, inicialmente, y luego en Guayas. En todos los
casos la relación violenta se dio dentro de una unión libre.
Con respecto a la educación formal de las participantes, cabe señalar que dos alcanzaron
nivel secundario completo, mientras que las restantes poseen nivel educativo primario y
secundario incompleto. Una participante no posee ningún nivel de instrucción.
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EducaciónTrabajo
remuneradoSalud
Part
icip
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Pro
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a
55
Se señala el motivo principal por el cual la participante no culminó su instrucción primaria
o secundaria, así como también, en el caso de la participante que no alcanzó ningún nivel de
instrucción formal. El señalamiento “derechos vulnerados socialmente” hace referencia al
hecho que las niñas y jóvenes tuvieron que trabajar para aportar económicamente a la familia,
o que deliberadamente, en uno de los casos, no se la envió a la escuela porque la familia
acogiente le dijo literalmente: “(…) los negros no estudian (…) (Entrevista 7, 2016)
En el caso de la Participante 1, en la columna que indica el motivo de la deserción escolar
y que consta como “derecho vulnerado por la unidad educativa” se hizo referencia a que la
joven acudía a una institución educativa particular, que al no poder pagar las cuotas mensuales,
tuvo que retirarse. Los directivos de la institución retuvieron los documentos de la joven, los
mismos que jamás fueron entregados, motivo por el cual no pudo retomar los estudios en una
institución estatal.
Situación laboral: todas las participantes, independientemente de su edad se encontraban
laborando antes de la relación y continuaron haciéndolo durante la misma, todas percibían
ingresos menores a los establecidos por la Ley. Ninguna de ella recibió apoyo económico de su
pareja o familiares.
Al analizar los datos socioeconómicos recogidos, lo primero que saltó a la vista fue el
bajo nivel académico que alcanzaron las participantes. Siguiendo a Carrillo Meraz (2016), se
entiende que la educación institucionalizada es la que permite la socialización con pares y el
desarrollo de habilidades y competencias para el posterior desempeño en el puesto de trabajo.
Asimismo, cuando la persona no concluye este proceso no es atractiva para el mercado laboral,
por lo que la falta de educación y pobreza están en relación directamente proporcional.
Solamente dos de las participantes cuentan con edad igual o menor a 30 años, por lo que
serían solamente ellas a quienes en las aulas escolares se les habló acerca de los derechos de
los niños.
Las otras cinco participantes se encuentran en rango de edad comprendido entre los 43 y
53 años, por lo que no es posible que ellas hayan escuchado en la escuela nada acerca de los
derechos que poseían.
56
Consecuente, con el nivel educativo que alcanzaron estas personas, aunque todas
reportaron haber laborado antes, durante y después de la relación violenta, ya sea en relación
de dependencia o de manera informal, los ingresos que percibieron fueron inferiores al salario
básico, por lo que no alcanzaban a cubrir la canasta básica. Su bajo nivel educativo no les
permitió ser captadas por el mercado laboral en mejores condiciones. Por otro lado, para las
empresas siempre es más conveniente emplear a quien que no se embaraza, que no tiene que
amamantar, que no es cuidador por lo tanto es a los varones a quienes el mercado prefiere.
Cuando la mujer es la que aporta el dinero en el hogar, el hombre se cree con
derecho a él, mientras que cuando es él quien recibe su salario, en la mayoría de los casos, la
mujer no tiene acceso a saber la cantidad que recibe o en qué se emplea. Sencillamente debe
conformarse con lo que “él buenamente deje para el día. (…) Si llevaba era dos dólares. Venía
era un dólar, dos dólares. (…) Ahí está, mira tú lo que haces con eso”…” (Entrevista 2, 2016)
Cogía y se llevaba la plata y yo era como necia, porque me dejaba convencer de él,
porque algunas veces, algunas veces me hacía lo mismo. (…) Yo me quería comprar un
jueguito de muebles que me estaban vendiendo en (ilegible) y, cuando él venía y
convencía en forma no drástica, sino suave y que “mijita, mira que ahorita, no seas malita,
préstame el dinero que ya mismo te lo devuelvo, que tengo que pagar una plata, yo te la
devuelvo, yo ni bien cobre o tenga. Tal día te la devuelvo” y era mentira, nunca lo
devolvía. Y yo le decía que quería comprar los muebles (…) (Entrevista 2, 2016)
Otra de las entrevistadas al respecto refirió: “(…) con lo que yo había trabajado había
comprado unas camitas (…) yo iba comprando las cosas así, así sea de segunda y tenía
escondido en las casas donde me las habían vendido; la licuadora también” (Entrevista 6, 2016)
Para Bravo Barja (2000), la situación de pobreza limita a la mujer a las tareas del hogar
y ella debe conformarse con pocas oportunidades para realizar un trabajo remunerado en iguales
condiciones a las de los hombres. Por lo que su vida se ve afectada negativamente,
especialmente en las que pertenecen a los estratos más pobres.
Cuando la mujer ha alcanzado un nivel educativo aceptable para poder desempeñarse
laboralmente, su trabajo es reconocido con menor remuneración que la del hombre y la carga
doméstica también recae sobre ella. Como se puede apreciar, lamentablemente, sólo dos de las
57
entrevistadas alcanzaron a terminar el nivel secundario. A pesar que todas trabajaban fuera de
casa, los ingresos siempre fueron menores a los establecidos por la Ley alejándolas aún más de
la posibilidad de reclamar sus derechos ante los organismos judiciales, pues estos requieren de
dinero para traslados, trámites, entre otros menesteres. La insuficiencia de dinero también
obstaculizó el acceso a la educación y a la salud, por lo que no sólo en los primeros años de
vida fueron vulnerados estos derechos, sino también en las etapas posteriores.
Al respecto una de ellas refirió: “La situación económica, porque... (llanto) a veces no
había doctora… no había (…) si había o no había, si mis hijas comían o no comían (…)”
(Entrevista 2, 2016)
O sea, porque antes para usted poder denunciar debía tener dinero. Usted no podía
ir a denunciar. Mi esposo esos días andaba por allá y yo no tenía dinero y lo que yo hacía
era sólo para sustentar a mis hijos. Nos pagaban 18000 que era más o menos lo que yo
sacaba por pelar camarón semanal. (Entrevista 3, 2016)
En consecuencia, a pesar de existir la gratuidad de la administración de justicia, se
requerían importantes sumas de dinero para acceder a ella. Ninguna de ellas destinó dinero para
trámites judiciales, dinero que no había y, cuando había, estaba destinado a sufragar las
necesidades básicas de la familia. Este es otro de los obstáculos, que permaneció latente en los
discursos de las entrevistadas.
Todas reportaron haber gozado de buena salud. Un caso reportó consumo de alcohol,
tabaco y otras drogas, desde los 11 años y superado hacia los 15 años de edad.
Aspectos de la relación violenta
A continuación, en la Tabla 5, se refleja el inicio de las relaciones para estas jóvenes. Seis
estaban en la adolescencia y una era una adulta joven, en todos los casos se trató de hombres
adultos con relaciones conyugales anteriores y ya deshechas. Para las mujeres era su primera
relación de pareja.
Se describen varios aspectos de la relación que propician la comprensión de la
desigualdad de la relación, así como también las manifestaciones que tomó la violencia para
estas jóvenes. En todos los casos se reportó un inicio forzado de la relación, ya sea por presión
58
ejercida por el grupo primario de apoyo, ya sea por la persona que luego se convirtió en la
pareja de la participante.
Se detalla cual fue la forma de inicio de la relación, el detonante de los hechos violentos.
Siempre existieron víctimas menores de edad, hijos de las entrevistadas. En todos los casos se
registró consumo de alcohol y otras drogas por parte de los agresores. También se hace un breve
resumen de las formas que tomaron los hechos violentos.
Tabla 5 Relación violenta
¿Qué le lleva una adolescente a iniciar una relación con un hombre adulto, con relaciones
conyugales anteriores y con hijos menores de edad?
Según se pudo extraer de la narrativa de las entrevistadas, la violencia dentro de los
hogares, precipitó a las jóvenes a huir de él. La necesidad de afecto por parte de los progenitores,
en algunos casos, las llevó a buscar afecto en otros hombres que no eran sus progenitores.
A la pregunta si en su casa, durante su niñez y adolescencia fue feliz, una participante que
inició la relación a los 14 años respondió:
Particip.
Edad de
inicio
ella
Edad de
inicio él
Parejas
anteriore
s ella
Parejas
anteriore
s él
Forma de inicio de la relación
Detonante de
los hechos
violentos
Víctimas
menores
de edad
CosnumoFormas de violencia durante la
relación
1 15 26 No Si
Forzado, la familia se enteró que tenían
intimidad y oblligó a iniciar la relación
conyugal
Cuaquier
evento que
disgustara al
hombre
Si Alcohol
Golpes, insultos,escándalos en
el hogar, lugar de trabajo,
expulsión del hogar a altas
horas de la noche con la hija de
meses en brazos
2 16 32 No Si
Forzado, la familia se enteró que tenían
intimidad y oblligó a iniciar la relación
conyugal
Cuaquier
evento que
disgustara al
hombre
Si Alcohol
Golpes, insultos, le quitaba el
dinero producto del trabajo
artesanal de ella y de la hija
menor de edad
3 17 37 No Si
Forzado, él se encargó de comentar a
todos los conocidos que ella era su
esposa y se impuso como pareja en
contra de la voluntad de ella
Cuaquier
evento que
disgustara al
hombre
Si
Alcohol y
otras drogas
ilegales
Golpes, insultos, intento de
asesinato delante de su hijo de
tres años de edad
4 14 24 No Si
Forzado, secuestro y violación, lo que
quedaba de su familia no la aceptó de
regreso
Cuaquier
evento que
disgustara al
hombre
Si
Alcohol y
otras drogas
ilegales
Golpes, insultos, intento de
asesinatp durante el embarazo
5 21 46 No Si Unión volunaria
Cuaquier
evento que
disgustara al
hombre
Si Alcohol Golpes, insultos
6 16 38 No SiForzado, violación, ella asumió que él era
su pareja
Quiso
obligarla a
delinquir
Si
Alcohol y
otras drogas
ilegales
Golpes, insultos, intento de
asesinato, fue expulsada de la
casa que ella adquirió
conjuntamente con sus cuatro
hijos menores de 10 años tuvo
que pernoctar en la calle
durante unos meses
7 14 25 No Si
Forzado, la pareja le amenazó con el
abandono por lo que ella accedió a la
unión. Refiere haber necesitado afecto
Cuaquier
evento que
disgustara al
hombre
Si Alcohol Golpes, insultos
Aspectos de la relación violenta
59
“…los más de los días mi papá era borracho y así con su carácter fuerte y sus malas
palabras. Yo vi varias veces como él le alzó la mano a mi mami; yo guardo eso, que mi
mami lloraba siempre en las noches y yo también lloraba porque yo no quería ver eso.
Siempre recuerdo que había muy poca risa, lo más era tristeza. (…) Realmente él (su
pareja) me insistió para llevarme, yo no quería, yo me sentía como de brazos cruzados;
estaba donde mi abuelita y yo no quería casarme, yo solo quería una relación de afecto.
Él, supuestamente, si me daba afecto, pero yo no quería una relación de pareja; entonces
él me chantajeó, me dijo que si no me iba con él, ya no me iba a volver a ver y que ya no
iba a tener su amistad, como quien dice, obligada. Eso sí, no lo quería, pero lo tuve que
hacer.” (Entrevista 7, 2016)
(…) ellos también tuvieron muchos problemas (…) discusiones, mi mamá era
muy… este… se exaltaba muchos había violencia entre…. Bueno aparte de mi mamá,
porque mi papá yo nunca vi que le alzara la mano, bueno eso fue lo que nosotros vimos.
Mi mamá ahora con el tiempo, ya más grandes, ha cambiado, nos habla, nos pide perdón
(…) (Entrevista 1, 2016)
(Suspiro profundo) (…) en mi familia… era bien feo doctora… mi madre, que
Diosito me la tiene en el cielo,… desde que tengo uso de razón, desde que tengo uso de
razón siempre la he visto, siempre la vi lavando ropa ajena… era lava y lava porque la
vida que tenía con mi padrastro no era buena… (llanto), también era lo mismo, mi
padrastro la golpeaba… desde que yo me acuerdo, siempre, siempre la golpeaba…
Revolcaban en el piso, le pegaba duro… a veces habían momentos en los que ya le quería
hasta matar (…) (continúa refiriéndose al abuso sexual del padrastro hacia ella) (…)
siempre cuando no estaba mi mamá yo trataba de salirme, de irme para afuera, y él me
llamaba y yo nada. Como yo no le hacía caso, él me pegaba, el me pegaba, sí. En cuanto
pude me fui con el padre de mis hijas. (Entrevista 2, 2016)
Por otro lado, en el ambiente que en el que vivieron las entrevistadas, este fenómeno de
mujeres adolescentes relacionadas con hombres adultos es frecuente, por lo que la autora infirió
que se trató de un aprendizaje de una de las tendencias de esa cultura específica.
Desde que fueron muy pequeñas, estas niñas observaron una y otra vez en sus hermanas,
vecinas, compañeras que este fenómeno se repetía, por lo tanto, haciendo referencia
60
Covarrubias Terán & Cuevas Jiménez (2008), quienes recogen la teoría de la zona de desarrollo
próximo acuñada por Vigotsky, estas niñas estaban en posición de aprendices de esta conducta;
el comportamiento a ser aprendido era el inicio de la relación conyugal temprana y las más
experimentadas eran sus hermanas, vecinas, compañeras mayores que se iniciaban en la
relación. Por lo que algunas de ellas lo tomaron como natural. Nuevamente, ante los ojos de las
adolescentes, se naturalizó la violencia y se consolidó la familiaridad acrítica.
En estos casos se cometió la figura legal denominada estupro, que para Cabanellas de
Torres (2016), es el acceso carnal a una mujer, precedido por seducción y no acompañado de
violencia.
En el Código penal ecuatoriano el estupro se tipificó de la siguiente manera:
Art. 509.- Llámase estupro la cópula con una persona, empleando la seducción o engaño
para alcanzar su consentimiento (Congreso Nacional del Ecuador, 1971, pág. s/p) y;
Art. 510.- El estupro se reprimirá con prisión de tres meses a tres años si la víctima fuere
mayor de catorce años y menor de dieciocho. (Congreso Nacional del Ecuador, 1971, pág. s/p)
Nuevamente se observa a un grupo primario de apoyo que por desconocimiento o
negligencia no ejerce su función de protección y permite que se violente la Ley en uno de sus
integrantes.
Con respecto a la forma de inicio de las relaciones de pareja que establecieron estas
jóvenes, cabe señalar que tuvieron un inicio violento ya sea bajo la figura de estupro o violación.
Una de ellas manifestó: “(…) me dio una pastilla chiquita para el dolor cabeza, cuando desperté
estaba desnuda a su lado. Entendí lo que había pasado y pensé que ahora él tenía que hacerse
cargo de mí. Así es como comenzó todo.” (Entrevista 6, 2016) .
(…) entonces él me coge a la fuerza, me mete en un cuarto y me encierra (…), así
es que me secuestró prácticamente (…), yo le suplicaba que me quería ir, (…), lo cierto
es que me viola y luego de eso comienza a golpearme porque supuestamente ya no era
niña (…) (Entrevista 4, 2016)
61
Tanto la violación como el rapto de menores estuvieron también tipificado en el Código
Penal:
Art. 512.- Es violación el acceso carnal, con introducción total o parcial del
miembro viril, por vía oral, anal o vaginal; o, la introducción, por vía vaginal o anal, de
los objetos, dedos u órganos distintos del miembro viril, a una persona de cualquier sexo,
en los siguientes casos: 1o.- Cuando la víctima fuere menor de catorce años; 2o.- Cuando
la persona ofendida se hallare privada de la razón o del sentido, o cuando por enfermedad
o por cualquier otra causa no pudiera resistirse; y, 3o.- Cuando se usare de violencia,
amenaza o de intimidación. (Congreso Nacional del Ecuador, 1971, pág. s/p)
Art. 513.- El delito de violación será reprimido con reclusión mayor especial de
dieciséis a veinticinco años, en el número 1 del artículo anterior; y, con reclusión mayor
extraordinaria de doce a dieciséis años, en los números 2 y 3 del mismo artículo.
(Congreso Nacional del Ecuador, 1971, pág. s/p)
Art. 529.- Será reprimido con prisión de uno a cinco años y multa de seis a dieciséis
dólares de los Estados Unidos de Norte América el que, con fines deshonestos, por medio
de violencias, artificios o amenazas, hubiere arrebatado o hecho arrebatar a un menor de
más de siete años de edad. (Congreso Nacional del Ecuador, 1971, pág. s/p)
Como se puede evidenciar por el relato de las protagonistas, el inicio de las relaciones
conyugales comienza con extremada violencia, con delitos claramente tipificados en la Ley. En
estos dos casos ambas adolescentes fueron abandonadas por sus familias de origen, por lo que
el grupo primario de apoyo vuelve a fallar en el cumplimiento de la función de protección.
Nunca se presentó una denuncia en los delitos arriba descritos, muy por el contrario,
ambas situaciones fueron aceptadas y comenzó una vida conyugal prematura, insatisfactoria y
plagada de maltratos.
Los hechos violentos continuaron mientras duraron estas relaciones y en otros casos
continúa aun. Una de las entrevistadas, que desde hace 25 años permanece junto a su pareja,
refirió los hechos vividos cuando contaba con 19 años y su hijo tenía 3:
62
“Entonces me dice: ¡hasta hoy vives! Entonces me golpeaba con el machete y yo
dije ¡Dios mío! y yo levanté los brazos me cubrí la cara. Sí, porque ese machetazo iba a
la cara y el cuello (…) Como quiera no me quedó marcas. Marcas tengo sólo aquí en la
mano”. (Entrevista 3, 2016)
Aquí como se puede claramente ver, hubo un intento de femicidio, también se repite en
otras participantes;
(…) yo no podía esconderme en ninguna parte. Una vez me escondí en el fondo de
Las Malvinas, como ellos eran como seis hermanos, llegaron armados, patearon las
puertas a las once de la noche y me llevaron de regreso. Me metió una paliza, de tal
manera que yo quedé como tres días sin poder reconocer a nadie (…) (Entrevista 6, 2016)
La figura de femicidio no se encontraba tipificada en el Código penal de 1971.
En todos estos relatos se evidenció la naturalización de violencia en sí y como parte de
la relación marital, la sumisión a la voluntad del varón aprendida desde las etapas más
tempranas de la infancia y continuada en la etapa de la adolescencia y adultez. Una de las
participantes refirió acerca de sus embarazos:
(…) Cuando él empezó a pegarme yo sentí que no quería tener más hijos con él; yo
decía si este hombre así me pega, ¿que será cuando yo tenga más muchachos?; y de ahí
salí embarazada de mi siguiente hijo (…) Él se iba durante todo el embarazo; cuando ya
daba a luz, el venía otra vez y estaba a la fuerza conmigo y volvía a quedar embarazada
(…), pero era algo, como le digo, comencé a detestarme yo misma. (…). (Entrevista 6,
2016)
En el anterior relato se pone de manifiesto una sumisión total a lo que deseaba la pareja,
a pesar que ella no lo quería, permitía violaciones, abandono, intentos de asesinato, aun así lejos
de tomar una decisión se comenzó a detestar a sí misma.
Otro de los aspectos importantes a analizar, en este punto, es la calidad del apego que se
generó en las entrevistadas respecto a las personas significativas para cada una de ellas.
Espina sugiere que:
63
El apego desorganizado, tipo D, ha sido hallado en los niños maltratados. Es
frecuente que los padres pertenecientes a este modelo se hayan visto en situaciones de
riesgo en las que estaban totalmente indefensos o ante cuidadores hostiles y el efecto de
estas experiencias lo extrapolan a la relación con sus hijos, mostrando acciones
contradictorias, desorganizadas y desorientadas. El apego desorganizado alcanza un
rango de 15% a 25% en la población normal pero un 80% en los casos de maltrato. Este
apego incluye una mezcla de evitativo y ambivalente o un conflicto de
acercamiento/evitación creado por el miedo a la figura de apego que puede maltratar al
niño. (Espina , 2005, pág. 6)
Con estas reflexiones se puede inferir que la calidad de apego que estas jóvenes
desarrollaron en su infancia era de tipo D, luego con sus parejas violentas el apego habría sido
lo que Loubat O, Ponce N, & Salas M (2007), denominaron tipo de apego preocupado, el mismo
que se “(…) caracteriza por desarrollar modelos de sí mismos como poco inteligentes,
inseguros, y de los otros como desconfiables y reacios a comprometerse en relaciones íntimas;
frecuentemente se preocupan de que sus parejas no los quieran y sienten temor al abandono
(…)”, lo que explicaría que se hayan mantenido junto a sus parejas violentas y no hayan hecho
uso de los recursos legales que tenían a su alcance para su autoprotección.
Yo a él lo odiaba con mi vida, no lo podía ver. Se dio la oportunidad y él me dio
una puñetiza. Yo tenía una pluma y le enterré en la pierna, le apuñaleé con una pluma.
(…) en esas ocasiones yo ya me arrinconaba para que me pegara. (…) Yo decidí
quedarme, acepté que ese era mi calvario. (…) Cuando nos separamos, yo lloraba a gritos,
extrañaba los golpes, extrañaba que me pegara. (Entrevista 4, 2016)
“Sí, maltrato…. Mucho, mucho, mucho llanto. (…) yo quería trabajar para separarme de
él y ya conseguí trabajo, pero no lo hice. Seguí con él. Ya por último no sabía si era por
costumbre o por amor,” (Entrevista 1, 2016)
Los fragmentos de estas entrevistas estarían confirmando el hecho de que los niños y
niñas que desarrollan un tipo de apego tipo D, tienden a desarrollar en etapas de su vida
posteriores apego similar al de su infancia. Es más, tienden a permanecer junto a sus agresores
y como relatan las entrevistadas, luego se habitúan y hasta llegan a extrañar los hechos
violentos.
64
Para Loubat O, Ponce N, & Salas M (2007) este fenómeno se comprendería de la siguiente
manera:
Dentro de las explicaciones a esta permanencia junto al agresor, se encuentra el
hecho que muchas veces la víctima forma un vínculo afectivo con sus agresores, el cual
va aumentando gradualmente y que llega al punto que la mujer se identifique con su
agresor, entendiendo y justificando el maltrato. (Loubat O, Ponce N, & Salas M, 2007,
pág. s/p)
Respecto a la justificación una de las participantes refiere cuando se le pregunta por qué
aguantó los hechos violentos por parte de su pareja:
La madre (de la pareja) murió cuando tenía 9 años, entonces él ha quedado a
expensas de los hermanos de 14 y 13 años, entonces la vida comenzó libremente,
mundanamente, donde se podía, ¿no? No cuenta todo, sino que me ha contado partes, que
después se fue a trabajar con un señor en una hacienda, que ahí lo hacían trabajar, pero
que si lo trataban bien, que después se iba a otros lados y lo trataban mal y así
sucesivamente (…) (Entrevista 1, 2016)
Habiendo aceptado la violencia como un hecho inherente a la relación de afecto y
habiendo desarrollado apego hacia el agresor, se vuelve menos probable la denuncia de los
hechos violentos.
Comportamiento del grupo primario de apoyo durante los hechos violentos
Fue importante descubrir que un hecho era constante en las entrevistas: la ausencia del
apoyo familiar. La Tabla 6 refleja justamente este aspecto, es decir la actitud predominante en
el grupo primario de apoyo frente a los hechos violentos que vivió uno de sus miembros.
Solamente una de las entrevistadas (que aún vive en la relación violenta), contó con el
apoyo incondicional de la familia, mientras que en un segundo caso, el apoyo se restringe al
acompañamiento, entendido como el escuchar a la persona afectada, pero no hay un
compromiso para con la persona violentada. Una persona no contó con ningún grupo primario
de apoyo. En el resto de los casos el grupo primario de apoyo se mostró abiertamente en contra
de la separación.
65
Una de las entrevistadas relató, refiriéndose al momento en que reencontró a su tía:
Se lo suplico, sáqueme de aquí, porque no me dejan salir. Pero todo lo contrario, mi
tía Flor vino y le dio una voz de aliento a la vieja esa y me dijo: no, usted vino a buscar
marido, ahí está; tiene que vivir donde está su marido (Entrevista 4, 2016)
Otra entrevistada acotó: “(…) yo no tenía a nadie que me ayude cuidando a mi hija, nadie.
Mi mamá siempre en sus cosas, mi hermana también; claro que sí, yo digo que nunca. Que
siempre fue un no, rotundo no. ” (Entrevista 1, 2016)
Dos de las entrevistadas que sufrieron abandono relataron:
(…) yo he sido sola aquí en Guayaquil, no he tenido familia, yo fui sola aquí cuando
vine de la península aquí a vivir con él, sola yo. Familiar no tengo aquí. Entonces todos
mis problemas me los cogía yo mismo. Me los encerraba yo misma (…) yo quería alguien
que me apoyara… que me ayudara a salir de eso (…) (Entrevista 2, 2016)
Usted sabe, lo primero que uno busca es a la familia, y yo no tenía a nadie; o a algún
amigo o amiga que me quisiera ayudar, (…) yo dije, voy a buscar a mi familia para que
este hombre ya no me esté maltratando, pensé que como no tenía familia, él me
maltrataba; y me tocó volver de Limones para acá, porque no encontré a nadie y tuve que
volver con él. Solamente alcé la mirada al cielo y pensé: Señor, tu sabes que no tengo a
nadie aparte de mis muchachos. (Entrevista 6, 2016)
Tabla 6 Grupo primario durante la crisis violenta
Pa
rtic
ipa
nte
Aco
mp
añ
am
ien
to
Ap
oy
o e
con
óm
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Aco
gid
a
Ab
an
do
no
Observaciones
1 x No apoyó la separación
2 x No apoyó la separación
3 x No apoyó la separación
4 x No apoyó la separación
5 x x x Apoya la separación
6 x No contó con grupo primario de apoyo
7 x No apoyó la separación
66
Figura 3 Apoyo a la separación
Figura 4 Reacciones ante la crisis
No apoyó la
separación
72%
Apoyó la
separacion
14%
No contó con
grupo
primario de
apoyo
14%
Comportamiento del grupo primario de apoyo
durante la crisis
Acompañamiento
22%
Apoyo
económico
11%
Acogida
11%
Abandono
56%
Comportamiento del grupo primario de apoyo
durante la crisis
67
Estas jóvenes no tuvieron ningún apoyo de quienes estaban en la obligación de
brindárselo. En casos de crisis para todos los seres humanos es importante contar con la
solidaridad y ayuda de las personas más cercanas a ellos, de lo contrario, el peso emocional al
que están sometidas es demasiado pesado. Esto se configuraría como otra de las causas del
silencio de las jóvenes.
Resultados obtenidos de la aplicación de la prueba FF- SIL
La Tabla 7 refleja los resultados obtenidos de la aplicación de la prueba. Cuatro de las
siete participantes ya no viven en la relación violenta y han logrado ellas y sus hijos, la mayoría
de ellos adultos jóvenes, hogares con un moderado puntaje de funcionalidad, sin embargo en
todos los casos los ítems relacionados con los roles las siete entrevistadas alcanzan un puntaje
que oscila entre seis y dos y reportaron ser ellas quienes asumen todo el peso de las tareas en
casa y gran parte de la manutención del hogar.
En el caso de las entrevistadas que aún permanecen con sus parejas, se reportaron totales
entre 22 y 34 que reflejan un grado de disfuncionalidad que va desde severamente disfuncional
a disfuncional. Las participantes que no permanecen en la relación violenta, todas alcanzaron
puntajes entre 45 y 54 que corresponde a moderadamente funcional.
Tabla 7 Funcionalidad familiar
En cuanto a la cohesión familiar alcanzaron puntaje igual o mayor de siete, cuatro de las
participantes que terminaron la relación violenta. De las que aún permanecían en la relación
violenta, únicamente una con una familia disfuncional alcanzó el puntaje de ocho, las otras dos
participantes alcanzaron puntajes cuatro y cinco.
Par
tici
pan
te
Per
man
enci
a en
la r
elac
ión
Coh
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Arm
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Com
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ión
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bili
dad
Afe
ctiv
idad
Rol
es
Ad
apta
bili
dad
Tot
al
Funcionalidad
1 No 7 8 9 8 8 5 9 54 Moderadamente funcional
2 No 7 9 9 10 9 4 6 54 Moderadamente funcional
3 Si 5 6 4 4 4 3 3 29 Disfuncional
4 No 8 7 8 6 6 3 7 45 Moderadamente funcional
5 Si 4 4 6 2 2 2 2 22 Severamente disfuncional
6 No 7 7 9 6 8 6 6 49 Moderadamente funcional
7 Si 8 6 3 4 5 4 4 34 Disfuncional
FF- SIL
68
En cuanto a la armonía familiar, las personas que terminaron la relación violenta
alcanzaron resultados que oscilan entre siete y nueve, el resto de participantes alcanzaron un
puntaje que oscila entre cuatro y seis.
En cuanto a la comunicación, las personas que terminaron la relación violenta alcanzaron
puntajes que oscilan entre ocho y nueve. De las personas que aún permanecían en la relación
violenta, solo una reportó un estilo de comunicación directa, el resto alcanzó niveles que
oscilaron entre tres y seis.
Los puntajes alcanzados en permeabilidad por los grupos que ya no viven en la relación
violenta alcanzan puntajes que oscilaron entre seis y diez, en tanto que los que aún permanecían
en ella obtuvieron puntajes entre dos y seis.
La afectividad en las familias que no vivían en violencia alcanza un puntaje entre seis y
nueve, mientras en las que aún permanecían en ella alcanzaron puntajes que oscilaron entre dos
y seis.
Acerca de los roles se dio arriba explicación.
En cuanto a la adaptabilidad familiar nuevamente las familias que ya no vivían en relación
violenta alcanzaron puntajes entre seis y nueve, mientras que aquellas que continuaban en la
relación violenta alcanzaron puntajes entre dos y cuatro.
Como se puede apreciar, la funcionalidad familiar aumentó en tanto se eliminó la relación
violenta, sin embargo la mujer, cabeza del hogar, permaneció siempre asumiendo roles de
servicio a la familia, renunciando al bienestar personal en pro de los hijos. Por lo tanto, continuó
el comportamiento aprendido por las mujeres, de estas familias, de renuncia y sacrificio.
69
Figura 5 Funcionalidad familiar
3.2.4. Factores psicosociales asociados a la no denuncia
Los factores psicosociales, como en esta investigación se concibieron, hacen referencia a
los elementos de la cultura, a la interacción triangular sujeto - grupo primario de apoyo – grupo
social, a la educación formal, a la subjetividad que nació de las participantes hacia los eventos
vividos.
La cultura patriarcal, imperante en la sociedad, creó condiciones que propiciaron el
maltrato a los que se vieron sometidas estas mujeres, las excluyó del ejercicio de sus derechos
a la educación, a la niñez feliz, a tener una familia que las proteja y las eduque, a una vida digna
y sin violencia.
Las entrevistadas no se atrevieron a pensar que eran sujetos de derechos, no lo pudieron
hacer, pues desde la niñez se habituaron a renunciar a los mismos. Cinco de ellas ni siquiera
escucharon hablar de esto durante sus primeros años de vida. Experimentaron dolor físico y
emocional, pero lo asumieron como parte habitual de sus vidas. Ni siquiera el atentado a la vida
que experimentaron tres de ellas les impulsó a reaccionar para defenderse, todo lo contrario,
dos de ellas imploraban a Dios que les ayude a sobrellevar todos los sinsabores.
Todos estos factores fueron generando malestar intenso, que sin embargo fue
experimentado como parte inherente a las relaciones de una pareja. No existió un
70
cuestionamiento si esto era correcto o no, sencillamente se asumió que así debía ser. Se creó de
esta manera una barrera imperceptible, pero poderosa, que impidió que estas mujeres ejerzan
su derecho a una vida libre de violencia y permitiendo la continuidad de este atropello.
3.3. Discusión de los resultados
Para este punto se buscaron investigaciones cuyos resultados sean aproximados a los del
presente trabajo. Se escogieron los que a continuación se detallan:
Para la peruana Cristina Valega (2015) los factores importantes serían las dificultades la
necesidad de mantener a los hijos, temor a las represalias que toma la pareja por la denuncia, la
presión social para que no lo haga, la resignación y aceptación de la forma de ser del varón, el
difícil acceso a los servicios de justicia, la ausencia de credibilidad de lo que plantea en la
denuncia por parte de las autoridades y finalmente la tramitología relacionada con el proceso
judicial.
Sobre este mismo tema, Delegación del Gobierno para la Violencia de Género (2015)
pudo evidenciar que en España se produjo el proceso de inhibición de la denuncia por los
siguientes factores: relacionados con la larga y dificultosa finalización de la relación violenta,
el agresor procura impedir a toda costa la denuncia, deterioro físico y psicológico. Temor al
proceso en sí, a no ser creídas, el futuro sin el agresor, a perder a los hijos. Vergüenza, no querer
perjudicar al agresor. Culpabilidad, presiones del entorno y familiares.
Para José Carpio (2013), aún persiste la idea que la mujer debe permanecer sumisa, al
varón, cuestión particular de un hogar o una pareja en la que es mejor no entrometerse. En
España, refiere Carpio, que la mayoría de maltratadas ha encontrado apoyo en la familia, pero,
así mismo, afirma que existe un número menor que no lo ha hecho, también hace referencia a
los sentimientos de dignidad y autovaloración menoscabados.
La paraguaya María Domínguez (2016) recoge testimonios de mujeres víctimas de
violencia en su país, los mismos que hacen referencia al temor a la pérdida de sus expedientes
en la función judicial, así como también a la presión familiar para que aguante la situación, hace
referencia también a que el hombre es percibido con más poder que la mujer, que no existe
apoyo del Estado y a los sentimientos de dignidad y autovaloración menoscabados.
71
Tabla 8 Discusión de resultados
Nota: Los aspectos sombreados se encontraron solo en esta investigación
Se pudo evidenciar que la mayoría de Estados tienen entre sus políticas públicas la lucha
contra este problema de salud pública y bienestar social. Sin embargo, a pesar de los esfuerzos
que se realizan nivel mundial, el problema persiste sin disminuir su fuerza.
Entre los estudios sobre el tema que se analizaron para el presente trabajo, casi todos
hacen referencia a la dependencia económica que tienen las mujeres maltratadas de sus
agresores, al temor, a la vergüenza, a los sentimientos de culpa, a la frustración frente al uso de
los servicios públicos de administración de justicia, bajo nivel educativo.
Posiblemente, el aporte más significativo de este trabajo sea el haber podido establecer,
que en el caso de la muestra estudiada en la presente investigación, no se produjo la dependencia
económica, lejos de esto, eran las víctimas las que sostenían al hogar y al propio agresor, es
Crisstina
Valega
Perú
Represalias
/ a no ser
creídas
Dificultad /se
duda de lo que
dice la mujer
No
refirieron
Aceptación
de la
situación
violenta
EconómicaNo se debe
denunciar
No
refirieron
Gobierno
español
A no ser
creídas / al
proceso
Dificultad
Proceso
largo de
ruptura
Presión
para seguir
aguantando
Deterioro
físico y
psicológico
No se debe
denunciar
Culpa,
vergüenza
José
Carpio
España
A ventilar
sus
problemas
en público
DificultadNo
refirieron
Apoya a la
víctimaNo refirieron
La mujer
debe
permanecer
sumisa
Dignidad y
autoestima
anuladas
María
Domínguez
Paraguay
A no ser
creídas
Dificultad /
Pérdida de
documentos
Se percibe
al varón
como más
poderoso
Presión
para seguir
aguantando
Económica
No hay
apoyo del
Estado
Dignidad y
autoestima
anuladas
Consejo
Nacional
Igualdad de
Género
Ecuador
A ventilar
sus
problemas
en público
Alto número de
mujeres que no
denuncian
No
refirieron
No
refirieron
Subordinación
y exclusión
Distribución
asimétrica del
poder
No
refirieron
Este
estudio
Represalias
/al proceso
Dificultad,
desconocimiento
total o parcial
Apego
preocupado
Ausente,
abandono
Deterioro
físico y
psicológico /
exclusión
Percepción
distorcionad
a del ejercicio
del derecho
Dignidad y
autoestima
anuladas
Factores sociales Subjetividad
Dependencia Social IndividualEstudios Temor Trámites
Relación
/pareja
Grupo
primario
72
probable que el hecho de que estas mujeres trabajaron desde la infancia haya sido el factor que
influyó en la continuidad de la relación laboral durante la relación violenta.
Otro aporte de este trabajo que la autora considera significativo, es haber podido realizar
un acercamiento a los grupos primarios de apoyo durante la niñez, adolescencia y durante la
etapa de violencia y haber analizado el por qué se produce la familiaridad acrítica hacia los
hechos violentos.
3.4. Conclusiones
Los factores psicológicos encontrados en la muestra están relacionados con los problemas
emocionales como la depresión y ansiedad que se generaron como consecuencia de una vida
plagada de inequidad y violencia. Por la narrativa y los resultados de las pruebas aplicadas se
pudo determinar que la concepción del mundo se elaboró desde la inseguridad, el temor a las
represalias; las creencias sobre violencia intrafamiliar que naturalizaron a la misma; la
percepción que el hombre es quien ostenta el poder y que a la mujer le debe sumisión; la
percepción de sí mismas como sujetos sin derechos. Todo esto contribuyó a que se genere una
autovaloración negativa que no permitió afrontar de manera adecuada el problema.
Entre los factores sociales identificados están la pobreza que obstaculizó el acceso a la
educación y salud, los códigos culturales sobre género que abarcan la exclusión de los espacios
laborales remunerados adecuadamente y que confinó al espacio doméstico y reproductivo a las
participantes. También aquí podemos mencionar a la carencia del apoyo familiar que tanto
hincapié hicieron las entrevistadas y a la calidad de afectividad desarrollada hacia sus parejas.
Existió un nexo intangible entre la subjetividad del grupo social que sometió a la
subjetividad individual de las víctimas, obligándolas al silencio y condenándolas a la
indefensión. Aunque experimentaron intenso sufrimiento a estas mujeres les resultó imposible
romper lo socialmente impuesto.
3.5. Recomendaciones
Diseñar para los usuarios en general, desde todos los niveles de la salud pública,
intervenciones psicoeducativas y psicoterapéuticas para el abordaje de la VIF, sus causas y
manera de afrontarla.
73
Diseñar estrategias multisectoriales, promovidas desde el sector salud, que favorezcan la
formación profesional e inserción laboral de las víctimas de la VIF.
Desarrollar charlas y talleres para usuarias y sus parejas de la casa de salud donde se llevó
a cabo la investigación, con el objetivo propiciar la formación de familias funcionales.
Coordinar con las áreas pertinentes del Estado, el trabajo con los adolescentes para
brindar psicoeducación referente a los roles dentro de la familia, género, adquisición de
habilidades de comunicación, resolución de problemas y derechos humanos.
Como una reflexión final, la autora consideró pertinente acoger las palabras Engels (2006), por
considerar que estas frases gozan y hoy en día de vigencia plena y ofrecen un panorama
histórico lo suficientemente claro y necesario para entender la magnitud del fenómeno
abordado.
El derrocamiento del derecho materno fue la gran derrota histórica del sexo
femenino en todo el mundo. El hombre empuño también las riendas de la casa; la mujer
se vio degradada, convertido en la servidora, en la esclava de la lujuria del hombre, en un
simple instrumento de reproducción. Esta baja condición de la mujer, que se manifiesta
sobre todo entre los griegos de los tiempos heroicos y, más aun, en los tiempos de los
clásicos, ha sido gradualmente retocada, disimulada y, en ciertos sitios, hasta revestida de
formas más suaves, pero no, ni mucho menos, abolida. (Engels, 2006, pág. 33).
74
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ANEXOS
ANEXOS
Anexo 1A
Solicitud y autorización de Gerencia
Anexo 1B
Pronunciamiento del Comité de Ética
Anexo 2
Consentimiento informado
Yo, , con cédula de ciudadanía ,
luego que se me ha explicado el objetivo de este documento, doy mi consentimiento de manera
voluntaria y espontánea para que la recolección, análisis, interpretación y socialización de datos
aportados por mí sobre el tema “Factores psicosociales que obstaculizan la denuncia de la
violencia intrafamiliar en las usuarias del Hospital Matilde Hidalgo de Prócel”. Autorizo, en
caso de ser necesario, los medios de grabación, pues soy consciente que el manejo de los datos
se realizará de manera anónima y se utilizarán con los fines arriba señalados, como parte del
trabajo de tesis de Maestría en Psicología Clínica, que se encuentra realizando la psicóloga
clínica Aída León Galarza, en la Universidad de Guayaquil.
Se me ha explicado, también, que puedo parar el proceso en el momento que me sienta
incómoda con alguna pregunta o actitud de la investigadora.
Entrevistada
Cédula de ciudadanía No.
Guayaquil, de 2016
Anexo 3 Encuesta socioeconómica
Edad Procedencia Lugar de nacimiento
Soltera Divorciada Viuda Edad de inicio
Casada Unión libre Separada Cantidad
Ninguna Primaria Secundaria Superior
Deserción Si No
Bono desarrollo humano Bono Joaquín Gallegos Otros
Pensión por alimentos Migrantes Canasta básica cubierta
Hijos anterior pareja Hijos pareja actual Otros a cargo
Persona / discapacidad Adulto mayor ¿Es cuidadora?
Buena Regular Mala Explique
Consumo de alcohol Consumo de tabaco Otras drogas
Edad Procedencia Lugar de nacimiento
Soltero Divorciado Viudo Edad de inicio
Casado Union libre Separado Cantidad
Primaria Secundaria Superior
Deserción Si No
Bono desarrollo humano Bono Joaquín Gallegos Otros
Pensión por alimentos Migrantes Canasta básica cubierta
Hijos anterior pareja Hijos pareja actual Otros a cargo
Persona / discapacidad Adulto mayor ¿Es cuidadora?
Buena Regular Mala Explique
Consumo de alcohol Consumo de tabaco Otras drogas
Propia Familia acogiente Alquilada
Habitacion para
parejaSi No 1 solo ambiente Si No
Ducha Servicio higiénico Lavamanos
Cocina
individualEntrada individual Caña Cemento Mixta
En construcción Terminada Agua potable
Motivo de la deserción
Trabajo remunerado
Estado civil
Salud
Antes de la relación Durante la relación Actualmente
Salud
Relaciones
maritales
Agresor
Estado civil
EducaciónMotivo de la deserción
Antes de la relación Durante la relación Actualmente
Relaciones
maritales
Trabajo
remunerado
Otros ingresos
Familiares
dependientes
Otros ingresos
Familiares
dependientes
Participante
Encuesta socioeconómica
Educación
Vivienda
Otra
Anexo 4
Guía de entrevista en profundidad
1. Evidenciando los hechos:
a. ¿Cómo se ha sentido usted en sus relaciones de pareja?
b. Si Usted alguna vez se ha sentido incómoda en su relación, ¿podría explicar por qué?
c. ¿Se siente segura con su pareja?
d. ¿Se siente usted realizada como mujer, madre, esposa, hermana, hija, con su trabajo
o sencillamente con algo que le guste hacer?
e. ¿Disfruta usted de paseos, de reuniones con familiares y amigos, de sus relaciones,
de su página de internet, de sus comunicaciones personales?
f. ¿El dinero que usted maneja de donde proviene? ¿Le alcanza esa suma para los gastos
de su casa?
g. ¿Sus relaciones sexuales son satisfactorias? ¿Sus hijos o hijas son jóvenes, niñas o
niños saludables y felices?
h. ¿La vida en su hogar es armoniosa? ¿Las relaciones de los miembros de la familia
son saludables y cordiales?
i. ¿Sus hijos cómo van en la escuela y colegio?
2. Historia familiar:
a. ¿Cómo era la vida en su familia de origen?
b. ¿Cómo es la vida de las otras mujeres de su familia, vecindario, conocidas?
c. ¿Cómo se comportaban los varones en su familia, su papá, sus abuelos, sus hermanos,
sus tíos, otros varones cercanos?
d. ¿Qué decían de estos varones sus parejas? ¿Cómo se comportaban ellas?
e. ¿Su comportamiento personal es parecido a la manera en que ellas se comportaban?
f. ¿Qué ha escuchado comentar a las mujeres de su familia, respecto a la vida de ellas
mismas?
3. Género:
a. Según usted, ¿Cuáles son cualidades más importantes en una niña? ¿Cuáles en un
niño? ¿Cómo deben ser los juegos de una niña? ¿Cómo deben ser los juegos de un
niño?
b. ¿Hay actividades que sólo deben hacer las mujeres? ¿Hay actividades que sólo
pueden hacer los hombres?
c. ¿Cuál es el comportamiento correcto de una mujer? ¿Cuál es el comportamiento
correcto de un hombre?
4. Relaciones de pareja
a. Según usted, ¿Cómo deberían ser las relaciones entre hombre y mujer?
b. ¿Me podría relatar cómo es una familia en la que todo marcha bien? ¿Cómo son los
padres, como son los hijos?
c. ¿Usted puede contar cosas de su vida a otras personas con facilidad?
d. ¿Qué opina usted, acerca de que otras personas también viven de forma parecida?
e. ¿Considera usted, que siempre alguien tiene que tener “carácter fuerte” en la familia
para que todo marche bien? ¿Quién debe ser esa persona, en qué circunstancias?
f. Cuando un hombre y una mujer no llegan a un acuerdo sobre algo, ¿qué debe hacer
el hombre, qué debe hacer la mujer?
g. ¿Considera usted que a cada nueva pareja que tiene una mujer, debe darle un hijo?
h. ¿Considera usted que la nueva pareja es quien debe mantener a los hijos de otros
compromisos, porque así, con hijos, conoció a la mujer?
i. ¿Cómo entiende usted la frase “soy más madre que mujer”?
j. ¿Cree usted que en nuestro medio son buenas las relaciones entre hombres y mujeres?
¿Por qué?
5. Derechos:
a. En nuestro país hay leyes que la protegen a usted y a sus hijos, ¿Qué leyes respecto
a eso conoce usted? ¿Ha escuchado usted acerca de las medidas de protección?
b. La manera de ejercer sus derechos, para que la Ley la proteja, es mediante la
denuncia, ¿Qué conoce usted acerca de eso?
c. ¿Ha realizado usted alguna vez una denuncia? ¿Por qué? ¿Lo haría ahora? ¿Por qué?
d. ¿Qué piensa usted sobre la denuncia?
e. ¿Considera usted que en nuestro país se puede hacer justicia con respecto a la
violencia intrafamiliar?
f. ¿Cree usted que es justo que la madre reclame al padre la manutención de los hijos a
través de los organismos judiciales?
g. ¿Usted denunciaría la violencia o demandaría alimentos por la vía judicial? ¿Por qué?
Anexo 5
H-T-P Ficha Técnica
Nombre: H-T-P – Test Casa-Árbol-Persona
Autor: John N. Buck
Traducción al Español: Lic. Blanca Eugenia Romero Soto (Universidad de las Américas-
Puebla)
Tiempo de aplicación: 30-90 minutos
Tipo de prueba: Test Proyectivo
Edad de aplicación: desde 8 años en adelante
Formas de aplicación: individual
Área que evalúa:
Brinda información acerca de la manera en que un individuo experimenta su yo en relación con
los demás y con su ambiente familiar. El H-T-P facilita elementos de la personalidad y áreas de
conflicto en el entorno terapéutico.
Materiales de aplicación:
Manual de aplicación H-T-P
Papel bond tamaño carta
Lápiz
Goma de borrador
Sacapuntas o afila lápices
Anexo 6
Cuestionario de funcionamiento familiar FF-SIL
A continuación les presentamos una serie de situaciones que pueden ocurrir o no en su familia.
Necesitamos que usted clasifique y puntúe su respuesta, según la frecuencia con la que ocurre
la situación.
La puntuación es de la siguiente manera:
Casi nunca 1, pocas veces 2, a veces 3, muchas veces 4, casi siempre 2
Casi
nunca
Pocas
veces
A
veces
Muchas
veces
Casi
siempre
1 Se toman decisiones en familia para cosas importantes.
2 En mi casa predomina la armonía.
3 En mi casa cada uno cumple con sus responsabilidades
4 Las manifestaciones de cariño son habituales en mi
familia.
5 Nos expresamos de manera clara sin insinuaciones
6 Podemos aceptar los defectos de los demás y
sobrellevarlos
7 Tomamos en consideración las experiencias de las otras
familias.
8 Cuando alguno de la familia tiene un problema, los
demás lo ayudan.
9 Se distribuyen las tareas, para que nadie esté
sobrecargado.
10 Las costumbres familiares pueden modificarse ante
determinadas situaciones.
11 Podemos conversar diversos temas sin temor.
12 Ante una situación familiar difícil, somos capaces de
buscar ayuda en otras personas.
13 Los intereses y necesidades de cada quien son respetados
por el núcleo familiar.
14 Nos demostramos el cariño que nos tenemos.
Baremo:
De 70 a 57 puntos - familia funcional
De 56 a 43 puntos - familia moderadamente funcional
De 42 a 28 puntos - familia disfuncional
De 27 a 14 puntos - familia severamente disfuncional