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UNIVERSIDAD DE COSTA RICA FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES ESCUELA DE PSICOLOGÍA TESIS PARA OPTAR POR EL GRADO DE LICENCIATURA EN PSICOLOGÍA “Perfiles de rendimiento neuropsicológico en niños y niñas con trauma craneoencefálico: atención, control inhibitorio y memoria de trabajo” Sustentantes: Daniela Hernández Ramírez Carné A73170 María Gabriela Jiménez Montero Carné A83281 Comité Asesor Directora: Dra. Mónica Salazar Villanea Lector: Dr. Jaime Fornaguera Trias Lector: Lic. Luis Diego Conejo Bolaños Ciudad Universitaria “Rodrigo Facio” Costa Rica 2015

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UNIVERSIDAD DE COSTA RICA

FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES

ESCUELA DE PSICOLOGÍA

TESIS PARA OPTAR POR EL GRADO DE LICENCIATURA EN PSICOLOGÍA

“Perfiles de rendimiento neuropsicológico en niños y niñas con trauma craneoencefálico: atención, control inhibitorio y memoria de trabajo”

Sustentantes:

Daniela Hernández Ramírez

Carné A73170

María Gabriela Jiménez Montero

Carné A83281

Comité Asesor

Directora: Dra. Mónica Salazar Villanea

Lector: Dr. Jaime Fornaguera Trias

Lector: Lic. Luis Diego Conejo Bolaños

Ciudad Universitaria “Rodrigo Facio”

Costa Rica

2015

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Tabla de contenido

1.  Introducción   4  

2.  Marco  de  Referencia   6  2.1  Funciones  Ejecutivas  (FE)   6  2.2  Lesión  Cerebral  Traumática   13  2.3  Relación  entre  atención  y  trauma  craneocencefálico   16  2.4  Control  Inhibitorio   18  2.5  Memoria  de  Trabajo   21  2.6  Recuperación  en  niños  y  niñas  con  trauma  craneoencefálico   24  

3.  Justificación   27  3.1  Planteamiento  del  problema   29  3.2  Hipótesis   29  3.3  Objetivo  General   30  3.3.1  Objetivos  Específicos   30  

4.  Metodología   31  4.1  Tipo  de  estudio   31  4.2  Participantes  y  Procedimiento  general   31  4.2.1.  Descripción  de  la  muestra   31  4.2.2  Caracterización  de  la  población  de  estudio:  datos  sociodemográficos   34  4.2.3  Caracterización  de  la  población  de  estudio:  condiciones  médicas  y  tratamiento  farmacológico   36  4.2.4  Caracterización  de  la  población  de  estudio:  especificidad  del  trauma  craneoencefálico  en  los  niños  y  niñas   38  4.2.5  Caracterización  del  rendimiento  en  pruebas  psicométricas:  atención,  memoria  de  trabajo  y  control  inhibitorio  según  sexo  y  localización  del  trauma  craneoncefálico   42  

4.3  Instrumentos   44  4.3.1  Medidas  de  Atención   44  4.3.2  Medidas  de  Memoria  de  Trabajo   47  4.3.3  Medidas  de  Control  inhibitorio   49  

5.  Resultados   51  5.1  Rendimiento  neuropsicológico  según  severidad  del  trauma  craneoencefálico   51  5.2  Rendimiento  neuropsicológico  según  severidad  y  edad  de  ocurrido  el  trauma      craneoencefálico   56  5.3  Rendimiento  neuropsicológico  según  severidad  y  tiempo  transcurrido  entre  el  trauma  craneoncefálico  y  evaluación   68  5.4  Inventario  de  las  funciones  ejecutivas  en  la  infancia  (CHEXI):  Reporte  de  padres  y  madres   77  

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6.  Discusión   83  6.1  Atención   85  6.2  Memoria  De  Trabajo   88  6.3  Control  Inhibitorio   92  6.4  Severidad   93  6.5  Edad  de  ocurrencia  del  trauma  craneoencefálico   94  6.6  Tiempo  transcurrido  desde  el  trauma  craneoencefálico  hasta  la  evaluación   96  6.7  Localización  de  la  lesión   98  6.8  Caracterización  por  sexo   101  6.9  Evaluación  conductual  tras  un  trauma  craneoencefálico   104  

7.  Conclusiones   105  

8.  Recomendaciones   109  

9.  Limitaciones   111  

10.  Referencias   112  

11.  ANEXOS   125  Anexo  11.1:  Consentimiento  Informado  para  Padres  y  Madres  de  niños(as)  participantes  en  el  estudio   125  Anexo  11.2:  Cuestionario  de  características  sociodemográficas  de  la  familia  e  historia  del  trauma  craneoencefálico   128  Anexo  11.3:  Inventario  de  las  Funciones  Ejecutivas  en  la  infancia  para  padres  y  madres  136  

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1. Introducción

Actualmente existe gran diversidad de estudios en Psicología con población infantil que

permiten establecer un esquema general de desarrollo y conocer su dinámica, características y

calidad que varían de niño a niño. Estas diferencias están basadas en la configuración biológica

de cada niño y niña, así como en el ambiente en el cual se desarrollan; en donde la exposición a

algunos eventos y experiencias pueden disminuir o aumentar las probabilidades de que el

desarrollo del niño continúe su curso en condiciones normales (Pollitt, Caycho, 2010).

Recientemente en el ámbito costarricense se ha incrementado el estudio de variables

cognitivas en población infantil (Ballestero, 2011; Campos, 2012; Conejo y Garnier, 2011), sin

embargo el trabajo con población clínica infantil ha sido poco atendido (Arias, 2007) y el

abordaje desde la Neuropsicología es escaso; es por esto que el presente estudio se ha dirigido a

esta población en particular.

El énfasis en el estudio de procesos cognitivos superiores parte del reconocimiento de su

importancia en el desarrollo humano a lo largo del ciclo vital para el establecimiento y

optimización de las relaciones sociales, que son esenciales para incorporarse y desenvolverse de

manera autónoma en la sociedad (Ganesalingam, Sanson, Anderson, Yeates, 2007).

De manera más específica, el interés por el estudio de la atención, memoria de trabajo y

control inhibitorio, radica por un lado en su protagonismo para la resolución de problemas y

tareas que se nos presentan diariamente, y en la relevancia del correcto funcionamiento de estos

procesos para poder alcanzar el éxito dentro del sistema educativo y laboral (García, Bernabeu y

Roig-Rovira, 2010). Por otro lado, en la frecuencia con que se demuestra en la literatura que estas

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funciones ejecutivas se ven afectadas por un trauma craneoencefálico (MCallister, Flashman,

Sparling y Sayking, 2003; Rieger y Gauggel; 2002).

De esta manera, el presente trabajo describe los perfiles de rendimiento neuropsicológico

en atención, memoria de trabajo y control inhibitorio en niños y niñas que sufrieron un trauma

craneoencefálico entre los 0 y 12 años, referidos desde el Hospital Nacional de Niños. Lo anterior

se realizó mediante la aplicación de pruebas neuropsicológicas específicas.

Esta investigación es de tipo exploratoria y descriptiva se centró en los efectos que sobre

las funciones ejecutivas tienen los traumas craneoencefálicos, y permitió caracterizar una muestra

de la población infantil, para eventualmente lograr una mejor toma de decisiones en los sistemas

de salud y sus enlaces con los sistemas educativos, diseñando en futuros estudios procesos de

rehabilitación que potencien sus posibilidades de desarrollo óptimo.

A continuación se presentan dentro del marco referencial, las definiciones de las

principales variables a estudiar y su afectación después de un trauma craneoncefálico.

Posteriormente se presenta la justificación, problema, hipótesis y objetivos; seguido de la

metodología.

Se describen también los instrumentos utilizados para medir las variables de control

inhibitorio, atención y memoria de trabajo. Luego se muestran los resultados obtenidos en la

investigación, para luego centrarse en su interpretación en el apartado de discusión.

En la sección de conclusiones se muestran los principales hallazgos del estudio. Por

último se mencionan las recomendaciones para futuros estudios y las limitaciones de la presente

investigación.

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2. Marco de Referencia

2.1 Funciones Ejecutivas (FE)

Las funciones ejecutivas consisten básicamente en aquellas capacidades que le permiten

al individuo tener un comportamiento independiente e intencionado (Barroso y León-Carrión,

2002). Diversos autores coinciden en establecer que dichas funciones son intrínsecas a la

capacidad de responder de forma adaptativa a situaciones novedosas, además de ser la base de

muchas habilidades cognitivas, emocionales y sociales del individuo (Howieson, Lezak y Loring,

2004). Estas funciones han sido conceptualizadas y clasificadas de distintas maneras, Lezak

(2004) menciona cuatro componentes fundamentales: (1) volición; (2) planeación; (3) acción

intencionada; y (4) desempeño eficaz. Cada uno de ellos involucra un conjunto distintivo de

comportamientos relacionados con la actividad.

Las funciones ejecutivas fueron expuestas en un primer momento por Luria (1980). Dicho

autor distingue tres unidades fundamentales en el cerebro: (1) alerta/motivación (sistema límbico

y reticular); (2) recepción, procesamiento y almacenamiento de la información (áreas post-

rolándicas y áreas corticales), y (3) programación, control y verificación, dependiendo de la

actividad de la corteza prefrontal (Ardila, 2008).

En el análisis de las FE, actualmente existe una falta de consenso e imprecisión en el

establecimiento de una definición conceptual y operacional. Mientras que algunos autores las

enmarcan como funciones metacognitivas y emocionales dependientes de sistemas cerebrales

distintos (Fuster, 1989; Malloy y Aloia, 1998; Ardila y Ostrosky, 2008), otros las han clasificado

como funciones ejecutivas “frías y calientes” (Zelazo y Cunningham, 2007). Cabe rescatar que

las FE frías están vinculadas con la solución de problemas descontextualizados y abstractos, y no

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involucran una activación emocional, por lo que son consideradas lógicas y mecánicas. Por otro

lado, las FE calientes involucran aspectos más emocionales, como lo son las “creencias” y/o

“deseos” (Grafman y Litvan, 1999).

Al contrastar las distintas definiciones establecidas, es posible hallar algunos aspectos en

común: de forma genérica el término de funciones ejecutivas se refiere constantemente al control

de la cognición y a la regulación de la conducta a través de diferentes procesos cognitivos

relacionados entre sí, de tal manera que el concepto en sí se ha utilizado con el fin de describir un

conjunto amplio de procesos (Tirapu-Ustárroz, Muñoz-Céspedez, Pelegrín, 2002).

Para Luria (citado en Ramírez y Ostrosky, 2009) las FE son las encargadas de la

intencionalidad, la formulación de metas y los planes de acción subordinada a éstas. Además se

les relaciona con la identificación de rutinas cognitivas apropiadas a las metas, el acceso

secuencial a esas rutinas, la transición temporal ordenada que va de una rutina a otra, y la

evaluación del resultado de las acciones. Similar a lo anterior, Howieson, Lezak y Loring (2004)

plantean su definición abarcando distintos elementos que logran una mejor comprensión de las

mismas, refiriéndose a ellas como una constelación de capacidades implicadas en la formulación

de metas, planificación para su logro y ejecución de la conducta de un modo eficaz. Por las

razones anteriormente mencionadas, dicha concepción teórica es la que ha sido utilizada en la

presente investigación.

De acuerdo con los autores Howieson, Lezak y Loring (2004) las FE pueden agruparse en

torno a una serie de componentes: las capacidades necesarias para formular metas (motivación,

conciencia de sí mismo y modo en el que percibe su relación con el mundo), las facultades

empleadas en la planificación de los procesos y las estrategias para lograr los objetivos

(capacidad de adoptar una actitud abstracta, valorar las diferentes posibilidades y desarrollar un

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marco conceptual que permita dirigir la actividad), las capacidades implicadas en la ejecución de

planes (capacidad de iniciar, proseguir y detener secuencias complejas de conducta de un modo

ordenado e integrado) y las aptitudes para llevar a cabo esas actividades de un modo eficaz

(controlar, corregir y autorregular el tiempo, la intensidad y otros aspectos cualitativos de la

ejecución) (Howieson, Lezak y Loring, 2004). Se torna fundamental comprender dicho

planteamiento, ya que este ha sido utilizado como referencia para el abordaje sobre el desarrollo

de las FE durante la infancia temprana. Entendiendo esta etapa de desarrollo como la

comprendida entre los 3-5 años edad, pues según lo propuesto por Rice (1997), el desarrollo

infantil presenta cuatro subperíodos del desarrollo: Prenatal, desde la concepción al nacimiento,

Infancia (0-2 años), Niñez Temprana (3-5 años) y Niñez Intermedia (6 a 11 años). Es en la niñez

temprana cuando se empieza a desarrollar el autoconcepto y la identidad, adquiriendo roles de

género y mostrando interés en jugar con otros niños y niñas (Rice, 1997).

Las investigaciones sobre el desarrollo de las FE sugieren que éstas emergen durante la

infancia temprana y muestran cambios marcados durante la edad preescolar (4-6 años de edad),

sin embargo, las mismas continúan desarrollándose hasta la adolescencia (ver Figura 1),

paralelamente al desarrollo prolongado de la corteza prefrontal (De Luca y Leventer, 2008;

Zelazo et al., 2003). Por ejemplo, la habilidad de cambiar el comportamiento de una regla a otra

es evidente a la edad de cinco años (Zelazo, 2006). Con relación a esto Roselli, Jurado y Matute

(2008) encuentran algo similar, estableciendo que la capacidad de los niños y niñas para seguir

reglas en tareas de clasificación y para cambiar de una categoría a otra, están presentes en los

años preescolares consolidándose hacia los seis años de edad, y adquiriendo un nivel adulto hacia

los diez.

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Por otro lado, antes de los 3 años de edad, al parecer los niños son dependientes del

estímulo, es decir, responden de forma rígida y estereotipada, hallándose orientados al presente.

Entre los 3 y 5 años aparece la capacidad de actuar de manera flexible, así como la de orientarse

al futuro (Enseñat, García, Roig y Tirapu, 2009). Además, se ha encontrado que hacia los 3 años

de edad es cuando se logran observar los primeros indicios de regulación de la conducta a través

de mecanismos internos, sin embargo, hasta los 4 años emerge la capacidad de evaluación y

autorregulación de los propios procesos cognitivos (metacognición) (Kochanska y Aksan 2006).

El desarrollo, y posterior consolidación de la metacognición va a influir directamente en

la habilidad del niño para resolver los problemas que se le planteen (García et al., 2009).

Varios autores también coinciden en establecer que el desarrollo de las FE durante la

infancia y la adolescencia implica también el desarrollo de una serie de capacidades cognitivas

que permiten al niño realizar lo siguiente: “a) mantener información, manipularla y actuar en

función a ésta; b) autorregular su conducta, logrando actuar de forma reflexiva y no impulsiva;

y c) adaptar su comportamiento a los cambios que pueden producirse en el entorno” (García et

al., 2009). No obstante, Gabrieli y colaborades (1999) determinan que los cambios observados en

la capacidad y competencia ejecutiva parecen guardar una estrecha relación con los procesos de

maduración de la corteza prefrontal, y especialmente con los “períodos sensibles” de desarrollo

de dicha región. Así mismo, es importante mencionar que muchos de los cambios producidos en

el entorno se relacionan estrechamente con los distintos procesos atencionales tales como

inhibición de interferencias, flexibilidad cognitiva, autorregulación, automonitoreo y el control

inhibitorio, este último proceso mencionado ha sido estudiado con mayor precisión en nuestra

investigación.

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Figura 1. Desarrollo de las Funciones Ejecutivas a lo largo de la vida Fuente: De Luca y Leventer (2008) Modificado por Conejo y Garnier (2011)

Distintos estudios con pacientes que sufrieron alguna lesión frontal, evidencian

particularmente que las lesiones en la corteza prefrontal pueden ocasionar déficit cognitivos tales

como: dificultades en la planificación, en el razonamiento abstracto, en la resolución de

problemas, en la formación de conceptos y en el ordenamiento temporal de los estímulos; la

atención, el aprendizaje asociativo, en el proceso de búsqueda en la memoria y en el

mantenimiento de la información en la memoria de trabajo (Grafman, 1994; Allegri y Harris,

2001). Además se producen alteraciones en algunas habilidades motoras, en la generación de

imágenes, en la manipulación de las propiedades espaciales de un estímulo, en la metacognición

y en la cognición social (García, Luna, Pelegrín, Roig y Tirapu, 2008). Sin embargo, se ha

encontrado que distintas regiones de la corteza prefrontal median el funcionamiento ejecutivo, es

4 8 12 16 20 24 28 32 36 40 44 48 52 56 60 64 68 72 Edad  en  años

Mejoram

iento  en  el  desem

peño

   de  

tareas  ejecutivas Fu

nción  

Madura

Habilidades  

Inmaduras

1: Flexibilidad  cognitiva2:  Control    Inhibitorio3:  Memoria  de  trabajo4:  Fijación  de  metas  y  solución  de  problemas5:  Teoría  de  la  mente6:  Toma  de  decisiones  afectivas

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decir, no es únicamente una área la que se encarga de asumir una función (como la mayoría de las

funciones cognitivas superiores), sino que varias están implicadas en la gran mayoría de los

casos. Una región además, puede participar en varias funciones en distintos momentos, esto

según la capacidad de flexibilidad neuronal (García et al., 2008). Debido a lo anterior, existe

cierto consenso en aceptar que el término “funciones ejecutivas” no constituye en realidad un

concepto unitario, por lo tanto, se asume que la corteza prefrontal no es una región

neuroanatómica homogénea (García et al., 2008).

En la misma línea Alexander y colaboradores (1990) describen la existencia de cinco

circuitos frontosubcorticales organizados de forma paralela que están segregados, tanto desde el

punto de vista estructural, como también del funcional. Tres de estos resultan ser relevantes para

el control ejecutivo: el prefrontal dorsolateral, el orbitofrontal y el cingulado anterior. El primero

interviene en las funciones ejecutivas, el segundo en la conducta social y el tercero en los

aspectos más motivacionales (Alexander et al., 1990). Las tres regiones cerebrales antes

mencionadas son especialmente vulnerables a una lesión después de un trauma craneoencefálico,

y por ello se suelen presentar déficits en el funcionamiento ejecutivo de la población a estudiar

(Anderson et al., 2010).

Howieson, Lezang y Loring (2004) establecen que cuando las funciones ejecutivas se

afectan, el individuo ya no podrá ser capaz de realizar actividades útiles por sí mismo, así como

de mantener relaciones sociales “normales”, sin embargo, esto dependerá de cuán preservadas

hayan quedado dichas funciones (p.35). Además, algunos autores coinciden en afirmar que los

trastornos ejecutivos pueden afectar directamente el funcionamiento cognitivo y comprometer

estrategias para abordar, planear y llevar a cabo tareas, así como de mostrar un control deficiente

en el desempeño de las mismas (Lezak, 1982; P.W. Burgess et al., 1998; Goldberg, 2001). Los

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problemas anteriores, en el período de escolarización, pueden estar asociados con un bajo

desempeño escolar y dificultades en el ajuste a las demandas del entorno en el caso de niños y

niñas con trauma craneoncefálico. Por esto ha sido necesario caracterizar su deficiencia de tal

manera que se logre en el futuro generar estrategias compensatorias según las necesidades

específicas.

Anderson et al. (2010) encuentran que los niños y niñas con un daño cerebral temprano

tienen un mayor riesgo de disfunción ejecutiva en comparación con una muestra de niños sanos.

Además se evidenció una reducción significativa de las habilidades ejecutivas (control de la

atención, flexibilidad cognitiva, memoria de trabajo, establecimiento de metas y velocidad de

procesamiento). En sus resultados encuentran diferencias significativas según la edad a la que

ocurrió el daño (asociación líneal entre la edad de ocurrido el trauma craneoncefálico y los

resultados) sugiriendo que las distintas etapas del desarrollo cerebral pueden ser críticas para el

establecimiento de componentes específicos de las FE (Anderson et al., 2010). Para las funciones

de flexibilidad cognitiva y memoria de trabajo, el desempeño de los niños y niñas con lesiones

antes y durante los 3 años de edad fue significativamente deficiente, mientras que en niños con

daño cerebral a los 10 años o posterior a esa edad, el desempeño fue mejor en tareas que miden la

flexibilidad cognitiva (Anderson et al., 2010).

La particularidad de la población de estudio es su condición clínica, y por tanto se

abordará el tema del trauma craneoncefálico, con el fin de lograr una mayor compresión del

impacto causado por la lesión en el desempeño de las tareas que involucran algunas funciones

ejecutivas, específicamente atención, memoria de trabajo y control inhibitorio.

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2.2 Lesión Cerebral Traumática

El término de “lesión cerebral traumática” hace referencia en general a una lesión que

afecta el cerebro por un trauma en la cabeza (Howieson, Lezak, Loring, 2004; Heegaard y Biros,

2007). Los términos más comunes utilizados son: trauma de cráneo, trauma craneoencefálico,

trauma cerebral, trauma cerrado de cráneo, conmoción cerebral y lesión cerebral traumática

(Berger y Adelson, 2005).

El trauma craneoencefálico puede ser el resultado de diferentes tipos de impactos,

aceleraciones, desaceleraciones, y fuerzas de rotación, que pueden provocar heridas, fracturas,

daño al tejido neuronal o vascular (Borczuk, 1997). Las principales causas en niños, son los

accidentes de tránsito, accidentes en bicicleta, caídas y/o precipitaciones, impacto con objetos en

movimiento, agresión doméstica y el síndrome del niño sacudido (Thiessen y Woolridge, 2006).

Las poblaciones más vulnerables al trauma craneoencefálico son los menores de cinco

años, población entre los 15 y 24 años y las personas mayores de 85 (Kraus y McArthur, 2000).

Existen diferentes mediciones para clasificar la severidad del trauma craneoencefálico: la

duración de la pérdida de consciencia, la duración de amnesia postraumática y la Escala de Coma

de Glasgow (Smith y Greenwald, 2003). La Escala de Glasgow es el criterio utilizado en el

Hospital Nacional de Niños, por lo anterior se utilizó esta escala como medida de severidad. La

severidad del trauma de cráneo se clasifica comúnmente utilizando esta escala en el momento

inmediato al trauma en que se valora al paciente. De acuerdo con esta escala, la severidad del

trauma de cráneo se ha estratificado en tres grupos, los pacientes que presenten un puntaje de 8 o

menos en la escala, se clasifican como severos, de 9 a 12 puntos como moderados y de 13 a 15

clasificados como leves. Según estudios un 80% de los traumas craneoencefálicos son

clasificados como leves según la Escala de Glasgow (Kraus y McArthur, 2000).

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El sistema de clasificación de las lesiones cerebrales traumáticas puede ser patológico,

clínico y mecanicista; nuestra investigación ha utilizado la primera clasificación, pues permite

detectar la zona o zonas más afectadas y las consecuencias directas e indirectas que sufre el

individuo a causa del trauma. Las clasificaciones patológicas pueden ser anatómicas (lesión focal,

lesión difusa) o fisiopatológicas (lesiones primarias y secundarias) (Smith, Silver, McAllister y

Yudofsky; 2011).

La fisiopatología de la lesión cerebral traumática está dividida en lesiones primarias y

lesiones secundarias. La lesión primaria se produce en el momento del impacto, mientras que la

lesión secundaria ocurre como un efecto secundario a la respuesta del cuerpo ante la lesión

primaria y puede ser incluso influenciada por intervenciones médicas (Smith y Greenwald, 2003).

La lesión secundaria de hecho es más importante que el daño directo e inmediato e influye

más en el pronóstico neurológico del paciente que ha sufrido lesión cerebral traumática

(Howieson, Lezak y Loring, 2004; Heegaard y Biros, 2007).

Las lesiones primarias y secundarias están divididas en lesiones focales y difusas. Las

lesiones focales tienden a ser causadas por fuerzas de contacto, mientras que las difusas es más

probable que no sean causadas por contacto sino por fuerzas de aceleración, desaceleración, o

fuerzas de rotación (Smith y Greenwald, 2003).

Algunas de las consecuencias de la lesión son las contusiones corticales y los hematomas

intracraneales considerados como causas comunes de lesiones focales primarias. Las contusiones

se producen por lo general después de las lesiones directas sobre las prominencias óseas del

cráneo.

Un ejemplo de lesión difusa primaria es la lesión axonal difusa, que es causada por

fuerzas de aceleración y desaceleración y lesiones de rotación. Ocurren comúnmente durante

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accidentes de tránsito, pero también pueden ser consecuencia del síndrome del bebé sacudido

(Smith y Greenwald, 2003).

Entre las causas de lesión cerebral secundaria se incluyen: cambios neuroquímicos y

celulares, hipotensión, hipoxia, aumento de la presión intracraneal con la disminución de la

presión de perfusión cerebral y el riesgo de hernia, desequilibrios electrolíticos y la isquemia

(Smith y Greenwald, 2003).

La importancia de la comprensión de la fisiopatología de la lesión en el funcionamiento

cognitivo radica en que las consecuencias provocadas por lesiones difusas o focales afectan los

circuitos neurales de las funciones ejecutivas. McAllister, Flashman, Sparling y Saykin (2003)

mencionan que la lesión de sustancia blanca subcortical, en forma de hemorragias y la lesión

axonal difusa, pueden alterar la integridad de los circuitos neurales implicados en la memoria de

trabajo. Por otro lado, conocer la fisiopatología de la lesión y el grado de afectación de los

circuitos neurales de las funciones ejecutivas podría ayudar en el pronóstico del individuo. Por lo

anterior, nuestra muestra de estudio incluyó los reportes radiológicos de imagen cerebral para

describir y registrar la localización de la lesión y poder considerar los potenciales circuitos

neurales implicados.

En la misma línea, algunos autores señalan como parte del pronóstico de la rehabilitación,

la importancia de considerar diversos indicadores tales como: variables demográficas, índices de

gravedad, indicadores neurológicos, resultados de neuroimagen, marcadores bioquímicos y

variables psicosociales. Los mismos agrupados en tres dimensiones generales: 1) Gravedad y

naturaleza de la lesión; 2) Características del individuo y 3) Variables contextuales. (Muñoz-

Céspedes, Paúl- Lapedriza, Pelegrin-Valero y Tirapu-Ustarroz; 2001).

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Los aspectos mencionados anteriormente son fundamentales en la comprensión del

pronóstico, diagnóstico y abordaje en el proceso de rehabilitación que requieren los niños y niñas

con lesión cerebral traumática, para su posterior inclusión al sistema educativo, familiar y social

(Muñoz-Céspedes, Paúl- Lapedriza Pelegrin-Valero y Tirapu-Ustarroz; 2001).

La atención, la memoria de trabajo y el control inhibitorio se ven comprometidas por una

lesión cerebral traumática (Rieger y Gauggel, 2002; Levin y Hanten, 2005) y por ello han sido

evualuados en niños y niñas costarricenses, con el objetivo de establecer y brindar los primeros

datos sobre sus perfiles en el rendimiento de tareas que las implican. Es importante mencionar

que la atención es un proceso primario, que subyace a la memoria de trabajo y el control

inhibitorio, y es por esto que ha sido de relevancia en nuestra investigación.

2.3 Relación entre atención y trauma craneocencefálico

La atención como proceso básico, a través de los años ha sido considerada una función

independiente e incluso una función psicológica superior (Rebollo y Montiel, 2006). Existe un

amplio acuerdo en que la atención implica seleccionar cierta información específica para luego

procesarla con detenimiento e impedir que otra información se siga procesando (Smith y

Kosslyn, 2008).

Autores como Fuster (1995) consideran que los fines de la misma son: “ 1) La percepción

precisa de los objetos y la ejecución precisa de acciones particulares, especialmente si hay otros

objetos o acciones disponibles; 2) aumentar la velocidad de las percepciones y acciones para

preparar el sistema que las procesa; y 3) sostener la misma en la percepción o acción todo el

tiempo que sea necesario” (Rebollo y Montiel, 2006).

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Por otro lado, para Luria (citado en Rebollo y Montiel, 2006) la atención es básicamente

el factor responsable de extraer los elementos esenciales para la actividad mental y el proceso que

va a mantener una estrecha vigilancia sobre el curso preciso y organizado de la actividad mental.

Así mismo, dicha función ha sido jerarquizada en atención sostenida y selectiva, y ésta última en

atención focalizada o atención de focalización y dividida.

La atención sostenida es la que permite al sujeto mantener la atención en un estímulo o

tarea, durante períodos prolongados (Sánchez-Carpintero y Narbona, 2001), mientras que la

focalizada es aquella centrada en un estímulo, obviando los que no son relevantes y que distraen

para llevar a cabo la tarea (Sánchez-Carpintero y Narbona, 2001). Por último, la atención dividida

hace referencia a la capacidad de focalizar la atención en más de un estímulo o proceso relevante

a un tiempo (Rebollo y Montiel, 2006).

Los distintos tipos de atención se relacionan con estructuras cerebrales diferentes que se

desarrollan en diversos momentos de la vida (Rebollo y Montiel, 2006). Debido a esto, algunos

autores han optado por referirse a “las atenciones” y no a “la atención” como tal (Rebollo y

Montiel, 2006). Por ejemplo, Freece (2011) rescata que el ser humano como tal posee una

habilidad limitada para dividir su atención entre distintas tareas dadas en determinado momento,

además establece que entre más compleja sea la tarea, más difícil será completarla sin utilizar

todas los recursos atencionales.

Por su parte, Smith y Kosslyn (2008) determinan que esta función está impulsada y

controlada por un procesamiento de “arriba a abajo”, que puede cambiar de manera flexible y

dinámica, además agregan que la capacidad de utilizar este procesamiento para influir en la

selección y la atención tiene un alto valor de adaptación, y dicho proceso es un modo eficaz de

extraer la información esencial de un flujo de input.

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Con relación al trauma craneoencefálico, estudios realizados han demostrado que

personas con traumatismo severo y moderado muestran déficits en tareas que implican atención

sostenida y selectiva (Freece, 2011). Sin embargo, McCullagh y Feinstein (2005) establecen que

estos déficits también se encuentran asociados con el trauma leve. Con relación a lo anterior,

Dikmen y colaboradores (citados en Freece, 2011) sugieren que los déficits de atención asociados

con este tipo de trauma pueden persistir mucho tiempo después de la lesión.

Por otro lado, Freece (2011) establece que personas que sufrieron un trauma

craneoncefálico manifiestan dificultades en la atención expresadas a través de quejas relacionadas

con un enlentecimiento en el procesamiento de la información, problemas para darle seguimiento

a una conversación, pérdida de la línea del pensamiento e imposibilidad de prestarle atención a

dos cosas a la vez. Además se ha encontrado que los déficits asociados con el lóbulo frontal

interfieren con el proceso de atención e inhabilitan a la persona para darle seguimiento a una

acción (Freece, 2011).

2.4 Control Inhibitorio

El control inhibitorio es una función adaptativa importante y un componente clave de la

conducta de autorregulación. La capacidad para ejercer actos de control, evitar que una acción

sea ejecutada, ignorar distracciones y detener una acción en curso, son características evidentes

del papel que cumple está función ejecutiva (Dennis y Sinopoli, 2012), en otras palabras, se

refiere a la capacidad de suprimir acciones que no son relevantes para la tarea a realizar (Rothbart

y Posner, 1985).

Existen varios procesos que median el control inhibitorio (ver Figura 2) éstos se dividen

en inhibición forzada o inhibición con esfuerzo (voluntaria y dirigida a una meta) e inhibición sin

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esfuerzo (automática y reflexiva). La inhibición sin esfuerzo incluye el subproceso de orientación

al estímulo, mientras que el otro tipo incluye los subprocesos de control de la interferencia,

flexibilidad de la respuesta, cancelación de la respuesta y respuesta de restricción (Dennis y

Sinopoli, 2012).

Figura 2. Procesos del control inhibitorio Fuente: Dennis y Sinopoli (2012) Modificado por Hernández y Jiménez (2015)

El papel del control de la interferencia se puede ejemplificar con la prueba de Stroop

(Stroop, 1935), la cual pone en evidencia la habilidad de llevar a cabo una acción haciendo caso

omiso a distracciones o a información contradictoria. Por su parte, el subproceso de cancelación

de la respuesta se encarga de inhibir o detener una acción en curso o ya iniciada, ejemplicado con

la prueba Señal de Parada (Stop Signal Task) (Logan y Cowan, 1994; Dennis y Sinopoli, 2012),

mientras que en la respuesta de restricción, se retiene o se prevé una acción antes de ser iniciada.

Control  inhibitorio  

Inhibición  sin  esfuerzo  

Orientación  al  estímulo  

Inhibición  forzada  

Control  de  la  interferencia  

Cancelación  de  la  respuesta  

Respuesta  de  restricción  

Flexibilidad  de  la  respuesta  

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Subproceso ejemplificado con la prueba Go/No Go, la cual ha sido utilizada en el presente

estudio con niños y niñas costarricenceses que presentaron un trauma craneoncefálico.

Por último, la flexibilidad de la respuesta está relacionada con la habilidad de cambiar

entre las características del estímulo al que se responderá, una pobre flexibilidad de la respuesta

está evidenciada en el comportamiento perseverante en donde el individuo continúa utilizando el

conjunto de respuestas previas y falla en dirigir su atención hacia la nueva regla que se le

presenta (Dennis y Sinopoli, 2012), dicho subproceso se evidencia en el Test de Clasificación de

Tarjetas Wisconsin (Grant y Berg, 1948).

Se ha encontrado generalmente que dichos procesos no se muestran del todo maduros o

desarrollados en niños pequeños (antes de los cuatro años de edad). Sin embargo, la habilidad

para modificar el comportamiento entre una regla y otra, se evidencia a la edad de cinco años

(Zelazo, 2006). De manera similar ocurre con el control de la interferencia, pues estudios

demostraron que la misma aparece a los cuatro años de edad con niveles de control más elevados

entre los siete y diez años de edad (Ridderinkhof et al., 1997; Rueda et al., 2004).

Al parecer, los procesos vinculados con la inhibición forzada son más vulnerables al daño

causado por un trauma craneoencefálico durante la infancia que los relacionados con formas más

automáticas del control inhibitorio (inhibición sin esfuerzo) (Dennis y Sinopoli, 2012). Debido a

esto, la respuesta de restricción será uno de los subprocesos evaluados en su totalidad como

componente de la inhibición forzada.

Dennis y colaboradores (2012) encuentran que la edad de ocurrido el trauma junto

con el tiempo transcurrido desde la lesión son predictores significativos en el control de la

interferencia; en su estudio observaron que los niños en edades mayores y con más tiempo de

transcurrida la lesión evidenciaron un mejor desempeño. No obstante, se ha establecido que la

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capacidad de ejercer un control voluntario sobre las acciones es el aspecto más vulnerable a los

efectos del trauma craneoencefálico en la infancia (Dennis y Sinopoli, 2012).

2.5 Memoria de Trabajo

La memoria de trabajo es un sistema de capacidad limitada que permite el

almacenamiento de información a corto plazo y su manipulación; dos aspectos necesarios para

realizar tareas complejas como la comprensión, aprendizaje y razonamiento (Miyake y Shah,

1999; Baddeley, 2000; Andrade, 2001).

La primera mención del término fue hecha por Miller, Galanter y Pribram (1960) y el

término fue adoptado por Baddley y Hitch (1974), con el propósito de mostrar las diferencias

entre los tres componentes del modelo y los primeros modelos unitarios de la memoria a corto

plazo (Baddeley, 2003). Entre estas diferencias se haya el abandono de un único sistema de

almacenamiento al paso de un sistema multicompontente, además de hacer énfasis en la

cognición y no solo en la memoria (Baddeley, 2000).

Baddeley y Hitch (1974) propusieron un modelo de tres componentes de la memoria de

trabajo: el ejecutivo central, que es asistido por dos sistemas de almacenamiento: el bucle

fonológico y el bloque viso-espacial. Sin embargo el modelo mostró algunas deficiencias y por

eso se incorpora un cuarto componente, el regulador episódico (Baddeley, 2003). A continuación

se detallarán cada uno de los componentes.

a) Ejecutivo central: Es el componente más importante del modelo, desempeña un papel crucial

en la integración, a pesar de que no tiene la capacidad de almacenar información a corto plazo

(Baddeley, 2000). Es un sistema de control con una capacidad limitada de atención, responsable

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de manipular información dentro de la memoria de trabajo (Baddeley y Hitch, 1974). Dirige el

bucle fonológico, el bloque viso-espacial y el regulador episódico (Baddeley y Hitch, 1974).

b) Bucle fonológico: El bucle fonológico procesa información verbal y acústica usando un

almacenamiento temporal y un sistema de ensayo articulatorio (Baddeley, 2000). Se divide en el

almacenamiento fonológico, que puede almacenar la información durante unos segundos antes de

que desaparezca y del proceso de recuperación por ensayo articulatorio en tiempo real análogo al

habla subvocal (Baddeley, 2003).

Como se verá más adelante, la información visual también puede ser recodificada

verbalmente a través de ensayos articulatorios y ser almacenada en el bucle fonológico

(Baddeley, 2003).

Las áreas involucradas en el funcionamiento del bucle fonológico según el modelo de Baddeley y

Hitch (1974), son las áreas parietal inferior, área de broca y corteza premotora.

Existen factores que disminuyen el rendimiento del bucle fonológico, estos son: (1) el

efecto de supresión de la articulación que se da cuando se suprime el ensayo subvocal haciendo

que el sujeto repita constantemente sonidos o palabras. (2) Similitudes fonológicas: es el efecto

que tiene la similitud de sonidos en una misma secuencia ya que se recuerdan menos que si fuera

una secuencia con sonidos diferentes (Conrad, 1964). (3) Longitud de la palabra: el rendimiento

declina entre más larga es la palabra por recordar (Baddeley, Thomson y Buchanan, 1975).

Entre las funciones del bucle fonológico está facilitar la adquisición del lenguaje, esto

debido a que el almacenamiento fonológico proporciona representaciones temporales de nuevas

secuencias de fonemas y el sistema articulatorio lo facilita a través del ensayo.

c) El bloque viso-espacial: Es el subsistema encargado de procesar información viso-espacial. Es

de capacidad limitada, típicamente puede procesar de tres a cuatro objetos; dentro del

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procesamiento incluye características de los objetos como el color, la ubicación y la forma

(Baddeley, 2003).

El bloque viso-espacial está dividido en un componente visual de almacenamiento

llamado el caché visual y por el escribano interior, encargado de la recuperación mediante

procesos de ensayo (Logie, 1995).

El modelo de tres componentes de Baddeley y Hitch (1974) tuvo problemas al intentar

hacer frente a la interacción de la información con la memoria a largo plazo. Además de no tener

un mecanismo que permitiese la interacción entre el bucle fonológico y el bloque viso-espacial

(Logie, Della, Wynn, y Baddeley, 2000), por lo anterior se añade el regulador episódico.

d) Regulador episódico: es un sistema de capacidad limitada que almacena información

multimodal, de manera temporal, y que es capaz de vincular información entre los subsistemas

fonológico y visoespacial, (para escribirlo siempre igual) hasta la memoria a largo plazo; creando

una nueva representación (Baddeley, 2000). Tiene la capacidad de crear nuevas representaciones

mediante la información recibida de los subsistemas y la anteriormente almacenada en la

memoria a largo plazo (Baddeley, 2003).

La memoria de trabajo ha sido calificada como una función particularmente asociada con

un déficit básico en el trauma craneoencefálico, indicando que las regiones cerebrales implicadas

en los circuitos de la memoria de trabajo son especialmente vulnerables a la lesión típica cerebral

traumática (Hagberg, 2005; Mcallister, Flashman, Sparling y Saykin, 2003).

Por otro lado en estudios específicamente en niños con edad inferior a los seis años en el

momento de la lesión se ha encontrado que presentan un retraso en la respuesta a una tarea, y sin

embargo se afecta su memoria espacial (Prasad, Landry, Kramer, DeLeon, 2004 citado en Levin

y Hanten, 2005).

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Se ha evidenciado también en otro estudio que un grupo de niños con lesión cerebral

traumática leve, moderada y severa exhibieron mejora en el desempeño durante el primer año

después de la lesión. Sin embargo el grupo con lesión cerebral severa presentó un declive en el

rendimiento de memoria de trabajo entre los meses 12 y 24 después sucedido el trauma

craneoencefálico (Levin y Hanten, 2005).

2.6 Recuperación en niños y niñas con trauma craneoencefálico

Las intervenciones en rehabilitación cognitiva para niños y niños que presentan un trauma

craneoncefálico aún están en una fase temprana de desarrollo en nuestro país. Existen pocos

ensayos clínicos que proporcionen un seguimiento para evaluar las intervenciones en esta

población. Levin y Hanten (2005) establecen un modelo claro (ver Figura 3) de cómo distintos

factores (características de la lesión cerebral, estrés, depresión y ambiente familiar) actúan e

interaccionan potencialmente, con el objetivo de impactar la recuperación tras un trauma

craneoencefálico.

Autores como Marlowe (2000) proponen un modelo utilizando aproximaciones sucesivas

para que el niño o niña implemente su “pensamiento ejecutivo” a través de la generación de

respuestas utilizando estrategias de pensamiento adaptativo. Algunos pasos para la resolución de

problemas incluyen: 1) identificar la meta por cumplir; 2) identificar posibles estrategias para

alcanzar la meta; 3) formular un plan de acción para seleccionar la estrategia más adecuada; 4)

desarrollar una serie de pasos secuenciales para lograr un plan con éxito; 5) identificar los

recursos necesarios a partir de la tarea; 6) monitorear el progreso y modificar el enfoque si es

necesario. Dichos pasos son fundamentales para implementar en la rehabilitación y de esta forma

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facilitar la recuperación y adquisición de estrategias en la resolución de problemas en la

población clínica de niños y niñas costarricenses.

Figura 3. Modelo de factores en la recuperación del niño(a) con Trauma Craneoencefálico Fuente: Levin y Hanten (2005) Modificado por Hernández y Jiménez (2015) Por su parte, algunos autores establecen la importancia de las intervenciones para

compensar las dificultades luego de un trauma craneoncefálico (Ríos-Lago, Muñoz-Céspedez y

Paúl-Lapedriza; 2007). Este tipo de intervenciones se dirigen específicamente a informar sobre

la naturaleza de las dificultades, los factores que influyen sobre ellas y los modos existentes para

modificarlos. Estas incluyen modificaciones en el entorno, aprendizaje de estrategias y utilización

de ayudas externas (Ríos-Lago, Muñoz-Céspedez y Paúl-Lapedriza; 2007).

La modificación del entorno tiene como principal objetivo reducir la presión del tiempo y

mejorar la estructura de la tarea, así como minimizar las posibles interrupciones, organizar listas

con los pasos a seguir o estandarizar y estructurar la supervisión paso a paso (Ríos-Lago, Muñoz-

Céspedez y Paúl-Lapedriza; 2007). En función de las habilidades preservadas y de las

Condición del niño (a) antes de la lesión

Contexto familiar antes de la lesión

Contexto familiar

El estrés y la depresión inducidos por la lesión

Patología cerebral

Recuperación del niño (a)

Severidad de la lesión

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características de la tarea, las estrategias pueden requerir el reconocimiento de las limitaciones, la

realización de ensayos previos con la tarea, la modificación del entorno o la puesta en marcha de

habilidad de planificación y organización (Ríos-Lago, Muñoz-Céspedez y Paúl-Lapedriza; 2007).

Por último, el objetivo de las ayudas externas no es restituir la función, sino compensar las

pérdidas o las dificultades e intenta reducir la participación de los procesos de memoria, las

funciones ejecutivas y la atención en la realización de determinadas actividades. Implica la

utilización de distintos dispositivos o herramientas para ayudar al paciente a organizar la

información, entre ellos se pueden citar los calendarios, agendas (electrónicas o tradicionales),

listas (tareas pendientes), grabadoras de voz, relojes con alarma, entre otros (Ríos-Lago, Muñoz-

Céspedez y Paúl-Lapedriza; 2007).

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3. Justificación

Las causas de la lesión cerebral traumática son diversas tanto en niños como en adultos

(Rebollo y Montiel, 2006). Se ha encontrado que el daño provoca secuelas físicas, sociales y

laborales a quien lo padece, además de que sus repercusiones en el tiempo van a depender de la

etapa del desarrollo en la que se encuentre el individuo al momento del trauma. Por ejemplo, en

niños y niñas, se ha reportado que el rendimiento escolar es deficiente a pesar de tener niveles

intelectuales premórbidos normales e incluso superiores a las medias (Ramírez y Ostrosky,

2009). Diversos estudios demuestran una alteración entre cambios en las funciones ejecutivas y la

ocurrencia de lesiones cerebrales, siendo las secuelas causadas las que generan una mayor

discapacidad, de tal manera que interfieren con la habilidad de las personas para utilizar el

conocimiento de manera fluida apropiada o adaptativa y les impiden el logro de metas en una

vida independiente (Godfrey y Shum, 2000). Además, se ha evidenciado que las personas, tanto

niños como adultos que han sufrido lesiones cerebrales, presentan dificultades para analizar,

planificar y llevar a cabo tareas complejas en el pensamiento abstracto, la flexibilidad mental, el

control y la regulación de los procesos de pensamiento y conducta, aunque pueden continuar

realizando actividades estructuradas que van a requerir de poca iniciativa o dirección (Tate,

1999).

Específicamente, un pobre control inhibitorio puede conducir a disminuciones en el

funcionamiento adaptativo, así como problemas psicosociales y aspectos que perjudican el éxito

académico, vocacional y social. La baja auto-regulación de la conducta en niños con lesión

cerebral se ha visto asociada con un deterioro de la función social y del comportamiento

(Ganesalingam et al., 2007). Por lo anteriormente mencionado se torna importante en primer

lugar, caracterizar la presencia o ausencia de estos déficits en una población clínica infantil

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costarricense. Además es relevante identificar factores que intervienen en la expresión de estos

déficits, con el fin de impactar positivamente en el futuro los tipos de intervención y

rehabilitación requerida para disminuir las dificultades, y al mismo tiempo contribuir a la mejoría

en la calidad de vida de los niños y niñas con trauma craneoencefálico.

Así mismo, diversos estudios han establecido que los déficits en la memoria de trabajo de

niños y niñas causados por una lesión cerebral son muy comunes (Levin et al.,2004) y es

impostergable la tarea de visibilizar este fenómeno en nuestro contexto. Además se presume que

estos déficits guardan relación con conexiones o circuitos que apoyan la memoria de trabajo

(Levin y Hanten, 2005).

En todo Costa Rica, incluyendo la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) no se

cuenta actualmente con protocolos en el área de intervención neuropsicológica de manejo de

trauma craneoencefálico en general, que permitan el abordaje de estos pacientes que ingresan en

los distintos centros de atención médica (Arias, 2007). Además se ha evidenciado la carencia de

investigaciones que planteen las distintas temáticas enmarcadas en este campo. Por otro lado,

cabe mencionar que en el año 2006 se internaron en el Hospital Nacional de Niños un total de

186 pacientes por trauma craneoencefálico y el 64% de ellos presentó fractura de cráneo (Arias,

2007). Debido a esto se torna fundamental el conocimiento sobre el rendimiento

neuropsicológico en tareas que implican atención, control inhibitorio y memoria de trabajo de los

niños y niñas que presentan un trauma craneoncefálico; plasmando así las bases para futuras

investigaciones que permitan realizar protocolos de intervención neuropsicológica, que pudieran

contribuir al adecuado desarrollo psicológico, social y familiar de esta población.

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3.1 Planteamiento del problema

En este estudio se abordó el siguiente problema de investigación:

¿Cómo es el rendimiento neuropsicológico en tareas de funciones ejecutivas que involucran

atención, memoria de trabajo y control inhibitorio, en un grupo de niños y niñas que presentaron

un trauma craneoncefálico?

3.2 Hipótesis

Las hipótesis de investigación fueron las siguientes:

-El desempeño de los niños y niñas con trauma craneoncefálico en tareas que requieren de las

funciones ejecutivas atención, memoria de trabajo y control inhibitorio dependerá de la severidad

de la lesión; siendo la lesión severa la que tendrá el peor desempeño y la lesión leve la que tendrá

el mejor desempeño.

-Por nivel de severidad de la lesión y entre más temprana sea la edad de ocurrencia peor será el

desempeño en las tareas que requieran de las funciones ejecutivas memoria de trabajo, control

inhibitorio y atención.

-Según el nivel de severidad de la lesión entre mayor sea el tiempo transcurrido entre el momento

en que se sufrió la lesión cerebral traumática y el momento de la evaluación del desempeño en

tareas que requieren de memoria de trabajo, control inhibitorio y atención en niños y niñas,

mayor será su desempeño, independientemente de si recibieron o no rehabilitación.

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3.3 Objetivo General

• Describir el rendimiento neuropsicológico en niños y niñas que presentaron un trauma

craneocenfálico en tareas que requieren de las funciones ejecutivas, memoria de trabajo,

control inhibitorio y atención

3.3.1 Objetivos Específicos

• Elaborar perfiles de rendimiento neuropsicológico de las funciones ejecutivas, memoria de

trabajo, control inhibitorio y atención en niños y niñas con trauma craneoencefálico.

• Indagar si existen diferencias en el desempeño de los y las niñas con trauma

creaneoencefálico por género, edad, localización de la lesión, momento de ocurrencia y

tiempo transcurrido desde el traumatismo, en tareas que requieren de memoria de trabajo,

control inhibitorio y atención  ¹.

_______________________

¹ Algunas posibles interpretaciones sobre los resultados obtenidos con respecto a la localización de la lesión se detallarán en el apartado de discusión

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4. Metodología

4.1 Tipo de estudio

La presente investigación es un estudio de tipo descriptivo (Hernández, Fernández y

Baptista, 2006), caracterizado principalmente por la tendencia a identificar “propiedades,

características y rasgos importantes de cualquier fenómeno que se analice” (p.103), ya sea de un

grupo o de una población.

Se llevó a cabo el trabajo con una población clínica de niños y niñas con lesión cerebral

traumática, teniendo como variables independientes las siguientes: edad, sexo, localización de la

lesión, edad de ocurrencia de la lesión, tiempo transcurrido desde la lesión y grado de severidad

de la misma; las cuales predicen el desempeño (variable dependiente) en las tareas de atención,

memoria de trabajo y control inhibitorio.

4.2 Participantes y Procedimiento general

4.2.1. Descripción de la muestra

La muestra estudiada pertenece a la población clínica infantil costarricense con trauma

craneoencefálico atendida en el Hospital Nacional de Niños entre los años 2010 y 2012.

La muestra inicial correspondía a un total de 22 casos, sin embargo, debido a criterios de

exclusión (comorbilidad con otros trastornos del desarrollo) se redujo a un total de 19 niños y

niñas (n=19), con un rango de edades entre los 77 meses (6.4 años) y 155 meses (12.9 años)

(M=114.74, D.E=23.01) distribuidos en proporciones similares según sexo, a saber, 10 hombres,

(52.6%) y 9 mujeres (47.4%).

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Cabe resaltar que en un inicio se tenía la expectativa de recolectar datos de un número

mayor de niños y niñas, sin embargo, como limitación en el estudio se presentó la reducida

cantidad de población clínica atentida formalmente en el Hospital Nacional de Niños durante el

período que abarcó este proyecto. Además otro factor que incidió en el tamaño de la muestra fue

el difícil acceso para el contacto y la localización de los sujetos que ingresaron al hospital entre

dos y cuatro años atrás. Estos factores se retomarán en el apartado de “Limitaciones” pero se

explicitan para comprender la conformación final del tamaño muestral que es, en realidad, similar

a otros estudios según la literatura internacional y antecedentes sobre la temática; entre cinco y

treinta y cinco casos (Serino et al., 2007, Madsen et al., 2009; Ramírez y Ostrosky 2009; Coste et

al., 2011; Krasny-Pacini et al., 2011).

En un primer momento fueron contactadas las familias de los casos seleccionados según

severidad del trauma craneocenfálico. Se explicaron los objetivos de la investigación con el fin de

que los padres y madres de familia comprendieran el motivo de las evaluaciones que se aplicarían

a sus hijos e hijas. Los niños y niñas fueron evaluados en su hogar de manera que el espacio les

resultara familiar, cómodo y menos amenazante, para que no existieran factores externos que

pudieran afectar la aplicación de las pruebas. Asimismo todos los padres/madres firmaron el

consentimiento informado aprobado por el Comité de Ética de la Universidad de Costa Rica

(Acta #17-12) (ver Anexo 11.1).

Los criterios de inclusión para los niños y niñas fueron los siguientes: 1) contar con un

diagnóstico de trauma craneoencefálico al ingreso (leve, moderado o grave) realizado por

médicos del Hospital Nacional de Niños según el protocolo establecido por los mismos, 2) contar

con la autorización de los padres o encargados del o de la menor, 3) que el niño o niña

costarricense hablara español y 4) que posea una Tomografía Axial Computarizada (TAC) que

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contribuyera a describir la lesión. Además como criterio de exclusión se estableció la

comorbilidad con otros trastornos del desarrollo, del lenguaje, motores y/o sensoriales, o

condiciones neurológicas significativas previas al trauma, que interfirieran con la posibilidad de

ejecución de las tareas.

Antes de iniciar con la recolección de datos de la muestra seleccionada, se procedió a

realizar una prueba piloto con cinco niños y niñas elegidos (as) aleatoriamente, todos con una

edad entre los 6 y 12 años. Lo anterior debido a los límites de edad que presentan los

instrumentos para su aplicación y que son fundamentales para el estudio (Wechsler, 1987),

además de la evidencia sobre las habilidades ejecutivas, que muestra una curva de crecimiento

máximo en el período de los 4 a los 5 años (De Luca y Leventer, 2008). Esta prueba piloto

permitió adaptar los instrumentos, redefinir las instrucciones para que fuesen verdaderamente

comprensibles y ajustar la dinámica de recolección de los datos a las necesidades reales para

garantizar las mejores condiciones de administración de las pruebas. Posteriormente, se

realizaron las modificaciones necesarias para aplicar los instrumentos a la muestra seleccionada.

Cada niño (a) fue evaluado (a) en 5 pruebas durante una sesión. Cada prueba tardaba

alrededor de 2 a 5 minutos según el nivel alcanzado por cada participante. El orden de aplicación

de las pruebas fue: primero dos de atención (Claves y Registros), luego dos de memoria de

trabajo (Serie de dibujos y retención de dígitos) y por último la de control inhibitorio (Go/No

Go). Adicionalmente los padres y madres completaron el CHEXI (Childhood Executive

Functioning Inventory), instrumento que tiene como objetivo evaluar la percepción que tienen los

padres acerca del funcionamiento ejecutivo de sus hijos (as). El instrumento es una traducción de

Ballestero (2011). Además se completó el Cuestionario de características sociodemográficas de la

familia e historia del trauma craneoencefálico.

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4.2.2 Caracterización de la población de estudio: datos sociodemográficos

La totalidad de la muestra asiste a la escuela y en su mayoría (14 de los 19 niños y niñas)

pertenecen al sistema de educación pública, con solo 5 niños y niñas en educación privada. Como

lo muestra la Tabla 1, el desempeño escolar de los niños y niñas descrito por las figuras parentales

en su mayoría fue calificado como excelente (47.0%) y bueno (36.8%), mientras que solo un

15.8% de los niños y niñas fueron calificados con un desempeño regular.

Con respecto al nivel de escolaridad de las familias, en la mayoría de los casos ambas

figuras parentales contaban con grados iguales o superiores a la secundaria completa (63.2% de las

madres y 73.7% de los padres) y los ingresos mensuales, como se describe en la Tabla 2, les

permite ser clasificadas como familias de estratos sociales de clase media y baja en su mayoría

(¢300mil a ¢600mil); además se observa que los datos tienen una M= ¢829.421 como ingreso

mensual y una DE= ¢1.032.399. La anterior clasificación por estrato socioeconómico se ha

determinado según lo establecido en el estudio realizado por la Dirección de Vivienda y

Asentamientos Humanos (MIVAH) (2011), en donde se determina que el estrato medio

corresponde a ingresos entre ¢359.008 y ¢1.256.528. (Estrato socioeconómico medio:

caracterización de las condiciones de vida de la población que conforma el estrato

socioeconómico medio costarricense).

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Con respecto a la zona de residencia de los niños y niñas participantes, solamente un caso

estudiado reside fuera del Gran Área Metropolitana (en la provincia de Limón), 14 en la

provincia de San José (73.7%), 3 en Heredia (15.8%) y un caso de la provincia de Alajuela

(5.3%).

Dado que las variables sociodemográficas y prenatales han demostrado ser un aspecto

relevante en estudios previos, de tal manera que influencian el desempeño de tareas que

requieren de las funciones ejecutivas por evaluar (Conejo y Garnier, 2011), serán presentadas

como co-variables en los resultados finales.

Es fundamental también mencionar que se reconocen los efectos que tienen los ambientes

educativos estimulantes propios de la historia de desarrollo de cada niño o niña en el rendimiento

neuropsicológico, ya que investigaciones evidencian que cuanto mayor sean las posibilidades y

los recursos cognitivos previos de los pacientes con trauma, mayores serán las posibilidades de

Tabla 2 Ingreso mensual familiar

Ingreso Frecuencia

Absoluta

Menos de ¢300mil 3

¢300mil a ¢600mil 10

¢600mil a ¢900mil 2

¢900 mil o más 4

Total 19

Tabla 1 Desempeño escolar

Desempeño en la Escuela

Frecuencia

Absoluta

Deficiente 0

Regular 3

Bueno 7

Excelente 9

Total 19

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utilizar estrategias de compensación y solución de los déficit y discapacidades que aparezcan tras

el traumatismo (Muñoz-Céspedes, Paúl- Lapedriza, Pelegrin-Valero y Tirapu-Ustarroz; 2001).

4.2.3 Caracterización de la población de estudio: condiciones médicas y tratamiento

farmacológico

A continuación se detallan los datos que nos permiten conocer sobre el desarrollo de los

niños y niñas participantes, incluyendo sus condiciones médicas y tratamientos requeridos antes

de presentar un trauma craneoencefálico.1

En la actualidad, 11 de los niños y niñas (57.9%) que sufrieron un trauma

craneoencefálico presentaron además alguna condición médica. Estas incluyen intolerancia a la

lactosa, asma, rinitis, migraña, cistitis, entre otras; tal y como se especifica en la Tabla 3. Cabe

mencionar que en la muestra estudiada, menos de la mitad los niños y niñas se encuentran bajo

tratamiento farmacológico (68.4% no consume medicamentos actualmente mientras que un

31.6% sí lo hace).

1 La información fue pertinente para caracterizar la muestra de estudio, así como para verificar los criterios de inclusión y exclusión. Dichos criterios fueron fundamentales para identificar posibles factores que interfirieran con la posibilidad de ejecución de las tareas establecidas.

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Tabla 3 Condiciones médicas de los niños y niñas previas al trauma craneoencefálico

Padecimiento Frecuencia Absoluta

Intolerancia a la lactosa 1 Migraña 3 Rinitis 3 Cistitis 1 Infección en amígdalas 1 Asma 1 Ojo izquierdo desviado 1 Total 11

Tabla 4

Tipo de complicaciones que se presentaron durante el parto

Complicación Frecuencia

Absoluta

Bebé atascado en el canal de parto 1 Síndrome de aspiración de Meconio 1 Complicación cuello del útero 1 Reventó fuente antes de tiempo 1 No suficiente espacio pélvico 1 Compresión de tórax 1 Cordón umbilical en cuello 1 Baja presión 1 Utilización de fórceps 1 Total 9

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De los 19 niños y niñas participantes del estudio, 9 de ellos (47.9%) tuvieron un

nacimiento con complicaciones durante el parto. En la Tabla 4 se detalla el tipo de

complicaciones. Además de eso, 10 de los y las participantes (52.6%) presentaron anomalías

durante su desarrollo (ver Tabla 5). 2

Tabla 5

Tipo de anomalía presente durante el desarrollo de los niños y niñas

Tipo Frecuencia

Absoluta Soplo en el corazón 1 Trastorno de lenguaje 2 Anemia (0-4 años) 3 Problemas de sueño (7 años) 1 No fue debidamente alimentada los primeros 2 años de vida 1 Esófago inmaduro 1 Intolerancia a la lactosa 1 Total 10

4.2.4 Caracterización de la población de estudio: especificidad del trauma craneoencefálico

en los niños y niñas

La ocurrencia del trauma craneoencefálico de los niños y niñas de la muestra estudiada se

presentó entre los 27 y 126 meses de edad (2.15 y 10.5 años), con una M=79.32 y una DE=30.68

(Ver Tabla 6). Los resultados de las principales causas de este trauma se muestran en la Tabla 7,

siendo los atropellos por carro y las caídas desde la propia altura de los niños y niñas, las

2 La información brindada en las Tablas 3, 4 y 5 fue considerada únicamente para caracterizar la muestra y verificar los cumplimientos de los criterios de inclusión y exclusión; y así poder garantizar que en el resultado de las pruebas no interfirieran otras causas más que el trauma craneoncefálico.

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principales situaciones reportadas por las figuras parentales como causantes del trauma

craneoencefálico.

Tabla 6 Edad al momento del trauma

Edad Frecuencia Absoluta

De 13 meses a 48 meses (1-4 años) 3 De 49 meses a 84 meses( 4-7 años) 8 De 85 meses a 120 meses (7-10 años) 6 De 121 meses a 156 meses (10-13 años) 2 Total 19

Tabla 7 Causa del trauma craneoencefálico

Forma Frecuencia Absoluta

Atropello por carro 4 Caída de 1.5 metros de altura 1 Caída desde el techo de su casa 1 Caída desde su propia altura 4 Caída en motocicleta sin casco 1 Caída hacia atrás desde una silla 1 Golpe con una mesa de futbolín 1 Objeto pesado le cae encima 1 Caída por una cerca 1 Precipitación desde hamaca 1 Precipitación desde la bicicleta contra pared 1

Precipitación hacia atrás desde camarote 1

Se cayó bailando 1 Total 19

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Con respecto al nivel de severidad, 3 (2 niños y 1 niña) sufrieron un trauma

craneoencefálico severo (15,8%), 6 (3 niños y 3 niñas) presentaron un trauma craneoencefálico

moderado (31,6%) y 10 (5 niños y 5 niñas) poseen (52,6%) un diagnóstico de trauma

craneoencefálico leve. Sin embargo, solo dos niños tuvieron un diagnóstico o reporte clínico de

secuelas después del accidente sufrido y hacen referencia a problemas de equilibrio y de

retención de información. Por las características de la presente investigación, interesa describir

también la zona cerebral que recibe el golpe o impacto asociada con la lesión del trauma

craneoencefálico. En este sentido el lóbulo con la mayor frecuencia de impacto¹ fue el occipital,

de la muestra se presentaron 9 casos con daño en esta zona (47,4%) seguido por la zona parietal

con 6 casos (31,6%) y frontal con 4 casos (21,1%).

Como parte del estudio, uno de los principales criterios de inclusión hace referencia a la

importancia de que el niño o niña presente un diagnóstico según la Tomografía Axial

Computarizada (TAC). Al total de la muestra se les realizó un TAC y como resultado se obtuvo

que sólo 8 (42%) presentaron algún tipo de alteración en el resultado del mismo. En la Tabla 8 se

presentan los resultados de la localización de la lesión² reportados en el TAC realizado

inmediatamente después de la lesión durante el ingreso hospitalario. Además la Figura 4 muestra

la imagen del TAC de un caso severo realizado por el Hospital Nacional de Niños, presentando

una fractura y un hematoma parietal izquierdo.

¹Localización del impacto hace referencia al área de la cabeza que recibó el golpe; este dato es extraído de las narraciones de los padres y anotado en los expedientes de los niños en el hospital al momento del ingreso al mismo. ²  Localización de la lesión hace referencia al daño en el cerebro reflejado por medio del TAC.

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Tabla 8 Descripción del TAC

Tipo fractura Frecuencia Absoluta

Contusión parenquimatosa periventricular lateral derecha, con pérdida de conciencia 1

Contusión parieto-occipital y contusión frontal 1 Fractura con hundimiento a nivel parietal y contusión cerebral parietales izquierda 1

Fractura parietal derecha 1

Fractura parietal izquierda lineal no desplazada 1

Fractura tempo parietal y hematoma parietal 1

Hematoma subgaleal occipital derecho 1 Imagen sugestiva fractura occipital 1 No presentaron alteraciones 11 Total 19

Figura 4. Tomografía Axial Computarizada de un caso severo de la muestra de estudio (Fractura

parietal izquierda)

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Finalmente, con respecto a la rehabilitación o seguimiento que se le dio a los niños y

niñas luego de sufrir un trauma craneoencefálico, sólo cuatro de los casos recibieron algún tipo

de seguimiento médico después de acontecido el trauma craneoencefálico.

4.2.5 Caracterización del rendimiento en pruebas psicométricas: atención, memoria de

trabajo y control inhibitorio según sexo y localización del trauma craneoncefálico

A continuación se presentan los puntajes en cada pueba según género. En las pruebas de

atención (Claves y Registros) los hombres puntuaron mejor que las mujeres, mientras que en las

pruebas de memoria de trabajo (Serie de dibujos y Retención de dígitos) las mujeres presentaron

un mejor desempeño. Sin embargo, en control inhibitorio los hombres cometieron menos errores

que las mujeres en la prueba Go/No-Go (ver Tabla 9).

Tabla 9 Puntajes promedio según sexo

Prueba Sexo Hombre Mujer

Claves 40.4 38.8 Registro aleatorio 27.0 25.9 Registro estructurado 35.5 33.8 Registro total 62.5 59.7 Serie de dibujos 54.4 61.3 Retención dígitos directo 6.1 6.4 Retención dígitos inverso 5.5 5.4 Retención dígitos total 11.6 11.9 Ejecución total sin interferencia 29.0 30.7

Ejecución total con interferencia 27.5 29.4

Go/No Go total 1.5 1.2

En las Figuras 5a, 5b y 5c se observan las diferencias en el comportamiento de los puntajes entre hombres y mujeres según cada función ejecutiva.

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Figura 5a. Mediana y cuartiles de los puntajes obtenidos en las pruebas de atención (Claves y Registros) por sexo

Figura 5b. Mediana y cuartiles de los puntajes obtenidos en las pruebas de memoria de trabajo (Serie de dibujos y Retención de dígitos) por sexo

Figura 5c. Mediana y cuartiles de los puntajes obtenidos en la prueba de control inhibitorio inhibitorio (Go/No Go) por sexo

Por su parte, la localización del impacto tras un trauma craneoencefálico no mostró

diferencias significativas en el rendimiento de las pruebas psicométricas de las funciones

ejecutivas de atención, memoria de trabajo y control inhibitorio. Por lo anterior, la localización

del impacto evidencia no ser un factor determinante en el rendimiento de la muestra de niños y

niñas costarricenses.

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Al parecer, en estudios similares, el factor principal con un mayor impacto en el

rendimiento de dichas pruebas es la edad en la que ocurre el trauma craneocefálico, aspecto

estrechamente relacionado con la teoría de la vulnerabilidad temprana (Levine et al, 2005;

Johnston, 2009; Anderson et al, 2010) lo anterior será retomado posteriormente en apartados

finales.

4.3 Instrumentos

A continuación se explican los intrumentos utilizados para la recolección de datos. Estos

instrumentos han sido utilizados a nivel internacional en distintos estudios sobre funciones

ejecutivas, atención, memoria de trabajo, control inhibitorio y trauma craneoencefálico en niños y

niñas (Gerstadt, Hong y Diamond, 1994; Baqués y Sáiz, 1999; Williams, Ponesse, Schachar,

Logan y Tannock, 1999; Roselli, Jurado y Matute, 2008; Injoque-Ricle y Burin, 2011; Conejo y

Garnier, 2001; Dennis y Sinopoli, 2012; Rodríguez et al; 2014). Adicionalmente podemos

mencionar que el WISC ha sido utilzado en población latinoamericana (Saens 1982; Labin y

Taborda, 2014; Fonseca et al; 2014).

4.3.1 Medidas de Atención

Subprueba Claves de la escala de inteligencia para niños WISC- IV (Wechsler, 2003)

Dicha prueba ha sido considerada como un indicador de la atención sostenida, además de

medir la velocidad de procesamiento y la percepción visual (Arco, Fernández e Hinojo; 2004,

Félix; 2006). La tarea consiste en que el niño o niña debe reproducir las secuencias lógicas que

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están registradas, es decir, debe copiar la figura correspondiente al estímulo exactamente igual.

Se otorga un límite de tiempo de 120 segundos para realizar la tarea y existe bonificación de

puntaje para la ejecución perfecta y veloz en Claves A. Los niños y niñas que se encuentran entre

las edades de 6 y 7 años deben completar los reactivos de la muestra de Claves A, mientras que

los que se encuentran entre los 8 y 16 años completan los reactivos correspondientes a la muestra

de Claves B (Ver Figura 6).

La puntuación total es el número de símbolos dibujados correctamente dentro de los 120

segundos para ambas muestras, en claves A la puntuación perfecta corresponde a 59 puntos, sin

embargo, existen bonificaciones si el tiempo en el que se realiza la tarea es menor o igual a 115

segundos, mientras que para Claves B la puntuación máxima corresponde a 119 puntos y no se

conceden bonificaciones por tiempo.

Dicha Subprueba se caracteriza por medir capacidades de coordinación y rápidez

visomotora, recuerdo visual, memoria a corto plazo, destrezas de asociación de símbolos y de

atención (Kaufman, 1994; Sattler, 2001). Posee un coeficiente de confiabilidad de .85 y evidencia

a favor de validez de constructo y discriminativa (Wechsler, 2005).

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Figura 6. Ejemplo de lámina de aplicación SubPrueba Claves WISC-IV Fuente: Weschler (2003)

Subprueba Registros/Animales de la escala de inteligencia para niños WISC-IV (Wechsler,

2003)

Esta prueba analiza atención selectiva y planificación en la búsqueda de información

ordenada versus desordenada (Henríquez y Restrepo, 2012). El niño o niña debe observar dos

grupos de dibujos (animales y objetos), uno de ellos con dibujos ordenados siguiendo una

estructura de filas y columnas, y el otro con dibujos dispuestos de forma aleatoria. Debe marcar

los dibujos (animales) en un tiempo determinado (45 segundos en cada grupo), primero se le

presenta la lámina de dibujos en forma aleatoria y luego en forma estructurada. En dicha prueba

se obtiene la puntuación directa calculando la diferencia entre aciertos y errores, y bonificando

con puntos por la rapidez de respuesta, la puntuación total máxima de Registros aleatorio (Ver

Figura 7) es de 68 puntos al igual que la puntuación total máxima de Registros estructurado que

también corresponde a 68 puntos. La puntuación total de la prueba es la suma de ambos

reactivos. Posee un coeficiente de confiabilidad de .79 y evidencia a favor de validez de

constructo y discriminativa (Wechsler, 2005).

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Figura 7. Ejemplo de lámina con dibujos en orden aleatorio de SubPrueba Registros/Animales WISC-IV Fuente: Weschler (2003)

4.3.2 Medidas de Memoria de Trabajo

Serie de Dibujos

Esta prueba fue realizada en el 2008 por Injoque-Ricle y Burin. Su objetivo es evaluar el

reconocimiento visual de dibujos a través de la capacidad de almacenamiento de información

visual en la memoria de trabajo (Injoque-Ricle y Burin, 2008). Se le presenta al niño o niña una

serie de dibujos familiares en una hoja, que pueden variar de tres a nueve, según el nivel en el que

se encuentre. Luego se presenta una hoja con dos hileras de los mismos dibujos, una de las cuales

tiene dos intercambiados de lugar. El niño o niña deberá identificar cuál de las dos series tiene los

dibujos ordenados de la misma manera que la que vio antes.

La prueba está compuesta por siete niveles de tres ensayos cada uno. En el primer nivel se

otorga un punto por cada ensayo correcto, en el segundo dos puntos por cada ensayo correcto y

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Injoque-Ricle, I., Calero, A., y Burin, D. / RACC, 2013, Vol. 5, N°1, 19-24

21

A B

2.2. Instrumentos Serie de Dibujos (Injoque-Ricle & Burin, 2007,

2008). Se le presenta al niño una serie de dibujos familiares en una hoja (ver ejemplo en Figura 1A), que pueden variar de tres a nueve, según el nivel en el que se encuentre. Luego se presenta una hoja con dos hileras de los mismos dibujos, una con los dibujos en el mismo orden que la anterior y la otra con dos dibujos cambiados de lugar (ver ejemplo en Figura 1B). El niño deberá identificar cuál de las dos series tiene los dibujos

ordenados de la misma manera que la serie muestra. La prueba está compuesta por siete niveles de tres ensayos cada uno. En el primer nivel, los ensayos están formados por tres dibujos cada uno, y a medida que aumentan los niveles, aumenta en uno la cantidad de ítems, es decir, se presenta un dibujo más. Se obtiene un puntaje a partir de la suma de cada ensayo realizado correctamente multiplicado por el nivel en el que se encuentra dicho ensayo. En la Figura 1 se presenta un ejemplo de un ensayo del nivel 7.

Figura 1. A. Ejemplo de lámina estímulo del nivel 7. B. Ejemplo de lámina de decisión del nivel 7. Batería Automatizada de Memoria de Trabajo

(AWMA; Alloway, 2007; Injoque-Ricle et al., 2011). Es una batería computarizada compuesta por 12 pruebas que miden los tres componentes del modelo de Memoria de Trabajo de Baddeley y Hitch (1974). Tres evalúan el Bucle Fonológico (Amplitud de dígitos, Amplitud de palabras y Amplitud de no-palabras), tres evalúan la Agenda Viso-Espacial (Laberintos, Matrices dinámicas y Amplitud viso-espacial) y seis miden el Ejecutivo Central (Amplitud de oraciones, Amplitud numérica, Amplitud de dígitos inversos, Figura diferente, Señor X y Recuerdo espacial). Permiten obtener puntuaciones de cada uno de los subcomponentes de la Memoria de Trabajo a partir del promedio de los puntajes obtenidos en cada una de las tareas de una misma modalidad (para más información detallada sobre las pruebas consultar Injoque-Ricle et al., 2011).

Cubos (Wechsler, 1994). Se utilizó la prueba Cubos de la tercera edición de la Escala de Inteligencia para Niños de Wechsler (WISC-III; Wechsler, 1994). Consiste en la presentación de una serie de diseños realizados con cubos de dos colores -blanco y rojo- que el niño tiene que reproducir dentro de un tiempo determinado. Es una tarea de viso-construcción que

permite evaluar velocidad de ejecución. 2.4. Procedimiento

Se trabajó con cada niño en forma individual en dos sesiones de 30 minutos aproximadamente, en un ambiente libre de ruidos dentro de las instituciones educativas y durante el horario escolar. 2.5. Análisis de datos

Para determinar la fiabilidad por consistencia interna se estimó el Alpha de Cronbach. En cuanto a las evidencias de validez convergente y discriminante del instrumento, en primer lugar se realizaron correlaciones utilizando el coeficiente de correlación de Pearson, y luego se realizó un análisis factorial exploratorio.

3. Resultados En la Tabla 2 se presentan los estadísticos

descriptivos de SD, las puntuaciones de la AWMA y Cubos. Tabla 2. Estadísticos descriptivos de las variables.

Media DE Mínimo Máximo Serie de Dibujos 57.25 17.83 2.00 84.00 Bucle Fonológico 16.78 3.33 9.00 27.00 Agenda Viso-Espacial 19.87 6.16 4.67 33.00 Ejecutivo Central 11.50 4.43 2.33 25.17 Cubos 8.74 2.64 2.00 15.00

así consecutivamente. La prueba se interrumpe cuando el sujeto resuelve incorrectamente todos

los ensayos de un mismo nivel y la puntuación total máxima es de 84 puntos.

Esta prueba cuenta con un índice de fiabilidad de .77 y con evidencia a favor de validez

concurrente y discriminante (Injoque-Ricle, 2010).

Figura 8. A. Ejemplo de lámina estímulo del nivel 7 .B. Ejemplo de lámina de decisión del nivel 7 Fuente: Burin, Calero, Injoque-Ricle (2013).

Subprueba Retención de Dígitos de la escala de inteligencia para niños WISC-IV (Wechsler,

2003)

En esta prueba el evaluador o evaluadora debe leer una serie de dígitos en voz alta a una

velocidad de un dígito por segundo. Dicha serie debe ser repetida por el niño o niña evaluado (a).

Serie de dígitos consta de dos partes: dígitos en orden directo, que contiene series que abarcan de

3 a 9 dígitos en extensión, y dígitos en orden inverso, que contiene series que van de 2 a 8

dígitos. Existen dos series de dígitos para cada secuencia y el nivel de dificultad va

incrementándose en cada una de las secuencias. La prueba finaliza después de cometer dos

errores en los dos intentos de una secuencia. En cada ensayo se califica con 1 punto la respuesta

correcta y con 0 puntos la respuesta incorrecta o la ausencia de respuesta. La puntuación del

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49

reactivo es la suma de las puntuaciones de los dos ensayos en ese reactivo. Además la puntuación

natural total para Retención de dígitos es la suma de las puntuaciones de los reactivos tanto para

Retención de dígitos en orden directo como para Retención de dígitos en orden inverso, la

puntuación total máxima para toda la prueba es de 32 puntos (16 puntos para Retención de

dígitos en orden directo y 16 para Retención de dígiros en orden inverso).

Retención de Dígitos en orden directo implica memoria y aprendizaje por repetición mecánica,

mientras que dígitos en orden inverso requiere la transformación del estímulo antes de responder;

en esta última, el niño no sólo debe conservar la imagen mental de la secuencia numérica por más

tiempo que en la prueba de dígitos en orden directo, sino que además debe manipular

mentalmente la secuencia antes de repetirla. Las puntuaciones altas en dígitos en orden inverso

pueden indicar flexibilidad mental, buena tolerancia al estrés y excelente concentración (Satler,

2003). Posee un coeficiente de confiabilidad de .87 y evidencia a favor de validez de constructo y

discriminativa (Wechsler, 2005).

4.3.3 Medidas de Control inhibitorio

Go/ No-Go

Esta prueba fue elaborada con el Software E-Prime 2.0 ®. Consiste en la presentación de

dos estímulos, triángulos y círculos proyectados en una pantalla. Se le indica al niño(a) que

presione la barra espaciadora como respuesta (go) primero al triángulo; siendo esta la etapa sin

interferencia. Luego se le cambia la consigna diciéndole que presione la barra espaciadora

cuando se aparezca el círculo. Se puntuarán los errores de omisión (no presionar la barra

espaciadora cuando aparezca el estímulo “go”) y los errores de ejecución (presionar la barra

espaciadora cuando aparezca el estímulo “no-go”). En esta prueba el sujeto debe seleccionar una

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50

estrategia de respuesta, ya sea para el “go” o “no go” antes de iniciar su respuesta (Eagle, Bari,

Robbins, 2008).

Cada etapa (sin interferencia y con interferencia) constó de 60 estímulos, cada estímulo se

presentó en un fondo blanco durante un segundo (Ver Figura 9), intercalados por un punto de

fijación. De los 60 estímulos presentados en cada etapa 45 (75%) eran “go” y 15 (25%) eran “no-

go”. Se puntuaron los errores de omisión que tiene un máximo posible de 45 y los errores de

ejecución que tiene un máximo posible de 15, además se puntuaba el bucle mayor (la mayor

cantidad de ejecuciones correctas y omisiones correctas seguidas) que tiene un máximo posible

de 60.

Es importante mencionar que antes de iniciar la tarea el niño (a) fue entrenado para que

presionara la barra como respuesta “go” primero al triángulo (etapa sin interferencia), luego se le

cambiaba la regla y el estímulo “go” pasaba a ser el círculo.

Figura 9. Ejemplos de estímulos “triángulo-círculo” presentados en pantalla

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51

5. Resultados

5.1 Rendimiento neuropsicológico según severidad del trauma craneoencefálico

A continuación se detallan los resultados obtenidos a partir de la evaluación de los niños y

niñas de la muestra, considerando la severidad del trauma craneoencefálico y el desempeño en las

pruebas que miden atención, memoria de trabajo y control inhibitorio.

Inicialmente se realizó un análisis descriptivo para identificar algunas de las pruebas que

presentaron mayores diferencias en sus puntajes de acuerdo con el grado de severidad. Para esto,

se construyó la Tabla 10. En ella se observan los puntajes promedio de cada prueba según el nivel

de severidad.

*Pruebas en donde se observan mayores diferencias en promedio.

Se puede observar como algunas pruebas presentan promedios muy similares en todos los

niveles de severidad, por ejemplo Retención Dígitos Inverso. También hay pruebas que tienen

Tabla 10 Puntajes promedio según nivel de severidad

Prueba Nivel de severidad Severo Moderado Leve

Claves 41.3 40.7 38.5 Registro aleatorio* 21.0 29.2 26.5 Registro estructurado 34.7 33.3 35.5 Registro total* 55.7 62.5 62.0 Serie de dibujos* 47.3 53.8 63.1 Retención dígitos directo 6.3 5.3 6.8 Retención dígitos inverso 5.3 5.5 5.5 Retención dígitos total 11.7 10.8 12.3 Ejecución total sin interferencia 31.3 29.8 29.3 Ejecución total con interferencia 28.0 28.7 28.4 Go/No Go total* 3.3 1.2 0.9

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52

comportamientos no esperados como la prueba de Claves. En este último caso se observa como

los niños con traumas calificados como severos son quienes tienen los mayores puntajes.

Se decide representar gráficamente el desempeño en las pruebas según cada función

ejecutiva evaluada (Ver Figuras 10a, 10b y 10c).

Figura 10a. Mediana y cuartiles de los puntajes obtenidos en las pruebas de atención (Claves y Registros) según severidad

Figura 10b. Mediana y cuartiles de los puntajes obtenidos en las pruebas de memoria de trabajo (Serie de dibujos y Retención de dígitos) según severidad

Figura 10c. Mediana y cuartiles de los puntajes obtenidos en la prueba de control inhibitorio (Go/No Go) según severidad

Leve Moderado Severo

2030

4050

60

Severidad

Cla

ves

Leve Moderado Severo

1030

50

Severidad

Reg

istro

ale

ator

io

Leve Moderado Severo

2030

4050

60

Severidad

Reg

istro

est

ruct

urad

o

Leve Moderado Severo

4060

80

Severidad

Reg

istro

tota

l

Leve Moderado Severo

4050

6070

Severidad

Serie

dib

ujos

Leve Moderado Severo

45

67

89

Severidad

Ret

enci

ón d

irect

o

Leve Moderado Severo4

56

78

Severidad

Ret

enci

ón in

vers

oLeve Moderado Severo

810

1214

Severidad

Ret

enci

ón to

tal

Leve Moderado Severo

2527

2931

Severidad

Ejec

ució

n si

n in

terfe

renc

ia

Leve Moderado Severo

2428

32

Severidad

Ejec

ució

n co

n in

terfe

renc

ia

Leve Moderado Severo

−20

24

6

Severidad

Stro

op to

tal

Leve Moderado Severo

2030

4050

60

Severidad

Clav

es

Leve Moderado Severo

1030

50

Severidad

Regis

tro a

leato

rio

Leve Moderado Severo

2030

4050

60

Severidad

Regis

tro e

struc

tura

do

Leve Moderado Severo

4060

80

Severidad

Regis

tro to

tal

Leve Moderado Severo

4050

6070

Severidad

Serie

dibu

jos

Leve Moderado Severo

45

67

89

Severidad

Rete

nción

dire

cto

Leve Moderado Severo

45

67

8

Severidad

Rete

nción

inve

rso

Leve Moderado Severo

810

1214

Severidad

Rete

nción

tota

lLeve Moderado Severo

2527

2931

Severidad

Ejec

ución

sin

inter

fere

ncia

Leve Moderado Severo

2428

32

Severidad

Ejec

ución

con

inter

fere

ncia

Leve Moderado Severo

−20

24

6

Severidad

Stro

op to

tal

Leve Moderado Severo

2030

4050

60

Severidad

Clav

es

Leve Moderado Severo

1030

50

Severidad

Regi

stro

ale

ator

io

Leve Moderado Severo

2030

4050

60

Severidad

Regi

stro

est

ruct

urad

o

Leve Moderado Severo

4060

80

Severidad

Regi

stro

tota

l

Leve Moderado Severo

4050

6070

Severidad

Serie

dib

ujos

Leve Moderado Severo

45

67

89

Severidad

Rete

nció

n di

rect

o

Leve Moderado Severo

45

67

8

Severidad

Rete

nció

n in

vers

o

Leve Moderado Severo

810

1214

Severidad

Rete

nció

n to

tal

Leve Moderado Severo

2527

2931

Severidad

Ejec

ució

n sin

inte

rfere

ncia

Leve Moderado Severo

2428

32

Severidad

Ejec

ució

n co

n in

terfe

renc

ia

Leve Moderado Severo

−20

24

6

Severidad

Stro

op to

tal

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Los gráficos de caja anteriores permiten comparar el comportamiento de los puntajes de

las pruebas seleccionadas de acuerdo con el nivel de severidad del trauma. La línea negra dentro

de cada caja representa el puntaje mediano.

Se realizó el análisis de normalidad Shapiro-Wilk (ver Tabla 11), debido a que la muestra

posee menos de 50 sujetos. Además se realizó la prueba de Levene (ver Tabla 12) para verificar

el supuesto de homocedasticidad. De acuerdo con dichos resultados se eligieron las pruebas

paramétricas o no paramétricas realizando las transformaciones correspondientes que permitieran

cumplir con esos supuestos estadísticos.

Tabla 11

Resumen de análisis de normalidad de los residuos. Test Shapiro-Wilk

N Z p

Claves 19 .965 .670

Registro aleatorio 19 .926 .148

Registro estructurado 19 .969 .765

Registro total 19 .933 .194

Serie de dibujos 19 .918 .104

Retención dígitos directo 19 .966 .692

Retención dígitos inverso 19 .900 .048*

Retención dígitos total 19 985 .984

Ejecución total sin interferencia 19 .958 .537

Ejecución total con interferencia 19 .936 .230

Go/No Go total 19 .904 .059

*=Distribución no normal

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En las pruebas de normalidad, si los residuos no reflejan un comportamiento

aproximadamente normal, se procede a realizar transformaciones de tipo cuadrática, logrando

cumplir el supuesto para la variable Retención dígitos orden inverso (N=19, Z=.907, p=.065).

Por su parte, para comprobar la homogeneidad de las varianzas, se llevó a cabo el Test de

Levene. Como se muestra en la Tabla 12, únicamente la prueba de Retención de dígitos de orden

inverso F (2,16)=4.0 p=.037 muestra resultados significativos para esta prueba, por lo que no se

asume una varianza homogénea en esta prueba. Se lleva a cabo una transformación tipo

cuadrática, obteniendo F (2,16)=3.421, p=.058

Tabla 12

Resumen de Prueba Levene para la igualdad de varianzas

F p Claves 2.174 .146 Registro aleatorio 1.719 .211 Registro estructurado 2.009 .167 Registro total 3.000 .078 Serie de dibujos 2.554 .109 Retención dígitos directo 0.984 .395 Retención dígitos inverso 4.079 .037*

Retención dígitos total 0.408 .671 Ejecución total sin interferencia 2.394 .123 Ejecución total con interferencia 1.913 .180 Go/No Go total 0.896 .428

*=Residuos no homocedásticos

Al cumplirse ambos supuestos, se procede a realizar un ANOVA de acuerdo con la

severidad del trauma craneoencefálico en los y las niñas de la muestra, con el fin de identificar si

existen diferencias entre los resultados de las pruebas según la severidad del trauma. Únicamente

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en la prueba Serie de Dibujos se observaron diferencias significativas utilizando un error del 5%:

F (2,19)= 5.299, p=0.017, η2= .398. Seguidamente se procedió a realizar una comparación

múltiple según la prueba de Tukey para identificar dichas diferencias (ver Tabla 13) en donde se

obtuvo una diferencia significativa p=.025, en niños y niñas que presentaron un trauma leve y

severo.

Dicho hallazgo resulta relevante ya que la prueba Serie de Dibujos evalúa el

reconocimiento visual de dibujos a través de la capacidad de almacenamiento de información

visual (Injoque-Ricle y Burin, 2008); función principal del bloque viso-espacial de la memoria de

trabajo, que procesa características como la ubicación, el color y la forma de los objetos. En ese

sentido, se está encontrando evidencia de que la severidad del trauma podría asociarse con la

afectación en la capacidad de algunos niños y niñas dentro del estudio, para reconocer y

almacenar información visualmente (a mayor severidad mayor evidencia de una alteración

asociada a este subproceso de la memoria de trabajo).

*p<.05

Tabla 13 Serie de Dibujos: Análisis de comparaciones múltiples Tukey

Severidad Diferencia de medias

Error estándar p

95% Intervalo de confianza

Límite inferior

Límite superior

severo moderado -6.5 5.762 0.511 -21.37 8.37 leve -15.767 5.364 .025* -29.61 -1.93

moderado severo 6.5 5.762 0.511 -8.37 21.37 leve -9.267 4.208 0.101 -20.12 1.59

leve severo 15.767 5.364 0.025 1.93 29.61 moderado 9.267 4.208 0.101 -1.59 20.12

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5.2 Rendimiento neuropsicológico según severidad y edad de ocurrido el trauma

craneoencefálico

En el presente apartado se detallarán los hallazgos obtenidos sobre la relación entre el

desempeño de los niños y niñas de la muestra en cada una de las pruebas, la edad de ocurrencia

del trauma craneoencefálico y la severidad correspondiente.

En un primer momento se evalúa de manera descriptiva el comportamiento de los

puntajes según los niveles de las variables Severidad y Edad de ocurrencia. Para evaluarlo, es

necesario conocer si existe un comportamiento asociado entre las variables propuestas. Es decir,

es importante saber si el grado de severidad afecta los puntajes obtenidos en cada uno de los

niveles que toma la variable edad de ocurrencia. En ese sentido, se plantea una prueba de

hipótesis de independencia entre ambas variables, donde la hipótesis nula es que las variables son

independientes (el nivel de Severidad no afecta los puntajes observados por el nivel de la variable

Edad ocurrencia). Al utilizar esta prueba se obtiene un valor p de 0.14 por lo cual no hay

suficiente evidencia estadística como para rechazar la hipótesis de que las variables son

independientes (χ² =9.579, gl=6, p=0.14).

Lo anterior permitió el análisis del comportamiento de los puntajes de las pruebas según

el nivel de edad de ocurrencia, sin necesidad de tomar en cuenta los valores que adopte la

variable Severidad.

Al igual que en el apartado anterior se construye un cuadro donde se observan los

puntajes promedios obtenidos en las pruebas según los niveles de la variable Edad de ocurrencia

(ver Tabla 14).

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* Pruebas en donde se observan mayores diferencias en promedio.

En las Figuras 11a, 11b y 11c se observan el comportamiento de los puntajes

seleccionados según los niveles de la edad de ocurrencia. Cada rango de edad de ocurrencia

parece diferenciar más a las pruebas de Registro estruturado y Retención de dígitos total. En ese

sentido, se destaca el hecho de que para estas pruebas, entre menor es la edad de ocurrencia del

trauma menor es el puntaje en las pruebas.

Figura 11a. Medianas y cuartiles de los puntajes obtenidos en las pruebas de atención (Claves y Registros) según edad de ocurrencia

Tabla 14 Puntajes promedio según nivel de Edad de ocurrencia

Prueba Edad de ocurrencia 13-48 meses 49-84 meses 85-120 meses 121-156 meses

Claves 39.3 35.1 43.3 47.0 Registro aleatorio* 18.7 25.3 33.0 23.5 Registro estructurado* 21.3 34.5 39.0 42.5 Registro total 40.0 59.8 72.0 66.0 Serie de dibujos 49.3 57.8 64.2 50.5 Retención dígitos directo 5.0 6.3 6.3 8.0

Retención dígitos inverso* 4.0 5.8 5.7 6.0

Retención dígitos total* 9.0 12.0 12.0 14.0 Ejecución total sin interferencia 28.7 29.4 30.8 30.0

Ejecución total con interferencia 28.0 28.9 28.0 28.5

Go/No Go total 0.7 0.5 2.8 1.5

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Figura 11b. Medianas y cuartiles de los puntajes obtenidos en las pruebas de memoria de trabajo (Serie de dibujos y Retención de dígitos) según edad de ocurrencia

Figura 11c. Medianas y cuartiles de los puntajes obtenidos en la prueba de control inhibitorio (Go/No Go) según edad de ocurrencia

Se realizó el análisis de normalidad de los residuos observados mediante la prueba

Shapiro-Wilk (ver Tabla 15) debido a que la muestra posee menos de 50 sujetos. Se llevó a cabo

la prueba de Levene´s (ver Tabla 16) verificando de esta manera el supuesto de

homocedasticidad. De acuerdo con dichos resultados se eligen las pruebas que se deben aplicar.

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Tabla 15 Resumen de análisis de normalidad de los residuos. Test Shapiro-Wilk N Z p Claves 19 .937 .229 Registro aleatorio 19 0.942 .287 Registro estructurado 19 0.961 .588 Registro total 19 0.951 .406 Serie de dibujos 19 0.947 .350 Retención dígitos directo 19 0.902 .053 Retención dígitos inverso 19 0.875 .018* Retención dígitos total 19 0.923 .131 Ejecución total sin interferencia 19 0.941 .277 Ejecución total con interferencia 19 0.936 .255 Go/No Go total 19 0.934 .208 *=Distribución no normal Tabla 16 Resumen de Prueba Levene para la igualdad de varianzas F p Claves 2.447 .093 Registro aleatorio 1.346 .324 Registro estructurado 1.119 .425 Registro total 2.027 .146 Serie de dibujos 2.757 .068 Retención dígitos directo 1.283 .349 Retención dígitos inverso 1.354 .321 Retención dígitos total 1.085 .443 Ejecución total sin interferencia 1.949 .160 Ejecución total con interferencia 1.408 .300 Go/No Go total 0.792 .622 *=Residuos no homocedásticos

A continuación se presentan los resultados obtenidos al aplicar las distintas pruebas de

comparación de medias a los puntajes obtenidos por los niños y las niñas, según la edad de

ocurrencia del trauma y el nivel de severidad.

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5.2.1. Variables de Atención

Prueba Claves

La subprueba Claves del WISC-IV mide principalmente velocidad de procesamiento

(Wechsler, 2005). La subprueba Claves mide además la atención (Wechsler, 2005), proceso que

subyace a la memoria de trabajo y al control inhibitorio.

Debido a que los supuestos de homocedasticidad y normalidad se cumplen en la

subprueba claves, se realizó un ANOVA de dos vías, teniendo como factores el nivel de

severidad y la edad en el momento en que ocurrió el trauma craneoencefálico y como variable

dependiente la subprueba Claves; no se halló un efecto significativo de los factores sobre el

comportamiento de la subprueba claves. Es posible entonces que la velocidad de procesamiento

se vea afectada cuando hay una carga mayor de estímulos simultáneos y más procesos cognitivos

asociados, como en el caso de Serie de Dibujos; que como se observó en la primera hipótesis, el

desempeño en esta prueba se ve afectado por el nivel de severidad del trauma; esta prueba

implica procesamiento de información visoespacial y organización secuencial; subprocesos que

no están implicados de manera directa en claves.

Prueba Registros

La subprueba Registro forma parte del WISC-IV y se divide en registro aleatorio y

registro estructurado. Esta subprueba mide velocidad de procesamiento y atención visual

selectiva (Wechsler, 2005). Para esta subprueba se cumplen los supuestos de normalidad y

homocedasticidad.

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Registro aleatorio

Al realizar un ANOVA, la severidad del trauma y la edad del niño al sufrirlo, presentaron

diferencias significativas en el puntaje de registro aleatorio obtenido por los niños F (8,19)= 5.15,

p= 0,09, n²= .805.

Debido a esto se realizaron comparaciones múltiples de Tukey y se encontró que los

grupos de edades que provocan la diferencia en los resultados de la prueba son el grupo de 13 a

48 meses de edad y el grupo de 85 a 120 meses de edad (ver Tabla 17). En ese sentido, dado que

las diferencias entre los promedios son negativas (la forma de calcular la diferencia es: promedio

de 13 a 48 meses de edad – promedio de 85 a 120 meses de edad) se puede afirmar que mientras

más temprana sea la edad de ocurrencia (grupo de 13 a 48 meses de edad) peor es el puntaje en

comparación con los otros grupos (grupo de 85 a 120 meses de edad).

Además, se realizó el mismo procedimiento con la variable severidad, pero las

comparaciones de Tukey no mostraron grupos de severidad significativamente distintos, a pesar

de que en general, la prueba ANOVA indica que el nivel de severidad si afecta. Esto puede ser

evidencia de que el efecto de la severidad se encuentra mezclado con el efecto de la edad de

ocurrencia o incluso puede ser reflejo de un efecto falso debido al pequeño tamaño de la muestra

(en este caso la interacción no resultó significativa).

Tabla 17 Registro aleatorio: Análisis de comparaciones múltiples Tukey

Grupo Edad

   

Diferencia de medias

Error Estándar

p

95% Intervalo de confianza

Límite inferior

Límite superior

13 a 48 meses 49 a 84 meses -7 4 .38 -18.56 5.40 85 a 120 meses -14 4 .02* -26.85 -1.82 121 a 156 meses -5 5 .79 -20.99 11.32

*p<.05.

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Registro estructurado

Al realizar el ANOVA para la prueba de registro estructurado, la severidad del trauma y la

edad del niño al sufrirlo, presentaron diferencias significativas. Sin embargo, en comparación con

el registro aleatorio, esta vez se encontraron tres grupos de edad con diferencias significativas en

las comparaciones de Tukey y ninguno en la variable Severidad (ver Tabla 18). En este caso el

puntaje promedio de la prueba obtenido por el grupo de edad de 13 a 48 meses de edad (1-4 años

de edad) es diferente al puntaje promedio obtenido por el grupo de 85 a 120 meses de edad (7-10

años de edad) y al obtenido por el grupo de 121 a 156 meses de edad (10-13 años de edad). Sin

embargo los puntajes promedio obtenidos por los grupos de 85 a 120 meses de edad y de 121 a

156 meses de edad no son significativamente distintos entre sí. Estos resultados se comportan de

acuerdo con la hipótesis planteada, mientras menor sea la edad de ocurrencia del trauma, peor es

el puntaje.

Tabla 18 Registro estructurado: Análisis de comparaciones múltiples Tukey

Grupo Edad

   

Diferencia de medias

Error Estándar p

95% Intervalo de confianza

Límite inferior

Límite superior

13 a 48 meses 49 a 84 meses -13 5 .09 -28.24 1.91 85 a 120 meses -18 5 .02* -33.42 -1.92 121 a 156 meses -21 7 .04* -41.50 -0.84

*p<.05.

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Registro total

Al realizar el mismo análisis con la variable Registro total, se mantienen los resultados

anteriores, la edad y el nivel de severidad son variables significativas. Las comparaciones de

Tukey para la edad presentan diferencias significativas para los mismos grupos de la Tabla 17 de

la variable Registro aleatorio. Por otro lado, la variable Severidad sigue sin presentar diferencias

estadísticamente significativas entre los grupos utilizando Tukey como análisis post hoc.

Algo importante de destacar es que las pruebas realizadas indican que la relación existente

entre los puntajes promedio es la siguiente: conforme más temprana es la edad de ocurrencia del

trauma, menor tiende a ser el puntaje promedio en la prueba de Registros.

5.2.2. Memoria de Trabajo

Prueba Serie de dibujos

Como ya se señaló, la prueba serie de dibujos evalúa el reconocimiento visual de dibujos

a través de la capacidad de almacenamiento de información visual (Injoque-Ricle y Burin, 2008);

función principal del bloque viso-espacial de la memoria de trabajo, que procesa características

como la ubicación, el color y la forma de los objetos.

Al realizar el ANOVA no se encontraron diferencias significativas; con lo anterior

podemos observar entonces que el desempeño en la prueba serie de dibujos se ve afectado por el

nivel de severidad como se planteó en la hipótesis 1. Sin embargo, no se presenta el mismo

resultado cuando se analiza el efecto que causa tanto la severidad como la edad de ocurrencia.

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Prueba Retención de Dígitos

Retención de dígitos forma parte del WISC-IV y se encuentra dentro de las subpruebas

que evalúan memoria de trabajo. Según el manual técnico del WISC-IV, retención de dígitos

evalúa memoria auditiva a corto plazo. Esta prueba consta de dos partes: retención de dígitos en

orden directo y retención de dígitos en orden inverso.

Retención de dígitos en orden directo

Según el ANOVA realizado no existen diferencias significativas de los factores sobre la

varianza para la prueba de retención de dígitos en orden directo; es decir las variables severidad y

edad en que ocurrió el trauma no determinan el rendimiento en la prueba de retención de dígitos.

Retención de dígitos en orden inverso

En este caso el supuesto de normalidad no se cumple, al realizar una transformación

cuadrática, sin embargo, no se produjo una corrección adecuada de los datos. Se procedió a

construir un modelo de regresión que utilizara una transformación logarítmica, la cual ayudaría a

transformar el puntaje de la prueba y satisfacer la normalidad de los residuos. En la Tabla 18 se

muestran los resultados obtenidos, sin embargo los coeficientes relacionados con cada factor no

son significativos, por lo cual no se puede asumir que los factores de interés afecten el resultado

de la prueba.

Debido a que las variables independientes son categóricas, se debe incluir k-1 coeficientes

en la regresión, donde k es igual al número de categorías contenidas en cada variable¹. En ese

sentido, se observa que la variable Severidad estrictamente no tiene efecto significativo en los

puntajes de la prueba, aunque el nivel moderado se encuentra en el límite y por eso se marca con

un asterisco. Por su parte la variable Edad del trauma (tiene 4 niveles: 13 a 48 meses, 49 a 84

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meses, 85 a 120 meses y 121 a 156 meses; por esto se incluyen 3 niveles en la regresión

comparados respecto al primer nivel cuyo efecto se guarda en el intercepto) si tiene efectos

significativos en todos sus niveles. En ese sentido el coeficiente de 49 a 84 meses indica que los

niños clasificados en esta categoría tienen en promedio un puntaje 55% mayor que los niños

clasificados en el nivel de 13 a 48 meses. De forma similar se interpretan los coeficientes de 85 a

120 y de 121 a 156, utilizando 58% y 71% respectivamente. Además, dado que el coeficiente de

severidad moderada se encuentra en el límite de la significancia vale la pena interpretarlo. Este

coeficiente indica que los niños clasificados con severidad moderada tienen puntajes en promedio

34% mayores que los niños clasificados con un nivel de trauma severo.

¹En una regresión lineal sí se incluye el intercepto y existen k variables categóricas, se deben incluir k-1 coeficientes en la regresión, si esto no se respeta se presenta el fenómeno de multicolinealidad perfecta y el modelo no se puede estimar (Gujarati, 1997).

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Tabla 19 Resultados del modelo de regresión Parámetro Estimación Error Valor t p Intercepto 1.05 0.22 4.88 0.00 Sev.moderado 0.34 0.15 2.18 0.05* Sev.leve 0.08 0.13 0.57 0.58 49-84 meses 0.55 0.18 3.12 0.01* 85-120 meses 0.58 0.18 3.13 0.01* 121-156 meses 0.71 0.22 3.16 0.01*

Retención dígitos total

La prueba de retención de dígitos en su totalidad presenta diferencias, según el ANOVA

realizado (F (8,19)= 2.964, p=0.055, η2= .703), solamente en el factor edad para los niños bajo

estudio. El factor severidad no presentó diferencias significativas en el comportamiento de los

valores de la prueba. Para saber cuáles grupos de edad fueron diferentes entre sí, se planteó la

prueba de comparaciones múltiples de Tukey (ver Tabla 20). Se observa que las edades con

diferencias son el grupo de 13 a 48 meses de edad y el grupo de 121 a 156 meses de edad. Se

resalta el hecho de que nuevamente este resultado se encuentra de acuerdo a la hipótesis

planteada.

Tabla 20 Retención dígitos total: Análisis de comparaciones múltiples Tukey

Grupo Edad

   

Diferencia de medias

Error Estándar p

95% Intervalo de confianza

Límite inferior

Límite superior

13 a 48 meses 49 a 84 meses -3 1 .06 -6.10 0.10 85 a 120 meses -3 1 .07 -6.24 0.24 121 a 156 meses -5 1 .01* -9.18 -0.82

*p<.05.

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5.2.3. Control inhibitorio

Prueba Ejecución sin interferencia

Se construye una variable denominada Ejecución sin interferencia que contiene el número

de ítems acertados por cada individuo en la prueba Go/No-Go. Al realizar el ANOVA para la

prueba de ejecución sin interferencia, la severidad del trauma y la edad del niño al sufrirlo, no

presentaron diferencias significativas como para asumir que producen un efecto sobre el puntaje

promedio de la prueba. Se estudió el comportamiento de las subpruebas: omisión, ejecución

(número de errores), media de tiempo y bucle sin interferencia, pero no se encontraron

diferencias significativas en los puntajes promedio según los factores severidad y edad de

ocurrencia del trauma.

Prueba Ejecución con interferencia

Como en el caso anterior, se construyó una variable denominada Ejecución con

interferencia que contiene el número de ítems acertados por cada individuo. Se realizó un

ANOVA, el cuál no presentó diferencias significativas en los puntajes promedio según los

factores severidad y edad de ocurrencia del trauma. Tampoco hubo diferencias significativas en

errores de omisión, errores de ejecución, media de tiempo y bucle.

Prueba Go/No-Go total

Se construyó una variable denominada Stroop total que contiene la diferencia entre

Ejecución sin interferencia y Ejecución con interferencia. Es decir, el número de ítems acertados

de más en la ejecución sin interferencia, en comparación con la ejecución con interferencia (se

presentaron 5 casos en los que el puntaje en Ejecución con interferencia fue mayor al puntaje de

Ejecución sin interferencia pero estos se observaron bajo severidad leve).

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Al realizar el ANOVA para la prueba Stroop total, la severidad del trauma y la edad del

niño al sufrirlo, no presentaron diferencias significativas. Es probable que los resultados

arrojados se deban a que existe una mayor afectación de los procesos ejecutivos cuando existe

una mayor cantidad de elementos atencionales, secuenciación y memoria a corto plazo; procesos

implicados en las pruebas de memoria de trabajo y no en la tarea Go/No-Go.

5.3 Rendimiento neuropsicológico según severidad y tiempo transcurrido entre el trauma

craneoncefálico y evaluación

En este apartado se detallarán los hallazgos obtenidos de la relación entre el desempeño

de los niños y las niñas en cada una de las pruebas, la severidad y el tiempo transcurrido al

momento de sufrir el trauma y la evaluación.

Al igual que en las hipótesis anteriores se evaluó el comportamiento de los puntajes

promedio de cada una de las pruebas según los niveles de la variable tiempo transcurrido al

momento de sufrir el trauma y la evaluación. Debido a que la variable tiempo es una variable

continua, se contruyeron tres clases que agruparon los valores originales y así poder evaluar la

prueba de independencia respecto a los niveles de la variable Severidad y además construir la

tabla de comparación de los promedios.

En ese sentido, se plantea una prueba de hipótesis de independencia entre ambas

variables, donde la hipótesis nula es que las variables son independientes (el nivel de severidad

no afecta los puntajes observados por el nivel de la variable tiempo transcurrido). Al utilizar esta

prueba se obtiene un valor p de 0.10 por lo cual no hay suficiente evidencia estadística como para

rechazar la hipótesis de que las variables son independientes (χ²=7.084, gl=4, p=0.10).

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Se construyó un cuadro donde se observan los puntajes promedios obtenidos en las

pruebas según los niveles de la variable tiempo transcurrido al momento de sufrir el trauma y la

evaluación (ver Tabla 21). Se pudo observar que existen pruebas donde los promedios no

cambian significativamente según los niveles de la variable tiempo entre la ocurrencia y la

evaluación, sin embargo, se resalta el hecho de que en pruebas como Claves y Serie de dibujos,

los promedios tienen una tendencia descendente conforme mayor es el lapso de tiempo entre la

ocurrencia y la evaluación.

Tabla 21 Puntajes promedio según nivel de tiempo de ocurrencia y evaluación

11-29 meses 30-48 meses 49-69 meses Claves* 42.5 38.7 35.5 Registro aleatorio 29.0 23.9 26.0 Registro estructurado 39.6 30.4 32.3 Registro total 68.6 54.3 58.3 Serie de dibujos* 62.0 59.3 46.3 Retención dígitos directo 6.6 6.7 4.8 Retención dígitos inverso 5.5 5.6 5.3

Retención dígitos total 12.1 12.3 10.0 Ejecución total sin interferencia 29.9 30.0 29.3

Ejecución total con interferencia 28.8 28.0 28.5

Go/No Go total 1.1 2.0 0.8 *Pruebas con diferencias relevantes en los promedios.

En las Figuras 12a, 12b y 12c se muestran el comportamiento tendencial entre los puntajes

de cada prueba y la variable del tiempo entre la ocurrencia y la evaluación original, es decir,

medida como una variable continua. Como lo muestras las Figuras 12a, 12b y 12c la relación

observada en la mayoría de la pruebas respecto a los valores de la variable tiempo entre la

ocurrencia y la evaluación es negativa. Es decir, para la mayoría de las pruebas mientras mayor es

el tiempo que existe entre la ocurrencia del trauma y la evaluación menor es el puntaje promedio

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obtenido. En algunas pruebas la línea de regresión es casi horizontal, por lo cual es de esperar que

en estos casos el efecto de la variable tiempo entre ocurrencia y evaluación no sea significativo.

Figura 12a. Comparación de la relación entre los puntajes de las pruebas de atención (Claves y Registros) según el tiempo entre la ocurrencia del trauma craneoencefálico y la evaluación

Figura 12b. Comparación de la relación entre los puntajes de las pruebas de memoria de trabajo (Serie de dibujos y Retención de dígitos) según el tiempo entre la ocurrencia del trauma craneoencefálico y la evaluación

Figura 12c. Comparación de la relación entre los puntajes de la prueba de control inhibitorio (Go/ No Go) según el tiempo entre la ocurrencia del trauma craneoencefálico y la evaluación

Posteriormente se realizó un análisis de normalidad Shapiro-Wilk (ver Tabla 22) debido a

que la muestra es menor de 50 sujetos. Se llevó a cabo la prueba de Levene´s (ver Tabla 23)

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verificando de esta manera el supuesto de homocedasticidad. De acuerdo con dichos resultados se

eligieron las pruebas que deben ser aplicadas.

Tabla 22 Resumen de análisis de normalidad de los residuos. Test Shapiro-Wilk N Z p Claves 19 .957 .523 Registro aleatorio 19 .933 .199 Registro estructurado 19 .975 .876 Registro total 19 .944 .317 Serie de dibujos 19 .980 .945 Retención dígitos directo 19 .924 .136 Retención dígitos inverso 19 .816 .002* Retención dígitos total 19 .981 .951 Ejecución total sin interferencia 19 .931 .188 Ejecución total con interferencia 19 .935 .221 Go/No go total 19 .927 .155 *=Distribución no normal

Tabla 23 Resumen de Prueba Levene para la igualdad de varianzas F p Claves 2.355 .109 Registro aleatorio 8.720 .002* Registro estructurado 2.784 .072 Registro total 7.287 .003* Serie de dibujos 44.678 .000* Retención dígitos directo 2.118 .139 Retención dígitos inverso 3.494 .038* Retención dígitos total 3.110 .053 Ejecución total sin interferencia 0.920 .548 Ejecución total con interferencia 1.605 .246 Go/No go total 2.617 .084 *=Residuos no homocedásticos

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5.3.1 Variables de Atención

Prueba Claves

La subprueba Claves del WISC-IV como se detalló anteriormente mide velocidad de

procesamiento y atención sostenida (Wechsler, 2005). De acuerdo con el análisis ANOVA (F

(8,19)= 1.343, p=0.396, η2= .777) realizado; teniendo como factores la severidad y el tiempo

transcurrido al momento de sufrir el trauma y la evaluación, y como variable dependiente la

subprueba claves; se encuentran diferencias significativas únicamente según la variable tiempo

transcurrido.

En ese sentido, y dado que la variable tiempo transcurrido al momento de sufrir el trauma

y la evaluación es una variable continua, la mejor forma de evaluar dicho efecto es observando el

valor del coeficiente obtenido al estimar una regresión.

En la Tabla 24 se presentan los resultados de obtener una regresión sobre el puntaje de la

prueba utilizando como variables independientes Severidad (se mantiene la variable Severidad,

utilizada como variable categórica, pues es parte dela hipótesis que se quiere probar) y el tiempo

transcurrido entre el momento de sufrir el trauma y la evaluación.

En este caso el efecto que tiene el tiempo transcurrido entre el momento de sufrir el

trauma y la evaluación indica que en promedio conforme aumenta el tiempo de dicha diferencia

en un mes, el puntaje de la prueba tiende a disminuir en 0.36.

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Tabla 24 Resultados del modelo de regresión Parámetro Estimación Error Valor t p Intercepto 52.74 7.93 6.65 0 Sev.moderado 4.98 7.73 0.64 0.53 Sev.leve -4.01 6.8 -0.59 0.56 Tiempo -0.36 0.17 -2.17 0.04*

*p<.05.

Prueba Registros

La subprueba Registros forma parte del WISC-IV y se divide en registro aleatorio y

registro estructurado. Esta subprueba mide velocidad de procesamiento y atención visual

selectiva (Wechsler, 2005).

Registro aleatorio

En el caso de registro aleatorio se cumplen los supuestos de normalidad y

homocedasticidad por lo cual se procede a realizar el análisis ANOVA. Se incluyen como

factores la severidad y el tiempo transcurrido al momento de sufrir el trauma y la evaluación, sin

embargo, no se encontraron diferencias significativas como para asumir que los factores afecten

el puntaje de la prueba.

Registro estructurado

Al realizar el ANOVA para la prueba de registros estructurado (F (8,19)= 3.631, p=0.082,

η2= .904), similar al caso anterior, no se encontraron diferencias significativas para los puntajes de

la prueba relacionados con el tiempo transcurrido entre el trauma y el momento de aplicar la

prueba y la severidad.

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Registro total

De igual forma, se procedió a realizar, un ANOVA debido a que para esta prueba se

cumplieron todos los supuestos. Sin embargo, no se encontraron diferencias significativas para

los puntajes de la prueba según en el tiempo transcurrido entre el trauma y el momento de aplicar

la prueba y la severidad.

5.3.2 Memoria de trabajo

Prueba Serie de dibujos

En este caso al realizarse el ANOVA considerando la severidad y el tiempo transcurrido

al momento de sufrir el trauma y la evaluación, se encontraron diferencias significativas en los

puntajes.

En la Tabla 25 se muestran los resultados obtenidos al realizar una regresión sobre el

puntaje de la prueba Serie de dibujos (F (8,19)= 2.173, p=0.201, η2= .850). Al parecer el nivel del

trauma leve presenta una diferencia significativa y el coeficiente indica que en promedio los

niños clasificados con trauma leve en promedio obtienen 14.86 puntos más que los niños

clasificados con trauma severo. Por su parte el tiempo transcurrido al momento de sufrir el

trauma y la evaluación vuelve a dar un coeficiente negativo, el cual indica que en promedio por

cada mes más de diferencia entre la edad del trauma y el momento en que se realizó la

evaluación, el puntaje se disminuye en 0.28.

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Tabla 25 Resultados de modelo de regresión Parámetro Estimación Error Valor t p Intercepto 56.13 5.50 10.20 0.00 Severidad moderado 10.85 5.36 2.02 0.06 Severidad leve 14.86 4.72 3.15 0.01* Tiempo -0.28 0.12 -2.42 0.03*

Prueba Retención de Dígitos

Retención de dígitos en orden directo

Según el ANOVA realizado no se encontraron diferencias significativas en la severidad y el

tiempo transcurrido entre el trauma craneoncefálico y el momento de aplicar la prueba.

Retención de dígitos en orden inverso

En este caso el supuesto de normalidad no se cumplió por lo que se procedió a construir un

modelo de regresión que utilizará una transformación logarítmica, para satisfacer el criterio de

normalidad de los residuos. En la Tabla 26 se muestran los resultados. Sin embargo, se puede

observar que ninguna de las variables tiene un efecto significativo sobre los puntajes de la

prueba.

Tabla 26 Resultados de modelo de regresión Parámetro Estimación Error Valor t p Intercepto 1.68 0.20 8.50 0.00 Severidad moderado 0.03 0.19 0.18 0.86 Severidad leve 0.03 0.17 0.18 0.86 Tiempo 0.00 0.00 -0.05 0.96

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Retención dígitos total

El ANOVA realizado no arrojó diferencias significativas en la severidad y el tiempo

transcurrido entre el trauma y el momento de aplicar la prueba.

5.3.3. Control inhibitorio

Prueba Ejecución sin interferencia

Se llevó a cabo un ANOVA para la prueba de ejecución sin interferencia, la severidad del

trauma y el tiempo transcurrido entre el trauma y el momento de aplicar la prueba, los cuales no

arrojaron diferencias significativas como para asumir que producen un efecto sobre el puntaje

promedio de la prueba. Igual que en casos anteriores se estudió el comportamiento de las

subpruebas: omisión, ejecución (número de errores), media de tiempo y bucle sin interferencia,

pero no se encontraron diferencias significativas en los puntajes promedios según los factores

severidad y tiempo transcurrido desde ocurrido el trauma craneocenfálico y la evaluación.

Prueba Ejecución con interferencia

Se llevó a cabo el mismo procedimiento mencionado en el apartado anterior,

construyendo una variable denominada Ejecución con interferencia que contiene el número de

ítems acertados por cada individuo. Al realizar el ANOVA no se presentaron diferencias

significativas según los factores severidad y tiempo transcurrido desde ocurrido el trauma

craneoncefálico y la evaluación (ambos con p>.05) como para asumir que producen un efecto

sobre el puntaje promedio de la prueba.

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Prueba Go/ No -Go total

Se construyó una variable denominada Stroop total que contiene la diferencia entre

Ejecución sin interferencia y Ejecución con interferencia. Es decir, el número de ítems acertados

de más en la ejecución sin interferencia en comparación con la ejecución con interferencia (se

presentaron 5 casos en los que el puntaje en Ejecución con interferencia fue mayor al puntaje de

Ejecución sin interferencia pero estos se observaron bajo la condición de severidad leve en el

trauma craneoencefálico).

Al realizar el ANOVA para la prueba Stroop total (F (8,19)= 3.850 p=0.073, η2= .909), la

severidad del trauma y el tiempo transcurrido entre el trauma y el momento de aplicar la prueba

no se observaron diferencias significativas.

5.4 Inventario de las funciones ejecutivas en la infancia (CHEXI): Reporte de padres y

madres

Como se mencionó anteriormente, los padres y madres de los niños y niñas del estudio

completaron dicho instrumento con el objetivo de evaluar la percepción que poseen acerca del

funcionamiento ejucutivo de sus hijo (a). Este cuestionario constaba de 24 enunciados, divididos

en cuatro subescalas: Memoria de trabajo (9 ítems), Planificación (4 ítems), Inhibición (6 ítems)

y Regulación (5 ítems).

La escala fue completada en su mayoría por las madres (N=15;79%) de los niños y niñas

(Ver Gráfico 1). El rango de edades de las madres osciló entre los 29 y los 47 años (M=35.4) y el

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rango de edades de los padres entre los 32 y 71 años (M= 40.6). De las familias entrevistadas, en

su mayoría los padres y madres contaban con dos hijos (N=12) (Ver Gráfico 2).

Gráfico 1. Encargado (a) de completar el Inventario de las funciones ejecutivas en la infancia (CHEXI)

Gráfico 2. Número de hijos (as) por familia a la que pertenecen los niños y niñas con trauma craneoncefálico

Madre  Padre  

Ambos  

15  

3  

1  

Encargado  (a)  de  completar  el  Inventario  de  las  funciones  ejecutivas  en  la  infancia  (CHEXI)  

1  hijo     2  hijos   3  hijos   4  hijos   5  hijos  

1  

12  

3  2  

1  

Número  de  hijos  (as)  por  familia  

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A continuación se detallan los puntajes obtenidos según las cuatro subescalas del

instrumento y la severidad del trauma craneoencefálico. Se realizó un ANOVA de una vía sobre

cada variable de los puntajes resultantes. Los resultados se muestran en la Tabla 27.

Tabla 27

Puntajes de la subescalas y severidad del trauma craneoencefálico

Variable Componente Suma de cuadrados

gl Cuadrado medio

F Sig.

Memoria de trabajo

Entre grupos 4.155 2 2.077 2.434 .119

Dentro de grupos 13.656 16 .854

Total 17.811 18

Planificación Entre grupos .495 2 .248 .332 .723

Dentro de grupos 11.952 16 .747

Total 12.447 18

Regulación Entre grupos 6.294 2 3.147 2.917 .083

Dentro de grupos 17.264 16 1.079

Total 23.558 18

Inhibición Entre grupos 3.999 2 1.999 3.054 .075

Dentro de grupos 10.475 16 .655

Total 14.474 18

Tal como se muestra en la Tabla 27, para ninguna de las variables (memoria,

planificación, regulación e inhibición) existe suficiente evidencia estadística de que el grado de

severidad afecte los puntajes dados por los padres de familia.

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Además se realizó un ANOVA con las mismas variables y la localización del impacto del

trauma craneoncefálico (región frontal, parietal, occipital y temporal), sin embargo, solo se

encontraron diferencias significativas en las subescalas de memoria de trabajo e inhibición (ver

Tabla 28). Se analizaron las comparaciones de Tukey para evaluar cuáles eran los grupos que

resultaron ser diferentes en cada variable. En la Tabla 29 se muestra que los niños y niñas con

lesiones en la región frontal tienen puntajes en la subescala de memoria estadísticamente distintos

a los niños y niñas con lesiones en las regiones parietal y occipital.

Se establece que en promedio los niños y niñas con lesiones en la región frontal presentan

puntajes más altos (lesión frontal: M=3.52, D.E=0.35; lesión parietal: M=1.81, D.E=0.24;

lesión occipital: M=2.08, D.E=0.30). Por otro lado, no se encontraron diferencias significativas

entre los niños y niñas con lesiones en la región parietal en comparación con los que presentaban

lesiones en la región occipital.

Tabla 28

Puntajes de la subescalas y localización del trauma craneoencefáico

Variable Componente Suma de

cuadrados gl Cuadrado

medio F Sig.

Memoria de trabajo*

Entre grupos 7.813 2 3.906 6.252 .010*

Dentro de grupos 9.998 16 .625

Total 17.811 18

Planificación Entre grupos .720 2 .360 .491 .621

Dentro de grupos 11.727 16 .733

Total 12.447 18

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Regulación Entre grupos 2.126 2 1.063 .793 .469

Dentro de grupos 21.432 16 1.340

Total 23.558 18

Inhibición* Entre grupos 5.090 2 2.545 4.340 .031*

Dentro de grupos 9.384 16 .586

Total 14.474 18

*=p<.05

*p<.05.

La Tabla 30 muestra que los niños y niñas del estudio con lesiones en la región frontal

tienen puntajes en la variable inhibición estadísticamente diferentes a los que presentaron

lesiones en la región parietal (no así con los niños y niñas con lesiones en la región occipital). Se

evidencia que en promedio los niños y niñas del estudio con lesiones en la región frontal tienen

Tabla 29

Subescala memoria de trabajo: análisis de comparaciones múltiples Tukey

Memoria de Trabajo

   

Diferencia de medias

Error Estándar

p

95% Intervalo de confianza

Límite inferior

Límite superior

Región frontal Parietal 1.7 0.51 0.01* 0.39 3.03

Occipital 1.4 0.48 0.02* 0.21 2.66

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puntajes más altos (lesión frontal: M=3.78, D.E=0.24; lesión parietal: M=2.39, D.E=0.38;

lesión occipital: M=2.64, D.E=0.24)

Por otro lado, no se encontraron diferencias significativas entre los niños y niñas con

lesiones en la región parietal en comparación con los que presentaban lesiones en la región

occipital.

En el apartado de discusión se retomarán los hallazgos sobre la percepción que presentan

los padres y madres de familia en los comportamientos que observan y que están asociados con la

memoria de trabajo y con el control inhibitorio.

Tabla 30

Inhibición: Análisis de comparaciones múltiples Tukey

Inhibición

   

Diferencia de medias

Error Estándar

p

95% Intervalo de confianza

Límite inferior

Límite superior

Región frontal Parietal 1.4 0.49 0.03* 0.12 2.67

Occipital 1.1 0.46 0.06 -0.05 2.33

*p<.05.

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6. Discusión

El presente estudio es el primero en Costa Rica en evaluar el rendimiento

neuropsicológico de un grupo de niños y niñas que presentaron un trauma craneoncefálico. Al ser

un primer avance de investigación con población infantil clínica en esta área, se torna

fundamental, en primer lugar, caracterizar este tipo de trauma en la población infantil

costarricense.

En nuestro país, según los datos obtenidos en este estudio, la mayoría de los traumas

craneoncefálicos en edades tempranas ocurren por accidentes de tránsito (atropellos) y caídas

desde la propia altura, datos que coinciden con estudios internacionales (Murgio, 2003; Gallo et

al., 2014). Se sabe que en estas edades los niños y niñas suelen estar más activos y expuestos a

peligros, que aumentan la probabilidad de ocurrencia de este tipo de traumas (Tabla 7). En la

misma línea, la edad de mayor de ocurrencia del trauma craneoncefálico en nuestro país es un

factor importante que coincide también con estudios internacionales (Murgio, Muñoz-Sánchez,

Boetto, Leung, Andrade y Patrick, 2001), siendo entre los cuatro y siete años de edad el rango en

el que la población infantil costarricense tiende a presentar un trauma craneoncefálico, aún así

estudios afirman que las tasas del trauma craneoncefálico se mantienen estables durante la

infancia, sin embargo, tienden a presentar un crecimiento a los quince años de edad (Murgio,

2003).

Con respecto a las secuelas que provoca el trauma craneoncefálico, en los evaluados no se

presentó algún tipo de compromiso cognitivo que haya sido reportado como discapacitante o que

interfiera significativamente con el desarrollo y la autonomía en la vida diaria. Sin embargo,

estudios han demostrado que la mayoría de las personas (niños y adultos) que han sufrido de un

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trauma craneoencefálico muestran dificultades en el aprendizaje y la memoria (Miller, 1980;

Ewert, Levin, Watson y Kalisky, 1989; Timmerman y Brouwer, 1999). Sin embargo, es

fundamental reconocer que la recuperación neuropsicológica que ocurre posteriormente a las

secuelas, dependerá de la etiología específica de la lesión, su gravedad y localización, así como

de las diferencias individuales en la organización cerebral, factores de la edad, habilidades

cognitivas y motivación de la persona que haya sufrido el daño (Powell, 1981; Anderson et al.,

2010). Así mismo con respecto al nivel educativo, se plantea que la educación premórbida del

sujeto tiene una marcada influencia en la aparición de alteraciones neuropsicológicas; cuanto

mayores sean las habilidades y los recursos cognitivos previos, mayores serán las posibilidades

de emplear estrategias alternativas de compensación y solución de los deficits que podrían

aparecer con el trauma craneoencefálico (Muñoz-Céspedes et al.,2001). En nuestro estudio, la

muestra total de niños y niñas asiste a la escuela, además en la mayoría de los casos las figuras

parentales reportan un desempeño escolar entre bueno y excelente. Lo anterior arroja información

actual sobre un posible pronóstico positivo en los niños y niñas de la muestra que puede estar

influenciado por factores contextuales y familiares, a pesar de que no han estado inmersos en un

programa de rehabilitación cognitiva luego del trauma craneoncefálico. Con respecto a los

programas de rehabilitación existe suficiente evidencia a favor en donde estudios afirman que

dichos programas tienen un efecto positivo sobre las capacidades funcionales y la calidad de vida

de los pacientes (Cope, 1995; Malec y Basford, 1996; Mazaux y Richer; 1998).

En los siguientes apartados se discutirán las secuelas que dejó el trauma craneoncefálico en

los evaluados con respecto a la atención, memoria de trabajo y control inhibitorio.

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6.1 Atención

La literatura científica internacional ha planteado la atención como un proceso

neuropsicológico básico que se ve afectado posterior al trauma craneoencefálico; Freece (2011)

menciona que se expresa a través de quejas relacionadas con un enlentecimiento en el

procesamiento de la información. La presente investigación brindó hallazgos significativos en la

pruebas de Registros según el componente de la edad del trauma, la cual mide precisamente

velocidad de procesamiento de la información y atención visual selectiva, sugiriendo que en

niños y niñas que presentaron un trauma craneoncefálico en edades más tempranas (de 13 meses

a 48 meses de edad versus 85 meses a 120 meses de edad) se presentan mayores dificultades

para llevar a cabo tareas que implican una mayor demanda de la atención selectiva y una

adecuada planificación en la búsqueda ordenada versus la búsqueda desordenada de objetos

(Figura 11a, Tabla 17 y Tabla 18).

Es interesante observar como en la prueba Claves, el desempeño de los niños y las niñas

no se ve afectado y en la prueba de Registros sí; lo anterior a pesar de que Registros es una

subprueba suplementaria (según especifíca el Manual Técnico del WISC-IV) de velocidad de

procesamiento de la información que es precisamente lo que también mide la prueba Claves. Esto

permite pensar que quizás lo que se observa podría deberse a que la prueba Registros además de

involucrar procesamiento de información, involucra otros suprocesos como atención visual

selectiva, inhibición de la respuesta visual y rastreo visual; procesos que no se encuentran

involucrados de manera directa en la prueba Claves y que hacen que el procesamiento de la

información se vuelva más lento. En este sentido el niño o la niña que resuelve la prueba

Registros debe inhibir marcar un objeto y encontrar el estímulo que debe marcar en este caso los

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animales; por el contrario en Claves los símbolos que debe colocar en cada fila siempre se

encuentran visibles y en el mismo lugar.

Internacionalmente se ha encontrado que la interrupción de los procesos de desarrollo

durante períodos sensibles de formación (redes neuronales son más sensibles a las influencias

ambientales) pueden perjudicar la futura maduración, resultando potencialmente en una

conectividad anormal y/o en el fracaso del establecimientos de redes neuronales funcionales

(Anderson et al., 2010). Dado a que la maduración del cerebro no es lineal (marcada por

incrementos en el desarrrollo) es importante mencionar que los períodos críticos o sensibles aún

no quedan claros en la literatura (Anderson et al., 2010). Sin embargo, se sabe que dichos

períodos marcan fases en el aumento de la plasticidad cuando circuitos cerebrales específicos

son más sensibles a la adquisición de cierto tipo de información (Stein y Hoffman, 2003; Hensh,

2004) que es consolidada para que el sistema involucrado pueda establecer conexiones con otros

sistemas (Anderson et al., 2010).

Dicho hallazgo, en combinación con los resultados del presente estudio, sugieren la

importancia de valorar y enfocar nuevos esfuerzos de investigación que se dirigan a determinar

qué mecanismos y qué procesos atencionales pueden mejorar con la rehabilitación (Muñoz-

Céspedez, Paúl-Lapedriza, y Ríos-Lago; 2007).

Con respecto a la severidad del trauma, no se encontraron diferencias en el rendimiento de

los niños y niñas evaluados. Las subpruebas utilizadas Registros y Claves, no captaron diferencia

alguna según la severidad del trauma craneoencefálico; lo anterior coincide con algunos estudios

(Chapman et al., 2006) en donde las variables severidad, localización y género no presentan

diferencias significativas, ni evidencia de que sean aspectos que determinen el rendimiento en

pruebas neuropsicológicas con niños y niñas con trauma craneoncefálico. Este hallazgo sugiere la

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necesidad de valorar instrumentos más ecológicos para futuras investigaciones. En esta línea

Tirapu, Pelegrín, Gómez y Martínez (1996) encuentran una estrecha relación entre la ejecución

en tareas como el Trail Making Test y Torre de Hanoi con los cuestionarios diseñados para

valorar aspectos psicosociales como el Iowa Collateral Head Injury Interview (ICHII) (Pelegrín-

Valero, Gómez-Hernández y Lobo; 2001). Además García-Fernández et al. (2014) rescatan el uso

de instrumentos basados en la ejecución y realización de tareas cotidianas, las cuales intentan

reproducir condiciones similares a las que ocurren en contextos reales, tal es el caso del

Children´s Kitchen Task Assessment (CKTA) (Rocke, Hays, Edward y Berg; 2008). El CKTA ha

sido la prueba más empleada, sin embargo, no ha sido baremada ni adaptada al contexto español.

En ella se le pide al niño (a) que cocine un plato seguiendo una receta con imágenes y texto. El

niño (a) recibe además las claves necesarias del examinador para realizar correctamente la tarea,

dichas claves son proporcionadas en una secuencia estructurada. La prueba incluye los

componentes de iniciación, planificación/ secuenciacion, juicio/seguridad y organización (Rocke,

Hays, Edward y Berg; 2008).

Según García et al, (2007) por ejemplo, una prueba posee mayor validez ecológica si la

ejecución del sujeto permite predecir los problemas o limitaciones que éste puede presentar en su

vida cotidiana. Dicho aspecto tiene en común “la asunción de que las demandas cognitivas que

exigen las distintas situaciones a las que nos enfrentamos en nuestra vida cotidiana son

idiosincráticas y fluctúan como resultado de su naturaleza específica” (p.290).

Freece (2011) menciona que las personas con traumatismo severo y moderado muestran

déficits en tareas que implican atención sostenida y selectiva. Sin embargo, McCullagh y

Feinstein (2005) establecen que estos déficits también se encuentran asociados con el trauma

leve. En la muestra costarricense estudiada no fue posible ver esta asociación en el caso del

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trauma leve, sugiriendo que las habilidades de velocidad de procesamiento y atención visual

selectiva no son afectadas por la severidad, más si por la edad a la que ocurrió el trauma

craneoncefálico; de esta manera se refleja, como se comentó anteriormente, que la teoría de la

vulnerabilidad temprana tiene un mayor impacto en esta muestra de niños y niñas costarricenses.

Es fundamental que futuras investigaciones se dirijan a plantear intervenciones desde la

Caja Costarricense del Seguro Social enfocadas en la rehabilitación del componente atención,

pues esta constituye un prerrequisito para el funcionamiento del resto de procesos cognitivos;

como es el caso de la memoria de trabajo, la cual abordaremos seguidamente (Ríos-Lago et al.,

2007).

6.2 Memoria De Trabajo

Como se explicitaba en el marco teórico de este estudio, la memoria de trabajo es

considerada como un sistema de capacidad limitada que permite el almacenamiento y

manipulación de la información (Miyake y Shah, 1999; Baddeley, 2000; Andrade, 2001), este

sistema se afecta generalmente tras sufrir un trauma craneoencefálico y suele reportarse como la

queja subjetiva más frecuente de los sujetos que presentan un TCE, así como de sus familiares

(Arisa, Pueyo y Serra -Grabulosa; 2004).

En nuestro estudio se encontraron diferencias en el componente de la severidad, en donde

los niños y niñas con trauma craneoncefálico severo presentaron un desempeño menor en la

prueba Serie de Dibujos comparados con el grupo de niños y niñas con trauma craneoencefálico

leve. Esto parece indicar que dicho instrumento logra discriminar el desempeño en habilidades de

orden/secuencial y espacial. Este hallazgo coincide con estudios específicamente en niños con

edad inferior a los seis años en el momento de la lesión, encontrando que presentan un retraso en

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la respuesta a una tarea, viéndose también afectada su memoria espacial (Prasad, Landry,

Kramer, DeLeon, 2004 citado en Levin y Hanten, 2005). En la misma línea, Flores y Quintanar

(2001) encontraron dificultades relacionadas con aspectos visoespaciales (construcción,

comprensión de estructura lógico-verbales y retención visual) lo que a su vez mostraba un efecto

sistémico en el desempeño de tareas que requieren de la lectura, la escritura y el cálculo. Lo

anterior permite una mejor comprensión de los efectos del trauma craneoencefálico en la

infancia, estableciendo una relación directa entre aspectos neuropsicológicos y la actividad

general del niño o niña.

Por su parte, cabe mencionar que la prueba Serie de dibujos ha sido un instrumento con el

cual las autoras han observado asociaciones moderadas significativas con las tres puntuaciones de la

AWMA (Automated Working Memory Assessment) que representan a los componentes de la MT

(Memoria de Trabajo), mostrando procesos comunes con medidas verbales, visoespaciales y

ejecutivas de MT (Injoque-Ricle, Calero y Burin, 2013).

La edad de ocurrencia en nuestra muestra sigue siendo una variable que incide en el

desempeño de las pruebas, lo cual coincide también con el componente de la atención; en este

caso en la prueba de retención de dígitos total. El grupo de niños y niñas que presentaron el

trauma entre los 13 y 48 meses de edad (1-4 años) puntuaron peor que el grupo de 121 a 156

meses (10-13 años). Con respecto a esto, Soprano (2003) destaca que la repetición simple de

enumerar estímulos aparece con regularidad hacia los 7 años de edad y a los 10 años la emplean

el 85% de los niños y niñas, a medida que la edad aumenta repiten un número mayor de palabras.

Dicha autora menciona que en la memoria de trabajo, cuando los datos son agrupados por

categorías (agrupación semántica), el rendimiento mejora (Soprano, 2003). La organización

semántica parece ser uno de los modos de aprendizaje más eficaz, en este sentido Lieury (1997)

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comprobó que los niños de 6 años lograban aprender en tres ensayos el 90% de una lista de 39

palabras cuando estas se agrupaban por categorías, pero sólo alcanzaban retener el 60% de la

misma lista si las palabras se presentaban mezcladas al azar. En nuestro estudio los niños y niñas

que presentaron el trauma craneocefálico a los 10 años de edad probablemente ya contaban con

una mayor capacidad de repetir números y de una organización semántica más establecida,

mientras que los niños y niñas con menor edad aún no presentaban consolidadas dichas

capacidades.

Similar al estudio realizado por Sarmiento-Bolaños, Solovieva y Quintanar (2013) no se

encuentran diferencias significativas que puedan ser atribuidas a la severidad del trauma

craneoncefálico, justificando dichos hallazgos a las características premórbidas, nivel de éxito

escolar y nivel educativo de los padres, entre otros (Taryn, Yeats, Taylor, Bangert, Nuss, Rusin y

Wright, 2010).

Schneider (2000) establece que las capacidades de retención y memoria experimentan un

incremento signitificativo entre los 6 y los 12 años, intervalo de edad que corresponde con la

etapa relativa a la educación primaria en la mayoría de países (Introzzi, Canet y Andrés, 2010).

Es decir, a apartir de los 6 años, conforme los niños y niñas van madurando, se observa un uso

más refinado en las estrategias de memoria utilizadas, las cuales se clasifican en función del

código empleado para procesar información: estrategias verbales y estrategias visuales (Introzzi,

Canet y Andrés 2010). En nuestro estudio no se encontraron diferencias en la prueba Serie de

dibujos según la edad en la que ocurrió el trauma craneocefálico. Este hallazgo es congruente con

las edades que presentaban los niños y niñas al momento de ser evaluados M=9.5 y al momento

en el que ocurrió el trauma craneocefálico M=6.5, pues estas se aproximan al incremento en las

capacidades de retención de información. En su estudio Introzzi et al.,(2010) arrojan datos que

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muestran claramente que entre los 6 y los 12 años de edad los niños y niñas mayores

implementan la misma cantidad de estrategias de memoria que los menores, y debido a esto no

encontraron diferencias según la edad de los niños y niñas, resultado que coincide con nuestro

estudio.

Lo anterior refuerza de nuevo la posición a favor del constructo de la vulnerabilidad

temprana, sugiriendo a la vez la necesidad de abordar dicha temática en futuras investigaciones

que permitan profundizar en los principales componentes que pueden determinar y predecir el

rendimiento neuropsicológico en niños y niñas costarricenses con trauma craneoncefálico.

Nuestros resultados concuerdan con los hallados por Anderson, Spencer-Smith, et al. (2010),

estudio que aporta al debate entre la plasticidad temprana y la vulnerabilidad temprana

explorando las secuelas de las funciones ejecutivas tras un trauma craneoencefálico. Sus

resultados sugieren que las diferentes etapas del desarrollo del cerebro son críticas para el

establecimiento de los componentes específicos de las funciones ejecutivas. Describen que para

la memoria de trabajo y flexibilidad cognitiva el desempeño en las pruebas fue significativamente

peor en niños que sufrieron el trauma craneoencefálico antes de los 3 años de edad y mejor para

las personas que lo sufrieron a la edad de 10 años en adelante.

Múltiples estudios internacionales muestran que generalmente la alteración de memoria

en un trauma craneoencefálico consiste en problemas de adquisición y de recuerdo de nueva

información tanto semántica como episódica, siendo menos probable la afectación de la memoria

a corto plazo (Verger et al; 2001). En su estudio Chapman et al. (2006) encuentran que los niños

y niñas que presentaban un trauma craneoencefálico severo, tenían menos facilidad para producir

resúmenes y obtener ideas principales a partir de textos dados en comparación con los casos

leves, lo cual correspondía a la memoria de trabajo y a la capacidad de mantener más activa la

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información dada en un texto, permitiendo realizar las inferencias necesarias a partir de

generalidades.

Adicionalmente dificultades en memoria de trabajo y control inhibitorio afectarán la

adquisición y desarrollo de otras habilidades en el futuro, como el lenguaje, la lectura, las

matemáticas y el lenguaje escrito (Ewing-Cobbs et al., 2004); afectando consecuentemente el

desempeño escolar. En este sentido es importante que la CCSS dé seguimiento y evalúe las

secuelas, no solo físicas que dejó el trauma craneoencefálico, sino también las secuelas

cognitivas, poniendo especial atención al trauma leve, que es el que se atiende con mayor

frecuencia en el hospital. Si bien es cierto que la mayoría de los pacientes que sufren un trauma

craneoencefálico leve, logran una buena recuperación y necesitan poca atención médica, existe

un pequeño número de éstos casos que sufren deterioro neurológico posterior, debido a

hipertensión intracraneal por edema, o por la presencia de una masa expansiva intracraneal

(Rodriguez, J et al; 2000). La atención médica debe dirigirse a identificar tempranamente estos

casos y actuar en consecuencia.

6.3 Control Inhibitorio

Investigaciones previas demuestran que tras sufrir un trauma craneoencefálico el control

inhibitorio, entendido como la capacidad de suprimir acciones que no son relevantes para la tarea,

se ve afectado (Rothbart y Posner, 1985).

A pesar de que investigación previa demuestra afectación del control inhibitorio tras un

trauma craneoencefálico (Dennis y Sinopoli, 2012), en nuestra investigación no se presentaron

diferencias significativas en la prueba Go/No-Go. Las variables severidad, edad de ocurrencia y

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tiempo transcurrido entre el momento del trauma y la evaluación no afectaron de manera

significativa el desempeño en la prueba; lo cual puede deberse al tamaño de la muestra y a que la

prueba no fue lo suficientemente sensible para captar el efecto. Con respecto a la severidad y al

sistema de clasificación Glasgow algunos estudios (Dennis et al., 2001; Levin et al., 2004) no han

encontrado consistencia entre el desempeño en tareas de inhibición y su relación con la severidad

del trauma craneocefálico.

Podría ser que esto ocurra porque la complejidad de los procesos involucrados en las

pruebas que requieren de memoria de trabajo como el procesamiento visuoespacial y verbal,

además de habilidades de secuenciación y atención hacen más difícil la resolución de las mismas

en contraste con la prueba de Go/No-Go (Capilla et al., 2004).

En ese sentido Capilla et al. (2004) mencionan por ejemplo el test día y noche; el cual

tiene gran similutud con el test Go/No-Go utilizado en nuestra investigación; como uno de los

más utilizados para evaluar el cambio de reglas o flexibilidad cognitiva en niños pequeños, y lo

caracterizan como un test que tiene menores requerimientos de otras funciones que los tests

neuropsicológicos clásicos de las FE.

Los resultados obtenidos en nuestra investigación en control inhibitorio coinciden con los

hallados por Ewing-Cobbs et al. (2004) en donde el grupo con trauma y el control tuvieron un

rendimiento semejante en la prueba “spatial reversal tasks” que evalua flexibilidad cognitiva y

cambio de reglas, procesos que están involucrados en la tarea Go/No-Go.

6.4 Severidad

Con relación al componente de la severidad del trauma craneoencefálico, este estudio

evidenció cómo una de las pruebas, Serie de Dibujos, es la que mejor logra captar diferencias en

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el rendimiento neuropsicológico de la muestra estudiada. Resulta interesante en este sentido

sostener la hipótesis de que la mayor dificultad deriva de la mayor cantidad de estímulos que

deben retenerse en la memoria de trabajo, siendo la función cognitiva implicada la que permite

una mejor discriminación entre grupos leves y severos.

Para comprender mejor los anteriores resultados, cabe señalar los aportes de Cinan y

Tanor (2002) quienes hacen referencia a varias funciones cognitivas relacionadas con este

proceso, aludiendo que el bucle fonológico ante estímulos visuales, activa un sistema que permite

que el sujeto convierta imágenes en significados, que posteriormente podrán intervenir de manera

activa en el proceso de retención. Dichos autores establecen que las imágenes percibidas de

distintos estímulos visuales pueden mantenerse en este sistema de memoria para retenerse por

periodos cortos de tiempo, puesto que cuestionan la frecuente presencia de otras que actúan como

estímulos significativos o como interferencia. Cuando se refieren al término de interferencia en el

proceso de almacenamiento en la memoria de trabajo lo hacen en al menos 3 sentidos (Cowan,

Johnson y Saults, 2005): 1) retroactiva, refiere a que la nueva información altera la información

antigua; 2) preactiva, cuando la nueva información se ve afectada por la pasada y 3) simultánea,

cuando el estímulo interferente se presenta al mismo tiempo que la información a recordar. Esta

última sería la interferencia evidenciada en la prueba Serie de dibujos, en donde los niños y niñas

debían de evocar la serie de imágenes correcta presentada al mismo tiempo que la serie de

imágenes con algunas alteraciones de orden.

6.5 Edad de ocurrencia del trauma craneoencefálico

Por otro lado, en los resultados obtenidos, fue la edad de ocurrido el trauma

craneoncefálico otro de los componentes fundamentales que puede discutirse en el marco de las

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teorías de vulnerabilidad temprana y plasticidad. En la literatura internacional ha sido un tema de

investigación amplio en donde difieren dichas teorías, desde la propuesta por Kennard en 1942 en

donde estudiando la reorganización cortical en los monos, observó que existía mayor indemnidad

en las funciones cuando las lesiones ocurrían a edades tempranas (Li, Sequeiros y Rodríguez,

1999), hasta las propuestas de que los niños y niñas tienden a recuperarse de una forma más

adecuada en edades más avanzadas. Es claro que la edad del paciente al sufrir el traumatismo es

la variable a la que se ha prestado mayor atención (Chapman, Cook, Gamino, Hanten, Levin y Li;

2006). Tradicionalmente se ha asociado la ocurrencia del trauma a una edad mayor con una

mayor probabilidad de déficit cognitivo y secuelas psiquiátricas, según el principio de Kennard

anteriormente mencionado, a menor edad en el momento de producirse la lesión, menor nivel de

alteración residual y mayor capacidad de recuperación. En muchos estudios se han encontrado

resultados que coinciden con esta afirmación (Bower, 1990; Rauschecker, 1995). Sin embargo,

investigaciones más recientes sugieren que, sobre todo en niños y niñas, la relación entre edad y

nivel de recuperación no es lineal (Aguilar y Ginarte, 2002). En el presente estudio, se encuentra

evidencia a favor de la hipótesis de la vulnerabilidad temprana, en donde los niños y niñas que

presentaron un trauma craneoencefálico entre los 12 meses y 4 años de edad reflejaron un

rendimiento más bajo en pruebas de atención y memoria de trabajo al compararlos con los grupos

de 7 a 10 años y de 10 a 13 años de edad. Diversos estudios en el área coinciden con lo anterior

(Ewing-Cobbs et al., 2003; Anderson et al., 2005; Levin et al., 2005), brindando evidencia a

favor del principal argumento teórico, de que durante el desarrollo cerebral en edades tempranas

hay un aumento de excitabilidad en ciertas sinapsis; y aunque esto lleva a una mayor plasticidad,

dicha sobreestimulación puede conducir también a la muerte de células neuronales, mostrando

que en pacientes con trauma craneoencefálico este aspecto puede agravar el problema de las

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lesiones o retrasar su recuperación (Johntson, 2005). Lo anterior demuestra que existen efectos

secundarios de la neuroplasticidad que perjudican la recuperación de funciones cognitivas tras

una lesión cerebral (Johntson, 2005). Inclusive en algunos mecanismos de recuperación cerebral,

uno de ellos conocido como germinación o “sprouting”, se ha encontrado que los axones de las

neuronas pueden regenerarse pero sólo un subconjunto llegará a su destino apropiado resultando

en una recuperación incompleta o mal adaptada (Anderson, Spencer-Smith y Wood; 2011).

6.6 Tiempo transcurrido desde el trauma craneoencefálico hasta la evaluación

Con respecto al tiempo transcurrido, se observó cierta tendencia en las pruebas de

atención (Claves) y memoria (Serie de dibujos), en donde a mayor tiempo transcurrido entre el

trauma craneoencefálico y la evaluación menor es el desempeño en las pruebas. Anderson y

Pentland (1998) establecen que uno de los procesos cognitivos que se ha visto más afectado en

los niños y niñas con trauma craneoencefálico ha sido la atención, específicamente cuando se

incorpora un componente de velocidad. Además Taylor et al. (2002) en su estudio hallaron que

después del primer año de ocurrido el trauma craneoencefálico no se evidenció recuperación en

los niños y niñas en tareas de atención, memoria y en habilidades matemáticas. Dichos autores

resaltan el beneficio del contexto familiar en el que se desarrollan los niños y niñas, el cual es

capaz de proveer habilidades compensatorias que facilitan la recuperacion después del trauma

(Taylor et al., 2002). Entre los factores ambientales previos al trauma craneocefálico que ejercen

una clara influencia sobre el posterior rendimiento neurocognitivo se encuentran el estatus

socioecónomico, el estrés social, los recursos de la familia y el funcionamiento de ésta (Capilla et

al., 2007). En su estudio Yeates et al. (1997) encuentran que la fuente de influencia más

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importante es la familia, ya que actúa como moderador significativo de los efectos luego del

trauma craneocefálico. En su estudio utilizaron tres medidas del entorno familiar como

predictores de los resultados psicosociales: estilo de crianza, calidad del ambiente en el hogar y el

funcionamiento familiar en general. Lo anterior lo realizaron mediante los siguientes

cuestionarios: Parenting Practices Questionnaire (Robinson, Mandleco, Olsen y Hart, 1995), Los

12 ítems de la subescala (General Functioning subescale of the McMaster Family Assesssment

Device (FAD-GF) (Miller, Bishop, Epstein y Keitner; 1985) y la entrevista HOME (The Home

Observation for Measures of the Enviroment) (Caldwell y Bradley, 1984). Este último conlleva

una combinación de entrevistas con los padres, así como las observaciones directas de las

interacciones entre padres e hijos y los materiales de juego y aprendizaje en el hogar. Lo anterior

con el objetivo de evaluar el grado en el que el entorno familiar es propicio para las interacciones

positivas con los niños y niñas (Yeates, Taylor, Chertkoff, Stancin, Wade; 2011).

Un medio familiar adecuado minimiza las alteraciones de memoria y el funcionamiento

adaptativo, mientras que un funcionamiento familiar inadecuado exacerba estos déficits,

provocando un enlentecimiento en la recuperación del niño o niña (Capilla et al., 2007).

Sin embargo, es importante mencionar que la mayor vulnerabilidad se encuentra en

aquellas destrezas que al momento de la lesión están en un rápido desarrollo (Capilla et al., 2007)

y es aquí dónde la variable del tiempo transcurrido puede aportar valiosa información sobre los

procesos de plasticidad y de reorganización cerebral luego de un trauma craneocefálico. Capilla

et al. (2007) destacan que el proceso de recuperación puede diluirse con el proceso de desarrollo,

con relación a lo anterior Anderson et al. (2001) mencionan el “atasco” en el desarrollo

(crowding) en donde el cerebro inmaduro presenta una rígidez menor en su organización, que va

aumentando a medida que se adquieren distintas funciones. Según la hipótesis de la competencia,

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luego del daño cerebral temprano, aquellos circuitos neuronales que no hayan sido “reclutados”

aún para otras funciones podrían subsumir la función del área cerebral dañada (Anderson et al.,

2001). Esta plasticidad, aparentemente ventajosa, posee un precio a largo plazo, ya que una

disminución en la cantidad de espacio neuronal disponible para futuras nuevas capacidades trae

consigo una acumulación de dificultades para alcanzar las progresiones evolutivas

adecuadamente (Anderson et al., 2001).

En el caso de la memoria de trabajo, Muñoz-Céspedes et al. (2001) mencionan que los

pacientes tras un período de tratamiento pueden lograr una mejoría considerable utilizando

estrategias de intervención que potencien los sistemas de memoria ya preservados, enfatizando el

entrenamiento en el empleo de ayudas externas, como por ejemplo las reglas mnemotécnicas o

adaptaciones ambientales (Muñoz-Céspedes et al., 2001).

6.7 Localización de la lesión

A pesar de que hay un consenso en que la corteza prefrontal está implicada en el

desarrollo de las funciones ejecutivas, en nuestra investigación no se hallaron efectos

significativos según la localización de la lesión en el desempeño en las pruebas. Esto coincide

con los resultados presentados por Dennis et al. (2001) en donde el lóbulo frontal no estuvo

consistentemente relacionado con el desempeño de los niños con lesión cerebral traumática en

memoria de trabajo y control inhibitorio. En la misma línea Anderson et al. (2010) en su estudio

no encuentran diferencias dependientes de la localización y del tamaño de la lesión en un grupo

de 164 niños y niñas con trauma craneoncefálico ocurrido en edades tempranas.

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Lo anterior puede deberse a que en los procesos ejecutivos hay muchas otras áreas

involucradas. Según Luciana y Nelson (1988), el uso adecuado de la memoria de trabajo debe

implicar necesariamente interacciones entre la corteza prefrontal y varias regiones corticales y

subcorticales, como las regiones parietales y temporales de asociación, el tálamo y los ganglios

basales. Además la corteza prefrontal es una de las estructuras que tiene más conexiones con el

resto de regiones, tanto corticales como subcorticales (Anderson, 2001). Por ello el desempeño

en tareas que midan FE no dependería sólo de la maduración de la corteza prefrontal, sino

también de la integridad y madurez de todas las áreas cerebrales de las que recibe información

(Anderson, 2001).

A pesar de no hallarse diferencias estadísticamente significativas entre localización del

impacto y el desempeño en las pruebas; se observa que en la prueba Serie de dibujos hay un

desempeño diferencial por severidad; el cúal podría estar asociado con la cantidad de casos que

tuvieron el impacto en el lóbulo occipital (9 casos); lo anterior debido a que en lóbulo occipital es

donde se encuentra la corteza visual primaria y donde se procesa la información visual; que es

precisamente lo que mide la prueba Serie de dibujos (Injoque-Ricle y Burin, 2008).

Una lesión en el lóbulo occipital de los niños y niñas de la muestra puede traer como

consecuencia un trastorno neurovisual, que corresponden a las alteraciones del campo visual, de

la integración o del tratamiento de la información visual y son secundarios por lo general a una

lesión occipital (Chokron, 2014). Por desgracia, este tipo de alteraciones podrían ignorarse por

completo, debido, por una parte, a que el niño no es consciente de su déficit y no sabe que un

campo visual íntegro abarca 180◦ y, por otra, a que este trastorno es totalmente invisible

(Chokron, 2014). Este tipo de trastornos neurovisuales trae diversas consecuencias entre ellas la

simultagnosia (dificultad para reconocer objetos cuando se presentan de forma simultánea,

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mientras que la capacidad de reconocerlos cuando se presentan individualmente está conservada),

la cual afectaría directamente el rendimiento en la prueba Serie de Dibujos, en donde al niño se le

presentan de manera simultánea varios estímulos que debe organizar. Además, es importante

mencionar que los niños que tienen trastornos neurovisuales de origen central también presentan

trastornos de la organización y de la representación del espacio (Chokron, 2014), elementos que

se requieren para la resolución de la prueba Serie de Dibujos. Este tipo de trastornos, como se

mencionaba anteriormente, son difíciles de diferenciar ya que el niño incluso puede detectar las

informaciones visuales en el conjunto del campo visual, pero sin ser capaz de analizarlas,

comprenderlas o incluso memorizarlas; lo cual es fundametal en la resolución de la prueba Serie

de Dibujos en el momento en que el niño debe recordar el orden correcto de las figuras.

De lo anterior podemos deducir que una lesión en el lóbulo occipital puede traer consigo

trastornos neurovisuales y consecuencias directas tales como la simultagnosia, trastornos de

organización y representación espacial y dificultad para memorizar información visual;

consecuencias que traen consigo un mal desempeño en la prueba Serie de Dibujos.

La localización de la lesión mostró diferencias en la percepción que poseen los padres de

familia (CHEXI) para los comportamientos que observan y que se encuentran asociados con la

memoria de trabajo e inhibición. Dicho aspecto puede deberse a la prueba utilizada, mostrando

cierta evidencia a favor de la validez ecológica en donde autores destacan la importancia de

instrumentos basados en la observación de conductas (Egeland y Fallmyr, 2010; Huizinga y

Smidts; 2011). Los mismos defienden la utilidad de este tipo de evaluaciones partiendo del hecho

de que las funciones ejecutivas no sólo implican aspectos cognitivos, sino también aspectos

conductuales y emocionales.

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El adaptar de forma flexible la propia conducta en respuesta a situaciones ambientales

cambiantes, recordar ciertas reglas e inhibir impulsos, son algunos de los comportamientos que

evalúan estas pruebas, conductas que Serie de dibujos (memoria de trabajo) y Go/No Go (control

inhibitorio) no evalúan en condiciones y situaciones ambientales. En ese sentido el Inventario de

las funciones ejecutivas en la infancia (CHEXI) ha demostrado ser un instrumento

ecológicamente válido en estudios con niños y niñas con Trastorno de Déficit Atencional (Thorell

y Nyberg, 2008).

En nuestro estudio los padres y madres de familia puntuaron a sus hijos e hijas basándose

en las conductas diarias observadas. En el caso de los niños y niñas con trauma craneoncefálico

frontal, estudios han evidenciado (Levin, Eisenberg, Wigg y Kobayashi, 1982) que la memoria

(consolidación de la información) se ve afectada en gran medida mostrándo déficits en la

capacidad de procesamiento de información y en la capacidad de recuperar dicha información

almacenada, mientras que en el control inhibitorio los daños en la corteza premotora y en la

corteza prefrontal ventrolateral llevan a un peor rendimiento en tareas que evalúan la respuesta de

restricción (Inhibición forzada) componente que es evaluado mediante el instrumento Go/No Go

(Adleman et al., 2001).

6.8 Caracterización por sexo

Congruente con nuestro estudio, Galindo, Hernández, Peña y Restrepo (2005) encuentran

en su investigación diferencias en el rendimiento de las niñas en las pruebas de memoria. Las

niñas presentaron un mejor nivel conceptual y mejores procesos de categorización, en cambio los

niños en la prueba retención de dígitos tendían a responder impulsivamente perseverando en la

forma de respuesta de dígitos en orden directo. Como lo plantean Alcaráz y Gumá (2001) las

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niñas suelen presentar mejores habilidades lingüísticas y procesos mnésicos que los niños. Sin

embargo, en control inhibitorio las niñas evidencian un rendimiento inferior, en donde tienden a

cometer más errores de omisión que los niños mostrando también un nivel más lento, hallazgo

que coincide con Brocki y Bohlin (2004); dichos resultados quizá podrían atribuirse a las

diferencias en el estilo de respuesta de los y las niñas. Según Brocki y Bohlin (2004) las niñas

tienden a adoptar un enfoque más cauteloso con la selección de respuesta que los niños y si no

hay suficiente tiempo en la tarea tal sesgo se traduce en un patrón de respuesta menos precisa, por

lo que la cautela en sus respuestas requiere también de un mayor tiempo de respuesta y por lo

tanto su velocidad disminuye. Estos dos últimos componentes son medidos en las pruebas

utilizadas de atención y control inhibitorio.

En la misma línea Hagekull y Bohlin (1998) encontraron que las niñas tienden a ser más

conscientes que los niños en un estudio sobre disposiciones del temperamento infantil, además

Gallagher (1989) y Gallagher (1998) en sus estudios apoyan la idea de la cautela como principal

responsable de muchas de las diferencias cognitivas por sexo en niños y niñas. Sin embargo,

como lo mencionan Brocki y Bohlin (2004) es fundamental señalar que no hay respuestas

sencillas o simples a las muchas preguntas establecidas sobre las diferencias sexuales en las

habilidades cognitivas.

Debe reconocerse que en este primer acercamiento a la descripción de perfiles de

rendimiento en atención, memoria de trabajo y control inhibitorio, se ha trabajado en el marco de

la evaluación de las FE con población clínica infantil, lo que conlleva la complejidad propia de la

medición de un constructo teórico multidimensional cuyos componentes aún no se delimitan

claramente a nivel internacional. Las pruebas en la literatura científica no han sido capaces de

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evaluar y diferenciar aspectos cognitivos puros, pues todo rendimiento implica la integridad de

varios subprocesos (Soprano, 2003).

En nuestro estudio la administración de la pruebas neuropsicológicas estuvieron centradas

en tareas concretas, en un ambiente cómodo y con la guía de las examinadoras. Como lo

menciona Acker (1990) en la vida cotidiana es frecuente enfrentarse a tareas no estructuradas y

espontáneas, la planificación es individual, la automotivación resulta necesaria, el estímulo no es

persistente, el medio se encuentra menos protegido y existe competencia. Es por esto que la

disociación entre el entorno real y la aplicación de las pruebas condiciona que en ocasiones la

ejecución, así como los resultados en los tests no sean buenos predictores del funcionamiento del

sujeto en la vida real (Acker, 1990). Sin embargo, otro factor que también debe ser considerado,

es el papel que desempeña el funcionamiento premórbido del sujeto en la determinación de los

efectos que tienen las alteraciones cognitivas sobre su funcionamiento diario (Chaytor et al.,

2006). Distintos estudios han encontrado que las características premórbidas son un potente

predictor del funcionamiento posterior, sobre todo en los ámbitos conductual y psiquiátrico. En el

plano conductual, algunos estudios (Asarnow et al., 1995; Bijur & Haslum, 1995) concluyen que

la mayor tasa de problemas de conducta, en concreto hiperactividad y agresividad, ya existía

antes del trauma craneocefálico y sería un importante factor de riesgo para que éste se produzca,

de igual forma Anderson et al. (2001) coinciden en que cuando existen problemas premórbidos

un trauma craneocefálico podría exacerbarlos. Posteriormente se retomará en el apartado de

recomendaciones la importancia de realizar estudios que profundizen en el funcionamiento

cognitivo y conductual del niño antes del trauma craneoencefálico.

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6.9 Evaluación conductual tras un trauma craneoencefálico

En la evaluación del niño o niña tras un trauma craneoncefálico es importante considerar

otras fuentes de información además de las pruebas neuropsicológicas. Una de estas fuentes

podría ser la observación directa por parte de los especialistas, tanto en el contexto familiar como

en el educativo. Para tales efectos hay que tomar en consideración que las consecuencias del

trauma craneoncefálico sobre la conducta no son unidimensionales, por el contrario interaccionan

con las funciones psíquicas conservadas y con los estímulos ambientales dando lugar a la

expresión de una serie de síntomas y signos neuroconductuales complejos.

Según algunos estudios (Miranda, Sosa y Acosta, 2005) se destacan como d -Limpia pipas con bolas y cubos de madera para insertar (alfombra)

ficits conductuales los siguientes: superficialidad, pérdida de espontaneidad, apatía,

abulia, pobreza de juicio e insight, pérdida de habilidades para obtener gratificaciones del

entorno, inflexibilidad y otras. Es interesante añadir que los cuadros depresivos asi como la

presencia en menor o mayor medida de alteraciones de conducta, han sido observadas en niños y

niñas con lesiones prefrontales (Miranda et al., 2005).

En cuanto al contexto académico se refiere, se puede obsevar a niños y niñas con menos

facilidad para producir resúmenes y obtener ideas principales a partir de textos (Chapman et al.,

2006); asi como dificultades en la adquisición y desarrollo del lenguaje, la lectura, las

matemáticas y el lenguaje escrito (Ewing-Cobbs et al., 2004); afectando directamente el

desempeño escolar.

La gran relevancia que adquiere la evaluación y rehabilitación de estas funciones es

básica para conseguir un adecuado desempeño social y personal de los niños y niñas; es por esto

que en la evaluación se debe contar con fuentes de información diversas.

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7. Conclusiones

1. El presente estudio ha sido el primero en Costa Rica en evaluar el rendimiento

neuropsicológico de un grupo de niños y niñas que presentaron un trauma

craneoncefálico, siendo pionero en la descripción de los desempeños en atención,

memoria de trabajo y control inhibitorio con esta poblaciones clínica de este tipo de

población. Como estudio descriptivo sugiere que las principales causas de trauma

craneoencefálico reportadas en la muesta costarricense son las caídas desde su propia

altura y los accidentes de tránsito, lo cual coincide con lo hallazgos internacionales

(Thiessen, Woolridge, 2006).

2. Además la edad de ocurrencia del trauma craneoencefálico en la mayoría de los niños y

niñas de esta investigación se presentó entre los 49 meses y 84 meses (4 a 7 años)

seguido del intervalo ubicado entre 85 y 120 meses (7 a 10 años) lo cual parece ser una

particularidad de la muestra costarricense, pues no coincide con datos globales

internacionales, en donde se hace mención que las poblaciones más vulnerables al trauma

craneoencefálico en el caso de los niños son los menores de cinco años (Kraus y

McArthur, 2000).

3. Considerando que 3 de los niños y niñas sufrieron un trauma craneoencefálico severo

(15,8%), 6 presentaron un trauma craneoencefálico moderado (31,6%) y 10 poseen

(52,6%) un diagnóstico de trauma craneoencefálico leve, resulta llamativo que solamente

dos niños tuvieron reportes clínicos de secuelas (problemas de equilibrio y de retención

de información). Estos resultados son consistentes con los hallazgos internacionales que

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mencionan que el subgrupo más común consiste en niños con trauma leve, subgrupo que

representa el 90% de todos los traumas craneoencefálicos y que reporta pocas secuelas

(Hagberg, 2005).

4. Con respecto al perfil neuropsicológico de la muestra estudiada, podemos concluir que la

variable edad de ocurrencia incide en el desempeño de las pruebas pruebas de atención,

memoria de trabajo y control inhibitorio; evidenciando que entre menor sea la edad de

ocurrencia del trauma peor será su desempeño. Los hallazgos muestran independencia del

desempeño en las pruebas con respecto a la variable localización de la lesión, y tampoco

hay evidencia de la incidencia de la variable severidad (con excepción de los

rendimientos en la prueba serie de dibujos). Los resultados sugieren que existe un peor

desempeño en aquellas pruebas que involucran varios subprocesos cognitivos, siendo de

esta manera la memoria de trabajo una de las funciones ejecutivas más afectada. No hubo

sin embargo, un desempeño menor en control inhibitorio, ni en la prueba Claves, que

involucra velocidad de procesamiento.

5. Los datos obtenidos en esta investigación han aportado evidencia también sobre la

influencia que tiene la edad en que ocurre el trauma craneoencefálico y la etapa del

desarrollo en que se encuentren las funciones ejecutivas en el individuo, afectando

potencialmente la preservación de las mismas. Se logró establecer un efecto de lo anterior

en memoria de trabajo y atención (Registros), no así en control inhibitorio. Uno de los

factores que podría explicar lo anterior es el menor requerimiento cognitivo que tiene el

test Go/No-Go comparado con los utilizados en memoria de trabajo y registros.

6. La presente investigación mostró alguna evidencia a favor del constructo de la

vulnerabilidad temprana, con resultados que parecen sugerir que a menor edad de

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ocurrencia del trauma, existe una mayor afectación de los rendimientos. Lo anterior

justificaría la importancia a futuro de establecer un programa de diagnóstico

neuropsicológico que guíe las intervenciones hechas desde la Caja Costarricense del

Seguro Social, valorando el impacto que puede generar un trauma craneoencefálico en

niños y niñas en edad temprana.

7. Metodológicamente Serie de Dibujos mostró ser la prueba más sensible a las diferencias

observadas según la severidad del trauma craneoncefálico, generando evidencia a favor

de que los niños y niñas con una mayor severidad, muestran dificultades en tareas que

requieren de la retención de una mayor cantidad de estímulos visuales así como del

control de la interferencia presentada simultáneamente.

8. Los niños mostraron un mejor rendimiento en las pruebas de atención y control

inhibitorio, lo anterior puede atribuirse a que las niñas tienden a adoptar un enfoque más

cauteloso en la selección de respuestas que los niños y si no hay suficiente tiempo en la

tarea tal sesgo se traduce en un patrón de respuesta menos precisa. Sin embargo, en

memoria de trabajo las niñas evidencian mejores procesos mnésicos, mientras que los

niños tienden a responder impulsivamente perseverando en la forma de repuesta en la

prueba de retención de dígitos.

9. Los resultados de esta investigación no permiten suponer que haya un vínculo entre las

lesiones en el lóbulo frontal de los niños y niñas y un peor desempeño en las pruebas

elegidas. En general la localización de la lesión no mostró ser una variable que

determinara el desempeño de los niños y las niñas en las pruebas seleccionadas. Lo

anterior coincide con hallazgos internacionales (Dennis et al., 2001) y puede deberse a la

conexión que tiene la corteza prefronal con otras áreas del cerebro de las cuales recibe

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información; información que se vuelve indispensable para llevar a cabo procesos de

inhibición y de procesamiento visuoespacial y verbal. Es curioso sin embargo, que la

localización sí pareció tener un efecto sobre la percepción de los padres y madres. Esto

podría vincularse con la evaluación utilizada, mostrando cierta evidencia a favor de la

validez ecológica en donde autores destacan la importancia de instrumentos basados en la

observación de conductas y por esto defienden su utilidad (Egeland y Fallmyr, 2010;

Huizinga y Smidts; 2011), como en el caso del Inventario de las funciones ejecutivas en

la infancia (CHEXI) utilizado en el estudio para evaluar las conductas de los niños y

niñas en su contexto.

10. El alto o bajo desempeño en las pruebas utilizadas según el tiempo transcurrido, puede

estar influenciado por el contexto en el que se desarrollan los niños y niñas, el cual es

capaz o no de proveer habilidades compensatorias que faciliten la recuperación después

del trauma craneoencefálico. Sin embargo, no deben ignorarse los procesos de desarrollo

los cuales pueden entremezclarse con los procesos de recuperación causando una

plasticidad no ventajosa a largo plazo.

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8. Recomendaciones

1. Se recomieda que futuros estudios incorporen un grupo control de niños y niñas

costarricenses que no hayan sufrido alteraciones neurológicas ni del desarrollo, que

permita una adecuada comparación y análisis en el rendimiento neuropsicológico con

respecto a la población clínica.

2. Es interesante destacar que a pesar de que la muestra es reducida, se lograron hallar

efectos según severidad y edad de ocurrido el trauma craneoncefálico, sin embargo, se

recomienda en futuras investigaciones un número mayor de casos en la muestra para

poder comprender y describir mejor la influencia que tiene la edad al momento de sufrir

el trauma.

3. Como principales indicadores utilizados en el pronóstico durante la rehabilitación con

niños y niñas que presentaron un trauma craneoncefálico, se recomienda incluir

variables psicosociales como lo son el contexto familiar, las condiciones del niño

previas a la lesión, posible depresión a causa de la lesión, entre otras; las cuales

contribuyen al establecimiento de métodos de intervención en el contexto familiar del

invididuo afectado, tomando en cuenta el modelo de interacción de factores propuesto

por Levin y Hanten (2005). Lo anterior podría facilitar las estrategias de aceptación y

afrontamiento a la situación causada tras un trauma craneoencefálico.

4. Se recomienda profundizar en el estudio de la influencia que podría tener la

localización de la lesión en el desempeño de pruebas que requieren de las funciones

ejecutivas de atención, memoria de trabajo y control inhibitorio, ya que esto podría

contribuir a precisar el plan de rehabilitación.

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5. Se considera fundamental que futuros estudios incorporen instrumentos

neuropsicológicos que evidencien una validez ecológica, como lo es la tarea de

Children´s Kitchen Task Assessment (CKTA) (Rocke, Hays, Edwards y Berg, 2008),

con su adecuada variación para la población infantil costarricense. Esto con el objetivo

de incrementar la congruencia entre las habilidades que miden y las situaciones

escogidas como medidas de resultados. De igual manera se pueden utilizar pruebas de

funcionamiento ejecutivo que suelen ser más predictivas cuando las medidas de

resultado elegidas son tareas que requieren un mayor nivel de complejidad, como

manejar dinero u organizar una tarea (García-Molina, Tirapu-Ustárroz y Roig-Rovira;

2007).

6. Se recomienda que futuros estudios se encuentren enfocados en conocer el

funcionamiento cognitivo de los niños y niñas antes del trauma craneocefálico como

referencia para la comparación del rendimiento posterior. Además para lograr una

adecuada discriminicación sobre las alteraciones observadas como resultado o no del

trauma craneoencefálico.

7. Futuros estudios deben incluir criterios de evaluación objetivos del desempeño escolar

de los niños (as). Entre ellos se pueden incorporar la valoración por parte de las

maestras y la observación no participante de los y las investigadoras en el ámbito

educativo de los niños y niñas que presentaron un trauma craneoencefálico.  

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9. Limitaciones

1. La comparación y referencia con datos normativos, en lugar de tomar resultados de un

grupo construido de niños y niñas sanos costarricenses, es una limitación de nuestro

estudio.  

2. Asimismo, el no derivar las categorías de edad de ocurrido el trauma craneoncefálico

según los tiempos de los brotes del crecimiento cerebral divido en seis categorías:

Congénito, Perintal, Infancia, Preescolar, Infancia Intermedia e Infancia Tardía (Kolb,

Pellis y Robinson, 2004) resulta ser una limitación del estudio debido a la posibilidad de

generar información que aporte y respalde cada etapa con claridad.  

3. La atención sostentida en el tiempo que puede tener un niño o niña con trauma severo no

es la misma comparada con un niño (a) sano (Freece, 2011); lo anterior limitó en el

número de pruebas a aplicar. Si se hubiese aplicado dos pruebas que midieran control

inhibitorio probablemente se hubiese captado algún efecto.

 

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125

11. ANEXOS

Anexo 11.1: Consentimiento Informado para Padres y Madres de niños(as) participantes en

el estudio

UNIVERSIDAD DE COSTA RICA

VICERRECTORÍA DE INVESTIGACIÓN

COMITÉ ÉTICO CIENTIFICO

Teléfonos:(506) 2511-4201 Telefax: (506) 2224-9367

FÓRMULA DE CONSENTIMIENTO INFORMADO

(Para ser sujeto de investigación)

PROYECTO: PERFILES DE RENDIMIENTO NEUROPSICOLÓGICO EN NIÑOS Y NIÑAS CON TRAUMA CRANEOENCEFÁLICO: ATENCIÓN, CONTROL

INHIBITORIO Y MEMORIA DE TRABAJO

Código (o número) de proyecto:________________________________________

Nombre del Investigador Principal:_______________________________________

Nombre del participante:_______________________________________________

A. PROPÓSITO DEL PROYECTO: Este es un estudio realizado como trabajo final de graduación por parte de Daniela Hernández Ramírez y María Gabriela Jiménez Montero,

ESCUELA DE PSICOLOGÍA

TELÉFONO: 2511-5561

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126

estudiantes de la Escuela de Psicología. El propósito de esta investigación es estudiar el desempeño en memoria y atención de niños y niñas que sufrieron un golpe en su cabeza.

B. ¿QUÉ SE HARÁ?: si aprueba la participación de su hijo(a) en este estudio, a él (ella) se le

aplicarán pruebas para medir la memoria y atención en un momento y lugar acordado entre usted y los investigadores.

Además, usted como madre (padre) tendrá que completar dos cuestionarios, uno relacionado con el desempeño de su hijo (a) en áreas como memoria y atención; y otro relacionado con la historia del accidente y características generales de la familia

C. RIESGOS: La participación en este estudio no conlleva riesgos para usted o su hijo/a. Si en algún momento su hijo (a) llegará a aburrirse o molestarse se suspenderá la evaluación y se hará en otro momento. Lo único que se le solicita es de su tiempo para realizar las evaluaciones.

D. BENEFICIOS: como resultado de la participación en este estudio, ni usted ni su hijo(a)

obtendrán ningún beneficio directo, aunque es posible que las investigadoras aprendan más sobre estas habilidades y se propongan tratamientos de recuperación en el futuro que beneficiarán a otros(as) niños(as).

E. Si usted tiene preguntas o desea más información puede obtenerla hablando personalmente con Daniela Hernández Ramírez o Gabriela Jiménez Montero o con la Dra. Mónica Salazar Villanea al teléfono 2511-6978 Directora de este trabajo final de graduación. Si quisiera más información más adelante, puede obtenerla llamando a la Escuela de Psicología de la Universidad de Costa Rica, al teléfono 2511-5561 (de 8 a.m. a 4 p.m.). Además, puede consultar sobre los derechos de los Sujetos Participantes en Proyectos de Investigación al CONIS –Consejo Nacional de Salud del Ministerio de Salud, teléfonos 2233-3594, 2223-0333 extensión 292, de lunes a viernes de 8 a.m. a 4 p.m. Cualquier consulta adicional puede comunicarse a la Vicerrectoría de Investigación de la Universidad de Costa Rica a los teléfonos 2511-4201 ó 2511-5839, de lunes a viernes de 8 a.m. a 5 p.m

F. Recibirá una copia de esta fórmula firmada para mi uso personal.

G. Su participación y la de su hijo(a) en este estudio es voluntaria. Tiene el derecho de negarse a participar o a discontinuar su participación en cualquier momento, sin que esta decisión tenga consecuencias negativas para usted o su hijo(a).

H. Su participación en este estudio es confidencial, esto quiere decir que nunca se dirá su nombre ni él de su hijo, ni tampoco se publicaran datos que juntos puedan identificarlo(a) a usted o a su hijo(a). Los resultados podrían aparecer en una publicación científica o ser divulgados en una reunión científica, pero de una manera anónima, es decir, los nombres y demás datos personales nunca serán publicados.

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127

I. No perderá ningún derecho legal por firmar este documento.

CONSENTIMIENTO

He leído o se me ha leído, toda la información descrita en esta fórmula, antes de firmarla. Se me ha brindado la oportunidad de hacer preguntas y éstas han sido contestadas en forma adecuada. Por lo tanto, accedo a participar como sujeto de investigación en este estudio

__________________________________________________________________________

Nombre, cédula y firma del sujeto (niños mayores de 12 años y adultos) fecha

__________________________________________________________________________

Nombre, cédula y firma del testigo fecha

_________________________________________________________________________

Nombre, cédula y firma del Investigador que solicita el consentimiento fecha

_________________________________________________________________________

Nombre, cédula y firma del padre/madre/representante legal (menores de edad)

fecha

_________________________

NUEVA VERSIÓN FCI – APROBADO EN SESION DEL COMITÉ ÉTICO CIENTÍFICO (CEC) NO. 149 REALIZADA EL 4 DE JUNIO DE 2008. CELM

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Anexo 11.2: Cuestionario de características sociodemográficas de la familia e historia del

trauma craneoencefálico

Nombre del niño/a ____________________________________ Fecha de hoy___________

Fecha de nacimiento______Día______Mes______Año Sexo: ○ Masculino ○Femenino

Edad actual del niño: ______Años cumplidos ___________ Meses

Persona que completa este formulario: ○ Madre ○Padre ○Encargado

Edad de la madre______Escolaridad________Ocupación de la madre

Edad del padre_______Escolaridad_________Ocupación del padre

Número de hermanos/as: ________

¿Cual es el ingreso promedio total de la familia? __________________

¿Cuál es el lugar de residencia del niño/a? _________________________

¿El (la) niño (a) está siendo tratado por algún padecimiento médico? ○ Sí ○No Si es así cual es el motivo para el tratamiento? Actualmente, ¿esta el (la) niño (a) con algún tipo de medicación? Si es así, indique la lista de los medicamentos: ____________________________________ El niño/a se encuentra actualmente dentro del sistema educativo? ○ Sí ○ No Si su respuesta es afirmativa conteste: ¿Cuánto tiempo transcurrió desde el incidente hasta el ingreso nuevamente al sistema educativo?_____________ ¿Qué grado cursa actualmente? ___________________ ¿En qué institución educativa se encuentra? _______________________________________ ¿Cómo es su rendimiento en la institución educativa? ○Excelente ○Bueno ○Regular ○ Deficiente

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129

Embarazo

¿La madre tuvo algún problema durante el embarazo (por ejemplo sangrados inusuales, presión

alta, una infección, o diabetes)? Sí No No sé

Si es así, ¿Qué tipos?

__________________________________________________________________________

¿Qué edad tenía la madre cuanto quedó embarazada? ___________

¿Fue el primer embarazo? Sí No No sé

Si no, ¿Cuántas veces antes estuvo embarazada la madre? ___________

Durante el embarazo, ¿la madre fumó? Sí No No sé

Si fue así, ¿Cuántos cigarros al día?

_______________________________________________________________

Durante el embarazo, ¿la madre tomó bebidas alcohólicas? Sí No No

Si fue así, ¿que bebidas tomó? _______________

Aproximadamente, ¿Cuánto alcohol consumió la madre al día? _____________

Durante qué período del embarazo –1er trimestre, 2do trimestre, 3er trimestre– la madre

consumió alcohol ________

¿Alguna vez la madre consumió cinco o más tragos en una misma ocasión? Sí

No No sé

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130

Si fue así, ¿durante qué trimestre –1er trimestre, 2do trimestre, 3er

trimestre?________________________________

Durante el embarazo, ¿la madre consumió drogas (incluyendo bajo prescripción del médico, sin

receta médica y recreativas)? Sí No No sé

Si así fue, ¿de qué tipo? _____________________________ ¿Con qué frecuencia?

______________________

Durante el embarazo, ¿la madre estuvo expuesta a rayos X o a químicos? Sí No

No sé

Si fue así, ¿a qué tipo? _______________________ ¿Con qué frecuencia?

_____________________________

Durante el embarazo, ¿la madre estuvo expuesta a alguna enfermedad infecciosa? Sí

No No sé

Si fue así, ¿cuál(es) enfermedad(es)?

______________________________________________________________

Durante el embarazo, ¿la madre recibió cuidado prenatal? Sí No No

¿El parto fue inducido? Sí No No sé

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131

¿Cuánto duró la labor de parto? _______________ ¿Se utilizaron fórceps? Sí

No No sé

¿Se realizó cesárea? Sí No No sé

Si fue así, ¿por qué razón?

______________________________________________________________________

¿Hubo alguna complicación durante el parto? Sí No No sé

Si fue así, ¿de qué tipo?

________________________________________________________________________

¿El(la) niño(a) fue prematuro(a)? Sí No No sé

Si lo es, ¿por cuántas semanas? _______________________________________

¿Fue necesario cuidado neonatal? Sí No No sé

Si así fue, ¿Qué tipo de cuidado y por cuánto tiempo fue necesario?

______________________________________________________________________________

_____________________________________________________________________

Infancia

¿Cuál fue el peso del (de la) niño(a) al nacer? ____________

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132

¿Hubo algún defecto de nacimiento o alguna complicación al nacer? Sí No

No sé

Si fue así, por favor describa

____________________________________________________________________

Cuando pequeño, ¿el (la) niño(a) tuvo algún problema de alimentación? Sí No

No sé

Si fue así, por favor describa

____________________________________________________________________

Cuando pequeño, ¿el (la) niño(a) tuvo algún problema de sueño? Sí No

No sé

Si fue así, por favor describa

____________________________________________________________________

Cuando pequeño, ¿el (la) niño(a) necesitó oxigeno? Sí No No sé

Si fue así, por favor describa

____________________________________________________________________

Cuando pequeño, ¿el (la) niño(a) padeció ictericia? Sí No No sé

Si fue así, por favor describa

____________________________________________________________________

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133

Cuando pequeño, ¿el (la) niño(a) padeció infecciones? Sí No No sé

Cuando pequeño, ¿el (la) niño(a)? Sí No No sé

Cuando pequeño, ¿el (la) niño(a) necesitó transfusiones de sangre? Sí No

No sé

Cuando pequeño, ¿el (la) niño(a) tuvo ataques/apoplejía/derrames? Sí No

No sé

Si fue así, por favor describa

____________________________________________________________________

Cuando pequeño, ¿el (la) niño(a) necesitó antibióticos? Sí No No sé

Si fue así, por favor describa

____________________________________________________________________

Cuando pequeño, ¿el (la) niño(a) experimentó algún otro problema? Sí No

No sé

Si fue así, por favor describa

____________________________________________________________________

Cuando pequeño, ¿el (la) niño(a) era callado? Sí No No sé

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134

Cuando pequeño, ¿a el (la) niño(a) le gustaba estar alzado? Sí No No

Cuando pequeño, ¿el (la) niño(a) era atento(a)? Sí No No sé

Cuando pequeño, ¿el (la) niño(a) tuvo un crecimiento normal? Sí No

No sé

Si no fue así, por favor describa

__________________________________________________________________

Cuando pequeño, ¿el (la) niño(a) fue distinto en algún aspecto a los otros hermanos? Sí

No No sé

Si fue así, por favor describa

____________________________________________________________________

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135

Historia del traumacraneoencefálico

¿Cuál fue la edad del niño al momento de sufrir el trauma? ______Años ______Meses

Describa detalladamente cómo sucedió el trauma ________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________

¿Cuánto tiempo transcurrió desde el momento del incidente hasta que fue atendido en el Hospital? ______________

¿Cuánto tiempo permaneció en el hospital? _____________________________________ ¿Recibe o recibió el niño(a) algún tipo de rehabilitación o tratamiento después del trauma? ○Sí ○No Si su respuesta es afirmativa conteste: ¿Quién le dio a su hijo/a este tratamiento? ¿Pertenencia esta persona a algún centro de salud o institución? Cuál? ¿Por cuánto tiempo recibió el tratamiento? ¿Cuánto tiempo después del incidente el niño/a recibió este tratamiento? ¿Actualmente el (la) niño(a) se encuentra recibiendo algún tipo de tratamiento o rehabilitación? ○Sí ○No

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136

Anexo 11.3: Inventario de las Funciones Ejecutivas en la infancia para padres y madres

TRADUCCIÓN DE LA PRUEBA CHEXI (CHILDHOOD EXECUTIVE FUNCTIONG INVENTORY)

Se le agradece mucho su colaboración en esta investigación. Por favor proceda contestando los siguientes enunciados que se refieren a su hija(o) con base en la siguiente escala. Aun no se encuentra la escala

0 1 2

1. Dificultad al recordar instrucciones largas

2. Pocas veces puede motivarse a sí misma(o) a hacer algo que no quiere

3. Dificultad al recordar lo que hace durante actividades

4. Dificultad para realizar actividades que no son de su agrado a menos que se le prometa una recompensa

5. Tendencia a hacer las cosas sin pensar en las consecuencias

6. Cuando se le pide que haga varias cosas, solo recuerda la primera o la ultima

7. Cuando so topa con una traba o un obstáculo le es difícil idear otras soluciones

8. Cuando debe asumir una tarea generalmente se distrae con algo que le interesa más

9. Cuando se le pide que vaya a traer algo fácilmente se le olvida lo que era

10. Se emociona demasiado cuando algo especial va a ocurrir (Ej. Viajes de excursión o fiestas)

11. Tiene dificultades obvias al hacer algo que encuentra aburrido

12. Dificultad al planificar una actividad (Ej. Al recordar lo que debe llevar en una excursión)

13. Dificultad al detenerse y no seguir con una actividad aún cuando se le pide

14. Dificultad al realizar actividades que requieren de muchos pasos (Ej. Para menores, vestirse completamente sin que se les recuerde; para mayores, realizar todas las tareas de la escuela de manera independiente)

15. Para poder concentrarse en una actividad esta debe llamarle la atención

16. Dificultad al aguantar reír o sonreír en situaciones en las cuales es inapropiado

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137

hacerlo

17. Dificultad al contar una historia sobre algo que ha ocurrido, de manera tal que otra(o)s puedan comprender fácilmente

18. Dificultad al detenerse inmediatamente cuando se le pide. Ej. Necesita brincar unas veces más o jugar con la computadora unos minutos más luego de habérsele pedido que se detenga

19. Dificultad para comprender instrucciones verbales a menos que se le enseñe como hacerlo

20. Dificultad con tareas o actividades que involucran muchos pasos

21. Dificultad para pensar a futuro o aprender de la experiencia

22. Actúa de una manera más extravagante o salvaje que otra(o)s de su edad (Ej. Durante un cumpleaños o dinámicas grupales)

23. Dificultad al realizar actividades que requieren esfuerzo mental, tal como contar al revés

24. Dificultad para acordarse de las cosas mientras hace otras actividades

0 1 2