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  • UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE MADRID

    FACULTAD DE FILOSOFA

    HANNAH ARENDT: CONDICIONES DE POSIBILIDAD DE LA PARTICIPACIN PBLICA

    MEMORIA PRESENTADA PARA OPTAR AL GRADO DE DOCTOR POR

    Sissi Cano Cabildo

    Bajo la direccin del Doctor:

    Juan Manuel Navarro Cordn

    Madrid, 2004 ISBN: 84-669-2539-2

  • UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE MADRID

    PROGRAMA DE DOCTORADO

    FILOSOFA PRCTICA

    Hannah Arendt: condiciones de posibilidad de la participacin pblica

    Tesis presentada para la obtencin del grado de doctor por la Universidad Complutense de Madrid

    2004

    Director:

    Dr. Juan Manuel Navarro Cordn

    Doctorando:

    Sissi Cano Cabildo

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    AGRADECIMIENTOS

    In memoriam de mi Padre (+)

    y de to Josafat (+)

    A mi Madre,

    A Manny y a Ramn, por cuidarnos como familia

    con amor y en libertad

    y

    A Mxico por apoyarnos como becarios

    siendo un pas con otras carencias ms urgentes

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    PRESENTACIN

    La revolucin social ser moral o no ser Peter Steinfeld

    Despus de tantas prescripciones ticas que han surgido de espritus filantrpicos me siento comprometida a valorar cierto progreso en la historia pero sobre todo, en la historia de las ideas. En la prctica, an queda mucho por hacer... Los sondeos estadsticos contemporneos del ndice de pobreza, adicciones, hambre, suicidio y violencia no nos dan mucho margen para suponer algn progreso moral, mas bien nos revelan la urgencia de proponer algn cambio. Pero qu posibilidades de cambio nos ofrecen las lites? o qu cambio podra esperarse de las pautas de vida que direccionan el neoliberalismo, los relativismos posmodernos, los fundamentalismos o cualquier otra ideologa contempornea?

    Arendt deca que los pesimistas son cobardes, pero los optimistas, estpidos1. Y es que a estas alturas de la historia realmente no es fcil confiar en el progreso, pero como la imaginacin tiene el poder de trascender la realidad fctica y bien deca Baudelaire que la imaginacin es la facultad filosfica por excelencia2; no me niego la oportunidad de vislumbrar mejores mundos posibles.

    La nica posibilidad que puedo vislumbrar para mejorar al mundo podra conseguirse mediante la participacin pblica. No ser a las lites a quienes les interese cambiar el statu quo sino que ser la conciencia moral y la organizacin de las mayoras lo que posibilite alguna alternativa de progreso, por cuyo propsito presentar los criterios arendtianos enfocados a la participacin voluntaria en lo pblico.

    Tambin enfocar la lectura arendtiana de lo pblico para refractar un poco la banalidad de las perspectivas de vida humana que proponen las ideologas contemporneas y para darle consistencia al primer suspiro tico-poltico: la aorada posibilidad de poder trascender el egosmo natural e interesarse por la otredad. La recuperacin arendtiana del sentido despectivo del idion (que slo tiene intereses privados) puede ilustrarnos mucho al respecto. Me parece inaplazable reflexionar acerca de la viabilidad de la conmocin por la otredad; despus de todo, este sera el primer gran escaln para intentar solucionar los problemas pblicos ms urgentes.

    Ahora bien, quiero anticipar que dichos argumentos no pretenden algn alcance prescriptivo. Arendt criticaba a los sistemas que atentaran contra la 1 YOUNG-BRUEHL Elisabeth, Hannah Arendt, Valencia, edicions Alfons el magnanim, 1993, p. 185. 2 Cf. PAZ Octavio, Sor Juana Ins de la Cruz o Las trampas de la fe, 3 edic., Mxico, FCE, 1999, p.240.

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    libertad y as es que las alternativas ticas que encuentro en Arendt de ninguna forma pretenden establecer algn deber ser, ni mucho menos pretenden imponerse y oponerse al dilogo, a la autonoma moral y a la libertad.

    Y justamente por eso es que me parece perspicaz y pertinente reflexionar sobre la perspectiva arendtiana que hace posible la conjugacin de la libertad individual con el inters pblico.

    En un mundo como el de hoy donde los ideales comunitarios despiertan sospecha y donde abundan retricas para legitimar moralmente otro tipo de intereses, pareciera utpico pretender vincular la tica con la poltica; Arendt lo logra, en mi opinin. No obstante, Arendt misma nunca present sus escritos como propuesta tico-poltica; nunca se atribuy a s misma la altura filosfica para direccionar la vida de los dems si ni siquiera se consideraba filsofa. En la entrevista que le hizo Gnter Gaus en 19643 y en la introduccin a La vida del espritu dijo explcitamente que no se consideraba filsofa, que lo que ella haba escrito slo era teora poltica.

    Adems, en su texto de Crisis de la Repblica Arendt deja ver la enorme dificultad de exhortar principios ticos; primero porque la tica es subjetiva, puede que no moleste a la conciencia de otro hombre aquello con lo que yo no puedo vivir y la segunda razn, quiz ms importante, est en que los principios ticos se aceptan desinteresadamente y habra que ver la rareza de seres humanos que se satisfacen en empresas no lucrativas, sobre todo en la actualidad, donde predominan criterios estratgicos y pragmticos4.

    As es que la vinculacin tico-poltica que encuentro en la obra arendtiana es slo una interpretacin personal que desarrollar en este trabajo, desde la cual presentar las condiciones de posibilidad de la participacin pblica. Y para evitar que dichos argumentos se tergiversen como fundamentos ltimos o como racionalizaciones, los expondr a la crtica mediante este trabajo.

    Para empezar, la participacin pblica es develada por Arendt a partir del sentido aristotlico de la poltica, que subestima la estrechez espiritual del que slo tiene intereses particulares (idion). En el primer captulo de este trabajo dejar ver cmo el inters por lo pblico -segn el estagirita- aparece mediatizado por el desarrollo de las potencialidades tico-estticas del ser humano, perspectiva que por utpica que parezca, parecer ganar en consistencia terica a la sequedad espiritual de las ideologas dominantes y para argumentar tal supuesto, presentar los argumentos que motivaban a la participacin pblica en Grecia: superar los objetivos de vida comunes a los 3 Cf. ARENDT, Hannah Arendt: qu queda? Queda la lengua materna entrevista con Gnter Gaus, en Revista de Occidente, no. 220, Madrid, Septiembre de 1999, p. 84. 4 Cf. ARENDT, Crisis de la Repblica, trad. Guillermo Solana, Madrid, Taurus, 1973, p. 72.

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    animales como la bsqueda de sobrevivencia y del placer, la bsqueda de fama inmortal y querer mejorar como ser humano. Tambin sealar las diferencias entre el sentido griego de la excelsitud humana (aret) y el sentido capitalista del xito o de la calidad. Luego argumentar la apertura espiritual del zoon politikon que se dejaba ver en su inters por lo pblico y en su disposicin al dilogo y a la accin en concierto. Los argumentos aristotlicos al respecto pueden ilustrarnos mucho acerca de su humanidad magnfica, nada que ver con las perspectivas de vida que perfilan los fundamentalismos vigentes, algunos relativismos posmodernos o el individualismo neoliberal. Y por ltimo, presentar un breve recorrido histrico de cmo se ha ido perdiendo -segn Arendt- el inters por lo pblico a lo largo de la historia occidental, hasta llegar a cierto individualismo indolente y a un sentido banal del derecho a la privacidad.

    Para este captulo me apoyar bsicamente en la obra arendtiana La condicin humana y en la obras aristotlicas de la tica Nicomquea y de la Poltica; aunque retomar tambin algunas ideas de otras obras de Arendt como Filosofa y poltica. Heidegger y el existencialismo, Qu es la poltica?, De la historia a la accin, Tiempos presentes, Entre el pasado y el futuro y algunas crticas y comentarios a estos temas por parte de Habermas, Richard Sennet, Simona Forti, Laura Boella, Roberto Esposito, Martn Jay, Alois Prinz y Flores D Arcais, entre otros. Ya en el segundo captulo presentar las actividades espirituales que segn Arendt, pueden llevar al inters por lo pblico: el pensamiento, la voluntad y el juicio del gusto. Capacidades que segn la autora, poseen todos los seres humanos y que su ejercicio no depende del nivel informativo del Sujeto, ni de cualquier otro factor cultural, ni mucho menos de su condiciones biolgicas, sino bsicamente de su libertad. Lo que deviene en mayor responsabilidad para el Sujeto pero tambin en una rfaga esperanzadora para la apropiacin de algn peldao hacia el progreso.

    La importancia de ejercer el pensamiento en el mbito tico-poltico radica principalmente en su funcin preventiva, en cuanto que la autorreflexin nos previene de la banalidad del mal y con esto, de la ambigedad del concepto de maldad que suponen algunas personas, que les hace manipulables a cualquier concepto superficial de lo bueno y de lo malo; banalidad que no minimiza la crueldad de sus efectos en lo privado y en lo pblico. Arendt no considera que el pensamiento nos pueda garantizar la mxima altura de algn ideal pero s supone que el hombre puede caer en la estupidez por falta de pensamiento, lo que puede ser tanto o ms peligroso que el sadismo declarado; tesis que Arendt sostuvo despus de estudiar el caso Eichmann, uno de las principales cabezas de la burocracia nazi y que muri

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    con la idea de no haber actuado mal, muy por el contrario, siempre se mostr satisfecho y orgulloso de s mismo.

    La bibliografa en la que me apoyar para este apartado es Eichmann en Jerusaln, la primera parte de La vida del espritu, dos ensayos publicados en De la historia a la accin: El pensar y las reflexiones morales y Arendt sobre Arendt. Un debate sobre su pensamiento . Para este apartado retomar algunas crticas y comentarios de Jaspers, Mary McCart