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UNIVERSIDAD CATOLICA DEL URUGUAY Facultad de Ciencias Humanas Licenciatura en Comunicación Social Memoria de Grado Reportaje fotográfico en soporte multimedia Pablo Porciúncula Diciembre de 2010 Mónica Maronna Tutoría 1

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UNIVERSIDAD CATOLICA DEL URUGUAYFacultad de Ciencias Humanas

Licenciatura en Comunicación Social

Memoria de Grado

Reportaje fotográfico en soporte multimedia

Pablo PorciúnculaDiciembre de 2010

Mónica MaronnaTutoría

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Mi agradecimiento a Paola Menta, Mónica Maronna, Mónica Arzuaga y Armando Satorotti

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CONTENIDO

CONTENIDO ................................................................................................................................ 3 1. Introducción .............................................................................................................................. 4 2. Desarrollo ................................................................................................................................. 6

2.1. Reportaje fotográfico, definición ......................................................................................... 8 2.2. Reportaje fotográfico en soporte multimedia, características ............................................. 9 2.3. Reportaje fotográfico en soporte multimedia, el debate ................................................... 12 2.4. Reportaje fotográfico en soporte multimedia, el trabajo profesional ................................ 13 2.5. Reportaje fotográfico y sonido ........................................................................................ 15 2.6. Reportaje fotográfico e imagen en movimiento ................................................................ 18 2.7. Reportaje fotográfico y gráfica ........................................................................................ 19

3. Reportaje fotográfico Montevideo en Mundial. ....................................................................... 21 4. Consideración final. ................................................................................................................ 24

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1. Introducción

“…siento que las fotos del estilo que yo hago, con ese sentimiento del mundo,

cada vez interesan menos a las editoriales, a los periódicos y a las revistas”.

Con estas palabras la fotógrafa estadounidense Susan Meiselas daba cuenta de sus motivaciones para dirigir un taller de la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano, para doce foto-reporteros de América Latina, en Buenos Aires, en octubre de 2005.

La relatora del taller, María Mansilla1, resume así la visión de la coyuntura de Meiselas: “Estamos viviendo un momento bien difícil, porque cada vez queda menos espacio para mostrar nuestro trabajo. Por un lado, en los medios gráficos, el lugar en la página es más estrecho. Además, los periódicos cada vez son menos, están en crisis en todo el mundo. Sólo se publica una imagen aquí, otra allá. Las revistas que antes dedicaban 6 u 8 páginas dobles a un artículo, ahora le dedican una o dos páginas, nada más […] Los medios han mostrado todo cuanto podían dar, la alternativa a permanecer de brazos cruzados lamentando el tiempo pasado es la de tomar la iniciativa de batallar las historias que como fotógrafos deseamos contar y mirar la internet como una esperanza”. Meiselas dice, en 2005, que se trata de “…un espacio donde se puede trabajar independientemente, donde se abren muchas posibilidades, que todavía no hemos desarrollado lo suficiente”.

Pasaron cinco años desde aquel taller. Han surgido diversos productos fotográficos que se apoyan en las posibilidades que brindan las nuevas tecnologías; algunos de ellos muy elaborados, otros extremadamente básicos. El desarrollo de éstos productos basados en las nuevas tecnologías, tuvo que ver con la preocupación de los propios fotógrafos, pero también porque la crisis no sólo impactó en la fotografía de prensa y del reportaje en particular, sino que golpeó a la prensa en su totalidad y, contra cualquier pronóstico, la imagen se vio fortalecida.

En una reunión con periodistas en marzo de 2010, Francis Kohn, director para América Latina de la Agence France Presse (AFP), presentó los resultados de una encuesta entre los clientes del mundo de AFP en la que aparece entre sus conclusiones que las “agencias internacionales –todas- son imagen o no son”. Históricamente la palabra y “su corte”, La Redacción, han sido el centro de poder en la prensa escrita. Los productos periodísticos a los que las agencias internacionales de noticias parecen apostar actualmente, tienen la imagen como centro, desplazando la palabra a un segundo plano.

Si alguno de los fotógrafos que participamos en el taller de Meiselas hizo una lectura distraída de “la internet como esperanza”, pudo haber concluido que la cuestión pasaba por un simple cambio de soporte; eso es: seguir haciendo más de lo mismo pero colgándolo en Internet. Sin embargo este nuevo soporte y las

1 María Mansilla, periodista argentina, realizó la relatoría para la Fundación Nuevo Periodismo. El trabajo titulado “No hay caminos en el mar” puede leerse en Sala de Prensa: http://saladeprensa.org/art882.htm

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tecnologías asociadas, tienen sus propias reglas y nos obliga a zambullirnos, sin perder la esencia del reportaje, en nuevos hábitos de trabajo y lenguajes, para los cuales, en general, los fotógrafos no nos hemos preparado. La cuota de esperanza que Internet aporta para el desarrollo de historias, de reportajes, es proporcional al desafío que implica para los reporteros gráficos.

Como profesor universitario, los cambios que requiere la formación del periodista (fotógrafo o no) me han llevado a pensar acerca de las herramientas que estamos ofreciendo en la formación de nuestros estudiantes.

En la Licenciatura en Comunicación Social de la Universidad Católica del Uruguay, trabajamos fotografía en los tres primeros semestres de la carrera. La mayoría de los estudiantes llegan sin ninguna experiencia previa; son “analfabetos” en lo que a imagen refiere. Por ello, en el primer año, el esfuerzo está puesto en introducir al alumno al lenguaje fotográfico, haciendo foco en su técnica básica, con un recorrido por las distintas posibilidades que la fotografía brinda como elemento de comunicación.

Si bien desde hace cinco años el reportaje en soporte audiovisual forma parte de los ejercicios propuestos a los estudiantes, entiendo que para la especialización en Periodismo que ofrece la licenciatura, sería necesario un taller específico de foto-periodismo. Puesto que la relación con la imagen les será ineludible en el ejercicio profesional, un taller específico le permitiría al estudiante profundizar en la producción y análisis de la fotografía en prensa.

Este trabajo trata sobre los desafíos que enfrenta el fotógrafo al concebir reportajes en soportes multimedia; sobre la necesidad de aprehender nuevos lenguajes y formarse en ellos; sobre su incursión en el mundo audiovisual y el intento por mantener en la fotografía la esencia de aquellas historias que, como fotógrafos, deseamos contar.

La reflexión se completa con dos productos elaborados con el fin de observar de modo práctico, las implicancias y modificaciones que al reportaje le supone un soporte multimedia.

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2. Desarrollo

La relación con la imagen no es exclusiva de los fotógrafos. Cada vez más los periodistas de la palabra están obligados a vincularse con imágenes a trabajar con ellas, cuando no a producirlas.

Cuando refiero a periodistas de la palabra incluyo a quienes trabajan en prensa escrita y también en radio. En Uruguay es habitual que periodistas de prensa y radio registren imágenes, fotos y videos, que luego usan en las páginas web de sus respectivos medios. Y si bien los sitios web de diarios utilizan fotos producidas por el staff de fotógrafos del medio, es más frecuente ver a periodistas desarrollar esta tarea que a fotógrafos profesionales.

La tecnología con la que actualmente cuentan las cámaras ayuda a superar algunos obstáculos que plantea la técnica básica (foco, medición de luz, etc.). Esto crea la ilusión de que con saber obturar alcanza para conseguir una foto que informe sobre un evento. Y a veces efectivamente se logra hacer una buena foto sin saber nada de fotografía. Pero es fundamental conocer las herramientas técnicas y manejarlas correctamente para obtener una buena foto que tenga menos que ver con un hecho fortuito y más con la intención del comunicador. Por ello, trabajar bien en fotografía no se agota en la producción de ésta sino que es necesario contar con la capacitación adecuada que permite comprender cuándo efectivamente se está frente a La Foto del suceso, conocer el lenguaje fotográfico y valorar la imagen en relación a la noticia. Estos elementos distinguen tanto al fotógrafo como al editor fotográfico.

Si bien los fotógrafos no tienen la verdad de “la luz hecha noticia”, ni el derecho exclusivo para publicar fotos en distintos medios, sí creo que la foto de prensa merece ser concebida como un producto técnicamente bien resuelto, con sustancia tanto informativa como estética.

Al utilizar fotos como elemento periodístico esas merecen ser periodísticas y quien toma la decisión de publicar una foto en particular debería hacerlo amparado en el conocimiento y criterios de edición. Si esto no está contemplado claramente, nos podemos encontrar con fotos publicadas cuyo mensaje es exactamente opuesto al que se informa en el texto (y no precisamente por dar variados puntos de vista) o fotos que poco o nada tienen que ver con la noticia.2

2 Los ejemplos en esta materia abundan en la prensa nacional, incluso en los diarios. Ilustraré con un ejemplo del día 26 de noviembre de 2010, en el sitio www.espectador.com.uy . Allí se daba cuenta de la noticia que por primera vez en Uruguay asumía la Presidencia una mujer. En foto aparecía el presidente Mujica muy abrigado, leyendo un diario, en un avión. El día que Mujica viajó y entregó el cargo a la senadora Topolansky -de quien no había foto- fue uno de los más calurosos del mes y el presidente vestía acorde a la temperatura del momento como se pudo ver en TV. La decisión visual-informativa fue muy mala, probablemente centrada en lo primero encontrado en archivo que respondía al razonamiento: Mujica + avión = viaje.

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En Uruguay no es común que fotógrafos profesionales sean contratados especialmente para que produzcan el material para sitios web. Casi no se encuentran sitios informativos en los que profesionales de la imagen se encarguen de la edición fotográfica. En general la foto tiene en los sitios web un lugar decorativo; es, en el mejor de los casos, un elemento destacado dentro del diseño gráfico, o un llamador para conseguir un click3 del lector, pero poco o nada aporta periodísticamente.

Los sitios informativos que pertenecen a radios, en su mayoría no utilizan fotos. Algunos publican fotos del tipo carné de sus periodistas o destacan con una fotografía un hecho particular o a algún entrevistado, tal es el caso, por ejemplo, de AMLibre y radio Sarandí4. Como excepción, el sitio de radio El Espectador5 es el más elaborado y trabaja con una lógica parecida a la de los sitios web de 180.com y MontevideoCom6, incluso supera a éstos dos últimos en cuanto a presencia de fotografía. En estos tres sitios se observa cierta intencionalidad periodística en el uso de las fotos.

Lo que parece haber en los sitios informativos, son intenciones de “hacer algo” con la fotografía y por eso podemos encontrar las denominadas galerías de fotos: un espacio en el que se publican serie de fotos, en general un producto cerrado, comprado a agencias de fotos o de noticias y que tratan o no temas de actualidad.

La mayoría de estas series están armadas con el criterio de presentar las mejores fotos producidas por las agencias en determinado periodo, una semana, por ejemplo. Estas series se arman en base al mejor material fotográfico de distintos hechos noticiosos con destaque internacional ya sean políticos, deportivos o excelentes imágenes de curiosidades, por su contenido o composición.

Al comprar estas series, los sitios web se aseguran un producto visual de alta calidad, con excelentes fotografías tomadas por fotógrafos profesionales y una selección del material y montaje de la Serie realizada por editores de fotografía que trabajan en base a una producción de miles de fotografías diarias y con un criterio muy pulido sobre el producto que realizan. En algunos casos, en lugar de comprar el producto terminado, los sitios web acceden a la producción total de fotografías de las agencias y hacen su propia selección que usarán luego en sus galerías fotográficas. El producto es obviamente común para todos los medios que contratan con esas agencias proveedoras de imágenes.

Son pocos los sitios que nutren sus galerías fotográficas con contenidos producidos por ellos mismos. Y en general, no se percibe un trabajo de edición a nivel de la secuencia fotográfica: parecen álbumes en los que se colocan fotos de un tema común, sin una estructura con orden sintáctico de las

3 Uno de los parámetros con los que se evalúan los sitios web es, además de la cantidad de “visitas” que recibe el sitio en sí mismo, la cantidad de sub entradas que los lectores hacen al clickear sobre los distintos elementos de la página: banners, links o imágenes. Y esto se vuelve un dato importante al momento de comercializar el sitio. 4 www.1410amlibre.com / www.sarandi690.com.uy 5 www.espectador.com 6 www.180.com.uy / www.montevideo.com.uy

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imágenes. Y tampoco se observa edición en cuanto a los requerimientos de calidad técnica y periodística de las fotografías que integran la serie.

No es el objetivo de este trabajo hacer un análisis del uso que de la foto hacen los sitios web informativos; quizás tampoco sea necesario que los sitios informativos contengan fotografías. Pero de contenerlas, éstas deberían aportar significativamente desde su propio lenguaje.

Por ahora no se ha tratado el reportaje fotográfico porque en los sitios web de Uruguay no existen. No pueden existir pues no parece existir una política editorial respecto a la fotografía. Tampoco se observan criterios fotográficos establecidos por un editor que aporten al resultado visual de los sitios.

2.1. Reportaje fotográfico, definición

El reportaje fotográfico es una historia contada en imágenes. Como historia tiene un inicio, un desarrollo y un final que, al igual que otros relatos, puede ser abierto o cerrado. El reportaje fotográfico es un historia, una narración que se centra en un relato madre, pero que puede presentar aperturas a relatos secundarios. Como producto periodístico, al igual que el texto debería responder a las clásicas preguntas de la “W” (en inglés): Qué, Quién(es), Cuándo, Dónde y Por qué. Y como producto visual se arma en función de su propio lenguaje, es decir, a sus tiempos, a la continuidad visual del relato, su secuencia, sus elipsis, su estética, etc. En definitiva, a su forma específica de ser relato visual.

El reportaje, además de buenas imágenes necesita que estas trabajen sobre los elementos en los que se centrará para profundizar en el relato. El reportaje fotográfico implica avanzar en un relato, por lo tanto el fotógrafo se ve obligado _al menos en ocasiones- a establecer relación con los protagonistas de la historia, de la cual debe interiorizarse, investigar y conocer, a fin de lograr componer y presentar su punto de vista.

El reportaje fotográfico está emparentado con la serie de fotos y con el ensayo fotográfico pero los tres tienen variaciones en el modo como abordan el tema y en el tipo de narración.

La serie de fotos son imágenes que hacen, describen o presentan un tema. Las fotografías que forman una serie se vinculan entre sí por el modo en que son tratadas, ya sea en su contenido o en su forma, pero no necesariamente conforman una historia. Un conjunto de fotos sobre animales, sobre caídas de deportistas en competencias, sobre lectores en el mundo, sobre el clima, etc. pueden ser presentadas como serie de fotos. Si tomamos por caso la cobertura del desfile de Llamadas de Montevideo, para una serie de fotos sobre este evento bastaría con trabajar, por ejemplo, retratos de algunos de sus personajes.

Un reportaje de Las Llamadas, en cambio, debería abordar los distintos elementos que conforman a la comparsa, tal vez usando uno de ellos como

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protagonista, o al menos guía, con el que se pueda conducir el relato y profundizar en él. En un reportaje los personajes interesan tanto durante el desfile, como antes y después de éste. Sería necesario, por ejemplo, descubrir los personajes para retratar la relación que existe entre éstos y el resto de la agrupación lubola.

El reportaje implica centrarse en personajes o hechos que serán “seguidos” a lo largo del trabajo, de tal suerte de aportar un punto de vista original, informativa y estéticamente. Sin embargo el fotógrafo deberá calibrar correctamente el lugar que dará a esos personajes para guiar el reportaje exactamente a donde quiera. Siguiendo con el caso de Las Llamadas, si el reportaje es de la agrupación, entonces no será de uno o dos personajes, sino del conjunto. Por ello, tanto en las tomas como en la edición la idea del reportaje deberá estar bien definida.

El ensayo fotográfico por su parte, es una historia que se compone de varios relatos. Una historia única conformada por varios reportajes. En el mismo ejemplo de Las Llamadas: la persona y su personaje importan tanto en relación con la comparsa como en su vida cotidiana y con su propia historia. Entonces el fotógrafo deberá trabajar su protagonista en los distintos ámbitos en los que se mueve y allí descubrirlo en su relación con las personas y sus actividades. El tiempo de producción es otra variable que opera en forma diferencial en uno u otro abordaje. Mientras en una serie de fotos el producto se puede realizar generalmente en horas (aunque también se puede construir a lo largo de los años, como por ejemplo el trabajo de Lectores en el Mundo del fotógrafo uruguayo Panta Astiazarán7); el ensayo fotográfico puede tomar largos períodos de tiempo, incluso años y hasta, en algún caso, la convivencia del fotógrafo con los personajes de su relato mientras registra una historia en desarrollo. En este sentido el trabajo de la fotógrafa estadounidense Darcy Padilla8 es paradigmático. Padilla en su ensayo “The Julie Project” acompañó a su protagonista Julie Baird, durante 18 años, desde 1993 cuando la conoció hasta el 2010, año en que Baird murió.

2.2. Reportaje fotográfico en soporte multimedia, características

En principio se puede pensar que el fotorreportaje9 no cambia en su concepción, en tanto investigación y registro visual, ya sea concebido para publicar en soporte tradicional10 o multimedia.

Sin embargo, el soporte multimedia permite ingresar en lo audiovisual e introduce al menos tres elementos para los cuales, por lo general, los fotógrafos no están preparados: el sonido, la animación gráfica y la imagen en movimiento. Este último elemento si bien es algo familiar para los fotógrafos

7 Parte de este trabajo se pudo ver en la exposición: Páginas Diarias: Lectores de Diarios Alrededor del Mundo, en agosto 2008, Centro Cultural de España, Montevideo8 www.darcypadilla.com9 Fotorreportaje, es una palabra que no existe para la Real Academia Española, sin embargo es como se le denomina al reportaje entre los fotógrafos.10 Por soporte tradicional entiendo la publicación en prensa gráfica, diario, revista, etc.

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tiene características propias como lenguaje que afecta considerablemente el modo de trabajo, en particular durante la etapa de registro.

La incorporación de uno o más de estos elementos modifica narrativamente el relato, así como también el modo en que el fotógrafo trabaja la producción y la edición. La presencia o no y el rol que cada uno de estos elementos (sonido, animación gráfica y movimiento) ocupe en el reportaje tendrá relación directamente proporcional a las modificaciones que operen en la elaboración del reportaje.

Además de cuánto y cómo se utilicen estos elementos, hay un factor que cambia radicalmente el reportaje con el soporte multimedia: la presentación de las fotos será en secuencia. 11

En los productos multimedia no hay lugar para una disposición gráfica del conjunto de las fotografías. Se pierde el diseño gráfico que además de responder a la forma en cómo se debe presentar el reportaje en un medio impreso, también, de algún modo, hace al reportaje, en tanto le da al autor la posibilidad de jerarquizar por tamaño o ubicación determinadas fotografías o de agrupar en un espacio algunas imágenes formando los subconjuntos que _por motivo periodístico o estético- considere necesario presentar. El autor pierde, entonces, la posibilidad de componer en un espacio su reportaje como un nuevo producto visual, casi como una nueva y única fotografía compuesta por las fotos que conforman el reportaje.

El cambio de soporte supone también cambios en los criterios de edición. No es lo mismo presentar fotos que comparten un espacio visual y de ese modo se determina una relación particular entre las imágenes -llegando a sostenerse unas en otras- que presentar fotos que se verán en forma individual pero siguiendo una lógica secuencial. La edición para este soporte supone considerar el orden de encadenamiento que deberán tener las imágenes para conformar la secuencia, creando una estructura temporal necesaria para el relato, sobre la cual éste avanza y por la cual éste es comprensible.

Las fotos responderán a esa secuencia pero serán vistas en forma individual y será el observador, con su memoria y capacidad, quien relacione las imágenes para de ese modo comprender el relato. En el reportaje en soporte multimedia el lector no sólo estará privado de ver las fotos compartiendo un espacio sino que podrá ver afectado su tiempo individual en la lectura de las fotografías. En la secuencia el autor puede decidir el tiempo total de la presentación y determinar el tiempo que cada fotografía, como unidad, pueda ser vista por el lector. Basta con que el autor cree un producto cerrado en beneficio del tiempo narrativo que considere óptimo para su mensaje.

Concebir el reportaje en un soporte audiovisual implica, además, afectar una de las características más sobresalientes de la relación foto-mirada: el tiempo de observación y reflexión de un individuo ante esa unidad visual que es una fotografía. Por otra parte, en tanto las fotografías integran un relato secuencial,

11 Cuando menciono “elementos” no incluyo a la secuencia, esta no es para mi un elemento variable sino que es parte de la estructura primaria del reportaje en soporte multimedia.

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se incorpora una concepción temporal no característica de la fotografía; pues ésta como unidad no posee tiempo. Es decir, aunque contiene un tiempo, una fotografía es un corte en el tiempo. Cuando se concibe un relato secuencial se crea una estructura temporal, necesaria para que el relato se sostenga; y se crea a partir del orden sintáctico de las imágenes, el cual privilegia el desarrollo narrativo por sobre la fotografía individual.

En el trabajo El Relato Visual, el profesor vasco Txema Franco Iradi explica la relación tiempos-medio - mensaje-lector, de un modo que aclara lo antes expuesto: “…un film hace coincidir el tiempo de lectura de sus significantes con el del propio medio, algo diferente ocurre cuando el soporte empleado es el video con su posibilidad de ralentización, retroceso, congelación de la imagen, etc. Más evidente resulta esto mismo cuando el soporte empleado es un cuadro, en el que aunque podamos determinar un tiempo “normal” de lectura, ésta viene determinada hasta cierto punto por el interés del observador, que puede fijar su atención alternativamente en el contenido o detenerse en la observación de éste o aquél aspecto parcial, interesarse por la realización pictórica de la obra, etc”.12

El tiempo de lectura que cada quien se tome frente a una fotografía es una variable imprecisa por la razón que expresa Iradi: tiene que ver justamente con el “interés del observador”. Cuando el reportaje es impreso, el lector puede tener una visión global del trabajo y luego recorrer las fotografías. A algunos les alcanzará con ojear rápidamente el conjunto para abarcar, conocer, la historia; otros, tal vez, prefieran avanzar por cada foto e ir descubriendo paulatinamente la historia; en todo caso siempre será el lector quien establezca su tiempo para recorrer el reportaje y por supuesto el tiempo que dedique a cada fotografía.

En una secuencia de fotos se puede respetar ese tiempo, en la medida que el soporte técnico en el que esté montada permita avanzar al observador foto a foto. Pero antes de eso el autor debe tener la intención de privilegiar la lectura de las fotos por sobre la intención narrativa.

En los productos que presento en este trabajo, parte de la secuencia está montada con la intención de crear cierta expectativa y para ello el ritmo de la secuencia es fundamental. Si el lector (en Producto A) se detiene más tiempo en una de las fotos que compone esa secuencia, entonces rompe el efecto buscado, pues este se sostiene en el ritmo de la secuencia, y allí vemos cómo el modo de la narración se equipara a la importancia de las propias fotografías.

Este aspecto, tan obvio para los productores audiovisuales, no lo es tanto para quienes trabajan exclusivamente con fotografías. O al menos, el tiempo como elemento narrativo, no es un elemento que se tiene en cuenta en una edición “normal” para reportaje impreso, en el que el ritmo está dado por la variación en los valores de plano, la composición o el uso de la velocidad (determinando acción o movimiento en las fotos) pero nunca por un tiempo transicional entre una foto y otra, que simplemente no existe en un reportaje impreso.

12 Txema Franco Iradi, El Relato Visual, puede leerse en la página 7, en http://www.ehu.es/francoiradi/DOCENCIA/APUNTES/ARCHIVOS_PDF/El_relato_visual.pdf

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Considerar la narración secuencial e incorporar al reportaje los elementos mencionados anteriormente (sonido, video y gráfica, sobre los que volveré más adelante) irá afectando el modo de trabajo tanto al momento de registrar, como en la post-producción. Y al incorporarlos, el fotógrafo se enfrenta al desafío de no perder la esencia del fotorreportaje como una historia contada a través de fotografías y en las fotografías.

Para el reportaje fotográfico en soporte multimedia no es imprescindible la inclusión de los elementos sonido, video y gráfica, éstos son una mera posibilidad, pero esta alcanza y obliga a una formación distinta de la que hasta ahora ha tenido el reportero gráfico.

2.3. Reportaje fotográfico en soporte multimedia, el debate

En prensa hay quienes consideran que el fotógrafo, tal cual se lo conoce hoy, desaparecerá en breve para dar lugar a un “periodista audiovisual”; un individuo que trabaje con la mecánica del fotógrafo, pero manejando otros lenguajes y equipos. Se basan en el hecho que con más frecuencia los fotógrafos filman. Si bien en éstas latitudes es algo incipiente -y sucede más por iniciativa del fotógrafo que por necesidad de los medios- es común que los fotógrafos de agencias internacionales filmen, como también lo es que fotógrafos de medios locales europeos y estadounidenses hagan foto y video. En esos continentes el debate sobre esta nueva modalidad de trabajo se ha instalado hace ya un tiempo, aunque en muchas ocasiones con un tinte algo fundamentalista.

Los detractores de esta modalidad en la que el fotógrafo fotografía y filma, “celebraron” la pérdida de una foto: “Era sólo cuestión de tiempo”, sentenciaba el título en una nota de un blog de fotógrafos españoles.13 El 21 de mayo de 2010, el torero español Julio Aparicio fue corneado durante las corridas de San Isidro en Madrid. Las fotografías captadas se impusieron como las imágenes más demandadas del día y consiguieron espacio en portadas de diarios españoles y fueron publicadas en varios medios del mundo. En ellas se reunían los componentes sobresalientes de la fotografía de prensa: síntesis informativa, alto impacto, dramatismo y hasta truculencia,

El diario el Mundo de España debió hacer su portada con la foto que recibió de la agencia de noticias EFE, pues el fotógrafo que tenía asignado en el lugar se encontraba filmando por requerimiento del propio medio. En el blog referido, se dice que “el fotógrafo de El Mundo, profesional como el que más, cumplía órdenes y grababa vídeo fuera de la zona de fotógrafos”.14 La atención prestada por el profesional al video aparece como la responsable de la pérdida de la fotografía. La nota del blog culmina expresando el deseo de que se sigan perdiendo fotos: “espero que esto se repita más veces, tantas como sea

13 http://eduesfoto.blogspot.com/2010/05/y-lo-que-tenia-que-pasar-paso.html

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necesario para que los que mandan se den cuenta de que no se puede estar al plato y a las tajadas.”15

Por su parte, algunos profesionales convencidos que esta nueva modalidad de trabajo en breve será lo corriente, respondieron señalando que también es cuestión de tiempo que un cuadro de una imagen de video sea publicado con calidad fotográfica en prensa y allí el video habrá salvado a la fotografía. Refuerzan sus dichos aludiendo a los últimos modelos de cámaras fotográficas digitales que filman en HD; permiten pasar de modo video a foto casi sin pérdida de tiempo, y además, conseguir cuadros con calidad fotográfica.

A mi entender la discusión puesta en este terreno puede ser divertida, pero estéril, parafraseando a Umberto Eco en “Apocalípticos e integrados.” Sentados en una mesa de boliche, lamentando el tiempo pasado que fue mejor o alardeando de los tiempos modernos, pero sin dar cuenta de los cambios sustanciales que a nivel de la formación requiere hoy el fotógrafo, como tampoco reflexionando sobre la vigencia del reportaje fotográfico, ni de las posibilidades que a éste le brindan las nuevas tecnologías.

Las discusiones que provocó la pérdida de la foto de la Corrida de San Isidro generó un debate, que aunque se perdió en discusiones anecdóticas, puso sobre la arena varias de las preocupaciones que generan los cambios por los que transita la profesión. Muchos de los cuales efectivamente hacen al ser fotógrafo, otros tantos hacen a la transformación de los medios y de las condiciones laborales. Y en estas discusiones suelen mezclarse todos.

2.4. Reportaje fotográfico en soporte multimedia, el trabajo profesional

En general los fotógrafos han ido cambiando la modalidad de trabajo en función de los requerimientos de los medios. Así pasaron de trabajar con película blanco y negro a hacerlo con película color.

Este hecho en Uruguay fue una innovación carente de contenido periodístico. Los diarios parecieron moverse más por una demanda que por un cambio en la concepción estética-periodística, en la que tuviese lugar el color en la fotografía. De hecho los fotógrafos formados hasta esa época en blanco y negro, continuaron trabajando mirando más las formas que los colores, despreocupados de éstos en la composición. O sea siguieron trabajando como lo hacían antes pero con un rollo color dentro de la máquina. Pocos fueron los fotógrafos que tomaron el desafío y se formaron para trabajar color, menos los que lograron un cambio cualitativo en su composición, pero a los responsables de los medios pareció no importarles; o quizás nunca lo comprendieron: les satisfizo ver colores en las páginas.

A pesar que en Uruguay es común que los fotógrafos trabajen con su equipo personal, el pasaje de película a digital, especialmente en la prensa local, fue también una decisión de los medios que obedeció básicamente a razones logísticas y económicas pues supuso a corto y mediano plazo un importante

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descenso de costos de materia prima, casi cero luego de amortizar los equipos.

Uno de los beneficios que en prensa, aporta el equipo digital es que se reduce el tiempo de producción. En la mayoría de los casos de prensa local esto no era significativo por trabajar con un deadline acorde a los hechos del país. Pasó a ser relevante cuando los medios comenzaron a alimentar con fotografías sus sitios online.

Los sitios de medios informativos requieren productos específicos; entre los que se encuentra el video, pequeños clips de corta duración que puedan ser registrados, editados y transmitidos rápidamente, satisfaciendo la demanda creciente de imágenes. Los fotógrafos fueron la primera opción a la que recurrieron los medios para obtener video de modo menos costoso. Primero porque fotografía es tradicionalmente la sección que más sale de la redacción y al hacer esa doble demanda, se obtendrían dos productos en una misma cobertura. Pero además la relación con la imagen que logran los fotógrafos es considerablemente mejor que la del común denominador de los redactores y el equipo digital con el que trabajan permite hacer foto y video.

El factor salarial pesó mucho en la postura de entusiastas y detractores de esta modalidad de trabajo. Fotógrafos que parecieron grandes defensores de la pureza de la profesión, aceptaron hacer videos una vez que consiguieron un cobro diferencial por estos.

Como editor de la AFP me consta la creciente oferta de videos que los fotógrafos hacen sobre los temas que cubren. En la región, América Latina, casi no hay fotógrafo de la Agencia que no haya hecho video y la mayoría de ellos lo ha incorporado a su rutina de trabajo produciendo materiales de muy buena calidad. Tras casi un año de la implementación de este trabajo en la región, la AFP ha llegado al punto de rechazar ofertas de video por el exceso de material que se produce, lo que da cuenta de la posibilidad real de hacer foto y video en la misma cobertura.

La formación diversificada del fotógrafo de prensa se ha vuelto una variable de peso en estos tiempos. Si antes se podía apelar a una adaptación voluntariosa del fotógrafo a los cambios que los medios imponían, ahora, sobre todo desde la irrupción digital, esta adaptación pasa por una capacitación constante del profesional. Un fotógrafo que además de saber usar su cámara, sea capaz de resolver problemas técnicos de su computador y maneje con solvencia todo lo referido a la transmisión de su material, se vuelve, en ocasiones y al menos para ciertas coberturas, el profesional más confiable, desplazando a otros que incluso pueden contar con mayor experiencia laboral y hasta con mejor técnica fotográfica.

El contexto general en cuanto al desarrollo tecnológico, a la capacitación que por distintos motivos los fotógrafos van adquiriendo en relación a la producción audiovisual, la necesidad de los medios de desarrollarse en éste campo, la obligada vinculación de los fotógrafos a distintos técnicos y la experiencia acumulada en campo en el registro audiovisual, son todos elementos que han brindado buenas herramientas al fotógrafo para desarrollar el reportaje

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fotográfico para soportes multimedia.

Algunos medios importantes parecen haber apostado seriamente al desarrollo de este producto, transformándose en vanguardia y presentando reportajes de altísima calidad, tanto en contenido como en forma. Tal es el caso de la Agencia Magnum, del New York Times o de la BBC.16

También surgen fundaciones que financian proyectos de reportaje fotográficos presentados en soporte audiovisual. A modo de ejemplo: en abril de este año el fotógrafo argentino Walter Astrada17 presentó en la Universidad Católica del Uruguay un avance de su trabajo Undesired, “Missing” women in India, sobre la violencia contra la mujer en India, parte de un proyecto que viene desarrollando en un país de cada continente y que en este caso fue patrocinado por Alexia Fundation y distribuido por Mediastorm.

2.5. Reportaje fotográfico y sonido

Los fotógrafos no están acostumbrados a registrar sonidos. Tal vez sí a representarlos visualmente, pero no a capturarlos en su forma pura. A tal punto el fotógrafo obvia el sonido que es bastante común en las redacciones ver a un cronista sorprenderse cuando al consultar a un fotógrafo sobre lo dicho en una conferencia de prensa o durante un discurso político, o sobre el sonido en tal o cual recital, por respuesta obtenga un: “…no tengo idea…”.

La verdad es que en particular los fotógrafos de los medios locales, pueden prescindir, en la mayoría de las coberturas, de la información extra imagen, de lo dicho18 y lo pueden hacer porque la estructura de los medios funciona de tal modo, que los fotógrafos suelen ser proveedores de imágenes, dependientes de la redacción que es donde se concentra “lo periodístico”.

Así como el fotógrafo no se ha preparado para registrar sonido, en general, tampoco lo ha hecho para pensar el sonido en relación a la imagen. En las primeras experiencias con algunos fotógrafos de la AFP para desarrollar un producto de historias audiovisuales (previo a incursionar en video) nos encontramos con dos hechos que se reiteraban: el pésimo audio –ya sea por su calidad técnica o por su contenido- o simplemente la falta de audio pues el fotógrafo olvidaba encender su grabadora.

El sonido es un problema real para el fotógrafo que debe hacer un cambio sustancial en su rutina de trabajo, no sólo porque es un elemento que no suele considerar, sino porque obliga a pensar y/o definir con anterioridad el rol que

16 www.magnunphotos.com / www.nytimes.com / www.bbc.co.uk 17 www.walterastrada.com 18 A modo de ejemplo: para un fotógrafo de diario, en general, no importa los nombres de quienes están jugando un partido de fútbol ya que una vez que edite su material un cronista de deporte se encargará de nombrarlos si fuera necesario; en cambio el fotógrafo de agencia antes de iniciarse el partido deberá tener la lista de todos los jugadores –incluido suplentes- con sus respectivos números, técnicos y árbitros, pues estará sólo con su material y la foto valdrá tanto visualmente como por la información precisa que aporte.Pese a la diferencia en la relación con la información extra imagen que uno u otro fotógrafo tiene, en general, para ambos la variable sonido puede ser poco relevante.

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ocupará en el reportaje, que es quizás, el único modo de saber cuándo se debe encender la grabadora.

Definir el lugar del audio en el fotorreportaje, obliga, y tal vez por primera vez, a que el fotógrafo planifique con anterioridad la historia, lo cual a priori puede parecernos casi imposible, pues por lo general, y más allá de la información previa con la que pueda contar el fotógrafo, la rutina es la de encontrarse in situ con las imágenes y éstas irán trazando el camino del relato de acuerdo a la historia, y habrá una reflexión exhaustiva sólo en los momentos de edición.

Y aunque efectivamente en algunos reportajes no es posible decidir con anterioridad el lugar que ocupará el sonido, o simplemente no es posible grabar; olvidar encender la grabadora puede ser un acto fallido que esconde el desconocimiento sobre cómo y qué grabar.

La inclusión del sonido con registros en la escena en proyectos de reportajes fotográficos, implica necesariamente capacitar adecuadamente al fotógrafo. En primer lugar deberá conocer el material con el que cuenta y el tipo de audio que ese material le permite capturar; deberá saber operar y conocer las cualidades y limitantes de su equipo; pero además, deberá saber registrar útilmente el audio, para que éste haga parte de la historia. Refiero a la utilidad del sonido tanto en sus aspectos técnicos como en su contenido.

La mala calidad de un registro sonoro hace imposible su utilización en el reportaje por la distorsión que a éste le supone. Un mal audio torna insoportable un producto audiovisual, incluso más que las imágenes de mala calidad. Es posible soportar una foto levemente fuera de foco o movida o que presente alguna otra deficiencia técnica, pero es muy difícil soportar, por ejemplo, el ruido del viento que se cuela sin intención en el micrófono, cuando se buscaba grabar una conversación o un discurso. Del mismo modo es muy molesto seguir una alocución entrecortada o un audio saturado.

Ignorar cómo se comportará el micrófono con los sonidos dependiendo de dónde le lleguen éstos (por el ángulo), puede hacer caer al fotógrafo en errores como los de operar un micrófono o grabadora omnidireccional como sí fuera unidireccional. El ejemplo más evidente es encontrar en el audio (incluso de video) la voz del propio fotógrafo haciendo comentarios tan inoportunos como impropios a la escena que registra.

Fuera de lo estrictamente técnico, refiero a la utilidad del registro de audio, en tanto éste pueda aportar información al reportaje, ya sea al obtener los fragmentos sobresalientes de un discurso -y en éste sentido hay que pensar el audio no como una entrevista radial, sino como citas dentro de un informe- o por el aporte que a nivel de ambiente brinda el sonido y que escapa a las imágenes.

En un reportaje, el fotógrafo se debe ocupar del sonido, tarea para la cual deberá capacitarse tanto para lograr realizar buenos registros, como para evaluar y tomar la mejor decisión respecto al lugar que el sonido ocupará en el reportaje fotográfico. Pero la decisión de incorporar sonido al reportaje

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fotográfico es también la de ingresar al mundo audiovisual, en el cual el sonido tiene una impronta sustantiva, y por tanto ya no alcanza estar capacitado en el manejo de los instrumentos, sino que es necesario adentrarse en el sonido con sus propias reglas y estructura en la narrativa, sin perder de vista que se trata de un audiovisual de un reportaje fotográfico y por tanto, insisto, el rol protagónico deberá permanecer en las fotografías.

La importancia del sonido es tal que su sola presencia será determinante en el tiempo de duración del audiovisual y en caso que no fuera la base de éste (que el sonido no tuviera presencia permanente en el audiovisual, sino sólo en segmentos) de todos modos marcará el tiempo de exposición de las fotos que coincidan con el audio.

Pero además el sonido impondrá el ritmo de la secuencia e influirá de modo significativo en la lectura que a nivel emotivo, perceptivo, se haga de las fotografías. Basta armar una secuencia fotográfica y acompañarla con una música alegre, “pegadiza”, y utilizar la misma secuencia con un música lenta, apagada, para comprobar la incidencia del audio sobre la percepción ya no sólo del audiovisual en general sino incluso de las fotografías individuales. Es claro que si la música va acompañada de letra, esta debe estar en línea con la lógica del relato y obviamente acorde a la intención comunicativa del autor.

Pensando el fotorreportaje como una historia contada en imágenes, el lugar que debería ocupar el audio es el de complemento informativo o de acompañamiento ilustrativo. En el primer caso el audio brinda elementos informativos que aporten a la imagen y que por su esencia no puedan ser captados en las fotos. Puede ser un relato en voz en off o también como podemos considerar un fragmento de un discurso de algún personaje del reportaje. Si el énfasis se pone en lo dicho estaremos estrictamente en el terreno informativo y daremos lugar a lo ilustrativo cuando el fragmento seleccionado de a conocer la voz del protagonista, la vehemencia o calma de su discurso, etc. sin importar si reproducimos o no los pasajes cruciales de lo dicho.

Cuando trabajamos con la voz de algún protagonista posiblemente estaremos en la frontera de lo informativo y lo ilustrativo, pero esto tampoco es cualidad exclusiva de la voz, ya que en ocasiones se puede considerar informativo el sonido ambiente.19 Un mismo elemento sonoro puede aportar en uno u otro sentido.

A modo de ejemplo: si lo dicho por el relator de una doma coincide o no con las imágenes poco importa si lo que se quiere dar a conocer es parte del ambiente sonoro del lugar; sin embargo, si lo dicho es relevante por la información que aporta, obliga a hacer un tratamiento diferencial de la imagen ya que las fotos deberán ajustarse al audio, cuando no subordinarse a éste.

19 El fotógrafo debe valorar si por informar con el sonido no hace caer al reportaje en redundancia entre foto y audio. La voz como rasgo individual parece aportar un punto informativo, el sonido de máquinas acompañado una imagen de decenas de obreros con protectores de oídos, no parece aportar demasiado.

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Específicamente, y continuando con el ejemplo, si el relator de la doma menciona la “campana de largada” que da inicio a la jineteada, o el valor del jinete o la fuerza de la bestia, (elementos que son de rutina en la jineteada) tal vez no importe mayormente qué imágenes se van sucediendo en relación al audio, sin embargo si lo dicho da cuenta de la caída de un jinete atropellado por el potro, de la intervención de los médicos, etc., entonces, se deberá acompañar el relato con imágenes que tengan que ver con lo que se escucha, ajustando la edición fotográfica para acompañar el relato sonoro. Así la duración de la secuencia de audio determinará la cantidad de fotos o el tiempo de proyección de cada una de ellas. Este ejemplo sirve también para visualizar cómo la inclusión del audio en el reportaje fotográfico pone en cuestión la intención primera de mantener el protagonismo absoluto en las fotografías.

No podemos en ningún caso considerar sin consecuencia la inclusión del sonido. No tendría sentido que no la tuviese. Lo importante es que el fotógrafo valore el lugar que ocupará el sonido en su fotorreportaje; y para ello la pregunta, en todos los casos, es si el sonido es necesario y cuánto aporta al relato. Esta es la pregunta que se debe sostener también para el resto de los elementos variables con los que contamos al montar el reportaje fotográfico en un soporte multimedia; la imagen en movimiento, los gráficos (incluyendo textos), los efectos sobre las imágenes y hasta la propia secuencia de la imágenes.

2.6. Reportaje fotográfico e imagen en movimiento

La imagen en movimiento debería tener un espacio marginal en el reportaje fotográfico en cuanto al contenido informativo de la historia. El video es una herramienta que aporta a la dinámica narrativa pero la información visual en el reportaje fotográfico se sostiene en las fotografías. En este sentido el video comparte dentro del fotorreportaje el mismo uso que se hace de efectos como el zoom dentro de una imagen o efectos de transición entre fotografías.

La realización de foto y video en una misma cobertura supone conjugar variables diversas; por ejemplo, la fotografía exige una búsqueda de angular que se consigue en el movimiento. El video, por su parte, necesita fijar un eje visual de toma que sirva como referencia espacial para el espectador. Estos elementos que tienen que ver con las características propias de cada lenguaje, requieren soluciones distintas para su registro, y de algún modo implican pasar del rol de fotógrafo al de camarógrafo y viceversa. Además de la mano del video el fotógrafo ingresó al mundo del sonido, tema que tratado en el anterior apartado.

Ahora bien, aunque el fotógrafo haya ganado experiencia al filmar video, la mayoría de los videos que vemos en sitios web informativos son un producto en sí mismo y poco o nada tienen que ver con la fotografía ni con el reportaje fotográfico. Tienen una estructura básica de entre 10 y 15 planos, alternados según su valor, con cámara fija pero con cierta variación de los ángulos de toma, sonido ambiente y siguiendo un orden más o menos cronológico. Pese a que esta descripción hace parecer al trabajo de una sencillez tal que hasta un

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periodista de texto lo podría hacer (y de hecho en muchos casos son quienes lo hacen) lo cierto es que es necesario formación en el lenguaje audiovisual, manejar los aspectos técnicos y una correcta concepción de la escena que se registra.

El video trajo aparejada otra novedad para el fotógrafo, un nuevo tipo de relación con su editor o sus editores, quienes tienen una mayor incidencia en el producto final respecto a la que suelen tener los editores de fotografía de prensa. El editor fotográfico puede decidir y orientar el tipo de cobertura a realizar, puede decidir qué material se usa y cuál no y a dónde será destinado, pero no tiene casi intervención sobre las imágenes. Es cierto que el editor tiene el derecho (por razones periodísticas e incluso estéticas) de reencuadrar fotos y esa es la mayor intervención que puede hacer sobre el material -que por cierto, no es menor considerando la composición cerrada de las fotografías.

La intervención del editor de video en el producto es mayor. Interviene en la duración total del producto como también en la de cada clip. Decide mantener o modificar la secuencia, utilizar todos los clips o eliminar alguno de ellos. También puede intervenir en el sonido, incorporar locución o hacerlo gráficamente creando sobreimpresos. Sobre un mismo video pueden trabajar distintos editores. Y trabajar con un equipo de técnicos, puede ser en sí mismo un aprendizaje para los fotógrafos ya que en general, al menos los fotógrafos de prensa, están acostumbrados a trabajar solos.

2.7. Reportaje fotográfico y gráfica

Por gráfica considero aquellos elementos que se presentan como parte del contenido del reportaje como el texto y la infografía.

La relación foto – texto en la prensa siempre ha sido conflictiva. Como referí anteriormente, la palabra tenía su cuna en la redacción, centro de poder de la prensa escrita, mientras que la fotografía provenía de un departamento secundario que aportaba insumos para presentar la información sostenida en la palabra y por eso llegado el momento de publicar era el cronista quien decidía qué foto se publicaba y cómo, siempre buscando reforzar la idea manejada en el texto.

La relación texto-foto, que también hace a la del cronista-fotógrafo, se ha modificado a lo largo de los años. Por la importancia creciente que ha tenido la fotografía y también porque el fotógrafo decidió asumir su rol como periodista.

De todos modos en la prensa escrita la relación texto-foto es tensa, deben compartir un espacio único y limitado –una página de diario, por ejemplo- y el espacio que gane uno, necesariamente lo perderá el otro. De ahí la importancia a nivel de los editores (de fotografía y texto) en manejar herramientas de una y otra disciplina para privilegiar la información en sí misma y utilizar el lenguaje (imagen o palabra) que mejor aporte a lo que se comunica.

En el caso de los reportajes fotográficos, el peso está en la imagen, por lo que

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el espacio reservado al texto es el de brindar una introducción al trabajo (apenas un copete) en el que se aporten datos extra fotográficos.

Cuando el reportaje se concibe para un soporte audiovisual, la presencia del texto es crítica. El reportaje, además de estar marcado por la capacidad sintética de la imagen está construido sobre una secuencia, que tiene su propio tiempo. Por lo que en caso de usar texto, que en su contenido deberá aportar información extra imagen, éste deberá presentarse de tal modo que no atente contra el ritmo de la secuencia, pero que obviamente pueda ser legible para el observador, pues de lo contrario será una distorsión en el desarrollo del relato.

Hay otros dos factores a considerar respecto al texto. El primero es pensar en la disposición del observador para leer. El público que accede a los reportajes en multimedia no necesariamente es el mismo que el que lo hacía a los reportajes en soporte impreso y la relación de tiempo con uno y otro soporte también es distinta. El segundo factor también tiene que ver con el soporte en el sentido que la distribución del reportaje, si fuera para páginas web, puede llegar a ocupar un lugar relativamente pequeño en la pantalla donde el texto se pierda.

También dentro de la gráfica se incluyen las infografías, animadas o no, que tienen la característica de brindar información de modo muy sintético a través de la superposición de texto e imagen. En este caso, con las consideraciones antes hechas sobre el texto, se puede utilizar la infografía como una imagen más dentro de la secuencia.

Fuera de lo informativo, se debe considerar en este item los efectos gráficos que sobre las fotografías y la transición de éstas se pueden utilizar (fade out, fade in, dissolves, etc) en beneficio de la narración.

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3. Reportaje fotográfico Montevideo en Mundial. Diario de ruta de los productos presentados 20

El Producto A consta de 23 fotografías y fue elaborado en el programa Soundslideshow. El Producto B consta de 54 fotografías, dos fragmentos de video con sonido ambiente y un tema musical de 1’45’’, que define el tiempo total de duración de la película, editada en Final Cut. Ambos llevan dos placas de texto, una al inicio, en la que se presenta el título y la otra al cierre del trabajo en la que aparecen los créditos.

El reportaje fue realizado en Montevideo, con fotografías tomadas durante los partidos que la Selección Uruguaya de Fútbol disputó por el campeonato Mundial FIFA Sudáfrica 2010, como parte de la cobertura que del evento hizo la AFP. Por tanto el trabajo no fue en su inicio concebido como reportaje único, sino que se forma a partir de los reportajes que realicé durante los distintos partidos; sin embargo, a medida que avanzó el reportaje comenzó a tomar forma para este trabajo.

La edición original del reportaje la realicé para el producto A.

El primer criterio que definí fue presentar la historia como una secuencia única, no como un registro de lo que sucedió en cada partido. Ello me fue posible porque hubo denominadores comunes a lo largo de todos los partidos, (incluso en aquellos en los que el resultado fue adverso para la selección); mi sensación al fotografiar era “como si cada vez estuviese registrando el mismo partido”.

Un clima de euforia colectiva, como pocas veces he visto en Montevideo, ganó la calle, y como nunca antes ví, se sostuvo durante un mes. El ánimo con el que la gente vibró los partidos, se repitió una y otra vez; sobre esos denominadores comunes trabajé durante el registro y esos mismos son los que conforman la lógica del relato.

La secuencia de las imágenes busca trabajar sensaciones, tanto de los fotografiados como del propio lector. La secuencia no sigue una lógica cronológica, el orden en el montaje busca hacer crecer paulatinamente la expectativa hasta romper en imágenes de festejos, Montevideo en Mundial.

Hasta ese momento la edición del reportaje se realizó dentro de los parámetros normales de un reportaje para ser impreso. Aunque en este caso no estuvo nunca en cuestión cual sería el soporte a utilizar.

Un vez establecida la secuencia tuve que decidir si marcar o no el ritmo que consideraba óptimo para ver el trabajo. Predeterminar el tiempo en que las imágenes se exhibieran frente al espectador, permitía mantener dominio sobre

20 Esto productos se encuentran adjuntos al trabajo en un dvd. Para visualizar el A, se debe abrir la carpeta y cliquear el ícono REPORATAJE. El ProductoB se sugiere visualizarlo en QuickTime a pantalla completa y contar con sistema de reproducción de audio y tarjeta de video.

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la progresión rítmica de las imágenes con el fin de lograr la expectativa buscada en la narración. Darle la libertad al espectador de avanzar foto a foto, era quitarle el ritmo a la secuencia. En contrapartida se consigue mantener la relación que tradicionalmente tiene el lector con la fotografía, observarla en forma individual, entrar y salir de ella en el tiempo que lo desee, considerar el contexto si le interesa u observarlas como pieza individuales.

La intención con el producto A, es la de presentar un reportaje fotográfico en un soporte multimedia pero carente de cualquier otro elemento que no fuera la fotografía, en ese sentido incluso la transición entre foto y foto intentó ser los más neutra posible, no se utilizó ningún efecto sobre las imágenes.

El producto B parte de la misma edición que el A, la base es la misma. La primera decisión fue la de incluir sonido y la primera consecuencia de ello, la de aumentar la cantidad de fotografías a fin de completar el tiempo total de la película. Veremos adelante que no sólo hubo un aumento de cantidad de fotos sino que también influyó en la narración.

Una vez definido el tipo de audio a utilizar,21 comencé a recopilar temas que refiriesen a la selección nacional de fútbol, que en la discografía uruguaya abundan. El requisito primario fue que la canción acompañase, se ajustase a la idea de la primera edición acerca del ánimo con el que la gente vibró en cada partido de Uruguay en el Mundial. La lista de temas se redujo considerablemente.

La selección de la canción Nací Celeste, letra de la agencia de publicidad Gurisa y música de estudio La Mayor, se basó en dos razones, la primordial que según la investigación focus group realizada por la empresa de mercado Intermarket Research para la marca de cerveza Pilsen, surge la asociación del tema Nací Celeste como el que identifica a la Selección Uruguaya de Fútbol, incluso independientemente de la marca Pilsen. Además forma parte del cancionero público (este es un reportaje de consumo local) y es de las más escuchadas en los ambientes futbolísticos en programas radiales sobre fútbol, etc. El riesgo mayor de utilizar esta canción fue que el audiovisual quedase asociado a Pilsen, sin embargo por ser una canción tan difundida tenía una ventaja extraordinaria a mí entender: no restaría atención a las fotos.

Y por último, aunque no es un detalle menor para el uso en éste trabajo, los derechos de autor de éste tema son libres.

Decidido el sonido realicé una nueva edición, según los criterios primarios y me encontré con que la secuencia de fotos no resistía el tiempo que el audio le imponía. Visualmente el reportaje comenzaba a ser redundante.

21 Las opciones consideradas fueron un relato en primera persona, la utilización del sonido ambiente registrado en los videos y la que finalmente utilicé que fue una canción vinculada al fútbol uruguayo.

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Comencé a rodear el núcleo central (el producto A) de fotografías que pudieran continuar el relato, hasta que decidí, abandonar la idea de todos los partidos en uno y entonces concebí e integré en la edición a los jugadores de la selección, durante su partida hacia Sudáfrica y en la fiesta de recibimiento en Montevideo.

De algún modo el reportaje aquí sufrió el cambio más importante en su narrativa. El resto del reportaje se mantuvo casi igual con el agregado de algunas fotos.

Para apoyar el ritmo y darle dinamismo al relato incluí dos fragmentos de video que tienen un tratamiento diferencial. En el primer caso el movimiento surge como de una fotografía. El espectador se había acostumbrado a ver una secuencia de fotografías con imágenes que se sucedían cada 4 segundos y entonces romper esa constante con éste recurso estético, entendí, podría causar cierta sorpresa y renovar el interés.22 La segunda intervención es más directa. El video no parte de un congelamiento de cuadro sino que irrumpe repentinamente, utilizando como conexión al personaje y la situación que aparece en la foto previa al video y a éstos en el video.

Con el mismo criterio, dar dinamismo y ritmo al relato, es que introduzco, con igual tratamiento, dos secuencias de tres imágenes cada una, con igual valor de plano y ángulo de toma, que se suceden en intervalos menores que el resto de las fotografías y permanecen también menos tiempo exhibidas, intentando dar cierta sensación de movimiento a partir de fotografías y completando el gesto de los fotografiados durante una acción del partido.

Una vez completada la secuencia entera hice ajustes en los tiempos y en algún caso en el orden a fin de hacer coincidir el cambio de una fotografía a otra considerando el ritmo de la música.

El sonido del video fue incluido en el audiovisual, siendo el único instante en el que el audio principal es desplazado, aunque no eliminado.

22 A medida que fui testeando el reportaje noté que los espectadores esperaron otra “foto con movimiento” luego de la primera irrupción del video en el producto. Aunque no tengo un estudio estadístico, creo que el recurso, simple, contribuyó no sólo en la estética del audiovisual.

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4. Consideración final.

“…gracias a nuestro hábito moderno de escribir memorias, imprimir cartas y posar para ser fotografiado, son (los escritores) de carne y hueso y no viven simplemente, como antaño, en la palabra; son conocidos

por sus sombreros, no simplemente por sus poemas. Están por calcular aún los daños que el arte de la fotografía ha infligido al arte de la literatura.”23

Los primeros apuntes que tomé (hace ya tiempo) para desarrollar este trabajo, iban en dirección contraria a la que finalmente la experiencia, el estudio y el análisis me condujeron. En aquel momento, pretendía demostrar que el fotorreportaje no sufriría ninguna alteración, ni por el soporte en que fuera presentado, ni al vincularlo con sonido o imágenes en movimiento.

A poco de desarrollar proyectos de reportajes fotográficos en soporte multimedia, comprendí lo vulnerable que podía tornarse una narración fotográfica rodeada de elementos tan seductores como el sonido y la imagen en movimiento. Pero también reafirmé mi convicción de la vigencia del reportaje fotográfico como forma de contar historias y de su potencialidad en el abanico de productos audiovisuales que las nuevas tecnologías permiten.

Investigué sobre sonido e imagen en movimiento en relación a la fotografía, intentando calibrar el uso adecuado en un fotorreportaje, mis conclusiones las compartí en el desarrollo de éste trabajo.

También al ser el reportaje fotográfico una de las técnicas foto-periodísticas y por ser yo un fotoperiodista, he estado atento a los distintos debates que la relación palabra – imagen – sonido – nuevas tecnologías, suscitan entre los fotógrafos. Comparto con ellos dudas y desafíos. Incertidumbres sobre los caminos de la profesión en un mundo en el que la imagen parece banalizarse.

Estoy convencido que el valor de la imagen periodística no radica sólo en el correcto uso de la técnica, sino en el uso de ésta puesta al servicio de la comunicación. Y sobre todo, que se sustenta en la mirada particular del fotógrafo. Es nuestra mirada lo que hace particular nuestras fotos, ellas dan cuenta del modo en que aprehendemos el mundo y cuentan todo cuanto no podemos dejar de mirar.

Estoy convencido en la necesidad de un agiornamiento en la formación del periodista, en particular del fotógrafo, para enfrentar con las mejores herramientas el continuo desarrollo de la profesión, que hoy parece requerir del conocimiento de distintos lenguajes para poder seguir contando nuestras historias.

23 Woolf, Virginia: “El lector común”. Edit. Lumen, 2009. Pág.: 190.

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