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1 UNIVERSIDAD AUTONOMA METROPOLITANA UNIDAD IZTAPALAPA Casa abierta al tiempo DIVISIÓN DE CIENCIAS SOCIALES Y HUMANIDADES TITULO: LAS RELACIONES AMOROSAS EN: LA VIDA BREVE DE JUAN CARLOS ONETTI PRESENTA: OLIVIA DIAZ OJEDA MATRÍCULA: 92225800 PARA LA OBTENCIÓN DEL GRADO DE: LICENCIADA EN LETRAS HISPÁNICAS ASESORA: MTRA. ANTÚNEZ OLIVERA ROCÍO DEL ALBA LECTORES: MEJÍA GONZÁLEZ ALMA LETICIA SILVA BAHAMONDE HERNAN DICIEMBRE, 2002

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1

UNIVERSIDAD AUTONOMA METROPOLITANAUNIDAD IZTAPALAPA

Casa abierta al tiempo

DIVISIÓN DE CIENCIAS SOCIALES Y HUMANIDADES

TITULO: LAS RELACIONES AMOROSAS EN: LA VIDA BREVE DEJUAN CARLOS ONETTI

PRESENTA: OLIVIA DIAZ OJEDA

MATRÍCULA: 92225800

PARA LA OBTENCIÓN DEL GRADO DE:LICENCIADA EN LETRAS HISPÁNICAS

ASESORA: MTRA. ANTÚNEZ OLIVERA ROCÍO DEL ALBALECTORES: MEJÍA GONZÁLEZ ALMA LETICIA

SILVA BAHAMONDE HERNAN

DICIEMBRE, 2002

2

I N T R O D U C C I Ó N

Al final del segundo milenio y principio del tercero, el mundo

contemporáneo se ha visto inundado de una gran variedad de sucesos

que le otorgan un sello distintivo con respecto a otras épocas. Un ejemplo

de ello son las manifestaciones artísticas latinoamericanas

contemporáneas, especialmente en la literatura. Debido al cúmulo de

conocimientos, para facilitar su estudio se ha tenido que definir o

encasillar a los autores en diversos movimientos literarios; y si esto es

válido para cualquier autor se aplica aún más a Juan Carlos Onetti,

quien a pesar de pertenecer a un decisivo momento de la literatura

latinoamericana y en concreto a un país que se ha distinguido siempre

por sus excelentes escritores, es un fenómeno aislado en la literatura. La

obra fecunda y renovadora de Onetti se perfila como una propuesta

original desde su primer libro: El pozo (1939), novela breve pero ya

revolucionaria para el momento. Le siguieron obras de mayor aspiración

y relieve, como Tierra de nadie (1941), Para esta noche (1943), La vida

breve (1950), Un sueño realizado y otros cuentos (1951), Los adioses

(1954), Una tumba sin nombre (1959), La cara de la desgracia (1960), El

Astillero (1961), El infierno tan temido. Cuentos (1962) y Juntacadáveres

(1964); luego de su radicación es España, aparecieron: La muerte y la

niña (1973), Tiempo de abrazar y los cuentos de 1933 a 1950 (1974), Tan

3

triste como ella y otros cuentos (1976), Dejemos hablar al viento (1979),

1981 publica el artículo Reflexiones de un poeta y el prólogo de la

edición Los siete locos de Roberto, en 1983 en el último número de la

Estafeta aparece Luna llena . En 1986 publica El árbol en Cuadernos

de Marcha y cuentos secretos y Periquito el aguador y otras máscaras y en

España Cuando Entonces, por último en 1993 sale a la luz Cuando ya no

importe; donde la atmósfera característica de Onetti no cambia, por el

contrario se actenúa en la dimensión de la frustración, de lo gris, es en

la poética de la desilusión, propia de un gran maestro. Entre su

primeras obras no se puede dejar de lado textos de gran valor, como:

Tres novelas (1967), La novia robada y otros cuentos (1968), Novelas cortas

completas (1968) 1. En 1980 recibe de manos del Rey Juan Carlos el

Premio Cervantes; en 1985, recibe en España el Premio Nacional de

Literatura de manos del presidente uruguayo. Finalmente Juan Carlos

Onetti muere en Madrid 1994.

Hugo Verani afirma que la intención de Onetti es retratar al

hombre de forma interna, como ciudadano del mundo, símbolo de los

problemas planteados al individuo por la civilización contemporánea2.

La observación minuciosa de las conductas humanas es una de

las características de la narrativa de Onetti. Las descripciones son parte

de los acontecimientos, contienen y pronuncian su evolución, las cosas se

presentan ambiguas y claras al mismo tiempo, pero se ha dicho que

1 Hugo Verani. Juan Carlos Onetti. Madrid, Taurus, 1974, pp. 93-96.2 Idem., p. 95.

4

condenado a moverse en un ambiente social que odia, el escritor escoge

como únicos valores los anti-valores de esa sociedad, elaborando una

ética de la inmoralidad, con la cual acepta lo sórdido, lo clandestino, la

degradación como formas de sobrevivencia.

En cuanto a lo dicho por la crítica en torno a nuestro autor, cabe

resaltar los juicios de Guiseppe Bellini en relación con el escaso

reconocimiento de Onetti durante las primeras décadas: Entre las voces

que durante años han permanecido injustamente ignoradas figuran los

argentinos Robert Arlt y Leopoldo Marechal, y del mismo modo los

uruguayos Felisberto Hernández y Juan Carlos Onetti 3. Bellini recurre a

parámetros cronológicos y se refiere al género que considera más

representativo de la producción de Onetti:

La nueva novela (...) El compromiso para con el hombre yla mirada inquisidora puesta sobre la sociedad sontambién características de la obra narrativa del uruguayoJuan Carlos Onetti, tardo descubrimiento de la novela4.

El juicio que hace Bellini es por demás certero, ya que para los

lectores y estudiosos del trabajo de Onetti concuerdan en esa percepción.

Por su parte, Enrique Anderson Imbert ordena a los escritores

a través de dos perspectivas: la cronológica y la geográfica, combinadas

con la división en géneros. Anderson Imbert ubica a Onetti en la

generación de autores nacidos entre 1900 y 1915, los cuales inician su

producción entre 1925 y 1940. Además comenta:

3 Giuseppe Bellini,. Historia de la literatura hispanoamericana, vol. II, 2° ed., Castalia, Madrid, 1987, p. 538.4 Idem., p.550

5

Los hispanoamericanos de estos años escribieron novelascuando el consenso general era que la novela se habíadeshecho. No había orden en los episodios, en lospersonajes, no había a veces qué contar ... el punto devista era móvil, imprevisible, microscópico y telescópico,localizado y ubicuo5.

En el presente trabajo analizaremos la novela La Vida Breve.

Dicha obra muestra en todo su esplendor las habilidades narrativas de

Onetti; pues conforma un mundo novelesco minucioso y detallado inmerso

en las pulsiones del eros, de la sensualidad, de la parte instintiva y carnal

del hombre. Por ello, el punto neurálgico de esta investigación serán

algunos personajes y sus relaciones amorosas.

De acuerdo con Todorov, el personaje es el motor de la acción

narrativa; no puede aislarse del universo que lo rodea ni de los otros

personajes, porque todos ellos conforman la unidad literaria, es decir, la

misma obra. Además, desempeña distintas funciones, puede ser un

elemento decorativo, un agente de acción o un portavoz del autor6.

5Anderson Imber., Enrique. Historia de la literatura Hispanoamericana, v. III, FCE. México, 1985, pp. 208-209.6 Tzvetan Todorov. Teoría literaria, Siglo XXI, Madrid, 1989, p. 89.

6

LA VIDA BREVE (1950)

La Vida Breve es la novela que inicia el período de plena madurez

creadora de Onetti. El título, deliberadamente ambiguo, proviene de las

palabras de una canción francesa mencionada en el libro: Yo quería

hablar de varias vidas breves, compartirlas, transferirlas mutuamente ,

declara Onetti en una entrevista: Al terminar una, empezaba la otra sin

principio ni fin . Claro que las varias vidas son en realidad una,

multiplicada por relevos. Esta unidad a veces se manifiesta en la forma

de ciertos tipos de escenas que se repiten, como ritos cíclicos, en los que

ciertas configuraciones de personajes regresan, se transforman en otras

parecidas y mueren para renacer. Cada capítulo nos ofrece una opción

entre las limitadas posibilidades, vista desde otro ángulo.

La Vida Breve contiene el germen del trabajo posterior de Onetti,

es un largo parto que culmina con el nacimiento de un tema y un mundo

novedosos. Al respecto opina Emir Rodríguez Monegal:

Onetti, en lugar de conectar tres historias más o menosnovelescas que se yuxtaponen en universos incomunicadosy regidos por sus propias leyes [...) ordena en un mismocuadro espacial y temporal sus varias anécdotas; eseterritorio común de las tres historias es la creaciónnarrativa: el tema esencial, que permite su existenciasimultánea. 7

7Emir Rodríguez Monegal,.” La fortuna de Onetti”, en Literatura Uruguaya del medio siglo, Alfa,Montevideo, 1966, p. 238.

7

Así el uruguayo pone bajo la perspectiva del lector una

diversidad narrativa, donde por primera vez encontramos a Santa María:

Una pequeña ciudad colocada junto a un río y una colonia de labradores

En la hiperactiva imaginación del narrador, asistimos al nacimiento de.

Díaz Grey, narrador e inteligencia central del texto8.

El protagonista de La vida Breve es un pequeño empleado

insignificante de una firma publicitaria, que al tratar de huir de la

lobreguez de su vida se sueña Díaz Grey, un doctor que inventa, a partir

de una vaga reminiscencia literaria, un guión cinematográfico que le

encomendó escribir un amigo suyo, Julio Stein. Un encuentro casual en el

zaguán de la casa de la pensión en la que vive, le procura una tercera

identidad. El autor multiplicado, a veces disuelto en los papeles por él

compartidos, complica el extraño reparto.

Las diversas personalidades de Brausen están en contraste

cuando él trata de salvarse inventando o viviendo otro tipo de vidas, todas

ellas breves. El centro del remolino es un cuadro estático, un decorado fino

en el que Brausen representa el drama. La escenografía inmutable

dice Onetti- fue robada de una naturaleza muerta de Albright, una

acuarela para una edición de lujo del Retrato de Dorian Grey , que

muestra objetos dispuestos sobre una mesa, entre ellas un guante vacío

8Hugo Verani. Dos ensayos en torno a dos novelas de Onetti. Cuadernos Hispanoamericanos, n° 292-294,Madrid, Oct.- Dic., p. 434.

8

que conserva la forma de la mano que hace poco estuvo ahí. Brausen

habita este cuadro inalterable 9.

Hugo Verani menciona que Brausen teje sus fantasías

ramificándolas en todas direcciones en un intrincado dibujo de líneas que

se entrecruzan, así cada intersección es un nuevo punto de partida. El

autor, que lo acompaña con una mirada, es activo participante de todas

las historias. En cada una de ellas existe una mujer, que es todas las

mujeres y encarna las partes convencionales del repertorio femenino,

atribuyéndosele los diversos papeles de hermana, esposa, amante,

prostituta.

El protagonista escapa de una vida a la otra, improvisando a

medida que avanza, pero cada aparente huida conduce a un callejón sin

salida.

El personaje principal de La Vida Breve, Brausen, decide

participar en un mundo de fatalidad; lo hará odiando, y para lograrlo

utilizará un catalizador inexorable, la mujer. La mujer se ama o se odia

con igual intensidad, con lo cual siempre existe una relación para encarar

el tema del amor. El rito cíclico de un amor que aproxima periódicamente

a la vida y a la muerte como expresión de la recepción misteriosa de la

fertilidad, reaparece frustrado en Onetti: el amor de su protagonista será

un amor en decadencia.

9 Fernando Aínsa. Las trampas de Onetti, Montevideo, Alfa, 1970, pp. 19-20.

9

La idea de amor imposible o negado más allá del instante que no

puede conservarse, se encarna en un tipo de mujer perfectamente definido

en la obra de Onetti: las muchachas (dueñas aún de su pureza), que

pueblan la mayoría de sus relatos. Más allá de las muchachas está la

mujer (madura y sinuosa) y entre ambas, participando de una serie de

milagrosa condición interna, las prostitutas10.

La mujer siempre está presente en la obra de Onetti, no como

protagonista, sino como personaje secundario, en el papel de amante o

esposa. Puesto que todo en Onetti apunta hacia una técnica de escapismo

intuitivo y expresivo, se estarán repitiendo las anchas figuras femeninas,

las carnes blancas y flojas, los grandes muslos, los amplios senos, las

formidables nalgas. Toda una galería de mujeres empolvadas, bajo la luz

mortecina del ambiente del subsuelo desfila por las páginas de Onetti. El

amor se presenta de forma perversa, sádica, trágica y a veces brutal, como

pecado inexplicable de la humanidad desgarrada en una tradición

milenaria donde siempre figuran alma y cuerpo encendidos. Creador de un

mundo novelesco gris, sin esperanzas, cargado de una atmósfera de gran

desolación y desamparo, Onetti es evidentemente un gran pesimista, sus

personajes son seres fracasados que viven una terrible soledad interior,

una total falta de comunicación. En un mundo donde difícilmente se

pueda encontrar esperanza.

10 Ibid., p. 113.

10

Dentro de este tono literario, Onetti crea el personaje forastero, el

desarraigado, que es interno y externo, donde está patente el rechazo

social y la falta de apoyo humano en su radical angustia. Brausen rechaza

la frustración de la existencia durante la búsqueda de lo otro como única

ética para salvar el YO. El amor y el sexo le ofrecen la esperanza de

transferir instantes de felicidad carnal, con varias compañeras sexuales

para poder postular diferentes vidas breves. En vano tratará de rescatar

en el retrato la memoria de la imaginación adolescente de Gertrudis. La

mujer en la obra de Onetti es quien más visiblemente experimenta esta

degradación del desgaste temporal. La mujer es específicamente el cuerpo

y en ella la pérdida de la espontaneidad y frescura de la adolescencia se

deteriora en formas gastadas y físicas de la madurez. Pero esta necesidad

imperiosa de la mujer, la muchacha o la prostituta, que motiva y da vida

en la obra de Onetti, se agota en su propia función. Es un amor

predeterminado por la voluntad masculina. El hombre necesita de la

mujer; esta necesidad no lo lleva a abandonar su centro. La mujer es la

salida, el acceso a esos mundos que nacen convocados por la pluma de

Onetti. Esta convención literaria constituye los rasgos distintivos de La

Vida Breve. El narrador básico, Brausen, su desdoblamiento en Arce y

Díaz Grey, logran manifestar el principio de configuración que rige la

creación literaria del novelista uruguayo.

La novela se convierte en escenario teatral y cada personaje, una

y otra vez, representa una comedia, participa de un juego eterno y

11

absurdo: Beso sus pies, aplaudo el coraje de aquel que aceptó todas y

cada una de las leyes de un juego que no fue inventado por él, que no le

preguntaron si quería jugar. 11 (p. 390).

11Todas las citas textuales de la obra serán tomadas de: Juan Carlos Onetti. La Vida Breve, Sudamericana,Buenos Aires, 1950, por lo cual sólo se consignará el número de la página al final de cada cita.

12

BRAUSEN, PERSONAJE CENTRAL

Juan María Brausen es un nombre sencillo, pero sumamente

contundente para el texto. Dentro de la tradición literaria, el nombre del

personaje es considerado como una etiqueta donde se entabla un pacto

referencial entre el lector y el personaje. La presencia física se concreta

con un nombre para reconocerlo y focalizar en el personaje las diferentes

acciones que realiza o le atañen de alguna forma. Sin embargo, como

bien señala Marilyn R. Frankenthaler:

En el corpus de Onetti aparecen personajes con nombres,sin nombre, y personajes que cambian su nombrecontinuamente. En lo cuentos y en las novelas abundanpersonajes sin nombre. Los personajes de Tan triste comoella, El álbum, Los adioses y otros, aparecen identificadoscon el nombre o el género, por ejemplo la mujer . La faltade nombre contribuye a la cosificación e impersonalidaddel personaje12.

La Vida Breve es una novela donde el personaje principal lucha

arduamente por no cosificarse, pone en tela de juicio su vida y trata de

buscar una personalidad; sin embargo, con absoluta sencillez, se

resumen los rasgos sobresalientes de un modo de vivir. El personaje nos

habla de su vida marginada espiritualmente:

Gertrudis y el trabajo y el miedo de perderlo . -Ibapensando, del brazo de Stein. Las cuentas por pagar y laseguridad inolvidable de que no hay en ninguna parte unamujer, un amigo, una casa, un libro, ni siquiera un vicioque pueda hacerme feliz. (p. 66)

12 Ver Marilyn R. Frankenthaler. Juan Carlos Onetti, la salvación por la forma, Abra, NewYork, 1977, pp. 57-78.

13

Encontramos otra página donde Brausen se describe a sí

mismo, donde quedan admirablemente ilustradas un sinnúmero de

limitaciones de su ser:

A esta edad es cuando la vida empieza a ser una sonrisatorcida, admitiendo sin protestar la desaparición deGertrudis, de Raquel, de Stein, de todas las personas queme correspondía amar, admitiendo mi soledad como lohabía hecho antes con mi tristeza. Una sonrisa torcida, y sedescubre que la vida está hecha desde hace muchos añosatrás, de malentendidos. Gertrudis, mi trabajo, mi amistadcon Stein, la sensación que tengo de mis malentendidos.Fuera de esto, nada; de vez en cuando algunasoportunidades de olvido, de algunos placeres, que llegan ypasan envenenados. Tal vez, poco importa, entre tanto soyeste hombre pequeño y tímido, incambiable, casado con laúnica mujer que seduje o me sedujo a mí, incapaz ya de noser otro. El hombrecito que disgusta en la medida en queimpone lástima. Hombrecito confundido en la legión de loshombres a los que fue prometido el reino de los cielos.Asceta, como se burla Stein, por la imposibilidad deapasionarme y no por el aceptado absurdo de unaconvicción eventualmente mutilada. Este yo, en eltaxímetro inexistente, mera reencarnación de la idea deJuan María Brausen, símbolo bípedo de un puritanobarato hecho de negativas (no al alcohol, no al tabaco, unno equivalente para a las mujeres), nadie en realidad ... (p.67)

Por su amplitud y también por su recurrencia, el profundo

sentimiento de desamparo y abandono se deslinda como una de las

fuerzas motivadoras en La Vida Breve. La narración gira en torno de varios

motivos que reaparecen en forma obsesiva y configuran la peculiar visión

del mundo del narrador. El fracaso en toda relación afectiva, el hastío de

la rutina, la conciencia de la mediocridad y la fijación de recuerdos como

única salvación posible.

14

El aislamiento de Brausen, la monótona repetición cotidiana de

actos sin sentido y la opresiva sensación de impotencia en que se debate,

se van alternando con el deseo de lograr un cambio definitivo en su vida,

aunque este deseo choca siempre con la imposibilidad de actuar: Es

también la vieja imposibilidad de actuar, la automática postergación de

los hechos. Y no me serviría la voluntad porque es mentira que baste la

persistencia con el rezo para que descienda la gracia (p. 185). Al mismo

tiempo, es indudable que el personaje de Brausen tiene una evolución

negativa, pasa de una esposa a una amante prostituta.

La incomunicación es el resultado de la incapacidad de Brausen

de incorporarse al mundo, la motivación o causa es inexplicable o

susceptible de diversas interpretaciones. El protagonista parece destinado

a la desgracia, a la repetición infinita de sus actos sin sentido:

Comprendía que había estado sabiendo durante semanasque yo, Juan María Brausen y mi vida no eran otra cosaque moldes vacíos, mera representación de un viejosignificado, mantenido con dolencia de ser arrastrado, sinfe entre personas, calles y horas de la ciudad, actos derutina. (169)

Dentro de los límites impuestos por su personalidad, Brausen no

logrará terminar esa larga serie de malentendidos , esa sonrisa torcida

que es la vida para él. De ahí que fallen todos sus intentos de alcanzar

algún vínculo espiritual duradero. Desde la primera página encontramos

la atmósfera que reinará a lo largo de la novela; Brausen aparece

encerrado en su departamento, condenado a la soledad y poseído por

15

sentimientos contradictorios que anulan su personalidad. La soledad

queda implícita en los monólogos interiores de Brausen, quien percibe la

más mínima modificación en la atmósfera que lo rodea, convencido de la

inutilidad de la acción. Todo intento de reintegrarse vitalmente al mundo

permanece ajeno a su voluntad, como si tuviera la esperanza de un

milagro.

16

EL CONCEPTO DE AMOR

Si amar es una forma de actuar en el mundo de los demás, el

amor supone siempre una forma de compromiso individual e íntimo con

una circunstancia que ha roto su aislamiento y su pasividad, que

intenta ser diálogo y acción. No existe ser humano que no sienta

necesidad de amar y ser amado; al respecto comenta Joseff Ratther:

Apenas existe un poder más fuerte en la vida del hombreque el de la necesidad de amar. De alguna manera estáenraizada en la naturaleza humana. El amor es para lavida psíquica como la luz solar y el calor para el desarrollodel cuerpo.(...) Dondequiera que un hombre no necesiteaparentemente del amor, en realidad se trata de unailusión o de una consideración superficial. En el fondo todoel mundo tiene nostalgia del amor. El que se defiendecontra él es porque tiene angustia de ser decepcionado. Apartir de esta actitud es como pueden comprenderse casitodas las cerrazones afectivas, el aislamiento o la frialdadsentimental13.

Erich Fromm, en su obra El Arte de Amar, elabora una teoría

muy parecida a la del doctor Joseff Ratther, donde el amor se concentra

en una necesidad profunda con que se enfrenta universalmente el

hombre; todo ello para superar el estado de separación o soledad,

accediendo a la función interpersonal y para trascender la propia vida

individual. Un fracaso absoluto en satisfacer tal necesidad puede conducir

13 Joseff Ratther. Psicología y psicopatología de la vida amorosa. Siglo XXI, México, 1965, pp. 22-23.

17

a la locura, una satisfacción plena de la misma sólo se encuentra en el

amor 14.

Pero, ¿qué es el amor? Fromm lo concibe no sólo como una

relación personal específica, sino como una actitud peculiar del carácter

maduro que se manifiesta de diversas formas: amor fraternal, amor

materno, amor erótico, amor a uno mismo, amor a Dios.

El autor parte de la premisa de que el amor es un fenómeno

accidental y mecánico, que simplemente se experimenta . Es un arte,

algo que requiere un aprendizaje.

Para la mayoría de las personas, el problema del amor consiste

fundamentalmente en ser amado, y no en amar, no en la propia capacidad

de amar. De ahí que para ellas el problema sea cómo lograr que se les

ame, cómo ser dignos de amor. Para alcanzar ese objetivo, siguen varios

caminos; uno de ellos, utilizado en especial por los hombres, es tener

éxito, ser tan poderoso y rico como lo permita la sociedad. En el caso de

la mujer, el camino es la belleza física y la juventud.

En la obra de Juan Carlos Onetti, el amor aparece justamente

como esa única forma de acción que hace posible la ruptura de la esencial

condición marginal de sus héroes. Así, los protagonistas aburridos o

resignados de sus cuentos y novelas deciden participar en el mundo,

como lo menciona Fernando Aínsa:

En el mundo que apesta, solo tiene un modo de hacerlo:odiando o amando, dos sentimientos no necesariamente

14 Erich Fromm. El Arte de Amar, Paidós, Barcelona, 1959, p. 128.

18

antagónicos. Y esa voluntad, para lograr plasmarse coneficacia necesita de un catalizador inexorable: la mujer. Loque motiva al personaje de Onetti, lo que únicamente lograráromper su estado existencial básico, el fatalismo , es lapresencia de una mujer y las relaciones que suscita. Unamujer, la mujer que Onetti persigue siempre (e inútilmente)en todos sus relatos, desde El pozo, hasta La novia robada.La mujer a la que se odia o se ama con igualdad deintensidad, pero con la cual existe una relación de dolor ,para encarar el tema, ya que el protagonista preferiríasiempre -como típico integrante de una época dedisociación y no de una composición o unidad- la angustia oel sufrimiento al goce sereno de un amor, goce que no seencara como algo posible15.

Los temas de amor de Onetti se desprenden de la imposibilidad

de fijar ese instante; ello es muy comprensible pues: El amor mortal feliz

no tiene historia. Sólo el amor mortal es novelesco; es decir el amor

amenazado y condenado por la propia vida, amor colmado de pasión, de

sufrimiento como hecho central 16

Para Brausen, cualquier pérdida representa la ruptura de la

plenitud, al igual que lo irrevocable que resulta el pasado cuando es al

mismo tiempo símbolo de una juventud perdida en aras del deterioro. Es

en estos planos donde se demuestra indirectamente, su propia negación

en la realidad.

15Aínsa, Op. Cit, p. 34.16Denis Rougemont. El amor y occidente, Kairós, Barcelona, 1979, p. 16.

19

BRAUSEN Y GERTRUDIS

Encontramos a Juan María Brausen cuando, solitario en su

departamento de la calle Chile, aguarda a que Gertrudis salga del

hospital, donde había sido sometida a la extirpación de una mama, la

que está justo del lado del corazón, receptáculo de la llama pasional. Lo

absorbe la imagen de:

(...) aquel pecho cortado, sin forma ahora, aplastándosesobre la mesa de operaciones como una medusa,ofreciéndose como una copa. No era posible olvidarlo,aunque me empeñara en repetirme que había jugado amamar de él, de aquello.(p. 14)

De manera que Brausen estaba obligado a esperar, con sus

pastillas de menta en la boca y tirado en la cama; sin embargo, nada le

puede quitar del pensamiento la pérdida del seno: Mi palma tendrá

miedo de ahuecarse exageradamente, mis yemas tendrán que rozar la

superficie áspera o resbaladiza, desconocida y sin promesa de intimidad

de la cicatriz redonda (p. 15).

Cuando Gertrudis duerme en su cama mientras Brausen espía

su rostro, volteada hacia el balcón, con su boca entreabierta y seca,

Brausen toma de la mesita una ampolleta de morfina y la alza con los dos

dedos haciéndola girar. Antes de media noche ella había vomitado y había

llorado, mientras que Brausen la consolaba y le repetía no importa no

20

llores , además de: Dejo la agencia, nos vamos a vivir afuera, donde

quieras, tal vez puedas tener un hijo. No llores, no estés triste. (p. 20).

Estas palabras no son sinceras, pues Brausen seguía volcando la

ampolleta de morfina, junto al cuerpo y la respiración de Gertrudis

dormida, sabiendo que una cosa terminaba y otra comenzaba; de hecho

se sentía un poco enloquecido. La intensificación obsesiva de rasgos

grotescos en la cicatriz del seno de Gertrudis, por ende la imperfección

del cuerpo, ejemplifica su repulsión por el resquebrajamiento de su

mundo moral, seña evidente de los estragos del tiempo; la situación

inmediata, la extirpación, es un símbolo de la imposibilidad de Brausen

de adaptarse al presente. Onetti, con gran sutileza, nos va planteando e

introduciendo al momento significativo de Brausen:

Entre tanto, Onetti introduce a su lector en el horror, en elinfierno (que es el infierno de Brausen), pero no porqueconsidere la crueldad como un fin en sí, sino para operarun cambio de piel, para transmutar al lector en Brausen,para hacerlo descender con él todos los grandes peldañosde su infierno privado17

Brausen sigue mirando a su mujer, la oye llorar y piensa al

mismo tiempo: Mi mujer, corpulenta, maternal, con las anchas caderas

que dan ganas de hundirse entre ellas, de cerrar los puños y los ojos, de

juntar las rodillas con el mentón y dormirse sonriendo (p.26).

Gertrudis se había ido a la casa de su madre, mientras Brausen

imaginaba lo que sucedería a su regreso, desde que abriera la puerta,

17 Omar Prego y María Angelica Petit. Onetti o la salvación por la escritura, Colección Clásicos y Modernos,Madrid, 1981, p. 50.

21

desde que entrara en el ascensor; la habitación, una vez más y peor que

nunca, iba a resultar demasiado pequeña para contener a los dos y a la

tristeza suspirante de Gertrudis. Brausen se siente tan desanimado que

dice: Un momento más, un diminuto suceso cualquiera y la misma

Gertrudis baja del retrato para salvarme del desánimo, del clima del amor

emporcado, de la Gertrudis gruesa y mutilada. (p. 55). Aquí notamos a un

Brausen muy egoísta, que sólo se interesa en sí mismo, desea todo para

él, no tiene placer en dar, sino únicamente en tomar. Considera el mundo

exterior sólo desde punto de vista de lo que puede obtener de él; carece de

interés en las necesidades ajenas y de respeto por la dignidad e integridad

de los demás. Brausen se sumerge en la tristeza al estar recordando la

figura alta y fuerte, secretamente averiada, de Gertrudis.

No quiero soportar la imagen de Gertrudis tendida deespaldas, vigilando alternativamente los platillos de unabalanza, calculando la intensidad de los dolores quepueden, en cualquier momento, transmitirle un nuevoaviso de enfermedad desde el pulmón y estudiando, en elotro platillo, las posibilidades que tiene de volver a vivir, departicipar, interesarse y conquistar, de compararse a losotros. Ella y yo hemos descubierto desanimados, con unhorror ya disminuido por la repetición, que todos los temasse puedan concebir al costado izquierdo de su pecho.Tenemos miedo de hablar; el mundo entero es una alusióna su desgracia. (p.60).

Brausen también empezaba a invocar con deseo a Gertrudis

dormida; en ocasiones se siente en paz y feliz, despreocupado del sueño o

insomnio de Gertrudis, intentando, en vano y sin entusiasmo, sufrir de

inmediato por ella, y por la historia del pecho cortado, por el recuerdo de

la cicatriz redonda, por la sensación varonil que le daba a veces la parte

22

izquierda de su torso. Vemos cómo Brausen busca la manera de llegar a

su departamento calculando que Gertrudis esté ya dormida. Y también

sale muy temprano para no tener que hablar con su esposa. Un sábado

en la noche, él menciona que es una noche de fracaso pues se le ha

juntado el hecho de que Macleod, su jefe, lo va a despedir del trabajo. Y

admite que su relación con Gertrudis es un fracaso:

Gertrudis y el trabajo inmundo, y el miedo de perderlo -ibapensando, del brazo de Stein-; las cuentas por pagar y laseguridad inolvidable de que no hay en ninguna parte unamujer, un amigo, una casa, un libro ni siquiera un vicio,que pueda hacerme feliz. (p. 66)

Al respecto señala Maryse Renaud:

Es en términos bastantes próximos como Brausen,contempla a su mujer enferma y debilitada, piensa en laspenosas responsabilidades que debe, más que nunca,continuar asumiendo. De hecho, la inserción de la mujeren la vida social se encuentra singularmente limitada.Socialmente improductiva, financieramente dependiente,la mujer genera con su sola presencia, roces y problemas, yhasta desasosiegos y dramas en la medida en que ellafuerza al hombre a adaptar un mundo de vida que él nohubiera elegido por sí mismo18.

El protagonista reflexiona sobre su edad, y la amargura se

refleja en una sarcástica sonrisa torcida; la separación de Gertrudis, de

Raquel y Stein, la sensación que tiene de sí mismo, los considera

malentendidos. Brausen medita sobre la futilidad de su vida y luego se

examina a sí mismo, nadie en realidad. La persona que no se ama a sí

misma tampoco puede amar a otros, y esto es lo que le ocurre a Brausen.

Subiendo el ascensor va pensando: Ella está dormida, no se va a

18 Maryse Renaud. Hacía una búsqueda de la identidad. Proyección, tom. II Montevideo, 1994, p. 27.

23

despertar, yo la quiero y es necesario que olvide por un momento que

sufre mucho más que yo. (p.73). Lo anterior hace alusión al amor que

siente por ella, pero al estar su cuerpo deteriorado por la ablación de

mama, su vida había cambiado. En una ocasión él se mete en la cama, y le

acaricia el pelo a Gertrudis, percibiendo el estremecimiento y suspiro de su

esposa. Era tan grande su desánimo que llega a pensar:

Fue entre este período y el siguiente cuando se me ocurrió,vaga, sin ecos viniendo y yéndose, siempre superficial,como un capricho de primavera, la idea de matarla... Yoya había dejado de jugar con su muerte, no la estabaempujando. (p. 81)

Mientras Gertrudis tomaba la decisión de irse con su madre,

Brausen regresa una noche, y se encuentra con un papel:

Querido: estuve triste hasta las lágrimas pensando en mamáy me voy a Temperley por unos días. Háblame o ven. No meanimaba a decírtelo (aunque no tiene importancia, nopienses locuras). Llamarme por teléfono, y todo irá entoncesmejor. Sé que después de unos días en Templerley estarécontenta y todo volverá a ser como antes. (p. 70)

Al terminar de leer estas líneas, Brausen admite que el mutuo

amor estaba sin dudas tibio y encallado, tan lejos de su origen como un

integrante que hubiera arrastrado furiosamente la vida. Al separarse,

vemos que se cumple la teoría de Igor Caruso expuesta en su libro La

Separación de los Amantes:

Un reflejo de la conciencia esclavizada y del amorhumillado, puede encontrarse en una expresión queseguramente han repetido innumerables enamorados que

24

se separaron y, sin embargo, no quiero arrepentirmeabsolutamente de nada 19.

Después de leer la carta, Brausen piensa en conseguir un

empleo, en que si esta posibilidad se realiza, si ella quería y lograba

hacerlo, todo había de simplificarse, le bastaría con aportar pequeñas

justificaciones cínicas para poder aceptar su fracaso, y aceptarlo con la

resignación anticipada que deben traer los cuarenta años. También

pensaba que si Gertrudis sustituía la gran libertad de su muerte por la

pequeña de no necesitar de él ya, en ningún sentido, le sería posible

enfrentar su fracaso sin melancolía. En esta separación Brausen

demuestra que no tenía gran interés en Gertrudis, ya que se había

resignado. En otra carta que le envía, su esposa expresa:

Estoy segura que podré recobrarme mucho antes, y todovolverá a ser igual si puedo quedarme unos días más, nosé cuántos, en Temperley con mamá. No veas en esto,porque sería absurdo, nada contra ti, mi pobre querido.Nadie podría tener mayor comprensión y delicadeza, tantasatenciones que consuelan y fortifican. En fin, ya teexplicaré todo. Estamos a pocos minutos de distancia,pero no insisto en que vengas, ni siquiera por mamá,debido a que siento que rápidamente me alejaré del climade pesimismo y renunciamiento en que me estabahundiendo. Estamos a media hora de distancia y hay aquíun dormitorio en el que podemos vivir cómodamente. Peropodrás comprender, tú que has comprendido todo siempre,deseo estar un tiempo sola, no me resolvía a decírtelo, ycomprender simultáneamente que no hay en esto nada,absolutamente nada, al contrario, contra ti. De todasmaneras quiero que me llames por teléfono y pienso que yadebías haberlo hecho, además de la primera noche, en queme fue imposible negarme a salir. (p. 90)

19 Igor Caruso. La Separación de los amantes, Siglo XXI, México, 2001, p.11.

25

De inmediato Brausen toma el teléfono, y trata de consolarla

asegurándole, una vez más, que todo se arreglaría. Las cartas de

Gertrudis se reducen a una frase enredada y obscena sin explicaciones

ni preguntas, sin necesidad de respuesta. Brausen la visitaba en

Temperley dos veces a la semana, dormía con ella los sábados y la

abrazaba por la espalda hasta sentirla dormida, sin llegar a sentir celos.

Las demás noches, Brausen se encerraba en su departamento con una

tristeza que lo invadía, pero al mismo tiempo iba descubriendo su

capacidad de olvido, solo sin su calor ni la respiración de Gertrudis a su

lado.

La catástrofe de la separación generalmente se agudiza aún más

porque no sólo constituye la frustración de la necesidad, sino que

representa la frustración de un intento de curación. Los compañeros, o

uno de ellos, siente a menudo, más o menos claramente, lo frustrante que

resulta la separación porque va a significar una reestructuración de la

personalidad de cierto alcance. La causa no es solamente la tendencia

regresiva de la que habla Brausen, sino la liberación por la separación.

Sobre el tema de la separación, Caruso comenta:

La sensación subjetiva del compañero de haber perdidouna relación, por causa de la separación consumada, nose debe rechazar precipitadamente como ilusoria, sino enconsideración a que el compañero, precisamente el objetoideal, se tiene en cuenta para una satisfacción afirmativa,tanto en las demandas del Ello , para agotar los instintosparciales, como las demandas del Yo ideal para

26

agotarse viviéndolos sin conflictos y ser aceptados por elcompañero20.

La separación de la pareja va a proporcionar angustia y dolor.

Esto sucede sobre todo en aquellos amantes más sagaces, cuya capacidad

de represión no es suficiente como para doblegarse completamente ante

el conformismo y para negar totalmente la unión destruida. De acuerdo al

contenido de la primera carta, Gertrudis se va a Temperley con su madre

y le pide a Brausen que no la visite, afirma que es mejor estar separados

por un tiempo; sin embargo, implícitamente desea que Brausen esté cerca

de ella. Pero en la segunda carta, después de un tiempo de pensarlo

detenidamente, Gertrudis decide aislarse un tiempo de su esposo con el

propósito de huir rápidamente del clima de pesimismo y renunciamiento

en el que él estaba hundiéndose. Separación que ella provoca, aunque esto

le trae un gran dolor porque ella sí ama a Brausen. En cambio la actitud

de Brausen es de angustia y desesperación, pero sólo por poco tiempo, ya

que llega a pensar:

En cuanto a mí, otra vez, también había sido condenado aeste nacimiento, a ser arrastrado por esta ajena audacia ala que no atinaba a resistir; meditar un rápido adiós aGertrudis, como el saludo a una bandera, símbolo del paísque me expatriaba. (p.122)

Brausen se da cuenta de que muere su amor por Gertrudis en

un día tan impreciso, tan lejos de su origen como un emigrante que

hubiera arrastrado furiosamente la vida.

20 Idem, p. 122.

27

Brausen comienza a desdoblarse, y convertido en Arce para la

Queca, una prostituta, la cual vive al lado de su departamento, se

encuentra desamparado. Él trata de encontrar la alternativa amorosa en

la vecina, pero muy cauteloso habla con voz sorda con la nueva habitante

del edificio, por temor de que Gertrudis estuviera de regreso y lo llegara a

escuchar.

Sin embargo, la relación entre Brausen y Gertrudis se complica

poco a poco; en esta línea argumentativa Fernando Curiel presenta una

interesante y certera postura:

En la parte que cuenta la consumada desgracia deBrausen, La vida breve dura lo que la cicatrización de laherida de Gertrudis: metáfora literal de lo perdido,desprendimiento de un fruto amargo y magro. Gertrudisregresará al hogar, vomitará su odio y venganza. Brausenla consolará, inhábil, incapaz. Se alejarán día tras díahasta que la vida los separe definitivamente21.

Gertrudis va a visitar a Brausen y se ponen a hablar; ella está

feliz, su cuerpo repetía la actitud de suavizada provocación que le había

sido habitual en su adolescencia; Brausen mira la delantera de la bata de

Gertrudis y no puede adivinar cuál de los dos lados del corpiño estaba

relleno. Tal parece que Gertrudis había aprendido a mostrarse segura,

aunque le faltara un pecho. Brausen le menciona que le debe lealtad, pero

Gertrudis le dice que es tan absurdo, y lo llama Juanucho, pero le agrega:

Lo sé de memoria: Cada día más lejos de mí.Acurrucándose distraída. Haciendo balance apoyada en micalor. ¿Me equivoqué?, ¡es tan idiota! (...) Por este camino

21 Fernando Curiel. Onetti: Obra y calculado infortunio. UNAM, México, 1980, p. 126.

28

terminamos en la cama y ahora no quiero, ahora soy feliz,puedo estar muerto . (p. 130)

Brausen ve a Gertrudis fuerte y alegre, pero observa su cara de

estar pensando otra cosa, de recordar no sé qué, lo que había sido antes

del origen de la alegría. Menciona que la sintió lejana recordándolo,

cuando estaban abrazados. En esta relación amorosa se ve el alejamiento

de los dos, ellos habían estado casados por cinco años y se encontraban

muy bien, pero con la operación de Gertrudis todo cambia. En una de sus

conversaciones, Gertrudis le comenta:

Parezco estar hablando a un cadáver, pero a un cadáver quepuede razonar sin equivocarse. Es que acabó el amor,Juanucho. Ya sabemos, lo hemos repetido tantas veces, queel amor es comprensión. Y sin embargo, sólo dura mientrasno podemos comprender del todo. (p. 132)

En otra ocasión Gertrudis lo espera en el departamento; desde la

tarde se había estado arreglando para Brausen. Cuando éste llega, ella ya

no puede seducirlo, y Brausen termina diciendo que no puede seducirla.

La relación se ve ya más afectada, pues ni uno ni otro pueden jugar.

Gertrudis le pregunta, ¿yo te seduje alguna vez? , a lo cual Brausen

responde afirmativamente, ella lo había seducido totalmente, sin embargo,

Gertrudis comenta ¿no puedo volver a hacerlo? . Brausen le dice que ya

no se puede seguir jugando. Gertrudis le besa el mentón y el cuello

mencionándole que cuando recordó su cara ella sabía que nunca podría

seducirle por completo. En esa ocasión no tuvieron relaciones sexuales,

pues Gertrudis mencionó que tenía una cita con su amiga Dina. Antes de

irse, comieron juntos y Brausen se puso a pensar:

29

Ahí estaba nuevamente la vida, dócil a sus manos y suspiernas jóvenes estremeciéndola con el viejo zumbidopoderoso que había supuesto apagado para siempre. Nome era posible desearla, sentir celos, sufrir por ella. Pero lamiraba con una excitación impersonal, un diluvio oscuro(...) Si la olvido, podría desearla, obligarla a quedarse ycontagiarme de su licenciosa alegría. (p. 150)

Ellos se encontraban solos, representando, experimentando,

tratando de comprender una simple situación humana. Brausen veía en

Gertrudis que el tiempo había pasado, de pronto una angustia indecible lo

arrebata, pues él sabe que necesita reconstruir su pequeño mundo

destruido. Gertrudis decide irse nuevamente a Temperley. Brausen deja

pasar un tiempo y visita a Gertrudis; días antes él había pensado: Yo

había desaparecido el día preciso en que concluyó mi amor por

Gertrudis , (p.170). Es necesario recordar las palabras del doctor Joseff

Ratther:

Sólo es capaz de amor el que se acepta sí mismo, lacapacidad de amor es indivisible, el que quiera amar a losotros no puede negarse a sí mismo. Si amar significa decirsí a los otros hombres, respetarlos y favorecerlos, ¿cómosería posible no adoptar una tal actitud frente a sí mismotambién? Los que se odian a sí mismos son siempre malosamantes22.

Ahora, estando frente a ella, cree haber comprendido los cinco

años vividos con Gertrudis, el muerto Brausen, y piensa que su vida con

Gertrudis se apartaba del misterio del destino. Cuando empieza a

platicar con Gertrudis le menciona: El hombre llamado Juanucho te

22 Ratther, Op. Cit., p. 19.

30

quiso, fue feliz, y sufrió pero está muerto. En cuanto al hombre llamado

Brausen podemos afirmar que su vida está perdida. (p. 226)

Gertrudis le asegura que a su edad no es una decadencia, sino

un fracaso. También le dice que tal vez no se tratara del pecho que le

sacaron ni del desamor ni del fin inevitable de todas las cosas. Brausen

menciona que no se trata de decadencia sino de otra cosa; es que la gente

cree que está condenada a un alma, a una manera de ser. Se puede vivir

mucha veces, muchas vidas o menos largas. Los dos toman un trago.

Brausen sabe que no hay para él ninguna posibilidad, que toda tentativa

lo conduciría de antemano a un nuevo fracaso, que sus movimientos son

meros juegos o farsa poco convincentes, ya que él carece de la fe que

podría sumergirlo en una total inconciencia y crearle la ilusión de la

felicidad. Gertrudis le pregunta: Entonces acabas de morirte de una vida

¿No es así? ¿Y que vas hacer con la otra, la que empieza? (p.227) . Ésta

será la respuesta de Brausen:

Nada . . . voy a vivir, simplemente. Otro fracaso, porquepuede presumirse que hay una cosa para hacer, que cadauno puede cumplirse en determinada tarea. Entonces lamuerte no importa, no tanto, no definitivamenteaniquilación, porque el hombre con fe supone haberdescubierto el sentido de la vida, haberlo obedecido. Peropara esta pequeña vida que empieza o para todas lasanteriores si tuviera que empezar de nuevo, no conozconada que me sirva, no veo posibilidad. Cualquier pasión ofe sirve a la felicidad en la medida en que son capaces dedistraernos, en la medida de la inocencia que puedendarnos. (p.228)

31

Al respecto Fernando Aínsa comenta:

En todo este proceso hay, sin embargo, una reflexión quehacer. Brausen sabe huir a tiempo de las mujeres quesorprende a su lado, cuando ve a la muchacha que amócomo incurable y madura, olvida que para él también eltiempo ha transcurrido y son crueles cuando sóloimputan a la mujer el cambio que critican23.

Con respecto a la relación amorosa, Hugo Verani menciona lo

siguiente:

Brausen vuelve a ver a Gertrudis y quisiera modificar elprincipio de su relación con ella (ella me había elegido, ellame había tomado), y de seducido convertirse en seductor,pero esa vida breve ya ha terminado, no puede ser iniciadanuevamente24.

Tanto Gertrudis como Brausen reconocen su imposibilidad de

compartir una vida en común, la falta de amor verdadero y pasión, así

como el excesivo egoísmo de Brausen terminan por concluir una unión

aparentemente plena.

23 Fernando Aísa. “El amor como búsqueda imposible de la perfección”, en Cuadernos Hispanoamericanos,n° 292-294, Madrid, Octubre-Diciembre, p. 316.24 Hugo J Verani. “Dos Ensayos en torno a dos novelas de Onetti “, en Cuadernos Hispanoamericanos,p. 450.

32

BRAUSEN Y LA QUECA

Juan Carlos Onetti crea en La Vida Breve un personaje incapaz

de vivir en soledad, tiene miedo al gran vacío que siente después de

terminar definitivamente con Gertrudis, ello lo obliga a buscar un refugio,

pero como los menciona Fromm: las personas buscan su nivel, el otro

debe de tener el mismo código ético y moral, viajar al mismo paso y bajo

circunstancias similares. 25. Por ello no es de extrañar el razonamiento de

Elena Martínez:

La vida breve comienza con la postulación de un espaciodoble escindido. Se abre con un diálogo fragmentado:-Mundo Loco supone otro, un receptor pero sin voz. El

discurso de la Queca remeda , por lo tanto, siguehuellas de otro discurso, realiza las mismas acciones queotro. El lector recibe frases intermitentes dichas sinconvicción. Todas las referencias al apartamento de laQueca y la situación inicial suponen un vacío: huecos delas escaleras , el aliento cortado 26.

Cuando termina con Gertrudis, Brausen se encuentra muy solo,

tremenda e infinitamente solo. A través de la pared escucha voces y

ruidos. Hay una nueva inquilina en el departamento contiguo, una mujer

que lo intriga desde el principio: -Mundo loco dijo una vez más la mujer,

como remedando, como si lo tradujese (p.11). Él también ha vivido la

locura del mundo al pensar que era feliz con Gertrudis y descubrir que su

amor se acabó.

25 Fromm, Op. Cit., p. 10926 Elena Martínez. Onetti: estrategias textuales y operaciones del lector, Velum, Madrid, 1992, p. 102.

33

Entre las pocas frases que Brausen pudo escuchar tenemos una

de suma importancia:

Aunque se me destroce el corazón a pedacitos, le juro.No le voy a ir a pedir de rodillas. Si él lo quiso, ahora lotiene. Yo también tengo mi orgullo. Aunque me duelamás que a él mismo. (p.12)

La mujer del apartamento contiguo relata a un hombre lo

doloroso de la ruptura con su pareja, pero expresa que aunque se le

destrozara el corazón no buscaría, ni le rogaría a Ricardo, su gran amor

durante tres años. Cuando Brausen escucha todo lo que hablan,

despierta en él una gran curiosidad: si supiera cómo estoy de los

hombres dice la voz femenina. En realidad Juan María Brausen vive algo

similar, su gran dolor y angustia ante la falta de algo que lo estimule, y el

amor es uno de los mejores estimulantes. Las cuentas por pagar y la

seguridad inolvidable de que no hay en ninguna parte, una mujer, un

amigo, una casa, un libro, ni siquiera un vicio que pueda hacerme feliz.

(p. 66)27. Brausen se reconoce en ella, van por el mismo sendero

reconociendo su imposibilidad de amar.

En una ocasión en que Brausen llega de la calle, ve un sobre

que tiene el nombre de la nueva vecina; Brausen piensa en la mujer del

lado, en el perfil que pudo verle, en su voz, su risa, en cada una de las

cosas que ya sabía de ella.

Empezando el mes de octubre, cuando él llegaba de la calle,

descubre el departamento de su vecina abierto, el manojo de llaves colgaba

27 Supra., p. 11.

34

de la cerradura; toca el timbre y al comprobar que no había nadie, entra en

la habitación, y se desliza sobre el piso encerado.

sin ruido ni inquietud, sintiendo el contacto con unapequeña alegría a cada lento paso. Calmándome yexcitándome cada vez que mis pies tocaban el suelo,creyendo avanzar en el clima de una vida breve en el que eltiempo no podía bastar para comprometerme, arrepentirmeo envejecer. (p.71)

Brausen logra forjarse una pasión oscura y fascinante, que ha

estado creciendo con una vibración maligna e incontrolable.

Después de observar todos los objetos del departamento, se da

cuenta de que el tiempo se había cumplido y debía marcharse. Es

necesario mencionar la recurrencia del narrador con respecto al espacio

que habita la Queca, se hace énfasis en objetos desordenados, estáticos y

en las flores marchitas. La espacialidad es un reflejo de la situación

amorosa que posteriormente vivirán Arce y la Queca, porque ambos

están en una transición amorosa, entre un final ( la ruptura con Gertrudis

por parte de Brausen-Arce, y la disolución amorosa de Ricardo con la

Queca), sin embargo, se encuentran en el principio de una nueva

relación sentimental; ambos están decepcionados buscando evadir su

soledad con una nueva y satisfactoria relación.

Con el paso del tiempo, Brausen observa detenidamente a la

Queca y sus actividades, así como el sin fin de hombres que la visita. En

una ocasión, Brausen la escucha y se la imagina a en la cama con un

hombre al cual le decía:

35

-¿Para qué voy a llorar ? exclamó- Uno se va y apareceotro. Yo tendría que estar muerta para no tener hombre.Desde que era una chiquilla, me acuerdo aunque parezcamentira, supe que iba a ser así. No voy a llorar, antes meva a faltar el aliento que un hombre. (p.73)

Una de las problemáticas que plantea el personaje de la Queca es

una niñez sin amor, por lo tanto rápidamente se desvaloriza ella misma, lo

cual se verá reflejado en la necesidad de compañía, en su caso es una

compañía motivada por el eros, es decir, ella es buena para dar placer a

cambio de dinero y compañía. En realidad la desvalorización de la joven

puede tener un sinnúmero de raíces, como lo menciona Rattner:

Situaciones anómalas de todo tipo pueden proporcionar elgermen del abandono social en la infancia. También elexcesivo mimo puede desempeñar un papel, por lo que nopermite al niño hacerse una idea de sus propias fuerzas:muchas prostitutas han fracasado primero en suformación profesional y después no pueden abrirse uncamino honrado en la vida28.

Georges Bataille menciona que hay en cada mujer una prostituta

en potencia, pero la prostitución es consecuencia de la actitud femenina.

En la medida de su atractivo, una mujer es el blanco deldeseo de los hombres. A menos que se prescinda del todode ella tomando partido por la castidad, la cuestión es enprincipio saber a qué precio, en que condiciones cederá. Yacumplidas las condiciones se da como un objeto.42

La Queca a través de Brausen es una mujer que se prostituye

fácilmente, por ende tiene ciertos atractivos y juventud; sin embargo,

para el solitario de Juan María Brausen la Queca se resume en su piel

28 Rattner, Op. Cit., p. 19942 Georges Bataille. El Erotismo. Tusquets editores, Barcelona p. 183.

36

blanca, su manos alargadas, sus nalgas y pechos sensuales; él la concibe

como un mero objeto de deseo.

Al escuchar la conversación de la Queca: -¿Para qué voy a

llorar ? (...)Desde que era una chiquilla, me acuerdo aunque parezca

mentira, supe que iba a ser así. No voy a llorar, antes me va a faltar el

aliento que un hombre. p.73); Brausen salta de la cama, sudoroso,

estremecido por el odio y la necesidad de llorar, pero se reconoce de cierta

forma en las palabras de la Queca. Él, un hombre de cuarenta años, solo

pero con la profunda necesidad de encauzar sus pulsiones eróticas, de ahí

su interés por las nalgas y pechos de Gertrudis y la Queca.

En una ocasión, Brausen va siguiendo a la Queca, mientras la

espiaba desde un café para ver con quién sale acompañada, por primera

vez desde su ruptura con Gertrudis se siente feliz y pleno, con una ilusión.

Mientras miraba a los hombres que llegaban a la esquina del café y

suponía sucesivamente que habían estado con la Queca; es decir, la

pulsión erótica es libre y sin restricciones ni malestares morales, a tal

grado que la desea y va en su busca, toca el timbre y pregunta por la

señora Martí. Ve entonces que su vecina es muy joven, rápidamente para

acercarse a la Queca y cumplir su deseo planea una sencilla mentira, dice

llamarse Arce e ir de parte de Ricardo. Ella lo invita a pasar y tomarse

una copa, mientras le observa la cara y el cuerpo. Brausen confiesa la

verdad, deseaba tenerla entre sus brazos. Ella empieza a acariciarlo, le

37

toca el pelo, la nuca, de forma seductora. La Queca lo hace feliz, a tal

grado que Brausen afirma:

Quedé junto a ella, en el sillón, abandonado y feliz, dueñorepentinamente de un largo hábito de estar con la Queca, dever y usar los objetos y los muebles del cuarto. Ya no estabaobligado a mentirle para excusarme; sentía en cambio, elplacer y la necesidad de mentir.(p.106)

Es muy significativa la frase: abandonado y feliz, dueño

repentinamente de un largo hábito de estar con la Queca, de ver y usar los

objetos y los muebles del cuarto . Desde su primer encuentro él reconoce

cierta paz, su mundo tiene sentido, pero de forma muy egoísta porque

Brausen se adueña de su espacio minimizando la personalidad de la

Queca, pues ella es el elemento principal que da vida y forma a su espacio,

que ahora pertenece también a Brausen.

Juan María Brausen, quien se hace llamar Arce, es un

hombre que tiene cinco años de casado con Gertrudis, sin embargo, su

matrimonio de está desmoronando. Es por este motivo que él se cambia el

nombre.

En otra ocasión, Arce y la Queca se están besando en el

departamento de la joven , y ella empieza a contarle cosas de su vida. Pero

en ese momento se oye que abren la puerta de un puñetazo, la Queca

corre espantada y afligida, por su parte Arce no sabe qué hacer.

Repentinamente entra un hombre joven de complexión regular, Queca lo

presenta con Ernesto como Arce y comenta que viene de parte de

Ricardo; por su parte Ernesto lo golpea hasta sacarlo del departamento.

38

Brausen, herido en su orgullo, pretende vengarse matando a Ernesto,

pero la joven prostituta rompe sentimentalmente con Ernesto y lo despide:

Ernesto no va a venir más. Nos peleamos y lo eché. No va a creerme, pero

estuve pensando cómo buscarlo para explicarle. Demasiado sé que no

tengo disculpa. (p.151) Ernesto le había advertido a la joven que si la

encontraba con otro hombre, la mataría. Ella no tiene miedo a las

amenazas de Ernesto; a la Queca lo único que le importa es su nueva

relación con Arce.

En una ocasión ella invita a Arce a viajar a Montevideo, a costa

de un amigo de buena posición social y económica que le paga muy bien

por un poco de compañía:

No tienes que preocuparte por los gastos. Es un señor viejoque ni me toca, te digo. No enseguida, si alguna vezquieres; él va cada quince días, pero si no vos no venís yotampoco.[...] Aquí estoy yo, en esta cama oyendo el ruido deagua que cae sobre la mujer que es mi amante, que mellevará un día de estos a Montevideo, mediante el dinero deun viejo amigo.(p. 149)

Brausen- Arce miente, es un impostor; desprecia y usa a la

Queca, se convierte en un rufián, pues ella paga su viaje a Montevideo en

busca de la juventud. Al respecto Joseff Rattener afirma:

La rufianería forma parte de la prostitución y desempeñaen ella un papel siniestro. No todas las prostitutas tienenun rufián (chulo en España, padrote en México, etc.).Mientras hubo burdeles, los rufianes no tenían mucho quehacer. La prostitución libre aumenta su número, porque lamujer de la calle independiente necesita un protector, quela ampare frente a los clientes altaneros o estafadores. Estaprotección, ciertamente es muy problemática, porque la

39

prostituta resulta mucho más explotada por su amigo ogalán29.

Por su parte Hugo Verani comenta:

Si la pasividad y la frustración son cualidades inherentesde Brausen, Arce representará la cara opuesta: afectaráuna vida guiada por la pasión y aún por la brutalidadsádica. Cumple su tímida iniciación en este mundo derufianes y prostitutas.30

Vemos a Brausen- Arce en su nuevo papel, se va imponiendo

nuevas reglas de vida y gradualmente adopta una nueva personalidad.

Desde los más insignificantes detalles, se prepara para la irrupción de un

nuevo ser: su manera de caminar arrogante y desenfadada, el abuso del

alcohol, la compra de un revólver que lo hace sentirse un hombre de

mundo. Aquel tímido Brausen adquiere una desconocida seguridad y

poderío; asimila el ambiente de corrupción y violencia que rige el mundo

de la Queca. Ya Arce casi no trabajaba, por lo que siempre está borracho

con la Queca; en realidad ella es su motivación:

En el creciente placer de golpearla, en el asombro de queme fuera fácil e innecesario hacerlo [...] Ahora el generosoamigo viejo de la Queca venía a visitarla las tardes de lossábados.(p.188)

Rattner propone con respecto a la prostitución:

La prostitución muestra la vida amorosa humana reducidaa una terrible caricatura; al amor reducido al simple actodel placer, a la eyaculación. Evidentemente el hombrepuede convertir todo lo natural en algo antinatural: elcomportamiento sexual nos lo muestra con demasiadaevidencia. (...) Un importante factor para llegar a la

29 Rattner Op. Cit., p. 20330 Verani Op. Cit., p. 456

40

comprensión de la prostitución es el hecho de que loshombres, por lo general admiten un mundo patriarcal porlo que degradan a la mujer a la condición de objeto (...)Aparece así en el mercado las más rara mercancía quepodría imaginarse: la mujer en persona aparece comonegociante, vendiéndose a una tarifa más o menosconstante. 31

El famoso sexólogo Ivan Bloch definió así la prostitución:

La prostitución es una determinada forma de comerciosexual extra conyugal caracterizado por el hecho que elindividuo que se prostituye, se entrega más o menosindiscriminadamente a muchas personas indeterminadasde manera continua, pública y notoria como parte de unacompra venta, para practicar el coito u otras actividadessexuales32.

Gracias a lo dicho anteriormente, podemos aseverar sin temor a

equivocarnos que tanto la Queca como Arce interactúan plenamente en la

fórmula amante-prostituta- golpeada / amante-rufián- golpeador.

Brausen- Arce acepta que la Queca continúe prostituyéndose, de

manera que ella pudiera y siguiera manteniéndolo. Estamos en presencia

de la corrupción del amor con cierta resignada fatalidad, hasta en su

forma extrema: la prostitución.

En otra ocasión Brausen-Arce está esperando en el departamento

a la Queca, y se encuentra con un mensaje escrito que decía: Te voy a

telefonear o venir a las nueve . Este mensaje era de Ernesto; Brausen se

emociona, pues espera encontrarse con Ernesto y matarlo. Al llegar la

Queca platica con Arce y le menciona que tiene un presentimiento;

31 Rattner, Op. Cit., p. 190.32 Ibid., p. 191.

41

Brausen le dice que también él siente que va a pasar algo esa noche. Al

dar las nueve de la noche suena el teléfono; Brausen- Arce contesta

sabiendo que es Ernesto y niega a su amante; por su parte Queca,

molesta, le llama cornudo.

Queca le anuncia que se irá a Montevideo con su viejo amigo, en

ese momento, él empieza a confabular la idea de matarla, ello le seduce

tremendamente, empapa una esponja y la escurre en la cara de la Queca,

después la empuja hacia la pared y empieza a golpearle la cara:

Primero con las manos abiertas, con los puños después,hasta arrancarle un asombroso llanto infantil y dosmezquinos hilos de sangre, teniéndola siempre sujeta con larodilla para que no se le derrumbara. (p. 208)

Arce golpea brutalmente a Queca, pero una de las motivaciones

principales es la sensualidad y el deseo que le provoca poder utilizar la

violencia para subyugar a su amante. Respecto al rufián afirma Rattner:

Él domina a su hembra en el sentido de una relaciónsadomasoquista, es precisamente el carácter frecuentementemasoquista de la mujer pública lo que hace sentirsesometida a su grosero y violento compañero. Los golpes quede él recibe no perturban casi nunca la relación, por másque existan casi intentos de explosión , que el rufián suelesofocar mediante terribles amenazas. Las prostitutas seencuentran así entregadas sin remedio en manos de suamante tirano, oscilando entre la angustia y el cariño, perodominadas por ambos afectos de tal manera, que rara vez sedeciden a hacer una denuncia que podría proporcionar a lapolicía los medios para apresar al rufián33.

33 Ibid., p. 204.

42

La narrativa de Onetti descansa sobre las relaciones

prostibularias en las que la mujer juega siempre un papel de objeto, como

bien menciona Roland Barthes: es necesario que el otro desee ser

cosificado, minimizado y degradado para sentirse feliz. 34. La Queca exige

ser objeto y jamás permite la trasgresión de esta ley. Golpeada

brutalmente por Brausen Arce, tampoco termina con la relación. En otra

ocasión estando él en su departamento piensa en su primera teoría:

Aceptaba que la falla estaba en la Queca y que eradeliberada, la obligaba a emborracharse y a ofenderme, lagolpeaba por sorpresa siempre después de una fraseamistosa y de una caricia, cada vez más gozo repitiendola tentación de la obra maestra, resistiéndome a la promesade contento definitivo e invariable que me anticipaba de laidea de matarla y verla muerta.(p. 236)

En esta relación Brausen Arce se muestra sumamente agresivo;

además de emborrachar a la Queca y golpearla, ahora también tiene el

deseo de matarla. Sin embargo, en algún momento Brausen-Arce piensa

en el juego en que los dos están inmersos y en que ella empezaba a

presentir que la mataría, hacía sonar su estrépito de inmundicia para

provocar al momento.

Salió un poco de sangre, era posible creer que la nariz seiba hinchando, segundo a segundo, visiblemente; la Quecase abandonaba a los golpes metódicos y desanimados, sinotra tentativa de rebelión o defensa que la risa pareja,sostenida casi sin interrupción, cuyo origen de odio serevelaba por el cuidado y la tenacidad con que ella laseparaba. (p. 274)

34 Rolánd Barthes. Análisis estructural del relato, 5° ed., Premia, México, 1987, p. 186.

43

Ésta es sin duda una relación sádico - masoquista35, a ella le

escurre sangre por la nariz, él siente deseo de tocar aquellos hilos de

sangre con la punta de la lengua y de esta forma satisfacer el cosquilleo de

la sangre y del sudor, mientras que ella lo va guiando con los ojos

brillantes, de entusiasmo: Sí soy una perra borracha. Mundo loco ...soy

una perra borracha (p. 274)

A este respecto, Leopoldo Aguilar García, opina que la vida de

estas mujeres es triste y lastimosa; de verdad que lastima los sentimientos

de cualquier persona que tiene bien cimentada su moral y honestidad

sexual 36.

El sadismo de la pareja muestra que los dos están

emocionalmente perturbados, viviendo o compartiendo una relación

amorosa sin un gramo de amor verdadero. Brausen-Arce busca algo

debajo de la cama, y se hace un tajo oblicuo en el pecho con una hoja de

afeitar, frente al espejo del cuarto del baño, evocando la sonrisa con que

ella se había despedido. Durante los días y noches siguientes la Queca

sube de la calle acompañada por hombres; esto le trae un sentimiento

especial a Brausen Arce:

35 El masoquismo sexual consiste en el hecho de que una persona, para desencadenar su voluptuosidad,necesita de alguna forma de sufrimiento o humillación: el masoquista “ama” a quien le tortura y su propioorgasmo está ligado a un sufrimiento mayor o menor proporcionado por otro. Desde el punto de vista moral,se trata aquí de hombres íntimamente dependientes, que han renunciado a ser ellos mismos. Cuando el amordegenera en una relación de dependencia, donde uno se siente únicamente objeto del otro y renuncia a sulibertad personal, hay siempre un componente masoquista en juego. Rattner, Op. Cit., p. 94.36 Leopoldo Aguilar García. La prostitución en México y el Mundo. Costa – Amic editores, México, 2000.p. 59

44

A cada nuevo, desconocido andar, a cada repetición delsonido de la llave de la cerradura, yo sentía aumentaraquella agradecida, piadosa, implacable forma del amorque me une a ella. (p.288)

Brausen Arce piensa que no puede actuar porque le faltan los

sentimientos, la ansiedad y la esperanza, los miedos correspondientes a la

expectativa de lo que iba a hacer; imagina apretarle la garganta y besarla,

luego juega con el revólver. Era el momento de separarme de la

prostituta, de oprimirle la mejilla y sonreír destilando frustración y

respeto, el no resignado acatamiento a la imposibilidad del amor. (p. 275).

Este elemento no es privativo del uruguayo, ya en los textos del Marqués

de Sade se presenta el goce sexual junto con el dolor y el poder.

Sadismo. ... Pero si la vida y la naturaleza creada no sonperfidias y crueldad, es preciso entonces, para liberarse deellas, insistir sobre esa pérdida y esa crueldad sobre sí ysobre el prójimo. Sade elige al prójimo, quiere ser criminalmás que víctima. Así, la conciencia sádica es la inversa dela conciencia romántica37.

El personaje piensa que deshacerse de la prostituta sería fácil,

pues cree que ella se acercará a él, le dará un golpe con el cual la

atontará, para luego decirle muchas cosas. Cree que le bastaría sólo unos

pocos minutos para quedar vacío de todo lo que había tenido que soportar

desde sus adolescencia, de todas las palabras ahogadas por pereza, de su

falta de fe. La Queca será el objeto de su frustración total, es decir,

cuando la logre matar logrará liberarse de su fracaso general.

37 Rougemont, Op. Cit., p. 347.

45

Arce abre la puerta del departamento de la Queca y la ve

desnuda en su cama, con una sábana enrollada cruzándole el vientre y

sus manos reunidas sobre el pecho, una pierna estirada y otra alzando la

rodilla.

Ella no se movió, no dijo nada. Los anillos de los dedoscontra los senos, la piel de la rodilla y la media luna de losdientes emergían con equivalencia de la zona de débil luzde la cama; comenzaron de pronto a reiterar explicacionesociosas.(p. 237)

Después escucha un chorro de agua en la pileta, piensa

entonces que hay alguien en la cocina, probablemente sea la Gorda con

un traje de noche; mas al acercase le llega el olor de un perfume violento,

y ve a un hombre más joven, encorvado, que avanzó. Ese hombre era

Ernesto, quien tuerce la boca en dirección a la cama, lentamente alza una

mano y se apoya en el hombro de Arce, y le dice: Está ... . Brausen Arce

inmediatamente se dirige a la cama y toca la rodilla que alzaba la Queca,

resbala la mano del cuerpo de la mujer, por lo cual Arce supo que estaba

muerta. La cubre y la acomoda con la sábana. Inmediatamente se lleva de

la escena del crimen a Ernesto; ya en su departamento lo tranquiliza y

vuelve al lugar del homicidio para asegurarse de no haber olvidado algo

que los delatara, observa atentamente la habitación mientras piensa:

Me incliné para hacerme incomprensible la lujuria, paraexaminar una complicación minuciosa y sin sentido.Mundo loco.... recé mirando aquello como a una larga

palabra extranjera. (p. 296)

46

Sobre está relación Celia Zapata menciona La gratuidad de sus

acciones, la perversidad y el sadismo más ruin se conjunta en Arce para

poder solidificar un odio inventado para sobrevivir en sus múltiples vidas

breves 38.

Muerta, dura y fría se encontraba la Queca, todo había

terminado para ella, no existía más. Al instante Arce comprende que su

relación amorosa sado-masoquista había concluido.

38Celia Zapata. “El impasse amoroso en la Obra de Juan Carlos Onetti” en Cuadernos Hispanoamericanos. p. 188.

47

BRAUSEN -DÍAZ GREY Y ELENA

La superposición de las tres historias paralelas, la vida de

Brausen, su desdoblamiento en Arce, ponen de manifiesto el principio de

configuración que rige la creación literaria del novelista uruguayo.

Brausen funda un mundo (Santa María), se imagina otros dos modos de

vivir y esas dos experiencias simultáneas que inserta en la novela van

adquiriendo autonomía, se independizan de su creador y terminan por

desplazar totalmente la ficción que las prefigurara; acaban por imponerse

como una realidad literaria dentro de otra.

La necesidad de evadirse del mundo propio le habíaforzado a la creación de un mundo imaginario. Un médicocuarentón en Santa María, ciudad provinciana junto al río,constituía la primera imagen. Poco a poco, y mientrasBrausen se esconde y emerge gradualmente como Arce, lahistoria de Díaz Grey se va formando como otra vía deescape. El mundo en que Díaz Grey vive es unatransparente estilización de la realidad que oprime aBrausen39.

Cabe notar en primer término la diferencia sustanciosa entre las

relaciones ficticias-reales y la relación ficticia-ficticia. Es decir, todo

mundo novelesco se plantea como ficcional, sin embargo, dentro de ese

mundo novelesco se desarrollan historias que se conciben como reales

para el lector, tal es el caso de las relaciones sentimentales de Brausen

con Gertrudis, y de Brausen Arce con la Queca. No obstante, se inventa

una relación ficticia-ficticia, pues dentro del mundo novelesco se escribe

39 Emir Rodriguez Monegal. “La fortuna de Onetti” en Homenaje a Juan Carlos Onetti. Anaya, Madrid,1974, p. 89.

48

una historia que no es verdadera, engendrada hoy la imaginación de

Brausen; esta relación tiene su origen en el argumento de cine solicitado

por Julio Stein. En él, Brausen se desdoblará en Díaz Grey y su

antagonista será Elena Salas:

Pero yo tenía entera, para salvarme esta noche de sábado;estaría salvado si empezaba a escribir el argumento paraStein, si terminaba dos páginas, o una siquiera, si lograbaque la mujer entrara en el consultorio de Díaz Grey y seescondiera detrás del biombo; si escribiera una frase, talvez. (p.40)

Lo anterior es dicho por Brausen antes de sospechar que es

posible escapar del mundo opresivo asumiendo la personalidad de Arce

para ingresar al universo contiguo de la Queca; intuye que hay otra salida:

la imaginación. Este mundo imaginario será mostrado desde las primeras

páginas y estará íntimamente enraizado con las otras relaciones

sentimentales de Brausen:

Porque, como ya se ha señalado, el hallazgo literario deOnetti es imbricar sabiamente esos tres planos, hacerlosprácticamente indisolubles, sin por ello yuxtaponerlos nidividirlos con barreras visibles y bien ordenadas. En líneasgenerales podemos decir que Buenos Aires es el presente,Montevideo el pasado irrecuperable y Santa María laproyección imaginaria de Brausen40.

Es claro que con la creación de Santa María, Brausen se propone

llevar a cabo la dimensión imaginaria, en ella el doctor Díaz Grey está en

su consultorio, abre la puerta para que pase una mujer y la invita a

sentarse, aduciendo que en un minuto la podía atender. Ante la

resistencia de Elena, el doctor la mira de arriba abajo. Ella tenía puesto

40 Omar Prego y Maria Angélica Petit. Onetti o la salvación por la escritura, S.G.E.L, .Madrid, 1981, p. 60

49

un traje sastre blanco, su cabello era rubio, rojizo. El personaje femenino

empieza a explicar qué le sucede, siente que el corazón se le va a detener,

a veces se pasa un día entero esperando morir a cada momento.

Le miró la cintura, estrecha, oprimida por la faja, lacadera apoyada en la camilla,- Si quiere quitarse laropa... alzó un brazo señalando el rincón del biombo.Tenía el torso desnudo y los grandes pechoscontinuaban alzados, casi rígidos, con puntasdemasiado abultadas.(p. 48)

El médico trata de recordar lealmente si había mirado o no con

deseo el cuerpo de la joven, sobre todo su busto. Es necesario recordar

que para Brausen es una de las partes más eróticas de la mujer. Uno de

los objetivos de Elena era poder adquirir morfina, pues desde algún tiempo

ella y su esposo eran adictos. Cuando Elena regresa al biombo para

vestirse, desliza una rápida mirada al doctor, ella sabe que no lo podrá

engañar, él seguramente ya conocía la verdad; sin embargo, le excita el

hecho de poder seducirlo.

Ojalá no hubiera venido, yo no la hubiera conocido nunca.Ahora sé que tuve miedo desde el primer momento,comprendo que voy a llegar a necesitarla y que estarédispuesto a pagar cualquier precio. Y ella lo supo con laprimera mirada, esta seguridad estaba dentro de ella aunantes de que realmente lo supiera. (p.50)

Elena le confiesa la verdad, su motivación primordial era

conocer al médico del pueblo amigo del boticario, del juez, del jefe de

policía, y además amigo del doctor Quinteros desde la facultad. Éste

último habrá sido apresado y llevado a Chile, por venta de cocaína o

50

morfina41. Astutamente Elena había planeado acercarse a la persona más

conocida de todo le pueblo; para ella una recién llegada a Santa María,

sería de gran utilidad todos los informes que él pudiera proporcionarle.

Además era el único que podría administrarle la morfina.

Ella sabe que ejerce poder sobre Díaz Grey, porque se sabe

hermosa y como tal, utiliza la seducción para dominarlo, frente a la

amenaza que representa el médico por su conocimiento científico. Por el

texto sabemos que el médico lejos de negarse a atender a la mujer, se

involucra con ella, aún cuando ella confiesa la verdadera intención de su

visita. Por su parte Díaz Grey en un intento de persuadirla a buscar otro

médico pide un pago excesivo por la droga que le vende, pero ella no sólo

acepta, sino que le extiende una mayor cantidad de dinero.

Díaz Grey había seguido relacionando las visitas de Elena Sala,

había repetido ciento de veces el primer encuentro, esforzándose por no

mirarle los ojos.

Y en cada una de las visitas había dado una inyección a lamujer, sin mirar entonces nada más que la zonaimprescindible del muslo o la nalga; había firmado recetasy, cuando ella desaparecía, se acercaba a la mesa pararecoger los billetes que le dejaba arrugados y como pordescuido.(p.82)

En sus visitas casi no platicaban; ella salía del consultorio

después de ser inyectada, y él la miraba.

41 “Morfina” proviene de Morfeo, el Dios latino del sueño, correspondiente al griego Hypnos. Ovidiointrodujo la forma latina sobre el griego morphé (forma) del verbo morphú (dar buena forma). Morfeo esetimológicamente el “hacedor de buenas formas”. El sueño y la ficción, ligadas en Onetti desde los primeroscuentos corresponde a esta creación. Josefina Ludmer. Onetti: los procesos de la construcción del relato,Sudamericana, Buenos Aires, p. 70.

51

Tras largas jornadas de trabajo en el guión cinematográfico,

Brausen intercala breves descansos al lado de la Queca; cuando estaba

con ella la abrazaba y acariciaba, y solía imaginarse estrujando el

cuerpo perfecto de Elena Salas, los contornos de su creación.

Georges Bataille menciona que el erotismo conduce a la soledad.

El erotismo es aquello de lo que es difícil hablar; se define por el secreto,

no puede ser público. Puedo citar ejemplos contrarios, pero de una

manera u otra, la experiencia erótica se sitúa fuera de la vida ordinaria.

En el conjunto de nuestras experiencia, permanece esencialmente

separado de la comunicación normal de las emociones42.

Díaz Grey esconde su erotismo cuando está con Elena Sala, pero

estando con otra mujer manifiesta la emoción que siente por Elena.

Aunque a veces la esperaba con un sentimiento de compañía, la ve sin

amor, sin verdadero deseo. Pasa el tiempo y él se contradice en sus

sentimientos.

Un día tocan a la puerta del consultorio; Díaz Grey abre y se

encuentra con un hombre bajo y ancho, de cara redonda, quien dice ser

el esposo de Elena Sala. Según M. Renaud:

Entonces las relaciones se vuelven problemáticas y el ritmode la historia se precipita, suscitándose nuevasmodificaciones en el esquema inicial: después de haberdesempeñado eficazmente su papel de mediador y hastainformativo, Lagos se eclipsará, no sin antes aportar unavisión contradictoria de una mujer que le permitirá a laficción volver a desplegarse en nuevas direcciones43.

42 Bataille, Op. Cit., p. 34643 Renaud Op. Cit., p.251.

52

En la entrevista de Lagos y Díaz Grey se exponen los motivos de

la supuesta enfermedad de Elena. Su mujer no está enferma, lo que le

ocurre es que hace un par de años conoció a un hombre y regularmente

cada dos meses, ella sufre pensando en él, como si lo hubiera amado; sus

síntomas son: insomnios, pesadillas, sudores fríos, la desesperación sin

salida. No hay enfermedad, sólo se trata del recuerdo que viene, sofoca un

par de días y desaparece. El Sr. Lagos informa que ese hombre se llama

Oscar Owen, es un inglés, un rufián. No sólo porque haya vivido un

tiempo de su dinero y de ella. Nos enajenó en un vicio44. Por lo que a mí

respecta, se trata más bien del deseo de acompañar a mi esposa, por

lealtad. Podría renunciar a este hábito en cualquier momento. Pero ¿para

qué?. No me hace más daño que el tabaco.

Jamás hubo entre ellos ni la sombra de una intimidadreprochable, me consta. Su triunfo consistió endeslumbrarla, en hacerse imprescindible, digamos como lacostumbre que nos transmitió. Era joven, muy hermoso.Ese tipo de muchacho sin pecado que insiste en hablarnosde su virilidad, tanto que terminamos por sospechar quehay escondida cierta feminidad. Están descartadas lasrelaciones físicas. (p. 117)

Esas mil atenciones, esa actitud de servidumbre constante, las

flores, los regalos oportunos y baratos, la ayuda para sentarse o

levantarse, para ponerse un abrigo o subir a un coche. En cambio él

44 Pero si los dos amantes comparten esa ilusión, ¿no se convierte en la verdad de su pasión? Denunciaréiscon razón su ilusión de realidad, sin afectarle lo más mínimo: mientras el filtro actúa y mantiene la amistié,viven la realidad de su doble ilusión. Pero la analogía de la droga lo hace sentir claramente: es el carácterinvenciblemente solipsista, narcista y segregador de la pasión. Los que “viajan” están siempre solos. Supasión no alcanza la realidad del otro, de hecho sólo aman su imagen. Rougemont, Op. Cit., p. 406.

53

recibirá algo más que dinero. Recibía la admiración de ella. Lagos le

platica todo lo anterior a Díaz Grey con cierta pesadumbre.

Es muy notoria la insistencia de Lagos en anular la mínima

sospecha de infidelidad por parte de su mujer. Porque realmente Elena

Sala está cometiendo adulterio45 con Oscar Owen. Oscar, el hombre de

quien hablan, es un nuevo personaje así como Ernesto, quien en el plano

de la realidad de la novela está involucrado con la prostituta Queca, y

junto con Arce y sus múltiples clientes forma también un temporal

cuarteto amoroso -, así, en la ficción se representa un cuarteto constituido

por Lagos, Elena, Oscar y Díaz Grey.

Por su parte Elena expresa:

Pero estoy enferma; Lagos ya le habrá dicho que estoyenferma, aunque no tanto para que no pueda volver averme desnuda. Sonríe pero no quiere mirarme los ojos; seempeña en mostrarme su amabilidad y sudesprecio.(p.119)

Es tal la necesidad de Elena por la droga que le suplica al médico

le suministre un poco de morfina.

Por su parte Lagos, una vez que informa al doctor sobre los

antecedentes del pesar de su esposa, le solicita amablemente que

acompañe a Elena en su búsqueda.

La joven le reprocha a Díaz Grey no haberla amado cuando ella

llegó el primer día a su consultorio y se desnudara. Como dice Bataille,

45 Por lo general, en la Biblia la palabra adulterio refiere la relación sexual voluntaria entre una personacasada y otra del sexo opuesto que no es su cónyuge, o, bajo la ley mosaica, a tal relación entre un hombre yuna mujer ya casada o comprometida. La raíz hebrea que significa “cometer adulterio” es na a f́, mientrasque su correspondencia griega es moi-kj eu-o . Las escrituras. vol. I,Brooklyn, New York, 1988, p. 61

54

una joven hermosa desnuda es a veces la imagen del erotismo; el objeto

del deseo es diferente del erotismo; no es el erotismo entero, sino el

erotismo de paso por él.46

Así sucede en esta relación. El personaje femenino manifiesta su

erotismo, sin tener respuesta del médico. En una ocasión en que iban por

la playa en busca de Owen, Díaz Grey observa detenidamente a Elena,

con un profundo odio en sus ojos por no desearla en ese momento; al

darse cuenta la joven comenta:

No vale la pena, medicucho. Tenemos que ser amigos.La culpa es mía, suponiendo que haya culpa. Pero nohay por qué sufrir; yo puedo terminar con susufrimiento cuando usted lo quiera; esta misma nocheen el hotel. (p. 178)

Los dos terminan cansados, ya que recorren varios hoteles sin

encontrar a Oscar Owen. Ambos se alojan en un hotel. Díaz Grey piensa

acerca de la mujer mientas ésta duerme en la cama. Sus pensamientos

son de amor y odio. Al igual que a Brausen, a Díaz Grey le gusta observar

a la mujer en la cama, desprotegida y vulnerable, por ejemplo, a Brausen

le gusta observar a Gertrudis con deseo y desprecio por la imperfección de

su cuerpo, a la Queca la contempla con deseo y violencia, como a una

víctima vulnerable; sin embargo, a través de Díaz Grey sublima el deseo

erótico representado en Elena, una al doctor mujer que no debe poseer,

porque con el paso del tiempo perdería el deseo y toda necesidad de ella.

Solamente con ella, como si todas las demás mujeresestuvieran cerradas, como si hacer el amor significara,

46 Bataille, Op. Cit., p. 180.

55

desde siempre, universalmente, hacer el amor con ElenaSala. Haría cualquier cosa a cambio y después no podríareclamar mi recompensa porque ya ella no puededármela.(p.185)

La ilusión de la posesión de Elena Sala obsesiona a Díaz Grey,

quien vive dispuesto a cualquier cosa por su cuerpo. El amor para

Brausen-Arce y Díaz Grey no alcanza plenitud más allá de la unión física,

es siempre un sentimiento transitorio, con supremacía de lo sensual,

destinado a la insatisfacción, al fracaso; en otras palabras, a la vida

breve.

Elena Sala y el médico desayunan en el hotel, platican con el

dueño del mismo. Éste les menciona que el muchacho había estado

hospedado ahí por un mes, sin embargo, su conducta fue siempre muy

extraña; les comenta de una ocasión en que lo ve caminar por la playa

vestido de traje y camisa de seda. Agrega que el joven se fue con los

Glaeson, y les advierte que para llegar ahí el camino es muy peligroso y

deben cortar por el monte. Decidida e ilusionada, Elena camina en

dirección hacia su habitación, al ver la repentina acción el doctor sale

detrás de ella:

Casi tocándola, oliéndola, como si estuvierarealizando, por fin, la postergada inspección de laprimavera. Olía el mundo, el deseo, su propia vida enel aire que rodeaba la blusa de la mujer, el aroma delcuerpo recién bañado y sudado que se iba mezclandocon el perfume. (p. 220)

Ambos atraviesan el salón desierto y llegan a su dormitorio. El

espacio para Elena y Díaz Grey se reduce, se vuelve cada vez más íntimo,

56

así cuando ella se medio desnuda dispuesta a dormir un rato, para

recuperar fuerzas e ir a Glaeson, Díaz Grey le dice:

no pida explicaciones, usted sabe por qué. Quiero decirleque es una perra inmunda, la más sucia perra que conocínunca. La más sucia que puedo imaginar. Desde queapareció en el consultorio con la primera farsa. Todas lasmentiras, tan innecesarias, tan inevitables para una suciaperra. Y aquí estoy, ayudándote a encontrar al desesperadoy bien vestido, dispuesto a cualquier cosa por tu cuerpo, nisiquiera por eso, por nada, por la necesidad de algo que nodeseo realmente, que no puede servirme. (p. 221)

Él continúa hablando, lento y con cierta despreocupación, sin

embargo, nada de lo que pueda decir el médico a la mujer puede quitar de

su mente su objetivo, encontrar a su amante. Denis de Rougemont afirma

sobre los amantes:

Atraídos por la muerte alejada por la vida que los empuja,presas voluptuosas de fuerzas contradictorias, pero que losprecipitan al mismo vértigo, los amantes no podránreunirse más que en el instante que les priva para siemprede toda esperanza humana, de todo amor posible, el senodel obstáculo absoluto y de una suprema exaltación que sedestruye en su satisfacción47.

Al llegar a la casa de los Glaeson, toca la puerta y les abre una

niña, quien los hace pasar y les informa ya que el señor Glaeson duerme.

En la sala de la casa se encontraba también una muchacha que tocaba el

violín. La violinista les comenta que es la hora de la siesta, pero que dentro

de poco despertará Glaeson, y si que no les molesta a los dos, le gustaría

tocarles una melodía, a lo cual ellos acceden:

47 Rougemont, Op. Cit., p. 55.

57

Díaz Grey pensó en las remendadas palabras del pianomientras ella aguardaba, casi de espaldas ahora, sinimpaciencia, abultadas las grandes nalgas, única riquezade su cuerpo. (p. 238)

Díaz Grey imaginaba con los ojos fijos en las caderas de la

muchacha, trasladando a ellas el deseo engendrado por Elena Sala,

caderas tan anchas que podían dejar salir hijos con sólo golpearlas . (p.

239). Este pensamiento de Díaz Grey es obsesivo; aparece también en la

relación de Brausen con Gertrudis, cuando ella está recostada en su

departamento después de la operación. A lo largo de la novela se muestra

en el personaje Brausen Arce Díaz Grey lo que más le fascina de la

mujer, las nalgas y los pechos, como un objeto sexual de perfección.

Cuando termina la melodía, aparece Mrs. Glaeson y les informa

que Owen se había ido a La Sierra un día antes, en busca de un obispo,

tenía una carta para él , o el obispo era pariente suyo, en realidad no lo

podría precisar.

Posteriormente, cuando Elena platica con el obispo, éste recuerda

Haber sentado a su mesa al fugitivo y alzaba las manos para agregar que

ignoraba su destino a partir de la última taza de café de aquel almuerzo,

no muy lejano. (p.256).

Mientras que Díaz Grey aprovechaba el segundo plano de la silla

que había elegido para mirar con burla a la mujer, despreciarse, tratar de

entenderse, comparar los muslos de Elena Sala con la cara inocente y

martirizada que levantaba hacía el obispo, el obispo profiere un sermón

sobre de la santidad, la desesperación, y la salvación de Oscar Owen.

58

Elena se tortura repasando las preguntas sobre el fugitivo que no se

atrevía a hacer. El obispo habla de Dios, un Dios bueno y accesible para

todos los seres humanos; Dios existe para los hombres y por los hombres

y sólo a través de él podremos crecer. Beso sus pies, aplaudo el coraje de

aquel que aceptó todas y cada una de las leyes de un juego que no fue

inventado por él, que no le preguntaron si quería jugar .(p. 263)

Este monólogo sintetiza, como nos dice Hugo Verani, uno de los

conceptos esenciales de la novelística de Onetti: el juego de la farsa, la

mentira, la comedia sin fin, noción que se bosqueja en sus primeros

lejanos cuentos y treinta años después se convierte en el movimiento

estructurador. En La vida breve, se muestra con toda precisión este juego

de mentiras en el fantástico sermón del obispo de La Sierra, pues hay un

aire de teatralidad en toda la escena (el propio narrador lo llama una

admirable bufonada) y culmina con un corte teatral e irónico de la

narración, un gesto de Elena como si señalara la caída del telón, da fin a

la escena48.

Elena Sala dejaba caer la cortina, abría su cartera yempezaba a empolvarse, trabajosamente, abriéndose pasoentre la muchedumbre de fumadores en el vestíbulo,avanzaba hasta la salida. (p. 263)

Elena toma del brazo al médico y empieza a platicar con él. Le

asegura que el obispo, en el poco tiempo que trató a Owen, captó su

esencia, sus miedos y vulnerabilidad, pero algo había cambiado en ella, ya

no lo buscaría, Elena sabe que el destino algún día los reuniría de nuevo,

48 Verani, Op. Cit., p.452

59

en el lugar y momento menos pensado. Díaz Grey trata de disuadirla para

que lo busque; ella se niega, pues quedó de verse con su esposo en Santa

María. Elena reconoce que todo terminó definitivamente.

Para mí terminó. Hizo oír una risa avergonzada mientrascruzaba los brazos sobre el pecho y miraba alrededor,omitiéndolo Terminó todo, no sé cuanto hace, acabo decomprenderlo, pero tal vez usted quiera hacer otra cosa.Siempre me porté mal con usted. ¿Qué le gustaría? (p.264)

Al respecto es pertinente citar a Igor Caruso La separación es

una amenaza para la vida porque es una catástrofe, por ello va

acompañada de una angustia de muerte más o menos reprimida 49. Los

lazos que se disuelven rápidamente por la separación de los amantes se

caracteriza por lo general en la angustia de conciencia, vivida por Elena

desde hacía tiempo.

Bajo la sutil insinuación de Elena, Díaz Grey ve coronado su tan

anhelante deseo de poseerla. Ambos se dirigen tranquilos a la habitación

del hotel, para amarse locamente.

Díaz Grey se despertará en la habitación del hotel de LaSierra, descubrirá que la mujer a su lado está muerta, selastimará un talón aplastando las ampollas vacías, lajeringa en el suelo; comprenderá con humillación y unadmirado sentido de la justicia por qué Elena Sala dijo quesí la noche anterior. (p. 273)

Tan inesperada había sido la presencia de Elena en la vida de

Díaz Grey, como la ausencia, aturdido y en busca de una explicación se

incorpora de la cama, comprende que la aparente resignación de la mujer

era solo la aceptación del fracaso amoroso, ¿para qué deseaba la vida sin

49 Caruso, Op.. Cit., p. 76.

60

Owen?, ¿acaso no era mejor seguir el camino que él le había mostrado?,

la morfina era el único medio de unirse con él. Una sobredosis termina

con su vida.

Para Díaz Grey, la muerte de Elena no tiene gran trascendencia,

él jamás la amó, sólo la deseaba, cumplió su objetivo la última noche de

la vida de Elena; sin embargo, la vida del joven médico adquiere un nuevo

perfil, motivado por una joven y bella mujer, la violinista.

Puedo alejarme tranquilo; cruzo la plazoleta y ustedcamina a mi lado, alcanzamos la esquina y remontamos ladesierta calle arbolada, sin huir de nadie, sin buscarningún encuentro, arrastrando un poco los pies, más porfelicidad que por cansancio. (p. 490)

Tanto Brausen-Arce como Díaz Grey están regidos por las

pulsiones del eros, su felicidad radica en el deseo y el cuerpo femenino; la

única posibilidad de un instante de felicidad; el único asidero para no vivir

errando sin fin es la mujer, pero no una, sino bien varias, lo cual

representa vivir pequeñas vidas breves.

61

CONCLUSIONES

Juan Carlos Onetti es uno de los mayores exponentes de la

novela contemporánea uruguaya; en cada una de sus obras hace un

trabajo minucioso para construir y germinar nuevas posibilidades, ello no

quiere decir que no cuente con trama, por el contrario, reafirma la noción

de unidad literaria. Uno de los recursos narrativos más frecuentes en la

obra de Onetti es el desdoblamiento de personajes y situaciones. A través

de cada una de sus obras, Onetti va construyendo un verdadero

microcosmos ficticio, a imagen del mundo real, sobre todo con las

conductas humanas. Así, para los amantes de la obra onettiana, no es

raro ver un macrocosmos ficticio en la totalidad de su creación.

Los descubrimientos realizados en el presente análisis nos llevan

a reafirmar que las relaciones sentimentales de los personajes no están

basadas en el amor, por el contrario, el lazo equidistante es la sexualidad

y el deseo.

En La vida breve, Onetti se muestra en todo su esplendor

narrativo al crear un mundo inmerso en el eros-thartanos, lo cual nos

permite afirma que en la novela efectivamente, las pulsiones sensuales y

sexuales desplazan por mucho al amor tierno y sentimental, etéreo y

eterno.

El uruguayo postula dos situaciones entrelazadas, ordenando en

el mismo cuadro espacial y temporal varías anécdotas ficticias-reales, por

ejemplo la relación sentimental de Gertrudis con Brausen, y la relación de

62

Arce con la Queca; sin embargo, también plantea una relación ficticia-

irreal, postulada en el guión cinematográfico donde los personajes

principales son Díaz Grey y Elena Sala.

En todas las anécdotas el leit motiv es la mujer, ya que

constituye la entrada y la salida a la infelicidad o felicidad del personaje

central: Juan María Brausen. Él trata de no cosificarse, pero está muy

consciente de que su vida espiritual, ética y moral es mediocre, además

pesa sobre su espalda un profundo hastío de la vida rutinaria y un

tremendo miedo a la soledad (...) poco importa, entre tanto soy este

hombre pequeño y tímido (...) (p. 67).

En la poética de Onetti, los personajes cumplen funciones bien

determinadas, son agentes de acción y portavoz del autor, proponiendo

una triste visión de la vida, a veces los personajes de Onetti nos dan la

impresión de que siempre seremos los que somos , minúsculos

fragmentos de la humanidad perecedera, a quienes les es imposible

escapar de su destino, como bien concluyeron en el XIII Congreso

Internacional Iberoamericano:

Una fórmula que pretende ser abarcadora (en la narrativade Onetti) puede ser ésta: los personajes saben -intuyen-que nadie escapa a su destino, que un Dios implacableescribió de una vez y para siempre todas lascombinaciones posibles, imaginó todas las variantesargumentales, todas las peripecias, todos los ciclos. Tratar

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de modificarlas es imposible, el hoy y el mañana ya seencuentran escritos50.

El personaje central es un hombre incompleto espiritualmente e

infeliz; él basa su concepto de amor en la sexualidad, en el deseo carnal

por su esposa. Sin embargo, para Brausen, el sentido del bienestar y la

felicidad radican en la estética que él ha concebido respecto al cuerpo

femenino: debe tener dos características esenciales, ser joven y bello; no

obstante, la belleza radica en grandes caderas, abultadas nalgas y pechos

firmes, si alguno de estos elementos falta es imperfecto. Por ende, el

amor-deseo también es imperfecto, destinado a la muerte anímica, tal es el

caso de Gertrudis, la cual pierde el seno izquierdo, provocando que se

deteriore a tal grado su relación que terminan separándose

definitivamente. Aunque cabe resaltar que nace en la cabeza de Brausen la

idea de matar lo imperfecto, pues no es digno de deseo, como Gertrudis.

Desde el primer momento, Onetti deja muy claro que Brausen no

es capaz de amar, sino sólo de desear, sin perder su capacidad de frío

raciocinio: Parezco estar hablando a un cadáver, pero a un cadáver que

puede razonar sin equivocarse (...) (p. 132).

Onetti, a través de Brausen, postula la idea de la vida breve,

como el inicio de una nueva relación interpersonal donde priva el deseo

por la mujer perfecta y sensual. Tanto Brausen como Onetti son creadores

de tramas, ambos son pequeños dioses que arrastran a sus personajes

50 <<Onetti en Caracas>>. Reportaje publicado sin firma en la revista: Imagen, Caracas, (núm. 6, 1/15 deagosto de 1967) . Realizado con motivo de la participación del escritor en la segunda reunión del XIIICongreso Internacional Iberoamericano, celebrado del 4 al 7 del mismo mes y año.

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por caminos azarosos para destruir, minimizar o subyugar a la

antagonista, que siempre será mujer.

Por su parte Brausen-Arce se deja arrastrar con mayor facilidad

por el deseo, mezclado de dolor, sangre e infidelidad, en donde la Queca,

una prostituta con gran clientela, será el motivo de su pasión. A él lo

estimula pensar en todos los hombres que tiene y en cómo le harán el

amor, lo excita la idea de dominarla, sin embargo, este proceso va más

lejos porque entre el deseo y el erotismo nacen pulsiones de muerte y

odio, situación compartida con Ernesto, el antiguo rufián-amante de la

Queca. Estos deseos terminaran con la vida de Enriqueta.

Sin duda, en la última relación sentimental analizada, es

evidente la motivación por el deseo y no por el amor; así Brausen,

multiplicado en Arce y en Díaz Grey, se presta al juego de un triángulo

amoroso entre Elena Sala, Horacio Lagos y Oscar Owen, se infiltra en el

mundo de la drogadicción y en la larga búsqueda que realiza Elena para

encontrar a su amante, Oscar, todo ello por el asfixiante deseo físico que

siente por la joven, aunque una vez que el deseo ha sido satisfecho la

relación está condenada al anonimato y frustración porque Elena muere

por una sobredosis.

El fin de la novela simboliza otra vuelta al principio, otro retorno

cíclico; Díaz Grey se aleja con la violinista, sin destino preciso. Pero la

virginal violinista es a su vez Elena, quien a su vez es Gertrudis, es

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decir, en la ficción se perpetúa a la violinista en el presente intemporal,

inmaculada, sin pasado que abolir. En la concepción onettiana la

muchacha es el arquetipo de la mujer ideal, presencia imperiosa para

todos los personajes masculinos, para desearla y poseerla, no para

amarla.

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B I B L I O G R A F Í A

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