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UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE SINALOA FACULTAD DE HISTORIA MAESTRÍA EN HISTORIA Entre presencia e influencia cultural estadounidense. Mazatlán visto a través de adopciones y prácticas porteñas, 1950-1975. TESIS PARA OBTENER EL GRADO DE MAESTRO EN HISTORIA PRESENTA: Lic. Héctor Manuel Pimienta Fernández DIRECTOR DE TESIS: Dr. Rigoberto Arturo Román Alarcón Dr. Arturo Lizárraga Hernández CULIACÁN ROSALES, ENERO DE 2013. 1

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UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE SINALOA

FACULTAD DE HISTORIA

MAESTRÍA EN HISTORIA

Entre presencia e influencia cultural estadounidense. Mazatlán visto a

través de adopciones y prácticas porteñas, 1950-1975.

TESIS PARA OBTENER EL GRADO DE MAESTRO EN HISTORIA

PRESENTA:

Lic. Héctor Manuel Pimienta Fernández

DIRECTOR DE TESIS:

Dr. Rigoberto Arturo Román Alarcón

Dr. Arturo Lizárraga Hernández

CULIACÁN ROSALES, ENERO DE 2013.

1

AGRADECIMIENTOS

El presente trabajo se debe gracias al apoyo del Consejo Nacional de Ciencia y

Tecnología (CONACYT); del mismo modo a la Universidad Autónoma de Sinaloa,

representada en este caso por la Facultad de Historia y por la Coordinación de la

Maestría en Historia.

Agradezco el incondicional apoyo académico y personal de los asesores de

investigación: Dr. Rigoberto Arturo Román Alarcón y Dr. Arturo Lizárraga

Hernández, quienes con sus observaciones dieron un valioso aporte a este

trabajo.

A los lectores de tesis y tutor de Seminario de Investigación como lo fueron

Dra. Mayra L. Vidales Quintero, Dr. Carlos Maciel Sánchez y Dr. Eduardo Frías

Sarmiento, los cuales con las revisiones puntuales ayudaron a enriquecer a esta

investigación. Asimismo, doy gracias a todos aquellos profesores de la Maestría

en Historia quienes nos compartieron los conocimientos de dicha ciencia a lo largo

de los cursos del posgrado.

También hacer mención de agradecimiento a el Dr. Samuel Ojeda

Gastélum, Dr. Arturo Santamaría Gómez y a el Profesor Enrique Vega Ayala por

sus enriquecedoras observaciones y enseñanzas.

Agradecido también con el Dr. James Wilkie, de la Universidad de

California, Los Angeles (UCLA); asimismo, con la Dra. Catalina Velázquez Morales

y los miembros del Instituto de Investigaciones Históricas (IIH), de la Universidad

Autónoma de Baja California (UABC), ello por la oportunidad permitida para la

realización de las respectivas estancias de investigación.

A la Sra. Bertha Ahumada por estar siempre “al pie del cañón” en la

biblioteca; a Sandra Luz Gaxiola y Sara Nohemy Velarde por el apoyo en todo

momento dentro de la Coordinación de la Maestría en Historia.

Finalmente a los compañeros de clase y colegas de otras generaciones,

quienes son excelentes estudiantes, apasionados investigadores y sobre todo

magníficos seres humanos.

A todos Gracias.

2

INDICE

Introducción.......................................................................................................................5

Capítulo 1. Ideas, contextos historiográficos y posturas para abordar el fenómeno de estudio.....................................................................................................................12

1.1. La historia cultural: escenario historiográfico para el presente estudio......................13

1.2. Una revisión y aproximación al concepto de cultura..................................................27

1.3. El concepto de Transculturación entre el debate para los estudios culturales............35

1.4. La interacción intercultural: el contacto y los bienes culturales como parte de los fenómenos históricos.........................................................................................................45

Conclusión.........................................................................................................................52

Capítulo 2. Visiones sobre la presencia e influencia cultural extranjera en México a través del tiempo ......................................................................................................54

2.1. Lecturas y propuestas sobre el contexto general de la época (segunda mitad del siglo XX)....................................................................................................................................55

2.2. ¿La influencia y el cambio cultural como Americanización del mundo?......................61

2.3. Las industrias culturales: emanadores simbólicos de lo norteamericanizado ............67

2.4. Influencias y cambios culturales en México a través de la historia. Retomando algunos elementos ...........................................................................................................72

Conclusión.........................................................................................................................86

Capítulo 3. Mazatlán: contactos, presencias e influencias culturales como parte de la historia (Siglos XIX y XX)........................................................................................88

3.1. Mazatlán como una frontera cultural del siglo XIX .....................................................89

3.2. Interacciones comerciales: vía de acceso cultural en el Mazatlán decimonónico ......95

3.3. Mazatlán en la antesala del periodo de estudio (Siglo XX) .....................................102

3.4. Una actividad no sólo con implicaciones económicas: el turismo en el Mazatlán del siglo XX ..........................................................................................................................105

Conclusión......................................................................................................................113

Capítulo 4. La presencia de elementos De la vida norteamericana en la prensa porteña, 1950-1975.....................................................................................................116

3

4.1 La prensa porteña y su contenido .............................................................................117

4.2 Las salas de cine porteño reproduciendo los filmes estadounidenses ......................132

4.3 La televisión porteña y la presencia extranjera .........................................................138

4. 4 La radio porteña y el repertorio musical norteamericano ........................................143

Conclusión.......................................................................................................................145

Capítulo 5. Adopciones y prácticas porteñas como expresiones del fenómeno de transculturación, 1950-1975......................................................................................147

5. 1 Elementos transculturales en el ambiente cotidiano porteño ...................................148

5.2 Entre “bandas” y “rolas”. La música como elemento manifestante de una transculturación porteña .................................................................................................161

5.2.1 Una interpretación sobre la adopción de la música extranjera en el puerto ...........178

5.3 El porteño y el vestir de la segunda mitad de siglo ...................................................183

5. 3. 1 ¿Tu ropa es “gabacha”? El portar vestimenta traída del norte del país y de más allá ........................................................................................................................................190

Conclusión......................................................................................................................196

Conclusión....................................................................................................................197

Anexos..........................................................................................................................198

Fuentes...........................................................................................................................199

4

Introducción

Entre presencia e influencia cultural estadounidense. Mazatlán visto a través de

adopciones y prácticas porteñas, 1950-1975., es un estudio desde la ciencia de la

Historia que tiene por objetivo abordar un pasado donde los protagonistas fueron

hombres y mujeres ubicados en una temporalidad y espacialidad determinada. Si

bien la materia de estudio versa entre individuos, grupos y sociedades, nuestro

interés está orientado a los fenómenos dados cuando ellos han entrado en

interacción bajo distintas formas con elementos representantes de otras culturas,

con <<los otros>>.

Estos fenómenos que pueden estar inmersos en múltiples planos como en el

de las relaciones políticas, económicas, e ideológicas por mencionar ejemplos, lo

llevamos al escenario de lo cultural o lo que otros denominan <<sociocultural>>.

En ese sentido al hablar de fenómenos culturales hacemos referencia tanto al

contacto entre individuos, como a lo generado en esas acciones; esto planteado

sobre una base, valga la redundancia, cultural, es decir, entender al hombre como

un ser portador consciente e inconscientemente de una cultura, y que al estar en

interacción con otros bajo contextos determinados se ponen en juego los propios

elementos de cada ser, en este sentido, de cada cultura.

Este estudio gira en torno al contacto entre culturas y los cambios que los

individuos pertenecientes a estas presentan a raíz de tal acción; donde aparecen

como protagonistas individuos culturalmente conformados interactuando con una

diversidad de bienes o cultura material propios y ajenos, estos últimos cargados

con un carácter simbólico determinado en tiempo y espacio.

El panorama de interacciones culturales lo representamos llevándolo a

estudio para el caso del puerto de Mazatlán, Sinaloa, lugar geográficamente

ubicado en el noroeste mexicano; espacio simbólico donde la propia historia ha

sido testigo y a la vez partícipe de múltiples encuentros interculturales (de

vivencias, presencias, intercambios y prácticas), es decir, entre culturas. Esto se

presentó en la medida en que inmigrantes extranjeros y bienes culturales entraron

en juego una vez tocadas sus tierras y playas, las cuales han pasado a lo largo del

tiempo a conformarse desde un lugar de contrabando de mercancías,

5

posteriormente puerto mercantil y, finalmente, de carácter turístico. Y precisamente

a raíz del desarrollo de esta última etapa a Mazatlán se le conoció como la Perla

del Pacífico.

Mazatlán como puerto, y en ese sentido aludiendo a la apertura, ha sido un

ejemplo dentro de los múltiples y diversos casos existentes de contacto cultural

que se han presentado en la historia mundial. Esto ha quedado simbolizado,

verbigracia, en los diseños arquitectónicos de las casas y edificios del ahora

llamado Viejo Mazatlán (Centro Histórico), donde dichas construcciones tuvieron la

característica de estar estilizadas arquitectónicamente con referentes europeos

que remontan a la historia porteña del siglo XIX; sin embargo, posteriormente con

el desarrollo urbano del siglo XX y de la propia industria del turismo, el

crecimiento territorial y urbanístico del puerto presentó influencias principalmente

estadounidenses, hecho que actualmente marca una diferencia notoria entre el

Viejo Mazatlán y el que no lo es. Este cambio donde están implícitos elementos

culturales corresponde a contextos determinados a través de los pasajes de la

historia de la tierra de venados.

En el escenario de los contactos culturales cambios a raíz de interacciones

se han presentado tanto en México como en Estados Unidos, interacciones que

estuvieron inmersas en distintos planos como en el político, económico y social,

las cuales directa o indirectamente incidieron en los aspectos respectivos a la

cultura. Bajo esa tónica el contexto en el cual se desarrolló el fenómeno de estudio

está caracterizado por el desarrollo de la industria turística del puerto (1950-1975),

donde la presencia de los turistas “golondrinos” (denominación popular por la

afluencia en determinadas temporadas del año) fue cuantitativamente superior a

otras temporalidades previas en Mazatlán. Lo que dio como resultado un

constante contacto directo entre los habitantes porteños y los viajeros, últimos

principalmente estadounidenses, a lo que habría que sumar el contacto indirecto

que se encontró en la vida cotidiana en materia de las industrias culturales.

Para el caso de los dos tipos de contactos presentados en el puerto, el

directo e indirecto, en el primero de ellos hacemos mención al concebido cuando

los porteños estuvieron “cara a cara” o “frente a frente” con los estadounidenses

6

turistas. Dicho contacto se presentó mediante el convivir en un mismo espacio

físico, sin embargo ese espacio fue diferencial y simbólicamente construido al

igual que vivido. Por el otro lado, el indirecto, éste se presentó a través de los

medios de comunicación masiva como la televisión, el cine, la radio y los

impresos. Donde estuvieron presentes con orientaciones consumistas una gran

cantidad de ideas y bienes culturales o cultura material referentes a lo conocido

en ese tiempo como representantes e íconos del american way of life.

En ese sentido, fueron diversos las manifestaciones de las presencias e

influencias culturales registradas en el puerto lo cual evidenció el fenómeno de

cambio cultural que se vivió durante dicho periodo. Aspectos como el lenguaje,

costumbres, tradiciones, hábitos y gastronomía fueron algunos representantes de

los resultados de las interacciones; sin embargo, no es sino la música y la

vestimenta los elementos a los cuales enfocamos nuestro estudio en materia de

adopciones y prácticas porteñas.

El objetivo principal de este estudio es abordar cualitativamente un fenómeno

de cambio cultural, el cual lo planteamos bajo el concepto de transculturación, ello

expresado en la manifestación de elementos de influencia estadounidense dentro

de la sociedad porteña. Bajo esta tónica las preguntas a responder cuestionan lo

siguiente: ¿cómo los elementos culturales adoptados se pusieron en práctica, y

cuál fue el simbolismo implícito tanto en los bienes culturales como en su uso y

consumo?

La hipótesis de este estudio plantea que la población mazatleca a raíz de los

dos tipos de contacto, ambos cuantitativamente superiores a temporalidades

previas ya sea en materia de número de turistas o cantidad de publicidad de

bienes culturales en medios de información, adoptó ciertos elementos culturales

de influencia estadounidense. Sin embargo, para dichas adopciones el ambiente

del american way of life visto a través de las industrias culturales no fue el único y

principal determinante de influencia presente en el fenómeno, sino más bien el

vivido e interiorizado por los porteños en un escenario de <<modernidad y

progreso>> representado por la actividad turística.

7

Esta misma hipótesis contempla que no sólo el contexto local, regional,

nacional e internacional del periodo donde se encuentra temporalmente el

fenómeno de estudio influyó en los cambios culturales dados en la población pata

salada (denominación popular en el Estado de Sinaloa para los habitantes de

Mazatlán), sino que también el propio pasado sociocultural del puerto mantuvo

una injerencia inmersa en la transculturación presentada en la vida

contemporánea de la Perla del Pacífico.

Metodológicamente acudimos a un estudio de orden cualitativo que versa en

el abordaje de producciones teóricas y literarias, trabajo de investigación del

ámbito local, regional, nacional e internacional; asimismo de entrevistas,

hemerografía e imágenes del fenómeno en alusión.

En este mismo plano metodológico recurrimos a la revisión de referencias

teóricas y conceptuales de distintos contextos y temporalidades que han aparecido

en la Historia y otras disciplinas de las ciencias sociales; las cuales directa o

indirectamente han abordado fenómenos y objetos de estudio como en este

trabajo. Con ello buscando comprender de lo general a lo particular; asimismo los

posibles vínculos y relaciones con otros tiempos y espacios. Esta actividad nos ha

acercado conceptualmente al término –previamente mencionado- transculturación,

aparecido en Fernando Ortiz en 1949, el cual en el debate científico

contemporáneo ha tenido ciertas reformulaciones e interpretaciones.

En lo que respecta a la fuente hemerográfica utilizada para este estudio

comprende una serie de diarios o prensa local y regional correspondiente a la

temporalidad planteada. De la cual se han retomado notas, publicidad, imágenes,

y todas las huellas históricas que nos han ayudado a comprender el fenómeno

abordado. En la recopilación de datos de este medio se optó por una revisión

cronológica de ocho meses por año, divididos en dos periodos, de septiembre a

diciembre, y de enero a abril; en el caso de El Sol del Pacífico la temporalidad

concuerda con los tiempos de mayor presencia de visitantes estadounidenses en

Mazatlán.

La entrevista en este trabajo se ha retomado como un registro oral, el cual a

pesar de que metodológicamente puede presentar cuestionamientos sobre su

8

aplicación y valoración, para este estudio ha significado un acceso a un pasado

porteño del cual la tinta, el papel y la imagen no dejaron huella. Bajo esa idea

implementamos esta técnica tomando como entrevistados a seis habitantes de

Mazatlán, de los cuales tres nacieron en la década de 1930, y el resto en los

cincuenta. Cubriendo de esta manera, aunque en un plano muy general, dos

grupos de edad los cuales eran jóvenes entre 1950 y 1975. Las entrevistas fueron

realizadas en los lugares donde cada informante indicó, de esta forma

establecimientos comerciales, casas particulares y lugares públicos fueron los

escenarios donde se llevaron a cabo dichas tareas.

Para este trabajo nos apoyamos de igual manera en el uso de la imagen,

entendiéndola como un documento que representa una huella (pudiendo ser fiel o

no) del pasado. Bajo esta idea nos apegamos a la implementación de la

información contenida en la prensa mediante la vía visual. La cual recae en la

publicidad comercial y en las fotografías que hacen alusión a las prácticas sociales

inmersas en la vida porteña.

En cuanto a la estructura del trabajo se presenta a través de cinco capítulos,

y cada uno –a excepción del quinto- tiene internamente cuatro apartados. El

primero intitulado “Ideas, contextos historiográficos y posturas para abordar el

fenómeno de estudio” está dedicado a la revisión historiográfica en donde se sitúa

este estudio, conceptos y posturas generados a través del tiempo. Por lo que las

temáticas encontradas en él son: historia cultural, cultura, transculturación,

contactos y bienes culturales.

El segundo que lleva por nombre “Visiones sobre la presencia e influencia

cultural extranjera en México a través del tiempo” tiene como componentes

apartados que abordan el contexto general internacional de la segunda mitad del

siglo XX, las visiones sobre aquello denominado como <<americanización>>, el

papel de las industrias culturales durante dicho siglo en materia de influencias, y

finalmente aquellas visiones y lecturas de los cambios culturales que se han

presentado en México a través de la historia.

El capítulo tercero “Mazatlán: contactos, presencias e influencias culturales

como parte de la historia (siglos XIX y XX)”, es el capítulo dedicado a la

9

representación histórica de los contactos culturales en el puerto donde nos

remontamos a los dos escenarios temporales que remite el título. Dentro de los

apartados componentes del mismo se aborda a la tierra de venados como una

frontera cultural del siglo decimonónico; por otro lado se retoma a la vida comercial

y su relación con el contacto intercultural gestado en la época; asimismo se

estudia la conformación de la sociedad urbana del siglo XX y la industria del

turismo como bastión de la modernidad y el progreso mazatleco.

En el cuarto capítulo llamado “La presencia de elementos De la vida

norteamericana en la prensa porteña, 1950-1975”, se hace una descripción

detallada de las diversas manifestaciones de las adopciones y prácticas porteñas

que tienen implícitas presencias e influencias extranjeras. Por lo que en los

componentes del mismo se revisa la prensa local y su contenido, es decir,

espacios como el cine, la radio, la televisión, la publicidad, la vida en sociedad, las

columnas de opinión y notas. En este capítulo la prensa ha sido resignificada no

sólo como una vía de información y difusión, sino también como un medio en

donde es posible detectar huellas e indicios transculturales.

Por último, el capítulo “Adopciones y prácticas porteñas como expresiones

del fenómeno de transculturación, 1950-1975”, tiene como eje central el estudio de

aquellos elementos culturales que fueron adoptados y puestos en práctica por la

población mazatleca en el periodo antes mencionado. En este capítulo se hace un

recorrido exploratorio e indagatorio de la presencia e influencia cultural

estadounidense en el puerto bajo las múltiples maneras de las cuales se tiene

registro (en prensa, bibliografía, oralidad), siendo la música y la vestimenta los

bienes transculturales en los que representamos dicho fenómeno.

Finalmente, es importante resaltar que este trabajo se sitúa dentro del

presente vivido en la disciplina de la Historia en relación con otras ciencias que

también estudian y analizan todo lo que implica la presencia del hombre, grupos y

sociedades. Por lo que nos ha sido fundamental seguir dicha línea considerando

los aportes científicos establecidos desde “otros ojos” ubicados en el conjunto de

las ciencias sociales. Antes de culminar esta introducción, planteamos que el

presente estudio busca poder aportar, desde la trinchera en que se posiciona, un

10

grano minúsculo de arena a esa gama siempre en constante construcción y

reformulación de representaciones del pasado.

11

Capítulo 1. Ideas, contextos historiográficos y posturas para abordar el fenómeno de estudio.

El historiador que trabaja en una reconstrucción siempre perfectible del pasado, pretende, pues, demostrar, probar –o por lo menos aportar una piedra a la obra colectiva-. Y él mismo sitúa su obra y su contribución en esa larga cadena de aproximaciones, de puntualizaciones que constituye la ciencia histórica.

Introducción a la Francia Moderna 1500-1650. Robert Mandreu

En este primer capítulo expondremos el aparato teórico-conceptual con el cual

guiamos este trabajo de investigación. El cual parte precisamente de una revisión

sobre el amplio conjunto de propuestas teóricas, metodológicas y conceptuales

que se han generado a través de las Ciencias Sociales. Por ello, una característica

de lo que a continuación exponemos es lo multidisciplinar.

El enfoque metodológico propuesto para este estudio es al que se le ha

denominado en la disciplina de la historia como cultural, o en palabras de R.

Chartier, sociocultural. Así, comenzaremos este capítulo con el apartado “La

historia cultural: escenario historiográfico para el presente estudio”, dedicado

justamente al abordaje de las posturas socioculturales dentro de la historia, esto

entendido como una corriente historiográfica vital para poder estudiar aquellos

fenómenos que nos ocupan, valga la redundancia, culturales. Esto último nos

permite establecer desde dónde partimos para la presente investigación. Es decir,

desde qué punto nos posicionamos al momento de tratar de abordar un hecho

histórico, y sobre qué bases historiográficas. Asimismo, sobre qué tipo de historia

buscamos practicar y cómo ésta es entendida.

El segundo apartado capitular “Una revisión y aproximación al concepto de

cultura”, está dedicado a abordar un concepto clave para entender el fenómeno

histórico. Obviamente este es el de cultura. Dicha tarea nos ha resultado ser

compleja y difícil, sin embargo vital, ya que nos brinda un panorama amplio sobre

una diversidad de concepciones surgidas a lo largo del tiempo, las cuales hoy en

12

día se siguen formulando y reformulando gracias a la crítica y debate científico

multidisciplinar.

El tercer apartado “El concepto de Transculturación entre el debate para los

estudios culturales”, está dedicado al análisis historiográfico del concepto utilizado

en este trabajo: Transculturación. El cual surgió en las postrimerías de la primera

mitad del siglo XX (años cuarentas) en voz y letra del cubano Fernando Ortiz en la

obra Contrapunteo cubano del tabaco y el azúcar. Es justamente en este punto

capitular donde se abordan las concepciones generadas a raíz de la premisa del

autor cubano; asimismo exponemos algunos términos multidisciplinarios surgidos

para tratar aquellos fenómenos culturales relacionados, similares y distintos, al

que se busca abordar en este estudio.

Finalmente, la última parte de este primer capítulo “La interacción

intercultural: el contacto y los bienes culturales como parte de los fenómenos

históricos”, está dedicada a los bienes cultuales –o lo también denominado como

cultura material-, y al contacto directo e indirecto. Los cuales son elementos claves

para este trabajo cuando se estudian las presencias e influencias culturales,

como las generadas en el puerto de Mazatlán, esto a raíz de la adopción de

ciertos elementos culturales norteamericanos.

1.1. La historia cultural: escenario historiográfico para el presente estudio.

Para entender al individuo y a las sociedades del presente es necesario

comprender sus propios pasados. Idea en la cual se sustenta el principio del

conocimiento científico. A través del mundo de las ciencias una de las tareas

emprendidas ha sido la de dar una explicación a los distintos elementos que

conforman la vida de la humanidad. Es ahí donde posicionamos a la historia. Y

justamente a ello se encamina la presente investigación, es decir, a estudiar un

fenómeno cultural ubicado en un tiempo y espacio determinado con la finalidad de

representar una posible realidad pretérita.

13

Para el estudio del individuo, grupos y sociedades existen diversas ciencias y

disciplinas. A nosotros nos toca estar sobre los zapatos de la Historia,

específicamente de la denominada cultural, o en palabras de Roger Chartier

<<sociocultural>>, no obstante, asumimos esta posición sin dejar pasar la

oportunidad de lustrar nuestro calzado –metafóricamente hablando- con la

multidisciplinariedad. Esto último como el resultado del papel jugado por las

ciencias en calidad de préstamos con relación a sus vecinas en el quehacer

científico contemporáneo. Dicho sea de paso esto ha demostrado que en la

búsqueda del conocimiento ha sido necesario borrar las barreras de las fronteras

entre las disciplinas y más cuando la complejidad, como ha resultado ser el

individuo en sociedad, y sus pasados, lo ha exigido.1

La historia como una ciencia sobre el estudio, la descripción, explicación y

análisis del pasado de los hombres a través de sus propias huellas ha tenido tres

grandes periodos si se nos permite dicha expresión. El primero de ellos llegó, a

grosso modo, temporalmente hasta la segunda parte del siglo XIX, representada

como una etapa historiográfica caracterizada por el enfoque hacia lo político,

donde el Estado y los grandes hombres figuraban como los protagonistas de este

tipo de historia positivista.2

1Nota: En el presente conjunto de apartados del primer capítulo aparecen

bajo cursivas los conceptos principales a tratar en cada uno de ellos, siendo el de

transculturación el que se mantendrá en dicha forma a lo largo de todo el trabajo

(los cinco capítulos). Por lo que en el resto la utilización de las cursivas no

corresponde a esta razón.

c

Eric Van Young, “La pareja dispareja: Breves comentarios acerca de la

relación entre la historia económica y cultural”, en Historia Mexicana, Núm. 003,

vol. LII, enero-marzo, México, 2003.

2

2

Cabe señalar que, como lo establece Burguière respecto al positivismo en

la ciencia histórica clásica “…en su versión romántica o positivista, estaba

sustentada por una visión evolucionista de la historia de la humanidad, signada

14

El segundo periodo, que finalizó entrada la segunda mitad del siglo XX, y

que arrojó como uno de sus mayores exponentes a la denominada Escuela de los

Annales, presentó un escenario donde lo económico y social conformaba en

mayor medida el plano de los enfoques historiográficos. Ello a través del abordaje

de las clases sociales y su relación con los sistemas de producción como

expresión máxima del estructuralismo imperante en la ciencia histórica de la

época.

Finalmente, reapareció la historia que puso al hombre como un ser individual

y social culturalmente conformado, dándose un creciente énfasis, precisamente,

en la cultura expresada en sus distintas manifestaciones, no solo en el sentido

contemporáneo, sino también histórico.3 Una etapa historiográfica donde el

determinismo económico sobre la superestructura fue cuestionado y sometido a

rigurosa crítica y a un análisis por parte del conjunto de científicos sociales de

distintas corrientes y tradiciones.

Aunque pudiese pensarse lo contrario, la historia de lo cultural, en un

sentido indiciario, tuvo destellos en los ahora ya clásicos de la disciplina como

March Bloch y Lucien Febvre fundadores de la Annales d`histoire èconomique et

sociale hacia 1929. Revista que, de acuerdo con Chevalier (2000)

… asestó duros golpes a la historia que se reduce a la descripción de sucesos donde interviene quienes ocupan el poder, aislada de otras disciplinas, a fin de introducir (o

por la idea de progreso. En este contexto, Europa, que se había convertido en el

vector principal de la civilización y del progreso, dictaba la historia del mundo”.

André Burguière, “Historia de una historia: el nacimiento de Anales”, en Nora

Pagano y Pablo Buchbinder (Comps.), La historiografía francesa contemporánea,

Biblos, Buenos Aires, 1993, p.97.

3

3

Krzysztof Pomian, “Historia cultural, historia de los semióforos”, en Jean-

Pierre Rioux y Jean-Francois Sirinelli, Para una historia cultural, Taurus, México,

1999, p. 179-180.

15

reintroducir) como esencial la dimensión socioeconómica, sin olvidar los hechos de la cultura. Volvieron a encontrar a los actores colectivos, a los campesinos y al pueblo, y procuraron establecer comparaciones en el tiempo y el espacio, a la manera de los sociólogos y etnólogos.4

Parte de las producciones de los dos historiadores tienen una relación directa

con la subjetividad y las mentalidades (bajo los aportes de Durkheim) y una fuerte

crítica hacia el positivismo como el caso del uso de las fuentes para el historiador.

Obras como La sociedad feudal, y Los reyes taumaturgos de Marc Bloch, las

cuales muestran algunos síntomas de influencia de la escuela sociológica de los

estudios de las mentalidades, desde el análisis historiográfico contemporáneo, se

les ha considerado como trabajos enfocados hacia el análisis sociocultural.

Diversas obras fueron producidas en un momento histórico para la disciplina

de la historia en el cual aquellas barreras de las diversas ciencias comenzaban

cada vez más a ser franqueadas por la multidisciplinariedad y el combate

académico ejercido en contraposición al positivismo. Se navegaba con una

historia- problema cada vez más alejada de los grandes hombres y apegada a una

totalidad (historia total) basándose en la crítica de fuentes como una herramienta

de análisis.

Como una característica la orientación económica y social fue lo imperante

dentro de los Annales y de la historia practicada por Bloch y Febvre.5 Por lo que a

4

4

Francois Chevalier, América Latina, de la independencia a nuestros días,

FCE, México, 2000, p. 108.

5

5

Para Burguière, todo aquel proyecto científico como el caso del llevado por

Bloch y Febvre, está vinculado con un proyecto de poder. Esto establecido dado

que el historiador “…no participa simplemente de una época, como se acostumbra

a decir, en tanto comparte las ideas y probablemente los prejuicios de su tiempo,

de su medio social. Está también inserto en una red compleja de relaciones

universitarias y científicas cuyo punto de partida es la legitimación de su saber –es

decir, de su trabajo- y la preeminencia de su disciplina. En ese sentido comprender

16

través de ella se trataban de descubrir y analizar las relaciones estructurales que

llevaban lo social, lo económico, lo político y lo psicológico hacia un mismo plano.

Herencia pasada a la denominada segunda generación de Annales representada

por Braudel y el estructuralismo, donde aparecieron las tres temporalidades y los

espacios como categorías de análisis.

Si bien las primeras décadas del siglo XX dieron cabida al nacimiento de las

dos primeras generaciones de Annales, dentro de las cuales existieron

particularidades de acuerdo a las formas distintas de ver y representar al pasado,

un rasgo característico que las unió fue el determinismo económico, elemento

esencial para la explicación de lo cultural o de la superestructura.

En el caso de la denominada historia social, la cual también se vio

influenciada por la primera y segunda generación de Annales, tuvo un importante

desarrollo historiográfico durante la segunda mitad del siglo XX. Tiempo en donde

aparecieron escuelas o tradiciones como la inglesa, la norteamericana y la de los

llamados Estudios subalternos, ésta última una derivación de las dos primeras

pero manteniendo diferencias principalmente de acuerdo a quienes comenzaron a

desarrollarla, desde dónde (lugar social), las posturas tomadas, los enfoques y

objetos o fenómenos puestos al análisis histórico. Resultando ser Estudios

subalternos una toma de postura historiográfica al margen de la eurocentrica

considerada tradicionalmente como dominante.

Durante la segunda parte de la vigésima centuria dos escuelas dominantes

en Europa imperaron, una fue la que provenía de la historiografía de Annales en el

sentido braudeliano, y la otra influenciada por el pensamiento liberal además de la

tradición intelectual inglesa expresada en el marxismo británico.

la historia de inicios del siglo XX es también ubicar en el plano contextual el papel

de las escuelas, las corrientes teóricas y filosóficas de cada grupo y propuesta de

estudios, mismas que se manifestaron en las características diversas de ver el

mundo”. Véase a André Burguiere, “Historia de una historia: el nacimiento de

Anales”, op. cit., p. 91.

17

Dentro de la ambivalencia de formas de ver y escribir la historia, este periodo

historiográfico fue testigo del desarrollo de una <<nueva>> historia que apostaba

por el fin del determinismo económico-material en los hechos históricos para pasar

a abordarlos desde el punto de vista multideterminante. Es decir, planteando a la

estructura ya no como algo rígido e invariable, sino como un elemento dinámico y

cambiante donde el factor humano manifestaba su propia voz. En otras palabras,

este último –el sociocultural- pasó de ser concebido y representado como un

elemento pasivo a uno activo.

Para traer a colación este contexto historiográfico ubicamos a dos de los

exponentes más significativos de la historia social “a la inglesa”. Fue el caso de E.

P. Thompson y Eric Hobsbawm. El primero en mención se posiciona en una

historia apegada al materialismo cultural, es decir, a pesar de estar enlistado en

las filas del marxismo, Thompson estudia los hechos históricos en un plano

analítico menos interdependiente asimétricamente entre lo económico y lo cultural.

Por lo que para dicho historiador el elemento económico no es un determinante de

facto para la superestructura (lo cultural), por lo cual aspectos culturales –bajo

esta idea- pueden influir en la base material, fue el caso de lo planteado en el

apartado intitulado “La economía moral de la multitud en la Inglaterra del siglo

XVIII”. En otras palabras, un relativismo entre lo económico y lo cultural.6

Por otro lado Eric Hobsbawm, también historiador de corriente marxista,

mantiene en sus obras una postura de acuerdo al enfoque estructural. Pero al

6

6

Este apartado pertenece a una de las obras más representativas del autor,

la cual aborda a la Inglaterra preindustrial y, el caso de los motines por la

regulación del precio en una economía inglesa pre-formal, donde dicha regulación

para algunos casos se sujetó no a aspectos estrictamente económicos sino a las

acciones sociales como expresiones culturales, esto fue para el caso de los

motines morales. Para un análisis más profundo abórdese a E. P. Thompson,

Tradición, revuelta y conciencia de clase. Estudios sobe la crisis de la sociedad

industrial, Crítica, Barcelona, 1979.

18

contrario de lo que puede imaginarse con ello, el autor reconoce la existencia de

los fenómenos multiculturales y los multideterminismos en la historia, pero estos

siempre bajo una estructura imperante. Es decir, se apega a un materialismo

estructural a pesar de no descartar las incidencias que pudiese generar la

superestructura en la base económico-material. Esta idea se ve plasmada dentro

de sus obras, tal es el caso de Trabajadores. Estudios de la historia de la clase

obrera.7

Encontramos en el ambiente de la historia social una variedad de posturas y

enfoques analíticos. Fue el caso de los Estudios subalternos, orientación

historiográfica que cobró fuerza hacia finales del siglo XX, así como la también

llamada historia de las mentalidades. En términos generarles podríamos decir que

estas propuestas emergentes se comenzaron a generar desde lugares sociales

distintos, es decir, ya no pertenecientes al plano eurocentrista presentadas a lo

largo de la vigésima centuria para la propia historia como ciencia.

Fueron pues corrientes que encontraron cada vez más en otras ciencias

enfoques, conceptos, posturas, métodos y fuentes con las cuales abordar los

fenómenos históricos. Se dieron a la tarea de buscar aquellos pasados que la

misma historia tradicional había enterrado. Se comenzaron a hacer preguntas a

las huellas y documentos sobre los seres pretéritos que permanecieron borrados

del mapa, sobre las actitudes, sobre las formas de ver el mundo, de las

7

7

Obra en la cual hace referencia, a grandes rasgos, a una lectura de la

lucha de clases de la sociedad inglesa de finales del siglo XVIII y parte del XIX.

Donde aborda el fenómeno del ludismo y la destrucción de las máquinas desde

una visión del conflicto de clases manifiesto bajo diversos elementos y

comportamientos colectivos. El autor plantea una lectura que propone la

explicación de las manifestaciones sociales –y en todo caso culturales- de acuerdo

a las relaciones económicas emanadas de un sistema de producción y la dinámica

que los sujetos tienen en el. Véase a E. J. Hobsbawm, Trabajadores. Estudios de

historia de la clase obrera, Crítica, Barcelona, 1979.

19

mentalidades, así también de las representaciones, de las experiencias, de las

subjetividades, para englobar todo en una sola palabra: de <<lo cultural>> en el

sentido contemporáneo.

Fue por ello que posterior a la etapa braudeliana apareció una renovación

historiográfica donde las estructuras fijas y los determinismos fueron puestos a

crítica; fue un momento en el que para la disciplina de la historia la cultura vino a

conformarse como materia analítica, donde aparecieron las estructuras dinámicas,

la acción del sujeto, una variedad de enfoques e interpretaciones marxistas y la

etapa del giro lingüístico.8 Todo ello consistió en un espacio temporal el cual

albergó la acción de repensar los marcos interpretativos europeos para el análisis

histórico, y donde se generó la crítica hacia la vieja escuela.

Dándole sentido a lo anterior, encontramos a los Annales a lo largo de su

misma historia como un espacio en el cual sus distintas facetas mostraron siempre

una pluralidad, lo cual ha indicado que no ha sido homogéneo ni uniforme. Mismos

elementos que también se han visto manifestados en los diversos tipos de

historias como en la social, la política, la económica y sin lugar a dudas la cultural

a lo largo del siglo XX. Por lo que encontramos hacia nuestros días que

El “territorio del historiador” ha continuado su expansión por la introducción de nuevos objetos: la historia de las “actitudes colectivas” frente a la muerte (Aries, Vovelle), al miedo (Delumeau), a la vida (Gélis), la historia de los gestos (Schmitt), de los colores

8

8

El giro lingüístico o también llamado linguistic turn en esencia es una

corriente –como lo señala Iggers- que en los estudios históricos contemporáneos

ha puesto en el plano analítico el papel del lenguaje como acto simbólico en la

disciplina de la historia, y que además este “… ha sido parte de un esfuerzo por

romper el determinismo inherente en los enfoques socioeconómicos anteriores y

ponen énfais en el papel de los factores culturales, entre los cuales el lenguaje

ocupa un lugar clave”. Georg G. Iggers, “El giro lingüístico: ¿El fin de la historia

como disciplina académica?”, en Luis Gerardo Morales Moreno, Historia de la

historiografía contemporánea (de 1968 a nuestros días), Instituto Mora, México,

2005, p. 230.

20

(Pastoureau), de los nombres (Pérovas, Dupâquier), o de los “dispositivos afectivos” (Corbin).9

Hablar de historia cultural es referirse básicamente a la historia de la cultura

o, en el mejor de los sentidos, de <<lo cultural>>. Ello puesto que el término tiene

una variedad de significaciones o semántica lingüística dada a través del tiempo.

Buena parte de la historiografía ha ubicado conceptualmente cultura en sus

diversas formas y contenidos múltiples a lo largo de la historia.10 Lo que propone la

postura contemporánea de lo que es denominado también como Estudios

Culturales,11 es entender el tema de lo cultural como algo multiforme, variado, con

una diversidad amplia de aspectos y características de acuerdo a tiempos y

espacios, pero así también con elementos movibles, morfológicos y

multideterminables, propios e interrelacionados.

Referirse hoy a la historia cultural no es precisamente lo mismo si

retrospectivamente nos movemos en el tiempo. En ello descansa precisamente la

idea inicial del historiador inglés Peter Burke en Formas de Historia Cultural

9

9

Jean Boutier y Julia Dominique, “Apertura: ¿En qué piensan los

historiadores?”, en Luis Gerardo Morales Moreno, op. cit., p. 171.

10

1

Elena Hernández Sandoica, Tendencias Historiográficas Actuales. Escribir

historia hoy, Akal, Madrid, 2004, p. 372.

11

1

Estudios culturales está definido como un “… cuerpo heterogéneo de obras de diferentes lugares abocadas al análisis crítico de formas y procesos culturales en las sociedades contemporáneas y cuasi contemporáneas, […] el objeto característico de los estudios culturales no es un comentario teórico reforzado por referencias culturales, ni una forma particular de cultura, sino un proceso o momento cultural, analizado con fines determinados y en un lugar y tiempo específicos. En ese sentido es amplia –como se establece en la definición-, y tiene diferentes aristas apegadas al desarrollo y al papel de las Ciencias Sociales a lo largo del tiempo en lo particular del siglo XX”. Michael Payne (Comp.) Diccionario de Teoría Crítica y Estudios Culturales, Paídos, Buenos Aires, 2002, pp. 202- 204.

21

(2006), esto a propósito del primer capítulo de dicha obra intitulado “Orígenes de

la Historia Cultural”, parte del trabajo donde se plantea que: “no hay más acuerdo

sobre lo que constituye la historia cultural que sobre lo que constituye la cultura”.12

Con ello Burke hace alusión a un debate multidisciplinar interminable respecto a la

conceptualización de cultura, sin embargo este posible de historiar.13

Historiográficamente la historia cultural –de acuerdo al contexto contemporáneo-

no es en sí una novedad disciplinar, un descubrimiento, sino más bien un

redescubrimiento.14

A continuación comenzaremos no a definir tajantemente lo que pudiese

considerarse como historia cultural, sino cómo esta se ha conformado –en

palabras de Burke- en términos de su propia historia. Para ello acudiremos a las

dos interrogantes sustanciales que atraviesan las obras de los historiadores

culturales. La primera busca responder cuál es la antigüedad de la historia cultural,

y la segunda, cómo han cambiado en el tiempo las concepciones de la misma.

La historiografía contemporánea plantea que terminológicamente la historia

cultural data de finales del siglo XVIII bajo la propuesta alemana. La cual estuvo

orientada prácticamente a la historia conceptual, la cual caracterizó el plano

12

1

Peter Burke, Formas de Historia Cultural, Alianza, España, 2006, p. 15.

13 Para Burke, el cual es ubicado dentro de los historiadores marxistas ocupados del plano cultural, en más de una publicación ha sostenido que para él, la cultura “… es un concepto con una incómoda variedad de definiciones. Ello respondiendo precisamente al papel de la cultura y lo cultural además de las propias conceptualizaciones al respecto retomadas de los estudios multidisciplinares (como lo es el caso de la identidad desde los enfoques sociológicos, y lo simbólico correspondiente a lo antropológico) con los que tiene contacto la historia también como disciplina del conocimiento”. Peter Burke, Historia y teoría social, Instituto Mora, México, 2000.

13

14

1

Antoine Prost, “Social y cultural, indisociablemente”, en Jean-Pierre Rioux

y Jean-Francois Sirinelli, Para una historia cultural, op. cit., p. 139.

22

historiográfico de dicha tradición donde uno de sus más reconocidos exponentes

ha sido R. Koselleck. Es el caso de las obras a las cuales alude Burke como

Kulturgeschichte o Ensayo de una historia de la cultura humana (1782) –por su

traducción al español- de Johann C. Andelung, e Historia general de la cultura

(1796-1799) de Johann Gottfried Eichhorn, mismas que estuvieron avocadas

principalmente en el sentido en el cual se ubicó a la cultura: artes, literatura y

filosofía; ello bajo una concepción de edades culturales como lo fueron la antigua,

la medieval y la moderna.15

Burke atribuye a Jacob Buckhardt un papel importante en los estudios de la

historia cultural debido a la obra de este último titulada La cultura del

Renacimiento en Italia, aparecida por primera vez en 1816. La cual se vio envuelta

–de acuerdo a Burke- en un contexto de positivismo y de una influencia rankeana

por la vía de una historia política vecina de la historia cultural que, en palabras del

autor, se encontraba por encima de las demás.16

Siguiendo con el planteamiento del autor, éste señala que la génesis de la

historia cultural está inmersa en aquellas historias aparecidas a través de los

siglos XVI al XVIII como lo fue la de la lengua y la literatura, la de la música y el

arte, de la doctrina y la religión, de las disciplinas donde se encontraban las

ciencias exactas, biológicas y naturales, así también las disciplinas donde se

desarrollaban los llamados humanistas, la historia de los modos o formas de

pensamiento como el caso de las mentalidades.

15

1

Peter Burke, Formas de Historia Cultural, op.cit., p. 17.

16

1

Peter Burke, “La Historia cultural y sus vecinos”, en Alteridades,

Universidad Autónoma Metropolitana – Itztapalapa, enero-junio, vol. 17, México,

2007, p. 111. Véase también en Red de Revistas Científicas de América Latina y el

Caribe, España y Portugal, o en su sitio electrónico: http://redalyc.uaemex.mx

Fecha de consulta: 15/01/2012.

23

La idea presentada por Burke expresa que la disciplina de la historia ha

estado marcada a lo largo de las distintas facetas por diversos enfoques

dominantes en tradiciones y campos historiográficos como el caso del dominio de

la historia política, después económica y social ya entrado el siglo XX, mientras

que la historia cultural a su vez ha estado presente bajo distintas formas y

características a lo largo del tiempo. Del cual la cultura y su concepción han sido

determinadas bajo sus propios elementos respondiendo así a las preocupaciones

y contextos historiográficos de cada época. Fue el caso de la idea de cultura del

siglo XIX que marcó el establecimiento de, en palabras de Burke, una sociología o

historia social de la cultura, la cual plasmaba tendencias marxitas. Donde esos

elementos representantes de lo cultural para la época, como el caso de la música,

el arte y la literatura, vinieron a conformar la superestructura, y ésta última

entendida como un reflejo de la base económica-material.17 Dándose así una

relación de base-superestructura (vertical) determinada en un solo sentido, esta

idea expuesta bajo la visión o lecturas paradigmáticas tradicionales de lo

entendido como marxismo. Sin embargo

Es después de la década de los treinta del siglo XX cuando encontramos cada vez más intentos por escribir una historia social de la cultura, los cuales fueron encabezados por los marxistas, en especial en Europa central, entre ellos los de György Lukács, quien trabajó la historia social de la literatura; y su discípulo Arnold Hauser, conocido por su historia social del arte. Por supuesto, también llaman la atención los historiadores marxistas que trataban en tema de la cultura, aun cuando, según Marx, la cultura era simple ideología y superestructura.18

En contraparte a las tradiciones historiográficas del siglo XIX y principios de

la vigésima centuria, la historia cultural de la segunda parte del siglo XX19 fue una

17

1

Peter Burke, Historia y teoría social, op. cit., p. 139.

18

1

Peter Burke, “La Historia cultural y sus vecinos”, op. cit., p. 112.

19

1

Respecto a esto se establece que mientras parte “… de los primeros

historiadores culturales vieron a la cultura como un reflejo de la sociedad, la

generación contemporánea está mucho más confiada en la autonomía y, en

24

corriente con un contenido creciente de enfoques, posturas, teorías, metodologías

y conceptos bajo un contexto de interacción entre disciplinas característico de los

años sesenta y setenta. En este escenario, así como se habló en esa época de un

marxismo cultural, otros planteamientos considerados dentro del denominado

posestructuralismo desarrollados dentro de las Ciencias Sociales y Humanidades

hicieron la crítica sobre aquellos determinismos económicos sobre la cultura. Por

lo que el aspecto cultural para el análisis histórico fue retomado como un elemento

activo, dinámico, no pasivo20 y uniforme como en buena parte de la historia se

había considerado.

Ese cambio en el representar a la cultura ha sido generado –en parte- debido

al desarrollo de los Estudios Culturales, correspondientes en gran medida a los

aportes de la antropología social y de la cultural aparecidos en las corrientes

inglesa y estadounidense respectivamente. Con ello, al ampliarse las

concepciones sobre la cultura, la historia cultural también se vio favorecida. Es

efecto, en la influencia de la cultura. No puedo expresar mejor este cambio que

citando a Roger Chartier dijo una vez “hace algunos años hicimos la historia social

de la cultura, pero lo que hacemos ahora es la historia de la sociedad”. Así, lo que

los historiadores solían percibir como estructuras económicas y sociales rígidas,

ahora son percibidas como algo más suave, más fluido, más flexible, como parte

de la cultura”. Ibíd., p. 114.

20

2

De acuerdo con Burke, este señala que en la medida de la extensión o

ampliación del término ha habido una reorientación a considerarse a la “…

“cultura” como activa en lugar de como pasiva”. Y plantea que “… los

estructuralistas habían tratado de restablecer el equilibrio una generación antes, y

se podía decir que Lévi-strauss, en particular, puso a Marx patas arriba, o sea

regresó a Hegel, al sugerir que las estructuras profundas no son ordenamientos

económicos y sociales sino categorías mentales”. Peter Burke, Historia y teoría

social, op. cit., p. 140.

25

decir “se ha venido prestando cada vez más atención a la cultura popular, en

cuanto a los valores y las actividades de la gente común, su expresión en arte

folk, canciones folclóricas, cuentos tradicionales y fiestas folclóricas”.21

Paradójicamente respecto a los años sesenta, la importancia de los enfoques

antropológicos en la historia cultural para el siglo XX, quienes se dedicaban al

estudio de lo considerado en esa época como historia cultural no fueron

precisamente “… historiadores, sino especialistas en folclore, otra disciplina vecina

no tan mencionada en la actualidad pero en extremo importante en la historia de la

historia cultural”.22

Si bien la década de los sesenta significó una alusión a la llamada

antropología histórica por lo mencionado líneas arriba, la cual vino a conformar en

cierto sentido a la denominada nueva historia cultural, entendida ésta como una

fase posmoderna de la historia cultural, en un periodo de cambios teóricos,

metodológicos e historiográficos donde se dieron dos elementos, -en palabras de

Burke- el descubrimiento de la vida cotidiana, y el segundo a lo que él llamó

invención de la invención. El primero apegado en mayor medida a la antropología

simbólica sobre el estudio de la cultura de la vida cotidiana como lo fue el caso de

la cultura de la comida, la vestimenta y la vivienda.23

Siguiendo con el plano paradójico de Burke, este señala que “… la historia

cultural se originó como el estudio del espíritu, Geistesgeschichte en alemán, y se

ha trasladado del espíritu a la materia, es decir, se ha movido hacia el estudio de

la cultura material…”.24 Es precisamente en esa idea donde se encuentra

21

2

Ibíd., p. 139.

22

2

Peter Burke, “La Historia cultural y sus vecinos”, op. cit., p. 112.

23

2

Ibíd., pp. 112-113.

24

2

Ibíd., p.113.

26

expresado aquel desarrollo del concepto de cultura a través del tiempo, es decir,

del pasar a ser representante de una concepción romántica de aquello

considerado como cultural al de una expresión que refiere aspectos materiales y

humanos en el sentido de prácticas, actitudes, manifestaciones de conducta

cargados de elementos simbólicos.

Ante esto añadiremos que no sólo lo conocido como cultura popular y la alta

cultura se aborda en la llamada historia cultural de postrimerías del siglo XX, sino

una concepción de <<lo cultural>> entendida a gran escala, donde se encuentra

todo aquello referente de la vida del hombre en sociedad y las manifestaciones de

ello como lo son prácticas cotidianas, acciones consientes e inconscientes,

formas de comportamiento, permanencias y cambios en los patrones culturales e

interculturales, todo esto ubicado en tiempos, espacios y contextos determinados.

Identificar pues a la historia cultural es difícil si se le pretende adscribir a

una escuela o corriente de pensamiento histórico, por ello los diversos nichos

historiográficos como el inglés en la historia social, el norteamericano en la

antropología histórica, el francés en la propuesta cultural apegada en gran medida

a la denominada sociología histórica, el italiano en la microhistoria influenciada

profundamente por la antropología y etnología, el caso alemán en la orientación a

la historia conceptual de la cultura; en todos ellos encontramos que a través de las

producciones históricas ha estado presente una historia cultural diversa,

cambiante y apegada a las preocupaciones de los propios contextos disciplinares

aparecidos a lo largo del tiempo. Donde también aparecieron rivalidades y

discrepancias en la forma de abordar, analizar, representar y trasmitir los

fenómenos culturales pretéritos.

La historia cultural o de <<lo cultural>> a la que hemos tratado de hacer

mención a través de las ideas desarrolladas líneas arriba no puede ser entendida

como un ente distante y desligado completamente de esa travesía histórica en la

que ha estado inmersa la historia como ciencia a lo largo del tiempo.

27

Bajo nuestra perspectiva, la llamada historia cultural o en su caso la

denominada nueva historia cultural de postrimerías del siglo XX y desarrollada a

lo largo del mismo, es parte de un largo y cambiante proceso histórico que vio sus

inicios en aquellas orientaciones clásicas de la historia, pasando por lo político, lo

económico y lo social, para después ser concebido a lo cultural como elemento de

una misma sintonía disciplinar, en la que sus variaciones, cambios y rupturas

respecto a teorías, conceptos, métodos, narrativas y escritura han venido a

conformar la realidad de la historia –teórica y práctica- como una ciencia sujeta a

contextos y temporalidades determinadas, donde alguna vez han existido

paradigmas dominantes, pero al mismo tiempo coyunturas, <<giros>> y

reivindicaciones.

La historia cultural hoy en día es entendida como una corriente que ha tenido

su aparición siglos atrás, manifiestos en una serie diversa de producciones

históricas y filosóficas principalmente generadas en la Europa romántica. Con el

pasar del tiempo y las transformaciones de la ciencias del estudio del hombre la

disciplina ha estado expresada en las propias características de cada época, a ello

atiende encontrar una historia cambiante en cuanto a sus formas, métodos y

propuestas para representar los múltiples pasados. Asimismo, la historia cultural

contemporánea, o como lo plantea Pérez Montfort

…sigue más el modelo “polifónico” que sugiere una amplia gama de miradas, lenguas, representaciones e imágenes, todas ellas interaccionando con los procesos políticos, los económicos y los sociales, para dar una referencia general de los horizontes culturales que los permean y significan. Se trata, en buena medida y conforme a las limitaciones de quien se acerca integralmente, de interrelacionar acontecimientos y hechuras culturales – de vincular la multiplicidad intertemporal e intercircunstancial con los fenómenos in situ-, y así tratar de traducir el lenguaje del pasado al presente.25

La historia cultural a la cual hacemos alusión en este trabajo es entendida

como una corriente historiográfica que tiene como máxima característica lo

múltiple, una amplia diversidad de enfoques, métodos, posturas, formas de

25

2

Ricardo Pérez Montfort, ““Down Mexico way” Estereotipos y turismo norteamericano en el México de 1920 a 1940”, en Aquiles Chihu Amparán (Coord.), Sociología de la Identidad, Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Itztapalapa, México, 2002, p. 64.

28

representar el pasado, herramientas de análisis, objetos de estudio, escuelas,

teorías y conceptos. También esto en el plano de las relaciones con otras ciencias

y las distintas empatías generadas a través del tiempo. De esta manera la historia

cultural ha llegado a ocupar un plano importante para las ciencias, dentro de ella

se concibe la misma historia social, la de las mentalidades e incuso la historia de

la ideas. Por lo que, de acuerdo con Adsuara Vehí

La Historia de la Cultura ha demostrado a la larga ser la más eficaz de las formas de historiar. Quizá se deba a algo tan simple como a que se trata de la forma más completa de abordar un periodo histórico ya que puede abarcarlo todo (sobre todo ahora habida cuenta de la amplitud semántica del concepto cultura).26

En este plano apegamos el presente estudio, es decir, a una historia cultural

variada en el máximo sentido de la palabra, la cual tiene dentro de sus

preocupaciones historiográficas aquellos fenómenos socioculturales presentes

entre culturas en distintos momentos históricos marcados por los propios

contextos, espacios y temporalidades.

1.2. Una revisión y aproximación al concepto de cultura.

Antes de llegar al vocablo de transculturación es necesario ocuparnos de un

concepto que ayuda a explicar dicho término. Es básico conocer algunas de las

aproximaciones conceptuales que han surgido sobre él, ya que a lo largo de la

historia ha tenido una gran cantidad de interpretaciones y representaciones. Niklas

Luhmann se plantea, en el ensayo titulado La cultura como un concepto histórico,

algunos cuestionamientos referentes a las concepciones de la idea de cultura,

preguntándose y señalando lo siguiente:

¿Por qué es tan difícil en las ciencias sociales ponerse de acuerdo alrededor de un concepto fundamentado de cultura? No es que hayan faltado intentos. Existen de

26

2

Alberto Adsuara Vehí, “Libelo: de la Historia Cultural a los Estudios

Culturales”, en Archipiélago. Cuadernos de crítica de la cultura, Archipiélago,

Junio- agosto, núm. 47, España, 2001, p. 77.

29

hecho visiones de conjunto sobre la formación de los conceptos de cultura y acerca de sus diferentes discusiones. Y, sobre todo, se han expandido tanto el concepto, que bien puede considerarse ya demasiado amplio. Abarca desde los fundamentos simbólicos de la acción (Parsons) hasta la totalidad de los artefactos humanos. Incluye las máquinas electrónicas hasta los tatuajes en el cuerpo humano, altas culturas y culturas cotidianas; cultura de las tribus arcaicas y cultura de las sociedades modernas.27

El término cultur o kultur proviene del idioma alemán y se tiene

conocimiento de su aparición desde finales del siglo XVIII. Para Michael Payne,

este es un

Término de aplicación virtualmente ilimitada, que inicialmente puede entenderse como una referencia a todo lo que es producido por los seres humanos a diferencia de lo que forma parte la naturaleza. Sin embargo, se ha observado con frecuencia que, dado que la naturaleza misma es una abstracción humana, también ella tiene una historia, lo cual a su vez, significa que es parte de la cultura.28

Si bien los conceptos pertenecen a un tiempo y a una realidad, el de cultura

no es la excepción. La noción de ella ha tenido distintas interpretaciones en la

historia. De acuerdo con Valenzuela Arce (1998), “hablar de cultura es entrar a un

campo mimético, difuso, evasivo, frecuentemente atrapado en los intersticios que

conforman sus múltiples acepciones”.29 Por ello no se puede decir que sea

estático y homogéneo. En el desarrollo de los siglos y las civilizaciones30 la forma

27

2

Niklas Luhmann, “La cultura como un concepto histórico”, en Historia y

grafía, Universidad Iberoamericana, núm. 8, México, 1997, p.11.

28

2

Michael Payne, op. cit., p. 120.

29

2

José Manuel Valenzuela Arce, Nuestros piensos. Culturas populares en la

frontera México-Estados Unidos, CONACULTA, México, 1998, p.13.

30

3

De acuerdo con la propuesta de Huntington civilización es <<una entidad

cultural>>. Véase a Samuel P. Huntington, El choque de civilizaciones y la

reconfiguración del orden mundial, Paídos, México, 2004, p.46.

30

en cómo se representó la cultura está ligada estrechamente al contexto social.

Una explicación de ello es la propuesta por Reinbart Koselleck cuando señala que

… los conceptos y la realidad cambian a diferentes ritmos, de modo que a veces nuestra capacidad de conceptualizar la realidad deja atrás a la realidad conceptualizable, o al contrario. […] Todos los conceptos fundamentales no sólo son inalterables (en el sentido de que su formulación lingüística se mantiene inmutable durante largo tiempo y por tanto, discutibles y controvertidos, sino que poseen a la vez una estructura temporal interna. Cada concepto fundamental contiene varios estratos profundos procedentes de significados pasados, así como expectativas a futuro de diferente calado.31

A lo largo de las definiciones que se le han dado al concepto hemos

encontrado diversas posturas que tratan de definirlo. Asimismo nos encontramos

con debates que giran en torno a ello, los cuales han estado ligados al desarrollo

de las ciencias. Tanto en los campos de la historia, antropología, sociología,

etnología, entre otras disciplinas, la cultura es concebida de diversas maneras, e

incluso formando parte de la interdisciplinariedad. Para dar una muestra de ello

en diccionarios contemporáneos en la década a la cual se remite el fenómeno de

estudio el término fue definido como

Cultivo, instrucción, civilización, ilustración, erudición, saber, progreso, perfección, mejoramiento32. Desarrollo o mejoramiento de las facultades físicas, intelectuales o morales, mediante la educación; conjunto de ideas, habilidades y costumbres que ha ido adquiriendo un grupo humano y transmitiendo de generación en generación.33

31

3

Reinhart Koselleck, “Historia de los conceptos y concepto de historia”, en Ayer. Revista de historia contemporánea, Asociación de Historia contemporánea Marcial Pons, Ediciones de historia, # 53, Madrid, 2004, pp.36-38.

32

3

W. M. Jackson, Diccionario Hispánico Universal, Enciclopedia ilustrada en

lengua española, W. M. Jackson, inc., Editores, México, 1967, p.1125.

33

3

Gran Diccionario Enciclopédico Ilustrado, Tomo III, Reader`s Digest

México, México, 1978, p. 970.

31

Esas concepciones referidas de la cultura han sido parte de consensos

buscados para una universalidad establecida con el fin de poder estandarizar el

significado. Por otra parte, existen definiciones teóricas que han aparecido a lo

largo de las producciones filosóficas y científicas enriqueciendo así el propio

campo de estudio. Desde las ciencias sociales han salido a la luz interpretaciones

que han hecho aportes a la historia cultural así como también métodos y técnicas

para su estudio. Para el teórico Charles Taylor

La cultura o civilización, tomada en su sentido etnográfico amplio, es esa totalidad compleja que abarca el conocimiento, las creencias, el arte, la moral, la ley, las costumbres y cualesquiera otras habilidades y hábitos adquiridos por el hombre como miembro de la sociedad.34

La propuesta de Taylor es compartida con Huntington en el sentido de que

tanto la cultura como la civilización hacen referencia a la vida de un pueblo en el

amplio sentido de la palabra. Existen otras definiciones que permiten

comprenderla, tal es el caso de la planteada por John B. Thompson en la obra

Ideología y cultura moderna (1992), donde establece que

La cultura es el patrón de significados incorporados a las formas simbólicas –entre las que se incluyen acciones, enunciados y objetos significativos de diversos tipos- en virtud de los cuales los individuos se comunican entre sí y comparten sus experiencias, concepciones y creencias.35

Para el teórico Edwin Said el conocer a la cultura (aludiendo a la cultura

europea) y darle el papel que corresponde en la vida del hombre en sociedad

ofrece una serie de reconocimientos, como el de

34

3

Véase a Charles Taylor citado en Rossana Almada, Juntos, pero no

revueltos. Multiculturalidad e identidad en Todos Santos, BCS., Publicaciones de

la Casa Chata, México, 2006, p.43.

35

3

John B. Thompson, Ideología y cultura moderna, Universidad Autónoma

de México, México, 1993, p.145.

32

… reconocer la grandeza y la manipulación de que la cultura es capaz; reconocer que la cultura no es una serie de monumentos, sino una incesante confrontación con procesos estéticos e intelectuales; por último, reconocer en la cultura el potencial para imágenes audaces y declaraciones osadas.36

Pero el planteamiento del autor no sólo recae en esa interpretación acerca

del concepto sino que bajo una postura contemporánea de ello señala que

Todas las culturas son híbridas; ninguna es pura; ninguna es idéntica a un pueblo racialmente puro; ninguna conforma un tejido homogéneo. Más aún, todas las culturas incluyen en su constitución una parte significativa de invención y fantasía –mitos, si se prefiere- que participa de la formación y la renovación de las diversas imágenes que una cultura tiene de sí misma.37

Una serie de características con las cuales cuenta la cultura de acuerdo al

planteamiento de George P. Murdock en la obra Cultura y sociedad (1987), se

presentan cuando señala que ésta es aprendida, es decir, no es instintiva, es

inculcada, es social, es ideativa, produce satisfacciones, es adaptativa y

finalmente es integradora.38

Lo expuesto por Murdock respecto a la idea de cultura descansa sobre el

planteamiento de Peter Berger y Thomas Luckmann en la obra La construcción

social de la realidad aparecida por primera vez en 1968, donde de acuerdo a la

propuesta de los autores, referente a la internalización de la realidad por medio de

la socialización primaria y secundaria, el ser humano entra en contacto con este

elemento por medio de la lengua, una gestualidad determinada construyendo así

una manera de ver y representar el mundo, es decir, desde una construcción

simbólica.

Estos elementos son trasmitidos por los demás miembros de la sociedad que

interactúan con el individuo en dos etapas: en la de socialización primaria –

36

3

Edwin W. Said en Gerhart Schröder y Helga Breuninger (Comps.), Teoría

de la cultura, Fondo de Cultura Económica de Argentina, Argentina, 2005, p.53.

37

3

Ibíd. p.50.

33

referente a la infancia y la vida familiar- y la socialización secundaria que es

concebida cuando el hombre entra en contacto con el medio social que forma

parte de su propio contexto de acuerdo al tiempo y espacio. Mediante esas dos

formas de contacto con la cultura el ser humano adquiere significados a través de

palabras, objetos y símbolos, además aprehende a desempeñar en su vida un rol

determinado; también normas, valores, conductas, lo prohibido y lo permitido.39

Desde el campo de la antropología cultural los estudios realizados en la

década de los setenta y ochenta dieron como resultado nuevas interpretaciones

para el concepto de cultura como la que plantea uno de los mayores exponentes

de su época de nombre Clifford Geertz. El señala en la obra La interpretación de

38

3

Para el autor éstas son algunas de las características “La cultura es aprendida. La cultura no es instintiva, o innata, o transmitida biológicamente, sino que está compuesta de hábitos, o sea, de tendencias a reaccionar aprendidas, adquiridas por cada individuo a través de su propia experiencia en la vida después del nacimiento. […] La cultura es inculcada. […] sólo el hombre puede pasar a sus descendientes sus hábitos adquiridos en alguna medida considerable. […] muchos de los hábitos aprendidos por los seres humanos son transmitidos de padres a hijos a través de generaciones sucesivas y, por medio de repetida inculcación adquieren esa persistencia a través del tiempo, esa relativa independencia de portadores individuales, que justifica que se les clasifique colectivamente como “cultura”. […] La cultura es social. Los hábitos de tipo cultural no sólo son inculcados y luego transmitidos a través del tiempo; también son sociales, o sea, compartidos por los seres humanos que viven en sociedades o grupos organizados, y se mantienen relativamente uniformes por la presión social. En pocas palabras, son hábitos de grupo. Lo hábitos que los miembros de un grupo social comparten entre sí constituyen la cultura de ese grupo. […] La cultura es ideativa. Hasta un grado considerable, los hábitos de grupo en los que consiste la cultura son conceptualizados (o verbalizados) como normas o pautas de conducta ideales. Naturalmente que hay sus excepciones… […] en la medida en que la cultura es ideacional, todas las culturas deben revelar ciertas similitudes, que surgen de las leyes universales que gobiernan los procesos mentales simbólicos… […] La cultura produce satisfacciones. Forzosamente, la cultura siempre satisface las necesidades biológicas básicas y las necesidades secundarias se derivan de ella. Sus elementos son técnicas habituales probadas para satisfacer los impulsos humanos, en la interacción del hombre con el mundo externo de la naturaleza y con los demás hombres. […] La cultura es adaptativa. La cultura cambia y el proceso de cambio parece ser adaptativo… […] A través del tiempo, las culturas suelen ajustarse al ambiente geográfico… […] Las culturas también se adaptan, por medio de la copia y organización, al ambiente social de los pueblos vecinos. […] La cultura es integrativa. Como un producto del proceso de adaptación, los elementos de una determinada cultura suelen formar un todo congruente e integrado. […] La integración toma tiempo, siempre hay lo que Ogburn ha llamado una “laguna cultural”, y mucho antes de que un proceso se haya completado muchos otro se han iniciado”. George P. Murdock, Cultura y sociedad, FCE, México, 1987, pp.79-84.

39

3

Peter Berger y Thomas Luckmann, La construcción social de la realidad,

Amorrortu, Argentina, 2001, pp.164-184.

34

las culturas (2004), que el concepto de cultura hace alusión a un término

semiótico. Y que por lo tanto

Creyendo con Max Weber que el hombre es un animal inserto en tramas de significación que él mismo ha tejido, considero que la cultura es esa urdimbre y que el análisis de la cultura ha de ser por lo tanto, no una ciencia experimental en busca de leyes, sino una ciencia interpretativa en busca de significaciones. […] La cultura, ese documento activo, es pública… […] Aunque contiene ideas, la cultura no existe en la cabeza de alguien; aunque no es física, no es una entidad oculta.40

Entonces, de acuerdo a lo que refiere Geertz, la cultura puede ser

representada como ese tejido conformado de ideas, creencias, patrones de

conducta y comportamiento, sentimientos, aspiraciones y fantasías. Es decir, es

una representación simbólica.

Otro antropólogo alineado a la escuela norteamericana es Conrad Phillip

Kottak el cual en su obra Antropología cultural (2002), hace un análisis de la

cultura señalando una serie de características que así como la componen

también la definen (Véase cuadro 1).

Cuadro 1. Aspectos de la cultura de acuerdo a Conrad P. Kottak

Es aprendida y transmitida Se absorbe también de modo inconciente

Funciona a través de símbolos La naturaleza como parte de la cultura

Existen significados y valores para cada cultura

Está integrada en los aspectos económicos y políticos

No es un determinante para el comportamiento

Es utilizada de forma activa y creativa

Se mueve a través de la difusión y la migración

Cambia pero también se mantiene

La diversidad cultural está ligada a la etnia, región y clase social

Niveles de cultura: internacional, nacional y subcultural

Existen rasgos culturales universales; igualmente únicos y distintivos

Diversidad de culturas: multiculturalismo

Fuente: Elaboración con base a Conrad Phillip Kottak, Antropología cultural, McGraw Hill, México, 2002, pp. 44-50.

De acuerdo a lo que presentamos a través de Kottat vemos que los

elementos que se destacan en su análisis comparten sintonía con los presentados

40

4

Clifford Geertz, La interpretación de las culturas, Gedisa, Barcelona, 2003,

pp. 20-24.

35

a través de la definición dada en manos de Geertz y la escuela antropológica

estadounidense. En el caso de Gilberto Giménez, apoyado en la antropología

posmoderna, él adopta la concepción semiótica de cultura como “pautas de

significados” en el sentido de Geertz y J.B. Thompson. Plantea desde esa postura

que

… la cultura sería la dimensión simbólico-expresiva de todas las prácticas sociales, incluidas sus matrices subjetivas (“habitus”) y sus productos materializados en forma de instituciones o artefactos. En términos más descriptivos diríamos que la cultura es el conjunto de signos, símbolos, representaciones, modelos, actitudes, valores, etcétera, inherentes a la vida social.41

Bajo la propuesta de Giménez la cultura se encuentra ubicada en los

diversos fenómenos sociales, económicos y políticos ya que, como lo establece el

autor: “está en todas partes”.42 Para cerrar este esencial apartado dedicado a la

cultura coincidimos con lo señalado por Said cuando establece que la cultura es

41

4

Gilberto Giménez, “Territorio y cultura”, en Estudios sobre las culturas

contemporáneas, núm. 34, Diciembre, época II, vol. II, Colima, 1996, p. 13.

42

4

De acuerdo a Giménez, en el conjunto de hechos culturales es preciso

hacer distinción de tres dimensiones analíticas. La primera, es ver a la cultura

como comunicación. Dentro de esta variable se presenta un sistema de signos,

símbolos, emblemas y señales, en ello se incluyen tanto la lengua, el habitad, la

alimentación, el vestido, entre otros; todos bajo un sistema semiótico. La segunda,

es ver a la cultura como almacenamiento de conocimientos. Aquí está presente la

ciencia, las creencias, la intuición, la contemplación, el sentido común, entre otros

elementos. La tercera, es ver a la cultura como visión del mundo. Ahí se

encuentran las religiones, las filosofías, las ideologías y las reflexiones sobre

sistemas de valores para interpretar el mundo. Cuando habla de las formas

objetivadas o materializadas de la cultura, Giménez señala que estas cobran

sentido cuando son apropiadas y permanentemente reactivadas por los hombres

capaces de leerlas, en ese sentido culturalmente conformados.

36

siempre histórica, y siempre está anclada en un lugar, un tiempo y una sociedad

determinada. La cultura siempre implica la concurrencia de diferentes definiciones,

estilos, cosmovisiones e intereses en pugna. Además las culturas pueden volverse

oficiales y ortodoxas, o pueden tender hacia lo heterodoxo, lo no oficial y lo

libertario.43

Ralph Linton en la obra Cultura y personalidad (1983), señala que este último

elemento de la conformación del hombre está moldeado por la propia cultura

perteneciente como base de una experiencia de vida social. Para él, la cultura por

lo general representa a

… la forma de vida de cualquier sociedad, y no simplemente a las zonas que la misma sociedad considera como más elevadas o deseables… es decir que todas las sociedades poseen una y por lo tanto el ser humano es en algún sentido portador de una cultura.44

Es así como Linton establece con base a su tema de estudio que la

definición optada por él para comprender la cultura se plantea como “… la

configuración de la conducta aprendida y de los resultados de la conducta, cuyos

elementos comparten y transmiten los miembros de la sociedad”.45

El amplio campo de la vida del hombre así como de sus estudios nos orilla a

concebir la cultura retomando lo señalado por Adolfo Colombres (1990) como algo

específicamente humano, mismo que es adquirido ya sea por herencia o por un

43

4

Gerhart Schröder y Helga Breuninger, op.cit. p. 52.

44

4

Ralph Linton, Cultura y personalidad, FCE, México, 1983, pp. 43-44.

45

4

Íbíd. p. 45.

37

proceso de creación teniendo como base un marco referencial de un grupo

determinado. En ese sentido

La cultura comprende todos los conocimientos, creencias, costumbres, usos y hábitos propios de una sociedad determinada. Es decir, todo nuestro comportamiento es cultural, incluso el que se presenta como anti-cultural, porque éste se define por oposición a normas específicas. También forman parte de la cultura las técnicas que usamos para hacer alguna cosa…46

Bajo la serie de definiciones plantadas se ha puesto a la cultura, como lo

plantea Linton, junto con otros conceptos empleados en las Ciencias Sociales al

igual que en la historia, en un plano donde la utilización y uso forma parte de un

proceso de delimitación gradual cambiante en el tiempo. Ello corresponde a que

de acuerdo a la investigación y el carácter de la misma es la manera en cómo se

conciben los conceptos.47 Bajo esta idea al hablar de cultura se alude a una

… palabra empleada en diversos sentidos en el uso diario, pero sin un significado básico tangible o generalmente aceptado. En el plano erudito, se relaciona de una forma u otra con conceptos e ideas que tienen lugar en el ámbito de las humanidades y las ciencias sociales, pero a menudo se presenta sin una definición precisa y de formas que difieren tanto entre disciplinas como dentro de cada una de ellas.48

Este recuento acerca de la cultura nos da un panorama para poder identificar

las posturas teóricas que se tienen al respecto desde un enfoque multidisciplinario.

Debido a que el concepto es complejo y tiene sus variaciones de acuerdo al

tiempo y lugar de donde se es planteado, nos hemos dado a la tarea de tomar

algunos elementos en sus diversas definiciones como base para poder

comprender el siguiente término que se nos viene en puerta: transculturación. El

46

4

Adolfo Colombres, Manual del Promotor Cultural. (1) Bases teóricas de la

acción, Hvmanitas-Colíhue, Argentina, 1990, p. 16.

47

4

Ralph Linton, op. cit. pp.44-45.

48

4

David Throsby, Economía y cultura, Cambridge University Press, España,

2001, p. 17.

38

cual representa al fenómeno histórico en Mazatlán durante el período antes

señalado.

1.3. El concepto de Transculturación entre el debate para los estudios culturales.

De acuerdo con Koselleck los conceptos tienen historia, y algunos contienen

significados diversos a través del tiempo. Se ha optado por utilizar para abordar al

objeto de estudio el concepto de transculturación.

El interés de las ciencias sociales por la cultura, principalmente en el siglo

XIX y XX, ha dado como resultado la aparición de múltiples conceptos y posturas

teóricas para explicar temas culturales en diversos tiempos y espacios. Por lo que

En distintos lugares y disciplinas se emplean gran variedad de términos para describir los procesos de préstamo cultural, apropiación, intercambio, recepción, transferencia, negociación, resistencia, sincretismo, aculturación, enculturación, inculturación, transculturación, hibridación, mestizaje, criollización, interacción e interpenetración de culturas.49

En este caso siendo consientes de que el concepto aquí utilizado puede ser

uno, entre otros más, surgidos para dar respuesta a las interrogantes planteadas

desde los estudios culturales, se considera importante y explicativo debido al

siguiente señalamiento. El concepto de transculturación del antropólogo cubano

Fernando Ortiz, quien fue influenciado por los aportes hechos por Malinowski

referentes a la cultura, vio la luz por primera vez en la obra El contrapunteo

cubano del tabaco y el azúcar en 1940. El estudio del autor está orientado hacia el

papel del tabaco y el azúcar en la vida económica, social y cultural de la isla de

Cuba, por lo que señala la importancia del la transculturación para poder

interpretarlos debido a las características de dichos elementos como parte de un

proceso intercultural.

49

4

Peter Burke, Formas de Historia Cultural, op. cit, p. 261.

39

Ortiz previamente a la aportación del concepto conocía los trabajos

realizados por Malinowski, en especial el ensayo de The Anthropology of

Changing Africana Cultures de 1938, donde se plantea el contacto cultural

europeo con las culturas nativas en África. Malinowski a raíz de sus estudios de

las culturas nativas en África y el contacto externo de estas con las culturas

colonizadoras coincidía con Ortiz en que

… el contacto, choque y transformación de las culturas no puede concebirse como la completa aceptación de una cultura dada por cierto grupo humano aculturado, recordando a su vez su afirmación al efecto de que las dos razas se sostienen con elementos tomados así como de Europa como de África… Al hacerlo así, ambas razas transforman los elementos que reciben prestados y los incorporan a una realidad cultural enteramente nueva e independiente.50

Previamente a la obra, el 25 de noviembre de 1939 Ortiz envía una carta a

Malinowski donde señaló la invención del término, un fragmento del capítulo

donde estaba plasmado y hasta una explicación de su “… preferencia por el

neologismo y acudo a la autoridad de Ud. para su bautizo”.51

50

5

Fernando Ortiz, Contrapunteo cubano del tabaco y el azúcar, Cátedra,

Madrid, 2002, pp.84-85.

51El filósofo cubano Enrico Mario Santí, bajo la edición Cátedra del año

2002, hace un análisis de la obra de Ortiz de la primera edición, aquella que

introdujo Malinowski. Para Enrico Mario Santí, es fundamental conocer la relación

del culturalista cubano llevada a cabo con el antropólogo enraizado en la tradición

inglesa, debido a que ello da una de las respuestas del por qué el vocablo

transculturación. De acuerdo con él, Malinowski, en la introducción de la obra de

Ortiz señala que durante un viaje del antropólogo europeo a La Habana en 1939,

Ortiz le informó que en su próxima obra introduciría un nuevo vocablo técnico:

transculturación, esto para reemplazar <<expresiones corrientes>> como

<<cambio cultural>>, <<aculturación>>, <<difusión>>, <<migración>> u

<<osmosis de cultura>>, además de otras analogías consideradas por el cubano

imperfectamente expresivas. Malinowski en la introducción de la obra de Ortiz

utiliza el planteamiento de un ensayo propio titulado The Anthropology of changing

40

Para establecer cómo llega a la adopción del presente concepto Ortiz, Enrico

Mario Santí, realiza en la primera edición del año 2002 una incursión a la vida y

obra del autor. Es a través de ese estudio, en carácter de análisis historiográfico,

donde se señala que el contacto entre Fernando Ortiz y Malinowski se suscitó en

La Habana en 1939, lugar donde le introduce la idea de la invención del concepto

de transculturación para reemplazar expresiones como cambio cultural,

aculturación, difusión, migración u ósmosis de cultura entre otras analogías que

eran expresadas “imperfectamente”.52Así, transculturación fue un concepto

tomado en contraposición de la aculturación plateada por los antropólogos

norteamericanos Redfield, Linton y Herskovits que apareció en 1936.

Una obra de carácter historiográfica plasma la idea de la aculturación y la

sitúa en la coordenada donde se hace referencia generalmente en los estudios

que utilizan ese concepto, esto es, el contacto entre civilizaciones y grupos étnicos

como los acontecidos desde el siglo XV, y todo el periodo de las colonias, como lo

desarrolla Francois Chevalier en América Latina. De la independencia a nuestros

días (2001), particularmente en el capítulo titulado “sociedades heterogéneas.

African Cultures (1938), donde señala la coincidencia con Ortiz, y esta estaba

basada en que “… el contacto, choque y transformación de la culturas no puede

concebirse como la completa aceptación de una cultura dada por cierto grupo

humano <<aculturado>>, recordando a su vez su afirmación al efecto de que las

dos razas se <<sostienen con elementos tomados así de Europa como de África…

de ambos acervos de cultura. Al hacerlo así, ambas razas transforman los

elementos que reciben prestados y los incorporan a una realidad cultural

enteramente nueva e independiente”. Véase a Enrico Mario Santí, “Introducción”,

en Fernando Ortiz, op.cit., pp. 84-85.

,

Ibíd. p.83.

52

5

Ibíd. p. 84.

41

Etnia y etnohistoria”, donde de acuerdo con A. Dupront y éste con los antropólogos

mencionados líneas arriba, establece que

… la aculturación es el movimiento del individuo, de un grupo, de una sociedad e incluso de una cultura, hacia otra... […] es asimismo, la interacción entre dos culturas o dos civilizaciones frente a frente, o bien su “interpenetración”….”.53

Siguiendo con el planteamiento del autor al hacer un análisis historiográfico

de las interpretaciones y lecturas latinoamericanas del proceso de aculturación

señala y expresa la tesis presente en los estudios históricos contemporáneos

Si bien esforzándonos constantemente por no caer en el “centrismo europeo” – escollo frecuente en este tipo de investigaciones-, señalaremos en América Latina los principales dominios o aspectos de los estudios sobre la aculturación. Lo esencial se refiere, evidentemente, a los contactos entre indígenas e ibéricos, caracterizados por el mestizaje a la vez biológico y cultural, con imposiciones por parte del vencedor.54

Aculturación apareció para nombrar a los fenómenos que resultan de las

interacciones directas entre grupos de distintas culturas donde se presentan

cambios en los patrones culturales originales ya sea de uno o ambos grupos.55

53

5

Francois Chevalier, op.cit., p. 256.

54

5

Ibíd. p.257.

55

5

Para Enrico Mario Santí, uno de los principales problemas del tratamiento

tanto de aculturación como de transculturación radicaba principalmente en cómo

eran interpretados los vocablos por las dos escuelas antropológicas (la inglesa y la

estadounidense). Para el autor, aculturación toma mayor auge en la década de los

30 en las ciencias sociales para nombrar “… aquellos fenómenos que resultan

cuando grupos de individuos de distintas culturas entran en continuo contacto

directo, con consecuentes cambios en los patrones culturales originales de uno o

ambos grupos. Cito y subrayo la definición original que en 1936 dio el trío de

antropólogos norteamericanos (Redfiel, Linton y Herskovits) no sólo para evitar

cualquiera de las múltiples distorsiones posteriores que ha sufrido el término;

también para fundamentar que Malinowski en realidad pecaba de distorición al

42

Pero no sólo la disputa estaba enfocada a una razón teórica, sino que existía una

confrontación académica entre la escuela norteamericana e inglesa de donde

cada uno de los grupos fueron representantes. Por lo que en el debate académico

e intelectual se posicionaron dos bandos, por un lado Malinowski y Ortiz, por el

otro lado los antropólogos norteamericanos.56

Lo que Ortiz expone de la transculturación es que, si bien él entiende como

aculturación a un proceso de tránsito de una cultura a otra, señala el primero

como un vocablo más completo. Como su estudio fue referente a Cuba plantea

afirmar que se trataba de un <<vocablo etnocéntrico con una significación moral

[…] El “inculto” ha de recibir los beneficios de “nuestra cultura”; es “él” quien ha de

cambiar para convertirse en “uno de nosotros”>>. Ortiz por su parte, repitió el error

de Malinowski, aunque sin la saña de aquél, y sosteniendo una objeción

mayormente lexicológica o lingüística (<<[aculturación] no consiste únicamente en

adquirir una distinta cultura, que es lo que en rigor indica la voz

angloamericana>>). No cabe duda de que el neologismo de Ortiz es harto más

feliz, al menos en español, que el original d aculturación, que después de todo

traduce del inglés”. Enrico Mario Santí, “Introducción”, en Fernando Ortiz, op. cit.,

pp. 85-86.

56

5

Para Enrico Mario Santí pueden ser diversas las razones de la oposición

de Malinowski y Ortiz por el término aculturación. En el caso del segundo fue más

la imprecisión conceptual de la propuesta estadounidense. Para Malinowski fue

más una lucha ideológica debido a “… el resentimiento contra Herskovits, y por

extensión contra la escuela norteamericana de Antropología, era harto evidente.

Para cuando él y Ortiz se conocen en La Habana en 1939 una guerra

transatlántica ya se libraba entre las dos escuelas, la norteamericana y la

británica, sobre la naturaleza de la llamada <<Antropología Aplicada>> y la ética

profesional de todo aquel antropólogo que convive con el nativo y a la vez

aconseja al administrador colonial”. Ibíd. p. 89.

43

que en esa isla se presentaron variados fenómenos culturales que sirven para

poder comprender la historia y evolución del pueblo cubano en amplios sentidos:

el económico, institucional, jurídico, ético, religioso, artístico, lingüístico,

psicológico y sexual entre otros más. Ello nos lleva a plasmar de manera textual

en palabras del autor un párrafo que sintetiza su aportación a los estudios

culturales desde su lugar social:

Entendemos que el vocablo transculturación expresa mejor las diferentes fases del proceso transitivo de una cultura a otra, porque éste no consiste solamente en admitir una distinta cultura, que es lo que en rigor indica la voz angloamericana aculturation, sino que el proceso implica también necesariamente la pérdida o desarraigo de una cultura precedente, lo que pudiera decirse una parcial desaculturación, y, además, significa la consiguiente creación de nuevos fenómenos culturales que pudieran denominarse de neoculturación. Al fin, como bien sostiene la escuela de Malinowski, en todo abrazo de culturas sucede lo que en la cópula genética de los individuos: la criatura siempre tiene algo de ambos progenitores, pero siempre es también distinta de cada uno de los dos.57

Basado en ello Ortiz señala que este concepto que él mismo acuña es

elemental para comprender la historia de Cuba y analógicamente de América en

general, y como lo establece David Sobrevilla

… en Ortiz existía el ánimo de reemplazar la noción de aculturación por la de transculturación por encontrarla más apropiada para comprender todas las complejidades del cruce de culturas en general y del producido en Cuba en particular.58

Una de las diferencias establecidas por Ortiz en relación con los vocablos

transculturación y aculturación radica en que el primero, desde un punto de vista

latinoamericano del fenómeno cultural, supone una resistencia en cuanto a la

cultura del pueblo receptor ante el impacto de la influencia externa. Asimismo se

57

5

Fernando Ortiz, op. cit. p. 260.

58

5

David Sobrevilla, “El proceso de occidentalización del mundo:

¿Aculturación masiva o transculturación universal?”, en León Olivé y Luis Villoro,

Filosofía moral, educación e historia, UNAM, México, 1996, p. 162.

44

contrapone al segundo término, el cual plantea un escenario de pasividad y

pérdidas culturales por parte de los grupos aculturados.

En el proceso de transculturación de Ortiz se identifican tres elementos: una

parcial pérdida de la cultura propia –deculturación-, pero ésta bajo diversos

grados. La incorporación y adaptación de los elementos culturales externos, y

finalmente, una recomposición dentro del sistema cultural donde persisten

elementos de la cultura del grupo, pueblo y sociedad, así también lo presente a

través de la influencia externa.

El crítico de nacionalidad uruguaya Ángel Rama en su obra de 1982 titulada

Transculturación narrativa en América Latina utiliza el término para hacer un

estudio de las tradiciones históricas narrativas en la literatura latinoamericana con

la influencia que se ha recibido a través de la historia así como de los procesos

que han sido parte de ella. Rama señala que el concepto generado por Ortiz está

elaborado sobre una doble comprobación ya que

[…] por una parte registra que la cultura presente de la comunidad latinoamericana (que es un producto largamente transculturado y en permanente evolución) está compuesta de valores idiosincráticos, los que pueden reconocerse actuando desde fechas remotas; por otra parte corrobora la energía creadora que la mueve, haciéndola muy distinta de un simple agregado de normas, comportamientos, creencias y objetos culturales, pues se trata de una fuerza que actúa con desenvoltura tanto sobre su herencia particular, según las situaciones provenientes de fuera. Es justamente esa capacidad para elaborar con originalidad, aún en difíciles circunstancias históricas, la que demuestra que pertenece a una sociedad viva y creadora, rasgos que pueden manifestarse en cualquier punto del territorio que ocupa aunque preferentemente se los encuentre nítidos en las capas recónditas de las regiones internas.59

En ese sentido, Sobrevilla identifica en el análisis de Rama que tanto

aculturación como transculturación son palabras semejantes pero a su vez

distintas ya que denominan dos procesos diversos, es decir,

… la aculturación es el proceso de sometimiento pasivo de una cultura a otra, o el de redefinición de su identidad, como dice Huntington. Mientras que en el caso de la transculturación hay una respuesta creadora y de resistencia por parte de la cultura

59

5

Ángel Rama, Transculturación narrativa en América Latina, Siglo XXI,

México, 2004, pp.33-34.

45

receptora. En la descripción que Ortiz hace de transculturación, Rama encuentra una visión geométrica según tres momentos: la transculturación implica, primero, una “parcial deculturación” que puede alcanzar diversos grados y afectar variadas zonas de la cultura; implica, en segundo, incorporaciones procedentes de la cultura externa; y finalmente un esfuerzo de recomposición manejando los elementos supervivientes de la cultura originaria y los que vienen de afuera.60

Haciendo un análisis del concepto de transculturación a través de la obra

mencionada de Rama, Ana María Zubieta en Cultura popular y cultura de masas.

Conceptos, recorridos y polémicas (2000), establece que la transculturación para

Ángel Rama es

… un proceso por el cual una cultura entra en contacto con otra (con la que generalmente se dan condiciones de desigualdad respecto de su poder de dominio y de su grado de desarrollo). Y en ese contacto, que no excluye el conflicto, la cultura dominada entra en un proceso de cambio en el que se observan, aunque transformados, importantes fragmentos de la propia tradición, que, de otro modo, se perderían –como de hecho Rama señala que ocurre de hecho en las comunidades cerradas o aisladas geográficamente, las cuales, al no mantener contacto con la modernización que va inevitablemente imponiéndose, concluyen autoafixiándose y desapareciendo-.61

También como lo establece Mario Santí transculturación ha sido un concepto

debatido y recurrente para los que abordan otras posturas derivadas como lo son

el postcolonialismo,62 el neocolonialismo, el mestizaje cultural, la hibridación, el

multiculturalismo, la heterogeneidad y homogeneidad cultural, la mimesis, el

biculturalismo, sincretismo, entre otros más con matices analíticos diversos.

Dentro de los estudios y análisis que abordan los fenómenos culturales de

las fronteras, transculturación es concebida, de acuerdo a Valenzuela Arce (2003),

como los “… procesos de doble o múltiple apropiación cultural, en los que los

60

6

David Sobrevilla, op. cit. p. 162.

61

6

Ana María Zubieta, Cultura popular y cultura de masas. Conceptos,

recorridos y polémicas, Paídos, Argentina, 2000, p.216

62

6

Fernando Ortiz, op. cit. p. 93.

46

grupos “intercambian” elementos culturales”.63 Por lo que ello, de acuerdo con el

autor, “… tiene lugar en campos de relaciones desiguales donde a menudo los

grupos, sectores o naciones dominantes diseñan estrategias para imponer sus

modelos culturales a los grupos menos poderosos; este modelo ha definido buena

parte de las relaciones entre México y los Estados Unidos”.64

Así como el concepto de transculturación ha sido utilizado desde una postura

multidisciplinaria, la hibridación cultural65 en el análisis interpretativo ha cobrado

fuerza recientemente bajo el planteamiento de García Canclini. Pero ese término

vio la luz en las primeras décadas del siglo XX, para algunos en 1923 bajo

<<hibridización cultural>> de la mano de A. L. Kroeber,66 para otro fue en 1928

63

6

José Manuel Valenzuela Arce, “Centralidad de las fronteras. Procesos

socioculturales en la frontera México-Estados Unidos”, en José Manuel Valenzuela

Arce (Coord.), Por las fronteras del norte. Una aproximación cultural a la frontera

México-Estados Unidos, FCE/CONACULTA, México, 2003, p. 58.

64

6

Ibíd., pp. 58-59.

65

6

Para Enrico Mario Martí el concepto de transculturación ha tenido un gran

impacto en los estudios culturales; otras concepciones usadas para el término en

algunas ocasiones no cuentan con rigurosidad. Es decir “casi todos se apartan de

las intenciones antropológicas del Contrapunteo, donde la transculturación se

hace evidente sólo a partir de la conciencia de vastas transformaciones históricas,

y en especial económicas, que aparecen en cambios de usos y costumbres. No es

exagerado decir que la mayoría de los estudios que invocan el término

transculturación –o su adjetivo, transcultural- lo hacen superficialmente: lo invocan

apenas como sinónimo de mestizaje o hibridez…”. Enrico Mario Santí,

“Introducción”, en Fernando Ortiz, op. cit., p. 94.

66

6

Este concepto apareció por en la primera edición de 1923 en la obra

Anthropology: culture patterns & process de A. L. Kroeber, esto de acuerdo a José

47

bajo la concepción de <<híbrido cultural>> en las manos del sociólogo Robert

Park, el cual

… hablaba del "híbrido cultural," específicamente refiriéndose al fenómeno de migración humana y al estatuto del individuo marginal. Park define al "híbrido cultural" como el tipo de personalidad que caracteriza al "hombre marginal," o sea, al inmigrante que debe encontrar su lugar en una nueva sociedad. Este "hombre marginal," vive y comparte íntimamente tradiciones de diferentes sociedades; su conflicto es de "orden mental," entre un yo escindido -el viejo- (representado por las tradiciones de su lugar de procedencia), y el nuevo yo, que comporta la incorporación de nuevas pautas culturales.67

En el campo de la literatura latinoamericana el término de transculturación

fue implementado y desarrollado desde diversas posturas, para el caso de la

hibridación cultural también aparece con una gran fuerza principalmente en el

espacio contemporáneo, como fue el caso de

… Amaryll Chanady, en la introducción a Latin American Identity and Constructions of Difference (1994) se refiere al híbrido como la tercera característica constitutiva de la identidad en América Latina, y menciona los aportes de Cornejo-Polar, Jean Franco, Monsiváis, Subercaseaux, y Rama entre las contribuciones más importantes a la articulación de este concepto. A su vez, el crítico cubano-americano, Román de la Campa en "Hibridez posmoderna y transculturación: políticas de montaje en torno a Latinoamérica," haciéndose eco de la contribución de la teoría poscolonial, específicamente del aporte de Homi Bhabha, y luego del de Canclini, re-evalúa el concepto antropológico de transculturación tal como esbozado en los años cuarenta por Fernarndo Ortiz y luego retomado para la literatura por Ángel Rama en los años setenta-ochenta, trayendo a luz nuevamente el problema del híbrido.68

Manuel Valenzuela Arce, Nuestros piensos. Culturas populares en la frontera

México-Estados Unidos, CONACULTA, México, 1998, p. 23.

67

6

Rita De Grandis, “Incursiones en torno a hibridación, Una propuesta para

discusión: De la mediación lingüística de Bajtín a la mediación simbólica de

Canclini“, véase en: http://lanic.utexas.edu/project/lasa95/grandis.html. Fecha de

consulta: 5/02/2011.

68

6

Ibíd.

48

El antropólogo argentino Néstor García Canclini (2005) establece que el

concepto de hibridación ha sido abordado en la bibliografía antropológica y

etnohistórica desde términos como mestizaje, sincretismo y creolización para

llamar así a las combinaciones de elementos tanto étnicos como religiosos, a ello

se le suman la de productos de tecnologías avanzadas y procesos sociales ya

sean modernos o posmodernos.69Para el autor la hibridación tiene diversas

características de acuerdo a un tiempo y espacio, lo cual los plantea de la

siguiente forma:

La hibridación ocurre en condiciones históricas y sociales específica, en medio de sistemas de producción y consumo que a veces operan como coacciones, según se aprecia en la vida de muchos migrantes. Otra de las entidades sociales que auspician, pero también condicionan la hibridación son las ciudades. […] Considero atractivo tratar la hibridación como un término de traducción entre mestizaje, sincretismo, fusión y los otros vocablos empleados para designar mezclas particulares.70

Como hemos visto los dos conceptos que acabamos de plantear, por un lado

la propuesta de Ortiz con transculturación y por el otro García Canclini con el de

hibridación cultural, son elementos teóricos conceptuales que han sido utilizados

entre los estudios culturales por parte de la historia y las ciencias sociales para

explicar los procesos y los resultados por los cuales atraviesan tanto los individuos

como las culturas cuando han entrado en interacción bajo diversas características

y circunstancias temporales y espaciales, es decir, cuando han estado inmersas

en, como plantea Mary Louise Pratt: <<zonas de contacto>>, mismas que se

define como “… espacios sociales donde culturas dispares se encuentran, chocan

y se enfrentan, a menudo dentro de relaciones asimétricas de dominación y

subordinación…”.71

69

6

Néstor García Canclini, Culturas híbridas. Estrategias para entrar y salir

de la modernidad, Grijalbo, México, 2005, p.XII.

70

7

Ibíd.,pp. XII – XXI.

49

Con base a lo planteado líneas arriba consideramos que el concepto de

transculturación nos orienta en el sentido teórico-conceptual para poder abordar al

objeto de estudio. Por ello bajo la perspectiva de Ortiz entendemos como

transculturación al proceso de cambio cultural por el cual se manifiestan

elementos culturales72 propios de una cultura en otra, determinados por un tiempo

y espacio donde confluyen elementos económicos, ideológicos, políticos y sociales

presentándose bajo adopciones, adaptaciones, asimilaciones; esto sin descartar

los rechazos y conflictos que en algún momento pueden darse por parte de los

grupos o individuos receptores de esos elementos culturales. Es por ello que

descartamos que el resultado de esa interacción sea en un solo sentido, uniforme

y atemporal.

En la idea central del presente apartado encontramos a la cultura como

punto de partida para comprender cómo se han interpretado las diversas

manifestaciones de la vida del hombre a lo largo de la historia. Es decir, así como

el concepto de cultura ha sido materia de análisis por las múltiples disciplinas en

71

7

Mary Louise Pratt, Ojos imperiales. Literatura de viajes y transculturación,

FCE, México, 2010, p. 31.

72

7

Estos elementos culturales para autores como Bonfil Batalla son “… los

recursos de una cultura que resulta necesario poner en juego para formular y

realizar un propósito social. Pueden distinguirse, al menos, las siguientes clases

de elementos culturales: a)materiales, tanto los naturales como los que han sido

transformados por el trabajo humano; b) de organización, que son las relaciones

sociales sistematizadas a través de las cuales se realiza la participación; se

incluye la magnitud y las condiciones demográficas; c) de conocimiento, es decir,

las experiencias y representaciones, signos y símbolos; e) emotivos: sentimientos,

valores y motivaciones compartidos; la subjetividad como recurso”. Véase en

mayor detalle el análisis de ello en Guillermo Bonfil Batalla, Pensar nuestra

cultura, Alianza, México, 1991, p. 50.

50

las Ciencias Sociales, del mismo modo han estado sujetos los procesos y

dinámicas en las cuales están inmersos los fenómenos culturales.

Los cambios culturales, las transformaciones físicas-materiales y simbólicas

dentro de las culturas, las asimilaciones, adopciones, apropiaciones, adaptaciones

y rechazos de elementos externos dentro de otras culturas, además de otras

situaciones generadas, han dado motivo a la aparición de distintas concepciones,

representaciones que a su vez se manifiestan en variados conceptos y categorías.

Es el caso de algunos de los elementos expuestos brevemente líneas arriba como

lo fue la transculturación, aculturación e hibridación.

En el fondo de ello encontramos a un mundo multicultural, donde

precisamente esas constelaciones humanas se encuentran en constante

interacción unas con otras con sus respectivas connotaciones pertenecientes a

una temporalidad particular, esto debido a que ello forma parte de la misma

historia del hombre.

Para el caso de las interacciones culturales, éstas han estado manifiestas

bajo diversas formas. Las estudiadas aquí corresponden al “cara a cara” o “frente

a frente” –en el sentido de individuos o grupos-; y por otro lado al de manera

indirecta, como puede ser a través de los medios de comunicación o cualquier otra

forma de contacto entre seres humanos del periodo abordado.

En lo que concierne a la investigación los bienes culturales que son parte del

proceso de transculturación presentado en Mazatlán, están considerados en

mayor medida la música y la vestimenta, sin dejar al lado otros elementos más

que nos ayuden a comprender dicho hecho. Con ello establecemos que para

estudiar la representación de transculturación en el puerto es preciso abordar el

contexto de la época, así como también contemplar la vida histórica de la entidad.

Finalmente, el concepto de transculturación en este trabajo es entendido

como parte de un fenómeno social que alude al cambio cultural, y ello se

manifiesta en las adopciones de elementos culturales determinados –ajenos o

externos a la cultura propia- de un grupo o sociedad; adopciones que representan

a su vez la influencia de una cultura en otra generada a través de diversas

51

maneras. En ese sentido, retomamos al vocablo de Ortiz como un cambio cultural

(adopciones) y esto último como la evidencia de una influencia.

1.4. La interacción intercultural: el contacto y los bienes culturales como parte de los fenómenos históricos.

Entendemos como contacto cultural a la interacción, bajo un contexto y dinámica

determinada, de seres y bienes humanos, materiales e inmateriales,

pertenecientes a diversas culturas. Consideramos que tanto los contactos físicos,

por ejemplo de individuos, grupos y sociedades, llámese colonización, invasión,

descubrimientos de grupos y civilizaciones, hasta la adopción de elementos

materiales de un grupo humano a otro, así como del lenguaje, creencias,

costumbres, todos con cargas simbólicas, son parte de los diversos tipos de

contacto con que cuenta la historia de la vida del hombre hasta nuestros días.

Sería una tarea larga mencionar ejemplos de los diversos contactos

culturales que forman parte de la humanidad. De acuerdo a lo que nos plantea

Alicia de Alba Ceballos en el artículo titulado El contacto cultural como una

operación hegemónica y cronotópica, se señala que

El contacto cultural se refiere al intercambio de bienes culturales, universos semióticos, diferentes maneras de sensibilidad, inteligibilidad e interrelaciones entre grupos, sectores y/o individuos pertenecientes a diferentes culturas. Se refiere a complejas articulaciones en el terreno retórico, el cual produce una profunda dislocación de los contextos semióticos y sus sujetos, lo cual, dificulta el proceso de representación, comunicación y entendimiento… […] estar en contacto, es el ser afectado en la diferencia misma, esto es, en la forma misma de la subjetividad e identidad… […] El contacto cultural constituye nuevas formas de Ser (Being) de Dasein (Ser ahí) diversos espacios… […] de nuevos significantes y significados, nuevos signos y tropos, ya que produce cambios en los sujetos que toman parte en él, así como en sus superficies de inscripción. Ocurre en diversos espacios sociales, políticos y culturales en una multiplicidad de formas interpeladas por poderosas y complejas relaciones entre las culturas. Compleja interrelación y negociación simbólica entre diferentes sistemas semióticos, códigos y usos de signos (significantes y significado)… […] El contacto cultural implica múltiples procesos de articulación en las prácticas discursivas, de envíos y reenvíos simbólicos, psíquicos, semióticos, prácticas discursivas, formas de inscripción en las superficies de inscripción, que sobre determinan éstas nuevas formas del Ser, del Dasein.73

73

7

Véase a Alicia de Alba Ceballos “El contacto cultural como una operación hegemónica y cronotópica” en www.comie.org.mx/congreso/memoria/v9/ponencias/pdf. Fecha de consulta: 14/01/2011.

52

Para poder representar el planteamiento de la autora es necesario llegar a

los trabajos de otros autores que nos ayuden a ubicar el papel de los contactos

culturales a través de diversas posturas en el tiempo. Dentro de la inmensa gama

de estudios y eruditos que se han dedicado a explicarlos podemos utilizar el

planteamiento de Fernand Braudel en su obra El Mediterráneo y el mundo

mediterráneo en la época de Felipe II (1953), el cual se ubica en un periodo donde

la expansión del hombre en el mundo es una realidad y los contactos culturales

están a la orden del día imperando el sentido económico como bandera principal.

La obra del portador de la batuta en la considerada segunda generación de

la Escuela de los Annales fundada en 1929, plantea la existencia de tres tiempos,

largo, medio y corto, asimismo la construcción de los diversos espacios por la

misma interacción de la humanidad. Por medio de su relato se identifican algunas

ideas que orientan a determinar cuál era la dinámica de los contactos culturales a

través de lo que fue el Mediterráneo. Para Braudel los

Viajes de hombres; pero con ellos viajaban también los bienes, los bienes culturales, los de uso diario y los más inesperados. No cesan de desplazarse, acompañando al hombre. Traídos aquí por los unos este año, son recogidos por los otros al año siguiente o pasado un siglo, y los vemos incesantemente transportados, abandonados y recuperados, a veces hasta por manos ignorantes.74

De acuerdo con lo señalado por el autor los contactos culturales estaban

manifiestos mediante la interacción de unos individuos con otros, cercanos o

ajenos de la misma base cultural bajo diversas dinámicas y contextos. Para

Braudel “… en el Mediterráneo, todo se intercambia: hombres y pensamientos,

artes de vivir, creencias y maneras de amar…”.75

74

7

Fernand Braudel, El Mediterráneo y el mundo mediterráneo en la época

de Felipe II, Tomo II, FCE, México, 1953, pp. 145-146.

75

7

Ibíd., p. 147.

53

Bajo la propuesta de Braudel el Mediterráneo podemos retomarlo como un

espacio construido en base a las interacciones humanas mismas que dieron paso

a la expansión de los contactos culturales, es decir, una interacción entre

individuos y los llamados bienes culturales propios de cada civilización que

llevaron a una dinámica de adaptación y resistencia a los diversos elementos

culturales que viajaban de barco en barco, de hombre en hombre por medio de las

montañas, valles y llanuras que constituían las diversas vidas y culturas del

mediterráneo.

Este argumento se puede identificar claramente en la propuesta de Samuel

P. Huntington en la obra titulada El choque de civilizaciones y la reconfiguración

del orden mundial (2004), donde aborda a la civilización concebida a través del

tiempo hasta llegar al mundo contemporáneo. Lo señalado por el autor, que

corresponde a una postura de bases históricas, descansa en que la historia de la

humanidad es la historia de las civilizaciones, mismas que han proporcionado a

los individuos sus identificaciones

Tanto <<civilización>> como <<cultura>> hacen referencia a la forma global de vida de un pueblo, y una civilización es una cultura con mayúsculas. Ambas contienen <<valores, normas, instituciones y formas de pensamiento a las que sucesivas generaciones dentro de una sociedad dada han atribuido una importancia fundamental>>. Para Braudel, una civilización es <<un espacio, un “ámbito cultural”>>, <<un conjunto de características y fenómenos culturales>>.76

Volviendo a Braudel, sin separarnos de la idea de Huntington, una civilización

es “… en su base, un espacio trabajado, organizado por los hombres y por la

historia. Por eso hay límites culturales, espacios culturales, de una extraordinaria

perennidad; nada pueden contra ellos todas las confusiones y mezclas del

mundo….”;77 misma civilización donde a través de los hombres se exportan formas

de pensar y vivir, aunado a ello vivir es “… a la vez ser capaz de dar algo y de

76

7

Samuel P. Huntington, op. cit. p. 46.

77

7

Fernand Braudel, op. cit. p. 159.

54

recibir, de tomar prestado algo. Tomar prestado es más difícil de lo que parece; no

todos pueden tomar prestado de manera sabia y servirse del instrumento

adoptado tan hábilmente como su dueño original…”.78

La manera en como representa Huntington la historia de las civilizaciones79

está ligada en gran parte con la propuesta de Braudel en la obra mencionada. Al

retomar los dos planteamientos hechos por los autores, bajo sus respectivas

posturas, encontramos que podríamos identificar dos tipos de interacciones o

formas de contacto que son parte de un tiempo determinado. Para la época que

abarca el estudio de Braudel el contacto directo se generaba mediante la misma

interacción de los individuos de diversas culturas, también por medio de guerras,

luchas, batallas, expediciones; el indirecto mediante los bienes de intercambio

78

7

Ibíd. pp. 150- 151.

79

7

Para el autor las “relaciones entre civilizaciones han pasado por dos fases y actualmente se encuentran en una tercera. Durante más de 3.000 años después de que nacieran por primera vez las civilizaciones, los contactos entre ellas fueron, con algunas excepciones, inexistentes, limitados o intermitentes e intensos. La naturaleza de dichos contactos quedan bien expresada en la palabra que los historiadores usan para describirlos: <<encuentros>>. Las civilizaciones estaban separadas por el tiempo y el espacio. […]Las civilizaciones también estaban separadas geográficamente. Hasta el 1500, las civilizaciones andina y mesoamericana no tuvieron contacto con otras civilizaciones ni entre sí. Las civilizaciones de los valles del Nilo, Tigris-Éufrates, Indo y el río Amarillo tampoco interaccionaron. Finalmente, los contactos entre civilizaciones se multiplicaron en el Mediterráneo oriental, el sudoeste de Asia y el norte de la India. Sin embargo, las comunicaciones y relaciones comerciales quedaban restringidas por las distancias que separaban las civilizaciones y los limitados medios de transporte de que disponían para superarlas. Aunque había algún comercio marítimo en el Mediterráneo y el océano índico, <<el medio de locomoción por antonomasia, mediante el que se vinculaban las separadas civilizaciones del mundo, tal y como éste era antes del 1500 d.C. –en la exigua medida en que mantenían contacto entre sí-, eran los caballos que atravesaban las estepas y los barcos veleros que surcaban los océanos>>. […]Las ideas y la tecnología pasaban de una civilización a otra, pero a menudo este proceso llevaba siglos. Quizá la difusión cultual más importante no debida a una conquista fue la del budismo en China, que tuvo lugar unos seiscientos años después de su nacimiento en el norte de la India. […] Los contactos más palpables y significativos entre civilizaciones fueron aquellos en que gente de una civilización conquistaba y eliminaba o sometía a gente de otra. Estos contactos normalmente no eran sólo violentos, sino breves, y únicamente tenían lugar de forma intermitente. […] Los encuentros en múltiples direcciones, intermitentes o limitados, entre civilizaciones dieron paso a la influencia sostenida, arrolladora y unidireccional de Occidente sobre todas las demás civilizaciones. Las postrimerías del siglo XV vieron el final de la reconquista de la península Ibérica a los árabes y los inicios de la penetración portuguesa en Asia y de la penetración española en las Américas”. Véase a Samuel P. Huntington, op. cit. pp. 54-57.

55

bajo la lógica de consumo que imperaba en ese periodo, mismos que se

adoptaban, asimilaban, introducían y rechazaban.

Entonces, ¿es posible establecer el contacto directo e indirecto entre los

grupos humanos a través de la historia de una manera única, igual y uniforme?

Basándonos en las propias teorías de la historia no podríamos responder

afirmativamente. Como muchas otras cosas propias de la vida del hombre los

contactos culturales están establecidos bajo un tiempo y espacio determinante. Así

al hablar del contacto directo e indirecto bajo el periodo que abarca nuestra

investigación es preciso establecer qué es a lo que le llamamos con cada uno de

esos adjetivos.

En el caso de Linton establece que “… los objetos que habitualmente han

fabricado y utilizado los miembros de una sociedad siempre se han conocido

colectivamente como su “cultura material”, y se han considerado como parte

integrante de la configuración cultural”.80

Bajo la anterior idea tanto la vestimenta y la música –entre otros elementos

más- son parte de los bienes culturales o en su caso cultura material que son

universales en esencia pero constan con particularidades de acuerdo a la cultura y

sociedad de donde son emanados. Estos pueden ser compartidos o rechazados

por los grupos humanos pero para ello se tiene que considerar el contexto y la

época social, así como también los usos y circunstancias en que estos se

encuentran en las diferentes sociedades. Estos elementos representantes de la

cultura tiene la capacidad de transformarse y reproducirse de igual o manera

diferente de acuerdo a cada uno de los grupos que los implementan con una

intencionalidad, funcionalidad y simbolismo determinado.

Durante gran parte del siglo XX y en especial desde finales de la Segunda

Guerra Mundial los bienes culturales por medio de los dos tipos de contacto

ofrecieron una intensificación y crecimiento de los mercados, de las tecnologías,

de los cambios en la vida cotidiana, en las costumbres y tradiciones, en las formas

80

8

Ralph Linton, op. cit. p.47.

56

de ver la vida y la muerte, el mundo conectado hasta en los lugares más

recónditos. Una expresión de ello fueron palabras conocidas en todos los idiomas

y culturas: coca-cola y ok del término anglosajón.

Esto da una visión acerca de la cultura y los contactos culturales, es decir,

así como el hombre y la sociedad son seres no estáticos –con cierto dinamismo- la

cultura puede presentar mismas características, algo similar pasa con los bienes

culturales y los contactos. En ese sentido

… las culturas cambian y se desenvuelven, y en el curso de su historia descartan ciertos elementos y asimilan otros, de modo que como resultado de este proceso pueden experimentar transformaciones casi completas en cuanto al contenido, y profundos cambios en los patrones...81

La explicación sobre la importancia de estos elementos para los estudios de

cambios culturales nos las da Pilar Aizpuru Gonzalbo en la obra Introducción a la

historia de la vida cotidiana (2006), donde se hace un análisis de la vestimenta

desde una perspectiva de la moda e influencias extranjeras.82 La autora aborda en

parte de su análisis a la vestimenta como elemento de un sistema simbólico de

acuerdo a la cultura. A pesar de que centra su estudio en la sociedad de la ciudad

de México de a finales del siglo XIX y principios del XX, el trabajo teórico y

conceptual que plantea nos da pistas y ejemplificaciones del uso y consumo de los

bienes culturales. También de las características simbólicas en ello.

Para Pilar Aizpuru los componentes básicos de la cultura material son el

alimento, la vivienda y el vestido, los cuales responden a necesidades de los seres

humanos y a aspectos visibles de convenciones culturales como lo pueden ser las

condicionantes de las relaciones sociales y las económicas. También destaca a la

moda como un agente de cambio donde los elementos estéticos y de distinción

81

8

Ibíd. pp.49-50.

82

8

Pilar Aizpuru Gonzalbo, Introducción a la historia de la vida cotidiana, El

Colegio de México, México, 2006, p. 209.

57

entran en acción. Una de las formas más reconocidas para identificarse en

sociedad, esto de acuerdo al sexo, edad, profesión y posición social, fue el

vestido. Para ello existieron diversos elementos que influyeron en sus

características como se ve en el siguiente cuadro que corresponde al análisis

hecho por la autora en mención (Véase cuadro 2).

-----------------------------------Cuadro 2: La vestimenta como elemento cultural----------------------

La evolución del vestido, peinado, maquillaje, joyas y adornos exteriores, marcas y tatuajes que conformaban el aspecto de la gente se debió: al clima, procesos económicos, formas de relación social, intercambios culturales, modificaciones en las actividades laborales y ritmo de vida.

Los avances tecnológicos influyeron en la sustitución de fibras textiles por otras, el abaratamiento del costo de la ropa el cual facilitó la renovación.

Cambios sociales en sentidos inversos contribuyeron a hacer más ostentosa o más sencilla la ropa de las élites y de los plebeyos, la imitación de modelos prestigiados modificó la operación estética.

La vestimenta tradicional se conservó en las zonas rurales, donde incluso cuando se generalizaron prendas más simples para el trabajo y la vida cotidiana, se reservaron los antiguos trajes típicos para las celebraciones.

Fuente: Elaboración con base a Pilar Aizpuru Gonzalbo, Ibíd., pp.225-228.

A través de lo expuesto en base a Aizpuru Gonzalbo podemos ampliar el

panorama de acuerdo a las características con que cuenta la vestimenta basada

en la simbología conformada en la vida cotidiana de una sociedad marcada aún

con tintes tradicionales pero ya en una interacción constante con el mundo

exterior. Mismo con el que comparte una historia desde sus mismas raíces. En ese

sentido, los bienes culturales como lo son los previos planteados por la autora, se

encuentran en el plano de lo simbólico, no son estáticos en el tiempo y tienen sus

propias dinámicas de acuerdo al grupo y sociedad. Un concepto clave para

comprender los cambios culturales generados en las sociedades a través del

tiempo es el concepto base: cultura. El cual ha tenido distintas significaciones a

través de la historia.

Es preciso establecer algunos elementos que representan un vínculo en el

sentido de ver a la cultura como algo heredado y adquirido –una posesión en

58

palabras del propio Bauman83- o transmitido, acumulativo, selectivo y creativo.

Donde esto último “… es histórico, pues siempre se inscribe en la historia de una

determinada cultura, que es la que le da un sentido preciso, la que establece el

marco en que será valorado”.84

El mismo Colombres señala un elemento extra que conforma a la cultura: la

apropiación. La cual concibe como la

… no imposición no aceptación indiscriminada, irreflexiva, sino un acto por naturaleza selectivo. Mediante este proceso, un sujeto individual o colectivo analiza los elementos de otra cultura y adopta los que considera convenientes a sus fines, incorporándolos a su patrimonio. Es lo que en antropología se llama préstamo cultural. Ningún pueblo del mundo es del todo original, pues todos, en mayor o menor grado, apelaron a los préstamos culturales en los distintos momentos de su proceso histórico. […] El acto de apropiación legitima el elemento cultural como propio por la sola circunstancia de que la selección se da desde una particular visión del mundo, a la que pasa a servir. Pero rara vez el elemento ingresa tal cual, sin modificaciones, en otra cultura. Por lo común, a la adopción sigue la adaptación.85

Tanto en el escenario del hombre social y como en el de la cultura no existen

factores unívocos que determinen las acciones humanas ni a la cultura, sino

impera un multideterminismo materializado en un tiempo y sociedad determinada.

Por ello los contactos culturales, los bienes, o esa cultura material, son el

resultado de diversos elementos causales obedeciendo a circunstancias en un

marco temporal conformado por la misma historia.

El caso de los bienes culturales y su transmisión, asimilación, adopción,

adaptación, rechazo e hibridación son también fenómenos históricos que han sido

materia de análisis. Se ha señalado con anterioridad que la transculturación es

entendida como un proceso histórico de cambio cultural donde intervienen

83

8

Zygmunt Bauman, La Cultura como praxis, Paídos, Barcelona, 2002,

p.103.

84

8

Adolfo Colombres, op. cit. p.27.

85

8

Ibid, p.28.

59

diversos elementos económicos, políticos y sociales dando la característica al

fenómeno conforme a un tiempo y un espacio. Factores temporales como un

pasado y un presente no están inertes en la contextualidad de dicho fenómeno.

Ello nos lleva en forma retrospectiva a ubicarnos más allá del pasado en el cual

descansa nuestra mirada.

Conclusión

Para la historia, y más aún para la denominada historia cultural, la importancia

sobre el estudio de los diversos fenómenos culturales tanto pasados como

presentes ha cobrado mayor presencia en el andar de la disciplina, la cual se ha

nutrido en gran medida con los aportes de otras Ciencias Sociales en el actuar

teórico, conceptual y metodológico.

Ello ha dado como resultado que tanto las concepciones de lo que ha

representado la cultura se transformaran con el pasar del tiempo. Debates y

críticas han sido parte del desarrollo y los aportes teóricos entre las ciencias para

conceptualizaciones y reconceptualizaciones de la cultura. Algo también

presentado para los fenómenos culturales y las denominaciones que se le dan a

los mismos, las cuales parten de escuelas, corrientes, posturas y hasta de

ideologías. De esta manera transculturación viene a formar parte de ellos.

Los contactos y los bienes culturales por su parte son componentes

inmersos en los fenómenos de toda historia, esto debido a que es a través de

estos elementos como interactúan las culturas, mismos que cobran una relevancia

para el plano investigativo de acuerdo a cada enfoque teórico y conceptual.

Buscar comprender a la cultura y las representaciones de ella en el hombre

y sociedad no ha sido una tarea fácil. Actualmente siguen apareciendo nuevas

concepciones y posturas teóricas que no sólo se limitan a la definición, sino a la

manera de cómo entenderla y abordarla. Por lo que en este trabajo nos

propusimos acudir a algunos planteamientos que nos ayuden a marcar una línea a

seguir para esta investigación.

60

Capítulo 2. Visiones sobre la presencia e influencia cultural extranjera en México a través del tiempo.

Desde que nos llega el maíz americano hasta los puercos hablan inglés.

Frase de una escena de la película A toda Máquina, protagonizada por Pedro Infante y Luis Aguilar, México, 1951.

La finalidad de este segundo capítulo es hacer un acercamiento a las

representaciones históricas presentes en diversas lecturas que se han avocado al

análisis de los fenómenos de cambio cultural a través de los tiempos. Por lo que el

contenido de la información no remite precisamente a Mazatlán, sino que está

enfocado a desarrollar mediante los ojos y planteamientos de diversos autores el

ambiente mundial y nacional en el cual el puerto estuvo inmerso como parte

componente de un todo temporal y espacialmente determinado.

El primer apartado capitular “Lecturas y propuestas sobre el contexto

general de la época (segunda mitad del siglo XX)”, corresponde al siglo XX en

61

materia de las interacciones culturales. Esto sobre el contexto mundial en cuestión

de las influencias principalmente presentadas en el mundo occidental arrancada la

segunda mitad de la vigésima centuria.

El segundo punto del contenido “¿La influencia y el cambio cultural como

Americanización del mundo?”, pretende traer a colación aquellos planteamientos y

posturas que han abordado analíticamente la presencia e influencia

norteamericana en materia cultural presentada en el contexto mundial del siglo

XX. Como reflejo de ello, exponemos el título del presente apartado haciendo

alusión justamente a la interrogante a la que remiten los trabajos abordados, los

cuales tienen como tema principal dicho fenómeno.

El tercer elemento al abordaje en “Las industrias culturales: emanadores

simbólicos de lo norteamericanizado”, es, valga la redundancia, el de las industrias

culturales, entendidas estas como los medios de comunicación, los cuales son

concebidos en este trabajo de investigación como una vía de contacto cultural

indirecto. Una visión común que se encontrará en este elemento es que para la

segunda mitad del siglo XX éstas juegan un papel de influencia cultural en las

sociedades contemporáneas a lo que se le denomina americanización.

Por último, en “Influencias y cambios culturales en México a través de la

historia. Retomando algunos elementos”, se recurre a una serie de lecturas que

se enfocan a la puesta en escena de las influencias culturales extranjeras

presentadas en México a lo largo del tiempo. A pesar del sentido general presente

en estas representaciones de los pasados mexicanos en materia cultural, ellas son

importantes para identificar aquellas concepciones que se han tenido sobre las

relaciones e interacciones entre Estados Unidos y México en lo referente a lo

cultural.

2.1. Lecturas y propuestas sobre el contexto general de la época (segunda mitad del siglo XX).

62

Antes de abordar el fenómeno de la presencia e influencia cultural estadounidense

tenemos que precisar algunos aspectos de orden conceptual cuando le damos un

nombre a ese tipo de flujo. ¿Cómo llamarle?, estadounidense o estadunidense,

americano o norteamericano, gringo(a); esta es una reflexión basada en el análisis

histórico planteado por Martínez Baracs en el ensayo titulado “Acerca del origen

de la palabra Gringo”, donde hace el señalamiento sobre la realidad de este tipo

de denominaciones y en todo caso mexicanismos, como en la palabra Gringo, que

dicho sea de paso no es de origen mexicano, sino español.86

Siguiendo con la idea expuesta arriba, si le denominamos a las influencias

culturales llegadas del país vecino como norteamericanas debemos de hacer la

reflexión que México también se ubica territorialmente en lo conocido como

América del Norte; el caso de americanos es algo similar por estar en el mismo

continente. Sólo quedan por tomarse ya sea estadounidense, estadunidense y

gringo. Sin embargo, de acuerdo a la denominación que se le hacía en la época

de estudio (1950-1975) a su llegada al país, mayormente eran concebidos como

americanos y norteamericanos. Por lo tanto, será la manera de referirnos a ellos

en este trabajo.

Intentar abordar el contexto de la época de estudio es remitirnos al siglo XX y

a toda una serie de cambios suscitados a lo largo del tiempo. Algunos de ellos

obedecen al ámbito de lo político, de lo económico, otros más a lo social, pero

86

8

Rodrigo Martínez Baracs en su ensayo titulado “Acerca del origen de la palabra Gringo”, aborda la etimología de dicho término, la cual, señala el autor, se remite originalmente a la España del siglo XVIII o incluso antes, esto como forma de denominación a los extranjeros en España que no hablaban bien español o en todo caso era incomprensible; hecho que fue comúnmente expresado como <<hablar en griego>>. Sin embargo, Martínez Baracs en sus anotaciones, retomando el planteamiento de Joaquín García Icazbalceta, en la obra Vocabulario de Mexicanismos, del año 1899, señala que pese a la forma de aparición en España, en América tendría una variedad de sentidos e interpretaciones. Continúa abordando a Joaquín García cuando este hace una crítica a <<dos suposiciones mucho más vagas>>, una de ellas fue “”Habían llegado a Mazatlán (Estado de Sinaloa) unas embarcaciones inglesas, y los marineros saltaron, y como cosa natural para los marineros ingleses, se pusieron una turca, y algunos de ellos se paseaban en las calles cantando una canción inglesa, cuyo estribillo comenzaba así: 'Green grow the rushes'. Los mexicanos que los oyeron después de repetidas veces, al verlos pasar cantando la canción, decían: allí vienen los gringos. Después de esta fecha se generalizó la palabra en este puerto, y después en todo el país". No se dice cuál fue esa fecha. La anécdota podrá ser cierta; pero no nació de allí el Gringo"”. Para ahondar en el tema véase el planteamiento del autor en www.somehil.com/biblioteca/textos. Fecha de consulta: 20/04/2012.

63

directa o indirectamente, estos se vieron reflejados o manifestados en lo cultural

no sólo de una región en México, sino también en un plano internacional. Un

periodo significativo para la historia se puede ubicar en 1945 al concluir la

segunda guerra mundial. Espacio temporal donde se presentaron diversas

dinámicas entre sistemas políticos, ideológicos, económicos, sociales y culturales.

Uno de los historiadores más reconocidos de la vigésima centuria, como lo

fue Eric Hobsbawm, señala que diversos cambios se generaron en el mundo

occidental principalmente hacia la mitad del siglo XX. Uno de estos casos fue el

uso del automóvil, el cual en poco tiempo adquirió una presencia en Estados

Unidos debido al papel llevado por ésta nación como sociedad capitalista

industrial; posteriormente llegó a Europa al mundo socialista y a latinoamérica bajo

el brazo de la clase media. Gran parte de ello se debió al modelo de producción en

masa de Henry Ford, el también llamado Fordismo, el cual se expandió por la

industria automovilística alrededor del mundo occidental y, como en el caso de

Estados Unidos, este mismo sistema fue el representante de la nueva forma de

producción que llegaría “… desde casas a comidas-basura (McDonald´s es un

éxito de posguerra)”.87 Desde luego que en esta parte final de la cita el autor toma

postura en cuanto a la producción de “comidas-basura”; sin embargo, nuestro

interés no es debatir esa idea, sino rescatar parte del discurso histórico valioso

planteado por el historiador que nos representa los cambios en este caso

tecnológicos e industriales y su arribo a la vida cotidiana de dicho tiempo.

Siguiendo con Hobsbawm, quien fue considerado como un historiador

marxista de la corriente social inglesa, este señala que los bienes y servicios

presentaron una serie de cambios posteriores a la guerra (Segunda Guerra

Mundial). Para el autor, estos elementos, los cuales previamente estaban

restringidos para las minorías, es decir, las clases altas, para la mitad del siglo XX

se convirtieron en elementos integrantes de lo destinado al mercado de masas.

Fue el caso también del turismo masivo a playas soleadas ya que “antes de la

87

8

Eric Hobsbawm, Historia del siglo XX, Crítica, Barcelona, 2004, p. 266.

64

guerra jamás habían viajado más de 150,000 norteamericanos a Centroamérica y

al Caribe en un año, pero entre 1950 y 1970 la cifra creció de 300, 000 a 7

millones…”.88

Otros elementos que representaron cambios culturales, como en el caso del

turismo, pero estos respecto al valor de lujo, fueron las neveras, lavadoras y

teléfonos para el uso en la vida cotidiana, ya que como artículos de bienestar, al

menos en los países ricos durante todo el siglo XX tuvieron un incesante

crecimiento, “… en 1971 había más de 270 millones de teléfonos en el mundo, en

su abrumadora mayoría en Norteamérica y en la Europa Occidental, y su difusión

iba en aumento. Al cabo de diez años la cantidad casi se había duplicado. En las

economías de mercado desarrolladas había más de un teléfono por cada dos

habitantes…”.89

Estas innovaciones tecnológicas se manifestaron tanto en el mundo industrial

como en el caso de la vida cotidiana. Se dio tanto en los países ricos, clase media

y pobres.90 En ese sentido, la revolución tecnológica vivida como resultado del

impulso de la guerra, y después puesta a disposición para la vida cotidiana, tuvo

una penetración en la conciencia e imaginario del consumidor. Por ello, en la

<<Edad de oro>>, la característica principal fue “… que necesitaba grandes

inversiones constantes y que, en contrapartida, no necesitaba a la gente, salvo

consumidores.91 Últimos para los cuales la novedad – como elemento simbólico-

adquirió el principal atractivo a la hora de comprar productos y bienes. Por lo que

lo “nuevo” (haciendo alusión a lo novedoso) se convirtió en símbolo no sólo de

algo mejor, sino al mismo tiempo de algo revolucionario.92

De acuerdo al planteamiento de Hobsbawm, el desarrollo tecnológico del

periodo de posguerra llevó al plano de la vida cotidiana una serie de innovaciones

que para el ciudadano común representaron novedosos elementos propios a su

888 Ibíd. p. 267.

898 Ibíd. p. 267.

65

tiempo, y estos adquirieron diversas significaciones de acuerdo a la cultura. Es

decir, así como no todos los estratos sociales fueron susceptibles a un mismo tipo

de interacción con esos elementos tecnológicos, estos adquirieron una

significancia dentro del sistema de clases sociales.

Por otra parte, como lo establece Hobsbawm, fue en ese periodo cuando se

perfiló, desde el mundo del capitalismo, a la creación de un consumo en masa de

bienes y servicios dentro de los países desarrollados, así como en los que no lo

fueron para esa época. El antiguo lujo se convirtió en necesidad. Todo ello también

se vio reflejado en los cambios tecnológicos de las comunicaciones y el transporte

en los cuales

El rasgo distintivo de las comunicaciones y las tecnologías del transporte que caracterizaron el siglo XX (el teléfono, la radio, la televisión, el cine, el automóvil, el avión, el internet…) fue que alteraron la vida cotidiana de miles de millones de

90

9

Para Hobsbawm, las transformaciones en la vida cotidiana se presentó en

diversos elementos tecnológicos y culturales “… donde la radio llegaba ahora

hasta las aldeas más remotas gracias a los transistores y a las pilas

miniaturizadas de larga duración, donde la <<revolución verde>> transformó el

cultivo del arroz y del trigo y las sandalias de plástico sustituyeron a los pies

descalzos… La mayor parte del contenido de la nevera o del congelador (ninguno

de los cuales hubiera figurado en la mayoría de los hogares en 1945) es nuevo:

alimentos liofilizados, productos de granja avícola, carne llena de enzimas y de

productos químicos para alterar su sabor, o incluso manipulada para <<imitar

cortes deshuesados de alta calidad>>…, por no hablar de productos frescos

importados del otro lado del mundo por vía aérea, algo que antes hubiera sido

imposible”. Ibíd. p. 268.

91

9

Ibíd. p. 269.

92

9

Ibíd. p. 268.

66

personas, pues aumentaron el alcance de su experiencia y su acceso a la información.93

Para William y JR. Mcneil en la propuesta de la obra Las redes Humana: una

historia global del mundo (2004), ya para el siglo XX se representa a un mundo de

sociedades y culturas más interconectadas unas con otras bajo múltiples formas y

dinámicas. De acuerdo con los autores, la diversidad cultural y los contactos

culturales son una realidad presente a lo largo del siglo. De esta manera

El mismo proceso influía en las formas de vestir, la música, los deportes o la cocina. Algunas variantes locales desaparecerían porque la gente encontraba ventajoso amoldarse a pautas urbanas, nacionales o internacionales. Al mismo tiempo, esos modelos nacionales e internacionales evolucionaban y a veces reflejaban o absorbían influencias locales que de esta forma se generalizaban.94

Regresando a Hobsbawm, y de acuerdo al mismo tiempo con William y JR.

Mcneil, todos los cambios económicos, políticos, ideológicos y tecnológicos se

vieron reflejados y manifiestos en los elementos culturales. A su vez, otro de los

grandes cambios generados en la época fue la participación de la mujer en el

campo laboral – como en el caso de la industria- durante el siglo XX. Ello vino a

representar también más participación en la educación y en los derechos

individuales. Para Hobsbawm, un elemento crucial para la revolución cultural

fueron las mujeres y los jóvenes. Para el caso de las féminas “…ya que encontró

su eje central, así como su expansión, en los cambios experimentados por la

familia y por el hogar tradicional, desde los que las mujeres siempre han sido el

componente central”.95

93

9

William H. Mcneil, John R. Mcneil, Las redes humanas: una historia global

del mundo, Crítica, Barcelona, 2004, p. 302.

94

9

Ibíd. p.305.

95

9

Eric Hobsbawm, Historia del siglo XX, op. cit., p. 321.

67

Aunado a la participación femenina en diversos aspectos de la vida social,

otra expresión de los cambios y transformaciones culturales manifestadas en el

siglo XX fueron la juventud y el papel de ésta en las distintas sociedades. Para el

autor

La nueva <<autonomía>> de la juventud como estrato social independiente quedó simbolizada por un fenómeno que, a esta escala, no tenía seguramente paragón desde la época del romanticismo: el héroe cuya vida y juventud acababan al mismo tiempo. Esta figura, cuyo precedente en los años cincuenta fue la estrella de cine James Dean, era corriente, tal vez incluso el ideal típico, dentro de lo que se convirtió en la manifestación cultural característica de la juventud: la música rock.96

Dentro de las peculiaridades de la nueva cultura juvenil que señala el autor,

una de ellas presentada en las sociedades urbanas fue el fenómeno de la

internacionalización, donde los <<tejanos>> y el rock adquirieron simbólicamente

la marca de la juventud moderna, así también en los países con resistencia como

la URSS a partir de los sesenta.97 Una característica del fenómeno cultural de

dicha época fue que

El inglés de las letras del rock a menudo ni siquiera se traducía, lo que reflejaba la apabullante hegemonía cultural de los Estados Unidos en la cultura y en los estilos de vida populares, aunque hay que destacar que los propios centros de la cultura juvenil de occidente no eran nada patriotas en este terreno, sobre todo en cuanto a gustos musicales, y recibían encantados estilos importados del Caribe, de América Latina y, a partir de los años ochenta, cada vez más, de África.98

Para Hobsbawm el desarrollo de una hegemonía cultural se expresó en

mayor medida a través de la moda juvenil de los sesenta; bajo esta idea fueron el

cine, la televisión, el radio, discos y cintas aquellos elementos por los cuales

viajaba dicha influencia cultural principalmente norteamericana. Señala que

también se difundió

96

9

Ibíd. p. 326.

97

9

Ibíd. p. 328.

98

9

Ibíd. p. 329.

68

… a través de los canales de distribución mundial de imágenes, a través de los contactos personales del turismo juvenil internacional, que diseminaba cantidades cada vez mayores de jóvenes tejanos por el mundo; a través de la red mundial de universidades, cuya capacidad para comunicarse con rapidez se hizo evidente en los años sesenta. Y se difundió también gracias a la fuerza de la moda en la sociedad de consumo que ahora alcanzaba a las masas, potenciada por la presión de los propios congéneres. Había nacido una cultura juvenil global.99

Líneas arriba hemos planteado brevemente algunas de las influencias

culturales de la segunda parte del siglo XX presentes en diversos elementos.

Mismos que han tenido particularidades y generalidades en sociedades y culturas

determinadas. Pero sin duda este tema tiene arterias y vasos comunicantes que

conforman una serie de extensas y complejas interpretaciones que han tenido

cabida en debates académicos e ideológicos a través de la historia. Por ello no

pretendemos descubrir el hilo negro, sino solamente remitirnos al estudio y la

compresión de lo que pudiese ser un fenómeno de cambios e influencias gestado

en diversos tiempos, distintos espacios, sociedades y culturas.

2.2. ¿La influencia y el cambio cultural como Americanización del mundo?

Desde 1945 un papel cardinal dentro de la construcción del sistema mundial fue

ejercido por Estados Unidos, ello se manifestó en el plano de lo político,

económico, ideológico, social y cultural. ¿Cuál fue la relación Estados Unidos,

influencia y cultura? Una respuesta aproximativa lleva a plantear un contexto del

siglo XX donde la influencia global estadounidense no sólo se reflejó en lo

económico sino también en lo cultural.

Con esta representación del fenómeno no se pretende tomar posición en

determinismo alguno, ni dar pie a posturas estructuralistas donde lo económico

como base material da el sentido a la superestructura -como en este caso es la

cultura-, sino partimos de la idea de un multideterminismo a la hora de representar

99

9

Ibíd. p. 329.

69

un hecho histórico. Precisamente por esto último metodológicamente acudimos a

la propuesta de E. P. Thompson respecto a posicionar al hombre y a la sociedad

frente a un universo de relaciones y dinámicas donde elementos de influencia

económica, política, social, ideológica y cultural intervienen bajo diversas formas

en la conformación de las conductas y acciones de acuerdo a un tiempo y espacio

determinado.

Para acotar más lo entendido como forma de influencia cultural, Eric

Hobsbawm analiza el papel de la cultura en la segunda mitad del siglo XX, donde

señala como un ejemplo el cambio de posición y modelo de las artes visuales

pasando estas de Europa a Nueva York; este desplazamiento se presentó con

mayor magnitud como lo fue en

… la más visual de las artes: la arquitectura… […] el movimiento arquitectónico moderno había construido muy poco en el periodo de entreguerras. Tras la guerra y la vuelta a la normalidad, el <<estilo internacional<< realizó sus mayores y más numerosos monumentos en los Estados Unidos, donde se desarrolló posteriormente, a través de las cadenas hoteleras estadounidenses que se extendieron por el mundo en los años setenta, exportó su peculiar estilo de palacios de los sueños para ejecutivos viajeros y turistas acomodados.100

Así como la influencia cultural se reflejó en las artes y los centros

reproductores y receptores de la misma, se presentó también en la arquitectura y

la urbanización de las ciudades, ya que lo urbano fue una expresión de una

tipología de producción además de relaciones políticas y sociales.101 Para Pablo

González Casanova (1978), Estados Unidos

… realizó una penetración cultural sin precedente en la historia de Iberoamérica. Los valores de la “civilización norteamericana” se difundieron e “internacionalizaron” mucho más allá de los meros “slogans”. Los aparatos públicos y privados del estado norteamericano potenciaron en forma sistemática un fenómeno de penetración cultural que hasta entonces había ocurrido de manera más espontánea y limitada. Las zonas ya afectadas de la geografía y la conciencia latinoamericana, se convirtieron en

100

1

Eric Hobsbawm, Historia del siglo XX, op. cit., p. 498.

101

1

M. Castells, Imperialismo y urbanización en América Latina, Editorial

Gustavo Gili, Barcelona, 1973, p. 1.

70

importantes bases de lanzamiento de una política de penetración destinada a influir en los marcos teóricos y las escalas de valores “naturales” de pensar y querer. Toda penetración cultural anterior cobró nuevas y vigorosas características. 102

En la visión crítica de Casanova sobre el contexto de la época es difícil

pensar en la supervivencia de elementos ajenos a la penetración e influencia

cultural generada por Estados Unidos, entendida esta última como una expresión

del neoimperialismo de la época. Autores identifican este proceso cultural como

occidentalización –no precisamente al viejo estilo europeo-, sino desde una

perspectiva norteamericana, o como se hace llamar <<americana>>, esto una vez

trasladado el poder hegemónico del viejo continente hacia Estados Unidos a

mediados del siglo XX.

La influencia cultural a la cual se acude se encuentra –por lo menos desde

nuestra perspectiva-, bajo la denominación de americanización. Y ésta no

precisamente haciendo referencia al continente americano, sino a una nación en

especial, la cual está de más mencionar nombre.

La palabra americanización hace referencia, de acuerdo a Carlos Monsiváis,

a “… el proceso sociológico y psicológico que deposita en la cultura de Estados

Unidos los rasgos y las cualidades de la modernidad”.103 Pero el depósito de dicha

cultura como nuevo centro del universo cultural trae consigo una serie de

reacciones sociales y dinámicas en las diversas culturas actuantes en las

diferentes interacciones interculturales. El escritor mexicano señala que en

… materia de comportamientos, la americanización es la teoría y la práctica de individuos y colectividades que ante el desarrollo de Estados Unidos mezclan

102

1

Pablo González Casanova, Imperialismo y liberación en América Latina,

Siglo Veintiuno Editores, México, 1978, pp. 28-29.

103

1

Carlos Monsiváis, “¿Cómo se dice ok en inglés? (De la americanización

como arcaísmo y novedad)”, en Bolívar Echeverría, La americanización de la

modernidad, UNAM/ Centro de Investigaciones sobre América del Norte/ Ediciones

Era, México, 2008, p. 99.

71

incesantemente lo que observan, lo que rechazan, lo que no advierten que perciben, lo que asimilan, lo que imitan, lo que les sirve en la vida cotidiana, lo que estimula su oportunismo vital. Las sociedades se americanizan (es decir, aprenden un catálogo de comportamientos y reflejos condicionados) debido al fervor por la tecnología, a la gana de modificar el presente cambiando por eso mismo el pasado...104

Monsiváis en el ensayo titulado “¿Cómo se dice ok en inglés? (De la

americanización como arcaísmo y novedad)”, está orientado a poner en manifiesto

la influencia cultural ejercida por Estados Unidos sobre México cuando establece

que “… el planeta está americanizado y México, el vecino que sólo ha sido bueno

entre 1941 y 1945, no podría ser la excepción”.105 Bajo el contexto contemporáneo

y desde una postura posmoderna el autor hace hincapié en que la

americanización de cada país y cultura no forma parte de un proceso mecánico

debido a que cada sociedad adquiere los elementos para ellos indispensables, así

también como los que son impuestos a través de la moda, los cuales llegan en

calidad de asimilación. Lo que Monsiváis llamó <<la mexicanización de la

americanización>>.106 Finalmente para el autor la americanización vista como un

fenómeno de la cultura

… se combina en América Latina de modo indistinguible con ese gran juego de sustitución de realidades que se llamó imperialismo cultural y es hoy la red trasnacional de industrias culturales… […] una tras otra, las instituciones del gusto y el consumo de Norteamérica se vuelven las instituciones del gusto y el consumo en América Latina…107

Sin alejarse demasiado del planteamiento de Monsiváis, la americanización

para el filósofo latinoamericano Elpidio Laguna-Díaz se manifiesta mediante dos

104

1

Ibíd. p. 99.

105

1

Ibíd. p. 99.

106

1

Ibíd. p. 103.

107

1

Ibíd. p. 115-118.

72

formas: una de carácter interna y la otra externa. La primera de ellas responde al

modo de ser y vivir de los propios estadounidenses inmersos en una misma

cosmovisión y cultura; la segunda resulta de la manera que un inmigrante en

Estados Unidos cambia conforme al contacto con la cultura norteamericana hasta

el grado de adoptar usos y creencias existentes de dicho país. En este sentido el

“…modo externo de americanización, es de esperar, opera fuera del ámbito del

país, en otros países y continentes”.108

La americanización de los países latinoamericanos como lo fue el caso de

México durante las décadas de los sesenta y setenta no estuvo ajena a los

debates de la influencia cultural en el plano de lo mediático como lo señala Beltrán

y Fox en una publicación en el año de 1981 a través de la tesis del imperialismo

cultural; bajo esta perspectiva es lógico esperar que una nación que ejerce

influencia económica y política sobre otros países ejerza también sobre ellos

influencia cultual. Si se tratase de una relación recíproca existiría una situación de

intercambio cultural equilibrada. Pero cuando la cultura de un país central y

dominante se impone unilateralmente sobre los países y culturas periféricas que

éste domina a expensas de su integridad cultural, entonces se da el caso de

imperialismo cultural.109

108

1

Elpidio Laguna-Díaz, “Americanización/Globalización/Anglobalización”,

El cotidiano, enero- febrero, vol. 20, número 129, Universidad Autónoma

Metropolitana- Azcapotzalco, México, 2005, p.18 en redalyc. uaemex.

mx/pdf/325/32512903.pdf.

Fecha de consulta: 9/11/2010.

109

1

Claudio Avedaño Ruz, “Americanización de la vida diaria y

Empoderamiento comunicacional”, Universidad Diego Portales, en www.

Uhu.es/agora/version01/digital/números/03/03…lavedano.PDF

Fecha de consulta 23/10/ 2010.

73

Como se ha mencionado con anterioridad, el periodo siguiente al final de la

Segunda Guerra Mundial se vio envuelto por una lucha entre los bandos

dominantes, uno de ellos, el que llegó a ocupar un papel predominante en

occidente llevó poco a poco a la luz un fenómeno económico, político, ideológico,

social y cultural denominado como americanización o en algunos casos

<<anglicanización>> de acuerdo a las diversas posturas surgidas a través del

tiempo.

Para el investigador cubano Marcelo Fernández-Zayas hablar de

americanizarse era tener en mente un elemento como el modernismo o en su

visión posmoderna como globalización. Aunque Fernández- Zayas en el ensayo

titulado “La Americanización del mundo” trata en mayor medida lo que significó

Walt Disney y sus personajes para un proceso de influencia cultural presentado en

una gran parte del mundo, para el autor, a través de los bienes culturales –

cargados de una ideología además con propias intencionalidades- al servicio de

un poder estadounidense, dan pie a la aparición del fenómeno de dominación

cultural representado a través de la americanización.110

Este planteamiento nos traslada a la propuesta de los autores Ariel Dorfman

y Armand Mattelart presente en la obra Para leer al pato donald. Comunicación de

masa y colonialismo (1972), en donde se analiza el impacto de los dibujos

animados de manufactura estadounidense en las diversas sociedades y culturas

del mundo occidental de la segunda mitad del siglo XX, tomándose estos como

representantes silenciosos del imperialismo estadounidense en su faceta cultural;

esta postura queda manifiesta con una sola frase al inicio de su trabajo cuando

señalan que: “… sería falso afirmar que Walt Disney es un mero comerciante”.111

110

1

Marcelo Fernández – Zayas, “La Americanización del mundo”, en

www.amigopais-guaracubaya.Org. Fecha de consulta: 14/06/2011.

111

1

Ariel Dorfman y Armand Mattelart, Para leer al pato donald.

Comunicación de masa y colonialismo, Siglo Veintiuno Editores, México, 1972, p.

11.

74

Para Dorfman y Mattelart, reconocidos analistas contemporáneos de

nacionalidad chilena y belga respectivamente, “… los personajes han sido

incorporados a cada hogar, se cuelgan en cada pared, se abrazan en los plásticos

y las almohadas”.112 Además, los dibujos animados y el imperio cultural que

descansa en la imagen de Disneylandia no sólo representa el estilo de vida

estadounidense o el american way of life, sino también el american dream of life

que toma forma bajo “… el modo en que los EE.UU. se sueña a sí mismo, se

redime, el modo en que la metrópoli nos exige que nos representemos nuestra

propia realidad”.113

Asimismo, el discurso envuelto en lo que se considera como americanización

está en estrecha relación al papel de las industrias culturales, una vía por la cual

sociedades como la mexicana entraron en interacción con elementos cultuales

norteamericanos. Para autores como Julio de la Fuente, la influencia cultural por

este medio fue la más importante suscitada a partir de la década de los cincuenta,

esto debido a que

En contraste con la relación directa –muchas veces personal- influyente y preponderante en las anteriores transculturaciones, la indirecta o secundaria es hoy la más influyente, y se manifiesta al (sic) través del impreso, los objetos, el cine, el radio y la grabación, que afectan repetidamente a millones de individuos, llevándose las directivas, formas y pautas de la civilización de Estados Unidos, pues no hay, posiblemente, capa de la población que deje de ser afectada directa o indirectamente.114

112

1

Ibíd. p. 112.

113

1

Ibíd. p. 151.

114

1

Julio de la Fuente, “Civilización Pocha en México”, en Estudios sobre las

culturas contemporáneas. Revista de investigación y análisis. Volumen IV/número

13-14. Universidad de Colima, México. Año no específico. p. 261.

75

La mayoría de los planteamientos previamente abordados señalan a la

americanización como un fenómeno que ha impactado profundamente en la vida

cotidiana de las sociedades del siglo XX. Donde lo que se presenta es una fuerte

influencia de aquellos elementos culturales emanados principalmente del

consumismo estadounidense, el cual llegó y se difundió en el resto de los países

del orbe mundial a través de la comercialización de los productos de manufactura

estadounidense y así también las portadoras de una marca o sello distintivo de

dicho país. La americanización para fines prácticos de este trabajo es entendida

como la expresión de una influencia cultural estadounidense manifiesta en una

sociedad determinada. Donde esto evidencia una adopción y reproducción de

ciertos sistemas de valores respectivos o atribuidos a la cultura estadounidense,

la cual ha representado simbólicamente aquellas concepciones de modernidad y

progreso en las sociedades del siglo XX.

2.3. Las industrias culturales: emanadores simbólicos de lo norteamericanizado.

La influencia cultural manifiesta en la denominada americanización recae, en

parte, al papel jugado por las industrias culturales dentro del siglo XX. Al hablar de

industrias culturales se hace referencia, como lo establece Michael Payne al

conjunto de industrias productoras de mercancías culturales. En cuanto a los

bienes producidos o mercancías culturales el autor señala que se

… establece una distinción entre los bienes producidos (y consumidos) puramente por “razones comerciales” (y, por tanto carentes de valor) y los bienes que existen por razones artísticas”, ¡que no pueden, en consecuencia, concebirse como parte del proceso industrial.115

115

1

Michael Payne, op. cit., p. 403.

76

Para Nestor García Canclini en un artículo titulado “Las industrias culturales y

el desarrollo de los países Americanos”, establece que estas representan una

serie de actividades de producción, a su vez comercialización y comunicación en

gran escala “… de mensajes y bienes culturales que favorecen la difusión masiva,

nacional e internacional, de la información y el entretenimiento, y el acceso

creciente de las mayorías”.116

De acuerdo con la revista electrónica La jornada semanal, en un artículo

aparecido como “Industrias culturales. México en el contexto latinoamericano”, en

el planteamiento a cargo de Vianka R. Santana, mismo que retoma como fuente a

la UNESCO, aparecen las industrias culturales como

[…] medios impresos y audiovisuales, producciones editoriales y cinematográficas, programas de radio, televisión, diseño y producción artesanal, producción de espectáculos de artes escénicas, manufactura y comercialización de instrumentos musicales y materiales artísticos, así como las denominadas mercancías virtuales…117

Asimismo en dicho trabajo se continúa argumentando que las industrias

culturales son parte de

… todo aquello que tenga por objeto la producción de productos artísticos y creativos en sus diferentes manifestaciones… […] los productos y servicios culturales representan un referendo de la identidad debido a los símbolos, signos e ideas que divulgan, y que son propios de una comunidad o nación...118

116

1

Nestor García Canclini, “Las industrias culturales y el desarrollo de los

países Americanos”, en www.oas.org/udse/español/documentos/1hub2.doc.Fecha

de consulta: 3/08/2011.

117

1

Vianka R. Santana, “Industrias culturales. México en el contexto

latinoamericano”, en La Jornada Semanal, 2008, p.1, Véase en

http://www.jornada.unam.mx/2008/01/06/sem-vianka.html Fecha de consulta:

19/03/2010.

118

1

Ibíd. p.1.

77

Lo que se ha denominado industrias culturales tiene un significado

importante dentro de nuestra representación histórica, ya que a través de este

elemento se ha podido identificar la influencia cultural norteamericana por medio

de la producción de bienes materiales e ideológicos al servicio de los intereses de

la pujante americanización en el periodo abordado en este estudio. En mayor

medida se identifica a las industrias culturales en lo referente a lo propagado vía

medios de difusión con características tecnológicas, novedosas para la época, las

cuales tuvieron un impulso a partir de la segunda mitad del siglo XX.

El historiador inglés Eric Hobsbawm señala a la radio y al disco de larga

duración como elementos por los cuales se llevaron palabras y música alrededor

de las sociedades desarrolladas y a las que no lo eran. Así también el casette fue

otro método tecnológico para conectar al mundo bajo cierta música. Otro elemento

que se le sumó al pasar los años fue la televisión, la cual alcanzó un alto grado de

aceptación llegando a trasplantar los lugares predilectos ocupados por la radio y el

cine. Como resultado de ello los avances en comunicación y difusión de las

nuevas tecnologías de la época trajeron consigo consecuencias en lo cultural.119

Pero ¿cuál es el sentido de las industrias culturales con respecto a la

influencia cultural? Parte de las lecturas de la época a las cuales se ha hecho

alusión hacen hincapié en los usos y la producción de tecnologías comunicativas

al servicio de los fines norteamericanos. Una de ellas señala al cine y a la radio

como elementos orientados hacia fines americanizadores, es decir,

… el cine, porque ofrecía un modo visual de entretenimiento más propicio a una recepción puramente pasiva y emocional de pautas culturales a través de imágenes no discursivas. Basado en el principio empírico de que el ojo cree en lo que ve, el cine era el vínculo idóneo para difundir los estereotipos que hoy invaden toda la cultura “masiva”, en particular el sistema de ídolos o estrellas, que sirve para reforzar el individualismo y el culto al éxito personal, y borrar el esquema de clases.120

119

1

Eric Hobsbawm, Historia del siglo XX, op. cit. p. 496.

120

1

Leonardo Acosta, Virginia Erhart y Pastor Vega, Penetración cultural del

imperialismo en América Latina: comics y revistas femeninas, Ediciones Los

78

Bajo este mismo panorama de ideas se adscribe Pablo González Casanova

quien plantea a la influencia cultural estadounidense desde los años veinte como

la base del futuro producto generado y a su vez imperante hasta gran parte de los

años sesenta. El autor adjudica a la americanización el papel que desempeñaron

la radio, el cine y la prensa como parte de las industrias culturales. Posiciona así

también a Hollywood como la institución cultural que “… inventó a partir de

entonces un lenguaje del entretenimiento, un púlpito de masas divertidas, a las

que empezó a catequizar con el entusiasmo de las imágenes del triunfo de los

buenos normales, universalmente identificables y americanizados”.121

De la cultura norteamericana generalizada en la época, González Casanova

señala que parte de ella pasó entonces a América Latina, la cual se vio reflejada

en las mujeres habitantes de las grandes ciudades, las cuales ante tal influencia

cultural emprendieron el uso de estilos de vestidos así como también cortes de

cabello cortos, el fumar en público y el baile frot-trot, jazz o shimmy fueron otros

casos de elementos culturales practicados.

En otros aspectos se manifestó del mismo modo la mano de la influencia

estadounidense; fue el caso del consumo de automóviles, el reconocimiento en la

prensa de actores sociales como los presidentes, boxeadores y hasta aviadores

norteamericanos, dando cabida a posicionar a los valores estadounidenses como

puntos de referencia de carácter mundial. En otras palabras, de acuerdo con

Valdéz Villalva,

… los modelos culturales se convierten en insumos publicitarios en los medios de comunicación masiva para servir a las exigencias del mercado y orientar o estimular el consumo. Por lo tanto, es fácil encontrar en las últimas décadas, en las ciudades fronterizas inicialmente y posteriormente en todo el país, la introducción de una serie de festividades comerciales que, en el caso de que coincidan con alguna celebración o costumbre tradicional nacional, la han

Comuneros, Colombia, 1974, p. 34.

121

1

Pablo González Casanova, op. cit. p. 31.

79

desplazado o han opacado su simbología supliéndola con los símbolos del mercado internacional.122

Finalmente esta serie de elementos de índole cultural adquirieron mayor

significación tras el final de la Segunda Guerra Mundial. Para González Casanova

entre el periodo de 1940 a 1960

… ocurrió la segunda conquista espiritual de las masas de América Latina, limitada natural y prácticamente a un “x porciento” de los usuarios de radiotransistores, cinematógrafos, y otros “mass -media”. Desde la conquista de América por los españoles y portugueses ninguna cultura penetró tanto al sur del río Bravo como la norteamericana de la gran empresa.123

Los efectos de influencia cultural a través de los medios de comunicación

masiva han dado pie a diversos estudios a lo largo del siglo XX. Uno de ellos

presentado para 1977 con la publicación de “La trasmisión transcultural”, a cargo

del Institute for Comunication Research, de la Stanford University, donde se realiza

un análisis del impacto del contenido de los mass-media como lo fue la radio, la

televisión, los satélites y el cine. Dicho estudio pone a las industrias culturales de

los sesenta y setenta presentes en diversas sociedades del mundo bajo el dominio

político, económico e ideológico de la americanización, la cual se ve reflejada en

la faceta cultural del producto emanado por dichas industrias.

Para los autores dentro “… de la mayoría de los países del mundo, las

estaciones de televisión dependen fuertemente de materiales importados del

extranjero”.124 Ello pone en el panorama hegemónico lo producido por las grandes

potencias dominantes que llevaban por medio de las tecnologías sus diversas

122

1

Guillermina Valdéz Villalva, “La desmitificación de la frontera”, en José

Manuel Valenzuela Arce (Coord.), Entre la magia y la historia. Tradiciones, mitos y

leyendas de la frontera, Colegio de la Frontera Norte / Plaza y Valdés, 2004,

México, p. 361.

123

1

Pablo González Casanova, op. cit. p. 33.

80

influencias a través de las culturas periféricas del mundo en su mayoría en vías de

desarrollo.

Como un ejemplo del análisis en México de las industrias culturales y su

papel en un determinado momento histórico, Carlos Eduardo Levy en “La

influencia cultural norteamericana en México a través de la comunicación impresa

(periódicos y revistas)”, señala el desempeño de la influencia cultural de los

medios escritos de carácter extranjero –en este caso estadounidenses- en sus

homónimos nacionales. Primeros que mantenían una injerencia determinante en la

información y la manera en cómo ésta era transmitida por los segundos.

Desde un universo aplicado a algunos diarios y revistas de renombre

circulantes de la Ciudad de México, el autor señala –a través del estudio de los

mismos- un fenómeno político, ideológico, social y cultural de carácter nacional

encontrado en la mayor parte de la difusión informativa característica de la

segunda mitad del siglo XX, elemento implícito en una influencia cultural

norteamericana. Ello para referirse a “… la creación deliberada de actitudes que

ejercen los Estados Unidos (por medio de toda su extensa maquinaria) sobre los

Estados Unidos Mexicanos, para transmitirles ideas sojuzgantes y propaganda

propia, con el fin de ejercer un predominio en sus decisiones”.125

Lo que se ha planteado a lo largo de este apartado está orientado hacia una

revisión de las ideas que han resultado de la influencia cultural estadounidense,

124

1

Eduardo Contreras, James Larson, “La trasmisión cultural”, en Estudios y

Documentos de Comunicación Social, N. 77, Organización de la Naciones Unidas

para la Educación, la Ciencia y la Cultura, París, 1977, p. 12.

125

1

Carlos Eduardo Levy Vázquez, “La influencia cultural norteamericana en

México a través de la comunicación impresa (periódicos y revistas)”, Centzonte,

Revista de La Escuela de Letras y Comunicación de la Universidad de Colima, año

1, núm. 3, septiembre-noviembre, México, 1983. p. 14.

81

cuyas manifestaciones se conocen como americanización. Proceso que se

desarrolló en mayor medida en un ambiente de crecimiento y auge de las

industrias culturales. Previamente se ha establecido el papel jugado por Estados

Unidos durante la segunda mitad del siglo XX, hemos expuesto además que a ese

periodo histórico se le ha denominado americanización, y fue precisamente

haciendo referencia al desarrollo hegemónico en lo económico, político, social y

cultural sobre otras naciones a través de diversos métodos. Esta influencia

cultural, como lo señala el antropólogo Conrad Phillip Kottak, hace una referencia

a “… la rápida difusión o al avance de una cultura a expensas de otras, o su

imposición sobre otras culturas a las que modifica, sustituye o destruye –

usualmente debido a la influencia diferencial en el plano económico o político-“.126

La influencia cultural estuvo presente en las industrias culturales como la radio, el

cine, la televisión y la prensa, sin embargo, tenemos en cuenta que las “…

personas asignan sus propios valores y significados a los textos, mensajes y

productos que reciben…”, ya que “… estos significados reflejan sus sustratos y

experiencias culturales”.127

2.4. Influencias y cambios culturales en México a través de la historia. Retomando algunos elementos.

La influencia estadounidense en México ha sido puesta en escena a través de los

apartados antecesores a este punto. Por consiguiente pasaremos ahora a

aquellas manifestaciones culturales presentadas durante el siglo XX. De un

México que, como lo señala Béjar Navarro (2007), fue “… un ejemplo claro de la

“norteamericanización” que ha sufrido el llamado “mundo occidental”...”.128 Sin

126

1

Conrad Phillip Kottak, op. cit. p. 325.

127

1

Ibíd. p. 328.

82

embargo, fenómenos de este tipo han sido parte de la misma historia de la

humanidad y del país, esto ya que

Los cambio sociales y culturales que se vienen efectuando en México por el contacto de su civilización y su cultura con la variante norteamericana de la civilización europea, pueden ser considerados como el quinto episodio de la serie de pequeñas y grandes transculturaciones experimentadas por nuestras sociedades.129

Iniciamos con el planteamiento del antropólogo Adolfo Colombes referente al

análisis de la cultura, el cual señala una vertiente dentro del campo de los

fenómenos de este tipo: la apropiación. Según el autor,

… no es imposición ni aceptación indiscriminada, irreflexiva, sino un acto por naturaleza selectivo. Mediante este proceso, un sujeto individual o colectivo analiza los elementos de otra cultura y adopta los que considera convenientes a sus fines, incorporándolos a su patrimonio. Es lo que en antropología se llama préstamo cultural. Ningún pueblo del mundo es del todo original, pues todos, en mayor o menor grado, apelaron a los préstamos culturales en los distintos momentos de su proceso histórico.130

Cabe señalar que los elementos culturales tomados de una cultura y puestos

en marcha en otra, de la cual le sigue el proceso de adaptación, son rara vez

ingresados tal cual, es decir, sin modificaciones en la otra cultura.131 Con esta

última idea nos trasladamos a una etapa previa a la influencia extrajera

proveniente del país del norte, así situamos el periodo mexicano de fines del siglo

XIX y principios del XX con un alto grado de afrancesamiento.

128

1

Raúl Béjar Navarro, El Mexicano. Aspectos culturales y psicosociales,

UNAM, México, 2007, p. 361.

129

1

Julio de la Fuente, op. cit., p. 257.

130

1

Adolfo Colombres, op. cit., p. 28.

131

1

Ibíd. p. 28.

83

Durante el porfiriato la apropiación por la cultura francesa permeó en

diversos aspectos de la vida social de la época. Una de las obras adscritas a la

representación de dicho fenómeno fue hecha por Samuel Ramos (1987), pensador

que plantea en su análisis del mexicano, una búsqueda y orientación hacia lo

francés desde la postura oficial de finales del siglo XIX y principios del XX, a sus

ideas políticas, ideologías, filosofía y cultura; el espíritu revolucionario, el

liberalismo y la república democrática se convirtieron en valores de asimilación del

periodo, en ese sentido la era porfiriana representa una etapa temporal

En que las clases altas vestían a la moda de París, seguían sus buenas y malas costumbres; los “científicos”, y los ricos que no lo eran, al construir sus casas ponían en el remate una mansarda, aunque en México nunca caiga nieve. El conocimiento de la lengua francesa era condición sine quanon para ser clasificado como persona culta.132

En estas líneas Ramos distingue a la clase alta con una orientación a lo

francés debido a su posición de clase en ese contexto específico; asimismo,

identifica a lo que él denomina <<pelado>> (para hacer referencia a habitantes de

clase baja) bajo la representación del mexicano imitador de la cultura europea,

fenómeno a lo que él llama <<el camuflaje>>. Más allá de las intencionalidades de

Ramos y su afán por describir el contexto social e individual un tanto apegado al

análisis psicológico del mexicano, lo rescatable de acuerdo al tema aquí tratado,

es la interacción y adopción cultural en México en un momento histórico

determinado. Donde la presencia de lo exterior, de “lo otro” formaba parte de la

realidad vivida en la época.

A través de Ramos se plantea un escenario donde la cultura francesa

representaba la imagen de una cultura universal como el resultado de un proceso

histórico. En ese panorama el sistema de clase mexicano acudía al respaldo del

afrancesamiento desde el ámbito social, así como el buscado a través del

gobierno porfirista en un ambiente de progreso parte del desarrollo nacional. Con

132

1

Samuel Ramos, El perfil del hombre y la cultura en México, Lecturas

Mexicanas, México, 1987, p.46.

84

ello aparece, de acuerdo a Colombres, la cultura internacional como forma de

dominación cultural.133 La moda, la pintura, arquitectura, lo culinario, hábitos y

costumbres fueron elementos manifiestos dentro del influjo francés, el cual “…

había llegado a principios del presente siglo en un extremo no sólo en México y en

América Latina, sino aún en la pujante Norteamérica...”.134

Posteriormente a la revolución, México vivió una etapa en su historia donde

fuerzas nacionalistas imperaban y daban sentido al desarrollo del país. Apareció el

nacionalismo como dogma social y cultural pregonando así una vuelta a las raíces

identitarias retomadas de la revolución mexicana. El surgimiento del nacionalismo

cultural se encontró orientado a la búsqueda de los propios elementos de la

realidad nacional, todo ello expresado en los distintos tipos de manifestaciones

humanas como la música, la pintura, la escultura, el arte, la literatura, en sí, bienes

culturales.

En un contexto general de la época México vivió con la industrialización una

apertura de sus fronteras de manera inminente posicionándose frente a la

internacionalización cultural en las vías de un mundo cada vez más unificado,

donde las sociedades y culturas mantienen contactos directos e indirectos con sus

homologas quedando a la deriva de cambios y transformaciones a raíz de dicha

acción de acercamiento.

Al respecto el historiador mexicano Luis Villoro haciendo un análisis de la

posición de la cultura mexicana en la etapa posrevolucionaria hasta mediados del

siglo XX establece que

Las nuevas tendencias no han de conducir necesariamente, ni mucho menos, a una nueva fase de cultura imitativa y dependiente. El descubrimiento de nuestra peculiaridad fue lo suficientemente auténtico para poder enfrentarnos a la cultura mundial con una personalidad propia y sin perder nuestra singular perspectiva. Este

133

1

Adolfo Colombres, op. cit. p.50.

134

1

José E. Iturriaga, La estructura social y cultural de México. Cien años de

México, FCE, México, 1987, p.247.

85

fue el más precioso legado de la revolución a la inteligencia: hacer posible la apropiación de la cultura universal, sin perder autenticidad.135

Gran parte del análisis de Villoro presente en el ensayo titulado “La cultura

mexicana de 1910 a 1960”, descansa en el papel de la cultura como parte del

resultado histórico de los intelectuales frente a ella y los acontecimientos históricos

generados en la sociedad mexicana. Lo que se busca poner a debate no es en sí

la autenticidad de lo que se pudiese denominar “cultura mexicana”, sino cómo ésta

y sus actores reproductores actúan frente a la influencia de elementos culturales

externos que fluyen a través de la vida diaria de una sociedad conectada cada vez

más con el mundo exterior a medida en que pasa el tiempo.

Una representación de dicho fenómeno cultural en cierta forma está presente

en el planteamiento del etnólogo y antropólogo mexicano Guillermo Bonfil Batalla

(2003), en una de sus obras más destacadas: México Profundo, donde el análisis

descansa en diversos aspectos históricos y contemporáneos de la vida social y

cultural del país.

Para Bonfil Batalla desde la posrevolución hasta las postrimerías del siglo XX

México fue un país con un rostro imaginario, donde el Estado mexicano perfilaba

el desarrollo económico y social en un ambiente de lo concebido para dicho

tiempo como modernidad, ello a través de la industria, donde la urbanidad se

convertía en su más indudable manifestación. Las ciudades crecieron, la movilidad

del campo a las urbes generaba demandas así como también trastocaba a los

estilos de vida de la sociedad. Por lo que de acuerdo al autor, creció bajo esa vía

… el “México lindo”: la gente bonita, cada generación más rubia y más alta, las colonias exclusivas que pasan del estilo colonial siriolibanés a las nuevas fortalezas del Pedregal de San Ángel; proliferan los centros nocturnos, los restoranes caros, el comercio de lujo insolente, el esnobismo que va desde el “tercer imperio mexicano…136

135

1

Luis Villoro, “La cultura mexicana de 1910 a 1960”, en Alicia Hernández

Chávez, Manuel Miño Grijalva (Coords.), Cultura, ideas y mentalidades, El Colegio

de México, México, 1992, p.262.

86

Siguiendo con la representación contextual de la época la clase media de

acuerdo con el autor,

… tiene una escolaridad más alta que la mayoría de los mexicanos, goza de prestaciones sociales, habita departamentos o pequeñas casas solas, consume hasta donde le alcanza el presupuesto, tiene las ambiciones y los conformismos que son congruentes con el sistema y el modelo imperante. No abriga más propósito que ascender o, al menos, conservar la posición que ocupa. Con el enfrentamiento del nacionalismo oficial, también la clase media abandonó las ligas simbólicas que la hacían sentirse vinculada con el México profundo; vio su patriotería chafa y muy ñera y la fue sustituyendo por la aspiración de, si no ser, por lo menos parecer gringa; hacia allá orienta sus patrones de consumo y de conducta, reales o sólo apetecidos.137

Para Bonfil Batalla, México a través de la historia ha vivido diferentes

realidades, es decir, se han manifestado distintos “Méxicos”, uno de ellos fue el

profundo, el cual los mexicanos han evitado, huido; éste se posiciona de manera

contraria respecto al de la posmodernidad, donde se

… tratan de imitar las formas de vida urbanas, en la apariencia, en ciertos gustos, en algunas formas externas de conducta. Aspiran a no servir en el México en el que viven, al que desprecian pero del que extraen todo lo posible para ser la gente decente del lugar, los “de razón”.138

Dándole seguimiento al planteamiento del autor se establece que en este

ambiente de cambios vividos en México tanto en la vida social como cultural

La flauta y el tamborín de la danza ancestral apenas se escuchan entre el ruido rock de los alto parlantes, en la vorágine todavía solemne de la fiesta del pueblo… […] Los cuentos de los aluxes se aprenden al mismo tiempo que las historietas del Pato Donald.139

136

1

Guillermo Bonfil Batalla, México Profundo. Una civilización negada,

Grijalbo, México, 2003, p.178.

137

1

Ibíd. p.179.

138

1

Ibíd. p.202.

139

1

Ibíd. pp.204-205.

87

El México de Bonfil Batalla es una sociedad contrastada con su propia

realidad; mientras por un lado el desarrollo y la modernidad forman parte del

discurso recurrente de cierto sector social –clase media y alta-, la carencia y el

atraso son elementos adscritos a la realidad social y cultural imperante. También

como lo llegó a plantear Samuel Ramos, Bonfil Batalla identifica la mimesis, es

decir, la imitación, como una conducta generalizada en mayor medida por la clase

media en cuanto a elementos extranjeros se refiere. Esto, de acuerdo con el autor,

debido a la posición del país en el sistema prevaleciente de la época.

Parte del planteamiento expuesto en México Profundo se posiciona en un

periodo, como es de apreciar, donde ya no se habla de afrancesamiento como se

llegó a denominar a la época porfiriana, sino de un tiempo donde las dinámicas

económicas, políticas, sociales y culturales son orientadas bajo un sistema

nacional capitalista como el norteamericano.

El mismo Octavio Paz plasma en su célebre obra El laberinto de la soledad,

aparecida por primera vez en plena mitad del siglo XX, un análisis de la

cosmovisión cultural del mexicano capturado en una época como resultado de un

proceso histórico. El autor pone en escena diferentes tipologías del mexicano, las

cuales dan sentido a la diversidad cultural imperante en el país a través de la

historia. Las llamadas <<máscaras mexicanas>> son una muestra de las

identidades representadas por Paz a través del análisis histórico y contextual

presente de su época en cuanto a la idiosincrasia mexicana.

El escenario nacional representado a través del autor se traslada a un

periodo social y cultural vinculado estrechamente con la apertura mexicana frente

al ambiente internacional. En ese sentido, Paz señala que

No tenemos una industria básica, aunque contamos con una naciente siderurgia; no fabricamos máquinas que fabriquen máquinas y ni siquiera hacemos tractores; nos falta todavía caminos, puentes, ferrocarriles; le hemos dado la espalda al mar: no tenemos puertos, marina e industria pesquera, nuestro comercio exterior se equilibra gracias al turismo y a los dólares que ganan en los Estados Unidos nuestros braceros…Y algo más decisivo: a pesar de la legislación nacionalista, el capital norteamericano es cada día más poderoso y determinante en los centros vitales de nuestra economía. En suma, aunque empezamos a contar con una industria, todavía somos, esencialmente, un país productor de materias primas. Y esto significa:

88

dependencia de las oscilaciones del mercado mundial, en lo exterior; y en lo interior: pobreza, diferencias atroces entre la vida de los ricos y los desposeídos, desequilibrio.140

Así como Paz deja ver entre líneas la influencia estadounidense en los

diversos aspectos de la vida nacional mexicana, y como lo señaló Samuel Ramos

al marcar la fuerte presencia de afrancesamiento durante gran parte de la historia

de México, esto da pie a interpretar la fuerte influencia del contexto reinante de

una época, más no de una manera determinista.

A través de las lecturas hemos presentado en términos generales algunas

representaciones de diversas épocas de la vida nacional mexicana. Como se ha

dejado ver por medio de los autores, las influencias manifiestas a lo largo de la

historia de la cultura en México han estado fuertemente ligadas a las corrientes

hegemónicas de carácter mundial presentes en sus particulares temporalidades.

Ya para la obra de Paz la presencia de lo norteamericano es inminente. Es decir,

el resultado de la Segunda Guerra Mundial puso al país vecino del norte mexicano

en la cima del plano mundial. Por ello, para el periodo en que se ubica el

fenómeno cultural al cual aludimos, Estados Unidos representaba a una de las

naciones que resguardaban el poder global, mismo que se manifestó en diversos

aspectos en las sociedades del mundo de la época.

Hemos pasado brevemente a través de los autores por distintas historias y

realidades pasadas mexicanas, en cada una se han presentado dimensiones

distintas de las cuales dan pie a diversas interpretaciones. A pesar de ello, en cada

una está presente el factor cambio debido a la interacción entre culturas por los

pasajes de la historia. En ellas visualizamos a la transculturación como proceso en

el cual no sólo interviene directamente la cultura, sino otros elementos más como

los políticos, económicos, ideológicos y sociales.

Como se ha planteado a través de las propuestas de los autores previamente

señalados, las épocas históricas pueden estar caracterizadas por los distintos

140

1

Octavio Paz, El laberinto de la Soledad / Posdata / Vuelta a El laberinto

de la Soledad, FCE, México, 2004, p. 196.

89

procesos e interacciones culturales habidas en ellos. Fue el caso del México de

finales del siglo XIX hasta principios del XX, y del de mediados de la vigésima

centuria.

Al inicio de este apartado hemos representado, a través de los autores ahí

aludidos, diversos escenarios donde el contexto en el cual están sus análisis se

encuentra más que claro. Mientras uno da vida a un mundo europeo en México,

particularmente el francés, otro, en distinto tiempo y espacio, deja entrever a

través de sus palabras uno propiamente norteamericano. Sin duda estas obras,

entre muchas otras, tratan de plasmar las realidades que, desde sus ojos y lugar

social, como lo establece Michel De Certeau, son representados e interpretados.

Para efectos de este trabajo estas obras llevan consigo, además de cambios e

influencias culturales, contextos que nos remiten a sistemas sociales, políticos y

económicos, en este caso también una influencia cultural norteamericana. ¿Qué

elementos culturales podrían identificarse como parte de una transculturación en

México? Para dar una respuesta tentativa, abordamos diversos planteamientos. El

primero de ellos señala que

La influencia de la cultura anglosajona de los Estados Unidos podría decirse que se vierte sobre la cultura mexicana en dos ciclos más o menos definidos: el primero, sobre la influencia de la filosofía política y jurídica proveniente de ese país, y comprende la etapa de nuestros primeros años de lucha por la independencia; en el segundo, esta influencia se hace sentir ya no en este terreno, sino en la incorporación a nuestra vida cotidiana una serie de hábitos, usos, gustos y costumbres que insensiblemente se han venido filtrando –sobre todo dentro de la clases altas y medias- a lo largo de las últimas décadas del presente siglo… […] la influencia de la civilización de los Estados Unidos, vista civilización como el repertorio de instrumentos técnicos que el hombre posee para el dominio y utilización de la naturaleza y de la realidad que lo rodea en México es ya apreciable no sólo por nuestra cercanía inmediata, sino por ser ese país el más alto representante de la civilización material de nuestra época.141

La influencia norteamericana sobre las costumbres es también resultado de

una reforma de la estructura económica, política, social e ideológica ya que como

se ha mencionado con anterioridad, la cultura no puede ser vista como un

141

1

José E. Iturriaga, op. cit. pp. 251-252.

90

elemento aislado de las otras esferas que conforman a las sociedades en un

tiempo y espacio.

Para Iturriaga (1987) algunos elementos culturales manifestados a raíz de los

cambios culturales llegados por medio del contacto con la cultura norteamericana

son: el auge de la cultura física, ésta reflejada en los deportes. El baño diario, esto

debido a la multiplicación de edificios con baño. Los clubes deportivos. El uso de

artículos de consumo duradero como el caso de los automóviles, refrigeradores,

lavadoras, radiorreceptores entre otros. La jornada laboral corrida de trabajo tanto

en las oficinas y comercios como en las fábricas, lo cual favorece la incorporación

de costumbres del quick lunch o almuerzo rápido. El hábito de comer fuera del

hogar. La preferencia de la cerveza al pulque dentro de las clases medias y

proletarias, y la preferencia del whisky al cognac en las clases altas y medias. La

práctica del <<fin de semana>>. El intercambio de regalos el 25 de diciembre. La

sustitución del típico <<nacimiento>> por el <<Árbol de Navidad>>. El pastel de

cumpleaños con velas. La celebración del Día de las Madres. La inclinación del

cinematógrafo por el teatro. La mutación de las ciudades hacia una especie de

urbes norteamericanas. El gusto por la música. La adopción del inglés como el

idioma extranjero más usado entre nosotros. La introducción de un atuendo y

vestuario menos discreto y austero que en el pasado. La renuncia al uso del

sombrero. La pérdida de rigidez en el trato de los padres e hijos. La liberación de

la mujer. La práctica del divorcio. El abandono a los métodos tradicionales del

noviazgo.142 Además señala que los cambios dentro de la cultura mexicana han

sido parte de la influencia de los Estados Unidos “… o de la tendencia

generalizada en el mundo a la simplificación de los hábitos, o, en fin, a todos estos

elementos combinados”.143

142

1

Ibíd. pp. 252-254.

143

1

Ibíd. p. 254.

91

Por su parte Monsiváis hace hincapié en otros elementos culturales como

parte de la americanización imperante en dicha época, los cuales son

… la renovación de los vocablos anglosajones, que los hablantes hallan prestigiosos; el Día de las Madres (Mother´s Day, desde 1922), el árbol de Navidad, más fácil de armar que los nacimientos artísticos; Santa Claus más hogareño que los Reyes Magos, de cualquier modo venidos del Oriente, el Día del Amor y la Amistad y (Saint Valentine´s Day), el Happy Birthday, el Halloween como el Tercer Día de Muertos, las iconologías del cine norteamericano, el jazz, el blues.144

Monsiváis tiene una explicación a todos estas influencias, las cuales las

ubica a lo largo de América Latina, y estas están vinculadas con el cine, los

medios electrónicos como la radio y la televisión, así también en la música y en las

modas transmitidas a través de estas formas de migración cultual. El movimiento

cultural de cambio, para él, parte de finales del siglo XIX, pero entrado el siglo XX

fue más evidente. Esto lo establece cuando señala que

En los veintes, las “estrellas” de Hollywood son los modelos que, en función de su condición inaccesible, reajustan a personas y colectividades. “He visto la película ocho veces nomás para atisbar su silueta/Ya conseguí una peinadora que hace unos peinados idénticos a los de Bette Davis”. Y para fortalecer su taquilla, el cine prodiga paradigmas, ordenanzas de modificaciones faciales, llamados a la renovación del guardarropa, recordatorios de la movilidad de los rostros. Convocan la atención entre muchas Gloria Swanson, Lilian Gish, Mary Pickford, Clara Bow, Dolores del Río, Greta Gabo…De su glamour, de la conversión de su facciones en la obra de arte, de la técnica para imponerse a las cámaras de cine, depende la transformación internacional del look femenino, y las ramificaciones infinitas de los maquillajes, el conocimiento casi científico del semblante, los vestuarios, los sombreros, los abrigos, los cinturones, los prendedores, los aretes, todo a escala, todo imitado o adaptado con reverencia. En los hombres, en la primera mitad del siglo XX, las innovaciones o las readaptaciones de conducta inspiradas por el cine, se dan sobre todo en las actitudes. Se adaptan e inventan los estilos de virilidad, se asumen la elegancia y la ironía, se copian gestos, se espían las técnicas de seducción.145

El análisis de Monsiváis posiciona a las estrellas de cine norteamericano

durante la primera mitad del siglo XX como relevos de los santos y héroes

144

1

Carlos Monsiváis, “¿Cómo se dice ok en inglés?...”op. cit. p. 100.

145

1

Carlos Monsiváis, Del rancho al internet, ISSSTE, México, 1999, pp. 71-

72.

92

mexicanos,146mismos que están presentes en la vida cotidiana de las sociedades a

través del contacto con las culturas externas –para este caso norteamericana-, en

la medida que interactúan con los medios emanadores de dichos elementos

culturales.147

De acuerdo con el autor, está efervescencia de la cultura norteamericana no

sólo está ligada al desarrollo de los medios de difusión y el crecimiento de las

industrias del entretenimiento a raíz de los cambios culturales dados alrededor del

mundo, sino que también obedece a factores ideológicos, políticos y económicos,

estos llegando a ser representados como los hilos transparentes para los títeres,

metafóricamente hablando, así pues

Por diferentes que parezcan y sean las culturas nacionales en Iberoamérica, las enlazan modas, presiones y criterios impuestos por las potencias internacionales, es decir, por los gobiernos norteamericanos. Desde fines de los cuarentas la Guerra Fría es un método de unificación, con su furia inquisitorial contra el pensamiento de izquierda, las demandas de justicia social y los grupos comunistas.148

Respecto a la radio y la televisión, Monsiváis los plantea como dos medios

por los cuales se van a generar los cambios culturales a mayor escala tanto en las

sociedades de primer mundo así como en América Latina, pero como lo fue en el

caso del cine, la industria cultural norteamericana se mantuvo con la misma

fórmula de operación: el dominio e influencia cultural como modus operandi. Para

el autor “desde 1930 por lo menos las estaciones radiofónicas en América Latina

imitan y asimilan las fórmulas norteamericanas, le imprimen un ritmo melódico a la

146

1

Para Monsiváis, durante las primeras décadas del siglo XX las

influencias en las industrias culturales importan e imitan modelos norteamericanos;

así también buscaron las técnicas y esquemas, por ejemplo el autor establece que

Jorge Negrete, un símbolo nacional dentro de la música y el cine mexicano “… no

es sino una adaptación evidente del cowboy cantante en el estilo de Gene Autrey

o Roy Rogers”. Carlos Monsiváis, “Zócalo, La Villa y Anexas”, en Ismael

Colmenares, Miguel Ángel Gallo, et. al, Cien años de lucha de clases en México

1876-1976, tomo 2, Quinto Sol, México, 2002, p. 368.

93

americanización, y establecen el sitio rector de la publicidad, esencial en el nuevo

concepto de entretenimiento”.149

En el caso de la televisión esta desarrolló, por lo general, los mismos

patrones de la radio, pero a diferencia de ella, la imagen jugó un papel más

trascendental dado que se convirtió en un medio masivo que estuvo destinado

prácticamente para el uso en la vida cotidiana. La televisión fue un elemento

tecnológico, ideológico y cultural que aceleró la formación de una sociedad de

consumo contemporánea. En ese sentido,

147

1

Para Monsiváis los productos de Hollywood, visto como elementos de

una industria cultural, son una especie de “utopía a bajo precio”, los cuales se

convierten en formas o modelos del comportamiento propagado como “ideal”. Bajo

esta postura, el cine cumple la función de integrador de comunidades aisladas; y a

su vez, Hollywood impone a lo que es y se le puede llamar entretenimiento.

Siguiendo con el análisis del autor, plantea que la recepción del cine

norteamericano en América Latina no es pareja. Debido a que en el periodo de

1930-1960 “… los espectadores aún se consideraban muy autóctonos, resisten el

embrujo de algunos géneros fílmicos (en especial las comedias musicales), y se

desentienden del culto norteamericano del optimismo, ese chovinismo de las

cargas de caballería del ejército yanqui. Este triunfo recibe un nombre despectivo:

las “gringadas”. Consciente de esas diferencias, el cine latinoamericano toma de

Hollywood lo que puede, copia y lo asimila, y hace su propuesta con originalidad

que surge de la falta de recursos: de la escasez provienen melodramas todavía

más enloquecidos, frases trepidantes al extremo, visión de la pobreza como

victoria sobre el individualismo, complicidad sin límites con el público”. Carlos

Monsiváis, “¿Cómo se dice ok en inglés?...”, op. cit., pp. 141-142.

148

1

Ibíd. p. 123.

149

1

Ibíd. p. 143.

94

… la norteamericanización cultural (no la inevitable influencia de la tecnología, sino el aparato de penetración ideológica) ya no afecta sólo a las élites; ahora, aceptada discreta y sólidamente por el Estado, va ampliándose a diario para incluir a sectores enormes. El punto de arranque: la instalación del primer canal de televisión (el 4) en septiembre de 1950… El 21 de marzo de 1951, el canal 2. Al principio la TV atrae por los espectáculos (los toros, el futbol, las mañanitas del 12 de diciembre en la Basílica) y –a imitación del radio- por su atenta docilidad a lo que triunfa en Estados Unidos: programas de “animadores” (Ed Sullivan es prontamente imitado por Paco Malgesto), lucha libre, teleteatros (que derivarán en la institución de las telenoveles) (sic), shows folklóricos, series seudofilantrópicas como Reina por un día… A partir de 1950, la vida familiar se organiza en torno a las premisas y conclusiones de la TV… Atenta a sus reglas de juego la televisión comercial va cumpliendo sus encomiendas: divulgación y exaltación del colonialismo cultural, distribución de los esquemas del consumismo, ordenamiento de modas, creación de ideas sociales sobre la niñez y la adolecencia (sic), protección de la familia, reverencia del poder, odio a lo diferente.150

Otro elemento cultural que marcó una influencia en los cambios

manifestados en la sociedad latinoamericana fue la música, y dentro de ella el

rock principalmente.151 Para Monsiváis, la expansión de este estilo musical se

marcó a nivel internacional y fue apropiada como lenguaje juvenil también en

correspondencia al contexto de la época. Para el autor,

En los sesentas, las clases medias en América Latina hacen un terrible descubrimiento: ante la norteamericana, única propuesta cultural distribuida por doquier, resultan anticuados o muy parciales los ofrecimientos culturales de que disponen. Por lo menos, así lo viven amplísimos sectores de jóvenes que, desde Elvis Presley, hacen rock su vía de ingreso a la modernidad. Little Richard, Chuck Berry, Jerry Lee Lewis, Elvis Presley, sitúan mundialmente al rock, la sensación trepidante que desemboca en los reacomodos del tiempo vital. Se quiere vivir a otro ritmo, con la utopía de la edad en el fondo… En casi todos los países latinoamericanos surgen fuerzas contraculturales y el rock repercute en la literatura, afectando las nociones líricas. Los resultados son desiguales, extraordinarios o patéticos pero un movimiento musical y narrativo dura años, funda comunas, hace de San Francisco, California, la meta, quiere actualizar a los hippies, oye con fanatismo (el único nivel aceptable de recepción) a Bob Dylan, los Rolling Stones, los Beatles, los Who, Janis Joplin, Jimi Hendrix, los Doors, James Brown, Creedence Clearwater Revival, Led Zeppelin, cuyas

150

1

Carlos Monsiváis, “Zócalo, La Villa y Anexas”, op. cit., p. 371.

151

1

Para el autor, el rock and roll, así como la “discomusic”, mantuvo una

coexistencia entre el conjunto de clases sociales, para el caso de los sectores

lumpen se escuchaba “… sin entender la letra en inglés pero asumiendo

devotamente que la música no sólo es moderna, sino que también moderniza”.

Ibíd. p. 374.

95

letras (lyrics) se estudian con el apasionamiento debido a los clásicos intantáneos.(sic).152

De acuerdo como lo señala Monsiváis, durante parte de la segunda mitad del

siglo XX, una de las reacciones en relación a la influencia del rock en los países

latinoamericanos fue que en estos comenzaron a imperar versiones propias o

“nacionales” del rock; esto se contrapuso contra la censura social, gubernamental

y eclesiástica generada hacia ese tipo de música así como a los grupos que se

adjudicaban en el movimiento musical. Aunado a ello, para estos actores el inglés

fue “… muy específicamente, el idioma de las visiones más significativas. La

americanización es inevitable en su caso, no por simpatías políticas o afanes

colonizados, sino por ser un trámite de eliminación de controles, la puesta al día

de las sensaciones”.153

En resumen, cambios culturales a nivel mundial se vivieron desde finales del

siglo XIX y otros dieron paso al siglo XX. Estos movimientos –en el entendido de

que un movimiento puede ser un cambio-, se dieron a través de lo económico, lo

político, lo ideológico y lo social. En México ya para la década de los sesenta se

planteaba que

En un periodo menor de cuarenta años una considerable parte de la población de México se ha convertido en usuaria de elementos que provienen de la civilización norteamericana, éstos son distinguibles aun en las comarcas rurales aisladas, y el proceso se acelera visiblemente.154

En el contexto en el cual se sitúa el objeto de estudio, coincidimos con

Monsiváis en la medida de que América Latina se vio influenciada por la industria

cultural norteamericana modificando la vida del hombre, ideas, usos y costumbres;

152

1

Carlos Monsiváis, “Del rancho al internet”, op. cit., pp. 154-155.

153

1

Ibíd. p. 156.

154

1

Julio de la Fuente, op. cit., pp. 258-259.

96

así como también dio cabida a movimientos de resistencia cultural. Para Monsiváis

ello estuvo muy presente en la moda, misma que dio un cambio del siglo XIX al

XX. La primera destacadamente europea, en sí, francesa, y posteriormente en la

vigésima centuria una mezcla entre europea y norteamericana, siendo ésta última

la que llegaría a paso de los años. En ese sentido, en la americanización, proceso

que se comenzó a desarrollar a finales del siglo XIX,

… se afianza en los años sesenta gracias al poderío económico y cultural de Estados Unidos, la implantación de la publicidad como idioma cotidiano, la política desaforada de importaciones, las debilidades económicas, la ansiedad de status de las clases dominantes, y la ubicuidad de la industria del espectáculo de Norteamérica. La americanización tiene mucho que ver en el aspecto uniforme de las ciudades e impone sin problemas el spanglish, operación lingüística que no significa el fin del español, pero sí el advenimiento del hable incomprensible de la élite. La americanización convive con el nacionalismo, y resulta una fuerza indetenible.155

El planteamiento de los autores arriba mencionados presenta una serie de

elementos culturales manifiestos en la sociedad mexicana de una manera

generalizada a través de los años. La presencia de ellos –como lo señalo Conrad

P. Kottak- no necesariamente se presenta del mismo modo, ni es simbolizado, de

la misma forma original o, en su caso, como se ha desarrollado en el país vecino

del norte.

Otro aspecto a recalcar es que quizás parte de los elementos provenientes

de Estados Unidos, o los conocidos como de influencia norteamericana, no son

originalmente de ese país hablando en cuanto a lo cultural se refiere. Esto lleva a

representar a dicha nación –de acuerdo a la época de estudio- como un centro

receptor y contenedor de diversas culturas como su misma historia lo marca, y

además, como el gran repartidor del pastel llamado “influencia cultural” en el

mundo occidental del siglo XX.

Conclusión

155

1

Carlos Monsiváis, “Del rancho al internet”, op. cit., pp. 128-129.

97

A lo largo de las lecturas abordadas en este segundo capítulo aparece una

diversidad de representaciones del mundo del siglo XX. Las cuales concuerdan en

la existencia de un escenario cambiante y distinto al del siglo XIX, esto

principalmente por el desarrollo industrial y las implicaciones de ello en la vida

cotidiana que, sin duda, marcó el ambiente social y cultural de la época.

Durante la segunda parte del siglo XX la lucha por la hegemonía mundial se

disputaba principalmente en dos bandos, el del capitalismo abanderado por

Estados Unidos, y el antagónico socialismo de la URSS. Esto suscitó movimientos

ideológicos y la aparición de posturas teóricas y conceptuales sobre los contactos

culturales y las influencias generadas entre las culturas. El denominado

imperialismo cultural fue uno de estos elementos. Del cual las industrias culturales

fueron una representación de acuerdo a algunas posiciones en ese tiempo

asumidas.

Asimismo, encontramos que lo llamado americanización fue la

denominación de un fenómeno de cambio cultural principalmente suscitado a partir

de la segunda mitad del siglo XX, donde la tesis planteaba la influencia cultural

estadounidense –vía diversas formas- en el mundo occidental cada vez más

avocado al consumismo de bienes culturales así como de los simbolismos.

Sin embargo, el debate en torno a ello giró principalmente en dos

posiciones: los que veían a este tipo de influencia como algo propio de la cultura

(activa), y por el otro lado como el resultado de un imperialismo cultural o

hegemonía ejercido por Estados Unidos a través de las industrias culturales.

Para el caso mexicano vimos que las influencias culturales extranjeras son

un elemento inmerso en la propia historia social y cultural del país. Si por un

tiempo prolongado el dominio de los elementos culturales fueron característicos de

la herencia europea (española) y el mestizaje, ya para el siglo XX, y

principalmente durante la segunda mitad del mismo, Estados Unidos no sólo figuró

como el “buen vecino del norte”, sino como el emanador de influencias culturales

a nivel mundial, de las cuales ya para inicios de siglo tenían una presencia en

México y paulatinamente en aumento tanto cualitativa como cuantitativamente.

98

Capítulo 3. Mazatlán: contactos, presencias e influencias culturales como parte de la historia (Siglos XIX y XX).

99

Invito a mi nuevo amigo a tomar una cerveza en el café de la Plaza de la República, a pocos metros. Es un local grande y ruidoso con los que se encuentran muchas capitales de provincia española. Desde el piso superior se oye la música de baile, y, naturalmente, los compases son los mismos de Nueva York y de Barcelona, <<yenkas>> y <<yé-yé>>.

La Europa de Lenin, Fernando Díaz-Plaja

El presente capítulo busca introducirnos a una parte de la historia de Mazatlán en

relación al contexto histórico cultural, este sujeto de la llegada de extranjeros al

puerto, los cuales dieron vida y una característica propia a la formación del mismo.

Para ello se aborda al siglo XIX como un periodo fundamental para representar la

conformación contextual en el plano de lo económico y lo social, elementos

implícitos en lo que se entiende por cultura en este estudio aplicado a la Perla del

Pacífico.

El primer apartado “Mazatlán como una frontera cultural del siglo XIX”, se

remonta a aquellos acontecimientos que dieron vida al puerto, precisamente por la

llegada de extranjeros, mismos que además fueron parte elemental para el

desarrollo paulatino de la región en cuanto al plano económico y social, asimismo

como en el aspecto cultural. Y es precisamente en ese sentido como

representamos a ese punto del Pacífico: un espacio de frontera cultural.

En el segundo componente de este capítulo “Interacciones comerciales: vía

de acceso cultural en el Mazatlán decimonónico”, se abordan los bienes o cultura

material llegados al puerto precisamente por el arribo de mercancías provenientes

de otras partes del mundo. Bajo esta idea intentamos hacer un recorrido

descriptivo y aproximativo de los elementos culturales que tocaron tierra porteñas

debido a las características comerciales de la época. Entendiendo esto como una

forma de contacto cultural determinado por el contexto de un tiempo y espacio.

100

El tercer apartado “Mazatlán en la antesala del periodo de estudio (Siglo

XX)”, trata precisamente sobre la conformación de la ciudad-puerto en las

primeras décadas de la vigésima centuria. Aborda específicamente, a grandes

rasgos, un ambiente distinto al del siglo XIX, ello no sólo por los cambios

graduales generados con el transcurso del tiempo como efecto del desarrollo de

las ciudades (en este caso puerto), sino por los cambios sociales y culturales de

sociedades como la porteña y su interacción con diversas culturas bajo

circunstancias y escenarios dinámicos, es decir, no estáticos ni uniformes.

Finalmente, el cuarto punto de este conjunto capitular “Una actividad no sólo

con implicaciones económicas: el turismo en el Mazatlán del siglo XX”, está

enfocado al turismo (industria) como una vía por la cual no sólo llegaron recursos

económicos y viajeros, sino también arribaron elementos culturales foráneos,

mismos que al paso del tiempo se convirtieron en adopciones por parte de los

individuos o grupos receptores, en este caso habitantes de Mazatlán.

3.1. Mazatlán como una frontera cultural del siglo XIX.

Mazatlán a pesar de no ser un territorio que guarde una cercanía con Estados

Unidos tan próxima como lo han podido tener históricamente las ciudades

fronterizas del norte del país, desde nuestra perspectiva, tiene una estrecha

relación con los fenómenos sociales – en el plano de los contactos culturales-

generados a través del tiempo en dichos espacios “norteños”. Y es que esa

cercanía física que se ha presentado entre el sur de Estados Unidos y el norte

mexicano de la cual han resultado diversas interacciones culturales, para el caso

de la Perla del Pacífico la ha llegado a tener en un plano simbólico. Es decir, miles

de kilómetros de distancia separan al puerto con alguna ciudad de Estados

Unidos, sin embargo dicho acercamiento e interacción con <<los otros>> se ha

101

dado históricamente, y para el periodo en estudio no fue la excepción. Turistas

“gringos”, industrias y bienes culturales posibilitaron ese “acorte en las distancias”.

Sin buscar hondar en el tema de las definiciones y redefiniciones históricas

y contemporáneas sobre frontera, de acuerdo a Ceballos Ramírez la concepción

de la misma “… no responde sólo a determinaciones políticas o jurídicas, sino

también a mecanismos históricos que implican una serie de determinaciones

culturales, demográficas, sociales, geopolíticas, éticas, económicas, fiscales y

comerciales”.156 Asimismo, de acuerdo al planteamiento del autor, es precisamente

debido a esa serie de elementos inmersos en la idea de frontera que

La frontera se ha construido con tal complejidad que en ella se entrecruzan tiempos y espacios, acontecimientos políticos y sociales, influencias locales, nacionales, e internacionales, intereses creados y derechos históricos, policías y delincuentes, pasajeros y residentes, mitos y realidades; angloamericanos, indígenas y mexicanos.157

Para Valenzuela Arce, quien es considerado uno de los especialistas en los

estudios de los fenómenos sociales fronterizos sobre el norte mexicano, en la

también denominada borderland,

Una de las marcas culturales más importantes de la frontera es su recreación, sincretismo, mezcla, collage o hibridismo. Conceptos más o menos logrados que intentan definir campos sociales conformados por poblaciones portadoras de tiempos, experiencias, expectativas y matrices culturales distintas.158

En el caso de los espacios físicamente aledaños al mar, estos han tenido una

gran importancia en la historia de las civilizaciones. Ello debido a la carga

simbólica otorgada por el ser humano, es decir, bajo el planteamiento de

156

1

Manuel Ceballos Ramírez, “Consideraciones históricas sobre la

conformación de la frontera norte mexicana”, en José Manuel Valenzuela Arce

(Coord.), Por las fronteras del norte… op. cit., p.71.

157

1

Ibíd., p. 72.

158

1

José Manuel Valenzuela Arce, Nuestros piensos… op. cit., p. 79.

102

Koselleck, estos son espacios construidos por el significado que les da el hombre

social en el tiempo. Bajo esta idea Mazatlán tiene una estrecha relación con la

apertura, y esto se expresa no sólo en la llegada y salida de personas y objetos

materiales, sino también de la cultura.

La historia ha confirmado que, como en la llamada por algunos

<<conquista>> del continente americano, los territorios junto al mar fueron de vital

importancia para el arribo de los colonizadores europeos, así también para la

entrada y salida de elementos culturales (especias, animales, metales, etc.). Para

el caso europeo Fernand Braudel a través del estudio del Mediterráneo plantea

cómo históricamente se dieron los contactos culturales precisamente en esa

región donde estaban ubicadas una serie de culturas y, a raíz del mar, éstas

entraban en interacción.

Mazatlán ha sido a lo largo de la historia uno de esos territorios, después

convertidos en puerto, donde se han presentado una serie de contactos culturales

prácticamente desde su formación. Apelamos por el planteamiento de que dicho

puerto fue el resultado de los contactos entre hombres de diversas culturas dadas

en un tiempo determinado. Por cierto, ese tiempo de fundación –haciendo alusión

a la fecha exacta-, ha sido motivo de un extenso debate regional en el cual han

participado investigadores, académicos, cronistas y aficionados interesados por la

historia porteña. A pesar de ello, aún no se ha llegado consensualmente a un

acuerdo, mismo que al parecer no llegará dados los documentos y fuentes

existentes. Pareciese que Mazatlán ha guardado toda huella para seguir

manteniendo con signos de interrogación los secretos del pasado. Por lo cual no

es de interés para este trabajo entrar en la polémica sobre la fundación del puerto,

sino más bien abordar la formación cultural de Mazatlán a lo largo del tiempo.

103

De acuerdo con Rigoberto A. Román Alarcón159 y Enrique Vega Ayala160, para

abordar la historia de Mazatlán más que hablar de fundación es mejor llevarlo al

plano de la formación como pueblo, así lo plantea teóricamente Koselleck en

cuestión de los espacios simbólicamente construidos y compartidos por los

individuos de una sociedad determinada. Por ello, se acude al siglo XIX161 para

abordar los contactos culturales, esto como parte de la propia historia de la Perla

del Pacífico.

159

1

De acuerdo con Román Alarcón en la obra Mazatlán en el siglo XIX

(2009), respondiendo al debate respecto a la fecha de la fundación de Mazatlán,

él señala que la discusión se centra en que si fue en el siglo XVI, a finales del

XVIII o a principios del XIX, pero de acuerdo a su postura, el verdadero interés

debe responder al proceso de poblamiento, mismo que no aparece de un día para

otro, sino se va dando a través del tiempo. Todo ello en la medida en que la

población ocupante del territorio va conformando la vida económica, política,

social, así como en lo que respecta al entorno natural.

160

1

En la obra de Mario Martini titulada Grandeza Mazatleca (2004), está

plasmado el recuento del coloquio de historia regional de 1988 organizado por el

gobierno municipal de Mazatlán, en el cual Vega Ayala se une al debate de la

fundación del puerto señalando que Mazatlán pertenece al siglo XIX, debido a que

los primeros pobladores legalmente no la fundaron, sino que ello se llevó a través

del tiempo. Esto también se ve plasmado en uno de sus trabajos académicos

publicados bajo el título “Un norte”, en la obra colectiva titulada Historia de

Mazatlán, la cual fue coordinada por Arturo Carrillo Rojas y Guillermo Ibarra,

publicada por el H. Ayuntamiento de Mazatlán y UAS para el año de 1998.

161

1

Uno de los trabajos académicos más recientes acerca del puerto de

Mazatlán, ubicado en el plano de la historia sociocultural, es el del entonces

pasante en la Maestría en Historia, Roberto A. Mendieta Vega, el cual plasma en

la tesis “El Puerto de Babel, extranjeros y hegemonía cultural en el Mazatlán

104

La población que dio vida a Mazatlán partió –como se ha señalado-, de los

contactos humanos - en el entender de ser parte de la cultura-, llegados a habitar

la costa del pacífico mexicano. En ese sentido, no se habla de grupos

homogéneos étnica y culturalmente, sino de una diversidad de ellos, por lo que

Durante el siglo XIX (periodo 1817-1910) la población mazatleca pasó de 21 habitantes, en 1817, a 21 219 personas en 1910, un incremento de casi diez mil por ciento, con una tasa de crecimiento medio anual de 7.1 por ciento. Este aumento de la población se debió fundamentalmente a la inmigración, sobre todo en las primeras décadas, y al crecimiento natural de la misma. Sin embargo, la población mazatleca no creció de manera uniforme, sino ritmos diferentes debido a la influencia de factores económicos, políticos y sociales que han influido conjunta o separadamente, dependiendo de las circunstancias en cada uno de los periodos.162

La diversidad de inmigrantes llegados al puerto, aunados con las personas

arribadas de la región, atraídas por el crecimiento económico de la zona (minero y

comercial), dieron un escenario de interacción multicultural. Fue el caso, como lo

señala Luis A. Martínez Peña, por lo visto por el norteamericano Albert M. Guilliam

decimonónico”, un extenso y profundo análisis del papel de los extranjeros

llegados al puerto de Mazatlán durante el siglo XIX. Un elemento que lleva a

discusión con las fuentes es la hegemonía, para este caso extranjera en el puerto,

concepto planteado desde la concepción de Gramsci, lo cual le permite llegar a

una de las conclusiones de su trabajo, la cual señala que “pero esta dominación

no fue sólo en términos económicos, de apropiación de los medios de producción

y el capital, ni sólo política en el sentido de tomar las decisiones de gobierno. Fue

también simbólica, o sea, fue hegemónica, al ser los dirigentes aceptados por la

sociedad de ese momento histórico, creando un “consenso” con las clases

subalternas por medio de extender socialmente sus valores culturales y filosofía

de vida”. Véase Roberto A. Mendieta Vega, “El Puerto de Babel, extranjeros y

hegemonía cultural en el Mazatlán decimonónico”, Tesis de Maestría en Historia,

UAS, Culiacán, Sin., 2009.

162

1

Rigoberto Arturo Román Alarcón, Mazatlán en el siglo XIX, UAS/Juan

Pablo Editor, México, 2009, p. 27.

105

en 1844 al encontrarse en el puerto a individuos de distintos lugares del mundo,

así como lenguas y razas.163

La diversidad humana interactuando en el puerto de Mazatlán estaba

conformada por personas provenientes de lugares circunvecinos de la región

como fue el caso de Guadalajara, Durango, Culiacán, Villa Unión y Concordia;

además de otros lares como España, Alemania, Italia, Inglaterra, Estados Unidos y

Francia principalmente. También China, Turquía y la India, estos en menor medida

respecto a los primeros en mención.164 Bajo este panorama la multiculturalidad

que se presentó en Mazatlán con el pasar del tiempo fue dando la aparición de la

vida social, política y económica de dicho espacio del noroeste mexicano. De

acuerdo con Alvarado Fuentes (2007),

Aquí, los habitantes “originales” fueron inmigrantes y en ese sentido, se dio una interacción espacial entre ellos. No hubo, a diferencia de otros sitios, esa sensación de amenaza a la seguridad del “territorio propio” que se llega a sentir en comunidades en las que el inmigrante es “el otro”. Aquí todos fueron “otros”.165

163

1

Luis A. Martínez Peña, “Inmigrantes europeos en Mazatlán: siglo XIX” en

Arenas, Revista Sinaloense de Ciencias Sociales, UAS, Núm. 11, México, Marzo,

2007, p. 79.

164

1

Los extranjeros habitantes en Sinaloa para la fecha de 1854 eran un total de 271 de un conglomerado humano de 6,773 por todo el estado. De los cuales 90 eran franceses, 56 españoles, 18 alemanes, 17 italianos, 8 ingleses, 20 chinos, 4 norteamericanos y 9 latinoamericanos. Posteriormente, ya en el periodo del porfiriato, a raíz de los censos de 1886 se tomó una información más completa donde se indica que Sinaloa tenía 223,685 habitantes, y dentro de esa cantidad 461 eran extranjeros especificado de la siguiente manera: 130 españoles, 109 norteamericanos, 70 chinos, 52 alemanes, 27 ingleses, 26 italianos, 24 franceses, 5 suizos, 2 portugueses entre otras nacionalidades con el mínimo de población. Mazatlán contaba con 213 extranjeros que representaba el 46% de ellos a nivel estado. Por lo que aparecían 71 españoles, 37 alemanes, 43 norteamericanos, 13 franceses, 15 italianos, 4 ingleses, 28 chinos, un tuco, hindú y peruano respectivamente. Ya para 1891 a través del El Correo de la tarde se plantea que el puerto alberga un total de 13,413 personas donde 211 de ellas eran de origen foráneo; éstos habitantes extranjeros estaban manifiestos por medio de 59 hispanos, 40 norteamericanos, 34 alemanes, 19 chinos, 11 franceses, 11 italianos, 6 ingleses y el resto en personas provenientes de resto de Europa y Latinoamérica. Véase Rigoberto Arturo Román Alarcón, “La migración extranjera en Sinaloa 1822-1940” en R. Arturo Román Alarcón y Rafael Valdez Aguilar (Coords.), Región, población y salud, (en prensa), UAS, México, 2011, pp. 3-16.

106

Siguiendo con la propuesta de la autora, el planteamiento señala a los

diversos grupos de habitantes de Mazatlán como formadores de una mestiza y

multicultural población mazatleca. Evidentemente la multiculturalidad está inmersa

en el acto de compartir mismos espacios ante una variedad de individuos y

culturas. Pero hablar de una población mestiza es remitirse a un proceso cultural

donde el tiempo es un elemento esencial, ello en la medida en que estos grupos

humanos a su llegada al puerto arribaron con sus propias características

culturales, como lo propone una de las corrientes posmodernas de la antropología

simbólica cuando se aborda la <<desfronterización>> cultural y, si es posible

hablar de un mestizaje cultural, este proceso ha sido posible sólo a través del

tiempo. Por otro lado, bajo la lógica de Alvarado Fuentes, en lo referente al centro

histórico de Mazatlán, plantea que

… la arquitectura primera de Mazatlán se basó en modelos estilísticos neoclásicos imperantes entonces en ciudades europeas y estadounidenses, origen de los comerciantes que con recursos económicos suficientes pudieron edificar las hoy casonas del centro histórico de Mazatlán.166

En el escenario planteado por la autora es posible identificar a través de las

construcciones materiales de casas y establecimientos la influencia cultural de los

inmigrantes y formadores de la sociedad mazatleca. Un análisis respecto a este

tema lo plantea Georg Leidenberger cuando aborda la arquitectura de América

Latina, señalando que

… no cabe duda de que históricamente las vanguardias han operado desde el viejo continente y desde los Estados Unidos, si sólo por el hecho de que las grandes

165

1

Leticia Alvarado Fuentes, “El centro histórico de Mazatlán; muchos

espacios, muchos tiempos”, en Arturo Santamaría Gómez, Leticia Alvarado

Fuentes y Omar Lizárraga Morales, Nací de aquí muy lejos. Actores locales y

turistas en el centro histórico, UAS, México, 2007, pp. 25-27.

166

1

Ibíd. p. 28.

107

innovaciones tecnológicas asociadas con la Revolución Industrial generaron la base material que sustentaba las nuevas formas de construcción…167

El discurso histórico sobre estos personajes comúnmente está ligado al

ámbito económico, espacio donde mayor presencia tuvieron, algo que sin duda se

reflejó en el plano de lo cultural. En ese sentido, para concebir la presencia de los

inmigrantes del siglo XIX porteño

Es de reconocer que aunque el grupo de extranjeros nunca fue predominante en número, en cambio sí lo fue en influencia económica, política y sociocultural. Su impacto en la conformación de una élite es profundo. Teniendo como resultado que el espacio (la ciudad y puerto de Mazatlán) fue creado al ritmo de sus intereses y necesidades.168

Resulta evidente pensar que la vida de los hombres se expresa a través de

las acciones, y dichos actos se encuentran envueltos en aspectos económicos,

políticos, ideológicos, sociales y culturales. Por ello, se abordan para este estudio

una serie de representaciones históricas del puerto a través de diversos autores

con el fin de encontrar aquellos elementos culturales de carácter histórico

generados en Mazatlán a lo largo del tiempo.

3.2. Interacciones comerciales: vía de acceso cultural en el Mazatlán decimonónico.

167

1

Georg Leidenberger, “Más allá de la “apropiación”: una revisión crítica de

la historiografía de la arquitectura moderna de América Latina”, en Miruna Achim y

Aimer Granados (Comps.), Itinerarios e intercambios en la historia intelectual de

México, UAM/Cuajimalpa, México, 2011, p. 247.

168

1

Luis A. Martínez Peña, op. cit., p. 80.

108

Dentro de la esfera económica los extranjeros residentes en Mazatlán durante el

siglo XIX formaron un elemento determinante para el crecimiento económico del

puerto. Tanto Román Alarcón como Martínez Peña, entre otros historiadores de la

región, han señalado la importancia de las casas mercantiles y comerciales, estas

de procedencia alemana, francesa, española y estadounidense principalmente. El

nombre con que éstas operaron en el puerto, en su mayoría, estaba ligado a

apellidos y nombres de los propietarios (fundadores, herederos, familiares).169

Para este trabajo es importante atender a aquellas importaciones, como

parte de bienes culturales, con las cuales interactuaban y consumían los

integrantes de la poco a poco creciente población mazatleca. Los productos

llegados al puerto a través del comercio marítimo entre 1823-1880, de acuerdo a

Martínez Peña, fueron los bienes de consumo

… la mayor parte de éstos no duraderos: manufacturas textiles de todo tipo (telas, ropa confeccionada), vinos, alimentos, calzado. Otros bienes de carácter duradero fueron loza, muebles, herramientas, armas de fuego y artículos comestibles sin elaborar como el cacao, el garbanzo y frutas secas.170

169

1

Las casas de importación representativas de Mazatlán para 1845 fueron

las que aparecieron con el nombre de Hass-Denghausen, procedente de Prusia-

Oldemburgo, Kunhardt y Ewald, de Lübeck-Holstein, J.R. Möller y Cía., de Prusia,

Uhde-Pini, de Hamburgo, Rucker-Riensh y Cía., de Prusia, Parrot y Cía., Pedro

Fort, y Guacheron y Patte, de Francia, Isidro de la Torre-Jecker y Cía., de

España-Suiza, Redonet-Echeguren, de Francia-España, Mott-Talbot, de Estados

Unidos, Machado Yeoward y Cía., de Filipinas-Inglaterra, y Copmann-Lomer, de

Blankenese-Lübeck. Información obtenida de Luis A. Martínez Peña, “Mazatlán.

Historia de su vocación comercial, 1823-1910”, en Jaime Olveda y Juan Carlos

Reyes Garza (Coords.) Los puertos noroccidentales de México, El Colegio de

Jalisco/Universidad de Colima/INAH, México, 1994, p. 161.

170

1

Luis A. Martínez Peña, “Importaciones y exploraciones durante el

periodo 1823-1880”, en Arturo Carrillo Rojas y Guillermo Ibarra Escobar (Coords.),

Historia de Mazatlán, H. Ayuntamiento de Mazatlán/UAS, México, 1997, p. 103.

109

Respecto a los productos textiles de importación, donde predominaba el

algodón, seda y lino, estos durante gran parte del siglo XIX representaban la

mayor parte de las mercancías llegadas al puerto, como en el caso de 1856 con

un 84 por ciento, mientras que finalizado el siglo, en 1872/1873 con un 48.5 por

ciento.171 En lo que respecta a la ropa confeccionada las principales prendas

importadas fueron “… corbatas, camisas, guantes, listones, mascadas, medias de

algodón, medias para hombres, medias de seda, pañuelos de algodón, pañuelos

bordados y pañuelos de lacre”.172 En el caso de los vinos y licores, estos

representaron el segundo artículo de importación con un 8 por ciento en 1856,

para 1872/1873 con un 16.8 por ciento y, a final de siglo (1900), con un 5 por

ciento, llegando a ocupar el quinto puesto.173

Dentro de las bebidas embriagantes llegaron: cerveza, vino tinto, champaña,

anisado, jerez, coñac, ginebra, aguardiente, carlón, rhin, jaqué, madera y

moscatel. En el caso de los artículos comestibles: especias, aceite de oliva, cacao,

garbanzo, frutas secas, fideos, queso, aceitunas y vinagre.174

Así como se importaron textiles, ropa confeccionada, productos del ramo de

la mercería como botones metálicos, hilos, agujas, etc., por otro lado vinos,

licores y comestibles; también llegaron maquinarias y artículos de ferretería,

171

1

Rigoberto Arturo Román Alarcón, op. cit., p. 53.

172

1

Luis A. Martínez Peña, “Importaciones y exploraciones durante el

periodo 1823-1880”, op.cit., p. 103.

173

1

Rigoberto Arturo Román Alarcón, Mazatlán en el siglo XIX, op. cit., p. 53.

174

1

Luis A. Martínez Peña, “Importaciones y exploraciones…”, op.cit., p. 103.

110

explosivos y productos químicos, estos últimos importantes ya para 1900 dado el

desarrollo minero y la creciente industrialización de la región.175 Cabe resaltar el

origen de las importaciones debido a que muestran el desarrollo de los bienes

culturales llegados al puerto, mismos que, como se propone en este trabajo,

causan influencia y cambio cultural en los grupos receptores de las mercancías.

El origen de las importaciones de Mazatlán durante el siglo XIX presentó

variaciones en las temporalidades. De acuerdo con Román Alarcón, en la obra a la

cual se ha estado haciendo alusión, para el año de 1856 los países con mayor

porcentaje de importación fueron –bajo el siguiente orden-, Inglaterra, Francia,

Alemania, Estados Unidos, España y China, con 50%, 19%, 14%, 5%, 4% y 4%

respectivamente. Posteriormente, para el año de 1900, el orden fue el siguiente:

Estados Unidos, Alemania, Inglaterra, España, China, Francia; porcentualmente:

47%, 19%, 5.3%, 18%, 0.5% y 0.2% (siguiendo el orden de nota).176

En cuanto a la nacionalidad de los barcos177, cabe resaltar que para 1854

Alemania e Inglaterra ocupaban principalmente el puerto, seguidos por los

Estados Unidos; ya para 1895/1896, barcos norteamericanos representaron un

175

1

Rigoberto Arturo Román Alarcón, op. cit., p. 54-55.

176

1

Ibíd. p. 57.

177

1

La nacionalidad de las embarcaciones exteriores que llegaban con fines

comerciales al puerto era diversa, pero el predominio en un principio fue inglés,

mismo que a partir de mediados del siglo XIX fue disputado por el pujante bloque

naviero de Estados Unidos, ello dado el auge comercial del puerto de San

Francisco y su cercanía marítima con Mazatlán. Véase esta idea con mayor

detalle en Rigoberto Arturo Román Alarcón, “Comerciantes extranjeros en

Mazatlán, 1880-1910. La actividad comercial en Mazatlán antes de 1880”, en José

Ma. Figueroa y Guillermo López Alanís (Coords.), Encuentros con la historia,

Mazatlán tomo I, Revista Cultural PRESAGIO, Culiacán, 2003, p. 47.

111

89%, mientras Alemania e Inglaterra un 4 por ciento y un 3 por ciento

respectivamente.

Los porcentajes de importaciones que se registran durante el siglo XIX

reflejan la importancia de Mazatlán178 para el noroeste mexicano como punto de

llegada y salida de productos y mercancías; en lo que respectan a las

importaciones, a partir de su arribo al puerto estas se comercializaban,

transportaban y distribuían en la región. En ese sentido, no sólo los pobladores

mazatlecos estuvieron en contacto con bienes culturales extranjeros, también

otras poblaciones de la zona que a su vez mantenían lazos comerciales con

Mazatlán.

Este acercamiento a través del comercio y los productos -bienes culturales-,

nos sitúa en el escenario de representar a Mazatlán en el plano de las influencias

culturales extranjeras a partir de la interacción de hombres y productos materiales

bajo diversas dinámicas y formas.

Las influencias culturales se manifestaron de diversas maneras, como se ha

señalado, mediante la ropa, alimento, bebidas embriagantes, tecnología, música,

arquitectura en las construcciones, así también en costumbres, tradiciones,

hábitos, relaciones sociales, familiares, nombres y apellidos, todos ellos bajo un

crisol respecto a las nacionalidades, por así decirlo, de acuerdo a la procedencia

de las culturas. Tal fue el caso de la influencia alemana, la cual, como señala

Brígida Von Mentz, en Los Pioneros del imperialismo alemán en México (1982),

178

1

El puerto de Mazatlán “… era la puerta de entrada de mercancías

provenientes de Europa y de la costa atlántica de los Estados Unidos. Centro de

depósito y punto de consignación, año tras año y durante los meses de octubre a

diciembre arribaban las embarcaciones: llegaban al interior comerciantes y

arrieros para transferir sus productos de oro y plata y para hacerse de efectos

importados necesarios para la explotación de minas y haciendas, para la

alimentación, el vestir y el beber”. Luis A. Martínez Peña, “Importaciones y

exploraciones…”, op.cit., p.106.

112

Independientemente de la variedad de datos, se puede afirmar que los comerciantes alemanes en Mazatlán han tenido por lo menos una importancia relativa y quizá son los extranjeros que más huella han dejado en la cuidad: el kiosco del zócalo donado por una de las casas comerciales alemanas, la “glorieta germana” y el “paseo Claussen”, etcétera, recuerdan hasta la actualidad su presencia, aunque las crisis de las primeras décadas del siglo XX hayan restringido sus actividades económicas.179

De acuerdo al planteamiento de la autora, la influencia alemana se reflejo en

diversos elementos conformantes de la sociedad mazatleca. Pero no de la misma

magnitud en el campo de la educación.180 En ese sentido, sin entrar en debate

acerca de qué cultura extranjera imperó más en el puerto en el siglo XIX, ya que

ese no es el objeto de este trabajo, nos apoyamos en mayor medida en asumir

que las culturas extranjeras –llegadas a través de diversos medios-, influyeron

bajo distintas formas y particularidades en la vida cultural del Mazatlán

decimonónico.

Cabe señalar que la Perla del Pacífico no fue el único lugar de la región

donde se conformó un atractivo para extranjeros y por ende una zona de influencia

cultural. Otros espacios del Pacífico también lo fueron, así mismo como un lugar

para el asentamiento del inmigrante, tal fue el caso de la zona norte del estado de

179

1

Brígida Von Mentz y otros, Los Pioneros del imperialismo alemán en

México, Ediciones Casa Chata, México, 1982, p. 130.

180

1

Para Santamaría Gómez, el legado de inmigrantes españoles y

alemanes del siglo XIX se ve reflejado en la cultura mazatleca y sinaloense, esto

en la música, el baile, la arquitectura, el trazo urbano del puerto; así también en la

construcción del teatro Rubio, plazuelas y kioskos entre otros elementos más, pero

no así en el campo de la educación a lo largo del tiempo. Véase con mayor

profundidad en Arturo Santamaría Gómez, “Historia de un despojo cultural”, en

Jorge Verdugo Quintero y Víctor A. Miguel Vélez (Coords.), Historia y Región,

UAS, México, 1998, p.133.

113

Sinaloa, particularmente haciendo alusión a las colonias norteamericanas del siglo

XIX.181

Siguiendo con el planteamiento de los elementos culturales relacionados a

las influencias extranjeras que se integraron a la vida de la población porteña del

siglo XIX, uno de estos bienes culturales con mayor significación fue la llegada del

cineógrafo. Este “aparato para la industria”, concepto con el cual llego amparado

en una caja en el barco estadounidense Orizaba navegado bajo el mando del

capitán J. Von Helms, el cual arribó a Mazatlán el día 11 de diciembre de 1897

precedente de San Francisco, California, fue el equipo iniciador que llegó a

Sinaloa con la etiqueta de reproductor de cintas cinematográficas y tuvo como

destinatario al comerciante local Juan Maxemín. Al cabo de poco tiempo llegaron

una serie más de estos para otros actores locales como: Enrique Moulinié

(poblano), Jorge Sthal, Guillermo Becerril y hermanos, Loreto L. Vallejo, Carlos

Mongrand, Heliot y García, Brinkerofh y Lockart, F. Samperio, Hermann Stark,

Remillel y C.S., Manuel Llantada y otros (empresarios regionales, nacionales y

extranjeros).182

Siendo el cineógrafo una novedad para la población local –a pesar de tener

una antigüedad de poco más de un año respecto a la llegada de este instrumento

al territorio nacional-, once días después de haber arribado al puerto, es decir, el

día miércoles 22 de diciembre de 1897, a las dieciocho horas en el edificio del

Club de la Unión, en pleno Centro Histórico, los habitantes de Mazatlán

presenciaron “… las vistas de un ferrocarril, el “Pugilato entre Corbett y Fitzimons”,

181

1

Thomas A. Robertson, Utopía del Sudoeste. Una colonia Americana en

México, Ward Ritchie Press, Los Angeles, 1964.

182

1

Jorge Briones Franco, Esplendor y ocaso de las salas de cine en

Sinaloa. (Nostalgias, vivencias y búsquedas. I), DIFOCUR, México, 1997, pp. 7-9.

114

“La cascada del Niágara”, “Un paseo de carruajes” e imágenes de “Los veteranos

de Estados Unidos””.183

Este medio se convirtió propiamente en una vía de acceso para la población

porteña de todo lo que se gestaba a su alrededor. Así como fue el caso de la

música y otros elementos culturales albergados en Mazatlán, el cineógrafo formó

parte de los vehículos por los cuales transitaba e interactuaba el puerto con otras

culturas.

Fue el caso también de otro elemento de manifestación en este caso

propiamente expresado como medio –un medio de comunicación- el cual fue

fundado en 1885: El correo de la tarde. El cual fue creado

… aprovechando la modernización de los medios de comunicación que traían las inversiones extranjeras en Sinaloa, un grupo de destacados periodistas porteños crearon con el apoyo financiero de empresarios alemanes y españoles en Mazatlán el primer periódico moderno de la entidad.184

Este periódico fue un elemento esencial para la conformación de la vida

política, económica, social y cultural tanto del puerto de Mazatlán como del estado

de Sinaloa. Fue pues un diario donde se albergaba información respecto a la

economía como el caso del comercio, la industria, minería, agricultura, finanzas,

pesca, servicios; información social de la población, la educación, salud,

asociaciones civiles y profesionistas, delincuencia, recreación, información política

e información cultural.185

183

1

Marco Antonio Lugo, “La llegada del cinematógrafo”, en José Ma.

Figueroa y Gilberto López Alanís, op.cit., pp. 81-82.

184

1

Arturo Santamaría Gómez, “Prensa, radio y televisión en Sinaloa,

¿Información o propaganda?”, en Guillermo Ibarra Escobar y Arturo Carrillo Rojas

(Coords.), Sinaloa, 100 años. La gran aventura del siglo XX, UAS/Periódico

Noroeste, México, 2002, p. 200.

115

Dentro de ésta última, en la edición de los domingos de dicho periódico,

aparecieron las secciones “Folletín” y “Variedades” en las cuales se mostraba una

diversidad de notas informativas relacionadas a aspectos de los que suelen

adjudicársele a la cultura dentro de los medios de comunicación. De acuerdo con

Román Alarcón, para el caso de las novelas de folletín se manifestaba

… una preferencia por los escritores franceses: Xavier de Montepin, Pascual Saunier, Ponson Du Terrail, Fortune de Bois du Berry, entre otros. Por ejemplo Xavier de Montepin, de 1891-1894, publicó en este diario más de diez novelas suyas, entre ellas: misterios de la India, La metamorfosis de Oviedo, La gitana, La casa roja, La mansión del misterio, El médico de las locas, La familia parisina, etcétera… En el caso de la poesía se publicaron muestras de la obra de los poetas de moda de la lengua castellana: José Zorrilla, Rubén Darío, Salvador Díaz Mirón, Manuel Gutiérrez Nájera, Manuel Acuña, Antonio de Trueba, Amado Nervo, Heriberto Frías. Incluso había traducciones de poesías inspiradas y dedicadas a Mazatlán como la del profesor estadounidense David S. Jordan, de la Universidad de Stanford, California…186

Por lo señalado en la cita anterior, el diario local mazatleco mostraba en sus

páginas un contenido variado en cuanto a la información local, regional y nacional

se refiere. Así también era un vehículo en el cual se transmitía la cultura de la

época. Como lo anuncia la cita, fue ahí donde se publicaban textos de origen

francés en su mayoría, esto correspondiente quizás, en mayor medida, al contexto

nacional en cuanto a la influencia francesa de dicho periodo o el llamado

afrancesamiento mexicano al cual se ha hecho alusión a través de autores

previamente señalados en este trabajo.

En ese sentido, a través de la referencia de textos y publicaciones de la

época, el puerto de Mazatlán a pesar de contar con una diversidad cultural

185

1

El orden corresponde a la clasificación temática realizada por Rigoberto

Arturo Román Alarcón donde el autor pone como apartados guía: económica,

política, social y cultural; ello dentro del apartado titulado “El correo de la tarde,

espejo del Mazatlán porfirista” en la obra a la cual se ha estado haciendo alusión:

Mazatlán en el Siglo XIX.

186

1

Ibíd, pp. 151-152.

116

manifiesta en su conformación como sociedad y puerto particular gestado a través

de su vida histórica, para el siglo XIX y principios del XX respiraba –como en el

caso nacional en general - un ambiente multicultural, principalmente europeo, -o

por lo menos- ello lo podemos afirmar tentativamente de acuerdo a lo que

respecta a una serie de costumbres, música, vestimenta, alimentación, productos

de consumo, ambiente cultural, dinámica social, económica y política. Donde,

como se ha venido señalando a través del planteamiento de diversos autores, los

extranjeros predominaron económicamente en la región, de igual medida ello se

reflejo en la influencia social y cultural.

3.3. Mazatlán en la antesala del periodo de estudio (Siglo XX).

El siglo XX mazatleco es difícil de entender sin las orientaciones históricas de la

centuria antecesora. Fue ahí donde se gestaron las bases para la transición al

puerto del vigésimo siglo. En ese escenario temporal, como se planteó, el papel de

los grupos extranjeros en la tierra de venados, así como su impacto en lo cultural,

fueron parte de los elementos que conformaron la vida de Mazatlán hasta el siglo

XX.

La ciudad y puerto de Mazatlán del siglo XX se vio antecedida por una

segunda mitad del siglo XIX donde este espacio económico, político, social y

cultural figuraba como el más importante de Sinaloa, puesto que

Nadie la superaba en número de habitantes, en cantidad de construcciones sólidas y elegantes, en la calidad de algunos servicios como el alumbrado público de gas, tranvías y teléfonos; también poseía el mayor número de extranjeros y la mejor comunicación con el resto del país e incluso del mundo con su puerto de altura que servía de entrada y salida a mercancías de elevados precios, lo que permitió que un grupo de comerciantes manejara lo capitales más importantes de la entidad.187

187

1

Arturo Carrillo Rojas, “Alejandro Loubet y la industria de la fundición en

Mazatlán”, en Arturo Carrillo Rojas y Guillermo Ibarra E. (Coords.), Historia de

Mazatlán, H. Ayuntamiento de Mazatlán/UAS, México, 1998, p. 115.

117

Todo ello paso a que ya entrado el siglo XX Mazatlán figurara como una

ciudad moderna de acuerdo a los servicios públicos de la época. Una serie de

implementaciones de desarrollo como el agua potable en 1890, el alumbrado

público eléctrico, el teléfono, el servicio telegráfico, la comunicación con otras

entidades como se dio a través del ferrocarril Sud-Pacífico en 1909, donde se unía

al puerto con parte del noroeste del país y además con la frontera colindante con

los Estados Unidos,188 dieron al puerto un dinamismo particular respecto a otras

ciudades de su época. Ello se vio reflejado de manera directa en la cultura local,

incluso durante la etapa vivida durante el periodo de la revolución mexicana.189

188

1

Rigoberto Arturo Román Alarcón, “El poblamiento del puerto de Mazatlán

durante el siglo XIX”, en Carlos Maciel Sánchez, Rigoberto Rodríguez Benítez y

Alfonso Mercado Gómez (Coords.), Cultura, política y sociedad: miradas y

reencuentros en el noroeste, noreste, centro y sur de México, Casa Juan

Pablos/UAS, México, 2006, p. 443.

189

1

Para Martínez Barreda, durante el periodo de la Revolución Mexicana, el

puerto de Mazatlán, aparte de sus actividades económicas, guardaba otras

particularidades así como características, como lo fue el caso de “… la gran

variedad de actividades cotidianas, como cine, teatro, bailes, carnaval, educación,

corridas de toros, peleas de gallos, etcétera, que mantienen a la población del

puerto atenta a todos estos eventos, sin que los brotes de enfrentamientos en las

zonas serranas y alrededor de los límites de Mazatlán puedan afectar o suspender

la cotidianidad social o cultural”. Alonso Martínez Barreda, “La Revolución

Mexicana en Sinaloa y su impacto en Mazatlán”, en Arturo Carrillo Rojas y

Guillermo Ibarra E. (Coords.), Historia de Mazatlán, H. Ayuntamiento de

Mazatlán/UAS, México, 1998, p. 301. Conforme a lo señalado, esta idea propuesta

que hace referencia a la revolución y sus repercusiones en el puerto ha sido

debatida y puesta en duda a través de algunos elementos, como es el caso del

año donde se suspendió el carnaval porteño, acontecimiento que plantea una

irrupción dentro de la vida cultural de la época, lo cual plantea un escenario

distinto de acuerdo a lo primero aludido por el autor.

118

Retomando el planteamiento de las transformaciones del puerto de Mazatlán

entrado el siglo XX, la influencia extranjera se manifestó a través de distintos

grupos, y así también por medio de las descendencias –representadas bajo

diversas familias- de los migrantes llegados al puerto durante el siglo XIX, esto en

el plano de los grupos empresariales del siglo XX,190 así también como en la

conformación de empresas particulares y edificios públicos. Fue el caso de

… la Fundición de Sinaloa, Fábrica de Hilados La Bahía, Fosforería de Felton Hermanos, imprenta de Retes, Empresa de Luz Eléctrica y Teléfonos, Empresa de Gas y Luz Eléctrica, fábrica de jabón “La Estrella” y Cervecería Lang. En el segundo, aparecen las plazas Machado e Hidalgo, parque Díaz, Municipalidad de agua, cobertizos, Hospital Civil, panteón Viejo y panteón actual.191

Durante el siglo XX la influencia extranjera en el puerto, principalmente la

norteamericana, ello por las relaciones económicas con San Francisco y otros

puntos fronterizos, aunado con los pasajes de la vida histórica de Mazatlán en

relación a las inmigraciones multiculturales, señalan que –como ya se ha

mencionado-, la presencia externa ha sido un elemento continuo a lo largo del

tiempo en la Perla del Pacífico; bajo esa tónica

La vida de los puertos del Pacífico mexicano está marcada desde entonces por la relación con Estados Unidos, ligada cada vez más a los vaivenes de su economía y política. El rápido crecimiento de la costa oeste norteamericana desde mediados del siglo XIX, y la construcción del sistema ferroviario en Estados Unidos, influyeron fuertemente en la región costera occidental mexicana (especialmente en la noroccidental cuya vida está ligada a ese país por la frontera común) y en el desarrollo sin precedente que alcanzaron los puertos noroccidentales de la segunda mitad del siglo XIX.192

190

1

Durante la reconfiguración de los grupos empresariales en Sinaloa de la etapa revolucionaria, los extranjeros, como lo fueron griegos, japoneses, chinos y norteamericanos, por medio de lazos familiares y económicos, encontraron la incorporación a estos grupos en gestación así como a lo ya existentes durante el porfiriato. Gustavo Aguilar Aguilar, “Bancos y Banqueros en Mazatlán: La formación de un fuerte grupo de poder (Siglo XX)”, en Eduardo Frías, Gustavo Aguilar y Arturo Carrillo (Comps.), Hacia la historia general de Sinaloa, UAS, México, 2002, p. 213.

191

1

María de Jesús López López, “El crecimiento urbano en el Mazatlán Porfiriano”, en Gustavo Aguilar Aguilar y Rigoberto A. Román Alarcón (Comps.), Historia de Sinaloa y otras regiones, UAS, México, 2002, p. 131.

119

Si en un principio ello se caracterizó en el plano de la minería y el comercio,

con el paso del tiempo y de las generaciones avecinadas en la ciudad, la

presencia directa o indirecta extranjera se diversificó en la medida del crecimiento

del puerto y de las trasformaciones sociales de acuerdo a la época.

La importancia que mantuvieron las casas comerciales como vías de entrada

de elementos culturales externos, tal fue el caso de Las Fabricas de Francia,193

ello para postrimerías del siglo XIX, época de su aparición en Mazatlán, fue

remplazado, bajo la interpretación dada en este trabajo, por la influencia del

turismo generado a nivel local así como en desarrollo de los medios de

comunicación tomándose estos como elementos de enlace para la aparición del

contacto cultural y lo generado en dicho hecho histórico.

Como se ha mencionado con anterioridad en este trabajo, la actividad

comercial del puerto de Mazatlán, así como la mercantil, fueron elementos

fundamentales para el desarrollo económico, social y cultural de la región. Fueron

192

1

Inés Herrera Canales, “Introducción”, en Jaime Olveda y Juan Carlos

Reyes Garza, op. cit., p. 13.

193

1

En 1891 apareció Fabricas de Francia a manos de Cipriano Terán y

Antonio Reynaud, ello como parte de una empresa a nivel nacional llamada

Palacio de Hierro. Este espacio establecido con fines comerciales al pasar del

tiempo se convirtió en un referente donde la población local podía adquirir

mercancía diversa. Para ello “las ventas se hacen por mayor y por menor, pero

éstas son las que más importancia tienen. Las rancherías inmediatas se surten

con gusto en esa tienda, pues es una mezcla de efectos del país, americanos,

franceses y de todo capricho y gusto. Las Indianas, tela predilecta entre las clases

modestas de la sociedad, hacen furor entre la gente del pueblo y también entre las

señoritas de alta posición, por sus dibujos variados y precios ínfimos”. Adolfo O

´Ryan, “Historia de Mazatlán”, en Sinaloa Ilustrado, Secretaría de Finanzas del

Gobierno del Estado de Sinaloa, México, 1980, p. 153.

120

estos aspectos las formas, de acuerdo a nuestra interpretación, en que se dio la

formación y el contacto cultural con el exterior. Es decir, la llegada de migrantes

europeos y estadounidenses –contacto directo- y la entrada de mercancías para el

comercio con el exterior y a nivel local, como el caso del abastecimiento de la

población porteña y de la zona -contacto indirecto-, todo ello en el sentido de la

interpretación de éstos como agentes portadores de una cultura bajo la orientación

de dicho concepto dada en este estudio.

3.4. Una actividad no sólo con implicaciones económicas: el turismo en el Mazatlán del siglo XX.

Como se ha planteado en el segundo capítulo y en lo que va de éste a través de

los autores abordados, la presencias, influencias y transculturaciones han estado

presentes a lo largo de la historia del país. Donde gran parte de la población pasó

del afrancesamiento ubicado en parte del siglo XIX y principios del XX –como lo

fue el caso atribuido al periodo de Porfirio Díaz-, a una americanización ya

emprendida su marcha dentro de las primeras décadas de la vigésima centuria

teniendo como periodo más importante de manifestación la segunda parte del

siglo. Diversos factores han llevado a tal hecho, pero uno de los más significativos

fue la interacción económica-comercial, la cual fue dinámica, sin prisa pero a la

vez sin pausa y, cada vez más intensa en las postrimerías del siglo decimonónico

hasta casi llegada la primera mitad del XX.194

Ya para el siglo XX porteño la llegada de extranjeros se seguía efectuando

pero no en el mismo sentido al generado durante el siglo XIX, este último en

mención caracterizado principalmente por el arribo europeo; para la vigésima

centuria la presencia norteamericana se manifestó paulatinamente con el pasar de

los años. La razón fue la creciente actividad turística. La cual apareció

mencionada por primera vez en todo México, según Romero (1977), en “un paseo

194

1

Sandra Kuntz Ficker, “Las oleadas de americanización en el comercio

exterior de México, 1870-1948”, en Secuencia. Revista de historia y ciencias

sociales, Instituto Mora, Septiembre-diciembre., núm. 57, México, 2003.

121

a México”, crónica referente al viaje de Old Nick entre 1859 y 1860; mientras que

por otro lado la denominación <<tourista>> apareció en el Primer Almanaque

Histórico Artístico y Monumental de la República Mexicana del autor Manuel

Ceballos correspondiente a 1883-1884.195

Para comprender en términos generales parte de la vida económica, social y

cultural del puerto de Mazatlán del siglo XX es preciso abordar al turismo como

una actividad elemental no sólo por sus características económicas, sino también

socioculturales. Donde estuvieron inmersos extranjeros con inversiones de capital,

turistas tanto nacionales como internacionales y, por supuesto, la población local.

Fue pues a través de este contexto donde los habitantes de la Perla del Pacífico,

directa o indirectamente, caminaron y respiraron, vivieron y escucharon, se

alejaron y acercaron (interactuando) de aquello extranjero, de lo considerado por

ellos como norteamericano.

El turismo visto como una actividad económica a través de la historia hace

alusión al desarrollo y ganancia de capitales, registrándose generalmente

beneficios económicos y materiales para el lugar donde se ejerce; pero al mismo

tiempo tiene efectos socioculturales tanto para aquellos que viajan en calidad de

turistas así como para las sociedades receptivas de ellos. Dentro de sus

principales efectos, de acuerdo con Montaner Montejano, están

Efectos de aculturación y de imitación, es decir, se reproducen unos cambios en las pautas y hábitos de la cultura de la sociedad receptiva, al estar expuesta a las pautas, hábitos y costumbres de la sociedad emisora. Este efecto puede ser a la inversa también. Por ejemplo: horarios, actividades de descanso, comidas, vestido, trato humano, pautas sexuales, etc.196

195

1

Héctor Manuel Romero, Crónica mexicana del turismo I., Textos

Universitarios, México, 1977, pp. 172-173.

196

1

Jordi Montaner Montejano, Psicología del Turismo, Editorial Síntesis,

España, 2002, p. 63.

122

Siguiendo con el planteamiento del autor – a reserva de lo señalado

conforme a la denominación de “efectos de aculturación y de imitación”-, pero

ahora con base a la calificación de la Organización Mundial del Turismo señala,

que en materia de dicha actividad, los efectos son globales inclinados hacia lo

positivo en el plano social y cultual, esto debido a que

El turismo permite tanto en las regiones como en los países una modernización de la sociedad. El turismo permite también una ampliación de los horizontes del pensamiento de los habitantes de los destinos por un cambio de actitudes étnicas y una disminución de prejuicios de carácter nacional.197

Otros analistas del turismo bajo la concepción cultural del mismo no están

posicionados en ver a dicha actividad solamente bajo una expresión “positiva”,

sino como en el caso de Oscar de la Torre (1976), este ha señalado que

Desafortunadamente no siempre podrá hablarse de repercusiones positivas del turismo en el campo social y de la cultura, principalmente en aquellos países que son más sensibles de influencia por sus estructuras socioeconómicas en vías de desarrollo y que presentan un alto grado de influencia de visitantes. Esta susceptibilidad se manifiesta más señaladamente en cambios conmocionales provocados en el área de la gastronomía, del vestuario, de las manifestaciones folklóricas, del idioma, de las costumbres, etc. Son de tal manera relevantes estos cambios, que algunos centros turísticos que prioritariamente superviven gracias a esta actividad, han llegado a perder su propia identidad para convertirse en una mas informe de modas y costumbres importadas de “ningún país”.198

197

1

Ibíd., pp. 64-65.

198

1

Oscar de la Torre Padilla, El turismo, fenómeno socioeconómico y

cultural. Conceptos generales, Textos Universitarios, México, 1976, p. 111.

123

En torno a ello María A. Mozo,199 con base en Agustín Santana, respecto a

la obra Antropología y turismo (1997), establece que el turismo tiene efectos

socioculturales, los cuales son:

… impactos sobre la gente, es decir, los efectos que sobre los residentes de las comunidades anfitrionas tienen las asociaciones directas e indirecta con los visitantes, a los que habría que añadir los efectos de la actividad turística y los encuentros sobre los mismos individuos que practican el turismo y sus sociedades de origen.200

199

1

En lo que respecta a transculturación, como un efecto del turismo, Mozo

aborda a la propuesta teórica-conceptual de John Berry en Psychology of

Acculturation (1989), para señalar que dicha terminología refiere al fenómeno

dado cuando grupos culturalmente distintos interactúan o tienen contacto directo,

es decir, de “primera mano”, dándose cambios en los patrones culturales de los

actores implicados. En lo que respecta a las causas de la interacción cada vez

más constante está la migración internacional, las telecomunicaciones y

evidentemente el turismo. La autora hace una distinción entre transculturación y

transculturación psicológica; la primera refiere al término en su concepción general

entendido como un “… proceso que se da a nivel población cuando los cambios

que se producen son la causa del contacto con otra cultura. Y por el otro lado

precisa que transculturación psicológica es el proceso cuando el: […] individuo

cambia ya sea por influencia de otra cultura o por estar participando en el proceso

de cambios culturales generales; manifestándose directamente en la: […]

conducta, la identidad, los valores y actitudes”. Así también el marco teórico

planteado en el trabajo en mención señala que al haber dos culturas o más y

cuando estas: […] se encuentran en contacto, en principio cada una podría influir

de igual manera en la otra, pero en realidad una de ellas (cultura A) tiende a

dominar a la otra (cultura B). Uno de los resultados de este contacto e influencia

es que hay aspectos de la cultura B que se han transformado, por lo que los

rasgos culturales del grupo en estado de transculturación (cultura B) no son

idénticos a los originales”. Véase a María Alejandra Mozo, El turismo como causa

de un nuevo proceso de transculturación en comunidades indígenas. Caso:

Parque de Nieve y Área Recreativa Batea Mahuida, Monografía, Licenciatura en

124

Retomando el planteamiento de Montaner Montejano, nos posicionamos

respecto a ver al turismo como una actividad dinámica sujeta a las condiciones

históricas y contemporáneas del lugar y de los habitantes receptores; donde así

como lo marca el autor, las modificaciones espaciales y de infraestructura

generalmente están determinadas por eso que llaman modernización.

Esta idea de modernización y progreso se manifestó mediante la

construcción de carreteras, hoteles y la conformación de servicios turísticos,

propiamente como una iniciativa por parte de los promotores turísticos, gobierno y

empresarios en México, esto precisamente como forma de anticipación ante el

incremento paulatino de los turistas estadounidenses, fue el caso de lo acontecido

en la ciudad de México en la primera mitad del siglo XX;201 sin embargo, el

crecimiento en la infraestructura turística no sólo fue impulsado para satisfacer al

turismo internacional, sino a los mismos habitantes de la capital,

Para la mitad de la década de 1940, empresarios habían abierto Ciro´s, Bricktop´s, Minuit, Bar 1-2-3, Sans Souci, y otros centros nocturnos de primer nivel en la Ciudad de México no sólo como anticipación al incremento del número de turistas estadounidenses, sino también en respuesta a la demanda del incremento de la vida nocturna correspondiente a la nueva clase rica y clase media mexicana.202

Turismo, Facultad de Ciencias Económicas y Sociales, Universidad Nacional de

Mar del Plata, Argentina, 2005, pp. 16-17.

200

2

Ibíd, p. 16.

201

2

Traducción propia de Dina Berger, “A drink between friends: Mexican and

American pleasure seekers in 1940s Mexico city”, en Nicolas Dagen Bloom,

Adventures in to Mexico. American tourism beyond the border, Rowman &

Littlefield Publishers, Estados Unidos, 2006, p. 15.

202

2

Ibíd, p. 15.

125

También el turismo permite la interacción e interiorización de distintas formas

de pensamiento y maneras de ver el mundo tanto para los viajeros como para los

habitantes del lugar receptor, algo que ha sido más característico en puertos y

zonas fronterizas.203 En general, el turismo y los turistas –conformados con

cultura(s)- generan de acuerdo al tipo de interacción con la sociedad receptora y el

contexto vivido por esta última, cambios culturales en el sentido de

transculturación aquí abordado.

Más allá de determinar si los efectos del turismo ejercen un bien o un mal

para la sociedad receptora, y bajo esa tónica una tendencia, como lo diría H.

Romero en 1977 “”… a la internacionalización y, en consecuencia, a la

universalización”,204 lo que aquí nos ocupa e interesa ha sido resaltar y abordar

aquello en relación a los cambios culturales, como lo señala Montaner Montejano,

generados a través del mencionado fenómeno económico y social.

En cuanto a la actividad turística en el puerto se refiere, esta se remonta a un

par de décadas previas al periodo de estudio en el cual estamos enfocados. Es

decir, la historia del turismo en Mazatlán y los cambios culturales a través de ello

203

2

De acuerdo al análisis de Torres y Henshall, el turismo estadounidense

cuando ejerce dicha actividad lleva consigo sus propios patrones de consumo,

costumbres, valores morales, entre otros elementos de su cultura. Asimismo estos

seres viajeros no sólo representan dólares para la sociedad receptora, sino una

serie de interacciones culturales con los habitantes de estos lugares de destino.

En ese sentido, lugares como Cancún, desde la segunda parte del siglo XX, ha

tenido una gradual americanización en materia de consumos culturales. Donde los

“shorts” y la ropa de playa es usada en todas partes y no sólo en la playa. Véase a

Rebeca Torres y Janet Henshall Momsen, “Gringolandia: Cancún and the

American tourism”, en Nicolas Dagen Bloom, op. cit. p. 67.

204

2

Héctor Manuel Romero, Sociopsicología del turismo, Daimon de México,

México, 1977, p. 129.

126

se remontan a principios del siglo XX, precedido por lo ya planteado con respecto

a la vida histórica del puerto durante el siglo XIX.

Mazatlán a raíz del turismo de principios de siglo XX y décadas siguientes

dejo de ser aquella espacialidad caracterizada por lo europeo, ello principalmente

observado en la arquitectura, música y ropa (vestimenta) que había sido

conformada a lo largo del tiempo por la influencia francesa, alemana, española e

inglesa en mayor medida, ésta llegada a través de los mismos extranjeros y las

mercancías o cultura material con base a las dinámicas comerciales de la época.

La etapa de inicio del turismo en Mazatlán está enmarcada por la aparición

del hotel Belmar en 1923, primer recinto de su tipo frente al mar; hecho que, de

acuerdo con Santamaría Gómez, dio simbólicamente inicio al nacimiento del

puerto en esta materia,205 empero, no serían sus años de gloria hasta la llegada de

la década de los cincuenta, para posteriormente iniciar una etapa de declive ya

entrados los años setenta del siglo XX.206

A diferencia del siglo XIX caracterizado por la afluencia europea en mayor

medida, en las postrimerías de la temporalidad en mención e inicios de la vigésima

centuria Mazatlán contaba en su mayoría con visitantes provenientes de Estados

Unidos, principalmente de los estados fronterizos del sur como California y

Arizona. Algunos de ellos llegaron motivados por el ocio, negocios y otros más por

la fama que poco a poco el puerto fue creando al ser visitado por algunos artistas

205

2

Esta idea no hace referencia a que la aparición de un hotel –en este

caso el Belmar- fue el determinante para la aparición y la práctica del turismo en el

puerto, es decir, el hotel no hizo al turismo, sino fue dicha estructura de cemento

un elemento de carácter simbólico que expresó el inicio de lo que serían los

demás recintos para los visitantes nacionales y extranjeros; en otras palabras,

espacios turísticos en Mazatlán a lo largo del siglo XX.

206

2

Arturo Santamaría Gómez, El nacimiento del turismo en Mazatlán. 1923-

1971, UAS, México, 2009.

127

y estrellas de Hollywood de la época, los cuales “… se encargarían de difundir

masivamente ciertas visiones del país que eventualmente conformarían un

enorme mosaico de tratamientos pictóricos y literarios de “lo mexicano””.207

Visitantes regionales y del mismo estado de Sinaloa llegaban al puerto

motivados por el Carnaval. Mazatlán, así como en el siglo XIX, fue un espacio de

encuentro de hombres, nacionalidades y culturas. Para las primeras décadas del

siglo XX no podía ser la excepción. Pero a diferencia de épocas pasadas el origen

extranjero de los visitantes en gran medida fue estadounidense. Ello tuvo efectos

inmediatos, esto debido a que en el escenario local de esos años el turismo

porteño

… como en general el turismo de toda la república mexicana nació muy influenciado y ligado estrechamente a las inversiones, la filosofía y el gusto estadounidense. Difícilmente podía ser de otra manera porque el turismo como actividad económica especializada es una creación británica y americana; además de la vecindad con México y la expansión del capital vecino más allá de sus fronteras lo empujo de manera inevitable al sur del río Bravo.208

Para Santamaría Gómez (2009) el nacimiento y desarrollo del turismo en

Mazatlán se generó de la mano de inversionistas y visitantes, principalmente

estadounidenses, ya que estos formaban, en el mayor de los casos, el grueso de

los actores inmersos en dicho mercado. Datos publicados por el Congreso

estadounidense, según Pérez Montfort, “… planteaban que para 1930 el turismo

de su país hacia México había arrojado una cifra de 38 millones de dólares, tres

veces lo gastado en 1923”.209 Fue el caso de George Williams y James Gabriel con

207

2

Ricardo Pérez Montfort,” “Down Mexico way” Estereotipos y turismo norteamericano en el México de 1920 a 1940”, en Aquiles Chihu Amparán (Coord.) Sociología de la Identidad, Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Itztapalapa, México, 2002, p. 73.

208

2

Arturo Santamaría Gómez, El nacimiento del turismo en Mazatlán…op.

cit., p. 8.

209

2

Ricardo Pérez Montfort, op.cit., p.73.

128

la construcción del hotel Playa en 1952, referente histórico al cual se le atribuye lo

conocido en la actualidad como Zona Dorada.210 En ese sentido, para el

académico mazatleco por adopción, los estadounidenses turistas “… fueron los

primeros publicistas profesionales de Mazatlán, los primeros en construir hoteles

en la playa, los impulsadores de la pesca deportiva y los primeros surfos...”.211

Poco a poco el desarrollo turístico se fue incrementando a través de los

años. Como expresión de ello para finales de la década de los cuarenta el puerto

de la tierra del venado tomó fuerza principalmente por las consideradas en esos

años como bellas playas y también por la tradicional fiesta como el carnaval,

elementos que dieron un distintivo respecto a otros puertos conformados en la

época.212

Asimismo, una de las características de Mazatlán durante sus inicios en

dicha actividad fue la inexistencia de un profesionalismo en la administración

hotelera, la publicidad, la mercadotecnia y la imagen dada en las agencias de

viajes.213 Sin embargo ello no era sólo una problemática de este punto del

noroeste mexicano, sino un fenómeno en general en el país, hecho que atraía el

análisis de la Dirección General de Turismo existente en ese periodo.214

Aunado a todo ello, a sus inicios el puerto contaba con pocos habitantes que

hablaban inglés, lo cual representó una problemática por algunos años debido a la

falta de personal capacitado -en este caso con el idioma- para atender a los

210

2

Arturo Santamaría Gómez, El nacimiento del turismo en Mazatlán…op.

cit., p. 8.

211

2

Ibíd., p. 9.

212

2

Yasser O. Espinoza García, “La competitividad de Mazatlán como

destino turístico frente al mercado norteamericano, 1945-1987”, Tesis de Maestría

en Historia, UAS, Culiacán, 2010, pp. 60.

129

mayoritarios y “golondrinos” turistas. A pesar de todo, durante las primeras

décadas del siglo XX el puerto representaba uno de los lugares “… favoritos de

estrellas de Hollywood y de grupos sociales de altos ingresos de California y

Guadalajara, incluso en sus primeros años la industria del cine californiano filmó

en el puerto, según nos refiere Emma Linsday, escritora estadounidense”.215

Con el pasar de los años y la apertura de carreteras como la Internacional en

1948, o la Mazatlán-Durango en 1949, aunado con el funcionamiento de la

compañía de ferrocarril Pacific Southern y, más adelante la implementación de

vuelos comerciales hacia el puerto, sin mencionar la presencia arraigada de los

navíos y el novedoso –para su época- flujo de casas rodantes – trailers park- y

automóviles dieron a la Perla del Pacífico las bases para su consolidación como

lugar turístico del noroeste mexicano.216 (Véase cuadro 3)

213

2

La carencia de agencias de publicad fue un fenómeno turístico

acompañado de la inexperiencia de los actores de dicha naciente industria en el

plano nacional, las primeras guías publicadas en México fueron pocas durante las

primeras décadas del siglo XX, una de ellas fue la del estadounidense Phillip M.

Terry, la cual serviría como ejemplo para el resto dadas sus características de

calidad en impresión y presentación. Ricardo Pérez Montfort, op.cit., pp.73-74.

214

2

En los informes anuales de la Dirección General de Turismo en más de

una ocasión se hacía la publicación de las problemáticas desarrolladas de la

inexperta industria del turismo en México.

215

2

Arturo Santamaría Gómez, El nacimiento del turismo en Mazatlán… op.

cit. p. 11.

216

2

Arturo Santamaría Gómez y Yasser O. Espinoza García,

Norteamericanos en el Paraíso: Inversiones y turistas en Mazatlán (siglo XX),

UAS, México, 2011, pp. 12-17.

130

----------------------Cuadro 3: Turismo extranjero y nacional en Mazatlán 1955-1975------------------------

Año Turismo extranjero Turismo nacional Total

1955 30,000 25,000 55,000

1960 60,000 50,000 110,000

1967 78,000 77,000 155,000

1970 293,258 102,528 395,786

1974 604,277 306,800 911,077

1975 154,900 312,000 467,700

Fuente: Información basada en los datos proporcionados en Gustavo Aguilar Aguilar y R. Arturo Román Alarcón, “Empresas y empresarios turísticos en Mazatlán durante el auge y declinación del turismo extranjero, 1950-1979”, en XX Encuentro de la Asociación de Historia Económica del Norte de México, Memoria, Tamaulipas, 2011.

Las cantidades expuestas en el cuadro representan al número de turistas

que visitaron al puerto de Mazatlán bajo las diversas vías y medios de transporte

habidos y conectados con la zona noroeste de México, fue el caso de las líneas

aéreas, ferroviarias, marítimas y carreteras de la segunda mitad del siglo XX.

Con un arranque creciente en afluencia turística norteamericana generada un

par de años antes de 1950, el cual terminaría aproximadamente en la mitad de la

década de los setenta, el puerto aparecía en las revistas turísticas de la época

como uno de los mejores lugares en México para vacacionar, reconocimiento que

obtuvo por estar considerado como el mejor punto para la pesca deportiva y la

caza, sino también porque contaba con los mejores hoteles de lujo frente al mar.217

(Véase anexo 1)

Estas características acontecidas en el turismo del puerto de Mazatlán

formaron parte de un plano más general y vivido a lo largo del siglo XX en lo que a

dicha actividad se refiere, ya que

El turismo se ha desarrollado y modernizado aceleradamente, principalmente

por el impulso de la tecnología de las comunicaciones, del transporte, por la

diversificación de intereses y objetivos turísticos y principalmente, porque en los

países emisores que son primordialmente los países del mundo desarrollado, se vive

una situación de balanza económica tal en la que el potencial turista no tiene

217

2

John Wilhelm, Guide to all Mexico, Mcgraw-Hill, EUA, 1973, pp. 131-132.

131

problemas de dinero, sino de tiempo para gastarlo y disfrutarlo.218

Evidentemente el turismo se desarrolló en un ambiente nacional y local

marcado por lo que en el discurso oficial hacían llamar progreso y modernidad,

términos aparecidos más de una vez tanto en los medios escritos como

electrónicos imperantes en México. En el caso de Mazatlán los actores principales

de esa actividad como lo solían ser los viajeros norteamericanos fueron, como se

planteó líneas arriba, los que comenzaron dándole vida y marcando las pautas

para las características de dicha actividad en el puerto.

Entonces, ¿cuáles fueron los cambios culturales manifiestos en Mazatlán a

raíz del turismo estadounidense219 como forma de contacto directo y las industrias

culturales como contacto indirecto? Para dar respuesta a ello buscaremos ampliar

en el siguiente capítulo el panorama sobre elementos característicos de lo que

llamamos transculturación, fue el caso de la vestimenta, la música, algunos tipos

de comida, festividades, prácticas, anglicismos, estilos de hoteles y restaurantes,

entre otros bienes culturales de la época.

Conclusión

218

2

María A. Mozo, op. cit., p. 11.

219

2

Para De la Fuente, en un contexto que data la fecha de 1965 de acuerdo

al año de aparición del artículo, el turista en México fue sinónimo de

norteamericano, un ser “… al que se encuentra en todas partes, propagando,

consciente e inconscientemente, sus modos y modas, sus nociones y sus

prácticas, sus costumbres y sus preferencias”. Julio de la Fuente, op. cit., p. 265.

132

El desarrollo industrial en el mundo del siglo XIX y XX propició diversas

transformaciones alrededor del globo. Algo que se ha manifestado en las

relaciones laborales, sociales, y sin duda en los aspectos de la cultura. La vida

cotidiana, prácticas y tradiciones han sido parte de dichos cambios. Así como

también las influencias interculturales.

Con el desarrollo de las tecnologías y la industria encargada de satisfacer al

mercado de las necesidades –creadas o no- del trabajador-consumidor del siglo

XX apareció un mundo cada vez más interconectado donde aquellos productos y

marcas comerciales emanadas de Estados unidos y otros países productores se

repartieron y consumieron en otras partes del mundo. Muchas de ellas

reconocidas en el mercado internacional por la calidad, otros más por la novedad

o modernidad en ellas representada, o simplemente debido a las influencias

recibidas a través de las industrias culturales.

Por su parte Mazatlán ha presentado cambios culturales a lo largo de su

historia. Si bien durante el siglo decimonónico fue caracterizado principalmente por

la influencia europea vía relaciones comerciales y sociales, como el caso de la

inmigración, ya para la vigésima centuria dicha influencia cultural provino del país

del norte, el cual fue un fenómeno que para mitad de siglo ya mostraba

evidencias.

Así como a nivel nacional la influencia cultural extranjera del siglo XX

(principalmente de 1950 en adelante) se dio gracias al desarrollo y la llegada de

las industrias culturales como el cine, la televisión, la radio, los medios escritos y

visuales el caso de la prensa y revistas de publicidad y moda, para el escenario

porteño a pesar de no haber presentado, valga la redundancia, el mismo

desarrollo y la llegada de éstas industrias a la par de lugares como la Ciudad de

México, un elemento que resultó de vital importancia para ese acercamiento y

contacto cultural con lo emanado de Estados Unidos fue el arribo de turistas

estadounidenses y la creación de un ambiente de la “industria sin chimeneas” en

el puerto, el cual tendría un periodo dorado desde mitad de siglo hasta los

primeros años de la década de los setenta.

133

El desarrollo del turismo en Mazatlán representó un impacto económico y

social crucial para comprender la interacción y adopción de la cultura

estadounidense de la época, la que no sólo era vista y escuchada a través de las

industrias culturales presentes en el puerto, sino representada a través de los

visitantes, los cuales “todos parecían gringos”, esto en sintonía con el ambiente

turístico vivido y construido en la Perla del Pacífico.

El Mazatlán del siglo XIX e incluso del XX históricamente ha sido

considerado como un lugar cosmopolita a diferencia de otras ciudades vecinas del

puerto, esto como el resultado de una característica atribuida al arribo de

connacionales e inmigrantes que cohabitaron los territorios de la tierra del venado.

Lo generado a través del correr del tiempo ha sido la conformación de una

sociedad porteña con una idiosincrasia presente en su propio pasado, es decir, los

habitantes de la Perla del Pacífico han vivido una interacción constante con lo

exterior, con lo ajeno, ello como un simbolismo de apertura reflejado en lo cultural

y las adopciones.

Capítulo 4. La presencia de elementos De la vida norteamericana en la prensa porteña, 1950-1975.

Todos vivimos en un proceso de elección constante, entre opciones diversas, entre afirmaciones y negaciones, sabiendo que cada decisión que tomamos significa una pluralidad de alternativas.

Nuevo Tiempo Mexicano, Carlos Fuentes.

134

En este capítulo se abordan las manifestaciones de la presencia e influencia

cultural estadounidense en el puerto de Mazatlán dentro del periodo ya señalado.

Por lo que a primera instancia recurrimos a identificar los elementos que, desde

nuestra perspectiva, son representantes de este fenómeno cultural al cual hemos

identificado como transculturación.

Por ello, el primer apartado capitular “La prensa porteña y su contenido”, está

destinado al estudio de la prensa local –en mayor medida- y regional, esto en el

sentido de ser un medio por el cual llegaron las influencias estadounidenses a

través de escritos, imágenes, publicidad e información sobre diversos aspectos de

la vida norteamericana, o lo conocido como el american way of life que se

representaron mediante algunos elementos culturales emanados del país del

norte. Mismos que estuvieron expuestos a los ojos de los porteños mediante dicha

forma. Pero también entendemos a ese medio no sólo como la vía por la cual

llegaba aquella influencia extranjera a la población local, sino aunado a ello lo

concebimos como un espacio donde aparecieron expresiones de la vida social y

cultural mazatleca, un lugar donde bajo imágenes y palabras se manifestaron

algunos elementos del vivir porteño de la época.

En el segundo punto “Las salas de cine porteño reproduciendo los filmes

norteamericanos”, se aborda principalmente el historial de las producciones

fílmicas arribadas al puerto, mismas que fueron expuestas en los distintos

espacios con los que Mazatlán contó para esa práctica, los cuales a su vez se

convirtieron en los lugares donde se dio una interacción indirecta con aquellos

elementos culturales estadounidenses emanados a través de esa vía en dicho

tiempo.

En el caso del tercer apartado “La televisión porteña y la presencia

extranjera”, se hace un recorrido por aquellas huellas tanto bibliográficas como

hemerográficas de los inicios de la “tv” en México y en Mazatlán, abordando sobre

135

el puerto los programas transmitidos durante la época, los cuales en mayor

medida tenían una relación directa con los producidos en Estados Unidos.

En el caso del cuarto apartado capitular “La radio porteña y el repertorio

musical norteamericano”, al igual que lo señalado para el caso del cine y la

televisión, este está destinado a los programas de radio existentes en Mazatlán,

los cuales tenían dentro de su programación diaria una importante cantidad de

reproducciones musicales extranjeras, las cuales llegaron a los oídos de una parte

de la población porteña.

La esencia del presente capítulo es poder abordar a los medios de

comunicación, en este sentido como industrias culturales de acuerdo a lo detallado

en el apartado 2.3, para identificar aquella presencia de elementos culturales

estadounidenses difundidos en la época, ya sean materiales o inmateriales;

asimismo dejando inmersa la idea de la función que operó en dicha vía respecto a

las influencias que se presentaron en aquellos individuos y sociedades quienes

entraron en contacto con la información que ahí transitó.

4.1 La prensa porteña y su contenido.

Una buena parte de la influencia cultural de allende la frontera norte sobre el

puerto de Mazatlán llegó y se manifestó a través de la prensa local y regional. Este

medio de comunicación fue fundamental para la divulgación de información debido

a sus propias características a diferencia de la radio y la televisión, empero, estos

últimos al paso del tiempo tomarían el lugar privilegiado como vía de acceso y

difusión de ideas e imágenes a razón del desarrollo tecnológico de los mismos.

En Mazatlán la prensa local, al igual que la del resto de la república, ha

tenido cambios a través del tiempo. Parte del siglo XIX y principios del XX estuvo

todavía marcada por modelos europeos (francés principalmente) acordes al

contexto nacional del país, ello en cuanto al contenido y las formas, fue el caso de

El Correo de la Tarde. Posteriormente, con el desarrollo de las tecnologías en

cuanto a dicha industria se refiere, la tan buscada por parte del Estado mexicano

modernización y progreso alcanzaron a este medio de la mano de un modelo a

136

seguir más cercano. Así, al pasar de los años fue más notoria la implementación

de imágenes fotográficas, calidades de tintas, colores, y por supuesto el orden de

la información, además de los formatos de estructura de las notas, el número de

páginas, la calidad de papel entre otras inclusiones más.

Pero estos cambios y modificaciones físicas–estructurales de la prensa local,

los cuales se deben en parte al desarrollo tecnológico y modelo a seguir ocupado

por las compañías norteamericanas, no son los elementos a tratar aquí, sino el

contenido de la misma. Es decir, entender a los diarios como una vía por la cual

arribó una presencia e influencia cultural norteamericana frente al público porteño

y, también, abordarlos como un espacio en donde se manifestó el fenómeno

transcultural con propias características.

En ese sentido, planteamos la idea de la existencia de una prensa que

expuso, llevó, trajo y trasladó elementos culturales bajo diversas formas; fue una

vía de entrada y salida de ideas, modas, costumbres; fue exponente de lo local así

como lo nacional e internacional. Sin embargo, tampoco quedó fuera de esa

influencia ya que formaba parte de un contexto, de un tiempo, por lo que fue en sí

un espacio donde se manifestaron señales transculturales.

Para el periodo que cubre este trabajo era ya notoria la diversidad y el

desarrollo de la prensa en la región y por su puesto en el resto de la república.

Algunos casos como El Correo de la tarde, El Burócrata, El Demócrata

sinaloense, Sinaloa sur, Cronos, y otros más, fueron parte de los medios por los

cuales corría la información en la parte del sur de Sinaloa, sin embargo, uno de los

que constituyó una tradición en el puerto durante la segunda mitad del siglo XX fue

el diario El Sol del Pacífico.220

220

2

Tomamos a El Sol del Pacífico como base recurrente del presente

estudio no sólo por su papel como medio de información a nivel local

correspondiente al periodo aquí abordado, sino porque actualmente la hemeroteca

particular de dicho diario cuenta con ejemplares íntegros, y en gran medida

completos en cuanto a ejemplares por fecha, esto a diferencia de otra prensa de la

misma época.

137

El Sol del Pacífico, al igual que otros diarios del resto del país, estructuraba

su información de acuerdo a la temática y a la importancia de la misma. Así, en

orden de aparición, generalmente se dedicaban las primeras páginas a las notas

de corte nacional e internacional ya sea de orden político o económico en el mayor

de los casos. Siguiendo por la aparición de información de acontecimientos locales

y regionales de todo tipo. También ahí figuraban los espacios de opinión,

editoriales y columnistas. Casi al final de la publicación diaria se encontraban las

notas de lo que comúnmente se le denomina en el medio como <<sociales>> o

<<gente>>, otra más catalogada como la sección cultural; también contenía

deportes, programaciones de radio, televisión, cine, y anuncios publicitarios, los

cuales principalmente eran orientados hacia el consumo material, actividades de

ocio y eventos musicales.

Información nacional e internacional

Un ambiente de lo que algunos autores –como ya se ha señalado previamente-

han llamado americanización se respiró a lo largo de la información divulgada y

plasmada visualmente en el diario a través de las secciones a grosso modo arriba

mencionadas. Durante el tiempo de 1950 a 1975 la relación con Estados Unidos

no pudo haber sido más determinante y ello se manifestó en diversos elementos y

espacios, y el caso de la prensa no fue la excepción.

La mayoría de las primeras planas se las llevaron los conflictos

internacionales presentes en la época donde figuraba la URSS y China, y por

supuesto el vecino más próximo al norte de México. En ellas se encontraba

información del comunismo y la lucha contra el mismo; las batallas ideológicas, las

guerras bélicas, el poder tecnológico e industrial de los países política y

económicamente denominados desarrollados en ese periodo, las altas y bajas en

la economía de orden internacional y nacional; en sí, gran parte de las notas

ofrecidas correspondían al orden político y económico vivido en esa temporalidad

donde significativamente Estados Unidos apareció como un actor referente del

conjunto de la información publicada.

138

Bajo las realidades vividas en dicho contexto temporal noticias en relación a

Estados Unidos respecto al ámbito internacional –orientadas mayormente a

favorecer a dicha nación- y las implicaciones con México llegaron a ser “el pan de

cada día” para aquellos porteños lectores del diario. En estos espacios se

informaba de las acciones del Estado mexicano, de los discursos y

pronunciamiento de las autoridades nacionales sobre acontecimientos de carácter

propio y ajeno. La primera plana comúnmente fue expuesta en su máximo

esplendor gráfico bajo las orientaciones ideológicas seguidas, emanadas y

encontradas comúnmente en el resto de la prensa del país.

Sobre el turismo

Del mismo modo llegó a ser la cuestión del turismo, elemento identificado

naturalmente con los intereses locales públicos y privados del escenario

mazatleco. El puerto, como se ha señalado previamente, desarrolló principalmente

su crecimiento en esta materia por lo que el tema e información de la creciente

industria posiblemente ocupó espacios de la prensa cada día del año, claro está

que ello también dependió de la importancia y relevancia de los acontecimientos.

En la información diaria publicada fue común la presencia de notas,

editoriales y respecto al turismo, a las problemáticas del mismo, variaciones y

trasformaciones que la actividad fue teniendo a través de los años. Se informaba

de los acuerdos en pro de esa industria, visitas guiadas de funcionarios y

representantes norteamericanos de diversas áreas de ese país con intereses

comerciales y culturales en México y Mazatlán; de la relación del puerto con las

<<ciudades hermanas>> de la Unión Americana como Santa Mónica por poner un

ejemplo; sobre las inversiones extranjeras, y también respecto al crecimiento en

infraestructura de la ciudad –como se anunció en una gran cantidad de casos- de

acuerdo al progreso y modernidad vivida en la época.

Fue durante el periodo comprendido entre de 1950 y 1975 cuando la

población local recibía a través de este medio la información sobre el creciente

desarrollo industrial, el turismo representó otra vía de información para el habitante

porteño que estuvo en constante interacción con las normas y medidas

139

implementadas por el gobierno federal y local para impulsar las actividades

relacionadas con el turismo y hacer crecer la entrada de recursos económicos al

puerto (Véase imagen 1).

Imagen 1.

Fuente: El Sol del Pacífico, marzo 16 de 1969, p.4.

La imagen anterior es parte de la publicidad en este caso realizada por la

Cámara Nacional de Turismo de Mazatlán donde muestra una imagen creada y

masificada del mexicano no del todo correspondiente a los estereotipos locales de

la época. Ciertamente la representación ahí expuesta refleja unas de las etapas en

donde los intereses no sólo locales sino nacionales estaban enfocados en la

atracción del turismo internacional, pero, en el mayor de los casos, orientados a

las cercanías territoriales y económicas con los Estados Unidos. Y en ese sentido

de acuerdo con los resultados del un sondeo del Consejo Nacional de Turismo de

1970 que arrojó “a la amabilidad de la gente” como rasgo distintivo del trato del

turista internacional en México “frecuentemente, en la publicidad turística se alude

al carácter hospitalario del mexicano y a la delicadeza con que practica el

anfitrionismo con el turista”.221

221

2

Héctor Manuel Romero, Sociopsicología… op. cit., p. 118.

140

El auge del turismo a playas de Mazatlán durante la segunda parte del siglo

XX llegó a posicionar a esta actividad como un detonador importante del

desarrollo económico de la región que involucró una gran cantidad de porteños.

Se implementó la idea que con la llegada de visitantes norteamericanos, en el

entendido de ser el principal mercado para Mazatlán, o por lo menos el que

mayores recursos económicos dejaban, llegarían grandes beneficios al pueblo

pata salada. Por lo que el arribo de los “güeros” con todo y sus elementos

culturales fue parte de un mismo proceso de adaptación desarrollado en la época,

y eso se puede constatar siguiendo la información que circulaba al respecto en la

prensa local y regional, cuya intención era resaltar la importancia que tenia este

tipo de turismo para la entidad.

Espacios de opinión.

Las columnas entendidas como espacios de opinión también fueron parte de este

contexto donde presencias e influencias culturales estadounidense y todo lo que

se generaba alrededor en relación a ello estaba “a flor de piel”. Y esto fue

externado consciente e inconscientemente por una diversidad de temáticas y

expresiones contenidas al respecto de una manera directa e indirecta bajo la

pluma de distintos articulistas. Algunos de los cuales tocaron puntos y

planteamientos como los que a continuación aparecen.222

En relación al tema del turismo en la sección llamada Las Perspectivas

turísticas de Sinaloa, la cual un día domingo del año 1962 llevó como título

Mazatlán, la Perla del Pacífico, Juan Gaillard, en pleno discurso en pro del turismo

apostaba a que el buen trato al turista tenía como resultado que éste regrese “… a

su país con el recuerdo de días agradables, un germen de nuevos turistas atraídos

a su vez por las narraciones del primero”.223 Y es que, defendiendo los resultados

222

2

Véase en el anexo núm. 2 algunas de las imágenes de las columnas.

223

2

El Sol del Pacífico, Mazatlán, Sin., enero 19 de 1962, p. 2

141

económicos que la <<industria sin chimeneas>> proporcionaba a los pueblos

receptivos del turismo, Gaillard señalaba que además “… el influjo moral no es

menos halagador”.224 Por lo que en dicho plano ello “… contribuye poderosamente

al verdadero conocimiento de un país, de sus habitantes y de sus costumbres,

destruyendo leyendas absurdas que a través de los años se han podido crear y

arraigar más allá de las fronteras, y construye el mejor medio para propagar el

nivel de cultura y el progreso de sus habitantes, estableciendo corriente de

amistad y armonía entre los pueblos”.225

Otra pluma con referencia indirecta a lo que el turismo y la interacción entre

culturas pudiese generar hizo referencia a los hippies, fue el caso de lo expuesto

por Floy Bishop, aparecido en el diario en forma de artículo un martes de 1968;

con desaprobación y crítica se abordaba dicho tema como un fenómeno social

imperante durante el periodo, presente e igual de dañino en cada una de las

sociedades donde aparecía.226 En un sentido sarcástico, el articulista proponía una

serie de medidas para que las personas pudieran identificar a los hippies

verdaderos y a los que sólo seguían el fenómeno colectivo, es decir, los <<falsos

hippies>>. Valorando a este movimiento social como un aspecto negativo de

aquellos pueblos donde se presentó.

Quienes se sumaron a las exposiciones críticas respecto al contexto de la

época en relación a Estados Unidos en el plano internacional fueron Haroldo

Dies, Agustín Basave Fernández del Valle, Carlos Alberto Montaner y Agustín

Puertolas. El primero en mención se cuestionó en un artículo aparecido en 1969

sobre ¿cómo son los gringos?, pregunta que a la vez era el título del escrito. En él,

Dies rescata la discusión generalizada sobre lo que representó a nivel mundial

224

2

Ibíd., p. 2.

225

2

Ibíd., p. 2.

226

2

Ibíd., enero 9 de 1968, p. 2.

142

Estados Unidos (poder, economía, desarrollo dearmamento, influencia exterior) e

inevitablemente quiénes fueron los norteamericanos, que para él, fueron “… las

personas más discutidas de nuestros tiempos”.227 El contenido de su trabajo

aborda algunos aspectos de carácter psicológico presentes –de acuerdo a su

perspectiva- en los “gringos”. Esto como el resultado de su propia historia y

conformación sociocultural.

En otro trabajo, este aparecido un martes de 1971, Dies a través de El cine

norteamericano muestra una postura más crítica con relación a Estados Unidos y

la influencia de este país en diversos planos en el resto del mundo. Para el autor,

estudiar el cine norteamericano resultó ser imprescindible para poder conocer un

elemento importante de influencia ideológica, social y cultural a partir de los

comienzos de la producción y masificación de esta industria. Señala, por medio

del análisis de esta industria, que

… desde su gran meca de Hollywood, ha presidido las actividades cinematográficas del mundo entero (sin detrimento de los grandes valores y magníficas realizaciones de la industria y el arte fílmico de otros países), proyectando por todo el orbe la imagen de la opulenta sociedad norteamericana y contribuyendo a unificar y conformar en cierto grado, de acuerdo con ella, la manera de vivir y de pensar de grandes masas de población en todas las latitudes.228

El segundo articulista en mención, Fernández del Valle, también mostraba

su interés por el estudio y análisis de diversos aspectos que giraban en torno a la

interacción de los países del mundo occidental con Estados Unidos. Asimismo,

entre sus distintos trabajos publicados para los ojos de los porteños aparecieron

títulos como ¿Cómo son los norteamericanos?, El arte en la “American way of

life”, y La norteamericanización de Arabia Saudita, estos ubicados dentro de los

años 1971 y 1972. Este último tendría un homólogo con el nombre de

Americanización de Madrid en un espacio del diario ubicado como Escotilla,

acreditado a Carlos Alberto Montaner.

227

2

Ibíd., diciembre 29 de 1969, p. 4.

228

2

Ibíd., enero 19 de 1971, p. 3.

143

En este texto, al igual que el de Fernández del Valle –solamente con

diferencias en lo que llaman en el mundo de los escritores como la << pluma>>,

las características del fenómeno y también en la orientación discursiva- , se

plantean los cambios sociales, culturales y demás ocurridos en un lugar del mundo

como Madrid alcanzado por la influencia norteamericana principalmente por la vía

económica, algo que se vería reflejado en las prácticas culturales de los habitantes

de la capital Española. C. Montaner señala que “… dictan normas los

norteamericanos. Les imitan amigos y enemigos”.229 En sentido metafórico

continua diciendo “… civilización poderosa de hamelines; tras sus flautas

marchamos todos encantados”.230 El autor en su afán de representar una realidad,

es decir, la percibida por él, establece lo siguiente:

Me figuro que siempre ha sido igual, solo que la electrónica, los “mas media” y esa irreverente concupiscencia de nuestra época, imprima velocidad supersónica a eso que llaman transculturación. Antes descubrir la influencia de un pueblo en otro era magia de elucubradores. Ahora basta con asomar la cabeza.231

Finalmente, de los personajes que con su opinión y postura relataban las

distintas vertientes y contextos ubicados en este periodo de tiempo, artículos como

el de Agustín Puertolas en la sección de Periscopio Errante, particularmente en su

trabajo aparecido en el año 1973 titulado Imperio sin fronteras, hace referencia

tajante sobre su interpretación del mundo como parte de un proceso social que

cubre las demás esferas (política, económica y cultural), denominado

imperialismo, pero éste último con las características fenomenológicas de la

segunda mitad del siglo XX. Para el autor, cuando hablaba sobre este fenómeno

señaló que “el imperio norteamericano, con todo lo que estas palabras sugieren,

229

2

Ibíd., julio 1 de 1972, p. 2.

230

2

Ibíd. p. 2.

231

2

Ibíd. p. 2.

144

constituye una de las claves de interpretación del mundo actual. Su influencia se

deja sentir en los puntos más diversos y alejados entre sí”.232

Como se ha dejado apreciar a través de los espacios de opinión del diario

porteño, como sucedió también en otros medios impresos, ya sea de carácter

local, regional o nacional, las reflexiones sobre el contexto de la época fue diversa.

Ello se plasmó en las distintas temáticas, orientaciones e intencionalidades

aplicadas a cada una de esas representaciones –ahora históricas- que se hacen a

través de las notas aparecidas a lo largo de la prensa.

Lo que se ha tratado de traer a colación a través del recuento apegado a

fragmentos e ideas sobre las columnas aparecidas en la prensa ha sido

simplemente para observar la cantidad de información circulante en la época, la

cual hizo principalmente alusión a Estados Unidos, ya sea desde el escenario

político, económico, bélico, social, ideológico, cultural y hasta psicológico. En ese

sentido, una gran parte de las notas tocaron algún elemento relacionado

directamente con lo estadounidense o aquello considerado como parte de ello.

Para bien o para mal lo estadounidense, como materia informativa, llegó al

público porteño de forma cotidiana; fue por esta vía como los habitantes del puerto

de Mazatlán pudieron conocer otras sociedades y otras culturas, elementos

pertenecientes y emanados de estas, lo que se decía, se pensaba y creía del país

vecino. A través de las diversas ideas expuestas en pluma y papel parte de los

pata saladas recrearon aquello que no se lograba ver más allá de su costa.

Publicidad comercial

Una sección donde se difundían los modelos de consumo de la llamada cultura

material, o como le hemos denominado en este trabajo como bienes culturales,

aparecieron en los desplegados de la publicidad del diario. Estos variaban en

formas y características, la gran mayoría contaba con el poder de la imagen, estas

232

2

Ibíd., julio 31 de 1973, p. 2.

145

carentes de color que poco a poco se fueron llenando de ellos con el pasar del

tiempo.

La publicidad comercial giraba en torno a los productos para el consumo

humano y estos cada vez más de un carácter individual. Compañías refresqueras

norteamericanas anunciaban mayormente a la Coca-cola y la Pepsi; una

homónima del ramo automotriz difundió los automóviles Ford; otras más fueron las

de los productos como el cigarro, cervezas americanas, electrodomésticos al estilo

de los encontrados en Estados Unidos, otros para la reproducción de música,

cámaras fotográficas, ropa de moda con estilos de vestimenta e imagen personal,

en sí, una serie de artículos y símbolos con la etiqueta de representantes de la

modernidad y el progreso que para esos años reinaban en los mercados alrededor

del mundo occidental. Compañías y marcas estadounidenses llevaron a través de

la publicidad en los diarios del país las implementaciones tecnológicas hasta esos

años alcanzadas, y estos productos a su vez representaron una influencia cultural

emanada de los Estados Unidos (vía comercial) hasta el resto de los países

orientados a este sistema.233

Otro tipo de publicidad tomaba espacio dentro del diario local, así, hoteles,

restaurantes, bares y clubes anunciaban sus promociones, presentaciones, bailes,

cenas, etc., en ellos se plasmaba la idea del consumo de prácticas sociales,

hábitos alimenticios y el ocio adoptado y adaptado del proveniente de los vecinos

del norte. En relación a ello, dentro de la publicidad referida, fue común encontrar

nombres de bares y restaurantes llamados al estilo americano, un ejemplo Simon

´s bar, Joncol´s restaurant, Margarita´s bar ente otros. Algunos pertenecientes a

los hoteles, otros no.

En esta materia, la publicidad de algunos restaurantes del puerto vendía la

idea de ser el mejor lugar para asistir para aquellos que gustaban de pasar un

momento fuera de casa; en estos espacios ambientados bajo distintos estilos el

cliente era atraído por diversos motivos, respecto a ello figuraban los artistas y

233

2

Véase en Anexo núm. 3., por medio de la imagen la forma en cómo se

anunciaron algunos productos en la prensa porteña.

146

músicos encargados del espectáculo, los alimentos y bebidas de venta, donde se

podían encontrar desde los catalogados como “botanas”, hasta los más

elaborados platillos variando en los estilos como el caso de la comida mexicana, la

norteamericana y la denominada como internacional.

De viajeros y visitantes

En el diario dos espacios se encargaron de difundir imágenes e información sobre

actores locales y foráneos que emprendieron viajes, arribaron o pasaron

solamente por el puerto a través de aquellos medios de transporte de la época.

Este tipo de nota dio a conocer algunos detalles sobre lo llamado comúnmente

como <<la vida en sociedad>> en Mazatlán, pero precisamente en lo que a viajes

se refiere. Las dos vías por las que se dieron a conocer este tipo de prácticas de

movilidad fueron Viajeros distinguidos y Aeropuerto, esta última durante la década

de 1950 llevó el nombre de Aeronoticias.

Una diferencia entre los tipos de notas consistía en su formato, es decir,

mientras que la columna de Viajeros distinguidos se caracterizó por sólo hacer la

narración de los acontecimientos de esta índole a través de la pluma, la columna

Aeropuerto implementó el uso de imágenes fotográficas de aquellos individuos

viajeros a los cuales hacían alusión los contenidos en las notas. El otro elemento

diferenciador entre estos dos espacios fue el contenido de la información.

Viajeros distinguidos se encargó de dar a conocer la llegada y salida de

personas locales y foráneas a través de medios predominantemente terrestres

como el automóvil y el autobús, aunque no se descartaba la información

proveniente de aquellos que se trasladaban en avión. En este espacio se buscaba

informar sobre quiénes eran los viajeros, de dónde provenían o hacia dónde

viajaban, los motivos y las actividades a realizar en Mazatlán o fuera de él. En su

mayoría las notas hacen referencia de las experiencias de aquellos turistas que

visitaron el puerto, recogiendo claro está, algunas percepciones sobre dichas

estadías.

Imagen 2

147

. Fuente: El Sol del Pacífico, junio 18 de 1972.

En la imagen anterior de la sección de Aeropuerto, donde aparece el señor

José Nilo Rojo antes de abordar el avión hacia Los Angeles con motivos de

compra de maquinaria; así como él, una gran cantidad de porteños aparecieron

retratados al llegar o salir de Mazatlán.

Por el otro lado, Aeropuerto –antes aparecido como Aeronoticias- narraba

todo tipo de actividad que se realizaba en el aeropuerto de Mazatlán en materia de

movilidad humana. En las notas –acompañadas con fotografías- se establecían los

nombres, motivos, actividades a realizar y hasta el tipo de vuelo de los viajeros.

Datos que predominantemente eran atribuidos a miembros de familias de

renombre en el puerto, a motivaciones como viajes de estudio, ocio y negocios,

donde los principales destinos no eran ciudades del interior del país, sino diversos

lugares más allá del río Bravo ubicados en los estados colindantes de la Unión

Americana como California, Arizona y Texas.

Fue así que a través de las notas informativas se dieron a conocer aquellos

aspectos de la vida social de cierto sector de la población residente y de “paso” en

Mazatlán, los cuales realizaron viajes al exterior o interior del puerto. Lo cual

plantea un contexto en donde los viajeros de la Perla del Pacífico hacia fuera o

viceversa, tenían como elemento en común a Estados Unidos. Evidenciando así la

existencia de una parte de la población, posibilitada con recursos económicos, que

no sólo conocía al país vecino por los medios de comunicación, sino que tuvo la

oportunidad de estar en él, vivir o vacacionar.

148

Festejos entre los pobladores

Como en una gran cantidad de periódicos, El Sol del Pacífico fue la vía por la cual

un cierto sector de la población de Mazatlán detalló acontecimientos de sus

respectivas vidas. En las notas donde hacían presencia eventos privados y estos

eran expuestos para el conocimiento público, apareció un conjunto de información

con relación a celebraciones como fiestas en honor a matrimonios, cumpleaños,

despedidas de soltería, despedidas de viajes, entre otras, donde en algunos casos

se relataban las características de dichos acontecimientos. Algunos de ellos son

significativos de acuerdo a la temática en este trabajo. En ese sentido abordamos

a manera de ejemplo lo que apareció como la lluvia de dólares, la fiesta de

Halloween y las fiestas al estilo hippie.

La lluvia de dólares, la cual apareció en otros eventos como chubasco de

dólares, se le hacía llamar a algunas fiestas, generalmente cumpleaños de una

persona, pero al igual que aceptarse regalos, se fomentaba el obsequio de

dólares. Ese tipo de características contenidas en una celebración no fue del todo

común respecto al tipo y número de eventos aparecidos en los diarios de la

localidad. Sin embargo, ello no fue algo anormal dentro de los gustos y formas de

celebración de cierta parte de la población porteña.

Imagen 3

Fuente: El Sol del Pacífico, junio 4 de 1972, p. 4.

La fiesta de Halloween, sin tener el dato preciso de su aparición en el puerto,

para el periodo abordado encontramos ya algunas manifestaciones de adaptación

y asimilación de dicha práctica. Así, fiestas como la organizada por la familia

Espino en 1969 fue una de estas, donde los invitados como fue el caso de

149

alumnos de la Preparatoria del Instituto Cultural de Occidente asistieron

disfrazados de zanahorias y calabazas.234

Sin embargo, al igual que pudiese pensarse a este tipo de práctica como

perteneciente a un sector determinado de la población de Mazatlán, el de clase

media y alta, la invitación realizada por el Club Deportivo Muralla a la realización y

asistencia de un evento de baile de Halloween propone una lectura de la

aceptación de dicha festividad en un sector más amplio de los porteños, o

simplemente el fomento de la misma por parte de este centro de ocio de la Perla

del Pacífico.235

Otro elemento que acompaño a las fiestas particulares de parte de la

población –generalmente joven- de Mazatlán fueron las denominadas al estilo

Hippie. Este tipo de eventos fueron los cumpleaños donde la temática del mismo

giraba en torno a los estilos de vestimenta y música identificada con el movimiento

hippie. Sin embargo, dichas celebraciones con este tipo de formas fueron

adoptadas a finales de la década de los años sesenta, en una etapa donde ser de

la “onda” hippie ya tenía algunos pasos hacia la aceptación social a diferencia de

años pretéritos.

Fue a través de este tipo de información como se manifestaron algunos

elementos transculturales en Mazatlán. Es decir, no sólo la influencia

norteamericana modificó aspectos como la música y la vestimenta de acuerdo a

lo intentado demostrar a lo largo del trabajo, sino que también señalamos la

presencia de otros más como las tradiciones, cambios en las celebraciones y en

las características de las mismas, las cuales forman parte de un mismo proceso

cultural contenedor de diversas aristas.

Deportes

234

2

El Correo de la tarde, Mazatlán, Sin., noviembre 3 de 1969, p. 3.

235

2

El Sol del Pacífico, octubre 31 de 1969, p. 4.

150

En la sección de deportes predominantemente aparecieron datos e información

con referencia al baseball, o lo que en algunas publicaciones apareció como

“beisbol”, donde corría el acontecer del juego profesional practicado en el puerto.

Cabe señalar que esta actividad adoptada por algunos mazatlecos fue adoptada

de Estados Unidos. El denominado <<rey>> de los deportes llenaba los espacios

destinados a este tipo de información en la prensa. La cual no sólo se remitía al

plano local, sino también al nacional e internacional, esta última indudablemente

haciendo alusión a lo practicado en Estados Unidos.

En esta misma sección también algunos espacios eran destinados a otros

deportes como el basketball y el boliche, otros más por los cuales fue famoso el

puerto en su calidad de sede como el caso de la caza deportiva, la pesca

deportiva y el golf, todas estas prácticas inicialmente protagonizadas por

extranjeros, principalmente norteamericanos, pero con el paso del tiempo actores

locales fueron incorporándose al desarrollo de las mismas.

En resumen, una serie de contenidos diversos se presentaron en la prensa a

lo largo del periodo abordado, como lo fueron los anuncios publicitarios o espacios

dedicados a mostrar la información de las carteleras de cines, la programación de

la radio y la televisión transmitida en Mazatlán. Otros más fueron los que estaban

destinados a publicar las tendencias de moda en cuanto a la vestimenta, el uso y

la venta de ella. Así también imperaron secciones donde se dio seguimiento de

aquellos aspectos culturales referentes a la música y las corrientes presentes en

esos años.

Fue a través del contenido de la prensa local donde aparecieron a los ojos de

la población porteña elementos de influencia cultural emanados y característicos

norteamericanos, propios de un sistema capitalista en aumento. Sumándole la

cercanía territorial con Estados Unidos, los medios de comunicación como en este

caso la prensa, fueron una vía de acceso y difusión de aquellas ideas, prácticas,

costumbres y modas vividas en aquellos años identificadas principalmente con los

patrones culturales del país vecino del norte. Así también, en este tipo de espacios

se manifestaron a través de las notas, imágenes e información ahí expuesta,

algunos elementos culturales de adopción y adaptación en Mazatlán, esto

151

representando un evidente cambio en materia cultural puesto en marcha por

sectores de la población pata salada, donde figuró la juventud porteña.

4.2 Las salas de cine porteño reproduciendo los filmes estadounidenses.

La influencia cultural estadounidense en Mazatlán de 1950 a 1975 tuvo un acceso

de entrada por medio de la industria del cine, esta entendida dentro de lo ya

previamente señalado en este trabajo como industrias culturales.236 Las cuales

fueron una vía por la cual circularon y se expresaron ideas, valores, formas de

conducta, de consumo, y maneras representar la realidad, así como el plano

nacional e internacional vivido en cada época. Es decir, entenderlo, como se

señalo en la editorial de la prensa porteña de aquellos años,

… uno de los más socorridos vehículos de opinión, acaso, el instrumento más eficaz para llevar ideas o prejuicios a la población, sobre todo a los niños, a los jóvenes y a los ciudadanos que no han tenido oportunidad de adquirir una sólida cultura.237

236

2

De acuerdo con Vidal Bonifaz, fueron las primeras décadas del siglo XX

donde comenzó a desarrollarse el cine sonoro en México, el cual se vio

influenciado directamente como consecuencia del propio auge y crisis de la

industria cinematográfica extranjera, principalmente norteamericana, de las cuales

por cierto, en manos de las “… empresas fílmicas hollywoodenses y otras

“menores” comienzan a diseñar una agresiva política de financiamiento con el

claro objetivo de preservar su hegemonía comercial en muchos países del mundo,

incluido México, al que ya se consideraba parte de los mercados “naturales” del

cine estadounidense””. Rosario Vidal Bonifaz, “Los inicios del cine sonoro y la

creación de nuevas empresas fílmicas en México (1928- 1931)”, Revista del

Centro de Investigación. Universidad La Salle, enero-junio, año/vol.8, núm., 029,

México, 2008, p. 20, en http://redalyc.uaemex.mx/pdf/342/34282903.pdf. Fecha

de consulta: 15/3/2012.

237

2

El Sol del Pacífico, marzo 15 de 1951, p.3.

152

Dentro del periodo de estudio Mazatlán exhibió películas nacionales así

como producciones extranjeras. Las cuales fueron presentadas en las diversas

salas con las que el puerto contaba. Los espacios cinematográficos que llegaron a

tener mayor presencia en la prensa local fueron cine Royal, Zaragoza, Ángel

Flores, Diana, Reforma, Terraza Mazatlán, así como aquel que para 1954 aparecía

con el nombre de Ángela Peralta.

Los precios de entrada, o la denominada taquilla, conforme al paso del

tiempo fue variando (acrecentándose), por lo que dentro del periodo aquí

abordado pasó de 1.00 a 2.00 pesos más impuesto hasta 8.00 pesos con el

agregado de manera paulatina. Esto estuvo sujeto a modificaciones y a costos

especiales ofertados por cada cine como el caso del llamado “2x1” o la entrada a

menor precio a mujeres y niños.

A pesar de que las salas cinematográficas en el puerto se jactaban de ser

modernas y cómodas para el usuario, ello dado los acondicionamientos existentes

en dicha época, además de contar con las llamadas Superdulcerias, estos

establecimientos no estuvieron exentos de percances; fueron los cines Diana,

Reforma y Zaragoza donde para 1965 estuvieron sujetos a una medida de

“desratización”, es decir, una campaña para combatir la proliferación de ratones

suscitada en dichos espacios, la cual fue llevada a cabo por la Delegación de

Salud y Asistencia, esto debido a que

… el propio personal de esas dependencias, atendiendo las quejas del público, han encontrado en las mismas butacas con nidos hasta con 8 y 10 ratones y a cada momento los ratones mayores mordisquean los pies entre los que andan en busca de algunas migas y desperdicios de semillas y galletas, etc.238

Fueron pues en estas salas de cine donde se exhibieron a lo largo de los

años porteños una gran variedad de filmes, estos correspondientes a las diversas

categorías dentro del conocido séptimo arte. Indudablemente las películas de

producción nacional tuvieron una tradición en el plano local a propósito de la

denominada <<Época de oro>> del cine nacional comprendida entre 1930 a 1960.

238

2

Ibíd., septiembre 25 de 1965, p.1.

153

Pero aunado a ello, una cantidad creciente de obras cinematográficas de origen

extranjero fueron programadas en las mencionadas salas de cine de la localidad.

Estas anunciadas con la calidad technicolor o también expuestas como

metrocolor.

Imagen 4. Fuente: El Sol del Pacífico, Marzo 28 de 1968.239

Los géneros de las películas que llegaron a las salas del puerto dentro del

periodo de estudio fueron diversos. Estos eran: acción, aventura, ciencia ficción,

comedia, drama, guerra/bélica, thriller, western, romántica, suspenso, miedo/terror,

musicales, fantasía y dibujos animados.

Se presentaron en Mazatlán películas de corte animado norteamericano

como Superman, La dama y el vagabundo, El mundo maravilloso de Mickey,

Pinocho y algunas obras más del caricaturista estadounidense Walt Disney. Por

otro lado John Wayne, a quién se le conocía en el puerto por sus visitas como

estrella de cine, fue visto en las pantallas grandes de la Perla del Pacífico; también

Tarzán y Batman fueron parte de los personajes de la fantasía de corte heroico del

siglo XX presentes a través de filmes.

239

2

En la imagen se aprecia la cartelera cinematográfica del puerto en donde

se presentan una variedad de películas, éstas principalmente de origen

norteamericano.

154

El caso de la música Elvis Presley fue uno de los íconos del cine de la época,

así como los filmes donde la temática fue el rock y a go-go, estas puestas en

escena en los denominados y característicos ambientes hippies norteamericanos

o la interpretación mexicana de ello en la segunda mitad de la vigésima centuria;

un ejemplo de esto último se marca en la siguiente imagen bajo el filme Bikinis y

Rock.

Imagen 5.

Fuente: El Sol del Pacífico, Mayo 22 de 1973.

En la imagen anterior aparece una de las películas mexicanas populares de

la época (Bikinis y Rock) no sólo por los actores estrella de dicho periodo, sino por

ambientar en la historia una etapa de moda juvenil manifiesta en el estilo de

música rock y en la vestimenta, elementos que principalmente respondía a los

estilos norteamericanos del momento. Durante dicho periodo, las películas

extranjeras llegadas al puerto tuvieron la característica de ser anunciadas o

publicitadas en la prensa porteña con títulos en español, y esto aunado con el

retraso de uno a tres años de acuerdo al tiempo de estreno en el país de

producción (Véase cuadro 4).

---------------------Cuadro 4. Películas de corte norteamericano exhibidas en Mazatlán----------------

155

Título original del filme en E.U.A Año de estreno

Año de aparición en Mazatlán

Título del filme en español en las salas porteñas (traducidos y/o subtitulados)

Come to the stable 1949 1951 Hablan las campanas

Atom Man vs Superman 1950 1953 Superman contra el hombre atómico

The inspector general 1949 1951 El inspector general

Murderer´s row 1966 1972 Matt Helm contra las asesinas

Kenner 1969 1969 El vengador de Bumbay

A flea in her car 1968 1969 La pulga en la oreja

The Boston strengler 1968 1969 El estrangulador de Boston

The venetian Affair 1967 1968 Intriga en Venecia

Munster, go home! 1966 1968 Los adorables monstruos

The rare breed 1966 1968 Casta bravía

Showdown 1963 1968 Rescate sangriento

A Gathering of Eagles 1963 1968 Águilas al acecho

The out of towners 1970 1971 Forasteros de Nueva York

Hot rods to hell 1967 1970 52 millas de terror

Land Raiders 1969 1971 Al infierno gringo

Fuente: El Sol del Pacífico, El Correo de la tarde, Cronos y El Demócrata Sinaloense, de 1950 a 1975. Véase también anexo 4.

Parte de las películas presentadas en el puerto representaban

cinematográficamente el contexto de la época en el plano nacional e internacional,

o mejor dicho, la manera en cómo se quería que fuera visto el mundo. Gran parte

de las producciones de esos años giraron en torno a los conflictos bélicos,

principalmente las norteamericanas después de la Segunda Guerra Mundial, así

también en el pleno desarrollo de la denominada Guerra Fría, ambiente que se vio

reflejado en las posturas ideológicas manifiestas en los filmes.

De 1950 a 1975 las carteleras de cine porteño tuvieron la característica de

estar plagadas por producciones de corte absolutamente norteamericano, y una

gran parte de las que no lo fueron, como el caso de algunas hechas en México,

estuvieron marcadas fuertemente por las temáticas y los estilos impuestos por el

cine anglosajón de la época.

Al predominar tanto numéricamente como el valor agregado por ser

producciones modernas de acuerdo a la concepción de la época, los filmes

norteamericanos llegaron a los habitantes del puerto de todas las edades, puesto

156

que, como ya se mencionó, se exhibieron películas de todo tipo. A través de ellas

arribaron también las modas musicales, los intérpretes, los estilos de vestimenta

que venían acompañados de los músicos y de los actores de cine; también

quedaron expuestos a los ojos de los mazatlecos conductas sociales, estilos de

vida, hábitos y costumbres en relación al modelo de la vida estadounidense de la

época.

El auge del cine norteamericano en el puerto no fue un fenómeno aislado,

sino más bien se caracterizó por ser algo extendido por todo el mundo occidental.

Pero en el caso de México y Mazatlán, su cercanía territorial, más no igualmente

en materia tecnológica, le dio la posibilidad de reproducir los rodajes

estadounidenses en un tiempo corto relativo y difundir así los elementos culturales

norteamericanos emanados y caracterizados bajo dicha sociedad durante la

segunda parte del siglo XX.

Como elemento característico de la prensa porteña en relación al cine, en el

caso de El Sol del Pacífico, éste medio no sólo fue una vía por donde se

anunciaban los filmes y los estrenos llegados al puerto, sino que también

aparecieron dentro de las secciones notas frecuentes haciendo referencia

precisamente al día a día cinematográfico no tanto nacional, sino en su mayoría

internacional dominando en todo caso el de índole estadounidense.

La prensa del puerto también tuvo la característica de estar influida –

consciente o inconscientemente- por el mundo cinematográfico que para la época

estaba dominado por las producciones norteamericanas. Por lo que de esa

manera los diarios locales y regionales fueron una forma constante de incorporar a

la cultura del cine a una cantidad creciente de adeptos mazatlecos ávidos de

encontrar ahí la moda, lo novedoso, lo <<onda>>, en otras palabras, una puerta al

mundo interior y exterior, a otras vidas ya sean fantasiosas o apegadas a la

“realidad”, asimismo a otras sociedades y culturas.

4.3 La televisión porteña y la presencia extranjera.

157

Los inicios de la televisión en México se remontan al año de 1950 donde la capital

del país vio el inicio de la transmisión del Canal 4 XHTV, acontecimiento que

marcaría, entre otras cosas, a la vida educativa y cultural de una buena parte de la

población mexicana. Los habitantes de esa época se convirtieron en los

iniciadores televidentes, asimismo el destino final de todo lo que aparecía en la

<<pantalla chica>>. También vinieron a conformarse como receptores de lo que a

través del medio se emanaba, donde se incluían todo tipo de presencias e

influencias, mismas que eran adoptadas, reproducidas y puestas en práctica por

aquellos televidentes basados en el dicho de <<el ojo cree lo que ve>>.

La televisión en México, como en el caso del cine, vio como modelo a seguir

lo que ya con anticipación en materia televisiva se practicaba en Estados

Unidos.240 Sobre todo tratando de tomar como ejemplo aquellos elementos

temáticos que se reproducían en los televisores norteamericanos, programaciones

que al poco tiempo terminaban difundiéndose en el país y también produciéndose

de forma “casera” pero con todos los “ingredientes” bajo patrones

estadounidenses.

Otra forma de presencia e influencia cultural estadounidense en Mazatlán se

dio por medio de la televisión, dado que la también <<pantalla chica>> transmitió y

difundió, como en el caso del cine, una serie de programas y producciones

televisivas norteamericanas traducidas al español y subtituladas de igual manera a

través de las compañías del ramo nacional en México, el caso del Telesistema

Mexicano.

En el puerto de Mazatlán ello se vio reflejado en el canal 12 XHOW y

también en el XHMZ canal 7, los cuales tuvieron mayor presencia para finales de

la década de los sesenta en la tierra de venados, o por lo menos en lo que

respecta a su participación en la prensa porteña de la época.

240

2

Antonio E. Zarur Osorio, El Estado y el modelo de televisión adoptado en México 1950-1988, Universidad Autónoma Metropolitana – Azcapotzalco, México, 1996, p. 32.

158

Estos dos canales de televisión ofrecían a los televidentes mazatlecos –los

cuales no eran gran mayoría una vez arrancada la segunda mitad del siglo XX-

programas de todo tipo: telenovelas, caricaturas, las conocidas como series,

películas, musicales, noticieros, deportes y hasta clases de inglés, esto último el

caso del programa ofrecido por el Canal 7 para el año de 1968 enfocado a difundir

la enseñanza del idioma inglés, el cual tuvo una grata aceptación por la población

local dadas las características turísticas que se fueron generando en dicha época

(Véase cuadro 5).

-----------------Cuadro 5. Programas televisivos de corte norteamericano en Mazatlán------------------

Parte de los programas norteamericanos llegados al puerto a través de la televisión (Canal 7 y Canal 12)

Correspondientes de 1968 a 1975

Popeye el marino El show de porky

El gato Félix El avispón verde

El pájaro loco Perdidos en el espacio

Huckleberry Hound F. B. I

Los picapiedra Los Beverly ricos

Batman Flipper

El correcaminos La isla de Güilligan

Fuente: El Sol del Pacífico de 1968 a 1975.

El cuadro anterior corresponde a algunos de los programas televisivos

llegados al puerto en los canales ahí señalados. La gran mayoría de estas

producciones emanadas de la industria norteamericana de la época se

transmitieron a la par de las que se realizaban en el plano nacional, dentro de

éstas últimas figuraron las novelas y películas del cine mexicano. La variedad

temática de lo llegado fue amplia, así como las características cinematográficas

que fueron implementadas para la televisión.

Al igual que en el cine, a pesar de tener entre sus filas una programación

diversa de corte local y nacional, las producciones extranjeras expuestas en los

canales televisivos señalados predominaron sobre todo debido al desarrollo

fílmico, temático y novedoso que representó la industria norteamericana para el

159

resto de los países latinoamericanos y del mundo occidental. En cuanto a la

publicidad de las películas en los cines tuvo la característica conforme transcurrían

los años de pasar simplemente de los títulos o nombres de los programas a

anunciarlos a través de gráficos como sí sucedió en el caso del cine (Véase

imagen 6).

Imagen 6.

Fuente: El Sol del Pacífico mayo 27 de 1971.

Sin embargo, en el plano nacional durante la década de los sesenta y

principios de los setenta el ambiente tecnológico de los medios de comunicación

–sobre todo el visual- como el caso de la televisión y sus contenidos en México,

estuvo sujeto a discusiones permeadas por el orden moral en cuanto al contenido

televisivo enfocado sobre a lo social se refiere. Para cierto sector de la sociedad

mexicana lo expuesto en la televisión nacional ya sea de producción local o

extranjera, no siempre iba acorde a los valores morales y de conducta de la

época.

Fue el caso de la cadena de periódicos García Valseca y su iniciativa de la

<<pro-moralización del ambiente>>, denominación utilizada a las acciones

conjuntas en busca de establecer un comité nacional para la regulación de

películas y comerciales “dañinos” de la televisión mexicana. O por lo menos eso

160

fue lo expresado en la nota periodística titulada “”urge proteger a la familia en

contra de programas inmorales”.241

Esta iniciativa de moralización de la televisión en México estuvo apoyada por

el clero mexicano, quién expuso a través del Monseñor Francisco Aguilera a

propósito de la iniciativa de la OPGV sobre el evitar la llegada de filmes

norteamericanos y todo tipo de programas catalogados como nocivos desde esa

postura que señalaba lo siguiente:

… tenemos una responsabilidad: Tomar actitud y realizar acciones para detener los contravalores que encontramos en los medios de comunicación social…No vamos a interceptar películas porque sean estadounidenses, sino porque son dañinas para ellos, para nosotros, y para todos.242

Fue la juventud de los sesenta y setenta en México el foco de atención sobre

el cual se apuntalaba la doctrina moralizadora nacional de la época dado que

como el discurso oficial lo establecía, eran los “… jóvenes de las nuevas

generaciones en quienes se funda todo el futuro de México”.243 Y es que, como se

establecía en la prensa nacional de esos años, a propósito de los programas de

televisión de procedencia extranjera estos

… envenenan y dañan profundamente las mentes de los jóvenes en formación, imponiéndoles prejuicios, condiciones, intereses y falsos valores, que indudablemente les deforman su personalidad y los desvían hacia formas de pensar negativas.244

Este discurso no cedería con el paso del tiempo donde se buscaba poner a

los medios de comunicación como voceros culturales o de lo que se hacía

241

2

Ibíd., octubre 6 de 1969, p.1.

242

2

Ibíd., octubre 6 de 1969, p.4.

243

2

Ibíd., octubre 27 de 1969, p.1.

244

2

Ibíd., p.1.

161

referencia cuando se hablaba de cultura en dicho periodo.245 Fue un panorama

desalentador para esa época el que se planteó –a propósito de la Conferencia

Mundial de Comunicación Social llevada a cabo en el Auditorio Nacional del

Museo de Antropología e Historia durante el mes de marzo de 1970-, a través de

lo señalado en dicho evento por el doctor catedrático y publicista norteamericano

Ernest B. Weiss cuando afirmó que

Por la influencia de los medios de comunicación, todos los conceptos y valores sociales, humanos, en las artes, la forma de vestir, las costumbres, tendrán nuevas formas; los pueblos tomarán el camino de la sociedad plurinacional, apartándose del nacionalismo en que ahora viven.246

A pesar del panorama de restricciones y acciones moralizantes sobre los

medios de comunicación, principalmente para finales de la década de los sesenta

y principios de los setenta, para el caso porteño durante dicho periodo la

programación de carácter local y nacional surgió teniendo las mismas

características, es decir, una ambivalencia entre programas de corte nacional –no

exentos a formas e influencias extranjeras- y los que directamente provenían de

fuera, en su mayoría de Estados Unidos.

En este sentido, a través del cine y la televisión en Mazatlán durante 1950 a

1975, acentuándose principalmente los últimos diez años del tiempo señalado, la

presencia e influencia cultural norteamericana estuvo ahí y fue constante; para

algunos este fenómeno representó una amenaza para los valores sociales que

imperaban en la época, otros por su parte veían en ello una incorporación al

mundo –valga la redundancia, mundial- representado en gran medida por la

imagen estadounidense de modernidad y progreso de esos años, esto en el plano

de la vida cotidiana de las sociedades occidentales.

Diversos aspectos culturales emanados de la industria cinematográfica

norteamericana, de la cual Hollywood era su mayor representante, llegaron y se

245

2

Ibíd., julio 17 de 1970, p. 1.

246

2

Ibíd., marzo 17 de 1970, p. 1.

162

esparcieron por una parte del mundo; elementos culturales fueron aceptados,

adaptados, incorporados y hasta transformados por las diversas sociedades con

las cuales estos medios tuvieron contacto. Mazatlán no fue la excepción. La

cercanía territorial y el ambiente norteamericanizado generado en las páginas de

su propia historia y el presente –del periodo de estudio- fueron elementos que

posibilitaron y permitieron una transculturación a través de una forma indirecta, en

el sentido aquí abordado, en lo que respecta a las industrias culturales como el

cine y la televisión en relación a los contenidos emanados a través de dichos

medios.

4. 4 La radio porteña y el repertorio musical norteamericano.

En el caso de la radio, para los primeros años de la década de los cincuenta del

siglo XX, éste medio de comunicación por donde transitaron elementos culturales

–o multiculturales- apareció en la prensa local de forma esporádica. Por ello la

poca información que se tiene al respecto en este trabajo. Empero, en las huellas

que dejó a través de los anuncios, los cuales daban a conocer la programación del

día, como el caso de la radiodifusora X.E.R.J autodenominada como La Voz de

Mazatlán, atestiguó en su propio repertorio radiofónico los estilos musicales

norteamericanos presentes para ese periodo en el puerto (Véase imagen 7).

Imagen 7.

163

Fuente: El Sol del Pacífico octubre 13 de 1951.

Respecto a la imagen anterior el orden que separaba a cada programación –

el cual variaba en tiempo de duración, predominando una temporalidad de 15

minutos- se reproducían estilos musicales distintos: rancheras, jazz, orquestas

nacionales y norteamericanas, cantantes mexicanos así como extranjeros en su

mayoría estadounidenses. Es decir, a través de la radio que practicaba en el

puerto, los estilos musicales afloraron tratando de abarcar a los distintos tipos de

mercados musicales de Mazatlán de los primeros años de la segunda mitad del

siglo XX.

Aunque los tiempos en las programaciones eran variados para los estilos

musicales norteamericanos llegados al puerto, existieron espacios radiofónicos

destinados específicamente a ello, fue el caso de la sección Voces y Melodías

Norteamericanas, la cual aproximadamente tenía una duración diaria de quince

minutos, estos por la mañana; y otra más titulada Dancing Club programada media

hora antes de finalizar la programación ofrecida, la cual terminaba a las 22:00

horas.

A lo largo de todo el repertorio ofrecido por la radiodifusora, -la cual alude en

la prensa local a los primeros años de la década de los cincuenta- la mayoría de

la programación musical hacía referencia a la música nacional de la época,

rancheras y orquestas mexicanas, pero así también aparecieron en menor medida

164

espacios destinados a reproducir a músicos de jazz y orquestas norteamericanas

principalmente. Sin embargo, ya para la década de los años sesenta ello fue

distinto.247 Juan B. Shiller Malacara, quien mantenía una postura crítica ante las

corrientes musicales extranjeras y la adopción de ellas en México, como lo

expuesto en la barra de opinión del diario Cronos, señaló que

Efectivamente, de las 550 estaciones de radio que operan en la República Mexicana, unas tres solamente incluyen en los programas mañaneros música folklórica, pero se trata de composiciones en que se salsa el tequila y la pistola, pues sus temas se refieren a asesinatos por razones románticas y efectos del machismo. Las demás estaciones de la radio, lanzan al aire canciones estridencias de música importada, principalmente de allende la frontera. De ésta suerte, la población percibe cantos procedentes del extranjero, hasta en los autobuses de pasajeros.

Este medio de comunicación quien fuera un referente de progreso

tecnológico hasta casi mitad del siglo XX en todo el mundo de acuerdo con el

planteamiento de Hobsbawm, fue para el caso del puerto una vía en la cual

estuvieron presentes melodías estadounidenses de las grandes orquestas, algo

que también se presentó en el resto del país de acuerdo a la descripción que nos

señala la cita anterior. Fue esta vía quizás la plataforma inicial con el cual los

habitantes del puerto pudieron interactuar en primera instancia con los íconos

musicales de más allá de la frontera. O por lo menos ello nos deja entrever dichas

huellas presentes en las programaciones radiofónicas.

247

2

Esta idea fue desarrollada en algunos medios periodísticos de la

localidad en sus columnas, fue el caso de El Demócrata Sinaloense, el cual en la

nota titulada “EE.UU. Tierra de Jazz” (las comillas son nuestras) señalo que:

“Durante la última década ha habido una expansión sin precedente en el interés

internacional por el jazz. Los estudiantes de todos los continentes y edades, los

fanáticos en general, escuchan esta música en discos, en televisión o en diversos

espectáculos en el teatro, centros nocturnos, etc., ya sea por músicos

norteamericanos o locales”. El Demócrata Sinaloense, Mazatlán, Sin., abril 16 de

1970, p. 3.

165

Conclusión

A manera de conclusión particular –en lo referente al tema tratado en este punto,

el cual es lo que concierne a los medios de comunicación en Mazatlán, como una

forma de contacto cultural-, podemos establecer que conforme las industrias

culturales se fueron modernizando, la presencia y llegada de influencias culturales

fue más fluida.

Ello fue muy notorio en la prensa local y regional, es decir, guardando las

propias características de cada diario, el pasar de la nota solamente escrita al de

ser acompañada por la fotografía fue un paso importante para acrecentar la

cantidad de publicidad aparecida. El impacto de la imagen fue un aliciente más

para la difusión y transmisión de ideas e influencias en un abanico amplio de

elementos.

Fue a través de los diarios y medios impresos locales, regionales y

nacionales por donde se dio a conocer no solo el acontecer internacional, nacional

y local –bajo sus propias formas y orientaciones políticas, sociales y culturales-

respecto al plano económico, político y social, sino obviamente el cultural durante

el periodo aquí abordado.

En el caso del cine, principalmente en lo que se refiere a las carteleras

aparecidas en la prensa, encontramos a una buena parte de las programaciones

de las salas en el puerto con el contenido de películas norteamericanas, de la muy

variada amplitud de géneros y temáticas producidas por la industria fílmica

estadounidense de aquellos años. Eso no quiere decir que la presencia del cine

nacional no haya sido manifiesta, pero, retomando el planteamiento de Monsiváis

en lo referente a las producciones mexicanas, estas también se vieron influidas y

estilizadas -aún en la denominada época del cine de oro- con base en las

corrientes cinematográficas provenientes más allá del rio Bravo.

En el caso de la televisión, el canal local ofreció más programas de corte

estadounidense, series, los llamados shows, musicales, dibujos animados,

películas, y hasta clases de inglés, algo que no fue igualmente transmitido por el

medio de carácter nacional.

166

En la radio – a pesar de basarnos sólo en lo aparecido en la prensa durante

la década de los cincuenta, dado que en años posteriores no aparecería más- las

huellas nos señalan las manifestaciones de la música producida y emanada desde

Estados Unidos la cual llegaba al puerto a través del jazz y las grandes orquestas

de la época.

Fueron los medios de comunicación las vías por las cuales la población local

de Mazatlán estuvo en contacto, en interacción con lo exterior, con lo que se

producía y emanaba desde Estados Unidos. Así, una variedad de elementos

culturales llegaron a México y a Mazatlán. Por un lado ello se dio debido a la

cercanía territorial entre los dos países, y por el otro, esto gracias a la

modernización de los mismos medios, lo cual hizo que las ideas e imágenes

acortaran los tiempos y distancias para llegar a su destino final.

Capítulo 5. Adopciones y prácticas porteñas como expresiones del fenómeno de transculturación, 1950-1975.

Nuevo lugar común: en México, la frontera con los Estados Unidos se encuentra por doquier, y en materia de cultura y economía todos los mexicanos somos fronterizos.

“¿Tantos millones de hombres no hablaremos inglés?”, Carlos Monsiváis.

167

Este capítulo final está dedicado a la transculturación en el puerto retomando las

huellas por las cuales se ha expresado dicho fenómeno, mismo que hemos

identificado a través de diversas manifestaciones en materia de adopciones y

prácticas de los habitantes de Mazatlán.

Si bien en el capítulo cuatro tratamos a la prensa como un espacio por

donde transitó la presencia e influencia cultural estadounidense, en lo

correspondiente al presente capítulo, concebimos a dicho medio de información

como un lugar donde quedaron plasmados componentes culturales extranjeros

que pusieron en juego los pata saladas; asimismo, orientamos esta parte a

nuestra interpretación de los simbolismos implícitos en las adopciones llevadas a

cabo en el puerto, es decir, lo que hemos concebido como transculturación.

En el apartado “Elementos transculturales en el ambiente cotidiano

porteño”, nos trasladamos al escenario de las expresiones de dicho cambio

cultural –hablando de adopciones-, las cuales escaparon de un par de elementos

de estudio, por lo que en términos generales, se hace un análisis tomando como

referencia el contexto turístico generado en la época,y las huellas e indicios que,

desde nuestra perspectiva, son signos transculturales de los porteños y de la vida

como sociedad frente al escenario vivido del periodo.

Hemos dejado claro, apoyándonos en una serie de planteamientos de

diversos autores, que la presencia e influencia cultural estadounidense en México

y Mazatlán se remonta desde finales del siglo XIX, acrecentándose en todo el

siglo XX, lo cual se ha traducido en una serie heterogénea-espacial y

temporalmente- de adopciones; en el segundo apartado llamado “Entre “bandas” y

“rolas”. La música como elemento manifestante de una transculturación porteña”,

orientamos el estudio a un componente de la vida cotidiana porteña, el cual entró

en contacto por los oídos y hasta por la vista de los habitantes de la tierra de

venados.

En la última parte que se titula “El porteño y el vestir de la segunda mitad de

siglo”, enfocamos nuestro estudio en un componente de adopción que sin lugar a

dudas estuvo ligado a la música de la época; asimismo a las modas y estilos de

168

indumentaria arribados al puerto por medio de las industrias culturales, así

también a través del comercio de los grandes almacenes y de los particulares, de

los turistas, principalmente los provenientes de los estados del sur de Estados

Unidos, todo ello en su conjunto generando un ambiente propicio para el contacto

cultural que influyó ya fuera de forma directa e indirecta en las maneras de vestir.

En esencia, la música y la vestimenta, así como la forma en la cual se pusieron en

práctica, aunado con los simbolismos inmersos en dichos bienes culturales, es la

manera por la cual nosotros abordamos a la transculturación en Mazatlán.

5. 1 Elementos transculturales en el ambiente cotidiano porteño.

Analizar el contenido de la prensa nos ha permitido identificar cada medio por el

cual se lograron transmitir algunas influencias norteamericanas en forma de

bienes culturales al puerto. Lo cual sucedió a través de la información que se

plasmó en sus páginas; imágenes, notas, publicidad, propaganda, hasta carteleras

de cine, programación de la radio y televisión.

Por medio de la prensa local de 1950 a 1975 se dieron a conocer una serie

de elementos culturales con patrones estadounidenses, los cuales quedaron

expuestos ante los ojos de los porteños quienes actuaron conforme al poder de

influencia con que cuenta dicho medio. Sin embargo, identificar la presencia a

través de las industrias culturales no nos da para un estudio sobre aquellos

elementos adoptados por los porteños. Lo que arribó por esta vía sólo nos da una

muestra de signos e indicios de todo bien cultural que era trasmitido y estaba a la

espera de ser adoptado y puesto en práctica por los mazatlecos, por lo que

quedarnos en ello sería solamente ver una parte de la escena o del fenómeno

histórico. Vayamos a aquellas manifestaciones que nos permiten pensar en la

existencia de la transculturación en la Perla del Pacífico, para esto contemplamos

dos vías: el contacto directo e indirecto.

Como se ha señalado con anterioridad bajo el planteamiento de Iturriaga,

Monsiváis y otros autores más, son diversos los elementos que pueden ser

169

identificados como influencias culturales norteamericanas manifiestas a través de

los años en México. Va desde aspectos íntimos de la vida individual y colectiva

donde están las tradiciones y costumbres, hasta elementos más visibles y

materiales como la propia vestimenta o aquellos cambios en las edificaciones que

rompieron con los patrones tradicionales existentes.

Todos estos se fueron presentando de acuerdo a las propias características

de cada pueblo y ciudad. Para algunos lugares la influencia llegó principalmente

por el contacto indirecto, vía donde se encuentran las industrias culturales como el

cine, televisión, radio, prensa y revistas (conocidos comúnmente como medios de

comunicación o mass media); en otros casos fue a raíz del desarrollo económico

donde se encuentra el caso del turismo aunado con la vía anteriormente

mencionada. Es decir, fue por medio del desarrollo económico de una actividad, lo

que para Mazatlán se reflejó en el aumento de llegada de visitantes extranjeros

(contacto directo), y esto en el sentido de contactos culturales, de acuerdo con

Balam (1996), “la intensidad de la transculturación aumenta cuanto mayor es el

número de individuos en contacto y cuando mayor es la diferencia cultural”.248

Para la Perla del Pacífico, la llegada del turismo extranjero, el auge

económico que ello representó, y el propio desarrollo a nivel de las industrias

culturales como en el resto de la república, le permitió a la población local entrar

en constante interacción con la diversidad de elementos culturales

norteamericanos habidos y por haber de 1950 a 1975.

Mientras que otras ciudades de la república recibían aquellas influencias

culturales por medio de las películas en cine o televisión, por la música en la radio

o en los discos de larga duración, o adquiriendo productos o mercancías

convertidas cada vez más en “necesidades” de los tiempos contemporáneos, en

ciudades turísticas o puertos como Mazatlán, además de todo lo anterior, se

entraba en interacción con ambientes cada vez más norteamericanizados

manifiestos en las edificaciones de hoteles, departamentos, restaurantes, fuentes

248

2

Yumka Balam, Sociología del turismo, McGraw Hill, México, 1996, p. 223.

170

de sodas, centros de baile, ya que todo ello fue parte del propio efecto del pujante

desarrollo económico generado por el turismo en dicha época. Dando seguimiento

a esta idea Julio de la Fuente señala que

Bajo la influencia norteamericana las ciudades cambian su aspecto y su tiempo de vida. Lo primero, en algunos casos, es producto de una consciente imitación parcial de ciudades estadounidenses, o de patrones de esta extracción, mientras que en otros se encubre bajo el rubro de progreso o modernidad, significativo de un patrón norteamericano. El reflejo más prominente del cambio y los signos más concretos de la influencia se encuentra, quizá, en la construcción –particularmente en el uso de la técnica del cemento armado-, la construcción de casas de apartamentos, edificios para oficinas, rascacielos y casas más o menos al estilo del Misión californiano…249

La construcción de los hoteles frente al mar a lo largo del siglo XX porteño

respondió principalmente a los modelos arquitectónicos estadounidenses y a las

necesidades de los turistas norteamericanos, los cuales, como se ha mencionado,

fueron los más dominantes –turísticamente hablando- a partir de la culminación de

la Segunda Guerra Mundial.

Viendo al turismo como una industria y dejando al lado por un momento al

principal actor de esa práctica, el cual resulta ser el turista o viajero como agente

cultural con influencia en la sociedad receptora de él, podemos hablar que dicha

actividad además de traer cambios en Mazatlán en materia económica reflejada

en la infraestructura con la cual se dotó al puerto, aconteció también el incremento

del empleo y esto a su vez un acercamiento entre turista y trabajador local.

Un rasgo manifiesto en la transculturación en el puerto vinculado

evidentemente con el desarrollo económico de la industria del turismo fue el

aprendizaje del inglés. Si bien la poca capacidad de personal con un dominio

aceptable del idioma representó una de las mayores dificultades con las que se

topó la industria del ramo en Mazatlán, esto se fue solucionando conforme pasó el

tiempo. Durante la década de los años cincuenta la prensa local le daba viva voz a

dicha problemática cuando se señaló en El sol del Pacifico de 1951250 que estaba

249

2

Julio de la Fuente, op. cit., p.268.

250

2

El Sol del Pacífico, Mazatlán, Sin., noviembre 13 de 1951, p.1.

171

“Mazatlán condenado a ser sólo “puerto de pescadores””, mientras que para 1956

se lanzaban notas como la de “servir mejor al turista extranjero es lo que se

proponen los hoteleros”, así también la de “que se acepte el dólar del Canadá y

se hable inglés”.251

La falta del conocimiento del idioma inglés por la población local que

encontró en la industria del turismo una fuente de ingreso no fue el único reflejo

del desconocimiento vivido en la época, ello se presentó hasta en la misma prensa

de la localidad, la cual en ocasiones erraba en el uso de las palabras escritas en

inglés en sus páginas. Sin embargo, en materia del aprendizaje del idioma, este

poco a poco se fue convirtiendo en una práctica más común entre los mazatlecos,

algunos de ellos orillados por la necesidad laboral252 y otros más simplemente

respondiendo a la empatía con el ambiente turístico y la presencia de

norteamericanos. La presión y necesidad de estudiar inglés se puede ejemplificar

con el caso de Carlos López Shion, quien junto con otros jóvenes de clase media,

durante la década de los sesenta optaron por el estudió del inglés en El Colegio El

Pacífico, así

Cuando bajábamos Roberto y yo de estudiar inglés, a quien viéramos, señor, señora, morra, jovencito (turistas norteamericanos), les decíamos…venimos de estudiar inglés, ¿podemos practicar con ustedes?... a veces nos decían que sí, otras veces

251

2

Ibíd., noviembre 18 de 1956. p. 5.

252

2

Dentro de los pobladores de la localidad orientados hacia el aprendizaje

del inglés debido a que poco a poco cierto dominio del idioma se convertiría en

una manera de obtener un trabajo en el ambiente turístico, no sólo trabajadores de

hoteles, restaurantes y guías de turistas fueron los actores principales de ésta

actitud laboral, sino los mismos elementos de la Policía Municipal de Mazatlán,

quienes se ubicaron dentro de la zona turística durante los setenta para brindar un

mejor trato a los visitantes norteamericanos. El Demócrata Sinaloense, Mazatlán,

Sin., enero 10 de 1970, p. 1.

172

que no… pero no nos importaba, diario tratábamos de practicarlo… esa fue la única forma.253

Escuelas como El Colegio El Pacífico, El Colegio Anáhuac, La Academia

Secretarial Bilingüe, Teacher Gabino´s, entre otras, durante los setenta, y hasta la

Escuela Agustina Ramírez, en el marco de las actividades culturales de las

Ciudades Hermanas como el caso de Santa Mónica, CA., en 1974, fueron algunos

de los centros educativos del puerto que ofrecieron cursos del idioma a la

población local. A ello se le sumó el caso de las clases de inglés aparecidas en

horario matutino de la televisión local en la década de los sesenta y setenta.

Otro elemento que también manifiesta la influencia norteamericana en

Mazatlán –relacionado con el idioma inglés y todo el ambiente turístico de la

época- fue precisamente la aparición de ciertos establecimientos (restaurantes,

fuentes de sodas, cantinas o mejor denominadas <<bar>> en su versión “gringa”)

con la nomenclatura en inglés.254

Haciendo una visión retrospectiva, los “parientes” más próximos de estos

lugares, o mejor dicho espacios en el sentido de Koselleck, de ocio, contacto,

interacción interpersonal e intercultural, fueron los primeros hoteles en el puerto,

mismos que en su mayoría fueron nombrados, valga la redundancia, con nombres

253

2

Entrevista del autor con el señor Carlos López Shion, Mazatlán, Sin.,

enero 28 de 2012.

254

2

El utilizar nombres para centros, bares y restaurantes en inglés tuvo algunas

manifestaciones haciafinales del siglo XIX en la ciudad de México, y para el año de 1936,

como el caso del Cadillac Bar de Nuevo Laredo, esto último como se aprecia en las

imágenes aparecidas en el Catalogo de Andrea Boardman,Destination México: “A

foreignLand a StepAway”. U.S Tourism to Mexico, 1880s- 1950s, Southern Methodist

University, EUA, 2001, p. 82.

173

en español, sin embargo uno de ellos apareció como hotel Freeman, pero esto

probablemente en correspondencia con el apellido del dueño del establecimiento.

A diferencia de estos “parientes” de primera generación en Mazatlán, los

establecimientos que se encontraron operando de 1950 a 1975 fueron adquiriendo

cada vez más estilo norteamericano, particularmente Californiano, llevado al

puerto principalmente por extranjeros oriundos del país del norte, quienes fueron

los socios y propietarios de algunos de ellos. Uno de los primeros lugares

considerados bajo el concepto en el ambiente local de Night Club fue La Cascada,

originariamente perteneciente a un norteamericano ubicado en esa época en Olas

Altas. Lo que fue toda una sensación y novedad para los jóvenes mazatlecos.255

La publicidad de la prensa anunció lugares donde claramente existía una

influencia cultural, y esta originada por una razón económica; ahí aparecía Joncol

´s restaurant, nacido en 1952 del capital del norteamericano Karl Johnsson; el

Princes´s bar, Simmon´s bar, restaurant Bony´s, Margarita´s bar, entre otros más,

pero no fueron sino el Shrimp Bucket y el bar Señor Frog´s los que marcaron una

época no sólo por ser los que impusieron un estilo y moda en el escenario local,

sino también por la introducción denuevos elementos culturales que trajeron y

fueron expuestos tanto a turistas como a nativos.

En la sociedad conformada por Carlos Anderson, este de nacionalidad

norteamericana, y Jesús “chuy” Juárez para 1964 dieron vida al Shrimp Bucket,

ahora ícono local de los restaurantes frente al mar. Este establecimiento fue único

en su estilo en los primeros años de su apertura

… tuvo un gran éxito en la población turística del puerto. La comida, elaborada principalmente con mariscos, el ambiente que propuso, la decoración, el estilo de los meseros vestidos con mandiles, en parte animadores, en parte donjuanes, en parte meseros fue propuesta por Carlos Anderson.256

255

2

Entrevista del autor con el Sr. Carlos López Shion, Mazatlán, Sin., enero

28 de 2012.

256

2

Arturo Santamaría Gómez, El nacimiento del turismo en Mazatlán…, op.

cit., p. 112.

174

Este restaurante con una influencia estadounidense traída por la visión en los

negocios de uno de sus fundadores se convirtió en un espacio popular durante el

resto de la década de los sesenta y los setenta. A su vez, la experiencia obtenida

con Shrimp Bucket permitió a Carlos Anderson aventurarse con la apertura del bar

Señor Frog´s en 1971 tras un par de antecedentes no logrados

Según esto, Carlos Anderson después de que “le fue bien con un carrito de hotdogs” y tras establecer su primer restaurante el “ShrimpBucket”, dedicó sus esfuerzos a crear un espacio para beber y para bailar rock, al estilo de los bares que en ese tiempo proliferaron en California, particularmente en San Francisco.257

Previo a aparecer en la prensa como Sr. Frog´s, este establecimiento era

conocido como a go-go, la publicidad que se le daba así lo nombraba, y ésta así

también anunciaba las promociones y grupos en vivo que intercalaban con la

música grabada reproducida en Mazatlán, la cual mayormente era moderna como

todo aquello que llegaba desde el extranjero en esos tiempos. Lo señalado por

Vega Ayala establece que

Un anuncio publicado en la prensa porteña el 10 de febrero de 1965 da cuenta del funcionamiento del bar “Sr. Frog´s”, que se promocionaba efectivamente como “Bar a Go-Go”, con domicilio en el Hotel El Dorado. En el estilo todavía característico de su publicidad, se definía entonces como “un bar como cualquier otro, pero con un nombre raro”; y aseguraba que ahí se podía bailar “con música de Frank Sinatra, Al Hirt y Trini López (pero no en persona)”.258

Fue entonces en la década de los setenta donde en ese establecimiento se

podía beber y bailar –por parte de los turistas y pata saladas curiosos- los ritmos

de la moda llegados a través de los medios de comunicación, los discos de larga

257

2

Enrique Vega Ayala, El día que tembló en Mazatlán y otras crónicas,

Cronopia Editorial/Difusión Cultural del Municipio de Mazatlán, México, 2002, p.

134.

258

2

Ibíd., p. 135.

175

duración, además a través de los grupos locales y foráneos que hicieron sus

presentaciones precisamente en dicho lugar; convirtieron a este espacio en un

lugar de acceso, contacto y difusión de elementos culturales tanto porteños como

extranjeros, estos últimos muy orientados hacia lo norteamericano. Ahí

celebraciones como el thanks givingday (día de acción de gracias), el halloween, y

el Independence day (4 de julio) no pasaron por desapercibidas tanto en Shrimp

Bucket como en “el Frog´s”.

Este tipo de manifestaciones transculturales que expresan las adopciones y

adaptaciones de bienes culturales norteamericanos, al menos en algunos nombres

de establecimientos, conceptos y estilos, fueron prácticas que se implementaron

con mayor medida al paso del tiempo. Fue a partir del incremento del turismo

estadounidense alrededor de 1950 la aparición de este tipo de espacios donde lo

local y lo extranjero cohabitaban, en algunos con mayor medida respecto a otros.

Desde nuestra perspectiva, optar por el “bautizo” de estos espacios con

nombres <<raros>> – parafraseando al título del artículo del cronista Vega Ayala-

le dio a estos lugares una significación distinta, simbólicamente representaron

nichos donde los lugareños podían encontrar aquello de moda, música, comida,

gente de la “onda”, observar la vestimenta usada por aquellos clientes locales y

extranjeros; por otro lado, los norteamericanos encontraban ahí, para empezar, un

restaurante o establecimiento con el nombre en su idioma o algo parecido, así

también un posible servicio más acorde a lo acostumbrado en dicho país,

asimismo, algunos patrones culturales –como los anteriores señalados- para ellos

ya conocidos.

Y esto último se dio debido a que no todos los turistas norteamericanos

llegaron buscando necesariamente lo tradicional del puerto: costumbres, música,

modas y platillos locales, regionales y nacionales, sino que también se refugiaron

en lo que el mercado del turismo internacional –evidentemente tomado en base al

modelo de Estados Unidos- demandaba y sólo algunos lugares del puerto con una

influencia cultural en esta materia les pudieron ofrecer.

176

No solo los restaurantes trajeron nombres <<raros>>, estilos y ambientes

distintos a los clientes porteños, sino también introdujeron algunas comidas o

platillos no tan comunes para la época porteña. Fueron estos establecimientos los

que comenzaron a incorporar en los menús publicitarios –aparte de la comida

tradicional local y regional- alimentos con estilos conocidos como <<de la cocina

internacional>>.

Un antecedente de la influencia cultural extranjera en el caso de los

alimentos del siglo XX porteño fue la aparición del Sandwich (el cual es originario

de Inglaterra) que ya tenía acto de presencia en 1937 en el restaurant La

Marea.259 Pero no fue hasta la segunda mitad de la década de los años cincuenta

cuando la introducción de la gastronomía adoptada en el plano porteño como

estadounidense se comenzó a manifestar en Mazatlán con mayor presencia.

Restaurantes como Joncol´s, el del hotel Belmar y La conquista anunciaban entre

sus platillos la <<comida americana>>, otros como el Señor Frog´s pusieron al

cliente turista y porteño las “famosas costillitas B&Q”.260

Pizzas de origen italiano pero bajo los patrones estilísticos estadounidenses

se vendieron en el puerto a principios de la década de los años setenta, lo mismo

en el caso de los hot dogs si retomamos los datos que nos ofrece Vega Ayala

cuando aborda la aparición del restaurant Shrimp bucket. Pero nada de ello se

comparó con la “sensación de Mazatlán” representada en las hamburguesas.

Si bien la industria de la comida rápida estadounidense y uno de sus

mayores representantes a nivel mundial –el caso de McDonald´s- arribó al puerto

259

2

Lilia G. Espinoza Herrera, Miriam de Jesús López Salazar y Jorge A.

Vera Chiquete, “Cronología de los inicios de la industria turística en

Mazatlán”,Memoria de Licenciatura en Turismo/UAS, Agosto, Mazatlán, 2000, p.

59.

260

2

Entrevista del autor al Sr. Carlos López Shion, Mazatlán, Sin., enero 28

de 2012.

177

el 7 de noviembre de 1992 como parte de la franquicia capitalizada por el Lic.

Muñoz Loya, quien tuviera una capacitación previa para dicho papel en Chicago

Illinois,261 los antecedentes de la llegada de las cheese burgers a Mazatlán se

remonta a un negocio precisamente de un californiano de Estados Unidos de

nombre Arturo.262

Sin tener información precisa sobre este negocio de hamburguesas ubicado

por unos años de la década de los sesenta –de 1965 en adelante- en paseo Olas

Altas, a un costado de donde aún permanece la escuela Josefa Ortiz de

Domínguez, de acuerdo al testimonio del Sr. López Shion, la introducción de las

hamburguesas al estilo norteamericano fue algo novedoso para la mayoría de los

jóvenes quienes abarrotaban el lugar no sólo por los sabores de dicho alimento,

sino por el carácter y simbolismo de modernidad representado en Mazatlán.

En otros aspectos de la vida cotidiana, una parte del turismo norteamericano

llegado a Mazatlán dejó huella no precisamente por los dólares que trajeron al

puerto, sino por las prácticas por ellos realizadas, mismas que serían adoptadas

por ciertos grupos locales, conformando así un proceso de influencia y cambio

cultural ante la adaptación de dichos elementos.

José Alfredo Jiménez, ícono de la música mexicana, no sería el único en

escribir poemas musicales en alusión al puerto de Mazatlán; para sorpresa de

algunos en el año de 1963, tras unos días de haber estado en la Perla del Pacífico

el músico y cantante estadounidense, alguna vez perteneciente a la agrupación

The Beach Boys. Bruce Johnston compondría un tema titulado Mazatlán, el cual

narraba bajo las notas de la melodía aquellos momentos de los “surfers”

261

2

Carlos A. Vigueras Machado, “Concepto McDonald´s”, Memoria,

Licenciatura en Turismo/UAS, Agosto, Mazatlán, 1997, p.3.

262

2

Entrevista del autor al Sr. Carlos López Shion, Mazatlán, Sin., enero 28

de 2012.

178

norteamericanos llegados a las playas del noroeste mexicano; estribillo iniciado

así:

A surfer that i used to know ones took a trip to Mazatlan, Mexico, he likes to surf gigants waves, and thats why he is not here today, not here today…263

Mazatlán fue un destino de cierto sector del turismo, principalmente juvenil,

diferenciado del de la pesca deportiva y la caza, que prácticamente vio en las

playas del puerto un espacio ideal para la práctica del surfing, lo cual fue una

actividad popular para los años sesenta norteamericanos.

De acuerdo por lo señalado por el catedrático Santamaría (2009), ello en

base al libro electrónico Leyendary Surfers,264 fueron los practicantes de ese

deporte provenientes de los territorios norteamericanos más próximos a México,

de California en mayor medida, los aventureros que emprendieron el viaje con el

motivo de “montar” aquellas olas <<vírgenes>> mazatlecas, –en el sentido del

surfing esto hace alusión a playas donde no se había practicado dicho deporte con

anterioridad-. Para la población local, ver hombres en tablas sobre las olas del mar

fue un hecho sin precedente, o por lo menos eso fue expuesto bajo las siguientes

palabras:

… Los mexicanos veían al surf como algo extraño. Encontramos un lugar muy “padre” para deslizarnos e hicimos amistad con uno de los muchachos del lugar que hablaban

263

2

Este estribillo es la parte inicial de la canción de Bruce Johnston, la cual

lleva por nombre Mazatlán –por lo menos como aparece en la referencia

electrónica-, aparentemente compuesta en 1963, se puede ver y escuchar a través

de un video que actualmente se encuentra en la weben la siguiente liga:

http://www.youtube.com/watch?v=XfWxwTxrcWM.Fecha de consulta: 5/03/2012.

264

2

La referencia bibliográfica a la cual acude Santamaría Gómez en El

nacimiento del turismo en Mazatlán…, está basada en la obra de Malcolm Gault-

Williams titulada Legendary Surfers, ésta encontrada en su enlace electrónico:

legendarysurfers.com

179

inglés. A él le gustaba verme Surfear. Un día que estaba surfeando, tan pronto salí del mar vi a un hombre viejo con un burro que se paró atónito enfrente de mí. El viejo se alejó lentamente haciendo la señal de la Cruz y sus ojos saliéndosele. El chico mexicano trató de calmarlo. “¿Qué le pasa le pregunté al muchacho?”. “No ve bien y te vio saliendo del agua. No se dio cuenta que montabas la tabla. Pensó que caminabas sobre ella”. Después convencimos al viejo de que tocara la tabla. Se dio cuenta de la realidad y pensó que era muy bonito poderse trepar en las olas.265

El “surfear”, como se denomina en el medio local, fue una práctica, como se

expresa a través del testimonio, ligada principalmente con actividades acuáticas

traídas por los norteamericanos que viajaban al puerto en calidad de turistas. Un

turismo atraído por las condiciones naturales propicias para que ello fuera posible.

En este caso, el “surf” fue introducido a Mazatlán directamente por aquellos

estadounidenses amantes de ese deporte. No fue publicitado ni reconocido de

manera general como si se dio con la pesca deportiva y con la caza. Sin embargo,

de acuerdo a lo que nos señala la fuente abordada por Santamaría Gómez, el

montar a las olas pronto se convirtió en una influencia cultural adoptada por la

población local, principalmente la juvenil, quienes ya anunciaban tal hecho de

forma indiciaria

… y los niños que vendían Chiclets se empezaron a juntar para verme… nunca habían visto este deporte… Al rato ya se habían juntado como trescientas personas fuera del hotel. Cada vez que agarraban una ola, ellos gritaban “olé, olé”…” 266

La “onda playa”, como se le conocía al ambiente del “surf” en Mazatlán, fue

adoptada y adaptada por una parte de la población principalmente joven del

puerto; fue un fenómeno característico en mayor medida identificado con la clase

media y alta, sin embargo existían las excepciones. Un lugar habitual para la

práctica de esta influencia cultural de carácter deportiva fue frente a un restaurante

llamado El Camarón, donde hoy se encuentra Valentinos, que en sus años cumbre

265

2

Malcolm Gault-Williams, Legendary Surfers,citado en Arturo Santamaría

Gómez, El nacimiento del turismo en Mazatlán..., op. cit., p. 115.

266

2

Ibíd., p. 115.

180

era conocido comúnmente como Lupi´s point, una denominación dada por el

mismo turismo norteamericano, ahí precisamente se podían ver las tablas de

surfing de los porteños experimentando aquellas técnicas y formas para

desarrollar la actividad que en principio veían hacer a los “gringos”.

Aquellos que con el recurso económico se podían hacer de la tabla de “surf”

–nada barata para esa época-, también se hacían de la indumentaria

correspondiente para ir acorde al estilo de los estadounidenses “surfistas o

surfers”. Así, los nativos se compraban ropa de playa como camisetas y bermudas

(donde figuraban marcas como la Hand Ten) con imágenes de flores, es decir,

como se dice localmente, “floreadas o hawaillanas”; también usaban “chanclas” o

sandalias de hule fácil de poner; los estilos de corte de pelo eran también una

característica, principalmente fue el pelo largo y la patilla larga, elementos que

también se identificaban con los grupos de rock extranjeros y nacionales de los

sesenta y setenta, mismos que arrastraron una influencia desde el propio Elvis

Presley. Toda la vestimenta en este ambiente si era de marcas estadounidenses

tenía más aceptación, se convertía en un valor extra.267

Desafortunadamente información respecto al surfing no se encuentra

habitualmente ni en la prensa local ni tampoco en aquellos documentos turísticos

en relación al puerto como el de Mexicos´s West Coast Magazine o la de Guide to

all Mexico, entre otros más, los cuales publicitaban a la Perla del Pacífico

principalmente anunciando las características destacadas en cuanto a la pesca

deportiva y a la caza, ambos elementos que atraían en su mayoría al turismo

norteamericano con mayores recursos económicos.

También existieron otros tipos de elementos de influencia llegados a

Mazatlán en materia deportiva además de la caza, la pesca y el señalado “surf”,

de los cuales los dos primeros en mención estaban en el puerto previamente

manifiestos al periodo abordado en este trabajo; fue el caso del baseball, en

267

2

Entrevista del autor con el Sr. Carlos López Shion, Mazatlán, Sin., enero

28 de 2012.

181

algunas ocasiones expuestos en la prensa local como “beisbol”, y el basketball,

último del cual ya la mujer porteña era practicante, así como lo fue en el boliche,

del cual el mazatleco “tata” Azcona alguna vez fue nombrado el deportista del

año.268

Durante esos años la prensa local contaba el acontecer deportivo de la

época, donde figuraron las notas sobre el baseball practicado en el ambiente local

y regional, elemento de influencia culturalque al paso del tiempo se convertiría en

el deporte “tradicional” de Mazatlán; el cual fue un juego introducido y puesto en

marcha por primera vez en el puerto o en el estado vecino de Sonora en las

postrimerías del siglo XIX de acuerdo a algunas versiones.269 Asimismo en la

prensa se hacía mención de aquellos eventos de carácter internacional como

cuando contendían equipos nacionales y extranjeros, fue el caso de los Venados

de Mazatlán frente a las Estrellas de California en un partido disputado en tierras

porteñas en 1968.270

Sin embargo, algunos deportes emanados de Estados Unidos y practicados

en una gran parte del mundo occidental no tuvieron presencia en todos los lugares

del mismo modo; por lo menos en Mazatlán cuando se hablaba de futbol

evidentemente se hacía alusión al juego del balón pié, pero en otros lugares de la

268

2

El Sol del Pacífico, enero 1 de 1968, p.4.

269

2

De acuerdo con el argumento de Encinas Blanco, a pesar de la disputa

entre ciudades como Guaymas, Veracruz, la Ciudad de México, Cadereyta

Jiménez, N.L., Mérida y el puerto de Mazatlán, no fue sino la primer ciudad en

mención en ser el lugar donde se llevó a cabo la primer práctica de dicho deporte

de influencia norteamericana. Ángel Encinas Blanco, “En Sonora se jugó beisbol

por primera vez en la República”, Memoria de X Simposio de Historia de Sonora,

Instituto de Investigaciones Históricas, Sonora, 1986, p. 356.

270

2

El Sol del Pacífico, agosto 17 de 1968, p.2.

182

república, como en el caso de la Ciudad de México, ya se presentaban

manifestaciones de lo conocido como football, es decir, el futbol americano “…la

línea, el core, los halfs y el full, la línea, el core, los halfs y el full, por la gloria de su

equipo el Espíritu hablará, Pumas, Pumas, ra, ra, ra”.271

Existieron aún más manifestaciones transculturales generadas en un

ambiente turístico mazatleco muy orientado a lo norteamericano, o por lo menos a

lo culturalmente emanado por dicho país; parte de ellas respondieron al contacto

directo que tuvieron los turistas norteamericanos y la población pata salada, así

también las identificadas más con el contacto indirecto generado por las industrias

culturales de la época.

5.2 Entre “bandas” y “rolas”. La música como elemento manifestante de una transculturación porteña.

La música es un elemento presente en la mayor parte de las culturas alrededor

del mundo. Asimismo, la música forma parte de esos aspectos de una sociedad

que al estar en interacción con sus homólogas en condiciones particulares llegan

a presentar fenómenos transculturales. El caso de Mazatlán no fue la excepción.

Si bien los estilos musicales presentes en México a través de la historia han

sido diversos, éstos correspondiendo a una época, así también en algunos casos

como la región en donde estos se han desarrollado, como un ejemplo histórico de

ello ha sido el caso de la etapa del llamado afrancesamiento que también se

trasladó a la música de finales del siglo XIX y principios del XX, característico en

las clases altas de las sociedades mexicanas, o por el contrario aquellos ritmos

africanos ubicados en los territorios con una presencia histórica de las culturas

africanas, como el caso de Veracruz; para el lado noroeste del país, en Sinaloa,

este tipo de fenómeno transcultural tiene como antecedente significativo lo

acontecido con la influencia alemana y la música instrumental de viento, o lo

271

2

Carlos Monsiváis, “¿Tantos millones de hombres no hablaremos inglés? (La cultura norteamericana y México)”, en Guillermo Bonfil Batalla (Comp.), Simbiosis de culturas. Los inmigrantes y su cultura en México, FCE / CONACULTA, México, 1993, p.489.

183

conocido popular y contemporáneamente como música de banda, ésta última

adoptada y adaptada con diversas características respecto a su génesis romántica

de origen europeo.

No es la música de banda272 el elemento de estudio a tratar aquí, sino

aquellos ritmos musicales llegados a través de las guitarras y otros instrumentos

que producían sonidos armónicos y a la vez “raros”, de los cuales en el mayor de

los casos fueron acompañados por voces que interpretaban canciones en un

genero bautizado a mediados del siglo XX en Estados Unidos con el nombre de

rock and roll, el cual en México para algunos literalmente fue “… el más dulce

bálsamo de una juventud eterna, la auténtica pócima del amor…”,273 del cual

surgieron al paso del tiempo una serie de derivaciones musicales.

272

2

Para el que ha sido cronista del puerto de Mazatlán, el profesor Enrique

Vega Ayala, la hoy conocida y tradicional banda sinaloense, de la cual ha sido un

ícono exponente la Banda el Recodo, de Cruz Lizárraga, que data de 1938, la

música jazz y las grandes orquestas estadounidenses fueron elementos de

influencia de un carácter histórico, los cuales se remontan hasta los inicios de

dicha agrupación. Para Vega Ayala, la característica de la Banda el Recodo fue

que no se circunscribió solamente a los sones tradicionales referentes de la

música de viento de tradición europea, sino que en su abanico musical

introdujeron corrientes rítmicas y melódicas de las grandes agrupaciones

norteamericanas, muchas de las cuales llegaron a través de las programaciones

de radio de la época. Dicha influencia no sólo se reflejó en la música que

retomaban de las influencias del norte que eran del gusto local, las cuales eran

adaptadas a timbres con un carácter propio, sino también en la misma

conformación en relación a los instrumentos utilizados y a los músicos integrantes

de la banda. Fueron pues, como señala el académico, bandas musicales como el

Recodo, las primeras manifestaciones de influencia cultural norteamericana en lo

que concierne a la música. Extracción de entrevista realizada del autor a Enrique

Vega Ayala, Mazatlán, Sin., abril 13 de 2012.

184

Hablar de influencia estadounidense en lo que se refiere a la música como

bien cultural –en este caso transcultural-, dentro de 1950 a 1975, nos remite al

rock´n roll y una serie de derivaciones gestadas en la época conocidas como twist

y el a go go, entre otros más. Y es que estos ritmos migratorios -de norte a sur-

cruzaron la frontera y fueron de los más representantes del periodo en cuanto a

influencia musical se refiere en México y Mazatlán. A decir verdad, como lo señala

Inke Gunia (1994),

… este estilo de música paulatinamente llegó imponiéndose sobre la música tropical, el chachachá, el mambo, la ranchera, el bolero y sobre la música instrumental de orquestas estadounidenses como el de Ray Coniff o de Ray Anthony, que estaban en boga a fines de la década de los cincuenta. Ya a mediados de los cincuenta se evidenciaba el predominio de canciones en lengua inglesa en las listas de éxitos nacionales, mejor llamadas hit paraders. La imagen del rebelde y el tono ronco del rock presleyano fueron absorbidos e imitados por el público adolescente mexicano de aquellos años, y las letras de sus canciones salieron en revistas mexicanas sin que la mayoría social, en todo caso, se debiera dar cuenta de sus contenidos revolucionarios.274

Sin buscar ahondar en el tema de los orígenes de estos estilos musicales

foráneos para el caso mexicano, el rock and roll y ritmos acompañantes nos

remiten a pasajes de la historia musical norteamericana de los años cuarenta y

cincuenta del siglo XX protagonizados por la música de jazz y el blues – los cuales

estuvieron presentes en las programaciones radiofónicas del puerto durante la

década de los cincuenta- que tienen por si su propia historia, la cual rebaza las

fronteras estadounidenses siendo en sí parte de un propio fenómeno de

transculturación de carácter histórico de dicho país.

Sin pretender ahondar en la historia del rock (orígenes) en el país vecino, es

importante tener en mente que el rock and roll y sus derivados musicales fueron

273

2

Manuel Rojas, La cicatriz. El rock en la última frontera, Instituto de

Cultura de Baja California, México, 2000, p. 15.

274

2

Inke Gunia, ¿”Cuál es la onda”? Literatura de la contracultura juvenil en

el México de los años sesenta y setenta, Iberoamericana / Vervuert, Madrid, 1994,

p.107.

185

ritmos generados en Estados Unidos bajo propios contextos sociales-culturales,

éstos muy ligados a una época de represión racial y juvenil vivida en dicho país.

Por lo que estos estilos musicales conformaron expresiones de carácter cultural

muy característicos principalmente en la juventud estadounidense apegados a una

temporalidad y realidad determinada. Sin embargo, la música rock de corte

estadounidense trascendió contextos y fronteras por lo que al paso del tiempo ésta

fue expandiendo los planos en los que originariamente fue creada.

En el transcurso de los años distintas agrupaciones musicales comenzaron a

producir y reproducir estos ritmos con similares o distintas características, y esto

fue de la mano de músicos e intérpretes de diversas nacionalidades - es decir no

sólo los estadounidenses hacían música rock-, con letras y canciones en inglés o

traducidas al idioma perteneciente a la agrupación. Fue el caso de lo hecho en

latinoamérica por traer a colación un ejemplo de ello.

Estos estilos musicales considerados como novedosos para el periodo,

además de los elementos culturales que los acompañaban como la vestimenta, la

forma de bailar, los contenidos en las letras de las canciones, el propio idioma, y

las actitudes transmitidas fueron algunos aspectos que englobaban a quienes

hacían la música y aquellos que formaban parte del mercado musical, es decir, los

transmisores y receptores de estas corrientes culturales de la época. Siendo pues

uno el creador y ejecutor, y el otro aquel que comparte códigos a través de signos

que tienen implícitas una serie de significaciones.275

Para ponerle fecha y padrino de nombramiento a la expresión musical

gestada y emanada como parte de la cultura estadounidense durante el periodo

de 1950 a 1975 acudimos a lo señalado en la nota periodística publicada en el

puerto, la cual titulaba La “moda” que llegó para quedarse, donde se plantea que

En 1954 el periodista Allan Freed bautizó con el nombre de “rock and roll”, al nuevo ritmo, producto de experimentos con jazz y blues, que nació marcando una raya a las

275

2

Geowwanny Ivanhoe Valdez Valdez, “Movimientos contraculturales en las

relaciones familiares. El caso de la música rock”, Tesis de Maestría en Ciencias

Sociales/ UAS, Mazatlán, Sin., 2002.

186

condiciones políticas, culturales y sociales de Estados Unidos. Elvis Presley, Jerry Lee Lewis, Chuck Berry, entre otros, significaban “una revolución cultural indetenible”.276

Estos nuevos estilos musicales surgidos en Estados Unidos y Gran Bretaña

principalmente, llegaron al territorio nacional de acuerdo al nivel tecnológico –en

materia de medios de comunicación- del país, así también por su cercanía

territorial bajo el plano de las relaciones económico-comerciales, políticas, sociales

y culturales del periodo, las últimas de las cuales el turismo y la migración norte-

sur y sur-norte fueron expresiones. Uno de estos lugares fue Baja California; su

cercanía territorial con uno de los países íconos del movimiento de rock a nivel

mundial de la segunda parte del siglo XX presentó un fenómeno de

transculturación en los habitantes bajacalifornianos, los cuales al poco tiempo se

convirtieron en los referentes musicales en todo México. Jóvenes en mayor

medida quienes, de acuerdo con Trujillo Muñoz (2007), fueron

… tenaces escuchas de rock, crearon sus propias mitologías y pronto quisieron estar incluidos en ellas, ser las estrellas del gran circo alucinante. Empezaron por copiar, con pasmosa semejanza, las rolas que más le interesaban. Desde los años cincuenta hubo grupos que asumieron el rock interpretando los grandes éxitos del momento. Baja California fue el lugar de origen de grupos musicales que, ante el ímpetu juvenil del Elvis Presley, Jerry Lee Lewis o Chuck Berry, dejaron a un lado la música bailable (tropical, de grandes bandas o romántica) y se pasaron en masa hacia el nuevo ritmo.277

Como todo fenómeno cultural y aún más hablando de transculturación, para

el caso de la música practicada, abanderada, difundida o, en todo caso emanada

desde Estados Unidos, al llegar en forma de influencia, ésta no se adoptó en todos

los casos tal cual como llegaba –en cuestión de características y formas- sino que

también presentó procesos de adaptación, variación y transformación, asimismo

de imitación y rechazo. En México y Mazatlán la música norteamericana de esta

276

2

El Sol del Pacífico, abril 23 de 1993, p. 10.

277

2

Gabriel Trujillo Muñoz, De los chamanes a los Dj´s. Breve crónica de las

artes musicales en Baja California, Plaza y Valdéz, México, 2007, p. 278.

187

época no tuvo una aceptación homogénea de igual manera. Parte de la población

de esos años compartía la idea expresada por Juan B. Shiller de que

A partir de 1956 los oídos de toda la población mexicana, se han visto atormentados por “composiciones” como el Bossa Nova, Brasileño y el Go-Go norteamericanos que a sus desafinadas notas y gritería destempiada (sic), agregaron las melenas, guitarras eléctricas y la falta de ropa de sus intérpretes que han confundido la actividad musical con la actuación del payaso arrabalero…278

Para la población que no precisamente compartía o se posicionaba bajo la

idea contenida en lo anterior señalado, la influencia cultural norteamericana en el

sentido transcultural se manifestó en dos grupos o clases –si se nos permite la

expresión tipológica-; los que la producían y a su vez la reproducían, es decir, el

caso de las denominadas bandas musicales, o <<bands>> por su expresión en

inglés, y los que pertenecían al mercado (el público) al cual era dirigido dicho

producto o expresión de cultura simbólica-material, ello aquí también denominado

bien cultural.

En las agrupaciones los modelos musicales directamente estuvieron

influenciados por sus homólogos estadounidenses y de Gran Bretaña. Ritmos,

formas en las cuales estaban compuestos los conjuntos, los instrumentos, los

tipos de vestimenta, los accesorios de las mismas, los peinados y hasta las

actitudes o lo denominado en aquella época como “onda”, fueron los elementos

característicos que acompañaban aquellas representaciones de la música rock y a

go go que se practicaban en México. A ello se le sumaban las letras de las

canciones las cuales eran traducidas del inglés al español; en otros casos los

ritmos eran los mismos pero las letras de las canciones adaptadas para que se

pudieran entender en español, y en otros casos simplemente las interpretaban

bajo el idioma original (inglés).

Durante la década de los cincuenta y sesenta, principalmente, el contexto

nacional respecto a la música de influencia estadounidense se manifestó en la

capital del país a través de una serie variada de agrupaciones musicales

conformadas por músicos y cantantes mexicanos inspirados en las corrientes

278

2

Cronos, Mazatlán, Sin., diciembre 30 de 1969, p. 8.

188

rítmicas de los homólogos vecinos del norte. Bandas mexicanas que en algunos

casos fueron más bien parte de la apuesta por parte de la industria disquera

mexicana donde figuraban Ofertón, Peerless, CBS y Capitol.279 Algunas de ellas

fueron las siguientes bandas:

Los Teen Tops. Banda conformada en la Ciudad de México en donde dio sus

inicios tocando en fiestas particulares, en las cuales parte de su repertorio musical

era interpretar canciones en inglés. Como la mayoría de las bandas de la época,

ésta agrupación tuvo éxito a nivel nacional y llegó a difundir su música a través de

los discos de larga duración, donde se incluyeron melodías como Rock de la

cárcel, Confidente de secundaria, Buen rock esta noche, y La plaga, entre otras

más.

Así como los Teen Tops, otras bandas más practicaron el rock and roll, twist y

a go go en México durante finales de los años cincuenta hasta las dos décadas

siguientes. Fue el caso de Los Black Jeans, posteriormente llamado Camisas

Negras; otra más fueron Los Hooligans, Locos del ritmo, Los Loud Jets, quienes

también llevaron por nombre The Jumping Beansy The Mexican Jets; al mismo

tiempo surgieron bandas como lo fueron Los Blue Caps, Los Playboys, Los

Sparksy Los Spitfires, etc.280 Empero, para algunos la llegada del rock a México, a

través de las agrupaciones en mención, fue con poca originalidad en el sentido de

que estas bandas “… fusilaban las producciones discográficas de gringos e

ingleses”.281

Los años cincuenta y sesenta para la música en México fueron parte de una

etapa de nacimiento y consagración de la influencia musical norteamericana, la

279

2

Gabriel Trujillo Muñoz, op. cit., p. 279.

280

2

Véase la fuente electrónicahttp://www.vibracionesdelrock.com. Fecha de

consulta: 2/04/ 2012.

281

2

El Sol del Pacífico, abril 23 de 1994, p. 10.

189

cual correspondió a un proceso de transculturación. La música rock, twist y a go

go adoptada por grupos mexicanos se convirtió en expresiones diversas de un

fenómeno transcultural debido a que no sólo fue aceptada, sino también presentó

adaptaciones y caracterizaciones de acuerdo a la época. Por otra parte, durante

los segundos cinco años de la década de los sesenta

… varios grupos procedentes del norte del país invadieron la capital mexicana con estilos diferentes a los que estábamos acostumbrados. El rock´n roll y el twist dejaban de ser los ritmos principales para dar paso a otras corrientes musicales… Uno de estos conjuntos fue el de Los Hitters, quienes conjunto a Los RockinDevils, Los Apson, Los Yaki, Los Johnny Jets y Los Belmonts entre otros, inician una nueva aventura con gran influencia de grupos ingleses y americanos como The Beatles, RollingStones, The Kinks, The Doors, Tommy James and The Shondells, Dave Clark Five, etc.282

Todas las agrupaciones mencionadas en la referencia anterior, a las que se

le sumaron Los reno, y Frankie y los Matadores tuvieron la característica de

provenir del norte del país, de haber estado territorialmente cerca de la influencia

musical norteamericana debido al contexto de frontera de la época. Incluso

algunos de ellos en su camino musical recorrido incluían presentaciones y giras

por diversas ciudades del sur de Estados Unidos. Gran parte de ellos llegaban a la

Ciudad de México a grabar los discos de larga duración y promover su música en

la radio además de la televisión, esto como una forma de difundir los estilos

musicales practicados en dicho tiempo.

Estas bandas, en su mayoría, tuvieron la característica en común de utilizar

el nombre artístico, con el cual los identificaban, en inglés,283 así también

compartían los tipos de instrumentos utilizados (batería, bajo, requinto, guitarra –

algunos eléctrica-, piano, saxofón y por supuesto el vocalista que interpretaba

282

2

Véase en http://www.vibracionesdelrock.com. Fecha de consulta: 2/04/

2012.

283

2

Así como la mayoría de los grupos de la época en el país, las bandas de música de Mazatlán eran conocidas no sólo por las canciones que interpretaban, las cuales no se reducían al español, sino por los mismos nombres artísticos que adoptaban. Una parte importante de estos conjuntos buscaban y adoptaban palabras (nombres) en inglés, esto como parte de un sentido de pertenencia al movimiento musical generado en dicho periodo. Así también, ello les dio la oportunidad se reconocidos y ubicados dentro de lo estilos musicales en ese momento novedosos.

190

canciones en idiomas como el español y el inglés) formas de vestuario y hasta el

número de integrantes. Mismos que realizaban los bailes acordes al ritmo de la

melodía o eran acompañados por modelos (de baile) en su mayoría mujeres.

En Mazatlán gran parte de la influencia musical estadounidense tanto para

agrupaciones de músicos locales así como para los receptores de los ritmos, en

este periodo novedosos, elementos como la televisión, el cine y la radio fueron,

en buena medida, las vías por las cuales se generó un tipo de contacto cultural - el

indirecto-, una influencia, esto como parte del proceso de transculturación de

acuerdo a como se ha planteado en este trabajo.

La banda rockanrolera mexicana que marcó época en la corriente musical

del país dejó huella en Mazatlán con su participación en el “grandioso baile

ranchero” del Club Deportivo Muralla; aunque en la nota se hace referencia como

la mejor banda de twist que se haya escuchado en el puerto, esta agrupación

pertenecía al movimiento cultural de música rock más representativo del momento.

En la imagen obtenida de El Sol del Pacífico, con fecha de septiembre 16 de 1962,

se aprecia a Los Apson en acción, así como el estilo que vestimenta que ellos

adoptaron y transmitían (Véase imagen 8).

Imagen 8.

191

Fuente: El Sol del Pacífico.

Mazatlán en calidad de puerto en ascenso de auge turístico dentro de 1950

hasta 1975 estuvo expuesto a la llegada de culturas musicales diversas, pero

principalmente la de habla inglesa en manos de las melodías provenientes de

Estados Unidos a través de los ritmos generados entre la temporalidad

previamente señalada.284 (Véase imagen 9). Imagen rescatada de El Sol del

Pacífico, febrero 4 de 1971, la cual anuncia la llegada del grupo estadounidense

The Red Hot Soul a los espacios musicales del puerto. En la nota señalan que “…

el grupo interpretará las más recientes canciones de los EE.UU y se inclina por el

modo de vestir africano”. En la imagen se aprecian los estilos de vestimenta,

elementos que también se transmitían junto a la música rock, estos

principalmente dirigidos a la juventud porteña de la época.

Imagen 9.

284

2

Dentro del plano de géneros musicales, en Mazatlán durante 1950 a 1975 cohabitaron diversas corrientes; como parte de la primera mitad del siglo XX las grandes orquestas al estilo norteamericano formaron parte de la música programada en la radio de la localidad como se ha hecho alusión previamente durante este trabajo. Ya cuando el rock and roll se desarrollo en Estados Unidos, los registros sobre la formación de bandas mexicanas data de la misma década de los años cincuenta, principalmente durante su último tercio, y paulatinamente se iría acrecentando en las décadas posteriores.

192

The Red Hot Soul en Mazatlán

Empero, en el caso porteño, tanto las bandas locales así como los grupos

llegados de otros puntos de la república, incluso del extranjero, en temporadas de

afluencia turística, principalmente norteamericana, expandían su público en donde

se incluía a los visitantes y migrantes del país vecino del norte. Esto orilló a que no

sólo se interpretaran canciones en idioma español en forma dominante, sino

también aparecieran canciones en inglés para cumplir con la apreciada clientela

del sector empresarial del ramo de los servicios en el puerto.

Para las bandas locales, exponer melodías con voces en inglés fue algo

totalmente inmerso en este fenómeno cultural. Y es que, por lo general, las modas

musicales provenían de las agrupaciones estadounidenses de la época junto con

aquellas inglesas, el caso por ejemplo de The Beatles. Así, la demanda musical

del periodo estuvo sujeta a lo que llegaba de afuera, del exterior, y casi de

inmediato se reproducía, se ponía en práctica musicalmente hablando, ya que no

solo había un público local expectante, sino también uno extranjero que buscaba

ver aquellos Beatles y Elvis Presley representados por las agrupaciones porteñas

y del resto del país que se presentaban en algún lugar de la Perla del Pacífico.

193

A finales de los años sesenta y principios de los setenta principalmente,

diversas bandas y solistas se dieron cita en el puerto de Mazatlán para ofrecer sus

presentaciones musicales en salones, restaurantes y hoteles de la localidad.

Algunos de estos lugares eran identificados por los siguientes nombres: Club

Deportivo Muralla, La rueda, Terraza Miralto del hotel Freeman, Club Deportivo

Ferrocarrilero, Mauna Loa, El coral de las Gaviotas, Las fuentes, La joya, de La

Copa de Leche, Aquarium bar, bar Sábalo de hotel Camino Real, Restaurant bar la

Conquista, Terraza Mambo, hotel Playa Mazatlán, Azteca Mariachi bar,

Discoteque, de hotel Hacienda y bar Señor Frog´s-Mister Rana, entre otros. Sin

embargo, fueron el Muralla, el Club Juárez y el Mauna Loa Choza “… los centros

de baile de más refuego en Mazatlán”.285 Los cuales ofrecían al público del puerto

los eventos (bailes) dominicales, las tardeadas, las cenas-baile amenizadas por

los siguientes grupos musicales de corte local, nacional e internacional expuestos

en el cuadro 6:

---Cuadro 6. Relación de presentaciones musicales en Mazatlán con base a la prensa porteña---

Nombre de la agrupación

Lugar/ presentación

Año de presentación

Origen Características de publicidad/adjetivos/descripción

Los Chipp´s O´Brien´s Club/ otros

1961 *** Conjunto de show modernista, exponentes de la música internacional

Vitaminas y su conjunto tropical y de jazz

Aquarium Bar 1961 *** Anunciados como un grupo procedente de los centros nocturnos de San Francisco, Los Angeles y Las Vegas.

The ApsonBoys Muralla 1962 Sonora/ Cdad. De México

Blue Jeans Sicodélicos Bar

1966 Puebla Los fabulosos

Los RockingDevils

Mauna loa 1968 Cdad. De México

Aparecían anunciando los éxitos del momento de la agrupación

Los Gray Crooners

La Joya 1968 Panama Fabuloso conjunto de fama mundial

Los Big Ben La Joya 1968 Argentina Artistas argentinos de corte internacional

Los Logan La Joya 1968 Chile Artistas chilenos

285

2

El Sol del Pacífico, abril 11 de 1994, p. 8.

194

Los Sand´s Mauna Loa 1968/ 1970

*** Los juveniles

Los SaltyFeets Muralla 1969/ 1970

Mzt

Los Blue Stars El Coral 1969 *** Fantástico conjunto musical

Los nueve con Tomás

Muralla 1969 ***

Los Harrison *** 1969 Mzt

Los Golden Stones

Vanco a GoGo 1969 *** El fabuloso conjunto

The Optopus Terraza Miralto (H. Freeman)

1969 *** Conjunto Modernista

Los Moonlights Mauna Loa 1970 Tijuana Se enunciaban como el mejor conjunto llegado desde Tijuana; además de tener en su recorrido triunfos musicales en Los Angeles y América del Sur.

Los Rangers Dep. Club Ferrocarrilero

1970 Mzt Fabulosos

L os Hermanos Ortega

Dep. Club Ferrocarrilero

1970 Mzt

Los Fugitivos Mauna Loa 1970 Jalisco Los únicos y estruendosos

Los Yorsy´s Muralla 1970 *** Un extraordinario acontecimiento

The Love Factory Muralla/ Las Fuentes

1970/ 1972

Mzt Conjunto Juvenil

Los U.S.A Males La Joya, de La Copa de Leche

1971 ***

Los Freaks La Joya 1971 ***

Los Black Power Restaurant Bar La Conquista

1971 ***

The Red Hot Soul Club deportivo Muralla

1971 Estados Unidos

Anunciado como una banda de rock folklórico de la Universidad de Arizona

Los Trixon Las Fuentes 1972 ***

Los Show Men Las Fuentes 1972 ***

Soul Company Las Fuentes 1972 ***

Johnny Laboriel La Rueda 1973 México El gran cantante y show man

Los Belmonts Bar Sabalo (H. Camino Real)

1973 Cdad. de México

Conjunto triunfador

Top Notes Bar Sabalo (H. Camino Real)

1973 Honk Kong

Conjunto estelar

Blue Kings Muralla 1973 Cdad. de México

Los sensacionales

Los Modern Five Caligula salón de La Copa de Leche

1973 ***

Los Sharks Salón Vitrales del Caporal

1974 Guadalajara

Musicalmente únicos

195

(H. Posada de Don Pelayo)

Pinoy Band Bar Sabalo (H. Camino Real)

1974 Filipinas

*** = No se tiene el dato Mzt= Mazatlán Espacio en blanco= No contenido

Fuente: El Sol del Pacífico, de 1961 -1974.

La información contenida corresponde a la publicidad de El Sol del Pacífico

respecto a algunas agrupaciones musicales que se presentaban en el puerto, y

éstas eran anunciadas a través de dicho medio de comunicación en forma de

imágenes. El año marcado alude a la fecha en la cual apareció la publicidad en el

puerto. El lugar de origen es el cual se tiene registro sobre la procedencia del

conjunto. Finalmente aparece algunos adjetivos con los cuales se les anunciaba

en el diario sobre la presentación de los músicos. Cabe resaltar que posiblemente

otras agrupaciones quedaron fuera de notas publicitarias o información al respecto

en la prensa, por lo que agrupaciones como Five fingers, Los Survival, Los

Stukas, DugDug´s, entre otros más.286

Como se establece en el cuadro previo, una cantidad creciente de

agrupaciones musicales arribaron al puerto para hacer sus presentaciones tanto

para el público de la localidad, que principalmente era característico de clase

madia y alta, así también para los extranjeros que se encontraban en Mazatlán en

calidad de migrantes y turistas.

Al mismo tiempo que se producía la llegada de bandas musicales mexicanas

y de otros países a Mazatlán, agrupaciones locales aparecieron y fueron

referentes porteños en cuanto a los estilos musicales abanderados durante los

286

2

La gran mayoría de la publicidad –por las propias características del diario-, en la medida que pasaba el tiempo se fue haciendo más sofisticada, es decir, en un principio sólo aparecían los nombres de los grupos y los lugares donde realizaban las presentaciones, posteriormente con el paso del tiempo ello estuvo acompañado de imágenes fotográficas de las agrupaciones. Gran parte de los anuncios correspondieron temporalmente hacia finales de la década de los sesenta y principios de los setenta, época en la que Mazatlán mantenía un auge turístico y comercial creciente respecto a periodos anteriores; un incremento de visitantes estadounidenses, así como un desarrollo de medios de comunicación – televisión, radio y cine- fueron parte de las vías por los cuales llegaban las corrientes musicales norteamericanas de aquellos años conformando así un propio contexto histórico.

196

años que hemos venido haciendo alusión en este trabajo. Los cuales fueron los

protagonistas del espectáculo en eventos realizados en hoteles, restaurantes y

salones de la Perla del Pacífico.

Pero la música rock – como un estilo representativo y moderno para esa

época en el puerto- tiene su propia historia en Mazatlán. Fue a partir de los

primeros años de la década de los sesenta el tiempo en el que aparecieron “… los

primeros grupos rockanroleros integrados por mazatlecos atraídos por esta fiebre

musical”.287 Dentro de los que figuraban agrupaciones como Los Rangers, Los

Salty Feet, Los Harrison, Love Factory, Los Buitres, Los Yorics y Los Vit´s.288

Posteriormente aparecerían bandas como Los Survival y Grupo Topo entre otras,

las cuales se dieron a la tarea de producir y reproducir las corrientes musicales

como el ya mencionado rock and roll y sus derivaciones como el twist y a go go en

Mazatlán.

A pesar de que músicos locales emprendieran durante este periodo la tarea

musical del momento, fueron Los Rangers289 la agrupación porteña que marcó

287

2

Ibíd.

288

2

Así como la mayoría de los grupos de la época en el país, las bandas de música de Mazatlán eran conocidas no sólo por las canciones que interpretaban, las cuales no se reducían al español, sino por los mismos nombres artísticos que adoptaban. Una parte importante de estos conjuntos buscaban y adoptaban palabras (nombres) en inglés, esto como parte de un sentido de pertenencia al movimiento musical generado en dicho periodo. Así también, ello les dio la oportunidad se reconocidos y ubicados dentro de lo estilos musicales en ese momento novedosos. Por lo que el representar la imagen no sólo física sino también simbólica de los grupos norteamericanos e ingleses de la época sirvió como un método para introducirse al gusto y moda musical de la población porteña del periodo.

289

2

Esta agrupación conformada por Daniel Cárdenas (guitarrista), Sigfrido

Rojas (baterista), Raúl Cárdenas (bajo), Luis Alfonso Ávila (requinto), y Leslie Alvin

Royal (vocalista), este último originario de Estados Unidos, de la ciudad de

Nogales, en el estado norteamericano de Arizona, fue un integrante llegado al

puerto en 1964. Este conjunto musical estuvo integrado por ocho años, y fue la

banda característica del rock en el puerto durante los años sesenta. Como gran

parte de los grupos del resto del país, Los Rangers tuvieron la oportunidad de

197

época en los bailes y eventos realizados en el puerto. Empero, en una entrevista

aparecida en El Sol del Pacífico en 1994, los músicos Luis Alfonso Ávila y Félix

Reynosa Delgado, el primero ex integrante de Los Rangers y el segundo de Los

Santy Feet, señalaron “… que antes de Los Rangers, un antecedente del Rock en

Mazatlán fueron Los Blue Diamond, el cual fue considerado como el primer grupo

aficionado del estilo, sin embargo, ellos no tocaron profesionalmente”.290

Imagen 10.

La pionera banda musical de rock Mazatleca, Los Rangers.291

viajar a la Ciudad de México para grabar el disco titulado Café a Go-Go, esto para

el año de 1965. Los Rangers, de acuerdo a la entrevista aparecida en el diario

local, tocaron el éxito musical también en Guadalajara donde presentaron su disco

en el canal 58 de radio de dicha entidad.

290

2

Ibíd.p.8.

291

2

Imagen tomada de El Sol del Pacífico del año de 1994 de la agrupación musical porteña, Los Rangers, donde aparecen sus integrantes portando la vestimenta con la cual se presentaban en Mazatlán, la cual fue característica en parte de las agrupaciones del resto del país.

198

Se cuenta en la entrevista que este grupo interpretaba canciones del

conjunto Los Apson, así también sus propias melodías como shane el

desconocido y Mi muchachita. Además señalan que

Los chavos de esa época se estremecían al ritmo de “Bule- Bule”, “Perro Lanudo”, “Popotitos”… […] Qué barbaro! qué época!... […] aclaran que esta bola de fuego llamada rock and roll fue lanzada por Billy Halley y sus cometas que ellos los consideraron como los fundadores del ritmo más pesado de los últimos treinta años.292

También los músicos aclararon que el “rockero” ícono estadounidense de la

década de los cincuenta y los sesenta, Little Richard, como se conocía en el

mundo musical de la época, fue el que, desde sus perspectivas “… creó una

corriente musical llamada Soul Music, similar al rock, cuyos temas eran: “Lucila”, “I

feelgood” y “TuttyFruty”, rolas que al escucharlas y bailarlas hacen que se caigan a

uno los calzones de la emoción”.293

Y es que, para los músicos de la localidad, la influencia del rock

estadounidense, manifestada en su expresión en español “… fue una verdadera

revolución cultural, símbolo de rebeldía de la juventud que no la pudo parar

nadie”.294 Sin embargo, en palabras de Luis Ávila“… aquí en Mazatlán la cosa era

calmada, en los bailes de los 60´s casi no había violencia, nos divertimos

sanamente tocando y bailando rock and roll”.295

292

2

Ibíd. p.8.

293

2

Ibíd. p.8.

294

2

Ibíd. p.8.

295

2

Ibíd. p.8.

199

A primera instancia, de 1950 a 1975, principalmente de 1960 en adelante, la

llegada de la influencia musical estadounidense manifiesta fue evidente hablando

del arribo de ritmos musicales del momento, esto ya sea a través de los medios de

comunicación (radio, “tv”, cine, o anunciados en los impresos como diarios y

revistas) o de las propias agrupaciones que llegaron del extranjero y de la mano

de las que se fueron formando en el país,296 éstas últimas respondiendo

precisamente a las corrientes musicales imperantes en dicha época de corte

norteamericano. Por lo que la transculturación fue manifiesta, en un sentido, bajo

la expresión de los propios grupos musicales de esos años, es decir, fueron ellos

una parte de la población nacional y local que bajo la influencia cultural

norteamericana en vías de la música, adoptaron, adaptaron, modificaron los

valores, formas de conducta y vestimenta emanadas bajo la cultura musical

norteamericana del momento. Fueron pues las bandas de la “onda” mexicana, y

en este caso de Mazatlán, una expresión del fenómeno de transculturación que

seguiría años posteriores a 1975. Como resultado de ello, la Perla del Pacífico se

distinguió de otros lugares del estado por su ambiente musical con patrones e

influencias norteamericanas que en ese momento se encontraban en boga.

Sin embargo, así como dicha influencia también fue manifiesta en las demás

orquestas y bandas musicales de Mazatlán, si retomamos el argumento aquí

presentado del catedrático Enrique Vega, ello nos muestra que el fenómeno

cultural suscitado no sólo se presentó en grupos o estilos musicales determinados,

sino en gran parte del contexto musical vivido. Cada uno con sus propias y

particulares características.

Pero, ¿qué pasaba con el otro sector de la población del puerto, es decir,

aquellos que no eran músicos –por lo menos no en la práctica-, los cuales

296

2

Sin hacer una revisión exhaustiva de todos los conjuntos que se presentaron en Mazatlán, las huellas históricas contenidas en la prensa local presentan un escenario musical porteño donde confluyeron bandas musicales provenientes del puerto, del resto del país, así como del plano exterior, el internacional. Cada una con iguales y a su vez distintas características. Algunas con propuestas novedosas, otras buscando obtener un lugar dentro del medio mediante la reproducción de estilos y formas ya establecidas.

200

gustaban de los modernos –para esos años- ritmos difundidos y bailados durante

el periodo? Haciendo un recuento de lo que hasta este punto hemos obtenido a

través de la prensa local, las huellas de lo que para este caso denominamos como

manifestaciones de un fenómeno transcultural, nos señalan que la influencia

cultural norteamericana en la música, y todo lo correspondiente a dicha expresión,

fue algo presente a través de la historia del puerto y, en buena medida, también

ubicada en otras latitudes del país. Ello ubicado desde 1950 en adelante, con una

mayor presencia a finales de la década de los sesenta y en los años siguientes.

Los elementos a los cuales se sujeta y argumenta dicho planteamiento son,

principalmente, las notas referentes a la música y la publicidad de las

presentaciones de grupos y artistas tanto de corte internacional, nacional y local

ubicados en la corriente musical del rock –y sus derivados- practicada en dicho

periodo en el puerto. Ello nos ha permitido identificar que los ritmos provenientes

de Estados Unidos llegaron a Mazatlán y tuvieron aceptación –mayormente

juvenil, más no en un sentido homogéneo- dentro de la población local. Este

hecho, en buena medida, fue fomentado por la proliferación de eventos musicales

con sede en los distintos establecimientos de la Perla del Pacífico, estos muy

ligados al contexto del turismo vivido en esos años.

La formación de las bandas locales que pusieron en práctica –de acuerdo a

sus propias características- las corrientes musicales de allende la frontera nos

habla del gusto, en cierto sector de la población, principalmente jóvenes, por los

ritmos del momento; ello nos plantea que la influencia norteamericana

inminentemente llegó al plano cultural del puerto, a lo que con el tiempo

conformaría sus propias raíces.

Empero, así como la prensa nos ha permitido observar aquellas

manifestaciones en cuanto a grupos musicales de la época y su relación a la

influencia norteamericana, no se encuentran en ella contundentes evidencias de la

aceptación y adopción de los estilos musicales del momento por parte del otro

sector de la población, el público receptivo, en otras palabras, el resto de los

habitantes del puerto.

201

A pesar de esto, algunos indicios ubicados justamente en la prensa local,

particularmente en la sección de sociales, hacen referencia al uso de la música

grabada, donde estaba el rock, el twist y el estilo a go go, en las fiestas

particulares de los porteños. Y es que, como parte de las diversas festividades de

la población local, como lo eran los cumpleaños, las notas referentes a ello han

narrado algunas características de dichos eventos; el comer diversos platillos,

donde se incluía el cake como en algún momento apareció para referirse al pastel,

y por supuesto ambientados por los ritmos musicales del momento.

Hasta este punto, parafraseando al método indiciario, dentro de las huellas

de carácter histórico con relación a la transculturación en Mazatlán ubicadas en

materiales impresos como libros, revistas y periódicos, sumado con la historia oral

y la imagen como un documento histórico, identificamos a este fenómeno cultural

como un hecho propiamente característico a la misma historia del puerto, pero no

en un sentido invariable. Asimismo, lo mostrado hasta este momento, haciendo

alusión a la música, son aquellos elementos que nos permiten afirmar que la

transculturación en Mazatlán no sólo se remite a la temporalidad en la cual

estamos ubicados, sino es algo implícito –como se ya se ha mencionado- en la

misma historia del pueblo de la tierra de venados.

5.2.1 Una interpretación sobre la adopción de la música extranjera en el puerto.

Desde nuestra perspectiva, la transculturación tomada como lo señala Ortiz, es

decir, a grosso modo un cambio cultural en individuos o grupos donde se

presentan adopciones y asimilaciones -no descartando así fenómenos de

resistencias y rechazos-, donde la cultura receptora es un elemento activo y no

pasivo, fue algo dado en el puerto a partir de 1950 en relación con los elementos

culturales estadounidenses llegados vía industrias culturales asimismo por medio

del contacto con los visitantes “gringos”. Fenómeno que cobró mayor magnitud

durante los años sesenta y setenta.

La música de corte norteamericano, el caso del rock and roll y algunos ritmos

derivados, fueron aceptados y rechazados por habitantes del puerto como la idea

202

de Ortiz lo marca, incluso dentro de la misma juventud que vivió durante esos

años. Teniendo en mente las dos caras de la moneda, es decir, adopciones y

rechazos, nuestra prioridad es identificar aquellas significaciones dentro de los

pata saladas de la época que adoptaron aquellas influencias culturales, lo que en

todo caso nos habla de dicha transculturación.

Con la expresión “como todo, siempre hay de todo”, el Sr. Carlos López

Shion recuerda que en Mazatlán a partir de los años 50´s los estilos musicales

llegados del país vecino del norte eran aceptados por unos y rechazados por

otros. En sus épocas de juventud, él, junto con un grupo de amigos –de clase

media- compartió el gusto por la música de rock; fue primero de Elvis Presley y

posteriormente orientado por la oleada de bandas estadounidenses e inglesas

famosas surgidas a partir de esos años. Las cuales fueron vistas y escuchadas a

través de la<<pantalla grande>>, especialmente los días miércoles cuando él

recurría al cine Reforma, cuando el costo era de un peso, el cual fue un lugar

generalmente asistido por estudiantes; asimismo llegaron a sus pupilas y oídos

por medio de la televisión y la radio.

El Sr. López Shion desde joven se desarrollo en el ambiente turístico de la

época, al grado de desempeñarse como trabajador en hoteles por una buena

parte de su vida. A su mayoría de edad, él, junto con amigos, comúnmente asistía

al Sr. Frogs y a otros lugares populares (night clubs) con un ambiente

estadounidense, los cuales funcionaban como espacios donde podía escuchar

música de moda (rock, a go-go) grabada o ya sea por medio de reproducciones en

vivo – o como se denominaba en la época, “en persona”- de las agrupaciones que

se presentaban en el puerto.

Ante el hecho de expresar su afinidad sobre la música de moda, la cual

también se vio reflejada en la vestimenta que del mismo modo lo fue, miembros

adultos de su familia –tomando una postura conservadora y de rechazo por lo

extranjero- comúnmente le hacían llegar sus ideas sobre los ritmos de allende la

frontera, es decir, como le hacían saber, “la música de loquitos”.297

297

2

Entrevista del autor con el Sr. Carlos López Shion, Mazatlán, Sin., enero

28 de 2012.

203

Y es que precisamente algunos ritmos previos a los años cincuenta como el

caso de las grandes orquestas estadounidenses, donde figuró la de Ray Coniff, sí

fueron aceptados y adoptados por parte de los porteños, y no tuvieron

connotaciones despectivas como en el caso del rock, expresando la idea de

que“es que esa si era una música bonita”.298

Para la Sra. Celia Pimienta, porteña nacida en 1939, la música

estadounidense de las grandes orquestas y de los artistas cumbre del Hollywood

de mitad de siglo, como el caso de la actriz y cantante conocida con el nombre

artístico de Doris Day, fueron los íconos y estrellas del mundo musical y

cinematográfico de referencia. Algo que no encontraría ni en los rockanroleros

“gringos”, ni en los mexicanos. A decir verdad, ella tampoco tuvo afinidad por la

música mexicana ni tradicional del puerto, más bien le gustaban aquellos ritmos

armónicos encontrados en las películas norteamericanas de la época, mismos que

también los adquiría por medio de los discos de acetato reproducidos en consolas.

El ambiente porteño en relación a los gustos musicales norteamericanos fue

variado como lo encontramos en el testimonio de López Shion, y recalcado por

Esteban García, este último Mazatleco de adopción llegado al puerto de manera

definitiva en 1956, quién fuera trabajador por algunos años del hotel Freeman.

García, oriundo de Nogales, Sonora, a pesar de señalar que para él de 1950 a

1975 no se notó tanto la presencia de la música estadounidense en el puerto, sin

embargo, plantea que la que sí llegó “fue enriquecedora culturalmente hablando”.

Es decir, desde su perspectiva, aquellas influencias culturales, como en el caso de

la música “gringa” de las grandes orquestas tenían un valor agregado (status)

sobre la tradicional practicada en México; como resultado de ello fue el uso de –

298

2

Entrevista del autor a la Sra. Celia Pimienta Pérez, Mazatlán, Sin., Julio

28 de 2012.

204

como él le denomina- la <<imitación>> por parte de los grupos que la practicaban

y los que la escuchaban.299

Las características económicas y sociales de Mazatlán a partir del

incremento en influjo de turismo trajeron el acercamiento y residencia de los que

serían al paso del tiempo porteños por adopción. El caso del Sr. Jorge Franco

Rodríguez, nacido en 1946 y oriundo de La Cruz de Elota, es otro más de ellos.

Para él, la música rock estadounidense, así como la practicada por las bandas de

Mazatlán de la década de los sesenta y setenta, es sinónimo de “tiempos

preciosos” identificados con sus momentos de juventud como estudiante de

preparatoria.

Fue a su llegada al puerto durante la infancia cuando inicialmente estuvo en

contacto con las influencias musicales extranjeras. Por lo que, de acuerdo a su

testimonio, la asistencia a los bailes y las tardeadas era el punto de encuentro con

los ritmos de moda, con las canciones en inglés y con aquello que era parte del

ambiente norteamericano en boga.300 La música de corte norteamericano para los

porteños receptores significó algo novedoso, lo último en la moda, algo con lo que

se podía entrar en interacción con el sentido de <<internacionalizarse>>, esto a su

vez como una forma de pertenecer al mundo imperante de la época.

Eran aquellos ritmos que veían en las películas “gringas” exhibidas en los

cines, en los programas de televisión y en las programaciones de radio, melodías

que a la vez eran reproducidas por agrupaciones de Mazatlán, del resto de la

república, e incluso provenientes de otros países. Los cuales tenían en común el

poner en práctica todo lo generado por los modelos referentes para esos tiempos,

quienes eran los músicos norteamericanos e ingleses.

299

2

Entrevista del autor al Sr. Esteban García, Mazatlán, Sin., Junio 12 de

2012.

300

3

Entrevista del autor al Sr. Jorge Franco Rodríguez, Mazatlán, Sin., Marzo

8 de 2012.

205

A diferencia de otras ciudades del estado, Mazatlán vivió a partir de los 50´s

un periodo donde las bandas musicales de los estilos tomados como modernos

proliferaron. Esto se dio en sintonía con el ambiente turístico local generado, el

cual buscaba imitar un ambiente norteamericano.

Agrupaciones porteñas de los ritmos del momento (rock, a go go, twis) fueron

populares incluso en Culiacán debido que cuando éstas se presentaban en dicha

ciudad los lugares se llenaban de gente, en su mayoría jóvenes, así también de

los no tanto. Gran parte de ellos acercándose para escuchar y ver las melodías y

vestimenta puesta en práctica por los porteños quienes eran considerados como

los más cercanos a las influencias estadounidenses, y los que mejor tocaban las

canciones de moda.301

A diferencia del resto del país, las influencias musicales manifiestas en

Mazatlán no se vivieron del todo como las lecturas abordadas desde el plano

general nos han señalado, es decir, el espíritu contestatario y rebelde

representado por ejemplo en el rock, el cual fue considerado como una expresión

juvenil de protesta en México, no se tomó como una norma homogénea en la

tierra de venados. Ya que en el puerto, el influjo, adopción, asimilación y

adaptación de estos ritmos se presentó de una manera “armoniosa” debido a que

estos eran considerados como parte de la realidad vivida en la Perla del Pacífico;

todo ello como un componente más del ambiente turístico norteamericano puesto

en marcha con más intensidad a partir de los años cincuenta y contundentemente

imperante en la década de los años sesenta y setenta. Fue una expresión más del

porteño por conocer aquellos elementos identificados y representantes del

ambiente cultural que giraba en torno a aquellos individuos y grupos del país

vecino del norte.

Si bien en la música de rock de influencia estadounidense e inglesa que con

el paso del tiempo se fueron dando en Mazatlán en un principio no fue un

representativo homogéneo de toda la clase social, es decir, durante los primeros

301

3

Entrevista del autor al Sr. José Luis Ramírez Vázquez, Mazatlán, Sin.,

junio 15 de 2012.

206

años del rock en el puerto (50´s), ciertos sectores sociales –clase media y alta-

fueron los que comenzaron a adoptar los estilos musicales extranjeros mediante el

contacto tenido con el exterior a través de viajes, o simplemente por poder

acceder económicamente a elementos culturales extranjeros vía industrias

culturales.

A partir de la década de los sesenta, de acuerdo al testimonio del Sr. José L.

Ramírez, se podía ver a cualquier persona (jóvenes y algunos no tanto) del puerto,

sin importar la clase social, cantando y bailando los sones rockanroleros, ya sea

en los bailes, en las fiestas familiares donde se armonizaba con grupos en vivo o

música grabada, y en los lugares conocidos por poner la música de moda.302

Bajo esta idea encontramos que la adopción de la música –para ese tiempo

de moda, o en algunos casos denominada como moderna- no fue un fenómeno

cultural uniforme, ni en tiempo ni en quienes lo presentaron. Al igual que las

representaciones que se hacían en el. Si bien la música de corte norteamericana

llegada a partir de la mitad de siglo a México y a Mazatlán, representada por el

rock principalmente, fue una manifestación de la influencia cultural proveniente de

dicho país, ésta, desde nuestra perspectiva, no fue percibida de igual manera en

todos los rincones del territorio mexicano.

La música estadounidense como el caso del rock y los ritmos derivados, a

pesar del contenido de sus letras para ese periodo revolucionarias y

contestatarias, como lo han señalado autores previamente abordados, en

Mazatlán su adopción no fue precisamente en correspondencia o determinada por

el espíritu y movimiento juvenil <<rebelde>> identificado en este tipo de música,

sino más bien respondiendo al ambiente norteamericano presentado en la ciudad

vía la actividad del turismo. También por el estar en interacción con un mundo

moderno y de la novedad continuamente en las industrias cultuales y a su vez

representado por los visitantes temporales (turistas) del país vecino. Significó un

deseo por pertenecer a un mundo donde lo que imperaba fue aquello identificado

con los elementos de la cultura emanada de su principal “cliente”.

302

3

Ibíd.

207

Sin embargo, este tipo de cambios culturales –en el sentido transcultural- en

relación a la adopción de elementos de influencia extranjera no escapa de la idea

de estatus social, es decir, la adopción de la música estadounidense no sólo

representó una intención por parte de los pata saladas por pertenecer a un mundo

identificado completamente con la cultura delque en ese entonces fuera una de las

naciones más poderosas del mundo occidental, sino también significó la idea de

progreso y modernidad vinculada completamente con todo lo que tuviera relación

a lo norteamericano. Y que en ese sentido, quien pareciera, así como también

tuviera gustos musicales de los “gringos” sería un mazatleco mayormente

distinguido sobre los demás. Emulando a lo dicho por Julio de la Fuente, sería el

caso de hablar del “pocho porteño” del noroeste mexicano.

5.3 El porteño y el vestir de la segunda mitad de siglo.

No es posible pensar en un mismo tipo de vestimenta desde el poblamiento del

puerto hasta el siglo XX, y más habiendo sido esta una sociedad multicultural a lo

largo de la historia. Las evidencias de las distintas épocas saltan a la vista y hasta

resulta posible identificar cada tiempo de acuerdo a cada prenda.

Huellas históricas plasmadas en fotografías de antaño muestran escenarios

donde apareció la vestimenta de manta y el sombrero de palma como parte de la

indumentaria local, hasta etapas en las que los trajes y vestidos largos, como los

utilizados tiempo atrás en Europa, figuraron en parte de la población porteña

regida por valores morales determinados de acuerdo a la época.

En México, de acuerdo a como nos lo señalan lecturas antes aludidas, la

influencia francesa marcó una época, a la cual se le denominó afrancesamiento,

esto dadas las adopciones no sólo en prácticas, costumbres e idioma, sino

también en otros elementos más, en los que se incluyeron los usos y tipos de

vestimenta. Sin embargo, ello no fue algo homogéneo en todos los pobladores del

país del siglo XIX y principios del XX. Generalmente esta influencia del viejo

208

continente se representó en la sociedad de clase media y alta, así como también

en las que mantenían una interacción más constante con lo extranjero, lo que fue

el caso de puertos y ciudades importantes de dicho espacio temporal.

Mazatlán, así como gran parte del país, vio el venir de telas, estilos y modas

principalmente de Europa por una buena parte de la historia. Todo ello llegó vía

comercio y migrantes del viejo continente, mismos que se convirtieron en agentes

de difusión de las mismas.

Este tiempo figuró como una época donde los cuerpos generalmente eran

cubiertos casi en su totalidad, con características y formas de acuerdo al género y

la clase, mismos que a su vez correspondieron a etapas restrictivas con bases

morales de acuerdo a las habidas en sociedades como la mexicana. Empero,

estas influencias provenientes de Europa se vieron interrumpidas por el papel

preponderante de Estados Unidos a partir del siglo XX. Quién no sólo a principios

de siglo comenzó a figurar por el desarrollo industrial, el económico y el político,

sino también por los movimientos sociales antirracistas, los hippies de la segunda

mitad de siglo, las corrientes musicales y, por supuesto, en lo que a la moda en la

vestimenta se refiere.

Bajo esta sintonía, lo que alguna vez fue Francia, hablando en referencia a la

moda de la vestimenta tanto de hombre como de mujer, durante el paso del siglo

XX, y principalmente a partir de la segunda mitad del mismo, el ícono de occidente

lo llegó a ser Estados Unidos. Ello por supuesto se manifestó en Mazatlán, quien

contó con la cercanía territorial y comercial, asimismo una interacción a través de

las industrias culturales y por su puesto bajo la llegada de turistas de dicho país a

las playas de este punto del noroeste mexicano.

Estados Unidos, en algún momento de la historia representante del

colonialismo inglés, ante sus respectivos orígenes sociales y culturales, se vio

influenciado evidentemente por lo Europeo. Respondiendo a la herencia de un

país de inmigrantes, en Estados Unidos se produjo una prenda icónica de

mediados del siglo XIX, la cual dominaría prácticamente todo el siglo XX; fue de la

mano del comerciante de origen bávaro desembarcado en San Francisco en 1853

209

la invención del Jeans, de Levi-Strauss.303 Así como esta prenda, otras más

llegaron a Norteamérica, fue el caso del moderno y revelador –para su época-

bikini, del inventor francés Louis Réard en 1946, vestimenta que a pesar de tener

presencia con otras características en Estados Unidos a principios del siglo XX,

fue con estrellas de Hollywood como Marilyn Monroe en la década de los años

cincuenta como se comenzó a popularizar en medio de rechazos y prohibiciones

con bases moralistas en sociedades como la norteamericana y del resto del

mundo.

Al paso del tiempo, a pesar de no ser invenciones evidentemente

estadounidenses, tanto el bikini, el jeans y la minifalda de 1964, ésta última de la

diseñadora británica Mary Quant, fueron símbolos identificados y emanados por

las industrias culturales norteamericanas. Es decir, se convirtieron en

representantes del american way of life, un estilo de vida que fue emanado y

comercializado por dicho país no sólo en el continente americano, sino también

fuera de él.

303

3

Sonia Marsal, Moda y cultura, Nobuko, Argentina, 2003, p. 23.

210

Con el correr del siglo XX304 aquellos patrones manifiestos en los estilos y

tipos de vestimenta en México y Mazatlán cambiaron influenciados principalmente

por el mercado estadounidense, quien además de difundir dicho bien cultural a

través del comercio, las estrellas de cine y la música, lo hicieron de la misma

manera por medio de los turistas “hijos” de ese país.

Un resultado de ello fue que Mazatlán así como presentó influencia

estadounidense en la música, entre otros elementos más brevemente puestos en

mención, también tuvo manifestaciones de cambio cultural en lo que concierne a

la práctica y uso de ciertos estilos de ropa.

El vestirse y la moda los entendemos en este trabajo como lo plantea

Entwistle (2002), el primero como “… una actividad de ataviar al cuerpo con un

elemento estético (como en el <<adorno>>), y la <<moda>> como un específico

de sistema de vestir...”.305 En ese sentido, en lo presentado durante la segunda

parte del siglo XX en el escenario local, estos dos elementos estuvieron

relacionados directamente a lo estadounidense.

304

3

Para Entwistle, en el análisis del plano histórico de la vestimenta señala

que en los primeros años del siglo XX las clases sociales todavía eran

distinguibles por su ropa: la clase trabajadora por los Zuecos en lugar de Zapatos

y una gorra identificada con la condición de trabajador, éste último elemento

característicamente distinto al manifiesto en la clase alta. Continúa planteando el

autor que a diferencia de ello, a mediados de ese mismo siglo, la producción de

ropa en serie y el aumento proporcional de la clase obrera“… hicieron que la moda

llegara a un número de personas más extenso que nunca, lo que supuso que las

fronteras entre clases en cuanto a estilo ya no estuvieran tan claras”. Joanne

Entwistle, El cuerpo y la moda. Una visión sociológica, Paídos, Barcelona, 2002, p.

166.

305

3

Ibíd.,p. 68.

211

La imagen y los estilos de vestimenta han jugado un papel fundamental en la

conformación de las sociedades como la porteña, estos salieron de las fronteras

estadounidenses a partir de los años cincuenta principalmente de la mano de las

estrellas de Hollywood, de la televisión vía programas que se exportaban desde

Estados Unidos y trasmitían en países de América Latina, asimismo por medio de

los cantantes y agrupaciones musicales de la época. Hecho cultural que marcó

una influencia abrumadora en el mundo occidental.306 Y en palabras de Díaz-Plaja

(1972) ello también se manifestó hasta en el denominado “telón de acero poco

rígido”, puesto que

Lo ligero se asociaba al capitalismo enemigo de la URSS, con lo que pensar en él era casi un delito de leso Estado. Y a pesar de ese constante <<lavado de cerebro>>, cuando llegaron las primeras extranjeras con modas <<extravagantes>>, las rusas, en vez de estallar en carcajadas, se lanzaron como locas a imitarlas.307

Y es que precisamente esta ligereza fue una de las características de los

estilos de vestimenta utilizados arrancado el siglo XX, los cuales se difundieron

masivamente con el desarrollo de la producción a gran escala y la promoción que

se hacía por medio de las industrias culturales estadounidenses, donde lo estético,

la <<belleza>> anglosajona, y la ligereza en la vestimenta característica del estilo

de vida californiano fueron elementos relacionados directamente a la moda

emanada desde las casas diseñadoras y comercializadoras de Estados Unidos

durante la segunda mitad del siglo XX.

Para sociedades como la mexicana, y la mazatleca, ver películas de

Hollywood, series y programas de televisión importados de E.U.A, así como ver y

escuchar a los artistas de moda, principalmente identificados con ritmos del

momento como el rock, jazz, twis, se convirtió en un punto de encuentro con el

306

3

Linda Welters y Patricia A. Cunningham, “The Americanization of fashion”, en Linda Welter y Patricia A. Cunningham (Comps.), Twentieth-Century American Fashion, Berg, Nueva York, 2005, p. 5.

307

3

Fernando Díaz-Plaja, La Europa de Lenin, Plaza &Janes, España, 1972,

p. 151.

212

cual individuos y grupos entraban en interacción con aquellas modas e influencias

por estos medios difundidas y emanadas.

A través del cine y el poder de la imagen que en dicha industria apareció, las

modas y tipos de vestimenta pudieron ser vistos en una buena parte del mundo,

aunque estos fueron diversos de acuerdo a cada época. Faldas, jeans

(pantalones) de mezclilla, de cuero, chaquetas o Jackets, minifaldas, trajes de

baño, shorts, bikinis, pelucas, peinados, cabellos rubios y cuerpos estilizados

fueron algunos de los elementos característicos a lo largo de la segunda mitad del

siglo XX identificados con la influencia cultural norteamericana a través de la

pantalla grande.

Algo similar ocurrió en el caso de la televisión, medio con un alcance

mayormente masivo avanzada la segunda mitad del siglo XX para el caso

Mexicano. A través de la denominada <<pantalla chica>>, influencias de corte

norteamericano llegaron vía programas importados presentados en los canales

nacionales, aunque también los que se producían en el país siguiendo el modelo

estadounidense. Las modas y diversidad de vestimentas fueron expuestas en

televisión, ello pese a algunas restricciones de corte moral de la realidad nacional.

La música y sus exponentes fueron otra vía por la cual se difundieron los

estilos en las formas de vestir a lo largo del territorio. Música y moda, en cuanto a

la ropa, son elementos ampliamente relacionados entre sí, como un ejemplo se

puede mencionar el caso del jazz estadounidense de la década de los años

veinte.308 Generalmente, la música y sus diversos estilos fueron acompañados de

una indumentaria característica, fue el caso del rock y los jeans, chaquetas de

cuero obscuras, peinados al estilo Elvis, etc., por poner un ejemplo. Agrupaciones

musicales identificadas con determinado género al paso del tiempo se convirtieron

en los estandartes e íconos no sólo por las melodías interpretadas, sino por

aquello que vestían durante y fuera de las presentaciones.

308

3

Susan L. Hannel, “The influence of American Jazz on fashion”, en Linda

Welter y Patricia A. Cunningham, op. cit. p. 73.

213

El turista o viajero también representó una vía de entrada de estilos de

vestimenta para aquellas sociedades y culturas que eran receptoras de él. Para

este caso el norteamericano, y el papel preponderante jugado por él en la segunda

mitad del siglo XX a nivel mundial en cuanto a la materia de turismo se refiere,

éste se convirtió en un medio de transporte y difusión de formas y uso de la

vestimenta, esto ya sea de manera consciente o inconsciente, de forma directa o

indirecta en relación al contexto de cada época y de cada lugar al cual llegaba.

Otra vía de difusión fue la representada por los medios impresos como

revistas de modas, de publicidad sobre la venta de productos para el consumo

humano, principalmente en circulación en el centro del país como el caso de TV

Stage magazine (50´s), Revista Paquita (50´s), Revista: La Familia(modas y

labores) (50´s),309 y por su puesto los diarios.

Del mismo modo, a través de las columnas y opiniones contenidas en la

prensa se dieron a conocer diversos aspectos de la vida social y cultural

norteamericana, en el caso de las modas y todo lo que tiene que ver con el vestir

orientado más en el caso de la mujer que del hombre. Durante los primeros años

de la década de los cincuenta aparecieron espacios como Cosas de costura,

Modas de Tracy Adrian, y El palco de la belleza en los años sesenta, y De la vida

norteamericana de Myriam Luz en el mismo periodo, estas fueron algunas de las

columnas de opinión dedicadas a narrar y actualizar a los lectores porteños sobre

las modas del “buen vestir” del mundo norteamericano, en ese periodo el más

valorado en México.

Sin embargo, la mayoría de la información contenida en las notas hacía

referencia a escenarios distintos al porteño, incluso al mexicano. No sólo por el

valor económico de tales productos, sino por la escaza existencia de este tipo de

bienes culturales en el país. Es decir, lógicamente las descripciones hechas a

309

3

Para poder apreciar algunas publicaciones y el tipo de información e

imágenes ahí expuestas respecto a las modas y tipos de vestimenta ahí

anunciadas véase la web: www.blackandblanco.net/HISTORIA1950_1959.html,

Fecha de consulta: 3/04/2012.

214

través de estos medios hacían referencia a modas acontecidas en nichos de la

vestimenta estadounidense como el caso de Nueva York, donde el ambiente

sociocultural y en algunos casos climático, era distinto al vivido en México y por

supuesto en Mazatlán.

A diferencia de la información sobre la vestimenta de moda llegada a través

de las notas del diario, una vía por la cual también arribaron estilos de ropa de

acuerdo a cada temporada del año fue por medio de imágenes de la publicidad de

las tiendas departamentales, así como los artículos de consumo ahí anunciados.

De 1950 a 1975 la prensa local fue el vehículo predilecto para una tienda

departamental como Las Fabricas del Francia (Véase imagen 11), quien no sólo

se conformaba con ser uno de los pocos establecimientos, tipo almacenes como

los habidos en la Ciudad de México, donde se podía encontrar una diversidad de

mercancía de manufactura nacional no vista en otros puntos de venta en el puerto,

sino esta empresa se dedicó a “vestir a sus clientes a la moda”, la cual tuvo como

modelos los estilos extranjeros, principalmente estadounidenses. 310 (Véase

imagen 11).

Imagen 11.

310

3

La imagen es parte de la publicidad que comúnmente se publicaba en el

diario local; como se muestra ahí, las prendas y los diseños eran acordes a la

temporada que se anunciaba –para este caso invierno-, por lo que en épocas de

verano, en el mayor de los casos, la publicidad que se desplegaba giraba en torno

al uso de trajes de baños para todos los miembros de la familia. Sin embargo, la

mayoría de la publicidad hacía referencia a indumentaria para las mujeres

porteñas, donde vestidos, faldas, trajes sports, sombreros y joyería formaba parte

de lo anunciado. En las imágenes era común encontrar personajes estéticos como

los representados en las películas del cine de Hollywood. Mismos que, de acuerdo

a los planteamientos de la mercadotecnia, inspiran al comprador por decidirse por

un producto con el afán de “lucir como el que aparece ahí”.

215

Fuente: El Sol del Pacifico, enero 24 de 1968, p. 3.

Si bien el gobierno mexicano ya para la década de los cincuenta mantenía la

política de “Lo hecho en México está bien hecho”, la cual buscaba inculcarle al

consumidor la idea de la compra o adquisición de bienes y mercancías de

manufactura nacional, ello no impedía que las prendas se confeccionaran

retomado los modelos de la moda imperantes en el mundo occidental.

En este sentido, Las Fabricas de Francia ofertaba al consumidor porteño una

amplia variedad de surtido en prendas de temporadas. En el verano las faldas y

minifaldas, mismas que hasta eran anunciadas en un desfile de modas organizado

por dicha empresa; trajes de baño de una pieza, y posteriormente de dos para el

caso de las mujeres; para los hombres las bermudas o lo conocido como short. En

el resto de la temporada del año se publicitaba por parte de la tienda una serie de

diseños de moda casual, también lo denominado como estilos <<sports>>, y de

invierno el caso de sweaters, abrigos, entre otros productos más.

Indudablemente los negocios dedicados a la venta de productos para el

vestir del porteño trajeron estilos y pusieron al alcance de “todos los bolsillos” –

como se promocionaba en Las Fábricas de Francia- las modas del momento para

cada época climática vivida en Mazatlán.

216

También así aparecieron, en menor medida, el caso de las anunciadas en la

prensa como “boutiques”, lugares donde se vendía ropa y accesorios, esto en

menor proporción respecto a los grandes almacenes. Empero, testimonios ahora

de la “tercera juventud” concuerdan que aunque este tipo de negocios formales en

el puerto fueron importantes para ver las prendas “del último grito de la moda”

utilizadas por los artistas de cine nacional y estadounidense, lo mejor era portar

algo traído desde los mismos Estados Unidos.

5. 3. 1 ¿Tu ropa es “gabacha”? El portar vestimenta traída del norte del país y de más allá.

En el Mazatlán de 1950 a 1975 fue común observar la llegada de los turistas

extranjeros que se daban cita año con año con la finalidad de tener tiempo para

conocer la vida porteña, llevar unos días de relajación y ocio disfrutando las

playas, así también dedicándose a actividades como la caza y pesca deportiva.

Fue a través de ellos como los porteños jóvenes, y los no tanto, entraban en

interacción con los representantes de un mundo ajeno que veían por medio de la

televisión, el cine, los impresos escritos y la música.

La llegada de turistas provenientes del país vecino del norte, principalmente

de los estados fronterizos del lado oeste, donde figuró California, trajo consigo el

arribo de estilos de vestimenta acordes a las intenciones vacacionales de los

propios turistas, es decir, se dio una proliferación de los shorts (bermudas)

“playeros” (para uso en la playa), los trajes de baño, donde estaban los bikinis; los

jeans, minifaldas y ropa considerada como ligera fue la característica.

Componentes de la vestimenta que al paso del tiempo serían adoptados por los

porteños; por lo que dicho ropaje holgado más allá de su informalidad respecto a

las buenas costumbres en relación a la indumentaria de las grandes urbes

mexicanas e incluso en el resto de las ciudades del estado de Sinaloa, lo que en

algún momento fue un elemento sólo “visto bien” en los visitantes

estadounidenses, al paso del tiempo fue adaptado a la vida cotidiana de una parte

de la sociedad pata salada, específicamente con la mayor parte de la juventud de

217

esos años, a los cuales les resultaba más atractivo este tipo de patrones

importados, algo que los diferenció de las generaciones mazatlecas previas.

Para el porteño el ver a los “gringos” y todo lo que traían puesto simbolizó

una puerta de entrada para una serie de influencias en la indumentaria y su uso. A

las cuales buscaron acceder adquiriendo artículos de manufactura nacional o

extranjera, siendo la segunda la de mayor valor simbólico.

A pesar de que los negocios dedicados a la venta de ropa en el puerto fueron

acrecentándose paulatinamente, y que éstos se jactaron de ser los encargados

de poner a disposición del cliente porteño las modas del momento a través de

artículos de manufactura nacional pero con estilos importados, para gran parte de

los habitantes de Mazatlán no había mejor cosa que portar una prenda procedente

de Estados Unidos.

Pero las únicas dos vías para poder acceder a las prendas y marcas

estadounidenses fue a través de viajes de compras a la zona fronteriza del norte

del país e incluso cruzando el Rio Bravo hacia los estados colindantes de la

nación vecina, o simplemente adquiriéndolas en Mazatlán por medio de los

porteños comerciantes que en sus propias casas se dedicaban a la venta informal

de tan valorados productos por ellos mismos importados. Un tipo de comercio que

se hacía prácticamente de boca en boca.

Los viajes de los porteños hacia el país vecino del norte fue una práctica de

quienes contaban con los recursos económicos para hacerlo, lo cual se podía

hacer a través de mar, tierra y aire. Esta última considerada como la mejor

alternativa debido a la reducción de horas de camino, la comodidad habida en

este medio de transporte, y asimismo el contenido simbólico de status de quién

podía pagar ese tipo de servicio. Líneas aéreas anunciaban constantemente los

viajes a Estados Unidos a partir de 1950 en los impresos de la localidad, ejemplos

como Aerovías Guest, Aeronaves de México, Air West, Hughes Airwest y

Mexicana de Aviación llenaron las páginas cotidianamente caracterizadas por

atractivos e elaborados gráficos.

Dentro de los motivos por los cuales fueron constantes los viajes de los

porteños a Estados Unidos están principalmente la compra de equipos para

218

empresas, estancias de estudios en universidades norteamericanas, ya sean para

cursar grados escolares o simplemente para el aprendizaje y práctica del inglés;

también figuraron las vacaciones, práctica donde generalmente se trasladaba toda

la familia, otra más fueron las visitas a familiares mexicanos con residencia en

dicho país, y finalmente los viajes de negocios.

A pesar de los esfuerzos y la campaña representada en el discurso oficial

con tintes nacionalistas emprendido por Luis Echeverría, cuando se planteaba la

idea a los turistas mexicanos de conocer primero México y gastar el dinero dentro

del mismo país antes de hacerlo en el extranjero,311 Estados Unidos no sólo

representó para una parte de los porteños el lugar más buscado para ir a

vacacionar, sino un lugar donde la educación tenía mayor calidad a comparación

de México, así también los productos que allá se vendían.

De este modo, la zona limítrofe compartida entre los dos países, en ciudades

como La Paz, Tijuana, Nogales, Son., Tucson, Phoenix, Los Angeles, San Diego,

se volvió un punto referente para los porteños que buscaban aquellos productos

de difícil acceso en la vida comercial de la localidad. Quienes desarrollaron esta

práctica de ir de compras con el fin de adquirir mercancías estadounidenses para

su venta en Mazatlán comúnmente fue la clase media y alta porteña, y: hasta las

señoras de la sociedad.312 Mismas que al retorno del viaje ponían en venta en sus

propias casas a las esperadas y siempre novedosas prendas “gabachas”.

La ropa norteamericana que circulaba en Mazatlán fue simbolizada como

indumentaria de “moda”. Donde aparecieron Jeans de mezclilla Levis, calzado

como los “tennis” Converse, faldas y minifaldas, vestidos, trajes de baño de

distintos estilos -donde se encontraban los bikinis-, shorts, camisas, camisetas,

gorras; además accesorios como aretes, collares, relojes, etc. Todos ellos, de

311

3

Parte de la nota periodística hacia el siguiente señalamiento: “La parte

esencial del discurso fue dedicada a dirigir un mensaje a los habitantes de México

para que antes de que ellos hagan turismo al extranjero y vayan a gastar fuera del

país sus ahorros, conozcan primero las bellezas y las costumbres que nuestro

país les ofrece”. Vocero, Guasave, Sin., Febrero 15 de 1970, p. 3.

219

acuerdo a los testimonios, con la característica de ser productos bien hechos,

incluso dentro del imaginario colectivo algo sinónimo a una excelente calidad. Una

calidad que, como lo señala Entwistle “... es el distintivo esencial de las

clases...”.313

Como resultado, la vestimenta producida en Estados Unidos era

identificada por el porteño “de buen ojo” con el simple hecho de observarla, ya que

los estilos, marcas, cortes y tipos de telas se diferenciaban de los de manufactura

nacional. Un hecho que habla del conocimiento y de la influencia cultural

presentada en el habitante del puerto, los cuales fueron elementos generados a

partir del habitar un ambiente turístico mayormente norteamericano donde las

modas llegaron a través de los visitantes y por las industrias culturales de la

época.

La ropa norteamericana en Mazatlán en el mayor de los casos era portada

por jóvenes de clase media y alta, a los cuales fue muy común verlos usándola en

los cines, en los restaurantes y fuentes de sodas, en los bailes, fiestas, incluso

hasta en la misma escuela. Pero sin duda por una gran mayoría utilizada como

“ropa dominguera”, es decir, lo mejor para lucir el día domingo.314

312

3

Información obtenida a través de la entrevista del autor con el señor

Carlos López Shion, Mazatlán, Sin., enero 28 de 2012; asimismo de la Sra. Isabel

Azcona, Mazatlán, Sin., septiembre 18 de 2012. En ambos casos los entrevistados

hacen referencia que fue una práctica común de habitantes de Mazatlán el ir de

compras al norte del país e incluso a los Estados Unidos con la finalidad de

adquirir mercancía para llevarla a la venta en el puerto, ya que eran bien vistos

aquellos artículos provenientes –ya sean marcas o manufacturados- de la Unión

Americana.

313

3

Joanne Entwistle, op. cit., p. 166.

314

3

Entrevista del autor al Sr. Jorge Franco Rodríguez, Mazatlán, Sin., Marzo

8 de 2012.

220

El valor simbólico del poder portar una prenda de origen estadounidense

para el joven porteño –desde nuestra perspectiva- iba más allá de la calidad

representada en el producto. Más bien, el usar ropa “gabacha” significó el poderse

integrar al escenario cultural emanado desde la moda imperante de la época; fue

una integración que manifestó el deseo del mazatleco por lucir como lo hacían sus

visitantes “gringos”,315 una expresión por el anhelo de ser moderno y ser parte del

progreso, términos identificados en el plano nacional con la cultura del país vecino

del norte durante el siglo XX, mismos que fueron intensificados tras los conflictos

bélicos de mitad de siglo.

Asimismo, el adoptar elementos culturales norteamericanos, en este caso

parte de la vestimenta, simbolizó el establecimiento de las diferenciaciones

sociales dentro de los habitantes del puerto, es decir, no sólo en el plano de quién

era rico, de clase media o pobre, sino quién era “moderno” y, en ese sentido,

distinto a los demás. En otras palabras, el acto de utilizar determinada prenda o

marca estadounidense reproducía un uso y valor suntuario.

Para algunos habitantes del Mazatlán de la segunda mitad del siglo XX,

indudablemente las prendas provenientes de Estados Unidos tenían un valor

simbólico que las diferenciaba de las nacionales. Entre la búsqueda de status-

moda, parte importante de los porteños se avocaron por usar aquellas tendencias

en la vestimenta llegadas desde el norte de México. Las cuales “no a todos se les

veía bien” de acuerdo con el Sr. Esteban García. Es decir, en base a lo por él

315

3

Parte de los estadounidenses llegados al puerto fueron los

representantes directos e inmediatos de la época de una vida ociosa por su

calidad de turistas, o si lo trasladamos al planteamiento de Veblen, ésta aparecería

como “… la demostración más sencilla y concluyente de la fuerza pecuniaria y, por

tanto, de superioridad de poder, con tal de que el caballero ocioso pueda vivir

siempre con facilidad y desahogo manifiestos”. Thorstein Veblen, Teoría de la

clase ociosa, FCE, México, 1944, p. 46.

221

señalado, a la norteamericana le lucía bien el vestido, pero a la porteña no tanto,

algo que tenía una relación directa con el tipo de cuerpos, ya que la ropa distaba

mucho en apariencia si la usaba un “gringo” o un mazatleco. Esto hasta el grado

de, cómo él le llama, “ridiculizarse”.316

Esta idea defendida por el Sr. García en cierta medida fue compartida por

algunos habitantes de la sociedad porteña de la época, los cuales opinaron sobre

el uso del bikini en el caso de la mujer joven “… al igual que la minifalda, me gusta

y lo uso, ambas prendas resultan elegantes y cómodas, sólo no lucen en cuerpos

desproporcionados y sólo son mal vistos por quienes usarlos no pueden”.317

El propio Sr. García hace mención que el “mal de la imitación” de los

elementos de la cultura estadounidenses, en cuestión de la vestimenta, no radicó

propiamente en la indumentaria, sino en las formas de utilizarlas por parte de los

habitantes del puerto. Últimos que, desde su perspectiva, no estaban preparados

culturalmente para adoptarlos.318 Empero, diversas voces hablaban ya de una

moda reflexionadapor lo que “la joven mexicana, consciente de los repetidos

316

3

Entrevista del autor al Sr. Esteban García, Mazatlán, Sin., Junio 12 de

2012.

317

3

Este extracto de información es parte de un reportaje titulado “Chicas

porteñas opinan que son estéticas y cómodas sus modas” en El Sol del Pacífico,

marzo 29 de 1970, p.1.

318

3

Dentro de la idea expuesta a través del testimonio se encuentra un

planteamiento teórico como el señalado por Entwistle cuando establece que “de

todos modos, los estilos de vestir y el gusto en la ropa son sólo una parte de la

ecuación; el modo en que la persona lleva estas prendas, de hecho, cómo

<<lleva>> el cuerpo, es igualmente importante. El cuerpo es el portador del

prestigio social no sólo por cómo está vestido, sino también por cómo se conduce,

se mueve, anda y habla”. Joanne Entwistle, op.cit., p. 166.

222

cambios de la moda, opina a favor del uso de la minifalda y en del bikini y en su

generalidad concuerda en que ambas son prendas estéticas y cómodas”.319

Para los habitantes porteños de la época los usos de un determinado modelo

o tipo de vestimenta estuvieron influidos por las propias modas de su tiempo. Por

lo que generaciones fueron diferenciándose las unas de las otras por la adopción

de los estilos, y del valor simbólico implícito en cada una de ellas. En ese sentido

las adopciones culturales se rigieron por el propio contexto vivido entre cada

generación.

Conclusión

Los habitantes de Mazatlán durante el periodo de 1950 a 1975 no sólo fueron

testigos del arribo de turistas estadounidenses a los hoteles, restaurantes, playas

y calles del puerto, sino también presenciaron e interactuaron –como en el caso

presente en influencias previas- con la llegada de bienes culturales o cultura

material que fueron trasmitidas y difundidas tanto por el mismo viajero como por

las industrias culturales de la época.

Adopciones y prácticas fueron representantes del fenómeno de

transculturación en Mazatlán las cuales tuvieron distintas expresiones. Fue el caso

de los deportes, idioma, costumbres y tradiciones que fueron introducidas en un

ambiente de <<modernidad y progreso>> vivido en el puerto a razón del escenario

nacional y local, último del cual la industria y el desarrollo del turismo tuvo una

injerencia fundamental.

La música, principalmente el rock and roll, fue un bien cultural que se

adoptó en el puerto de Mazatlán como lo fue en otras partes de México. Pero para

efectos locales, estos ritmos llegaron en sintonía con el ambiente turístico de la

época. Es decir, fue el puerto un escenario predilecto –a comparación de otros

319

3

El Sol del Pacífico, marzo 29 de 1970, p. 1. Véase imágenes y el

reportaje completo de la nota en anexo núm. 6.

223

puntos de la región- donde se reprodujo en mayor medida el movimiento musical

característico en la juventud. Grupos y bandas que reprodujeron la música de

influencia estadounidense e inglesa comenzaron a surgir, así también como

públicos para los ritmos <<revolucionarios>>.

La música y los grupos ubicados en esta oleada de influencias extranjeras

hallaron cabida en hoteles, restaurantes y centros de baile de la localidad. Pero no

sólo fueron agrupaciones locales o de la región los únicos que se presentaron,

sino también los llegados de otros lugares del mundo; elemento que nos habla

sobre la importancia de Mazatlán como un lugar donde fueron aceptadas estas

corrientes musicales. Esto generado prácticamente por el simbolismo implícito en

la música dentro de los habitantes pata saladas para los que la modernidad y el

progreso estaban representados por los ritmos de allende la frontera.

La vestimenta de adopción en el puerto quizá tenga las mismas

características como lo ocurrido en otros puntos del país, sin embargo, la cercanía

a la costa y el clima propició que tras irrumpir los visitantes turistas

estadounidenses –principalmente del sur de Estados Unidos- con sus modas

“playeras”, dichas indumentarias también fueron puestas en práctica por los

habitantes de Mazatlán, llevándose estas al plano de la vida cotidiana.

Posiblemente los gustos y afinidades variaron de acuerdo a la edad de cada

porteño; así también por los valores morales interiorizados en cada individuo. Sin

embargo, basándonos en las huellas contenidas en la prensa, las modas

estadounidenses – o por lo menos originariamente consideradas como tales

dentro de la población- fueron bienes culturales que cobraron una fuerte

importancia dentro de los consumos y adopciones de los pata saladas. Ello al

grado de que el portar o adquirir una mercancía (ropa) manufacturada en Estados

Unidos simbolizó algo distinto en comparación a las homónimas nacionales. Más

allá de la calidad y la novedad se pusieron en juego elementos de distinción.

A razón de esta idea los viajes por parte de mazatlecos a la zona de la

frontera norte, e incluso hacia los Estados Unidos, con motivos de compra de

productos de todo tipo de marcas y manufacturas “gringas” se convirtió en una

práctica comercial que era consumada en el puerto.

224

Finalmente podemos decir que la presencia e influencia estadounidense

dentro del sistema cultural porteño se manifestó en las adopciones y las formas en

que los habitantes del puerto pusieron en práctica dichos bienes representantes

de <<el otro>>. Manifestaciones que se presentaron de diversas formas y bajo

distintas vías. Para el caso de Mazatlán estas llegaron por las dos maneras de

contacto mencionadas, las cuales respondieron a las dinámicas económicas,

sociales y tecnológicas que fueron parte del ambiente de la época.

Conclusión

Estados Unidos Mexicanos, a veces hasta el nombre pareciese que habla por sí

mismo. Y es que la relación entre Estados Unidos de América y México ha sido

muy cercana en todos los ámbitos a lo largo del tiempo. Antes ambas naciones

estuvieron dividías sólo por un río y extensos desiertos, hoy hasta con un muro

como en algún momento sucedió en Alemania. Pero para la cultura y sus formas

de manifestación ni la división natural ni la artificial ha representado un obstáculo

verdadero.

Elementos representativos de ambas sociedades –las cuales han sido

multiculturales a lo largo de la historia- han viajado de norte a sur y viceversa;

llegando y partiendo a través de individuos migrantes y viajeros, así también lo

han hecho por medio de los bienes culturales o cultura material intensificada en

producción y distribución por el comercio y los medios de comunicación

principalmente del siglo XX.

La cercanía territorial de México con Estados Unidos le ha llevado al primero

en mención a ser receptor, y a la vez emisor hacia el segundo, de elementos

culturales a través de distintas formas y dinámicas. Pero los fenómenos de

contacto cultural, presencias e influencias entre esos dos pueblos no se han dado

de forma homogénea y unívoca. Cada tiempo, contexto y lugar se ha conformado

de generalidades así como también particularidades.

Si bien estamos de acuerdo en que los flujos culturales han sido mutuos, es

decir, una serie de interacciones entre lo considerado como <<cultura mexicana>>

225

y <<cultura estadounidense>>, mismas que han tomado formas o manifestaciones

variadas en los dos países, ha sido de nuestro interés el abordar una sola vía: lo

proveniente del norte y adoptado en el sur.

Dentro de la literatura Latinoamericana y en especial la mexicana,

fenómenos culturales correspondientes a las relaciones entre Estados Unidos y

México han sido parte de diversos análisis y posturas; unas de ellas reivindicaron

el nacionalismo del águila y la serpiente en todos los territorios del país –fueran

fronterizos o no-; mientras que en otros casos se postularon críticas sobre los

contactos asimétricos llámense transculturación, aculturación, hibridismo, entre

otras denominaciones más avocadas a los contactos culturales y las <<zonas de

contacto>> respectivas a un determinado momento histórico.

Ese tipo de fenómenos de contacto donde entran en juego elementos de

cada cultura no fue algo dado por primera vez en el puerto en el periodo donde se

ubica este estudio, sino un hecho inmerso en los propios pasados porteños, en la

misma historia. Mazatlán vivió prácticamente desde su formación una relación

constante con hombres y bienes culturales de diversas procedencias. Figuraron

durante el siglo XIX los ingleses, alemanes, franceses, españoles, italianos,

estadounidenses, chinos, entre otros más, los cuales fueron parte representante

de una variada gama de nacionalidades registradas en las huellas y documentos

históricos respectivos a la vida económica, política, social y cultural de la Perla del

Pacífico.

En el caso de Estados Unidos y Mazatlán, a pesar de los miles de kilómetros

que han separado al puerto con alguna ciudad del vecino país del norte, estos han

guardado una estrecha relación en los pasajes históricos y asimismo en los

contemporáneos. Ha habido ocupaciones militares, flujos de capitales, flujos

tecnológicos y relaciones diplomáticas; por otro lado también han cruzado las

fronteras ideologías, bienes culturales, hombres y grupos a través de la migración

y del turismo principalmente del siglo XX.

Sin duda son distintos los contextos del siglo XIX respecto a los del XX en

relación al puerto y al mundo. El periodo de estudio aquí abordado está

antecedido por la Segunda Guerra Mundial. Etapa en donde Estados Unidos llegó

226

a posicionarse en la cumbre mundial en relación a lo económico, lo político, y lo

militar. Como parte de ese tiempo imperante el avance de las tecnologías, a raíz

de su fabricación para la guerra, se trasladó al uso cotidiano de las sociedades

desarrolladas así como también a las que se encontraban en camino a lograrlo.

Otro elemento más sumado al contexto de la época fue el turismo, actividad

que se intensificó en la etapa de posguerra; Estados Unidos se convirtió en el país

que generó mayor número de turistas en el mundo occidental, siendo Europa de

occidente y Latinoamérica los territorios a donde viajaron con más frecuencia los

estadounidenses. Acorde a dicho contexto Mazatlán a partir de la segunda mitad

del siglo XX fue cuando contó con mayor presencia turística respecto a décadas

previas, por lo que la nacionalidad predominante de los visitantes llegados fue

norteamericana. Un reflejo de ese ambiente fue el acontecido en Mazatlán con el

auge de la <<industria sin chimeneas>>, ya que en base a dicha actividad el

puerto contó con un desarrollo urbano y económico que lo diferenció del resto de

las ciudades del estado de Sinaloa.

Si bien la industria pesquera fue hasta cierto momento de la vida del puerto

el bastión económico-productivo y laboral, ya para la segunda parte del siglo XX

sería aquella que se encargó de brindar hospitalidad y servicios a los visitantes

estadounidenses, hecho que cambio rotundamente la conformación y dinámica

sociocultural de los habitantes porteños en relación a <<los otros>>.

Fue a raíz de la llegada de turismo a la costa sinaloense, el desarrollo

tecnológico de las industrias culturales, aunado con los avances de producción y

traslado de mercancías de un lugar a otro, como los pobladores porteños

comenzaron a interactuar con los bienes culturales “internacionales” con mayor

intensidad. Fue una etapa para la vida del puerto donde el contacto con lo

extranjero fue parte componente del ambiente turístico imperante en la que

porteños participaron de forma directa e indirecta.

Se puede recalcar que algunas presencias e influencias llegadas al puerto

provenientes del norte no fueron originarias del país vecino, pero la

comercialización, así como también el papel dominante de dicha nación en el

escenario occidental le dio la característica de distribuidor-emanador, y justamente

227

en ello residió en que en ocasiones lo llegado (bienes culturales) de Estados

Unidos fuera visto o concebido por la población receptora como un elemento

netamente estadounidense, aún y cuando no lo fuera, y solamente contara con el

sello o estilo norteamericano.

Mazatlán por su carácter de puerto fue receptor de múltiples influencias, sin

embargo, la que se generó en el siglo XX ha sido quizás una de las más

determinantes para explicar el presente. Como se mencionó con anterioridad, los

medios de comunicación fueron una vía para los pobladores curiosos de conocer

lo extranjero que en buena medida era dominado por lo emanado desde Estados

Unidos.

Fueron los diarios, las carteleras de cine, la radio y la televisión los vínculos

de acceso y relación con todo lo que tuvo “olor” a norteamericano. Por estas

formas de información las estrellas de cine y televisión de Hollywood, marcas y

estilos de ropa, música, formas de bailar y actitudes se transmitieron y difundieron

por todo el orbe; estos convertidos en íconos de la internacionalización, del

progreso y la modernidad para esos años simbolizada. Asimismo, por medio de los

diarios se presentaron huellas sobre las adopciones y prácticas transculturales de

los porteños en relación a la influencia estadounidense. Viajes al extranjero,

principalmente hacia las ciudades del sur fronterizo de la Unión Americana,

celebraciones como el Halloween y la lluvia de dólares fueron parte de ello.

Deportes, el aprender el inglés, nombres <<raros>> de bares, fuentes de sodas,

restaurantes y la introducción de algunos platillos como hamburguesas, hot dogs,

y lo vendido como <<cocina internacional y americana>> formaron parte de la

publicidad que se difundió en la prensa de la época y que nos remite a una etapa

porteña donde lo estadounidense se convirtió en el referente de moda.

Por su parte, la forma de contacto directo, es decir, turista y habitante pata

salada, permitió la introducción de prácticas como el surfing, la pesca y caza

deportiva, las cuales se convirtieron al paso del tiempo en adopciones porteñas,

de la cual el deporte acuático californiano por excelencia dio como resultado la

creación de los mazatlecos “surfers”, fenómeno cultural que sobrevive hasta

tiempos presentes.

228

La música y la vestimenta forman parte de esa combinación de influencias y

formas de presencia estadounidense que se dieron. Esto debido a que tanto fue

fundamental para la adopción cultural lo que llegó a través de las industrias

culturales como lo fue el arribo de los turistas estadounidenses, quienes fueron los

modelos “en vivo” para los habitantes del puerto de los estilos y el porte de ciertas

vestimentas como los trajes de baño, las minifaldas y los jeans. Asimismo,

agrupaciones extranjeras que se presentaron en diversos establecimientos de

Mazatlán, específicamente provenientes de territorios del norte fronterizo, aunado

con las del centro del país que en dicho tiempo fueron los representantes del rock

estadounidense en México, adoptaron y a su vez manifestaron la influencia de los

homólogos “gringos” e ingleses, algunas veces traduciendo las canciones y en

otras ocasiones no. Algo similar fue lo acontecido en el caso de la vestimenta,

conformación del grupo, nombres y actitudes en el escenario.

En cuanto al fenómeno implícito en las adopciones culturales de esta

naturaleza en Mazatlán, de acuerdo a las huellas y la interpretación que se les ha

dado en este trabajo, planteamos que la música y la vestimenta tuvieron un

simbolismo particular para aquellos porteños que las pusieron en práctica, es

decir, escuchar y bailar la música del momento, asimismo, el vestir ropa con

estilos extranjeros y, en el mejor de los casos, traída desde Estados Unidos, dio un

elemento de distinción respecto a los demás habitantes que no formaron parte de

la moda, no sólo por la novedad de los sonidos y bailes, o por la calidad atribuida

a cierta prenda de manufactura “gringa”, sino por el pertenecer al ambiente

turístico y el demostrar ser capaces de estar en la misma sintonía de los visitantes

representantes del progreso y la modernidad de la época.

Si bien no hemos podido determinar qué sector de la población recibió más

influencia estadounidense basado en las adopciones y prácticas de acuerdo al

nivel socioeconómico, sí podemos plantear con base a indicios, por lo menos los

encontrados en prensa, que los pertenecientes a las clases medias y altas

tuvieron mayor afinidad hacia lo extranjero; sin embargo esta conjetura es sin

duda parcial debido a la inexistencia de más información en dicho medio.

229

Por otro lado se ha podido hacer desde una visión de igual medida indiciaria

–basada en fuentes bibliográficas y la entrevista- que habitantes que mantuvieron

un contacto directo con turistas presentaron influencias culturales diferenciadas

respecto a los que no fueron parte de esa interacción local. Ello mantiene aún la

duda sobre qué peso tuvo cada una de las formas de contacto en la

transculturación porteña.

Aun así, nos atrevemos a pensar que el contacto directo jugó un papel –si

no mayor en cantidad, sí en cualidad- determinante para las adopciones y

prácticas de influencia extranjera llevadas a cabo por la población habitante del

puerto durante 1950 a 1975. Esto basándonos en la idea de la importancia de la

misma historia del puerto y los anteriores contactos multiculturales gestados a

través de los años. Lo que fue un elemento histórico implícito en la

transculturación pata salada de la segunda mitad del siglo XX.

Podemos finalizar señalando que existe mucho trabajo por hacer en esta

temática, ya sea retomando al turismo y su impacto cultural en las sociedades

receptoras e incluso en los mismos viajeros, hasta el papel de los extranjeros

turistas e inmigrantes en las transformaciones económicas, políticas, sociales y

culturales de las localidades en las cuales se desenvuelven.

230

Anexo 1.- Mazatlán en la portada de la revista Mexico´s West Cost del año 1969.

En los interiores de dicha publicación, la cual fue dedicada a publicitar

distintos destinos turísticos, se anuncia información respecto a hoteles,

restaurantes y algunas características económicas, ecológicas, urbanas y sociales

que eran de interés para los turistas internacionales.

Anexo 2. Recopilación de títulos de algunas columnas del diario El Sol del Pacífico.

Primer fila con numeración de izquierda a derecha:

231

Imágenes 1, 2,3.

Segunda fila: 4, 5,6.

Tercer fila: 7, 8, 9.

Cuarta fila: 10, 11, 12.

Quinta fila: 13, 14, 15.

232

La secuencia y la relación de números e imágenes se basan de acuerdo al orden cronológico de las publicaciones.1.- Ene-9-1968. 2.- Dic-29-1969. 3. - Mar-24-1970. 4.- Ene-19-1971. 5. - Feb-18-1971. 6. - Mar-23-1971. 7. - Mar-31-1971. 8. - Abril-10-1971. 9. - Ago-2-1971. 10. - May-13-1972. 11. - May-16-1972. 12. - Jul-1-1972. 13. - Oct-30-1972. 14. - Ago-27-1973. 15. - Nov-22-1974.

Las columnas aparecidas en prensa desde 1950 comúnmente hicieron alusión a problemáticas sociales de esa época. Durante la década de los años cincuenta e inicios de los sesenta los temas a tratar en dichos espacios hicieron mayor referencia al contexto nacional en esa materia, pero fue a partir de finales de los años sesenta y lo primeros de los setenta cuando aparecieron con mayor constancia aquellas expresiones sobre temas internacionales, y sobre Estados Unidos desde el plano económico, político, social y cultural.

Anexo 3. Algunos productos propios del ambiente de modernidad y progreso de la época anunciados en El Sol del Pacífico durante el periodo de estudio.

233

Artículos para el uso cotidiano representantes del progreso y modernidad occidental para la segunda mitad del siglo XX. La mayoría de dichos productos correspondieron a marcas estadounidenses, mismas que se difundieron a través del cine y la televisión principalmente como parte del fenómeno american way of life.

Anexo 4. Carteleras de las salas de cine porteño retomadas de El Sol del Pacífico.Imagen: 1 y 2.

234

3 y 4.

5 y 6.

7 y 8.

235

1. Nov., 4, 1951. 2. Mar., 8, 1953. 3. Abr., 11, 1953. 4. Ene., 4, 1954. 5. Ene., 4, 1968. 6. Dic.,

10, 1969. 7. Ene., 13, 1973. 8. Ago., 18, 1973.

En este anexo 4 hemos seleccionado algunas carteleras de las salas de cine porteñas en las cuales aparecieron anunciadas diversas películas de producción estadounidense, las cuales llegaban al puerto –comúnmente- años después de haber sido filmadas. A diferencia del tipo gráfico de dichos anuncios fílmicos aparecidos en la década de los cincuenta en el puerto, en los 60´s y 70´s, contaron con una mejoría dados los avances tecnológicos de la época, los cuales llevaron imágenes a un plano más atractivo para el ojo humano.

Anexo 5. Publicidad de algunos de los grupos musicales llegados al puerto ente 1950-1975.

236

Esta fue la forma en cómo aparecieron anunciados los grupos musicales en el puerto a través de la prensa. Cabe resaltar que durante la década de los años cincuenta escasamente aparecieron imágenes como

parte de dicha propaganda. Pero fue a raíz de los años sesenta cuando comenzaron a visualizarse la fotografía de dichos conjuntos.

Anexo 6. Transcripción e imágenes de la nota titulada Chicas porteñas opinan que son estéticas y cómodas sus modas.

El Sol del Pacífico, marzo 29 de 1970, p. 1.

237

La joven mexicana, consciente de los repetidos cambios de la moda, opina a favor del uso de la minifalda y del bikini y en su generalidad concuerda en que ambas son prendas estéticas y cómodas.Una encuesta permitió captar y valorar la opinión de dos dignas exponentes de la belleza que supera los confines nacionales para universalizarse; ellas son: Adelina Álvarez Sandoval e Irma Tirado Canizales, ex soberanas de nuestra máxima fiesta porteña y gentiles siempre.“El vestido largo resulta antiestético; prefiero la minifalda, aunque, cabe aclarar que propiamente aquí ésta no se usa, más bien el uso de esta prenda se limita al vestido corto”, expresó Adelina.Respecto al bikini manifestó que “al igual que la minifalda, me gusta y lo uso, ambas prendas resulta elegantes y cómodas, sólo no lucen en cuerpos desproporcionados y sólo son mal vistos por quienes usarlos no pueden”.¿Y, las miradas de asedio? Bueno; a quién no turba una insistente mirada; pero, para todo hay un lugar y un momento, subrayó.Irma, de ojos almibarados, con una sonrisa respondió a la pregunta del uso de minifalda y del bikini. Lucia en ese momento una minifalda y dio a saber que el bikini le gusta, pero no lo usa.La belleza morena coincidió en opinar a favor del uso de ambas prendas y su deseo de seguir la moda, tras de meditarlo. (sic)En la playa, dos hermosas bañistas requeridas de su opinión, Gloria Abaroa y María Luisa Rivas, procedentes de Salinas, California, la primera y de Culiacán la segunda, coincidieron

238

también en declararse a favor del uso de la minifalda y del bikini.Gloria recalcó que “siempre los he usado y no le veo nada de malo; es la moda y me gusta”.María Luisa dijo: “soy decidida partidaria de la minifalda, yo la uso y me gusta varla, aunque no a todas les sienta bien. Si hay belleza, el atuendo debe corresponder a ello. El bikini no lo uso, pero creo que lo usaré más adelante, no veo nada de censurable en ello”.La entrevista personal generalizó en un momento, y la opinión de las jovencitas que se aglomeraban fue abiertamente a favor del uso de lo que más convenga.

El conjunto del escrito aborda una entrevista –aparentemente de un reportero del diario- hacia un grupo de jóvenes porteñas y extranjeras que en ese momento se encontraban sobre las playas del puerto. Dicho acercamiento tiene la intención de recoger el testimonio sobre las faldas y los trajes de baño usados por ella. Orientándose a lo largo del texto en hacer alusión a lo que las entrevistadas opinaban sobre dicha vestimenta.

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