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UNIVERSIDAD AUTÓNOMA AGRARIA ANTONIO NARRO UNIDAD SALTILLO Macro Proyecto “Mejoramiento de la productividad, competitividad y sustentabilidad de la cadena productiva de la leche de bovino en México” Proyecto: SAGARPA-CONACYT 2010-01-144591 Reporte de “Guía técnica de prevención y prácticas de manejo para mejorar la eficiencia reproductiva y de la crianza de reemplazos en hatos semitecnificados/familiares de producción de leche bovina Miguel Ángel Mellado Bosque Encargado del proyecto en la región sureste de Coahuila Saltillo, Coahuila, México Octubre de 2013

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UNIVERSIDAD AUTÓNOMA AGRARIA ANTONIO NARRO

UNIDAD SALTILLO

Macro Proyecto “Mejoramiento de la productividad, competitividad y sustentabilidad de la cadena productiva de la leche de bovino en México”

Proyecto: SAGARPA-CONACYT 2010-01-144591

Reporte de “Guía técnica de prevención y prácticas de manejo para mejorar la eficiencia reproductiva y de la crianza de reemplazos en hatos

semitecnificados/familiares de producción de leche bovina

Miguel Ángel Mellado Bosque Encargado del proyecto en la región sureste de Coahuila

Saltillo, Coahuila, México Octubre de 2013

Descripción del problema La ganadería lechera está creciendo en la mayoría de zonas de México,

tanto de clima templado como en los de clima tropical. La realidad económica

de gran parte de estas áreas de crecimiento está asociada a explotaciones

familiares (escasa tecnificación), de variado tamaño usualmente en áreas de

menor potencial agrícola. Bajo esta realidad, la ganadería lechera en pastoreo,

semipastoreo o de traspatio (con o sin suplementación de concentrados) se ha

convertido en una alternativa económica para muchas familias Mexicanas,

debido a los bajos costos en instalaciones e infraestructura y a una menor

inversión en flujo de caja. Hoy la producción de leche semiintensiva o familiar

en muchos casos representa la única alternativa económica para la actividad

lechera en muchas zonas del país y en algunos sistemas alcanza altos niveles

de producción por ha/año (ejemplo la zona de Jalisco).

Debe recordarse que antes de producir leche la lechería tiene que producir

preñeces. Por eso es tan importante conocer como mínimo cuantas preñeces

se requieren producir por mes. No importa el medioambiente (tropical o

templado), las explotaciones lecheras tiene aspectos de manejo reproductivo

comunes que

se deben manejar exitosamente con el fin de asegurar el mantenimiento de la

producción y la sustentabilidad del ciclo productivo. Algunos de los aspectos

más relevantes del manejo reproductivo de lechería para sistemas familiares se

describen a continuación:

Manejo reproducivo del hato

Determinación del estatus reproductivo del hato

Con los registros reproductivos de las vacas se pueden calcular varias medidas que reflejan el estado reproductivo del hato. El análisis de estas medidas permite conocer el grado de la eficiencia reproductiva de un hato dado. Además, estas medidas indican en

que aspectos reproductivos se está haciendo una buena labor y en que otros aspectos se está fallando.

Intervalo entre partos. Esta medida es la que mejor describe la eficiencia reproductiva del hato. Se define como el número de días o meses que transcurren entre dos partos sucesivos. En los sistemas intensivos, para maximizar la cantidad de leche producida por día durante la vida productiva de los animales, es necesario tener intervalos entre partos de 12 a 13 meses. La Fig. 9.1 ilustra el punto anterior. Tanto la concepción temprana (antes de los 80 días de lactancia) como la tardía (después de los 110 días de lactancia) reducen la producción anual de leche de la vaca. Dicho de otra forma, los intervalos entre partos menores de 12 ó mayores de 13 meses conducen a una menor producción de leche por día, en comparación con la producción de las vacas con intervalos entre partos entre 12 y 13 meses.

En los sistemas de doble propósito este parámetro tiene una interpretación más flexible, debido a que el anestro posparto de las vacas es más prolongado en estos sistemas de producción. Lo anterior se debe al amamantamiento de los becerros, y a la subnutrición que en ciertas épocas del año experimentan las vacas mantenidas en los potreros de las zonas tropicales y subtropicales. Por lo anterior, para la evaluación de la eficiencia reproductiva de las vacas mantenidas en pastoreo en zonas tropicales, deben considerarse las condiciones nutricionales de los animales, aunque se debe intentar lograr intervalos entre partos cercanos a los 12 meses.

Figura 9.1. Efecto del intervalo entre partos sobre la producción de leche por vaca.

Días abiertos. Se define como el número de días que la vaca no está preñada durante la lactancia, o bien, como el número de días entre el parto y la concepción. Dado que los días abiertos determinan el intervalo entre partos, este parámetro es uno de los mejores indicadores del estatus reproductivo del hato. Para el cálculo de esta medida se cuentan los días transcurridos entre el parto y el último servicio de la vaca diagnosticada preñada. La variación en días abiertos se debe a la eficiencia en la detección de calores, al periodo voluntario que se fija para inseminar a las vacas después del parto, a los servicios por concepción, y a la reanudación de la actividad reproductiva posparto de las vacas.

Tasa de concepciones. La tasa de concepciones se refiere al porcentaje de vacas que conciben después de la inseminación. La tasa de concepciones a primer servicio es la medida más comúnmente utilizada para evaluar a las vacas con este parámetro. Esta medida se calcula dividiendo el total de vacas que quedaron preñadas con un solo servicio, sobre el total de vacas inseminadas por primera vez, y el resultado se multiplica x 100, para expresarlo como porcentaje. Es importante recordar que para el cálculo de esta medida se deben incluir aquellas vacas que ya han sido eliminadas del hato, pero que estuvieron en producción durante el periodo de tiempo que se está evaluando. El porcentaje de concepciones a primer servicio en un hato bien manejado es de alrededor de 60%, por lo que se espera que más del 90% de las vacas queden preñadas después de tres servicios, al considerar aquellas vacas que no concibieron con la primera inseminación.

Servicios por concepción. Esta medida se calcula dividiendo el número total de inseminaciones practicadas durante el periodo que se esté evaluando (normalmente un año), sobre el número de vacas preñadas durante el periodo de evaluación. En este cálculo deberán incluirse todas aquellas vacas que fueron eliminadas durante el periodo

6700

6800

6900

7000

7100

7200

7300

7400

7500

335 355 375 395 415 435 455

INTERVALO ENTRE PARTOS (DÍAS)

PRO

D. L

ECHE

/LAC

TANC

IA (k

g)

considerado. Bajo óptimas condiciones, cuando la preñez se detecta alrededor de los 60 días de gestación, el número de servicios por concepción es normalmente de 1.4. Sin embargo, cuando se consideran los becerros nacidos, el número de servicios por concepción se eleva a 1.6. Por lo anterior, en general se requieren 2 inseminaciones para producir un becerro.

Intervalo entre servicios. Esta medida se calcula contando el número de días entre servicios sucesivos para cada vaca. Dado que el valor promedio que se obtiene para el hato es muy difícil de interpretar, se prefiere categorizar los intervalos como sigue: ciclos cortos anormales (menos de 18 días), ciclos normales (19-24 días), ciclos largos anormales (25-35 días) y ciclos largos normales (múltiplos del ciclo de 19-24 días). Con esta categorización de los intervalos entre servicios, se tiene una idea de la eficiencia en la detección de calores y de la cantidad de muertes embrionarias que están ocurriendo. Los porcentajes esperados de estas categorías de intervalos entre celos, bajo condiciones normales, se presentan en el Cuadro 9.1.

Eficiencia en la detección de calores.- La detección de calores es uno de los problemas reproductivos más acentuados en los las explotaciones lecheras intensivas, particularmente en aquellas con un número elevado de animales. En establos bien manejados es común que sólo el 70% de las vacas ciclando se detecten en celo y se inseminen en el tiempo apropiado, mientras que entre un 10 y 20% de los animales se inseminan sin que estos estén ovulando. El conocimiento de la eficiencia y la exactitud en la detección de calores, son, por lo tanto, medidas muy importantes para poder determinar las causas de las fallas reproductivas del hato. La determinación de la eficiencia de detección de vacas en celo es semejante al concepto de sensitividad en epidemiología. La eficiencia se expresa como el porcentaje de celos que fueron observados, con relación al total de periodos de estros posibles. Por ejemplo, una eficiencia de detección de estro de 50% indica que sólo se detectaron la mitad de las vacas que presentaron celo en el hato. La eficiencia de detección de celo (EDC) se calcula como sigue:

Cuadro 9.1. Forma de interpretar los intervalos entre servicios.

INTERVALOS ENTRE

SERVICIOS (DÍAS)

INTERPRETACIÓN % ESPERADO

3-16 Anormalmente corto Menos del 5%

17-24 Normal 60%

25-33 Anormalmente largo* 10%

34-48 Normal? (2 ciclos)* 20%

49-53 * Menos del 5%

54-70 Normal? (3 ciclos)* Menos del 5%

* Se debe probablemente a la muerte embrionaria temprana.

número de inseminaciones/vaca

EDC= ---------------------------------------------------------- x 100

No. calores susceptibles de insem/vaca

El número de calores susceptibles de inseminación se calcula de la siguiente manera:

días abiertos - (periodo fijado para la 1a insem. + 10)

---------------------------------------------------------------------------------

21

Si el valor obtenido de la operación anterior contiene decimales, éste se redondea al número inmediato superior, independientemente del valor de los decimales.

Ejemplo: Se tienen los siguientes datos de un hato lechero:

Promedio de días abiertos = 120

Periodo fijado para 1a inseminación = 50 días posparto

Promedio del número de servicios por concepción = 1.7

120 - (50+10)

# calores susceptibles de inseminación = ----------------------

21

= 2.85 = 3

1.7

Eficiencia detección de calores = ------ X 100 = 56%

3

Una eficiencia de 70-75% en la detección de calores se considera aceptable; aunque el productor deberá a buscar niveles de eficiencia aun más elevados.

La exactitud de la detección de vacas en celo es un concepto análogo a especificidad, y se refiere al porcentaje de vacas observadas en celo que verdaderamente estaban en calor. Por ejemplo, si la exactitud de la detección de vacas en celo es 70%, entonces 3 de cada 10 vacas reportadas en celo no estaban en calor. Si consideramos que alrededor del 60% de las vacas inseminadas quedan preñadas (un solo servicio), entonces en un hato con una exactitud de detección de celos de 70% la tasa de preñez será de tan solo 42% (0.6 x 0.7). Es importante señalar que, aunque teóricamente la eficiencia en la detección de vacas en calor es independiente de la exactitud de detección de estros, existe una relación entre estas 2 mediciones. A medida que la eficiencia de detección de vacas en celo se incrementa, la exactitud en la detección de calores tiende a reducirse.

Otros parámetros reproductivos. Existen varias medidas adicionales utilizadas para describir el comportamiento reproductivo del hato. Entre estas medidas se encuentran las siguientes: días entre el parto y la primera inseminación, número de vacas en calor antes de los 60 días posparto, número de vacas con más de 120 días abiertos, porcentaje de vacas eliminadas por problemas reproductivos, promedio de días secos, y edad al primer parto. Algunas de estas mediciones son difíciles de obtener debido a que la información para las mediciones antes señaladas, muchas veces no se registran en los hatos lecheros. Finalmente, cabe señalar que existen algunos índices reproductivos que combinan los aspectos reproductivos con las tasas de eliminación de los animales o que se basan exclusivamente en las fallas reproductivas del hato.

Es importante señalar que cuando se evalúa la eficiencia reproductiva de un hato lechero, los promedios de las medidas anteriormente discutidas no siempre nos proporcionan un panorama claro del desempeño reproductivo de las vacas. Tomemos el caso de un establo donde el promedio de días abiertos de 120 vacas preñadas es de 95 días (intervalo entre partos = 12.5 meses). A primera vista se consideraría que la eficiencia reproductiva de este hato es excelente. Sin embargo, pudiera ser que 42 de estas vacas (35% del hato) hayan tenido más de 120 días de lactancia sin que se hayan observado en celo, y que en promedio presenten 150 días abiertos (intervalo entre partos = 14.7 meses). Estas vacas con problemas reproductivos pudieran pasar inadvertidas si otro 35% de las vacas del hato tuvo menos de 80 días abiertos, y por lo tanto, intervalos entre partos menores del año. Por lo anterior, las medidas de los parámetros productivos deben ir acompañadas de alguna medida de dispersión.

Identificación de los factores que afectan la eficiencia reproductiva

Si el análisis de las medidas reproductivas indica que el intervalo entre partos del hato evaluado es anormalmente prolongado, surge la pregunta si esto es debido a una baja tasa de concepción o a una baja eficiencia en la detección de calores. Analizando el siguiente ejemplo se aprenderá a contestar a esta pregunta.

Se tiene un hato donde el promedio de intervalos entre partos es de 13.9 meses (143 días abiertos), el número de servicios por concepción es de dos y las vacas se empiezan a inseminar después de los 50 días posparto. Si la reproducción fuera perfecta se tendrían intervalos entre partos de 11.5 meses (70 días abiertos), y sólo se requeriría de un servicio por preñez. Considerando lo anterior se calcula lo siguiente:

• Número de días que se prolongó el intervalo entre partos: 143- 70 = 73 • Días perdidos debido a fallas en la concepción = 1 ciclo = 21 • Días perdidos debido a fallas en la detección de calores: 73 - 21= 52

El servicio extra que se requirió en este hato para la concepción de las vacas representa el 29% del total de los días que prolongaron el intervalo entre partos, mientras que la detección deficiente de los calores representa el 71% del tiempo que prolongó este parámetro. Por lo tanto, la detección de calores en este hato representa el 71% de los problemas que están afectando los intervalos entre partos prolongados de las vacas. Con esta información se puede entonces buscar y corregir las causas de la deficiente detección de las vacas en calor.

Metas de las medidas reproductivas

En el Cuadro 9.2 se presenta una guía para evaluar el comportamiento reproductivo de vacas lecheras manejadas intensivamente.

Cuadro 9.2. Guía para medidas del comportamiento reproductivo del ganado lechero.

Parámetro

Clasificación

Mala Buena Meta

Días entre parto y primer servicio 90 80 70

Días abiertos 130 100 90

Tasa de concepción a primer servicio 50% 55% 63%

Servicios por concepción (vacas preñadas) 2.0 1.8 1.6

Servicios por concepción (todas las vacas) 2.2 1.9 1.6

Eficiencia de detección de calores (%) 45 60 75

Exactitud de detección de calores (%) 80 90 95

Vacas mostrando celo a 60 días postparto (%) 50 65 70

Edad al primer parto (meses) >27 26 24

x No. lactancias en la vida de la vaca <3 3 4

Abortos (%) >5 4 <3

Vacas preñadas (palpación 45-60 días; %) 80 85 90

Vacas eliminadas por problemas reproduct. (%) >10 8 5

Opciones para mejorar la eficiencia reproductiva

Mejoramiento de la eficiencia de detección de vacas en celo

La detección deficiente de vacas en celo constituye una de las causas más importante de una baja eficiencia reproductiva de los hatos lecheros. La falla en la detección de celos puede radicar en la inhabilidad de detectar algunas de las vacas en celo, o en el señalamiento de vacas en celo que en realidad no se encuentran en calor. El estudio de los registros reproductivos del hato nos permite descubrir si el problema de detección de celos se debe a errores en la detección de calores, o porque algunas de las vacas en celo pasan inadvertidas. En el Cuadro 9.3 se presentan los indicios que ayudan a contestar la duda anterior.

Los errores en la detección de vacas en calor se deben principalmente a alguna de las razones siguientes: (1) identificación deficiente de las vacas, (2) interpretación incorrecta de los signos de celo, (3) uso incorrecto de los medios para detectar las vacas en celo y (4) vacas que presentan signos de celo sin estar en calor (alrededor del 5% de las vacas preñadas muestran signos de celo). Como puede observarse, la detección

deficiente de vacas en celo involucra aspectos de las vacas y aspectos de los humanos. Veamos primero los problemas inherentes a las vacas.

Cuadro 9.3. Indicios que permiten conocer las causas de una detección deficiente de calores.

Hatos donde algunas

vacas en calor pasan

inadvertidas

Hatos donde existen

errores en la detección

de vacas en celo

Pocos servicios registrados

antes de la primera inseminación

Más del 5 -10% de las vacas con ciclos estruales de entre 3 y 17 días

Primer servicio después de los

70 días postparto

Más del 5 -10% de las vacas inseminadas 2 veces a intervalos de 2-3 días

Más del 25-30% de los intervalos

entre sevicios exceden los 25 días

Más del 10% de las vacas con ciclos estruales entre 25 y 35 días

Más del 10-15% de las vacas resultan vacías cuando se palpan a los 50-60 días postinseminación

Vacas que paren entre 3 y 6 semanas antes de la fecha esperada de parto

Cuando se evalúa el programa de detección de celos de una explotación lechera, es necesario tener en mente que la duración del celo de las vacas y el tiempo de la ovulación de las mismas varía entre animales. Aunque en las vacas lecheras el período del celo dura en promedio 18 horas, en el 25% de los animales el celo dura menos de 8 horas. Además, alrededor del 20% de las vacas ovulan más temprano o más tarde que el resto de las compañeras de establo, en las cuales la ovulación ocurre entre las 7 y 14 horas después de terminado el celo. Bajo condiciones tropicales la duración del celo de las vacas lecheras (Bos taurus) es de 12 a 14 horas y el de las vacas cebuinas de 7 a 10 horas. Hay que tener en mente, también, que el promedio de la duración del ciclo estrual es de 21 días (rango = 18 a 24 días). Esta variación en la fisiología y comportamiento de los animales debe tomarse en cuenta por la persona encargada de detectar las vacas en celo, con el objeto de establecer un periodo de observación adecuado para detectar el máximo número de vacas en celo.

Otros aspectos del comportamiento de las vacas en celo que deben tenerse en cuenta son:

• Las vacas en calor gastan más tiempo caminando, menos tiempo comiendo y

menos tiempo descansando que las vacas que no están en celo. • La mayor actividad de monta de las vacas en celo (70%) ocurre entre las 6 PM y

las 6 AM. • Los animales en celo tienden a separarse del grupo, y si son varias las vacas en

calor, éstas permanecen aisladas del resto de las compañeras del corral, con una frecuente actividad de montas entre ellas. Las vacas en celo que ocupan el lugar más bajo en la jerarquía social del hato, suelen mezclarse con aquellas vacas que habitualmente las golpean, y que de no estar en celo las evitarían.

• La expresión de los signos del celo suelen ser más notorios cuando las vacas son expuestas a un toro con el pene desviado o vacas tratadas con testosterona.

• La frecuencia de montas es más intensa cuando varias vacas se encuentran en celo al mismo tiempo, en comparación con la presencia de una sola vaca en celo en el grupo.

Si la detección de vacas en celo constituye un problema serio en el hato, las siguientes medidas ayudarán a corregir el problema:

1) Identificación correcta de las vacas. Los aretes grandes constituyen una de las mejores formas de identificar a los animales mantenidos en potrero o en estabulación. El herrado es otra forma de identificar a los animales, aunque la lectura del número marcado a fuego o con nitrógeno líquido se dificulta en los animales de pelo largo y piel despigmentada. En sistemas intensivos, las cadenas en el cuello son otra forma popular de identificar a las vacas.

2) Asignación de una persona para la observación diaria de las vacas, durante dos o tres veces por día, con el objeto de reportar los animales en calor. Además, el resto del personal de la explotación debe entrenarse para que reconozcan las vacas en celo. Puede considerarse la posibilidad de dar incentivos económicos a las personas encargadas de detectar las vacas en celo, con base en las inseminaciones que resultan en preñeces.

3) La persona que revisa las vacas en celo debe hacer sus observaciones preferentemente temprano en la mañana y en la tarde. Se sugieren períodos de observación de por lo menos 30 minutos. Aparte de observar las vacas por la actividad de monta, es conveniente caminar entre las vacas para detectar signos secundarios de celo, tales como lodo o tierra en los costados de las vacas, descargas de moco por la vulva y saliva en el lomo de las mismas. En caso de que las vacas estén echadas en el corral o en el potrero, éstas deben ser levantar con el objeto de promover la actividad de monta, en caso de que existan animales en calor.

4) La observación de las vacas no debe hacerse al momento de servir la comida o cuando éstas se encuentran en corrales apretados. En los potreros se deben evitar, para las vacas susceptibles de inseminarse, los lugares excesivamente lodosos o bien los potreros con pastos muy altos o con densa vegetación.

5) Deben registrarse todos los celos de las vacas. Con esto, si la vaca no fue inseminada en su primer calor por haberse presentado éste antes de los 50 días posparto, se puede predecir el día en que el animal volverá a mostrar celo. Estos registros permiten, además, detectar problemas reproductivos a través de la detección de ciclos anormalmente largos o periodos prolongados entre parto y primer celo.

6) En establos muy grandes el uso de animales marcadores (toros con el pene desviado, novillos inyectados con estrógenos y vacas inyectadas con testosterona) resulta muy útil en la detección de las vacas en celo. A los novillos de entre 250 y 500 kg se les aplican 15 mg de estradiol por semana y a las vacas o becerras puberales que se utilizan como marcadoras, se les aplican 200 mg de testosterona 3 veces por semana. Existen en el mercado otros productos para ayudar a detectar vacas en celo, de éstos, el "KaMaR" por su costo y efectividad puede ser el único método práctico en la detección de celos. Este producto consiste en un bulbo adherido a una especie de cinta adhesiva (Fig. 9.2), la cual se coloca en la grupa de la vaca. Al ser presionado el bulbo, como resultado de la monta de una vaca, éste se "dispara" lo que causa su cambio de coloración. Otro método auxiliar para la detección de las vacas en celo es la aplicación de una línea de pintura en la grupa de la vaca, sobre la espina dorsal y hasta el nacimiento de la cola (Fig. 9.3). La pintura "corrida" en la grupa de las vacas es indicación de que éstas fueron montadas, presumiblemente por haber estado en celo.

Figura 9.2. Esquema del uso del "KaMaR" para la detección de las vacas en celo. Vaca de la izquierda con KaMaR intacto. Vaca de la derecha con KaMaR “disparado”.

Figura 9.3. Uso de pintura en la grupa de las vacas para la detección de animales en celo.

Existen también instrumentos electrónicos que se colocan en la grupa de las vacas

y son sensitivos a la presión (HeatwatchTM; DDx Technology). Este instrumento

proporciona información continua de la actividad de monta, usando un transductor que

se activa con presión. Esta información es enviada a una computadora donde es

almacenada y analizada. Existen otros instrumentos electrónicos que se colocan en la

grupa de la vaca y registran el número de montas que una vaca recibe (Fig. 9.4).

Figura 9.4. Ejemplo de detector electrónico de montas de las vacas lecheras. La luz del lado izquierdo indica una o dos montas (inicio del celo), la luz del centro indica de tres a cuatro montas (mitad del celo), y la luz del lado derecho indica el tiempo óptimo de inseminación.

Otra alternativa para la detección de las vacas en celo es el uso de pedómetros electrónicos, o sensores del movimiento (Boumatic Heat SeekerTM), los cuales se colocan en el cuello o patas delanteras de las vacas. Estos aparatos operados por baterías, indican el incremento en la actividad de las vacas asociado al celo. Con el uso de estos instrumentos electrónicos se detectan entre 80 y 87% de las vacas en celo, comparado con el valor típico de un 60% con la observación visual.

Es importante hacer notar que la tasa de concepciones de las vacas inseminadas con base en signos de celos secundarios, o calores detectados por métodos no

visuales, es inferior a la tasa de concepciones de las vacas inseminadas cuando el celo es detectado visualmente (Cuadro 9.4).

7) Si al poner en práctica las medias antes señaladas aun persisten vacas que sobrepasan los 70 días postparto sin presentar celo, entonces estos animales deben palparse por el recto, para conocer lo que está ocurriendo en sus ovarios. Si se detecta que la vaca tiene actividad ovárica, se puede aplicar prostaglandina durante la fase luteal, con lo cual se induce a que el animal presente celo alrededor de las 50 horas posteriores a la inyección de este producto. De existir folículos císticos o folículos luteinizados, éstos deberán tratarse, en el primer caso, con GnRH o LH y las vacas presentarán celo en aproximadamente tres semanas. En el segundo caso las vacas deben tratarse con prostaglandinas, con lo cual las vacas presentarán celo entre dos y siete días postratamiento.

8) En establos muy grandes el agrupamiento de las vacas ayuda enormemente en el manejo reproductivo de los animales. Los grupos que pueden formarse son (a) vacas paridas próximas a servicio y vacas con más de 100 días abiertos y que no se hayan detectado en celo, (b) vacas preñadas y lactando y (c) vacas preñadas y secas. Con este esquema de agrupación se concentraría la labor de observación de vacas en celo en un solo grupo de animales. Además, esta forma de agrupación es compatible con otros esquemas de agrupación basados en la alimentación de los animales.

Control de la ovulación de las vacas y novillonas

En algunos establos la detección del celo de las becerras puberales en ocasiones se dificulta, por permanecer éstas alejadas de las vacas de ordeña. En estos casos pudiera considerarse la sicronización del celo de estos animales, con lo cual la mayoría de becerras puberales serían inseminadas en un periodo de tres o cuatro días.

Cuadro 9.4. Tasa de concepción de vacas inseminadas con base en diferentes signos de celo.

Signo Tasa de preñez (%)

La vaca permite la monta

No se observa actividad de monta pero se observa:

Bramido persistente

"Apoyo" incompleto de la leche

Incremento en la actividad

Monta de otras vacas

Pelo hirsuto en la base de la col

Descarga de moco por la vulva

Kamart (detector de calor) "disparado"

Sangre en la vulva

51.3

50.0

49.6

49.6

49.3

48

44.2

43.2

33.0

Uso de prostaglandinas

Uno de los fármacos más comúnmente utilizados para la sincronización del celo de las vacas es la prostaglandina (Lutalyse, Estrumate o Bovilene). Para el uso de la prostaglandina existen 4 diferentes esquemas (Fig. 9.5). En la primera alternativa se realizan 2 aplicaciones de prostaglandina F2α a intervalos de 11 días. Los animales empezarán a mostrar celo entre las 48 y 72 horas después de la segunda inyección. La segunda alternativa consiste en la palpación de los ovarios de todas las becerras puberales a sincronizarse, y sólo aquellos animales con un cuerpo lúteo son inyectados. Este procedimiento tiene el problema de que la detección del cuerpo luteo a través de la palpación no es del todo exacta. Una tercera alternativa sería la aplicación de prostaglandina y la inseminación de las novillonas que muestren celo a las 48-72 horas postratamiento. Todos aquellos animales que no muestren celo reciben una segunda aplicación de prostaglandina, 11 días después de la primera inyección. Nuevamente se inseminarán las becerras puberales que presenten celo después del tratamiento. La cuarta alternativa consiste en observar los animales durante 6 días consecutivos, y todos aquellos en calor se inseminan. Al resto de los animales se les aplica prostaglandinas el día 6 de observación, y se inseminan aquellas becerras puberales que respondan al tratamiento.

Figura 9.5. Diferentes alternativas para la sincronización del celo de vacas con prostaglandinas.

Sincronización de la ovulación (ovsynch)

Con el sistema ovsynch se sincroniza el desarrollo folicular, la regresión del cuerpo luteo, y el tiempo de la ovulación, permitiendo la inseminación a tiempo fijo después de la segunda inyección de GnRH (Fig. 9.6). Con este protocolo aproximadamente el 85% de las vacas tratadas ovulan, ocurriendo la liberación del óvulo entre 24 y 32 horas después de la segunda inyección de GnRH. El porcentaje de concepciones de las vacas tratadas con ovsynch regularmente es un poco más bajo que las vacas inseminadas con detección visual del celo. Si el tratamiento ovsynch se inicia entre el día 5 y 12 del ciclo estrual se incrementa la tasa de concepciones. Por lo anterior, con dos inyecciones de PGF2α administradas con 14 días de intervalo antes de la primera inyección de GnRH, se iniciaría el tratamiento de ovsynch entre los días 5 y 12 del ciclo estrual

La presincronización hormonal de un grupo de vacas en fase aleatoria del ciclo estral para iniciar ovsynch entre los días 5 y 12 del ciclo, puede lograrse usando dos inyecciones de PGF2α administradas con 14 días de intervalo antes de la primera inyección de GnRH. La presincronización con dos inyecciones de PGF2α que se administran a 14 días de intervalo, y precediendo la iniciación de ovsynch en 12 días ha demostrado mejorar la tasa de concepción en vacas lecheras lactantes comparado con ovsynch (protocolo denominado presynch + ovsynch). Para facilitar la comprensión

del protocolo, en el Cuadro 9.5 se presenta el calendario de la aplicación de las hormonas

Figura 9.6. Diferentes alternativas para la sincronización del celo de becerras puberales o vacas con diferentes combinaciones de prostaglandinas y GnRH.

Cuadro 9.5. Calendario de inyecciones hormonales e inseminación artificial a tiempo fijo para el protocolo Presynch/Ovsynch

Domingo Lunes Martes Miércoles Jueves Viernes Sábado

PGF

PGF

GnRH

PGF GnRH IA

PGF = PGF2α (25 mg), GnRH = hormona liberadora de las gonadotropinas (50 μg). La inseminación a tiempo fijo puede realizarse entre las 0 y 24 horas después de la segunda inyección de GnRH.

Finalmente, es prudente indicar que el porcentaje de concepciones es de 20% a 40% más bajo en las vacas tratadas con ovsich, en comparación con las vacas inseminadas con detección visual de celo. Por lo anterior, no es aconsejable el uso de ovsynch e IA a tiempo fijo en vacas lecheras.

Implantes de norgestomet

Para el uso del norgestomet (Synchromate B, Crestar) se siguen los siguientes pasos: (1) se inserta el implante (6 mg de norgestomet) con un aplicador, en la parte posterior de la oreja del animal, y simultáneamente se inyectan 5 mg de valerato de estradiol al animal. (2) Nueve días después se retira el implante, y las becerras presentarán celo entre 48-54 horas después de terminado el tratamiento. El rango de los animales en celo después del tratamiento es de 77 a 100%, con valores por encima del 90% para la mayoría de los estudios. Las tasas de concepción al primer servicio es de 33 a 68%. En las instrucciones de uso del norgestomet se indica que la inseminación de los animales puede hacerse en un periodo de tiempo determinado, sin la necesidad de detección de los animales en celo. Sin embargo, múltiples investigaciones indican que el porcentaje de preñez de las vacas inseminadas sin detección de calor, después de la sincronización del celo con norgestomet, es entre 10 y 30% inferior al que se obtiene con detección de celo.

Acetato de melengestrol (MGA) y PGF2α

Este protocolo consiste en la administración, vía oral (mezclado con el concentrado), de acetato de melengestrol durante 14 días. Las becerras puberales presentan celo entre dos y seis días después de suspender el tratamiento, sin embargo, este celo es subfértil y ninguna becerra debe inseminarse en esta oportunidad. Posteriormente se

aplica una inyección de PGF2α a todas las becerras puberales de 17 a 19 días después

del retiro del progestágeno. El celo se presenta entre dos y cuatro días después de la inyección de PGF2α.

Por último, es conveniente señalar que los productos antes discutidos para la sincronización del celo sólo serán efectivos si los animales se encuentran bajo un plano nutricional adecuado, y bajo un buen programa sanitario. Además, es importante señalar que ninguno de los programas de sincronización del celo mejora la fertilidad de las vacas o corrige deficiencias en el manejo de los animales. Dicho de otra forma, el porcentaje de concepciones será bajo si las becerras aptas para la inseminación no están siendo alimentadas adecuadamente, si el semen se está manejando deficientemente, o si la inseminación artificial se está realizando inadecuadamente. La sincronización del celo no contrarresta estos problemas de manejo.

Tiempo para la inseminación de las vacas

La inseminación deberá realizarse varias horas antes de que ocurra la ovulación, esto con el objeto de que los espermatozoides completen la colonización de los sitios del aparato genital de la vaca, que sirven como reservorios de las células espermáticas. Además, los espermatozoides requieren de alrededor de seis horas de residencia en el canal reproductivo de la vaca para su capacitación. La ovulación ocurre entre 24 y 30 horas después del inicio del estro, por lo tanto, el tiempo óptimo de la inseminación es entre 10 y 20 horas después del inicio del celo. Este periodo abarca de la mitad del periodo del celo hasta las 6 horas después de terminado el calor de la vaca (Fig. 9.7).

Figura 9.7. Tasa de concepciones de vacas lecheras con relación al tiempo de inseminación.

A pesar de que la vida de los espermatozoides en el canal reproductivo de la vaca es de 18-24 horas, y la vida del óvulo de 10-12 horas, la viabilidad de los embriones producto de gametos viejos se reduce marcadamente. Por lo anterior, los espermatozoides ya capacitados deben estar esperando el arribo del óvulo al sitio de la fertilización. Cuando la inseminación ocurre tan pronto como la vaca muestra signos de celo, ó 12 horas después de terminado el calor, ocurre una interacción de gametos viejos, lo que conduce a una menor tasa de concepción o a un incremento en la muerte de los embriones. En hatos lecheros donde se detectan las vacas en celo 2 veces al día, por lo tanto, las vacas que se observan en celo en la mañana se deben inseminar en la tarde, y las detectadas en celo por la tarde se inseminan en la mañana del día siguiente. En explotaciones donde la detección de celos se realiza sólo una vez por día, las vacas deberán inseminarse en el momento en que éstas se observen en calor. Cabe mencionar que estudios con becerras ciclando indican que no existe diferencia en cuanto al porcentaje de preñez si los animales se inseminan en el momento en que se detectan en celo, en comparación con la inseminación 12 horas posteriores a la detección de celo.

Detección de preñez

El primer signo de preñez es el no retorno del celo en la vaca, a los 21 días después de la inseminación. La confirmación de la preñez debe realizarse entre los 45 y 60 días después de la inseminación, si se practica la palpación rectal, y a los 21-25 días si se cuenta con la prueba que mide los niveles de progesterona en la leche, o equipo de ultrasonido.

Determinación de la preñez vía palpación rectal

Este es el método más simple y más utilizado para detectar la preñez en bovinos. Como se puede observar en la Figura 9.8, la preñez se diagnostica palpando el útero de la vaca, y esto se logra al introducir el brazo cubierto con un guante por el recto del animal. Ya con el brazo introducido se procede a localizar los cuernos uterinos, operación que se facilita si antes localizamos el cérvix de la vaca. Localizado el cérvix, estructura que se siente como el cuello de un pollo, se recorre la mano hacia adelante y se encuentra la bifurcación de los cuernos uterinos. Después de 45 días de gestación, la exploración de cada uno de estos cuernos permitirá detectar la presencia o ausencia de tejido o fluidos embrionarios. A los 60 días de gestación, la sola diferencia de tamaño de los cuernos uterinos permite saber si la vaca está gestante. Mayores detalles de las características del útero durante la gestación se presentan en el Cuadro 9.6 y Figura 9.9.

Figura 9. Palpación de útero para la detección de preñez.

Detección de preñez vía la determinación de progesternona en la leche

Con los métodos actualmente disponibles para detectar la progesterona en la leche, ya no es necesario enviar las muestras de ésta a un laboratorio, sino que personas entrenadas pueden llevar a cabo los análisis en clínicas veterinarias o en el mismo establo. Estas pruebas se basan en inmunoensayos ligados a enzimas (ELISA) y los

resultados son muy fáciles de leer, pues basta observar el cambio de color de la muestra después de agregar los reactivos, y una breve incubación. El procedimiento requiere de 5 a 10 minutos para la preparación y mezcla de las muestras y los reactivos, y un periodo de 45-60 minutos de incubación.

Cuadro 9.6. Tamaño, peso y características del feto y cuernos uterinos durante los primeros 120 días de gestación del bovino.

Días de preñez

Peso

(g)

Longitud

(mm)

Características del feto y útero

45 3.5–7.1 25-32 Uno de los cuernos uterinos ligeramente alargado, paredes ligeras y prominente. Feto del tamaño de un huevo de gallina.

60 7.1-14.2 64 Cuerno uterino del tamaño de un plátano, lleno de fluido y ligeramente caído a la cavidad abdominal. Feto del tamaño de un ratón.

90 85-170 127-152 Ambos cuernos uterinos inflamados (75-90 mm de diámetro), y caídos en la cavidad abdominal. Feto del tamaño de una rata. Cotiledones 20-25 mm.

120 453-907 250-300 Feto del tamaño de un gato pequeño. Cotiledones 50-65 mm.

Si la prueba se realiza a los 21-23 días posinseminación, niveles altos de progesterona indicarán que la vaca ha quedado preñada. Sin embargo, debido al alto porcentaje de mortalidad embrionaria durante esta etapa de gestación, es importante que la preñez se confirme algunas semanas después a través de la palpación rectal. Por lo anterior, la utilidad práctica de esta prueba en la detección de preñez es reducida, aunque es de suma utilidad para monitorear la mortalidad embrionaria, para determinar la eficiencia de detección de las vacas en calor, y para atender tempranamente aquellas vacas que no quedaron preñadas.

Figura 9.9. Dimensiones del útero durante la gestación temprana.

Uso del ultrasonido

Otro método para la detección temprana de la preñez (18 -22 días), es el examen de las vacas con equipo de ultrasonido, utilizando un transductor transrectal, aunque el alto costo de estos equipos limita su uso en las explotaciones lecheras pequeñas. El uso del ultrasonido puede combinarse con protocolos de sincronización de la ovulación para reducir el intervalo entre inseminaciones, en aquellas vacas que no están gestantes al momento del examen. En la Fig. 9.10 se indica la rutina que permitiría inseminar una vaca no gestante a los 35 días después de un servicio previo. Esto resultaría en un intervalo entre servicios de 35 días para vacas que necesiten resincronización.

Figura 9.10. Protocolo de manejo reproductivo que combina la inseminación artificial a tiempo fijo (ovsynch) con el diagnóstico temprano de preñez con ultrasonido. Las letras en la parte inferior de la figura indican los días de la semana.

Manejo de las vacas al parto

Algunos de los problemas reproductivos empiezan al momento del parto. Entre estos problemas se encuentran los partos distócicos, la retención de placenta y las infecciones del útero. Antes de discutir estos problemas, enseguida se anotan algunas sugerencias para el manejo de las vacas que se aproximan al parto:

1) Manter un buen registro de los servicios de las vacas. Con esta información se programa oportunamente el secado de los animales y se puede saber la fecha en que ocurrirá su parto. Cinco días antes del parto las vacas deberán trasladarse al área de partos, y éstas deberán observarse a intervalos regulares y frecuentes.

2) Alimentar las vacas que van al primer parto de tal forma que éstas lleguen al parto con el peso adecuado (Cuadro 9.7). Estos animales deben inseminarse preferentemente con semen de toros que producen becerros con pesos al nacimiento inferiores al promedio de la raza, esto para reducir las dificultades al parto.

IA

Cuadro 9.7. Edad, ritmo de crecimiento y peso recomendados para fecundar a las becerras puberales de diferentes razas.

Raza

Primer servicio Ganancia diaria

requerida (g)

Edad y peso mínimo al parto

Edad (meses)

Peso (kg) Edad (meses)

Peso (kg)

Ayrshyre 14 - 17 300 - 340 725 23 545

Guernsey 14 - 17 275 -300 680 22 430

Holstein 14 - 17 300 - 340 725 23 550

Jersey 14 - 17 250 - 295 590 21 385

P. Suizo 14 - 17 300 - 340 725 23 545

* Peso antes del parto.

3) Evitar que las vacas engorden demasiado al final de la lactancia y durante el periodo seco. Las vacas en este estado tienden a tener mayores problemas de partos distócicos, infecciones uterinas, retención de placenta, desórdenes metabólicos y quistes ováricos. Al final de la lactancia es cuando las vacas tienden a engordar más, por lo tanto, es durante este periodo cuando mayor atención se debe poner a la condición corporal de los animales.

4) Los parideros de las vacas deben estar aseados, secos, bien ventilados y deben ser confortables para las vacas. Estos lugares deberán estar alejados de otros sitios donde se encuentren animales enfermos. Es conveniente que los parideros se encuentren alejados de máquinas ordeñadoras y plantas de alimentos, con el objeto de evitar el estrés del ruido y el polvo que la maquinaria anterior provoca.

5) No debe asistirse a la vaca durante el parto, al menos que se detecten problemas durante este proceso. En el ganado Holstein, más del 85% de las vacas multíparas y más del 75% de las vacas primerizas normalmente paren sin asistencia.

6) No debe tratarse el canal reproductivo de las vacas en forma rutinaria después del parto, ya que el riesgo de infectar a la vaca es alto, por lo que esta práctica puede traer más problemas que beneficios.

Partos distócicos

Las dificultades al parto derivan de terneros demasiado grandes con relación al área pélvica de la vaca, o bien a posiciones anormales de los becerros al momento del parto. La primera causa de distocia se presenta primordialmente en vacas primerizas de las razas lecheras, mientras que la segunda causa afecta a vacas de todas las edades. Para la extracción de becerros excesivamente grandes con relación al área pélvica de la vaca, se jalan las patas delanteras del becerro en forma recta, no simultáneamente, sino una por una, de tal forma que pase la pelvis primero uno de los hombros (preferentemente el izquierdo), y luego el hombro derecho (Fig. 9.11 y 9.12). La aplicación de la fuerza para extraer el becerro debe coincidir con una contracción de la vaca para la expulsión del becerro. Enseguida se proceda a rotar al becerro, de tal forma que la cadera de éste se alinee con el área más amplia de la pelvis de la vaca. Finalmente se jala el becerro hasta sacarlo totalmente del canal de parto.

Figura 9.11. Secuencia de una extracción forzada de un becerro en posición normal.

Figura 9.12. Forma de jalar las patas de un becerro cuando éste no puede pasar el canal de parto. Las presentaciones anormales de los becerros al parto se presentan en la Fig. 9.13. Para la extracción de los becerros que se encuentran en una posición inadecuada es necesario el reacomodo de éstos dentro del útero hasta lograr que las patas delanteras y la cabeza apunten hacia la vagina del animal, o bien que las patas traseras queden

colocadas en el canal de parto. Para la operación antes descrita, es necesario meter la mano con un guante dentro del útero, previa lubricación del canal de parto. Si la cabeza se encuentra en el canal de parto, pero una o las dos manos se encuentra hacia atrás, la cabeza se empuja hacia adentro del útero y se reacomodan las patas junto con la cabeza (Fig. 9.14). Enseguida se extrae el becerro jalándolo de las patas delanteras. Si la cabeza se encuentra doblada, ésta debe enderezarse, según se muestra en la Figura 9.14. Si el becerro

Figura 9.13. Presentaciones anormales de becerros al momento del parto.

ya tiene medio cuerpo afuera y está atorado de la cadera, éste debe jalarse hacia el exterior y hacia abajo en dirección de los talones de la vaca. Además, el becerro debe jalarse hacia el lado izquierdo primero y luego hacia el lado derecho, esto con el objeto de liberar una parte de la cadera primero, y luego la otra. Si en el canal de parto aparece la cola pero no los miembros posteriores, el becerro se empuja hacia adentro del útero y se colocan las patas traseras en la vagina, las cuales se jalan hacia el exterior hasta sacar al becerro. Si el becerro se encuentra de espaldas en el piso del útero, éste debe ser volteado, y dependiendo de la orientación del becerro, éste será jalado de las patas traseras o delanteras hacia el exterior.

Figura 9.14. A la izquierda, reacomodo dentro del útero de las patas del becerro. A la derecha, forma de enderezar la cabeza de becerro dentro del útero.

El reacomodo y extracción de los becerros que se encuentran en posiciones anormales al momento del parto en ocasiones es muy complicado, por el gran esfuerzo físico que esta labor demanda. Por lo anterior, es de vital importancia lubricar adecuadamente el canal de parto durante la extracción del becerro. En muchos casos el uso de cadenas obstétricas, o en caso de no contarse con ellas, el uso de cuerdas, es indispensable para poder extraer al becerro. La forma de utilizar las cadenas obstétricas se presentan en la Figura 9.15.

Figura 9.15. Descripción del manejo de las cadenas obstétricas para la extracción de becerros en casos de partos distócicos.

Salud reproductiva

Para la implementación de un programa efectivo de salud reproductiva se debe considerar lo siguiente: (1) prevenir las enfermedades y desórdenes que causan problemas reproductivos, (2) tratar en forma efectiva aquellas enfermedades inevitables que se presentan rutinariamente en cualquier hato lechero, y (3) identificar los problemas específicos que están alterando la eficiencia reproductiva y aplicar las medidas correctivas.

Para el primer punto es necesario inmunizar a los animales contra aquellas enfermedades que interfieren con la reproducción, y que se presentan en el área donde está ubicado el hato lechero. Para las condiciones de México estas vacunas pueden ser contra brucelosis, leptospirosis, campilobacteriosis (vacunar sólo a los toros), diarrea viral bovina y rinotraqueitis bovina. Respecto al segundo punto, la metritis, retención de placenta, los quistes ováricos y los abortos son problemas frecuentes e inevitables en todas las explotaciones lecheras. Algunos aspectos de estos problemas reproductivos se tratan a continuación.

Metritis

La metritis se refiere a la inflamación del útero debido a las infecciones uterinas. Este problema normalmente se presenta después de la retención placentaria, por lo que, si se previene este último problema, se reduce la incidencia de metritis. Otros factores que predisponen la ocurrencia de esta enfermedad son los ambientes poco higiénicos, alteraciones hormonales (altas concentraciones de prostaglandinas), nutrición inapropiada, estrés ambiental, partos distócicos, becerros muertos al nacimientos y temperatura ambiental elevada.

Las infecciones del útero se detectan por la presencia de pus en las descargas uterinas expulsadas al exterior por la vulva, las cuales pueden tener un olor desagradable, y por el engrosamiento de los cuernos uterinos y la involución uterina retardada. Las recomendaciones para el tratamiento de este padecimiento son controversiales. Algunos autores han reportado buenos resultados con la infusión intrauterina de un antibiótico de amplio espectro (ejemplo de 2 a 5 g de oxitetraciclina en un litro de solución salina), pudiéndose reforzar la terapia con la aplicación de antibióticos intramuscularmente. Algunas consideraciones adicionales para este problema son: (1) las infusiones son de poco efectividad si no se presentan descargas anormales; (2) se debe asegurar que las descargas provienen del útero, pues las infecciones de la vagina pueden causar síntomas similares a la metritis y las infusiones uterinas no corregirán el problema; (3) si la vaca presenta celo antes de que se recupere completamente de la infección se debe dejar pasar ese celo y esperar el siguiente celo natural o celo inducido con prostaglandinas.

Retención de placenta

Este problema se presenta en aproximadamente el 10% de las vacas que paren. El problema se acentúa en aquellas vacas con abortos, partos distócicos, partos gemelares, partos prematuros y aquellos animales que padecen una deficiencia de fósforo, vitamina A o selenio. Las recomendaciones para el tratamiento de las vacas con placenta retenida son contradictorias. Algunos autores se inclinan por no asistir a la vaca en el desprendimiento manual de la placenta, y el tratamiento sugerido es la aplicación de antibióticos por vía parentenal o intrauterina, y oxitocina hasta que la vaca expulse las membranas retenidas. Recientemente se ha demostrado la efectividad de la colagenasa aplicada por las arterias umbilicales o la vena yugular para el desprendimiento de la placenta. Otras personas entre las que se incluye el autor, sugieren el retiro de las membranas manualmente. Para lo anterior se emplean ambas manos, una para dar masaje del útero a través del recto y la otra para jalar los remanentes de la placenta que salen de la vulva. La operación anterior debe realizarse con sumo cuidado, evitando siempre que la porción de la placenta que sale al exterior se rompa, y que parte de ésta se quede en el útero. Es común que en un primer intento no se logre desprender la placenta del útero, por lo que pueden pasar varios días para lograr el retiro de las membranas retenidas. Una vez retiradas éstas, el lavado del útero, a través de infusiones de soluciones de permanganato de potasio o de yodo, disueltos en una solución salina estéril, y los bolos uterinos ayudan a la recuperación del útero.

Quistes ováricos

En las vacas lecheras los quistes ováricos constituyen uno de los problemas reproductivos más comunes. Los quistes del ovario pueden ser foliculares (paredes delgadas de más de 2.5 cm de diámetro) o luteales (paredes más gruesas y frecuentemente como una estructura sólida; Fig. 9.16), siendo los quistes foliculares de 3 a 4 veces más frecuentes que los quistes luteales. Los quistes foliculares o luteales derivan de folículos que, habiendo alcanzado su máximo desarrollo, no se “rompen”, por lo que el fluido folicular se sigue acumulando, lo que resulta en un excesivo crecimiento de esta estructura ovárica. La ocurrencia de los quistes del ovario está asociada con factores genéticos y ambientales (nutrición, estrés al inicio de la lactación, etc).

Figura 9.16. Quiste folicular (izquierda) y quiste luteal (derecha).

La incidencia reportada de quistes ováricos en vacas Holstein varía de 6 a 16% y el problema se presenta en cualquier período de la lactancia, aunque es más común entre los 45 y 60 días posparto. Los quistes ováricos ocurren principalmente en las vacas lactantes, aunque ocasionalmente se presentan en las becerras puberales, vacas secas o vacas productoras de carne. Cabe señalar que entre el 50 y 70% de los quistes foliculares que aparecen en las vacas antes de los 40 días posparto desaparecen espontáneamente, por lo que el tratamiento de éstos sólo debe hacerse cuando se detectan después de los 50 días posparto.

El tratamiento de los quistes es muy efectivo y consiste en la aplicación de diversos productos sintéticos análogos a GnRH (hormona liberadora de las gonadotropinas), o bien hCG (gonadotropina coriónica humana); se prefiere la primera hormona porque produce menos efectos colaterales y es más barata. Normalmente se espera entre un 70 y 80% de respuesta a la terapia de GnRH, independientemente de la naturaleza del quiste. Dado que la aplicación de GnRH provoca la luteinización del folículo, y que el cuerpo luteo debe reabsorberse para el subsecuente desarrollo folicular, las vacas presentan celo fértil entre 18 y 23 días después del tratamiento; el celo puede ser inducido más temprano con la inyección de prostaglandinas a los 9-12 días después de la aplicación de GnRH.

En caso de que el quiste sea un folículo luteinizado, la aplicación de prostaglandinas es el tratamiento indicado. La mayoría de las vacas con folículos luteinizados tratadas con prostaglandinas presentan celo fértil entre dos y cinco días después de la terapia. Existen evidencias de que las vacas con retención placentaria, metritis, cetosis y fiebre de leche, son más propensas a presentar quistes foliculares, por lo que la prevención de los desórdenes antes mencionados resultaría en menores casos de quistes ováricos.

Inseminación de las vacas después del parto

Para lograr intervalos entre partos de alrededor de un año es necesario que las vacas queden preñadas alrededor de los 85 días posparto. Dado que la involución uterina se completa a los 30 días, y que la presentación de celos en las vacas mantenidas bajo condiciones intensivas normalmente se reanuda antes de los 50 días posparto, la meta de preñar las vacas antes de los 100 días de lactancia es perfectamente factible, y si esto no se logra es básicamente por fallas humanas. Las vacas que presentan celo antes de los 50 días posparto no deben inseminarse por dos razones: primero, porque el porcentaje de concepciones en este periodo es reducido, y esto conduce al uso adicional de pajillas de semen y, segundo, porque de quedar preñada la vaca antes de los 50 días posparto, la lactancia de ésta se reduciría a menos de 260 días, lo que afectaría su producción de leche por día de vida. Por lo anterior, se debe esperar hasta el primer celo después de los 50 días posparto para empezar a inseminar a las vacas.

Con la práctica anterior, sin embargo, no debe olvidarse que es muy importante registrar todos los celos de las vacas antes de los 50 días de lactancia, con el objeto de poder predecir el siguiente celo en que la vaca va a ser inseminada. Al poder anticipar los celos, más vacas podrán ser inseminadas en el primer celo que ocurra después de los 50 días de paridas. En caso de establos con serios problemas en la detección de vacas en celo, pudiera ser conveniente reducir a 45 días el límite para inseminar a las vacas después del parto.

Evaluación de la capacidad reproductiva del toro

En la mayor parte de los hatos dedicados al doble propósito la fecundación de las vacas se realiza con inseminación natural. Por lo anterior, es conveniente conocer la forma de evaluar los toros en cuanto a su capacidad reproductiva. La evaluación de los órganos reproductivos del toro, características del semen y aparato locomotor debe hacerse cuando los toros alcanzan la pubertad (normalmente cerca de los dos años en zonas tropicales).

Patas y pezuñas

La alimentación de los animales en los sistemas de doble propósito se basa en el pastoreo, por lo anterior, los defectos o lesiones en las patas tienen repercusiones en la cosecha del alimento, y en el caso de los toros, los problemas de las patas pueden interferir, además, con su actividad de monta. Los defectos de las patas traseras de los toros que deben evitarse se describen en la Fig. 9.17. Los pasos de los toros con una flexura excesiva hacia atrás son cortos, y estos animales son más susceptibles a presentar artritis en las caderas y otras articulaciones, además de lesiones en ligamentos. Las patas con flexura excesiva hacia delante (forma de hoz) conduce a que los toros tengan pasos largos y a que se produzca un sobrecrecimiento de las pezuñas. En ambos casos hay una interferencia en el desplazamiento del animal.

Las patas delanteras muy juntas pueden interferir con la monta del toro, particularmente cuando los toros jóvenes tratan de montar vacas adultas. La revisión de las pezuñas reviste gran importancia en los toros mantenidos en zonas de alta humedad, ya que los fibromas interdigitales, la necrosis bacilar y el sobrecrecimiento de pezuñas son problemas muy comunes en las zonas tropicales.

El ángulo de los hombros debe ser de 45 a 60º. Con patas delanteras rectas este ángulo se distorsiona y provoca una reducción en la absorción de choque de las articulaciones delanteras. Estos toros tienden a dar pasos cortos y mantienen su cabeza baja.

Figura 9.17. Pata delantera y estructura del hombro de los toros.

Órganos reproductivos

Pene y prepucio

La observación del pene se facilita durante la colección del semen con el electroeyaculador. Durante este proceso el pene normalmente es desenvainado y puede ser sujetado para su observación. En caso de que no exista el desenvaine, el pene puede extraerse jalando el prepucio hacia atrás, mientras se mantiene el pene sujetado a través de la piel. Una vez expuesto el glande, éste se envuelve en una tira de gasa y se procede a jalarlo hacia afuera para exteriorizar el pene completamente. Una de las anormalidades más comunes que se presentan en el pene es la separación incompleta de éste del prepucio. En estos casos se puede llevar a cabo la separación

manual de estos órganos, jalando e direcciones opuestas en pene y el prepucio. Aunque esta operación es dolorosa y se presenta algo de sangrado, los toros normalmente se recuperan en pocos días. Otro problema que suele presentarse es la introducción de pelos del animal en la parte interior del prepucio. Estos pelos llegan a formar anillos en rededor del pene, lo cual restringe la circulación de la sangre y conduce a la necrosis de tejido, a la formación de fístulas uretrales, y aún a la amputación de parte del pene. La persistencia del frénulo es otra anormalidad encontrada durante el examen del pene. La incidencia reportada de este defecto varía de 0.52 a 3.1%. El frénulo se puede corregir fácilmente con cirugía, aunque quizá sea conveniente remover del hato a los toros con este problema, ya que esta anormalidad es hereditaria. Una anormalidad más del pene son los fibropapilomas (Fig. 9.18), condición causada por virus y probablemente contraída durante la actividad homosexual de los toros. Estos papilomas deben ser removidos quirúrgicamente. Otras anormalidades menos frecuentes son el pene corto y la constricción del prepucio. En el primer caso se trata de un defecto congénito en donde la flexura sigmoidea es muy reducida o no existe. Puede presentarse también una desviación prematura del pene en forma de espiral. Éste parece ser un problema genético, presentándose primordialmente en las razas sin cuernos. A medida que avanza la edad, la deformación del pene se agudiza.

Finalmente, cabe mencionar que ciertas anormalidades, tales como fallas en la erección o desviaciones del pene muchas veces no pueden ser diagnosticadas con el examen de este órgano. El prolapso del prepucio en los toros conduce a la infertilidad. Este problema es más común en razas cebuinas.

Figura 9.1 Algunas anormalidades del pene de los toros. (A) Frénulo, (B) laceración del glande, (C) hematoma del pene (pene “quebrado”), (D) fibropapiloma, (E) anillos, (F) fístula uretral, (G) desviación del pene.

Con respecto al prepucio, este debe ser palpado para descartar adhesiones, inflamación o absesos. Los toros Bos indicus y Bos indicus x Bos taurus son más propensos a presentar lesions prepuciales, como resultado de prepucios muy pendulosos. Por lo anterior, conviene seleccionar toros con prepucios cortos (Fig. 9.19) para evitar el prolapso prepucial, y trauma físico (Figura 9.20), lo cual a su vez conduce a fimosis (inhabilidad para desenvainar el pene, o parafimosis (inhabilidad para retraer el pene).

Figura 9.19. Izquierda: Prepucio ideal, bien suspendido, con buen ángulo y sin tendencia a ser penduloso. Centro: Prepucio moderadamente penduloso, pero aceptable. C: Prepucio extremadamente penduloso, pesado y con suspensión débil.

Figura 9.20. Lesiones del prepucio en toros cebuinos.

Escroto y testículos

El examen más importante de este órgano es la determinación de la circunferencia escrotal, la cual se registra con una cinta de medir flexible. La medición se lleva a cabo en la parte media y más ancha del escroto (Fig 9.21). La circunferencia escrotal normal de los toros Holstein, de acuerdo a la edad se presenta en el Cuadro 9. En el examen del escroto también deberá buscarse que éste se encuentre sin heridas, sin enfermedades cutáneas y que sus capas sean desplazables.

Figura 9.21. Medición de la circunferencia escrotal del toro con una cinta métrica.

Cuadro 9. Perímetro escrotal de toros Holstein.

Edad (años) Circunferencia escrotal (cm)

<1 32.5

1 - 1.5 34.5

1.5 - 2 36.0

2 - 3 37.5

>3 39.0

A través de la palpación de los testículos (Fig. 9.22) debe asegurarse que éstos estén libres en el escroto, sin adherencias. El tono de los testículos debe ser firme; una textura muscular o carnosa suave denota defectos en la masa de los tubos seminíferos y por lo tanto una producción reducida de espermatozoides. Debe revisarse la temperatura de estos órganos con el tacto y determinarse cualquier sensibilidad de dolor. Finalmente, debe asegurarse que estos órganos sean simétricos y que se encuentren en su posición vertical, sin torsión sobre el eje longitudinal.

Figura 9.22. Técnica de la palpación de los testículos y epidídimo.

El epidídimo deberá ser palpado en su totalidad (cabeza cuerpo y cola). La cabeza del epidídimo debe estar claramente delimitada del testículo, semejando a una capa. Las cabezas de ambos epidídimos deben ser simétricas, firmes y sin durezas. El cuerpo del epidídimo debe presentar el grosor de un repuesto de un bolígrafo y ser apenas palpable. Debe ponerse especial atención en la palpación de la cola del epidídimo, la cual debe presentar el tamaño de un huevo de paloma, debe estar firme, bien delimitada, simétrica y sin estados inflamatorios. Las características anteriores son signo de abundantes reservas de espermatozoides en este segmento del epidídimo.

Evaluación del semen

La evaluación del semen no debe confundirse, como comúnmente se hace, con una prueba de fertilidad, ya que para llevar a cabo ésta última, es necesario que el toro produzca crías viables. El examen del semen, por lo tanto, sólo permite conocer la cantidad de células espermáticas producidas por el toro y las características de éstas. Sin embargo, la capacidad de fertilización de los espermatozoides y la capacidad del toro que se está evaluando para depositar el semen en la vagina de las vacas, normalmente no puede ser determinada.

Una vez determinados el volumen, la concentración de células espermáticas y las características de éstas, la capacidad reproductiva del toro se puede estimar, tomando como base el sistema de puntuación que se presenta en el Cuadro 9.9.

Cuadro 9.9. Criterios para clasificar la capacidad reproductiva de toros mayores de 12 meses.

Clasificación Muy buena Buena Regular Mala

Puntuación 20 12 10 3

Motilidad (%) 70 50-70 30-50 30

Puntuación 40 24 10 3

Anormalidades (%) 10 10-24 24-35 35

Puntuación 40 24 10 10

Circunf. escrotal (cm) 34 30-34 30 30

Una vez calculada la puntuación total, los toros se clasifican como sigue:

Potencial reproductivo Puntos

Satisfactorio 60-100

Cuestionable 30-59

No satisfactorio 0-29

Manejo del semen almacenado

La calidad del semen congelado que se adquiere en las explotaciones lecheras está determinada por el toro y la compañía que lo procesa. Existen marcadas diferencias en el porcentaje de concepciones de los toros, por lo que la primera recomendación es la selección de semen de toros con porcentajes de concepción aceptables. Con la adquisición de semen de empresas acreditadas existe la seguridad de que éste proviene

de toros de buena fertilidad, y que la calidad del mismo es adecuada. Además, se tiene la certeza de que los toros están libres de enfermedades y de defectos genéticos, y que el mérito genético del animal ha sido determinado apropiadamente.

Una vez que el semen llega a la explotación lechera se deben observar algunas prácticas de manejo para preservar su calidad. Semen de alta calidad puede deteriorarse rápidamente en las manos de personas inexpertas. Por lo anterior, a continuación se anotan las recomendaciones que deberán seguirse para el manejo adecuado del tanque de nitrógeno y de las pajillas al momento de la inseminación.

• Evitar el movimiento excesivo del tanque de nitrógeno y colocarlo donde no esté expuesto a los rayos solares.

• Revisar el tanque de nitrógeno periódicamente. El nivel mínimo de nitrógeno debe ser de 15 cm. Es conveniente monitorear la pérdida de nitrógeno con el objeto de predecir cuando debe recargarse el tanque, o bien para asegurarse de que no existan fugas excesivas de este elemento.

• Es sumamente importante llevar un inventario del semen almacenado en el tanque. Es también necesario colocar señalamientos en cada una de las canastillas del tanque, que indiquen el semen que contienen. No es conveniente almacenar el semen por más de un año; esta labor se le debe dejar al proveedor de las pajillas.

• La transferencia de las pajillas de semen de un tanque a otro debe hacerse rápido (5 segundos máximo). Durante la extracción de las pajillas del tanque de nitrógeno, la canastilla que contiene a éstas debe mantenerse lo más abajo posible del cuello del tanque. Las pajillas deben extraerse preferentemente con pinzas para este propósito de 10-12 cm de longitud (Fig. 9.23).

• El contacto del agua con el semen es letal debido a que el agua es hipotónica con relación al semen. Por lo anterior se deben secar perfectamente las pajillas antes de cortarlas para su colocación en la pistola de inseminación. Es preferible que el semen sea depositado en el útero de la vaca en un tiempo máximo de 12 minutos después de la descongelación del mismo.

• En días de intenso frío conviene tallar la pistola de inseminación con una toalla de papel, con el objeto de calentarla antes de colocar la pajilla, y así proteger al semen de cambios bruscos de temperatura. El semen no debe exponerse a la luz solar.

• Mantener la caja con las herramientas de inseminación limpia y organizada. • Lavarse las manos antes de llevar a cabo la inseminación • Preparar el agua para descongelar el semen a 37ºC y colocarla cerca del

tanque de nitrógeno. • Sumergir la pajilla en el agua caliente por 45 segundos • Secar completamente la pajilla y revisar la identificación del semen antes de

colocar la pajilla en la pistola de inseminación • Limpiar la vulva de la vaca antes de introducir la pistola de inseminación. • Insertar la pistola de inseminación con un ángulo de 30º hacia arriba, para evitar

introducir ésta en la abertura uretral • atravesar el cérvix con la pistola de inseminación y despositar el semen en este

sitio. • Registrar la inseminación en los sistemas de registros de la explotación lechera.

• En el caso del uso del semen sexado se requiere una “pistola” de inseminación para pajillas más pequeñas (0.25 ml). Estas pajillas se descongelan igual que las pajillas de 0.5 ml. Sin embargo, su menor tamaño hace que el semen en estas pajillas sea más susceptible al shock térmico y a los errores en el manejo del semen.

Figura 9.23. Forma de extraer las pajillas del tanque de nitrógeno y uso de un termo con agua caliente para la descongelación del semen.

Crianza de becerras

Cuidado del becerro al nacimiento

En los sistemas intensivos, las corraletas donde nacen los becerros deberán estar limpias, aisladas del resto de los animales y ser confortables para la madre y el becerro. El lugar deberá tener una buena ventilación y una cama de paja. El paridero deberá ser aseado, y si es posible desinfectado cada vez que las vacas paridas abandonan este lugar. Una forma sencilla y práctica de desinfectar los corrales es el lavado de los mismos con una solución de sosa cáustica (5 g de hidróxido de sodio por litro de agua). Con la práctica anterior se reducen los microorganismos que causan las diarreas en los becerros y las infecciones uterinas de las vacas. Otro lugar destinado para la parición de las vacas puede ser una pequeña pradera cercana al corral de las vacas, de tal forma que las vacas que van a parir puedan observarse frecuentemente. Debe evitarse que los becerros nazcan en los corrales de las vacas, ya que inmediatamente entran en contacto con materia fecal. Inmediatamente después del parto conviene también lavar la ubre de la vaca con agua y jabón o con una solución con cloro, esto con el objeto de que el becerro no ingiera microorganismos durante su primer amamantamiento. El ombligo del becerro recién nacido deberá sumergirse totalmente en tintura de yodo, con el objeto de prevenir la entrada de enfermedades por esta vía (Fig. 1). Los becerros nacidos tienen 2 vías de entrada de los microorganismos, la boca y el ombligo. Este último orificio permanece abierto varias horas después del parto y de no desinfectarse, la introducción

de los microorganismos por esta vía desencadena infecciones principalmente en la cavidad abdominal o en las articulaciones de las patas. Por lo tanto, la aplicación de yodo u otro antiséptico al ombligo no sólo evita las infecciones, sino que acelera el secado del cordón umbilical y su posterior desprendimiento.

Después de nacidos, los becerros sanos se paran y empiezan a mamar en un lapso menor a los 30 minutos. Aquellos becerros débiles que después de media hora no muestran signos de poder pararse para mamar, deben ser ayudados a levantarse y mamar, o bien debe proporcionárseles el calostro con un tubo esofágico o con mamila.

Figura 1. Aplicación de tintura de yodo al ombligo del becerro recién nacido.

Alimentación del becerro desde el nacimiento hasta los 3 meses

Consideraciones nutricionales

Entre algunas peculiaridades de la nutrición de los becerros se encuentra el hecho de que los terneros no pueden digerir almidón, maltosa ni sucrosa (azúcar de mesa), debido a que a edad temprana los bovinos no cuentan con las enzimas necesarias para hidrolizar estos carbohidratos. Por lo tanto, las fuentes de energía del ternero son la lactosa y la grasa de la leche. Los becerros también tienen limitaciones para la digestión de ciertas grasas. El aceite de coco, la grasa de la leche, la grasa y cebo de origen animal (todas grasas saturadas) son digeridos sin problemas por los terneros. Los aceites de maíz o soya (grasas insaturadas), por otro lado, no son aprovechados adecuadamente por los terneros. Entre las 2 y 3 semanas de edad, el rumen de las terneras empieza a adquirir la capacidad de aprovechar el almidón y celulosa de los forrajes y granos.

Las becerras requieren proteínas de alta calidad para su desarrollo. El calostro, la leche y los reemplazadores de leche son fuentes adecuadas de proteínas para los becerros. Para cuando los becerros son destetados, el rumen se encuentra suficientemente desarrollado para hacer uso de las proteínas contenidas en los forrajes y concentrados. Después de 4 meses de edad, el becerro puede utilizar el nitrógeno no proteico.

Referente a los requerimientos de vitaminas, los becerros obtienen las vitaminas del complejo B y la vitamina K del calostro, la leche, o los reemplazadores de leche. A medida que el becerro empieza a consumir alimento sólido, los microorganismos del rumen empiezan a sintetizar, en suficiente cantidad, todas las vitaminas del complejo B. La vitamina C es sintetizada en los tejidos del animal por lo que su suplementación no es necesaria. Al momento del nacimiento el becerro casi no tiene vitamina A y D en su sistema. Sin embargo, con la ingestión del calostro, el becerro adquiere suficiente cantidad de estas vitaminas para cubrir sus requerimientos. La ingestión de forraje verde y el contacto con la luz solar, proporcionan a los becerros suministros adicionales de las vitaminas A y D. Aunque es muy improbable que el becerro padezca de una deficiencia de las vitaminas antes mencionadas, los reemplazadores de leche y concentrados para terneros incluyen las vitaminas A y D. La vitamina E se encuentra en suficientes cantidades en la leche, granos y forrajes, por lo que su suplementación a los terneros no se justifica.

La leche y los remplazadores de leche proporcionan los requerimientos necesarios de minerales para los becerros. Cuando los animales son destetados, los forrajes y granos normalmente cubren las necesidades de minerales de los terneros. Sin embargo, para asegurarse de que no exista una deficiencia de minerales, se sugiere la adición al concentrado de los terneros lo siguiente: sal común, cobalto, yodo, calcio, fósforo y selenio.

Alimentación del becerro con calostro

Antes del nacimiento, el feto se encuentra en un ambiente libre de agentes patógenos, lo cual conduce a que el sistema inmunológico del feto no cuente con anticuerpos contra infecciones microbianas. Por lo anterior, al momento del nacimiento el becerro carece de defensas contra agentes infecciosos. A diferencia de otras especies como el hombre o el conejo, donde la inmunidad es transferida de madre a hijo a través de la placenta, en los bovinos no ocurre la transferencia de inmunoglobulinas durante la etapa fetal. Esto se debe a que, por su tamaño, las inmunoglobulinas o anticuerpos no pueden atravesar las membranas de la placenta en los bovinos. La forma en que los becerros adquieren inmunidad pasiva es a través de la ingestión del calostro durante las primeras horas de vida. El calostro corresponde a la secreción de la ubre de la vaca durante los primeros 4 ó 5 días después del parto y éste no es comercializable.

El calostro ingerido por los becerros inmediatamente después del nacimiento contiene altos niveles de anticuerpos, leucocitos, lisozimas y lactoferrina, los cuales son absorbidos a través de la membrana intestinal de los becerros. Los anticuerpos y el resto de los productos bactericidas permiten al becerro alcanzar una buena capacidad de protección contra las enfermedades. Esta protección se denomina inmunización pasiva.

Para una máxima protección, el becerro debe ingerir el calostro lo más pronto posible después de nacido, debido a que el calostro obtenido en el primer amamantamiento u ordeña contiene de 35 a 70 veces más anticuerpos que la leche, y aproximadamente tres veces más anticuerpos que el calostro producido durante el tercer día de lactancia (Cuadro 1). La absorción de los anticuerpos por los becerros no es selectiva, y la cantidad de inmunoglobulinas ingeridas está en función de la cantidad de calostro ingerido, de la cantidad de anticuerpos en el calostro y del tiempo que pasa entre el nacimiento y el primer amamantamiento. La habilidad de la pared intestinal para absorber a los anticuerpos disminuye gradualmente después del nacimiento, acelerándose marcadamente la impermeabilidad del intestino a los anticuerpos después de las 12 horas de nacido. Después de las 36 horas de vida, el número de células epiteliales del intestino capaces de absorber anticuerpos es muy reducido, por lo que después de este tiempo se suspende la absorción de inmunoglobulinas. La ingestión temprana del calostro es necesaria también, porque a medida que pasa el tiempo se incrementan las secreciones de sustancias proteolíticas en el abomaso del becerro (ácidos y enzimas). Lo anterior provoca que parte de los anticuerpos sean destruidos; aunque el calostro contiene inhibidores de enzimas proteolíticas. Cabe señalar que la ingestión temprana del calostro es de particular importancia en los becerros bajo estrés (provenientes de partos distócicos, nacidos en épocas de temperaturas extremas), ya que en estos animales el tiempo de absorción de anticuerpos es más corto que en los becerros que experimentan estrés. A pesar de la ingestión del calostro de los becerros, el 25% de éstos permanecen hipogamaglobulinémicos, lo que conduce a un desarrollo subóptimo de los becerros y a una alta mortalidad de éstos.

Cuadro 1. Composición típica del calostro (primeros 3 días posparto) y de la leche de vaca.

Componentes Día 1 Día 2 Día 3 Leche

Grav. específ. (gm/ml) 1.056 1.034 1.033 1.032

Sólidos totales (%) 23.9 14.0 13.6 12.9

Grasa (%) 6.7 4.1 4.3 4.0

Sólidos no grasos (%) 16.7 9.6 9.5 8

Proteína (%) 14.0 4.6 4.1 3.1

Lactosa (%) 2.7 4.5 4.7 5.0

Cenizas (%) 1.1 0.8 0.8 0.7

Vitamina A (µg/100ml) 295 95 74 34

Inmunoglobulinas (%) 6.0 1.0 -- .09

Finalmente, es importante indicar que la calidad del calostro varía entre animales. El contenido de inmunoglobulinas del calostro de vacas que no se secan, o que tienen un periodo seco de menos de 30 días, es muy inferior en comparación con el calostro de vacas con períodos secos de más de 40 días. Así mismo, el calostro de vacas adultas tiende a ser más concentrado que el calostro de las vacas jóvenes. La cantidad y calidad de los anticuerpos dependerá también de la cantidad de enfermedades a que las vacas hayan sido expuestas, o a las vacunas que hayan recibido. La calidad del calostro se reduce en las vacas cuyas ubres gotean considerablemente antes del parto y en aquellos animales que presentan hipocalcemia, mastitis u otras infecciones al momento del parto. La calidad del calostro de las vacas que reciben dietas deficientes en selenio, vitamina E o proteína también se ve reducida. Para evaluar la calidad del calostro se utiliza el "calostrómetro", el cual es un hidrómetro calibrado para conocer la concentración (sin especificar la clase) de anticuerpos, a través de la determinación de la gravedad específica. Un calostro con una gravedad específica de 1.035 o menos es considerado inferior. Calostros con una gravedad específica de 1.036 a 1.046 son aceptables y aquellos con lecturas arriba de 1.047 se consideran óptimos.

Cabe mencionar que actualmente existen en el mercado sustitutos de calostros, algunos derivados de calostro de vacas lecheras y otros que utilizan el suero sanguíneo de estos animales. Los primeros no han funcionado, pero siguen en el mercado, por lo que deben evitarse; los segundos son efectivos cuando tienen cuando menos 100 g de IgG por litro, además de grasa, proteínas, vitaminas y minerales.

Cantidad de calostro proporcionado y forma de ingerirlo

Durante la primera ingestión de calostro, esto preferentemente antes de las dos horas de nacido, el becerro debe consumir el 5% de su peso vivo de este alimento. Un becerro de 40 kg, por ejemplo, deberá consumir en su primera ingestión 2 kg de calostro. Entre 6

y 12 horas después de la primera ingestión de alimento, se deberá repetir la cantidad antes indicada de calostro, de tal forma que los becerros deberán consumir el 10% de su peso vivo de este alimento por día, durante los primeros 3 días de vida. Aunque la absorción de los anticuerpos contenidos en el calostro se suspende entre las 24 y 36 horas de vida del ternero, el suministro de éste sigue siendo benéfico después de las 36 horas, debido a que el calostro provee inmunidad local en los intestinos previniendo las infecciones causadas por E. coli y rotavirus. El suministro del calostro debe realizarse por lo menos durante 2 veces por día.

Existen muchas divergencias de opinión en cuanto a la forma de proporcionar el calostro a los becerros. Las recomendaciones varían desde la separación del becerro de la madre al momento del parto y la alimentación artificial del calostro, hasta la permanencia del ternero con su madre durante 3 días. En el primer caso, la vaca es ordeñada inmediatamente después del parto y el calostro es proporcionado al ternero a través de una alimentador esofágico (Fig. 2), un tubo estomacal o una tetera. Con esta práctica el productor se asegura que el becerro recibe la cantidad requerida de calostro en el tiempo adecuado, por lo que ya no tiene que vigilar si el becerro mamó y por cuanto tiempo lo hizo. Además, con este procedimiento se evitan los problemas que algunos terneros tienen para mamar cuando las ubres de las vacas son extremadamente pendulosas, de tal forma que las tetas se encuentran muy cercanas al piso.

Figura 2. Alimentador esofágico para el suministro de calostro a los becerros.

La práctica más popular es dejar al ternero durante un día con la madre. Con este manejo el becerro obtiene el calostro a la temperatura corporal y libre de contaminación. Un problema con esta práctica, sin embargo, es que no se sabe con certeza si el becerro ha recibido suficiente calostro; aunque una persona experimentada puede deducir si el becerro ha consumido suficiente calostro al observar y palpar el abdomen del becerro recién nacido. Con esta práctica los becerros absorben una mayor cantidad de inmunoglobulinas y a una mayor velocidad.

Sustitutos del calostro

Aparte del calostro refrigerado, congelado, deshidratado o fresco de otras vacas, existen en el mercado sustitutos de calostro en polvo. Los calostros derivados de calostro natural (calostro deshidratado) no proporcionan una adecuada cantidad de inmunoglobulinas a los becerros, por lo que éstos no deben utilizarse. Más recientemente han aparecido en el mercado calostros artificiales cuyas inmunoglobulinas son obtenidas de la sangre de las vacas. Estos calostros proporcionan un adecuado nivel de inmunoglobulinas a las becerras, por lo que perfectamente pueden sustituir al calostro natural. Si se dispone de calostro fermentado, éste conserva parte de sus inmunoglobulinas por lo que éste pudiera ser útil si no se tienen sustitutos de calostro. Al utilizar el calostro fermentado como fuente de inmunoglobulinas, a éste se le debe agregar una cucharada de bicarbonato de sodio por litro al momento de servirlo, esto con el objeto de incrementar la absorción de los anticuerpos.

Si ninguna de las formas de calostro antes mencionadas se encuentran disponibles, a continuación se anota un sustituto de este alimento que pueden ayudar a incrementar las posibilidades de sobrevivencia del becerro:

1 huevo batido

0.3 l de agua

1/2 cucharada de sebo

0.6 litros de leche

250 mg Clorotetraciclina 0.5 g de Estreptomicina

5,000 U.I. de Vitamina A

Esta preparación debe ofrecerse 3 veces al día a la temperatura corporal y durante 4 días. Otra alternativa para cuando no se cuenta con calostro, es la transfusión de sangre de una vaca adulta al becerro. En este caso los becerros requieren entre 2 y 3 litros de suero sanguíneo de la madre para una adecuada inmunidad. El suero sanguíneo puede aplicarse al becerro subcutáneamente, intraperitonealmente o en la vena.

Alimentación de las becerras del día 4 al destete

El destete de las terneras puede ocurrir entre 3 y 8 semanas. Antes del destete la alimentación de las terneras se basa en dietas líquidas, las cuales pueden ser de leche, calostro diluido o reemplazadores de leche. Cualquiera que sea el alimento líquido, la cantidad que debe ofrecerse diariamente a las becerras es el 10% de su peso. En la mayor parte de los establos la cantidad de leche que se ofrece a la becerra se divide en 2 porciones iguales, las cuales se ofrecen en la mañana y en la tarde. La alimentación de las becerras una sola vez por día, sin embargo, no presenta ningún problema en el desarrollo o la salud de los animales. El suministro de la dieta líquida se continúa hasta

que la becerra consuma consistentemente 0.5 kg de concentrado diariamente. El concentrado y heno de alta calidad deben ofrecerse a libertad a las terneras, a partir del tercer día de vida de los animales.

La dieta líquida se les puede ofrecer a las terneras en teteras o en cubetas con mamila o sin ella (Fig. 3). El crecimiento y estado de salud de los animales es el mismo con cualquiera de estos métodos de alimentación. Considerando el instinto del becerro por mamar, con la utilización de teteras y baldes con mamilas se facilita la alimentación de las terneras durante los primeros días de vida. El uso de mamilas tiene la ventaja de que el animal ingiere la leche más lentamente que con la cubeta sin mamila, por lo que se reduce el riesgo de que parte de la leche se desvíe al rumen. Este método de alimentación también es útil en aquellas becerras débiles que no cooperan para aprender a ingerir la leche de cubetas sin mamila. Una ventaja adicional de este método es que las becerras alimentadas con mamila son menos proclives a mamarse entre ellas. Con el uso de teteras se facilita además la medición de la leche ofrecida a las terneras.

Con el uso de las cubetas sin mamilas para servir la leche a las terneras se tiene la ventaja de que las becerras más grandes beben rápidamente y más fácilmente la leche de las cubetas. Además, los baldes se lavan más fácilmente que las teteras. A las becerras debe enseñárseles la forma de beber de las cubetas. Esta operación se lleva a cabo ofreciendo a los becerros los dedos mojados con leche para que los mamen, y una vez en marcha este proceso se sumerge la mano en la leche. Al separar los dedos dentro de la cubeta se permite que la becerra empiece a ingerir la leche, y una vez que el animal está ingiriendo la leche se retira la mano de la cubeta.

Figura 3. Tetera y cubeta con mamila utilizadas para la alimentación de la dieta líquida de las terneras.

Finalmente, cabe mencionar que existen en el mercado sistemas sofisticados para la alimentación de la dieta líquida de los terneros. Estos sistemas automatizados preparan el sustituto de leche y lo ponen a disposición del ternero a través de mamilas. Otros sistemas utilizan los collares electrónicos con los cuales los terneros obtienen la cantidad

de dieta líquida que les corresponde, a partir de mamilas comunes para un grupo de becerras.

Utilización de remplazadores de leche.- Cuando el precio de los reemplazadores de leche es menor al de la leche, la utilización de éstos resulta ventajosa para la crianza de becerras. Los sustitutos de leche son alimentos en polvo con diferentes ingredientes, los cuales se reconstituyen con agua caliente y se ofrecen a las becerras en lugar de la leche. Los reemplazadores de leche pueden empezar a utilizarse a partir del cuarto día de vida de la becerra, cuando termina la fase de alimentación con calostro. Dada la diversidad de reemplazadores de leche en el mercado, es conveniente revisar la composición de los mismos. El contenido de proteína de éstos debe ser por lo menos de 22% (óptimo entre 24 y 28%). Dado que las proteínas de origen vegetal son menos digestibles que las de origen animal, si el sustituto de leche contiene altas cantidades de proteína vegetal, entonces la cantidad mínima de proteína debe exceder el 22%. Las fuentes de proteína también afectan la calidad de los sustitutos de leche. En el Cuadro 4 se presenta la calidad del sustituto de leche en base a las fuentes proteicas.

Cuadro 4. Calidad de los sustitutos de leche con base en las fuentes de proteínas utilizadas.

Optima Aceptable Cuestionable

Caseína Proteína de soya Suero ácido

Polvo de mantequilla químicamente Productos solubles

Suero dulce modificada de residuos de

deshidratado Harina de sangre cervecería

Albúmina de la leche Harina de pescado Harina de pescado

Polvo de leche hidrolizada Productos solubles

descremada de la carne

Suero deslactosado Harina de cereales

El rango de grasa en los sustitutos de leche es de 3 a 24%. Aquellos reemplazadores de leche con menos de 10% de grasa son de cuestionable calidad, mientras que los que contienen más de 15% son de buena calidad. Los altos niveles de grasa en el sustituto de leche reducen la severidad de las diarreas y promueve la liberación de las enzimas digestivas. Se prefiere la inclusión de grasas de origen animal a la utilización de grasas vegetales. La adición de agentes emulsificantes, como la lecitina de soya a los sustitutos de leche, promueven la digestión de las grasas por la reducción que provoca en los

glóbulos de grasa. Por último, la presencia de antioxidantes en el sustituto de leche es necesaria para prevenir el enranciamiento de las grasas que contiene.

Las vitaminas que debe tener el reemplazador de leche son la A, D, E y las del complejo B. En los sustitutos de leche también se incluyen macro y microelementos, además de antibióticos. Referente al nivel de fibra de los reemplazadores de leche, éstos deben contener menos de 1%. Niveles mayores son indicativos de niveles altos de cereales, los cuales no son aprovechados óptimamente por los becerros como fuente de energía.

Los sustitutos de leche normalmente se reconstituyen mezclando una parte del sustituto con 7 partes de agua a 45° C. El sustituto se puede ofrecer a la ternera una o dos veces por día. En caso de que se alimente a los animales una sola vez al día, es conveniente reducir la cantidad de agua que se usa para diluir el sustituto. Debe revisarse que los aumentos de peso de las becerras alimentadas con el sustituto de leche sean de alrededor de 0.5 kg por día. Si los aumentos de peso de los animales son muy inferiores a los indicados, entonces conviene cambiar el sustituto por la leche natural.

Utilización de calostro fermentado

En los sistemas intensivos de producción de leche las vacas producen entre 45 y 90 kg de calostro. Dado que el becerro sólo consume alrededor de 12 kg de este alimento, en ciertas épocas del año se pueden acumular en los establos cantidades importantes de calostro. Este alimento, si se encuentra disponible, se puede seguir ofreciendo a los becerros, en lugar de la leche o los reemplazadores de ésta. La preservación del calostro se puede llevar a cabo a través de la refrigeración, la congelación o la fermentación. Las primeras dos formas de preservar el calostro no serán discutidas en este punto, debido a que no resulta económico la refrigeración de grandes volúmenes de este alimento.

Para la fermentación del calostro se prefiere utilizar recipientes de plásticos en lugar de metálicos, debido a que el plástico es más fácil de limpiar y no se corroe con los ácidos orgánicos que se generan durante la fermentación. Conviene tener 3 recipientes, uno para colectar el calostro recién ordeñado, otro para el proceso de fermentación y un tercero del cual se extrae diariamente el calostro para servir a las terneras. El calostro recién ordeñado de diferentes vacas se mezcla, y se deposita en uno de los recipientes. Aunque la fermentación ocurre espontáneamente, la adición de una taza de calostro fermentado, o media tasa de yogurt acelera la fermentación. Esta fermentación se inicia inmediatamente y se completa a los 10 ó 14 días. Una vez terminada la fermentación, el calostro puede almacenarse durante 4 semanas. Si el almacenamiento del calostro fermentado se prolonga por más de un mes, éste se deteriora debido a la formación excesiva de ácido láctico y a la putrefacción de las proteínas. El almacenamiento del calostro debe llevarse a cabo en lugares frescos y con sombra. La temperatura óptima para la fermentación es entre 10 y 15° C. Las temperaturas arriba de 25° C, por otro lado, conducen a fermentaciones no deseables.

Un calostro bien fermentado es aquel que tiene un olor similar al de la mantequilla o crema agria, y un pH de 4.6 a 5.0. Cualquier calostro con olores desagradables o color

muy oscuro no debe ofrecerse a las terneras. Las características anteriores derivan de fermentaciones anormales debido a las altas temperaturas, antibióticos aplicados a la vaca intramamariamente, calostro con residuos de sangre, y a la falta de agitación de este alimento cuando se mezcla calostro parcialmente fermentado con calostro fresco. Cabe mencionar que el calostro fermentado sufre algunos cambios que reducen su calidad nutricional. Los sólidos totales, la grasa, proteína y lactosa disminuyen en el calostro fermentado. Así mismo, ocurre degradación de las proteínas, convirtiéndose parte de éstas en nitrógeno no proteico.

El calostro fermentado puede ofrecerse a las becerras a partir del tercer día de vida. Este calostro puede ofrecerse aún cuando la fermentación del mismo aún esté en proceso. El calostro debe mezclarse con agua en una proporción de 2 partes de calostro por 1 de agua, libre de coliformes. Es conveniente calentar el calostro a 40° C, al menos durante los primeros días que se sirva este alimento. El calostro deberá mezclarse perfectamente antes de tomarlo del depósito en que se encuentra. Cuando el calostro se termina, la sustitución del calostro por leche o reemplazadores de ésta debe ser gradual. Cabe mencionar que la ganancia de peso de los becerros alimentados con calostro fermentado es similar a la de los becerros que reciben leche o sustitutos de ésta.

Calostro acidificado artificialmente

En zonas calurosas donde se dificulte la fermentación natural del calostro, la preservación del mismo se puede llevar a cabo a través de la acidificación artificial de este alimento. Los ácidos orgánicos para este propósito los distribuyen las compañías que comercializan ácidos para granos o henos, y su forma de utilización dependerá de las indicaciones del proveedor de estos productos. En forma general, los ácidos y las proporciones en que éstos deben utilizarse se anotan en el Cuadro 5. Con la adición de ácidos orgánicos al calostro se inhibe la descomposición de las proteínas y el crecimiento de bacterias indeseables. La adición excesiva de estos ácidos, sin embargo, reduce la palatabilidad del calostro. La óptima preservación se logra cuando se alcanza un pH de 4.3 a 4.7; aunque para obtener una óptima palatabilidad el pH del calostro no debe descender de 4.6. Con pH inferiores a 4.0 la palatabilidad del calostro se reduce considerablemente. En caso de que la acidificación haya sido excesiva, entonces debe utilizarse el bicarbonato de sodio para ajustar el pH a los niveles adecuados. Finalmente, la adición del ácido debe hacerse en forma muy lenta y siempre batiendo el calostro. Lo anterior se debe hacer para evitar la precipitación de las proteínas con cantidades excesivas de ácido.

Cuadro 5. Preservativos de calostro.

Ácidos orgánicos Dilución ácido/calostro

Acético 1/2 taza en 16 litros

Fórmico 1/4 taza en 18 litros

Formaldeido variable

Propiónico 1 taza en 22 litros

Agua para las becerras

Existen opiniones contradictorias sobre si los terneros deben tener agua a libre acceso y a que edad debe ofrecérseles ésta. El autor se inclina por la práctica de suprimir el agua durante la etapa temprana de desarrollo de los terneros, debido a que, mientras los animales ingieran una dieta líquida, el consumo de agua no es esencial. A medida que la becerra empieza a consumir alimento seco, el animal debe tener libre acceso al agua, especialmente si el consumo de leche es inferior a 10% de su peso, si la temperatura ambiental es elevada, o si el sustituto de leche tiene más de 14% de materia seca.

Dieta sólida para las terneras

Para que las terneras puedan ser destetadas alrededor de las 6 semanas de edad, éstas deben estar consumiendo > 700 kg de concentrado diariamente (razas grandes), o más de 450 g por día en las becerras Jersey. Este concentrado, llamado iniciador, debe ser alto en energía (70 a 80% NDT) y proteína (15 a 18%). El concentrado no debe contener nitrógeno no proteico, ya que estos productos pueden ser utilizados apropiadamente por las becerras hasta después de los 4 meses. El contenido de fibra cruda debe ser de 6 a 8% (10 a 14% FAD) y debe contener adecuadas cantidades de vitamina A, D y minerales.

Los concentrados para becerras deben ser muy palatables. Un molido no muy fino de los granos y la adición de melaza (menos del 10% del concentrado) incrementan la aceptación del concentrado por las becerras. El concentrado en forma de pelets, siempre y cuando los pelets sean suaves y puedan ser fraccionados fácilmente por los becerros, también mejora la palatabilidad del alimento. El concentrado deberá estar disponible para las becerras a partir del tercer día de vida. Para acelerar el consumo de concentrado por las becerras, una pequeña cantidad del concentrado puede ponerse en el fondo de la cubeta, de tal forma que la becerra al terminarse la leche se encontrará el concentrado, el cual por su sabor a leche y por estar mojado puede ser ingerido por la becerra. También puede ofrecérsele a la ternera, para que mame, los dedos impregnados de granos de una persona (Fig. 4); o bien, inmediatamente después de que la becerra se termina la leche, se le puede "untar" el concentrado en el morro aún mojado por la leche, el cual será recogido por el animal con la lengua (Fig. 5). El concentrado de las terneras debe cambiarse diariamente, no importa que los primeros días el consumo sea muy limitado. El concentrado retirado puede servirse a las becerras ya destetadas.

Figura 4. Forma de ofrecer el concentrado a las becerras durante los primeros días de vida.

En el Cuadro 6 se presentan algunas fórmulas para la preparación de concentrados para becerras. El número de ingredientes de estos concentrados no tiene nada que ver con la calidad de los mismos.

Además del concentrado, a las becerras debe ofrecérseles, a partir del quinto día de vida, pequeñas cantidades de forraje de buena calidad. Se prefiere que este forraje sea heno de alfalfa. Con la ingestión de este alimento fibroso se promueve el desarrollo acelerado del rumen de las becerras. El forraje de leguminosas constituye, además, una buena fuente de carotenos y de vitamina D. Cuando las becerras son criadas bajo techo, el forraje se coloca en una reja localizada en lo alto de la jaula de la ternera, esto para que el alimento no se contamine con las heces del animal. El forraje también puede ser molido y éste se puede mezclar con el concentrado. La mezcla de granos y forraje molido tiene varia ventajas, entre las que se encuentran la reducción de la mano de obra, debido a que un solo alimento sólido es servido a las becerras. Otras ventajas incluyen el ahorro de espacio en las jaulas de las terneras al no requerirse un depósito para el forraje. Además, se elimina el desperdicio de forraje que se presenta cuando éste se sirve entero. Algunas fórmulas para la preparación de raciones completas (mezcla de granos y forraje molidos) se presentan en el Cuadro 7.

Cuadro 6. Diferentes concentrados para becerras antes del destete.

Concentrados

1 2 3 4 5 6 7 8 9

Ingredientes -------------------------------%-------------------------------

Grano de maíz molido 40 40 40 30 -- 28 -- 35 46

Grano de avena molido 28 28 25 40 25 50 50 30 30

Salvado de trigo 20 15 13 18 10 -- 10 -- --

Harina de soya 10 10 10 10 15 10 10 22 21

Melaza -- 5 10 -- 10 10 5 10 --

Harina de maíz y olote -- -- -- -- 38 -- 23 -- --

Fosfato dicálcico 1 1 1 1 1 1 1 2 2

Minerales traza 1 1 1 1 1 1 1 1 1

Agregar por cada kg de concentrado lo siguiente: 5000 UI de Vit. A., 600 UI de

Vit. D., 20 mg de clorotetraciclina (Aureomicina) u oxitetraciclina (Terramicina).

Figura 5. Colocación del concentrado en el morro de la becerra, como una forma de acelerar el inicio de la ingestión de este alimento por las terneras.

Alimentación de las becerras después del destete

Después del destete las becerras abandonan sus jaulas o casetas individuales y son puestas en corrales junto con otros animales de su misma categoría. A los animales entonces se les sirve el mismo concentrado que recibían antes del destete (Cuadro 8), y forraje a libertad en forma de heno. Cuando las becerras alcanzan un consumo de

concentrado de 2 kg, lo cual ocurre entre las 8 y 12 semanas de edad, el programa alimenticio se modifica. Las becerras entre 3 y 9 meses de edad deben recibir un concentrado con un 12-13% de proteína, si están consumiendo heno de alfalfa de buena calidad. Si el forraje que consumen es heno de pasto o de cereales, o ensilaje de maíz, el contenido de proteína del concentrado debe ser de 14 a 15%. El forraje se ofrece a libertad, mientras que el concentrado se restringe a 1 kg por cada 100 kg de peso.

Cuadro 7. Algunas raciones completas para becerras antes del destete.

Ingrediente % % % %

Heno de alfalfa molida 20 20 20 20

Grano de maíz molido 37 22 55 32

Grano de avena molido -- -- -- 20

Salvado de trigo 20 40 -- --

Melaza 10 10 10 10

Fosfato dicálcico 2 2 2 2

Minerales traza 1 1 1 1

Por cada kg de alimento agregar 5000 UI de vitamina A, 600 UI de vitamina D y 10 - 20 mg de clorotetraciclina (aureomicina) u oxitetraciclina (Terramicina).

Cuadro Guía para la utilización de concentrados para becerras.

Peso de las terneras (kg)

kg de concentrado si buen forraje

Kg de concentrado si forraje subóptimo

70 .9 1.4

80 1.0 1.6

90 1.4 1.8

100 1.5 2.0

110 1.6 2.1

120 1.7 2.2

130 1.8 2.3

140 1.9 2.4

150 1.9 2.5

160 1.9 2.6

Los ensilajes pueden ofrecerse a las becerras hasta después de los 4 meses de vida. Estos alimentos no son apropiados para becerras más jóvenes, debido a que, por su alto contenido de humedad, los animales no consumen suficiente materia seca para llenar sus requerimientos nutricionales. La crianza de becerras en praderas tampoco es recomendable, porque el consumo de materia seca es inferior al requerido por las becerras. Además, las praderas están frecuentemente contaminadas con larvas de parásitos gastrointestinales y las terneras son extremadamente susceptibles a éstos. Si se dispone de praderas, la edad a la cual las becerras se desarrollan adecuadamente en éstas, es hasta los 6 meses.

Los aumentos de peso de las becerras Holstein y Pardo Suizo deberán de ser de alrededor de 680 g por día, durante los primeros 6 meses de edad. En este mismo periodo las becerras Ayrshire, Guernsey y Jersey deberán ganar diariamente un promedio de 590, 470 y 450 g, respectivamente. El peso y altura esperado de las becerras durante su fase de crecimiento se presenta en el Cuadro 9.

Alimentación entre los 10 meses y el parto

Las novillonas de 10 meses de edad pueden prescindir de los concentrados, si éstas consumen forrajes de buena calidad. Sin embargo, si el forraje es de mala calidad, los animales necesitarán concentrado hasta los 14 meses de edad. Henos de leguminosas, ensilajes de maíz o sorgo, forraje de maíz o sorgo fresco picado, o el pastoreo en praderas son todos alimentos apropiados para las novillonas. La cantidad de concentrado que debe suplementarse dependerá de la calidad de los forrajes. Debido al aumento en la demanda de nutrientes por el crecimiento fetal, durante el último mes de preñez, se debe incrementar los niveles de concentrado de las vaquillas. En este periodo, con un buen forraje, los niveles de concentrado deben ser de 1 kg por día. Con forrajes de mala calidad la cantidad de concentrado se incrementa a 3 kg. Durante las dos últimas semanas de gestación el nivel de concentrado de las vacas que se aproximan al parto debe elevarse a 2.5 kg. Lo anterior se hace con el objeto de que la

vaca se vaya acostumbrando a niveles ascendentes de concentrado para que cuando ocurra el parto, la vaca se adapte rápidamente a dietas altas en concentrados.

A las becerras se les puede ofrecer en el alimento ionoforos (Rumensin®, Cattlyst® o Bovatec®), productos que mejoran los aumentos de peso y la eficiencia alimenticia, además de disminuir la incidencia de acidosis y timpanismo. Estos productos incrementan además el aprovechamiento de la proteína y controlan la coccidiosis. Los animales que reciben este aditivo (5 a 30 g por ton de alimento o 50 a 360 mg por animal por día)normalmente ganan de .50 a 100 g más por día que los animales que no reciben este producto.

Cuadro 9. Peso y altura de becerras de diversas razas lecheras, con relación a la edad.

Becerras Holstein Becerras Jersey

Edad

(meses)

Rango de peso (kg)

Rango de estatura (cm)

Peso

(kg)

Estatura

(cm)

0 40 - 46 75.0 - 70 30 65.0

1 60 - 70 80.0 - 8305 46 71.0

2 81 - 94 84.7 - 87 62 77.0

3 102 - 119 89.1 - 93.4 78 83.0

4 123 - 144 93.2 - 97.9 94 89.0

5 145 - 149 97.0 - 101.9 110 95.0

6 167 - 195 100.6 - 105.7 126 100.0

7 189 - 220 103.9 - 109.1 142 102.5

8 211 - 245 107.0 - 112.3 158 105.0

9 233 - 270 109.9 - 115.2 174 107.5

10 255 - 295 112.5 - 117.8 190 110.0

11 277 - 320 114.9 - 120.2 206 111.5

12 299 - 345 117.1 - 122.4 233 113.0

13 320 - 369 119.2 - 124.4 235 114.5

14 341 - 392 121.0 - 126.1 247 116.0

15 362 - 416 122.7 - 127.7 260 117.5

Alojamiento de las terneras

El alojamiento de las terneras del nacimiento al destete debe ser individual. Las formas más comunes de alojar individualmente a las becerras son las jaulas en alto con piso ranurado, y las casetas colocadas al aire libre. Con las jaulas elevadas se evita que la becerra tenga contacto con el piso de cemento, el cual durante los meses de invierno es muy frío. Otra razón de mantener en alto las jaulas es que con el piso ranurado de éstas no se acumulan la orina ni las heces. Las becerras normalmente son sujetadas con una cadena a la jaula, con el objeto de que no se dé vuelta, ya que si esto ocurre, el animal defeca sobre su alimento. Las jaulas de las terneras normalmente miden 60 cm de ancho por 1.5 m de largo, y pueden hacerse de metal o de madera. Como estas jaulas están pegadas unas a otras es necesario poner un obstáculo entre jaula y jaula en la parte de enfrente, con el objeto de que las becerras no se laman unas a otras (Fig. 6). Las jaulas que van quedando vacías deben lavarse escrupulosamente con detergente y un cepillo, finalizando la limpieza con un producto desinfectante como el cloro, yodo o productos de amoníaco cuaternario.

Figura 6. Jaulas elevadas individuales para la crianza de becerras durante la fase de dieta líquida.

Las instalaciones donde se ubican las jaulas deben tener una buena ventilación, sin que se creen corrientes fuertes de viento. El olor a amoníaco o a heces fecales es indicación de que se requiere mayor ventilación. Para los climas del norte de México las instalaciones con tres paredes (ofrecen una buena alternativa. En caso de que se usen instalaciones cerradas, la ventilación natural se puede crear dejando en la parte superior de las las paredes un espacio de 10 cm, a lo largo de todo el edificio. Dentro de las instalaciones es necesario que los pisos de concreto tengan una pendiente de 3% en dirección del drenaje, esto con el objeto de facilitar él la remoción diaria de las heces y residuos de comida de las terneras.

Las casetas o corraletas individuales para la crianza de becerros se vuelven cada vez más populares, debido a que las pérdidas de becerras se reducen con este sistema de alojamiento. Existen diversas casetas y corraletas para las terneras (Fig. 6, 7, 8, 9). En zonas con temperaturas bajas en el invierno se prefieren las casetas cerradas, mientras que en zonas donde las bajas temperaturas no son un problema, un solo techo basta. Las casetas pueden hacerse de diversos materiales; aunque los más comunes son el triplay, fibra de vidrio o diversos materiales plásticos. Las dimensiones de las casetas comerciales son variables, aunque las más comunes miden 90 x 122 x 183 cm. Las ventajas de las casetas para terneras se señalan a continuación: (1) son fáciles de diseñar y construir, (2) se requiere una inversión limitada, (3) se pueden trasladar fácilmente a terrenos no contaminados con parásitos o microorganismos patógenos, (4) las becerras se mantienen aisladas por lo que se reduce la diseminación de enfermedades entre animales, (5) permiten la observación individual de las becerras, (6) cuando se localizan en lugares bien drenados, el ambiente en rededor de las terneras se mantiene seco por los rayos solares, (7) se tiene una excelente ventilación y los becerros pueden hacer ejercicio. Algunas de las desventajas con este tipo de alojamiento para las becerras son: (1) se requiere de mayor tiempo para atender a las becerras, (2) se pueden diseminar enfermedades por los pájaros, y (3) se requiere de mayor espacio para alojar a las becerras. Algunas recomendaciones para el uso de las casetas son: (1) el área donde se van a colocar las casetas debe tener buen drenaje y una ligera pendiente, (2) la distancia entre casetas debe de ser por lo menos de un metro, con el objeto de reducir el contagio de enfermedades, (3) durante el invierno la entrada de la caseta debe orientarse hacia el Sur para que los vientos del norte no les lleguen directamente a las becerras. Durante el verano la puerta de la caseta debe orientarse hacia el Este. (4) las becerras deben trasladarse a las casetas inmediatamente después de la separación de sus madres y después de que hayan ingerido calostro, (5) el

alimento sólido debe servirse preferentemente dentro de la caseta y (6) las casetas deberán de moverse a diferentes áreas cada ves que una nueva becerra las ocupa.

Cuando las becerras son destetadas, éstas se trasladan a corrales en donde son criadas en grupos. El diseño de los corrales para las becerras prepuberales varía dependiendo de las condiciones climáticas. Para zonas con inviernos fríos se sugiere el uso de corrales con 3 paredes y techo parcial. La presencia del callejón entre el área de descanso de las becerras y los comederos, permite la entrada del tractor con una escrepa para la limpieza de los mismos. En lugares con climas más benignos se pueden utilizar corrales abiertos sólo con sombreaderos.

Figura 6. Caseta de madera para el alojamiento de becerras antes del destete.

Prácticas generales de manejo de las becerras

Identificación

Los métodos de identificación de los animales se dividen en no permanentes y permanentes. Los métodos de identificación permanente de los animales incluyen el tatuaje en las orejas, el herrado (con fuego, nitrógeno líquido, sosa cáustica o ácidos) y los implantes electrónicos. Los tipos de identificación no permanentes más comunes son los aretes. Ninguno de los métodos de identificación disponibles es perfecto, por lo tanto, es conveniente hacer una combinación de los tipos de identificación antes señalados.

Así, en caso de que el animal pierda su identificación temporal, éste conserva su identificación permanente.

Figura 7. Caseta de fibra de vidrio para el alojamiento de becerras durante la alimentación de dietas líquidas.

Tatuaje.- El tatuaje consiste en el marcado de números o letras en el interior de las orejas. Esto se logra pinchando la oreja con el tatuador, el cual posee pequeñas agujas que siguen el contorno de los números o letras que se desean marcar. Antes de tatuar a los animales, el interior de la oreja que se va a marcar debe frotarse con un trapo, para

remover la tierra y grasa de esta área. Si se está utilizando un tatuador de piezas removibles, también es conveniente probar éste primero en un cartón, para asegurarse que los números no hayan sido colocados al revés. Una vez accionado el tatuador se procede a frotar la tinta sobre los agujeros que forman los números. Después de que los agujeros cicatrizan, la tinta ya no puede ser removida por lo que la identificación es permanente. Una desventaja del uso del tatuaje como forma de identificar a los animales es que éstos tienen que ser inmovilizados, y el interior de la oreja limpiada, para poder saber su identificación. Otra desventaja es que en vacas de piel pigmentada, la lectura del tatuaje se dificulta. Aluzando por detrás de la oreja con una linterna de mano ayuda a leer el tatuaje en aquellas vacas donde se tenga duda de su identificación.

Figura Corraletas individuales para las becerras.

Los códigos más comunes para la identificación de los animales son los números progresivos precedidos por el número del año en que los animales nacen. Así, por ejemplo, el animal con el tatuaje 797 nació en 2007 y fue la hembra número 97. Es muy conveniente que el tatuaje que identifica a los animales sea aplicado en la oreja del mismo lado en todos los animales. En la otra oreja pueden aplicarse otros tatuajes para indicar, entre otras cosas, vacunaciones, constitución genética o la identificación de los padres.

Aretado.- Existen aretes de diversos diseños, colores y tamaños para los animales. Estos aretes son insertados en la oreja con unas pinzas diseñadas para este propósito (Fig. 10). Se prefiere el color amarillo por el mayor contraste con la tinta negra de los números. Los aretes deberán estar sin marcar para que el número del tatuaje pueda ser transferido al arete. La colocación del arete debe ser a la mitad de la oreja (punto medio entre la base de la oreja y la punta, y entre los bordes rígidos de ésta. Existen en el mercado también los microchips que se implantan a los animales, con lo cual éstos pueden ser identificados con radiofrecuencias (Fig. 10).

Figura 9. Caseta con techo de madera y paredes de pacas de forraje para la crianza de becerras al aire libre.

Cadenas en el cuello. Diversas medallas de plástico se pueden colocar en cadenas colgadas en el cuello de las becerras o vacas. Estas cadenas pueden utilizarse sólo en los sistemas intensivos, ya que las vacas en potreros corren el riesgo de gancharse en las ramas de árboles y arbustos.

Herrado- Este tipo de identificación prácticamente no se utiliza en los sistemas intensivos de producción de leche; aunque en los sistemas de doble propósito esta es una de las formas de identificación de los animales más comunes. El herrado de los animales se realiza principalmente con fierros calentados al fuego o enfriados con nitrógeno líquido o hielo seco.

Para el herrado en frío se utiliza nitrógeno líquido o alcohol enfriado con trozos de hielo seco. Los fierros se sumergen en estos productos por unos segundos y se aplican al animal de 10 ó 15 segundos, si previamente se cortó el pelo en el área que se va a marcar; o de 20 a 25 segundos en animales con su

Figura 10. Identificación de las becerras con aretes electrónicos (arriba) y aretes comunes de plástico.

pelo intacto. Con este proceso se destruyen las células de la piel que producen pigmento, los melanocitos. Por lo anterior, el pelo oscuro donde se aplica el nitrógeno se torna blanco entre las 6 y 10 semanas postratamiento. Si el área donde se va a marcar está cubierta por pelo blanco, entonces la aplicación del fierro congelado se prolonga durante 25 segundos adicionales al tiempo antes señalado. Al prolongarse la exposición de la piel al frío se destruyen los folículos pilosos, por lo que el área marcada queda desprovista de pelo. Las ventajas del herrado en frío, en comparación con el herrado con fuego, son que los animales no sufren con esta operación y los cueros prácticamente no presentan ningún daño.

Remoción de tetas extras

Frecuentemente las becerras presentan más de 4 tetas. La remoción de las tetas adicionales a temprana edad es necesaria, debido a que si éstas no se eliminan, las tetas supernumerarias pueden interferir con la ordeña de las vacas, ya sea que ésta sea manual con máquina ordeñadora. Además, al haber más de cuatro tetas se incrementan los canales por los cuales pueden ingresar a la ubre los microorganismos que causan la mastitis. Para la remoción de las tetas se utilizan tijeras comunes; aunque con las tijeras curvas se facilita el trabajo (Fig. 11). Normalmente no hay sangrado al cortar las tetas, o éste es mínimo. Debe tenerse cuidado cuando se señalan las tetas sobrantes, ya que si se corta una de las tetas normales se arruina la glándula mamaria conectada a la teta removida.

Figura 11. Señalamiento de las tetas sobrantes y corte de las mismas.

Descornado

El descornado de las becerras es de suma importancia en los sistemas intensivos de producción de leche. Con animales sin cuernos se requiere menos espacio en los corrales por animal, se reduce el riesgo de que las vacas dañen el equipo e instalaciones, se reduce el riesgo de que algún trabajador sea lastimado por los animales, y se elimina el peligro de que las vacas se dañen a si mismas con los cuernos. El momento más apropiado para descornar a las becerras es antes de los 10 días de nacidas, y los métodos que se utilizan para este propósito se discuten a continuación.

Métodos químicos.- El producto químico más comúnmente utilizado es la sosa cáustica, la cual se adquiere en forma de pasta o en forma de un cilindro sólido aproximadamente del tamaño de un gis. Antes de aplicar la pasta, el pelo que cubre el botón del cuerno debe cortarse con unas tijeras (Fig. 12). Enseguida se aplica la pasta en el botón del cuerno, tratando de cubrir un área del tamaño de una moneda de un peso. Si se usa el cilindro, la punta de éste se moja en agua y se frota con movimientos rotatorios en los botones de los cuernos. Recuérdese que la pasta es extremadamente cáustica por lo que su manipulación debe hacerse con una pequeña espátula de madera. Pocos días después de la aplicación se forma una especie de escama sobre el botón del cuerno, la cual se cae alrededor del día 10 después de la aplicación. Con esta forma de descornado el desconfort a que es sometido el becerro es mínimo y no se causa ninguna herida. Este método, sin embargo, tiene el problema de que los becerros ocasionalmente al tratar de aliviar la irritación que les causa el producto, se tallan contra alguna superficie y parte de la pasta se pierde. Lo anterior causa que alguno de los cuernos tenga cierto crecimiento. En los sistemas de doble propósito este método no es aconsejado debido a que la pasta se transfiere muy fácilmente del becerro a la ubre de la madre durante el amamantamiento.

Figura 12. Descornado de las becerras con sosa cáustica.

Descornado con descornador eléctrico o fierro caliente.- Se prefiere utilizar este método en las becerras de menos de 30 días de vida. Para quemar el botón del cuerno puede utilizarse el descornador eléctrico (12 ó 24 volts), el cual se aplica durante 10 segundos, o una fierro al rojo, calentado con leña u otro combustible (Fig. 13). Antes de aplicar el descornador eléctrico es conveniente recortar con tijeras el pelo en rededor del botón del cuerno. Con esto se reduce el humo y se asegura un mejor contacto del descornador con el cuerno. El fierro caliente produce una quemadura de tercer grado en el botón del cuerno con lo cual se destruyen los vasos sanguíneos y nervios que alimentan el cuerno. Al destruirse los nervios del cuerno los becerros no experimentan dolor durante el descornado. Cuando esta operación se hace correctamente, el área que rodea al botón del cuerno presenta una coloración cobriza oscura. Si el círculo en rededor del botón del cuerno no está completo, entonces debe aplicarse el descornador nuevamente y debe hacerse presión en el área que falta por quemar. Aunque este método parece cruel, el dolor es de corta duración y los becerros vuelven a comer a los 30 minutos de descornados.

Figura 13. Descornador eléctrico para ser usado en becerras de menos de 8 semanas.

Otros instrumentos.- En becerras más grandes donde los cuernos han empezado a desarrollarse, el descornado se lleva a cabo con cintas descornadoras, serruchos, tijeras descornadoras o sacabocados (Fig. 14). Con la mayor parte de estos métodos se espera un sangrado considerable por lo que se debe estar preparado para controlar las hemorragias.

Programa sanitario de las becerras

Al juntar las becerras en corraletas los riesgos de enfermedades se incrementan. Por lo tanto, después del destete se deben implementar prácticas sanitarias básicas para reducir los casos de animales enfermos. Se deben detectar lo más pronto posible los animales enfermos, y éstos deben ser retirados del corral y tratarse aisladamente. Las enfermedades respiratorias y las digestivas son las más comunes entre becerras, por lo que la tos, respiración acelerada, heces acuosas, orejas caídas y ojos hundidos revelan becerras enfermas. La prevención de otras enfermedades se lleva a cabo con programas de vacunación apropiados para la región donde se localice la explotación. En el Cuadro 9 se anota una guía de vacunación para becerras.

Figura 14. Diversas herramientas para el descornado del ganado bovino.

Cuadro 9. Guía de vacunación para becerras.

Enfermedad Cuando aplicar

Diarrea viral terneros 1er día de vida

Diarrea de los terneros Aplicación a las vacas en el periodo seco

(virus Reo-corona y E. coli)

Brucelosis 3-8 meses

Enfermedades causadas por Clostridiums: pierna negra, edema maligno; enterotoxemia, hepatitis infecciosa etc.

4 meses

Diarrea viral bovina 6 meses, repetir al año

Rinotraqueitis infecciosa bovina

1a semana (nasal), repetir a los 6 meses (nasal o ntramuscular)

Leptospirosis (5 especies) 6 meses, repetir anualmente

Parainfluenza 1a semana (nasal), repetir a 6 meses (nasal o inyectable)

Pasteurelosis 4 meses

Vibriosis 12-15 meses