universalismo y relativismo

7
Concejalía de Bienestar Social Área Social Fuente: Catep S.Coop. y Sembla S.Coop. (2006): Integración y ciudadanía. Guía para aplicar la perspectiva de la gestión de la diversidad a los procesos de integra- ción en el ámbito municipal. Ed. Ayuntamiento de Parla. Universalismo y relativismo ‘Igualdad en la diversidad’, ‘igual derecho a ser diferentes’... estas expresiones tratan de recoger uno de los elementos que hemos caracterizado como aspecto central de una orientación municipal hacia la integración y la ciudadanía. Son principios que tra- tan de incorporar lo mejor y evitar lo peor de dos perspectivas que se han dado en llamar universalismo y relativismo. Por universalismo entendemos aquella posición que defiende que existen unos valores morales que están por encima de otros. Por relativismo entendemos la perspectiva que plantea que “la bondad de unos valores y actitudes morales depende de la comu- nidad específica en la que surgen y no de criterios independientes y generales que sobrepasan la frontera de esa comunidad. [...] Ningún código moral es superior a otro o, al menos, nadie puede demostrar que así sea.” 1 Ya sea desde una mirada local o desde una mirada global, el reto al que nos enfren- tamos es la convivencia entre personas muy diferentes que viven en un mismo territo- rio, ya sea el municipio, el país o el planeta. Tanto el universalismo como el relativis- mo aportan elementos útiles para el afrontamiento del reto. Pero ambas posiciones conllevan también serios riesgos, especialmente cuando son llevadas a un grado ex- tremo. Aportaciones para la convivencia Si todas las personas fueran idénticas unas a otras probablemente no necesitarían normas explícitas para la convivencia puesto que siempre pensarían lo mismo y opera- rían de acuerdo con la misma visión del mundo y concepción sobre cómo ha de vivirse la vida. Pero no hay una persona igual a otra. Es precisamente el hecho de que somos diferentes lo que nos obliga a elaborar normas válidas para todas las personas que garanticen la posibilidad de convivir en la diversidad. Esta es la aportación del universalismo, a saber, que existen valores morales que, al estar por encima de otros, pueden tener la función de cohesionar a la humanidad di- versa alrededor de un terreno compartido. Esa es, por ejemplo, la perspectiva que motiva la elaboración de la Carta de Derechos Humanos que busca ser la concreción en principios de una serie de valores universales. 1 Salvador Giner. Universalismo y relativismo. En Identidades y conflicto de valores. Diversidad y muta- ción social en el Mediterráneo. Icaria. Barcelona, 1997. Universalismo y relativismo.doc / 1

Upload: alexander-ale-vilcape

Post on 15-Sep-2015

2 views

Category:

Documents


0 download

DESCRIPTION

Universalismo

TRANSCRIPT

  • Concejala de Bienestar Social rea Social

    Fuente:

    Catep S.Coop. y Sembla S.Coop. (2006): Integracin y ciudadana. Gua para aplicar la perspectiva de la gestin de la diversidad a los procesos de integra-cin en el mbito municipal. Ed. Ayuntamiento de Parla.

    Universalismo y relativismo

    Igualdad en la diversidad, igual derecho a ser diferentes... estas expresiones tratan de recoger uno de los elementos que hemos caracterizado como aspecto central de una orientacin municipal hacia la integracin y la ciudadana. Son principios que tra-tan de incorporar lo mejor y evitar lo peor de dos perspectivas que se han dado en llamar universalismo y relativismo.

    Por universalismo entendemos aquella posicin que defiende que existen unos valores morales que estn por encima de otros. Por relativismo entendemos la perspectiva que plantea que la bondad de unos valores y actitudes morales depende de la comu-nidad especfica en la que surgen y no de criterios independientes y generales que sobrepasan la frontera de esa comunidad. [...] Ningn cdigo moral es superior a otro o, al menos, nadie puede demostrar que as sea.1

    Ya sea desde una mirada local o desde una mirada global, el reto al que nos enfren-tamos es la convivencia entre personas muy diferentes que viven en un mismo territo-rio, ya sea el municipio, el pas o el planeta. Tanto el universalismo como el relativis-mo aportan elementos tiles para el afrontamiento del reto. Pero ambas posiciones conllevan tambin serios riesgos, especialmente cuando son llevadas a un grado ex-tremo. Aportaciones para la convivencia

    Si todas las personas fueran idnticas unas a otras probablemente no necesitaran normas explcitas para la convivencia puesto que siempre pensaran lo mismo y opera-ran de acuerdo con la misma visin del mundo y concepcin sobre cmo ha de vivirse la vida. Pero no hay una persona igual a otra. Es precisamente el hecho de que somos diferentes lo que nos obliga a elaborar normas vlidas para todas las personas que garanticen la posibilidad de convivir en la diversidad.

    Esta es la aportacin del universalismo, a saber, que existen valores morales que, al estar por encima de otros, pueden tener la funcin de cohesionar a la humanidad di-versa alrededor de un terreno compartido. Esa es, por ejemplo, la perspectiva que motiva la elaboracin de la Carta de Derechos Humanos que busca ser la concrecin en principios de una serie de valores universales.

    1 Salvador Giner. Universalismo y relativismo. En Identidades y conflicto de valores. Diversidad y muta-

    cin social en el Mediterrneo. Icaria. Barcelona, 1997.

    Universalismo y relativismo.doc / 1

  • Concejala de Bienestar Social rea Social

    Ahora bien, esa bsqueda de lo que es universal a la humanidad no debe realizarse a costa de imponer unos valores y formas de vida frente a otros, eliminando las diferen-cias entre las personas a favor de una nica mirada globalizadora.

    Y esa es la aportacin del relativismo, que todo valor moral y forma de vida merece el mismo respeto. Cualquier intento de enjuiciamiento de valores morales y formas de vida distintas a las de uno se hace precisamente desde los propios valores y stos acaban imponindose como universales.

    Riesgos universalistas para la convivencia

    Defender la existencia de valores morales universales que estn por encima de otros conlleva un serio problema: quines son los que deciden cules son esos valores? El riesgo evidente radica en que aquellos grupos con mayores cuotas de poder acaben imponiendo los suyos frente a los de otros grupos menos poderosos. Denominamos valores dominantes a los que bajo una pretendida universalidad se tratan de imponer a todas las personas.

    En el terreno de las culturas, este riesgo se concreta en actitudes y discursos etno-cntricos. Etnocentrismo significa percibir como mejores los elementos culturales propios frente a los de otras culturas. Esto conlleva la idea de que existen culturas que son superiores a otras. As, el etnocentrismo se configura como una suerte de racismo cultural en el que se sustituye el concepto de raza por el de cultura2. Eurocentrismo es un concepto derivado del etnocentrismo. Significa considerar la experiencia de la Europa occidental como un desarrollo cultural superior a otros desarrollos.

    La historia muestra cmo las diversas concepciones etnocntricas han tenido como resultado procesos de colonizacin que, adems de obedecer a intereses polticos y econmicos, han pretendido imponer a travs de diversas vas, unas ms duras y otras ms blandas, los esquemas culturales de quienes tenan la capacidad para impo-nerlos.

    Pero esta lgica de dominacin opera tambin en otras categoras que no son las de la cultura ligada al territorio de origen. La tradicin sociolgica, a travs de diversos au-tores, muestra cmo los colectivos dominantes en el seno de una sociedad tienden a imponer su visin del mundo hacia los grupos menos poderosos, entre otras cosas negndoles la palabra y desprestigiando de distintas maneras sus propias concepcio-nes especialmente cuando se orientan al empoderamiento-, aspecto estudiado espe-cialmente en el mbito de la cultura de la lite frente a la cultura popular o acerca de la subordinacin de las mujeres en las sociedades patriarcales.

    Una consecuencia importante de la lgica de la dominacin es la tendencia a la uni-formizacin y homogeneizacin de las personas. Supone la negacin de la diversidad humana y del derecho a ser diferente. Si entendemos que existen formas de ver el mundo que son superiores a otras, esas otras pueden llegar a ser consideradas como desviaciones del camino correcto. El esfuerzo por evitar esas desviaciones atrayendo

    2 Idea desarrollada con ms detalle en las fichas sobre Cultura.

    Universalismo y relativismo.doc / 2

  • Concejala de Bienestar Social rea Social

    a las personas a la senda de lo adecuado es lo mismo que esforzarse por que todas las personas estn cortadas por el mismo patrn. Las diferencias entre los individuos podrn ser entendidas entonces como algo negativo, algo contra lo que es necesario combatir.

    Es precisamente esa perspectiva la que seala Rosa Cobo cuando critica la tendencia a la uniformizacin del mundo, la llamada globalizacin o mundializacin a partir de valores y realidades mercantiles, apoyada en medios tcnicos, financieros e informa-cionales [que produce] el agotamiento o la destruccin de valores culturales dignos de ser protegidos.3

    Si aplicamos la mirada del universalismo etnocntrico a territorios como el nuestro, espacio en el que confluyen personas que proceden de diversos territorios, vemos c-mo se traduce en la imposicin de unos pretendidos valores propios de nuestra pre-tendida cultura, entendida como algo fijo e inmutable, a las personas que no los com-parten.

    En ese sentido, la integracin aparece como proceso unidireccional en el que las ni-cas personas que han de poner de su parte son las que vienen de fuera a travs de la asimilacin de los patrones culturales de la sociedad de acogida. Un reflejo de este planteamiento se puede apreciar en las polticas denominadas asimilacionistas, las cuales generan dinmicas de resistencia que bloquean la orientacin hacia la cohesin social necesaria para la construccin de una ciudadana en la que quepamos todas las personas. Riesgos relativistas para la convivencia

    Proponer que ningn cdigo moral es superior a otro es lo mismo que plantear que todo vale, que ninguna visin sobre el mundo es criticable puesto que no existen pa-rmetros de validez que estn fuera de la propia visin del mundo de quien trata de enunciarlos. La lgica del todo vale podra funcionar en el caso de que los grupos humanos con visiones distintas sobre las cosas vivieran aislados entre s. Como no tendran nada que compartir, no tendran nada sobre lo que ponerse de acuerdo, y as podran vivir felizmente sin tener que rendir cuentas a nadie sobre su forma de ver y actuar sobre el mundo. Porque si tuvieran que ponerse de acuerdo en algo, y no hubiera ningn criterio que permitiera, de entre varias posibilidades, definir cul sera la idnea, al final se decidira de acuerdo a los planteamientos del grupo ms podero-so. Y ese es el riesgo central del relativismo extremo cuando se acerca a las posicio-nes que pretende atacar, a saber, que acaba instituyendo un criterio universal por encima de las diferencias: el poder.

    Es indudable que en nuestras sociedades conviven personas con diferentes concepcio-nes sobre el mundo que comparten terrenos comunes. Es ms, si abrimos nuestra mirada a una escala global, vemos que el mundo est cada vez ms interconectado y

    3 Rosa Cobo. Multiculturalismo, democracia paritaria y participacin poltica. En Poltica y Sociedad, 32,

    1999.

    Universalismo y relativismo.doc / 3

  • Concejala de Bienestar Social rea Social

    que, a pesar de las fronteras entre los pases, son muchas las cuestiones que afectan a todos ellos.

    Al poner el nfasis en las diferencias, ya sea desde la perspectiva de que son insalva-bles, ya sea entendindolas como algo delimitado y esttico que hay que proteger, podemos llegar a la conclusin de que es mejor que los diferentes estn separados entre s. Esta idea es el caldo de cultivo para cerrar las fronteras de forma que esas culturas que hay que proteger mantengan su esencia en el territorio que les corres-ponde evitando as la desnaturalizacin que provocara el contacto entre ellas.

    Cuando personas procedentes de distintos pases conviven ya en el mismo territorio, los planteamientos citados nos pueden llevar a establecer fronteras que dificulten el contacto de unos grupos culturales con otros y a contribuir a fortalecer el ncleo duro identitario que pueda haberse configurado en dichos grupos. Desde un punto de vista socio-poltico, el relativismo cultural indiscriminado conduce a la segregacin y al guetto4. Esa ltima perspectiva tiene su reflejo en las polticas denominadas multi-culturalistas.

    Pero poner el nfasis en la diferencia tambin conlleva otro riesgo: confundir la dife-rencia con la desigualdad. Bajo ciertas posturas relativistas, el respeto a la diferencia se asocia con aceptar las desigualdades en las que viven las personas por el hecho de ser distintas. Se considera que respetar la diferencia cultural conlleva aceptar, mante-ner e incluso reproducir (directa o indirectamente) estas desigualdades. [...] por ejemplo, la marginalidad laboral en la que viven muchas personas gitanas llega a con-siderarse una caracterstica cultural propia de este pueblo.5

    Cuando las desigualdades entre las personas se incorporan como uno ms de los ras-gos que las hacen diferentes, se abre el camino a su aceptacin o, dicho de otro mo-do, se naturalizan las desigualdades; en otras palabras, resurge la idea de que la desigualdad forma parte de la condicin humana (y por tanto de un orden inmutable), en lugar de responder a procesos de injusticia social (que sera posible desactivar). O lo que es lo mismo, que en cualquier comunidad humana que se constituya, surgirn espontneamente estratos basados en la dominacin y subordinacin. Por ejemplo, actualmente entre el primer y tercer mundo existen sistemas de dominacin econmi-ca, que se perciben como naturales y tolerables, y que conviven con sistemas de do-minacin de otros tipos: racial, de gnero, sexual, etc.6 La encrucijada

    En resumen, la encrucijada ante la que nos encontramos es la siguiente: de un lado, necesitamos encontrar elementos comunes y vlidos para todas las personas que permitan la convivencia en igualdad de oportunidades; de otro lado queremos que todas las personas puedan ejercer libremente su derecho a ser diferentes. Y todo esto

    4 Rosa Cobo. Obra citada. 5 Ramn Flecha. Teoras dialgicas en sociedades multiculturales. En Antonio Ario. Las encrucijadas de la

    diversidad cultural. CIS. Madrid, 2005. 6 Rosa Cobo. Intervencin ante la Mesa Tcnica de Diversidad del Ayuntamiento de Parla. 2 de noviembre

    de 2007.

    Universalismo y relativismo.doc / 4

  • Concejala de Bienestar Social rea Social

    sin caer en la imposicin cultural, la uniformizacin, la lgica del todo vale y la natu-ralizacin de la desigualdad.

    Para que un conjunto de normas aceptadas por todos respete al mismo tiempo las diferentes visiones del mundo de las personas que las aceptan, ha de ser necesaria-mente un conjunto reducido para evitar que arrincone esa pluralidad de perspectivas que pretende defender.

    El concepto de moral cvica, estrechamente ligado a la concepcin de una ciudadana inclusiva y a la lgica de las identidades cvicas ofrece una perspectiva interesante como respuesta a la encrucijada.

    La moral cvica consiste, pues, en unos mnimos compartidos entre ciudadanos que tienen distintas concepciones del hombre, distintos ideales de vida buena; mnimos que les llevan a considerar como fecunda su convivencia. Precisamente por eso pertenece a la esencia misma de la moral cvica ser una moral mnima, no identificarse en exclusiva con ninguna de las propuestas de grupos diversos, constituir la base del pluralismo y no permitir a las morales que conviven ms proselitismo que el de la participacin en dilogos comunes y el del ejemplo personal, de suerte que aquellas propuestas que resulten convincentes a los ciudadanos sean libremente asumidas, sean asumidas de un modo autnomo.7

    Desde ese planteamiento de mnimos es posible "la lealtad a un sistema normativo que har posible que coexistan, simultneamente, lealtades diferentes8. Esa moral de mnimos ser la referencia compartida que permitir a los ciudadanos tomar decisio-nes en cuestiones de tica aplicada a los diferentes mbitos compartidos de la vida comunitaria.

    El procedimiento para construir un conjunto mnimo de normas aceptadas por todos ha de incorporar necesariamente la participacin de todas las personas que van a re-sultar afectadas por esas normas, pues si no caeramos en uno de los problemas des-critos en los prrafos anteriores: que quien decida sea quien ms poder tiene.

    As llegamos al concepto de tica procedimental o dialgica o discursiva que, ms que en el contenido de las normas, pone el nfasis en el proceso seguido para llegar a ellas. La tica dialgica se fundamenta en un principio tico fundamental que consiste en que una norma slo ser correcta si todos los afectados por ella estn dispuestos a darle su consentimiento tras un dilogo, celebrado en condiciones de simetra, por-que les convencen las razones que se aportan en el seno del mismo dilogo9.

    Esto no significa que todo aquello que decida un grupo ser correcto desde un punto de vista moral, puesto que la tica dialgica no se sustenta en el hecho de que se haya llegado a un acuerdo sino en el tipo de proceso seguido para llegar a l. Tampo-co quiere decir que las decisiones correctas sean aquellas que se han sustentado en la opinin de una mayora que ha resultado ganadora en una votacin, puesto que en este caso habr muchas personas que, an siendo una minora, no estarn de acuerdo con la decisin adoptada.

    7 Adela Cortina. tica discursiva y educacin en valores. En XV Congreso Interamericano de Filosofa.

    Lima, 2004. 8 Ramn Flecha. Obra citada. 9 Adela Cortina. Obra citada.

    Universalismo y relativismo.doc / 5

  • Concejala de Bienestar Social rea Social

    La tica dialgica pone el nfasis en el consenso que se puede llegar a generar en un dilogo en condiciones de igualdad. El consenso por el que se decide que una norma es moralmente correcta es aquel en que cada uno de los afectados por ella se siente invitado a dar su convencimiento porque le han convencido plenamente las razones aducidas, en el sentido de que ciertamente la norma satisface intereses generaliza-bles. 10 Este tipo de consenso es diferente de aquel en el que todos renuncian a algo para poder llegar a una posicin comn.

    Como veamos en la ficha correspondiente al concepto de dilogo igualitario, no es fcil cumplir este procedimiento de forma pura puesto que se refiere a una situacin ideal. Viene a ser ms bien un modelo de referencia que nos permite analizar crtica-mente nuestras prcticas de dilogo para mejorarlas acercndolas cada vez ms a la situacin ideal. Ha de ser considerado entonces como una tendencia.

    El procedimiento planteado tiene como trasfondo una concepcin del ser humano ba-sada en el principio de autonoma. Segn este principio, toda persona cuenta con la autonoma y la capacidad para emitir afirmaciones o propuestas con pretensiones de validez11. As mismo, tambin es capaz de rechazar o aceptar las emitidas por otros interlocutores. Por consiguiente todas las personas afectadas por una norma se consi-deran, segn este principio, interlocutores vlidos. Y por ello se considerara inmoral que se decida una norma sin tener en cuenta a todos los afectados por ella (y no slo aquellos que pueden participar en los dilogos).

    Este ejercicio supone elevar a la categora de universal el procedimiento mismo a tra-vs del cual se pretende llevar a acuerdos vlidos para todos. El dilogo en condicio-nes de igualdad a travs del cul se llega a unos acuerdos mnimos que conforman la moral cvica se considera moralmente superior a otro tipo de procedimientos que no consideran necesaria la participacin de todos los afectados.

    Una vez definida la dimensin que han de tener las normas vlidas para todos as co-mo el procedimiento para llegar a ellas, llega el momento de referirnos a sus conteni-dos.

    Esto supone introducir la ya clebre distincin entre dos dimensiones del mbito moral, cuya nece-sidad no siempre es fcil apreciar, la distincin entre lo bueno y lo justo, entre los proyectos personales y grupales de autorrealizacin y las normas mnimas compartidas por todos, que son normas de justicia. [...] Aunque los lmites entre lo bueno y lo justo son difciles de trazar, y aunque la lnea que los separa se va cambiando de posicin al hilo del tiempo, no hay convivencia democrtica si los ciudadanos no tienen conciencia de que es preciso respetar determinadas condiciones de justicia, entre ellas el derecho de cada cual a ser feliz como bien le parezca, siempre que con ello no obstaculice los proyectos de felicidad de los dems. 12

    Los mbitos de aplicacin de la moral cvica

    En resumen, la moral cvica se compone del conjunto mnimo de normas vlidas para todas las personas que son compatibles con distintas concepciones de la vida y que se

    10 Adela Cortina. Obra citada. 11 El concepto pretensin de validez se explica en la ficha correspondiente a Dilogo igualitario. 12 Adela Cortina. Obra citada.

    Universalismo y relativismo.doc / 6

  • Concejala de Bienestar Social rea Social

    alcanzan a travs de procesos de dilogo en condiciones de igualdad. La moral cvica incorpora el principio de igualdad en la diversidad y supera muchos de los riesgos planteados por ciertas concepciones extremas del universalismo y el relativismo. As mismo, sustenta la orientacin a una ciudadana inclusiva basada en la participacin de todas las personas en las decisiones que les afectan puesto que son vistas como sujetos autnomos e interlocutores vlidos.

    Ciertamente, la aplicacin de estos planteamientos en la escala internacional no est exenta de dificultades, como podemos apreciar en las controversias que giran alrede-dor de las declaraciones de los derechos humanos reunidas en lo que se ha dado en llamar Carta Internacional de los Derechos Humanos. stas declaraciones han supues-to el esfuerzo por concretar una serie de normas que tuvieran validez para todos los pases y personas del mundo. Pero cuentan con slidas crticas que, bien hacen refe-rencia a las carencias del proceso de elaboracin (fundamentalmente potencias occi-dentales), o bien remiten a las dificultades en su aplicacin (por la inexistencia de dis-positivos que garanticen su aplicacin o por la tendencia de ciertos pases a criticar a otros por su incumplimiento cuando ellos mismos cometen flagrantes violaciones de esos derechos en sus relaciones con otros pases). Es importante reconocer aqu el esfuerzo realizado en pos de la mejora de aquellos aspectos criticados. Sirva como ejemplo el esfuerzo por elevar a la categora de derechos universales otras normas distintas a la Declaracin Universal de los Derechos Humanos que incorporaran una mirada ms global sobre lo universal tales como el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Polticos o el Pacto Internacional de Derechos Econmicos, Sociales y Cultura-les.13

    A pesar de las crticas, existen razones tales como el aumento de la pobreza en el mundo, el empleo indiscriminado de la violencia o el progresivo deterioro medioam-biental como para aspirar a una tica de corte universal.

    Este modelo se constituye en una referencia que marca los procedimientos para per-seguir la situacin ideal, que no es ms que, como sealbamos anteriormente, una tendencia que gua nuestras acciones.

    Si adoptamos una perspectiva local, nuestra mirada se vuelve ms optimista. Es ms sencillo comprobar que es posible una relacin igualitaria respetuosa con la diferencia en el marco de grupos como una familia o una escuela, e incluso, un municipio como el nuestro. Es ms, pensamos que sin el desarrollo de una ciudadana inclusiva en los mbitos locales no ser posible la evolucin hacia una ciudadana universal.

    13 Los textos completos de estos documentos pueden consultarse en la direccin de Internet

    http://www.ohchr.org/spanish/law/.

    Universalismo y relativismo.doc / 7

    Fuente:Catep S.Coop. y Sembla S.Coop. \(2006\): IntegUniversalismo y relativismoAportaciones para la convivenciaRiesgos universalistas para la convivenciaRiesgos relativistas para la convivenciaLa encrucijadaLos mbitos de aplicacin de la moral cvica