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146 Los fundamentos de la acción moral: libertad y responsabilidad 7 UNIDAD n esta Unidad se expondrán los fundamentos de la acción moral. Libertad y responsabilidad son, como veremos, los dos supuestos de los que depende una moral autónoma y con pretensiones universales. En primer lugar, analizaremos la relación entre dos términos que, a menudo, son empleados como sinónimos: moral y ética. A partir de las definiciones propuestas, estableceremos divisiones en el interior de la ética de acuerdo con un triple interés: descriptivo, normativo y meta-ético. Los elementos constitutivos de la acción moral, sus dimensiones y características específicas centrarán el núcleo de la exposición. Tomaremos como modelos las teorías filosóficas más relevantes, así como las contribuciones que desde las ciencias sociales se han producido al respecto. Concluiremos con una breve reflexión acerca de la función que desempeña la argumentación moral, o lo que es lo mismo, con el puesto asignado a la razón en la ética. Con el estudio de esta Unidad nos proponemos alcanzar los siguientes objetivos: 1. Adoptar una actitud crítica y reflexiva que favorezca la fundamentación de las ideas. 2. Conocer los fundamentos de la acción moral, sus elementos constitutivos y su especificidad. 3. Conocer las principales posiciones filosóficas respecto al origen y validez de los valores y de las normas morales. 4. Analizar la oposición entre determinismo y libertad, así como los principales argumentos a favor de una u otra tesis. 5. Valorar la capacidad del ser humano para decidirse autónoma y responsablemente. E

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Page 1: UNIDAD 7 moral: libertad y responsabilidadinstitutomachado.com/cidead/Materiales_CIDEAD_2015-16/1cidead_20… · El filósofo español José Luis López Aranguren(1909-1996) se refería

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Los fundamentos de la acción

moral: libertad y responsabilidad7UNIDAD

n esta Unidad se expondrán los fundamentos de la acción moral. Libertad y responsabilidad

son, como veremos, los dos supuestos de los que depende una moral autónoma y con

pretensiones universales.

En primer lugar, analizaremos la relación entre dos términos que, a menudo, son empleados

como sinónimos: moral y ética. A partir de las definiciones propuestas, estableceremos divisiones

en el interior de la ética de acuerdo con un triple interés: descriptivo, normativo y meta-ético.

Los elementos constitutivos de la acción moral, sus dimensiones y características específicas

centrarán el núcleo de la exposición. Tomaremos como modelos las teorías filosóficas más

relevantes, así como las contribuciones que desde las ciencias sociales se han producido al

respecto. Concluiremos con una breve reflexión acerca de la función que desempeña la

argumentación moral, o lo que es lo mismo, con el puesto asignado a la razón en la ética.

Con el estudio de esta Unidad nos proponemos alcanzar los siguientes objetivos:

1. Adoptar una actitud crítica y reflexiva que favorezca la fundamentación de las ideas.

2. Conocer los fundamentos de la acción moral, sus elementos constitutivos y su especificidad.

3. Conocer las principales posiciones filosóficas respecto al origen y validez de los valores y

de las normas morales.

4. Analizar la oposición entre determinismo y libertad, así como los principales argumentos a

favor de una u otra tesis.

5. Valorar la capacidad del ser humano para decidirse autónoma y responsablemente.

E

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1. ÉTICA Y MORAL. DEFINICIÓN Y DIVISIÓN DE LA ÉTICA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 148

1.1. Moral y ética . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 148

1.2. Niveles de la ética . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 149

2. ELEMENTOS CONSTITUTIVOS DE LA ACCIÓN MORAL . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 151

2.1. Normas y valores . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 151

2.2. Actos, actitudes y hábitos. Intenciones y fines . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 153

3. DIMENSIONES DE LA ACCIÓN MORAL: INDIVIDUO Y SOCIEDAD . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 154

3.1. Dimensión social y dimensión individual de la acción moral . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 154

3.2. Dimensión psicológica: etapas del desarrollo moral . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 154

4. CARACTERÍSTICAS DE LA ACCIÓN MORAL: LIBERTAD Y RESPONSABILIDAD . . . . . . . . . . . . . . 156

4.1. El problema de la libertad: dimensión metafísica de la moral . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 156

4.2. El uso real de la libertad: libertad de y libertad para . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 158

5. ESPECIFICIDAD DE LA ACCIÓN MORAL: SER Y DEBER . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 159

5.1. La ley moral y su repercusión en el mundo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 159

5.2. La falacia naturalista y la autonomía moral . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 160

6. LA ARGUMENTACIÓN MORAL. EL PUESTO DE LA RAZÓN EN LA ÉTICA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 161

Í N D I C E D E C O N T E N I D O S

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LOS FUNDAMENTOS DE LA ACCIÓN MORAL: LIBERTAD Y RESPONSABILIDAD

7UNIDAD

1. Ética y moral. definición y división de la éticaLos conceptos filosóficos provienen a menudo del lenguaje coloquial. Otras veces corresponden a nociones técnicas.

Los términos “moral” y “ética” tienen un uso generalizado y otro uso filosófico, del que parte nuestra exposición.

1.1. Moral y éticaEl término ética proviene del griego ethos, que puede ser traducido como “morada” (en el sentido de un carácter

o modo de ser) y como “hábito” o “costumbre”. La palabra moral (del latín mos-moris) remite a este segundo significado.Así pues, de acuerdo con su origen, podemos establecer una separación entre ambos términos, empleados generalmentecomo sinónimos en el uso coloquial de la lengua.

¿El modo de ser de un sujeto se basa sólo en los hábitos y costumbres adquiridos, o también en algo innato? Estadistinción que hace la psicología moderna (entre lo innato y lo adquirido) ya la hacía Aristóteles en la Ética a Nicómaco.Uno no es responsable de su temperamento, es decir, de las tendencias naturales que constituyen la dimensión innatade su personalidad, pero sí es responsable de su carácter, que consiste en la conformación de la personalidad sobrela base de unos determinados hábitos y elecciones. La acción moral es la acción libre, no predeterminada por factoresbiológicos o ambientales, y la acción libre presupone la elección entre posibilidades:

Siendo, pues, objeto de la voluntad el fin, mientras que de la deliberación y la elección lo son los medios para elfin, las acciones relativas a éstos estarán en concordancia con la elección y serán voluntarias, y también se refierea los medios el ejercicio de las virtudes. Y, así, tanto la virtud como el vicio están en nuestro poder. En efecto,siempre que está en nuestro poder el hacer, lo está también el no hacer, y siempre que está en nuestro poder elno, lo está el sí, de modo que si está en nuestro poder el obrar cuando es bello, lo estará también cuando esvergonzoso, y si está en nuestro poder el no obrar cuando es bello, lo estará, asimismo, para obrar cuando esvergonzoso.

ARISTÓTELES, Ética nicomáquea. Madrid, Gredos, 1988, p. 189.

Los griegos distinguían entre destino y acción, así como hoy en día se contraponen las ideas de determinismoy libertad, de lo que nos viene dado y de lo que decidimos. En los mitos y en las tragedias griegas, a los personajesles venían dadas las cosas sin que pudieran hacer nada al respecto. Por el contrario, todo lo que hacían para escaparde su “destino” servía para que éste se confirmase. La filosofía rompe con esta concepción al introducir la posibilidadde una acción libre, sujeta al poder de la razón y de la voluntad humana.

La moral y la ética presuponen que es posible actuar libremente. Como dice Aristóteles: siempre que está en nuestropoder el hacer, lo está también el no hacer.

La relación entre moral y ética difiere según las distintas doctrinas y sistemas filosóficos. El filósofo español JoséLuis López Aranguren (1909-1996) se refería a la moral como “moral vivida” y a la ética como “moral pensada”. Atenor de esta distinción, podemos convenir las siguientes definiciones:

a) Por moral entenderemos el conjunto de normas, valores, usos y costumbres que rigen –o, cuando menos,pretenden orientar− la conducta de los seres humanos, individual y colectivamente.

Es obvio que no existe un solo conjunto de normas y valores, un solo código moral, sino que la moral, asíentendida, varía en función de los tiempos y de los lugares. El simple hecho de hablar de una moral “religiosa”o de una moral “laica” lo demuestra.

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b) Por ética entenderemos la reflexión acerca de la moral. Así, cuando hablamos sobre la diversidad de los códigosmorales lo hacemos ya desde un punto de vista ético, convirtiendo la moral en objeto de análisis y reflexión. Elhecho de hablar de una moral religiosa o de una moral laica, según el ejemplo anterior, significa haber distinguidoal menos dos fundamentos posibles de la moralidad, sin que de ello se deduzca, necesariamente y merced ala propia distinción, una posición moral definida (a favor de un “código” u otro).

Sin embargo, la ética opera sobre la moral también en un sentido práctico, produciendo modificaciones en la“percepción moral” que los seres humanos tienen de sí mismos, de sus circunstancias y de sus actos. Podemosdistinguir dos momentos al respecto:

− En un primer momento, el hecho de que reflexionemos acerca de las normas y valores que orientan nuestraconducta permite que nos hagamos cargo de la función que tales normas y valores desempeñan en la vidade los seres humanos (en la doble dimensión, individual y colectiva, que comporta la moral).

− En un segundo momento, la reflexión sobre la moral puede dar lugar a la adopción de posiciones prácticaspor parte del individuo; posiciones basadas en argumentos y consideraciones racionales que, de otro modo,al margen de la reflexión sobre la vida moral, difícilmente podrían adoptarse.

De ahí que pensar la moral (desde este punto de vista ético) sea también un modo, y no uno cualquiera, de vivirla.

1.2. Niveles de la éticaEn tanto que objeto de la denominada filosofía práctica (o “filosofía moral”) y de las distintas ciencias sociales

interesadas, la reflexión ética puede dividirse en varios niveles.

a) En un primer nivel, la ética tiene por objeto la descripción de los valores y normas, de los usos y costumbresque regulan el comportamiento de los individuos y grupos humanos. Estamos, pues, en un nivel puramentedescriptivo, más antropológico o sociológico que filosófico −pues se le atribuye a la filosofía, por lo general, unavaloración (una toma de posición) sobre aquello que constituye su objeto de reflexión.

No se trata, por tanto, en este primer nivel, de establecer un conjunto de valores y normas respecto de los cualesconvenga orientar y juzgar nuestras acciones, sino de describir y analizar la función que desempeñan tales“ingredientes” morales (valores, normas, etc.) dentro del grupo social, en relación con el comportamiento y la“conciencia” (o, simplemente, las representaciones mentales) de sus miembros.

Las aportaciones de las ciencias sociales, en este primer nivel, son muy valiosas: desde las descripcionesetnográficas que nos informan de las prácticas culturales más “exóticas” y alejadas, hasta los análisis sociológicosy económicos que nos informan de las estructuras y dispositivos ideológicos que condicionan, sin que seamosinmediatamente conscientes de ello, el modo de vida contemporáneo.

Valga como ejemplo del valor “moral” de tales informaciones, a través de las cuales nos introducimos en losusos y costumbres de otras culturas y tradiciones, la situación que el antropólogo Marvin Harris describe apropósito de los yanomamo, un grupo tribal que habita en la frontera entre Brasil y Venezuela:

La intensidad particular del síndrome machista de los yanomamo halla su mejor expresión en los duelos, enlos que dos hombres tratan de herirse mutuamente hasta el límite de su resistencia. La forma predilecta deinfligir este castigo mutuo es descargar golpes en el pecho.Imaginemos una arremolinada y vociferante multitud de hombres con los cuerpos pintados con dibujos rojosy negros, con plumas blancas pegadas a su cabello y mostrando los penes sujetos por una cuerda a susvientres. Esgrimen arcos y flechas, hachas, palos y machetes, que baten ruidosamente mientras se amenazan

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LOS FUNDAMENTOS DE LA ACCIÓN MORAL: LIBERTAD Y RESPONSABILIDAD

7UNIDAD

mutuamente. Los hombres, divididos en anfitriones y huéspedes, se han reunido en el calvero central de unaaldea yanomamo, observados ansiosamente por sus mujeres e hijos, que están detrás bajo los aleros de lagran vivienda circular comunitaria. Los anfitriones acusan a los huéspedes de robar en los huertos. Éstos gritanque los anfitriones son tacaños y que reservan los mejores alimentos para sí. Los huéspedes ya han recibidosus regalos de despedida, ¿por qué, pues, no han vuelto a casa? Para librarse de ellos, los anfitriones lesdesafían a un duelo a golpes en el pecho.

HARRIS, Marvin, Vacas, cerdos, guerras y brujas. Madrid, Alianza, 1999, págs. 89-90.

El texto de Harris nos describe una situación “exótica” para una perspectiva cultural distinta a la de sus pro-tagonistas. Sin embargo, para los nativos yanomamo este ritual prescribe (es decir, ordena) lo que debehacerse en determinadas situaciones, como la que refleja el texto. Ahora bien, no hay que olvidar que todossomos “nativos” de nuestra propia cultura. Por eso las aportaciones de la ética descriptiva permiten la refle-xión sobre nuestros propios puntos de vista, en contraste con otras perspectivas morales o culturales.

b) En un segundo nivel, ligado a la filosofía, la ética tendría por objeto el cuestionamiento y, dado el caso, lajustificación de los valores y normas que orientan el pensamiento y la acción de individuos y grupos. Nossituamos así en el nivel propiamente normativo de la ética, dejando a un lado la descripción antropológicay aséptica que ha orientado el trabajo científico.

El siguiente texto de Aristóteles puede servirnos como ejemplo. En este caso, el filósofo reflexiona sobre lascondiciones de una vida feliz:

También se cree que el hombre feliz debe vivir una vida agradable. Pues bien, la vida de un solitario es difí-cil, pues no le es fácil estar continuamente activo consigo mismo, pero en compañía de otros y en relacióncon otros es mucho más fácil. Así su actividad será más continua y agradable por sí misma, como se requie-re para un hombre dichoso, porque el virtuoso se complace en las acciones virtuosas, pero siente aversiónpor las que proceden del vicio, lo mismo que un músico se deleita con las bellas melodías y las malas le dis-gustan. Además, como dice también Teognis, la convivencia con los hombres buenos puede producir unaespecie de práctica en la virtud.

ARISTÓTELES, ob. cit., p. 371.

En definitiva, las posiciones morales de la filosofía son elresultado de una “intervención” ética: lo pensado quiereconvertirse en vivido. Se produce así un cuestionamientode la moral (de las costumbres, normas y valores esta-blecidos) para así conservarlos o transformarlos. La éticaes esta puesta en cuestión, reflexiva y crítica.

c) Las teorías éticas normativas se convierten, por lodemás, en el objeto fundamental de la metaética. En estetercer nivel, los procedimientos empleados para lafundamentación de las normas y valores morales (la éticaen sentido normativo) constituyen el objeto de un análisislógico y comparativo, en el que las ciencias sociales aportaninstrumentos y elementos de juicio muy pertinentes. Comosucede con la denominada “función metalingüística”, dondeel lenguaje se convierte en objeto de sí mismo, aquí la éticase convierte en objeto de reflexión de la propia filosofía.

● La ética descriptiva se interesa por las costumbres y ritos de lasdiversas culturas humanas. (www.jet.es)

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2. Elementos constitutivos de la acción moralUna acción es moral si los elementos que la conforman, las causas que la anteceden y los efectos que provo-

ca pueden ser considerados como motivos para una reflexión filosófica.

Por lo general, toda acción moral está orientada por determinados principios y dirigida a la consecución de cier-tos fines. Como elementos constitutivos de la acción moral encontramos, pues, la intención que anima el acto y lasconsecuencias que se siguen de la acción, siempre y cuando tales propósitos y consecuencias sean moralmenterelevantes.

2.1. Normas y valoresLas acciones morales son valoradas en función de las ideas que sobre “lo bueno” y “lo malo”, “lo justo” y “lo injus-

to”, lo que “debe hacerse” y lo que “no debe hacerse”, determinan la calidad de los actos. A continuación precisare-mos el significado de estas nociones, que constituyen el fundamento de la acción moral.

¿Qué es una norma? ¿Qué es un valor?

a) Una norma moral es una fórmula con carácter imperativo (un mandato) que establece lo que debe hacerse olo que no debe hacerse. En tanto que posible (no determinada; recuérdese el texto de Aristóteles, al comienzode la Unidad), la acción está sujeta a la libre elección del individuo o del grupo, sobre los que pesa, por lo tanto,la “responsabilidad” de la decisión y la “obligación” de atenerse a lo que manda la norma.

Una norma moral, a diferencia, por ejemplo, de una norma legal, no establece un conjunto de sanciones per-fectamente tipificadas para el caso de que la norma se incumpla. El “rechazo moral” que podemos sentir anteuna determinada actuación es sólo moral en tanto que no se acompañe de una sanción legal. Ello no impideque una conducta delictiva o criminal, tipificada y sancionada en el ordenamiento jurídico de una sociedad (ensu código penal, que establece la relación, políticamente convenida, entre delitos y penas), pueda llevar aso-ciada también de manera espontánea un rechazo moral, en cuyo caso la diferencia (entre “lo moral” y “lolegal”, entre el rechazo espontáneo y la sanción jurídica) es casi inexistente.

� El término “ética” proviene del griego ethos, que significa “morada” (modo de ser) y “hábito” o “costumbre”.� La moral se diferencia de la ética en el sentido en que “lo vivido” se diferencia de “lo pensado”.� La ética, como reflexión sobre la moral, se divide en tres niveles: ética descriptiva, ética normativa y metaética.

R e c u e r d a

1. Explica el significado de las dos acepciones originarias del término “ética”.

2. Explica la relación entre moral y ética. ¿Puede haber una ética sin moral?

3. Explica en qué sentido la ética produce (o puede producir) modificaciones morales de importancia.

A c t i v i d a d e s

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Tales consideraciones dan lugar al problema −que abordaremos detenidamente en otras Unidades, y queaquí sólo adelantamos− de las relaciones entre moralidad y derecho, de los vínculos entre justicia y legalidad.

Algunos autores atribuyen a las normas morales las siguientes características:

● Universalidad: la validez de la norma para todos los seres humanos, como sujetos racionales y libres.

● Incondicionalidad: la validez de la norma con independencia de los fines y de las motivaciones subjetivasdel individuo.

● Auto-obligación: el carácter autónomo de la acción que se sigue de la norma, por cuanto lo que ésta mandano es sentido por el sujeto como una imposición externa.

En realidad, no existe una teoría ética que sea moralmente neutra o que, por así decirlo, parta de “cero”.Tratándose de seres humanos y no de piedras, toda acción comporta un juicio o, cuando menos, un prejuicioque puede ser éticamente cuestionado. Pero también las propias teorías pueden ser cuestionadas. Así, lascaracterísticas que se atribuyan a las normas morales forman parte de una concepción filosófica y de un con-texto cultural determinados, en relación con los cuales deben ser interpretadas.

b) Un valor moral es un concepto abstracto que remite a una determinada cualidad (de las cosas, de las acciones,etc.) y que actúa como presupuesto de la norma. Los filósofos han sostenido diversas teorías sobre el origeny validez de los valores morales.

¿Los valores se corresponden con cualidades “reales” (de las cosas, de las acciones) o son el resultado deuna proyección “ideal” y, en última instancia, subjetiva (individual o cultural)? Grosso modo, cabe distinguirdos posiciones sobre la “naturaleza” de los valores:

● Una posición objetivista, según la cual los valores morales correspondena cualidades objetivas o reales de las cosas (o de las acciones ysituaciones). Así, las cosas son en sí mismas buenas o malas, justas oinjustas. Los seres humanos “descubren” ese valor en las acciones ysituaciones, sin que el valor en sí dependa del punto de vista del individuo.El denominado universalismo moral defiende esta posición: si los valoresno dependen de las percepciones particulares y sujetivas de los sereshumanos, entonces hay un orden objetivo y universal que establece ladiferencia entre lo bueno y lo malo, lo justo y lo injusto, etc.

● Una posición subjetivista, según la cual los valores morales nocorresponden a cualidades reales de las cosas, sino que tienen su origenen los individuos, grupos o culturas, los cuales proyectan (consciente oinconscientemente) sus puntos de vista sobre “las cosas”. Una celebresentencia de Friedrich Nietzsche (1844-1900) resume perfectamenteesta concepción: No existen fenómenos morales, sino interpretacionesmorales de los fenómenos. El denominado relativismo moral defiendeesta posición: si los valores dependen de las percepciones particularesy subjetivas de los seres humanos, entonces no existe la posibilidad deapelar a un orden objetivo y universal que establezca la diferencia entrelo bueno y lo malo, lo justo y lo injusto, etc. A lo sumo, tales valores seránel resultado de una convención (un acuerdo, tácito o explícito) entredistintos individuos, grupos o culturas.

LOS FUNDAMENTOS DE LA ACCIÓN MORAL: LIBERTAD Y RESPONSABILIDAD

7UNIDAD

● Friedrich Nietzsche (1844-1900) sometió a crítica los valorestradicionales de la cultura occidental.

(www.nietzscheana.com.ar)

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2.2. Actos, actitudes y hábitos. Intenciones y finesSuelen considerarse como elementos constitutivos de la acción moral los actos, las actitudes y los hábitos que

configuran un carácter. Se produce entre tales elementos una relación circular: los actos (las acciones susceptiblesde calificación moral) van conformando actitudes y hábitos (disposiciones a obrar de un determinado modo, a travésde la repetición de actos) que dan lugar a un carácter o modo de ser. Por ejemplo, la actitud hacia el estudio, enten-dida como una disposición “interior”, sería el resultado de una repetición de actos (ponerse a estudiar) que da lugara un hábito, entendido como la disposición “exterior” al estudio. Actos, hábitos y actitudes configuran, así pues, uncarácter, un modo de ser: la manera de ser del estudioso.

Por otra parte, hay que distinguir entre las intenciones y las consecuencias de la acción. Esta distinción es pro-pia del giro subjetivo (o subjetual) característico de la filosofía moderna. El sujeto es ahora el punto de partida yel objeto fundamental de la reflexión filosófica. Respecto a la moralidad de las acciones, ésta dependerá de las inten-ciones que motivan la acción y de las consecuencias que se siguen de ella.

Las “éticas de la convicción” y las “éticas de la responsabilidad” determinan el valor moral de las acciones enfunción de las intenciones y de las consecuencias, respectivamente:

● Las denominadas éticas de la convicción toman en consideración el motivo por el que se lleva a cabo un acto,con independencia de las consecuencias que se sigan del mismo. Importa por qué se ha hecho algo, aunqueel resultado de la acción no corresponda con la supuesta “buena voluntad” que ha guiado al sujeto. ¿Es justocondenar moralmente una acción atendiendo simplemente a sus consecuencias? Los partidarios de laséticas de la convicción estiman que sólo la voluntad de las personas puede ser calificada moralmente.

● Las denominadas éticas de la responsabilidad dan prioridad a las consecuencias de la acción sobre lasintenciones que la han motivado y que, a juicio de los partidarios de este tipo de éticas, no pueden serobjetivamente verificadas. En efecto, ¿cómo conocer realmente las intenciones que llevan a un ser humano aactuar de tal o cual manera? Sólo el grado de responsabilidad que demostramos a través de nuestras acciones,y que queda de manifiesto por sus consecuencias, puede ser objeto de una valoración moral.

En la Unidad 8 estudiaremos con más detalle, en relación con las principales teorías éticas, estas y otras cuestiones.

� Una norma moral es una fórmula que establece lo que debe hacerse y lo que no está permitido, aunque su incumplimiento noimplique, necesariamente, una sanción legal.

� Un valor moral es un concepto abstracto que o bien se corresponde con una cualidad objetiva de las cosas (o de las acciones,etc.), o bien es el resultado de una proyección ideal del sujeto sobre las cosas (o sobre las acciones, etc.).

� Actos, actitudes y hábitos constituyen elementos fundamentales de la acción moral, a través de los cuales el individuo va modelandoun carácter (ethos) o modo de ser.

R e c u e r d a

4. ¿Qué es una norma moral y en qué sentido se distingue de una norma legal?

5. ¿Cuáles son las dos grandes posiciones filosóficas respecto al origen de los valores morales?

6. Analiza la relación entre actos, actitudes y hábitos mediante un ejemplo distinto al del estudio.

A c t i v i d a d e s

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LOS FUNDAMENTOS DE LA ACCIÓN MORAL: LIBERTAD Y RESPONSABILIDAD

7UNIDAD

3. Dimensiones de la acción moral: individuoy sociedad

Una vez tratados los diversos significados y niveles de la ética, y considerados los elementos fundamentales dela acción moral (normas y valores, por una parte; actos, actitudes y carácter, y su relación con los fines e intencio-nes que guían al sujeto, por otra), es necesario profundizar en la doble dimensión, individual y social, que compor-tan los actos morales, así como en los aspectos psicológicos que caracterizan la adquisición de un sentido moral porparte del individuo.

3.1. Dimensión social y dimensión individual de la acciónmoral

Hemos definido la moral como un conjunto de normas y valores, usos y costumbres que orientan la conducta delos seres humanos, individual y colectivamente. La cuestión es, ahora, si semejantes normas y valores pueden serentendidos en un sentido exclusivamente individual o colectivo.

¿Es posible hablar de una acción moral con independencia del contexto social o cultural y de las consecuencias“para los otros” que ocasiona dicha acción? Por otra parte, ¿cabe reducir la acción moral al contexto social o cultu-ral en el que se inscribe, con independencia de las intenciones que mueven al sujeto y de los fines que persigue?

Todo indica que este doble aspecto, individual y colectivo,debe entenderse en un sentido incluyente, sin reducir uno de lospolos de la acción moral al otro. La acción moral sólo es posiblesobre la base de una relación entre individuos y, en última instancia,entre el individuo (al que se supone agente consciente y libre) y lasociedad.

Individuo y sociedad constituyen, por consiguiente, los dospolos a los que la acción moral está necesariamente remitida.Una acción puramente individual, sin ninguna repercusión social (nisiquiera en un plano personal o intersubjetivo), y una acción social sinninguna repercusión individual (que convierta al individuo en una merapieza inconsciente en el interior del sistema), no pueden ser conside-radas como acciones morales en sentido estricto, salvo que la mora-lidad sea a su vez desposeída de sus fundamentos: la libertad y la res-ponsabilidad de los agentes morales, racionales y conscientes.

3.2. Dimensión psicológica: etapas del desarrollo moralLa acción moral, además del doble aspecto individual y colectivo, comporta otras dimensiones específicas, como

la dimensión psicológica, que posibilita un análisis evolutivo y comparado en la adquisición por parte de los sujetosde un criterio moral.

Los estudios psicológicos de Jean Piaget (1896-1980) y de Lawrence Kohlberg (1927-1987) demostraron quela percepción crítica de las normas y costumbres socialmente establecidas es el resultado de una serie de etapas

● Animal social por naturaleza, según la célebre fórmula deAristóteles, el ser humano puede construir vínculos políticosque superen el gregarismo ciego y el individualismo insolidario.

(www.ucr.ac.cr)

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que el individuo, desde niño, va superando. Sería verdaderamente insensato negar esa evolución en el desarrollomoral de los seres humanos, como si la “conciencia moral”, incluidos todos sus contenidos (normas y valores), fueraun dispositivo innato que no precisa contacto con el exterior.

Nadie nace aprendido, dice la sabiduría popular; tampoco en un sentido moral. ¿Qué aportan entonces, más alláde las observaciones propias del sentido común, tales investigaciones psicológicas? La idea fundamental en la queculminan dichos estudios consiste en afirmar que la adquisición de criterios morales no tiene un carácter exclusivamentemoral, sino que responde a la consolidación de ciertas destrezas; en particular de aquéllas que permiten al niño oal adolescente progresar en el uso de sus conocimientos (por ejemplo, en el empleo de operaciones formales, querequieren la apropiación de conceptos y reglas abstractas) hasta alcanzar una madurez intelectual y afectiva.

En su obra El criterio moral en el niño, de 1932, el psicólogo suizo Jean Piaget estableció tres etapas en el desarrollomoral, correspondientes a tres grandes fases, resumidas en el siguiente cuadro:

Por su parte, Lawrence Kohlberg estableció tres niveles en el desarrollo moral delsujeto, incluyendo dos estadios por nivel.

Hay que subrayar que, tanto para Piaget como para Kohlberg, el tránsito de unas etapasa otras no se realiza mecánicamente ni, por tanto, está garantizado para cada individuo,aunque tales etapas se correspondan con las disposiciones y los patrones evolutivos yempíricos propios de cada edad. De hecho, Kohlberg afirmó que sólo el 25% de los adultosalcanza el tercer nivel (fase postconvencional) y que apenas un 5% alcanza el último estadio.

FASE PRECONVENCIONALEl individuo obra en función del temor que le suscita elcastigo (estadio 1) o de consideraciones meramentepragmáticas en busca de su propio beneficio (estadio 2).

FASE CONVENCIONALEl individuo ajusta su conducta a la del grupo (estadio 3).Posteriormente, reconoce en la ley y en los valorescolectivos el fundamento del orden social (estadio 4).

FASE POSTCONVENCIONAL

El sujeto se orienta de acuerdo con principios democráticosy con derechos legalmente reconocidos (estadio 5), hastaalcanzar la fase final, orientada al reconocimiento deprincipios éticos universales (estadio 6).

FASE HETERÓNOMA Comprendida aproximadamente entre los dos y los seis años de edad. El niño obedece a“los otros” (generalmente a los padres) por temor al castigo.

FASE DE TRANSICIÓN Comprendida entre los siete y los once años. Se basa en el respeto entre los miembros dela comunidad (grupo de juegos) y en la solidaridad entre iguales.

FASE AUTÓNOMA

Con la adolescencia, se va adquiriendo una moral progresivamente autónoma y equitativa,donde los principios y normas no se aplican rígidamente, sino conforme a las necesidadesy capacidades de cada uno. Durante este periodo se alcanzan las “operaciones formales”,que suponen la capacidad de operar con conceptos abstractos.

● Jean Piaget (1896-1980) demostró quela adquisición de un criterio moral en losniños se ajustaba al desarrollo de suscapacidades cognitivas.

(www.marxists.org)

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LOS FUNDAMENTOS DE LA ACCIÓN MORAL: LIBERTAD Y RESPONSABILIDAD

7UNIDAD

4. Características de la acción moral: libertady responsabilidad

Además de las dimensiones ya expuestas, la acción moral tiene una dimensión propiamente metafísica, objetofundamental de la reflexión filosófica.

Esta dimensión metafísica hace que la acción moral y sus componentes fundamentales (la libertad y la respon-sabilidad) se conviertan en “objetos” sumamente problemáticos: supuestos sobre los que se podrá razonar, perosobre los que no se podrán obtener conclusiones científicamente definitivas. A continuación explicaremos por qué.

4.1. El problema de la libertad: dimensión metafísicade la moral

Como formuló el filósofo Immanuel Kant (1724-1804), la libertad es la condición de posibilidad de la moralidad.Nuestras acciones serán susceptibles de valoración moral siempre y cuando sean el resultado de una decisión libre.De lo contrario, si actuáramos absolutamente determinados por la presión del medio (ésa es la tesis característicadel sociologismo) o por la presión de nuestros propios impulsos y apetitos (ésa es la tesis característica del psico-logismo), nuestras acciones carecerían de valor moral y no serían más que el producto de las circunstancias.

En ese caso, la moralidad y la libertad serían meras ilusiones, aunque socialmente útiles y hasta necesarias.Ilusiones consistentes en la creencia de que somos libres y responsables de nuestras acciones, pues sólo desde esaconvicción profundamente interiorizada sería posible preservar, mediante un aparato de premios y castigos, un deter-minado orden social.

Es en este sentido en el que Friedrich Nietzsche se refirió a la moral tradicional como “metafísica del verdu-go”. Sólo en tanto que seres libres se nos puede condenar. Ésta es, a juicio de Nietzsche, la “verdad” encubierta dela moralidad, tal como se afirma en el siguiente texto:

� La acción moral comporta una doble dimensión, individual y colectiva, que responde a la relación constitutiva entre individuo ysociedad.

� En un sentido psicológico-evolutivo, cabe establecer distintas fases en el desarrollo moral de los individuos. Así lo hicieronJean Piaget y Lawrence Kohlberg, estableciendo diversas etapas que culminan en la conformación de un criterio moral autónomo(Piaget) y postconvencional (Kohlberg).

R e c u e r d a

7. Explica la diferencia entre las fases heterónoma y autónoma, según el esquema propuesto por Piaget.

8. Explica la diferencia, a través de algún ejemplo, entre los dos últimos estadios del desarrollo moral según Kohlberg.

A c t i v i d a d e s

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El juicio y la condena morales constituyen la venganza favorita de los hombres espiritualmente limitados contraquienes no lo son tanto, y también una especie de compensación por el hecho de haber sido mal dotados por lanaturaleza, y, en fin, una ocasión de adquirir espíritu y volverse sutiles: la maldad espiritualiza. En el fondo de sucorazón les agrada que exista un criterio frente al cual incluso los hombres colmados de bienes y privilegios delespíritu se equiparan a ellos: luchan por la “igualdad de todos ante Dios”, y para esto casi necesitan ya la fe enDios. Entre ellos se encuentran los adversarios más vigorosos del ateísmo. Quien les dijera “una espiritualidadelevada no tiene comparación con ninguna probidad ni respetabilidad de un hombre que sea precisamente sólomoral”, los pondría furiosos –yo me guardaré de hacerlo.

NIETZSCHE, Friedrich, Más allá del bien y del mal. Madrid, Alianza, 1990, p. 164.

¿Es la moral, como afirma Nietzsche, la coartada que los “resentidos” emplean contra los “espíritus elevados”,que no precisan de reglas universales, ajenas a su propia naturaleza, que les indiquen el camino a seguir? O, por elcontrario, ¿se puede justificar racionalmente la libertad y asegurar así, de un modo vinculante para todos, la respon-sabilidad sobre los propios actos?

Contra esta visión nietzscheana de la moral (al menos de su concepción tradicional), la idea kantiana de lamoralidad puede condensarse en los siguientes puntos:

● Desde un punto de vista científico, atenido al principio de causalidad, no es posible demostrar que somoslibres, sino que, por el contrario, todas nuestras acciones pueden ser remitidas a diversas causas psicológicaso ambientales; las ya referidas presiones internas y externas a las que está sometida nuestra voluntad. En estesentido, el ser humano es una “cosa” más de entre las cosasque pueblan el universo, y su comportamiento es explicableen relación con un orden de causas que sólo la limitación delconocimiento humano mantiene en la ignorancia.

● Sin embargo, a juicio de Kant, el ser humano tiene unadimensión inteligible y metafísica (que él denomina dimensiónnouménica; del griego nous, inteligencia) que le permite obrarde acuerdo con leyes que la razón se da a sí misma; reglasque no son el resultado de las conveniencias particulares decada individuo ni de la presión del medio social.

● Para Kant, uno es libre en tanto que puede hacer lo que debe,sin que lo que deba hacer se corresponda necesariamente conlo desearía (“naturalmente”) hacer. Puedo incumplir unapromesa, por ejemplo, incluso quiero hacerlo, porque meconviene. Sin embargo, decido cumplir con la palabra dadaporque debo hacerlo, aunque ello vaya en contra de misintereses. Se establece así una diferencia entre la dimensióninteligible o moral del ser humano, capaz de darse a sí mismola regla de su propia conducta, y su dimensión sensible ofenoménica, que tiende a la satisfacción inmediata de susapetitos y tendencias egoístas.

● Debes, luego puedes es la fórmula final que demuestra, segúneste pensador, el hecho de que somos libres. Si siento laobligación (moral) de hacer algo, es que puedo hacerlo. De locontrario, se trataría de una acción imposible, que no podríasuscitar ningún sentimiento de obligación. No obstante, la

● El filósofo Immanuel Kant (1724-1804) defendió la existencia deuna moralidad universal y necesaria, cuya ley (el denominado“imperativo categórico”) ordena tratar al hombre como un fin en símismo.

(www.arikah.net)

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moralidad comporta una dimensión meta-física (literalmente: más allá de la naturaleza) que imposibilita elconocimiento objetivo de sus fundamentos.

En definitiva, podemos pensar que somos libres, es más, debemos suponerlo como condición necesaria de lamoralidad, pero no podemos saber en qué consiste objetivamente la libertad. La libertad no es un “objeto” del mundofísico, sino un postulado, una suposición necesaria de la razón en su uso práctico; aquél que tiene por objeto noel conocimiento científico de la realidad, sino la reflexión sobre los principios y fines esenciales de la acción.

4.2. El uso real de la libertad: libertad de y libertad paraResponsabilidad y libertad constituyen, pues, dos condiciones fundamentales de la acción moral. Si no somos

libres, no es posible imputar responsabilidad sobre nuestros actos. Una acción moral ha de ser, por consiguiente,libre y conscientemente decidida. Para Kant, la libertad constituye una causalidad distinta de la que determina y expli-ca el orden de los fenómenos naturales: el sujeto actúa de acuerdo con la ley que la razón se da a sí misma.

Por lo tanto, la libertad nada tiene que ver con la simple indiferencia; por el contrario, es libre aquel que se deter-mina a obrar por deber, conforme a un principio racional que “prejuzga” (esto es, juzga a priori) la calidad de nues-tros actos.

¿Es posible, sin embargo, referirnos a la libertad sin recurrir a supuestos metafísicos, científicamente indemos-trables? Desde el punto de vista de las ciencias humanas, la libertad es comprendida en relación con los contextossociales que, en un sentido amplio, facilitan o dificultan la acción de los seres humanos. Se habla así de dos senti-dos de libertad:

● La libertad de o libertad en sentido negativo, que alude a la ausencia de coacciones que hace posible la libredeterminación del sujeto.

● La libertad para o momento positivo de la libertad, donde el sujeto actúa con vistas a la consecución de unfin libremente elegido.

Ser “libre de” significa estar liberado de determinadas cargas u obligaciones. Por ejemplo, soy libre de asistir ono a un desfile militar, por cuanto nadie (tampoco “el Estado”) me obliga a hacerlo. Soy, por lo tanto, libre para hacerlo que desee; asistir al desfile o quedarme en casa leyendo un libro de Kant, el opúsculo Sobre la paz perpetua, porejemplo.

Si el individuo se viera obligado a dar “la razón” a los que ostentan el poder y dicen tenerla (dicen estar en pose-sión de “la verdad”), entonces puede afirmarse que el sujeto no está “libre de” las coacciones con que “el Poder”somete al pensamiento. En consecuencia, en el caso probable de que lo que piense el individuo no se ajuste a loque está obligado a creer (o a decir que piensa), puede asegurarse que el sujeto tampoco es “libre para” expresarpúblicamente sus puntos de vista. En caso contrario, el individuo sería “libre para” expresar lo que piensa, sin temora las coacciones o sin otro límite que el que establece y garantiza la libre expresión de todos.

Por otra parte, conviene evitar el uso puramente formal o nominal de la palabra “libertad”. En efecto, ¿de qué sirvela libertad como idea si faltan los medios necesarios para ponerla en práctica? ¿No existe un vínculo entre libertade igualdad, sólo mediante el cual le es posible al hombre “ser libre”, en relación consigo mismo y en relación con losdemás? El uso real de la libertad implica una responsabilidad social evidente. De otro modo, la libertad se converti-ría en un privilegio y su dimensión metafísica podría entenderse como una coartada, más o menos refinada, sólo alalcance de los poderosos.

LOS FUNDAMENTOS DE LA ACCIÓN MORAL: LIBERTAD Y RESPONSABILIDAD

7UNIDAD

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Decía Jean Jacques Rousseau (1712-1778), otro gran pensador ilustrado, que no es propio de esclavos razonarsobre la libertad. Esa frase no responde a un prejuicio esclavista de Rousseau, quien defendió la igualdad política yjurídica entre los hombres, sino a este simple hecho: allí donde no hay medios que la sostengan (medios físicos,materiales, económicos…), es improbable que pueda hacerse un uso razonado de la libertad. O dicho de otra mane-ra: la dimensión metafísica de la libertad (contra las visiones simplistas que la reducen a un mero juego de fuerzas)debe estar “físicamente” sostenida.

Sólo así será posible hacer un uso real (y realmente universalizable) de la libertad.

5. Especificidad de la acción moral: ser y deberAunque el hecho de la moralidad no sea un hecho natural, en el sentido ya expuesto, eso no quiere decir que la

acción moral transcurra fuera de la experiencia o que no produzca efectos reales. A la relación entre moralidad yrealidad (“deber” y “ser”) dedicaremos las siguientes consideraciones.

5.1. La ley moral y su repercusión en el mundoMientras que la razón, en su uso teórico, tiene por objeto lo que es (“el ser”), en su uso práctico la razón se ocupa

de lo que es posible mediante el uso de la libertad: no de lo que “es” sino de lo que “debe ser”.

La diferencia entre lo que “es” y lo que “debe ser” explica por qué una ley moral no queda invalidada por elhecho de que no se cumpla, lo que sí sucedería en el caso de una hipótesis científica. Imaginemos una ley física,

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� La libertad constituye la condición de posibilidad de la moralidad, a juicio de Kant, pues de lo contrario nuestras acciones careceríande valor moral alguno, al ser el producto de cualesquiera determinaciones psicológicas o ambientales.

� La “libertad de” supone el momento negativo de la libertad, entendido como ausencia de coacciones que permite la libre decisiónde los sujetos.

� La “libertad para” supone el momento positivo de la libertad, entendido como la libre determinación del sujeto con vistas a laconsecución de sus propios fines.

� La provisión de medios constituye un momento fundamental para la efectuación de la libertad positiva, en relación con lascondiciones materiales (políticas y económicas) que la circunscriben, y contra un uso puramente metafísico y nominal de la ideade libertad.

R e c u e r d a

9. Explica en qué sentido, a juicio de Kant, el ser humano puede contravenir sus propias disposiciones naturales y por qué esaposibilidad le convierte en un ser libre.

10. ¿Qué distingue un uso metafísico o nominal de la libertad de un uso real?

A c t i v i d a d e s

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LOS FUNDAMENTOS DE LA ACCIÓN MORAL: LIBERTAD Y RESPONSABILIDAD

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por ejemplo la ley de la caída de los graves, cuya aplicación contradijera lo que el propio enunciado formula e impidiese,por tanto, la caída de los cuerpos (tal como la explica y prevé la ley). Dicha ley supondría un absurdo y se refutaríainmediatamente a sí misma. Sin embargo, un precepto moral (por ejemplo, “no matarás”) no queda anulado por elhecho de que sus destinatarios, los seres humanos, hayan incumplido desde tiempos inmemoriales lo que el preceptoordena. Es más, si una ley moral se cumpliera necesariamente como si se tratara de una ley física, la libertad de losseres humanos, a los que se les supone la posibilidad de actuar en contra de lo que deben, quedaría inmediatamentebajo sospecha.

De ello cabe extraer corolarios que afectan a la acción moral y, por ende, a cualesquiera determinaciones morales(valores, cualidades y juicios) que podamos tomar en consideración. En efecto: sólo puede ser valiente quien puedeser cobarde, sólo puede ser leal quien puede ser traidor, sólo puede ser justo quien puede ser injusto, etc. El poderser esto o lo otro constituye el supuesto que demuestra el hecho de la libertad: quien puede el sí, puede el no –decíaAristóteles.

La acción moral se distingue, entonces, de otros ámbitos de la acción humana (del orden de las actuaciones técnicas,por ejemplo) por el hecho de que lo que se persigue (el fin de la acción) y lo que mueve a la acción misma (la intención)trascienden el marco de las puras determinaciones fenoménicas, sujetas al principio de causalidad y, por consiguiente,científicamente previsibles. Eso no significa que la acción moral no repercuta en el mundo. Por el contrario, la especificidadde la acción moral consiste en que, no estando determinada, produce consecuencias que afectan al tejido más sensiblede la vida social; los supuestos básicos de la comprensión recíproca (por ejemplo, la simple confianza en que quiennos habla nos dice la verdad, o al menos lo que piensa) conforman el entramado moral sobre el que se asientan otrosdispositivos de naturaleza técnica, política o jurídica.

En este sentido, el hecho de que el incumplimiento de una norma moral no constituya motivo de sanción (aunquesí, como dijimos antes, pueda provocar un espontáneo rechazo) no significa que dicha falta carezca de importanciao tenga una importancia meramente subjetiva; demuestra, por el contrario, que tales principios, normas y valoresconforman el subsuelo, difícilmente trasladable a la superficie, sobre el que se asienta la vida común de los hombres.

5.2. La falacia naturalista y la autonomía moralEste rasgo especifico de la moralidad al que venimos aludiendo, la correspondencia de la ley moral con lo que

“debe ser” (aunque de hecho no “sea”), proporciona además una solución a la llamada falacia naturalista. Denunciadaen el siglo XVIII por el filósofo empirista David Hume, dicha falacia consiste en deducir lo que “debe ser” a partir delo que “es”. Por ejemplo, del hecho de que buena parte de los seres humanos desean acumular riquezas (amasarcuantos más bienes materiales, mejor) y del hecho de que la mayoría de los ricos deseen desmedidamente serloaun más, se seguiría, falaz o erróneamente, que la riqueza desmedida es deseable (o sea, que merece o “debe ser”deseada). Sin embargo, en el caso de la ética kantiana, “lo que debe ser” no sólo no se deduce de “lo que es” sinoque, en muchos casos, la prueba de la libertad consiste en actuar en contra de las tendencias egoístas que naturalmentecomparten los seres humanos.

No se trata de que el ser humano, para demostrarse libre, tenga que obrar necesariamente en contra de lo que“es”, en contra de la realidad (si es que “la realidad” pudiera ser inequívocamente definida) o en contra de sus propiasapetencias y tendencias naturales. Contra esta idea reactiva de la libertad, Kant afirmará que no hay otro territorioposible para la libertad que el territorio de la experiencia. De lo contrario, la acción moral no pasaría de ser un ejercicioextravagante, condenado al fracaso, y probablemente masoquista. Pero el hecho de que así “pueda ser”, de quenuestras decisiones puedan contravenir nuestros intereses y de que nuestros actos puedan sobreponerse a nuestrosdeseos, significa que la acción moral es posible y que su fundamento pertenece a un ámbito distinto de cosas.

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Ese ámbito constituye −a juicio de Kant y de otros muchos filósofos que reivindican su legado− el horizonte de laautonomía moral del ser humano, capaz de darse a sí mismo (autós) la ley (nómos) de su propia conducta. Segúnesta concepción, la razón (la misma “razón” para todos) es capaz de darse a sí misma la regla de sus acciones. Y así,cuando la voluntad se resuelve a obrar por puro respeto al deber, la acción adquiere un valor moral que nos permitereconocer (aunque se trate más bien, como ya ha sido apuntado, de un pensamiento científica o naturalmenteindemostrable) el hecho de que somos libres.

Ahora bien, ¿es “la razón”, efectivamente, una y la misma para todos?

6. La argumentación moral. El puesto de larazón en la ética

Retomemos la pregunta con que concluíamos el apartado anterior: ¿es “la razón” una y la misma para todos? Alo largo de esta Unidad hemos visto concepciones de la razón no sólo diferentes, sino opuestas.

Para la filosofía no se trata simplemente de describir cómo de hecho se comportan los seres humanos, en relacióncon qué patrones de conducta. Se trata (o se ha tratado, históricamente) de prescribir cómo deben actuar. A esterespecto, las respuestas varían en función de las diversas teorías éticas, sin que sea posible obtener una visión quesatisfaga a todas las partes.

En apartados anteriores hemos tomado como hilo conductor la filosofía kantiana. No se trata de una decisiónarbitraria, pues en el marco de esa filosofía y de sus desarrollos posteriores se encuentra la clave que permite pensarel conjunto de elementos considerados constitutivos y específicos de la acción moral. Libertad y responsabilidadconstituyen los fundamentos de la acción moral, en los que se basa el ideal de autonomía que la Ilustración defendiócomo divisa de su tiempo y horizonte moral para todo tiempo venidero. Ahora bien, la idea de razón y el papel que laargumentación y la crítica racionales han desempeñado respecto de las normas y acciones no han permanecidoinvariables a lo largo de la historia.

� La distinción entre lo que es (“el ser”) y lo que debe ser (“deber ser”) constituye una diferencia fundamental en el establecimientode los rasgos específicos de la acción moral.

� La falacia naturalista consiste en deducir lo que “debe ser” a partir de lo que “es”.� La autonomía del ser humano consiste en que éste es capaz de darse a sí mismo la ley de su propia conducta.

R e c u e r d a

11. Analiza la falacia naturalista a través de un ejemplo que no sea el de la riqueza.

12. ¿Cuál es el antónimo de “autonomía” y qué papel puede desempeñar en la construcción de una teoría ética?

A c t i v i d a d e s

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LOS FUNDAMENTOS DE LA ACCIÓN MORAL: LIBERTAD Y RESPONSABILIDAD

7UNIDAD

Tiene sentido, por eso, concluir la Unidad con estapregunta: ¿cuál es el puesto de la razón en la ética? Odicho de otro modo: ¿puede haber una ética sin razón?

Al principio de la Unidad nos remitíamos al origengriego del término “ética”. Ahora, para finalizar, cabríair más lejos en el tiempo, hasta alcanzar el sentido dela ética arcaica y aristocrática anterior a la creaciónde los grandes sistemas filosóficos.

Se trataba de una ética en absoluto racional, en elsentido que le damos hoy al adjetivo, pero se tratabano obstante de una ética. El “modo de ser” en la Greciaarcaica no dependía de las decisiones que tomaranunos individuos para los cuales, en aquel tiempo, lalibertad no pasaba de ser un señuelo del destino. Elhéroe lo era a pesar de sus elecciones, pues el héroe(de acuerdo con el lema pindárico: llega a ser el queeres), como el personaje trágico, no puede evitar serquien es.

La contraposición entre destino y acción, de la quese sigue la versión secularizada y teórica de la oposición

entre determinismo y libertad, encuentra en los mitos y en las tragedias griegas una resolución poco halagüeña.

El empeño tradicional de la filosofía ha consistido en alcanzar una solución racional al problema de la acción humana.El ideal platónico de la República y su gobierno de sabios, la idea del sabio epicúreo o el ideal estoico de un celososervidor de la razón cósmica (anticipo del hombre de Estado), constituyen muestras de esa pugna que la razón sostienecon los apetitos descontrolados y con las circunstancias y contingencias de un tiempo (el tiempo real) que no se avienefácilmente con lo que “debe ser”.

El puesto de la razón en la ética y la función que la argumentación moral pueda desempeñar en la toma de decisioneses obviamente distinto en función de unas u otras perspectivas.

A las visiones arriba reseñadas, instaladas en el interior de los grandes sistemas éticos, y a las “soluciones” quepuedan brindar sobre los más acuciantes problemas de nuestro tiempo dedicaremos la siguiente Unidad.

● La Revolución francesa constituye el gran hito político del siglo XVIII, conocidocomo “siglo de las luces” o “Ilustración”, debido a la confianza en los poderesnaturales de la razón y en las consecuencias positivas del progreso cultural,científico y técnico. En la imagen, La libertad guiando al pueblo, de EugèneDelacroix (1830). (www.wikipedia.org)

� La oposición entre determinismo y libertad viene precedida por la dicotomía antigua entre destino y acción.� El puesto de la razón en la ética no puede ser establecido con independencia de los supuestos filosóficos y culturales a través

de los cuales se establece un concepto de razón, ni del modo como la razón interpreta las pasiones y acciones humanas.

R e c u e r d a

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13. Analiza el modelo del héroe como referente de la ética arcaica y reflexiona sobre el papel que ese modelo pueda jugar en laactualidad.

14. Explica en qué sentido la oposición entre determinismo y libertad reproduce la oposición mitológica entre destino y acción.

A c t i v i d a d e s

� Ya en los diálogos platónicos, en el Gorgias por ejemplo, encontramos personajes (como Calicles, en la citadaobra) que sostienen con poderosos argumentos algunas de las posiciones relativistas y escépticas que, más de dosmil años después, mantendrán pensadores como Friedrich Nietzsche.

� Cuando un comentarista acusó a Kant, tras la lectura de su Crítica de la razón práctica, de no haber descubiertoningún principio nuevo de acción, el filósofo se defendió convirtiendo la crítica, supuestamente negativa, en unareivindicación de su obra. A su juicio, la filosofía moral no tendría por fin llevar a cabo ningún descubrimiento o invención,sino formular lo que ya sabe un hombre cualquiera.

� Ortega y Gasset (1883-1955) defendió un uso de la palabra “moral” que respondiera a sus connotaciones más vitalesy menos intelectualistas. Así, cuando decimos de alguien que está “desmoralizado” o “bajo de moral” estaríamoshaciendo tal uso, en el que el filósofo español advierte un sentido primordial de la palabra.

� En su obra Razones para actuar (2000), el filósofo norteamericano John R. Searle expone una teoría muy sugestivaque, salvando las distancias, puede ser relacionada con la idea kantiana del factum (“hecho”) de la moral. SegúnSearle, adscrito a la corriente analítica de la filosofía contemporánea, la acción moral y la decisión que comporta seenmarcan en el “fenómeno de la brecha”, esto es, en el espacio que separa y distingue nuestras percepciones (sobrelo que “es”) de nuestras decisiones, cuya racionalidad (o irracionalidad) no puede ser deducida del orden de losfenómenos perceptivos.

� Para quienes deseen adentrarse en la historia de la filosofía moral, desde una perspectiva que combina la seriedadfilosófica con el conocimiento de las condiciones históricas en las que se enmarcan el nacimiento y desarrollo delos conceptos, la obra de Alasdair MacIntyre, Historia de la ética (1966), sigue siendo un referente fundamental, conel placer añadido que supone la lectura de una obra tan rigurosa como bien escrita.

P A R A S A B E R M Á S . . .