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ELVIRA NARVAJA DE ARNOUX

UNASUR Y SUS DISCURSOS Integración regional

Amenaza externa Malvinas

Juan Eduardo Bonnin

Julia de Diego

Florencia Magnanego

Editorial Biblos

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• Unasur y sus discursos: integración regional, amenaza externa, Malvinas Elvira Narvaja de Arnoux ... [et al.]. - lª ed. - Buenos Aires: Biblos, 2012 " 228 pp.; 23 X 16 cm.

ISBN 978-950-786-994-5

l. Ciencias del Lenguaje. I. Narvaja de Arnoux, Elvira CDD410

Diseño de tapa: Luciano Tirabassi U. Armado: Ana Souza

© Elvira Narvaja de Arnoux, Juan Eduardo Bonnin, JuJia de Diego y Florencia Magnanego, 2012 © Editerial Biblos, 2012 Pasaje José M. Giuffra 318, C1064ADD Buenos Aires [email protected] Hecho el depósito que dispone la Ley 11.723 Impreso en la Argentina

No se permite la reproducción parcial o total, el almacenamiento, el alquiler, la transmisión o la transformación de este libro, en cualquier forma o por cualquier medio, sea electrónico o mecánico, mediante fotocopias, digitalización u otros métodos, sin el permiso previo y es­crito del editor. Su infracción está penada por las leyes 11.723 y 25.446.

Esta primera edición se terminó de imprimir en Imprenta Dorrego, avenida Dorrego 1102, Buenos Aires, Repúl>lica Argentina, en abril de 2012.

Índice

Introducción······································································'·························· 11 Los acuerdos: Acta de Iguazú, tratados de Mercosur y de Unasur .............. 1'2 Las integraciones regionales como espacios económicos y políticos ............ 14 La integración política sudamericana ............................................................ 15 Los antecedentes de la reunión de Bariloche ................................................ 19 La reunión: dinámica y resultados ................................................................. 21

. Organización del texto .................................................................................... 23

Capítulo 1 La construcción discursiva de los tf!íttá!l ............................................... 26 Enunciación de los temas ............................................................................... 25 Los objetos de (des)acuerdo: la lucha por las categorizaciones ..................... 31 "Terrorismo": uno de los ejes de la polémica ................................................. 36

Capítulo 2 La integración imaginada: m.em.orias discursivas y representaciones de Unasur ................................................................. 45 La memoria de la independencia .............. -.................................................... 47 Perspectivas que convocan otras memorias discursivas ............................... 51 Diferencias respecto de la dinámica organizativa y del alcance de Unasur ........................................................................................................ 54 El afuera regional: Estados Unidos ............................................................... 57 Las islas Malvinas: un objeto donde anclar el gesto antümperialista ........ 61

Capítulo 3 Entre la cortesía y el "decir veraz", entre la enunciación política y la profesional ............................................................................................ 67 Imposiciones de una reunión "abierta" ............................. -............................. 69 El control del lenguaje como modo de atenuar el conflicto político .............. 72 El "coraje de la verdad" .......................................................................... · ......... · 76 Desplazamientos del lugar de enunciación ................................................... :82

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,

24 U nasur y sus discursos

ta el control del lenguaje como estrategia de atenuación del conflicto político y las tensiones respecto del ideal de una palabra verdadera que sostienen al­gunos presidentes. Asimismo, atenderemos a otra forma de eludir el conflicto: el desplazamiento de un lugar de enunciación político a uno profesional. El cuarto capítulo considera, por un lado, la relación emocional con el auditorio contrastando el pathos en los discursos de Morales y Uribe y, por el otro, la construcción discursiva de los vínculos interpersonales y del registro. En el quinto capítulo iniciamos el estudio de los discursos político-institucionales, que retomaremos luego en los dos últimos. Estudiamos, así, la declaraeión final de los presidentes y un discurso político, m carta que las FARC les envían. Atendemos, en el primero, a las fórmulas en su doble función de restricciones que operan sobre la enunciación y de reserva disponible de segmentos acep­tados y, en el segundo, a las estrategias de legitimación de un decir desauto­rizado. Los capítulos siguientes analizan la mediatización del encuentro de Bariloche. Uno se centra en las representaciones que tres periódicos argenti­nos, Clarín, La Nación y Página 12, tienen de la integración regional y cómo conciben los desafios a los que se enfrenta Unasur a partir del acuerdo militar entre Colombia y Estados Unidos. El otro se detiene en la evaluación que hacen los medios estudiados de los resultados a los que arribó la reunión de presidentes, cómo consideran la política norteamericana respecto de Sudamé­rica y cómo avizoran el futuro o qué propuestas hacen al respecto. En los dos últimos capítulos trabajamos con otros discursos institucionales correspon­dientes a las series en las que se inscribe el Tratado de Unasur: en el octavo, la que conforman, además del documento citado, el Acta de Iguazú (1985), el Tratado del Mercosur y el Protocolo de Intenciones de los ministros de Educa­ción (1991); en el capítulo noveno, la serie que se inicia en la Declaración de Cusco (2004) y se continúa con la de Brasilia (2005), la de Cochabamba (2006) y la declaración de la isla de Margarita (2007).

El libro que presentamos surge de un trabajo colectivo. L_a dirección de las investigaciones y de la elaboración del texto estuvo a cargo de Elvira ArnQUX. Julia de Diego expuso los resultados de su estudio en los capítulos sexto y sé~o. ¡I~repcia Magnanego participó c<?n Elvira Arnoux en los capítulos octiivo y iíoveno e hizo aportes significativos respecto de datos contextuales.

. ;....1ean Eduardo ~9tmin y El~a Arnoux asumieron la elaboración de los cinco · primeros capítulos. Lecturas y reescrituras permitieron a los miembros del equipo avanzar en la ~dad de la obra y en la profundización de los recortj­dos analíticos.

,.'"!<...,,,.. ~ .. ~. ''?~oo --~-.e-n-zo_s_d_e-2012 con el rechazo al atraco de barcos con la ~andera ilegal de Malvinas" en sus

:Puertos.

CAPÍTULO 1

La construcción discursiva de los temas

En la reunión de Bariloche el tema central de debate fue planteado, como se­ñalamos, por la mayoría de los presidentes, como "la instalación de las bases nortealllericanas en Colombia" o, simplemente, "las bases norteamericanas en Colombia". Esto se impuso de diversas maneras antes y a lo largo de la reunión, a pesar de la insistencia de Uribe en imponer su formulación: "el acuerdo entre Colombia y Estados Unidos para luchar contra el terrorismo". Como la justificación del acuerdo, cuyos términos por lo demás se descono­cían, implicaba aceptar que lo fundamental era "el terrorismo", Uribe tuvo que desplegar una doble estrategia: reiterar que no se debía hablar de "ba­ses" sino de "acuerdo" ("cerrado ya", como señaló, y, por lo tanto, no objeto de discusión) e intentar focalizar el debate en "el terrorismo", al que vinculaba con el narcotráfico y le negaba toda posibilidad de consideración política. El discurso de Correa polemizó abierta y detenidamente con la posición de Uribe desestimando la categoría de "terroristas" y enfatizando que el problema que amenazaba a la región era la instalación de bases norteamericanas ..

En este capítulo nos referiremos, primeramente, a cómo se fueron plan­teando los temas y qué estrategias se desplegaron. Abordaremos, luego, la lucha por las categorizaciones; y, finalmente, las posiciones respecto del "te­rrorismo" .

Enunciación de los temas

Toda interacción, aun aquellas que, como la que analizamos aquí, poseen un alto grado de institucionalización y, por consiguiente, responden a conven­ciones estables, da lugar a espacios de conflicto y negociación entre los partici~ pantes por llev~ la conversación a los temas y a los modos de abordar dichos temas que consideran más convenientes. En particular, los procedimientos

[ 25]

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empleados para circunscribir y designar un tema resultan fundamentales para ejercer el control sobre lo que es legítimo o ilegítimo enunciar en un contexto determinado. Cuando, como es el caso que estudiamos, la interacción forma parte de una serie de intercambios polémicos, los sintagmas cristalizados, 105 items léxicos empleados y las formulaciones adoptadas convocan la memoria de sus usos anteriores1 y exponen el desacuerdo. En consecuencia, las diferen­cias y los desplazamientos por la designación de los temas son, en realidad, emergentes de procesos discursivos previos que condicionan la enunciabilidad de nuevos tópicos y hacen que se pase fácilmente de la negociación (desacuerdo pero cooperación para resolverlo )2 al conflicto dec1arado.

En la reunión de Bariloche, le correspondió a Correa enunciar los temas que se tratarían, no obstante lo cual este proceso fue negociado y disputado a lo largo de toda la reunión. En primer lugar, aquel tema por el cual se había hecho la convocatoria, "las bases militares norteamericanas en Col~mbia". Debemos aclarar que en varios discursos se señaló que no se tenía una in­formación confiable acerca de los términos del acuerdo aunque no se dudaba de que se trataba de la instalación de bases. Cháve21, ppc .ejemplo planteó: "el tema de la instalación en Colombia de siete bases niilitares, o como se las llame o cuántas sean, porque ha habido en eso informaciones muy difusas, vagas, ambiguas al respecto". A ese tema de las bases se agregaron otros, pedidos desde posiciones distintas:

La representante de Colombia propuso tratar otros temas, con lo cual estamos totalmente de acuerdo, como carrera armamentista y trá­fico de armas en la región, como lucha contra el narcotráfico, convenios militares, y como ya lo mencionó Cristina, de haber tiempo y oportu­nidad, podemos también tocar nuevamente el caso Honduras, tomar medidas un poco más contundentes para intentar que regrese la demo­cracia a ese país. (Correa)

Uribe, en su primera intervención, enuncia otra vez los temas excluyendo el de Honduras y reformulando los otros:

Quisiera simplemente una introducción sobre tres temas: el acuer­do de Colombia con Estados Unidos; el tema del -narcotráfico, por su-

l. Recordemos que para Michel Foucault (1969) toda formulación posee en su "dominio asociado" otras formulaciones que repite, transforma, refuta o niega, respecto de las cuales produce específicos efectos de memoria.

2. Catherine Kerbrat-Orecchioni (2005) llama "negociación conversacional" a "todo proceso interactivo susceptible de aparecer cuando un diferendo surge entre los interactuantes referido a tal o cual aspecto del funcionamiento de la interacción y que tiene por finalidad resolver ese. diferendo con el fin de permitir la prosecución del intercambio" (103).

La construcción discursiva de los temas 27

puesto la necesidad de hacer todos los esfuerzos para que el terrorismo narcotraficante no se sitúe en algunos de los países; y la necesidad de investigar todos los casos de suministros de armas a gru,pos terroristas.

Es interesante observar el uso del marcador conversacional de modalidad epistémica3 por supuesto que no sólo afirma como evidente lo que sigue ("la necesidad de hacer todos los esfuerzos para que el terrorismo narcotraficante no se sitúe en algunos de los países") sino también que presenta este seg­mento como reformulación explicativa del anterior ("el tema del narcotráfted"', cuyo último término pasa a ser el "terrorismo narcotraficante"). Al mismo tiempo se infiere que esto es evidente también para los que participan en el intercambio conversacional y que el enunciador lo retoma casi como una concesión (lo que es una estrategía de imposición de la aceptación). Esto nos permite plantear que uno de los procedimientos empleados en este conflicto por la (re)definición de los temas es la reformulación intradiscursiva, és de­cir, la que se da en el transcurso de una intervención o que -considerando la interacción como un único texto coconstruido (Tannen, 2005)- se _produce' a lo largo del intercambio, a medida que éste se desarrolla. En el tipo de reunión que analizamos, en que los discursos son proferidos extensamente por cada uno de los participantes, las estrategias de reformulación tanto se centran en el propio discurso que van modelando, como retoman el de los otros o pole­mizan con ellos, más allá de la dimensión dialógica constitutiva de toda dis­cursividad. Los procedimientos empleados para tal fin son variados; podemos señalar aquí tres de los más recurrentes, ejemplificando con tramos de dis­cursos proferidos en el encuentro de Bariloche y referidos a la problemática del terrorismo:

1) Uso de conectores reformulativos que señalan explícitamente la equivalen­cia semántica o referencial de dos términos o porciones de un texto (Martín Zorraquino y Portolés Lázaro, 1999):4

Me molestan las presiones y el maniqueísmo, y por ese lado, al me­nos de Ecuador, no van a lograr nada. Es decir; cuando nosotros lo con-

3. De aquellos marcadores de discurso (unidades lingüísticas que orientan las inferencias que se realizan en la comunicación) que aparecen preferentemente en la conversación, los de modalidad epistémica (claro, por lo visto, por supuesto, desde luego, etc.) son aquellos que "señalan el grado de-reza, de evidencia, etc., que el hablante atribuye al miembro --<> miembros- del discurso con los que se vincula cada partícula" (Martín Zo:r;raquino y Portolés Láza_ro, 1999: 4081).

4. Los autores citados reconocen cuatro tipos de reformuladores: explicativos (o sea, es dec"ir, esto es, a saber .. .), de rectificación (mejor dicho, mejor aún, más bien ... ), de distanciamiento (en cualquier caso, en todo caso, de todos modos ... ) y recapitulativos (en suma, en conclusión, en definitiva, en fin, al fin y al cabo ... ).

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siderábamos grupo insurgente y le dábamos, como está dicho, cuarenta mil hectáreas de tierra para que ellos pacíficament9 estén ahí, no eran terroristas. Cuando cambió la política colombiana, y la política esta­dounidense los quiso denominar terroristas, todos tenemos que deno­minarlos terroristas, o somos cómplices de las FARC. (Correa)

En este ejemplo se reformulan con una narración explicativa los concep­tos abstractos de "presiones" y "maniqueísmo", indicando que se refieren a la acción colombiana para que se ádópte su terminología -y la política de segu­ridad asociada- con respecto a los grupos armados.

2) Asociación paratáctica de términos que, en la sucesión, se presentan como equivalentes (van Leeuwen 2008: 38):

[Q]ue el terrorismo narcotraficante no se sitúe en algunos de los paí­ses; y la necesidad de investigar todos los casos de suministro de armas agrupas ilegales, agrupas terroristas. (Uribe)

Aquí vemos que la yuxtaposición paratáctica de "grupos ilegales" y "grupos terroristas" -reiterando su rol sintáctico mediante su inclusión en un sintag­ma preposicional (a + grupos ilegales/terroristas)- los propone como térmi­nos equivalentes entre sí y que, a su vez, retoman, correfieren a "terrorismo narcotraficante" por las vinculaciones léxicas o el conocimiento del dominio extralingüístico de referencia o la reiteración, en el discurso de Uribe, de aso­ciaciones entre sintagmas similares a éstos.

3) Otro procedimiento, que ya hemos introducido en lo que acabamos de decir, es el que apela a la cohesión léxica. 5 El sintagma "terrorismo narcotraficante" aparece como cohesivo con "grupos terroristas" mediante la transformación del sustantivo "terrorismo" en adjetivo.

De esfu .niodo, 2 y ,3. participan gracias al establecimiento de cadenas de .... . Fé:r:min.ÓS córy-eferenc,j:ales en la constitución de un paradigma designacional.6

· . En .el ejeinplo de Uribe que analizamos se despliega un paradigma en el que, _.... .. .. ''"!;

"'"' ,-,, · .. "-"

5. La an¡ífora (retome i:orreferencial de un antecedente) es un procedimiento cohesivo. La anáfora gramatical está asegurada por el artículo definido o por los demostrativos. La anáfora léxica puede implicar diversos tipos de relaciones: simple ~epetición del mismo término (con variación o no de función), sinonimia, hiperonimia y, también, metonimia. El grado de didacticidad puede conducir a acentuar la cohesión del enunciado multiplicando los retomes anafóricos más explícitos • (repetici6n de vocablos, por ejemplo) (Kerbrat-Orecchioni, 1981: 45-51).

. 6. Marie-Fran¡:oise.Mortureux (1993) define el paradigma designacional como listas de sintagmas ';. ~·'(-en general, nominales; a veces, verbales) que funcionan en correferencia con un vocablo inicial

en un discurso dado.

La construccicín discursiva de los temas 29

con el efecto de mantener la misma referencia (es decir, de designar a un mis­mo grupo de personas, en este caso), se introducen implícitamente sentidos diferentes, sumando el narcotráfico a la violencia política (grupos ilegales, grupos terroristas, terrorismo narcotraficante).

Algunos procedimientos de reformulación polemizan con otras interven­ciones y muestran con particular intensidad las posiciones que se enfrentan a la vez que destacan la importancia de la enunciación del tema como anclaje de las exposiciones. Los contrastes nos permiten apreciar cambios significa­tivos de perspectiva sobre el problema considerado. El desplazamiento del sintagma sostenido por Correa, "las bases norteamericanas en Colombia", a "el acuerdo de Colombia con Estados Unidos", sostenido por Uribe al enunciar los temas, es ejemplar. Desde el punto de vista de la categorización léxicá,7

Uribe busca impugnar el vocabulario militar ("bases") para estabilizar el di­plomático ("acuerdo"). Desde el punto de vista de las representaciones asocia­das a los actores sociales y sus circunstancias (van Leeuwen, 2008 ), la nueva formulación implica también un cambio de roles: "Colombia" deja de ser una circunstancia (el lugar donde se ubicaban las bases) para ser el agente (que lleva a cabo el acuerdo). Estados Unidos, por su parte, deja de ser el atributo de las bases -asociando al país con la acción militar- para tener un rol simé­trico al de Colombia como beneficiario del acuerdo, en el ámbito diplomático.

En el discurso de Uribe, que insistentemente plantea que el "acuerdo" es para luchar contra el terrorismo, se construye -retomamos las observaciones anteriores sobre el fragmento analizado- la identificación entre "narcotráfico" y "grupos terroristas" gracias al sintagma mediador "terrorismo narcotrafican­te". Sobre esta identificación girarán, entonces, los argumentos tendientes a justificar el acuerdo. De este modo señala que no es sólo un problema colombia­no ya que involucra a otros o porque son amenazados ("que el terrorismo narco­traficante no se sitúe en algunos de los países") o porque benefician a esos gru­pos ("investigar todos los casos de suministros de armas a grupos terroristas").

La falta de consenso respecto del motivo de la reunión y el desconocimien­to de. los términos de lo convenido entre Estados Unidos y Col~mbia inciden en los pobres resultados a los que se llega. Por otra parte, la ausencia de acuerdos de base genera el efecto de "diálogo de sordos" .8 Recordemos que

7. Se denomina "categorización" el proceso por el cual se predica la pertenencia de un individuo -persona, lugar, circunstancia- a una clase. Harvey Sacks (1995) ha mostrado la efectividad de este proceso para organizar las experiencias particulares en categorías socioculturales estables que se suponen compartidas. La adscripción de un individuo a una categoría no responde a las características del individuo particular,. sino que permite orientar argumentativamente el discurso (Vasilachis de Gialdino, 2003: 103-108) .

8. Con esta expresión tomada del lenguaje común, Marc Angenot (2008) se refiere a los fracasos habituales de la persuasión. Señala, así, que los "lenguajes públicos (opuestos a los propios de comunidades restringidas), las argumentaciones y los discursos que coexisten en un estado de

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30 U nasur y sus discursos

Chalm Perelman y Lucie Olbrechts-Tyteca (2000) han señalado la necesidad de establecer, en todo discurso argumentativo, una serie de objetos de acuer­do iniciales, es decir, verdades, hechos, valores o presunciones que el hablan­te considera compartidos con su auditorio. Este establecimiento de objetos de acuerdo le permitirá presentar argumentos novedosos y potencialmente polémicos apoyándose en juicios que se presentan como dados y aceptados. En el caso que analizamos no hay acuerdos compartidos por todos; mientras que para un amplio sector de los participantes el centro de la agenda era la instalación de "bases militares norteamericanas en Colombia", el motivo que esgrime Uribe es la lucha contra el "narcoterrorismo". De aquí se desprenden sendos paradigmas enfrentados, o líneas discursivas divergentes, que se de­sarrollarán a lo largo de la reunión: el acuerdo con Estados Unidos para com­batir el narcoterrorismo se opone a las bases norteamericanas contra, por una parte, los gobiernos progresistas de la región y, por otra, los grupos'uiolentos o, como veremos, desde otra perspectiva, "hermanos".

El tema del golpe de. Estado en Honduras apareció en el discurso de va­rios presidentes pero no fue objeto de debate (salvo un comentario marginal de Uribe, cuestionador de la posición de apoyo a Zelaya). Lugo, por ejemplo, planteó sin abundar argumentativamente:

Y o no quisiera que aquí se repitieran aquellas expr~siones tan feli­ces que teníamos cuando nos reuníamos con la OEA, en San Pedro Sula, en Honduras, y nos alegrábamos del espíritu democrático de la región, y quince días después tener ese doloroso golpe de Estado en la hermana república de Honduras.

Y Chávez, por su parte, se refiere al apoyo norteamericano al golpe hondu­reño: "el presidente Zelaya fue secuestrado, introducido a un avión a punta de fusiles, y ese avión aterrizó antes de ir a Costa Rica en la base militar, muy cerca de Tegucigalpa, llamada «Palmerola»".

Otros temas aparecieron lateralmente, motivados por los intereses nacio­nales o zonales de los expositores, como la importante cuestión de la Amazo­nia en el discurso de Lula, donde se expone la oposición de los países sudame­ricanos con los "ricos" y se plantea la necesidad de acuerdos entre los países sudamericanos porque "Amazonia es un problema nuestro":

sociedad se distinguen los unos de los otros por la divergencia de puntos de vista, la disparidad de los datos retenidos y alegados, la incompatibilidad eventual de los vocabularios y la de los esquemas nocionales· que dan forma a esos datos, la 'discordancia de las pren:¡.isas como de l.S conclusiones, la oposición de los intereses que mueven a aquellos que los producen" (15). Esto genera tanto la "impermeabilidad persuasiva" como la "ruptura argumentativa", responsables del habitual diálogo de sordos.

La construcción disettrsiva de los temas 31

A Colombia, a Venezuela, o Peru, a Bolívia e o Brasil tero urna imen­sa e vasta área na Amazonia. Só no território brasileiro sao 360 milhoes de hectares de terras da Amazonia. Eu de vez em guando discuto isso nos fóruns internacionais, e me dá a impressao de que a Amazonia é dos paises ricos e que eles querem dizer qual a política que nós de­veremos fazer para a Amazonia, quando a Amazonia é uro problema nosso. Acho que inclusive agora, para a gente ir para Copenhague, nós precisaríamos juntar os nossos especialistas e ter urna proposta dos países amazónicos para a questao climática, porque nes¡¡a.,questao eles também querem discutir apenas a doa~ao de uro pouco de dinheiro para o sequestro de carbono, mas nao querem diminuir as emissoes de gases de efeito estufa que eles jogam no ar, porque isso significa mexer no padrao de consumo do mundo rico.

A continuación ahondaremos en la problemática de los temas de la reu­nión, atendiendo a las formulaciones que dieron lugar a mayores debates y focalizando los discursos de Correa y Un'be.

Los objetos de (des)acuerdo: la lucha por las categorizaciones

La introducción de un objeto de discurso, representado por una expresión nominal o descripción definida, implica una operación de categorización que lleva a hacer discretos y manipulables los objetos de pensamiento, las no­ciones, las representaciones que los hablantes tienen en una determinada situación de interacción. La categorización expuesta en el discurso permite presentar los referentes de los cuales se va a hablar.9 El sentido del sin­tagma nominal (derivado del sentido de los lexemas que lo componen y de su ubicación en construcciones gramaticales determinadas) supone cierta perspectiva respecto del objeto al que remite. En el transcurso de la inte­racción e, incluso, a lo largo de una intervención se pueden hacer otras op­ciones (proponer otros sintagmas nominales correfereticiales) dando lugar a recategorizaciones. 1° Como señalan Denis Apothéloz y Marie-José Reichler­Béguelin (1995):

9. Kerbrat·Orecchioni (2005) señala que "según la etiqueta que se pegue a la cosa, es la cosa misma (o, por lo menos, su representación mental) la que se encuentra afectada. Designar X es categorizarlo" (134).

10. Hay que recordar, como señalan AntOnio Marcuschi e Ingedore Villat;a Koch (2002), que la recategorización se basa en un tipo de remisión a un aspecto co(n)textual antecedente que puede ser tanto un ítem léxico como una idea o un contexto que opera como espacio informacional. (mental) para la inferenciadón.

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~.·/·::

32 Unasur y sus discursos

[El locutor] puede por recategorizaciones, por el agregado o la supre­sión de expansiones, etc., modular la expresión referencial en función de los objetivos del momento; estos pueden ser de naturaleza argumen­tativa (sostener cierta conclusión), social (arreglar la imagen del otro, eufemizar el discurso), polifónica (evocar otro punto de vista sobre el objeto), estético-connotativa, etc.; puede estar vinculada con la gestión de la referencia (evitar una ambigüedad). (242)

En los discursos e intercambios se busca mantener la continuidad del refe­rente (o de cierto núcleo común ya que, como hemos visto, las categorizaciones inciden en su representación) hasta que se decida no hablar más de lo mismo; a la vez, discursivamente se lo modula o enriquece con información nueva o se le res­tringen o suprimen algunos aspectos. Sin embargo, en situaciones de. debate, el proponente buscará imponer la formulación que considera legítima (y¡ por ende, la perspectiva adoptada) tal cual o con variaciones que no la afecten sustancial­mente, a la vez que el oponente tratará de cuestionarla e imponer otra. Estas operaciones pueden generar tensiones, sobre todo cuando la formulación está asociada con el tópico, 11 es decir, con aquello a propósito de lo cual se desarrollan las intervenciones o que reviste una importancia particular para los interlocuto­res. Al tópico se lo señala de diferentes maneras. Si consideramos la reunión de Bariloche, una es mostrarlo explícitamente como tema de la agenda que motiva la reunión; otra es retomarlo en diversos momentos reiterando la categorización inicial o recategorizándolo. "El asunto de las bases norteamericanas en Colom­bia", como lo enuncia Correa, pasa a ser, como vimos, en el discurso de Uribe "el acuerdo de Colombia con Estados Unidos" (para luchar contra el terrorismo).

Las descripciones definidas, que resultan de la operación de- categoriza­ción, presuponen la existencia del referente12 al que remiten, por lo que se imponen al otro como algo evidente, que no es construido en el momento de la enunciación. Esto ha llevado a plantear que, en realidad, lo que se genera es un efecto de preconstruido, de algo ya producido en un discurso anterior y generalmente aceptado, que no está asociado a un enunciador en particular (Pecheu,x, 1975). Argumentativamente, este procedimiento instaura un mar­~ de conocimientos y opiniones implícitas cuyo cuestiona.miento se interpreta comp el ejercicio de una violencia. Así, Correa comienza dictando el tema de la reunión a p~rtir de un efecto de preconstruido que, al instalar como parte

11. Anne-Claude Berthoud (1996) señata que la noción de tópico discursivo desde la perspectiva lingüística remite a aquello a lo que se refiere el texto de mao,era recurrente, al principio que vincula un conjunto de enunciado3 o alrededor del cual se construye un conjunto de enunciadbs. Lo qué se transforma a lo largo del hilo del discurso es, más que el tópico. en sí, los diferentes pUntos'de vista que el enunciador adopta respecto de él. -

·12. Aunque los "referentes" no sean "cosas" del mundo real sino objetos de discurso, construidos en él discurrir de esa actividad (Villa<;a Koch, 2005).

La construcción discursiva de los temas 33

del marco de discurso el sintagma "las bases militares norteamericanas en Colombia", obliga a que Uribe deba negar constantemente dicha expresión. Aunque Correa diga que tiene "agenda abiertA"l", inctica la orientacimt· que -.. guirá en su argumentación:

Obviamente se tendrá que tratar el asunto de las bases militares n<Jf'"­teamericanas en Colombia, de hecho ·esta reunión se produce porque el señor presidente de Colombia no estuvo en Quito, no pudo ... eh ... proponer sus puntos de vista, pues, y aquí estamos para escucharlo.

Entonces; les insisto, la agenda es abierta, sin embargo, pues, los temas a tratarse, como lo habíamos ... se había sugerido en Quito y so­licitado en Quito, son las bases militares en Colombia, bases militares norteamericanas en Colombia, la carrera armamentista, tráfico de ar­mas en la región, lucha contra el narcotráfico, convenios militares de los países de la región, supongo que con países extrarregionales, y el caso Honduras de haber tiempo y pertinencia.

Como ya hemos señalado, la recategorización efectuada por Uribe del obje­to de debate emplea un término ("acuerdo") consagrado y aceptado en los dis­cursos jurídicos referidos a decisiones de los Estados, que instaura otro campo discursivo de referencia. Con una orientación aparentemente didáctica (que podemos parafrasear como "esto se llama así"), insiste en presentar el nombre como una simple, estable y duradera denominación13 de aquello que está en juego y a la cual se apela. Oculta, así, que ha optado por un lexema que expo­ne el punto de vista que adopta en el marco del despliegue argumentativo y, sobre todo, de la situación fuertemente polémica en la que se inscribe. Para imponer el término "acuerdo", lo reitera en todos los segmentos en los que se refiere al hecho que están tratando (es la denominación que corresponde a ese hecho y que, por lo tanto, se debe aceptar):

"Acuerdo con Estados Unidos", "acuerdo de cooperación con Estados Unidos", "Este acuerdo con Estados Unidos se rige por el principio de

13. "Denominación", como asociación referencial codificada y durable, se opone a "designación", que implica una asociación referencial contingente. Georges Kleiber (1984) señala así que la designación, a diferencia de la denominación (que es resultado de hábitos asociativos estabilizados o de un acto de bautismo: X es el nombre de un Y que .. .), crea una asociación ocasional entre una secuencia lingüística y un elemento de la realidad y por ello se inscribe en un paradigma abierto. Gérard Petit (2002), por su parte, plantea que, en términos generales, denominación y designación coexisten en el discurso (por ejemplo, el antecedente al cual se remite un paradigma designacional es habitualmente una secuencia denominativa). Tanto ésta como la secuencia designativa resultan de una operación de categorización. Como hemos visto, en una situación fuertemente polémica el que realiza esa operación en primer lugar tiene cierto peso estratégico ya que al oponente no le resulta fácil imponer un cambio.

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34 Unasur y sus discursos

la igualdad soberana[ ... ] no hay renuncia colombiana a soberanía", "el artículo tercero de este acuerdo dispone que este acuerdo no se puede utilizar para la intervención en asuntos internos de otros Estados".

El "acuerdo" es presentadq, por otra parte, fu.era de la competencia de Una­sur, cuyo Consejo de Defensa, como señalamos antes, sólo podrá verlo sin inter­venir para nada en su formulación ni en su aplicación ("el acuerdo está cerra­do"). Este carácter accesorio deja, así, a las naciones sudamericanas por debajo de la OEA (operación a la que nos referiremos también en el capítulo s~ente):

Entonces, estamos dispuestos que el Consejo de Defensa mire nues­tro acuerdo, como me obliga a hacer ... decir la verdad, no como con­dición. El acuerdo está perfeccionado con los Estados Uni ... está ... el acuerdo está cerrado, pero no tenemos inconveniente en que el Consejo de Defensa, sin prescindir de la OEA, lo mire. (Uribe) ·

Este ámbito de lo jurídico impone también su propio vocabulario, en cuya precisión se apoya el colombiano para evitar los desplazamientos hacia el ám­bito de lo militar que serían luego realizados, fundamentalmente, por Rafael Correa y Hugo Chávez para plantear el objeto de la reunión. Así, observamos cómo en Uribe el término "tratado" es desechado por la designación "acuerdo" en virtud de una buscada precisión técnica de su discurso:

No tenemos inconveniente que vea nuestro tratado, pedimos que nuestro acuerdo, tengo que ser más preciso, y que examine todos los acuerdos militares que tenga la región.

La lucha por la imposición de la formulación legítima del tópico es cons­tante. En ese sentido, a partir del recurso a la negación polémica Uribe pre­tende imponer, como señalamos, el término "acuerdo con Estados Unidos" por oposición al asunto de las "bases militares norteamericanas", sintagma ya prácticamente cristalizado en el discurso latinoamericanista contemporáneo e instalado por Correa en la apertura de la reunión. Así, explícitamente refor­mula uno en los términos del otro:

Hace un rato el presidente Lula creo que me interpretó mal y respe­tuosamente lo voy a corregir, porque nos dijo que estas bases estaban operando de~.de 1952. Ha habido una sucesión de acuerdos de Colombia, nunca ha habido esas bases norteamericanas.

La negación, acompañada del uso de expresiones metalingüísticas y meta­pragmáticas que tematizan precisamente el contenido negado y su propio acto de designar, busca fijar la sustitución de una formulación por la otra:

La construcción discursiva de los temas 35

Presidente Morales, yo comprendo que para usted la prohibición de bases de Estados Unidos en el continente necesariamente tendría que entenderse hoy como la prohibición del acuerdo de Colombia con Esta­dos Unidos.

Podemos demóstrar nosotros que no son bases norteamericanas, y seguirá el caballito de batalla de que sí son bases norteamericanas. No­sotros hoy no podemos aprobar proposición alguna que cualquiera de sus intérpretes puede entender como una prohibición a Colombia para este acuerdo con Estados Unidos.

Cualquier esfueno que yo haga hoy es estéril, presidente l.ugo, por­que hay un preconcepto en muchos sectores de que este acuerdo que yo hago con Estados Unidos es un acuerdo para instalar bases norteame­ricanas en Colombia.

Rafael Correa, por su parte, insiste en s-.¡.formulación primera construyen­do ~ paradigma designacional integrado por una serie de sintagmas presen­tados como equivalentes, como diversas maneras de referir a lo mismo, donde se insiste en lo militar: "El caso de las bases militares norteamericanas en la hermana República de Colombia", "el asunto de las bases norteamericanas en Colombia", "convenios militares", "convenios militares de los países de la re­gión", "las bases militares en Colombia, las bases militares norteamericanas en Colombia", "el problema de las bases extranjeras, o al menos extrarregio­nales, en algún país de la región", "esta clase de problemas", "esta clase de conflictos", "bases militares extranjeras en Suramérica".

Dentro de la argumentación dirigida al "pueblo colombiano", que veremos en el capítulo 3, Correa se detiene en la torsión de la reformulación ofrecida por Uribe del sintagma emblema. En efecto, el colombiano (Uribe) se refie­re a ''bases militares colombianas" usadas por las fuerzas norteamericanas como transformación de las ''bases militares norteamericanas" en Colombia. El ecuatoriano se detiene largamente en esta operación para desautoriza:*, como en este argumento por el absurdo:

No seré yo quien le diga al pueblo colombiano qué es su soberanía y qué no es, pero sí quiero plantearles una pregunta ¿no? Imagínense si Estados Unidos permitiría aviones colombianos militares utilizando las bases militares norteamericanas. Ehtonces si no es un asunto que aten­ta contra la soberanía colombiana, Estados Unidos no tendría ningún problema en prestarle bases norteamericanas en suelo: .. en territorio

: norteamericano a aviones militares colombianos. •

[C]on un abrazo fraterno al pueblo colombiano, pregúntense pues· si es soberanía aceptar estas bases, y la mejor prueba es: propóngale a

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g,¡¡· ~,,.,, , ....... _ *

36 Unaslll" y sus disclll"sos

Estados Unidos que permita utilizar aviones militares colombianos en las bases en territorio norteamericano, para ver qué les contesta.

En el ejemplo que sigue, la reformulación produce un efecto de identidad entre dos sintagmas que el discurso uribista se proponía distinguir, aceptan­do el segundo y no el primero. En consecuencia, Correa se muestra consciente de las operaciones de recategorización realizadas por su par colombiano y las desautoriza como dos designaciones equivalentes (y no opuestas):

Pero si esto es cierto, entonces ¿para qué se necesitan las bases mi­litares norteamericanas en Colombia? O, ¿el uso de bases colombianas por parte de fuerzas norteamericanas en Colombia?

"Terrorismo": uno de los ejes de la polémica

Como hemos señalado, en las intervenciones, además de designar el objeto de debate, se focalizan distintos aspectos: para unos, la amenaza que implica para la región la instalación de bases norteamericanas; para Uribe, el "nar­eoterrorismo" y el apoyo que, positivamente o por omisión, recibe de parte de otros países (Venezuela y Ecuador). En el primer caso, la guerra que puede ser generada por un país ajeno al espacio sudamericano; en el segundo, la lucha es contrainsurgente.

Las estrategias discursivas, asimismo, difieren. Uribe da por senta9-o el "acuerdo" con Estados Unidos y se concentra en la definición y delimitación del "terrorismo" y busca imponerlo como centro del debate. Correa, por el con­trario, cuestiona los presupuestos ideológicos que sostienen tanto "acuerdo" como "uso de bases militares colombianas por parte de fuerzas norteameri­canas" insistiendo en que ambas formulaciones remiten a lo mismo, que es lo que está en cuestión:_ las "bases militares norteamericanas en Colombia", que amenazan a Sudamérica. Con respecto al "terrorismo" y el "narcotráfico", tiende a presentarlas como categorías vacías destinadas a la deslegitimació:c.

-~líderes políticos y a hacer aceptable la intervención militar norteamerica­_na en los países latinoamericanos.

En ambo:?. casos, sin embargo, se opera en el nivel de la actividad metalin­güística, es decir, de la tematización y puesta en texto de las unidades mis­mas de la lengua para definirlas, limitarlas o cuestionarlas (Fabre, 1990).14

_

14. En relación con ello, Claire Doquet-Lacoste (2006: 44-45) realiza una interesante precisión .. al defuiritar la categoría amplia de actividad metadiscursiva, la cual le permite designar,

_ ,,!ri.Piultáneamente, a un discurso en proceso de constitución, al interdiscurso en el cual se _•'. · inscribe -y que señala sus límites polémicos con otros discursos- y, en el nivel de la lengua, a las ' , operaciohes metalingüísticas y las competencias lingüísticas de los hablantes. -

La construcción discursiva de los temas 37

En el caso que nos ocupa, observamos una significativa diferencia: mientras que Uribe opera metalingüísticamente desplazamientos entre categorías, sin explicitarlos, Correa realiza explícitamente una revisión metalingüística de los términos del discurso del colombiano. De este modo, lleva a cabo una crí­tica de los términos del discurso político que tiene como resultado un análisis político del discurso. ·

En el discurso de Uribe se asimila, como esbozamos antes, la lucha contra el narcotráfico y el terrorismo: "El tema del narcotráfico, por supuesto la nece­sidad de hacer todos los esfuerzos para que el terrorismo narcotraficante no se sitúe en algunos de los países"; "Las guerrillas que buscaban la instalación de la dictadura del proletariado[. .. ] habría sido imposible anticipar su evolución hacia el mercenarismo traficante~.

La asimilación se produce, como anticipamos, por yuxtaposición, por va­riados procedimientos anafóricos, por el conocimiento del dominio, extra­lingüístico, de referencia (que permite reconocer la equivalencia de expre­siones correferenciales) o por entornos léxico-sintácticos similares ("lucha contra X" o "X actúa contra"), en los que ambos términos aparecen solos, co_ordinados o integrando un término compuesto, o incluidos en un hiperó'hi­mo. Esto lleva a la conformación del paradigma designacional de "terroris­mo". Entre otras expresiones que lo integran, podemos señalar: "terrorismo narcotraficante", "narcoterrorismo", "mercenarismo narcotraficante", "redes terroristas", "grupos violentos". Los siguientes segmentos del discurso de Uribe son ilustrativos de esa conformación:

• todos combatamos el flagelo del narcotráfico • la exclusión no retórica sino eficaz de todos los grupos violentos • la corresponsabilidad en la lucha contra el terrorismo y la droga • en el día a día de la lucha contra el narcotráfico y contra el terrorismo • países que puedan ayudarnos en este combate al narcoterrorísmo • podamos tener esa ayuda para derrotar el narcotráfico, el terrorismo,

inseparables • se habla de inteligencia táctica y operativa, no de inteligencia estraté­

gica, lo reduce al tema del narcotráfico y del terrorism<J· • cómo vamos a llegar a trabajar todos contra las redes terroristas • no tiene como objetivo guerra entre naciones sino un problema interno

de narcotráfico y de narcoterrorismo • que se excluyan todos los grupos violentos • qué bueno que podamos avanzar en el Consejo del combate al narcotráfico • a estos bandidos hay que perseguirlos en todas partes • cómo vamos a combatir este flagelo

• un país que ha derramado tanta sangre por el terrorismo narcotrafi­cante

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38 Unasur y sus discursos

• Colombia ha sufrido inmensamente este flagelo, el narcoterrorismo • [estos grupos terroristas] están derramando sangre en Colombia finan­

ciados por el narcotráfico • este terrorismo quiso eliminar todas nuestras institucion:e democrati­

cas • este terrorismo tuvo años de asesinar quince periodistas • este terrorismo[ ... ] después los asesinó, como ocurrió con el sindicalis­

mo • elgrupo narcoterrorista aprovechó [ ... lpara avanzaren su~ro de

establecer-Uh imperio terrorista · • el terrorismo estaba destruyendo la descentralización • no podían ejercer sus competencias por amenazas del terrorismo • el terrorismo con su poder criminal, con intimidación secuestró las li-

bertades políticas '. • tenemos mil setecientos hombres de nuestra fuerza pública mutilados

por las minas antipersonas de los grupos terroristas • proteger la selva de los ataques del narcotráfico

Respondiendo a Correa, Uribe reúne también en un mismo grupo de "te­rrorismo" a guerrilleros y paramilitares (este último término lo incluye debido al reclamo que el ecuatoriano había hecho en su alegato):

Nosotros teníamos trescientas municipalidades colombianas sin po­licía, expuestas al control, a la... a tenerse que someter a los grupos terroristas, a guerrilla y paramilitares, para eso ha sido el crecimiento de nuestra fuerza pública, para la protección de esta ciudadanía, para evitar que esos vacíos los llene allí el terrorismo.

Asimismo, Uribe lleva a cabo una serie de oposiciones entre el ámbito de la política y el de los grupos armados, de manera que los excluye de.la política legítima y de sus medios habituales:

Nosotros no estamos hablando de unjuego político, estamos hablan­do de una amenaza que ha vertido en sangre a la sociedad colombiana. Estamos hablando no de un tema liviano de soberanía o de acuerdos jurídicos, estamos hablando del derecho fundamental de la sociedad colombiana de superar esta amenaza, que tanta sangre ha producido en nuestro país.

La negación de politicidad de los grupos armados es fundamental para ~u estrategia argumentativa que tiene como finalidad la justificación del empleo de las fuerzas militares (norteamericanas) en la represión de estos grupos. Para ello, es necesaria su identificación como terroristas, diferenciándolos· de

La construcción discursiva de los temas 39

guerrillas políticas y otras formas de insurgencia revolucionaria. De esta ma­nera, estas últimas serían una expresión política legítima en contextos auto­ritarios; en contextos democráticos, son ilegítimas y su acción es terrorista:

¿Por qué deci~os nosotros que todos estos grupos son terroristas? En América Latina hubo guerrillas contra dictaduras, en alguna forma eso les dio la legitimación de insurgencia. Colombia ha tenido una democra­cia respetable, de independencia de instituciones, de plenitud de liber­tades. La apelación al narcotráfico y al secuestr~··· y a mí me sorprende que cuando los hechos que han producido en Colombia estos grupos son como los que están en estas fotografias [muestra fotos al público].

A nosotros nos preocupa muchísimo, que no haya severidad para tratar a estos grupos por su nombre: terroristas. Nos preocupa muchí­simo que todavía se les acepten connotaciones políticas, a las que re­nunciaron hace muchos años. Nos preocupa muchísimo, que de vez en cuando surja la tesis, totalmente inaplicable, del reconocimiento de be-

. ligerancia, ¡qué tal!, ¡qué tal!, cuando tienen escondites pero no control territorial. ¡Qué tal! [enfatiza], un reconocimiento de beligerancia que implica reconocer que ejercen justicia, cuando lo que estaban haciendo era desalojando, con la intimidación y el crimen, !ajusticia del Estado, que es lo que ha venido recuperando Colombia. A nosotros nos preocupa muchísimo que en algunos discursos se les tenga a estos grupos como aliados políticos.

El criterio de validez que emplea para fundamentar su argumento -cuya traducción práctica sería el empleo efectivo del término "terroristas" en el do­cumento final de la reunión- descansa en una delegación de la responsabilidad enunciativa en otros países, no latinoamericanos. Esto es, claramente, un error en la apreciación de su auditorio, buena parte del cual construyó su identidad política precisamente en el discurso latinoamericanista antiimperialista:

Cuando Europa, Estados Unidos, Canadá, al reconocer estas rea­lidades han declarado a estos grupos terroristas, a todos [enfatiza], a nosotros nos sigue inquietando que América Latina no lo haga, que apenas se haya avanzado a reconocer como terroristas algunos hechos, pero no la actividad general del grupo qu.e tiene este elemento como un denominador.

Sería bueno mirar la utilidad de esta ayuda que nos ha qado Esta­dos Unidos, que puede ser un punto de referencia para que todos nos • incorporemos en esta lucha. . ...

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-

40 Unasur y sus discursos

El discurso de Correa, en cambio, busca precisamente lo contrario: reinsta­lar el $eatido político que subyace en la designación ele "terrorismo". De este modo, emplea la reflexión metalingüística para realizar el desplazamiento de la lucha contra el narcotráfico, como problema de un país, a la intervención militar extrarregional en América Latina. Para comenzar, y quizá a causa de su pericia en el discurso académico, Correa plantea reiteradas veces el pro­blema metalingüístico de las definiciones, qué quiere decir un determinado término o una expresión. Recordemos que las definiciones permiten, por la presuposición de existencia producida por el sintagma que remite a lo que se va a definir, opacar los contextos de producción del concepto; con ello resultan incuestionables la validez y la legitimidad de la definición. Las definiciones se incorporan, así, implícitamente al marco del discurso y hacen particularmente agresivo todo cuestionam.iento. Sin embargo, una de las estrategias de Correa es desplazarse de la definición presentada como legítima de un término, hecha desde el lugar de autoridad que ese acto implica y acentuando la dimensión descriptiva, a una definición polémica que le asigna al contrincante donde aflo­ra lo prescriptivo arbitrario. El movimiento acusatorio se atenúa parcialmente porque el locutor construye la figura de un enunciador que desde una primera persona (segmentos marcados con negritas) se identifica con el oponente:

¿Qué es lo que me preocupa, y nos preocupa, creo a muchos dirigen­tes de la región, qué se entiende por narcotráfico y terrorismo? Narco­traficante es el que trafica con estupefacientes, no los gobiernos que no están con mis intereses o que no me simpatizan. Pero a Hugo Chávez, a Evo Morales, quien les habla, hasta Fidel Castro, se lo acusó alguna vez de narcotraficante, pues más tarde nos tildan de narcotrafi­cantes y nos bombardean en nombre de la lucha contra el narcotráfico. Ya la lucha anticomunista pasó de moda en el siglo XXI y es impresen­table, nadie cree en esas cosas ¿verdad?, entonces ahora se enarbola la justificación de la lucha contra el narcotráfico, y todos coincidimos eso

. .e!1 concepto. Y es más, Ecuador es el país de la región más exitoso en · Mi. lucqa contra el~narcotrático. El problema es-qué se define con narco­tráfico. AlgÚnas ve'tes no es el que trafica con estupefacientes, sino los que me "caen 11]D-l, los que no están con mis intereses, aquellos gobiernos, líderes, dirigentes, líderes, que quiero desprestigiar. Y un buen ejemplo tenemos acá, el hermano Evo Morales ¿verdad?, que te decía,n cómplice de los traficantes de coca, para deslegitimarte como líder sindical y com_o candidato a la presidencia de la República.

¿Qué ent:endemos por terrorismo? Yo entiendo terrorismó ... terroris­ta, a aquel qué siembra terror a inocentes. Qué más terrorismo que el que se hizo en Irak, dónde están ... y en esto, señor presidente Uribe, debemos ser consecuentes. Y o creo que el presidente Carmona, el pre-

..

La construcción discursiva de los temas 41

sidente [se ríe] ¡qué va!, el... el fugitivo Carmona, que dio un golpe de Estado en abril de 2002, cruento, rompiendo el orden constitucional contra un presidente democrático, totalmente legítimo, es un terrorista, pero está refugiado en Colombia. ¿O es que hay terroristas buenos y hay terroi::i8tas malos, de acuerdo a nuestros intereses?

Asimismo, Correa historiza las designaciones, exponiendo sus condiciones de producción y mostrando que ellas no dependen de una adecuación defini­cional sino de las prácticas políticas en las que surgen (reiteramos una cita que nos sirvió antes para ilustrar otro fenómeno):

Y o no tengo ningún problema en discutir aquí, en este foro, si d"ebe­mos calificar a las FARC como terroristas. Sí me molestan las presiones y el maniqueísmo, y por ese lado, al menos de Ecuador, no van a lograr nada. Es decir, cuando nosotros [por Colombia] lo considerábamos gru­po insurgente y le dábamos, como está dicho, cuarenta mil hectáreas de tierra para que ellos pacíficamente estén ahí, no eran terroristas. Cuan­do cambió la política colombiana, y la política estadounidense los quiso denominar terroristas, todos tenemos que denominarlos terroristas, o somos cómplices de las FARC.

Correa propone y emplea otra terminología para designar a los grupos ar­mados, de manera que no emplea la categoría jurídica de "terroristas", que es lo que Uribe quiere usar como argwnento para.justificar la intervención militar norteamericana. Así, Correa puede emplear los nombres propios de cada grupo:

Aquí tienen un mapeo de los grupos subversivos, y los diferentes frentes que actúan en la frontera sur de Colombia, la frontera con Ecua­dor. Ahí están los Rastrojos, las Águilas Negras, las FARC, el MNL, y esos grupos actúan en territorio ecuatoriano.

También desplaza fu. designación uribi¡;;ta hacia el ámbito de. la violencia política, precisamente el que el colomhianÓ quiere evitar. De este modo, busca restar importancia al término supuestamente técnico de "terrorista" al plan­tear su equivalencia con otros que Uribe había intentado diferenciar, tanto en el ámbito de la política como en el del delito:

[N]o es cierto [enfatiza] que hay grupos terroristas, guerrilÚros, como quieran llamárselos' que se refugian en los vecinos para atacar a Colombia.[ ... ] ¡Que los vecinos acogen grupos terroristas para atacar a Colombia! Es exac1:amente lo contrario, el Estado colombiano no tiene

· presencia en la frontera sur, y ahí están refugiados todos estos grupos guerrilleros terroristas, semi ... como quiera llamarlo, que es~án atacan-

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42 U nasur y sus discursos

do a sus vecinos, no es lo contrario. [ ... ] Muchas veces en la frontera ecuatoriana se ven los refugios de los grupos irregulares colombianos, sin presencia de fuerza pública colombiana. Sigamos. [ ... ] a excepción de ciertos campamentos que se nos infiltran, no tenemos guerras civiles ni grupos irregulares, ni gran parte de nuestro territorio sin control del Estado ecuatoriano. [ ... ]

Entonces, no es cierto, al menos en el caso ecuatoriano, pero creo que hablo por todos los. países vecinos de Colombia, que los truhanes, delincuentes, narcoterroristas, como quieran llamarlos, se refugian en nuestro país para atacar a Colombia, exactamente lo contrario. [ ... ] Quiero decirles que mi gobierno, en la lucha contra grupos irregulares, nosotros somos un gobierno nacionalista, no peri:rú."'tiremos que n-fidie ultraje el suelo patrio, sean fuerzas regulares o irregulares de un país extranjero.

Un último rasgo destacable de la intervención polémica de Correa en rela­ción a la de Uribe es que, al desestabilizar la denominación "terrorista:~. eVIta también la alteridad absoluta con que el colombiano describe a ei;;tos grupos. De esta manera, los reintegra al colectivo latinoamericano, en general, y co­lombiano en particular, caracterizánd-0los implícitamente como "hermanOli":

Colombia tiene los medios militares, policiales suficientes, si se cam­biara la estrategia, la visión, para combatir este flagelo, así para com­batir el terrorismo, guerrilla, lo que quieran llamar, aunque siempre estaremos dispuestos nosotros para ser intermediarios de una solución pacífica a esa guerra {raticida.

La insistencia en la inestabilidad de la denominación impide la clausura y muestra cómo los términos responden a perspectivas políticas (la visión). Esto lleva a que el otro sector sea presentado también como parte del problema (guerra {raticida): lo que se debe tratar y resolver es ese enfrentamiento; la operación de exclusión cuya marca es la imposición del término "terroristas~ no es el camino adecuado.

A lo largo del capítulo hemos visto cómo el debate por el tópico pone en juego perspectivas ideológicas contrapuestas. Las formulaciones a las que se apela constituyen esbozos argumentativos que orientan los discursos propios y los muestran, al contrastarlos con los otros, en sus profundos desacuerdps. Por otra parte, hemos analizado cómo Uribe y Correa polemizan desde sus respectivos lugares polítlees recurriendo a estrategias distintas. El priJl\ero opera por reformulaciones, desplazamientos y .asimilaciones y por reitaracio-

La construcción discursiva de los temas

nes insistentes. El segundo expone el conflicto a partir de estrategias me­tadiscursivas que buscan desmontar la naturalización de las designaciones interrogando su significado y atendiendo a sus condiciones de producción y a sus empleos políticos, a la vez que fuerza el argumento. contrario para mos­trar la debilidad que lo sostiene. Por un lado, el contraste muestra la imposi­bilidad de la negociación y, por el otro, las regulaciones situacionales imponen como inevitable el despliegue paralelo, en el cual los argumentos esgrimidos les sirven a los contendientes para afirmarse en sus posiciones de partida.