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UNA TIERRA PROMETIDA Los temas bblicos de la responsabilidad ecolgica
en la obra de Hans Jonas
Autor: Juan Manuel Prez Asseff
Director: Prof. Dr. D. Enrique Sanz Gimnez-Rico
Madrid
Mayo 2015
FACULTAD DE TEOLOGA
DEPARTAMENTO DE TEOLOGA MORAL Y PASTORAL
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UNA TIERRA PROMETIDA: LOS TEMAS BBLICOS DE LA RESPONSABILIDAD ECOLGICA EN HANS JONAS
II
UNA TIERRA PROMETIDA Los temas bblicos de la responsabilidad ecolgica
en la obra de Hans Jonas
Por
Juan Manuel Prez Asseff
Visto Bueno del Director
Prof. Dr. D. Enrique Sanz Gimnez-Rico
Fdo.
Madrid Mayo 2015
FACULTAD DE TEOLOGA
DEPARTAMENTO DE TEOLOGA MORAL Y PASTORAL
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III
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UNA TIERRA PROMETIDA: LOS TEMAS BBLICOS DE LA RESPONSABILIDAD ECOLGICA EN HANS JONAS
IV
Dedicado a mi amigo Armando Carabal.
Mantengo la esperanza de que continas existiendo.
Luego os traje a la tierra del vergel,
para comer sus deliciosos frutos.
Llegasteis y ensuciasteis mi tierra,
Y pusisteis mi heredad asquerosa.
(Jeremas 2,7)
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V
TABLA DE CONTENIDO
INTRODUCCIN 1
1. HANS JONAS Y EL PRINCIPIO DE RESPONSABILIDAD 6
1.1 VIDA Y OBRA DE HANS JONAS (1903-1993) .................................................... 7
1.2 EL PRINCIPIO DE RESPONSABILIDAD .............................................................. 11
1.2.1 El respeto y el temor: una tica eco-antropocntrica ................... 11
1.2.2 El primer mandamiento: Evitar la extincin humana ................. 15
1.2.3 La heurstica del temor ............................................................... 18
1.2.4 El principio de cautela y la apocalptica ambiental .................... 21
2. UNA TIERRA PROMETIDA 26
2.1 LA TICA ECOLGICA DE LA CREACIN .......................................................... 27
2.1.1 El valor positivo de la creacin ................................................... 27
2.1.2 La tierra como don de Dios ......................................................... 30
2.1.3 El lmite en el don de Dios .......................................................... 33
2.2 LA TICA ECOLGICA DE LA TIERRA PROMETIDA ............................................. 35
2.2.1 El recuerdo del don: La promesa de una tierra .......................... 36
2.2.2 El rechazo del lmite: El pecado de Israel ................................... 39
2.2.3 El olvido del don: La advertencia de aniquilacin. ..................... 43
2.3 EL DON DE LA NATURALEZA Y EL LMITE DE LA TECNOLOGA ............................. 45
3. LA RESPONSABILIDAD TRANSGENERACIONAL 49
3.1 LA ALIANZA CON LA DESCENDENCIA DEL PUEBLO DE ISRAEL ............................ 50
3.1.1 La alianza posdiluviana. ............................................................ 50
3.1.2 Sobre las genealogas bblicas. ................................................... 53
3.1.3 La alianza abrahamnica. ......................................................... 54
3.2 RESPONSABILIDAD TRANSGENERACIONAL Y CUIDADO PARENTAL ....................... 59
3.3 EL IMPERATIVO PARA LA CIVILIZACIN TECNOLGICA ...................................... 62
4. EL PROFETISMO APOCALPTICO 69
4.1 EL FENMENO DEL PROFETISMO .................................................................. 70
4.1.1 El perfil del profeta. .................................................................... 70
4.1.2 La funcin del profeta. ................................................................ 73
4.1.3 El carcter colectivo del profetismo apocalptico. ........................ 77
4.2 EL ALARMISMO APOCALPTICO DEL PRINCIPIO DE RESPONSABILIDAD ............... 79
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UNA TIERRA PROMETIDA: LOS TEMAS BBLICOS DE LA RESPONSABILIDAD ECOLGICA EN HANS JONAS
VI
4.3 LA CONVERSIN ECOLGICA ........................................................................ 82
4.3.1 La conversin en el profetismo bblico. ....................................... 82
4.3.2 La conversin en la teologa de Lonergan. .................................. 84
CONCLUSIN 92
BIBLIOGRAFA 99
Libros 99
Artculos ............................................................................................. 100
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UNA TIERRA PROMETIDA: LOS TEMAS BBLICOS DE LA RESPONSABILIDAD ECOLGICA EN HANS JONAS
VII
SIGLAS Y ABREVIATURAS
Apdo. Apartado
A.T. Antiguo Testamento
DDB Descle De Brouwer
Dir. Director
Ed. Editor
Hb. Hebreo
Gr. Griego
Ibd. Ibdem
Id. Idem
N.T. Nuevo Testamento
UPComillas Universidad Pontificia Comillas de Madrid
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UNA TIERRA PROMETIDA: LOS TEMAS BBLICOS DE LA RESPONSABILIDAD ECOLGICA EN HANS JONAS
1
INTRODUCCIN
Parecera sorprendente sostener que la Biblia tiene algo que decir con respecto a un
problema en principio moderno como es la crisis ecolgica. La distancia histrico-cultural
y tecno-cientfica que nos separa de cualquier texto bblico hace difcil pensar que estos se
puedan relacionar con la problemtica ecolgica actual. Sin embargo, el establecimiento de
dicha relacin no es tan inusual. Varios autores han encontrado en la Biblia un recurso para
referirse a la cuestin ecolgica. Lo han hecho bien sea para acusarla, como cuando
identifican ciertas instrucciones bblicas -(Gen 1, 28)- con la causa de la crisis1; o bien
porque en ella encuentran orientaciones ticas inspiradoras que nos pueden ayudar a
afrontar este problema en cierta medida. Pensamos que un ejemplo del segundo caso puede
ser el filsofo de origen judo Hans Jonas (1903-1993).
No es un secreto la influencia que tuvo la tradicin judeo-cristiana en la obra de
Jonas2. En particular pensamos que algunos temas bblicos veterotestamentarios estn
presentes, ya sea de forma explcita o implcita en el desarrollo del pensamiento de este
autor. En este trabajo veremos cmo tales temas pueden observarse en uno de sus
principales libros: El principio de responsabilidad: ensayo de una tica para la
civilizacin tecnolgica3.
El objetivo principal de este trabajo consiste en identificar y en explicitar algunos
temas bblicos del Antiguo Testamento (A.T.) que podemos relacionar con la formulacin
del principio de responsabilidad de Hans Jonas. Responsabilidad que es ecolgica en el
sentido particular que iremos clarificando. Valga decir desde ahora que nuestra intencin
no se conforma con relacionar el pensamiento de Jonas con dichos temas, sino que con ello
1 Este es el caso de Lynn White Jr y su artculo: The historical Roots of our ecologic crisis, sobre el cual nos
referiremos ms adelante. 2 Durante su bachillerato Jonas demostr un gran inters por el estudio de los profetas de Israel y se doctor
con una tesis sobre la gnosis antigua como trasfondo espiritual del cristianismo primitivo. 3 Cfr. H. JONAS, El principio de responsabilidad: ensayo de una tica para la civilizacin tecnolgica,
Herder, Barcelona 1995.
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queremos, por una parte, sealar la pertinencia de la exgesis bblica para iluminar la
reflexin en torno a la crisis ecolgica actual y, por otra, mostrar cmo la responsabilidad
ecolgica es una cuestin moral4 ya presente de alguna manera en la fuente bblica de la
tradicin judeo-cristiana.
En otras palabras, nos serviremos de El principio de responsabilidad de Jonas como
medio para evaluar si el A.T. conserva alguna relevancia para la estructuracin del
discurso ecolgico actual y en qu sentido lo hace. Esto nos parece sumamente importante
puesto que la Biblia hebrea ha sido una de las principales fuentes de inspiracin no slo del
judasmo, sino tambin del cristianismo y del Islam y que, por lo tanto, ha modelado
profundamente, para bien o para mal, las actitudes frente a la naturaleza en la cultura
Occidental5.
Es importante mencionar desde ahora que entendemos la relevancia de la Biblia en
sentido crtico pues no desconocemos que sera ingenuo y podra resultar hasta peligroso
pensar que en ella encontraremos instrucciones especficas y eficientes para solucionar el
problema de la sostenibilidad planetaria. Obviamente no encontraremos ninguna mencin
sobre cuestiones cientficas o tcnicas relacionadas con la problemtica ecolgica actual
tales como: el calentamiento global, el uso de combustibles fsiles, el desarrollo de energa
renovable, la superpoblacin demogrfica, la prdida de biodiversidad, etc; como s
podemos encontrar en la obra de Jonas. Lo que s podremos encontrar en cambio, como
veremos, son orientaciones o principios morales generales sobre cmo vivir bien en
relacin con Dios, el prjimo y la creacin6. Creemos que algunos de estos principios
pueden percibirse, aunque slo sea tenuemente, en el pensamiento de nuestro filsofo.
Una precisin metodolgica: Si bien durante este trabajo nos centramos
exclusivamente en el A.T. para abordar algunos temas bblicos relacionados con la
responsabilidad ecolgica, no desconocemos que tambin en el N.T. existen elementos que
pueden relacionarse con esta cuestin7. Nos enfocamos particularmente en el A.T. por la
siguiente razn. Como ya lo hemos mencionado, porque para realizar este trabajo
4 Aqu utilizaremos la palabra tica para referimos a la reflexin filosfica sobre el comportamiento humano,
y la palabra moral en el sentido de una tica de inspiracin religiosa, en este caso, judeo-cristiana. 5 E. FROMM, Y seris como dioses, Paidos, Buenos Aires 1967, 10. 6 H. MARLOW, The Earth is the Lords: A Biblical Response to Environmental Issues, Grove, Cambridge
2008, 4. 7 Ver. Captulos 5) Christ in Creation y 6) Hope and Redemption. Ibd., 18-24.
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UNA TIERRA PROMETIDA: LOS TEMAS BBLICOS DE LA RESPONSABILIDAD ECOLGICA EN HANS JONAS
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articularemos los temas bblicos desde el pensamiento de Jonas, particularmente desde su
obra El principio de responsabilidad, y l era de origen judo. Esto no quiere decir, sin
embargo, que Jonas desconociera el N.T. y la tradicin cristiana como nos muestra el
hecho de que haya dedicado su investigacin doctoral al cristianismo primitivo. No
obstante, nos parece obvio que, en relacin con la formulacin del principio de
responsabilidad, sobre este autor tuvo ms influencia el pensamiento veterotestamentario
debido tambin a que es en el A.T. donde podemos encontrar ms contenidos especficos
relacionados con la creacin de Dios y nuestro lugar en ella8.
Ahora unas palabras acerca del contexto y motivaciones para esta reflexin. Sobre la
crisis ecolgica, comenzaremos afirmando nuestra conviccin de que, en sentido general,
se trata de un problema real que la especie humana debe afrontar. En contraste,
lamentablemente tambin reconocemos que frente al discurso ecolgico no falta cierta
actitud de sospecha, a veces justificada y a veces no9, que ha dificultado la recepcin de
esta cuestin por parte de muchos cristianos. Nos preocupa particularmente la dificultad de
la Iglesia catlica, por fortuna cada vez menos persistente, para asumir la responsabilidad
ecolgica como un tema propio y de primer orden para la teologa moral10.
Pensamos que la dificultad para reconocer la responsabilidad ecolgica como un
tema moral cristiano constitutivo puede relacionarse con la crtica proveniente desde dos
frentes diferentes. Desde fuera, algunos intelectuales y ambientalistas11 acusan al
cristianismo de ser la causa ideolgica principal de nuestra actual crisis ecolgica. Gran
parte de ellos han sido influidos por el artculo del historiador estadounidense Lynn White,
Jr y su afirmacin de que el cristianismo, a diferencia del paganismo antiguo y de otras
tradiciones religiosas orientales, estableci un dualismo entre el hombre y la naturaleza que
a su vez sirvi para justificar la explotacin de la naturaleza por parte del hombre
entendida como un mandato de Dios12.
8 Ibd., 18.
9 La sospecha de la Iglesia se justificara por ejemplo frente a discursos ambientalistas radicales de corte
misantrpico. 10 Los cristianos catlicos ecologistas esperamos con anhelo la prxima encclica sobre ecologa del Papa
Francisco. Para muchos sta encclica ser la esperada validacin que eleva este tema a una cuestin de
primer orden para la teologa moral. 11 Para este trabajo usaremos los trminos ambientalismo y ecologismo indistintamente. 12 L. WHITE JR., The Historical Roots of Our Ecologic Crisis: Science 155, 3767 (1967), 1205.
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White sustenta su crtica sobre una interpretacin del dominio-sometimiento que Dios
concede al hombre sobre otras criaturas en Gnesis 1, 28, pasaje que, segn este autor,
hace del cristianismo la religin ms antropocntrica que el mundo ha visto13.
Y bendjolos Dios, y djoles Dios: Sed fecundos y multiplicaos y henchid la
tierra y sometedla; mandad en los peces del mar y en las aves de los cielos y en
todo animal que serpea sobre la tierra.14
No deja de sorprender, sin embargo, que despus de la acusacin que realiza White
hacia el cristianismo culpndolo de la actual crisis ecolgica; al final de su artculo llega a
proponer a San Francisco de Ass como el patrono de los ecologistas15. Como veremos
durante el desarrollo de este trabajo, White mismo reconoce as que si bien cierta
interpretacin bblica desafortunada puede conducirnos hacia actitudes ambientalmente
reprochables, esto no excluye el hecho de que la misma tradicin judeo-cristiana nos pueda
proporcionar el antdoto. El remedio para un mal cristianismo no es el no-cristianismo,
sino el buen cristianismo: la buena teologa. A diferencia de White consideramos que, no
slo en la tradicin espiritual franciscana, sino tambin en la Biblia existen elementos que
sirven para orientar adecuadamente nuestra accin frente a la preocupacin ecolgica.
Ms preocupante nos parece la crtica que procede no ya de los sectores intelectuales
o ambientalistas no cristianos. Nos referimos ahora a la resistencia que se percibe entre
algunos cristianos para aceptar que la responsabilidad ecolgica es un tema propio de la
moral cristiana. Para ellos, con independencia de considerar que la sostenibilidad
ambiental es un tema tico importante o no, se mantiene el argumento de que el
cristianismo no presenta una plataforma moral adecuada para afrontar esta problemtica.
As la responsabilidad ecolgica nuevamente aparece como un tema caracterstico de
religiones indgenas de la tierra o de tradiciones orientales como el hinduismo y el
budismo. De esta forma le dan la razn a White. El discurso ecolgico se les presenta as
entonces como extrao, forneo y, en casos ms extremos, hasta como un distractor de
13 El antropocentrismo es el punto de vista que considera que los seres humanos son centrales y los ms
importantes en el orden de las cosas. Sin embargo, el antropocentrismo puede ser radical y negar el valor de
otras especies; o moderado, cuando reconoce su valor pero de forma jerrquica privilegiando a nuestra
especie. G. H. STEINER, Anthropocentrism and its discontents: The moral status of animals in the history of
western philosophy, Pa: University of Pittsburgh Press, Pittsburgh 2005, 1. 14 L. WHITE JR., a.c. (nota 12), 1205. 15 Ibd., 1207.
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UNA TIERRA PROMETIDA: LOS TEMAS BBLICOS DE LA RESPONSABILIDAD ECOLGICA EN HANS JONAS
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aquello que debera constituir el ncleo de la moral cristiana: El amor hacia Dios y hacia
el prjimo (Mt 22,40). Esperamos poder mostrar con este trabajo que para que el amor a
Dios y al prjimo pueda realizarse, en l deber necesariamente integrarse aquel cuidado
amoroso de la creacin contenido en el principio de la responsabilidad ecolgica. No
hacerlo manifestara para nosotros una lectura estrecha de dicho mandamiento.
Con respecto a la estructura del texto, este constar de cuatro captulos. En el primer
captulo: HANS JONAS Y EL PRINCIPIO DE RESPONSABILIDAD, presentaremos la
vida y obra del autor que inspira este trabajo e introduciremos los aspectos ms
importantes de la formulacin de El Principio de responsabilidad. Al hacerlo
identificaremos aquellos temas bblicos que vamos a desarrollar en los captulos
posteriores.
En el segundo captulo: UNA TIERRA PROMETIDA, tendremos como base la
importancia que la tierra tena para el pueblo de Israel y cmo la lgica del don pone en
estrecha relacin tica tres elementos: 1) lo dado- la tierra, 2) el receptor- el hombre y 3) el
dador- Dios. Veremos cmo esta lgica contena en s misma la consideracin de ciertos
lmites que en caso de violarse ocasionaran la ruptura de esta relacin o alianza y que
aquello no ocurra sin consecuencias, segn el pensamiento bblico.
En el tercer captulo: LA RESPONSABILIDAD TRANSGENERACIONAL,
sealaremos cmo la lgica de la alianza tiene una dimensin temporal que incluye las
generaciones futuras. En Jonas, observaremos esta preocupacin por la dimensin
transgeneracional de la tica en la extensin de carcter temporal que l realiza del
imperativo kantiano: "Obra de tal modo que los efectos de tu accin no sean destructivos
para la futura posibilidad de esa vida [humana autntica en la Tierra]16".
Finalmente, en el cuarto captulo: EL PROFETISMO APOCALPTICO,
analizaremos uno de los aspectos ms controvertidos y, precisamente por ello, uno de los
ms interesantes en el pensamiento de Jonas en relacin con la responsabilidad ecolgica.
Nos referimos a la heurstica del temor y a su cuestionada potencialidad para generar la
conversin ecolgica. Veremos cmo este aspecto tiene una clara relacin con un buen
entendimiento del fenmeno del profetismo en el antiguo Israel.
16 H. JONAS, o.c. (nota 3), 40.
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UNA TIERRA PROMETIDA: LOS TEMAS BBLICOS DE LA RESPONSABILIDAD ECOLGICA EN HANS JONAS
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1. HANS JONAS Y EL PRINCIPIO DE RESPONSABILIDAD
Una tica actualizada pero en continuidad con la tradicin judeo-cristiana
Pecadora contra la Tierra es toda sociedad industrial moderna
(Hans Jonas, El Principio de Responsabilidad, 252)
Resulta necesario tener primero una aproximacin introductoria al pensamiento de
Jonas y particularmente a su obra El Principio de Responsabilidad.
Veremos con esta introduccin cmo ya de entrada nos enfrentamos con un desafo
para esta investigacin. Tal y como podremos leer un poco ms adelante, ciertos autores
sealan con fuerza el carcter novedoso del principio de responsabilidad -una nueva tica
para nuestra civilizacin tecnolgica. Parece que con ello anularan la posibilidad de
reconocer la presencia de ciertos temas o races bblicas en la propuesta de Jonas.
Nosotros, sin embargo, pensamos que esta dificultad es slo aparente. En contraste,
veremos en este captulo cmo al estudiar ciertos principios que estructuran la tica de la
responsabilidad de Jonas ser posible establecer una relacin entre estos y algunas lneas
ticas ya presentes en la Biblia hebrea. Jonas era de origen judo y por ms que quisiera
formular una nueva tica capaz de hacer frente a problemas actuales sin precedentes, nos
parece innegable cierta relacin entre su propuesta tica y la tica veterotestamentaria.
En cambio pensamos que la supuesta novedad del principio de responsabilidad
consistira ms bien en una reactualizacin para nuestro contexto de crisis ecolgica de
algunos principios ticos que pueden encontrarse ya en el A.T. Desde esta consideracin la
novedad del principio de responsabilidad no implicara la negacin de cierta continuidad
con la tradicin judeo-cristiana aunque s, cmo se ver, cierta ruptura con la tica clsica.
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UNA TIERRA PROMETIDA: LOS TEMAS BBLICOS DE LA RESPONSABILIDAD ECOLGICA EN HANS JONAS
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1.1 Vida y obra de Hans Jonas (1903-1993)
Hans Jonas naci en el seno de una familia juda el 10 de mayo de 1903 en
Mnchengladbach, Alemania, y muri en Nueva York el 5 de febrero de 1993 con 89 aos
de edad. Este filsofo alemn ha sido principalmente conocido por su obra el principio de
responsabilidad que sirve como texto base para esta tesina. El principio de
responsabilidad: Ensayo de una tica para la civilizacin tecnolgica fue publicado en
alemn en 1979, y en ingls en 1984.
Durante su bachillerato Jonas demostr un gran inters por el estudio de los profetas
de Israel y una de las primeras obras filosficas por la cual se interes fue la
Fundamentacin de la metafsica de las costumbres de Kant. La influencia de Kant sobre
Jonas es evidente aunque, como veremos, Jonas tambin fue crtico de la tica kantiana la
cual intent extender y completar.
Despus del bachillerato Jonas estudi filosofa y teologa en Freiburg donde conoci
a Martin Heidegger quien fue durante esta etapa su maestro. Jonas sigui a Heidegger
hasta Marburg donde se doctor con una tesis sobre la gnosis antigua como trasfondo
espiritual del cristianismo primitivo. En Marburg Jonas conocera al telogo Rudolf
Bultmann y a Hannah Arendt con quien tendra una amistad que durara el resto de sus
vidas.
Heidegger se uni al Partido Nazi en 1933, lo que ocasion una gran decepcin para
Jonas debido a su origen judo y a su compromiso sionista. Su carrera acadmica se vio
truncada por la llegada del nacionalsocialismo al poder y en 1934 Jonas abandon
Alemania. Al despedirse de sus amigos Jonas les dijo: No volver a poner los pies en este
pas a no ser como miembro de un ejrcito armado17. Lo cual cumpli doce aos despus.
Al abandonar Alemania Jonas march a Inglaterra y ese mismo ao viaj a Israel
donde ingres a la Haganah una organizacin juda de autodefensa- en la que permaneci
como oficial de artillera hasta 1949. All conoci a Lore Weiner, con quien se casara en
17 Introduccin de A. SNCHEZ PASCUAL en: H. JONAS, o.c. (nota 3), 7.
http://es.wikipedia.org/wiki/10_de_mayohttp://es.wikipedia.org/wiki/1903http://es.wikipedia.org/wiki/M%C3%B6nchengladbachhttp://es.wikipedia.org/wiki/5_de_febrerohttp://es.wikipedia.org/wiki/1993http://es.wikipedia.org/wiki/Alemaniahttp://es.wikipedia.org/wiki/Principio_de_responsabilidadhttp://es.wikipedia.org/wiki/Principio_de_responsabilidadhttp://es.wikipedia.org/wiki/Idioma_alem%C3%A1nhttp://es.wikipedia.org/wiki/1979http://es.wikipedia.org/wiki/Idioma_ingl%C3%A9shttp://es.wikipedia.org/wiki/1984http://es.wikipedia.org/wiki/Filosof%C3%ADahttp://es.wikipedia.org/wiki/Teolog%C3%ADahttp://es.wikipedia.org/wiki/Friburgohttp://es.wikipedia.org/wiki/Rudolf_Bultmannhttp://es.wikipedia.org/wiki/Rudolf_Bultmannhttp://es.wikipedia.org/wiki/Hannah_Arendthttp://es.wikipedia.org/wiki/Partido_Nazihttp://es.wikipedia.org/wiki/1933http://es.wikipedia.org/wiki/Inglaterrahttp://es.wikipedia.org/w/index.php?title=Lore_Weiner&action=edit&redlink=1 -
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1943. En 1940 regres a Europa para unirse al Ejrcito Britnico, que haba formado una
brigada especial para judos alemanes que queran luchar contra Hitler. Fue enviado a
Italia, y hacia el final de la guerra, en 1945, Jonas entr a Alemania donde se enter que su
madre haba muerto en el campo de concentracin de Auschwitz. Rechaz entonces vivir
en Alemania y regres a Israel.
En 1949 Jonas viaj a Canada para trabajar en la McGill University de Montreal.
Posteriormente enseara en la Universidad de Ottawa. Desde all, en 1955 pas a vivir en
Estados Unidos. Imparti clases por ms de veinte aos en la New School for Social
Research de Nueva York.
Al final de su labor docente Jonas ya era una personalidad reconocida sobre todo
gracias a su estudio sobre la gnosis y la antigedad tarda. Sin embargo, fue despus de su
jubilacin cuando nuestro autor desarrollara el trabajo intelectual que le mereci la fama
mundial que tiene en la actualidad.
El trabajo de Jonas se centr en los problemas ticos y sociales creados por la
tecnologa. Nuestro pensador insisti en que la supervivencia humana depende de nuestros
esfuerzos para cuidar nuestro planeta y su futuro. Tal vez la contribucin principal de
Jonas en el mbito de la tica haya sido su intento de superar la falacia naturalista. En este
sentido, Jonas era consciente de que en el origen de la filosofa la ontologa era el
fundamento de la tica. Sin embargo, en la modernidad desde David Hume se han separado
dichos mbitos. Se ha separado el reino objetivo del subjetivo y ahora resulta
necesario reunirlos si es que queremos fundamentar una tica que sea armnica con los
dinamismos de la naturaleza. Toda la tarea en los ltimos aos de la vida de Jonas
consisti en formular una fundamentacin ontolgica para la tica. Y esto lo intentara
mediante una revisin de la idea de la naturaleza para la cual se comprometi con un
dilogo profundo entre las humanidades y las ciencias naturales, principalmente con la
biologa.
De esta forma la filosofa de la biologa de Hans Jonas ofrece una concepcin
unitaria del hombre reconciliada con la ciencia biolgica contempornea. Jonas se declara
un posdualista. Con su filosofa de la vida intenta superar los dualismos de la ontologa y
de la praxis, de la experiencia subjetiva de intencionalidad y el mundo fsico carente de
finalidad, la del hombre y la naturaleza. La persistencia desafortunada de estos dualismos
http://es.wikipedia.org/wiki/1943http://es.wikipedia.org/wiki/1940http://es.wikipedia.org/wiki/Ej%C3%A9rcito_Brit%C3%A1nicohttp://es.wikipedia.org/wiki/Hitlerhttp://es.wikipedia.org/wiki/Italiahttp://es.wikipedia.org/wiki/Alemaniahttp://es.wikipedia.org/wiki/Tecnolog%C3%ADa -
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deja a la naturaleza abandonada a la categora de lo inerte, pasivo, inorgnico y
desvitalizado. La naturaleza entendida as se convierte en objeto de explotacin y de abuso
por parte del hombre tecnolgico: el homo faber. En este sentido la propuesta tica de
Jonas pretende incluir nuevamente a la naturaleza y a sus expresiones particulares dentro
del horizonte de preocupacin moral humana.
No hay duda de que El principio de la responsabilidad podra constituirse en uno de
los pilares filosficos del movimiento ambiental mundial. Con la novedosa re-formulacin
del imperativo categrico: "Obra de tal manera que los efectos de tu accin sean
compatibles con la permanencia de una vida humana autntica en la tierra18", Jonas
extiende el imperativo categrico kantiano en dos sentidos particulares. Lo extiende en el
tiempo al incluir la preocupacin por las generaciones futuras y, lo extiende al incluir la
dimensin planetaria, con la consideracin implcita de todas las condiciones biticas y
abiticas que se requieren para sostener una vida humana autntica.
Las implicaciones de la tica de Jonas para la estructuracin del discurso ecologista
actual son significativas puesto que, como afirma Justino Lopz Santamara, H. Jonas
presenta la naturaleza, en cuanto objeto de la responsabilidad humana, como materia de
reflexin tica, como el novum sobre el que la teora tica tiene y debe reflexionar19.
Sobre este novum, sigue diciendo Lopz que, hasta ahora toda la tica era antropocntrica,
es decir, se preocupaba exclusivamente de las relaciones del hombre con el hombre e
incluso de las relaciones del hombre consigo mismo. La naturaleza, as como todo el resto
de objetos no-humanos, no revestan ninguna importancia en el terreno moral20.
Con respecto a este mismo punto referido a la novedad de la tica de Jonas seala
tambin Emil Kettering,
Ninguna tica anterior hubo de tener en cuenta las condiciones globales de la
vida humana ni el futuro remoto, ms an, la existencia misma de la especie. El
hecho de que precisamente estn en juego esas cosas exige, en una palabra, una
concepcin nueva de los derechos y los deberes, algo para lo que ninguna tica
ni metafsica anterior proporciona los principios y menos an una doctrina ya
lista21.
18 Ibd., 40.
19 J. LPEZ SANTAMARA, La reflexin tica a travs del principio de responsabilidad de Hans Jonas:
Estudios filosficos 134 (1998) 9.
20 Id.
21 E. KETTERING, Tcnica y responsabilidad : A propsito del principio de responsabilidad de Hans
Jonas: Folia Humanstica 26 (1988) 194.
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UNA TIERRA PROMETIDA: LOS TEMAS BBLICOS DE LA RESPONSABILIDAD ECOLGICA EN HANS JONAS
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Podemos sin embargo matizar las afirmaciones de estos autores reconociendo que la
nueva tica que propone Jonas mantiene virtudes de la moral tradicional tales como la
responsabilidad, la austeridad y la moderacin. No obstante, no desconocemos con ellos
que se trata de una tica novedosa porque en lugar de referir dichas virtudes al mbito
personal en un contexto temporal limitado, es decir, el ejercicio de virtudes para la
perfeccin personal como ha sido usual en la tica clsica22; Jonas los refiere al mbito
colectivo o poltico23. As las virtudes tradicionales contenidas en el principio de
responsabilidad se relacionan en Jonas con la contencin del poder humano para el
mantenimiento de las condiciones naturales de nuestro planeta que sostienen la existencia
tanto de las generaciones presentes como de las futuras.
Sumamente importante ser recordar aqu lo que ya sealamos anteriormente. Somos
conscientes de cmo las afirmaciones precedentes referidas a la novedad de la tica que
Jonas propone parecen contradecir el enfoque bblico que caracteriza este trabajo. Sin
embargo, como ya hemos dicho, consideramos que dicha contradiccin es slo aparente.
Jonas tiene razn cuando afirma que el poder tecnolgico actual no tiene precedentes y por
lo tanto urge una reformulacin y superacin de la tica individualista y corto-placista que
ha predominado al menos en la tradicin filosfica occidental. En este sentido, nos parece
que la novedad del principio de responsabilidad se afirma en referencia a la tica clsica
occidental como hemos sugerido.
No obstante, y en contraste con las afirmaciones de Lpez Santamara y de Kettering,
creemos que, al menos en un sentido amplio y como ya hemos mencionado, ya es posible
encontrar en la Biblia hebrea algunas orientaciones referidas al cuidado de la creacin y a
la preocupacin por el bienestar de las generaciones futuras. Pensamos que el pensamiento
de Jonas en el principio de responsabilidad puede relacionarse con dichas orientaciones. En
otras palabras, sin negar el abismo de diferencia tecno-cientfica que Jonas subraya entre
nuestra cultura y aquellas donde se dio a luz a los textos bblicos, no consideramos que la
novedad del principio de responsabilidad sea absoluta. Creemos ms bien que en l se
22Es importante notar que en este trabajo diferenciamos la tica clsica de origen griego y la tica bblica de
origen hebreo. Reconocemos que ambas conforman la tradicin judeo-cristiana que ha modelado la cultura
occidental. Sin embargo, despus de la ilustracin y durante la modernidad ha predominado la tica clsica.
23 J. LPEZ SANTAMARA, a.c. (nota 19), 19.
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UNA TIERRA PROMETIDA: LOS TEMAS BBLICOS DE LA RESPONSABILIDAD ECOLGICA EN HANS JONAS
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pueden dilucidar ciertas lneas u orientaciones ticas actualizadas de alguna manera ya
presentes en la tradicin bblica veterotestamentaria.
De esta forma reiteramos que en su obra Jonas relaciona filosofa y teologa,
particularmente teologa hebrea. Por lo tanto, sugerimos que la filosofa tica de Jonas no
puede comprenderse en plenitud sin reconocer al menos parcialmente la teologa implcita
en su pensamiento. Teologa que nosotros deseamos, en cierta medida, hacer explcita con
este trabajo.
1.2 El principio de responsabilidad
A continuacin presentaremos algunos elementos centrales de la tica de la
responsabilidad de Jonas. Nos detendremos particularmente en aquellos aspectos que
pensamos se pueden relacionar directamente con la tradicin bblica judeo-cristiana. Una
tradicin que si bien es cierto no es totalmente biocentrista no le atribuye a todos los
organismos el mismo valor, sino que privilegia al ser humano- veremos que, al contrario de
la tergiversacin de la crtica ambientalista anti-cristiana, tampoco es extremadamente
antropocntrica no niega que todos los organismos tienen valor. Veremos aqu tambin
cmo la tica de Jonas, en lnea con la tradicin bblica, presenta el cuidado de la creacin-
tierra como una condicin inseparable de la preocupacin por el bienestar y el porvenir de
la humanidad.
1.2.1 El respeto y el temor: una tica eco-antropocntrica
El principio de responsabilidad de Hans Jonas impone una tarea decretada por el
respeto y por el temor24. El respeto se relaciona con el reconocimiento del valor inherente
de la vida. El reconocimiento del valor de la vida para Jonas se desprende de la aceptacin
del carcter teleolgico de la vida, es decir, de que esta constituye un fin en s misma y por
ende debe representar para nosotros tanto -subjetivamente- un valor, como objetivamente-
24 H. JONAS, o.c. (nota 3), 17.
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UNA TIERRA PROMETIDA: LOS TEMAS BBLICOS DE LA RESPONSABILIDAD ECOLGICA EN HANS JONAS
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un bien que merece ser preservado. Este es el momento biocntrico de su tica: el respeto
hacia la vida por la vida misma.
Por otra parte, su tica se funda en el temor ante la posibilidad de nuestra propia
extincin. La preocupacin por nuestra supervivencia futura y la intencionalidad de evitar
la extincin humana se corresponde con el momento antropocntrico. En consideracin
con estos dos momentos de su formulacin tica, afirmamos que el principio de
responsabilidad de Jonas equivale a un paradigma intermedio que articula el
antropocentrismo y el biocentrismo. En otras palabras, se trata de un paradigma eco-
antropocntrico. Es importante mencionar que el filsofo Toms Domingo Moratalla
afirma, en este mismo sentido, que el pensamiento de Jonas no es antropocntrico, pero s
antropolgico. Para Moratalla la propuesta moral de Jonas consiste en una antropologa de
la responsabilidad25.
Lo anterior resulta evidente al analizar las siguientes palabras de Jonas que a su vez
pueden servirnos como una sucinta introduccin a su pensamiento:
En la era de la civilizacin tcnica, que ha llegado a ser omnipotente de modo
negativo, el primer deber del comportamiento humano colectivo es el futuro de
los hombres (momento antropocntrico). En l est manifiestamente contenido
el futuro de la naturaleza como condicin sine qua non (momento biocntrico).
[] La rica vida en la Tierra, producida en una larga labor creativa de la
naturaleza y ahora encomendada a nosotros, exigira nuestra proteccin. Dado
que de hecho no es posible separarlas (la naturaleza humana de la integridad de
la naturaleza) [] podemos contemplar ambos deberes como uno solo bajo la
idea del deber para con el hombre, sin por ello caer en el reduccionismo
antropocentrista26.
Podemos observar aqu cmo aunque Jonas contina de cierta manera la tradicin
antropocntrica de la tica clsica, a diferencia de ella, su antropocentrismo no es
exclusivista. Esto es, no es un antropocentrismo que slo respeta y vela por los intereses-
fines humanos descuidando aquellos propios de la naturaleza. De hecho Jonas exige la
superacin del antropocentrismo tradicional para el cual la actuacin sobre los objetos no
humanos no se inclua en el horizonte de preocupacin moral.
25 T. D. MORATALLA, La tica antropolgica de Hans Jonas en el horizonte de la fenomenologa
hermenutica, Selecciones de biotica, Bogot mayo (2009) 45. 26 H. JONAS, o.c. (nota 3), 227. Las palabras entre parntesis son del autor de este trabajo.
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Sobre la tica tradicional Jonas afirma que antes lo que tena relevancia tica era el
trato directo del hombre con el hombre, incluido el trato consigo mismo; toda tica
tradicional es antropocntrica27. Nosotros no estamos totalmente de acuerdo con esto.
Creemos ms bien, tal y como mostraremos en el siguiente captulo, que las ticas
religiosas o sistemas morales tradicionales mantenan un horizonte teocntrico. Ahora bien,
la afirmacin de Jonas se sostiene frente a la tradicin tica humanista e ilustrada que
inici con el renacimiento en Occidente y que es an hegemnica.
En este orden de ideas, lo importante es subrayar que Jonas plantea la necesidad de
superar el exclusivismo antropocntrico pero al mismo tiempo reconoce que la tica tiene
al menos formalmente un momento antropocntrico. Esto porque es el hombre mismo y no
otras especies, quien piensa ticamente. En este sentido el autor realiza la siguiente
pregunta: Tiene la naturaleza un derecho moral propio?:
Y si el nuevo modo de accin humana significase que es preciso considerar
ms cosas que nicamente el inters de el hombre, que nuestro deber se
extiende ms lejos y que ha dejado de ser vlida la limitacin antropocntrica de
toda tica anterior? [] Esto implicara que habra que buscarse no slo el bien
humano, sino tambin el bien de las cosas extrahumanas, esto es, implicara
ampliar el reconocimiento de fines en s mismos ms all de la esfera humana
e incorporar al concepto de bien humano el cuidado de ellos28.
Parece claro entonces que Jonas desea superar un tipo de antropocentrismo
particular: El antropocentrismo extremo. Este es, el antropocentrismo que contempla la
naturaleza (incluso la humana) nicamente como un medio para el auto-acabamiento de un
hombre inacabado y no como un fin en ella misma. Es el tipo de antropocentrismo que
lleva a la instrumentalizacin total de la naturaleza sin el reconocimiento de un valor en y
por ella misma29. A diferencia del antropocentrismo extremo, el de nuestro autor es
moderado y, por lo tanto, abierto a la realidad ecolgica que reconoce la interrelacin vital
de la naturaleza y lo humano.
Ante la posibilidad de una reaccin contraria al antropocentrismo exclusivista,
tendramos que preguntarnos si resultara conveniente, an si fuera posible, formular una
tica totalmente biocntrica que le atribuya a todos los fines de la naturaleza el mismo
27 Ibd., 29.
28 Ibd., 34-35.
29 Ibd., 256.
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valor. No lo creemos. Con respecto a este punto, Jonas no deja de sealar el lugar
privilegiado del ser humano. En sus palabras: Desde luego, en la eleccin que en la
lucha por la existencia se plantea una y otra vez entre el hombre y la naturaleza, el
hombre tiene prioridad sobre la naturaleza30. Sin embargo, hemos visto tambin cmo, en
tensin con la afirmacin anterior, para Jonas el deber para con el hombre y para con la
naturaleza son indisociables. As se establece una tensin dialctica en su tica que en
parte resulta irresoluble pero que, sin embargo, en nuestra opinin, es muy saludable.
En definitiva, la tica de Jonas no deja de ser antropocntrica porque para l, como
observamos, en principio lo que ms nos debe preocupar es nuestro propio bienestar y
porvenir como especie. Es en referencia a dicha preocupacin que debemos incorporar el
cuidado de la naturaleza en nuestro horizonte moral. Aqu vislumbramos aquella
perspectiva utilitarista en la tica de Jonas que algunos ecologistas y animalistas critican.
Insistimos sin embargo en que dicha perspectiva utilitarista-antropocntrica tan
criticada para el cuidado de la naturaleza es compensada en la propuesta de Jonas por la
perspectiva deontolgica-biocentrista cuando l afirma que la naturaleza tiene valor en s
misma e incluso se atreve a utilizar el concepto de dignidad aplicado a ella.
Pero incluso si en lo sucesivo es tenido por absoluto el deber para con el
hombre, ese deber incluye el deber para con la naturaleza como la condicin de
su propia permanencia y como un elemento de su perfeccin existencial.
Partiendo de esto, decimos que la comunidad de destino del hombre y la
naturaleza [] nos hace redescubrir la dignidad propia de la naturaleza y nos
llama a preservar, ms all de lo puramente utilitario, su integridad31.
As, en conclusin observamos cmo Jonas logra mantener una tensin interesante, y
creemos que tambin necesaria, entre una tica categrica, y una tica consecuencialista;
entre una tica antropocntrica y una tica biocntrica; entre una tica fundada en bienes
objetivos y una tica fundada en valores subjetivos; entre una tica orientada hacia el
futuro pero cuya concrecin debe realizarse ya en el presente. En definitiva, Jonas
mantiene aquella tensin que podemos relacionar con la tica bblica porque al igual que
en su pensamiento, sta no es ni totalmente biocntrica ni totalmente antropocntrica, sino
30 Ibd., 228. 31 Id.
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que, como veremos en el siguiente captulo, concilia los polos humanidad y naturaleza en
un horizonte teocntrico.
1.2.2 El primer mandamiento: Evitar la extincin humana
Un axioma es un presupuesto sobre el cual descansa la formulacin de un sistema
argumentativo pero cuya fundamentacin es en s misma indemostrable desde el mbito
conceptual propio del sistema. En otras palabras, la fundamentacin de un sistema est
fuera del sistema. Jonas est convencido de que la justificacin de un axioma tico es
imposible sin recurrir a una instancia metafsica como puede ser la religin o, en una
sociedad secular, la ontologa. El axioma sobre el cual descansa toda su propuesta tica es
que no nos es lcito arriesgar la vida de la humanidad32. En otras palabras, que, al
menos en la medida en que esto sea posible, es nuestro deber evitar nuestra propia
extincin.
El hecho de que Jonas sea consciente del carcter axiomtico de su afirmacin es
claro como podemos observar aqu:
Que siempre en el futuro deba haber un mundo tal un mundo apto para que el
hombre lo habite- y que siempre en el futuro deba ese mundo ser habitado por
una humanidad digna de su nombre, es cosa que se afirmar gustosamente como
un axioma general o como una convincente deseabilidad de la fantasa
especulativa tan convincente y tan indemostrable como la tesis de que la
existencia de un mundo es mejor que su inexistencia33.
As, el polo de referencia para la tica de la responsabilidad de Jonas es la
supervivencia del ser humano. Jonas reconoce que el carcter contingente de la especie
humana es equiparable al de todas las dems especies. Afirma que el hombre, tiene la
precariedad, la vulnerabilidad, la revocabilidad el modo peculiar de transitoriedad-
propias de todo lo vivo34. En otras palabras, que no hay garantas de supervivencia para la
humanidad como no las ha habido para las otras especies a lo largo de la historia evolutiva.
Nuestra extincin puede ser ocasionada ya sea por causas naturales, lo cual no tendra una
32 Ibd.,40.
33 Ibd., 38
34 Id.
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implicacin moral; pero tambin puede ser ocasionada por causas antrpicas. Son estas
ltimas la principal causa de preocupacin para Jonas.
Resulta aqu relevante sealar cmo Jonas, al comparar la nueva tica de la
responsabilidad para la civilizacin tecnolgica con ticas anteriores, nos dice que el
objeto de la responsabilidad es precisamente lo perecedero, lo contingente. Mientras que
las ticas clsicas tenan como referencia el bien inmutable; la responsabilidad se refiere a
objetos que estn muy alejados de la perfeccin y que son del todo contingentes en su
facticidad. Precisamente hay responsabilidad porque lo contingente es percibido en su
fugacidad, precariedad e inseguridad y aquello debe tener la fuerza de movernos a su
conservacin- por su pura existencia frgil35.
Por otra parte, reconociendo la continuidad evolutiva o equivalencia contingente
entre el hombre y las otras especies, Jonas nos dice que cada ser vivo es su propio fin, no
est necesitado de ulterior justificacin; y en esto el hombre no tienen ninguna ventaja
sobre los dems seres vivos36. As, la diferencia fundamental para este autor, la que le
confiere un estatus moral particular al hombre sobre las dems especies es precisamente
que slo l puede tener responsabilidad hacia ellas. De esta responsabilidad, nos dice, el
prototipo ser la responsabilidad del hombre hacia el hombre37.
Es justo en este sentido que Jonas afirma que asegurar la existencia de la humanidad
debe ser el primer mandamiento para la civilizacin tecnolgica. Si no existiese un cuidado
o una responsabilidad hacia el hombre por parte del hombre, difcilmente podramos
fundamentar una responsabilidad hacia la naturaleza. En su infundamentabilidad
axiomtica propia, la conservacin de nuestra especie sera la condicin de posibilidad
para que la naturaleza pueda ser objeto de responsabilidad. Velar por la continuacin de
dicha condicin de posibilidad se relaciona con lo que el autor denomina el deber de
existencia, de nuestra existencia. El deber de existencia humana, esto es el primer
mandamiento, significa sencillamente que existan hombres. El segundo mandamiento sera
que vivan bien38.
35 Ibd., 156.
36 Ibd., 172.
37 Id.
38 Ibd., 174.
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La respuesta de Jonas ante el desafo axiomtico de la pregunta por qu deben
existir seres humanos? ser que es mejor que existan a que no existan. Es mejor ser que no
ser. Esta respuesta, sin embargo, resultar insatisfactoria para aquellas personas
convencidas del argumento de la falacia naturalista de David Hume y su negacin de la
posibilidad de deducir argumentos prescriptivos o normativos a partir de afirmaciones
descriptivas o fcticas. Para ellos el hecho de que existan hombres, no es algo bueno en s
mismo, simplemente es un factum, un hecho natural sin significado moral. Estos afirmaran
que del hecho de que exista la especie humana no se deduce el deber de conservarla.
No obstante, recordemos que toda la tica de Jonas consiste en un esfuerzo por
superar la falacia naturalista y por encontrar una fundamentacin ontolgica, que en cierto
sentido no deja de ser tambin metafsica, para la tica. A este respecto comenta E.
Kettering,
Las bases de Jonas para su tica de la responsabilidad pueden resumirse como
sigue: todo ser, en virtud de su inmanente objetividad, supone ya un deber ser
que, mediante un sentido de la responsabilidad, clama por ser correspondido por
nuestra libre voluntad. De esta forma Jonas supera el supuestamente
infranqueable abismo entre el ser y el deber ser y ancla la responsabilidad en
el ser, funde la axiologa en la ontologa39.
El carcter ecologista de la prescripcin evitar la extincin humana, y la aplicacin
conservacionista que de l se desprende, es claramente perceptible en el siguiente prrafo
del Principio de responsabilidad:
La presencia del hombre en el mundo era un dato primero e incuestionable del
cual parta cualquier idea de obligacin en el comportamiento humano. Ahora
esa presencia misma se ha convertido en objeto de obligacin: de la obligacin
de garantizar en el futuro la premisa primera de toda obligacin, esto es,
justamente la existencia de candidatos a un universo moral en el mundo fsico.
Y esto implica, entre otras cosas conservar este mundo fsico de tal modo que
las condiciones para tal existencia permanezcan intactas, lo que significa
protegerlo, en su vulnerabilidad, contra cualquier amenaza que ponga en peligro
esas condiciones40.
De esta forma Jonas nos lleva a entender que, en el sentido pragmtico del
pensamiento, la mejor forma para justificar la conservacin de las condiciones del mundo
39 E. KETTERING, a.c. (nota 21), 204.
40 H. JONAS, o.c. (nota 3), 38.
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fsico y biolgico consiste precisamente en asumir los dos primeros mandamientos del
principio de responsabilidad: que existan hombres y que vivan bien. Vemos as como para
Jonas la supervivencia y el bienestar de la humanidad se mantienen como los argumentos
ms persuasivos para estructurar el discurso ecolgico. No olvidemos sin embargo que l
matiza esta estrategia antropocntrica cuando afirma que la naturaleza tiene un valor
propio, el cual, lamentablemente, Jonas parece querernos advertir, no todos llegan a
reconocer.
En los siguientes dos captulos relacionaremos los aspectos que aqu hemos
mencionado sobre el pensamiento de Jonas con algunas orientaciones ticas presentes en la
Biblia hebrea referidas al cuidado de la creacin y a la preocupacin por el bienestar de las
generaciones futuras.
1.2.3 La heurstica del temor
Una de las caractersticas ms sobresalientes del discurso ambientalista es el recurso
a proyecciones fatalistas sobre el futuro para hacernos reflexionar acerca de las
consecuencias de nuestras acciones en el presente. Ante los pronsticos alarmantes existen
diferentes reacciones. Los escpticos consideran exagerado el nfasis en las posibles
consecuencias negativas de la tecnologa. Estos son los que Jonas caracteriza como
utopistas: aquellos que comparten la fe en el progreso tecnolgico. Por otra parte,
algunos ambientalistas observan con desconfianza neoludita el progreso tecnolgico,
porque piensan que va en detrimento del equilibrio ecolgico o natural. Bastar decir que
en la gama de tomas de posicin hay diferencias significativas. Encontraremos tanto
progresistas como ambientalistas moderados y extremos.
Jonas, en nuestra opinin, es uno de los filsofos que ms ha contribuido con el
discurso ambientalista desde su crtica a la civilizacin tecnolgica. Sin embargo, es
necesario sealar que la crtica hacia la civilizacin tecnolgica de Jonas no parece
referirse a aquellas tecnologas amigables con la salud humana y el ambiente. En este
sentido, no pensamos que en su caso podamos hablar de ecologismo extremo, aunque
tampoco negamos que su discurso tico tiene un marcado carcter conservador. Esto
porque la filosofa de Jonas nos lleva a valorar lo dado -la naturaleza- y a mantener cierta
sospecha crtica ante las innovaciones tecnolgicas. En este sentido, reconocemos
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crticamente que el principio de responsabilidad de Jonas no parece superar el dualismo
entre lo natural y lo artificial. Jonas privilegia lo natural, no por considerarlo un
orden perfecto y esttico, sino ms bien, porque para l es el orden ms seguro para
garantizar el futuro de la supervivencia humana.
Es as como al intentar formular una va de accin humana que asegure en la mxima
medida posible la supervivencia de nuestra especie, Jonas explora una alternativa tica
inspirada en el miedo humano que, por decir lo menos, resulta muy controvertida. Ahora
analizamos las implicaciones ticas del miedo que en el principio de responsabilidad se
conoce como la heurstica del temor.
El temor o el miedo es un sentimiento humano que sin duda puede repercutir en
nuestro comportamiento. Sin embargo, y de esto es consciente nuestro autor, una tica
totalmente fundada en el sentimiento del temor sera incompleta, y no sera fcilmente
asumible. Lo anterior porque el juicio moral sobre la calidad de una accin que dependiese
nicamente del temor dejara mucho que desear.
No obstante, Jonas tambin reconoce que el recurso al temor para reflexionar
ticamente en torno a temas de vida o muerte puede resultar til tal y como observamos en
estas palabras suyas: la heurstica del temor no tiene seguramente la ltima palabra en la
bsqueda del bien, es, no obstante, una primera palabra extraordinariamente til y debera
ser aprovechada hasta el final41.
El recurso que Jonas hace del temor para su propuesta tica lo denomina La
Heurstica del temor. Entendiendo por heurstica una metodologa o estrategia particular
que propende la generacin de temor al reflexionar sobre las consecuencias futuras que
pueden tener nuestras acciones presentes. A continuacin presentamos la formulacin que
hace Jonas de esta heurstica:
El primer deber de la tica orientada hacia el futuro es procurar la
representacin de los efectos remotos. El malum representado tiene que asumir
el papel del malum experimentado; y esa representacin no aparece por s
misma, sino que ha de ser procurada adrede. [] la procuracin anticipatoria de
dicha representacin se convierte en el deber primero y, por as decirlo,
preliminar de la tica que aqu buscamos.
41 Ibd., 66.
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20
El segundo deber consiste en la apelacin a un sentimiento apropiado a lo
representado. Se ve inmediatamente que este malum representado, por no ser el
mo, en ningn caso provoca el temor tan espontneamente como el malum que
yo experimento y que a m mismo me amenaza. [] este temor tiene que ser
procurado. [] El representado destino de hombres futuros para no hablar
del destino del planeta-, que no me atae ni a m ni a ninguno de quienes todava
estn unidos a m por los lazos del amor o la convivencia directa, no ejerce por
s solo esa influencia en nuestro nimo; y, sin embargo, debe ejercerla, esto
es, nosotros debemos admitir este influjo. [] La adopcin de esa actitud esto
es, la preparacin para la disposicin a dejarse afectar por una felicidad o por
una desgracia solamente representadas de las generaciones venideras- es, por
tanto, el segundo deber preliminar de la tica aqu buscada42.
La tica de futuro del principio de responsabilidad es un paradigma que requiere de
la imaginacin humana, esto es de la capacidad de anticipar las consecuencias de nuestras
acciones imaginando escenarios futuros posibles. Por medio del principio de
responsabilidad Jonas pretende incluir el futuro remoto dentro de nuestro horizonte moral,
su tica es por tanto una tica, como ya hemos mencionado y luego profundizaremos ms,
transgeneracional.
Para el ejercicio de la heurstica del temor, los experimentos mentales son cruciales.
Pensamos que el gnero de la ciencia ficcin en literatura y en el cine resulta interesante
para este enfoque al poner a nuestro alcance proyecciones del futuro. Adems, algunos
motivos centrales de este gnero integran elementos que tambin son caractersticos de la
tica de Jonas como son: la ambigedad de la ciencia, el peligro de la falta de
responsabilidad cientfica y la inversin de los papeles entre el amo y el esclavo cuando
perdemos el control de la tecnologa que pretenda ser nicamente un instrumento para el
bienestar humano.
Por lo dems, es interesante constatar cmo el gnero de la ciencia ficcin ha
incorporado temticas apocalpticas relacionadas con la crisis ecolgica. La extincin de la
especie humana ha sido una cuestin recurrente de la ciencia ficcin en las ltimas
dcadas, que al menos puede haber servido para difundir la idea de que tal extincin es
posible siempre claro est, que no se d aquella confusin tan comn en el pblico entre
ciencia ficcin y fantasa. Sobre la relacin entre la heurstica del temor y la ciencia ficcin
nos dice Jonas:
42 Ibd., 67.
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21
Se trata, por tanto, de una casustica imaginaria cuya funcin no es, como en la
casustica propia del derecho y la moral, poner a prueba principios ya
conocidos, sino rastrear y descubrir los todava desconocidos. La parte ms seria
de la ciencia ficcin se basa precisamente en la realizacin de este tipo de
experimentos mentales bien documentados, a cuyos resultados plsticos les
puede corresponder la aqu mentada funcin heurstica43.
La heurstica del temor consiste entonces en una casustica bien documentada que
intenta pronosticar, en la medida de lo posible, las consecuencias de la accin humana
actual. Es innegable que la heurstica del temor, tal y como es presentada por Jonas, puede
relacionarse con el profetismo bblico y el gnero apocalptico. Analizaremos este aspecto
con mayor detenimiento en el ltimo captulo sobre el profetismo apocalptico.
1.2.4 El principio de cautela y la apocalptica ambiental
Con respecto a la dimensin proftica de la heurstica del temor adelantaremos que
Jonas reconoce que los pronsticos humanos tienen, en mayor o en menor grado, un
carcter limitado o parcial. Si bien todas las decisiones ticas implican cierto grado de
incertidumbre, pues se trata de ponderaciones que no pretenden certezas sino ms bien la
rectitud moral; en una tica orientada hacia el futuro remoto, el grado de incertidumbre sin
duda aumentar. La heurstica del temor nos ayuda a imaginar escenarios posibles ninguno
de los cuales podemos afirmar que suceder con plena seguridad. En este sentido, aunque
desarrollaremos este aspecto con mayor detalle en el ltimo captulo, es importante tener
presente desde ahora que, y en contra de un error recurrente, en la tradicin proftica de
Israel las profecas no eran orculos o adivinanzas sobre el futuro, sino ms bien
pronsticos razonables con base en observaciones circunstanciales y transmitidos
carismticamente.
Sobre la incertidumbre de todo pronstico diremos simplemente que muchos
cientficos en la actualidad han abandonado la pretensin positivista de hacer predicciones
totalmente exactas. La complejidad de la vida, el reconocimiento de sistemas no lineales
como el clima por poner un ejemplo, la naturaleza probabilstica y no determinista del
mundo subatmico, y la variabilidad del actuar humano; son razones que los han llevado a
reconocer la imposibilidad de realizar pronsticos exactos al menos con respecto a temas
43 Ibd., 69.
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22
que, por involucrar el comportamiento humano, la cuestin ecolgica entre ellos, resultan
muy complejos.
Ante la constatacin de esta incertidumbre constitutiva para la tica, tanto en la
naturaleza como en el actuar humano, Jonas introduce el principio tico de cautela, en
estrecha relacin con la heurstica del temor. La cautela para Jonas consistir en que,
cuando nos enfrentamos a una variedad de escenarios futuros: hay que dar mayor crdito
a las profecas catastrofistas que a las optimistas44.
La cautela para Jonas consistir entonces en conferirle mayor relevancia a aquellos
pronsticos ms pesimistas. As, deberamos reaccionar muy seriamente ante la
posibilidad de una catstrofe futura ocasionada por nuestra accin en el presente.
Recordemos que la mayor catstrofe para Jonas sera la extincin de nuestra especie.
Aqu nuestro autor realiza una comparacin entre la parsimonia del proceso evolutivo-
natural y la rapidez y el poder del progreso tecnolgico. Mientras la evolucin arriesga
relativamente poco en sentido biolgico y lo hace en un periodo de tiempo muy largo; la
tecnologa moderna arriesga mucho, incluso podra arriesgar el todo de nuestra
supervivencia al introducir cambios abruptos en la naturaleza. Nuevamente observamos
cmo para Jonas si bien la naturaleza no es perfecta, aun as es ms segura que la
tecnologa, pues con los cambios evolutivos no se arriesga la existencia de toda la especie
sino ms bien la de ciertos individuos menos adaptados.
Ntese el uso de categoras teolgicas cuando Jonas se refiere al principio de cautela:
de ello se desprende el mandato de conceder, en casos de tan capital
importancia, mayor peso a la amenaza que a la promesa y de evitar perspectivas
apocalpticas incluso al precio de renunciar a cumplimientos escatolgicos. Se
trata del mandato de la cautela, en vista del carcter revolucionario que adopta
la mecnica de la eleccin de alternativas bajo el signo de la tecnologa, con su
inherente ir a por todas, tan ajeno a la evolucin45.
La heurstica del temor y el principio de cautela que de ella surge, son exigentes.
Podemos criticar esta estrategia tica como de extremadamente pesimista. Sin embargo,
es innegable que de ella se desprende aquella actitud conservadora tan familiar en el
44 Ibd., 71.
45 Ibd., 72. La palabra entre parntesis fue aadida por el autor de esta tesina.
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UNA TIERRA PROMETIDA: LOS TEMAS BBLICOS DE LA RESPONSABILIDAD ECOLGICA EN HANS JONAS
23
discurso ecologista. Con el principio de cautela Jonas fomenta el statu quo natural.
Cualquier modificacin significativa de dicho estado representara una amenaza. As, el
peso de la prueba recae sobre quienes introducen cambios tecnolgicos, es decir sobre el
Homo faber. El principio de cautela exige una labor de vigilancia escrupulosa que para
muchos progresistas indudablemente resulta incmoda y, tal vez por ello, quieren hacerla
aparecer como innecesaria.
Es claro que la tica que propone nuestro autor tiene un matiz marcadamente anti-
utopista. Podemos verlo en el siguiente prrafo:
Esto refuerza el deber de aquella vigilancia de los comienzos, que otorga a las
posibilidades catastrficas serias y suficientemente fundadas diferentes a las
meras fantasas pesimistas- la prevalencia sobre las esperanzas, aunque stas no
estn peor fundadas46.
Jonas considera que en la raz de la crisis ambiental actual est el hecho de haber
olvidado el valor de lo dado, lo originario, lo natural. A los utopistas, Jonas les
critica este menosprecio. Para l el afn baconiano de dominio tecnolgico sobre la
naturaleza esconde dicho menosprecio, puesto que al no conformarse el hombre con la
naturaleza, est dispuesto a arriesgarse a perderla con la soberbia pretensin de mejorarla.
En contraste, Jonas opina que nuestro deber primordial consiste ms bien en conservar la
herencia de una evolucin precedente que, segn sus palabras, no puede ser tan mala, ya
que parece haber dotado a sus actuales titulares de la capacidad de juzgar sobre lo bueno y
sobre lo malo47.
De esta forma, por medio de la heurstica del temor, Jonas valida el estilo
catastrofista propio del discurso de algunos ambientalistas. Aunque dichas predicciones
fatalistas no lleguen a cumplirse, ya sea debido a la incertidumbre propia de todo
pronstico o precisamente porque ellas dinamizaron aquellos cambios necesarios para
evitar el desenlace fatdico, el alarmismo catastrofista se justifica. Los pronsticos
catastrofistas buscan, en cierto sentido paradjicamente, evitar su cumplimiento. Es as
como, para Jonas, cierto profetismo apocalptico, si est bien informado, resulta ser una
herramienta adecuada para concientizar sobre los peligros desconocidos para nuestra
46 Ibd., 73.
47 Id.
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24
generacin y las generaciones futuras, y gracias a ella fomentar y realizar aquellos cambios
de conducta necesarios para favorecer nuestra supervivencia.
La influencia del profetismo apocalptico y su reactualizacin en la propuesta tica
de Jonas se hace evidente cuando l nos advierte sobre la inminencia de una situacin
apocalptica ocasionada por la irresponsabilidad del desarrollo ciencio-tecnolgico
baconiano.
Aqu suponemos, vivimos en una situacin apocalptica, esto es, ante una
catstrofe universal inminente si dejamos que las cosas sigan su curso actual.
[] el peligro procede de las desmesuradas proporciones de la civilizacin
cientfico-tcnico-industrial. Lo que podemos llamar el programa baconiano48.
sta es la perspectiva apocalptica deducible del dinamismo del camino que
sigue la humanidad en el presente. [] el programa baconiano manifiesta la
incapacidad no slo de proteger a los hombres de s mismos, sino tambin a la
naturaleza frente a los hombres. La necesidad de proteger ambas cosas ha
surgido por las proporciones que ha alcanzado el poder en su carrera hacia el
progreso tcnico y que, paralelamente a su uso cada vez ms inevitable, nos ha
hecho incapaces de decretar el cese de la previsible y cada vez mayor accin
destructiva que el progreso ejerce sobre s mismo y sobre sus obras. [] El
poder se ha vuelto autnomo, mientras que sus promesas se han convertido en
una amenaza y sus salvadoras perspectivas se han transformado en un
apocalipsis49.
Ahora una conclusin preliminar. Hasta aqu hemos presentado aquellos elementos
constitutivos del El Principio de responsabilidad de Hans Jonas que es posible relacionar
con algunos temas de la tica bblica veterotestamentaria. Advertimos sin embargo que con
ello no hemos pretendido mostrar todo el desarrollo de la propuesta tica de este autor.
Hemos dejado de lado particularmente aquellas cuestiones estrictamente filosficas que,
aunque son cruciales para comprender ntegramente la formulacin tica del principio de
responsabilidad, son prescindibles para la realizacin de este trabajo debido a su enfoque
bblico particular.
A lo largo de este captulo destacamos, primero, cmo la tica de Jonas no se
desvincula totalmente del paradigma antropocntrico clsico, sino que intenta superarlo
crticamente para recomponer un humanismo abierto al horizonte ecolgico. Del mismo
modo, veremos cmo la antropologa bblica es fundamentalmente relacional y, por lo
tanto, su tica incluye la relacin humana con la creacin. Segundo, vimos tambin cmo
48 Ibd., 233. 49 Ibd., 235.
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el axioma del principio de responsabilidad: evitar la extincin humana, orienta la tica de
Jonas hacia el futuro, es transgeneracional. La lgica de dicha orientacin, si bien en un
sentido amplio, puede observarse tambin, en la Biblia comprendida como preocupacin
por la descendencia. Tercero, hemos sealado tambin cmo, tal vez de forma incluso ms
directa que los puntos anteriores, la heurstica del temor de Jonas puede relacionarse con el
profetismo apocalptico de Israel.
Nos valemos entonces de estos tres puntos o temas para afirmar que el principio de
responsabilidad a pesar de ser un intento de actualizacin importante para nuestra
civilizacin tecnolgica y, en ese sentido, puede comprenderse como una nueva tica; no
obstante, en l se pueden reconocer elementos que conservan cierta continuidad con la
tica bblica veterotestamentaria. Creemos por lo tanto que presentar y desarrollar dichos
temas nos ayudar, adems, a entender la importancia que tiene la Biblia para fomentar la
responsabilidad ecolgica hoy.
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2. UNA TIERRA PROMETIDA
La ecologa bblica de la tierra como don de Dios
De cualquier rbol del jardn puedes comer,
mas del rbol de la ciencia del bien y del mal no comers,
porque el da que comieres de l, morirs sin remedio.
(Gn 2,16-17)
En el captulo anterior mencionamos cmo la tica de la responsabilidad de Jonas es
un serio intento de recomponer el acentuado antropocentrismo de la tica clsica por medio
de la incorporacin del horizonte ecolgico. En este captulo veremos cmo, a diferencia
de la tica clsica, la tica bblica, al constituirse sobre una antropologa eminentemente
relacional, tiene mucho que decir con respecto al orden de las relaciones no slo entre los
seres humanos, o entre ellos y Dios, sino tambin entre los seres humanos y la creacin.
Antes de sumergirnos en el anlisis de la ecologa bblica, una clarificacin
importante. Durante este trabajo utilizamos la palabra tierra en tres sentidos particulares
que relacionamos. El primero de ellos, predominante en el captulo anterior, se
circunscribe al mbito ecolgico y cientfico de la tierra como el planeta que habitamos y
del cual depende nuestra supervivencia. El segundo sentido, cuyo anlisis comenzamos en
este captulo, es aquel referido al mbito teolgico desde el cual identificamos a la tierra
con la creacin. Sin embargo, no olvidamos al hacerlo, que hoy, gracias a nuestros
conocimientos cosmolgicos, sabemos que la realidad del concepto de creacin no puede
restringirse a nuestro planeta. Y, finalmente, utilizaremos tambin la palabra tierra al
mencionar un territorio geogrfico particular que para la tica bblica resulta
paradigmtico: la tierra prometida de Israel.
A continuacin presentaremos algunos rasgos de la tica bblica presente en el
Pentateuco.
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2.1 La tica ecolgica de la creacin
Parece apropiado iniciar esta reflexin con el primer libro del Pentateuco: El libro
del Gnesis. La razn de esta afirmacin no consiste principalmente en que ste sea el
primer libro de la Tor en el orden del canon, sino sobre todo a que, como afirma Juan
Pablo II en su encclica Laborem exercens, en las primeras pginas del libro del
Gnesis han sido expresadas las verdades fundamentales sobre el hombre, ya en el
contexto del misterio de la creacin. Estas son las verdades que deciden acerca del hombre
desde el principio y que, al mismo tiempo, trazan las grandes lneas de su existencia en la
tierra50. Nos interesan particularmente aquellas lneas ticas del Gnesis referidas a la
dimensin ecolgica, esto es, a la relacin del hombre con la tierra.
2.1.1 El valor positivo de la creacin
Vio Dios cuanto haba hecho, y todo estaba muy bien. Y atardeci y amaneci: da
sexto (Gn 1,31). En el ltimo versculo del primer captulo del libro del Gnesis se hace
una afirmacin fundamental para la formulacin de una moral ecolgica judeo-cristiana. Al
finalizar los seis das de la creacin, y antes del reposo de Dios en el sptimo da, Dios
contempl su creacin y vio que todo estaba muy bien. Partimos as de la afirmacin
bblica del valor positivo de la creacin. La tierra, con todas las criaturas y elementos que
la constituyen, es algo bueno.
La afirmacin del valor positivo de la creacin no es un presupuesto balad. Ante la
experiencia humana del sufrimiento debido a los peligros y la corrupcin del mundo
natural: desastres naturales, animales ponzoosos, enfermedad y muerte; pueden surgir
dudas sobre el carcter positivo de la realidad creada. Muchos agnsticos y ateos se han
servido de esta clase de argumento para rebatir el concepto teolgico de creacin negando
la bondad, competencia y, finalmente, la misma existencia de un creador.
50 JUAN PABLO II, Encclica Laborem exercens, 1981, no4.
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Histricamente, con la cosmovisin del maniquesmo persa y su asimilacin y
difusin por parte de la corriente gnstica, se intent dar una razn teolgica de los
defectos de la creacin sin tener que llegar al extremo de sacrificar la creencia en la
existencia de un Dios bondadoso. Esto se realiz por medio de una metafsica dualista que
dividi la realidad en dos planos bien limitados y casi infranqueables: El plano de lo
divino, dentro del cual la perfeccin y la santidad son sinnimos; y el plano de la
mundanidad: la creacin, donde lo imperfecto, lo corrupto y el sufrimiento imperan. Desde
la perspectiva de este dualismo lgico, un Dios bueno y perfecto no puede ser el creador de
una obra imperfecta. La creacin, por lo tanto, no es obra del Dios bueno; es obra de un
dios malo. De esta forma se sataniza la creacin. Para salvarse, el hombre deba luchar para
liberar su espritu, ese s creado por el Dios bueno, de la crcel del cuerpo corruptible. Para
lograrlo deba evitar, en la medida de lo posible, los placeres mundanos. Con esta forma de
pensar se poda llegar a sospechar que la percepcin de las realidades mundanas como algo
positivo fuera un engao. De esta manera la belleza de la creacin representara una
tentacin.
Con respecto al punto anterior, vale decir que tanto cristianos como judos calificaron
estas interpretaciones maniqueas y gnsticas como herticas. Ellas contradecan lo que tal
vez es el pilar ms importante de la tradicin judeo-cristiana: el monotesmo: la creencia en
un nico Dios creador y bondadoso. Lamentablemente, como seguramente ya ha
reconocido nuestro lector, este dualismo metafsico con su caracterstico menosprecio
hacia el orden de lo creado, ha persistido en mayor o en menor medida hasta el da de hoy.
Ello se debe en parte a que, sin con ello querer disminuir la gran contribucin su obra para
la iglesia, con San Agustn de Hipona heredamos cierto pesimismo naturalista de sabor
maniqueo51.
Nos parece obvio que la vivencia cristiana durante la edad media estuvo muy
permeada por este pesimismo agustiniano manifiesto en la actitud monstica conocida
como fuga mundi52. Si bien desde una perspectiva espiritual y psicolgica la huida del
mundo tuvo y puede seguir teniendo sentido como distanciamiento crtico, desde nuestra
51 Antes de su conversin San Agustn perteneci a la secta de los maniqueos. Cfr. AGUSTN DE HIPONA,
Las Confesiones, Esquilo, Bogot 2000, V. XIV. 1; VI. IV. 2. 52 Ntese que el uso comn de la palabra mundo como sinnimo de planeta Tierra, no es equivalente con
aquel significado religioso que se refiere ms bien al orden social humano, que con el fuga mundi los monjes
perciban como un orden indeseado.
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perspectiva ecolgica actual puede resultar, por decir lo menos, inapropiada si dentro de su
lgica no se integra un momento de retorno. Hoy es necesario superar cualquier atisbo de
aquel pesimismo maniqueo que se traduce en menosprecio hacia la tierra y en falta de
compromiso social si es que queremos estructurar una tica de la responsabilidad ecolgica
dentro y no fuera de la tradicin judeo-cristiana.
En relacin con las afirmaciones anteriores podemos entender mejor por qu
consideramos que es tan importante recurrir a la exgesis bblica. Estamos convencidos de
que con el feed-back entre Biblia y tradicin adquirimos una distancia crtica capaz de
discernir y de purificar aquellos elementos que, si bien estn presentes en ciertas corrientes
del pensamiento cristiano, representan un obstculo para realizar una formulacin
adecuada de la moral cristiana ante muchos problemas actuales. Entre ellos el ecolgico.
Retornando al primer relato de la creacin en el Gnesis que culmina en Gn 1,31,
queremos subrayar que este no hace ninguna afirmacin de tipo histrico o cientfico. El
origen en el Gnesis no se refiere a un hecho factual o cronolgico. Sobre esto afirma
Enrique Sanz, no hay que comprender la creacin bblica en cuanto comienzo causal o
temporal de la misma53. Los relatos del origen, en su propio gnero religioso, constituyen
una narrativa fundante que tiene implicaciones morales permanentes. Son relatos que no se
circunscriben slo al pasado, sino que se refieren a un principio que es ejemplar no en el
sentido temporal, sino en el sentido de acontecimiento originario a la vez definitivo y
vlido para siempre54.Los relatos de la creacin pretenden mostrar que, al menos en un
sentido general, la creacin de Dios es una realidad que est muy bien. El primer elemento
de la enseanza bblica de la creacin que queremos destacar es pues, el valor positivo que
tiene la tierra en la tradicin judeo-cristiana.
Por otra parte, al igual que en Jonas, el valor de la tierra en la Biblia, precisamente
porque es percibida como creacin de Dios, tiene un fundamento metafsico. Esto debe
contrarrestar cualquier exceso antropocntrico. En este sentido, recordemos que ya antes
de la creacin del ser humano (Gn 1,26) Dios haba visto que lo que lo que haba creado
era bueno. En el caso de la tica de la responsabilidad de Jonas dicho fundamento
53 E. SANZ, Ya en el principio: Fundamentos veterotestamentarios de la moral cristiana, San Pablo &
UPComillas, Madrid 2007, 44. 54 Id.
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metafsico del valor de la tierra es la ontologa: la existencia misma, y en el caso de la
Biblia es el creador. Segn la Biblia la creacin es buena porque es don de Dios55.
2.1.2 La tierra como don de Dios
Vamos viendo cmo en los relatos de la creacin en el Gnesis se trazan los rasgos
generales de un proyecto divino para el hombre. Un proyecto que acenta especialmente
las relaciones entre Dios-el ser humano y la creacin. Destacamos entonces cmo la tica
bblica, ya desde el principio, es eminentemente relacional. Los relatos de la creacin no
son por lo tanto, simples relatos de creacin, simples cosmogonas, sino, en palabras de
Sanz, ms bien, una interpretacin teolgica de lo que caracteriza a toda realidad del
mundo creado tal como ha sido concebido por el ser humano56. Una realidad que es
presentada ante todo como un fenmeno relacional. De hecho toda la tica
veterotestamentaria podra leerse desde la clave del fortalecimiento (la alianza) y la
degeneracin (el pecado)57 de aquella relacin originaria y originante entre Dios, el ser
humano y la creacin. En este trabajo nos referiremos a esta relacin como la relacin
tridica.
En el apartado anterior nos referimos a un aspecto particular de la relacin tridica en
el relato sacerdotal de la creacin en el libro del Gnesis (Gn 1-1,31): la relacin Dios-
creacin. Ahora nos centraremos en algunos aspectos del segundo relato (Gn 2,1-25) para
analizar otra arista de la relacin tridica: La relacin ser humano-creacin.
En la segunda unidad literaria del gnesis la tradicin yahvista, a diferencia de la
sacerdotal, incorpora la metfora del jardn en el relato de la creacin. Veremos cmo la
exgesis de esta metfora responde a la crtica que hacen algunos autores que, con Lynn
55 Es claro que la fundamentacin ontolgica que realiza Jonas para la tica de la responsabilidad responde a
una cuestin de conveniencia referida a nuestra cultura secular. Nosotros queremos destacar con este trabajo
el influjo religioso subyacente en su propuesta. No obstante, desde una perspectiva pragmtica consideramos
que lo importante es reconocer que la tierra tiene un valor positivo independientemente del estilo secular o
religioso de este juicio. 56 E. SANZ, o.c. (nota 53), 27. 57 En este trabajo hacemos referencia al uso que tiene la palabra pecado (Hb: ht) como ruptura de la relacin.
No obstante, no debemos olvidar que en el A.T hay diversos trminos para referirse al pecado. En general,
diremos que el A.T. no ofrece un concepto abstracto de pecado, sino que lo presenta como un poder malvado,
que est presente en situaciones de alianza deteriorndolas. Ibd., 138.
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White Jr, niegan la posibilidad de formular una tica de la responsabilidad ecolgica desde
la tradicin bblica judeo-cristiana.
Luego plant Yahv Dios un jardn en Edn, al oriente, donde coloc al hombre
que haba formado. Yahveh Dios hizo brotar del suelo toda clase de rboles
deleitosos a la vista y buenos para comer, y en medio del jardn, el rbol de la
vida y el rbol de la ciencia del bien y del mal. De Edn sala un ro que regaba
el jardn, y desde all se reparta en cuatro brazos. El uno se llama Pisn: es el
que rodea todo el pas de Javil, donde hay oro. El oro de aquel pas es fino. All
se encuentra el bedelio y el nice. El segundo ro se llama Guijn: es el que
rodea el pas de Kus. El tercer ro se llama Tigris: es el que corre al oriente de
Asur. Y el cuarto ro es el ufrates. Tom, pues, Yahveh Dios al hombre y le
dej en el jardn de Edn, para que lo labrase y cuidase. Y Dios impuso al
hombre este mandamiento: De cualquier rbol del jardn puedes comer, mas
del rbol de la ciencia del bien y del mal no comers, porque el da que comieres
de l, morirs sin remedio. (Gn 2,8-17).
Sobre este relato podemos resaltar varios aspectos antes de referirnos a uno que
consideramos central. En primer lugar, queremos mencionar que en el relato el Jardn de
Edn no es una creacin humana, fue Dios mismo quien lo plant. El hombre lleg as a
ocupar un espacio ya existente y a utilizar unos medios para su subsistencia que l mismo
no gener. En este sentido, es reiterativa la afirmacin bblica de que el ser humano como
las dems criaturas, depende de Dios y de su accin creadora para vivir.
Segundo, llama nuestra atencin la presentacin de abundantes riquezas-recursos
naturales tanto dentro del jardn: rboles deleitosos, como tambin fuera de l: el oro fino,
el bedelio y el nice. La creacin de Dios en este sentido es considerada como valiosa y
abundante y esto nos lleva a inferir que Dios, adems de ser bueno, tambin es generoso.
La creacin se presenta en definitiva como un don, como un regalo bueno y abundante.
Sin embargo, y con esto llegamos al aspecto que nos parece central de este relato, el
hombre no puede relacionarse con este regalo como le plazca. En cierto sentido es cierto
que es suyo, pero no se trata aqu de un regalo ordinario sobre el cual el hombre est
acostumbrado a ejercitar, al menos hoy en nuestra cultura occidental, un derecho de
propiedad absoluto. La creacin es ante todo un don. Y, como se ver, de los dones
podemos participar pero no aduearnos.
Esto es evidente en el versculo del relato que hemos subrayado (Gn 2, 15). El
hombre, segn la antropologa bblica implcita en este relato, debe situarse ante la
creacin como un buen jardinero o un buen administrador que necesariamente vive de los
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bienes que administra y, por lo tanto, valora y cuida los recursos a su disposicin. De esta
forma Gnesis 2, 15 corrige la interpretacin errnea de autores como L. White sobre el
mandato en Gnesis 1, 28: Sed fecundos y multiplicaos y henchid la tierra y
sometedla. El cuidado del jardn, tan esencial en la orientacin tica marcada por el
segundo relato de la creacin del Gnesis, excluye cualquier posibilidad de interpretar el
sometimiento o dominio sobre la tierra como una justificacin para la explotacin
irresponsable de la naturaleza a manos del hombre. Esto porque al identificar la creacin
como un jardn plantado por Dios, como don de Dios, el ser humano debe evitar cualquier
pretensin de dominio absoluto y guerrero sobre l58.
En concordancia con el argumento previo, afirmamos que la tradicin judeo-cristiana
no justifica la explotacin de la naturaleza como luego lo hara la sociedad ilustrada, con su
desmo teolgico y su programa cientfico baconiano. Si bien es cierto que la tradicin
judeo-cristiana seculariz en cierto sentido la creacin con su afirmacin de que sta es
distinta de Dios, y con ello ampli el espacio de libertad humana frente a la naturaleza; no
podemos negar que el concepto bblico de creacin tambin sugiere una idea de naturaleza
impregnada de la presencia divina. Dios, no lo olvidemos, se paseaba por el jardn a la
hora de la brisa (Gn 3, 8). De esta forma, y en contraste con una secularizacin fuerte de
la naturaleza, encontramos en la Biblia que la relacin de Dios con su creacin es al mismo
tiempo y paradjicamente, distante y cercana: trascendente e inmanente59. Desde la
perspectiva bblica de la creacin, la naturaleza nunca es un simple objeto dejado para
nuestra explotacin. En definitiva, la creacin no es ni tab ni objeto, es un don de Dios
que podemos utilizar pero tambin debemos respetar y cuidar.
Veamos ahora cmo este respeto y cuidado implica necesariamente algunos lmites
en el uso del don. A continuacin analizaremos cmo la lgica bblica del don se presenta
estrechamente relacionada con la lgica del lmite.
58 Ibd., 53. 59 Aqu explicitamos nuestra cercana con la metafsica de la filosofa del proceso de Alfred North
Whitehead. Creemos que el panentesmo, la afirmacin de que Dios es al mismo tiempo trascendente e
inmanente, constituye una opcin apropiada para formular un paradigma ecolgico cristiano que, sin llegar a
caer en el pantesmo, reconoce la presencia continua de Dios en su creacin.
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