una tierra amordazada documento polÍtico. cambiar …

UNA TIERRA AMORDAZADA

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DOCUMENTOPOLÍTICO.CAMBIAR CANARIASEN 2019.

FIRMANTES DE LOS DOCUMENTOS

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Amado Carballo QuinteroRaquel León PerezMary Carmen Martín GonzálezFrancisco Sánchez RodríguezMilagrosa Sosa BenítezVíctor Rodríguez VenturaSilvia Ponce Diaz-ReixaMargarita Etalas SocasAdonis Macías DahoruchLeonor Castro HenríquezMaría Dolores Santana Néstor Peñate MontesdeocaPilar Quintana SantanaJosé Manuel Padrón SantandreuSergio Siverio LuisLeonor de la Luz Borges GarcíaRoberto Gil HernándezDiego FloresPau QuilesAndrés Briansó CárcamoGustavo GarcíaÁngel Sarmiento MedinaConcepción Monzón NavarroCarmen Valido PérezTanausú Alemán GutiérrezRosa Vega MuñozFrancisco Castellano GutiérrezConcepción MorenoRosa Elena Brito

Rafael MedinaRafael SeguraGonzalo Suarez SánchezMaría Alemán GuedesAlicia SantanaMaite Ruiz GonzálezGuacimara Páez PáezMaria NogalNatividad Arnaiz MartínezJavier DoresteMercedes SanzPatricia MendozaJesús Eder Arteaga PérezDavid Franco MedinaJuan Pedro CabreraInmaculada González SantanaAlicia Soto VieraDomingo Moreno VelazquezNayara Medina ArencibiaJoel Vega MacíasLuisa Déniz HernándezAntonio Rafael Santana HerreraVictoria Leal ValidoAgustín HenríquezDesiderio Sarmiento García Oscar RodríguezCarmen Soledad GarcíaDelia DénizIsabel Melián

FIRMANTES DE LOS DOCUMENTOS

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Rita Pulido Juan Antonio Jorge Pino Esther Suárez Ezequiel TorralboMaria del Rosario Molina Juan José Gutiérrez Maria Dolores de la Nuez Rafael TaismaIsrael Jorge Pulido Dara Jorge Pulido Irene Torralbo SuárezConcepción Cárdenes CabreraMaria Elena Álamo ZerpaCarlos Cabezas HisadoRito Pablo Vega VegaJuan AfonsoJuan Carlos Taboas CabreraItziar García SantanaAna Cabrera VidalFrancisco Javier Cabalgante SayagoAgustín Sánchez VieraAngeles Machado Álamo Victor Armijo Mallorquín Diana MújicaMaria Praxedes DelgadoJesús Nauzet Farray AcostaDavid Armas MedinaJosé Manuel SantandreuManuel AlonsoPino García Cabrera

Maria del Pino Cabrera PadrónJose Trigo CasalJoaquín Fernández RelinqueLorenzo cabrera Méndez Teresa Alonso Marrero Maria Pestana Rafael SantanaCarlos LorenzoMiguel Ángel Acosta Reyes Héctor Acosta ValidoMaría Eugenia Gutiérrez SuárezElsa López Vieira María Benítez GarcíaMarta Cecilia Tamayo Riquelme Díaz GorrinJulio Celso DíazIpe de Armas PérezInma Molina JorgeJuan Leston PadrónPedro A. Díaz RodríguezIván Cerdeña MolinaHumberto Sosa BritoSoledad Morales CarballoJuvenal Padrón Fragoso Teresa García González Tino Méndez Juan Aarón González MarreroGabriel González FernándezJosé Gracia

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El presente documento está pensado para que sirva de herramienta a las mujeres y hombres de Podemos que cada día bregan por una Canarias más justa en sus res-pectivos círculos. Nuestro objetivo fundamental es poner los diferentes gobiernos del archipiélago al servicio de la ciudadanía y de la mayoría social, dejando atrás las ló-gicas insularistas y caciquiles fomentadas por las oligar-quías isleñas que se aferran a sus parcelas de poder. Esto solo será posible si conseguimos crear un bloque político y social basado en la confluencia con el tejido asociativo, creando a su vez un Podemos más unido, fuerte y cohe-sionado que sirva de herramienta ciudadana para echar a Coalición Canaria, sus escisiones insularistas y al Partido Popular y al Socialista –las muletillas en las que se apoya– de las instituciones.

Este documento es el reflejo de un gran proceso partici-pativo, naciendo de las aportaciones del proceso «En el mar que nos une», donde nuestras inscritas e inscritos han demostrado un elevado grado de madurez política con propuestas fundamentales para el desarrollo de una Ca-narias unida y al servicio de su gente, pero también con-tando con las ideas reflejadas en las asambleas realizadas por el archipiélago para crear un proyecto fuerte de abajo hacia arriba, y con la inestimable ayuda de todas las per-sonas que forman Podemos, cuyas aportaciones hacen de este proyecto político, un proyecto nacido del trabajo co-lectivo y coral.

Podemos es la herramienta; el fin es poner las instituciones al servicio de la gente.


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UN TIERR MORD Z D

Alejada de las imágenes de postal, sin tiempo para contemplar el mar desde una tum-bona en la playa, sin espacio para retratarse entre el fuego endurecido de nuestros vol-canes, se encuentra la verdadera Canarias. Un archipiélago horadado por el peso de la historia, cuya imagen real, marcada por unos niveles inaceptables de desigualdad social y de pobreza, se esconde bajo las alfombras de los Grand Resorts.

Las islas son, tal y como predicen la mayoría de los eslóganes que publicitan su nom-bre, un territorio de contrastes para quienes nos visitan, pero para nuestra gente la realidad cambia bastante; el paraíso canario también tiene un lado oscuro. Al lado de la villa de lujo se muere de sed una sorriba abandonada. Desde el centro peatonal de cualquiera de sus siete capitales se divisa el arcoíris de espejismos que dibujan en el horizonte nuestros barrios populares…

Más allá de microclima, hace su efecto la macroeconomía, dibujando un paisaje social y cultural demasiado acostumbrado a privarse de todo, a ahorrar unas perritas como si fuera un acto heroico y a no meterse casi nunca en camisas de once varas. En defi-nitiva, las Islas Canarias son un fiel reflejo de las contadas bondades y miserias mayo-ritarias que va dejando tras de sí el sistema mundial capitalista. Un país asimétrico con demasiados siglos de silencio; históricamente, una tierra amordazada.

LAS ETERNAMENTEOLVIDADASEl archipiélago canario entró de lleno en la modernidad tras su conquista y colonización europea, que se dilató por espacio de un siglo. La sociedad resultante de aquel proceso, dio pie al nacimiento de la primera sociedad criolla del Atlántico, constituida por familias procedentes de todas sus orillas, aunque su protagonismo fue absolutamente desigual.

Aquellos sucesos sentaron las bases del papel subalterno que a lo largo de los siglos han jugado las Islas, convertidas por deseo de la corona castellana en un escenario exento de trabas para el comercio transoceánico. Una situación enormemente venta-josa para sus élites, pero que significaba al mismo tiempo una honda condena para el resto de su población, desde entonces atada a un patrón productivo para el que era imprescindible la existencia de una masa social enorme, empleada en condiciones de inhumana en la economía de plantación.

La libertad comercial forjó una relación de elevada dependencia del archipiélago hacia las principales metrópolis del planeta, con las que existía un intercambio fluido de pro-ductos insulares a cambio de una reducida importación de bienes escasos y servicios portuarios, la cual se mantuvo prácticamente inalterada con el paso de los siglos. Y ello a pesar del cíclico agotamiento de los diferentes monocultivos canarios, sostenido en productos específicos como la cañadulce, la viña, la cochinilla o la más reciente expor-

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tación de tomates y plátanos de Canarias.

En el contexto inestable del siglo XIX, fecha en la que se produjeron la mayoría de los procesos de independencia americanos y los sucesivos ajustes que terminaron con la prevalencia colonial de los reinos de España y Portugal, a favor del auge imperialista de Inglaterra y Francia, se produjo uno de los hitos de mayor importancia de la historia re-ciente de Canarias. La implantación de los puertos francos, resultado del acuerdo entre la oligarquía isleña y la corte, se orientó a extender en la nueva escena transnacional su más antiguo fuero: la libertad comercial. Una reivindicación que, a partir de la pérdida de peso específico del imperio hispano en la escena internacional, creció como remedio al aislacionismo entre las más variopintas posiciones ideológicas registradas en el archipié-lago, incluyendo entre ellas a un todavía incipiente regionalismo y nacionalismo canario.

La dictadura más larga del siglo XX, la acaudillada por Francisco Franco, supuso una larga interrupción de estas libertades, incluido el abandono del anhelo autonomista abrigado por la II República, además del sometimiento de la sociedad isleña al orden castrense del Mando Económico. Una institución militar encargada exclusivamente de la traducción de la gobernanza fascista a la realidad insular. Una década más tarde, el Pacto por Delegación restituyó parte de nuestros fueros, pero no fue hasta 1972 que Canarias recuperó su antiguo estatus mediante la promulgación de su propia Ley de Régimen Económico y Fiscal. Ahora bien, se equivoca quien piense que todos estos sucesos redundaron en un desarrollo más equitativo para el conjunto de la sociedad canaria. Más bien al contrario, las Islas se mantuvieron durante todo ese tiempo en una situación de evidente desequilibrio interno y con respecto al resto del Estado, conser-vando un nivel creciente de dependencia económica y raquitismo político, así como una continuada sangría demográfica con destinos latinoamericanos, acrecentada por la represión practicada por el régimen franquista.

Durante la larga agonía de la dictadura, y a pesar de la arranque del turismo de masas como sector productivo pujante, nuestras islas continuaron a la cola de todos los in-dicadores que miden la desigualdad social, además de lucir en todos los mapas como una tierra subordinada, como un paraíso empresarial sostenido en el bajo coste de su mano de obra, además de verse damnificada por una galopante ceguera centralista…. En definitiva, las islas Canarias han sido las eternamente olvidadas para España.

CANARIASEN LA TRANSICIÓNDEMOCRÁTICALa transición democrática hizo posible que las gentes del archipiélago abrigaran verda-deras esperanzas de cambio. Tras casi cuarenta años de ordeno y mando, se abrió una ventana para construir un nuevo escenario que debía garantizar la democratización de todas las estructuras y organismos públicos del Estado.

Este nuevo contexto llegó de la mano de la ingente labor de resistencia que habían rea-lizado numerosos colectivos de diversa ideología durante la dictadura, dentro y fuera


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de las fronteras de las islas. Su actividad clandestina, sin lugar a dudas, ayudó a for-zar al “búnker” a admitir la legitimidad de las fuerzas sociales y políticas presentes en nuestro territorio, sentándose a negociar con algunas de ellas –no con todas– un nuevo marco de convivencia.

Aprobada la Constitución de 1978, quedó validado el Estado de las Autonomías, y en su interior el papel del archipiélago como Comunidad con derecho al autogobierno. Aun-que es cierto que las islas no accedieron a esta por la misma vía que sí transitaron otros territorios como Catalunya, Euskadi o Galicia. Para reconocer las singularidades isleñas se creó en 1982 específicamente la Ley Orgánica de Transferencias Complementarias de Canarias. Lo que propició la aprobación de nuestro Estatuto de Autonomía y la cele-bración al año siguiente de las primeras elecciones a nuestro Parlamento. Un hecho que certificó el restablecimiento de las libertades, la democracia y la institucionalización del hecho diferencial del archipiélago, reconocido desde entonces, por nuestra propia “Carta Magna” y por la Constitución española como una nacionalidad.

LA CONNIVENCIA INSULARISTA:EL RÉGIMEN DEL 82Tristemente, las expectativas de cambio se vieron muy pronto truncadas por la reali-dad. El modelo autonómico canario, lejos de procurar la integración de la pluralidad ideológica reinante en las islas durante aquellos años, hizo lo posible por remedar el modo de gobierno que venían implementando sus élites desde hacía siglos. Una meta que alcanzaron la sucursal isleña del Partido Popular, el Partido Socialista o Coalición Canaria, fiduciarios de otros partidos del régimen como Alianza Popular, la Unión de Centro Democrático, el Centro Democrático y Social o las Agrupaciones Independien-tes de Canarias, con solo cambiar de siglas. Cabe mencionar aquí también las notables excepciones de corte progresista que obtuvieron victorias en nuestros primeros pro-cesos autonómicos a través de la conformación de plataformas transformadoras. Pla-taformas que, con el nacimiento de Coalición Canaria, que absorbió a muchos de sus miembros apelando al espíritu nacionalista, vieron truncados sus procesos de empode-ramiento popular, engullidos por las lógicas insularistas y caciquiles que todavía sostie-nen al actual Gobierno de Canarias.

Por esta misma razón, puede concluirse que el caciquismo, la corrupción, la dependen-cia económica, y el peor de los males isleños: el insularismo, no han hecho otra cosa que reproducirse en las islas; descomponiendo infinidad de experiencias participativas que han apostado por el cambio social promoviendo una reapropiación de lo público, y so-bre encaramándose a las instituciones canarias; desde los ayuntamientos, concebidos como la primera fase de cualquier forma de clientelismo político; a los Cabildos, enten-didos como la mejor expresión de la reunión de ese poder local, siempre dispuesto para la lucha fratricida con el resto de islas; y así hasta alcanzar el propio Parlamento autonó-mico, convertido en una fortaleza inexpugnable para cualquier partido que no domine las claves que reinan en los niveles anteriores, sin olvidar el hecho de que Canarias po-see uno de los sistemas electorales más injustos del planeta.

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El régimen del 82 ha sabido así tenerlo todo atado y bien atado, y se ha limitado a ro-bustecer su vieja hegemonía para perpetuarse en las instituciones y ponerlas exclusiva-mente a su servicio. Y con estos mimbres, partidos del poder como Coalición Canaria, Partido Socialista y Partido Popular (apodados como los “trillizos”) se han lanzado a la redacción de las leyes fundamentales del archipiélago; como la ley del territorio, que consolidó la deriva depredadora del medio natural que había inaugurado el franquis-mo en los sesenta con el auge del turismo; la ley del REF, cuyos aspectos económicos quedaron totalmente subsumidos a sus aspectos fiscales, orientados en beneficio úni-camente de las élites exportadoras-importadoras; la ley contra la violencia machista, que no ha logrado que nuestra tierra deje de liderar en número de víctimas todos los índices estatales; o la ley canaria de educación, que ni siquiera se ha implantado satis-factoriamente en nuestros centros públicos, amén de una larga lista de decretos, reso-luciones y reglamentos que nada han hecho por revertir el inasumible volumen de de-pendencia económica, energética y alimentaria de nuestra tierra, y que tampoco ayuda en mejorar nuestros niveles de sostenibilidad ambiental.

También bajo sus preceptos, las islas han enfrentado varios procesos decisivos para definir su estatus y grado de integración en el Estado. Por ejemplo, con la entrada de España en la Unión Europea en 1986, tuvo lugar un debate trascendental; integrarse o no como miembros de pleno derecho en las fronteras comunitarias. Una integración en la que no tenían cabida el puertofranquismo isleño. Lo que provocó que el archipiélago se mantuviera parcialmente al margen de esta operación durante casi un lustro, hasta renunciar definitivamente a sus libertades a cambio de ciertas concesiones aduaneras y fiscales, además de su consideración como región ultraperiférica en la última actualiza-ción de los Tratados de la Unión. Un eufemismo que no tiene otro fin que consolidar la presencia de Europa en las islas.

Convertidos en auténticos fortines para el inmovilismo, las instituciones canarias han condenado a un papel marginal durante treinta y dos años a una porción nada desde-ñable de nuestra sociedad, superada por el aplastante rodillo de un consenso excluyen-te y acallador. Un rodillo cuya viabilidad se sustenta en criterios gerenciales totalmente insolidarios y poco prácticos, como el de la triple paridad, retroalimentado gracias a un “pacto de silencio“ entre poderes fácticos en materia, por ejemplo, de corrupción políti-ca. Mientras los recursos públicos continúan únicamente orientados a maquillar la dura realidad social que padece la mayoría del pueblo canario, afectado por unas cotas de inequidad inadmisibles.


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LA CRISISDE UNA CRISISLo que algunos analistas denominaron como la Gran Recesión de 2008, no significó para Canarias sino un recrudecimiento de sus problemáticas crónicas. Las cuales se sal-daron con un aumento exponencial de sus –ya de por sí– devaluadas cotas de pobreza, exclusión social, desempleo o precariedad laboral, aderezados por una respuesta insti-tucional a estas problemáticas completamente insuficiente.

La economía del archipiélago, desmedidamente dependiente del buen tino del sector servicios, y con un tercio de su Producto Interior Bruto relacionado con el negocio tu-rístico, acusó con virulencia los efectos de una crisis que, de algún modo, no hizo sino prorrogar los efectos recesivos de la depauperada situación que previamente padecían las islas. En resumen, hablamos en Canarias de la crisis de una crisis que ha frenado en seco la actividad de la construcción, que ha legitimado una drástica reducción en las plantillas de la mayoría de los establecimientos hosteleros y un aumento exponencial de la precariedad laboral, a pesar de encadenar varios récords históricos de llegada de turistas a nuestra tierra durante los últimos años. Y este panorama que ha complicado la frágil situación de nuestro tejido social.

Por dar solo algunos datos, la tasa de paro en Canarias supera actualmente en seis pun-tos porcentuales a la media del resto del Estado, llegando a sobrepasar, en los peores momentos de la crisis, la barrera del 30 por ciento del total de su población activa. A esto hay que sumar el volumen de población isleña que se encuentra ahora mismo en riesgo de pobreza y exclusión social, que se sitúa algo por encima del 35 por ciento; esto es, seis puntos porcentuales más que los valores medios registrados por el resto de Comunidades Autónomas, algo más de 735.000 personas entre una población total de 2.102.000.

Por si esto fuera poco, los hogares con carencia material severa en las islas superan la media estatal en un 8,5 por ciento, donde este índice solo alcanza al 6,2 por ciento. Al mismo tiempo, el ingreso medio neto por persona en el archipiélago tan solo alcanza el 79 por ciento de la media española, con más de 2.000 euros de diferencia. Mientras que la pobreza infantil se sitúa en 39 puntos porcentuales, bastante por encima de las cifras que registra el conjunto del España, que apenas sobrepasan el 32. Esta situación dramática explica el hecho de que, sólo durante el último año, se hayan contabilizado en Canarias al menos 10 desahucios al día de familias isleñas por razones de impago.

La situación de emergencia social del archipiélago ha alcanzado unas dimensiones tan preocupantes, que si se atiende a la evolución del coeficiente de Gini, otro medidor que sirve para hacernos una idea acerca de nuestros niveles de inequidad social, este ha em-peorado en las islas en más de un 11 por cierto, tres puntos por encima de la media del Estado. Y si esta comparativa se establece dentro del marco de la Unión Europea, las di-ferencias son todavía mayores, pues Canarias sobrepasa ya en cinco puntos porcentua-les los niveles de pobreza registrados en toda la zona comunitaria. De hecho, la diferen-cia es tan amplia que, si solo se analizan los datos del paro, nos encontramos con que la población desempleada isleña aventaja en más de quince puntos el promedio registrado para toda la eurozona. Como se puede comprobar, un auténtico escándalo.

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Lo peor de todo es que la alarmante realidad que está produciendo este desolador paisaje, no ha recibido una respuesta adecuada por parte de las instituciones canarias, más preocupadas por tratar de restaurar el crédito perdido ante la opinión pública, que por ofrecer una alternativa viable y eficaz a esa importante porción de nuestra gente que lo está pasando tan mal. Nuestro gobierno, en connivencia con la patronal, ha pro-vocado el deterioro de las condiciones de vida de la mayoría de la gente, contribuyen-do a que, a fecha de hoy, la sociedad isleña registre uno de los más elevados niveles de desigualdad social en Europa, donde el 0,2% de la población, apenas 4.000 personas, aglutina el 80% de la riqueza. En suma, uno de cada tres canarios se encuentra en si-tuación de vulnerabilidad.

De otra parte, las congelaciones y reducciones salariales, las reformas laborales y de pensiones de Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy, agravadas desde la escena insular con la aquiescencia de Paulino Rivero y Fernando Clavijo, han debilitado la capacidad de presión de las capas populares. Mientras, medidas austericidas como la disminución del gasto público y la capacidad de redistribución de la riqueza, han deteriorado gra-vemente nuestros servicios públicos, favoreciendo el crecimiento del sector privado en ámbitos más sensibles como nuestra sanidad y educación públicas.

Y, por si esto fuera poco, poseemos una de las tasas más elevadas de fracaso escolar, al mismo tiempo que nuestra gente se declara muy insatisfecha con las prestaciones mé-dicas de nuestro sistema público de salud. Un dato que tiene que ver con el hecho de que seamos la tercera comunidad que mayor proporción de su gasto sanitario dedica a contratar servicios con empresas privadas, algo que quizás esté relacionado con el rango que tiene en este sector el Consejero de Sanidad de Coalición Canaria: vicepresi-dente de la patronal de la medicina privada.

Por todo ello, Podemos tiene una responsabilidad histórica para liderar el cambio de-mocrático tan necesario en Canarias, para poner las instituciones del archipiélago al servicio de su gente, y crear movimiento popular junto al tejido social ya existente, de manera que se gobierne para la mayoría partiendo desde un proyecto común y cohe-sionado.

LA ESPERANZA NOS MANTIENE

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L ESPER NZ NOS M NTIENE.NACEPODEMOS CANARIAS.Durante el mes de febrero de 2014 se fundaron en la ciudad de Las Palmas de Gran Ca-naria y en La Laguna, en Tenerife, los primeros círculos de Podemos Canarias, animados por el mismo anhelo de impugnación que recorría toda España. De hecho, la principal virtud de nuestro naciente movimiento político y social era precisamente esa, su capa-cidad para conectar a gentes de todos los puntos del Estado; es decir, a personas con maneras de pensar muy diferentes, que vivían en contextos no siempre parejos, pero que compartían las mismas ansias de alentar el cambio.

Podemos Canarias se impregnaba así del espíritu pionero que inspiró la reunión, desde mediados de la década de los sesenta, de las sensibilidades que confluyeron en varias asociaciones de carácter ecologista. Grupos que muy pronto se alinearán en la defen-sa de un modelo alternativo de desarrollo para el archipiélago. Un modelo que tomó su riqueza medioambiental como un valor a salvaguardar ante la presión especulativa creciente asociada a la urbanización masiva de su suelo. Con el paso de los años, es-tos movimientos hicieron posible que se organizaran frentes ciudadanos de resistencia contra el modelo de desarrollo de las élites, amparado en la especulación y la depre-dación de nuestro territorio. Y así florecieron las luchas en Tenerife contra las torretas de Vilaflor o el Puerto Industrial de Granadilla, la reivindicación de la valía cultural de la montaña sagrada de Tindaya en Fuerteventura, los espacios protegidos de La Gomera y La Palma, para contener el proceso de urbanización sin control en Lanzarote, o evitar la construcción de un radar en Malpaso o una Lanzadera espacial en El Hierro, además de intentar salvar el pinar de Tamadaba en Gran Canaria.

No obstante, no fue hasta 2011 que todas estas reivindicaciones y muchas otras eclo-sionaron e torno a un movimiento que tuvo su propio personalidad en Canarias. El 15-M, concretado en torno al sentimiento de indignación expresado por primera vez en la Puerta del Sol, se replicó en los espacios públicos del archipiélago, destacando la ocu-pación solidaria y reivindicativa que tuvo lugar en el Parque de San Telmo, en Las Pal-mas de Gran Canaria, y en la plaza de la Candelaria en Santa Cruz de Tenerife. Sin lugar a dudas, ambos signatarios de una inquietud que arraigó con fuerza en las decenas de círculos que durante 2014 se crearon en las islas, propiciando la expansión de una nue-va esperanza para nuestra gente, absolutamente desconocida en nuestra historia de-mocrática reciente.

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LA PRIMERA ASAMBLEACIUDADANA DE CANARIASLa primera Asamblea Ciudadana de Podemos Canarias cristalizó la ilusión que nuestra formación había despertado. Se trataba de un partido joven, y por tanto, aún inexper-to, pero repleto de ilusión y ganas de afrontar el enorme reto de poner en marcha toda una maquinaria de guerra electoral con la que poner voz a las demandas de la gente, ensamblando de manera participativa sus órganos de dirección, su programa de cam-bio político y sus candidaturas. Cosa que al final sucedió en los ámbitos insulares y autonómicos, mientras que en la escena municipal se propició la construcción de candi-daturas de unidad popular, en las que los miembros de los círculos de Podemos podían integrarse y participar junto a otros partidos de corte transformador, con el fin de ga-nar los ayuntamientos de nuestra tierra para la mayoría social.

Tras esto proceso de cimentación, el siguiente paso para Podemos Canarias pasaba por dotarse de un cuerpo y de un buen número de cabezas visibles con las que poner voz a la crisis que había llevado al régimen del 82 a afrontar con todas sus fuerzas los comi-cios que estaban por celebrarse, protagonizando un sinfín de ataques, vertiendo todo tipo de informaciones falsas y campañas de desprestigio contra nuestra formación re-cién nacida. Lo que no impidió que la alegre rebeldía de nuestro pueblo acudiera deci-dida a impulsar el cambio a través de las urnas.

LA GENTE ENTRAEN LAS INSTITUCIONESLas elecciones autonómicas y municipales de 2015 arrojaron un resultado histórico para Podemos Canarias. Casi una cuarta parte de la representación institucional obtenida se corresponde tras estos comicios a partidos de reciente creación, cuyo objetivo no es otro que trasladar las ansias de cambio que se respiran en las calles y las plazas a los enmoquetados salones en que se había enajenado la voluntad popular.

El éxito de las elecciones autonómicas de 2015 se pudo medir a partir de un hecho signi-ficativo: en todos los ámbitos donde nos presentamos con nuestra propia marca, conse-guimos entrar en las instituciones. La voluntad de cambio de la población se materializó con tanta fuerza que incluso conseguimos representantes en las islas menos pobladas, donde el caciquismo y las políticas clientelares están a la orden del día.

Hace dos años, por tanto, que alcanzamos una trascendental hazaña: empezamos a quebrar el miedo que nos ha tenido décadas atenazados. En 2019 debemos instaurar la alegría del cambio en nuestras ciudades y pueblos. Por eso, mucha gente en nuestra tierra ha depositado su confianza en las candidaturas municipales de unidad popular en las que Podemos ha formado parte activa. Solo así, en las localidades pequeñas, en nuestros pueblos rurales, hemos conseguido dar mayor visibilidad a nuestras pro-puestas transformadoras, planteando una vía de escape al caciquismo y sus hondas consecuencias, pero también retroalimentándonos como formación, para continuar creciendo y llegar a las próximas elecciones con un programa y una estructura orgánica


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mucho más consciente de las particularidades que definen la realidad política y social del corazón de Canarias.

Por otra parte, en las capitales del archipiélago, el respaldo a nuestra formación ha sido todavía más reseñable, posibilitando incluso que ganáramos el gobierno de Las Palmas de Gran Canaria, donde se está realizando una labor encomiable para poner su ayunta-miento al servicio de la gente. Mientras que en otros emplazamientos igualmente impor-tantes del archipiélago, como La Laguna, nos mantenemos en la oposición, pese a ser la segunda fuerza más votada, por causa de la crisis interna que allí vive el PSOE, el mayor culpable de que Aguere aún no figure en el listado de las ciudades del cambio.

A nivel insular, la irrupción de Podemos en seis de los siete Cabildos de Canarias tam-bién produjo una ruptura en la base del régimen del 82, reduciendo los apoyos de los partidos del poder en una institución en la que hasta ahora se creían intocables. Nuestro papel en ellas hasta los próximos comicios debe ser la de demostrar precisamente lo contrario, que el pueblo ha invadido su espacio y quiere saber cómo han manejado du-rante los últimos treinta años lo que es de todas, exigiendo transparencia en la gestión y responsabilidades, fiscalizando su labor mediante el ejercicio de una oposición militante.

A pesar de las barreras que impone nuestro injusto sistema electoral a las formaciones políticas que no beben del insularismo, Podemos Canarias también logró entrar al Par-lamento Autonómico con fuerza, ingresando en el hemiciclo a siete diputados. Entre estos escaños, es importante resaltar el hecho de que dos de ellos provienen de las islas no capitalinas de Lanzarote y Fuerteventura, además de los cinco que sumamos en las circunscripciones de Gran Canaria y Tenerife. Un dato indicativo acerca de la im-plantación creciente de nuestra formación en todo el archipiélago.

Desde nuestra entrada en la institución autonómica por excelencia, hemos puesto en marcha un cronograma de actividades que han incluido la presentación de iniciativas adaptadas a los contenidos de nuestro programa político, pero que también se han sostenido en un calendario de reuniones con colectivos de la sociedad civil, de las que han surgido propuestas políticas de mucho calado que luego han sido debatidas en la cámara con menor o mayor fortuna. Y todo ello mientras el pacto de gobierno de Coa-lición Canaria y el Partido Socialista se estancaba desde el principio de la legislatura, hasta que al final se rompía en diciembre del pasado año, dibujando una nueva mayo-ría en la cámara archipielágica ahora conformada por nacionalistas, Partido Popular y Agrupación Socialista Gomera. La cual, a pesar de no haber explicitado tácitamente sus acuerdos de gobierno, no duda en votar al unísono cada vez que se pone en cuestión la continuidad de sus privilegios.

En el resto del Estado, Podemos ha cumplido con creces sus expectativas, ganando asientos en la mayoría de sus instituciones, bridando su apoyo a gobiernos autonómi-cos transformadores, como el valenciano, o rigiendo el destino de numerosos munici-pios y grandes ciudades con un proyecto ilusionante, y ahí están los ejemplos de Cádiz, Madrid y Barcelona para atestiguarlo. Hablamos de administraciones en las que ha podido plasmarse que nuestra formación está en condiciones de gestionar adecuada-mente lo público, aportando frescura, responsabilidad, garantías democráticas y, lo más importante, un programa de cambio y regeneración real.

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En el Congreso de los Diputados los resultados también han sido inéditos. Con Pablo Iglesias a la cabeza, Podemos ha desarticulado la estructura tradicional bipartidista y ha puesto en jaque la hegemonía detentada durante la última legislatura por el Partido Popular. De modo que, la formación de Rajoy, infestada de corrupción, no ha podido re-validar su mayoría absoluta, teniendo que apoyarse en otros partidos del régimen para poder continuar cumpliendo con su hoja de ruta austeritaria.

Esta situación ha puesto al descubierto, no solo la debilidad creciente de su modelo de gobernanza fallido, sino también de las lealtades que siguen muchos otros partidos de implantación estatal o autonómica que han pretendido aparentar su oposición a las po-líticas llevadas a cabo por la formación conservadora. El resultado de todo esto ha sido revelador. Partidos que a priori lucían enfrentados al discurso continuista de Mariano Rajoy, dentro, por ejemplo, del espectro ideológico liberal, como Ciudadanos, el Partido Nacionalista Vasco o la propia Coalición Canaria, han terminado apoyando la investidura de Rajoy como presidente y un buen número de sus iniciativas políticas en lo que va de legislatura, incluida su ley de presupuestos para 2017. Mientras que, fuerzas políticas del ámbito progresista, como el Partido Socialista o Nueva Canarias, han optado en el caso del primero por apoyar implícitamente la continuidad del Partido Popular al frente del gobierno, a la par que los nacionalistas ha decidido respaldar sus cuentas generales.

Por todas estas razones, podemos concluir que Podemos se ha convertido en la prin-cipal herramienta político-electoral para mejorar las condiciones de vida de la mayoría explotada en todo el Estado. Y, de cara a los próximos comicios autonómicos y estata-les, la única que desafía a la lógica decreciente que están experimentando los partidos del régimen, abriendo una ventana de oportunidad para obtener la representatividad suficiente para poner en marcha un verdadero proceso constituyente.

MIL PIES EN LAS CALLESY LAS PLAZASLa gente ha tomado partido por el cambio. Lo ha hecho con el simbólico gesto de ocu-par el espacio público que representan nuestras calles y plazas. Lo ha hecho organizán-dose, a todos los niveles, para combatir los dictados del Fondo Monetario Internacional y de la Unión Europea, defensores a ultranza del sistema mundial capitalista, cuyo em-peño se ha centrado en flexibilizar al máximo el mercado de la mano de obra y las pau-tas del consumo, financiarizando la economía a escala transnacional.

La gente lo tiene cada día más claro; quiere recuperar lo que le ha sido arrebatado, que las instituciones vuelvan a estar a su servicio, articular redes solidarias que sirvan para resistir las embestidas de entidades que no son democráticas ni se presentan a las elecciones, pero que obtienen la legitimidad suficiente para influir en el curso de las administraciones públicas. En resumen, nuestro pueblo necesita recuperar los espacios perdidos, sus márgenes de soberanía para poder decidir efectivamente sobre el marco que debe regir nuestras vidas, construyendo alternativas solidarias a la estrategia trans-nacional de acumulación desigual en que se prodiga el neoliberalismo, revirtiendo el sentido de los recortes y combatiendo con garantías la corrupción.


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En ese intento de cambiar las cosas, de construir un mundo más justo, es donde quiere aportar su granito de arena Podemos Canarias. Plantándole cara con nuestro acento a un problema que es global, y que se escenifica en las islas a través de la privatización masiva de servicios públicos, del aumento de la deuda de las administraciones, la de-bilidad del pequeño y mediano tejido empresarial frente al monstruoso tamaño de las grandes corporaciones, el aumento de los niveles de desigualdad social, la precarización del empleo o la modificación de las leyes isleñas para favorecer el flujo de capitales tras-nacionales por los circuitos domésticos de nuestra economía.

Canarias, un territorio insular y atlántico convertido desde su modernización en un la-boratorio para el capitalismo de largo alcance; primero como puerto de abasto y des-pensa agroindustrial; y ahora como destino seguro al centro de la industria cultural de los servicios, tiene un papel muy importante que jugar en esta enésima reconfiguración de los mapas del poder planetario. Canarias, un archipiélago cuya historia luce atada, por estas mismas condiciones, irremediablemente a la miseria y la marginalidad de su mayoría social, debe convertirse en un lugar de referencia para la lucha contra todas esas medidas que pretenden ahondar en la herida de la división internacional del traba-jo y la riqueza.

A dos años vista de los comicios municipales y autonómicos, y previsiblemente a tres de que vuelvan a convocarse elecciones generales, debemos dar por cerrado el ciclo electoral, y subordinar nuestra llegada a las administraciones de las islas y el Estado al aumento exponencial de nuestra presencia en el espacio público. Nadie ha dicho que esto vaya a resultar una tarea fácil, pero la esperanza nos mantiene. Ya tenemos un pie en las instituciones, nos toca multiplicar nuestras huellas en las calles y las plazas.

ADIÓS A LA DOBLEMILITANCIALa aparición de Podemos convulsionó el panorama político de arriba abajo, de derecha a izquierda. Nuestra formación, de carácter transversal, había nacido para inscribirse en un nuevo espacio ideológico cuyo principal objetivo es recuperar las instituciones para ponerlas al servicio de la gente, a través de un programa de cambio. Es posible que por eso, meses antes de las elecciones de mayo de 2015, muchos partidos en Canarias se plantearan qué tipo de relación debían tener con respecto a nosotras.

Ante esa tesitura, hubo gente que comprendió enseguida que las aspiraciones de Po-demos pasaban por construir una nueva mayoría transformadora, y se animaron a par-ticipar activamente en nuestros círculos para terminar vinculándose a nuestro trabajo orgánico, dejando atrás sus militancias previas. Otras personas valoraron positivamente nuestra creación, pero decidieron mantenerse en sus respectivas organizaciones y par-tidos, tratando a Podemos como a una compañera de viaje y colaborando con nosotras en lo posible. No obstante, también existieron fuerzas que vivieron la aparición de Po-demos como una amenaza, y obsesionados con la idea de controlar nuestra expansión, se insertaron en nuestras estructuras y trataron de ejercer el control de nuestros órga-nos, manteniendo en todo momento en funcionamiento su propio aparato político, a pesar de haberse comprometido a disolverse dentro de nuestra formación.

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Esta realidad ha producido un contexto bicéfalo dentro de Podemos, asociada a incon-tables conflictos, deslealtades, roturas en la disciplina de voto y de pactos de gobierno, aparte de intentos descarados de desestabilización política en aquellos lugares en los que tenemos presencia institucional. De tal manera que, nuestra formación, en lugar de consolidarse en un espacio de intercambio y construcción de un proyecto transfor-mador entre iguales, se ha convertido en una especie de trampolín para que los doble-militantes alcanzaran una representación que, sin Podemos, jamás habrían alcanzado, reproduciendo en nuestro interior todo tipo de tretas y artimañas de vieja política.

Estas organizaciones, lejos de cumplir con la promesa hecha antes de las elecciones de disolverse dentro de Podemos, han decidido consolidar su crecimiento en todo el archi-piélago, compitiendo abiertamente con Podemos por el control de espacios ciudadanos e institucionales. Una decisión que los ha situado de manera definitiva fuera de nuestro marco orgánico, dando por superado el debate abierto en torno a su futuro próximo.

Luego, ha llegado la hora de decir adiós a la doble militancia para continuar constru-yendo nuestra propia estructura orgánica con honestidad y sin injerencias externas, emplazando a cualquier otro colectivo u organización de ámbito político isleño a traba-jar con nosotras codo con codo en todos los espacios en que las personas inscritas en Podemos lo avalen. Eso sí, siempre desde el respeto a nuestra autonomía como forma-ción, que al fin al cabo emana de los procesos democráticos legítimamente acordados para establecer la naturaleza, composición y alcance de nuestro proyecto de transfor-mación social.

UNIDAS, COHERENTESY AUTÓNOMASTan duros han sido nuestros primeros tres años de vida, que nos ha tocado “hacer ca-mino al andar”. Sin embargo, hoy en día, nos atrevemos a decir que somos una forma-ción con algo de experiencia, sostenida en el trabajo de base que hemos sido capaces de articular para asumir un papel protagonista en los tres procesos electorales que han cambiado para siempre el mapa político de nuestro país. Este rodaje, concentrado en un espacio tan corto de tiempo, nos ha llevado al momen-to actual, en el que nuestra organización se enfrenta con ilusiones renovadas a un nue-vo proceso de primarias que debe ser útil para perseverar en los aciertos que hemos alcanzado, pero sobre todo para no repetir los errores del pasado. Para lo que es nece-sario apostar por la consolidación de Podemos como un movimiento político y social coherente, pero también autónomo. Un Podemos que sea capaz de aglutinar a todas aquellas personas y colectivos que están convencidas de que nuestra tierra debe cam-biar de rumbo en 2019.

Lo tenemos clarísimo. En los municipios de Canarias, nuestros Círculos deben articular programas políticos transformadores basados en su día a día, en la realidad local. Al mismo tiempo que en las instituciones insulares debemos dejar atrás, de una vez por todas, las miserias insularistas, para abrazar un proyecto archipielágico sostenido en la comprensión de las singularidades de cada isla y cada comarca. A su vez, en las insti-tuciones autonómicas lo que debemos hacer es convertirnos en la única alternativa de


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gobierno a la trama canaria, reforzando nuestro trabajo parlamentario, sin olvidarnos de que este debe tener su inmediata traducción en nuestras calles y plazas.Necesitamos construir un Podemos que destile, de abajo a arriba, madurez política y organizativa. Un Podemos estable, sin titubeos, que tome sus propias decisiones. Un Podemos capaz de liderar la transformación política y social que urge en las islas. Un Podemos en que seamos capaces de caminar juntas; todas a una.

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UN C N RI S P R TOD SPODEMOS: UNA HERRAMIENTAPARA EL CAMBIO SOCIALPodemos no es un fin en sí mismo. Es un medio para aunar voluntades y anhelos: es una herramienta de cambio en manos de la gente. Por eso es tan importante que sea-mos capaces de acordar la estrategia que va a guiar a nuestra formación para que en 2019 en las islas, y en 2020 en todo el Estado, devolvamos la coherencia, la responsa-bilidad y la vocación de servicio público a nuestras instituciones democráticas, arre-batándole su control a Coalición Canaria, el Partido Popular y el Socialista. Ganar a las élites políticas y económicas que a través del insularismo, del caciquismo y del miedo han gobernado Canarias, debe ser nuestro objetivo fundamental en los próximos años, construyendo para ello alternativas de gobierno en cada ámbito territorial.

La trama en Canarias es la traducción del mismo poder insolidario y corrupto que, ali-mentado por los más variados dispositivos de acumulación capitalista, ha logrado im-ponerse en el escenario global en multitud de esferas de la vida, desde la economía a la cultura, pasando por la composición social de cada país y sus respectivos sistemas de gobierno. Sin embargo, no en todos estos contextos se manifiesta con la misma cla-ridad su hegemonía, y es solamente en la esfera de la política institucional donde exis-ten mecanismos democráticos que garantizan la posibilidad de revertir sus desiguales efectos. De ahí la necesidad de desalojar cuanto antes a los partidos que en nuestra tierra encarnan los intereses de esa minoría privilegiada, que ya ha dado con muestras suficientes de que estas son totalmente incompatibles con el buen funcionamiento de la administración.

A consecuencia de esto, el papel de los trillizos del poder en las islas; Coalición Cana-ria, Partido Socialista y Partido Popular, no es otro que la materialización de una alianza elitista, de una gran coalición cuyas aspiraciones pasan por la defensa a ultranza de sus privativos intereses, que necesitan de la supervivencia del orden social injusto actual-mente establecido para reproducirse. Al fin y al cabo, es eso lo que explica las privatiza-ciones masivas de nuestros servicios públicos, la tendencia constante a reducir la cuan-tía e incidencia del gasto social, la abundante legislación redactada según los gustos de la banca, las compañías multinacionales o los lobbies de presión, así como los inconta-bles casos de corrupción política que tienen que ver con el manejo de lo público.

Los partidos del régimen del 82 se han encargado durante años de poner las institucio-nes al servicio de su causa cortesana, ocasionando un daño irreparable a nuestro pue-blo, cada vez más empobrecido, más vulnerable y dolorosamente desigual. Por eso ha llegado la hora de ganar espacios y recuperar lo que es de todos, de convertir a Pode-mos en la mejor fórmula para devolver las instituciones a quien de verdad le pertenecen.

UNA CANARIAS PARA TODAS

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EL PROTAGONISMODE LA SOCIEDAD CIVILPodemos no debe institucionalizarse. La tensión entre movimiento popular e institu-ción es fluctuante, variando en cada momento. No debemos centrarnos en un ámbito e ignorar el otro, emulando las experiencias de otros partidos que desde la pura acción activista o la mera acción institucional no han conseguido afianzar su papel como insti-gadores del cambio.

Debemos tener claro que somos una herramienta al servicio de la ciudadanía, que los cargos públicos de Podemos son militantes que están en las instituciones, dispuestos a obedecer el mandato popular. Nuestro objetivo es ser el enlace entre la sociedad civil y la institución. La vulneración de derechos y el ataque indiscriminado a la mayoría traba-jadora nos debe mover, trasladando de esta manera el sufrimiento de la población a los órganos ejecutivos de las administraciones públicas.

A su vez, igual o más importante ha de ser nuestra presencia en las luchas populares, tanto si las lideramos, como si las apoyamos, sin arrebatar jamás el protagonismo a los agentes sociales. Es el pueblo organizado quien puede vencer a las élites, nuestra labor consiste en allanar el camino; poner las instituciones a su servicio. Pero para lograrlo, debemos continuar creciendo como un proyecto fundamentalmente de base, apegado a las luchas populares, donde la mayoría social reivindica la recuperación de los recur-sos públicos y la democratización de su gestión.

Tenemos que articular mecanismos para defender los intereses de la gente y dar a co-nocer la situación de los que más sufren y son ignorados por el poder. Debemos con-vertirnos en el altavoz de sus reivindicaciones, dejando que la sociedad civil sea la ver-dadera protagonista de su futuro, y no un simple espectador de la voluntad de quienes manejan los hilos desde consejos de administración, sin haber pasado por elecciones.

Allí donde se vulneran los derechos de las personas trabajadoras, donde se pida un comedor escolar, donde se vaya a producir un desahucio o se esté luchando por evitar un atentado medioambiental, debemos estar presentes. Porque es solo a través de la suma de esas victorias que la ciudadanía puede empoderarse, creando desde abajo re-des cada vez más sólidas de poder popular. Podemos debe ser un agente activo y par-te esas alianzas sociales.

CÍRCULOSY MÁS CÍRCULOSLa capacidad de que cualquier ciudadana o ciudadano sea protagonista del cambio democrático mediante su participación en la toma de decisiones políticas es uno de los pilares fundamentales de Podemos. Y la herramienta para lograrlo son los Círculos, nuestra principal seña de identidad. Una plataforma de cooperación igualitaria que de-bemos cuidar y hacer crecer dotándola de más y mejores recursos.

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Los Círculos son el espacio ideal para canalizar la participación política de la ciudada-nía, de abajo hacia arriba. Estos actúan, de hecho, como un contrapoder fundamental frente a aquellos que nos gobiernan en todos los ámbitos institucionales. Alejados de la concepción de que la política es solo para los que ostentan un cargo público o para quienes están preparados, partimos de una clara premisa: lo personal es político. La existencia de un comedor escolar es una cuestión política, los precios de las escuelas infantiles son una cuestión política, las infraestructuras sanitarias obedecen a plantea-mientos políticos concretos; y la corrupción también, y nos toca a todos evitar que los partidos del régimen continúen actuando desde la impunidad.

La organización y la militancia han hecho un trabajo arduo para lograr que los Círculos se vuelvan actores activos de la política que se lleva a cabo en sus respectivos territo-rios. Sin embargo, ha llegado el momento de dotarlos de mejores instrumentos para superar sus limitaciones a través del empoderamiento activo de la ciudadanía que está dispuesta a impulsar el cambio.

Podemos no puede volver a dejar pasar la oportunidad de tomar posiciones en el con-texto local. Por eso, es indispensable llegar a las elecciones autonómicas con una orga-nización fortalecida en los pueblos y ciudades del archipiélago. A través de los Círculos y Consejos, que son las estructuras fundamentales en las que debe sostenerse nuestro proyecto. Es necesario que se canalicen los mecanismos de participación social preci-sos para fortalecer el partido a nivel local, incentivando desde el ámbito autonómico el trabajo continuado con la sociedad civil y los diferentes colectivos que a nivel muni-cipal también operan en las islas. Para ello, es ineludible propiciar el empoderamiento de la ciudadanía a mediante el respaldo de nuestros órganos de base, dotándolos de medios, potenciando su autonomía organizativa y su capacidad de acción de abajo a arriba, si realmente queremos cambiar Canarias.

La organización de los Círculos de Podemos ha sido difícil, en entornos muy diferentes y con distintas velocidades. Aun así, tenemos la determinación de garantizar que estos sean espacios cada vez más amables y accesibles, espacios de trabajo y de reivindica-ción popular, y sobre todo más feminizados.

Ya hemos conseguido grandes avances en la coordinación y en la organización de los Círculos. Ahora, que ya disponemos de una mejor conexión interna, nos toca salir a la calle para liderar el cambio desde la base, desde lo local; allí donde las élites aún se sienten fuertes. Romper esas dinámicas nos permitirá situarnos en primera línea del cambio, acabar con el miedo y el caciquismo para poder transformar la realidad.

MUNICIPALISMO:88 RAZONESPARA CAMBIAR CANARIASLa fuerza de Podemos en las grandes ciudades y capitales de Canarias ha quedado clara en los últimos años de intensos ciclos electorales. Somos fuerza de cambio y de-bemos seguir trabajando desde las instituciones, pero sobre todo desde las calles y las plazas al servicio de la población de las islas. No obstante, la apuesta firme de Pode-


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mos Canarias debe ser afianzarse en los ámbitos menos poblados, desarrollando una estrategia de implantación rural.

En numerosos territorios del archipiélago vivimos una ficción respecto a la división administrativa de nuestra tierra, que debe responder a la manera en que se están pres-tando servicios a la ciudadanía, y no girar en torno al reparto de cuotas de poder y ali-mentación de redes clientelares. La implantación de los cabildos y las modificaciones del número de municipios ha respondido en muchas ocasiones a intereses oligárquicos, para seguir monopolizando el poder político y económico de las islas. Y estos intereses se han valido del factor miedo como herramienta de presión a la ciudadanía.

Este factor miedo es una realidad palpable en los territorios menos poblados de Cana-rias, donde las mencionadas redes clientelares tienen un arraigo histórico y el voto cau-tivo es el protagonista de todas las elecciones. La práctica política supone exponerse a represalias que van desde la difamación pública en medios de comunicación a la investi-gación de las condiciones de residencia en la isla, la no renovación de contratos de tra-bajo o recordatorios amenazas sobre la situación laboral de las familias.

Tenemos que romper estas dinámicas. Nuestra militancia ya ha empezado a cumplir esa tarea, asumiendo con valentía la responsabilidad del momento que vivimos. Sólo así se explica que más de la mitad de los círculos activos en las islas actúen en territorios con una población inferior a los 50.000 habitantes. La organización y las inscritas e inscri-tos han hecho grandes esfuerzos por implantarse en estos territorios y ser parte de la vida política, y ha llegado la hora de madurar estos esfuerzos, dando un paso más para liderar la alternativa de gobierno en todos estos territorios. A nuestra organización le toca recoger el guante y volcarse en lo local, prestando asesoramiento político a los Círculos y Consejos, empoderándolos y difundiendo su trabajo para que sigan siendo referentes del cambio en sus respectivos ámbitos territoriales.

La gran mayoría de los municipios canarios tienen menos de 50.000 habitantes. Aun así, son claves para el nuevo ciclo electoral. La importancia de la realidad rural es pal-pable, y es donde más debemos combatir el miedo y el caciquismo de Coalición Cana-ria, sus aliados y escisiones. Nuestro objetivo ha de ser construir mayorías de gobierno claras en el archipiélago y en cada territorio concreto, primando de esta manera los de-rechos de la gente por encima de los intereses de una minoría.

En los grandes núcleos de población debemos seguir reforzando la actividad de Po-demos y mostrar que somos modelo de cambio, de manera que se dé respuesta a los problemas de la ciudadanía en cada barrio, rompiendo las lógicas de los partidos tradi-cionales que desprecian sistemáticamente todas aquellas zonas empobrecidas, supe-rando las barreras y los muros invisibles creados por las élites para dividir las ciudades y que han relegado derechos como la educación y la sanidad de calidad a pequeños y privativos entornos, en detrimento de nuestros barrios populares. También es tarea de la organización dotar de herramientas a las compañeras y compañeros de Podemos de cada uno de estos barrios para poder visibilizar y ganar las luchas por la dignidad a la que la gente de Canarias se enfrenta a diario.

La situación con la que nos encontramos es clara, una juventud con cada vez menos oportunidades, una ciudadanía que va perdiendo poder adquisitivo y nuestros mayores abandonados a su suerte con una calidad de vida que disminuye de forma progresiva.

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Mejorar esta situación, siendo siempre el centro del proyecto las personas, debe estar en los objetivos de Podemos. Para ello no debemos convertirnos en un partido político más, sino posicionarnos en contra de toda injusticia y luchar por la regeneración política.

Los municipalismos son claves para el futuro de Podemos como herramienta de cam-bio, para lo cual reforzaremos nuestra marca en cada ámbito, confluyendo con la so-ciedad civil de forma prioritaria, dejando a un lado las sopas de siglas. En el 2019 debe-mos entrar en todos los ayuntamientos y cabildos de Canarias, aumentando a su vez la lista de gobiernos del cambio en nuestro archipiélago.

Realizaremos acciones municipales e intermunicipales de forma coordinada, de manera que se puedan multiplicar los resultados que obedecen al esfuerzo de nuestros militan-tes en los Círculos y las instituciones. Como objetivo principal, nos hemos fijamos colo-car a los municipios como agentes de cambio activo en sectores estratégicos.

EL MARQUE NOS UNETenemos un proyecto archipielágico para Canarias que debe superar, de una vez por todas, la lógica de atomizadora y pleitista a la que nos ha arrastrado el discurso insula-rista, el cual, al fin y al cabo, no responde sino la manifestación de una visión empobre-cida, interesada y minoritaria de la realidad canaria.

Nuestra forma de combatir este sistema preponderante es a través la participación, la horizontalidad y la cohesión de un proyecto unitario para las islas. El modelo de desa-rrollo que necesita Canarias debe ser común a todos los territorios, y debe empezar por afianzar los mismos derechos políticos de la población de Canarias, reformando el régi-men electoral que nos divide y debilita, y creando un auténtico proceso constituyente que de forma a un Estatuto de Autonomía que nos permita materializar un modelo ar-chipielágico en detrimento de las lógicas y dinámicas nocivas para la mayoría social.

La nueva democracia que defendemos tiene que contemplar por necesidad, la revisión del marco competencial de Canarias, replanteando las políticas de empleo en una tierra con empleos cada vez más precarizados, defendiendo la Renta Básica, universal, indi-vidual e incondicional como herramienta indispensable para acabar con las profundas desigualdades que azoran el archipiélago.

Otra pieza clave para el desarrollo cohesionado del archipiélago, son las relaciones internacionales, aumentando el papel que juegan las islas como región fronteriza y multicultural, con una estructura económica dependiente del exterior y una ubicación geopolítica estragética. Dentro de este contexto, marcado por una evidente inestabi-lidad de índole financiera y comercial, pero también política, la apuesta de Canarias debe pasar sin remisión por convertirnos en un territorio de paz permanente como ex-presión de la histórica extroversión de nuestra tierra y como salvaguardar del carácter abierto y mestizo de nuestra identidad cultural.


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GANAR LAS ELECCIONESPARA CAMBIAR CANARIASPara desafiar el modelo insularista, las elecciones al 2019 las debemos ganar de abajo hacia arriba, otorgando la importancia que le corresponde a cada ámbito territorial, que debe decidir cómo presentarse a las elecciones, tras haber realizado un análisis exhausti-vo de su realidad, centrando el debate en las capacidades de Podemos para convertirse en la mejor herramienta de lucha popular contra el caciquismo, el insularismo y el miedo.

En aquellos casos en los que Podemos ya cuente con cargos públicos trabajando en el interior de candidaturas de unidad popular o confluencias, le corresponde a la organi-zación poner a su alcance los recursos técnicos y económicos necesarios para que la labor que estos desempeñen se entronque con los contenidos de nuestro programa de cambio, valiéndonos de su presencia en los ayuntamientos para favorecer la implanta-ción local de nuestra formación.

Por otra parte, en los pueblos y ciudades en los que aún no tengamos representación, pero sí una estructura orgánica relativamente desarrollada, la función de Podemos debe ser la de favorecer el empoderamiento de las personas que son miembros del partido y simpatizantes en el trabajo con la sociedad civil, los colectivos sociales y cul-turales del municipio, mediante la dispensa sostenida de recursos económicos y técni-cos suficientes para dar estabilidad y garantizar la continuidad de su trabajo, además de fomentar la cohesión entre las personas participantes.

Por último, en los municipios en los que todavía no tengamos implantación, le corres-ponde también a la organización a nivel autonómico incentivar por medio de las perso-nas inscritas, la creación de Círculos que cuenten con los recursos técnicos y económi-cos suficientes para empezar a caminar.

Hasta el 2019 tenemos que demostrar que somos fuerza de gobierno con un progra-ma claro a nivel archipielágico y en cada entidad local, para llegar a las urnas junto a la masa social, ganando de esta manera las elecciones en 2019, y acabando con la trama de corrupción y caciquismo que se ha apoderado de nuestra tierra.

Por eso, de cara a las elecciones municipales serán los propios Círculos, junto con las personas designadas para dinamizar la Secretaría General Municipal y los Consejos, las responsables de acordar la forma de la candidatura que represente a Podemos en los próximos comicios, siempre y cuando se haya superado un proceso de primarias, se esté en posesión de un programa político para la localidad, se demuestre la capacidad organizativa de las personas que participan en los Círculos, y se den las condiciones para que nuestro partido pueda liderar, con el apoyo de otros colectivos y formaciones políticas, el proceso de cambio en el municipio.

Para llegar fuertes al ciclo electoral, tenemos que apostar por reforzar nuestra marca e identidad durante este periodo previo a 2019, para que cada territorio pueda decidir en libertad como presentarse a las elecciones. En aquellas zonas donde gobernamos con pactos, debemos llevar una estrategia que nos permita obtener mayorías de gobierno, de manera que podamos impulsar políticas reales al servicio de la ciudadanía. Allí don-de seamos oposición, nos convertiremos en el referente, marcando la agenda y la pauta

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de la política local. Una tarea que ya está en marcha en muchos de los lugares donde la trama canaria nos ha marcado como el enemigo a batir.

A nivel autonómico, crearemos un proyecto fuerte, cohesionado, coral y unitario que sirva de alternativa de gobierno a Coalición Canaria, el Partido Popular y Socialista. Luchar contra el insularismo es parte indispensable del proyecto de cambio que ha de liderar Podemos. Pero también lo es defender con contundencia los derechos que el actual gobierno vulnera impunemente.

Además, acercaremos la ciudadanía a los espacios donde se toman las decisiones, de manera que Podemos sea la herramienta para que la sociedad civil pueda garantizar su presencia en ellos. Debemos pasar de ser los carteros del cambio a sus guardianes, asegurándonos de la apertura permanente de las puertas del Parlamento Canario a la ciudadanía.

Acabar con el clientelismo y demostrar que una política basada en el bienestar de la ciudadanía, la protección de derechos, huyendo de todas las posibles prácticas caciqui-les no solo es deseable, sino que es viable en todos los ámbitos, es clave para construir una Canarias cada vez más fuerte y unida. Es importante aprovechar nuestro espacio en las administraciones para visibilizarnos como alternativa. Y sobre todo, es funda-mental empoderar a nuestra gente, a las personas inscritas y simpatizantes, a nuestras compañeras y compañeros para que puedan formar parte de la vida social y política de nuestra formación.

UNA TIERRA DE OCHO ESTRELLAS

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UN TIERR DE OCHO ESTRELL S.LA DIGNIDADDE NUESTRA GENTE.Recuperar las instituciones y ponerlas al servicio de la mayoría social. Rescatar a la ciu-dadanía de la situación de emergencia social que esta padece, como consecuencia de una crisis que no hemos provocado. Modificar el ordenamiento legal para blindar los derechos de la mayoría, especialmente en lo que tiene que ver con el empleo o la pres-tación de servicios públicos. Derogar todas aquellas normativas destinadas a impedir la alegre rebeldía de nuestra gente en las calles y las plazas, así como otras leyes destina-das a subordinar el derecho a recibir una formación gratuita y de calidad a los intereses del mercado. Acabar con los conciertos privados y la externalización de prestaciones sanitarias que, siendo públicas, mejorarían el rendimiento y la eficacia de nuestro siste-ma público de salud. Garantizar la igualdad real de hecho y de derecho entre todas las personas que residen en Canarias, independientemente de su condición social, su iden-tidad de género, adscripción política, de su credo, su procedencia o su padecimiento de cualquier tipo de diversidad funcional… son el centro de nuestro proyecto político para recuperar la dignidad de nuestra gente.

Nuestra tierra solo puede multiplicar su valor siendo consciente de que su mayor fuen-te de riqueza se encuentra en el bienestar de la ciudadanía. Dignificar su situación, ahora depauperada y carente de derechos fundamentales es, por tanto, una completa obligación para Podemos. Un partido cimentado en la impugnación del orden político y social vigente, que ha condenado históricamente al paraíso isleño a convivir en un esta-do de dramática extenuación social.

La mayoría de nuestros actuales gobernantes, todavía afectos al régimen del 82, no han sabido cumplir con la inapelable labor de ofrecer una alternativa sólida para mejorar la calidad de vida de sus gobernados. Más bien al contrario, su único cometido ha sido el de ahondar en la herida del pueblo, generando un modelo de sociedad completamente alejado de estos estándares.

Echar la vista hacia el pasado nos permite demostrar que con voluntad se puede trans-formar nuestro pequeño mundo insular. Las minoritarias élites canarias, sin ir más lejos, a pesar de residir en un territorio que ha pasado, de la noche a la mañana, de detentar una relación colonial con Europa a convertirse en su ultraperiferia, ha logrado alcanzar sus metas insolidarias, negociando de igual a igual con sus principales grupos de poder el estatus del archipiélago dentro del marco estatal y comunitario. Y esas metas se han visto materializadas a través de la puesta en funcionamiento, por ejemplo, de la ley de puertos francos, el Régimen Económico y Fiscal o la más reciente creación de la Zona Especial Canaria, concebidas para consolidar su modelo de crecimiento privativo y desigual en todos los ámbitos normativos en los que las islas se insertan. Si esto lo han

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conseguido, por sí solas, las pocas familias que hoy concentran la mayor parte de rique-za en nuestra tierra, ¿qué no sería capaz de lograr su mayoría social organizada?

Canarias es un horizonte abierto a la esperanza, un territorio cuyas condiciones econó-micas, culturales, ambientales y políticas legitiman el anhelo de transformar su sociedad, apelando al sentido común y de justicia de un pueblo que, en la misma medida que de-pauperado, está ansioso por protagonizar su propio proceso de emancipación social. Si la política es el arte y la capacidad de alcanzar acuerdos para proponer a la mayoría un modelo de sociedad como ella quiere, nos tenemos más por lo que esperar. Es nuestra propia gente quien nos está señalando que es el momento, que juntas Podemos.

RECUPERAR EL DERECHO AL TRABAJOY EL TRABAJO CON DERECHOSLas escandalosas cifras de paro estructural que registra Canarias, sumadas a la brutal precarización que está sufriendo la clase trabajadora, que desempeña su actividad diaria en auténticas condiciones de miseria, han provocado en las últimas décadas una pérdida de derechos y de calidad de vida en favor de una minoría dirigente. Tener trabajo ya no es garantía de protección contra la pobreza, por eso nuestra apuesta debe ir enfocada hacia dos vertientes; la defensa de una renta básica universal, incondicional e individual para asegurar la dignidad de cada individuo; y la mejora de las condiciones del empleo, luchando contra las reformas laborales del Partido Socialista y el Partido Popular.

Las administraciones públicas son claves en la lucha por la mejora del empleo, no solo repensando el marco competencial establecido actualmente para Canarias en esta materia, sino también formalizando contrataciones a través de cláusulas sociales y am-bientales, que tengan en cuenta el desarrollo de la economía social, la responsabilidad social corporativa y, sobre todo, la mejora de nuestros niveles de soberanía alimentaria –absolutamente clave en los entornos rurales–, así como nuestra autoeficiencia energé-tica. La cual nos permitiría desarrollarnos como territorio no dependiente de dinámicas empresariales y mafiosas ajenas al control ciudadano en demasiadas ocasiones.

REGENERACIÓN DEMOCRÁTICAY TRANSPARENCIAEn muchas ocasiones las prácticas corruptas de los partidos del régimen son ocultadas por el miedo de las oligarquías locales a perder su poder de influencia. Y estas no dudan en utilizarlo contra la población. Es necesario, por ello, un mayor control sobre los que go-biernan, a través del desarrollo de mecanismos que mejoren los niveles de transparencia y que aumenten la participación ciudadana como herramientas de la población para ejercer de interventores, para actuar como una vacuna contra la corrupción política.

No podemos permitir que los partidos tradicionales sigan saqueando y parasitando las instituciones en su propio beneficio. Coalición Canaria, Partido Popular y Partido So-cialista, junto a sus aliados y escisiones tienen toda la responsabilidad de que la crisis actual provenga de décadas de pelotazos urbanísticos e inversiones en infraestructuras


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faraónicas, impulsadas con el único ánimo de enriquecer a determinados promotores y empresas constructoras, de la mano de una trama de enlaces con el poder político. Grandes obras que en lugar de dar solución a los problemas reales de la gente, se han convertido en un auténtico lastre para muchas corporaciones, que tras su construcción han multiplicado sus deudas, han experimentado problemas con su explotación y no han podido, por ello, implementar una adecuada conservación de los mismos, sacrifi-cando a cambio partidas presupuestarias que podrían haber venido muy bien para ro-bustecer los servicios públicos esenciales que cada una de ellas prestan.

Cada administración debe velar por que los proyectos que sean aprobados en su seno sirvan para dar respuesta a problemáticas de interés público real, dimensionando ade-cuadamente su capacidad futura, garantizando que esa obra o infraestructura va a dar un servicio óptimo a lo largo de su vida útil, aprovechando al máximo cada euro invertido. Debemos alejarnos de la constante de estos últimos tiempos que se han traducido en aeropuertos vacíos, redes de transporte infrautilizados, equipamientos de todo tipo total-mente abandonados, y un urbanismo disperso que eviscera los núcleos urbanos consoli-dados y sobrepasa la capacidad de los ayuntamientos para nutrirlos de servicios urbanos.

SOBERANÍAALIMENTARIALa Soberanía Alimentaria es el derecho de los pueblos a decidir su propia política ali-mentaria, lo que incumbe a la gestión de su agricultura, ganadería y pesca; es decir, el derecho a la alimentación y a la producción segura de sus propios medios de subsis-tencia, así como la capacidad de autoabastecerse como comunidad.

En nuestra tierra producimos entre un 10 y un 14 por ciento de los alimentos que con-sumimos, importando entre un 86 y un 90 por ciento de los bienes destinados a nues-tra alimentación. Resumiendo, somos preocupantemente dependientes del exterior en un aspecto fundamental: nuestra subsistencia.

La superficie agrícola de Canarias es relativamente pequeña. Apenas supone un 18 por ciento de la extensión total del archipiélago. De cada 100 metros cuadrados, solo 18 se corresponden con terreno cultivable. Y dentro de esa escasa cifra, son muchas más las tierras sin cultivar que aquellas que se cultivan.

Por si esto fuera poco, cerca de 90.000 hectáreas de suelo agrícola se encuentran hoy en día inactivas, en barbecho forzoso. En otras palabras, la mayor parte de la superficie agrícola de las islas lo es solo en superficie “potencialmente” agrícola. De ahí que dos de nuestros paisajes más habituales sean; por un lado, el de la sorriba abandonada; y por el otro, el de los estantes de los supermercados llenos de productos de fuera.

Con el beneplácito de herramientas legalizadas como el Régimen Especial de Abasteci-miento (REA), que no discrimina a la hora de otorgar subvenciones entre producción propia y los bienes que solo podemos conseguir en el mercado exterior, se calcula que son poco más de 41.400 las hectáreas de terreno cultivadas que sobreviven en Canarias. De modo que, la extensión sin cultivar es más del doble que la que sí se trabaja.

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Unos pocos importadores introducen así, cada año, millones de kilos de alimentos que podrían ser suministrados por nuestros propios agricultores, ganaderos y pescadores, imponiendo los precios más favorables para las grandes superficies, mientras el número de productores isleños no deja de descender, a excepción de los grandes propietarios de explotaciones agrarias, en su mayoría plataneros, que reciben puntualmente la mayor parte de las ayudas europeas del Programa Comunitario de Apoyo a las Producciones Agrícolas (POSEICAN). Para que llegue la parte de este mismo programa que corres-ponde a los pequeños productores isleños, dependiente de la aportación de las institu-ciones de las islas y el Estado, hay que soportar, sin embargo, enormes retrasos.

No es casualidad que la mayor parte de los terrenos agrícolas abandonados, lo fue-ran durante las décadas de los sesenta y setenta, justo cuando el cultivo de cereales se redujo al mínimo y el boom turístico motivó una deserción en el sector primario sin precedentes. Precisamente durante ese momento, el suelo de las islas pasó a tener una nueva consideración en el mercado. Además de ser el principal soporte de las ac-tividades del sector primario, se convirtió en el escenario elemental de expansión de la industria turística, que necesitaba consumir suelo a marchas forzadas para resultar rentable a sus promotores y futuros propietarios. Ello hizo posible que el rol que había jugado históricamente nuestro territorio cambiara drásticamente, dejando de ser úni-camente soporte el soporte vital de la vida en las islas y convertirse en el espacio físico de expansión de las actividades económicas que corresponden a la porción que ahora tira de nuestra economía.

Siguiendo esta misma premisa, el Proyecto de Ley del Suelo que pretende aprobar el gobierno de Coalición Canaria, con el apoyo inestimable del Partido Popular y el Parti-do Socialista, viene a concretar la mercantilización total de nuestra tierra, dando cober-tura legal simplificada y operativa a las viejas dinámicas de ocupación del territorio que tanto daño han hecho al paisaje natural y cultural canario. Dicho de otra forma, esta ley supone la aplicación de la lógica neoliberal a nuestro modelo urbanístico, dejando en manos de las autoridades locales y promotores económicos el escenario que también debe servir para alimentar a nuestra gente.

Frente a esto, es imprescindible seguir protegiendo la actividad agrícola en Canarias, y con ella su territorio, promoviendo el uso agrario y el desarrollo de actividades viables y sostenibles que nos hagan acercarnos al objetivo de multiplicar los niveles de produc-ción de nuestro sector primario, de acuerdo a criterios de sostenibilidad ecológica, so-cial, económica y culturalmente apropiadas a nuestra realidad insular. Es una cuestión de supervivencia y un derecho legítimo de nuestra gente, además de hacer parte de un compromiso con nuestro medio natural y una oportunidad única para diversificar nues-tra economía.

AUTOSUFICIENCIAENERGÉTICAActualmente nuestro sistema energético obtiene la energía en casi un 90% de com-bus-tibles fósiles, los cuales son importados gracias a subvenciones que impiden, junto a la


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legislación estatal, el desarrollo de una verdadera transición energética en Canarias.

La industria de la energía se encuentra ahora mismo en poder de grandes empresas multinacionales que tributan en paraísos fiscales. Empresas que no solo se llevan la ri-queza generada fuera de nuestras fronteras, sino que también son las que marcan las políticas a desarrollar por parte del gobierno estatal y autonómicos, viendo sus aspira-ciones materializadas en planes y proyectos para el archipiélago que pasan por encima del interés general, reproduciendo así el fenómeno de las puertas giratorias en Cana-rias, responsable de que muchos altos cargos públicos hayan acabo en consejos aseso-res de las empresas eléctricas.

Se trata de un sistema pensado para seguir beneficiando al sector privado, otorgando cada vez más cuotas de poder a empresas en una comunidad autónoma que lidera los rankings de pobreza energética en el Estado. La conexión con Marruecos planteada en el proyecto Intermacan, financiada con dinero público, es una muestra más del interés oculto a favor de empresas como Red Eléctrica de España, pues antepone los posibles intereses de esta entidad a las consecuencias que estos planes tendrían para Canarias, haciéndola aún más dependiente del exterior y del consumo de energías fósiles.

Repensar el modelo e iniciar el proceso de transición energética se ha convertido, por esta razón, en una obligación, haciendo hincapié en que no solo hace falta cambiar un tipo de combustibles por otros, en este caso, los fósiles por los renovables. Sino insistir también en el hecho de que la auténtica transición es aquella que democratice el sector y permita acabar con la pobreza energética.

La dirección que debemos tomar es la que nos permita aumentar las cuotas de au-toabastecimiento energético, de manera que se prime el ahorro y el autoconsumo, pro-moviendo la reindustrialización del archipiélago, con una mayor inversión y una apuesta decidida en Investigación, Desarrollo e Innovación del sector, favoreciendo la creación de empleo estable y de calidad.

CANARIAS EN EL ESTADOPLURINACIONALCanarias es un territorio con personalidad propia dentro del marco del Estado, y como tal debe tener derecho a hacer valer democráticamente sus anhelos como comunidad política, cultural e histórica. No obstante, nuestro pasado colonial parece que ha relegado a nuestro territorio a cumplir con un papel residual en relación al resto de España. Un pa-pel que las personas que residen y trabajan en las islas, y que, por tanto desarrollan entre nosotras su proyecto de vida, deben jugar contando con todas las garantías que otorga la condición política de canario, recogida como tal en nuestro Estatuto de Autonomía.

En este sentido, nuestra particular “Carta Magna” isleña debe reflejar todas esas parti-cularidades que definen la conciencia nacional de nuestro pueblo, reflejando además su potestad para decidir con plena libertad nuestro modelo social, así como también el tipo de relación que queremos establecer con el resto del Estado. Eso sí, cualquier mo-dificación de nuestra constitución isleña debe ser fruto de la activación de un proceso

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constituyente que implique a todos los sectores de la ciudadanía isleña, refrendados mediante una consulta popular.

Nuestra condición atlántica e insular legitima además nuestro derecho a participar di-rectamente en cuanto tenga que ver con nuestro contexto geopolítico más inmediato, especialmente en lo concerniente a nuestro cielo, mar y aire, además de definir nuestra participación en aquellas cuestiones de índole internacional que resulten sensibles para el archipiélago. Por esta razón, defendemos desde Podemos Canarias no solo el mante-nimiento de los fueros históricos, las costumbres y las instituciones propias de las islas, sino también la posibilidad de ampliar el espacio en el que se actualmente está fijado nuestro marco competencial, siempre dentro de los cauces democráticamente estable-cidos por el ordenamiento jurídico estatal y europeo.

Igualmente, consideramos necesario impulsar desde las islas la articulación de un mar-co de negociación específico que desemboque en una modificación de la Constitución del 78 que sirva para reconocer la realidad plurinacional del Estado, en el que deben tener cabida las demandas democráticas no solo del pueblo canario, sino también del resto de los pueblos que conforman la realidad actual de España.

REDESCUBRIENDONUESTRO PATRIMONIOCanarias es un territorio frágil y debe estar a la altura del gran reto de nuestra era; el cambio climático y sus consecuencias ambientales.

Nuestro territorio y su biodiversidad son nuestra gran fortaleza social y económica. Somos un pueblo que se reconoce en su realidad ambiental, y han sido numerosas las ocasiones en las que hemos salido a las calles a defenderlo, convencidos de la necesi-dad de poner fin a las operaciones urbanísticas que suponen auténticos atentados para nuestro medio natural. Por eso debemos asegurarnos de su protección, no solo a través de los instrumentos de planificación del territorio adecuada, sino también a través del incentivo de sectores asociados a su conservación, como el desarrollo de la economía verde, el cambio de modelo productivo y la responsabilidad ambiental en todas las ac-tuaciones que lleven adelante las instituciones.

La protección del mundo rural y marino son claves para asegurar nuestra calidad de vida, y por ese motivo no podemos olvidarnos de la ley del suelo, premisa actual de los especuladores para seguir devorando nuestro territorio. Nuestro modelo de desarrollo ecológico debe ser no solo pionero, sino también integral y transversal, yendo del te-jido empresarial a nuestro modelo productivo y de transporte, siempre tan presente y clave para vertebrar adecuadamente el archipiélago.

Por otra parte, la industria cultural del turismo, además de modificar para siempre el pai-saje de Canarias, ha puesto a nuestra gente ante un espejo que, de algún modo, debe reflejar su propia identidad, convertida en un valor patrimonial más. Un valor que, como otros tantos, ha asumido un papel central como dinamizador del mercado de los servicios.


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El problema, sin embargo, no radica aquí. El problema se encuentra en que el proce-so de autorreflexión identitaria que ha traído consigo la terciarización de la economía canaria no se ha producido de manera colectiva, ni se ha apropiado de ella la mayoría social. Como sucede habitualmente con los segmentos económicos pujantes, la par-ticipación en su confección y desarrollo suele estar pautada por los mismos mecanis-mos que, al fin y al cabo, discriminan el destino de sus beneficios. Y el caso del turismo en nuestro archipiélago no iba a ser menos. Y es que, hablamos de un segmento que asciende a cifras milmillonarias de nuestro Producto Interior Bruto; es decir, de un ne-gocio capaz de poner al servicio de sus consumidores cuantos aspectos puedan iden-tificarse como expresión genuina de lo insular. Aunque en la mayoría de los casos, la selección de estos recursos representativos de la cultura canaria, respondan antes a las demandas de la industria, combinadas con las iniciativas específicas implementadas por las administraciones públicas, que a las preferencias de nuestra propia gente.

La definición misma del concepto de cultura de la que participamos en Podemos Ca-narias la define como un ente sociológico siempre en movimiento, eternamente cam-biante. Ante eso, la labor de las instituciones no debe ser otra que la de su promoción equilibrada, procurando que la multitud de actores y proyecciones culturales con asien-to en las islas, posean un espacio de expresión propio que no necesariamente esté condicionado por los movimientos no aleatorios del mercado internacional del turismo. Desde este punto de vista, la clasificación de los diversos recursos cultures que convi-ven en las islas debe estar al servicio de la ciudadanía, y por tanto, resultar visibles para su democrática puesta en valor. Pues, en suma, la cultura canaria también es una mani-festación del saber y del poder de nuestra gente cuya diversidad de formatos, ya nos estemos refiriendo a las artes visuales, la música, el conocimiento científico o cualquier otra clase de expresión popular, no contrarresta su profundo potencial para cohesionar a la sociedad insular.

Conscientes de esta realidad, Podemos Canarias quiere implementar un modelo cultu-ral enormemente diferenciado del proyecto elitista e ideologizado que por espacio de dos décadas ha consolidado el falso nacionalismo, más bien tipista y folclorista. La cul-tura canaria no es solo un espectáculo fácilmente traducible al lenguaje del turismo, es el conjunto de expresiones más sentidas de nuestro pueblo, y está conformado por un conjunto de elementos cuya mayor riqueza consiste en su diversidad. Un aspecto que debe ser protegido y alentado desde instancias “oficiales”.

El carácter plural de la cultura Canaria es un hecho histórico que se continúa reprodu-ciendo en el presente, del que pueden extraerse valores sociales positivos que inviten a la integración, la ampliación de derechos y la patrimonialización mediante la vía del consenso, propiciando así un modelo de sociedad basado en el intercambio como for-ma de convivencia.

La multitud de paisajes isleños, la procedencia heterogénea de sus gentes, la naturaleza mestiza de sus usos y costumbres tangibles e intangibles, así como la viabilidad de sus conexiones con cualquier punto del océano Atlántico, también son un valor en sí mismas que se debe resaltar a través de medidas concretas como la redacción de leyes y regla-mentos que protejan la cultura canaria sin cercenar su dinamismo, mediante la imple-mentación de herramientas que sirvan para retroalimentar su valía, como pudiera ser la

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imposición de gravámenes fiscales o tasas específicamente destinadas a incrementar el flujo de las obras de nuestras creadoras o la protección de nuestro medio rural y natural.

La inversión en Investigación, Desarrollo e Innovación es otra forma de aumentar el patrimonio cultural de nuestra tierra, convirtiendo la cultura insular en un factor de pro-greso perfectamente útil para combatir la realidad diaspórica a la que han tenido que enfrentarse miles de jóvenes canarios, que a pesar de poseer una amplia formación en diferentes áreas de conocimiento, han tenido que marcharse lejos para poder desarro-llarse profesionalmente.

En último lugar, es preciso resaltar la calidad patrimonial que también poseen nues-tras instituciones democráticas, malogradas a causa del mal uso que le han dado los partidos del régimen durante décadas, pero que no por ello deben ser desechadas a la ligera. La apuesta de Podemos Canarias en este sentido, pasa por su regeneración democrática con el objetivo de restituir su reputación en base al cumplimiento de los fines para los que han sido concebidas: ser la expresión de la soberanía, de la voluntad democrática de nuestro pueblo.

ACABAR CONLA POBREZA INFANTILY APOSTARPOR LA EDUCACIÓN.En Canarias, los índices que miden la pobreza infantil y la educación pública gratuita, es lamentable. Somos líderes en pobreza infantil y entre los primeros de fracaso escolar de todo el Estado y Europa; dos ámbitos estrechamente relacionados. Es por eso que nuestra acción política debe pasar por la gratuidad, la laicidad y la calidad de la educa-ción en todos los niveles y la apuesta por las escuelas infantiles como herramienta de lucha contra la desigualdad.

A su vez, la eliminación de la pobreza infantil debe ser uno de nuestros ejes prioritarios, con una batería de medidas para tal efecto. Los gobiernos deben garantizar la suficien-te protección a la infancia, asegurando que las niñas y niños de Canarias no estén ex-puestos a vivir en condiciones de pobreza y exclusión social.

La lucha contra la pobreza infantil debe hacerse de manera integral, empezando por los presupuestos del Gobierno de Canarias, pero también mejorando la calidad de la atención prestada en los centros educativos públicos, donde se debe garantizar la gratuidad de los materiales, que estén cubiertas sus necesidades esenciales y que los servicios que allí se desarrollan sean de calidad, luchando contra la segregación, la falta de personal, las malas condiciones de trabajo de los profesionales o la masificación en las aulas.

Por último, es imprescindible que se realice la creación de una comisión permanente de seguimiento para garantizar el cumplimiento del artículo 25 de la Declaración Universal de Derechos Humanos con respecto a la infancia, además de lo mandatado por la pro-pia ley canaria de educación, que aún no se ha implementado en su totalidad.


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EL FEMINISMO COMOMEJOR HERRAMIENTA CONTRALA DESIGUALDADEste debe ser nuestro lema y una de nuestras principales herramientas para acabar con la opresión y las violencias heteropatriarcales. El feminismo, en sus múltiples variantes, debe liderar todas nuestras acciones para erradicar las violencias y los comportamien-tos machistas no solo en las instituciones, sino también en las escuelas, en la vida labo-ral donde las mujeres sufren múltiples desigualdades, sin olvidarnos nunca del ámbito doméstico. A su vez, la pobreza, la precariedad y la explotación se han feminizado hasta alcanzar unos niveles totalmente intolerables. Lo que nos debe llevar a estable-cer como obligación el cese del machismo como estrategia al servicio del avance del neoliberalismo a escala global, el cual también sostiene y posibilita el gobierno injusto de una minoría que no parece interesada en prevenir y eliminar realmente este tipo de actitudes de nuestra sociedad.

La coordinación constante de la Secretaría de Igualdad con los círculos feministas de Podemos Canarias y el resto del estado, es, por tanto, una cuestión clave para el correc-to funcionamiento de nuestra organización y el cumplimiento de nuestro programa de cambio. Es imprescindible desarrollar una política orgánica que sustente en las calles, las plazas y las instituciones nuestro férreo combate contra los compor-tamientos y las po-líticas desiguales que acaban mermando los derechos de todas.

ESTAREMOS TODAS SOLOCON ACCESIBILIDAD UNIVERSALLas personas con discapacidad, debido a sus circunstancias especiales, son uno de los colectivos con mayor riesgo de exclusión social. A nivel orgánico, la diversidad funcio-nal y la accesibilidad universal deben situarse como vectores transversales de atención preferente en todas las líneas de acción política de nuestra formación, formando a las personas con responsabilidades y a los militantes de los círculos en esta esfera crucial.

Nuestra acción política en este sentido debe desarrollarse con arreglo a los principios, valores y mandatos de la Convención Internacional sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, aprobada por las Naciones Unidas en 2006, y firmada y ratificada desde entonces por España.

La Secretaría de Diversidad Funcional debe crear, a su vez, los mecanismos y órganos de coordinación con los cargos públicos, orgánicos y de la sociedad civil para trasladar nuestra estrategia interna también a las instituciones, de modo que seamos capaces de desarrollar una Política Integral de Accesibilidad en nuestra Comunidad Autónoma, ha-ciendo de esta secretaría un área transversal que garantice la inserción de la perspec-tiva de accesibilidad universal en todos los programas y proyectos que se pongan en marcha en nuestro territorio.

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UN SISTEMAELECTORAL JUSTOTranscurridas seis legislaturas desde que fuera redactada la Ley electoral canaria, lo cierto es que su contenido no ha hecho otra cosa que beneficiar de manera eviden-te a las formaciones políticas tradicionales, asegurando su hegemonía a través de un complicado ejercicio de ponderación del voto basado en la aplicación de una serie de claves de naturaleza netamente insular. El resultado de este mecanismo es bastante clarificador; la circunscripción resulta casi más importante que el número de votos para modificar la composición del Parlamento Autonómico. A lo que hay que sumar el hecho de que la formación que gobierna el archipiélago no siempre resulta ser la fuerza que cuenta con más apoyo popular.

El Estatuto de Autonomía de Canarias se aprobó en 1982, con una disposición transi-toria que recoge un régimen electoral que debía ser objeto de un desarrollo posterior mediante la elaboración de una ley electoral canaria que la dejara sin efecto. Una aspi-ración que, 35 años después, y tras una modificación del propio Estatuto en 1996, sigue sin cumplirse. Por tanto, puede afirmarse que el actual sistema electoral canario es he-redero de las dinámicas insularistas que contraponen los intereses de las islas de forma individualizada en lugar de fomentar un proyecto conjunto, colectivo y de unidad para Canarias.

Las barreras electorales han jugado un papel determinante en la construcción política de Canarias, ya que tanto en su vertiente insular, donde ascienden al 30 por ciento del total de votos contabilizados, como autonómica, donde este tope alcanza el 6 por cien-to del total, son las más altas de todo el Estado, resultando directamente responsables de que en la presente legislatura, haya entrado un partido de corte insular a la Cámara con tres diputados y 5.090 votos, mientras que se quedaron fuera partidos con 54.375 en todo el archipiélago.

La gran desigualdad del voto y la baja proporcionalidad del régimen electoral canario también son causa y consecuencia de esta visión insularista y fragmentada de nuestra tierra, como demuestra el hecho de que un voto emitido en una circunscripción pue-da valer hasta 17 veces más que el de otro territorio insular. Solo así puede explicarse, atendiendo al argumento de la triple paridad, que el tercer partido en votos sea el pri-mero en escaños en la cámara autonómica, anteponiendo al conteo democrático de los sufragios, los intereses individuales de cada territorio y el enfrentamiento entre islas por encima del interés común de toda Canarias.

Esta sobrerrepresentación insular y desigualdad en el voto no han conseguido, en los 35 años de régimen electoral transitorio, superar las profundas desigualdades sociales que históricamente han lastrado el desarrollo de Canarias. Un objetivo que inspiró su diseño original, y que, vista su escasa eficacia, queremos enmendar con la reforma del Estatuto de Autonomía de Canarias. Los datos publicados por el Instituto Canario de Estadística (ISTAC) relativos a la pobreza en el archipiélago avalan esta tesis, situando a islas como El Hierro, el territorio más sobrerrepresentado por el sistema electoral, como la isla con mayor porcentaje de hogares en situación de pobreza relativa, con unos ingresos mensuales iguales o inferiores a 456 euros.


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Definitivamente, Canarias posee uno de los modelos democráticos más injustos del mundo. Un modelo que permite que no sirve para combatir los males endémicos del archipiélago, y que solo ha favorecido el hecho de que gobiernen los mismos partidos proceso electoral tras proceso electoral, a pesar de que estos no sumen la mayoría de los sufragios.

TOD S A UN ,PODEMOS.El futuro de Canarias pasa por el convencimiento de que Podemos debe liderar el cambio democrático ha-cia posiciones que defiendan a la mayoría social. El 2020 vamos a sacar al Partido Popular de la Moncloa. Pero para ello, antes debemos desalojar a Coalición Cana-ria, sus alianzas y sucursales de todos en todas las instituciones de Canarias.

Demostremos desde todos los niveles de participación que otra manera de hacer política es posible.

una tierra amordazada documento polÍtico. cambiar …

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