una pelea cubana

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UNA PELEA CUBANA CONTRA LOS DEMONIOS TRABAJO FINAL DE LA ASIGNATURA CINE Y ARTES ESCÉNICAS PROFESOR: RAFAEL GÓMEZ EVELIN VIAMONTE BORGES

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Page 1: Una Pelea Cubana

UNA PELEA CUBANA CONTRA LOS DEMONIOS

TRABAJO FINAL DE LA ASIGNATURA CINE Y ARTES ESCÉNICAS

PROFESOR: RAFAEL GÓMEZ

EVELIN VIAMONTE BORGES

Page 2: Una Pelea Cubana

Una pelea cubana contra los demonios, del conocido

director cubano Tomás Gutiérrez Alea, fue estrenada en 1972 y ganó

el Premio CIDALC1 ese mismo año en el Festival Internacional de Cine

de Karlovy Vary en la entonces República de Checoslovaquia.

Está inspirada en el libro de Fernando Ortiz, prestigioso

etnólogo e investigador cubano, Historia de una pelea cubana contra

los demonios. El libro es básicamente “un tratado semihistórico y

folklórico de la ideología demonológica (…) en cuyo ambiente se

desarrollaron los pintorescos y extravagantes episodios de la lucha de

la villa de Remedios, de 1682 a fines del siglo XVII”2; los

acontecimientos se desarrollan concretamente, en esa nuestra “edad

media”3, en una boca del infierno4 localizada debajo de la Güira de

Juana Márquez la Vieja, según consta en documentos eclesiásticos de

la época, y que se supone estaba enclavada en lo que hoy se conoce

como Remedios en Santi Spiritus, provincia de Cuba que conserva

aún su toponímico en latín. Las investigaciones de Ortiz, revelan que

hacia el 1672 la Villa de San Juan de los Remedios del Cayo fue

trasladada a un enclave más al interior de la isla.

Los planes tejidos por José González de la Cruz, párroco y

comisario de la Inquisición en Remedios según la historia nos

muestra, encontraron en el demonio y su influencia sobre los

pobladores de la villa, una excelente coartada para exigir su traslado.

Pero en realidad todo había sido urdido “por las pasiones más

1 Comité Internacional para la Difusión de las Artes y las Letras a través del Cine.2 Fragmento tomado de la carta que Fernando Ortiz escribió a su amigo Mariano Rodríguez Solveira,

entonces rector de la Universidad Central de las Villas, el 10 de febrero de 1959. Mariano Rodríguez le

había pedido una obra de tema folclórico que sería publicada en nombre de la institución. En esta

misma carta añadía Ortiz su intención de ponerle un subtítulo que al parecer luego desestimó: “relato

documentado, folklorista y casi teológico de la terrible contienda que un inquisidor, una negra esclava,

un rey y copia de alcaldes, ateos, piratas, energúmenos y demonios libraron a fines del siglo XVII, junto a

una boca de los infiernos cerca de la villa de San Juan de los Remedios”3 Según decir de Pichardo Moya, arqueólogo e historiador cubano.4 Se conoce como ‘boca del infierno’ a un lugar de convergencia mística donde los poderes demoníacos

son atraídos y obran con mayor violencia.

2

Page 3: Una Pelea Cubana

perniciosas de la flaqueza humana” (ORTÍZ, 1975), ya que al parecer,

uno de esos enclaves escogidos estaba precisamente en tierras de

quien fue finalmente vencedor de tal contienda.

En el siglo XVII los demonios estaban en franco apogeo y hacían

de las suyas en Cuba y por todo el mundo. Los primeros hombres

blancos que arribaron a las costas cubanas llevaron consigo el miedo

al infierno cristiano y lo introdujeron a los indígenas en primer lugar y

luego a los negros que traían de África, para quienes no existía tal

diferenciación maniquea entre lo bueno y lo malo. La lucha entre el

bueno y el maldito, el miedo a Satán, y el hacer del demonio la

justificación para muchos males cotidianos, llegaron pues de la mano

de las primeras expediciones de conquistadores españoles. A pesar

de ser una negra esclava, uno de los personajes centrales en esta

trama de demonios, tenemos que aclarar que no existe en las

religiones de origen africano de la isla de Cuba, ninguna divinidad que

pueda ser identificada con el maldito del cristianismo o de otras

religiones occidentales; los orishas o divinidades africanas, son todas

buenas y malas dependiendo de las circunstancias, tal como lo

pueden ser los propios hombres; no obstante, los negros esclavos

temían al diablo de los blancos y sufrían sus influencias. De esta

manera, y al estar el demonio en la mentalidad del hombre blanco,

puede entenderse que se considerara como obra del demonio aquello

que para los negros tal vez era sólo el estado de trance o de posesión

de una de sus divinidades o del espíritu de un antepasado, sin que

por ello tuviera ninguna relación con el concepto teológico occidental

de Satanás.

La película, como se puede comprobar después de leer el libro,

se ha inspirado en estos curiosos acontecimientos acaecidos entre

1672 y finales del XVII cubano, ciertamente documentados por Ortiz,

y ha creado un hilo narrativo que recrea sin pretensión de fidelidad al

texto original, los sucesos de violencia y persecución colectiva que

tales documentos históricos cuentan, abriendo líneas de significancia

hacia lo que podríamos denominar ‘otras contiendas de índole

3

Page 4: Una Pelea Cubana

humana’ en su sentido más amplio. La relación de Titón5 con la

literatura está presente a lo largo de toda su filmografía (seis de los

doce largos que rodó están basados en obras literarias); él mismo

comentó en una entrevista: “lo que ocurre es que las ideas que tengo

dentro, las encuentro en una novela o en un argumento que ya

existe” (ÉVORA, 1994); sin embargo, el crítico Ambrosio Fornet es de

la idea de que Gutiérrez-Alea encontraba algo más en estos textos

literarios, algo como “fisuras, intersticios, zonas vacías o imprecisas”

en las que pudieran “injertarse orgánicamente los matices de un

conflicto, las variantes de tono, los aportes inesperados de las

circunstancias o el azar” (ÉVORA, 1994).

La época en que se desarrollan los acontecimientos de esta

historia, corresponde a una muy temprana en la historia de la

incipiente colonia, aún dispersa y sin una cohesión que le brindara

algún tipo de estabilidad. Cuba en aquel entonces no era mucho más

que un “puente”, “una piedra para cruzar el río”; de hecho el rey de

España se vio obligado a decretar la prohibición de salida de la isla a

los casados en alguna de las villas de Cuba, pero como tantas otras

veces, el rey no fue obedecido en esa parte del mundo, y Cuba

amenazaba con despoblarse de colonos que partían hacia el

continente atraídos por las mejores perspectivas que les ofrecía.

El proceso de colonización en Cuba no tuvo los mismos matices

que en otras tierras de América ni por supuesto, idénticas

consecuencias; además del escaso interés que los colonizadores

mostraron en aprender la lengua y las costumbres de los nativos, el

exterminio de los indígenas que poblaban la isla fue tan rápido que la

posibilidad de mezcla o intercambio fue casi nula. De hecho no hay

casi documentos que se conserven de este primer encuentro; a

menudo, incluso, la historia de Cuba comienza a ser contada con la

llegada de Colón como si más que un descubridor hubiera sido un

creador. (ORTIZ, 1975)

5 Tomas Gutiérrez-Alea, más conocido como Titón.

4

Page 5: Una Pelea Cubana

La identidad nacional cubana se nutre así de otros

componentes. No hay que perder de vista estos detalles al

enfrentarnos a esta obra, porque Una pelea cubana contra los

demonios (la película) es también una especie de visión ontogénica,

una suerte de narración, cuento casi “mítico”, en los orígenes de la

cubanía donde fuerzas de otra naturaleza misteriosa y desconocida,

junto a los anhelos frustrados de colonos, aventureros, filibusteros,

pendencieros de todo tipo y calaña y negros esclavos, se

entremezclaron en una amalgama heterogénea de difícil clasificación;

esta historia (la de la película) puede entenderse también en sentido

general, como la metáfora de un viaje que se inicia en los tiempos de

aquellos primeros colonos y cuya esencia posee, al decir de Cintio

Vitier, “la calidad evasiva de un imponderable”. Tal es la forma en se

puede hablar de la ‘cubanía’, del ‘ser cubano’, como una aventura

que “consiste en ir al descubrimiento de algo que sospechamos, pero

cuya identidad desconocemos”6.

Por ese extraño destino que inexplicablemente corren algunas

obras de arte, esta película no figura dentro de las más conocidas de

Tomás Gutiérrez Alea, casi podríamos decir que prácticamente ha

caído en el olvido, ayudada tal vez por una especie de frustración que

su propio director confesara en relación al resultado final. Al parecer,

la relación de Titón con este filme fue al menos paradójica, pues a

pesar de haber expresado su satisfacción con todo el proceso de

realización, sentía que las profundas inquietudes que había querido

transmitir, no las había podido comunicar de la forma en que lo

hubiera deseado.7

6 Vitier, C. citado por GONZÁLEZ, M.L. (1999). Persistencia y resistencia: visión de “lo cubano” en el

teatro del exilio en ingles. En De las dos orillas: teatro cubano. Coord. Por Adler Heidrum. Vervuet

Verlagsgesellschaft: Iberoamérica. p. 65-75.7 Recomendamos para ampliar información sobre esto, el informe a Alfredo de Diciembre de 1971 en

Gutiérrez-Alea, T. (2007). Volver sobre mis pasos. Selección de textos de Mirtha Ibarra. Madrid:

Ediciones y publicaciones Autor. En este informe Titón hace además alusión a algunos de sus

presupuestos estéticos.

5

Page 6: Una Pelea Cubana

En carta a su amiga Manuela en octubre de 1969, cuando aún

estaba en la fase preparatoria del guión y se llamaba aún La tierra

prometida, escribía:

(…) este es un lugar maravilloso y terrible al mismo tiempo.

Seguramente, la vida cotidiana se hace molesta y fea y, a

veces, puede llevarte a situaciones amargas, pero también, no

sé por qué, aquí es posible encontrar la fuerza para vivir,

luchar, descubrir un sentido de la vida, ser… ¿feliz?

(GUTIÉRREZ-ALEA, 2007)

Palabras que parecen salidas de la boca del personaje Juan

Contreras directamente. Puede entenderse por qué esta película era

para él extremadamente vital aunque su realización fuera laboriosa y

estuviera llena de crisis, que intentara transmitir ese sentimiento y

esa carga espiritual y existencial en la que él mismo estaba inmerso.

En otra carta a Manuela manifestaba así su entusiasmo: “estoy muy

contento porque estoy trabajando en un argumento que hasta ahora

no había podido hacerlo (…) y gira un poco alrededor de la búsqueda

del paraíso” (GUTIÉRREZ-ALEA, 2007). Titón invirtió mucho tiempo en

la idea y en el trabajo de preparación del guión que abandonó y

retomó un par de veces antes de comenzar el rodaje definitivo en

septiembre de 1970.

Para mí esta película significó una extraña revelación. Cuando

la vi por primera vez, allá por el año 1990, me encontré frente a un

director diferente y a un cine cubano más esencial y profundo;

considero que Una pelea cubana contra los demonios es una de las

películas más auténticas y esenciales de todas cuantas realizó Tomás

Gutiérrez-Alea pero también de toda la historia del cine cubano.

Cuando esta película se rueda y se estrena, Cuba estaba

inmersa en otro gran período de crisis, de transformación, aún bajo

los efectos de la euforia que había desatado el triunfo de la revolución

castrista, acontecimiento que fue sin duda alguna, opiniones

axiológicas aparte, uno de los cambios sociales más radicales y

6

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traumáticos de la historia de la isla desde la época de la conquista.

Fue también un momento de resurgires y de alguna manera un

terreno fértil para que nuevos creadores, inspirados en cierto modo

con los tiempos de cambios, fueran tras la búsqueda de lenguajes

artísticos menos mediatizados y más auténticos. De hecho, en la

década de los 60 y los primeros años de los 70 se produjeron las

películas más significativas del cine cubano, consolidándose un estilo

y un modo muy cubano de asumir la realización cinematográfica.

La exaltación de los sentimientos nacionalistas y la remarcación

a ultranza de lo identitario, lograron muy a pesar de todo, una

especie de continuidad y ruptura al mismo tiempo con aquellos

primeros intentos hechos ya en tiempos republicanos en torno a las

cuestiones de la cubanía y la identidad nacional.

La película contiene numerosos estratos de significación, pero

es relevante señalar la relación que guarda no solamente con el libro

del que parte, sino también con los acontecimientos que se sucedían

alrededor de los años 70 en Cuba; como es bien sabido el llamado

cine histórico8 es siempre una mirada al pasado que desemboca en el

cuestionamiento del presente, como si el artista quisiera obligarnos

“a volver la vista sobre lecciones no aprendidas” (ÉVORA, 1994).

En este caso se verifica alrededor de un fenómeno que es una

especie de caos primordial, es decir un momento de crisis social,

cultural y política que repercute de manera importante en los

comportamientos humanos y que tiene como resultado la

consecución de un nuevo orden. Así podemos ver cómo los

estereotipos de persecución colectiva descritos por René Girard

(1986) se ponen de manifiesto en la película, estableciéndose una

relación dialógica intertextual entre el texto fílmico, el texto de la

investigación realizada por Fernando Ortiz y el texto histórico

propiamente dicho objeto de dicha investigación, pero cuyo más

8 Uno de los temas fundamentales en la creación fílmica de estos años fue precisamente el histórico.

7

Page 8: Una Pelea Cubana

directo referente se halla en la realidad cubana de los años en que se

realizó la película.

SINOPSIS

En la segunda mitad del siglo XVII, en una villa del interior de la

Isla, tiene lugar esta historia, inspirada en la obra homónima de

Don Fernando Ortiz. Para el cura párroco, la situación de la villa

y el frecuente contacto de la población con los contrabandistas

ingleses y franceses, ofrecen un peligro mayor: la

contaminación con ideas heréticas. Para mantener la pureza del

dogma católico entre los lugareños, el cura propone trasladar la

villa tierra adentro, a resguardo de hugonotes y piratas. El

alcalde, los regidores y la mayoría de los habitantes se oponen

a esta idea, que lesiona sus intereses. Los demonios se desatan

cuando el cura, en defensa de sus creencias, insiste en el

traslado de la comunidad.

Ni el temor a los ataques piratas, ni las bondades que el cura

atribuye al asentamiento propuesto convence a los habitantes a

partir. Cuando el sacerdote parte tierra adentro, arrastrando

consigo a muchos pobladores, la villa queda sin auxilio

espiritual, a merced de las fuerzas diabólicas. La cruzada

oscurantista provoca la muerte y la destrucción.9

PERSONAJES

Los personajes masculinos son los que llevan el peso de la

narración. Es evidente el protagonismo del Padre Manuel; a pesar de

la importancia de su antagonista principal Juan Contreras, es el cura

el que lleva el peso narrativo de la película.

Los principales personajes masculinos:

9 Extraída del DVD comercializado por el ICAIC.

8

Page 9: Una Pelea Cubana

Padre Manuel González, cura de la Villa, comisario de la

Santa Inquisición. Es el personaje principal; un hombre

mezquino, podría decirse que lleva dentro al demonio.

Don Juan Contreras, Regidor. Es el principal antagonista del

padre Manuel. Encarna la búsqueda de la libertad, el ser

inquieto que no se conforma, el seguidor de Dionisos,

buscador de paraísos.

Don Evaristo Gutiérrez, Regidor. Apoya al padre Manuel en

todo, el miedo lo mina, es cobarde y egoísta, temeroso de

Dios y los demonios.

Don Serafín Urquijo, Alcalde. Está, como la mayoría de la

población y el resto de regidores, en contra de trasladar el

pueblo a otro sitio como se empeñan el grupo formado por

el padre Manuel y Evaristo. Es también amigo de Contreras.

El Portugués, contrabandista. Es un personaje exento,

también amigo de Contreras; en tanto que contrabandista y

hombre libertino, coinciden en esa visión dionisiaca de la

vida. Este personaje está, como hemos dicho, un tanto

deslindado de los sucesos centrales del drama, sin embargo

ocupa cuando menos un lugar curioso; a menudo se

comporta como una especie de supra observador sapiente y

suficiente de todos los tormentosos sucesos que ocurren a

su alrededor (¿encarnación o personificación eventual de un

Dionisos?). Preside la especie de cortejo báquico que invade

la última celebración en casa de Contreras. Es sin embargo

notable el papel que asume este personaje al final de la

película cuando, resucitado por el loco del pueblo, empuña

la espada y el cuchillo de Contreras caído muerto en medio

de la plaza.

Locos, energúmenos, miserables, endemoniados.

9

Page 10: Una Pelea Cubana

Las mujeres juegan un papel bastante menos visible dentro de

la narración; sus roles han quedado de alguna manera reservados a

enajenadas como el caso de Laura o relacionados con las artes

adivinatorias y de brujería como el caso de la negra esclava y de la

pitonisa que revela el misterio a Contreras durante la incursión que

relataremos más adelante. Es como si los roles femeninos jugaran el

papel de medio, de canal a través de cuyos conductos se les mostrara

a los hombre el saber y la verdad.

Los principales personajes femeninos:

Laura. Esposa de don Evaristo, Regidor. Posesa, loca,

depositaria del amor secreto de Juan Contreras.

La negra esclava de Laura, brujera, posesa.

Pitonisa. Es quien hace la revelación a Contreras

durante su peregrinaje a los infiernos.

Esposa de Juan Contreras. Mujer recatada de escasa

participación. Nunca se explicita su relación aunque se

puede inferir.

Prostitutas, locas, endemoniadas, posesas.

LA PELÍCULA

Según palabras del propio director “todos los procesos de esta

película fueron demorados y trabajosos; el de guión fue difícil y

agónico, porque era un tema que tenía muchas posibilidades”

(ÉVORA, 1994). La estructura dramática está cargada de numerosos

elementos simbólicos y significantes; tal vez por eso se perciben

tantos cabos sueltos en el guión que como puertas abiertas conectan,

pero ya en el universo perceptivo y asociativo del espectador. Esto

puede ser un aspecto positivo, ya que maneja numerosos códigos

simbólicos superpuestos que enriquecen su lectura, que aumentan las

10

Page 11: Una Pelea Cubana

posibilidades asociativas y connotativas; pero también tiene el

inconveniente de dispersar de manera excesiva.

El discurso es de una gran riqueza poética, los diálogos y las

intervenciones de todos los personajes están matizados por una

naturalidad dilatada10, en especial los del padre Manuel, cuyas

intervenciones son extensas y a menudo discursivas, pero también en

el caso de Juan Contreras y en general en todos. Hay una especie de

teatralización en el decir y en las actuaciones que no es en absoluto

artificiosa, sino que se ha dilatado para conseguir una mayor

expresividad desde el punto de vista dramático.

Conjeturo que esto puede estar en cierto modo relacionado con

la participación del prestigioso actor y director teatral Vicente

Revuelta en la dirección de actores y en la realización del guión

conjuntamente con el dramaturgo José Triana y el escritor y

antropólogo Miguel Barnet.

Es evidente que la película está llena de inquietudes profundas,

relevantes y que se ha puesto extremo cuidado en la escritura de los

diálogos; algunos de sus momentos más destacados los iré reseñando

a lo largo de este análisis.

I

En el siglo XVII todo estaba aún comenzando en el Nuevo

Mundo. La Isla ya no era otra cosa que un lugar de paso, una

piedra para cruzar un río.

Sus pobladores llevaban una existencia dura y difícil, marcada

por la ambición frustrada, la avidez insatisfecha, la superstición,

el fanatismo, la codicia… Y también por la presencia de los

demonios que andaban sueltos haciendo de las suyas, como en

todas partes.

10 Este término lo he tomado prestado de la antropología teatral; se trata de una transformación en las

energías que aportan al actor una cualidad de presencia “que le hace vibrar, le hace presente e indica ya

la superación de cualquier aspecto técnico” (Barba, 2007).

11

Page 12: Una Pelea Cubana

Esta didascalia con que comienza la película sobre música de

tambores, sitúa al espectador en tiempo y espacio desde el principio.

Y continúa en la siguiente pantalla:

Los hechos que aquí se narran, reales unos, imaginarios otros,

pueden considerarse entre las primeras escaramuzas de esa

larga batalla por la libertad que culmina trescientos años

después, en nuestros días, cuando la isla es finalmente dueña

de su destino.11

Maticemos este fragmento. La búsqueda de la libertad se

manifiesta en la película sobre todo como metáfora de ese batallar

que es la vida de todo hombre, que entraña la búsqueda de un

paraíso personal, que es tendencia humana hacia una plenitud; pero

también se superpone otro sentido más abarcador y más amplio, el

de esa otra encarnizada batalla que es el diálogo del ser12 que nace

con el mundo que le rodea, es una lucha existencial ante todo, pero

que se exterioriza en la necesidad de doblegar la tierra, de dominar el

espacio que se habita, el paisaje adverso, sobre todo por desconocido

e intrincado, un paisaje que se comportó a veces como si intentara

salvaguardar su virginidad, como si se resistiera a este nuevo ser,

conquistador esta vez de su propia identidad. Y esto nombra al que

pobló aquellas tierras a filo de espada y arcabuz. ¿De quién buscaba

entonces la isla esa liberación con que se nos anuncia? ¿No han sido

los hijos de aquellos que llegaron y vieron con ojos iguales a los

suyos, a los del personaje, que vieron digo aquellas playas y no

comprendieron, porque no podían comprender; no eran ellos,

primerísimos, los que querían emanciparse, los que asumieron que

eran ya otra cosa diferente de sus padres y que buscaban reivindicar

tal condición?

11 Este texto y el anterior, han sido extraídos de la versión comercializada en DVD por el ICAIC. 12 Con este ser me refiero metafóricamente a uno de amplitud mayor que el individual, ser social,

cultural, ente global que reúne una especie toda incluso.

12

Page 13: Una Pelea Cubana

En el momento del que hablamos, ya se había exterminado al

indio, ya se había iniciado la trata negrera, y la isla comenzaba a

vislumbrarse como el crisol de razas que es hoy, temprano trono del

báquico espíritu del desorden y la pendencia, de la impiedad también,

dicho sea de paso, un poco ajenos como estaban al espíritu de sus

mayores, demasiado lejos para obedecer a la metrópolis; un poco

distantes creo, aunque con ese grado de ingenua despreocupación

con que el hijo empieza a mirar al padre en tanto crece y se reconoce

capaz de enfrentarse al mundo, inmaduro aún y por ello

inconsecuente, temerario. La pregunta radica en si esa lucha por la

libertad ha concluido verdaderamente, o más sencillamente aún si es

posible que esa lucha pueda concluir alguna vez. Yo creo

particularmente que no. Porque más que una lucha es un proceso, un

tránsito, una trascendencia permanente del hombre.

II

El filme es un drama que dura una hora treinta minutos y está

rodado en blanco y negro, en 35 mm. Hay en su realización un

abundante predominio de los exteriores, aunque se utilizan interiores

reconstruidos de manera coherentemente verídica; atendiendo a la

época histórica que recrean estos interiores, son bastante sencillos y

despojados de todo exceso en la decoración. En todo momento se

respira en esos espacios la austeridad de la época y del lugar,

incipientes asentamientos a menudo amenazados por la

despoblación, frente a un ostentoso paisaje que rebosa virginidad en

la mayoría de los exteriores.

La Iglesia es uno de los espacios interiores más utilizados;

interior sencillo de parroquia de pueblo, donde el uso predominante

de los negros en el vestuario contrasta a menudo con el claro suelo

enladrillado de tonalidad muy clara. Al fondo un altar y poco más. El

otro interior es la taberna y el tercero el Ayuntamiento. Tres espacios

de uso público, pues la vida de estos personajes parece desarrollarse

enteramente en función de la suerte de la comunidad. Pocos son los

13

Page 14: Una Pelea Cubana

momentos en que podemos entrar en la intimidad de alguno de los

personajes, como el caso de la celda del padre Manuel, o la capilla

privada de los esposos Gutiérrez.

Toda la película se rodó con sonido directo y cámara en mano

con el blimp pesado de la Arriflex, construido expresamente por el

equipo para el rodaje de esta película; esto aporta un ritmo casi

alucinante y una marcada tensión desde el principio. El propio

director refería que luego de utilizar este recurso le había sido

imposible regresar a la dolly, a la grúa, el gear-head… es decir, “a

recursos que sirven de intermediarios entre lo que se quiere filmar y

lo que se filma” (GUTIÉRREZ-ALEA, 2007).

Añádase a esto, la marcada tendencia a utilizar los primeros

planos, incluso en las secuencias de grupos, donde los planos suelen

ser bastante cerrados, con abundancia de detalles que brindan un

ritmo muy dinámico y un gran dramatismo. En los planos secuencias

donde el padre Manuel predica desde el púlpito hay un uso reiterado

del picado y del contrapicado, acentuando la relación de poder y

sometimiento entre el personaje y el pueblo. En otros casos esta

angulosidad busca reforzar el dramatismo de algunas secuencias.

Es evidente al ver la película que la cámara ha sido puesta en

función del actor y no a la inversa, lo cual refuerza esa cualidad a que

he hecho referencia en páginas anteriores en relación a la teatralidad,

que confiere a la película una estética casi extracotidiana13. De hecho,

Gutiérrez-Alea, conocedor de la naturaleza del arte del actor y de la

frialdad que el medio cinematográfico implica para su trabajo,

disponía durante los rodajes, sobre todo de aquellas escenas que

requerían una gran concentración, que todo el equipo se colocara a

13 Este término lo he tomado con el sentido que le da la antropología teatral, es decir un

comportamiento que se diferencia del cotidiano. La diferencia esencial radica en la cualidad de las

energías. El comportamiento cotidiano se caracteriza por el empleo de un mínimo de energías para un

máximo de resultado; por el contrario el comportamiento extracotidiano, que caracteriza al

comportamiento del actor, se basa en un derroche de energías, en el empleo de un máximo de energías

para un mínimo de resultado (Barba, 2007).

14

Page 15: Una Pelea Cubana

modo de público para el actor, consiguiendo así una verdadera

interrelación entre la cámara y los actores. El actor se mueve así

libremente y es la cámara la que va en su busca confiriendo a la

imagen una naturalidad y una frescura propias de lo fortuito, de lo

aparentemente azaroso, de lo que está vivo. El movimiento de la

cámara define así un espacio dinámico de gran expresividad

mediante una relación dialéctica y creativa entre su movimiento y el

de los actores (CASETTI, 1991), pero intentando alejarse de los

recursos descriptivos y expresivos habituales. Hay sin embargo una

gran belleza en la composición de la imagen que no está en absoluto

descuidada, sino todo lo contrario; pero cuya fuerza ha sido buscada

a través de lo orgánico, de la revelación de lo esencial, y no de lo

exteriormente fabricado.

Tal es el caso del plano secuencia en que el padre Manuel clava

la espada en el cuerpo muerto del regidor Juan Contreras (ver

Anexos: PLANO SECUENCIA (EJEMPLO)): en un primer plano queda la

empuñadura de la espada ligeramente inclinada señalándonos la

ambivalencia del objeto a la vez cruz y espada, mientras que el padre

Manuel se aleja quedando detrás y al fondo la iglesia. Este plano

secuencia tiene una gran belleza formal y fuerza poética; su valencia

simbólica se yergue casi al final de la película, como empujando su

significación hacia el futuro de la narración, unificando la

manifestación de la muerte y la promesa del elegido, del salvador, en

ese puente de conjunción mística que es la cruz/espada en primer

plano. El héroe es ahora convertido en roca, piedra del ritual y víctima

del sacrificio, que se deja fuera de campo, como ignorada, porque de

su cuerpo ha nacido una suerte de esperanza, paradójicamente, como

contradiciendo las motivaciones del matador, que se aleja, al parecer

consciente de la dimensión de su obra. El chivo expiatorio ha

quedado marcado y convertido en el centro del rito purificatorio que

se inicia.

Otro momento de gran alcance poético logrado a través de la

imagen es el de la violación de Laura dentro de la cueva a escasos

15

Page 16: Una Pelea Cubana

diez minutos de iniciada la película; aquí se han utilizado planos muy

cortos y detalles muy dinámicos, que culminan con un descenso de

los tres personajes hacia el fuera de campo, deslizándose hacia las

profundidades en gesto de franco abandono erótico, pero también

hacia esas oscuridades a las que Laura es llevada y que ya no

abandonará. A partir de este momento Laura pierde la razón. La

secuencia que sigue a estos violentos sucesos es una misa en la que

un José Antonio Rodríguez, joven aún pero ya con la fuerza actoral

que le caracterizó siempre, hace un derroche de histrionismo; habría

que destacar su actuación a lo largo de toda la película, con algunas

secuencias sin cortes a menudo muy largas, de gran fuerza

dramática. El caso de los posesos y endemoniados está muy bien

resuelto con la participación de la compañía teatral Ocuje.

La música es utilizada como un recurso expresivo que no puede

aislarse de la imagen y de todo el conjunto de la película,

conformando una unidad indisoluble con el personaje o la situación en

la que se emplea. En algunos casos se utiliza para reforzar una

determinada atmósfera pero en otros nos marca aspectos tan

importantes como las motivaciones, el ritmo interno de los

personajes, sus angustias, o un determinado carácter simbólico, como

el caso de la utilización de la guitarra en los momentos que

anteceden a la revelación de la pitonisa, ya que la guitarra es un

instrumento con una importante presencia dentro de la música

tradicional cubana.

La narración sigue un modelo clásico, con un tiempo fílmico

lineal, pero a nivel formal hay una búsqueda de autenticidad que se

refleja en la manera de hacer. El punto central de la narración fílmica

es una clara alusión al mito órfico. El director utiliza, sin embargo,

elementos que descontextualizan el mito pagano para ofrecer un

descenso a los infiernos a lo cubano, y este es un recurso que utiliza

de varias maneras a lo largo de la película. Antes de detallar cómo lo

hace veamos la secuencia que antecede a este viaje, referencia

también a otro mito pagano: Dionisos y su cortejo de ménades y

16

Page 17: Una Pelea Cubana

sátiros: el Portugués a la cabeza, todos a caballo y trayendo cada uno

una prostituta a la zanca, irrumpen en la casa de Juan Contreras

espantando a todos los presentes; se desata entonces la orgía, los

placeres de la carne, el desenfreno del cuerpo. En este plano

secuencia hay una inversión evidente de niveles entre los grupos de

personajes: mientras que la banda de contrabandistas y prostitutas

asciende, subiendo físicamente al portal y por tanto adquiriendo

mayor poder en todos los órdenes, la clase pudiente que antes lo

ocupaba es desplazada, obligada a bajar y a dispersarse. Contreras

en medio de la orgía, invoca, casi desafía a la divinidad, le convoca en

nombre del “hombre que no se resigna”14.

Es importante este punto de la narración, porque este héroe

tropical atípico, pendenciero, adorador de Baco, hay que entenderlo

en esta dimensión. No hay con este personaje pretensión alguna de

banalización; Contreras es más bien un atormentado, puede

percibirse cuando en medio de sus borracheras su rostro se

metamorfosea y se vuelve sombrío, o más bien amenazador, como si

un velo le cubriera de pronto, la sombra de una duda, de una

pregunta; es por ello que veo en él una evocación del espíritu libre,

del hombre que persigue un sueño, un paraíso, como un aventurero

que corre tras ese mundo que prometía una renovación. Así Contreras

desata su necesidad de respuestas, y galopa a lomos de un caballo

blanco (imagen onírica relacionada con el simbolismo animal y del

color), y cabalga lejos, en busca de algo que desconoce pero que

intuye, a encontrarse consigo mismo; es un viaje a un infierno

personal, íntimo.

En medio de ese camino encontrará a Laura, la mujer que ama,

vagando sin rumbo fijo, la mirada perdida en el horizonte; este

personaje quedó atrapado entre la vergüenza y la culpa refugiándose

en la locura como último remanso. Es decisiva para la comprensión

de su conflicto interior, esta escena en que Contreras irrumpe a lomos

de un caballo negro dentro del templo y derrumba con su espada el

14 Tomado de la película Una pelea cubana contra los demonios.

17

Page 18: Una Pelea Cubana

altar (contraposición con la imagen anterior del caballo blanco); en el

montaje este plano se ha insertado fracturando la secuencia en que

Contreras la besa y recorre su cuello hacia el pecho desatando el

vestido negro abotonado hasta el cuello, símbolo de recato, que

ahora se ha abierto dejando ver una piel blanca, inocente, que no

comprende. Su cuerpo rememora entonces la profanación, el cuerpo

es el templo profanado, culpable sin embargo, de allí nace la pena, la

locura, el desvarío convertido ahora en último bastión, fortaleza frágil,

pues nunca se llega a ser dueño de tal escondite. Es como si Laura no

saliera nunca más de aquella cueva en la que fue violentamente

poseída, como si aquel agujero negro abierto en la roca se hubiera

convertido en ella, o ella se hubiera fundido con la oscuridad del

inframundo allí abajo, como si no pudiera salir nunca más a ver la luz.

Así se aleja, perdida, poseída.

Pero Contreras ha de continuar su viaje; ahora se acerca al

barquero que sentado en un tronco exige al curioso cliente su peaje.

Esta secuencia merece por su relevancia el esfuerzo del detalle. Aquí

la atmosfera cambia por completo, la luz se vuelve onírica, la niebla

reposa sobre las aguas tranquilas del río que así parecen más

mistéricas presagiando un viaje definitivo, que tiene lugar en otro

plano de la realidad. El viaje es largo, se hace de noche, se desata la

tormenta, aclara y finalmente nuestro héroe llega al destino que un

peculiar Caronte, guajiro15 desgreñado, termina señalando con el

dedo.

Hay en la tormenta durante la travesía en la barca una alusión a

la cólera incisiva y desafiante de la oscuridad del ser siempre

victorioso, conquistador. El protagonista se refleja como sobre un

espejo interior en las fuerzas de la naturaleza, porque su lucha le

enfrenta a ella, es voluntad de poder, deseo viril de seducir y

doblegar, de poseer. Y lo que se desea y se busca es precisamente un

conocimiento, un saber.

15 Campesino en Cuba.

18

Page 19: Una Pelea Cubana

Esta idea del hombre enfrentado a la naturaleza se reitera en

toda la película mediante la utilización de exteriores que sitúan al

hombre en medio de una naturaleza a menudo exuberante. Pero más

bien en el sentido de una apropiación, como la integración del

hombre en ese paisaje que también puede leerse desde el prisma del

conquistador que llegó a aquellas tierras y tuvo que desafiar una

naturaleza hostil en muchos sentidos: tórridas temperaturas, voraces

insectos, animales desconocidos; fue una verdadera lucha por la

supervivencia.

No obstante, en el caso de esta secuencia en concreto de la

tormenta a que nos hemos referido antes, a través de los elementos

de la naturaleza el director nos pone en contacto con la travesía

interior del personaje.

Llegado a las puertas no podía faltar el perro, alusión directa al

Cerbero que guarda y protege en el mito pagano las puertas del

infierno. Pero el perro de la película es un chucho vulgar, hay una

total desacralización en su concepción, no hay monstruosidad ficticia

alguna, el perro de esta puerta es igual que el faldero de cualquier

casa cubana, que ladra a la menor provocación pero que al lanzarle

un palo sale corriendo tras él.

Así lo vence con el juego, la astucia que es el juego, y se

adentra en un extraño espacio medio en ruinas, medio en tinieblas; al

fondo, tras una cortina una mujer de pelo negro declama un extraño

poema sentada en el suelo; lo recibe la pitonisa que ríe y juega

también con malicia seductora.

Y he aquí que le revela el secreto:

Voz off: “ojos como los tuyos descubrieron estas playas del

paraíso, pero no entendieron, no podían entender entonces. Y

de pronto el paraíso se convirtió en un arroyo de sangre

indígena, como si hubieran muerto muchas vacas. Después se

tiñó de negro el arroyo y se hizo río. (…)

19

Page 20: Una Pelea Cubana

Juan Contreras: ¿Dónde estamos? ¿Quiénes somos?

(…)

Voz off: Tierra zarandeada por el remolino de la historia (…),

cambiando un sendero amargo de vida por otro, isla a merced

del aire que la persigue hacia el mar, y del mar que la escupe a

la tierra y de la tierra que la arroja a los rayos del incansable sol

y del sol que la devuelve al aire. En medio de ese infierno habrá

nacido el que arrancará las primeras máscaras y el iniciado

morirá mil veces antes de encontrar su propia vida, y ya no

morirá más. El río será un torrente que baja de las montañas y

bañará otras playas, otros sueños, otros bosques. Allá puedes

verlo”.16

En este fragmento de la ‘revelación’ hay una transformación en

el lenguaje fílmico que se fractura, se descompone mediante el uso

de imágenes montadas a cortes muy bruscos, medios planos de

Contreras que se suceden a ritmo vertiginoso entre planos de negro

total y la superposición de imágenes fijas entresacadas de la historia

de Cuba que se solapan a una llama que arde.

La salida del personaje emergiendo de las aguas que corona

esta secuencia es fácilmente identificable pues es bien conocido el

simbolismo que esta acción reviste. Más aún es señalada por el

propio personaje cuando desafiando en la plaza el poder clerical del

padre Manuel quien finalmente lo excomulga, grita: “he venido a

enfrentarme a la bestia”17, en un acto de auto investidura de elegido,

de salvador de su pueblo, del hombre que ha alcanzado un

determinado saber espiritual. Y como final casi profético grita: “la

bestia y el falso profeta serán arrojados vivos al lago de fuego que

arde con azufre”18.

16 Transcrito directamente de la versión cinematográfica en DVD editada por el ICAIC: Instituto Cubano

del Arte y la Industria Cinematográfica.17 Ibídem18 Ibídem

20

Page 21: Una Pelea Cubana

He querido transcribir este pequeño fragmento del guión

porque me parece que confirma una de las tesis que sostengo sobre

el camino de la identidad cubana que reseñé al principio de estas

páginas, y que considero que es uno de los estratos de significación

más importantes de la película.

Este viaje sin embargo desintegra la trama apartando a

Contreras del resto de acontecimientos que continúan ocurriendo en

la Villa y atrayendo a otros personajes hacia el centro de la

narración, como el caso de la negra esclava. Es como si Contreras

hubiera alcanzado un grado de iluminación que sólo le lleva al pueblo

a morir, a cumplir el fasto que le transformará en piedra bajo la

espada del padre Manuel. Los posesos son ahora todos arrebatados

por el efecto de un mimetismo exacerbado, reina la confusión total y

el pueblo entero se convierte en turba que persigue al chivo

expiatorio capaz de lavar la culpa de todos. El loco del pueblo se

convierte en foco de los perseguidores, y es ahí donde aparece el

cerdo, que sustituye al loco en medio del caos; cerdo que simboliza al

maldito en tanto que su piel negra es la envoltura carnal del Ángel

Malo (MAURA, 1943). Porque la posesión no es un fenómeno

individual, sino el resultado de un mimetismo frenético (GIRARD,

1986).

Aunque a lo largo de toda la película se va gestando la

persecución colectiva, que el padre Manuel ha iniciado y focalizado en

la figura de Juan Contreras, es cierto que a partir del viaje de este a

los infiernos y su renacimiento de las aguas, la situación se agudiza y

llega a su paroxismo.

Tratemos de reconocer los rasgos estereotipados de la

persecución que se definen mejor a partir de este momento. El primer

estereotipo que describe Girard es precisamente el reconocimiento de

una crisis social y cultural, es decir, una “indiferenciación

generalizada” (GIRARD, 1986) para seguir su propia terminología, en

que las estructuras sociales se pierden poniendo fin a las reglas. El

21

Page 22: Una Pelea Cubana

padre Manuel y Evaristo se han encargado de mostrar y demostrar

que el pueblo padece bajo el peso de una maldición, aportando

evidencias de las desgracias que ha padecido la comunidad a lo largo

de los últimos tiempos: sequías, inundaciones, ciclones, etc.,

haciendo relucir un estado de crisis.

El segundo estereotipo se refiere a las acusaciones

estereotipadas, a la identificación de los “crímenes” que lesionan los

fundamentos del orden social y cultural. Son típicas las acusaciones

que el padre Manuel esgrime en contra de Juan Contreras, típicas

porque son también indiferenciadas, totalmente inverosímiles e

infundadas: “su padre fue reo de la santa inquisición en Madrid, se

propone algo más, muertes, discordias, planea una conjuración, es un

impuro de sangre que ha venido a América huyendo de la justicia,

quiere ser libre y no estar sujeto a su creador”19. Todas estas

acusaciones le señalan forzosamente como el causante, sino el único,

el principal, de todos los males que aquejan al pueblo, ya que todos

estos son signos reconocibles del demonio. Y también señala a la vida

de licencia e impudor, de pecado e iniquidades que se vive en este

pueblo de “ladrones, miserables, anormales, enfermos, resentidos,

incapaces, negros, viciosos, brujos, mujeres libres, aventureros,

criminales, gente supersticiosa y malvada”20 según nos señala el

padre Manuel.

Nótese como se mezclan en este discurso calificativos para

conductas humanas moralmente negativas como pueden ser el

crimen o el robo, junto a otros que aluden a un defecto físico o

mental, incluso a la raza, identificándose así la falta física a la moral y

aún a la espiritual; esta clase de indiferenciación también es una

peculiaridad de las persecuciones colectivas, puestas de manifiesto

en casos históricos como la caza de brujas medieval y la persecución

de los judíos, y que en nuestro caso vienen del texto histórico objeto

del estudio realizado por Ortiz.

19 Ibídem.20 Ibídem.

22

Page 23: Una Pelea Cubana

El tercer estereotipo define los criterios de selección victimaria.

Juan Contreras posee varios rasgos de selección victimaria: su

condición de Regidor, es decir una posición social alta; haber llegado

al pueblo hace poco tiempo, y que nadie conozca quién es ni de

dónde ha venido; lleva una vida disoluta e irresponsable a pesar de lo

cual ocupa lugar tan prestigioso dentro de la Comunidad; todas estas

características lo convierten en un blanco idóneo para que el padre

Manuel descargue sobre él todo el peso de la culpa. Podríamos decir

que el padre Manuel coloca en su punto de mira a Juan Contreras

como la causa de todos los males porque para él personifica al

pecado, pero la multitud a la que consigue sublevar busca una

víctima rápida y fácil sobre quien descargar su ira y su pavor; es por

eso que el pobre loco del pueblo se convierte en la primera víctima y

le persiguen con ánimo de lincharlo hasta que en medio de la

confusión es sustituido por el cerdo antes referenciado que termina

muerto a palos en medio de la plaza. El chivo expiatorio lavará la

culpa de todos y se restablecerá el orden.

Todo esto apunta hacia el documento histórico del que parte la

escritura del guión, como un texto que es estructuralmente

persecutorio, puesto que su fin, el del chivo expiatorio, no es

revelado, sino que se enmascara; este ocultamiento presente en el

texto histórico original, se manifiesta en la película, pero se ha

invertido, desvelando su verdadera intención a través del

reconocimiento que hace de la ausencia de la culpa en la víctima

sacrificial. En la narración fílmica se revela la identificación entre la

causa del mal y el proveedor del bien; manifiesta a través de la

imagen de la espada clavada sobre el cuerpo muerto de Juan

Contreras por el padre Manuel que hemos contado anteriormente; el

supuesto causante del mal se metamorfosea así en ese icono, que es

a la vez fin del caos y esperanza para la restauración del orden que

se había perdido. Pero la restauración definitiva del orden requiere de

un acto de purificación que tiene lugar a través del fuego: el cura

señala el centro, como el ojo del huracán alrededor del cual todo va a

23

Page 24: Una Pelea Cubana

ser devorado por las llamas y por ellas purificado. Esta secuencia me

retrotrajo al final de Offret21 de Andrei Tarkovsky; la diferencia entre

ambas secuencias es aparente, pues el fuego cumple la misma

función purificadora y de renovación, de restauración de un orden

que requiere de la ofrenda para regresar todo el caos a un orden

nuevo. Sin ánimo de extenderme demasiado en este punto, quisiera

señalar que el sacrificio presente en los mitos de purificación, suele

tener en el fondo el mito del chivo expiatorio y ser resultado de una

persecución y un linchamiento colectivo, narrado en el mito y

convertido luego en la base sobre la que se edifica el propio rito

sacrificial; el sacrificio es siempre un acto interesado mediante el que

se renuevan y actualizan los órdenes, ya que la expulsión violenta de

la violencia no es únicamente el principio de la descomposición de las

sociedades humanas sino también el de su composición, y es el

mismo que se verifica en los exorcismos. Es probable que este sea el

punto visible de conjunción entre la película y su contexto socio

histórico, la punta visible del iceberg. Consecuencia de ello es el

momento final en el que los demonios terminan por apoderarse

también del padre Manuel, víctima al parecer del comportamiento

mimético que ha vuelto posesos a casi todos; con esta última

expulsión del demonio se cierra finalmente el ciclo, cumpliéndose de

algún modo la profecía de Juan Contreras emergido de las aguas y

chivo expiatorio.

Haciendo un contrapunto entre cristianismo y mitos paganos,

Una pelea cubana… tiende un puente entre el contexto de la isla, de

los violentos acontecimientos que habían acontecido en la década

anterior (la de los años 60 del siglo XX) que aún permanecía en el

ánimo de los cubanos, y aquel otro tiempo del nacimiento de una

nueva identidad; todo final, toda expulsión de un metafórico reino de

Satanás, no es sino la violencia expulsándose a sí misma,

coincidiendo el principio de destrucción, de división y el constitutivo y

de unificación social sobre la base de un comportamiento mimético,

21 Sacrificio.

24

Page 25: Una Pelea Cubana

en el que también se incluye el principio del chivo expiatorio como el

mecanismo que salva y permite la sanación, la nueva etapa de

restauración. (GIRARD, 1986)

Una pelea cubana contra los demonios es sin dudas una

compleja estratificación de significados y cualquier adhesión a uno

solo de ellos, implicaría necesariamente una reducción de su alcance

y magnitud, mutilándola sin llegar a comprenderla. La búsqueda de

un lenguaje orgánico, auténtico, esa búsqueda que resultó medular

en toda la obra de Titón, se vuelve aquí palpable, auténtica, logrando

momentos de “intensa verdad” (GUTIÉRREZ-ALEA, 1971). No es un

caso aislado si se repasa el resto de su filmografía. Titón supo escribir

páginas de verdadera grandeza artística con un estilo propio, con un

modo de hacer muy cubano. Sin embargo, quien haya visto otras

películas de su autoría y compare, reconocerá de inmediato que este

drama demoníaco, persecutorio y casi mítico, tiene una especie de

aura especial, una fuerza inusitada y una cualidad muy peculiar que

obliga a verla como una pieza única, una rara avis dentro de la

filmografía de este director.

25

Page 26: Una Pelea Cubana

BIBLIOGRAFÍABACHELARD, G. (1978). El agua y los sueños. México: Fondo de

Cultura Económica.

BARBA, E. y SAVARESE, N. (2007). El arte secreto del actor.

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Ediciones Alarcos.

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Paidós.

CIRLOT, E. (1988). Diccionario de símbolos. Madrid: Editorial Labor.

ESCOBAR CASAS, R. (1987). Cara a cara con Tomás Gutiérrez-Alea.

Cuba Internacional, La Habana.

ÉVORA, J.A. (1994). Tomás Gutiérrez Alea. Huesca: Festival de Cine de

Huesca.

GIRARD, R. (1986). El chivo expiatorio. Barcelona: Editorial Anagrama.

GONZÁLEZ, M.L. (1999). Persistencia y resistencia: visión de “lo

cubano” en el teatro del exilio en ingles. En De las dos orillas:

teatro cubano. Coord. Por Adler Heidrum. Vervuet

Verlagsgesellschaft: Iberoamérica. p. 65-75.

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Alianza Editorial.

GRIMAL, P. (1981). Diccionario de mitología griega y romana.

Barcelona: Ediciones Paidós Iberica, S.A.

GUTIÉRREZ-ALEA, T. (1983). Dialéctica del espectador. México:

Federación Editorial Mexicana.

GUTIÉRREZ-ALEA, T. (2007). Tomás Gutiérrez-Alea: Volver sobre mis

pasos. Selección de textos Mirtha Ibarra. Madrid: Autor.

26

Page 27: Una Pelea Cubana

MAURA GAMAZO, G., Duque de Maura. (1943). Supersticiones de los

siglos XVI y XVII y hechizos de Carlos II. Madrid: Saturnino

Calleja.

ORTIZ, F. (1975). Historia de una pelea cubana contra los demonios.

La Habana: Editorial Ciencias Sociales.

27

Page 28: Una Pelea Cubana

ANEXOS

FICHA TÉCNICA Y ARTÍSTICA

(TAL COMO APARECE EN LOS CRÉDITOS DE LA VERSIÓN COMERCIALIZADA EN DVD BAJO EL SELLO DEL

ICAIC)

ACTORES:

José Antonio Rodríguez

Raúl Pomares

Silvano Rey

Marés González

Olivia Belizaire

Reynaldo Miravalles

Verónica Lynn

Armando Bianchi

Ada Nocetti

Elio Mesa

Luis Alberto García

Donato Figueroa

Armando Suárez del Villar

Carlos Ruíz de la Tejera

GUIÓN: Tomás Gutiérrez Alea

Con la colaboración de:

José Triana; Vicente Revuelta; Miguel Barnet

Inspirada en la obra homónima de Fernando Ortiz

28

Page 29: Una Pelea Cubana

Asistentes de dirección: Fernando Pérez; Lázaro Gómez; Jesús

Gregorio

Asesor histórico: Eusebio Leal

Entrenador: Alfredo Tronquist

Anotadora: Adela Aparicio

Microfonista: Rodolfo Plaza

Créditos: Raúl Martínez

Operadores de cámara: José López; Julio Valdés; Mario García

Joya

Jefe de iluminación: Norberto Estrabao

Pirotecnia: Víctor Stewart

Diseño de vestuario: Jesús Ruíz

Vestuario: Elsa Mustelier; Rafael Cerdeño

Maquillaje: Nancy Amaral

Sombreros: Lidia Lavalle

Utilería: Héctor Ramírez

Escenografía: Vittorio Garatti; Pedro García Espinosa; Roberto

Larrabure

Construcción: Eduardo Lawrence; Teodoro Carrillo; Luis Obregón

Asistente de producción: Jorge Rouco; Santiago Llapur; Ricardo

Avila

Trucaje: Pedro I. Hernández; Adalberto Hernández

Música incidental: Jesús Ortega; Luis Gómez y su grupo

Asesor: Rogelio Martínez Furé

Colaboración: Leonardo Acosta; Jesús Pérez; Grupo Teatro

Ensayo Ocuje

Música: Leo Brower

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Page 30: Una Pelea Cubana

Sonido: Germinal Hernández

Edición: Nelson Rodríguez

Producción: Camilo Vives

Colaboración en la dirección: Vicente Revuelta

Dirección de fotografía: Mario García Joya

Dirección: Tomás Gutiérrez Alea

PLANO SECUENCIA (EJEMPLO)

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