una mesa de tres patas

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EL KIRCHNERISMO: O UNA MESA DE TRES PATAS Sin lugar a dudas (y descontando alguna extraña eventualidad) La fuerza política que encabeza la Presidente Cristina Fernández: El Frente Para la Victoria, se perfila como claro ganador de las elecciones presidenciales. En este artículo, pretendemos hacer llegar algunas reflexiones a los lectores latinoamericanos, en relación a un momento crucial para el kirchnerismo, las elecciones presidenciales de octubre del corriente año. El kirchnerismo, una mesa de tres patas: Preguntarse acerca de la continuidad del kirchnerismo o no más allá del 2015, amerita un análisis crítico de los elementos que se manifiestan como indicios de continuidad del kirchnerismo o no, en la vida política del país. Para organizar mi intensión, los invito a valernos de una imagen metafórica, El kirchnerismo como una mesa de 3 patas. 1) La primera pata de la mesa: Es que el kirchnerismo, lejos de agotarse en una tendencia política abarcadora –que lo es- dentro del movimiento peronista, usufructuario además, de una profunda adhesión en la identidad peronista, ya sea entre los jóvenes y/o los trabajadores y en la sociedad en general. Decíamos, no comporta o se agota, como fenómeno político, solamente en un sector movilizado de la sociedad, en un conjunto de organizaciones sociales, políticas, más o menos coordinadas y dirigidas por la figura carismática de Cristina. El kirchnerismo es –tras 12 años continuos en el ejercicio de gobierno- una fuerza política de profundas bases institucionales en todos los ordenes de gobiernos, ya sean ejecutivos o legislativos; y en todos los niveles de decisión, Nacional, provincial, municipal, etc. Es una alianza política, que tiene representación y representatividad concreta, territorial; y que por medio de una gestión que más adelante caracterizaremos, ha conseguido legitimarse en diversas instancias electorales a las que se ha sometido. Con sus

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Análisis periodístico, publicado en el periódico cubano Juventud Rebelde, sobre la continuidad del kirchnerismo en Argentina luego de las próximas elecciones del 26 de octubre de 2015 en Argentina.

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EL KIRCHNERISMO: O UNA MESA DE TRES PATAS

Sin lugar a dudas (y descontando alguna extraña eventualidad) La fuerza política que encabeza la Presidente Cristina Fernández: El Frente Para la Victoria, se perfila como claro ganador de las elecciones presidenciales. En este artículo, pretendemos hacer llegar algunas reflexiones a los lectores latinoamericanos, en relación a un momento crucial para el kirchnerismo, las elecciones presidenciales de octubre del corriente año.

El kirchnerismo, una mesa de tres patas:

Preguntarse acerca de la continuidad del kirchnerismo o no más allá del 2015, amerita un análisis crítico de los elementos que se manifiestan como indicios de continuidad del kirchnerismo o no, en la vida política del país. Para organizar mi intensión, los invito a valernos de una imagen metafórica, El kirchnerismo como una mesa de 3 patas.

1) La primera pata de la mesa: Es que el kirchnerismo, lejos de agotarse en una tendencia política abarcadora –que lo es- dentro del movimiento peronista, usufructuario además, de una profunda adhesión en la identidad peronista, ya sea entre los jóvenes y/o los trabajadores y en la sociedad en general. Decíamos, no comporta o se agota, como fenómeno político, solamente en un sector movilizado de la sociedad, en un conjunto de organizaciones sociales, políticas, más o menos coordinadas y dirigidas por la figura carismática de Cristina. El kirchnerismo es –tras 12 años continuos en el ejercicio de gobierno- una fuerza política de profundas bases institucionales en todos los ordenes de gobiernos, ya sean ejecutivos o legislativos; y en todos los niveles de decisión, Nacional, provincial, municipal, etc. Es una alianza política, que tiene representación y representatividad concreta, territorial; y que por medio de una gestión que más adelante caracterizaremos, ha conseguido legitimarse en diversas instancias electorales a las que se ha sometido. Con sus más y sus menos, es la fuerza política más importante del país, por el grado de incidencia institucional en los resortes del estado, por la diversidad, por la capacidad de acción, por las dimensiones de dicha fuerza política; y caracterizada por una indiscutible conductora que es Cristina Fernandez de Kirchner, a la sazón el estadista más importante en mucho tiempo en la política nacional. En tanto fuerza política de nivel nacional, el kirchnerismo es una organización que tiene y mantiene cuadros políticos en el ejercicio del poder, y que suscita la adhesión de la inmensa mayoría de la población, movilizada, o no. Ni más ni menos que eso.

2) La segunda pata: y que merece y merecerá un profundo análisis, tiene que ver con la política, y lo político. ¿Y con qué se entiende concretamente cuando hablamos de política?; ¿Qué lugar ocupa la política en el país tras doce años de kirchnerismo? Estas preguntas que nos hacemos, iluminan una posible respuesta. A partir del 25 de mayo de 2003 comenzaron a sucederse una serie interminable de cambios, motorizados por la necesidad de una recuperación nacional y la voluntad de una fuerza

política de llevarlo adelante, luego del vendaval neoliberal, que terminó con la quiebra financiera y productiva del país, y con el hundimiento del sistema político en su conjunto. Quien suscribe, recuerda que una de las primeras presiones que debió sortear el entonces presidente de la Nación, Néstor Kirchner, allá por 2003, de parte de los voceros del poder económico concentrado (los medios de comunicación) fue la interpelación acerca de ¿qué haría el gobierno nacional con el Banco Central de la República Argentina? ¿Lo privatizaría, cuando? Tal era el nivel de chantaje que las corporaciones económicas ejercían sobre los políticos, y la política. Esta amenaza latente, era estremecedora, al menos para quien suscribe. Ya que implicaba que los mentores de un modelo ideológico sumamente perverso, no se consagraran con la hegemonía alcanzada en los aciagos años neoliberales y pretendieran ahora: controlar directamente la espada de Damocles del sistema financiero local, entregándole al “mercado” la potestad del manejo de la política económica, monetaria, y financiera. Una locura. Lejos de esto, la respuesta del ejecutivo nacional, fue reivindicar lo público en el seno de la sociedad. En esta primera disyuntiva, se trasluce la resignificación de lo político. Si para el neoliberalismo, la política o lo político, consistía en una palanca que accionara una visión del mundo caracterizada por la “privatización” de lo público, la privatización de los servicios, la mercantilización de todos tipos de bienes, etc. y donde la política debiera ser a lo sumo, el Caballo de Troya legitimizante de los dictados del mercado. Para el kirchnerismo, la política, consiste fundamentalmente en la recomposición del estado y de lo estatal en la sociedad. Entonces, la política ya no es una herramienta facilitadora del mercado, y del sistema capitalista, para incidir en el orden social y cultural de una nación. Sino que la política, es la sustancia que define, qué orden social se quiere, y no solamente eso, sino también: qué economía pretende un gobierno para un pueblo. La política monetaria, para ir al ejemplo concreto, la diagrama –no sin dificultades, presiones y continuos sabotajes- el poder ejecutivo nacional. El Estado nacional no se endeuda para cubrir el gasto corriente, solo (y en insignificante medida) para financiar obras públicas, o por eventuales inversiones de capital. El estado nacional no depende de la “confianza” o no de los mercados. La política monetaria, no queda supeditada al “rescate” de ningún organismo internacional de crédito: léase FMI o Banco Mundial. Esto concretamente comporta el rompimiento con el paradigma neoliberal.

La tercer pata: Consiste en la diagramación de una estratégia política. Que podemos definir como la reivindicación de lo público en el seno de la sociedad, y de la política como conductora de la economía. Podemos subrayar un conjunto de políticas públicas que hoy son definidas con distintos matices como “modelo político” o como “proyecto político”. Me gusta más la segunda acepción para englobar ese conjunto de medidas programáticas. Una estratégica que tiene que ver con la ejecución de un programa de gobierno centrado en mejorar los niveles de distribución del ingreso, garantizar el acceso a los bienes sociales y culturales a la inmensa mayoría de la población, expandir el consumo ya sea por vía de la inversión social, amen de mayores y mejores

coberturas de riesgo, o de mejoras sustanciales en los salarios de los trabajadores, concertadas en mesas paritarias integradas por Empresarios, representantes gremiales y el Estados, etc. En reafirmación de lo anterior, gira la recuperación de los fondos de jubilaciones y pensiones: ANSES (Agencia Nacional de Seguridad Social), en manos de bancos locales o de capital foráneo, que comporta en la hora actual para el Estado, un imponderable paquete accionario en empresas estratégicas como Bancos, Empresas distribuidoras de gas, luz, de alimentos, grupos mediáticos como el hegemónico grupo Clarín, etc.1 Hoy el Estado, utiliza los recursos de la economía, para el fortalecimiento de lo público, priorizando políticas para los sectores más postergados de la sociedad. No puede dejar de destacarse la recuperación de YPF, donde el Estado Nacional tiene la conducción de la empresa y el 51% de las acciones. Sería engorroso la enumeración de todas y cada unas de las transformaciones operadas por en pos de la felicidad del pueblo en estos últimos 12 años. Los mayores índices presupuestarios para educación de que se tengan memoria, construcción de escuelas, hospitales, carreteras, empresas estratégicas, financiamiento científico técnico, construcción de viviendas -9 de cada 10 prestamos otorgados para la construcción de viviendas los financia el Estado nacional- y así con todo, para caer en la cuenta de que posiblemente, Argentina este frente al modelo de desarrollo nacional más importante de los últimos 200 años y solo igualable a los primeros 10 años de gobierno del general Perón. Podríamos hablar sin lugar a dudas de un Estado Benefactor al estilo latinoamericanista.

Concluyendo: El kirchnerismo, tiene continuidad por que es una fuerza política con presencia en todo el país y con populares índices de adhesión, manifiesta sin desembozos, ni doble discursos o patéticas contradicciones –propias de aquello que se torna indecible por lo vergonzante- tiene una idea de lo político muy concreta y muy verificable en el plano de la realidad. Me atrevo a decir que el kirchnerismo fue el gran revitalizador de la política en los umbrales del siglo XXI. El primer gran impulso para entrar al siglo XXI “pateando las puertas del cielo”, el kirchnerismo tiene una estratégia política que es conocida por quienes adhieren a sus bases, que se suscribe, en lo que es ya todo un paradigma en América Latina y que esbozaba inacabadamente más arriba en la idea de un Estado Benefactor latinoamericanista. En relación a esto último, debemos destacar que no son pocos los países de América Latina, que han logrado torcer los designios del neoliberalismo en la región, procurando una transformación sustancial del papel del estado, y redefiniendo el sentido, o los sentidos de la política. Más en lo local, Argentina o Brasil en el MERCOSUR juegan un papel central en esa batalla contra el neoliberalismo, las corporaciones empresarias, y los políticos adeptos a esta visión del mundo, unos y otros lo saben. Un colapso del kirchnerismo en el país, importaría un inmenso retroceso para la izquierda latinoamericana y/o los sectores progresista del continente. Finalmente la continuidad o no del kirchnerismo no esta dada por las diatribas de tal o cual candidato en la interna –que de haberla- se suscitará en agosto del 2015, sino por el hecho, de que las tres patas de la mesa estén 1 http://ambito.com/noticia.asp?id=577505

en su lugar, y que nadie desde dentro del kirchnerismo o fuera del mismo, no quiera dar vuelta la mesa, o cortarle las patas.