una explosión de grisú de origen desconocido mata a 14 mineros … · 2015-08-28 · • juan...

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Viernes, 1 de septiembre de 1995 Falso falso = verdüdero PEDRO DE SILVA E n su madurez Sean Connery se encontró consigo, a través de un personaje que era él, y se gustó. La cosa empezó con Robin y Marian, y el retrato quedó completo en su papel en Los Intocables y, sobre todo, en el insu- perable Guillermo de Baskerville de El nombre de la rosa. Hombres maduros; en los que la resonancia de antiguas convic- ciones pesa igual que el escepticismo, viejos rockeros, a los que todavía brilla el cuerpo a ratos, jugando en la larga pró- rroga de un partido concluido ha tiempo. La muy publicitada El primer caballero trata de remar en la estela de ese persona- je, pero, felizmente, no funciona. El esco- cés socarrón debió darse .cuenta de que la película era más falsa que una tregua en Bosnia, y la falseó aún más,. haciendo un papel con el que no quiere convencer a nadie, y del que a veces creo se ríe. Bien hecho, Sean. ;^^^« L. . - .. ¡ 3 ¿F~\ LA MAYOR TRAGEDIA DE LA MINERIA ASTURIANA EN CINCUENTAAÑOS Una explosión de grisú provocó en la madrügada de ayer la mayor tragedia en la historia de Hunosa. Catorce mineros que, hacia las tres de la madrugada, tra- bajaban a más de cuatrocientos metros de profundidad en el pozo «San Nicolás», o «Nicolasa», en Ablaña (Mieres), perdie- ron la vida. El Hospitalillo de Hunosa sirvió de capilla ardiente a la que fueron llegando los familiares de las víctimas en medio de escenas de dolor. El Gobierno del Principado ha decretado tres días de luto. Los sindicatos han convocado paro general en la minería. La comarca del Caudal se paralizará hoy en señal de duelo. El Príncipe de Asturias, Felipe de Borbón, asistirá mañana al funeral por las víctimas en la catedral de Oviedo. Una explosión de grisú de origen desconocido mata a 14 mineros en Mieres Los fallecidos son diez mineros de la empresa hullera y cuatro checos de una subcontrata Otros tres trabajadores, uno de ellos herido, lograron escápar de/lugar del accidente Ablaña (Mieres), Luis GANCEDO El grisú convirtió ayer al rele- vo de la noche en el pozo «San Nicolás» en un equipo que los mineros no podrán olvidar nunca. Una e~plosión de gas, a más de cuatrocientos metros de profundidad, al encontrar una bolsa de grisú, mató a catorce trabajadores, diez de ellos de Hunosa y cuatro checos, de la empresa Satra, subcontratada por la compañía estatal minera. Un terrible balance para el más trá-. gico accidente minero en la his- toria de Hunosa, sin precedente en el último medio siglo en las . minas alturianas. A las tres de la mañana, en los subniveles de la capa 8 (pozo número 84 de la explotación) trabajaba un equipo de prepara- ción, el formado por los diez mineros de Hunosa fallecidos y otros tres que lograron salvar sus vidas. A unas decenas de metros, en la quinta planta, el grupo de los cuatro checos avanzaba el frente de una galería con un minador, máquina de tecnología alemana. Unos minutos después de las tres de la madrugada, cuando algunos, como el super- viviente Angel Zabala Pastor, empezaban a comer el bocadillo, el estallido de una fortísima con- centración de grisú convirtió una parte de los subniveles y de la galería en un infierno de fuego y monóxido de carbono. . La enorme llamarada y el aire envenenado provocaron la muerte prácticamente en el acto de Euge- nio Martín Curieses, Francisco Javier González Merino, José Ignacio del Campo Bernardo, Juan Manuel Alvarez Fernández, Eduardo Augusto Alves, Elías Otero Fernández, Manuel Angel Fernández Bueno, Anatolio Lorenzo Pedrosa, Luis Antonio Espeso Mencía, Viastimil Havlik, Miroslav Divoky, Micha! Klenot Momento en el que los equipos de rescate sacan al exterior el cuerpo de uno de los fallecidos en el accidente. 1 -ÑACHO OREJAS / LUISMA MURIAS /~LFER y Milan Rocek. Jesús Trapiella trató de salir hacia arriba, por la cuarta planta, y no lo consiguió. También Eduardo Augusto Alves intentó escapar del infiérno, pero le fallaron las fuerzas, según el relato de Víctor Alvarez, uno de los supervivientes. El grisú fue la causa, pero se sabe poco más de lo que ocurrió exactamente. El director de explotación de Hunosa, Ramón Madera, reconoció que la empre- sa ignoraba, nueve horas después del suceso, qué pudo provocar la explosión y en qué lugar preciso. Se cree que se originó en un punto aún indeterminado de la quinta galería y el calor y polvi- llo penetraron en los subniveles. Angel Zabala se aplicó su «auto- rrescatador» (mascarilla’ con oxí- geno) y eludió el monóxido de carbono. Lo consiguieron asi- * mismo José Víctor Alvarez Villanueva, que pudo salir por su pie de la mina, y Francisco Fer- nández, que había dejado la zona unos minutos para buscar unos materiales. Pasa a la página siguiente

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Viernes, 1 de septiembre de 1995

Falso falso = verdüdero PEDRO DE SILVA

En su madurez Sean Connery se encontró consigo, a través de un personaje que era él, y se gustó. La

cosa empezó con Robin y Marian, y el retrato quedó completo en su papel en Los Intocables y, sobre todo, en el insu­perable Guillermo de Baskerville de El nombre de la rosa. Hombres maduros; en los que la resonancia de antiguas convic­ciones pesa igual que el escepticismo, viejos rockeros, a los que todavía brilla el

cuerpo a ratos, jugando en la larga pró­rroga de un partido concluido ha tiempo. La muy publicitada El primer caballero trata de remar en la estela de ese persona­je, pero, felizmente, no funciona. El esco­cés socarrón debió darse .cuenta de que la película era más falsa que una tregua en Bosnia, y la falseó aún más,. haciendo un papel con el que no quiere convencer a nadie, y del que a veces creo se ríe. Bien hecho, Sean.

;^^^« L. . - . . ¡ 3

¿F~\ LA MAYOR TRAGEDIA DE LA MINERIA ASTURIANA EN CINCUENTAAÑOS

Una explosión de grisú provocó en la madrügada de ayer la mayor tragedia en la historia de Hunosa. Catorce mineros que, hacia las tres de la madrugada, tra­bajaban a más de cuatrocientos metros de profundidad en el pozo «San Nicolás»,

o «Nicolasa», en Ablaña (Mieres), perdie­ron la vida. El Hospitalillo de Hunosa sirvió de capilla ardiente a la que fueron llegando los familiares de las víctimas en medio de escenas de dolor. El Gobierno del Principado ha decretado tres días de

luto. Los sindicatos han convocado paro general en la minería. La comarca del Caudal se paralizará hoy en señal de duelo. El Príncipe de Asturias, Felipe de Borbón, asistirá mañana al funeral por las víctimas en la catedral de Oviedo.

Una explosión de grisú de origen desconocido mata a 14 mineros en Mieres Los fallecidos son diez mineros de la empresa hullera y cuatro checos de una subcontrata

Otros tres trabajadores, uno de ellos herido, lograron escápar de/lugar del accidente

Ablaña (Mieres), Luis GANCEDO

El grisú convirtió ayer al rele­vo de la noche en el pozo «San Nicolás» en un equipo que los mineros no podrán olvidar nunca. Una e~plosión de gas, a más de cuatrocientos metros de profundidad, al encontrar una bolsa de grisú, mató a catorce trabajadores, diez de ellos de Hunosa y cuatro checos, de la empresa Satra, subcontratada por la compañía estatal minera. Un terrible balance para el más trá-. gico accidente minero en la his­toria de Hunosa, sin precedente en el último medio siglo en las

. minas alturianas. A las tres de la mañana, en los

subniveles de la capa 8 (pozo número 84 de la explotación) trabajaba un equipo de prepara­ción, el formado por los diez mineros de Hunosa fallecidos y otros tres que lograron salvar sus vidas. A unas decenas de metros, en la quinta planta, el grupo de los cuatro checos avanzaba el frente de una galería con un minador, máquina de tecnología alemana. Unos minutos después de las tres de la madrugada, cuando algunos, como el super­viviente Angel Zabala Pastor, empezaban a comer el bocadillo, el estallido de una fortísima con­centración de grisú convirtió una parte de los subniveles y de la galería en un infierno de fuego y monóxido de carbono.

. La enorme llamarada y el aire envenenado provocaron la muerte prácticamente en el acto de Euge­nio Martín Curieses, Francisco Javier González Merino, José Ignacio del Campo Bernardo, Juan Manuel Alvarez Fernández, Eduardo Augusto Alves, Elías Otero Fernández, Manuel Angel Fernández Bueno, Anatolio Lorenzo Pedrosa, Luis Antonio Espeso Mencía, Viastimil Havlik, Miroslav Divoky, Micha! Klenot

Momento en el que los equipos de rescate sacan al exterior el cuerpo de uno de los fallecidos en el accidente.

1 -ÑACHO OREJAS / LUISMA MURIAS /~LFER

y Milan Rocek. Jesús Trapiella trató de salir hacia arriba, por la cuarta planta, y no lo consiguió. También Eduardo Augusto Alves intentó escapar del infiérno, pero le fallaron las fuerzas, según el relato de Víctor Alvarez, uno de los supervivientes.

El grisú fue la causa, pero se sabe poco más de lo que ocurrió exactamente. El director de explotación de Hunosa, Ramón Madera, reconoció que la empre­sa ignoraba, nueve horas después del suceso, qué pudo provocar la explosión y en qué lugar preciso.

Se cree que se originó en un punto aún indeterminado de la quinta galería y el calor y polvi­llo penetraron en los subniveles. Angel Zabala se aplicó su «auto-rrescatador» (mascarilla’ con oxí­geno) y eludió el monóxido de carbono. Lo consiguieron asi-

* mismo José Víctor Alvarez Villanueva, que pudo salir por su pie de la mina, y Francisco Fer­nández, que había dejado la zona unos minutos para buscar unos materiales.

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Viernes, 1 de septiembre de 1995 ASTURIAS LA ÑUEVA ESPAÑA

^ \ LA MAYOR TRAGEDIA DE LA MINERIA ASTURIANA EN CINCUENTA AÑOS

Viene de la página anterior

En el taller de la capa 8 el gas dejaba su impresionante rastro de muerte. Desde un lugar próxi­mo otro trabajador avisó de lo ocurrido. La brigada de salva­mento minero y trabajadores del «San Nicolás», con equipos de autorrespiración, iniciaron los trabajos de rescate. En la plazue­la del «San Nicolás» los compa­ñeros de los fallecidos ya antici­paban una tragedia de enormes dimensiones.

Entre aproximadamente las 4,30 horas y el mediodía de ayer los brigadistas y los mineros de «Nicolasa» sacaron las catorce camillas entre un pasillo de cien­tos de personas, hasta el botiquín del pozo, una breve parada cami­no del hospitalillo de Hunosa, en el polígono de Fábrica de Mie-res, donde se instaló la capilla ardiente de los diez trabajadores de la compañía minera. Los cuerpos de los cuatro checos fue­ron trasladados al Hospital comarcal Alvarez Buylla, donde serían embalsamados para su repatriación a la República Checa.

La operación de rescate no fue compleja, salvo por la atmósfera casi irrespirable que dejó la explosión en la capa 8. Los equi­pos se adentraron en la zona desde la cuarta planta. Tres de los cuerpos fueron sacados por esa zona. El resto, por la galería de la quinta, según detallaron miembros de las brigadas.

Hasta las siete de la mañana, en un doloroso goteo, fueron sacados al exterior el oficial son-dista Eugenio Martín Curieses, el tubero Francisco Javier Gon­zález y los ayudantes Jesús Tra-piella García y José Ignacio del Campo. Una hora después el terrible pronóstico de los ya cientos de compañeros que espe­raban noticias a la boca del pozo se cumplía: abajo constataban que había al menos Otros siete cuerpos y que había cuatro mine­ros checos entre ellos. Las cami­llas con los cuerpos del vigilante Anatolio Lorenzo, el maquinista Luis Antonio Espeso y Milan Rocek cerraron la dramática lista alas 11,50 horas.

Las identidades trascendieron también con el mismo tenso goteo. Ya a primeras horas fami­liares de trabajadores clamaban a la boca del pozo por saber si sus hijos o hermanos estaban allí abajo, entre los catorce. En el edificio de los servicios técnicos y administrativos, familiares como los de Anatolio Lorenzo, «Talín», llenaban de dolor el cuarto de los vigilantes.

A mediodía, con los trabajos de rescate ya completados, técni­cos de Jefatura de Minas, entre ellos el ex director regional Javier Fernández, descendían a la capa 8 para iniciar de inmedia­to los trabajos preliminares para investigar las causas de un acci­dente que, por su importancia, será analizado no sólo por la empresa, los sindicatos o la Comisión Nacional de Seguri­dad, sino por organismos de la Unión Europea.

El director de explotación de Hunosa, Ramón Madera, y el responsable de la zona del Cau­dal, Ramón Cobo Huici, ofrecie-

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JORGE MARTÍNEZ

El gráfico muestra las circunstancias del accidente.

«Es totalmente infrecuente un fallo en los controles», dice Madera

La importancia del accidente provocará una investigación de la Comisión de Seguridad Minera de la Unión Europea

RELACIÓN DE VICTIMAS

I Eugenio Martín Curieses, 41 años. Funeral a las cinco de la tarde, en la iglesia parroquial de Santa Marina de Mieres.

• Francisco Javier González Merino, 40 anos. Cinco de la tarde, en el convento ae los Pasionistas de Mieres.

• Jesús Trapiella García, 30 años. Cinco menos cuarto, en la iglesia parroquial de Moreda (Aller).

• José Ignacio del Campo Bernardo, 30 años. Cinco de la tarde, en la iglesia parroquial de Boo (Aller).

• Juan Manuel Alvarez Fernández, 34 años. Cinco de la tarde, en la iglesia de San Juan Bautista de Mieres.

• Eduardo Auoustn Alves. 35 años. Seis de la tarde en San Emiliano de Vega.

• Elias Otero Fernández, 42 años. Cuatro

de la tarde, en la-iglesia de Santa Marina

de Mieres.

H Manuel Angel rerndndez bueno, ¿y años. Cuatro ae la tarde, en la iglesia parroquial ae Ablana.

• Anatolio Lorenzo rosa, 3 años.Unco de la tarde, en el convento de los Padres Pasionistas de Mieres.

U Luis Antonio Espeso Mencía, 35 años. Cinco de la tarde, en la iglesia parroquial de Nuestra Señora'de Fátima,

• Milán Rocek, 33 años.

• Vlastimil Havlik, 43 años.

s a Ky,

ron entonces las primeras valora­ciones sobre lo ocurrido. «En estos momentos, no sabemos cuál fue la causa de la explo­sión», aseguró.

El grisú alcanzó la concentra­ción suficiente para explotar (por encima del índice 5). La capa 8 estaba equipada con distintos mecanismos, de control: grisuó-metros u otros detectores que permiten un control permanente del comportamiento del gas. Supuestamente, algo falló. «Es absolutamente infrecuente que los controles no detecten el gas. Buena prueba de ello es que se

trata del primer accidente de esta magnitud en la historia de la empresa», respondió Madera a las preguntas de los periodistas.

También le extrañó que, según algunas informaciones, en las horas anteriores al tercer rele­vo los servicios de vigilancia extremaran la atención y el con­trol en la zona. «Es totalmente normal en una capa de estas características». La ocho tiene, según la misma explicación téc­nica, varias peculiaridades: el contenido de gas y su potencia (superior a los tres metros). No en vano, se trata de la más pro­

ductiva del «San Nicolás» (entre 600 y 800 vagones diarios), «la mejor de Hunosa», según la des­cribió otro técnico.

La cantidad de grisú en este tipo de explotaciones no debe exceder nunca de un nivel a par­tir del cual los mecanismos de seguridad automáticos cortan la energía eléctrica como medida preventiva. Sobre el comporta­miento de estos aparatos ayer circularon versiones distintas.

Basándose en los testimonios de los supervivientes, Ramón Madera afirmó ayer que «no vie­ron nada extraordinariamente

anormal, ningún indicio de que fuera a producirse una catástrofe de estas características». El testi­monio del herido Angel Zabala apunta, no obstante, que «lo único raro» fue que los «pan-zers» (máquinas para evacuar el minera! en los subniveles) se pararon un par de veces. Ese hecho puede conducir a la hipó­tesis de que los «cortacorrientes» saltaron en algún momento al detéctar grisú. Hunosa remitió su valoración sobre ese dato a las conclusiones de una investiga­ción «que será absolutamente rigurosa y objetiva».

Una de las hipótesis más repe­tidas por los trabajadores y los técnicos del pozo era la posible existencia de una gran bolsa de grisú que fue localizada en el momento del siniestro, con la consiguiente explosión. Los tes­timonios de los trabajadores que lograron salir con vida indican que todo era normal, en los nive­les de grisú, hasta el momento de la catástrofe.

Ramón Madera también insis­tió en desvincular la tragedia de ayer del otro accidente que tam­bién en «Nicolasa» se cobró la vida de un barrenista hace ape­nas tres semanas, en una quiebra. Igualmente, negó que en las últi­mas semanas ya se hubiera pro­ducido algún problema con el grisú. Fuentes técnicas achaca­ron a cuestiones geológicas (deformación tectónica) y no relacionadas con el gas un per­cance ocurrido hace dos meses en la zona donde trabajaban los checos con el minador.

No hubo explosivos

«Las condiciones de seguri­dad eran las mismas para los checos que para los trabajadores de Hunosa», añadió Ramón Madera. Los trabajadores de la subcontrata avanzaban en la galería con una máquina de tec­nología alemana y «perfecta­mente homologada y con toda la documentación en regla», según técnicos de SATRA. Este es el primer accidente minero en el que fallecen trabajadores del este de Europa en las minas astu­rianas.

El sistema de explotación por subniveles (despegando el car­bón con explosivos y rellenando mediante hundimientos) también fue defendido por la compañía estatal minera. Es más, Ramón Madera y Ramón Cobo Huici aseguraron que esa fórmula se considera más segura que otras para capas tan anchas y difíciles como la 8 del pozo «San Nico­lás».

Ocurre que el equipo formado por los trabajadores fallecidos y los tres supervivientes no esta­ban en trabajos de producción y, por lo tanto, a las tres de la madrugada de ayer no utilizaban explosivos. Daban la «tira» y, en general, acondicionaban el tajo para los relevos siguientes. No había labor extractiva.

«Analizaremos hasta el último detalle», concluyó el directivo sobre los trabajos ya iniciados para investigar las causas. Los sindicatos también anunciaron sus propios estudios y pidieron prudencia al analizar las razones de lo que ocurrió en el pozo 84 de la octava capa.

Viernes, 1 de septiembre de 1995 ASTURIAS LA NUEVA ESPAÑA 1 9

LA MAYOR TRAGEDIA DE LA MINERIA ASTURIANA EN CINCUENTA AÑOS

LAS CAUSAS

El accidente minero de ayer se debió, a una explosión de grisú, el gas metano que libera el carbón. La presencia de grisú o de monóxido de carbono, unido a la falta de oxígeno, provoca la muerte por asfixia. En una determinada concen­tración puede explosionar si se produce chispa.

Los expertos no aciertan a explicar la descómunal explosión Los pozos están equipados con detectores que cortan la electricidad al hallar grisú

Oviedo, Federico de la BALLINA

El grisú, el más mortal de los enemigos de los trabajadores de la mina, no es otra cosa que el gas metano que está dentro de la propia estructura del carbón. Se trata de un gas que surge por la mineralización de los restos vegetales cuando se produce el carbón y debido a las elevadas presiones que se producen per­manece en su interior. De ahí que su presencia sea mayor cuanto más profundo se encuen­tra el mineral, Al abrir las capas de carbón, el gas metano sale al exterior y al mezclarse con él aire se convierte en explosivo al superar una determinada propor- . ción.

El decano del Colegio Oficial de Ingenieros de Minas del Noroeste de España, Silverio Castro, señaló que normalmente el grisú liberado es explosivo si supera un nivel aproximado del 3,5 por ciento en el aire. El director general de Hunosa, Ramón Madera, dijo al respecto que el máximo nivel permitido en la empresa es del cinco por ciento.

A su vez, es frecuente que una explosión de este gas ocasione otra aún más fuerté de las partí­culas de polvo de carbón en sus­pensión, aunque ésta puede deberse simplemente a una exce­siva concentración de este polvo en el oxígeno.

La presencia del metano en el aire y el defecto de oxígeno puede dar lugar, a su vez, a la aparición de monóxido de carbo­no, que es extremadamente tóxi­co y llega a ser mortal a un nivel aproximado de 200 partes por millón. De ahí que en muchas ocasiones la muerte se produzca por asfixia a consecuencia de la falta de oxígeno.

Silverio Castro explicó que el dispositivo de alarma de los detectores de monóxido salta con niveles de grisú muy inferio­res a los que normalmente son considerados peligrosos, de forma que automáticamente se corta el suministro de energía en el pozo para evitar la posibilidad de una explosión.

El decano del Colegio de Ingenieros de Minas afirmó que Hunosa es la empresa española que dispone de más medios para prevenir este tipo de accidentes, por lo que no se explica cuáles pudieron ser los motivos del accidente, si bien se inclina más a pensar en la posibilidad de que

se debiera a un fallo humano. Silverio Castro manifestó que es improbable que durante los últi­mos días se hubieran producido explosiones de grisú, ya que la presencia del gas habría sido detectada por los sistemas de seguridad. Tampoco el director general de la empresa Hunosa, Ramón Madera, acertaba ayer a explicar las causas del trágico accidente.

Otros técnicos consultados señalaron que se habían realiza­do mediciones para detectar el nivel de grisú y no había supera­do el 1,5 por ciento. No obstante, consideraron que lo más proba­ble'es que hubiera una gran bolsa de grisú, lo que habría ori­ginado una explosión similar a la que puede provocar una bomba.

Respecto a las medidas de seguridad, la normativa actual señala que deben existir en los pozos grisuómetros y lámparas de seguridad cuya función es detectar la deficiencia de oxíge­no que transmiten puntualmente a un ordenador en el exterior del pozo. También debe haber siste­mas de ventilación en galerías y talleres.

Por otra parte, el vicepresi­dente de la Comisión Nacional de Seguridad Minera, Salvador-Ortiz, manifestó que este orga-

• NACHO OREJAS / LUISMA MURtAS / ALFER

Las brigadas de rescate extraen uno de los cuerpos, ante la expectación de numerosas personas congregadas en el pozo.

nismo se dedicará a recabar todos los datos disponibles sobre las circunstancias que rodearon a este accidente. Por el momento es la Administración regional la que tiene la competencia para elaborar un informe al respecto. A partir de las conclusiones de este informe, la Comisión Nacio­nal decidirá las medidas que debe adoptar.

El último accidente ocurrido en las minas asturianas que dio origen a una larga investigación fue el ocurrido el 22 de diciem­bre de 1989 en el pozo «Mosqui­tera», de Hunosa, donde tras un incendio originado en la cabece­ra de una cinta transportadora fallecieron cuatro trabajadores pertenecientes a la empresa sub­contratada Expenor.

Se da la circunstancia de que uno de los ingenieros de Minas que trabajaban entonces en el «Mosquitera» era Ramón Díaz Puerta, que ahora está como facultativo en el pozo «San Nicolás». Distintos ingenieros de Minas consultados elogiaron sin reservas la labor que desde hace años desempeña este profesional en Hunosa.

Campelo: «Un dedal de grisú tiene la potencia de una bombona de butano»

Ablaña, F. C. «Un dedal de grisú tiene tal

capacidad de explosión como una bombona de butano», expli-

- caba Laudelino Campelo, núme­ro dos del SOMA-FIA-UGT a la boca del pozo, a modo de com­paración para dejar clara la vio­lencia de la explosión ocurrida.

Los que salían de la quinta planta aseguraban sorprendidos que la violencia de la explosión había sido tremenda. Según el relato de un miembro de la bri­gada de salvamentos, la defla­gración del grisú había volcado las vagonetas que estaban carga­das en la vía de la quinta planta. Y no sólo había derribado el tren minero, sino que también conta­ban que una máquina de unas

cinco toneladas de peso había aparecido empotrada contra parte del techo de la galería.

Una de las hipótesis que se barajan como probable causa de la explosión es un desprendi­miento de grisú, en el momento de las operaciones de prepara­ción de los talleres, donde se encontraba el relevo de noche.

La planta con más grisú del «Nicolasa» era la once, aunque la quinta también era conocida por sus elevados niveles de gas y el «pozo 84» también, como explicaba José Manuel Alvarez, uno de los mineros de Ablaña, que entraba en el relevo siguien­te al del accidente. La explosión podía haber provocado una tra­gedia mayor si el relevo no

La hermana de uno de los fallecidos sale llorando del botiquín del pozo donde fueron trasla­dados todos los cadáveres.

NACHO OREJAS / LUtSMA MURtAS / ALFER

hubiera sido el de la noche y en bajadores, indicaba Andrés período de vacaciones. La zona Gutiérrez, de 67 años, un vetera-siniestrada podría haber estado no minero jubilado del «San ocupada por unos cincuenta tra- Nicolás.

Viernes, 1 de septiembre de 1995 ASTURIAS LA NUEVA ESPAÑA 2 1

£ LA MAYOR TRAGEDIA DE LA MINERÍA ASTURIANA EN CINCUENTA AÑOS

Catorce mineros perdieron la vida en el pozo «San Nicolás» en el más trágico accidente de la historia de Hunosa. Los fallecidos son diez trabajadores de la empresa pública minera y cuatro che-cos, de la firma Satra, subcontratada

para avanzar galerías. Seis vecinos de García, José Ignacio del Campo Bernar-Mieres, dos de Gijón y dos del concejo de do, Juan Manuel Alvarez, Eduardo Aller fallecieron a consecuencia de lina Augusto Alves, Elías Otero Fernández, explosión de grisú en el interior del pozo. Manuel Angel Fernández Bueno, Anato-Son: Eugenio Martín Curieses, Francisco lio Lorenzo Pedrosa y Luis Antonio Espe-Javier González Merino, Jesús Trapiella so Mencía. Esta es su historia.

Catorce hombres como robles Lostrabajadoresfallecidosformaban un relevo de noche de gran profesionalidad y

ya curtido, pese a su juventud, en muchas batallas mineras, según relatan sus compañeros Ablaña / Moreda, F. CANELLADA

Juan A. ARDURA L. CAMPORRO

. Eugenio Martín Curieses, nacido en Mieres en 1953, vecino de Sueros, había llegado a «San Nicolás» procedente del pozo «Barredo», ya cerrado. Oficial sondista, estaba casado y era padre de un hijo. Eugenio era íntimo amigo de Vicente Ardura, delegado del SOMA-UGT en el pozo, que cuando lo recordaba no podía evitar romper a llorar. Ardurarecordó para LA NUEVA ESPAÑA la figura de sus compa­ñeros fallecidos. Eugenio Martín, que se jubilaba el próximo año, había perdido un cuñado en otro accidente en el «Nicolasa». Uno de sus sobrinos jugaba en el equi­po de futbol de Hunosa y el pro­pio Eugenio, ex jugador del Cau­dal, era un gran deportista. «Tenía mucha ilusión por la jubi- • lación». recuerda Ardura. «Se había ido al pozo 84 para coger un poco más de jubilación». Eugenio, militante de CC OO, ingresó en Hunosa en marzo de 1972 como ayudante minero.

• Francisco Javier Gonzá­lez Merino, nacido en 1955 en Valencia de Don Juan (León) y domiciliado en Primero de Ma­riana (Mieres). Casado y padre de dos hijos, con categoría de tubero, estaba afiliado a USO y, según Ardura, estaba a punto de pasarse al SOMA. Muy callado y prudente, dicen los que le co­nocían, era un «fenomenal cha­val», en palabras de sus ..compa­ñeros. Pertenecía desde su incor­poración a la plantilla del pozo mierense. Vivía frente al campo del López Dóriga del Santiago de Aller. Entró en Hunosa en octubre de 1973, siempre trabajó en el «Nicolasa», salvo dos años en «Polio».

. Jesús Trapiella García, también vecino de Moreda, donde había nacido en 1965. Estaba soltero. Este joven tenía categoría de ayudante minero y se encontraba con los anteriores cuando se produjo el accidente. Hijo de Luis, minero ya jubilado y peluquero del hogar del pen­sionista de Moreda. Su madre había fallecido por enfermedad hace un año. Uno de los más jóvenes de los muertos, era sobrino del párroco de Barros (Langreo), Manuel García. Tra­piella se había incorporado a Hunosa en abril de 1988.

. José Ignacio del Campo Bernardo, ayudantt minero, que entró en Hunosa en marzo de 1989 y desde entonces trabajaba en el «Nicolasa». Nacido en 1964 en Boo (Aller), seguía resi-

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Eugenio Martín Curieses. F. J. González Merino. Jesús Trapiella García. José Ignacio del Campo.

J M AlvarezFernández Eduardo Augusto Alves. Elías Otero Fernández. M. Angel Fernández Bueno.

Anatolio Lorenzo Pedrosa. Luis A. Espeso Mencía.

diendo en su localidad natal con su esposa y un hijo. Militante del SOMA, sus compañeros. de relevo le denomina­ban cariñosamente «Moreda». Los mineros le recuerdan como hom­bre simpático y de buen humor. En el pozo des­tacaban su experiencia en los subniveles como ayudante del tubero. En Boo, cerca de donde había nacido, se produjo

Miroslav Divoky.

Vlastimil Havlik. Milan Rocek.

en 1889 una catástrofe minera con veintinueve muertos por una explosión de grisú en la mina «Esperanza». Hijo de Delfino del Campo, cualificado picador del pozo «Aller», donde le denomi­naban «Fino», hoy ya jubilado.

. Juan Manuel Alvarez Fernández, nacido en la locali­dad mierense de Turón en 1960, residía en Mieres, con su esposa y su único' hijo. Este había traba¬ jado con Vicente Ardura hasta que éste se liberó como represen­tante sindical. Apenas puede

hablar Ardura al recordar al joven turonés. «Trabajó conmigo y jugábamos juntos en el equipo de la empresa. Todavía recuerdo el viaje a Mallorca, donde queda­mos campeones de España», apunta Ardura. «Juan aspiraba a la categoría de ayudante de ba-rrenista».

• Eduardo Augusto Alves era el ayudante barrenista del relevo de la noche en «San Nico­lás». En esta ocasión no tuvo suerte y falleció en el siniestro.

Michal Kienot.

Años antes, en otro accidente minero, Ana­tolio, el vigilante, le

• había salvado en un mal golpe en la planta tercera del pozo. Ayer no lo pudieron contar. Augusto Alves nació en 1960 en Quintela de Lampazas, localidad portuguesa de la zona de Braganza. Era veci­no de Gijón, donde residía con su esposa y

. dos hijos. . • Elías Otero Fernández,

nacido en 1953 en Mieres, llegó del pozo «Barredo». Era de los que, tras una vida laboral dedica­da a la mina, se jubilaba el año próximo y ya estaba descontando los días. «Muy simpático», recordaba Ardura. «Estaba siem­pre alegre y era una gran perso­na». Sus compañeros recuerdan que cuando se produjo el sinies­tro «estaba en el pozo cargando». «Siempre andaba de noche. Era de los que suministraban madera y hierro».

• Manuel Angel Fernández Bueno, nacido en 1966 en'el pueblo de Lavares, en el concejo de Proaza,'era vecino de Ablaña. Militante del SOMA, se le cono­cía como «Johnson». Encontró la muerte- prácticamente en casa. Uno de sus familiares regenta el bar del pueblo y es muy conoci­do en la zona. La madre del joven, soltero y con categoría de ayudante minero, fue de las pri­meras que llegó a la boca del po­zo. A las diez y niedia de la ma­ñana, la madre regresó al pueblo con la trágica noticia. -

~ Afliatolio Lorenzo Pedrosa, vecino de Mieres, vigi­lante, conocido como «Talín». Hombre con reconocida y acre­ditada experiencia, nació en 1952 en Vegas del Condado, en León. Casado y padre de un hijo, Anatolio estaba a punto de jubi­larse. Muy buen trabajador, ha­bía conseguido la categoría de vigilante de primera de interior recientemente. Su preocupación por la situación de la minería era constante, recuerdan en el sindi­cato minero de la UGT. Su hijo Alejandro, militar de profesión, contempló a la entrada del pozo la salida del cadáver de su padre. Anatolio era miembro de la Aso­ciación de Vigilantes.

• Luis Antonio Espeso Mencía, nacido en 1960 en Mie­res, trabajaba en el «San Nico­lás», pero residía en Gijón. Casa­do y padre de dos hijos, le cono­cían como «El Zape». Tenía categoría de maquinista de trac­ción. Estaba a punto de quedar de vacaciones.

Además de los diez fallecidos que pertenecían a la plantilla de la empresa Hunosa, los cuatro muertos restantes eran de la em­presa Satra, una de las que se ha especializado en la incorporación de trabajadores del Este para las subcontratas en las minas astu­rianas. Los muertos de na­cionalidad checa son:

• Miroslav Divoky y Michal Klenot, cuya identidad fue confirmada a las nueve de la mañana. Kienot, minero de gran capacidad de sacrificio, estaba a punto de irse de vacaciones a su localidad de Kavinia, adonde partía el domingo, junto con otros trabajadores. La muerte de Viastimil Havlik, otro de los ciudadanos checos de la plantilla de Satra, se confirmó media hora después. Ningún responsa­ble de la empresa hizo. declara­ciones ayer. Finalmente, alrede­dor de las 11,50 horas, salió del interior del pozo el cuerpo sin vida de otro trabajador de la contrata checa, de nombre Milan Rocek.

22 LA NUEVA ESPAÑA ASTURIAS Viernes, 1 de septiembre-de 1995

¿f*^\ LA MAYOR TRAGEDIA DE LA MINERIA ASTURIANA EN CINCUENTA A Ñ O S

La tragedia "delpozo «San Nico- ' nombres que, de una manera u las 12,30 en la catedral de Ovie-lás» conmocionó ayer a toda otra, manifestaron su conster- do. El Gobierno regional decretó España. Los Reyes, el Príncipe nación por el siniestro minero, tres días de luto oficial y la Felipe de Borbón, Felipe Gonzá- El Príncipe Felipe asistirá apertura de una investigación lez y José María Aznar forma- mañana al funeral conjunto por sobre el accidente, petición ron parte de la larga lista de las víctimas, que se celebrará a compartida por la oposición.

El Príncipe de Asturias asistirá mañana al luneral por los 14 fallecidés en la Catedral El Gobierno regional decreta tres días de luto -ayer, hoy y mañana- mientras todos los partidos manifiestan su pesar y piden que se aclaren las causas del accidente

Oviedo, N. P. 1 J. M.-P. El Príncipe de Asturias, Felipe

de Borbóri,' asistirá mañana al funeral institucional por los catorce mineros fallecidos en la tragedia del pozo «San Nicolás». El funeral se celebrará a las 12,30 en la Catedral, y será ofi¬ ciado por el arzobispo Gabino Díaz Merchán: Por otra parte, el Gobierno regional decretó tres días de luto oficial -ayer. hoy y mañana— en Asturias.

El pozo «San Nicolás» se con­virtió ayer en un agujero negro: por la tragedia, que lo enlutó, y porque absorbió toda la vida de Asturias. El Gobierno' regional suspendió su reunión y decretó tres días de luto oficial en todo el Principado por el suceso, «reco­giendo y poniendo de manifiesto el dolor y sentimiento de los asturianos''~ante el luctuoso siniestro».' - ..'.?'•''_'..-..::-.

También el Parlamento regio­nal hizo pública su condolencia. Todos los partidos acordaron, por unanimidad, «manifestar su más profundo dolor y sentimien­to de pesar a las familias de los fallecidos y a la minería en gene­ral». También decidió «adoptar cuantas medidas estén a su alcance para el esclarecimiento dé' las causas de estos acciden­tes».

Mientras en la plaza y las inmediaciones del pozo se reu­nían mineros, familiares, sindi­calistas y políticos, las manifes­taciones de condolencia y solida­ridad se encadenaban. Entre los telegramas recibidos por el pre­sidente del Principado, dos pro­cedían de la Casa Real: uno, de los Reyes, y otro, del Príncipe. El texto del primero es el siguiente: <Enterados del trágico accidente, reciba nuestro más profundo sentimiento de pesar por el fallecimiento de los mine­ros del pozo “San Nicolás”, rogándole haga extensivo nues­tro más sentido pésame a sus familiares».

También el presidente del Gobierno, Felipe González, manifestó su condolencia y se interesó por el accidente, mediante una conversación tele­fónica con el delegado del Gobierno, Manuel Ponga. De igual modo, el ministro de Tra­bajo, José Antonio Griñán, manifestó públicamente su pesar.

Las reacciones de dirigentes políticos nacionales fueron abun­dantes. El presidente del Partido Popular, José María Aznar, con­siguió localizar a Sergio Mar-'

NACHO OREJAS / LUISMA MURIAS/ALFER

Marqués, en tos oficinas del pozo El presidente del Principado, en el centro, acompañado del consejero de Industria, Juan Alsina, a la izquierda, y del director general de Hunosa, Ramón Madera, en una de.las oficinas del pozo «San Nico­lás». El présidente del Principado permaneció en la explotación minera durante la mayor parte de la mañana.

qués en el pozo, y el vicesecreta- minero Fernández Villa. Las Ua-rio del PSOE, Alfonso Guerra, madas de solidaridad se multipli-hacía lo mismo con el líder caron. Aparte de los telegramas

Malestar en el Principado con el Gobierno central

Oviedo El presidente del Principa­

do, Sergio Marqués, recontó las abundantes muestras de solidaridad recibidas a lo largo de la jornada. Entre la lista, ni una llamada del Gobierno cen­tral, según confirmaron poste­riormente fuentes de la Admi­nistración asturiana. El minis­tro de Defensa, el asturiano Suárez Pertierra sí envió un telegrama de'condolencia.

Marqués no ocultó su «pro­funda extrañeza» por la acti­tud del Ejecutivo del Estado.

El presidente, Felipe Gon­zález, sí telefoneó, sin embar­go, al delegado del Gobierno, Manuel Ponga, para interesar­se sobre el alcance del sinies­tro. De la misma manera, el ministro de Trabajo, José Antonio Griñán, manifestó su malestar públicamente por la tragedia.

enviados por la Casa Real, a la Presidencia del Principado llega­ron también los telegramas de Alberto Ruiz Gallardón, presi­dente ,de la Comunidad de Madrid; José Joaquín Martínez Sieso, de Cantabria; Jordi Pujol, de Cataluña; Fernando Alvarez de Miranda, Defensor del Pue­blo; Máximo de Miguel Lage, general jefe de la región militar del Noroeste, y Diego Valderas. presidente del Parlamento de Andalucía. También manifesta­ron su consternación el presiden­te de Galicia, Manuel Fraga, y el de Castilla, y León, Juan José Lucas. . . ¡ •

Iniciativas parlamentarias

El presidente del Principado reiteró a lo largo del día su pesar por la tragedia. Dirigiéndose a los españoles, les pidió «solidari­dad con uno de los oficios más duros; solidaridad y compren­sión con situaciones que puedan parecer excesivas a vedes». Mar­qués no quiso pronunciarse sobre las posibles causas del siniestro a la espera de que se realicen las investigaciones correspondien­tes. En este sentido, y dada la magnitud del siniestro, anunció que el Gobierno asturiano solici­tará la intervención de la Comi­Sión Nacional de Seguridad Minera y del comité de seguri­dad de la Comunidad Económica del Carbón y del Acero (CECA), dentro de la Unión Europea.

Todos los partidos políticos asturianos y sus dirigentes expre­saron a lo largo del día su pesar por el accidente. Por ejemplo, el presidente del Partido Popular, Isidro Fernández Rozada; el vicesecretario del PSOE asturia­no, Celestino Suárez; el coordi­nador de IU, Gaspar Llamazares, y el presidente del Partíu Astu-rianista, Xuan Xosé Sánchez Vicente.

Tanto la Federación Socialista Asturiana como Izquierda Unida no se quedaron atrás en las muestras de dolor. Ambos parti­dos anunciaron la tramitación de iniciativas parlamentarias para áclarar las causas del accidente. El PSOE adelantó, en este senti­do, que reclamará la presencia en el Parlamento del consejero de Industria, Juan Alsina.

IU fue la fuerza más rápida en la tramitación de iniciativas. La coalición solicitó la comparecen­cia en la Comisión de Industria del Congreso de los Diputados de los ministros de Industria y de Trabajo, Juan Manuel Eguiaga-ray y José Antonio Griñán.

La Corporación de Mieres decidió ayer decretar tres días de luto oficial que concluirán mañana sábado. Además, el domjngo será día de respeto a la memoria de los fallecidos. Los representantes municipa­les testimoniaron su condolen­cia a los familiares de las víc­timas y mostraron su tristeza ante los hechos ocurridos, sen­timiento compartido por la directiva y jugadores del Cau­dal Deportivo

Oviedo La Comisión de Gobierno

del Ayuntamiento de Oviedo decidió declarar tres días de luto oficial «ante la catástrofe acontecida en el pozo “Nico-lasa”». La Comisión decidió también suspender todas las actividades públicas y expre­sar a las familias de los falle­cidos su condolencia. Tam­bién enviaron telegramas al Ayuntamiento de Mieres, a la empresa Hunosa y a los sindi­catos mineros.

Gijón

El alcalde de Gijón, mediante un decreto de Alcal­día, decretó ayer tres días de luto en toda la comarca y la suspensión de todos los actos oficiales previstos. El luto, que comenzó ayer mismo, se acompaña con banderas a média asta. Vicente Alvarez Areces, en nombre de la Cor­poración gijonesa, envió varios telegramas de condo­lencia a los secretarios genera­les de los sindicatos mineros, al alcalde de Mieres, y al pre­sidente de Hunosa. El Alcalde ruega que’se traslade a las familias «nuestro pésame, solidaridad y apoyo».

Siero

La Junta de Portavoces del Ayuntamiento de Siero acordó suspender todos los actos ofi­ciales previstos y convocar cuatro días de luto en el con­cejo. Los representantes del Ayuntamiento sierense acor­daron «testimoniar nuestro más sentido pésame a todos los familiares y al colectivo minero que, una vez más, es protagonista de hechos tan luctuosos». La Corporación sierense decidió también apla­zar el Pleno que tenía previsto para ayer. La misma decisión se tomó en el Ayuntamiento de Noreña.

tena

Al igual que otros ayunta­mientos de Asturias, el de Lena se sumó ayer a las mues­tras de dolor provocadas por el accidente del pozo «Nicola-Sa». La Corporación decretó tres días de luto a partir de hoy. Los representantes muni­cipales manifiestan que «esta sociedad nunca pagará el sacrificio de tantos hombres que, con sus vidas han contri­buido a construir lo que somos».

£~w LA NUEVA ESPAÑA ASTURIAS Viernes, 1 de septiembre de 1995

LA MAYOR TRAGEDIA DE LA MINERIA ASTURIANA EN CINCUENTA AÑOS

NACHO OREJAS /

Un grupo de trabajadores checos concentrados en la plaza del pozo, a la espera de noticias sobre sus compañeros.

NACHO OREJASILUISMA MURIASI ALFER

«Este pozo no gusta» Michal Kienot, de 30 años, uno de los cuatro checos muertos, empezó a trabajar en «Nicolasa» hace una semana y comentó a sus amigos que prefería «Pumarabule»

Oviedo, J. A. ARDURA «Este pozo no gusta». Una

fatal premonición. El checo Michal Kienot, de 30 años, comentó el pasado fin de semana a un vecino que no le agradaba trabajar en el pozo «Nicolasa», corazón, junto al «Montsacro», de la empresa Hunosa tras los cierres sucesivos de los últimos años.

Micha! Kienot comentó que «en ese pozo huele mucho a gas», mientras hacía un signifi­cativo gesto con la nariz. El minero checo había trabajado desde hace año y medio en el pozo «Pumarabule», en Carba-yín, en el concejo de Siero. «Allí estaba muy contento, muy a gusto, decía que se trabajaba muy cómodo», aseguraba ayer uno de sus vecinos mierenses que se desplazó a «Nicolasa» al conocer la magnitud del sinies­tro. «Me puse en lo peor, porque sabía que trabajaba en el turno de la noche. Al poner la radio ya oí su nombre: Michal Klenot. Es una pena. Era una gran persona».

La desgracia alcanza todavía cotas mayores. Michal Kienot iba a empezar sus vacaciones el sábado. «Marchábamos el domingo de vacaciones. Pero ahora ya no vamos», comentó uno de sus compañeros checos que trabajan para la empresa Satra, que realiza contratas para Hunosa.

Kienot, casado y padre de dos hijos, era natural de la región checa de Cabinia, donde trabajó

HACHO OREJAS/LUISMA MURIAS/ ALFER'

Compañeros de los fallecidos a la salida del pozo.

para la empresa Minas de Kabi- cos, sino también eslovacos y nia. La posibilidad de un mejor polacos. «Tenía enormes ganas salario le hizo emigrar, junto a de irse de vacaciones y regresar numerosos mineros, no sólo che- para comprar un Seat Ibiza.

Ahora no va a poder hacer nada de eso», lamentaba su vecino. Una decena de mineros de la Europa del Este permaneció durante la mañana en las inme­diaciones del castillete y de los edificios de oficinas de «Nicola­Sa». Apenas hablaban entre ellos y se mostraban consternados por las muertes de Miroslav Divoky, Viastimil Havlik, Milan Rucek y Klenot. Su altura y pelo les dis­tinguía del resto de trabajadores y curiosos congregados a pie de pozo. De repente sale un grupo de la brigada de salvamento. Son casi las nueve de la mañana. «Ese es checo», dice uno de los presentes. «~Cómo lo sabes si va tapado?», preguntan. «Por las botas, son diferentes».

Los mineros checos apenas hablaban con sus compañeros asturianos, salvo excepciones. «No es raro, van en grupos de cuatro y suelen ir siempre jun­tos», comentaba otro de los mineros de «Nicolasa». La figu­ra de Micha! Kienot surge de nuevo. «Mihka era un buen amigo», éspeta un mierense a uno de sus compañeros. Comien­za el diálogo, los recuerdos. «Se había integrado a la perfección. Era un gran amante de Asturias. Participó en el último descenso folklórico, se había disfrazado y todo», recordaban. Sube la jaula. Llega el penúltimo cadáver. Es el de Milan Rucek. A los cinco minutos, un compañero trae sus pertenencias en un sobre blanco. Sólo quedó una navaja.

La embajadora de la República Checa viaja hoy a Asturias

Oviedo, F. B El persona! de la Embaja­

da de la República Checa en España vivió ayer con cons­ternación las noticias que llegaban desde el pozo «San Nicolás» y que a lo largo de la mañana confirmaban la muerte de cuatro ciudadanos de este país.

Irene Mosova, consejera de la Embajada, confirmó a este periódico que la cónsul de la República Checa en España, Ivana Vaneckova, se desplazó al mediodía de ayer por carretera hasta Mie-res con e! fin de iniciar los trámites necesarios para la repatriación de los cadáveres de los cuatro trabajadores checos fallecidos.

Por su parte, la embajado­ra checa, Pavia Reznickova, que ayer se encontraba acompañando a la Filarmó­nica de aquel país en San Sebastián, también viajará hoy a Asturias para asistir a los funerales de los mineros muertos y agilizar las gestio­nes para repatriar los restos mortales de los cuatro traba­jadores de la empresa Minas de Ostrava y Karvina.

La consejera de la Emba­jada expresó la «enorme tristeza» con que todo el personal de la representa­ción diplomática recibió la noticia del accidente minero y señaló que inmediatamen­te se notificó lo ocurrido al Ministerio checo de Asuntos Exteriores para que desde éste se informara a las fami­lias de los fallecidos.

El Ministerio de Econo­mía de la República Checa también fue informado desde la Embajada y confir­mó que los trabajadores che­cos pertenecen a la empresa Minas de Ostrava y Karvina, la mayor compañía minera del país.

La consejera de la Emba­jada agradeció las muestras de apoyo recibidas por parte del Gobierno del Principado y de la Embajada de España en Praga, cuyo personal se ofreció para colaborar en la repatriación de los cadáve­res.

frena Mosova dijo desco­nocer el número exacto de mineros checos que se encuentran actualmente en Asturias, pero explicó que hace dos o tres años había entre doscientos y trescien­tos. Su presencia en las minas asturianas obedece a su alto grado de especializa-ción en el trabajo con mina­dores. La empresa Satra, subcontratada por Hunosa, había contratado a su vez estos trabajadores a Minas de Ostrava y Kabinia.

Viernes, 1 de septiembre de 1995 ASTURIAS LA NUEVA ESPAÑA 2 5

LA MAYOR TRAGEDIA DE LA MINERIA ASTURIANA EN CINCUENTA AÑOS

EL ESCENARIO

Ablaña (Mieres), Javier CUERVO

La Guardia Civil tomó Ablaña desde el cruce de la desemboca­dura de la autovía, una vez se ha dejado atrás la térmica de Huno-Sa, que zumba continuamente al valle. Ablaña tiene unos 650 habitantes, pero no vio tantos coches como ayer ni siquiera cuando las fiestas. En Ablaña de Abajo, aún no eran las once de la mañana, la tienda estaba cerrada y había mujeres al sol a la puerta de las casas de este pueblo orien­tado a mediodía y asentado en una vega en la que el río más caudaloso son las vías del tren. Entre la radio y los que bajaban ya sabían que habían sacado a once mineros y que aún queda­ban, al menos, otros tres.

Ablaña fue una de esas «pe­queñas Rusias» de la Asturias republicana y minera. Su parte más antigua (Ablaña de Abajo) ha quedado configurada como un pueblo racional, con buenas casas y pequeñas huertas. Aquí nació el filósofo José Gaos Gon­zález-Pola, muerto en el exilio mexicano.

También es el pueblo de Ramón González Peña, socialis­ta, que fue líder de la revolución de 1934. González Peña, patri­monio local en los años treinta, diputado nacional, alcalde de Mieres y presidente de la Dipu­tación, también murió en Méxi­co. Y en la miseria. El hizo que Ablaña fuera noticia nacional cuando la foto de su detención tras el fracaso revolucionario, junto al comandante Lisardo Doval, de negro recuerdo. Un sobrino segundo de González Peña, Ramón Madera, explicó ayer las causas del accidente en su condición de director general de Hunosa.

1934 es una fecha grabada en piedra para Ablaña. No sólo en la piedra del caño del lavadero del pueblo, grande, para años con mucha vida y muchas y obli­gadas coladas para arrancar el polvo de carbón de la ropa. Ayer había una película de jabón en la superficie del agua y un caldero con una colada secando al sol. 1934 está en piedra de historia, porque en los dos años que transcurrieron desde que fracasó la revolución de octubre al esta­llido de la guerra civil este pue­blo fue sistemáticamente humi­llado por una represión aleatoria practicada por la Guardia Civil, según recordó José Fernández Sánchez en su delicioso libro de memorias infantiles «Cuando el mundo era Ablaña».

Ayer hacía un sol bueno para una romería, pero impúdico para el mayor accidente minero de medio siglo. Sólo se oía ladrar a algunos perros cuando sonaba la sirena de una ambulancia. Hay una iglesia católica frente a una casa blasonada con un corredor centenario y también un local de la Iglesia evangélica, con culto por las tardes, que frecuentan, mayoritariamente, los gitanos del pueblo.

Ablaña de Arriba está separa­da de Ablaña de Abajo por el puente que vuela sobre las vías. Tiene la estación con buena can­tina y más comercio: quiosco de periódicos, droguería, colmado, farmacia y bar. «Es el pueblo

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NACHO OREJAS

Ablaña de Abajo, la parte más antigua del pueblo, vista desde el puente que cruza las vías del ferrocarril.

Ablaña, el pueblo de la tragedia Lo que fue «la pequeña Rusia» del Caudal hoy tiene unos 650 vecinos, de los que alrededor del 65% está jubilado

El accidente en el pozo «San Nicolás» movilizó al pueblo y ala minería de los alrededores. En Ablaña no se recor­daba cuándo habían llegado tantos coches. La fotogra­fía recoge el mumento de la bajada, cuando ya habían sido extraí­dos del interior del pozo todos los cadáveres.

NACHO OREJAS

mejor comunicado del mundo. Somos unos privilegiados», dice un minero jubilado, vecino del pueblo desde hace 40 años. En la estación, con sus relojes de Anduiza (Bilbao) rotos, antes paraban todos los trenes, tam­bién los de largo recorrido que llegaban a Venta de Baños.

Ahora sólo paran cercanías de y Moreda y por los traslados de FEVE y Renfe, pero por carrete- pozo de esta Hunosa terminal. ra Oviedo está a ocho minutos y En Ablaña cerca del 65% de la Mieres a tres. población está jubilado. Se ven

Entre los muertos, sólo Ma- críos y jóvenes, pero caben entre nuel Angel Fernández Bueno, de las puertas del quiosco y la terra-29 años, era vecino de Ablaña. za del bar. Entre los activos, No afectó a más vecinos del pue- muchos trabajan en «Nicolasa». blo por la proximidad de Mieres Pero esos muchos son pocos.

Ablaña vivió tiempos mejores por la cercanía de Fábrica de Mieres, historia de la siderurgia asturiana, cerrada a mediados de los setenta. Hace cuarenta años, cuando funcionaban las explota­ciones «Llamas» y de «Nicola­Sa», Ablaña tenía 19 bares y hace sesenta se veían películas de Tom Mix en el cine, hoy un edificio cerrado, tirando a ruina.

En la calle Pablo Iglesias, entre la ventana y la radio, por­que la vida tiene que seguir y la hora de comer siempre llega, las mujeres calculaban que los muertos podían ser 17. A la puerta de la droguería Anita con­taban que había muerto Talín, el vigilante. Aún faltaba una hora para que sacasen su cadáver, el último y el más destrozado. También Juanma, el de Turón, que jugaba al fútbol en el Grupo Empresa Hunosa. El partido de la tarde fue suspendido.

«Es una tragedia. Manuel Angel vivía aquí al lado, en el segundo de esa casa», decía una mujer señalando un edificio que mira a la estación y tiene la fa­chada en ladrillo visto, con el revoque escamado. Estaba depri­mida «porque se nos mueren los hijos, entre la droga, el coche y lamina».

Pueblo arriba, dejando atrás el consultorio y las escuelas, hay 2 kilómetros en cuesta que llevan al pozo «San Nicolás». Coches que bajaban, mineros que subían a pie. Habían dejado sus trabajos en pozos cercanos, como ocurre cuando hay accidente. Al paso, sobre un asfalto con pintadas de «vota PSOE», se oía comentar: «No hay seguridad porque los detectores de grisú se apagan o se inutilizan para poder trabajar. Si no, tendríamos que parar cada poco y hay un afán loco por sacar carbón»; «todos son jóve­nes y la experiencia de aquellos mineros que picaban con 50 años se ha perdido para siempre».

El mayor de los fallecidos, Anatolio Lorenzo Pedrosa-,"" «Talín el vigilante», tenía 43 años. Estaba pronto ajubilarse.

En la caña del pozo, a medio­día, viendo salir los últimos cadá­veres, estaba Felipe Vicente Casado, de Mieres. En un año será de los más veteranos del «San Nicolás». Lleva 20 traba­jando y sólo tiene 39. Si hay nuevo plan de prejubilaciones le quedan 4 de bajar a la mina. Si no, 9. Interviene un compañero: «Hablé esta mañana con.mi padre, que trabajó aquí. Dijo que se jubiló encantado porque nunca había pasado tanto miedo. Ya no hay trabajadores que conozcan toda la mina. Yo bajo, tiro p’alan­te, pero no sé nada>. La mayoría de los muertos había nacido en los sesenta. Sin los checos, cuyas edades no fueron facilitadas, la media era de 34 años.

En las hipótesis de los corros, la catástrofe de anteanoche posi­blemente fue inevitable. Pincha­ron una bolsa de grisú detrás de una pared. Los más próximos quedaron destrozados por la explosión; los siguientes, abrasa­dos por una llamarada alta y como de soplete que hizo el aire irrespirable. Los cadáveres del grisú aparecen con los ojos exor-bitados y la lengua fuera por la asfixia.

Viernes, 1 de septiembre de 1995 ASTURIAS LA NUEVA ESPAÑA 27

.^^ LA MAYOR TRAGEDIA DE LA MINERIA ASTURIANA EN CINCUENTA AÑOS

El día que Valentín volvió a llorar

Dos supervivientes recuerdan el accidente de 1949 que se cobró la vida de 17 mineros

Langreo / San Martín, J . E . JV1ÜLNV--1/Y

Las noticias sobre el fatal accidente del pozo «San Nico­lás», en Ablaña, avivaron ayer la memoria trágica de los ciudada-,nos de la comarca del Nalón. En el pequeño bar que hay frente al pozo ~María Luisa», mineros retirados y compañeros en activo recordaban aquella otra fecha que e} grisú imprimió con sangre en la historia minera: el catorce de julio de 1949. Entonces el gas se llevó por delante la vida de 17 mineros. No hubo distinciones; guajes, picadores y vigilantes cayeron fulminados con la pri­mera de las tres explosiones. Las otras dos sólo se encargaron de taponar aún más aquel primer corte entre la tercera y la cuarta planta.

Valentín Fernández se pasó toda la jornada de ayer pegado al televisor y escuchando, también, los diarios hablados. En_ ocasi6-. nes no podía contener las lágri­mas. Los nervios y el recuerdo se apoderaron de él. Valentín Fernández tenía entonces quince años, hacía uno que había entra­do a trabajar en «María Luisa» con nombre y firma falsa para evitar el problema de su tempra­na edad. «Eran las seis menos veinté, la hora de salida del rele­vo de las diez de la mañana. Yo estaba sacudiéndome las botas cuando de repente se oyó la explosión. Todo fueron quejidos. Perdí el conocimiento y cuando desperté ya estaba fuera, me había sacado Paulón el vigilan­te», relata nervioso Fernández Antuña, natural de Sama que ahora reside en Blimea.

Valentín Fernández, de 62 años de edad, recuerda entrecor­tadamente a algunos de los com­pañeros que perdió en el acci­dente. «Allí quedaron para siem­pre Tino, Campal, Carrocera, El Chato y Santín que dejó huérfa­nos a once hijos. Eramos casi todos unos críos», narra mientras a sus ojos vuelven a aflorar las lágrimas. Según Fernández Antuña, el accidente del «María

Luisa», el más brutal de la histo­ria de la minería asturiana, se produjo cuando un trabajador se dispuso a dar fuego en el primer corte de la tercera planta. «Faltó el viento y explotó el grisú», recalca.

Fernández Antuña no duda en afirmar que aquella trágica jor­nada marcó para siempre su vida. «Tengo dos hijos; uno debido a la falta de trabajo tam­bién está en el “María Luisa”, el otro dijo que no quería la mina y yo lo entendí perfectamente», explica. Su mujer, al lado, apun­ta qué ella estaría más tranquila si ninguno de ellos trabajara en la mina. Antes, en el bar, frente al pozo langreano, algunos mine­ros aseguraban: «voy a buscarme otro trabajo y si puedo no vuelvo a bajar».

Allí tomando un café, como suele hacer todas las tardes, se encontraba José Manuel Velasco García, un minero retirado que también vivió la trágica jornada del «María Luisa». «La catástro­fe no fue nada con lo que pudo haber ocurrido de no haberse averiado la ventilación debido a un corte eléctrico», señala Velas­co García que apunta: «ante la falta de fluido y la proximidad de la hora de salida, la gente fue abandonando sus puestos». En «Nicolasa», por esas macabras coincidencias del destino, la corriente también se cortó. La versión más comentada relata que el «panzer» llegó a pararse por dos veces consecutivas. Velasco García es uno de los tes­tigos vivientes del accidente del «María Luisa» que oyó clara­mente las explosiones. «Fueron tres. Yo dije que estaban dando fuego, pero un vigilante que estaba a mi lado ya adelantó, “Manolo, esto huele mal”». José Manuel salió corriendo hacia la máquina y se encontró por el camino a Cantina, un picador al que la explosión había sorprendi­do por la galería arrojándolo contra la locomotora. Los pre­sentes escuchaban y avivavan su memoria más trágica.

FERNANDO CASTRO’

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FERNANDO CASTRO

De arriba a abajo, en las fotografías aparecen José Manuel Velasco, ante el pozo «María Luisa», y Valentín Fer­nández, en su casa de Blimea. Ambos escapa­ron con vida aquel 14 de julio del 49 en el que el grisú se llevó la vida de diecisiete mineros en la explotación langreana. A ' la izquierda, Manuel Rodríguez. Este allerano fue el único supervivien­te de un accidente que en 1946 le costó la vida a once mineros en la mina «Tarancón» de Cabora-

«Tarancón», en la memoria de los aliénanos

Aller / Langreo, L. CAMPORRO

J. E. MENCIA En Aller, como suele ser-

habitual en todos lo munici­pios cuya economía depen­de en su mayor parte de la minería, también tienen su día más negro. F~e el once de febrero del cuarenta y seis y en la mina «Taran­cón» de Caborana perdieron la vida un total de once, per­sonas: ocho de forma inme­diata y tres pertenecientes a las brigadas de rescate.

Manuel Rodríguez Suá-rez fue el único supervi- . viente de cuantos trabaja­ban aquel día en el pozo. El • recordaba, hace unas sema­nas, en Caborana, donde actualmente reside, los macabros momentos que se vivieron en el interior de la «Tarancón».

«Eran las doce de la mañana, estaba destinado a la rampa pero aquel día me encargaron regar la.guía. Comía un bocadillo cuando oí un grito y vi como empe­zaba a caer el carbón. Bro­taron las llamas, mi ropa se incendió y salí corriendo; alguien apagó el fuego con unas chaquetas y,.-después me llevaron a Bustiello», relata detalladamente.

Hoy, más difícil

Tanto Manuel, como Valentín~y José Manuel, supervivientes de otras tra­gedias en el Nalón, apuntan que hoy en día es más difí­cil que se den accidentes tan trágicos como aquéllos. «Antes las plantas estaban a'I menos distancia y las explo­siones podían afectar a más zonas», señalan. Para ellos, el saldo trágico que arrojó ayer el fatídico accidente de «Nicolasa» sólo pudo deberse a un despiste o a que lá bolsa de grisú tuviera un tamaño mayor de lo nor­mal. «En los tiempos que corren no puede permitirse que el gas no esté controla­do, pero la mina ya se sabe...».

• LEONCIO CAMPORRO Aft&MMi

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CARAA 1 Amagostaste castañes. 2 Cuatro chavales de Ceares. 3 Jota Asturiana. 4 Fandango punteáu. 5 Ecos de la quintana. 6 Romería asturiana. 7 Camino del romero. 8. Fuente clara. 9 Siempre te vas.

10 Dame la mano, paloma mía.

CARAB 1 Anda y señálame un sitio. 2 Debaxu de una p a n e r a . 3 Bailes y danzas. 4 Duérmete. fio del alma. 5 Donzainas. 6 Son de arriba. 7 Soy de Verdlciu. 8 Xota de Carcarosa. 9 La Cruz de Mayu.

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SOCIEDAD FONOGRÁFICA ASTURIANA

Viernes, 1 de septiembre de 1995 ESQUELAS LA NUEVA ESPAÑA 5 3

D. Eugenio Martín Curieses D. Jesús Trapiella García D. Miroslav Divoky D. Juan Manuel Alvarez Fernández D. Eduardo Augusto Alves D. Manuel Angel Fernández Bueno D, Luis Antonio Espeso Mencía

D. Francisco Javier González Merino D. José Ignacio del Campo Bernardo D. Michal Kienot D. Viastimil Havlik D, Elías Otero Fernández D. Anatolio Lorenzo Pedrosa D, Milan Rocek

LA CORPORACION DEL ILUSTRISIMO AYUNTAMIENTO DE MIERES

Ante el trágico accidente minero ocurrido AYER en el Pozo San Nicolás de Hunosa, expresa su más sentido dolor y solidaridad coñ las familias de los fal lecidos, decretando, a partir de HOY VIERNES, tres días de lúto, a l a vez que invita a todos los ciudada­nos a manifestar el general sentimiento acudiendo a los actos fúnebres en recuerdo de las víctimas de este luctuoso suceso

LOS SEÑORES D. Eugenio Martín Curieses D. Francisco Javier González Merino D. Jesús Trapiella García D. José Ignació del Campo Bernardo D~ Miroslav Divoky D. Michal Kienot D. Juan Manuel Alvarez Fernández D. Viastimil Havlik

.D. Eduardo Augusto Alves D. Elías Otero Fernández D. Manuel Angel Fernández Bueno D. Anatolio Lorenzo Pedrosa D. Luis Antonio Espeso Mencía D. Milan Rocek

MONTEPIO DE LA MINERIA ASTURIANA

Ante el trágico y triste accidente minero ocurrido AYER en el Pozo San Nicolás de Hunosa, expresa su más sentido pésame a todos los familiares y amigos de los fallecidos, sumándose a los actos fúnebres en recuerdo de las víctimas.

PRIMER ANIVERSARIO DELSEÑOR

t D. José Bayón Alvarez (PRIN EL CARNICERO)

Falleció en Peñule - Figaredo (Mieres), el día 29 de’agosto de 1994, a los setenta y siete años de edad, habiendo recibido los’Santos Sacramentos y

la Bendición Apostólica

D. E. P. ; ••:-' • -

Su apenada esposa, Nieves Yáñez Rodríguez; hermanas, Aurora, Aurelia y Teresa Bayón Alvarez; hermanos políticos, Rosario González; Julio, Benito, Manuel, Gerardo y Jesús Yáñez; Antonia Martínez, Angelita Pulgar, Placer Castañón y Rosa María Tuñón; sobrinos, primos y demás familia,

RUEGAN UNA ORACION POR SU ALMA

El funeral de aniversario se celebrará MAÑANA, SABADO, día 2 de septiembre, a las CINCO de la tarde, en la iglesia parroquial de Villalla-na - Lena, por cuya asistencia a este "acto les quedarán muy agradecidos.

Unión de Funnrarias, S. A., Ramón y Coja], 26. Teléfono 5466511, Aller, Lono y Miereo

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ILUSTRE AYUNTAMIENTO DE SAN MARTIN DEL REY

AURELIO Ante el. luctuoso accidente~occrrido en el Pozo Nicolasa en el

que perdieron la v ida 14 mineros, el Alcalde y Corporación en su nombre y en representación de todos los vecinos de San M a r t í n de l Rey A u r e l i o muest ran sus c o n d o l e n c i a s a los familiares de los fallecidos y a la familia minera en general.

SOTRONDIO; a 31 DE AGOSTO DE 1995.