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V A Pleito enconad o En la vertiente norte del valle del Eresma, donde este río s e une al Ciguiñuela o arroyo de las Nieves, se asienta el remoto y legendario Convento de San Vicente el Real, como reclinado e n el talud que le proteje de los vientos norteños . Su aspecto es e l de una viejísima abadía en que el capricho de los siglos fué amal- gamando diversidad de construcciones, de todos los estilos y épocas, con cierta anarquía arquitectónica, hasta dar lugar a l a venerable fábrica que hoy pregona a los cuatro vientos la lejaní a de su estirpe . Quiere una antigua leyenda que este Convento de San Vicen- te se fundase, nada menos que en el siglo iv, sobre las ruinas d e un templo romano, abrasado por el fuego del cielo en el añ o 140 . Se dice también que ya en el siglo décimo se albergaba e n el convento una- comunidad de religiosas de la Orden de San Be- nito que más tarde, y por deseo expreso de Alfonso VII, se troca- ría en otra cisterciense . Pero de una lápida sepulcral que exist e en el recinto del monasterio, consta que en el siglo xi ya habí a religiosas en dicho paraje . Es, pues, la más remota de las fábri- cas conventuales y la decana de las comunidades que alberga l a ciudad . Desde muy antiguo, gozó este monasterio privilegios y mer- cedes de los monarcas de Castilla, donaciones de nobles caba- lleros y aun de la Ciudad y Tierra, muestras del favor que e n aquellos remotos tiempos le fué dispensado para la mejor conse- cución de sus fines . Y hubo de ser, precisamente, una concesió n de la Ciudad y su Tierra la que, andando el tiempo, daría orige n al enconado pleito que vamos a exponer en estas líneas . 211

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V

A

Pleito enconad o

En la vertiente norte del valle del Eresma, donde este río s eune al Ciguiñuela o arroyo de las Nieves, se asienta el remoto ylegendario Convento de San Vicente el Real, como reclinado e nel talud que le proteje de los vientos norteños . Su aspecto es elde una viejísima abadía en que el capricho de los siglos fué amal-gamando diversidad de construcciones, de todos los estilos yépocas, con cierta anarquía arquitectónica, hasta dar lugar a l avenerable fábrica que hoy pregona a los cuatro vientos la lejaní ade su estirpe .

Quiere una antigua leyenda que este Convento de San Vicen-te se fundase, nada menos que en el siglo iv, sobre las ruinas d eun templo romano, abrasado por el fuego del cielo en el añ o140 . Se dice también que ya en el siglo décimo se albergaba e nel convento una- comunidad de religiosas de la Orden de San Be-nito que más tarde, y por deseo expreso de Alfonso VII, se troca-ría en otra cisterciense . Pero de una lápida sepulcral que exist een el recinto del monasterio, consta que en el siglo xi ya habí areligiosas en dicho paraje . Es, pues, la más remota de las fábri-cas conventuales y la decana de las comunidades que alberga l aciudad.

Desde muy antiguo, gozó este monasterio privilegios y mer-cedes de los monarcas de Castilla, donaciones de nobles caba-lleros y aun de la Ciudad y Tierra, muestras del favor que e naquellos remotos tiempos le fué dispensado para la mejor conse-cución de sus fines . Y hubo de ser, precisamente, una concesió nde la Ciudad y su Tierra la que, andando el tiempo, daría orige nal enconado pleito que vamos a exponer en estas líneas .

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Íntegrada ya la Comunidad o Universidad de la Tierra con l aciudad de Segovia y los extensos territorios a ella vinculados ,allende y aquende de los puertos, por donación de los monarca sde Castilla que así premiaban los altos servicios prestados po rlos segovianos, se estableció el tributo de una cuartilla de pan(tres celemines), en beneficio del Concejo de Segovia, que todo slos labradores de la Comunidad pagarían cada año al tiempo d ecogerse la cosecha .

A mediados del siglo xrrr, sin que sepamos la causa o funda-mento, el Concejo segoviano hizo donación de dicho tributo a lConvento de San Vicente el Real, cuya cesión fué aprobada po rAlfonso X en la era de 1294 —año 1256 de Cristo— como cost adel siguiente documento :

<Don Alfonso por la gracia de dios rrey de castilla de toled ode leon de galicia de seuílla de cordoua de murcia de jaen/a lconcexo de segouia e a todos los ornes de nuestro rreyno quest ami carta bieren salud e gracia/sepades que yo por acer bien emerced a la abadessa y al combento de las monxas de san bicen-te de segouia doyles e otorgoles que ayan las quartillas de se-gouia e de su termino, assi como el concexo de segouia se la sdio e que las ayan mientras yo tubiere por bien e mando e de-fiendo firmemente que ninguno no sea ossado de contrallarsela sni enbargaselas sino pecharme y a e aquel que lo ficiesse al cuer-po e a quanto hubiesse me tornaría por ello/dada en segouia aveinte y ocho días de octubre en hera de mili e ducientos y no-venta equatro años . El rrey/Garcisancher_ la escribir» (1 )

No sabernos si los labradores de la Ciudad y Tierra de Sego-via pondrían muchas trabas al pago del tributo de la cuartilla, e ntanto lo percibía el Concejo segoviano, o si, por el contrario, fu ésatisfecho <quieta e pacifica mente» . Lo que aparece muy claroes que, desde el punto y hora de su donación al Convento d eSan Vicente el Real, debieron ya iniciarse los incidentes y nega-tivas al pago . En 1261, la abadesa y monjas de dicho monaste-rio se quejaban al rey de que los labradores del Sexmo de Casa-

(1) Tomamos la copia de un traslado del original, hecho a comienzosdel siglo xvII, inserto en la ejecutoria del pleito .

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rrubios y otros lugares no querían pagar y secuestraban el tribu-to. El monarca conminó al Concejo segoviano para que obligas ea todos a realizar las entregas bien y puntualmente . En 1278 ,vuelven a quejarse las monjas y de nuevo el rey se dirige - al Con-cejo de la Ciudad de Segovia apremiándole para que haga cum-plir sus órdenes . Es de advertir que, según la donación de la Ciu-dad, el tributo alcanzaba tanto a los labradores alcabaleros com oa los yunteros de toda la Tierra, aunque parece que hubo algú nSexmo, como el de El Espinar, que no contribuyó nunca en aque-lla especie .

Pero, más tarde, surgieron otras divergencias derivadas d ela interpretación de la carta de donación del tributo, que dieronmotivo para algunos pleitos aislados, llevados adelante contra e lconvento de San Vicente el Real, por determinados concejos ylugares. Uno de estos pleitos, perdido por el monasterio, le sus -citaron los pueblos que integraban la llamada «Quadrilla de Val -verdee, de la que ya nos ocupamos en otra ocasión (1) .

Y en los comienzos del siglo xvll, se inició el enconado plei-to entre el Convento y la Comunidad de Ciudad y Tierra d eSegovia a que se refiere este escrito . Fué el caso que la abadesay monjas de San Vicente comparecieron, por medio de su procu-rador, ante el doctor Marín, Teniente de Corregidor, quejándos ede que los pueblos de Bernardos, Cantimpalos, Garcillán, Val-seca, Yanguas de Eresrna, Hontoria, Navas de Riofrio y otrosvarios venían negándose a pagar a los arrendadores y recauda -dores del Convento el tributo de la cuartilla que aquél tení aconcedido, a pretexto de que los pegujaleros no estaban obliga -dos a contribuir en modo alguno . Se hizo presentación de losprivilegios originales y cartas de donación, para afianzar e lderecho reclamado; y el doctor Marín dió sentencia, condenand oa los referidos lugares de la Tierra de Segovia al pago inmedia-to de los tributos debidos al Convento, bajo severas penas .Dicha sentencia lleva fecha de 6 de febrero de 1609 .

Como es natural, la Comunidad de Ciudad y Tierra de Sego -

(1) Véase el trabajo «La Quadrilla de Valverde», en nuestro libr o«POLVO DE ARCHIVOS» .

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via, por medio de sus Procuradores generales, recurrió de l a

sentencia, ante el mismo Teniente de Corregidor, alegando qu elos pegujaleros jamás habían pagado el sobredicho tributo y qu epor lo tanto, era de revocar la sentencia porque no procedía e lcobro de aquél, ya que si, en alguna ocasión, habían pagado al-gunos pegujaleros había sido por temor de excomuniones y otra spenas, puesto que en la Tierra de Segovia había tres clases d elabradores : «alcaualeros», que labraban con reses propias ; tjunte-

ros o yunteros» . que tenían una sola res y la juntaban para labra rcon la de otro que tampoco tenía más que una, y ¢peguxale-rosD que, no teniendo ninguna, labraban una corta extensión osenara con bestias alquiladas ; que los primeros eran los que ha-bían pagado el tributo entero, los segundos una mitad y los pegu-jaleros, nada, según uso y costumbre de la Tierra de Segovia ,guardada desde muy antiguo . El procurador del Convento de SanVicente presentó también escrito, enderezado a hacer valer lo sderechos de aquél, y, concluso el pleito y recusado el doctorMarín ; . dió sentencia el doctor Pedro de Bárcena y Carassa, aquien se designó como acompañado del Teniente de Corregidor ,sentencia concebida en los mismos términos que lo hiciera e ldoctor Marín . Dicho fallo fué pronunciado a 5 de mayo de 1611 .

Los Procuradores generales de la Tierra de Segovia apelaro nante la Real Chancillería de Valladolid, la cual, después de recibi rescrito del Convento de San Vicente, dió sentencia definitiva ,en 29 de mayo de 1612, confirmando las emitidas anteriorment epor los doctores Marín y Bárcena . Y, entonces, Gaspar Ximénezde Prado, en representación de los Sexmos de la Tierra de Sego-via, suplicó de la sentencia, considerándola muy agraviada y d eningún valor, la cual debería ser revocada entre otras razone sporque el pleito se había seguido con los Procuradores genera -les de la Tierra que no tenían poder para ello, insistiéndose e nla improcedencia del tributo de la cuartilla por lo que a los pegu-jaleros afectaba. Por su parte, el procurador del Convento de Sa nVicente volvió a alegar lo mismo que las veces anteriores, ha-ciendo hincapié en que el tributo le habían pagado todos lo slabradores de la Comunidad y Tierra de Segovia, sin distinció nalguna de categorías .

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Recibido a prueba el pleito, compareció seguidamente Gaspa rXiménez de Prado, por los Sexmos segovianos, para hacer pre-sentación de ciertas escrituras otorgadas por cada uno de lo sdichos Sexmos, en juntas celebradas al efecto, en los lugare sque lo tenían por costumbre inmemorial . Consta de las misma sque el Sexmo de San Millán celebraba sus reuniones en Honto-ria; el de Lozoya, en la ermita de San Cristóbal, término d edicho lugar; el de la Trinidad, en la iglesia de San Miguel d ePárraces ; el de Santa Eulalia, en la iglesia de San Juan, de Pini-lla Ambroz; el de Cabezas, en la ermita de San Bartolomé «delquadron comun de Mozoncillo y Escarabajosa» ; el de San Loren-zo, en la casa del Sexmo en Brieva ; el de San Martín, también e nla casa propia, en Ituero, y el de Casarrubios, en la aldea de lo sDegollados, término de Navalagamella . En las escrituras presen-tadas, a su vez, por el convento de San Vicente, aparece com oabadesa D .' María Manrique ; priora, D .' Jerónima de Buisán yfirman las Monjas D .' Beatriz de Avendaño y D . » Manuela Bra-vo de Mendoza, apellidos todos de gran abolengo segoviano .

Realizadas las probanzas oportunas, tanto por documento scomo por testigos y recibidas después a «prueba de tachas »aquéllas, fué concluso el pleito, y el Presidente y Oidores de l aReal Chancillería de Valladolid emitieron la siguiente sentenci adefinitiva, en grado de revista : «Absolvemos e damos por libresa los peguxaleros de los dichos lugares y sesmos de la tierra d ela dicha ciudad de segouia de todo lo contra ellos en este pleyt opedido e demandado por parte de la dicha abadesa monxas yconbento del dicho monasterio de san bicente de la dícha ciuda dal qual ponemos perpetuo silencio para que sobre ello no lespidan ni demanden más cosa alguna en tiempo alguno ni po ralguna manera> . La sentencia fué dada a 28 de abril de 1617 ,habiendo durado el pleito, pues, ocho años para finalizar anulán-dose los fallos anteriores de los doctores Marín y Barcena y au nde la propia Chancillería .

MARIANO GRAU

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Un despojo evitado

Sobradamente conocidas son las desmembraciones que en s uterritorio y propiedades sufrió la Comunidad de Ciudad y Tierr ade Segovia, a través de los siglos . Prescindiendo de algunas d emenor cuantía, recordaremos la segregación del Real de Manza-nares y, posteriormente, la del Sexmo . de Valdemoro y parte de lde Casarrubios, sin contar la de los pinares de Valsaín y Mata srobledales de la sierra, más o menos voluntaria . Vamos a da rnoticia ahora de un importante intento de segregación, apena sconocido, que no llegó a tener efecto, por fortuna .

Es el caso que la majestad real de Felipe IV, en 1641, tuv oa bien conceder la gracia y merced de 500 vasallos al Marqué sde Leganés, poderoso magnate y guerrero ilustre, miembro de lReal Consejo, un día gobernador de los Países Bajos, en pag oy remuneración de los importantes servicios prestados por e lmismo. Dicha gracia incluía la jurisdicción en uno o más lugare sde Castilla donde los vasallos se eligiesen, de entre los situado sen un radio de diez leguas en torno a la Villa y Corte, que n oposeyeran privilegio de no hallarse enajenados de la Corona .

Esto que, a primera vista, parecía ser cosa fácil, no lo fuésin embargo para el referido Marqués, que no pudo hallar en loslímites impuestos por el privilegio real los 500 vasallos, ya quelos lugares incluidos en aquella circunscripción poseían prerro-gativas para no ser enajenados . En vista de ello, el de Leganéssuplicó al Rey le fuesen ampliados los dichos términos, lo cual s ele otorgó, sin que tampoco lograse encontrar lo que apetecía e nel perímetro al efecto señalado .

Nuevamente, el Marqués suplicó a Felipe IV que le conce-diese la gracia de los 500 vasallos, determinando en su petició nahora ocho lugar es de la Tierra deSegovia entre los cuales calcu-Iaba se juntarían Ios vasallos aludidos ; estos lugares eran Oterode Herreros, Ortigosa del Monte, La Losa, Vaverde del Majano ,Martín Miguel, Marazoleja, Zarzuela del Monte y Navas d eZarzuela (hoy Navas de San Antonio) . Lo que el poderoso seño rno decía en su escrito es que con la jurisdicción sobre los och o

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lugares segovianos hubiesen entrado bastantes más de los 50 0vasallos a que la gracia alcanzaba .

El Rey, accediendo al deseo del Marqués de Leganés, le con -cedió la merced en la forma por el mismo señalada, contra l ocual, sin pérdida de tiempo, interpuso apelación la ciudad de Se-govia, alegando las razones que estimaba en defensa de s uderecho y del de los lugares designados . En su escrito, asi-mismo, pedía se retuviese én el Real Consejo la gracia otor-gada al Marqués, juntamente con los documentos aportados ,debiendo ser negada la precitada merced concedida, ya queaquellos lugares segovianos se hallaban por completo fuer adel límite de las diez leguas señaladas . Igualmente, se invocab aen dicho escrito un privilegio de los Reyes antecesores en virtuddel cual no podrían ser vendidos ni eximidos de la jurisdicción d ela Tierra de Segovia sus lugares ni sus vasallos .

Abierto un período de prueba, por término de veinte días, l aciudad de Segovia presentó otro escrito en el que hacía consta rel enorme daño que a la misma—ya muy maltrecha— podría oca -sionar aquella desmembración de lugares . Entonces, por medi ode sus Procuradores generales, salió a la causa la Tierra de Se-govia, defendiendo a sus lugares contra la pretensión del Mar-qués de Leganés, en análogos extremos a como lo había realiza -do la Ciudad y alegando parecidas razones de daños gravísimos .

Tanto por parte del referido Marqués como por el de la Ciu-dad y Tierra de Segovia, se fueron presentando escritos diver-sos, encaminados a defender sus razones y derechos, en cuy avirtud se abrió otro período de prueba por un plazo de ochent adías . Al término del mismo, la ciudad de Segovia presentó copi acertificada por D . Juan de Ayala, secretario del Rey a cuyo car-go se hallaba el archivo de Simancas, del privilegio otorgad opor Felipe II, en 1559, para que no pudiesen ser vendidas ni exi-midas de la Corona y de la jurisdicción de Segovia y su Tierr alas villas y lugares q ue la integraban . Y como dicho privilegio s econcedió en tiempos de grandes necesidades del Erario real, Se-govia y su Tierra hubieron de contribuir con la respetable sumade 15.352.000 maravedises, lo que supuso muy cerca de lo s41 .000 ducados, a cambio de la real merced .

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-Con dicho documento fueron presentados otros varios, as ícomo la facultad concedida a la Ciudad y Tierra de Segovia po rFelipe II para que se pudiesen tomar prestados, a censo o e notra forma, los miles de ducados que costaba el privilegio ante -cedente; dichos dineros fueron dados a censo por Luis de Sa nMillán, por lo que a la parte de la Tierra de Segovia se refería ,y por Francisca Asenjo, Diego de Porras y Gonzalo de Tapia enlo que afectaba a la contribución de la Ciudad .

A continuación, el procurador del Marqués de Leganés hiz opresentación de un nuevo escrito, reiterando la petición de de smembramiento de los lugares segovianos ; en el mismo negabavalidez a los documentos aportados por la Ciudad y Tierra y con -sideraba nulas aquellas pruebas . Naturalmente, los procuradoresde ambas Corporaciones hicieron presentación de sendos escri-tos, rebatiendo los argumentos de aquél y recalcando el derech oinnegable de sus patrocinadas a la posesión de sus territorios ytérminos.

Y en esta coyuntura y sazón, terció en el pleito el Agente yProcurador general de los reinos, para pedir al Tribunal la reten-ción de la gracia otorgada al Marqués, considerándola nula, yque se proveyese en todo conforme a lo pedido por la Ciudad yy Tierra de Segovia . En el mismo escrito solicitaba que las ac-tuaciones del pleito se remitieran a la Sala de Mil y Quinientas ,por tratarse de asunto que afectaba al servicio de Millones . Con-tra este escrito hizo presentación de otro el procurador del Mar-qués de Leganés .

Seguidamente, se falló el pleito por auto de vista, mandand oque la gracia y merced de los 500 vasallos concedidos al mar-qués en los lugares de la Tierra de Segovia fuese retenida, as ícomo los documentos aportados a lo largo de la causa, fallo que ,por auto de revista, confirmó el Real Consejo, en 29 de agost ode 1647.

Así fué como el ilustre Marqués, victorioso tantas veces e nlos campos de batalla, fué derrotado por la Comunidad de Ciudady Tierra de Segovia en la defensa de sus derechos y prerrogati-vas, gravemente amenazados .

M. G.

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La reja de la capilla mayor del Parra l

Un documento antiguo nos hizo conocedores, y así lo consig-namos en alguno de nuestros escritos (1), de la existencia, corn ocerramiento de la capilla mayor de la iglesia del Monasterio delParral, de una reja de madera, semejante a la colocada en l aactualidad ; pero otro, hallado en estos últimos días, nos pone e ntrance de rectificar parcialmente nuestro conocimiento, ya qu een sus renglones queda escrita la noticia de haber sido sustituí-da por otra de hierro mandada a hacer por «don Juan Fernande zPacheco Marques de Billena año de my]] e seiscientos e cinco» ,según aparecía pintado en ella, en «el carton que ban asentada slas puertas dorado alrededor y en campo azul de letras de or ogoticas puestas en tres renglones y las mayores que sean po-sibles» .

La que debió de ser hermosa reja plateresca, condenada si nduda, en el siglo pasado, a correr la misma suerte que cuanto sobjetos metálicos existieron en el convento, hízola el maestr orejero Alonso Sánchez, vecino de la villa de Torrijos y resident een esta ciudad de Segovia ; así nos lo dice el documento mencio-nado existente en nuestro Archivo Histórico, inserto en el pro-tocolo número 849 de Antonio de Tapia :

« en la Ciudad de Segovia a 3 de marzo del año de mil iy seiscientos y cinco . . . parecio de presente Alonso Sanche zrexero vecino de la villa de Torrixos residente en esta Ciu-dad de Segovia y dijo que confiesa recibir y ayer recibidodel Padre fray Bartolome Hebia (?) procurador mayor a lpresente del dicho monasterio y convento de nuestra seño-ra del Parral y del Padre fray Juan de Butrago arquero que sal presente del dicho monasterio treinta y siete mili setent ay quatro reales los treinta y quatro mili nuevecientos seten-ta y quatro del dicho Padre fray Bartolome . . . y los dos mil icíen restantes del dicho padre fray Juan . . . los quales le andado y pagado a cuenta y parte del pago de la obra de l a

(1) PIEDRAS DE SEGOVIA, pág. 255.

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reja que tenia a su cargo de hacer y ahecho para la capill amayor del dicho monasterio questa en el asentada puesta y

acavada . . .» .Hecha, pues, noblemente nuestra rectificación y conocido e l

nombre del maestro rejero a quien fué debida la obra, puede se-guirse la marcha que llevó ésta, por medio de las escrituras for-malizadas ante el escribano Antonio de Tapia, entre el Contado rdel Marqués de Villena, don Gaspar de Montemayor, como re -presentante del magnate, y los pintores-doradores, vecinos d eSegovia, Domingo Rodríguez y Urbano de Barahona, artistas qu ese comprometieron a realizar la de pintura y dorado de la citad areja, justipreciada por ellos en 700 ducados y cuatro meses d etrabajo . Dicen de este modo :

«En nuestra señora del Parral de Segovia a veinte y nuevede marzo de mili y seiscientos y cinco años decimos no sDomingo Rodriguez y Urbano de Varaona pintores vecino sdesta dicha Ciudad de Segovia que habiendo visto y oyd olas condiciones retroscriptas para hacer la rexa de la capill aMayor de la yglesia del dicho monasterio de nuestra Señoradel Parral hacemos postura para dorar y Pintar conformea la manera questa escripta en las condiciones retroscripta sa toda costa de oro colores y manos y estaño y las dema scosas pertenescientes para darla acavada por p r ecio desiete cientos ducados los quales senos ayan de pagar y darsegun la forma contenida en las dichas condiciones con qu eel dinero que se nos aya de dar antes que se comience par acomprar oro y colores sean mili y quinientos reales ; y quese nos aya de rematar de aqui a mañana en todo el día qu ese contaran treinta deste dicho mes y nos obligamos a da rfianzas a contento del dicho Padre prior de la dicha casa yporque lo cumpliremos damos esta firmada de nuestro snombres siendo testigos Pedro de Valdivieso y Pedro del-gado, criados del Señor Gaspar de Montemayor contado rmayor del Marques de Villena ante quien hicimos la dich apostura; fecha ut supra = Urbano de Baraona = Doming oRodriguez» .«Y el dicho Señor Gaspar de Montemayor dixo aceptava l a

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dicha postura y mandava se pregonase siendo testigos losdichos y lo firmo de su nombre y en dicho dia mes y año .=Gaspar de Montemayor» .cA 30 de marzo de 1605 en nuestra señora del parral de Se-govia el dicho señor gaspar de montemayor aviendo aguar-dado todo el dia sin aviendo quien bajase la postura arrib ahecha y visto que ni ay quien haga baja alguna dijo que larematava y remato en los dichos setecientos ducados arrib acontenidos en que la pusieron Domingo Rodriguez y Urba nde Barahona y lo firmo siendo testigos alonso Gonzales re-jero y Antonio Lopez pintor estantes en esta casa .=Gas-par de Montemayor=Ante mi Antonio de Tapia) .

En virtud del remate efectuado se otorgó la escritura defini -tiva en Segovia a 31 de marzo del año citado, protocolizada ,como las anteriores, por Antonio de Tapia ; intervinieron en ell apor una parte (Domingo Rodriguez pintor y dorador vecino dela dicha Ciudad de Segovia a la parroquia de San Esteban y Ur-ban de Barahona pintor y dorador vecino de la dicha Ciudad ala parroquia de San Andres como principales deudores y paga -dores y obligados y melchor Rodriguez guardicionero vecino d eSegovia a la parroquia de San Miguel como su fiador) y por laotra gaspar de Montemayor vecino de Escalona contador mayordel Marques de Villena Duque de Escalona cuya es la capill amayor y criado de su Escelencia» . La proligidad con que está nhechas esta clase de documentos nos lleva a copiar únicament ealgunas líneas, consideradas, a nuestro modo de modo de ver ,corno las de mayor importancia, que se separan un tanto de lasnotariales que siempre figuran en ellos . por precio de setecientos ducados que valen doscien -

tos y setenta y ocho mili maravedis . . . que los colgantesquestan entre los pilares de la dicha reja an de ir dorados yresalteados de color como lo damas y el campo donde est anuestra señora de la Asunción a de yr de color de cielo y l anuve y la luna de su color y lo ques ropaje de nuestra seño -

ra a de ir como ropaje y en el carton que ban asentadaslas puertas dorado al rededor y en campo azul de letras deoro goticas puestas en tres renglones a de descir mandol a

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hacer don Juan Fernandez Pacheco Marques de Billena añ ode mili e seiscientos y cinco y que las letras sean las mayo-res que sea posible » .

En esta escritura se exigía a los artistas dieran las fianzas ne-cesarias para la realización de la obra ; consecuencia de ello fu éla presentación, ante el escribano tantas veces citado, de doña ju -liana de Tolosa «biuda de Melchor de Marcilla difunto vecino qu efue y ella es desta Ciudad de Segovia», el día 2 de abril, par adecir : «que por quanto en 31 dias del mes de marzo que agor apaso deste dicho año presente y por ante el presente escriban oDomingo Rodriguez pintor y dorador y Melchor Rodriguezguarnicionero hizieron y otorgaron escritura en favor de lMarques de billenaDuque descalona y gaspar deMontemayoren su nombre en razon de dorar y pintar la reja questa en el ar -co que dibide el cuerpo de la iglesia de la capilla mayor seobliga como su fiadora al cumplimiento e seguridad de todo l oen ella contenido siendo testigos Simon descobar mansill apintor e Juan Rodriguez escultor e manuel de herrera criado de lparral .

Este mismo día se elevó a escritura pública = y en ell a«confesaron los dichos Domingo Rodríguez y Urban de Barao-na. . .» haber recibido 1 .500 reales = el acto de entrega de la pri-mera orden del M . R. P. Fray Baltasar de Espinosa, Prior de lconvento de N. a S . 8 del Parral y de mano del Padre Administra-dor del Monasterio .

Unidos a los documentos que dejamos reseñados existe e lpliego de Condiciones firmadas por ambos pintores, si bien n oes de letra de ninguno de ellos, por lo que suponemos que serí amadurado Qy redactado» por el representante del Marqués yalgún padre jerónimo entendido en la materia, que, como es sa-bido, no debió nunca de faltar en aquella santa Casa .

«Condiciones con que se ha de Poner el dorado y pintado d ela rexa de la capilla mayor de nuestra señora del Parral d eSegovia .Primeramente que ha de ir poniendose el dorado de la coro -nación en la forma y traca que se ha comenzado y todo l oque es figuras y angeles an de yr encarnado a Pulimento y

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las alas de los angeles y serafines coloridas de diferente scolores sobre oro, y el campo de las figuras, renchidas la sjunturas de la chapa con peltre hecho al oleo y luego hecho ssus lexos y cielo y montañas en el quadro de Sant Hieroni-mo y las figuras questan metidas en los festones an de y rdoradas y coloridas a punta de pincel y el campo de colo rde cielo y los festones an de yr dorados y coloridos a punt ade pincel de manera que salgan bien las ojas y cartones qu ellevan, y estos festones an de yr doradas y hechas su faj aal rededor y en medio un floron, y la cartela que ay entre lo sfestones y el casamento de enmedio an de yr doradas toda sy las ojas que llevan y coloridas en todas las partes que con-viénieren a punta de pincel .Los frisos an de yr dorados todos y las molduras que llev ay las cornijas, y todo lo que tubiere rostros a de yr encarna -do a Pulimento y todo lo que relieba a de yr colorido a Punt ade Pincel de diferentes colores en las partes que convien esegun arte .Los balaustres an de yr todas las macorcas y botones y ca-piteles y bacas y las estrias altas doradas y las ondas de acu ly las canas de los balaustres que van lisas an de yr estaña-dos, y todo lo que lleva oro a de yr perfilado .Las pilastras quadradas a de yr todas doradas con sus ba-cas y capiteles y jarras, y lo que unde en las dichas pilas .tras a de yr hecho en Romano de oro sobre acul, y lo liso d elas jarras an de llevar unos trapos con sus frutas sobre el oro .Los bancos de piedra sobre questa asentada la rexa an d eyr todos fingidos de marmol y porfido, a pulimento y en la sfaxas a de yr por los cantos una lista de oro de un dedo d eancho y lo mesmo an de llevar las almoadillas ; y por la par -te del coro de la Capilla an de llevar los dichos vancos de l acapilla lo mesmo que por de fuera, y los vancos de yerro d elas puertas an de yr de la mesma forma que van los vanco s

de piedra .Y toda esta obra donde hubiere de yr azul y blanco a de yrtodo gastado con aceyte de nueces y todo lo dorado que

vaya bien resenado y de buen oro; y la sisa que no sea fin -

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gida sino de colores viexos para que tenga buen lustre el oro .Y toda esta obra a de darse acavada con toda perfición a

vista . de oficiales Peritos en el arte nombrados por el Padr eprior de la dicha casa del parral y condicion que del diner oque se diere al principio para hacer la dicha obra ayan d edar fiancas dello y dalla acavada dentro de quatro meses yque cada dia que trabajaren en ella cada oficial que truxeren ,y siempre que sea menester mas oro, o colores de los qu etruxeren quando se empieze se les de la cantidad Parescier eal padre prior a quenta del precio en que se concertare, yacavada la obra se les aya de Pagar todo lo que se le resta -re debiendo» .

J. DE V .

El retablo de la iglesia de Cobo s

Francisco Pérez, escribano del número del lugar de Cobos ,en la jurisdicción de Segovia, hombre hacendado y temeroso deDios, viéndose ya en el ocaso de su carrera y aún de la vida, de-cidió en los últimos años del siglo xvl, más concretamente, e n=veinte y ocho dias del mes de marzo de mili e quinientos y se-tenta y dos, regalar a la iglesia del lugar citado un retablo paraen él colocar con toda dignidad «la ymagen de nuestra señor aques la questa en la dicha yglesia de Cobos donde se a de asen-tar el dicho retablo» .

Para llevar a efecto su propósito concertó, en la fecha ante-dicha, la construcción y pintura del mismo con dos artistas sego-vianos, los cuales se comprometieron a realizar la obra . «Gasparde la Cruz escultor vecino de Segovia a la parroquia de San An-drea junto al ospital de Diego Arias», fué el encargado de efec-tuar la talla del retablo (1), talla que se haría len buena mader ade Valsabin nueva y seca . . . para el dia de pascua del espiritusanto primero que viene deste presente año de mili e quiniento s

(1) Escritura ante el escribano de Segovia Antón Martín . Protocolo nú-mero 340, s . f.—Arch . Hist . Prov. de Segovia .

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y sesenta y dos», por razón de lo cual había de pagar «el dich oFrancisco Perez quatrocientos reales que valen trece mil e seis -cientos maravedis pagados en esta manera cien rreales a fin de lmes de abril y otros cien rreales cuando el dicho rretablo est eacabado de talla como dicho es y los otros cien rreales cuandoeste puesto y asentado en la yglesia de Cobos en el altar denuestra señora», siempre y cuando se sujetara en la construcción ,como en todos estos casos, a un pliego de condiciones firmada spor el escultor, como principal obligado, Diego de Aguilar, pin-tor, como su fiador y Francisco Pérez, como realizador del en -cargo .

No muy grandes proporciones tendría la obra pues ésta que -daría encuadrada en un área poligonal cuyas medidas coincidi-rían, de largo «de bibo por el friso del banco sin el buelo de la smolduras tres varas de medir y de alto desdel altar hasta lo ulti-mo e mas alto del espejo quatro varas y media «sobre dicho es-pejo a de bolver mas alto una jarra con unas frutas» .

Los tres cuerpos que formarían el retablo estarían integrados ,el primero, por `el banco su basa y un friso y sobara rresaltead oy sobre cada rresalto a de ayer dos colunas del orden jonico co nsus texados de talla a lo romano y lo demas estriado conform ea la traca y entre cada dos colunas un tablero como se suele po-ner en un marco de madera que haga guarnicion hacia lo limpi odel tablero» . En medio de este cuerpo «a de ayer una caja dond ea de estar una madre de dios» y la imagen que en ella se coloca -ría era la ya existente en el templo y en honor de la cual, preci-samente, hacía el Escribano el retablo . Superaría la imagenuna venera colocada sobre «el chapitel segundo que se a de ha-zer que no esta en la trae debajo del alquitrabe y debajo de l avenera se an de poner dos angeles de bulto los cuales ponga nuna corona a la dicha madre de Dios puesto el uno de un lado yel otro de otro» . Como remate de este primer cuerpo «encimadestas colunas y caxa a de aber un alquytrabe friso y cornij arresalteado y con una talla como parece en la traca que tien eunos espejos y unos serafines quatro serafines y tres espejos» .

En el segundo cuerpo, «a de ayer dos colunas jonicas con untercio de talla a lo rromano como las de abaxo y un tablero en -

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medio puesto en un marco como los demas y en los lados uno scaretones con unos manojos de frutas en el campo del careto nconforme a la traca y unos niños de bulto sentados sobre el re -salto de las colunas como parece en la traca en cada rresalt o

uno»: Un segundo <alquitrabe friso y cornixa» que llevaría u nespejo enmedio, quedaría adornado con dos nuevos serafine sportadores de frutas .

El resto del retablo estaría formado por «un frontispicio que-brado y un espejo enmedio en el que a de ayer dentro un dio spadre de media talla mediorreliebo y por remate del frontiscipi oa cada lado a de ayer un niño de bulto sentado con un colgant ede frutas» y «arriba por enzima del dicho espejo donde a de es-tar el dios padre que huele sobre las quatro varas y media de al-to una jarrra grande con frutas» .

El mismo día y ante el mismo escribano, se obligó el pinto rDiego de Aguílar, «vecino de la Ciudad de Segovia a la parro -quia de la Santisima Trinidad», a Francisco Pérez, para hace r«de pintura un retablo que vos el dicho francisco perez tenei sdado a azer al dicho Gaspar de la Cruz la cual pintura a de se rde la forma e modo que entre vos y my lo tenemos asentado» .Las capitulaciones de «asentamiento» especificaban por menu-do cuanto en la obra de pintura se había de hacer y quedaba enellas bien patente «que dicha pintura e colores a de ser perfectay bien asentada . . . y acabada de todo para de aqui al dicho díade Santiago de Julio proximo que viene deste presente año d emili y quinientos y setenta y dos . . . por razon que por la dichapintura y oro y materiales de trabajo y ocupacion y lo demas qu efuere necesario» se le había de dar al dicho Diego de Aguila r«trecientos y cinquenta rreales pagados en el lugar de Cobos adonde el dicho rretablo se a de asentar y yr a pintar», si bien n osería pagado todo ello de una sola vez, sino que se «a de yr pa-gando ansi como lo vaya trabajando y mereciendo» .

Como la obra de pintura habría de tardar en réalizarse vario smeses, Francisco Pérez se comprometía a dar al artista «posad ay cama y aposento a donde el dicho rretablo se pinte» .

Todas las columnas del retablo habían de ir «de oro y la tall acon sus colores y las estriar de azul todos sobre el oro los an -

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dos dellas, la benera de la caja dorada y dada su color sobre eloro azul en los hondos y los dos niños que tienen la corona la sropas estofadas sobre oro ; y la corona de oro con sus piedrasesmaltadas de colores, de plata la caja, grabado con un brocadoel testero y lados . An de ser los serafines encarnados los rostro sy los cabellos de oro y las alas de plata estofadas . . . los espejo sesmaltados de berde a fuego . En el querpo segundo a de aye rdos columnas doradas y la talla de plata estofada y dos careto-nes que an de yr a los lados de un carmesi sobre plata y uno smanojos que vienen dentro del campo del careton an de ser d ediferentes colores que parezcan frutas naturales y dos niños qu evienen mas afuera que son remate de las primeras colunas an d eser encarnados a polimento y los cabellitos de oro y los paño sque tienen estofados y el alquitrabe y cornija questa sobre la ssegundas colunas an de ser de oro y el friso, dos serafines qu etienen los rrostros encarnados y los cabellitos de oro y las ala sy frutas estofadas como las de abaxo . Encima desta cornij aviene un frontispicio con la moldura de oro y el timpano de uncolor de jaspe y en el medio a de ir un dios padre de medi orelievo a de ser encarnado y barbas y cabellos como se suele nazer las ropas de un carmesi sobre plata ; dos niños questan porrremate del frontispicio an de ser encarnados a polimento y lo scabellos de oro y unos manojos que tienen de frutas en las ma-nos que bayan de sus colores sobre plata que imiten natural yuna jarra que viene encima de oro y las frutas de colores» .

A más de todo lo transcrito se encarga la ejecución, en «trestableros que bienen entre las quatro colunas bajas y otro qu ebiene entre las dos altas», de pinturas «pintadas de pincel d ebuena mano» que representen «las ystorias o figuras que e lseñor francisco Perez pidiere . . . todo esto a de ser muy vueno yacabado y las colores finas y firmes muy bien asentado a con-tento del dicho francisco Perez y bista de algun pintor que qui-siere sopena de pagar el daño y que se buelba a hazer acosta del pintor» .

J . DE V.

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Obras en la iglesia de Otero de Herrero s

Convocados a campaña tañida, según lo tenían de uso y cos-tumbre, en 7 de enero del año del Señor de 1614, se reuniero nen el lugar de Otero de Herreros, jurisdicción de la Ciudad deSegovia, Juan Calatraveño y Juan Cubo el Viejo, Alcaldes ordi-narios del dicho lugar ; el Licenciado Antonio Morales, cura pro-pio de su iglesia ; Juste Miguel, Mayordomo de la misma y otro smuchos vecinos, al objeto de efectuar el remate de las obras d eampliación que habían de realizarse en la iglesia parroquia] de llugar citado . Consistían éstas en la construcción de la sacristí a`al lado del ebangelio» ; una capilla «que se a de hacer al ladode la Epistola de la misma hechura que la que esta echa al lad odel ebangelio con el friso de pared y alto largo y ancho y conlas propias cornijas y molduras y artesones y basas y todo I odemas sin exceder delta en cosa ninguna ansi en lo dicho comoen la piedra obra y labor por dentro y fuera», añadir dos gradasmás a las cinco «que agora suben al altar maior por la parte d eabajo», así como «echar a los lados de las escaleras dos antepe-chos del alto y largo y con la obra y miembros que aparecen enla traca dada por Pedro de Brizuela beedor general de las obra sdel obispado de la Ciudad de Segovia» . (1)

Tres maestros de cantería acudieron al remate de las antedi-chas obras: José Zazo, vecino de Segovia, que las puso en20.000 reales ; Juan Gutiérrez, vecino de El Espinar, que lo hiz oen 18.000 reales «con cien reales de prometido» y García Saiz ,vecino, como Zazo, de nuestra Ciudad, que por haberlas puest oen 16.000 reales y «doscientos reales de prometido», a él le fue -ron adjudicadas, con la condición de realizarlas en el término de«tres años que corren desde el día del remate» y en ellos pagarl edel «quartillo de la fabrica de la dicha iglesia en cada una qua-trocientos reales y lo demas que montare el dicho remate an de

(1) Ante Pedro Gutiérrez, escribano de Segovia . Protocolo núm . 818 .Arch . Histórico Provincial de Segovia .

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ser pagados en cada un año cien ducados hasta que sea cum-plido todo lo que se debieren .

El largo pliego de condiciones redactadas, como ya se dijo ,por Pedro de Brizuela, se encuentra entre los folios del Protocol oanotado ; considero prolija su transcripción, por ésto remito aellos al curioso investigador .

J . DE V.

D. ' María de Pol, Venerable Segovian a

El año 1660 se público en Madrid un estudio sobre la vida yvirtudes de la señora doña María de Poi . Su hijo, el ReverendoPadre Marcos de Torres, sacerdote jesuita, había sido el auto rdel trabajo al que se unió el «sermón de sus honras que predic oel Reverendo Padre Manuel de Naxera de la Compañia de Jesu sy los canticos en octavas que compuso recopilando su vida yvirtudes D . Diego de Salazar y Trillo . Traemos hoy a cuantoesta cita para sacar del olvido un nombre preclaro entre los se-govianos, que como tantos otros debemos a la causalidad, y aque ella nos hizo dueña de él, al rebuscar en los libros sacra -mentales de la parroquia de Santa Eulalia .

( El treinta de agosto de 1575 a°s, baptize a maria hija d eRodrigo de pol tundidor y de su legitima muger fueron su spadrinos Alonso Lavajos mercader y por verdad lo firme=Gaspar Calvo .

Al margen quedó anotado : CEsta es la partida de Bautismo d ela Venerable Doña Maria de Pol esta su cuerpo en el convento deCostantinopla de Madrid . Murio con aclaraciones de Santa e nMadrid . Canto sus exequias en Octavas D . Luys ds Salazar yescribio su vida el P . Marcos de Torres y Pol de la Compañia deJesus .

La letra de esta nota marginal, un tanto diferente a la que es -cribió la fe de Cristiandad, corresponde a la mano de D . FélixLázaro García, cura Párroco que fué de la iglesia citada en lo saños medios del pasado siglo y autor, a su vez, de otra, queunida al folio correspondiente dice así :

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(En el libro de bautizados de la Parroquia de Santa Eulalia d eSegovia que empezo a regir en 1575 al folio 60 vuelto esta l a

partida de Maria de Poi . Se caso en esta misma parroquia co nGaspar de Torres natural de Guadalajara y se transladaron aMadrid donde murio en opinión de Santa . Fue sepultada en l aiglesia Parroquial de San Miguel y habiendose derruido la iglesi ase translado su cuerpo al convento de Costantinopla . He regis-trado las partidas de Difuntos de la Parroquia de San Migu eagregada a la de San justo y nada se dice en ellas . ,

`Tengo este libro (se refiere al citado del P . Torres) y quieroquede en el Archivo de Santa Eulalia y del mismo he tomado e lretrato para ponerle en un cuadro con cristal en la Sacristia Pe-queña para aviso y recuerdo de los feligreses. Dejo a su partid aunida esta nota, escrita en 12 de octubre de 1858 .=Felix LázaroGarcia—Rubricado .›

J . DE V.

Inventario de bienes del secretario Eras o

El palacio que edificara frente a la iglesia de San Martí nFrancisco de Eraso, secretario del rey y de su Consejo, y doñ aMaría de Peralta, su mujer, debió de estar suntuosamente alha-jado, a juzgar pór el inventario de muebles formado en 1585, apetición de sus huérfanos Carlos y Francisco de Eraso, ante e lescribano Luis González Varillas .

En el oratorio había una pintura de Nuestra Señora de l aQuinta Angustia, grande, con guarnición dorada y cerco azul ;otra de igual tamaño, de un Ecce Horno ; otra mayor aún, tam-bién de la Virgen, con dos niños y un jarro de azucenas, con u nmarco dorado ; y cuatro tablas pequeñas de pincel, dos de Sa nFrancisco y otras de San Jerónimo y San Juan . Las esculturaseran una imagen de Dios Padre, otra de la Virgen y el Salvado ren el sepulcro, dorados de plata, en guarnición de ébano ; u nCrucifijo grande de alabastro y tres imágenes redondas con es -cenas de la huida a Egipto, el sepulcro y Santiago ; debían deformar un retablo, con otras de San Pedro y San Pablo, rodea -

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das por doce ángeles . Había también una Cruz con un Crucifij oy pie de alabastro, cubierta con una cortina de tafetán colorado ;una Virgen pequeña, también de alabastro, con una cruz de éba-no ; otra de barro, sin dorar; un San Francisco con el niño Jesú sen un púlpito ; y una redoma de vidrio con un Cristo dentro. Fi-gura además en el inventario un relicario grande, como de me-dia vara de ancho y de largo, con la figura de Dios Padre en l aparte superior y las de San Pedro y San Pablo en las puertas .Otros objetos de culto eran tres Agnus Deí guarnecidos de ma-dera; un frontal de plata blanco con un pasamano de oro y fron-taleras de raso amarillo bordadas de seda de muchos colores ;otra frontalera de damasco azul con franjas de oro y una saba-nita con su guarnicion colorada ; una peña formada de piedras ycaracoles, con imágenes pequeñas de santos en sus capillitas yrematada por un Crucifijo de coral, a manera de calvario ; yadornos en forma de manzanas, piñas, limones y uvas, uno splateados y dorados, y otros pintados en diversos colores. Com-pletaban la relación jarros, espejos, pilas, cajas, libros, ramille-tes, escabeles, etc .

En un aposento que seguía al primero de la casa, las pieza smás importantes eran dos lienzos pintados (Dios del amor y bo-degoneros de Flandes), los cuatro Evangelistas de bronce, un acruz y dos santos de metal, cuatro pilares labrados, también d ebronce, dos sillas de cadera francesas con sus espaldares d ecuero, ocho camas, cuatro escabeles y dos mesas, todos de pino .

El comedor, ala pieza del aparador de los vidrios», guardab alos muebles de más valor : dos retratos grandes del secretari oFrancisco de Eraso, vestido de negro ; otro, de dos niñas en unatabla y otros dos pequeños, también en tabla, de mujer y de ni-ño. En las alacenas, de cinco huecos, se encerraban dos cánta-ros grandes de Flandes, azules, con sendos escudos de lobos e ncampo blanco ; cuatro porcelanas de Venecia, pintadas a maner ade escudillas ; platos, aljafanas, aguamaniles, jarras, bernegales ,bacías, escudillas y ;cubiletes de Talavera, casi todos con su sescudos de los dos tobillos en medio ; un barril y dos jarros za-moranos, y otras varias piezas de loza . En otro armario del apo-sento, unas cuarenta piezas de barro de Portugal, un bernegal y

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una taza de alabastro, una porcelana de Venecia, mellada ; u naguamanil de vidrio dorado y otros cacharros, Una olla y do sarcas completaban el mobiliario .

En los corredores bajos que salen al jardín había cinco lien-zos de Momos con sus marcos ; en el cenadero, otros seis conhistorias y dos tablas con figuras de hombre y mujer, además d edieciocho papeles, fijados en las paredes, de palmo y medio d etamaño, que constituían el adorno de la estancia . En los entre -suelos bajos se guardaban muebles viejos y un mapa ; en elcorredor alto del jardín, otro cuadro de Momos .

La sala alta principal tenía dos cuadros con sus marcos, un odel viejo Testamento y otro del Juicio . En sus alacenas se en-contraron unas cuarenta piezas de Talavera : platos, escudillas ,aljafanas, una olla con dos asas, un pipote y una cazuela pinta -da de azul ; dos ollas vidriadas segovianas, dos morteros de pie-dra, un almirez de azofar con su mano, tres tazas valencianaspintadas y unas veinte redomas de vidrio, forradas en mimbr eblanco .

En el aposento del apoderado había unas corazas sin braza -les, doradas desde la cinta hasta eI cuello, dos rodelas y un arc ade pino . En la cocina alta, otras dos arcas y un aparador viejo .

En la torre se guardaban un telar deshecho y cuatro arca sgrandes, una de las cuales, en una maleta forrada en griset averde, encerraba un tesoro : doce tapices ricos de verdura y bos-caje, algunos con pilares ; una alfombra grande con una ruedaen medio de muchos colores y flecos de seda roja' en las cabe -ceras ; dos juncos y dos palos de las indias .

En las bóvedas y en su chimenea se hallaron unos poco smuebles viejos y en la bodega, seis cubas y una tinaja .

Las armas estaban en unos aposentos a los que se entrab apor la escalera que sube del patio y su inventario hubo de retra-sarse por ausencia del que tenía ias llaves . Había seis tercios d elanzas de fresno con sus cuentos de hierro, tres de ellos tenía ndieciséis picas, uno diecisiete y los otros dos, dieciocho, todo sforrados con sayal viejó ._

Belasco Bermúdez, alcaide del Alcázar, tasó estas armas e ndos ducados cada arcabuz con sus hierros ; seis reales cada pica

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con su hierro y regatón, y cincuenta reales cada mosquete co nsus aderezos, «porque yo tengo en los alcázares reales de s uMagestad quinientos arcabuces de la misma forma, quinienta spicas y cincuenta mosquetes) .

El pintor Gabriel de Sosa tasó los objetos de arte . En cua-renta ducados, dos medias figuras de Cristo y la Virgen llorando(las primeras del inventario de la capilla) ; la Virgen con el niñoJesús y San Juan, en ocho mil maravedís ; los de los santos demil quinientos a tres mil maravedis ; los doce angelitos, diez du-cados ; los dos relieves redondos del Sepulcro y la huida a Egip-to, mil quinientos ; el relicario, tres mil quinientos ; los Agnus

Dei, mil ; los crucifijos de azabache, quinientos cincuenta ; losseis lienzos de Momos, a quinientos maravedís, cada uno ; lo sdel Juicio y el Testamento viejo, muy negros, quinientos ; e l

mapa, trescientos ; el San Francisco en el púlpito, mil . Hay otra svarias tasaciones, pero no figuran los retratos de Eraso ni lo sotros del corredor, que serían probablemente las pinturas me-jores .

El bordador Antonio Muñoz valoró en 124 reales el fronta l

del altar mayor, en 48 los dos pequeños y en 64 los cuatr opaños de tafetán colorado. No tasó los tapices ni la alfombra ,acaso porque, como los retratos, no se vendieran en la almone-da y quedaran en poder de sus dueños . El tasador del cobre fu éel calderero Antonio Asenjo y el carpintero Juan de Arnao, de l amadera, cuyos muebles mejores fueron dos mesas bufetes d eFlandes, valoradas en ocho ducados y medio .

El 31 de mayo de 1585 comenzó la almoneda en la que s eremataron cacharros de Talavera y Portugal y muebles de made-ra, pero no cuadros, imágenes y armas . Entre los comprado-res figuran canónigos, boticario, mercaderes, etc .

M . Q.

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Una pintura de Tiziano en Segovia

Hasta el siglo pasado dieron nuestros cronistas locales ta npoca importancia a los artistas que enriquecieron la ciudad co nsus obras que sólo. por excepción mencionaron sus nombres, lo scuales van saliendo hoy del olvido de los archivos para ser cono-cidos y estimados .

Las fiestas que sé celebraron en Segovia en 1613, con motiv ode la inauguración del santuario de Nuestra Señora de la Fuen-cisla, fueron descritas con prolijidad por Colmenares, pero si nnombrar a los arquitectos, pintores y escultores que trazaron lo saltares de los conventos para la procesión del domingo 22 desetiembre, celebrada el siguiente día por causa de la lluvia . Enla <Historia de SegoviaD (cap . XLIX) leemos que dos Agustino sa la puerta de su Convento, fabricaron un arco triunfal con do sordenes, y hazes, adornadas con admirable riqueza, y curiosi-dada ; pero Simón Díaz y Frías, en su libro cEncenias de la de-votissima hermita . . . de la FuencislaD, nos da un precioso datodel altar, en el que cavia vn quadro grande de pincel curiosissi-mo del descendimiento de la Cruz, admirable pintura, de la manodel famoso TicianoD (fol . 236 v .) .

No tenemos más noticias de esta obra, ni de su procedenci ay destino, pero podemos suponer que en esta solemnidad reli-giosa, a la que asistió el rey Felipe III, y en otras análogas ,figurarían cuadros de los más célebres artistas, que se guarda -rían en la ciudad o se presentarían con ocasión de acontecimien-tos importantes .

M. Q.