una cuarta parte del total de especies - core

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R ESEÑ AS defini do en el Foro I nte rnacional de Orga nizacion es No Gube rna m enta- l es y Movimie nt os Sociales3, espe- cialmen te en los Tratados sobre Se- guri dad Alimentaría, Tra t ado sob re Militar ismo, M edio Am biente y Des arro ll o, T ra t ado sobre los Bos- qu es, so bre Biod iversidad, Tra t ado In ternacional entre l as ONG y los Puebios Indígenas, o el de R es pon- sabili dad Global, ad e s de los re - ferentes al Comp romi so Ético de Actitu d y Conducta Ecológica de l as ONG , sob re la Deu da y so bre Mo- de lo s Económico s Alt e rn a tiv os. Toda una gama variada y contunden- te desde donde la humanid ad no pu ede seg uirse confundiendo a fa- vor de apet itos co nt rarios a lo defi- n ido como prioritario pa ra la s up er- vivencia de l pla n eta Tier ra. L EONARDO MON TENEGRO P rof esor adscrito, Universidad Nacional de Colombia 1. "El jai es, pues, la esencia de las cosas, de l os animales y plantas, del hombre. de todo lo existente. Esencia que se con- cibe como una energía, por consigui en- te como algo real y material, la cual pue- de adoptar diversas formas, es decir, puede transformarse. Y puede, también concentrarse, pues eso es lo que logra el Jaibaná en la curación: concentrar en sí una gran cantidad de esa ene rgía, de esa fuerza, tomándola de objetos y se- res con los cuáles está relacionad o. Me parece, por consiguiente, que la traduc- ción de jai por espíritu es tan ina- propiada como la de alma, pues su co n- cepción de la esencia de lo exi stente no atribuye a ésta un carácter espiritual". (Luis Guillermo Vasco, Jaibanás: los verdader os ho mbr es , Bogotá, Banco P opula r, 1985, p ág. 1 03). En Trua wuandra , las autoras llaman al jai "ese n- cia propia o principio vi tal", aclarando que en la literatura e tn ográfica se eq ui- para a "espíritu" (Trua ..., pág. 85). Vas- co indica más adelante que su análi sis posterior le permitirá poner en cl aro "la naturale za de su rea lidad, de su mate- rialidad" (Jaibanás ... pág. 103). En otro texto el mismo autor señala que "en este mundo, en la ti erra de los Embera, no hay diferencias radicales entre los se- res y las cosas, todos e ll os tienen jai, energías materiales qu e constituyen la esencia de todo lo e xi stente y que el jaibaná puede controlar y manejar. Los humanos, los animales, los fenómenos naturales, todos ti enen jai; entre e ll os no se establecen términos de superiori- dad o inferioridad. El Jaibaná es el se- ñor de los jai, de ahí su nombre, y con ellos de te nt a el poder local" (" Los Emb era-Chamí en guerra contra los cangrejos' ', en Franyois Correa (comp.). La selva humanizada, Bogotá. lean, Fondo Fen, Ce rec, 1990. 2. Aída Gálvez, "La agonía de la gallina de los huevos de oro. Crisis adaptativa y nutr ición en el noroccidente antio- qu eño ", en Co rrea (comp.), La selva humanizada, Bogotá , lcan- Fen-Cerec, 1990. Construye ndo el fwuro, Bogotá, Eco- fondo, 1994. Una cuarta parte del total de especies Heliconias: ll amaradas de la selva colombiana, guía de campo W J ohn Kress, Julio Berancur y Beatriz Echeverry Cristina Uribe Edito res, Bogotá, 1999, 198 gs., fotografías e ilustraciones Ten emos la for tuna de vivir en uno de los países con mayo r b iod iver- si dad de l planeta; es decir, el núme- ro de especies, animales y vegetales, que mo ra n en nuestros ecosistemas es muy el evad o en comparación con es t ánd ar es mund iales, en relación con la superficie qu e cub re el terri- torio naciona l. Se trata de un pos tu - lado que oímos con frecu encia y que para mu chos carece de tra scen- denc ia. De h ec ho, en cuest ión de plan tas -pa ra li mitar un po co el universo y enfocar el libro qu e nos concierne- Colombia es un verda- de ro paraí so: fuente de gozo y de- leite para los amantes de la bot áni- ca. No es cuento aquella historia qu e nos relataban en la época de l cole- gio, hace a ños, cuan do estábamos chiquitos, cuando con mapas de co- l ores es tudi ába mos geografía, que por su po sición ec u atoria l -con montañas, mares y mil es de ríos, q ue originan una n ut ri da variedad de cli- mas , con bosque s y sa ba nas- nues- tro acon gojado país es un lugar ex- cepcional de ntro del planeta, do nde existen, en forma n at ur al, especies 8 0Lbtf,., C ULl U JtAL Y 81R LIOtilt.4FH .O. YOI l7 55· ! 000 ECO LOvi A en cantidades elevadas. Es absolu- tamen te cierto. Lo lame nt able es que esta realidad sea tan desconoci da y tan poco valorad a. Si se refle xi o nara más sobre este hec ho, y se actuara en consecuencia, otro se a nuestro pr e- se nte y otro nuestro futuro. En t re los vegetales sob re sa li entes por su extraordina ria riqu eza en el país, se encuentran los plat anillos, " uno de los grupos de plantas más bellos y frec ue nt es en nu es tros ecosistemas natu rales, y uno de los s populares en nuest ra me moria colectiva. De h ec ho so mos el país de l planeta con m ás especi es de helico- nias, contando además, con una a l- tísima propo rción de ende mi smos ... " (véase la presentación de Juan Mayr Ma ldona d o, mi nis tro del Medio Amb i en te, pág . 6). Las esp ecies en- démicas son aq uellas que cr ece n de forma espontá nea y natural, única y e xclus i vame nte en una localidad d ete rm in ada; es d ec ir, que tienen distribucion es re st ringidas, lo cual intnsecament e las hace vulnerables o, en otras pala br as, propensas a la extinción. Los platanillos pertenecen al gé- nero botánico He li co nia, y con- forman un grupo de aproxima- damente 220 especies que se distri buyen con preferencia a tra- vés de la franja tropical de Am é- rica. Están presemes en casi to- dos los ambi enres de las zonas bajas y m ontañosas, en especial por debajo de los 2.ooo metros de altitud . La imp ortancia de lt03]

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Page 1: Una cuarta parte del total de especies - CORE

R ESEÑ A S

definido en el Foro Internacional de Organizaciones No Gubernamenta­les y Movimientos Sociales3, espe­cialmente en los Tratados sobre Se­guridad A limentaría, Tratado sobre Militar ismo, Medio A mbiente y Desarrollo, Tratado sobre los Bos­ques, sobre Biodiversidad, Tratado Internacional entre las ONG y los Puebios Indígenas, o el de Respon­sabilidad Global, además de los re­ferentes al Compromiso Ético de Actitud y Conducta Ecológica de las ONG, sobre la Deuda y sobre Mo­de los Económicos Alte rna tivos. Toda una gama variada y contunden­te desde donde la humanidad no puede seguirse confundiendo a fa­vor de apetitos contrarios a lo defi­nido como prioritario para la super­vivencia del planeta Tierra.

L EONARDO MON TENEGRO Profesor adscrito,

Universidad Nacional de Colombia

1. "El jai es, pues, la esencia de las cosas, de los animales y plantas, del hombre. de todo lo existente. Esencia que se con­cibe como una energía, por consiguien­te como algo real y material, la cual pue­de adoptar diversas formas, es decir, puede transformarse. Y puede, también concentrarse, pues eso es lo que logra el Jaibaná en la curación: concentrar en sí una gran cantidad de esa energía, de esa fuerza , tomándola de objetos y se­res con los cuáles está relacionado. Me parece, por consiguiente, que la traduc­ción de jai por espíritu es tan ina­propiada como la de alma, pues su con­cepción de la esencia de lo existente no atribuye a ésta un carácter espiritual". (Luis Guillermo Vasco, Jaibanás: los verdaderos hombres , Bogotá, Banco Popula r, 1985, pág. 1 03) . E n Trua wuandra, las autoras llaman al jai "esen­cia propia o principio vital" , aclarando que en la literatura etnográfica se equi­para a "espíritu" (Trua ... , pág. 85). Vas­co indica más adelante que su análisis posterior le permitirá poner en claro "la naturaleza de su realidad, de su mate­rialidad" (Jaibanás ... pág. 103). En otro texto el mismo autor señala que "en este mundo, en la tierra de los Embera, no hay diferencias radicales entre los se­res y las cosas, todos ellos tienen jai, energías materiales que constituyen la esencia de todo lo existente y que el jaibaná puede controlar y manejar. Los humanos, los animales, los fenómenos naturales, todos tienen jai; entre ellos

no se establecen términos de superiori­dad o inferioridad. El Jaibaná es el se­ñor de los jai, de ahí su nombre, y con e llos detenta e l poder local" (" Los Embera-Chamí en guerra contra los cangrejos'', en Franyois Correa (comp.). La selva humanizada, Bogotá. lean , Fondo Fen, Cerec, 1990.

2. Aída Gálvez, "La agonía de la gallina de los huevos de oro. Crisis adaptativa y nutrición en el noroccidente antio­queño", en Fran~ois Correa (comp.), La selva humanizada , Bogotá, lcan­Fen-Cerec, 1990.

3· Construyendo el fwuro, Bogotá, Eco­fondo, 1994.

Una cuarta parte del total de especies

Heliconias: llamaradas de la selva colombiana, guía de campo W John Kress, Julio Berancur y Beatriz Echeverry Cristina Uribe Editores, Bogotá , 1999, 198 págs., fotografías e ilustraciones

Tenemos la fortuna de vivir en uno de los países con mayor biodiver­sidad del planeta; es decir, el núme­ro de especies, animales y vegetales, que moran en nuestros ecosistemas es muy elevado en comparación con estándares mundiales, en relación con la superficie que cubre el te rri­torio nacional. Se trata de un postu­lado que oímos con frecuencia y que para muchos carece de trascen­dencia. D e hecho, en cuestión de p lantas -para limitar un poco el universo y enfocar el libro que nos concierne- Colombia es un verda­dero paraíso: fuente de gozo y de­leite para los amantes de la botáni­ca. No es cuento aquella historia que nos relataban en la época del cole­gio , hace años, cuando estábamos chiquitos, cuando con mapas de co­lores estudiábamos geografía , que por su posició n ecuatoria l -con montañas, mares y miles de ríos, q ue originan una nutrida variedad de cli­mas, con bosques y sabanas- nues­tro acongojado país es un lugar ex­cepcional dentro de l planeta, donde existen, en forma natural, especies

8 0Lbtf,., C ULl U JtAL Y 81R LIOtilt.4FH. O . Y O I l7 • ~ Ü M 5 5 · ! 000

ECO LOviA

en cantidades elevadas. Es absolu­tamente cierto. Lo lamentable es que esta realidad sea tan desconocida y tan poco valorada. Si se reflexionara más sobre este hecho, y se actuara en consecuencia, otro sería nuestro pre­sente y otro nuestro futuro.

Entre los vegetales sobresalientes por su extraordinaria riqueza en el país, se encuentran los platanillos, "uno de los grupos de plantas más bellos y frecue ntes e n nuestros ecosistemas naturales, y uno de los más populares en nuestra memoria colectiva. De hecho somos el país del planeta con más especies de helico­nias, contando además, con una al­tísima proporción de endemismos ... " (véase la presentación de Juan Mayr Ma ldonado, min istro del Medio Ambiente, pág. 6). Las especies en­démicas son aquellas que crecen de forma espontánea y natural, única y exclusivamente en una localidad determinada; es decir, que tiene n distribuciones restringidas, lo cual intrínsecamente las hace vulnerables o, en otras palabras, propensas a la extinción.

Los platanillos pertenecen al gé­nero botánico Heliconia, y con­forman un grupo de aproxima­damente 220 especies que se distribuyen con preferencia a tra­vés de la f ranja tropical de Amé­rica. Están presemes en casi to­dos los ambienres de las zonas bajas y m ontañosas, en especial por debajo de los 2.ooo metros de altitud. La importancia de

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La característi ca primordial de este grupo de plantas cs. sin duda . ·u co­lorido. al cual se le suma el marcado contrastc e ntre sus componen tes. su presencia típica e inconfundible. su e norme va riedad de form as. de ta ­maño~. y su belleza. Entre quienes he mos te nido la sue rte de recorrer algunos de los bosques de nuestra vas ta geografía. es imbo rrable la image n de estos derroches de color e n medio de l exte nso ve rde. Como ace rtadamente lo apuntan los auto­rl.!s. "a lo largo de las caminatas por e l bosque actúa n como sem áforos que nos obligan a detene rnos. a ad­mirar esas peque ñas llamaradas que pa recen a rder al mismo ritmo e n que viaja nuestra imaginac ió n por sus fo rmas, colo res y significación para e l mundo biológico" (pág. 12). El tí­tulo - Llamaradas de la selva- no ha sido escogido e n vano.

Este libro. publicado e n forma de "guía de campo'', como se anuncia e n la cubierta, posee un diseño bas­tante convenie nte: formato peque­ño para facilitar su transporte. pasta dura resisten te , e ncuade rnación con costura, un buen papel , fino y pla­cente ro a la vista y al tacto. e xquisi­tas imáge nes. como suele n se r los títulos editados por Cristina Uribe' y. por último, pero de ninguna ma­ne ra de me nor importancia, un con­te nido impecable, con info rmación cie ntífica de exce le nte calidad, pues­ta a l alcance de todos sin sacrificar rigor, con la sencillez y la claridad de rivadas de un profundo conoci­mie nto sobre e l tema.

Quie nes no sean expertos en la mate ria pueden abordar la lectura desde e l principio de la guía, con la certeza de que los auto res les pro­porcionarán en el transcurso de los capítulos los elementos necesarios para conocer y distinguir las disti n-

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tas clast's de platanillos existe ntes t'n Colombia. Recorrer las páginas del libro ~qui\'ale a aven turarse por un camino con la emoción v la certeza de encontrar ma ravi ll as desconoci ­das. Empeza ndo con la presenta­ción. es un deleite pasar de la in tro­ducció n al cuerpo de la obra. Los autort's. a la manera de una camina­ta po r e l monte. conducen al lector por un sende ro que e llos mismos han recorrido e n nume rosas ocasiones. Más adelante. e l libro continúa con "La casa paterna de las Hehconias". un atinado título para un capítulo que permi te adentrarse en e l mun­do de la taxonomía de los platanillos y sus parientes ce rcanos. Inmedia­tame nte después, la sección ·'Mor­fología de l género Heliconia" pre­serHa de forma sintética. con un buen complemento gráfico de ilustracio­nes a tinta , toda la particularidad de las form as de las est ructuras vege­tativas y reproductivas de estas plan­tas. indispe nsable para abordar la lectura de l ca tálogo de las especies propiamente dicho. Posteriormente, los capítulos " Hábita t y distribución geográfica .. , por un lado, y ·'Clasifi­cación del géne ro H e!iconia ", por e l otro, presentan información comple­me ntaria sobre las especies, de g ran u tilidad para e l lector, quie n fáci l­m e nte podrá identificar las heli­conias que existen e n las diversas regiones de l país. Por eje mplo, para la Amazonia se registran 22 especies, dis t r ibuidas así: 19 en la Llanura Amazónica (de las cuales 1 1 se en­c uentra n e n la zona del Medio Caquetá. como ha sido previamen­te re portado por Martínez y Galea­no2), 9 en la Se rranía de la Macare na y 4 en o tras serranías dispersas e n la Amazonia , como C h ir ibique le, Naquén y Taraira, entre o tras.

La sección titulada "Clasificación del género Heliconia" incluye un recue nto histórico sobre la taxono­mía del g rupo y el estado actual del conocimiento sobre éste:

... la primera descripción botánica que se conoce para una heliconia se debe a Plumier[. .. } en 1703 [. .. ] {quien] bajo el nombre genérico de Bihai (nombre vernáculo con

R ESEÑ AS

el cual se conocía n los plátanos en Aml!rica tropical) f. .. } /descri­bió / tres especies f ... } Luego Unneo. en 1753 consideró que to­das eran/a misma t'Specie y las lla­mó Musa bihai. Más adt'lame. en 1 771. el mism o Limu.•v creó el gé­nero Heliconia (haciendo honor almvme Helicon de Grecia, don­de se supone que vivían/as musas). y rehnwi::.ó su ami~1w Musa bihai com o He liconia hihai. lpág. 47] Dado que aún no disponemos de 1111a claszficnción definitiva presen­tamos en este libro la que mejor simeriza lv que se conoce hasta el momento{. .. / En esta clasificación las especies colombianas se han agmpado demro de cuatro subgé­neros y 22 secciones. [pág. 48)

El catálogo propiamente dich o , " H e liconias de Colombia", presen­ta en total 9 1 especies de p la tanillos, proporcionand o para cada una e l no m bre científico, la descripció n botá nica, la distribución en Améri­ca y en Colombia en particular, esta última vert ida a un mapa. Cada es­pecie se ilust ra mediante una bella fotografía , e n color, de la inflo res­cencia, a veces dos, o h asta cinco. Todas estas fotografías t iene n el mérito de haber sido tom adas a p la ntas e n su hábitat natural, mu­chas veces e n lugares remotos don­de no siem pre es fáci l llevar equipo fotográfico apropiado.

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RESEÑA S

El capítulo "Las heliconias y e l hombre" indica cómo pueden culti­varse estas plantas. Al final, e l libro incluye un extenso glosario con de­finiciones de los términos técnicos, una amplia bibliografía recomenda­da acompañada de un índice temá­tico en la página 90 para faci litar la búsqueda de material complementa­rio, un índice a lfabético de las espe­cies y, finalmente, un breve currícu­lo de los autores.

Indudablemente los platani llos son un recurso vegetal valioso con una clara función en los ecosistemas, donde, a través de su intervención en los procesos de sucesión del bos­que y de restauración del suelo, fa­cilitan el restablecimiento de la co­bertura vegetal; así mismo, con el mantenimiento de relaciones coevo­lutivas importantes con otras espe­cies animales y vegetales, contribu­yen a conformar esa intrincada red de la vida del trópico. Tradicional­mente las hojas de estas plantas han sido usadas para envolver comesti­bles en las distintas regiones del país, pero en la actualidad la horticultura ornamental es el renglón donde los platanillos tienen su mayor valor: " ... en este final del siglo XX, el apro­vechamiento principal que e l hom­bre ha dado a las heliconias es con fines ornamentales cultivándolas en macetas o jardines, o en plantacio­nes comerciales para producir flores de corte" (pág. 1S7).

La mayor riqueza del recurso se encuentra en los bosques de la región andina, con gran susceptibilidad por las altísimas tasas de deforestación, fragmentación del hábitat y empo­brecimiento del ecosistema por accio­nes humanas. Sobre la conservación, "algunos jardines botánicos, como el 'Juan María Céspedes' de Tuluá, y el 'Joaquín Antonio Uribe' de Medellín tienen en la actualidad importantes colecciones de heliconias nativas, las que servirán sin duda como instru­mento de reproducción, conserva­ción y monitores de las especies" (pág. so). Además, "desde 1990, Lu­cía Atehortúa en la Universidad de Antioquia de Medellín, empezó a li­derar un grupo de investigación en Heliconia, con el objeto de estudiar

algunos aspectos de especies nativas del departamento de Antioquia, en especial su adaptación para comer­cialización y cultivo in vitre" (pág. so). En resumen, los platanillos cons­tituyen una alternativa comercial con mucho futuro.

Con este impecable libro los au­tores, reconocidos ampliamente por s u dedicación al es tudio de los platanillos, culminan una fase de su arduo y prolongado trabajo, de su dedicación. H an recorrido un cami­no, largo y culebrero, desempeñan­do una labor que literalmente arrai­gó, creció, floreció y fructificó , a través de este libro, de una manera tan hermosa como e l objeto mismo de su trabajo: los platanillos.

ANA CATALINA L ONDOÑO

VEGA Universidad de Amsterdam

1. D irección: Cristina Uribe Hurtado; tex­tos: Julio Betancur Betancur; fotogra­fía: Cristina Uribe Hurtado; versión li­teraria: Vicente Uribe Uribe; asesoría científica: Julio Betancur Betancur. Flo­ra del Llano, Bogotá , Cristina Uribe Editores, 1997.- 111 págs.: ilustrado con fotografías y mapa. (Naturaleza de la Orinoquia; vol. 6).

2 . Xatlí Martínez y Gloria Galeano. Los platanillos del Medio Caquetá, Bogotá, Fundación Tropenbos-Colombia, 1994, 70 págs., ilustrado con dibujos a tinta y acuarelas. (Estudios en la Amazonia Colombiana; vol. 7).

Tierra que pone fin a nuestra pena

Planificación ambiental y ordenamiento territorial. Enfoques, conceptos y experiencias Marthn Cárdenas, Claudia Mesa, Juan Carlos Riascos Fescol , Departamento Nacional de Planeación. Cerec, Bogotá, 1998, 450 págs., il.

---------------------Desde su creación, en 19S9, e l De­partamento Nacional de Planeación se ha convertido en una entidad que de alguna manera, pese a su sesgo eminentemente economicista, res-

!OLST (N C ULTU MA I.. V biBLIOGKÁfi CU. VIH 37 • NU M 55· liJIHI

E C O L OG IA

ponde a las inquietudes y expectati­vas del Estado y la sociedad civil. Es as í como, acorde con los linea­mientos del mundo actual y de la sociedad colombiana, creó la Uni­dad de Política Ambiental como base para el fo rtalecimiento del Sis­tema Nacional Ambiental (Sina), la cual, durante e l cuatrienio anterior, adelantó, junto con Fescol, Eco­fondo y la Confederación Colombia­na de Organismos No Gubernamen­tales, el proyecto "Fortalecimiento de la participación ciudadana en los espacios de gestión ambiental, regio­nal y nacional", cuyo objetivo fue la caracter ización de la gestió n am­biental adelantada por las corpora­ciones autónomas regionales, las entidades te rritoriales y las organi­zaciones de la sociedad civil, como base para la identificación de e le­mentos estratégicos para e l diseño de políticas de desarrollo territorial y nacional.

Así, e l libro Planificación ambien­tal y ordenamiento territorial. Enfo­ques, conceptos y experiencias es e l resultado de un taller realizado en sep tiembre d e 1996 e n Sa lento (Quindío), pe ro actualizado con los avances legales recientes, en parti­cular con la ley 388 de 1997, con la que se le dio un mayor aporte legal a algunos de los propósitos estable­cidos para el reordenamiento terri ­torial en la Constitución naciona l de 1991, la ley 152 de 1994 y la ley 94 de 1993 , de creación de l Sistema Nacional Ambiental y en la que se

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